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contenido

Revista GRatuita CirCula los domingos Con el diario Ciudad CCs búsCala de lunes a viernes en nuestra sede: esq. san jaCinto, edif. gradillas “C”, piso 1, al lado de la taquilla úniCa de serviCios muniCipales

Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar”, 2014 y 2015.Premio Municipal de Periodismo “Guillermo García Ponce”, 2014.

02 — perfilManuel Carlos Piar

05 — el MenJUrJe Mancheta y demás

07 — crónicaspeatonales

08 — ciUdadEl teatro libera

13 — libreMente La inteligencia del cuerpo

20 — sexodiversidadCorto

22 — MúsicaLa magia efectista del vibráfono

24 — crítica y MediaTeatro y oralidad

06 — Mitos Dos pastillas y un plomazo

12 — filo y bordeFascismo en mi casa

14 — Miradas Crónica imposible

21 — GastronoMíaPichones de sibarita

25 — Minicrónicas¿Y esa rocola qué?

26 — poesíao nada

28 — el rUMor de las bolas

27 — crUcicUltUraCrucigrama

conseJo editorialJorge Rodríguez GómezFelipe SaldiviaGustavo Borges Revilla

directoraMercedes Chacín

editor JefeCarlos Cova

directora de arteEdarlys Rodríguez

coordinador de fotoGrafíaJesús Castillo

asesor editorialReinaldo González

coordinadora 2.0Yanira Albornoz

Web y redesJoseph CastellanosGaizka Orta

redacciónNathali Gómez MoscosoGustavo MéridaAnder De TejadaMarlon Zambrano

diseñoLisbeth MontellCarlos Hernández

ilUstradorAlfredo Rajoy

fotoGrafíaMichael MataEnrique HernándezMaryori Cabrita

correctorRodolfo Castillo

loGísticaIdania BracamonteDaniela FernándezEdi Cordero

colaboran en esta ediciónClodovaldo Hernández, Naile Manjarrés, Freddy Fernández, Mercedes Sanz, Miguel Posani, Rodolfo Porras, Pedro Delgado, Indira Carpio, L. “Razor” Balza, Jessica Mena, Henry Rojas y Neptalí Segovia. Archivo Ciudad CCS.Fotografía de portada: Michael Mata.

iMpresión Complejo Editorial Alfredo ManeiroImprenta Nacional.

www.epaleccs.info [email protected]

@epaleccs @epaleccs Épale CCS

Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114Distribución: 0212-8085843

Depósito Legal: pp201202dc4166

Una publicación de la

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PERFIL02

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POR CLodovaLdo HERnándEz • [email protected] / IlUSTRacIóN jEssICa mEna

El libErtador dEl Sur ha dEjado grandES EnigmaS para loS EStudioSoS dE la hiStoria:

dESdE Su origEn étnico y lugar dE nacimiEnto haSta loS motivoS quE tuvo bolívar para SuScribir la SEntEncia dEl tribunal quE lo condEnó a muErtE

De niño vi en un libro un dibujo del fusilamiento de Piar. El mu-ñequito tenía la cara descubierta y se abría la camisa para ofrecer el pecho desnudo a los fusileros. El ilustrador, obviamente, quiso homenajear al ajusticiado, presentándolo como un hombre tan va-liente que fue capaz de ese gesto a la hora de morir, a manos de sus propios compañeros de lucha.

¿Ocurrió de esa forma? Así lo cuentan varios relatos de aquel día, 16 de octubre de 1817, pero sea como haya sido, su muerte fue heroica, a pesar de que se le aplicó la pena capital bajo la acusación de traicionar a Simón Bolívar.

Hablar del fusilamiento de Piar es como mirar el lado oscuro de una historia heroica. Nos gusta pensar que los patriotas fueron un equipo indisoluble, enfrentado únicamente al poder español. Pero estas páginas de la crónica de la Independencia muestran las ri-validades, las ambiciones personales, los desencuentros, los odios entre las grandes figuras del movimiento emancipador.

También abre una ventana hacia otro aspecto controversial: el ori-gen étnico de Piar. Según la historia oficial, era mestizo, hijo de un español canario y de una mulata. Había nacido en Curazao y llega-do a Venezuela a los 8 años de edad. Según otras versiones, nació en pleno centro de Caracas, era blanco y de ojos azules y descendía nada menos que de un príncipe portugués, José Francisco de Bra-ganza y Braganza, y de una mantuana caraqueña emparentada con Simón Bolívar: Soledad Belén Concepción Xeréz de Aristeguieta y Blanco Herrera.

Quienes sostienen esta tesis indican que ha habido una prolongada conspiración histórica para hacer creer que Piar era curazoleño y pardo, y así borrar el vínculo con Bolívar.

El historiador Luis Enrique García, profesor de la Universidad Bo-livariana de Venezuela, dice que “el personaje ha sido invisibilizado por la historiografía local debido en principio a su linaje o clase social. La atención de Bolívar se centraba en Piar, ¿por qué? En principio porque la acusación de ser familiar cercano por consan-guinidad, sea cierta o no, causó ruido en la sociedad de entonces”.

Según García, “Bolívar sabía y reconocía las dotes de buen militar y estratega. Por tanto, al producirse la conjura del Sur con Piar a la cabeza no hay duda de que Bolívar no solo percibiera una disputa política y militar, sino que estarían en juego su liderazgo, por un lado, y por el otro, el título de Libertador que le habían otorgado en 1813, en Caracas. De allí que algunos estudiosos lo presentan como un asunto de rivalidad local y hasta nacional”.

Bueno, la trama da para varias telenovelas. Bolívar había tenido una racha de malos resultados y eso había generado malestar en las filas patriotas. Los grandes oficiales del oriente del país (José Francisco Bermúdez, Santiago Mariño, Juan Bautista Arismendi, José Antonio Anzoátegui, entre ellos) consideraban que el caraqueño era culpa-ble de reveses importantes sufridos por la causa independentista en Clarines y en la Casa Fuerte de Barcelona. De una manera que ahora se ve como irónica, Piar, en cambio, le brindó todo su apoyo, según el historiador sucrense Bartolomé Tavera Acosta. “Fue Piar el único genio militar que teniendo un ejército poderoso había permanecido fiel al Libertador, a quien recibió con los brazos abiertos y aclamán-dole como Jefe Supremo en Guayana, cuando todos le habían vuelto la espalda”, dice el investigador en su libro Anales de Guayana.

¿Qué pasó entonces? ¿Cómo es que el único que reconoció a Bolí-var en toda la extensa región que hoy abarcan Anzoátegui, Mona-gas, Sucre, Nueva Esparta, Bolívar y Amazonas, terminó fusilado,

Manuel Carlos piar LLEgó InvICto aL PaREdón

03

Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPaLE CCsCaracas, 30 de abril de 2017.

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mientras los que se negaban a aceptar su liderazgo se mantuvieron como grandes figuras? Son las cosas de la política, que tienen resul-tados especialmente dramáticos en tiempos de guerra.

Piar era un líder militar en toda la extensión de la palabra. Tenía un fuerte ascendiente entre sus subalternos y había logrado sonoras victorias, la más importante de las cuales había sido en septiembre de 1816, en la batalla de El Juncal, que tuvo lugar cerca de Barcelo-na y fue un importante paso para la posterior liberación de Guaya-na, pues Piar decidió que era hora de avanzar hacia el Sur.

Allí radicó la causa oficial de la ruptura entre Bolívar y Piar. Bolívar estimaba que era un error procurar en ese momento la liberación del sur del Orinoco, mientras Piar lo consideraba su prioridad y, desconociendo las órdenes del Libertador, emprendió la campa-ña de Guayana y logró un éxito total. Una vez que tuvo control de la provincia, invitó a Bolívar a visitarla. Bolívar lo hizo, pero mientras Piar esperaba que le reconociera sus virtudes guerreras, lo que escuchó del Libertador fueron, según lo comentó entonces, “chillidos destemplados”.

Piar, que era entre nueve y once años mayor que Bolívar (según la versión de su nacimiento que se tome por cierta), tal vez lo veía con cierto desdén, pues además el caraqueño había ganado y perdido muchas de sus batallas, mientras Piar había triunfado en todas sus actuaciones militares, al punto de que lo apodaron “el Generalísi-mo Invicto”. De modo que, a pesar de las órdenes, siguió adelante y consiguió un triunfo más. Y no fue cualquier triunfo, sino la deci-siva batalla de San Félix, que marcó la expulsión del ejército realista de toda la región sureña.

Las intrigas fueron in crescendo. La victoria de San Félix generó una ola de rumores según los cuales Piar no se conformaría con ser considerado el Libertador de Guayana, sino que le disputaría el rol supremo a Bolívar. Las habladurías cuartelarias surtieron su efecto y el propio Piar decidió apartarse de la controversia solicitando a Bolívar el permiso para retirarse del ejército. Bolívar, seguramen-te aliviado, le entregó un pasaporte que le permitiría trasladarse a cualquier lugar de Venezuela o al extranjero. En el documento se refiere a él en términos muy honrosos como “el excelentísimo ge-neral en jefe”. Todo parece encaminarse y Piar se moviliza a Upata para encontrarse con su concubina, Mónica Farreras, para luego tomar camino al retiro. No obstante, las maquinaciones seguían a la orden del día y algunos calentadores de orejas terminan conven-ciendo a Bolívar de que Piar no planeaba, en realidad, jubilarse, sino que estaba en medio de un gran complot para desplazarlo. Bo-lívar, quien pese a las narrativas divinizantes, era un ser humano, cedió ante las maniobras y emitió una orden de detenerlo. “El Ge-neral Piar ha infringido las leyes, ha conspirado contra el sistema, ha desobedecido al gobierno, ha resistido la fuerza, ha desertado del ejército y ha huido como un cobarde; así, pues, él se ha puesto fuera de la ley: su destrucción es un deber y su destructor un bien-hechor”, expresaba el manifiesto del Libertador.

La captura se logró el 17 de septiembre en Aragua de Maturín. Desde allí lo condujeron al cuartel general de Angostura, donde sería sometido a un Consejo de Guerra conformado por puros enemigos del procesado: Luis Brion, José Antonio Anzoátegui, Pedro León Torres, Judas Tadeo Piñango y Francisco Conde. El acusador fue Carlos Soublette. Hasta el defensor, el teniente Fer-nando Galindo, lo quería mal. Un juicio así, como era de esperarse, no podía tener otro resultado que aquel que tuvo. Se le condenó a morir por los delitos de insubordinación, deserción, sedición y conspiración. Bolívar pudo haber conmutado o anulado la pena, pero la confirmó en lo que se considera uno de los peores errores que cometió en su meritoria existencia.

Luis Enrique García asegura que Bolívar exaltó a Piar en el mo-mento del fusilamiento e hizo una suerte de mea culpa para saldar su responsabilidad ante la historia. “En dos palabras Bolívar-Piar es un enigma en nuestra historia patria, del cual aún queda mucho que contar e indagar”, afirma el docente.

La ejecución se realizó casi de inmediato. Según los relatos de la época, Piar experimentó primero una incontrolable ira, pero lue-go se dirigió serenamente al lugar designado para el fusilamiento. Pasó frente a la tropa, comandada por el oficial Bruno Torres, y se quitó el sombrero para saludar a la bandera. Luego se descubrió el pecho y pidió a los soldados que le apuntaran directo al corazón. Dijo “¡Viva la patria!” antes de que detonaran las cargas. En ese relato, seguramente, se inspiró el autor de la ilustración de aquel libro infantil. Sea como haya sido, provoca decir: ¡Honor y gloria al patriota Manuel Carlos Piar!

¿Cómo Es quE EL únICo quE REConoCIó a BoLívaR En toda La ExtEnsa REgIón quE Hoy aBaRCan anzoátEguI, monagas, suCRE, nuEva EsPaRta, BoLívaR y amazonas, tERmInó FusILado, mIEntRas Los quE sE nEgaBan a aCEPtaR su LIdERazgo sE mantuvIERon Como FIguRas?—

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Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPaLE CCs Caracas, 30 de abril de 2017.

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el menjurje 05

Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPAle CCSCaracas, 30 de abril de 2017.

8 estrellas«

Historias mínimas de la Carta Magna es un libro de “pequeñas historias que hacen la gran historia de todo el proceso cons-tituyente” cuenta su autor, Earle Herrera. Se trata de uno de los grandes teóricos y cronistas del periodismo venezolano, que hizo la entrega oficial de su obra el martes pasado. El presidente Maduro se le adelantó desde el Waraira Repano, pre-sentándolo como un anecdotario impos-tergable para entender cómo llegaron las reivindicaciones del pueblo venezolano a expresarse en la Constitución Bolivariana. Otro impelable.

Hoy cierra el Festival de Teatro de Caracas 2017 con una apretada agenda que incluye un tributo a la alegría de los chamos en el eje infantil.Programación Parque Los Caobos (Tarima central)10 am: Panchón el árbol que cantaba. Taller de Teatro Infantil Los Mo-nigotes11 am: De grillito a muchacha. El Galpón del Arte12 pm: Dijana Akua. Teatrothopia1 pm: La calle de los fantasmas. Agrupación Caballo Teatro2 pm: Seussical. Escuela Musical de Teatro de Petare3 pm: Tierra de gracia. Agrupación Caímos al Proscenio4 pm: La peor señora del mundo. Títeres La Libélula Dorada (Colombia)Programación Circo11 am / 2 pm / 4 pm: Ecológico Miranda, Circo Miranda.

BAJA EL TELÓN

«

Un dato importante: Chavismo salvaje, el libro que el sociólogo y exministro Reinaldo Iturriza presentó contra viento y marea la semana pasada en medio del caos guarimbero, solo se consigue, por ahora, en la sede de Editorial Trinchera: piso 35 de la Torre Oeste de Parque Central. “Vamos a estar mejor cuando nos comprometa-mos con radicalizar democrática-mente el proceso bolivariano”, dice Iturriza. Hay que buscarlo.

El bullying 2.0

Que la Venezuela de verdad siga su rumbo

Crónicas constituyentes

Para leer

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Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCS Caracas, 30 de abril de 2017.

MITOS

dos pastillas y un plomazo

La muerte oficial de Adolfo Hitler, el dictador alemán y gran ideólogo del nacional-socialismo, es la que se ha reproducido con más facilidad entre la gente: tras el conocimiento en el parti-do de la pérdida inminente de terreno por el avance de las tropas de los aliados, y tras algunas traiciones de miembros cercanos al jefe alemán, Adolfo decide quitarse la vida. Lo comenta ante su gente con serenidad. Es decir, lo comenta tras unos supuestos ataques de ira o de paranoia, emociones confundibles debido a su roce con la más alta intensidad, pero sin embargo lo dice de forma serena. Algunos lo lloran. Otros se mantienen tranquilos y otros se van tras la orden del mandatario. Prefiere morir antes de quedar en manos enemigas y, por eso mismo, pide ser inci-nerado, un poco para no dejar restos de su cuerpo en los que el adversario pueda defecar.

Para ese momento, se encuentran en el llamado Führerbunker, lugar destinado a proteger a los altos mandos militares en la Segunda Guerra Mundial. Hitler consulta a un médico de con-fianza sobre una forma efectiva de cometer el suicidio y este le recomienda tragarse una pastilla de cianuro y seguir esa amarga dosis con un tiro en la cabeza. Dicha sugerencia es acatada y a las pocas horas Hitler está sentado en un sillón. Frente a él se encuentra su esposa, Eva Braun. Afuera, a la expectativa, el alto mando militar, junto a Joseph Goebbels. El silencio se hace fuer-te a medida que los cementos de Berlín gritan, de alegría o de

POR AndEr dE TEjAdAILUSTRACIÓN jESSICA MEnA

tristeza, quién sabrá. El silencio se detiene con un sonido seco, ahogado. Un solo sonido.

Cuando abren la puerta, Adolfo Hitler continúa sentado, con la cara ensayando una extraña mueca, mientras a su alrededor el ambiente huele a muerte. El jefe de los nazis tiene un agujero en la cabeza y de él brota un pequeño río rojo que va a parar a la alfombra. Del otro lado, frente a Hitler, se encuentra su esposa, Eva, con la pistola todavía en su mano que no alcanza a completar la fórmula planeada. Así es el cianuro. Efectivo, cortante, más rápido que una bala nazi.

Sin embargo, hay opiniones que ponen en duda esa muerte ofi-cial. La mayoría de ellas se lo atribuye a contradicciones en el relato de los hechos —por ejemplo, debido a una supuesta fiesta realizada en el Führerbunker mientras Hitler se despedía: sospe-chosa celebración— y por la supuesta ausencia de pruebas sobre los restos de Hitler y Eva después de su incineración incompleta. Hay teorías que llegan a la locura. Una de ellas plantea la tesis de que Hitler fue abducido por una nave espacial comandada por extraterrestres afines a su régimen político.

Otras teorías indican que pudo haber huido al sur de Suramérica. Otras, incluso, lo ubican en la Antártida, tras haberse descubierto unos estudios realizados por el gobierno alemán sobre la vida en el frío intenso.

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POR ander de tejadaILUSTRACIóN henry rojas

las letras que vibran

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Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPaLe CCsCaracas, 30 de abril de 2017.

CrÓnICas PeatonaLes

ENVíE SU HISTORIA A [email protected]

La palabra “terremoto” es una especie de herramienta multiusos, una metáfora fá-cil que se emplea para muchísimas cosas. No es únicamente el reguetonero Daddy Yankee, con el discurso misógino del géne-ro musical, quien lo utiliza para referirse a un ente vibratorio que le atrofia la estabi-lidad (en su caso es el meneo femenino). También un niño incansable puede ser un terremoto. También un orgasmo electrifi-cante puede ser sísmico. La cuestión radica en aquello que barre la indiferencia por un sacudón en el piso.

El terremoto es una vibración incontrola-ble. Su uso metaforizado no puede referirse a aguas mansas.

Con lo que a mí respecta, la palabra “te-rremoto” me hace recordar el colegio y los días en que la profesora nos relataba el desplome de los edificios en el sismo mexi-cano de 1985. Yo me quedaba atónito ante las imágenes que surgían en mi cabeza y pensaba que jamás, en lo que me quedaba de vida, me iba a librar de ellas. Había un lado lindo: realizábamos los simulacros y aprendíamos sobre los supuestos “círculos de la vida’’; sobre la protección que brin-da un baño por su infinidad de tuberías y también sobre la rapidez que había que emplear para meter el cuerpo debajo de las mesas. Lo más divertido, claramente, era el simulacro en sí: cuando quince niños apro-vechábamos esos minutos sin ley, aunque fueran en verdad muy serios, para gritar, lanzarnos al piso, esperar el tiempo de cese del sismo imaginario y salir corriendo como unos potros recién liberados tras un cautiverio caluroso.

Recuerdo también el supuesto discurso de Simón Bolívar, hace 115 años, y recuerdo estar montado en un autobús junto a un señor que rememoraba otro terremoto, el del 67:

Un hombre hacía el amor con la mujer que amaba en uno de esos cuartos, dentro de uno de esos edificios, en esa urbanización por la que pasábamos, cuando empezó la turbulencia y el debilitamiento de las es-tructuras. Me pregunto por los decibeles del amor y si ellos, de algún modo, por el terremoto en la cama, habrán convertido al sismo 6.5 en un ínfimo movimiento, en una cosa imperceptible. El caso es que los dos amantes murieron aplastados por to-neladas de cemento y, según el hombre, los encontraron en la misma pose de la rela-ción sexual.

Me había pasado algo gracioso cuando, tiempo después de haber escuchado su re-lato, lo relacioné con la letra de una can-ción de Gino Paoli. Mi labor de traductor fue pésima y terminé confundiendo una palabra que cambió, definitivamente, la forma en que percibí el texto completo. Para mí, la pieza hablaba del efecto sísmi-

co del amor, sobre todo al decir que “este techo violeta no / no resiste más’’. Pero el verbo original, en italiano, era esiste. Como podrán imaginar, eso significa “existe”. Fue como si un sismo hubiera hecho caer la “erre” que nunca existió, pero que para mí encajaba perfectamente.

Quizás eso importe poco. Lo que sí impor-ta es cómo resolvió el señor la tragedia: “Se murieron felices, haciendo lo que les gus-taba’’, dijo. Yo me mantuve callado. Fue un final muy lindo si se considera lo que se estaba contando. Después me bajé del au-tobús y no lo vi más nunca, pero qué daría ahora por volverlo a ver para mostrarle esa canción y hacerlo reír un poco.

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Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCS Caracas, 30 de abril de 2017.

CIUDAD

el teatro liberaA pesAr de lAs tensiones y del climA de violenciA

que, A rAtos, opAcó A cArAcAs, llegó el teAtro e hizo que sAlierAn esos espíritus que nos hAbíAn trAtAdo

de dominAr

POR nAthALI gómEz • @laesPeRgesia / FOTOgRaFÍas mIChAEL mAtA • @RealmOnTO

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ocurre en Venezuela y en cualquier par-te del mundo. Los poderosos consideran como un estorbo a los que solo tienen el poder del espíritu, de sus manos.

En medio de tantas tensiones y mentiras so-bre Venezuela, algunos apostaron por una verdad: la del teatro como fuerza transfor-madora. Y es que en medio de marchas y contramarchas, en Caracas se presentó el Festival Internacional de Teatro 2017. Una forma de “desviar la atención” para los ad-versarios y una manera de reconectarse con lo humano, para quienes quieren vivir la ciudad más allá de las redes sociales.

En el evento, que termina hoy, participan 120 compañías nacionales y 23 internacio-nales, entre ellas diez colombianas, país ho-menajeado.

La ciudad en ocasiones es un gran escena-rio donde confluyen o chocan las tensiones de los actores, que somos todos. La cuarta pared está ahí, separando a quienes prefie-ren por el contrario ser espectadores de la puesta en escena donde trancurren nues-tras vidas entre la calma y el sobresalto. No siempre somos protagonistas, actores se-cundarios o extras. A veces nos toca aplau-dir, reír o llorar desde la distancia.

Estas últimas semanas han sido particu-larmente tensas. La violencia, el ataque en contra del distinto, del invisibilizado, sumió a la ciudad en un clima de incertidumbre y de perplejidad ante la muerte y la injusticia.

La agresión sistemática en contra del otro, considerado como un obstáculo para con-seguir cualquier fin, es una realidad que

SUbE EL tELónLa cotidianidad ministerial de la plaza Ca-racas y sus cercanías se vio interrumpida la tarde de la inauguración del festival. Una larga fila de personas en frente del Tea-tro Municipal aclaraba la duda de quienes pensaron que nadie iría. Cuando ya habían dado sala, un grupo de muchachos abrie-ron una pancarta que decía: “Salimos del Guaire limpios de conciencia”. Al parecer quienes estábamos allí, ansiosos por ver co-menzar la función, no la teníamos. Una vez más invisibilizados y atacados por quienes no nos consideran dignos de un festival de teatro.

Dentro del teatro, que lleva muy bien sus casi 140 años, la gente iba y venía, pues el comienzo de la función se había retrasado porque el alcalde de Caracas, Jorge Rodrí-

La familia Sosa y sus animales de granja

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hermanos. Que sea el teatro y el Festival de Teatro de Caracas el exorcismo contra la violencia y contra la muerte”. Los aplausos demostraron que ya estábamos siendo par-te del exorcismo.

LAbIo DE LIEbrEA un venezolano la expresión “labio de lie-bre” no le dice nada. Al saber que se estre-nará una obra colombiana con ese nombre, se piensa en algo agreste, lejano, desconoci-do. Una vez que comenzamos a sumergir-nos en la historia de esta pieza de la compa-ñía Teatro Petra sentimos la cercanía de la muerte en los huesos.

La pieza, dirigida por Fabio Rubiano, nos hace contener el aliento y soltarlo con la risa. Somos la personificación exacta de las máscaras de la comedia y la tragedia. Es una sensación extraña para alguien que sabe que desde su butaca se ríe de los muertos que le piden a su asesino que recuerde sus nombres y de un muchacho con labio leporino a quien llaman “labio de liebre”.

Al hablar sobre esa risa incómoda que nos perturba, el director de la pieza dice que “frente a una historia que habla de cosas terribles, tal vez los primeros perturbados somos nosotros”.

Rubiano, quien personifica a Salvo Castello, un hombre de guerra que se acogió a la jus-ticia de paz colombiana para disminuir la pena por crímenes y asesinatos, habla de los escritores como personas que investigan so-bre el mal y estudian “más allá de lo que está instalado en el imaginario colectivo. Son los que ven su vida doméstica, sus pasiones, sus dolores, sus ansiedades, sus razones”.

“La risa surge como máscara y puede ser un mecanismo para poder matizar el horror. En nuestros países suceden cosas tan ab-surdas, a las cuales estamos acostumbrados, que cuando se ponen en un escenario pro-ducen risa, es como ver la ironía reflejada. Ver la tragedia con distancia es comedia”.

En Labio de liebre, un personaje que está in-volucrado en un montón de matanzas está en contra del aborto, a pesar de que acepta sin ninguna reserva que asesinó a sus vícti-

guez, estaba con la comunidad de El Valle, luego de que la noche anterior un grupo de vándalos dejaran muertes y destrozos.

Afuera un grupo de niños del Movimiento Teatral César Rengifo abrió oficialmente el festival.

Cuando ya escuchamos el tercer timbre, señal de que iban a cerrar las puertas, vi-mos llegar al Alcalde. Una vez en el esce-nario, hizo un resumen de las actividades que se llevarían a cabo y habló del des-contento de algunos miembros de nueve grupos teatrales venezolanos que, por de-

cisión de sus compañeros, tuvieron que abstenerse de participar en este encuentro. La razones son las mismas que daría cual-quier diputado opositor. Una vez más, y al igual que lo hicieron en las elecciones parlamentarias de 2005. Entre el público, alguien decía que la mejor forma de pro-testar es participando.

Antes de iniciar la función, el Alcalde dijo algo que teníamos atravesado en la garganta pero no sabíamos cómo sacarlo: “Vencere-mos la tristeza, venceremos la oscuridad, venceremos la muerte y a aquellos que quisieran vernos pelear hermanos contra

El Alcalde cuando nos invitó a exorcizar la violencia

El público ansioso porque comenzara el Festival

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mas por un bien superior, por su deber con la patria.

Rubiano explica que en la pieza escrita por él no se parte de la catalogación de buenos o malos. “Es como un gran diálogo en el que al final se llega a un consenso, no es el me-jor, pero se llega a una cosa sencilla”.

Cuando nos vamos adentrando en la histo-ria, los espectadores nos aferramos a nuestros referentes más cercanos: el campesino como víctima que ha sido despojada de su tierra, la familia como un tipo de organización social ideal, y los asesinos como seres abyectos que no merecen nuestra consideración ni perdón.

“Frente al tema de los campesinos o las víc-timas, por fortuna la obra ha tenido gran aceptación, al principio todos hablaban bien, había teatros llenos, me parecía sospe-

tuación por parte de la madre. Sin embar-go, algo está claro, a pesar de esto “no hay ninguna razón para que los maten”, dice el dramaturgo colombiano.

Al terminar la obra, que dura 75 minutos, el público aplaude no sabemos si porque los espíritus salen con el exorcismo, por las tensiones contenidas que estallan ante el arte y sus formas de tocarnos o como reconocimiento al excelente trabajo inter-pretativo de los colombianos.

Los actores, tomados de las manos, nos ven de pie, ovacionándolos, y pareciera que tampoco lo creen. Pareciera que nadie quiere salir de la sala del Teatro Munici-pal hasta no recuperar la liviandad perdi-da. Habría que sacar una ecuación entre la cantidad de aplausos y la liberación del peso del cuerpo y del espíritu.

choso porque cuando a una obra le va bien, es que algo está mal”.

Luego de varias presentaciones comenza-ron a surgir voces que hacían comentarios sobre las víctimas y el irrespeto hacia ellos, recuerda.

“Si los presento como gente adolorida y que han hecho todo bien, y a los victi-marios como que han hecho todo mal, no estoy haciendo nada. No necesito hacer la obra porque eso ya lo sabemos, no estoy generando reflexión, se trata de mostrar todos los elementos que configuran un es-tado de las cosas”, afirma el dramaturgo.

En la familia Sosa, que a su vez es víctima, pues ha sido asesinada, también existen niveles de violencia, pues el padre abusa de su hija, frente a la negación de esa si-

Según Fabio Rubiano, en su obra no se habla de buenos y malos

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Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCS Caracas, 30 de abril de 2017.

FILO Y BORDE

Era febrero o marzo de 2002 cuando recibí un correo en el que me ase-guraban que no encontraría dónde esconderme cuando tumbaran al gobierno. El texto había sido escrito en mi propia casa, en la casa don-de viven mi madre y mis hermanos. Quien escribió ese correo era un muchacho tachirense, compañero de clase de uno de mis hermanos, que vivía alquilado en la casa de mi madre, en Mérida. Me preguntó que si no me daba vergüenza “estar vendido al gobierno por un bozal de arepas”, que “dónde me iba a esconder cuando estemos arrastrando a todos los chavistas que lo único que merecen es la muerte”.

Yo le respondí que cuando ese momento llegara, si llegaba, que tuviera la gentileza de no torturar a mi madre. Que la asesinara rápido, al igual que a mis hermanos, porque si bien ellos formaban parte de ese cha-vismo que odiaba tanto, habían sido amables y afectivos con él, por lo que a mi juicio no merecían la tortura. En un segundo correo me dijo que no era así, que el no tenía ninguna intención de agredir a mi fami-lia, que los conocía y que sabía que eran gente honesta y trabajadora. Que los respetaba y los quería. Me vi precisado a escribirle de nuevo, esta vez para decirle que cuando uno es partidario de un genocidio, no tiene la posibilidad de controlar sus consecuencias. Uno puede soñar con que serán asesinados solo los varios miles que uno detesta y que se salvarán los que uno quiere, pero el tema es que los que ejecutan la matanza no coinciden en sus afectos y en sus respetos.

Recientemente, en un grupo de whatsapp de mi familia, he visto de nuevo esa conducta. En ese grupo los chistecitos contra el chavismo y la propaganda política de derecha han sido la norma, pero recien-temente vi con preocupación que pasaron a la propaganda de guerra, al llamado al exterminio. Duele ver que un tío o un primo se sumen a ese espíritu de matanza. Pedí en el grupo que intentáramos mantener ese espacio como un recurso de encuentro, que evitáramos convertirlo en un foro de propaganda y menos en uno de propaganda de guerra. Aunque la mayoría del grupo estuvo de acuerdo, un primo me repitió la misma pregunta del 2002, que “dónde te vas a meter cuando el go-bierno caiga porque a los chavistas hay que cazarlos como ratas”. Le propuse que fuera a casa de mi mamá, su tía, y los matara a todos, así cumpliría su cuota en la degollina y que, si no me mataban antes, iría a Mérida, para que él pudiera cumplir por completo con su deseo de muerte. Mi primo escribió que con los chavistas no se podía discutir y abandonó el grupo. Sin embargo, espero que el haberle enrostrado la cercanía y la virulencia de su discurso de asesinato pueda haberle he-cho repensar en el alcance de su odio. Ojalá que así sea, que recapacite y que sus anhelos de exterminio se reduzcan.

POR FREDDY FERnánDEz@filOybORde

ilUSTRACiÓN ALFREDO RAJOY

Fascismo en mi casa

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libremente

Aunque seguramente te parezca estúpido, al desper-tarte cada mañana o antes de acostarte, toca tu cuerpo con cariño y agradecimiento,

háblale mentalmente, dale gra-cias a cada órgano y si quieres imagina tu cuerpo como un inmenso ejército de células que bailan y se ríen contigo.

Somos tan estúpidos que no nos damos cuenta de la cantidad de inteligencia acumulada y viva que está en nosotros.

No me refiero a la mente, me refiero al cuerpo, a la comple-jidad milagrosa de cada órgano, de cada célula, en nuestro organismo, como el acumulado de millones de años de evo-lución de la vida.

Todo nuestro cuerpo es inteligente, no es una máquina, como un motor de un carro o un computador. Esa es una visión muy pobre.

Somos parte de un cuerpo que constantemente se autorrepa-ra, que crece, que mantiene un equilibrio homeostático.

Nuestro cuerpo es como un universo en sí mismo por la inmensa cantidad de procesos que realiza simultáneamente, de los cuales no podemos ser conscientes.

Solo somos conscientes de dolores y molestias que siempre nos señalan que algo no va bien, y muchas veces no le presta-mos atención sino que tratamos de apagarlos.

Aquí es importante darnos cuenta de que aún si la racionali-dad de la consciencia equipara el funcionamiento del cuerpo a algo “automático”, como sucede con un “relé” del motor de un carro, la situación es más compleja y aquí interviene una perspectiva unitaria de cuerpo-mente.

Nuestras emociones así como nuestros pensamientos están en constante interacción con nuestro cuerpo. Por ejemplo, una depresión afecta nuestro sistema inmunitario ocasionan-do que nos resfriemos. Y así mismo un resfrío afecta nuestro sistema emocional y consciente llevándonos a veces a sufrir de tristeza, a estar faltos de ánimo y de atención.

Por miguel Posani @mPosani

iLUsTraCiÓn JessiCa mena

La inteLigencia deL cuerpo

ejercicio

Cuando por ejemplo enfermamos y lo que hacemos es dormir es porque el sistema inteligente de nuestro cuerpo necesita de todas nuestras fuerzas para su recuperación. Y resulta que nosotros, eso que llamamos consciencia, nunca le hablamos a nuestro cuerpo.

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Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPale CCsCaracas, 30 de abril de 2017.

“el cuerpo humano es el carruaje, el yo, el hombre que lo conduce, el pensamiento son las riendas y los sentimientos son los caballos”.

Platón

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El 19 de abril de este año 2017, 207

años después del de 1810, el clima, las

formas, las circunstancias y los detalles

fueron como son 207 años después. Ese

día, Almelina Carrillo iba caminan-

do por La Candelaria y una botella de

agua congelada arrojada desde lo alto

de un edificio le causó un traumatis-

mo craneoencefálico; estuvo internada

en una clínica de San Bernardino, de

prestigio por su experiencia en tratar

traumatismos de emergencia y donde,

casualmente, laboraba como camarera.

Ese día, en Caracas, mirando la mul-

titud en la avenida Bolívar, ya al final

de la tarde, el presidente Maduro sin-

tió a la gente (¿ha ( ¿ h a

usted sentido a la

gente?) que se que-

dó hasta el final

de su arenga, de

su reflexión, y se

acordó de Chávez,

fallecido cuatro años, un mes y catorce

días antes. Entonces supo lo que tenía

que hacer.

***

La marcha arrancó marcial y peregri-

na, como cuando entras a las salas del

Teatro Trasnocho Cultural y sientes

la necesidad de tintinear un sonajero

para que te vean o para ver. Esa vida

caprichosa, relajada y sibarita estalló

en un colorín festivo durante la deno-

minada “madre de todas las marchas”

que anunció 26 puntos de convocato-

ria en la ciudad. Gente con un deno-

minador común que no tenía nada que

ver con el reclamo inicial que lanzó la

diputada Delsa Solórzano, micrófo-

no en mano: “este gobierno nos tiene

pasando hambre”. Por el contrario, se

veían bien alimentados, y con esa loza-

nía salieron a acabar con la dictadura,

vigoroso empeño en el que mediaron

sedas, nike running, bebidas isotónicas

de las saborizadas, tules y mezclilla,

ray-ban aviator, lino crudo, un millón

de banderas boca abajo y una radiac-

tiva peste a Victoria’s Secret mezclada

con vinagre.

***

Al mediodía y desde La Bandera, caminamos toda la avenida Nueva Granada, la Fuerzas Armadas —que ahora es una sola, aun-que haya desertores en Colombia— y llegamos a la Bolívar. En Parque Carabobo, justo frente a la sede del Ministerio Público, unos cha-vistas yaracuyanos estaban desparrama-dos por la grama, descansando, aliviando la carga en una ciudad que necesita aliviar la carga como cuando algo tiene que pa-sar. La gente se preguntaba, cuatro días después de esa concentración, cuándo se va a acabar. “La derecha quemó todas las naves”, diría el presidente Maduro, el mismo día que Almelina Carrillo dejó de existir. Cuándo se va a acabar la muerte. “La ternura está agazapada”, dice Jorge Rodríguez cuando sabe que al pueblo se le eriza la piel de esperanza porque el clima, las circunstancias y los detalles son como son 207 años después de 1810. Existen las redes sociales.

***

A mí me dio paja fue con el señor Julián, que en una esquina de la Plaza Francia trataba de vender un lote de banderas en 20, 25 y 30 mil bolívares y una inmensa en 60 mil. Despachó unas cuantas en el transcurso de la mañana, pero no tanto como imaginó, por una circunstancia so-brevenida: las que ofrecía tenían las 8 es-trellas y el escudo decretado en 2006 por el Gobierno Bolivariano. Los manifestan-tes querían era la de 7 estrellas y el vie-jo escudo de cuando la cuarta república. Entre las tropas opositoras hay una serie de sellos de identidad que se imponen a la realidad en el vaivén de la guerra sim-bólica, en medio del glamour y las marcas. Uno de sus estandartes: la bandera al re-vés, la negación no solo del siglo XXI sino de 200 años de tradición republicana.

***En la avenida Nueva Granada una empa-nada apurada engrasa las articulaciones y veo lo que se ve cuando marchan los pe-labolas contradictorios —que somos to-

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Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCS Caracas, 30 de abril de 2017.

MIRADAS

CRÓNICA ImposIble

LA MISIón, SI EL LECtoR DECIDE ACEPtARLA, SERá IR y vEnIR EntRE DoS MunDoS PARALELoS, DoS REALIDADES quE SE SuMAn A LA SuyA, SI ES quE uStED no ES ChAvIStA nI oPoSItoR. SI SE SIEntE PARtE DE ALgo, vAyA y vuELvA, EntRE y SALgA, PIEnSE y vuELvA A PEnSAR. LA vERDAD y LA

REALIDAD tRASIEgAn y SE DECAntAnPOR guStAvo MÉRIDA y MARLon ZAMbRAno

fOtOgRafías MIChAEL MAtA y EnRIquE hERnánDEZ

Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCSCaracas, 30 de abril de 2017.

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dos— en esta marcha que evitaría el asal-

to al poder y que tiene sus circunstancias

y detalles 207 años después, que se cuen-

tan rápido, con sus guerras y sus muertos

y la sangre y todo lo demás que pasó en

esas guerras que se nos olvidaron. Al-

melina Carrillo no estaba marchando y

un objeto contundente arrojado por una

mano que obedeció una orden de un ce-

rebro le quitó la vida. Tenía 47 años, la

misma edad de Simón.

***Se dijo que atravesarían la Francisco de

Miranda, pero una contraorden desvió a

los caminantes hacia la autopista Fran-

cisco Fajardo, adonde fueron a parar

sus cuerpos tallados por la disciplina del

training o del bisturí: músculos de acero

pulido y nalgas de proyección cósmica,

que embutidos en licras y shorts apenas

si se veían vulnerados por un sol inter-

mitente que a ratos se escondió tras los

grises nubarrones de algodón que per-

mearon el mediodía caraqueño. Niñas

con acabados en porcelana rosa, abuelas

de cuentos de Hans Christian Ander-

sen, tipos esculpidos sobre blanquísimos

bloques de mármol de Carrara y seño-

res empaquetados en sudorosas Lacoste

blancas iban detrás, como en las postales

de Henrique Avril, de camino a un picnic

dominical en el Guaire.

***Tal vez apenas esté empezando todo a

revolverse para resolverse. “Esta deci-

sión necesita mucha conciencia del pue-

blo”, diría el presidente Maduro, creando

el clima, los detalles y las circunstancias

para lo que llamó un desencadenante

histórico, 20 años después que el presi-

dente Chávez convenciera a quien hubo

de convencer para ir a las elecciones pre-

sidenciales de 1998, para ganarlas y con-

vocar a una Asamblea Nacional Cons-

tituyente, que es la vaina más arrecha

que hay, al menos hasta hoy, para hacer

lo que hay que hacer. Almelina no tenía

que morir así. Pudo ser cualquiera de

nosotros. Pudo votar que sí quería una

Asamblea Nacional Constituyente, por

ejemplo. Pero no puede. Mientras, en la

marcha, la gente camina y baila. Algunos

comen arroz con ala de pollo. Ala, así,

en singular. Comen y siguen caminan-

do, hasta el final. Yo con mi empanada

tengo. Y mi café expreso, y mis angustias

pequeñoburguesas, regadas a lo largo y

ancho del país porque hace 207 años no

sabíamos que había tanto petróleo y la

riqueza de antaño era de los españoles

hasta que Simón, que se murió a la mis-

ma edad de Almelina, dijo eso de que la

calma, durante 300 años, bastaba. Era la

era de la Guerra de Independencia.

***

Al mediodía saqué una conclusión temprana y frívola en la plaza Francia de Altamira, para establecer una certeza que a lo mejor ya venía escrita en El arte de la guerra de Sun Tzu: ¡qué buenas están las venezolanas! Marches donde marches, y como me ha pasado en infinidad de mareas rojas, a esa hora ya me habían vapuleado con violencia seductora 15 pares de tetas y por lo menos 8 nalgas de Lladró, cuando de pronto pasó rozando como una exhalación del diablo una exalcaldesa adeca que fue mi jefa 20 años atrás y tras verme con desconcierto, me abrazó como diciendo “ay, hijo, recapacitaste, bienvenido al rebaño”. Ella fue, siendo yo apenas un embrión de periodista, la primera figura de autoridad que pretendió comprar mi conciencia cuando en el año 98 instó a todo el personal que laboraba en una dirección de comunicaciones a votar por el caudillo Alfaro, so pena de ser despedidos si exhibíamos otra intención. A la semana volamos todos porque sabíamos que a ese caballo desbocado llamado Chávez no lo paraba ni Dios.

*** Y así llegó la tarde y así hablaba el presiden-te Maduro. Antes, durante la empanada, un oficial de la Guardia Nacional Bolivariana se bajó de la moto que conducía un subalter-no. El oficial se acercó y pidió un gatorade. Pude cambiar la bebida, pero eso fue lo que pidió. “¿Cómo está el trabajo?”, pregunté con mi uniforme de reportero, mi disfraz de juez y mi responsabilidad por lo mal hecho. Me miró como se mira a un tipo en quien no confías. “Gracias”, exclamé, con esa cortesía de alcabala que va y viene dependiendo de quién salude primero. De repente, imaginé el sudor y el calor tras el escudo y las pie-dras, el humo, el miao, la mierda, los insul-tos, las botellas, el cansancio, el hambre, la lucha, el avance, el retroceso, la sangre, el ca-lor, los empujones, los gritos, las arengas, el cansancio, las piedras, el miao…“de verdad: gracias”. Y el oficial de la Guardia Nacional Bolivariana, que compartió el gatorade con el subalterno y pidió otro y con ese otro en la mano y con la misma mano, me tocó el antebrazo. Es duro imaginar que, 207 años después, tengamos que volver a matarnos.

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Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCS Caracas, 30 de abril de 2017. Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCSCaracas, 30 de abril de 2017.

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Nacional Constituyente con el propósito

de transformar el Estado y crear un nue-

vo ordenamiento jurídico que permita el

funcionamiento de una Democracia So-

cial y Participativa?”.

***

“Maduro malditoooooooooo” se es-

cuchó con densidad de grito de guerra

cuando algunos insistieron en seguir

hacia la Defensoría del Pueblo, en ple-

no centro de la ciudad. Sin embargo, la

gran mayoría regresó a casa como vino.

Era como una película en retroceso que

dejó en el tintero sus exigencias y, por-

sia, a unos piquetes excitados que por

varios días (varios años) andan por ahí

destruyendo la ciudad, arrebatando vi-

das e insistiendo en negar que del otro

bando también hubo una marcha, mul-

titudinaria, que para nada tuvo ni tendrá

la intención de implosionar el país.

Las dos marchas se adjudicaron con-

notación de maternidad (la madre, la

mamá). El asunto es que, hasta donde se

sabe, madre, solo hay una.

***En Altamira, Delsa aprovechó para agra-

decerle al alcalde de Chacao, Ramón

Muchacho, por su eficiencia en el mante-

nimiento del municipio luego de que sus

huestes regresaran de guarimbear. Era

cierto: Altamira relucía tras los destrozos

del día anterior causados por la mucha-

chada que exigía, entre otras cosas, el fin

de la violencia del régimen comunista,

la convocatoria a elecciones generales, la

salida, la libertad de los presos políticos,

libertad de expresión, elecciones presi-

denciales, destituir a los magistrados del

Tribunal Supremo de Justicia, elecciones

regionales, revocatorio, libre mercado,

fin de la dictadura, presupuestos, fin del

golpe y un larguísimo y azaroso etcétera.

Dos abuelitas, frágiles como hojitas de

crepé movidas por el viento, se dejaron

guiar como los miles que parecían insu-

flar ánimos sobre la multitud. “De aquí a

Miraflores, o para la casa de la montaña”

le dijo una rubia de tinte terroso a otra de

amarillo fuego, suponiendo que hablaban

del Cuartel de la Montaña. Otro grupo de

doñitas a la altura de La Carlota, donde se

hizo un largo estacionamiento humano,

lanzó un chisme de condominio, explo-

sivo a las 2 de la tarde, cuando la marcha

se posicionó lentamente por entre los

vapores del paseo en familia: “dicen que

en El Recreo están disparando bombas

lacrimógenas… la Guardia está arreme-

tiendo”. “Pues hay que resistir, que nadie

se quede”, remató una matrona con el

aspecto de que difícilmente alguna vez

le pegó un chancletazo a una cucara-

cha. Así discutían, como un alto mando

castrense, en un zarandeo narcisista por

las selfies y el fashionismo radical.

***Ya el ritmo vertiginoso no da vértigo si-

quiera. Se transforma en un sinsentido, si

se mira sin vértigo, cosa que es muy difí-

cil de hacer si estamos todo el tiempo en

un ritmo vertiginoso. Ya la marcha, más

que mostrar músculo, necesita ser útil.

Es un vaivén del que cualquiera se can-

sa porque, además del mareo, siempre es

bueno volver al origen, porque así es más

fácil entender que ya la era de las guerras

con sangre regada en las calles, de noso-

tros mismos y por nosotros mismos, se

supone que pasó, hace ya 207 años. En

realidad se supone que pasó hace apenas

18 años cuando dijimos “sí” a esta pre-

gunta: “¿Convoca usted una Asamblea

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Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCS Caracas, 30 de abril de 2017. Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCSCaracas, 30 de abril de 2017.

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SOBERANÍAS SEXUALES

“Los lobos sanos solo sacrifican o arrancan aquello que necesitan para sobrevivir”.

Clarisa Pinkola Estés Mujeres que corren con lobos.

—¿Por qué te hiciste eso en el cabello?—Necesitaba un cambio y preferí empezar por mí que votar abajo y a la izquierda.—¿Sabes que el rapado es un acto masculino? Y esos tatuajes... esa rebeldía no está bien, Dios quiere rescatarte.—Al “Señor” deberían preocuparle cosas más importantes.—Si te hubiera conocido con el pelo largo, te hubiera echado los perros.—Lamento prescindir de tus halagos, preferí arrancarme un tolete de ego y no desfalcarme comprándole champú a los bachaqueros.—¿Qué te hiciste ? ¿Dónde está tu hermoso cabello?—Recién salí de un tipo que actuaba en mi organismo como un cáncer voraz. Estaba en tratamiento.—Lees demasiado, eso debe hacer que no prestes atención a tu imagen y te cortes así el pelo.—Es mi decisión. En el mejor peor de los casos solo tendría que ver con eso. —Te prefiero con el cabello largo... ¡Puff! Última frase en esa cadena de arrogancias. Ésta fue derroca-da por el placer, que media hora de besos después mutó a “mentira lo que dije sobre tu cabello, amo ver, besar y apretar tu cuello”.

La rendición de explicaciones, la concedera de pleitesías sobre lo que hacemos o no con nuestro pelo está para nosotras a la orden del día. Todos los días.

¿Qué es masculino? ¿Qué es femenino? ¿Qué es lo bello? Son pre-guntas que sigo haciéndome a cada momento.

¿Qué me gusta?, ¿qué decido?, ¿esto es lo que quiero?, son pregun-tas y reflexiones que deberían dirigir nuestras acciones y respues-tas todo el tiempo. Para que seamos rubias, pelirrojas, morenas, y luzcamos canas o melenas que volveremos a cortar una y otra vez. Para que hagamos lo que queramos con nuestro cuerpo, sin encuestas de opinión, sin derecho a apelación, pues nuestras deci-siones deben trascender cualquier precepto.

Al final, ¿lo esencial no era invisible a los ojos? Solo lxs necixs arma-rán alboroto por un cabello, lxs sabixs serán seducidos por el erotis-mo que suda quien se reinventa cuando quiere y se mira a sí misma con amor y respeto.

POR NAiLE mANjARRÉSILUSTRACIÓN L. “RAZOR” BALZA

Corto

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Caracas, 30 de abril de 2017.

GASTRONOMÍA

el pescado fresco de cervantesPOR NAThALi GóMEz@laesPeRgesia

FOTOgRaFÍas MARyORi CAbRiTA

PICHONES DE SIBARITA

No es la primera vez que entro a La Posada de Cervantes. La barra, junto a mis amigos, había sido mi lugar. Freddy De Freitas nos prepara-ba cocteles y ponía en Youtube la música que pedíamos. Hoy decidí, junto a Maryori, la fo-tógrafa, subir al segundo nivel para sentarnos a comer. Ya no tengo veinte.

Sentadas al fondo, me siento en un barco. Hay tablones de madera, un pasillo largo donde ca-ben 22 mesas y dos pantallas inmensas que pu-dieran servir para ver el mar. Freddy llega y me saca del ensueño: “esta es mi casa”. Habla con nosotras un rato y sigue en su faena: atender a los clientes, complacer sus pedidos, correr de un lado a otro y subir y bajar escaleras.

Nos pregunta sobre lo que deseamos ordenar. Le decimos que queremos pescado y ensegui-da, como un genio humano, corre y llega con una catalana, ceviche de mero con tostones, una ensalada thai con pepino y aceite de sésa-mo y unas papas a la brava. A esta altura ya nos derretimos.

Antes de comenzar a deleitarnos, Freddy nos cuenta cosas asombrosas: cada semana va a las costas del estado Vargas por los pescados. Nos habla y muestra fotos de rarezas marinas como el chivo, el torito, la catalana, el obispo, el loro. Yo me atrevo y me como un ojo, pues solo los conocedores lo hacen, dice Freddy.

"El pescado que consigues aquí, no lo vas a conseguir en otra parte". Le creemos. Además compra la leche, los quesos y los vegetales di-rectamente en El Junquito.

Cuando vemos las posibles combinaciones con las que podemos comer los pescados, conta-mos 22 maneras: a la plancha, poche, a la ga-llega, al ajillo, zarzuela, miel y limón, por solo

nombrar algunas. Además, hay mariscos, carnes, arroces, sopas y ensaladas.

La comida del restaurante, que es de nivel alto, según nos explica, es cuidada en cada

detalle. La frescura, la presentación y la po-sibilidad de preguntar sin que alguien ponga mala cara. Además, siempre hay sopa invita-da por la casa.

¿Por qué La Posada de Cervantes? Pues por-que a principios del siglo XX hubo un busto de Miguel de Cervantes, en la plaza del mis-mo nombre, en la actual esquina de Plaza Es-paña. Dentro de la tasca hay reproducciones de El Quijote y un detalle que es el que más llama la atención: un rostro de bronce del manco de Lepanto en la puerta. Si pasa por ahí, tóquele la nariz. No se sabe por qué, pero tiene la punta desgastada de tantas veces que lo han hecho.

Freddy se despide. Ve la satisfacción en nues-tros rostros. Lo abrazamos y nos dice: “Me gusta la cocina, no soy chef, soy gordito”.

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3

La Posada De Cervantes

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CICPC

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MÚSICA

La magia efectista deL vibráfono

Es un instrumEnto traído dEl jazz, quE sE fuE colando EntrE El gusto dE los latinos

hasta quEdarsE En la música caribEña

22

Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCS Caracas, 30 de abril de 2017.

POR MErCEdES SAnz • @JazzMeRcedes

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Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCSCaracas, 30 de abril de 2017.

Hay dos temas donde el vibráfono es ejecutado maravillosamente: “Mujer divina”, en la adaptación de Joe Cuba (desde que la pieza comienza, el halo de misterio lo marca este instrumento tocado por Tommy Berríos), y “Paula C”, de Rubén Blades, con una fuerza melancólica y dramática lograda por el magistral solo de Louie Ramírez.

Podemos hacer una lista, incluyendo instrumentales, pero estas dos joyas musicales son reconocibles en el cancionero popular latino y caribeño, donde el vibráfono juega una función decisiva. En el caso de “Mujer divina”, se evidencia un ambiente enigmático e íntimo; mientras que la nostalgia y la tragedia se manifiestan en ese amor que murió, representado en “Paula C”. Esos estados emocionales se logran gracias al vibráfono.

“Es un instrumento particular que le dio una posibilidad a la música latina cuando lo incluyen Cal Tjader, Tito Puente y el Sexteto de Joe Cuba. Hizo un aporte inédito porque era quebrar con las orquestas grandes, con metales. Entonces, irrumpe con una sonoridad única en formatos pequeños. Posteriormente lo vemos ya en el fenómeno salsero, con Rubén Blades y Louie Ramírez, cuando Cheo (Feliciano) reaparece, después de su paso por Fania, con este instrumento combinado con trombones. El vibráfono se consigna en la música del Caribe porque logra una conexión con la gente; además de construir atmósferas: tristeza, sonido aguerrido, baile”, expone el vibrafonista y director venezolano Alfredo Naranjo.

Como refiere el líder de Guajeo, hablar de esta herramienta musical es nombrar a esas figuras que le dieron el protagonismo que se merece en el mundo caribeño, comenzando por Tito Puente, Cal Tjader y Joe Cuba. Pero antes hay que decir que el vibráfono pertenece a la familia de percusión afinada y se popularizó en el jazz, especialmente en cuartetos, quintetos o sextetos. Entre las fuentes inspiradoras están Lionel Hampton, Milt Jackson y Bobby Hutcherson. El vibráfono adquiría un rol melódico y armónico.

“El tumbador cubano Luciano ‘Chano’ Pozo participó en una sesión dirigida por el vibrafonista Milt ‘Bags’ Jackson (In the Beginning, Galaxy), pero no fue hasta 1949 o 1950 que el multiinstrumentista neoyorquino Ernest ‘Tito’ Puente adaptó el vibráfono a su repertorio mambolero”, explica Luis Tamargo en su artículo “Desde Puente hasta Samuels: la latinización del vibráfono” (revista Latin Beat. 2000). Esto para citar un antecedente de su introducción dentro del latinjazz.

“Tjader estaba destinado a convertirse en el vibrafonista más prominente e influyente en la historia de la música latina”, acota Tamargo. Desde ese instante el vibráfono empieza a escribir una nueva historia en la música caribeña. Su primera etapa latina fue entre finales de los 50 y los 60, siendo Joe Cuba un paradigma, pues ya no son piezas

instrumentales y de puro jazz latino, sino ritmos cubanos y afroamericanos cantados.

Luego del auge de los sextetos, entrando la era salsera de los 70 y la post-salsa, hay que resaltar, como bien recordó Naranjo, los discos de Cheo Feliciano en solitario, con la colaboración de uno de los vibrafonistas y arreglistas más importantes que ha dado la salsa: Louie Ramírez. También es necesario señalar la labor de Ricardo Marrero con Seis del Solar (de Blades).

Y no podemos dejar de lado a Venezuela, con sus aportes a través del Grupo Mango y su vibrafonista Freddy Roldán, Rubén García y su fusión de música afrovenezolana y jazz, Franklin Veloz con salsa y jazz latino; Naranjo y la combinación de música tradicional, world music, salsa; y nos quedamos cortos…

El maestro Tito Puente (1923-2000)

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crítica y media24

Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPaLe ccS Caracas, 30 de abril de 2017.

Lat. Leporīnus. de la liebre.

Salvo Castello está a salvo: Prisión domi-ciliaria en un lugar tranquilo y solitario, tres años con un grillete electrónico, tres-cientos metros de movilidad, una chica mensual, televisión, comida y un leitmotiv en el que el cumplimiento del deber es la causa de todo (una de las tantas maneras del “yo no fui” tan de moda en estos días y tan presente en la historia de Nuestra América). Condiciones que terminan siendo una forma de impunidad. Sobre todo, cuando se es responsable de múlti-ples asesinatos. Entre ellos, muchos con rango de desaparecidos y numerosas víc-timas que fueron niños, niñas o adultos, cuyo único vínculo con los paramilitares o la guerrilla fue haber vivido en el lugar que ocupa el escenario bélico.

Si a esto le sumamos una larga historia de oligarquías de la tierra, de poder cruel y desprecio por el otro, estamos esbo-zando el contexto de la obra teatral del colombiano Fabio Rubiano, en donde cinco de estos asesinados se le aparecen a Castello para asediarlo hasta que devele dónde se encuentran sus cuerpos y ellos puedan “morir en paz”.

En este espectáculo, construido con una profunda conciencia de la realidad, con muchísimo humor, claridad estéti-ca, excelentes actuaciones, iluminación memorable. Todo está bien, excepto el referente, que, más allá de la situación

colombiana, parece extenderse a cual-quier país sometido por el colonialismo o enfrentado a él. Entorno en donde el poder económico y sus esbirros actúan de manera cruel, sin valorar para nada la vida de los desposeídos. Es un poder que, a la hora de ser juzgado, está frente a una gente cuyo daño recibido es in-conmensurable pero frente a unas leyes diseñadas a su favor.

Se hace muy difícil ver a Castello, refi-nado, bien educado, repitiendo una y otra vez que todos los desmanes y asesi-natos fueron hechos para salvar al país, y no recordar el discurso de unos cuan-tos tipos sedientos de poder y ahítos de odio provocando instaurar la violencia en Venezuela por todos los medios a su alcance. Son tan iguales y defienden de forma y fondo las mismas cosas por las que uno se asusta, porque el terrorismo da susto, de allí su nombre. La crueldad y el sadismo también dan susto (diga-mos, un muchacho colgando cabeza abajo en Altamira).

Y tal vez por eso, por el miedo que siem-bran a cada gesto, es por lo que más se agradece una obra como Labio de liebre. En donde la risa, la reflexión y mostrar las cosas sin ambages exorciza el horror y lo coloca en la justa dimensión de aquello que nunca podemos aceptar.

Por Rodolfo Porras

A golpe de control

Labio LePoRinodicho tontoQuedó iguaLito. Almelina caminaba y una botella de agua congelada le pegaba de repente, lanzada desde el frente de un edificio diferente, porque el odio desatado los había contagiado y sin mediar palabra esa mano arrojaba un proyectil certero, como si fuese un matero, y la sangre desparramada en la calle cotidiana por una mujer venezolana que al caminar es matada, muerta y asesinada. No hay manera de entender ese absurdo proceder y sin razón, sin pensamiento, todo se vuelve un tormento cuando sigue pasando y parece que nadie está reflexionando, sobre todo tú, que la arrojaste, impulsado por un resorte que destapa la mise-ria de no querer que ella viva porque ella repre-sentaba, sin saber, sin querer, esa parte que no entiendes y no quieres intentar entender: que es posible que otro tenga otra manera, otra forma; que eso no se torna en amenaza para ti porque si te fijas bien, sin apuros, sin desdén, es muy simple desmadejar lo que el apuro te impide: no eres tú quién decide cuando odias de repente y ahora tienes que bajar la frente porque hiciste lo que hiciste y a ella se le partió el cráneo, y su frente, también de repente, fue a dar duro con-tra el suelo y ya más nunca podrá ella caminar otra vez, y ahora su muerte, al revés, es bandera de esperanza junto a sus sueños truncados por el odio arrumado en las mentes de dementes que no piensan en eso porque ellos, cuando mueran, no se darán cuenta que quien comenta de soslayo le mirará brevemente y dirá, como si nada: "Quedó igualito".Pero espero, compañero, compañera, que tenga larga vida, más, mucho más que la que vivió Almelina, para que le dé tiempo de salir de la cárcel, se arrepienta y vea, con sus propios ojos con los que vio la puerta de la nevera, que este país no entró en otra guerra fratricida, que no es otra que aquella en que él la mata a ella, aunque ambos hayan nacido, quién sabe, de repente, en la misma maternidad con el nombre de la madre del mismísimo Simón, ese hombre con su nombre que algunos temen nombrar porque suena trasnochado pero no se han percatado que el tiempo de ahora, rápido y desbocado, es el mismo de entonces pero ahora, justo ahora, es injusto que por eso, por caminar, en una calle de Caracas, alguien muera porque algunos quieren que conjuguemos el verbo odiar.

gustavo Mérida@gusmerida1

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minicrónicas

Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPaLE ccsCaracas, 30 de abril de 2017.

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La invitación pendiente con un pana que vive fuera de Caracas para tomarnos unas cervezas en un bar de Catia, lugar sugeri-do por él y sector donde he gastado la suela de los zapatos que jode, me puso a pensar dónde carajos ir que no fuera un aburrido negocio de chinos, una callejera licorería donde hay que parir para echar unas disfru-tadas ganas de mear o un negocio con deci-beles salidos del estruendo de las cornetas hípicas. Si tan siquiera se pudiera encontrar un barcito de rocola para escuchar aquellas melodías que hacían pedir otra ronda.

Me senté en el sofá de la casa para dejarme arropar con los vapores del recuerdo. Ador-mitado, hecho el paisa, me fui a patear la nocturnidad por los Faro Rojo, Mantecón, Río Chiqueña, Guaca, Columbae, Río Va-lencia, Mundo, Madeira, Toro, Camelias, To-

var, León de Oro, Astra… Abrir batientes y canutillos columpiados por entre aromas de Kent, Fortuna, Malboro, Viceroy, ensambla-dos a la ropa y al Pino Silvestre y el Pachulí. Ver cómo la espuma de la birra, pagada a bo-lívares 1,50, sobrepasa el vaso de vidrio. Es-cuchar las notas salidas desde una Wurlitzer interpretadas por Daniel Santos, Julio Jara-millo, Toña La Negra, Carmen Delia, Nelson Ned y dale que no viene carro. Darle a María o Carmen (eterno seudónimo) una moneda de plata de un bolívar y que coloque en la selección de cinco discos el L4, de Panchi-to Riset, ese que da en la madre: “El cuartito está igualito”… De pinga descansar la ruleta en un banco de la plaza Pérez Bonalde sin el temor a un Juanito Alimaña o un Pedro Na-vaja. Mirar la buñueliana pernocta del “loco Billo” junto a la “loca Mariota”. Arrancar has-ta el Yaracuy con todas las posibilidades car-

¿Y esa rocola qué?

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nales por delante. Sin prepago ni condón. A punta de jabón Las Llaves y limón. Asomar la invitación para La Caneca, avenida Sucre, pasaporte para la rumba bien gozada. Ama-necer con Carmen Colchón, Irma La Tetona, María Culito o la negra Maigua, rumberas a tres tablas. Pasar la calle y esperar el alba sentados frente a la barra de la arepera La Criollita (“Hoy no fío, mañana sí”), con un mondongo y par de arepas por el pecho, si-nónimo de un trasnocho bien tripeado.

Pensándolo bien, llamaré al pana para in-vitarlo a Propatria. A un sitio llamado La Golondrina, donde las cervezas son más caras que el carajo, pero la placidez paga. La música sale desde un viejo picó a punta de LP, pero a falta de rocola, malo no es.

por pedro delgado

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sobre lo que no puede defenderse,la cobardía con que aceptamos como naturalla prepotencia del más fuerte.

Nuestra tierra es desigual:abre surcosavanza,se interrumpe.Sabe romperse.Nuestra tierratiene brevísimos puntosen que la luzse colmao se deshacey una grietabrillantedonde tiemblauna mujerque también será desiertoun día,desierto,señor de los marchantes.Verás,no digo que el paisajesea estopero en la tierra desprovista todo crujee incluso la existencia discreta de la ramaambiciona un ruido, un sonido,un traqueteo vegetal.En nuestra tierralos bosques agitadosmecen mareas ancestralesy las cascadas rugencon un pálpito de fuego.Todo paisaje es un presagio.

Por Claudia Masin (argentina)

Por andrea Cote Botero (ColoMBia)

una mujer no debe ser un calabacínno debe dejar que gire el mundo detrás de la ventanamirar de su lado del vidrioquerer asomarsey solamente quererno debe ser un calabacín sobre la mesamientras afuera oye el estrépitode una cosa que sucedeuna mujer debe ser una mujertumbar la puerta y perderse entre el tumultoabrir la bocanacer de sí misma serpiente contra el fantochenacer montaña o precipiciopoema o groseríapero no debe ser nuncaun calabacín sobre la mesa.

Yanuva león

NUNCA UN CALABACÍN

BROTES (fRAg.)

PAISAJE

Un árbol puede sentir cuál es el brote, entre todos los suyos, en el que van a ensañarse las plagas,cuáles no van a sobrevivir, cuáles no tienen la fuerza necesaria. Cuanto más conoce sus flaquezas, más amor les reserva porque sabe,de esa manera cierta e inexorable que sabe la materia, que no se puede dejar librado a su suerte a lo que ha sido puesto en el mundopara alimento de una vida más potente,más decidida a seguir adelantede la manera que sea. Si el amor nuestropudiera también depositarseen la falla propia y ajena, en la parte lastimada que no esapta para la supervivencia, podrían desprenderse de nosotros—como pestes que encontraron su remedio— la violencia que volcamos

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@indira_carpioPOR INDIRA CARPIO

Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCS Caracas, 30 de abril de 2017.

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POR NePtalí SegOvia

1. Muerto en acción de guerra (f.). 6. Ritmo o cadencia de una pieza musical.11. Clérigo que ha recibido la tercera orden menor (inv.). 13. Moverse hacia determinado lugar (inv.). 14. Claro, disperso, espacioso 15. Desinencia verbal en infinitivo. 16. Antiguo nombre de Tailandia.

18. Tiempo que dura la claridad del Sol. 19. Obrero, trabajador manual.21. Antepasado de los pueblos árabes. 23. Siglas de ácido nucleico. 24. El presidente de Cuba. 26. Apoyo, cimiento, fundamento (inv.). 27. Demente, perturbado, desequilibrado (f.). 30. Desastre total.

32. Percibir un sonido. 34. René …, político haitiano, ex presidente de la república. 37. José “…” Hernández, el venerable médico de los más necesitados. 40. Percibí un olor. 41. Asistiría, concurriría, acudiría. 42. Anno Dómini.

43. Entrada gratuita para un espectáculo público (inv.). 44. Símbolo de la centiárea.45. Bebida a base de zumo de naranja, agua y azúcar. 48. Trabajador manual asalariado, operario. 49. Olor desagradable y penetrante.

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1. Hospital “…” Infantil, centro especializado de urgencias de cardiología de Caracas.2. Amarráis, impedís el movimiento. 3. Religión fundada por el profeta Mahoma. 4. Otorgó, donó, asignó. 5. Iniciales del Premio Nobel de química 2004. 6. Otro nombre de Perséfone, divinidad griega (Mit.).7. Buey, en inglés. 8. Tabla sostenida por uno o más pies. 9. Río de Venezuela, en el edo. Miranda. 10. Primer satélite venezolano. 12. Acusar, achacar, imputar (inv.).17. Asistirás, concurrirás, acudirás. 19. Cierto organismo internacional. 20. Gran dios solar del antiguo Egipto. 22. Abre surcos en la tierra con el arado. 25. Piedra llana con una inscripción en memoria de algo o alguien. 26. Vigésima letra del alfabeto español. 28. Misión “…” Adentro, uno de los programas sociales del gobierno venezolano (inv.). 29. Admití, profesé, acepté. 31. Elemento nº 79 de la tabla periódica. 33. Nota musical. 35. Planead, revolotead, aletead. 36. Ligero, rápido, veloz. 38. Reciba un jornal o sueldo por un trabajo habitual. 39. Escaso en su clase o especie.43. Línea imaginaria alrededor de la cual se mueve un cuerpo.46. Símbolo químico del argón.47. Dominio de internet de Honduras (inv.).

CRUCI

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Usted ve y ve la misma foto. Un grupo de personas al lado de unos policías. Aparentemente no pasa algo más. Así son las imá-genes, capturan un momento. Pero ya va, alguien a su lado está gritando y tiene un ataque de nervios. “¿Qué pasa?”, pregunta de inmediato. “¿No ves? —le responde—, mira a esos pobres muchachos cómo están siendo reprimidos…”. Fin.

1. Los mensajes que reciben son confusos y cambiantes: lucha… en paz; derroca al dictador… con marchas; lanza materos por la ventana… por tu libertad. ¿Se entiende?2. Empezará a ver cosas que otros no ven: en una foto con enca-puchados verá estudiantes; las piedras en sus manos serán pan-cartas; los destrozos a bienes públicos serán en defensa propia.3. Insultará por cualquier vía a quien lo invite a ver otro ángulo de esa realidad que percibe. El último argumento de peso será: “maldito chavista lleno de odio inoculado”.4. Banalizará el sufrimiento de sus contrarios: “¿Quién los manda a pasar por ahí?, “En ese hospital que atacaron no había niños, eran puros colectivos”.5. Haga el ejercicio: vea una foto donde una mujer besa apasio-nadamente a un hombre pero póngale de titular: Terror. ¿Cuál mensaje le llega primero?6. Haga del verbo reprimir el mejor de sus aliados.7. Otro experimento: deje que le lancen bombas molotov a su casa y cuéntele a sus vecinos sobre su experiencia pacífica con unos jóvenes que protestaban porque no les gustaban sus mue-bles.8. Ataque siempre primero. Es obvio que la vida funciona así.9. Le será más fácil opinar mientras más lejos esté de los hechos. Garantizado.10. Vaya pensando que si me ve en la calle, me dirá que estoy llena de odio por escribir este minimanual.

MiniManual para naturalizar la violencia en las redes

tuits de

@laespergesiaPOR NATHALI GÓMEZ

Ilustración: L. "Razor" Balza

Edición Número Doscientos veinticinco. Año 05. ÉPALE CCS Caracas, 30 de abril de 2017.

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