planificando el desarrollo de industrias culturales con equidad de gÉnero
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PLANIFICANDO EL DESARROLLO DE INDUSTRIAS CULTURALES CON EQUIDAD DE GÉNEROTRANSCRIPT
SSEETTIIEEMMBBRREE,, 22001111
“PLANIFICANDO EL DESARROLLO DE
INDUSTRIAS CULTURALES CON EQUIDAD DE GÉNERO”
Planificando el desarrollo de industrias culturales con equidad de género
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ÍÍNNDDIICCEE
Página
Presentación 03 1. Acerca de los enfoques teóricos del concepto de género en 05
la promoción del desarrollo
2. Una aproximación de las brechas de género en el Perú: 09 las Mypes urbanas y rurales
2.1 La Importancia de la mujer en la economía peruana 10
2.2 La equidad de género en las microempresas 12
2.3 ¿Qué hacen las mujeres en las industrias culturales? 17
3. La dimensión de género en la planificación de proyectos para 20 la promoción de industrias culturales Lineamientos generales
3.1 Dimensiones a considerar 20
3.2 Propuesta de indicadores 24 4. Recomendaciones finales 27
Referencias bibliográficas 27
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PRESENTACIÓN El Instituto de Transferencia de Tecnologías Apropiadas para los Sectores Marginales (ITACAB) y la Secretaría Nacional – Perú‐ del Convenio Andrés Bello han dado origen al proyecto: “Portafolio para la Gestión, Formulación y Monitoreo de Proyectos de Promoción y Desarrollo de Industrias Culturales – Gobiernos Locales y Regionales”, que busca contribuir al desarrollo de las industrias culturales peruanas, para lo cual cuenta con el apoyo de la UNESCO. La UNESCO dice que las industrias culturales “….se refieren a las actividades, los bienes y los servicios considerados desde el punto de vista de su calidad, utilización y finalidad específica, encarnan o transmiten expresiones culturales, independientemente del valor comercial que pueden tener. Las actividades culturales pueden constituir una finalidad de por sí o contribuir a la producción de bienes y servicios culturales….” Agrega que “las industrias culturales se refieren a todas aquellas industrias que producen y distribuyen bienes o servicios culturales….”1 Sobre el tema ITACAB define que las industrias culturales se refieren a las “empresas de producción y comercialización de bienes y servicios culturales, destinados a su difusión y comercialización en amplios sectores de la población. Su función es la de producir (fabricar) mercancías de carácter cultural (libros, discos, películas, emisiones de radios, programas de TV, gastronomía, artesanía, agricultura orgánica, etc.) destinadas específicamente a difundir y reproducir en términos de prototipo o de serialización, determinados contenidos simbólicos (obras teatrales, muestras gastronómicas, obras musicales, obras cinematográficas, obras televisivas, entre otros)”2 En este marco, ITACAB para dar inicio al proyecto “Portafolio para la Gestión, Formulación y Monitoreo de Proyectos de Promoción y Desarrollo de Industrias Culturales – Gobiernos Locales y Regionales” requiere dotarse de un marco conceptual y herramientas que le permita incorporar el enfoque de género no sólo en la formulación, sino también en el monitoreo de los proyectos de promoción y desarrollo de industrial culturales. Para tal fin, el presente documento ha sido organizado en 4 capítulos:
1 Organización de las NNUU para la Educación, la Ciencia y la Cultura – UNESCO, 2005 2 Instituto de Trasferencia de Tecnología Apropiada para los Sectores Marginales , 2010
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En el primero, se presenta algunos enfoques teóricos de la perspectiva de género en la planificación del desarrollo. La importancia del mismo reside, en que aporta un marco analítico y las variables más importantes que se debe considerar para la planificación y evaluación del proyecto con el enfoque de género. En el segundo, se presenta un breve análisis de las principales brechas de género que existen en las pequeñas unidades de producción, del campo y la ciudad. En este capítulo, nos aproxímanos, con algunos referencias empíricas, a algunas de las actividades económicas que ha priorizado ITACAB en el proyecto señalado. Es de relevar que en el Perú hay poca información estadística disponible para hacer un análisis integral de género. Las encuestas recogidas a nivel nacional, como la ENAHO, no recogen información relevante para explorar la división de género en el trabajo, en el acceso y control de recursos, y toma de decisiones en los distintos sectores económicos, menos aún en actividades comprendidas en el concepto de industrias culturales y su relación con el rol asignado a las mujeres en la esfera de la reproducción familiar. En el tercero, se presenta el significado que tiene la planificación de proyectos con enfoque de género, algunas dimensiones a considerar para los procesos de evaluación y monitoreo y avanza con una propuesta de indicadores. Finalmente, el cuarto capítulo presenta algunas recomendaciones para que ITACAB incorpore la perspectiva de género en el proyecto.
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1. ACERCA DE LOS ENFOQUES TEÓRICOS DEL CONCEPTO DE GÉNERO EN LA PROMOCIÓN DEL DESARROLLO
La categoría “género no se refiere a los hombres y mujeres, sino a las relaciones entre ambos, y en consecuencia al modo cómo estas relaciones se construyen socialmente”.3 En tal sentido varían de una sociedad a otra y están determinadas históricamente. El centro analítico no es simplemente la mujer y el cambio de su condición, sino la necesidad de incidir en las relaciones de poder que se caracterizan en esencia por la subordinación ejercida de los varones sobre las mujeres, y por extensión, en el dominio de lo masculino en desmedro de lo femenino.
Esta construcción social es producto de relaciones sociales, tiene una historia propia y es cambiante por la intervención consciente del ser humano. Se encuentra en las instituciones, las relaciones interpersonales y las imágenes que tienen las personas de sí mismas. Conllevan una jerarquización entre hombre y mujeres, que hace que los varones sean más valorizados y reconocidos. Los resultados son el acceso desigual a la educación, salud, empleo, entre otros; y al poder que genera asimetrías en desmedro de la mujer.
Desde este enfoque, que se denomina de “equidad”, se conceptualiza que:
Género es una categoría de análisis para la acción, que trasciende las diferencias biológicas y se concentra en las desigualdades entre hombres y mujeres, que emanan de las relaciones sociales que establecen en un contexto socioeconómico determinado, la historia, las condiciones políticas, y los patrones culturales y religiosos de las sociedades donde se desenvuelven. Dichas relaciones generan asimetrías tanto en las condiciones y como posición de las mujeres. El concepto hace referencia a los estereotipos, roles, comportamientos y atributos que la sociedad les asigna a ambos y en tanto así son susceptibles de cambios.
3 Ver Moser C, 1989.
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Este enfoque en el desarrollo procura incidir en las causas que estructuran la subordinación de las mujeres en los siguientes aspectos:
Discriminación, en el acceso a las posibilidades de trabajo, educación, cargos de responsabilidad pública y participación política.
Invisible contribución a la reproducción de sus familias y de la sociedad en su conjunto (trabajo doméstico, actividades de subsistencia, etc.).
Inequidad en sus relaciones con los varones dentro y fuera de la familia, en las organizaciones sociales y en las políticas.
Subvaloración de los trabajos considerados "femeninos", los cuales son percibidos como actividades "naturales".
No obstante, la evolución de los enfoques de género en el desarrollo tiene una estrecha relación con las políticas que han imperado y los cambios sociales y económicos que se han producido a nivel internacional. Así, han transitado desde concepciones que invisibilizan los intereses de género, hasta el que considera que la subordinación de género se constituye en un obstáculo para el desarrollo4. Sobre el particular a través de la historia se distinguen:
i) El enfoque de bienestar (1950 y 1970)5, que tiene sus orígenes en el modelo de bienestar social establecido para los pobres en Europa, post Segunda Guerra Mundial, cuyo objetivo central eran los programas orientados a la reconstrucción y alivio de la pobreza, que vieron en las mujeres sus principales destinatarias. Ellas son vistas como actoras pasivas del desarrollo y privilegia su rol reproductivo (alimentación de los hijos e hijas, salud materno‐infantil y planificación familiar), en cuya posición acceden a determinados bienes y servicios.
ii) El enfoque antipobreza (la década de los 70), adoptado a la luz del marco teórico de las necesidades básicas en el desarrollo, considera que las mujeres son responsables de atenderlas. Las políticas, programas y proyectos que se implementaron con esta concepción encuentran que un obstáculo para tal fin son los escasos recursos productivos que manejan. Para superar dicha barrera se implementan intervenciones orientadas a mejorar la productividad e ingresos de las mujeres pobres. Dicho enfoque si bien reconoce su rol productivo, ellas son vistas como agentes económicos, que pueden ser medios para aliviar la pobreza de sus hogares y a través de su trabajo no remunerado dotar a sus comunidades de los servicios que las políticas públicas no asumen
Propiamente, este enfoque se extiende hasta la década de los 80, poniendo el acento en la eficiencia. Busca maximizar la contribución económica de la mujer y aumentar su eficiencia en el campo productivo, reproductivo y comunitario y así contrarrestar los
4 Ver al respecto Moser, C. Planificación de Género y Desarrollo Teoría, Práctica y Capacitación, Entre Mujeres y Flora Tristán Lima, 1995; y Boserup, La mujer y el Desarrollo Económico, Minerva, Madrid, 1993.
5 Aunque es el enfoque, que aún predomina en el campo de la ayuda humanitaria.
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efectos de las políticas de ajuste estructural en la población que se encuentra en situación de pobreza. Una versión actual de este enfoque propone invertir en las mujeres, dadas las altas tasas de retorno social de las inversiones que se realizan en ellas.
iii) El enfoque de equidad (desde los años 90 hasta la actualidad), pone de relieve la importancia de la superación de las desigualdades entre mujeres y hombres para alcanzar el desarrollo, entendido como tal el bienestar del ser humano6. Deja de poner el acento en las mujeres y se aboca a las relaciones de dominio/subordinación entre los géneros. Considera que las mujeres son el polo subordinado de relaciones de género, lo que les impide acceder en condiciones de equidad a los recursos y al poder.
Young define las relaciones de género como “…aquellas relaciones entre hombre y mujeres, socialmente construidas, las cuales son moldeadas y sancionadas por normas y valores detentados por miembros de una sociedad determinada….”
Las relaciones de género son las que crean diferencias en la posición de hombres y mujeres, en virtud de las cuales, los primeros tienen una amplia gama de posibilidades para movilizar recursos (materiales y no materiales) en beneficio de sus intereses. Siendo así, para lograr cambios en esta materia se requiere una redefinición de las relaciones de poder.
Este enfoque se asienta en la división del trabajo en los hogares, que funcionan como sistema de asignación de recursos. Desde esta perspectiva el análisis de género es visto como un instrumento que ayuda a realizar diagnósticos a los planificadores/as para corregir las inequidades en tal asignación.
Es de relevar que dicho enfoque retoma los planteamientos centrales del enfoque del empoderamiento que busca empoderar a las mujeres a través del acceso a recursos, autonomía y poder; y reconoce su triple rol (productivo, reproductivo y comunitario).
En el desarrollo de este enfoque surgen dos conceptos que aportan sustantivamente a la planificación del desarrollo. Se trata, de una parte de la distinción entre intereses estratégicos y prácticos de género y, de otra parte la distinción entre la situación y posición de las mujeres.
La distinción entre intereses de género estratégicos y prácticos, que Maxine Molyneux define7, dio lugar a un nuevo paradigma para el análisis social, que se constituye en un instrumento útil para la planificación. Así, mientras que los primeros se derivan del análisis de las relaciones de dominio/subordinación entre los géneros; los segundos, de
6 En los últimos años este enfoque ha recibido el respaldo de las Naciones Unidas y otras agencias multilaterales. En particular, el paradigma del desarrollo humano propuesto por el PNUD que coloca a las personas en el centro de las preocupaciones del desarrollo, asume el objetivo de la equidad de género, plasmándolo en la Declaración Política de la Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing, suscrita por la mayoría de los gobiernos del mundo en 1995. 7 Ver en Molyneux, M, 1986.
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las condiciones materiales concretas en que viven las mujeres como producto de su ubicación en la división social del trabajo. Caroline Moser8 incorpora dichos conceptos en la planificación del desarrollo, planteando que los intereses (estratégicos) pueden ser definidos como “las preocupaciones prioritarias” y las necesidades (intereses prácticos) como “los medios por los cuales dichas preocupaciones son satisfechas”.
De una parte, los intereses estratégicos de género considera por lo general, para el análisis y planificación, las siguientes variable: a) El control masculino del trabajo de las mujeres b) el control de recursos económicos y sociales, y del poder político c) la violencia masculina y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. De otra parte, los intereses prácticos de género, en tanto que se definen a partir de los roles que le ha asignado la sociedad (reproductivo, productivo, comunitario) a las mujeres, considera los satisfactores de las necesidades que se desprenden de los mismo: acceso a vivienda, agua, alimentación, educación y salud de hijas e hijos, generación de ingresos y acceso a servicios básicos en el ámbito de la comunidad.
A ello se suma los aportes los aportes de Young Kate (1991)9, que desarrolla dos nuevos conceptos, que son centrales para la definición de estrategias Género en el Desarrollo: la condición y la posición de las mujeres. Mientras que la primera muestra el estado material en el que se encuentran las Mujeres (pobreza, acceso a educación, salud, tecnología, carga de trabajo, etc.); la segunda da cuenta de su ubicación social, económica y política respecto a los hombres, esto es las diferencias que existen en cuanto a los salarios y oportunidades de empleo, acceso a la propiedad de recursos productivos y al poder político.
De esta manera, podemos concluir que la perspectiva de género ha transitado de una concepción en la que era equivalente a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres y por tanto las conductas de ambos eran concebidas como no modificables, a otra en la cual se concibe que son adquiridas cultural e históricamente y en tanto así susceptibles de cambiar. Es ilustrativa al respecto la gráfica que se presenta a continuación.
GRAFICO N° 1
LA PERSPECTIVA DE GÉNERO: COMPONENTES Y RELACIONES
8 Ver en Moser C. (1989), Planificación de Género y Desarrollo en Teoría, Práctica y Capacitación, Entre Mujeres y Flora Tristán, Lima, 1995. 9 Ver Young Kate, Refleciones sobre Como Enfrentar las necesidades de las mujeres en nueva lectura: Genero en el Desarrollo, Flora Tristán Ediciones – Red Entre Mujeres, Lima 1992.
Concepción tradicional, históricamente dominante,
género es = sexo, conductas biológicamente
determinadas, inmodificables
Concepción emergente, históricamente negada, género como conductas
adquiridas socioculturalmente
modificables
GENERO
Relaciones, valoraciones, comportamientos, actitudes, roles, posiciones, tares que definen lo masculino y femenino
Dónde y cómo se expresa: Relaciones entre los sexos
Diseño del trabajo Espacios y ámbitos de exper iencia
Valoración social de género Posición en los sistemas de parentesco
Producción, política, subjetividad y ciudadanía
Aspiración a la igualdad Convencional y modificable Privado y público compartido Masculino y femenino equiva lente Igualdad de derechos y oportunidad
Jerarquías
Rígidas y excluyentes Hombre (público)/ Mujer (Privado)
Hombre (valioso)/ Mujer (desvalor) H (dominantes)/ M(subordinada)
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Fuente: INEI. Informe técnico Nº 2/ Junio 2010. Pág. 2
2. UNA APROXIMACIÓN A LAS BRECHAS DE GÉNERO EN EL PERU: LAS MYPES URBANAS Y RURALES10 Es un consenso internacional, que se hizo explicito en la Declaración Política de la Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing, que es imperioso construir relaciones equitativas de género para el desarrollo humano de nuestras sociedades. Ello dio lugar a diversos estudios acerca de la agenda y los compromisos que asumieron los estados miembros de Las Naciones Unidas y esfuerzos para hacer la vigilancia de su cumplimiento. Así, en dicho marco, Social Watch desarrolló el índice de equidad de género, que a partir de indicadores relevantes y comparables a nivel internacional, integra tres dimensiones: el nivel educativo, la participación en la economía y el empoderamiento. Tal esfuerzo está dirigido no sólo a hacer visibles las brechas de género que existen, sino también para dar cuenta de los progresos que hay en la materia. El índice en materia educativa incorpora como indicadores la tasa de alfabetización y de matricula en los tres niveles educativos. En materia de participación económica la tasa de actividad económica y el nivel de ingresos percibidos. Finalmente, en materia de empoderamiento asume indicadores referidos al porcentaje de participación de las mujeres en cargos técnicos y directivos. En las líneas siguientes nos aproximaremos a analizar las brechas de género en la economía y la microempresa, tomando en cuenta dichos indicadores, aunque es necesario precisar que en este tema en el Perú existe un déficit de información y de
10Una aproximación a las brechas de género en las microempresas en que se desempeñan las industrias culturales es menester para avanzar hacia la definición de algunos lineamientos de planificación y evaluación de proyectos en este campo. Con ello queremos connotar que no es propósito de esta consultoría hacer un diagnóstico sobre la materia, aunque consideramos que debe constituir el punto de partida de cualquier acción orientada a la promoción del desarrollo
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estudios, y más aún en las actividades económicas que comprenden las industrias culturales11. 2.1 La importancia de la mujer en la economía peruana Existe un alto consenso acerca de la importancia de la participación de la mujer en la economía; si bien algunos autores/as analizan las inequidades que se gestan en la esfera de la producción de bienes y servicios, otros/as ponen especial énfasis en el aporte del trabajo que realiza en la esfera de la reproducción social, que es invisibilizado y no se registra en las cuentas nacionales. Dicho importancia se ha hecho evidente con el incremento sostenido de la participación de las mujeres en la actividad económica. Así, entre los años 1993 y 2007 pasan de ocupar de 29.6% del mercado laboral al 35.7%. Si bien las mujeres históricamente representan casi tres partes de la población en edad de trabajar, su participación en la PEA es menor que la de los hombres, 65% y 83% a nivel nacional. Es de anotar que la PEA femenina en los ámbitos rurales es mayor que en los ámbitos urbanos, mientra que en los primeros (2009) asciende al 75.6%; en los segundos sólo alcanza a 60.9%. Se observa también una mayor nivel de ocupación de las mujeres, entre los años 2004 – 2009 se eleva de 92.7% a 94.1%.12. Los porcentajes de participación de la PEA masculina son superiores a los de la PEA femenina en todos los niveles educativos. En el nivel de educación primaria es superior en 19 puntos porcentuales al de las mujeres, en el nivel secundario estas diferencias se acrecientan hasta alrededor de 21 puntos porcentuales, mientras que se reducen en casi 13 puntos al tratarse de la PEA que alcanzó nivel superior13 Además la participación de las mujeres en el sector terciario (comercio y servicios) de la economía no sólo es mayor que la que se registra para los varones, sino que entre los años 2004 – 2008 aumentó. Así en el 2004 el 58.4% de la PEA ocupada femenina trabajaba en dicho sector y en el 2008 el 60.5%; mientras que para el caso de los varones dichos indicadores alcanzan el 42.7% y 44.9% respectivamente.
11 En el Perú hay poca información estadística disponible para poder hacer un análisis de género integral. Las encuestas recogidas a nivel nacional, como la ENAHO, no recogen información relevante para explorar, por ejemplo, la división de género en el trabajo, recursos, responsabilidad y toma de decisiones en los distintos sectores económicos, menos aún en actividades comprendidas en el concepto de industrias culturales y su relación con las que provienen del rol asignado a las mujeres en la esfera de la reproducción familiar. 12 Instituto Nacional de Estadística e informática, Estadísticas con Enfoque de Género, Trimestre: Enero
– Febrero .‐ Marzo, 2010, en Informe Técnico N° 2, junio 2010 13 López Mendoza E, Mujeres y Hombres en el mercado laboral, Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, Lima 2010
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Así mismo, se observa que la participación de las mujeres de los ámbitos urbanos en este sector de la economía es alta; en Lima Metropolitana de cada 100 mujeres ocupadas 85 están en el sector terciario y en el resto urbano el comportamientos es similar. Por el contrario, en el área rural 7 de cada 10 mujeres trabajan en la agricultura, caza, pesca y silvicultura (este indicador para el caso d los hombres asciende al 80%)) y sólo el 20% en actividades de servicio y comercio. No obstante es de destacar que ellas vienen abandonando las labores extractivas y agropecuarias a un mayor ritmo que los hombres, para incorporarse principalmente en actividades de servicios y el comercio y ellos en labores de la manufactura, aunque también en el sector terciario. Una brecha de género significativa es la que se refiere a los ingresos. Según la ENAHO al 2008 los ingresos que perciben las mujeres son menores en 36% a los que reciben los hombres. La inequidad en los ingresos es más alta en las zonas rurales, los ingresos de las mujeres sólo representan el 12.4%; en cambio en Lima Metropolitana y el resto urbano, percibieron 39% y 42.3% de los ingresos que recibieron los varones respectivamente. Además no existe ninguna correlación entre esta situación y los niveles educativos, así las mujeres con nivel primaria de educación percibieron 35.6% menos ingresos que los hombres, con nivel secundaria 37.3% menos y las que tienen algún año de educación superior percibieron 37.4% menos. Cabe resaltar que alrededor de un 25% de la población ocupada en el área rural perciben ingresos por labores distintas a las agrícolas, por lo general se dedican a brindar servicios luego de concluir la cosecha de sus cultivos, así entre los años 2004 y 2008 la proporción de mujeres que reciben ingreso de actividades no agrícolas ha pasado de 31.8% a 34.8%.
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2.2 La equidad de género en las Microempresas Según datos oficiales existen 3, 383,325 MYPES en el Perú. Para el año 2004 se estimaba que había 1,795 de microempresas rurales, de las cuales el 8% se dedicaban a actividades agropecuarias y el resto en actividades no agropecuarias14. Dicho segmento de empresas concentran el 53% de la PEA ocupada, no obstante 66.9% son informales y de éstas el 77.3 % se encuentran en las zonas rurales15. Ello evidentemente tiene efectos adversos en la generación de trabajo decente. Ahora bien, las mujeres se encuentran trabajando principalmente en las microempresas. Así, el 84% de la PEA urbana femenina labora en empresas que tienen entre 1 a 10 trabajadores/as, mientras que tal indicador para la población masculina asciende a 76.9%. Esta diferencia se profundiza en los ámbitos rurales, donde el 94.5% de la PEA ocupada en dicho segmento de empresas son mujeres. Estos datos confirman que en este segmento de empresas la fuerza laboral por excelencia es femenina. Así, la mujer se incorpora al trabajo, ocupando posiciones menores y teniendo una gran presencia en la economía informal, que da lugar a una alta concentración de la mano de obra femenina en trabajos de menor calidad. Muestra tal situación, el que en lo ámbitos rurales las mujeres laboren principalmente como trabajadoras familiares no remuneradas (48.9%), a diferencia de los hombres que tienen una menor participación en dicha categoría ocupacional (14.2); y que su participación como trabajadora independiente sea menor (34.2%) que los varones (50.8%). En los ámbitos urbanos la situación es distinta, la participación de las mujeres en la categoría ocupacional de trabajadora independiente es mayor a la que se registra para los hombre, 44.6% y 32.7% respectivamente. Además, en dichos ámbitos la participación de la mujer como trabajadora familiar no remunerada (12%) si bien es menor a la registra en las zonas rurales, supera a la que se registra para el caso de los varones (5.8%). Ello se condice con la alta participación de las mujeres en sectores de baja productividad16 de la economía, que está asociado a la baja capacidad de la estructura
14 PROMER, situación y Perspectivas de las Pequeñas Empresas Rurales en America Latina, http://grupos.emagister.com/documento/situacion_y_perspectivas_de_las_pequenas_empresas_rurales_en_america_latina_/1985‐221618 15 Ver Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, Situación de la Mujer y Rural en el Perú, Documento Preliminar, Lima, 2009 16 El MINDES para analizar la participación de la mujer en unidades productivas de baja productividad
construye cuatro categorías de agrupación para procesar información de la ENAHO: 1) Patrones o empleadores en empresas que tienen hasta cinco trabajadores 2) los asalariados en establecimientos con menos de cinco trabajadores 3) los Trabajadores por cuenta propia y al trabajador familiar no remunerado 4) los trabajadores del hogar.
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productiva del país para absorber adecuadamente a la PEA, que si bien estimula la capacidad emprendedora de la microempresa y el/a trabajador/a independiente, también hace que los menos competitivos pasen a formar parte de la informalidad, con los consecuentes efectos que ello tiene en la desigualdad de amplios sectores de la sociedad, particularmente en las mujeres. Así, pese que entre los año 2004 y 2008 se redujo el empleo en sectores de baja productividad del 70.5% al 36%, las mujeres ocupadas en éstas unidades económicas sigue siendo alta, es 10.2 porcentuales mayor que la de los varones (72.5% versus 62.3%).
Gráfico N° 2
Perú: Población ocupada en sectores de baja productividad, 2004‐ 2008
5.6 5.8
11.2 11.2
45
0.4 0.32.3 2.5
6459.9
7.5 6.6
48.4
3.42.9
0
10
20
30
40
50
60
70
2004 2008 2004 2008 2004 2008 2004 2008
Patrón o empleador
con 5 o menos
trabajadores
Asalariado en
establecimientos con
5 ó menos
Trab. Por cuenta
propia y trab. Familiar
no remunerado
Trabajador del hogar
H
M
Fuente: López Mendoza E, Mujeres y Hombres en el Mercado Laboral, Ministerio de la Mujer y Desarrollo social, Lima 2010
Es de anotar que la presencia de los varones domina casi todas la actividades productivas de las microempresas, salvo en el comercio, en cuyo sector las mujeres representan más del 50%. Además, la posición de las mujeres en las empresas ha mejorada. Según la SUNAT, el número de las mujeres inscritas en el Registro Único de Contribuyentes entre los años 2002 y 2007 se ha duplicado y el 56% de las personas inscritas en el Registro Único Simplificado son mujeres. Otra evidencia de su liderazgo es el incremento entre los años 2004 y 2008 en 2.2 puntos porcentuales de su ubicación como empleadoras (las
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mujeres empleadoras han pasado de 21.6% a 23.8%), aunque la brecha con respecto a los varones es alta, el 75.2% de las empresas son conducidas por ellos (empleadores). Además, existe una alta concentración de mujeres en la conducción de microempresas.
Grafico N° 3
96.1
3.3 0.6
0
20
40
60
80
100
1
Perú: Mujeres empleadoras, según tamaño de empresa 2008
De 1 a 10 trabajadores De 11 a 50 trabajadores De 51 a más
Fuente: López Mendoza E, Mujeres y Hombres en el Mercado Laboral, Ministerio de la Mujer y Desarrollo social, Lima 2010
El control de activos es otra fuente de desigualdades. Ello se expresa con suficiencia en la discriminación que existe en el acceso a la tierra de las mujeres productoras, poseen en promedio una parcela y sólo el 4.7% tienen título de propiedad17. Tal situación obedece a muchos factores, no obstante dos son fundamentales. De una parte, la ausencia de documentos que acredite la propiedad de la tierra y de otra parte la discriminación de parte de los técnicos del Ministerio de Agricultura hace algunos años atrás y ahora de COFOPRI, que tienden a privilegiar a los varones, en tanto son considerados “jefes de hogar”. También incide el analfabetismo que aún es alto en las mujeres, especialmente en las zonas rurales. Si bien no existe data en el Perú que dé cuenta de las diferencias en el acceso a servicios financieros y de desarrollo empresarial de parte de las mujeres con respecto a los varones, diferente estudios muestran las inequidades que existen en este campo y los efectos que ello conlleva.
17 Ver al respecto, Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, Situación de la Mujer y Rural en el Perú, Documento Preliminar, Lima, 2009
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Así, pese a que los créditos orientados a las microempresas siguen creciendo, entre los años 2005 y 2009 las colocaciones pasaron de 4, 256 a 12, 487 millones de soles y llegan a cerca de un millón y medio de microempresarios/as18, no obstante las mujeres tienen limitado acceso a los mismos. La discriminación de las mujeres en este campo tiene efectos negativos no sólo en su productividad y nivel de ingresos, sino también en su autoestima y posición frente a los varones. Las microempresas conducidas por mujeres suelen estar subcapitalizadas, uno de los factores que incide en tal situación es precisamente su limitado acceso al crédito, que restringe su capital de trabajo; que debilita a su vez su capacidad para dotarse de insumos y mejorar la tecnología que utilizan. Existen diversos factores que limitan el acceso de las mujeres al crédito. Por el lado de la demanda, los bajos ingresos que generan las mujeres constituyen una barrera al acceso. Por el lado de la oferta restricciones formales, como la exigencia de la firma del esposo para solicitar un crédito, de activos que se den en garantía, de alfabetismo; de otro lado el bajo desarrollo de productos financieros modulados a las actividades productivas rurales (donde hay mayor participación de unidades productivas conducidas por mujeres) y los mayores costos de transacción que tienen En esto último, juega un papel importante el menor tiempo relativo que disponen (por hacerse cargo de las tareas de la reproducción doméstica), hace que el analista de crédito invierta más en los procedimientos para tramitar su solicitud; también la distancia física de los centro de servicios financiero, encarece los costos de transporte. Esta es una variable que crecientemente tiene mayor importancia, en tanto que se observa una mayor migración de los hombres del campo a los centros mineros y urbanos del país en búsqueda de mejores oportunidades, que hace que las mujeres asuman la conducción de unidad productiva familiar. Sobre el tema un estudio realizado por Portocarrero F y Byrme G19 señala que las mujeres recurren en mayor medida a fuentes de crédito informales (amigos y familiares, prestamistas locales, algunos comerciantes, y panderos y juntas), porque existe desigualdad en la distribución de la propiedad dentro del hogar, que hace que la titularidad de las tierras y los activos se encuentre en manos de los varones, lo que restringe su acceso a créditos. Concluye el estudio, el adquirir control sobre este tipo de recurso, incentiva a solicitar más préstamos a hogares que tienen como jefa de familia a una mujer que a aquellos que tienen como jefe de familia a un hombre, y la probabilidad de acceder al crédito se incrementa y se vuelve significativa a partir del tercer quintil de ingresos, cuando además la mujer es jefa del hogar. Quiere decir que a medida que la mujer es más importante dentro del hogar y tiene mayores ingresos, su capacidad de acceder al crédito se incrementa. Otro hallazgo importante es que el
18 Entre los años 2009/2010 los créditos dirigidos a la microempresas lidera el crecimiento del sector, así
sus colocaciones crecen en 19.2% frente a ‐1.2% de los créditos comerciales 19 Ver Portocarrero M. Felipe y Byrme Guillermo, http://cies.org.pe/files/documents/DyP/DyP‐12
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valor de los créditos de las mujeres en promedio son más bajos que la de los hombres. Finalmente, cuando se redistribuye la propiedad hacia las mujeres y se incrementa el acceso al crédito aumenta su poder de negociación con su pareja y de toma de decisiones en su hogar. Así mismo las microempresas tienen limitaciones para acceder a servicios de desarrollo empresarial. Las políticas de ajuste estructural trajo consigo no sólo la extinción los programas de extensión agrícola gestados con el modelo desarrollista, sino que al mismo tiempo dio lugar a una expansión acelerada de diversas estrategias de autoempleo y de microempresas urbanas. Las necesidades de asistencia técnica para las pequeñas explotaciones agropecuarias y los emprendimientos empresariales que dio lugar dicho proceso no han sido cubiertas. Hoy enfrentan graves restricciones en este campo, que les impiden desempeñarse adecuadamente para su sobrevivencia y desarrollarse en un contexto de mercados abiertos y competitivos. Sobre el tema habría que señalar que las microempresas, principalmente rurales no tienen acceso a información que les permita colocar su producción en mercados competitivos e insertarse ventajosamente en cadenas de valor, donde pueda obtener beneficios económicos sostenibles en el tiempo. Ahora bien, la falta de acceso a servicios de desarrollo empresarial, afecta de manera particular a las mujeres dado que su participación en la población que se encuentra en situación de pobreza es mayor que la de los varones. Además la profundización de las desigualdades las golpea más duramente, porque ellas deben asumir una doble o triple jornada, aquella que se desprende del trabajo de reproducción de la unidad familiar y muchas veces el trabajo comunitario para acceder a servicios básicos. Así, un estudio realizado por USAID señala las mujeres que lideran o trabajan en MYPES al estar excluidas de servicios públicos, como la educación, y de libertades básicas como la determinación de sus propias vidas, las tecnologías de información y comunicación se constitución en otro ámbito en el cual las mujeres no pueden disfrutar de los beneficios que ofrecen. Encuentra varios tipos de barreras de acceso, unas provienen del contexto en que se desenvuelven factores sociales, económicos, conectividad, entre otros), otras de las características y lenguaje de dichas tecnologías (ingles, conocimientos básicos de informática, etc.) y aquellas que están relacionadas a las mismas mujeres: los modos o estilos de aprendizajes distintos, la baja autoestima, la auto exclusión derivada a la situación de marginación o discriminación, etc. 2.3 ¿Qué hacen las mujeres en las industrias culturales? Un rasgo distintivo del Perú es el predominio de la pequeña agricultura en el campo, se estima que el 98% de las unidades agrícolas tienen menos de 20 hectáreas, que se asientan principalmente en la sierra y la selva. Se trata de un lado, de la economía campesina caracterizada por el manejo de un portafolio amplio de cultivos y productos pecuarios, orientados fundamentalmente al autoconsumo y que destinan sólo una
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parte de su producción al mercado; de otro lado de la pequeña agricultura comercial conformada por unidades que trabajan esencialmente con mano de obra familiar y que dirigen la mayor parte de su producción al mercado. El resto (8%) pertenece a la economía moderna del país y están afincadas principalmente en la costa. La diversidad de la pequeña agricultura no sólo se condice con la riqueza de la biodiversidad que tiene el Perú (posee 84 de las 104 zonas de vida en el mundo), sino al mismo tiempo con su condición de país pluricultural y variada geografía, que al mismo tiempo le exige a las mujeres y hombres del campo incursionar en actividades complementarias a la actividad agropecuaria. La diversificación productiva se constituye en una estrategia para enfrentar los riesgos que devienen del clima y la volatilidad de los precios en el mercado. En dicho escenario tiene relevancia el desarrollo de la agricultura orgánica, la artesanía y turismo rural comunitario. La pequeña explotación agrícola hoy encuentra en la producción orgánica20 una oportunidad para su desarrollo, que le permite ingresar a mercados nacionales e internacionales selectos por la calidad de sus productos. Se estima que al 2008 más de 35,000 agricultores/as tienen sistemas de producción orgánica, que da lugar a que reciban en promedio 20% más por el valor de sus ventas que lo que obtendrían por los productos convencionales21. El mercado internacional de dichos productos sigue creciendo pese a la crisis internacional. Según MINSETUR entre el 2008 y el 2009 el valor negociado pasó de 47 y US$ 53 mil millones. Los mayores demandantes provienen de países de Europa, Estados Unidos y Japón, aunque la demanda del Sudeste Asiático e India también se está fortaleciendo.
20 La organización internacional sombrilla de los movimientos de agricultura ecológica del mundo (IFOAM) define a la agricultura orgánica como “”un sistema de producción que mantiene y mejora la salud de los suelos, los ecosistemas y las personas. Se basa fundamentalmente en los procesos ecológicos, la biodiversidad y los ciclos adaptados a las condiciones locales, sin usar insumos que tengan efectos adversos. La agricultura orgánica combina tradición, innovación y ciencia para favorecer el medio ambiente que compartimos y promover relaciones justas y una buena calidad de vida para todos los que participan en ella”. 21 Martínez J., PRONPERÚ, en Informe Sectorial, Febrero 2009
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Perú: Exportaciones de Productos Orgánicos Según Valor FOB (e)
6.14 9.80 15.16 21.9033.23
44.37
69.87
100.85
161.32
194.22
240.00
0
50
100
150
200
250
300
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
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(e) Estimados Fuente: Martínez J. PRONPERÚ, en Informe Sectorial, Febrero 2009
No sólo viene creciendo el mercado externo sino también el mercado doméstico. Si bien no existe información al respecto, se observa una mayor difusión de BioFerias, BioTiendas, espacios ecológicos en supermercados y servicio de reparto de productos orgánicos. Ello ha dado lugar a que el Perú sea reconocido internacionalmente por su producción orgánica. Así es el 1er exportador mundial de Café Orgánico, el 2do de Cacao Orgánico, 5to productor mundial de Banano Orgánico y el 7mo país con el mayor número de productores que implementan sistemas de producción orgánica. Como se ha señalado líneas arriba, esto es posible porque en el Perú predomina la pequeña agricultura, cuyos conductores/as no usan agroquímicos ni pesticidas, y portan prácticas ancestrales de selección y manejo de diversas especies vegetales y animales, que facilita la incorporación de sistemas de producción orgánica en sus parcelas. A ello se suma condiciones ambientales favorables. El café es el principal producto orgánico de exportación y se estima que existen más de de 75 mil mujeres involucradas en su cultivo22, algunas manejan sus propias parcelas y otras participan en la siembra, cosecha, selección y lavado, para después dejarlos en los centros de acopio de sus cooperativas o asociaciones. Posteriormente, los encargados de la gestión comercial colocarán el producto en diferentes mercados del mundo.
22 Junta Nacional de Café, http://www.juntadelcafe.org.pe/index.php?r=rev_cafetalero&ctg=rec&idn=0
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No obstante a las mujeres en el agro se le asignan culturalmente labores especializadas, como el cuidado de las semillas, en las que las mujeres tienen un amplio conocimiento de las cualidades de la diversidad de recursos genéticos, por otro lado las labores de siembra, cosecha, y clasificación de los productos. Manuela Ramos ilustra al respecto23 estudiando cuatro casos de distintas organizaciones de productores, señala que “en la cosecha todos los miembros de la familia trabajan... las mujeres seleccionan mejor el grano mientras que los varones obtienen mayor cantidad en menos tiempo, debido a que sólo se fijan en la cantidad, mas no en la selección, encontrándose así en sus canastas granos verdes… “ Concluye, que si bien las mujeres participan solas o con los varones en toda la etapa del vivero y poscosecha y que el trabajo que es casi exclusivo de los varones consistía en el traslado de los plantones al campo, la limpieza del terreno, el alineamiento y cavar hoyos, fertilización, control de malezas y de plagas, así como la poda. No obstante la asignación de labores especializadas de la mujer en el cultivo del café, tiene signos de cambio. Así, el Perú es uno de los 10 países del mundo que produce un café exclusivamente hecho por mujeres, desde la plantación, pasando por la fertilización, cosecha y la comercialización; y que se viene exportando. Lucila Campos, Presidenta de la Coordinadora Nacional de la Mujer Productora de Café y Cacao dice “las mujeres organizadas hemos podido salir adelante, antes sólo éramos las esposas de los socios de las cooperativas y asociaciones, ahora somos cada vez más socias. Hemos apoyado a nuestros esposos de muchas maneras y ahora estamos sacando un café de mujeres”24. El empoderamiento que genera el cambio de posición de la mujer en el proceso productivo es ilustrativo. Ella es hoy la Presidenta de la Convención Nacional del Agro Peruano (CONVEAGRO).
3. LA DIMENSIÓN DE GÉNERO EN EL MONITOREO Y EVALUACIÓN DE PROYECTOS PARA LA PROMOCIÓN Y DESARROLLO DE INDUSTRIAS CULTURALES
Incorporar el enfoque de género en la planificación del desarrollo implica plantearse objetivos y estrategias orientadas a superar la inequidad de las relaciones sociales que se han establecidos entre hombres y mujeres en la sociedad, que limitan la autonomía y oportunidades de desarrollo humano de estas últimas.
Para ello es imprescindible realizar un análisis no solo de los roles que la sociedad le ha asignado a hombres y mujeres, sino de las relaciones que ello conlleva. A esto aportan los conceptos introducidos por C. Moser y Young Kate, intereses estratégicos y prácticos de género; y condición y posición de la mujer, respectivamente.
23 Manuela Ramos, Aroma, Sabor y Color: las mujeres en la Producción del Café, 2011, http://www.manuela.org.pe/aroma‐sabor‐y‐color/ 24 Junta Nacional de Café, http://www.juntadelcafe.org.pe/index.php?r=rev_cafetalero&ctg=rec&idn=0
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De la conceptualización de género en el desarrollo y el análisis de las brechas de género que existen en la microempresas se desprenden un conjunto de dimensiones a examinar, en los procesos de monitoreo y evaluación de los proyectos de industrias culturales. Para tal fin, se propone un set de indicadores que pretenden medir los efectos que tienen los proyectos de industrias culturales en los problemas de inequidad que enfrentan las mujeres, y que les resta oportunidades de ser beneficiadas con el desarrollo.
3.1 Dimensiones a considerar a) Institucional La dimensión institucional interna hace referencia a la acción que debería tomar las intervenciones orientadas al desarrollo de las industrias culturales para fortalecer e incentivar la actuación de las mujeres de forma igualitaria en espacios de coordinación y concertación público‐privados en los ámbitos urbanos, rurales, local y regionales en representación de las organizaciones de productores de bienes y servicios en los que actúa. La participación de las mujeres en los diferentes ámbitos de la sociedad, aún sigue siendo sub‐ representada en las instancias donde se toman decisiones que impactan tanto en la vida de las propias mujeres como el de los hombres. La igualdad de hombres y mujeres ‐además de ser un derecho humano‐ es una necesidad estratégica para la profundización de la democracia representativa y participativa así como para la construcción de una sociedad más justa y desarrollada socio económicamente, busca contribuir a la construcción de condiciones positivas y a la remoción de los obstáculos para que la igualdad y representación de la mujer en espacios de concertación sea de forma igualitaria, real y efectiva. Incorporar la perspectiva de género a las políticas y acciones públicas es tomar en cuenta las diferencias entre los sexos y analizar en cada circunstancia, las causas y los mecanismos institucionales y culturales que estructuran la desigualdad entre mujeres y hombres. Esta dimensión entonces, busca medir la incorporación de enfoque de género mediante la participación de las mujeres en representación de sus organizaciones en espacios público privados de concertación, teniendo como referente la cuota de género que establece la legislación peruana. b) Participación y representación social
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La representación social está referida a la participación de la mujer, en comparación con el hombre, en puestos de responsabilidad dentro de sus organizaciones o gremios. Las mujeres están subrepresentadas en las organizaciones de las microempresas pese a que constituyen la mayor fuerza laboral que tienen. De hecho, las mujeres encuentran grandes dificultades para acceder y permanecer en los puestos de responsabilidad. La proporción de hombres ocupando cargos directivos es bastante mayor que el de mujeres, pese a que pueden tener iguales credenciales y experiencia. Cabe resaltar que esta desproporción no se puede explicar únicamente diciendo que se debe a la falta de interés de la mujer, sino más bien hay que hacer especial hincapié en la corresponsabilidad en el trabajo reproductivo como la crianza de los hijos.
Dada las limitaciones que la mujer muestra de acceso a la participación y representación en los espacios públicos, es imprescindible incorporar esta dimensión en los indicadores, que permita medir la representación, liderazgo y reconocimiento de la mujer en cargos de representación de las microempresas de industrias culturales. El objetivo es medir los cambios que se vayan produciendo en el liderazgo de las mujeres.
c) Servicios para el desarrollo de las MYPEs
Esta dimensión está referida al acceso que tienen las mujeres con respecto a productos financieros y servicios de desarrollo empresarial que ofrecen las organizaciones y las entidades públicas en general.
Esta dimensión esta orientada a medir no sólo su contribución a cerrar las brechas de género que existen en materia de servicios financieros, sino también a que los mismos estén adaptados a las necesidades prácticas de las mujeres. Asimismo, el acceso los servicios de desarrollo empresarial que ofrecen metodologías de capacitación y asistencia técnica que incorpora la experiencia práctica de las microempresarias en el proceso de aprendizaje y desarrolla a la vez, habilidades de gestión empresarial que les permita analizar estrategias de gestión empresarial, productividad, asociatividad, inserción al mercado que necesitan para mejorar sus negocios. Ellas no acceden fácilmente a este tipo de servicios, por diversos motivos, uno muy importante está asociado a su rol reproductivo, esto es que tienen que dedicar tiempo al hogar después del trabajo. d) Derecho a trabajar La dimensión esta orientada a medir la contribución de las industrias culturales al cierre de las brechas en dicho campo. Se refiere a las disparidades existentes entre mujeres y hombres en el derecho decente. Para tal fin, se propone medir la calidad del trabajo que genera las industrias culturales, a partir de la cantidad de horas trabajadas, el acceso a la seguridad social, el valor de la remuneración que perciben las
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mujeres y la cantidad de trabajo no remunerado que realizan. Todo ello comparado con el comportamiento de tales indicadores que se registran para los varones. Los problemas de acceso que tienen las mujeres al trabajo decente en las microempresas limitan su autonomía económica, impidiéndole de esta forma asegurar un mejor nivel de vida para sí misma y quienes de ella dependen.
En la actualidad, la mujer se enfrenta a varias desventajas en el mercado de trabajo. Además de afrontar los prejuicios de género prevalecientes, tiene que conciliar su papel de ama de casa con su rol de agente económico productivo. Ello con frecuencia condiciona su categoría ocupacional, la organización y duración de la jornada laboral y sus niveles de salario.
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e) Conducción unidad productiva La dimensión conducción de la unidad productiva está referida a la representación legal y/o liderazgo que tiene la mujer en las microempresas constituidas. La mujer conductora de una MYPE tiene capacidad para motivar, estimular la participación y la autoestima. Diferentes estudios constataron que la mujer concibe al liderazgo como un medio de transformación para sus subordinados; ya que aplica sus habilidades para las relaciones interpersonales y motivacionales y transformar el interés individual por uno colectivo guiado hacia la empresa como totalidad. En esta dimensión se busca medir la relación relativa entre las microempresas de industrias culturales conducidas por mujeres y aquellas que están conducidas por varones. f) Empresarial/ Económica (Capacidad para generar y controlar ingresos) La capacidad empresarial y económica de la mujer está referida al desarrollo de las capacidades que les permita elevar la productividad de las microempresas. Para tal fin se proponen tres variables de evaluación. De una parte, la rentabilidad medida a partir de las utilidades brutas de las microempresas que conducen las mujeres, de otra parte el acceso al mercado a partir del valor de sus ventas; y finalmente el control sobre el destino de los ingresos medido a partir de su participación en las decisiones acerca del destino de los mismos. Las dos primeras deben ser comparadas con los registros que obtienen sus pares varones familia y la comunidad. g) Personal
Como se ha señalado en el acápite precedente, la productividad de las empresas que conducen las mujeres está asociada a la carga de trabajo que se desprende del rol reproductivo que desempeña en la unidad familiar, esto es, que existe una asociación directa entre trabajo productivo y reproductivo, y cuya tensión la mujer microempresaria esta obligada a manejar. Culturalmente ello es sublimizado con la maternidad.
Esta es la brecha más profunda que existe en las relaciones de género y que es necesario cambiar, dando lugar a una redistribución del trabajo doméstico en la unidad familiar, entre el hombre y la mujer. Ahora bien, esto será resultado de un proceso que dé lugar al empoderamiento de las mujeres que las habilite para transformar esa realidad.
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Si bien el empoderamiento es un proceso personal, diversos estudios muestran que es posible abrir espacios para que se desarrolle. Uno de ellos es la incursión en actividades empresariales que al generarle ingresos puede contribuir a su autonomía económica y elevar su autoestima. Este es el punto de quiebre con la discriminación y desigual de género.
Así, el empoderamiento puede ser inducido y de allí la importancia de crear conciencia acerca de la discriminación de género. Ello significa que las mujeres modifiquen la imagen de sí mismas y las creencias sobre sus derechos y capacidades y desafíen los sentimientos de “inferioridad”. Facilitar las condiciones que permitan o induzcan estos cambios es el papel de los agentes externos.
En tal sentido proponemos medir el avance en dicho proceso con la variable autoestima, dando cuenta de la inversión que hacen ellas en sí mismas, utilizando una proporción de los ingresos netos que les genera la microempresa.
3.2 Propuesta de Indicadores
Dimensión Variables a medir Indicador Definición Operacional Frecuencia
Institucional Participación 1. Porcentaje de mujeres que participación en espacios público privados de concertación en representación de sus organizaciones.
Es la relación relativa que existe entre representantes mujeres y hombres en las instancias de concertación público privada. Esta relación debe expresar la cuota de género establecida en el marco normativo nacional (Posición/Interés estratégico)
Anual
Participación y Representación social
Liderazgo
1. Porcentaje de mujeres que acceden a cargos dirigenciales en sus organizaciones o gremios. (Posición/interés estratégico)
Es la relación relativa que existe entre en número de mujeres que participan en cargos directivos de las organizaciones de productores/as de industrias culturales sobre el total de cargos directivos de dichas organizaciones
Anual
Oferta de productos y servicios para el desarrollo de las MYPEs.
Acceso a Productos Financieros
1. Valor de la cartera por producto y por sexo. 2. Tipo de producto financiero según sexo. 3. Préstamo promedio por sexo.
Mide el acceso que tienen las mujeres a productos financieros adaptados a su realidad.
Anual
Acceso a Servicios de Desarrollo Empresarial.
1. Porcentaje de mujeres productores de bienes y servicios de
Mide el acceso que tienen las mujeres a servicios que ofertan los diferentes niveles de gobiernos y entidades privadas.
Anual
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Dimensión Variables a medir Indicador Definición Operacional Frecuencia
industrias culturales que acceden a SDE ofertados por el Estado o instituciones privadas 2. Porcentaje de mujeres que acceden a SDE según tipo.
Se entiende por tipo de servicio a aquellos que están orientados a: i) Mejorar la productividad ii) La gestión empresarial (asociatividad e inserción en el mercado, liderazgo, etc)
Derecho a trabajo decente
Calidad del empleo
1. Número de horas que trabajan las mujeres en las MYPEs de industrias culturales comparado con el número de horas que los hombres trabajan en las mimas. 2. Tasa de trabajadoras mujeres que acceden a Seguridad Social
Promedio de horas que las mujeres trabajan en la microempresa de industrias culturales durante un período determinado comparado con el promedio de horas que los hombres trabajan en las mismas, clasificada según estratos de MYPEs y ámbitos urbanos y rurales. PEA ocupada según sexo que accede a los servicios de seguridad social o SIS.
Anual
Trabajo remunerado
1. El promedio de remuneración bruta anual que reciben las mujeres que trabajan en industriales culturales comparada con el promedio de remuneración de los varones que trabajan en la misma microempresa. 2. Porcentaje de mujeres no remuneradas que trabajan en las microempresas de industrias culturales.
Remuneración promedio bruta anual que reciben las mujeres comparada con la de los varones según estratos de micro y pequeña empresa y ámbitos urbanos y rurales. 2. Del total de trabajadores de la microempresa, obtener el porcentaje de mujeres que no reciben ningún tipo de remuneración monetaria según estratos de micro y pequeña empresa y ámbitos urbanos‐rurales.
Anual Anual
Conducción de la Liderazgo 1. Porcentaje de Es la relación relativa que existe
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Dimensión Variables a medir Indicador Definición Operacional Frecuencia
Unidad Productiva MYPEs de industrias culturales conducida por mujeres.
entre las mujeres que tienen la representación legal de la microempresa con respecto al total de personas que ejercen esta posición. (posición / Interés estratégico).
Empresarial/ económica
Rentabilidad Acceso al mercado Control sobre destino de los ingresos
1. Tasa de rentabilidad de las microempresas conducidas por mujeres comparada con la tasa de rentabilidad de las empresas conducidas por varones. 2. El valor de las ventas de las microempresas conducidas por las mujeres en comparación con el valor de las ventas de las microempresas conducidas por varones. 3. Mujeres conductoras de MYPEs que deciden sobre el destino de las ganancias generadas.
Utilidades brutas antes de impuesto de empresas conducidas por hombres y mujeres por estrato empresarial y ubicación urbana y rural. El valor bruto de ventas anuales según estrato empresarial y ubicación urbana rural. Mujeres manifiestan que tienen una participación alta, media, baja o nula en el destino de las ganancias.
Anual
Empresarial personal
Autoestima 1. Porcentaje de mujeres conductoras de MYPE que destinan una parte de sus ingresos para sí mismas.
Mujeres destinan una parte de sus ingresos en sus propias necesidades; ya sea educación, salud, aspecto físico o recreación.
Anual
4. RECOMENDACIONES
Algunos programas llevados a cabo en diferentes partes del mundo permiten extraer algunas conclusiones y lecciones para mejorar el acceso de las mujeres a las TICs. En un proyecto de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones – APC a través del cual se aplicó la metodología de evaluación de género (GEM, en sus siglas en inglés) en
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varios telecentros de América Latina, África y Asia, se hallaron resultados interesantes que vinculan el acceso a TICs al proceso de empoderamiento femenino, concluyendo que sin el aumento de la participación masculina en las obligaciones y quehaceres domésticos es muy poco lo que las mujeres pueden avanzar en su participación en otros espacios de la esfera pública. Asimismo, se comprobó que la tecnofobia de las mujeres era rápidamente superada a través de un acceso al manejo y conocimiento de las TIC en un ambiente integrador y sin discriminaciones (Sabanes, 2006a).
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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