primeras paginas historia argentina

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 dirigida por Gregor io W einbe rg HISTORIA ARGENTINA  J osé Luis Busaniche Est udi o Pre liminar: Fernando J . De v oto Nueva Dimensión Argentina

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historia argentina primeras páginas

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  • dirigida por Gregorio Weinberg

    HISTORIA ARGENTINA

    Jos Luis Busaniche

    Estudio Preliminar: Fernando J. Devoto

    NuevaDimensinArgentina

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  • NDICE

    Estudio preliminar, por Fernando Devoto . . . . . . . . . . . . 11Advertencia, por Gregorio Weinberg . . . . . . . . . . . . . . . 31

    CAPTULO I. El ro de Sols en el mbito de los descubrimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

    CAPTULO II. Dnde estaban el Rey Blanco y la Sierra de la Plata. La conquista del Per . . . . . . . . . . . . . . . 51

    CAPTULO III. La desventurada expedicin dedon Pedro de Mendoza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67

    CAPTULO IV. Del Paraguay a los confines del Per . . . . . 81CAPTULO V. De las Charcas al puerto de Caboto.

    La conquista del Tucumn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99CAPTULO VI. La vida inquieta de Asuncin

    y las fundaciones del litoral platense . . . . . . . . . . . . . 115CAPTULO VII. El ensanche de un imperio

    y la clausura de un puerto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137CAPTULO VIII. El menoscabo de la corona de Castilla

    y sus consecuencias en Amrica . . . . . . . . . . . . . . . . 159CAPTULO IX. La intrusin portuguesa

    en el Ro de la Plata . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181CAPTULO X. A merced de la paz de Utrecht . . . . . . . . . . 207CAPTULO XI. Poltica de paz, poltica de guerra y una

    expulsin: todo en perjuicio del Ro de la Plata . . . . 237CAPTULO XII. Una gran empresa malograda

    y un virreinato de corta duracin . . . . . . . . . . . . . . . 269CAPTULO XIII. El rey Jos Bonaparte, la mscara de

    Fernando y el advenimiento del pueblo argentino . . 305

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  • CAPTULO XIV. La frustrada Asamblea de 1813. La vuelta del Rey al trono de sus mayores y sus efectos en la Revolucin Argentina . . . . . . . . . . . 341

    CAPTULO XV. La unin republicana excluida por la unidad monrquica. Hacia el protectorado portugus. La declaracin de Independencia . . . . . . . . . . . . . . . 367

    CAPTULO XVI. Una empresa de trascendencia americana.La ilusin monrquica y el fermento de la democracia federal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 389

    CAPTULO XVII. El Ao Veinte. El Tratado del Pilary sus consecuencias. El aislamiento rivadaviano . . . . 415

    CAPTULO XVIII. Un congreso, una guerra, la aventura presidencial y un fusilamiento inicuo . . . . . . . . . . . 449

    CAPTULO XIX. La dictadura unitaria y el comienzode la dictadura federal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 485

    CAPTULO XX. La reaccin unitaria apoyada por el extranjero, el bloqueo francs y un tratado honroso para la Confederacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 519

    CAPTULO XXI. Una campaa de mil leguas. La fascinacin del Paraguay. Oribe frente a Montevideo y la intervencin anglo-francesa . . . . . . 557

    CAPTULO XXII. La coalicin de estados americanosy europeos contra el gobierno de la Repblica Argentina. La lucha a muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . 587

    CAPTULO XXIII. Aos de guerra y de secesin aprovechados por el extranjero. Esfuerzos de Urquiza por rescatar la paz y la unin. La Constitucin Federal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 623

    CAPTULO XXIV. Unos malos convenios con el Brasil y ms patacones para la Confederacin. La hecatombe y el crimen. Cepeda y la integracin nacional. La Constitucin del 53 reformada. Otro crimen... y la batalla de Pavn . . . . . . . . . . . . . . . . . 655

    CAPTULO XXV. La nueva integracin nacional cumplida desde Buenos Aires. El Uruguay invadido por Venancio Flores y por el Brasil. Francisco Solano Lpez y el equilibrio del Ro de la Plata. Una presidencia malograda (1861-1865) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 689

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  • CAPTULO XXVI. La guerra del Paraguay, el desorden interior y una campaa presidencial . . . . . . . . . . . . . 727

    ndice de nombres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 765

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  • CAPTULO I

    EL RO DE SOLS EN EL MBITO DE LOSDESCUBRIMIENTOS

    ...Vinieron a decir la gran riqueza que en aquel ro haba, yque si lo queramos seguir, nos cargaramos las naves de oro

    y plata... Carta de LUIS RAMREZ.

    ...Y eran en sus hazaas largos para facellas, cortos paracontallas. P. JUAN DE MARIANA.

    Desde el viaje inicial de Cristbal Coln, hasta que finaliza elperiplo de Magallanes, va dilucidndose, en un perodo de casit reinta aos, el enigma de los primeros descubrimientos. Y el mun-do asiste conmovido a la ms portentosa revelacin que se pro d u-jera desde la venida de Jesucristo. La mayor cosa desde la cre a-cin del mundo, sacando la encarnacin y muerte del que lo cre ,es el descubrimiento de este nuevo mundo que Indias se llama,dijo el cronista primitivo Lpez de Gomara. Esta frase traduce elpensamiento de la Europa cristiana frente al hecho ms trascen-dente de su historia.

    El autor de aquella transformacin no pudo medir todo elalcance de su empresa. Sabido es que termin sus das en la convic-cin de haber descubierto una ruta martima desconocida, e igno-rante de haber revelado al hombre la magnitud y la configuracindel planeta que habitaba. Los antecedentes de aquel viaje de Colnestn regidos por extraas contingencias. En vano se buscarn razo-nes concluyentes para explicarlas. Espaa dcese y no otro pasde Europa estaba preparada para llevar a trmino los proyectos delnavegante. La unidad espaola, la toma de Granada, no son, sinembargo, suficientes para explicar ese hecho histrico. Recurdeseque la Reina Catlica no dispona del dinero necesario para armaruna corta expedicin. Si algn pas tena antecedentes en su historiapara intentar una seria exploracin martima como la planeada porColn, era el reino de Portugal, gobernado por una dinasta de hom-bres prudentes y experimentados desde los tiempos de don Juan I,

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  • m a e s t re de Avs. Durante todo el siglo X V, y mientras el reino deCastilla desgarrbase en guerras intestinas hasta sufrir las vergenzasde Enrique IV, antecesor de la Reina Catlica, Portugal haba idocumpliendo una serie metdica de descubrimientos en la costa occi-dental del frica, buscando afanosamente el camino de la India y susriquezas.

    El prncipe don Enrique el Navegante, figura esclarecida en lahistoria de las empresas martimas, presida desde su academia nu-tica de Sagres, en el cabo San Vicente, la expansin colonizadorade Portugal. En 1460, ao de la muerte del Infante, bajo el reinado deAlfonso V, se haban explorado las islas de Cabo Ve rde; en 1486,B a rtolom Daz, al servicio de don Juan II, descubri el Cabo deBuena Esperanza. Tenan los portugueses en el mar Atlntico las islasA z o res, la Madera y las de Cabo Ve rde. Tres papas del siglo X V h a b a notorgado a la corona las tierras descubiertas y por descubrir a lo lar-go de la costa de frica, considerada como el camino de las Indias.Y las Indias significaban el oro, las piedras preciosas y el comercio dela especera.

    A fines del siglo X V, la idea de la redondez de la Ti e rra erageneralmente aceptada por quienes se ocupaban en descubrimientosy exploraciones. El mapa de Toscanelli y el globo de Martn deBehaim materializan el concepto predominante sobre la forma de laTi e rra en el ltimo decenio del siglo X V. Martn de Behaim, o deBohemia, haba vivido en las Azores.

    Si la esfericidad de la Tierra era entonces una nocin aceptada,por qu los portugueses no completaron el descubrimiento de lacosta de frica, emprendiendo la ruta directa hacia el oeste para lle-gar a las Indias? Suele responderse a esta pregunta oponiendo elcarcter esencialmente orgnico y prctico de las expediciones alfrica. stas fueron de descubrimiento, conquista y colonizacin;nada se fiaba a la ventura. Por qu se responde aventurarse alo desconocido si el camino descubierto llevaba directamente alobjeto codiciado?... Tambin se pretende que los navegantes portu-gueses conocan otras islas ms al occidente de las Azores y de CaboVerde. Nada se ha demostrado. Verdad es que los viajes martimosde la poca se hacan con fines esencialmente prcticos, a veces reli-giosos, sin mviles verdaderamente cientficos, ni menos con lo quese llam despus espritu de aventura. Predominaba tambin el rece-lo por el mar tenebroso; ponan miedo las leyendas de monstruosmarinos y de aguas hirvientes en las lejanas del pilago ignoto.

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  • Impulsado por ese espritu prctico y a la vez religioso alque se unan la intuicin y la voluntad geniales emprendi Colnsu viaje al occidente en busca de aquellas Indias promisoras del oroy las riquezas desde los tiempos de Marco Polo. Su primera sorpre-sa, despus de algunos das de navegacin, fue que, a la distanciacalculada, no aparecan las tierras que esperaba. El mar tenebrosono era tan temible pero s ms grande que lo imaginado. La costa deCipango (Japn) no poda encontrarse tan distante. Y navegaro ncasi dos meses con mar tranquilo!... El viaje se prolongaba con cre-ciente descontento de la tripulacin. Coln fundaba sus clculos enconceptos errneos: para la geografa de la poca, el mundo era mspequeo de lo que se revel despus. En el mapa de Toscanelli comoen el de Martn de Behaim, falta la inmensa extensin de agua delmar Pacfico y toda la masa continental que recibi despus el nom-bre de Amrica; obsrvase adems que la costa de Asia aparece msprxima a Europa que la costa de Amrica en los mapas modernos.

    Cuando Coln lleg a la isla que denomin San Salvador, cre-y naturalmente haber dado en la costa asitica. La geografa del Asiaoriental era conocida en Europa por relatos fantsticos pero queencerraban algn elemento de verdad. Los pobladores de aquellasislas encontradas, que fueron tenidos por indios, la fauna, la flora,dejaron perplejos a los descubridores. No era eso lo que esperabanhallar, estando a los relatos ms difundidos, pero nada autorizaba adudar de que haban llegado al extremo oriental del Asia.

    A la vuelta de su primer viaje, Coln se vio obligado a dete-nerse en Portugal. El rey don Juan II escuch la narracin de suhazaa y crey, como era natural, que el atrevido marino a quienhaba desodo antes de que tuviese acogimiento en la corte deEspaa, vena de aquellas Indias, adonde se encaminaban las cara-belas portuguesas desde los tiempos de don Enrique el Navegante.La corona de Portugal crea poseer el derecho al descubrimiento yconquista de esas tierras por otorgamiento de los pontfices.

    El papa Alejandro VI, despus del primer viaje de Coln, diosu famosa bula de 1493 por la cual declaraba pertenecientes a lac o rona de Espaa las tierras descubiertas y por descubrir al occi-dente de una lnea ideal trazada de polo a polo, cien leguas al oestede las islas Azores y Cabo Verde. Todo lo que cayera al oriente de esalnea sera del rey de Portugal. El lmite continuaba al otro lado de laesfera terre s t re, quedando el mundo dividido en dos hemisferiosdonde ambas coronas podran efectuar descubrimientos y conquis-

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  • tas. El monarca don Juan II, sin duda para alejar a los espaoles delas cercanas del frica occidental, donde podan aparecer nuevasislas sobre todo en la parte sur no recorrida por Coln, exigique la distancia establecida al oeste de las Azores fuera prolongadaconsiderablemente. As se acord en el tratado de Tordesillas, segnel cual los portugueses podran descubrir en el Atlntico hasta tres-cientas setenta leguas al oeste de las Azores. Excusara decir que eltratado de To rdesillas se fundaba sobre el falso supuesto de queColn haba llegado al Asia. La demarcacin adoleca, por otra par-te, de graves defectos: no se indicaba precisamente el punto dearranque de la distancia en las Azores ni se daban puntos de refe-rencia sobre la prolongacin de la lnea en las regiones del otrohemisferio. Todo contribuy a que Portugal saliera ganancioso en eltratado: la prolongacin de la zona de descubrimientos en el Atlntico,hacia el occidente, le permiti ms tarde la ocupacin del Brasil; laomisin de referencias a las zonas asiticas, facilit la ocupacin deterritorios en perjuicio del rey de Espaa. Si se considera que Por-tugal no tuvo participacin alguna en el primer viaje de Coln y quepara 1492 ni siquiera haba llegado a la India, fcilmente se adverti-r que los beneficios obtenidos en Tordesillas fueron nada ms queel resultado de contingencias favorables.

    Despus de firmado el tratado, falleci el rey don Juan II dePortugal, llamado el Prncipe Perfecto, y le sucedi en el trono donManuel I, conocido por El Afortunado. El nuevo rey se apresur abuscar el camino de la India por la ruta del Cabo de BuenaEsperanza, descubierto por Bartolom Daz diez aos antes. Vasco deGama, doblando el Cabo, fonde en la baha de Calicut, costa delIndostn, el 22 de mayo de 1498. Ao y medio despus, estaba devuelta en Portugal, cargado con todas aquellas riquezas que Colnno haba encontrado en sus descubrimientos. Como consecuenciade este viaje, quedaba Portugal dueo del comercio de Oriente, yLisboa se converta en opulenta metrpoli europea.

    Si el primer viaje de Coln sobrecogi a los portugueses porlas posibles derivaciones econmicas de la aventura, la vuelta deVasco de Gama a Portugal en 1499 desconcert al gobierno espaoly a los navegantes que se arriesgaban en las regiones descubiertas.Las riquezas de la India no vendran a Europa por el camino de occi-dente, sino por la vuelta de frica. La proeza maravillosa de Colncon su secuela de esperanzas amenazaba con terminar en una estrilempresa de colonizacin donde cundan el desorden y la discordia.

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  • Descubranse nuevas tierras pero faltaba la nocin exacta de lo des-cubierto. Y Coln persista en que se hallaba prximo a los dominiosdel Gran Khan.

    El rey de Portugal arm otra expedicin que a las rdenes dePedro lvarez Cabral deba navegar como la anterior por el Cabo deBuena Esperanza. Cabral se apart mucho de la costa de frica inter-nndose en el mar que apareca menos tenebroso despus de losviajes de Coln. Casualmente o a designio, descubri nuevas tierrasen el Atlntico, que formaban la costa del Brasil y tom posesin deellas en nombre de su Rey. Despus sigui la ruta de las Indias.Quedaba as afianzado para siempre el dominio portugus en el nue-vo continente descubierto. El tratado de To rdesillas daba paraPortugal su primero y magnfico fruto. Aquello poda ser una isla,pero de cualquier manera, estaba dentro de la demarcacin portu-guesa. Coln, entretanto, prosegua sus viajes, que fueron cuatro. Enuno de ellos, el terc e ro, al pasar frente a la desembocadura delOrinoco, exalt su fantasa y afirm que estaba prximo al parasoterrenal. Toc las costas de Venezuela, creyola una isla, y sigui bus-cando el paso hacia el soado reino de Catay.

    Mientras esto ocurra, los portugueses echaban las bases de suimperio en la India. En frica y Asia, flameaban ya las quinas victo-riosas del rey don Manuel.

    En 1504, muri la Reina Catlica y el rey Fernando de Aragnpas a ser regente de Castilla por incapacidad de la princesa Juana ypor muerte de su marido Felipe el Hermoso, padre del futuro CarlosV. Diversos navegantes espaoles iban ampliando las exploracionesde Coln y as efectuaron desembarcos en la costa norte del conti-nente sudamericano. An no se tena nocin exacta de tal continen-te; slo haba podido verificarse la existencia de grandes extensionesde tierra situadas muy al sur de las primeras islas descubiertas, y quenadie haba imaginado.

    Amrico Vespucio, navegante florentino al servicio de Espaa,efectu en aquellos momentos diversos viajes de exploracin.Poseedor de una cultura superior a la de sus compaeros de aventu-ras, escribi algunas cartas en latn que tuvieron difusin en Europay despertaron curiosidad por el aspecto cientfico de los descubri-mientos. Vespucio fue el primero en afirmar que las tierras encon-tradas al sur eran algo nuevo un nuevo mundo de que no habatenido nocin el mundo civilizado. Algo que no era Asia, ni frica,ni Europa; una nueva parte, que, segn lo habra verificado Vespucio

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  • en sus viajes, se extenda muy al sur de lo descubierto por lvarezCabral. Este nuevo concepto de Vespucio opuesto al de Coln,y de cientfica exactitud, fue difundido por la imprenta y contribu-y a que se generalizara el nombre de Amrica. Pero Vespucio notuvo parte en tal equvoco ni hay razn alguna para calificarlo deimpostor. La nocin geogrfica de Vespucio fue afirmndose duran-te la primera dcada del siglo X V I, pero como no se haba descubiert otodava el mar Pacfico, situbase la masa de tierra continental des-conocida en su conjunto muy cercana a la extremidad oriental delAsia. Los portugueses seguan su esplndido comercio con la India,y la corona de Espaa no solamente vease excluida de aquellasregiones, sino que en las nuevas tierras descubiertas la famosa lneade To rdesillas poda trabar la expansin natural de los descubri-mientos espaoles hacia el sur. El Brasil era ya portugus. Slo que-daba la bsqueda de un paso hacia el oriente para disputar a los por-tugueses el comercio de la especera. En lo descubierto por Coln ysus sucesores inmediatos, el estrecho no poda encontrarse. El reyFernando decidi entonces buscar ese paso en la parte sur de las tie-rras descubiertas por Cabral. As evitara el conflicto en la costaatlntica. Pero, de cualquier manera, Espaa deba llegar, por lomenos, a las Malucas y compartir el comercio de Oriente. En 1506haba muerto Coln. En 1512, muri tambin Vespucio, que ejercael cargo de piloto mayor del reino. Fue nombrado en su lugar JuanDaz de Sols, experto y avezado marino espaol que haba realizadoexploraciones con Vespucio.

    Ese mismo ao, el rey Fernando resolvi enviar una expedicina las Malucas y la confi a Sols, firmando las capitulaciones corres-pondientes. El objeto deba ser la isla de Ceylan y la de Maluque ySumatra y Peg y tierra de los chinos que se consideraban dentrodel dominio espaol conforme a la demarcacin de Tordesillas. Elhecho provoc inquietud en Portugal y el rey don Manuel trat deimpedir lo que consideraba una intromisin en sus dominios. El via-je fue diferido, a lo que contribuy mucho la vinculacin familiar deambas dinastas, porque don Manuel estaba casado con una hija delRey Catlico. Otras capitulaciones con Sols firm ronse a fines de 1514.Nez de Balboa haba descubierto el mar del Sur (1513) lo querevel la existencia de una enorme extensin martima entre el nue-vo continente y el Asia. Que vos deca el Rey a Sols seais obli-gado de ir a las espaldas de la tierra... de Castilla del Oro y de all

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  • adelante ir descubriendo... mil e setecientas leguas e ms si pudiere-des contando desde la raya e demarcacin que va por la punta de ladicha Castilla del Oro adelante... Castilla del Oro comprenda par-te de la actual costa de Venezuela y del istmo de Panam. Sols debasortear las tierras ocupadas por los portugueses y llegar a la parteopuesta de la costa espaola en Tierra Firme para all tomar rumboal continente asitico, hasta las Malucas. Parti Sols de San Lcarde Barrameda con tres naves y sesenta hombres y naveg en elAtlntico hacia el sur en busca de un paso por bajo de las costas queocupaban los portugueses, siguiendo as las instrucciones del re yFernando. Antes de tres meses, estaba en el gran estuario que llamMar Dulce y que despus sera conocido por ro de la Plata. Se inter-n hasta las bocas del Uruguay. (Enero-febrero 1516.) En un desem-b a rco realizado en la margen izquierda del ro Uru g u a y, cay enmanos de los indios charras o guaranes que le ultimaron a lcon sus acompaantes, comindolos segn parece a la vista delos que esperaban en los barcos. Ante aquel trgico final, el resto delos expedicionarios decidi volver a Espaa. Una de las carabelassucumbi en la isla de los Patos, frente a la costa brasilea de SantaCatalina y varios nufragos quedaron en tierra, unindose despus alos portugueses de la regin. Uno de aquellos nufragos, AlejoG a rca, fascinado por los relatos que oy sobre la existencia delimperio del Rey Blanco y de la Sierra de la Plata (que no era otro queel imperio de los Incas del Per), organiz con algunos compaerosuna expedicin muy numerosa de indios guaranes y se intern enel continente a la conquista de aquel pas fabuloso. Alejo Garc ahabra llegado segn testimonios contemporneos a los confi-nes del Per y sucumbido en territorio paraguayo despus de ateso-rar ingentes riquezas en metales preciosos. La expedicin de AlejoGarca, eplogo del viaje desastroso de Sols en busca del paso a lasMalucas, es el hecho inicial de una serie de intentos para llegar alPer por los ros de la cuenca del Paran. Constituye tambin unepisodio significativo como ndice de que el futuro de la conquista yla colonizacin espaolas no estaba en Asia sino en ese nuevo conti-nente que iban revelando al mundo los intrpidos navegantes yexpedicionarios.

    En la costa norte del ro de Sols, slo qued como recuerdodel descubrimiento un pobre grumete de la expedicin, Francis-co del Puerto, que se salv de la hecatombe y permaneci abando-

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  • nado entre los indios. Francisco del Puerto se mantuvo en la reginhasta la llegada de Caboto, diez aos despus. El fracaso de estaexpedicin coincidi con la muerte de Fernando el Catlico, a quiensucedi en el trono su nieto Carlos, rey de Espaa y despus empe-rador de Alemania con el nombre de Carlos V. Fue la dinasta de losAustria la que dio podero y esplendor mundial a la corona deCastilla. En los primeros aos del reinado de Carlos V firm ro n s elas capitulaciones con Hernando de Magallanes, marino portugusmal avenido con el gobierno de su pas que prometi encontrarel paso a las Malucas y probar que caan bajo la jurisdiccin espa-ola. La armada, compuesta de cinco naves, se hizo a la vela desdeSan Lcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519. Para enerode 1520, estaba Magallanes en el ro de Sols, que recorri en todasu costa meridional hasta verificar la inexistencia del paso hacia elmar del Sur. Decidido a encontrarlo, sigui la costa patagnica.Despus de efectuar diversas escalas e imponerse terriblemente ala tripulacin descontenta, entr en el estrecho que lleva su nom-b re. (Octubre de 1520.) Sin explorar la costa de Chile, puso pro aal occidente y se intern en el mar del Sur que se le mostr excep-c i onalmente propicio hasta merecer el nombre de Pacfico. Sobre p o-nindose a las penalidades de una largusima navegacin, que revella verdadera amplitud de aquel ocano, Magallanes vctima de sutemeridad muri a manos de los indgenas de Mactan, en el ar-c h ipilago que se llam despus de las Filipinas. Haba cumplidola hazaa quiz ms portentosa de la historia. De las naves deMagallanes, slo lleg a Espaa la Victoria, bajo el mando de Se-bastin de Elcano. Conduca diez y ocho hombres enfermos y hara-posos que entraron en el puerto de Sevilla el 8 de septiembre de 1522.Carlos V concedi a Sebastin de Elcano el uso de un escudo con lafigura del mundo y esta divisa: Tu primus circumdedisti me.

    Cuando Sebastin de Elcano lleg a Sevilla, Hernn Cort shaba cumplido la conquista de Mxico y del imperio azteca, llegan-do tambin hasta las playas del mar del Sur, donde se proyect laformacin de una escuadra para explorar los mares de la India. Elviaje de Magallanes aclar los problemas que haban planteado losprimeros descubrimientos. Quedaba sin embargo por conocer todala costa oriental de Amrica. La conquista de Mxico y las riquezasobtenidas excitaban el afn de las exploraciones, y sobase con eldescubrimiento y conquista de nuevos imperios entre las inmensasregiones todava desconocidas. Pero Carlos V no abandon su empre-

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  • sa de las Malucas. Se sinti profundamente halagado con el viaje deMagallanes, que, segn sus palabras, haba rodeado el mundo ente-ro. Y por la dicha comodidad que me puede de esto venir agre-g y a toda la cristiandad, me propongo organizar nueva armadapara enviarla all.

    Esa nueva expedicin, destinada a seguir la ruta de Magallanes,llev como capitn general a fray Garca Jofre de Loayza. Iba tambinSebastin de Elcano. La armada parti de La Corua el 24 de juliode 1525 y tuvo un final desventurado. En el estrecho de Magallanesp e rd i ronse algunas naves y la San Gabriel volvi a Espaa bajo elmando de Rodrigo de Acua. Loayza y Elcano pasaron al mar Pacficoy perecieron en una travesa desastrosa. Pocos espaoles pudieronl l egar hasta el Maluco. Rodrigo de Acua, que haca la vuelta deEspaa con la San Gabriel desde la ribera patagnica, recal en elBrasil isla de los Patos donde encontr ciertos nufragos de laa rmada de Sols. Quince hombres de Acua desert a ron seducidospor las historias del Rey Blanco y de la Sierra de la Plata.

    Antes de conocer el final de Loayza y de sus compaero s ,Carlos V haba firmado nuevas capitulaciones con Sebastin Caboto,marino veneciano, designado piloto mayor de Espaa despus de lamuerte de Sols. Caboto deba seguir por el estrecho de Magallanesen demanda de las islas del Maluco y de las otras que fueron des-cubiertas por Magallanes y por Juan Sebastin de Elcano, para hacerrescates y cargar los navos con oro, plata, piedras preciosas, perlas,drogas, especeras, sedas, brocados, u otras cosas de valor. Con tresnaves y doscientos hombres, Caboto se hizo a la vela desde SanLcar de Barrameda el 3 de abril de 1526. En el mes de junio esta-ba en las costas del Brasil frente a Pernambuco. Los portugueses allestablecidos hicieron relaciones impresionantes sobre la sierra a laque daba acceso el ro descubierto por Sols. Caboto, seducido poraquellas noticias, sintiose tentado a variar el rumbo de su expedicinpara internarse en ese ro que ya empezaban a llamar de la Plata.La proximidad de la regin fabulosa, el incentivo de lo ignoto, la c o d i-cia de metales preciosos, influyeron en el nimo de los expedicio-narios para torcer la ruta establecida en las capitulaciones. Pocosmeses despus, las naves de Caboto estaban en la isla de SantaCatalina. Dos nufragos de la armada de Sols, Enrique Montes yMelchor Ramrez, y un desertor de la nave San Gabriel, lle g a ron has-ta Caboto y confirm a ron ampliamente todo lo odo en Pern a m b u c o .R e l a t a ron la expedicin de Alejo Garca y cmo ste haba ido hast a

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  • la Sierra de la Plata, desde donde volvi cargado de riquezas, siendovctima de los indios, que le despojaron del botn. Vi n i e ron a decir consigna la carta de Luis Ramrez, soldado de Caboto la gran rique-za que en aquel ro... haba y que si lo queramos seguir que nos car-garamos las naves de oro y plata... porque iramos a dar en un ro quellaman Paran, el cual es muy caudalossimo y entra en este de Solscon veintids bocas... dicho ro Paran iba a confinar en una sierr adonde haba mucho oro y plata. Qued resuelto as el nuevo destinode la armada. Iran a la conquista de aquella regin opulenta re m o n-tando el ro de Sols. Cinco meses permaneci Caboto en SantaCatalina. Hizo construir una galeota para realizar mejor sus explora-ciones y entr en el ro de la Plata a principios de 1527. Siguiendo lacosta norte en distancia de sesenta leguas, toc una isla que llam deSan Gabriel y fue a surgir en un puerto de tierra firme al que dio eln o m b re de San Lzaro. Poco despus se present a Caboto Franciscodel Puerto, aquel marinero de Sols que vagaba por las riberas del ro.Francisco del Puerto afirm que eran ciertas todas las noticias re c o g i-das en el Brasil sobre la Sierra de la Plata. Revel tambin que no muylejos de all, remontando la corriente del Paran, encontraran unafluente llamado el Carcara, entrada posible a las regiones del metal.Fascinado cada vez ms por estos relatos, Caboto dej parte de su tri-pulacin en San Lzaro y naveg por el Paran de las Palmas hasta ladesembocadura del ro Carcara en el Coronda (actual provincia deSanta Fe). All fund un fuerte, Sancti Spiritus, como base de lasexploraciones que proyectaba. Los indios pobladores de la re g i nmostrronse propicios en un comienzo y le animaron en su empre-sa, facilitndole noticias geogrficas. Caboto decidi llevar a SanctiSpiritus la gente dejada en San Lzaro, que empezaba a experimentarlas penurias del hambre y el aislamiento. Los pobladores de SanL z a ro haban explorado el ro Uruguay y tenan fortaleza en la bocade un afluente llamado San Salvador. Para agosto de 1527, todos losexpedicionarios con sus naves se hallaban concentrados en SanctiSpiritus. Despus de seis meses de establecido el fuerte, Caboto dejen l una guardia y remont el Paran hasta la desembocadura delP a r a g u a y, o an ms arr i b a .

    Un ataque de los indios, que provoc la muerte de varios com-paeros, le oblig a volver aguas abajo en procura de Sancti Spiritus.En el trayecto, sobrevino un encuentro muy singular. Vimos asomardos velas que no pudimos pensar qu velas pudiesen ser, dice LuisRamrez. Eran las naves de Diego Garca, de Moguer, compaero que

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  • fue de Sols en su desgraciada expedicin. Garca tambin habacapitulado con el rey de Espaa para seguir la ruta de Magallanes alas Malucas y volver con carga de sedas y metales preciosos y espe-ceras. Atrado por las mismas noticias que hicieron torcer el rumboa Sebastin Caboto, se intern como ste en el ro de Sols y ahoraremontaba el Paran dispuesto a discutir imaginarios derechos aldescubrimiento de la tierra. Despus de animada disputa, los con-quistadores resolvieron enviar mensajeros a Espaa para dirimir susd e rechos y volvieron a Sancti Spiritus a fin de compartir los ries-gos de una nueva exploracin aguas arriba del Paran, en busca dela Sierra de la Plata. Es posible que Caboto y Garca llevaran unaexpedicin infructuosa hasta el ro Pilcomayo antes de volver aSancti Spiritus. Lo cierto es que, casi un ao ms tarde, estaban enel fuerte y recorran las islas circundantes imponiendo duros casti-gos a los indios de la comarca. En septiembre de 1529, hallndoseausentes Garca y Caboto, los salvajes asaltaron e incendiaron elf u e rte y mataron a la mayora de los pobladores. Caboto y Garc a ,no pudiendo remediar aquella situacin, decidieron volver aEspaa y abandonar la fundacin que durante dos aos se conside-r una base posible para la conquista de la Sierra. Nada qued deaquella empresa fracasada y los expedicionarios furtivos se enca-m i n a ron a su pas a rendir cuenta de su desobediencia. No llevabano ro ni plata ni piedras preciosas y especeras de las Malucas y de lasislas descubiertas por Magallanes. Formaban un conjunto de aven-t u re ros en derrota que se arrojaban mutuamente toda suerte de car-gos y recriminaciones. Pero todos pretendan haber estado en elcamino de la Sierra famosa.

    Dos aos despus de la partida de Caboto y Garca, Mart nA ffonso de Souza, nombrado por el rey de Portugal gobern a d o rdel Brasil, lleg con una expedicin hasta la desembocadura delro de la Plata. No lo atraan tanto la Sierra y el Rey Blanco comoel propsito de asegurar para su monarca el dominio del ro, pre s-cindiendo de la raya de To rdesillas y sin parar atencin en losd e rechos del rey de Espaa. Pero Lpez de Souza, hermano deM a rtn Affonso, se desprendi de la armada con un bergantn yre c o rri la costa norte del ro internndose en las islas del deltadonde dejaron padrones con las armas de su re y. Luego volviero na reunirse a la armada y todos abandonaron el estuario, rumbo alas costas del Brasil. Del viaje de Martn Affonso qued un intere-sante D i a r i o que ofrece bonitas descripciones y valiosos datos

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  • a rqueolgicos. Revela su autor un espritu blando y sensible alespectculo de la naturaleza.

    P o rtugal daba marcada pre f e rencia a sus asuntos de Asiacolocndolos muy por encima de los intereses que le haba de-parado la casualidad en el nuevo continente. Por muchos aos lac o rona se desprendi casi por entero de sus posesiones del Brasildividindolas en doce capitanas hereditarias sobre la costa. Lascedi a determinados seores portugueses quienes tenan juris-diccin civil y criminal con escasas limitaciones que re p re s e n t a-ban la soberana del monarca. La conquista espaola se afirm a b ae n t retanto con un sentido totalmente opuesto de cohesin, enca-minado a circundar el mbito de sus posesiones mediante un mo-vimiento articulado cuya finalidad esencial era la de incorporar alsistema poltico y religioso de la metrpoli todas las tierras ypoblaciones de su dominio.

    A medida que iba intensificando su conquista en Amrica,Espaa ceda en sus pretensiones al comercio de Oriente. En 1529,Carlos V renunci en favor del rey de Portugal todo derecho sobrelas Malucas, mediante el pago de 350.000 ducados de oro. Poco pre-cio era para pagar la hazaa de Magallanes. Por fortuna, la Sierra dela Plata, o ms propiamente el oro del Per, deba compensar concreces y muy poco despus aquel tropiezo diplomtico de la Cesreay Catlica Majestad.

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