persistencia de virus, bacterias, mohos, … · spp. la ruta más eficiente para sanitización fue...

175
Los abajo firmantes, convocados por el Programa de Doctorado en Ciencias Agrarias de la Universidad de Caldas, hemos examinado la tesis doctoral: PERSISTENCIA DE VIRUS, BACTERIAS, MOHOS, LEVADURAS Y PARÁSITOS, EN DIFERENTES FORMAS DE UTILIZACIÓN DE LA PORCINAZA. Presentada por: Oscar Jaime Betancur Hurtado Como requisito parcial para obtener el título de Doctor en Ciencias Agrarias y certificamos su aprobación ________________________________________ Dr. Francisco Javier Henao Uribe ________________________________________ Dr. Jesús Antonio Betancourt Echeverri. ________________________________________ Dr. Julián Estrada Álvarez

Upload: ledang

Post on 09-Aug-2018

220 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Los abajo firmantes, convocados por el Programa de Doctorado en Ciencias Agrarias de la

Universidad de Caldas, hemos examinado la tesis doctoral:

PERSISTENCIA DE VIRUS, BACTERIAS, MOHOS, LEVADURAS Y

PARÁSITOS, EN DIFERENTES FORMAS DE UTILIZACIÓN DE LA

PORCINAZA.

Presentada por: Oscar Jaime Betancur Hurtado

Como requisito parcial para obtener el título de Doctor en Ciencias Agrarias

y certificamos su aprobación

________________________________________

Dr. Francisco Javier Henao Uribe

________________________________________

Dr. Jesús Antonio Betancourt Echeverri.

________________________________________

Dr. Julián Estrada Álvarez

PERSISTENCIA DE VIRUS, BACTERIAS, MOHOS, LEVADURAS Y

PARÁSITOS, EN DIFERENTES FORMAS DE UTILIZACIÓN DE LA

PORCINAZA.

Tesis

Presentada a:

Programa de Doctorado en Ciencias Agrarias

Facultad de Ciencias Agropecuarias

Universidad de Caldas

Como requisito parcial

para obtener el título de

Doctor en Ciencias Agrarias

Por

OSCAR JAIME BETANCUR HURTADO

Francisco Javier Henao Uribe, PhD. Director de Tesis

Noviembre de 2014

ii

AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer a Dios por haberme dado la maravillosa oportunidad de alcanzar esta meta

que tanto había anhelado; así mismo a mi madre y a mi padre (QEPD) por su apoyo

incondicional durante toda mi existencia y en especial por haber incentivado en mí, desde

muy chico, este deseo inmenso de aprender y de mantener siempre viva esas ganas de

conocimiento. A mi familia: Isabela, Alejandro, Paulina, Marta, mis hermanos: Gerardo,

María Eugenia, Carmenza, Regina, Adrián, Cesar; cuñados: Gabriel, Germán, Augusto,

Jenny y sobrinos; mis amigos: Juan David, Inés, Pablo, Paola, Fanny, Mery, Stiven, Alirio,

Patricia, Daniel, Carlos, Pilar, Amparo, Marco, Germán, Julián, Héctor Jaime, Andrés,

Edwin, Sandra, Diana, Ana, Daniela, Wilson, Enrique, Alberto, Cristobal, y muchos que se

me escapan; por su paciencia, apoyo, oraciones y sobre todo por haberme permitido

sumergirme por completo en este proyecto de vida. A mi director de tesis, Dr. Francisco

Javier Henao, que no solo fue quien me encaminó en este programa sino quien con liderazgo,

profesionalismo, altísimo nivel de exigencia y un acompañamiento permente, jamás visto en

mi vida en procesos anteriores, pulió y refinó cada detalle no solo de los trabajos escritos

sino de mi proceso de formación doctoral en su conjunto; a mi comité de evaluadores –

asesores: Dres. Antonio Betancourt y Julián Estrada quienes a la par con mi director me

ofrecieron su soporte, su guía y su total asesoría de principio a fín. Al Dr Victor Cotrino y a

todo su equipo de trabajo en LMV (Laboratorio Médico Veterinario); al Dr Oscar Robin y su

laboratorio Animed; al Dr Jesús Cortés y a su Laboratorio de Parasitología en la Universidad

Nacional. A la Vicerrectoría de Investigaciones y Posgrados de la Universidad de Caldas; al

Grupo de Investigación en Biología de la Producción Pecuaria; a Cristian Giraldo y Pablo

Jiménez por su gran apoyo técnico y logístico durante todo el trabajo y a los colegas que

participaron en los muestreos y ejecución de la investigación; a Luis Alberto Gonzales por su

soporte técnico y apoyo incondicional durante todo el proceso. Al Dr. Alejandro Ceballos por

sus aportes estadísticos. A Novartis de Colombia, especialmente a mi jefe Dr. Leonardo

García por creer en mi y por facilitarme recursos económicos y el tiempo necesario para

dedicarme a mis estudios; a los Dres Robert Valeris y Armando Quintero por su soporte. A

las Granjas Mandalay, San Antonio y La Cecilia y a todas aquellas personas que de una u

otra forma hicieron parte de este importante logro.

iii

DEDICATORIA

A mi madre que con su gran fortaleza, abnegación y ejemplo me ha brindado su

incondicional e invaluable apoyo para construir una base sólida que ha guiado mis acciones a

lo largo de mi vida.

A mi padre que si bien hoy no me acompaña, siempre fue mi faro, mi inspiración y me dió el

soporte suficiente para salir adelante, además quien me enseñó a que siempre antepusiera los

principios éticos y mis valores ante cualquier situación.

A toda mi familia, que es lo más importante que tengo y que sacrificó gran parte de su

tiempo para facilitarme las cosas y permitir que este importante logro se hiciera realidad.

A mi tía Esperanza, que siempre ha estado ahí para animarme e inspirarme; quien con su

ejemplo y sabiduría me ha alentado siempre a no desfallecer por difíciles que sean las

circunstancias.

iv

TABLA DE CONTENIDOS

Agradecimientos II

Dedicatoria III

Tabla de contenidos IV

Lista de figuras VIII

Lista de tablas IX

Lista de anexos X

Resumen general XI

CAPÍTULO I 1

1. Introducción 1

Bibliografía 4

CAPÍTULO II 7

2. Revisión de literatura 7

2.1. Antecedentes 7

2.1.1. Situación actual de la porcicultura en el mundo 7

2.1.2. Situación actual de la porcicultura en Colombia 8

2.1.3. Consideraciones prácticas sobre el uso de la porcinaza 9

2.1.4. Presencia de patógenos y contaminantes en la porcinaza 10

2.1.5. Alternativas de procesamiento de la porcinaza 13

2.2. Porcinaza 18

2.2.1. Definición 18

2.2.2. Usos de la porcinaza 18

2.3. Normatividad sobre el uso de porcinaza 20

2.3.1. Normatividad en Colombia 20

2.3.2. Normatividad en distintas partes del mundo 25

2.4. Estrategias para la mitigación de los efectos contaminantes de la porcinaza 28

2.4.1. Estercolero 30

2.4.2. Biodigestor 32

v

2.4.3. Secado 35

2.4.4. Lombricompostaje y harina de lombriz 37

2.4.5. Ensilaje 42

2.5. Agentes patógenos de importancia para la porcicultura colombiana presentes en la

porcinaza 44

2.5.1. Parvovirus Porcino (PVP) 44

2.5.2. Circovirus Porcino Tipo 1 (CVP1) y tipo 2 (CVP2) 46

2.5.3. Virus del Síndrome Respiratorio Reproductivo Porcino (PRRS) 47

2.5.4. Herpesvirus Porcino Tipo 1 (HVP1), o virus de la enfermedad de Aujeszky 49

2.5.5. Lawsonia intracellularis 50

2.5.6. Actinobacillus pleuropneumoniae (APP) 51

2.5.7. Salmonella spp 52

2.5.8. Listeria monocytogenes 53

2.5.9. Leptospira spp 54

2.5.10. Staphylococcus aureus 55

2.5.11. Escherichia coli 56

2.5.12. Clostridium sulfito reductores 57

2.5.13. Coliformes totales 58

2.5.14. Mesófilos aerobios 59

2.5.15. Mohos y levaduras 59

2.5.16. Ascaris suum 60

2.5.17. Cryptosporidium parvum 62

2.5.18. Trichuris suis 63

2.5.19. Balantidium coli 64

2.5.20. Metastrongylus spp 65

2.5.21. Giardia intestinalis 65

2.5.22. “Estrongilidos” 66

2.5.23. Strongyloides spp 67

2.5.24. Coccidias 68

2.6. Técnicas de Diagnóstico 69

2.6.1. PCR 69

vi

2.6.2. Cultivo microbiológico 70

2.6.3. Cámara de McMaster 74

2.6.4. Método de Ritchie 75

2.6.5. Método de Sloss modificado 75

2.6.6. Método de Baerman 75

2.6.7. Coloración de Ziehl-Neelsen 75

Bibliografía 76

CAPÍTULO III 107

Persistencia de patógenos en porcinaza líquida procesada en tanques estercoleros y

biodigestores 107

Resumen 107

Abstract 108

Introducción 109

Materiales y métodos 111

Resultados 113

Discusión 114

Referencias 122

CAPÍTULO IV 125

Persistencia de patógenos en porcinaza seca, ensilada y transformada en lombricompostaje

y harina de lombriz 125

Resumen 125

Abstract 126

Introducción 127

Materiales y métodos 129

Resultados y discusión 132

Conclusiones 137

Agradecimientos 138

Referencias bibliográficas 143

vii

CAPÍTULO V 148

Discusión general 148

Bibliografía 155

viii

LISTA DE FIGURAS

Figura Página

1. Separación natural de la fracción sólida y líquida de la porcinaza, utilizando un

serpentín. 15

2. Separación mecánica de la fracción sólida y líquida de la porcinaza. 15

3. Tanque estercolero en granja porcícola. 31

4. Tanque estercolero en la presente investigación. 32

5. Biodigestor anaerobio de flujo continuo. 35

6. Lecho de secado en granja porcícola. 36

7. Lecho de secado en la presente investigación. 37

8. Lechos de madera para lombricompostaje. 39

9. Lombricompost al término de 90 días. 40

10. Lavado de lombrices para la preparación de harina. 41

11. Secado de lombrices en estufa a 60ºC para la preparación de harina. 41

12. Preparación de microsilos con porcinaza más CAIM. 43

13. Microsilos en proceso de fermentación con porcinaza más CAIM. 44

ix

LISTA DE TABLAS

Tabla Página

1. Recuentos máximos adoptados para alimentación de rumiantes. 119

2. Patógenos encontrados en tres granjas del centro occidente de Colombia

en tanques estercoleros. 120

3. Patógenos encontrados en tres granjas del centro occidente de Colombia

en Biodigestores. 121

I. Recuentos máximos adoptados para alimentación de rumiantes. 138

II. Patógenos encontrados en tres granjas del centro occidente de Colombia

en lechos de secado de porcinaza. 139

III. Patógenos encontrados en tres granjas del centro occidente de Colombia

en ensilaje de porcinaza. 140

IV. Patógenos encontrados en tres granjas del centro occidente de Colombia

en lombricompostaje de porcinaza. 141

V. Patógenos encontrados en tres granjas del centro occidente de Colombia

en harina de lombriz. 142

x

LISTA DE ANEXOS

Anexo Página

1. Poster en el International Pig Veterinary Society (IPVS) Congress. 2014 162

xi

PERSISTENCIA DE VIRUS, BACTERIAS, MOHOS, LEVADURAS Y PARÁSITOS,

EN DIFERENTES FORMAS DE UTILIZACIÓN DE LA PORCINAZA

Resumen general.

En este estudio se transformó porcinaza por las 6 rutas más empleadas en Colombia, para

evaluar la persistencia de: Parvovirus Porcino, Circovirus Porcino 1 y 2 (PCV1 y 2),

virus del PRRS, virus de Aujeszky, Salmonella spp., Clostridium sulfito reductores,

mesofilos aerobios, Staphylococcus aureus, coliformes totales, Escherichia coli,

Actinobacillus pleuropneumoniae., Leptospira spp., Listeria monocytogenes, Lawsonia

intracellularis, mohos, levaduras, Ascaris suum, Cryptosporidium parvum, Trichuris

suis, Balantidium coli, Metastrongylus spp., Giardia intestinalis, Strongyloides spp.,

coccidias y “estrongilidos”. El estudio, de observación dirigida, se llevó a cabo en tres

granjas comerciales (800, 500, 280 madres respectivamente) del centro–occidente de

Colombia. En cada granja se llenó un tanque estercolero de 250 L con porcinaza

completa fresca que se analizó a los tres días; se usaron biodigestores de flujo continuo

cuyos efluentes se analizaron según tiempos de retención hidráulica; en invernadero con

techo transparente se redujo la humedad de la fracción sólida de la porcinaza hasta 24-

30% para realizar la evaluación; se ensiló una mezcla de caña de azúcar y fracción sólida

de porcinaza fermentada con vitafert, se evaluó a los 15 días; finalmente, se produjo

lombricompostaje y harina de lombríz (Eisenia foetida) usando como sustrato fracción

sólida de porcinaza y se analizaron a los 90 días. Al inicio de cada proceso se estableció

la presencia de todos los patógenos considerados y en los momentos ya indicados se

evaluó su persistencia. El análisis se realizó dos veces con 30 días de diferencia, en cada

granja. Se emplearon técnicas diagnósticas específicas para cada organismo en

laboratorios certificados por la autoridad sanitaria colombiana. En la mezcla completa

fresca procesada en estercoleros se encontraron 15 organismos: PCV2, mohos, levaduras,

Salmonella spp., Balantidium coli, “estrongilidos”, Lawsonia intracellularis, mesófilos

aerobios, E. coli, coliformes totales, S. aureus, Clostridium sulfito reductores, Listeria

monocytogenes, Strongyloides spp., y coccidias; al retirar parte de la fracción sólida para

xii

usar en biodigestores se diagnósticó la misma población de patógenos, excepto, mohos,

Listeria monocytogenes y Balantidium coli; en la fracción sólida fresca se encontraron

los mismos organismos excepto el PCV2. En harina de lombriz sólo persistieron:

mesófilos aerobios, E. coli, coliformes totales y Clostridium sulfito reductores; en la

porcinaza seca persistieron también; Lawsonia intracellularis y Listeria monocytogenes;

en ensilaje, persistieron los cuatro patógenos de la harina de lombriz más Lawsonia

intracellularis, mohos y levaduras; en Lombricompostaje a los patógenos que

persistieron en harina de lombriz se le sumaron: S. aureus, Balantidium coli,

Strongyloides spp., mohos y levaduras. En el estercolero persistieron los mismos de

harina de lombriz adicionados de Lawsonia intracellularis, S. aureus, Listeria

monocytogenes, Strongyloides spp., y coccidias mientras que la única diferencia en

biodigestores fue la persistencia de Salmonella spp., y la no persistencia de Strongyloides

spp. La ruta más eficiente para sanitización fue la harina de lombriz; seguida de secado y

ensilaje; el lombricompostaje, estercolero y biodigestor fueron las rutas menos

eficientes.

Palabras clave: bacterias, ensilaje, parásitos, patógenos, persistencia, virus.

1

CAPÍTULO I

1. Introducción.

La carne de cerdo es la más consumida; su participación en el mercado mundial es del

37.4%, haciendo de la porcicultura una actividad muy importante globalmente (McGlone,

2013). Según la Asociación Colombiana de Porcicultores (ACP) (2014) en Colombia la

oferta de porcinos en el mercado interno alcanzó 3’030.043 de cabezas beneficiadas en el

2013, que representan aproximadamente 254.000 toneladas de carne, 2.2% más que en el

2012, y se espera que siga creciendo en los próximos años; el consumo per cápita en

Colombia es de 6.7 kg lo cual muestra una gran oportunidad de negocio a futuro.

Se estima que para el 2030 la población mundial sobrepasará los 8 billones de personas, lo

que aumentará la demanda de proteína de origen animal y es allí donde la carne de cerdo,

jugará un papel preponderante; para cubrir tal demanda se requerirá seguir aumentando la

población porcina, lo que acarreará un crecimiento en la generación de porcinaza (heces,

cama, agua, alimento, secreciones diversas, restos de piel, sangre y placenta), que a un

ritmo de excreción diaria de hasta 10 kg por cerdo (Karlen et al., 2004), incrementará de

manera sustantiva la disponibilidad de este subproducto.

Históricamente, el estiércol animal ha sido visto como un residuo, concepto que ha venido

cambiando, apreciándose ahora como fuente de nutrientes y energía renovable. El empleo

estratégico de porcinaza como materia prima para alimentación animal o biofertilizante, ha

sido limitado por las autoridades sanitarias colombianas por su posible riesgo contaminante

(ICA, 2007). La principal barrera, se debe a que las excretas contienen una carga

microbiológica elevada (Bolton, 2013), que podría persistir aún después de someterse a

diversos procesos de tratamiento.

2

En Colombia, en las granjas porcícolas tecnificadas, la porcinaza fresca es sometida a uno o

varios procesos de tratamiento antes de su disposición final. Se cree, que cuando la

porcinaza es procesada por tanques estercoleros, biodigestores, secado, ensilado,

lombricompostaje y harina de lombriz, tiende a ser inocua.

Para el procesamiento de la fase líquida de la porcinaza, es común acudir a estercoleros y a

biodigestores. Un estercolero es un tanque diseñado para almacenar estiércol (Goss y

Richards, 2008), en el caso de la porcinaza, se utiliza para almacenar la mezcla completa

sin previa separación; regularmente el tiempo de almacenamiento es de tres días, al cabo de

los cuales se conduce su contenido a un campo de fertilización o a un biodigestor. Hasta el

momento no se conocen reportes formales sobre la efectividad de los tanques estercoleros

en la eliminación de patógenos, Fongaro et al. (2014) reportan la presencia de Salmonella

spp., y Circovirus Porcino tipo 2 en porcinaza colectada desde un tanque estercolero, sin

considerar la capacidad de este sistema en la remoción de patógenos. El estercolero, por

tanto, no es estrictamente un mecanismo de procesamiento de la porcinaza. Es importante

aclarar que en algunas granjas se usan tanques similares a los estercoleros para almacenar el

efluente de los biodigestores.

Los biodigestores, son sistemas de biorreacción construidos para someter la fase líquida de

desechos orgánicos o efluentes industriales, a fermentación anaeróbica con el propósito de

recuperar energía y sustratos útiles en procesos agropecuarios y agroindustriales (Rivas et

al., 2010). El paso de la porcinaza líquida por el biodigestor genera un efluente rico en N, P

y K, y en menor medida Mn, Mg, Ca, Zn y Cu, potencialmente útil como biofertilizante, y

potencializador del desarrollo de microorganismos en diferentes procesos de biosíntesis

(Girard et al., 2013). Cabe destacar que los biodigestores ofrecen la posibilidad de controlar

la diseminación de agentes patógenos (Huong et al., 2014), por efecto de la competencia

microbiana (Smith et al., 2005), la T°, el pH, la concentración de amonio libre, y el tiempo

de retención hidráulica (TRH) o tiempo promedio que la materia prima se mantiene dentro

del biodigestor (Appels et al., 2008). Para poder asegurar un adecuado proceso de

biodigestión, es necesario que la porcinaza esté homogenizada, y que el TRH, sea adecuado

3

para evitar expulsión de bacterias endógenas a una tasa superior a la de su reproducción

(Olugasa et al., 2014). Al respecto, Massé et al. (2011) reportan reducciones significativas

de coliformes totales y fecales, Escherichia coli, y Salmonella sp., cuando se usan TRH de

7 a 14 días. En este mismo sentido, el grupo de Chen et al. (2012), encontró que la tasa de

eliminación de patógenos es más eficiente conforme se aumenta el TRH de 11 a 25 días.

Para el procesamiento de la fase sólida de la porcinaza se usa el ensilado, secado,

lombricompostaje, y harina de lombriz. Esta fracción ha sido utilizada como elemento

mejorador de suelos y alimento para bovinos tanto en forma fresca como ensilada. El

ensilaje es un proceso anaerobio fermentativo en el que bacterias acido-lácticas convierten

carbohidratos solubles en ácidos orgánicos (principalmente ácido láctico), creando un nivel

de acidez, que impide que otros microorganismos descompongan el sustrato (Silveira y

Franco, 2006).

La porcinaza que es secada al sol, es casi inolora y fácil de incorporar en la ración del

ganado, aunque demanda mucho espacio para un proceso que permite eliminación parcial

de agentes patógenos. Se considera que un estiércol está seco cuando su contenido de

humedad es inferior al 30% (Beck, 2003).

El lombricompostaje es la biooxidación y estabilización de la materia orgánica que implica

una acción conjunta de lombrices y microorganismos (Domínguez, 2004). El paso de

porcinaza a través del sistema digestivo de la lombriz permite la reducción de patógenos,

dependiendo de la cantidad de estiércol (Monroy et al., 2009). Las lombrices por su alta

tasa reproductiva son productoras de carne que comúnmente se usa en forma de harina. En

el empleo de lombricompuesto ó harina elaborada con lombriz de tierra, es necesario

considerar el riesgo de transmisión a cerdos de Metastrongylus spp., parásito del cual

dichas lombrices son hospederos intermediarios (Taylor et al., 2007).

A pesar de la implementación de estos sistemas, existe limitada información respecto a su

utilidad en la eliminación de patógenos de la porcinaza, bajo condiciones de campo en

4

Colombia. De las diferentes formas de tratamiento, solo algunas brindan posibilidades de

biorremediación, generándose, por tanto, la necesidad de ampliar este horizonte mediante

investigación (Sobsey et al., 2006).

El presente trabajo se realizó con el propósito de contribuir a esclarecer el verdadero riesgo

sanitario de la porcinaza mediante la evaluación de la persistencia de virus, bacterias,

mohos, levaduras, y parásitos en porcinaza líquida procesada en biodigestores y tanques

estercoleros, y en porcinaza sólida secada, ensilada y transformada en lombricompostaje y

harina de lombriz, en el centro–occidente de Colombia, utilizando técnicas diagnósticas

avanzadas.

Bibliografía

Appels, L., J. Baeyens, J. Degrève, and R. Dewil. 2008. Principles and potential of the

anaerobic digestion of waste-activated sludge. Prog. Energy Combust. Sci. 34: 755–781.

Asociación Colombiana de Porcicultores. 2014. Análisis de coyuntura del sector porcícola

año 2013. Porcicultura Colombiana. 186: 16-30.

Beck, R. W. 2003. Review of Biomass Fuels and Technologies. Yakima County Public

Works. Solid Waste Division.: pp.49.

Bolton, N. 2013. Pathogens in piggery waste and their removal during wastewater

treatment In: Buchanan, A.N., Bolton, A.N., Moheimani, N., Svoboda, I.F., Grant, T.,

Batten, D.,Cheng, N.N., Borowitzka, M., Fallowfield, H.J. Algae for energy and feed: a

wastewater solution. A review. Report prepared for the Co-operative Research Centre for

High Integrity Australian Pork: 153-185.

Chen, Y., B. Fu, Y. Wang, Q. Jiang, and H. Liu. 2012. Reactor performance and bacterial

pathogen removal in response to sludge retention time in a mesophilic anaerobic digester

treating sewage sludge. Bioresource technology 106: 20-26.

Domínguez, J. 2004. State of the art and new perspectives in vermicomposting research. In:

Edwards CA, editor. Earthworm ecology. 2nd edition. Boca Raton: CRC Press.: 401-424.

5

Fongaro, G., A. Viancelli, M. E. Magri, E. M. Elmahdy, L. L. Biesus, J. D. Kich, A. Kunz,

and C. R. Barardi. 2014. Utility of specific biomarkers to assess safety of swine manure for

biofertilizing purposes. The Science of the total environment 479-480: 277-283.

Girard, M., J. H. Palacios, M. Belzile, S. Godbout, and F. Pelletier. 2013. Biodegradation in

Animal Manure Management. In: Chamy, C and Rosenkranz, F. Biodegradation -

Engineering and Technology. INTECH. Chapter 10: 251-274.

Goss, M., and C. Richards. 2008. Development of a risk-based index for source water

protection planning, which supports the reduction of pathogens from agricultural activity

entering water resources. Journal of environmental management 87: 623-632.

Huong, L. Q., H. Madsen, X. Anh le, P. T. Ngoc, and A. Dalsgaard. 2014. Hygienic aspects

of livestock manure management and biogas systems operated by small-scale pig farmers in

Vietnam. The Science of the total environment 470-471: 53-57.

ICA.Instituto Colombiano Agropecuario. 2007. Resolución 2640. Reglamentación de las

condiciones sanitarias y de inocuidad en la producción primaria de ganado porcino

destinado al sacrificio para el consumo humano. . p 20, Bogotá, D.C., Colombia.

Karlen, D. L., C. A. Cambardella, and R. S. Kanwar. 2004. Challenges of managing liquid

swine manure. Applied Engineering in Agriculture. 20: 693−699.

Masse, D., Y. Gilbert, and E. Topp. 2011. Pathogen removal in farm-scale psychrophilic

anaerobic digesters processing swine manure. Bioresource technology 102: 641-646.

McGlone, J. J. 2013. The Future of Pork Production in the World: Towards Sustainable,

Welfare-Positive Systems. . Animals. 3: 401-415.

Monroy, F., M. Aira, and J. Domínguez. 2009. Reduction of total coliform numbers during

vermicomposting is caused by short-term direct effects of earthworms on microorganisms

and depends on the dose of application of pig slurry. Science of the Total Environment.

407: 5411–5416.

Olugasa, T. T., I. F. Odesola, and M. O. Oyewola. 2014. Energy production from biogas: A

conceptual review for use in Nigeria. Renewable and Sustainable Energy Reviews. 32: 770-

776.

Rivas, O., F. Vargas, and G. Watson. 2010. Biodigestores: factores químicos, físicos y

biológicos relacionados con su productividad. Tecnología en Marcha. 23: 39-46.

6

Silveira, E. A., and R. Franco. 2006. Conservación de forrajes: segunda parte. Revista

Electrónica de Veterinaria. 7: 1-37.

Smith, S. R., N. L. Lang, K. H. Cheung, and K. Spanoudaki. 2005. Factors controlling

pathogen destruction during anaerobic digestion of biowastes. Waste Manag. 25: 417-425.

Sobsey, M. D., L. A. Khatib, V. R. Hill, E. Alocilja, and S. Pillai. 2006. Pathogens in

animal wastes and the impacts of waste management practices on their survival, transport

and fate. In: J.M. Rice, D.F. Caldwell, F.J. Humenik. White Papers on Animal Agriculture

and the Environment: National Center of Manure ann Animal Waste Management White

Pepers. . Michigan: ASABE: 609-665.

Taylor, M. A., R. L. Coop, and R. L. Wall. 2007. Veterinary Parasitology. 3rd Ed. Blacwell

Publishing Co. Oxford: 337-338.

7

CAPÍTULO II

2. Revisión de literatura.

2.1. Antecedentes.

2.1.1. Situación actual de la porcicultura en el mundo.

La cuarta parte de los habitantes del planeta dependen económicamente de las actividades

agrarias. En 2012, el 39% de la población activa mundial fue agrícola, siendo esta actividad

más importante en países en vías de desarrollo por sus aportes al Producto Interno Bruto,

donde su contribución puede ser de hasta el 30% (Olona y Gómez, 2013). La demanda

efectiva de alimentos crece significativamente y continuará haciéndolo durante las

próximas décadas, lo que se convierte en una gran oportunidad de negocio para los

productores de proteína animal, y especialmente de los que producen carne de cerdo, por

ser la carne que más se consume en el mundo (McGlone, 2013).

Una de las mayores contribuciones para alimentar a los más de 7000 millones de habitantes

que se estima existen hoy en el planeta, debe ser el de producir carne de cerdo de excelente

calidad a través de las granjas tecnificadas que existen hoy alrededor del mundo (McOrist,

2012), sobre todo, cuando se estima que para el año 2050 la población mundial podría

llegar a una cifra cercana a los 9000 millones de habitantes, y el consumo per cápita de

todas las carnes se incrementará aproximadamente en un 36% (ANDI, 2011).

La carne de cerdo continúa siendo la más producida y consumida en el mundo, alcanzando

un 37,6% de participación en el consumo, seguida por la carne de ave con el 35,3% y la de

vacuno con el 22,4%. Se estima que para finales del año 2014 se produzcan en el mundo

115,5 millones de toneladas de carne de cerdo, liderando la producción de proteína de

origen animal (FAO, 2014). Se pronostica que la producción mundial de carne de cerdo

continuará en su tendencia de gran expansión a un ritmo constante, por efectos de los costos

8

de alimentación y la demanda creciente (USDA, 2013), sin embargo, la presencia de

enfermedades altamente contagiosas como la Diarrea Epidémica Porcina o la Peste Porcina

Africana, las cuales generan enormes pérdidas económicas para el sector porcino, limitarán

el comercio de carne entre naciones como mecanismo de prevención (USDA, 2014).

El comercio global se ha expandido en los últimos años debido a los cambios en los

patrones de consumo derivados del aumento de ingresos en los países en desarrollo con

economías de rápido crecimiento. Junto con el de las aves de corral, el porcino es el

subsector pecuario de mayor crecimiento, con un número de animales que alcanzará los mil

millones antes de 2015, el doble que en la década de 1970. La producción porcina está

distribuida por todo el mundo, con exclusión de algunas regiones que mantienen ciertas

reservas culturales y religiosas en relación con el consumo de carne de cerdo (FAO, 2012).

China continua siendo el principal productor mundial de carne de cerdo, representando

cerca del 51% del total de la producción, seguido por la Unión Europea con un valor

aproximado del 20,5% y Estados Unidos con el 9,6%, siendo el principal productor del

continente americano. Brasil produce el 3% de la carne porcina, y es el principal productor

de Suramérica, seguido de Chile con el 0,5% y Argentina con el 0,37% de la producción.

Otros países de importancia a nivel de América son Canadá y México que producen el

1,66% y el 1,17% del total de carne en el mundo, respectivamente (USDA, 2014).

2.1.2. Situación actual de la porcicultura en Colombia.

En Colombia, la oferta de porcinos en el mercado interno alcanzó 3’030.043 de cabezas en

el 2013, que representan aproximadamente 254.000 toneladas de carne, indicando un

crecimiento del 2.2% en comparación con el año 2012, y se espera que siga su crecimiento

en los próximos años (Asociación Colombiana de Porcicultores, 2014).

El sector porcícola en Colombia ha realizado importantes esfuerzos en términos de

desarrollo tecnológico, en mejoramiento genético, óptima infraestructura en granjas,

9

formación técnica y laboral calificada, implementación del programa continuado de estatus

sanitario, cumplimiento de alta bioseguridad y desarrollo nutricional en balanceados, entre

otros temas, que se conjugan con la exigencia de la resolución ICA 2640 para lograr la

certificación y enfocarse en darle un cambio de visión a la porcicultura colombiana, para

convertirla en la industria de la carne de cerdo, que ofrezca un producto más magro,

nutritivo, saludable, confiable y de excelente calidad (Otero, 2010).

La producción porcina ha cambiado dramáticamente en las tres últimas décadas, de un

modelo pequeño y de subsistencia a operaciones grandes alimentadas con productos

concentrados. Esta tendencia hacia operaciones mayores es promovida por reducción en los

costos de producción y logísticas tanto para productores como para procesadores de carne.

Una tendencia adicional en producción de carne es la migración de operaciones de

producción de países desarrollados a países en desarrollo debido a costos bajos de

operación, disponibilidad de alimento, tierra, agua, a la vez que de menores políticas

restrictivas en lo ambiental comparado con países Europeos o Estados Unidos (Kunz et al.,

2009).

2.1.3. Consideraciones prácticas sobre el uso de la porcinaza.

El continuo crecimiento experimentado por la industria porcina a nivel mundial, trae

consigo un considerable aumento en la cantidad de excretas generadas, sobre todo si se

consideran valores de excreción diaria de hasta 10 kg por cerdo, dependiendo del tamaño

del animal, tipo y ración (Karlen et al., 2004). Debe considerarse que las excretas animales

siempre han sido de utilidad para el hombre, incluso se cree que las excretas sólidas y

líquidas fueron, tal vez, los primeros materiales usados para mejorar la fertilidad de los

suelos. Por ejemplo, Teofrasto (372-287 AC) en la edad antigua, planteaba que los

estiércoles se clasificaban en el siguiente orden según su valor fertilizante: humano,

porcino, caprino, ovino, vacuno, de buey, y equino. La excreta animal era una exigencia

para el abonamiento de los cultivos de la Europa Medieval; el incremento de la producción

vegetal condujo a una escasez de estiércol y el problema se volvió a tal punto “angustioso”,

10

que en la Alta Edad Media muchos señores juzgaron conveniente exigir como forma de

pago potes de estiércol (CORANTIOQUIA, 1996).

Pese a esta utilidad histórica, las excretas animales venían siendo entendidas como un

residuo de la actividad pecuaria. Afortunadamente muchos productores vuelven a ver ahora

las excretas como un subproducto valioso de su empresa y se han interesado en su

utilización como fuente de nutrientes (Bicudo y Goyal, 2003). En el caso de la excreta de

cerdo, que se conoce en Colombia con el nombre de porcinaza, es imperativo para el

porcicultor convertirla en un producto utilizable en diferentes procesos, que a la par con la

carne sume al ingreso total y aporte efectivamente a la rentabilidad de la empresa.

En Colombia, la porcinaza podría limitar el desarrollo potencial de la industria porcina por

contaminación ambiental asociada con vertimiento irregular en fuentes de agua y por

restricciones contempladas en la legislación sanitaria para la utilización de la porcinaza en

alimentación animal y en biofertlización (ICA, 2007a). Como lo menciona Jiménez (2010),

el proceso productivo porcícola afecta el medio ambiente mediato, hasta el punto de

generar inconvenientes con la autoridad ambiental, además crea inconvenientes con las

personas de predios aledaños a la explotación. En la medida en que se continúe con las

mismas prácticas de producción, el problema se convertirá en uno mayor, debido a la

contaminación de aguas cercanas, la generación potencial de olores y la formación de focos

de vectores, aspectos que afectan directamente el tema de salubridad.

2.1.4. Presencia de patógenos y contaminantes en la porcinaza.

Aún cuando las excretas contienen diferentes cantidades de nutrientes, su carga

microbiológica puede ser muy elevada, lo que limita su utilización (Espinoza et al., 2009).

El estiércol animal puede contener una variedad de organismos patógenos, bacterias tales

como Salmonella spp., Bacillus spp., Brucella spp., Campylobacter jejuni, Clostridium

spp., Escherichia coli, Leptospira spp., Listeria monocytogenes, Mycobacterium spp.,

Yersinia spp., parásitos como Ascaris spp., Balantidium coli, Cryptosporidium parvum,

11

Giardia lamblia, Toxoplasma gondii, y virus del grupo de los enterovirus, calicivirus,

reovirus, rotavirus, adenovirus, herpesvirus y coronavirus (Sobsey et al., 2006).

Específicamente en la porcinaza, se ha reportado la presencia de diferentes tipos de mohos

y levaduras (McCarthy et al., 2013; Van Uden y Sousa, 1962), así como distintas bacterias

patógenas como Lawsonia intracellularis (Bertone et al., 2013), coliformes totales y

fecales, Enterococcus spp., Clostridium perfringens; y algunos agentes zoonóticos como

Yersinia sp., Escherichia coli, Salmonella spp., Campylobacter spp. (Massé et al., 2011),

Listeria monocytogenes (Hutchison et al., 2005), Bacillus anthracis, Brucella sp.

Chlamydia spp., Leptospira sp., y Mycobacterium spp. (Ziemer et al., 2010). Algunas

bacterias pueden llegar a la porcinaza después que esta ha sido excretada, como el caso de

Actinobacillus pleuropneumoniae (Bolton, 2013).

Es latente el riesgo de transmisión de microorganismos patógenos en la porcinaza; el mayor

temor es que muchos de estos agentes patógenos puedan ser compartidos con otras especies

animales y aún el hombre, por lo que es importante descartar aquellos que puedan ser

transmitidos del cerdo a otras especies a través de alguna de las diferentes formas de

utilización de la porcinaza. Dentro de estos agentes patógenos podrían encontrarse bacterias

como: Salmonella sp., Mycobacterium sp., Brucella sp., Escherichia coli, Leptospira sp.,

Yersinia sp., y Campylobacter sp. Estas bacterias no siempre están presentes en el estiércol

de cerdos, siendo más prevalentes en los cerdos infectados (Castrillón et al., 2004).

Algunos virus pueden ser eliminados en altas concentraciones en las excretas de animales

con enfermedad clínica (virémicos), pero también pueden aparecer en bajas

concentraciones en las heces y en algunos casos en la orina de animales sanos (Hundesa et

al., 2009). Los virus entéricos son una parte significativa de los microorganismos presentes

en la porcinaza en la cual se han aislado adenovirus, torque teno virus, parvovirus,

circovirus (Viancelli et al., 2013), virus de la enfermedad de Aujeszky (Martinez-Gamba et

al., 2001), y el virus del Síndrome Respiratorio Reproductivo Porcino (PRRS) (Linhares et

al., 2012).

12

Según el grupo liderado por Mattison et al. (2007), desde que se conoció que los genes de

Norovirus comprenden virus que infectan tanto a humanos como a porcinos, bovinos y

roedores, existe la posibilidad de una infección por transmisión zoonótica. En general, esta

transmisión se puede dar a través de la cadena alimentaria o por contacto directo con los

animales. El grupo de Ziemer et al. (2010), afirma que entre los virus más comunes

hallados en cerdos figuran: el Virus Influenza, agente zoonótico que puede ser transmitido

fácilmente entre animales y humanos. Virus Hepatitis E (HEV), un virus nuevo

estrechamente relacionado genéticamente con el HEV humano, Norovirus porcino (NoP.

Calicivirus entérico) y Rotavirus (RV-A y RV-C).

En las granjas porcinas es común encontrar parásitos que afectan el rendimiento de los

cerdos, siendo más común la presentación de Strongyloides ransomi, Ascaris suum,

Oesophagostomum dentatum, Trichuris suum, Isospora suis y Eimeria debliecki, en

establecimientos de producción extensiva, que en los de producción en confinamiento

(Bartosik et al., 2012). Diversos estudios confirman la presencia en la porcinaza de

“estrongilidos” digestivos, Ascaris suum, Trichuris suis, Strongyloides ransomi y coccidias

(Baranenko et al., 2009; Bartosik et al., 2012; Zumbado et al., 2009). En un estudio

realizado por Pulido-Villamarín et al. (2013), en el cual determinaron la prevalencia de

parásitos gastrointestinales en granjas porcinas traspatio y de producción semi tecnificada

en el departamento de Cundinamarca-Colombia, encontraron quistes y trofozoítos de

Balantidium coli, quistes de Giardia spp. y Entamoeba spp., ooquistes de Eimeria spp.,

huevos compatibles con familia Anoplocephalidae, huevos de Fasciola hepatica, y Ascaris

suum, y larvas de Strongyloides spp. Entre los parásitos de mayor importancia desde el

punto de vista zoonótico hallados en porcinaza se encuentran Ascaris suum,

Cryptosporidium spp., Giardia spp., y Balantidium coli (Kirkoyun et al., 2009). Los huevos

de parásitos presentes en la porcinaza son muy susceptibles a temperaturas superiores a

30ºC y pH cercano a 4 (Nuñez et al., 1987); estos mismos autores encontraron que a 35ºC y

pH próximo a 4, se inactivan casi todos los huevos de parásitos, a excepción del 78.6% de

Ascaris. La persistencia de los huevos de Ascaris es explicada por estos autores por la

condición especial de la cutícula de sus huevos (Gonçalves et al., 2008).

13

Otros agentes contaminantes eliminados en la porcinaza pueden ser considerados como

riesgo potencial para la salud, tales como: toxinas microbiales, arsenicales, antibióticos,

fármacos, hormonas, coccidiostatos, metales pesados y elementos traza, antihelmínticos y

nitrofuranos, que deben ser evaluados críticamente antes de que el estiércol sea utilizado

como alimento (Alvarez y Gutiérrez-Vázquez, 2001).

La porcinaza tratada contiene niveles sustanciales tanto de microorganismos resistentes

como de antimicrobianos; por tanto la aplicación de porcinaza a las praderas, podría

contribuir al riesgo para la salud pública asociado con el incremento de la prevalencia de

resistencia antimicrobiana en patógenos, directamente a través de la transmisión de

microorganismos patógenos resistentes a antimicrobianos, e indirectamente, a través de la

introducción y selección de genes de resistencia antimicrobiana (Zhou et al., 2010).

Los resultados de muchos estudios indican que los genes de resistencia a antibióticos se

incrementan en abundancia y diversidad en la biota de cerdos que consumen alimentos

medicados con antibióticos a dosis sub terapéuticas. Algunos genes enriquecidos tales

como: aminoglucosido O-fosfotransferasas, confieren resistencia a antibióticos que no

fueron administrados en los estudios, demostrando el potencial de selección indirecta de

resistencia a antibióticos no utilizados en el alimento (Looft et al., 2012).

2.1.5. Alternativas de procesamiento de la porcinaza.

Según la Guía de Mejores Técnicas Disponibles del Sector Porcino (2010), ciertos procesos

de tratamiento del estiércol permiten beneficios ambientales como la eliminación de olores,

la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, la estabilización del contenido

de nutrientes del estiércol, así como la reducción de patógenos. Las tasas de disminución de

patógenos en el estiércol dependen del manejo y las condiciones de almacenamiento

(Nicholson et al., 2005). Una variedad de factores físicos (temperatura, desecación)

químicos (pH, enzimas) y biológicos (actividad microbiológica) pueden influenciar la

14

persistencia de bacterias, virus y parásitos en los diferentes sistemas de manejo y

tratamiento de estiércol animal (Sobsey et al., 2006).

Una forma de mejorar el manejo de las excretas y evitar la pérdida de nutrientes es separar

el estiércol fresco en sus fracciones sólida y líquida (Capulín et al., 2001). Se considera que

la porcinaza es líquida cuando su contenido de sólidos es menor del 10%, y se considera

sólida cuando es mayor al 10% (Tabbara, 2003). Según Pain y Menzi (2011), la diferencia

entre un estiércol líquido y uno sólido radica en que la fracción líquida fluye por gravedad,

puede bombearse pero no puede apilarse, y viceversa. Existen diferentes sistemas de

separación como por ejemplo, la decantación estática o natural (figura 1), la separación

mecánica (figura 2) por tamices y filtros, tratamientos biológicos y ósmosis inversa

(Pereira, 2005). Aunque existen otros sistemas como la centrifugación, la floculación, o la

precipitación química; debe tenerse muy claro que dependiendo de la selección del sistema

de separado la transferencia de nutrientes entre la fracción sólida y la líquida variará

(Møller et al., 2007). Otra consideración importante es el tiempo de separación, al respecto

Zhu et al. (2000) en un estudio de laboratorio revelaron los cambios dinámicos de sólidos

en la porcinaza durante el almacenamiento con el fin de determinar el mejor momento para

la separación sólido-líquido. Los datos mostraron que la separación debe llevarse a cabo

dentro de los 10 días después de la excreción para tamaños de partícula igual o superior a

0,5 mm y un plazo de cinco días para tamaños de partículas menores a 0,5 mm. Después de

los primeros 10 días de almacenamiento, los sólidos suspendidos totales tienden a

descomponerse a una tasa mayor, reduciendo así la eficiencia de separación. Una vez que

los sólidos se disuelven, la separación sólido líquido se hace difícil y la eficiencia de

separación de los separadores mecánicos se reduce drásticamente.

15

Figura 1. Separación natural de la fracción sólida y líquida de la porcinaza, utilizando un

serpentín (Grupo de Investigación en Biología de la Producción Pecuaria).

Figura 2. Separación mecánica de la fracción sólida y líquida de la porcinaza (Grupo de

Investigación en Biología de la Producción Pecuaria).

Cuando se usa la porcinaza líquida, se pueden obtener algunos beneficios como elemento

mejorador de las condiciones del suelo, disminución en el consumo de agroquímicos, y

aprovechamiento de una fuente de energía renovable como el biogás. La fracción sólida se

puede utilizar para la elaboración de sustratos, alimentación de peces y bovinos, y para la

producción de abono (Oliveira, 1993). El uso de porcinaza ensilada como fuente

16

alternativa de alimentación de rumiantes puede ayudar a mitigar los elevados costos de

producción que generan los altos precios actuales de alimentos concentrados, y ayudaría en

gran medida a su adecuada disposición (Estrada, 2011).

Independientemente de la fracción de porcinaza considerada, su utilización está limitada

por las autoridades sanitarias con base en su posible riesgo contaminante (ICA, 2007a).

Como lo menciona Kumar et al. (2013), la materia orgánica presente en las excretas se

descompone y consume el oxígeno disuelto en el agua, afectando la supervivencia de los

peces así como otras formas de vida acuáticas; los nutrientes del estiércol pueden causar

eutrofización de las aguas alterando los ecosistemas locales; la presencia de grandes

cantidades de nitratos en el agua de consumo representa un riesgo para la salud de animales

y humanos. El uso inadecuado de porcinaza se ha identificado como un factor importante

de riesgo ambiental para la transmisión de algunos patógenos. En algunas zonas de

Colombia, especialmente en Antioquia, acuden a modelos productivos que se identifican

con un modelo de producción pecuario “cerdos-pastos-leche”, en el que los pastos del

ganado bovino son fertilizados con porcinaza líquida; ese uso inadecuado de porcinaza se

ha identificado como un factor importante de riesgo ambiental para la transmisión de

leptospirosis. Es necesario desarrollar tecnologías apropiadas para el tratamiento y manejo

de las excretas porcinas mediante el diseño de tanques estercoleros de sedimentación y

separación de sólidos o la utilización de biodegradantes para la generación de gas

combustible. Con estos sistemas de tratamiento se puede reducir la carga orgánica y

biológica contaminante (Ochoa et al., 2000). Algunos autores han observado que el uso de

las excretas sin tratamiento aumenta los riesgos a través del reciclaje de los

microorganismos patógenos y otros contaminantes (Martinez-Gamba et al., 2001). Para la

elección del sistema de tratamiento de la porcinaza, la eficacia para eliminar los nuevos

contaminantes emergentes (antibióticos, moléculas de estrógeno, etc.), también ha de

tenerse en cuenta, pero para eso se necesitan datos de investigación (Bernet y Béline,

2009).

La porcinaza se ha convertido en algunos sitios, en un gran contaminante no solo por su

17

olor, sino por la generación de residuos orgánicos en las fuentes de agua. Por otra parte, en

la industria porcina se utiliza una alta cantidad de agua para la eliminación de estos

“desechos”, aumentando así la posibilidad de contaminación de dichas fuentes de agua

(Asociación Colombiana de Porcicultores, 2006). En países como Brasil por ejemplo el

almacenamiento de porcinaza líquida y posterior aplicación a la tierra es la práctica

predominante de manejo de este sub producto al igual que en otras partes del mundo debido

a su simplicidad, bajo costo y la posible reducción de costos en la producción agrícola a

través del reemplazo de fertilizantes químicos por los nutrientes fecales (Kunz et al., 2009).

El reciclaje de porcinaza para la alimentación animal ayuda a reducir la contaminación del

medio ambiente causada por los sólidos y hace posible el aprovechamiento del alto

contenido de nutrientes, disminuyendo los costos de alimentación. Sin embargo, algunos

autores han observado que el uso de las heces sin tratamiento aumenta los riesgos a través

del reciclaje de los microorganismos patógenos y otros contaminantes (Martinez-Gamba et

al., 2001).

En Colombia, en las granjas porcícolas tecnificadas, la porcinaza fresca se somete a

diferentes procesos de tratamiento antes de su disposición final; la fracción líquida de la

porcinaza se usa en biodigestores anaerobios y en tanques estercoleros, mientras que para el

ensilado, el secado, el lombricompostaje, y la harina de lombriz, usan la fracción sólida. El

presente trabajo pretende aclarar el tema de la viabilidad del uso de la porcinaza en

diferentes rutas, haciendo énfasis en la inocuidad. La evaluación de la presencia de

organismos patógenos, como algunos de los descritos anteriormente, en las diferentes vías

de utilización de excretas en alimentación animal y como biofertilizante cobra gran

importancia, y constituye actualmente un requisito inevitable.

18

2.2. Porcinaza.

2.2.1. Definición.

La porcinaza puede definirse como un material que se compone integralmente de materia

fecal y orina, residuos de cama, restos de alimento, agua de lavado, y secreciones nasales,

la garganta, la vagina, la glándula mamaria, la piel, así como sangre y placenta (Pell, 1997).

Muchos de los ingredientes alimenticios de la porcinaza conservan su forma original,

mientras otros son transformados producto de la actividad metabólica de las bacterias en el

tracto digestivo, así como por la acción enzimática de los jugos digestivos. Los sólidos

totales y el contenido orgánico del estiércol dependen del tipo de alimentación y

particularmente de las condiciones ambientales, las cuales influyen en la cantidad de agua

consumida (CORANTIOQUIA, 2003). La orina representa aproximadamente el 45% de la

porcinaza, y las heces fecales el 55%. El contenido de humedad es alrededor del 88%, y el

contenido de materia seca es del 12%. El pH varía entre 6.0 y 8.0, siendo más neutro

mientras más fresca sea la porcinaza; la temperatura de la porcinaza fresca al momento de

su expulsión es la misma que la del cuerpo del cerdo, poco después alcanza la temperatura

del piso y de la instalación (Castrillón et al., 2004).

2.2.2. Usos de la porcinaza.

La porcinaza es un recurso con alto potencial de utilización como ingrediente en

alimentación animal, especialmente en rumiantes, debido a su bajo costo, su elevado

contenido en materia orgánica y buenos niveles de proteína cruda, con la ventaja adicional

de ser una materia prima que se encuentra disponible durante todo el año (González et al.,

2010). Existen diferentes reportes en los que se hace mención de la utilización de porcinaza

como ingrediente en la alimentación de rumiantes; Gutiérrez-Vázquez y Preston (1995)

proponen una dieta mixta compuesta de porcinaza fresca, melaza y rastrojo de cereales,

para el engorde de novillos para obtener ganancias de peso de hasta 1 kg por día; Álvarez y

Gutiérrez-Vázquez (2001), alimentaron toretes con porcinaza fresca de 30% de materia

19

seca, melaza de caña y un cereal (sorgo o maíz), con ganancias de peso diarias de 0,92-0,94

kg, siendo más económica en cuanto a costos de producción la utilización de maíz respecto

al sorgo; los mismos autores determinaron en su estudio que se requiere de la porcinaza de

10 cerdos para alimentar un bovino diariamente. Es económicamente viable incorporar

porcinaza en la dieta de rumiantes sin que represente un riego sanitario para los animales, y

lograr ganancias de peso equivalentes a otras dietas comerciales (Padilla et al., 2000).

Según Rojas y Ojeda (2002), la porcinaza puede incorporarse en ceba de bovinos en

condiciones de confinamiento sustituyendo hasta un 30% de los subproductos del

procesamiento agroindustrial de cereales, como el afrechillo de trigo, sin alterar la respuesta

animal. Estudios más recientes como el de Estrada (2011), demuestran que la utilización de

porcinaza ensilada con caña de azúcar integral molida permite mantener las curvas de

producción en bovinos productores de leche, conservando su estatus sanitario.

Generalmente, las excretas animales son utilizadas como elemento mejorador de la

estructura y fertilidad de los suelos, ya que es una fuente rica en nutrientes orgánicos e

inorgánicos como el nitrógeno, fósforo, potasio, azufre, calcio, magnesio, cloro, cobre,

hierro, boro, manganeso, molibdeno y zinc. El Departamento de Agricultura de los Estados

Unidos (USDA, por su denominación en inglés United States Department of Agriculture) y

la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su denominación en inglés Environmental

Protection Agency) del mismo país, reconocen que la aplicación al suelo es el mejor

método de utilización de excretas animales; sin embargo, es necesario que su uso este

basado en un plan técnico de fertilización (Kumar et al., 2013). En este mismo sentido, la

Guía de Mejores Técnicas Disponibles del Sector Porcino (2010), documento avalado para

su utilización en toda la Unión Europea, precisa que la mejor forma de utilización de la

porcinaza es la aplicación al suelo sin ningún tipo de tratamiento previo.

Otra forma de utilización de la porcinaza es la producción de energía renovable, lo cual es

posible gracias a la implementación de sistemas de digestión anaerobia que logran

recuperar energía en forma de biogás (metano) (Xie et al., 2011). El potencial energético de

la producción de biogás como fuente de energía renovable puede contribuir a reducir el

20

agotamiento de las reservas de combustibles fósiles; éste puede ser utilizado como fuente

de calor, y como insumo para la transformación en energía eléctrica; además presenta una

ventaja sobre otras alternativas de energía renovable, al permitir utilizar la misma red del

gas natural (Holm-Nielsen et al., 2009); adicionalmente, los porcicultores pueden obtener

beneficios adicionales como la obtención de créditos de carbono (Kunz et al., 2009). El

biogás típicamente está compuesto por metano (60%), dióxido de carbono (40%), vapor de

agua y trazas de amonio y sulfuro de hidrógeno (Wilkie, 2005). El principal reto en la

producción de biogás es desarrollar diseños de biodigestores económicos, que puedan

utilizarse masivamente con materiales locales, con construcciones adaptadas a las

condiciones del lugar y que no necesiten una supervisión continua para su correcta

operación (Chao et al., 2011).

2.3. Normatividad sobre el uso de porcinaza.

2.3.1. Normatividad en Colombia.

En Colombia, y según el Documento CONPES 3845 (2007), que establece la política

nacional de sanidad e inocuidad para la cadena porcícola, los principales agentes

infecciosos que afectan la especie porcina en el país, corresponden a Peste Porcina Clásica,

Salmonella spp., Virus del Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino (PRRS),

Circovirus porcino Tipo 2, Haemophilus parasuis, Streptococus suis Tipo 2, Mycoplasma

hyopneumoniae, Lawsonia intracellularis, virus de la Influenza Porcina, Actinobacillus,

pleuropneumoniae, entre otras. Una gran proporción de estos microorganismos así como

otros que no están listados pueden estar presentes en la porcinaza y por lo tanto condicionar

su uso si no se aplica ningún tratamiento de control o eliminación de patógenos.

Un inadecuado manejo de los residuos producto de las actividades porcícolas, puede

ocasionar un fuerte impacto en las condiciones medioambientales de la zona. Por eso, el

productor debe tener una autorización escrita para la disposición de residuos sólidos y

líquidos aprobados por la autoridad ambiental competente. De igual manera, es necesario

21

considerar las recomendaciones ambientales para el manejo adecuado de la porcinaza

sólida y líquida, documentándolo en un plan de manejo de la misma, el cual evalúe si las

prácticas realizadas no afectan la sanidad de la finca y su entorno (ICA, 2011).

En el año de 1974 se publicó el Decreto 2811 por el cual se dictó el Código Nacional de

Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio Ambiente. Este decreto pretende

la preservación y restauración del medio ambiente y de todos los recursos naturales que lo

componen, aplicando las medidas correspondientes para evitar su pérdida y contaminación.

Se entiende por contaminante cualquier elemento, combinación de elementos, o forma de

energía que actual o potencialmente pueda producir alteración ambiental (artículo 8),

incluyendo la acumulación o disposición inadecuada de residuos, así como la eutrofización

de las aguas. En este sentido, puede entenderse entonces que la porcinaza puede actuar

como contaminante ambiental y por tanto es necesario tomar las medidas de tratamiento y

estabilización necesarias previas a su uso, o cualquier acción para que aun sin tratamiento

no tenga efectos deletéreos sobre el ambiente. Según el mismo decreto, el aprovechamiento

de los suelos deberá efectuarse manteniendo su integridad física y su capacidad productora;

las personas que realicen actividades agrícolas, pecuarias, forestales o de infraestructura,

que afecten o puedan afectar los suelos, están obligadas a llevar a cabo las prácticas de

conservación y recuperación que se determinen de acuerdo con las características

regionales (artículos 179 y 180).

Debido a que la porcinaza puede manejarse tanto en su fracción líquida como en su

fracción sólida, y que en mayor medida es utilizada como biofertilizante de campos, debe

tenerse conocimiento sobre la legislación ambiental que se debe cumplir. Así por ejemplo,

el Decreto 1541 (1978) del Ministerio de Agricultura de la República de Colombia, en su

artículo 211, prohíbe verter, sin tratamiento, residuos sólidos, líquidos o gaseosos, que

puedan contaminar o eutrofizar las aguas, causar daño o poner en peligro la salud humana o

el normal desarrollo de la flora o fauna, o impedir u obstaculizar su empleo para otros usos.

La denominada Ley Sanitaria o Ley 9 (1979) en su artículo 40, menciona que es el

Ministerio de Salud quien reglamenta todo lo relacionado con el manejo y disposición de

22

excretas de origen animal; así mismo este Ministerio se encarga de fijar las normas de

emisión de sustancias contaminantes en el aire (artículos 41, 42 y 44). Aunque en el tema

de la porcinaza se han realizado grandes esfuerzos para evitar la contaminación de aguas y

suelos, se debe prestar gran atención a la contaminación aérea sobre todo por la emisión de

gases de efecto invernadero.

Según la Resolución 2640 (2007a) del ICA, toda granja destinada a la producción de

porcinos deberá contar con una zona de tratamiento de residuos sólidos y líquidos (artículo

8), que funcione basado en un plan de manejo conforme a la normatividad ambiental

vigente (artículo 11). Es importante señalar que según el artículo 24 del Decreto 3930

(2010), está prohibido los vertimientos sin tratar, o vertimientos que alteren las

características existentes en un cuerpo de agua que lo hacen apto para consumo humano y

doméstico, preservación de flora y fauna, agrícola, pecuario, recreativo, industrial, entre

otros. Algunos parámetros han sido identificados como claves a la hora de establecer la

calidad de las aguas según sus diferentes usos, estos incluyen según el Decreto 1594 (1984)

el amoníaco, nitritos y nitratos, pH, temperatura, coliformes totales y fecales, demanda

bioquímica de oxígeno a cinco (5) días (artículos 38 a 43).

Aunque se recomienda la separación de las fracciones sólida y líquida de la porcinaza, no

es un proceso obligatorio. Los sólidos separados son más estables que el estiércol líquido

durante el almacenamiento y la aplicación al terreno. Fracciones sólidas con contenidos de

materia seca inferiores al 30% (humedad superior al 70%) son de manejo muy difícil y

generalmente es necesario someterlas a un proceso de secado antes de poder manipularlas

propiamente como sólidos. El material sólido producto de la separación puede tener uso en

la alimentación de rumiantes y peces o mercadearlas ya sea seca o procesada para utilizarla

como abono o enmienda en suelos. Al someter la porcinaza líquida tal como se produce a la

separación de sólidos, se obtiene una nueva fracción líquida que es más fácil de bombear,

especialmente cuando se trata de distancias y diferencias de altura de consideración,

reduciendo el taponamiento de tuberías. La separación de sólidos puede hacerse mediante

procesos biológicos, químicos o mecánicos. En efluentes pecuarios generalmente se utilizan

23

procesos mecánicos tales como: tanques de sedimentación, separadores de malla inclinada

estática, mallas vibradoras, separadores con base en la fuerza centrífuga, malla circular

rotativa, correa plana, etc (Ministerio de Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial et al.,

2002).

Para el tratamiento de la porcinaza se recomiendan diferentes sistemas como los tanques

estercoleros, digestión anaerobia, ensilaje, compostaje y lombricompostaje. Para la

digestión anaerobia puede hacerse uso de un biodigestor que además de la estabilización de

la materia orgánica permite la producción de biogás (Ministerio de Ambiente Vivienda y

Desarrollo Territorial et al., 2002).

Según la NTC 5167 (2004), todo abono cuyo origen sea materia orgánica fresca debe ser

sometido a procesos de transformación que aseguren su estabilización agronómica. Para

materiales de origen animal como la porcinaza, el contenido de humedad debe ser máximo

de 20% y el pH debe permanecer en un rango de 4 a 9, el N1, P2O5 y K2O se deben declarar

si cada uno es mayor de 1%, la capacidad de intercambio catiónico mínimo 30 cmol (+) kg

(meq/100g), capacidad de retención de humedad de mínimo su propio peso. Los

fertilizantes y acondicionadores orgánicos, deberán demostrar que no superan los siguientes

niveles máximos de microorganismos patógenos: Salmonella sp, ausente en 25 g de

producto final; Enterobacterias totales, menos de 1000 UFC/g de producto final.

Finalmente, si el producto presenta contenidos de microorganismos benéficos, debe

declararse el recuento de microorganismos mesófilos aerobios, mohos y levaduras. Frente a

los procesos de fertilización con porcinaza se requiere conocer el contenido de nutrientes de

la porcinaza, conocimiento de los requerimientos nutricionales del cultivo y un análisis de

suelos. Para las condiciones de Colombia, la recomendación general es que la dosificación

de materiales orgánicos tenga como base el aporte de nitrógeno que hace el material

(Ministerio de Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial et al., 2002)

En cuanto a la legislación colombiana referente al uso de la porcinaza como suplemento en

la alimentación de animales (como los rumiantes) se pueden encontrar las siguientes

24

regulaciones: la Resolución 2640 (2007a) del ICA, menciona que cuando en la industria

porcina se utilicen subproductos de la industria alimenticia, productos y subproductos de

cosecha se debe garantizar que no representen riesgos para la salud de los animales y para

la inocuidad de los productos que de estos se obtengan (artículo 14). Este decreto aplica

para la porcinaza si se entiende esta como un subproducto de la industria alimenticia. En el

caso de Las Buenas Prácticas Ganaderas en la Producción de Leche (2011a) del ICA, se

menciona que tomando en consideración el riesgo que representan para la inocuidad de la

leche, la salud de los animales y la proliferación de plagas en la finca, no se debe utilizar en

la alimentación de los bovinos, gallinaza, pollinaza, ni porcinaza. En esta guía se hace

mención de manera directa a la prohibición de usar la porcinaza en la alimentación de

ganado lechero, pero no específica para ganado de carne. Sin embargo, a pesar de esta

prohibición, en la Guía Ambiental para el Subsector Porcícola (2002), se menciona que uno

de los sistemas de tratamiento de la porcinaza y que permite su almacenamiento por un

periodo mayor de tiempo es el ensilaje. La porcinaza se puede ensilar con cualquier tipo de

forraje, frutas, etc. El producto final es muy aceptado por los animales, se pierden pocos

nutrientes y se tiene un buen control de los agentes patógenos. En vacas de leche, la

porcinaza seca se puede utilizar en una mezcla de 70% de porcinaza, 20% de melaza, 10%

de subproducto de molinería y premezcla de minerales y vitaminas.

Tal como se menciona en ICA (2011a), no se debe alimentar a los bovinos con proteína de

origen de rumiante, debido al riesgo que representa como factor de trasmisión de la

Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), o enfermedad de las vacas locas, enunciado

que se confirma legalmente por la Resolución 991 (2001) en su artículo 1, que prohíbe el

uso de harinas de carne, de sangre, de hueso vaporizadas, de carne y hueso y de despojos de

mamíferos nacionales o importadas, en la formulación de alimentos, sales mineralizadas

para rumiantes y en la elaboración de abonos o fertilizantes. La Resolución 2341 (2007b)

indica que como una buena práctica para la alimentación animal, todos los predios

dedicados a la producción bovina y bufalina no podrán emplear alimentos y suplementos

alimenticios que contengan harinas de carne, sangre y hueso vaporizado, de carne y hueso y

despojos de mamíferos, de acuerdo con la reglamentación del ICA vigente, además indica

25

que todos los alimentos, suplementos alimenticios y sales mineralizadas utilizadas en la

alimentación bovina y bufalina, deben contar con registro ICA (artículo 14). Salvo que se

entienda que la porcinaza es considerada como un despojo, lo cual no está especificado en

la reglamentación, estas resoluciones no prohíben el uso de la porcinaza en la alimentación

bovina, además, en el caso que se justificara la prohibición por la posible presencia de

algunos de estos materiales indeseados en los alimentos de los cerdos, y que por lo tanto

pudieran ser excretadas de manera intacta por los mismos, valdría la pena aclarar este

asunto con el ente regulador, ya que tal como lo especifica la Resolución 2028 (2002), y

mediante la cual se establecen los requisitos para el registro de productores de harinas de

origen animal, es responsabilidad del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) proteger la

sanidad agropecuaria del país con el fin de prevenir la introducción y propagación de

enfermedades que puedan afectar la ganadería nacional y ejercer el control técnico de los

insumos pecuarios que se importen, produzcan, comercialicen y utilicen en el territorio

nacional, para minimizar los riesgos para la salud humana, la sanidad animal y el medio

ambiente. Además se menciona que las plantas dedicadas a la producción de harinas de

carne, de sangre, de hueso vaporizadas, de carne y hueso y de despojos de mamíferos,

deben contar con equipos que garanticen temperaturas de 133°C, presiones de 3 bares (43.5

lb de presión por pulgada cuadrada PSI) por lo menos durante 20 minutos, o cualquier otro

procedimiento que inactive los agentes causales de la Encefalopatía Espongiforme Bovina

(artículo 7). En conclusión, sería importante invitar al ICA a que en su función de control

de los alimentos con riesgo sanitario, revisara las limitaciones legales que hoy impiden el

uso de la porcinaza como fuente de alimentación en especies como los bovinos.

2.3.2. Normatividad en distintas partes del mundo.

En Canadá, según la Canada Water Act (1985), la porcinaza se considera como un residuo

agrícola. La Environmental Management Act (1992), indica que los residuos agrícolas

pueden ser almacenados en una granja sólo si se producen o se utilizan en la misma granja

y se aplican a la tierra como un fertilizante o un acondicionador del suelo, excepto cuando

exista la posibilidad de contaminación de aguas superficiales o subterráneas. El estiércol se

26

considera un fertilizante; si el contenido de nutrientes del estiércol no es significativo,

puede ser considerado como un acondicionador del suelo cuando se aplica a las superficies

agrícolas para mejorar las características físicas del suelo. La Environment Act (1998)

especifica que ninguna persona puede aplicar estiércol al suelo de una manera o en una tasa

tal que teniendo en cuenta el cultivo a fertilizar, pueda resultar en la concentración de

nitrato residual, siendo los valores máximos permitidos 157,1 kg/ha, 101 kg/ha y 33,6

kg/ha según el tipo de suelo a aplicar. Además, ninguna persona puede aplicar estiércol a

la tierra donde los niveles de fósforo son iguales o superan 180 ppm.

La normativa CFR 40 Part 412 (United States Government), establece diferentes

parámetros para la utilización de residuos producidos por la industria animal,

específicamente por las CAFOs de su denominación en inglés “Concentrated Animal

Feeding Operations” en las cuales se incluyen las producciones porcinas. Según este

documento cada CAFO que aplique estiércol o aguas residuales al suelo debe cumplir con

un plan de manejo de nutrientes, basado en una valoración específica de campo y en una

determinación de las tasas de aplicación del estiércol según estándares técnicos para

minimizar el movimiento de nitrógeno y fósforo desde el campo a las aguas superficiales.

Además, el estiércol debe ser analizado como mínimo una vez al año para determinar el

contenido de nitrógeno y fósforo, y el suelo analizado mínimo una vez cada cinco años en

su contenido de fósforo. Los resultados de estos análisis se utilizarán en la determinación

de las tasas de aplicación. La aplicación de estiércol no debe realizarse a menos de 100 pies

de cualquier agua superficial, sin embargo esta distancia se puede reducir a 35 pies si se

dispone de un sistema de vegetación amortiguadora. Si no se cumple con estos requisitos

queda prohibida la descarga de estiércol y de aguas residuales del proceso productivo en las

aguas de los Estados Unidos.

En la Unión Europea, se entiende como técnica de referencia aquella más representativa de

las utilizadas en cada una de las fases del proceso productivo. En el tratamiento de

estiércol, se considera técnica de referencia no realizar ningún tipo de tratamiento. El

sistema de referencia considerado en la aplicación de excretas líquidas al campo consiste en

27

esparcir la porcinaza mediante sistema de plato difusor sin realizar ninguna práctica

adicional (sin enterrado). Para el estiércol sólido, se considera técnica de referencia

esparcirlo sin enterrarlo posteriormente (FEADER, 2010). Según el Reglamento 1774

(2002), el estiércol es considerado como un subproducto de origen animal, y siempre que la

autoridad competente no considere que presenta un riesgo de propagar enfermedades

transmisibles graves, se puede utilizar sin transformar como materia prima en una

instalación de biogás o de compostaje, o se puede aplicar al suelo según lo dispuesto por la

reglamentación vigente.

En cuanto a la reglamentación sobre el uso de la porcinaza en la alimentación animal, según

las Health of Animals Regulations (2012) de Canadá, en su sección 162, prohíbe la

alimentación de rumiantes con cualquier elemento que sea o que contenga proteína de

origen mamífero, debido a la posibilidad de transmisión de encefalopatías espongiformes.

Algunos materiales como proteínas de origen equino o porcino, leche y sus derivados se

excluyen de esta prohibición, así como el material prohibido que ha sido tratado de una

manera aprobada por el ente reglamentario para inactivar los agentes causantes de las

encefalopatías espongiformes transmisibles. En Brasil la Instrução Normativa 8 (2004) en

su artículo 1, prohíbe en todo el territorio nacional Brasileño la producción,

comercialización y utilización de productos destinados a la alimentación de rumiantes que

contengan en su composición proteínas y grasas de origen animal, incluyendo en esta

prohibición la gallinaza, los residuos de la ganadería porcina, así como cualquier producto

que contenga proteínas y grasas animales. Según el artículo 7 del Reglamento 999 (2001),

está prohibida la alimentación de rumiantes con proteína animal y piensos que la

contengan, salvo algunas excepciones. Estas prohibiciones no se aplicarán para la leche,

productos lácteos y calostro, huevos y ovoproductos, gelatina derivada de no rumiantes,

proteínas hidrolizadas procedentes de partes de no rumiantes y de pieles y cueros de

rumiantes, productos derivados de la sangre procedentes de no rumiantes, la alimentación

de peces con harina de sangre procedente de no rumiantes.

28

2.4. Estrategias para la mitigación de los efectos contaminantes de la

porcinaza.

La inadecuada disposición de los residuos generados en las actividades porcícolas, puede

ocasionar un serio impacto en las condiciones medioambientales de la zona. Por eso, es

necesario considerar las recomendaciones ambientales para la administración adecuada de

la porcinaza sólida y líquida, basado en un plan de manejo de la misma, el cual evalúe si las

prácticas realizadas no afectan la sanidad de la finca y su entorno (ICA, 2011a).

Existe una preocupación general por la presencia de medicamentos veterinarios en los

estiércoles, los cuales pueden causar la contaminación de aguas subterráneas y superficiales

(Boxall et al., 2003), cuyas concentraciones pueden variar desde unos pocos µg/kg hasta

varios g/kg (Thiele-Bruhn, 2003). Una preocupación adicional desde el punto de vista

sanitario, es la aparición de resistencia antibiótica en diferentes microorganismos,

promovido por el uso de medicamentos en dosis sub terapéuticas como promotores del

crecimiento (Pan et al., 2011). Sin embargo, el uso de altas concentraciones de antibióticos,

como la tetraciclina, también puede generar resistencia antibiótica a nivel fenotípico y a

nivel genético, requiriéndose mayores concentraciones mínimas inhibitorias para el control

de los microorganismos (Schwaiger et al., 2009). El uso de antibióticos en animales es un

requisito de bienestar animal y protección al consumidor, pero deben usarse con prudencia

para evitar presiones selectivas innecesarias (Holzel et al., 2010).

Algunos autores indican que en los sistemas de producción animal, se encuentran altas

concentraciones de algunos metales pesados (Cu, Zn, Pb, Cd, y Cr) tanto en el alimento

como en el estiércol, por lo que la concentración de estos elementos en los alimentos para

animales debe ser estrictamente controlada hasta donde sea posible (Cang et al., 2004). En

áreas donde se ha aplicado estiércol por muchos años es probable encontrar acumulación de

algunos metales pesados (Nicholson et al., 1999). La presencia de metales pesados aún en

trazas puede ser tóxica para la flora y fauna, afortunadamente algunos métodos físicos,

químicos y biológicos, permiten remover estos elementos de las excretas (Das et al., 2008).

29

Un método de biorremediación incluye la utilización de lombrices de tierra (Eisenia fetida),

las cuales tienen la propiedad de acumular varios metales pesados (Cu, Zn, Pb y Cd) en

forma no tóxica, cuando se exponen a materia orgánica contaminada, como la porcinaza (Li

et al., 2010).

Diferentes autores han demostrado la presencia de agentes patógenos en la porcinaza,

incluyendo bacterias, virus y parásitos, los cuales tienen el potencial de causar enfermedad

en animales y humanos (Gessel et al., 2004; Hutchison et al., 2005; Letourneau et al.,

2010). Al respecto, es importante considerar que algunos microorganismos no logran

sobrevivir por mucho tiempo por fuera del huésped, y menos, cuando las piaras gozan de

unas adecuadas condiciones de higiene y sanidad (Bolton, 2013); diferente a lo que se cree,

la utilización de porcinaza dentro de la misma granja, no incrementa el riesgo

epidemiológico para los animales (Petersen et al., 2007).

La adecuada administración del estiércol puede controlar directamente la carga de

patógenos e indirectamente influir en la supervivencia y el transporte de patógenos del

suelo a los recursos hídricos a través de la modificación del entorno microbiano (Goss y

Richards, 2008). Algunas formas de manejo de la porcinaza recomendadas para Colombia

se encuentran en la Guía Ambiental para el Subsector Porcícola (2002) del Ministerio del

Medio Ambiente y la Sociedad de Agricultores de Colombia, en la que incluyen diferentes

sistemas como el compostaje, los tanques estercoleros, los biodigestores, el

lombricompostaje, el ensilaje y los lechos de secado. Según Schultz (2007), la selección de

un sistema de tratamiento de la porcinaza se debe basar en varios factores, como el

potencial de contaminación, la necesidad de mano de obra, la tierra disponible, la

normatividad, la fiabilidad y el costo. La aplicación conjunta de distintos procesos, como

por ejemplo la adición de úrea a los estercoleros, permite una mayor inactivación de

bacterias, virus y parásitos, por efecto del amonio y el cambio de pH (Dang et al., 2011).

Para el correcto funcionamiento de cualquier proceso de tratamiento puede ser necesario la

separación de la porcinaza en su fracción sólida y líquida, cuya división facilita el manejo,

30

reduce la emisión de olores, disminuye los costos de almacenamiento, entre muchos otros

beneficios (Hjorth et al., 2010), y dependiendo de las condiciones de gestión y

conservación (Nicholson et al., 2005) también permite eliminar patógenos (McCarthy et

al., 2013).

A continuación se presentan las principales rutas de transformación de la porcinaza

utilizadas en nuestro medio:

2.4.1. Estercolero.

El estercolero es una unidad que se diseña para retener estiércol (Pittamiglio, 2004). Estos

tanques permiten que los productos sólidos se asienten y los líquidos drenen (Estrada-

Alvarez et al., 2008). Los estercoleros protegen al estiércol del proceso de transformación y

a la vez permiten la utilización integral del mismo, ya que otras formas de manejo como el

redileo, en fresco, y el establo libre no protegen el estiércol de los factores climáticos

(Salazar et al., 2002). Si éste ha sido bien diseñado, y se gestiona adecuadamente, no hay

duda de sus ventajas, tanto desde el punto de vista agronómico como de operación (Bernat,

2003). Sin embargo, Cedó (2001) menciona que la presencia de un estercolero en el interior

de la explotación no ayuda en nada al concepto de bioseguridad, pero al ser éste un

elemento de obligatoria presencia, se debe alejar lo que más se pueda de las instalaciones

teniendo en cuenta la dirección del viento al elegir su emplazamiento definitivo y vaciarlo

cuanto antes.

No debe olvidarse la evaluación de las condiciones del lugar y del suelo donde se pretende

instalar el estercolero, evitando la contaminación del agua y el impacto negativo sobre la

vida de las personas (Callejo y Díaz, 1998). El estercolero debe ser impermeabilizado,

natural o artificialmente, evitando el riesgo de filtraciones y contaminación de las aguas

superficiales y subterráneas, asegurando la recogida de lixiviados y evitando los arrastres

por agua de lluvia (figura 3 y 4) (Ruiz, 2005). Es importante que la unidad se adapte al

volumen de estiércol generado en el establecimiento y disponga de un sistema de limpieza

31

práctico de acuerdo a la maquinaria disponible en el lugar. Los diseños son variados; sin

embargo, el mejor diseño no es suficiente si no tiene en cuenta el método de limpieza. Si

las unidades no se limpian en forma periódica, pierden su utilidad (Pittamiglio, 2004).

En un estudio realizado por Cardona y Jaramillo (2008), donde se evaluaron los residuales

de 36 granjas porcinas ubicadas en el eje cafetero de Colombia, se encontró que el 43% de

las fincas evaluadas utiliza tanques estercoleros para recolectar la fracción líquida de la

porcinaza; estos tanques presentaban una capacidad entre 3000 a 5000 litros, donde no solo

se recoge la excreta de la explotación porcina, sino que en la mayoría de los casos, recoge

la excreta bovina proveniente del lavado de establos para ordeño o cebas estabuladas, para

luego ser utilizada en la fertilización de los pastos.

Figura 3. Tanque estercolero en granja porcícola (Grupo de Investigación en Biología de la

Producción Pecuaria).

32

Figura 4. Tanque estercolero usado en la presente investigación (Grupo de Investigación

en Biología de la Producción Pecuaria).

2.4.2. Biodigestor.

Un biodigestor es la aplicación tecnológica de la descomposición metanogénica de la

materia orgánica, en ausencia de oxígeno, que involucra un grupo de diferentes tipos de

microorganismos, para transformar la materia orgánica en biogás (Wilkie, 2005). El paso

de porcinaza líquida por el biodigestor genera un efluente rico en nutrientes que puede

utilizarse en suelos como fertilizante orgánico (Girard et al., 2013). Además, este proceso

permite modificar, en parte, la biodisponibilidad de algunos metales pesados como el zinc y

el cobre, reduciendo la posibilidad de contaminación con estos elementos (Cestonaro do

Amaral et al., 2014). Los biodigestores también permiten el control de agentes patógenos

(Cao et al., 2013; Huong et al., 2014), pero su eficiencia depende de una adecuada dilución

de la porcinaza, y de un tiempo de retención hidráulica (TRH) o tiempo promedio que la

materia prima se mantiene dentro del biodigestor, que no sea muy corto, para evitar que las

bacterias metanogénicas del digestor se expulsen a una tasa mayor de la que pueden

reproducirse (Olugasa et al., 2014).

33

Para que las bacterias aseguren su ciclo biológico en el proceso de biodigestión es necesario

que cuenten con las condiciones adecuadas, como un rango de pH óptimo (7,0-7,2), para

alcanzar la mayor eficiencia en la fermentación anaeróbica de la materia orgánica, aunque

el proceso de digestión bacteriana produce biogás a valores de pH entre 6,6 y 7,6

(McCarthy, 1964); un equilibrio en la relación carbono/nitrógeno en las excretas, siendo el

carbono el elemento que las bacterias convierten en metano (CH4), y el nitrógeno el

elemento utilizado para la multiplicación bacteriana y como catalizador en el proceso de

producción de biogás (Persson et al., 1979); la tasa de fermentación anaeróbica de los

sólidos orgánicos y su conversión parcial en biogás, están directamente relacionadas con la

temperatura interna de operación. Aunque el proceso se lleva a cabo en un amplio rango de

temperaturas, desde 15-60°C, la mayor eficiencia de conversión se obtiene en los rangos de

temperatura mesofílico (30-40°C) y termofílico (55-60°C); si se requiere la producción

diaria de biogás, con esta misma frecuencia debe suministrarse estiércol al biodigestor; la

calidad del efluente obtenido de la biodigestión del estiércol varía de acuerdo con la

cantidad de sólidos sedimentables totales contenidos en ésta, ya que estos sólidos son los

que sirven de alimento a los microorganismos responsables de la biodigestión. Para lograr

mayor eficiencia en el proceso de biodigestión y tener un abono más rico en nutrientes, es

necesario que la excreta líquida contenga mínimo 12% de sólidos totales ó 2500 mg/L de

sólidos sedimentables; el tiempo de retención, suficiente para la digestión anaeróbica más

eficiente de la materia orgánica de las excretas, es de 50 días. A un tiempo corto de

retención se produce mayor cantidad de biogás, pero un residuo fertilizante de baja calidad

por haber sido parcialmente digerido. Pero para tiempos largos de retención se obtendrá un

rendimiento bajo de biogás, pero con un efluente más degradado y con excelentes

características como fuente de nutrientes; para que el proceso de digestión se lleve a cabo

en forma eficiente, el tanque de fermentación debe estar herméticamente cerrado (Botero y

Preston, 1987; Soria et al., 2001).

Este proceso de biodigestión anaerobia es usado con éxito en el tratamiento de residuos

municipales, industriales y estiércol de animales, además muchos de los beneficios se

trasladan directamente a beneficios prácticos y económicos que contribuyen en el tiempo a

34

la sostenibilidad. Se optimiza el material orgánico utilizado, ya que se captan todos los

productos y subproductos (gases y líquidos con sólidos disueltos) generados en la

degradación, por lo cual existe poca pérdida de elementos nutritivos (Soria et al., 2001),

existen además otros beneficios como la reducción de la emisión de los gases de efecto

invernadero (Casas et al., 2009), remoción de malos olores y estabilización del estiércol,

permitiendo un almacenamiento por largos periodos de manera sencilla; se destruyen

microorganismos patógenos (Wilkie, 2005), huevos de parásitos y semillas de malezas

contenidos en las excretas frescas, quedando el fertilizante residual libre de tales gérmenes

y plantas indeseables (Botero y Preston, 1987).

El potencial energético de la producción de biogás como fuente de energía renovable puede

contribuir a reducir el agotamiento de las reservas de combustibles fósiles (Holm-Nielsen et

al., 2009). La generación y uso de biogás como fuente de energía renovable, es una opción

con garantía de rentabilidad, pues no sólo resuelve un problema ambiental al momento de

reutilizar materia orgánica sino que permite a las instalaciones pecuarias un ahorro

económico al volverse autosustentable en energía eléctrica o calorífica (Casas et al., 2009).

Según Samayoa et al. (2012), existen diferentes tipos de sistemas de biodigestión

anaerobia:

Sistemas continuos: el afluente es constante, los tiempos de retención no son muy altos.

Los tiempos en que se retiene la materia orgánica y el agua residual dentro del

biodigestor dependerán del diseño. En esta clasificación caben diferentes sistemas de

biodigestión, los más utilizados para el tratamiento de porcinaza son los de tipo tubular

o taiwanés por su bajo costo de fabricación y operación, son fabricados en polietileno,

cuentan con tuberías de entrada y salida, y tienen una vida útil de 10-15 años (figura 5).

Sistemas discontinuos: se cargan una sola vez en forma total, y la descarga se hace una

vez ha dejado de producir biogás. La materia orgánica se mantiene por tiempos

prolongados.

Sistemas de dos etapas: consta de dos biodigestores en serie, en el primero se aplican

elevados tiempos de retención y resultado de ésto se desarrolla la hidrólisis y la etapa

35

acidogénica de la materia orgánica. Una vez terminado este proceso, el efluente es

trasladado a un segundo biodigestor con tiempos de retención bajos, este último se

encarga de terminar el proceso de descomposición (etapa metanogénica) y producir el

biogás.

Figura 5. Biodigestor anaerobio de flujo continuo (Grupo de Investigación en Biología de

la Producción Pecuaria).

2.4.3. Secado.

El estiércol seco, aquel que es secado al sol, se define típicamente como el que tiene un

contenido de humedad inferior al 30% (Beck, 2003). El secado al aire libre de la excreta es

la forma más fácil de incorporarla en la ración del ganado, es fácil de almacenar, pero tiene

un potencial muy alto para la pérdida de nitrógeno y energía (Amado, 2010), pudiendo

perderse en algunos casos alrededor de un 50% del nitrógeno (Campero, 2009), presenta el

inconveniente de necesitar gran cantidad de espacio para su procesamiento (figura 6)

(Salazar y Cuarón, 1997), así como el pulverizado del material, debido a la formación de

terrones (Arndt et al., 1979). Con el estiércol seco pueden desaparecer muchos problemas

sanitarios eliminando gran cantidad de agentes patógenos, convirtiéndose en una materia

36

más estable y relativamente inodora (figura 7) (Hart, 1964; Salazar y Cuarón, 1997).

Este tipo de estiércol es usado con frecuencia como fertilizante de cultivos (Wanapat et al.,

2010), es muy aceptado por los agricultores y es perfectamente susceptible a distintos

tratamientos en la granja o en plantas especializadas, como el compostaje, producción de

energía eléctrica mediante incineración, biodigestión, entre otras (Vásquez, 2003).

Se ha encontrado que el proceso de secado de la porcinaza al sol, se hace más eficiente

cuando se mezcla con algún tipo de rastrojo de gramíneas, lo que permite aumentar el

volumen, la superficie de aireación, y por lo tanto un secado más rápido al facilitar el

proceso de evaporación, con mayor reducción de microorganismos patógenos, y sin

pérdidas importantes de nitrógeno (García, 2000).

Figura 6. Lecho de secado en granja porcícola (Grupo de Investigación en Biología de la

Producción Pecuaria)

37

Figura 7. Lecho de secado en la presente investigación (Grupo de Investigación en

Biología de la Producción Pecuaria)

2.4.4. Lombricompostaje y harina de lombriz.

El lombricompostaje o vermicompostaje es la biooxidación y la estabilización de la materia

orgánica que implica la acción conjunta de las lombrices y microorganismos (Domínguez,

2004). Las lombrices se encargan de fraccionar el sustrato orgánico estimulando la

actividad microbiana e incrementando las tasas de mineralización, de forma que el residuo

orgánico se transforma rápidamente en un substrato humificado cuya textura y tamaño de

partícula son mucho más finas que las de los compost termofílicos tradicionales (figura 8)

(Domínguez et al., 2010).

Las lombrices son capaces de consumir hasta el doble de su peso por día (Walpola y

Wanniarachchi, 2009), y el producto que se obtiene del proceso de transformación es

denominado lombricompost, el cual es muy diferente del original, principalmente debido a

la mayor descomposición y humificación (Atiyeh et al., 2002). Comparado con el material

inicial, el lombricompost tiene menos sales solubles, mayor capacidad de intercambio

catiónico, mayor disponibilidad de nutrientes y un incremento en el contenido de ácido

húmico total (Albanell et al., 1988), así como niveles reducidos de contaminantes (Ndegwa

38

y Thompson, 2001).

De las más de 4.000 especies de lombrices de tierra, sólo la mitad de una docena se utiliza

para lombricompostaje en todo el mundo. La especie de lombriz utilizada con mayor

frecuencia para este propósito es Eisenia fetida, conocida comúnmente como lombriz roja

de California (Sherman, 2013). En un estudio realizado por Méndez et al. (2005), las

lombrices Rojas de California comparadas con las nativas Helodrillus foetidus (México)

tuvieron mejores medidas de producción al necesitar menor cantidad de porcinaza para

producir el mismo volumen de lombricompost, siendo por lo tanto más eficientes en el

índice de transformación que las nativas. La calidad del compost de lombrices debe ser

conocida a fin que el mismo sea usado en forma adecuada como un abono orgánico

(Castillo et al., 2000).

Las lombrices reducen en gran medida los agentes patógenos de los biosólidos durante

lombricompostaje, permitiendo una reducción significativa de coliformes fecales,

Salmonella spp., virus entéricos y huevos de helmintos (Eastman et al., 2001). En general,

el paso del estiércol a través del intestino de Eisenia fetida puede causar mortalidad de la

población total de coliformes. Este proceso es probablemente el principal factor implicado

en la reducción observada en este grupo de bacterias durante el lombricompostaje de

estiércol, sin embargo, la eliminación de coliformes sólo es eficaz a dosis bajas de estiércol

(Monroy et al., 2009). En el empleo de lombricompuesto ó harina elaborada con lombriz de

tierra (géneros Eisenia, Lumbricus, Diplocardia y otros), es necesario considerar el riesgo

de transmisión, especialmente a cerdos, del nemátodo pulmonar Metastrongylus spp., del

cual dichas lombrices son hospederos intermediarios; además, los huevos de Ascaris suum

ingeridos por la lombriz de tierra, pueden eclosionar y las larvas (L3) del nematodo,

permanecer infectante en sus tejidos, lo cual haría a estas lombrices, hospederos paratenicos

(Taylor et al., 2007). Algunos autores han sugerido que las lombrices pueden actuar como

vectores de algunas micobacterias por lo que deben ser consideradas en planes de control

de enfermedades causadas por estos microorganismos (Fischer et al., 2003).

39

Figura 8. Lechos de madera para lombricompostaje (Grupo de Investigación en Biología

de la Producción Pecuaria)

La lombriz se nutre de todo tipo de desechos orgánicos, el alimento estará listo una vez que

su pH se encuentre entre 6,0 y 8,5, no tenga olores desagradables, la temperatura esté

estabilizada y tenga una humedad entre 70 y 80% (Sales, 1996). El estiércol es tal vez la

mejor de las materias primas para el lombricompostaje, debido a su alta tasa de nitrógeno y

consecuente descomposición rápida por parte de los microorganismos, teniendo la

precaución de estabilizar los sólidos antes de comenzar el proceso para prevenir el

sobrecalentamiento (McClintock, 2004). Aunque existen en la actualidad varias alternativas

para reciclar los residuos sólidos de porcinos, la opción de utilizar las lombrices de tierra

para convertir estos desechos contaminantes del medio ambiente en abono orgánico de gran

calidad para fertilizar suelos, es una de las más económicas y fáciles de llevar a cabo

(figura 9) (García et al., 1996).

40

Figura 9. Lombricompost al término de 90 días (Grupo de Investigación en Biología de la

Producción Pecuaria)

Las lombrices por su alta tasa reproductiva proveen de carne que puede ser transformada en

harina, que puede utilizarse tanto en alimentación animal como humana (Boulogne et al.,

2008). Las lombrices (Eisenia foetida), son de interés nutricional por presentar elementos

como Na, K, Ca, Fe, Mg, Zn, Cu, Mn, Li y P (Vielma et al., 2008), vitaminas, ácidos

grasos esenciales como el linoleico y araquidónico y >60% p/p en base seca de proteínas

(Vielma et al., 2003). El contenido nutricional de la harina de lombriz ha llegado incluso a

su utilización como medio de cultivo hidrolizado para el crecimiento de microorganismos

de interés clínico (Vielma et al., 2012). La humedad mínima que alcanza la harina de

lombriz se presenta por un equilibrio con humedad del ambiente donde se prepara, con

rangos de 8,9% a 28,5% (Sales, 1996), sin embargo, para que se produzca una adecuada

reducción de microorganismos patógenos es necesario que la humedad esté por debajo del

13,5% (Vielma et al., 2008).

El proceso de preparación de harina de lombriz puede hacerse como es descrito en Vielma

et al. (2008), donde las lombrices retiradas del lombricompost, se lavan con agua hasta

eliminar toda suciedad (figura 10); posteriormente se sacrifican mediante shock osmótico

por inmersión en NaCl al 4%, se realiza un nuevo lavado con agua para retirar restos de

41

NaCl y se secan en estufa a 60ºC hasta obtener una humedad menor de 13,5% (figura 11).

Finalmente se hace el molido utilizando una máquina o alguna técnica manual que permita

tener un producto final fino y homogéneo.

Figura 10. Lavado de lombrices para la preparación de harina (Grupo de Investigación en

Biología de la Producción Pecuaria)

Figura 11. Secado de lombrices en estufa a 60ºC para la preparación de harina (Grupo de

Investigación en Biología de la Producción Pecuaria).

42

2.4.5. Ensilaje.

El ensilado es un método de conservación de forrajes. Se basa en la capacidad de las

bacterias ácido lácticas (BAL) para convertir carbohidratos hidrosolubles en ácidos

orgánicos (Silveira y Franco, 2006). El proceso ocurre en dos fases: una inicial aerobia, que

ocurre hasta el agotamiento del oxígeno o los carbohidratos solubles presentes en el

sustrato, los cuales son convertidos en agua, dióxido de carbono y calor, esta fase es de

corta duración. La segunda fase es anaerobia, y en ella los monosacáridos presentes son

transformados en etanol, dióxido de carbono, ácido acético y láctico (Garcés et al., 2006).

Al generarse estos ácidos el pH del material ensilado baja a un nivel que inhibe la presencia

de microorganismos que inducen la putrefacción (Garcés et al., 2004).

Existen básicamente tres tipos de ensilajes, a) por fermentación, cuando por acción de BAL

se inhiben microorganismos indeseables en el forraje, adicionando en caso de ser necesario,

aditivos para aumentar los azúcares requeridos en la fermentación; b) por fermentación

parcial y acidificación, cuando la fermentación producida por los microorganismos no se

completa y el pH final está entre 4,5 y 5,0 producto del grupo de microorganismos que

actúa; c) por acidificación directa sin fermentación, consiste en una acidificación del forraje

hasta lograr un pH de 3,5 o inferior, cesando los procesos vitales, no se fermenta el forraje

y se considera esterilizado (Silveira y Franco, 2006).

El proceso de ensilaje no mejora la calidad del forraje, solo conserva su valor nutricional

como los componentes energéticos y proteícos mediante procesos de fermentación

manteniéndolo estable por mucho tiempo (Franco et al., 2005). Este proceso tiene como

ventajas el incremento en la aceptabilidad de los animales, baja pérdida de nutrientes, se

adapta a muchos sistemas de alimentación existentes, permite el almacenamiento, control

de patógenos, es desodorizante, utiliza la fracción sólida y líquida del estiércol (Arndt et al.,

1979). Así lo demuestra Estrada (2011), en su tesis doctoral, quien de manera amplia y

profunda, aborda el tema del ensilaje en alimentación de bovinos, aclarando dudas acerca

de la calidad nutricional y sanitaria de las materias primas utilizadas y de los productos

43

obtenidos en el proceso de fermentación; y quien además evaluó el efecto de esta estrategia

de alimentación con relación a la generación de metano. Este mismo autor utilizó porcinaza

mezclada con caña de azúcar integral molida (CAIM), que es una fuente rica en

carbohidratos de fácil fermentación, y obtuvo un ensilaje inocuo para la alimentación de

bovinos (figuras 12 y 13). Se ha demostrado que 14 días de ensilaje de porcinaza son

suficientes para reducir en alta proporción el número de unidades formadoras de colonia de

diferentes especies de hongos (Absidia spp., Aspergillus spp., Penicillium spp., Rhizopus

spp.), sin embargo, la vulnerabilidad a las condiciones del ensilaje varía entre especies,

pudiendo ser necesario aumentar la cantidad de días de ensilaje para algunos hongos

(Serrano-Garcia et al., 2008).

Bajo condiciones adecuadas de procesamiento el ensilaje puede tener una adecuada calidad

sanitaria, pero si hay fallas durante el proceso puede permitir la persistencia de

microorganismos patógenos (Dunière et al., 2013).

Figura 12. Preparación de microsilos con porcinaza más CAIM (Grupo de Investigación en

Biología de la Producción Pecuaria)

44

Figura 13. Microsilos en proceso de fermentación con porcinaza más CAIM (Grupo de

Investigación en Biología de la Producción Pecuaria)

2.5. Agentes patógenos de importancia para la porcicultura colombiana

presentes en la porcinaza.

Relativamente poco se ha hecho para determinar la magnitud real de los patógenos

humanos y animales, incluyendo virus, bacterias, mohos, levaduras y parásitos, que

persisten en las diferentes rutas de utilización de los estiércoles animales y entran al medio

ambiente contaminando el agua, aire y suelo (Sobsey et al., 2006). Algunos de los agentes

patógenos más importantes para la porcicultura colombiana se mencionan a continuación:

2.5.1. Parvovirus Porcino (PVP).

Es un virus DNA, no encapsulado, perteneciente al género Parvovirus, subfamilia

Parvovirinae, familia Parvoviridae; es el principal virus causante de un síndrome

denominado falla reproductiva en cerdos que se caracteriza por infección embrionaria y

fetal, originando muerte embrionaria temprana, mortinatos, fetos momificados de cualquier

edad, , infertilidad y abortos, y un número muy bajo de lechones por camada, sin que afecte

45

clínicamente a las hembras; además, ha sido implicado como agente causal de diarrea,

enfermedad de la piel y artritis en cerdos (Chen et al., 2009; Peña-Herrera, 2011). Una vez

que este virus se introduce en una piara de cerdos, se propaga rápidamente e infecta a los

animales susceptibles; este virus tiene capacidad de infección transplacentaria, y la lesión

sobre los fetos va a depender del grado de desarrollo de su sistema inmune (Rivera et al.,

1986). El efecto de la infección en gestación temprana, se puede reflejar como retorno al

estro, o bien; en caso de infección tardía se presentarían las momias o mortinatos. Cuando

ocurre la infección en gestaciones de más de 70 días, no se registra falla reproductiva dada

la inmunocompetencia que ha desarrollado el feto (Hill, 1988).

La enfermedad se desarrolla, principalmente, cuando madres seronegativas están expuestas

oronasalmente al virus en cualquier momento durante la primera mitad de la gestación;

como consecuencia de ello los fetos son posteriormente infectados por vía transplacentaria

antes de que se hagan inmunocompetentes (Peña-Herrera, 2011). Huysman et al. (1992),

reportan que en una granja afectada en forma enzoótica la disminución en el número de

cerdos puede alcanzar valores de 0.4 a 2.36 cerda/año ó 0.26 a 1.82 primeriza/año.

En Colombia la parvovirosis porcina se considera una enfermedad endémica asociada con

problemas reproductivos en explotaciones porcinas intensivas; identificándose el PVP

como causante de muerte fetal en diferentes planteles porcinos de Antioquia (Rico et al.,

2003). Estos autores encontraron que la causa probable de la muerte del 73.3% (55/75) de

los fetos analizados en su estudio fue el PVP, conclusión a la que se llegó por la

identificación del antígeno viral en los sobrenadantes de tejido pulmonar de éstos, por

medio de la hemoaglutinación, la cual se considera suficientemente confiable, sensible y

específica para el diagnóstico de la PVP. Algunos autores reportan la presencia del PVP en

la porcinaza (Viancelli et al., 2013).

46

2.5.2. Circovirus Porcino Tipo 1 (CVP1) y tipo 2 (CVP2).

Dentro de la familia Circoviridae se encuentra el género Circovirus que agrupa a los

Circovirus Porcinos tipo 1 y tipo 2, los cuales comparten epítopes antigénicos por lo que

pueden mostrar reacción cruzada; estos son virus de tipo DNA circular, no encapsulados,

de muy pequeño tamaño (20,5 nm) (Biagini et al., 2012). El circovirus porcino tipo 2 es el

componente esencial de la enfermedad de Circovirus Porcino como se conoce en Europa y

Circovirus Porcino Enfermedad Asociada (PCVAD), como se conoce en América del

Norte. Debido a su efecto sobre el sistema inmune, el PCV2 también puede agravar o

complicar infecciones por protozoarios, mohos o levaduras. La infección simple por CVP2

rara vez resulta en la enfermedad clínica; sin embargo, a menudo aumenta en gravedad y se

prolonga en duración por infecciones virales o bacterianas concurrentes. Varios estudios

retrospectivos o transversales han investigado la presencia y prevalencia de diversos

agentes infecciosos asociados a PCVAD en condiciones de campo. Los mecanismos

exactos por los que los patógenos concurrentes regulan el PCV2 son desconocidos

(Opriessnig y Halbur, 2012). En Colombia se presentan dos genotipos del CVP2: el CVP2a

y el CVP2b, cuyas secuencias se relacionan con virus Canadienses, Europeos y Asiáticos

(Rincón et al., 2011).

La prevalencia y nivel de infección del CVP1 en la población porcina a nivel mundial es

desconocida. Es posible encontrar reactividad cruzada entre altos títulos de anticuerpos

frente al CVP2 y el antígeno CVP1, por lo tanto, es necesario emplear en los estudios

epidemiológicos pruebas de laboratorio que permitan diferenciar los anticuerpos para

ambos tipos de circovirus (Rincón, 2014). Es por ello que en la mayoría de estudios sobre

CVP2, se busca tambien el CVP1 como control de prueba. Estudios sobre la

seroprevalencia del CVP2 en Colombia indican que es un virus ampliamente distribuído a

nivel nacional, con una reactividad serológica en algunas piaras de hasta 100% y por

encima del 80% en los diferentes grupos etarios (Díaz et al., 2009). Este es uno de los

virus de mayor importancia económica en el mundo, y ya ha sido aislado por otros autores

en la fracción líquida de la porcinaza (Viancelli et al., 2012).

47

2.5.3. Virus del Síndrome Respiratorio Reproductivo Porcino (PRRS).

El virus del Síndrome Respiratorio Reproductivo Porcino (PRRS, por sus siglas en inglés

Porcine Reproductive and Respiratory Syndrome), pertenece al género Arterivirus, familia

Arteviridae; es un virus pequeño de tipo RNA monocatenario que contiene ocho marcos de

lectura abierta, y se replica principalmente en los macrófagos, además presenta la

característica de estar mutando continuamente haciendo difícil su control (Feng et al.,

2001). La severidad de las manifestaciones clínicas y la patología observada, varía entre

cepas y entre subtipos dentro de una misma cepa (Weesendorp et al., 2014).

La enfermedad es altamente contagiosa por su capacidad de infección y transmisión,

principalmente a partir del contacto de animales infectados con animales sanos. Entre las

vías más comunes de transmisión directa se encuentra el contacto con fluidos corporales o

secreciones de animales infectados y la utilización de semen contaminado (Asociación

Colombiana de Porcicultores, 2012). Afecta cerdos de cualquier edad y se manifiesta

clínicamente de dos formas diferentes. La primera es la forma reproductiva, caracterizada

por la presentación de partos prematuros, abortos, incremento de nacidos muertos,

nacimiento de lechones débiles y una elevada mortalidad pre destete. La segunda, la forma

respiratoria, observada comúnmente en el destete y engorde, se caracteriza por inapetencia,

respiración abdominal rápida y sin tos, edema en párpados, conjuntivitis, estornudos, pero

sobre todo, por una mayor ocurrencia de otras infecciones virales o bacterianas (Cruz et al.,

2006).

En un estudio para determinar posibles fuentes de excreción y la duración de la

diseminación del virus del PRRS, se inocularon 6 cerdos por vía intranasal con el PRRSV

(ATCC VR - 2402) a las 3 semanas de edad, posteriormente se analizaron muestras de

suero, saliva , hisopos conjuntivales , orina y las heces al día 7 , 14 , 21 , 28 , 35 , 42 y

hasta 124 días después de la inoculación (pi). Se aisló el virus hasta el día 14 en la orina , el

día 21 en suero , el día 35 en enjuague tubo endotraqueal , el día 42 a partir de la saliva, y el

día 84 en muestras de orofaringe . No se recuperaron virus a partir de raspados

48

conjuntivales, muestras fecales, o muestras de control negativo. Estos resultados coinciden

con estudios anteriores que mencionan la infección persistente con PRRSV con

recuperación prolongada del virus a partir de las amígdalas de los cerdos (Wills et al.,

1997).

Un periodo de reposo de una noche previene la diseminaciónn del virus del PRRS y del

Mycoplasma hyopneumoniae a través del personal y fómites (botas y overoles), este

hallazgo fue el resultado de un estudio de más de 4 años donde un total de 7.174 personas

y 4.833 muestras de material contaminado, se pusieron a prueba para el virus PRRS y M.

hyopneumoniae .Todos los hisopos fueron PCR-negativos y todos los animales (n = 480)

alojados en las instalaciones de bioseguridad de alto nivel se mantuvieron negativos a estos

dos agentes durante todo el período de estudio de 4 años (Pitkin et al., 2011).

En un estudio llevado a cabo por Cruz et al. (2006), que tuvo por objetivo actualizar la

situación en el país del PRRS en explotaciones de traspatio, se llevó a cabo en aquellos

departamentos donde se manejan producciones extensivas, donde las muestras se tomaron

de manera aleatoria en los mataderos de cada departamento y que incluyeron 1658 sueros,

analizados por ELISA, al final encontraron 71 sueros reactores lo cual se traduce en una

prevalencia del 4.3%. Así mismo encontraron que los departamentos de mayor prevalencia

fueron Norte de Santander y Arauca, mientras que Guajira, Magdalena y Sucre

mantuvieron su condición de no reactividad en estos sitemas de producción. En un estudio

técnico, realizado por la Asociación Colombiana de Porcicultores y el Fondo Nacional de la

Porcicultura (2013), se indica que las cepas que circulan del virus del PRRS en Colombia

han sido del genotipo americano, y la reactividad serológica ha promediado el 16,27% al

evaluar los datos desde 1997 hasta 2011. Algunos autores han encontrado la porcinaza

como posible fuente de transmisión de este virus, siendo necesario algún tipo de

tratamiento previo antes de la disposición final de la misma (Linhares et al., 2012).

49

2.5.4. Herpesvirus Porcino Tipo 1 (HVP1), o virus de la enfermedad de Aujeszky.

El virus de la enfermedad de Aujeszky ha sido clasificado dentro del género Varicellovirus,

subfamilia Alphaherpesvirinae, familia Herpesviridae; contiene una molécula linear de

DNA (Papageorgiou et al., 2011). La enfermedad es altamente contagiosa y afecta

principalmente a la especie porcina; sin embargo, también puede presentarse en la mayoría

de los mamíferos, a excepción de los primates superiores, incluido el humano, en los que el

desenlace suele ser fatal (Rodríguez et al., 2013). Este virus produce una enfermedad

caracterizada por altos índices de morbilidad y mortalidad en animales jóvenes, así como

también por problemas reproductivos en animales adultos. En el primer caso la

sintomatología corresponde claramente a la de una infección del Sistema Nervioso Central

con problemas locomotores y de comportamiento, mientras que en el segundo, los signos

más importantes son la presencia de abortos, o bien la expulsión de fetos momificados, o el

nacimiento de lechones débiles (Iglesias, 1987). Debe ponerse atención en la aparición de

nuevas variantes virales altamente patogénicas y mortales, que limitan el uso de vacunas

existentes en el mercado (Luo et al., 2014).

En Colombia, en el año 2012, se realizó un monitoreo en el que se seleccionaron muestras

de un banco de sueros. De los 2070 sueros evaluados, 2067 fueron negativos y 3 dudosos

que al evaluarlos por seroneutralización resultaron negativos. Se concluyó que en las zonas

de mayor producción porcina del país no se detectó reactividad serológica frente al virus de

la enfermedad de Aujeszky. A pesar de ello, las pérdidas económicas causadas por este

virus, requieren de estudios sobre la presencia de la enfermedad que permitan obtener

información actualizada sobre su estatus en un país o región. Además, recientemente se han

hallado casos de Aujeszky en Venezuela, por cuanto existe riesgo epidemiológico debido al

contrabando (Rodríguez et al., 2013). Como lo menciona Turner et al. (2000), este virus

puede aparecer en la porcinaza, especialmente en granjas con altas densidades de animales.

50

2.5.5. Lawsonia intracellularis.

Es una Proteobacteria, Gram negativa, no flagelada, microaerofílica, intracelular obligada,

que no crece en medios de cultivo sin células; presenta especificidad de crecimiento al

interior de los enterocitos, especialmente en células del íleon (McOrist et al., 1995). Causa

en cerdos la enfermedad conocida como Enteropatía Proliferativa, que puede cursar en

animales adultos con hemorragias intestinales, la mortalidad es alta, y gran proporción de la

piara puede afectarse, los animales que sobreviven mejoran progresivamente en una

semana. La presentación de la enfermedad como adenomatosis intestinal afecta a cerdos

desde los 1,5 meses hasta los 4 meses, y se manifiesta por anorexia, diarrea, y baja ganancia

de peso que se mantiene durante varias semanas; en algunos animales los síntomas se

exacerban, y en los animales menos desarrollados puede presentarse muerte súbita (Lawson

y Gebhart, 2000).

Algunas de las lesiones provocadas por esta bacteria en ileón (ileitis necrotizante) y colon

(colitis), asociadas con diarreas, deben ser diferenciadas de las afecciones causadas por el

Circovirus Porcino tipo 2, siendo necesario el diagnóstico diferencial mediante técnicas

histopatológicas y moleculares (Jensen et al., 2006). Es importante considerar dentro de los

planes de control y erradicación de esta enfermedad, la eliminación de ratas en el plantel

porcino, una vez que éstas actúan como reservorio de la bacteria pudiendo ser fuente de

infección para los cerdos (Collins et al., 2011). Dentro de las medidas de tratamiento, la

utilización de dietas suplementadas con acido láctico reduce las lesiones que se presentan

en el intestino (Boesen et al., 2004).

El diagnóstico de este patógeno puede hacerse a partir de muestras de porcinaza utilizando

técnicas de diagnóstico molecular como PCR (por sus siglas en inglés, Polymerase Chain

Reaction) (Bertone et al., 2013). La detección por PCR en tiempo real, puede resultar útil

como un indicativo de infección temprana y pérdidas de producción que pueden ocurrir en

ausencia de tratamiento, especialmente en los momentos con mayor riesgo de infección,

como la mezcla de los cerdos (Collins y Barchia, 2014). Aunque las técnicas moleculares

51

son de gran utilidad, es importante considerar algunas técnicas inmunológicas en

combinación con el análisis histológico tradicional para la detección de microorganismos

de difícil aislamiento, como Lawsonia intracellularis (Barbosa et al., 2005). En Colombia

se ha encontrado una prevalencia del 87,22% en cerdos sacrificados en el Matadero

Municipal de Medellín (Rodríguez et al., 2004).

2.5.6. Actinobacillus pleuropneumoniae (APP).

Es una bacteria Gram negativa, perteneciente a la familia Pasteurellaceae, siendo el agente

etiológico de la pleuroneumonía porcina, una enfermedad altamente contagiosa que causa

grandes pérdidas económicas alrededor del mundo; afecta a cerdos de todas la edades, pero

principalmente de dos a seis meses de edad (Savoye et al., 2000). El período de incubación

dependerá del ambiente y de las prácticas de manejo realizadas, así como densidades y

animales infectados, este tiempo varia de 12 horas hasta 3 días. Su diseminación se hace

por contacto directo, nariz con nariz, es allí donde el control oportuno y el manejo de

densidades juegan un rol importante para una menor incidencia (Chiers et al., 2010). Los

brotes agudos se caracterizan por una neumonía hemorrágica necrotizante y pleuritis

fibrinosa, con alta morbilidad y mortalidad; en piaras crónicamente infectadas, causa

reducción de la ganancia de peso, ineficiencia de la conversión alimenticia, y aumento en

el tiempo para salir al mercado (Chiers et al., 2002).

Las pérdidas económicas se deben principalmente al aumento de la mortalidad, reducción

en las tasas de crecimiento, aumento en el uso de medicamentos y mayor incidencia de

lesiones en pulmones, que son observados en las plantas de sacrificio. Se han desarrollado

prácticas para tratar de establecer granjas libres de APP, utilizando destete precoz

medicado, el uso de múltiples sitios de producción (3 sitios), con medicaciones y

vacunaciones y mejorando las instalaciones. Sin embargo el éxito para controlar la

enfermedad no puede garantizarse (Maes et al., 2002)

52

Una de sus características principales es poseer una cápsula protectora que impide que los

macrófagos del sistema inmune la destruyan. Bioquímicamente tiene dos variedades:

Biotipo I, es el típico APP que necesita factores de crecimiento proporcionados por otras

bacterias; y el Biotipo II que no necesita estos factores de crecimiento. Existen 15 serotipos,

siendo los más virulentos los serotipos 1, 5, 9, 10, 11 y 12 (Chiers et al., 2010). El

diagnóstico por PCR de genes específicos de este microorganimo, como el gen apxIVA, ha

permitido la identificación rápida y confiable gracias a la sensibilidad y especificidad de la

prueba (Schaller et al., 2001). Aunque se trata de una bacteria de las vías respiratorias, y no

es excretada directamente en las heces de los cerdos, puede aparecer en la porcinaza por

medio de aerosoles (Bolton, 2013). En Colombia de los 15 serotipos reconocidos, los más

prevalentes son el 1, 5 y 7 (Rodríguez-Méndez, 2010).

2.5.7. Salmonella spp.

El género Salmonella pertenece a la familia Enterobacteriaceae y su hábitat fundamental es

el tracto intestinal de personas y animales; se trata de bacilos Gram negativos, anaerobios

facultativos, no formadores de esporas (Mejía, 2003). Más de 2.500 serotipos de

Salmonella han sido identificados, y muestran una notable capacidad de ocupar diversos

nichos ecológicos (Jones et al., 2008). La salmonelosis es una enfermedad infecciosa de

declaración obligatoria por su alto impacto en la salud pública, causando enfermedad

gastrointestinal o bacteremia en millones de personas alrededor del mundo, que en muchos

casos conlleva a la muerte. El ingreso de la bacteria se da por vía oral tras ingerir alimentos

o aguas contaminadas (Rivera et al., 2012). Por ello, los productores de alimentos deben

implementar prácticas que garanticen la inocuidad de sus productos, los cuales, si se

contaminan con esta bacteria, tienen restringida su comercialización tanto nacional como

internacionalmente (Amagliani et al., 2012).

Una de las grandes preocupaciones en salud pública sobre esta enfermedad, es que se trata

de una de las principales zoonosis de origen alimentario en el mundo, además que

sistemáticamente han ido adquiriendo resistencia a muchos antibióticos; estas bacterias

53

sobreviven durante meses en la porcinaza (Flores, 2014). El control de Salmonella spp. en

los animales, es un ejemplo de la gran transformación que está sufriendo el sector de la

producción animal en su búsqueda por unos nuevos estándares sanitarios. Esta

transformación viene determinada principalmente por las demandas del consumidor sobre

la industria alimentaria para la producción de alimentos de calidad, principalmente

alimentos seguros (Creus, 2005).

En porcinos la salmonelosis presenta importancia tanto sanitaria como económica, por

efectos de la mortalidad por septicemias, retrasos del crecimiento y costos de tratamiento.

La forma septicémica de la enfermedad ocurre en cerdos menores de 5 meses de edad y es

muy mortal; se observa fiebre elevada, cianosis de las orejas, y dificultad respiratoria; dada

la naturaleza sistémica de la infección se presentan hemorragias diseminadas; el principal

serotipo implicado es Salmonella choleraesuis. La forma entérica es más frecuente en

cerdos de 6-8 semanas de edad, donde se presenta fiebre, diarrea profusa y retraso en el

crecimiento, que si llegan hasta cuadros de septicemia y deshidratación intensa pueden

causar la muerte; este cuadro es causado principalmente por Salmonella typhimurium

(Mejía, 2003).

En Colombia, se han reportado prevalencias del 4,3% en canales porcinas dentro de plantas

de beneficio en el Tolima (Arcos-Ávila et al., 2013). Según Escobar et al. (2005), la

seroprevalencia de Salmonella spp., en Colombia es del 57,8%, siendo los departamentos

del eje cafetero los de mayor prevalencia.

2.5.8. Listeria monocytogenes.

Es una bacteria ubicua del organismo que se presenta ocasionalmente en el tracto digestivo

de varias especies de animales, y se considera una de los principales agentes causantes de

enfermedad alimentaria (Esteban et al., 2009). Esta bacteria Gram positiva, no forma

esporas, es muy resistente a diferentes rangos de pH, temperatura y salinidad, dificultando

su control, y tiene alta importancia en la salud pública por su carácter zoonótico (Roberts y

54

Wiedmann, 2003). Se encuentra en el intestino de animales y personas que actúan como

portadores y, también, ampliamente distribuído en ambientes naturales como suelo, agua,

efluentes, pastos y ensilados dónde sobreviven durante períodos extensos de tiempo

(ELIKA., 2006). Los cerdos se pueden infectar aunque rara vez desarrollan la enfermedad,

que normalmente es de carácter subclínico; sin embargo, las manifestaciones clínicas

incluyen septicemia, encefalitis, y en raras ocasiones aborto (OIE, 2014b). En los cerdos

que desarrollan la enfermedad puede presentarse una alta mortalidad (Izquierdo et al.,

2002).

De acuerdo con lo afirmado por Beloeil et al. (2003), existe la hipótesis que la mayor

fuente de contaminación por L. monocytogenes corresponde a animales vivos, siendo las

granjas porcinas la fuente primaria de Listeria spp. encontrada en las centrales de sacrificio.

Se piensa que cerdos portadores sanos son los que introducen L. monocytogenes al interior

de este tipo de plantas, como se ha demostrado con técnicas de PCR. La eliminación

intestinal es vista como la principal vía de transmisión de este patógeno.

Este microorganismo puede hallarse en la porcinaza, pero normalmente se presenta en baja

proporción (Skovgaard y Norrung, 1989). No se encontraron reportes sobre la prevalecía de

esta bacteria en granjas porcinas de Colombia, sin embargo, la prevalencia en canales de

cerdo y sus derivados (jamón, salchicha, chorizo) es del 13,82% (Gamboa-Marín et al.,

2012).

2.5.9. Leptospira spp.

Pertenecen al phylum de las espiroquetas; son bacterias muy móviles debido a la presencia

de un endoflagelo; el género Leptospira incluye 20 especies y más de 300 serovares

agrupados en 20 serogrupos; nueve de las especies son patogénicas de animales y humanos,

por lo que se considera una bacteria de interés en la salud pública de muchos países,

especialmente en Latinoamérica (Picardeau, 2013). La mayoría de serovares patogénicos se

encuentran dentro de tres especies de distribución global: L. interrogans, L. borgpetersenii,

55

y L. kirschneri (OIE, 2014a). Los serovares que se aíslan con mayor frecuencia en porcinos

son canicola, grippotyphosa, hardjo, icterohaemorrhagiae, pomona y bratislava (Miller et

al., 1990).

Los porcinos criados en sistemas intensivos tienen la posibilidad de infección cruzada

debido a la alta densidad de población; la Leptospira spp., puede estar presente en la

porcinaza, por lo que el movimiento de los animales entre corrales y el contacto con

desechos de otros corrales son los medios más importantes de diseminación de la

enfermedad en estos establecimientos; la introducción de la Leptospira spp., puede ocurrir

por la inseminación con machos portadores (Petrakovsky et al., 2013). La enfermedad en

porcinos ha sido asociada con desordenes reproductivos, incluyendo abortos, momias,

mortalidad neonatal, nacimientos prematuros y nacidos muertos (Ramos et al., 2006).

El diagnóstico de la leptospirosis generalmente se basa en la demostración de anticuerpos

en el suero con pruebas serológicas como la prueba de aglutinación microscópica (MAT)

y Ensayo por Inmunoabsorción Ligado a Enzimas (ELISA), las cuales son técnicas

indirectas de diagnóstico de la enfermedad, ya que sus resultados dependen

exclusivamente de la respuesta inmune del huésped (Bal et al., 1994).

En Colombia, se reporta una prevalecía serológica de la leptospirosis en porcinos de la zona

cafetera (Caldas, Quindío y Risaralda) de 67.6% (Orrego et al., 2001). Otros estudios

reportan un 34% de prevalencia de Leptospira spp. en la población porcina del municipio

de Baranoa.- Atlántico usando técnicas de diagnóstico molecular por PCR (Bolívar et al.,

2012).

2.5.10. Staphylococcus aureus.

Es un coco, Gram positivo, anaerobio facultativo, inmóvil, no esporulado, coagulasa

positivo. Algunas especies de Staphylococcus son productoras de enterotoxinas, que en

Colombia se constituyen en la primera causa de intoxicaciones alimentarias por el consumo

56

de alimentos contaminados (Instituto Nacional de Salud, 2011). Es un importante patógeno

involucrado en una serie de infecciones cuyo impacto se incrementa por sus múltiples

factores de virulencia y su resistencia a los antimicrobianos. En este sentido ha sido de

especial importancia su resistencia a la meticilina, apareciendo sepas altamente virulentas

involucradas en infecciones mortales, sobre todo en piel, tejidos blandos, neumonías

necrotizantes y septicemias (Tamariz et al., 2009).

En cerdos colonizan la piel y las superficies de las mucosas, y pueden causar bacteremia o

infecciones ascendentes; son de gran importancia clínica por su capacidad de resistencia

antibiótica (Giacoboni et al., 2010). Aunque es raro que los cerdos desarrollen enfermedad

por estos agentes, se pueden presentar infecciones de piel, septicemia, mastitis, vaginitis,

metritis, osteomielitis y endocarditis (Frana, 2012). Estos microorganismos han sido

aislados en muestras de porcinaza (Cotta et al., 2003).

2.5.11. Escherichia coli.

E. coli es un bacilo Gram negativo, anaerobio facultativo de la familia Enterobacteriaceae

(Rodríguez-Angeles, 2002). Es una bacteria que figura como una especie predominante

entre la flora anaeróbica facultativa normal del intestino del hombre y animales, donde

juega un rol importante en su fisiología. Sin embargo, dentro de la especie se encuentran

cepas patógenas que causan distintos síndromes diarreícos (Borie et al., 1997). En cerdos,

esta bacteria ha sido asociada con diarrea neonatal, diarrea post-destete, enfermedad de los

edemas, septicemia, poliserositis, mastitis e infecciones del tracto urinario; generando

grandes pérdidas económicas por los costos del tratamiento, la morbilidad y la mortalidad

especialmente de cerdos destetos (Fairbrother y Gyles, 2012).

La colibacilosis, como se conoce esta enfermedad, puede afectar a lechones recién nacidos;

a lechones entre el período neonatal al destete, a lechones después del destete, causada por

la infección de Echerichia coli enteropatógenas (K88, K99, 897P y F41). Las cepas

enteropatogénicas causan la enfermedad desarrollándose en el intestino sin necesidad de

57

invadir otros tejidos corporales. A diferencia de otras cepas de E. coli, esta bacteria tiene la

habilidad de reproducirse en el intestino delgado. Cuando colonizan al intestino delgado

(principalmente yeyuno e íleon) producen enterotoxinas que trastornan el funcionamiento

normal de las células intestinales, hacen que se acumule exceso de agua y electrolitos en la

luz intestinal con la consecuente diarrea y grave deshidratación; otras cepas patógenas de E.

coli además de producir toxinas penetran con facilidad a la sangre (bacteremia o

septicemia) e invaden los órganos internos generalizando la infección (Instituto

Nicaraguense de Tecnología Agropecuaria e Instituto Nacional Tecnológico, 2010).

En un estudio epidemiológico realizado en 167 predios de 11 departamentos de Colombia,

se determinó que E.coli es la que ocasiona mayor tasa de mortalidad comparada con otras

enfermedades porcinas (Orejuela et al., 2009). Otro trabajo realizado por Vargas et al.

(2004) en el que se buscó determinar la presencia y frecuencia de aparición de E. coli

O157:H7 en los diferentes sistemas de producción porcina que se emplean en el

departamento de Córdoba, se concluyó que la aparición de este patógeno en muestras de

porcinaza es nula, aunque se recomiendan continuar con estudios epidemiológicos de este

tipo.

2.5.12. Clostridium sulfito reductores.

Como género, los Clostridium spp., se encuentran en el suelo y el agua y, en muchas

especies, están también en el contenido intestinal de los animales sanos, por lo que abundan

en el estiércol. Tienen una escasa capacidad invasiva por lo que causan pocas enfermedades

a pesar de su amplia distribución. La mayoría son enfermedades infecciosas pero no

contagiosas que casi siempre dan lugar a cuadros sobreagudos o agudos de terminación

fatal. Su mecanismo patogénico fundamental es la formación de toxinas de diverso tipo que

se encuentran entre los venenos más potentes que se conocen (Rubio, 1994).

Los Clostridium sulfito reductores son bacterias Gram positivas, anaerobias estrictas, con

capacidad de formar esporas, y de reducir el sulfito a sulfuro. Su principal representante es

58

Clostridium perfringens; C. perfringens tipo C causa una enteritis hemorrágica necrótica

fatal en lechones jóvenes, mientras C. perfringens tipo A puede causar gangrena gaseosa;

la infección puede transmitirse entre lechones, pero la fuente más probable son las heces de

las madres (Songer, 2012).

Estos microorganismos son de importancia en salud pública por ser causantes de

intoxicaciones alimentarias (Alvarado et al., 2013), además de ser usados como indicadores

de contaminación fecal en alimentos y aguas (Arcos et al., 2005).

2.5.13. Coliformes totales.

Incluye una amplia variedad de bacilos aerobios y anaerobios facultativos, Gram negativos

y no esporulantes, que tienen origen tanto ambiental como fecal, y se incluyen en este

grupo Escherichia, Enterobacter, Klebsiella, Serratia, Citrobacter y Hafnia (OMS, 2006).

El grupo de microorganismos coliformes es utilizado como indicador de contaminación

bacteriana debido a que éstos están presentes en grandes cantidades en tracto

gastrointestinal de los vertebrados, y se comportan de igual manera que los patógenos en

los sistemas de desinfección (Arcos et al., 2005).

El uso de microorganismos intestinales normales como indicadores de contaminación fecal,

en lugar de los patógenos mismos, es un principio de aceptación universal en la vigilancia y

evaluación de la seguridad microbiana en los alimentos, aunque lo ideal sería que el

hallazgo de dichas bacterias indicadoras denotara la presencia posible de todos los

organismos patógenos pertinentes (Soler, 2006).

Estos microorganismos han sido utilizados como indicadores de la eficiencia de reactores

aerobios y anaerobios en el tratamiento de la porcinaza (Zacarias et al., 2014). Sin

embargo, el uso de los coliformes totales como indicador no es totalmente adecuado para

predecir la presencia potencial de protozoos patógenos, quistes, ooquistes y algunos virus,

porque los coliformes totales son menos resistentes a la desinfección que estos otros

59

organismos (Márquez, 2010).

2.5.14. Mesófilos aerobios.

Incluyen bacterias que se desarrollan a temperaturas entre 15-45ºC, siendo la temperatura

óptima de crecimiento de 30-40ºC (Leyva et al., 2008). Requieren para su supervivencia de

la presencia de oxígeno, por lo que este grupo de microorganismos abarca bacterias tanto

aerobias como anaerobias facultativas (Madigan et al., 2003). Algunas bacterias tienen la

capacidad de formar esporas, por ejemplo bacterias del tipo Bacillus spp. (Postollec et al.,

2012). Son indicadores de la calidad microbiológica de un alimento (Rodríguez, 2011). En

este recuento se estima la flora total pero sin especificar los tipos de microorganismos.

Tiene un valor limitado como indicador de la presencia de patógenos o sus toxinas; un

recuento bajo no asegura que un alimento esté exento de patógenos, pero uno alto tampoco

asegura la presencia de agentes patógenos. Excepto en productos que se elaboran por

fermentación, altos recuentos microbianos se consideran poco aconsejables para la mayoría

de los alimentos (Pascual y Calderón, 1999).

El recuento de mesófilos aerobios permite: verificar la efectividad de los procedimientos de

limpieza y desinfección; determinar si las temperaturas en los procesos fueron las

adecuadas; determinar el origen de la contaminación durante los procesos de elaboración de

alimentos; verificar condiciones óptimas de almacenamiento y transporte; obtener

información acerca de la vida útil de los alimentos; indicar alteración incipiente en ciertos

alimentos (Alonso y Poveda, 2008).

2.5.15. Mohos y Levaduras.

Pueden encontrarse como flora normal de un alimento, o como contaminantes, y pueden

utilizarse como indicadores de la presencia de hongos toxigénicos en los alimentos

(Rodríguez, 2011). Los mohos son designados como hongos filamentosos multicelulares,

60

que crecen fácilmente sobre la superficie de los alimentos, mientras las levaduras no son

filamentosas y son unicelulares (Camacho et al., 2009).

En términos generales, las enfermedades por hongos en los cerdos tienden a ser micosis

superficiales, generando queratinización de la piel; algunos de los hongos reportados en

porcinos incluyen Microsporum nanum, Microsporum canis, Microsporum gypseum,

Trichophyton mentagrophytes, Trichophyton rubrum, Trichophyton tonsurans,

Trichophyton verrucosum, y Candida albicans; sin embargo, la capacidad de producir

micotoxinas, representa un riesgo de intoxicación para los animales y el hombre. La

capacidad de los hongos para formar esporas muy resistentes a condiciones desfavorables,

permite que estos organismos sobrevivan por mucho tiempo en el ambiente (Cameron,

2012). Existen pocos datos respecto a la cantidad de mohos y levaduras presentes en la

porcinaza (McCarthy et al., 2013). Según Van Uden y Sousa (1962), algunas especies de

levaduras son parte de la flora normal del tracto digestivo de los cerdos.

2.5.16. Ascaris suum.

Es el nematodo porcino más común y cosmopolita; los huevos son muy resistentes a

condiciones ambientales extremas como la temperatura, y permanecen con capacidad

infectiva por más de 10 años (Greve, 2012). La capacidad de resistencia de los huevos de

Ascaris suum de cerdos, permite utilizarlos como un indicador de la eficacia de la

inactivación de patógenos durante el almacenamiento de porcinaza líquida. Incluso estos

huevos han mostrado mayor capacidad de resistir condiciones adversas como aumentos de

temperatura y concentración de amonio que su homólogo en aves (Ascaridia galli). Aunque

el almacenamiento de la porcinaza líquida favorece la eliminación de patógenos, la adición

de 2% de úrea, aumenta la eficiencia del proceso de eliminación de estos parásitos

(Katakam et al., 2014). El proceso de biodigestión anaerobia también ha mostrado ser útil

en la inactivación de huevos de Ascaris suum, pero si solo existe almacenamiento este debe

considerar tiempos de retención mayores a un año (Roepstorff et al., 2011)

61

Afectan normalmente a los cerdos jóvenes, menores de seis meses; las formas adultas

compiten con el hospedero por nutrientes, y al transitar por las puntas de las vellosidades

intestinales, interfieren con la absorción de nutrientes; pueden taponar el conducto biliar

causando ictericia; los estados larvarios causan daño hepático y pulmonar durante su

migración, predisponiendo a infecciones de otros agentes como Mycoplasma sp. (Greve,

2012). Ascaris suum es un parásito de alta presencia en las granjas porcícolas, pero en

muchas ocasiones pasa desapercibido por fallas durante el proceso de diagnóstico, siendo

más aconsejable la recolección de porcinaza directamente desde el recto de los animales,

que recogiendo muestras desde el piso. Cuando la intensidad de infección por este agente es

baja, no se ve afectada la ganancia diaria de peso, la conversión alimenticia, ni el porcentaje

de carne magra. Es importante considerar una posible asociación de los efectos de este

parásito con Lawsonia intracellularis en cerdos en crecimiento que presentan diarrea (Boes

et al., 2010).

Se han identificado 24 proteínas inmunogénicas de este parásito que son reconocidas por el

sistema inmune de los cerdos infectados naturalmente. De esas 24 proteínas, 23 se han

relacionado con mecanismos de supervivencia del parásito, principalmente funciones

metabólicas vinculadas a la generación de energía, y potencial redox. La generación de

energía es un proceso clave para el desarrollo, la fertilidad y la supervivencia de los

organismos. Por otra parte, la reparación y la capacidad antioxidante juegan un papel clave

en situaciones de estrés, tales como infecciones a largo plazo en hospederos competentes,

que contribuye a la evasión del parásito de la respuesta inmune y la reparación de daños,

por lo que el bloqueo parcial o total de estas proteínas con anticuerpos podrían contribuir a

controlar la población intraparasitaria o disminuir la producción de huevos (Gonzalez-

Miguel et al., 2014).

Debe prestarse atención en estos parásitos por su capacidad de causar infección cruzada con

los seres humanos, debido a su similaridad morfológica con Ascaris lumbricoides; por lo

que se recomienda a las personas que trabajan en granjas porcinas, adoptar todas las

medidas higiénicas y de seguridad correspondientes (Dutto y Petrosillo, 2013). Estos

62

procedimientos de protección, deben ser una prioridad en las granjas porcícolas

colombianas, debido a que se han encontrado en granjas porcinas de flujo continuo

ubicadas en el departamento de Santander, prevalencias de 10,4% (Hernández y Cortes,

2008).

2.5.17. Cryptosporidium parvum.

La criptosporidiosis es una enfermedad zoonótica de distribución mundial, frecuente en

animales jóvenes, se caracteriza por ocasionar diarreas en humanos y otros mamíferos,

aunque en ocasiones cursa sin manifestaciones clínicas. Se reporta con frecuencia en

cerdos y bovinos, siendo las excretas el mejor medio de transmisión de esta enfermedad

(Venturini et al., 2006). A la fecha, han sido reconocidas 20 especies de Cryptosporidium,

dos han sido encontradas en peces, una en anfibios, dos en reptiles, tres en aves, y doce en

mamíferos. Cerca de 61 genotipos de Cryptosporidium con un estado de especies incierto

se ha encontrado basados en secuencias de SSUrRNA. El gen gp-60 mostró un alto grado

de polimorfismo secuencial entre diferentes aislados de varias especies de

Cryptosporidium, de esta forma varios grupos de subtipos y subgenotipos han sido

identificados, de los cuales los subtipos de C. parvum IIa y IId se encontraron como

zoonóticos, esta información ha sido de gran interés para efectos de taxonomía,

epidemiología, transmisión e información genético- morfológica para cada especie (Plutzer

y Karanis, 2009).

Son parásitos protozoarios intracelulares obligados. Las manifestaciones clínicas en cerdos

incluyen inapetencia, depresión, vómito, diarrea, aunque puede cursar de manera

asintomática (Lindsay et al., 2012). Los animales más susceptibles son los neonatos y los

inmunocomprometidos; se ha sugerido que su transmisión se da fácilmente entre cerdos,

por el contacto de cerdos no infectados con porcinaza de cerdos infectados (Guselle et al.,

2003). Este parásito en raras ocasiones actúa como patógeno intestinal primario;

normalmente patogeniza en condiciones de inmunosupresión del cerdo, como la causada

por el Circovirus Porcino tipo 2 (Nunez et al., 2003).

63

Los cerdos son un importante reservorio de este parásito haciendo fundamental conocer su

prevalencia en los porcinos, para brindar la posibilidad de controlar y prevenir la

criptosporidiosis tanto en cerdos como en humanos (Yin et al., 2011). Se ha demostrado

que el uso de lagunas de tratamiento de la porcinaza líquida, reduce la viabilidad de este

parásito y permite su utilización segura en la fertilización de suelos (Jenkins et al., 2013).

Otro estudio encontró que los ooquistes de estos parásitos son altamente afectados por la

exposición a los rayos ultravioleta del sol, por lo que se cree que los rayos UV son el

principal mecanismo de deterioro de C. parvum en el ambiente (King et al., 2008). Aunque

no se puede desconocer su potencial zoonótico, algunos estudios han encontrado que los

cerdos representan un bajo riesgo de transmisión a través de la porcinaza, comparado con

los rumiantes (Featherstone et al., 2014).

2.5.18. Trichuris suis.

Es un parásito helminto de presentación generalizada en cerdos. Las manifestaciones

comunes de la infección incluyen diarrea, anorexia, y retraso en el crecimiento (Li et al.,

2012). Afectan el intestino grueso, principalmente el ciego, pero en infestaciones altas

puede llegar hasta el colon; pequeñas poblaciones de estados adultos en el ciego causan

lesiones mínimas, pero cuando existen grandes infestaciones, especialmente de estados

larvarios, se asocian con ulceración de la mucosa, edema mucosal, hemorragias y

membrana fibrinonecrótica (Greve, 2012). La enfermedad causada por este parásito debe

incluirse en el diagnóstico diferencial de la diarrea y pérdida de peso en las cerdas jóvenes

y cerdos de engorde, en especial si son criados al aire libre; el tratamiento con

antihelmínticos como el levamisol o flubendazol, debe acompañarse de adecuadas prácticas

de limpieza, aseo y desinfección de las instalaciones (Caron et al., 2014).

Las prevalencias de T. suis no son muy altas en granjas porcinas comerciales, sin embargo,

se siguen presentando casos; la capacidad de sobrevivir hasta por 15 años deja latente el

riesgo de infección de cerdos susceptibles, siendo necesario un adecuado diagnóstico

diferencial con las enfermedades causadas por Brachyspira hyodysenteriae, Lawsonia

64

intracellularis, Salmonella spp., parásitos intestinales como Ascaris suum, y otras causas de

colitis (Pittman et al., 2010). En Antioquia-Colombia, se ha encontrado en cerdos criollos

colombianos San Pedreño, prevalencias de 10,23% (López et al., 2014).

2.5.19. Balantidium coli.

Es un parásito ciliado, de carácter zoonótico, que se encuentra en cerdos y humanos. Se

transmite por quistes que se excretan en la heces del hospedero; los trofozoitos se

encuentran en el lumen del intestino grueso; la mayoría de infecciones son subclínicas

(Lindsay et al., 2012). Este organismo es comensal en cerdos, y en esencia es un invasor

secundario, que ejerce su acción patógena cuando existen factores concomitantes tales

como el estrés, alimentación defectuosa (exceso de carbohidratos, escasez de proteínas y

vitaminas), presencia de otros parásitos que abren la puerta de entrada en la mucosa,

bacterias o virus, tras lo cual penetra, y gracias a la hialuronidasa, amplía las lesiones y

posibilita la invasión tisular. La balantidiosis primaria se ha observado casi con

exclusividad en zonas tropicales, generando una enterotiflocolitis, a veces hemorrágica,

acompañada de alteración del apetito, fiebre leve, y alternancia de heces reblandecidas y

constipación (Cordero e Hidalgo, 1999). Cuando invade la mucosa causa úlceras

superficiales e incluso profundas, así como enteritis moderada o grave. Al parecer B. coli

ejerce una acción plasmolítica que altera los núcleos de las células epiteliales de la mucosa

intestinal (Soulsby, 1987).

Estos parásitos pueden ser observados en dos estados: un estado de trofozoito móvil que es

sensible a la desecación, y un estado quístico, que puede mantener viable por más de dos

semanas en el ambiente (Bellanger et al., 2013). En Colombia se ha encontrado una

prevalencia de 15,1% en granjas porcinas de flujo continuo ubicadas en el departamento de

Santander (Hernandez y Cortes, 2008).

65

2.5.20. Metastrongylus spp.

Son parásitos pulmonares, que afectan bronquios, bronquíolos y lóbulos diafragmáticos.

Las aglomeraciones de estos patógenos recubiertos de moco, pueden ocluir total o

parcialmente las vías respiratorias periféricas (Greve, 2012). Metastrongylus spp., provoca

una sintomatología de carácter respiratorio, cuyo signo clínico principal es una tos seca

persistente que se acentúa tras el movimiento de los animales, y que puede ir acompañada

de disnea, taquipnea, secreciones nasales desde mucosas a mucopurulentas,

bronconeumonía, y a medida que avanza la enfermedad se observan temblores, trastornos

intestinales o diminución del apetito con lo que se produce una marcada pérdida de peso,

retraso en el crecimiento y raquitismo (Alcaide et al., 2005). Normalmente los síntomas

clínicos no son muy pronunciados, pero infecciones masivas pueden estar acompañadas por

infecciones bacterianas o virales concurrentes (Greve, 2012). Se han reportado casos fatales

en cerdos jóvenes por Metastrongylus elongatus asociado al Circovirus Porcino tipo 2,

debido a bronconeumonía severa (Marruchella et al., 2012). También, se han observado

asociaciones antagónicas con Ascaris suum en cerdos infectados experimentalmente

(Frontera et al., 2005).

Estos parásitos tienen alto impacto sobre la salud y producción porcícola de Colombia

(Pulido-Villamarín et al., 2013), y son de gran importancia en procesos de

lombricompostaje de porcinaza, ya que requieren de la lombriz como huésped

intermediario; esta característica de su ciclo biológico representa un riesgo sanitario

especialmente en porcinos criados bajo condiciones extensivas, por la posibilidad de

consumir estos organismos hallados en el suelo (Taylor et al., 2007).

2.5.21. Giardia intestinalis.

Es un parásito zoonótico. Los trofozoitos son flagelados, y absorben nutrientes del

hospedero a nivel del intestino delgado, donde se multiplican; bajo ciertas condiciones

éstos se enquistan y salen por las heces permitiendo sobrevivir por largos periodos de

66

tiempo; estos quistes se transmiten vía oral-fecal (Lindsay et al., 2012). Aunque se pueden

encontrar desde el duodeno hasta el ileon, es en el yeyuno donde se observa la mayor

concentración de trofozoitos, localizados principalmente en la superficie de las criptas

intestinales (Koudela et al., 1991).

La presentación de este parásito en granjas porcinas tecnificadas de países como Canadá es

variable, siendo baja en las granjas de la Isla del Príncipe Eduardo (Budu-Amoako et al.,

2012), y alta en Ontario, por lo que se requiere poner especial atención a los procesos de

tratamiento de la porcinaza para eliminar el riesgo de infección tanto en cerdos como en

humanos (Farzan et al., 2011). En Colombia se han encontrado prevalecías del 26,9% en

granjas semi - tecnificadas de Cundinamarca (Pulido-Villamarín et al., 2013).

2.5.22. “Estrongilidos”.

Con esta expresión se designa a un grupo de diferentes especies de nematodos

pertenecientes a varias familias, localizados en estómago, intestino delgado e intestino

grueso, cuyos huevos son segmentados y de cutícula delgada. Son nematodos que afectan

diferentes especies de animales, incluidos los cerdos, y tienen alta importancia económica

en la mayoría de los países; la identificación exacta de estos parásitos, independientemente

de la etapa de desarrollo, es fundamental para su control y para estudiar su epidemiología y

su biología (Newton et al., 1998). Tal identificación es posible cultivando la materia fecal

del cerdo hasta obtener L3. Todos los miembros de esta familia son parásitos durante su

fase adulta del sistema gastrointestinal; la mayor parte se alojan en el colon y el ciego

(Soulsby, 1987). Los cerdos criados en condiciones extensivas están más susceptibles a ser

infectados que aquellos en confinamiento, especialmente los cerdos de menor edad;

además, la prevalencia en machos es mayor que en las hembras (Kagira et al., 2012).

Los “estrongilidos” de mayor importancia en porcicultura incluyen los géneros

Oesophagostomum spp., Hyostrongylus spp. y Globocephalus spp.; Oesophagostomum

spp., son llamados parásitos nodulares por estar asociados con producción de nódulos en la

67

mucosa del intestino grueso, los cuales son visibles aún por el lado seroso, siendo las

especies O. dentatum y O. quadrispinulatum las que afectan los cerdos (Lin et al., 2012).

Oesophagostomum spp., puede reducir el crecimiento y la utilización de nutrientes, pero se

consideran, generalmente, medianamente patógenos en el cerdo (Mejer y Roepstorff, 2006).

Hyostrongylus rubidus, es otro nematodo que se encuentra en la curvatura menor del

estómago, donde absorben pequeñas cantidades de sangre y causan gastritis catarral, que

puede conducir a erosión de la mucosa, cuyos cambios impactan negativamente la

conversión alimenticia y las ganancias de peso. Globocephalus urosubulatus, está

ampliamente distribuido geográficamente; afectan principalmente la mucosa yeyunal; no

son muy patógenos, pero los cerdos jóvenes son más propensos a sufrir de anemia que los

adultos (Greve, 2012).

Se reportan algunas medidas de control biológico como el uso de hongos nematófagos, los

cuales reducen considerablemente la cantidad de larvas (L3) presentes en la porcinaza

(Ferreira et al., 2012), siendo esta información de especial interés, debido a la preocupación

mundial por la generación de resistencia a fármacos usados en el control de agentes

patógenos. Se han encontrado prevalencias en cerdo criollo colombiano de 40,16% (López

et al., 2014).

2.5.23. Strongyloides spp.

El género contiene varias especies que afectan los animales domésticos, las formas

parásitas son partenogénicas, y sus huevos pueden dar lugar, fuera del huésped,

directamente a larvas infestantes de otra generación parásita, o una generación libre de

machos y hembras. Las larvas infestantes son capaces de atravesar la piel del hospedador y

llegar por circulación hasta el pulmón, ascendiendo por la tráquea y faringe, para

posteriormente caer al intestino (Soulsby, 1987).

El principal representante de este género en los porcinos es el Strongyloides ransomi, que

afecta el intestino delgado. Las lesiones son dependientes del número de larvas infectivas

68

adquiridas y de la resistencia del hospedero; es común encontrar pequeñas cantidades de

Strongyloides sin lesiones asociadas, sin embargo, cuando el número es alto, se presentan

bajas ganancias de peso, diarrea e incluso la muerte. En neonatos, fuertes infecciones

pueden resultar en la muerte de los lechones antes de los 10-14 días de edad (Greve, 2012).

Debe considerarse el potencial de transmisión de éstos parásitos a través de moscas (Musca

domestica) que actúan como vectores, siendo muy importante ejercer un plan de control

que permita reducir el riesgo epidemiológico para los cerdos (Forster et al., 2009).

En un estudio realizado por López et al. (2014), sobre la dinámica parasitaria en cerdo

criollo colombiano San Pedreño, se encontró una prevalencia de 58,26%.

2.5.24. Coccidias.

Estos parásitos son intracelulares obligados, que incluyen géneros como Eimeria, Isospora,

Cryptosporidium, Toxoplasma, y Sarcocystis. El número de especies de coccidias

intestinales que afectan los porcinos es desconocido, porque muchos se observan solo desde

una forma de ooquistes esporulados (Lindsay et al., 2012); las infecciones leves de

coccidias son comunes en los cerdos, sin embargo, la prevalencia de la enfermedad clínica

atribuible a la coccidiosis es baja; en principio afecta a los animales jóvenes, mientras los

cerdos adultos se comportan como portadores. Los síntomas clínicos incluyen diarrea,

emaciación y estreñimiento en las últimas etapas. Probablemente las especies de Eimeria

más patógenas sean Eimeria bliecki y Eimeria scobra (Soulsby, 1987), entre tanto, las

especies de Isospora descritas para porcinos son Isospora suis, Isospora almataensis, e

Isospora neyrai; siendo la coccidiosis neonatal por I. suis la enfermedad protozoaria más

importante de los cerdos (Lindsay et al., 2012).

Las eimeriosis causada por las diversas Eimeria spp., tienden a ser subclínicas, y rara vez

dan lugar a procesos diarréicos, aunque siempre causan mermas en el desarrollo de los

animales. La alteración del revestimiento epitelial da lugar a trastornos de la absorción

(Cordero et al., 1999); por su parte, Isospora suis puede aislarse con mayor frecuencia en

69

casos de diarrea que sobre excretas compactas, por afección del yeyuno y del íleon,

ocasionando daño de las criptas y vellosidades intestinales, erosiones y necrosis; en

Alemania este parásito es considerado la principal causa de diarreas en porcinos, por

encimas de la acción de virus y bacterias (Niestrath et al., 2002). En ese sentido Aliaga-

Leyton et al. (2011) encontraron en granjas porcinas de Ontario (Canadá) una correlación

positiva entre la presentación de diarreas en lechones lactantes, y la presencia de I. suis; se

considera como posible riesgo de infección los pisos mal lavados especialmente los de

concreto, debido a la presencia de materia orgánica que queda atrapada en ellos, los cuales

permiten la supervivencia de estos parásitos. La infección pos I. suis durante las primeras

semanas de vida, impacta severamente las ganancias de peso de los lechones, pudiendo

perder hasta 1,4 kg cada lechón a los 62 días de vida, comparados con los lechones no

infectados (Aliaga-Leyton et al., 2011). Según Hernández y Cortes (2008), la prevalencia

de coccidias en granjas de flujo continuo en Santander-Colombia es de 10,4%.

2.6. Técnicas de Diagnóstico.

2.6.1. PCR.

La reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés Polymerase Chain

Reaction) es una técnica en la que se utilizan dos cebadores (pequeños fragmentos de

DNA) complementarios a una cadena opuesta de DNA a amplificar, ciclos de temperatura y

una DNA polimerasa; la repetición de ciclos de desnaturalización del DNA, hibridación de

los cebadores y extensión de la nueva molécula, permite la amplificación de secuencias

específicas de ácidos nucleícos en forma exponencial (Baumforth et al., 1999). Esta técnica

se ha utilizado con éxito en el diagnóstico clínico de gran cantidad de microorganismos,

especialmente de virus y diversidad de bacterias de difícil crecimiento en medios de cultivo

como Lawsonia intracellularis (Bertone et al., 2013; Jordan et al., 1999), y Actinobacillus

pleuropneumoniae (Schaller et al., 2001).

70

La PCR presenta una serie de variaciones, que se han ajustado según las necesidades de

identificación en los laboratorios. La PCR en tiempo real (Real-Time PCR), es una técnica

que a diferencia de la PCR convencional, permite la cuantificación de los fragmentos de

ácidos nucleícos amplificados. Otra variante es la PCR múltiple (multiplex PCR), en la que

se utilizan dos o más conjuntos de cebadores dentro de la misma mezcla de reacción, que

pueden visualizarse por las diferencias en los tamaños de los fragmentos amplificados; esta

técnica es de gran utilidad para la detección simultánea de diferentes secuencias

(Baumforth et al., 1999), como lo demuestran Huang et al. (2004), amplificando

exitosamente distintos virus de tipo DNA en una misma PCR, específicamente el

Parvovirus Porcino, Circovirus Porcino tipo 1 y tipo 2, y el virus de la enfermedad de

Aujeszky.

Otra variante de la PCR es la realizada por retrotranscripción (RT-PCR, por sus siglas en

inglés Reverse Transcriptase PCR); que se basa en la conversión inicial de RNA en DNA

complementario (DNAc) usando una enzima transcriptasa inversa; el DNAc monocatenario

producido por la reacción se amplifica a continuación, durante el primer ciclo de la PCR

convencional y produce ADNc de doble cadena, que se amplifica a continuación en ciclos

adicionales (Baumforth et al., 1999). Otra variante de esta técnica es la RT-PCR Anidada

(Nested RT-PCR), la cual consta de dos reacciones de PCR secuenciales, utilizando como

templado para la segunda reacción, el producto obtenido de la primera PCR; técnica usada

con éxito para la detección del virus del PRRS (Christopher-Hennings et al., 1995).

2.6.2. Cultivo microbiológico.

Uno de los sistemas más importantes para la identificación de microorganismos es

observar su crecimiento en medios enriquecidos que les permiten crecer de manera

controlada bajo condiciones de laboratorio. Para que los microorganismos crezcan

adecuadamente en un medio de cultivo artificial, se debe considerar las condiciones de

temperatura, humedad, presión y pH en las que el microorganismo crece mejor. Un medio

de cultivo contiene los nutrientes y factores de crecimiento necesarios para que el

71

microorganismo se desarrolle correctamente, pero no deben estar otros microorganismos

contaminantes que no permitan su adecuado crecimiento y posterior identificación (Ávila,

2013).

En el presente estudio, para el recuento microbiano se utilizaron métodos adaptados de las

Normas Técnicas Colombianas NTC 4666 (1999); NTC 4834 (2000); NTC 4779 (2007c);

NTC 4458 (2007a); NTC 4574 (2007b); NTC 5698-1 (2009a); NTC 5698-2 (2009b); NTC

4833 (2012); así como de la Food and Drug Administration (FDA) (2001). Para el caso

específico de Lepstospira spp., se siguió el procedimiento descrito en Giraldo et al. (2002)

con algunas modificaciones.

Preparación de las diluciones para recuento: en un frasco con 90 mL de solución salina

peptonada (SSP) pesar 10 g de la muestra 10(-1), homogenizar por agitación y transferir 1

mL de 10(-1) a un tubo con 9 mL SSP (dilución 10 (-2)) y continuar preparando soluciones

seriadas hasta 10(-7).

El recuento de mohos y levaduras se hace en medio de cultivo placas de Petrifilm mohos y

levaduras, donde el medio permite la diferenciación de los grupos por la forma y coloración

de la colonia. Las levaduras tienen colonias pequeñas, cremosas y de color azul. Para las

muestras frescas se siembran diluciones de 10(-3), 10(-4) y 10(-5) y para las muestras

deshidratadas se siembran diluciones 10(-1), 10(-2) y 10(-3). Colocar 1 mL de las

diluciones seleccionadas en cada placa y difundir con la ayuda del difusor. Incubar a 28°C

+/- 1°C por 5 días. Contar y reportar levaduras (colonias coloreadas) y mohos otras

colonias.

El recuento de coliformes totales y E.coli se efectúa en medio de cultivo, placas de

Petrifilm Coliformes/E.coli, que contienen agar Bilis Rojo Violeta más glucurónido. Las

colonias de coliformes son rojas por fermentación de la lactosa y están incluidas en una

burbuja de gas. Las colonias de E.coli son de color azul violeta con gas por efecto de la

enzima β-glucuronidasa que desdobla el glucurónido (más del 95% de las cepas de E.coli

72

contienen esta enzima). Marcar tres placas con la serie de diluciones a sembrar de acuerdo

con el tipo de muestra; 10(-1), 10(-2) y 10(-3) para las muestras que han sufrido algún

proceso y 10(-3), 10(-4) y 10(-5) para las muestras frescas sólidas o líquidas. Sembrar 1 mL

de la dilución correspondiente en cada una de las placas, permitir la difusión e incubar a

35°C +/- 1°C por 24 horas. Contar colonias rojas con gas y reportarlas como coliformes

totales. Contar colonias azules con gas y reportar como E. coli.

El recuento de bacterias mesófilas aerobias, presenta como medio de cultivo, placas de

Petrifilm mesófilo que contiene agar Plate Count, con TCC como indicador de crecimiento

(las colonias toman color rojo). Sobre tres placas identificadas con 10(-5), 10(-6) y 10(-7)

se inocula 1 mL de la dilución respectiva. Con el difusor se ejerce una leve presión para

difundir el inoculo en toda la placa. Incubar 24-48 horas a 35°C +/- 1°C. Elegir para contar

la placa que tenga entre 30-200 colonias que aparecen de color rojo. Reportar el resultado

usando dos dígitos y el exponente correspondiente cono Unidades Formadoras de Colonia

(UFC) por gramo.

El recuento de Staphylococcus aureus se efectúa por el medio de cultivo placas de Petrifilm

para recuentos de Staphylococcus aureus que contienen medio Baird Parker más ácido

desoxirribonucleíco para determinar la producción de DNAasa, que frente a la enzima

desoxirribonucleasa producida exclusivamente por S. aureus dentro de las otras especies

del género, se manifiesta en colonias rojo violeta. Sobre placas marcadas 10(-1), 10(-2) y

10(-3) para muestras procesadas y 10(-2), 10(-3) y 10(-4) para muestras iníciales, transferir

1 mL de las diluciones correspondientes. Difundir la muestra con la ayuda del difusor e

incubar a 35°C +/- 1°C por 24 horas. Contar colonias rojo violeta y reportar el resultado de

acuerdo a la dilución.

El recuento de colonias sulfito reductores utiliza agar TSN (Tryptone Sulfite Neomycin),

que por la presencia de sulfito de sodio detecta las bacterias sulfato reductoras (formación

de colonias negras). Por la presencia de polimixina y neomicina como agentes selectivos, la

técnica se puede interpretar como recuento de Clostridium prenfinges. El agar TSN se

73

prepara a razón de 40 g por litro, se esteriliza a 121°C por 15 minutos y se mantiene entre

45-50°C. Sobre tres cajas de Petri identificadas como 10(-2), 10(-3) y 10(-4) se agrega 1

mL de la dilución correspondiente. Agregar aproximadamente 15 mL de agar TSN

mantenido a 45-50°C. Homogenizar con movimientos circulares y permitir la solidificación

del agar. Agregar una segunda capa de agar TSN más o menos 5 mL. Permitir la

solidificación e incubar en aerobiosis a 35°C +/- 1°C por 48 horas. Contar colonias

negras con un halo de precipitado y reportar UFC según la dilución.

Para el aislamiento de Salmonella sp., en un frasco con 225 mL de caldo lactosado agregue

25 g de muestra. Incube a 35°C +/- 1°C por 8-10 horas. A un tubo de 9 mL de caldo

Rappaport agregue 1 mL del cultivo anterior, incube a 41°C +/- 0.5°C por 24 horas.

Siembre por agotamiento en medio sólidos de agar Hektoen y agar Bismuto Sulfito y lleve

a incubación a 35°C +/- 1°C de 24-48 horas. Seleccione y resiembre en agar Tripticasa las

colonias características, negras con halo incoloro y fondo azul en agar Hektoen; negras en

forma de ojo de pescado con precipitado negro en el agar Bismuto Sulfito incube a 35°C

+/- 1°C por 24 horas. Practicar coloración de Gram y hacer prueba de oxidasa (bacilo Gram

negativo, oxidasa negativo). Hacer prueba de aglutinación con antisuero polivalente “O”.

Resultados positivos, reportar Salmonella sp., en 25 g.

Para Listeria monocytogenes, se utiliza un sistema automatizado, en el equipo miniVIDAS

realizando un análisis basado en la técnica ELFA (Enzyme Linked Fluorescent Assay),

donde anticuerpos específicos ligados a fluoresceína reaccionan con los cuerpos bacteriales

que han crecido en medio de cultivo selectivo. La lectura se hace midiendo la cantidad de

fluoresceína que persiste después de los procesos de reacción y lavado. El procedimiento

implica añadir 25 g de muestra a un frasco con 225 mL de Caldo Fraser media

concentración. Incubar a 30°C +/- 1°C de 12-18 horas. Tras la incubación transferir 1 mL

de la suspensión a 9 mL de Caldo Fraser. Incubar a 30°C +/- 1°C por 24 horas. Adicionar

0.5 mL del tubo anterior en el primer pozo del cartucho que incluye todos los reactivos que

se requieren para realizar la prueba ELFA. Montar el sistema en el quipo miniVIDAS con

su cono correspondiente (contiene la fase sólida de la prueba) y dar inicio a la corrida de la

74

prueba la cual se completa automáticamente a los 70 minutos, emitiendo resultado positivo

o negativo, frente a controles que acompañan al montaje.

Para el caso específico de Leptospira spp., del frasco SSP con la dilución 10(-1) de la

muestra se toman 10 mL de sobrenadante, se filtran con papel clarificante y luego usando

una membrana de acetato celulosa de 0.45 micras se hace una segunda filtración (se espera

con este proceso descontaminar la muestra). El filtrado se recibe en tubo estéril y se

centrifuga a 3000 rpm durante 15 minutos. Se descarta el sobrenadante y el sedimento se

siembra en un tubo de medio EMJH (Ellinghausen and McCullough as modified by

Johnson and Harris). Los tubos se incuban a 28°C por 4 semanas con chequeo por

microscopía de campo oscuro cada semana, se descartan los tubos que muestren

contaminación bacteriana y la prueba se da por finalizada a las 4 semanas de incubación.

2.6.3. Cámara de McMaster.

Es el método estándar de análisis cuantitativo de huevos de parásitos en heces, en varias

especies de abasto. Existen diversas modificaciones de la técnica, todas ellas basadas en el

mismo principio. La cámara McMaster está formada por dos láminas de vidrio o de acrílico

unidas, entre las áreas marcadas de la lámina superior e inferior hay dos o tres cámaras,

cada una de las cuales tiene un volumen de 0,15 mL; las cámaras se llenan con la

suspensión de las heces en la solución de flotación; los huevos de nematodos y cestodos

flotan hasta situarse inmediatamente por debajo de la lámina superior de la cámara, donde

se pueden contar fácilmente al microscopio, mientras que la mayoría de los restos fecales

caen al fondo. Se realiza un conteo de todos los huevos que aparezcan, específico para cada

tipo de parásito, y se multiplica por el factor 10 para expresar el resultado en huevos por

gramo de materia fecal; el factor surge de la dilución inicial de heces en la solución de

flotación, siendo común la dilución 1:15, es decir, 1 g de heces por cada 14 mL de solución.

Para cuantificar huevos de trematodos y larvas de nematodos se ha desarrollado una cámara

McMaster modificada, en la cual los huevos sedimentan en una retícula grabada en la

superficie de la lámina inferior (Kassai, 1998).

75

2.6.4. Método de Ritchie.

Se basa en la concentración de los quistes y huevos por sedimentación mediante la

centrifugación, con la ayuda de formol y éter para separar y visualizar los elementos

parasitarios. Se pueden observar quistes, ooquistes y huevos de los parásitos. Es poco útil

para observar trofozoítos y larvas (Beltrán et al., 2003).

2.6.5. Método de Sloss modificado.

Es una técnica cualitativa, donde se usan heces frescas para el examen de huevos de

diferentes nematodos y ooquistes de coccidias. Para ello se hace una mezcla de la muestra

de materia fecal con agua, y se homogeniza, se realiza un tamizado; el sedimento se

centrifuga, una vez realizado se descarta el sobrenadante y se usa el sedimento para mezclar

con una solución azucarada y se vuelve a centrifugar, se ubica en láminas portaobjetos y se

hace lectura por microscopía (Vélez, 1983).

2.6.6. Método de Baerman.

Esta técnica se utiliza para recolectar larvas vivas a partir de tejidos o de materia fecal. Es

muy importante que las heces sean frescas. Se basa en la movilidad de las larvas de

nematodos, que al ser colocadas en agua migran al fondo del recipiente que las contiene

donde pueden ser recuperadas (Salazar, 1998; Zajac y Conboy, 2006).

2.6.7. Coloración de Ziehl-Neelsen.

La tinción de Ziehl-Neelsen para tinción parasitológica, permite la identificación de

ooquistes de Cyclospora sp., Isospora sp., y Cryptosporidium sp., puesto que presentan una

membrana quística resistente a la tinción, siendo necesario el calor para que el colorante

penetre. Con esta tinción los ooquistes se observan como esférulas de 4-6 µm de diámetro,

76

de un color rojo fucsia contra un fondo verde o azul, dependiendo del colorante de contraste

usado (Beltrán et al., 2003; Castro y Guerrero, 2006).

Bibliografía

Albanell, E., J. Plaixats, and T. Cabrero. 1988. Chemical changes during vermicomposting

(Eisenia fetida) of sheep manure mixed with cotton industrial wastes. Biology and Fertility

of Soils. 6: 266-269.

Alcaide, M., E. Frontera, M. J. Rodríguez, I. E. Saenz, J. L. Domínguez-Alpizar, D. Reina,

and I. Navarrete. 2005. Parasitosis pulmonares del cerdo ibérico Situación actual de la

metastrongilosis en España. Situación actual de la metastrongilosis en España. Mundo

Ganadero. 176: 40-44.

Alonso, L.X., Poveda, J.A. 2008. Estudio comparativo en técnicas de recuento rápido en el

mercado y placas Petrifilm™ 3M™ para el análisis de alimentos. Trabajo de Grado.

Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. Pp. 213.

Alvarado, P. A., M. N. Vásquez, W. H. Saldaña, and A. Vargas. 2013. Clostridium

perfringens sulfito reductores en hamburguesas que se comercializan en mercados de la

ciudad de Trujillo, Perú. REBIOL. 33: 1-5.

Álvarez, S. P. C., and E. Gutiérrez-Vázquez. 2001. Engorda de toretes a base de estiércol

fresco de cerdo y dos fuentes de fibra en una empresa comercial. Livestock Research for

Rural Development. 13. [consultado el 10 de septiembre de 2013]; disponible en:

http://www.lrrd.org/lrrd13/4/alva134.htm

Amado, M. N. 2010. Proyecto de Producción Porcina con la utilización de Porcinaza como

complemento de Alimentación para Feedlot. Seminario de Financiamiento de Negocios.

Universidad del CEMA. [consultado el 15 de octubre de 2013]; disponible en:

http://www.ucema.edu.ar/posgrado-

download/tesinas2010/Tesina_MAG_UCEMA_Amado.pdf

Amagliani, G., G. Brandi, and G. F. Schiavano. 2012. Incidence and role of Salmonella in

seafood safety. Food Research International. 45: 780–788.

77

ANDI. Asociación Nacional de Empresarios de Colombia. 2011. Evaluación de la política

de incentivos a la producción nacional de maíz amarillo, sorgo y soya, y algunas

recomendaciones. Cámara de la Industria de Alimentos Balanceados; Centro de Estudios

Económicos. pp 81.

Arcos, M. P., S. L. Ávila, S. M. Estupiñan, and A. c. Gómez. 2005. Indicadores

microbiológicos de contaminación de las fuentes de agua. Nova - Publicación Científica 3:

69-79.

Arcos-Ávila, E. C., L. Mora-Cardona, L. C. Fandiño–de Rubio, and I. S. Rondón-Barragán.

2013. Prevalencia de Salmonella spp. en carne porcina, plantas de beneficio y expendios

del Tolima. Orinoquía 17: 59-68.

Arndt, D. L., D. L. Day, and E. E. Hatfield. 1979. Processing and handling of animal

excreta for refeeding. Journal of Animal Science. 48: 157-162.

Asociación Colombiana de Porcicultores and Fonda Nacional de la Porcicultura. 2013.

Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino. Programa de Control y Monitoreo para la

Enfermedad del Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino-PRRS. Bogotá, D.C. pp.

41.

Asociación Colombiana de Porcicultores. 2006. Guía de buenas prácticas pecuarias para el

subsector porcícola. ACP – CCI – IICA. . Porcicultura Colombiana.: p. 105.

Asociación Colombiana de Porcicultores. 2012. PRRS: Un nuevo reto sanitario para la

porcicultura colombiana. Porcicultura Colombiana. 170: 12-16.

Asociación Colombiana de Porcicultores. 2014. Análisis de coyuntura del sector porcícola

año 2013. Porcicultura Colombiana. 186: 16-30.

Atiyeh, R. M., N. Q. Arancon, C. A. Edwards, and J. D. Metzger. 2002. The influence of

earthworm-processed pig manure on the growth and productivity of marigolds. Bioresource

Technology. 81: 103-108.

Ávila, G. I. 2013. Hongos comestibles. Manual de cultivo casero de setas. Casa del Arvol.

Guadalajara, Jalisco, México. [consultado el 11 de junio de 2014]; disponible en:

http://bit.ly/1vLJANV

78

Bal, A. E., C. Gravekamp, R. A. Hartskeerl, J. De Meza-Brewster, H. Korver, and W. J.

Terpstra. 1994. Detection of leptospires in urine by PCR for early diagnosis of

leptospirosis. Journal of clinical microbiology 32: 1894-1898.

Baranenko, J. A., J. Quijada, C. González, H. Araque, I. Vivas, A. Pérez, A. Bethencourt,

and E. Moissant. 2009. Prevalencia de ecto y endoparásitos en cerdas gestantes y lactantes

bajo cuatro sistemas de producción. Zootecnia Tropical. 27: 335-340.

Barbosa, A. M., A. C. Gil, S. Ruiz, M. A. Rincón, and J. D. Mogollón. 2005. Detección de

Lawsonia intracellularis en cerdos por medio de las técnicas de tinción de plata e

imnunohistoquímica. Rev. Med. Vet. Zoot. 52: 12-23.

Bartosik, J., A. Rekiel, M. Klockiewicz, P. Gorski, and M. Batorska. 2012. The effect of

housing system on the incidence of intestinal parasite infestation in pigs. Journal of Central

European Agriculture. 13: 760-768.

Baumforth, K. R., P. N. Nelson, J. E. Digby, J. D. O'Neil, and P. G. Murray. 1999.

Demystified ... the polymerase chain reaction. Molecular pathology. MP 52: 1-10.

Beck, R. W. 2003. Review of Biomass Fuels and Technologies. Yakima County Public

Works. Solid Waste Division. [consultado el 23 de octubre de 2013]; disponible en:

http://www.fs.fed.us/woodybiomass/documents/Yakima_County_Biomass_Report.pdf

Beloeil, P. A., C. Chauvin, M. T. Toquin, C. Fablet, Y. Le Notre, G. Salvat, F. Madec, and

P. Fravalo. 2003. Listeria monocytogenes contamination of finishing pigs: an exploratory

epidemiological survey in France. Veterinary Research. 34: 737-748.

Beltrán, M., R. Tello, and C. Náquira. 2003. Manual de procedimientos de laboratorio para

el diagnóstico de los parásitos intestinales del hombre. Ministerio de Salud, Instituto

Nacional de Salud. Lima. [consultado el 05 de septiembre de 2014]; disponible en:

http://www.bvs.ins.gob.pe/insprint/salud_publica/nor_tec/37.pdf

Bernat, C. 2003. Evolución de la fertilización orgánica y la maquinaria empleada. Vida

Rural. Febrero: 42-44.

Bernet, N., and F. Béline. 2009. Challenges and innovations on biological treatment of

livestock effluents. Bioresource Technology. 100: 5431–5436.

79

Bertone, J., S. Romanini, R. Yaciuk, N. Illanes, B. Pelliza, and A. Cabral. 2013.

Establecimiento de un procedimiento diagnóstico para Lawsonia intracellularis. Suis. 95:

14-19.

Biagini, P., M. Bendinelli, S. Hino, L. Kakkola, A. Mankertz, C. Niel, H. Okamoto, S.

Raidal, C. G. Teo, and D. Todd. 2012. Family Circoviridae. In: Virus taxonomy. Ninth

report of the International Committee on Taxonomy of Viruses. ed.King, A.M., Adams,

M.J., Carstens, M.B.,and Lefkowitz, E.J. ELSEVIER Academic Press. United States of

America. 343-349.

Bicudo, J. R., and S. M. Goyal. 2003. Pathogens and manure management systems: a

review. Environmental Technology. 24: 115-130.

Boes, J., A. Kanora, K. T. Havn, S. Christiansen, K. Vestergaard-Nielsen, J. Jacobs, and L.

Alban. 2010. Effect of Ascaris suum infection on performance of fattening pigs. Veterinary

Parasitology 172: 269-276.

Boesen, H. T., T. K. Jensen, A. S. Schmidt, B. B. Jensen, S. M. Jensen, and K. Moller.

2004. The influence of diet on Lawsonia intracellularis colonization in pigs upon

experimental challenge. Veterinary Microbiology 103: 35-45.

Bolívar, S., A. Lagares, L. Varela, and C. Vergara. 2012. Prevalencia de Leptospira

interrogans por PCR, en la población porcina del municipio de Baranoa-Atlántico

(Colombia) Revista Colombiana de Ciencias de la Salud. 1: 11-19.

Bolton, N. 2013. Pathogens in piggery waste and their removal during wastewater

treatment In: Buchanan, A.N., Bolton, A.N., Moheimani, N., Svoboda, I.F., Grant, T.,

Batten, D.,Cheng, N.N., Borowitzka, M., Fallowfield, H.J. Algae for energy and feed: a

wastewater solution. A review. Report prepared for the Co-operative Research Centre for

High Integrity Australian Pork: 153-185.

Borie, C., Z. Monreal, P. Guerrero, M. L. Sánchez, J. Matínez, C. Arellano, and V. Prado.

1997. Prevalencia y caracterización de Escherichia coli enterohemorrágica aisladas de

bovinos y cerdos sanos. Archivos de Medicina Veterinaria. 29. [consultado el 08 de

septiembre de 2014]; disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0301-

732X1997000200005&script=sci_arttext

80

Botero, R., and T. Preston. 1987. Biodigestor de bajo costo para la producción de

combustible y fertilizante a partir de excretas. Manual para su instalación, operación y

utilización. Centro para la Investigación en Sistemas Sostenibles de Producción

Agropecuaria – CIPAV, Cali, Colombia. [consultado el 20 de marzo de 2013]; disponible

en: http://www.utafoundation.org/publications/botero&preston.pdf

Boulogne, S., E. Márquez, Y. García, A. Medina, and P. Cayot. 2008. Optimización de la

operación de secado de la carne de lombriz (Eisenia andrei) para producir harina destinada

al consumo animal. Revista Ciencia e Ingeniería. 29: 91-96.

Boxall, A. B., D. W. Kolpin, B. Halling-Sorensen, and J. Tolls. 2003. Are veterinary

medicines causing environmental risks? Environmental Science & Technology. 37: 286A-

294A.

Callejo, A., and V. Díaz. 1998. Medidas correctoras de la contaminación ganadera. Mundo

Ganadero. Julio-Agosto: 26-29.

Camacho, A., M. Giles, A. Ortegón, B. Serrano, and O. Velásquez. 2009. Método para la

cuenta de mohos y levaduras en alimentos. Técnicas para el Análisis Microbiológico de

Alimentos. 2ª ed. Universidad Autónoma de México. [consultado el 25 de octubre de

2014]; disponible en: http://depa.fquim.unam.mx/amyd/archivero/TecnicBasicas-Cuenta-

mohos-levaduras_6530.pdf

Cameron, R. 2012. Integumentary System: Skin, Hoof, and Claw. In: Zimmerman, J.J;

Karriker, L.A; Ramirez, A; Schwartz, K.J; Stevenson, G.W. (Eds). Diseases of Swine. 10th

edition. John Wiley & Sons, Inc.: 251-263.

Campero, O. 2009. Biogas en Bolivia programa “viviendas autoenergéticas” una nueva

forma de ver el futuro energético-ambiental del país, en área rural. Desarrollo Local

Sostenible 2: 1-8.

Cang, L., Y. J. Wang, D. M. Zhou, and Y. H. Dong. 2004. Heavy metals pollution in

poultry and livestock feeds and manures under intensive farming in Jiangsu Province,

China. Journal of Environmental Sciences. 16: 371-374.

Cao, Y., Z. Chang, J. Wang, Y. Ma, and G. Fu. 2013. The fate of antagonistic

microorganisms and antimicrobial substances during anaerobic digestion of pig and dairy

manure. Bioresource Technology. 136: 664-671.

81

Capulín, J., Nuñez, R, J. D. Etchevers, and G. A. Baca. 2001. Evaluación del extracto

líquido de estiércol bovino como insumo de nutrición vegetal en hidroponía. Agrociencia.

35: 287-299.

Cardona, J. E., and J. G. Jaramillo. 2008. Caracterización de la gestión y uso del agua en

fincas porcícolas en la Cuenca del río La Vieja (departamentos de Quindío y Risaralda)

Proyecto de Grado. Universidad Tecnológica de Pereira. Pereira, Colombia. pp. 92.

Caron, Y., V. Delleur, D. Cassart, B. Losson, and M. Laitat. 2014. A case of trichurosis in

gilts and fattening pigs. JMM Case Reports. 1-5.

Casas, M. A., B. A. Rivas, M. Soto, A. Segovia, H. A. Morales, M. I. Cuevas, and C. M.

Keissling. 2009. Estudio de factibilidad para la puesta en marcha de los digestores

anaeróbicos en establos lecheros en la cuenca de delicias, CHIH. Revista Mexicana de

Agronegocios. 13: 745-756.

Castillo, A. E., S. H. Quarín, and M. C. Iglesias. 2000. Caracterización química y física de

compost de lombrices elaborados a partir de residuos orgánicos puros y combinados.

Agricultura Técnica (Chile). 60: 74 - 79.

Castrillón, O., R. A. Jiménez, and O. Bedoya. 2004. Porquinaza en la alimentación animal.

Revista Lasallista de Investigación. 1: 72-76.

Castro, A., and O. M. Guerrero. 2006. Técnicas de diagnóstico parasitológico. Editorial de

la Universidad de Costa Rica. 2da edición.

Cedó, R. 2001. Bioseguridad en las granjas. Selecciones Avícolas. Marzo: 100-102.

Cestonaro do Amaral, A., A. Kunz, R. L. Radis Steinmetz, and K. C. Justi. 2014. Zinc and

copper distribution in swine wastewater treated by anaerobic digestion. Journal of

Environmental Management. 141: 132-137.

Chao, R., Y. Díaz, R. Sosa, and A. A. Pérez. 2011. Diseño y evaluación de un biodigestor

tipo túnel. Revista Computadorizada de Producción Porcina. 18: 150-153.

Chen, H. Y., X. K. Li, B. A. Cui, Z. Y. Wei, X. S. Li, Y. B. Wang, L. Zhao, and Z. Y.

Wang. 2009. A TaqMan-based real-time polymerase chain reaction for the detection of

porcine parvovirus. Journal of Virological Methods. 156: 84-88.

82

Chiers, K., E. Donne, I. Van Overbeke, R. Ducatelle, and F. Haesebrouck. 2002.

Actinobacillus pleuropneumoniae infections in closed swine herds: infection patterns and

serological profiles. Veterinary Microbiology. 85: 343-352.

Chiers, K., T. De Waele, F. Pasmans, R. Ducatelle, and F. Haesebrouck. 2010. Virulence

factors of Actinobacillus pleuropneumoniae involved in colonization, persistence and

induction of lesions in its porcine host. Veterinary Research. 41: 65.

Christopher-Hennings, J., E. A. Nelson, J. K. Nelson, R. J. Hines, S. L. Swenson, H. T.

Hill, J. J. Zimmerman, J. B. Katz, M. J. Yaeger, C. C. Chase, and et al. 1995. Detection of

Porcine Reproductive and Respiratory Syndrome virus in boar semen by PCR. Journal of

Clinical Microbiology. 33: 1730-1734.

Collins, A. M., and I. M. Barchia. 2014. The critical threshold of Lawsonia intracellularis in

pig faeces that causes reduced average daily weight gains in experimentally challenged

pigs. Veterinary Microbiology. 168: 455-458.

Collins, A. M., S. Fell, H. Pearson, and J. A. Toribio. 2011. Colonisation and shedding of

Lawsonia intracellularis in experimentally inoculated rodents and in wild rodents on pig

farms. Veterinary Microbiology 150: 384-388.

CONPES. Consejo Nacional de Política Económica y Social. 2007. CONPES 3845.

Política Nacional de Sanidad e Inocuidad para la Cadena Porcícola República de Colombia.

Departamento Nacional de Planeación. Bogotá, D.C. pp. 42.

CORANTIOQUIA. Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia. 1996.

Manejo de elementos de la producción porcina que pueden causar efecto ambiental.

Asociación Colombiana de Porcicultores, Corporación Autónoma Regional Rionegro,

Corporación Autónoma Regional Del Centro de Antioquia y Ministerio del Medio

Ambiente. [consultado el 12 de mayo de 2014]; disponible en:

http://www.corantioquia.gov.co/docs/ventanilla/CARTPORCI.pdf

CORANTIOQUIA. Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia. 2003.

Manejo y evaluación de la porquinaza mediante procesos de compostación. Cartilla técnica.

CORANTIOQUIA. Medellín. Universidad de Antioquia. [consultado el 17 de mayo de

2014]; disponible en: http://www.corantioquia.gov.co/docs/ventanilla/cartporcina.pdf

83

Cordero, M., and M. R. Hidalgo. 1999. Parasitosis del aparato digestivo. Balantidiosis. In:

Cordero, M; Rojo, F.A; Martínez, A.R; Sánchez, C; Hernández, S; Navarrete, I; Diez, P;

Quiroz, R.H; Carvalho, M (Eds). Parasitología Veterinaria. Ed. MacGraw-Hill

Interamericana. 457-459.

Cordero, M., M. R. Hidalgo, and N. Diez. 1999. Parasitosis del aparato digestivo.

Eimeriosis e Isosporosis. In: Cordero, M; Rojo, F.A; Martínez, A.R; Sánchez, C;

Hernández, S; Navarrete, I; Diez, P; Quiroz, R.H; Carvalho, M (Eds). Parasitología

Veterinaria. Ed. MacGraw-Hill Interamericana. 451-455.

Cotta, M. A., T. R. Whitehead, and R. L. Zeltwanger. 2003. Isolation, characterization and

comparison of bacteria from swine faeces and manure storage pits. Environmental

Microbiology. 5: 737-745.

Creus, E. 2005. Salmonella en la alimentación animal (I): contaminación en materias

primas y piensos. Albeitar. 85.

Cruz, M. C., J. D. Mogollón, M. A. Rincón, N. B. Peña, S. Ruiz, and A. M. Lora. 2006.

Prevalencia serológica del Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino (PRRS) en

cerdos de explotaciones extensivas de Colombia. Rev. Med. Vet. Zoot. 53.

Dang, S. T., D. V. Truong, H. Madsen, and A. Dalsgaard. 2011. Survival of faecal indicator

bacteria in treated pig manure stored in clay-covered heaps in Vietnam. Veterinary

Microbiology. 152: 374-378.

Das, N., R. Vimala, and P. Karthika. 2008. Biosorption of heavy metals: An overview.

Indian Journal of Biotechnology. 7: 159-169.

Díaz, C. A., A. P. Corredor, J. J. Correa, V. J. Vera, N. Rodríguez, and D. Mogollón. 2009.

Caracterización epidemiológica de la circovirosis porcina en granjas tecnificadas de

Colombia. Revista Colombiana de Ciencias Pecuarias. 23: 417.

Domínguez, J. 2004. State of the art and new perspectives in vermicomposting research. In:

Edwards CA, editor. Earthworm ecology. 2nd edition. Boca Raton: CRC Press. 401-424.

Domínguez, J., C. Lazcano, and M. Gómez-Brandón. 2010. Influencia del vermicompost en

el crecimiento de las plantas. Aportes para la elaboración de un concepto objetivo. Acta

Zoológica Mexicana. Número Especial 2: 359-371.

84

Dunière, L., J. Sindou, F. Chaucheyras-Durand, I. Chevallierd, and D. Thévenot-

Sergenteta. 2013. Silage processing and strategies to prevent persistence of undesirable

microorganisms. Animal Feed Science and Technology. 182: 1– 15.

Eastman, B. R., P. N. Kane, C. A. Edwards, L. Trytek, B. Gunadi, A. L. Stermer, and J. R.

Mobley. 2001. The Effectiveness of Vermiculture in Human Pathogen Reduction for

USEPA Biosolids Stabilization. Compost Science & Utilization. 9: 38-49.

ELIKA. 2006. Listeria monocytogenes. Fundación Vasca para la Seguridad

Agroalimentaria. [consultado el 17 de octubre de 2014]; disponible en:

http://www.elika.net/datos/riesgos/Archivo21/Listeria.pdf

Escobar, B. A., J. D. Mogollón, M. A. Rincón, N. Peña, I. Hernández, and P. Preciado.

2005. Prevalencia serológica de salmonelosis en granjas porcinas intensivas de Colombia.

ICA Informa. 32: 42-47.

Espinoza, Y., M. J. Hernández, T. V. Barrera, and N. E. Obispo. 2009. Efecto de la

alimentación animal sobre la calidad microbiológica de estiércoles usados como

fertilizantes. Zootecnia Tropical. 27: 151-161.

Esteban, J. I., B. Oporto, G. Aduriz, R. A. Juste, and A. Hurtado. 2009. Faecal shedding

and strain diversity of Listeria monocytogenes in healthy ruminants and swine in Northern

Spain. BMC Veterinary Research 5: 2.

Estrada, J. 2011. Estrategias de incorporación de porcinaza en ensilajes para

suplementación de bovinos. Tesis doctoral, Universidad de Caldas. 131p.

Estrada-Álvarez, J., G. Gómez-Londoño, and A. Jaramillo-Jiménez. 2008. Efecto del

biodigestor plástico de flujo continuo en el tratamiento de aguas residuales de establos

bovinos. Vet. Zootec. 2: 9-20.

Fairbrother, J. M., and C. L. Gyles. 2012. Colibacillosis. In: Zimmerman, J.J; Karriker,

L.A; Ramirez, A; Schwartz, K.J; Stevenson, G.W. (Eds). Diseases of Swine. 10th edition.

John Wiley & Sons, Inc: 723-749.

FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. 2014.

Food Outlook. Biannual report on global food markets. FAO. [consultado el 18 de octubre

de 2014]; disponible en: http://www.fao.org/docrep/019/i3751e/i3751e.pdf

85

FAO. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. 2012.

Cerdos y... Departamento de Agricultura y Protección al Consumidor. Producción y

Sanidad Animal. [consultado el 18 de octubre de 2014]; disponible en:

http://www.fao.org/ag/againfo/themes/es/pigs/home.html

FDA. Food and Drug Administration. 2001. Bacteriological Analytical Manual. U.S. Food

& Drug Administration; Center for Food Safety & Applied Nutrition. [consultado el 11 de

octubre de 2014]; disponible en:

http://www.fda.gov/Food/FoodScienceResearch/LaboratoryMethods/ucm2006949.htm

FEADER. Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural. 2010. Guía de Mejores Técnicas

Disponibles del Sector Porcino. Comunidad Europea. [consultado el 02 de febrero de

2013]; disponible en:

http://www.magrama.gob.es/es/ganaderia/publicaciones/guiamtdssectorporcino_tcm7-

5872.pdf

Feng, W., S. M. Laster, M. Tompkins, T. Brown, J. Xu, C. Altier, W. Gomez, D. Benfield,

and M. B. McCaw. 2001. In Utero Infection by Porcine Reproductive and Respiratory

Syndrome Virus Is Sufficient To Increase Susceptibility of Piglets to Challenge by

Streptococcus suis Type II. Journal of Virology. 75: 4889–4895.

Fischer, O. A., L. Matlova, J. Bartl, L. Dvorska, P. Svastova, R. du Maine, I. Melicharek,

M. Bartos, and I. Pavlik. 2003. Earthworms (Oligochaeta, Lumbricidae) and mycobacteria.

Veterinary Microbiology. 91: 325-338.

Flores, R. 2014. La salmonelosis porcina y su importancia en la cadena de producción.

Suis. 111: 16-21.

Forster, M., S. Klimpel, and K. Sievert. 2009. The house fly (Musca domestica) as a

potential vector of metazoan parasites caught in a pig-pen in Germany. Veterinary

Parasitology. 160: 163–167.

Frana, T. S. 2012. Staphylococcosis. In: Zimmerman, J.J; Karriker, L.A; Ramirez, A;

Schwartz, K.J; Stevenson, G.W. (Eds). Diseases of Swine. 10th edition. John Wiley &

Sons, Inc.: 834-840.

Franco, L. H., D. Calero, and P. Ávila. 2005. Alternativas para la conservación de forrajes.

Proyecto: Evaluación de tecnologías por métodos participativos para la implementación de

86

sistemas ganaderos sostenibles en el norte del departamento del Valle del Cauca. Centro

Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) Universidad Nacional de Colombia - Sede

Palmira. pp. 20.

Gamboa-Marín, A., S. Buitrago, K. Pérez-Pérez, M. Mercado, R. Poutou-Piñales, and A.

Carrascal-Camacho. 2012. Prevalence of Listeria monocytogenes in pork-meat and other

processed products from the Colombian swine industry Rev.MVZ Córdoba. 17: 2827-2833.

Garcés, A. M., L. Berrio, S. Ruíz, J. G. Serna, and A. F. Builes. 2004. Ensilaje como fuente

de alimentación para el ganado. Revista Lasallista de Investigación. 1: 66-71.

Garcés, A. M., E. Suárez, J. G. Serna, and S. Ruíz. 2006. Evaluación de la calidad

bromatológica del ensilaje de pasto kikuyo y maní forrajero. Revista Lasallista de

Investigación. 3: 34-37.

García, A. 2000. Calidad alimentaria de la mezcla estiércol de cerdo y esquilmos agrícolas

deshidratada al sol, para bovinos de engorda. Tesis de Maestría. Universidad de Colima,

Tecomán,Colima, México. pp. 81.

García, M. D., P. L. Fernandez, and M. Covas. 1996. Obtención de humus y lombrices de

tierra (Eisenia foetida) a partir de residuales porcinos y desechos de la industria azucarera.

Revista Computadorizada de Producción Porcina. 3: 1-7.

Gessel, P. D., N. C. Hansen, S. M. Goyal, L. J. Johnston, and J. Webb. 2004. Persistence of

zoonotic pathogens in surface soil treated with different rates of liquid pig manure. Applied

Soil Ecology. 25: 237–243.

Giacoboni, G., F. Moredo, G. Vigo, M. Ibar, F. Pantozzi, J. Cappuccio, M. A. Quiroga, M.

Machuca, and C. J. Perfumo. 2010. Perfiles de resistencia antimicrobiana de

Staphylococcus aureus y Staphylococcus hyicus aislados de cerdos con diferentes cuadros

patológicos. Sitio Argentino de Producción Animal. Memorias del X Congreso Nacional de

Producción Porcina, Mendoza, Argentina, 2010: 253.

Giraldo, G., A. Orrego, M. Santacruz, and E. Yepez. 2002. Leptospirosis. Las aguas de la

explotación porcina como vehículo de la Leptospira, en la zona central cafetera de

Colombia. Arch. Med. Vet. 34: 1-12.

87

Girard, M., J. H. Palacios, M. Belzile, S. Godbout, and F. Pelletier. 2013. Biodegradation in

Animal Manure Management. In: Chamy, C and Rosenkranz, F. Biodegradation -

Engineering and Technology. INTECH. 251-274.

Gonçalves, M. A. D., T. Heres, R. C. T. Mesquita, S. M. Borowski, and B. Desn. 2008.

Antibiotic resistance in Escherichia coli strains isolated from diarrhoea in pigs. 20th IPVS

Congress, Durban, South Africa.

González, H., J. Venegas, A. Orozco, R. Martínez, E. García, I. Ramos, and A. Rodríguez.

2010. La excreta de cerdo como ingrediente alimenticio en la dieta de rumiantes. Ciencia en

la frontera: revista de ciencia y tecnología de la UACJ. 8: 39-47.

Gonzalez-Miguel, J., R. Morchon, S. Gussoni, E. Bossetti, M. Hormaeche, L. H. Kramer,

and F. Simon. 2014. Immunoproteomic approach for identification of Ascaris suum

proteins recognized by pigs with porcine ascariasis. Veterinary Parasitology. 203: 343-348.

Goss, M., and C. Richards. 2008. Development of a risk-based index for source water

protection planning, which supports the reduction of pathogens from agricultural activity

entering water resources. Journal of Environmental Management. 87: 623-632.

Government of Canada. 1985. Canada Water Act. An Act to provide for the management of

the water resources of Canada, including research and the planning and implementation of

programs relating to the conservation, development and utilization of water resources.

Canada.

Government of Canada. 1992. Environmental Management Act. Agricultural waste control

regulation. Code of Agricultural Practice for Waste Management. British Columbia,

Canada.

Government of Canada. 1998. The Environmnet Act. Livestock Manure and Mortalities

Management Regulation. Canadá.

Government of Canada. 2012. Health of Animals Regulations. Canadá.

Greve, J. H. 2012. Internal Parasites: Helminths. In: Zimmerman, J.J; Karriker, L.A;

Ramirez, A; Schwartz, K.J; Stevenson, G.W. (Eds). Diseases of Swine. 10th edition. John

Wiley & Sons, Inc: 908-920.

Guselle, N. J., A. J. Appelbee, and M. E. Olson. 2003. Biology of Cryptosporidium parvum

in pigs: from weaning to market. Veterinary Parasitology. 113: 7-18.

88

Gutiérrez-Vázquez, E., and T. R. Preston. 1995. ¿El reciclaje del estiércol fresco de cerdo

en la alimentación de rumiantes conduce a la producción sostenible? Livestock Research

for Rural Development. 6. [consultado el 08 de marzo de 2013]; disponible en:

http://www.lrrd.org/lrrd6/3/6.htm

Hart, S. 1964. Manure management. California Agriculture. December: 5-7.

Hernandez, S. C., and L. E. Cortes. 2008. Determinación de la prevalencia de los parásitos

gastrointestinales y sus factores predisponentes en cerdas gestantes en granjas de flujo

continuo. Revista Spei Domus. 10: 24-29.

Hill, H. T. 1988. Interpretation of Serologic Results of Some important Swine Diseases. In:

Compendium Food Animal. Vol. 10. pp. 982.

Hjorth, M., K. V. Christensen, M. L. Christensen, and S. G. Sommer. 2010. Solid-liquid

separation of animal slurry in theory and practice: A review. Agron. Sustain. Dev. 30: 153-

180.

Holm-Nielsen, J. B., T. Al Seadi, and P. Oleskowicz-Popiel. 2009. The future of anaerobic

digestion and biogas utilization. Bioresource Technology. 100: 5478-5484.

Holzel, C. S., K. Schwaiger, K. Harms, H. Kuchenhoff, A. Kunz, K. Meyer, C. Muller, and

J. Bauer. 2010. Sewage sludge and liquid pig manure as possible sources of antibiotic

resistant bacteria. Environmental Research. 110: 318-326.

Huang, C., J. J. Hung, C. Y. Wu, and M. S. Chien. 2004. Multiplex PCR for rapid detection

of Pseudorabies Virus, Porcine Parvovirus and Porcine Circoviruses. Veterinary

Microbiology 101: 209-214.

Hundesa, A., C. Maluquer de Motes, N. Albinana-Gimeneza, J. Rodriguez-Manzanoa, S.

Bofill-Masa, E. Suñen, and R. Rosina. 2009. Development of a qPCR assay for the

quantification of porcine adenoviruses as an MST tool for swine fecal contamination in the

environment. Journal of Virological Methods. 158: 130–135.

Huong, L. Q., H. Madsen, X. Anh le, P. T. Ngoc, and A. Dalsgaard. 2014. Hygienic aspects

of livestock manure management and biogas systems operated by small-scale pig farmers in

Vietnam. The Science of the Total Environment 470-471: 53-57.

89

Hutchison, M. L., L. D. Walters, S. M. Avery, F. Munro, and A. Moore. 2005. Analyses of

livestock production, waste storage, and pathogen levels and prevalences in farm manures.

Applied and Environmental Microbiology 71: 1231-1236.

Huysman, C., L. Vanleengoed, M. Jong, and A. Osta. 1992. Reproductive failure associated

with porcine parvovirus in an enzootically infected pig herd. Vet Rec. 131: 503-506.

ICA. Instituto Colombiano Agropecuario. 2001. Resolución 991. Por medio de la cual se

prohíbe el uso de harinas de carne, de sangre, de hueso (vaporizadas), de carne y hueso y de

despojos de mamíferos para la alimentación de rumiantes. Instituto Colombiano

Agropecuario. Bogotá D.C.

ICA. Instituto Colombiano Agropecuario. 2002. Resolución 2028. Por la cual se establecen

los requisitos para el registro de productores de harinas de origen animal. Instituto

Colombiano Agropecuario. Bogotá D.C.

ICA. Instituto Colombiano Agropecuario. 2007a. . Resolución 2640. Reglamentación de las

condiciones sanitarias y de inocuidad en la producción primaria de ganado porcino

destinado al sacrificio para el consumo humano. Bogotá, D.C.

ICA. Instituto Colombiano Agropecuario. 2007b. Resolución 2341. Por la cual se

reglamentan las condiciones sanitarias y de inocuidad en la producción primaria de ganado

bovino y bufalino destinado al sacrificio para consumo humano. Instituto Colombiano

Agropecuario. Bogotá D.C.

ICA. Instituto Colombiano Agropecuario. 2011a. Las Buenas Prácticas Ganaderas en la

Producción de Leche. República de Colombia. Ministerio de Agricultura y Desarrollo

Rural. Bogotá D.C. pp. 32.

ICA. Instituto Colombiano Agropecuario. 2011b. Las Buenas Prácticas Ganaderas en la

Producción Porcícola. República de Colombia. Ministerio de Agricultura y Desarrollo

Rural. Bogotá D.C. pp. 20.

ICONTEC. Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación. 1999. NTC 4666.

Microbiología de alimentos y alimentos para animales. Método horizontal para la detección

de Listeria monocytogenes. Parte 1. Método de detección. ICONTEC. Santa Fe de Bogotá,

D.C. Colombia.

90

ICONTEC. Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación. 2000. NTC 4834.

Microbiología de alimentos y alimentos para animales. Método horizontal para el recuento

de Clostridium sulfito reductores e identificación de Clostridium perfringens. Técnica de

recuento de colonias ICONTEC. Santa Fe de Bogotá, D.C. Colombia.

ICONTEC. Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación. 2004. NTC 5167.

2004. Productos para la industria agrícola productos orgánicos usados como abonos o

fertilizantes y enmiendas de suelo. ICONTEC. Santa Fe de Bogotá, D.C. Colombia.

ICONTEC. Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación. 2007a. NTC 4458.

Microbiología de alimentos y de alimentos para animales. Método horizontal para el

recuento de coliformes o Escherichia coli o ambos. Técnica de recuento de colonias

utilizando medios fluorogénicos o cromogénicos ICONTEC. Santa Fe de Bogotá, D.C.

Colombia.

ICONTEC. Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación. 2007b. NTC 4574.

Microbiología de alimentos y alimentos para animales. Método horizontal para la detección

de Salmonella spp. ICONTEC. Santa Fe de Bogotá, D.C. Colombia.

ICONTEC. Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación. 2007c. NTC 4779.

Microbiología de alimentos y alimentos para animales. Método horizontal para el recuento

de estafilococos coagulasa positiva (Staphylococcus aureus y otras especies). ICONTEC.

Santa Fe de Bogotá, D.C. Colombia.

ICONTEC. Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación. 2009a. NTC 5698-1.

Microbiología de alimentos y alimentos para animales. Método horizontal para la

enumeración de mohos y levaduras. Parte 1: técnica de recuento de colonias en productos

con Actividad Acuosa (Aw) superior a 0,95. ICONTEC. Santa Fe de Bogotá, D.C.

Colombia.

ICONTEC. Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación. 2009b. NTC 5698-

2. Microbiología de alimentos y productos de alimentación animal. Método horizontal

para la enumeración de mohos y levaduras. Parte 2: técnica de recuento de colonias en

productos con Actividad Acuosa (Aw) inferior o igual a 0,95 ICONTEC. Santa Fe de

Bogotá, D.C. Colombia.

91

ICONTEC. Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación. 2012. NTC 4833.

Industria de cosméticos. Requisitos microbiológicos para productos cosméticos.

ICONTEC. Santa Fe de Bogotá, D.C. Colombia.

Iglesias, G. 1987. Infección con el virus de la enfermedad de Aujeszky en cerdos. Ciencia

Veterinaria. 4: 225-255.

INS. Instituto Nacional de Salud. 2011. Evaluación de riesgos de Staphylococcus aureus

enterotoxigénico en alimentos preparados no industriales en Colombia. Ministerio de Salud

y Protección Social; Instituto Nacional de Salud. Imprenta Nacional de Colombia.

[consultado el 18 de marzo de 2014]; disponible en: http://www.ins.gov.co/lineas-de-

accion/investigacion/ueria/Publicaciones/ER%20STAPHYLOCOCCUS.pdf

Instituto Nicaraguense de Tecnología Agropecuaria, I., and I. Instituto Nacional

Tecnológico. 2010. Principales enfermedades de los cerdos. Organización de las Naciones

Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). [consultado el 08 de agosto de 2014];

disponible en: http://www.fao.org/docrep/019/as540s/as540s.pdf

Izquierdo, N., M. Garcia, M. Alonso, and E. Rodríguez. 2002. Listeriosis en las especies

bovina, ovina y porcina en un municipio de la República de Cuba. Rev. Prod. Anim. 14:

61-65.

Jenkins, M. B., J. L. Liotta, and D. D. Bowman. 2013. Inactivation kinetics of

Cryptosporidium parvum oocysts in a swine waste lagoon and spray field. The Journal of

Parasitology 99: 337-342.

Jensen, T. K., H. Vigre, B. Svensmark, and V. Bille-Hansen. 2006. Distinction between

Porcine Circovirus type 2 enteritis and Porcine Proliferative Enteropathy caused by

Lawsonia intracellularis. Journal of Comparative Pathology. 135: 176-182.

Jiménez, D. M. 2010. Programa de manejo de impactos ambientales de la granja porcícola

Monterrey. Proyecto de Grado. Universidad Tecnológica de Pereira, Facultad de Ciencias

Ambientales. Pereira-Colombia. pp 76.

Jones, T. F., L. A. Ingram, P. R. Cieslak, D. J. Vugia, M. Tobin-D'Angelo, S. Hurd, C.

Medus, A. Cronquist, and F. J. Angulo. 2008. Salmonellosis outcomes differ substantially

by serotype. The Journal of Infectious Diseases. 198: 109-114.

92

Jordan, D. M., J. P. Knittel, M. B. Roof, K. Schwartz, D. Larson, and L. J. Hoffman. 1999.

Detection of Lawsonia intracellularis in swine using polymerase chain reaction

methodology. Journal of Veterinary Diagnostic Investigation. 11: 45-49.

Karlen, D. L., C. A. Cambardella, and R. S. Kanwar. 2004. Challenges of managing liquid

swine manure. Applied Engineering in Agriculture. 20: 693−699.

Kassai, T. 1998. Diagnótico helmintológico. In: Helmintología Veterinaria. Kassai, T.

Acribia, S.A. Zaragoza, España. 183-203.

Katakam, K. K., H. Mejer, A. Dalsgaard, N. C. Kyvsgaard, and S. M. Thamsborg. 2014.

Survival of Ascaris suum and Ascaridia galli eggs in liquid manure at different ammonia

concentrations and temperatures. Veterinary Parasitology. 204: 249-257.

King, B. J., D. Hoefel, D. P. Daminato, S. Fanok, and P. T. Monis. 2008. Solar UV reduces

Cryptosporidium parvum oocyst infectivity in environmental waters. Journal of Applied

Microbiology. 104: 1311-1323.

Kirkoyun, H., O. Boral, K. Metiner, and A. Ilgaz. 2009. Investigation of intestinal parasites

in pig feces that are also human pathogens. Türkiye Parazitoloji Dergisi. 33: 218 -221.

Kumar, R. R., B. J. Park, and J. Y. Cho. 2013. Application and Environmental Risks of

Livestock Manure. J Korean Soc Appl Biol Chem. 56: 497−503.

Kunz, A., M. Miele, and R. L. Steinmetz. 2009. Advanced swine manure treatment and

utilization in Brazil. Bioresource Technology. 100: 5485-5489.

Lawson, G. H., and C. J. Gebhart. 2000. Proliferative enteropathy. Journal of Comparative

Pathology. 122: 77-100.

Letourneau, V., C. Duchaine, C. Cote, A. Letellier, E. Topp, and D. Masse. 2010. Presence

of zoonotic pathogens in physico-chemically characterized manures from hog finishing

houses using different production systems. Bioresource Technology. 101: 4048-4055.

Leyva, V., T. K. Martino, and Y. Puig. 2008. Factores que influyen en el crecimiento y

supervivencia de los microorganismos. In: Caballero, A.E. Temas de higiene de los

alimentos. Capítulo 4: 43-54.

Li, L., Z. Xu, J. Wu, and G. Tian. 2010. Bioaccumulation of heavy metals in the earthworm

Eisenia fetida in relation to bioavailable metal concentrations in pig manure. Bioresource

Technology. 101: 3430-3436.

93

Li, R. W., S. Wu, W. Li, K. Navarro, R. D. Couch, D. Hill, and J. F. Urban, Jr. 2012.

Alterations in the porcine colon microbiota induced by the gastrointestinal nematode

Trichuris suis. Infection and Immunity 80: 2150-2157.

Lin, R. Q., G. H. Liu, M. Hu, H. Q. Song, X. Y. Wu, M. W. Li, Y. Zhang, F. C. Zou, and

X. Q. Zhu. 2012. Oesophagostomum dentatum and Oesophagostomum quadrispinulatum:

characterization of the complete mitochondrial genome sequences of the two pig nodule

worms. Experimental Parasitology. 131: 1-7.

Lindsay, D. S., J. P. Dubey, M. Santín-Durán, and R. Fayer. 2012. Coccidia and Other

Protozoa. In: Zimmerman, J.J; Karriker, L.A; Ramirez, A; Schwartz, K.J; Stevenson, G.W.

(Eds). Diseases of Swine. 10th edition. John Wiley & Sons, Inc.: 895-907.

Linhares, D. C., M. Torremorell, H. S. Joo, and R. B. Morrison. 2012. Infectivity of PRRS

virus in pig manure at different temperatures. Veterinary Microbiology. 160: 23-28.

Looft, T., T. A. Johnson, H. K. Allen, D. O. Bayles, D. P. Alt, R. D. Stedtfeld, W. J. Sul, T.

M. Stedtfeld, B. Chai, J. R. Cole, S. A. Hashsham, J. M. Tiedje, and T. B. Stanton. 2012.

In-feed antibiotic effects on the swine intestinal microbiome. Proceedings of the National

Academy of Sciences of the United States of America 109: 1691-1696.

López, A., J. Chaparro, J. Mejía, and F. Moreno. 2014. Dinámica parasitaria en cerdo

criollo colombiano San Pedreño en condiciones de pastoreo en el trópico. Porcicultura

Colombiana. 186: 31-36.

Luo, Y., N. Li, X. Cong, C. H. Wang, M. Du, L. Li, B. Zhao, J. Yuan, D. D. Liu, S. Li, Y.

Li, Y. Sun, and H. J. Qiu. 2014. Pathogenicity and genomic characterization of a

pseudorabies virus variant isolated from Bartha-K61-vaccinated swine population in China.

Veterinary Microbiology.174: 107-115.

Madigan, M. T., J. M. Martinko, and J. Parker. 2003. Crecimiento microbiano. Capítulo 6. .

In: Brock, Biología de los microorganismos. 137-166.

Maes, D. G., K. Chiers, F. Haesebrouck, H. Laevens, M. Verdonck, and A. de Kruif. 2002.

Seroprevalence of Actinobacillus pleuropneumoniae serovars 2, 3 and 9 in slaughter pigs

from Belgian fattening farms. The Veterinary Record. 151: 206-210.

94

Márquez, S.C. 2010. Distribución espacial de la presencia de coliformes totales en el

embalse de la ESPOL. Trabajo de Grado. Escuela Superior Politécnica del Litoral.

Guayaquil. Pp. 56.

Marruchella, G., B. Paoletti, R. Speranza, and G. Di Guardo. 2012. Fatal

bronchopneumonia in a Metastrongylus elongatus and Porcine Circovirus type 2 co-

infected pig. Research in Veterinary Science. 93: 310-312.

Martinez-Gamba, R., P. Pradal-Roa, F. P. Castrejon, M. Herradora, E. Galvan, and C.

Mercado. 2001. Persistence of Escherichia coli, Salmonella choleraesuis, Aujeszky's

Disease virus and Blue Eye Disease virus in ensilages based on the solid fraction of pig

faeces. Journal of Applied Microbiology. 91: 750-758.

Massé, D., Y. Gilbert, and E. Topp. 2011. Pathogen removal in farm-scale psychrophilic

anaerobic digesters processing swine manure. Bioresource Technology. 102: 641–646.

Mattison, K., A. Shukla, A. Cook, F. Pollari, R. Friendship, D. Kelton, S. Bidawid, and J.

M. Farber. 2007. Human noroviruses in swine and cattle. Emerging infectious diseases 13:

1184-1188.

McCarthy, G., P. G. Lawlor, M. Gutierrez, and G. E. Gardiner. 2013. Assessing the

biosafety risks of pig manure for use as a feedstock for composting. Science of the Total

Environment. 463-464: 712-719.

McCarthy, P. L. 1964. Anaerobic waste treatment fundamentals. Part One. Chemistry and

Microbiology. Public Works. 95: 107-112.

McClintock, N. C. 2004. Production and use of compost and vermicompost in sustainable

farming systems. Master's Thesis. North Carolina State University. pp.140.

McGlone, J. J. 2013. The Future of Pork Production in the World: Towards Sustainable,

Welfare-Positive Systems. Animals. 3: 401-415.

McOrist, S. 2012. People: New president for the Pig Veterinary Society. Pig Progress.

Newsletter. [consultado el 08 de noviembre de 2014]; disponible en: http://bit.ly/1yUQCgZ

McOrist, S., C. J. Gebhart, R. Boid, and S. M. Barns. 1995. Characterization of Lawsonia

intracellularis gen. nov., sp. nov., the Obligately Intracellular Bacterium of Porcine

Proliferative Enteropathy. International Journal of Systematic Bacteriology. 45: 820-825.

95

Mejer, H., and A. Roepstorff. 2006. Oesophagostomum dentatum and Trichuris suis

infections in pigs born and raised on contaminated paddocks. Parasitology. 133: 295-304.

Mejía, W. J. 2003. Epidemiología de la salmonelosis porcina en granjas de Cataluña y

determinación de los factores de riesgo de la infección. Tesis de Doctorado. Universitat

Autònoma De Barcelona. pp.109.

Méndez, M. D., E. Romero, M. D. Villaroel, and B. Gómez. 2005. Estiércol de cerdos y

producción de lombrices de tierra y composta. Revista Computadorizada de Producción

Porcina. 12: 27-30.

Miller, D. A., M. A. Wilson, W. J. Owen, and G. W. Beran. 1990. Porcine leptospirosis in

Iowa. Journal of veterinary diagnostic investigation. Official publication of the American

Association of Veterinary Laboratory Diagnosticians, Inc 2: 171-175.

Ministério da Agricultura Pecuária e Abasteciment. 2004. Instrução Normativa 8/2004.

Ministério da Agricultura, Pecuária e Abastecimento. Brasil.

Ministerio de Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial; Sociedad de Agricultores de

Colombia, and Asociación Colombiana de Porcicultores. 2002. Guía Ambiental para el

subsector Porcícola. Bogotá. D.C. [consultado el 14 de julio de 2013]; disponible en:

http://bit.ly/1uVbXI0

Møller, H. B., J. D. Hansen, and C. A. G. Sørensen. 2007. Nutrient recovery by solid-liquid

separation and methane productivity of solids. Transactions of the ASABE. 50: 193−200.

Monroy, F., M. Aira, and J. Domínguez. 2009. Reduction of total coliform numbers during

vermicomposting is caused by short-term direct effects of earthworms on microorganisms

and depends on the dose of application of pig slurry. Science of the Total Environment.

407: 5411–5416.

Ndegwa, P. M., and S. A. Thompson. 2001. Integrating composting and vermicomposting

in the treatment and bioconversion of biosolids. Bioresource Technology. 76: 107-112.

Newton, L. A., N. B. Chilton, I. Beveridge, H. Hoste, P. Nansen, and R. B. Gasser. 1998.

Genetic markers for strongylid nematodes of livestock defined by PCR-based restriction

analysis of spacer rDNA. Acta Tropica 69: 1-15.

96

Nicholson, F. A., B. J. Chambers, J. R. Williams, and R. J. Unwin. 1999. Heavy metal

contents of livestock feeds and animal manures in England and Wales. Bioresource

Technology. 70: 23-31.

Nicholson, F. A., S. J. Groves, and B. J. Chambers. 2005. Pathogen survival during

livestock manure storage and following land application. Bioresource Technology 96: 135-

143.

Niestrath, M., M. Takla, A. Joachim, and A. Daugschies. 2002. The role of Isospora suis as

a Pathogen in Conventional Piglet Production in Germany. J. Vet. Med. 49: 176–180.

Nunez, A., F. McNeilly, A. Perea, P. J. Sanchez-Cordon, B. Huerta, G. Allan, and L.

Carrasco. 2003. Coinfection by Cryptosporidium parvum and Porcine Circovirus type 2 in

weaned pigs. Journal of Veterinary Medicine. 50: 255-258.

Nuñez, F., F. Urrutia, S. Urcelay, and P. Oviedo. 1987. Estudio microbiológico y

parasitológico de excretas de cerdo sometidas a biodigestión anaerobia en laboratorio.

Avances en Ciencias Veterinarias. 2: 37-41.

Ochoa, J. E., A. Sánchez, and I. Ruíz. 2000. Epidemiología de la leptospirosis en una zona

andina de producción pecuaria. Revista Panamericana de Salud Pública. 7: 325-331.

OIE. Organización Mundial de Sanidad Animal. 2014a. Leptospirosis. Organización

Mundial de Sanidad Animal Manual de las pruebas de diagnóstico y de las vacunas para los

animales terrestres. Chapter 2.1.9.

OIE. Organización Mundial de Sanidad Animal. 2014b. Listeria monocytogenes.

Organización Mundial de Sanidad Animal Manual de las pruebas de diagnóstico y de las

vacunas para los animales terrestres. Chapter 2.9.7.

Oliveira, P. A. 1993. Manual de manejo e utilização dos dejetos de suínos. Concórdia:

EMBRAPA/CNPSA. [consultado el 09 de julio de 2013]; disponible en:

http://www.infoteca.cnptia.embrapa.br/handle/doc/434003

Olona, J., and J. Gómez. 2013. Grandes retos de la agricultura. Economía Aragonesa.

Septiembre: 87-108.

Olugasa, T. T., I. F. Odesola, and M. O. Oyewola. 2014. Energy production from biogas: A

conceptual review for use in Nigeria. Renewable and Sustainable Energy Reviews. 32: 770-

776.

97

OMS. Organización Mundial de la Salud. 2006. Guías para la calidad del agua potable.

Vol. 1: Recomendaciones. Tercera edición. Organización Mundial de la Salud. [consultado

el 09 de noviembre de 2014]; disponible en:

http://www.who.int/water_sanitation_health/dwq/gdwq3_es_fulll_lowsres.pdf

Opriessnig, T., and P. G. Halbur. 2012. Concurrent infections are important for expression

of Porcine Circovirus associated disease. Virus Research. 164: 20-32.

Orejuela, J. E., O. L. Díaz, P. González, J. Ortiz, W. Monroy, and D. Patiño. 2009. Sistema

de Información y Vigilancia Epidemiológica. Colombia, Sanidad Animal 2008. Instituto

Colombiano Agropecuario. Bogotá, D.C. [consultado el 09 de noviembre de 2014];

disponible en: http://www.ica.gov.co/getattachment/e205da92-1991-4de4-b412-

29d6dae2ae40/2008-%281%29.aspx

Orrego, A., G. Giraldo, A. Bohórquez, J. Escobar, J. Quiceno, B. Ríos, M. Santafé, and J.

E. Hurtado. 2001. Aproximación a la prevalencia serológica real de la leptospirosis en

porcinos-cría. Revista Corpoica. 3: 11-16.

Otero, M. 2010. Balance de la Comisión Intersectorial para la coordinación y orientación

superior del sacrificio de porcinos. Porcicultura Colombiana. 146: 3.

Padilla, E. C., A. F. Castellanos, J. G. Cantón, and Y. B. Moguel. 2000. Impacto del uso de

niveles elevados de excretas animales en la alimentación de ovinos. Livestock Research for

Rural Development. 12. [consultado el 15 de septiembre de 2013]; disponible en:

http://www.lrrd.org/lrrd12/1/cas121.htm

Pain, B., and H. Menzi. 2011. Glossary of terms on livestock and manure management

2011. . In: RAMIRAN. Recycling Agricultural, Municipal and Industrial Residues in

Agriculture Network. 2nd edition. pp. 73.

Pan, X., Z. Qiang, W. Ben, and M. Chen. 2011. Residual veterinary antibiotics in swine

manure from concentrated animal feeding operations in Shandong Province, China.

Chemosphere. 84: 695-700.

Papageorgiou, K. V., A. R. Burriel, G. Filioussis, V. Psychas, H. J. Nauwynck, and S. K.

Kritas. 2011. Aujeszky’s Disease (Pseudorabies). An old threat in current pig industry? Part

I. Pathogenetic information and implications. Journal of The Hellenic Veterinary Medical

Society. 62: 29-37.

98

Parlamento Europeo y Consejo de la Unión Europea. 2001. Reglamento (CE) 999.

Disposiciones para la prevención, el control y la erradicación de determinadas

encefalopatías espongiformes transmisibles. Unión Europea.

Parlamento Europeo y Consejo de la Unión Europea. 2002. Reglamento (CE) 1774.

Normas sanitarias aplicables a los subproductos animales no destinados al consumo

humano. Unión Europea.

Pascual, M. A., and V. Calderón. 1999. Metodología analítica para alimentos y bebidas.

Diaz de Santos. 2da edición. pp.464.

Pell, A. N. 1997. Manure and microbes: public and animal health problem? Journal of dairy

science 80: 2673-2681.

Peña-Herrera, H. D. 2011. Diagnóstico de parvovirus en cerdas de traspatio en el barrio

Alpamalag del canton Pujilí provincia Cotopaxi. Unidad Académica de Ciencias

Agropecuarias y Recursos Naturales. UTC. Latacunga. pp. 41.

Pereira, J. M. 2005. EI tratamiento del estiércol en las explotaciones ganaderas.

Separadores sólido-líquido. Ganadería. 30-34.

Persson, S. P. E., H. D. Bartlett, A. E. Branding, and R. W. Regan. 1979. gricultural

Anaerobic Digesters. Design and Operation. Agricultural Experiment Station, The

Pennsylvania State University, University Park. Pennsylvania (USA). 7-50.

Petersen, S. O., S. G. Sommer, F. Béline, C. Burton, J. Dach, J. Y. Dourmad, A. Leip, T.

Misselbrook, F. Nicholson, H. D. Poulsen, G. Provolo, P. Sørensen, B. Vinnerås, A.

Weiske, M. P. Bernal, R. Böhm, C. Juhász, and R. Mihelic. 2007. Recycling of livestock

manure in a whole-farm perspective. Livestock Science. 112: 180–191.

Petrakovsky, J., J. Tinao, and J. Esteves. 2013. Leptospirosis porcina: prevalencia

serológica en establecimientos productores de la República Argentina. Rev.MVZ Córdoba.

18: 3282-3287.

Picardeau, M. 2013. Diagnosis and epidemiology of leptospirosis. Medecine et maladies

infectieuses 43: 1-9.

Pitkin, A., S. Otake, and S. A. Dee. 2011. One-night downtime period prevents the spread

of porcine reproductive and respiratory syndrome virus and Mycoplasma hyopneumoniae

by personnel and fomites (boots and coveralls). J Swine Health Prod. 19: 345-348.

99

Pittamiglio, M. 2004. Guía de diseño y operación de sistemas de tratamiento de efluentes

de Tambo. Dirección Nacional del Medio Ambiente - CONAPROLE, Montevideo,

Uruguay. [consultado el 19 de septiembre de 2013]; disponible en: http://bit.ly/1zsIEM3

Pittman, J. S., G. Shepherd, B. J. Thacker, and G. H. Myers. 2010. Trichuris

suis in finishing pigs: Case report and review. Journal of Swine Health and Production. 18:

306–313.

Plutzer, J., and P. Karanis. 2009. Genetic polymorphism in Cryptosporidium species: an

update. Veterinary Parasitology 165: 187-199.

Postollec, F., A. G. Mathot, M. Bernard, M. L. Divanac'h, S. Pavan, and D. Sohier. 2012.

Tracking spore-forming bacteria in food: from natural biodiversity to selection by

processes. International journal of food microbiology 158: 1-8.

Pulido-Villamarín, A., A. Barbosa-Buitrago, N. Hernández-Gallo, F. Mendoza-Gomez, I.

Ortiz-Rincón, and S. García-Fonseca. 2013. Parásitos potencialmente zoonóticos hallados

en seis granjas porcícolas de Cundinamarca, Colombia. Neotropical Helminthology. 71: 51-

53.

Ramos, A. C. F., G. N. Souza, and W. Lilenbauma. 2006. Influence of leptospirosis on

reproductive performance of sows in Brazil. Theriogenology. 66: 1021–1025.

República de Colombia. 1974. Decreto 2811. Código Nacional de Recursos Naturales

Renovables y de Protección al Medio Ambiente. . República de Colombia. Bogotá, D.E.

República de Colombia. 1978. Decreto 1541. Por el cual se reglamenta la Parte III del

Libro II del Decreto - Ley 2811 de 1974: "De las aguas no marítimas" y parcialmente la

Ley 23 de 1973. República de Colombia. Ministerio de Agricultura. Bogotá, D.E.

República de Colombia. 1979. Ley 9. Ley Sanitaria. República de Colombia. Bogotá, D.E.

República de Colombia. 1984. Decreto 1594. Por el cual se reglamenta parcialmente el

Título I de la Ley 9 de 1979, así como el Capítulo II del Título VI -Parte III- Libro II y el

Título III de la Parte III -Libro I- del Decreto - Ley 2811 de 1974 en cuanto a usos del agua

y residuos líquidos. República de Colombia. Ministerio de Agricultura. Bogotá, D.E.

República de Colombia. 2010. Decreto 3930. Por el cual se reglamenta parcialmente el

Título I de la Ley 9 de 1979, así como el Capitulo 11del Titulo VI-Parte 11I- Libro 11del

Decreto - Ley 2811 de 1974 en cuanto a usos del agua y residuos liquidas y se dictan otras

100

disposiciones. República de Colombia. Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo

Territorial. Bogotá, D.C.

Rico, S., S. Molina, and F. Pabón. 2003. Detección y aislamiento del Parvovirus porcino en

Medellín, Colombia. Revista Colombiana de Ciencias Pecuarias. 16: 40-45.

Rincón, M. A. 2014. Circovirosis porcina en Colombia: Aspectos moleculares y

caracterización biológica de cepas de campo. Tesis de Doctorado. Universidad Nacional de

Colombia. pp. 192.

Rincón, M. A., J. D. Mogollón, A. V. Vera, and G. C. Ramírez-Nieto. 2011.

Caracterización Genética de Circovirus Porcino tipo 2 (PCV2) en cerdos en Colombia.

Porcicultura Colombiana. 154: 16.

Rivera, E., L. Sjoland, and K. A. Karlsson. 1986. A solid phase fluorescent immunoassay

for the rapid detection of virus antigen or antibodies in fetuses infected with porcine

parvovirus. Archives of Virology. 88: 19-26.

Rivera, L. G., P. A. Motta, M. F. Cerón, and F. A. Chimonja. 2012. Resistencia de la

Salmonela a los antimicrobianos convencionales para su tratamiento. Rev CES Med Vet

Zootec. 7: 115-127.

Roberts, A. J., and M. Wiedmann. 2003. Pathogen, host and environmental factors

contributing to the pathogenesis of listeriosis. Cellular and Molecular Life Sciences: CMLS

60: 904-918.

Rodríguez, B. J., D. Aranzazu, G. E. Giraldo, L. C. Alvarez, E. M. Cano, and B. Isaza.

2004. Prevalencia de enteropatía proliferativa porcina y caracterización histopatológica de

las lesiones asociadas en cerdos sacrificados en el Matadero Municipal de Medellín,

Colombia. Rev Col Cienc Pec. 17: 11-19.

Rodríguez, C. 2011. Importancia de los Indicadores como índice de calidad en los

alimentos. NotiFood. Enero-Marzo: 3.

Rodríguez, D., J. F. Naranjo, M. A. Rincón, and M. E. Peña. 2013. Estudio serológico de

Aujeszky en las principales regiones porcícolas del país. Porcicultura Colombiana. 180: 24-

27.

Rodríguez-Ángeles, G. 2002. Principales características y diagnóstico de los grupos

patógenos de Escherichia coli. Salud Pública de México. 44: 464-475.

101

Rodríguez-Méndez, G. A. 2010. Detección e identificación simultánea y discriminación del

Actinobacillus pleuropneumoniae serotipos 1, 5 y 7 por técnicas de PCR múltiple basadas

en genes apxIVA y CPS. Tesis de Maestría. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, D.C.

Colombia: pp. 115.

Roepstorff, A., H. Mejer, P. Nejsum, and S. M. Thamsborg. 2011. Helminth parasites in

pigs: new challenges in pig production and current research highlights. Veterinary

Parasitology. 180: 72-81.

Rojas, G., and A. Ojeda. 2002. Caracterización de los residuos sólidos de efluentes de

granjas porcinas y su utilización en vacunos de ceba en confinamiento. Revista Científica,

FCV-LUZ. 12: 265-270.

Rubio, P. 1994. Viejas enfermedades y nuevos problemas (II). Enfermedades originadas

por los clostridios en el cerdo. Mundo Ganadero. 6: 19-24.

Ruiz, M. 2005. Instalaciones para cumplir la bioseguridad. Ganadería. Año V: 44-46.

Salazar, E., M. C. Pérez, C. Vázquez, and R. Oscar. 2002. Manejo y biodegradación del

estiércol de bovino. Memorias de la XIV Semana Internacional de Agronomía FAZ-UJED.

39-46.

Salazar, G., and J. A. Cuarón. 1997. Uso de los desechos de origen animal en México. In:

Figueroa, V; Sánchez, M. Tratamiento y utilización de residuos de origen animal, pesquero

y alimenticio en la alimentación animal. FAO. Capítulo 8. 111-128.

Salazar, L. E. 1998. Materia fecal (técnicas de procesamiento y análisis de materia fecal,

parasitología). En: Laboratorio Clínico en Medicina Veterinaria. Salazar, L.E (Ed).

Universidad de Caldas. 1-25.

Sales, F. 1996. Harina de lombriz, alternativa proteica en trópico y tipos de alimento. Folia

Amazónica. 8: 77-90.

Samayoa, S., C. Bueso, and J. Víquez. 2012. Implementación de sistemas de biodigestión

en ecoempresas. Comunica. Honduras. pp. 68.

Savoye, C., J. L. Jobert, F. Berthelot-Herault, A. M. Keribin, R. Cariolet, H. Morvan, F.

Madec, and M. Kobisch. 2000. A PCR assay used to study aerosol transmission of

Actinobacillus pleuropneumoniae from samples of live pigs under experimental conditions.

Veterinary microbiology 73: 337-347.

102

Schaller, A., S. P. Djordjevic, G. J. Eamens, W. A. Forbes, R. Kuhn, P. Kuhnert, M.

Gottschalk, J. Nicolet, and J. Frey. 2001. Identification and detection of Actinobacillus

pleuropneumoniae by PCR based on the gene apxIVA. Veterinary Microbiology. 79: 47-

62.

Schultz, G. 2007. Boas Práticas Ambientais na Suinocultura. Agronegocios. Serviço de

Apoio às Micro e Pequenas Empresas do Estado do Rio Grande do Sul (SEBRAE). Porto

Alegre. pp. 44.

Schwaiger, K., K. Harms, C. Holzel, K. Meyer, M. Karl, and J. Bauer. 2009. Tetracycline

in liquid manure selects for co-occurrence of the resistance genes tet(M) and tet(L) in

Enterococcus faecalis. Veterinary Microbiology. 139: 386-392.

Sherman, R. 2013. Vermicomposting Animal Manure. Extension. America's Research-

based Learning Network. [consultado el 18 de agosto de 2014]; disponible en:

http://www.extension.org/pages/17453/vermicomposting-animal-manure#.VHVSxPl5OSo

Silveira, E. A., and R. Franco. 2006. Conservación de forrajes: segunda parte. Revista

Electrónica de Veterinaria. 7: 1-37.

Skovgaard, N., and B. Norrung. 1989. The incidence of Listeria spp. in faeces of Danish

pigs and in minced pork meat. International journal of food microbiology 8: 59-63.

Sobsey, M. D., L. A. Khatib, V. R. Hill, E. Alocilja, and S. Pillai. 2006. Pathogens in

animal wastes and the impacts of waste management practices on their survival, transport

and fate. In: J.M. Rice, D.F. Caldwell, F.J. Humenik. White Papers on Animal Agriculture

and the Environment: National Center of Manure ann Animal Waste Management White

Pepers. . Michigan: ASABE: 609-665.

Soler, J.P. 2006. Validación secundaria del método de número más probable y recuento en

placa profunda para coliformes totales y fecales en muestras de alimentos basada en la

norma ISO NTC 17025. Trabajo de Grado. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. Pp.

96.

Songer, J. G. 2012. Clostridiosis. In: Zimmerman, J.J; Karriker, L.A; Ramirez, A;

Schwartz, K.J; Stevenson, G.W. (Eds). Diseases of Swine. 10th edition. John Wiley &

Sons, Inc. 709-722.

103

Soria, M. J., Ferrera, R., J. Etchevers, G. Alcántar, J. Trinidad, L. Borges, and G. Pereyda.

2001. Producción de biofertilizantes mediante biodigestión de excreta líquida de cerdo.

TERRA Latinoamericana. 19: 353-362.

Soulsby, E. J. L. 1987. Parasitología y enfermedades parasitarias en los animales

domésticos. Nueva Editorial Interamericana. México D.F.

Tabbara, H. 2003. Phosphorus loss to runoff water twenty-four hours after application of

liquid swine manure or fertilizer. J Environ Qual. 32: 1044-1052.

Tamariz, J.H., Cruz, J., Atencia, A., Figueroa, J.,Horna, G.,Guerra, H. 2009. Resistencia a

clindamicina inducida por eritromicina en Staphylococcus aureus aislados de tres hospitales

de Lima, Perú. Acta Méd. Peruana. 26: 12-16.

Taylor, M. A., R. L. Coop, and R. L. Wall. 2007. Veterinary Parasitology. 3rd Ed. Blacwell

Publishing Co. Oxford: 337-338.

Thiele-Bruhn, S. 2003. Pharmaceutical antibiotic compounds in soils - a review. J Plant

Nutr. Soil Sci. 166: 145-167.

Turner, C., S. M. Williams, and T. R. Cumby. 2000. The inactivation of foot and mouth

disease, Aujeszky's disease and classical swine fever viruses in pig slurry. Journal of

Applied Microbiology. 89: 760-767.

United States Government. Code of Federal Regulations Title 40. Protection of

environment. Part 412. . Concentrated Animal Feeding Opertions (CAFO). United States.

USDA. United States Department of Agriculture. 2013. Livestock and poultry: world

markets and trade. Foreing Agricultural Service. 1-29.

USDA. United States Department of Agriculture. 2014. Livestock and poultry: world

markets and trade. Foreing Agricultural Service. 1-27.

Van Uden, N., and L. D. C. Sousa. 1962. Quantitative Aspects of the Intestinal Yeast Flora

of Swine. Journal of General Microbiology. 27: 35-40.

Vargas, J., N. Clavo, and S. Mátta. 2004. Detección de Escherichia coli O157: H7 y

Salmonella spp., en cerdos del departamento de Córdoba. MVZ-Córdoba. 9: 386-392.

Vásquez, J. 2003. Novedades tecnológicas en el tratamiento de purines. Mundo Ganadero.

Mayo: 30-37.

104

Vélez, A. 1983. La coprología y otras técnicas de diagnóstico. In: Vélez, A (Ed). Guías en

parasitología veterinaria. Exitodinámica Editores. Medellín, Colombia. 50-88.

Venturini, L., D. Bacigalupe, W. Basso, J. M. Unzaga, M. C. Venturini, and G. Moré. 2006.

Cryptosporidium parvum en animales domésticos y en monos de un zoológico. Parasitol

Latinoam. 61.

Viancelli, A., A. Kunz, R. L. Steinmetz, J. D. Kich, C. K. Souza, C. W. Canal, A.

Coldebella, P. A. Esteves, and C. R. Barardi. 2013. Performance of two swine manure

treatment systems on chemical composition and on the reduction of pathogens.

Chemosphere. 90: 1539-1544.

Viancelli, A., L. A. Garcia, M. Schiochet, A. Kunz, R. Steinmetz, J. R. Ciacci-Zanella, P.

A. Esteves, and C. R. Barardi. 2012. Culturing and molecular methods to assess the

infectivity of porcine circovirus from treated effluent of swine manure. Research in

Veterinary Science. 93: 1520-1524.

Vielma, R. A., A. Usubillaga, and A. L. Medina. 2003. Estudio preliminar de los niveles de

ácidos grasos de la harina de lombriz (Eisenia foetida) mediante cromatografía de gases

acoplada a espectometría de masas. Revista de la Facultad de Farmacia. 45: 39-44.

Vielma, R. A., D. Rosales, Y. Rosales, A. L. Medina, and J. Villarreal. 2008. Perfil

electroforético y calidad microbiológica de la harina de lombriz Eisenia fetida. Rev Chil

Nutr. 35: 225-234.

Vielma, R. A., K. Sánchez, E. Márquez, and R. Leandra. 2012. Estudio preliminar del uso

de la harina de lombriz de tierra (Eisenia fetida) como fuente nutricional para el cultivo de

microorganismos. Rev Fac Farm. 54: 12-16.

Walpola, B. C., and S. D. Wanniarachchi. 2009. Microbial respiration and nitrogen

mineralization in soil amended with different proportions of vermicompost and coir dust.

Bangladesh J. Agril. Res. 34: 537-543.

Wanapat, M., N. Wongnen, A. Sukarin, N. Chantapasarn, M. Taoun, R. Pilajun, S.

Joomchantha, A. Petlum, and S. Wanapat. 2010. Integrated approaches for improving

livestock production using indigenous resources and conserving the environment on

smallholder farms in North-East Thailand. In: Improving Livestock Production Using

105

Indigenous Resources and Conserving the Environment, IAEA-TECDOC-1640, Vienna.

87-95.

Weesendorp, E., J. M. Rebel, D. J. Popma-De Graaf, H. P. Fijten, and N. Stockhofe-

Zurwieden. 2014. Lung pathogenicity of European genotype 3 strain porcine reproductive

and respiratory syndrome virus (PRRSV) differs from that of subtype 1 strains. Veterinary

microbiology.174: 127-138.

Wilkie, A. 2005. Anaerobic Digestion: Biology and Benefits. Dairy Manure Management:

Treatment, Handling, and Community Relations. Natural resource, agriculture and

engineering service. Cornell University, Ithaca, NY. NRAES 176: 63-72.

Wills, R. W., J. J. Zimmerman, K. J. Yoon, S. L. Swenson, L. J. Hoffman, M. J. McGinley,

H. T. Hill, and K. B. Platt. 1997. Porcine reproductive and respiratory Syndrome virus:

Routes of excretion. Vet. Microbiol. 57: 69-81.

Xie, S., P. G. Lawlor, J. P. Frost, Z. Hu, and X. Zhan. 2011. Effect of pig manure to grass

silage ratio on methane production in batch anaerobic co-digestion of concentrated pig

manure and grass silage. Bioresource Technology. 102: 5728-5733.

Yin, J., Y. Shen, Z. Yuan, W. Lu, Y. Xu, and J. Cao. 2011. Prevalence of the

Cryptosporidium Pig Genotype II in Pigs from the Yangtze River Delta, China. PloS One.

6: 1-4.

Zacarias, S. H., E. G. Lux Hoppe, and R. A. de Oliveira. 2014. Removal of total coliforms,

thermotolerant coliforms, and helminth eggs in Swine production wastewater treated in

anaerobic and aerobic reactors. International Journal of Microbiology 2014: 757934.

Zajac, A. M., and G. A. Conboy. 2006. Fecal examination for the diagnosis of parasitism.

in: Veterinary clinical parasitology. 7th edition. Blackwell Publishing.: 3-147.

Zhou, Z., L. Raskin, and J. L. Zilles. 2010. Effects of Swine Manure on Macrolide,

Lincosamide, and Streptogramin B Antimicrobial Resistance in Soils. Applied and

Environmental Microbiology. 76: 2218–2224.

Zhu, J., P. M. Ndegwa, and A. Luo. 2000. Changes in swine manure solids during storage

may affect separation efficiency. Applied Engineering in Agriculture. 16 571-575.

Ziemer, C. J., J. M. Bonner, D. Cole, J. Vinjé, V. Constantini, S. Goyal, M. Gramer, R.

Mackie, X. J. Meng, G. Myers, and L. J. Saif. 2010. Fate and transport of zoonotic,

106

bacterial, viral, and parasitic pathogens during swine manure treatment, storage, and land

application. Journal of Animal Science. 88: 84-94.

Zumbado, L., J. B. de Oliveira, F. Chacón, J. Hernández, L. Quirós, and J. Murillo. 2009.

Identificación de parásitos gastrointestinales en granjas porcinas y pérdidas económicas por

decomiso de hígados parasitados por Ascaris suum en mataderos de Costa Rica. Ciencias

Veterinarias. 27: 7-21.

107

CAPÍTULO III

Persistencia de patógenos en porcinaza líquida procesada en

tanques estercoleros y biodigestores

Persistence of pathogens in liquid pig manure processed in manure tanks and

biodigesters

Persistence of pathogens in liquid pig manure

Oscar Betancur H,1 Esp, Antonio Betancourt E,2 Ph.D, Julián Estrada A,3

Ph.D, Francisco Henao U,3* Ph.D

1Novartis De Colombia S.A., Sanidad Animal, calle 93-B 16-31, Bogotá

D.C., Colombia 2Corpoica, Calle 140 No 26 - 93, torre 2, Apto 202,

Floridablanca, Santander 3Universidad de Caldas, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Doctorado en Ciencias Agrarias, Sede Principal Calle 65

Nº 26-10, Manizales, Colombia. *Correspondencia: [email protected]. Teléfono móvil número (57) 3104232283

RESUMEN

Objetivo. Evaluar la persistencia de virus, bacterias, mohos, levaduras,

y parásitos en porcinaza líquida, procesada en biodigestores y tanques estercoleros en el centro–occidente de Colombia. Materiales y

Métodos. Se realizó un estudio de observación dirigida analizada descriptivamente en tres explotaciones porcinas, donde se montaron

tanques estercoleros y se aprovecharon sus biodigestores. Se realizó un muestreo de porcinaza fresca para analizar la presencia de 26

patógenos al comienzo del estudio y otro al final del proceso de estercoleros y biodigestores; los muestreos se repitieron en dos

momentos en las tres granjas. Para el estercolero, se llenó un tanque de 250 litros con porcinaza fresca y se analizó después de tres días de

almacenamiento. Los biodigestores fueron de flujo continuo, y se analizaron sus efluentes, según los tiempos de retención hidráulica

108

específicos. Las técnicas diagnósticas fueron las recomendadas específicamente para cada microorganismo y se ejecutaron en

laboratorios certificados por la autoridad sanitaria colombiana. Resultados. De los 26 patógenos investigados se detectaron 15 en la

porcinaza fresca usada en estercoleros y 12 en la utilizada en biodigestores. En tanques estercoleros Circovirus Porcino tipo 2 (PCV2),

mohos, levaduras, Salmonella spp., Balantidium coli y “estrongilidos” no persistieron. En biodigestores PCV2, levaduras, “estrongilidos”,

Balantidium coli y Strongyloides spp., no persistieron. Conclusiones.

Tanto en estercoleros como biodigestores se observó variación en la persistencia de agentes patógenos, indicando que funcionan como

sistemas de transformación de la porcinaza para la remoción de éstos, siempre y cuando se aumenten los tiempos de almacenamiento si se

quiere mejorar su eficiencia.

Palabras clave: bacterias, levaduras, mohos, parásitos, virus (Fuente: CAB).

ABSTRACT

Objective. To evaluate the persistence of virus, bacteria, mold, yeast and parasites in liquid pig manure, processed in biodigestors and

manure tanks in the central-western part of Colombia. Materials and methods. A directed observational study analyzed descriptively was

carried out in three pig farms located where the manure tanks were assembled and its biodigestors were used. A sampling of liquid pig

manure was taken to assess the presence of 26 pathogens at the beginning of the study and another one at the end of the process in

manure tanks and biodigesters. For the tank manure, a 250 liters tank was filled with fresh pig manure and was analyzed after three days of

storage. The biodigestors were of continuous flow and its effluents were

analyzed, according to the specific hydraulic retention times. The diagnostic techniques were those recommended specifically for each

microorganism and were carried out in certified labs by the Colombian Animal health authority. Results. Of the 26 pathogens that were

investigated, 15 appeared in the fresh pig manure used in pig manure tanks and 12 in the one used in biodigestors. In manure tanks, Porcine

Circovirus type 2 (PCV2), mold, yeast, Salmonella spp., Balantidium coli and Strongylids did not persist. In biodigestors, PCV2, yeast,

Strongylids, Balantidium coli and Strongyloides spp., did not persist. Conclusions. In both manure tanks and biodigestors, a variation could

109

be seen in pathogen persistency, indicating that they act as transformation systems of pig manure for the removal of the latter, as

long as the storage times are increased if the efficiency wants to be improved.

Key words: Bacteria, mould, parasite, virus, yeast (Source: CAB).

INTRODUCCIÓN

La carne de cerdo es la proteína de origen animal que más se consume en el mundo y su demanda sigue creciendo, su participación en el

mercado mundial es del 37.4% lo cual convierte a la porcicultura en una actividad pecuaria de gran importancia en el planeta (1). Según la

Asociación Colombiana de Porcicultores (2), en Colombia la oferta de porcinos en el mercado interno alcanzó 3’030.043 de cabezas

beneficiadas en el 2013, que representan aproximadamente 254.000

toneladas de carne, indicando un crecimiento de 2.2% en comparación al año 2012, y se espera que siga su crecimiento en los próximos años;

el consumo per cápita en Colombia es de 6.7 Kg lo cual muestra una gran oportunidad de negocio a futuro. Sin embargo, la gran cantidad de

porcinaza que se produce a diario limita la expansión de la industria porcina, dado que se le asocia con problemas de contaminación y de

transmisión de patógenos; surge, por tanto, el imperativo de hacer una adecuada disposición y procesamiento de la porcinaza para que de un

generador de problemas de contaminación y salud se transforme en una fuente de ingresos para el productor. El adecuado uso de la porcinaza

puede permitir su utilización estratégica como biofertilizante o como materia prima para la alimentación animal.

La porcinaza, se compone de heces, orina, residuos de cama, agua de

lavado, secreciones (nariz, garganta, vagina, útero, glándula mamaria,

etc.), descamación cutánea, pelos, residuos de alimento y sangre. Los organismos presentes en esta mezcla tienen el potencial de persistir en

los productos obtenidos del procesamiento de la porcinaza (3). Para disminuir el riesgo de contaminación, la porcinaza debe ser tratada por

algún método que garantice su inocuidad.

Se han reportado en la literatura diferentes procesos biológicos, físicos y químicos para el control de agentes patógenos en porcinaza, entre ellos

están: el ensilaje, el compostaje, el secado, el lombricompostaje, y el uso de biodigestores, regularmente precedido del almacenamiento en

110

tanques denominados estercoleros. Para el adecuado funcionamiento de estos procedimientos, con la excepción de los estercoleros, se requiere

la separación de las fracciones sólida y líquida de la porcinaza, a lo cual se le atribuyen efectos benéficos en la eliminación de patógenos (4).

Para el procesamiento de la fase líquida de la porcinaza en la industria

porcícola colombiana es común acudir a los estercoleros y a los biodigestores. Un estercolero es un tanque diseñado para almacenar

estiércol (5), en el caso particular de la porcinaza, el estercolero se

utiliza para almacenar la mezcla completa sin previa separación; regularmente el tiempo de almacenamiento es de tres días, al cabo de

los cuales se conduce su contenido a un campo de fertilización o a un sistema de fermentación anaeróbica en un biodigestor. Hasta el

momento no se conocen reportes formales sobre la efectividad de los tanques estercoleros en la eliminación de patógenos, Fongaro et al (6)

reportan la presencia de Salmonella spp., y Circovirus Porcino tipo 2 (PCV2) en porcinaza fresca líquida colectada desde un tanque

estercolero, sin considerar tiempos de retención que establezcan la capacidad de este sistema en la remoción de patógenos. El estercolero,

por tanto, no es estrictamente un mecanismo de procesamiento de la porcinaza. Es importante aclarar que en algunas granjas se usan

tanques similares a los estercoleros para almacenar el efluente de los biodigestores. Los biodigestores, son sistemas de biorreacción

construidos para someter la fase líquida de los desechos agrícolas,

estiércol o efluentes industriales, a fermentación anaeróbica con el propósito de recuperar energía y materiales (biogás, biofertilizante, y

posibles sustratos útiles en diversos procesos agropecuarios y agroindustriales) (7).

Cabe destacar que los biodigestores también ofrecen la posibilidad de

controlar la diseminación de agentes patógenos (8), los principales factores que influyen en la reducción de patógenos por este medio,

incluyen: competición microbiana, disponibilidad de nutrientes (9), temperatura, pH, concentración de amonio libre y de ácidos grasos

volátiles, diseño del biodigestor, y tiempo de retención hidráulica (TRH) o tiempo promedio que la materia prima se mantiene dentro del

biodigestor (10). Cabe anotar que para poder asegurar un adecuado proceso de biodigestión, es necesario que la porcinaza esté

suficientemente homogenizada, y que el TRH, sea el necesario para

evitar que las bacterias endógenas sean expulsadas a una tasa superior a la de su reproducción (11). Al respecto, Massé et al (12) reportan

reducciones significativas en la concentración de coliformes totales y

111

fecales, Escherichia coli, Salmonella sp., Campylobacter spp., y Yersinia enterocolitica cuando se usan TRH de 7 a 14 días. En este mismo

sentido, el grupo de Chen et al (13), encontró que la tasa de eliminación de patógenos se hace más eficiente conforme se aumenta el TRH de 11

a 25 días.

El presente trabajo se realizó con el propósito de contribuir a esclarecer el verdadero riesgo sanitario de la porcinaza mediante la evaluación de

la persistencia de virus, bacterias, mohos, levaduras, y parásitos en

porcinaza líquida, procesada en biodigestores y tanques estercoleros en el centro–occidente de Colombia.

MATERIALES Y MÉTODOS

Tipo de estudio. Se realizó un estudio de observación dirigida

analizada descriptivamente.

Sitio y población de estudio. Se realizó un estudio en tres

explotaciones porcinas de ciclo completo del centro occidente de Colombia, una granja ubicada en Pereira, de 800 madres (granja

grande), a una altitud de 1261 msnm, y con temperatura media de 25-30°C; otra de 500 madres (granja mediana) en Villamaría, a 1850

msnm, y con una temperatura media de 21-22°C; y una de 280 madres (granja pequeña) en Santa Rosa de Cabal, a 1450 msnm, y 22-26°C de

temperatura media.

Rutas de tratamiento y días de muestreo. Se hizo un muestreo de porcinaza fresca al comienzo del estudio (Junio de 2013) y otro al final

del proceso de cada ruta; los muestreos se repitieron en dos momentos en las tres granjas. En cada granja se usó un recipiente plástico de 250

litros de capacidad, como estercolero, que se llenó con 250 litros de

porcinaza fresca (38 kg de la fracción sólida y 212 L de la fracción líquida) y se almacenó por tres días. En el estudio se usaron

biodigestores tubulares de polietileno y de flujo continuo, con los siguientes TRH: 2.55 días en la granja pequeña, 2.65 días en la mediana

y 6.8 días en la granja grande. Los estercoleros se muestrearon al final del tercer día de almacenamiento y los biodigestores, de acuerdo con el

TRH respectivo; el muestreo se realizó siguiendo las pautas de la Norma Técnica Colombiana NTC-ISO 5667-1 (14).

112

Patógenos y técnicas diagnósticas. En la porcinaza fresca se analizó la presencia de los siguientes patógenos: Parvovirus Porcino (PVP),

Circovirus Porcino tipo 1 (PCV1), Circovirus Porcino tipo 2 (PCV2), Herpesvirus Porcino tipo 1 (HVP1) o virus de la enfermedad de Aujesky,

Actinobacillus sp. y Lawsonia intracellularis por la técnica de PCR convencional; virus del Síndrome Respiratorio Reproductivo Porcino

(PRRS), por RT-PCR anidada; Clostridium sulfito reductores, por recuento en agar TSN (Sigma-Aldrich, St. Louis, MO); mesófilos

aerobios por recuento en placas de Petrifilm mesófilo (3M™, St. Paul,

MN) con agar Plate Count (Merck-Millipore, Billerica, MA); Staphylococcus aureus, recuento en medio de cultivo Baird Parker con

DNA (3M™, St. Paul, MN), para determinar la producción de DNAasa; coliformes totales y Escherichia coli, recuento en agar Bilis Rojo Violeta

más glucorónido (3M™, St. Paul, MN) ; mohos y levaduras recuentos en placas de Petrifilm mohos y levaduras (3M™, St. Paul, MN); Salmonella

spp., mediante incubación secuencial de 25 g de muestra en caldo lactosado (3M™, St. Paul, MN), caldo Rapapport (3M™, St. Paul, MN),

agar Hektoen (Sigma-Aldrich, St. Louis, MO), agar Bismuto Sulfito (Merck-Millipore, Billerica, MA) y agar Tripticasa (Merck-Millipore,

Billerica, MA), coloración de Gram, pruebas de oxidasa (Merck-Millipore, Billerica, MA) y aglutinación con antisuero polivalente “O” (Prolab,

Antioquia, Col); Listeria monocytogenes, incubación de 25 g de muestra en caldo Fraser (Merck-Millipore, Billerica, MA), y prueba ELFA (Enzyme

Linked Fluorescent Assay) en el equipo miniVIDAS (BioMérieux,

Craponne, Fr); Leptospira spp., filtración con papel clarificante y membrana de acetato celulosa de 0.45 micras, posterior centrifugación

y siembra del sedimento en medio EMJH (Ellinghausen and McCullough as modified by Johnson and Harris) (Difco™, Detroit, MI) y evaluación

por microscopia de campo oscuro semanalmente por cuatro semanas; Ascaris suum, Trichuris suis, Balantidium coli, Strongyloides spp.,

Metastrongylus spp., coccidias y “estrongilidos”, mediante las técnicas de McMaster y Sloss; Giardia intestinalis con Ritchie; y Cryptosporidium

parvum con coloración Zielh-Neelsen. Todas las pruebas diagnósticas se ejecutaron en laboratorios avalados por el Instituto Colombiano

Agropecuario (ICA).

Criterios de selección. La inclusión de los patógenos anteriores en esta investigación se hizo bajo los siguientes criterios: PRRS, PCV2, PVP,

Lawsonia intracellularis, Actinobacillus pleuroneumoniae, por su

prevalencia y alto impacto económico. El PCV1 se consideró como control del PCV2. A. suum, E. coli, Listeria monocitogenes, Salmonella

spp., Giardia spp., Leptospira spp., S. aureus por el riesgo zoonótico que

113

conllevan. El virus de la enfermedad de Aujesky por el riesgo que esta representa a pesar de no estar reportado oficialmente en Colombia.

Mesófilos aerobios, coliformes totales, Clostridium sulfito reductores, mohos y levaduras por ser indicadores de actividad microbiana en el

tiempo. El resto de bacterias y parásitos (Trichuris suis, Balantidium coli, Giardia intestinalis, Strongyloides spp., Metastrongylus spp.,

coccidias y “estrongilidos”) por su impacto económico, su importancia epidemiológica y por ser potencialmente patógenas para otras especies,

incluidos los humanos.

En el presente estudio la persistencia de virus, parásitos, Actinobacillus

sp., Leptospira spp., Listeria monocytogenes, Lawsonia intracellularis y Salmonella spp., se valoró a partir de la presencia del organismo, en

tanto que para los organismos diagnosticados por recuento (mesófilos aerobios, S. aureus, coliformes totales, E. coli, Clostridium sulfito

reductores, mohos, levaduras), la persistencia dependió de que el número final de cada agente superara los niveles máximos permitidos

de acuerdo con los valores de referencia de la tabla 1.

RESULTADOS

En la tabla 2 se aprecia que de los 26 patógenos estudiados, solo se

encontraron 15 en la porcinaza fresca con la cual se llenaron los estercoleros; al tercer día de almacenamiento en esta vía se comprobó

la persistencia de nueve de ellos (Lawsonia intracellularis, mesófilos aerobios, E. coli, coliformes totales, S. aureus, Clostridium sulfito

reductores, Listeria monocytogenes, Strongyloides spp., coccidias), por tanto los otros seis desaparecieron durante este período. E. coli,

coliformes totales, Clostridium sulfito reductores, persistieron siempre en las tres granjas; mesófilos aerobios persistieron en las tres granjas

pero solo en la grande persistieron en los dos muestreos; S. aureus

persistió en las tres granjas, y en la grande no persistió en un muestreo; Lawsonia intracellularis persistió en la granja grande, en la

mediana apareció solo en uno de los muestreos y no persistió y en la pequeña apareció en los dos muestreos pero solo persistió en uno.

Strongyloides spp., solo persistió en un muestreo de la granja mediana. Para el caso de coccidias estas persistieron en las tres granjas, excepto

en el segundo muestreo de la granja pequeña.

En los datos registrados en la tabla 3, se percibe que 12 de los 26 agentes incluidos en el estudio fueron diagnosticados inicialmente en la

114

porcinaza líquida empleada para alimentar los biodigestores, ocho de ellos persistieron (Lawsonia intracellularis, mesófilos aerobios, S.

aureus, Clostridium sulfito reductores, coliformes totales, E. coli, Salmonella spp., coccidias). E. coli persistió siempre en las tres granjas;

Lawsonia intracellularis persistió en la granja pequeña, en la mediana apareció solo en uno de los muestreos y persistió y en la grande

apareció en los dos muestreos pero solo persistió en uno. Los mesófilos aerobios persistieron en las tres granjas aunque solo en el primer

muestreo. S. aureus persistió en la granja mediana y en la pequeña en

uno de los muestreos, mientras en la granja grande no persistió. Para el caso de Salmonella spp., estas aparecieron solo en el primer muestreo

de las tres granjas y persistieron en la mediana y pequeña, en la grande no persistieron. Los Clostridium sulfito reductores persistieron en las

granjas mediana y pequeña, y en la grande a pesar que apareció en los dos muestreos solo persistió en uno de ellos. Se observaron coccidias en

uno solo de los muestreos de las granjas grande y pequeña, y en ambos casos persistieron.

DISCUSIÓN

A la porcinaza se le atribuye un papel protagónico en la transmisión de agentes patógenos diversos (virus, bacterias, mohos, levaduras y

parásitos), por lo cual se limita considerablemente su uso en procesos agropecuarios y agroindustriales. Por experiencias previas se sabe que

ciertos agentes etiológicos pueden ser removidos total o parcialmente en el procesamiento de la porcinaza (estercoleros, biodigestores,

secado, ensilaje, lombricompuesto, harina de lombriz). El uso estratégico de la porcinaza, bien en biofertilización bien en alimentación

animal, podría hacerse antecedido de procesos similares a los mencionados, y su verdadero rol en la transmisión de patógenos estaría

determinado por la persistencia de los mismos al final de cada uno, o

dicho de otra manera por el poder de remoción de estos procedimientos.

De los 26 patógenos inicialmente investigados aparecieron 15 en la porcinaza fresca usada para los estercoleros y 12 en la utilizada en

biodigestores, debido quizá a que o no se presentan en las granjas estudiadas (granjas negativas), o a las diferencias en las condiciones

sanitarias y de bioseguridad, o por una prevalencia muy baja en el momento del muestreo. Además, no debe descartarse la presencia de

residuos de antibióticos que modifiquen las poblaciones bacterianas en la porcinaza. Por su parte la persistencia podría deberse a los bajos

115

tiempos del proceso de almacenamiento, a que las condiciones ambientales en las rutas estudiadas no eran lo suficientemente adversas

o a que las prevalencias de los agentes encontrados era alta al momento del muestreo, por cuanto podría esperarse que a mayor carga

inicial de patógenos se requerirá mayor tiempo de retención de la porcinaza para asegurar su remoción.

De los virus evaluados en esta investigación sólo se encontró el PCV2

tanto en la porcinaza fresca usada para el proceso en estercoleros y

biodigestores (Tablas 2 y 3), y en ambos casos fue removido. Este virus ha sido hallado por otros autores en porcinaza líquida y ha persistido en

este medio aún después de 30 a 40 días (6); estos mismos autores aducen que PCV2, por ser un virus DNA es resistente a la desinfección y

es comúnmente excretado en las heces y orina de los cerdos; por esas razones, son considerados bioindicadores de calidad ambiental. La

remoción evidenciada tanto en estercolero como en los biodigestores, en las dos oportunidades que apareció el virus en porcinaza fresca puede

ser atribuida a la presencia de compuestos proteolíticos, o al efecto del ión amonio (18).

En el caso de Lawsonia intracellularis (LI), hubo persistencia tanto en los

tanques estercoleros como en los biodigestores. A pesar de la importancia clínica y económica de LI, no ha sido considerada en los

estudios sobre la eficiencia de biodigestores o estercoleros en el

tratamiento de la porcinaza, posiblemente porque es un agente patógeno que no afecta a otras especies de interés pecuario, ni es

zoonótica, o por las dificultades que se presentan para su cultivo e identificación (19), últimamente se ha recomendado su identificación por

PCR (20), sin embargo, la utilización de esta técnica puede indicar un patrón erróneo en el valor de persistencia encontrado, dada su

capacidad de utilizar DNA a partir de células muertas (13).

En este estudio se encontró persistencia de mesófilos aerobios tanto en los tanques estercoleros, como en los biodigestores. En el caso de los

tanques estercoleros, podría explicarse por las condiciones ecológicas dentro de los tanques, puesto que durante el almacenamiento de

porcinaza, se presentan condiciones aerobias en la superficie, pero después de 30 cm de profundidad, las condiciones anaerobias

prevalecen (21). En el caso de los biodigestores de este trabajo, se

presentó persistencia en solo una de las muestras. Chen et al (13), mencionan que diferentes TRH conducen a la modificación de la

116

estructura de la comunidad microbiana, que puede tener un efecto en la supervivencia de las bacterias patógenas.

Staphylococcus aureus persistió tanto en los tanques estercoleros como

en los biodigestores. Esta bacteria es anaeróbica facultativa (22), y esta característica pudo favorecer su supervivencia en ambos sistemas.

Aunque el amonio presente en las excretas líquidas tiene un efecto bactericida, los cocos gram positivos dada su menor permeabilidad

celular son menos susceptibles a éste que otras bacterias (23). Según

Poudel et al (24), solo es posible eliminar la población de S. aureus después de un TRH de 10 días, y en este estudio se refuerza dicho

planteamiento, debido a que el TRH de mayor duración fue de 6.8 días.

En cuanto a mohos y levaduras, no hubo persistencia ni en los tanques estercoleros, ni en los biodigestores. Existen pocos datos sobre los

recuentos de levaduras y mohos en los estiércoles animales (4). Se han encontrado mayor cantidad de bacterias que de hongos en porcinaza

tratada por digestión anaerobia, debido a que las bacterias tienen un rol más importante en la conversión de residuos orgánicos durante este

proceso (25). El presente estudio demuestra la eficiencia de los sistemas de tratamiento de porcinaza líquida para remover estos agentes, dada

su susceptibilidad al amonio y sustancias húmicas (25).

Por su parte, se encontró persistencia de Salmonella spp., en los

biodigestores, más no en los tanques estercoleros. Bajo las condiciones de este estudio, este agente no mostró persistencia en dichos tanques;

las posibles razones de esta eliminación, podrían ser las altas concentraciones de amonio (23), y presencia de flora autóctona que

compite directamente por el sustrato (9). Otros autores han encontrado persistencia de Salmonella spp. en porcinaza tratada por biodigestores

anaerobios después de 30 a 40 días, aunque no siempre las cepas eran patogénicas (6). Aumentos de los TRH benefician la inactivación de

Salmonella spp. (13). En este estudio, los bajos tiempos de retención probablemente no permitieron la remoción completa de Salmonella spp.,

en los efluentes de los biodigestores. Quizá las variaciones encontradas entre los autores consultados y los resultados de este estudio, se

podrían explicar por la técnica de ausencia o presencia que se utilizó, donde se evaluaron 25 g de muestra que permite detectar muy bajas

poblaciones de Salmonella spp., lo cual va a depender de la prevalencia

de la enfermedad en cada granja.

117

Clostridium sulfito reductores persistieron en los tanques estercoleros, y en los biodigestores. Esto puede explicarse porque son anaerobios

formadores de esporas que pueden soportar y multiplicarse en potenciales de oxido-reducción bajos, por lo tanto, es probable que

logren sobrevivir a la digestión anaerobia del estiércol (3). La persistencia de estas bacterias ha sido reportada en procesos de

digestión anaeróbica psicrófila de porcinaza usando reactores secuenciales discontinuos (12).

Los coliformes totales y E.coli persistieron tanto en los tanques estercoleros como en los biodigestores. Son et al (23), adicionaron 2%

de urea (amonio) a estercoleros y después de dos semanas obtuvieron valores <5 UFC/g para coliformes totales y E.coli, por efecto del

aumento del pH. A diferencia de este estudio, los tanques estercoleros no recibieron ningún tratamiento. En el estudio de Estrada-Álvarez et al

(26), se observó una eliminación completa de coliformes después del tratamiento de estiércol por un biodigestor anaerobio de flujo continuo

con un TRH de 46 días. Puede observarse claramente que los tiempos de retención requeridos para la completa eliminación de la población de

coliformes dentro de un biodigestor, son mayores que los de este estudio (máximo 6.8 días).

La digestión anaerobia ha exhibido alta eficiencia en la remoción de E.

coli con TRH de 25 días (13). En este trabajo E. coli persistió en todas

las granjas y en todo momento; explicado por el poco tiempo de almacenamiento. Una dificultad que puede surgir de la evaluación de

biodigestores anaerobios de flujo continuo, es la falta de correlación entre el TRH y la reducción de patógenos como E. coli, debido a que una

cierta cantidad de porcinaza pasa más rápido a través del biodigestor, dado que son biodigestores que continuamente son alimentados con

porcinaza fresca. Un bajo tiempo de retención no sólo podría conducir a un aumento de la supervivencia de patógenos, sino también a

incrementar los problemas con los malos olores de los efluentes (27). La adición de urea (amonio) o la prolongación del tiempo de retención son

alternativas a evaluar en trabajos posteriores para minimizar el riesgo que representan estos microorganismos.

Listeria monocytogenes solo fue observada en una muestra y

exclusivamente en el estercolero, al final del cual persistió. Es posible

que la combinación de un ambiente que es pobre en materia orgánica, rico en sal y con un pH alcalino, favorezca la supervivencia de este

patógeno que de hecho es muy resistente, gracias a unos mecanismos

118

fisiológicos y genéticos muy específicos que lo habilitan para soportar condiciones extremas de estrés (28). Estos datos corroboran los

resultados de este estudio.

En cuanto a parásitos en el estercolero, no se observó persistencia de Balantidium coli ni de “estrongilidos”, mientras las coccidias si

persistieron. Como lo menciona Son et al (23), condiciones que favorezcan altas concentraciones de amonio pueden inactivar parásitos.

En cuanto a los Strongyloides spp., se observó persistencia, al respecto,

se sabe que los estados de vida libre de Strongyloides spp., tienen corta duración y son afectadas negativamente por las condiciones adversas

del ambiente. La persistencia de coccidias puede explicarse por trabajarse en un medio líquido que es favorable para el desarrollo de

estos parásitos y adicionalmente por su capacidad de formar ooquistes muy resistentes a condiciones ambientales desfavorables. En la

naturaleza, los ooquistes probablemente sobreviven por semanas o meses (29). En el caso de los biodigestores, no se encontró persistencia

de “estrongilidos” ni Strongyloides spp., pero sí de coccidias. Las consideraciones biológicas de estos parásitos descritas en los tanques

estercoleros, aplican de la misma manera para los biodigestores. Cañon-Franco et al (30), evaluaron la eficiencia de biodigestores anaerobios en

la eliminación de parásitos después de 15 días de TRH, encontrando que ese tiempo es insuficiente para la eliminación completa de ooquistes de

Isospora suis y diferentes especies de Eimeria, así como huevos de

Strongyloides ransomi. En este trabajo los resultados son semejantes en cuanto a la persistencia de coccidias, pero no en cuanto a Strongyloides

sp. La persistencia de coccidias en ambas rutas podría explicarse por su naturaleza quística, las cuales son formas muy resistentes a las

condiciones adversas del ambiente. En este trabajo los tiempos de retención fueron bajos respecto a los reportes encontrados en la

literatura, sin embargo, fue posible la eliminación de algunos de los parásitos considerados. TRH muy cortos no permiten una adecuada

eliminación de patógenos, en particular de huevos de parásitos, los cuales tienen una mayor resistencia al estrés ambiental comparado con

virus y bacterias (8).

En el presente trabajo los resultados en tanques estercoleros muestran que PCV2, mohos, levaduras, Salmonella spp., Balantidium coli y

“estrongilidos” no persistieron; mientras que Lawsonia intracellularis,

mesófilos aerobios, S.aureus, Clostridium sulfito reductores, coliformes totales, E. coli, Listeria monocytogenes, Strongyloides spp., y coccidias

si persistieron. De otro lado, en los biodigestores se aprecia que PCV2,

119

levaduras, “estrongilidos”, Balantidium coli y Strongyloides spp., no persistieron; mientras que Lawsonia intracellularis, mesófilos aerobios,

S.aureus, Clostridium sulfito reductores, coliformes totales, E. coli, Salmonella spp., Listeria monocytogenes, y coccidias si lo hicieron.

Tanto en estercoleros como biodigestores se observó variación en la

persistencia de agentes patógenos, indicando que funcionan como sistemas de transformación de la porcinaza para la remoción de éstos,

siempre y cuando se aumenten los tiempos de almacenamiento si se

quiere mejorar su eficiencia, el cual, en el caso de los biodigestores, puede aumentarse por una ampliación en su tamaño, o por la utilización

de menor cantidad de agua de lavado en las instalaciones.

Es importante considerar para estudios posteriores, si los huevos o larvas de parásitos, así como los virus y bacterias en los que se

encontró persistencia son viables o no. En el caso de Salmonella spp., verificar si se trata de cepas patógenas o apatógenas y para E. coli

diferenciar el tipo de adhesinas pues estas son específicas para cada especie K88 para porcinos, K99 para bovinos.

Tabla 1. Recuentos máximos adoptados para alimentación de

rumiantes.

Microorganismo Límite máximo UFC/g

Fuente

Mesófilos aerobios 10x107 (15)

Staphylococcus aureus 10x104 (16)

Mohos 10x104 (15)

Levaduras 10x104 (15)

Clostridium sulfito reductores 20x101 (15)

Coliformes totales 10x104 (15)

E.coli 10x101 (17)

UFC/g: unidades formadoras de colonia/gramo.

120

Tabla 2. Patógenos encontrados en tres granjas del centro occidente de Colombia en tanques estercoleros.

PATÓGENO

GG GM GP

M1 M2 M1 M2 M1 M2

DI P DI P DI P DI P DI P DI P

PVP

PCV1

PCV2 + +

PRRS

HVP1

Lawsonia intracellularis + + + + +

+

+ +

Actinobacillus pleuropneumoniae

Mesófilos aerobios + + + + + + + +

+ +

Staphylococcus aureus + + +

+ +

+ +

Mohos +

+ +

Levaduras + +

+ +

+

Clostridium sulfito reductores + + + + + + + + + + + +

Coliformes totales + + + + + + + + + + + +

E. coli + + + + + + + + + + + +

Listeria monocytogenes

+ +

Salmonella spp.

+

+

Leptospira spp.

Ascaris suum

Cryptosporidium parvum

Trichuris suis

Balantidium coli +

+

+

+

Metastróngylus spp

Giardia intestinalis

“estrongilidos” +

+

Strongyloides spp. +

+ + +

+

Coccidias + + + + + + + + + + +

GG: granja grande; GM: granja mediana; GP: granja pequeña; M1: muestreo 1; M2: muestreo 2; DI: diagnóstico inicial (porcinaza fresca);

P: persistencia; (+): presencia del agente patógeno.

121

Tabla 3. Patógenos encontrados en tres granjas del centro occidente de Colombia en Biodigestores.

PATÓGENO

GG GM GP

M1 M2 M1 M2 M1 M2

DI P DI P DI P DI P DI P DI P

PVP

PCV1

PCV2 + +

PRRS

HVP1

Lawsonia intracellularis + + +

+ +

+ + + +

Actinobacillus pleuropneumoniae

Mesófilos aerobios + + +

+ + +

+ + +

Staphylococcus aureus + +

+ + + +

+ +

Mohos

Levaduras + +

+

+

Clostridium sulfito reductores + + +

+ + + + + + + +

Coliformes totales +

+

+ + + + + + +

E. coli + + + + + + + + + + + +

Listeria monocytogenes

Salmonella spp. +

+ +

+ +

Leptospira spp.

Ascaris suum

Cryptosporidium parvum

Trichuris suis

Balantidium coli

Metastróngylus spp

Giardia intestinalis

“estrongilidos” +

Strongyloides spp.

+

+

Coccidias

+ +

+ +

GG: granja grande; GM: granja mediana; GP: granja pequeña; M1: muestreo 1; M2: muestreo 2; DI: diagnóstico inicial (porcinaza fresca);

P: persistencia (+): presencia del agente patógeno.

122

REFERENCIAS

1. McGlone JJ. The future of pork production in the world: towards

sustainable, welfare-positive systems. Animals 2013; 3 (2):401-15. 2. Asociación Colombiana de Porcicultores. Análisis de coyuntura del

sector porcícola año 2013. Porcicul Colomb 2014; 3 (2):16-30. 3. Pell AN. Manure and microbes: public and animal health problem?

J Dairy Sci 1997; 80 (10):2673-81. 4. McCarthy G, Lawlor PG, Gutierrez M, Gardiner GE. Assessing the

biosafety risks of pig manure for use as a feedstock for composting. Sci Total Environ 2013; 463-464:712-9.

5. Goss M, Richards C. Development of a risk-based index for source water protection planning, which supports the reduction of pathogens

from agricultural activity entering water resources. J Environ Manage 2008; 87 (4):623-32.

6. Fongaro G, Viancelli A, Magri ME, Elmahdy EM, Biesus LL, Kich JD, et al. Utility of specific biomarkers to assess safety of swine manure for

biofertilizing purposes. Sci Total Environ 2014; 479-480:277-83. 7. Rivas O, Vargas F, Watson G. Biodigestores: factores químicos,

físicos y biológicos relacionados con su productividad. Tecnol March 2010; 23 (1):39-46.

8. Huong LQ, Madsen H, Anh le X, Ngoc PT, Dalsgaard A. Hygienic aspects of livestock manure management and biogas systems operated

by small-scale pig farmers in Vietnam. Sci Total Environ 2014; 470-471:53-7.

9. Smith SR, Lang NL, Cheung KH, Spanoudaki K. Factors controlling pathogen destruction during anaerobic digestion of biowastes. Waste

Manag 2005; 25 (4):417-25.

10. Appels L, Baeyens J, Degrève J, Dewil R. Principles and potential of the anaerobic digestion of waste-activated sludge. Prog Energy Combust

Sci 2008; 34 (6):755–81.

11. Olugasa TT, Odesola IF, Oyewola MO. Energy production from

biogas: A conceptual review for use in Nigeria. Renew Sust Energ Rev 2014; 32:770-6.

12. Masse D, Gilbert Y, Topp E. Pathogen removal in farm-scale psychrophilic anaerobic digesters processing swine manure. Bioresour.

Technol 2011; 102 (2):641-6. 13. Chen Y, Fu B, Wang Y, Jiang Q, Liu H. Reactor performance and

bacterial pathogen removal in response to sludge retention time in a mesophilic anaerobic digester treating sewage sludge. Bioresour

Technol. 2012; 106:20-6.

123

14. Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación (ICONTEC). Norma Técnica Colombiana NTC-ISO 5667-1. Gestión

ambiental, Calidad del agua, Muestreo, Directrices para el diseño de programas de muestreo. Bogotá, Colombia: ICONTEC; 1995.

15. Instituto Colombiano Agropecuario (ICA). Directiva DIP–30-100-003. Directivas técnicas de alimentos para animales y sales

mineralizadas. Alimentos para animales, parámetros microbiológicos. Instituto Colombiano Agropecuario, Ministerio de Agricultura y

Desarrollo Rural. [en línea] 1999. [fecha de acceso 01 de julio de 2014]

URL disponible en: http://www.ica.gov.co/getdoc/7d27ee5e-cfe4-47a2-868e-7c53f4e49473/Directivastecnicasalimentosanimales.aspx

16. Instituto Nacional de Salud, Ministerio de la Protección Social. Evaluación de riesgos de Staphylococcus aureus enterotoxigénico en

alimentos preparados no industriales en Colombia. Imprenta Nacional de Colombia. [en línea] 2011. [fecha de acceso 08 de julio de 2014] URL

disponible en: http://www.ins.gov.co/lineas-de-accion/investigacion/ueria/Publicaciones/ER%20STAPHYLOCOCCUS.pdf

17. Gilbert RJ, de Louvois J, Donovan T, Little C, Nye K, Ribeiro CD, et al. Guidelines for the microbiological quality of some ready-to-eat foods

sampled at the point of sale. Commun Dis Public Health. 2000; 3 (3):163-7.

18. Turner C, Burton CH. The inactivation of viruses in pig slurries: a review. Bioresour. Technol. 1997; 61 (1):9-20.

19. Ziemer CJ, Bonner JM, Cole D, Vinjé J, Constantini V, Goyal S, et

al. Fate and transport of zoonotic, bacterial, viral, and parasitic pathogens during swine manure treatment, storage, and land

application. J Anim Sci. 2010; 88 (13):84-94. 20. Bertone J, Romanini S, Yaciuk R, Illanes N, Pelliza B, Cabral A.

Establecimiento de un procedimiento diagnóstico para Lawsonia intracellularis. Suis. 2013; 95:14-9.

21. Park K, Thompson A, Marinier M, Clark K, Wagner-Riddle C. Greenhouse gas emissions from stored liquid swine manure in a cold

climate. Atmos Environ. 2006; 40 (4): 618-27. 22. Wang J, Liu Y, Wan D, Fang X, Li T, Guo Y, et al. Whole-genome

sequence of Staphylococcus aureus strain LCT-SA112. J Bacteriol. 2012; 194 (15):4124.

23. Son TTD, Truong DV, Madsen H, Dalsgaard A. Survival of faecal indicator bacteria in treated pig manure stored in clay-covered heaps in

Vietnam. Vet Microbiol. 2011; 152 (3-4): 374-8.

24. Poudel RC, Joshi DR, Dhakal NR, Karki AB. Anaerobic digestion of sewage sludge mixture for the reduction of indicator and pathogenic

microorganisms. Sci World 2010; 8 (8):47-50.

124

25. Cao Y, Chang Z, Wang J, Ma Y, Fu G. The fate of antagonistic microorganisms and antimicrobial substances during anaerobic digestion

of pig and dairy manure. Bioresour. Technol 2013; 136:664-71. 26. Estrada- Alvarez J, Gómez-Londoño G, Jaramillo-Jimenez A. Efecto

del biodigestor plástico de flujo continuo en el tratamiento de aguas residuales de establos bovinos. Vet Zootec 2008; 2 (2):9-20.

27. Huong LQ, Forslund A, Madsen H, Dalsgaard A. Survival of Salmonella spp. and fecal indicator bacteria in Vietnamese biogas

digesters receiving pig slurry. Int J Hyg Environ Health 2014; 217

(7):785-95. 28. Pourcher AM, Ziebal C, Kervarrec M, Bioteau T, Dabert P. Sanitary

status of 44 hog manures in Brittany: comparison of the effectiveness of manure treatments based on the levels of indicator bacteria and two

pathogenic bacteria. J Agr Sci Tech. 2012; 3 (A2):303-13. 29. Mai K, Sharman PA, Walker RA, Katrib M, Souza D, McConville MJ,

et al. Oocyst wall formation and composition in coccidian parasites. Mem Inst Oswaldo Cruz. 2009; 104 (2):281-9.

30. Cañon-Franco WA, Henao-Agudelo RA, Pérez-Bedoya JL. Recovery of gastrointestinal swine parasites in anaerobic biodigester systems. Rev

Bras Parasitol Vet 2012; 21 (3):249-53.

125

CAPÍTULO IV

PERSISTENCIA DE PATÓGENOS EN PORCINAZA SECA, ENSILADA Y

TRANSFORMADA EN LOMBRICOMPOSTAJE Y HARINA DE LOMBRIZ

Persistence of pathogens in dry pig manure, as silage, and transformed in earthworm compost

and earthworm flour

Persistence of pathogens in solid pig manure

Oscar Jaime Betancur 1, Jesús Antonio Betancourt

2 , Julián Estrada

3, Francisco Javier Henao

3*

1Novartis-Colombia S.A., Sanidad Animal, Bogotá D.C.-Colombia,

2Corpoica, Floridablanca,

Santander-Colombia, 3Universidad de Caldas, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Doctorado en

Ciencias Agrarias, Manizales-Colombia. *[email protected].

RESUMEN

El propósito de esta investigación fue establecer la persistencia de virus, bacterias, mohos, levaduras, y

parásitos, en diferentes formas de utilización de la fracción sólida de la porcinaza. Se hizo un estudio

de observación dirigida, analizada descriptivamente en tres explotaciones porcinas ubicadas en el

centro-occidente de Colombia, donde se procesó porcinaza en secado, en ensilado, y se produjo

lombricompuesto y harina de lombriz. Se muestreó la porcinaza fresca para analizar la presencia de 26

patógenos al comienzo del estudio y al finalizar las anteriores rutas, repitiéndose los muestreos en dos

126

momentos en cada granja. Para el secado se ubicaron tres lechos bajo invernadero, y se muestrearon

cuando la humedad alcanzó 24-30%; para el ensilado se utilizaron tres microsilos por granja cargados

con caña de azúcar y porcinaza fermentada con vitafert, muestreándose a los 15 días. El

lombricompostaje se realizó en lechos de madera, utilizando 2 kg de Lombriz (Eisenia foetida) y 50 kg

de porcinaza; al término de 90 días se muestreó y se extrajo la lombriz para preparar harina. De 26

patógenos investigados se detectaron 14 en la porcinaza fresca usada en ensilaje y 13 en la utilizada en

secado, lombricompostaje y harina; no se halló virus alguno; ningún parásito persistió en secado,

ensilaje, ni harina. Staphylococcus aureus, mohos y levaduras no persistieron en secado ni harina;

Salmonella spp., no persistió en ninguna ruta; Listeria monocytogenes solo persistió en el secado;

Lawsonia intracellularis no persistió en lombricompostaje ni en harina; mesófilos aerobios,

Clostridium sulfito-reductores, coliformes totales y E.coli, persistieron en todas la rutas, pero no en

todos los muestreos. La ruta más eficiente en la eliminación de patógenos fue la harina de lombriz; en

este estudio el lombricompostaje no mostró ser buen medio de sanitización, mientras que el secado y el

ensilaje pueden considerarse buenas estrategias para eliminar patógenos.

Palabras clave: ensilaje, harina de lombriz, lombricompostaje, patógenos, porcinaza

ABSTRACT

The purpose of this research was to establish the persistence of viruses, bacteria, molds, yeasts, and

parasites, in different ways of using the solid fraction of pig manure. A directed observational study,

descriptively analyzed, was carried out in the central-western part of Colombia, where pig manure was

processed in dryout, in silage, earthworm compost and earthworm flour were produced. Fresh pig

manure was sampled to analyse the presence of 26 pathogens at the beginning of the study and at the

end of the above mentioned routes, repeating the samplings twice in each farm. For the dryout, three

beds were allocated under greenhouse, and were sampled when the humidity reached 24-30%; for the

127

silage, three microsilos were used per farm, loaded with sugar cane and pig manure with vitafert, being

sampled at 15 days. The earthworm compost was done in wooden beds, using 2 kg earthworm (Eisenia

foetida) and 50 kg of pig manure; at the end of 90 days it was sampled and the earthworm was

extracted to prepare flour. Out of 26 pathogens investigated, 14 were detected in the fresh pig manure

used in the silage and 13 in the one used in the dryout, earthworm compost and flour; no viruses were

found; no parasites persisted in dryout, silage, nor in flour. Staphylococcus aureus, molds and yeasts

did not persist in dryout nor in flour; Salmonella spp., did not persist in any route; Listeria

monocytogenes persisted only in dryout; Lawsonia intracellularis did not persist in earthworm

compost, nor in flour; aerobic mesophilic, sulphite-reducing Clostridium, total coliforms and E.coli,

persisted in all the routes, but not in every sampling. The most efficient route for the elimination of

pathogens was the earthworm flour; in this study the earthworm compost was not shown to be an

adequate means of sanitation, whilst the dryout and the silage could be considered good strategies to

eliminate pathogens.

Key words: silage, earthworm flour, earthworm compost, pathogens, pig manure.

INTRODUCCIÓN

Se estima que para el 2030 la población humana a nivel mundial sobrepasará los 8 billones de

personas; esto le implica un enorme reto al sector pecuario para satisfacer la demanda de proteína de

origen animal y es allí donde la carne de cerdo, que es hoy la que más se consume en el mundo, jugará

un papel preponderante; para cubrir tal demanda se requerirá seguir aumentando la población porcina,

lo que acarreará un incremento en la generación de porcinaza, que a un ritmo de excreción diaria de

hasta 10 kg por cerdo, aumentará de manera sustantiva la disponibilidad de este subproducto.

Históricamente, el estiércol animal ha sido visto como un residuo, concepto que ha venido cambiando

en muchos productores, quienes lo aprecian como fuente de nutrientes y energía renovable. El empleo

128

estratégico de porcinaza como materia prima para alimentación animal o biofertilizante, ha sido

limitado por las autoridades sanitarias colombianas por su posible riesgo contaminante [14]. La

principal barrera se debe a que las excretas pueden contener una carga microbiológica elevada, que

podría persistir aún después de someterse a diversos procesos de tratamiento.

En Colombia, en las granjas porcícolas tecnificadas, la porcinaza fresca es sometida a uno o varios

procesos de tratamiento antes de su disposición final; los biodigestores y los tanques estercoleros usan

la fracción líquida de aquella, mientras que el ensilado, el secado, el lombricompostaje, y la harina de

lombriz usan la fracción sólida. Esta fracción ha sido utilizada como elemento mejorador de los suelos

y alimento de bovinos tanto en forma fresca como ensilada. El ensilaje es un proceso anaerobio

fermentativo en el que bacterias acido-lácticas convierten carbohidratos solubles en ácidos orgánicos

(principalmente ácido láctico), creando un nivel de acidez que impide que otros microorganismos

puedan descomponer el sustrato [31]. La porcinaza seca es aquella que es secada al sol, es una forma

más fácil de incorporar excretas en la ración del ganado, es un producto casi inoloro, que demanda

mucho espacio para el proceso y en el que se ha comprobado eliminación parcial de agentes patógenos.

Se considera que un estiércol está seco cuando su contenido de humedad es inferior al 30% [5]. El

lombricompostaje es la biooxidación y la estabilización de la materia orgánica que implica la acción

conjunta de las lombrices y microorganismos [32]. El paso de porcinaza a través del sistema digestivo

de la lombriz permite la reducción de patógenos, aunque esta puede depender de la cantidad de

estiércol [21]. Las lombrices por su alta tasa reproductiva son productoras de carne que comúnmente se

usa en forma de harina. En el empleo de lombricompuesto ó harina elaborada con lombriz de tierra es

necesario considerar el riesgo de transmisión, especialmente a cerdos, del nematodo pulmonar

Metastrongylus spp., del cual dichas lombrices son hospedadores intermediarios [11].

A pesar de la implementación de estos sistemas, existe limitada información respecto a la utilidad de

estas rutas en la eliminación de patógenos de la porcinaza bajo condiciones de campo en Colombia. De

129

las diferentes formas de tratamiento, solo algunas brindan posibilidades de biorremediación,

generándose, por tanto, la necesidad de ampliar este horizonte mediante investigación. El presente

trabajo se realizó con el propósito de establecer la persistencia de virus, bacterias, mohos, levaduras, y

parásitos, en diferentes formas de utilización de la fracción sólida de la porcinaza.

MATERIALES Y MÉTODOS

Tipo de estudio. Se realizó un estudio de observación dirigida analizada descriptivamente.

Sitio y población de estudio. Se realizó un estudio en tres explotaciones porcinas de ciclo completo

del centro occidente de Colombia, una granja ubicada en Pereira, de 800 madres (granja grande), a una

altitud de 1261 msnm, y con temperatura media de 25-30°C; otra de 500 madres (granja mediana) en

Villamaría, a 1850 msnm, y con una temperatura media de 21-22°C; y una de 280 madres (granja

pequeña) en Santa Rosa de Cabal, a 1450 msnm, y 22-26°C de temperatura media.

Rutas de tratamiento y momentos de muestreo. Se hizo un muestreo de porcinaza fresca al

comienzo del estudio y otro al final de los procesos de secado, de ensilado y de producción de

lombricompuesto y harina de lombríz; los muestreos se repitieron en dos ocasiones en las tres granjas

con intervalos de un mes. Para el secado de la porcinaza, el cual se hizo al sol, se utilizaron tres lechos

sobre tejas de fibrocemento ubicados bajo invernadero; midiéndose la humedad diariamente, por el

método de gravimetría, para determinar el contenido de agua y materia seca, hasta alcanzar una

humedad del 24 al 30%, que en promedio tardó 18 días. Para el ensilado se utilizaron, para cada granja,

tres microsilos de PVC de 2,5 Kg, con válvula de vacío y cierre hermético, cargados con caña de

azúcar integral molida con 40% de porcinaza fresca enriquecida con vitafert [9]; el muestreo se llevó a

cabo a los 15 días. El lombricompostaje se realizó en lechos de madera, utilizando 2 kg de lombriz roja

californiana (Eisenia foetida) y 50 kg de porcinaza estabilizada en pH neutro, temperatura ambiente y

130

humedad del 70%; al término de 90 días se llevó a cabo el muestreo del lombricompostaje y se extrajo

la lombriz para la preparación de harina, por el método descrito en Vielma y col.. [37] . Los muestreos

se hicieron atendiendo a Mason [19] y Estrada y col. [9] .

Patógenos y técnicas diagnósticas. En la porcinaza fresca se analizó la presencia de Parvovirus

Porcino (PVP), Circovirus Porcino tipo 1 (PCV1), Circovirus Porcino tipo 2 (PCV2), Herpesvirus

Porcino tipo 1 (HVP1) o virus de la enfermedad de Aujesky, Actinobacillus pleuropneumoniae y

Lawsonia intracellularis por la técnica de PCR convencional, cuyo fundamento es la amplificación de

secuencias específicas de ácidos nucleicos en forma exponencial, mediante ciclos consecutivos de

desnaturalización, hibridación de cebadores y extensión de la nueva molécula creada [4]; mientras que

el virus del Síndrome Respiratorio Reproductivo Porcino (PRRSV), se detectó por RT-PCR anidada, la

cual consta de dos reacciones de PCR secuenciales, utilizando como templado para la segunda

reacción, el producto obtenido de la primera PCR [4]. Clostridium sulfito reductores, por recuento en

agar TSN; mesófilos aerobios por recuento en placas de Petrifilm mesófilo, con agar Plate Count;

Staphylococcus aureus, recuento en medio de cultivo Baird Parker con DNA para determinar la

producción de DNAasa; coliformes totales y Escherichia coli, recuento en agar Bilis Rojo Violeta más

glucorónido; mohos y levaduras recuentos en placas de Petrifilm mohos y levaduras; Salmonella spp.,

mediante incubación secuencial de 25 g de muestra en caldo lactosado, caldo Rapapport, agar

Hecktoen, agar Bismuto Sulfito y agar Tripticasa, coloración de Gram, pruebas de oxidasa y

aglutinación con antisuero polivalente “O”; Listeria monocytogenes, incubación de 25 g de muestra en

caldo Fraser, y prueba ELFA (Enzyme Linked Fluorescent Assay) en el equipo miniVIDAS

(BioMérieux, Craponne, France); Leptospira spp., filtración con papel clarificante y membrana de

acetato celulosa de 0.45 micras, posterior centrifugación y siembra del sedimento en medio EMJH

(Ellinghausen-McCullough-Johnson-Harris) y evaluación por microscopía de campo oscuro

semanalmente por cuatro semanas; Ascaris suum, Trichuris suis, Balantidium coli, Strongyloides spp.,

131

Metastrongylus spp., “estrongilidos” y coccidias, mediante las técnicas de McMaster y Sloss; Giardia

intestinalis con Ritchie; y Cryptosporidium parvum con coloración Zielh-Neelsen. Todas las pruebas

diagnósticas se ejecutaron en laboratorios avalados por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).

Criterios de selección de los patógenos. La inclusión de los patógenos se hizo bajo los siguientes

criterios: PRRSV, PCV2, PVP, Lawsonia intracellularis, Actinobacillus pleuroneumoniae, por su alta

prevalencia e impacto económico. El PCV1 se consideró como control de prueba del PCV2. A. suum,

E. coli, Listeria monocitogenes, Salmonella spp., Giardia spp., Leptospira spp., S. aureus por el riesgo

zoonótico que conllevan. El virus de la enfermedad de Aujesky por el riesgo que ésta representa a pesar

de no estar reportado oficialmente en Colombia. Mesófilos aerobios, coliformes totales, Clostridium

sulfito reductores, mohos y levaduras por ser indicadores de actividad microbiana en el tiempo. El resto

de bacterias y parásitos (Trichuris suis, Balantidium coli, Giardia intestinalis, Strongyloides spp.,

Metastrongylus spp., coccidias y “estrongilidos”) por su impacto económico, su importancia

epidemiológica y por ser potencialmente patógenas para otras especies, incluidos los humanos.

En el presente estudio la persistencia de virus, parásitos, Actinobacillus sp., Leptospira spp, Listeria

monocytogenes, Lawsonia intracellularis y Salmonella spp., se valoró con la sola presencia del

microorganismo, mientras que para los microorganismos diagnosticados por recuento (mesófilos

aerobios, S. aureus, coliformes totales, E. coli, Clostridium sulfito reductores, mohos, levaduras), la

persistencia dependió de que el número final de cada agente superara los niveles máximos permitidos

de acuerdo con los valores de referencia de la Tabla I.

La información obtenida se procesó empleando técnicas de estadística descriptiva mediante una hoja de

cálculo electrónico. Los datos fueron plasmados en tablas y se codificó el resultado con una cruz (+)

cuando se evidenció la presencia del microorganismo.

132

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

En la Tabla II se aprecia que de los 26 patógenos estudiados, solo se encontraron 13 en la porcinaza

fresca con la cual se prepararon los lechos de secado, de ellos persistieron seis: Lawsonia

intracellularis, solo en uno de los dos muestreos de la granja pequeña; mesófilos aerobios y coliformes

totales, en un solo muestreo de las granjas grande y pequeña; Clostridium sulfito reductores, en un

muestreo de cada granja; E. coli persistió siempre en las tres granjas; Listeria monocytogenes en un

muestreo de la granja pequeña.

En el presente estudio no persistieron parásitos, mohos, levaduras, Staphylococcus aureus ni

Salmonella spp. en esta vía, la explicación podría ser la deshidratación y la exposición a los rayos

ultravioletas (UV) del sol, los cuales afectan los organismos [24]. Según Leyva y col. [17], los

organismos requieren de agua disponible para su desarrollo, técnicamente denominado “Actividad de

agua” (Aa), por lo que cualquier mecanismo de deshidratación reducirá la capacidad de sobrevivir de

muchos de éstos. En esta investigación, el contenido de humedad de las muestras de porcinaza seca se

mantuvo entre 24 a 30%. En esta ruta mohos y levaduras no pesistieron posiblemente porque su

crecimiento se da sobre la superficie del sustrato, donde quedan más expuestos a los efectos de la

radiación solar [1]. Salmonella spp., es una bacteria que tiene una capa de peptidoglicanos delgada que

la hace menos resistente a condiciones de sequedad [34], y esto pude explicar su eliminación en esta

ruta. La eliminación de Staphylococcus aureus pudo deberse a que no sobreviven en condiciones de

baja disponibilidad de agua [17]. Se presentó persistencia de mesófilos aerobios, dado que abarcan una

amplia población de microorganismos, entre los que se encuentran algunos con capacidad de formar

esporas, que les permiten resistir la sequía, calor, y radiación UV [26]. Lawsonia intracellularis

persistió sólo en uno de los muestreos de la granja pequeña; hay que tener en cuenta que L.

intracellularis es una bacteria con adaptación específica al microambiente intracelular [36], y logra

sobrevivir en condiciones extracelulares hasta por dos semanas [6]. Aunque en este estudio sólo

133

persistió en uno de los muestreos habría que descartar que la técnica haya encontrado DNA a partir de

células muertas; coliformes totales, aparecieron en las tres granjas y en la mediana no persisitió en

ninguno de los muestreos, posiblemente afectados por la deshidratación y la luz solar [24]; la

persistencia de Clostridium sulfito reductores puede deberse a su capacidad de formar esporas, las

cuales resisten condiciones de estrés ambiental [25]; Listeria monocytogenes persistió en uno de los

muestreos; esto puede explicarse porque es una bacteria capaz de soportar en gran medida el estrés

ocasionado por la desecación [38]; el único patógeno que persistió en todos los muestreos fue E.coli,

lo cual puede ser debido a su capacidad de sobrevivir durante varios meses en ambientes secos [16]. En

este estudio ningún parásito persistió en la porcinaza seca; al respecto, se sabe que los estados de vida

libre de Strongyloides spp., son muy sensibles a la desecación. Balantidium coli y coccidias sobreviven

mejor en un ambiente húmedo protegido de la luz directa del sol [10, 28].

En los datos de la Tabla III, se observa que 14 de los 26 agentes incluidos en el estudio fueron

diagnosticados en la porcinaza sólida empleada para preparar el ensilaje; siete de ellos persistieron al

final del proceso: Lawsonia intracellularis en los dos muestreos de la granja pequeña; mesófilos

aerobios en los dos muestreos de la granja grande y en uno de la mediana; los mohos en los dos

muestreos de la granja grande y en uno de la mediana; las levaduras en uno de los muestreos de la

granja grande y de la mediana; los coliformes totales en uno de los muestreos de la granja grande; y

Clostridium sulfito reductores y E. coli en un muestreo de cada granja.

El ensilaje ha sido estudiado como alternativa para la alimentación animal por su capacidad de

conservación de forrajes con alta calidad nutritiva y sanitaria. En este estudio, bacterias de importancia

en la industria alimentaria como Salmonella spp., y Listeria monocytogenes no persistieron; no

persistió tampoco parásito alguno, lo cual puede entenderse por las condiciones de anaerobiosis del

ensilaje, así como por el nivel de acidez alcanzado [22]. Estudios previos han demostrado la eficiencia

de esta ruta en la eliminación de: Listeria monocytogenes [22], Salmonella spp., y parásitos [9].

134

Lawsonia intracellularis persistió; sin embargo, no se encontraron reportes asociados a ensilajes; como

se indicó anteriormente, la sola presencia de este patógeno no implica su viabilidad, pues la PCR podría

estar también detectando fragmentos de DNA de células muertas. El grupo de mesófilos aerobios

persistió, posiblemente por la presencia de bacterias anaerobias facultativas, capaces de vivir en

ambientes anaerobios [3]. Mohos y levaduras persistieron; la aparición de estos microorganismos en los

ensilajes se debe a la presencia de aire dentro del silo por imperfecciones en la fabricación que

permiten la esporulación de levaduras y mohos aeróbicos [7]; su persistencia en esta investigación

puede entenderse por que algunos géneros de éstos microorganismos que pueden estar presentes en la

porcinaza necesitan tiempos de ensilaje entre 28-56 días para asegurar su eliminación [29]. Clostridium

sulfito reductores persistieron; estos microorganismos son anaerobios obligados y pueden crecer aún

bajo condiciones de pH bajo, haciendo difícil su control [22]. La persistencia de coliformes totales y

E.coli pudo darse probablemente porque el pH no se mantuvo lo suficientemente bajo durante el

proceso de ensilaje [27].

Como puede apreciarse en la información de la Tabla IV, de los 26 patógenos considerados al inicio del

estudio en pocinaza sólida fresca usada para preparar el lombricompostaje, aparecieron 13 de los cuales

nueve persistieron: los mesófilos aerobios, Clostridium sulfito reductores, coliformes totales, y E. coli,

en todos los muestreos y en todas las granjas; Staphylococcus aureus en los dos muestreos de la granja

grande y en uno solo de la mediana; los mohos en los dos muestreos de la granja mediana; y las

levaduras en uno de los muestreos de la granja grande y de la pequeña.; Balantidium coli y

Strongyloides spp., en un solo muestreo de la granja mediana.

En el caso del lombricompostaje se observó persistencia de la mayoría de los patógenos. Algunas

bacterias como Lawsonia intracellularis, Salmonella spp., y Listeria monocytogenes no persistieron,

las coccidias tampoco lo hicieron. Se han planteado diferentes mecanismos de eliminación de

patógenos, que incluyen el daño mecánico generado por la ingestión y el triturado que se produce en la

135

molleja, así como por la acción enzimática durante la digestión. De manera indirecta las lombrices

estimulan la acción de otros microorganimos con actividad competitiva, antagonista, y fagocítica, tanto

dentro de las lombrices como en el sustrato; además, se producen algunas sustancias con actividad

antimicrobiana como los ácidos húmicos [8]. Se ha demostrado que altas concentraciones de ácidos

húmicos no son favorables para el crecimiento de Listeria monocytogenes [30]. La eliminación de

Salmonella spp., puede ser debida a la incapacidad de competir con la microflora endémica [8]. En el

caso de Lawsonia intracellularis, esta solo logra sobrevivir en el medio externo durante dos semanas

[6], tiempo muy inferior a los tres meses que duró esta ruta en el presente estudio. La eliminación de

coccidias podría explicarse porque estas sobreviven mejor en medios líquidos [10]. En el caso de

Balantidium coli y Strongyloides spp., éstos lograron persistir; según Tajbakhsh y col. [33] las esporas

de algunas bacterias así como algunos parásitos transitan por el tracto digestivo de las lombrices sin

sufrir ningún cambio. El lombricompostaje requiere de temperaturas cercanas a 35°C para el adecuado

funcionamiento de las lombrices [8]. Este ambiente favorece la supervivencia de la población de

mesófilos aerobios. El lombricompostaje permite la reducción de la población de coliformes, debido al

pasaje de estos microorganismos por el tracto gastrontestinal de las lombrices; sin embargo, este

proceso solo es efectivo cuando se utilizan bajas dosis de porcinaza [21]. Bajo las condiciones de esta

investigación, no fue posible alcanzar niveles de coliformes totales, ni de E.coli, por debajo de los

valores de referencia; una opción para mejorar el proceso de sanitización es realizar un

termocompostaje previo [23]. La persistencia de algunos patógenos como los coliformes totales y

Clostridium spp. puede darse cuando la porcinaza no es bien digerida por las lombrices, sobre todo,

cuando los sustratos están muy compactados impidiendo el tránsito de las lombrices a través de éstos;

además, es posible que algunos patógenos logren aprovechar la reducción de otras poblaciones de

microorganismos para favorecer su supervivencia [2]. La población de Staphylococcus aureus puede

ser reducida en el lombricompostaje al ser reemplazada por microorganismos comensales del proceso;

136

sin embargo, este mecanismo es dependiente del tiempo [20]. En el caso de mohos y levaduras, se

observó persistencia. Algunos autores han encontrado correlación positiva entre la presencia de

lombrices y la de mohos y levaduras, aunque esta relación no se entiende completamente, puesto que

algunas de sus colonias son fuente de alimento para las lombrices [18].

En la Tabla V puede observarse que de los 26 patógenos estudiados, se encontraron 13 en la porcinaza

fresca con la cual se alimentaron las lombrices utilizadas para preparar la harina de lombriz; al finalizar

esta ruta persistieron cuatro: los mesófilos aerobios en un muestreo de la granja grande; Clostridium

sulfito reductores en uno solo de los muestreos de cada granja; los coliformes totales en uno de los

muestreos de las granjas mediana y pequeña; E. coli, persistió en todos los muestreos y en todas las

granjas.

La harina de lombriz mostró ser eficiente en la eliminación de patógenos, solo lograron persistir los

mesófilos aerobios, Clostridium sulfito reductores, coliformes totales y E. coli. La reducción de

patógenos puede deberse en primer lugar al contenido de humedad tan bajo que impide el desarrollo de

la mayoría de microorganimos [37]; y en segundo lugar, la temperatura de 60°C limita el crecimiento

de patógenos, debido a que la mayoría de las bacterias crecen en temperaturas cercanas a los 35°C,

mientras los mohos y levaduras a temperaturas próximas a los 30ºC [17]. La temperatura jugó un papel

importante en la reducción de mohos y levaduras, por ser muy superior a la temperatura que favorece

su supervivencia; coincidiendo con los resultados reportados por Vielma y col. [37]. Lawsonia

intracellularis no persistió, tampoco lo hizo en el lombricompostaje, como ya se había mencionado, sus

características intrínsecas no le permiten sobrevivir por más de dos semanas fuera del hospedador [6,

36]. Staphylococcus aureus es un microorganimo termolábil y su crecimiento se ve limitado por

temperaturas superiores a 47°C, así como por condiciones de baja disponibilidad de agua [17].

Salmonella spp., es susceptible a condiciones de sequía [34]. Aunque se conoce la capacidad de

Listeria monocytogenes para soportar condiciones de estrés, como la desecación [38], pudo removerse

137

en esta ruta, puesto que la harina de lombriz es un proceso complementario al lombricompostaje, donde

ya se había determinado su desaparición. En esta ruta ningún parásito persistió; debido a que son muy

susceptibles a la desecación [10]. Hubo persistencia de mesófilos aerobios, aunque en una sola de las

muestras. Según los reportes de Vielma y col. [37], estos microorganismos no deberían persistir; sin

embargo, la capacidad que tienen algunos tipos de bacterias incluídas dentro de este grupo para formar

esporas pudo favorecer su persistencia, dada su resistencia a condiciones de sequía y temperatura. Esta

misma condición de esporulación, pudo favorecer la persistencia de los Clostridium sulfito reductores

[25]. En la presente investigación, se presentó persistencia de coliformes totales y de E. coli, a

diferencia de lo encontrado por Vielma y col. [37], quienes reportan reducciones de estos

microorganismos hasta niveles seguros para la alimentación. Las diferencias en los resultados pueden

explicarse por el origen del sustrato utilizado para la alimentación de las lombrices, puesto que la

porcinaza presenta una carga inicial de coliformes elevada.

CONCLUSIONES

En este estudio, ninguno de los virus analizados fue hallado, probablemente por la presencia de

viricidas en la porcinaza sólida, (enzimas bacterianas, amoníaco no ionizado y desinfectantes) [35]. La

ruta de utilización de la porcinaza sólida que mostró mayor eficiencia en la eliminación de patógenos

fue la harina de lombriz. Bajo las condiciones de este estudio, en el lombricompostaje hubo

persistencia de la mayoría de los agentes patógenos, por lo cual no es un buen medio de sanitización.

La porcinaza seca con 24 a 30% de humedad puede ser considerada una buena estrategia para eliminar

patógenos; sin embargo, queda el interrogante de lo que ocurriría por debajo del 24%. El ensilaje fue la

única ruta que permitió reducciones de E.coli por debajo del valor de referencia en tres de los seis

muestreos; ésto, sumado a la eliminación de Staphylococcus aureus, Salmonella spp., Listeria

monocytogenes, Balantidium coli, Strongyloides spp. y coccidias permite considerarlo como una

estrategia de gran valor de biorremediación.

138

Acorde a los resultados obtenidos y a estudios previos, en todas las rutas de este estudio se observó

variación en la persistencia de agentes patógenos, indicando que podrían funcionar como sistemas de

transformación de la porcinaza para la remoción de éstos; sin embargo, es necesario realizar algunos

ajustes propios para cada ruta con el fin de obtener mejores resultados desde el punto de vista de

biorremediación; esto puede llegar a ser un nuevo campo de estudio en la línea de inocuidad de la

porcinaza, siendo éste el primer trabajo desarrollado en Colombia acerca de este importante tópico. La

persistencia de Lawsonia intracellularis y otros agentes deja el interrogante si se trata de organismos

viables o no, razón por la cual se recomienda utilizar alguna técnica de cultivo que permita confirmar la

viabilidad de tales agentes. Para el caso de E. coli valdría la pena diferenciar el tipo de adhesinas pues

estas son específicas para cada especie.

AGRADECIMIENTOS

A la Vicerectoría de Investigaciones y Posgrados de la Universidad de Caldas, Manizales. Al

Laboratorio Médico Veterinario (LMV), Bogotá. Al Laboratorio ANIMED, Bogotá. Al laboratorio de

Parasitología Veterinaria de la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.

TABLA I

RECUENTOS MÁXIMOS ADOPTADOS PARA ALIMENTACIÓN DE RUMIANTES

Microorganismo Límite máximo en UFC/g Fuente

Mesófilos aerobios 10x107 [13]

Staphylococcus aureus 10x104 [15]

Mohos 10x104 [13]

Levaduras 10x104 [13]

Clostridium sulfito reductores 20x101 [13]

Coliformes totales 10x104 [13]

E.coli 10x101 [12]

UFC/g: unidades formadoras de colonia/gramo

139

TABLA II

PATÓGENOS ENCONTRADOS EN TRES GRANJAS DEL CENTRO OCCIDENTE DE

COLOMBIA EN LECHOS DE SECADO DE PORCINAZA

PATÓGENO GG GM GP

M1 M2 M1 M2 M1 M2

DI P DI P DI P DI P DI P DI P

PVP

PCV1

PCV2

PRRS

HVP1

Lawsonia intracellularis + + + +

Actinobacillus pleuropneumoniae

Mesófilos aerobios + + + + + + + +

Staphylococcus aureus + + + + + +

Mohos + +

Levaduras + + + + + +

Clostridium sulfito reductores + + + + + + + + +

Coliformes totales + + + + + + + +

E. coli + + + + + + + + + + + +

Listeria monocytogenes + + +

Salmonella spp. + + +

Leptospira spp.

Ascaris suum

Cryptosporidium parvum

Trichuris suis

Balantidium coli + +

Metastrongylus spp

Giardia intestinalis

Estrongilidos

Strongyloides spp. +

Coccidias + + GG: granja grande; GM: granja mediana; GP: granja pequeña; M1: muestreo 1; M2: muestreo 2; DI:

diagnóstico inicial (porcinaza fresca); P: persistencia; (+): presencia del agente patógeno.

140

TABLA III

PATÓGENOS ENCONTRADOS EN TRES GRANJAS DEL CENTRO OCCIDENTE DE

COLOMBIA EN ENSILAJE DE PORCINAZA

PATÓGENO GG GM GP

M1 M2 M1 M2 M1 M2

DI P DI P DI P DI P DI P DI P

PVP

PCV1

PCV2

PRRS

HVP1

Lawsonia intracellularis + + + + +

Actinobacillus pleuropneumoniae

Mesófilos aerobios + + + + + + + + +

Staphylococcus aureus + + +

Mohos + + + + +

Levaduras + + + + + + +

Clostridium sulfito reductores + + + + + + + + +

Coliformes totales + + + + + + +

E. coli + + + + + + + + +

Listeria monocytogenes +

Salmonella spp. +

Leptospira spp.

Ascaris suum

Cryptosporidium parvum

Trichuris suis

Balantidium coli + + + +

Metastrongylus spp

Giardia intestinalis

Estrongilidos + +

Strongyloides spp. + +

Coccidias + + + + GG: granja grande; GM: granja mediana; GP: granja pequeña; M1: muestreo 1; M2: muestreo 2; DI:

diagnóstico inicial (porcinaza fresca); P: persistencia; (+): presencia del agente patógeno.

141

TABLA IV

PATÓGENOS ENCONTRADOS EN TRES GRANJAS DEL CENTRO OCCIDENTE DE

COLOMBIA EN LOMBRICOMPOSTAJE DE PORCINAZA

PATÓGENO GG GM GP

M1 M2 M1 M2 M1 M2

DI P DI P DI P DI P DI P DI P

PVP

PCV1

PCV2

PRRS

HVP1

Lawsonia intracellularis + + +

Actinobacillus pleuropneumoniae

Mesófilos aerobios + + + + + + + + + + + +

Staphylococcus aureus + + + + + + + + +

Mohos + + + +

Levaduras + + + + + + + +

Clostridium sulfito reductores + + + + + + + + + + + +

Coliformes totales + + + + + + + + + + + +

E. coli + + + + + + + + + + + +

Listeria monocytogenes + +

Salmonella spp. + + +

Leptospira spp.

Ascaris suum

Cryptosporidium parvum

Trichuris suis

Balantidium coli + + +

Metastrongylus spp

Giardia intestinalis

Estrongilidos

Strongyloides spp. + +

Coccidias + + GG: granja grande; GM: granja mediana; GP: granja pequeña; M1: muestreo 1; M2: muestreo 2; DI:

diagnóstico inicial (porcinaza fresca); P: persistencia; (+): presencia del agente patógeno.

142

TABLA V

PATÓGENOS ENCONTRADOS EN TRES GRANJAS DEL CENTRO OCCIDENTE DE

COLOMBIA EN HARINA DE LOMBRIZ

PATÓGENO GG GM GP

M1 M2 M1 M2 M1 M2

DI P DI P DI P DI P DI P DI P

PVP

PCV1

PCV2

PRRS

HVP1

Lawsonia intracellularis + + +

Actinobacillus pleuropneumoniae

Mesófilos aerobios + + + + + + +

Staphylococcus aureus + + + + + +

Mohos + +

Levaduras + + + + + +

Clostridium sulfito reductores + + + + + + + + +

Coliformes totales + + + + + + + +

E. coli + + + + + + + + + + + +

Listeria monocytogenes + +

Salmonella spp. + + +

Leptospira spp.

Ascaris suum

Cryptosporidium parvum

Trichuris suis

Balantidium coli + +

Metastrongylus spp

Giardia intestinalis

Estrongilidos

Strongyloides spp. +

Coccidias + + GG: granja grande; GM: granja mediana; GP: granja pequeña; M1: muestreo 1; M2: muestreo 2; DI:

diagnóstico inicial (porcinaza fresca); P: persistencia; (+): presencia del agente patógeno.

143

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. ADAN, O.C.G. On the fungal defacement of interior finishes. Technical University of Eindhoven,

The Netherlands. PhD Thesis. 224 pp. 1994.

2. AIRA, M.; GOMEZ-BRANDON, M.; GONZALEZ-PORTO, P.; DOMINGUEZ, J. Selective

reduction of the pathogenic load of cow manure in an industrial-scale continuous-feeding

vermireactor. Bioresour. Technol. 102(20): 9633-9637. 2011.

3. BALL, H.R.; HAMID-SAMIMI, M.; FOEGEDING, P.M.; SWARTZEL, K.R. Functionality and

Microbial Stability of Ultrapasteurized, Aseptically Packaged Refrigerated Whole Egg. J. Food

Sci. 52(5):1212-1218. 1987.

4. BAUMFORTH, K.R.; NELSON, P.N.; DIGBY, J.E.; O'NEIL, J.D.; MURRAY, P.G. Demystified

... the polymerase chain reaction. Mol. Path. 52(1):1-10. 1999.

5. BECK, R.W. Dry Animal Manure. In: Review of Biomass Fuels and Technologies. Beck, R.W

(Ed.). Yakima County Public Works Solid Waste Division, USA. 49 pp. 2003.

6. COLLINS, A.; LOVE, R.J.; POZO, J.; SMITH, S.H.; MCORIST, S. Studies on the ex vivo survival

of Lawsonia intracellularis. Swine Health. Prod. 8(5): 211-215. 2000.

7. DOS SANTOS, V.M.; DORNER, J.W.; CARREIRA, F. Isolation and toxigenicity of Aspergillus

fumigatus from moldy silage. Mycopathologia. 156(2): 133-138. 2003.

8. EDWARDS C.A.; SUBLER, S. Possible mechanisms of pathogen reduction during

vermicomposting. In: Vermiculture Technology: Earthworms, Organic Wastes, and

Environmental Management. Edwars, C.A.; Arancon, N.Q.; Sherman, R (Eds). CRC Press, Boca

Raton. Pp. 258-259. 2011.

9. ESTRADA, J.; ARANDA, E.M.; PICHARD, G.; HENAO, F.J. Efecto de la fermentación en estado

sólido de la porcinaza sobre la persistencia de patógenos en el ensilaje. Bol. Cient. Mus. Hist. Nat.

15(2): 71-80. 2011.

144

10. FAYER, R. Epidemiology of protozoan infections: the coccidia. Vet. Parasitol. 6 (1-3): 75-103.

1980.

11. GASSÓ. D.; ROSSI, L.; MENTABERRE, G.; CASAS, E.; VELARDE, R.; NOSAL, P.; et al. An

identification key for the five most common species of Metastrongylus. Parasitol. Res. 113(9):

3495–3500. 2014.

12. GILBERT, R.J.; DE LOUVOIS, J.; DONOVAN, T.; LITTLE, C.; NYE, K.; RIBEIRO, CD.; et al.

Guidelines for the microbiological quality of some ready-to-eat foods sampled at the point of sale.

Commun. Dis. Public Health. 3(3): 163-167. 2000.

13. INSTITUTO COLOMBIANO AGROPECUARIO. Directiva DIP–30-100-003. Directivas técnicas

de alimentos para animales y sales mineralizadas. Alimentos para animales. Instituto Colombiano

Agropecuario, Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. 1999.

14. INSTITUTO COLOMBIANO AGROPECUARIO. Resolución 2640. Reglamentación de las

condiciones sanitarias y de inocuidad en la producción primaria de ganado porcino destinado al

sacrificio para el consumo humano. Bogotá, D.C.; Colombia. 2007.

15. INSTITUTO NACIONAL DE SALUD.; MINISTERIO DE LA PROTECCIÓN SOCIAL.

Evaluación de riesgos de Staphylococcus aureus enterotoxigénico en alimentos preparados no

industriales en Colombia. Ministerio de Salud y Protección Social; Instituto Nacional de Salud.

Imprenta Nacional de Colombia. 2011.

16. KRAMER, A.; SCHWEBKE, I.; KAMPF, G. How long do nosocomial pathogens persist on

inanimate surfaces? A systematic review. BMC Infect. Dis. 6 (August): 130. 2006.

17. LEYVA, V.; MARTINO, T.K.; PUIG, Y. Crecimiento microbiano. En: Temas de higiene de los

alimentos. Caballero, A.E. (Ed.). Editorial Ciencias Médicas, La Habana, Pp.43-54. 2008.

145

18. MAINOO, N.; WHALEN, J.K.; BARRINGTON, S. Earthworm abundance related to soil

physicochemical and microbial properties in Accra, Ghana. Afr. J. Agric. Res. 3(3): 186-194.

2008.

19. MASON, B.J. Preparation of Soil Sampling Protocols: Sampling Techniques and Strategies.

EPA/600/R-92/128. Environmental Protection Agency, Las Vegas, USA. 1992.

20. MATHUR, U.B.; VERMA, L.K.; SRIVASTAVA, J.N. Effects of Vermicomposting on

Microbiological Flora of Infected Biomedical Waste. J. ISHWM. 5(1): 21-26. 2006.

21. MONROY, F.; AIRA, M.; DOMÍNGUEZ, J. Reduction of total coliform numbers during

vermicomposting is caused by short-term direct effects of earthworms on microorganisms and

depends on the dose of application of pig slurry. Sci. Total Environ. 407(20): 5411–5416. 2009.

22. MUCK, R.E. Silage microbiology and its control through additives. R. Bras. Zootec. 39(supl):

183-191. 2010.

23. NAIR, J.; SEKIOZOIC, V.; ANDA, M. Effect of pre-composting on vermicomposting of kitchen

waste. Bioresour. Technol. 97(16): 2091-2095. 2006.

24. NICHOLSON, F.A.; GROVES, S.J.; CHAMBERS, B.J. Pathogen survival during livestock manure

storage and following land application. Bioresour. Technol. 96(2): 135-143. 2005.

25. OLGUIN-ARANEDA, V.; BANAWAS, S.; SARKER, M.R.; PAREDES-SABJA, D. Recent

advances in germination of Clostridium spores. Res. Microbiol. (Article in Press). 2014.

26. POSTOLLEC, F.; MATHOT, A.G.; BERNARD, M.; DIVANACH, M.L.; PAVAN, S.; SOHIER,

D. Tracking spore-forming bacteria in food: from natural biodiversity to selection by processes. Int.

J. Food Microbiol. 158(1): 1-8. 2012.

27. SANTANA-DELGADO, H.; AVILA, E.; SOTELO, A. Preparation of silage from Spanish

mackerel (Scomberomorus maculatus) and its evaluation in broiler diets. Anim. Feed Sci. Tech.

141(1-2): 129–140. 2008.

146

28. SCHUSTER, F.L.; RAMIREZ-AVILA, L. Current world status of Balantidium coli. Clin.

Microbiol. Rev. 21(4): 626-638. 2008.

29. SERRANO-GARCIA, E.; CASTREJON-PINEDA, F.; HERRADORA-LOZANO, M.A.;

RAMIREZ-PEREZ, A.H.; ANGELES-CAMPOS, S.; BUNTINX, S.E. Fungal survival in ensiled

swine faeces. Bioresour. Technol. 99(9): 3850-3854. 2008.

30. SIDORENKO, M.L.; BUZOLEVA, L.S.; KOSTENKOV, N.M. The Effect of Soil Properties on

the Preservation and Reproduction of Listeria and Yersinia. Eurasian Soil Sci. 39(2): 211-7. 2006.

31. SILVEIRA, E.A.; FRANCO, R. Conservación de forrajes: segunda parte. Rev. Electr. Vet. 7(11):

1-37. 2006.

32. SUTHAR S. Vermicomposting of vegetable-market solid waste using Eisenia fetida: Impact of

bulking material on earthworm growth and decomposition rate. Ecol. Eng. 35(5): 914–920. 2009.

33. TAJBAKHSH, J.; MOHAMMADI, E.; VARMA, A. Potential for Transmission of Pathogens. In:

Biol. Earthworms. Karaca, A. (Ed.). Springer. Pp. 221. 2011.

34. TAKAHASHI, H.; KURAMOTO, S.; MIYA, S.; KIMURA, B. Desiccation survival of Listeria

monocytogenes and other potential foodborne pathogens on stainless steel surfaces is affected by

different food soils. Food Control. 22(3-4): 633-637. 2011.

35. TURNER, C.; BURTON, C.H. The inactivation of viruses in pig slurries: a review. Bioresour.

Technol. 61(1): 9-20. 1997.

36. VANNUCCI, F.A.; GEBHART, C.J. Recent advances in understanding the pathogenesis of

Lawsonia intracellularis infections. Vet. Pathol. 51(2): 465-77. 2014.

37. VIELMA, R.A.; ROSALES, D.; ROSALES, Y.; MEDINA, A.L.; VILLARREAL, J. Perfil

electroforético y calidad microbiológica de la harina de lombriz Eisenia fetida. Rev. Chil. Nutr.

35(3): 225-234. 2008.

147

38. VOGEL, B.F.; HANSEN, L.T.; MORDHORST, H.; GRAM, L. The survival of Listeria

monocytogenes during long term desiccation is facilitated by sodium chloride and organic material.

Int. J. Food Microbiol. 140(2-3): 192-200. 2010.

148

CAPÍTULO V

Discusión general

A la porcinaza se le atribuye un papel protagónico en la transmisión de diversos agentes

patógenos (virus, bacterias, mohos, levaduras y parásitos), por lo cual se limita

considerablemente su uso en procesos agropecuarios y agroindustriales. Por experiencias

previas se sabe que ciertos agentes etiológicos pueden ser removidos total o parcialmente

en diferentes procesos de transformación de la porcinaza (estercoleros, biodigestores,

secado, ensilaje, lombricompuesto, harina de lombriz). El uso estratégico de la porcinaza,

bien en biofertilización bien en alimentación animal, podría hacerse antecedido de procesos

similares a los mencionados, y su verdadero rol en la transmisión de patógenos estaría

determinado por la persistencia de los mismos al final de cada uno, o dicho de otra manera

por el poder de remoción de estos procedimientos.

De los virus considerados en esta investigación solo se encontró el PCV2 en la fracción

líquida de la porcinaza, sin que persistiera en los tanques estercoleros ni en los

biodigestores. Según Bicudo y Goyal (2003), la inactivación de los virus es más rápida en

el estiércol líquido posiblemente por el pH más alto observado en esta fracción. En la

fracción sólida de la porcinaza no se hallaron virus, tal vez la concentración de ciertas

sutancias viricidas, como metabolitos bacterianos con actividad proteolítica o trazas de

desinfectantes usados en diferentes áreas en la granja (Quezada et al., 2006; Turner y

Burton, 1997), sea mayor en esta fracción.

Lawsonia intracellularis es una bacteria que causa grandes pérdidas a la porcicultura en

Colombia y en el mundo, a pesar de ello, no ha sido considerada en los estudios hallados

sobre la eficiencia de las rutas de utilización de la porcinaza, posiblemente, como sucede

con otros microorganismos, porque es un agente patógeno que no afecta a otras especies de

interés pecuario ni es zoonótica, o por las dificultades que se presentan para su cultivo e

149

identificación (Ziemer et al., 2010). En esta investigación se observó persistencia de este

patógeno en tanques estercoleros, biodigestores, secado y ensilaje, aunque se esperaba lo

contrario, debido a que es una bacteria microaerofilica con adaptación específica al

microambiente intracelular (Vannucci y Gebhart, 2014), por ello, habría que descartar que

la técnica de PCR usada para su diagnóstico, haya encontrado DNA a partir de células

muertas (Chen et al., 2012). En el caso del lombricompostaje y la harina de lombriz no se

observó persistencia, muy probablemente debido a que las características intrínsecas no le

permiten sobrevivir por más de dos semanas por fuera del huésped (Collins et al., 2000),

tiempo muy inferior a los tres meses que duraron estas rutas en el presente estudio.

En este trabajo se encontró persistencia de mesófilos aerobios en todas las rutas; en el caso

de los tanques estercoleros podría explicarse porque existen condiciones de aerobiosis en la

superficie que van desapareciendo a medida que aumenta la profundidad (Girard et al.,

2013); Algunos autores han encontrado persistencia de estos microorganismos en

biodigestores (Cruz et al., 2004), que según Nuñez et al. (1987), indican una inadecuada

sanitización del proceso de digestión anaerobia; su persistencia en los biodigestores se dio

posiblemente por TRH insuficientes (Chen et al., 2012). La persistencia de estos

microorganismos en el secado, ensilado, y harina de lombriz se explica quizás por la

capacidad que tienen algunos géneros de esta población para formar esporas resistentes a

condiciones desfavorables como la sequía, calor, y radiación ultravioleta (Postollec et al.,

2012); en el caso del ensilaje es posible encontrar recuentos altos debido a que este proceso

se hace por fermentación (Pascual y Calderón, 1999). Las temperaturas mesófilas

requeridas para el adecuado desarrollo de las lombrices (Edwards y Subler, 2011),

posiblemente facilitaron la supervivencia de estos microorganismos en el

lombricompostaje.

Existen pocos datos sobre los recuentos de levaduras y mohos en los estiércoles animales

(McCarthy et al., 2013), por lo que este estudio aporta información valiosa en esa vía. Los

resultados de esta investigación, indicaron que no hubo persistencia en los tanques

estercoleros, ni en los biodigestores, lo que se explica posiblemente por la presencia de

150

amonio y sustancias húmicas en estas rutas (Cao et al., 2013). En el secado no pesistieron

posiblemente por que su crecimiento se da sobre la superficie del sustrato, donde quedan

más expuestos a los efectos de la radiación solar (Adan, 1994). La persistencia observada

en el ensilado pudo darse por que algunos géneros de éstos microorganismos que pueden

estar presentes en la porcinaza necesitan tiempos de ensilaje entre 28-56 días para asegurar

su eliminación (Serrano-García et al., 2008). La persistencia de estos organismos en el

lombricompostaje, ha sido correlacionada con la presencia de mohos y levaduras y

explicada por la participación de lombrices vivas (Mainoo et al., 2008). Muy

probablemente la temperarara de 60°C afectó el desarrollo de estos agentes en la harina de

lombriz, donde no persistieron (Leyva et al., 2008).

Clostridium sulfito reductores son bacterias anaerobias que pueden resistir y crecer en

potenciales de oxido-reducción bajos (Masse et al., 2011; Pell, 1997), y en pH ácidos

(Muck, 2010), además, son formadores de esporas las cuales resisten condiciones de estrés

ambiental (Olguin-Araneda et al., 2014); todos estos factores les permitieron a estos

microorganismos persistir, en el presente trabajo, en los tanques estercoleros, biodigestores,

secado, ensilado, lombricompostaje y harina de lombriz.

Coliformes totales y E.coli persistieron en todas las rutas evaluadas; se han planteado

algunas opciones de tratamiento complementarias a las diferentes rutas para mejorar su

eficiencia en la remoción de éstos patógenos; por ejemplo Son et al. (2011), adicionaron

2% de urea (amonio) a estercoleros y después de dos semanas obtuvieron valores <5 UFC/g

para coliformes totales y E.coli, por efecto del aumento del pH. Algunos autores coinciden

en que el nivel de éstos microorganismos disminuye gradualmente con el incremento en el

tiempo de almacenamiento (Hutchison et al., 2005; Nicholson et al., 2004), que debe ser

mayor de 20-30 días en el caso de los biodigestores (Amaral et al., 2004; Cote et al., 2006;

Poudel et al., 2010), tiempo que puede llegar hasta 90 días en caso de temperaturas

ambientales muy bajas (Fregoso et al., 2001). En el caso de la porcinaza sólida, se ha

sugerido que para el proceso de lombricompostaje se debe realizar un compostaje previo

por nueve días, seguido de 2,5 meses de lombricompostaje (Nair et al., 2006). La

151

persistencia de estos microorganismos en el lombricompostaje puede darse cuando la

porcinaza no es bien digerida por las lombrices, sobre todo, en sustratos muy compactados

impidiendo el tránsito de las lombrices a través de éstos; además, es posible que estos

patógenos logren aprovechar la reducción de otras poblaciones de microorganismos para

favorecer su supervivencia (Aira et al., 2011). La persistencia en el secado y la harina de

lombriz se explica por la capacidad de E.coli para sobrevivir por meses en ambiente secos

(Kramer et al., 2006), mientras en el ensilado pudo darse probablemente porque el pH no se

mantuvo lo suficientemente bajo durante el proceso (Santana-Delgado et al., 2008).

Staphylococcus aureus persistió en los tanques estercoleros y en los biodigestores,

favorecido por su capacidad de vivir en ambientes aerobios y anaerobios (Wang et al.,

2012), y por las características de su pared celular que lo hacen menos sensible a partículas

bactericidas presentes en la porcinaza líquida (Son et al., 2011). En el lombricompostaje

también se observó persistencia, posiblemente por adaptación a la competencia con

microorganismos comensales del proceso (Mathur et al., 2006). Por otro lado, este

patógeno no persistió en el secado ni en la harina de lombriz, debido a que no sobrevieven

en condiciones de baja disponibilidad de agua (Leyva et al., 2008).

Listeria monocytogenes persistió en el estercolero; es posible la supervivencia de este

patógeno gracias a unos mecanismos fisiológicos y genéticos muy específicos que lo

habilitan para soportar condiciones extremas de estrés (Pourcher et al., 2012; Takahashi et

al., 2011). Según Nicholson et al. (2005), esta bacteria logra sobrevivir por encima de 6

meses en excretas y aguas residuales. Este patógeno es capaz de soportar en gran medida el

estrés ocasionado por la desecación (Vogel et al., 2010), lo que explica su persistencia en el

secado; sin embargo, no logró persistir en el ensilado, lombricompostaje, ni harina de

lombriz. Estudios previos han demostrado la eficiencia del ensilaje en la eliminación de L.

monocytogenes (Muck, 2010), y han sugerido que altas concentraciones de ácidos húmicos

no son favorables para su crecimiento (Sidorenko et al., 2006), lo que explica su

eliminación en el lombricompostaje; en el caso de la harina de lombriz no pesistió, puesto

152

que la harina es un proceso complementario al lombricompostaje, donde ya se había

determinado su desaparición.

Salmonella spp., es una bacteria anaerobia facultativa, capaz de prosperar en lugares con

poco o nada de oxígeno (Bicudo y Goyal, 2003) y de allí su persistencia en los

biodigestores; se sabe que aumentos de los TRH benefician su inactivación en los

biodigestores (Chen et al., 2012). A diferencia de algunos estudios que describen que este

patógeno puede persistir en porcinaza almacenada por aproximadamente tres meses (Cote

et al., 2006; Nicholson et al., 2005), en este estudio no persistió en algunas rutas ; para el

caso de tanques estercoleros; las posibles razones de esta eliminación, podrían ser altas

concentraciones de amonio (Son et al., 2011), presencia de flora autóctona que compite

directamente por el sustrato (Wood, 2011), o la presencia de productos químicos con

actividad antimicrobiana (Nicholson et al., 2002). Esta bacteria tiene una membrana

externa delgada que la hace menos resistente a condiciones de sequedad (Takahashi et al.,

2011), y esto puede explicar su eliminación en secado y harina de lombriz. Algunos

estudios han demostrado la eficacia del ensilaje en la eliminación de este patógeno

(Martinez-Gamba et al., 2001). En el proceso de lombricompostaje la presencia de flora

endógena condiciona la supervivencia de Salmonella spp., (Edwards y Subler, 2011), de

allí que tampoco persistiera en esta ruta en el presente trabajo.

En cuanto a parásitos en el estercolero, Balantidium coli y “estrongilidos” no persistieron,

mientras las coccidias si lo hicieron. El desarrollo de parásitos con altos requerimientos de

oxígeno como Balantidium coli puede ser inhibido luego del almacenamiento de porcinaza

líquida, la presencia de bacterias asociadas con putrefacción ayuda a eliminar huevos y

quistes de parásitos (Zajicek et al., 1980). Además, como lo menciona Son et al. (2011),

condiciones que favorezcan altas concentraciones de amonio pueden inactivar parásitos. Se

observó persistencia de Strongyloides spp., aún cuando se sabe que los estados de vida

libre tienen corta duración y son afectados negativamente por las condiciones adversas del

ambiente (Marquardt et al., 2000). Hubo persistencia de coccidias, lo cual puede explicarse

primero por trabajarse en un medio líquido que es favorable para el desarrollo de estos

153

parásitos y adicionalmente por la capacidad de éstas de formar ooquistes muy resistentes a

condiciones ambientales desfavorables (Marquardt et al., 2000).

En el caso de los biodigestores, no se encontró persistencia de “estrongilidos” ni

Strongyloides spp., pero sí de coccidias. Las consideraciones biológicas de estos parásitos

descritas anteriormente, aplican de la misma manera para esta ruta. Hubo persistencia de

coccidias, pues podrían necesitarse periodos de hasta 45 días para su remoción (Nuñez et

al., 1987). Es muy importante considerar adecuados TRH en los biodigestores, pues en

conjunto con la temperatura son los principales factores que se asocian con la reducción de

parásitos (Poudel et al., 2010). TRH muy cortos no permiten una adecuada eliminación de

patógenos, en particular de huevos de parásitos, los cuales tienen una mayor resistencia al

estrés ambiental comparado con virus y bacterias (Huong et al., 2014; Vu et al., 2007).

Cruz et al. (2006), aumentaron la proporción diámetro:longitud de los biodigestores (1:12),

y al cabo de 25 días de TRH no hallaron huevos de helmintos; mientras los huevos de

Ascaris y Strongyloides encontrados se presentaron en su gran mayoría en estado inviable y

casi nunca en estado infectante.

En este estudio ningún parásito persistió en la porcinaza seca, en el ensilado ni en la harina

de lombriz; al respecto, se sabe que los estados de vida libre de Strongyloides spp., son muy

sensibles a la desecación (Marquardt et al., 2000). Balantidium coli sobrevive mejor en un

ambiente húmedo protegido de la luz directa del sol (Schuster y Ramirez-Avila, 2008), lo

mismo sucede con las coccidias, las cuales se afectan por la radiación solar y por

condiciones de baja humedad (Fayer, 1980). En el ensilado no persistió ningún parásito, lo

cual puede entenderse por las condiciones de anaerobiosis del ensilaje, así como el nivel de

acidez alcanzado (Franco et al., 2005; Muck, 2010). Estudios previos han demostrado la

eficiencia de esta ruta en la eliminación de parásitos (Estrada et al., 2011). Se ha

demostrado que algunas especies de coccidias son muy susceptibles a bajos niveles de pH

(Duffy y Moriarty, 2003). Durante el proceso de lombricompostaje, las lombrices son

capaces de consumirse los estados larvarios de algunos parásitos permitiendo la reducción

de éstos al final del proceso (D’Alexis et al., 2010). En el caso de coccidias, la eliminación

154

en esta ruta podría explicarse porque estas sobreviven mejor en medios líquidos (Fayer,

1980). Balantium coli y Strongyloides spp., lograron persistir. Según Tajbakhsh et al.

(2010) algunos parásitos transitan por el tracto digestivo de las lombrices sin sufrir ningún

cambio. Es importante considerar, que aún cuando existe la presencia de parásitos en las

muestras, la utilización de porcinaza en la alimentación de rumiantes permite cortar el ciclo

evolutivo de los parásitos y por ende se trata de un alimento apto para consumo por parte de

este tipo de animales (Díaz et al., 1991).

Acorde a los resultados obtenidos y a estudios previos, en todas las rutas de este estudio se

observó variación en la persistencia de agentes patógenos, indicando que podrían funcionar

como sistemas de transformación de la porcinaza para la remoción de éstos; sin embargo,

es necesario realizar algunos ajustes propios para cada ruta, para obtener mejores resultados

desde el punto de vista biorremediación, ésto puede llegar a ser un nuevo campo de estudio

en la línea de inocuidad de la porcinaza, siendo este el primer trabajo desarrollado en

Colombia acerca de este importante tópico.

Para mejorar la eficiencia en tanques estercoleros y en biodigestores es necesario aumentar

el tiempo de almacenamiento, el cual, en el caso de los biodigestores, puede aumentarse

por una ampliación en su tamaño, o por la utilización de menor cantidad de agua de lavado

en las instalaciones.

Se pudo evidenciar que hay muchos factores que pueden afectar la supervivencia de los

agentes patógenos en la porcinaza líquida tanto en tanques estercoleros como en

biodigestores, la utilización conjunta de estas dos rutas podría generar una mayor remoción

de patógenos, que la conseguida por cada ruta de manera independiente.

La ruta de utilización de la porcinaza que mostró mayor eficiencia en la eliminación de

patógenos fue la harina de lombriz. Bajo las condiciones de este estudio, en el

lombricompostaje hubo persistencia de la mayoría de los agentes patógenos, por lo cual no

es un buen medio de sanitización. La porcinaza seca con 24 a 30% de humedad puede ser

155

considerada una buena estrategia para eliminar patógenos, sin embargo, queda el

interrogante de lo que ocurriría por debajo del 24%. El ensilaje fue la única ruta que

permitió reducciones de E.coli por debajo del valor de referencia en tres de los seis

muestreos; esto, sumado a la eliminación de Staphylococcus aureus, Salmonella spp.,

Listeria monocytogenes, Balantidium coli, Strongyloides spp. y coccidias permite

considerarlo como una estrategia de gran valor de biorremediación.

La persistencia de Lawsonia intracellularis, y otros agentes deja el interrogante si se trata

de organismos viables y que conservan su capacidad patogénica, razón por la cual se

recomienda utilizar alguna técnica de cultivo que permita confirmar la viabilidad de tales

agentes, complementada con estudios de patogenicidad. Para el caso de E. coli valdría la

pena diferenciar el tipo de adhesinas pues estas son específicas para cada especie.

Después de revisar múltiples estudios, donde a través del tiempo se ha satanizado a la

porcinaza, la cual hasta ahora se había visto como un verdadero problema, por lo que la

misma normatividad actual en Colombia restringe su uso, puede afirmarse que si se procesa

de manera adecuada se transforma en un producto realmente utilizable que agregaría valor

al proceso productivo generando un ingreso adicional a la industria porcina, al usarse en

biofertilización o alimentación animal, abaratando los costos de producción en rumiantes,

adicionalmente mitigaría el posible impacto ambiental y desde el punto de vista sanitario

disminuiría el riesgo en la transmisión de enfermedades.

Bibliografía

Adan, O. C. G. 1994. On the fungal defacement of interior finishes. Ph.D. Thesis.

University of Eindhoven, The Netherlands.

Aira, M., M. Gomez-Brandon, P. Gonzalez-Porto, and J. Dominguez. 2011. Selective

reduction of the pathogenic load of cow manure in an industrial-scale continuous-feeding

vermireactor. Bioresource technology 102: 9633-9637.

156

Amaral, C. M., L. A. Amaral, J. Júnior, A. A. Nascimento, D. Ferreira, and M. R.

Fernandes. 2004. Biodigestão anaeróbia de dejetos de bovinos leiteiros submetidos a

diferentes tempos de retenção hidráulica. Ciência Rural. 34: 1897-1902.

Bicudo, J. R., and S. M. Goyal. 2003. Pathogens and manure management systems: a

review. Environmental Technology. 24: 115-130.

Cao, Y., Z. Chang, J. Wang, Y. Ma, and G. Fu. 2013. The fate of antagonistic

microorganisms and antimicrobial substances during anaerobic digestion of pig and dairy

manure. Bioresource technology 136: 664-671.

Collins, A., R. J. Love, J. Pozo, S. H. Smith, and S. McOrist. 2000. Studies on the ex vivo

survival of Lawsonia intracellularis. Swine Health and Production. 8: 211-215.

Cote, C., A. Villeneuve, L. Lessard, and S. Quessy. 2006. Fate of pathogenic and

nonpathogenic microorganisms during storage of liquid hog manure in Quebec. Livestock

Science. 102: 204–210.

Cruz, E., V. Martínez, R. Narnajo, and R. Sosa. 2004. Evaluación microbiológica del

efluente anaerobio de un biodigestor de cúpula fija. Revista Computadorizada de

Producción Porcina. 11: 90-96.

Cruz, E., R. Sosa, R. E. Almaguel, R. Chao, and B. L. García. 2006. Reduction of faecal

coliforms and helminth eggs in pig slurry treated by anerobic biodigestion. Revista

Computadorizada de Producción Porcina. 13: 108-111.

Chen, Y., B. Fu, Y. Wang, Q. Jiang, and H. Liu. 2012. Reactor performance and bacterial

pathogen removal in response to sludge retention time in a mesophilic anaerobic digester

treating sewage sludge. Bioresource technology 106: 20-26.

D’Alexis, S., A. Simphor, G. Loranger-Merciris, and M. Boval. 2010. Earthworms as a

biological control agent of nematode parasites of small ruminants. Advances in Animal

Biosciences.: 411-412.

Díaz, I., A. Ianata, A. Soto, and H. Alcaíno. 1991. Caracterización bacteriológica y

parasitológica del desecho fecal porcino en Chile. Avances en Ciencias. 6: 23–28.

Duffy, G., and E. M. Moriarty. 2003. Cryptosporidium and its potential as a food-borne

pathogen. Animal health research reviews / Conference of Research Workers in Animal

Diseases 4: 95-107.

157

Edwards, C. A., and S. Subler. 2011. Human pathogen reduction during vermicomposting.

In: Edwars, C.A; Arancon, N.Q; Sherman, R. Vermiculture Technology: Earthworms,

Organic Wastes, and Environmental Management. Chapter 16. : 249-261.

Estrada, J., E. M. Aranda, G. Pichard, and F. J. Henao. 2011. Efecto de la fermentación en

estado sólido de la porcinaza sobre la persistencia de patógenos en el ensilaje. Boletín

Científico Centro de Museos. Museo de Historia Natural. 15: 71-80.

Fayer, R. 1980. Epidemiology of protozoan infections: the coccidia. Veterinary

Parasitology. 6: 75-103.

Franco, L. H., D. Calero, and P. Ávila. 2005. Alternativas para la conservación de forrajes.

Proyecto: Evaluación de tecnologías por métodos participativos para la implementación de

sistemas ganaderos sostenibles en el norte del departamento del Valle del Cauca. Centro

Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) Universidad Nacional de Colombia - Sede

Palmira.: pp. 20.

Fregoso, M. J., R. Ferrera-Cerrato, J. Etchevers, G. Alcántar, J. T. Santos, L. Borges, and

G. Pereyda. 2001. Producción de biofertilizantes mediante biodigestión de excreta liquida

de cerdo. Terra. 19: 353-362.

Girard, M., J. H. Palacios, M. Belzile, S. Godbout, and F. Pelletier. 2013. Biodegradation in

Animal Manure Management. In: Chamy, C and Rosenkranz, F. Biodegradation -

Engineering and Technology. INTECH. Chapter 10: 251-274.

Huong, L. Q., H. Madsen, X. Anh le, P. T. Ngoc, and A. Dalsgaard. 2014. Hygienic aspects

of livestock manure management and biogas systems operated by small-scale pig farmers in

Vietnam. The Science of the total environment 470-471: 53-57.

Hutchison, M. L., L. D. Walters, S. M. Avery, F. Munro, and A. Moore. 2005. Analyses of

livestock production, waste storage, and pathogen levels and prevalences in farm manures.

Applied and environmental microbiology 71: 1231-1236.

Kramer, A., I. Schwebke, and G. Kampf. 2006. How long do nosocomial pathogens persist

on inanimate surfaces? A systematic review. BMC Infectious Diseases. 6: 1-8.

Leyva, V., T. K. Martino, and Y. Puig. 2008. Factores que influyen en el crecimiento y

supervivencia de los microorganismos. In: Caballero, A.E. Temas de higiene de los

alimentos. Capítulo 4: 43-54.

158

Mainoo, N., K, J. K. Whalen, and S. Barrington. 2008. Earthworm abundance related to

soil physicochemical and microbial properties in Accra, Ghana. African Journal of

Agricultural Research. 3: 186-194.

Marquardt, W. H., R. S. Demaree, and R. B. Grieve. 2000. Parasitology and Vector

Biology. second ed. Academic Press, San Diego, CA, USA.

Martinez-Gamba, R., P. Pradal-Roa, F. P. Castrejon, M. Herradora, E. Galvan, and C.

Mercado. 2001. Persistence of Escherichia coli, Salmonella choleraesuis, Aujeszky's

Disease virus and Blue Eye Disease virus in ensilages based on the solid fraction of pig

faeces. Journal of Applied Microbiology. 91: 750-758.

Masse, D., Y. Gilbert, and E. Topp. 2011. Pathogen removal in farm-scale psychrophilic

anaerobic digesters processing swine manure. Bioresource technology 102: 641-646.

Mathur, U. B., L. K. Verma, and J. N. Srivastava. 2006. Effects of Vermicomposting on

Microbiological Flora of Infected Biomedical Waste. Journal of ISHWM. 5: 21-26.

McCarthy, G., P. G. Lawlor, M. Gutierrez, and G. E. Gardiner. 2013. Assessing the

biosafety risks of pig manure for use as a feedstock for composting. The Science of the

total environment 463-464: 712-719.

Muck, R. E. 2010. Silage microbiology and its control through additives. R. Bras. Zootec.

39: 183-191.

Nair, J., V. Sekiozoic, and M. Anda. 2006. Effect of pre-composting on vermicomposting

of kitchen waste. Bioresource technology 97: 2091-2095.

Nicholson, F. A., B. J. Chambers, A. Moore, R. J. Nicholson, and G. Hickman. 2004.

Assessing and managing the risks of pathogen transfer from livestock manures into the

food chain. The Journal. 18: 155-160.

Nicholson, F. A., S. J. Groves, and B. J. Chambers. 2005. Pathogen survival during

livestock manure storage and following land application. Bioresource technology 96: 135-

143.

Nicholson, R. J., J. Webb, and A. Moore. 2002. A Review of the Environmental Effects of

Different Livestock Manure Storage Systems, and a Suggested Procedure for Assigning

Environmental Ratings. Biosystems Engineering. 81: 363–377.

159

Nuñez, F., F. Urrutia, S. Urcelay, and P. Oviedo. 1987. Estudio microbiológico y

parasitológico de excretas de cerdo sometidas a biodigestión anaerobia en laboratorio.

Avances en Ciencias Veterinarias. 2: 37-41.

Olguin-Araneda, V., S. Banawas, M. R. Sarker, and D. Paredes-Sabja. 2014. Recent

advances in germination of Clostridium spores. Research in microbiology.

Pascual, M. A., and V. Calderón. 1999. Metodología analítica para alimentos y bebidas.

Diaz de Santos. 2da edición.: pp.464.

Pell, A. N. 1997. Manure and microbes: public and animal health problem? Journal of dairy

science 80: 2673-2681.

Postollec, F., A. G. Mathot, M. Bernard, M. L. Divanac'h, S. Pavan, and D. Sohier. 2012.

Tracking spore-forming bacteria in food: from natural biodiversity to selection by

processes. International journal of food microbiology 158: 1-8.

Poudel, R. C., D. R. Joshi, N. R. Dhakal, and A. B. Karki. 2010. Anaerobic digestion of

sewage sludge mixture for the reduction of indicator and pathogenic microorganisms.

Scientific World. 8: 47-50.

Pourcher, A. M., C. Ziebal, M. Kervarrec, T. Bioteau, and P. Dabert. 2012. Sanitary Status

of 44 Hog Manures in Brittany: Comparison of the Effectiveness of Manure Treatments

Based on the Levels of Indicator Bacteria and Two Pathogenic Bacteria. Journal of

Agricultural Science and Technology. 2: 303-313.

Quezada, J. F., M. C. Mercado, G. Ramírez, R. Martínez-Gamba, and M. Macías. 2006.

Identificación del antígeno del virus de la fiebre porcina clásica en excretas porcinas sólidas

y líquidas en una granja del estado de Guanajuato, México. Tec Pecu Méx. 44: 1-13.

Santana-Delgado, H., E. Avila, and A. Sotelo. 2008. Preparation of silage from Spanish

mackerel (Scomberomorus maculatus) and its evaluation in broiler diets. Animal Feed

Science and Technology. 141: 129–140.

Schuster, F. L., and L. Ramirez-Avila. 2008. Current world status of Balantidium coli. Clin

Microbiol Rev. 21: 626-638.

Serrano-García, E., F. Castrejón-Pineda, M. A. Herradora-Lozano, A. H. Ramírez-Pérez, S.

Angeles-Campos, and S. E. Buntinx. 2008. Fungal survival in ensiled swine faeces.

Bioresource Technology. 99: 3850–3854.

160

Sidorenko, M. L., L. S. Buzoleva, and N. M. Kostenkov. 2006. The Effect of Soil

Properties on the Preservation and Reproduction of Listeria and Yersinia. Eurasian Soil

Science. 39: 211-217.

Son, T. T. D., D. V. Truong, H. Madsen, and A. Dalsgaard. 2011. Survival of faecal

indicator bacteria in treated pig manure stored in clay-covered heaps in Vietnam.

Veterinary Microbiology. 152: pp. 17.

Tajbakhsh, J., E. Mohammadi, and A. Varma. 2010. Vermicompost as a Biological Soil

Amendment. In: Karaca, A. Biology of earthworms. Springer. Chapter 13. 24. : 215-228.

Takahashi, H., S. Kuramoto, S. Miya, and B. Kimura. 2011. Desiccation survival of

Listeria monocytogenes and other potential foodborne pathogens on stainless steel surfaces

is affected by different food soils. Food Control. 22: 633-637.

Turner, C., and C. H. Burton. 1997. The inactivation of viruses in pig slurries: a review.

Bioresource Technology. 61: 9-20.

Vannucci, F. A., and C. J. Gebhart. 2014. Recent advances in understanding the

pathogenesis of Lawsonia intracellularis infections. Veterinary Pathology. 51: 465-477.

Vogel, B. F., L. T. Hansen, H. Mordhorst, and L. Gram. 2010. The survival of Listeria

monocytogenes during long term desiccation is facilitated by sodium chloride and organic

material. International journal of food microbiology 140: 192-200.

Vu, T. K. V., M. T. Tran, and T. T. S. Dang. 2007. A survey of manure management on pig

farms in Northern Vietnam. Livestock Science. 112: 288–297.

Wang, J., Y. Liu, D. Wan, X. Fang, T. Li, Y. Guo, D. Chang, L. Su, Y. Wang, J. Zhao, and

C. Liu. 2012. Whole-genome sequence of Staphylococcus aureus strain LCT-SA112.

Journal of Bacteriology. 194: 4124.

Wood, K. 2011. Minimizing human pathogens in the anaerobic digestion of animal waste.

Royal Melbourne Institute of Technology.: pp.56.

Zajicek, D., N. Bischofova, and I. Benda. 1980. Survival of parasite eggs and cysts in

stored liquid manure. Veterinarni Medicina, Praha 25: 213-222.

Ziemer, C. J., J. M. Bonner, D. Cole, J. Vinjé, V. Constantini, S. Goyal, M. Gramer, R.

Mackie, X. J. Meng, G. Myers, and L. J. Saif. 2010. Fate and transport of zoonotic,

161

bacterial, viral, and parasitic pathogens during swine manure treatment, storage, and land

application. Journal of Animal Science. 88: 84-94.

162

Anexos

Anexo 1. Poster en el International Pig Veterinary Society (IPVS) Congress