resumen textos narrativos.doc

2
Colegio Monteverde Anexo Departamento de Lenguaje y Comunicación Profesora Rosa Toro Campos Guía para activar conocimientos previos 8°básico TEXTOS NARRATIVOS NOMBRE: ____________________________________ Fecha: ______________ curso: ___________ Lee el siguiente texto y luego responde. Historia del río que cambió de rumbo Rigoberta Menchú Cuando yo era niña, por Chimel pasaba un río. No era muy grande, pero uno podía bañarse en él. También, sobre las piedras grandes y lisas como caparazones de tortuga gigante, las señoras lavaban la ropa. Lavaban la ropa y conversaban y se reían. Para llegar al río debíamos atravesar un cafetal siguiendo un senderito estrecho donde solo cabía una persona. El cafetal era oscuro porque grandes árboles le daban su sobra. Era una oscuridad verde y llena de olores y, a veces, nos comíamos el rojo fruto del café, que tiene un delicioso sabor dulce. Luego dejábamos un terraplén y aparecía el río ante nuestros ojos. El río era transparente, parecía una hoja de papel celofán que se fuera desenrollando con el suave rumor del agua. Lo que más me gustaba era saltar de piedra en piedra. El río era un milagro. ¡Tanta agua corriendo sin cesar! Era un regalo de la naturaleza. Había pequeños pececillos, que eran renacuajos. Los peces grandes estaban en las partes más hondas. El río venía bajando de las altas montañas, en donde siempre había nubes. Pasaba por el pueblo y luego seguía lejos, lejos, hasta ir a dar al mar. Mi abuelo decía “la mar”. Nosotros nunca vimos el mar. Mi papá decía que era inmenso, inmenso, como el cielo. Pero yo no lo podía imaginar. Las piedras pequeñas del río eran de todos colores, las había de color naranja, verduscas, azabache, blancas, ámbar, amarillas. Me encantaba verlas con la lupa del agua. Metía la mano bajo el agua y también mi mano parecía grande. Cogía una piedra y me daba cuenta que era chiquita. Con mis hermanos jugábamos a salpicarnos, hasta que quedábamos completamente mojados y nos bañábamos. La abuelita decía: “pueden jugar con el agua todo el tiempo que quieran. Pero cuando sea el medio día, no miren dentro del agua, no miren el fondo del río. Su reflejo o su sombra se transformará en la sombra del rostro de un gallo con cola de serpiente verdiazul. No se queden solos en la orilla del río, porque Ajaw (nuestro creador y formador) se baña y también bebe su agua”. Aprendimos a nadar en las ensenadas del río. A veces, la corriente se parata, como si se fuera a pasear, y descansa, cerca de la orilla, en sus aguas profundas. Desde las piedras nos tirábamos de clavado y luego nadábamos hasta la ribera del rio. En esos momentos, recuerdo que éramos felices. El río atravesaba el pueblo. Pero vinieron las épocas malas, cuando vino la guerra y la gente tuvo que ir a refugiarse a la montaña, pasó algo mágico, extraordinario. ¡El río se espantó! Se asustó de lo que había visto pasar en el pueblo, durante los años malos, y entonces se metió debajo de la montaña. Fue a salir del otro lado. Y ahora el río no pasa por Chimel. Pasa del otro lado de la montaña, a donde se fue a esconder, junto con la gente. Yo quisiera que regresara. Pero así como un acto de maldad muy grande lo

Upload: rosa-beatriz-toro-campos

Post on 15-Feb-2015

16 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: resumen textos narrativos.doc

Colegio Monteverde AnexoDepartamento de Lenguaje y ComunicaciónProfesora Rosa Toro Campos

Guía para activar conocimientos previos 8°básicoTEXTOS NARRATIVOS

NOMBRE: ____________________________________ Fecha: ______________ curso: ___________

Lee el siguiente texto y luego responde.

Historia del río que cambió de rumboRigoberta Menchú

Cuando yo era niña, por Chimel pasaba un río. No era muy grande, pero uno podía bañarse en él. También, sobre las piedras grandes y lisas como caparazones de tortuga gigante, las señoras lavaban la ropa. Lavaban la ropa y conversaban y se reían.

Para llegar al río debíamos atravesar un cafetal siguiendo un senderito estrecho donde solo cabía una persona. El cafetal era oscuro porque grandes árboles le daban su sobra. Era una oscuridad verde y llena de olores y, a veces, nos comíamos el rojo fruto del café, que tiene un delicioso sabor dulce. Luego dejábamos un terraplén y aparecía el río ante nuestros ojos.

El río era transparente, parecía una hoja de papel celofán que se fuera desenrollando con el suave rumor del agua. Lo que más me gustaba era saltar de piedra en piedra. El río era un milagro. ¡Tanta agua corriendo sin cesar! Era un regalo de la naturaleza.

Había pequeños pececillos, que eran renacuajos. Los peces grandes estaban en las partes más hondas. El río venía bajando de las altas montañas, en donde siempre había nubes. Pasaba por el pueblo y luego seguía lejos, lejos, hasta ir a dar al mar. Mi abuelo decía “la mar”. Nosotros nunca vimos el mar. Mi papá decía que era inmenso, inmenso, como el cielo. Pero yo no lo podía imaginar.

Las piedras pequeñas del río eran de todos colores, las había de color naranja, verduscas, azabache, blancas, ámbar, amarillas. Me encantaba verlas con la lupa del agua. Metía la mano bajo el agua y también mi mano parecía grande. Cogía una piedra y me daba cuenta que era chiquita. Con mis hermanos jugábamos a salpicarnos, hasta que quedábamos completamente mojados y nos bañábamos.

La abuelita decía: “pueden jugar con el agua todo el tiempo que quieran. Pero cuando sea el medio día, no miren dentro del agua, no miren el fondo del río. Su reflejo o su sombra se transformará en la sombra del rostro de un gallo con cola de serpiente verdiazul. No se queden solos en la orilla del río, porque Ajaw (nuestro creador y formador) se baña y también bebe su agua”.

Aprendimos a nadar en las ensenadas del río. A veces, la corriente se parata, como si se fuera a pasear, y descansa, cerca de la orilla, en sus aguas profundas. Desde las piedras nos tirábamos de clavado y luego nadábamos hasta la ribera del rio. En esos momentos, recuerdo que éramos felices.

El río atravesaba el pueblo. Pero vinieron las épocas malas, cuando vino la guerra y la gente tuvo que ir a refugiarse a la montaña, pasó algo mágico, extraordinario. ¡El río se espantó! Se asustó de lo que había visto pasar en el pueblo, durante los años malos, y entonces se metió debajo de la montaña. Fue a salir del otro lado. Y ahora el río no pasa por Chimel.

Pasa del otro lado de la montaña, a donde se fue a esconder, junto con la gente. Yo quisiera que regresara. Pero así como un acto de maldad muy grande lo hizo huir, solo un acto de bondad muy grande lo puede hacer regresar. Muchas veces me pregunto cuál puede ser ese acto de bondad. Y quién lo puede hacer.

Rigoberta Menchú. Li’ M’in, una niña de Chimel.Buenos Aires: Sudamericana, 2001 (fragmento).

Contesta las siguientes preguntas en tu cuaderno, fundamentado y ejemplificando cada una de ellas.

1. ¿Quién relata la historia?2. ¿Qué mundo se encuentra representado en la historia?3. ¿Qué relación tiene la autora del relato con la narradora?4. ¿Qué tipo de narrador está en este texto?5. ¿Cómo se llamaba el lugar? Descríbelo.6. ¿A qué época corresponde el relato? Fundamenta.7. Según la clasificación de los personajes, caracteriza a los personajes presentes en este texto.8. ¿Cuál es la idea central del texto? Fundamenta9. ¿Existen anacronías dentro de la historia? ¿Cuáles