resumen historia de la lengua

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RESUMEN HISTORIA DE LA LENGUA (Moure-Acuña) TEÓRICO - MOURE INTRODUCCIÓN En el siglo XVIII, se asimiló el desarrollo de la lengua con el desarrollo de un ser viviente. No existe una fecha para el nacimiento de una lengua. Se puede fechar siempre y cuando se redefina el concepto de “nacimiento”. La lengua es un continuum, por lo cual no puede saberse la fecha exacta de su nacimiento (sí puede llegar a saberse la fecha de muerte). Una lengua no tiene principio; siempre es el desarrollo de otra lengua. Es un “mejoramiento”, una “evolución”. Cambia y se modifica de un estado a otro. Pero algo debe suceder en ese cambio que permita fechar el nacimiento. El castellano habría nacido alrededor del año 1000, y la primera Gramática es de 1492 (Nebrija). Es una estandarización, pero la lengua ya existe desde antes de su regularización. El hecho que se toma, entonces, es el primer documento escrito en esa lengua nueva; no hay otra forma de fijar la fecha. Antes del 1000, la única lengua escrita era el latín. El primer documento escrito en castellano se diferencia por la ortografía y la sintaxis (obviamente, el castellano se hablaba desde antes, pero no existen documentos más antiguos). La persona de este primer texto necesitó hacer aclaraciones de esta lengua nueva sobre el latín; esto quiere decir que hablaba en otro código lingüístico. ¿Por qué de pronto aparece una escritura diferente? La escritura es siempre conservadora, porque tiene una misión conservadora del estado de la lengua. Por eso siempre va más “atrasada” que la lengua oral. La escuela ejerce una fuerza de control que retrasa cambios en la lengua, que de otra forma ocurrirían muy rápidamente. El latín se mantuvo como lengua de cultura luego de que se dejó de hablar efectivamente. La lengua muere cuando muere el último hablante. La gente de Castilla hablaba latín, pero uno muy diferenciado. Usaban la ortografía del latín. La oralidad se diferencia mucho más que la escritura, que se mantiene. Todos los pueblos latinos creían estar hablando latín, aunque los dialectos eran muy diferentes entre sí. Cuando surgió la posibilidad de poner por escrito ese latín regional, se marcó la diferencia: el latín “estándar” ya no cumplía su función. Ese latín adquiere características diferenciadas que requieren de una representación ortográfica diferente. El registro escrito impresiona sobre la oralidad, pero no es la oralidad. El latín que se hablaba no era

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Page 1: Resumen Historia de La Lengua

RESUMEN HISTORIA DE LA LENGUA (Moure-Acuña)

TEÓRICO - MOURE

INTRODUCCIÓN

En el siglo XVIII, se asimiló el desarrollo de la lengua con el desarrollo de un ser viviente.

No existe una fecha para el nacimiento de una lengua. Se puede fechar siempre y cuando se redefina el concepto de “nacimiento”. La lengua es un continuum, por lo cual no puede saberse la fecha exacta de su nacimiento (sí puede llegar a saberse la fecha de muerte). Una lengua no tiene principio; siempre es el desarrollo de otra lengua. Es un “mejoramiento”, una “evolución”. Cambia y se modifica de un estado a otro. Pero algo debe suceder en ese cambio que permita fechar el nacimiento. El castellano habría nacido alrededor del año 1000, y la primera Gramática es de 1492 (Nebrija). Es una estandarización, pero la lengua ya existe desde antes de su regularización. El hecho que se toma, entonces, es el primer documento escrito en esa lengua nueva; no hay otra forma de fijar la fecha. Antes del 1000, la única lengua escrita era el latín. El primer documento escrito en castellano se diferencia por la ortografía y la sintaxis (obviamente, el castellano se hablaba desde antes, pero no existen documentos más antiguos). La persona de este primer texto necesitó hacer aclaraciones de esta lengua nueva sobre el latín; esto quiere decir que hablaba en otro código lingüístico.

¿Por qué de pronto aparece una escritura diferente? La escritura es siempre conservadora, porque tiene una misión conservadora del estado de la lengua. Por eso siempre va más “atrasada” que la lengua oral. La escuela ejerce una fuerza de control que retrasa cambios en la lengua, que de otra forma ocurrirían muy rápidamente. El latín se mantuvo como lengua de cultura luego de que se dejó de hablar efectivamente. La lengua muere cuando muere el último hablante. La gente de Castilla hablaba latín, pero uno muy diferenciado. Usaban la ortografía del latín. La oralidad se diferencia mucho más que la escritura, que se mantiene. Todos los pueblos latinos creían estar hablando latín, aunque los dialectos eran muy diferentes entre sí. Cuando surgió la posibilidad de poner por escrito ese latín regional, se marcó la diferencia: el latín “estándar” ya no cumplía su función. Ese latín adquiere características diferenciadas que requieren de una representación ortográfica diferente. El registro escrito impresiona sobre la oralidad, pero no es la oralidad. El latín que se hablaba no era el del registro culto escrito (literario, alto). El latín que se enseña hoy es el culto, y además muy retórico. Las lenguas romances son el resultado de la transformación sucesiva fonética, sintáctica y léxica del latín que se usaba todos los días en sus diferentes registros. Es un proceso de dialectalización del latín vulgar (vulgo: pueblo). Sin embargo, no hay realmente un registro de ese latín vulgar que se hablaba. El castellano es el resultado de las transformaciones sufridas por la protolengua llamada “latín vulgar”. La familia de lenguas itálica se inscribe dentro del indoeuropeo. La lengua latina fue la que se impuso.

¿Cómo se reconstruye el latín vulgar, el de todos los días? Algo que es útil es ir a aquellas especies literarias que deliberadamente buscan reproducir las formas de la oralidad (por ejemplo, obras de teatro con personajes bajos). Pero en el teatro, aunque se refleja la oralidad, hay rasgos que se eliminan (pausas, muletillas, etc.). Encontramos giros, vocabulario y usos poco canónicos en la gramática convencional de la época, que remiten a la oralidad. En Plauto y en Terencio hay algunas escenas con diálogos con rasgos de oralidad.

¿Dónde podrían encontrarse, entonces, registros bajos de la oralidad? En cartas de confianza, graffitis, epitafios en tumbas, obras de teatro, listas de compra, declaraciones de testigos, elementos donde consten correcciones gramaticales. Quedó todo lo grabado en material durable: piedra, acero, metal. También las maldiciones: tabellae defixionum. Hay que ir a las modificaciones, a esos elementos que el latín clásico consideraría “erróneo”. Se estudian los errores para ver cómo va variando la lengua. Otro testimonio es el de los gramáticos normativistas o “correctistas” que indicaban los “malos usos” de la lengua. El cambio está

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estigmatizado; se lo ve como algo malo. Por eso la existencia de manuales de corrección, que hoy nos dan la pauta de lo que estaba cambiando en la lengua. También se podría buscar en algún manual (por ejemplo de mecánica), que está escrito en una lengua no tan cuidada. Podrían encontrarse errores de sintaxis, armado, etc. También en tratados históricos de época tardía, donde el dominio de la lengua es más endeble y la lengua se aleja cada vez más del clasicismo por contaminarse con los dialectos vulgares.

Lenguas en contacto: Una lengua se impone a otra y la dominada desaparece, pero deja elementos en la lengua dominadora. A esto se lo llama “sustrato”. Pero la dominada no desaparece de un día para el otro: hay un tiempo en el que ambas lenguas conviven. A esto se lo llama “abstrato”. Esto lleva a períodos de bilingüismo, hasta que una se impone.

¿Cómo se produjo el proceso de dialectalización? El latín se dialectalizó porque se impuso en un territorio muy vasto durante mucho tiempo. A partir del siglo IV d. C. el proceso de dialectalización se acelera, y desde el siglo VI se diferencian ya los dialectos, aunque todavía se escribía en latín clásico. La escritura estaba velando o tapando el proceso de cambio de la lengua. ¿Qué elementos pudieron acelerar el proceso?

La expansión , por el contacto con nuevas lenguas. Una excepción fue el Nuevo Mundo, en donde el castellano no se modificó casi, a pesar del contacto con lenguas indígenas. Por eso el espacio es una condición, pero no empujó la dialectalización. El latín que llegó a cada rincón del Imperio Romano tuvo contacto con las lenguas previas de esas regiones. El latín fue aprendido de forma diferente por aquellos cuya primera lengua no era el latín.

La caída del Imperio Romano. La pérdida de un centro rector es un factor determinante, porque deja de haber una regulación. Un centro rector fuerte es un centro centrípeto, porque las fuerzas llevan hacia el centro. En un determinado momento comenzó a haber fuerzas centrífugas, que llevaron hacia fuera. Esto también provocó un proceso de desurbanización o reruralización. La ciudad impone las leyes, y al desaparecer la urbs (caída como centro rector de Roma) se redistribuyeron los espacios políticos. El cristianismo incluyó nuevas ideas políticas. A medida que se acerca la Edad Media se produce un apego a la tierra (época feudal de campesinos que obedecen a un señor). Hay nuevas jurisdicciones encerradas en sí mismas, con escasa comunicación. Surgen nuevas autoridades prestigiosas de las cuales emanan nuevas normas.

El tiempo. El latín que llegó a cada zona no fue el mismo latín, sino que fue el latín que se hablaba en el momento en que esas zonas fueron invadidas. También influye el fenómeno de la permanencia o duración (tiempo que duró el contacto).

En realidad nunca dejó de hablarse latín, puesto que lo que hablamos hoy es sólo una variante diferenciada de esa lengua.

¿Cómo se intenta la reconstrucción del latín vulgar? ¿Qué elementos de la lengua escrita anticipan el cambio?

Inscripción:

Quisquis ama, valia, peria qui nosci amare bis tanti peria quisquis amare vota.

amat valeat pereat nesci tantum pereat vetat

Hay modificaciones sistemáticas. Se produce una deleción de la consonante dental “t” de la 3º persona singular (eliminación). Además, hay un cambio vocálico (“ea” en “i”, “e” en “o”). Cuando el contacto es de dos vocales abiertas, se diptonga para no pasar por encima de la vocal. El hiato se diptonga para facilitar la elisión. Es una diptongación antihiática.

Omnia formonsis cupio donare puellis, / set mihi de populo nulla / puella placet.

formosis sed

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Formosis/formonsis: venía de “forma”. Quedó “fermoso”. Se produce una epéntesis: aparece una nasal antes de la “s”. También hay una hipercorrección: se agrega la “n” en un contexto donde no va. La forma pulcher no ha permanecido en las lenguas romances (sólo como cultismo: pulcro), a diferencia de bellus (bello) y formosus (hermoso). Fermosus viene de forma, como algo armonioso. Forma – formatos – horma – formaggio.

Sed/set: se pierde la sonoridad.

De: en latín era un UNDE o un circunstancial de tema o argumento (hablar de tal tema). Cabe esperar el genitivo (“populi”), o un “ex” o “e” para indicar procedencia (“chica del pueblo” / “chica de pueblo”). La preposición “de” incorporó usos referidos a casos y usos de otras preposiciones.

C. Iulio Dryanti Iulia secunda tatae, Naevia Spaerata coniugi b. m. fecerunt, cum quen vix [it] a. XXVIII.

Los casos están mantenidos, pero aparece un uso popular: “tata”, un vulgarismo, una palabra afectiva. Corresponde a un vocabulario infantil, íntimo.

b. m.: “bene merenti” (bien merecedor).

Cum: va con Abl. Y “quen” es Ac. Además, en lugar de “quen” debería ser “quem”.

Fenómeno de las áreas laterales: Estas áreas suelen ser más conservadoras en el lenguaje que las céntricas, que están más en movimiento, son más dinámicas. En las áreas laterales se producen menor cantidad de cambios con respecto a las áreas centrales; realizan más “retenciones”.

Dobletes léxicos: Dos palabras con diferente significado provienen de un mismo étimo inicial. Ej.: strictus da estrecho y estricto. Una de las dos es la evolución natural de la palabra y la otra se recupera luego como cultismo, quedando una diferencia de significado entre ambas.

¿Qué sucede cuando el hablante de latín pierde la diferencia que hay entre la cantidad de las vocales? Se produce una coexistencia de formas homófonas. Si eliminamos la cantidad vocálica, que era lo que permitía diferenciar los casos, hay una gran cantidad de formas coincidentes. El fenómeno que se observa entonces es la ampliación del uso de las preposiciones (sobre todo “de”), para suplir la diferencia que antes imponían los casos.

Niycherate, vana succula, / que amas / Felicione // et at porta / deduces, / illuc / tantu / in mente //

quae Felicionem deducis tantum

abeto…

Fenómeno observado: Caída o deleción de la nasal M en posición final. El Ac. deja de tener su marca más importante.

Restutus Piscinesis et Prima Restuta Primae Florentiae filiae carissimae fecerunt qui ab Orfeu

Orfeum

maritu in Tiberi recepta est. December cognatu[s] posuit. Q[uae] vix[it] ann[is] XVI.

maritum Tiberim

Hubo un desplazamiento: el caso Ac. sustituyó al Abl. Hay una extensión de los usos del Ac. Al mismo tiempo, se produce una lenta extinción de la nasal final.

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Restutus no existía como nombre. Hay una haplología o haplografía: se omite/elimina una sílaba (era “Restitutus”) igual o muy semejante a una sílaba contigua. El fenómeno inverso sería la litografía (se añade una sílaba).

Biblia. 1º traducción: Vetus Latina (Afra) (siglo II d. C.). 2º traducción: Vulgata (siglo IV d. C.).

Se buscaba la claridad en la traducción, para que fuese comprendida por la mayor cantidad de gente poisible. Era un texto deliberadamente sencillo en su composición y estilo (se acercaba al latín vulgar).

Se cambia el orden de las palabras.

Desaparece el sistema participial del latín. El Part. Pres. Act. Ha sido reemplazado por la relativa. Actualmente, el P.P.A. se ha convertido en sustantivo (“presidente”).

La construcción con “cum” es evitada por Afra. La subordinación siempre es un logro mayor de una lengua jerarquizada. El latín era muy rico en subordinadas, y esto se perdió en las lenguas romances, en las cuales primaba la parataxis (coordinación o yuxtaposición oracionales) y no la subordinación. En el habla cotidiana se subordina mucho menos que en la escrita. El sistema armado y complejo del latín clásico se rompió con la lengua vulgar, que necesitó una nueva gramática.

“Ait”/ “dixit” (mismo significado). Las lenguas romances prefirieron “dicere” (“dixit”).

“Istas”/ “ista”. El uso del neutro (“ista”) desaparece en las lenguas romances. Sólo quedaron dos géneros. Se produce una modificación del paradigma de los pronombres demostrativos. Los pronombres latinos eran:

-Esto, esta: hic, haec, hoc (1° pers.).

-Eso, esa: iste, ista, istud (2° pers.).

-Aquello/a: ille, illa, illud (3° pers.).

-Anafórico: is, ea, id.

-Identidad: idem.

-Adversativo: ipse (él mismo, por oposición a otro).

Paso de los pronombres a las lenguas romances:

El primer pronombre que desaparece es “is, ea, id”. El segundo es “hic, haec, hoc”. Su lugar lo tomó “iste, ista, istud”, tomando proximidad con respecto a la 1° pers. Por otro lado, “ipse” toma el lugar de la 2° pers. (el lugar que “iste” dejó vacío). En latín se usaba “eccu-” para reforzar; por eso, “eccu-ille” termina convirtiéndose en “aquél”. De la forma “ille, illa, illud” también surgirá el pronombre de 3° pers. (“él, ella”). El “hic” quedó en “hoy” y “ahora” (“hic die”), y en el adversativo “pero” (it. “peró”): “per hoc”.

“Quod” era un introductor de completivas (P. Incl. Sust.) e introductor de subordinadas adverbiales de causa. “Quia” y “quoniam”, por su parte, introducían sólo subordinadas adverbiales de causa. Pero se produce un corrimiento: los introductores se asimilan a “quod”. Pasan “quia” y “quoniam” de introducir sólo causales a introducir P. Incl. Sust.

Características léxicas y morfosintácticas que no vemos en el latín culto

Reducción del número de casos hasta la eliminación de la distinción fundamental entre Nom. y Ac. por la caída de la /-m/. El sistema de casos fue sustituido por un sistema preposicional. Los casos, sin embargo, han permanecido en los pronombres. En castellano hay algunas rémoras:

Restos de Nom. sg. en nombres propios: Dios, Pilatos.

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Restos de Gen.: “comite(m) stabuli” – “condestable”; “pedis ungula” – “pezuña”; “filium Ecclesiae” – “feligrés”; “hoc anno” – “hogaño”.

Restos de Abl. en la desinencia /-mente/ de los adverbios.

Alteración del tradicional orden S-O-V del latín clásico al orden S-V-O.

Alteración del orden determinante-determinado por el inverso (“senatoris toga” – “toga del senador”).

Desarrollo del artículo, que no existía en latín.

Formación de un nuevo modo verbal a partir de la perífrasis de “habere” + inf. (modo condicional).

La /a/ de la 1° decl. llevó a los adjetivos femeninos; la /u/ de la 2° llevó a la /o/ de los adjetivos masculinos; y la /e/ de la 3° llevó a algunos adjetivos con /e/.

Los verbos irregulares tendieron a desaparecer o a convertirse en regulares. Ej.: “volo” – “volere”, “potes” – “poder”.

Desaparición de las formas pasivas. Desaparición de todos los verbos deponentes. Ej.: “morior” desaparece; queda “morire” (como de la 3° decl.) y luego “morir”.

Reformulación del futuro en beneficio de una forma perifrástica con “habere” + inf. (antes el futuro era sintético). Ej.: amabo – amar + he – amaré – voy a amar. Se pasó de sintético a perifrástico una y otra vez.

Algunos verbos pasan de la 3° conj. a la 1° (“canere” – “cantare”). De “fari” (hablar) se pasó a “loqui”, pero se han preferido formas derivadas de “fabulare” o “parabolare” (fábula, parábola), de donde surgen el “hablar” del castellano y el “parlare” del italiano.

Cambios en el léxico.

Preferencia por voces más expresivas, más vigorosas. Se produjo una reducción o amplificación del significado de la palabra. Ej.: “scire” (“sapere”): “saber, tener gusto”. “Urbs” sólo sobrevive como cultismo, porque la voz preferida era “civitate”. “Vir” no sobrevivió, sino que quedó “homine”. “Ignis” desapareció en beneficio de la forma “focu”, que se refería más bien al fuego de hogar. “Focale” dio “hogar”, es decir que es un sustantivo derivado de un adjetivo.

Los monosílabos tendieron a desaparecer a favor de las formas con más sílabas. Ej.: “rure” (de “rus”) fue reemplazada por “campania”. “Hiems” no quedó, pero de “tempu(s) hibernu(m)” quedó “invierno”.

Derivaciones de formas del diminutivo de los sustantivos. Ej.: “acus” (“acutulua”): “aguja”; “ungue(m) (de “unguis”): “ungula(m)”; “circum” (“circulu(m)”): “círculo”.

Palabras en las cuales su sentido de amplió. Ej.: “hoste(m)” pasa a especializarse a la tropa enemiga, y luego a cualquier tropa que sea “hueste”. “Necare” (matar) especializa su significado hasta “matar por sofocación”, y luego, “anegar”. “Sedere” (estar sentado), luego pasó a “permanecer sentado”, luego “estar”, luego “ser”. “Manere” (permanecer) se especializó en “permanecer de noche” y quedó “mansione”. “Captivu(m)” (cautivo) pasó a significar “el que ha sido cautivado por el demonio” (de ahí el italiano “cativo”, malvado).

También se tomaron formas del griego, del hebreo, del arameo. En algunos casos hay calco semántico. También se produjo la resignificación de algunos términos latinos. Ej.: “paganus” era el pueblerino, el del pago. Pero tampoco integraba el ejército, y por lo tanto tampoco era “milites dei” (soldado de Dios), por lo cual no era cristiano (de allí el actual sentido de “pagano”).

TEÓRICO – ACUÑA

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VARIACIÓN Y CAMBIO

Tensión entre la variación y el cambio: reemplazo de una forma vieja por una nueva. El cambio lingüístico es el resultado de algo que sucede todo el tiempo en la lengua: la variación. Para que haya cambio, debe haber variación. El hablante, en su cotidianeidad, percibe sólo la variación (sufrimiento lingüístico). El hablante percibe las diferencias y las evalúa. Los cambios suceden en un momento, contexto y época determinados.

Ej. de cambios: /p/, /t/, /k/ son oclusivas (porque interrumpen la salida de aire) y sordas.

-pilu: pelo. –superbia: soberbia. En posición intervocálica,

-terra: tierra. –lutu: lodo. /p/, /t/ y /k/ se sonorizan.

-corticia: corteza. –acutu: agudo.

-capra: cabra. Las líquidas (/r/, /l/) tienen comportamiento similar al de una vocal,

-patre: padre. por eso también se sonorizan /p/, /t/ y /k/.

-soc(e)ru: suegro.

-plenu: pleno: lleno. La /l/ desplaza la consonante hasta el punto palatal (/p/, /m/, /c/).

-amplu: amplio: ancho. “Pleno”, “amplio” y “clave” son cultismos.

-klave: clave: llave.

-masc(u)lu: macho.

Estos cambios (por ejemplo, p por b) en su momento se percibían como variaciones. Los hablantes detectan las variaciones, que luego se transforman en cambios.

El grupo “tl” no aparece en las palabras derivadas del español antiguo. Aparece sólo en palabras derivadas del náhuatl y del griego (“atlas”, “atleta”).

Los cultismos son palabras cuya historia es particular por los usos que puedan haber tenido (religiosos, políticos, etc.).

ENSORDECIMIENTO DEL YEÍSMO PORTEÑO

[z] [s] Pasó de sonoro a sordo (para la “y”). Por eso es “ensordecimiento”.

Forma sonora, Forma sorda

fricativa

En Bs. As. existen seis alófonos del fonema palatal: [z] [z] [s] [z] [z] [s]

Se produjo una desfonologización: dos fonemas se hicieron uno solo ([z] y [s]).

Fricativo: El aire pasa.

Africado: El aire pasa en dos momentos: momento de pausa y momento de fricción.

Rehilamiento: Las fricativas sonoras van acompañadas de otra sonoridad más, que es la que se produce en el punto de articulación. Ej.: la “v” del francés y la “y”. El ensordecimiento es casi completo en los jóvenes, y está liderado por mujeres. No diferencia clase media de clase baja, sino ambas sobre la clase alta. Hay una conciencia sólo en un grupo reducido de clase alta. El estilo es irrelevante. Hay un rehilamiento débil de los sonoros.

Conclusión de las autoras: Si los jóvenes están pronunciando sordas y sólo hay conciencia en un grupo reducido de clase alta, estamos yendo hacia el ensordecimiento.

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Sin embargo, es una mirada muy simple la de interpretar que un rasgo nuevo es copiado sólo si viene de la clase alta. Además hay una contradicción, porque la clase alta es la más conservadora (y las autoras proponen que la variación se origina en la clase alta). La variedad sonora pareciera asociarse a un gruido social más alto. ¿Por qué entonces triunfa la sorda? No hay respuesta; es contradictorio. Dicen las autoras (Wolff y Giménez):

“A los 15 y 18 años de edad las hermanas mayores, para quienes el yeísmo sordo parecería ser un indicador de clase inferior a la suya, están en las antípodas de sus pequeñas hermanas, las que aún no tienen clara conciencia de su posición social y no sienten, por lo tanto, la necesidad de diferenciarse”.

NEOGRAMÁTICOS

Cambio fonético regular: carácter absoluto de las leyes fonéticas. Los cambios de los sonidos se producen de forma absolutamente regular. El cambio se inicia en el individuo, como creador aislado.

La lingüística es una ciencia histórica. La lingüística, según los neogramáticos, se va convirtiendo en una ciencia. Las leyes fonéticas se cumplen siempre y son ciegas: no importa la clase palabra en la que caigan. Las excepciones a las leyes se explican por préstamos o por analogías. Ej. de analogía: en lugar de “escrito”, “escribido”, por regularización. Los cambios fonéticos son esporádicos, porque no suceden siempre y, además, pueden suceder en cualquier momento histórico.

Estudios diacrónicos.

Interpretación fisiológica de los cambios lingüísticos.

Falta de interés por los fenómenos evolutivos.

Concepción de las lenguas como unidades, con descuido de las fluctuaciones y variaciones.

Creencia en las fronteras lingüísticas como límites rigurosos.

Falta de interés en los fenómenos de préstamo.

Ausencia de toda consideración geográfica en sus investigaciones.

SAUSSURE

Se forma como indoeuropeísta con los neogramáticos. Hipotetiza que hay una vocal en el indoeuropeo, la .

Noción de sistema lingüístico. Saussure considera a las unidades lingüísticas como opositivas y relacionales (cada elemento es lo que los otros no son). Para estudiar el sistema, la mirada debe ser sincrónica.

La ciencia del lenguaje tuvo tres fases: la gramática de los griegos (reglas normativas), la filología (le interesaba más la lengua escrita que la oral) y la filología comparativa o gramática comparada (comparación de lenguas).

Contraste lengua/habla. La lengua es homogénea y social, y constituye un sistema. El habla es heterogénea e individual, y es donde se produce la variación. En el habla se produce el germen de todos los cambios.

Signo lingüístico. Compuesto por significado y significante. La relación entre sdo. y ste. es arbitraria, y también la relación del signo en su totalidad con el referente real. Todo en el signo es arbitrario, y es lo que también le da estabilidad. El signo es inmutable en la sincronía, porque el individuo por su propia voluntad no lo puede cambiar (oposición al creador aislado de los neogramáticos). Pero es mutable en la diacronía. No interviene la reflexión en la práctica de un idioma, porque la lengua es heredada y el hablante la toma tal cual es.

Page 8: Resumen Historia de La Lengua

Saussure rastrea las causas que son origen de los cambios lingüísticos.

Descarta las causas: -Raciales

-Climáticas

-Adquisición

Discute las causas : -Ley de menor esfuerzo. Ej.: /p/ entre vocales se transforma en /b/.

doctor – dotor: /k/ se transforma en /t/:

variación.

octo – ocho: “kt” se transforma en “ch”:

cambio. /k/ es velar, /t/ es dental y “ch”

es prepalatal (está a mitad de camino).

-Etapas de inestabilidad política. Son etapas de menor control sobre la

lengua. Las variaciones en la lengua

son menos corregidas.

-Sustrato. Una lengua es eliminada por la superposición de otra.

-Moda. Ciertas variaciones son aceptadas y tomadas porque “se ponen

de moda”.

SAPIR

Lingüística antropológica. Discípulo en EE.UU. de Franz Boas (antropólogo).

Sapir parte del reconocimiento de que no hay dos individuos que hablen igual. Noción de pattern: la lengua que cada individuo tiene como lengua materna funciona como patrón o modelo, y a partir de ella aprende las otras lenguas. El concepto incluye lo fonológico.

Como antropólogo, opone las culturas industrializadas y etnográficas. Estas últimas son las auténticas, y las otras son inauténticas, en las cuales hay una gran heterogeneidad y los individuos sufren alienación.

Idea de que las lenguas reflejan una mirada del entorno, del mundo. Con su discípulo, Worff, desarrolla la “tesis Sapir-Worff”: los individuos no pueden salir de la concepción del mundo que les da la lengua. La lengua funciona como un molde que condiciona el conocimiento del mundo. Esta tesis fue usada, sin embargo, para suponer que los individuos que venían de esas culturas etnográficas no eran capaces de ver el mundo de otra manera: no podían concebir la ciencia ni hacer abstracciones.

MC. MAHON

Los neogramáticos: Debe existir una regla para las irregularidades.

Los estructuralistas: Cada modificación debe ser tratada como una función del sistema del que forma parte.

Los generativistas: Lo que realmente cambia no son los sonidos sino la gramática.

Mc. Mahon dice que ninguna de las tres escuelas es capaz de explicar por qué la variación se transforma en cambio.

WEINREICH, LABOV Y HERZOG

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Estudio de las variaciones y cambios.

Rasgo de prestigio nuevo [x]. Cuando el rasgo aparece en la clase media alta, la media baja adopta el cambio, pero aparece la ultracorrección: usan el rasgo en contextos en que los de clase media alta no lo usarían, porque el rasgo nuevo no es propio de su clase.

Lo propio de la lengua es ser heterogénea. Distancia con la mirada saussureana: la lengua es heterogénea, no el habla.

No toda variación va a derivar en cambio; pero todo cambio presupone necesariamente una variación (se oponen a los neogramáticos). La generalización del cambio no es uniforme ni instantánea. Hay franjas de transición y no se produce en todas partes al mismo momento.

Isoglosas: término de la geografía lingüística. Cómo se distribuyen en el espacio el léxico, etc. Construye atlas lingüísticos o lingüístico-antropológicos. Es cómo llaman a algo (un objeto, por ej.) de un lado o del otro del límite geográfico.

Eliminan el idiolecto (lengua o idioma propio de una persona) como fuente de estudio de la variación. Se apartan de los neogramáticos.

La gramática generacional cambia de padres a hijos; no es un problema generacional.

Los factores lingüísticos y sociales están estrechamente interrelacionados en el desarrollo del cambio lingüístico.

FONÉTICA ARTICULATORIA

Aparato fonatorio.

Hay tres cavidades fonatorias: la bucal (sonidos orales), la nasal (sonidos nasales) y la faríngea, utilizada sólo por algunas lenguas.

En español sólo hay vocales orales. Pero hay lenguas, como el francés y el portugués, que tienen vocales nasalizadas. En español, por ej., la /u/ en “nunca” es nasal, pero ese rasgo no es fonológico, no diferencia sdo.

Punto de articulación: lugar donde se marca la articulación de un sonido.

Bilabial (dos labios). /b/, /p/.

Labiodental.

Dental. /t/.

Alveolar.

Prepalatal.

Palatal.

Velar. /k/.

Uvular. En español no se usa; la /r/ francesa es uvular.

Articuladores activos:

Labio inferior.

Punta de la lengua. /s/.

Predorso de la lengua. /t/.

Corona de la lengua.

Sonido sordo/sonoro. El sonido es sonoro cuando se acercan las cuerdas vocales y vibran. En el sordo se deja pasar el aire libremente.

Page 10: Resumen Historia de La Lengua

LOS PRONOMBRES DE TRATAMIENTO – VOSEO

Historia del “vos”

En la Antigüedad, el sistema pronominal latino constaba de cuatro pronombres: ego, tu, nos y vos. Durante el siglo IV el Imperio Romano tenía dos sedes: una en Roma y otra en Constantinopla. Por lo tanto, había dos emperadores, que hablaban en representación de ambos (aunque hablara uno solo). Y la gente, al dirigirse a uno de ellos, le decía “vos”, porque representaba a los dos emperadores.

Luego el uso del pronombre “vos” se generalizó para toda la nobleza (en la Edad Media). A una persona se le podía decir “tu” o “vos”, y si era un grupo, necesariamente “vos”. El usar “tu” o “vos” marcaba una diferencia de trato. Para distinguir el “vos” singular del “vos” plural, se agregó “vos + otros – vosotros”. Luego, se contagió “nos” por analogía y quedó “nosotros”.

En el siglo XV, al Rey ya no se le decía de “vos”, porque el pronombre estaba tan desgastado que surgía la necesidad de dirigirse al Rey con otra forma más formal aún. Por eso se le decía de “Vuestra Merced”, “Vuestra Señoría”, “Vuestra Excelencia”, etc. El “Vuestra” sigue correspondiendo al “vos”, pero es un vocativo. Pero si con “vos” se usaba el verbo en 2° pers., con “Vuestra Merced” la formalidad era tal que pasó a decírsele todo en 3° pers.. Luego “Vuestra Merced” se transformó en “usted”, pasando de una fórmula de tratamiento a un pronombre. Entonces, en ese momento había tres pronombres para la 2° pers., de menor a mayor respeto: “tu”, “vos” y “usted”.

El “vos”, que queda en el medio, era incómodo, porque terminaba ofendiendo al otro (no era de tanto respeto ni de tanta confianza). Por eso hacia el siglo XVI, XVII, en la Península se reacomoda el sistema y queda el “tú” y el “usted”. A América llegó el sistema de tres pronombres, y quedó en “vos” y en “usted”. Los lugares más cercanos a la Península (México, Colombia, Perú) reacomodan en “tú” y “usted”. En cambio, en los lugares marginales (Argentina, Paraguay, Uruguay), queda el “vos”. Una de las razones por las que quedó el “vos” y no el “tú” puede ser que las zonas periféricas con respecto al Imperio Español eran de economía rural y de trabajos de hacienda. Era una zona menos preocupada por distingos, y la vida cotidiana no era en español sino en quechua o guaraní.

Paradigma mixto

Perspectiva diacrónica.

En el español de América el “vos” combina los casos con el “tú” (OD, OI, reflexivo). Son permanentes deslizamientos. El español de España evita la repetición “vos/vosotros”.

Los hablantes que usan “usted + te” lo hacen porque “te” es marca universal de 2° pers. El “le” puede ser 2° pers. y 3° pers., por lo cual es ambiguo. Lo mismo pasa con el “se” y “su”.

Para la mirada del hablante, es normal “vos + te”. Diacrónicamente, es un paradigma mixto: el paradigma del “vos” se completa con pronombres que vienen del “tú”.

Presente del subjuntivo en Argentina: contraste “cantes/cantés”. Hay paradigma verbal mixto. La forma etimológica es “cantés”; el “cantes” viene del “tú”. “Cantes” expresa consejo, deseo, exhortación; “cantés” expresa prohibición.

BROWN Y GILMAN

Semántica del poder: La relación no es recíproca. El que tiene el poder define el trato, que es asimétrico. La clase alta entre sí se trata de “vos” y la baja de “tú”. Esta semántica del poder se ve invadida por la semántica de la solidaridad.

Semántica de la solidaridad: El trato es recíproco. Ya no es el grado de poder entre uno y otro sino lo que tenemos en común lo que va a definir el tratamiento. Se parte de la semejanza o igualdad entre los individuos que están hablando. Cuando se cruzan los rasgos de edad y jerarquía, se produce el conflicto entre decir “vos” o “usted”.

Page 11: Resumen Historia de La Lengua

PRÁCTICO – PETRELLA

LATÍN VULGAR

Del vulgo (pueblo). Era el latín oral, hablado. Los primeros registros de latín escrito son del siglo VI a. C. El primer autor del que se tiene registro es Andrónico. Los manuales de prescripción mostraban la diferencia entre el latín normativizado (escrito) y el oral. El más largo es el Appendix probi (siglo IV). En estos manuales se escribía: “non_______ sed________”.

A partir del siglo V d. C. ya no se puede hablar de latín vulgar (según algunos autores). Según otros, a partir del siglo VIII. En el siglo XIII se comienza a construir un romance (castellano) con la finalidad de tener una escritura. El romance desplaza al latín: se escribe en romance literatura.

CAMBIO FONÉTICO REGULAR

Es aquel cambio que se da de un sonido hacia otro siempre de la misma forma y de un modo sistemático e invariable. Deben cumplirse tres requisitos; el sonido debe estar:

En el mismo contexto fonológico.

En el mismo espacio geográfico.

En el mismo tiempo (época).

Son los neogramáticos los que proponen un cambio fonético regular. Sentían que la gramática debía convertirse en ciencia, para lo cual eran necesarias reglas.

RESULTADO: Se empiezan a confundir los casos. El latín vulgar no tiene casos; comienza a complejizarse la sintaxis y empieza a ser de importancia el orden de palabras.

El 1º caso que desaparece es el Abl., porque cuenta con la preposición. Las preposiciones comienzan a subsanar el uso del Abl. Las preposiciones se usaban antes, pero a partir de este cambio quedan fijas. El Abl. comienza a construirse con un mayor uso preposicional.

El Gen. comienza a usar “de”.

El Dat. comienza a usar “a” o “para”.

Comienza a usarse a + OD para personas o cosas personificadas.

Aparece el artículo: ille, illa, illud. Se pierde la característica deíctica de los pronombres y pasan a ser determinantes. Ille – ele – el. El artículo comienza a usarse antes de un sustantivo con valor de Sujeto. El OD no se ponía con artículo.

Entonces: reestructuración del uso preposicional, fortalecimiento preposicional y uso del artículo. El hipérbaton se pierde y hay un fortalecimiento del orden sintáctico. Se pasa del orden S – O – V a S – V – O. Esto también ayuda a la diferenciación entre Sujeto y Objeto.

El latín, griego, sánscrito, ruso, guaraní, etc., son lenguas sintéticas: tienen mayor complejidad morfológica y menor complejidad sintáctica. El latín hizo su camino hacia lo analítico (mayor complejidad sintáctica). Ej.:

El comparativo era en –ior (un morfema) y pasó a mais quam, tam quam, minus quam (más que, tan que, menos que).

El futuro era en –bo. Luego se formaba con amare + habeo

amare + he

amar + e (era perifrástico)

amaré (pasó a ser morfológico)

También pasó con el condicional: amare + habebam

Page 12: Resumen Historia de La Lengua

amar + hia

amaría

LAPESA – CAPÍTULO 1

Pueblos prerromanos – Prehistóricos

VASCOS: Estaban establecidos a ambos lados de los Pirineos. Mientras el resto de la Península aceptó el latín como lengua propia, olvidando sus idiomas primitivos, la región vasca conservó el suyo. No por eso permaneció al margen de la civilización que trajeron los romanos; la asimiló en gran parte, y el enorme caudal de voces latinas que incorporó, transformándolas hasta adaptarlas a sus peculiares estructuras, es la mejor prueba del influjo cultural romano.

1° tesis: Venían de los Montes Caucásicos (que separan Europa de Asia). Esta tesis se basaba en la toponimia (estudio sobre el nombre de los lugares). Se encontraron topónimos vascos a lo largo de toda Europa, hasta el Cáucaso.

2° tesis: También se basa en topónimos. Se supone que tienen un origen común con los íberos (o sea que la lengua también sería camítica, del norte de África). Se encuentran topónimos vascos a lo largo de la Península Ibérica (hacia el sur).

3° tesis: Tesis actual: se mezclan las dos primeras tesis. El origen sería del Cáucaso (Armenia), pero se mezclaron con los íberos e incorporó elementos camíticos, y por eso el parecido lingüístico.

ÍBEROS: Familia de lenguas camítica (no indoeuropea). Se encontraban por la costa de Levante y regiones vecinas. Su origen probablemente era norteafricano; a ellos debió la Península el nombre de Iberia. Eran no indoeuropeos. Sus coincidencias con el vasco se reducen a la carencia de /r/ y /f/ inciales; posesión de un sufijo “-tar” de gentilicios; existencia de un pronombre “-en” que parece corresponder a la desinencia vasca de Gen.; y abundancia de topónimos con elemento inicial “ili-”. Pero el que las dos lenguas compartan estos y otros rasgos no quiere decir que tengan origen común ni que una descienda de otra: el contacto entre los dos pueblos hubo de originar mutuo influjo lingüístico, con un mayor avance de los íberos.

LIGURES: Pueblo que vino del centro de Europa hacia Occidente. Se instalaron en el norte de Italia y en el noroeste de la Península Ibérica. Eran no indoeuropeos. Serían ligures los sufijos “-asco” (Beasque, Viascón), “-osco”, “-usco” (Amusco, Ledusco) y “-ona” (Barcelona).

Pueblos invasores

TARTESIOS O TURDETANOS: Tenían un origen común con los etruscos. Llegaron en el 1500 a. C. Eran no indoeuropeos. Estaban en la actual Baja Andalucía y el sur de Portugal.

FENICIOS: Llegaron en el 1100 a. C. Venían de la otra punta del Mediterráneo. Se establecieron en las costas meridionales. Un topónimo fenicio en Cádiz (Gadir – Gadiz – Cádiz). Hispania también es un topónimo fenicio (Hispanis – Hispania – España, que significa “tierra de conejos”). Fenicio=Púnico (“púnicos” los llamaban los romanos). Eran no indoeuropeos.

GRIEGOS: Llegaron en el 800 a. C. No eran los de Ática sino los de Jonia, los de Fenicia, los comerciantes. Buscaban mercados en el Mediterráneo. Primero se instalaron en Marsella (Francia). Luego cruzaron los Pirineos, fueron hacia el sur y fundaron Ampurias (Emporion). Los griegos eran indoeuropeos.

CARTAGINESES: Llegaron en el 600 a. C. Eran grupos de fenicios disidentes, que no reconocían a Tiro como capital. Se separaron, buscaron autonomía y fundaron Cartago, en el norte de África. La 2° Guerra Púnica hizo que los romanos pusieran pie en la Península. Los cartagineses eran no indoeuropeos.

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CELTAS: Hubo dos invasiones celtas: en el 500 a. C. y en el 300 a. C. Se ubicaron en la meseta castellana, en Portugal y en la Baja Andalucía y se juntaron con los íberos. Por eso se habla de la Celtiberia. Eran indoeuropeos. Céltico es el sufijo “-acu” (Luzaga, Buitrago, Sayago).

ROMANOS: Llegaron en el 218 a. C. Motivo: la 2° Guerra Púnica. En el siglo II a. C. las dos potencias del Mediterráneo eran Roma y Cartago, y se disputaban el poderío. Se hizo en el 226 a. C. el Tratado de Ebro: los cartagineses se quedaban al sur del Ebro y los griegos no podían ir al sur de dicho río. Esto generó una guerra y los romanos se metieron en defensa de los griegos. Entraron por Ampurias y descendieron hasta Cádiz (ciudad fenicia) en el 206 a. C. Cádiz cayó y Roma quedó dueña de todo ese territorio, con la idea de conquistar toda la Península Ibérica.

Sustrato: Influencia que tiene la lengua de un pueblo conquistado sobre la lengua del pueblo conquistador.

Superestrato: Es lo contrario del sustrato: influencia de la lengua del pueblo conquistador sobre el conquistado.

Adstrato: Influencia que una lengua tiene sobre otra conviviendo pacíficamente, sin que una se imponga a la otra.

En la actualidad, los lingüistas no utilizan la palabra “sustrato”: es mejor hablar de “interferencia lingüística”, donde una lengua interviene sobre otra en una situación de contacto. Es decir, es siempre el mismo fenómeno lingüístico, más allá de que una lengua se imponga a la otra o convivan pacíficamente. El sustrato muestra a las lenguas como estáticas, como si fuesen capas geológicas que se superponen. No hay préstamos, sino interferencias.

Influencias de sustrato o interferencia:

Interferencia vasca: Los romanos conquistan a los vascos pero no a todos, y luego quedan conviviendo pacíficamente. El vasco no tenía la “f” (la /f/ inicial latina pasó en castellano a [h] aspirada, y luego desapareció) y tenía que agregar “a” antes de “rr”. Tambien la palatalización de grupos “pl”, “kl” y “fl” serían por influencia vasca. Además, se observan significativas semejanzas entre la fonología vasca y la castellana. En ambas, el sistema de vocales cuenta de sólo cinco fonemas, repartidos en tres grados de abertura. También “b/d/g” pueden ser oclusivos o fricativos en condiciones iguales en las dos lenguas.

Sustrato celta: Todas las consonantes intervocálicas tenían la característica de “lenición”: las relajaban, no las hacían tensas. En “p/t/k” se piensa en una influencia celta, porque tendían a sonorizarlas. Además, en las lenguas célticas de Hispania los nombres de tema en /-o/ tenían /-os/ como desinencia del Nom. plural. Ello pudo contribuir a que el Nom. plural latino en /-i/ desapareciera en Hispania y quedase una forma única /-os/ para Nom. y Ac. También del precéltico o céltico “-aiko”, “-aecu” proviene “-iego” (andariego, mujeriego).

Influencia ligur (galaico portugués): Con silencio inicial, los grupos “pl”, “fl” y “kl” daban “ch”. Por ej.: en vez de “llorar”, “chorar”. Parece sobrevivir un sufijo ligur “-asco”, y el patronímico español en z (Sánchez, Rodríguez).

Influencia prerromana: Se conservan sufijos derivativos, como los despectivos “-arro”, “-orro”, “-urro” (buharro, machorro, baturro); “-ieco” y “-ueco” (muñeca, morueco). También la formación de derivados mediante la añadidura de un incremento inacentuado con vocal a (relámpago, ciénaga, de lampo, cieno) parece un hábito heredado de las lenguas peninsulares anteriores al latín.

Vocabulario español de origen prerromano:

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Son muy numerosas las palabras españolas que no encuentran etimología adecuada en latín ni en otras lenguas conocidas. Es probable que el latín tomase de las lenguas hispánicas los nombres de algunos productos que se obtenían principalmente en la Península. Los términos que sobreviven hoy son sumamente concretos, referentes a la naturaleza a la vida material. No pervive ninguno relativo a la organización política y social ni a la vida del espíritu. Lo más común es encontrar celtismos (camisia – camisa; capanna – cabaña; cerevisia – cerveza) y vasquismos, aunque en ocasiones la palabra vasca es, a su vez, de origen latino o románico.

LAPESA – CAPÍTULO 3

Latín literario y latín vulgar

Desde el momento en que la literatura fijó el tipo de la lengua escrita, se inició la separación entre el latín culto, que era el enseñado en las escuelas y el que todos pretendían escribir, y el latín empleado en la conversación de las gentes medias y de las masas populares. Durante el Imperio, las divergencias se ahondaron en grado considerable: el latín culto se estacionó, mientras que el latín vulgar, con rápida evolución, proseguía el camino que había de llevar al nacimiento de las lenguas romances. Al fin de la época imperial, las invasiones y la consiguiente decadencia de la cultura aceleraron el declive de la lengua literaria. Desde el siglo VII sólo la emplean eclesiásticos y letrados, pero su lenguaje revela inseguridades y admite vulgarismos, fabrica multitud de palabras nuevas y acoge, barnizándolas ligeramente, numerosas voces romances o exóticas. Es el bajo latín de la Edad Media. ¿En qué diferían el latín literario y el vulgar?

Orden de palabras. La construcción clásica admitía frecuentes transposiciones. Los poetas extremaban esta libertad; sin duda no pertenecían al habla normal frases con hipérbaton tan extremado, pero eran corrientes otras más moderadas. El orden vulgar prefería situar juntas las palabras modificadas y las modificantes. Tras un lento proceso, el hipérbaton acabó desapareciendo de la lengua hablada.

Morfología y sintaxis. En latín cada palabra llevaba en su terminación los signos correspondientes a las categorías gramaticales. No obstante, las desinencias casuales no bastaban para expresar con precisión las distintas relaciones encomendadas a cada una, y ya desde el latín más arcaico se auxiliaban con preposiciones especificadoras.

Incluso en el lenguaje literario contendían el Gen. y el Abl. con “de” para indicar relaciones partitivas, de materia, de origen, de referencia, etc.

Igual ocurría con el Dat. y el Ac. con “ad”.

Las construcciones con “de + Abl.” y “ad + Ac.” invadieron los restantes dominios del Gen. y del Dat.

El Ac. se empleó con preposiciones que antes eran exclusivas de Abl.

La evolución fonética suprimía la /-m/ final, eliminaba la distinción entre vocales largas y breves e igualaba la /u/ breve con la /o/ larga, con lo que las desinencias de ciertos casos coincidieron con las de otros.

La oposición entre singular y plural no contaba con más instrumento que las desinencias. La flexión del nombre en el latín vulgar fue limitándose progresivamente hasta oponer una forma única de singular a otra forma única de plural.

También se simplificó la clasificación genérica: los sustantivos neutros pasaron a ser masculinos o femeninos, con no pocas vacilaciones y ambigüedades, sobre todo para los que terminaban en /-e/ o en consonante (mare: el mar y la mar). Muchos plurales neutros se hicieron femeninos singulares a causa de su /-a/ final (folia: hoja).

En la lengua clásica los comparativos en /-ior/ y los superlativos /-issimus/ alternaban con perífrasis como “magis dubius”, “maxime idoneus”. El latín vulgar reemplazó

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“formosior”, “grandior” por “magis formosus”, “plus grandis”, y “altissimus” por “multum altus”.

La influencia del lenguaje coloquial, que daba amplio margen al elemento deíctico o señalador, originó un profuso empleo de los demostrativos. Aumentó, sobre todo, el número de los que acompañaban al sustantivo, en especial haciendo referencia (anáfora) a un ser u objeto nombrado antes. En este empleo anafórico, el valor demostrativo de “ille” (o de “ipse”, según las regiones), se fue desdibujando para aplicarse también a todo sustantivo que indicara seres u objetos consabidos sin mención previa; tal fue el punto de partida en la formación del artículo determinante, instrumento desconocido para el latín clásico y que se desarrolló al formarse las lenguas romances. A su vez el numeral “unus”, empleado con el valor indefinido de “alguno”, “cualquiera”, “cierto”, extendió sus usos acompañando al sustantivo que designaba entes no mencionados antes, cuya entrada en el discurso suponía novedad o conllevaba carga expresiva. Así se inició la creación del artículo indefinido.

En la conjugación muchas formas desinenciales fueron sustituidas por perífrasis. Todas las formas simples de la voz pasiva fueron eliminadas. Se olvidaron los futuros “cantabo”, “dicam”, mientras cundían “cantare habeo”, “dicere habeo”, que en un principio significaban “he de cantar”, “tengo que decir”. Una expresión semejante, “cantare habebam”, dio lugar a la formación de un tiempo nuevo, el condicional.

El desgaste que tuvo el significado de las preposiciones al aumentar sus usos hizo necesaria la formación de partículas compuestas.

Cambios fonéticos.

Desfonologización de la cantidad vocálica y fonologización del timbre vocálico. En Hispania, Galia, Retia y casi toda Italia las 10 vocales clásicas quedaron reducidas a siete.

Pérdida de la vocal postónica, como consecuencia de la fuerza con que el latín primitivo había acentuado la sílaba inicial. En el latín vulgar, bajo el Imperio, el nuevo acento de intensidad renovó la tendencia a omitir la vocal.

La separación silábica tuvo un cambio de gran importancia: la aparición de la yod.

Durante la época imperial las oclusivas /c/, /g/ situadas ante /e/, /i/ sufrieron un desplazamiento de su punto de articulación: las vocales palatales las atrajeron hacia la parte delantera de la boca. La /c/ llegó a pronunciarse de manera semejante a nuestra “ch”, y avanzando más aún se hizo “ts” alveolar o dental. La /g/ pasó a /j/ o /y/ y era frecuente su pérdida entre vocales (“fridum” por “frigidum”).

Sonorización de oclusivas sordas intervocálicas.

Fenómenos de asimilación y absorción: el grupo /ns/ solía pronunciarse como simpe /s/; /rs/ pasaba a /ss/ y aun a /s/; /pt/ dio /tt/ y luego /t/; y la /v/ seguida de /u/ desapareció frecuentemente.

Vocabulario.

El léxico del latín vulgar olvidó muchos términos del clásico, con lo cual se borraron diferencias de matiz que la lengua culta expresaba con palabras distintas (“grandis” indicaba principalmente el tamaño, y “magnus” aludía a cualidades morales; el latín vulgar conservó sólo “grandis”). Muchas voces clásicas fueron sustituidas por otras que al principio no eran sinónimos de ellas (“casa” (cabaña) reemplazó a “domus”; “caballus (caballo de carga, rocín) a “equus”). A veces los términos vulgares eran extranjeros (“gladius” sucumbió ante el grecismo “spatha” (espada) y “dives” ante el germánico “riks” (rico)).

El latín vulgar fue muy aficionado a la derivación. La expresividad afectiva prefería usar diminutivos. Muchos vocablos con sufijo átono lo cambiaron por otro acentuado.

Page 16: Resumen Historia de La Lengua

Adjetivos derivados de nombres se sustantivaron. La formación verbal fue muy fecunda también: se crearon verbos derivados de nombres.

Diferenciación de las dos zonas de la Romania (occidental y oriental)

El latín vulgar se mantuvo indiviso, y en cierto grado uniforme, durante la época imperial; pero esta fundamental unidad no implicaba fala de diferencias regionales. Indudablemente las había, aunque frenadas mientras se mantuvieron la cohesión política del Imperio, loa comunicación entre las diversas provincias, el influjo unificador de la administración y el servicio militar. Deshecho el Imperio en el siglo V, las provincias, convertidas en Estados bárbaros, quedaron aisladas unas de otras; la decadencia de las escuelas dejó al latín vulgar sin la contención que antes suponía el ejemplo de la lengua clásica. En cada región se abrieron comino innovaciones fonéticas y gramaticales, nuevas construcciones de frases, preferencias especiales por tal o cual palabra. Y llegó un momento en que la unidad lingüística latina se quebró, y las diferencias locales constituyeron dialectos e idiomas distintos.

Cabe distinguir en la Romania dos grupos lingüísticos bien caracterizados: el oriental, que comprende la antigua Dacia, cuna del rumano, Dalmacia y los dialectos de la península itálica; y el occidental, constituido por Hispania, Galia, norte de Italia o Galia Cisalpina, y Retia.

En los romances occidentales el ritmo del lenguaje tiende a concentrar la fuerza espiratoria en la vocal acentuada, detrás de la cual no suelen tolerar más de una sílaba. En consecuencia, ha desaparecido o se ha reducido mucho la acentuación dactílica. En cambio, los romances orientales conservan gran número de esdrújulos. Ej.: “fraxinu”, “tabula”, “pectine” dan en castellano “fresno”, “tabla”, “peine”, pero en italiano “frassino”, “tavola”, “pettine”.

En Occidente las oclusivas /p/, /t/, /k/ situadas entre vocales se sonorizan por la acción del substrato céltico propicio, sufrieron ulteriores relajaciones y han desaparecido en ciertos casos. En Oriente las oclusivas sordas se mantienen inalteradas.

En italiano, retorromano, dálmata y rumano la evolución de la /c/ no rebasó el punto de articulación prepalatal. En Occidente prosiguió el desplazamiento hasta alcanzar articulación dental o interdental. Ej.: “caelum”, “cervus”, “vicinus”, dan en italiano “cielo”, “cervo”, “vicino”, y en español “cielo”, “ciervo”, “vecino”.

En los plurales de nombres y adjetivos hay divergencias muy características. En retorromano, catalán, español, gallego-portugués, francés y occitano los de tema en –o adoptan como desinencia única la del acusativo –os. En cambio, el italiano y el rumano prefirieron el nominativo –i, cuya /i/ final coincidió con el resultado fonético de los plurales en –es.

El futuro románico se ha formado con el auxilio de “habere” en Occidente e Italia (“cantaré”), “cantare habeo”. En Oriente, el auxiliar es “velle”, de “volo cantare”.

Dentro de la Romania Occidental unas lenguas se muestran más revolucionarias y otras más conservadoras. El francés ha llevado hasta el último extremo las tendencias generales. En cambio, el español es más lento en su evolución.

Latín que llegó a Hispania: Hay dos grandes mitos sobre el latín que llega: el arcaísmo (cronolecto) y el populismo (sociolecto).

Arcaísmo: Se compara el latín que llega a Hispania con el que llega a la Galia. El sur de la Península tenía un latín arcaico, pero el centro y norte fue muy difícil de conquistar. El sur y la costa mediterránea fueron conquistados en el siglo III a. C., pero el resto se fue conquistando en los siglos II y I a. C., y con Augusto se terminó la conquista en el siglo I d. C., por lo cual la conquista duró tres siglos. Los autores dicen que el latín de la Galia es más moderno, porque se conquistó en el siglo I a. C., pero su mirada es muy estática, porque la Península no se conquistó sólo en el III a. C., sino que la conquista duró tres siglos.

Page 17: Resumen Historia de La Lengua

Según Lapesa, las razones del “arcaísmo” de la Península son:

Que la romanización de la Península comenzó a fines del siglo III a. C., por lo cual Hispania retuvo arcaísmos que en Roma fueron desechados.

Que la Península estaba muy distanciada geográficamente con respecto al Centro del Imperio, por lo cual su latín cambiaba con menos rapidez. Ej.: al desparecer el clásico “loqui”, triunfó “fabellare” (“hablar”), pero Italia y Galia adoptaron el tardío “*parabolare” (it. “parlare”). También sucede con fenómenos de tipo gramatical. Ej.: entre los sustitutos del comparativo clásico “brevior”, “longior”, la perífrasis “magis longus” era anterior a “plus longus” y estaba más admitida; “magis” es la partícula comparativa que sigue usándose en los romances peninsulares y en rumano; la Romania central prefirió “plus” (it. “piu”). Los demostrativos “hic”, “iste”, “ille” indicaban en latín la gradación de distancia en relación con las tres personas gramaticales; al perderse “hic”, el latín peninsular expresó la triple gradación con “iste”, “ipse” y “eccu(m) ille” o “atque (eccum) ille”; en los demás países románicos, los demostrativos se redujeron a distinguir la proximidad y la lejanía. En español, portugués y catalán se conserva el pluscuamperfecto latino “amaveram”, “potueram”, total o parcialmente convertido en subjuntivo (“amara”, “pudiera”); fuera de la Península sólo existe en provenzal y en dialectos del sur de Italia.

Populismo: Los que llegaban a la Península eran soldados: gente analfabeta, vulgar. Pero esto también es erróneo. La zona de la Bética (sur), que era interesante para la mayoría, fue poblada por gente importante y culta. En el norte estaban los soldados (en la Tarraconense), cuya lengua era mucho más propensa a los cambios, porque no estaban alfabetizados. La zona de la Bética y Lusitania (actual Portugal) era habitada por gente culta. El castellano surge en la zona donde están los soldados no alfabetizados, que hacían un uso más vulgar de la lengua.

¿Cómo avanza el latín oral? ¿Cómo se va extendiendo?

Hay un aprendizaje formal del latín por parte de unos pocos.

Hay un aprendizaje informal por parte de muchos, que es lo que permite el gran cambio. El cambio se produce al aprender la lengua de manera informal, no con reglas.

Razones que van llevando a la dialectalización

¿Por qué se va dividiendo en sectores la Romania?

Empieza a producirse la decadencia del Imperio Romano. Ya en el siglo III empieza a decaer (cae en el siglo V). Nobles y militares empiezan a disputarse el cargo de emperador y hay dos emperadores simultáneos (en Roma y Milán). Dejan de mandar representantes a las provincias y se pierde la comunicación de Roma con las provincias (como Hispania). En la Bética había minas (por eso era rica) y el metal se usaba para pagar los tributos a Roma, hasta que el metal comenzó a ser insuficiente para pagar. El otro medio para pagar era la agricultura; por eso la gente se fue al campo: ORIGEN DEL FEUDALISMO.

Roma arrendaba tierras a nobles, que dejaban a la gente trabajar en ellos (feudos). El feudo provoca mosaico: la gente se sitúa alrededor del castillo. Cada feudo estaba separado y cortaba vínculos, lo cual ayuda a la dialectalización. Además, el cristianismo fue fundamental para la dialectalización, ya que los monasterios se nucleaban en los feudos (cada feudo con su monasterio). Esto comenzó en el siglo IV (en el siglo III se había ido la gente al campo). Además, el latín que llegaba no era compacto, sino que llegaron muchas variedades. Luego los nobles que alquilaban los feudos se los apropiaron (pasaron a ser propietarios). Todo esto ayudó a la falta de unidad y a la dialectalización de la Península.

Palabras cultas, semicultas y populares

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Cultismos. Aquellas que se atienen con fidelidad a la forma latina escrita, que guardan sin más alteraciones que las precisas para acomodarlas a la estructura fonética o gramatical romance. Ej.: evangelium – evangelio; solidu – sólido; calidu – cálido.

Semicultismos. Aquellas en las que se cumplen algunos, pero no todos los cambios fonéticos regulares esperables. La acción de la cultura no fue bastante poderosa para mantener la integridad formal de la palabra, pero sí para frenar o desviar el proceso fonético iniciado en ella. Ej.: malitia – malicia; plicare – plegar.

Palabras populares. Aquellas que cumplen con todos los cambios fonéticos regulares esperables.

Dobletes léxicos. Una palabra latina puede originar dos romances; una culta y la otra popular (“fosa” y “huesa”; “íntegro” y “entero”). Por lo general son palabras completamente independientes, sin más nexo que el de la etimología, olvidado en el uso (“laico” y “lego”; “cátedra” y “cadera”). Las voces populares suelen tener un sentido más concreto y material que las eruditas. Otras veces la duplicidad se da entre un derivado culto y un semicultismo (“secular” y “seglar”) o entre un semicultismo y una voz popular (“regla” y “reja”).

LAPESA – CAPÍTULO 4

Los germánicos

En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos (visigodos, vándalos, suevos y alanos) atravesaba el Pirineo y caía sobre España. Algunos alanos se quedaron con los suevos, otros con los vándalos y la mayoría se fue para el actual Portugal. Los alanos fueron exterminados a los pocos años; y los vándalos, tras un breve asiento en la Bética, atravesaron el estrecho y pasaron al África. La stancia de ambas estirpes dejó huella en algunos topónimos. Los visigodos eran los más civilizados entre los germanos venidos a la Península. El siglo y medio que habían permanecido en la Dacia y al sur del Danubio, y los casi 100 años que duró el reino de Tolosa (Toulouse), les habían hecho conocer la vida romana. Amaban el mundo romano, pero tenían su propia religión (creían que Jesús no era el hijo de Dios sino un profeta más) y ley. Luego se fueron de Toulouse porque no aceptaban convertirse al cristianismo; entraron a España y fundaron Toledo. Se quedaron a lo largo del siglo V, y el rey de Toledo (Recaredo) quería ser heredero de Roma y fundar un reino. Entonces se convirtió al cristianismo en el 589.

Importancia de la invasión visigoda en la aparición del romance

La importancia que tuvo fue pasar a concitar por primera vez la idea de unidad del mosaico feudal. El rey se hizo cristiano y cambió sus leyes para que fueran como las de Roma, por lo cual se provocó un sincretismo entre los dos sistemas de leyes. Lo más importante era la unidad, la idea de sentirse parte de algo diferente. La romanización de los visigodos no significa que éstos, como pueblo, careciesen de vigor. La fusión con los hispanorromanos tuvo resultados de valor nacional superior: gracias a los visigodos, la idea de la personalidad de Hispania como provincia se trocó en conciencia de su unidad independiente. Transformaron las costumbres y el derecho, y trajeron la simiente de la inspiración épica. Esto también posibilitó la idea de la Reconquista, porque había un grupo de gente que se sentía unida, cristiana, heredera de Roma e invadida por los musulmanes.

El hecho trascendental fue que a raíz de las invasiones sobrevino una grave depresión de la cultura y se dificultaron extraordinariamente las comunicaciones con el resto de la Romania. El latín vulgar de la Península quedó abandonado a sus propias tendencias.

Voces romances de procedencia germánica

Los germanos tomaron del latín nomenclatura del comercio, agricultura, industria, vivienda, derecho, etc.; pero también comunicaron a los romanos términos suyos. En la época de las invasiones fueron muchas las palabras germánicas que entraron en el latín vulgar. El vocabulario militar adoptó muchas, primero a causa de la convivencia de las legiones; después porque la nobleza germánica,

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dedicada principalmente a las armas, impuso su propia terminología. Ej.: el latín “bellum” fue sustituido por “werra” (“guerra”). Otros germanismos se refieren a la vestimenta, vivienda e incluso al mundo afectivo. Son de notar, por último, traducciones parciales o completas de palabras germánicas.

La influencia lingüística de los visigodos en los romances hispánicos no fue muy grande. Romanizados pronto, abandonaron el uso de su lengua, que en el siglo VII se hallaba en plena descomposición. El elemento visigodo no parece haber influido en la fonética española.