proyecto cuentos animalistas

7/26/2019 Proyecto cuentos animalistas

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Autores de los relatos

Por qu estoy aqu? Miguel Salas Garca

Carita de Mueco Elena Tova Ruiz

Cuento del pollito Mar Daz

El circo de nunca ms Teresa Pujante Gonzlez

El secreto Elena Tova Ruiz

Jakobe y Paloma Paula Gonzlez Carracedo

La arbolada Valentn Kahl

La dulzura del Valle y la Tierra Valentn Kahl

Los gigantes y el mono Valentn Kahl

Una or llamada Amistad Yolanda Plaza

Canto de amor Elena Tova Ruiz

Carroa ponzoa Valentn Kahl

Cuidado al andar Elena Tova Ruiz

Intenta hablar conmigo Pitu Romera Robles

Mariposa Pitu Romera Robles

Mi vida en un frasco Elena Tova Ruiz

No les comemos Valentn Kahl

Palabras de un pajarito Elena Tova Ruiz

Si pudiera Pitu Romera Robles

Su melena Valentn Kahl

Tambin pudiera ser Pitu Romera Robles

Autores de las I lustraciones

El Secreto Ana Mara

Canto de amor Gianella de la Asuncin

Los gigantes y el mono Miguel Salas Garca

Carita de mueco Sara Gonzlez-Nicols

Tarraga

El circo de nunca mas Gianella de la Asuncin

La dulzura del Valle y la tierra Leticia Garca

Aguilera

La arbolada Pilar Daz Ramiro

La carroa ponzoa Helena Trabas / Celia de la

Fuente

Tambin pudiera ser Eider Agero Lpez

Tu triste moral Sara Gonzlez-Nicols

Tarraga

Cuidado al andar Marta Chicote

Mi vida en un frascoAnca Balaj

Palabras de un pajarito Andrs Valle

Diseo y maquetacin: decomunicacin

Diseo portada: Marta Chicote

Todo el dinero recaudado con la venta de este

libro, ir destinado a los animales sin hogar

que esperan su oportunidad en e l Santuario-

Escuela de EHL.

Tanto los escritores, ilustradores como los

diseadores que han participado en este bo-

nito proyecto, lo han hecho de una forma to-

talmente altruista. Os doy las gracias a

todos por el tiempo y la ilusin que habis de-

dicado.

Y a vosotros, queridos lectores, espero que

os guste y que sepis perdonar si hay algn

error. No somos profesionales, pero lo hemos

hecho con mucho cario.

POR UN MUNDO MEJOR,

Elena Tova

Dpto. Coordinacin y desarrollo Santuario

Escuela de EHL

www.elhogardeluci.org

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La carroa ponzoa ................................................................................................................................... 6

La arboleda ................................................................................................................................................. 7

Canto de amor ........................................................................................................................................ 13

La dulzura del valle y de la tierra .......................................................................................................... 18

El secreto ................................................................................................................................................ 24

Cuidado al andar ..................................................................................................................................... 30

Palabras de un pajarito .......................................................................................................................... 32

Mi vida en un frasco ................................................................................................................................ 34

Tambin pudiera ser ............................................................................................................................... 37

Tu triste moral ........................................................................................................................................ 39

Los gigantes y el mono .......................................................................................................................... 40

Carita de mueco ................................................................................................................................... 45El circo de nunca ms ............................................................................................................................. 50

#ndice

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verduras y frutitasQu delicioso manjar!Sin olvidar las setitaso las lentejas de mam.

Gran pequeo amigo,una leccin debes tomar:ellos no son comida,

nos dan su eterna amistad.

ran pequeo amigoque devoras sin cesar,un pequeo secretillote quiero conar.

Pero no lo guardes para ti,comparte con los demslo que ya vas a escuchar.

Una enorme vacaes un hermoso animal,cuya vida has de respetar,ni su leche ni su carnedebes t saborear,pues la carne es su viday la leche, de los pequeos.

Gran pequeo amigo,otra opcin te quiero ensear;

G

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La carro"a ponzo"a

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ra una fresca, saboreada y aromati-zada tarde de 14 de mayo, el climaera perfecto para salir a pasear entrela fresca arboleda que se encontraba

cerca de la casa de Dafne; una pequea, pero in-teligentsima, nia de ocho aos cuyo amor porla naturaleza y los dems seres vivos no era nadaextrao en la poca en la que viva nuestra amiga.

Como cada tarde primaveral en las cuales Dafneno tena que ir al colegio, ella sala a disfrutar deesa dulzura de mezcla de colores y sabores que in-undaban toda la tierra y el espacio de la gran ar-bolada que se encontraba cerca de su casa y a lacual ella denomin el bosque de la Alborada por-que desde pequea era incapaz de pronunciar ar-bolada. As pues, su abuelo, un hombre con unagran salud llamado Lorenzo, parta a la ventura por

E la Alborada con su pequea y traviesa nieta. Sinembargo, este da no sera como todos los demspara Dafne... Algo en su espritu juguetn cambia-ra al escuchar una de las historias de su abuelo.

Ese da, al salir de casa, Dafne observ cmouna pequea vaca hua al verles, a pesar de suesfuerzo por mostrarse amigable y cariosacon la vaca, sta corri despavorida a buscarun refugio donde esconderse, lo cual tortur ala pequea alma de Dafne. Al ver una cierta de-solacin en el rostro de la nia, Lorenzo lecont una historia de su juventud.

Acrcate deca el abuelo mientras invitaba a

Dafne a sentarse a su vera te contar unatristeza que hemos vivido todos los mayores

La arboleda

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origen que pocas veces pens que de verdadpoda estar comindome una vaca.

-Una vaca?! -interrumpi Dafne a su abuelomientras haca un gesto de hasto.

- S cario, yo he comido muchos animales, noslo vacas, sino tambin cerdos, pollos, terne-ras, jabales - Continuaba Lorenzo, dibujn-

dose en su cara un gesto de arrepentimiento.Esto era como una confesin para Dafne, el amory admiracin que senta por su abuelo de repentepareca derrumbarse en un instante como unatorre de naipes, pero ella decidi escuchar el re-lato de su abuelo, alguna buena excusa tena quetener para ello, para Dafne era incomprensible

que se comiera un pedazo de vaca, esos serestan nobles, bellos en su grandeza y en su pureza.

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en algn momento de nuestra vida, tal vez tno lo entiendas porque has podido conocer

otro mundo diferente, tal vez te parezca unamentira ma, una invencin de mi mente mayor;es posible que no te lo creas, pero es total-mente cierto, as ocurri. Dafne no entenda niuna sola palabra de lo que deca su abuelo, slosaba que se dispona a contar algo que no legustaba pues su mirada se encontraba perdida

en el horizonte, como si tratase de buscar unaexplicacin real a lo que estaba pensando.

Cuando tena tu edad -comenz el abuelo suhistoria- nosotros comamos cosas diferentesa las tu que comes, vivamos en una poca quepareca ser feliz, tenamos mucha comida queconsumir y slo nos importaba que tuviera

buen sabor, no nos importaba de donde venaesa comida. Hasta tal punto no conocamos su

Cuentos animalistas para ni"os de todas las edades

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imgenes que nos cautivaban, pero su inutili-dad provoc su desaparicin, ves que tonte-

ra?, preferamos ver una realidad a travs deuna caja que verla en persona. Lo mismo ocurracon la comida, nos gustaba ms el sabor delanimal sin importarnos que ese pedazo decarne perteneca a un ser que quiso vivir.

-Y jams te dio asco abuelo? -Pregunt Dafnerebosante de curiosidad ante la nueva facetadesconocida de su abuelo.

-No, porque no sabamos qu ocurra, comamosy ya est. Pero todo cambi cuando nuestroHogar, es decir, nuestro pequeo planeta quepareca que nos lo daba todo, que nunca se ago-tara el agua, que la naturaleza siempre estara

ah para salvarnos (pensbamos que ramos loselegidos por la tierra para dominarla y por ello

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-Y, por qu abuelo?, por qu lo hacas?

-Porque preferamos vivir en la cmoda ciudady el campo nos molestaba por sus bichillos, sindarle el verdadero valor a la naturaleza, puesno ramos capaces de ver la gran belleza queella contiene. Cuando yo tena tu edad, pe-quea, era ms cmodo y ms bonito estarbajo la sombra del televisor horas y horasantes que salir a la calle, en especial durante elverano.

-Qu es el televisor, abuelo? -PreguntabaDafne curiosa al desconocer el signicado deesa palabra.

-Olvido la suerte que has tenido, pequea le-

chuguilla, al no haber conocido semejante in-vento. Tan slo era una caja que proyectaba

Cuentos animalistas para ni"os de todas las edadesCuentos animalistas para ni"os de todas las edades

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zos. Una vez terminada esta fusin entre dosgeneraciones marcadas por la diferencia, el

abuelo decidi continuar con su relato, pensque era importante que su nieta conociera loque haba ocurrido tiempo atrs para evitarque esto volviese a suceder.

Lorenzo se sec sus lgrimas, con las que sehubiera podido rellenar el mar y prosigui suhistoria.

-Ya estoy bien pequea lechuguilla, creo que esnecesario que conozcas este relato y jams loolvides. Nuestra crisis carnvora nos llev haciael n, porque los animales que nos comamos secriaban en grandes naves industriales donde seles encerraba, sin ver la luz del sol, sin moverse,

estaban siempre all, cebados y engordados, es-perando el da de su muerte, padeciendo gran-

La arboleda

tenamos una inteligencia superior), esta tierray este hogar, ya no poda ms, y nosotros est-

bamos muy equivocados... Nosotros no hemossido nunca los amos del mundo.

Lleg un momento en el que el modo de vivir quetenamos hasta ese momento hubo que cam-biarlo radicalmente.

En este instante Lorenzo par su relato, cubricon sus manos su rostro y empezaron a apare-cer como de dentro de sus manos pequeasgotas de agua, como lluvia de primavera que in-undaba el arrugado rostro marcado por losaos. Dafne no pudo soportar aquel llanto, se-mejante al de un beb, por lo que abraz fuer-temente a su abuelo como deseando que, a

travs de esas lgrimas, se liberara toda suamargura y le llen de mimos, carios y abra-

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des enfermedades en sus maltratados cuerpos,enfermedades que eran transmitidas a la madre

tierra y que acabaron por arrasar con la poca na-turaleza que ya nos quedaba.

-Pero, por qu no os dabais cuenta de la cruel-dad que estabais creando? -preguntaba Dafnehorrorizada y escandalizada por lo que oa.

-Porque no lo considerbamos como algo im-portante, creamos que los animales estabanpara eso, para alimentarnos, para vestirnos,para entretenernos Esa fue la mentalidadque provoc grandes catstrofes, pues sinadie era capaz de respetar a los dems ani-males, cmo podra respetar a las dems per-sonas? Desde ese momento, todo se convirti

en un mundo sin conciencia hasta que, despusde muchos aos, la locura se esfum y volvi la

normalidad a los sentidos de las personas.Todos nos dimos cuenta de que la solucin era

empezar por el respeto hacia los dems, haciatodas las especies que conforman nuestroHogar, sabiendo apreciar las pequeas bellezasde la naturaleza, como el nacimiento de una oro un pequeo atardecer, que parecen muy coti-dianas, pero son realmente hermosas-

Una vez termin de decir esto, el abuelo Lo-renzo se levant de la piedra en la que se encon-traba sentado y camin hacia su casa. Dafne,sin embargo, se qued en el mismo sitio, du-rante horas, pensando en lo que haba dicho suabuelo: el mundo que ella conoca haba tenidoun pasado cruel que no deba olvidarse para queello no volviera a repetirse. Acto seguido Dafne

se levant, cogi una zanahoria y se la comimientras volva a casa de su abuelo.

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manece.Despus de esperar impacientedurante meses,

de soar cmo ser el momentodel reencuentro,

de ofrecerle el primer pensamientoal levantarme

y el ltimo suspiro al acostarme

Me levanto, me pongo guapa,hago grgaras con la garganta.Hoy es el gran da.

Alguna vez habis vivido esto?Es tan fuerte lo que siento,que me atrevera a llamarlo amor.Yo, la que nunca ca rendida,

de mis hermanas la pragmtica,la menos romntica.

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Es el momentoTantos das solita, esperando, recordandoHe dibujado en mi cabeza la historia de los dos.Tengo guardadas mil formas de besarle,mil caricias para tocarle.Todo preparado.Hoy es el gran da.

Miles de kilmetros han estado de por medio,pero con la primavera,ha emprendido su viaje de regreso...Y esta misma maana,si todo va como lo planeado,nos veremos de nuevo.

Cuando l regrese,ya no me sentir prisionera.

A

anto de amor

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El ao pasado no lo hice muy bien,pero hoy es distinto,

llevo 360 das ensayando.Hoy es el gran da.

PartimosJuanito arranca el coche.Me mira,le miro y le sonro.Me guia un ojo cmplicey yo empiezo el canto.Vamos al encuentro de mi amado.

LlegamosBajamos del coche, apresurados,no queremos hacerle esperar.Este ao no se te escapa pequea!.

Y sus palabras de aliento me tranquilizan.Juanito es mi amigo, Juanito confa en m.

Mi casita pequea se convertir en nuestronidito de amor

y, si todo va bien,de nuestra uninnacer un pequenque nos colmar de alegra a los dos.

Ya viene Juanito a buscarme,mi amigo, mi mentor.Gracias a l conozco a mi enamorado.Los dos cmplices salimos de casa,bromeamos para quitar la tensin.Nos remos y canturreamos.

Tenemos un planl sabe como yoque, si nos volvemos a ver,

este ao har lo imposible para que se quedea mi lado.


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Canto de amor

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VieneLe veo venir,

ha detenido su camino.Me ha odo, me ha mirado y se ha girado.

Nos posicionamosSomos los primeros en llegar,

Esto nos da derecho a elegir un sitio preferente.Los amigotes de Juanito apenas hanmadrugado,

no tienen tanto inters,as que este ao veo que me toca a m.

Ya... viene Mi corazn late a mil.Parece que le siento Intento articular

palabra a mi compaero,pero estoy tan nerviosa que apenas balbuceo.Es l! Por n sale mi voz... Grito!Grito muy alto:Es l, estoy aqu amor!Grito ms alto:ESTOY AQU!

Grito desesperada, tan alto como puedo.Y mis splicas y mis cantos dan resultado.

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Repaso mentalmente su recorrido.Miro a Juanito, mi amigo.

ste se levanta y corre a buscarle.AturdidaEstoy en una jaula. Ahora me doy cuenta.Quiero volar a buscarlo, pero no puedo.Estoy prisionera.Lloro, lloro y pido ayuda.Juanito!!!!!!!!!!!!!

Mi amigo me oye y vuelve.Corre mientras grita contento:Le tengo! y trae colgando boca abajo

a mi amado.Le tiene atado a su cinturn por las patas.La sangre brota entre las plumas.Olor a muerte, olor a perdign.

Celebracin

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Mi amado viene hacia aqu.Qu bonita su sonrisa,

es ms guapo de lo que recordabaLa espera ha merecido la pena.

Por n juntosMil formas de besarte,mil caricias para tocarte.Y ya te siento Nos miramos enamorados...Y cantamos.

PUUUUUM!!!

Qu ha pasado?... Mi amorha gritado.

Mi amor?... Le llamo asustada, peronadie contesta.

Un silencio ensordecedor despusde un disparo.


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Canto de amor

Muy bien Juanito. Este ao el premioes tuyo.

Vaya pichn! Qu bonito es el jodo!gritan los amigotesy quien que pens que era mi amigo.Juanito est feliz.Os lo dije chicos, este ao gano yo. Menudahembra de reclamo,eh Lolita? y mete el dedo ensangrentadointentando acariciar mi pico.

Es la ltima imagen,la que atormentar mis das.Sus ojos abiertos, quietos.Y yo, paloma de reclamo,muerta en vida,recordar cada da

que los humanos se valen de mi canto de amorpara quitar brutalmente vidas.

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n el valle, ya se poda escuchar de nuevoel cantar de los pajarillos en la maana,era un da especial para Roberto y suhijo Maxi; iran de caza como una espe-

cie de ritual en el cual el pequeo se convertira enun hombre al matar a un ciervo. La idea de dispararcontra "algo" que no haba hecho nada para mere-cerlo no gustaba en absoluto a Maxi, quien con-

taba con 12 aos, edad que deca el padre que eraimportante para el crecimiento de los hijos y, poreso, l deba asegurarse de que Maxi se convir-tiera no solo en un hombre de bien y de provecho,sino tambin en un hombre de verdad.

Maxi no quera molestar a Roberto y pens quesi disparaba mal o desviaba el disparo podra

hacer entrar en razn a su padre de que l noserva para la caza.

Una vez despiertos en la cabaa del pequeovalle, Roberto no poda contener su emocin.

Mi hijo por n ser un hombre, deseaba esteda desde su nacimiento se deca a s mismomientras preparaba las armas para cazar.

Durante el desayuno apenas comi, su es-

tado de nimo estaba perceptiblemente al-terado, su conciencia jugueteaba de arribaabajo, mientras sus ojos seguan con despre-cio la cuchara que sumerga y sala del taznde cereales.

Hijo, necesitas mucha energa, es un da

duro. Parece que ests cansado, no dormistebien anoche? Es normal, yo tampoco lo hice, al

La dulzura del valle y de la tierra

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igual que t, la emocin y el deseo de la maanafue superior y apenas pude dormir.

A todos estos comentarios del padre, Maxi noprestaba la mayor atencin, tan solo asenta demanera mecnica, para no enfadar a su padre,pero si fuera por l estara revoloteando y dn-dose un buen chapuzn en el ro, jugando con lospeces, imitando su glorioso nado... O subiendo alos rboles, haciendo compaa a los nidos de lasaves o perdindose en el bosque a pesar de sualergia al polen; eso a l no le importaba, disfru-tar de la naturaleza vala eso y ms!

Ya llegaba la hora de salir y Roberto contabamentalmente todo lo que iba a necesitar, pareceque estaba todo completo, mas algo faltaba: el

propio Maxi se encontraba ms callado quenunca, caminaba por la propia inercia siguiendo a

su padre pero con la mirada perdida en unos pen-samientos que ni si quiera Roberto poda imagi-

nar que estaban fraguando. No obstante,Roberto despej de su mente cualquier otra ideaque no fuera la de adquirir una buena pieza que suhijo pudiera abatir y pronto comenz a observarhuellas de ciervos y a notar sus rastros. Sabaque andaban cerca y decidieron esperar prxi-mos a un claro, con el arma preparada en lasmanos de Maxi. Pronto apareci un pequeociervo con su madre y Roberto dio la orden dedisparar a la madre, pero Maxi se neg.

No le voy a disparar, tiene un hijo! susu-rraba Maxi a su padre.

Pero es solo un ciervo, el pequeo ni notar

que ha perdido a su madre porque no sabe ques eso! respondi Roberto.


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Maxi no tuvo ms remedio que asentir con lacabeza y cuya mirada estaba clavada en el

suelo. No poda mirar a su padre por vergenza,pero no por las lgrimas que sus ojos estabanderramando, sino porque se avergonzaba deser el hijo de Roberto. Jams pens que esegran hombre que admiraba poda llegar a haceraquella atrocidad.

Durante la noche, Maxi no poda dormir; cadavez que cerraba los ojos, llegaba a su cabeza laimagen de ese ciervo muerto. De repente Maxiabri los ojos, mir a su padre que se encon-traba durmiendo en la cama contigua y comomuelle elstico, se levant rpidamente de lacama sin hacer ruido, se visti, sac algo de co-mida, agua y sali por la puerta de la cabaa...

Para no volver jams al lado de un verdugo. Yano poda conar.

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Me da igual, no disparar.

Muy bien hijo. En ese momento y tras unrpido movimiento, Roberto quit el arma a suhijo y dispar contra el ciervo madre.

As lo debes hacer de ahora en adelante.

Mientras se alejaba en direccin a la cabaa,Maxi no tuvo ms opcin que seguirle. Al llegarall, Roberto le esperaba con un gesto amena-zador sentado en uno de los sofs que se en-contraban al lado de la chimenea, apagada enese momento del ao.

Maxi, maana volveremos al bosque y vas ahacer lo que yo te diga, disparars sin ms a lo

que yo te diga, no pienses en si ese animal es hijo,padre, madre o to, eso nos da igual, entendido?


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aprendi a contarlos, aprendi a leer el cielo, sumayor y eterno compaero, el que nunca le

abandonaba en ningn momento de su vidahasta ese momento.

Por otro lado, hasta ahora haba podido man-tener alejados a los cazadores que llegabanhasta los alrededores de sus tierras con el nde cazar y haba conseguido mantener unafauna casi intacta alrededor de sus tierras. Al-

gunas veces causaban destrozos en sus culti-vos, pero nada que un poco de paciencia nopudiese solucionar rpidamente, como as lohizo en diversas ocasiones.

En torno a los animales que vivan junto a lastierras de Maxi, aparecieron muchas historias

en las que se deca que all se encontraba el osoms grande de todos los valles y montaas de

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Los aos han pasado y Maxi ya no es ese nio t-mido y miedoso de 12 aos. En ocho aos, Maxi

ha aprendido a vivir de la tierra y de los frutosque esta da. Despus de la imagen de la muertedel ciervo, decidi que en su cuerpo no volverana entrar animales muertos. Despus de dejar lacasa de la cabaa de su padre, comenz a vagarsin rumbo jo, sali del valle llegando a un lugarcercano donde un trabajador de la tierra, un agri-cultor, le acogi como a un hijo y a su muerte, he-

red la tierra que l mismo trabaj. No eranespecialmente grandes, pero s productivas.

Para Maxi el crecimiento de sus frutos era muyimportante, pasaba horas leyendo, meditandojunto a los olores del campo, reexionando yobservando el cielo. Pronto, supo conocer el

comportamiento del clima y por las noches,supo reconocer los diferentes ciclos lunares y


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Aquellos ojos del joven le eran conocidos, el olordel joven tambin le era familiar, as como

todos sus rasgos. Para el cazador era como mi-rarse en un espejo hace veinte aos y pronto sedio cuenta de que la vida que en sus brazos seextingua era la del hijo de ocho aos quetiempo atrs haba desaparecido. Con grandeslgrimas despidi a su hijo, que ya se iba a des-cansar con todos los dems buenos animalesdel mundo. Desde ese da, Roberto destruy su

escopeta de cazador, comprendi el dolor deperder a un ser amado y jams volvi a matara ningn otro ser, continuando el legado de suhijo, quien ahora puede realmente sentirse or-gulloso de su padre.

los alrededores, que el poco contacto con loshumanos haba hecho a los animales de la zona

ms agresivos, conviritiendose en piezas msapetitosas para los cazadores. Atrados portodas esas leyendas que no eran ciertas, unbuen da de ores, ro y sol apareci un cazadorpor las tierras de Maxi.

Este se encontraba en el pozo contiguo a lacasa sacando agua. El seco y caluroso verano

ya se aproximaba a pasos agigantados y eranecesario el agua. Su corazn pronto comenza acelerarse a una gran velocidad y dej todo loque estaba haciendo para dirigirse hacia el bos-que y, entonces, fue ensordecedor lo que escu-ch: un disparo de escopeta de caza que le dioen el hombro al ser confundido por uno de los

cazadores. El cazador solt el arma y corri asocorrer al joven herido...

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Nosotros, mi hermana Carol y yo, entendimosque la gente compra a estos animalillos tansuaves porque les quieren y porque les gustaacariciar su piel. Tal como nosotros queremos

y acariciamos a Luna, la perrita que papadopt para la familia.

ola amigos, Mi nombre es Carlos yvoy a contaros una historia, porqueme lo ha pedido mi profe de lengua.

Mi redaccin trata de la amistad que tuvo mihermana Carol con un visn. Un visn es un ani-mal muy bonito, del tamao de un perrillo. Decuerpo alargado y pelo muy suave. Tan suave es

que, entre los humanos, son muy valorados.Hay gente que tiene muchos visones en su ncapara luego venderlos. Dicen que valen mucho di-nero porque a la gente le gusta acariciar la piel;su piel.

Lo s porque mam nos lo explic respondiendoa Carol cuando le contamos que nuestro vecino,

Eusebio, tena en su nca un montn de anima-litos en jaulas.

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haba muchos enfermos. Qu despistado eranuestro vecino Eusebio!

Yo les daba la mitad de mi bocata, pero Carolse lo daba entero. Quiz por eso empez a adel-gazar. Yo saba el motivo pero no se lo deca a

El secreto

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Todas las tardes al volver del cole, mi hermanaespiaba al vecino por la ventana. Eusebio era un

poco grun y no le gustaba vernos rondar porsu nca, as que las visitas eran cuando el ve-cino grun marchaba. Entonces, Carol aga-rraba nuestros bocadillos y me llevaba arastras para ver a los visones. Yo no quera irporque me daba pena verlos en esas jaulas tansucias y pequeas. Pero Carol me consolaba di-ciendo que su estancia all era solo por un

tiempo. Que la gente que los quera tanto ven-dran pronto a por ellos. Tal y como nosotroshicimos cuando adoptamos a Luna en ese cen-tro de adopcin de perros.

Los visones se ponan muy contentos al vernosporque les dbamos nuestros bocadillos. Los

pobres estaban hambrientos, nunca haba co-mida en sus jaulas, Carol deca que por eso

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cuando se lo explicamos a mam! Perocuando se le pas el cabreo, cogi al beb

visn y le dio de comer, le calent con susmanos y nos ense cmo cuidarle. El bebcreci con mi familia, y era el mejor amigo deCarol. No s cuantos aos dur su amistad,

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pap y a mam porque los visones eran nuestrosecreto. En una de nuestras visitas, descubri-

mos unas jaulas distintas. Eran un poco msgrandes y tenan dentro familias enteras.Mams y bebs visones. Eran feos Nacanmuy pequeitos y sin pelo...

Esa visita la recuerdo con mucha emocin, puesnos encontramos un beb visn en el suelo, sehaba cado en la nieve y lloraba y tiritaba de

fro. Carol le cogi con mucho cuidado para nolastimarle y quiso devolvrselo a su madre,pero la jaula tena los barrotes tan juntos quefue imposible meterle con ella.

De repente, sonaron palabras, y gritos, y losdos salimos corriendo. Era Eusebio, que nos

haba descubierto. Tuvimos que huir con elbeb en la mano y... Menuda bronca nos call


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El secreto

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s que acab cuando empezaron a ocurrircosas extraas en casa.

Mis padres siempre estaban llorosos y de re-cados con mi hermana. Carol cada da estabams delgada y siempre cansada. Ya ni siquieraiba al cole. Siempre estaba sentada. Peronunca triste, nunca lloraba. Siempre estabajunto al visn. Jugaban y cantaban y los dosdorman juntos y nunca se separaban.

Un da los dos amigos; el visn y mi hermana, sequedaron dormidos al lado de la estufa. Tanagusto estaban, que no se dieron cuenta y elpobre visn se quem la piel.

Le curaron en el veterinario, pero se le qued

una marca. Pareca la calva de pap, pero en vezde en la cabeza, en el costado.

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Y lleg el triste da en el que el visn se tuvoque marchar.

Mam dijo que se tena que buscar su propia fa-milia, que Carol ya no podra cuidarle, pues setena que ir al Hospital. Y all... All no dejan en-trar con animales. Mam cogi a nuestro pe-queo amigo y se lo llev al vecino Eusebio.

Carol no par de llorar, y desde entonces, yanunca la vi contenta.

Una tarde se reuni mucha gente alrededor desu cama. Yo pens que lo hacan para hacerlarer y olvidar su pena. Pero all nadie estabafeliz, no contaban chistes, ni hacan bromas, nisiquiera sonrean.

Solo mi ta Aurora vino contenta, y guapa, muy

guapa decan todos. He descubierto unatienda en el pueblo donde todo lo venden a lamitad de precio porque la ropa viene con algndefecto contaba Aurora.

Nos ense su compra, pero no le prest aten-cin, un abrigo.

Pues vaya rollo pens yo.

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Pero Carol, mi hermana, que pareca estar dor-mida, hizo un esfuerzo para girar la cabeza y ver a

mi ta. Solt un grito y con la mano temblorosatoc una calva en el pelo del abrigo de Aurora.

Ese fue su ltimo suspiro, mi madre dice que sela llev la pena.

Por esto que nos pas, mi madre tiene un se-creto:

Cada seis meses se viste de negro y sale a lanca de Eusebio.

Abre las jaulas y los visones salen corriendo.

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La arboleda

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on pequeitos,algunos vuelan,y otros se desplazan caminando.Algunos nacen con cien pies

para correr,y otros tienen un par de antenas

para no chocarse.Algunos vers con fuertes patas,

nacieron con ellas para saltar.Y otros insectos son expertosen escavar.

Sea como sea su cuerpo,estos animales son buenos.No hay bonitos ni feos,todos merecen respeto.

Recuerda siempre,cuando te encuentres con uno de ellos,

S

uidado al andar

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que todos los animales tienen pap y mam,y que si algo les pasa,su familia les va a llorar.

Cuidado por tanto,pequeo humano,cuando decidas alzar un pieo tu deseo sea saltar.Recuerda que debajo de tipuede haber otros seres ms chiquitos

y que su deseo es vivir.

Cuidado al andar

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T, amigo nio,que un da crecersy podrs empuar un arma,escucha atento estas palabras:

Los pajaritos queremos vivir!No nos mates de un disparo,ni rompas mi frgil vuelo con una piedra.

No me apreses ni me encierresen una jaula

que ,sin estirar mis alas, de pena me matas.

Soy slo un pajarito,uno ms en este mundoque no eligi su papel.

Pude haber nacido humano,y ser tu hermano,

oy un pajarito que canta,un animal bueno.Como todos los seres vivos puedo:ser feliz,

estar triste,tener miedo,pasar hambreo sufrir.

Cuando amanece, levanto el vuelo,feliz canturreo buscando comida,miguitas de pan o lo que me pueda encontrar.

No me meto con los humanos,y con otros animales no discrepo.Mi cuerpecito es pequeo,

as que ni sitio ocupo,ni ores, rboles o pastos estropeo.

S

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Palabras de un pajarito

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pero me toc ser ms chiquitoy vivir a tu merced.

S compasivo conmigo,no me cojas, cuando soy beb,de mi casita-nido.Pasar mucho miedo;como si te rapta a ti un extrao,y, sin ningn porqu,te separa de mam

y te hace dao.Piensa que t y yo somos iguales,dos seres inocentesen cuerpos distintos.T un humanoy yo; un pajarito.

Palabras de un pajarito

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Soy una lagartija sin futuro. Un animal ence-rrado en un tarro de cristal. Un cachorrillo delagartija prisionero, triste y sin familia. Me se-cuestraron.

Los humanos no saben qu darme de comer, yyo no s cmo puedo hacerme entender con lascriaturas que me miran al otro lado del frasco.

Me muero de hambre. El suelo es fro, no tengonada donde refugiarme y calmarme cuandotengo miedo. Nada que cazar en este tarro decristal.

Hoy, Javier, por fin ha observado, no slo mi-

rado. -La lagartija est triste-. Y me ha to-cado.

e llamo Ea. Soy un chivn. As me lla-man los gigantes.

Nac para vivir en el campo, comer in-sectos y esconderme en agujeros.

Esto es lo que me hace feliz: pasar las tardesen una pared dormitando, aprovechando el ca-

lorcito del verano con el rabo estirado y los oji-llos cerrados.

Ay! mi rabo dnde estar? Hace muchotiempo que me lo cortaron.

No s qu parte de mi vida es la que ms meduele; el estar mutiladito o la aoranza de no

ver el cielo, oler la hierba y saltar de piedra enpiedra. Esta es mi vida en un frasco.

M

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Mi vida en un frasco

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Mi vida en un frasco

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Ey!, amigo! Te estabaesperando susurra unadulce voz despertndomede mi letargo.

Soy Ua, tu amiga. Hevenido a ayudarte.

Mi mejor amiga, la re-cuerdo. Tantos das y jue-

gos. Desde que nacimos,jams nos habamos sepa-rado. Hasta el da en quelos humanos nos cazaron.

La lagartija arrastr a sucompaero hasta una

roca. All le dio de comer ylos dos se tumbaron al sol.

Yo, sin fuerzas para mo-verme y el nio, asustado.Ha convencido a Robertopara abrir el frasco ydarme la libertad.

Piensan que ya no es di-vertido tener a un chivnsin rabo. Me han llevado aljardn.

Han abierto el tarro. Sua-vemente me han sacado.En la inmensidad de lahierba boca arriba, yazco.

Mis ojos se cierran. Mi li-

bertad lleg demasiadotarde, ya no tengo fuerzas.

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Los dos chivines sin rabo se recuperaron. Vol-vieron a correr por los campos, a trepar por laspiedras y a esconderse en los agujeros. Fueronfelices y comieron insectos y lombrices.

Gracias humanos por abrir el tarro y dejarlesvivir en libertad.

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ambin pudiera serque el mundo que nos miraest puesto al revs

Que en cualquier otra vidame lo podis creerpudimos ser hormiga

Y ya veis,por mucho que yo os digael respeto que tenis,por esa pequea vida

NO ES SUFICIENTE!!

Quisiera saber porqu

Tambin sienten!Se programan subsistir

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T

Tambi!n pudiera ser

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se organizan y se quieren.Se parecen tanto a m

que me parece mentiraque sin pararte a pensarno consideres su vida.Tal vez pueda ser tu suertemi pequea fantasa:Que en algn otro momentoTe toque a ti ser hormiga.

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oplas, aplausos y canciones,de la plaza inundada.Donde cuelgan los pendones,y la muerte es hallada.

Sangre reejan sus facciones,su descarada miradareeja sus ilusiones,dar la primera estocaday calmar sus emociones.

Gran pelea injusta,que de arte disfrazadaa pocos hoy ya gusta,tristeza silenciada.

Ninguna muerte es justa

como esta celebrada,y mi voz es su fusta.

Como me quito el sombreroque est hecho de papel,su defensa es lo primero.Toro dibujado en cartelcon cario, amor y esmero,

pues suena ruidoso cascabel,pues as es como te quiero,gran rumian, tu cuerpo liberadoy no magullado y ensangrentado.

C

Tu triste moral

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equeo amigo, hoy quiero contarte

mi historia, la historia de un pequeochimpanc, la de un beb solito quellor muchsimo porque unos adultos

muy malvados le hicieron cosas muy feas y do-lorosas.

Yo nac en un lugar blanco, todo pareca limpio,lleno de frasquitos y botecitos con lquidos decolores muy relucientes que me atraan.

Los primeros das despus de haber salido delvientre de mi madre, los comparta con ella, mepeleaba con mis hermanitos por su leche, pe-leas que siempre terminaban convirtindose enjuegos. Mi madre siempre deca: Hay lechita y

comidita para todos, sois unos traviesos, nome mordis!.

PLos juegos no eran tan divertidos porque viv-

amos en unas jaulas muy pequeinas donde vi-vamos todos juntos y, por supuesto,dormamos todos juntos, todos encima demam. Era como una crcel, solo que no saba-mos qu travesura habamos hecho para estarah siempre.

Fuera de nuestra jaula pequea, haba siempreunas personas muy grandes, muy altas, erancomo unos gigantes para nosotros. Sus cabe-zas estaban cubiertas con un gracioso som-brero blanco que les hacan parecer unoschampiones y un curioso "tapabocas" que leshaca parecer como si no tuvieran boca y, cadavez que hablaban, sus tapabocas se movancomo si un folio se estuviese doblando y esti-

Los gigantes y el mono

l

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rando por la mitad. Llevaban unos fros y suciosguantes blancos como los que llevan los den-tistas y las enfermeras y unas largas batasblancas como la de los mdicos, solo que estosgigantes no curan a nadie, solo hacen dao.

Un da de juegos y peleas se acerc hacia nos-otros uno de esos curiosos gigantes blancosy, sin esperarlo, abri la jaula y me cogi con susfros y sudados guantes, oyendo la desespera-

cin de mi madre que empez a chillar. Nunca lahaba visto tan enfadada, mis hermanos esta-ban asustados y se escondan detrs de mammientras yo lloraba. Uno de los cabezas cham-pin golpe a mam chimpanc y ella cay alsuelo, con los ojos cerrados.

Me llevaron a otro sitio tambin muy blancopero con aparatos muy extraos y muy feos y

l d d l d d

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Tenemos que probar estas vacunas en elmono. Son las ms dolorosas pero no importa,no pasa nada si se muere, es un mono, un bichopeludo que no tiene inteligencia, un animalms. Despus, sent el verdadero miedo en micuerpo, eso me iba a doler y a estos gigantesde blanco no les importaba!

Todos esos frasquitos y botecitos con lquidos

de colores que me atraan y que te cont antes;amiguito, todos esos lquidos tan bonitos em-pezaron a inyectarlos a travs de mi cuerpo,una inyeccin tras otra, la sangre sala de micuerpecito mientras los malvados de batablanca miraban. Solo a una persona vea llorar,solo una pequeita lagrimilla corra por la meji-lla y sala de esos ojos de color mbar que memiraban jamente.

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me encerraron en otra jaula, pero ahora estabayo solito y asustado.

Probablemente est aqu porque ayer no quisecompartir la leche de mam con mis hermanitosy ahora me estn castigando por ello pens.

Haba pasado muy poco tiempo cuando me sa-caron otra vez de la jaula y estaba feliz porquepensaba que me llevara de nuevo con mam y

con mis hermanitos.

Ahora lo compartir todo, me dije a mimismo para que no volviese a pasar lo mismo.

Pero esos que van con batas blancas, esos queparecen mdicos, pero mdicos malvados, meataron a una silla y sacaron unas agujas muygrandes, mientras decan entre ellos:

L i l

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Fueron das muy tristes, varias veces al da meaplicaban miles de inyecciones. Mi pequeo ydbil cuerpo, el cuerpo de un beb monito es-taba lleno de agujeros donde haban metidoesas enormes agujas.

Una noche, mientras dorma, intentando no ha-cerme dao en mi jaula por las heridas, entra-ron otros gigantes, pero eran unos gigantesdiferentes. Estos gigantes iban con un pasa-

montaas negro, tan solo se les poda ver losojos. En vez de llevar una larga bata blanca, ves-tan jersis y vaqueros negros. Tambin susmanos estaban cubiertas por guantes, pero noeran blancos ni estaban fros. Eran guantes ne-gros y, adems, estaban calientitos! Uno deesos gigantes negros se acerc a m y yo reco-noc esos ojos Eran los ojos de color mbarque en otro momento me miraban jamente

C t i li t i" d t d l d d

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mientras yo lloraba. Ese mismo gigante cogila jaula donde yo estaba asustado y la sac deese lugar blanco, mientras otros vestidos de

negro sacaban otras jaulas con mis hermani-tos, mi madre y otros animales de otras espe-cies que no haba visto nunca. Todos salamosde all.

Me sac de mi crcel, com caliente y dej desentir, despus de mucho tiempo, miedo. Tam-bin pude volver a abrazar a mi madre y a mishermanitos y vivir como todos los animales te-nemos derecho a vivir: en libertad.

Y todo, gracias a los gigantes de negro.

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Hubo una vez un nio que viva en una

gran ciudad. Tena una familia estu-penda y una bonita casa. Pareca te-nerlo todo. Sin embargo, era un nio

triste. Su rostro no reejaba nada: ni deseos,ni sorpresa, ni alegra... En el cole le llamabancarita de mueco, debido a esta dificultadpara reflejar sus emociones.

No siempre fue as, hubo un tiempo en que ca-rita de mueco fue felz Aseguraba Esther a lanueva vecina. (Esther es la coti- coti del barrio;todo lo sabe y, por supuesto, todo lo casca).

Dicen que tampoco habla.

Cierto Las dos mujeres taparon susbocas cuando el nio se aproximaba.

H

arita de mu"eco


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Hola pequeo! Le salud alegremente Lo-rena, la nueva vecina.

Desde ese da, cada sbado, Lorena acuda a lacasa del nio con suculentas invitaciones: unpaseo en bici, una tarde de remo en el pantano,una peli de cine Pero carita de mueco siem-pre rechazaba sus propuestas. Los padres delnio, al ver tanta insistencia, invitaron a la ve-

cina una tarde a tomar caf.

Por qu su hijo est siempre tan triste?Les pregunt en cuanto pudo.

Los padres se miraron como ruborizados, lamam le dio un suave codazo al padre como au-

torizando la respuesta:

Felipe naci siendo un nio normal, era alegrey vital. No paraba de hablar. Desde siempre, legust rodearse de animales. En todas las foto-grafas sale agarrando a un perro, abrazando aun gato o sosteniendo a un pjaro Y le mostrorgulloso una foto del nio y un guacamayo.

Cuando cumpli los 10 aos, nuestra familiaadopt un gatito. Fueron aos felices, muy fe-lices Y su mano tembl al acercarle otro re-

trato.

Este era su compaero de juegos; su mejoramigo.

El matrimonio se fundi en una triste y pesa-rosa mirada. La madre retom la conversacinporque el padre estaba con los ojos vidriosos yno poda articular palabra:

Carita de mu"eco

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Carita de mu"eco

Cometimos un gran error, que hoy en da se-guimos pagando. Felipe apareci sangrando porun araazo del gato. Estbamos asustados

porque pensbamos que perdera el ojo. Al de-cirnos que la herida se la haba hecho el gato,su padre, cabreado, agarr al animal y le llev alveterinario para que le sacricaran. El ojo deFelipe se cur, pero no as su corazn.

Mi hijo se ech la culpa de la muerte de su

amigo felino. El psiclogo piensa que siente cul-pabilidad por haberse chivado de que el gato lehaba araado. Nosotros no supimos ver quehaba sido un simple accidente. Que fue unjuego de amigos. Nos apresuramos y tomamosuna decisin equivocada. Desde entonces, mihijo no habla. No ha vuelto a jugar, no ha vueltoa rer, ni a interrelacionarse con los demsnios. El mundo no tiene nada que ofrecerle.

Yo puedo ayudarle Se ofreci Lorena.

Esa misma tarde susurr unas palabras al nioy ste, por n, reaccion y la mir interesado.Los dos nuevos amigos, la mujer y el nio, mon-taron en el coche y se fueron juntos. Detuvie-


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Los transentes pasaban de largo sin pres-tarle atencin.

El nio se comunic con el gato sin emitir nin-guna palabra, tal y como haca con los animalesde la clnica. Tranquilo amigo, voy a llevartecon Lorena y vamos a curarte.

El pobre animalito se dej coger y hasta pare-ci que suspiraba acurrucado entre sus bra-

zos. Antes de partir, oy cmo un hombreenfadado gritaba desde su jardn:

Ese maldito gato ya no volver a mearse enmis plantas! Con la sardina que se ha comidose le acab el molestarme! Efectivamente, allado del gato, sobre la acera, vio la mitad delpescado. Todava estaba cubierto por unos pol-vitos amarillos.

ron el vehculo frente a un letrero verde quedeca Clnica veterinaria El gato Pancho.

Yo trabajo aqu, soy veterinaria Y el nioabri los ojos como platos. Se cogieron de lasmanos y entraron.

Este fue el principio de una gran amistad.Todas las tardes, despus del cole, carita demueco se pasaba por la clnica y all, Lorena, le

hablaba y le mostraba cosas de su trabajo y lescuchaba y aprenda. Se convirti en su mejorayudante. Entenda perfectamente a los ani-males. Los bichitos que iban asustados, consus caricias se calmaban.

Una tarde de marzo, Felipe interrumpi su pasoal escuchar el maullido de un gato. El minino vo-mitaba espuma y sangre y se retorca de dolor.

Carita de mu"eco

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Le han envenenado! Pens el chaval alar-mado. Corri, corri y corri... Y cuando lleg ala clnica, apenas le quedaba aliento.

Felipe, qu ha pasado? Le llev a la salade curas, el gato apenas respiraba. Qu leha pasado? Volvi a preguntar al muchacho.No puedo curarle si no s qu le ha pa-sado!!! Le grit la veterinaria.

Felipe, carita de mueco, abri la boca y... cos-tndole mucho, consigui hablar: Le han en-venenado.

Los dos, la veterinaria y el animal desapare-cieron en el quirfano. Felipe rompi su silen-cio, por fin, y dej escapar un inconsolable

llanto.

Pasaron varias horas cuando Lorena aparecide nuevo. Scate esas lgrimas, Felipe. Ydime, cmo le vamos a llamar? El gato se hasalvado.

Pppp... Pancho Balbuce feliz el muchacho.

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ace unos das mi sobrina me pidi

que le llevara a un circo que haba lle-gado a la ciudad. Me dijo que queraver a todos los animalitos, elefan-

tes, tigres, leones, monos, osos, y que tambinquera ver a los payasos.

Estaba tan entusiasmada que decid contarletoda la verdad sobre los circos.

Entonces le expliqu que haba dos tipos de cir-cos, unos con animales y otros sin animales.

Le habl de los payasos de toda la vida, CharlieRivel, el Zampabollos, Nabucodonorsito, loshermanos Tonei, Andreu Rivels, Foto, Mili-kito, y de lo mucho que nos haban hecho rer yque siguen haciendo hasta ahora.

Pero los circos no solo tienen payasos, tambin

tienen muchos animales que son esclavos de loshumanos, que los explotan en contra de su vo-luntad y solo los utilizan para su divertimento yenriquecimiento. Le expliqu que la imagen quetenemos del trato a estos animales es muy di-ferente de la cruda realidad. Los circos con ani-males dan mucho miedo, sobre todo porque los

paps llevan a los nios al circo, y no saben lo quesufren los animales que estn all.

A algunos se les coarta de su libertad, son cap-turados en la selva y transportados en jaulasde grandes barrotes con cadenas alrededor desus patas y de todo el cuerpo, y con las cade-nas permanecen en el circo todo el resto de su

vida hasta su muerte.

H

El circo de nunca ms


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Es cruel para estos que han conocido la liber-tad, que han nacido en plena naturaleza juntoa sus hermanos y vivido en su hbitat natural.

Pero incluso es ms cruel, si cabe, para aquellosque han nacido dentro del circo, que no conocenotra cosa ms que la tristeza, la depresin y elsufrimiento, y que nunca conocern ni disfruta-rn de la libertad de estar all de donde proce-den. No todos son animales salvajes, leones,

osos, tigres, monos, elefantes, jirafas, pante-ras, sino que tambin hay caballos, ponis y ani-males domsticos, como perros, que noconocern un hogar donde les quieran.

Todos los das son humillados con gritos, insul-tos, golpes, latigazos y palizas en sus entrena-mientos para que aprendan a subirse con las

cuatro patas a la vez a taburetes diminutos y

ridculos para sus corpulentos cuerpos, o tie-nen que montar en bicicleta. O trabajar confuego, saltar por dentro de aros encendidos

que les da autntico pnico. Cuando viajan conel circo de unas ciudades a otras por carretera,casi no les dan ni comida ni agua, y as es todasu vida. Sufrimiento, incomprensin, y mucha,mucha tristeza detrs de esos barrotes.

Entonces le cont a mi sobrina que hace mu-

chos aos cuando yo era pequea, mi madre mellev a un circo con animales. Durante el espec-tculo, en un descuido de mi madre, me escurrde mi silla muy despacio y sal al exterior. Medirig hacia los carromatos y las jaulas quehaba visto cuando entrbamos. Era toda unaaventura para m, estaba tan entretenida e im-presionada viendo todo aquello que pasaron las

horas y se hizo de noche.


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El pequeo elefante se quejaba de que le dolanlas patitas de los golpes que le daban con unabarra de hierro, y las cadenas que llevaban le

estaban haciendo mucho dao. Lloraba: Ma-mita!! Es que no quiero que me pongan el som-brero o esa faldita rosa tan ridcula. Adems,yo soy un chico, y no soy un payaso, y no quieroparticipar de este circo!

Una lgrima muy grande le cae y resbala por su

trompita hasta el suelo. El pequeo sigue llo-rando mientras su mam le consuela.

Y, de repente, pegu tal brinco que casi me des-cubren al or al fondo una voz grave, era el grantigre: Elefantito, no llores. Aunque hay huma-nos que son muy malos con nosotros, yo s yte puedo armar que hay otros muchos, que se

llaman a s mismos animalistas activistas, y

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p

De repente escuch ruido, y eran los hombresdel circo que salan con todos los animales yles iban metiendo en sus respectivas jaulas.

Me escond detrs de una de ellas y lo que mepas aquella noche no lo olvidar nunca en mivida.

Primero o hablar a la mam elefanta con supequen. El elefantito haba nacido dentrodel circo y no saba lo que era la libertad. Y le

peda: Mam, mamita, hblame de la selvaotra vez como haces todas las noches antesde dormir, anda! Y su mam le contaba histo-rias lejanas de su familia de elefantes, cuandocoman de las ramas de los rboles, de cuandose baaban en los ros y jugaban y despus setumbaban al sol.... y entonces l deca: Gra-cias, mamita, as esta noche podr soar otra

vez con la selva.


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que estn luchando con todas sus fuerzas portodos nosotros para que nos liberen, y por losderechos de los animales de todo el mundo. Se

les puede escuchar a veces al otro lado de lavalla, gritando y manifestndose en las puer-tas del circo. A veces se desnudan o se pintanpara simular ser como nosotros y se ponen ennuestra piel. Y vienen con pancartas en pro-testa por la crueldad en la que malvivimos. Losactivistas son nuestra ltima esperanza, son

nuestra voz, la voz de los animales.

Entretanto la mam elefanta sufre en silenciomientras su pequeo ya se ha quedado dor-mido y llora tambin. El tigre conversa con eloso de la jaula de al lado sobre la melancola queles embarga, y tratan de olvidar por un mo-mento la tristeza, y suean que algn da deja-

rn todo esto atrs y volvern a las praderas


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donde habr amor por todas partes y ores decolores. Suean con su libertad... como todaslas noches.

Y le termin de contar a mi sobrina que, a pesarde que mi madre me rega despus, aquellamgica noche fue tan especial que, siendo anmuy pequea, me convert en una activista ani-malista y promet que luchara por ellos hastael nal de mi vida por conseguir la libertad detodos los animales, y que me gustara que ella

y todos los nios y no tan nios hicieran lomismo.

Hoy, mi sobrina viene conmigo a todos losactos animalistas.

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proyecto cuentos animalistas

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