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TEXTO INTRODUCTORIO
La realidad a estudiar será una nueva experiencia, la cual vamos a formar parte y es
indispensable saber que temática investigar, para ello situarnos en el espacio geográfico es
necesario y es trascendental ya que es mejor conocer ese espacio donde día a día hacemos
historia, lugar que lleva como nombre el estado Monagas municipio Maturín, donde existen
diversos temas historiográficos que son relevantes tratar, entre los cuales destacan la
pintura y escultura, ya que se puede explorar a través de esta vivencia el devenir histórico
de nuestras raíces, igualmente conocer como fueron evolucionando a lo largo de la historia,
en esta forma de expresión destacaran los registros o respaldos que hoy en día se sitúan en
libros y grandes museos del mundo, lo cuales nos hacen ver cómo era la relación que
existía entre ellos y el entorno.
Al inicio del curso, hubieron esas ganas de trabajar con los sitios inhóspitos y
perdidos que se sitúan en nuestro estado, pero de un momento dado sugerimos cambiarlo
por un tema que ha jugado un papel importante en la humanidad a través de la historia, y
que ha marcado trascendencia a lo largo de la evolución y expansión del hombre desde el
primitivo a el actual, nuestra investigación dejara una visión amplia de los hallazgos mas
antiguos hasta los más reciente, es significativo saber que no se trata de una simple
investigación mas allá de eso, es una oportunidad de construir el conocimiento, de sentir la
iniciativa de visitar muchos lugares donde hoy en día están diversos escultores y pintores
que aunque no estén a luz pública son perteneciente a la historia de un pueblo, sin dejar
atrás la pintura y escultora etnográfica, y a los reconocidos pintores y escultores que
hicieron y hacen vida en la localidad.
La pintura y escultura ha formado parte de la cotidianidad del hombre desde el
inicio de los tiempos, por ello es necesario dedicarle un espacio al estudio de estas artes que
han participado del quehacer histórico de la humanidad; la finalidad de este trabajo no es
más que despertar el interés de quienes lo lean para que tenga una visión crítica de nuestras
raíces artísticas.
Establecer el inicio de las primeras manifestaciones artísticas no es tarea fácil y
tampoco es lo que se pretende en esta investigación, pero es necesario tomar como punto de
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inicio a la prehistoria; puede que parezca un viaje largo pero es necesario para despejar
ciertas dudas acerca de los orígenes de la pintura y escultura a nivel mundial. Para ello es
preciso citar algunos autores que faciliten la compresión de este tema. Según diversos
autores señala que:
“Las primeras pinturas de la historia de la humanidad fueron realizadas por cazadores de la edad de piedra. Sobre las paredes rocosas de las cuevas los artistas primitivos representaron a los animales salvajes que constituían su botín de caza. La primera manifestaciónartística nace por tanto de la relación del hombre y la naturaleza que lo circunda”. (Prette y De Giorgis: 2002 p. 10)
Partiendo de allí se puede considerar la pintura como una forma de comunicación
que le ha permitido al hombre establecer lazos entre los miembros de la sociedad;
permitiendo a su vez una mayor compresión de su entorno. Los objetos más antiguos que
los hallazgos arqueológicos han sacado a la luz, son piedras talladas e instrumentos de
hueso que fueron fabricados hace decena de miles de año (objetos necesarios para la
supervivencia, sin uso estético o decorativo). Sin embargo en los objetos de uso cotidiano
comienza a manifestarse una búsqueda de la armonía en líneas y formas. Ahora bien es
probable que algunas estatuillas o escenas de caza tuvieran para el hombre prehistórico un
significado mágico y ritual.
Posterior a la edad de piedra, con el nacimiento de las primeras civilizaciones la
actividad artística recibió un gran impulso; de las ricas ciudades de los primeros reinos de
Egipto y Mesopotamia, los arqueólogos desenterraron de las arenas del desierto obras de
arte que testimonian la importancia que entre aquellos pueblos tenía la arquitectura
monumental, la escultura y la pintura ornamental. Desde la antigua Grecia hasta nuestros
días la pintura y escultura se instalan en la vida del hombre, como un elemento necesario
para su propio crecimiento y como base de la relación con su entorno, es por ello que no
puede pasar desapercibido o como hecho distante de la realidad inmediata de cualquier
sociedad.
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El propósito general de este trabajo es estudiar la evolución de la escultura y la
pintura en el Estado Monagas a partir del siglo XIX hasta la actualidad, con el fin de
comprender el desarrollo de estas artes en el estado y la influencia ejercida por estas en la
educación, y en la vida misma del monaguense.
Además se busca indagar en los antecedentes de la pintura y escultura en el mundo,
partiendo desde el siglo XIX hasta lo que se ha recorrido del siglo XXI. Otro aspecto
importante de esta investigación es el análisis de la evolución de la escultura y pintura en
Venezuela a fin de establecer los orígenes de estas vertientes del arte en el país. Por último
y no menos importante se busca establecer la evolución de la pintura y escultura en el
Estado Monagas sus precursores, su importancia y la situación en la que se encuentra
actualmente. Podemos clasificar nuestro proyecto según la metodología que utilizaremos,
entendiendo que no existe metodología única para la realización de alguna investigación,
dentro de las cuales podemos hacer énfasis en los tres capítulos que consta nuestra
investigación:
CAPITULO I
ANTECEDENTES DE LA PINTURA Y ESCULTURA EN EL MUNDO DURANTE
LOS SIGLOS XIX Y XXI.
CAPÍTULO II
EVOLUCIÓN DE LA PINTURA Y ESCULTURA EN VENEZUELA DURANTE LOS
SIGLOS XIX Y XX.
CAPÍTULO III
EVOLUCIÓN DE LA PINTURA Y ESCULTURA EN EL ESTADO MONAGAS
DURANTE LOS SIGLOS XIX Y XXI.
Para el logro de este trabajo se estará utilizando la investigación de campo y
fenomenológica debido al carácter social del mismo y con bases en el método histórico,
las cuales podemos conceptualizar apoyándonos de autores que señalan que:
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“El método histórico o la metodología de la historia es la forma de método científico específico de la historia como ciencia social, que comprende las metodologías, técnicas y las directrices mediante las que los historiadores usan fuentes primarias y otras pruebas históricas en su investigación y luego escriben la historia; es decir, elaboran la historiografía (la producción historiográfica). La cuestión de la naturaleza del método histórico, e incluso, de la propia posibilidad de su existencia como método científico, se discute por la epistemología (filosofía de la ciencia, metodología de las ciencias sociales) y la filosofía de la historia; y en cierto sentido por la historiología (o teoría de la historia).” (López: 1984: P 23.)
Podemos abordar que el método histórico se utilizara para dar respuesta a nuestra
investigación, en la cual la desarrollaremos con estudios a través de un arqueo de fuentes,
toda recopilación de información netamente documental que son la materia prima del
trabajo de un historiador y luego iremos al espacio objeto de estudio para una previa
sensibilización por parte de nosotros con la sociedad que habita en el lugar antes
mencionado para conocer sus vivencias y sus saberes locales.
La historia surgió con el fin de conocer los acontecimientos por los que los ser
humano habían pasado. Por tanto, al tener como objeto de estudio un aspecto de la realidad
humana nos induce a utilizar un método para saber el quehacer dentro de una investigación
de tal magnitud.
Dentro del correr de los tiempos, muchos historiadores, científicos, filósofos, y
hasta estadistas, han intentado manifestar sus ideas frente al quehacer de la investigación
histórica, desde puntos de vista positivistas, del materialismo histórico, de la calidad y
cantidad y hasta de los tipos de fenómenos humanos, sociales y económicos, del hombre en
desarrollo. Así se han generado con ellos, algunos tipos de métodos e investigaciones como
la fenomenológica que según se refiere a que:
“La fenomenología fue desarrollada por Husserl, y su objetivo es investigar la realidad de un modo diferente al tradicional método científico. La fenomenología es una disciplina que invita al ser
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humano a distanciarse de su forma usual de pensar para poder apreciar la diferencia entre si mismo y entre otros; lo que se está percibiendo y sintiendo en el momento y lo que es residuo del pasado. Es la búsqueda de la comprensión basada en lo que es obvio sencillamente porque es la realidad percibida” (Echavarría: 2007: P 18.)
Esto quiere decir que cada ser humano percibe una realidad diferente dependiendo
de su experiencia de vida traída al aquí y al ahora. Y lo que cada persona vive es
comprendida por ella como su verdad absoluta. Si esta premisa la podemos entender y
aplicar a nuestra vida, comprenderíamos que no hay, la fenomenología nos invita a
contactarnos con lo que somos y a descubrir lo que sentimos desde una observación
minuciosa para que no interpretemos nuestra realidad ni la de otros, como única la verdad.
Es por esto que la fenomenología se convierte en un principio fundamental de relaciones,
ya que si realmente comprendemos la fenomenología podremos entender y respetar cada
vez más a las personas con las que compartimos diariamente, podemos entender algunos
comportamientos que generalmente juzgamos porque esperamos que signifiquen para la
otra persona lo mismo que significan para nosotros, obviando que su experiencia de vida lo
ha llevado a significar las situaciones con una mirada particular.
La investigación que realizaremos será de campo el cual este autor hace referencia que:
“La investigación de campo es aquella que consiste en la recolección de datos directamente de los sujetos investigado, o de la realidad donde ocurren los hechos (datos primarios) sin manipular o controlar variable alguna.” (Arias: 2006: P. 31)
De acuerdo a lo expresado, podemos abordar que la investigación se desarrollara en
un espacio geográfico y se estará en contacto directo con el lugar a estudiar, donde la
oralidad nos servirá para profundizar nuestra investigación y será el medio para conocer las
experiencias de las personas que habitan en el espacio objeto de estudio.
Según la revisión bibliográfica realizada los libros que utilizaremos y que se
estarán consultando son los siguientes: Historia del Estado Monagas Hermann González-
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este libro habla sobre la historia de nuestro estado y dedica un espacio al gran escultor
maturinés Eloy Palacios. Como también La pintura en Venezuela Alfredo Boulton- este
hace un recorrido por la historia de la pintura en el país y se convierte en una bibliografía
necesaria para la realización de este trabajo, El arte hispanoamericano Fernando Arellano-
explica la influencia ejercida por la cultura española en el nuevo continente, además
algunos efectos de la iglesia sobre las obras artísticas de la época. La pintura en Venezuela
2da edición Enrique Planchart– en este se explica más que la evolución histórica de la
pintura en el país, se enfoca en los artistas que dieron un impulso al arte en Venezuela y
dedica un espacio a la academia de arte.
Una de las otros libros que utilizares será la enciclopedia temática de Venezuela
de Gilberto Liway Rodríguez (1993) donde refleja la historia del arte venezolano del siglo
XIX señala personajes importantes que fueron grandes pintores y escultores. Venezuela
para jóvenes arte y música Tomo 3 Sunsan Benko y otros autores (2000) este libro expresa
resumidamente y explícitamente las dudas existentes en cuanto a la pintura del siglo XIX.
Multienciclopedia de Venezuela Tomo 5 María Elena Rodríguez (2006) donde expresa la
pintura venezolana en su amplia expresión histórica y hace referencias a grandes pintores
de la época.
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CAPITULO I
Antecedentes históricos de la pintura y escultura a nivel mundial
El arte se entiende como cualquier actividad o producto realizado por el ser humano
con finalidad estética o comunicativa, a través del cual expresa ideas, emociones o en
general, una visión del mundo, el arte emplea diversos recursos, como los plásticos,
lingüísticos, sonoros o mixto. La historia del arte se suele restringir a las denominadas artes
visuales o plásticas, es decir, de manera más simple pintura, escultura y arquitectura. Ahora
bien es importante establecer que en este trabajo de investigación solo se tomara en cuenta
los antecedentes históricos de las dos primeras.
Para abordar este tema es conveniente establecer una definición de lo que es la pintura y la
escultura antes de abordar propiamente el tema.
“La pintura es el arte plástico que se propone expresar la belleza bidimensionalmente con ayuda de la línea y el color. Se ejercita sobre superficies lisas a las que se fijan polvos colorantes con la ayuda de alguna materia adhesiva” (Consultor Interactivo Universal , 2000)
“la escultura es el arte de modelar, tallar y esculpir en barro, piedra, madera, etc., representando objetos o figuras de bulto” (Consultor InteractivoUniversal , 2000)
Dichas concepciones establecen que ambas tendencias artísticas tiene un fin
común, la representación de la belleza y la visión del mundo desde el punto de vista del
artista; partiendo de estos conceptos se puede comprender un poco más del contenido de
este trabajo y de cómo a través de los años se han ido estableciendo como medio de
comunicación y expresión. Como toda actividad humana la pintura y escultura tiene su
historia, la cual se halla unida a otros aspectos históricos, y por tanto se organiza de acuerdo
a las divisiones culturales que se practican en la historia como totalidad: “la obra de arte
individual puede y debe ser considerada en relación con su posición dentro de un esquema
de desarrollo histórico si deseamos entenderla plenamente” (Hartt, 1985)
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Es por ello que para poder entender la relevancia de estas vertientes artísticas, es necesario
ubicarlas dentro del contexto histórico y geográfico, a fin de establecer su desarrollo a
través de los años, como ha influido en la concepción del mundo actual y las distintas
culturas que han utilizado estas representaciones para expresar sus creencias religiosas,
políticas, su visión del mundo y su historia.
Para muchos estudiosos de las artes plásticas sus orígenes se hallan en los orígenes del
hombre como tal, estableciendo como punto de partida la sociedad prehistórica, definida
como la etapa comprendida entre la aparición del hombre y sus primeras manifestaciones
culturales, y la aparición de las fuentes escritas. Dentro de la evolución cultural y social del
hombre, esta es la época más antigua y está dividida en tres períodos; el paleolítico inferior,
el paleolítico medio y el paleolítico superior. En los tres periodos el hombre vivía
esencialmente de la caza y la recolección, y sus instrumentos estaban concebidos para
dichos fines. Pero es en el paleolítico superior que el hombre desarrollara el primer arte
conocido de la historia humana.
Gracias a los yacimientos, encontrados con útiles producidos por los más remotos
antepasados, se establece así como los primeros artistas de la historia al hombre de Cro-
Magnon, antepasados directos de los europeos actuales.
“En el arte paleolítico, no es posible descubrir los niveles primitivos a partir de los cuales comienza su evolución, partiendo de que las pinturas más antiguas poseen ya una calidad sorprendentemente alta y de que es muy largo el periodo del arte rupestre; se puede llegar a la conclusión de que existía una fuerte tradición, en manos de artistas especializados que trasmitían sus conocimientos y habilidades de generación en generación.” (Hartt, 1985)
Los orígenes del arte se centran en la pintura rupestre realizada en el interior de las
cuevas, primera casa del hombre; pero junto a ella aparecen los primeros restos de escultura
donde se representan animales y figuras femeninas; el arte paleolítico representa como
símbolos al animal, de cuya caza depende la supervivencia, y a las “venus” asociadas a los
ritos de fertilidad y considerados como amuletos destinados a la prolongación de la especie.
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Durante el Mesolítico, periodo de transición entre el Paleolítico y el Neolítico; las
pinturas dejan de realizarse en las cavernas para empezar a aparecer en las paredes rocosas
de abrigos naturales. Las figuras dejan de estar aisladas entre sí para formar un todo, siendo
imágenes de la vida cotidiana (escenas de caza, guerras o rituales) en las que el hombre es
protagonista.
En el neolítico a los animales representados en el Paleolítico, se incorporan trazos
básicos como líneas y triángulos para simbolizar formas humanas de hombres y mujeres,
respectivamente. Las imágenes pierden el carácter estático al incluir trazos diagonales en la
representación de personas y las patas abiertas en los animales, las imágenes elaboradas
líneas finas sugieren la aparición de las primeras formas de pincel, diferenciando aún más
este período del paleolítico. Otra forma de expresión del neolítico son las manos pintadas
en la pared muestra de ellas es la cueva de manos ubicada en Argentina.
La escultura evoluciona desde imágenes pequeñas hacia otras cercanas a un metro de altura,
en un primer intento de representar la figura y facciones humanas. El grabado, por su parte
evoluciona en la producción de sombras mediante la profundización de áreas completas al
interior de las imágenes.
Durante la edad de los metales última fase de la prehistoria se desarrolla el uso de
minerales fundidos como el cobre, bronce y el hierro y lo cual generó cambios estructurales
en la forma de vida de las sociedades de la época, entre las que se destacan la producción
de herramientas de caza, las armas de guerra, la decoración corporal y la escultura en
metales.
Luego de las primeras etapas de los orígenes del hombre se establecen lo que se
conocen como las primeras civilizaciones, término que engloba a las culturas de los pueblos
de Oriente que se desarrollan desde el Neolítico hasta Alejandro Magno, es decir, desde el
IV milenio hasta el siglo IV a. de J.C. los primeros focos de alta cultura se desarrollaron en
el valle del Nilo, y otro en la Baja Mesopotamia.
Es difícil establecer las manifestaciones más antiguas de la baja Mesopotamia
debido a su agitada vida política, lo que condiciona el establecimiento de diferentes etapas
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artísticas; debido a esto se resumirá de la siguiente manera: protodinastía sumeria, etapa
acadia, periodos neosumerio y babilónico, la etapa asiria y finalmente la persa. Es preciso
reiterar que estos pueblos no se dedicaron a la realización de pinturas, pero con respecto a
la escultura se desarrolló en talla exenta o relieve, en escenas religiosas o de caza y
militares, con la presencia de figuras humanas y animales reales o mitológicos. En época
sumeria se dieron pequeñas estatuas de formas angulosas, con piedra de color o pasta en los
ojos, en figuras sin cabello, con las manos en el pecho. En el periodo acadio son figuras con
cabello y larga barba, destacando la estela de Naram-Sin. De la etapa neosumeria destacan
las representaciones del rey Gudea de Lagash, con manto y turbante y las manos
nuevamente sobre el pecho. En el dominio babilónico cabe mencionar la famosa estela de
Hammurabi. De la escultura asiria destacan las figuras antropomórficas de toros o genios
alados, que flanqueaban las puertas de los palacios, así como los relieves con escenas de
guerra o caza, como el Obelisco negro de Salmanasar
Egipto por otro lado ubicado dentro del fértil valle del Nilo, durante toda su historia
utiliza el arte como instrumento religioso, muestras de ello son las pinturas que se hallan en
las tumbas de los faraones cuyo propósito era combatir las posibles negligencias de los
sacerdotes en el camino hacia el más allá. Representando las imágenes con criterio
jerárquico, es decir, el faraón tenía un mayor tamaño que sus súbditos o los enemigos que
están a su lado. Con respecto a la escultura se caracterizaron por ser en gran parte
monumentales como las esfinges, las estatuas de los faraones que en gran medida eran
realizadas como muestra de poder y superioridad características propias de un dios, y la
representación de dioses, en las primeras dinastías, alcanzando la perfección durante la IV
Dinastía. También realizan los ushebti, pequeñas figuras de arcilla o madera, de mayor
realismo que la escultura funeraria, representando escenas cotidianas.
Otras culturas que vale la pena resaltar son la fenicia de la cual destacan esculturas,
de influencia asiria y egipcia, que debido a su tradición marinera permitió que su arte se
diera en distintas zonas del mediterráneo.
La hitita es conocida por su arquitectura monumental, pero también dedico parte a la
escultura realizando esfinges y diversos relieves con escenas de guerra y caza. La cultura
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Nok, en el primer milenio A. de J.C., situada al norte de Nigeria, acentuando las esculturas
de terracota, con figuras humanas (a veces solo la cabeza) o de animales, de gran sentido
naturalista. En cuanto al arte indio tiene un carácter principalmente religioso, sirviendo
como vehículo de transmisión de las distintas religiones que se han practicado allí, siendo
de gran importancia la escultura y la arquitectura, dejando de lado la pintura con poca
preocupación por esta técnica artística. Con una importante carga religiosa y de comunión
con la naturaleza al igual que el arte indio, la cultura china ha visto marcada sus etapas
artísticas por las dinastías reinantes, durante la dinastía Shang (1600-1046 A. de J.C.);
donde se realizan estatuas de bronce y máscaras antropomórficas, la pintura toma mayor
valor durante la dinastía Han centrándose en temas de la corte imperial, nobles y
funcionarios, con un gran sentido moralista y confucianista. También son de remarcar los
relieves en santuarios y cámaras de ofrendas. Al contrario que en occidente, los chinos
valoraban por igual la caligrafía, la cerámica, la seda o la porcelana, que la arquitectura, la
pintura y la escultura, a la vez que el arte está plenamente ligado a su filosofía y cultura.
Una de las manifestación más grandes de la escultura durante la época en China el interior
del Mausoleo de Qin Shi Huang, cerca de la cuidad de Xian. Allí, el ejército terracota
representa uno de los hallazgos de esculturas más grande de la historia, un trabajo de más
de 7000 estatuas de guerreros y caballos a tamaño real, cada imagen diferente de la otra
tanto en sus facciones físicas, manos y rostro, así como en los trajes distintivos del rango al
que pertenecía el guerrero, así se establece que la escultura fue de cierto modo
representativa para esta cultura.
Conocido como arte clásico es el desarrollado en las antigua Grecia y Roma, cuyos
adelantos científicos y de orden estético aportaron un estilo basado en la naturaleza y en el
ser humano. En Grecia se desarrollaron las principales manifestaciones artísticas que han
marcado el arte occidental; este arte se desarrolló en tres periodos: arcaico, clásico y
helenístico.
Durante el periodo arcaico en la escultura predomino la representación del cuerpo
humano, basándose en la armonía de las proporciones, son típicos de esta época estatuas de
atletas desnudos y muchachas vestidas. En el siglo V A.de J.C., conocido como siglo de
Pericles se instaura el clasicismo, llevando a la perfección las proporciones del cuerpo
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humano, con mayor naturalismo y un estudio anímico en la expresión de la figura
representada. Destaco especialmente la obra de Mirón, Fidias y Policleto; por ultimo en el
periodo helenístico la escultura pretende resaltar lo característico e individual, lo
pintoresco, lo dramático e incluso lo monstruoso o deforme, como en el Laoconte y el Toro
de Farnesio; si bien persisten las obras clásicas como la Venus de Milo y la Victoria de
Samotracia. En cuanto a la pintura esta se desarrolló sobre todo en la cerámica, en escenas
cotidianas o de temáticas cotidianas o mitológicas.
En Grecia las obras de arte eran consideradas como el resultado de la inspiración divina, es
decir, no se le creía un producto del ingenio sino como un regalo de los dioses; siendo su
realización comparable a la de cualquier artesano, cocinero, barbero, etc.
Una excepción bastante temprana de estas opiniones la muestran los fragmentos
conservados de Demócrito (ca. 460- 370 ac):
“este autor ya situaba el arte dentro del contexto histórico y daba a cada obra el lugar que le correspondía en un proceso, que iba de unos inicios sencillos a las formas de mayor refinamiento oponiéndose a la idea de que la capacidad del artista para esculpir estatuas y construir palacios fuera solo un don de los dioses y no algo connatural a el mismo” (Kultermann, 1996)
Basado en esto Kultermann nos muestra la visión del arte para ese entonces, como el artista
era tratado como un hombre vulgar sin mayor relevancia ni alta posición dentro de la
sociedad. Con respecto a esto Sócrates (469/470 – 399 ac): considera el arte en general
como algo sin importancia; aunque el mismo trabajo como escultor labor a la que renuncio
como algo indigno.
Una cultura clásica que influyo sobre una de gran importancia fue la etrusca,
presentes en la región de Etruria que hoy corresponde a Italia central, durante los siglo VIII
y VI a.c. Si bien no se tiene mucho conocimiento sobre la misma, si se sabe que su arte, de
estilo preferentemente fúnebre, influyo en el periodo clásico romano. El bronce fue otra de
las mayores exhibiciones de habilidad lograda por esta cultura, entre las que se destacan el
joven reclinado y la cabeza de león.
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El poderío militar y su inclinación expansionista llevaron a Roma a ser influencia
por una gran variedad de culturas, entre ellas la etrusca con su arte funerario y el
naturalismo griego, siendo posible encontrar de esta última reproducciones romanas en
mármol, de originales griegos en mármol elaboradas por los romanos, de originales en
bronce elaboradas por los griegos.
Si bien otras culturas influyeron en el arte romano, el estilo propio se caracterizó por
el realismo en el que los defectos físicos, el iris de los ojos y las facciones de gran
complejidad hacen parte natural de la obra, apartándose así del idealismo de belleza griega.
Esculturas como bustos, ecuestres y otros monumentos en mármol reflejan la habilidad,
estilo y complejidad del arte romano.
De la pintura romana existen referencias literarias que nos revelan su aplicación
sobre diversos materiales sin embargo solo la pintura sobre paredes, aplicada mediante la
técnica del fresco, ha sobrevivido en el tiempo. La mayor exhibición de este arte se
encuentra en la ciudad de Pompeya, preservada en el tiempo por la erupción del volcán
Vesubio en el año 79 de la era cristiana. Se han determinado la existencia de tres estilos
alrededor de los cuales evolucionó la pintura romana. El primero, el desarrollo de la
habilidad de simular mármol a través del yeso pintado. El segundo, el uso del yeso pintado
en la imitación arquitectónica, creando la ilusión de columnas, vasijas o libreros como
forma de decoración en espacios vacíos. El tercero, se aparta del ilusionismo y se dedica a
la decoración de paredes en fondos monocromáticos en etapa inicial y colores vivos en su
etapa final.
Para seguir con la secuencia cronológica pasamos ahora al arte medieval entendido
como el periodo que abarca desde la caída del imperio romano en el siglo V y el
descubrimiento de América en el siglo XV es decir, mil años de desarrollo artístico en el
que la pintura y la escultura se subordinan a la arquitectura principalmente de temática
religiosa. Los movimientos que sobresalen en el arte medieval son: paleocristiano,
bizantino, islámico, prerrománico, románico y gótico.
Se denomina arte paleocristiano al efectuado por los primeros seguidores de esta nueva
religión, primero de forma oculta, mientras aún eran perseguidos por el poder imperial, para
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pasar posteriormente, tras la conversión al cristianismo del emperador romano Constantino,
a ser el estilo oficial del Imperio. Las formas clásicas fueron reinterpretadas para servir
como vehículo de expresión de la nueva religión oficial, y se produjo una atomización de
estilos por zonas geográficas.
Las artes figurativas inician el camino del arte medieval, eminentemente religioso,
dando preponderancia al simbolismo de las escenas representadas por encima del realismo
de la narración o de su carácter estético. En escultura destacaron los sarcófagos, que
evolucionaron desde la simple decoración ornamental con molduras cóncavas (strygiles)
hasta la narración de escenas en friso. La pintura se dio sobre todo en las catacumbas, con
escenas religiosas y alegóricas, y surgió la miniatura, iluminación de manuscritos, con dos
principales escuelas: la helenística-alejandrina y la siria. Cobró especial relevancia el
mosaico, que tuvo un gran desarrollo, llegando a influir al arte bizantino; los mejores
ejemplos se hallan en Santa María la Mayor de Roma y San Apolinar y San Vital de
Rávena.
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, en Oriente perduró conocido como
Imperio Bizantino hasta la conquista de Constantinopla en 1453 por los turcos otomanos.
Heredero del arte helenístico, el arte bizantino recogió las principales tradiciones artísticas
orientales, de las que fue puerta de entrada en Europa, donde el arte bizantino influyó en el
arte prerrománico y románico. Se distinguen en el arte bizantino tres «edades de oro»: una
primera en el siglo VI, coincidiendo con el reinado de Justiniano; una segunda desde el
siglo IX hasta la toma de Constantinopla por los cruzados el 1204; y una tercera en el siglo
XIV, con la dinastía Paleólogo.
Las artes figurativas tuvieron en época de Justiniano influencia paleocristiana, a la
vez que recogieron diversas tradiciones anteriores, especialmente la helenística y la siria
neoática, destacando los conjuntos musivarios de San Demetrio de Salónica y San Vital de
Rávena. En la segunda edad dorada se establecieron la estética y la iconografía bizantinas,
sobre todo en torno a los iconos, con una fuerte carga simbólica de las imágenes, con
figuras estilizadas y perspectivas jerárquicas (el tamaño de la figura depende de su
importancia religiosa). La escultura solía ser en relieve, sobre piedra o marfil, destacando
las imágenes de «consagración imperial» (Cristo con las manos sobre las cabezas de los
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emperadores). En la tercera edad dorada la pintura sustituyó al mosaico, sobre todo los
iconos de pintura sobre tabla, destacando las escuelas de Chipre, Salónica, Creta, Venecia y
Moscú (donde descuella Andrei Rubliov)
Con la Hégira de Mahoma en 622 surgió una nueva religión, el islamismo, que tuvo
una rápida difusión desde el Próximo Oriente por el norte de África, llegando a Europa con
la conquista de la Península Ibérica y con la zona de los Balcanes tras la caída del Imperio
Bizantino. Con el tiempo, la nueva religión aglutinó a una gran diversidad de pueblos y
culturas, siendo su arte el reflejo de esta disparidad, teniendo numerosas manifestaciones y
variantes estilísticas según la región donde se produjese. Su principal medio de expresión
fue la arquitectura, pues la prohibición religiosa de representar imágenes figurativas supuso
una seria traba para la pintura y escultura, que era únicamente de tipo ornamental, con
motivos abstractos o geométricos.
Arte prerrománico se denomina así a los múltiples estilos desarrollados en Europa
desde la coronación de Carlomagno (año 800) hasta alrededor del año 1000, donde la
aparición del románico supondrá la divulgación de un mismo estilo unitario a lo largo de
todo el continente europeo. Esta acepción es simplemente una forma de englobar una serie
de estilos independientes y con pocos o ningún factor común, con el único aglutinante de
ser predecesores de la internacionalización del románico.
La coronación de Carlomagno supuso en cierta forma la restauración del Imperio
Romano, lo que conllevó un renacer cultural y un primer retorno a la cultura clásica como
fuente de inspiración, aunque matizada por la religión cristiana. La escultura se produjo
sobre todo en marfil y bronce, como la Estatua ecuestre de Carlomagno (Louvre). La
pintura se circunscribió a la miniatura, con varias escuelas como la palatina, la de Tours, la
de Reims y la de Saint-Denis. En las Islas Británicas, recientemente evangelizadas, tuvo
una época de esplendor el arte celta. . En escultura destacan las grandes cruces irlandesas,
decoradas en relieve, como las de Moone, Kells y Monasterboice. La miniatura tuvo
influencia carolingia, destacando la escuela de Winchester, a la que perteneció el Pontifical
de San Aethelwold (British Museum).
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El arte románico representa el primer estilo de carácter internacional de la cultura
europea occidental, con una identidad plenamente consolidada tras el paso del latín a las
lenguas vernáculas. De carácter eminentemente religioso, casi todo el arte románico estaba
dirigido a la exaltación y divulgación del cristianismo. Surgido a mediados del siglo XI, se
desarrolló fundamentalmente durante el siglo XII, a finales del cual empezó a coexistir con
el incipiente gótico. En el románico culminaron los diversos estilos producidos por el
prerrománico, a la vez que se denota la influencia oriental del arte bizantino.
La escultura se desarrolló principalmente en el marco arquitectónico, de carácter religioso,
con figuras esquematizadas, sin realismo, de signo simbólico, con un marcado carácter
didáctico, debido al analfabetismo de la época. Los principales ciclos escultóricos se
producen en los tímpanos de los portales de acceso a las iglesias y catedrales, como en
Santa Magdalena de Vézelay, San Lázaro de Autun, Santa Fe de Conques y el Pórtico Real
de Chartres. En Italia destacó la figura de Benedetto Antelami, que trabajó en la Catedral de
Parma, como en su magnífico Descendimiento (1178). En España destacaron en primer
lugar los talleres catalanes de Ripoll y la zona pirenaica, los talleres de marfil de León
(Crucifijo de Fernando I), los talleres del Camino de Santiago, la Fachada de las Platerías
de la Catedral de Santiago y el claustro de Silos; en el siglo XII se produjeron diversas
escuelas regionales: la catalana (portal de Santa María de Ripoll), la aragonesa (San Pedro
el Viejo de Huesca), la navarra (portada de Sangüesa) y la castellana (Santa María la Real
de Nájera).La pintura era preferentemente mural, de signo religioso y figuras esquemáticas
al igual que la escultura. Tuvo una fuerte influencia bizantina, difundida sobre todo por la
orden benedictina. Se desarrolló preferentemente en el ábside de las iglesias, con un
programa iconográfico donde destacaba la figura del Pantocrátor, alrededor del cual se
encuentran la Virgen y los apóstoles, dejando al pie el Juicio Final. Vemos esta disposición
en la Abadía de Sant'Angelo in Formis (Capua), San Clemente de Tahull y San Isidoro de
León. También se produjo pintura sobre tabla, al temple, generalmente en retablos para el
altar; y la miniatura, donde destacaron las escuelas inglesa e italiana.
El arte gótico se desarrolló entre los siglos XII y XVI, época de gran desarrollo económico
y cultural. El fin de la época feudal supuso el afianzamiento de los estados centralizados,
con mayor predominio de las ciudades sobre el campo, al tiempo que un sector cada vez
16
mayor de la sociedad tenía acceso a la cultura, que dejó de ser patrimonio exclusivo de la
Iglesia. El auge de las universidades comportó un aumento de los estudios científicos,
filosóficos y literarios, sentando las bases de la cultura moderna.
La escultura continuó enmarcada en la obra arquitectónica, aunque comenzó a desarrollarse
la escultura exenta, con formas más realistas, inspiradas en la naturaleza. Los artistas
buscaban la belleza ideal, en formas sencillas y diáfanas, con cierta melancolía y nobleza en
los sentimientos, y con escenas de carácter narrativo. En Francia destacan el Pórtico Real y
las portadas del crucero de la Catedral de Chartres, así como los conjuntos de Amiens y
Reims. En Italia destaca el taller de Nicola y Giovanni Pisano en Pisa, mientras en
Alemania descuella la obra de Veit Stoss y Tilman Riemenschneider. En España destaca el
Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela, las portadas de la Colegiata
de Toro y de las catedrales de Tuy y Ciudad Rodrigo, los conjuntos de Burgos, León y
Toledo, así como la obra de Pere Johan y Gil de Siloé. La pintura dejó de ser mural para
pasar a retablos situados en los altares de las iglesias, y empezó a desarrollarse la pintura en
lienzo, al temple o al óleo.
El arte de la Edad Moderna se desarrolló entre los siglos XV y XVIII. Esta edad
supuso cambios radicales a nivel político, económico, social y cultural: la consolidación de
los estados centralizados supuso la instauración del absolutismo; los nuevos
descubrimientos geográficos especialmente el continente americano abrieron una época de
expansión territorial y comercial, suponiendo el inicio del colonialismo; la invención de la
imprenta conllevó una mayor difusión de la cultura, que se abrió a todo tipo de público; la
religión perdió la preponderancia que tenía en la época medieval, a lo que coadyuvó el
surgimiento del protestantismo; a la vez, el humanismo surgió como nueva tendencia
cultural, dejando paso a una concepción más científica del hombre y del universo. Durante
esta etapa se dan los siguientes movimientos artistiticos: renacimiento, manierismo,
barroco, rococó y neoclasicismo.
Surgido en Italia en el siglo XV, se expandió por el resto de Europa desde finales de ese
siglo e inicios del XVI. Los artistas se inspiraron en el arte clásico grecorromano, por lo
que se habló de «renacimiento» artístico tras el oscurantismo medieval. Estilo inspirado en
17
la naturaleza, surgieron nuevos modelos de representación, como el uso de la perspectiva.
Sin renunciar a la temática religiosa, cobró mayor relevancia la representación del ser
humano y su entorno, apareciendo nuevas temáticas como la mitológica o la histórica, o
nuevos géneros como el paisaje, el bodegón e, incluso, el desnudo. La belleza dejó de ser
simbólica, como en la era medieval, para tener un componente más racional y mesurado, en
base a la armonía y la proporción.
La escultura buscó igualmente la idealizada perfección del clasicismo, aunque
perduraron hasta el siglo XVI la elegancia curvilínea y la esbeltez de proporciones del
gótico internacional. Se utilizaban materiales nobles, como el mármol y el bronce, con un
especial gusto por la forma monumental. Junto a la temática religiosa se desarrolló el
retrato, en busto o en figuras ecuestres, al estilo de la antigua Roma. Destacaron
especialmente: Lorenzo Ghiberti, Jacopo della Quercia, Luca della Robbia, Andrea
Verrocchio y, especialmente, Donatello (David, 1409; Judit y Holofernes, 1455-1460); y,
fuera de Italia, Michel Colombe en Francia, Peter Vischer en Alemania, y Felipe Bigarny,
Bartolomé Ordóñez y Damián Forment en España. La pintura sufrió una notable evolución
desde las formas medievales, con formas naturalistas y temáticas profanas o mitológicas
junto a las religiosas. Los estudios de perspectiva permitieron hacer obras de gran efecto
realista, basadas en proporciones matemáticas, con especial utilización de la «sección
áurea» tras el estudio publicado por Luca Pacioli (De Divina Proportione, 1509). Se utilizó
el fresco y el temple, mientras que se introdujo el óleo a mediados del siglo XV por
influencia flamenca. Uno de sus principales exponentes fue Leonardo Da Vinci, genio
polifacético que introdujo el sfumato o «perspectiva aérea», con obras como La Virgen de
las Rocas (1483), La Última Cena (1495-1497), La Gioconda (1503), etc. Otro nombre de
relevancia fue Rafael, maestro del clasicismo sereno y equilibrado, con una perfecta
ejecución pictórica, como se demuestra en sus frescos de las Estancias del Vaticano. Otros
artistas destacados fueron: Masaccio, Fra Angelico, Paolo Ucello, Andrea del Castagno,
Perugino, Piero della Francesca, Benozzo Gozzoli, Domenico Ghirlandaio, Botticelli,
Andrea del Verrocchio, Luca Signorelli, Andrea Mantegna, Giovanni Bellini, Antonello da
Messina, etc. En el resto de Europa: Matthias Grünewald, Alberto Durero, Hans Holbein el
Joven y Lucas Cranach el Viejo en Alemania; Quentin Metsys y Pieter Brueghel en
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Holanda; y Pedro Berruguete, Alejo Fernández, Vicente Masip, Juan de Juanes, Pedro
Machuca y Luis de Mora les en España.
El manierismo Surgido igualmente en Italia a mediados del siglo XVI como evolución de
las formas renacentistas, el manierismo abandonó la naturaleza como fuente de inspiración
para buscar un tono más emotivo y expresivo, cobrando importancia la interpretación
subjetiva que el artista hace de la obra de arte.
La escultura es nuevamente reflejo del pesimismo que dominaba la sociedad italiana de la
segunda mitad del siglo XVI, con un arte donde se deforma la realidad a capricho,
predominando la expresión sentimental del artista, con figuras estilizadas, en posiciones
violentas y actitudes dramáticas. Descuella nuevamente la obra de Miguel Ángel, con obras
de tenso dinamismo donde resalta la expresión de la persona representada: Piedad (1501),
David (1501-1504), Moisés (1513-1515), Sepulcro de los Médicis (1520-1534), etc. Otros
importantes escultores fueron: Baccio Bandinelli, Benvenuto Cellini, Giambologna y
Jacopo Sansovino; y, fuera de Italia, Jean Goujon y Germain Pilon en Francia, Adriaen de
Vries en Flandes, Hubert Gerhard en Alemania, y Alonso Berruguete, Juan de Juni y
Gaspar Becerra en España.
La pintura manierista tuvo un sello más caprichoso, extravagante, con gusto por la forma
sinuosa y estilizada, deformando la realidad, con perspectivas distorsionadas y atmósferas
efectistas. Destacó en primer lugar como en las otras artes Miguel Ángel (autor de la
decoración de la Capilla Sixtina), seguido de Bronzino, Andrea del Sarto, Pontormo,
Correggio, Parmigianino, Giorgione, Tiziano, Veronese, Tintoretto, Jacopo Bassano,
Giuseppe Arcimboldo, etc. Cabe mencionar a Maarten van Heemskerck y Abraham
Bloemaert en los Países Bajos, y Bartholomeus Spranger en Alemania. En España
destacaron Juan Fernández de Navarrete, Alonso Sánchez Coello, Juan Pantoja de la Cruz
y, especialmente, El Greco, artista excepcional creador de un estilo personal y único, de
fuerte sentido expresionista.
El barrocose desarrolló entre el siglo XVII y principios del XVIII. Fue una época de
grandes disputas en el terreno político y religioso, surgiendo una división entre los países
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católicos contrarreformistas, donde se afianzó el estado absolutista, y los países
protestantes, de signo más parlamentario. El arte se volvió más refinado y ornamentado,
con pervivencia de un cierto racionalismo clasicista pero con formas más dinámicas y
efectistas, con gusto por lo sorprendente y anecdótico, por las ilusiones ópticas y los golpes
de efecto. La escultura adquirió el mismo carácter dinámico, sinuoso, expresivo,
ornamental, destacando el movimiento y la expresión, con una base naturalista pero
deformada a capricho del artista. En Italia destacó nuevamente Bernini, autor de obras
como Apolo y Dafne (1622-1625), Éxtasis de Santa Teresa (1644-1652), Muerte de la beata
Ludovica Albertoni (1671-1674), etc. En Francia destacaron François Girardon, Antoine
Coysevox y Pierre Puget. En España perduró la imaginería religiosa de herencia gótica,
destacando Gregorio Fernández, Juan Martínez Montañés, Alonso Cano, Pedro de Mena,
Francisco Salzillo, etc.
La pintura se desarrolló en dos tendencias contrapuestas: el naturalismo, basado en la
estricta realidad natural, con gusto por el claroscuro el llamado tenebrismo, donde cabe
citar a Caravaggio, Orazio y Artemisia Gentileschi, Pieter van Laer, Adam Elsheimer,
Georges de La Tour y los hermanos Le Nain; y el clasicismo, que es igualmente realista
pero con un concepto de la realidad más intelectual e idealizado, englobando a Annibale
Carracci, Guido Reni, Domenichino, Guercino, Giovanni Lanfranco, Nicolas Poussin,
Claude Lorrain, Hyacinthe Rigaud, etc. En el llamado «pleno barroco» (segunda mitad del
siglo XVII), de estilo decorativo y predominio de la pintura mural, destacaron Pietro da
Cortona, Andrea Pozzo, Luca Giordano y Charles Le Brun. Aparte de estas corrientes,
hubieron infinitud de escuelas, estilos y autores de muy diverso signo, destacando dos
escuelas regionales: la flamenca (Peter Paul Rubens, Anton Van Dyck, Jacob Jordaens,
Frans Snyders), y la holandesa (Rembrandt, Jan Vermeer, Frans Hals). En España destacó
la figura excepcional de Diego Velázquez (La fragua de Vulcano, 1630; La rendición de
Breda, 1635; Venus del espejo, 1650; Las Meninas, 1656; Las hilanderas, 1657), así como
José de Ribera, Francisco Ribalta, Alonso Cano, Francisco de Zurbarán, Juan de Valdés
Leal y Bartolomé Esteban Murillo. El rococó desarrollado en el siglo XVIII en convivencia
a principios de siglo con el barroco, y a finales con el neoclasicismo–, supuso la
pervivencia de las principales manifestaciones artísticas del barroco, con un sentido más
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enfatizado de la decoración y el gusto ornamental, que son llevados a un paroxismo de
riqueza, sofisticación y elegancia. El progresivo auge social de la burguesía y los adelantos
científicos, así como el ambiente cultural de la Ilustración, conllevaron el abandono de los
temas religiosos a favor de nuevas temáticas y actitudes más mundanas, destacando el lujo
y la ostentación como nuevos factores de prestigio social.
La escultura tiene un aire grácil, refinado, con cierta pervivencia de las formas
barrocas, especialmente por influencia de Bernini. En Italia cabe destacar la Fontana de
Trevi, de Pietro Bracci y Filippo della Valle. En Francia destacó la obra de Edmé
Bouchardon, Jean-Baptiste Pigalle y Étienne-Maurice Falconet. En Alemania tenemos la
presencia de Georg Rafael Donner, Franz Ignaz Günther y los hermanos Asam (Cosmas
Damian y Egid Quirin). En España podemos reseñar a Juan Pascual de Mena y Luis
Salvador Carmona.
La pintura se movió entre la exaltación religiosa o el paisajismo vedutista en Italia
(Giambattista Tiepolo, Canaletto, Francesco Guardi), y las escenas cortesanas de Jean-
Antoine Watteau, François Boucher, Jean-Baptiste-Siméon Chardin y Jean-Honoré
Fragonard en Francia, pasando por el retratismo inglés de Joshua Reynolds y Thomas
Gainsborough. Figura aparte es el inclasificable pintor español Francisco de Goya, que
evolucionó desde un sello más o menos rococó hasta un cierto prerromanticismo, pero con
una obra personal y expresiva de fuerte tono intimista. Cultivó tanto la pintura como el
grabado, siendo igualmente de destacar sus cartones para tapices. Entre sus obras destacan:
los Caprichos (1799), La familia de Carlos IV (1800), El tres de mayo de 1808 en Madrid
(1814), las Pinturas negras (1820), etc.
El neoclasicismo con el auge de la burguesía tras la Revolución Francesa favoreció
el resurgimiento de las formas clásicas, más puras y austeras, en contraposición a los
excesos ornamentales del barroco y rococó, identificados con la aristocracia. A este
ambiente de valoración del legado clásico grecorromano influyó el hallazgo arqueológico
de Pompeya y Herculano, junto a la difusión de un ideario de perfección de las formas
clásicas efectuado por Johann Joachim Winckelmann, quien postuló que en la antigua
Grecia se dio la belleza perfecta, generando un mito sobre la perfección de la belleza
clásica que aún condiciona la percepción del arte hoy día.
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La escultura, de lógico referente grecorromano, tuvo como principales figuras a: Jean-
Antoine Houdon, retratista de la sociedad prerrevolucionaria (Rousseau, Voltaire,
Lafayette, Mirabeau); Antonio Canova, que trabajó para los papas y la corte de Napoleón
(Paulina Borghese como Venus, 1805-1807); y Bertel Thorvaldsen, muy influido por la
escultura griega, consagrado a la mitología y la historia antiguas (Jasón con el vellocino de
oro, 1803). Otros nombres destacables serían John Flaxman, Johann Gottfried Schadow,
Johan Tobias Sergel y Damià Campeny.
La pintura mantuvo un sello austero y equilibrado, influido por la escultura grecorromana o
figuras como Rafael y Poussin. Destacó especialmente Jacques-Louis David, pintor
«oficial» de la Revolución Francesa (Juramento de los Horacios, 1784; La muerte de Marat,
1793; Napoleón cruzando los Alpes, 1800). Junto a él conviene recordar a: François
Gérard, Antoine-Jean Gros, Pierre-Paul Prud'hon, Anne-Louis Girodet-Trioson, Jean
Auguste Dominique Ingres, Joseph Wright of Derby, Johann Zoffany, Angelika
Kauffmann, Anton Raphael Mengs, Joseph Anton Koch, Asmus Jacob Carstens, José de
Madrazo, etc.
Arte colonial hispanoamericano las culturas precolombinas son aquellas
civilizaciones del mundo antiguo que florecieron en la América Central y en el sector más
septentrional de la América del Sur antes dela llegada de los europeos en el siglo XVI.
Desde el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492 hasta la independencia
de los diversos países americanos a lo largo del siglo XIX (los últimos Cuba y Puerto Rico
en 1898) se dio el denominado arte colonial, que fue un fiel reflejo del arte efectuado en la
metrópoli, desarrollándose los mismos estilos artísticos que en el continente europeo,
principalmente el Renacimiento, el Barroco y el Rococó. Las principales muestras de arte
colonial se produjeron en los dos centros geográficos de más relevancia en la era
precolombina: México y Perú.
Las primeras muestras de pintura colonial fueron las de escenas religiosas elaboradas por
maestros anónimos, como las imágenes de la Virgen con el Niño. La producción artística
hecha en Nueva España por indígenas en el siglo XVI es denominada arte indocristiano. La
pintura barroca recibió la influencia del tenebrismo sevillano, principalmente de Zurbarán,
como se puede apreciar en la obra de los mexicanos José Juárez y Sebastián López de
Arteaga, y del boliviano Melchor Pérez de Holguín. A finales del siglo XVI destacó la
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Escuela cuzqueña de pintura, representada principalmente por Luis de Riaño y Marcos
Zapata. En el siglo XVIII la principal influencia sería la de Murillo, y en algún caso como
en Cristóbal de Villalpando la de Valdés Leal. Destacan Gregorio Vázquez de Arce en
Colombia y Juan Rodríguez Juárez y Miguel Cabrera en México.
En escultura las primeras muestras fueron nuevamente en el terreno religioso, en
tallas exentas y retablos para iglesias, confeccionadas generalmente en madera recubierta
con yeso y decorada con encarnación aplique directo del color o estofado sobre un fondo de
plata y oro. A principios del siglo XVII nacieron las primeras escuelas locales, como la
quiteña y la cuzqueña, destacando la labor patrocinadora de la orden jesuita. En el barroco
destacó la obra escultórica desarrollada en Lima, como la sillería de la Catedral de Lima.
En Brasil destacó la obra del Aleijadinho. No obstante, cabe destacar que antes de la
llegada de los europeos al nuevo continente se realizaron obras de arte en estas tierras,
hechas por los pueblos aborígenes entre los cuales se encuentran los olmecas, los mayas y
aztecas por nombrar algunos.
La cultura olmeca se desarrolló a lo largo de la costa del golfo de México desde
aproximadamente el año 800 a.c hasta el 600 d.c, produjeron sorprendentes esculturas
naturalistas de formas redondeadas, entre las cuales destacan una serie de grandes cabezas
de finalidad incierta.
Los mayas durante el periodo denominado por los arqueólogos como “maya clásico”
correspondiente al primer milenio de nuestra era, se desarrolló la escultura de bulto redondo
fueron escasa y generalmente de cerámica y estuco. En cuanto a la pintura fue abundante y
de gran calidad.
En cuanto a los aztecas esta cultura también desarrollo la escultura pero utilizando metales
preciosos, realizaron estatuillas de oro y plata, vasijas y otros artefactos más para el uso
práctico que ornamental.
El arte contemporáneo suele entenderse como el tiempo transcurrido desde fines del siglo
XVIII o principios del XIX del que se destacan las siguientes escuelas:
Romanticismo escuela literaria de la primera mitad del siglo XIX, extremadamente
individualista y que prescindía de las reglas o preceptos tenidos por clásicos, para ello
emplea imagines que exaltan los sentimientos, lo irracional, lo imaginario y oculto.
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Entre los artistas más reconocidos del romanticismo Goya que cambio su pincelada clara de
estilo neoclasicista por una paleta más oscura de tipo romancista, empleada en obras como
la de “saturno devorando a un hijo” recreación más sombría de aquella elaborada por
Rubens en el Barroco.
El realismo sistema estético que asigna como fin a las obras artísticas o literarias la
imitación fiel de la naturaleza o del mundo circundante.
El impresionismo corriente pictórica del siglo XIX que representa su objeto según
la impresión que la luz produce a la vista, y no de acuerdo con la supuesta realidad objetiva
es decir, toman de realismo la representación del entorno pero a diferencia de este plasma,
no la naturaleza de las cosas, sino la impresión que se genera en el espectador, en un
momento determinado e influenciado por los efectos de la luz.
Neoimpresionismo es el periodo en el que los artistas se interesan por los efectos ópticos,
no como resultado exclusivo de los efectos de la luz sino por aquel que se genera en el
espectador, al visualizar una serie de pinceladas cortas y desunidas. A esta técnica se le
conoce con el nombre de puntillismo.
Postimpresionismo es una reforma del neoimpresionismo que consisten en prolongar las
pinceladas manteniéndolas distinguibles unas de otras pero que permite dar mayor
animación a la obra.
El vanguardismo conocido como las escuelas o tendencias artísticas, nacidas en el
siglo XX, tales como el cubismo, el ultraísmo, etc., con intención renovadora, de avance y
exploración proceso que implica la alteración de los parámetros estilísticos en las que el
artista establece su independencia. Entre las diferentes escuelas del Siglo XX se
encuentran:
Fauvismo proveniente del francés “les Fauces” las bestias, en relación a sus
pinceladas salvajes y la experimentación del color, los contrastes y efectos visuales
inspirados en la realidad simplificada. Puede ver las obras de exponentes del fauvismo
como Henri Matisse, André Derain y Maurice de Vlaminck.
Expresionismo escuela y tendencia estética que, reaccionando contra el impresionismo,
propugna la intensidad de la expresión sincera aun a costa del equilibrio formal. Entre los
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representantes del expresionismo se encuentran Amadeo Modigliani, Pablo Picasso en sus
periodos denominados Azul y Rosa y Oskar Kokoschka, entre otros.
Cubismo escuela y teoría estética aplicable a las artes plásticas y del diseño, que se
caracteriza por la imitación, empleo o predominio de formas geométricas; como triángulos,
rectángulos, cubos y otros sólidos. Los dos representantes más importantes del cubismo son
Pablo Picasso en su periodo Negro y Cubista como etapa final de su obra y Georges
Braque.
Futurismo movimiento impulsado al comienzo del siglo XX por el poeta italiano Marinetti,
que trataba de adaptar el arte al dinamismo de los avances científicos, arquitectónicos entre
otros. También se destacan las obras de Umberto Boccioni.
Arte abstracto modalidad artística que transcribe lo expresado acentuando los aspectos
formales, estructurales o cromáticos, sin atender a la imitación material. En la que se
destacan obras de Wassilly Kandisnky.
Constructivismo movimiento de arte de vanguardia, interesado especialmente por la
organización de los planos y la expresión del volumen utilizando materiales de la época
industrial. Se destacan artistas como Vladimir Tatlin y Naum Gabo.
Dadaísmo movimiento vanguardista literario y artístico surgido durante la Primera Guerra
Mundial, caracterizado por su negación de los cánones estéticos establecidos, y que abrió
camino a formas de expresión de la irracionalidad. Entre los Exponentes de esta escuela
están Prancis Pcabia y Jean Arp.
Surrealismo movimiento literario y artístico, cuyo primer manifiesto fue realizado
por André Breton en 1924, que intenta sobrepasar lo real impulsando con automatismo
psíquico lo imaginario y lo irracional. Artistas como Salvador Dalí, Victor Brauner y
Conroy Maddox hacen parte de ésta escuela.
De este modo hemos visto como han ido evolucionando las artes plásticas a través
de la historia y todo el proceso por el cual han pasado la escultura y pintura, hasta llegar a
la actualidad y como dichos procesos serán de gran influencia en el arte nacional.
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CAPITULO IIEVOLUCION DE LA PINTURA Y ESCULTURA EN VENEZUELA DURANTE LOS
SIGLOS XIX Y XX.
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Profundizar la evolución de la pintura y escultura en Venezuela durante el siglo XIX
hasta nuestros días, resulta complejo, ya que en nuestro país existían desde siglos anteriores
la pintura y escultura, un ejemplo del mismo fueron nuestros indígenas venezolanos
quienes desarrollaron pinturas y esculturas mucho antes de que los españoles llegaran a
pisar tierras latino americanas, los datos arqueológicos, nos permiten estimar los años la
antigüedad de los primeros pobladores de nuestro territorio, los cuales eran hombres del
paleolítico, cazadores de grandes animales como el mamut. Estos grupos primitivos y otros
que llegaron posteriormente, se dispersaron y ocuparon distintos lugares del territorio y
algunos de ellos alcanzaron nuevas formas de subsistencia, descubrieron la agricultura y se
volvieron sedentarios. Este primer grupo de aborígenes recolectores no dejaron huellas de
su cultura. Según diversos autores señala que:
“En Venezuela, el hombre prehistórico empezó a construir arquitecturas útiles, aproximadamente desde el año 1000 a.c hasta el siglo XV d. C., en el período conocido como el "Neoindio". La arquitectura neoindia consistía en construcciones incipientes, como terrazas agrícolas y bóvedas alineadas por piedras, llamadas mintoyes, que eran utilizadas como tumbas y silos para el almacenamiento de productos agrícolas igualmente se han registrado estaciones de conjuntos megalíticos compuestos por menhires, o rocas verticales en fila, en algunas de las que han sido encontradas se detallan las representaciones artísticas del indígena venezolano, con grabados petroglíficos. El material más trabajado en este período fue la piedra”. (Rivero, Moisés: 2005. p 30).
Partiendo de esta perspectiva se puede abordar que las invasiones indígenas que
conoció la tierra venezolana, fueron muy variadas ya que llegaron los indios recolectores,
cazadores y pescadores, quienes ocupaban las tierras del litoral. Su cultura ya es notable,
pues construyen casas lacustres "palafitos", practicaban una pesca especializada y realizan
algunas siembras.
La invasión de los arawacos provenientes de las Antillas y de las regiones del sur
trajo un notable contingente de pobladores a las tierras venezolanas, ya que éste era un
grupo muy numeroso. Se establecieron en la región noroccidental y en el sur del país. Sus
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tribus más representativas eran: baniba, guaipunabis y caberres, en Guayana; los achaguas y
piapocos entre el Meta y el Guaviare; los caquetíos desde la costa coriana hasta los llanos
occidentales; y los guajiros en la península de la guajira.
Los estudiosos sostienen que las principales oleadas migratorias producidas en
nuestro territorio fueron protagonizadas por dos grandes familias lingüísticas
suramericanas, la arawak y la caribe, originarias de la región central de Sudamérica. Entre
ambas familias existía no sólo una diferencia lingüística, sino también profundas
diferencias culturales. Los Caribes se resistían a los invasores, eran guerreros tradicionales
y defendían su suelo con firmeza; los arawacos, en cambio, sobreponían las relaciones
comerciales a la violencia necesaria, eran amigos de negociaciones e intercambios de toda
clase. Por otra parte, existe la idea de que hubo también corrientes migratorias menores, de
México por ejemplo, que igualmente dejaron sus huellas, tal como se expresa en rasgos
mesoamericanos entre guamonteyes, otomacos y guamos del área del Orinoco o en el juego
de la pelota entre los Caribes.
Igualmente se han encontrado vínculos culturales muy estrechos entre las culturas
prehispánicas de las Antillas y las de nuestro país, y se ha asomado la posibilidad de que
Venezuela estuviera conectada con algún centro clásico del Perú preincaico a través de los
ríos Amazonas, Negro y Orinoco.
Dentro de esta perspectiva la pintura y escultura estuvieron presentes dentro de este
periodo, ya que los grupos indígenas desarrollaban la alfarería y la cerámica como se
desprenden en gran variedad los objetos de barros encontrados, pertenecientes a distintos
periodos y en diferentes regiones del país. Los indígenas pre- hispánicos produjeron
infinidades de objetos de barro cocido para uso domestico y con fines rituales. En ellos se
descubre un alto contenido estético una estrecha relación con los hábitos y costumbres de
su vida social.
Según varios autores señalan que la antigüedad del poblamiento indígena
venezolano se divide en cuatro periodos como, el paleo-indio, meso-indio, neo-indio y el
periodo Indohispano 1500 después de Cristo hasta nuestros días y comprende la etapa que
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se inicia con la invasión de los españoles a nuestras tierras en 1492 aproximadamente. La
mayoría de la población la conformaban los caribes, quienes se localizaban en las áreas
costeras.
Para el momento del arribo del mundo europeo, el actual territorio venezolano
estaba ocupado por numerosas etnias indígenas portadoras de las lenguas pertenecientes a
las familias Caribe, Arawacos, chibcha y tupí guaraní, además de algunas lenguas aisladas
cuyo origen no está claramente distinguido.
De tal manera que se puede afirmar que Venezuela estaba poblada en su mayor
parte por grupos Caribes y Arawacos. Los Caribes se localizaban en las zonas costeras
entre Paria y Borburata, en los alrededores del Lago de Maracaibo, en las márgenes del río
Orinoco y sus afluentes y en las islas norteñas de la de Trinidad. Los arawacos, por su
parte, en el golfo de Paria y en un área que corre desde el sur del Orinoco hasta la
desembocadura del río Amazonas. En el oriente de Venezuela estuvieron los sálivas, entre
los ríos Sinaruco y Guaviare, o área del Orinoco medio; los guamos, los maipures, los
otomacos, en los alrededores de Cabruta, estado Guárico; los guahibos y los yaruro en las
márgenes del río Meta y los guaraúnos en las márgenes de los caños del Delta del Orinoco.
En el área del lago de Maracaibo los llamados motilones, localizados en los valles
de Machiques, en zonas del río Catatumbo y en la Sierra de Perijá; los guajiros, en un área
que comprendía desde Bahía Honda y el Portete, hasta el Cabo de la Vela y río de El hacha.
Habitando las riberas del Lago de Maracaibo estaban los onotos y los bubures, y vecinos de
éstos, los zaparos o zaparas, aliles, ambaes, toas y kirikires. Otros grupos del área fueron
los pemenos y los buredes. Los caquetíos estaban localizados en la zona costera entre Coro
y el Lago de Maracaibo y, fuera de Venezuela, en Curazao, Aruba y Bonaire. De la zona
andina, los chamas y los giros, principalmente en Mérida, y los timotes y los cuicas, que
predominaban en Trujillo. En los actuales Estados Lara, Yaracuy y parte de Falcón, los
Jirajaras y Ayamanes, los chaguas, betoyes y gayones.
TRANSFORMACIÓN DE NUESTROS INDÍGENAS VENEZOLANOS CON LA
INVASIÓN EUROPEA.
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Con la invasión europea se iniciaron los enfrentamientos y hostilidades entre
españoles e indígenas, que diezmaron gran parte de la población autóctona. En esta etapa
comenzó el proceso de mestizaje entre indígenas, españoles y negros, el cual vino a
producir un gran cambio tanto cultural, social, económico, religioso y de organización en
nuestros indígenas venezolanos, logrando así una transformación que le costó la vida a
muchas etnias hasta su desaparición, para ese entonces los europeos utilizaron métodos
para dominar las tierras y a sus esclavos, con ello trajeron la iglesia, los curas para
comenzar la evangelización en nuestros indígenas y en los esclavos traídos desde África ,
transformando así las creencias y costumbres de los mismo, violando sus derechos y
privándolos de su libertad, y así poniéndole fin a las actividades que normalmente estos
realizaban. De allí que:
“los orígenes de la pintura venezolana, como sucedió en toda la América hispana, están vinculados a una intención evangelizadora predicar, adoctrinar mediante imágenes. Antes que por la palabra nuestros indígenas aprendieron la fe viendo cuadros o dibujos de tosca confección” (Vidal, Carmelo: proceso de la cultura en Venezuela. P.69)
Es importante resaltar que si bien la evangelización de los indígenas venezolanos fue un hecho violento en la mayoría de los casos, también se utilizó el arte como medio para impartir la religión, por tal motivo se puede decir que la pintura colonial represento un factor decisivo en las conquista del nuevo continente.
“… el arte cumpliría un cometido religioso no distinto del que venía teniendo asignado en los países católicos del viejo continente: servir a la vez como medio para lograr la conversión del indígena y como instrumento robustecedor de la fe del conquistador en su empresa colonizadora” (Wilson, Adolfo: la pintura venezolana en la colección de la casona. P.21)
Dicho esto el arte no solo sirvió como medio de adoctrinamiento del indígena, sino que
también tuvo gran influencia sobre el conquistador mismo, puesto que mediante este
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podían asegurarse de que cumpliera con su misión creando un compromiso con Dios
mismo.
LA ARQUITECTURA INDÍGENA Y COLONIAL.
Desde esta perspectiva podemos abordar que a parte de la escultura y pintura, la
arquitectura Indo- hispana es la que se comienza a desarrollar a partir del año 1498 d.c, año
en el que llegan los europeos a costas venezolanas. En el siglo XV se proyectan dos tipos
de arquitecturas, la trabajada por los aborígenes venezolanos, y la construida por los
españoles en territorio venezolano.
La arquitectura indígena venezolana era trabajada en dos espacios diferentes, el
agua y la selva. A la arquitectura de agua, corresponden los palafitos, que eran viviendas
comunes de las tribus wayúu y warao. Eran viviendas pequeñas, apoyadas sobre pilotes de
madera, construidas sobre las aguas tranquilas de los lagos y lagunas. Cuentan los
historiadores que cuando Américo Vespucio llegó a costas venezolanas y observó los
palafitos del Lago de Maracaibo, llamó al lugar "Pequeña Venecia", donde derivó tiempo
después el nombre de Venezuela. Hoy en día aunque la cantidad de comunidades indígenas
han disminuido, las que aún existen conservan la arquitectura de sus ancestros en los
territorios de la costa oriental del Lago de Maracaibo y en el Delta del Orinoco aún se
pueden encontrar estos palafitos.
En cambio, las etnias que habitan las selvas tienen una arquitectura distinta, la
churuata, era y sigue siendo el tipo de vivienda predominante en los poblados indígenas. La
churuata es una especie de choza, pero muy particular, es una vivienda colectiva propia de
los pueblos panare y piaroa, ubicados al sur del Orinoco. Se destaca por su armazón de
postes de maderas y círculos concéntricos interiores, sobre los que se colocan los delgados
haces de palma que conforman la capa impermeable del techo y la perfección de sus
formas, coronada por una punta cónica en la que culmina el techo y destaca sobre la
vivienda. La churuata se ha convertido en los últimos años en un icono de la cultura
venezolana, pues ha sido llevada a las ciudades, en espacios públicos como parques,
34
Mansiones, restaurantes, sitios de esparcimiento, hoteles e inclusive como espacio
incorporado en casas modernas.
Aunque las viviendas más apreciadas y que más han perdurado hasta la actualidad
en los pueblos indígenas son el palafito y la churuata, otras etnias tenían su modelo propio
de vivienda. Los wahiba, construyen una vivienda colectiva hecha de palma y bambú, de
planta rectangular, con grandes aleros y de dos plantas que se dan uso en dos tiempos del
año. Cuando es época de lluvia las aldeas suelen quedar inundadas, por lo que ellos viven
en el segundo piso, cuando es época de sequía viven en la planta de abajo. Los indígenas
venezolanos básicamente usaban: madera, palos, palmas, caña, bambú, mangle y enea para
la construcción de sus casas.
La arquitectura colonial venezolana es construida desde el siglo XVI cuando
Venezuela comienza a ser colonia dependiente del Imperio español, hasta 1810, cuando
comienza el proceso de independencia de Venezuela. La arquitectura de esta época se
caracteriza por su discreta modestia. La explicación está en las condiciones
socioeconómicas del país. Venezuela no ofrecía entonces a los colonizadores las inmensas
riquezas guardadas por la naturaleza para tiempos posteriores.
Una provincia aparentemente poco rica no podía permitirse el lujo de construir
edificios de alto costo a imitación de los grandes virreinatos que existían para la época y la
sociedad colonial no brindaba tampoco un cuadro tan próspero como el de otros países de
América Latina. La simplificación de los problemas técnicos, la renuncia a la mayoría de
los elementos decorativos y abigarradas ostentaciones de barroquismos fantasiosos, la
imposibilidad de utilizar materiales costosos y la consiguiente falta de artesanos,
contribuyeron a establecer una modesta pero bien definida fisonomía de la arquitectura
colonial de Venezuela.
La vivienda popular de la colonia se caracterizaba por la simplicidad de sus formas,
sin muchos efectos escenográficos, mientras que la sobriedad era la principal característica
de las mansiones aristocráticas, con una fuerte influencia morisca heredada de la España
Meridional. Se puede reconocer la funcionalidad de cada arquitectura colonial, por el
35
empleo de los materiales, algunos como la madera, la caña amarga, el adobe, la tapia y la
arcilla, que sirvió para la creación de ornamentos funcionales.
La idea constante que preside la arquitectura colonial venezolana de protegerse del
sol, la lluvia y la luz, se reencuentra en el estudio las fachadas de las casas de la época.
Algunas de las arquitecturas coloniales más representativas que perduran en la actualidad
son: Casa Natal del Libertador Simón Bolívar en Caracas; Casa Guipuzcoana en La Guaira
y Cagua; Casa Amarilla en Caracas; Casa de la Capitulación en Maracaibo; Quinta Anauco
en Caracas; Casa de la ventanas de hierro en Coro; Casa del Congreso de Angostura en
Ciudad Bolívar. Catedral de Caracas.
Los templos eran constituidos por una casi invariable, disposición conformada por
una planta rectangular, tres naves separadas por arcos de cubierta de alfarje compuesta de
una armadura de madera de pares, nudillos, tirantes y almizate. Las edificaciones católicas
que se construían despejaban sencillez y pobreza, pues dentro de sus arquitecturas
prácticamente no existían variantes de relevancia y la poca diversidad de materiales de
construcción dictaba el diseño y la calidad de la arquitectura religiosa en la época de la
colonia. Para mediados del siglo XVI en Venezuela no abundaban las familias pudientes
capaces de levantar a sus expensas grandes iglesias y conventos. La misma iglesia católica,
los obispos y las órdenes religiosas no disponían de los medios suficientes para erigir
monumentos religiosos comparables con los de otros países del continente. El siglo XVII
fue de reconstrucción de los templos católicos que habían sido destruidos por el terremoto
de 1641. El siglo XVIII, específicamente entre 1728 y 1785 la prosperidad que gozó
Venezuela por la apertura de la Compañía Guipuzcoana se reflejó también en la
construcción de nuevas arquitecturas, en especial de tipo religiosas.
Las ciudades de Coro y Caracas tuvieron el mayor auge en construcciones
religiosas. Algunas de las edificaciones religiosas más representativas son: Catedral de
Caracas; Panteón nacional en Caracas; Catedral de Coro; Convento de San Francisco en
Caracas; Iglesia de San Francisco en Caracas; Palacio Arzobispal de Caracas; Capilla de La
Trinidad en Caracas; Iglesia de Nuestra Señora de Santa Ana en Coro; Iglesia de Nuestra
Señora del Rosario de Curucay en Caracas. Iglesia del Calvario de Carora.
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Arquitectura militar, Fortín Solano, Puerto Cabello. Cuartel Mariano Montilla,
Estado Aragua. Durante la época de la colonia eventualmente se producían enfrentamientos
entre los conquistadores españoles y bárbaros que navegaban en costas venezolanas, a fin
de apoderarse de las provincias ubicadas en las costas del país. Para el momento, los reinos
de Europa afrontaban una crisis económica, por lo que tripulaciones armadas inglesas,
holandesas, portuguesas y francesas arribaban a Venezuela, con el fin de apropiarse de los
territorios de la provincia y saquear las ciudades costeras.
Las costas e islas venezolanas fueron escena de combates producidas por corsarios y
piratas, por lo que España se vio en la obligación de mantener su imperio, construyendo
castillos, baluartes, cuarteles y fortificaciones que resguardaban las ciudades de la
provincia. Castillo Santa Rosa en Margarita; Fortín Solano en Puerto Cabello Castillo San
Felipe en Puerto Cabello Castillo de Araya en Araya; Cuartel San Carlos en Caracas;
Castillo de San Carlos de Borromeo en Margarita; Castillo de San Carlos de la Barra en
Maracaibo; Castillo de San Antonio de la Eminencia en Cumaná; Fuerte Villapol en Santo
Tomé de Guayana.
“las primeras impresiones critico-artísticas del siglo XIX corresponden
como hemos visto al campo de la arquitectura. Nuestra producción
pictórica paso sin pena ni gloria ante las celebridades de Humboldt,
Depons y Semple.”(Noriega, Simón: ideas sobre el arte en Venezuela en
el siglo XIX. P.p 28-29)
Esto se debe a que la única fuente pictórica a las que pudieron tener acceso, fueron las
que se encontraban dentro de las iglesias y de las mansiones de la Venezuela colonial, las
cuales eran traídas desde Europa por tanto no existía un conocimiento de la producción
nacional, aunque para la época ya habían algunos pintores y escultores cuyos nombres
pasaron desapercibidos.
37
LA ESCULTURA COLONIAL Y EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA
REPUBLICA.
La temática de la escultura colonial en Venezuela estuvo vinculada a la historia
religiosa, las imágenes para el culto fueron traídas desde España, su forma técnica e
iconografía influyeron en las imágenes que se hicieron en los sencillos talleres que abrieron
los misioneros , la producción principal estuvo dedicada a retablos, altares e imágenes
talladas, entre otros, con el propósito de darlas mayor realismo y siguiendo la tradición de
la imaginaria española, a estas imágenes se les colocaban pelucas, trajes a la medida y otros
accesorios. Los procedimientos empleados se pueden emplear en cinco: Imágenes de talla
completa: cuando los rostros, manos y tajes están tallados en la madera que luego era
policromada. Imagen de vestir: cuando solamente tenían talladas el rostro y las manos y
eran vestidas con trajes y accesorios verdaderos. Imagen de tela enconada: cuando se les
tallaba el rostro y las manos y el traje se les moldeaba con telas engomadas y pintadas que
daban forma. Imagen de relieve: cuando solo se tallaba un lado de la tabla y también se
coloreaba. Imagen de Botella: una especie de tríptico único con pequeñas bisagras que
cerrado adquiría la apariencia de una botella. La Orfebrería: continuo la tradición estilística
europea pero logro un valioso desarrollo y creatividad como lo comprueban las custodias,
jarras, platos, cálices y otros objetos alegóricos.
La escultura colonial perteneció al género religioso, en el siglo XVI las imágenes de
bulto fueron importadas de talleres españoles, pertenecientes a este siglo tenemos: Cristo en
la catedral de Maracaibo. Niño Jesús en el museo de arte colonial de caracas, en el siglo
XVIII se establecen artesanos (españoles y portugueses) junto con algunos frailes inician la
enseñanza local. De este siglo tenemos: la inmaculada del templo de la concepción del
tocuyo, el famoso nazareno de san pablo en caracas (obra del escultor Felipe de Rivas),
nuestra señora de la soledad en la iglesia de san francisco de caracas, en el siglo XVIII se le
dio incremento a la imaginería, entre varios artistas tenemos: enrique Antonio Hernández
prieto: (madera de cedro tallado) san Pedro apóstol de la catedral de caracas. (La tiara, la
cruz triple y las llaves son de plata. obra del orfebre domingo Vicente Núñez, domingo
Gutiérrez (canario). introdujo el estilo rococó en la ebanistería venezolana, la inmaculada
concepción es obra domingo Gutiérrez (catedral de caracas), retablos: armazón de madera
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detrás de los altares. en sentido vertical están formados por “calles “donde se disponen los
elementos tallados y dorados: columnitas, estípites (con el fuste alargado hacia abajo)
cornisas y frontones).
Se enmarcan pinturas y esculturas exentas o de bulto. En los bordes se
tallan: guirnaldas, frutos, querubines, flores volutas etc. las imágenes de vestir: sólo tallan
la cabeza, las manos y a veces los pies. El resto del cuerpo lo esbozaban o formaban un
maniquí de varillas de madera. Luego se visten con lujosas telas intercambiables. los ojos
son de vidrio pintado y la cabellera de pelo natural.
El auge de la escultura comenzó durante las décadas de 1820 y 1840, todavía con
algunos vestigios del estilo colonial y con predominio de las obras de tema religioso. Entre
los artistas que sobresalieron en este período está José de la Merced Rada, a quien se le
atribuye la imagen de Jesús Nazareno que el general José Antonio Páez donó a la iglesia
parroquial de Cagua en 1835.
En el transcurso del siglo y con la formación de la república, el estilo cambió y, al
igual que en la pintura, la escultura dejó un poco de lado las escenas bíblicas para dedicarse
a las imágenes de los próceres de la Independencia. De esta forma, escultores nacionales e
internacionales realizaron obras de insignes figuras patrias.
Entre las representaciones más resaltantes están el Bolívar que creó el italiano Pietro
Tenerani, que por mandato de Guzmán Blanco fue trasladado de la catedral de Caracas al
Panteón Nacional en 1876. También por petición del «ilustre americano», se erigió en 1874
la estatua del Libertador en la plaza Bolívar de Caracas, realizada por el italiano Adamo
Tadolini. Otros escultores que trabajaron en bustos y estatuas de los personajes más
importantes de la Independencia venezolana fueron Eloy Palacios, Manuel González y
Rafael de la Cova.
El arte y las letras del siglo XIX venezolano proyectaron muchos de los ideales
independentistas de lo que sería una futura república. En cada una de sus obras se
representaba el sentir de una nueva sociedad, Durante el siglo XIX y principios XX; la
arquitectura es ecléctica porque se intenta armonizar los sistemas constructivos criollos y
los diversos sistemas y formas arquitectónicas provenientes de otros países; es así como se
39
conjugan elementos del Gótico, del Barroco colonial, con los del Neoclásico y otros estilos
que caracterizan las construcciones en todo el país, desde el punto de vite formal y del uso:
construcciones públicas y privadas exhiben este eclecticismo sin llegar a conformar un
estilo propio o bien definido.
En el siglo XIX se continúan las tradiciones de los imagineros de la Colonia con las
tallas de madera Juan bautista González, quien ejecuto muchas imágenes religiosas. Su
hijo, Manuel González, quien realizo tallas, como el Nazareno de san Juan, las estatuyas de
Santa Ana (barro cocido) y santa teresa. (Cemento), las cuales coronan la iglesia de santa
teresa. También ejecuto las cariátides que están fuertes al Capitolio y que representan la
Ley y la Justicia Eloy palacios ejecutas sus obras perfectamente de carácter monumental y
fundidas en bronce. Entre sus obras encontramos: el monumento para conmemorar la
Batalla de Carabobo (La india del Paraíso), el monumento al Dr. José María Vargas, que se
encuentra en el hospital del mismo nombre, y la estatua ecuestre de José Antonio Páez.
Andrés Pérez Mújica, escultor valenciano, realiza el grupo de Ribas en la Victoria,
Lucrecia, que es un bronce ubicado a la entrada de la Galería de Arte Nacional. Su estilo es
de influencia neoclásica, romántica; otras obras son: El Cacique Guaicaipuro, que se
encuentra en Los Teques, <Cristo Yacente>, etc. Lorenzo González hijo de Manuel,
esculpió a Ricaurte en San Mateo, la estatua de Páez en Maracay, La Tempestad, de gran
expresividad y emotividad. Este escultor estudio en Paris y, junto con los demás escultores,
demuestran cierta tendencia naturalista es sus obras. Este estilo imperaba en Europa
En el arte del siglo XIX se observa, en las artes plásticas de Venezuela, la influencia
de los movimientos europeos, entre ellos el Neoclasicismo, que surge como una reacción
contra el Barroco, y el Rococó francés. En este movimiento se impone la fuerza, la pureza
el equilibrio de la idea del clasicismo, producto del redescubrimiento que hace la
arqueología del mundo griego, romano, etrusco y egipcio, que despierta gran interés entre
los artistas, en su arte y su estética. Los pintores reproducen los cánones y modelos de las
estatuas antiguas y sus representaciones más notables son: Luís David e Ingres que fueron
grandes retratistas. El dibujo es fundamental en la pintura, los temas son heroicos y
dramáticos sus colores de tonos suaves con armonía de grises. Generalmente sus cuadros
son de gran formato, con composiciones monumentales y estáticas
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LA PINTURA COLONIAL Y LA VENEZUELA REPUBLICANA.
La pintura durante la época colonial venezolana la cultura fue fundamentalmente
católica y patriarcal. Las manifestaciones culturales estaban asociadas a los asuntos
espirituales de la población. La pintura y la música eran de inspiración religiosa y estaba al
servicio del culto; la pintura ofrecía temas e imágenes sagradas como expresión grafica, con
marcada influencia del estilo español de los siglos XVI, XVII y XVIII.
Se hicieron retratos, escenas de la vida cotidiana y escenas religiosas: estas últimas
para decorar el interior de las iglesias. La composición pictórica era solamente y simétrica,
se utilizo el óleo como técnica, los pintores más destacados de este periodo fueron Juan
Pedro López y Antonio José Landaeta. Venezuela adquirió el rango de la capitanía general
(1777) en la colonia, por eso no disponía de los recursos económicos ni del poder político
que si tenían los virreinatos de México, Colombia y Perú. Esta situación influyo en el
modesto desarrollo de la pintura, la escultura y la orfebrería. Las primeras pinturas fueron
europeas que se conocieron por estampas o ilustraciones de los libros religiosos, la temática
era fundamentalmente religiosa y de finalidad catequista, es decir se usaban como recursos
visuales para señalar la fe católica.
Es importante resaltar que para el siglo XVI no se contaba con ningún artista.
Las pinturas eran importadas, en el siglo XVII se fueron formando en Caracas, Mérida,
Guanare y el Tocuyo grupos artesanales o talles con obras anónimas. Se destaca el “Pintor
del Tocuyo”: la virgen del rosario, una inmaculada concepción, un cuadro de ánimas donde
aparece por primera vez representados figuras mestizas.
En el siglo XVIII La pintura Colonial llega a su apogeo. Francisco José De Lerma Y
Villegas (primer pintor de obra firmada) (pardo libre). Obras: La sagrada Familia, San
Miguel Arcángel y la Virgen de la Mercé.
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“ ni una palabra, en cambio dedican, Semple ni Humboldt, a la pintura que se hacía en caracas por aquellos días, o las obras de Juan Pedro López (1724- 1787), de Antonio José Landaeta ( 1748- 1799), o de tantos otros artistas, activos en Caracas a comienzos del siglo XIX” ( Noriega, Simón: ideas sobre el arte en Venezuela en el siglo XIX. P. 18)
El pintor más importante del siglo fue Juan Pedro López. Obras: La Virgen del
Rosario, y la Virgen de la Luz. Modelo en barro la estatua de la fe, que corona la torre de la
catedral de Caracas. Los pintores de la familia Landaeta (Músicos, escultores, pintores,
doradores) Sólo se conocen 4 obras firmadas por integrantes de esta familia. Algunas
pinturas de la escuela de los Landaeta son: La inmaculada concepción, la virgen de caracas
y dos de la coronación de la virgen.
Juan Pedro López, Fue pintor, escultor y dorador. El primer encargo que se le
conoce fue un cuadro para la iglesia de La Candelaria de Caracas, en 1751.
El Barroco fue el estilo artístico propio de la sociedad colonial americana. Sin
embargo, en Venezuela, este arte fue muy limitado en comparación con otros países como
México, Perú y Ecuador. La mayoría de los pintores eran de los estratos medios y bajos de
la sociedad, pocos eran los que pertenecían a las clases altas. Los artesanos que practicaban
la pintura se agrupaban en gremios, sin pertenecer a ninguna escuela. La mayoría de los
temas pictóricos eran de carácter religioso y fueron utilizados para adornar las iglesias.
Entre los siglos XVI y XVII, la mayoría de las obras eran anónimas. Se tiene
conocimiento de que los pintores más importantes para la época fueron Juan de Maldonado,
fray Fernando de la Concepción, Pedro de la Piña y Juan de Riera.
En los siglos XVIII y XIX, la pintura se asoció mucho más con la arquitectura y las
obras eran identificadas por sus autores. Entre los artistas más famosos se encuentran
Francisco José de Lerma, con sus pinturas de San Antonio y San Miguel; Juan Pedro
López, grabador de obras basadas en el tema de la Ciudad de Dios; y Antonio José
Landaeta, quien fundó la escuela de pintura y realizó obras de carácter no religioso.
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“en enero de 1811 cuando aun Semple se encontraba en caracas ocurriría un hecho insólito, y desafortunadamente sin resonancia alguna en la historia cultural del país. En esa fecha aparece por primera vez en un periódico venezolano un artículo sobre pintura” (Noriega, Simón: ideas sobre el arte en Venezuela en el siglo XIX. P. 29)
La pintura de principios del siglo XIX siguió la tendencia religiosa que había
marcado el estilo de la Colonia. Fue a partir de la década de 1820, en el transcurso de la
Guerra de Independencia, cuando comenzó a cambiar el paradigma artístico del país. El
retrato adquirió valor como manifestación criolla del poder y del sentido de identidad con la
nación, y se iniciaron los cuadros temáticos.
En la pintura venezolana del siglo XVI los artistas más representativos fueron: Juan
Lovera, Martín Tovar Y Tovar, Antonio Herrera Toro, Emilio Maury, Arturo Michelena Y
Cristóbal Rojas.
En este caso nombraremos a Juan Lovera (1778-1841) Inicia su vida artística como
ejecutante de imágenes religiosas, fue alumno del taller de los Landaeta y formo parte de
las últimas promociones de nuestros pintores coloniales. A pesar de que fue uno de los
primeros pintores en cambiar el estilo religioso por el retrato; pintó a los personajes más
destacados de la sociedad al comenzar la república. Por esto se le considera el último pintor
colonial y el primero de la república. Su estilo mezclaba la forma, heredada de los pintores
norteamericanos y del neoclasicismo francés, con las influencias de algunos retratistas
anglosajones de la escuela de Gilbert Stuart.
Sus dos grandes obras, los cuadros temáticos, El 19 de abril de 1810 (1835) y El 5
de julio de 1811 (1838), Entre estas, existen caracteres que los diferencias. En la primera
predominan las tonalidades de grises, y en la segunda hay más tonos cálidos que contrastan
con ocres, blanco, negro, azules casi puros. Hay, además, diferencias en la composición,
distribución de los personajes, movimientos de las figuras y su enlace en la unidad de la
composición, también revelan un matiz anecdótico y romántico; y en ellos logra representar
los acontecimientos que para la época marcaron pauta en la gesta independentista. Con su
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obra se pasó definitivamente del arte meramente religioso a la pintura histórica. Ya
establecido el paso de las obras religiosas y el retrato a la pintura épica, muchos pintores
venezolanos se dedicaron a plasmar en sus lienzos, al igual que Lovera, los acontecimientos
y personajes más relevantes de la gesta independentista y de la sociedad venezolana.
Otro de los pintores de la época es Martín Tovar y Tovar (1827-1902) con gran vocación y
talento artístico. Es gran relator de la historia venezolana, utilizo la anécdota para narrar
gráficamente nuestra gesta cívico−militar. Además, realizo los retratos de nuestros héroes.
Su obra está influida por el movimiento romántico europeo y el Neoclasicismo francés de
David e Ingres y por los académicos españoles; fue alumno de de José Madrazo. En
Venezuela veneramos a Tovar y Tovar por toda su obra, pero, en especial, por los lienzos
de la Batalla de Carabobo y la firma del acta de la independencia. La batalla de Carabobo
es una composición monumental que ocupa todo el plafond central del Salón Elíptico del
Capitolio, allí concibe el campo de batalla como un inmenso paisaje, ejecutan los terrenos
con gran esmero, luminosidad y precisión, así como los accidentes naturales del primer
plano; árboles, grietas y los hierbajos están tratados con gran satisfacción, los planos
lejanos están seguidos con gran variedad de recursos.
Tovar y Tovar basó parte de su pintura en la exaltación de las batallas acontecidas
durante la Guerra de Independencia, como se puede observar en sus obras más
emblemáticas: La Batalla de Carabobo, La Batalla de Boyacá, La Batalla de
Junín y La Batalla de Ayacucho. En ellas no sólo recrea el acontecimiento bélico, sino
que transmite el carácter de los héroes de la patria.
Otro aspecto importante de la obra de este artista plástico es que fue uno de los
primeros en trabajar la fotografía en el país. Realizó una sala de fotografía artística en la
ciudad de Caracas, en 1864. Ya con reconocida trayectoria, entre 1870 y 1880, Antonio
Guzmán Blanco le encargó que pintara a los próceres de la patria para decorar el Capitolio
Nacional.
En este mismo orden de pintores se sitúa Arturo Michelena (1863-1898). Nació en valencia
el 16 de junio de 1863. Como Tovar y Tovar, nos dejo un profundo mensaje de carácter
popular en su obra, que sirvió para impulsar a las actividades plásticas. Las obras más
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importantes de Michelena son las que narran episodios de nuestra historia, estudia a
Bolívar, Miranda, Páez, Sucre, Cedeño, Pedro Camejo En su obra se refleja la influencia de
las escuelas europeas: neoclasicismo, romanticismo. Realismo, naturalismo e
impresionismo. Su prodigio técnico y su habitual maestría para ejecutar obras de grandes
dimensiones hacen de Michelena el más notable de los pintores académicos de
Latinoamérica Entre sus obras sobresalen: la caridad, donde interpreta un ambiente de
miseria y se observa la influencia del realismo, el dibujo es mucho mas libre4, el color con
tonalidades grises y su contenido patético y descriptivo; La joven madre, impregnada de
frescura y corte romántico
Quien fue uno de los pintores venezolanos más importantes del siglo XIX. Con una
corta pero fructífera vida, dio existencia a gran cantidad de obras, que no sólo exaltaban los
acontecimientos históricos de la guerra, sino que mostraban una profunda inquietud por la
figura y los sentimientos humanos.
Recordado por sus obras épicas como Vuelvan caras o Bolívar en Carabobo,
Michelena también trabajó la pintura mitológica y la relacionada con el estudio del cuerpo
humano. Su obra más reseñada, Miranda en la Carraca, es una conjugación del carácter
heroico del prócer con un trabajo artístico sobre el cuerpo y los sentimientos del hombre.
Es, para muchos críticos, una de las pinturas más completas del artista.
Igualmente Cristóbal Rojas (1857-1890). Nació en Cúa, estado Miranda de origen
humilde; es uno de los artistas más representativos de las artes plásticos venezolanas de
finales del siglo XIX. En 1883 participo en la gran exposición en homenaje al Cementerio
de El libertador, con su obra La muerte de Girardot en Bárbula y recibe como premio una
medalla de plata y una beca para estudiar en la Academia Julien de Paris
Su producción plástica se ve influenciada por los movimientos artísticos de la
época: el neoclasicismo, romanticismo, realismo, naturalismo e impresionismo. En esta
época crea sus obras: La Miseria, con cierta rigidez ene. Dibujo; La Taberna, con dibujo
definido y construcción precisa, pero con libertad en algunos detalles de la composición,
como los cachorros de la repisa y los vasos y botellas de la mesa. Otras obras son el
mendigo y El plazo vencido
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A quien se le reconoce como un pintor con un nuevo estilo. El siglo ya había
pasado sus primeras décadas en actos bélicos y se trataba de afianzar una república. En
parte por ello, este joven pintor se alejó de los cuadros patrióticos y se enfocó más en la
producción de naturalezas y autorretratos. Demostró así una nueva vertiente del arte del
siglo XIX en Venezuela.
Según muchos teóricos, a Rojas se le puede catalogar como el cronista gráfico de la
época, ya que se encargó de plasmar los eventos de la sociedad y de la ciudad, más que de
la historia. Para otros, fue el precursor de la escuela impresionista del país.
Como estos artistas, otros reconocidos personajes dejaron huella en la pintura del
siglo XIX venezolano:
Antonio Herrera Toro nació en valencia el 16 de enero (1857-1914); quien se
dedicó a evocar las escenas costumbristas del país hizo sus primeros estudios en caracas
con Martín Tovar y Tovar. Dirigió al Academia de Bellas Artes por mandato del presidente
Guzmán Blanco, cargo que va a desempeñar hasta su muerte La pintura de Herrera Toro
demuestra gran dominio en la construcción de las formas y gran construcción de las formas
y gran seguridad en la composición del cuadro; estudia e interpreta con mucho cuidado los
detalles, el conjunto y la composición en general.
Entre sus temas patrióticos esta la muerte del libertador Ricaurte en San Matero.
Fue el pintor oficial de Cipriano Castro. Su obra religiosas está influenciada por las
escuelas italianas y francesas de la época, ya que estudio en Paris y Roma. Entre sus obras
de temas religiosas se destacan las alegorías de La Asunción, La Fe, La Esperanza Y La
Caridad, que decoran el presbiterio de la Catedral de Caracas. En la Iglesia de Altagracia,
en caracas, están dos lienzos suyos. La Inmaculada Concepción Y El Bautizo Del Salvador.
Para La Catedral De Valencia Ejecuto La Ultima Cena, La Ascensión, Entradas De Jesús
En Jerusalén Y La Repartición De Los Panes
El finisecular Tito Salas (1888-1974), a quien se le reconoce como el último gran
representante de la corriente heroica de la pintura venezolana, de lo que da muestra, ya
entrado el siglo XX, cuando pintó, por mandato de Juan Vicente Gómez, los cuadros en
conmemoración del centenario de la Independencia.
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De este modo, la pintura del siglo XIX tuvo sus grandes íconos y sus grandes
momentos históricos, rompiendo esquemas y estableciendo nuevos cánones.
Es de relevancia mencionar al Círculo de Bellas Artes que se originó a principios
del siglo XX como contraparte de la Academia de Bellas Artes de Caracas, dirigida por el
pintor Antonio Herrera Toro. Una nueva generación de humanistas pedía la fundación de
una institución de vanguardia que impartiera técnicas modernas de arte y promoviera
nóveles estilos de la literatura. De este modo, muchos jóvenes, entre ellos Leoncio
Martínez, articulista del periódico El Universal, iniciaron una campaña en pro del Círculo
de Bellas Artes, fundado en 1909.
Entre las personalidades más importantes que integraban esta institución destacaban
Manuel Cabré, Armando Reverón, Rómulo Gallegos, Rafael Monasterios y Andrés Eloy
Blanco, entre otros.
Las principales tendencias artísticas que fomentó el Círculo de Bellas Artes fueron la
libertad en el contenido narrativo, el trabajo con el paisaje, la naturaleza muerta y, en
algunos casos, el estudio de la figura humana. Los artistas se esmeraron por proporcionar a
cada obra su toque personal, sin restricciones en su interpretación. Existía una preocupación
por captar las características de la luz y del colorido atmosférico del paisaje tropical. La
precisión en las formas dejó de ser lo más importante, mientras que lo que se buscó fue
captar su belleza, mientras recrearan la libre expresión y la libertad de las ideas.
Para el año 1917, la influencia del Círculo de Bellas Artes prácticamente desapareció como
consecuencia de la persecución a la cual fueron sometidos sus miembros.
En 1909 hay una protesta en contra los métodos de enseñanzas de Antonio
Herrera Toro, quien era en aquel entonces el director de la Academia de Bellas Artes de
Caracas. Los jóvenes que solicitaban una renovación de dicha institución comenzaron a
reunirse en la plaza Bolívar de la capital, los artículos publicados por Leoncio Martínez en
El Universal, unidos al empeño de Antonio Edmundo de enlazar las voluntades dispersas de
los jóvenes artistas, fue en definitiva el preámbulo del nacimiento del Círculo de Bellas
Artes.
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Fue integrada por jóvenes pintores, periodistas, escritores, poetas, músicos, y otras
personas vinculadas al arte entre los principales personajes que formaron parte de dicho
grupo figuran Manuel Cabré, Leoncio Martínez, Armando Reverón, Rómulo Gallego y
Andrés Eloy Blanco. El 28 de agosto de 1912 fue publicado en la prensa nacional el
programa de dicho Círculo, exponiendo las razones de su creación, la cual se llevó a cabo el
3 de septiembre del mismo año.
Su primera cede fue en el Teatro Calcaño, este local fue cedido gentilmente por su
dueño el doctor Eduardo Calcaño. Entre los artistas plásticos fundadores del Círculo
encontramos, entre otros, a Rafael Aguin, Cruz Álvarez García, Pedro Basalo, Pedro
Castrellón, Manuel Cabré y Ángel Cabré, Pablo Wenceslao Hernández, Juan de Jesús
Izquierdo, Leoncio Martínez, Edmundo Monsanto, Próspero Martínez, Nicanor Mejías y
Pedro Zerpa. Cabe destacar que Armando Reverón no aparece como miembro fundador
porque en aquel entonces realizaba estudios en España, pero participo en la primera
exposición de grupo en 1913, siendo uno de los integrantes más destacados del Círculo.
Gracias a los pintores del Círculo de Bellas Artes, Venezuela ingresa a la
modernidad pictórica, al introducir el impresionismo en nuestro país, que ya se había
impuesto en Europa, como curso natural de la pintura moderna. El interés de ellos era de
pintar al aire libre con la finalidad da plasmar en el lienzo los hermosos y vivos colores del
paisaje venezolano y el rechazo a los oscuros y grises que se utilizan en la pintura de taller.
Gracias al Círculo se desarrolló la crítica en Venezuela, de manera seria, con el
análisis plástico, desprovisto de literatura gradilocuente. Ejemplo de esto fueron Enrique
Planchart, Andrés Boulton, Juan Röhl, José Ratto Ciarlo, Juan Calzadilla, Rafael Páez. El
pintor Comprende que su obra no termina con ella misma, sino que además tiene una
misión de enseñanza y ejemplo.
Significó un reclamo colectivo en favor de un arte sincero, visual, que no recurriese
a lo literario y anecdótico, puesto al día en relación con el arte europeo. Este reclamo
implicaba una unidad de acción, la formación de un grupo coherente, al menos en su base
sensorial, aun cuando perdiera grandilocuencia para cautivar a un público ignaro;
recobraron así, la soberanía de la pintura.
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Lo esencial de los jóvenes pintores del Círculo fue su oposición contra la oratoria,
contra la frialdad y la mediocridad disfrazadas de opulencias verbales, contra la mala
técnica disfrazada de academismo.
A partir del Círculo de Bellas Artes las personas comenzaron a comprar y valorar
los precios de una pintura. Enrique Planchart, Manuel Cabré, Leoncio Martínez, Fernando
Paz Castillo y Félix Eduardo Pacheco Soublette, iniciaron una campaña para dar a
comprender al público que un cuadro requería toda una trayectoria de trabajo, de talento, de
disciplina y por tanto tenía que tener un valor económico, puesto que el pintor requería de
esa profesión para vivir y mantener a su familia. La pintura se convirtió entonces en un
honesto, digno y respetable oficio, al igual que todos los oficios que hace el hombre.
PINTORES Y ESCULTORES DEL SIGLO XX VENEZOLANO
Desde fines del siglo XIX hasta mediados del XX el arte venezolano se debate entre
las ideas del nacionalismo y el cosmopolitismo. Poco a poco, el nacionalismo va ganando
terreno en el campo de la literatura y las artes, como muestra de ello cabría mencionar a los
pintores del Círculo de Bellas Artes empeñados, desde 1912, en la representación de
nuestra naturaleza. Dentro de este grupo destaca la figura solitaria de Armando Reverón,
exiliado espiritualmente de su generación en busca de la representación de la luz. A
principios de los años cincuenta se manifiestan un grupo de venezolanos que se hacen
llamar Los Disidentes, bajo este nombre se reúnen algunos pintores, una bailarina y un
filósofo con la intención de remover los cimientos de la cultura venezolana. En su exilio de
París se atreven a proponer un vuelco radical en el panorama de las Artes Plásticas al
introducir los lenguajes de la abstracción, la preocupación por la investigación de los
problemas formales de la pintura y la propuesta de una representación que fuese más allá
del paisaje y la realidad social.
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Si observamos la producción artística venezolana del Siglo XX hallaremos que ha
respondido al espíritu de su tiempo. Venezuela inicia la centuria en medio de la dictadura,
primero la de Castro y luego la de Juan Vicente Gómez, la más larga de su historia
republicana. Desde fines del siglo XIX hasta mediados del XX, nos debatimos entre las
ideas del nacionalismo y el cosmopolitismo.
Poco a poco el nacionalismo va ganando terreno en el campo de las artes y como
muestra de ello mencionaremos a los pintores del Círculo de Bellas Artes. Estos primeros
disidentes de las artes plásticas venezolanas tenían como propósito fundamental, según
Guerrero: “hacer un arte venezolano, deslindado de influencias foráneas, y el camino a
seguir era el Paisaje, la representación de nuestra naturaleza, que estaba ante nuestros ojos y
no había sido descubierta.”(Génesis y evolución de la pintura de paisaje en Venezuela
1840-1912. España, Tesis doctoral no publicada. Universidad Complutense de Madrid,
1995, p. 64).
Además, manifestaban su disenso de forma muy característica ya que no negaron la
historia que les antecedía, pero sí enarbolaron la bandera de la libertad de tendencias, tal y
como lo expresa Jesús Semprúm en el discurso de apertura del movimiento:
“Deseamos que junto a los partidarios del más riguroso clasicismo, junto a los más convencidos defensores del romanticismo y sus derivados, vengan a reunirse con nosotros sectarios fervientes de la Escuelas nuevas, por más extravagantes que puedan parecernos, desde los adscritos al simbolismo esotérico hasta los frenéticos enamorados de la comunión futurista.”(El Círculo de Bellas Artes y la renovación de la pintura en Venezuela, Mérida-Venezuela, Trabajo de ascenso no publicado. Universidad de Los Andes, 1989, p. 350).
A la desaparición de Gómez siguen años de intensa convulsión política signados por
dos golpes de estado, en los años cuarenta y un movimientos cívico militar, a fines de los
cincuenta, todos estos acontecimientos nos han permitido desembocar en la instauración de
un régimen democrático caracterizado por la libertad de expresión , el libre juego de los
partidos políticos (y un especial dominio de los más grandes durante muchos años); la
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celebración de elecciones libres y en general, aceptadas como limpias; un juego cada vez
más equilibrado entre los poderes públicos; y una creciente preocupación, si no siempre
respeto, por los derechos humanos y la pulcritud administrativa.
A principios de los años cincuenta se manifiestan, en París, un grupo de venezolanos
que se hacen llamar Los Disidentes, bajo este nombre se reúnen algunos pintores, una
bailarina y un filósofo con la intención de remover los cimientos de la cultura venezolana.
En el número cinco y último de la revista que editan, afirman:
“Nosotros no vinimos a París a seguir cursos de diplomacia, ni a adquirir
una “cultura” con " fines de comodidad personal. Vinimos a enfrentarnos
con los problemas, a luchar con ellos, a aprender a llamar las cosas por su
nombre, y por ello mismo no podemos mantenernos indiferentes ante el
clima de falsedad que constituye la realidad cultural de Venezuela. A su
mejoramiento creemos contribuir atacando sus defectos con la mayor
crudeza, haciendo recaer las culpas sobre los verdaderos responsables o
quienes les apoyan” (Guillent Pérez, José Rafael. Los Disidentes en El Arte
en Venezuela. Caracas: Círculo Musical, 1967, p. 89).
Los Disidentes serán los llamados a producir un vuelco radical en el panorama de las
Artes Plásticas al introducir los lenguajes de la abstracción, la preocupación por la
investigación de los problemas formales de la pintura y la propuesta de una representación
que fuese más allá del paisaje y la realidad social.
El Círculo de Bellas Artes en el año de 1909 se declara una huelga en la Academia
de Bellas Artes, que fue organizada encontra de su director, el pintor Herrera Toro, recién
nombrado luego de la muerte de Emilio Mauri en 1908, los alumnos se oponían al tipo de
enseñanza que se impartía en la Academia, también a la suspensión de las becas, pensiones,
premios y los concursos de pintura y escultura. Hasta 1912 se produce una situación de
inestabilidad en los estudios de la Academia, ya que los alumnos elevaron su protesta ante
el Ministerio de Instrucción Pública solicitando sus peticiones, como éstas no fueron
atendidas el grupo de alumnos en discordia se retiran definitivamente de la institución.
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El 3 de septiembre de 1912 fue inaugurado el local del Círculo de Bellas Artes en el
Teatro Calcaño, este local fue cedido gentilmente por su dueño el doctor Eduardo Calcaño.
Entre los fundadores del Círculo encontramos, entre otros, a Rafael Aguin, Cruz Alvarez
García, Pedro Basalo, Pedro Castrellón, Manuel Cabré y Angel Cabré, Pablo Wenceslao
Hernández, Juan de Jesús Izquierdo, Leoncio Martínez, Edmundo Monsanto, Próspero
Martínez, Nicanor Mejías y Pedro Zerpa.
Es bueno acotar que Armando Reverón no aparece en la lista de fundadores,
reconocidos por la historiadores del arte venezolano, ya que se encontraba realizando
estudios en España. Según Guerrero, “Reverón regresa a Venezuela por breve tiempo en
1912, pero aparece participando en la Primera Exposición del Círculo a comienzos de
1913.” Este dato nos resulta de vital importancia puesto que, a pesar de no aparecer entre
los fundadores del Círculo de Bellas Artes, al artista se le considera como uno de los
miembros más destacados de este grupo y también, para el planteamiento que pretendemos
hacer de Reverón, quien encarna la figura del primer artista exiliado, por voluntad propia y
sin salir de las fronteras venezolanas.
El exilio de Reverón en el Castillete de Macuto “no sólo consistía en despojarse de
los útiles de la civilización industrial. No sólo consistía en rechazar los objetos de metal.
No sólo consistía en simplificar al extremo el vestido, la higiene, la alimentación, los
procedimientos plásticos, los implementos, las relaciones sociales, el hábitat mismo”
(Liscano, Juan, ídem, p. 55.,) más bien creemos entraña una búsqueda espiritual.
En el siglo XIX los impresionistas cambiaron el curso de la historia del arte al
empeñarse en pintar los efectos de la luz sobre los objetos. Por su par te, Reverón cambia el
curso de su vida empeñado en pintar la luz, ya no como fenómeno pictórico sin cómo
búsqueda espiritual, en su deseo de alcanzar la unión con Dios no le basta vivir en castidad
absoluta. A partir de 1923 el artista se aparta de la vida mundana, se exilia dentro de sí
mismo, inicia un periplo interior a la espera de que la luz se materialice.
Poco a poco el color desparece de su paleta y sus cuadros se inundan de blanco, de
esta manera los paisajes de Reverón adquieren, según la tradición hindú, la cualidad de una
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de la tres fuerzas que giran en torno a su propia individualidad, cultiva la prosa y gravita en
una posición impersonal y atemporal.
A fines de la década del cuarenta comienzan a llegar a París un grupo de pintores
venezolanos, estos artistas habían protagonizado en su país de origen una serie de protestas
en contra de las enseñanzas impartidas en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas
Cristóbal Rojas, que sustituyó a la Academia de Bellas Artes a partir del año de 1936, a las
que consideraban al margen de la historia. A partir de 1945 se inician una serie de huelgas
en la Escuela de Artes Plásticas, los huelguistas reclamaban fundamentalmente la necesidad
de ponerse al día con las propuestas vanguardistas, surgidas en Europa a principios del
siglo XX, reclamaban en su formación una propuesta menos realista y más acorde con los
problemas formales de la pintura. Esto es, rechazaban aquella pintura de corte naturalista y
descriptiva y pedían el acercamiento a las propuestas constructivas y sobre todo abstractas
del arte.
Esta generación de venezolanos reunida en la capital francesa estuvo conformada por
un grupo de pintores como Aimeé Battistini, Narciso Debourg, Perán Erminy, Carlos
González Bogen, Luis Guevara Moreno, Dora Hersen, Mateo Manaure, Pascual Navarro,
Rubén Núñez, Alejandro Otero; también por una bailarina, Belén Núñez y un filósofo, José
Rafael Guillent Pérez.
A su llegada a París los venezolanos parecen tomar conciencia del atraso en que se
encuentra la cultura venezolana, entonces se plantean la creación de un grupo al que
bautizan Los Disidentes. Entre sus objetivos se proponen editar una revista, que en un
principio pensaron podía ser de corte latinoamericanista y que, al final, termina siendo la
tribuna para manifestar el descontento de “una juventud rebelde que se proponía
desenmascarar la inautenticidad y falsedad de lo que hasta ese entonces se entendió como
haber cultural de Venezuela.” (Guillent Pérez, José Rafael, op. cit., p. 83).
Ya en el quinto y último número de la revista Los Disidentes aparece claramente la
posición del grupo:
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“NO a la Escuela de Artes Plásticas y sus promociones de falsos impresionistas”.
“NO a las exposiciones de mercaderes nacionales y extranjeros que se cuentan por cientos cada año en el Museo”.
“NO a los falsos críticos de arte”.
“NO a los falsos músicos folkloristas”.
“NO a los falsos poetas y escritores llena-cuartillas”.
“NO a los periódicos que apoyan tanto absurdo, y al público que va todos los días dócilmente al matadero”.
“Decimos NO de una vez por todas al consumatum est venezolano con el que no seremos nunca sino una ruina” (José Rafael, op. cit., p. 89).
El caso de estos artistas disidentes es muy particular, no se sienten limitados para
expresar su disenso con el ambiente cultural en el que se habían formado a pesar de recibir
becas del gobierno. Pareciera que encuentran fuerzas en esa suerte de expatriación,
entendida en el mejor sentido de la palabra como el “abandono del territorio nacional para
evitar peligros o amenazas, procesos o condenas, pero puede ser voluntario.” Justamente, es
en ese alejamiento voluntario donde encuentran el ímpetu necesario para reaccionar ante el
anquilosamiento cultural, propiciando así una reflexión seria sobre las posibilidades del arte
en Venezuela.
Concluiremos por aceptar la particularidad del exilio en los dos momentos que hemos
aludido: principios y mediados del siglo XX. Si bien los ejemplos que hemos traído a
colación no llenan los requisitos semánticos del término exilio, ya que ni Reverón ni los
artistas que conformaron la generación de Los Disidentes fueron perseguidos por causas
políticas ni mucho menos religiosas, sí podemos afirmar que la reclusión de Reverón en El
Castillete respondía a una particular búsqueda espiritual, que se manifiesta en sus paisajes
del denominado periodo blanco. Así mismo, Los Disidentes sólo alejándose del país
adquieren la fuerza para denunciar, de manera contundente, lo que ellos consideran los
vicios de la cultura venezolana.
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Ahora bien en orden alfabético haremos mención de algunos de los pintores y
escultores venezolanos:
Alberto Egea López: (Nace en Caracas el 29.8.1901 Muere en Tenerife el
13.12.1958); pintor, acuarelista, caricaturista, diseñador e ilustrador venezolano.
Figura como uno de los pioneros del dibujo publicitario en Venezuela. Fueron sus
padres José Egea y Edelmira López. En 1916 inició sus estudios en la Academia de
Bellas Artes de Caracas. En 1920, aparece señalado en la revista Billiken como
alumno de la academia. Aunque no pertenece al Círculo de Bellas Artes, Egea
López se inicia en la pintura, en un momento en que el ambiente cultural
venezolano vive una época de reacción renovadora, propiciada por el grupo de
pintores, músicos y escultores reunidos en el círculo, quienes habían, desde la
primera mitad del siglo, dado con una nueva concepción estética, reivindicando el
tema paisajístico como un tema de arte independiente. Entre 1919 y 1923 se ubica la
primera etapa de su obra, influenciada por la técnica de pintar al aire libre y la
concepción temática que se refleja en su obra cuando pinta los paisajes muy
próximos a la realidad. En 1919, expone de manera individual en la sede del Club
Venezuela. En 1923 comparte los espacios de la Escuela de Música y Declamación
con Francisco Fernández Rodríguez.
En octubre de 1923 parte para los Estados Unidos en destierro voluntario
debido a las presiones políticas ejercidas contra él por el régimen de Juan Vicente
Gómez. Su producción en ese país (1924-1933), siempre dentro de la figuración, lo
convierte en un pintor y acuarelista que reseña la vida cosmopolita de la ciudad
neoyorkina. En esta ciudad desarrolla una extensa actividad en el campo de la
publicidad con la ilustración de marcas, así como al diseño de modas y la
composición de portadas para revistas como Vogue y Colliers, todo en concordancia
con la exigencia de la época, aún poco usual en Venezuela. Su experiencia
publicitaria en suelo estadounidense lo convierte en iniciador del oficio en
Venezuela. Retorna al país el 31 de mayo de 1933. Partidario de una figuración
basada en la identidad nacional, busca en la fuente del lenguaje popular su asidero,
escribe artículos tratando de demostrar que el verdadero arte es aquél en el que el
compromiso social es evidente. En este sentido, intenta hacer pintura con gran carga
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social como su "Juan Bimba" o "Gesta heroica" donde recoge los sucesos del 14 de
febrero de 1936. Mantiene polémicas periodísticas con los ex integrantes del
Círculo de Bellas Artes. Por breve tiempo ocupa el cargo de director de Museos
Nacionales. En 1936 publica una revista de caricaturas, La Linterna de Diógenes
donde critica al gobierno del general Eleazar López Contreras. En 1945 presenta
una muestra retrospectiva de su obra en el Museo de Bellas Artes de Caracas. En
1947 participa en la creación de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos
Independientes. En 1953 es miembro fundador de la Escuela de Folklore. Su actitud
crítica ante el régimen de Marcos Pérez Jiménez, lo lleva a la cárcel en 1954.
Estando en prisión contrae la enfermedad que le ocasionará la muerte 4 años más
tarde.
Alejandro Colina: nace el 8 de febrero de 1901, del matrimonio de Alejandro
Torcuato Colina, de origen falconiano, y Fermina Viera, de Santa Cruz de Tenerife,
España. Es considerado uno de los máximos exponentes de la escultura
monumental venezolana del siglo XX. Además de una vasta y valiosa obra, su vida
fue rica como ninguna otra. Acusado de comunista, es apresado por la oprobiosa
dictadura gomecista y enviado a la cárcel de Puerto Cabello, junto a Andrés Eloy
Blanco, con quien mantuvo estrecha amistad. En el sanatorio de San Jorge convivió
con Armando Reverón. Estuvo ligado al eminente Dr. Luis Razetti recibe clases de
dibujo anatómico. Además, trabajó como director de arte y delineante en el estudio
del destacado arquitecto Alejandro Chataing. Para los valencianos, Alejandro
Colina está fuertemente representado en la memoria colectiva, ya que existen en
esta ciudad tres obras urbanas de su autoría: el Indio Guacamaya (Urb. Carabobo),
El Piache (Colegio de Médicos, Urb. Guaparo), y los relieves dela Plaza Bolívar
también incluidos en esta muestra. La escultura de María Lionza la lleva a cabo en
1951, la cual es mito propio de los indígenas del estado Yaracuy y que se transvasó
al culto santero venezolano como una hermosa mujer cabalgando sobre una danta.
Colina la representaría desnuda y voluptuosa, con anchas caderas y marcada
musculatura, sentada sobre la danta; esta última pisa una serpiente. María Lionza
sostiene, con los brazos extendidos hacia el cielo, una pelvis femenina, como
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ofrenda última a la fecundidad, tema que la obra entera celebra. También realiza en
esta época el Busto de la Negra Matea y las estatuas de los Caciques Tiuna,
Manaure y Yaracuy. Mientras que en el año 1964 concluye El Leandro, en San Juan
de los Morros, en 1966 la estatua del Negro Primero, y en 1967 la conocida estatua
del cacique Caricuao, que marca la entrada a la populosa zona residencial del
mismo nombre, al oeste de la ciudad de Caracas. En 1975, poco antes de morir,
dejará inconcluso el torso del Cacique Chacao, destinado a la Plaza del Indio en el
Municipio Chacao, también en Caracas. Fallece en 1976, a la edad de 75 años. Su
obra más conocida es la Estatua de María Lionza.
Alejandro Otero: (El Manteco - Estado Bolívar, 7 de marzo de 1921 - Caracas, 13
de agosto de 1990) fue un importante pintor y escultor venezolano, Hijo de José
María Otero Fernández y María Luisa Rodríguez. Destacan sus obras escultóricas
de gran formato, del género de arte cinético, muchas de las cuáles son exhibidas en
Venezuela, Estados Unidos y otros países del mundo Estudia en Caracas entre 1939
y 1945. Luego se traslada a París, donde vivió entre 1945 y 1949. Formó parte del
grupo conocido como Los Disidentes El principio de una nueva técnica artística, el
comienzo de la verdadera abstracción en Venezuela, se iniciará entre los años 40'
cuando pinta Las Cafeteras, serie de cuadros en los que el uso de la línea hace casi
desaparecer por completo el objeto dejando únicamente su referencia Este
venezolano vivió algún tiempo en París, donde tuvo contacto con nuevas formas
artísticas. Sus obras, diversas y modernas se encuentran en varios países
actualmente. En 1939 inició sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas y Artes
Aplicadas de Caracas bajo la tutela de Antonio Edmundo Monsanto, de quien se
reconoció como discípulo. Otero "fue el pintor de su generación más capacitado
para comprender y sentir a Cézanne, cuya obra lo sedujo a tiempo que, mientras
estudiaba [...] ponía el método analítico del pintor francés, partiendo del objeto
tradicional de la naturaleza, la figura, el paisaje" (Juan Calzadilla, 1976, p. 86).
Siendo aún estudiante, es nombrado profesor del curso de Experimentación Plástica
para niños (1942) y dos años después profesor de la Cátedra de Vitrales en esta
institución, de la cual egresó en diciembre de 1944. En sus primeras obras
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pertenecientes al período escolar se encuentran retratos, desnudos y paisajes. En
ellos se evidencian las búsquedas iniciales de síntesis de elementos, características
en toda su producción plástica. Paisaje de Los Flores de Catia (1941) y su
Autorretrato (1943, colección sucesión Alfredo Boulton) registran, por otra parte, su
paso de la construcción de los planos a las calidades matéricas del color. En 1944
realiza su primera exposición, junto a César Enríquez, en el Ateneo de Valencia. El
Gobierno francés y posteriormente el Ministerio de Educación de Venezuela le
otorgaron en 1945 una beca para cursar estudios en París, hecho que representó su
primer viaje al exterior. En 1946 inició la serie de trabajos conocidos como
Cafeteras. La influencia de Picasso y las tendencias gestualistas son evidentes en
estas obras que, gradualmente, se despojaron de toda representación hasta
transformarse en líneas y estructuras de enorme fuerza expresiva. Otero trabajó las
formas básicas para asir la esencia plástica de los objetos; la serie se inició en un
principio con cacerolas (1946), cafeteras (1946-47 en un grupo de 5), cráneos
(1947, en un grupo de 5) potes (1947); en 1948 realizó el grupo más numeroso, 8
cafeteras rosa; asimismo trabajó candelabros, botellas y lámparas. Sin duda las
calaveras fueron una especie de memento mori de la figuración, como en Calavera,
de 1947 (colección Clara Diament Sujo). En 1948 Otero es incluido en la muestra
Les mains ebloués de la célebre Galería Maeght en París. A mediados de enero de
1949 regresó a Caracas. Las obras producidas en Francia se expusieron en el Museo
de Bellas Artes, en el Taller Libre de Arte y en el Instituto Pedagógico de Caracas,
provocando polémicas. En una reseña de la época, Guillermo Meneses comentaba:
"La pintura de Otero ha de asombrar, necesariamente. Es distinta a todo lo que
habíamos visto en nuestro país. Y, además, ofrece una sensación de quien está
seguro de sí mismo [...] Podríamos decir que las líneas, las formas, los objetos han
sido profundizados, llevados hasta la honda atmósfera enmarcada que no existe
jamás en la realidad: el propio espíritu, la propia pasión, el fino cerebro del artista"
(1949, cit. en 1982, p. 36). Regresó a París en 1950 y junto a Pascual Navarro,
Mateo Manaure, Carlos González Bogen, Perán Erminy, Rubén Núñez, Narciso
Debourg, Dora Hersen, Aimée Battistini y J. R. Guillent Pérez editaron, en marzo
de 1950, la revista Los Disidentes, alrededor de la cual se articuló un grupo del
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mismo nombre. Desde esta publicación propugnaron las tendencias del
abstraccionismo, la puesta al día de los artistas venezolanos en París y atacaron los
lineamientos académicos de los viejos maestros y las ideas reaccionarias que
guiaban las artes plásticas, los salones y los museos en Venezuela.
Alirio Rodríguez: pintor hijo de Arturo Rodríguez Lozada y Teodora Borges Santi.
Inicia su formación artística en 1947 en la Escuela de Artes Plásticas Aplicadas de
Caracas donde cursa estudios hasta 1955. Entre los años 1950 y 1952 trabaja en el
Taller Libre de Arte de Caracas y comienza a exponer sus obras en las muestras
colectivas del Taller, así como a enviarlas a los salones de arte de Caracas, Valencia
(Edo.Carabobo) y Maracaibo. En sus inicios el artista utiliza el óleo para desarrollar
una pintura figurativa de formas libres, en la que ubica las figuras en espacios
volcados a nuevas perspectivas —se pueden observar desde lo alto o de cabeza o en
disímiles posiciones— que acercan al espectador al abismo y a lo atemporal.
Posteriormente abandona el óleo debido a su lento secado y desde entonces trabaja
con acrílico. En 1957 realiza su primera exposición individual en la AVP (Caracas).
Al año siguiente viaja a Italia, donde estudia en el Instituto de Arte de Roma y
posteriormente se traslada a Ravena para aprender las técnicas antiguas y modernas
del mosaico. En esta etapa realiza varias naturalezas muertas, nunca expuestas,
donde por primera y única vez no es la figura humana el tema central de su obra.
Este mismo año participa en la exposición "Pintura latinoamericana" en el Palazzo
Venecia (Roma) y exhibe su obra en el Palazzo Brancaccio de esa misma ciudad.
En 1961 retorna a Venezuela y es nombrado titular de la cátedra de dibujo y pintura
y jefe de la sección de arte puro de la Escuela Cristóbal Rojas, donde permanece
hasta 1982. Para la década de los sesenta realiza series como Metamorfosis (1961),
Cosmonautas (1962), Colosos (1963), Alumbramientos (1964), Jueces (1964),
Cabezas orbitantes (1966), Los egos (1967), Tribunales (1968) y Ante el abismo
(1969), en las que llena sus lienzos de terribles visiones, con seres fluidos y
contorsionados cuyos rostros y cuerpos se desvanecen extrañamente. "En las obras
de Alirio Rodríguez existe un exponente técnico muy bien logrado, en función del
envolvimiento rítmico de las líneas de donde emergen figuras, que, poco a poco se
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alejan de la sátira social, para desembocar en una faceta dolorosa del ser humano,
mezcla de bestialidad irrefrenable, de brutalidad primitiva" (Boulton, 1972).
Armando barrios: Pintor. Hijo de Serapio Barrios y Carmen Rodríguez. Entre 1932
y 1937 realizó estudios en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas, donde fue
alumno de Marcos Castillo, Pedro Ángel González, Rafael Ramón González, Luis
Alfredo López Méndez y Antonio Edmundo Monsanto. Sus primeras creaciones se
inscriben en la tendencia del arte figurativo. En 1942 recibe una mención de honor
con La niña en azul en el III Salón Oficial, y en 1945 presenta su primera individual
en el MBA: una selección de óleos que representa una década de trabajo (1935-
1945), en donde sobresalen obras como El flautista (1939), Los Caobos (1942) y un
retrato de Vicente Emilio Sojo (1944). Este mismo año, su obra La niña recibe el
Premio José Loreto Arismendi en el VI Salón Oficial. En 1946 es premiado en el
VII Salón Oficial con Tambores (colección GAN). En 1947 realiza una individual
en el MBA y es premiado en el V Salón Arturo Michelena con Bailarina. En 1948
obtiene el tercer premio del I Salón Planchart con La novia. En 1949 viaja a París,
trabaja en la academia de la Grande-Chaumière y frecuenta el Taller de Arte
Abstracto dirigido por Jean Dewasne y Édgar Pillet. En esta época, su pintura, que
trabaja con ritmos lineales, se orienta hacia el abstraccionismo. Expone en la Casa
de América Latina y en la UNESCO (París). En 1950 participa en las actividades
del grupo Los Disidentes y expone en el Salón de Mayo de París. Al año siguiente
publica litografías en el libro Seis prosas, de su esposa Reyna Rivas; participa en el
VI Salón des Réalités Nouvelles (París), y la Galería de France organiza una
muestra de sus obras más representativas. Al año siguiente regresa a Venezuela y
Carlos Raúl Villanueva le encarga murales para la Ciudad Universitaria de Caracas,
entre ellos el mural para la fachada del Estadio Universitario y un mural para la
Plaza del Rectorado. Ese mismo año realiza un mural para el Hotel Nueva Segovia
de Barquisimeto (hoy Ucla). Estas obras se inscriben dentro de la etapa abstracto-
geométrica. En 1953 su trabajo se presenta en el Salón Planchart y en el XIV Salón
Oficial.
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Armando Reverón: (Nace en Caracas el 10.05.1889. Muere en Caracas el
18.09.1954). Artista y pintor, la obra de Armando Reverón, realizada en gran parte
en el Litoral Central de Venezuela, capta y transmite toda la luminosidad del
trópico. Asimismo, Reverón fue miembro sobresaliente de la Academia de Bellas
Artes, junto a figuras de la talla de Manuel Cabré, Antonio Edmundo Monsanto y
César Prieto. En cuanto a su infancia, se sabe por testimonios de la época, que a los
pocos años de haber nacido en Caracas fue dado en crianza por su madre a un
matrimonio de Valencia, los Rodríguez Zocca, quienes se ocuparon de su primera
educación. Su tío-abuelo materno, Ricardo Montilla, quien había estudiado pintura
en Nueva York, fue la persona que contribuyó de manera definitiva a despertar su
vocación artística. En 1904, vive con su madre en Caracas y en 1908, se inscribe en
la Academia de Bellas Artes, donde tiene como profesores a Antonio Herrera Toro,
Emilio Mauri y Pedro Zerpa. Su rendimiento le valió la recomendación de sus
profesores para obtener, al finalizar el curso de 1911, una pensión de estudios en
Europa. Este mismo año, viaja a España y se dirige a Barcelona, donde ingresa a la
Escuela de Artes y Oficios. En 1912, hace un breve retorno a Caracas; de nuevo en
España, entra a la Academia de San Fernando en Madrid. De acuerdo con algunos
estudiosos de su vida y obra, la capital española dejó una profunda huella en su
espíritu; siendo cautivado además por el universo de Francisco Goya. Más tarde,
recordará su paso por el taller de Moreno Carbonero, pintor un tanto extravagante,
maestro de Salvador Dalí. Regresa a Venezuela a mediados de 1915. Ya en Caracas,
retoma su trabajo mientras asiste a las sesiones del exclusivo Círculo de Bellas
Artes. Aunque estaba ausente de Caracas para el momento de la creación del
Círculo, los fundadores de éste le consideraban como uno de los suyos. En 1916,
Reverón pinta al aire libre sus primeros paisajes resueltos dentro de una tonalidad
azul. Poco después se traslada a La Guaira donde vive de dar clases privadas de
dibujo y pintura. Allí conoce en el carnaval de 1918 Juanita Mota, quien sería su
modelo e inseparable compañera. También en La Guaira, se encuentra al pintor de
origen ruso Nicolás Ferdinandov, a quien había conocido en Caracas el año anterior.
Durante este tiempo Reverón visita con frecuencia el rancho de pescadores que el
pintor ruso ocupaba en Punta de Mulatos. Siguiendo los consejos de Ferdinandov,
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Reverón decide instalarse en el litoral, iniciando con esto una nueva etapa en su
vida y en su obra. Para 1921, vive en un rancho de la playa, en el sector de Las
Quince Letras. Poco tiempo después se muda y comienza a construir, un poco al
sur, el castillete que le serviría de morada para el resto de su vida. Esta decisión
coincidió también con un cambio de conducta y por supuesto, una transformación
de sus conceptos artísticos. En este período, al adoptar hábitos primitivos y
desvinculado de la ciudad, Reverón pudo desarrollar una percepción más profunda
de la naturaleza y esto lo llevó a emplear un método de pintar, así como a adoptar
procedimientos y materiales que se adecuaban a su afán de representar la atmósfera
del paisaje bajo efectos del deslumbramiento producido por la luz directa del sol.
Además, creó valores cromáticos e ideó nuevos soportes, utilizando elementos
autóctonos. Entró así a lo que el crítico Alfredo Boulton llamó su “Época Blanca”,
ubicada aproximadamente entre 1924 y 1932. En 1933, se le hizo un primer
reconocimiento, al realizarse una exposición de su obra en el Ateneo de Caracas,
que luego fue presentada en la galería Katia Granoff de París. A comienzos de 1940,
inició su “período sepia”, al que correspondería un conjunto de lienzos pintados en
el litoral y en puerto de La Guaira y en donde los tonos marrones del soporte de
coleto constituyen el valor cromático dominante de la composición; paisajes de mar
y tierra donde destacan las marinas del playón, a los que siguió un período
depresivo tras sufrir el artista una crisis psicótica que obligó a su reclusión en el
sanatorio San Jorge, de José María Finol. Recuperado, no volvió a pintar como
antes. A partir de este momento, se refugió en un universo mágico que, en torno a
objetos y muñecas creados por él, dio origen a la última y delirante etapa
expresionista de su obra; etapa figurativa caracterizada por el empleo de materiales
tales como tizas, creyones y por una fantasía teatral que se tornaba más y más
incontrolable pero que, a través de un dibujo que aspiraba a la corrección
académica, buscaba restituir el equilibrio emocional de Reverón.
Francisco Narváez: Escultor y pintor. Hijo del ebanista y alarife José Lorenzo
Narváez y Vicenta Emilia Rivera. Su padre era conocido por sus tallas decorativas
realizadas en la Iglesia del Valle del Espíritu Santo de La Asunción y por la
construcción del faro de navegación de Porlamar (Edo. Nueva Esparta). Narváez
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asiste a la escuela de Carúpano, donde su familia se residencia hacia 1908, tras la
caída de Cipriano Castro, y empieza a realizar tallas de muebles en miniatura con
materiales como tiza o madera y una navaja como herramienta. Cuarto en una
familia de 11 hijos, su aprendizaje inicial se basó en las prácticas del taller de su
padre (1912-1921). Se interesó por la figura humana y copió en tiza los santos
restaurados por su padre, realizó retratos de sus familiares y probó materiales como
la greda para modelar figuras. Ayudó a su padre en los trabajos de reconstrucción y
restauración de la Iglesia de San José de Orocual (Edo. Monagas), para la cual
repintó las figuras y talló las partes faltantes de algunas imágenes religiosas. En
1916 participó en una exposición de artesanía en Cumaná con una talla de muebles
en miniatura y recibió un diploma de reconocimiento. Posteriormente se le encargó
un San Rafael para la Iglesia de Carúpano, a partir de un solo bloque de cedro; esta
figura, según el artista, se conservaba en la iglesia aún en 1968. En 1918, la familia
vuelve a Porlamar (Edo. Nueva Esparta), donde Narváez es atraído por escenas del
mercado de Punta de Arenas, con sus pescadores, vendedoras y cargadoras de
bultos, figuras recurrentes en su obra posterior; en el mercado observó al pintor
rumano Samys Mützner pintando motivos locales. Narváez inicia clases de teoría y
solfeo, que no puede continuar al enfermar de escrófula y permanecer un año en
cama. Al recuperarse se dedica a tallar figuras de nacimientos y, hacia 1920, talla en
madera una imagen del Niño Jesús para las hermanas carmelitas del hospital, que
llama la atención de monseñor Sixto Sosa, obispo de Guayana, quien le sugiere que
estudie en Caracas, le consigue el permiso de su padre, le paga el pasaje y gestiona
una beca para que estudie en la Academia de Bellas Artes. Narváez viaja a la capital
y se instala en casa de los capuchinos de las Mercedes, donde permanece interno
hasta iniciar los estudios de sexto grado en la Escuela Normal Villa Zoila y en la
Academia hacia 1922. La talla del Niño Jesús de las hermanas carmelitas del
hospital de Porlamar (Edo. Nueva Esparta) fue expuesta en 1922 en la Fotografía
Manrique, junto con una pintura suya del mismo tema; la prensa señaló que la
figura había sido tallada a navaja sin la intervención de maestro alguno. En la
Academia recibió clases de dibujo, pintura, escultura, paisajes, anatomía y
composición; sus profesores de escultura fueron Ángel Cabré i Magrinyà, Cruz
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Álvarez García y Pedro Basalo, y entre sus condiscípulos estaban Gregorio García,
Eduardo Francis, Rafael Rosales y Tomás Golding, entre otros. Por entonces, los
estudios artísticos seguían los patrones clásicos. Las clases de escultura se limitaban
al modelado en arcilla y al trabajo en yeso, aunque el artista se interesó en la talla
directa: le regalan un cincel y un bloque de mármol de Carrara, con el que talló un
rostro que creó controversias entre los profesores, debido a sus "formas redondas",
según Basalo, alejadas de los criterios clásicos propugnados por la Academia. Para
esa época tiene la oportunidad de observar pinturas de Sorolla expuestas en la
Academia. En 1924 obtiene diplomas de honor en la Academia en pintura y
escultura. Para esa fecha conoce a Arturo Uslar Pietri, Alfredo Boulton y Andrés
Eloy Blanco, quien le dedicó versos de Poda cuando el artista realizaba la maqueta
para la tumba de su padre, que no se llevó a cabo. En septiembre de 1925, las
esculturas del artista aparecen en un reportaje gráfico en la prensa. Narváez finaliza
sus estudios en 1928, viaja a Margarita para pintar motivos marinos y obtiene
algunas lajas de piedra, de las usadas para pavimentar patios, en las que esculpe
relieves. Realiza su primera muestra individual ese año en el Club Venezuela
(Caracas), en donde expone 60 pinturas y 12 relieves.
Jesús Rafael Soto: nace en Ciudad Bolívar, estado Bolívar, el 5 de Junio de 1923,
hijo de Luis Rafael García Parra y Emma Soto. Pasa su infancia y primera juventud
en Ciudad Bolívar y sus alrededores. Hacia la edad de 12 años, comienza el
aprendizaje de la guitarra. Sus primeras experiencias plásticas las tiene en el trabajo
de cartelista que ejerce desde muy joven para los tres cines de la ciudad. A los doce
o trece años dice haber leído la divina comedia de Dante Alighieri. A los 19 años
obtiene una beca del gobierno regional para emprender sus estudios en la Escuela de
Bellas Artes y Artes Aplicadas de Caracas, donde cursa la carrera de arte puro y
docencia entre 1942 y 1947. Son sus maestros Rafael Ramón González, Juan
Vicente Fabbiani, Marcos Castillo y Antonio Edmundo Monsanto, entre otros. Al
llegar a la escuela, descubre una naturaleza muerta del artista francés Georges
Braque que le impacta de manera perdurable e inclina sus intereses hacia el arte
moderno. Sus obras tempranas (bodegones, retratos y paisajes principalmente)
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indican múltiples influencias entre las que sobresalen las de marcos Castillo, Henri
Matisse, Paul Cézanne y Pablo Picasso. La influencia de estos dos últimos artistas
se hace crucial a finales de los años cuarenta, cuando ejecuta paisajes claramente
influenciados por el cubismo Cezaniano. Al concluir sus estudios, es nombrado
director de la Escuela de Bellas Artes de Maracaibo, cargo que ejerce hasta 1950,
cuando una beca del gobierno le permite viajar a París para proseguir sus
investigaciones. Es precisamente en Maracaibo donde escucha hablar por primera
vez del Cuadrado blanco sobre fondo blanco (1918) del ruso Kasimir Malevitch, a
su entender la forma más pura de atrapar la luz en la pintura. Antes de viajar a París,
presenta su primera expsoción individual en el Taller Libre de Arte en Caracas. El
16 de septiembre, Soto se embarca en l'Olimpia y emprende su viaje a parís. Al
llegar a Francia se pone en contacto con los artistas venezolanos fundadores de la
revista "Los Disidentes", especialmente con Alejandro Otero, Narciso Debourg y
Guevara Moreno. Frecuenta también a su coterránea, Aimée Battistini, quien lo
inicia en el mundo de la abstracción. Comienza un período de intenso estudio del
arte abstracto, a su manera de ver, la más grande revolución plástica después del
renacimiento italiano. Ya iniciada su obra abstracta, participa en el "Salon des
réalités nouvelles" (Salón de las nuevas realidades) y entra en contacto con el
galerista Denise René, cuyo apoyo sería crucial en los inicios de su carrera
internacional. Comienza su obra madura con la serie titulada "Composiciones
dinámicas". En ellas intenta dinamizar las estructuras ortogonales de Piet Mondrian.
En la primavera, Soto viaja a Holanda para encontrarse con la obra de Piet
Mondrian. Inicia sus repeticiones y progresiones. 1952/1953 realiza el pequeño
conjunto de obras seriales. En ellas intenta conseguir un equivalente plástico de las
prácticas musicales descubiertas en la música dodecafónica. Se trata para él de
trascender las nociones convencionales de la composición y del gusto.
Superponiendo tramas regulares de puntos y cuadros por medio de un plexiglás
transparente, logra introducir el tiempo real, ya no sugerido en la obra, sino
producido por el desplazamiento mismo del observador ante ella: Metamorfosis
1954 es la primera obra en la que logra producir núcleos luminosos Participa en la
exposición "Le mouvement" (el movimiento), organizada por la galerista francesa
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Denise René, muestra que marca el nacimiento histórico del "Cinetismo". Inicia la
serie titula estructuras cinéticas (1956-1957). Abandona el uso del plexiglás y
reemplaza las líneas pintadas por varillas de metal soldadas entre sí. A partir de allí,
consigue una de las características esenciales de su trabajo, la vibración de un
elemento metálico sobre una trama de fondo. Inicia sus primeras "vibraciones".
Expone en el museo de Bellas Artes de Caracas. Inicia su "Período Barroco". Inicia
sus "Escrituras". Realiza su primer "Cuadrado Vibrante". Participa en la Exposición
Universal de Bruselas, instalando su "Muro de Bruselas" (en realidad su primera
escritura y su Torre de Bruselas, en los jardines del IVIC (Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas). Inicia su trabajo a escala Urbana. Obtiene en
Venezuela el Premio Nacional de Artes Plásticas. Concluye su período Barroco.
Vuelve a un control estricto de los elementos plásticos. Durante los años sesenta se
desarrolla otro proceso crucial para su obra, proceso que culminará en 1967, con
una de sus invenciones conceptual y formalmente más coherentes y puras,
el"Penetrable". Presenta su "Muro Panorámico Vibrante" en la Bienal de Venecia,
etapa importante en el proceso que lo llevará a la creación de los Penetrables.
Denise René organiza una doble exposición personal de Soto en sus espacios de la
rivera derecha y la rivera izquierda del Sena, en París. Es en el contexto de la
exposición presentada en la galería de la rivera izquierda que aparece su primer
Penetrable. Invitado por Carlos Raúl Villanueva, Soto representa a Venezuela en la
Exposición Internacional de Montreal, con su escultura cinética "Volumen
Suspendido. 1969 Este año marca el momento de su consagración internacional con
la gran exposición retrospectiva del Museo de Arte Moderno de París. Este mismo
año se decreta la creación del Museo de Arte Moderno Jesús Soto en Ciudad
Bolívar. 1973 Es inaugurado el Museo de Arte Moderno Jesús Soto en Ciudad
Bolívar, una de sus más importantes contribuciones a la cultura venezolana. En él
deposita no solo un conjunto representativo de su obra personal, también un
conjunto excepcional de obras producidas por sus contemporáneos europeos y
latinoamericanos.
Mateo Manaure (18 de octubre de 1926, Uracoa, Monagas, Venezuela) es uno de
los artistas modernos más importantes de la historia del arte venezolano. En 1941
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entra a estudiar hasta 1946 en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas,
actual Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas cuando era dirigida por Antonio
Edmundo Monsanto. Ahí, estudia artes gráficas en el taller de Pedro Ángel
González, de quien fue asistente. Ya por esas épocas comienza a participar en el
Salón Arturo Michelena y el Salón Oficial de Arte Venezolano del Museo Bellas
Artes de Caracas. En 1947 gana la primera edición del Premio Nacional de Artes
Plásticas, disputado con Pascual Navarro y viaja a París, Francia. Regresa al año
siguiente a Caracas donde participa en la organización del Taller Libre de Arte. A
su regreso a París en 1950, participa en el grupo de Los Disidentes, junto a artistas
como Alejandro Otero, Pascual Navarro, Carlos González Bogen, Perán Erminy,
Rubén Nuñez, Narciso Debourg,Dora Hersen, Aimeé Batistini y J.R. Guillent Pérez.
De regreso a Caracas fundó, junto a Carlos González Bogen la Galería Cuatro
Muros y realizan la Primera Exposición de Arte Abstracto en el país. Era el año
1952. También comienza su colaboración con el proyecto de Ciudad Universitaria
de Carlos Raúl Villanueva, donde, además de aportar 26 de sus propias obras, sunge
como supervisor de las obras de arte. A partir de ahí participa en otras realizaciones
públicas, como las policromías de la Urbanización 23 de Enero. Desde hacía ya
varios años, Manaure se desenvolvía dentro del arte abstracto, que conformaba la
vanguardia artística venezolana de ese entonces. Luego, regresa al arte
representativo desde las artes gráficas, especialmente la litografía, pero no abandona
la expresión abstracta. En 1984 lo nombran Presidente de la Asociación Venezolana
de Artistas Plásticos. El año 2009 se inaugura el Museo de Arte Contemporáneo
Mateo Manaure, en Maturín, Estado Monagas. La obra de Mateo Manaure ha
pasado por distintas etapas. La primera, de tendencia representativa con temas
clásicos como el desnudo, el paisaje y la naturaleza muerta, con un cáracter gestual.
Luego, al ir a París, su obra evoluciona hacia la abstracción geométrica y luego se
torna en abstracción lírica. De esa manera, Mateo Manaure trabajó alternadamente
la representación y la abstracción. Entre las series realizadas por él encontramos
Pinturas Sobremontaje, Los Suelos de mi Tierra, Cuvisiones, Columnas
Policromadas, Mirar a América,Orinoquia, Ofrenda a mi raza, entre otras. En la
emblemática avenida Libertador de Caracas se despliega el gran mural Uracoa
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(2011) que es una reproducción horizontal de dos de las obras del mismo artista que
recubre las escaleras de emergencia del edificio de Petróleos de Venezuela (Pdvsa)
ubicado en la ciudad capital. El mural Uracoa ha sido enmarcado en el proyecto
Vibra Caracas, porque vibra con los Módulos Cromáticos de Juvenal Ravelo en la
misma avenida Libertador. Ambas obras forman parte de la serie de intervenciones
de arte en la calle desarrolladas en la Plaza Venezuela y el bulevar de Sabana
Grande, que actualmente consta de 22 obras a lo largo de todo el espacio. Mateo
Manaure vive hoy como uno de los artistas venezolanos más respetados.
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