revista pedalea #23

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REVISTA Lívia Araújo en Editorial Publicación Mensual :: www.revistapedalea.com Año 2 :: Nº 23 :: Abril 2016 Victor Rojas PEDALEA VolBi Bicicletas con espíritu, diseñadas con libertad Pablo Lara: “Queremos un Mapocho para todo el año”

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Ya está, Ya apareció Revista Pedalea edición de Abril de 2016. En este número: YoVivoMapocho 2016, FMB5 y el futuro de las organizaciones ciclistas, VolBi, Danae Leyton y mucho mas.

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R E V I S T A

Lívia Araújoen Editorial

Publicación Mensual :: www.revistapedalea.com Año 2 :: Nº 23 :: Abril 2016

Vic

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PEDALEA

VolBiBicicletas con espíritu, diseñadas con libertad

Pablo Lara:“Queremos un Mapocho para todo el año”

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Editor ial

Actual idad

Mi pr imera bicicleta

Vivencial

Portafol io

El Tal ler

Emprendencleta

Urbano

Libros

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Revista digital sobre ciclismo urbano, de edición mensual.

Fomentamos el uso de la bicicleta como medio de transporte l impio, saludable y moderno.

Abordamos temas relacionados al mundo de la bicicleta con un enfoque periodístico,

como también tendencias y cultura. Directora:

Myriam Salazar

Textos: Michell Raposo

Mauricio CampbellItzvan

Victor Rojas Myriam Salazar

Colaboración especial de

Lívia Araújo

Fotografías: Angel Fernández

Víctor Rojas Myriam Salazar

Portafolio: Danae Leyton

Diseño y Diagramación: LME Límitada

Ventas: Victor Rojas

[email protected]+ 56 9 78528444

Contacto: [email protected]

+ 56 9 57143245

@revistapedalea revista pedalea

Revista Pedalea es una publicación independiente, editada por La Máquina Editores Limitada. Revista Pedalea no se responsabiliza por las opiniones de sus colabora-dores. Todos los derechos reservados. Las imágenes publicadas en este sitio no pueden ser reproducidas por ningún medio sin autorización.

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En febrero de 2016, se cumplieron 5 años de un acontecimiento trágico en la ciudad de Porto Alegre. El día 25 de febrero de 2011, un grupo de 150 ciclistas participaba de la Massa Crítica Local. Yo estaba ahí. Hacia un poco más de un año que nosotros los ciclistas nos reuníamos mensualmente en las calles y; en los últimos meses; el crecimiento de participantes era constante y sólido. Infelizmente ya estába-mos acostumbrados a manifestaciones explícitas de hostilidad por parte de quien se resistía a dividir el espacio con otros ciudadanos que no optamos por el automóvil.

Aquellos que frecuentaban acostumbraban a hablar con los conductores para calmar los ánimos. En ese día, sin embargo, un funcionario bancario que dirigía un automóvil deportivo con su hijo como pasa-jero, no aceptó el diálogo y; en un climax de odio, aceleró contra los ciclistas, alcanzando directamente alrededor de 20 de ellos, para luego darse a la fuga. Por suerte, no hubo víctimas fatales. Las imágenes de ese accidente –que no fue un accidente, ya que fue un intento de homicidio deliberado- impactaron al mundo. Cinco años después el criminal aún espera su juico en libertad.

Es importante siempre recordar esta historia, no porque ella fue el origen de lo que un año después, en 2012, se transformó en el Foro Mundial de la Bicicleta, que América Latina ganó y que este año se realiza en Santiago de Chile. Esta historia es importante para recordarnos que las presiones y acciones de los cicloactivistas del mundo entero, y en especial de América Latina, son realizadas a partir de historias reales.

El Foro Mundial de la Bicicleta puede dar más energía humana al poder de los ciudadanos

EDITORIAL

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Son una forma de pedir el fin de la violencia y por la adopción de una planificación urbana que priorice a las personas y la ocupación humana de la ciudad por todos sus ciudadanos, independientemente de grupo étnico o poder económico. Yo no me volví ciclo activista por pensar que en Brasil o América Lati-na, debiéramos hacer como los daneses u holandeses.

Lo hice porque, diariamente, las reacciones en contra de mi opción personal de transporte eran vio-lentas y colocaban mi vida en riesgo y la convertían en algo insignificante en el contexto de la ciudad. Ninguna vida es insignificante. Como decimos entre los movimientos de ciclista en Brasil, “su prisa no vale una vida”.

Haber estado en Santiago en febrero, para el evento pre-Foro – ¡que fue mágico y muy bien organizado! – fue para mí una confirmación de lo que de hecho origina y motiva las políticas de transporte sustenta-ble: las necesidades reales de transporte de las personas y como estas reaccionan a la falta de opción y de acción del poder público.

Parece haber muchas mas personas necesitando de una infraestructura para pedalear con seguridad y comodidad que las ciclovías existentes (aunque nosotros de Porto Alegre quedaríamos felices con al menos un tercio de la infraestructura que ya existe en Santiago) y, más que eso, existe una cultura ciclís-tica pulsante en la ocupación del espacio público, que inclusive mueve la economía local de una manera dinámica. Una tienda de bicicletas en un mall me parece una prueba concreta de la cultura ciclística ya fue apropiada por el status quo capitalista. Así necesitamos ir más allá que eso y actuar de una manera más democrática e inclusiva, hay una parte de la población para quienes esta presencia naturaliza a la bicicleta, y eso también es importante.

Me parece que un próximo paso en Chile, que sería productivo y daría más fuerza aún a la demanda de ciudades más sustentables, sería unificar los numerosos colectivos y asociaciones locales de ciclistas en una red de acción constante – y creo que, ahora, el Foro Mundial de la Bicicleta 2016, da la oportu-nidad de que eso se lleve a la práctica. Cada uno con sus características – sea con fuerza de acción directa y un perfil horizontal o sean aquellas con una experiencia más profesional y ya sustentables financieramente.

Finalmente unas complementan a las otras, siempre con la idea de que es la energía humana la que alimenta el poder ciudadano.

Por Lívia Araújo, Organizadora del primer FMB en Porto Alegre,

miembro de Mobicidade y Periodista

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ACTUALIDAD

Y después del Foro Mundial de la Bicicleta ¿qué?

Por Michelle Raposo

Cientos de ciclistas chilenos y extranjeros se tomaron las calles de la capital para asistir a las distintas actividades que la quinta versión del Foro Mundial de la Bicicleta organizó en las comunas de San-tiago, Maipú, Independencia y El Bosque. A un día del cierre de las actividades, y aprovechando el impulso del evento, preguntamos qué se viene a futuro después de este acontecimiento.

En la opinión de Arturo Torres, coordinador general del FMB5, “la consolidación del movimiento ciclís-tico como una estructura orgánica eficiente y clara, que tiende a la asociación gremial”, es uno de los primeros efectos del Foro. Lo segundo es que, “justamente con esa estructura consolidada, se pueda hacerle seguimiento a todos los planteamientos que se hicieron en términos de modificación de políti-cas públicas”, agrega.

Por último concluye Torres, permite “impulsar proyectos de transformación concreta de la ciudad a partir de la capacidad que se adquirió de postular a fondos y también de funcionar políticamente en términos de poder conversar directamente con las autoridades y establecer procesos de negociación”.

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En la opinión de Pablo Lara, director ejecutivo de Pedaleable, “en años esto se puede transformar en uno de los hitos más importantes de reunión de agrupaciones y organizaciones vinculadas al mundo de la movilidad”.

“El objetivo del Foro fue instalar estos temas básicamente. Nosotros lo que queremos es instalar nues-tro proyecto de Mapocho Pedaleable y ocupamos la vitrina del Foro porque entendemos que es el acto de congregación más importante vinculado a la bicicleta que existe en este momento”, continúa Lara.

Una mirada más crítica tiene César Garrido, activista del ciclismo urbano. “El Foro genera más ex-pectativa que la que va a cumplir que es lo que se ha visto en otras ciudades del mundo donde se ha realizado. Es un evento entretenido, pero grandes cambios no produce y no va a haber ningún gran cambio en mejores ofertas de las autoridades que participen en el seminario comparadas con lo que tenemos al día de hoy”.

Un aspecto que Garrido echó de menos fue la nula presencia de la empresa privada que sí estuvo presente en el foro anterior realizado en Colombia. “En el tema de la movilidad, para bien o para mal, es bueno tener metida a la empresa, ya sea porque hay buenas experiencias porque hacen bien las cosas o para aprender en el caso contrario”, agrega.

Pablo Lara, Pedaleable

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Eso sí agrega, “lo rescatable de este foro tiene que ver con que se están incorporando e integrando en las dinámicas de discusión un montón de agrupa-ciones que antes no habían ni conversado entre ellas. Aunque en el proceso también se van generando roces y siempre terminamos participando los mismos de siempre”.

Mapocho para todo el añoUna de las actividades trans-versales que estuvo disponible para todos los ciclistas durante todos los días del Foro fue la apertura de 2,7 kilómetros de rivera del río Mapocho, entre los puentes de Abasto y Huelén gracias a las gestiones que hicieron por parte de “Yo Vivo Mapocho”.

“Lo que demostramos ahora es que con un poco de gestión y buena voluntad se logran cosas importantes. Resolver el tema del mejoramiento de la pista para unir Santiago y Providen-cia a través del río de manera continua es un hito en la ciudad y abrirlo a la comunidad por una semana también”, comenta Pablo Lara.

A futuro el director ejecutivo de Pedaleable espera que esto “fuera permanente y más rápi-do de lo que ha sido y que en el fondo la gente se empezara a apropiar de este espacio y empezara a surgir la demanda natural por ingresar al río que ya es un espacio seguro, poniendo los resguardos de seguridad que se ameritan cuando sean necesarios”.

César Garrido

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Replicando la formula

Diferentes charlas y exposiciones se vivieron durante los seis días que duró el Foro tratando como temas principales las Políticas Públicas desde la Ciudadanía, Energía Humana, Equidad Social y Poder Ciudadano, con personajes internacionales como el activista Chris Carlsson creador del movimiento de masa crítica y el inventor de la mountainbike Gary Fisher, entre otros.

Uno de las visitas destacadas para Arturo Torres fue la venida de Andreas Røhl, socio de Gehl Architects experto en la creación de sistemas de transporte urbano eficientes y ha estado involucrado en la transformación de Copenhague y Nueva York, marcando “la nueva lógica de generación de ciudad bajo el concepto que ellos llaman de escala humana”.

¿Cómo se puede aplicar esa experiencia en una realidad como la chilena?

“La gracia de lo que desarrollaron en Dinamarca es que se generó un método de medición cualitativa y cuantitativa que permite demostrar en términos numéricos que en el fondo lo que mejora es la calidad de vida a partir de estas acciones y del fomento de los sistemas no motorizados. Una discusión dura con los ingenieros que en Chile siempre tienen mucho poder técnico. En ese sentido, generaron un montón de instrumentos para poder discutir y demostrar que lo que se está haciendo es lo correcto, no solo con las variables de aumento de la velocidad de viaje o número de automóviles, sino que con otros indicadores complementarios que resultan ser mucho más importantes”

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MI PRIMERA BICICLETA

Daniela Suau:ciclista urbana y voluntaria 5° Foro Mundial de la Bicicleta

Por Myriam SalazarFotos: Victor Rojas

Como niña y adolescente criada en Caracas, Venezuela, la mayo-ría de sus recuerdos de infancia, se remiten a su país natal y a la ciudad que la vio crecer y formó su personalidad. “Desde peque-ña he sido fanática de los anima-les, en especial, de los perros; por lo que siempre me recuerdo de niña rodeada de perros y los sigo amando hasta el día de hoy. Tengo dos perritas: Umita y Chi-rimoya, son mi vida”.

-¿Cómo fue tu primera bicicleta y en qué situación la recibiste?Aprendí a andar en bicicleta en-tre los 7 y 8 años, en Venezue-la; en la bicicleta de mi hermano mayor, Claudio. Era una bici sin cambios, de color verde oliva y el marco era muy masculino y gran-de para mí, entonces como siem-pre me caía –porque era muy alta para mí-, mis padres deci-dieron hacer un esfuerzo econó-mico importante en ahorrar para comprarme una bicicleta para mi estatura.

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Recibir mi primera bicicleta, fue el momento más mágico que he vivido. La bici que me regalaron la había visto durante meses, como una joya cara en el escaparate más preciado de un centro comercial llamado Plaza Las Américas en Caracas y de pronto estaba en el salón de mi casa, envuelta en papel de regalo. Sabía que mis papás no tenían dinero para obtenerla, así que la valoraba aún más. Era una Mountain Bike, aro 24, color azul nevado, o sea, era principalmente azul marino, pero hacia los extremos iba mutando hacia el blanco. Era la bicicleta más linda del mundo.

-¿Por qué pedaleas?Porque me da la libertad de movilizarme a mi ritmo, a mis tiempos y dependo sólo de mí misma para todo lo que requiero. En términos físicos concretos, mi estado anímico mejora considerablemente cuan-do ando en bicicleta. De hecho, toda vez que estoy estresada, triste o enojada, saco mi bici y pedaleo a la hora que sea, hasta que vuelvo a mi estado de paz interior. Además, desde que la uso como medio de transporte en la ciudad, tengo mejor capacidad respiratoria, mayor resistencia física y estado de sa-lud en general.

-¿Cómo te gustaría Santiago?Me gustaría un Santiago a escala humana, donde el diseño de la planificación territorial y la gestión urbana considere la experiencia de los ciudadanos, de las organizaciones de la sociedad civil y esté pensada en las personas y en su calidad de vida.

Una ciudad amable, en la que no exista la desigualdad e inequidad territorial que actualmente pade-cemos en Santiago, con paraderos de transporte público y estaciones de metro que decrecen en su calidad conforme uno se aleja del centro de la ciudad; donde las políticas de movilidad fomenten el uso del transporte público –y que éste ofrezca un servicio de calidad digno-, la peatonalidad, el uso de la bicicleta y faculten la intermodalidad.

-¿Qué es lo mejor de pedalear?Llegar feliz a todas partes cuando me transporto en bicicleta y no depender de nadie más que de mí, para ello. En palabras simples, movilizarme en bicicleta por la ciudad no tiene precio. Más cuando la bicicleta te permite conocer personas maravillosas que, al igual que una, respiran a la bicicleta como herramienta de cambio; y hasta enamorarse, como es mi caso actualmente, porque el FMB5 me permitió conocer a un ciclista extranjero maravilloso y enamorarme, pese a los más de 7.000 k que nos separan.

-¿Cuál es tu labor en el FMB5 y qué te motiva a participar?Soy directora de comunicaciones y miembro del directorio, a cargo de la coordinación general del FMB5; me motiva la colectividad, la incidencia político ciudadana que se puede impulsar desde la participación activa en las organizaciones de la sociedad civil.

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-¿Cómo crees que impacte el FMB5 a la sociedad chilena?En una forma distinta de ver y concebir la ciudad, que su diseño y sus espacios sean pensados en las personas y en su calidad de vida. Al igual que en voluntad política por parte de los tomadores de de-cisiones, comprendiendo que otro tipo de ciudades es posible y necesario, que es urgente hacernos cargo del cambio climático y dejar de fomentar los modos de transporte motorizados privados, que ne-cesitamos un transporte público de calidad y digno, que no compita por espacio en las calles, con autos que no van ocupados por más que una persona.

Estimo urgente que las autoridades, diputados y senadores de este país, entiendan que no deben seguir fomentando indiscriminadamente el uso del automóvil, que debemos reducir la velocidad máxima por-que está comprobado que la velocidad mata, que los tiempos de los semáforos no deben estar pensa-dos en los automóviles sino en las personas y que es necesario recuperar espacios para la ciudadanía, como Yo Vivo Mapocho.

Y por parte de las personas, que sepan que juntos podemos incidir en políticas públicas, con una ciuda-danía activa podemos trabajar por mejores ciudades, incluso, lograr que los medios de comunicación se den cuenta que hoy somos más los que queremos ciudades distintas y dejen de contribuir a un modelo que ya está en retirada, pese a que ellos sigan cediendo a los intereses económicos de sus avisadores –mayoritariamente automotrices-, porque juntos podemos lograr mucho más.

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VIVENCIAL

Cristian Samaniego es publicis-ta y trabajó varios años como director creativo en campañas para grandes empresas. Luego de 20 años en el medio decidió tomarse un tiempo para des-cansar y pensar como seguiría su camino.

“Trabajé en publicidad en empresas grandes en el área creativa de distintas agencias, 20 años en esa pega es para volverse loco. Hace unos 4 años atrás estaba muy cansado y decidí tomarme un año para descansar hice todo o que tenía que hacer; ordenar para poder tomarme un año y descansar y ver que otras cosas iba a hacer o si volvía al mismo tema”.

Las bicicletas siempre me han gustado, desde la época del bicicross, año 80, corría por el colegio en los interescolares. En esa época las bicis eran caras, no es como ahora que hay de todo.

“Un día simplemente las dejaron de usar.

Las con más suerte terminaron guar-dadas en una bodega, otras bajo el sol y la lluvia. Muchos no saben las joyas

que abandonaron. Muchas de ellas hechas a mano, con terminaciones

únicas y detalles que hoy es imposible de conseguir. Llegaron de todo el mun-

do: Italianas, francesas, alemanas, inglesas, americanas y también Made in Chile. Hace unos años me interesé

en ellas, me compré un par en el persa y me propuse recuperar su espíritu, no restaurarlas. Lo que sigue para abajo es el resultado de esta verdadera obse-

sión... Eso es VolBi”.

VolBi: bicicletas con espíritu, diseñadas con libertad

Por Myriam Salazar

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Cuando empezaron a aparecer bicicletas sin cambio, como las fixies, las encontré muy bonitas y busqué a alguien que pudiera hacerme una. Era puro dato de internet, llegué donde Cristóbal –Grito-bikes- cuando recién partían. Compré un marco del Nano Vera y la armé con ellos. Tenía súper claro lo que quería, en el fondo le pedí que me compraran las cosas y la armaron, después la empecé a transformar, quedó muy bonita. Seguía trabajando en publicidad y como me gustaba el tema empecé a compra partes para hacerme otras bicicletas, quería una más jugada con piñón fijo. Fui a comprar un marco donde Nano Vera, lo pinté y compré partes sueltas. Ahí partió el cuento, pero nunca tenía el tiempo para armarlas. Traje piezas de fuera más ricas, tenía más plata para comprar.

Cuando me fui de la pega tenía que ahorrar, entonces se me ocurrió juntar todo lo que tenía y no ocupaba y venderlo. Apareció esta bici, la puse en el suelo, el marco, la rueda, todo desarmado para tomarle una foto para vender las piezas y cuando voy a tomar la foto pensé que era mejor armarla y vender la bicicleta armada. La armé, quedó súper linda, me gustó. No quise venderla. Fui al persa de casualidad y me encontré con un marco antiguo, dije: y si arreglo este y armo otra, después otro y así empecé, sin querer. Tenía 3 o 4 bicicletas y me di cuenta que tenía algo entretenido. Cuando tenga 10 voy a mostrarlas.

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Por su experiencia como publicista rápido pensó en un nombre para este nuevo proyecto, hacer un logo, un sitio web, con la idea de mos-trarlo, ni siquiera pensando en dedicarse a esto. Apareció el nombre VolBi, “porque volvieron las bicis y volví yo también a entusiasmarme con algo creativo” cuenta Samaniego.

Cuando armamos la página web empecé a contar la historia de las bicicletas para darle contenido. Desde que subí el sitio tuve buena recepción. La marca se publicó en un libro de una editorial inglesa, donde hacen una selec-ción de los mejores diseños entorno al mundo de la bicicleta. Siempre he tenido buena convo-catoria. Comenzó a llegar gente y a vender y así hasta ahora.

¿Cómo te especializaste?La gracia es que sabía poco y tenía más que ver con las bicicross, que es básico. En general no sabía de estilos de bicicletas, de ahí radica la libertad de mezclar una pieza con otra. Bueno

yo no sé, me gusta como queda nomas, son diseñadas con total libertad, no están encasilladas en categorías. Empecé aprendiendo a porrazos. Recupero lo máximo que puedo de una bici vieja, todo lo que tenga valor también; a veces tienen el manubrio original, o pedales que costaron 2 lucas o un cubrecadenas que traje de afuera y cuesta 200 dólares esas son las mezclas que hago.

Me propuse armar las primeras 10 bicicletas, me demore 1 año más o menos, se vendieron súper rápido, las compramos amigos míos o gente que conozco, tengo súper claro quien las tiene. Al prin-cipio cuando uno está metiéndose en algo nuevo todo es más lento, ahora tengo el sistema bastante armado. La gente que llega acá generalmente me dice, quiero ir sentado cómodo, que tenga frenos torpedo y de tal color, pero velo tú y eso me ha funcionado bien porque me encanta. Me largo a hacer la bici y la mayoría de las veces no tiene ni la mitad de lo que me pidieron y cuando llegan a buscarla les encanta. Por eso siempre hay una conversación previa, vienen tomamos un café , me cuentan algu-nas cosas etc, eso sí respeto cosas básicas como la comodidad para el cliente.

Mis clientes son gente relacionada al diseño, al arte, arquitectos. Gente que valora el diseño. Mis bicis no son vintage ni retro, el proyecto es mucho más moderno de lo que se ve, en términos de concepto. Reciclo, restauro y rediseño. Cuando viajo llevo fotos de mis bicis, trato de ir a todas las tiendas y café de bicicletas, las he mostrado en España por ejemplo y quedan sorprendidos con las bicis y el pro-yecto. Hay un tipo que hace algo parecido en Japón.

Éstas bicicletas son para quien quiere pasear, para disfrutar el pedaleo. Pasear en todo sentido, yo voy en ésta bici y voy a otro ritmo, calmado para todas partes, como realmente debería usarse la bicicleta. Es lo que siento, ese ritmo está en el proceso de construcción, en las piezas que elijo para cada una, el proceso es muy entretenido. Me gusta la música, el jazz clásico y algunos más modernos, en ge-neral lo típico del mundo del jazz. Las bicicletas hay que armarlas con música y toda la onda sino se desarman creo yo.

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Danae LeytonIlustradora egresada de la Escuela de Imagen y Comunicación ALPES, actualmente estudiante de Arte en la Universidad Católica de Valparaí-so; Ha participado en la exposición “Mito en penumbra” de la Bibliote-ca de Santiago y ha sido invitada a programas de Internet en los que ha hablado de sus trabajos.

Puppa, la obra, es un libro álbum que ilustra o relata las experiencias de Linda, una niña quien resulta muy obsesionada o coaccionada, de verás, con lo objetual del rol de una mujer que juega con su muñeca (siendo esta un objeto de ella, y lo objetual siendo ella una cosificación, al fin del relato), cumpliendo el rol de mujer, forzosamente. Puppa, es, así, el objeto de Linda, la cual parece ser inofensiva, pero al final del relato, como se dice, va se va exhibiendo lo nociva que llegara a ser. Así, Puppa, convierte, por oposición, a Linda en su objeto. Mediante el uso simbóli-co de las imágenes, se transmite el horror de la fantasía o pesadilla de Linda, además por la predominancia del color rosado (relacionado con lo femenino) y la narración, sin pa-labras, sino imágenes fugaces y de una cierta locura que se muestran en el relato de ilustraciones. Mediante este libro álbum, “Puppa”, pretende hacerse reflexionar sobre esto, de parte de quienes reciban la inten-ción de la autora de acuerdo a lo que desea decir, una crítica, pues, a la sobre-construcción, o a cuán bien o a cuán mal están hechos los valo-res de una mujer social. Vistas estás proporciones desde una postura crí-tica, se construye, de eso, asimismo, un modelo de feminidad de nuestra cultura cotidiana, y, por cierto, mo-derna también.

PORTAFOLIO

Por ITZVAN

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Santa Cleta: queremos que los

clientes estén a gusto y conozcan

su bicicleta

EL TALLER

Por Myriam Salazar

Nicolás Urra creció en Pro-videncia y desde chico an-daba en bicicleta por sus calles. “Vivía en General del Canto y andaba por Carlos Antúnez, tenía 8 años y sa-líamos tranquilos a la calle. Había pocos autos. Esa bici era blanca con manu-brio redondo las ruedas no tenían rayos sino que dos tapas de lata. También una tía me regaló una bicicle-ta que vi en una vitrina. Un primo me regaló una Oxford

de bicicross con ella empecé a correr. El colegio nos llevaba a todas las carreras, me iba bien saqué un par de medallas. Las copas se quedaron en el colegio” recuerda. Vivía con sus padres y abuelos en una casa grande en la misma comuna. “Mi abuelo tenía una librería en el centro, se llamaba Librería Bandera, porque estaba en esa calle. Luego con la construcción del metro tuvo que cambiar de local y se ubicó muy cerca de esta galería”.

Su padre instaló un servicio de fotocopias y anillado en esta galería. “Me quedé con el local y él se fue a otro. Seguí en el mismo rubro. Era entretenido porque entraba harta gente, el problema es que todos andan muy apurados y quieren todo de inmediato”. Seguía andando en bici. El 95´ me compré la primera mountain bike, en ese tiempo

En uno de los pasillos de la Galería Comercial Oriente en Providencia,

entre locales de antigüeda-des, peluquerías y restora-

nes está ubicado este taller de bicicletas que está en

funcionamiento desde agosto del año pasado.

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andaba harto, lo pasábamos bien. De a poco fui evolucionando con las bicicletas, corrí cross country, no me iba muy bien porque solo lo hacia el fin de semana. No podía en-trenar más porque tenía el local de fotocopias.

¿Qué otros intereses tenías?Estudié microbiología en alimentos, después análisis de sistema y me di cuenta que no servía para estudiar, me desconcentraba mucho. Estudiaba igual me iba mal. Dejé mis estudios y seguí trabajando en la librería.

El 98 empecé a correr descenso, he tenido unas 7 bicicletas, no me iba mal organiza-mos unas carreras, el “Team Cerro Abajo” pero nadie nos daba auspicio. Éramos como 20 entre medio estaba Antonio Leiva, mi hermano, estaban chicos. Troxel también esta-ba en el grupo, le pusimos ese apodo porque llegó con un casco Troxel cuando nadie conocía la marca. Arrendábamos un camión y nos íbamos a farellones y bajábamos todo el día.

Nicolás se detiene y recuerda a su amigo Troxel, yo estaba en el local de las fotocopias. Era típico que se juntaran en la noche, Roberto Mejías, Troxel y otros más.

En octubre de 2006 Alejandro Inostroza (26) más conocido como Troxel por sus amigos ciclistas, fue agredido con un bate de béisbol en la plaza Pedro de Valdivia, quedando gravemente herido. Lamentablemente y producto de las lesiones falleció.

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“Fue muy raro, nunca me iba a imaginar tanta violencia. Supimos ahí esa noche que le habían pegado a Troxel por una tontera. Mi hija estaba chiquitita, él ve-nía siempre porque éramos amigos, es-tudiaba diseño y me traía archivos para imprimir. Lo conocía desde chico, lo fui-mos a ver a la clínica, llegó mal. También estaban ahí Antonio Leiva, Roberto Me-jías. Estaba lleno, fui con mi señora y mi hija que también lo conocía, era súper alegre, es complicado para mí. Siempre lo recordamos, teníamos 22 años cuan-do lo conocimos y al igual que mi her-mano, Troxel tenía 12 años cuando llegó al grupo”, recuerda Nicolás.Con varios años en el mismo trabajo Ni-colás cambió de rubro e instaló un taller de bicicletas y tienda de accesorios en el mismo local. Para asegurar la calidad en el servicio se asoció con Leonardo del Valle, un reconocido mecánico.

Leonardo comenta: “Vengo de una fa-milia parte del ciclismo hace muchos años, mi abuelo Francisco del Valle fue el primero en hacer una bicicleta en Chile, en ese tiempo no llegaba nada al país, había que construir todo. Legaban los 3 tubos del marco y todo lo demás había que hacerlo a mano. Después si-guió mi padre Samuel del Valle, recorrió casi todo el mundo reparando bicicle-tas, era el mecánico de la selección na-cional, aprendí mirándolo a él”.

¿Cómo proyectan el taller?-Leo, ojalá ampliarnos para que sea más cómodo para el cliente y también para nosotros. Abrir otra tienda mejorando lo que tenemos ahora y que el cliente esté a gusto, enseñándole la mecánica y que sepa conocer su bicicleta.

www.santacleta.clAv. Providencia #1388,

local 7Lunes a Viernes

10:00 a 20:00 horas

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El Cicletero:un espacio diseñado especialmente para ciclistas

Por Myriam Salazar

La mitad de una antigua bicicleta cuelga de un muro, Simón Pérez dueño y creador de El Cicletero nos cuenta que la compró en el persa como casi todos los de-talles que decoran el espacio. Sillines en desuso empotrados en maderas nobles se exhiben como esculturas, macetas con hierbas aromáticas dan el toque verde justo para la comodidad de los clientes. “Toda la decora-ción la hicimos nosotros, todo lo eléctrico que también es parte de la decoración, nos ayudó un amigo en base a nuestras ideas” comenta Pérez.

Simón es educador diferencial y trabaja en un colegio con niños con necesidades especiales. “Al principio trabajaba tiempo com-pleto como educador, pero cada vez se hizo más necesario estar en el café y administrarlo porque siempre hay que estar pendien-te, como que tuviera vida propia. Me empecé a estresar así que opté por media jornada de traba-jo y mezclar ambas cosas”.

EMPRENDENCLETA

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Nació en Santiago y por el trabajo de sus padres vivió en varias ciudades de Chile. Antes de venirse a Santiago estuvo un tiempo en Viña, le gustaba porque era como Santiago pero con playa. Según sus propias palabras, se declara un “rallado” por las bicicletas.

¿Cómo llegaste al mundo de las bicicletas?He sido de bicicleta toda la vida, rallado por la bicicleta, cuando chico rallado, rallado por el mountain bike y descenso. Después tuve algunos accidentes y paré un rato. En la universidad me movía en bici-cleta y ahora que volví a Santiago la retomé, un poco por las condiciones de la ciudad. Es bonito peda-lear aquí, uno ve cosas que no ve desde arriba del auto, la micro y menos en el metro. Eso es lo que más me gusta, puedes cambiar la ruta a tu antojo. Se ven locales diferentes, te das cuenta que hay mucho local raro. La bici te permite conocer la esencia de la ciudad. Tengo más una bicicleta, si las armara todas tendría 8 , la que más uso es una fixie y todas ellas las armé yo mismo.

¿Qué te motivó a instalar la tienda y café?Con mi familia teníamos un proyecto de una cafetería hace tiempo. Con mi esposa siempre hablába-mos de esta idea. Vivimos muy cerca de aquí, un día pasamos por acá y vimos el local vacío. Nos tincó mucho y aunque lo encontrábamos chico, servía en función de los recursos que teníamos para concre-tarlo. Inicialmente la idea era solo instalar un café, Loreto mi esposa me decía “siempre andas con las bicicletas, porque no pones una tienda de bicicletas”, me gustó la idea. Todo esto fue camino al super-mercado, contactamos al dueño para arrendarlo, tomamos medidas y ese mismo día se decidió así, ahí partió todo.

Tienda de bicicletas y cafeteríaSantiago cuenta cada vez más con cafeterías de especialidad, al igual que tiendas de bicicletas y ser-vicios, pero la mezcla de ambas es lo que hace de El Cicletero un lugar especial.

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¿Qué te llevó a combinar estos elementos?Más que la onda del café y la bici es el estilo de vida urbano el que rescato y dentro de ese estilo está la cafetería súper metida y creo que la bicicleta tam-bién porque ayuda a que la vida urbana sea más grata.La cafetería cuenta con preparaciones sanas con nombres particulares como: sándwiches “Pedal Napolitano” y “Pedal Capresse”, desayunos “Pique Corto” y “Pique Largo”, café helado “Bombón Cicle-tero”y ensaladas como la “Ciclovía Pocuro”, entre otras especialidades.

Los clientes son vecinos y personas que trabajan por el barrio y más de alguno que ha llegado porque los conoció por las redes sociales.

Junto a la propuesta gastronómica está la ciclista, en su oferta permanente están Bicicletas Create, Alforjas Crespa de fabricación nacional y a futuro quieren desarrollar una línea propia de bicicletas El Cicletero.

www.elcicletero.clPedro de Valdivia #2066

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También esto pasaráMilena Busquets

Por Mauricio Campbell

“Al llegar a casa, quemaré toda la ropa que llevo hoy, está empapada de cansancio y tristeza, es irrecuperable”. Blanca sale del funeral de su madre y solo quiere deshacerse de todo. El dolor la agobia. O más bien la pena, que no es lo mismo en su caso. Sabía que llegaría este desenlace y lo es-peraba, pero enfrentarlo es otra cosa: devasta. Sobre todo si durante gran parte de su vida fueron solo las dos, peleándose y amándose.

“Que yo sepa, lo único que no da resaca y que disipa momentáneamente la muerte –también la vida– es el sexo”. No hay que engañarse: a Blanca le gustan el alcohol y las drogas, pero tras vivir 40 años prefiere el sexo. Ese momento en el que está en la cama (o en cualquier parte) con alguno de sus ex, con su actual amante o con el hombre que conoció en el funeral de su madre sin saber quién era, la anestesia. Todo se vuelve bueno. O menos malo.

“Los desesperados follamos desesperadamente”. Con una pasión distinta, con una fuerza casi agresiva. Asumen que el momento durará solo eso: minutos; con suerte un poco más. Es lo único verdadero que tienen. Lo único.

“Soy un fraude de adulto, todos mis esfuerzos por salir del patio de recreo son estrepitosos fracasos”. Blanca es juguetona y no se da cuenta de que esa característica es finalmente la que le permite superar las crisis que sue-len acompañarla. Se mete en problemas, sí, como cualquier cuarentón que no hace lo que se espera de alguien de su edad (somos muchos), como darles de cena a los hijos panqueques con manjar.

“La tristeza hace que todo pese dos toneladas”. Los sentimientos no tie-nen fecha de inicio y de final: fluctúan. Van y vienen. Principalmente los que tienen que ver con el estado de ánimo. Las penas pueden superarse incluso con ayuda química, pero esto no significa que se hayan ido. Están, permanecen y de vez en cuando rebrotan y pesan tanto como dice Blanca.“La observación, no solo el amor, nos hace dueños de las cosas, de las ci-udades que hemos visitado, de las historias que hemos vivido, de la gente, de todo”. Y de los recitales a los que hemos ido y de los libros que hemos leído y de la música que hemos escuchado y de todo lo que puede regis-trarse como experiencia. Finalmente al morir nadie se lleva las cosas que se compró. Sí se lleva lo otro: los besos que dio, los viajes que hizo, los sab-ores que disfrutó, los gritos de alegría porque su banda favorita tocó frente a uno la canción que más le gusta.

También esto pasaráMilena Busquets

Editorial Anagrama172 páginas

$ 20.000

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