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Ansiedad de separación La Ansiedad de separación es un proceso habitual del desarrollo evolutivo “normal” del niño. Tiene carácter universal ya que se ha observado su presencia en las diferentes culturas humanas a partir de los 6 a 8 meses de edad. Tiene también un alto valor adaptativo para la especie dado que este tipo de ansiedad produce en el niño estrategias para mantener cerca a los padres y asegurarse así su propia protección ante posibles peligros externos. En épocas remotas donde la especie humana no era la dominante, los niños con ansiedad de separación pudieron tener una mayor probabilidad de supervivencia. Hoy en día, esta ansiedad sigue acompañando a muchos niños en edad infantil de forma natural pero, en algunos casos, se manifiesta de forma muy intensa, persiste en el tiempo y supera lo que cabría esperarse por su período evolutivo. Es entonces cuando podemos sospechar la presencia del denominado Trastorno de Ansiedad de Separación (TAS). El aspecto esencial del TAS es la ansiedad excesiva relacionada con la separación de las personas a las que está vinculado el niño (normalmente los padres y especialmente la madre) o con la separación del hogar o de otros familiares próximos. Sus síntomas se manifiestan a nivel cognitivo (preocupación excesiva y persistente a perder las figuras de apego o a que les suceda algo malo), conductual (resistencia o rechazo a acudir a la escuela u otro lugar, negarse a dormir sólo o fuera de casa si no está cerca la figura de vinculación), y somáticas (dolores de estómago, cabeza, pesadillas recurrentes, náuseas, etc.). Fobias escolares Este síndrome se caracteriza por un manifiesto rechazo a la asistencia al colegio e implica un temor irracional por alguna situación particular. Los síntomas incluyen: ansiedad anticipatoria, insomnio, miedos exagerados, dolor abdominal, náusea, vómito, diarrea, dolor de cabeza, palidez y debilidad, que aparecen por la mañana o aún días antes de ir a la escuela y que por lo general desaparecen antes que terminen las clases, y no aparecen los fines de semana ni días festivos. Las fobias escolares son una forma de temor que característicamente son desproporcionadas a la situación dada, que se desatan sin ser están relacionados con estímulos que no

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Primera Parte

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Ansiedad de separación

La Ansiedad de separación es un proceso habitual del desarrollo evolutivo “normal” del niño. Tiene carácter universal ya que se ha observado su presencia en las diferentes culturas humanas a partir de los 6 a 8 meses de edad. Tiene también un alto valor adaptativo para la especie dado que este tipo de ansiedad produce en el niño estrategias para mantener cerca a los padres y asegurarse así su propia protección ante posibles peligros externos. En épocas remotas donde la especie humana no era la dominante, los niños con ansiedad de separación pudieron tener una mayor probabilidad de supervivencia. Hoy en día, esta ansiedad sigue acompañando a muchos niños en edad infantil de forma natural pero, en algunos casos, se manifiesta de forma muy intensa, persiste en el tiempo y supera lo que cabría esperarse por su período evolutivo. Es entonces cuando podemos sospechar la presencia del denominado Trastorno de Ansiedad de Separación (TAS).

El aspecto esencial del TAS es la ansiedad excesiva relacionada con la separación de las personas a las que está vinculado el niño (normalmente los padres y especialmente la madre) o con la separación del hogar o de otros familiares próximos. Sus síntomas se manifiestan a nivel cognitivo (preocupación excesiva y persistente a perder las figuras de apego o a que les suceda algo malo), conductual (resistencia o rechazo a acudir a la escuela u otro lugar, negarse a dormir sólo o fuera de casa si no está cerca la figura de vinculación), y somáticas (dolores de estómago, cabeza, pesadillas recurrentes, náuseas, etc.).

Fobias escolares

Este síndrome se caracteriza por un manifiesto rechazo a la asistencia al colegio e implica un temor irracional por alguna situación particular. Los síntomas incluyen: ansiedad anticipatoria, insomnio, miedos exagerados, dolor abdominal, náusea, vómito, diarrea, dolor de cabeza, palidez y debilidad, que aparecen por la mañana o aún días antes de ir a la escuela y que por lo general desaparecen antes que terminen las clases, y no aparecen los fines de semana ni días festivos.

Las fobias escolares son una forma de temor que característicamente son desproporcionadas a la situación dada, que se desatan sin ser están relacionados con estímulos que no son objetivamente peligrosos, que no pueden ser eliminadas racionalmente porque están más allá del control voluntario, que persisten a largo plazo, que interfieren considerablemente en la vida cotidiana del niño en función de las respuestas de evitación, y que suelen aparecer con más frecuencia entre los 4 y 8 años; reapareciendo en la pubertad.

En la infancia, las fobias se clasifican en trastornos fóbicos (fobias específicas y fobia escolar), trastornos de ansiedad sin evitación fóbica (ansiedad de separación y ansiedad excesiva) y otros trastornos de ansiedad (trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno mixto de ansiedad y depresión).

La fobia escolar es el rechazo prolongado que un niño experimenta a acudir a la escuela por algún miedo relacionado con ella. Es poco común y tiende a darse con más frecuencia entre los 3 y 4 años, o entre los 11 y 12 años, y afecta a más niños que niñas. Su comienzo en los más pequeños es repentino, mientras que en mayores y adolescentes es más gradual, de carácter más intenso y grave y con peor pronóstico. La fobia a la escuela viene precedida o acompañada de síntomas físicos de ansiedad (taquicardia, trastornos de sueño, pérdida de

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apetito, palidez, nauseas, vómitos, dolor de cabeza) y de una anticipación de consecuencias negativas asociadas a la escuela, así como de una relación muy dependiente con la madre y de la proliferación de temores inespecíficos (oscuridad, ruidos, agresión). El resultado es la conducta de evitación. La fobia escolar está asociada a otros trastornos clínicos, como la depresión y una baja autoestima.

Evitación

Trastorno de evitación de la personalidad por lo general se desarrolla cuando una persona va creciendo. En los niños, este trastorno es muy común, sobre todo si son rechazados o ignorados por sus padres, así como los compañeros. De hecho, la conducta de evitación en el aula y la escuela se observa hasta en un cinco por ciento de toda la escuela van los niños. Los niños fingen enfermedades o inventar otras excusas para evitar la escuela son algunos de los signos visibles de la evitación de la escuela. Las causas de esta puede variar desde dificultades de aprendizaje en los niños a ciertos factores psicológicos como el estrés y la ansiedad a los factores sociales como siendo intimidado por otros o no tener amigos en la escuela.

En muchos casos, como los niños crecen, superan este trastorno. Sin embargo, a veces se continúa en la edad adulta. En los adultos también, este comportamiento se deba a factores psicológicos o sociales. La genética puede desempeñar un papel importante en el desarrollo de este trastorno. Las diversas características puede ser heredada por una persona de sus familiares cercanos.

Aislamiento

El aislamiento social es una de las características que sufren aquellos niños y adolescentes víctimas de abuso, maltrato infantil, acoso escolar y/o cualquier otro tipo de violencia.

Aplicando la investigación anterior al contexto escolar se puede decir que la soledad impuesta afecta de manera negativa a la salud física y psicológica del niño a tal punto de afectar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Claro, no es tratar de generalizar pero en gran medida el estudio de los ratones pueden dar una pauta de lo que serían las conductas del ser humano. Por lo tanto, la conducta del niño puede ser afectada en gran medida por causa del aislamiento social.

Las categorías que puede afectar la variable llamada “aislamiento social” son amplias así que a continuación solo describiré algunas de ellas:

• Problemas de aprendizaje

• Bajo rendimiento escolar

• Baja estima de sí mismo

• Pobre auto concepto de sí mismo

• Falta de comunicación entre padres-hijos

• Inhibición social

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• Timidez

• Agresividad

• Lacerarse así mismo

De manera que las consecuencias del aislamiento social pueden ser múltiples y cada categoría dentro de la variable expuesta anteriormente tienen subcategorías dentro de sí que amplían las consecuencias que el niño con aislamiento social sufre.

Retraimiento

Se trata de pequeños que se relacionan muy poco, tienden a evitar el contacto social y presentan ansiedad y temor ante los demás. El fenómeno de la timidez infantil ha sido objeto de muy pocos estudios, ya que como estos niños no dan problemas, no se les presta atención. Se piensa que la timidez es normal, que ya se pasará al crecer. Además, son conductas que tienden a reforzarse (“mira María, qué niña tan buena y callada es, deberías ser como ella”). Pero las últimas investigaciones informan de que:

1. las relaciones sociales entre semejantes son muy importantes para los niños

2. la timidez se considera un problema interiorizado y constituye un problema de falta de habilidad social

3. timidez y retraimiento social son síntomas de varios trastornos psicológicos

4. la timidez y el retraimiento social en la infancia tienen consecuencias negativas para el adulto.

Se recomienda diferenciar entre el comportamiento del niño y las respuestas de los otros a dichos comportamientos, ya que no todos los niños solitarios lo son por timidez. Puede deberse a algún tipo de rechazo o ignorancia por parte de los demás. Para acotar el término “timidez”, se presentan principales manifestaciones:

- déficit o carencia de conductas de interacción con compañeros y adultos

- conductas de ansiedad, miedo, temor, preocupaciones y pensamientos negativos ante situaciones interpersonales habituales y situaciones que impliquen evaluación (preguntar, opinar, etc.).

- problemas relativos al autoconcepto y a la afectividad.

Se desconoce el origen de la timidez, pero sí se saben diversos factores que influyen en su mantenimiento y consolidación:

- déficit de habilidades sociales

- reforzamiento positivo

- reforzamiento negativo

- ignorancia o castigo de las conductas inadecuadas de interacción

- exceso de protección.

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Es muy importante detectar estos problemas a tiempo en los niños, para lo que existen estrategias. Los principales métodos para obtener información y determinar si un niño presenta problemas de timidez graves, son:

- Información y evaluación por semejantes: nominación, puntuación, “adivina quién”.

- Información y evaluación por adultos: Cuestionario de Habilidades de Interacción Social. Los profesores son agentes sociales muy importantes en el entorno de los niños.

- Observación directa.

- Autoinformación: entrevista al niño, autoinformes, autoobservación y autoregistro.

Se plantea un programa para intervenir la conducta de retraimiento social. Un tratamiento multicomponente a modo de guía estructurada que incluye técnicas, contenidos y estrategias que la investigación destaca como más eficaces. Está pensado para maestros, siempre contando con la supervisión de profesionales más especializados como psicólogos o psicopedagogos. Sus objetivos son: aumentar las conductas de interacción con otras personas, tanto semejantes como adultos, disminuir las conductas de aislamiento, apatía e inactividad, disminuir la ansiedad social y mejorar la autoestima. Se puede trabajar de forma individual y en grupos reducidos o grandes, aunque si la timidez es extrema se debe hacer uso del formato individual. Algunos de los procedimientos del programa son: instrucción verbal, diálogo y discusión; modelado; dramatización; retroalimentación y reforzamiento; tareas para casa. Este programa se debe siempre ajustar a cada caso concreto, definiendo objetivos propios, escogiendo las técnicas más adecuadas, evaluar la actitud del niño antes de iniciar el programa etc. Por último se aportan recomendaciones generales para todas aquellas personas que estén habitualmente en contacto con niños tímidos.