periódico el universitario 14

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Época XIII, No.14 Ciudad Universitaria Julio de 2010 El Universitario es una publicación de la Secretaría de Comunicaciones de la Universidad de El Salvador. Tels. 2225-8930 y 25112019 www.eluniversitario.ues.edu.sv, eluniversitario@gmail. com

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Número decimocuarto del periódico oficial de la Universidad de El Salvador.

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Page 1: Periódico El Universitario 14

EDICIÓN ESPECIALSuplemento especial del 35º Aniver-sario de la Masacre Estudiantil de julio de 1975

Rector:

Msc. Rufino Antonio Quezada

Vicerrector Académico:

Arq. Miguel Ángel Pérez

Vicerrector Administrativo:

MAE. Óscar Noé Navarrete

Dirección:

Msc. Douglas Hernández

Redacción:

Msc. Ana María Campos

Dina Sandoval

Videla Funes

Lic. Luis Alemán

Licda. Xochilt Escalante

Licda. Roselia Núñez (colaboración)

Gerarado Guillén (Colaboraciòn)

Editora:

Msc. Ana María Campos

Diseño y Coordinación:

Licda. Delmy González

Fotografía:

Lic. Wilfredo Díaz

Ederson Sibrián

Archivo de la Secretaría de Comuni-

caciones UES.

Época XIII, No.14 Ciudad Universitaria Julio de 2010

El Universitario es una publicación de la Secretaría de Comunicaciones de la Universidad de El Salvador. Tels. 2225-8930 y 25112019 www.eluniversitario.ues.edu.sv, [email protected]

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El Universitario2/ Julio de 2010 De portada

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El Universitario Julio de 2010/ 3

De portada

A 35 años de la masacre estudiantil, universitarios piden fin de impuni-dad y petición de perdón

A ño con año los u n i v e r s i t a r i o s conmemoran a

las víctimas de esa ma-sacre con una marcha que parte del portón de la Facultad de Humani-dades a las 2 de la tarde y que tiene como destino la 25 avenida norte, a la altura del paso desnivel sobre la Alameda Juan Pablo II, sitio donde hace 35 años estudiantes de las diferentes faculta-des de la Universidad de

El Salvador fueron ma-sacrados por las fuerzas militares lideradas por el Presidente Arturo Ar-mando Molina y el Mi-nistro de Defensa Carlos Humberto Romero, quie-nes nunca fueron juzga-dos por estos hechos.

En la brutal masacre del 30 de julio de 1975, perdieron la vida líderes estudiantiles como: Car-los Fonseca, Sergio Ca-brera, José Domínguez Aldana, Reynaldo Has-bún, Roberto Miranda y decenas de estudian-

tes universitarios fueron desaparecidos y reprimi-dos por los militares.

Además de la acos-tumbrada marcha, los monumentos y murales que se encuentran en el campus recuerdan a las nuevas generaciones que el 30 de julio de 1975, forma parte de la memo-ria universitaria que está prohibida olvidar.

Institucionalmente la Universidad de El Sal-vador en el artículo 82 G del Reglamento Gene-ral de la Ley Orgánica,

reconoce el 30 de julio de cada año, como el día del estudiante univer-sitario y para lo cual se compromete a proveer los recursos económi-cos para que se promue-van actos socio-cultura-les en conmemoración de esa fecha.

El estudiante de Agro-nomía, Vladimir Jimé-nez, Coordinador de la Comisión de Asociacio-nes Estudiantiles de la AGU, sostiene que la comunidad universitaria espera que este año sea

diferente la conmemo-ración a los mártires del 30 de julio. Esperan que el Presidente de la Re-pública Mauricio Funes tome la iniciativa de pe-dir perdón a la Universi-dad, los sobrevivientes y los familiares de las víc-timas, tal como ha suce-dido recientemente con la petición de perdón que realizara el manda-tario en los casos del Ar-zobispo de San Salvador Monseñor Arnulfo Ro-mero, las víctimas del conflicto armado y los

“Porque el color de la sangre jamás se olvida...Los masacrados serán vengados”, Consignas como estas, piden que los hechos de la masacre estudiantil del 30 de julio de 1975 no queden en la impunidad.

Por: Xochilt Escalante

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El Universitario4/ Julio de 2010

Padres Jesuitas, estos últimos asesinados el 16 de noviembre de 1989.

“Considero que para la Universidad y el país en general es sumamen-te importante que se re-conozca que existió un error, porque la repre-sión que sufrieron los universitarios salvado-reños, no se ha dado en ninguna Universidad de Centroamérica y qui-zá en Latinoamérica. En Nicaragua hubo repre-sión contra universita-rios. Pero no fue de la misma proporción que la que ocurrió en nues-tro país” dijo.

Piden acabar con la impuni-dad

De acuerdo con Jimé-nez, la Universidad debe exigir que el ejecutivo pida perdón por los he-chos ocurridos ese 30 de julio de 1975, porque fue el Estado quien man-dó a reprimir a los uni-versitarios.

El 30 de julio de 2008, Autoridades Univer-sitarias junto a Repre-sentantes estudiantiles miembros de la Asam-blea General Universita-ria y el Consejo Superior

Universitario, se unieron para exigir al presiden-te salvadoreño en tur-no, Elías Antonio Saca, la investigación oficial de la masacre contra esa marcha pacífica de los estudiantes universita-rios, pero no se obtuvo ninguna respuesta del ejecutivo.

De acuerdo al Rector de la UES, Rufino Que-zada, la Universidad y los familiares de las víc-timas nunca fueron repa-rados, por ello dice que en el año 2009 aprove-chando que el Frente Fa-

rabundo Martí, partido de izquierda, asumiera el poder ejecutivo reali-zaron las gestiones ante el Presidente y Ministro de Defensa para que pi-dieran perdón a la comu-nidad universitaria y al pueblo salvadoreño, sin embargo, hasta la fecha no se ha recibido ningu-na respuesta.

Pero según Jiménez, el hecho de conmemo-rar a los mártires, debe significar un compromi-so del sector estudian-til de seguir luchando para que esos hechos no

se vuelvan a repetir. “El movimiento estudian-til debe seguir luchando cuestiones académicas, científicas y desde fue-ra, luchar también para que se den las transfor-maciones que el país ne-cesita. Los estudiantes universitarios de nues-tra generación tenemos la oportunidad de lograr que esas transformacio-nes por las que lucharon los mártires universita-rios se realicen.”

Según se menciona en el libro “25 años de estu-dio y lucha” de los Inge-

nieros Rufino Quezada y Hugo Martínez, después de la masacre de estu-diantes universitarios del 30 de julio de 1975, el movimiento estudian-til universitario creció y avanzó a una etapa de lucha y vinculación con los sectores populares.

En ese contexto, Vla-dimir Jiménez sostiene que el legado que dejó el movimiento estudian-til de 1975 fue principal-mente la sensibilidad y conciencia social “el le-gado que nos dejaron los estudiantes de esa épo-ca, es sentir lo que todo el país siente, y creo que eso nos falta como estu-diantes, sentir un poco más lo que vive la gen-te en el campo, sentir lo que sufre un trabajador informal, una trabajado-ra de una maquila, por-que de otra forma no se entiende las necesidades del pueblo y caemos en lo mismo, que el estu-diante universitario vie-ne a recibir sus clases para mejorar su situa-ción, pero no con la vi-sión de hacer algo por el país” señaló.

Según Vladimir Jiménez, el he-

cho de conmemorar a los mártires, debe significar un compromiso del sector

estudiantil de seguir luchando para que esos hechos no se vuelvan a repetir. “El movimien-

to estudiantil debe seguir luchando cuestiones académicas, científicas y desde fuera, luchar también para que se den las transformacio-

nes que el país necesita.

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El Universitario Julio de 2010/ 5

Un día después de la masacre, el 31 de julio de 1975, El Consejo Superior Universitario (CSU) de la UES se reúne en sesión extraor-dinaria, celebrada en el decanato de Medicina, según consta en el acta 123, se toma el acuerdo de condenar la masacre, rechazar la versión oficial del gobierno de tur-no, exigir la liberación de los cap-turados, entrega de los cadáveres, informe de los desaparecidos, exi-gir el respeto de la integridad físi-ca de la comunidad universitaria y el pueblo en general. Además, se acordó denunciar y exigir el juzga-miento de los responsables de la masacre.

Rufino Quezada, Rector UES:“El 30 de julio no podemos verlo como hecho aislado”

El 25 de julio de 1975, las fuerzas militares del en-

tonces presiente Arturo Armando Molina, intervi-nieron el Centro Univer-sitario de Occidente de la Universidad de El Salva-dor, para evitar la reali-zación de un Show Bufo, que los estudiantes desa-rrollaban cada 26 de julio, en vísperas de las fiestas patronales de Santa Ana y en el cual, éstos ridiculiza-ban al gobierno.

La intervención evitó que los estudiantes salie-ran ese día. En protesta el 30 de julio de ese año, los estudiantes del Campus Central organizan una ma-nifestación que parte del estacionamiento de la Fa-cultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la UES, hacia el Parque Li-bertad. A esta se unen estudiantes de se-cundaria de San Sal-v a -

dor. Los estudiantes que

marchaban de forma pací-fica, son masacrados en las inmediaciones del puen-te a dos niveles, ubicado sobre la 25 Avenida norte, ahora Calle Mártires 30 de julio, a inmediaciones del Seguro Social.

Testimonio de Mirna Perla (actual Magistrada de la Corte Suprema de Jus-ticia)

La comunidad universi-taria salió a la calle por la 25 Avenida Norte a decir-le al régimen del país, que la Universidad de El Sal-vador estaba unida a tra-vés del FUERSA, el UR19, el FAU y toda la comu-

nidad universitaria. Estu-diantes, docentes y traba-jadores marchamos por las calles de San Salvador para decirle al Coronel Ar-turo Armando Molina que el estudiante universitario estaba defendiendo el de-recho que la constitución ha consagrado para el pue-blo salvadoreño, la educa-ción superior.

A pesar que el General Carlos Humberto Romero, Ministro de Defensa nos había adver-tido a través de la ra-

dio, la televisión y con papeletas tiradas de un avión, que la Universidad se atenía a las últimas con-secuencias, sí saliamos a manifestarnos.

La decisión de salir

Fueron mo-mentos di-fíciles

discutimos mucho los estudiantes revo-lucionarios en aquel mo-mento s i

Por: Luis Alemán y Roselia Núñez

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El Universitario6/ Julio de 2010

salíamos, si aceptábamos que la dictadura pusiera una mordaza a la Miner-va pero dijimos no, y diji-mos vamos a desafiar al ré-gimen porque tenemos una gran responsabilidad con nuestros antepasados. Des-de hace 500 años los pipi-les defendieron estas tierras y no podíamos quedarnos en el recinto universitario, mientras la bota militar ha-bía invadido nuestro cam-pus y por eso salimos, sa-limos con mucha alegría,

con muchas pancartas, con muchos cantos y sobre todo con la razón de nuestra par-te.Llegaron las tanque-tas

Cuando estábamos a la altura del Externado San José empezamos a ver las tanquetas que venían y los aviones que nos sobrevola-ban en ese momento y de-cidimos cambiar de rumbo nuestra marcha que se di-rigía hacia el parque Cus-catlán y que luego partiría

hacia el Parque Libertad donde íbamos a realizar un mitin de protesta.

Pero cuando doblamos a la altura del paso a dos ni-veles, aparecieron los an-timotines de la Policía y Guardia Nacional con cas-cos y gases lacrimógenos, disparando sus fusiles y empezaron a ametrallar a las personas que encabe-zaban la marcha. Nosotros creímos que había que re-troceder pero en ese mo-mento nos cortaron el paso

(al inicio del paso a dos ni-veles) las tanquetas que ve-nían a aplastar a los estu-diantes universitarios, pues muchos compañeros caye-ron.

Las víctimasUstedes han visto algu-

nas de sus fotos y algunos de sus nombres, esas per-sonas nunca han sido en-contradas están en calidad de desaparecidas aunque sabemos que por ejemplo Carlos Fonseca iba muerto

cuando se lo llevaron, por-que después de que ataca-ron la marcha nos tiraron gases lacrimógenos y tira-ron las tanquetas encima de todas las personas que está-bamos ahí reunidas.

Vinieron con ambulan-cias a recoger los cadáveres y heridos, después pasaron tirando agua con jabón para borrar las huellas de los asesinos. Esa no-che esta universidad es-taba llena de estudian-tes.

30 de Julio en la historiaEl 30 de julio de 1975 marca un punto clave para la radicalización de muchos estudiantes de la época. El hecho no puede verse aislado al contexto nacional e internacional, coinciden el actual Rector del Alma Máter y los historiadores.La masacre se sitúa en medio de un periodo que el historiador Ricardo Argueta denomina de autoritarismo militar (1931-1992), donde “a finales de los años 60 ya comienza a sentirse una universidad opositora”.Poco se conoce del contexto y de la propia masacre. “La universidad no ha profundizado casi nada en su historia”, dice el historiador Ricardo Argueta, y propone la creación de una entidad dedicada a esta tarea.

El régimen autorita-rio militar

En El Salvador, los mi-litares se habían instalado en el poder desde los años 30 del siglo XX, con el apoyo de la oligarquía ca-fetalera.

El país era el reflejo de la oleada latinoamerica-na de dictaduras militares apoyadas por la clase do-minante local y los Esta-dos Unidos.

Exceptuando el periodo de Maximiliano Hernán-dez Martínez, en El Sal-vador no puede hablarse de un régimen totalitario o fascista, debido a que siempre hubo más de un partido político, un plura-lismo político, aunque li-mitado.

Antes del 31 no se cali-

fica de autoritario al régi-men político de una “oli-garquía democrática”. Argueta prefiere calificar de despótico, donde la éli-te que gobierna el país se encarga de repartirse el poder, sin ninguna fuerza opositora que le cuestione. El régimen no necesita en-tonces recurrir a prácticas coercitivas hacia la oposi-ción porque ésta no existe. “Se establecen redes clien-telares”.

La universidad tampo-co constituía una fuerza opositora antes de los 30. Durante el periodo de go-bierno de los Meléndez Quiñónez (1913-1927) el ejecutivo se encargaba de nombrar al Rector, docen-tes y administrativos. Épo-cas donde la mayoría de

universitarios eran hijos de una élite mayormente ur-bana.

Universidad-Régimen La masacre no pue-

de verse fuera de la rela-ción universidad-régimen político, ni desligada del histórico papel de la uni-versidad vinculado con el Estado.

Es precisamente el mis-mo mes y año que el Estado Salvadoreño es declarado soberano e independien-te en 1841, que se decreta también la fundación de la universidad como base in-telectual en la que se sos-tendría el naciente Estado.

Al principio la universi-dad nace bajo el dominio clerical, hasta su seculari-zación a partir de la década

de 1850. La evolución de la uni-

versidad decantará hasta adquirir “la función de re-fugiar a la oposición en un régimen autoritario mili-tar y lleva a la universidad, anteponer la función polí-tica ante la función acadé-mica o de investigación”.

Como la mayoría de universidades latinoameri-canas, la Reforma de Cór-doba da vida a una nue-va universidad, que exige autonomía y cogobierno, donde los estudiantes van a tomar protagonismo.

Córdoba En medio de la corrien-

te modernista de Rubén Darío, la Institución Libre de Enseñanza, inspirada por Francisco Giner de los

Ríos, que impulsaría una dinámica de reforma edu-cativa a partir de la idea de libertad, nacen a principio del siglo XX los centros de estudiantes y las federacio-nes universitarias.

Argentina (1905) y Chi-le (1906) son los prime-ros países donde universi-tarios, hombres y mujeres, se organizan.

El Siglo XX conoce las primeras “huelgas estu-diantiles” y organizacio-nes de estudiantes, que te-nían gran similitud con los sindicatos.

En 1918 lo que comen-zó con una simple huel-ga de los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba, en la que exigían profundas reformas univer-sitaria, se convirtió rápida-

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mente en un amplio movi-miento en toda Argentina y en América Latina, con in-fluencia también en Espa-ña y Estados Unidos.

El nuevo siglo traía con-sigo el legado del sufragio universal, la democracia y la gestación de una co-rriente educativa que “re-planteaba las tradicionales relaciones de autoridad en la educación y la enseñan-za, para poner el acento en el protagonismo del estu-diante”.

El manifiesto de la Fe-deración Universitaria de Córdova planteaban los principios fundamentales de la reforma: autonomía universitaria, cogobierno, extensión universitaria, acceso por concursos y pe-riodicidad de las cátedras, libertad de cátedra, cátedra paralela y cátedra libre, acceso masivo y gratuito, vinculación de docencia e investigación, inserción en la sociedad y rol de la

universidad, solidaridad latinoamericana e interna-cional y unidad obrero-es-tudiantil.

Con el estandarte de Córdoba muchas universi-dades obtienen la autono-mía y comienzan un pro-ceso de mayor inserción en la sociedad.

Argentina (1919), Méxi-co (1929), Costa Rica (1949), República Do-minicana (1961), Bolivia (1931), Chile (1931), Perú (1920), Uruguay (1958), Venezuela (1958). En El Salvador a pesar que la au-tonomía se había reconoci-do en varias ocasiones, fue hasta 1950 cuando alcanza la calidad de disposición constitucional.

La UES no fue la única que sufrió intervenciones en el marco de estas refor-mas. Similares procesos de violación a la autonomía los tuvieron la mayoría de universidades latinoameri-canas.

La reacción de un mo-vimiento estudiantil y los principios de Córdoba ya comenzaban a tener mayor resonancia y casi simultá-neamente a la autonomía, muchas universidades la-tinoamericanas implemen-tan el cogobierno.

El estudiantado latino-americano realiza varios congresos en el marco de las reformas de Cór-doba, entre estos:

En 1921, en México se realiza el Primer Con-greso Internacional de Es-tudiantes en donde surgió la Organización Interna-cional de Estudiantes.

1925 en México, el Primer Congreso de Estu-diantes Iberoamericanos.

1937, en Santiago de Chile el Primer Congreso Latinoamericano de Estu-diantes

1957 en la ciudad de La Plata, Argentina, Se-gundo Congreso Latino-

americano de Estudiantes. Los ideales de la refor-

ma universitaria no sólo sobrepasaron las fronte-ras políticas, también las hicieron suyas muchos artistas como Diego Ri-vera, David Siqueiros, Mi-guel Ángel Asturias, Pablo Neruda, Deodoro Roca, Germán Arciniegas, entre otros. Por lo que se consi-dera también una reforma cultural.

Posterior a Córdova se dan las revueltas estudian-tiles en Estados Unidos en las décadas de 1960 y 1970 y el Mayo francés de 1968.

En los Estados Unidos, en la década de los 60, los estudiantes de Berkeley reclamaban pacíficamen-te por la libertad de expre-sión (free speech move-ment).

En México, el 2 de oc-tubre de 1968 se da la ma-sacre de Tlatelolco. Aún no se ha aclarado el núme-

ro de muertos pero se esti-man unos 300.

Córdoba también aban-deraba el ingreso masivo a la universidad. En los años 60 comienza a sentirse el crecimiento en la pobla-ción estudiantil en la UES.

Una de las cosas que contribuyó a incrementar la población fue la residencia estudiantil en la época del rector Fabio Castillo, para albergar a estudiantes ale-jados de la urbe capitalina, para eliminar la barrera de la distancia que era lo que impedía a muchos el acce-so a la educación superior. La idea es incrementar la población estudiantil, el crear residencias es parte de eso.

En los 60 también se co-mienza el proceso de des-centralización de la uni-versidad. En Santa Ana se crea la primera regional, en 1965 y una año después en San Miguel.

El giro de 1972. CONTEXTO.Como en casi toda Latinoamérica, las dictaduras eran

una “moda” con la que se vestían las oligarquías para la defensa de sus intereses. Las críticas hacia sus actos eran reprimidas y poco se conocía el concepto de Derechos Humanos.

Después de la intervención del 19 de julio de 1972, y del cierre de las instalaciones, entregadas hasta el si-guiente año, la universidad comienza un proceso de re-presión y de intervenciones. Los siguientes gobiernos la tendrían en la mira. El mensaje que la UES dio en el 44, durante la huelga de Brazos Caídos era de una universi-dad opositora.

“Después del 72 cuando se abre la universidad no hay un control específico del movimiento estudiantil, se sabe que es antirrégimen pero se le dan espacio dentro de la universidad”, aclara historiador Argueta.

El 19 de julio 1972, mediante decreto legislativo, de-bido a “constantes violaciones a la Ley Orgánica y Esta-tutos”, de acuerdo con la versión oficial, se deja sin efec-to los nombramientos de autoridades, docentes, personal administrativo y de servicio.

Rafael Menjívar tenía cuatro meses en el rectorado y el Coronel Arturo Armando Molina 19 días de haber asu-mido la presidencia. En la intervención es apresado el Rector, junto al entonces Decano de Humanidades y uno de los impulsores de los principios de Córdoba cuando fue Rector en los años 60, Fabio Castillo. Ambos son exiliados junto con 13 personas más.

Nidia Díaz, recuerda que era estudiante universitaria para la época. “Estábamos luchando porque la universi-dad estuviera más proyectada al pueblo, estudiábamos y

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todo pero yo practicaba danza moderna al medio día...estábamos haciendo danza cuando intervino el ejército y nos sacó con todo y mayas. A nosotros solo se nos dijo váyanse, porque estaban repletos los camiones. Salí por la entrada de derecho y pude observar que cientos de per-sonas eran capturadas”.

Díaz, recuerda que ya habían organizaciones estu-diantiles como el MERS (Movimiento Estudiantil Re-volucionario de Secundaria) con dirigentes como Febe Elisabeth, Felipe Peña y Atilio Corvera. También exis-tía una organización social demócrata y el FAU (Fuer-za de Acción Universitaria) como expresión de sectores radicales.”Después del cierre de la universidad es donde más se perfilan las corrientes”, opina.

Fuera de la universidad se crea FUERSA (Frente Uni-versitario Estudiantil Salvador Allende) recuerda Nidia, y dice que se instala en la UES cuando se reabre, un año después. Surge con un mayor perfil el UR19 (Unión Re-volucionaria 19 de julio de 1972) FAU. En el 75 perso-nas que integran estos grupos formaron parte de otras or-ganizaciones multisectoriales que involucran también a sectores campesinos.

Un desfile Bufo boicoteado

Los universitarios de Santa Ana criticarían el ré-gimen de Molina, ridiculi-zándolo en un desfile bufo en el marco de las Fiestas Julias de 1975. El gobier-no se enteró e intervino el campus occidental el 25 de julio y boicoteó el desfile.

Como respuesta de los estudiantes de occiden-

te, otra marcha se organi-zó para el 29 de julio. Fue reprimida con gases lacri-mógenos. A esta marcha se habían unido estudian-tes del Movimiento de Es-tudiantes Revolucionarios de Secundaria (MERS).

En solidaridad con sus compañeros, los estudian-tes del campus central or-ganizan una marcha para el 30 de julio.

Para esa época la Recto-ría la asumía el Doctor Car-los Alfaro Castillo, luego de la renuncia del Doctor Juan Allwood Paredes. Sobre la manera de cómo se eligió a ambos rectores no hay una investigación histórica pro-funda. Pero se sabe que lue-go Alfaro Castillo también formaría parte del Conse-jo de Administración Pro-visional de la Universidad

de El Salvador (CAPUES), que fue impuesto a la uni-versidad por el gobierno de Armando Molina. El CA-PUES fue una especie de policía interna que contro-laba a los estudiantes y el funcionamiento de la UES, les llamaban “los verdes de la UES”.

El contextoAl contextualizar 1975,

la diputada del Parlamen-to Centroamericano (PAR-LACEN) Nidia Díaz, ha-bla de un país que pasaba por un momento difícil de “dispersión ideológica, po-lítica y organizativa.

A finales de los 60 y principios de los 70 hubo una división en el seno del Partido Comunista. Surge un planteamiento nuevo con las FPL, pero también

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El Universitario Julio de 2010/ 9

su r-ge el

E j é r c i -to Revolu-

cionario del Pueblo (ERP).

“Esas eran como las 3 grandes co-

rrientes revoluciona-rias, pero lógicamen-

te existían los demócratas cristianos y los social demó-

cratas, del MNR”.“Es en esos años del 70 al 75

cuando se producen las fisuras, principalmente del ERP, y es donde

desciende lo que posteriormente sería el PRTC. La mayor fisura que tuvo el ERP

fue a raíz del asesinato de Roque Dalton, el 10 de mayo de 1975”.Las cinco organizaciones que posteriormente

constituirían el FMLN se disputaban, en 1975, el protagonismo del proceso revolucionario. La disputa también llegaba hasta las organizaciones

estudiantiles. Díaz recuerda que el 1º de agosto del 75 du-rante la toma de catedral, un ejemplo claro de lo anterior fue

que los estudiantes no se pusieron de acuerdo de quién los re-presentaría como sector en el comité de la toma.“Me dijo Manuel Federico Castillo, el hijo de Fabio Castillo, que

era el líder también de la Liga para la Liberación: acabamos de acor-dar entre todas las organizaciones que al finalizar la misa varios nos va-

mos a quedar, nosotros te hemos propuesto por la Liga para la Liberación que te quedes en catedral”, recuerda Nidia. “Yo si yo me quedo le dije. Salieron los féretros, todo mundo y cerramos la

catedral. Había sector campesino, iglesia, obreros, dijimos que para formar el co-mité coordinador había que elegir una persona por sector, todos estábamos separa-

dos. Roberto Viera por la Democracia Cristiana, Tony Martínez Uribe por FAU”. Al final había electo a Antonio Martínez Uribe, pero algunos no estaban de acuerdo

y propusieron que fuera la asamblea que eligiera ante la falta de consenso. “Como yo ha-bía trabajado en FECAS con el sector campesino, el FAPU, ahí me propusieron a mí, en-

tonces yo sabía que no tenía el aval de toda esa fuerza estudiantil, pero como tenía el aval del sector campesino, obrero iglesia, tuve la oportunidad de estar”, continúa relatando Nidia Díaz.El 5 de agosto, fuera de la Iglesia, Mélida Anaya Montes declara el surgimiento del Bloque Po-

pular Revolucionario (BPR), pieza clave en la lucha de masas.Nidia agrega que fuera de catedral se comienza a organizar los comités militares y se conforma

también el Comité de Organizaciones Populares 30 de julio, COP.

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El cierre de 1976Un año después, en 18 de noviembre de 1976 son las

autoridades universitarias, encabezadas por el rector Carlos Afaro Castillo, quienes deciden cerrar la univer-sidad, luego de un incidente al interior del campus, don-de resultó muerto por cinco impactos de bala uno de los custodios y detonaron artefactos explosivos, de acuerdo con fuentes periodísticas.

Durante este cierre se gesta la creación del CAPUES de manera oficial, aunque un comunicado de la AGEUS de la época denuncia que “son los mismos que habían estado manejando la universidad desde el cierre del 18 de noviembre del 76”.

Oficialmente el CAPUES surge mediante unas refor-mas de carácter transitorio a la Ley Orgánica que aprue-ba la Asamblea Legislativa, el 31 de marzo de 1977 mientras la UES continuaba cerrada, dando la vía le-gal para el establecimiento de un “Consejo de Regencia, que sustituya en forma temporal a la AGU”, que luego se conocería como CAPUES. (Ver recuadro con lista del CAPUES).

Este consejo trabajaría para la “pronta apertura de las instalaciones y la total normalización de las clases”.

El 16 de septiembre de ese mismo año en que confor-ma el CAPUES, asesinan al Rector Carlos Alfaro Casti-llo, junto a su motorista y guardaespaldas. Las FPL una de las organizaciones armadas se hizo cargo de las muer-tes mediante un comunicado que divulgaron posterior-mente. Asume la Rectoría el Ingeniero Salvador Jovel.

El 1 de julio del 1977, Carlos Humberto Romero asu-mió la presidencia, continua el control por la universi-dad y el CAPUES se instala oficialmente, manteniéndo-se hasta el derrocamiento de Romero, el 15 de octubre del 79.

Lunas de mielRicardo Argueta por su parte, insiste en que

debe estudiarse la relación universidad-régi-men político y que “no siempre los estudiantes llamaron a los militares gorilas”

Ha estudiado lo que llama “luna de miel” entre la casa de minerva y la bota militar. “Los estudiantes universitarios decían que la juven-tud militar era su gemelo, que tanto la juventud militar como la universitaria llevarían al país al desarrollo”.

Es en esa etapa, cuando en 1952 el gobier-no del presidente Óscar Osorio llega con apo-yo de la universidad y de la AGEUS, el líder estudiantil Reynaldo Galindo Pohl forma parte del régimen.

“Sin embargo esa luna de miel se rompe en el 52 porque algunas medidas que toma Osorio genera ciertas críticas no de la universidad sino de otras organizaciones sociales en el país, de alguna oposición política que ha surgido”.

José María Lemus, también llegó al poder con el beneplácito de la AGEUS. “Eso era im-portante porque el estudiantado universitario era como una expresión de legitimidad de un gobierno. La población salvadoreña en reali-dad esperaba ver qué decían los estudiantes y a partir de eso se creaba una idea de ese go-bierno”.

En el caso del presidente Julio Rivera, Ar-gueta opina que “es el presidente del siglo XX con mayor acercamiento a la universidad. Al-gunos plantean que ese acercamiento se da por la amistad con Fabio Castillo, su ex compañe-ro de colegio. Ese fue un periodo de moderni-zación de la universidad en términos de infra-estructura y apoyo económico. Entre el 62 y 67 hubo menos relación conflictiva con la univer-sidad y menos acciones represivas”.

Martínez y la UESMaximiliano Hernández Martínez también

tuvo una etapa de acercamiento con la UES, luego de haber quitado la autonomía en el 1932 y devolverla en el 1933 se reúne con las autori-dades universitarias interesado en ver propues-tas sobre la autonomía y funcionamiento de la universidad, que vinieran de la misma comuni-dad universitaria.

El mismo Martínez busca un terreno para la universidad y participa en algunas actividades académicas. Pero en 1938, termina la “luna de miel” y nuevamente le quita la autonomía, por-que los estudiantes protestaron ante las inten-ciones de mantenerse en el poder otro periodo más.

Durante la etapa de buenas relaciones con la universidad también se mejoran las condi-

ciones de los docentes y las autoridades uni-versitarias se muestran complacientes con el gobierno, tratando de aplacar los residuos de descontento dentro de la universidad.

Después de la revuelta del 32 se conoce de un movimiento estudiantil llamado Renova-ción cuyos miembros pasan luego a formar parte de otro movimiento que se llamó Revo-lución Universitaria, núcleo de donde salen los estudiantes que luego se vincularon al Partido Comunista.

Las autoridades universitarias, que man-tenían buenas relaciones con el régimen de Martínez, expulsan a un grupo de estudian-tes que simpatizaban con los residuos del Par-tido Comunista que habían quedado después del 32, entre estos se encontraban Julio Faus-to Fernández, Adrián Piche Rivas, Alejandro Escalante Dimas, Rodolfo Jiménez y Manuel López Pérez, quienes trataron de recompo-ner el movimiento estudiantil al interior de la UES.

En 1932 habían asesinado a Mario Zapa-ta y Alfonso Luna, universitarios vinculados con el movimiento estudiantil y fundadores, de la AGEUS, junto a Farabundo Martí, fusi-lado el 1 de febrero de 1932, luego de ser cap-turado el 19 de enero y condenado a muerte por un Consejo de Guerra.

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El Universitario Julio de 2010/ 11

Despertar de la memoriaLa mayoría de hechos traumáticos, específicamente los conflictos civiles en Lati-

noamérica no han sido aclarados. Recientemente, la memoria histórica ha empezado a florecer y en algunos casos como el de Chile, se ha hecho justicia contra crímenes de hace tres décadas.

“A veces es necesario dejar este periodo de olvido mientras se construyen am-bientes democráticos”, opina la Doctora Corinne Bonafoux, invitada a impartir una conferencia en la UES, en julio de 2008, especialista en temas relacionados con la memoria y la historia de hechos traumáticos.

Bonafoux, que también estudió en el Instituto de Ciencias Política de París, ejem-plifica con el caso de la guerra civil española. “Nadie se atrevía ni quería hablar del suceso cuando recién pasaba”, pero cuando la generación de la guerra se encontraba en una edad senil, los hechos comenzaron a aclararse y una nueva generación se in-teresa por realizar estudios históricos.

“Cuando la generación de la guerra se encuentre al final de su vida se irá hablan-do de algunas cosas”, es la tesis de la doctora Bonafoux, que se fortalece al hacer un recuento del auge de publicaciones que comenzaron en la posguerra.

En Chile, el tiempo no sólo hizo florecer el recuerdo. Se llevó ante los tribunales a Augusto Pinochet, un militar golpista contemporáneo al régimen de Arturo Arman-do Molina en El Salvador, en el año de la masacre de 1975, cuando los regímenes militares apogeaban en la región.

Irónicamente, fue un salvadoreño quien juzgó a Pinochet: Juan Salvador Guzmán Tapia, nacido en el país en 1939, mientras su padre, Juan Guzmán Cruchaga, un poe-ta chileno que se opuso al régimen de Maximiliano Martínez, se destacaba como en-cargado de negocios.

Para el historiador Ricardo Argueta, “no hay trabajos sistemáticos de fondo que den cuenta no sólo de la historia política de la Universidad sino de la académica, in-telectual. Debe crearse una instancia que se dedique a estudiar a la universidad, en países como México los hay, tienen un equipo de investigadores que abordan la his-toria de la universidad”.

¿Por qué no se denunció la masacre en su época?“En aquel momento ni siquiera se nos ocurrió ir a los tribunales porque era im-

posible que un juez asumiera un caso de estos porque sencillamente si se atrevía a hacer algo lo mataban o sencillamente no le permitían hacer nada”, responde la Ma-gistrada Mirna Perla.

En el 2005, la Asamblea General Universitaria saliente conformó una comisión para investigar a profundidad los hechos y determinar responsables directos.

También en el 75 se formó una comisión similar, el día 17 de septiembre, según el acta 126-III del CSU “para investigar los sucesos e indagar sobre el paradero de los desaparecidos”. En diciembre la comisión nombrada rindió un informe, que el siguiente año, el día 12 de febrero, el CSU decidió dar difusión.

La AGEUS y diputados de oposición también pidieron un informe constitucional al Ministerio de Defensa “sobre hechos de violencia ocurridos desde 1972”.

También quieren justiciaLos sobrevivientes del 30 de julio no sólo piden hacer memoria histórica de los

sucesos. Por unanimidad, los entrevistados por este medio también piden justicia.“Los principales responsables de la masacre viven tranquilos en Estados Unidos”,

denuncia el Rector de la UES, Ingeniero Rufino Quezada, mientras exige al Estado Salvadoreño aclarar éste y otros casos en los que murieron decenas de salvadoreños el siglo pasado.

“Yo rechazo, denuncio y condeno enérgicamente esa masacre porque hasta este momento ningún militar ha sido condenado a pesar que en aquel tiempo se conocie-ron los nombres especialmente del ministro de defensa de ese entonces, el General Humberto Romero y el presidente Arturo Armando Molina”, agrega el Rector.

Inmediatamente de los Acuerdos de Paz se decreta una Ley de Amnistía. Mirna Perla, actualmente Magistrada de la Corte Suprema de Justicia dice que “los Críme-nes de Lesa Humanidad no prescriben, por lo tanto éste se enmarca dentro de lo que son el genocidio que se cometió contra nuestro pueblo, es más, podríamos decir que hay un crimen de Lesa Cultura que se cometió contra toda la Universidad de El Sal-vador”.

El año de la mujer en “el país de la sonrisa”

La ONU declaró 1975 como el año de la mujer, desde una visión de reivindicaciones sociales.

Algunos organismos de mujeres y El Ateneo de El Salvador aprove-charon la ocasión para proponer ante el CSU un Doctorado Honoris Causa para Alicia Lar-dé de Venturino por sus méritos académicos.

La paradoja Dos grandes “concursos de belleza” giraban en torno

al año 1975. Lo que ocupaba espectaculares fotos en la prensa nacional de ese año: la elección de la reina de las fiestas agostinas y la expectación porque en El Salvador se realizaría Miss Universo.

El evento internacional de belleza se llevaría a cabo por iniciativa de empresarios que habían apostado con parte de su fortuna al financiamiento del concurso de be-lleza, con el propósito de promover la industria turística y proyectar la política exterior del coronel Molina.

El eslogan era simple: “El Salvador, el país de la sonrisa”. Para la entonces estudiante Mirna Perla, eso era contradictorio a la desigualdad económica y el luto que se vivía, por masacres recién pasadas, conocidas como las de La Cayetana y Tres Calles. “El contexto era difícil, había mucha represión contra los sindicatos, ha-bían capturas arbitrarias, torturas, desapariciones forza-das....ya empezaban signos muy claros de represión.

El 11 de agosto de 1975 el Diario Latino publicó una fotografía con centenares de mujeres de distintos secto-res sociales en una marcha de duelo por la masacre.

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El Universitario12/ Julio de 2010

Consejo de Administración Provi-sional de la Universidad de El Salva-dor (CAPUES)

El CAPUES se creó oficialmente el 31de marzo de 1977 por decreto legislativo. La universidad estaba cerrada desde el 18 de noviembre de 1976, por decisión de las autoridades universitarias.

De acuerdo con notas periodísticas de la época, un grupo de padres de familia y ciudadanos pidieron a las autoridades gubernamentales que tomaran acciones para la normaliza-ción de clases. Estas respondieron creando el CAPUES.

Sin embargo, desde la intervención de 1972, el gobierno se interesó por controlar la universidad y reprimir todo tipo de protestas.

La siguiente lista refleja como algunos de los miembros que dirigían la universidad se mantuvieron durante el CAPUES.

Otras autoridades, como el entonces Decano de la Facultad de Jurisprudencia y Cien-cias Sociales, Doctor Luis Domínguez Parada, se atrevieron a denunciar la creación del CAPUES y a renunciar de sus cargos, calificando a este organismo como “tiranía legal uni-versitaria”, dando sus declaraciones a los medios de comunicación.

El CAPUES, quedó integrado el 1º de abril de 1977 por los siguientes miembros: Rector: Dr. Carlos Alfaro Castillo Presidente de la AGU: Dr. Carlos Humberto Sigüenza Secretario General: Dr. Manuel Atilio Hasbún Dr. Raymundo Rodríguez Barrera Fiscal: Dr. Manuel Antonio Ramírez Secretario de la AGU: Dr. Ricardo Alfaro Sandoval Decano de Agronomía: Ing. Salvador Enrique Jovel Decano de Economía: Dr. Carlos Alberto Rodríguez Decano de Ingeniería y Arquitectura: Arq. Manuel Enrique Alfaro Decano de Medicina: Dr. Mauricio Salazar Torres Decano de Odontología: Dr. Miguel Antonio Barrios Decano de Química y Farmacia: Dr. Amilcar Avendaño y Ortiz Decano de Jurisprudencia y Ciencias Sociales: Dr. Luis Domínguez Parada (renunció) Dr. Francisco Vega Gómez Decano de Ciencias y Humanidades: Lic. René Vaquerazo

Coronel Arturo Armando Molina

Conmemoraciones del 30 de julio de 1975

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Los días anteriores al 30 de julio de 1975, hubo una cantidad de hechos que involucraban a la Universidad. Por ejemplo, cuando a través de los parlantes se nos informó que en la UES de Santa Ana, había tenido un allanamiento de parte de las autoridades, desbaratado los pre-parativos para el desfile BUFO de las fiestas julias, también nos decían que se nos había ne-gado, en esos momentos, como hacía siempre, el presupuesto universitario.

Esos dos elementos se sumaron para que la comisión de estudiantes tuviera a bien el ha-cer una marcha y se constató que era el 30 de julio.

Entonces se organizó todo, se perifoneó por toda la Universidad, se invitó a la gente, se suspendieron las labores académicas y llegó el 30 de julio y se hizo la convocatoria para la marcha.

Yo no he vuelto a ver una marcha universi-taria como esa, fue única, no sé por qué, qui-zá históricamente haya un mensaje escondido, pero fue la marcha más grande, grande no sólo en número, sino que también grande en cuan-to a conciencia de la gente que estaba partici-pando, todo mundo se avocó voluntariamente a participar en la marcha.

Yo recuerdo muy bien, era un estudiante de Ingeniería Química y me afectaba esa situa-ción, sobre todo, porque era un becario y al no tener el presupuesto, lógicamente mi beca se vería en peligro.

Entonces, en el fondo sentí que tenía que participar, que era un deber mío hacerlo y así me incorporé a la marcha.

30 de julio 1975A las 2: 30 de la tarde, fue la hora que em-

pezó a salir la marcha, recuerdo que me incor-poré por la Facultad de Humanidades, la mar-cha, de acuerdo a los que estaban perifoneando por la radio, ya llegaba hasta adelante del Hos-pital Bloon.

Es un drama, para mí es una película dan-tesca, cada vez que llega esta fecha vuelvo a vivir todas y cada una de las escenas, vienen a mi mente todos los compañeros que iban en esa marcha. Para mí es muy difícil después de tanto tiempo, es como volver a sentir lo mis-mo, una agonía.

Entonces, eran varias cuadras las que es-

taban adelante. Cuando yo llegué al Bloon, la marcha estaba totalmente or-denada, pacífica, ya circulaba en el cie-lo una avioneta.

Todo eso fue una confusión, mas que todo por el hecho en sí, de la represión, que fue como todos conocemos, fue a la vuelta del Seguro Social, allí fue el amoti-namiento, es donde se dio la represión.

En ese momento fue una confusión tre-menda, los gases lacrimógenos cayeron so-bre nosotros, nos atontaron totalmente y hubo balas que no sabíamos de dónde salían.

Yo escalé el muro del Seguro Social, pero me quedé arriba, atontado por los gases y des-de allí pude observar que ya casi al final de la represión donde ya muchos se habían lanzado al paso de desnivel, pude ver cómo las tanque-tas pasaban sobre los cuerpos tirados.

Parecía que era una película de espanto y no lo creía, estaba arriba casi solo, cuando vi ha-cia abajo, me di cuenta que la persona que es-taba a la par mía estaba en el suelo totalmente ensangrentada. Entonces reaccioné en fraccio-nes de segundos, de que era cierto, no era un sueño. En esos instantes, yo no me lancé porque veía muy alto para el lado del Seguro, pero cuando vi el cuerpo, fue que volví la cara y me lancé.

Cuando empecé a correr al lado del Seguro, me di cuenta de que iba ensangrentado, luego me caí unos metros antes del Seguro, en una nube tremenda de humo y de allí me entraron al Seguro. Allí, me pusie-ron oxígeno, me acostaron en una cama, a la fuerza, estaba herido.

Adentro era una confusión, ca-rreras de toda la gente y me toma-ron mi nombre y me identifiqué con los estudiantes. Luego llegaron pe-riodistas, pero a ellos no les di mi nombre. Cuando estaba vendado, llegaron a decir que andaban guar-dias disfrazados de médicos sacan-do a la gente .Entonces yo me quité el suero y las cosas que tenía, salí y huí del Hospital.

Yo pienso que cuando los estu-diantes regresaron a hacer el censo, ya no me encontraron, como a mu-

chos otros que seguramente se llevaron, enton-ces era cierto que andaban sacando a la gente y era más fácil sacar a los que estaban en las ca-mas, heridos, a mi ya no me encontraron por-que había huido a escondidas.

A los tres días después, yo aparecía en el censo de personas desaparecidas de San Salva-dor, cuando llevaban los ataúdes me aparecí y se dieron cuenta que no estaba muerto, pero ya estaba en el censo y por eso es que aparezco en la lista, en dos ocasiones, era tanta la confusión que no sabían de mí.

Testimonio

“Yo aparezco en la lista de muertos”: Ingeniero Mario Pleitez

Ing. Mario Pleitez, sobreviviente de la Masacre del 30 de julio de 1975

Por: Gerardo José Guillèn

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El Universitario14/ Julio de 2010

“El pueblo salvadoreño debe saber que son nuestros héroes”: Mirna Perla

El número de muertos, desaparecidos y heridos, producto de la represión de la marcha, aún es incierto.

A pesar de la magnitud, la masacre trató de invisivilizarse. Minutos después que las calles estuvieran despejadas “llegaron con camio-nes cisternas a limpiar la sangre, se llevaron los cuerpos que quedaron ahí y limpiaron para que no quedara ninguna evidencia”, recuerda el Doctor Martínez Uribe.

Los medios de comunicación tampoco da-ban cuenta. Hasta que algunos fueron presen-tando pequeñas notas que cubrían las versio-

nes oficiales.“Confirman que hubo un solo muerto en

mitin”, decía un titular de la página tres del Diario Latino del 1º de agosto.

“De acuerdo con las investigaciones lleva-das a cabo por el Juez Segundo de Paz, José Orosio Nolasco, el muerto reconocido es el bachiller Roberto Antonio López Miranda (conocido como José Mario López), estudian-te de segundo año de Economía”. Lo velaron un día después de la masacre en el Auditorio de Derecho, mientras en Catedral metropoli-tana se celebraba una misa por los muertos y

desaparecidos.Luego se reconoció a Balmore Antonio

Cortez Vásquez, de 25 años, estudiante de quinto año de Ingeniería Agronómica e hijo del coronel Virgilio Antonio Cortez, Jefe de la Guardia Nacional de San Vicente. Murió el 8 de agosto del año de la masacre, a las 4:30 de la tarde en las instalaciones del ISSS (La Prensa Gráfica, 9 de agosto de 1975, página 31).

De acuerdo con medios de comunicación nacionales, pronunciamientos de la AGEUS y fuentes testimoniales, los muertos fueron:

Balmore Antonio Cortez VásquezRoberto Antonio López Miranda (conocido como José Mario López)Morena Velasco Julio César VeladoMarlene LópezCarlos FonsecaSergio Antonio CabezasElizabeth Iraheta MillaNapoleón Orlando CalderónReynaldo HasbunCarlos Humberto HernándezJosé Domingo Aldana María E. Miranda

Desaparecidos (según Diario Latino de la época y quitando otros que AGEUS re-portó como muertos)

Guillermo AparicioEber Gómez Mendoza

Heridos, según medios de comunica-ción:

Silvia Elizabeth Montalvo LópezFernando Merino RivasLuis Eduardo Carías

Daniel Gómez MendozaNelson Omar ColatoLuis Orlando Acosta GómezGilberto Ayala GarcíaRicardo Cantón GarcíaRicardo Mayorga RivasJosé Rogelio Cáceres SerranoLuis Alberto Reyes María Idalia MachucaCarlos Alberto Villacorta PradoJosé Alberto RamosIsrael RuizMaría Elizabeth JiménezIsrael Dubón CastroMirna Perla RecinosNelson Moreno RodríguezJorge Alberto Ramos MartínezMauricio Bonilla PerazaMario Alberto Pleitez

Heridos que no participaban de la mar-cha:

Dr. José Luis Coreas (se encontraba en la se-gunda planta del ISSS viendo por la ventana y fue herido por una bala).

Juana Ramos (Menor de edad que era fami-lia de una señora que vendía golosinas conti-

guo al ISSS).

Capturados que fueron liberados el 1º de agosto por diálogo entre Molina y auto-ridades universitarias:

Isaac Herbert Menjívar (3º año de Artes)Efraín Ramos Mejía (2º año de Bachillerato)Felipe Albelardo MendozaLeonel Edgardo GallegosMiguel Ángel Canjura (2º año de Medicina)Julio Isabel Meléndez (4º año de Medicina)Pablo Salvador Cárcamo (2º año de Medicina)Francisco Mendoza García (2º año de Odontología)Ramón Ábrego González (Tenedor de libros)Daniel Pérez (Licenciado en Matemática)Carlos Alberto Escobar (Profesor de un colegio aledaño)

Militares Heridos, según Diario Latino, 7 de agosto del 75, página 3:

Encarnación Escobar (Cabo)Manuel Rodríguez (Cabo)Héctor Polío (Guardia)Juan Carpio (Guardia)Vidal Cruz Piche (Guardia)

Los militares también presentaron ante la prensa vehículos blindados del ejército dañados supuestamente con bombas

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El Universitario Julio de 2010/ 15

Significado y valoraciones de la masacre estudiantil del 30 de julio

Existe un consenso general acerca de la importancia a de

esta fecha dentro de las efe-mérides de la Universidad de El Salvador, la cual debe conmemorarse por la co-munidad universitaria para preservar la historia y hon-rar a las víctimas, aclaran-do, “que no es una fiesta, ni una vacación”, expresa Esequiel Jovel Castaneda, miembro de la Asociación de Estudiantes de Ciencias Agronómicas, ASECAS.

Los testimonios acerca de ese acontecimiento no terminan, ellos afloran cada vez que se conmemora la masacre estudiantil del 30 de julio de 1975. Las lá-grimas son incontrolables y las palabras se entrecor-tan formando una catarsis comprensible por la atro-cidad cometida por la dic-tadura militar del Coronel Arturo Armando Molina y su Ministro de Defensa, Carlos Humberto Romero, en contra de la comunidad universitaria.

“…Los estudiantes de secundaria encabezaban la marcha, ellos habían de-cidido ir a la cabeza, em-pezaron a aglutinarse, unos queriendo retroceder, otros avanzando. En ese mo-mento las tanquetas y los disparos impactando … y fueron atropellados por las tanquetas, a este lado y al otro lado de la borda del se-guro social”, es el testimo-nio del Ing. Sabas Alberto Argueta, docente de la Fa-cultad de Agronomía y uno de los sobrevivientes de esa masacre.

El 30 de julio de 1975 “el estudiante universita-rio “salió a las calles a de-fender la autonomía uni-versitaria y el derecho del pueblo salvadoreño a la educación superior. Los

acontecimientos suscitados en aquella histórica fecha, la represión brutal por parte del Estado que consolidaba el poder de una dictadura militar, fueron fundamen-tales en el desarrollo de la conciencia política de los universitarios y del pueblo en general y serían la ante-sala del conflicto armado” expresa el Dr. Luis Gilber-to Parada, Presidente de la Asamblea General Univer-sitaria, (AGU).

Para el Dr. Doctor Saúl Ramírez Paredes, vice-decano de la Facultad de Odontología, fue la repre-sión más grande donde se truncaron numerosas vi-das. “Al día siguiente, lle-garon a barrer las calles y a borrar toda evidencia. Pese a la enorme represión del ejercito contra el mo-vimiento campesino y las amenazas del Gobierno de reprimir la manifestación, los estudiantes decidieron realizar la marcha en pro-testa por la intervención militar del Centro Universi-tario de Occidente” -ahora Facultad Multidisciplinaria de Occidente- para impedir la realización del tradicio-nal Desfile Bufo, una for-ma de denunciar la política de la dictadura militar de entonces.

Cómo se debe conmemorar

Honrar a los mártires del 30 de julio ha sido re-ligiosamente una actividad obligada de gremios y aso-ciaciones de docentes, estu-diantes y trabajadores uni-versitarios, para recordar a las víctimas o “verdaderos héroes del cambio” como los ha llamado el Br. Luis Marín, miembro de la Aso-ciación de Estudiantes de Ciencias Económicas.

Según el Ing. Mauricio

Mejía, de la Facultad de Ju-risprudencia y Ciencias So-ciales, y Secretario de Fi-nanzas de la Sociedad de Estudiantes de Ingeniería (SEIAS) en ese año, los ac-tos conmemorativos del 30 de julio no se deben con-fundir. “No es fiesta un he-cho que cobró la vida de tantos estudiantes y pobla-ción. Es una conmemora-ción para honrar el sacrifico de esas vidas que exigieron el respeto a la autonomía universitaria, no sólo basta recordar, se busca justicia”.

Sugiere que las activida-des deben ser más controla-das para evitar que personas ajenas se infiltren en la mar-cha “Hay oportunistas que se aprovechan con actos que políticamente no ayudan mucho a honrar la memoria de las víctimas. Destruir la propiedad privada linda con vandalismo y no eleva el ni-vel político”.

Para el Licenciado José Héctor Elías, docente de la Facultad de Ciencias Na-turales y Matemática en las marchas deben evitar-se “algunas expresiones de violencia que porque están fuera de lugar y lesionan la imagen de la Universidad”.

David Omar Molina Ze-peda, Director del Departa-mento de Ciencias políticas de la Facultad de Jurispru-dencia y Ciencias Sociales, sostiene que “la violencia no se justifica en este nue-vo contexto, es una violen-cia sin sentido porque hay espacios para protestar. Ya no se justifica quebrar anun-cios, dañar la propiedad pri-vada. El estudiante debe ser creativo y buscar nuevos métodos aprovechando los espacios que están abiertos, deben generar debate al in-terior de la Universidad, res-catar los espacios en los me-dios de comunicación. Falta

mayor capacidad y creativi-dad” .

Admite que, ante una cultura de violencia de la cual no se escapa la Univer-sidad, existe comodidad de algunos estudiantes que ven “más fácil quemar llantas que enfrentar a un profesor prepotente”.

El Presidente de la Asam-blea General Universitaria expresó que la Universi-dad reconoce el 30 de julio como el Día del Estudiante de la Universidad de El Sal-vador y que “los miembros del Consejo Superior Uni-versitario han hecho un lla-mado a los estudiantes, a fin de evitar que se generen dis-turbios durante la Marcha que sale de la Universidad de El Salvador y recorre la Avenida Mártires del 30 de julio… Este servidor se une a ese llamado” concluyó.

Por: Ana Videla Funes

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El Universitario16/ Julio de 2010

Estudiantes, docentes y trabajadores de la Universidad de El Salvador fueron masacrados, durante una marcha, por elementos de la Guardia Nacional en 1975.La marcha salió de la UES sobre la 25 avenida norte y a la altura del puente, frente al edificio del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, fue brutalmente reprimida. Con la organización de la marcha, los estudiantes repudiaban la represión militar impuesta por la dictadura del Coronel Arturo Armando Molina, presidente de la época. A 35 años de la masacre estudiantil, El Universitario intenta que los estudiantes no olviden los hechos que marcaron a la juventud universitaria.Entrevista con el Licenciado Evaristo Hernández, sobreviviente de la masacre y docente de la Facultad de Ciencias Eco-nómicas. Para el Licenciado Hernández la protesta en contra de la dictadura militar y el respeto a la autonomía universi-taria se convirtió en “una matanza, una masacre, un genocidio, que no hay forma de explicarlo humanamente”.

ENTREVISTA30 de julio de 1975

“El 30 de julio de 1975 volví a nacer”Por: Xochilt Escalante

¿En qué contexto se realiza la marcha del 30 de julio de 1975?

La década del 70 es una etapa muy importante en la vida política de El Sal-vador. La movilización se da en un contexto donde el gobierno iba desarrollando amplias y profundas for-mas de represión en con-tra del movimiento popu-lar que había crecido. En el año de 1970 y 1971 surgen dos organizaciones gue-rrilleras (Fuerzas Popula-res de Liberación Farabun-do Martí FPL y el Ejército Revolucionario del Pue-blo) que tuvieron una ma-nifestación permanente en la vida política del país. En estos grupos participaban universitarios que conta-ban un grado de concien-cia social desarrollado y el único sitio en donde ex-ternaban sus ideas, porque había un respiro democrá-tico en medio de una dicta-dura militar, era aquí en la Universidad.

¿Por qué surge un movimiento social

tan fuerte en esa década?

En la década del 60 se desarrolló en toda Cen-troamérica un Modelo de Sustitución de Importacio-nes o Modelo de Integra-ción Centroamericana, eso fue un proceso de creación de un segmento extenso de asalariados en zonas indus-triales donde surgen zo-nas como el Boulevard del Ejército, lo que antes eran cerros se transformaron en urbanizaciones obreras.

Con este modelo se en-gendró una serie de lu-chas, huelgas en empre-sas como La Constancia, Fabrica Aceros S.A, entre otras y se aceleró la prole-tarización en el campo, ex-tendiéndose los cordones de miseria en la ciudad de San Salvador.

La posición en el seno de la izquierda era como cambiar la situación de la dictadura militar que se había mantenido durante mucho tiempo.

El contexto en que se da la masacre, es también es el agotamiento que pro-

duce en una sociedad una dictadura militar. Cuan-do pasa la masacre del 30 de julio, ya habían ocurri-do otras como la de Chi-namequita y otros pueblos. Los jóvenes de ese perío-do estábamos en la misma sociedad, respondíamos a esos hechos y nos sensibi-lizábamos.

El contexto es de una lu-cha social en contra de una dictadura que va aceleran-do un proceso de respuesta represiva militar.

¿Qué motivó a reali-zar la marcha?

La Universidad de El Salvador fue intervenida en 1972 y la reabren con sus autoridades en el exilio y acusadas de comunistas.

El 30 de julio de 1975 constituye un corte, por-que antes de ésta hubo re-presiones a marchas ma-sivas, pero el 30 de julio marca una forma de lucha de masas hacia delante y una forma donde el régi-men reprime a las masas disparándoles directamen-te.

La dictadura militar veía en cada civil un opo-sitor militar y por eso se dan esas represiones como la del 30 de julio, porque ahí nos dispararon directa-mente, como que estaban tirándole a animales, no hubo un intento de ame-drentamiento, a tal grado que el profesor que estaba conmigo me dijo que eran balas de salva, las que dis-paraban. Probablemente él lo dijo para que yo me tranquilizara o porque él creía que eran balas de sal-va, no se podía imaginar que los soldados podían matar gente así.

Esta Universidad cons-tantemente era cercada por elementos militares que pasaban armados y dispa-raban hacia adentro.

La idea que tengo de la marcha es que era una pro-testa en contra de la dicta-dura militar y por el respeto a la autonomía universita-ria, esas eran las consig-nas de lucha, el centro de nuestra atención era el res-peto a la Universidad, a su autonomía y el incremento

del presupuesto eran con-signas invariables.

¿Cuál era la inciden-cia de la Universi-dad en el país?

Esencial. … esencial. Yo siempre he sostenido que el sector político de todo el país tiene una deuda no cancelada con la Univer-sidad de El Salvador. Esta Universidad no sólo es una institución emblemática, sino que es una institución profunda en la historia de este país.

Cuando yo ingresé, la Universidad ya tenía una trayectoria grandísima, no fue con nosotros, los es-tudiantes de la época del 70 y 80 que la institución ha brillado, fue una época crucial para la U, pero no la única época y coyuntura en que la institución ha bri-llado, porque por ejemplo, en los años 60 contribuyó al derrocamiento del Co-ronel José María Lemus, esta universidad viene des-de la huelga de brazos caí-dos acompañando al pue-blo en contra del dictador

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El Universitario Julio de 2010/ 17

ENTREVISTA30 de julio de 1975

Maximiliano Hernández Martínez.

Aquí se gestó con Fabio Castillo como candidato a Presidente de la República, el derrocamiento del Gene-ral Fidel Sánchez Hernán-dez. Cuando uno recuer-da toda la incidencia de la Universidad se emociona porque es grande la historia de la Universidad. La insti-tución en general ha tenido altos niveles de participa-ción política y académica.

¿Marcó la masacre del 30 de julio, a la juventud universita-ria?

En gran parte del mo-vimiento estudiantil sí lo marcó, a mí me hizo más decidido. Yo me imagino que muchos eran ya estu-diantes organizados en es-tructuras estudiantiles que ya tenían algunos víncu-los, no era la gran mayoría porque siempre las van-guardias se construyen con grupos pequeños.

Yo comento que ese día, el 30 de julio de 1975 vol-ví a nacer, porque en reali-dad estuve bien cerca que me mataran y eso me hizo tomar la decisión de or-ganizarme, porque como íbamos a permitir que su-cediera, esto me dio más coraje y más fuerza. Aun-que hubo personas que también comentan que de-cidieron ya no meterse en

nada. La mayoría de personas

siguieron.

¿Quién convocó la marcha?

La Asociación Gene-ral de Estudiantes Univer-sitarios AGEUS, porque cuando convocaba alguna organización que no fue-ra AGEUS no íbamos, así de simple era. Todo tenía que contar con el apoyo de AGEUS.

La marcha se había planificado como una marcha pacífica ¿Dónde y cómo se desató la violencia?

Era una marcha pacífica, yo iba desarmado y mu-chos compañeros iban de-sarmados, incluso invité a un compañero a que se in-tegrara, lo que me imagino es que como ya había ex-periencias de represión de masas, probablemente mu-chos íbamos con alto grado de incertidumbre y de creer que lo que podía pasar era que nos dieran una apalea-da, que los antimotines nos agarraran y nos dieran una buena revolcada con gases lacrimógenos, que nos me-tieran presos o terminára-mos con una costilla par-tida, pero ya la dimensión de que te están tirando de manera directa, no lo ima-ginábamos.

Algunos que tenían una

percepción ya más agu-da, probablemente pensa-ron en protegernos cuan-do la guardia nos comenzó a disparar saltó un cóctel molotov que nos dio opor-tunidad de salir.

¿Cómo deben ser recordadas las vícti-mas del 30 de julio?

Básicamente la gente del 30 de julio deben ser recor-dadas por sus ideales, más que el dolor que se pueda sentir. Yo conocía a Rober-to Miranda, el único que el gobierno reconoció como muerto, me conmueve to-davía recordarlo porque él era un tipo muy sencillo, estuve en la vela de él en soyapango. Lo que movió la marcha del 30 de julio fue la democracia, la oposi-ción a la imbecilidad mili-tar, a la solución dictatorial, a la represión contra el pue-blo, lo que influyó también fue el papel de la Universi-dad de hacerse respetar.

Entonces, yo creo que la gente que murió debe ser recordada así. Esa gente como muchos de nosotros sentimos que hay una deu-da de esta sociedad con la Universidad. Esta Univer-sidad, a parte de los muer-tos del 30 de julio tiene, más muertos.

En ese momento ¿se conocieron ci-fras de los muertos,

heridos o desapare-cidos?

No, yo he visto un listado de nombres que llegan como a 25 pero me imagino que fueron más, porque yo pude ver un camión grande del ejército y llevaba una gran cantidad de gente adentro y eran más de 25. Nunca se co-noció cifras porque los úni-cos que se saben son los que dicen los familiares o cono-cidos, hay que averiguarlo.

Son de los rasgos duros de la dictadura militar, creo que la universidad debió ha-ber sido reconocida en los Acuerdos de Paz, porque aquí sólo hubo dos institu-ciones del Estado que estu-vieron en el conflicto el Mi-nisterio de Defensa que por ley tiene que hacerlo y la Universidad que es un sector civil del Estado, que por los altos niveles de sensibilidad y de liderazgo se involucró en el conflicto.

¿Deben ser juz-gadas las personas responsables de esa masacre?

Claro que sí, indudable, porque eso fue una matanza, una masacre, un genocidio, lo que pasó no tiene raciona-lidad, no hay forma de expli-carlo humanamente, fue una imbecilidad militar, porque para el uso de la fuerza mi-litar existen convenios para cuando hay confrontación ar-mada, pero ahí éramos civiles desarmados, no era para de-satar una barbarie de ese tipo.

Quizás el mejor califica-tivo para esta acción, es que fue una acción cobarde, con alevosía y ventaja se dieron los hechos.

Cuando se cumplen más de 3 décadas de los sucesos del 30 de julio de 1975, la co-munidad universitaria, conti-núa esperando que los hechos sean investigados y las perso-nas responsables sean juzga-das ante la Ley.

En el año de 1975 el Co-ronel Arturo Armando Moli-na era el Presidente de la Re-pública y el Coronel Carlos Humberto Romero, era el Ministro de Defensa, pos-teriormente fue Presidente y derrocado en 1979.

Mitin en la Plaza Libertad, en donde se despidió a los estudiantes asesina-dos en la marcha.

Lic. Evaristo Hernández, docente de la UES.

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El Universitario18/ Julio de 2010

A 35 años de la ma-sacre de estudian-tes universitarios,

ocurrida en 1975, la Univer-sidad de El Salvador conti-núa a la espera de que los hechos sean esclarecidos y se deduzcan responsabili-dades.

“Nosotros seguimos es-perando una reparación de parte de las autoridades, ya que los gobiernos de dere-cha nunca dieron una res-puesta a las peticiones que se hicieron antes, pero no-sotros seguimos esperando. Esperamos que el Presiden-te Funes reflexione sobre el 30 de julio y le dé una res-puesta a la comunidad uni-versitaria, al pueblo salva-doreño y especialmente a los familiares de las vícti-mas”, dijo el Ing. Rufino Quezada, Rector de la UES.

En el marco del 35 ani-versario de este crimen, el Rector de la Universidad de El Salvador, considera que los hechos deben ser escla-recidos y el gobierno debe-ría pedir perdón a la univer-sidad y a los familiares de las víctimas.

El 29 de julio de 2009, en el marco de la conme-moración del 34 aniversa-rio de la masacre y recién llegado al poder el FMLN, el Rector de UES envió una carta al presidente Mauri-cio Funes y al Ministro de la Defensa, General David Munguía Payés “para que pidiera disculpas y perdón a la comunidad universita-ria, al pueblo salvadoreño y a los familiares de las víc-timas. Sin embargo, has-ta este momento no hemos obtenido respuesta”.

A criterio del Ing. Queza-da, al igual que el gobierno pidió perdón por el asesi-

nato de los sacerdotes jesui-tas y del Arzobispo Monse-ñor Óscar Arnulfo Romero, también debería hacerlo por los hechos del 30 de julio de 1975.

“Así como se pidió per-dón en el caso de Monseñor Romero y de los padres je-suitas, yo creo que se puede pedir también perdón, espe-cialmente porque el hecho registrado el 30 de julio se da en el marco de una dic-tadura militar y en un mo-mento en que no había co-menzado la guerra civil en el país…”

Señaló que a la fecha no han recibido una respuesta por la carta enviada hace un año, por lo que no descarta enviar de nuevo la petición y solicitar al gobierno su apoyo para realizar una in-vestigación sobre el caso.

“El gobierno tiene la obligación moral de hacer la investigación, de señalar a los responsables para que el pueblo pueda conocer la verdad y desde el conoci-miento de la verdad poda-mos construir un país me-jor para todos”, argumenta el Ing. Quezada. Búsqueda de la verdad

El representante legal de la Universidad de El Salva-dor, aclaró que la nota en-viada al gobierno el año pa-sado tiene la intención de buscar la verdad.

“Lo hice sin ánimos de venganza, porque esto no se trata de exigir venganza, lo hice en el ánimo de que el

pueblo conozca la verdad”.Esta opinión también es

compartida por la Defen-sora Adjunta de los Dere-chos Universitarios, Licda. Claudia Melgar de Zambra-na, quien sostiene que “el nuevo gobierno tendría que abrir las puertas a una in-vestigación como esa, por-que ahí no murió sólo gente de la universidad, sino gen-te civil. Es una responsabili-dad compartida entre la uni-versidad, la sociedad y el mismo gobierno”.

Al consultar al Ing. Que-zada, si se ha contemplado desde la Rectoría de la Uni-versidad de El Salvador des-tinar recursos para investi-gar esta masacre, mencionó que buscarán una coordina-ción con las autoridades del gobierno.

“Para hacer una inves-tigación científica, necesi-tamos ir a los archivos del Ministerio de Defensa, del ejército, para determinar quiénes fueron los respon-sables directos e intelectua-les, porque además de los dos cabecillas estoy seguro que hubo más involucrados, si tenemos respuesta del go-bierno podemos coordinar y creo que podríamos encon-trar los recursos para hacer una investigación”.

Para conocer la opinión del presidente de la Repúbli-ca, Mauricio Funes, se con-tactó con la oficina de comu-nicaciones de la presidencia, sin embargo, al cierre al de esta nota no se obtuvo res-puesta.

“Seguimos esperando una reparación de las autoridades”: Rector UES

Por: Ana María Campos“Creo que lo más importante para cualquier pueblo del mundo es conocer la verdad, nosotros sí conocemos a las dos figuras principales que ordenaron y ejecutaron las acciones del 30 de julio de 1975, que fueron el Coronel Arturo Armando Molina presidente de la República y el General Humberto Romero, que era el Ministro de la Defensa Nacional. Ellos fueron los principales cabe-cillas de esta masacre, ellos viven muy tranquilos en los Estados Unido sin que nadie los haya enjuiciado”, dijo.

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El Universitario Julio de 2010/ 19

Sin avances investigación sobre los hechos del 30 de julio de 1975

El asesinato de estudiantes universitarios ocurrido el 30 de julio de 1975 continúa

en la impunidad. A la fecha no exis-te una investigación completa sobre los hechos ocurridos, aunque la ini-ciativa de deducir responsabilidades y establecer una demanda contra el Estado salvadoreño ya se ha consi-derado.

El 10 de septiembre de 2004, la Asamblea General Universitaria AGU, máximo organismo norma-tivo de la UES acordó “adquirir el compromiso de crear las condicio-nes para que la Universidad de El Salvador pueda presentar una de-manda en contra del Estado de El Salvador, por la masacre del 30 de julio de 1975”.

En el acuerdo No. 45/2003-2005, la AGU también encomendó a la Fiscalía General y a la Defensoría de los Derechos Universitarios, rea-lizar una investigación que permita esclarecer los hechos del 30 de ju-lio de 1975. Sin embargo, a la fecha, son pocos los avances.

Según la Defensora Adjunta, Lida. Claudia Melgar de Zambrana, a partir del acuerdo de la AGU, la Fiscalía y la Defensoría de los De-rechos Universitarios realizaron un estudio jurídico del caso, sobre las posibilidades que tendría la univer-sidad para presentar una denuncia.

Una de las principales recomenda-ciones del informe señala la necesi-dad de integrar un comité investiga-dor de los hechos, ya que no existe una investigación a profundidad.

Mencionó que para dar cumpli-miento al mandato de la AGU, la Defensoría de los Derechos Univer-sitarios estableció contacto con el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), organiza-ción no gubernamental sin fines de lucro que defiende y promueve los derechos humanos en el continente americano.

CEJIL les recomendó que para iniciar una demanda a nivel inter-nacional sobre los hechos del 30 de julio, se debía comprobar que a nivel de país se agotaron las instan-cias para solicitar justicia.

“Se debía comprobar que las instancias de aquí no nos hicieron caso y cómo comprobarlo si no tenemos denuncias, nos plantea-ron también que necesitábamos te-ner a los familiares de las víctimas proporcionando información y es lo que no se cuenta. En esta épo-ca todo el mundo empieza a recor-darse y a reabrir las heridas, pero ya a la hora de tomar acción no se cuenta con los instrumentos, ni los recursos”, dijo la funcionaria.

De acuerdo con la Licda. de Zambrana, antes de iniciar cual-

quier proceso de denuncia se re-quiere documentar cada caso, debi-do a que la demanda no puede ser presentada de forma colectiva y ese proceso requiere tiempo, recursos con los que no cuentan, además de estar fuera de las atribuciones de la Defensoría.

“Nosotros como Defensoría no podríamos hacernos cargos de una investigación como esta porque pri-mero no es nuestra labor. El regla-mento habla que tenemos facultadas a partir de la creación de la Defen-soría, de investigaciones de viola-ciones a los derechos internas, no externas, por supuesto que estaría-mos dispuestos a colaborar si se for-mara un equipo o una comisión que trabajara en eso y ver la parte jurí-dica, para eso tenemos que tener ya documentado el caso”, aclaró.

En este sentido, considera que una de las acciones para llevar a cabo la investigación es solicitar apoyo a nivel nacional e interna-cional.

“Una de las primeras medidas sería buscar el apoyo, creo que so-los como universidad será compli-cado por la falta de los recursos, aunque existe la voluntad y se po-dría formar una comisión interna-mente. Hay personas que conocen de los hechos y podrían ser claves dentro de una comisión, pero ten-

dría que ir aparejado con los re-cursos y con la experiencia en este tipo de investigación”.

Por su parte, el presidente de la AGU, Dr. Luis Gilberto Parada, dijo que revisará el informe pre-sentado por la Defensoría. “Ve-remos si existe la posibilidad de reactivar esa situación a nivel de la AGU, dándole continuidad a través de la Defensoría y Fiscalía”.

La iniciativa de realizar una investigación so-bre los hechos del 30 de julio y presentar una demanda, también es compartida por algu-nos miembros del Con-sejo Superior Universi-tario (CSU).

Durante la reunión de este or-ganismo, realizada el 15 de julio, el Ing. Joaquín Vanegas, represen-tante docente de Facultad de Inge-niería y Arquitectura dijo “que se debe buscar denunciar. Hay que hacer un comunicado serio, que nos digan la verdad, quiénes fueron los asesinos, para eso hay aquí una oficina jurídica para que presenten una denuncia ante los organismos internacionales para que no quede impune”.

Lic. Juan Carlos Caste-llón, representante do-cente de la Facultad de Jurisprudencia y Cien-cias Sociales

“Debe haber un resarcimiento de los daños que se le ocasionó a esas personas y a la Uni-versidad. Se debe documentar lo que pasó, re-cuperar la memoria histórica y con eso plantear una demanda. Tiene que haber gente que ten-ga interés de trabajar eso a fondo, que esté contratada a tiempo completo, que sepa lo que va a hacer para plantear una demanda porque no es una demanda fácil, sino compleja, esa es una inversión que habría que hacer”.

Ciro LaraEstudiante de la Facul-tad de Odontología

“Es necesario que esa investigación se realice y que las au-toridades, en este caso nosotros, se-ría que enviáramos una carta de co-rrespondencia al Estado para que se realice una investigación, ya que otras investigaciones como la de Katya Mi-randa, está en proceso. Sería muy im-portante, un gran aporte de este gobierno realizar una investigación con respecto a todas esas muertes de tantos estu-diantes”.

Estela CarbajalEstudiante de Ingeniería

“Cualquier cosa relacio-nada directamente o indi-rectamente con la Universidad y que tiene que ver con la sociedad salvadoreña debe tomarse en cuenta para que esos errores que se cometieron en el pasado no vuel-van a ocurrir en el futuro. Hay que velar por los derechos de los estu-diantes y si ellos defendieron sus derechos hasta el final debemos de velar por conde-nar a los culpables. Como sector estudian-til tenemos que ver que eso se cumpla y darle un seguimiento a estos sucesos”

Ing. Ana Lilian CabreraRepresentante docen-te de la Facultad de Multidisciplinaria Para-central

“Me parece que sí, porque fue un hecho san-griento en el que murieron jóvenes luchadores que defendían la autonomía de la Universidad y que son actos que no deben quedar impunes, aunque sea tarde debe buscarse responsa-bles y que se les castigue por el hecho cometi-do, porque eso trajo como consecuencias cap-turas, persecución tanto de personal como de estudiantes, desapariciones y muertes, un daño académico, administrativo y de todo tipo a la uni-versidad”.

¿Debería la Universidad realizar una investigación para deducir responsabilidades en la masacre del 30 de 1975?

Por: Ana María Campos

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El Universitario20/ Julio de 2010 Opinión Universitaria

Johanna calderón Sector estudiantil CSUFacultad de Odontología “El 30 de julio de 1975 refleja como el sector estudiantil se mantuvo firme y unificado ante dictaduras militares y eso es algo que debemos mantener hasta el día de hoy. El sector estudian-til debe apoyar propuestas que vayan

relacionadas con la reivindicación y respeto de los derechos humanos, especialmente ahora que han transcurrido muchos años. Aunque estamos, aparentemente, en un gobierno de cambio, tenemos que mantener una postura crítica y objeti-va ante las situaciones que vivimos en nuestro país y no sólo acomodarnos a que un gobierno nos indique si estamos de acuerdo o no. Como sector estudiantil apoyamos la conmemoración de esta fecha porque es importante recordar a los mártires estudian-tiles que vivieron en una época muy crítica, donde ser estu-diante significaba perder la vida. Apoyamos la conmemoración siempre y cuando no se salga de control y sea un acto solem-ne”.

35 años después de la masacre que enlutó a una sociedad entera y que puso de manifiesto las injusticias sociales y la lucha de los estudiantes universitarios por una sociedad más justa, el 30 de julio de 1975, si-gue presente en la historia de la Universidad de El Salvador y del país en general.En el marco de la conmemoración de esta fecha, El Universitario conversó con los representantes estu-diantiles, ante el Consejo Superior Universitario y la Asamblea General Universitaria, para conocer:

¿Qué sabe del 30 de julio de 1975?

Ronald Nájera Sector estudiantil CSUFacultad Multidisciplinaria de Occidente

“Ese acontecimiento inicia en la Facul-tad de Occidente, que antes era el Cen-tro Universitario de Occidente (CUO). En ese tiempo, dentro del marco de las fiestas patronales de Santa Ana, los estu-diantes universitarios salían cada 26 de julio, a una marcha pacífica en rechazo a las injusticias sociales que siempre se han dado. Para 1975 el ejército se toma el CUO y eso impide la realización de la tradicional marcha. Entonces los estudian-tes del Campus Central se dan cuenta de lo sucedido en Santa Ana y pese al miedo que se vivía, se organizan y salen el día 30 de julio en una marcha hacia el Parque Libertad pero son atacados por el ejército antes de llegar. Es ahí donde comien-za el acontecimiento que marcó la historia de la universidad y que esperamos conmemorarlo cada año, en honor a todos esos estudiantes y población en general que se había unido a la marcha. Como sector estudiantil vamos a involucrarnos para no olvidar los derechos universitarios y los derechos de toda sociedad salvadoreña”.

Julio César de la OSector estudiantil CSUFacultad Multidisciplinaria Paracentral

“Los acontecimientos del 30 de julio de 1975 son hechos que muestran la repre-sión estudiantil y el daño a la libertad de expresión que constitucionalmente se nos otorga. El 30 de julio de 1975 fue violentado el derecho a la vida que todo ser huma-no merece. Como estudiante considero que la Universidad de El Salvador debe continuar la conmemoración de esta fecha, porque eso muestra el espíritu revolucionario y el deber que la Universidad tiene para con el país de seguir formando personas con criterio, capaces de mejorar las bases de este país. La conmemoración es un aliciente para todos aquellos estudiantes que queremos seguir en la lucha por nuestros ideales y por un mejor país”.

Wilfredo JovelSector estudiantil CSUFacultad de Jurisprudencia y Cien-cias Sociales

“Cada 30 de julio es la fecha en la que conmemoramos una masacre cometida por el régimen militar de los años 70, en nuestro país, en la cual muchos estu-

diantes universitarios fallecieron. Fue una lucha más de mu-chas batallas que se libraron desde 1931 hasta 1979 contra los gobiernos militares en El Salvador. La Universidad de El Salvador fue siempre la primera en defender los Derechos Hu-manos y la Constitución de la República, por eso muchos es-tudiantes tuvieron que dar la vida debido a la intransigencia de los gobiernos militares que existieron en ese momento. Los estudiantes debemos rescatar de ese acontecimiento que la lucha por la justicia, por la paz y por los derechos humanos, hay que darla en todo tiempo, en todo lugar, frente a cualquier condición y sin ningún temor. Aún cuando se pongan en peli-gro muchos derechos nuestros, la lucha hay que darla por una sociedad mejor”.

Por: Dina Sandoval

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El Universitario Julio de 2010/ 21

María del Rosario Argueta Sector estudiantil AGU Facultad Multidisciplinaria Paracentral

“Es un acontecimiento que año con año conmemora la universidad debido a la ma-sacre que se dio con los compañeros estu-diantes y en solidaridad con ellos se conme-mora. La conmemoración es para recordar las luchas estudiantiles que se han venido

haciendo dentro de la universidad. Como estudiantes hoy tenemos que luchar porque nuestros derechos se nos den a conocer y se nos tome en cuenta dentro de la universi-dad y en la sociedad. También un llamado a todo el pueblo para que se una a estos eventos; ya que es una fecha histórica y por muchos no es conocida. Es bueno que se conmemore todos los años porque es una respuesta a lo que hicieron los compañeros estudiantes para que nosotros continuemos en el proceso revolucionario”.

Opinión Universitaria

Janeth Moscoso Sector estudiantil CSUFacultad Multidisciplinaria de Occidente

“Lo que yo conozco de esa fecha es que todo inició en la Facultad de San-ta Ana, cuando cada 26 de julio hacían un desfile para rechazar las injusticias sociales. El 26 de julio de 1975 el régi-men militar intervino la sede de la uni-

versidad, en Santa Ana, impidiendo que se realice la tradicio-nal marcha. Eso dio pie para que el 30 de julio de 1975, en el campus universitario de San Salvador, los estudiantes se or-ganizaran para tratar de evitar lo que estaba sucediendo. Por eso considero, que es necesario que se le siga dando relevan-cia a este acontecimiento porque hay varios universitarios que desconocemos toda la historia que ha vivido nuestra univer-sidad. Con la conmemoración recordamos a los compañeros que estaban luchando porque el país cambiara”.

Manuel VidalSector estudiantil AGU Facultad de Ciencias Agronómicas

“Tenemos entendido que el 30 de ju-lio de 1975 sucedió una masacre en la que los militares de aquel tiempo viola-ron los derechos de los estudiantes que realizaban una manifestación en contra de la toma del Cam-pus de Santa Ana. Eso creó un antecedente negativo pero his-tórico el cual se ha ido conmemorando durante mucho tiempo dentro de la universidad. En este contexto, la AGU, en el pe-riodo 2005-2007 hizo que en esa fecha se celebrara el día del estudiante universitario y fue así que se ha ido conmemorando con una marcha de forma pacífica y con actividades culturales como la vigilia dentro de la universidad. Desde ese punto de vista, los estudiantes de esa época te-nían sus pensamientos y sus ideas definidas. Era una épo-ca de limitaciones para las clases bajas y ellos luchaban por lo que estaban en contra y nosotros debemos tomar ejemplo de lo bueno y seguir la idiosincrasia del espíritu estudiantil de la UES”.

Brenda MarroquínSector estudiantil AGU Facultad de Jurisprudencia y Cien-cias Sociales

“El 30 de julio de 1975 es una fecha his-tórica donde se conmemora la masacre de los estudiantes que salieron en pro-testa por la represión que sufría tanto la

universidad como el país. Durante la marcha que realizaban los estudiantes fueron duramente reprimidos por el gobierno haciéndoles una especie de emboscada, donde, tengo enten-dido que, después de masacrarlos levantaron rápido los cuer-pos y limpiaron la sangre para que no quedara evidencia. Tomando de referencia este hecho y como estudiante yo con-sidero que debemos retomar la lucha por resolver los proble-mas que están afectando al país, formar parte más activa en la sociedad y no quedarnos sólo en los problemas internos de la universidad”.

¿Qué sabe del 30 de julio de 1975?

Félix SerranoSector estudiantil AGU Facultad de Ingeniería y Arquitectura

“Para mí los hechos del 30 de julio de 1975 no fueron más que una manifesta-ción de la dictadura militar que se esta-bleció en esa época en América Latina y en El Salvador, que no escapó a todas esas políticas que iban en contra de la organización social y so-bre todo la estudiantil, que tuvo un alto protagonismo en la de-fensa de las causas sociales del pueblo salvadoreño. Algo que se ha perdido en los estudiantes de la universidad actualmente es la conciencia y la memoria histórica que debe prevalecer, so-bre todo en un estudiante que pertenece a la universidad pública y que tiene ese antecedente en el que el movimiento estudiantil fue totalmente atropellado, cuando intentó organizarse y defen-der las causas más justas del pueblo salvadoreño. Yo creo que se debe continuar la conmemoración con algo más allá, la orga-nización estudiantil debería de consolidarse y trabajar más por una acción real y participar de las causas sociales”.

Liliana GonzálezSector estudiantil AGU Facultad de Odontología “Lo que yo conozco, como estudian-te de la UES, es que se conmemora la muerte de estudiantes que lucharon en contra de las acciones de un gobier-no. Por lo tanto esta fecha es histórica para la universidad y debemos recor-darla. Considero que la acción que los estudiantes realizaron fue buena porque no se cohibieron ante las acciones milita-res, sino que hicieron valer sus derechos, aunque les costó la vida.

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El Universitario22/ Julio de 2010

Arte y CulturaLa sátira: dosis de crítica política al gobierno

“Bufo es el nombre de un gran género de an-fibios anuros que in-

cluye más de 250 especies de sapos, perteneciente a la familia Bufonidae. La especie más conocida del género, y posiblemente de la que existen más ejem-plares, es el Bufo bufo, también llamado sapo co-mún”.

Pero no se trataba de una cátedra de biología, cuando se convocaban, en el mar-co de las fiestas agostinas, a los desfiles Bufo de los estudiantes universitarios, sino de utilizar el ingenio y la creatividad juvenil para formar una sátira con fuer-te dosis de crítica política, en un contexto donde fal-taban los espacios de ex-presión democrática.

En la ópera cómica ita-liana del siglo XVIII, el personaje que hacía el pa-pel de gracioso era conoci-do como el Bufo.

La primera vez que Luis Castro vio uno de estos desfiles, recuerda, corrían los años 60, era un ado-lescente y aún estaba estu-diando la secundaria. “Me pareció algo muy singu-lar poder ver a estudian-tes universitarios con ves-timentas de cachiporristas, con la natural alegría y jo-cosidad de lo que es la ju-ventud universitaria”.

“Pude apreciar un cartel muy llamativo y que todos lo comentaban. Un cartel alusivo al alcalde de ese entonces, José Napoleón Duarte, vestido de policía municipal y el cartel de-

cía: Napo dejá de joder a las locatarias del merca-do. El cartel presentaba a Duarte con un garrote per-siguiendo a las del merca-do”, dice Castro, quien es empleado administrativo de la UES y participó lue-go en los desfiles, cuando era estudiante.

Inspirados por el Kikapú

“La noche antes se to-maba kikapú”, recuerda Roberto Cañas, docente de la UES. “Es alcohol del más barato con algo para disimularlo y se sube bien rápido, lo hacían los estu-diantes de Química. Se re-unían los estudiantes en el local de Derecho, de Medi-cina, a empezar a ingeniar que cosa se ocurría para

criticar al gobierno”.Eran épocas de dictadu-

ras militares, de golpes de estado, cierres del campus universitario y gestación de la guerra civil.

El papel de la universi-dad en un régimen autori-tario militar generalmente va a ser el de “refugio de una oposición política que no puede expresarse libre-mente en el campo políti-

co, como podría hacerse en un régimen de transi-ción democrática”, opina el historiador Ricardo Ar-gueta.

Al igual que muchos medios de comunicación utilizaban la caricatura para hacer críticas (espe-cialmente cuando los me-dios impresos se masi-fican) el desfile era una forma de sátira que puede leerse como una caricatura crítica.

Mafalda hacía reír y re-mover el pensamiento des-de los años sesenta, en medio de cambios latinoa-mericanos, entre los que se enmarcaba la revolu-ción cubana y cambios so-ciales en su natal argenti-na. Le gusta la música de los Beatles y pertenece a la clase media, de donde también provenían los uni-versitarios salvadoreños, contemporáneos suyos y muchos de los franceses del mayo del 68.

Los orígenes“El movimiento estu-

diantil salvadoreño ha te-nido una gran influencia

“Pude apreciar un cartel muy llama-tivo y que todos lo comentaban. Un cartel alusivo al alcalde de ese enton-ces, José Napoleón Duarte, vestido de policía municipal y el cartel decía: Napo dejá de joder a las locatarias del mercado. El cartel presentaba a Duar-te con un garrote persiguiendo a las del mercado”, dice Castro, quien es empleado administrativo de la UES y participó luego en los desfiles, cuan-do era estudiante”. Luis Castro.

Por: Luis Alemán

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El Universitario Julio de 2010/ 23

Los tradicionales desfiles bufos, donde de mane-ra satírica los universitarios criticaban las políticas gubernamentales de la época eran muy ingeniosos y divertidos, recuerda Roberto Cañas, estudiante en esa época. Pero aún así no lograban despertar las sonrisas en los militares y representantes de los go-biernos en turno.

del movimiento estudian-til guatemalteco, por su cercanía y por el tipo de vínculo entre los estudian-tes salvadoreños con los de Guatemala”, manifies-ta Argueta, al relacionar a la Huelga de Dolores gua-temalteca, con los desfiles bufo salvadoreños.

En Guatemala cada año, desde el 1 de abril de 1898, cuando el presidente Gua-temalteco Manuel Estrada Cabrera dio un margen de apertura política, los uni-versitarios aprovecharon para exigir reivindicacio-nes estudiantiles. Ridicu-lizando los poderes polí-ticos, religioso y militar, como lo hacían los estu-diantes desde los años 50 en El Salvador.

Sobre los orígenes tam-bién se dice que tiene re-lación con las “pelonea-das” universitarias, en las cuales a los estudiantes de nuevo ingreso se les rapa-

ba para darles la bienve-nida. “Eso creo que es un resabio de la cultura auto-ritaria, porque viene desde la educación secundaria, luego se copia en la uni-versidad, pero luego ese tipo de acción y de prác-tica se fue superando y se organizaron desfiles en los cuales participan los estu-diantes nuevos y hay una camaradería, dice el histo-riador Argueta.

En los desfiles en los años 50 los estudiantes se disfrazaban de las perso-nas de la alta sociedad para ridiculizar a las esposas de los presidentes, militares y hasta la iglesia. En esta época, personajes como Roque Dalton participaban activamente.

En algunos periodos, especialmente de eferves-cencia política, los desfiles se ocupaban para rechazar a esos gobiernos, durante su etapa de conflictos con

la universidad. “Pero no decantaban en enfrenta-mientos con la policía”.

“Había más creatividad e interés por hacer una crí-tica pero muy aceptable y agradable para la pobla-ción que la miraba… hoy ya no lo podemos apreciar en la universidad pero son parte de lo que es este país y de cómo el estudianta-do universitario se ha ma-nifestado. El estudianta-do salvadoreño tiene una historia de lucha impresio-nante”, dice Castro.

Después del 75 lo que hacen los desfiles bufos es recordar la masacre estu-diantil del 30 de julio del 75 como tema de la memo-ria histórica.

“En El Salvador el mo-vimiento estudiantil de-saparece en los 90, lo que hay ahora es una nostal-gia del pasado, no encuen-tra identidad propia, es una referencia a los 60, no hay

una idea propia ni origina-lidad”, dice el historiador Ricardo Argueta.

Luis Castro recuerda el último desfile que vio. Fue en los años 70, “causó una enorme polémica porque en el desfile iba un enorme falo y muchos estudiantes vestidos de cachiporristas. Era algo muy llamativo”.

“Éramos l´enfant terri-ble, niños terribles que hacíamos cosas como estas…Como jóvenes nos orientábemos a divertirnos y no hacer de esto una cosa estirada sino una mezcla de jóvenes jodarria, inge-nio y creatividad. Hoy pa-rece ser que esa parte de ingenio y creatividad al-gún duende se la robó”, es la expresión de Roberto Cañas, al recordar el desfi-le al que Castro se refiere

.“La Jodarria Universitaria”

Entorno a los desfiles

Bufo giraban también las “Veladas de Medicina” y la publicación de “La Jo-darria Universitaria, ór-gano viril de los estu-diantes”, según rezaba su slogan.

Se trataba de una paro-dia de los problemas po-líticos y sociales que el país vivía y de caricaturi-zar personajes.

El equipo de redacción y los caricaturistas nunca publicaron sus nombres, auque se presume que al-gunos eran parte del mis-mo equipo de Opinión Estudiantil, una publica-ción de la AGEUS.

“No se podía decir quienes eran los redacto-res de la jodarria porque los mataban. Estamos ha-blando de la pequeña bur-guesía, de las clases me-dias que habían estudiado en colegios urbanos de San Salvador, que llega-ban a la universidad, se radicalizaban, eran rebel-des y tenían mucho inge-nio e integraban la plana de redacción de LaReac-tivación

Actualmente no se ha conformado una AGEUS, aunque el Rector, Ingeniero Rufino Quezada, planteó la necesidad de su existencia, el 9 de julio de 2008 al di-rigirse ante representantes estudiantiles en órganos de gobierno universitario.

“Este 30 de julio de esté año podría ser el inicio de la reactivación del movimien-to estudiantil de la UES, y la partida del sendero de la nueva AGEUS. El nue-vo movimiento estudiantil sería diferente en cuanto a prácticas de lo que tradicio-nalmente se hace en las ca-lles”, dijo el Rector.

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El Universitario24/ Julio de 2010

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El Universitario Julio de 2010/ 25

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