revista jalea 20

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número veinte / septiembre dosmildoce. Top6: ránking de miedos irracionales. Ilustraciones de Guille, Francisco Vega y Victoria Rubio Cuento de Sara Silva San Martín. Doménico Mora, David Guerrero, Jalea Recomienda ¡y más! MANÍAS Y FOBIAS

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Magacín de Temáticas. En esta edición, Manías y Fobias.

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Page 1: Revista Jalea 20

número veinte / septiembre dosmildoce.

Top6: ránking de miedos irracionales.

Ilustraciones de Guille, Francisco Vega y Victoria RubioCuento de Sara Silva San Martín.Doménico Mora, David Guerrero, Jalea Recomienda ¡y más!

MANÍASY FOBIAS

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® Jalea es una publicación de Les Sardines. Los derechos se reservan según lo señalado en Creative Commons. Los textos son de cada uno de los autores señalados, reservándose cada uno de sus derechos. Jalea no se responsabiliza de las opiniones vertidas;Editor: David Guerrero Valenzuela.Redacción: Juan Pablo Valdés.Website: Andrés Correa Guerrero.Fotografía e imágenes: portada por Juan Pablo Valdés; página 7, 9, 14, 18 y 19 por David Guerrero; 10 por Francisco Vega; 11 por Victoria Rubio; 16 por Guille; y páginas 4, 21, 22, 23, 24, 26 y 27 encontradas a través de Google.Contacto: [email protected] | twitter.com/revistajalea | facebook.com/revistajaleawww.revistajalea.com

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Editorial: Todos tenemos Manías y Fobias. Todos.05

Aracnofobia.IlustraciónVictoria Rubio

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Fobos.AnálisisJuan Pablo Valdés

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Aracnofobia.IlustraciónFrancisco Vega

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Domingo y los tres gordos.CuentoDoménico Mora

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David Guerrero

La Siniestra VoluntadMedioensayoCerozoom

El Parisino.CuentoDani Vera

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El Loco Reboratti.CuentoSara Silva San Martín

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AutofobiaIlustraciónGuille

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24Disco, Libro, Película, Novela GráficaR. Maureira, Sara Silva, Cerozoom, Juan Pablo Valdés

Jalea Recomienda

17 Ciclo de Calumnias.Fobia al ProgresoCríticaRocknrolla Gutiérrez

18 Pyro y Megalo.IlustraciónDavid Guerrero

20 Top 6: Los miedos irracionales.RánkingAndrés Correa

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Dentro de ciertas extrapolarizaciones mentales, y sobre nuestra más insulsa humanidad, tenemos ciertos actos irracionales. Ciertos fetiches. Ciertos miedos. La presente Revista Jalea busca tratar ésto. Lo básicos que podemos llegar a ser. Los miedos irrenunciables, esas ganas locas de hacer cosas que realmente la sociedad nos recrimina por hacerla. Porque sí, todos nos reímos de alguien que le tenga un pánico exacerbado a una polilla, pero anda a que te aparezca una en la cama a medianoche, saliendo, revoloteando y chocando con todo. Los pelos se te erizan, ese instinto animal te dice que eso no está bien. Ese instinto te dice ¡corre y grita con los brazos arriba!.

Yo, por ejemplo, le tengo una fobia a las joyas. Sí. No puedo ver -ni mucho menos tocar- un anillo, un aro, una pulsera. Cualquier menudez que brille. Hasta las monedas de diez pesos me provocan ese rechazo que no puedo controlar. Y uno no le tiene ninguna explicación posible. Uno supone que cuando chico algo le pasó con eso, y que todo parte de ese trauma infantil.

Con respecto a las manías, me considero un megalomaníaco. Mi ego debe estar sobre algo. Quizás me distancio de ello porque no busco que el resto me suba el ego. Yo sólo me lo subo. Y eso puede llegar a ser muy enfermizo. Entiendo a la gente que me rodea y dice “ya empezó este David culiao”.

Son actos, formas de pensar que uno no puede controlar, y nos recuerda lo básicos e insignificantes que podemos ser. Crecer como un gigante para que llegue una chica con unos aros gigantes y volverte el más pequeño del mundo.

Señores, bienvenidos a la quizás última Revista Jalea. Nos tomaremos vacaciones.

Todos tenemos manías y fobias.

Todos.Editorial.

Por David Guerrero.

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Las personas han tenido miedo desde sus propios inicios. Quizás la más importante y palpable sea el miedo a la oscuridad: acluofobia. El miedo a la oscuridad es el mas antiguo de todos y nos recuerda una y otra vez que somos animales diurnos. Que no estamos en nuestra potencialidad en la noche y donde el aire de obsidiana nos desalienta, nos revive monstruos detrás de nuestro cuerpo o que nos apresuran a llegar a la luz lo más pronto posible. Ojala durmiendo.

Pero es también cierto que como la historia humana progresaba, no deja de asombrarnos la complejidad a la que pueden llegar los miedos. Sin duda por un desorden de la vulgar mente humana, hacia un tormento inusitado, y muchas veces inverosímiles. Hoy tenemos por ejemplo el miedo de la amaxofobia, donde el temor se traduce en una animadversión contra la conducción de vehículos. Radiofobia, miedo a la radiación donde encontramos un paralelo recién en el siglo XX, puesto que antes era desconocida. Las fobias siguen su curso, y nuevas aparecen años tras años según avanzamos tecnológica y culturalmente.

Y como no mencionar la venustrofia, el miedo a las mujeres hermosas. La situación para personas que padecen estos diagnósticos en su psique los catapulta a minuciosos ritos y procedimientos vivenciales y que no tienen más que entorpecer sus miserables vidas. Pero más allá de esto ¿tiene la sociedad alguna fobia en común? ¿Y nosotros los chilenos? Por supuesto. Tenemos después del 27/F la tremofobia, miedo a los temblores y terremotos. Muchas mujeres ya maduras padecen un miedo acérrimo a los sismos y que se traduce en la inmovilización y el desamparo que se traduce en llantos y gritos. Si queremos progresar, deberíamos temer a los ricos, a la riqueza excesiva y el temor que significa a la sociedad. A la psicología distinta e inhumana que podría llegar para personas que enajenadas podrían no estar en sus cabales.

Fobos.Análisis

Por Juan Pablo Valdés

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puertas… y lo vi todo”.

Octavio tiene sobrepeso. Y es considerado el autor intelectual de la muerte de Domingo. “Creí que el tipo era un discriminador más. Nunca imaginé que podía tener alguna especie de enfermedad. Nos juntamos con la Marcia y el Luis dos días antes. Somos los tres que más sufrimos con las burlas de Domingo”. Me miraba con pena, se veía arrepentido.

“Era sábado. Lo seguimos de lejos. Cuando lo vimos entrar al edificio aceleramos. Lo vimos apretar el botón del ascensor y esperarlo. Se abrieron las puertas y corrimos. Lo empujamos dentro del ascensor. El no alcanzó a gritar y nos metimos los tres, apretando a Domingo. No te burlarás más de nosotros, conchatumadre, le dijo Marcia. Domingo nos miraba con los ojos muy abiertos, estaba aterrado. Lo apretábamos bien fuerte y noté que algo no andaba bien. De verdad queríamos sólo asustarlo, pero Domingo no estaba soportándolo. No respiraba, y apenas alcanzaba a hacer un hilo de grito, muy débil. Nunca olvidaré cómo abría la boca, nunca olvidaré esa mirada de terror. Marcia disfrutaba verlo sufrir, pero Luis y yo empezamos a arrepentirnos. Fueron diez pisos terribles. El ascensor avanzaba cada vez más lento. Yo sólo peso 120 kilos. Imagínate tres gordos aplastando a un flaco en ese espacio reducido. De verdad intenté detener el ascensor, pero no podía voltear para apretar el botón. Cuando llegamos al piso diez se abrieron las puertas. ¡Ahora déjanos vivir en paz, conchatumadre! le gritó Marcia, que no notó que Domingo estaba muerto, que fuimos nosotros los que no los dejamos ni siquiera vivir”.

Era sábado cuando Domingo murió. La crisis de pánico le pasó la cuenta. “Su vida era un caos, si ya ni salía de su casa”, señalaba su mamá, Agustina. Porque a pesar de la inteligencia y de su envidiable estado físico atlético, sus ánimos se caldeaban muy a menudo. Su fobia a las personas obesas lo convertían en un verdadero monstruo. No hablaba. Miraba con odio. O por el contrario, ofendía. Les lanzaba cosas en las barrigas, riéndose de cómo rebotaban. Hacía chistes crueles.

“Creo que Domingo tenía una enfermedad. Él no era racista ni xenofóbico ni homofóbico. Lo que quiero decir, es que no odiaba a la gente con sobrepeso por políticas extremistas o por connotaciones sociales. Una vez me dijo que lo que el sentía era un asco que de verdad no podía controlar. Y que realmente lo hacía sentir mal. A lo mejor es un trauma infantil, ¿no?”. Me preguntaba Julio, su quizás único amigo, pues lo defendía como podía. Siempre.

Era sábado cuando Domingo murió, en medio de lo que suponía su peor pesadilla. “Lo que nunca nadie llegó a suponer, es que toda esa gente con sobrepeso que vivió las burlas de Domingo estaba organizándose en un gran escarmiento”. Julio, con el ceño fruncido, bajando la vista. “Yo esperaba a Domingo en el piso diez, afuera de su departamento. Él estaba comprando en el supermercado. Habíamos hablado y me dijo que lo esperara ahí. Tardó más de los cinco minutos que me dijo que demoraría. Empezó una sonajera que venía desde el ascensor, que se acercaba más lento de lo común. Hasta que llegó. Se abrieron las

Domingo y los tres gordos.

Cuento Por Doménico Mora

Cacomorfobia. Fobia a los gordos.

Cacomorfobia. Fobia a los gordos.

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Aracnofobia.Ilustración

Por Francisco Vega

Aracnofobia. Fobia a las Arañas.

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Aracnofobia.Ilustración

Por Victoria Rubio 11

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Aquello que arremete con nuestra comodidad, eso que nos inquieta hacia la tensión del vacío. Y donde la estabilidad del conocimiento se desvanece. Algo sin un claro origen nos sacude y empuja nuestro cálido estado de comodidad, para desplazarnos a una experiencia desconcertante. El miedo ya no solo se articula de lo desconocido, sino que se alimenta de lo habitual, de lo que nuestro inconsciente interpela diariamente con su cómplice silencio, sobre lo que negamos, contenemos y no exploramos, se instala una expansión de la emoción. Y como el dolor se agrieta en sufrimiento, el miedo se vuelve fobia.

De algún modo, habría que hacerse cargo de ciertas nociones del miedo, para buscar en ello sus trampas y posibles discursos elementales en la vida contemporánea. Con esto podríamos preguntarnos por su inmediata posibilidad. ¿Cómo lo percibimos? con ello, me acerco a una postura biológica, física y cognitiva, que puede entenderlo como una emoción dispuesta para el estado de alerta. Una emoción reactiva dispuesta a los preparativos de la supervivencia. Sin ir más allá, preferiría considerar la posición cultural que ésta emoción, con su naturaleza civilizatoria, constituye los diferentes campos de la vida. Introducido para el ejercicio del poder, ya sea como castigo o como algún mecanismo de evasión. Se puede concebir como un contenido moralizante. El miedo no contiene un fin en si mismo, sino que esconde en su desconcierto un método correctivo de disciplina. Es en parte un modo de negación, que se busca evitar, donde ya no se sobrevive con la ayuda de esta emoción. Más

bien se vive en un contenido flujo de presiones y suspensiones emocionales. Se constituye de alguna manera un miedo a la experiencia no mercantilizada, un miedo a la exposición sensitiva, a sentir más allá de los productos culturales de consumo. Lo que podría entenderse como una especia de fobia social. La misma que instala la frialdad en las redes de transporte, allí donde los cuerpos están mas cercas que en cualquier otro lado y sin embargo se abstraen en dispositivos enajenadores. De esta manera el miedo se normaliza en todo ámbito de vida, de la crianza y su uso limitante. Pues cuando la autoridad paterna no basta con su instrucción, se constituyen seres ficcionales para la domesticación del infante. Para que mencionar el caso de la religión o la constricción de la ley.

Paralelamente, los discursos utilizan el campo de lo desconocido para valerse en una posición estable, desde la fe o con la razón, se producen modelos de conducta, estableciendo códigos, símbolos y valores que forman parte de las prácticas moralizantes de la vida. Su tensión radica en nuestra ignorancia, es lo incomodo, lo desconocido, un terreno poco comprendido por nosotros. Se hace necesario explorar lo desconocido, aquel terreno baldío de la experiencia, donde incluso el silencio es capaz de abrir las heridas a estos cuerpos sedados. Por sobre todo esta posibilidad, puesta en toda libertad, de explorar, de sentir y de exponernos hacia lo que nos hemos privado por tantas vidas. Detengo las palabras y me inclino hacia lo extraño, en lo que empuja la vida, hacia esas raíces inconclusas del miedo.

La Siniestra Voluntad.Medioensayo

Por Cerozoom

Fobia. Desde el miedo irracional.

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Miranda nunca supo en que momento Reboratti se había vuelto loco. “Antes no era así, chiquillas. Era tan piola. Un niño lindo, pintoresco, con un libro en sus manos y audífonos en sus orejas”, les decía la Miri a sus amigas.

Ahí lo conoció Miranda, en su mejor momento. Solía secuestrar toda su atención y de ahí no se la devolvía hasta que se le perdiera de vista.Le gustaba verlo leer. Aunque más que eso le gustaba su perfil inclinado hacia las hojas y el aire de apacibilidad que lo envolvía.

“Cuando estoy solo, no debo demostrarle nada a nadie. No debo ser inteligente. El desapego da libertad”

Nunca supo en que momento tuvo la maldita idea de hablarle, no pensó en ninguna forma que se podría coartar una de las historias más lindas que había creado en su cabeza.

“Mi cuerpo quedó con otra persona adentro y ese otro personaje no reconocía a nadie, no tenía nombre, no sabía nada de mí. No tocaba guitarra y hablaba distinto”

Reboratti asesinó con placer cada una de las ideas que Miranda se había armado de él y disfrutaba estos crímenes acostado leyendo a Charles Dickens. Pero muy a su pesar la Miri no podía dejar de prestarle un poco de su atención. Algo de él siempre le atraía.

“Entrenamiento autógeno; una forma de meditación y autohipnosis”

Luego de dos años de conversaciones extraviadas de la realidad con Miranda y mientras se confundía de personalidad con Ebenezer Scrooge, Reboratti pensó en ella y aunque no le atraía ni un carajo se dio cuenta que a fin de cuentas era la única que le prestaba atención cuando la ansiedad no la paraba ni con pastillas.

“Voy a tocar en un Club Nocturno, Miranda, si quieres vas”

Pero para entonces, la Miri, ya había pasado a otro ciclo. Siempre miró con mucho miedo a Reboratti (Los delirios constantes le hacían tenerle más que respeto) pero ahora el enfoque era distinto. Pasó del amor a la curiosidad y veía como en su película el protagonista de antes ahora perdía su libreto.

“Tan loco no estoy, Miranda. El psiquiatra me dio el alta la semana pasada y yo le creí”

El Loco Reboratti.Cuento

Por Sara Silva San Martín

Antropofobia. Miedo a la Gente.

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El Parisino.Cuento

Por Dani Vera

Agorafobia. Fobia a los tumultos de gente.

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su presentación sin recibir aplausos ni dinero. Como de costumbre, arrastró sus pies hasta la barra y pidió una caña de vino. A empujones, dos niños flautistas se abrieron paso hasta los cajones e interpretaron melodías al ritmo del baile de los muebles. Luis daba la espalda al tumulto, tanto alboroto le parecía sofocante e incluso las melodías de aquellos niños, con los que usualmente se topaba en uno que otro bar, le atormentaban. Las paredes parecían encogerse tras sus hombros.

Ensimismado en su vaso, un gato que brincó sobre sus piernas lo sobresalto. Luis le alejo con tal brusquedad que sintió lastima por la criatura. Ciertamente sentía un recelo por la especie pero no acostumbraba a golpearlos. El gato, sin ningún reproche se ubicó en la silla contigua. Quizás invadido por una especie de culpa, Luis le permitió quedarse a pesar de su aversión. Cuando el improvisado espectáculo terminó, los clientes volvieron a sus respectivas mezas y discusiones. El parisino parecía normal, y Luis bebió de su vaso aliviado.

El tipo alto del sombrero pasó cerca del músico camino a la puerta. En la salida, un joven lo detiene y le reprocha por lo que ha hecho, pero el tipo, sin dejar de sonreír, le da a entender que no comprende lo que le dice. El joven bastante irritado le propina una serie de golpes en la cara, tres seguidos que tumbaron inmediatamente al alto tipo. La gente de alrededor parecía poco interesada en lo que ocurría en uno de los rincones del local. Luis, en cambio, observaba el evento con suma atención. El sonido de cada golpe y la caída estrepitosa habían retumbado en sus oídos de forma deliciosa, cada detalle parecía importante, el cuerpo agitado del joven, el sombrero tirado a unos pasos y la sangre que lentamente comenzaba a teñir la sonrisa del tipo en el piso. El deleite de la escena produjo que Luis sudara de manera inusual y pronto sintió miedo de que alguien lo notara. Los niños, con sus bolsillos repletos de monedas, saltaron por encima del bulto en el piso y salieron por la puerta. El joven volvió a su mesa satisfecho. Aún con la sonrisa, el tipo se puso de pie recogiendo su sombrero. De su bolsillo extrajo un pañuelo blanco con el que secó la sangre, luego extendió la tela empapada y la agitó en el aire. A excepción de Luis, ya nadie le prestaba atención. Dobló el pañuelo tal como lo había sacado y mientras lo guardaba en su bolsillo miró hacia la barra e hizo una venia. Luis empalideció al sentirse descubierto y con angustia miró hacia otro lado. El tipo alto acomodó su sombrero y salió por la puerta. El gato brincó sobre sus pasos.

Probablemente ya nadie recuerde El parisino. En los 90’ El parisino era ya un restaurante en plena decadencia. Cinco a seis gatos eran los responsables de mantener las ratas lejos de la vista de los clientes, quienes a cambio recibían todas las sobras del pollo arvejado, el único plato que se servía. En los alrededores de la estación de buses abundaban este tipo de antros que por las noches servían de refugio para todo aquel que se ganara la vida cerca del lugar. Las jarras de vino desfilaban tan frecuentemente como el número de músicos que había encontrado en El parisino un importante punto de su circuito nocturno.

Luis se encontraba afinando su guitarra una noche cuando una lluvia repentina provocó que un tumulto de personas entrara al local para refugiarse. Desde su juventud Luis había sido un trovador profundamente comprometido pero, en aquellos días, los años no habían dejado más que las canciones clásicas de siempre. La gente le escuchaba distraídamente, algunos esbozaban sus letras de trago en trago y como siempre, uno de los gatos lo espiaba desde una repisa. Entre el tumulto, un tipo alto y de sombrero elegante se alzaba por entre el resto de las mojadas cabezas. Sonreía abiertamente y sus ojos parecían cautivantes. Luis, sentado en el improvisado escenario de cajones, se sintió ciertamente ofendido cuando una de las mesas en medio del local comenzó a bailar inusitadamente, casi flotando. La gente se volcó a ver el nuevo espectáculo, el tipo alto del sombrero mantenía una de sus manos sobre la mesa sin llegar a tocarla, luego una silla se le unió. Luis, bastante disgustado con el asunto, acabó la canción que tocaba ya hace un rato y terminó prematuramente

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Autofobia.Ilustración Por Guille

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Temor, miedo, repulsión, quizás solo algunas de las cosas que me producen los políticos y empresarios al escuchar mencionar la palabra progreso y desarrollo. El querer pasar por alto innumerables actos que justifican el mencionado progreso es caer en su juego, los honorables políticos y empresarios usan el concepto progreso solo para llenar sus bolsillos y no entienden que la primicia del desarrollo es que, si no es para todos, es un retroceso. Y así vemos miles de acciones que involucran el perfeccionamiento de una nación, pasándose por la raja a quienes habitan esta patria desnutrida y aplastadora. Porque desde como yo veo el avance, el pilar fundamental de este, debe ser la calidad de vida, la educación, la cultura, el respeto por nuestra historia y la salud. Es utilizar los medios en beneficio de todos, es provocar que el avance de una nación marche con sus habitantes.

Entonces el progreso se convierte en un enemigo, porque una vida plena y desarrollada, no se relaciona con la calidad de educación, salud, cultura que nos entrega este modelo hiper desarrollado, pero que lamentablemente no es para todos y está sujeto al poder adquisitivo de cada individuo y muchas veces el trabajar para el progresar no es lo mismo que trabajar para vivir. Ya que son ellos los dueños de todo ,los que sacan beneficios económicos y de poder con el trabajo de miles de empleados, de miles de desesperados que por ser parte del progreso se gastan su vida laburando porque solo los han convertidos en esclavos dueños de un auto y una tele. Ya que nuestras vidas siguen dependiendo de la construcción de más clínicas,

más universidades, más colegios privados, con más farmacias o más planes y programas que prohíban el desarrollo de la libertad, entendiendo la libertad como el deseo intrínseco de cada hombre, mujer o niño que habita en la tierra.

Y es de esa forma como manejamos el progreso: viendo caer al que nos rodea, no haciendo que todos nivelemos para arriba, dividiendo la sociedad entre los que progresan y los que fracasan, y claramente todos buscan progresar anhelando el éxito, no teniendo la más puta idea que ambas cosas son totalmente opuestas o a lo menos así lo veo. Progresar en la vida es luchar por una sociedad más justa, progresar es construir un futuro para tus hijos en donde crezcan sin miedo, sin ambiciones materiales, una comunidad en la que los ancestros sean admirados por ser los primeros y dueños de la tierra, en donde el doctor pueda mejorar a los pacientes por vocación y no por llenar su clínica y sus bolsillos, en donde el profesor no deba salir a la calle para exigir enseñar, una sociedad en donde la libertad de discernir los métodos anticonceptivos no sea un tema impuesto por la iglesia, en donde los valores no se enmarquen en la etiqueta de una marca…

Ahora depende de usted si quiere progresar o seguir aumentando solo su ego comparando su “éxito” con el que jamás tuvo oportunidades siquiera de progresar.

Hágase cargo de explicarle a los que vienen qué hiciste por cambiar esta mierda de progreso.

Fobia al Progreso.Crítica

Por Rocknrolla Gutiérrez

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Pyro & Megalo.Ilustraciones

Por David Guerrero Valenzuela

Piromanía / Megalomanía. Afición al fuego / Afición a la grandeza

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Hoy: los miedos irracionales.

Ránking Por Andrés Correa

El más estúpido de mis amigos.

A lo largo de mis tiernos casi 25 años he visto cantidades tremendas de miedos irracionales. Estúpidos, por decirlo menos. Y es que esa tendencia a subyugarnos al poder de la mente carece de una racionalidad. Es entonces cuando me cuestiono cuan válida es la existencia de un ser que se auto-denomina como ser humano, cuya principal característica además de tener un pulgar oponible es ser RACIONAL. En este artículo abordaré 6 fobias, de las cuales solo la última asoma con un dejo de racionalidad. Sin ánimo de ofender a quien sufra alguna de las mencionadas, lo invito a ocupar la cabeza para algo más que sostener su pelo y entienda que su cerebro crea todo y que no existe nadie más que usted con la capacidad necesaria a la hora de controlarlo.

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Seamos sinceros. Primero que nada los hombres lobos no existen. De hecho, lo más cercano a un hombre lobo es el actor Brasileño Tony Ramos, y su sensualidad anula lo peligroso que él pueda ser. Pero hagamos un esfuerzo y así como podemos creer en Dios, creamos en que EXISTE este tal HOMBRE-LOBO. Un hombre-lobo alrededor de una mesa de cocina nos da un perímetro para establecer la clásica escena de la persecución por el perímetro de la mesa, y en caso que el hombre-lobo saltara por sobre la mesa implicaría la posibilidad de defendernos en una mejor posición que nuestro peludo amigo. Pero las probabilidades de que de un buen salto, o que corra de forma más efectiva que nosotros se reduce debido a que el piso está encerado y el lobo anda en calcetines. Sería más racional tener miedo a caernos en un piso encerado mientras andamos con calcetines. Una fobia estúpida por donde se le mire.

Un pato. En serio, UN PATO. Y no es un pato en posición de ataque o con una UZI listo para acribillarnos por la espalda. Es un pato MIRANDO. Sólo MIRANDO. Miedo a los patos lo transo, hasta lo entiendo ya que probablemente tu madre mientras estaba dándote a luz fue atacada por un pato violento que la violó y le sacó las entrañas frente a sus ojos, y que te cubrió con las menudencias de tu progenitora. Hasta Freud validaría eso. Pero ¿Mirando? No.

006

005

LupolipafobiaTemor a ser perseguido por un Hombre-Lobo alrededor de una

mesa de cocina mientras anda en calcetines y el suelo está encerado.

AnatidaefobiaTemor de que algún momento en algún lugar, un pato esté observando.

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Elvis Presley murió de una sobredosis de fármacos, a los que era adicto desde muy joven (es cosa de recordar que era el quien proveía de estos al grupito de artistas que giraban juntos, entre ellos Johnny Cash). Sin embargo, desde antes de consumir fármacos Elvis consumía mantequilla de maní, la cual no le provocó esta fobia. Y si Elvis la consumía y no le provocó malos efectos ¿Por qué habría de provocarnos malos efectos? Así que consuma tranquilo este desequilibrado aderezo hasta tener que rodar, como lo hacía el patrón de Memphis.

004 ArachibutirofobiaTemor a que la mantequilla de maní se pueda

quedar pegada en el paladar.

El lenguaje es una de las cosas más maravillosas que existen. Y dentro del sinnúmero de juegos de palabras que existen, están los palíndromos. Esas palabras o frases que se leen igual de izquierda a derecha como de derecha a izquierda. Debo confesar que a veces siento miedo que estas frases salgan del papel y secuestren a mi familia, o que me quemen vivo. ¿Les tienes miedo? Pues veamos…

“A mamá Roma le aviva el amor a papá y a papá Roma le aviva el amor a mamá”(Si les tienes miedo, en este momento te estás cagando en tus pantalones)

003AibofobiaTemor a los palíndromos.

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Desde pequeñín que cuando se hablaba acerca del miedo a estar en el cementerio se me respondía con un seco “ten más miedo de los vivos que de los muertos”. Este, es el gran miedo que confieso. Temo de los vivos. Temo del que osa andar con un arma blanca, del tipo que está en la esquina a las 3 de la mañana, del travesti que me habla, de mis gobernantes, de mis amigos y de mis enemigos, de que alguien me quiera traicionar o se acerque por interés. Temo de mis pares, y es por eso que el mayor regalo que doy en mi vida no es el amor (que no existe) sino que es la confianza. Es mi forma de decirte “has aliviado mi miedo”.

001 AntropofobiaMiedo a la gente.

Creer en cosas cuya existencia no es comprobable por medios de nuestros sentidos es irracional perse. Temerles, raya en la imbecilidad. Ahora, imaginémonos que si existe un tal ser superior, y que la Biblia Cristiana contiene la verdad de este. O de forma más respetuosa, imaginemenos que usted lector cree en esto. ¿Temerle a Dios? ¿Eso no es acaso un DON que el ESPÍRITU SANTO da al creyente? (Catecismo de la Iglesia Católica, 1831) Temerle a un ser superior, si es que usted cree en este, es algo natural desde SU visión de la fe. Habemos otros que profesamos el temor que en seguida describiré.

002ZeusfobiaMiedo a Dios, o a los seres superiores.

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DiscoLibro

PelículaNovela gráfica

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No es sinónimo de miedo, pero en ciertos estados u ocasiones Lateralus puede potenciar reacciones como las sensaciones anteriormente descritas. Maynard y uno de sus mejores proyectos en un disco tremendo, en tramos casi perfecto, es capaz de llevarte desde silencios estremecedores hasta gritos paralizantes. Los juegos de armonía, sumado a efectos de voz hacen de esta pieza una necesaria en su reproductor personal. El clímax es sin duda alguna la canción que da nombre a este álbum, la cual ha sido asociada a la sucesión de Fibonacci, dando un misticismo aún más grande a lo que puede ser sin duda alguna el mejor disco de los californianos de Tool.

Andrés Correa

La manía que tiene el mundo de discriminar a los inmigrantes por raza, es algo que se suscita de tiempos inmemoriales y se aguanta por una variedad grande de motivos, las más importantes: estabilidad económica y posibilidad de desarrollo.

Pero este libro nos cuenta una agitada historia sobre un gran grupo de afroamericanos que, asentados en Harlem (Nueva York) no ven la hora de volver a su tierra natural, su añorada África. No les importa la economía ni el desarrollo de Norteamérica. Para ellos, no hay mejor lugar que el África de sus antepasados. El problema es que quien encarna sus sentimientos de libertad y quien se encarga de juntar el dinero para dicha travesía es el reverendo O´Malley, un maniático ladrón que actúa con elocuencia y santidad, cautivando a la población afroamericana, quienes con una confianza casi inconsciente, le entregan sus ahorros con el fin de guardar un cupo en el barco que los llevará al lugar de sus sueños.

Todo salía de acuerdo al plan de O´Malley. En cualquier momento, éste desaparecería con el dinero y concluiría su gran estafa, mas no contaba con la astucia de dos atracadores blancos que le roban el dinero, escondiéndolo en un gran paquete de algodón y perdiéndolo después. O´Malley le sigue su huella desesperado, pero también la siguen dos detectives negros: “Sepulturero” Jones y “Ataúdes” Johnson, los que quieren hacer justicia…cualquiera sea el precio.

S.S.S.M.

Lateralus.Tool2001

Algodón en Harlem. Chester Himes

1965

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DiscoLibro

PelículaNovela gráfica

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Probablemente el cine oriental esconde más de lo ofrece, y en ese sentido las obras pasan por interesantes procesos de expansión. Con esta película se comienza a tejer una obra coral, entre las relaciones de compañeros de un curso que son expuestos a un juego de aniquilamiento. Las vidas se mueven en un espacio funcional, ya sea en el colegio o la isla; las vidas pasan por diferentes etapas de descubrimiento, de expansión y cambio. Los cuerpos se violentan sobre un sistema de vida que nos obliga a despedazarnos unos con otros por el éxito, es la gran apuesta de esta historia llevada de la literatura, al cine y también al manga. Aquí los jóvenes estudiantes empujan sus emociones a un estado de violencia explícita, los espacios dominados por la acción que por sí misma no se sustenta (como en su clonada versión occidental The hunter games), porque son las sensaciones de estos estudiantes donde los recuerdos y secretos continuamente se enfrentan al miedo y la aprensión.

En la película se pueden ver claras señales de Bruce Lee, Evangelion, además de la aparición del gran Takeshi Kitano como el profesor Kitano. Como clave, cabe mencionar la fuerte influencia de esta película en Tarantino con Kill Bill.

Cerozoom

Yorrick Brown es un joven americano que en determinado instante es el centro del mundo cuando descubre de la noche a la mañana (es así, mirad la historia) todos los hombres del mundo mueren de improviso. El miedo o el clásico chiste de que harían si fuera el último hombre sobre la tierra se hacen por fin realidad.

Las mujeres comienzan a perseguirlo, podría ser la última carta contra el desastre demográfico masivo de la especie humana. Un planeta completo debe reorganizarse femeninamente por la falta de miles de millones de hombres. Y solo hay uno. ¿Cómo podrían afrontar los miedos mas intrínsecos como lo es la descendencia vetada? Eso solo podrás descubrirlo en esta galardonada obra del noveno arte.

PD: ser el único hombre sobre el planeta ya no es tan placentero.

Juan Pablo Valdés

Battle Royale.Director: Kinji Fukasaku

2000

Y: The Last Man.Brian K. Vaughan / Pia Guerra.

2008

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Page 28: Revista Jalea 20

:-)