por brenda elizabeth justiniano castañeda trabajo de grado...
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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES
FLACSO-SEDE GUATEMALA
MAESTRÍA EN CIENCIAS SOCIALES
6ª. PROMOCIÓN (2011-2013)
EL PROCESO SOCIAL DE CREACIÓN Y CONSTITUCIÓN
DE LA PLAZA EL AMATE
Por
Brenda Elizabeth Justiniano Castañeda
Trabajo de grado para optar al título de
Maestra en Ciencias Sociales
Guatemala
2015
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ACTO QUE DEDICO
Al Sindicato de Trabajadores de la Plaza El Amate
Por ser una fuente de inspiración y ejemplo de lucha en la defensa y mejora de su
espacio laboral.
Por no claudicar en la lucha ante el constante acoso que recibieron durante el
proceso de negociación de la Plaza El Amate.
Por enseñarnos la mirada estratégica y progresiva que toda lucha debe tener para
alcanzar una transformación concreta en las luchas organizadas.
Por permitirme conocer la experiencia organizativa y haber compartido la
información necesaria para la presente investigación.
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ÍNDICE
Introducción............................................................................................................................... 5
Capítulo I: Problemática ........................................................................................................ 14
1.1. Antecedentes .......................................................................................................... 14
1.2. Contextualización .................................................................................................. 18
1.3. Definición del problema ........................................................................................ 20
Capítulo II: Perspectiva Teórica Analítica .......................................................................... 26
2.1. Referentes conceptuales sobre el trabajo ........................................................... 26
2.2. La informalidad como una forma de trabajo ...................................................... 27
2.3. Trabajadores informales: su organización y participación social ...................... 31
Capítulo III: La lucha por el espacio laboral ....................................................................... 44
3.1. El espacio laboral de la sexta avenida y sus vendedores.................................... 46
3.2. Los vendedores de la Sexta Avenida.................................................................. 47
3.3. La dinámica laboral de la Sexta Avenida ........................................................... 48
3.4. Proceso de ocupación del espacio público ......................................................... 50
3.5. Las amenazas de desalojo .................................................................................. 51
3.6. Factores subjetivos que impulsaron el proceso organizativo ............................. 57
Capítulo IV: Estrategias sociorganizativas para la participación en la lucha social60 de
los trabajadores de la sexta .................................................................................................... 60
4.1.Estrategias organizativas ................................................................................................. 60
4.2. Las estrategias de lucha ...................................................................................... 62
Capítulo V: La Plaza El Amate como un logro del proceso sociorganizativo y de
participación de los trabajadores .......................................................................................... 67
4.1. La negociación de la Plaza el Amate ................................................................. 67
4.2. Propuestas planteadas previo a la Plaza El Amate ............................................. 71
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4.3. Plaza El Amate ................................................................................................... 72
Capítulo VI: Dinámica laboral en la Plaza El Amate y su impacto en la economía y
bienestar social de las familias de los comerciantes .......................................................... 83
6.1. La Plaza El Amate .............................................................................................. 83
6.2. Vendedores de la Plaza El Amate ...................................................................... 83
6.3. La Plaza El Amate como lugar de trabajo .......................................................... 84
Capítulo VII: Conclusiones .................................................................................................. 90
Capítulo VIII: Recomendaciones ......................................................................................... 97
Bibliografía .............................................................................................................................. 99
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Introducción
Como es conocido, la economía urbana informal se configura y se reproduce
permanentemente a través de relaciones y procesos sociales de producción, que han
promovido y ensanchado la exclusión y la marginación social de una gran mayoría de
población económicamente activa, ante la incapacidad de los sectores económicos formales
de generar nuevas y mejores fuentes de trabajo. Ante tal situación, se incrementan de
manera permanente el sub empleo y quienes no encuentran trabajo empleable se han visto
obligados a auto emplearse y a desempeñar actividades económicas en condiciones de
precariedad laboral. De esa cuenta es que la cantidad de trabajadores excluidos de la
actividad productiva laboral del campo y de la ciudad, han tenido que sobre llevar su
miseria y la indigencia sobre las espaldas de la precariedad y del trabajo informal.
La economía informal urbana es multifacética y multidimensional en cuanto a la
complejísima diversidad de actividades económicas, agentes y actores económicos que las
configuran, y las múltiples redes que entretejen el volumen de actividades productivas,
comerciales, financieras, de almacenamiento, distribución, así como por el conjunto de
relaciones sociales de producción que en esa economía se encuentran implicadas, con sus
respectivas consecuencias, en materia de violación de los derechos humanos y sociales.
Entre los resquicios de la economía informal urbana, adquirió especial protagonismo el
trabajo informal urbano desarrollado en pequeños comercios de puestos fijos ambulatorios,
por trabajadores precarios que realizan su actividad comercial en las calles de las
principales avenidas y calles de la zona uno de la ciudad de Guatemala. Un grupo que
corresponde a esa actividad económica informal, se empezó a denominar como trabajadores
informales de la sexta avenida.
La presente investigación pretende abordar la reconstrucción de un proceso social que se
dinamiza por la interacción de un segmento organizado de trabajadores pertenecientes a la
economía urbana informal en la ciudad de Guatemala, el cual derivó en un movimiento
social, en el que, primeramente se defendió el espacio laboral temporal, precario e
inestable, sujeto a vicisitudes y arbitrariedades de parte de autoridades municipales; para
posteriormente desarrollar una lucha social que les permitió acceder y construir una
territorialidad que desembocó en el funcionamiento del espacio laboral refuncionalizado a
través de la Plaza el Amate.
Con esa intención, se delimitaron las siguientes interrogantes de la investigación
¿Qué factores del medio externo (contexto socio institucional inmediato) y que factores
inherentes a la subjetividad de los trabajadores informales de la sexta avenida,
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incidieron en su aspiración colectiva de mantener y mejorar su espacio laboral y en la
configuración de las estrategias de organización y participación social adoptadas?
¿Qué características organizativas, institucionales y de participación social revistió el
proceso social que desembocó en la construcción de la Plaza el Amate como centro
laboral de los trabajadores informales de la sexta de Avenida?
¿Qué incidencia tuvieron las estrategias de organización y participación social
adoptadas por los trabajadores informales de la sexta avenida en el diseño de la
estructura y en la definición de las formas de funcionamiento de la plaza el Amate?
Para atender a esas preguntas se plantearon los siguientes objetivos de investigación:
1. Identificar los factores del medio externo y los factores inherentes a la subjetividad de
los trabajadores informales de la sexta avenida que incidieron en su aspiración colectiva
de mantener y mejorar su espacio laboral y en la configuración de las estrategias de
organización y participación social adoptadas
1.1. Caracterizar las situaciones sociales a las que se enfrentaron los trabajadores
informales ante la decisión de la municipalidad de desalojarlos de la sexta avenida.
1.2. Identificar las estrategias y acciones que desarrollaron los trabajadores informales
de la sexta avenida para enfrentar la situación social de amenaza al desalojo.
1.3. Establecer qué importancia tuvo las motivaciones económicas, socioculturales y
psicoafectivas en las estrategias de organización y participación social adoptadas
por los trabajadores informales de la sexta avenida por mejorar sus condiciones
materiales y sociales de trabajo.
2. Identificar las características organizativas, institucionales y de participación social que
revistieron el proceso social que desembocó en la construcción de la Plaza El Amate
como centro laboral de los trabajadores informales de la sexta avenida
2.1. Identificar cuáles fueron y qué características tuvieron las estrategias de
organización y participación social de los trabajadores informales de la sexta
avenida de convertir el desalojo de la municipalidad en una lucha social por
mejorar sus condiciones laborales.
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2.2. Definir cuál fue la modalidad de participación de los trabajadores informales de la
sexta avenida de la zona uno de la ciudad de Guatemala durante el tiempo que duró
su establecimiento en la plaza el Amate.
2.3. Establecer qué factores materiales y sociales, así como de carácter socio cultural y
psicoafectivo condicionaron las modalidades que adquirieron las estrategias de
organización y de participación social en el movimiento por un centro laboral para
los trabajadores de la sexta avenida.
3. Establecer la incidencia que tuvieron las estrategias de organización y participación
social adoptadas por los trabajadores informales de la sexta avenida, en el diseño de la
estructura y en la definición de las formas de funcionamiento de la Plaza El Amate.
3.1. Identificar qué efectos ha generado en las condiciones laborales de los antiguos
trabajadores informales de la sexta avenida, la instalación y funcionamiento de la
plaza El Amate.
3.2. Establecer qué relación o nivel de correspondencia existe entre el imaginario social
construido inicialmente por los antiguos trabajadores informales acerca de cómo
debería ser su nuevo espacio laboral después de salir de la sexta avenida, y la
configuración final que adquirió la plaza El Amate de acuerdo a su infraestructura
y forma de funcionamiento.
Para dar respuesta a estos objetivos se elaboró un análisis teórico y empírico del proceso
organizativo de la Plaza El Amate, abordando distintos puntos de vista y perspectivas con
el fin de obtener información global que permita profundizar en el tema.
A nivel teórico la informalidad ha sido discutida desde diferentes perspectivas, por un lado,
se encuentra el enfoque neoliberal, que hace alusión al trabajo informal como la ausencia
de normas legales; el enfoque neoestructural definido por la Organización Internacional del
Trabajo y la CEPAL como una actividad económico social realizada por cuenta propia y
con reglas que los mismos trabajadores imponen. El enfoque históricosocial plantea la
informalidad como resultado de la precariedad y la exclusión y el enfoque sociorganizativo
plantea la informalidad desde la capacidad de respuesta que los trabajadores tienen ante las
necesidades fundamentales de todo ser humano y como un proceso de organización y
participación social que puede provocar propuestas que mejoren sus condiciones laborales,
siendo este el caso de los trabajadores de la sexta avenida que tras años de lucha lograron
que se construyera la Plaza El Amate.
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La presente investigación fue de tipo cualitativo y abordó el caso de la Creación de la
Plaza El Amate, entendido el término “creación” como un proceso completo que incluye el
surgimiento de la propuesta, su negociación, la construcción del edificio, la asignación de
locatarios, y los procesos administrativos para su funcionamiento.
Se trata de un caso particular dentro dentro de la gran masa de trabajadores informales que
hay en la Ciudad de Guatemala, que buscó profundizar en los mecanismos de organización
y los objetivos de participación entendidos como la construcción del imaginario social
laboral de los trabajadores informales que explican la creación de la Plaza El Amate.
La estrategia metodológica utilizada estuvo dividida en tres momentos. El primero fue
considerado una etapa de inmersión, que sirvió para acercarse al contexto y buscar los datos
de personas que podían servir como informantes, esto implicó explorar el contexto y crear
los lazos de relación necesarios, crear un clima de confianza en la población a estudiar y
obtener la colaboración necesaria al momento de aplicar las técnicas de recolección de
información.
El primer acercamiento se hizo con la Central General de Trabajadores de Guatemala
(CGTG) ya que es la Central a la que pertenece el Sindicato de Trabajadores Informales de
la Plaza El Amate. Específicamente se realizó el acercamiento con el Comité Ejecutivo de
la Central, a quienes se les explicó el objetivo de la investigación y el aporte que ésta
pretende brindar al movimiento de trabajadores informales.
Derivado de la información que ésta proporcionó, se estableció comunicación con el
Comité Ejecutivo del Sindicato de la Plaza El Amate, con quienes después de explicar los
objetivos de investigación, se elaboró un mapa de personas claves que podrían brindar
información y participar en el proceso de recolección de datos.
El acercamiento al contexto implicó la participación en espacios de encuentro de los
trabajadores informales, así como visitas a sus lugares de trabajo y a las sedes sindicales;
este proceso se fue desarrollando de manera lenta por su misma naturaleza y fue un aspecto
que se trabajó desde el planteamiento del problema.
La segunda etapa fue de recolección y registro de información a través de cuatro técnicas:
investigación documental, entrevista semiestructurada, grupos focales y estudio de opinión.
La recolección de datos se realizó en los ambientes naturales y cotidianos de los
participantes.
El primer momento de la recolección de datos fue de investigación documental,
hemerográfico y bibliográfico. Se realizó para tal efecto análisis de libros, revistas,
diferentes publicaciones en los diarios e investigaciones relacionadas al trabajo informal.
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Las técnicas de investigación documental representan el primer acercamiento a la realidad
que se investigará o a los fenómenos, eventos y ambientes por estudiar, así como también a
las distintas posturas que los actores han tomado respecto a un tema en particular
(Hernández Sampieri, 2006).
El análisis documental en la presente investigación, se basó en la cobertura temática de los
medios de comunicación, lectura y fichaje de documentos, resumen de contenidos y análisis
de la información, se realizó tomando en consideración las publicaciones en dos medios de
comunicación durante el período de tiempo del año 2005 al 2010; se consultaron también
boletines escritos por la Municipalidad de Guatemala.
El segundo momento de recolección de información se realizó a través de grupos focales.
Los grupos focales o grupos de discusión consisten en una técnica de recogida de datos, de
naturaleza cualitativa que ha sido ampliamente utilizada en diferentes campos de la
investigación sociológica (Ibáñez, 2001).
Es una técnica no directiva que busca obtener información controlada acerca de un tema
común para el grupo de participantes, propuesto por el investigador, su importancia radica
en que puede reportar información sobre preocupaciones, sentimientos, actitudes,
ideologías, concepciones, en un período histórico y no se limita únicamente a las
concepciones del investigador (Ibáñez, 2001).
Para la presente investigación se desarrollaron dos grupos focales, organizados con
representantes de los trabajadores informales que participaron del proceso. Fueron
integrados por un máximo de doce personas, considerando factores de género, etarios y
étnicos, así como también de los distintos segmentos de venta: vendedores ambulantes,
vendedores con local y prestadores de servicios.
El primer grupo estuvo constituido por personas que participaron activamente en las
negociaciones, parte de ellos aún se encuentran participando activamente en la organización
sindical y el segundo grupo estuvo constituido por personas que, pese a que participaron en
el proceso, siempre mantuvieron una actitud más pasiva y de crítica; con el objetivo de
contar con una amplia gama de opiniones y percepciones y brindar así información apegada
a la realidad a través del cruce de datos.
En un tercer momento, se realizaron entrevistas semiestructuradas a representantes de los
trabajadores informales de la Plaza El Amate. La entrevista semiestructurada se desarrolló
en base a una guía con preguntas genéricas que permitían las ampliaciones necesarias de
acuerdo a la información que se proporcionó. Las respuestas no fueron restrictivas, al
contrario buscaban profundizar y obtener la mayor cantidad de información necesaria para
la investigación (Ruíz, 2004).
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Para el presente estudio se tomaron como criterio de selección aspectos similares a los
considerados en los grupos focales en cuanto a representación de género, etario y étnico,
pero también se agregó otro aspecto relacionado a la representación de algunos comités que
fueron absorbidos por los trabajadores de la sexta avenida. En total se realizaron cinco
entrevistas a representantes de los trabajadores de la Plaza El Amate y una al Comité
Ejecutivo del Sindicado.
Por último, se realizó un estudio de opinión que buscaba establecer algunos aspectos
cuantitativos relacionados a la dinámica laboral que actualmente se desarrolla en la Plaza El
Amate y a caracterizar a sus trabajadores.
La tercera etapa de la estrategia metodológica, constituyó el análisis y procesamiento de los
datos y presentación de los resultados.
El análisis de la información implicó organizar los datos recogidos, transcribirlos a texto y
analizarlos. En este caso interesó obtener datos relacionados a conceptos, percepciones,
imágenes mentales, interacciones, pensamientos, experiencias, procesos y vivencias
manifestadas en el lenguaje de los participantes ya sea individual o colectiva.
Entrevistas y Grupos Focales fueron grabados y transcritos literalmente, para su posterior
análisis. Posterior se hizo un trabajo de integración de la información y un contraste con la
información documental encontrada.
Dado que el proceso de investigación cualitativa no es líneal, sino iterativo, recurrente, las
etapas de recolección de datos sirvieron para ir profundizando en el tema, por ello la tarea
de recolectar y analizar información fue permanente, lo que implicó volver a cada etapa
cuando así se consideró necesario hasta considerar que se había agotado la información a
obtener.
El primer capítulo ofrece un análisis de los antecedentes del trabajo informal en Guatemala,
tratando de mostrar el origen y el momento en que cobra auge este sector. En éste se
enfatiza la importancia e incidencia que tuvieron las políticas de ajuste estructural en el
crecimiento del sector en Guatemala, que entre otras cosas promovieron la desregulación de
las relaciones laborales y la expulsión de empleos formales a muchos guatemaltecos.
A la par de las políticas de ajuste estructural que se fortalecieron en la década de los
ochenta, se ubica además el conflicto armado interno, como un factor determinante en el
auge del sector informal en Guatemala. El conflicto armado interno tuvo una duración de
treinta y seis años y obligó a miles de guatemaltecos del área rural a migrar a la ciudad
como un mecanismo de sobrevivencia al encontrar en la década de los ochenta el momento
más violento de la historia de este país.
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El capítulo ofrece también un análisis del surgimiento del mercado informal en la sexta
avenida de la Ciudad Capital y brinda una caracterización socioeconómica de los
trabajadores, de las condiciones en que laboran, así como también de la dinámica social,
comercial y política que generó este mercado. En un tercer apartado se hace una
ampliación de la problemática que representa el trabajo informal, puesto que anida a miles
de guatemaltecos que han sido excluidos de un trabajo que les brinde las posibilidades de
desarrollarse y que han encontrado en esta actividad una forma de sobrevivencia ante las
carencias de las que son víctimas y de los derechos que les han sido negados y que pese a
todas las dificultades logran organizarse y negociar mejoras laborales importantes, como lo
es la Plaza El Amate.
En el segundo capítulo se hace un análisis desde la perspectiva teórica, que incluye una
discusión conceptual del trabajo, considerándolo para la presente investigación como algo
que representa mucho más que la posibilidad de obtener un ingreso, es en sí una fuente de
dignificación del ser humano que permite proyectarse a nivel social y a autorrealizarse, para
después pasar a discutir el término de trabajo informal. Se discuten además las distintas
perspectivas teóricas que han surgido frente al tema, el enfoque neoliberal, el
neoestructural, el históricosocial y el sociorganizativo; que como se mencionó en párrafos
anteriores, cada uno plantea el tema de la informalidad desde lógicas muy diferentes,
teniendo como coincidencia el hecho de la necesidad de abordar el tema, en las razones de
su surgimiento y en las condiciones en que laboran estos trabajadores.
En este capítulo se discute además la importancia que juegan los imaginarios sociales en la
lucha organizada, rescatando que lo imaginario no atiende únicamente a la ficticio y que
por lo tanto no es sólo subjetividad, al contrario, tiene plena relación con la realidad, ya que
se construye a raíz del análisis de los problemas que les aquejan y desde la capacidad de
imaginar el ideal que se quiere alcanzar, considerando para ello las posibilidades reales que
se tienen para transformar la realidad que les aqueja, apartado teórico que tiene total
correspondencia con el proceso que desarrollaron los trabajadores informales de la sexta
avenida.
En el tercer capítulo denominado “la lucha por el espacio laboral” se aborda el proceso de
gestación y desarrollo de la lucha social de los trabajadores de la sexta avenida. En él se
describe el contexto social y las problemáticas que los trabajadores informales vivían y
cómo los fue colocando cada vez más en un grado mayor de vulnerabilidad y riesgo de
perder su espacio laboral; pero también se describe cómo las constantes amenazas sirvieron
como factores detonantes para la construcción de un proceso organizativo amparado en la
capacidad de agencia de los trabajadores y cómo tras cada lucha emprendida se fue
construyendo una ideología social como grupo que les permitió resistir a las amenazas de
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desalojo y luego a generar espacios de interlocución con las autoridades municipales y así
negociar un nuevo espacio laboral con condiciones de mayor estabilidad y seguridad.
El capítulo cuarto aborda las estrategias sociorganizativas que utilizaron los trabajadores de
la sexta avenida para resistir y reivindicar un espacio laboral que mejorara
considerablemente sus condiciones de trabajo. En él se hace referencia a la importancia de
utilizar estrategias que dibujen el proceso de manera integral, haciendo uso de elementos
legales, como mecanismos de protesta populares, así como también a la importancia que
tiene que los procesos organizativos se vean más allá de la protesta y la resistencia, sino por
el contrario que se planteen transformaciones concretas, sino se tiene la claridad de esto, los
procesos pueden volverse reacciones impulsivas y emotivas, que no crean identidades
sólidas, ni sueños compartidos, lo que impide construir un plan de lucha que oriente el
camino a seguir. La claridad con la que se fue a negociar y a protestar es un valor muy
grande que el proceso de creación de la Plaza El Amate tiene, ya que contrario a lo que se
suele escuchar, lejos de ser una imposición de la Municipalidad, es una obra creada con las
aspiraciones de todos los trabajadores de la sexta avenida.
Similar es el aporte del capítulo quinto, en donde además de describir las estrategias
organizativas y de participación utilizadas, contiene una narración del proceso de
negociación. Este capítulo abre la puerta al capítulo sexto, en donde se hace una
presentación de la Plaza El Amate, describiendo a los trabajadores que laboran en ella, la
dinámica laboral, los beneficios, limitaciones y observaciones que los trabajadores
encuentran en ella.
Se presenta además un capítulo de conclusiones que rescatan los resultados del estudio
realizado, haciendo cada una de ellas alusión a los objetivos de investigación planteados.
Dentro de las conclusiones se confirma que el mercado informal es un agregado social en
el que se desenvuelven grandes grupos de población marginada por el sistema económico, a
quienes se les ha vedado una serie de oportunidades que les impide insertarse en un
mercado laboral estable y justo; por el contrario únicamente les ofrece mercados laborales
altamente precarizados y es en este sector en donde se ubica a los trabajadores informales
de la sexta avenida, que además de estar inmersos en un mercado laboral precario, se vieron
afectados por la arbitrariedad y la corrupción de las autoridades municipales y públicas, ya
que además de laborar en condiciones de extrema vulneración, tenían que convivir con la
persecución de la Municipalidad de Guatemala y de la Policía Nacional Civil.
Los trabajadores informales de la sexta avenida, defendieron su derecho al trabajo con la
concepción de que el derecho al trabajo es más que una fuente mínima de ingresos, es el
sinónimo de la dignificación de la persona humana. Lo interesante de este proceso es que
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además de defender su derecho al trabajo, también lucharon por mejorar el lugar en el que
desarrollaban sus labores; su principal estrategia para ello fue el uso de la figura de
sindicato como medio que les permitió ser reconocidos a nivel social como trabajadores y
para realizar una negociación colectiva incluyente.
Un aprendizaje que este proceso nos brinda es el hecho de concebir la lucha como un
proceso que no tiene fin, que, tras una conquista, nace una nueva reivindicación.
Algo importante a resaltar es que el proceso de creación de la Plaza El Amate, lejos de ser
una imposición municipal, como muchos creen, fue una creación desde los trabajadores,
que, tras haber adquirido una capacidad de agencia, defendieron, negociaron y presionaron
hasta alcanzar un nuevo espacio laboral, con las condiciones que ellos mismos plantearon.
La Plaza El Amate tiene una significación mucho más profunda para quienes participaron
en todo el proceso de negociación y lucha, ya que simboliza la construcción propia de una
parte de su misma historia, una transformación concreta, palpable de sus condiciones
laborales, una devolución de los años de lucha como reciprocidad a su entrega a la
organización.
A manera de recomendación se plantea la necesidad de que el sindicato de la Plaza El
Amate promueva un nuevo análisis de la realidad que les aqueja y reactivar nuevas
reivindicaciones ahora dentro de la Plaza El Amate, teniendo para ello que mejorar la
interlocución con los trabajadores de la Plaza y crear estrategias con el mismo grado de
concreción con las que se plantearon la creación de la plaza cuando aún laboraban en la
sexta avenida.
Se plantean también recomendaciones para las organizaciones sindicales de trabajadores
informales y para las instituciones municipales, como una valiosa oportunidad de
aprovechar la plataforma organizativa y el entramado normativo para ir creciendo en
materia de reivindicaciones relacionadas a la protección social y al respeto de sus derechos
laborales.
Por último, considero importante resaltar la importancia de promover estudios relacionados
al mundo del trabajo, como un tema trascendente para cualquier sociedad, dada su
característica económica y estructural, ya que en primer lugar nos ayuda a entender la
dinámica de sistemas macroeconómicos y la forma en que se manifiestan en la sociedad, las
nuevas transformaciones que podría sufrir y las consecuencias que estas traen a la
población. Entender las transformaciones del trabajo podría permitir construir alternativas
que impidan que la vida de los seres humanos se precarice más y que por el contrario
evolucionen hacia un crecimiento y una mejora considerable.
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Capítulo I:
Problemática
1. Antecedentes
En Guatemala el trabajo informal se hace visible en la década de los sesenta, tras el proceso
contra revolucionario que negó los derechos laborales conquistados durante la época
revolucionaria (CIEN, 2001), sin embargo este fenómeno cobra importancia a inicios de la
década de los ochenta, cuando el enfoque neoliberal se instala en Latinoamérica, tras un
auge de las luchas sociales que fueron reprimidas por los estados y que crearon contexto de
guerras internas, genocidio y gobiernos represores (Camacho, 2010; FKA, 2010; CIEN,
2001).
El enfoque neoliberal trae consigo una estrategia económica hegemonica, que es presentada
al público a través del Consenso de Washington, documento que contiene la base
ideológica y programática de dicho enfoque.
Con el neoliberalismo se implementaron políticas de ajuste estructural (FKA, 2010),
propugnando la liberalización comercial, la desregulación de las relaciones laborales y la
consecuente disminución de los salarios; al mismo tiempo que crea facilidades de operación
necesarias a las compañías transnacionales y para ello facilita el desmantelamiento del
Estado (Camacho, 2010), que por supuesto trae una recurrente crisis inflacionaria que
aumentó los niveles de pobreza en la población del país (FKA, 2010).
Las políticas de ajuste estructural coincidieron en Guatemala con el proceso de instauración
de la democracia, que buscaba ponerle fin al conflicto armado que duró treinta y seis años y
que según datos de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH, 1999) registró un
total de cuarenta y dos mil doscientas setenta y cinco (42,275) víctimas. Combinando estos
datos con otros estudios realizados sobre la violencia política en Guatemala, la CEH estima
que el saldo de muertos y desaparecidos llegó a más de doscientas mil personas.
Además de las víctimas mortales, el conflicto armado interno provocó una serie de
fenómenos sociales que aumentaron la brecha de la exclusión social. Un fenómeno de alta
magnitud y que tiene estrecha relación con el trabajo informal es la migración del campo a
la ciudad (ASIES, 2007), ya que muchas familias de agricultores indígenas se vieron
obligadas a abandonar terrenos agrícolas, como una estrategia de sobrevivencia.
La década de los ochenta fue la más violenta de la historia del país y agregado a la
violencia política, se le sumó el fenómeno del terremoto de 1976; ambos sucesos obligaron
a miles de personas a huir de sus lugares de origen y a modificar el perfil tradicional de las
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sociedades indígenas a las que pertenecían (Véliz, 2012), teniendo que incorporarse a la
economía informal ante las escasas fuentes de empleo que la ciudad les ofrecía, es por esta
razón que se afirma que en Guatemala la informalidad es un proceso generalizado
geográfica y etnicamente (FKA, 2010).
Mapa No. 1
Datos demográficos por departamento y sexo
Departamentos Total Hombres Mujeres
Guatemala 3,134,276 1,482,525 1,651,751
El Progreso 157,490 76,698 80,792
Sacatepéquez 316,676 153,945 162,731
Chimaltenango 606,009 289,757 316,252
Escuintla 702,507 364,058 338,449
Santa Rosa 344,915 172,575 172,340
Sololá 430,573 208,389 222,184
Totonicapán 472,614 225,156 247,458
Quetzaltenango 792,387 383,547 408,840
Suchitepéquez 482,612 241,494 241,118
Retalhuleu 303,009 149,083 153,926
San Marcos 1,021,997 511,132 510,865
Huehuetenango 1,150,480 573,667 576,813
Quiché 955,705 462,310 493,395
Baja Verapaz 268,560 132,599 135,961
Alta Verapaz 1,119,823 559,731 560,092
Petén 628,383 316,354 312,029
Izabal 410,765 202,483 208,282
Zacapa 221,364 107,642 113,722
Chiquimula 367,998 182,840 185,158
Jalapa 314,095 152,025 162,070
Jutiapa 434,249 215,003 219,246
Total 14,636,487 7,163,013 7,473,474
Fuente: Censos Municipales 2008 – 2011
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Mapa No. 2
Ciudad de Guatemala
Fuente:http://guatehistoria.com/wp-content/uploads/2012/07/CIUDAD-GUATEMALA.jpg
Datos Demográficos de la Ciudad de Guatemala
Fuente: Departamento de Urbanística de la Municipalidad de Guatemala
Sexta Avenida
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Según FADES, el aumento en las tasas de informalidad se deben al auge de las migraciones
campo-ciudad; a la reducida capacidad de absorción de fuerza de trabajo; a las rigideces
institucionales y a la inflación.
Según estudios realizados por la Fundación Konrad Adenauer (2010), la informalidad
alcanzó el setenta por ciento de la población económicamente activa en 1989, teniendo un
ascenso considerable durante los años siguientes, alcanzando el ochenta y cuatro por ciento
en el año 2000 y es hasta el 2006 que consigue descender al setenta y siete por ciento,
porcentaje que se ha mantenido durante los últimos seis años1.
Las condiciones en que esta población labora son complicadas, dado que el nivel de
vulnerabilidad en que trabajan es alto y variado derivado del escaso capital que poseen para
invertir en negocios formales que contengan una infraestructura adecuada y segura; la razón
principal de ello es que la población que labora en este sector es la más pobre y únicamente
han encontrado en esta actividad una forma de sobrevivir.
El nivel educativo de la población que labora en el sector informal es mínimo, se estima
que el cincuenta y cinco por ciento alcanza apenas el nivel primario y el otro cuarenta y
cinco no llega a estudios superiores (FKA, 2010), podría decirse que esta población al
carecer de oportunidades de estudio, también tendrá limitaciones para obtener un empleo
digno y por lo tanto para desarrollarse y obtener una vida digna, aspecto preocupante es que
es el sector informal el que más ocupa a la población economicamente activa del país.
La informalidad es la consecuencia de la contradicción entre las políticas neoliberales que
mantienen dentro de su discurso un profundo interes por el desarrollo, entendido como
progreso y aumento de la riqueza y oportunidades, que se caracteriza por la exigencia de
personal con altos niveles de capacitación tecnológica. Pero en la practica el sistema
sociopolitico, excluye a un número grande de la poblacion ya que no crea condiciones para
que ese desarrollo llegue a todos por igual, aumentando asi la desigualdad social.
En tal sentido se relativiza el planteamiento de Sen (1998), que entiende el desarrollo como
la suma de capacidades que permiten obtener las titularidades académicas, técnicas y
tecnológicas necesarias para participar de la toma de decisiones y tener un nivel de ingreso
adecuado que permita una vida digna, en tanto no se construyan esas condiciones
socioeconomicas que favorezcan a toda la población.
1Respecto a la magnitud de la informalidad se identificaron diferentes datos porcentuales, que varían del
75.3 al 77%. Debido a la última encuesta nacional de empleo e ingresos, se tomará para el presente estudio
el dato del 65.8%, aunque se considera que el porcentaje es mucho más alto ya que este dato fue calculado
con población mayor a los quince años.
18
El trabajo informal es un fenómeno que ilustra esta situación, ya que como se menciona en
parrafos anteriores, cobró auge con la instauración de las politicas neoliberales en la región.
La globalización, si bien posibilitó el acceso a nuevos mercados y el ingreso de nuevas
inversiones, no significó mayores puestos de trabajo ni un mayor bienestar para la
población (GLI, s/f).
2. Contextualización
Es durante las décadas de 1970 y 1980, específicamente después del terremoto de 1976, que
en la sexta avenida comienzan a aparecer las ventas informales (Municipalidad de
Guatemala, s/f). Diversos vendedores empezaron a ocupar sus aceras de forma gradual
hasta convertirse en uno de los centros de comercio informal más emblemáticos de la
Ciudad Capital, dada la diversa cantidad de artículos que en ese lugar se ofrecían, que van
desde agujas e hilos hasta electrodomésticos, ropa, calzado, entre otros, a precios módicos.
Las condiciones en que estos trabajadores laboraban eran de extrema vulnerabilidad, sin
servicios sanitarios, sin lugares en donde comprar alimentos, sin lugar para guardar la
mercadería durante las horas no laborables, lo que implicaba movilizarlas desde sus lugares
de residencia en la mayoría de los casos o bien pagar pequeños espacios que eran utilizados
como bodegas en cuadras aledañas o a los dueños de los almacenes cercanos a donde
instalaban sus locales para que les fuera permitido guardar la mercadería por las noches.
Además carecían de algún tipo de protección física ya que laboraban en las banquetas de la
sexta avenida y su única protección ante la lluvia, el sol o el frío eran unos techos de nylon
construidos de forma precaria, con palos y lazos (Pinzón, 2012)2.
La aglomeración de personas que visitaban la sexta avenida era constante, lo que en fechas
de mayor consumo o bien en fines de semana, provocaba dificultad para la circulación
vehicular, llegando al punto que impedía la movilidad por el sector (Municipalidad de
Guatemala, s/f), aspecto que causaba conflicto con las autoridades municipales, quienes lo
consideraron un problema para el ordenamiento del tránsito, para la seguridad del
transeúnte y para el uso del espacio público.
Según Pinzón, La dinámica de intercambio comercial que este lugar creó, provocó además
conflictos con los empresarios quienes consideran que darles libertad para la venta se
convertía en una competencia desleal, ya que los comercios formales que estaban ubicados
en el mismo espacio, tenían costos más altos y menos ventas que los informales y eso
afectaba sus ganancias; “tras eso incidieron en la municipalidad de Guatemala para que se
2Entrevista realizada en la sede de la Central General de Trabajadores de Guatemala (CGTG), el 25 de julio de
2012, que buscaba obtener información de la problemática que viven los trabajadores informales.
19
persiguiera a la economía informal señalándolos como vendedores de productos de
contrabando, evasores de impuestos y venta de productos piratas”(ASIES, 2012). Tras esta
acusación, los trabajadores informales han sido perseguidos constantemente por la Policía
Municipal y les ha sido decomisada su mercadería en repetidas ocasiones (ASIES, 2012).
El sector empresarial también exigió la recuperación de espacios públicos históricos que
permitieran la instalación de comercios formales que les garantizará el control de ese
espacio desde una lógica empresarial y se justificara con ello el desalojo de los trabajadores
de la sexta avenida. Desalojos sin opciones económicas tanto laborales, como
empresariales.
La municipalidad de Guatemala después de varios intentos de desalojo, creo así su Política
de Ordenamiento Territorial, formulada a través de planes estratégicos, el primero de ellos
fue el Plan Metrópolis 2010, que buscaba básicamente regular el uso del espacio público en
toda el área metropolitana y la recuperación del centro histórico; posterior a éste se planteó
el Plan Estratégico de Desarrollo Guatemala 2020, que figura como una actualización del
Plan Metrópolis 2010 (PTMG, 2010). Es importante puntualizar que estos hechos
corresponden al abandono de la institucionalidad que se generó en el período de 1976 a
2010 aproximadamente, producto de las políticas de ajuste estructural.
El sector de ordenamiento territorial se define en el Plan Guatemala 2020 como el que
"gestiona el uso eficiente y racional del espacio urbano, identificando, registrando,
planificando y regulando el fraccionamiento, la construcción, el uso del suelo y la
operación de inmuebles en la Ciudad de Guatemala". El problema central del sector es
caracterizado en el Plan de la siguiente manera: "El territorio de la Ciudad de Guatemala no
es utilizado eficientemente y de acuerdo a su mayor potencial, es lo que causa falta de
estabilidad en la calidad de vida de los habitantes en el corto plazo, falta de certeza para los
inversionistas (…) en el mediano plazo e insostenibilidad de las políticas públicas urbanas
en el largo plazo” (PTMG, 2010).
Para regular el uso del espacio público propone ocho políticas públicas sectoriales para el
territorio, de ellas se mencionan cuatro que se considera guardan estrecha relación con el
trabajo informal (PTMG, 2010),
Fomentar una cultura urbana basada en el respeto y la convivencia, minimizando en
lo posible la segregación socioespacial, favoreciendo la interconectividad vial (…).
Mejorar la eficiencia en la administración y control del territorio, respondiendo
efectivamente a los requerimientos de los vecinos.
Promover y consolidar las ventajas competitivas propias de la ciudad central,
generando al mismo tiempo nuevos nichos de competitividad urbana.
20
Mantener una recaudación continuada, transparente y proporcional (…).
La política fue implementándose progresivamente; planteándola al inicio, de forma
autoritaria y sin ninguna tolerancia a la expresión social y a la negociación. Una estrategia
del alcalde Arzú hasta el 2008, fue básicamente la advertencia de desalojo, que buscaba
amedrentar a los trabajadores informales, sin embargo, lo que se consiguió con las
amenazas fue la organización para resistir y defender su derecho al trabajo, aspecto que
obligó a la Municipalidad capitalina a modificar su estrategia de desalojo planteándolo de
una forma más sutil (Pinzón, 2012).
Inició argumentando la necesidad de darle mantenimiento al sistema de drenajes y
recubrimiento al asfalto en algunas áreas de la sexta avenida, lo que obligó a los
trabajadores informales a reducir el espacio de sus puestos de venta para reubicar a los que
fueron desalojados; luego instaló casetas de control en toda la sexta avenida, que de nuevo
dejaron sin un puesto de trabajo a varias personas; estas acciones fueron fortaleciendo la
organización de los trabajadores informales, que dieron lugar a la negociación para el
traslado a la Plaza El Amate.
El 9 de octubre de 2009 dio inicio la construcción de la Plaza El Amate, en el espacio que
ocupaba la Plaza Bolívar en las dieciocho calles entre quinta y cuarta avenida, lugar en
donde se proyectaba colocar a todos los vendedores informales que ocupaban la sexta
avenida de la zona uno de la Ciudad Capital (Municipalidad de Guatemala, s/f) . La plaza
fue inaugurada y entregada a los vendedores el 5 de junio de 2010.
3. Definición del problema
La población económicamente activa (PEA) en Guatemala está compuesta por seis
millones trescientos dieciséis mil cinco personas (6,316,005%); el sesenta y cinco por
ciento (65%) corresponde a la población masculina y el treinta y cinco por ciento (35%) a
la femenina.
La PEA está conformada por personas de quince años o más según las estadísticas
nacionales, e incluye a personas que han realizado algún tipo de actividad económica y las
que están desempleadas y se encuentra en búsqueda de un trabajo. (INE, 2014).
Las estadísticas nacionales hacen alusión a varios sectores dentro de la PEA, el formal, el
informal, el subempleo, el desempleo y el trabajo infantil. Sin embargo, para la presente
investigación por efectos prácticos se analizarán dos grandes sectores: el formal y el
informal.
21
El trabajo formal está representado por 2,096,877, aproximadamente por el 33 de la PEA
(INE, 2014); de ellos se estima que sólo el 1% goza de las condiciones formales de un
trabajo digno, es decir, de estabilidad, salario arriba del mínimo, prestaciones de ley, acceso
a la posibilidad de estudios, trato respetuoso, etc.; en el contexto de los ajustes
estructurales, el Estado asumió las directrices del consenso de Washington para precarizar
el trabajo a través de la implantación del sistema de flexibilidad laboral 3. El sector formal
aporta el 63% del Producto Interno Bruto -PIB- (Wong Aldana, 2008; ASIES, 2007).
Por su parte el sector informal está constituido por 4,035,118, lo que corresponde al 65.8 de
la PEA (INE, 2014) y supone una fuente ingresos mínima que evita la pobreza extrema ante
la falta de empleo formal existente en Guatemala. Quienes se encuentran en esta condición
carecen de todo tipo de protección social y laboral. Este sector aporta al país el 37% del
PIB, y lo hace en condiciones de un trabajo precario (ASIES, 2007: 104); esta situación
pone en evidencia que la economía informal es la que más ocupa al trabajador
guatemalteco.4
2e+ Fuente: ENEI 2-2014.
3 Los trabajos formales empezaron a ser sustituidos por un régimen de contratación por horas y sin
prestaciones laborales de ninguna naturaleza, con ello minimizaron la responsabilidad a los empresarios de
acumular los pasivos laborales. El Estado como empleador empezó en esta época a reducir el gasto social,
consolidando las políticas de desempleo con políticas de retiro voluntario que lanzaron por expulsión a una
gran cantidad de personas con empleo formal al desempleo. Como consecuencia de la dinámica económica
que no genera fuentes de empleo y nuevas oportunidades de trabajo, los desempleados caen en desarrollar
actividades de autoempleo y a formar parte del bolsón del trabajo informal.
4 Estos porcentajes están sujetos a posibles variaciones entre diversos estudios dado que los cálculos
presentados por el INE incluyen únicamente a la población mayor de quince años. Se considera que el
porcentaje es mucho más alto al considerar el trabajo infantil que según la Encuesta Nacional de Empleo e
Ingresos del año 2014 asciende al 10.7%; variaría además al considerar el desempleo que según ese mismo
estudio se encuentra en el 2.9%, ya que esta población normalmente realiza pequeñas actividades que les
permita obtener ingresos mínimos para sobrevivir.
22
La actividad económica que absorbe el mayor porcentaje de personas ocupadas en el sector
informal es la agricultura, con 43.7%; seguida por el comercio con 27.9%; industrias
manufactureras con 11.2% y otras actividades de servicios con 8.7%. Las cuatro
actividades mencionadas absorben el 91.5% de la población ocupada en el sector informal.
.
Fuente: ENEI 2-2014.
Se estima que los trabajadores del sector informal laboran aproximadamente diez horas
diarias, generando ingresos promedio de mil quetzales mensuales, equivalentes a unos
ciento treinta dólares, lo que representa menos de la mitad del ingreso que obtienen obreros
y otros empleados formales (ASIES, 2012: 29; (Wong, 2008).
Los trabajadores informales, como ya se señaló, laboran en condiciones de vulnerabilidad.
Un 58% de quienes se dedican al comercio, operan en viviendas o en pequeños locales
caracterizados por espacios limitados que garantizan un mínimo de protección física.
Mientras que el restante 42% labora en la vía pública sin ningún tipo de protección física,
expuestos a diferentes factores de riesgos ambientales (auditivos, visuales, biológicos,
psicológicos y físicos) y sociales (inseguridad, falta de higiene, accidentes de tránsito,
fenómenos climáticos, asaltos, extorsiones, entre otros) (ASIES, 2012; Wong Aldana,
2008).
Ante esta situación, en los últimos veinte años el Estado no fue capaz de generar políticas
públicas que permitieran ampliar el trabajo decente5; tampoco ha sido capaz de devolver en
5 Según la OIT, el trabajo decente alude al buen trabajo o empleo digno en el mundo globalizado. Se trata del
trabajo que “ dignifica y permite el desarrollo de las propias capacidades no es cualquier trabajo; no es
decente el trabajo que se realiza sin respeto a los principios y derechos laborales fundamentales, ni el que no
23
servicios y protección social el aporte que los trabajadores informales realizan a la
economía guatemalteca, a pesar de ser reconocido (La Hora, 2012; Wong, 2008).
En lugar de ello, las condiciones son cada vez más adversas para los trabajadores
informales6, con frecuencia se ha denunciado que las políticas municipales, principalmente
las de la Municipalidad de Guatemala, persiguen y desalojan a esta población con el
argumento de que perjudican y dañan el ornato y la movilidad en la ciudad; similar es el
caso de los trabajadores informales que tienen como punto de acción los eventos públicos
masivos, en donde se prioriza el montaje de puntos de venta de grandes empresarios y se
limita y/o impide el acceso a quienes no gozan de esta condición (La Hora, 2012; ASIES,
2012:43; PSOCA, 2007).
A pesar que los trabajadores informales se han organizado en sindicatos, que aglutinan a un
gran número de personas, estas organizaciones suelen ser débiles, debido a las condiciones
económicas y sociales en las que laboran: la falta de una infraestructura común en donde
operen, la frecuente movilidad geográfica, la inestabilidad de los lugares públicos que
ocupan, la flexibilidad de los horarios laborales, la existencia de dinámicas de competencia
entre sí derivado de los bajos ingresos que perciben, son aspectos que influyen en la falta de
una participación sistemática y continúa (Pinzón, 2012).7
Además de ello, la organización de los trabajadores informales también se ve afectada por
factores que, aunque parecieran subjetivos, se concretizan e impiden una adecuada
organización; el hecho de que no se consideren trabajadores ni por ellos mismos ni por la
sociedad afecta profundamente el sentido de colectividad, ya que laboran en un mundo de
competencia y de individualismo, provocado, principalmente, por la falta de protección del
Estado que hace que se crea que la organización no les traerá ningún beneficio (CIC, 2009).
La dispersión geográfica en que laboran, también genera sentimientos de aislamiento y de
poco valor por la colectividad, considerando que el tiempo dedicado a organizarse significa
pérdida de ganancias, ya que para obtener un ingreso de subsistencia tienen que laborar
largas jornadas y restarle tiempo a la venta implica menos ingresos. Otra limitante asociada
permite un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, sin discriminación de género o de cualquier otro
tipo, ni el que se lleva a cabo sin protección social, ni aquel que excluye el diálogo social y el
tripartismo.(OIT, ¿Que es el trabajo decente?, http://www.ilo.org/americas/sala-de-
prensa/WCMS_LIM_653_SP/lang--es/index.htm, buscado en noviembre de 2015).
6En el presente estudio se abordará la problemática de los trabajadores informales dedicados al comercio,
por lo que la expresión “Trabajadores Informales” hará alusión a este grupo.
7Entrevista realizada en la sede de la Central General de Trabajadores de Guatemala (CGTG), el 25 de julio de
2012, que buscaba obtener información de la problemática que viven los trabajadores informales.
24
es la continua persecución que sufren de parte de la municipalidad que provoca que todo el
tiempo estén en una continua alerta para no perder la mercadería (CIC, 2009).
A pesar de ello, los trabajadores informales tienen sueños y aspiraciones por mejorar la
condición en la que actualmente se encuentran, sus referentes para ello, refieren la inclusión
o constitución de programas que de alguna manera aluden a ciertas características propias
de la economía formal. Reinvindican que el Estado debería crear las condiciones necesarias
para mejorar la precariedad en la que laboran y con ello superar las inequidades del país y
alcanzar el goce de beneficios sociales que como ciudadanos tienen derecho.
Por otro lado, el estudio de opinión pública sobre trabajo decente y economía informal
trabajado por ASIES (2012) muestra una percepción positiva sobre el rol de los sindicatos8
como vehículo para alcanzar mejoras laborales, el reto en este caso es lograr integrar una
plataforma que sirva de presión para negociar con el Estado el establecimiento de políticas
que garanticen la protección de los derechos laborales de la población que labora en la
economía informal.
Asi mismo de acuerdo al estudio de opinión pública sobre trabajo decente y economía
informal realizado por ASIES (2012), siete de cada diez trabajadores desean estar afiliados
a la seguridad social, la razón principal para querer incorporarse es tener acceso a servicios
de salud, ya que debido a las múltiples carencias que tienen los servicios de salud pública,
el acceso a una atención adecuada para ellos es casi nula.
Otra razón abordada es la aspiración, aunque no en toda la población, de tener la
posibilidad de atención médica y a las prestaciones en dinero que garantizarían un ingreso
mínimo durante el tiempo que dure una imposibilidad de laborar provocado por accidentes,
enfermedades graves o bien por maternidad, a parte de la oportunidad de tener acceso a una
jubilación.
Adicional a lo ya mencionado los trabajadores informales han manifestado el deseo de
obtener un salario fijo mensual, que no sólo les permita cubrir escasamente sus necesidades
básicas, sino que también les brinde la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida,
obtener créditos que les ayuden a incrementar y mejorar sus negocios de manera que
puedan mejorar significativamente su actividad productiva y con ello obtener una verdadera
ganancia y no sólo subsistir como actualmente lo hacen.
8 Es importante hacer la aclaración que normalmente los sindicatos han sido concebidos dentro del mercado
laboral formal; sin embargo cada vez crecen las figuras de sindicatos de trabajadores informales, que han
encontrado los mecanismos jurídicos para organizarse y reivindicarse como trabajadores con los derechos
laborales reconocidos en cada país, a quienes se les ha excluido del mundo laboral y se encuentran en la
categoría de informales por la necesidad de sobrevivir y no por una opción personal, por lo tanto las
reivindicaciones en materia laboral que promueven se consideran válidas.
25
Una aspiración latente en los trabajadores informales es el deseo al cese de la persecución
de las autoridades municipales, que permita ejercer libremente su derecho al trabajo y evitar
la criminalización y represión de la que han sido víctimas (ASIES, 2012:28; Wong, 2008).
Lo anterior forma parte del ideal de condiciones laborales que los trabajadores informales
tienen con respecto a su situación de trabajo, es decir, dichas aspiraciones guardan una
estrecha relación con el imaginario social laboral que han construido en torno a sus actuales
condiciones de trabajo, que ponen de manifiesto el deseo de ejercer los derechos que
legalmente les corresponden y de gozar condiciones que les permita acceder a una vida
digna en su totalidad.
Pese a las dificultades de organización existentes para los trabajadores informales, han
logrado generar propuestas políticas en torno a mejorar sus condiciones laborales,
destacando acciones como la negociación del mercado del Amate (ASIES, 2012:43), en
donde, tras la amenaza de desalojo, los vendedores, que históricamente ocupaban la sexta
avenida de la zona uno, se organizaron y negociaron su reubicación en la Plaza El Amate,
edificio que fue construido para tales efectos.
Es por lo descrito anteriormente, que esta investigación pretende comprender el proceso
socio organizativo, institucional y de participación social que posibilitó la construcción de
la Plaza el Amate como centro laboral de los trabajadores informales de la sexta Avenida.
Como resultado de la investigación se espera dar a conocer las estrategias organizativas y
de interlocución institucional de los trabajadores informales de manera que contribuyan a
formular propuestas de política pública local a negociar con las autoridades municipales,
para mejorar sus condiciones laborales.
26
Capítulo II:
Perspectiva Teórica Analítica
2.1. Referentes conceptuales sobre el trabajo
El trabajo es un proceso entre el hombre y la naturaleza. Un proceso en el que el hombre
media, regula y controla su relación con la naturaleza. Pone en movimiento las fuerzas
naturales que pertenecen a su cuerpo, brazos y piernas, cabeza y manos, a fin de apoderarse
de los materiales de la naturaleza bajo una forma útil para su propia vida: (Engels, 1896). Y
es transformando esa materia prima, como se auto transforma, ya que va descubriendo sus
habilidades, sus aspiraciones y capacidades. Movido por la voluntad de suplir sus
necesidades básicas, es el único ser capaz de crear soluciones que le ayuden a sobrevivir
económica y socialmente.
Según Adelman (1978), para Marx, los elementos que forman parte del trabajo son: el
propio trabajo, su objeto y sus medios: En donde el objeto es el recurso natural, la materia
prima que será transformada y los medios son las herramientas que sirven para realizar esa
transformación.
Pero el trabajo además de ser una fuente de producción que ayuda a suplir las necesidades
básicas, es una fuente de dignificación de la persona humana, ya que además de las
habilidades motrices e intelectuales que le permiten producir, también contribuye a la
autorrealización, le permite proyectarse a nivel social y a saberse parte de una colectividad,
con quienes comparte las mismas situaciones de vida y a reconocer que existen colectivos
que difieren del suyo y que en algún momento debe de relacionarse con ellos.
En términos operacionales, se puede definir al trabajo, como la actividad realizada por el
ser humano: material, física y/o intelectual con la meta de recibir una remuneración a
cambio. Se regula en un contrato o relación de trabajo (La Serna, 2010:42). Esta
definición, se queda corta en tanto las transformaciones que el empleo ha sufrido.
Dada la importancia que el tema del trabajo tiene para el desarrollo de una población,
distintas entidades han discutido el tema y producto de ello se han establecido nuevas
categorías de análisis a raíz de las transformaciones que el trabajo presenta, es así que las
estadísticas de informes presentados por organismos como Naciones Unidas, CEPAL y
OIT dividen el trabajo en: trabajo formal, trabajo informal, subempleo y desempleo; en
otros informes también aparece la desagregación por empleo pleno, desempleo pleno,
subempleo visible, entre otras.
El trabajo formal hace referencia a aquellos empleos que brindan un mayor grado de
estabilidad, gozan de prestaciones laborales y garantizan las condiciones de ley establecidas
27
en las leyes nacionales. Por subempleo se entiende aquellos trabajos que únicamente
brindan la oportunidad de laborar durante un determinado número de horas, la
remuneración es en relación al trabajo realizado y por ende menor al salario mínimo
establecido en el país. Por último, el desempleo es entendido como el desequilibrio
persistente que existe entre la oferta y la demanda de trabajo y en esta categoría están
incluidas las personas que están disponibles y han buscado activamente incorporarse a
alguna actividad económica (INE, 2014).
A pesar de las múltiples clasificaciones que existen, en el presente estudio se hará énfasis
en el trabajo informal por ser el sujeto de estudio y por considerar que es la población que
vive la mayor desigualdad y que a la fecha no existe ningún mecanismo legal que les regule
y por lo tanto les proteja.
2.2. La informalidad como una forma de trabajo
Para definir la informalidad ha habido todo un debate teórico, ya que es atribuida a distintos
fenómenos sociales. Tokman (1978) definió la informalidad como un sector en que en la
mayoría de los casos no existe separación entre empresa (demandante) y trabajador
(oferente), donde predominan las actividades por cuenta propia y el salario no constituye la
forma de remuneración más generalizada. Añadió también que en la informalidad la
regulación laboral por parte del Estado es prácticamente inexistente y que sus actividades
se enmarcan en un contexto caracterizado por un acceso restringido al mercado laboral.
Portes y Castells (1989) señalan que la economía informal es un proceso de generación de
ingresos caracterizado por la no regulación de las instituciones de la sociedad en un
contexto legal y social, donde actividades similares si son reguladas. Schneider relaciona la
economía informal con actividades ilegales; Smith por su parte plantea la economía
informal como actividades que escapan del Producto Interno Bruto; Kaufmann y Kaliberda
la relacionan con evasión de impuestos y capacidad especulativa (CIEN, 2001). Por su
parte De Soto (1986) define la economía informal como actividades ilegales no antisociales
o criminales que satisfacen objetivos legales.
La OIT (1993) entiende por trabajador informal o independiente a toda persona que se
dedica a una actividad económico-social por su iniciativa propia, por su cuenta y con reglas
que él mismo se impone, definición que a mi parecer se complementa con la definición que
aporta Galindo, que indica que el sector informal no sólo actúa por cuenta propia y con sus
propias reglas, sino que como consecuencia evita el pago de impuestos y de otras
regulaciones, pero sobre todo es aquel que no goza de los servicios y protección que la ley
y el Estado deben proporcionar, es para la OIT el sinónimo de empleo no protegido dado
que carece de seguro social, de prestaciones laborales, entre otras carencias.
28
Para Pérez Sáinz (1994), estas definiciones aún mantienen ambigüedad, por lo que propone
un enfoque en el que la legalidad no sea un asunto primordial. Para este autor el análisis
debe obedecer a referentes históricos propios y no a nociones de alcance universal basadas
en la legalidad. Añade además que la no regulación remite también a las lógicas de
subsistencia de la vida en general, pero que éstas no deben ser consideradas expresiones per
se de la informalidad, por lo que propone limitarse únicamente a aquellas que están
estrictamente relacionadas con la inserción al mercado laboral.
Para este autor la informalidad es producto de procesos de exclusión social configurados a
raíz de las políticas de ajuste estructural implementadas en la década de los ochenta, que
entre otras cosas provocaron estancamiento del empleo público y la precarización de
relaciones salariales; pero sobre todo provocaron tres tendencias que expresan la máxima
exclusión social, la primera es el carácter estructural que ha adquirido el desempleo; en
segundo lugar se encuentra la migración internacional y la tercera en el autoempleo de
subsistencia, que en su conjunto constituyen la economía de la miseria. Estas tres últimas
tendencias expresan la emergencia de un nuevo tipo de excedente laboral signado por la
exclusión social. (Pérez Sáinz, 2007).
El excedente laboral no ha tenido su manifestación más significativa por medio del
desempleo abierto, sino mediante el autoempleo, en la informalidad, sobre todo. El
excedente laboral no es otra cosa que la incapacidad del mercado laboral de absorber toda
la oferta de mano de obra, frutos de cambios relacionados con el fortalecimiento de
sistemas capitalistas.
La gran mayoría de este excedente no pudo permanecer en situación de desempleo abierto,
ya que ni los sistemas estatales, ni los familiares garantizaban la reproducción de la fuerza
de trabajo en tal condición. La salida fue la autogeneración de empleo que, en medios
urbanos, fue calificado como informalidad desde un enfoque estructuralista, el empleo
como una alternativa para compensar el desempleo y como una opción de sobrevivencia
ante la incapacidad de superar la pobreza (Pérez Sáinz, 2007).
El fenómeno más concreto de la exclusión social, es la exclusión laboral, principal forma de
exclusión social en América Latina. La exclusión social es un fenómeno histórico
estructural, relacionado con los procesos de acumulación que se han dado en la región. Es
una relación mediada por las desigualdades sociales generadas por tal proceso, siendo la
exclusión laboral su manifestación más extrema (Pérez Sáinz, 2007).
Concretamente el autor plantea que el sector informal se origina por la incapacidad de las
actividades económicas urbanas modernas de absorber el crecimiento de la oferta de fuerza
de trabajo. El ritmo de creación de puestos de trabajo no es ni ha sido suficiente para dar
empleo a las nuevas generaciones de trabajadores, ni a los migrantes internos; esta
29
problemática encuentra su origen en el desarrollo del capitalismo, que genera naturalmente
un excedente de mano de obra, que sumados a los expulsados del campo presionan sobre el
mercado de trabajo.
El sector informal crece como estrategia de vida, una forma de ganarse la vida al margen de
las relaciones laborales asalariadas. El sector informal puede ser visto como un receptorio
no sólo de las antiguamente denominadas capas marginales de la sociedad, sino también, de
microindustrias ligadas al desarrollo de las empresas formales, pequeños talleres vinculados
a los mercados locales o a las empresas, muchas veces vía el trabajo domiciliario y tiendas
y negocios que buscan aprovechar parte de los derrames de otros sectores para sobrevivir
Subraya que es importante caracterizar los establecimientos informales y la fuerza de
trabajo, su ubicación y funcionamiento en la economía urbana. Para este autor la
informalidad está constituida por aquellas actividades económicas que, en un contexto de
capitalismo periférico, se caracterizan por una división del trabajo simple donde el
propietario se encuentra involucrado de manera directa en el proceso de generación de
bienes y servicios (Medina, 2007).
En la región, durante la década de los noventa, la informalidad ha sido modificada por los
cambios en el modelo de acumulación, los efectos de las políticas de ajuste estructural y las
transformaciones productivas a lo interno de los países. Estos factores la han complejizado
y la han dotado de una heterogeneidad mayor que en el pasado, es así que desde el análisis
que realizan algunos organismos internacionales, se ha pasado a ver la economía informal
como un segmento o sector económico y social particular. Este, con más insistencia
empezó a ser nombrado como sector informal de la economía SIU, o como economía
informal para dar a entender de qué se trataba de un segmente socio laboral que se
desenvuelve en condiciones de precariedad y maginación social, respecto, por un lado de
de la cantidad y calidad de los medios productivos y de la capacidad técnológica para
constituir y desarrollar una fuerza productiva eficaz en términos de productividad y de
generación de ingresos; y por otro lado, respecto de su participación proporcional en la
distribución y disfrute de los resultados del desarrollo económico y social, en donde les ha
correspondido tener que desenvolverse con bajos ingresos, y sin derechos de disfrutar de un
empleo digno, de prestaciones sociales, y que les imposibilita el acceso a la educación y al
cuidado y tratamiento de la salud.
La informalidad tiene íntima relación con las transformaciones económicas que se han
dado en los países, caracterizadas por tres aspectos: informacional, global y de red
(Castells, 1998) y es considerando estos aspectos que el trabajo se ha transformado.
30
El nuevo tipo de trabajo se caracteriza por una separación fundamental entre dos tipos de
trabajo, el autoprogramable y el genérico (Castell, 1998). El autoprogramable es el que
desarrollan las personas que se especializan técnicamente en una sola actividad,
generalmente hace referencia a asesorías a nivel técnico y tecnológico.
El trabajo genérico es el que realizan las personas que cuentan con un nivel de educación
básica, que recibe instrucciones y las ejecuta, este tipo de trabajo coexiste con la
maquinaria con la que cuenta para producir y con personas que realizan este mismo tipo de
trabajo en otros países, ejemplo de ello son las pequeñas maquilas familiares de San Pedro
Sacatepéquez, a quienes les contrata una maquila nacional grande, para elaborar algunas
prendas de vestir o parte de ellas, a esta maquila nacional la contrata un intermediario de
las grandes transnacionales, que es quien hace los contactos y negocia tanto con las
transnacionales, como con los dueños de maquilas nacionales y es el que se queda con la
mayor parte de ganancias, haciendo únicamente las gestiones. A este tipo de trabajo se le
llama “trabajo tercerizado”.
La gran cantidad de trabajadores informales se encuentran en el trabajo tercerizado, una de
las principales fuentes de ocupación en la Ciudad de Guatemala. Cumplen la función
principal de distribuir los productos de las grandes transnacionales sin que éstas reconozcan
las obligaciones que tienen que asumir como patronos; otro ejemplo ilustrativo de esta
realidad laboral son los vendedores ambulantes de tarjetas de teléfonos móviles, a quienes
las telefónicas no les reconoce como trabajadores.
Para la presente investigación se reconocerá como trabajadores informales a aquellos que
laboran por cuenta propia y que se caracterizan por ser de baja calificación, entre ellos
encontramos a trabajadores familiares no remunerados, el servicio doméstico, los
asalariados de pequeñas unidades económicas informales que prestan servicios o que
generan producción, tales como los empleados de pequeños talleres electromecánicos,
talleres de herrería, maquiladoras que tienen menos de cinco trabajadores, talleres de
arreglo de electrodomésticos, etc.
En general lo que caracteriza al trabajo informal y lo que lo diferencia fundamentalmente
del trabajo formal son las condiciones de precariedad laboral en que realizan sus
actividades, inestabilidad de los ingresos que oscilan entre los mil quetzales mensuales pese
a que trabajan largas jornadas laborales, en promedio diez horas diarias, la falta de
prestaciones de ley, la falta de acceso a la seguridad social, la falta de un registro formal de
los trabajadores, entre otros y que a pesar de esas condiciones estructurales y sociales es
un sector que configura la economía de los pobres por la diversidad de servicios que
satisfacen las necesidades de la clase popular.
31
En síntesis, en el funcionamiento de la estructura socioeconómica el trabajo informal
funciona como una estrategia de sobrevivencia que adolece de formalidades legales, se
desenvuelve en una condición de alta vulnerabilidad pues constituye un sector de la
población que no goza de los servicios, ni de la protección que el Estado debe proporcionar.
(Médina 2007: 15).
En términos generales el trabajo informal incluye las siguientes ocupaciones: comerciantes
ambulantes en la vía pública, vendedores de buses del transporte público, vendedores en
puestos fijos y semifijos en los mercados populares, comerciantes de casetas o carretillas,
trabajadores en su propio domicilio, Vendedores de periódicos y revistas, Vendedores de
refacciones (taquerías), restauranteros, lavadores de automóviles, revendedores de entradas
para espectáculos, Gestores de oficinas públicas, fotógrafos ambulantes, pepenadores en los
tiraderos de basura, voceadores, vendedores a consignación casa por casa, vendedores o
encargados de puestos en la vía pública, chóferes de taxis y microbuses que diariamente
pagan “cuenta” a los dueños de las unidades, oficios varios (carpinteros, plomeros,
mecánicos, hojalateros, reparadores de instalaciones eléctricas, de gas, pintores) (Orsatti,
2005:80).
Las personas se ven obligadas a desarrollar estrategias de sobrevivencia dentro del mercado
informal del trabajo porque la estructura de la economía urbana no tiene la capacidad de
generar las fuentes de empleo que les puedan absorber como fuerza laboral, sin embargo, la
ubicación concreta en este sector también está influida por otros condicionantes sociales
particulares.
Existe todo un conjunto de redes sociales que sirven de apoyo para que las personas puedan
iniciarse en un determinado negocio y a partir de éstas, iniciar un proceso de organización
como sector. Esta situación nos remite a analizar la relación con los movimientos sociales.
2.3. Trabajadores informales: su organización y participación social
2.3.1. Organización de los trabajadores informales
El término organización puede definirse como un sistema de actividades conscientemente
coordinadas formado por dos o más personas en donde la cooperación y la comunicación
son elementos esenciales para actuar y alcanzar objetivos conjuntos. La organización
incluye un conjunto de normas y reglas de comportamiento, requiere además de recursos
(humanos, materiales y financieros) (Chávez, 2006).
La organización se establece a partir de elementos compartidos, ideas en común, formas
similares de ver al mundo, objetivos a alcanzar concebidos desde una misma visión política
32
y social y no sólo por variables espontáneas. En términos generales busca un cambio social
(Chávez, 2006).
El estudio de la organización de los trabajadores informales es importante, ya que es en el
núcleo de su historia en donde se han tejido reivindicaciones importantes para esta
población, que han partido de realidades y problemáticas comunes que muy probablemente
incluyen los sueños o aspiraciones de la mayoría de personas, aspiraciones que han
motivado la participación activa, como parte de la reciprocidad que la organización exige,
estas reivindicaciones han sido conducidas principalmente a través de los sindicatos.
Si bien es cierto los sindicatos tienen su origen en las sociedades obreras, la historia
sindical ha sido redefinida y expandida por un gran número de historiadores, que muestra
cómo la organización se ha adaptado a las transformaciones que el trabajo ha sufrido, lo
que no ha cambiado es el objetivo de asegurar condiciones dignas de seguridad e higiene
laboral y generar mediante la unidad y la suficiente capacidad de negociación, establecer
una dinámica de diálogo social entre el empleador y los trabajadores.
Cuando la informalidad económica, en tanto expresión sintética de los problemas de falta
de registro de personas “económicamente activas”, alcanza hasta los 2/3 del total de
ocupados, la informalidad se convierte en un eje importante de cualquier estrategia sindical
que pone en el centro de sus actuaciones el Desarrollo con Trabajo Decente (OIT, 2002),
aspecto que trae como consecuencia el fortalecimiento de la organización de los
trabajadores informales y con ello la construcción de múltiples experiencias que han
permitido mejorar y/o modificar las condiciones laborales de esta población.
Organizaciones Sindicales nacionales han actuado ante los Gobiernos para mejorar esta
situación, incluyendo propuestas específicas y la autogeneración de sistemas de Protección
Social que tiene entre sus prioridades (como parte del concepto de Trabajo Decente), el
estímulo por una mayor y mejor Protección Social, con la Seguridad Social como principal
elemento (ISCOD-UGT, s/f).
Un primer antecedente se remonta a 1991, año en que se desarrolló, con la hoy extinta
Organización Regional Interamericana (ORIT), un Proyecto que focalizaba temas como la
formación para el desarrollo socioeconómico, relacionando el enfoque de “la informalidad”
con la economía social (ISCOD-UGT, s/f).
En el año 2005 comenzó el proyecto Acción Sindical para la Organización y Protección de
los Trabajadores de la Economía Informal (ASEI), desarrollado con el sindicalismo
33
latinoamericano-caribeño afiliado a la ORIT-CIOSL9 y posteriormente a la Confederación
Sindical Autónoma y la Central Sindical Independiente. La Seguridad Social fue uno de los
ejes temáticos principales, dando lugar a dos actividades regionales específicas (Asunción,
2005; Lima, 2008), 18 talleres nacionales de promotores en seguridad social, propuestas
sindicales y una campaña de sensibilización regional. Asimismo, el Proyecto estuvo
directamente vinculado a un Encuentro internacional que trató también la cuestión de la
Protección Social (ISCOD-UGT, s/f).
Las centrales participantes a lo largo de todo el proyecto fueron: CUT Perú, CUT y CTC
Colombia, CTV Venezuela, CUSG y CTC Guatemala, CUTH Honduras, COB Bolivia,
CUT y CUT-A Paraguay, CEOSL Ecuador, CNTD y CNUS República Dominicana
(ISCOD-UGT, s/f).
Las centrales sindicales fundaron sus reivindicaciones en el artículo 22 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (1948) que señala que “toda persona, como miembro
de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social y a obtener, mediante el esfuerzo
nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de
cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales,
indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad” y en el Convenio
sobre la seguridad social (norma mínima) (1952), que establece la norma mínima (“piso
básico”) para el nivel de las prestaciones de la Seguridad Social y las condiciones para
poder acceder a las mismas. Comprende las nueve ramas principales de la Seguridad
Social, es decir, asistencia médica, enfermedad, desempleo, vejez, accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales, familia, maternidad, invalidez, y prestaciones de
sobreviviente.
Pese a que deben de existir experiencias en otros países en relación a la recuperación de
espacios públicos desde la clase trabajadora y a la lucha que los trabajadores informales han
tenido que realizar para defender su derecho al trabajo, en esta investigación no se
mencionan como tales, pero si se recuperan algunas experiencias concretas a nivel
latinoamericano en relación a mejoras sustantivas de las condiciones laborales de los
trabajadores informales, dado que el interés primordial es poner de manifiesto cómo los
trabajadores informales han sabido reivindicar el derecho al trabajo en sus distintas
dimensiones, algunas experiencias dignas de mención se describen a continuación:
9Las siglas ORIT-CIOSL corresponden a Organización Regional Interamericana - Confederación
Internacional de Organizaciones Sindicales Libres respectivamente.
34
Argentina: En 1998 se creó el Régimen Especial del Monotributo, que combina, por un
monto de alrededor de 30 dólares mensuales, el aporte de jubilación y el de cobertura de la
salud, a través de las obras sociales (ISCOD-UGT, s/f).
Bolivia: Refleja la estrategia de laboralización de las trabajadoras del hogar que incluye, en
el campo de la Seguridad Social, una reafirmación explicita de su cobertura de salud. En
2008 el Gobierno ha regulado este capítulo, mediante la afiliación de las trabajadoras a la
Caja Nacional de Salud (ISCOD-UGT, s/f).
Colombia: la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) participa en la Junta Administrativa
de la Seguridad Social, con el objetivo de lograr un Fondo Social compensador de la cuota
del trabajo independiente (ISCOD-UGT, s/f).
Costa Rica: La Federación Costarricense de Trabajadores Autónomos (FECOTRA) ha
suscrito un acuerdo con la Caja del Seguro Social para dar acceso a sus afiliados a una
cobertura de atención médica, maternidad y discapacidad, se encarga de recaudar sus
cotizaciones, en carácter de administrador intermediario. La cotización incluye un pequeño
porcentaje para un fondo de solidaridad destinado a compensar la posible falta de pago de
trabajadores que atraviesan circunstancias difíciles (ISCOD-UGT, s/f).
Una línea importante de actuación de la Federación es la construcción de viviendas para los
afiliados en general y programas especiales para mujeres trabajadoras de la pesca y mujeres
trabajadoras jefas de hogar solitarias, así como un pequeño plan de viviendas, también para
mujeres solas (ISCOD-UGT, s/f).
La Federación también desarrolla actividades en materia educativa (primaria, secundaria,
de formación profesional en gestión deservicio al cliente, y en microempresas (con la
Universidad Nacional de Costa Rica, UNA y la Universidad de Costa Rica, UCR). Además,
desarrolla un programa de microcréditos (con el Banco Popular y de Desarrollo Comunal)
(ISCOD-UGT, s/f).
Honduras: La Federación de Organizaciones del Sector Social e Informal de la Economía
de Honduras (FOSSIEH) proporciona servicios básicos de salud. Integra el comité tripartito
del Programa de Vivienda Ciudadana y Crédito Solidario (PROVICCSOL) (ISCOD-UGT,
s/f).
Como resultado de las actividades del proyecto ASEI, se han desarrollado dos propuestas:
la primera (Soluciones para el Desarrollo) tiene un carácter integral, incluyendo el
componente de programas de salud y programas de atención (ISCOD-UGT, s/f).
35
La segunda (Estrategia de Comercialización, Mercadeo, Higiene y Seguridad Social), busca
dar soluciones a diversas problemáticas. En la misma se menciona que se deben establecer
acciones de capacitación, así como regulaciones de Salud Laboral y Seguridad Social para
los TEI, entre otras medidas (ISCOD-UGT, s/f).
México: La Federación Nacional de Organizaciones de Trabajadores No Asalariados de
México (FNOTNA) tiene un convenio con el Instituto Mexicano de Seguridad Social desde
1998, por el cual se compromete a promover la incorporación de sus afiliados al régimen, y
acreditar a los que tomen la decisión, así como a ayudarlos a que se mantengan en el
sistema. La Federación reporta 50,000 incorporados plenamente (ISCOD-UGT, s/f).
Paraguay: Ha creado un Centro de Asesoramiento (en 2005) para los trabajadores de la
economía informal, que busca respaldar sus derechos en materia regulatoria y previsional.
Al respecto, ha elaborado una propuesta para el Parlamento. También participó de la
promulgación de la ley que incorpora a los estibadores en el Instituto de Previsión Social
(IPS) (ISCOD-UGT, s/f).
República Dominicana: trabajan juntas en relación al tema de la informalidad, para exigir
que se aplique el régimen no contributivo subsidiado creado a comienzos de la década, sin
que haya entrado en vigencia por la falta de contribuciones del gobierno, para ello han
realizado la campaña masiva Seguridad Social de la Economía Informal, recomendando
que los trabajadores hagan sus aportes a través del sindicalismo, actuando éste en carácter
de instancia intermedia de la seguridad social. La CASC ha desarrollado este enfoque, que
implica afiliación, mediante la Mutual de Servicios de Salud (AMUSSOL) (ISCOD-UGT,
s/f).
Estas experiencias son solo una pequeña muestra de lo que los trabajadores organizados
han logrado reivindicar. En Guatemala una de las experiencias más trascedentes es la
incorporación de las trabajadoras del hogar al Seguro Social y el proceso de negociación de
la Plaza El Amate descrito en la presente investigación.
Es indiscutible que la proliferación de estrategias laborales no tradicionales comenzó a
advertir la nueva realidad del mundo del trabajo y por lo tanto de sus repercusiones en la
esfera político-organizativa. Es así como frente a esta situación, desde las ciencias sociales
también ha cobrado importancia la pregunta acerca de la homogeneidad, identidad y
construcción de estrategias colectivas de trabajadores que se encuentran por fuera del
modelo propio de los procesos de sindicalización de tipo tradicional en donde el ser obrero
no es la única condicionante para organizarse por este medio (Busso, 2004).
36
Para el presente estudio, esta forma de organización sindical no tradicional fue fundamental
para obtener la construcción de la Plaza El Amate, mediada por la participación de todos
los trabajadores que laboraban en la sexta avenida, que sin abandonar su identidad de
trabajadores informales, lograron hacer uso del sindicato como una estrategia fundamental
dentro del proceso organizativo.
2.3.2. Participación de los trabajadores informales
La participación es definida como la actividad organizada, racional y consciente por parte
de un determinado grupo social, con el objeto de expresar iniciativas, necesidades o
demandas, de defender intereses y valores comunes, de alcanzar objetivos económicos,
sociales o políticos y de influir directa o indirectamente en la toma de decisiones para
mejorar la calidad de vida de la comunidad (Chávez, 2006).
En el caso del presente estudio, para fines operativos se utilizará el concepto de
participación de los trabajadores generada desde la sexta avenida de la zona uno de la
Ciudad Capital y en la Plaza El Amate consecuentemente, de allí que puede definirse como
la actividad organizada, racional y consciente de una unidad social delimitada
territorialmente y estratificada de acuerdo a los roles y funciones que realizan sus
miembros.
La participación de los trabajadores informales tiene por objeto expresar iniciativas y
necesidades propias, defender intereses y valores, alcanzar objetivos económicos, sociales y
políticos e influir directa e indirectamente en la toma de decisiones para mejorar las
condiciones de trabajo de todos y todas; ello implica realizar acciones de planeación,
decisión y ejecución de obras con respecto a temas de infraestructura, vialidad, servicios,
publicidad, etc. Implica además la intervención en la toma de decisiones respecto al manejo
de los recursos y las acciones que tendrán un impacto en el desarrollo de sus labores.
La principal motivación para participar en procesos de mejora de las condiciones laborales
de los trabajadores informales surge de la toma de conciencia de las carencias y riesgos a
los que están sometidos, análisis que ha llegado incluso a organismos internacionales, como
la Organización Internacional del Trabajo que desde el año 2002 ha estado abordando el
tema y en las Conferencias Internacionales del Trabajo de los años 2014 y 2015 orientó la
discusión hacía la construcción de medidas progresivas para salir de la informalidad,
basándose principalmente en los componentes específicos que el trabajo decente plantea,
para ello este organismo plantea que:
37
- Se debe dar prioridad a la reducción de las deficiencias de trabajo decente en la
economía informal lo antes posible, garantizando que las personas que están en ella
sean reconocidas por la legislación y tengan derechos, protección jurídica y social y
representación.
- Asegurar que en el corto y mediano plazo las personas que buscan trabajo y los
posibles empresarios puedan ingresar en la economía formal, protegida y
estructurada y
- A largo plazo, creando suficientes oportunidades de empleo formal, protegido y
decente para todos los trabajadores y empleadores.
Si bien las medidas están planteadas, la vía para ello se describe no en función de una
solución unidimensional, sino de un enfoque gradual que catalice la transición por
medio de estrategias amplias e integradas que aborden las raíces múltiples de la
economía informal, tal y como lo plantea la OIT en su informe (OIT, 2014):
“…Con objeto de promover el trabajo decente, es necesario
contar con una estrategia integrada de amplio alcance que
abarque una serie de áreas de política, que elimine los aspectos
negativos de la informalidad y preserve al mismo tiempo el
significativo potencial de crear empleo y generar ingresos de la
economía informal, y que promueva la protección y la
incorporación de los trabajadores y de las unidades económicas
de la economía informal a la economía estructurada…”
Estrategias de trabajo decente para la economía informal
Estrategias de crecimiento y generación de empleo de calidad E
stra
tegia
In
tegra
da
Entorno regulador, incluida la aplicación de las normas internacionales del
trabajo y los derechos fundamentales
Organización, representación y diálogo social
Igualdad: género, origen étnico, raza, casta, discapacidad, edad
Iniciativa empresarial, competencias, finanzas, gestión, acceso a los
mercados
Ampliación de la protección social, la seguridad social, las transferencias
sociales
Estrategias de desarrollo local (rural y urbano)
Fuente: OIT 2010, informe VI Políticas de empleo para la justicia social y una
globalización equitativa.
Transición
hacia la
formalidad
38
En este sentido, la participación social se concibe como un legítimo derecho de los
ciudadanos más que como una concesión de las instituciones. Para que la participación
social se facilite, se requiere de un marco legal y de mecanismos democráticos que
propicien las condiciones para que los grupos organizados hagan llegar su voz y sus
propuestas a los niveles que correspondan. De acuerdo a lo anterior, no cabe duda que las
acciones desarrolladas por los trabajadores informales evidencian una activa participación
social. Las características de esa participación social, en cuanto a la capacidad de
aglutinarse, organizarse, y la capacidad de elaborar estrategias para lograr sus
reivindicaciones como sector laboral, permiten cuestionar si los trabajadores informales de
la sexta avenida de la zona uno, han generado o no un movimiento social, para tratar de
responder a esa pregunta es importante aclarar el sentido conceptual de movimiento social.
Según Alain Touraine, un movimiento social, no sólo es una respuesta a una situación
social, es el resultado del conflicto entre los movimientos sociales que combaten por el
control de los modelos culturales, de la historicidad, conflicto que puede conducir a una
ruptura del sistema político o, en su defecto, a reformas institucionales y se manifiesta
cotidianamente, en las formas de organización social y cultural, en las relaciones de
autoridad (Touraine, 1995).
Touraine afirma que la noción de movimiento social no es separable de la de clase. Pero lo
que opone el movimiento social a la clase es que ésta puede ser definida como una
situación, mientras que el movimiento social es la clase sujeto. Es la clase en o portadora de
una acción social. Así, la acción social está asociada al objeto de la acción y a la
significación que le otorga el actor en determinadas condiciones sociales (Touraine, 1995:
53).
De allí la importancia de aclarar el sentido conceptual de la significación. La significación
está ligada a lo simbólico y a lo imaginario; la significación podría ser definida como todo
aquello que previamente conocido, conduce a otros conocimientos, reflexiones o
experiencias. El símbolo no es una imposición de nuestra psicología, sino una creación de
la persona. Para Cassirer el ser humano vive en un mundo simbólico, no es un mundo de
estímulos alarmantes o tranquilizadores, sino un mundo de objetos, un mundo ordenado,
clasificado, interpretado. El símbolo no se apoya en la experiencia de una sucesión de
hechos, sino en la existencia de una regla o convención que atribuye a tal símbolo tal
significado.
Lo simbólico y lo imaginario van de la mano, ya que ambos se complementan mutuamente,
lo imaginario utiliza lo simbólico para expresarse y al mismo tiempo le da sentido a lo
simbólico. En cada sociedad y cultura hay un imaginario radical, es decir un conjunto de
significaciones sociales centrales que después se objetivan en el diario vivir (Josetxo
39
Beriain, s/f). Tampoco es que las personas vivan únicamente sumergidas en sus
necesidades, por el contrario, viven más bien, en medio de emociones, esperanzas, temores,
ilusiones y desilusiones imaginarias en medio de sus fantasías y sueños.
El imaginario social es un magma de significaciones que orientan la acción de los
miembros de una sociedad, está determinada tanto por las maneras de sentir y desear como
por las maneras de pensar.
El imaginario social no es sinónimo de especulación, o de datos ficticios, es en realidad una
creación que está totalmente ligada a lo histórico y a la realidad social, crea la oportunidad
de que las intencionalidades se vuelvan reales (Josetxo Beriain, s/f), dado que la sociedad
no es sólo reproducción y adaptación, por el contrario se recrea constantemente, claro está
que no todo depende de las intenciones de un solo grupo de la población, ya que en esa
lucha por transformar y recrear la sociedad existe un juego de intereses y varias
concepciones acerca de su funcionamiento; sin embargo ésta situación abre las
posibilidades de que grupos luchen por alcanzar las transformaciones que consideren
necesarias para construir la sociedad ideal que desean por lo menos en algunos aspectos.
De lo anterior se deduce que el imaginario social adquiere importancia en la configuración
de las intencionalidades que se interponen en las acciones sociales. Se afirma, que los
imaginarios crean la oportunidad de que las intencionalidades se vuelvan reales y que, por
tanto, está presente en la recreación de la sociedad, junto a los intereses y concepciones en
juego acerca de su funcionamiento. De allí que, asumamos que la lucha de los grupos
humanos por las transformaciones y la construcción de proyectos de sociedad, también
están impregnadas por intencionalidades generadas a partir de imaginarios sociales.
Lo anterior implica que en el análisis de la lucha social debe considerarse la vinculación
entre los imaginarios sociales, como portadores de intencionalidades y las acciones
colectivas. No todas las intencionalidades que se encuentran en la base de toda acción
colectiva procede de los imaginarios sociales, pero éstos tendrían la capacidad de ser el
sustrato de las intencionalidades guiadas por lo que se imaginan lograr los sujetos y actores
al finalizar con éxito su lucha social.
Castoriadis afirma que la sociedad no ha sido producida naturalmente, sino que es el
resultado de la acción humana. La acción propiamente humana implica una intención,
mediatizada por un sistema simbólico, que la convierte en un proyecto. Las significaciones
y valores que orientan la sociedad son una invención de los seres humanos y por lo tanto
deben ser puestas en relación con la capacidad creativa de las personas.
El imaginario social provee a la psique de significaciones y valores, y a los individuos les
da los medios para comunicarse y les dota de las formas de la cooperación para accionar en
40
proyectos que les transformen la vida, aspecto que está totalmente vinculado a los objetivos
de participación que movieron a los trabajadores informales a organizarse y negociar la
creación de un ambiente que protegiera su derecho al trabajo.
El imaginario social, no se opone a lo real, al contrario, para Castoriadis, el imaginario es el
propio elemento en el cual y por el cual se despliega lo social-histórico, por lo tanto no hace
un llamado a ejercer sólo la imaginación, tampoco a hacer planteamientos utópicos, sino a
encontrar la forma para ponerlo en práctica. La puesta en práctica obliga a asumir aspectos
políticos, económicos, sociales, etc. Es por ello que Castoriadis enfatiza que el imaginario
social es un concepto teórico que impulsa acciones político sociales (Fressard, 2006). La
práctica precede siempre a la teoría y los proyectos políticos sólo se sostienen si recuperan
y prolongan lo que ya se está germinando en la realidad efectiva. Se trata de liberar la
potencia del imaginario y, de esa forma, sacar provecho práctico de sus poderes creativos
Conviene por tanto aclarar el sentido conceptual de la acción colectiva. Al respecto
Carretero afirma que la unidad y diversidad de todas las formas de vida colectiva, es una
manifestación de la capacidad de autoproducción y de autotransformación de lo social
histórico, tema que está ligado a la historicidad que plantea Touraine, que no es más que un
sistema de acción histórica (Carretero, 2003).
Transformar la realidad implica tener plena conciencia de los problemas que aquejan a
determinado grupo y la capacidad de imaginar el ideal hacia donde se quiere llegar, así
como también considerar las posibilidades reales que se tienen para llegar a transformarlos,
es por ello que se rescata que lo imaginario no es algo ficticio, no es sólo subjetividad, al
contrario, tiene plena relación con la realidad.
La historia resulta imposible e inconcebible fuera de la imaginación productiva o creadora
de una sociedad, para ello son importantes las redes de individuos y los objetos que generan
información. Lo social histórico de las significaciones imaginarias, es lo que engendra el
proceso del cambio en la historia. El imaginario social permite comprender el escenario
histórico y las propias posibilidades que tienen para superar las problemáticas en las que se
encuentran a través de la acción colectiva (Carretero, 2003).
La acción colectiva ha sido definida desde distintas perspectivas, la psicología de las masas
por ejemplo plantea que ésta se da por imitación o contagio, aspecto que elimina toda
capacidad de análisis y de identidad. La sociología del comportamiento por su parte
plantea la acción colectiva como una respuesta reactiva a la crisis o desorden del sistema
social, es decir la plantea como un asunto de estímulo – respuesta. Desde la sociología
contemporánea se plantea que la acción surge del análisis de las condiciones sociales que
los actores parecen tener en común, planteamiento que se encuentra mejor aterrizado pero
41
que de igual forma no considera todos los elementos que confluyen en una acción (Melucci,
1999).
La discusión es igual en relación a la génesis que inspira las acciones, planteando como
diferenciación las crisis del viejo orden, considerándolas como luchas sociales, en donde el
movimiento social es visto como un agente histórico que marcha hacia un destino de
liberación y las luchas por la ciudadanía, que se enfocan en el reconocimiento de derechos
de toda la población, pero específicamente de los llamados grupos excluidos. En lo que si
hay coincidencia es que ambas posturas expresan resistencia a los procesos de
modernización y a su extensión mundial. (Melucci, 1999)
Desde otra perspectiva, los movimientos sociales tienen un papel fundamental en las
aportaciones de una contestación global mediante el establecimiento de redes
transnacionales que pueden ofrecer un contrapeso a los procesos de globalización del
capitalismo neoliberal (Nómadas, 2003: 6) y en este caso a las transformaciones que ha
sufrido el empleo.
Lo que caracteriza a los nuevos movimientos sociales, afirma Rodríguez Giralt (2002) es
precisamente que sus prácticas de resistencia, de redefinición de la vida política, pública o
cotidiana, se estructuran en torno a las condiciones y categorías por las que el poder actual
se vehicula. Los nuevos movimientos sociales significativos problematizan la identidad y
cuestionan nuevos estilos de vida (Nómadas, 2003: 7).
Para Melucci (1991), un movimiento social contiene una gama amplia de procesos sociales,
actores y formas de acción. La acción colectiva es considerada resultado de intenciones,
recursos y límites, con una orientación construida por medio de relaciones sociales dentro
de un sistema de oportunidades y restricciones, por lo tanto, no puede ser entendida como
el simple efecto de precondiciones estructurales o de expresiones de valores y creencias.
Los individuos actuando conjuntamente construyen su acción mediante inversiones
organizadas, esto es, que definen en términos cognoscitivos, afectivos y relacionales el
campo de posibilidades y límites que perciben, mientras que, al mismo tiempo, activan sus
relaciones a modo de darle sentido al estar juntos y a los fines que persiguen.
Los eventos en los que actúan colectivamente los individuos combinan diferentes
orientaciones, involucran a múltiples actores e implican un sistema de oportunidades y
restricciones que moldean sus relaciones.
Los actores colectivos producen entonces la acción colectiva, porque son capaces de
definirse a sí mismos y al campo de su acción (relaciones con otros actores, disponibilidad
de recursos, oportunidades, limitaciones). La definición que construye el actor no es lineal,
sino que es producida por interacción y negociaciones, y algunas veces por diferentes
orientaciones opuestas.
42
Los individuos crean un nosotros colectivo, más o menos estable e integrado de acuerdo
con el tipo de acción, compartiendo y laboriosamente ajustando por lo menos tres clases de
orientaciones: aquellas relacionadas con los fines de la acción, por ejemplo el sentido que
tiene la acción para el actor; aquellas relacionadas con los medios, por ejemplo las
posibilidades y límites de la acción; y finalmente aquellas referidas a las relaciones con el
ambiente, por ejemplo el campo en el que tiene lugar la acción.
La acción no es posible sin la participación de los actores y éstos no son más que los
portadores de las representaciones simbólicas y los imaginarios que han construido
colectivamente, normalmente están cargados de una realidad, identidad, alteridad y
contexto; lo que implica por si mismo hacer recaer el peso del análisis en los actores, su
constitución e interacción.
Lo esencial es reconocer que los actores en una acción son concretos, que se mueven en los
campos de los mundos de la vida y de las instrumentalidades, organizacional o
institucional, orientados hacia metas específicas y que encuentran un mismo significado de
la acción.
El sistema de acción se organiza a lo largo de tres ejes: fines, medios y ambiente, que se les
puede ver como un conjunto de vectores interdependientes en estado de mutua tensión
(Melucci, 1999).
La acción colectiva tiene que enfrentar múltiples y exigentes requisitos, nunca es la simple
expresión de una intención de propósito que se persigue, sino que se constituye por medio
de los recursos disponibles a los actores y de acuerdo con las posibilidades y obstáculos que
provienen de un determinado ambiente.
Los actores colectivos negocian y renegocian a lo largo del tiempo diferentes aspectos de su
acción. Las funciones de liderazgo y las formas organizativas representan intentos de dar un
orden más duradero y predecible a estas definiciones.
El término identidad no da cuenta del aspecto dinámico del proceso de acción, pero señala
la necesidad de un nivel de identificación, sin ella la injusticia no se podría percibir como
tal, o no se podrían calcular los intercambios en la arena política.
El análisis de los nuevos movimientos sociales en Latinoamérica, debe considerar la gran
heterogeneidad, diferencias y particularidades de su composición social y sus interacciones
en función de elementos contextuales que imprimen dinámicas cambiantes a la lógica del
comportamiento social. A la luz de estos elementos cabe considerar que los trabajadores
informales pueden convertirse en un movimiento organizado, capaz de generar propuestas
que partan de su imaginario social y de su actuar colectivo.
43
La capacidad organizativa, movida muchas veces por imaginarios sociales que plantean
ideales de vida y de trabajo, frecuentemente ha impulsado a algunos movimientos sociales a
actuar, partiendo del análisis de las propias dificultades por las que atraviesan y este podría
ser el caso de los trabajadores informales de la Plaza El Amate.
44
Capítulo III:
La lucha por el espacio laboral
La lucha social es una relación social en la que se confrontan intereses, se generan
rivalidades y disputas por el dominio y control de recursos, resistencias pacíficas y
violentas ante imposiciones y agresiones que lesionan y vulneran situaciones y posiciones
para determinados grupos sociales. En términos generales se podría decir que en toda lucha
social, confluyen y se complementan dos grandes dimensiones. La primera está relacionada
con el aspecto subjetivo que la inspira y que la sostiene desde su gestación y en su
desarrollo. La segunda, se refiere a que esa relación social adquiere el carácter de lucha
social en tanto que entraña acciones colectivas para alcanzar finalidades colectivas.
Así, toda lucha social es activada y desarrollada por algunas motivaciones específicas que
son de interés para ciertos grupos sociales, ya sea que estos se orienten por alcanzar ciertas
finalidades que les permita un mejor posicionamiento en la estructura social, por
concretizar aspiraciones de mejorar cualitativamente sus condiciones y modos de vida
dentro de un entorno social que se les presenta adverso, por defenderse y resistir a
situaciones sociales que los vulneran y pauperizan socialmente, entre otras motivaciones.
Por tanto, en una lucha social se pueden conjugar simultáneamente finalidades de carácter
instrumental, sentimientos psico afectivos y aspiraciones sociales, que en última instancia
buscan reconstituir la sociedad, haciéndola más justa y más humana para todos y no
necesariamente sólo un lugar en donde cada quien puede sobrevivir, en el contexto de
países como Guatemala, modelado por la pobreza, la exclusión y la injusticia social.
La realidad social de países como Guatemala está constituida por una polarización social
derivada de la confrontación de intereses muy antagónicos entre las distintas clases
sociales. En ese entorno social ocurren luchas sociales en las que se involucran grupos y
sectores sociales motivados por mejorar sus condiciones de vida. Esto significa que las
luchas sociales ocurren y llegan a formar parte de la dinámica social, económica y político
cultural que le dan vida específica a la sociedad guatemalteca. Esa dinámica, es portadora
de hechos, de situaciones, de procesos y de relaciones sociales, que se convierten en
factores condicionantes de las luchas sociales, ya que de ellos dimanan los hechos y
situaciones que actúan como detonantes, como los factores externos, que, los grupos
sociales, se ven obligados a abordar. En esa dirección, los grupos sociales en función de
sus intereses, hacen una lectura de esas situaciones, a partir de sus percepciones y
representaciones de tales hechos y construyen toda una subjetividad e ideología social
impregnada de finalidades y aspiraciones colectivas que articulan la participación de sus
integrantes en la lucha social.
45
La lucha social por defender un espacio laboral que les permitiera sobrevivir, protagonizada
por los vendedores de la sexta avenida, desembocó en la construcción del mercado El
Amate, considerado socialmente como el mercado de ventas informales más enigmático de
Guatemala por su heterogeneidad, su configuración y su lucha organizada.
Mapa No. 1
Mapa de la sexta avenida de la zona 1 de la Ciudad Capital
Fuente: Elaborado desde Google Maps
Este capítulo apunta a comprender el proceso de gestación y desarrollo de la lucha social de
los vendedores de la sexta avenida. En ese sentido, en primera instancia se procurará
identificar los condicionantes y situaciones concretas que actuaron como factores del medio
externo para detonar su lucha social, y luego, cómo a partir de esos elementos que se
convirtieron en una amenaza permanente que los colocó en una latente situación de riesgo
de perder un espacio laboral en la sexta avenida y profundizar su posición de vulnerabilidad
social, se fue construyendo esa subjetividad e ideología social del grupo que les permitió
resistir a las amenazas de desalojo, y luego a desarrollar toda una capacidad de agencia para
generar espacios de interlocución con las autoridades municipales, lo que les permitió
negociar un nuevo espacio laboral, bajo condiciones de mayor estabilidad.
46
Esto último, incidió de manera fundamental, ya que a partir de ésta se fue configurando las
estrategias de organización y participación social que interpusieron en su aspiración
colectiva de mantener y mejorar su espacio laboral. Para ello empezaremos abordando el
espacio laboral de la sexta avenida, caracterizando someramente a los comerciantes de la
sexta y su lucha social por el espacio laboral de la sexta.
3.1. El espacio laboral de la sexta avenida y sus vendedores
La sexta avenida siempre fue un lugar importante para la Ciudad de Guatemala, ya que es
la vía que sirve de conexión a otras vías importantes, permitiendo así el acceso rápido a la
ciudad, tanto que en la época de la colonia fue conocida como “Calle Real”. De acuerdo a
datos históricos, siempre fue una vía muy frecuentada ya que era en donde estaban
ubicados la mayoría de cines, teatros y museos.
La dinámica comercial de la sexta avenida ha tenido períodos diversos, alrededor de 1930
era un lugar exclusivo, valorado por su contenido cultural y por la venta de ropa y
accesorios de marcas europeas a las que sólo la clase alta tenía acceso.
La sexta avenida se convirtió en un espacio laboral y en un espacio de socialización de
forma gradual a partir de 1976, luego del terremoto ocurrido en ese año que dañó
considerablemente la infraestructura del lugar, comenzaron a aparecer las ventas informales
como una forma de sobrevivir ante las grandes necesidades económicas que desarrolló el
terremoto, como también el conflicto armado interno que provocó que muchas personas
migraran a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida.
Los vendedores informales realizaban esta labor de forma ambulatoria de manera que la
policía no notara su presencia. Con el paso de los años, la sexta avenida fue ocupándose
por un número creciente de vendedores que al inicio sólo vendían cosas específicas de la
época, sombrillas en época de lluvia, accesorios deportivos cuando había partidos
considerados como clásicos, artículos navideños, etc., poco a poco el número de
trabajadores de este lugar fue creciendo y fueron diversificando la mercadería que vendían
a manera de asegurar la venta para todos, hasta convertirse en una expresión importante del
sector informal de la economía urbana en la ciudad de Guatemala.
En la sexta avenida se podía encontrar cualquier cosa que se necesitara, había desde
artículos de costura, hasta electrodomésticos, repuestos de aparatos eléctricos, ropa,
zapatos, etc. Con la apertura de mercados que trajeron las políticas de libre comercio, se
podían encontrar incluso imitación de ropa y zapatos de marcas reconocidas a nivel
47
mundial. Esta diversificación provocó una movilización muy grande de población, ya que
era un mercado al que toda la gente podía acceder porque los precios eran mucho más bajos
y de buena calidad. Adicional a las ventas también se fueron generando una serie de
servicios para quienes vendían: venta de alimentos, alquiler de servicios sanitarios, alquiler
de bodegas, etc., siempre enmarcados dentro de la informalidad, que cubrían nuevas
demandas surgidas en el sector.
La sexta avenida pasó de ser un lugar en donde sólo la gente de las clases altas y medias de
la Ciudad Capital paseaban y compraban, a un lugar en donde a partir de la década de los
ochenta empezó a convertirse en un espacio popular en donde el mismo hecho de caminar
por toda la avenida brindaba un espacio de esparcimiento y socialización diferente, que
incluso se autopublicitaba por la dinámica que generó, es decir provocó la apropiación
urbana del espacio por una clase social diferente.
Durante las décadas de los 90 y 2000, comúnmente se escuchaba el término “sextear” que
era utilizado para ir de paseo por la sexta avenida, no necesariamente a comprar, pero si a
ver qué cosas nuevas se estaban ofreciendo, ya que allí era en donde se encontraban incluso
las cosas que acababan de salir a la venta en los mercados formales, una necesidad muy
pequeña brindaba la excusa perfecta para visitar la sexta avenida; con el pasar de los años y
los avances tecnológicos también se podían encontrar películas, discos compactos de
música, dispositivos para escuchar música, etc. La sexta avenida era frecuentada por un alto
número de personas, que en fines de semana y días de asueto la avenida era casi cerrada por
los transeúntes que la visitaban, al punto que en la época navideña la misma Municipalidad
decidió cerrarla para circulación vehicular ante la demanda tan grande de población.
Para entender la dinámica que se generó en la sexta avenida, es importante también
describir de forma básica quiénes eran los vendedores de la sexta y cómo es que llegan a
convertirse en un sector social que hace de la economía informal urbana el medio
fundamental de subsistencia. De manera complementaria, se tratará de caracterizar la
dinámica social y laboral que hizo posible una intensa actividad comercial desarrollada en
la sexta avenida, proceso que conllevó una intensa lucha social para usar ese espacio
público como lugar de trabajo.
3.2. Los vendedores de la Sexta Avenida
El grupo de comerciantes que hicieron de la sexta avenida un lugar de trabajo, es
heterogéneo en cuanto a su origen y procedencia. Estaba formado por personas que en su
mayoría son inmigrantes en la ciudad de Guatemala, procedentes de municipios y
departamentos de diversas regiones del país, principalmente de aquellos lugares en donde
48
tuvo mayor impacto la destrucción del conflicto armado10. Pero también, por personas
empobrecidas de la ciudad, que no tuvieron las condiciones económicas y las capacidades
técnico laborales para insertarse laboralmente en alguna de las múltiples actividades
económicas, que posibilita la división social del trabajo de la economía urbana llevada a
cabo en la ciudad, la que, como se sabe exige y absorbe solamente al trabajo empleable
(Forrester), es decir aquel trabajo que le es útil al sector empresarial, en términos de
producirle altos rendimientos.
Estudios consultados (FKA, 2010) (ASIES A. d., 2012) (CIEN, 2001) acerca del trabajo
informal reflejan que la población que labora en este sector provienen de la población más
pobre, que han encontrado en esta actividad una forma de sobrevivir ante las carencias de
oportunidades laborales que garanticen el pleno goce de los derechos laborales legalmente
reconocidos. El nivel educativo que poseen es mínimo, aproximadamente el cincuenta por
ciento cuenta con nivel primario y el otro cincuenta por ciento no llega a estudios
superiores (FKA, 2010), aspecto que les limita la posibilidad de ubicarse en un empleo
formal ante las exigencias que este mercado pone como requisitos, ya que como se ha
mencionado, la globalización impulsó el acceso a nuevos mercados e inversiones para
quienes más poseen, pero no así mejores condiciones de trabajo, ni la creación de nuevas
fuentes de empleo que provoquen bienestar a la población.
3.3. La dinámica laboral de la Sexta Avenida
La mayoría de vendedores inició su negocio vendiendo diversos artículos de forma
ambulatoria, algunos vendían ropa liviana de la época, otros vendían pequeños juguetes,
otros adornos relacionados con la época del año (entrevistas trabajo de campo).
La mayoría inició invirtiendo pequeños ahorros, que no superaban los mil quetzales, un
porcentaje menor realizó prestamos o bien solicitó mercadería en consignación con el fin de
iniciarse en la dinámica. En la sexta avenida siempre existieron prestamistas que brindaban
préstamos fácilmente, pero que por ello se aprovechaban de la situación y cobraban altos
porcentajes de intereses, razón por la que casi no se hacía uso de ellos, ya que como indica
una vendedora “si uno se metía a un préstamo con ellos, habían veces que sólo para ellos
trabajaba uno porque cobraban mucho interés”. Lo más común era solicitar mercadería a
consignación, hasta que se lograba estabilizar un fondo de inversión (entrevistas trabajo de
campo).
10 Datos extraídos del estudio de opinión trabajado en la presente investigación.
49
Al inicio se vendían principalmente artículos elaborados por proveedores que distribuían su
producto entre los vendedores de la sexta avenida; señoras que confeccionaban prendas de
vestir o artículos para el hogar; pero con el tiempo se fueron acercando proveedores más
grandes a ofrecer artículos variados, principalmente mercadería china, por lo que el origen
de la mercadería se fue diversificando, abasteciendose de diversos almacenes,
importadoras, maquilas, etc., todos ofrecían mejores precios al comprar por mayor; algunos
incluso compraban mercadería de pacas que traían productos de una calidad mejor. Los
trabajadores de la sexta avenida compraban por mayor y almacenaban en bodegas ubicadas
en cuadras aledañas, quinta y septima avenida en su mayoría, debiendo montar y desmontar
los locales a diario.
La mejor época de venta era la navideña, en esa temporada la municipalidad incluso se veia
en la obligación de cerrar el paso vehicular ante la demanda tan impresionante de visitantes
que acudían a realizar sus compras de fin de año. La cantidad de visitantes era tan alta que
la locomoción era muy difícil. Los vendedores se preparaban de tal manera que muchos
contrataban empleados para tener un mejor control de la mercadería y evitar con ello robos.
Según los mismos trabajadores de la sexta avenida, al inicio la economía informal era una
oportunidad laboral porque las cosas se vendían rápido, así es que en realidad no
importaban mucho las épocas, pero con el tiempo las cosas se fueron poniendo más
difíciles ya que el empobrecimiento de la población guatemalteca es cada vez más
profundo, debido principalmente a la apertura comercial que ha provocado la reducción de
empleos formales y garantías laborales legalmente reconocidas.
Dinámica comercial y laboral de la sexta avenida de la zona 1 de la ciudad Capital
Fuente: Galería de fotografías del portal de la Municipalidad
50
La apertura comercial además ha hecho del mercado laboral, un mercado exigente en
cuanto a la preparación que exigen para emplear a los trabajadores: preparación académica,
técnica, tecnológica y años de experiencia relacionados con los puestos de trabajo que son
inalcanzables para muchos, debido a que la tecnología que se utiliza es reciente en el país,
lo que ha provocado que el sector informal vaya en continuo y acelerado crecimiento y sea
utilizado con mayor fuerza como una forma de sobrevivencia. El crecimiento de este sector
hace que la vida se les complique mucho más, ya que a mayor cantidad de vendedores,
menores ingresos para cada uno.
Un vendedor de la sexta avenida afirma que “antes el comercio informal
era rentable porque llegaba a comprar gente de varios municipios
aledaños a la Ciudad Capital: Mixco, Boca del Monte, Fraijanes, pero
ahora se han instalado muchos mercados locales y eso ha venido a
disminuir la posibilidad de obtener ingresos en esta actividad”.
3.4. Proceso de ocupación del espacio público
Lo que podríamos denominar como ocupación del espacio público de la sexta avenida para
utilizarlo como un lugar de trabajo, fue un proceso gradual, en el que germinó la
permanente lucha social de esos comerciantes. En un primer momento los vendedores
laboraban de forma ambulatoria, vendiendo artículos livianos y de la temporada, tiempo
después empezaron a instalar sus puestos en la sexta avenida muy pocas horas al día.
Durante la década de los 80 aproximadamente, los comerciantes llegaban con sus puestos
de venta y se posicionaban a partir de las cinco de la tarde, única hora en la que les era
permitido instalarse como parte de la primera reivindicación que esta población realizó ante
la municipalidad debido a que eran las horas en que la sexta avenida se veía más
concurrida, por ser el horario de salida de los trabajadores de las dependencias públicas y
de las empresas privadas ubicadas en el centro de la ciudad (talleres focales, trabajo de
campo).
Al transcurrir el tiempo, aproximadamente en 1982 los comerciantes se dieron cuenta que
esas horas eran insuficientes para obtener los ingresos necesarios que garantizaran la
subsistencia familiar. Ante esa situación, se organizan para presionar ante autoridades
municipales para que se les autorice un horario diurno. Esta iniciativa dio pauta a que se
iniciaran las primeras amenazas de desalojo, en tanto se negociaba la posibilidad de
extender el horario de la sexta avenida con propósitos laborales, hasta llegar al horario
51
completo, siendo esta la motivación principal para fundar el sindicato que a la fecha
continua luchando por encontrar mejoras laborales11.
3.5. Las amenazas de desalojo
Desde el punto de vista del derecho, el desalojo es el ejercicio mediante el uso legítimo de
la fuerza, aplicada en defensa de la propiedad privada, sin importar que esto violente los
derechos de las personas desalojadas. Doctrina característica del Estado de Guatemala que
ha privilegiado el derecho de la propiedad, como un derecho sagrado, a lo largo de la
historia. Parte de la ideología del Estado de Guatemala ha sido amenazar con el desalojo en
casi todos los ámbitos, situación de la que no es ajeno el movimiento de trabajadores de la
sexta avenida, quienes identifican la amenaza del desalojo como algo constante durante
toda su lucha, tal y como lo ilustra el siguiente cuadro:
La sociología analiza los desalojos desde la lógica del poder, desde la dominación legal-
racional que plantea Weber, en donde la policía municipal y la nacional civil forman parte
del aparato estatal y burocrático y la informalidad sale del orden y de lo legal, por lo que el
uso de la fuerza contra los vendedores es totalmente racional e incuestionable. Quienes
aplican el desalojo lo ven como parte del deber ser. El Estado monopoliza la legitimidad de
la violencia física y valida la criminalización de la defensa y la lucha social (Weber).
A partir de que los trabajadores se instalaron en la sexta avenida, los intentos de desalojo
desde la municipalidad fueron fuertes y permanentes. Al inicio la lucha consistía en lograr
que la municipalidad les dejara vender en horarios nocturnos, luego en ampliar el permiso
de horas que les permitían instalarse en la sexta, hasta llegar a obtener el permiso para
vender durante todo el día.
“En los años 80 pasaban unos camiones y nos quitaban la
mercadería y la tiraban en los camiones, entonces yo me metía
en los almacenes, porque pasaban por la sexta avenida hacia
abajo. Yo con mi canasto ni me daba tiempo de nada, a las
ventas pequeñas si les quitaban sus cajas. Lo que sí, es que en
ese tiempo la organización se consolidó, entonces se pudieron
11 El sindicato de los trabajadores de la sexta avenida se fundó en 1982, pero fue hasta en
1990 que obtuvo el reconocimiento legal y se encuentra afiliado a la Central General de
Trabajadores de Guatemala (CGTG); aspecto que será abordado en el Capítulo IV, en el
apartado de estrategias organizativas.
52
parar muchos abusos que hacía la municipalidad, como
decomisar la mercadería, poner multas altas para que uno no
pudiera recuperar la mercadería, o si no entregar sólo la
mercadería que ellos querían o sino entregaban lo peor, lo que
ya no servía, por ejemplo, se decomisaban relojes, quitaban
todo lo de buena marca y devolvían las más baratas, entonces el
sindicato fue deteniendo todo eso…”
Para los vendedores las cosas fueron empeorando tomando en cuenta que las políticas de
ajuste estructural modificaron las relaciones laborales, estas se fueron precarizando y
disminuyendo considerablemente con la instalación y fortalecimiento del sistema capitalista
Esa situación es visualizada por los trabajadores “con la llegada de mercadería extranjera,
traída principalmente de Taiwán, México, China e incluso de El Salvador y con ello la
divulgación de marcas internacionales” que poco a poco se fueron popularizando tras la
reproducción de mercadería que simulaba ser de las marcas originales (piratería), que trajo
consigo la aprobación de la Ley de Derecho de autor y derechos conexos en 1998 y
posteriormente en el 2002 la Ley de Propiedad Intelectual en Guatemala, que buscaba
proteger a los grandes empresarios, ligados de una u otra forma con los dueños de las
marcas más divulgadas a nivel mundial: Adidas, Nike, Lee, entre otras.
Con el escudo de la Ley de Propiedad Intelectual, se realizaron constantes decomisos de
mercadería, sobre todo cuando se trataba de las marcas protegidas y para que los
vendedores pudieran recuperarla, la municipalidad ponía multas altas que en muchos casos
terminaban siendo impagables por los trabajadores informales. (talleres focales, trabajo de
campo).
De acuerdo a los datos obtenidos en el trabajo de campo, fueron esas situaciones las que
llevaron a los vendedores de la sexta avenida a organizarse y con ello fueron conquistando
pequeñas luchas.
53
Cuadro No. 2
Políticas municipales en relación a los vendedores informales
Fecha Alcalde / Partido Política Municipal hacia los vendedores informales
1950
Martin Prado Vélez
Partido de Trabajadores
Repúblicano-Democrático
La ocupación de calles y espacios públicos no aparece como
preocupación, hasta el punto que se autoriza sin restricciones el comercio
callejero de alimentos.
1957 Julio Obiols Gómez
Comité Cívico Poder Popular
El objetivo único es la limpieza de calles, avenidas y parques, lo que sin
duda en ese momento parecía realista, eso incluía a los vendedores
informales.
1982
José Ángel Lee Duarte
Nombrado por el Jefe de
Estado
La Municipalidad accedió a normalizar las ventas informales cobrando
una tasa municipal por medio de un recibo expedido por la administración
del Mercado Central"
Integración del Sindicato de los trabajadores de la Sexta Avenida.
1985
Arturo Saravia Vielman
Nombrado por el Jefe de
Estado
Se le da luz verde a la venta callejera siempre que se paguen las tasas
respectivas y se cumpla con requisitos mínimos (no bloquear el acceso
inmediato a viviendas, negocios, oficinas y edificios públicos, no ubicarse
sobre banquetas y calles donde esté prohibido el estacionamiento de
vehículos, dejar un paso libre de un metro de ancho para circulación
peatonal, no bloquear las esquinas). Sin embargo, hay una concepción que
los vendedores dañan el ornato y están destruyendo en Centro Histórico
por lo que hay que ponerlos bajo control.
Se inició el cobro de Q.3.00 mensuales por metro cuadrado ocupado.
1988
Álvaro Enrique Arzú Irigoyen
Comité Cívico PAN
El proyecto preparado por el Concejo procura congelar, regular y ordenar
las ventas informales. Al igual que en muchas otras experiencias
latinoamericanas, las autoridades edilicias pasan de la persecución a la
coexistencia, básicamente como reflejo de su impotencia frente a un
fenómeno expansivo, un sector aglutinado y beligerante y una situación
socioeconómica que la configura.
Se emitió por primera vez un carnet de parte de la Municipalidad que los
acredita como vendedores autorizados.
Se autorizaron las ventas en la sexta avenida a partir de las dos de la tarde
1990 Oscar Berger Perdomo
Partido de Avanzada Nacional
–PAN-
Reconocimiento legal del Sindicato de Trabajadores Informales de la
Sexta Avenida.
1995
Oscar Berger Perdomo
Partido de Avanzada Nacional
–PAN-
Se autorizaron las ventas a partir de las 10 de la mañana, ´
Se realizó un censo que buscaba tener un control de los vendedores, el
permiso se extendió de 100 a 300 vendedores y se trató de no autorizar ni
un solo permiso más.
De forma paralela se establecía el plan de ordenamiento y reconstrucción
del Centro Histórico.
54
2003 Fritz García Gallont
Partido Unionista
persecución a los trabajadores informales se empiezan a evidenciar más
fuertes
2004 a la
fecha
Álvaro Enrique Arzú Irigoyen
Partido Unionista
Las políticas de ordenamiento y revitalización del Centro Histórico se
llevaron a cabo, los desalojos fueron violentos;
Se eliminó la autorización para vender, dejaron de cobrar el impuesto
pagado, la persecución era más fuerte debido a que las ventas se
convertían en ilegales ante esta medida.
Se negoció la creación de la Plaza El Amate
Fuente: Investigación de campo: Talleres focales a vendedores de Plaza el Amate, marzo
2014.
La primera causa que motivó la organización de los trabajadores de la sexta avenida, como
ellos mismos lo mencionan, está relacionado con el decomiso de mercadería que se hacía
con distintas justificaciones. En principio porque no estaba autorizada la venta en horarios
diurnos, luego por el tipo de mercadería que vendían, por ello la primer lucha se dio en
relación a los permisos para vender, posterior a ello con la organización detuvieron los
abusos de la municipalidad y de la Policía Nacional en relación al decomiso de mercadería
y al aumento de personas a las que les daban permiso de vender, que llegó a crecer en un
doscientos por ciento ya que al inicio únicamente brindaban permiso para cien vendedores
y tras la organización se logró el permiso para 300. (talleres focales, trabajo de campo;
(Porras, 1995).
Último carnet emitido por la Municipalidad de Guatemala para los trabajadores
informales de la sexta avenida, como medida de control.
Fuente: Trabajo de Campo, Talleres Focales Vendedores de Plaza El Amate, marzo 2014.
55
Los métodos que la Municipalidad utilizaba para controlar a esta población fueron diversos
y constantes. Además de los decomisos y las multas que les asignaban, que entre otras
cosas dejaba al descubierto la corrupción de quienes trabajan en las instituciones públicas,
al actuar abusando de la autoridad que les ha sido delegada e ilegalmente al devolver la
mercadería incompleta, aspecto que representa prácticamente un robo a los trabajadores;
también realizaron censos de vendedores con el fin de mantener el control de la población
que se dedicaba a esta labor y según manifiestan los vendedores esta era una medida de
presión más a la que el personal de la municipalidad, asignaban inspectores por sectores
que a diario se presentaban a medir los lugares de venta y la forma en que ubicaban la
mercadería y con algo mínimo que encontraran amenazaban con reportarlos e intimidarles
con esa excusa; además tildaban a algunos de ladrones y de efectuar robos a la población,
indicando que todos vendían mercadería robada y piratería utilizando para ello hasta los
medios de comunicación para difamarlos.
Recuadro No. 1
Medidas de presión utilizadas por la Municipalidad de Guatemala
para desalojar a los vendedores de la sexta avenida
Los empleados municipales generaban rumores acerca del desalojo y con ello asustaban
a la gente y creaban mucha incertidumbre
Decomiso de mercadería
Registros de todos los vendedores a través de censos para tenerlos controlados a partir
de 2005
Medición diaria de los lugares por los inspectores municipales
Restricción de horarios para poner y quitar la mercadería
Control de las formas en que podían armarse los locales
Reporte de faltas ante la municipalidad: horarios, formas de los locales, espacio
utilizado
Difamación ante los medios de comunicación tildando a los vendedores de ladrones
Divulgación en los medios de comunicación de encuestas realizadas al público acerca de
ellos con resultados negativos únicamente
Dejaron de cobrar el impuesto que daba permiso para vender para tildarlos de ilegales,
después de 20 años de pagarlo
Fuente: Investigación de campo: Talleres focales vendedores de Plaza el Amate, marzo
2014.
Las presiones para desalojarlos crecieron de forma progresiva, iniciaron desalojando por
espacios pequeños, a los del portal del comercio, luego a los de la 8ª. Calle y luego por la
lucha del sindicato fueron reubicados en la sexta avenida.
56
Opiniones de los trabajadores informales en relación a las estrategias de presión que
la municipalidad realizaba para desalojarlos
Fuente: Trabajo de Campo, Talleres Focales Vendedores de Plaza El Amate, marzo 2014.
Tras los censos les asignaban un código, con el que regularon el cobro del impuesto
mensual, pero en el 2005 dejaron de cobrarlo, asunto que les dio más incertidumbre a los
trabajadores de la sexta avenida ya que la amenaza del desalojo se hacía cada día más fuerte
por no contar con el permiso oficial para vender que era otorgado a través del impuesto.
“Del 2005 al 2010 las presiones se hacían presentes todos
los días, la policía en conjunto con la municipalidad y el
Ministerio Público se organizaban para robarnos
mercadería, a veces llevaban la consigna de llevarse
determinada marca y hasta en las bodegas iban a robar, bajo
el argumento que era mercadería pirata”. (talleres focales,
trabajo de campo).
En el 2010 tras haber consensuado la propuesta del Amate, la Municipalidad dejó de hacer
presiones a los vendedores y la estrategia que utilizó fue la de ofrecer apoyos técnicos,
inició dando capacitaciones a los vendedores, acerca de técnicas para mejorar la venta,
finanzas y publicidad, entre otras, que claro no fue sólo por iniciativa de la misma
municipalidad, sino que tenía relación con las negociaciones realizadas por los vendedores.
(talleres focales, trabajo de campo).
57
Construcción colectiva de la historia de lucha de los trabajadores de la Sexta Avenida
de la Ciudad Capital
Fuente: Trabajo de Campo, Talleres Focales Vendedores de Plaza El Amate, marzo 2014.
3.6. Factores subjetivos que impulsaron el proceso organizativo
La acción social proviene de las ideas y creencias concebidas desde un grupo como algo
necesario, está íntimamente vinculada a un contexto que afecta directamente a una
población, que hace que le genere motivaciones para actuar en defensa o construcción de
algo que pueda considerarse les brindará alguna mejora, en este caso la necesidad de
defender el empleo y de obtener ingresos mínimos que les permitieran sobrevivir fue algo
que impulsó a los trabajadores de la sexta avenida a organizarse, como bien lo indica una
participante de un grupo focal “lo que nos motivó era defender nuestra economía, el
sustento diario de mi familia”.
“…Teníamos coraje porque teníamos la amenaza de que
alguien nos quería quitar nuestro pan de cada día, entonces
teníamos que ir y defenderlo…”
Dentro de los factores que incidieron en la aspiración colectiva de mantener y mejorar su
espacio laboral y en la configuración de las estrategias de organización y participación
social adoptadas por los trabajadores informales de la sexta avenida se encuentra la defensa
58
del derecho al trabajo como una aspiración principal, pero sobre todo el descubrimiento de
que la lucha organizada era efectiva y que les hizo ir conquistando pequeños logros de
forma continua y detener los abusos cometidos por la municipalidad en su contra (talleres
focales, trabajo de campo). Este elemento es uno de los más importantes pues es a través de
esa práctica que marca avances en la lucha, que se construye el imaginario social que
permite al hombre tener la confianza y plena certeza de construir la vida basado en la
expectativa de obtener resultados favorables relacionados a eventos o circunstancias de la
propia vida o el mundo en su conjunto.
Cuadro No. 3
Motivaciones de los trabajadores de la sexta avenida para participar
en la lucha social de defensa de su espacio laboral
OPINIONES DE LOS TRABAJADORES
“las injusticias que hacían las autoridades
para con todos los vendedores”
“La cuestión económica hace que se luche”
“Tener un mejor estilo de vida” “Por los beneficios que sabíamos podíamos
tener”
“Defendíamos el derecho de trabajar” “compañerismo, unidad, defender nuestro
derecho a trabajar”
“Había unión por la defensa del comercio” “La necesidad y la falta de trabajo que hay
en Guatemala”
“Defender el empleo” “Deseo de superación”
“Defender nuestros derechos” “Sentía que las luchas siempre fueron
inteligentes y justas”
“Defender el sustento diario de mi familia” “Me inspiró tanta injusticia que recibíamos
de parte de la Municipalidad de
Guatemala”
“Me enojaba ver la injusticia que había de
parte de la municipalidad”
“Era importante luchar y el apoyo que se
recibía de la directiva”
“El bienestar común” “Era la única forma de ingreso que tenía”
“Nos daba miedo que ya no nos dejaran
vender”
“Falta de oportunidades de obtener trabajo
en las empresas”
Fuente: Investigación de campo 2014, Encuesta y talleres Focales.
Defender el derecho al trabajo significaba para los trabajadores informales de la sexta
avenida, defender la vida, la economía y con ello defender la posibilidad de brindar a la
familia oportunidades de estudios, de salud, de alimentación y hasta de una vivienda digna,
por ello puede recuperarse la concepción de que el trabajo es mucho más que una fuente de
59
ingresos, puesto que garantiza el acceso a muchas oportunidades en la vida, así como a
gozar de derechos básicos a todo ser humano.
Dentro de la teoría sociológica la defensa se encuentra ligada al derecho de resistir; la teoría
de la resistencia enfatiza la importancia de la capacidad de agencia de los y las sujetas
agencia de humano para analizar la relación existente entre el contexto, los recursos o
posibilidades de superar ese contexto y los sentimientos que estos generan, es decir la
relación entre contexto y emancipación. Según Foucault la resistencia debe concebirse
como una parte indisoluble del poder que se ejerce en la cotidianeidad, como una forma de
contrapoder (Beck, 1997), al concebir las posibilidades que éste le da a toda persona de
defender lo que considera como válido e importante, lo que significa que resistir también va
de la mano con la lucha organizada por alcanzar un objetivo, es así como los trabajadores
de la sexta avenida resistieron de forma permanente por aproximadamente treinta años,
tiempo en el que mantuvieron una constante disputa con la municipalidad por defender su
derecho al trabajo.
60
Capítulo IV
Estrategias sociorganizativas para la participación en la lucha social
de los trabajadores de la sexta
La organización social hace referencia a un número de personas cuyas relaciones están
basadas en un conjunto de papeles y estatus interrelacionados. Dichas personas se
relacionan unas con otras en una forma más o menos estandarizada, determinada en gran
parte por las normas y los patrones aceptados por los miembros. Estas mismas personas
están unidas en mayor o menor medida, por un sentimiento de identificación común o por
una similitud de intereses que les permite diferencias a los miembros de los que no lo son,
eso aplica a los diversos tipos de vida de grupo que se dan entre los hombres, como
familias, tribus, clanes, grupos étnicos, iglesias, sindicatos, corporaciones, partidos
políticos, grupos de vecinos, etc. (Chinoy, 1994)
En el presente caso, la organización de los trabajadores informales de la sexta avenida fue
motivada por una serie de problemas que ponían en riesgo el derecho a trabajar; en un
inicio se defendía el derecho a extender horarios de venta, luego los artículos que se
ofrecían al público y la constante amenaza de desalojo y con ello la pérdida total del
derecho a trabajar. Es esa necesidad inherente a toda persona de defender lo que se
considera propio y la confianza en que la unión hace la fuerza, la que llevó a practicar
diversas formas de lucha a los trabajadores de la sexta avenida, algunas utilizadas
históricamente por quienes defienden una causa, otras un poco más originales.
“…Yo prefiero negociar a seguir enfrentándome a los
policías, eso ya lo hicimos y sólo hemos logrado
quedarnos, pero con la misma incertidumbre de siempre,
yo quiero algo fijo, que de verdad me garantice mejoras
laborales…”
Esta opinión de uno de los trabajadores de la sexta avenida, muestra la claridad con la que
se emprendieron las estrategias de organización y participación social, que dieron inicio a la
negociación de la plaza El Amate.
4.1. Estrategias organizativas
Según los trabajadores de la sexta avenida, la principal estrategia de organización que
provocó el éxito en sus negociaciones fue el hecho de estructurarse en un sindicato y no en
asociaciones, comités u otras formas de organización formal, ya que el sindicato goza de las
garantías legales para defender y proteger a los trabajadores, en el caso de los trabajadores
61
informales con mayor razón, ya que obliga a verles como trabajadores y no como
microempresarios por ejemplo, sobre los que el Estado no tiene ninguna obligación.
El hecho de reconocer legalmente a los trabajadores informales, les brinda mayores
garantías y permite exigir el cumplimiento de la legislación laboral de un país, es así pues
que un sindicato se constituye con el único objetivo de defender los derechos laborales y la
conquista de nuevos derechos, se fundamenta ante las necesidades comunes de la clase
explotada. El sindicato es la expresión más legítima de la clase obrera organizada, la que,
gracias a su estructura, su organización y constancia ha conquistado derechos que de otro
modo no hubieran sido posibles obtener. (La Hoz, 1976).
El sindicato de los trabajadores de la sexta avenida se fundó en 1982, pero fue hasta en
1990 que obtuvo el reconocimiento legal y se encuentra afiliado a la Central General de
Trabajadores de Guatemala (CGTG). Perseguía dos objetivos principales, el primero era
que la municipalidad ampliara el permiso para vender, ya que al inicio sólo les permitían
vender por las noches a partir de las cinco de la tarde, hasta las ocho de la noche
aproximadamente, justo cuando finalizaba la función del cine del Centro Comercial Los
Capitol, y el segundo objetivo era detener los constantes decomisos de mercadería que la
policía y la municipalidad les efectuaban como un mecanismo de contener la organización
y la ampliación del grupo de vendedores.
El sindicato posee una estructura formal, que incluye a la Asamblea General y a nueve
integrantes específicos, siete miembros del Comité Ejecutivo y tres como parte del Consejo
Consultivo. El Comité Ejecutivo está integrado por un Secretario General, un Secretario
Adjunto, un Secretario de Finanzas, un Secretario de Formación, un Secretario de
Conflictos, un Secretario de Actas, un Secretario de Organización y un Secretario de
Género, adicional dentro del mismo sindicato se integró una comisión observadora que
incluía gente que no estaba en puestos de dirigencia, con el fin de garantizar la
transparencia en las negociaciones y mantener un equilibrio en las mismas.
La Asamblea General es la que tiene mayor importancia dentro de la estructura formal del
sindicato, ya que es la que aglutina a todos los vendedores, los que le dan vida y sostienen
la parte organizativa, ya que sin ésta no podrían tomarse las decisiones necesarias, ni
tampoco se podrían ejercer las medidas de presión para alcanzar las reivindicaciones, lo que
convierte al sindicato como un medio importante dentro de la organización, que permite
legalizar las reivindicaciones y luchas emprendidas.
62
Construcción colectiva de la historia de lucha de los trabajadores de la Sexta Avenida
de la Ciudad Capital
Fuente: Trabajo de Campo, Talleres Focales Vendedores de Plaza El Amate, marzo 2014.
4.2. Las estrategias de lucha
A través del sindicato, los trabajadores informales establecieron espacios de interlocución
con la Municipalidad capitalina, se buscaba crear un espacio de negociación colectiva. La
negociación colectiva se utiliza para referirse a un tipo de relaciones horizontales entre
empleadores y trabajadores, en este caso entre la municipalidad y los vendedores con el fin
de abordar conjuntamente los problemas sociales y laborales y encontrar soluciones de
forma consensuada. Según lo que indican los trabajadores de la sexta avenida las jornadas
de negociación fueron largas y muy intensas, en algunos momentos cargadas de
confrontaciones, que en varias oportunidades terminaron rompiendo las negociaciones
alcanzadas, ante ello los trabajadores se veían en la obligación de implementar estrategias
que de forma paralela fortalecieran el proceso de negociación.
La segunda estrategia importante que desarrollaron los trabajadores informales de la sexta
avenida fue la de aplicar medidas de presión que detuvieran las amenazas de desalojo, así
como también los decomisos de mercadería; buscaban ir conquistando pequeñas situaciones
relacionadas con el contexto que vivían en ese momento. Cuando el diálogo no les
63
funcionaba o el contexto era un poco más complicado aplicaban medidas de presión mucho
más pronunciadas.
Las medidas de presión son desarrolladas por grupos de acuerdo a un interés común, que
buscan influir en la toma de decisiones para colocarlas a su favor
(http://www.iidh.ed.cr/siii/index_fl.htm) que expresan el descontento o inconformidad
respecto de alguna situación que tiene que ver con algo que afecta sus intereses, en el caso
de los trabajadores informales de la sexta avenida, los intereses que se vieron afectados
fueron los económicos y sociales.
La protesta en las calles es uno de los medios de presión más simbólicos y populares y se
emplea para proclamarse contra alguna decisión o proyecto, normalmente político. La
protesta tiene la posibilidad de provocar cambios en el orden establecido de las cosas,
siempre que logre aglutinar a una cantidad muy grande de gente que sea capaz de ejercer
presión o bien de paralizar alguna actividad normal. La movilización social desafía el
marco de acción establecido por la política convencional, es decir que se desarrolla fuera de
los espacios de acción política y social institucionalizados en las democracias liberales
(Manzano, s/f).
Las medidas de presión ejercidas por los trabajadores de la sexta avenida, buscaban
defender su derecho al trabajo, ante los abusos cometidos por la Municipalidad de
Guatemala, como bien se mencionó en el capítulo anterior, ante ello además de la lucha
legal y de negociación que realizaban a través del sindicato, protestaron de diversas formas
con el fin de contener y modificar las decisiones y prácticas de la municipalidad.
Las formas de protesta más utilizadas, en palabras de los mismos trabajadores, fueron las
siguientes:
“Tomamos la municipalidad en muchas ocasiones
cuando ya estábamos cansados”
“Nos enfrentamos a la policía cuando llegaban a
atacarnos injustamente”
“Íbamos a los medios de comunicación a desmentir
lo que se publicaba acerca de nosotros”
“Poníamos mantas de denuncia en contra de lo que
la municipalidad nos hacía o de lo que se decía de
nosotros”
“Hacíamos plantones”
“Manifestábamos”
64
“Distribuíamos mosquitos12”
Las manifestaciones se realizaban de diversas formas algunas veces tomaron el Edificio de
la Municipalidad, otras veces realizaban plantones frente a la Municipalidad, a la Casa
Presidencial y otras instituciones gubernamentales, pero también pegaban afiches con
información de protesta o bien informando que se estaban rompiendo las negociaciones,
participaban en entrevistas radiales como una medida que buscaba informar acerca de lo
que en realidad sucedía y a defenderse de las difamaciones que hacían de ellos. Muchas
veces terminaron en confrontación directa con la policía y la municipalidad, sobre todo
cuando realizaban decomisos de mercadería.
“…Se hizo una manifestación de carretillas en ese tiempo,
salimos de la muni a la presidencia y después de esa
manifestación ya pudimos vender durante todo el día, eso fue
en el tiempo de Berger en el 2000 aproximadamente...”
“…En el 2003, en tiempos de Portillo, hubo una
manifestación en el congreso, en donde se unieron todos los
mercados, vino gente hasta de los departamentos, vinieron de
Las Verapaces, vinieron de todos lados… lo que se buscaba
con esa manifestación era que ya no nos quitaran la
mercadería, el decomiso de los discos y de mercadería de
marcas, porque nos estaban molestando a nosotros pero en
realidad las marcas venían ya desde china, la mercadería
venía con esa marca y nosotros sólo vendíamos, y era a
nosotros a los que nos estaban atacando.(SIC)”
Para garantizar la participación de todos los trabajadores se organizaron por cuadras.
Definieron representantes por cuadra y ellos eran los que asistían a todas las reuniones con
el Comité Ejecutivo y trasladaban lineamientos e información a los demás trabajadores y
también llevaban la voz de éstos al Comité Ejecutivo, con ello garantizaban la participación
del cien por ciento de esa población.
A estos representantes les dieron un número telefónico que tenía carácter de secreto, el cual
monitoreaba el Comité Ejecutivo, la idea era prevenir al Comité Ejecutivo de cualquier
situación que pudiera parecer amenazante, proveniente desde cualquier ente, la Policía, la
Municipalidad o bien de delincuentes comunes.
12 Los “mosquitos” son pequeños volantes informativos, utilizados para hacer divulgaciones masivas y
rápidas, normalmente son utilizados como medios de protesta popular.
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Además de las reuniones constantes con estos representantes, se organizaban asambleas
generales en donde a través de la votación con mano alzada, se tomaban las decisiones más
importantes. En la mayoría de casos se repartían volantes con información escrita
(mosquitos) sobre lo que estaba ocurriendo o bien dando lineamientos de defensa a todos
los trabajadores informales de ese sector.
Con el fin de tener un respaldo mayor, se afiliaron a la Central General de Trabajadores de
Guatemala (CGTG), quienes les brindaban el espacio físico para realizar algunas reuniones,
así como el acompañamiento legal cuando lo necesitaban, pero sobre todo el respaldo
organizativo cuando las cosas empeoraban con la Municipalidad.
La organización y canalización de las diversas formas de lucha social a través del Sindicato
fue la principal estrategia, ya que sin el sindicato no se hubiera podido negociar todos los
aspectos que afectaran los intereses inmediatos de los trabajadores.
Otro aspecto importante es que la mayoría de la población que se instaló en la sexta
avenida, provenía de distintas áreas rurales, que habían migrado tras el conflicto armado
existente en Guatemala. El provenir de espacios rurales en donde tradicionalmente se
articulaban dinámicas comunitarias, muy propias particularmente de poblaciones indígenas,
de alguna manera facilitó la predisposición a organizarse y enfrentar colectivamente las
amenazas a su espacio laboral y luchar por sus derechos.
Perder este espacio, significaba una segunda pérdida ya que al migrar del área rural a la
capital, habían abandonado sueños y expectativas de sobrevivir en sus lugares de origen y
al no defender el derecho a este espacio laboral se perdía también la oportunidad de
sobrevivir, por tales razones la amenaza de desalojo y los múltiples problemas que tenían
en la sexta avenida, les proveían de sentimientos que motivaban la acción social
emprendida, como bien lo mencionan ellos “era una mezcla de sentimientos como la
nostalgia, pero también de mucha fuerza y esperanza por defender lo que les pertenecía”.
El cuadro No. 5 muestra con claridad la dialéctica de sentimientos y aspiraciones de los
trabajadores de la sexta avenida para participar de la lucha social de su espacio laboral,
indicando por un lado los sentimientos de pérdida, pero por otro lado los sentimientos de
aspiraciones, descritos en el presente párrafo.
Esta dualidad de sentimientos muestra con claridad que una acción social organizada tiene
como punto de partida la problemática concreta que se vive, que normalmente dota de
sentimientos de pérdida que se asemejan a un duelo, pero a la par de ellos sobresale la
66
capacidad de los seres humanos para sobreponerse y sacar a flote todas sus capacidades,
valores y atributos que harán que se superen las dificultades y las luchas emprendidas.
Cuadro No. 5
Dialéctica de los sentimientos y aspiraciones de los trabajadores de la sexta
para participar de la lucha social de su espacio laboral
Sentimientos de pérdida Sentimientos de aspiraciones
Nostalgia Esperanza de obtener mejoras
laborales
Incertidumbre Alivio porque era una oportunidad de
obtener protección ya que en la calle
se sufre mucho
Tristeza por abandonar la certeza del
espacio que tenían
Alegría por la seguridad que iban a
obtener
Nerviosismo por el cambio Ánimo de saberse en mejores
condiciones
Pérdida de libertad Mejores condiciones y trabajo menos
rudo
Temor Ilusión y expectativas
Fuente: Investigación de campo: Talleres focales vendedores de Plaza el Amate, marzo
2014.
La acción social emprendida por los trabajadores de la sexta avenida, contó con una
organización planificada, en donde se incluyeron estrategias concretas, medios y recursos
para alcanzar los objetivos planteados. A su vez los objetivos que se plantearon partieron
de la propia problemática, así como también de los sueños que como trabajadores tenían en
relación a su espacio laboral.
Como se podrá apreciar en el capítulo siguiente, la negociación fue puesta en marcha
después de que los trabajadores habían definido lo que querían alcanzar y las estrategias
que utilizarían para lograr llegar al objetivo.
67
Capítulo V
La Plaza El Amate como un logro del proceso sociorganizativo y de
participación de los trabajadores
La negociación colectiva es un trabajo esencial y básico de las organizaciones sindicales
para ampliar los derechos de los trabajadores y mejorar sus condiciones de trabajo (UGT-
PV, 2001). Es considerada un instrumento de cambios y una herramienta imprescindible
para la adaptación a las transformaciones que se producen en el mundo del trabajo (UGT-
PV, 2001).
Es dentro de esas transformaciones laborales en donde el sector informal de la economía
encaja perfectamente, ya que como se ha mencionado el sector informal es producto de las
transformaciones laborales que las políticas de ajuste estructural provocaron; por ello la
importancia de divulgar experiencias de negociación desde este sector, que permitan
identificar las reivindicaciones que se han planteado de manera que sirvan de antecedentes
para futuras luchas que se emprendan.
4.1. La negociación de la Plaza el Amate
El constante hostigamiento del que eran víctimas los trabajadores de la sexta avenida marcó
el punto de partida para que se empezara a pensar en una posible negociación de traslado.
Según indican los trabajadores de la sexta avenida, antes del 2005 tras soportar las
amenazas de desalojo, que cada día se hacían más visibles, el sindicato empezó a plantearse
la posibilidad de un traslado, ya que las políticas municipales de ordenamiento del centro
histórico se hacían más evidentes y amenazadoras.
La política de revitalización de los centros históricos tiene relación con sistemas de
gobierno neoliberales que tienen como lema el orden y el progreso, en donde la imagen
cobra un sentido e importancia muy grande, de hecho superior a los problemas sociales que
puedan estar relacionados con ello, en este caso sin considerar a los trabajadores
informales13. La revitalización de los centros históricos guarda la excusa perfecta de la
conservación del patrimonio cultural desde la escena contemporánea.
13 Ese proceso generalmente se identifica como gentrificación. Hace referencia, a procesos en los que los centros
urbanos, primeramente pasan por un proceso de tugurización, se inicia la llamada recuperación de los centros históricos,
para la elitización de espacios, que fueron abandonados por las elites urbanas. En ese contexto se explica el papel
agresivo de los gobiernos centrales y municipales, por desalojar a los sectores informales para apropiarse de espacios que
deben ser revalorizados para, luego, ser apropiados por el capital financiero urbano. En esa dinámica de revitalización de
la sexta avenida como atractivo de centro histórico, pareciera que no ha desembocado propiamente en un proceso de
gentrificación, porque la sexta avenida sigue estando llena de gente popular a toda hora.
68
Ante esa amenaza, los directivos del sindicato empezaron a consultarle a la asamblea
general de trabajadores de la sexta avenida, cuál era su opinión acerca de negociar un
traslado, considerando que cada día la persecución se hacía más sólida y la amenaza del
desalojo se veía como algo inminente. La Asamblea aceptó negociar, pero la inquietud que
quedaba era a dónde trasladarse.
…Desde antes del 2005, viviendo todas las amenazas que nos hacían
empezamos a preguntarle a la gente qué pensaban de una
negociación porque el desalojo en un tiempo cercano podría ser
inevitable… La gente dijo que si, la mayoría estaba consciente que las
amenazas eran inaguantables, pero la cuestión era trasladarse a
dónde…
La idea de negociar el traslado se consolidó tras el desalojo de los vendedores del portal del
comercio en el 2008 y posteriormente con el desalojo de los trabajadores de la octava
avenida en el 2009. Los trabajadores del portal del comercio eran los que tenían mayor
tiempo de estar ubicados en el centro histórico y por ello consideraban que no iban a ser
desalojados en ningún momento. Ante esa percepción, no contaban con una organización
fuerte ya que la consideraban innecesaria, y tampoco se habían unido a la organización de
los trabajadores de la sexta avenida.
Los trabajadores del portal del comercio estaban organizados en una asociación, pero era
una asociación con poca fuerza debido a la estabilidad que habían tenido, tenían además
una limitante más, en relación a conocimientos jurídicos que les permitieran negociar; ante
ello los vendedores de la sexta avenida decidieron apoyarles.
69
Portal del Comercio
Fuente: Galería de fotografías del portal de la Municipalidad
Los trabajadores de la sexta avenida jugaron un papel muy importante y solidario en ese
proceso. Apoyaron a los trabajadores del portal del comercio con protestas, asistiendo a los
medios de comunicación, enfrentamiento con la policía al momento del desalojo, con la
elaboración de documentos jurídicos que interpusieron para denunciar los hechos y exigir el
respeto al derecho del trabajo. Sin embargo, la acción más estratégica, humana y con mayor
grado de solidaridad que realizaron fue la de incluir a la asociación como parte del
sindicato de trabajadores de la sexta avenida, producto de ello se unieron otras asociaciones
en el proceso de negociación quedando integrado el sindicato por la asamblea general de
trabajadores de la sexta avenida de la zona uno, la asociación de trabajadores informales del
portal del comercio, la asociación de trabajadores de correos, entre otras.
…Quiero decir que el apoyo que le dimos a los compañeros
del Portal fue importante. La directiva los apoyaba en las
protestas y nosotros tomábamos el micrófono y hablamos
por ellos porque a ellos les daba miedo…
…Fuimos a la Corte de Constitucionalidad y allí
llegábamos con ellos y los acompañamos porque allí ya
teníamos asociación con ellos…
70
…Ellos no confiaban en la fuerza de ellos, entonces aquí se
les hicieron los memoriales rechazando el proyecto, pero
por lo mismo de que ellos no estaban en realidad bien
organizados no se logró hacer nada allí; pero finalmente
ellos lograron entrar a la sexta, porque nosotros estuvimos
anuentes a que ellos entraran a la cuadra de la catorce
calle, porque allí había una cuadra desocupada… Al entrar
ellos a la sexta avenida analizaron la asociación, entonces
llamaron a una persona representante de ellos y entraron
también como dos o tres representantes más a nuestra
organización…
Esa experiencia hizo que los trabajadores se tomaran en serio la negociación y decidieran
aceptar el traslado, pero bajo los criterios que ellos mismos plantearan, lo que a su vez hizo
que la organización siguiera revistiéndose de fuerza, ya que al tener clara certeza de que en
cualquier momento podrían desalojarlos violentamente, era necesario construir una serie de
estrategias que les permitieran negociar y presionar de forma paralela con el fin del
alcanzar lo requerido por todos.
“…El objetivo es recuperar el espacio público, además de
permitir el libre paso peatonal y el reordenamiento y buen
ornato de las calles y avenidas… El plan de trabajo para
proyectos futuros incluyen el reordenamiento y ubicación
de las ventas…” (Revista de la municipalidad de
Guatemala, de 22 de febrero de 2006)
Los criterios iniciales que los trabajadores llevaron a la mesa de negociación fueron:
- Exigir que el traslado se realizara a un terreno municipal en el que no se tuviera que
pagar alquiler y les garantizara que no iban a ser desalojados en el futuro
- Que se les trasladara a un lugar con infraestructura sólida, es decir con construcción
formal
- Que se incluyera en el traslado a todos los trabajadores de la sexta avenida:
o Vendedores ambulantes (de cortaúñas, chicleros, etc.)
o Cargadores/estibadores
o Proveedores de alimentos
o Los trabajadores de cuadras aledañas: los de correos, los de la 14 calle
(portal), etc.
- Que brindaran seguridad a través de cámaras y con presencia policial
- Que tuviera los servicios básicos (luz, agua, servicios sanitarios)
71
- Que los costos estuvieran al alcance de todos y que por lo tanto no fueran altos
(Trabajo de campo realizado en el 2014)
Estos criterios fueron los cimientos de la negociación, posterior a ellos se negociaron otros
aspectos relacionados al funcionamiento principalmente.
4.2. Propuestas planteadas previo a la Plaza El Amate
Previo a la propuesta de la Plaza El Amate hubieron alrededor de siete propuestas que los
vendedores de la sexta avenida rechazaron rotundamente, al considerar que no cumplían
con lo que ellos reivindicaban, ya que significaba trasladarse a un lugar con iguales o
peores condiciones laborales.
La primera propuesta ofrecida fue que se trasladaran a la placita ubicada en la parte de
arriba del mercado central, en donde actualmente funciona un parqueo.
… Como en el 2006 nos ofrecieron el proyecto de arriba del
mercado central… Entonces el primer proyecto, primerito,
primerito, nos ofrecieron arriba del mercado central, entonces nos
enseñaron planos y más o menos cómo iba a ser; nosotros dijimos
que no, aunque a nosotros nos pareció bien, porque el mercado
central no tiene abajo galería de ropa, tenis y todo lo que nosotros
vendemos, pero dijimos que no porque teníamos que ver si eso era lo
mejor que podíamos tener…
…Pero a la vez ellos nos enseñaron cómo iba a quedar la sexta, nos
dijeron que esas calles iban a ser peatonales y también allí en la
octava calle; entonces nosotros dialogamos porque llamaron a todos
los vendedores del centro histórico antes, pero en esta ocasión sólo
a los de la sexta avenida, entonces nosotros dijimos los del mercado
central se van a oponer, yo creo que eso está perdido, aunque
nosotros lo quisiéramos…
…Es más a los directivos nos ofrecieron puestos en puertas, pero de
todas formas lo rechazamos y platicamos entre nosotros y dijimos
que la gente del mercado deplano se iban a oponer…
Como segunda opción les fue ofrecido trasladarse al Parque Concordia, actual Parque
Gómez Carrillo, en donde la propuesta era que se trasladaran con las mismas condiciones
que tenían en la sexta, montando y desmontando los locales a diario.
72
La tercera propuesta era la posibilidad de trasladarse a uno de los parqueos del Seguro
Social (IGSS), ubicado en la zona uno capitalina, pero allí las condiciones empeoraban ya
que lo ofrecido era que entre todos los trabajadores pagaran el alquiler del local, ya que es
una fuente de ingresos del seguro social, en donde no había posibilidad de negociar la
gratuidad del espacio; además de ello continuaba el criterio de que los locales funcionaran
de la misma manera en que operaban en la sexta avenida (montaje y desmontaje de los
mismos).
La cuarta propuesta fue la de ocupar un parqueo ubicado en la novena avenida, la siguiente
fue la de ocupar un parqueo ubicado en la doce avenida, ambas en las mismas condiciones
que las anteriores, en donde se tenía que pagar el alquiler del espacio o bien comprarlo
entre todos los trabajadores y mantener las mismas condiciones laborales; posterior a estas
propuestas hubieron otras que de igual forma fueron rechazadas al carecer de aspectos que
les brindaran mejores condiciones laborales a los trabajadores de la sexta avenida.
La última propuesta antes de concretarse la Plaza el Amate, fue la de trasladarse al lugar
que actualmente ocupa la Plaza El Amate, pero con las mismas condiciones físicas de la
sexta avenida, es decir armar y desarmar los locales a diario, sin luz, ni agua, ni ninguna
protección física, ni climática. La municipalidad únicamente quería colocar tarimas
similares a las que colocó en las dieciocho calles, por lo que fue rechazada.
4.3. Plaza El Amate
La última propuesta fue la que abrió la posibilidad de negociar la construcción de la Plaza
El Amate con las condiciones mínimas requeridas por los trabajadores, ya que uno de los
principales requerimientos era que fuera un terreno municipal que no les implicara mayores
costos a los trabajadores; en donde se pudiera construir y asentarse con la tranquilidad de
no tener nunca más amenazas de desalojo, después de estarlas padeciendo durante muchos
años.
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Mapa No. 2
Ubicación Plaza El Amate
Fuente: Elaborado desde Google Maps
Dentro de las negociaciones los trabajadores de la sexta avenida, no cedieron ni uno sólo de
los criterios que ellos habían puesto como condición para trasladarse a otro lugar de trabajo;
por lo que siendo conquistado el principal que hacía referencia a que la plaza se instalara en
un terreno municipal, se procedió a negociar los siguientes.
El segundo criterio importante era que se construyera una edificación con infraestructura
formal y que se incluyera un espacio de iguales condiciones para todos los trabajadores,
con servicios mínimos de luz, agua y servicios sanitarios, aspecto sobre el que la
Municipalidad accedió y ante ello presentó una propuesta de planos, pero que a criterio de
los trabajadores no cumplía con lo que ellos habían requerido, ya que no contaba con las
vías de acceso que actualmente posee la Plaza El Amate, pues algunos locales quedaban
en total desventaja.
Tampoco estaba contemplada la pasarela ubicada actualmente en la cuarta avenida. Según
indican los trabajadores, el personal de la municipalidad tenía la concepción de que ellos no
confrontarían ningún aspecto de los planos por desconocimiento y que los aceptarían
fácilmente; sin embargo la capacidad de negociación de ellos era muy alta y los directivos
siempre estuvieron atentos a discutir cualquier aspecto que les fuera planteado desde la
Municipalidad, porque consideraban que todo podía estar sujeto a mejoras, aún cuando
74
tuvieran dificultades para comprender lo que se les planteaba; esa fuerza hizo que las
conquistas tuvieran muchos más frutos de los esperados.
La dirigencia sindical de los trabajadores de la sexta avenida, en conjunto con la comisión
de trabajadores que les acompañaba, armaron tres grupos y decidieron prestarles atención a
todos los detalles de los planos y con ello solicitar mejoras considerables a la Plaza El
Amate.
“…Hubo una ocasión fíjese que nos presentaron los planos de la
muni, diciendo que esto es como les vamos hacer el proyecto para
ustedes y nosotros preocupados regresamos una vez más a pensar
qué podíamos hacer, sino teníamos nada de arquitectos, pero sin
embargo Dios nos ha iluminado la mente para discernir cuál es
el bien y el mal, entonces como nunca nos poníamos de acuerdo
con ellos; ellos llegaron a la conclusión de que fuéramos
arquitectos por un día para hacer mejoras a los planos y mire la
verdad tengo bien presente de que nos reunimos como tres meses
en la muni verdad, aguantando hambre y los arquitectos
caminando allí para ver qué hacíamos y recuerdo que hicimos
tres planos, tres grupos de cinco personas y a cada quien le
dieron un plano para que los mejoráramos... y yo recuerdo que a
los tres planos les terminamos haciendo las mejoras y uno de
esos tres fue el que presentamos a los arquitectos allí y es lo que
se llevó a cabo, porque le quiero decir que habían lugares donde
no habían puertas y las pedimos y pedimos la pasarela que va
para la cuarta avenida, eso fue lo que pusimos, entonces la
verdad de que fue un largo trabajo pero algo bonito también…”
La idea de aportar en el diseño de la Plaza El Amate era asegurarse que las condiciones
físicas del inmueble fueran las mejores y con ello garantizar una afluencia grande de
visitantes al lugar. Los trabajadores exigieron que la plaza tuviera varias puertas de
acceso, aspecto que se facilitaba al encontrarse ubicada en la unión de cinco vías
importantes Avenida Bolivar, cuarta y quinta avenida de la zona uno, dieciocho y veinte
calles de la zona uno; es así como la Plaza cuenta con seis puertas de acceso respondiendo
a estas vías principales.
Los planos presentados por la Municipalidad de Guatemala ya consideraban un área para
restaurantes tanto formales, como informales y con un espacio para una agencia bancaria y
una farmacia al considerarse comercios importantes para toda la población y visitados por
una gran cantidad de personas, así como también la instalación de cajeros automáticos.
Presentaba también un espacio para parqueo, aspecto sobre el que también se trató de
incidir ya que es muy pequeño, pero no fue posible obtener, con la justificación de que el
75
terreno no tiene la capacidad de soportar la construcción de un sótano dedicado a esta
actividad, además que intentar hacerlo implicaba una inversión muy grande que la
Municipalidad no podía asumir en ese momento. Incluían también el área de servicios
sanitarios, unos sanitarios ubicados en el área de restaurantes y otros en el segundo nivel.
Se negoció además el tamaño de los locales, con el fin de tener el doble del espacio al que
ocupaban en la sexta avenida, pero finalmente terminaron siendo sólo un poco más grandes
debido a la cantidad de vendedores que la negociación absorbió; ante ello se había tratado
de investigar la posibilidad de otro terreno, pero no existía ninguno con las características
necesarias para albergar a todos los trabajadores de la sexta avenida.
Croquis de la Plaza El Amate
Fuente: Galería de fotografías del portal de la Municipalidad.
El proceso de negociación duró aproximadamente cinco años, pero la construcción del
edificio se realizó en seis meses (Trabajo de campo 2014). La construcción fue asumida
por la Municipalidad de Guatemala, quedando pendientes únicamente el piso de cada uno
de los locales, les colocaron a toda una torta de cemento, lo que hacía que los locales no
tuvieran una presentación muy atractiva a criterio de los trabajadores; pero de este detalle
los trabajadores se dieron cuenta al momento de trasladarse a la plaza. Ante ese
requerimiento se decidió que de considerarse necesario cada trabajador asumiera de
acuerdo a sus recursos, la colocación del piso; esto provocó incluso un poco de
competencia entre los trabajadores ya que todos querían esforzarse por colocar el piso más
bonito.
“…había un poco como de competencia a ver quién ponía
su piso más bonito verdad y esas eran cositas que de
alguna manera ponían nerviosas a las personas, porque
no teníamos conocimiento de cuánto vale un piso, dónde
76
comprarlo, cómo negociarlo, son cosas que no estaban
dentro del conocimiento de la mayoría…”
Lo último negociado en relación a la infraestructura fue el servicio de energía eléctrica. La
municipalidad asumió colocar la instalación, pero indicó que el costo de consumo debía ser
asumido por los trabajadores; es así que se llegó a la conclusión de que cada local debía
tener su propio contador y que el pago se realizara de forma individual para que fuera
justo.
Una vez concretada la segunda reivindicación de los trabajadores de la sexta avenida, se
pasó a negociar la forma en que funcionaría la Plaza, es decir los aspectos mínimos que
ellos como trabajadores exigían, así como también lo que asumirían. En ese sentido lo más
complicado de consensuar fue el precio de los locales.
La Municipalidad colocó como propuesta el cobro de seiscientos quetzales mensuales, más
el costo de luz. Propuesta que fue rechazada rotundamente por los trabajadores al
considerarla injusta ya que para todos los vendedores resultaba complicado asumir ese
costo, pero sobre todo para los minoritarios, por ejemplo, los que vendían cortaúñas,
dulces, etc. Esa discusión duró varios días.
La directiva del sindicato indica que ellos se sentían “entre la espada y la pared” ya que los
trabajadores querían pagar lo que pagaban en la calle y lo más que accedían a pagar era
cien quetzales mensuales, mientras que la municipalidad no quería ceder bajar el costo de
seiscientos. Ellos indican que eran conscientes de los costos de mantenimiento que el
edificio tendría y que ni la municipalidad, ni los trabajadores podrían asumirlos solos, así
que había que establecer un equilibrio. Finalmente se llegó a la cuota de doscientos
cincuenta quetzales mensuales, cuota que se ha mantenido durante los cuatro años de
funcionamiento de la Plaza El Amate.
Recuadro No. 2
Criterios de funcionamiento negociados durante el proceso
Energía eléctrica Instalación y mantenimiento: Municipalidad
Consumo: Trabajadores
Agua Potable Instalación y consumo: Municipalidad
Servicios Sanitarios Instalación, mantenimiento y limpieza: Municipalidad
Costo por uso: Trabajadores y clientela
Se estableció que fueran de dos tipos de calidades,
unos con mayor costo que los otros.
Mantenimiento de las Municipalidad
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instalaciones
Publicidad Se acordó que la Municipalidad debía mantener la
publicidad de forma permanente a través de volantes,
rótulos luminosos ubicados en los semáforos de las
vías principales de la ciudad, revista electrónica
municipal, etc.
Organizar eventos para fechas especiales, en
coordinación con el sindicato (día de la madre, del
cariño, navidad, etc.)
Seguridad Cámaras y presencia de 20 agentes policiales en
puertas de ingreso, baños, áreas de comida y
recorriendo entre los locales: Municipalidad.
Horario Se acordó que la plaza debía funcionar en horario de
8:00 de la mañana a 08:00 de la noche.
Fuente: Investigación de campo: Talleres focales a vendedores de Plaza el Amate, marzo
2014.
Los locales fueron asignados a los vendedores, a quienes se asumió como propietarios de
los mismos, pero regidos por un reglamento. En este se destacan cuatro aspectos, el
primero de ellos es que debían pagar puntualmente la cuota de mantenimiento; el segundo
es que no pueden cerrar los locales por más de un día a la semana; el tercero que no pueden
alquilarlos y el último es que si alguien tiene interés en retirarse de la Plaza por las razones
que exponga, puede vender su derecho a quien esté interesado en comprárselo, siempre que
no sea extranjero y lo mínimo por lo que lo puede vender es en cincuenta mil quetzales,
aspectos que se contemplo como una forma de indemnización para el que no lograra
adaptarse al cambio.
…En la negociación, nosotros pedimos que una persona que
no soportara el cambio, que tuviera la ventaja de ceder el
derecho; así se dejaba la libertad del que lo quiera ceder, de
la ubicación del puesto y del que lo quiera comprar… Pero
no menos, no se da en menos de Q 50,000.00 por el
momento, pero no a extranjeros. Eso fue parte de la
negociación, porque se creía importante ver que no todos iba
a aguantar, entonces pensamos que el que no soporte el
cambio se va a ir, entonces para que no se vaya con las
manos vacías, eso era, eso fue algo que se peleó en el
reglamento, para que quedara reglamentado…
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La parte administrativa es algo que asumió la Municipalidad, para lo que también se
destinó una pequeña oficina en donde funcionara la administración. Se negoció que el
administrador recibiera el pago mensual allí, que administre al personal de seguridad y los
que atienden los servicios sanitarios, que atienda las necesidades inmediatas relacionadas
al mantenimiento del edificio, así como también velar por la aplicación y cumplimiento del
Reglamento que rige dicha plaza. En toda la parte administrativa también se acordó que la
dirigencia sindical podía incidir, es así que las decisiones importantes se tomaban de forma
conjunta.
Adicional a estas negociaciones se acordó que la municipalidad debía brindar capacitación
a todos los trabajadores en distintas temáticas relacionadas al área comercial, con el fin de
garantizar que la clientela les visitara en la Plaza El Amate, para ello se organizaron en
grupos y recibieron capacitación en temas de publicidad, el ciclo comercial, manejo de
presupuestos y otros temas de aspectos contables.
Un aporte más de las negociaciones fue la implementación de una guardería para los hijos
de los vendedores de la sexta avenida. La guardería fue equipada por la municipalidad y
cuenta con diversos ambientes educativos: computación, estimulación temprana, gimnasio
para bebés, etc.
La plaza quedó instalada con 660 locales, cantidad que está relacionada con la cantidad de
trabajadores que participaron de las negociaciones y del proceso organizado. Los locales
fueron asignados al azar, la directiva decidió realizar un sorteo con el fin de garantizar
justicia en la asignación de cada local. Los locales fueron numerados y luego cada
trabajador fue extrayendo un número de una tómbola y con ello obtuvieron el número de
local que les correspondía. Según indican la última fase del proceso fue tan acelerado que
no les permitió ir a dar una visita de control de calidad a la Plaza El Amate, por lo que el
sorteo se realizó justo un día antes del traslado.
Fotografías Plaza El Amate
79
Fuente: Galería de fotografías del portal de la Municipalidad.
Sin embargo, el traslado fue planificado en forma conjunta con la Municipalidad, los
vendedores, de manera anticipada estaban enterados de la fecha en que se realizaría el
traslado, pero según indican la nostalgia les ganó y no les permitió prepararse
adecuadamente, por ejemplo, dándoles a sus clientes algún medio para que pudieran
contactarlos, tarjetas o algo más; según indican es algo que no previeron.
La municipalidad proveyó del transporte para llevar las cosas de los vendedores, así es que
todos salieron en caravana hacia el lugar a inicios de junio de 2010, en un día lluvioso
como lo recuerdan los trabajadores de la sexta avenida. Según indican el traslado estaba
planificado realizarlo durante el día, pero ellos con la excusa de la lluvia lo realizaron hasta
el final de la tarde; la nostalgia los hizo volver a la sexta ese mismo día en la noche y según
indican los vendedores ya estaban las máquinas de la municipalidad destruyendo todas las
banquetas, según consideran ellos, por el temor que la municipalidad tenía de que se
regresaran a la sexta.
Se negoció el traslado para esa fecha de manera que les permitiera preparar sus ventas y
locales para el mundial que estaba próximo a iniciar, de manera que eso les sirviera de
publicidad y se garantizara que los clientes llegaran a visitarles.
…La verdad es que valió la pena todo lo que se hizo, velamos
para todos no solo para uno… Se negoció y todo y se llegó
hasta allí donde estamos ahora…
80
El cinco de junio finalmente fue inaugurada la Plaza El Amate, en el acto estuvo presente
el Alcalde Municipal Álvaro Arzú y los 660 vendedores de la sexta avenida. El alcalde en
su discurso planteó metafóricamente la problemática y acoso del que fueron víctimas los
vendedores y del que hubiesen seguido teniendo si no hubieran negociado.
“…Es un momento sin igual, no hay trascendencia que no
cueste esfuerzo, sacrificio y mucho entusiasmo y esto lo tuvo.
Porque los presagios eran apocalípticos, iba haber
convulsiones, iban haber problemas, pero lo que hubo es un
milagro… (Revista Municipalidad de Guatemala).
La inauguración resultó ser una fiesta, con marimba, baile y convivencia entre todos los
participantes.
El proceso de negociación estuvo cargado de vaivenes relacionados con el contexto, en
donde en muchas ocasiones se rompió el diálogo al no llegar a acuerdos; sobre todo cuando
el personal de la Municipalidad quería imponer sus cosas y terminaba atropellando a los
vendedores.
…Primero teníamos como negociador a Don Ricardo, él
era mala gente, cerrado y además no podía tomar
decisiones, ya que después de una sesión con nosotros se
iba a la muni a otra sesión para exponer lo que se habló
con nosotros…
…Don Ricardo era muy cerrado, desconfiaba de nosotros,
de una manera de que nos sacaba de nuestras casillas y le
contestábamos mal, porque si él nos hablaba mal, hasta
llegó a decirnos que para ir a pagar nuestro puesto,
supuestamente que teníamos que ir personalmente,
supuestamente que teníamos que poner nuestra huella,
que nadie podía, nadie iba a poder pagar por nosotros y
hablaba mucho de los traficantes de los espacios públicos,
como que nosotros acaparamos todos los espacios y
nosotros los vamos a vender a los vendedores, tenía una
desconfianza muy grande sobre la directiva...
La Municipalidad cambió incluso de negociador, con el fin de agilizar el proceso y llegar a
acuerdos concretos. Después de “Don Ricardo”, pusieron a un licenciado de apellido
Ponce, quien según indican los trabajadores tenía más apertura para dialogar y negociar y
además tenía contacto directo con el alcalde y tomaba decisiones más rápido, aunque
81
siempre persistía la percepción de que se les trataba de engañar y de tratarlos como
incapaces de negociar, por ello la directiva siempre refutaba lo que la municipalidad
planteaba con el objeto de obtener la mayor cantidad de beneficios posibles.
…Yo creo que aún el alcalde no creía que nosotros
pudiéramos negociar como vendedores, que no éramos aptos
para negociar, tenía mala fe, por eso siempre le pedíamos a
Dios que nos iluminara y discutíamos, aunque no siempre
tuviéramos todo claro…
Hubo una arquitecta de parte de la municipalidad quien según recuerdan los vendedores,
trataba de ser cercana, de platicar incluso fuera de reuniones y ella fue una de las que apoyó
para que se realizara el cambio de negociador; la forma de cercanía puede considerarse
como un mecanismo para obtener información acerca de qué tan fuerte era la organización
y el tipo de alianza que ellos tenían con otras organizaciones.
La municipalidad tenía claro conocimiento que si se rompían las negociaciones corrían el
riesgo de protestas fuertes, dado que el sindicato se encuentra vinculado a la Central
General de Trabajadores de Guatemala (CGTG), principal organización sindical de
Guatemala, que aglutina a la mayoría de sindicatos de Guatemala y sobre todo brinda
apoyo a los del sector informal de la economía, como muestra de ello en una ocasión se
presentaron a la municipalidad acompañados de José Pinzón el entonces Secretario General
de la CGTG, como una medida de presión según indican los mismos trabajadores.
“…Es más, el cambio de don Ricardo al licenciado Ponce,
estoy segura que se dio a partir de que se dieron cuenta
que, si contábamos todavía con el apoyo de la CGTG,
que, si las negociaciones no estaban relacionadas a lo que
nos convenía a nosotros, nosotros no seguíamos en
diálogo y que ellos iban a respaldar nuestras decisiones,
verdad y yo creo que de allí se derivó el cambio. Nosotros
no queríamos nada violento hasta que las cosas se nos
hubieran puesto difíciles…”
Lo último que se negoció fue el reglamento, ya que debía incluir todas las reivindicaciones
de los trabajadores y los acuerdos de funcionamiento acordados en la mesa de negociación,
sin embargo la municipalidad publicó en un primero momento un reglamento que
modificaba lo acordado, para lo que el sindicato tuvo que imponer las medidas legales
correspondientes, para que se revisara y se emitiera de nuevo con las enmiendas; esta
rapidez de actuación también dentro del marco jurídico legal, es un aspecto más a
reconocerle al Sindicato de trabajadores de la sexta avenida, ya que su organización
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abarcaba tanto el marco legal, lo orgánico-estratégico, el diálogo y las medidas de presión
necesarias para ganar lo requerido.
“…Hubo un primer reglamento que cambiaba lo que
habíamos acordado, en el reglamento decía por ejemplo que si
un propietario se atrasaba dos meses en el pago perdía el
puesto, pero eso se modificó, a través de un recurso de
revisión, ahora dice que son seis meses si se atrasa la muni
recupera el puesto, pero no solo así, hay que llevar un
proceso. …negociando y siempre manteniendo la
comunicación, hay personas que dejan de pagar hasta un año,
nosotros como sindicato mandamos una circular, se trata que
la persona no pierda el puesto, después le vamos a hablar
personalmente y la tercera es por medio del juzgado
municipal, pero no se lo quita así nomas…”
Con esta experiencia se constata una vez más que la negociación colectiva, es el reflejo de
una organización integral que cubre todos los ámbitos necesarios para lograr su objetivo.
El cambio de lugar de trabajo no significó para los trabajadores, cambios sustantivos en
relación a la mercadería que vendían, sólo un porcentaje mínimo indica que la mercadería
se mejoró en cuanto a su calidad. Lo que más cambió en ellos fue la dinámica laboral, ya
que como una vendedora indica “después de andar jalando y llevando carretas, ahora sólo
se abre y se cierra una persiana y eso era muy extraño al inicio, tanto así que hasta las llaves
perdían por no tener la costumbre de eso”, pero por lo demás fueron alcanzadas las
reivindicaciones fundamentales relacionadas a la protección física y acceso a servicios
básicos (agua, luz, sanitarios); es lo que para muchas personas que laboraron durante años
en la sexta avenida, “la jubilación que necesitaban”.
83
Capítulo VI
Dinámica laboral en la Plaza El Amate y su impacto en la economía y bienestar
social de las familias de los comerciantes
6.1. La Plaza El Amate
La Plaza El Amate se encuentra ubicada en una bifurcación de cinco calles: Avenida
Bolivar, cuarta y quinta avenida de la zona uno, dieciocho y veinte calles de la zona uno;
que en época de la colonia medía aproximadamente 103 metros de largo y 70 metros de
ancho. Fue nombrada Plaza El Amate debido a que allí se encontraba sembrado el primer
árbol de amate, que según datos históricos fue sembrado alrededor de 1779 y su tamaño era
tan grande que su copa podía observarse desde muy lejos.
En aquel tiempo El Amate acogía a vendedores que venían con sus bestias cargadas a
vender productos de todas partes del país, ya que, al estar ubicada en el centro de varias
vías importantes, estaban ubicados alrededor hoteles, tiendas, establos para alquilar bestias,
entre otros negocios. Este árbol fue derribado en 1925, según datos históricos y en su lugar
fue sembrada una ceiba que a la fecha permanece en el lugar (guatemaladel
ayer.blogspot.com).
Sólo unos años antes de la inauguración de la Plaza El Amate, era un lugar en donde la
municipalidad almacenaba material para construcción de carreteras, aparte de ser un
espacio en donde se habían asentado indigentes y en donde algunas pandillas realizaban
transacciones o bien coordinaban operaciones ilegales (trabajo de campo 2014).
En el 2010 se inauguró la plaza El Amate, como una plaza de comercio popular que cuenta
con 660 locales de comercio, funciona en horario de 8 a 20 horas y en ella se encuentran
instalados los vendedores que ocuparon la sexta avenida durante alrededor de treinta años.
6.2. Vendedores de la Plaza El Amate
Según una muestra estudiada en la presente investigación, las personas que laboran en la
Plaza El Amate son originarias del occidente del país principalmente, de los departamentos
de Totonicapán, Quiché, Huehuetenango y Sololá y se asentaron en la periferia de la
ciudad. Residen en áreas marginales, consideradas como zonas rojas, por la violencia que
84
impera en esos lugares 14, así como también por lo empobrecidas tanto en relación a la
estructura, como a la cantidad y calidad de servicios que poseen. Según la muestra
estudiada el ochenta por ciento de vendedores que laboran en la Plaza El Amate residen en
el municipio de Guatemala, principalmente en las zonas 1, 3, 5, 6, 7, 8 y 18; el otro veinte
por ciento reside en el municipio de Mixco, uno de los más cercanos a la ciudad capital. Así
también se pudo estimar que el 43 por ciento aproximadamente de la población inició sus
estudios a nivel primario, el dieciséis por ciento posee algún grado de estudios de nivel
básico, el veintinueve por ciento inició estudios de nivel diversificado y solamente el doce
por ciento ha logrado iniciar la universidad.
En las entrevistas realizadas los mismos vendedores reconocen que su migración hacia la
capital y la inserción en la labor del comercio informal se debe a que los gobernantes no
han puesto atención a las necesidades de la población, sobre todo en el área rural.
“…Muchas personas de los pueblos vienen a buscar una oportunidad
de mejorar, pero no consiguen nada porque no tienen preparación de
nada y eso es lo que ha hecho que gente como nosotros hayamos
recurrido a la economía informal porque es nuestra única alternativa
de vivir”.
Opinión que refleja muy bien la realidad de muchos países latinoamericanos, en donde el
Estado ha sido incapaz de proveer de fuentes de empleo a sus ciudadanos, enviándolos
directamente a migrar y luego a la economía informal, es el caso de los vendedores que
actualmente ocupan la Plaza El Amate.
6.3. La Plaza El Amate como lugar de trabajo
El cinco de junio de 2010 se inauguró la Plaza El Amate como centro de comercio popular,
allí fueron instalados los vendedores que ocupaban la sexta avenida de la zona uno. El
inicio de sus actividades fue complicado, ya que no previeron informar a su clientela a
cerca de su traslado a la Plaza de manera que pudieran asegurar que les fueran a buscar a la
Plaza El Amate. La publicidad que se dio al inicio estaba enfocada en el traslado de los
14 La mayoría reside en colonias de la zona dieciocho: San Rafael, Alamedas, Paraíso, Pinares, La
Esperanza, Kenedy; en Jocotales de la zona seis; en la Colonia Quinta Samayoa, Betania y
Veintiuno de noviembre de la zona siete así como también en algunas colonias de Mixco: La
Comunidad, Nueva Montserrat, San José las Rosas, Lo de Fuentes y en otras de la zona tres y ocho
principalmente, un número pequeño reside a orillas de la zona uno.
85
vendedores de la sexta avenida, no así en asegurar que la gente llegara a visitar la Plaza El
Amate.
Según indican los vendedores los primeros seis meses fueron casi una pérdida total ya que
la clientela disminuyó considerablemente. Una de las razones fue la dificultad de la
clientela para acceder a la Plaza El Amate. Tenían problemas para atravesar la sexta
avenida, problemas de estacionamiento para quienes llegaban en vehículo. Visitar El Amate
implicaba dirigirse a un espacio que agrupaba todo lo que antes se podía encontrar en la
sexta avenida, únicamente dirigiéndose a una cuadra específica, ahora implicaba ubicar un
espacio para estacionarse en el parqueo y posteriormente recorrer la Plaza completa hasta
encontrar lo que se buscaba, perdiendo en gran medida a la clase popular que recorría a pie
toda la sexta avenida como una forma de esparcimiento.
Esta situación obligó a muchos vendedores de la sexta avenida a ceder sus derechos de
local, vendiéndolos o bien alquilándolos a otros vendedores, aspecto que se maneja aún con
cautela dado que es algo que prohíbe el reglamento que rige la plaza.
Fuente: Galería de fotografías del portal de la Municipalidad.
En la actualidad cerca del 40 por ciento de locales se encuentran alquilados por distintas
razones, entre las que destacan la enfermedad de algún familiar al que no tienen quién se
los cuide y no tienen cómo pagar a una empleada; otra de las razones es que los
trabajadores tenían venta de cosas muy básicas y pequeñas y que por lo mismo no han
podido surtir su local con otro tipo de mercadería. Un dato importante que rescatan los
mismos trabajadores en relación a este aspecto es que, las personas que se retiraron de la
Plaza El Amate eran de reciente incorporación en la sexta avenida, quienes no habían
86
vivido todo el proceso tanto de amenaza, como de negociación y por lo tanto no le daban la
misma valoración de quienes habían sido protagonistas de ese proceso.
También hay alrededor de un cinco por ciento de locales que se encuentran desocupados
debido a que los sectores en donde están ubicados son poco frecuentados por la clientela,
principalmente los que están ubicados en las pasarelas, ya que la clientela frecuenta más los
primeros niveles de la plaza, por otro dado que los productos que se venden están
mezclados no recorren todos los locales del edificio.
Por otro lado, los vendedores de la Plaza El Amate afirman que el cambio de lugar de
labores les trajo muchos cambios positivos, sin embargo, también les llevó a cambiar la
dinámica laboral ya que incluso en algunos casos se vieron en la necesidad de cambiar la
calidad de la mercadería que vendían, porque se modificó su clientela.
Así el sondeo de opinión realizada, en el marco de esta investigación, reveló que si bien la
lucha organizada no les ha permitido cambiar drásticamente sus condiciones económicas
como para realizar un cambio de vivienda, si les ha permitido mejorar las condiciones en
que laboran, destacando como aspecto importante la seguridad física que el edificio les
brinda, así como la obtención de condiciones de vida más humanas, ya que ahora gozan de
un espacio para alimentación, de servicios sanitarios, energía eléctrica, así como también de
la seguridad tanto relacionada con factores climatológicos, como también los relacionados a
la seguridad social.
En palabras de los mismos trabajadores, el cambio al Amate implicó “un cambio de vida
porque ya no les toca estar acarreando la mercadería, ni poniendo nylon, ni muchos
esfuerzos que antes hacían en la calle”. Un vendedor indica que aunque sus condiciones
económicas no hayan mejorado mucho, si han logrado brindar nuevas oportunidades a sus
familias, específicamente en lo que se refiere al estudio de sus hijos.
87
Recuadro No. 3
Beneficios que brinda la Plaza El Amate a sus trabajadores
Fuente: Investigación de campo: Talleres focales y estudio de opinión a vendedores de
Plaza el Amate, marzo 2014.
Sin embargo, también se identifican algunas falencias que la Plaza tiene, entre las que se
destaca el tamaño de los locales, el tamaño y precio del parqueo y la falta de publicidad que
asegure que los clientes que antes visitaban la sexta avenida, lleguen de nuevo a buscarles a
la Plaza El Amate. Rescatan los vendedores de la Plaza El Amate, que antes no tenían
ninguna razón para darle a sus clientes una tarjeta, pero ahora si debido a que el tipo de
clientela se modificó y porque la plaza no brinda la misma facilidad para ubicar los locales
comerciales.
“…En cambio aquí tenemos que darle a la gente por varias
razones, una porque llega una persona conmigo y me dice
“cuánto vale esto” tanto y se van y ya no lo vuelven a
encontrar a uno, porque las localizaciones están mal, entonces
qué hago yo, le digo mire si le gustó el producto y el precio
que le di, aquí tiene mi tarjeta para que me vuelva a encontrar
y en mi tarjeta dice la próxima visita tiene tanto de descuento
verdad…”
Los trabajadores identifican como beneficios importantes el tener un techo que ahora les
proteja de los asaltos, accidentes, pero también de las inclemencias del tiempo.
Identifican como importante tener acceso a servicios básicos. Agua, iluminación,
alimentación, seguridad, publicidad de la plaza y mantenimiento de las instalaciones
como servicios importantes.
Además, valoran el orden administrativo con el que cuentan, ya que garantiza que todos
respeten las mismas reglas, que las condiciones en que laboran sean más higiénicas, que
haya orden en los locales y sobretodo que no se les irrespete como trabajadores.
Identifican como beneficio además que la mercadería sufre menos deterioro que cuando
estaban en la sexta avenida; otro aspecto relacionado es que ahora no tienen que armar y
desarmar los locales a diario y por ende no tengan que pagar cargadores, ni tampoco
bodegas.
Los trabajadores de la Plaza El Amate indican que algo interesante también ha sido que
la clientela se ha modificado y eso les ha obligado a mejorar sus estrategias de venta.
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La muestra estudiada estuvo constituida por el 10 por ciento de trabajadores que ocupan la
Plaza El amate, de ellos el 65 por ciento de los vendedores y vendedoras, se encuentra
satisfecho con la Plaza El Amate pese a las limitaciones que ésta aún pueda tener. El
cincuenta por ciento indica que la Plaza está estructurada y funciona de acuerdo a lo que
ellos imaginaban podría ser su espacio laboral, el otro cincuenta por ciento indica que la
Plaza El Amate funciona bien, pero es necesario que se mejoren algunos aspectos como la
seguridad, ya que la cantidad de agentes se ha ido reduciendo; la ampliación del parqueo y
reducción de su costo; el mantenimiento del edificio ya que la Municipalidad ha descuidado
esa parte y la ampliación de la publicidad ya que también es algo que la Municipalidad ha
descuidado en los últimos tiempos.
Un pequeño porcentaje enfatiza en que también debería de haber una clínica para los
vendedores, ya que ellos no cuentan con acceso al seguro social y que además el ritmo de
trabajo les impide asistir al médico, aunque se encuentren enfermos, dado que la mayoría
no cuenta con la posibilidad de pagar un empleado que le atienda el local, mientras ellos se
ausentan.
La mayoría de vendedores coinciden en que la Plaza El Amate es un logro importante
porque mejoró considerablemente sus condiciones de empleo y que no cambiarían tan
fácilmente de actividad laboral aún cuando se les ofreciera un empleo formal dado que
reconocen que éstos son igual de precarios que el trabajo informal y que a poblaciones
como ellos, únicamente se les ofrecen los peores trabajos: con malas condiciones,
peligrosos, salarios muy bajos, ninguna prestación laboral, en donde se sufre un alto grado
de discriminación y maltrato.
A nivel personal también implicó cambios positivos ya que ahora los trabajadores
reconocen que los locales son confiables y que tienen la certeza de abrir y cerrar
inmediatamente en casos de emergencia, sin tener que preocuparse por la mercadería, por
ejemplo, cuando un familiar se enferma, así como también para descansar un poco y
compartir con la familia, sin tener el temor de perder el local.
La Plaza El Amate también ha ayudado a compartir más con los compañeros de trabajo,
debido a que la seguridad y tranquilidad que la plaza les brinda, les ayuda a relajarse y a
poder compartir de una manera diferente; incluso algunos trabajadores aseguran que ahora
tienen la seguridad de llevar a sus hijos sin el temor a que algo malo les suceda (accidentes,
asaltos o bien enfermedades por las inclemencias del tiempo).
La dinámica laboral ahora, hace que sea menos agotadora la jornada, ya que no se requiere
mucho esfuerzo, ya no implica levantarse muy temprano para jalar la mercadería y
acomodarla; lo que significa que la jornada laboral es más corta que la que se tenía en la
89
sexta avenida; sigue siendo el mismo tiempo de venta, pero ya no se trabaja antes de ella en
el montaje, ni después de ella en el desmontaje; lo que ha significado que los trabajadores
puedan realizar otras actividades después de laborar o bien únicamente llegar temprano a
sus hogares y compartir con sus familias.
Por su parte otros trabajadores afirman que la plaza contribuyó también a administrar mejor
su dinero, ya que con los cursos y las facilidades que se tienen por ejemplo en relación a la
alimentación y servicios sanitarios, ya no deben invertir en gastos innecesarios como antes
lo hacían.
Otros vendedores también indican haberse convertido en propietarios estando en la Plaza El
Amate, ya que la estabilidad que ésta brindó, también abrió posibilidades de crecer
personalmente y encontrar lo necesario para mejorar su condición económica.
El aspecto económico, es un tema que aún provoca criterios encontrados entre los
trabajadores, ya que algunos aseguran que mejoraron su condición económica; otros
indican que los ingresos disminuyeron en relación a lo que antes obtenían en la sexta
avenida, ya que según consideración de los trabajadores se vendía más en ese espacio. Sin
embargo, muchos consideran que la disminución de la venta no tiene relación directa con la
Plaza El Amate y por el contrario, tiene relación con el empobrecimiento de la población
guatemalteca, la falta de empleo que provoca que la población tenga cada vez menos
capacidad adquisitiva. Ese es un problema general en cualquier tipo de negocio, ya sea
formal o informal y en cualquier tipo de espacio en donde esté instalado el lugar de
comercio. No obstante, esa situación de disminución de las ventas, la mayoría de
vendedores y vendedoras reconocen que, también disminuyeron los gastos que ellos
realizaban cuando estaban en la sexta avenida y que además en El Amate han podido
diversificar la mercadería que venden.
Para las personas de edad más avanzada, la Plaza El Amate es el símil de una jubilación, ya
que según lo recuperado en el trabajo de campo, ya no tendrían las fuerzas para continuar
con lo que implicaba el ritmo de trabajo en la calle, lo que puede traducirse en que además
de los otros beneficios que obtuvieron los trabajadores de la sexta avenida, la Plaza El
Amate hace un aporte a nivel social en relación al tema intergeneracional que tanto ha
sometido a discusión la Organización Internacional del Trabajo, dando cabida tanto a
jóvenes con la oportunidad de convertirse en propietarios de sus locales y también de seguir
brindando la oportunidad laboral a los de mayor de edad, haciéndola un lugar de trabajo
incluyente.
90
Capítulo VII
Conclusiones
El mercado informal es el agregado social en el que se desenvuelven grandes grupos de
población económicamente activa, que son marginados y excluidos por el sistema socio
económico, el cual se rige por las lógicas de la competitividad y de la acumulación
capitalista y de su carácter concentrador de la riqueza para unos pocos, que no crea las
condiciones estructurales y sociales para absorberlos y para evitar que sean condenados a
insertarse laboralmente en condiciones de vulnerabilidad social.
Ese proceso de exclusión social ha constituido mercados laborales claramente
diferenciados, en el contexto de la heterogeneidad estructural que caracteriza a la sociedad
guatemalteca. Por un lado, la existencia de mercados laborales formales, que se
caracterizan por la flexibilidad laboral, por ser sumamente exigentes en cuanto a los
requisitos de formación académica y experiencia especializada como condicionantes de
contratación. Por otro lado, mercados laborales precarizados desde el punto de vista
económico y social, como reducto que les ha quedado a la mayoría de la población
económicamente activa de los sectores sociales populares y empobrecidos, para emplearse
o auto emplearse, debido que no poseen los medios económicos suficientes, ni las
condiciones técnico productivas y económicas para insertarse en los mercados laborales
formales.
En este tipo de mercados precarizados se desenvolvieron durante un aproximado de treinta
años los vendedores de la sexta avenida de la zona central de la ciudad de Guatemala, con
el agravante de que desarrollaban su actividad laboral bajo una constante inestabilidad ante
los planes de la Municipalidad de Guatemala relacionados con el ordenamiento vial y la
Recuperación del Centro Histórico; proceso que representó una amenaza constante de ser
desalojados de ese espacio laboral y que gradualmente los configuró como un sujeto social
colectivo que activó todo un movimiento social por la defensa de su espacio laboral, el cual
desplegó un conjunto de acciones sociales, de protesta, de resistencia, de negociación e
interlocución con las autoridades municipales, los cuales desembocaron en la constitución
de la Plaza el Amate.
En ese proceso se enfrentaron a la arbitrariedad y la corrupción de inspectores municipales
cuyas intervenciones de decomiso de mercadería, restricciones de horarios para vender,
invasiones a las bodegas, imposiciones de grandes multas para recuperar la mercadería
incautada y/o robada, se traducían en pérdida económica. También se enfrentaron a la
manipulación que esos actores municipales hacían de la opinión pública para difamarlos.
91
Esas situaciones de su entorno laboral y de interacción con la municipalidad de Guatemala,
activó toda una predisposición subjetiva que sirvió de estímulo para desarrollar su acción
colectiva. Entre estos se destaca, el derecho al trabajo y a la defensa de sus precarios
medios de subsistencia, los stocks de mercadería que comercializaban. El tener conciencia
de que, el espacio laboral que ellos mismos fueron forjando a través del tiempo, ante la falta
de oportunidades que le proporcionaba la economía urbana, y la falta de políticas de
inserción laboral de parte del Estado, se estaba atropellando y con ello se estaba violando su
dignidad como seres humanos.
En otras palabras, empezaron actuar bajo la concepción de que la defensa del trabajo va
más allá de tener un ingreso que permita suplir las necesidades básicas. El derecho al
trabajo es sinónimo de la dignificación de la persona humana, ya que el trabajo debe
concebirse como una pieza integral de todo ser humano, que le permite realizarse como
persona, tanto social, económica, cognitiva y culturalmente. Este elemento que llena de
vida a toda persona, es lo que impulsó a los trabajadores informales de la Sexta a defender
su espacio laboral.
Por otro lado, tomaron conciencia de que, para poder enfrentar ese despojo, debían de
actuar unidos como sector social. Esto último, fue un factor fundamental para tomar la
decisión de agruparse y de empezar a actuar organizadamente. En ese proceso,
descubrieron que la lucha organizada era efectiva porque siempre que actuaban de forma
conjunta, alcanzaban el objetivo que se habían planteado.
Los primeros logros alcanzados a partir de su acción colectiva, fue un factor determinante
para que la organización se fortaleciera y producto de ello, fueran creando estrategias más
sólidas, consensuadas y factibles. Con la confianza en su accionar colectivo fueron
construyendo las expectativas, y los imaginarios en torno a lo que se debería lograr para
mantenerse unidos como grupo social y con ello consolidaron su objetivo estratégico de no
dejarse arrebatar el espacio laboral forjado por ellos mismos, y por el contrario mejorar las
condiciones materiales y sociales en las que desarrollarían su actividad laboral como
comerciantes que se desenvuelven en un mercado laboral precarizado, pero que aspiraban
también a alcanzar mejores niveles de bienestar.
La organización social no es más que el proceso por el cual las personas se agrupan para
identificar problemáticas comunes y sus posibles soluciones. En el caso de la presente
investigación, se podría asegurar que fue el contexto amenazador el que sirvió como punto
de partida y detonante para que los trabajadores de la sexta avenida de la ciudad de
Guatemala, se organizaran y lucharan por defender su derecho al trabajo.
92
Para que un movimiento organizado alcance su meta, es importante que todos los que estén
involucrados participen activamente y generen una capacidad de agencia en torno a los
objetivos que se han planteado y las estrategias que utilicen para ello, ya que una
organización no funciona por sí sola, ni por sus dirigentes, sino por todo el respaldo que la
colectividad les brinde. Este es el caso de los trabajadores de la sexta avenida, que con su
participación activa generaron lazos de comunicación y confianza mutua que permitieron
establecer un espacio de interlocución con las autoridades municipales, así como también
aplicar medidas de presión cuando lo consideraron necesario.
Para que una organización tenga credibilidad es necesario que ésta tenga claro el camino a
seguir y lo que desea alcanzar, ya que sólo con esa claridad es que se alcanzan
reivindicaciones progresivas, que en su momento cumbre permiten radicalizar su lucha y
alcanzar las reivindicaciones más concretas que impactan directamente en la vida de
quienes participan en el proceso así, los trabajadores de la sexta avenida pudieron alcanzar
logros concretos en relación al horario de venta, contener en gran medida los decomisos,
entre otros, para más tarde negociar la Plaza El Amate, proceso que se realizó con la
convicción de que cada lucha emprendida por los trabajadores había obtenido frutos
favorables para todos, siempre que actuaban de forma conjunta.
El proceso organizativo de los trabajadores de la sexta avenida deja en claro que en un
proceso organizado nunca se puede hacer uso de una sola estrategia, ni de actividades
ligadas únicamente al plano formal legal establecido por las democracias neoliberales. Es
necesario trascender y utilizar estrategias populares que ejerzan presión y que demuestren
la fuerza y convicción de quienes se encuentran luchando, ya que una sola muestra de
flaqueza haría que el oponente obtenga ventaja y manipule para su propia conveniencia;
esto fue un aprendizaje muy claro que el presente estudio nos brinda, ya que los
trabajadores siempre mantuvieron una actitud de defensa y de discusión, aún cuando se
trataba de temas que ellos no manejaban con total claridad, ya que la consigna era que lo
ofrecido siempre sería lo mínimo y que era posible obtener mucho más que eso.
Un aprendizaje más que este proceso nos brinda es el hecho de comprender que las luchas
organizadas deben trascender el plano de la denuncia y la protesta ya que en muchos casos
estas acciones únicamente logran divulgar su problemática, pero muy pocas veces alcanzan
las reivindicaciones que necesitan; el quedarse en este plano únicamente consigue un
desgaste para quienes protestan, puesto que la participación surge por un descontento y por
la emotividad que esta genera, muchas veces de indignación y enojo, que es disuelta con el
desgaste y la criminalización que se suele hacer de las luchas sociales y por el temor de
ser violentados física y emocionalmente; así como también porque no se tiene claro el paso
a seguir, ni cómo darlo.
93
Es necesario que se comprenda que las luchas sociales requieren de un plan, de la
construcción de estrategias y medios necesarios para llevarlas a cabo y que el uso de las
figuras legales y formales no impide que se haga uso de técnicas populares de resistencia y
denuncia, ya que ambas se complementan. Y más aún, que el uso de las figuras legales y
formales no vulnera la organización, ni tampoco representan el objetivo final de los
procesos organizativos, como muchos piensan, sino que son medios para alcanzar el
objetivo planteado. Es decir, la meta no puede ser construir un sindicato, sino que este es el
medio formal y legal que permite realizar las negociaciones que por naturaleza pueden
atribuírsele y con ello alcanzar reivindicaciones concretas. En el caso de los trabajadores
de la sexta avenida, el sindicato fue su principal estrategia de lucha, la figura que viabilizó
las negociaciones, pero sin la fuerza de todos los participantes en el proceso, no se hubiera
alcanzado la construcción de la Plaza El Amate.
La figura del sindicato obligó a las instituciones del Estado a reconocer a los vendedores de
la sexta avenida, como trabajadores que gozaban de todos los derechos laborales
legalmente reconocidos en el país y por lo tanto a reconocer que los mismos derechos
podían estar siendo violentados.
Esta figura organizativa les brindó la posibilidad de establecer un espacio de interlocución
y de negociación colectiva con la Municipalidad de Guatemala, en un tipo de relación
horizontal en donde los aportes de los trabajadores, como del personal de la Municipalidad
tenían el mismo peso y la misma capacidad de discusión y de decisión en torno a los temas
que se negociaban.
La negociación colectiva fue un mecanismo utilizado por los trabajadores de la sexta
avenida de manera efectiva, ya que tras ese espacio fue que se negoció en un primer
momento que no se desalojara a los trabajadores; luego se negoció la construcción de la
Plaza El Amate. Dicha negociación incluyó la ubicación en donde debía instalarse la plaza,
siendo el principal requisito que fuera un terreno municipal; otro aspecto que incluyó la
negociación fue la infraestructura que debía tener la plaza, haciendo ellos mismos como
vendedores aportes concretos en torno a este tema. Otros factores negociados están
relacionados con el funcionamiento de la Plaza, así como con los servicios que incluyen.
Un factor importante que dotó de credibilidad a quienes participaron en el proceso, fue el
haber incluido a todos los trabajadores ubicados en la sexta avenida y a quienes les
prestaban algunos servicios, de alimentación, por ejemplo, como también a estibadores y
vendedores ambulantes, haciéndolo un proceso bastante incluyente en cuanto a la población
que abarcó.
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Un aspecto que se considera digno de mención en el presente documento es que la mayoría
de vendedores son inmigrantes del área rural, sobre todo en donde el conflicto armado
interno fue más fuerte y en donde la organización comunitaria era mucho más solida por las
mismas formas de convivencia. El conflicto armado les obligó a abandonar sus tierras en
búsqueda de sobrevivir, aspecto que puede considerarse como una pérdida para ellos, ya
que tras haber migrado abandonaron la posibilidad de desarrollarse y construir sus vidas en
sus lugares de origen, entonces perder el espacio laboral de la sexta avenida, tras haber
trabajado allí durante muchos años, implicaba una segunda pérdida para los trabajadores y
es allí en donde esa capacidad de defender lo que se considera propio se vuelve una
motivación más de lucha.
En resumen, se puede decir que el proceso de traslado de la sexta avenida a la Plaza El
Amate, fue un proceso que lejos de ser una imposición de la Municipalidad de Guatemala,
como usualmente se menciona, fue una construcción desde los trabajadores, quienes
lograron alcanzar una capacidad de agencia muy grande relacionada a la defensa de su
lugar de trabajo y a la capacidad de negociación y de presión que establecieron para
alcanzar mejoras considerables en materia laboral.
La construcción de la Plaza El Amate, es una muestra de lo que un proceso
sociorganizativo puede obtener, tras realizar negociaciones claras y concretas que buscan
reivindicar y mejorar las condiciones laborales y no únicamente resistir.
En el caso de la Plaza El Amate, la claridad con la que se llegó a negociar un nuevo espacio
laboral, tuvo como punto de partida un análisis integral de las condiciones laborales en que
trabajaban los vendedores de la sexta avenida, que incluía no sólo la defensa del espacio en
que ya laboraban, sino que trascendió a elementos con los que aún no contaban, pero que
eran consideradas aspiraciones de gran importancia desde los trabajadores, entre ellos los
aspectos de seguridad física y social, acceso a servicios, estabilidad en relación al espacio
ocupado, así como también la forma en que debía funcionar un espacio laboral según sus
expectativas.
La Plaza El Amate tiene una significación mucho más profunda para quienes participaron
en el proceso de defensa y negociación del espacio laboral, ya que simboliza la
construcción de una parte de su propia historia, que partió de una problemática y al mismo
tiempo de los sueños y aspiraciones de los trabajadores, de manera que la Plaza
representara para los trabajadores, algo cercano a estabilidad y protección y otros elementos
que les habían sido negados durante un aproximado de treinta años, en los que lejos de ser
atendidos como trabajadores con necesidades a solventar y con derechos negados, eran
perseguidos y criminalizados.
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La Plaza El Amate significa una devolución que su propia lucha les ha brindado como
reciprocidad a su participación, entrega y constancia, más que una concesión de la
Municipalidad, es un referente de lucha por el legítimo derecho ciudadano de reclamar
mejores condiciones de trabajo.
Una reivindicación tiene implícita la pretensión de recuperar lo que ha sido negado y/o
arrebatado y de conquistar sueños legítimos que surgen de la colectividad y que impulsan
acciones sociales en pro de objetivos planteados y no sólo una respuesta a una situación
social específica.
El proceso de la construcción de la Plaza El Amate demuestra que es importante reconocer
que una acción social no implica una sola reivindicación, que no es estática, sino que su
ciclo de vida nunca termina, puesto que, al haber alcanzado una reivindicación, surgen
nuevas necesidades y nuevos motivos por qué luchar. Cada momento del ciclo de acción es
importante ya que fortalece y sirve de antecedente al que le sigue, de manera que permita ir
radicalizando cada paso con mayor fuerza; es así que pese a que la mayoría de trabajadores
de la Plaza El Amate reconocen que ésta les brinda muchas satisfacciones y beneficios, es
importante que se sigan planteando con la misma fuerza nuevas reivindicaciones
relacionadas a la cobertura de derechos que como trabajadores merecen.
Queda claro estos micro procesos socio organizativos brindan la posibilidad de creer en los
movimientos sociales, en que la acción social obliga a asumir aspectos políticos,
económicos y sociales, claro siempre que se quieran hacer construcciones reivindicativas
concretas, que partan de la significación que se le den a los procesos y no por imposición.
Este proceso nos enseña que las personas no viven sumergidas en las necesidades, sino en
medio de emociones, como la esperanza, el temor, el deseo de trascendencia y esto no
ligado únicamente a lo utópico o a la ficticio, sino que son construcciones de acuerdo a lo
que se considera real, tomando en cuenta el contexto y lo que puede o no ser viable y sobre
todo con la claridad de lo que por derecho corresponde. El imaginario plantea las
intencionalidades que luego se vuelven acciones sociales.
Transformar la realidad implica tener plena conciencia de los problemas que aquejan a
determinado grupo y la capacidad de imaginar el ideal hacia donde se quiere llegar, así
como también considerar las posibilidades reales que se tienen para llegar a transformarlos,
es por ello que se rescata que lo imaginario no es algo ficticio, no es sólo subjetividad, al
contrario, tiene plena relación con la realidad.
Por último se puede decir que la Plaza El Amate, es una plaza incluyente ya que además de
haber acogido a todos los relacionados con el comercio informal de la sexta avenida, brinda
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oportunidades a todo tipo de población: a los jóvenes para mejorar y hacer crecer sus
negocios y a los adultos mayores ya que les brinda la oportunidad de continuar con la
misma labor, con menor esfuerzo físico, ya que de continuar con las mismas condiciones,
esta población quedaría excluida del espacio laboral, por lo tanto se puede concluir que
además de los beneficios otorgados a los trabajadores informales, también contribuye con
el tema intergeneracional tan discutido por entidades como la Organización Internacional
del Trabajo.
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Capítulo VIII
Recomendaciones
El presente documento representa un aporte por comprender el proceso sociorganizativo
que hizo posible la edificación y el funcionamiento de la Plaza El Amate. La
sistematización del trabajo investigado, con el apoyo brindado por integrantes de la Junta
Directiva del Sindicato de los trabajadores de la Sexta, así como por otros trabajadores y
trabajadoras que aportaron su tiempo al brindar su información valiosa, se constituye en un
importante testimonio de aprendizaje para emprender nuevas luchas de reinvindicación
laboral, para el resto de grupos de trabajadores informales que viven situaciones similares
de acoso, inestabilidad y de amenaza.
Para ello, es de vital importancia que el sindicato de trabajadores de la Plaza El Amate se
plantee un análisis de la realidad que ahora les aqueja como trabajadores y se planteen
nuevas reivindicaciones con la objetividad y nivel de concreción y solidez con la que se
plantearon la creación de la Plaza El Amate, ya que una de las quejas observadas en la
presente investigación es que ha mermado el interés organizativo que les articulaba cuando
estaban en el proceso de lucha por el espacio laboral que reinvindicaban.
Entre los factores que están contribuyendo en esa situación, se pueden mencionar, que
algunos trabajadores de la Plaza el Amate, consideran que ya alcanzaron lo que esperaban
en cuanto a tener un local y un área de trabajo. Por otro lado, se están descuidando detalles
en cuanto al mantenimiento, cuidado y mejoramiento permanente de la plaza. Algunos
integrantes del Sindicato, están dejando de activar con el mismo entusiasmo anterior.
Es necesario concebir la acción colectiva, como un proceso que no tiene fin, sino que se
desarrolla por niveles y que una vez alcanzado uno, se debe seguir analizando cuál será la
siguiente reivindicación a alcanzar, de manera que la lucha nunca termine y que se vayan
conquistando cada día más derechos y aspiraciones.
En ese sentido, el sindicato debe mejorar la interlocución tanto con los trabajadores y
retomar la estrategia organizativa que se tenía en la sexta avenida y también con las
autoridades municipales, con el fin de que en primer lugar se atiendan las quejas de los
trabajadores en cuanto al mantenimiento de la plaza y luego se trascienda a aspectos más
sólidos en materia reivindicativa.
Es importante que el sindicato se plantee una estrategia de formación permanente para los
nuevos inquilinos y/o propietarios, de manera que se genere en ellos aspectos de identidad
con el proceso organizativo que logró la construcción de la Plaza El Amate, para que al
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igual que todos aquellos que lucharon por ella, la defiendan, la cuiden y le aporten. Esto
debido a las amenazas de erosionar la cohesión alcanzada en los tiempos de lucha. Es
pertinente evitar que se incentiven los contravalores del sistema neoliberal que han aflorado
como uno de los grandes riesgos para la unidad y cohesión, tales como la competencia
versus el sentido de colectividad y la solidaridad social.
Es preciso también que el Sindicato organice jornadas permanentes de formación política y
organizativa para todos sus afiliados, de manera que se fortalezca la capacidad de aporte en
relación a los aspectos que se deben seguir negociando como trabajadores informales.
Es necesario que el sindicato empiece una discusión interna para ir elaborando una
plataforma de acción que les permita desembocar en lineamientos de políticas públicas
municipales para mejorar permanentemente sus derechos laborales, particularmente en
términos de protección social. Asimismo, en la necesidad de integrarse a los programas de
desarrollo social que la Municipalidad de Guatemala tiene abiertos, entre ellos la
posibilidad de creación de una clínica médica que brinde sus servicios gratuitos a los
trabajadores de la Plaza El Amate, actividades culturales, etc.
Por otro lado, es muy importante que el Sindicato de la plaza El Amate, fortalezca su
organización gremial, ampliando el desarrollo socio organizativo del sector social en el que
se desenvuelven. Esto conlleva, integrarse y ampliarse como una red social que posibilite el
establecimiento de vínculos y alianzas con otras agrupaciones de trabajadores informales
que forman parte de la Federación de Trabajadores Informales.
Con base en la ampliación y desarrollo de la capacidad organizativa de las redes de
trabajadores informales urbanos en el país y de otros países de Centro América y América
Latina, promover un esfuerzo por unificar estrategias de reinvidicación para el trabajo
decente, de acuerdo a lo prescrito en resoluciones de la Organización Internacional del
Trabajo.
En ese contexto, se hace necesario desplegar todo un esfuerzo de desarrollo organizativo
que apuntale la apropiación y puesta en vigencia de todo el entramado normativo que se ha
venido tejiendo en materia de institucionalidad laboral en favor de los trabajadores,
particularmente de aquellos que se encuentran en condiciones de mayor precariedad
laboral. Para el Sector Informal Urbano y su lucha social por el derecho al trabajo decente,
es ineludible trascender del trabajo laboral, restringido a las condiciones de necesidades
mínimas de subsistencia, a la generación de un trabajo que permita crear oportunidades
para que los hombres y las mujeres puedan conseguir un trabajo decente y productivo en
condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana, aspectos que permite
cumplir con las normas, principios y derechos fundamentales del el trabajo.
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