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El Venerable Siervo de Dios, Jos Gabriel del Rosario Brochero, naci en los aledaos de Santa Rosa de Ro Primero (Crdoba, Argentina) el 16 de marzo de 1840. Era el cuarto de 10 hermanos, que vivan de las tareas rurales de su padre. Creci en el seno de una familia de profunda vida cristiana. Ingres al Colegio Seminario Nuestra Seora de Loreto el 5 de marzo de 1856 y fue ordenado sacerdote el 4 de noviembre de 1866.Desempe su ministerio sacerdotal durante la epidemia de clera que desbast Crdoba. A fines de 1869 asumi su extenso Curato de San Alberto, de 4.336 kilmetros cuadrados, con poco ms de 10.000 habitantes que vivan en lugares distantes, sin caminos y sin escuelas, incomunicados por las Sierras Grandes de ms de 2.000 metros de altura. El estado moral y la indigencia material de sus habitantes eran lamentables. El corazn apostlico del padre Brochero no se desanima, sino que desde ese momento dedicar su vida toda no slo a llevar el Evangelio sino a educar y promocionar a sus habitantes.En 1870 comenz a llevar a hombres y mujeres a Crdoba, para hacer los Ejercicios Espirituales. Recorrer los 200 km. requera tres das a lomo de mula, con una caravana de quinientas personas. Al regresar, despus de nueve das de silencio, oracin y penitencia, sus feligreses iban cambiando de vida, seguan el Evangelio y buscaban el desarrollo de la zona.En dos aos, con sus feligreses, construy la Casa de Ejercicios de Villa del Trnsito (localidad que hoy lleva su nombre). Fue inaugurada en 1877 con tandas que superaron las 700 personas, pasando por la misma, durante el ministerio parroquial del Venerable Cura Brochero, ms de 70.000 personas.Claves para emprender el caminoBuscar y hallar la voluntad de Dios1. Finalidad de los EjerciciosEl fin de los ejercicios es buscar y hallar la voluntad de Dios. Con este fin los Ejercicios de San Ignacio persiguen una doble accin:a) Una serie de meditaciones y contemplaciones y de otras espirituales operaciones (EE 1).b) Una accin ms interior mediante la cual, ayudado por el que da los ejercicios, se toma conciencia de las distintas mociones que se experimentan y as conocer la voluntad de Dios.La primera accin es la prctica de la oracin, la penitencia y el examen de conciencia, a lo cual se suma el discernimiento de las varias mociones que en el alma se causan; las buenas para recibir, las malas para lanzar (EE 313).Esta segunda accin es la que se llama discernimiento de la voluntad de Dios, all el que hace los ejercicios no solo se pone frente a la verdad propuesta para la meditacin y contemplacin sino que el mismo encuentra su verdad.2. Qu es discernir la voluntad de Dios?En la expresin de los padres del desierto es actuacin de un cierto sentido del alma, que no se expresa necesariamente mediante un juicio claro y distinto, sino que se desarrolla en la vida cotidiana y se pronuncia sobre el sentido, la orientacin de las mociones interiores afectado: el nimo o desnimo, la esperanza o la desesperanza, el coraje o el temor. Es muy importante pedir gracia de discernimiento para entrar a ejercitarse en el mes de San Ignacio.Las meditaciones y contemplaciones son las que hacen que en nosotros se muevan las varias mociones espirituales, las que segn sea su orientacin, han de ser bienvenidas (las que son del buen espritu) y rechazadas, las que buscan desviarnos del camino de Dios.El acompaante de los ejercicios es el que ayuda a distinguir lo que pasa, por eso es que a lo largo de las cuatro semanas tendremos un encuentro por semana para ir discerniendo las distintas experiencias interiores.Para que los ejercicios tengan un ptimo resultado hay que respetar la materia objetiva a orar y/o a meditar y tambin el esfuerzo por percibir claro en el sentir interior las distintas mociones. El camino que recorremos juntos es seguir en el alma de quien hace los ejercicios la accin del Espritu Santo.3. Presupongo en mi tres pensamientosEstar atentos a los movimientos interiores no es igual a ensimismarse, sino saber captar lo que me est pasando en mi interioridad. Se trata de ver de dnde viene y ms a dnde va lo que mueve mi ser personal en orden a las motivaciones mas profundas. San Ignacio dice desde su experiencia: presupongo ser tres pensamientos en m, a saber, uno propio mo y otros dos que vienen de fuera el uno que viene del buen espritu y el otro del malo (EE 32).Eso desde fuera o desde dentro no resulta tan sencillo de distinguir, lo que si hay que decir que la solicitud desde fuera, es desde fuera de la libertad, la cual se ve en situacin de eleccin en el marco de una dramtica lucha entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que durar hasta el fin de los tiempos (GS 37).En lo profundo del corazn humano no hay ms que dos movimientos: el amor y el egosmo. Uno viene de la mano de Dios amor y el otro del pecado, personificado en el enemigo de la naturaleza humana, llamado Satans.En sentido escriturstico en Rm 7, 14 habla al igual que la patrstica de: espritu y carne, la primera el espritu es ms interior.4. Qu son las mociones y qu los espritus?Las mociones son las realidades concretas, subjetivas, que experimentamos dentro de nosotros, como pensamientos, deseos, gustos, sentimientos (EE 32) y espritus son las realidades subjetivas que ocurren fuera de nosotros que son las que actan influyendo en lo que pasa dentro nuestro, a estos les llamamos buen o mal espritu segn a donde nos oriente en relacin al querer de Dios aqu y ahora.Los ejercicios nos van a ayudar en estos das a habituarnos a distinguir entre el buen y el mal espritu y preguntarnos qu mocin se genera en nosotros (nimo o desnimo, fervor o sequedad, coraje o sequedad) y saber as si colabora o no al buen camino.En los ejercicios nos capacitamos para como dice San Juan: no se fen de cualquier espritu, sino examinen si los espritus vienen de Dios 1 Jn 4,1 o como dice Pablo: examnenlo todo y qudense con lo bueno 1 Tes 5, 21.HORACION COMUNITARIASeor, de quien procede todo don perfecto: T dispusiste que Jos Gabriel del Rosario Brochero fuese pastor y gua de una porcin de tu Iglesia, y lo esclareciste por su celo misionero, su predicacin evanglica y una vida pobre y entregada; te suplicamos que completes tu obra, glorificando a tu Siervo con la corona de los Santos. Por Jesucristo nuestro Seor. Amn.PRIMER DIAEjercicios Ignacianos, peregrinacin tras JessNos dice el P. Padre Julio Merediz que los ejercicios espirituales son una experiencia elaborada por San Ignacio, que llega a nuestros das gracias a la vivencia de los compaeros de Ignacio a lo largo de los siglos. Es un modo de orar y de contemplar la Palabra de Dios buscando el querer de la voluntad de Dios en este momento de mi vida. Y a la vez, con su ayuda y gracia, poder quitar aquellas trabas que encuentro para poderlo seguir.Hacer los ejercicios es ponerse en camino e implica una peregrinacin. La primera etapa del camino es la del Seor de la misericordia que perdona sus pecados; agradecido y asombrado frente a tanto amor gratuito, Ignacio se pregunta "qu hice, qu hago y qu har por Cristo?". Y se ofrece "Quiero y deseo, y es mi determinacin deliberada seguirte e imitarte". ste proceso de bsqueda, se transforma en una peregrinacin espiritual. San Ignacio pide hacer un coloquio con Jess, una conversacin, considerando cmo de creador ha venido a hacerse hombre, cmo de vida eterna a muerte temporal y as morir por mis pecados. Y vindolo all colgado de la cruz dejar correr el afecto expresando lo que se ofreciere. Para San Ignacio de Loyola, Jess es la plenitud de todos los dones y gracias que el hombre recibe de Dios; es la misericordia y el perdn de Dios. El estupor frente a tanto amor de Dios, a tanta gratuidad, provoca en San Ignacio el cuestionamiento sobre su respuesta libre y consciente, y as se determina al seguimiento de Jess contemplando en los misterios de su vida, como el mejor modo de amarlo y servirlo en la Iglesia.ste Jess de la misericordia, tambin es la imagen que tiene el venerable Jos Gabriel del Rosario Brochero. La cruz muestra de modo eminente el amor misericordioso de Dios, y por eso intentar impregnar el corazn de su pueblo con el amor a la cruz, y mirndola dir Brochero "tendremos valor para mirar a Jess Salvador sin conmovernos y sin resolvernos a seguirlo aunque sea caminando en medio de la amargura o incluso derramando nuestra sangre gota a gota hasta salar el alma? Todo lo hago por amor al corazn de Cristo. Todo lo tengo confiado a su amor". Para comenzar el primer ejercicio nos ponemos bajo la mirada de Dios con el salmo 8:Oh, Seor, nuestro Dios,que admirable es tu Nombreen toda la tierra!Los labios de los nios y pequeoscantan, Seor, tu grandeza,su canto silencia al enemigo,hace callar al adversario y al rebelde.Al ver el cielo, obra de tus manos,la luna y las estrellas que formaste:qu es el hombre para que as lo cuidesy tanto te acuerdes de l?A imagen de Dios lo creaste,lo coronaste de gloria y dignidad;lo hiciste seor de lo creado,y todo lo pusiste a sus piesLos rebaos de ovejas, el ganadoy tambin los animales salvajes;las aves del cielo y los peces del mar,cuanto surca los senderos de las aguas.

Seor, nuestro Dios,Qu admirable es tu Nombre en toda la tierra!Pedimos al Seor la gracia de que l disponga nuestro corazn para hacer constantemente y con dedicacin stos das de ejercicios espirituales.Texto bblico: Jess llama a los discpulos (Jn 1, 35-51)"Qu buscan?"Al comenzar su ministerio apostlico, Jess quiso responder a los ms grandes anhelos humanos. Se encuentra con stos dos hombres que lo seguan. Nos vamos a detener en la pregunta que Jess les hace: "Qu quieren?".Hoy al comenzar sta peregrinacin que supone los Ejercicios ignacianos, nos detenemos en sta pregunta honda. Jess quiere saber tras qu cosas andamos, qu quiero en mi familia, en mi trabajo, entre los mos, qu voy buscando y si eso vale la pena. Tambin lo podemos trasladar a un nivel ms macro: qu buscamos como pueblo? hacia dnde nos lleva el progreso?. Las utopas y los sueos marcan un rumbo, por eso es importante tenerlos en cuenta. El hombre es maestro en esconderse y camuflar sus anhelos. Uno de los primeros frutos del pecado de Adn, era la necesidad de ocultarse, y Dios le sale al encuentro invitndolo a salir de lo que lo esconde y enfrentar su verdad: "Adn, dnde ests?".Las ideologas, las medias verdades hace muy dificil para los individuos y para la sociedad, decirse de verdad qu estamos buscando. Muchas veces los prejuicios, los intereses, las tradiciones, nos quitan libertad para escuchar la pregunta de Jess y poderla responder con honradez: "Qu quieren?. Qu quers?". La bsqueda orienta la marcha. Y quien nada busca no slo andar errante, sino que nunca llegar a ninguna meta.Los ejercicios son bsqueda y tambin orientacin en la marcha. "Nos hiciste Seor para T, y nuestro corazn estar inquieto hasta que no descanse en T" deca San Agustn. Si la senda escogida no termina golpeando la puerta de Dios, el ser humano habr errado su ms profunda vocacin Todo lo que el hombre tiene, lo que es, debe afirmar su paso hasta llegar hasta Dios. Por eso al emprender ste camino, es bueno tomar consciencia de que si andamos en bsqueda es porque previamente l nos sali al encuentro y nos llama.Nos pongamos bajo la mirada de Dios y pidamos "que te busque, que te desee" y segn la recomendacin de San Ignacio, dejemos un tiempo para conversar con el Seor. Examinar la oracinstos ejercicios tienen como momento central de cada da, no solamente los comentarios o las sugerencias sobre los textos bblicos, sino el dedicarle tiempo a estar con el Seor, para encontrarnos con l en la oracin. Los discpulos haban sentido esa necesidad de que el Seor les enseara a orar. Por eso es importante disponer de un tiempo durante el da, unos 40 minutos o algo ms, e ir preparando el momento conforme a las indicaciones de cada da para ponernos en su presencia y abrirle el corazn.Aclara el P. Julio Merediz que es importante, con el correr de los das, que despus de cada momento de oracin hacer un examen para ver qu paso por el corazn, qu sentimientos el Seor despert en m. Es lo que San Ignacio llama el "examen de oracin", preguntando qu efectos tuvo la oracin: qu me quiso decir? me seala un nuevo camino? lo he sentido ms cerca o no? he sentido una renovada esperanza y amor o no? he sentido que me llama a algo?. Es importante ir tomando nota de los ms destacado, para que a lo largo de los ejercicios lo que ms redunde seguramente va a tener que ver con lo que el Seor me quiera decir en este tiempo, con mi edad y con mi camino recorrido. Contenidos relacionados Comenzamos los Ejercicios Ignacianos...Otros contenidos El discernimiento en la vida cotidia... El discernimiento en la vida cotidia... El discernimiento en la vida cotidia... El discernimiento en la vida cotidia... El discernimiento en la vida cotidia...Da 2: La mirada del SeorLa oracin, es para San Ignacio, un dilogo o conversacin con Dios y con sus santos, sobre todo la Virgen Mara-. Para el fundador de la Compaa de Jess ocupa un lugar importante la consideracin de la mirada del Seor: Un paso o dos antes del lugar donde tengo que contemplar o meditar, me pondr de pie por espacio de un Padrenuestro (o sea mas o menos un minuto), alzado el entendimiento hacia Arriba, considerando cmo Dios nuestro Seor (o sea, Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado) me mira, etc; y hacer una reverencia (EE 75).Si, es verdad te miraNos dice el P. Javier Soteras que la consideracin de la mirada del Seor es ms que un acto de presencia de Dios.San Ignacio recomienda pensar en que Dios me mira durante un Padrenuestro: o sea, aproximadamente durante un minuto. Sin embargo, puede convenir alargar este tiempo por la importancia y trascendencia de este primer momento de la oracin ignaciana; no est dicho expresamente, pero se lo insina en el etc. Que San Ignacio aade a la consideracin de la mirada del Seor.

Por qu? Porque este etc. Significara que nos conviene dejarnos llevar por los sentimientos que en nosotros suscite esta mirada del Seor sobre nosotros.Ms aun, puede convenir tener preparados textos de la Escritura que nos puedan ayudar a mantener esta consideracin de la mirada del Seor.- El Salmo 139: Seor, t me sondeas y me conoces []. Mira si mi camino se desva.- Alguna de las visiones del Apocalipsis. Por ejemplo, la inicial (Apoc 1, 12-20, que convendra comenzar a leer desde 1, 1):- Apoc 4, 1 a 5, 14 (de pie, en medio [] y el que lo monta).

En cualquiera de estos textos, puede convenir escoger una frase que ms interesantemente (EE 2) sintamos y repetirla pausadamente, para sentir y gustar (ibid.) esa mirada del Seor sobre nosotros, cuando comenzamos a hacer oracinActitud ante la miradaPero San Ignacio no dice solamente que consideremos la mirada del Seor, sino que aade que hagamos una reverencia o humillacin (EE 75). Recordemos que, en el Principio y fundamento, uno de los objetivos de la creacin del hombre de todo hombre- era hacer reverencia a Dios nuestro Seor (o sea, Jesucristo) (EE 23).Bastara un gesto muy simple, como arrodillarse o inclinarse profundamente. Hagamos la prueba y, si nos resulta beneficioso, no dejemos en delante de hacerlo.Puede ayudarnos, para suscitar en nosotros esa actitud reverente, algn texto, como podra ser uno de los himnos cristolgicos de San Pablo:- Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Seor Jesucristo (Ef 1, 3 ss., con notas de BJ a cada bendicin).- Siendo de condicin divina, no retuvo vidamente el ser igual a Dios [] para que al nombre de Jess toda rodilla se doble [] y toda lengua confiese que Cristo Jess es el Seor (Flp 2, 6 ss., con notas de BJ).- l es imagen de Dios invisible, primognito de toda la creacin (Col 1, 15 ss., con notas de BJ).Para el P. Javier Soteras, puede ayudarnos en la consideracin de la mirada del Seor tener e cuenta la enseanza similar de Santa Teresa de Jess, doctora de la Iglesia universal como la declar Pablo VI-, cuyo magisterio especfico es el de la oracin.

Para santa Teresa, no es otra cosa oracin sino el trato de amistad con quien sabemos nos ama (Vida, cap. 8 n. 5). Pero cmo comenzar a tratar de amistad con quien sabemos nos ama?. Santa Teresa tiene una manera o estilo propio de establecer esta comunicacin de amistad, similar al estilo de Ignacio:Procurad, pues estis sola, tener compaa. Pues qu mejor que la del mismo Maestro? Representad al mismo Seor junto a vos [] y creedme, mientras pudiereis, no estis sola sin tan buen amigo (camino de perfeccin, cap. 26, n. 1).Estamos ante una enseanza de Teresa que, por su importancia, debe figurar entre las notas ms tpicas de su espiritualidad. No basta comenzar la oracin con Jess. Es, adems necesario continuarla en su compaa:Creedme, mientras pudiereis, no estis sin tan buen amigo. Si os acostumbris a traerle cabe vos, y l ve lo que haceis con mayor amor y que andis procurando contentarle, no podris, como dicen, echar de vos, no os faltar para siempre (Camino de perfeccin, cap. 26, n. 1).Para tenerlo de compaero, no hay necesidad de elevados pensamientos ni de hermosas frmulas. Basta mirarlo sencillamente:Si estis alegre, miradle resucitado. [] Si estis con trabajos o triste miradle cargado con la cruz [] y olvidar sus dolores consolar los vuestros, slo porque os vais con l y volvis la cabeza a mirarle. Oh Seor del mundo! Le podis decir vos, si no slo queris mirarle, sino que os holgis de hablar con l, no con oraciones compuestas, sino de la pena de vuestro corazn (Camino de perfeccin, ca. 26, nn. 4-6).Este mtodo teresiano como el ignaciano- no es bueno solamente para algunas personas o propio de algunos estados superiores o msticos- de la vida espiritual. Es excelente para todos, asegura Santa Teresa: Este modo de traer a Cristo con nosotros aprovecha en todos estados de vida espiritual- (Vida, cap. 12, n. 3).Por tanto, no se limita la santa a aconsejar este modo de oracin: lo declara obligatorio; todos deben hacer su oracin con Cristo. Semejante afirmacin bajo la pluma de Teresa tan comprensiva de las diversas necesidades de las personas, tan cuidadosa siempre de respetar su libertad y la voluntad de Dios respecto de ellas- cobra una singular fuerza y casi nos asombra.

Santa Teresa, sabiendo que hay personas que, por ejemplo, no pueden representarse a Cristo, se pregunta cmo podrn, entonces, ponerse junto a l y hablarle, aunque ms no sea que de corazn. La santa da como respuesta su experiencia personal: jams ha podido ella valerse de su imaginacin en la oracin y, sin embargo, esto no le ha impedido practicar lo que ensea. Leamos sus explicaciones que con precisin aclaran su mtodo:

Tena tan poca habilidad para con el entendimiento representar cosas que, si no era lo que vea, no aprovechaba nada mi imaginacin, como hacen otras personas, que pueden hacer representaciones adonde se recogen. Yo slo poda pensar en Cristo como hombre; mas es as que jams pude representarle en m, por ms que lea su hermosura y vea imgenes, sino como quien est ciego a oscuras, que, aunque habla con una persona y ve que est con ella, mas no la ve. De esta manera me acaeca a m cuando pensaba en nuestro Seor (Vida, cap. 9, n. 6).Por eso, se ayudaba con imgenes del Seor que le permitan hacer presente lo que, sin ellas, no poda imaginar. Hay otras personas que no pueden fijar la atencin, ni saben tener largos razonamientos cuando dialogan con el Seor. Dirigindose a estos, escribe la santa espaola:No os pido ahora que pensis en l, ni que saquis muchos conceptos, ni que hagis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento. No os pido ms que le miris. Pues, Quin os quita volver los ojos del alma, aunque sea un momento, si no podis ms, a este Seor? (Camino de perfeccin, cap. 26, n. 3).Siempre es posible esta mirada de fe. La santa da as testimonio de su experiencia:Oh las que no podis tener mucho discurso en el entendimiento, ni podis tener el pensamiento sin divertiros! Acostumbraos, acostumbraos! Mirad que yo s que podis hacer esto, porque pas muchos aos por este trabajo, de no poder sosegar el pensamiento en una cosa! (ibid., n. 2).Sirve aqu el ejemplo de aquel paisano al que ante la pregunta del santo Cura de Ars sobre qu haca tanto tiempo ante el Santsimo, responda: l me mira [], yo lo miro.Para San Ignacio es ste el comienzo de toda oracin: Un paso o dos antes del lugar donde tengo que contemplar o meditar, me pondr de pie por espacio de un Padrenuestro, considerando cmo Dios nuestro Seor me mira, etc. (EE 75).Ponerse bajo la mirada del Seor, no slo es el comienzo sino tambin su medio y su trmino. Tal como dice santa Teresa, si nos acostumbramos a ello, no lo podris, como dicen, echar de vos

Despertar el anhelo de Dios

Los Ejercicios Espirituales son un camino que retoma todos los caminos que hemos recorridos a lo largo de la vida. Hoy nos sentimos atrados en caminar tras las huellas de Jess, buscarlo y conocerlo.La invitacin de hoy, nos dice el Padre Julio Merediz, es ponernos en su presencia, poder sentir su presencia, su mirada que me mira con ternura, que me crea y que me perdona; Jess que quiere escucharme y a la vez hacerse escuchar.

Podemos ponernos en su presencia recitando el Salmo 62, y desde ah poder experimentar el anhelo hondo que tenemos de Dios y que no siempre lo tenemos presente en lo de todos los das:

Dios mo, desde la aurora te busco,mi alma tiene sed de ti.Seor, por ti yo suspirocomo tierra reseca,yo quiero contemplartever tu gloria y tu poder.Porque tu amor vale ms que la vida,mis labios cantarn tu alabanza.Te bendecir, cada da elevar mis manosinvocndote.Me acuerdo de ti en las noches,velando medito en ti.Porque siempre has sido mi refugio,y soy feliz porque mi alma est unida a ti.

Texto bblico: El ciego de Jeric (Mc 10, 46-52)

Qu quieres que haga por t? le pregunta el Seor a un hombre que desde haca aos aguardaba la luz. Seguramente, nunca en la vida el ciego haba escuchado algo semejante, que el Hijo de Dios le ofreciera su cercana y estuviera dispuesto a responder a sus anhelos. El hombre no pidi ni riquezas, ni prestigio, ni honra, ni salud... simplemente pidi ver.

En el evangelio ver es mucho ms que mirar con los ojos. Slo ve con verdad el que es capaz de vislumbrar el misterio, el que descubre hacia dnde va su vida y camina en esa direccin. En realidad, dice el P. Julio Merediz, slo ve quien en medio de su trabajo y sus penas descubre a Jess. El que no llega a eso, aunque vea, sigue ciego.

Hoy el Seor tambin nos lo pregunta a nosotros Qu quers que haga por vos?. Y es ste el momento de pedirle a Dios lo que queremos... Si en el momento supremo de la vida se nos concediera hacer una sola peticin, y si ah me preguntara qu quiero de l... qu le pedira?. Tendra que ser algo definitivo, algo que orientara el rumbo de la marcha. En circunstancias parecidas, Salomn, el rey, pidi sabidura para guiar a su pueblo.

El P. Jos Gabriel del Rosario Brochero deca que me felicitara si Dios me sacara del planeta sentado confesando o explicando el evangelio. Cada uno debe encontrar lo que realmente quiere pedirle al Seor.

Ahondar en el corazn, interrogarnos con interioridad qu deseo para m y para los que amo? qu estoy dispuesto a recibir de Dios?. El P. Julio nos invita a comenzar a responder a esta pregunta, que seguramente podremos darle una respuesta a lo largo de stos das de ejercicios.

Resumen del Ejercicio de hoy:

1 Ponerse bajo la mirada del Seor. 2 Peticin: Con el salmo 62 repetimos esa peticin que puede acompaarnos a lo largo de stos das. Pedir la gracia de que aparezca el anhelo que est dentro de m. Y si en la oracin nos distraemos, volver a pedirlo. 3: Lectura Mc 10, 36-52 4 Coloquio: dejar que brote del corazn lo ms profundo en dilogo con Jess.

Dia 2Otros contenidos El discernimiento en la vida cotidia... El discernimiento en la vida cotidia... El discernimiento en la vida cotidia... El discernimiento en la vida cotidia... El discernimiento en la vida cotidia...Da 3: Principio y Fundamento I

Preparacin de la oracin

Los Ejercicios Ignacianos suponen un camino de oracin a partir de algunas materias dispuestas para cada da. Es importante, nos dice el P. Javier, tomarse el tiempo de praparar la oracin.

1. Ante todo, hay que preparar el tema de la meditacin o contemplacin.

El tema puede ser bblico, tomado del Antiguo Testamento o del Nuevo; o tomado de la tradicin de la Iglesia (Santos Padres, etc.) o tomado del magisterio de la Iglesia (concilios, sumos pontfices, obispos).

Si se trata de un tema de la Escritura puede ayudar leer las fichas de lectura que quien da los ejercicios indica para cada tema de oracin. Puede convenir hacer, primero, una lectura rpida de toda la ficha de lectura, para entrar en materia; luego, una lectura ms detenida, fijndose en aquello que ms me mueve y que puede servir para comenzar la oracin.

Adems hacemos una composicin viendo el lugar, que en la Primera semana es verse a uno mismo como encarcelado y como desterrado entre brutos animales; y en las tres siguientes semanas es imaginarse la misma escena evanglica, sintindose uno mismo parte de ella.

Solo podremos preparar el comienzo de la oracin, porque el resto de ella depende de las gracias y de las tentaciones que experimente y de la respuesta que le vaya dando a las mismas, recibiendo las gracias y resistiendo a las tentaciones.

Como durante la oracin siempre podemos recurrir a la ficha de lectura, conviene tenerla a mano durante la hora de la oracin, para volver a leer la parte que ms nos ha movido durante la preparacin.

2. Peticin

Es importante saber "para qu" estamos en la oracin, qu es lo que buscamos del Seor. Por eso cada semana tedremos un pedido que formularemos durante la oracin. En el caso de la primera seaman pedimos la vergenza y la confusin de m mismo (EE 48) hasta el aborrecimiento de mis pecados (EE 63), pasando por el crecido e intenso dolor y lgrimas de mis pecados (EE 55). Como vemos, es una amplia gama de sentimientos, propios de la Primera semana.

3. Preparar el coloquio

El coloquio es una conversacin que se puede hacer con el Seor o con la Virgen o con el Padre o con el Espritu Santo o con un santo de mi devocin o con todos a la vez, uno despus de otro.

El tema de un coloquio puede depender de cmo me va en la oracin. Por ejemplo puedo pedir alguna gracia, expresar alguna culpa por algo mal hecho, comunicando alguna situacin y buscando consejo, o contarle al Seor lo que va resonando en el corazn.

Algunas veces san Ignacio, para algunos ejercicios especficos, indica un tema propio para el coloquios: ocurre as despus de la meditacin del Rey eternal (EE 98), de las Dos banderas (EE 147); o de los Tres binarios, con la nota correspondiente (EE 157); y hay que tener en cuenta estas indicaciones de san Ignacio.

El primer paso para preparar el coloquio es saber a qu hora voy a realizar el ejercicio, e irme a dormir pensando la materia del ejercicio que voy a hacer al da sigueinte de modo que quede resonando en el corazn y en el cabeza durante el sueo. Luego, hay que cumplir con puntualidad con esta hora en la que uno ha pensado que realizar el ejercicio.

El paso siguiente es descubrir que Dios me mira y quedarme bajo su mirada el tiempo de un Padrenuestro (un minuto ms o menos). Tambin dar lugar a si pasa otra cosa: si me mira y sonre, si me mira y me abraza, si me mira y me dice algo, etc etc

A continuacin san Ignacio antepone una oracin preparatoria que consiste en pedir gracia a Dios nuestro Seor (bajo cuya mirada nos hallamos) para que todo sea puramente ordenado en servicio y alabanza de su divina majestad (que, como vimos, es el fin para el cual el hombre es creado segn el Principio y fundamento).

En los precedentes prembuloscomo los llama san Ignacio y que ya hemos visto- no me he de detener demasiado; pero, al llegar al tema de la meditacin o contemplacin, all me he de detener (sin ansia de pasar adelante) donde hallo lo que deseo (indicado en la peticin), pasando luego al coloquio.

Por ltimo se ha de hacer, como dice la Adicin quinta, el examen de cada hora de oracin: despus de acabado el ejercicio de la meditacin o contemplacin, mirar cmo me ha ido; y si mal, mirar la causa (negligencia en la preparacin, etc.), y as mirada, arrepentirme, para enmendarme en adelante; y si bien, dando gracias a Dios nuestro Seor, haciendo otra vez de la misma manera (EE 77; tener en cuenta las tres causas de la desolacin, en EE 322).

Principio y Fundamento

P. Julio Merediz

San Ignacio para esta experiencia que luego se fue divulgando a tantos hombres y mujeres a travs de la historia, nos propone que dediquemos un tiempo a lo que l llama el Principio y fundamento.

Podemos pedir al Seor, que en estos das se me de a conocer, y que descubrindolo en oracin me mueva a la alabanza. El salmo 103, Himno al Dios creador, nos ayuda a expresar esta peticin:

Bendice, alma ma, al Seor:Dios mo, qu grande eres!Te vistes de belleza y majestad,la luz te envuelve como un manto.Extiendes los cielos como una tienda...

El Principio y fundamento

El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios, nuestro Seor, y mediante sto salvar su alma. Las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre y para que le ayuden en la prosecusin del fin para el que es creado

San ignacio dice que el hombre es creado, lo que implica que Dios crea y recrea permanentemente... l me da la vida en ste momento para alabarlo, reverenciarlo y bendecirle.

Alabar

Alabar es estallar en un canto de admiracin por la grandeza de Dios, y supone una actitud contemplativa. Contemplar lo nico necesario.

La escena de Mara y Marta (san Lucas 10, 38-42 ) del evangelio puede representarlo muy bien. Mientras Marta se preocupa en limpiar la casa para Jess, Mara se pone a sus pies para escucharlo. Ambas actividades se complementan, pero Jess dice a Marta: Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. Mara ha elegido la parte buena, que no le ser quitada.

La accin sin un gran amor de base, sin una contemplacin, no tiene sentido. Por eso San Ignacio propone en primer lugar la alabanza, porque en el fondo de toda alabanza hay un gran amor gratuito. Alabar supone reconocer que nuestro tiempo no es nuestro, sino que le pertenece a Dios. Por eso es importante en este momento dejarnos impregnar por un profundo agradecimiento al Seor, por lo que nos ha dado, por lo que es y por lo que espera hacer en nosotros.

San Francisco de Asis desde el profundo amor gratuito de Dios lo alaba: Altsimo, omnipotente, buen Seor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendicin.A ti solo, Altsimo, corresponden, y ningn hombre es digno de hacer de ti mencin (...)

La peticin para hoy sera:Dame Seor a conocerte en la creacin para que ello me mueva a la alabanza

Hacer reverencia

San ignacio, luego de la alabanza, nos habla de hacer reverencia y servir. Hacer reverencia, sera reconocer en este caso la grandeza de Dios, que de l viene todo, que de l salimos y a l volvemos: Nos hiciste Seor para T y nuestro corazn est inquieto hasta que descanse en T, dice San Agustn.

Servir

El tercer verbo que utiliza San ignacio es servir. Es el servir del hijo, por eso no es una carga... servir al Padre es un honor. Es sinnimo de lo que el santo dir ms de una vez,Servir a Jesucristo es la mayor gloria de Dios o Todo lo hago para mayor servicio de Jesucristo. Nuestra gloria est en ese servicio; no se puede amar si no se obedece.

El apstol San Pablo (Filip 2, 6-11), nos habla de como Jesucristo, el Dios cercano, quiso hacerse siervo, quiso ponerse al servicio de su Padre:

Cristo, a pesar de su condicin divina,no hizo alarde de su categora de Dios;al contrario, se despoj de su rangoy tom la condicin de esclavo,pasando por uno de tantos.

Y as, actuando como un hombre cualquiera,se rebaj hasta someterse incluso a la muerte,y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levant sobre todoy le concedi el Nombre-sobre-todo-nombre;de modo que al nombre de Jess toda rodilla se dobleen el cielo, en la tierra, en el abismo,y toda lengua proclame:Jesucristo es Seor, para gloria de Dios Padre.

El Principio y fundamento, dir San Ignacio, es para salvar al hombre, para llegar al encuentro total y definitivo con el Seor. El anhelo de San Agustn de pertenecerle, es el anhelo de muchos santos que lo expresan de diferente manera:

San Juan de la Cruz dir Vivo sin vivir en m y tan alta vida espero que muero porque no muero. sta vida que yo vivo es privacin de vivir, y as es contigo morir hasta que viva contigo. Oye mi Dios, lo que digo, que sta vida no quiero, que muero porque no muero....

San Pablo (Filip 3): Pero Lo que era para m una ganancia lo he juzgado una prdida a causa de Cristo y ms an juzgo que todo es perdida ante la subliidad del conocimiento de Cristo Jess mi Seor, por quien perd todas las cosas y lo tengo por basura por ganar a Cristo.

Resumen del ejercicio

1 Ponernos bajo la mirada de Dios. Sentir su mirada.2 Hacer la peticin: Seor dame gracia, que pueda conocerte en las creaturas y que eso me mueva a la alabanza3 Tomar la primera parte del Principio y Fundamento: el hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios y mediante sto salvar mi alma.

Alabanza: Salmo 103, la escena de Marta y Mara, el himno de alabanza de San Francisco.Hacer reverencia: reconocer el linaje al que pertenezco como hijo de Dios.Servicio: el servicio a la gloria de Dios, imitando a Jess que se hizo servidor.

4 Coloquio: una charla con Jess sobre lo que va brotando en lo ms profundo del corazn. Quedarse donde encuentro gusto, porque eso va a saciar los deseos de mi corazn.5 Tomar nota de la oracin y de algunas cosas que van pasando durante el da y que se van repitiendo a lo largo de los das.Ejercicios Ignacianos 2013Da 4: Principio y Fundamento II

El Examen de la oracin

P.Javier Soteras

Una de las adiciones ms importantes de los Ejercicios es la que versa sobre el examen de cada hora de oracin; examen que conviene hacer con especial cuidado porque de l depende, en gran medida, el dilogo o la entrevista con quien da los Ejercicios, del cual a su vez- depende, en buena medida, el fruto de todos los Ejercicios.

El texto de esta Adicin quinta es la siguiente:

Despus de acabado el ejercicio de la hora de oracin, por espacio de un cuarto de hora, sea sentado, sea pasendome mirar cmo me ha ido en la contemplacin o meditacin; y si mal, mirar la causa de donde procede, y as mirada, arrepentirme de la misma, para enmendarme en adelante; y si bien, dando gracias a Dios nuestro Seor, y har otra vez de la misma manera (EE 77).

Hagamos a continuacin un comentario de cada una de estas frases ms importantes, pensando en su prctica.

Despus de acabado el ejercicio: incluso puede convenir aunque san Ignacio no lo diga expresamente- dejar pasar unos instantes (entre diez minutos y un cuarto de hora) entre el trmino de la oracin o coloquio y el comienzo del examen de la misma. Por ejemplo, arreglando el cuarto o paseando, etc.

As se diferencia mejor la oracin de su examen. Porque, durante la oracin, no hay que pensar sino en la conversacin con el Seor o con sus santos, sobre todo la Virgen-, conversacin en la que consiste la oracin y para la cual nos preparamos en la consideracin de los puntos o temas de la oracin.

Por espacio de un cuarto de hora: es un tiempo aproximado que puede ser mayor o un poco menor y que se puede emplear, adems de mirar cmo me ha ido en la contemplacin o meditacin, en hacer alguna repeticin de la oracin, volviendo a gustar de los momentos de consolacin o devocin que tuvimos durante ella. Nos conviene, adems, escribir brevemente lo que vamos advirtiendo, para que luego lo escrito nos sirva de gua en nuestra conversacin con quien da los Ejercicios.

Sea sentado, sea pasendome: como se ve, son dos posturas cmodas.

Mirar cmo me ha ido; y si mal y si bien: por tanto el cmo me ha ido consiste fundamentalmente en slo dos preguntas: o mal o bien, con todas las gradaciones posibles. Irme mal es, en primer trmino, no haber conseguido el fruto de la hora de oracin. E irme bien, conseguirlo.

Pero cul es el fruto de la oracin? Lo indica san Ignacio en la peticin y en el coloquio de cada hora de oracin. Por ejemplo, en la primera meditacin de la Primera semana, vergenza y confusin; y en la segunda meditacin, dolor y lgrimas. En cierto modo el fruto va a ir apareciendo en la reflexin que quien nos da los ejercicios indique. Estar disponible, poder descubrir su mirada; identificar su paso por la vida y estar agradecido; y as sucesivamente en las distintas contemplaciones, segn sea el pasaje del Evangelio que en cada una se toma como tema.

Finalmente, el mismo ejercitante puede concretar ms el fruto que l expresa o desea encontrar: alguno, por ejemplo, de los frutos del Espritu (Gl 5, 22: amor, alegra, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de s), que en un momento determinado experimenta ser necesario para su vida espiritual.

Me va mal en el ejercicio cuando me dejo llevar, envolver o cedo a una tentacin o no sigo una gracia- y me va bien cuando resisto y aun pongo mucho rostro contra las tentaciones del enemigo (EE 325) o cuando sigo una gracia hasta el fin.

Esto supone caer en la cuenta de las tentaciones o de las gracias que tenemos durante la oracin, e incluso durante el da, en los tiempos libres o durante la lectura espiritual, exmenes de conciencia, etc. Para eso, siempre que tenemos algn sentimiento o mocin, debemos preguntarnos como Josu al hombre que se le apareci cerca de Jeric-: Eres de los nuestros o de nuestros enemigos? (Jos 5, 13). Adems, debemos tener en cuenta nuestra reaccin: nos hemos dejado llevar de la tentacin, cediendo a ella, o hemos resistiendo?

Y, si (me ha ido) mal, mirar la causa y arrepentirme: es lo primero que se ha de hacer cuando nos ha ido mal en la oracin.

Si bien, dando gracias a Dios: porque es la gracia pedida durante la oracin preparatoria (EE 46)- a la que tambin hay que atribuirle que nos haya ido bien en la oracin y no slo a nuestro propio esfuerzo. Conviene, sin embargo, observar, adems, cmo hemos procedido en esta ocasin, para poder hacer lo mismo en la prxima oracin.

Es importante notar que no siempre la desolacin (EE 317) implica que me va mal en la oracin, porque a veces nos puede ir bien con la desolacin; pero el Seor quiere probarnos para cunto somos y en cunto nos alargamos sin tanto estipendio de consolaciones y gracias; o bien para que internamente sintamos que no es de nosotros traer o tener devocin crecida (son dos de las tres causas principales de la desolacin, segn EE 322).

En otros trminos, la sequedad que es una de las formas de la desolacin no siempre indica que nos va mal en la oracin: aunque estemos secos nos puede ir bien, si lo soportamos con la paciencia (EE 321), sacando los frutos que de esa sequedad espera Dios nuestro Seor (EE 322, segunda y tercera causa de la desolacin).

Un complemento importante de cada examen de oracin es el examen de conciencia, dos veces al da: una al medioda- por ejemplo, despus de almorzar- y otra a la noche, despus de cenar.

Principio y Fundamento

P. Julio Merediz

Los ejercicios espirituales son para poder encontrarse con Dios. En la medida que se ejercita, aparecen trabas, ligadas a los afectos aquellos aspectos que nos distraen, y aquellas afecciones que nos sacan del mbito de la oracin. La oracin es un tiempo libre, de amor, de entrega... es un perder el tiempo para estar y para configurarnos con el Seor.

Para expresar el deseo de estar con l, nos puede ayudar el Salmo 138 (texto completo) :

Seor, t me sondeas y me conoces;me conoces cuando me siento o me levanto,de lejos penetras mis pensamientos;distingues mi camino y mi descanso,todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,y ya, Seor, te la sabes toda.Me estrechas detrs y delante,me cubres con tu palma.Tanto saber me sobrepasa,es sublime, y no lo abarco.

Adnde ir lejos de tu aliento,adnde escapar de tu mirada?Si escalo el cielo, all ests t;si me acuesto en el abismo, all te encuentro...si vuelo hasta el margen de la aurora,si emigro hasta el confn del mar,all me alcanzar tu izquierda,me agarrar tu derecha.

Si digo: Que al menos la tiniebla me encubra,que la luz se haga noche en torno a m,ni la tiniebla es oscura para ti,la noche es clara como el da.

La peticin del ejercicio de hoy, relacionada al Principio y Fundamento, es Seor te pido que pueda descubrir algo de tu conduccin salvadora en mi vida... pedimos que el Seor muestre cmo l ha estado durante toda la vida.

Dice San Ignacio, el hombre, es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios, nuestro Seor, y mediante sto salvar su nima, y las otras cosas que han sido criadas son para el hombre y para que lo ayuden en la persecucin del fin por el cual ha sido creado. sto indica que la creacin es algo actual, por lo que est al alcance de nuestras manos el contemplarla. El objetivo de stos das es poner una actitud interior de reconocimiento de Dios en mi vida, entendindola como una historia de salvacin en donde Dios acta. Para dar gracias, es necesario primero reconocerlo. Por eso hoy vamos a intentar poder reconocer cunto bien recibido de Dios, y desde ah dar gracias.

En una primera parte, vamos a reconocer etapas de salvacin en mi vida: evocar acontecimientos importantes, situaciones, encuentros, experiencias, personas que me ayudaron, circunstancias y comunidades que han favorecido mi vida, encuentros que me indicaron el camino, acontecimientos que fueron salvadores, experiencias que fueron gratificantes. Buscar poner la atencin particularmente en los ltimos aos de la vida.

Otro modo podra ser buscar en la memoria experiencias de amor y aquellas personas que me han amado: personas que me han aceptado, que me han aceptado, me condujeron por el camino, corazones que estuvieron atentos, manos capaces de mirarme con ternura. En cada situacin que vaya descubriendo poder dar gracias.

Un tercer aspecto a tener en cuenta son las casualidades, la providencia de Dios que est por debajo de las supuestas casualidades. Agradecer en concreto por cada una de esas situaciones donde la providencia del Seor ha estado sobre nosotros.

Reconocer el amor con que Dios ha ido obrando en mi vida, necesariamente va a ir haciendo que surja del corazn el alabarlo, poder reverenciarlo y ofrecernos a servirlo. Dios no necesita de nuestra alabanza, sin embargo a nosotros nos fortalece interiormente.

Resumen del ejercicio

1 Ponernos bajo la mirada de Dios. Sentir su mirada.2 Hacer la peticin: pedimos que el Seor muestre cmo l ha estado durante toda la vida.

3 Tomar la primera parte del Principio y Fundamento: el hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios y mediante sto salvar mi alma. Hacer un recorrido por las diferentes etapas de la vida y descubrir con cunto amor Dios me ha ido conduciendo.

4 Coloquio: una charla con Jess sobre lo que va brotando en lo ms profundo del corazn. Quedarse donde encuentro gusto, porque eso va a saciar los deseos de mi corazn.5 Tomar nota de la oracin y de algunas cosas que van pasando durante el da y que se van repitiendo a lo largo de los das.

Da 5: Principio y Fundamento III

Las distracciones en la oracin; 1 Parte

P. Javier Soteras

En general, podemos designar como distraccin todo aquello que tiende a arrancarnos del recogimiento inicial y a distraernos de Dios; o sea, de los pensamientos y sentimientos que lo tienen a l por objeto. Ante todo, hay que distinguir dos clases de distracciones.

La primera, simple distraccin, sin acompaamiento de una tentacin especial, es negativamente mala, en el sentido de que su malicia consiste simplemente en disputarnos los bienes de la oracin. Su consecuencia es, pues, un dejar de ganar en el orden espiritual: se le puede comparar con esas moscas que distraen, fastidiosas, pero sin un aguijn que dae.

La segunda distraccin no consiste en ocupaciones simplemente profanas, sino que implica adems una tentacin turbadora y peligrosa. Su malicia es positiva, en razn de que, en este caso, los pensamientos e imaginaciones que nos disputan el trato con Dios son malos, tienden no solamente a hacernos perder el fruto de la oracin, sino adems a hacernos cometer pecados: si cedemos, no hay solamente cese de ganancias, sino una prdida espiritual. Se las puede comparar con una avispa que nos pica con su aguijn.

En la primera clase, o simple distraccin, se debe aun distinguir dos variedades distintas entre s: por una parte las distracciones amorfas de fatiga, de atona, que ms que en sustituir pensamientos profanos a los divinos, consisten simplemente en no pensar: se trata de una especia de sopor, de estar en blanco o en el vaco, en los confines del sueo y de la vaga fantasa. Por otra parte, estn las distracciones definidas, durante las cuales los sentimientos, las imaginaciones y los pensamientos profanos, aunque no culpables en s mismos por ejemplo, sobre asuntos de la salud o del trabajo-, sustituyen a los que refieren al tema de la oracin y del trabajo con Dios.

Cmo poner remedio a todas estas simples distracciones?

Ante todo, respondemos que nadie puede libre del primer tipo de las simples distracciones, sobre todo en momentos de convalecencia o de especial fatiga. Ms aun, puede ocurrir que se hagan crnicas, habituales, sobre todo a ciertas horas.Tampoco se puede escapar del segundo tipo de las simples distracciones cuando se est ocupado o preocupado- por algn asunto, cuando una inquietud o un inters particular nos solicita ms de lo ordinario.

Pero un remedio indirecto, muy eficaz para ambas variedades de estas simples distracciones, es volver al tema de la oracin y al trato con Dios nuestro Seor, en el momento en el que caemos en la cuenta de que nos hemos distrado. Tambin los actos de oracin y de docilidad a Dios, hechos durante el da; y por Dios entendemos aqu todas las cosas que dicen relacin con l, como por ejemplo, la humanidad de Cristo, la Santsima Virgen, los santos.

En resumen, fortalecer lo espiritual en nosotros, con actos que compensen los momentos de simples distracciones.

El remedio directo para el primer tipo de estas simples distracciones es un esfuerzo tranquilo, apacible y suave. Dejarse estar completamente no es bueno, ni para el espritu ni para el cuerpo: este embotamiento- primera variedad de la simple distraccin- no aprovecha ni a uno ni a otro.

Si no podemos mantenernos de otra manera en presencia de Dios y en el tema de la oracin, tomemos un libro, hagamos actos tranquilos de fe, de esperanza y de amor a Dios, de docilidad; algunas oraciones vocales, como el Padrenuestro, el Avemara o versculos de salmos, que repetiremos rtmicamente (casi al comps de la respiracin). En resumen, resistir suavemente, pero resistir a la invasin del sopor.

En cuanto al segundo tipo de simples distracciones, o distracciones definidas sobre problemas que nos preocupan, el remedio directo consiste en insistir en el recogimiento inicial, repitiendo los actos iniciales mirada del Seor (EE 75), peticin de la gracia de servirlo aqu y ahora (EE 46), peticin propia de la hora de oracin- y no ceder.

Principio y Fundamento III

P. Julio Merediz

Estos das venamos reflexionando sobre la primera parte del Principio y Fundamento. Hoy vamos a seguir profundizando. Por eso vamos a pedirle al Seor que nos ayude a descubrir los lmites que tiene mi vida, para que atraiga mi corazn a l. Es lo que San ignacio llama la santa diferencia.

De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas, cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse de ellas, cuanto lo impidan. Por lo cual, es menester hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que es concedido a nuestro libre albedro, y no le esta prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte, mas salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo damas; solamente deseando y eligiendo lo que mas nos conduce para el fin que somos creados" EE, San ignacio

San ignacio nos presenta el tema de la indiferencia y del magis, lo que ms me conduce a Dios. Podramos expresarlo as: tanto me da Dios con la creacin, tanto me entusiasma Cristo resucitado que lo ms natural es que me sean indiferentes todas las cosas creadas y que yo tienda a elegir siempre lo que ms conduce al fin. El verdadero discpulo de Cristo no elige cualquier medio para llegar al fin sino el mejor. Ah esta la centralidad y el problema del siguimiento de Jess.

San ignacio nos dice que hay que hacerse indiferente por lo que nadie nace indiferente, sino que hay que hacerse indiferente para que se haga su voluntad. No se trata de que me de lo mismo, sino es una disposicin del corazn. Ignacio nos propone caminos duros con situaciones lmites del ser humano: la salud a la enfermedad, la riqueza de la pobreza, la vida larga a la vida corta.

Jess, modelo de indiferencia

Cristo nos da un verdadero ejemplo. l eligi ms bien el camino de la enfermedad, eligi la pobreza, eligi el deshonor y su vida fue una vida corta. l estuvo indiferente a la vida en trminos ignacianos, y nos lo muestra en la pasin cuando se cumple en l lo que l mismo anuncia: Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por los amigos.

As como ayer veamos nuestra vida como historia de salvacin, como tejido de providencias que el Seor haba hecho en nuestra vida, a la indiferencia tambin la vamos a ir aprendiendo a lo largo de la vida. La invitacin de hoy es recorrer la historia propia y descubrir cmo el Seor nos fue enseando la indiferencia.

En la Biblia, la historia de Job es un caso paradigmtico de la santa indiferencia (Job 1, 1-22):

Dios ense a Job la indiferencia con los despojos. Una manera practica de ir viendo cmo vivo la indiferencia, podra ser ver en mi vida cmo he vivido los despojos, sobretodo en los ltimos aos: en el orden de la salud, en la pobreza, en las humillaciones... y repetir como Job Dios me lo dio, Dios me lo quit, Bendito sea el nombre del Seor!. El recuerdo de las humillaciones nos harn crecer en la humildad, y slo desde ah y con esta actitud podremos elegir en todo momento lo que ms nos conduce a la salvacin que es la Gloria de Dios, su santa voluntad.

Resumen ejercicio

- Ponerse en su presencia, sentir que nos mira. Para crear el clima puede ayudarnos el Salmo 125: El Seor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

-Peticin: que pueda encontrar esos despojos de mi vida, que son lmites y que sto ayude a que mi corazn se sienta atrado a Jess, el verdadero fin. Pedir la indiferencia para poder elegir lo que ms me conduce a su gloria.

Reflexin: Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por los amigos. Detenerme en Jess, cmo vive l la indiferencia?.

Leer nuestra vida como historia de salvacin, como Providencia, y tambin los despojos, como l nos fue guiando. Nos ayudamos con la iluminacin del libro de Job. Buscamos decir con Job: El Seor me lo dio, el Seor me lo quit, Bendito sea el nombre de Jess!.Da 6: El buen samaritano

Las distracciones en la oracin: 2 Parte

P. Javier Soteras

Las distracciones las que turban y son peligrosas- comprende tambin dos variedades. En primer lugar, las distracciones que deprimen: uno se encuentra ante Dios en la sequedad, la indigencia y la impotencia naturales, sin fe, sin esperanza, sin amor; hallndose la persona- toda perezosa, tibia, triste y como separada de su Creador y Seor (EE 317).

Uno se siente totalmente profano y natural, hombre viejo, mundano y, por tanto, hastiado de orar, con un sentimiento de inutilidad, de fastidio de lo que se est haciendo. O bien, porque la vista de nuestros pecados y miserias tiende a apartarnos de orar, a desalentarnos, a desesperarnos: No hay lugar para ti en la casa de Dios fuera los perros!.

Y el resultado prctico es que tanto en un caso como en el otro nos apartamos de la oracin, ya porque es intil, indeseable, pesada o bien porque, aunque deseable en s, nos es inaccesible, nos est vedada por nuestras limitaciones.

En segundo lugar, existen distracciones que son tentaciones definidas, en el curso de las cuales no son sugeridos pensamientos, sentimientos o imaginaciones culpables; por ejemplo, de clera, de duda, de blasfemia, de desesperacin, de amargura consentida, de complacencia en el mal de los dems, de celos, de amor propio, de autocomplacencia, de orgullo, de vanidad, de sensualidad, de impudicia, etc. Esta variedad de distracciones son como insectos con dardos de toda especie, desde el mosquito de la vanidad ms insoportable por su zumbido que por su picadura, hasta el pesado moscn azul de la lujuria.

El remedio para todas estas tentaciones es triple: preventivo, indirecto y directo.

Preventivamente, es muy importante saber y recordar que la tentacin turbadora y peligrosa es la escuela normalmente necesaria de las altas virtudes, especialmente de las virtudes teologales. No hay que temerlas ni deplorarlas excesivamente: con la gracia que tenemos, podemos y debemos no solamente superarlas, sino sacar de ellas un gran provecho espiritual.

El remedio indirecto consiste en la prctica de la oracin durante el da y de la unin con Dios, que son generalmente mucho ms fciles de practicar fuera del tiempo de la oracin propiamente dicha que durante ella, en los perodos agudos de la tentacin.

El remedio directo e inmediato consiste, en las tentaciones de depresin, en discernir con la ayuda del director espiritual o del confesor- si esos pensamientos y sentimientos deprimentes para nosotros son una simple y pura tentacin para disgustarnos de la oracin y del servicio de Dios o si nacen en una visin espiritual, mal interpretada, que Dios se digna darnos de nuestra nada y de nuestra miseria.

En este segundo caso, hay que purificar nuestra vida y dejarlo obrar a Dios. Y reconoceremos que viene de Dios si nos humilla sin desalentarnos (en este caso, la tentacin consiste en la depresin y no en el conocimiento de s mismo que la causa). En el primer caso, en cambio, hay que reaccionar valientemente contra el hasto: no ceder en nada, no modificar en nada nuestros hbitos de oracin o de penitencia, antes bien, agregar algo (EE 13,319).

En el segundo caso, el de las tentaciones durables, si estas son violentas, lacerantes, acosadoras o bien sutiles, razonadoras, envolventes Hay que manifestarse breve pero claramente a su director y obedecerle, tener confianza en lo que nos diga, apoyarnos en su palabra y permanecer en paz, oponiendo al enemigo desautorizaciones rotundas, tranquilas, absolutas, en forma de actos de fe, de abandono, de esperanza, de amor. Despus, una vez hecho esto, quedar en paz ante Dios, ser paciente, como Jess frente al cliz de su pasin.

En resumen, no hay que discutir el tentador, ni agotarse en esfuerzos intiles, sino decir s a toda voluntad de Dios y no a todo lo que no es de ella; y luego callar y aguantar, en la esperanza y la fe, cuya escuela son estas mismas tentaciones.

Tentaciones voluntarias

Hasta el momento hablamos de distracciones que al menos en su comienzo- son involuntarias. Existen otras tentaciones que son voluntarias. Ms aun, pueden haber sido involuntarias en su comienzo, pero consentimos en ellas y se hacen voluntarias.Por ejemplo, cuando estamos haciendo la oracin nos acordamos de un compromiso que tendremos despus de la oracin y salimos de esta para preparar un libro o para tomar un apunte. Son distracciones voluntarias que tal vez no duran mucho, pero debemos pedir perdn a Dios por las mismas, porque indican poca conciencia de la presencia del Seor, o impertinencia en el trato con l.

Tenemos que tener cuidado, al darnos cuenta de una tentacin voluntaria, de no perder tiempo con la falsa vergenza o con una tristeza mala que lleva a la muerte (EE 315). Debemos arrepentirnos de inmediato y volver a nuestra oracin con el Seor en la que estbamos.

Un buen acto de verdadero arrepentimiento, ese que nos levanta y nos lleva hacia Dios como el hijo Prdigo, que se levant y se fue hacia su padre (cf. Lc 15,20)- nos puede hacer ganar ms de lo que perdimos con la distraccin voluntaria.

Parbola del Buen Samaritano

P.Julio Merediz

Los ejercicios espirituales son una experiencia de encuentro con Dios, y a partir de l, un encuentro con nosotros mismos y con los dems. Los ejercicios se hacen, implican una actividad, por lo que les propongo que todos los das, adems de lo que escuchen o lean, retomen sobre los aspectos que ms les llamen la atencin.

El Seor me llama y me habla as como estoy hoy: el que soy, como estoy y con lo que tengo. Es personal y a la vez es comunitario; somos muchos los que la hacemos en este tiempo.

Para el ejercicio de hoy, puede ambiertarnos, el Salmo 50:

Misericordia, Dios mo, por tu bondad,por tu inmensa compasin borra mi culpa;4lava del todo mi delito,limpia mi pecado...

En el ejercicio de hoy pedimos al Seor que vea, que me abra los ojos a los dems, que vea mis falsas ilusiones para poner la esperanza nicamente en l.

El pecado, irrumpe en el plan de Dios

En el Principio y Fundamento, venimos reflexionando sobre el plan de Dios para la vida de cada uno de nosotros. ste plan es interferido por el mismo hombre. El pecado corta la gracia de Dios, y la rebelin que implica provoca un desajuste total en la naturaleza humana. El hombre se quiere hacer como Dios; en el fondo de todo pecado est la soberbia, el querer ser como Dios.

Nos dice San Pablo que "Donde abund el pecado sobreabund la gracia". La mejor manera de acercarse a la realidad del pecado en la vida humana es reconocerlo. En el reconocimiento del pecado encontramos la realidad del lmite humano. La humildad nos posibilita entrar en comunion con Dios. Reconocer el pecado no depende del hombre, sino que es una gracia que Dios otorga por lo que tenemos que pedirla. El que quiera conocerse profundamente, incluido el pecado, deber pedirle insistentemente.

El demonio, la mayora de las veces trata de disfrazar el pecado con otros nombres. Hoy pedimos reconocernos realmente como somos. El Seor nos ama como somos, no lo escandaliza mi pecado, por eso con confianza le pedimos que nos muestre el pecado, que nos haga sentir la malicia que genera el pecado, para desde ah encontrarnos con su misericordia.

Les propongo tomar la parbola del Buen Samaritano (Lc 10, 25-37)

La proximidad no es una medida fsica sino una dimensin del corazn. En la Parabola, Jess da un gran rodeo para llegar al centro del mensaje que quera dar. Seguramente, la respuesta debe haber dejado atnito a sus oyentes. Jess al narrar esta parabola narraba su propia historia.

Jess vi que haba entre nosotros mucha gente herida, mucha gente mutilada, que haba pobres y humillados, que haba muchas personas solas y extraviadas. l percibi que pocos en este mundo se acercaba a los sufrientes porque por lo general no son prximos a nadie. Jess percibi que en este mundo a pesar de la cercana fsica haba distancias y a veces abismos muy profundos que separaban al hombre de su hermano. Entonces el Seor decidi allanar esos abismos, l que comparta el ser de Dios, decidi compartirlo con la humanidad que estaba abandonada. Jess se hizo samaritano y se detuvo en el camino que bajaba de Jerusaln a Jeric; se detuvo en mi camino y en un recodo de esa ruta estaba tambin yo. Y l quiso hacerse cercana ma, de todos... Se hizo prjimo.

Con su ejemplo Jess cambi la perspectiva del fariseo que preguntaba por su prjimo; respondi la pregunta dando la vuelta, se puso del lado de los que sufren y de los cados, y desde ah mir para ver quin era capaz de acercarse al desvalido y se haca prximo al necesitado. Por eso en lugar de preguntar quin era prjimo del Samaritano, pregunt quien se hizo prjimo. Por eso no es importante ver quin es mi prjimo, sino a quin me hago prjimo, por quin me preocupo, a quin le doy de mi tiempo, por quin corro riesgos, a quin le doy una mano...

Todos buscamos que nos amen y consuelen, pero Jess nos invita a cambiar la perspectiva, no slo buscar mi propia compaa sino que nadie quede solo. El problema no es saber quines estn cerca mo sino de quin me hago prjimo. Es importante centrar la vida en el otro y no en m mismo.

Hoy le pedimos al Seor que nos ample la mirada. l que en este momento se hace mi prjimo, que me ama as como soy, que hoy toma la iniciativa de acercarse, que me dice que soy importante para l... Esto es a lo que Jess me invita a hacer por los dems.

Brochero, modelo de proximidad

El P. Brochero se hizo prjimo y aproxim a travs suyo a los hombres a Dios. De algn modo podemos decir que se nos hizo baqueanos para el cielo. Llev a mucha gente a hacer los ejercicios espirituales a la ciudad de Crdoba, despus pudo montar una casa de ejercicios junto al pueblo en el valle de Traslasierras. Como cura, se aprendi no solamente los caminos gastados de la gente, sino tambin esos senderos escondidos para hacerse prjimo, para salir al encuentro y ser baqueano que llega a la cima e indica el camino al cielo. El P. Brochero conoce los caminos del pecado, y por los senderos desolados camin buscando a los ms alejados de la gente, a los ms alejados de Dios, principalmente a los ms discriminados y excludos. Como Jess, Brochero pastor, form una familia con los desamparados, con los pobres y con los arrepentidos. Como Jess, Brochero da la vida por los mayores, porque supo ver lo bueno en cada persona.

No solamente l era generoso y bueno, sino que la gente tambin le responda comprometinse con su vida y el trabajo de la parroquia. El Cura Brochero trabaj incansablemente, pero tambin un grupo grande de amigos incondicionales, que eran capaces de renunciar a muchas cosas con tal de hacerse hermanos del ms necesitado.

Resumen Ejercicios

- Ponerse bajo la mirada del Seor- Pedir quenos abra los ojos a las falsas ilusiones, las interferencias, las rupturas al plan de Dios para ponernos unicamente con toda la esperanza en su camino.- Reflexin: El buen samaritano (Lc 10, 25-37).- Coloquio sincero. Puede ayudar el salmo 50.

Da 7: La pecadora arrepentida

Los coloquios en los Ejercicios

P. Javier Soteras

San Ignacio dice que El coloquio se hace propiamente hablando as como un amigo habla a otro, o un siervo a su seor, cuando pidiendo alguna gracia, cuando culpndose por algn mal hecho, cuando comunicando sus cosas y pidiendo consejo en ellas (EE 54) A la vez tambin nos indica que en los coloquios debemos razonar y pedir segn la materia de que se trata: es a saber, segn que me hallo consolado o tentado (EE 199)

Se hace propiamente hablando: el coloquio es una conversacin o pltica con Dios, o con los santos. La reflexin es slo preparacin para lo que es verdaderamente oracin. El coloquio hay que hacerlo en cualquier momento de la oracin, cuando me acuerdo en presencia de quin estoy haciendo mi oracin o cuando lo que medito o contemplo me mueve a ello.

As como un amigo habla a otro, o un siervo a su seor: de muchas maneras podemos hablar con Dios nuestro Seor, las dos indicadas por Ignacio son solo un ejemplo, que no agota nuestras posibilidades. Cada uno de nosotros tiene que tratar de hallar en su propia experiencia su manera personal de hablar con Dios y usarla en su oracin.

Cuando pidiendo alguna gracia, cuando culpndose por algn mal hecho, cuando comunicando sus cosas y pidiendo consejo en ellas. El pedir es la actitud que ms nos cuadra, como pobres e indigentes que somos ante Dios nuestro Seor: sin l no podemos nada (cf. 15,5) y con l nada es imposible (Lc 1,37). Es la actitud en la que san Ignacio con ms frecuencia coloca al ejercitante: al comienzo de la oracin (EE 46), antes de entrar en cada tema de meditacin o contemplacin (EE 48) y durante todo el curso de la oracin, hasta el final de la misma.

Luego, el culparnos por algn mal hecho. Es, por supuesto, un culparnos que no es ningn sentimiento de culpabilidad, sino un verdadero arrepentimiento que reconoce la misericordia con la que Dios nuestro Seor nos trata y que sabe recibir su perdn.

Finalmente, comunicando nuestras cosas y pidiendo consejo en ellas: esto es importante en tiempos de Ejercicios, cuando venimos a buscar y hallar la voluntad de Dios. Si pedimos consejo, debemos saber escuchar, hasta que lo oigamos. Porque el coloquio puede consistir, no slo en hablar, sino tambin en escuchar al Seor en el silencio de nuestras palabras humanas. Como dice santa Teresa: cuando parece que entendemos que el Seor nos oye, entonces es bien callar.

Pensando lo que debemos hablar: es una manera de preparar nuestra conversacin con el Padre, con el Hijo encarnado o con el Espritu Santo. Es decir, no comenzar a hablar sin antes pensar cmo o qu debo hablar segn en m sintiere y, luego, hablar como he pensado hacerlo. Este pensar puede ser buscar una frase de la Escritura que exprese mis sentimientos en ese momento y repetirla pausadamente. Pidiendo segn en s sintiere.

Debemos comprender que nuestro Dios y Seor no pretende que con nuestras palabras le descubramos nuestros deseos, pues l ciertamente no puede desconocerlos, sino que pretende que se acreciente nuestra capacidad de desear, para que as nos hagamos ms capaces de recibir los dones que nos prepara. Si me hallo tentado, lo mejor es conversar con el Seor de la materia de la misma tentacin; si me hallo consolado, debo gozar de la consolacin- agradecerla a quien me la da, que es el Seor.

La pecadora perdonada

P. Julio Merediz

En el ejercicio de ayer, en algun momento comentbamos que hay que pedir la gracia para poder alcanzarla, que slo pidindola podemos obtenerla. Pedirla tambin nos permite conocernos ms, y en esta parte de los ejercicios vamos conociendo aquello que ha sido interferido en nuestra vida, o es un obstculo, y a veces sin romper totalmente el plan de Dios no nos deja avanzar. Muchas veces el demonio se contenta con que no avancemos, con que nos quedemos en la mediocridad y en la sensacin de que nada puede cambiar. Es una tentacin profunda, porque quienes somos cristianos sabemos que nunca nos jubilamos que hasta el ltimo da podemos seguir creciendo, porque lo que nos mueve es el Amor que siempre es dinmico.

Los Ejercicios nos invitan a no detenernos, por eso cuando San ignacio nos alienta a buscar la voluntad de Dios, nos invita a seguir creciendo porque todava podemos amar ms.

Hoy vamos a pedir tener una fe inquebrantable en que Jess me quiere como soy y me acepta como soy, para poder aceptarme y desde ahi ver qu ms puedo hacer por Cristo, cmo puedo amar ms. Podemos ayudarnos con el salmo 24:

A ti, Seor, elevo mi alma,a ti que eres mi Dios.En ti he confiado, que no quede avergonzadoni se ran de m mis enemigos.Los que esperan en ti no sern confundidos,pero s lo sern quienes te mienten.Haz, Seor, que conozca tus caminos, mustrame tus senderos.

Para el ejercicio de hoy tomamos el evangelio de Lc 7, 36-50:

Jess es invitado a la casa de un fariseo, y de repente ingresa una mujer y derrama perfume sobre los pies de Jess. Simn comienza a pensar que Jess no era profeta porque no se daba cuenta que estaba junto a una pecadora y por ende no la echaba. Sin embargo Simn vea sin ver, no poda ver lo mejor que se esconda en la mujer.

Esa noche Jess nos entreg una de sus ms profundas enseanzas, nos dio una leccin de humanidad, porque invit a mirar al ser humano como lo hace Dios. La historia de prestamistas y deudoras implicaba que quienes son liberados de deudas grandes tenan ms razones para amar. Contemplando a la mujer, enriquece an ms la historia: ves a esta mujer?. Bajo las vestimentas de la mujer publicamente pecadora, haba lugar para humildad, para que Dios habitara como en su propia casa. En ella se entrecruzaba un misterio de debilidad y a la vez de amor, por eso ella era capaz de recibir el perdn y acoger la paz.

El Seor nos descubri en esa mujer despreciada por todos un fondo de amor. Ella era la prueba de que los ms duros pecadores (y cada uno de nosotros incluidos) en su debilidad pueden tambin amar. Y vindola a ella Jess complet la enseanza: no slo ama aquel que es perdonado, sino que es perdonado aquel que ama. El amor no es slo fruto del perdn, sino que podramos decir que es su causa.

Ese da se abrieron las puertas a quienes se sienten lejos, como sin derecho. La pregunta ves a esa mujer? nos invita a ver a lo profundo, a la fuente de lo humano mucho ms all de las apariencias. Y eso nos da esperanza, porque escondido en todos los humanos se halla un amor grande entremezclado con una debilidad grande. Quizs muchas veces nos hemos esforzado para extirpar nuestros defectos, y hoy nos damos cuenta que hay un camino ms corto y seguro hacia l que es amarlo humildemente como la pecadora del banquete. En ella se pos la mirada penetrante de Dios, hasta encontrar lo mas suyo, el amor. Su mirada penetrante, la transform desde dentro. As mira Dios a los hombres, y as el Seor me mira hoy a m.

Qu habramos visto nosotros de esa mujer? qu vemos en nuestros compaeros y amigos? Hoy le pedimos a Jess que nos ensee a mirar y a mirarnos como l mira.

Resumen del ejercicio

1 Nos ponemos en la presencia del Seor y dejamos que nos mire.2 Pedimos una fe inquebrantable en que el me quiere, me acepta como soy y me ama. Puede ayudar el salmo 24

3 Cuerpo: Lc 7, 36-50 4 ColoquioDa 8: El hijo arrepentido y perdonado

En dilogo entre el P. Julio Merediz, predicador de los ejercicios, el P. Javier Soteras y algunos oyentes surgieron algunas consultas en torno a los ejercicios y desarrollo de los mismo.

Qu se espera de la primer semana de ejercicios?

Descubrir que l me ama profundamente... que siempre nos invita a seguirlo ms de cerca.

Cmo luchar con la ansiedad?

Brochero, y San Ignacio tenan expresiones similares al respecto... Hacer todo lo que est a mi alcance y despus agregar todo lo tengo confiado al Seor.

Cmo seguimos en el fin de semana?

Descansar uno de los das, no de rezar sino de la metodologa de los ejercicios. Uno de los das retomar uno de los temas de la semana: sea porque estuvo flojo o "no me sali", o porque recog mucha gracia y se que hay ms.

El hijo arrepentido y perdonado

P. Julio Merediz

Retomamos stos das de ejercicios donde se cruzan estos misterios tan profundos de gracia y pecado, de amor y debilidad. Nos preguntamos qu quiere el Seor en este momento de mi vida, qu debo hacer para amarlo ms, para seguirlo ms de cerca y poderlo imitar. Pidamos a Jess, poder permanecer siempre en su Amor. Puede ayudarnos para la peticin el salmo 129:

Desde lo hondo a ti grito, Seor;Seor, escucha mi voz;estn tus odos atentosa la voz de mi splica...

Para continuar en este conocimiento de Dios que a la vez es conocimiento de nosotros mismo, proponemos para la meditacin de hoy en El Padre Misericordioso (Lc 15, 11-31).

Muchos llaman a ste texto "El hijo prdigo" o "El Padre Misericordioso"; yo me atrevera a llamarla la Palabra del corazn de Jess, que rebela en el Padre el sentimiento ms profundo que siente el corazn de Cristo por nosotros.

Dice la parbola, que el hijo menos una vez que cobr la herencia march a un pais lejano.... El pecado implica salir de la casa y aventurarse a lo desconocido. Al principio todo brillaba hasta que vino el hambre. Y casi como de limosna, un poblador le ofreci un trabajo humillante... Bajo la apariencia del bien se esconde el mal, y cuando uno se marcha de la casa del Padre termina con menos dignidad que los animales.

Pero el chico, cuando vio su situacin y la posibilidad de volver a su casa fue capaz de levantarse. En el fondo todava quedaba cierta seguridad de que el Padre lo amaba. El pecado siempre supone estar cado, y el arrepentirse es levantarse. Muchas veces cuesta ese volver, ese me levantar e ir es como si la soberbia nos mantuviera creyndonos fuertes cuando somos terriblemente dbiles. Pero se ve que el Seor toc en el amor que all en el fondo quedaba en el hijo y sali para volver a la casa del Padre. Ese paso que muchos dicen que no es un paso hacia adelante, y por eso es mucho ms dificil, porque es un paso hacia adentro. En definitiva, los ejercicios como fruto final sera extraordinario que nos lleve a un paso ms hacia adentro, porque en el fondo es un paso ms hacia el corazn de Dios.

El escritor Jos Mara Pemn describi esta situacin:

Seor, que tu me das todo y una cosa me pides. Y yo Seor que veo que me das tantas cosas me pides tan poco, te digo sin embargo que no puedo. Pero ten compasin, an es temprano, acaso an habr tiempo?. Y me dir el Seor Aos y aos esperando te llevo. Una y otra vez en esta espera, gran la espiga y floreci el almendro, y una vez y otra vez, por si venas, me asom en las tardes al sendero. Y sin embargo seguir esperando, y todava mientras que te espero, cuidar que haya estrellas en tus noches y luz en tus auroras y flores en tu huerto.

ste es Jess que siempre nos espera y que siempre nos da una nueva oportunidad, as como son estos Ejercicios Espirituales.

De la misericordia a ser misericordiosos

Es dificil entender la reconciliacin del mundo y mucho ms colaborar con ella, si antes nuestro propio corazn no emprende un camino confiado a la casa del Padre, al corazn de Jess, si no nos dejamos cobijar por su mano cobijadora, abrazarnos y que nos bese. En deifnitiva sta es la encarnacin: es un Padre que entendi que sus hijos, nosotros, necesitabamos ser acariciados en Cristo, necesitabamos esa cercna del buen samaritano, necesitbamos que nos hiciera prjimos suyo... y ste Padre se entrega a la alegra que nos da que cada uno vuelva a su corazn.

De aqu tenemos que aprender a que prenda en nosotros toda alegra que haya disponible y hacersel ver a los dems. A veces, parece que todo el mundo no se ha convertido, que todava no llega la paz, que la tristeza no se acaba... Pero sta es una parte del conjunto, aunque haga mucho ruido, y no vemos tantos hermanos nuestros que vuelven a peregrinar a la casa, al interior, al hogar del interior.... Nuestros odos por ahi se cierran y no escucha tantas voces que rezan, tantos encuentros de perdn. Somos testigos de muchos signos de esperanza, por eso no tenemos que esperar a que todo vaya bien, sino que podemos descubrir y as celebrar cada pequeo gesto, cada pequeo indicio que me dice que el reino de Dios est cerca, que Jess est all.

Desde la mirada de Dios, un acto oculto de arrepentimiento, es todo lo que se requiere para que se levante y salga como aquel Padre de la parbola y corra hacia m que soy su hijo, o al otro, y lo abrace y lo llene de besos y llene de alegra la fiesta de su corazn. Dicen que la gente que ha llegado a conocer la alegra de Dios, no rechaza la oscuridad, pero eligen no vivir en ella. Creen que la luz que brilla en la oscuridad puede dar ms esperanza que la oscuridad, y que un poco de luz puede disipar mucha oscuridad. Descubren que hay personas que se curan las heridas unas a otros, que hay personas que comparten lo que tienen, que fomentan el espritu de familia y comunidad, que muchos son los que celebran reconociendo los dones que han recibido y hacen de su vida una verdadera fiesta en la casa del Padre, en el corazn de Dios.

Es difcil, muchas veces, asumir nuestros regresos de hijos prdigos. Aqu el evangelio toca el ncleo de la misin de Cristo, el perdn misericordioso. Slo quien pase por el llanto de aquel hijo podr comenzar de a poquito sta escuela de saber perdonar como el Padre, de corazn grande que acoge y abre espacios, que no cierra puertas, que no hunde sino que levanta, que no revisa sino que olvida. ste perdn es incondicional, surge de un corazn que no reclama nada para s, es una llamada a pasar por encima de todos mis argumentos que me dicen que el perdn es poco prudente e irresponsable, pasar por encima de la parte herida y agraviada del corazn...

Es un llamado a saltar el muro de sentimientos negativos, del miedo y del orgullo. El perdn es treparse por encima de tantos prejuicios, condicionamientos y obstculos, y all en la casa donde habita el Padre, en el corazn de Jess, abrazar a mi hermano con un amor autntico y misericordioso. sta es la exigencia de la generosidad. Al hijo que vuelve, el Padre le entrega todo y no le regatea ni condiciona el don. Hoy tambin yo soy invitado a volver, a entrar en el corazn de ese Padre para dejarme acariciar por su misericordia, y recuperar y fortalecer la fidelidad de hijo. Solamente cuando recuerdo que soy el hijo amado soy capaz de acoger aquellos que tambin quieren volver a m con la misma misericordia con la que el Padre me acoge a m.

Resumen del ejercicios

1 Ponerse en la presencia del Seor, sentir que me mira y me ama.2 Peticin: crecer en el amor que nos ayude a permanecer siempre en Jess. Salmo 1293 Cuerpo: Lc 15, 11-314 Coloquio: Preguntarme ante Jess qu hizo Cristo por m, qu hago yo por Cristo, qu har Cristo por m, qu voy a hacer yo por Cristo?5 Examen de la oracin

Da 8: El hijo arrepentido y perdonado

En dilogo entre el P. Julio Merediz, predicador de los ejercicios, el P. Javier Soteras y algunos oyentes surgieron algunas consultas en torno a los ejercicios y desarrollo de los mismo.

Qu se espera de la primer semana de ejercicios?

Descubrir que l me ama profundamente... que siempre nos invita a seguirlo ms de cerca.

Cmo luchar con la ansiedad?

Brochero, y San Ignacio tenan expresiones similares al respecto... Hacer todo lo que est a mi alcance y despus agregar todo lo tengo confiado al Seor.

Cmo seguimos en el fin de semana?

Descansar uno de los das, no de rezar sino de la metodologa de los ejercicios. Uno de los das retomar uno de los temas de la semana: sea porque estuvo flojo o "no me sali", o porque recog mucha gracia y se que hay ms.

El hijo arrepentido y perdonado

P. Julio Merediz

Retomamos stos das de ejercicios donde se cruzan estos misterios tan profundos de gracia y pecado, de amor y debilidad. Nos preguntamos qu quiere el Seor en este momento de mi vida, qu debo hacer para amarlo ms, para seguirlo ms de cerca y poderlo imitar. Pidamos a Jess, poder permanecer siempre en su Amor. Puede ayudarnos para la peticin el salmo 129:

Desde lo hondo a ti grito, Seor;Seor, escucha mi voz;estn tus odos atentosa la voz de mi splica...

Para continuar en este conocimiento de Dios que a la vez es conocimiento de nosotros mismo, proponemos para la meditacin de hoy en El Padre Misericordioso (Lc 15, 11-31).

Muchos llaman a ste texto "El hijo prdigo" o "El Padre Misericordioso"; yo me atrevera a llamarla la Palabra del corazn de Jess, que rebela en el Padre el sentimiento ms profundo que siente el corazn de Cristo por nosotros.

Dice la parbola, que el hijo menos una vez que cobr la herencia march a un pais lejano.... El pecado implica salir de la casa y aventurarse a lo desconocido. Al principio todo brillaba hasta que vino el hambre. Y casi como de limosna, un poblador le ofreci un trabajo humillante... Bajo la apariencia del bien se esconde el mal, y cuando uno se marcha de la casa del Padre termina con menos dignidad que los animales.

Pero el chico, cuando vio su situacin y la posibilidad de volver a su casa fue capaz de levantarse. En el fondo todava quedaba cierta seguridad de que el Padre lo amaba. El pecado siempre supone estar cado, y el arrepentirse es levantarse. Muchas veces cuesta ese volver, ese me levantar e ir es como si la soberbia nos mantuviera creyndonos fuertes cuando somos terriblemente dbiles. Pero se ve que el Seor toc en el amor que all en el fondo quedaba en el hijo y sali para volver a la casa del Padre. Ese paso que muchos dicen que no es un paso hacia adelante, y por eso es mucho ms dificil, porque es un paso hacia adentro. En definitiva, los ejercicios como fruto final sera extraordinario que nos lleve a un paso ms hacia adentro, porque en el fondo es un paso ms hacia el corazn de Dios.

El escritor Jos Mara Pemn describi esta situacin:

Seor, que tu me das todo y una cosa me pides. Y yo Seor que veo que me das tantas cosas me pides tan poco, te digo sin embargo que no puedo. Pero ten compasin, an es temprano, acaso an habr tiempo?. Y me dir el Seor Aos y aos esperando te llevo. Una y otra vez en esta espera, gran la espiga y floreci el almendro, y una vez y otra vez, por si venas, me asom en las tardes al sendero. Y sin embargo seguir esperando, y todava mientras que te espero, cuidar que haya estrellas en tus noches y luz en tus auroras y flores en tu huerto.

ste es Jess que siempre nos espera y que siempre nos da una nueva oportunidad, as como son estos Ejercicios Espirituales.

De la misericordia a ser misericordiosos

Es dificil entender la reconciliacin del mundo y mucho ms colaborar con ella, si antes nuestro propio corazn no emprende un camino confiado a la casa del Padre, al corazn de Jess, si no nos dejamos cobijar por su mano cobijadora, abrazarnos y que nos bese. En deifnitiva sta es la encarnacin: es un Padre que entendi que sus hijos, nosotros, necesitabamos ser acariciados en Cristo, necesitabamos esa cercna del buen samaritano, necesitbamos que nos hiciera prjimos suyo... y ste Padre se entrega a la alegra que nos da que cada uno vuelva a su corazn.

De aqu tenemos que aprender a que prenda en nosotros toda alegra que haya disponible y hacersel ver a los dems. A veces, parece que todo el mundo no se ha convertido, que todava no llega la paz, que la tristeza no se acaba... Pero sta es una parte del conjunto, aunque haga mucho ruido, y no vemos tantos hermanos nuestros que vuelven a peregrinar a la casa, al interior, al hogar del interior.... Nuestros odos por ahi se cierran y no escucha tantas voces que rezan, tantos encuentros de perdn. Somos testigos de muchos signos de esperanza, por eso no tenemos que esperar a que todo vaya bien, sino que podemos descubrir y as celebrar cada pequeo gesto, cada pequeo indicio que me dice que el reino de Dios est cerca, que Jess est all.

Desde la mirada de Dios, un acto oculto de arrepentimiento, es todo lo que se requiere para que se levante y salga como aquel Padre de la parbola y corra hacia m que soy su hijo, o al otro, y lo abrace y lo llene de besos y llene de alegra la fiesta de su corazn. Dicen que la gente que ha llegado a conocer la alegra de Dios, no rechaza la oscuridad, pero eligen no vivir en ella. Creen que la luz que brilla en la oscuridad puede dar ms esperanza que la oscuridad, y que un poco de luz puede disipar mucha oscuridad. Descubren que hay personas que se curan las heridas unas a otros, que hay personas que comparten lo que tienen, que fomentan el espritu de familia y comunidad, que muchos son los que celebran reconociendo los dones que han recibido y hacen de su vida una verdadera fiesta en la casa del Padre, en el corazn de Dios.

Es difcil, muchas veces, asumir nuestros regresos de hijos prdigos. Aqu el evangelio toca el ncleo de la misin de Cristo, el perdn misericordioso. Slo quien pase por el llanto de aquel hijo podr comenzar de a poquito sta escuela de saber perdonar como el Padre, de corazn grande que acoge y abre espacios, que no cierra puertas, que no hunde sino que levanta, que no revisa sino que olvida. ste perdn es incondicional, surge de un corazn que no reclama nada para s, es una llamada a pasar por encima de todos mis argumentos que me dicen que el perdn es poco prudente e irresponsable, pasar por encima de la parte herida y agraviada del corazn...

Es un llamado a saltar el muro de sentimientos negativos, del miedo y del orgullo. El perdn es treparse por encima de tantos prejuicios, condicionamientos y obstculos, y all en la casa donde habita el Padre, en el corazn de Jess, abrazar a mi hermano con un amor autntico y misericordioso. sta es la exigencia de la generosidad. Al hijo que vuelve, el Padre le entrega todo y no le regatea ni condiciona el don. Hoy tambin yo soy invitado a volver, a entrar en el corazn de ese Padre para dejarme acariciar por su misericordia, y recuperar y fortalecer la fidelidad de hijo. Solamente cuando recuerdo que soy el hijo amado soy capaz de acoger aquellos que tambin quieren volver a m con la misma misericordia con la que el Padre me acoge a m.

Resumen del ejercicios

1 Ponerse en la presencia del Seor, sentir que me mira y me ama.2 Peticin: crecer en el amor que nos ayude a permanecer siempre en Jess. Salmo 1293 Cuerpo: Lc 15, 11-314 Coloquio: Preguntarme ante Jess qu hizo Cristo por m, qu hago yo por Cristo, qu har Cristo por m, qu voy a hacer yo por Cristo?5 Examen de la oracin

Da 8: El hijo arrepentido y perdonado

En dilogo entre el P. Julio Merediz, predicador de los ejercicios, el P. Javier Soteras y algunos oyentes surgieron algunas consultas en torno a los ejercicios y desarrollo de los mismo.

Qu se espera de la primer semana de ejercicios?

Descubrir que l me ama profundamente... que siempre nos invita a seguirlo ms de cerca.

Cmo luchar con la ansiedad?

Brochero, y San Ignacio tenan expresiones similares al respecto... Hacer todo lo que est a mi alcance y despus agregar todo lo tengo confiado al Seor.

Cmo seguimos en el fin de semana?

Descansar uno de los das, no de rezar sino de la metodologa de los ejercicios. Uno de los das retomar uno de los temas de la semana: sea porque estuvo flojo o "no me sali", o porque recog mucha gracia y se que hay ms.

El hijo arrepentido y perdonado

P. Julio Merediz

Retomamos stos das de ejercicios donde se cruzan estos misterios tan profundos de gracia y pecado, de amor y debilidad. Nos preguntamos qu quiere el Seor en este momento de mi vida, qu debo hacer para amarlo ms, para seguirlo ms de cerca y poderlo imitar. Pidamos a Jess, poder permanecer siempre en su Amor. Puede ayudarnos para la peticin el salmo 129:

Desde lo hondo a ti grito, Seor;Seor, escucha mi voz;estn tus odos atentosa la voz de mi splica...

Para continuar en este conocimiento de Dios que a la vez es conocimiento de nosotros mismo, proponemos para la meditacin de hoy en El Padre Misericordioso (Lc 15, 11-31).

Muchos llaman a ste texto "El hijo prdigo" o "El Padre Misericordioso"; yo me atrevera a llamarla la Palabra del corazn de Jess, que rebela en el Padre el sentimiento ms profundo que siente el corazn de Cristo por nosotros.

Dice la parbola, que el hijo menos una vez que cobr la herencia march a un pais lejano.... El pecado implica salir de la casa y aventurarse a lo desconocido. Al principio todo brillaba hasta que vino el hambre. Y casi como de limosna, un poblador le ofreci un trabajo humillante... Bajo la apariencia del bien se esconde el mal, y cuando uno se marcha de la casa del Padre termina con menos dignidad que los animales.

Pero el chico, cuando vio su situacin y la posibilidad de volver a su casa fue capaz de levantarse. En el fondo todava quedaba cierta seguridad de que el Padre lo amaba. El pecado siempre supone estar cado, y el arrepentirse es levantarse. Muchas veces cuesta ese volver, ese me levantar e ir es como si la soberbia nos mantuviera creyndonos fuertes cuando somos terriblemente dbiles. Pero se ve que el Seor toc en el amor que all en el fondo quedaba en el hijo y sali para volver a la casa del Padre. Ese paso que muchos dicen que no es un paso hacia adelante, y por eso es mucho ms dificil, porque es un paso hacia adentro. En definitiva, los ejercicios como fruto final sera extraordinario que nos lleve a un paso ms hacia adentro, porque en el fondo es un paso ms hacia el corazn de Dios.

El escritor Jos Mara Pemn describi esta situacin:

Seor, que tu me das todo y una cosa me pides. Y yo Seor que veo que me das tantas cosas me pides tan poco, te digo sin embargo que no puedo. Pero ten compasin, an es temprano, acaso an habr tiempo?. Y me dir el Seor Aos y aos esperando te llevo. Una y otra vez en esta espera, gran la espiga y floreci el almendro, y una vez y otra vez, por si venas, me asom en las tardes al sendero. Y sin embargo seguir esperando, y todava mientras que te espero, cuidar que haya estrellas en tus noches y luz en tus auroras y flores en tu huerto.

ste es Jess que siempre nos espera y que siempre nos da una nueva oportunidad, as como son estos Ejercicios Espirituales.

De la misericordia a ser misericordiosos

Es dificil entender la reconciliacin del mundo y mucho ms colaborar con ella, si antes nuestro propio corazn no emprende un camino confiado a la casa del Padre, al corazn de Jess, si no nos dejamos cobijar por su mano cobijadora, abrazarnos y que nos bese. En deifnitiva sta es la encarnacin: es un Padre que entendi que sus hijos, nosotros, necesitabamos ser acariciados en Cristo, necesitabamos esa cercna del buen samaritano, necesitbamos que nos hiciera prjimos suyo... y ste Padre se entrega a la alegra que nos da que cada uno vuelva a su corazn.

De aqu tenemos que aprender a que prenda en nosotros toda alegra que haya disponible y hacersel ver a los dems. A veces, parece que todo el mundo no se ha convertido, que todava no llega la paz, que la tristeza no se acaba... Pero sta es una p