primera encuesta nacional de juventud en guatemala - capítulo 10: riesgo social

Riesgo social1

1. INTRODUCCIÓN

La violencia y la juventud son temas que suscitan innumerables debates. Tanto desde las ciencias sociales como desde otras disciplinas específicas como la criminología y la psicología social se ha buscado explicar la relación existente entre ambos aspectos. Se busca, por ejemplo, identificar los factores de riesgo que conducen a la participación de la juventud en actos violentos así como los factores que explican la transformación de la violencia juvenil en violencia criminal. Por otro lado, se busca explicar la naturaleza de las percepciones que sobre la juventud y la violencia se construyen en la sociedad y cómo a partir de dichas percepciones se construyen discursos dominantes que motivan tanto las respuestas del Estado como las respuestas de la misma juventud ante el fenómeno de la violencia.

En ese contexto, el análisis de la juventud y la violencia se enfrenta a dos retos; por un lado, diferenciar las múltiples dimensiones de

10

1. Autores:

Otto Argueta. Candidato doctoral en el GIGA Instituto de Estudios Latinoamericanos Hamburgo, Alemania. Maestro en ciencias sociales por la FLACSO – Guatemala. Postgraduado en políticas públicas de seguridad ciudadana por PNUD-El Salvador. Licenciado en historia por la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Arturo Matute. Maestro en antropología y desarrollo por la London School of Economics. Egresado del diplomado superior en investigación del desarrollo económico local por la FLACSO-Costa Rica. Ingeniero co-mercial por la Universidad Nacional Andrés Bello de Santiago de Chi-le. Director de la Maestría en Desarrollo de la Universidad del Valle de Guatemala. Especialista en prevención de la violencia. Gerente de proyectos de Estado derecho y construcción de la paz en el PNUD-Guatemala. Coautor del “Informe Estadístico sobre la Violencia en Guatemala”. Catedrático universitario.

Capítulo

10las causas y formas de la violencia y, por el otro, establecer sus relaciones con el mundo social en el cual la juventud interactúa con la violencia.

Esta situación requiere explicar cómo los fenómenos violentos penetran la sociedad y son reproducidos por sus segmentos más jóvenes, o bien, qué hace que en una sociedad los y las jóvenes se involucren en la reproducción de hechos violentos. ¿Son las formas y causas de la violencia las que explican el involucramiento de la juventud en su reproducción? o ¿es la situación socioeconómica de la juventud la que explica su involucramiento en hechos violentos? Estas preguntas implican una serie de retos, entre ellos la disponibilidad de datos confiables tanto sobre la juventud y su mundo de vida como sobre la violencia, sus formas y su nivel de impacto.

Este estudio expone la relación entre violencia y mundo de vida de los y las jóvenes en Guatemala desde la perspectiva de sus percepciones. La percepción que la juventud tiene de la violencia permite evidenciar el peso que el contexto social, económico, étnico, etario, territorial y educacional tiene en cuanto factor de riesgo. De la misma manera, la forma en que el desempeño del Estado es percibido por la juventud ocupa un lugar fundamental ya que el nivel de confianza y legitimidad de las instituciones públicas es fundamental en relación a las respuestas y acciones que la juventud propone y ejecuta frente al problema de la violencia.

Este aporte persigue completar el conocimiento que se tiene tanto sobre la violencia como sobre sus principales manifestaciones en torno a la juventud. Sobre la violencia en Guatemala existe una amplia producción académica que aborda desde los legados de la violencia política del conflicto armado hasta las formas de violencia que durante el período postconflicto han dominado el debate público y que se han convertido en la principal preocupación social e internacional.

158 CAPÍTULO 10.

La importancia del debate público y académico sobre el tema de la violencia y la juventud radica en que solamente datos fiables y análisis con solidez teórica permiten corroborar, desmentir o medir el alcance de los discursos dominantes sobre violencia. Más que un debate académico, la importancia de dicho ejercicio radica en que los discursos dominantes, nutridos por percepciones creadas por los medios de comunicación, conducen por un lado a la adopción de políticas reactivas que por lo regular agudizan los problemas de violencia. Por otro lado, conducen a la estigmatización de grupos sociales. La estigmatización y los discursos dominantes a su vez oscurecen no solamente las causas y efectos reales de la situación de violencia sino también ocultan otras formas de violencia, por ejemplo, aquellas asociadas a la violencia sexual y la discriminación.

El ejemplo más evidente de esta situación en Guatemala es el discurso dominante sobre las pandillas juveniles y las maras. Si bien se ha producido abundante y sólida investigación sobre este tema, predomina el discurso mediático que asocia juventud, maras y criminalidad casi hasta convertirlos en sinónimos. Sin negar los hechos violentos cometidos por algunos de estos grupos, el interés debe girar más que en la criminalización de la juventud, en la comprensión y abordaje de las condiciones sociales, económicas y políticas que conducen a que el pandillerismo y las maras se conviertan en sustitutos de las carencias que la sociedad y el Estado presentan a la juventud. De la amplia gama de explicaciones que el fenómeno del pandillerismo y las maras tiene, predomina el hecho que su origen social se encuentra en las condiciones de exclusión y marginalidad en las que grandes grupos de jóvenes viven día a día (Savenije 2009; Demoscopía 2007).

La estigmatización de la juventud como violenta, criminal, rebelde, indisciplinada, carente de valores morales, etc. ha conducido en diferentes momentos de la historia de Guatemala a la implementación de políticas represivas, las últimas de ellas denominadas “de mano dura”, antimaras o la militarización de la seguridad pública. Se ha demostrado a través de diferentes estudios que dichas políticas no contribuyen a la disminución de la criminalidad, sino que al contrario, tienden a aumentar las reacciones violentas de los grupos reprimidos (Peetz 2011; Rocha 2008; Thale 2006; Rodgers 2009). No afrontar las condiciones estructurales de exclusión y marginalidad, así como de racismo y discriminación que vive la juventud significa reproducir el hecho que en Guatemala la violencia juvenil ha servido como un chivo expiatorio a la ausencia de voluntad política de transformar el orden social actual (Kurtenbach 2008:3; Rodgers 2007).

En resumen, del conjunto de investigaciones sobre el tema violencia y juventud es posible extraer algunos aspectos que se destacan por ser mediadores entre los problemas macroestructurales del país como la pobreza, la falta de perspectivas, la marginalización y exclusión social de la juventud y los aspectos específicos de la violencia juvenil, las pandillas y las maras. Entornos familiares difíciles y frecuentemente violentos contribuyen a que la juventud o bien reproduzca patrones de violencia o bien se autoexcluya y margine. Carencias en el acceso y uso democrático y seguro del espacio público restringen la participación y expresión de la juventud y pueden conducir a formas violentas como sustitución de dichas carencias. Finalmente, la asistencia a la escuela y el acceso a educación es un factor que diferencia notablemente el ingreso de jóvenes a las maras. Otras variables como sexo, edad, autodefinición étnica, estrato socioeconómico, educación y la discriminación permiten evidenciar otras formas de violencia y sus efectos diferenciados.

Los datos presentados en este estudio demuestran que uno de los principales factores que interviene en la relación juventud y violencia es el nivel de legitimidad que las instituciones públicas, especialmente las de seguridad y justicia, tiene en las percepciones de la juventud.

La forma diferente en que los y las jóvenes perciben la violencia nos permite profundizar en los diferentes grados de vulnerabilidad al interior de la juventud. Así mismo, las diferencias etarias permiten identificar fases críticas con mayor o menor riesgo. La percepción sobre la discriminación y las diferencias respecto al estrato socioeconómico nos permiten observar la forma en que la exclusión y la marginación afectan la forma en que la juventud afronta la violencia. De la misma manera, las percepciones de la juventud demuestran con claridad las limitaciones que el espacio público y el espacio privado imponen. Por un lado, un espacio público percibido como peligroso y agresivo y, por otro lado, un espacio privado percibido igualmente como violento.

Sin embargo, las percepciones de la juventud también demuestran la necesidad de acciones democráticas orientadas al fortalecimiento del acceso a la educación, empleo y seguridad; así como la necesidad de acciones preventivas en materia de consumo de drogas y alcohol. Las percepciones demuestran que la juventud, al contrario del discurso dominante, opta por acciones democráticas y preventivas.

159RIESGO SOCIAL

2. PERCEPCIONES SOBRE LA VIOLENCIA CONTR A LOS JÓVENES Y ALTERNATIVAS PAR A SU PREVENCIÓN

¿Qué forma de violencia afecta más a la juventud en Guatemala?

de violencia que afecta a la juventud. Esta respuesta resalta la importancia que se le da a la violencia homicida como efecto negativo sobre la juventud. A pesar que seguramente las riñas y las extorsiones son formas de violencia que más frecuentemente confrontan los y las jóvenes, el hecho que se haya señalado a los homicidios como segunda forma principal de violencia contra la juventud demuestra la alta notoriedad que estos crímenes tienen.

Gráfica 1.Forma de violencia que afecta más a la juventud en Guatemala

Todas las respuestas

Gráfica 2.Forma de violencia que afecta más a la juventud en Guatemala,

por sexo

Fuente: Encuesta Nacional de la Juventud, 2011

El módulo de la Encuesta Nacional de Juventud en Guatemala referi-do a riesgo social, donde se incluyen preguntas sobre violencia y actitud hacia el sistema de justicia, mide la percepción de la juventud guatemalteca sobre estos importantes temas. La descripción y el análisis que se hagan de sus resultados deben ser llevados a cabo tomando en cuenta el hecho que no es una encuesta de victimización, sino que una medición de la dimensión subjetiva de aspectos relevantes de los riesgos sociales que enfrenta la juventud guate-malteca.

La primera pregunta planteada busca determinar cuál es la forma de violencia que más comúnmente afecta a la juventud en Guatemala. Al haber sido la pregunta planteada a la persona encuestada sin presentarle opciones, sino esperando contestaciones espontáneas, las respuestas son diversas. Se observa muy poca indefinición respecto a la pregunta pues solo un 5.1% de encuestados/as responden no saber y un 1.05%, no responde.

La gráfica 1, muestra todos los resultados a la pregunta planteada. Destaca la percepción sobre la influencia de maras y pandillas en la vida de la juventud. Existe la percepción que sus amenazas y presiones son la principal forma de violencia. Llama la atención que los homicidios sean percibidos como la segunda forma más importante

Al analizar las respuestas brindadas por hombres y mujeres a la misma pregunta resaltan algunas diferencias. Es notable la disparidad en la percepción sobre la importancia de la violencia sexual. Las mujeres se muestran más sensibles a estos temas al mencionar la violación como principal forma de violencia contra la juventud (10.18% de ellas, comparadas con 7.14% de los hombres). Los porcentajes de respuesta sobre abuso sexual y maltrato físico, y de acoso sexual son también mayores entre mujeres que entre hombres. Estos resultados reflejan una percibida mayor vulnerabilidad femenina hacia estos tipos de violencia.

Por su parte los hombres superan a las mujeres en la consideración de las amenazas y presiones de maras o pandillas, asesinato por encargo y extorsiones como principales formas de violencia contra la juventud. Sin embargo es notable que aparte de la percepción mayor que muestran las mujeres sobre la importancia de las violencias sexuales ambos sexos consideren las amenazas y presiones de maras o pandillas como el principal problema. Los homicidios son importantes en ambos casos, aunque en el caso de las mujeres esta consideración es muy similar a los asaltos con violencia y la violación como principales problemas.


160 CAPÍTULO 10.

Al desagregar las respuestas obtenidas a la pregunta sobre qué forma de violencia afecta más a la juventud en Guatemala por rangos etarios correspondientes a adolescencia (15 a 18 años de edad), temprana juventud (19 a 24 años de edad) y juventud (25 a 29 años de edad) surge cierto grado de variedad en sus respuestas que permiten diferenciar sus percepciones. Debe anotarse que las diferencias no son inmensas y pueden muchas veces no ser significativas estadísticamente.

Habiendo dicho esto, destaca el hecho de que los adolescentes identifican la violación como la segunda forma de violencia más importante reflejando una percibida mayor vulnerabilidad ante este tipo de violencia en este grupo de edad. También hay una mayor importancia dada por los adolescentes a las riñas y peleas que las otras dos cohortes. Esto puede relacionarse con el hecho que estén más expuestos/as a este tipo de violencia. La cohorte mayor muestra una preocupación más importante por los asaltos con violencia, los homicidios y los asesinatos por encargo que los adolescentes. Esto, sumado a una mayor consideración de la importancia de las extorsiones por parte de la cohorte mayor demuestra una percibida más elevada vulnerabilidad ante violencias que pueden relacionarse más con la actividad económica a medida que aumenta la edad de las personas encuestadas.

Las percepciones sobre las principales formas de violencia que afectan a la juventud presentan algunas variaciones dependiendo de la autodefinición étnica de las personas encuestadas. Es notable la diferencia entre quienes se autodefinen como indígenas y no indígenas respecto a la percepción de la importancia de las amenazas de las maras y pandillas. Ambos grupos consideran esta la principal amenaza, pero del grupo no indígena es casi el 20% que así lo hace mientras que menos del 12.5% del grupo indígena elige esta opción. Esto puede indicar una mayor presencia de la acción de maras y pandillas en los contextos en que vive el grupo no indígena.

Resalta en la gráfica la importancia que el grupo autodefinido como “extranjero” da a los asaltos con violencia, los homicidios, las riñas y peleas, y la discriminación. En todos estos casos su selección de la forma de violencia superó ampliamente a los otros grupos. Es importante señalar que el grupo “extranjero” compone menos del 0.2% de la muestra expandida por lo que la respuesta de cada persona encuestada perteneciente a este grupo tiene mayor peso al momento de determinar el resultado de cada pregunta.

Desagregando por estrato socioeconómico no se encuentran grandes diferencias salvo una mayor percepción de la importancia de los homicidios por parte del estrato “muy alto” y de los asaltos con violencia por parte del estrato “alto”. Sin embargo, debe señalarse que estos estratos corresponden al 0.8% y al 2.31% de la muestra respectivamente y sus resultados pueden estar sujetos a mayor variabilidad. En términos generales se puede decir que los distintos


por rangos etarios


por autodefinicion etnica

Fuente: Encuesta Nacional de la Juventud, 2011 Fuente: Encuesta Nacional de la Juventud, 2011

161RIESGO SOCIAL

Hay diferenciaciones importantes en la percepción de la principal forma de violencia al desagregar las respuestas por dominio de estudio o área (urbano metropolitano, resto urbano, y rural nacional). Aunque en todas las áreas las amenazas de maras y pandillas son percibidas como el principal problema, en el área urbana metropolitana es especialmente fuerte esta apreciación superando el 22% de las respuestas, más de 6 puntos porcentuales por encima de las otras áreas. Es notable también como el área urbana metropolitana muestra mayor preocupación que las otras dos por los asaltos con violencia. Esto indica que en estos tipos de violencia son posiblemente más preeminentes en la Ciudad de Guatemala que en los otros espacios. Por el otro lado, es notable la diferencia de percepción que existe en cuanto a las violaciones como principal forma de violencia; esta prevalece tanto en el área rural como en el “resto urbano” que incluye otros cascos urbanos además de la Ciudad de Guatemala.

¿Cuál es el lugar en donde se da la mayor violencia hacia la juventud?

La gráfica 6, muestra con mucha claridad la preeminencia de la percepción de la calle como el principal espacio en que ocurre la violencia contra la juventud con casi el 80% de las respuestas. Le siguen muy de lejos y en este orden las siguientes opciones: en la

propia casa, en los buses, no sabe, en el lugar de estudio, en las cárceles, en tiendas o comercios y en estadios. Esta percepción se corrobora con datos de las encuestas de victimización y percepción de inseguridad del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) llevadas a cabo semestralmente entre 2004 y 2007. Al menos para el área urbana metropolitana las encuestas del PNUD midieron recurrentemente que la mayor parte (55%) de los hechos ilícitos fueron sufridos por los habitantes de la capital en la calle, seguido por el bus con 19.5%.

Debido a la fuerte preferencia por mencionar la calle como el principal lugar donde se da la violencia contra la juventud es que esta opción es analizada por separado al momento de desagregar los resultados en las próximas páginas. Al desagregar por sexo no se observan diferencias significativas en cuanto a la percepción de los principales lugares dónde ocurre la violencia contra los jóvenes (En la calle: hombre, 81.67% y mujer, 78.51%). Vale la pena mencionar que los hombres superan a las mujeres en la consideración de la calle como el principal lugar donde se da la violencia contra la juventud (81.67% contra un 78.51%) mientras que las mujeres superan a los hombres en su consideración de la propia casa o el hogar (7.07% contra 5.05). A pesar de lo pequeñas de las diferencias, esto puede ser visto como una percepción de mayor vulnerabilidad en los espacios privados por parte de las mujeres.

Tampoco son observables diferencias significativas entre los grupos de edad en cuanto a la percepción del lugar donde se da la mayor


por dominio de estudio

Gráfica 6.Lugar en donde se da la mayor violencia hacia a la juventud

estratos socioeconómicos tienen una distribución similar en su identificación de la principal forma de violencia que afecta a la juventud en Guatemala.



162 CAPÍTULO 10.

violencia hacia la juventud.15-18 años de edad, 79.78%; 19-24 años de edad, 79.88%; 25-29 años de edad, 80.14%2

Al analizar los datos desagregados por autodefinición étnica nuevamente no se encuentran diferencias significativas. Gráficamente llama la atención la falta de participación de los/las extranjeros/as en algunas de las opciones y su concentración “la calle” y “en estadios”. Esto tiene que ver con su muy pequeña participación en la muestra como un todo (0.19%) y la categoría puede desecharse.

Los estratos socioeconómicos no muestran grandes variaciones en cuanto a su percepción sobre el lugar en donde se produce la mayor violencia hacia la juventud. La variabilidad demostrada por el estrato muy alto tiene que ver principalmente con su pequeña participación en el total de la muestra (0.8%). Los demás estratos muestran una distribución muy similar en sus respuestas.

Como ha sido la característica de esta pregunta, no se perciben grandes diferencias en las respuestas que dan los grupos desagregados. Puede llamar la atención que a medida que aumenta el nivel de educación de las personas encuestadas aumenta su percepción de la calle como lugar de violencia contra la juventud. No se detectan diferencias significativas en las respuestas a la pregunta sobre el lugar donde se produce más violencia hacia la juventud al analizar por dominio de estudio o área. Las pequeñas diferencias que se observan tienen que ver con una menor percepción en el área rural respecto al espacio privado de la propia casa u hogar como lugar donde se da la mayor violencia. También puede ser de interés notar que tanto en el área urbana metropolitana (Ciudad de Guatemala) como en el área rural, hay una mayor percepción de los buses como lugares de violencia que en otros espacios urbanos.

¿Cuáles son las acciones más importantes que deberían realizarse para prevenir la violencia en Guatemala?

2. Por falta de espacio no se presentan gráficos para todos los resultados, sin embargo todas las referencias a estos surgen de la Encuesta Nacional de Juventud.

Gráfica 7.Acciones más importante que se deberían realizar para

prevenir la violencia en Guatemala

En la Encuesta Nacional de Juventud se pidió la opinión sobre las mejores acciones que deberían fomentarse para prevenir la violencia en el país. Se solicitó a las personas encuestadas dar dos opciones. Es interesante ver que la respuesta “prevención y tratamiento del consumo de alcohol, drogas y sustancias” recibió el número más alto de respuestas como primera opción, pero la respuesta “ampliar educación, salud, empleo y seguridad social” fue la más mencionada al sumar las veces que fue seleccionada como primera y como segunda opción.

Esto indica en general una preocupación inmediata por abordar directamente las necesidades de las personas afectadas por el abuso en el consumo de sustancias, pero también el reconocimiento que la prevención debe ser acompañada del abordaje de las dimensiones estructurales de la problemática social. Se muestra un entendimiento que la atención al mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de educación, salud y empleo entre otras son fundamentales para lograr prevenir la violencia.

En futuras encuestas valdría la pena incluir una opción que tenga más que ver con el fortalecimiento del cumplimiento de la ley y/o el funcionamiento del sistema oficial de seguridad y justicia para determinar el apoyo a la capacidad disuasiva que ello puede tener


163RIESGO SOCIAL

y de esta manera entenderse también como una estrategia de prevención de violencia.

La presentación de los resultados desagregados por atributos de la población encuestada se ordena con base en la prevalencia de la respuesta por primera opción. Las respuestas entregadas por hombres y mujeres no demuestran diferencias significativas; lo más notable es una leve mayor preferencia de las respuestas masculinas sobre las femeninas por la opción “actividades culturales, recreativas y deportivas” (23.02% contra un 20.7%).

A pesar de la necesidad de tomar en consideración que el estrato socioeconómico “muy alto” tiene una presencia sumamente pequeña en el total de la muestra (0.8%) vale la pena señalar que los resultados permiten percibir un descenso en la selección “actividades culturales, recreativas y deportivas” como la mejor opción para prevenir la violencia a medida que se desciende de nivel socioeconómico. Lo contrario ocurre con la opción “ampliar educación, salud, empleo y seguridad social” demostrando una percibida mayor importancia por los aspectos estructurales por parte de los estratos más bajos.

Gráfica 8.Acciones más importante que se deberían realizar para prevenir la violencia en Guatemala, por grupos de edad

Gráfica 9.Acciones más importante que se deberían realizar para prevenir la

violencia en Guatemala, por estrato socioeconómico

Gráfica 10.Acciones más importante que se deberían realizar para prevenir la

violencia en Guatemala, por dominios de estudioLas diferencias también son pequeñas al diferenciar por grupos de edad. Puede notarse una leve preferencia de las personas adolescentes encuestadas por la opción “prevención y tratamiento del consumo de alcohol, drogas y sustancias” que la cohorte mayor, la cual muestra una leve preferencia más grande que los/las adolescente por la opción “ampliar educación, salud, empleo y seguridad social”. Esto puede implicar que a medida que aumenta la edad van haciéndose más importantes las consideraciones socioeconómicas.

No se perciben grandes diferencias en cuanto a la autodefinición étnica, salvo una notable preferencia por parte de quienes se autodefinen extranjeros por la opción “prevención y tratamiento del consumo de alcohol, drogas y sustancias”. Esto, sin embargo, tiene más relación al ínfimo tamaño de este grupo en la muestra total (0.19%).




164 CAPÍTULO 10.

La relación señalada en la desagregación por estrato socioeconómico se repite al desagregar las respuestas por dominio de estudio. En el área urbana metropolitana se percibe mayor apoyo a la opción “actividades culturales, recreativas y deportivas” que en el área rural, mientras que en esta última hay mayor apoyo que en el área urbana metropolitana por la opción que incluye la consideración explícita de las variables estructurales socioeconómicas como la mejor opción para prevenir la violencia.

En el caso de la desagregación por nivel educativo se observa que a mayor nivel de educación hay mayor apoyo a las actividades culturales, recreativas y deportivas como opción. Lo mismo ocurre, aunque de manera más leve, con respecto a las consideraciones estructurales socioeconómicas. El grupo con “postgrado” demuestra un comportamiento altamente variable que debe tener más que ver con su relativamente reducido tamaño con respecto a la muestra (5.82%).

3. DISCRIMINACIÓN SUFRIDA Y EJERCIDA POR LA JUVENTUD

¿Con qué frecuencia se ha sentido discriminado/a por…?

manifestaron no sentirse discriminados/as nunca o casi nunca, al ser presentados/as con las distintas causas posibles. Debido a ello en la presentación de resultados que se lleva a cabo aquí se considera la distribución y la desagregación de la misma, para las respuestas en que los/las encuestados/as manifestaron haberse sentido siempre, casi siempre y ocasionalmente discriminados/as por una serie de posibles causas.

La gráfica 28, muestra en orden descendente las principales causas por las cuales los y las jóvenes guatemaltecos/as se han sentido discriminados/as. Se puede observar que la principal causa de percibida discriminación es la manera de vestir, seguida de cerca por clase social, y luego por el lugar donde se vive. Le siguen como razones de discriminación el color de la piel, la apariencia física, la edad, el ser estudiante o escolar, el sexo, la pertenencia étnica, el ser punk, gótico, hip hopero, metalero emo o pertenecer a una mara, y por la identidad sexual.

Las últimas dos causas pueden encontrarse en estos lugares debido a que es una reducida proporción de la población general que presenta dichos atributos. El hecho que la primera opción sea “por su manera de vestir” refleja una sociedad en proceso inacabado de cambio de sus paradigmas estéticos. El hecho que la segunda y tercera opciones tengan que ver con atributos socioeconómicos refleja un alto grado de clasismo en la sociedad guatemalteca.

Llama la atención que el color de piel esté entre las causas más comunes de discriminación percibida, mientras que la pertenencia

Gráfica 11.Razones más frecuentes de discriminación

Gráfica 12.Razones más frecuentes de discriminación, por sexo

La Encuesta Nacional de Juventud entre sus intereses incluyó la medición de la percepción de discriminación por parte de la juventud guatemalteca. Cabe resaltar que la mayoría de los y las jóvenes



165RIESGO SOCIAL

étnica es de las más bajas. Podría haberse supuesto cierta asociación entre ambas, pero los resultados las diferencian. Este es un tema que merece mayor análisis.

Vale la pena también señalar que de estas respuestas positivas ante la percepción de discriminación, la mayor parte de las mismas es “siempre”, por encima de “casi siempre” y “ocasionalmente”.

En los casos en que se ha respondido positivamente a la pregunta sobre discriminación se observan diferencias leves entre hombres y mujeres. Se puede señalar que en general las mujeres presentan una pequeña, pero permanente, mayor percepción de ser discriminadas en todos los ámbitos propuestos salvo en el de ser punk, gótico, hip hopero, metalero, emo o integrante de mara, y en el de identidad sexual (los ámbitos de discriminación menos mencionados). Sí es más notable la diferencia entre hombres y mujeres en el caso de la percepción de haber sido discriminadas por su sexo. Esto obviamente se relaciona con la situación de relativa desigualdad en que todavía ocurren las relaciones sociales entre hombres y mujeres.

manera discriminatoria con mayor claridad. Por el otro lado, el grupo adolescente muestra una mayor percepción de discriminación por causa de su color de piel que el grupo de jóvenes adultos. Nuevamente se expresa la diferencia entre color de piel y pertenencia étnica como causas de discriminación observada con anterioridad.

Gráfica 13.Razones más frecuentes de discriminación,

por grupos de edad


por estrato socioeconómica


por autodefinición étnica

Al desagregar por grupos de edad se encuentran diferencias leves nuevamente. Sin embargo, puede señalarse que parece haber un aumento en la consideración de la importancia de las variables estructurales–socioeconómicas a medida que aumenta la edad de las personas encuestadas. Esto se refleja en mayores respuestas positivas al preguntarse si ha sido percibida discriminación por causa de su clase social y su pertenencia étnica. Esto indica que a medida que los y las jóvenes se integran a la vida económica y social adulta, las diferencias de clase y de etnia se van expresando de

Al analizar los resultados por autodefinición étnica se observan mayores diferencias que al hacerlo por los atributos anteriormente analizados. Hay una consistente mayor percepción de discriminación entre quienes se autodefinen indígenas en todos los ámbitos que




166 CAPÍTULO 10.

los demás grupos. Quienes responden “no sabe” en cuanto a su identidad étnica, muestran mayores niveles de percepción de discriminación que el grupo que se autodefine “no indígena”. Aunque ese grupo tiene una participación pequeña en la muestra (4.3%) por lo que pequeños cambios absolutos en las respuestas son capaces de generar variaciones importantes en los resultados.

La gráfica 32, muestra interesantes resultados en cuanto a la consistente mayor percepción de discriminación por parte del estrato socioeconómico bajo. Este grupo compone una porción mayoritaria de la muestra (casi el 40%) por lo que sus resultados son robustos. La situación socioeconómica en que vive la juventud vuelve a destacar como importante condicionante de las dinámicas discriminatorias que suceden en la sociedad guatemalteca. Solo es menor su percepción de discriminación con respecto a la categoría “por ser punk, gótico, hip hopero, metalero, emo o integrante de una mara”. Los primeros componentes de esta categoría pueden relacionarse con dinámicas más propias de los estratos socioeconómicos más altos debido a la necesidad de acceso a medios de comunicación y de consumo masivo. Aunque sería recomendable, en futuras encuestas, preguntar aisladamente por el elemento de pertenencia a una mara que no se asocia necesariamente a las dinámicas sociales de los estratos más altos.

Al analizar las respuestas por dominio de estudio se puede notar una diferencia entre el área urbana metropolitana y las demás en cuanto a la percepción de discriminación por causa del color de su piel; esta es menor en la ciudad. Lo mismo ocurre en cuanto a la respuesta referida a pertenencia étnica que muestra mayores valores en el área “resto urbana” indicando que probablemente este tipo de discriminación ocurre con más fuerza en los pueblos y ciudades pequeñas del país. La respuesta “por ser punk, gótico, hip hopero, metalero, emo o integrante de una mara” es más frecuente en el área urbana metropolitana indicando posiblemente que este tipo de conductas son más frecuentes en la ciudad que en otros lugares del país.


por dominios de estudio


por nivel educativo

En términos generales es posible observar que las personas encuestadas con menores niveles de educación son aquellas que muestran mayor percepción de discriminación. A medida que aumenta el nivel educativo disminuye la percepción de haber sido discriminado/a en todas las causas posibles consideradas. Esto, como era de esperarse, solo no se cumple en la opción “por ser estudiante/escolar” para las personas sin ningún nivel de escolaridad.Fuente: Encuesta Nacional de la Juventud, 2011


167RIESGO SOCIAL

¿Se ha sentido discriminado/a alguna vez en la vida…?

No hay grandes diferencias en los ámbitos en donde se ha dado la percepción de haber sido discriminado/a por parte de la población encuestada al desagregar los resultados por sexo. La distribución es bastante parecida; solo vale la pena hacer notar que las mujeres se sienten más frecuentemente discriminadas en su propia casa o de sus amistades, o dentro de sus relaciones familiares que los hombres, mientras los hombres se sienten más frecuentemente discriminados en su grupo de amigos. La única diferencia notable se da para el caso de haber sentido discriminación en el ámbito de la política, donde los hombres superan ampliamente a las mujeres.

Gráfica 18.Jóvenes que se han sentido discriminados alguna vez en la vida,

por lugar de ocurrencia


por sexo


por grupos de edad

La pregunta 93 investiga los ámbitos en que las personas encuestadas han sentido la discriminación. Con mayor frecuencia se capta que las personas la han sentido en lugares públicos como la calle, en la búsqueda de trabajo o en el lugar de estudios. Aunque también hay manifestaciones de haber sentido discriminación en ámbitos privados como la casa propia o de amistades, o entre el grupo de amigos/as. Sin embargo, la percepción de haber sido discriminado/a no es prevaleciente entre la población encuestada, manteniéndose por debajo del 20% en todos los ámbitos posibles sobre los que se hizo la pregunta.

NOTA: Las posibilidades de respuesta no son completamente homogéneas entre sí. Incluyen lugares físicos (la calle), situaciones (búsqueda de trabajo), grupos sociales (amigos, familia), personas (figura de autoridad). Esto implica que el análisis debe realizarse de manera individual con respecto a las posibles respuestas. Tampoco hay datos para determinar qué porcentaje de encuestados/as nunca respondió haberse sentido discriminado/a. Esto sería de mucho interés para determinar la percepción general sobre haber sido o no discriminado/a.




168 CAPÍTULO 10.

Al desagregar las respuestas sobre los ámbitos en que se ha percibido discriminación por grupos de edad es posible notar una sensible mayor percepción de ello en el grupo de mayor edad (25-29 años) al momento de buscar trabajo o en su lugar de trabajo. Esto sin duda tiene que ver con la mayor incorporación de este grupo al ámbito laboral que los grupos de menor edad. Una situación inversa ocurre con respecto al lugar de estudio, en que es el grupo de menor edad (15-18 años) el que manifiesta más frecuentemente haber sentido discriminación ahí, sin duda por estar incorporado más fuertemente a este tipo de actividad. El grupo de menor edad también manifiesta con mayor frecuencia haber sentido discriminación en su grupo de amigos, y los de mayor edad por la política, al posiblemente estar más fuertemente integrados a esta actividad que los más jóvenes.

De la gráfica parece entenderse que el estrato socioeconómico “muy alto” sería el que mayor discriminación siente en Guatemala. Cabe señalar que este grupo compone solamente 0.8% de la muestra por lo que pequeñas divergencias en el número de respuestas generan alteraciones relativamente más importantes en los resultados. Dejando fuera del análisis al estrato socioeconómico “muy alto”, se observan resultados más o menos estables, en cuanto a la percepción de discriminación en distintos ámbitos por parte de los distintos estratos socioeconómicos. Solo vale la pena señalar que hay cierta menor frecuencia en la percepción de discriminación al momento de buscar trabajo por parte de los grupos más altos y cierta mayor frecuencia en la percepción de discriminación de los grupos más bajos en su casa o casa de amistades.


por autodefinición étnica


por dominios de estudio

Gráfica 24.óvenes que se han sentido discriminados alguna vez en la vida,

por nivel educativo


por estrato socioeconómico

En cuanto a las respuestas desagregadas por autodefinición étnica se observa una mayor frecuencia en la percepción de discriminación por parte de las personas indígenas que las no indígenas en todos los casos, salvo en la opción “por la política” donde los resultados son casi idénticos. Esto es una muestra más de la importancia que la etnicidad tiene aún en la expresión de la discriminación en Guatemala.

En términos generales se observa una levemente menor percepción de discriminación en el área rural que en los demás dominios de estudio. Niveles relativamente mayores en la percepción de discriminación son mostrados por las personas jóvenes del área urbana metropolitana en el ámbito de la política y en sus relaciones con la autoridad. Es posible que esto sea una expresión de un contexto menos desigual en las relaciones sociales en el área rural, mientras que en la ciudad capital sería donde las diferencias sociales se exacerban.





169RIESGO SOCIAL

Al diferenciar entre las personas jóvenes encuestadas por su nivel educativo se observa una disminución en la percepción de discriminación en la casa propia o de amistadas al aumentar el nivel de educación. El lugar de estudio es más importante como lugar en que se ha percibido discriminación para aquellos con niveles medios de educación. Se nota cierto aumento en la identificación de una figura de autoridad como generadora de discriminación a medida que aumenta el nivel educativo, llegando a una respuesta alta para el caso de aquellos/as jóvenes con estudios de postgrado (37.7% de respuestas positivas). Cabe notar que la participación del subgrupo con estudios de postgrado en la muestra es muy pequeña (0.11%) lo que contribuye a la variabilidad de sus respuestas en el resultado final.

¿Le molestaría tener como vecinos a…?

Gráfica 25.Tipo de vecinos que les molestaría

tener a los jóvenes

que tan gravemente afectan al país, y el tercer grupo es tradicionalmente concebido como problemático. El cuarto grupo, que viene bastante más atrás, pero aún suscitando altos niveles de rechazo, son las personas homosexuales (39.05% de respuestas positivas a la pregunta) quedando de manifiesto una actitud muy desfavorable hacia estos grupos por parte de las personas encuestadas. Aún con niveles elevados, aunque más bajos vienen otros grupos como las personas con problemas de salud mental; los punks, metaleros/góticos; los hippies, los hip hoperos, y el primer grupo definido por nacionalidad, los mexicanos. Estos resultados muestran reticencia por parte de las personas encuestadas a convivir con personas con problemas de salud mental. Los demás grupos tradicionalmente han generado desconfianza de parte del grueso de la población por causa de su manera de vestir y de expresarse, también por una percibida mayor tendencia hacia el uso de alcohol y drogas. El hecho que más del 10% indique que le molestaría tener como vecinos a personas de origen mexicano puede tener una explicación en la creciente presencia de grupos violentos y criminales de esa nacionalidad en el país, tales como los miembros del cartel de “los zetas”. Las demás categorías presentan niveles de rechazo muy bajos (menores de 10%). Es posible observar un muy bajo nivel de rechazo hacia vecinos indígenas mayas, adultos mayores de 65 años, xincas, garífunas, católicos y pobres, todos con menos del 5% de respuesta positiva.

Gráfica 26.Tipo de vecinos que les molestaría tener a los jóvenes,

por sexo del entrevistado

La Encuesta identifica el nivel de aceptación que distintos grupos sociales tienen entre la población juvenil al preguntar al/a encuestado/a si le molestaría tenerlos como vecinos. Pueden apreciarse tres grupos que son vistos con mucha reticencia: “mareros”, “narco-traficantes” y “drogadictos/alcohólicos” que suscitaron respuestas positivas en 84.7%, 74.36%, y 67.41%; respectivamente. Los primeros dos son grupos que típicamente se asocian a las dinámicas violentas

No hay grandes diferencias entre hombres y mujeres en cuanto al rechazo hacia tener como vecinos a ciertos grupos sociales. Puede, sí, observarse un leve mayor rechazo por parte de las mujeres ante los grupos más asociados a conductas violentas y criminales como



170 CAPÍTULO 10.

los mareros, narcotraficantes y drogadictos/alcohólicos. Por otro lado, las mujeres muestran mayor tolerancia hacia las personas homosexuales que los hombres, pero aún con niveles elevados de rechazo (36.3%).

Respuestas por grupo de edad. Hay solo leves diferencias entre las cohortes de edad en cuanto a su rechazo a tener como vecinos a los distintos grupos sociales considerados. Sólo puede señalarse un leve mayor rechazo por parte de la cohorte de mayor edad hacia los grupos asociados a conductas violentas y/o criminales como los mareros, narcotraficantes y drogadictos/alcohólicos, posiblemente por ir aumentando con la edad la exposición a las actividades criminales.

Gráfica 27.Tipo de vecinos que les molestaría tener a los jóvenes,

por autoidentificacion etnica del informante

sociales. Hay pocas diferencias también entre las áreas geográficas cubiertas por la encuesta. La más notable es una leve mayor tolerancia mostrada por las personas encuestadas en el área urbana metropolitana hacia el grupo drogadictos/alcohólicos y hacia las personas homosexuales como potenciales vecinos. Esto posiblemente muestre un mayor grado de apertura hacia otros grupos, pero el nivel de rechazo hacia estos grupos es muy alto también.

No hay diferencias significativas al desagregar las respuestas al rechazo hacia ciertos grupos como potenciales vecinos por nivel educativo. A pesar que en la gráfica puede verse que el grupo de encuestados con postgrado muestra niveles más alto de rechazo que el resto de los grupos, esto puede deberse al hecho que la submuestra para este grupo es muy pequeña, equivaliendo solo a 0.11% del total.

¿Qué recomendaría a jóvenes que son víctimas de hechos de violencia en Guatemala?

Gráfica 28.Recomendaciones de los jóvenes a Jóvenes victimas

de hechos de violencia en Guatemala

En general, puede apreciarse un mayor nivel de rechazo hacia los distintos grupos propuestos como potenciales vecinos de parte de las personas encuestadas autodefinidas como indígenas que aquellos que se autodefinieron como no indígenas. Llama la atención la relativa mayor tolerancia por parte del grupo no indígena hacia los drogadictos/alcohólicos, las personas homosexuales y los hippies. Esto puede estar indicando un menor nivel de apertura social por parte de quienes se autodefinen como indígenas.

La desagregación por estrato socioeconómico no presenta variaciones notables, pues los niveles de rechazo hacia los distintos grupos se distribuyen más o menos equitativamente entre los distintos niveles

Es abrumadora la respuesta de los y las jóvenes encuestados recomendando a otros jóvenes que hayan sido víctimas de hechos de violencia denunciar los hechos ante las autoridades correspondien-tes. A pesar de la reconocida debilidad en el sistema de justicia y seguridad (que se confirma en las respuestas a la pregunta número 96) prevalece una búsqueda por justicia por las vías oficiales de la institucionalidad nacional con un 78.22% de apoyo a esta opción. Esto demuestra una fuerte base para seguir construyendo apoyo hacia un Estado más fuerte que logre alcanzar la capacidad de dar respuesta a la grave problemática de violencia que enfrenta la juventud en Guatemala. La indolencia (no denunciar porque las autoridades no responderán) y el miedo (no denunciar por seguridad) suman casi el 10% de las respuestas, lo que indica decepción y falta de confianza en el sistema. El dato más preocupante es el 8.25% que



171RIESGO SOCIAL

recomienda tomar justicia por su propia mano. No solo es un indicador de falta de confianza en el sistema sino también de la propensión hacia la violencia dentro de un sector de la sociedad que prefiere salirse del sistema oficial para buscar algún tipo de compensación ante la ofensa. La preferencia por esta opción tiene la potencialidad de fomentar espirales de violencia, aunque faltaría haber tenido la oportunidad de establecer si quienes optaron por esta respuesta tenían en mente la retribución directa al agresor o quizás consideraban medios alternativos como perdonar al agresor o buscar la conciliación por otras vías.

Gráfica 29.Recomendaciones de los jóvenes a Jóvenes victimas de

hechos de violencia en Guatemala, por sexo del informante

Gráfica 30.Recomendaciones de los jóvenes a Jóvenes victimas de hechos de

violencia en Guatemala, por estrato socioeconómico del informante

3. Debido a la gran diferencia de resultados se ha optado por extender el gráfico sólo hasta el 50%, pero el resultado específico de la respuesta “denunciar el hecho ante las autoridades correspondientes” es presen-tado sobre la barra gris.

No sorprende que sean las mujeres más propensas que los hombres a recomendar denunciar los hechos de violencia ante las autoridades correspondientes; además que los hombres las superen por cierto margen (10.17% contra 6.76%) en la recomendación de hacer justicia por su propia mano pues son los hombres quienes muestran mayores niveles de agresividad en su conducta y sus opiniones sociales. A pesar de esto sigue siendo abrumadora la mayoría de hombres que recomiendan buscar la resolución por las vías oficiales.

Las respuestas a esta pregunta no presentan variaciones significativas al desagregarse por los grupos de edad considerados. Tampoco se presentan variaciones significativas en las respuestas desagregadas por autodefinición étnica.

3

Al analizar los resultados por estrato socioeconómico se identifica un mayor apoyo a la denuncia ante las autoridades correspondientes por parte del sector medio alto (84.42%) que por el sector bajo (74.06%). Esto puede tener que ver con una diferencia en la experiencia en el trato con las autoridades oficiales por parte de los sectores con menos educación y bienes materiales que pueden haber sufrido más frecuentemente tratos discriminatorios o abusivos por parte de los funcionarios. Incluso en el sector bajo se detecta un apoyo muy fuerte a recomendar recurrir a la institucionalidad oficial para denunciar los hechos de violencia. El estrato socioeconómico muy alto presenta resultados muy notables con el más bajo apoyo a la denuncia ante la institucionalidad nacional y el más alto a la toma de justicia por mano propia. Sin embargo, es arriesgado hacer inferencias para el estrato socioeconómico muy alto por el limitado tamaño de su participación en la muestra (0.8%).


violencia en Guatemala, por dominios de estudio




172 CAPÍTULO 10.

Al desagregar los resultados por área geográfica se nota una leve diferencia entre las respuestas de los y las jóvenes encuestados/as en el dominio “resto urbano” y los/as del área “urbano metropolitano”. El primer grupo apoya con más fuerza la denuncia ante las autoridades correspondientes posiblemente reflejando un percibido mejor desempeño de la institucionalidad pública especializada a nivel de las ciudades pequeñas y pueblos de Guatemala mientras que en la ciudad capital los servicios probablemente son de menor calidad. Es posible identificar también una diferencia entre ambos grupos en cuanto a su nivel de miedo reflejado en una mayor tendencia (aunque muy baja de todos modos) a recomendar no denunciar por seguridad en el área metropolitana (5.69%) que en el dominio “resto urbano” (3.22%).


violencia en Guatemala, por nivel educativo del informante

¿Qué piensa usted sobre el sistema de justicia en guatemala (Policía Nacional Civil, Ministerio Público, Tribunales de Justicia) y su relación con la juventud?

Gráfica 33.Pensamiento de los jóvenes sobre el sistema de justicia

en Guatemala y como se relaciona con ellos

4. Ver nota al pie anterior.

4

Lo más notable de estos resultados es el hecho que a medida que desciende el nivel educativo, también lo hace el apoyo a la recomendación de denuncia ante las autoridades correspondientes, de 96.25% en el grupo de jóvenes encuestados/as con postgrado hasta 62.11% (de todos modos aun ampliamente mayoritario) en el grupo de jóvenes sin ningún nivel de educación. También puede notarse un aumento en recomendar tomar la justicia por su propia mano a medida que el nivel educativo desciende.

La pregunta está planteada haciendo referencia a instituciones del sistema nacional de justicia y seguridad, pero directamente preguntando quiénes reciben justicia inmediata con opciones cerradas y posibilidad de elegir solo una. Esto permite visualizar la percepción de discriminación o no que sufren los y las jóvenes desagregando por situación socioeconómica. De los resultados totales puede verse que la mayor parte de las personas encuestadas perciben que nadie obtiene justicia inmediata (34.42%) o que solamente aquellos con mayores recursos económicos y contactos (33.91%) tienen esa capacidad. Un porcentaje mucho menor (pero no despreciable) muestra una actitud positiva hacia el sistema de

Gráfica 34.Pensamiento de los jóvenes sobre el sistema de justicia en Guatemala

y como se relaciona con ellos, por sexo del informante




173RIESGO SOCIAL

justicia (15.3%) y un porcentaje bajo (pero existente) responde que son solo los y las jóvenes pobres quienes reciben justicia inmediata. Estos resultados reflejan un escenario variado, donde prima la sensación de ineficacia del sistema como un todo y de discriminación por razones socioeconómicas. Aunque hay resultados mixtos como ha sido indicado.

Al desagregar las respuestas por sexo no surgen grandes diferencias; solo podría señalarse que los hombres parecen percibir levemente mayor discriminación por razones socioeconómicas al responder así el 35.2% de ellos, comparado a un 32.9% de las mujeres que contestan que solo jóvenes con mayores recursos económicos y contactos reciben justicia inmediata.


y como se relaciona con ellos, por grupos de edad


y como se relaciona con ellos, por autodefinición étnica

Al dividir por cohortes de edad se nota una mayor percepción ya sea de ineficiencia del sistema como un todo o de discriminación del mismo por razones socioeconómicas por parte de los/as jóvenes adultos/as. Los y las adolescentes muestran los niveles más elevados de “optimismo” frente al sistema al responder 17.75% de ellos que todos los jóvenes reciben justicia inmediata mientras solo el 10.16% de los adultos jóvenes opina así. Posiblemente esto se debe a una mayor exposición o trato con el sistema de justicia por parte de la cohorte mayor que ha tenido efectos negativos y ha ido mermando su disposición favorable hacia el mismo.

Al analizar los resultados por autodefinición étnica llama la atención que el grupo no indígena demuestra mayor insatisfacción con el sistema como un todo, cuando el 36.53% responde que nadie recibe justicia inmediata, mientras que solo el 29.7% del grupo indígena responde de esta manera. Lo mismo ocurre en cuanto a la percepción que solo los y las jóvenes con mayores recursos económicos y contactos obtienen justicia inmediata, pues el 35.61% de las personas encuestadas no indígenas toman esta opción comparada con el 31.33% del grupo indígena. El grupo indígena, además, supera en la percepción positiva del sistema al no indígena al elegir casi en un 19% la opción “todos los jóvenes” comparada con 13.63% del grupo no indígena que así lo hace. Este es un dato que debería estudiarse con mayor profundidad, pues una hipótesis justificada habría sido suponer niveles más altos de insatisfacción y de percepción de discriminación socioeconómica por parte del grupo indígena.


y como se relaciona con ellos, por nivel socioeconómico




174 CAPÍTULO 10.

Para el caso de la desagregación por estrato socioeconómico puede observarse un deterioro en la percepción de la efectividad del sistema de justicia como un todo a medida que se sube en la escala social. Un 30% del estrato socioeconómico bajo señala que no hay justicia inmediata para nadie contra más de la mitad que así opina en los estratos alto y muy alto (cuya representación en la muestra total, sin embargo, es bastante baja). Es interesante notar que la percepción de discriminación del sistema reflejada por quienes optan por la opción “sólo los jóvenes con mayores recursos económicos y contactos” va subiendo con el estrato socioeconómico (de 29.59% del estrato bajo a un 41.08% del medio alto) pero luego vuelve a bajar, hasta un 30.52% en el caso del estrato muy alto que posiblemente se sienten identificados por la descripción de la opción y no consideran tanto como los demás gozar de privilegios en la administración de justicia.


y como se relaciona con ellos, por dominio de estudio


y como se relaciona con ellos, por nivel educativo

Las mayores percepciones sobre la ineficacia y la discriminación que caracterizan al sistema de justicia se dan en el área geográfica urbana metropolitana, mientras que la percepción más positiva (representada por la opción “todos los jóvenes reciben justicia inmediata”) se produce con más frecuencia en el área rural nacional. Esto puede indicar que la mayor exposición al trato con el sistema de justicia genera peor percepción del mismo. Esto se debe a que la mayor parte de los hechos ilícitos sucede en el área urbana metropolitana, sobre el 40% del total nacional de acuerdo con los datos de la Policía Nacional Civil en todos los años desde 2006 y es justificado suponer esta mayor vinculación de las personas encuestadas con el sistema de justicia.

Con menos claridad que en el caso de la desagregación por autodefinición étnica, pero de manera similar, los resultados presentan menor percepción de ineficiencia en el sistema de justicia y de discriminación por parte del mismo en los grupos con menor nivel educativo (que podría esperarse que fueran los que más agraviados se sentirían). En este caso los datos para el nivel de postgrado, como se ha comentado anteriormente, no son buenos indicadores debido a la baja representatividad que tienen en la muestra. Los datos parecen indicar que a medida que aumenta la educación (y por ende el acceso a la información y la generación de criterios sobre la realidad social) se deteriora la percepción sobre la efectividad y niveles de discriminación presentes en el sistema de justicia guatemalteco.

4. REFLEXIÓN FINAL

1. Es posible evidenciar en la percepción de la juventud el predominio del discurso dominante sobre las maras como principal forma de violencia. Tal como se mencionó al inicio de este reporte, la construcción de discursos dominantes sobre la violencia está basada en la percepción que los grupos sociales tienen de la forma en que los fenómenos sociales les afectan. En un contexto donde los datos no permiten establecer una relación directa entre criminalidad y la presencia de maras y pandillas, es el discurso público fuertemente dominado por los medios de comunicación el que alimenta las percepciones. El riesgo de esta situación radica en que por un lado reafirma la exclusión como un factor fundamental, pero por otro lado, podría reforzar las dinámicas de autoexclusión de los y las jóvenes en riesgo. Esta situación se puede observar con los datos incluidos en este reporte sobre la percepción de la discriminación lo que resulta siendo notable para el grupo autoidentificado como indígena en la muestra.



175RIESGO SOCIAL

2. Al referirse a las formas de violencia y los principales riesgos que la juventud afronta, la percepción divide entre las maras y la criminalidad. Esto resulta de mucho interés ya que reafirma la estigmatización que demuestra haber alcanzado un nivel en donde las maras ya no son consideradas un grupo social sino una forma criminal. La crítica a las leyes antimaras y las políticas de mano dura es que se persigue a un grupo social con base en su apariencia, edad o extracción social. El discurso dominante sobre las maras reproduce la estigmatización que se puede observar en las percepciones de la juventud.

3. La percepción de las jóvenes mujeres permite observar una valoración diferenciada de la violencia y sus riesgos respecto de los jóvenes hombres. Esta diferencia es notable especialmente en cuanto a la violencia sexual. Esto es especialmente preocupante en mujeres jóvenes entre los 15 y 18 años.

4. En materia de percepción de la violencia la autoidentificación étnica tiene un papel fundamental para entender las diferencias en relación al nivel de impacto y riesgo que afronta la juventud. Así, es notable la diferencia en cuanto a la percepción sobre las maras. Esto debería dar lugar a una serie de preguntas que tengan como objetivo explicar esas diferentes percepciones ya que así se podrá comprender mejor la naturaleza y alcance de las maras y el discurso dominante sobre las mismas. Estos datos podrían ser relacionados en estudios en profundidad con los datos que ofrecen las diferencias entre lo urbano metropolitano, el resto urbano y lo rural nacional.

5. El estrato socioeconómico también permite observar cómo discursos dominantes sobre violencia se aglutinan o bien se diferencian; por ejemplo, aunque existen diferencias, todos los estratos socioeconómicos coinciden en que las maras o pandillas juveniles son la principal forma de violencia que más afecta. Luego se puede observar una serie de diferentes percepciones que permiten explorar el nivel de impacto diferenciado de la violencia.

6. El espacio público es mayoritariamente percibido como el lugar donde se produce la violencia. Esto tiene serias implicaciones para la juventud, porque, por un lado, el espacio público es un lugar de expresión, participación y de construcción de identidades y por otro, es el lugar donde se legitima el Estado. Ambos aspectos, entre otros, se pierden al ser el espacio público un lugar de peligro. La principal vivencia de la vida democrática se ejerce en el uso democrático del espacio público. Al contrario, un espacio público descuidado por el Estado conlleva la búsqueda de su apropiación a través de medios violentos. Aquí el círculo nos lleva nuevamente a la acción colectiva de la juventud

expresada en las pandillas o maras. Como se mencionó al inicio de este reporte, los estudios sobre las maras y pandillas coinciden en que una buena parte de sus acciones giran en torno al uso del espacio público en un contexto agresivo y violento. La pandilla o la mara en ese sentido cumple una función de mecanismo de protección para usar el espacio público en situaciones donde el espacio privado también es conflictivo y violento, lo cual se refleja en que está ubicado en el segundo lugar de la percepción de la juventud como el lugar donde se da la violencia. Asimismo, la estigmatización no solamente excluye en este caso a narcotraficantes, miembros de maras y pandillas sino también a aquellos considerados “indeseados” por alterar el orden social por ejemplo drogadictos, alcohólicos, homosexuales, personas con problemas de salud mental, extranjeros, etc. Estigmatización social y defensa del orden social son dos mecanismos que se accionan conjuntamente y que pueden, en ausencia del Estado de derecho, derivar en situaciones violentas de persecución, limpieza social, encierro, entre otras.

7. Las percepciones no solamente reflejan la forma en que los discursos sobre la violencia se construyen y los efectos que la violencia tiene en el mundo de vida de la juventud. Al mismo tiempo, estas percepciones conllevan la posibilidad de implementar o legitimar acciones concretas. Es importante destacar que la mayoría de acciones sugeridas por los y las encuestadas giran en torno a los mismos aspectos que originalmente fueron planteados como los principales factores que aumentan el riesgo de la juventud, es decir, la exclusión y la marginalidad. Los resultados muestran que la ampliación de la salud, la educación, el empleo y la seguridad social sería la principal forma de enfrentar el problema de la violencia. Le siguen aspectos relacionados a la prevención y el acceso a formas de recreación; estos aspectos están ligados al mismo tiempo al uso democrático del espacio público.

8. Los datos presentados aquí dan lugar a enriquecedoras interpretaciones, pero es importante destacar que el trasfondo de la percepción y de las acciones sugeridas apunta al papel del Estado ya sea como garante del uso democrático del espacio público, pero también como generador de las oportunidades necesarias para superar los altos niveles de exclusión y marginalidad que la juventud afronta. Esta afirmación se puede corroborar al observar que pese a la alta compleja situación generada por la violencia, para la juventud continúa afirmando que la denuncia es el principal recurso ante los hechos de violencia muy por encima de tomar la justicia por la propia mano. Este dato es sumamente significativo ya que reafirma la responsabilidad del Estado para afrontar la violencia y para conservar los necesarios niveles de legitimidad que la gobernabilidad democrática requiere.

176 CAPÍTULO 10.

Paralelamente, los datos muestran cómo esa legitimidad depende de superar el acceso desigual a la justicia. La percepción de la juventud reafirma el hecho que la marginalidad, en este caso relacionada con el acceso a la justicia, es una realidad en el país. La falta de confianza y expectativas ante la justicia se demuestra en que la mayoría de los jóvenes considera que nadie o solamente aquellos con recursos económicos o contactos tienen acceso a la misma. Superar estas barreras es un requisito fundamental en una sociedad democrática. A la vez, un mecanismo para comprender y abordar adecuadamente el fenómeno de la violencia y reducir el riesgo de la juventud de reproducirla.

primera encuesta nacional de juventud en guatemala - capítulo 10: riesgo social

Documents