relato

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Colegio María Madre de la Iglesia. Violencia machista Hace tiempo, salí de mi casa hacia la de Carmen, habíamos quedado para pasar la tarde juntas y cenar por ahí. Cuando volvía ya por la noche, era tarde y estaba toda la calle muy sola. De repente, escuché un grito que venía de una casa, creí que era imaginación mía y seguí andando como si nada. Luego, volví a escucharlo de nuevo y me asusté bastante, miré hacia atrás y me pareció ver una mano por la ventana, retrocedí para ver qué estaba pasando y escuché por tercera vez un grito, pregunté si había alguien y nadie me contestó, me quedé escondida justo al lado de la ventana y escuché la voz de un señor amenazando a una mujer, ella seguía gritando con temor para que alguien la escuchara. Él continuaba diciéndole cosas, insultándola y amenazándola con palabras humillantes. Una de las veces ella le contestó y le insultó harta ya de sus palabras y él le pegó, ella defendiéndose le dio una cachetada y él se la devolvió amenazándola de nuevo con un cuchillo. Yo, atemorizada, cogí el teléfono y llamé rápidamente a la policía, ésta tardó tanto en venir, que el señor rabioso y con impotencia la mató. Al rato llegó la policía y desgraciadamente tuve que decirles que habían llegado demasiado tarde y que, la próxima vez que recibieran una llamada sobre violencia, acudieran más rápidamente.

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Page 1: Relato

Colegio María Madre de la Iglesia. Violencia machista

Hace tiempo, salí de mi casa hacia la de Carmen, habíamos quedado para pasar la

tarde juntas y cenar por ahí.

Cuando volvía ya por la noche, era tarde y estaba toda la calle muy sola.

De repente, escuché un grito que venía de una casa, creí que era imaginación mía y

seguí andando como si nada.

Luego, volví a escucharlo de nuevo y me asusté bastante, miré hacia atrás y me pareció

ver una mano por la ventana, retrocedí para ver qué estaba pasando y escuché por

tercera vez un grito, pregunté si había alguien y nadie me contestó, me quedé

escondida justo al lado de la ventana y escuché la voz de un señor amenazando a una

mujer, ella seguía gritando con temor para que alguien la escuchara.

Él continuaba diciéndole cosas, insultándola y amenazándola con palabras humillantes.

Una de las veces ella le contestó y le insultó harta ya de sus palabras y él le pegó, ella

defendiéndose le dio una cachetada y él se la devolvió amenazándola de nuevo con un

cuchillo.

Yo, atemorizada, cogí el teléfono y llamé rápidamente a la policía, ésta tardó tanto en

venir, que el señor rabioso y con impotencia la mató.

Al rato llegó la policía y desgraciadamente tuve que decirles que habían llegado

demasiado tarde y que, la próxima vez que recibieran una llamada sobre violencia,

acudieran más rápidamente.