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Red de centros Ignacianos de Espiritualidad de México Retiro Espiritual Ignaciano a distancia Semana Santa y Semana de Pascua 2020 Puntos e instrucciones para la oración Jorge Ochoa, S.J.

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Red de centros Ignacianos de Espiritualidad de México

Retiro Espiritual Ignaciano a distancia Semana Santa y Semana de Pascua 2020

Puntos e instrucciones para la oración

Jorge Ochoa, S.J.

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 2

Día 1: Domingo 5 de Abril

¿Cómo llego a estos Ejercicios? Primero meditaremos en cómo estamos llegando a estos Ejercicios Espirituales (EE.EE.), para que, en una conversación entre amigos, le cuentes a Dios cómo estás, aunque seguramente ya lo sepa. No se trata de descubrir cómo debería estar, sino cómo estoy realmente. La relación personal con Dios necesita de un mínimo de sinceridad. Esforcémonos en reconocer lo positivo y negativo con la mayor transparencia. 1º Paso: En un lugar y postura adecuados pacifícate por dentro y por fuera en presencia de Dios. 2º Paso: Oración preparatoria: Encomiéndate a Dios y pídele que mueva toda tu persona en esta oración: “Señor, guía mis intenciones, pensamientos y acciones para que estén encaminadas a Ti y a tu servicio”. 3er Paso: Composición viendo el lugar (Ambientación). Lee detenidamente Mt. 6,5. “Cuando ores...”, imaginando que Jesús habla para tí. 4º Paso: Petición de Fruto: Con estas u otras palabras parecidas, pide: “Señor, ayúdame en esta oración a reconocer cómo estoy realmente en este momento de mi vida”. 5º Paso: Puntos para la oración. Escoge alguna(s) de estas opciones o “puntos” y dedícale un buen tiempo de tu oración. En otro tiempo de oración podrás escoger otro, no necesitas recorrer todos.

1. Primer “punto”: Pasea con calma. Mira a tu alrededor con atención y busca un objeto que represente cómo estás realmente ahora, cómo llegas a estos ejercicios. Obsérvalo un buen rato y comenta con Dios por qué te sientes como ese objeto.

2. Segundo “punto”: trata de describir tu vida actual ayudándote de algunas de estas preguntas:

¿Qué cosas o personas son vitales para ti? ¿Por qué? ¿Cuáles son tus amores y entusiasmos hoy? ¿Qué dolores y heridas tienes? ¿Qué responsabilidades tienes? ¿Cuáles son las más importantes? Enumera tus actividades y el tiempo que le dedicas a ellas.

3. Tercer “punto”: ¿Cómo te parece que está Dios en tu vida? ¿Cómo lo experimentas? ¿Cómo dirías que se siente Dios ante ti? ¿Si Dios respondiera las preguntas que respondiste en los puntos 1 y 2, ¿Qué te parece que respondería?

6º Paso: El coloquio

Platica con Dios sobre las respuestas a los tres puntos, como un amigo habla a otro... 7º Paso: Examen de la oración

¿Cómo me sentí? ¿Qué objeto fue más significativo? ¿Qué pregunta fue más significativa?

“Lo que no se asume, no se redime” (S. Agustín)

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 3

Día 2: Lunes 6 de Abril

¿Qué deseo? 1º Paso: En un lugar y postura adecuados pacifícate por dentro y por fuera en presencia de Dios. 2º Oración preparatoria “Señor, guía mis intenciones, pensamientos y acciones para que estén encaminadas a Ti y a tu servicio”. 3º Paso: Ambientación o Composición del lugar Lee Jn. 5, 1ss. El paralítico en la Piscina. Imagina un poco el escenario, los personajes y sus circunstancias. 4º Paso: Petición de Fruto: Señor, ayúdame a desear el mejor fruto de esta semana y a disponerme a buscarlo. 5º paso: Los “puntos” de oración

• 1er Punto • Vuelve a la escena del evangelio, e imagina que escuchas la conversación que tuvo Jesús con el paralítico.

¿Cómo te la imaginas? Pon atención a la pregunta de Jesús: ¿Quieres sanarte? ¿Qué responderías si el paralítico fueras tú en este momento de tu vida?

• 2º Punto • ¿Qué te gustaría recibir como fruto de esta semana? Imagínate en un lugar a solas con Dios y que ante la

realidad que vives puedes decirle, preguntarle o pedirle una y sólo una cosa para esta semana en ejercicios, ¿Cuál sería?

• 3er Punto • Si le preguntaras a Dios lo que desea darte esta semana, ¿Qué crees que respondería? ¿Qué reacción te

provoca eso? ¿Qué te gustaría que respondiera? 6º Paso: El coloquio Pídele confianza para llegar al final de estos ejercicios y encontrar eso que tanto anhelas, o lo que anhela Él. En silencio mantén tu conversación espiritual con Dios. 7º Paso: Examen de la oración Escribe en una hoja especial el fruto que deseas encontrar en los ejercicios y lo que crees que Dios desea (pueden coincidir). Anota en tu cuaderno los momentos más significativos de esta oración (positivos y/o negativos). Comparte con tu acompañante las siguientes respuestas: ¿Cómo estoy en esta etapa de mi vida? ¿Cómo me parece que está Dios? ¿Qué deseo de estos ejercicios? ¿Qué me parece que desea Dios? Revisa la lectura EXTRA de este día 2, en la siguiente página.

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 4

EXTRA del Día 2: Instrucciones

Los pasos de la oración I. Primer Bloque: Disposición y Deseo 1. Lo primero antes de orar es la composición del corazón. a) Escoger el Lugar b) Escoger Postura c) Pacificarme 2. Oración preparatoria: Puestos en la presencia de Dios, pedirle que todos mis deseos, intenciones y

operaciones estén encaminadas hacia Él y hacia su servicio. 3. Composición viendo el lugar (ambientación). Comenzamos a entrar en la oración mediante la imaginación, o

una lectura previa. 4. Petición de Fruto. Expreso a Dios lo que deseo de Él en esta oración.

II. Segundo Bloque: “Atendemos” a la voz de Dios:

5. Comenzamos a orar o meditar en los “puntos” que se sugieren cada día, escogiendo el que crea que más me ayudará a conseguir el fruto que pedimos. En caso de que el modo de orar sugerido no te ayude, puedes consultar la guía con los modos de orar. (Esta guía se encuentra en la página 16)

6. Coloquio. Pedimos con insistencia el fruto, o platicamos en confianza con Jesús, el Padre, el Espíritu Santo o la Virgen sobre lo que hemos meditado. Agradecemos a Dios por su compañía y nos despedimos.

III. Tercer Bloque: “Entendemos” lo que sucedió en la oración. 7. Examinamos ¿Cómo me fue? ¿Por qué? ¿Para qué? (o ¿qué aprendí?)

Notas (EE. 73-90):

l Quedarse en la oración el tiempo que se ha predicho y en caso de ser tentado a acortarla, reaccionar alargándose un poco más.

l Prever los horarios en que haré mis cuatro momentos de oración del día, y su contenido. l Un paso antes del lugar en donde voy a meditar, considerar cómo Dios me ha estado mirando.

l En el punto que hallo lo que quiero, allí quedarme, sin tener ansia de pasar adelante, hasta que me satisfaga. No querer pensar en cosas que no sean acordes con la materia de oración. Si me distraigo, vuelvo con suavidad a la oración donde me quedé.

l Cuando no se halla lo que se desea, muchas veces aprovecha hacer cambios en los modos o contenidos, y buscar ayudas externas. Dios da a sentir a cada uno lo que le conviene. Por ejemplo, si hay alguna cosa particular que parezca me está impidiendo la charla con Dios, a veces ayuda hablar con Él explícitamente de ello, aunque deje los contenidos de oración propuestos para ese día.

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 5

Día 3: Martes 7 de Abril

Principio y Fundamento (PyF) 1: Soy hij@ de Dios, amad@ incondicionalmente por él.

Para profundizar en la relación con Dios como San Ignacio deseaba, hay que afianzarnos en las experiencias que nos permiten confiar en Él. Aunque algunas situaciones nos podrían llevar a suponer que Dios no es tan confiable, la herencia cristiana cree que ha sido Dios la fuente de toda experiencia de esperanza y amor en la vida, aunque su presencia no haya sido explícita. Esa es nuestra fe, y por eso comenzamos centrando nuestro corazón en ella.

1. Buscar lugar y posición adecuada. Pacificarme ante Dios, por dentro y por fuera.

2. Oración preparatoria: “Señor, guía tú mis intenciones, pensamientos y acciones para que estén encaminadas a Ti y a tu servicio”.

3. Ambientación o “Composición del lugar”: leer pausada y repetidamente Cant.8, 6-7. 4. Petición de fruto: Señor, ayúdame a recordar quién he sido para tí y quién has sido para mí. Ayúdame a

recordar el amor que me has tenido y los medios que has usado para regalármelo. 5. Puntos:

• 1º. Recordar la historia de “Las huellas en la playa”. ¿Cómo sería si yo fuera el personaje?

• 2º. Leyendo a Isaías 49, 14-18, recordar las ocasiones en que he experimentado que Dios me tiene maternalmente en la palma de Su mano, como un tatuaje. Hacer una lista de esos momentos. Detenerme en gustar aquellos que más me muevan. ¿Podría escoger tres de ellos? Tomar tiempo para recordarlos y agradecerlos hondamente (Ver también Is. 41, 13-14 "no temas, oruga de Israel, yo te ayudo"; o Is. 49, 19-21, la promesa de reconstrucción).

• 3º Leer 1Jn. 4, 10 "Él nos amó primero", y agradecer a Dios por enviarme a personas que me han amado incondicionalmente. Escojo a uno o una y le escribo una carta. Puedo hacer y rezar mi “Rosario de rostros amorosos”, agradeciendo y pidiendo a Dios en cada cuenta del rosario por las personas que me han amado desde mi niñez. Platicar con Dios dejando que mueva mis afectos.

6. Coloquio: Frente a Dios y frente a mí mismo:

Rezar mi rosario de rostros amorosos, o leerle mi lista de momentos significativos, difíciles y/o amorosos. Decirle cómo me sentí al escribirlos y al recordar. Hay que platicar, contarle los momentos y rostros que estoy recordando como si Él no los hubiera vivido conmigo. Tratarlo como un amigo que desea conocerme más y más.

7. Examen. ¿Cómo me fue en la oración? ¿Por qué? ¿Qué me desea comunicar el Señor? Anoto para compartir después con mi acompañante.

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 6

Día 4: Miércoles 8 de Abril

PyF (2): Soy hij@ de Dios, amad@ incondicionalmente por él.

1. Buscar lugar y posición adecuada y pacífica. 2. Oración preparatoria: “Señor, guía tú mis intenciones, pensamientos y acciones para que estén

encaminadas a Ti y a tu servicio”. 3. Ambientación o “Composición del lugar”: leer pausada y repetidamente Cant.8, 6-7.

4. Petición de fruto: Señor, ayúdame a recordar quién he sido para tí y quién has sido para mí. Ayúdame a recordar el amor que me has tenido y los medios que has usado para regalármelo.

5. Puntos:

• 1º Recordar los momentos en los cuales yo me he comportado con amor hacia otros. Imaginar lo que debieron sentir Dios y los demás cuando viví de ese modo. Reconocer cómo Dios amaba a través de mí, dando más de lo que yo solo hubiera podido, y lo que eso significa. Si me fuera difícil, pedirle a Dios que me recuerde esos momentos.

• 2º Junto a María, meditar el Magníficat (Lc. 1, 46-55) y escribir mi propio Magníficat: una acción de Gracias a Dios por todo lo que me ha regalado: cualidades, talentos, momentos fáciles y difíciles, las pruebas, amistades, logros, etc.

6. Coloquio: Frente a Dios y frente a mí mismo: Charlar con Dios sobre esos momentos en los que él amo a través de mí, o leerle el Magníficat de mi vida. Decirle cómo me siento al recordar, guardar silencio percibiendo cómo se siente Él al recordar. Hay que compartir con Dios esos momentos como a un amigo que desea conocerme más y más. Dedicar tiempo a eso. Si me cuesta trabajo charlar en mi imaginación o incluso en viva voz, puedo escribir el diálogo entre Dios y yo.

7. Examen. ¿Cómo me fue en la oración? ¿Por qué lo digo? ¿Qué creo que me desea comunicar el Señor? Agradezco, y anoto para compartir después con mi acompañante.

Revisa la lectura EXTRA de este día 4, en la siguiente página.

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 7

Extra del día 4: Instrucciones EXAMEN DE LA ORACIÓN O DEL DÍA

San Ignacio de Loyola descubrió los movimientos que todo ser humano experimenta en su interior, y que lo llevan, unos, a mayor Vida y, otros, a una dinámica de muerte. Nosotros podemos hacer lo mismo mediante una de las herramientas básicas de Ejercicios: El examen. Éste se hace en dos momentos: Al final de la oración, y al final del día. Los pasos son los mismos para el examen de la oración que para el examen del día. El examen es algo así como si me preguntaran: ¿Cómo te fue? ¿Por qué lo dices? ¿Qué aprendes? Así, si nos fue bien, nos preguntaremos por qué y seguiremos por ese mismo camino; si nos fue mal, nos preguntaremos por qué, para corregir y seguir adelante con mucha confianza. De hecho, trataremos de compartir con nuestr@ acompañante lo más significativo de estos exámenes.

Guía para hacer el examen de la oración o del día

1) Me tomo un rato para recordar el conjunto de la oración o del día. 2) Pedir la gracia de reconocer su paso durante la oración o el día. 3) ¿Cómo me fue en la oración o en el día? 4) ¿Por qué? ¿qué momentos especiales recuerdo?

¿qué frases o imágenes, rondaban mi cabeza en ese momento? ¿qué sentimientos se me provocaron en ese momento? ¿qué deseos se me despertaron? ¿Me dejé llevar por esos deseos?

¿Cómo me parece que se presentó Dios en esta oración o en este día?

5) ¿Para qué? Es decir: ¿A qué me está invitando Dios con ésto? ¿Qué aprendo? ¿Hay algo que hice bien y debiera conservar o algo que hice mal y necesito evitar?

6) Agradecer a Dios por la luz recibida y pedir la gracia para hacer su voluntad el día o la oración siguiente.

7) Anotar

Nota: Examinar también aspectos prácticos como el silencio, método, horario, preparación de la oración, sinceridad, acompañamiento, etc.

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 8

Día 5: Jueves 9 de Abril

El pecado (1) 1. Hallar lugar y postura, pacificarme. 2. Oración preparatoria: “Señor, guía tú mis intenciones, pensamientos y

acciones para que estén encaminadas a Ti y a tu servicio”. 3. Ambientación: Jn 13, 1-15. Considerar la reacción de Pedro: que parece

olvidar quién es él y cómo era Jesús, y se resiste a ser servido. 4. Pedir el fruto para esta oración: Revélame, Señor, lo que me aleja de Tu misericordia, y me hace olvidar

quiénes somos tú, mis hermanos y yo. Ayúdame a dolerme de las consecuencias que esto ha tenido. 5. Puntos:

Mira a fondo la humanidad que te rodea. Imagina que sales a la calle o lees el periódico tratando de estar atenta o atento a lo que ves: la gente, los lugares, las situaciones. Procura sentir que estás delante de tus herman@s que viven las causas y los efectos del desamor. Si no sintieras empatía con estos pecados del mundo, al menos empatizar con el dolor de las víctimas. Siente las consecuencias de nuestro olvido del amor.

i. Amós 2, 6-8; 6,1-6; 8, 4-7. Vivir de injusticias ii. Jeremías 8, 18-23; 9,1-8. El pecado provoca víctimas, y eso le duele a Dios.

iii. Habacuc 2,5-20. Los opresores construyen sobre la sangre de los pobres. iv. Lc. 16,19ss, Mt. 25, 31ss. El rico y el mendigo, el pasaporte al cielo. v. Escuchar la homilía de Papa Francisco en la bendición Urbi et Orbi del 27 de marzo, donde dice

cómo el profeta habló a David, denunciando los pecados de nuestra humanidad. vi. Contemplando la escena de la última cena, que hoy celebramos, reflexionar en aquellas

actitudes de la humanidad en donde actuamos de forma contraria a la humildad, al servicio y al compartir que muestra Jesús con sus discípulos.

6. Coloquio: Imagina que te sientas con Jesús en el huerto de Getsemaní, que observas su dolor, y le preguntas,

¿de qué modo en mi vida yo coopero con estos pecados de la humanidad? Pedir con insistencia dolor y arrepentimiento por lo que nos aparta del amor de Dios y de l@s herman@s.

7. Examinar . Verificar de qué modo he recibido el don del dolor por estas realidades. ¿Cómo me fue en la

oración? ¿Por qué lo digo? ¿Qué aprendo de mí, del pecado y de Dios en esta oración?

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 9

Día 6: Viernes 10 de Abril

El pecado (2) 1. Hallar lugar y postura, pacificarme. 2. Oración preparatoria: “Señor, guía tú mis intenciones, pensamientos y acciones para que estén encaminadas a

Ti y a tu servicio”. 3. Ambientación: 2Sam. 11,1 - 12,10. El Rey David, después de estar en la cima, se hunde sin sentirlo. Verlo

reconocer su verdadero pecado, y vivir un sano arrepentimiento. 4. Pedir el fruto para esta oración: Señor, revélame mi pecado fundamental o raíz, que me aleja de Tu

misericordia, y me hace olvidar quiénes somos tú, mis hermanos y yo. Dame dolor y arrepentimiento. 5. Puntos:

a. Ver mi vida, y ver en ella los momentos en que me he alejado de mi PyF, del amor verdadero, ocasionando rupturas dentro y fuera de mí. Repasarla de rostro en rostro, de lugar en lugar, de época en época, o a través de situaciones importantes. Buscar la mirada compasiva de Dios, que se duele por los efectos de mis desvíos.

b. Ayudarme con otros a ver nuestra lejanía de Dios, y la raíz de esa lejanía: 1. Deut. 1, 19-40 La rebelión en el desierto. Vagamos por el desierto por temor a entrar a la tierra

prometida. 2. Mc. 1, 21-28 "¿has venido a atormentarnos?" ¿Qué me vas a pedir? 3. Job ¿Me he alejado de Dios para no decirle lo que de verdad deseo decirle? 4. 1Jn. 1, 8-10 ¿He ignorado mi pecado? ¿He olvidado mis limitaciones? ¿quiero “quitarme” el

pecado? 5. Mt. 23 El pecado de los fariseos. ¿Qué uso doy a mi religión? ¿me justifico con ella? ¿acepto la

imperfección? (cfr también Jn. 8, 7-9 La adúltera). 6. Jon. 4, 1. ¿Me enoja la bondad de Dios ante los malvados? ¿quiero controlar a Dios? ¿Acepto el

fracaso, la debilidad? 7. Gén. 4, 1-26 Caín ignora a su hermano y le mata. ¿Soy hermano de los hombres y mujeres? ¿me

compadezco de su dolor? 8. Mt. 19, 16ss. El joven rico, confunde las riquezas. ¿Cómo es mi jerarquía de valores en la vida

real? 9. Lc. 19, 11 ss. Parábola de los talentos. ¿Por qué dejo de usarlos?¿Me mueve el miedo? ¿la

comodidad? ¿con qué me distraigo? 10. Lc. 5,8 ¡apártate de mí, que soy un pecador! Alejo a Dios por vergüenza... o por soberbia. 11. Al meditar en la pasión del Señor, tratar de identificarme con las reacciones adversas a Jesús, y

dolerme por los efectos que tuvieron. 6. Coloquio: Ante Jesús crucificado, preguntarle: ¿Cómo es que llegué a esto? ¿qué buscaba cuando actué así?

¿qué creía que me faltaba? Y finalmente: ¿Cuál es la raíz de mi pecado, el origen de los demás pecados? Pedir el don de sentir rechazo a eso que me dificulta recibir el amor de Dios y amar a mis herman@s. Buscar la mirada dolida y misericordiosa de Jesús, y preguntarme ¿Cómo necesito relacionarme con Cristo y con los demás?

7. Examinar lo que se ha movido en mí. Anotar también: ¿Cuál me parece que es la raíz de mi pecado? ¿Cómo

reacciono al darme cuenta? ¿Cómo quisiera que Dios reaccionara ante ello? Revisa la lectura EXTRA de este día 6, en la siguiente página.

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 10

Extra del día 6: Instrucciones

Discernimiento espiritual (Estados espirituales) San Ignacio nos ofrece una guía que nos puede ayudar a reconocer la voz de Dios en nuestra propia vida. Con él, podemos distinguir las invitaciones que nos hacen el “Buen espíritu” y el “Mal espíritu”, como les llamaba el santo (cfr. EE.EE. 314ss). I. ¿En qué estado espiritual estoy? Hay sólo dos opciones:

a) Consolación. "... llamo consolación cuando en el alma se produce alguna moción, con la cual viene el alma a inflamarse en amor de su Creador sobre toda criatura.” También cuando se derraman lágrimas que mueven a amar a su Señor, por el dolor de los pecados, o por el amor recibido de Dios, o por aquello que esté en orden a su servicio. Finalmente llamo consolación a todo aumento de fe, esperanza y amor, y toda alegría interna que llama y atrae a cosas celestiales y a la propia salud de su alma, aquietándola y pacificándola en Dios. [EE316] La consolación se da cuando la persona sigue las invitaciones del Buen espíritu.

b) Desolación. Es lo contrario a la consolación. En la desolación el alma se encuentra confundida, oscura, turbada, inclinada a cosas que le dañan, a apegos que no la ayudan a realizarse. Siente inquietud de varias agitaciones, moviendo a desconfianza, sin esperanza, sin amor, "hallándose el alma toda perezosa, tibia, triste y como separada de Dios". En la desolación la persona sigue las invitaciones del Mal espíritu, o espíritu de muerte.

Notas: Una moción es aquel movimiento interior que registramos durante momentos significativos del día. Se manifiesta en nuestros pensamientos, sentimientos y deseos. Son producidos por Dios o por su contrario, y nos dejan en libertad de seguir a uno u otro.

Es común en quienes van de mal en mal, que el mal espíritu les proponga mociones con placeres aparentes, para conservarlos y crecer en su dinámica de aniquilamiento. En estas personas, el buen espíritu actúa al revés, remordiéndoles la conciencia. [EE314] Por el contrario, en las personas que van "de bien en mejor, subiendo, es propio del mal espíritu morder (con escrúpulos), entristecer y poner obstáculos, inquietando con falsas razones para que no pase adelante; y en ellas es propio del buen espíritu dar ánimo y fuerzas, consolaciones, lágrimas, inspiraciones y quietud, facilitando y quitando todos los impedimentos para que le siga en el buen obrar". [EE315]

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 11

Día 7: Sábado 11 de Abril

El perdón (1) 1. Elegir lugar y postura, pacificarme. Iluminemos la habitación, salgamos al jardín, o usemos música que nos

haga sentirlo cerca.

2. Oración preparatoria: “Señor, guía tú mis intenciones, pensamientos y acciones para que estén encaminadas a Ti y a tu servicio.”

3. Ambientación: Considerar las parábolas de la misericordia de Lucas 15, ver cómo Dios sale a mi búsqueda cuando estoy perdido como la oveja, la moneda, o el hijo menor. Imaginar cómo en este sábado santo los apóstoles deberían haberse sentido culpables por el modo en que reaccionaron ante la pasión de Jesús y quizá se preguntaba si Dios podría perdonarlos por eso.

4. Pedir fruto: Enséñame, Señor, a confiar en tus ojos de misericordia. Enséñame, Señor, a ver a los demás con tus ojos de misericordia.

5. Puntos: a. El amor como respuesta a mi pecado Recorrer aspectos de mi vida y persona deseando verme profundamente amad@ por Dios:

mis deficiencias físicas mis deficiencias morales

mis deficiencias espirituales mis deficiencias intelectuales

mis pecados, mis errores La raíz de mi pecado

Leer la lista lentamente a Dios, y en cada una de esas deficiencias y pecados repito: “Así me amas, Señor”. Guardo silencio para percibir cómo me mira; o al menos para percibir cómo desea mirarme, aunque a mí me cueste reconocerlo.

b. El amor como respuesta a los demás Voy a hacer una lista de las personas que me han hecho algún daño o injusticia. En esta lista quizá entre gente muy significativa por quien supongo no debería tener resentimientos, o sentir indignación (aunque injustamente, Dios mismo podría estar en esa lista). Hablaré con Dios sobre cada persona de la lista y seré lo más honest@ con él, pidiéndole que me ayude a desahogarme y a tratar de perdonar, aunque no fuera conveniente la reconciliación. Trataré de pedir por esa persona.

6. Coloquio: Hablar con el Señor Considerar que, aunque yo no pudiera perdonar o perdonarme, Dios sí lo hace. Compartirle mis reacciones ante eso.

7. Examen: ¿Me he sentido profundamente perdonado y amado por Dios? ¿Siento que he podido avanzar en el

perdón a otr@s? Anotar lo que examiné para compartir con mi acompañante.

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 12

Día 8: Domingo 12 de Abril

El perdón (2) 1. Elegir lugar y postura, pacificarme. Iluminemos y ventilemos la habitación, salgamos al jardín, o usemos

música que nos haga sentirlo cerca.

2. Oración preparatoria: “Señor, guía tú mis intenciones, pensamientos y acciones para que estén encaminadas a Ti y a tu servicio.”

3. Ambientación: Imaginar la escena de Jn 20, 19-23, en la que Jesús resucitado desea paz a sus discípulos.

4. Pedir fruto: Ayúdame a recibir y agradecer con todo mi corazón el amor que me regalas sin merecerlo.

5. Puntos: (Leer el poema El amor, de George Herbert) a. Poner atención al modo en que el Señor siempre pone un “pero” a nuestro pecado, y nosotros

respondemos con otro “pero”, hasta que es Dios quien dice el último “pero” de misericordia. Mirar cómo Dios ha respondido a mi egoísmo con mucho amor, a través de la creación, de las personas, de mi mismo. Considerar que todo lo que me ha regalado lo ha hecho antes, durante y después de mi desamor. ¿que significa esto?

6. Coloquio: En la escena de Jn 20, 24-28 imaginar el abrazo que debió darle Jesús a Tomás. Imaginar que soy

yo en el lugar de Tomás: ¿qué sucede entre Jesús y yo? 7. Examen: ¿Me he sentido profundamente perdonado y aceptado? ¿Qué tan honda es mi gratitud? ¿Hay todavía

alguna Gracia que deseo recibir sobre este tema? Anotar

El Amor - George Herbert (1593-1633) El Amor me dio la bienvenida, pero mi alma se apartó,

culpable de polvo y pecado. Pero atento el Amor, al observar

mi entrada vacilante, se acercó hasta mí, preguntando con dulzura

qué necesitaba. "Un huésped –respondí– digno de estar aquí".

El Amor dijo: "Tú lo serás". "¿Yo, el cruel, el desagradecido? ¡Ah! Dios mío,

no puedo ni siquiera mirarte".

El Amor tomó mi mano y sonriendo contestó: "¿Quién hizo tus ojos si no fui Yo?"

"Es verdad, Señor, pero los he dañado, deja que mi vergüenza vaya a donde merece".

"¿Acaso no sabes –dijo el Amor– quien cargó con la culpa?" "Querido mío, entonces te serviré".

"Sólo debes sentarte -dijo el Amor- y probar mi carne". Entonces, me senté y comí.

La traducción del poema corresponde al Anexo II del Libro: María Clara Bingemer, "Simone Weil: Una mística en los límites". 190 págs. Ed. Ciudad Nueva, 2011.

Revisa la lectura EXTRA de este día 8, en la siguiente página.

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Puntos e instrucciones - Jorge Ochoa S.J. 13

Extra del día 8: Instrucciones

Discernimiento espiritual (¿Qué hacer?) En caso de desolación: ¿Qué hago?

a) Preguntarme: ¿Por qué estoy en desolación? Hay tres causas principales:

1. La Primera es por ser tibios, perezosos o descuidados en nuestras actividades (ejercicios espirituales, acompañamiento, y en general, aquellas que construyen nuestra vida), y así, por vivir a medias se aleja la consolación espiritual de nosotros. 2. La Segunda, para que seamos realistas y no creamos que todo va a ser siempre sencillo y grato, ni nos ilusionemos con entusiasmos frágiles y pasajeros. O porque necesitamos trabajar algo en nuestro interior que nos cuesta trabajo, pero que apunta a un mejor y mayor servicio a todos. Este caso no sería una desolación radical. 3. La Tercera es para que reconozcamos que toda Consolación es don y gracia de Dios, y en ninguna otra cosa pongamos nuestra esperanza. Esto sucede porque algunas veces nos desubicamos y nos atribuimos a nosotros o a alguna otra persona o cosa la Consolación Espiritual (EE322).

b) Reaccionar contra la desolación 1. "No hacer mudanza". En tiempo de Desolación nunca cambiar las decisiones ya tomadas en momentos mejores. Mas bien mantenerse firme y constante en tales propósitos y determinaciones. Porque, así como en la consolación hay claridad para señalarse un buen rumbo, en la oscuridad y confusión de la desolación nos falta la libertad para hacerlo; en esta situación es muy difícil tomar decisiones acertadas [EE318]. 2. Actuar directamente contra la desolación dedicando más empeño y tiempo a los diversos ejercicios espirituales, como a la reflexión o al examinar detenidamente la conciencia, buscando la causa de la desolación. Procurar alguna molestia externa para ir más en contra de los movimientos desolatorios que lo invaden a uno por dentro [EE319]. Evitar autocomplacerse o dejarse llevar. "El que cede poco, cede poco a poco.” 3. Ser Pacientes, confiados y poner medios. En un estado de desolación uno ha de ser consciente de lo débil que es, pero al mismo tiempo esté seguro de que es capaz de salir adelante por difícil que parezca pues, aunque no sienta claramente el auxilio del Señor, éste siempre le está presente [EE320]. Y al mismo tiempo piense que las desolaciones son pasajeras y no suelen durar cuando se ponen los medios pertinentes en su contra, como se dijo ya en la regla anterior [EE321].

Nota: Tres estrategias del mal espíritu:

1. Se comporta como perrito faldero: es débil cuando se le enfrenta con fuerza y bravo cuando se le enfrenta con debilidad. Así que: ¡taconéale!

2. Se comporta como un "don Juan", pues quiere mantenerse secreto y hacer que la persona no platique sus mociones desolatorias y engaños. Así que: ¡cuéntalo!

3. Se comporta como un estratega militar, que busca la parte más débil o fuerte de su oponente para por ahí vencerle. Actúa como lo haría un boxeador. Así que: ¡mete el codo!

III. Si estoy en consolación, ¿Qué hago?

a) Agradecer con humildad. Dedicar tiempo de calidad y cantidad a agradecer en oración y fuera de ella, con algún signo externo si es posible.

b) Aprender y tomar fuerzas: Aprender lo que Dios me está enseñando a través de la consolación en forma de decisiones y actitudes, y seguirlas poniendo en obra. Registrarlas para tenerlas presentes en caso de hallarme de nuevo en desolación.

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Día 9: Lunes 13 de Abril

El llamado de Jesús resucitado La historia de toda vocación, la elección de una carrera, o la forma en que habremos de ser y de construir nuestra vida surge como una respuesta agradecida al amor recibido. Ignacio nos invita a considerar largamente si experimentamos el deseo de responder al perdón y al amor que se nos ha regalado. Nos invita a pedirle a Jesús que nos haga parte de aquellos que desean amar como Él nos ha amado. Dicho de otra manera, San Ignacio nos invita a pedirle a Jesús y su proyecto que sea nuestro Principio y Fundamento. Imaginar a Ignacio, frente a nosotros, compartiéndonos la imagen de Jesús que tanto lo fascinó. Su emoción, sus gestos y ademanes, el brillo de sus ojos, las actitudes de aquél que se siente movido por amor a unirse a un proyecto que involucra toda su vida y decisiones, y que lo plenifica. 1. Elegir lugar y postura, pacificarme.

2. Oración preparatoria: “Señor, guía tú mis intenciones, pensamientos y acciones para que estén encaminadas a Ti y a tu servicio.” Podemos además pedir “ser puestos con el Hijo”, como pedía San Ignacio.

3. Composición viendo el lugar: Imaginemos la tumba de Jesús al comenzar el domingo. Consideremos cómo se vería el entorno y la tumba misma, la textura de sus materiales. Suponer cómo habría sido la sensación de estar en ese lugar, el olor, la temperatura, etc.

4. Petición de fruto: Señor, que no sea sordo ni perezoso, sino presto y diligente en el seguimiento de Jesús.

5. Puntos: Contemplar la escena de Mateo 28, 1-10.16-20

a. Tiembla la tierra y un ángel remueve la piedra del sepulcro. Desde la sencillez de una cueva -como la de Belén- Jesús nace de nuevo. El poder de Dios confirma que la vida sencilla de Jesús es el modelo de vida para los seres humanos, a pesar de su rechazo.

b. “No tengan miedo, yo sé que buscan a Jesús, el crucificado. Dios conoce nuestros miedos, pero sabe que buscamos a su hijo, el crucificado. Conocemos los riesgos, pero lo buscamos.

c. “No está aquí, ¡ha resucitado!! ¿Cuánto hemos necesitado escuchar estas palabras últimamente? d. “No tengan miedo, vayan...” Dios nos envía por alegría, no por miedo. e. Nos llama a mostrar con palabras y con obras que el sentido de la vida está en ser hij@s de Dios, a ser

herman@s de tod@s, y a dejarnos mover por el Espíritu de amor (podemos además considerar Hech. 2, 42-47 cuando la nueva iglesia vive así).

f. “Estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos”. Jesús no es un líder que abandona, sino un amigo que acompaña.

g. Imaginar que estoy ahí... ¿Qué desearía responderle?

6. Coloquio: Platiquemos con honestidad al Hijo, al Padre y a la Madre cómo sentimos el llamado a seguir a Jesús y qué reacciones nos produce. Pidamos a cada uno la gracia de ser puestos con el Hijo. Cuando nos sintamos listos, escribamos una carta a Jesús que manifieste nuestro deseo de seguirlo. Si no sentimos aún este deseo podemos pedirle por escrito que nos regale ese deseo.

7. ¿Cómo me fue? ¿Porqué lo digo? ¿Qué aprendizaje me deja lo sucedido? Anoto para compartir después con

mi acompañante.

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Día 10: Martes 14 de Abril

Contemplar a Jesús resucitado (1)

Cuándo decimos que Jesús es nuestro amigo, o maestro, o Señor, ¿qué queremos decir? ¿Hemos pasado el tiempo suficiente con Él como para llamarlo de ese modo? De hecho, ¿Sabemos qué tipo de relación desea tener Jesús con nosotros? ¿Cómo hemos sabido eso?

Los tiempos que vivió san Ignacio, como los nuestros, exigían no sólo buenos cristianos, sino los mejores posible, que supieran lo que Jesús haría en su lugar y que tuvieran las agallas para hacerlo. Sabía el santo que sólo quien conoce a Jesús íntimamente puede responder como Jesús lo haría. Además, sabía que sólo los enamorados son capaces del máximo esfuerzo. Si hemos de seguir al máximo a Jesús tendrá que ser por enamoramiento, no sólo por sentido del deber.

Por eso, las meditaciones de los siguientes días son la oportunidad de pasar tiempo con Jesús como lo hemos pasado con nuestros mejores amigos, de tal modo que lo conozcamos íntimamente y quedemos seducidos por él. Sólo así valdrá la pena seguirlo.

Un día, un caminante halló un trozo

de barro tan aromático que su perfume llenaba toda la casa.

¿Qué eres tú? –preguntó el caminante-. ¿Eres una gema de Samarcanda

o algún extraño nardo disfrazado o alguna otra mercancía preciosa?

No. No soy más que un trozo de barro. Amigo, te voy a revelar mi secreto: he estado viviendo junto a una rosa.

1. Elegir lugar y postura, pacificarme. 2. Oración preparatoria: “Señor, guía tú mis intenciones, pensamientos y acciones para que estén encaminadas a Ti y a tu servicio.” 3. Composición viendo el lugar (Ambientación): Visualizarme frente al sepulcro de Jesús en medio de un huerto o jardín. Considerar el tamaño del lugar, sus olores, el color y tamaño de las rocas y plantas, la estructura del sepulcro mismo, etc. Imaginarlo con todos mis sentidos, como si estuviera presente ahí mismo. 4. Fruto: Pedir conocimiento interno del Señor resucitado, para que pueda amarlo más apasionadamente y así pueda seguirlo más comprometidamente. Podemos decirle también: “Sedúceme, Señor”. 5. Puntos Jn. 20, 11-18

a) María Magdalena se quedó llorando junto al sepulcro. Escuchar y considerar el llanto de ella, empatizar con su dolor, con su herida de pérdida de Dios: “Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo habrán puesto”. Considerar ese dolor y herida en mí y en la humanidad.

b) Jesús le pregunta ¿Porqué estás llorando? Contemplar el modo en que Jesús le pregunta. Su tono de voz, su interés en ella, sus sentimientos al verla llorar y al reencontrarla. Verlo disfrazado de jardinero y considerar cúantas veces lo he visto así.

c) Contemplar a Jesús llamando por su nombre a María. ¿Qué tono usa para llamarla? ¿Qué recuerdos y fibras internas se le mueven al verla? Imaginar lo que harían esos dos grandes amigos al reencontrarse, antes de que Jesús le pida que lo deje. Imaginarme en el lugar de María y percibir lo que Jesús siente por mí y cómo me consuela y devuelve la alegría.

d) Ve a decir a mis hermanos... Imaginar lo que Jesús siente al enviarla a llevar la noticia. ¿confianza? ¿alegría? ¿orgullo por ella? ¿qué siente Jesús al enviarme a mí?

6. Coloquio: en la escena, hablar con Jesús libremente, poner atención a su presencia y lo que ésta me comunica. Pedir al Padre, al Hijo y a María “ser puestos con el Hijo”. 7. Examen. ¿Qué tipo de relación me parece que Jesús desea tener conmigo? ¿Cómo reacciono ante eso? Anoto para compartir con mi acompañante. Revisa la lectura EXTRA de este día 10, en la siguiente página.

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Extra del día 10:

MODOS DE ORAR

Ignacio nos sugiere algunos modos de orar, aquí están algunos de ellos, junto con otros añadidos: 1. CONSIDERANDO CADA PALABRA. De rodillas o sentado, según halle más devoción, con los ojos cerrados o fijos en algo que no distraiga, diga «Padre», y considere esta palabra todo el tiempo que halle significaciones, comparaciones, gustos y consolación. Haga igual con cada palabra del Padrenuestro o de otra oración cualquiera. 2. ACOMPASADAMENTE. Al compás de la respiración se ha de decir mentalmente una palabra del Padrenuestro o de otra oración, de manera que se diga una palabra entre una respiración y otra. Mientras dura el tiempo entre una respiración y otra, hay que fijarse en el significado de esa palabra, o en la persona a quien se reza, o en la bajeza de sí mismo, o en cualquier otra materia que a la oración convenga. Continuar así con cada palabra. + Variante: Repetir acompasadamente el nombre de Jesús en alguna frase. Por ejemplo, al aspirar: decir mentalmente: «Señor, Jesús» imaginando que aspiras dentro de ti el amor, la gracia y la presencia del Señor Jesús, y al espirar: «ten compasión de mí», sintiendo que impulsas fuera de ti todas tus impurezas, todos los obstáculos que has puesto a su gracia. 3. MEDITACIÓN. Leyendo un texto, detenerse en la palabra o frase en que hallemos gusto como se detalla arriba. Saborearla como se hace con una goma de mascar. “Masticarla” una y otra vez, y dejarla cuando no se encuentre más sentido - o “sabor” -. Continuar con el texto.

4. CONTEMPLACIÓN. Consiste en escoger una escena de la vida de Cristo y revivirla tomando parte humilde en ella como si se estuviera presente y ocurriera en ese momento. Ayuda mucho usar los sentidos de la imaginación proponiendo detalles que no alteren el sentido original de la historia. Hay que involucrarse. San Francisco de Asís descolgaba amorosamente a Jesús de la cruz, San Antonio de Padua tomaba al niño Jesús en sus brazos, y Santa Teresa de Jesús lo acompañaba en oración en el Huerto de Getsemaní. ¿Cómo escoges estar con Jesús? Llegar a sentir su presencia amorosa es cuestión de fe.

+ Variante: contemplar alguna cosa específica de Jesús: Cómo mira, escucha, toca, o habla, a otros o a mí, en la escena que estoy contemplando. Fijarme en sus manos, sus ojos, su compasión, su fortaleza, etc.

+ Variante: La silla vacía. Con los ojos de la imaginación, ver a Jesús sentado muy cerca de ti. Lo que imaginas es cómo está en la silla, porque realmente está allí contigo. Habla con él. Cuéntale lo que hiciste ayer, lo que te preocupa, lo que descubres en las meditaciones. Presta atención a lo que te responde - en la voz de la imaginación -. No es tan importante figurar detalles de su persona como ir avanzando en sentirlo presente a medida que se practica este método. Puede hacerse con una carta.

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Día 11: Miércoles 15 de Abril

Contemplar a Jesús resucitado (2) 1. Elegir lugar y postura, pacificarme.

2. Oración preparatoria: “Señor, guía tú mis intenciones, pensamientos y acciones para que estén encaminadas a Ti y a tu servicio.”

3. Composición viendo el lugar (Ambientación): Visualizarme presente en el camino de Jerusalén a Emaús. Imaginar que veo su anchura, su largura, su pendiente, el tipo de suelo, el paisaje, la luz. Sentir el clima al atardecer, los olores del camino, etc. Detenerme en algún elemento que me sirva de “ancla” a la escena.

4. Petición de fruto: Pedir conocimiento interno del Señor resucitado, para que pueda amarlo más apasionadamente y así pueda seguirlo más comprometidamente. Podemos decirle también: “Sedúceme, Señor”.

5. Puntos: (Lc. 24, 13-35)

a) Desalentados y cansados tras la muerte de Jesús, dos discípulos se separan del grupo. Empatizar con sus sentimientos, imaginar que camino con ellos y escucho lo que platican.

b) Mientras caminan a Emaús son alcanzados por un hombre desconocido. Ellos comparten sus más profundos sentimientos y frustraciones con él. Imaginar al hombre, y cómo debió ser su personalidad para inspirarles tal confianza. Imaginar el modo en que Jesús escuchaba la amarga charla. ¿Qué cosas le compartiría yo? ¿Cómo me escucha?

c) El desconocido les habla y los trata de tal manera que sienten arder su corazón y comprenden las cosas de otro modo. Lo invitan a quedarse con ellos. Empatizar con ellos ¿qué siento y qué hago yo en la escena? ¿Cómo me ayuda Jesús a entender con alegría lo que vivo o lo que he vivido?

d) Jesús parte el pan. ¿Cómo imagino la escena? ¿Qué percibo de Jesús? ¿Interactúo con él? ¿Cómo me trata?

e) Reconocen a Jesús en ese desconocido. ¿Qué los hace reconocerlo? ¿En quiénes reconozco a Jesús? ¿Cómo lo reconozco?

6. Coloquio: Agradecer por los momentos en que he reconocido a Jesús acercándose en mi vida, y me ha hecho arder el corazón, y me ha ayudado a ver mi vida de otro modo. Pedirle que pueda yo acercarme a otros, escucharlos, ser agente de reconciliación y de esperanza en Jesús.

7. Examen: ¿Qué rasgo de Jesús me está seduciendo más? ¿Cómo reacciono ante eso? Anoto. Extra: ¿Estoy contemplando la escena o reflexionando sobre el texto? Busquemos contemplar...

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Día 12: Jueves 16 de Abril

Dos Banderas

Tratamos de conocer mejor a Jesús para más amarle y seguirle, en el modo particular que Dios Padre quiera que le sirva. La meditación de Dos Banderas nos ayuda a evidenciar las dinámicas del Reino de Jesús y del Reino del Mal en nuestro corazón y en nuestra sociedad. Pasos 1 y 2: los acostumbrados 3. Composición de lugar

Mirar cómo la sociedad, al igual que mi corazón, tiene dos proyectos opuestos y que llevan por caminos radicalmente diferentes: el del Reino de Dios, y su contrario.

4. Petición de fruto: pedirle al Padre “Ponme bajo la bandera de Tu Hijo”. Pedir también luz para reconocer las dinámicas del Reino del mal y las del Reino de Dios en mi sociedad y en mí mismo.

5. Puntos:

a) El camino del mal espíritu. Bajo la apariencia de que es “bueno”, el mal espíritu nos propone la acumulación de riquezas, prestigio y poder, como camino de realización personal. Es una mentalidad, unos criterios, un modo de vida, ambientes, relaciones, donde lo importante es tener más y más, sobre cualquier persona. Esta dinámica se presenta en nuestra vida con engaños y justificaciones que nos envuelven y empujan a vivir así. • ¿Cómo trata de seducirme el mal en mi corazón y en mi sociedad?

b) El camino de Jesús.

Jesús me invita a su seguimiento para hacer camino con El y trabajar por el Reino del Padre. Al invitarme, Jesús me propone un camino de vida como el de él: pobreza, humildad y servicio, desde el amor a Dios y a los demás. Este camino –feliz y pleno- pasa por la entrega a los demás, especialmente a los pobres y necesitados. Este modo de vivir es real y puedo verlo en todo lo que me rodea. • ¿En qué realidades exteriores e interiores veo el camino de Jesús seduciéndome?

c) A la luz de esta meditación, anota los cambios más importantes que necesites hacer: Actividades a dejar y actividades a fomentar … Actitudes a dejar o a fomentar ... Relaciones a dejar o a fomentar ... Posesiones a dejar o a fomentar ... Lecturas, charlas, ambientes, etc.

6. Triple Coloquio:

Pedir a Nuestra Señora que me alcance la Gracia para desear seguir a su Hijo en la construcción del Reino, primero en pobreza espiritual y, si Dios fuere servido, también en pobreza real; segundo, enfrentando como él los oprobios e injurias que vengan como consecuencia. Decir un Ave María.

Pedir otro tanto al Hijo, para que me lo alcance del Padre, y después decir el «Alma de Cristo». Pedir otro tanto al Padre, para que El me lo conceda, y decir un Padrenuestro.

7. Examen: ¿Cómo me fué? ¿Por qué lo digo? ¿Qué cambios importantes resolví hacer en mi vida?

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Día 13: viernes 17 de Abril

Algunas consecuencias de seguir al resucitado Las pinturas barrocas de Jesús resucitado siempre dejan ver las llagas de la pasión. Por un lado, esto es un recordatorio de que Jesús es un Dios solidario con el sufrimiento humano. Él no olvida lo que sentimos en los momentos de cruz. Por otro lado, estas imágenes son un llamado a asumir que el seguimiento del resucitado traerá nuevas cruces (¡y nuevas resurrecciones!) en aquellos que lo siguen. Contemplemos este día esta realidad del seguimiento. Pasos 1 y 2: los acostumbrados 3. Composición viendo el lugar (Ambientación): Dependiendo la escena que decidas contemplar, comienza imaginando la escenografía, como lo hemos hecho anteriormente, haciéndote parte de ella, como si estuvieras realmente presente.

4. Petición de fruto: Señor ayúdame a acompañarte a tí y a tus discípulos en los momentos de dificultad que les trajo anunciar tu resurrección. Hazme empático con quienes sufren hoy, ya sea por seguirte o ya sea como consecuencia del pecado del mundo. 5. Puntos (escoge una escena, métete en ella, observa a los personajes, escucha lo que dirían, considera lo que hacen, por qué y para qué lo hacen, cómo se sienten, etc.):

a) ¡Tú sígueme! Jn 21, 18-22 Tras invitarlo a cuidar de sus ovejas, Jesús advierte a Pedro sobre las consecuencias del seguimiento: otro te vestirá e irás a donde no quieras ir. Jesús hablaba por experiencia. Pedro sabe su fragilidad, pero ama a Jesús. Empatizo con el sentimiento de Jesús al advertir a Pedro, y con los sentimientos y deseos de Pedro. ¿Qué significa esto para mí? Coloquio: Converso con el Señor sobre mis resistencias, miedos, y mi deseo de seguirlo. ¿Cómo me mira? b) Pedro vs. Juan. Jn 21, 20-23 Pedro desea hablar con Jesús sobre la presencia de Juan detrás de ellos. Jesús lo invita a centrarse en su propio seguimiento, ama y llama a ambos. Contemplo la escena, empatizo y charlo con ellos. Coloquio: Podría presentar al Señor las presencias que me causan inquietud, y considerar cómo el Señor mira mi inquietud y qué siente por estas personas. c) La persecución. Hech 4, 1ss Los milagros y los testimonios realizados por los apóstoles, les causan conflictos. Ellos se alegran con las humillaciones. Contemplar la escena. Contemplar el dolor en su cuerpo, y el gozo en su corazón. Coloquio: Hablo con Jesús, por ejemplo, de las consecuencias del poco o mucho servicio que he realizado. Pido el deseo de seguirlo también en la contrariedad. d) Caminos diferentes, un mismo espíritu. Hech 15, 36ss Pablo y Bernabé se sienten movidos por el Espíritu a tomar posturas diferentes. Fue tan serio su desacuerdo que terminaron separándose. Contempla cómo el Espíritu mueve a unos en una dirección y a otros en otra. Coloquio: Pongo delante de Jesús a las hermanas o hermanos con los que no estoy de acuerdo. ¿Cómo me ve el Señor? ¿Cómo l@s ve a ell@s?

6. Coloquio: Según la escena escogida para contemplar. 7. Examen: ¿Cómo me fue? ¿Por qué lo digo? ¿Qué aprendo? Agradezco y anoto.

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Día 14: Sábado 18 de Abril

Contemplación para alcanzar amor Terminamos como al principio, contemplando el amor de Dios. Sin embargo, algo ha cambiado: somos más capaces de verlo trabajando y amándonos en todo, y así podemos ser colaboradores y amantes en todo. Pidamos esa gracia. Pasos 1 y 2: los acostumbrados. 3. Ambientación: Visualizarme delante de Dios, con los santos y santas, y con todas las personas que me han amado. Imaginarlos cantando el salmo 117, de la liturgia de hoy: “La diestra del Señor ha hecho prodigios”. 4. Fruto: ¡Dame Señor la gracia de reconocer tanto bien recibido, para que en todo pueda amar y servir! 5. Puntos:

a) Ver a Dios dando. Recordar los beneficios recibidos…(de creación, redención, dones particulares…), ponderando con mucho afecto cuánto ha hecho Dios por mí y cuánto me ha dado …y cuánto desea dárseme.

b) Ver a Dios habitando. Mirar cómo Dios habita en sus creaturas, particularmente en el ser humano, y en los que menos pensaría yo encontrarlo. Ver cómo habita en mí…

c) Ver a Dios trabajando. Ver cómo Dios trabaja, actúa y se afana por mí en todas las cosas… ver cómo Dios actúa a través de mujeres y hombres que trabajan por el Reino de Dios... Ver cómo discretamente crea amor y fraternidad en la historia humana, en mi propia historia y en mi comunidad.

d) Considerar con crecido afecto cómo todos los bienes y dones vienen de Él, que es todo bueno. Así la bondad, la misericordia, la justicia, la solidaridad, el perdón, y la hermandad que podemos encontrar y vivir vienen de Él, como del sol descienden los rayos, y de la fuente vienen las aguas.

6. Con gran humildad y agradecimiento, me ofrezco a Él y le entrego todas mis cosas, y a mí mism@ con ellas, para que convierta mi vida en un cauce de su amor:

Toma, Señor, y recibe, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento,

y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer.

Tú me lo diste, a Tí, Señor, lo torno;

todo es tuyo. Dispón a toda tu voluntad. Dame tu Amor y Gracia,

que esta me basta. 7. Examen: como de costumbre.

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Día 15: Domingo 19 de Abril

Testigos de Jesús Jn. 21, 24-25 Muchas cosas hizo Jesús y somos testigos de ellas. “Éste es el mismo discípulo que da testimonio de estas cosas, y que las ha escrito. Y sabemos que dice la verdad. Jesús hizo muchas otras cosas; tantas que, si se escribieran una por una, creo que en todo el mundo no cabrían los libros que podrían escribirse.” 1. Relee lo que anotaste estos días. Visita el lugar o los lugares donde oraste en los diferentes días. Recuerda los dos o tres momentos más significativos de encuentro/desencuentro con Dios en este retiro. 2. “Describiendo” a Dios Si me pidieran describir a Dios basándome en las experiencias de estos días, ¿cómo lo describiría? ¿con qué o con quién compararía el trato que me dió? En estos ejercicios Dios me trató como ... En este retiro, yo fui para él como.... 3. Lo comunicado: ¿Qué me parece que comunicó Dios de sí mismo, de mí, de mis herman@s? 4. La charla ¿Sobre qué me gustaría seguir charlando el Señor tras los EE? 5. La escenografía interior y exterior ¿En qué lugar de mi imaginación me gustaría seguir orando con Dios? Usarlo cuando me vuelva a poner en oración después de EE. ¿Hubo alguna ayuda exterior que me haya servido para la oración? Horario, texto, canción, lugar, etc. 6. El testimonio exterior: ¿qué cambios me siento movida o movido a hacer? Usa esta lista como ejemplo sólo responde lo que sea más significativo. Actitud: Actividad: Lugares: Horarios: Relaciones: Buscar ayuda: Otros: 7. Termina dando gracias por lo vivido, y escribe algo como una “consigna”, o un recordatorio de lo vivido esta semana, y que te ayude en las semanas y meses que siguen. Ponlo en un lugar que veas con frecuencia:

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Anexo: Discernimiento de Espíritus (2ª semana)

Estas reglas son más sutiles y más apropiadas para la segunda semana de ejercicios, en adelante (cfr. EE.EE. 328 al 336). Sólo pueden ser entendidas y aplicadas tras haber pasado por la experiencia de perdón y de rechazo del propio pecado, y estar plenamente en el camino de la contemplación, enamoramiento y seguimiento de Jesús. Es conveniente evitar hacer hipótesis sobre ellas y aplicar sólo aquellas que iluminen lo que vive el ejercitante. El acompañamiento espiritual será una herramienta especialmente útil para esto.

1. En esta etapa de la vida espiritual suceden consolaciones sin causa precedente, es decir, sin que haya mediado un esfuerzo nuestro, sino que llegan como un regalo inesperado. Sólo Dios causa en el alma este tipo de consolaciones.

2. En este caso, cuando la consolación es "sin causa precedente", aunque en ella no hay engaño por ser de Dios, la persona debe mirar con vigilancia y atención dicha consolación pues, en el tiempo que le sigue, mientras el alma está 'caliente' con la consolación recibida, puede tomar decisiones o hacer juicios que no sean dados inmediatamente por Dios. Es bueno, pues, tomarlos con calma y examinarlos muy bien antes de ponerlos por obra.

3. Pero con causa precedente es propio tanto de uno como de otro espíritu "consolar". 4. Es propio de Dios mover con alegría y gozo, animando con suavidad a continuar en el seguimiento de Jesús. Por el

contrario, es propio del espíritu de muerte tristar y confundir con razones aparentemente válidas, pero que son sutilmente engañosas, para desanimarnos.

5. El malo se disfraza de 'ángel de luz', entrando con lo que le gusta al alma devota, para salir con el mal que él pretende. Un fervor agradable nos lleva a convertirlo en un fervor indiscreto (no discernido), que usa en perjuicio nuestro y de nuestros hermanos.

6. Es muy importante ver el principio, medio y fin de las mociones (sentimientos, pensamientos e intenciones) para detectar en ellos el espíritu que me impulsa a servir mejor a Cristo, o una invitación engañosa de muerte que desea desviarme del seguimiento cristiano.

7. Aprender de la forma en que el mal espíritu nos engaña, llevándonos poco a poco de una actitud buena a una que no nos ayuda, para cuidarnos en el futuro.

8. Al que está en consolación, el mal espíritu le entra como agua que cae en roca: haciendo ruido, con estridencia y forzadamente; mientras que el buen espíritu entra suavemente como agua en esponja. Lo contrario en la desolación.