revista puerto, nº 0

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REVISTA DE CRÍTICA POÉTICA Iª época nº0 2006 “...donde esta, después goleta, antes fue / peinada espesura...” (Catulo, IV)

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Revista de Crítica Poética. Puerto.

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REVISTA DE CRÍTICA POÉTICA

Iª época nº0 2006

“...donde esta, después goleta, antes fue / peinada espesura...” (Catulo, IV)

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PUERTO, nº 0 (2006)Revista de crítica poética

C/ Afán de Ribera, 21241006 Sevilla

E-mail: [email protected]://revistapuerto.blogspot.com

Director, maquetador y diseñador: Jaime Galbarro GarcíaAsesor: Diego Vaya

Colabora: Servicio de Promoción Cultural(S.P.C.) de la Universidad de Sevilla.Edita la Asociación Novel de Filología(ANFI).

ISSN:1886-3043Depósito Legal: SE-5945-05

La Revista de Crítica PoéticaPuerto está abierta a poetas y críti-cos que deseen enviar sus obras osus colaboraciones. Pero no estaráobligada a mantener correspon-dencia, o publicar reseñas no soli-citadas.

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POR UNA MIRADA .............................. p. 4

de José Luis Rodríguez Ojedapor José Cenizo

JOAN FONTAINE ODISEA ............. p. 5

de Agustín Fernández Mallopor Vicente Luis Mora

PIEDRAS EN EL AGUA .................... p. 8

de Alberto Tesánpor Guillermo Ruiz Villagordo

LA SONRISA DEL SALTADOR ... p. 10

de Juan Manuel Navaspor Jaime Galbarro García

Muelle de carga

Reseñas a cargo de Jaime Galbarro García y Diego Vaya ........... p. 18

MORADAS DEL INSOMNE ........... p. 11

de Rafael-José Díazpor Andrés González Castro

ANTOLOGÍA .......................................... p. 13

de Antonio Luis Baenapor Juan Sebastián

ESQUIZOFRÉNICAS... ..................... p. 15

de Leopoldo María Paneropor Isaac Páez Catalán

LA PIEL DEL VIGILANTE ............. p. 17

de Raúl Quintopor Diego Vaya

Cementario de buques

“¿Podríamos aprender a hacer elamor... leyendo a Horacio?”

por Ana Pérez Vega .......... p. 25

REVISTA DE CRÍTICA POÉTICA

Iª época nº 0 2006

Flota de amarre

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Por una miradaJosé Luis Rodríguez

Ojeda

Ediciones El Desembarco, Sevilla, 2005, 50 p.

MIRADA BECQUERIANA ACTUAL

José Luis Rodríguez Ojeda(Carmona -Sevilla-, 1957) es profesorde Lengua y Literatura y autor de loslibros de poesía: Consecuencia de andar(1994), A Gazel, poemas del cante(2000) y Canción del camino (2003).Ahora, con su cuarto libro, Por unamirada, ha obtenido el accésit del pre-mio de poesía “Luis Cernuda” de Sevi-lla. Haciendo honor a este premio, se sien-te, como Cernuda, iluminado por el ma-gistral Bécquer, siempre tan vivo, portalde la poesía española contemporánea.

Desde el título, y como dice Fran-cisco Robles en el prólogo, este libroes “becqueriano en el fondo y en la for-ma, en la levedad de la música, en elgusto por la brevedad y la sugerencia,en la huida del adorno inútil y del barro-quismo falso y de oropel”. Es así por-que, como Bécquer, Rodríguez Ojeda haaprendido de la poesía popular, y espe-cialmente de la soleá y del cante jondo,la esencia, la chispa de la lírica que másnos alcanza: brevedad, emoción. Escri-be: “Deja de mirarme así, / que son

tus ojos candela / y no respondo de mí”.Así las cosas, es lógico encontrar

múltiples referencias intertextuales dela obra becqueriana, aunque tambiénde la de Jorge Manrique, José Hierroo Javier Salvago. José Luis reelaboramotivos como el poder de la mirada oel tópico de la amada boba pero fuen-te de inspiración, la atracción amorosaen su conjunto. Lo hace con un legua-je sencillo y a menudo coloquial, quizácon algún exceso (“Las cosas del co-razón. / No quieres… Pues toma co-les. / Debilidades de humanos”, p. 21).

Nos ofrece hallazgos como estadefinición del amor, si propia verda-deramente inmejorable: “engaño entrance” (p. 34), que nos da la clave deese amor ideal, recreado en una ima-gen más que en una realidad, envuel-to en misterio e incluso un toque delocura, que es la esencia de estos ver-sos. Las miradas son palabras queentran “Por los ojos”, título de estepoema (p. 39): “Muere el pez por laboca; por los ojos, / el hombre y lamujer. No las palabras, / las miradasencierran el misterio / de por qué aese chispazo -que hasta duele- / le lla-mamos amor. Sí que es misterio”.

Una reflexión poética, en fin,sobre el asunto más eterno de la viday de la lírica, el amor, lleno de laintensidad que da el arrebato, laimposibilidad y el desencanto, y deuna ambigüedad atractiva.

JOSÉ CENIZO

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Flota de amarre

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Joan Fontaine Odisea

Agustín FernándezMallo

La Poesía, señor hidalgo, Barcelona, 2005, 140 p.

UN PARADIGMA POS-LÓGICO

En su excelente libro de ensayosLos papeles rotos (2004), decía JuliánJiménez Heffernan: “en España nohay, ni ha habido poeta que mire a lanaturaleza de manera directa, conavidez empírica. Mucho menos conuna mirada informada científica ofilosóficamente”. Hoy no podría yadecirlo, después de la publicación deeste sorprendente y magnífico libro,Joan Fontaine Odisea, de AgustínFernández Mallo.

Para adentrarnos en él, mejor quehacer descripciones impresionistas,sería conveniente hacer una disecciónestructural del poemario, para asimi-lar la acumulación de niveles de com-plejidad. A su principio, después deuna curiosa reproducción de un actanotarial (que califica de “deconstruc-ción” la aventura estética que el libropropone), se expone ésta entre dospartes de un mismo poema (quecomienza en la página 15 y acaba enla última, la 137). Hasta aquí lo rela-cionado con la película Rebeca, deHitchcock, y con la Joan Fontaine deltítulo. Entre medias, se intercalan 81

“proposiciones”, que parecen poemas.Las llamamos proposiciones porquesólo esta palabra admite los tres senti-dos en que Fernández Mallo utilizasus textos: el matemático (según elDRAE: “enunciación de una verdaddemostrada o que se trata dedemostrar”), el lingüístico (“unidadlingüística de estructura oracional”),y el filosófico, ya que el poemarioestá estructurado siguiendo la fórmu-la proposicional del Tractatus LogicoPhilosophicus, de Wittgenstein: unahipótesis a partir de la cual se van for-mulando subhipótesis retóricas o for-males. Como vemos, no estamos anteun poemario habitual, ni ante unpoeta al uso. El autor ha defendido enuna poética en marcha, publicada enLateral (diciembre 2004), y titulada“Poesía Postpoética”, “la necesidadde un cambio tan radical como en sudía lo operaron las vanguardias.Hablamos de la necesidad de que lospoetas acometan sin complejos ladeconstrucción de la poesía, únicadisciplina artística que aún no lo hahecho. (…) Así, la relación entreciencia y poesía escrita está ahí ysiempre ha estado, aunque comorareza parasitaria de la poesía correc-ta. Lo que se propone es una especiede regreso a un período pre-ilustradoen el que poesía y ciencias aún noestaban separadas”.

En suma, lo que se nos plantea esun retorno no a la Antigüedad, pero sía cierto modo antiguo de unir todaslas ramas del conocimiento, incluidaslas artísticas, para esclarecer el lugar

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del hombre en el mundo: un lugarpresocrático. Según recuerda W. K.C. Guthrie, Jenófanes, “como todopoeta griego, era un maestro con unmensaje para comunicar la formapoética no es un obstáculo para lafilosofía. Aunque los milesios usabanla prosa, hallaremos a Parménides y aEmpédocles expresando en verso sussistemas intelectuales altamente com-plejos, como lo haría el romanoLucrecio”1. Este modelo, por usarotra palabra anfibológica, está muypresente en toda la obra de AFM(incluyendo la anterior a este libro),como puede verse en proposicionescomo la 25, construida como “teore-ma” dialéctico, o en otros poemasdesarrollados como fórmulas. A ellohabría que unir una dimensión intra-artística y de continuidad genérica, yaque no se desdeñan apropiacionismoso poemas visuales. La propuesta nopuede ser más saludable, sobre todoporque al ayuntamiento de ciencia ypoesía añade AFM un tercer elemen-to, la filosofía, que como decíaMallarmé, en el “Prefacio” a Ungolpe de dados (1867), “no hay moti-vo alguno para excluir de la Poesía”.También para Whitehead (Modes ofThought, 1938), “la filosofía es simi-lar a la poesía (…). En cada una seencuentran referencias a formas quevan más allá del significado directo de las palabras. La poesía se asocia a

1 W. K. C. Guthrie, Historia de lafilosofía giega. Tomo I. Los primeros pre-socráticos y los pitagóricos (1962);Gredos, Madrid, 1984, p. 341.

la ‘métrica’, la filosofía al esquemamatemático”. Pero la asociación conla filosofía y la ciencia no las hace (yahí discrepo con el autor, respetandosu aquilatada postura), a mi juicio,intercambiables. Llamo en mi apoyoa Jenaro Talens, que en un recientetexto2, apuntaba: “si se trata deesclarecer en qué se diferencia lapoesía (…) de la ciencia, del mito, eincluso de la prosa, en la hermenéuti-ca gadameriana (o en Heidegger), larespuesta podría formularse así: sitoda comprensión del mundo eslingüística (…), y puesto que en lapoesía se manifiesta en su mayorpureza la esencia de la lingüisticidad(…) el estudio del lenguaje poéticoadquiere una prioridad necesaria en elestudio filosófico de la comprensióndel mundo”; es decir, que está antesque la ciencia y la filosofía en la “des-ocultación del sentido” de la verdaddel mundo. Pero, con independenciade nuestro desacuerdo con la idea deAFM de que no son distintas cosas lastres ramas del conocimiento, hay quedejar dos conceptos claros: primero,que esa es la opinión (muy bien fun-damentada, insisto) del poeta; segun-do, que Joan Fontaine Odisea res-ponde, por completo, a su poética,con lo cual la resolución artística de sus presupuestos es, simplemente, intachable, y por ello de un doble

2 J. Talens, “Contrapolíticas del rea-lismo”, en A. Sánchez Robayna y JordiDoce (eds.), Poesía hispánica contem-poránea; Círculo de Lectores, Barcelona,2005, pp. 135-36.

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valor en nuestra poesía actual: por suoriginalidad y dificultad, sí; pero tam-bién por la rara coherencia y honesti-dad con que tal poética ha sido vertida.

Descendiendo, más en concreto,a esa última parte, la materializaciónde la propuesta, quizá fuera fáciloponer a esa ambiciosa composiciónteórica un cierto descuido en la expre-sión final, como si el poeta se hubieraconformado con que la fórmulacuadrase para dar por hecha su ver-tiente artística. Si bien puede parecer-lo en algunos momentos, ya que elpoemario es muy largo (83 piezas,nada menos) y heterogéneo, no esmenos cierto que el número de textosnotables, en sí mismo, conforma unlibro asombroso, al que los secunda-rios quizá ensombrezcan, sin anular-lo. E incluso en esas proposicionesmenores, asoman de cuando en cuan-do momentos intensos: “todo estáescrito y lo que llamas escribir / es irquitándole palabras” (p. 16); “adónderegreso, si la realidad no existe, / tedices” (p. 31); “la tierra fue creadaredonda para que el hombre encon-trara en la repetición un consuelo aesa soledad” (p. 33), “sé que tengo /un doble creciendo / en un muro deCentral Park” (p. 114). Como buendiscípulo de Wittgenstein, JoanFontaine Odisea es una interrogaciónsobre el lenguaje (ver la espléndidaproposición 13), la crisis de la repre-sentación y los límites del mundo.Como buen físico, AFM intenta elanálisis de las regularidades cuantifi-cables que afectan a una mente crea-

dora, tiene presente las leyes del caose intenta aproximarse a un conceptono determinista del tiempo (v. propo-siciones 21, 24 y 79).

Luego hay cuestiones que vanelevando los niveles de exigencia.Primero, que subrepticiamente, ellibro está concebido (y realizado)como el diario trunco de un año,desde enero hasta diciembre.Segundo, la incorporación de lasciencias, cuya aparición es significati-va, en el sentido de que añade con-tenido, de modo que quien no tengaunos mínimos conocimientos científi-cos quedará al margen de algunos ha-llazgos incontestables, como elmagno poema sobre la función deDirac y la duda de Leibniz (prop. 32),uno de los mejores y más complejosbuceos en la subjetividad que estecrítico haya leído en años, un poemaabsolutamente histórico, por su singu-laridad y ambición, y por ser, ya severá, el primero de una nueva era, deun nuevo modo de entender lo poéti-co en el panorama literario nacional:“quizá estemos viviendo en el epílo-go, / en el tiempo que viene despuésdel logos”. Cuando Fernández Mallosubtituló su poética “Hacia un nuevoparadigma”, no estaba exagerando unápice, ni formulando un deseo, sinoque constataba un hecho. JoanFontaine Odisea es, precisamente,ese paradigma nuevo y necesario.

VICENTE LUIS MORA

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Piedras en el aguaAlberto Tesán

Pre-Textos, Valencia, 2003, 56 p.

Para quien esté al tanto de la últi-ma poesía española, y especialmentede la herencia que el realismo deraigambre (norte)americana ha deja-do en ella, es inevitable que la lecturade este libro le traiga a la cabeza poe-mas de Pablo García Casado, uno delos adalides de esta tendencia. Perono nos engañemos: ni uno es “dis-cípulo” del otro, ni su forma deescribir es semejante. Más bien habríaque hablar de un fondo culturalcomún y una sensibilidad parecidaque deviene en cierto aire de familia.

La principal diferencia que lesdefine es la importancia que lo dis-cursivo tiene en Tesán, la elaboraciónde retratos e historias con sentido, nosólo como poemas redondos perfecta-mente abiertos y cerrados sino comofragmentos de una perspectiva únicaque sería el propio libro, frente a laconcentración de la colección de imá-genes y flashes de García Casado queel lector recibe con el objetivo de queél mismo forme la historia.

Los versos de Tesán nos muerdencon lucidez y cercanía, gracias a uncoloquialismo entendido a la maneramás de un Cernuda que de un Roger

Wolfe, de origen y no tanto de moda,controlado para que términos que sue-len considerarse vulgares no des-taquen por contraste con expresionespedantes o con aroma a geriátrico,consiguiendo una especie de neutrali-dad en el lenguaje que le permitemanipularlo sibilinamente parapotenciar la fuerza del mensaje quecontiene más que una sonoridad va-cía e inútil. Es el flujo de la fraseespontánea, falsamente espontánea,que es uno de los secretos de la lite-ratura.

A quien lea este libro no puededejar de sorprenderle que su autorfuese incluido en su momento en unaantología como Feroces, de concep-ción radical y epatante aunque pocofructífera. Y es que su voz es de unamesura natural, aparentemente nadacalculada, que impresiona, una vozque enuncia su verdad de formasomera y transparente, sin alharacas ycon sinceridad de ciudadano medio,aquél que no tiene que demostrarnada a nadie más que a sí mismo (ypuede que ni eso).

La realidad que Tesán tomacomo base es una confusa conjunciónde la vida cotidiana con la literatura yel arte en general. Así, el retrato de lamujer fatal contemporánea que en-tronca con Dashiell Hammett del pri-mer poema, que también podríamosvincular con el clásico de Burning. Elresumen más perfecto lo representanestos versos: “Existe un tiempo paratodo / y ahora es tiempo de escribir. /Así que agarra la botella y bebe”.

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No es éste un realismo urbano,sucio, al menos no goza de la mismasuciedad que otros, sino sencilla-mente vital. Se tiñe éste de un pe-simismo tibio, calmo, que no esdesesperanzado ni siquiera cuando semenciona la palabra “desesperanza”porque se trasluce que el poeta haasumido el estado de las cosas y selimita a sacarles el jugo, la belleza, enun juego mecánico por necesidad,juego de la desolación finiquitada quese deja ver por ejemplo en las estruc-turas repetitivas que adquieren deter-minados grupos de versos a modo decantinela en algunos poemas como“Buscadores de oro”, “El pacto” o“Afinidad”. En este sentido resultaparadigmático, ya desde su título, elpoema “Nadie llama a la puerta”. Latensión se intuye pero nunca se mues-tra a las claras: no hay mayor violen-cia ni más común que la que esperaagazapada.

Ligeros rasgos de humor (¿o sólolo parecen?) tienen una doble fun-ción: quitar seriedad, es decir, acar-tonamiento a la lectura, y vincular allector con su realidad más inmediata.Hablo de sus alusiones al fútbol y par-ticularmente al Barça, que no puedendejar de desazonar a más de uno.

La poesía de Tesán, siendo refle-xiva, no adquiere la forma de ser-mones ni deja que las palabras vuelentan libres que cualquier interpretaciónsea válida. Se mueve en el territoriode lo que se viene llamando realismomeditativo, característico junto conlos otros elementos ya indicados de la

canónica poesía de la experiencia. Suintención queda meridianamenteclara, tanto como la belleza implícitaen su visión del mundo: marcar elitinerario de una vida común (por esorecurre con frecuencia a un“nosotros” que nos incluye sin posi-bilidad de error), con abundantessombras y dispersas luces. Sólo acep-tando esta visión y compartiendo esaclaridad de miras se puede penetrar enla hermosura extrañamente conso-ladora de sus versos.

GUILLERMO RUIZ VILLAGORDO

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La sonrisa del saltador

Juan Manuel Navas

Ediciones EndymionMadrid, 2005, 60 p.

La sonrisa del saltador de JuanManuel Navas (Madrid, 1971) sedesarrolla en siete largos poemasencadenados (todos ellos de poco másde cien versos).

El hermetismo dominante de estelibro va deshaciéndose poco a poco,pero nunca por completo, ya que asis-timos en realidad a un largo poemafuertemente cohesionado, circularincluso, que acaba como empieza:“Desde la garganta del ángel” (eco deuna cita de Saint-John Perse, uno delos muchos referentes del autor). Estees el refugio, y al mismo tiempo elprecipicio, al cual se asoma el poeta,y muestra su sonrisa de saltador.

Las piezas de este poema únicovan cosidas con un fino hilo narrativode fondo, que comienza contando laformación y nacimiento de la voz olengua del poeta desde la “gargantadel ángel” (“Uno”), y se compara conel hallazgo arqueológico de una ges-tante muerta (“Dos”). La reflexiónsobre este “segundo” nacimientolleva a pensar en la circularidad deltiempo con una constante letanía: “Estodo abolir el tiempo innecesario / yestar seguro a oscuras bajo parras y

altares”, así como en lo trascendente através de un niño que lleva al poeta aun templo y un cementerio (“Tres”).Pero el poeta también tiene queenfrentarse al devenir del mundo, a sumemoria e injusticia (“Cuatro”), eindaga en las tragedias humanas, enlas que podría verse algún guiño atiempos recientes (“Cinco”). Elenfoque de estos dos poemas, espe-cialmente el último, nos recuerdaPoeta en Nueva York. Tras el salto, elpoeta quiere regresar a “la gargantadel ángel”, pero ya no puede volver alorigen, y se interroga por ello(“Seis”). Finalmente, se siente conti-nuador del “ángel”, y reflexiona sobresu propia naturaleza trascendente:“Es su sonrisa, como único gestoheredado de los dioses”, pues: “es lasonrisa del saltador su tarea”.

Juan Manuel Navas nos presenta,pues, su concepción de poeta comoun saltador, no sólo a realidadespasadas o ficticias, por las que se veobligado a transitar, sino tambiéncomo un salto en el lenguaje, y unaintensa exploración de la sintaxis(destaca especialmente la profusiónde complementos con preposición).

Este libro es exigente con su lec-tor, pero a cambio nos ofrece un largopoema bien construido, y un her-metismo que requiere sucesivas lec-turas para atisbar todo lo que hay enLa sonrisa del saltador.

JAIME GALBARRO GARCIA

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Moradas delinsomne

Rafael-José Díaz

La Garúa, Barcelona,2005, 83 p.

Moradas del insomne, de LaGarúa Libros, inaugura una nuevacolección de poesía, “Cuadernos delSinsonte”, destinada a dar cabida alos jóvenes poetas en castellano queescriben en la actualidad.

El autor de Moradas del insomnees Rafael-José Díaz (Santa Cruz deTenerife, 1971). Cursó estudios deFilología Hispánica en la Universidadde La Laguna, donde se licenció en1994. Entre 1993 y 1995 dirigió elpliego de literatura “Paradiso”, yentre 1994 y 1995 coordinó, junto alpintor Carlos Schwartz, el suplemen-to literario del diario El Día. Entre1995 y 2000 fue lector de español enlas universidades de Jena y Leipzig(Alemania). Actualmente reside enAgüimes (Gran Canaria) y es profesorde enseñanza secundaria en el IESCarrizal (sito en la villa de Ingenio).En 1997 aparece su primer libro depoemas, El canto en el umbral, al quesuceden en 2000 Llamada en laprimera nieve, y en 2003 Los párpa-dos cautivos. Su tarea de escritor tam-bién abarca la traducción de diversaslenguas. Del francés ha traducido aPhilippe Jaccottet, Jacques Ancet yGustave Roud. (De Gustave Roudpublicó este mismo año 2005, en La

Garúa Libros, la traducción de Paraun cosechador.) También ha traduci-do del catalán a Ramon Xirau y delalemán a Schopenhauer y HermannBroch.

En colaboración con los pintoresJesús Hernández Verano, VicenteRojo y Gonzalo González ha publica-do, respectivamente, los cuadernosLas cuerdas invisibles (1996), Laazotea-Réquiem (2001) y Jardín delhorizonte (2004). Asimismo, ha dadoa conocer sus diarios, de los que hanaparecido ya tres entregas que cubrengran porción de tiempo entre los años1995 y 1997.

La clave del título, Moradas delinsomne, quizás haya que buscarla enun poema situado hacia la mitad delpoemario: “Habías vuelto tarde, nopodías dormir, / y cerrabas los párpa-dos con fuerza / creyendo que podríasde esta forma / atravesar el sueño ycontener las lágrimas”. Esas moradasde resonancias teresianas son loslugares que habita quien no puededormir. Y esos lugares que puedenhabitarse en el dolor del insomnio sonlos poemas. Aquel que padece deinsomnio se ve abocado a las lágri-mas, al dolor de estar vivo del quehablaba Darío, pero tarde o tempranollegará el sueño. Y la poesía quiereatravesar el sueño para traerse de él suidioma, que es un lenguaje angélico, asabiendas de que es un lenguajeexpuesto a estropearse en la vigilia,igual que deja de respirar un pez fueradel agua.

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Angustia, soledad, muerte, yamor son los temas recurrentes deestos poemas. Unos temas quepueden llevar a pensar que el tonoelegíaco sea el predominante, y sinembargo no es así. Aunque tambiénse canta lo que se pierde, en Moradasdel insomne domina la poesía celebra-toria, de la que “El beso sideral” esuna aquilatada muestra. La cele-bración es la apuesta de Díaz pararesolver la dialéctica entre la luz y lasombra. Ante la amenaza de la nocheque todo lo devora inexorable,Rafael-José Díaz construye sus poe-mas como diques sensoriales, de acu-sada carnalidad. Incluso ante lamuerte cabe la esperanza, “mientrasrían / tus ojos como entonces sinporqué”. El cuerpo no solo siente,sino que también recuerda, porque lamemoria está viva y late. Peroademás también piensa. “La luz cru-jía” o “un viento de madera derreti-da”, muestran cómo la sinestesia sirvepara vincular una realidad intangiblea un sentido.

En el poema “Luna” se produceuna significativa derrota de las tenta-ciones de incurrir en el lamento anteel empuje de la vida que pide abrirsepaso. El amor es la fuerza motriz,“La luna llena que dejaba / un rastrodoloroso en nuestros cuerpos, / ¿sabráque es el amor la fragua / que trans-forma el dolor en un gozo sin nom-bre?”.

Hablamos, pues, de una poesíaque apuesta por el paraíso comoinstancia terrenal, una realidad cuya

visión se presenta fugazmente. Antela amenaza de la sombra, “de lamuerte que crece”, como se dice en elpoemario, el poeta rompe los diquesde la luz e inunda con ella sus poe-mas. O, quizá sería más exacto decir-lo así, busca la luz que está en lascosas mismas, como en el poema“Revelación”, en el que se aparecealgo ya conocido, pero en su formamás real, en su forma cegadora de luz,de manera que el poeta ve algomuchas veces visto como si lo vierapor primera vez. La luz estrena unamirada nueva sobre la realidad.

“Los ojos no ven, saben”, podría-mos decir con Jorge Guillén. Por esose podría decir que la mirada que sepropone en este poemario es unamirada tentacular que intenta penetraren las cosas. Ante ese asedio, con fre-cuencia la realidad es como una rocaque persiste en su enigma, que resistenuestras aproximaciones de entender-la lógicamente. Ni la vista ni la acti-tud de escucha bastan para ello.

Otro aspecto que destacar de estapoesía es que su lenguaje es pensado,o lo que es lo mismo, está pesado, seimpone a sí mismo por su consisten-cia. De ahí la sensación general deeufonía a la que contribuyen alitera-ciones hermosas como “para alcanzarla médula de luz” o “el cielo comobóveda mecida”. Poesía sobria, parcaen el uso de adjetivos y que los pre-fiere pospuestos para que den vida yno maten.

La sombra tutelar de José ÁngelValente asoma en el segundo poema:

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“Ceniza”. Toda una declaración deintenciones y, nos atreveríamos adecir, de logros. También la huellavalentiana se deja sentir en diversospoemas en que se alude a la inefabili-dad, como en “Ave perdida”, poemaen que “mi lengua entumecida olvidasu lenguaje”.

Esta poesía tiende al fragmento,es una poesía con intersticios y en lasantípodas del realismo meramentemostrativo. Por ejemplo, en“Conjunción” tenemos la invenciónde una osada antítesis: perro-estrellas(“El perro / arañaba la noche con sullanto / y las estrellas / levitaban arri-ba, más allá del dolor”). No es unapoesía discursiva, sino de fogonazoso breves reflexiones, o pasmada en laencrucijada del enigma. En cualquiercaso, no una poesía cerrada sobre símisma y falsamente clausurada.

Relectura de cuadros (Chagall) oescenas de películas (Murnau). Poesíade estampas, en la que se refleja esepeculiar paisaje insular, de olas ycalderas causadas por erupciones vol-cánicas. Un paisaje que a todos nos esconocido gracias a los viajes delbachillerato y, previamente, gracias alos extintos billetes de 1000 de donBenito Pérez Galdós.

Poesía noble y finalmente cons-tructiva. Una poesía para la esperanzay para seguir creyendo en la literatura“con ojos para siempre olvidados delllanto”.

ANDRÉS G. CASTRO

Antología de lapoesía de Antonio

Luis BaenaAntonio Luis Baena

Arcos de la Frontera,Ayto. de Arcos de la

Frontera, 2005, 151 p.

Tengo en mis manos, palpo yacaricio con las yemas de mis dedos,recorro con mis ojos, cada vez másprecarios, el libro Antología de lapoesía de Antonio Luis Baena1, quecon prólogo y estudio de EmilioDurán, edita en su Colección Poesíael Excmo. Ayuntamiento de Arcos dela Frontera.

Siete rotundos y redondos librosintegran, hasta ahora, la obra poéticade Antonio Luis. Toda ella, ya desdesu primer libro, poesía de ecos clási-cos, por métrica, por acento y pormúsica; poesía hacia adentro, hones-ta, honda y sincera, definidora de lospaisajes íntimos de un hombre que,siendo congénitamente tendente a laalegría, ha visto cómo la vida le haido produciendo desgarros en el alma,impregnándola de amargura, disol-viendo su dulzor como lo hace el cafécon un terrón de azúcar.

1 Antonio Luis Baena, Arcos de laFrontera, 1932. Coofundador de los gru-pos poéticos “Alcaraván”, “Ángaro” y dela revista Cal, es licenciado en Filosofía yLetras, y ha ejercido como profesional dela Enseñanza. Además de poeta, es ungran rapsoda.

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En su primer libro Historia deuna ausencia (1961), ya surgen yconviven el amor, la soledad, lamuerte, la tristeza y el paisaje, que nohan de cesar en adelante en su obra.Como por ejemplo en el preciososoneto “Naufragio”: “Para el naufra-gio de mis cinco dedos / en el escollode tu cabellera”, en el poema “Bajoesta luz”: “La ciudad está sola. Yoestoy solo / en ausencia total de mí”,o en el “Soneto para después de mimuerte”: “Cuando yo muera, amada,y la ceniza / de mis huesos se esparzacon el viento”. Pero también aflora,de vez en vez, esa ajímez que loasoma hacia lo puramente bello, haciala luz, como en el poema “Cádizdesde el recuerdo”: “y aquí, Cádiz, seagranda tu barroca dulzura / tu res-plandor más puro, tu total equilibrio”,o en el machadiano “Carta a Violeta”:“Es tanta la dulzura, que si vivo o novivo / es lo menos que importaaveriguar ahora”.

En 1963, construye, con Paso delhombre una especie de solanescoautorretrato, que él va dedicando asus amigos, tal vez para mitigar enalgo la sensación de monólogo y eleco de profunda tristeza: “Eso soy yo,/ tristeza en carne viva”. Incluso tirade la ironía al autodedicarse un sone-to -Antonio Luis es un soberbiosonetista- en el que se juega consigomismo una partida: “Para esta baza,Antonio, ni enemigos / ni amigos. Tú,contigo y con tu suerte”.

En Los límites (1968), el poetadescribe su ámbito vital, el entorno en

que se desenvuelven sus sentimien-tos, haciendo incursiones a lo dedetrás de esos límites, la existencia, laintemporalidad o la infinitud delespacio. Así, nos describe “La casa”,“El despacho”, o “El cuarto de losniños”: “Un rubor de inefablesmedias lenguas, / un balbuceo depequeños pájaros”, se nos ensober-bece diciendo: “ya que la historia sinmí / son letras de un libro muerto”, ofilosofa sobre lo inasible del presente:“Hoy es mañana de ayer / y es el ayerde mañana”.

Persiste y abunda en el tema deltiempo y sus detritus en su siguientepoemario, Tiempo muerto (1974), enel que todo recuerdo se hace dolorosademostración de decadencia o desam-paro: “Por eso condenamos losrecuerdos / a cadena perpetua en elolvido / y nos atamos a ellos, con-denándolos”. Así se duele por la sen-sación de inutilidad, a pesar de losesfuerzos y del denso contenido detoda una vida: “Tanto correr un ríopara nada, / para dejar en vozencuadernada / todo su afán, su amor,su adiós, su historia”.

La muerte va lamiendo mis ci-mientos (1985) es un libro elegiaco,rebosante de amargura y de tremendodolor, motivado por la tempranamuerte de un hijo. El poeta, es com-prensible, se nos muestra al borde dela desesperación, como pone de mani-fiesto en el poema 27 de su primeraparte: “Y en este doble tironazo, /desolador y triste, / van pasando losdías / luchando por morir, / por estar

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vivo”, o en la estrofa final del poema10 de la tercera parte: “Arrastrandouna carga de imposibles, / arrancán-dole ovejas al insomnio / para poderdormir, / morir he dicho”.

Aparece, en 1997, el Libro de lastraiciones y otros espejos, en el quelos poemas, llenos de desesperanza ypesimismo, van inutilizando palabrasy conceptos, como en una casi nega-ción definitiva: “Sólo queda / esa a-marga moneda con que quieres /pagar lo que no sirve para nada”. Sinembargo, el poeta sabe, o quiereintuir, que hay gente que lo quiere ylo comprende, y a ellos dedicamuchos de los poemas. Esto pareceindicar, sobrevolando la desesperanzadel libro que, a pesar de todo, todosnos necesitamos.

Con su último libro Piedra mile-naria (1998), Antonio Luis, comohabiendo recuperado la paz y la sere-nidad perdidas nos alza, de entre laspiedras milenarias de Mérida, Itálicao Carmona, lo que entre ellas quedadel palpitar humano, por encima de laretórica o los tópicos de la historia:“Porque quiero cantar la subhistoria, /lo gélido y vencido, no el palacio /sino la cabaña, no la columna, / sí eladobe secado al sol de Iberia”.

Quienes amen lo auténtico, no sepriven de deleitarse con esta vibrante,humana y alta poesía de AntonioLuis. Los demás, allá ellos.

JUAN SEBASTIÁN

Esquizofrénicas o La balada de lámpara azul

L. María Panero

Editorial HiperiónMadrid, 2004, 81 p.

“Cuando los dioses quierenperderte, / primero te vuelven loco”.Esta es la impactante cita con la quese abre al lector el nuevo e inquietantelibro de Leopoldo María Panero.Parece conveniente tenerla en cuenta,ya que refleja la concepción que elpropio autor intenta querer dar sobreél mismo a lo largo de la obra. Comodecía W. Blake: “El loco que perse-vera en su ignorancia acaba siendo unsabio”, y mucho de esto encontramosen la poesía de este genial autor.

La continua unidad léxica ytemática, durante las tres partes quecomponen el libro, desemboca en unambiente que no sabemos si esnihilista, o una revelación del sentidode la vida y de la poesía, puesto que laincesante obsesión por la nada serepite en la inmensa mayoría de lospoemas. En ellos, se asemeja el actode escribir a la muerte: “…desnudan-do el cadáver del poema / y ofrecien-do a la nada mi reino / pues sólo soyun cadáver destronado”. Es como sien cada verso muriese una parte delalma de la mano creadora, o bien seelevase hacía la infinitud del tiempoalejándose de todo lo caduco de este

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mundo: “Oh tú, señor de la muerte /dame al fin la vida”. Se nos presentaasí una clara aspiración a la muerte,como si al escribir un poema se fueraesfumando una parte de la vida yavanzase hacia la autodestrucción delser, de esta forma consigue una abso-luta liberación, alejándose para ellohasta de sí mismo.

No está carente el libro de imá-genes brillantísimas propias de la des-bordada clarividencia de LeopoldoMaría Panero: “Soy un cuerpo muer-to, y como el mar / me deseo a mímismo…”. Ahonda también obsesi-vamente en la idea del dolor: ¿qué esel dolor, para qué sirve? Puede aquírecordarnos en cierta forma la con-cepción mística del dolor de SorJuana Inés de la Cruz, que consideraeste sufrimiento como el vehículopara llegar a Dios; ambos ascetassometen sobre sus almas un castigoque otros reservan para el cuerpo,mártires de un Dios que no compren-den.

Panero es capaz de reflejarnos, através de su escritura, la constantepresencia de la inmaterialidad,haciendo tangible lo intangible pormedio de una poesía que desborda elentendimiento de quien la lee. Uno sesiente al final de la lectura del librodesconcertado, con la sensación deestar ante una de esas obras que nopueden o no tiene que entenderse,sino que basta con sentirla. Si nadieme preguntase qué quiere decir elautor en este libro, creo que lo sé;pero si me lo preguntan, no sé expli-

carlo. Por ello, no pretendo aquídesentrañar el sentido de la obra, sinomás bien animar al posible lector harealizar una lectura que puedaenriquecer su mundo interno, aunqueno llegue nunca a saber con certezaqué sentido tiene el libro. Pero quizáel sentido está en no tener sentido; ocomo decía Fernando Pessoa: “Elúnico misterio es que no hay miste-rio”, por ello nuestro error puede estaren ver como una distancia insalvablealgo que en realidad está meridiana-mente claro.

En definitiva, lo que se intuyecon una lectura profunda del libro, esla pura necesidad de morir para ser deesta manera realmente libre. Aún así,él sabe que nunca podrá morir deltodo: “Y cantarán los hombres a laruina de mis labios”.

ISAAC PÁEZ

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La piel del vigilanteRaúl Quinto

DVD, Barcelona, 2005, 70 p.

El cómic Watchmen le sirve a RaúlQuinto (Cartagena, 1978) para ir articu-lando los poemas de La piel del vigi-lante, libro con el que ha ganado el Pre-mio Andalucía Joven de Poesía 2004.

A través de los personajes delcómic el autor nos sitúa frente a unespejo nebuloso donde se mezclanrostros, máscaras, siluetas, imágenescuajadas de desasosiego que entran ysalen, y de fondo un abismo queacaba tragándoselo todo. Porque estospersonajes representan, de maneraabsoluta, distintos aspectos de lacondición humana: en “La madre”hay un grito lleno de angustia por eldestino de los recién nacidos, en“Moloch” el sujeto poético sientecomo un castigo la conciencia de supropio fin “desde el abismo de unreloj de arena”... Así hasta llegar a“El náufrago”, poema que resume laexistencia del hombre, continua tra-vesía entre la esperanza y el dolor, yque finalmente conducirá a la muerte,“donde nuestro reverso nos suplanta”.No será éste, desde luego, el únicopoema marcado por un profundo pe-simismo. Raúl Quinto ha sabido creara lo largo de La piel del vigilante un

clima desconcertante y enrarecido,irrespirable a ratos, viciado por nues-tros miedos y obsesiones, circundadopor los inevitables contornos del abis-mo, mostrándonos así una visiónamarga de la vida.

El libro se convierte en un esce-nario, muy próximo a El gran teatrodel mundo, donde los personajes soniluminados el instante que dura sumonólogo y al terminar regresan a lastinieblas, y apenas queda un eco, unnunca haber estado que se hace nues-tro. Cada poema es una interrogaciónsobre quien se es y se ha sido. “Eltábano” supone la búsqueda del “yo”,esa incesante picadura que nos acom-paña por el mundo. Sin embargo, elproblema de la identidad va más alláde la propia pregunta, y lleva almalestar, a la ruptura de la personali-dad (“La silueta”), a la destrucción delos mitos, a la creación de otrosnuevos frente al vacío, o a la anag-nórisis, como en “El buen hombre”,donde el protagonista se reconoce“fiera entre fieras”, incapaz de soportarla maldad de su raza. El autor coloca asus personajes continuamente sobre lacuerda floja de la identidad, losenfrenta a sí mismos, aunque no operaal final dándole sentido a todo comosucede en la comedia de Calderón.

Raúl Quinto no se mantiene comoun simple espectador, sino que ates-tigua estados del alma humana enmitad de un mundo caótico y ajeno,prestándoles su palabra, encarnándolos,vigilándolos desde la misma piel.

DIEGO VAYA

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OlivariumAntonio Morales

Arrayán ediciones,Col. El papel de arroz,

Sevilla, 2004, 40 p.

Antonio Morales (Morón de laFrontera, 1968) nos propone enOlivarium, a través de los sonetos yoctavas reales que componen el libro,una poesía sostenida por una sintaxisen línea con los clásicos latinos y conGóngora, donde el hipérbaton no essólo un artificio, sino que se convier-te en un verdadero -y arriesgado-medio estético. El poeta ofrece unavisión del hombre donde conviven lodivino y lo telúrico, con todos suscontrastes. En el primer poema de lasección “Raíces”, junto a “Isis,Minerva, Apolo o Aristeo”, aparecelo puramente terrenal -simbolizado enlo histórico y lo cotidiano-, quizáscomo principio y fin de la propianaturaleza humana.

Pero a medida que avanzamos ensu lectura, en el poemario va brotan-do la esperanza con la idea de la cir-cularidad del tiempo, esa vuelta reno-vada de todo análoga a los ciclos de lacosecha.

D.V.

Rozatal(es) y otros instantes

J. Tomás RodríguezSerey

Cuadernos Chichimeca, nº 2Sevilla, 2005, 31 p.

Tomás Rodríguez (Sanlúcar deBarrameda, 1981) ha visto publicadosu primer poemario Rozatal(es) yotros instantes con una edición arte-sanal, y cuidada en los “CuadernosChichimeca”. Rozatal(es)... es unjuego lingüístico, poético, y musical.El poeta nos deja en su “Prologetto”una especie de poética, introspectivahumana y literaria, donde reconoce ladificultad de atrapar su “constelaciónversificadora”. Se trata de un librolleno de juegos de palabras, de pluri-significación, y de términos encripta-dos (el propio título: Rozatal es la lec-tura inversa de Altazor). Y es que lacreación de Huidobro, así como lapresencia de otros poetas hispanoa-mericanos, imprime a este libro algodifícil de ver en el panorama actual.El humor y la ironía son constantes, ydestacan poemas como “Selva poéti-ca”, por la efectiva sonoridad quealcanza en él; o el lúdico “Auto-poema”, en el que ofrece al lector laoportunidad de colaborar en la cons-trucción poética.

J.G.G.18

Muelle de carga

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Liquidación por cierreRafael Alcalá

Corona del Sur,Málaga, 2005, 30 p.

En la nota de justificación queabre este libro, Rafael Alcalá da porfinalizada su obra poética con la inmi-nente publicación de Bazar de cir-cunstancias. Liquidación por cierrerecoge aquellos poemas que esteautor ha ido publicando de forma dis-persa junto con otros que son inéditos.En ellos encontramos homenajes, tex-tos de temática amorosa, revisionesde mitos, pero los poemas que cierranel libro están teñidos de desengaño ypesimismo combinado con dosis pre-cisas de ironía. Alcalá se ríe de símismo y de la poesía (“La cagamos: /el poema que nadie leerá. / Salvo tú,mamoncillo, en el retrete”), de las far-sas de la existencia a través del géne-ro del wester en “El llanero solitario”,e incluso de la muerte. El humor mul-tiplica la complicidad con el lector y laeficacia de los propios versos, hastaque en el último poema nos muestretoda su angustia vital de forma des-carnada: “Así soportarás la distorsión/ que ajusta las traviesas desbastadas /del paso inexorable de los años.”

Liquidación por cierre es unrecorrido tangencial por la obra poéti-ca de Rafael Alcalá, donde asistimosal inconformismo que ha llevado aeste poeta a la constante evolución desu palabra.

D.V.

La simetría del sueño

J. M. MolinaCaballero

Ediciones BrosquilValencia, 2005, 52 p.

José María Molina Caballero nospresenta un libro de contrastes, carga-do de introspección y reflexión vital.Divido en tres partes, trata el paso deltiempo: lo fatuo (“Pasarela”) frente alo permanente (“Las palabras”),donde opone la existencia de las pala-bras a la actualización de cada poetaen su tiempo; y desgrana algunas desus preocupaciones e incertidumbres,como la muerte en “Dogma interior”.Pero también se muestra crítico, yafila sus armas contra la superficiali-dad y la apariencia (“Gigoló”,“Glamour”, “Enfant terrible”), pues“Bajo esta tierra traicionera / se escu-cha la arrogancia / de unos hombresvacíos”; pero no deja de mostrar unaextraordinaria densidad lírica (“Alasde silencio”).

La simetría del sueño obtuvo elXXIV Premio de Poesía Ciutat deBenicarló 2004, y está prologado porManuel Gahete.

J.G.G.

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Flores del tiempoJesús Munárriz

Editorial Point deLunettes,

Sevilla, 2003, 138 p.

En Flores del Tiempo de JesúsMunárriz hallamos un florilegio depoemas divididos en seis partesdesiguales en número y de variadatemática: la naturaleza, el arte, lapolítica, etc. En las primeras seccio-nes son frecuentes los poemas quetratan la naturaleza y sus ciclos, y quese ven reflejados en poemas circu-lares. Destaca la narratividad parabosquejar anécdotas y circunstancias,y la ironía y el humor (“El ruso”), asícomo la carga de amargura, escepti-cismo, y de desilusión que impregnanpoemas como “Museo de la revolu-ción”, o “Futuro”. Todo ello en unapublicación brillante y detallista hastalo recóndito, como la paginaciónacróstica que encadena el nombre delautor, en la páginas pares, y el títulodel libro, en las impares.

J.G.G.

Kirmen UribeMientras tanto dame

la mano

Colección Visor dePoesía,

Madrid, 2004, 156 p.

Kirmen Uribe (Ondarroa,Vizcaya, 1970) se ha convertido enuno de los poetas vascos de mayorproyección a raíz de Mientras tantodame la mano, publicado por Visor enuna edición bilingüe a cargo del autor,Gerardo Markuleta y Ana Arregi.Esta obra ha sido traducida también alfrancés por la editorial Le CastorAstral, y algunos poemas al inglés endiversas publicaciones norteameri-canas.

Mientras tanto dame la mano esun libro de poemas que, entre otrostemas como el amor, el cuerpo o laenfermedad, trata sobre la fuerza de-vastadora del tiempo, y de cómo elpoeta puede enfrentarse a él desde sucapacidad de recuperar en el presenteelementos y sensaciones del pasado(“El río”). Destaca también lavocación universalista del poeta, quebusca abrirse al otro, y colocarse ensu lugar. En su poética (“No se puededecir”) señala la limitación dellenguaje, y él, desde una línea clara,figurativa, y posmoderna busca unasalida.

J.G.G.

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El legado de arcillaManuel Gahete

Colección Ánfora NovaRute, 2004, 72 p.

El amor es el tema fundamentaldel poemario El legado de arcilla,pero aparece abordado desde distintosregistros de forma muy armónica:desde el poema visual en la sección“Simulacrum” (por primera vez en latrayectoria de Manuel Gahete, y enlos que destaca especialmente lamusicalidad: “el beso con que osa / lavida / espolearnos / sin rozarnos ape-nas”), al verso libre, o al soneto enendecasílabos y alejandrinos espe-cialmente en “Sonetos carnales”.También el amor se contempla desdediversos puntos de vista: se desacra-liza, se contempla el desamor (“Unrastro de carmín”), se acentúa el ero-tismo, ya sea con el predominio deldeseo carnal (“Apódosis”), ya seadesde la ironía y el escepticismo(“Materia y forma”). El poemarioviene precedido del soneto prologal,programático, y metapoético “Oficiode escribir”.

El legado de arcilla de ManuelGahete obtuvo el Premio Nacional dePoesía “Mariana Roldán” 2003.

J.G.G.

Los heridos gravesJulieta Valero

DVD poesía, Madrid, 2005, 104 p.

Julieta Valero (Madrid, 1971)asienta su voz poética con Los heri-dos graves, que obtuvo el IV Premiode Poesía Joven “Radio 3”. Este poe-mario, dividido en dos partes, desa-rrolla temas como las heridas delamor, los conflictos del deseo, elcuerpo de la mujer, el desgaste y larutina amorosa (“Canción de los quehan puesto casa”), los límites del yo ysu relación con los demás (con versoscomo: “Bendito este insomnio quedicen yo”), la enfermedad, la concien-cia del envejecimiento... En JulietaValero encontramos una singularexploración de la sintaxis, y de lasemántica, y la construcción de unlibro que comienza con versículos,llega incluso al poema en prosa (“Labruja de Pïssendorf”), y acaba en lasegunda parte (“Sobreponerse”) conversos libres.

J.G.G.

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Antología poéticaFrancisco Mena

Cantero

Excmo. Ateneo de Sevilla. Sevilla, 2005, 222 p.

Esta Antología poética deFrancisco Mena Cantero (CiudadReal, 1934) recoge poemas de losveinte libros que hasta el momento hapublicado. El recorrido a lo largo desu obra comienza en 1972 con Aún noha llegado ayer, y alcanza hasta suúltimo poemario Esta fe que nos lleva(2002), con una trayectoria llena depremios de significativa importancia -como Ricardo Molina, FranciscoQuevedo, o Fernando Rielo de PoesíaMística concedido a su último poe-mario- que vienen a demostrar elvalor y la constancia de su palabra através del tiempo.

Además de estar ligado a lapoesía como creador, codirige junto aVíctor Jiménez la Colección Ángaro.

D.V.

Vivir en vísperaOnofre Rojano

Colección Telira, Aranda del Duero, 2005,

68 p.

En Vivir en Víspera, XIII Premiode Poesía “Villa de Aranda”, OnofreRojano (Sevilla, 1943) ordena suspoemas en torno a dos ejes: el pre-sente y la memoria. El primer eje noslleva al tópico del carpe diem, dondeel poeta es conciente de la fragilidaddel presente, y por eso “A partir deeste hoy, / hay que vivir al límite elinstante”. Los años se reflejan como“la soledad que deja lo vivido”, sien-do entonces cuando aparece la memo-ria como vía a través de la cual recu-perar aquello que falta en el presente.Esta idea llega a trasladarse al propiolenguaje poético, donde el no decir secorresponde con todo lo que se haperdido.

Pero, contrariamente a lo quepudiese parecer a primera vista, eseste el poemario vitalista de quienespera aún algo de la vida: “Estaimposible historia que buscamos”.

D.V.

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AlimañasBuly y Daniel

Lebrato

El Sobre Hilado, Sevilla, 2001 y 2005, 16 p.

En siete décimas métricas,Daniel Lebrato (Sevilla, 1954) ilustralas Alimañas, serie de óleos, bestiariopictórico de Aurelio Díaz Trillo, Buly(Huelva, 1952). La primera décimafunciona como introducción. En lasseis restantes, en verso blanco, elpoeta nos habla de cada particular ali-maña de Buly (Gallo, Perro, Toro)con humor, con ironía, con juegos depalabras, adoptando poco a poco unavisión crítica hasta llegar a Espeto,revisión descarnada y desmitificadorade la historia de España: “gris corba-ta, / radiografía estricta, / que tecomo, Caín”.

Alimañas es un libro donde lasfronteras entre poesía y pintura seconfunden. Un libro nada común,imprescindible para bibliófilos, queva ya por su tercera reimpresión.

D.V.

Mar de PragaJ. L. García Herrera

Col. Julio Nombela,Asociación de Escritores y

Artistas Españoles,Madrid, 2005, 68 p.

José Luis García Herrera(Barcelona, 1964) sigue consolidandosu trayectoria poética con este poema-rio, Mar de Praga, ganador del XVIPremio de Poesía “Blas de Otero”2004 de Majadahonda. A lo largo deél, asistimos a un viaje por la ciudadde Praga tras los ojos de un poeta quese detiene no sólo ante los edificios, lasiglesias, los puentes, las esculturas...,a menudo con espléndidas me-toni-mias: “...el roce lento / de la mano queacuña la cordillera del vacío”, sinotambién ante el frío, la noche, o elamanecer: “La Ciudad Vieja retira losandamios de escarcha”; y el tributo aKafka, “El callejón de oro”, y V.Holan “El cuarto de Holan”. Este re-corrido por la ciudad es paralelo al via-je interior del poeta (“Siempre andamosbuscando aquello que no somos”),que tiene a la lluvia por continuacompañera en este Mar de Praga.

J.G.G.

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Víspera de ayerJuan Salido Vico

Editorial Pre-TextosValencia, 2005, 64 p.

Juan Salido Vico (Badalona, 1975)ganó el Premio de poesía “Arciprestede Hita” con Víspera de ayer. En laprimera parte de este libro encontra-mos, a través de un lenguaje meta-poético, una reflexión sobre el límiteentre lo que somos y lo que oculta-mos: “la máscara / deforme que losdioses / robaron a los hombres”. Lapalabra deja constancia del rastroimborrable del dolor, de la inconsis-tencia de la realidad, de la ausencia dela amada, y queda simbolizada en unespejo donde recrear lo que ya no es(“Matinal”). Pero en el poema “Pa-limpsesto”, que abre la segunda parte,se introduce el tema clave del poema-rio: la vida que permanece dentro deun tiempo sin tiempo, donde principioy fin son lo mismo y nada ofrece sali-da. La escritura se convierte en unamanera de salvarse frente al transcu-rrir estéril de los días. No en vano latercera sección se titula “Presente per-petuo”, compuesta en su totalidad porpoemas en prosa dotados de un granritmo que atestiguan el estancamientode la existencia. En “Interior”, el últimopoema, el paisaje, que se ha ido modi-ficando poco a poco, termina por con-trastar con ese “infinito instante”, ce-rrando el libro con una desolación quelo envuelve todo, haciendo inútiles todaslas palabras.

D.V. 24

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¿Podríamos aprender a hacer el amor... leyendo a Horacio?

¿Es posible? ¿No es posible?¿Cómo es posible?

Hay que admitir que las confi-dencias que nos hacen sus poemassobre su desastrosa vida sentimentalno dan para concebir grandes espe-ranzas. Soltería, amores frustrados,amores meretricios, triángulos amo-rosos, sexo sin amor, y... vuelta aempezar.

Además, quienes hayan leídoa fondo el Cantar de los Cantares, aSafo, a Diotima o la fábula de Cupidoy Psique, podrían tener aún másdudas de que quede algo que el lúcidopero angustiado Horacio pueda apor-tar, porque en ellos se contiene granparte de la sabiduría amorosa que lahumanidad ha...

Iba a decir “ha heredado”, perotal vez debo decir que en Safo,Sócrates-Platón, Apuleyo y elCanticus Canticorum se contieneninmensos tesoros de sabiduría amoro-sa que la humanidad, casi por com-pleto, ha olvidado.

Pero escuchemos ya a nuestroposible maestro de hoy, al granHoracio: releamos su Oda a Venus (I,30), y no permitamos que él mismo,pocos poemas después, pregonandosus calabazas (I, 33), consiga robar-nos su deliciosa magia:

O Venus regina Cnidi Paphique,sperne dilectam Cypron et uocantisture te multo Glycerae decoram

transfer in aedem.

Feruidus tecum puer et solutis Gratiae zonis properentque Nymphaeet parum comis sine te Iuuentas

Mercuriusque.

0h Venus, reina de Gnido y de Pafos, desprecia tu querida Chipre y trasládateal hermoso templo de Glícera, que te llama

con mucho incienso.

Tu férvido niño y las Gracias, con sus[ceñidores

sueltos, se apresuren contigo, y las Ninfas,y la Juventud, sin ti poco amable,

y Mercurio.

He leído y releído esta plegariamuchas veces, siempre cautivada porsu belleza sencilla y algo melancólica(leída en su estrofa sáfica), pero con-fieso que sin acabar de entender afondo nada más que la canción en sí,sin sentir lo que podría tener de ora-ción real: viva, ferviente y sabia.

Pero un día (“no recuerdo si medolía la cabeza, o tal vez estaba ena-morada”) creí entenderla así: “Venus,reina del corazón de los hombres,reina también del de los dioses, aban-dona tus inmensos y abstractos domi-nios de Gnido, Pafos y Chipre yacude al pequeño y concreto templo

Cementerio de buques

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(la casa) de mi amada Dulce(Glícera). Llena su casa de ti, llena sucasa de amor (Amor). Porque miamada me llama a una cita. Y ella tereza con mucho incienso para que lacita sea de verdadero, de sublimeAmor, como te rezo yo también(Horacio, con este poema). Haz quepodamos gozar juntos de lo más divi-no o sublime de la vida, de ti. Por ello,a nuestra cita, acuda contigo el Deseo(Cupido), las Gracias o diosas delatractivo y desnudez femeninos (ceñi-dores sueltos), las Ninfas o jóvenesdiosas de la hermosura natural (sobre-natural); acuda contigo también laJuventud, que tanto necesita delAmor (y viceversa). Y no olvidemosa Mercurio, el ángel de Dios (Júpiter),el dios de la palabra, de la persuasión;y el psicopompo: el dios que un díaconducirá nuestras almas al Más Allá,pero aún no (¡gocemos!). Él, que nonos ha llevado todavía, permita esteamor, y lo bendiga”.

Desde entonces, desde que creíentender así esta bella plegaria, tam-poco yo puedo pedir ya menos a unacita del purpureus Amor, de “Amoralado y dorado”.

ANA PÉREZ VEGA

Colofón

Hace algunas fechas, Ana tuvo laamabilidad de enviarme su interpreta-ción de la Oda a Venus de Horacioantes de su publicación. Mi primera

reacción, tras una primera lectura, fuealejarme del texto buscando en dife-rentes manuales y ediciones críticasdatos del autor y de su obra a fin derecopilar algún material que me faci-litara su comprensión. Me equivoqué.La “deliciosa magia” a la que aludeAna de esta bella plegaria horacianaestaba mucho más próxima: en suspropios versos. Y así, una vez apre-hendido el significado íntimo queHoracio invocaba con su rezo, elsiguiente propósito fue procurar unmayor acercamiento al texto conci-liándolo con la formación cristianaque he recibido, pretendiendo conello atenuar la brecha cultural de dosmil años en los mismos términos enque ella suele intentarlo. Desde esaspremisas concluí que era posiblehacer una relectura de la Oda toman-do como referencia la oración cristia-na del Avemaría para integrar en ellatanto la plegaria horaciana como lainterpretación que de la misma habíarealizado Ana, resultando una especiede “Ave-Afrodita” (o “Ave(nus)maría”)del siguiente tenor: “Ave, Venus,llena eres de gratias; Cupido, lasNinfas y la Juventud estén contigo,bendita tú eres, reina del corazón detodos los hombres y mujeres, y bendi-to es el fruto de tu vientre, el Amor.Ave, Venus, madre de la belleza y delos placeres, ruega por nosotros losamantes, ahora, antes de queMercurio se lleve nuestras almas, y enla hora de nuestra cita amorosa(amén)”.

FERNANDO LUNA FERNÁNDEZ

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