pedro casaldaliga hermano de los sin tierra

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2

PEDRO CASALDÀLIGA

HERMANO

DE

LOS

SIN TIERRA

JOSÉ LUIS VÁZQUEZ BORAU

3

“Voy a pasar la vida más o menos inútil, más o

menos poeta. No habré tenido un hijo. No habré

sido magnate ni gerente de lucros, ni albañil o

mecánico. Habré plantado unos contados árboles

y habré escrito unos libros, muchas cartas, hojas

hijos al viento. Procura que la Gracia y la Ternura

llenen de vino nuevo... tu ánfora de barro. Dios

mide a su manera la eficacia. Ama a todos los

hijos de los hombres. Di tus palabras como las

semillas que mueren pero brotan. Haz de tu

corazón célibe solo un ambulante hogar

desatrancado, una lona de circo bullanguero.

Deja las digitales de tus pies peregrinos como

besos en llama solidaria sobre la carne de la

Madre Tierra. Posa tus ojos, tibios ya de ocaso,

como lumbres de aceite, acurrucadas en la vigilia

universal del Tiempo”

(Confesiones, Pedro Casaldàliga)

Primera edición: Noviembre 2013

ISBN: 978-1-291-63988-9

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ÍNDICE

PREÁMBULO ................................................................ Pág. 18

I. INFANCIA Y JUVENTUD .............................................Pág. 13

II. ORDENACIÓN SACERDOTAL ................................ Pág. 20

III. SU ENCARNACIÓN EN MATO GROSSO .............. Pág. 25

IV. UN EJEMPLO QUE MARCARÁ SU VIDA ............. Pág. 31

V. ORDENACIÓN EPISCOPAL ..................................... Pág. 36

VI. LOS LATIFUNDIOS DE LA PRELATURA ............. . Pág. 41

VII. EDUCACIÓN Y SANIDAD EN EL TERRITORIO ... Pág. 47

VIII. COMPROMISO CON LOS SIN TIERRA ................ Pág. 59

IX. DIARIO DE 1975-1977 ............................................. Pág. 65

X. LOS XAVANTE QUIEREN VOLVER A SU TIERRA Pág. 71

XI. LOS VIAJES DE CASALDÀLIGA ............................ Pág. 82

XII. ALBORADA, EL BOLETÍN DE LA PRELATURA ... Pág. 107

XIII. LA GRAN BLASFEMIA DE NUESTROS DÍAS .... Pág. 115

XIV. TEOLOGÍA Y ESPIRITUALIDAD DE LA LIBERACIÓN 123

XV. SU RESPONSABILIDAD ECLESIAL Y SOCIAL .. Pág. 133

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XVI. SU FE EN EL DIOS DE JESÚS ......................... Pág. 143

XVII. SU OPCIÓN POR LOS POBRES ...................... Pág. 152

XVIII. SU RELEVO EN LA PRELATURA ...................... Pág. 161

XIX. SU SUEÑO ........................................ ................ Pág. 171

EPÍLOGO ................................................................... Pág. 185

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PREÁMBULO

Conocí a Pedro Casaldàliga por el año 1960, tenía entonces catorce

años y su discernimiento sobre mi vida ha sido crucial. Iniciaba

entonces el bachillerato superior en el Colegio Claret de Barcelona.

Fue mi director espiritual. Decir esto hoy suena a extraño, cuando

estamos vaciados hacia lo exterior y apenas queda vida interior.

Pues sí, interfirió en mi vida, aconsejándome en la orientación

vocacional. ¿Qué hubiese sido de mí sin aquellos consejos? Fue

como uno de esos ángeles que intervienen en nuestro camino a lo

largo de nuestra vida...

Por aquel entonces de la España franquista, Casaldàliga

animaba los Cursillos de Cristiandad con gran empuje. Noches

locas hablando con matrimonios, con personas muy interesantes

con las que no había tenido mucho contacto hasta aquel momento.

Esto le ayudó a conocer a los seglares y sus problemas. Conserva

grandes amistades de aquella época. Y vino el Concilio...

La idea de convocar y celebrar un concilio ecuménico se le

ocurrió al papa Juan XXIII. El Concilio no fue el resultado de un

proceso de análisis y de estudio. Fue el efecto inesperado de una

“intuición profética”. Este impulso representó un cambio radical en

7

las posiciones hasta entonces admitidas y consideradas como lo

normal en la Iglesia. El día 11 de septiembre de 1962, es decir, un

mes antes de iniciarse los trabajos del Concilio, Juan XXIII dirigió un

radiomensaje a los cristianos de todo el mundo. En él decía que la

finalidad del Concilio no se debía limitar a la simple repetición de las

afirmaciones teológicas tradicionales, sino que lo importante era

una nueva formulación de la doctrina “en la forma y proporciones de

un Magisterio con un carácter sobre todo pastoral”. Su intención era

presentar a la Iglesia de manera que fuera una verdadera respuesta

a las profundas exigencias de la humanidad1.

Fue el mismo año de mi relación con Casaldàliga cuando lo

enviaron, junto a otros religiosos, a Guinea, para implantar los

cursillos de cristiandad. Allí fue su primer contacto con el Tercer

Mundo, teniendo que luchar ya entonces para que en los cursillos

pudiesen asistir tanto blancos como negros. Fue en el verano de

1961, teniendo el billete para ir de nuevo a Guinea, cuando lo

destinaron a Barbastro como director del seminario. Después cuatro

años a Madrid como director de la revista Iris de Paz. El impacto del

Concilio le llegó a él y aun grupo de misioneros que trabajaban en

equipo. Algunos artículos de la revista molestaban al gobierno

franquista, y el ministro de Información de entonces, Manuel Fraga

1 Cf. J: M: CASTILLO, La Iglesia que quiso el Concilio, Madrid 2001, 22-23

8

Iribarne, amenazó con cerrar la revista si no se cambiaba la línea

editorial. Lo que motivó que le asignasen el encargo de fundar una

misión en la región norte del Mato Grosso. Cuando conocí la noticia

me sonó a exclaustración..., pero los caminos del Señor son

maravillosos: De la muerte puede hacer surgir vida.

Pedro Casaldàliga llegó a la región de Sâo Felix a finales de

julio del año 1968, año del mayo francés y de la primavera de

Praga, símbolos de un mundo que estaba en efervescencia y

transformación, donde la Iglesia acentuaba su proceso de

modernización, especialmente en América del Sur con la

conferencia de Medellín del año 1968, donde Pablo VI se reunió con

el episcopado latinoamericano y donde resonaron estas palabras:

“El Episcopado Latinoamericano no puede quedar indiferente ante

las tremendas injusticias sociales existentes en América Latina, que

mantienen a la mayoría de nuestros pueblos en una dolorosa

pobreza cercana en muchísimos casos a la inhumana miseria. Un

sordo clamor brota de millones de hombres, pidiendo a sus pastores

una liberación que no les llega de ninguna parte”2. Su llegada a

Brasil, junto con otro misionero, Manuel Luzón, no fue fácil. Y tres

años después le llegó el nombramiento de obispo del Vaticano. El

futuro obispo redactó la siguiente invitación: ”Tu mitra será un gorro

2 Medellín, Pobreza, 1,2

9

de paja sertanejo, el sol y el claro de luna, la lluvia y el sereno, la

mirada de los pobres con quien caminas y la mirada gloriosa de

Cristo, el Señor. Tu báculo será la Verdad del Evangelio y la

confianza de tu pueblo en ti. Tu anillo será la fidelidad de la Nueva

Alianza del Dios liberador y la fidelidad del pueblo de esta tierra. No

tendrás otro escudo que la fuerza de la Esperanza y la Libertad de

los hijos de Dios, ni utilizarás otros guantes que el servicio del

Amor”. El 23 de octubre de 1971, el día de su consagración, como

no había ninguna catedral, las personas tuvieron que traer las sillas

de sus casas para sentarse junto al río Araguaia junto a un hombre

con un gorro de paja y un remo de madera que utilizan los indios

tirapé. He de confesar que esta imagen se convirtió para siempre en

mí como el símbolo que encarnaba las mejores aspiraciones del

Concilio Vaticano II.

Hoy, cuando Casaldàliga ya mayor, pero no descomprometido

con su gente, obispo emérito de Sao Félix do Araguaia (Brasil), que

ha realizado una meritoria labor entre los más desvalidos, en

especial los indígenas y campesinos sin tierra con los que ha

colaborado en la transformación social del Mato Grosso Brasileño,

quisiera rendir homenaje y hacer memoria de lo que, para mí, es lo

más importante de su biografía, más allá de nuestras creencias

personales: su coherencia de vida. Siempre he reaccionado ante

10

aquellos que dicen, para justificarse, que de joven hay que ser

revolucionario, pero quien lo es de mayor es un iluso. Para mostrar

que esto no es así, baste este testimonio vital.

Antes de entrar en el recorrido biográfico de éste “hermano de

los sin tierra”, quisiera decir que Casaldàliga no es de una pasta

diferente a la nuestra, es hijo de una tierra como cada uno de

nosotros, que ha llegado a una plenitud de vida desplegando sus

alas al viento para ir dando respuesta, día a día, lo que los

acontecimientos le demandaban. Pero, eso sí, con total

generosidad de vida. No hubiese llegado a lo que es si hubiese

querido “guardar su vida” y no entregarla a los demás.

Vamos a estructurar esta narración en varios capítulos: En

primer lugar los años anteriores a su partida hacia Mato Grosso

(Brasil); y, después, su vida en Mato Grosso, su lugar de plena

encarnación como lo hizo en su día Jesús en Nazaret.

11

EL CORAZÓN LLENO DE NOMBRES

Al final del camino me dirán:

¿Has vivido? ¿Has amado?

Y yo, sin decir nada,

abriré el corazón lleno de nombres3.

3 Los poemas que aquí se incorporan están extraídos de P. CASALDÀLIGA, Antología Personal, Editorial Trotta, Madrid 2006.

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I. INFANCIA Y JUVENTUD

La lealtad, la libertad y la profecía no se improvisan. Cada uno da lo

que es. El radicalismo de Pedro proviene de dentro, como de un río

secreto que irrumpe cuando circunstancias externas tratan de

desviarlo, pararlo, acallarlo. Cuenta Pedro: “Una vez, tras enterrar a

uno de esos peones asesinados, cogí un puñado de tierra de su

sepulcro, lo puse sobre el altar y excomulgué a esas haciendas.

Pero fue un acto contra las haciendas, no contra las personas”. Y,

ante la presión de ciertos latifundistas muy “cristianos”, que lo

invitaban a celebrar misa en las capillas de sus terrenos, decidió

evitar toda ambigüedad: “El Evangelio es para los ricos, pero contra

su riqueza, sus privilegios, su posibilidad de explotar, dominar y

oprimir. Si cada semana voy a la casa de un rico y no pasa nada, no

digo nada, no sacudo aquella casa, no sacudo aquella conciencia,

ya me he vendido y he negado mi opción por los pobres”.

En la vida de cada persona hay semillas que preparan su

futuro. Esas semillas brotaron en Pedro y le hicieron decir un día al

regreso de unos Cursillos de Cristiandad dados en Guinea: “Siento

furiosa la realidad y la llamada del Tercer Mundo. Traigo para

siempre en mi corazón, confusamente, como un feto, África, el

13

Tercer Mundo, y esa nueva Iglesia, la Iglesia de los pobres, que

diríamos luego a partir del concilio”. ¿Cuáles fueron esas semillas?

Casaldàliga nació en Balsareny, comarca del Bages, un

pueblo de Cataluña, el 16 de febrero de 1928. Era el hijo del lechero

del pueblo, un hombre sobrio, silencioso y muy sensible. Le gustaba

mucho el cine, ordeñaba por la mañana y se escapaba, a veces, a

ver alguna película. Su madre, a la inversa, era muy habladora y

estaba muy influenciada por la tradición de una familia de tratantes

de animales. De sus recuerdos de infancia, Casaldàliga retiene el

de la sábana de color rosa que cubría el cadáver de su vecinita que

apenas tenía dos años. En España se vivían años difíciles. Los

Casaldàliga eran gente de orden y de tradición, pero no eran ricos.

Su padre no dejaba de repetir en casa que no eran ricos. No

pasaban gana pero no sobraba tampoco nada. En su casa se

valoraba mal el lujo y el dinero mal ganado.

La época de la República y posteriormente la Guerra Civil

cogieron a Casaldàliga en zona roja marcada por un ambiente

anticlerical. Se perseguía a los sacerdotes y a las monjas. En su

casa se vivía un clima de persecución. Las persianas siempre

estaban bajadas y se hablaba en voz baja. La escuela del pueblo

que era mixta y atea, la llevaba una maestra socialista, lo que

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motivo que algunas familias retiraran a sus hijos de la misma.

Durante esos años Casaldàliga asistía a clases particulares que

daban, a escondidas, mujeres voluntarias del pueblo, que

combinaban las matemáticas con la catequesis. Se vivía en un

ambiente de clandestinidad. Las muchas veces hacía de

monaguillo, se celebraban en masias alejadas del pueblo. En

definitiva, estos jóvenes, entre los que se encuentra Casaldàliga, no

tuvieron adolescencia.

No obstante, Casaldàliga mantiene un buen recuerdo de las

escapadas a Candàliga y a Cortés del Pi, dos masias de parientes

donde su familia lo enviaba para descongestionarlo del ambiente de

Balsareny y ara que pudiese alimentarse mejor. Allí Casaldàliga se

apasionó definitivamente por la naturaleza. De aquellos días

recuerda cuando con los amigos quemaron accidentalmente un

árbol y los remordimientos que tuvo. Este sentimiento, como el de

su vecinita, le revive cada vez que se encuentra con violencia o se

destruye con fuego la selva de Mato Grosso.

Pero lo que marcará con fuego a este niño de siete años fue

la muerte, en poco espacio de tiempo, de dos personas muy

queridas para él: el vicario de Navàs, amigo de la familia, y su tío

Luis, un sacerdote joven, que era motivo de orgullo a su abuela

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Francesca, que había sufrido persecución en la época republicana.

A su tío lo mataron cuando intentaba esconderse, con dos

compañeros religiosos, en un mas. Estaban a punto de salvarse

pero fueron descubiertos por un carbonero que los delató a los

milicianos. Por todo esto, Casaldàliga puede decir que es “hijo de

sangre de mártir”. Como no podían ir al lugar a donde mataron a su

tío, su madre lo llevó a la calle donde asesinaron al vicario de

Navàs. Casaldàliga recuerda perfectamente el impacto que le causó

el ver la sangre sobre la cera.

Por fin la guerra se acabó, pero la sangre de miles de

republicanos tardó muchos años en extinguirse. Los Casaldàliga

vivían ajenos a esta otra barbarie; para ellos la victoria de los

nacionales suponía el fin de la clandestinidad y de la persecución. A

Casaldàliga le decían que los rojos eran malos, pero pronto

descubrió que los nacionales distaban mucho de ser íntegramente

buenos. En su casa la familia le compró el uniforme falangista, pero

no se lo quería poner, porque, según le habían dicho, los requetes

eran mejores.

Al haber terminado la guerra, la familia Casaldàliga pudo ir a

traer a Balsareny los restos del tío Luis para ser enterrados en el

cementerio del pueblo. Fue una ceremonia solemne y emotiva.

16

Antes de enterrarlo la madre de Pedro, que apenas tenía diez años,

le colgó en el cuello una bolsita de color verde que contenía un

diente e su tío como reliquia. Este hecho, junto con la insistencia de

su abuela que le pedía que se hiciese sacerdote, golpeaba su

conciencia infantil. Por todo esto, a los once años les dijo a sus

padres que quería ser sacerdote. Una vez asumido el hecho por la

familia, estudió un año de latín con el vicario de Balsareny y, al

verano siguiente ingresó en el seminario de la Gleba en Vic.

Era tiempo de postguerra, de hambre y de privaciones. Ser

seminarista en aquel tiempo y con aquella edad era toda una

prueba. En las cartas que enviaba a su familia repetía: “Enviadme

pan”. Desde el día en que Casaldàliga entró en el seminario hasta

el día de hoy, el tiempo que este ha estado en la casa familiar ha

sido mínimo. Casaldàliga, una vez habituado a soportar las

dificultades, descubre una de las pasiones más importantes de su

vida: la poesía. Para Casaldàliga su vocación natural es ser poeta.

Piensa que todos somos poetas, pero el poeta tiene la suerte de

poderlo decir. No se considera un buen poeta, pues no se ha podido

dedicar a la poesía. Casaldàliga respira poesías, pero no se dedica

a hacerlas. La poesía le ha ayudado mucho a lo largo de su vida,

especialmente en el Mato Grosso para gritar, cantar, reír o llorar,

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para maldecir y para rezar. Renunciar a la dedicación a la poesía,

es una de sus renuncias a favor de la vocación misionera.

En el seminario jugaban a misioneros que eran perseguidos y

martirizados por los indios. Casaldàliga siempre quería jugar al

misionero mártir. En casa notificó que “quería ser misionero”,

cuando tenía doce años. Una de las personas que más influyó en

esta decisión fue el padre claretiano Bertrans, un sacerdote que

custodiaba las reliquias de san Antonio Maria Claret, a quien había

acompañado durante la guerra haciendo de monaguillo por las

masias de la comarca. El padre Bertrans simulaba ser un

comerciante de tejidos e iba disfrazado con un gran bigote para

ocultar su condición de sacerdote. Para ser misionero Casaldàliga

tuvo que salir de Vic, durante el verano del año 1941, para ir a

Cervera. A partir de aquí seguirá su proceso que le llevará a

Barbastro, otra vez a Vic y, finalmente, a Solsona y a Valls, donde

finalizará sus estudios. A Casaldàliga le hubiese gustado mucho

dedicarse a la filosofía. En el seminario hizo una tesis sobre

Heidegger y el existencialismo de Unamuno y de Marcel. Además

de descubrir la filosofía, a casaldàliga le hubiese gustado ser

periodista. En este tiempo de formación pensaba apostólicamente

en la prensa, la radio y el cine. Años más tarde, estando en Madrid,

18

pudo dirigir la revista Iris. Sus amigos le llamaban Pedro Palabra.

Gracias a esto en Mato Grosso ha podido publicar todo lo que iba

viviendo, lo que ha favorecido la resonancia internacional. Es una

manera, como decía Jesús, de gritar desde los tejados.

PERSONALIDAD

Pájaro que tiene personalidad,

quiere el aire, el riesgo, de la libertad.

No le van las jaulas, no le van.

19

II. ORDENACIÓN SACERDOTAL

Fue ordenado sacerdote el 31 de mayo del año 1952, durante el

Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona, con otros

ochocientos compañeros. Y desde entonces, la Iglesia ha cambiado

mucho. Principalmente, gracias al Concilio Vaticano II que, a pesar

de todos los frenazos que se han venido dando oficialmente,

significó una revolución histórica para la Iglesia. Ahora hay mucho

más laicado, mucha más libertad, concedida o conquistada, más

ecumenismo y diálogo interreligioso. Han surgido nuevas teologías,

se tiene conciencia clara de la necesidad de renovar profundamente

el ministerio de Pedro, la vivencia de la colegialidad y de la

corresponsabilidad, y se pide cada vez más incontestablemente el

diálogo entre la Iglesia y el mundo.

Sabadell será, después de un breve paso por Galicia, su

primer destino. Empieza a trabajar al colegio de los claretianos,

pero la dedicación a la enseñanza no le priva de dedicar algunas

horas a la radio, fundar la revista Euforia, realizar actividades con

los inmigrantes murcianos que van llegando a la ciudad, En el año

1958 es destinado en Barcelona, donde ejerce una múltiple

actividad pastoral, se encarga de los "Cursillos de *Cristiandad",

20

escribe un programa de radio semanal que es retransmitido por

once emisoras y colabora en diferentes publicaciones: Otro Cine,

Universidad 61,... A pesar de traer un ritmo vertiginoso de trabajo le

queda tiempo para intentar hacer algo por los inmigrantes que van

llegando a Barcelona. Casaldàliga organiza con sus colaboradores

una bolsa de trabajo que consigue ocupación por más de quinientos

jóvenes, se abre un local con duchas y ropa en el Casal Claret y se

organiza una escuela nocturna gratuita por jóvenes analfabetos y

sin estudios.

De Barcelona es enviado a Guinea para promover los "Cursillos de

Cristiandad". Allá lleva a cabo la experiencia de lo que se denominó

“cursillos mixtos", en los que participan simultáneamente personas

de diferentes colores de piel. Pedro siente allí "furiosamente la

llamada del Tercer Mundo". Guinea deja impronta en Casaldàliga.

En el año 1965 es prefecto del Seminario claretiano de

Barbastro y al cabo de poco tiempo irá a Madrid para dirigir la

antigua revista Iris de paz. Madrid le abre nuevas puertas a la

prensa, a los cursillos, con los universitarios negros de Guinea, con

los submundos que ya le eran familiares de Sabadell y Barcelona.

Iris se convierte en una revista teñida de preocupación social. Tanto

que un artículo suyo calificando de "decepcionante" una declaración

21

del Episcopado Español, supone su destitución. Asesor Nacional de

los Cursillos de Cristianismo, el obispo Pedro hace el que puede

para ir impregnando las comunidades cristianas al nuevo aire del

Concilio. Junto con otros compañeros juega un papel fundamental

en la renovación de su orden religiosa con su participación como

delegado al Capítulo General de Renovación de los Misioneros en

el año 1967, como exigía el Concilio Vaticano II.

Pedro, apodado el “Che” por capitanear entre los claretianos

la trinchera renovadora después del Vaticano II, tenía

encantamiento y credibilidad. La juventud lo admiraba por su

apertura, su compromiso con la justicia y los más marginados, su

sensibilidad poética y su capacidad de dialogar con los problemas

de la cultura moderna.

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DEJA LA CURIA, PEDRO

Deja la curia, Pedro,

desmantela el sinedrio y la muralla,

ordena que se cambien todas las filacterias impecables

por palabras de vida, temblorosas.

Vamos al Huerto de las bananeras,

revestidos de noche, a todo riesgo,

que allí el Maestro suda la sangre de los Pobres.

La túnica inconsútil es esta humilde carne destrozada,

el llanto de los niños sin respuesta,

la memoria bordada de los muertos anónimos.

Legión de mercenarios acosan la frontera de la aurora naciente

y el César los bendice desde su prepotencia.

En la pulcra jofaina Pilatos se abluciona, legalista y cobarde.

El Pueblo es sólo un «resto»,

un resto de Esperanza.

No Lo dejemos sólo entre guardias y príncipes.

Es hora de sudar con Su agonía,

es hora de beber el cáliz de los Pobres

23

y erguir la Cruz, desnuda de certezas,

y quebrantar la losa—ley y sello— del sepulcro romano,

y amanecer

de Pascua.

Diles, dinos a todos,

que siguen en vigencia indeclinable

la gruta de Belén,

las Bienaventuranzas

y el Juicio del amor dado en comida.

¡No nos conturbes más!

Como Lo amas,

ámanos,

simplemente,

de igual a igual, hermano.

Danos, con tus sonrisas, con tus lágrimas nuevas,

el pez de la Alegría,

el pan de la Palabra,

las rosas del rescoldo...

...la claridad del horizonte libre,

el Mar de Galilea ecuménicamente abierto al Mundo.

24

III. SU ENCARNACIÓN EN MATO GROSSO

Un año más tarde, el 1968, es enviado al Mato Grosso (Brasil) junto

con el padre Manuel Luzón. La Misión tiene 150.000 km2, de ríos,

"sertao" y floresta, al nordeste del Mato Grosso, dentro del

Amazonia llamada "legal", entre los ríos Araguaia y Xingú. En todo

el territorio viven entre cincuenta y sesenta mil habitantes. Por

entonces se está abriendo la única carretera existente, roja y

polvorienta. Lugar de extrema pobreza, sin médico, correo, luz,

teléfono, telégrafo... La profesora más cualificada es una mujer con

poco menos de un año y medio de estudios elementales. Los

misioneros empiezan a hacer de enfermeros, supliendo los

inexistentes médicos en la lucha contra la muerte: malaria, hepatitis,

tétanos, deshidratación, desnutrición. En la primera semana de

estancia tiene que enterrar cuatro niños en Sâo Félix, más tarde

tendrá que enterrar otros muchos. Poco a poco la situación va

ofreciendo su cara real. Las soluciones llegan poco a poco. Forman

una escuela de segundo grado, para hacer frente al analfabetismo y

un pequeño centro de asistencia médica. Se va construyendo un

pequeño equipo misionero. La Misión se convierte en Prelatura:

“Prelatura de Sâo Félix don Araguaia”

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Pedro Casaldàliga se toma en serio lo de que el amor a Dios

se verifica en el amor a la persona, el respeto u ofensa a la persona

es respeto u ofensa a Dios y, a mayor ofensa, más indignación y

compromiso: “Mi decisión última, escribe Pedro, fue el año 1967.

Había llegado mi hora. El testimonio laico del Che Guevara, muerto

por entonces, era una nueva llamada. Elegí el Brasil. Por fin, había

conseguido lo que tanto había soñado: un clima heroico para vivir

heroicamente. Uno encuentra natural que Pedro, ya en el Mato

Grosso, en uno de sus primeros entierros, los sepultados eran

cuatro niñitos de prostitutas, dijera a su compañero Manuel Luzón:

“O nos vamos de aquí inmediatamente, o nos suicidamos, o

hallamos una solución para todo esto”.

La Prelatura de San Félix do Araguaia es la Iglesia católica de

la región del Alto Araguaia, en Brasil. Situada en el nordeste del

Estado del Mato Grosso, abarca una extensión similar a la de

Portugal. Esta región amazónica se caracteriza por su aislamiento,

miseria y ausencia total de los más elementales derechos humanos.

Los núcleos urbanos más próximos, como Goiania o Barra de

Garças, se encuentran a treinta horas de Sâo Félix, la capital del

Estado del Mato Grosso. Cuiabá, está a dos días de viaje. En toda

26

la región las carreteras son de tierra, y en la temporada de lluvias

quedan cortadas.

Este contexto de aislamiento favorece una situación de

corrupción generalizada en donde todos los órganos de poder,

como gobernadores locales, policía y jueces, cometen y consienten

torturas, asesinatos y esclavitud en toda la región. El propio

Casaldàliga, sufrió un intento de homicidio por parte de la policía

militar, que equivocando el objetivo asesinó con un disparo a

bocajarro al sacerdote que le acompañaba.

Uno de los orígenes de esta situación es la corrupción

electoral. El analfabetismo, la ignorancia, el miedo y las amenazas

son la práctica habitual de la compra-venta de votos a cambio de un

poco de dinero o comida. Así, son los más pobres los que sustentan

el sistema actual permitiendo con sus votos que auténticos

mafiosos y asesinos copen los distintos órganos de poder. En las

últimas tres décadas apenas se han conseguido avances

significativos en derechos humanos, a pesar de que hace ya

veinticinco años que finalizó la dictadura. Por el contrario, el nivel

adquisitivo de la población en la región y en el país entero ha

disminuido a menos de la mitad en este periodo. Hoy hay más

pobreza y es más extrema que hace treinta años. Tras una

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sucesión de gobiernos militares, el 15 de marzo de 1985 tomó

posesión el primer presidente civil, pero no como resultado de una

consulta popular, pues una de las últimas acciones de la dictadura

fue impedir que se tradujera en una acción práctica la amplia

movilización por elecciones directas desarrollada en el país. Sin

embargo, los militares no pudieron impedir que el colegio electoral

que diseñaron para confirmar cada cinco años al general escogido

para comandar al régimen, eligiera a Tancredo Neves en lugar de

su candidato Paulo Maluf, que fue hospitalizado la noche antes

debido a una enfermedad que en poco tiempo lo condujo a la

muerte, Neves no asumió el cargo, y en su lugar lo hizo el

vicepresidente José Sarney, que gobernó hasta 1990. Bajo su

mandato se aprobó una nueva Constitución que estableció la

elección directa para escoger, cada cuatro años, al presidente y

vicepresidente de la República, senadores, diputados y

gobernadores, y en fecha distinta a alcaldes y concejales por igual

período.

El fin de la dictadura, aunque no de la influencia de los

militares en la vida nacional, que hasta hoy es fuerte, comenzó con

la aprobación por el último de sus gobiernos de una ley de amnistía

en agosto de 1979.Esto fue impulsado por la reactivación de las

28

luchas sindicales, dirigidas por el presidente Luis Ignacio Lula da

Silva, líder del Partido de los trabajadores (PT); del movimiento

estudiantil y de otros sectores profesionales y sociales y la

proliferación de los comités por la amnistía, a partir de 1977. La ley

se limitó a amnistiar a los varios miles de víctimas del régimen

militar instaurado el 1 de abril de 1964: Diez mil exiliados, casi cinco

mil privados de sus mandatos electivos y/o derechos políticos y

centenares de expulsados de sus trabajos o centros de estudio. El

hecho de que nadie haya sido juzgado por esos crímenes,

demuestra el poder real que siguen teniendo las Fuerzas Armadas

después de más de dos décadas de haber dejado el gobierno. La

cerrada oposición castrense se da a pesar de que no existen

exigencias de apertura de procesos contra los culpables, sino sólo

la demanda de que se esclarezca toda la verdad de lo ocurrido en

esas dos negras décadas para Brasil.

29

NO TE HE NEGADO

Por causa de Tú causa me destrozo

como un navío, viejo de aventura,

pero arbolando ya el joven gozo

de quien corona fiel la singladura.

Fiel, fiel..., es un decir. El tiempo dura

y el puerto todavía es un esbozo

entre las brumas de esta Edad oscura

que anega el mar en sangre y en sollozo.

Siempre esperé Tú paz. No Te he negado,

aunque negué el amor de muchos modos

y zozobré teniéndote a mi lado.

No pagaré mis deudas; no me cobres.

Si no he sabido hallarte siempre en todos,

nunca dejé de amarte en los más pobres.

30

IV. UN EJEMPLO QUE MARCARÁ SU VIDA

La casa de un artesano tapirapé se conoce rápidamente porque

tiene en la puerta un par de loros desplumados con más piel que

plumas. Los tapirapé se han dedicado siempre a la caza, la pesca y

a una agricultura muy rudimentaria, pero desde hace unos años la

artesanía se ha convertido en una buena fuente de ingresos

complementarios. Los tapirapé aprecian mucho estas aves porque

utilizan las plumas que cada año renuevan por hacer las grandes

mascares características de la tribu. En una de sus primeras visitas

al poblado, presentaron a Casaldàliga un viejo pâxé, una clase de

sacerdote-médico, el hombre de culto de la medicina tradicional,

quien le bendijo, le cogió las manos y le sopló insistentemente para

espantar a los malos espíritus que pudiera traer, como si fuera un

invasor que traía malos espíritus para sus tierras y sus culturas.

En todo el poblado no hay ni un solo signo religioso.. No hay

ninguna iglesia, ni ninguna cruz, pero hace más de cuarenta años

que se instaló una misión de las hermanitas de Foucauld, las que

trabajaban con el padre Jentel y que forman parte del equipo de la

prelatura de Casaldàliga. Actualmente viven aquí las hermanitas

Odile y Genoveva, que todo el mundo conoce como ‘Veva’. Ella fue

la primera religiosa que llegó al poblado y ha vivido de cerca todos

31

los conflictos que han afectado los tapirapé. Como todos los

pueblos indios, estos también tienen problemas de tierra, en este

caso dificultades en lograr que el gobierno haga la demarcación del

territorio donde siempre han vivido y especialmente que los grandes

propietarios de la región la respeten. Veva y Odile viven en una

cabaña más del poblado. En su interior se puede descubrir la

primera señal de su condición religiosa: Hay una discreta capilla-

oratorio de poco más de dos metros cuadrados que tienen en un

rincón. Las hermanitas de Foucauld son una fraternidad

contemplativa, pero su estilo de vida les lleva a estar siempre al

servicio de los demás; por lo tanto, aunque sea la hora de la

oración, lo abandonan si entra alguien a la casa. Otra característica

de estas religiosas es la firme convicción que no pueden ni quieren

enseñar nada a nadie: la gente ha de aprender por ella misma, ellas

sólo quieren compartir. Veva es una mujer de setenta y cinco años

que ha pasado más de la mitad de su vida entre estos indios y

parece como si, del contacto, se le hubiera pegado incluso una

cierto parecido físico. El sol de la región le ha dorado y arrugado la

piel, tiene los cabellos cortos, lisos y plateados, una mirada

bondadosa y unas manos grandes y endurecidas por el trabajo.

“Nosotros queremos respetar y no imponer. Cuando llegamos a

este poblado la situación era muy difícil, intentamos ayudarles, pero

32

no nos limitamos a darles medicinas, sino que les hicimos ver que

había una salida, que no estaba todo acabado”. “Para dar confianza

a los tapirapé, añade Veva, decidimos asumir la vida que hacían,

porque entre ellos se había creado el sentimiento de que sus

creencias estaban equivocadas y empezaban a despreciar su

propia lengua y a pensar que su sistema de vida era malo.

Entonces, nosotras, por hacerlos ver que su vida sí que tenía un

sentido, decidimos asumir todo el que hacían y todo el que tenían”.

Casaldàliga reconoce la importancia de esta presencia de las

hermanitas.”Es una presencia misionera, afirma, de testimonio y de

plena encarnación. En aquella época todavía no se usaba la

palabra inculturación entre los misioneros, porque la Iglesia asumió

la necesidad de inculturación hace muy pocos años, mucho

después de que lo hicieran las hermanitas”. La inculturación para

aquellas dos monjas llegó en el momento en que decidieron no

intentar convertir los indios tapirapé al cristianismo, sino que más

bien fueron ellas las que se convirtieron a la manera de vivir de los

tapirapé. Lo hicieron simplemente como una respuesta a la realidad

que veían y como una consecuencia lógica del estilo de vida de su

carisma. Por entonces no era habitual encontrar misioneros que

actuaran de aquella manera, y descubrir esta realidad impresionó

profundamente a Casaldàliga, que ha aprendido mucho de estas

33

dos monjas, según el testimonio recogido por Francesc Escribano4

en su libro.

ME LLAMARÁN SUBVERSIVO

Con un callo por anillo,

monseñor cortaba arroz.

¿Monseñor "martillo

y hoz"?

Me llamarán subversivo.

Y yo les diré: lo soy.

Por mi pueblo en lucha, vivo.

Con mi pueblo en marcha, voy.

Tengo fe de guerrillero

y amor de revolución.

Y entre Evangelio y canción

sufro y digo lo que quiero.

Si escandalizo, primero

quemé el propio corazón

al fuego de esta Pasión,

cruz de Su mismo Madero.

Incito a la subversión

contra el Poder y el Dinero.

4 Cf. F. ESCRIBANO, Descalç sobre la terra vermella, Edicions 62, Barcelona 2001.

34

Quiero subvertir la Ley

que pervierte al Pueblo en grey

y al Gobierno en carnicero.

(Mi pastor se hizo Cordero.

Servidor se hizo mi Rey).

Creo en la Internacional

de las frentes levantadas,

de la voz de igual a igual

y las manos enlazadas...

Y llamo al Orden de mal,

y al Progreso de mentira.

Tengo menos Paz que ira.

Tengo más amor que paz.

...! Creo en la hoz y el haz

de estas espigas caídas:

una Muerte y tantas vidas!

! Creo en esta hoz que avanza

- bajo este sol sin disfraz

y en la común Esperanza -

tan encurvada y tenaz!

35

V. ORDENACIÓN EPISCOPAL

El año 1970, Pedro firmó el informe-denuncia sobre la situación de

explotación y abusos que reciben los peones, denominado

Esclavitud y feudalismo al Norte del Mato Grosso, que no pasó

inadvertido. Empieza a recibir advertencias de los terratenientes y

latifundistas, e incluso de "voces amigas" de la Iglesia, pidiéndole

que no se ponga en cuestiones ajenas al ministerio sacerdotal. El

informe fue secuestrado por la policía, donde se recogía en letanía

trágica “los casos en carne viva de peones engañados, controlados

a pistola, golpeados o heridos o muertos, cercados en la floresta, en

pleno desamparo de la ley, sin derecho alguno, sin humana salida”.

Hasta el mismo Nuncio le pidió que no lo publicase en el extranjero

y uno de los mayores terratenientes le advirtió que no debía

meterse en esos asuntos. Pero Casaldàliga continuó fiel a su misión

afirmando: “no podemos celebrar la eucaristía a la sombra de los

señores, no podemos aceptar signos externos de su amistad”. La

policía federal comienza a controlar sus pasos.

Ese mismo año el Papa Pablo VI decide nombrarlo obispo.

Casaldàliga quiere renunciar, pero sus compañeros lo convencen,

ayudados por la petición otros obispos brasileños. Al final acepta el

cargo con una condición: que el hecho de ser obispo no suponga un

36

cambio en su manera de actuar y convivir. El 23 de octubre del

1971 es consagrado obispo de la nueva prelatura de Sâo Félix. De

aquel día son estas palabras tan claras y significativas de su

proyecto: "Mi pobre vida no vale más que la de este peón de

diecisiete años que hemos enterrado esta mañana en el cementerio

del Araguaia, sin nombre y sin féretro; este joven es la persona más

importante de este día".

Su mitra es un sombrero de paja, su báculo un remo de madera, su

anillo episcopal lo envía a su madre. Esta decisión la valoraba él

más tarde con esta reflexión "Esto si, desde el primer momento

quise ser Obispo de otro modo; mi báculo, mi mitra, mi anillo tenían

que ser otros: por los pobres y los muertos que me rodeaban, por el

desafío que la Iglesia Latinoamericana y toda la Iglesia del

postconcilio vivía en aquella hora". Y esta es la razón profunda que

daba: “Yo, Pedro, soy incapaz de presenciar un sufrimiento sin

reaccionar. Yo nunca me he olvidado de que nací en una familia

pobre. Yo me siento mal en un ambiente burgués. Siempre me

pregunté que si puedo vivir con tres camisas por qué voy a

necesitar tener diez en el armario. Los pobres de mi prelatura viven

con dos, de quita y pon”. Y Pedro arroja aquí cierta luz para quienes

de verdad decidan ser revolucionarios: “Estoy doblemente

37

convencido de que no se puede tener una sensibilidad

revolucionaria y profética ni se puede ser libre sin ser pobre”.

Poco después de ser nombrado obispo de Sâo Félix, en los

años 70, a raíz de algunos de sus poemas, el arzobispo de

Diamantina (Brasil) D. Geraldo Proença Sigaud, íntimo amigo del

cardenal Lefèvre, descargó contra él tremendas acusaciones,

calificándolo de “comunista, subversivo, guerrillero, indeseable y

feroz enemigo del Brasil, renegado, hereje, blasfemo”. Todo ello

orquestado con el aparato oficial televisivo y periodístico.

Generalmente los jerarcas eclesiásticos se han llevado bien de la

mano del poder. Pero Pedro no puede, como lo dejo escrito el día

que fue ordenado obispo, siguiendo la estela de aquellos cuarenta

obispos que, al término del Concilio, el día 16 de noviembre de

1965, reunidos en la catacumba de Santa Domitila, en Roma,

firmaron el denominado “Pacto de las catacumbas de la Iglesia

sierva y pobre”5.

5 Pedro Casaldáliga, Cuando los días dan que pensar: memoria, ideario, compromiso, PPC, Madrid 2005; B. Forcano (coord.), Pedro Casaldàliga. Las causas que dan sentido a su vida. Retrato de una personalidad, Madrid 2008.

38

ALGUNOS PUNTOS DEL PACTO DE LAS CATACUMBAS

1. Procuraremos vivir como lo hace nuestro pueblo en lo que

respecta al alojamiento, alimentación, medios de transporte y todo

lo relacionado con ello. Cf. Mt 5,3; 6,33s; 8,20. [...]

3. No poseeremos bienes muebles ni inmuebles, ni cuenta

bancaria,

etc., a nuestro nombre; y si fuera necesario, pondremos todo a

nombre de la diócesis, o se destinará a obras sociales o

caritativas.

Cf. Mt 6,19-21; Lc 12,33s. [...

5. Nos oponemos a que se nos llame, de forma oral o por escrito,

con nombres y títulos que significan grandeza y poder (Eminencia,

Excelencia, Monseñor...). Preferimos que se nos denomine con el

nombre evangélico de Padre. Cf. 20,25-28; 23,6-11.

6. En nuestro comportamiento, en nuestras relaciones sociales,

evitaremos aquello que pueda parecer que nos confiere

privilegios, prioridades o incluso una preferencia por los ricos y

poderosos (por ejemplo, banquetes ofrecidos o aceptados, clases

en los servicios religiosos). Cf. Lc 13,12-14; 1 Cor 9, 14,19.

8. Dedicaremos todo lo necesario de nuestro tiempo, reflexión,

corazón, medios, etc., al servicio apostólico y pastoral; de las

personas

39

y de los grupos de trabajadores y económicamente más

desfavorecidos

y subdesarrollados. Cf. 4,18s; Mc 6,4; Mt 11,4s, etc.

9. Conscientes de las exigencias de justicia y caridad y de su

interrelación, procuraremos transformar las obras de

“beneficencia” en

obras sociales basadas en la caridad y la justicia. Cf. Mt 25,31-46;

Lc 13,12-14”

40

VI. LOS LATIFUNDIOS DE LA PRELATURA

La lucha por la tierra es una constante en todo Brasil. La Prelatura

está ocupada en su mayor parte por latifundios de hasta 2000 km2

de extensión. Los dueños son empresas multinacionales o

particulares de Sâo Paulo y otras grandes ciudades que se

encuentran a miles de kilómetros de la región. La injusta distribución

de la tierra provoca que apenas existan algunas áreas para

pequeños agricultores. Y éstos ni siquiera poseen el título de

propiedad de sus tierras debido a lamentables problemas

burocráticos causados por la indolencia, la incompetencia o los

intereses económicos de, la clase dirigente.

A partir del año 1960 el gobierno brasileño decidió fomentar la

“colonización” de la selva amazónica vendiendo grandes lotes de

"tierra de nadie" sin contar con que estas regiones estaban de

hecho ocupadas por indios y campesinos que llevaban viviendo y

cultivando en esas tierras durante generaciones. De la noche a la

mañana cosechas, casas, iglesias, escuelas y pueblos enteros

pasaron a ser propiedad de los latifundistas, cuyos objetivos son la

especulación inmobiliaria y la deforestación de la selva. Los

41

antiguos moradores pasaron a ser posseiros, inquilinos de las

tierras sin derecho legal a su propiedad.

La situación actual de los campesinos con pequeñas tierras es

realmente precaria. La vida en el campo se desarrolla sin luz

eléctrica, agua corriente o teléfono. Trabajan en medio de la selva

en condiciones insalubres, producen con medios obsoletos pues no

tienen recursos para comprar máquinas o fertilizantes, y el poco

excedente que consiguen resulta imposible de comercializar fuera

de la región, debido al estado de las carreteras de tierra. El difícil

acceso hace prohibitivo el coste del transporte. El hecho de carecer

de títulos de propiedad en regla cierra las puertas a posibles

préstamos bancarios o ayudas gubernamentales. Pero aún así se

pueden considerar afortunados con respecto a otros trabajadores.

Los asalariados con contrato de trabajo se ven obligados a

trabajar de sol a sol por un sueldo mensual ínfimo, si bien los gastos

sanitarios son muy altos ya que no tienen seguridad social. A parte

de recibir un salario de hambre, los trabajadores se enfrentan a

menudo a condicionas pésimas de seguridad e higiene,

tratamientos vejatorios y graves abusos sobre sus derechos

laborales.

42

En el escalafón más bajo se encuentran los trabajadores sin

contrato de trabajo, explotados con turnos de quince horas diarias y

salarios inferiores al de los asalariados. El 20% de la población de

esta región no tiene documento de identidad, y el 10% no está

registrado en ninguna parte: no existen a efectos legales. Son carne

de cañón para los patrones. El caso más extremo es el trabajo

esclavo, que termina con frecuencia con el asesinato de los

trabajadores.

El trabajo esclavo es práctica habitual en muchos puntos de la

cuenca amazónica. Los terratenientes captan peones en barrios

marginales de ciudades distantes. Bajo promesas de buenos

salarios y mejores condiciones de vida, los embaucan y transportan

hasta haciendas situadas en el interior de la selva, de muy difícil

acceso y alejadas de cualquier núcleo habitado. Una vez allí, les

obligan a trabajar como animales obligados por pistoleros al servicio

del capataz. Desde el primer día acumulan deudas con el patrón,

único abastecedor posible, que fija unos precios absurdos por

“atender” sus necesidades básicas, como alojamiento,

manutención, etc., y les cobra descontando de la paga mensual. Al

llegar a fin de mes descubren que no sólo no van a cobrar salario

alguno sino que además todavía adeudan parte del salario del

43

siguiente mes. Así sus deudas les encadenan al trabajo, que ya no

pueden abandonar. Los pistoleros que vigilan la hacienda reprimen

con torturas y asesinatos cualquier intento de fuga o protesta.

Aquellos que intentan dejar el trabajo y escapar son cazados como

conejos. Sus cuerpos son abandonados en la selva o enterrados en

la misma hacienda, como escarmiento para los demás. Al terminar

el servicio exigido por el patrón, en el mejor de los casos son

devueltos a la ciudad más próxima, a miles de kilómetros de su

antiguo hogar, sin un real en el bolsillo y bajo amenaza de muerte

en caso de irse de la lengua. En otras ocasiones una ejecución

masiva de toda la plantilla elimina el riesgo de denuncia.

Al miedo a denunciar de los supervivientes se une la

pasividad de las autoridades, demasiadas veces coautores de los

crímenes cometidos. Una denuncia local tampoco soluciona nada,

pues los terratenientes tienen el apoyo de policías civiles y militares.

En cárceles y comisarías la policía es la primera que comete

torturas y asesinatos. Los detenidos son encarcelados sin ni

siquiera ser interrogados, sin leerles sus derechos y sin darles

posibilidades mínimas de defensa. En ocasiones la misma policía

vende presos a los terratenientes para que trabajen de esclavos en

sus tierras. Los datos publicados por el propio gobierno brasileño

44

indican que en torno al 20% de estos esclavos no consigue salir con

vida.

Cuando Casaldàliga llegó a la diócesis faltaba de todo: en

sanidad, educación, administración y justicia; faltaba, sobre todo, en

el pueblo la conciencia de los propios derechos y el coraje y la

posibilidad de reclamar. Y comenzó a trabajar. Lo primero fue crear

escuelas, dispensarios, defender los derechos de los campesinos

sin tierra, gritar contra las atrocidades de los latifundistas. Defendió

a los indios tapirapés, gritó contra los incendios provocados de la

selva. Decía a quienes le acusaban de interesarse demasiado por

los problemas "materiales" de los pobres que no concebía "la

dicotomía entre evangelización y promoción humana". Desde el

primer día vive en una pobre casa de campesino, sin doblegarse

nunca, ni siquiera cuando vio asesinar a sus pies, por policías

militares, al jesuita Joâo Bosco Burniera, su colaborador. Siempre

se atuvo a su lema: "No poseer nada, no llevar nada, no pedir nada,

no callar nada y, de paso, no matar nada".

45

MI CUERPO ES COMIDA

Mis manos, esas manos y Tus manos

hacemos este Gesto, compartida

la mesa y el destino, como hermanos.

Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.

Unidos en el pan los muchos granos,

iremos aprendiendo a ser la unida

Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.

Comiéndote sabremos ser comida,

EI vino de sus venas nos provoca.

El pan que ellos no tienen nos convoca

a ser Contigo el pan de cada día.

Llamados por la luz de Tu memoria,

marchamos hacia el Reino haciendo Historia,

fraterna y subversiva Eucaristía.

46

VII. EDUCACIÓN Y SANIDAD EN EL TERRITORIO

La Prelatura de Sâo Félix do Araguaia ocupa un área de 150 mil

Km2 en la Amazonia brasilera. Las condiciones sanitarias son

penosas Esta zona tiene el segundo foco mundial en índice de

lepra, sólo por detrás de algunas regiones de la India. La

leishmaniosis afecta a los braceros que desforestan la selva y

campesinos que viven colindantes con la selva. Produce úlceras

indoloras que en un periodo de ocho a diez años derivan en

metástasis de tabique nasal y pabellones auriculares, cayéndose

literalmente nariz y orejas. La malaria tiene especial incidencia en

las aldeas indígenas en los márgenes del río Araguaia. La

tuberculosis también afecta con fuerza a poblaciones indígenas. Se

sabe que el SIDA ha llegado a la región, pero no es posible realizar

ningún tipo de análisis. Otras dolencias comunes son la parasitosis,

como la sarna, y lesiones producidas por animales, como

serpientes, rayas, mandís, pirañas o caimanes.

Los hospitales y puestos de salud apenas tienen medicinas,

equipos ni material quirúrgico. Los pocos médicos que trabajan en

la región son corruptos, mal preparados y sin medios. Ganando

salarios bajos de la administración, obligan a los pacientes de los

47

puestos de salud a absurdas visitas en sus consultas privadas.

Realizan operaciones innecesarias o peor aún, falsas cirugías,

abriendo la piel para coser al instante y dejando al paciente

engañado y sin tratar su dolencia. Son médicos de medicina general

sin especializar que aprenden cirugía ensayando con sus pacientes,

usando técnicas rudimentarias y sin contar siquiera con anestesista.

Muchos pacientes mueren en los quirófanos por negligencia médica

o falta de medios y conocimientos.

Varios municipios no tienen ningún médico por su alto coste.

Aquellos que sí lo tienen sólo disfrutan de él en la capital del

municipio. Muchos puestos de salud rurales se están cerrando por

diversas alcaldías para desviar los fondos hacia particulares.

Numerosos núcleos rurales viven aislados y sin acceso a ningún

tipo de atención: hay zonas habitadas en las que nunca ha estado

ningún médico, enfermero o agente de salud.

La falta de escolarización de niños y adolescentes y las

precarias condiciones de las escuelas existentes lleva a una

tremenda tasa de analfabetismo. Al igual que sucede con los

puestos de salud, en toda la región se están cerrando escuelas

rurales, y las que funcionan carecen de medios. Varios municipios

deben salarios de hasta catorce meses a los profesores. El dinero

48

que debería ir destinado a Educación va directamente a los bolsillos

de los alcaldes, que logran no solo enriquecerse sino también un

objetivo más importante para ellos: mantener en el analfabetismo a

la población. Un pueblo ignorante es mucho más fácil de manipular,

de ahí que exista una situación de subdesarrollo promovida y

sustentada por la clase dirigente.

SE IMPONE UN NUEVO MODO DE SER

Hermanas, hermanos, compañeros de camino: otra vez nos

encontramos en la palabra, hecha carta circular y en la Palabra,

hecha carne, historia, vida.

A medida que el círculo de las amistades solidarias se ensancha, la

circular ha de hacerse, necesariamente, menos casera; pero todos

podemos irnos haciendo más generosamente universales. A todas

y todos un abrazo con mucha amistad, en medio de los comunes

desafíos y bajo la común Esperanza.

Este año (1994) ha crecido la marea amarga de las protestas y

reivindicaciones contra la exclusión, la corrupción y la violencia y

49

simultáneamente la otra marea clara de la ética, la participación y la

solidaridad.

«Clamor, clamor, clamor por la vida» había sido la consigna de la III

Asamblea General de la Asociación de Teólogos del Tercer Mundo.

«Etica: persona y sociedad" fue el documento central de nuestra

CNBB. El papa nos proponía, como referencia incuestionable, «El

esplendor de la Verdad».

Cuando se habla tanto de ética es porque la ética nos está

haciendo mucha falta, comentaba el cardenal Martini, de Milán. La

ética, efectivamente, pasó a ser para nuestra sociedad una

«dimensión perdida»; y sin ella no hay Sociedad Humana posible.

Estoy leyendo y meditando el libro de José Ignacio González Faus

«Proyecto de Hermano». González Faus tiene la ventaja de ser a

un tiempo filósofo, teólogo y periodista, y su grueso volumen se

hace leer con gusto. Pensaba yo: Un proyecto universal de

Fraternidad ¿no sería el único proyecto válido de Humanidad?

Utopía ¿cómo no? Sin utopía /la vida no vale la pena/ ni la alegría.

Oscar Wilde afirmaba, con más razón que un santo padre, que «un

mapamundi donde no constase el lugar (sin lugar) de la Utopía, no

merecía ser mirado una segunda vez».

50

Acontecimientos, estadísticos y propuestas han subrayado -en

positivo y en negativo- la actualidad de esos sueños.

Del 14 al 25 de junio se celebró, en Viena, la Conferencia Mundial

de los Derechos Humanos, con la representación de 171 países.

«Fue la cumbre de las ocasiones perdidas», según Pierre Sané,

secretario general de Amnistía Internacional; tuvo algo de «Babel»,

como se ha escrito; pero fue un espacio, y las ONGs pudieron,

encontrarse y hacerse oir con la denuncia concreta frente «al

lenguaje diplomático y aséptico de representantes oficiales de la

Conferencia».

En Brasil se ha lanzado -bajo el patrocinio de diferentes entidades-

la «cartilla» que recoge las propuestas de la Conferencia

Internacional: Tierra, Ecología y Derechos Humanos, celebrada en

Vitoria, Pentecostés, mayo de 1992, con la participación de 150

delegados de todo el mundo.

Las Naciones Unidas han convocado, para mayo de 1995, en

Copenaghe, a la Conferencia Mundial en la Cumbre para el

Desarrollo Social. Y, en este contexto, un conjunto de ONGs

crearon, en abril de 1993, la «Alianza de la gente», con el fin de

51

potenciar mejor la participación de la sociedad civil en esta

iniciativa de la ONU.

En todo caso, los Derechos Humanos se han puesto de actualidad

en la conciencia y en el programa de muchas personas y

entidades. Y ya no se trata sólo de aquellos derechos de los casos

excepcionales (presos políticos, torturas, desaparecidos...) sino de

los comunes, diarios, vitales Derechos Humanos de todos los

hombres y mujeres de la Tierra.

Las mismas Iglesias están asumiendo los Derechos Humanos, en

principio, como piedra de toque de su pastoral. Se habla incluso, en

ellas, de «el Evangelio de los Derechos Humanos». Para la Iglesia

Católica en América Latina, Santo Domingo se posesionó

abiertamente en la proclamación y en la defensa de los Derechos

Humanos.

A fines de setiembre, expertos de 18 naciones latinoamericanos se

reunieron, en Quito, Ecuador, en un simposio bajo el lema

«Democracia versus corrupción». Las caídas de Collor, de Andrés

Pérez y la mala facha de otros varios estadistas, la CPI de la

corrupción a que estamos asistiendo, indignados, en Brasil, y en

todo ese maremoto continental y mundial de saqueo del erario

52

público y de tráfico de influencias y drogas y armas o de

manipulación de las informaciones y de la ciencia y de la técnica...

es más que suficiente para que el simposio no se quede en Quito.

Brasil, nuestra América, el Mundo están llamados a realizar un

simposio no de palabras sino de hechos contundentes contra la

corrupción.

La entrada en la Democracia -con mayúscula, la pobre, para ver si

crece- no ha significado para nuestra América vapuleada un

ingreso en la vida y en la verdad. Hemos pasado del autoritarismo

militar al autoritarismo civil, de la dictadura militar a la dictadura

económica. Y estamos de elecciones, con muchos interrogantes:

15 países del Continente van a realizar elecciones mayores, en

estos 14 meses -finales del 93 y todo el 94-, cuando la política y los

políticos gozan de tan mala fama. La Democracia nos ha nacido

agusanada. «El principal problema que afronta América Latina

-sostenía Clovis Rossi- es que sus poblaciones identifiquen la

democracia política con la miseria y la corrupción».

Amnistía Internacional definía la situación de Venezuela como

«eclipse de los Derechos Humanos». Podría decirlo

desgraciadamente de otras muchas naciones de la tierra. Porque

en más de 60 países millares de civiles han sido asesinados o

53

«desaparecidos», desde enero de 1992. Esos asesinatos o

desaparecimientos, según Amnistía, han aumentado durante la

última década «en proporciones alarmantes». Y las investigaciones

de Amnistía demuestran que la aplicación del terror «está

sumamente organizada, extremamente centralizada». Se ha

calificado esa situación como “terrorismo de Estado”.

Pero hay otro modo, más moderno, plenamente neoliberal, de

asesinar o hacer desaparecer. Por exclusión programada, por

hambre mortal. De 30 a 40 millones de seres humanos mueren

anualmente por desnutrición. El 60% de la población mundial pasa

hambre. 200 millones de latinoamericanos han caído en el

empobrecimiento total. Nuestra Deuda Externa latinoamericana es

de 430 «billones» de dólares. El mundo está viviendo el mayor

desplazamiento humano masivo de toda su historia. 35 millones de

personas están refugiadas o son clandestinas en sus propios

países. Desde abril de 1992 el genocidio del pueblo Bosnio

sobrepasa los 140.000 muertos. Haití, Somalia, Angola, Liberia,

Sudán, Nicaragua, Guatemala, Timor... han dejado incluso de ser

noticia de interés. Hay países excluidos del mapa neoliberal.

«Europa, como realidad y como idea, está muriendo todos los días

en Sarajevo. Habrá muerto completamente cuando toda la

54

población de la ciudad haya sido exterminada», escribía Susan

Sontag. ¿Habremos de decir de la Humanidad entera eso que se

dice de Europa?

Conocemos las causas y los mecanismos. Hoy, sin contrincantes,

el capitalismo neoliberal: «una economía sin sociedad», según Don

Vital Wilderink; el folleto del Sector de Pastoral Social de la CNBB.

La exclusión de la inmensa mayoría y el privilegio de una minoría

insensible. Bajo la férula deshumana de esas instituciones que

rigen omnipotentemente los procesos económicos mundiales: el

Banco Mundial, el FMI y el GATT (Acuerdo General sobre

Comercio y Aranceles). «Los Estados han de prestar cuentas a

estas entidades -escribe Julio de Santa Ana, nuestro entrañable

asesor-; pero ¿a quién prestan cuentas el FMI, el Banco Mundial y

el GATT?»

Al sistema y a esas entidades maléficas no les falta la colaboración,

sumisa e interesada, de muchos de nuestros políticos, militares,

industriales y banqueros, diariamente; ni la impunidad, la violencia,

el individualismo, el consumismo o la ley de la ventaja,

generalizados, como una epidemia social.

55

Se impone un nuevo modo de ser, personal, familiar, social,

político, económico, espiritual. «Un nuevo modo de ser Iglesia»

quiere ser las CEBs. Un nuevo modo de ser Humanidad

deberíamos querer ser todos y todas. Reaccionando, juntándonos,

haciendo. «La sociedad civil debe dejar de ser un mito y convertirse

en realidad», ha escrito alguien oportunamente.

Betinho (Herbert de Souza), esa especie de ángel escuálido de una

cotidiana Navidad que nos ha enviado el Señor, proponía, en una

entrevista, estos cinco principios de acción: a) Todos somos

responsables de todo; b) Es necesario pensar mundialmente, pero

actuar localmente; c) Sólo se puede propagar una idea (ético-

política) viviendo de acuerdo con la misma; d) El proceso es

también el objetivo; e) Los medios deben ser tan dignos como los

fines; f) Lo que no se haga aquí y ahora no crea otro estado de

mundo.

La Acción de la Ciudadanía contra el Hambre y la Miseria y por la

Vida, ideada por Betinho precisamente, es mucho más que una

colecta de cestas básicas y es una lucha mayor que la lucha

puntual contra el hambre. Desenmascara, cuestiona, compromete.

Resitúa problemas y valores preteridos. «El sentimiento de

solidaridad -explícita el Informe INESC- se está contraponiendo al

56

de la violencia; la correcta y transparente utilización de los recursos

públicos a la corrupción; la descentralización y la libre utilización de

la creatividad a la centralización y a la burocracia». Sin que por eso

se dispensen ni la Justicia pública ni el Estado como un todo de

representación y gerencia ni un verdaderamente «Nuevo» Orden

Mundial.

La Eclesialidad Alternativa no es una Iglesia alternativa. Como

política o economía alternativas no significan necesariamente una

Sociedad alternativa, fuera de la Sociedad. El fermento es útil sólo

dentro de la masa. Pedirnos a nosotros mismos -primero, a

nosotros mismos- «un nuevo modo de ser Iglesia» es expresar, con

términos nuevos, la vieja conciencia de la Iglesia de tener que ser

«semper renovada».

Más o menos todos intuimos, en la sinceridad del corazón, por

donde irían las veredas de ese «nuevo modo de ser Iglesia». Y el

teólogo Demetrio Velasco ha conseguido definirlo, para Europa, en

la «XIX Semana de Pensamiento Cristiano y Diálogo», de Bilbao,

con unos rasgos que yo alargo para América Latina: a) Ser una

Iglesia que apuesta por una cultura de la solidaridad y que opta

incontestablemente por los empobrecidos y sus causas; b)

Construir la unidad de las Iglesias del Continente, contribuir al

57

intercambio con otros Continentes y potenciar decididamente el

Ecumenismo; c) Renunciar a las viejas fronteras (estructuras,

intereses, desconfianzas) y apostar por una inculturación que

afirme la identidad desde la diferencia; d) Asumir el reto de la

modernidad y aportar las virtualidades que la especificidad del

cristianismo tiene para criticarla, profundizarla y humanizarla; e)

Apostar abiertamente por la democratización de la vida y también

por la democratización de la Iglesia; f) Ofrecer una visión de la vida

no colonizada por la peor tradición de la racionalidad occidental; y,

g) Responder a las exigencias de la hora y del lugar, para ayudar

en la construcción de una «casa común» latinoamericana y

mundial.

Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, Mato Grosso,

Brasil. En el año nuevo de 1994.

58

VIII. COMPROMISO CON LOS SIN TIERRA

Su primera carta pastoral fue: Una Iglesia de Amazonia en conflicto

con el latifundio y la marginación social. Más de 120 páginas de las

que sólo cuarenta y cinco son creación del obispo, el resto son

documentos en los que las víctimas del latifundio y sus testigos

narran la realidad y presentan denuncias: hechos, estafas,

chantajes, invasiones, malos tratos, torturas,...

La vida de Casaldàliga es puesta a subasta, se ofrecen

recompensas a quien consiga apartarlo para siempre. Son

amenazados tanto él como los demás miembros del equipo de la

Prelatura. El peón Vicente Paulo de Oliveira, de la compañía

Bordon Sano, declaró públicamente: "Benedito Teodoro Soares, el

día 1 de octubre me pidió que matara al obispo Pedro, y para hacer

esto él me daría una pistola del 38 y un pasaje hacia donde

quisiera. Y otra vez, el día 5 de octubre, me pidió insistentemente

que matara al obispo Pedro, y si yo lo descubría a él, sería él quien

me mataría".

El año 1972 se agudizaron los conflictos. Una empresa

latifundista destruye un pequeño centro de asistencia médica que la

Misión estaba construyendo en Santa Terezina. Casaldàliga y el

59

equipo de la Prelatura deciden reconstruirlo. Se produce un nuevo

intento de invasión y destrucción. Participa también la policía

estatal. Los "posseiros" se defienden a disparos. Hay heridos. A

finales de año Casaldàliga y su equipo publican los Objetivos y

líneas básicas de la pastoral de la Prelatura, para intentar

solucionar los problemas de la zona. Las líneas de acción son

claras: a) encarnación en la pobreza, en la lucha y en la esperanza

del pueblo; b) educación liberadora para la concienciación y la

promoción humana; y, c) denuncia profética.

El objetivo de Pedro y su equipo ha sido siempre dejar ser

protagonista al pueblo de su propia historia: La iglesia de Sâo Félix

no quiere sustituir la lucha y la organización popular; procura ser

instrumento de unión entre todos los trabajadores de la tierra, y así

"dando información se ha conseguido que estas organizaciones

populares: sindicatos, directorios políticos, clubes de madres, etc.

anden por sí mismos". En este mismo sentido se tiene que entender

la colaboración con otros organismos que han mantenido el obispo

y su equipo: la CNBB (Confederación Nacional de Obispos de

Brasil), la CPT (Comisión Pastoral de la Tierra) que prácticamente

nació a Sâo Félix y que después se extendió por todo el país, el

CIMI ( Consejo Misionero Indígena) y otros muchos.

60

LA GLOBALIZACIÓN DE LA SOLIDARIDAD

Este nuestro nuevo siglo, el nuevo milenio que nos viene a las

manos, ha de abocarse sinceramente al diálogo con Dios, con el

Dios de todos los nombres, con el Dios de todas las religiones,

con el Dios de todos los rostros y preguntas y esperanzas. Ha de

abocarse sinceramente a un diálogo fraternal con la naturaleza,

vida de nuestra vida, casa de nuestro lar. Ha de abocarse a un

diálogo abierto, alegre, enriquecedor, entre los hombres y las

mujeres, entre los pueblos y las culturas, entre los dos o tres o

cuatro mundos que trágicamente hay, para construir la otra

mundialidad, la globalización de la solidaridad, la humanidad

hermosamente plural y una.

Mis amigos agustinos y agustinas, en un reciente encuentro de

América Latina y el Caribe, soñando también con un nuevo milenio

"nuevo", proponían estas justas alternativas al neoliberalismo

inhumano:

1. Supremacía de lo social x supremacía del mercado.

2. Solidaridad eficaz x individualismo corrosivo.

3. Afirmación cultural x idolatría de la globalización.

61

4. Inclusión económica y social x desempleo en masa.

5. Derechos humanos x violencia e impunidad.

6. Estado social y participativo x estado mínimo y policial.

7. Ecumenismo respetuoso x sectarismo fundamentalista.

Acabamos de celebrar las bodas de oro (y de sangre) de la

Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y con esta

ocasión se han reclamado en muchas partes con nueva fuerza y

ampliándolos incluso a áreas más preteridas. Sigue bochornoso el

problema de los derechos de los pueblos. Todavía asiste el mundo

pasivamente a genocidios, embargos, guerras prepotentemente

relámpagos; y la ONU continúa manipulada por siete "grandes", y

el mercado total viene sustituyendo totalmente al derecho, a la

justicia y a la ética.

De los más dispares sectores de la Humanidad, desde políticos

marxistas hasta el Papa Juan Pablo II, se levantan voces

unánimes contra la iniquidad de la Deuda Externa y por su revisión

o reducción o cancelamiento. No siempre situando correctamente

el problema: porque esa Deuda no es deuda; porque los

supuestos acreedores son de hecho los deudores; y porque las

víctimas de esa deuda la vienen pagando desde hace siglos con

hambre, miseria y muerte. Además, porque se olvida a veces

62

como ha observado insistentemente la Semana Social Brasileña-

que hay una conexión dialéctica entre la Deuda Externa y las

deudas sociales (de salud, educación, vivienda, trabajo,

igualdad… vida), que ésas sí han de ser pagadas como deudas de

lesa Humanidad.

En todo caso, el año 2000, que para los cristianos es además

jubileo, se ha transformado en una gran convocatoria mundial

contra la Deuda Externa y sus males. Nuestra Agenda

Latinoamericana del Año 2000 estará dedicada también a ese

tema: "Una Patria Grande sin Deudas"; sin la Deuda Externa y sin

las deudas sociales, se entiende.

En todo el mundo, también en el primero, el desempleo ha pasado

a ser una verdadera agonía, personal, familiar, social. Se calcula

que en este cambio de siglo como un billón de personas malvivirá

zarandeada por esa marea. El trabajo, en la actual economía de

mercado total y por la supravaloración de la técnica al servicio del

lucro, ha dejado de ser un derecho y ni siquiera se puede invocar

como un deber. ¡Simplemente "no hay trabajo"! El capital liberal, a

contrapelo, es verdad, tenía que discutir con el trabajo; el capital

neoliberal puede "prescindir" del trabajo. En Brasil, la Campaña de

la Fraternidad de este año, dedicada precisamente a este tema del

63

desempleo, pregunta muy oportunamente: "Sin trabajo, ¿por

qué?". A las causas hay que ir. Y esas causas son totalitariamente

estructurales. Los excluidos empiezan siendo primero excluidos

del trabajo.

Brasil se está preparando también, con muy contradictoria

preparación, para los 500 años del mal llamado descubrimiento y

de la ambigua evangelización de esta Tierra de Santa Cruz. Será

una nueva oportunidad -y no sólo brasileña- de revisar esa historia

de los 500 años y de valorar la historia de los millares de años

anteriores y una y otra herencia, como Sociedad y como Iglesia.

Aquí también, ante todo, hay que repetir con el cantor:

"Bienaventurados los que han hecho realidad esta resistencia de

500 años".

Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, Mato

Grosso, Brasil. En el año nuevo de 1994.

64

IX. DIARIO DE 1975-1977

Los años siguientes no están exentos de sangre y de dolor. El

obispo poeta ha recogido sus experiencias de este periodo en un

libro cuyo título es muy significativo: La muerte que da sentido a mí

credo. Diario 1975-1977. A la lista de pequeños mártires de la lucha

de cada día por la defensa de los derechos de todos, de la tierra, de

la sanidad, se añadirá el nombre: Joâo Bosco Burnier, sacerdote

jesuita, asesinado por la policía cuando, junto con el obispo Pedro,

iban a interesarse por unas mujeres que estaban siendo torturadas

a la comisaría de Riberao Bonito. Joâo Bosco, su vicario, llegó a

ser asesinado por unos sicarios que confundieron a Bosco con el

propio Casaldàliga (1977). En esos momentos recibió total apoyo

del Vaticano, especialmente por parte del papa Pablo VI, pero esto

no siempre sería así. “Como le sucedió a Jesucristo, el Padre Joâo

fue muerto porque defendía la verdad, la justicia y la libertad. El era

una espina en los pies de los poderosos y opresores. Por eso

encontraron el modo de hacerlo callar: lo asesinaron. Esta muerte

no es aislada. En otras partes del Brasil, obispos, sacerdotes,

políticos, estudiantes, obreros y labradores son presos, torturados y

muertos por la misma causa: la causa de la Justicia, la causa del

Pueblo. Pero la muerte no es el fin. La muerte es paso para la Vida.

65

Y esta muerte nos hace despertar." Días después, el pueblo planta

una cruz en el lugar donde fue asesinado su pastor y destruye la

prisión. Desde entonces siempre se celebra el aniversario del

martirio del padre Joâo Bosco, con la "Romería de los Mártires

Latinoamericanos”.

La dictadura militar intentó por cinco veces expulsar a

Casaldàliga del país. Su prelatura fue invadida cuatro veces en

operaciones militares. Varios de sus sacerdotes fueron apresados y

uno de ellos, Francisco Jentel, fue condenado a diez años de

prisión "por atentar contra la Seguridad Nacional". El archivo de la

Prelatura fue saqueado y su boletín fue editado de forma apócrifa,

para incriminar al obispo. Pedro ha sido perseguido también por los

sectores conservadores de la Curia Romana, de la Iglesia de Brasil

y de América Central. El equipo de la Prelatura se encuentra

vigilado por personal armado. Varios seglares son detenidos y

traídos a Brasilia, otros en la sede de una conocida empresa

latifundista. Las gestiones del presidente de la Conferencia

Episcopal del Centro-Oeste hacen que los liberen cuatro días más

tarde. Al cabo de unos cuantos días es el propio obispo Pedro quién

es interrogado durante diez y seis horas en dos días. Las voces de

protesta se levantan por todo el país: la Conferencia Nacional de

66

Obispos, las Conferencias Regionales, sacerdotes, parte de la

prensa, la Nunciatura Apostólica de Brasilia... El nuevo papa Pablo

VI saca el caso a la toma de posesión del nuevo embajador

brasileño de la Santa Sede. El Tribunal Supremo Militar anula la

sentencia contra el padre Jentel, pero lo expulsa del país ya que es

francés. Casi treinta obispos van hasta Sao Félix a testimoniar su

espaldarazo al obispo Pedro, y otros diez y ocho envían a sus

representantes. El momento difícil se supera. Los seglares

detenidos son puestos en libertad. No se han encontrado cargos

contra ellos. Pese a los extensos rumores Casaldàliga no es

expulsado del país.

El obispo Pedro es llamado al Parlamento por la CPI, comisión

encargada de los problemas relacionados con la tierra. Allí no tiene

ningún inconveniente para denunciar la miseria, inseguridad y

desocupación permanentes. La defensa clara de la justicia en las

intervenciones del obispo de Sâo Félix implica una opción nítida por

la paz y la no violencia. "Nunca he defendido ni defiendo la lucha

armada ni la caída del régimen. Ni las guerrillas. Soy, eso sí,

totalmente contrario a toda dictadura, capitalista o comunista, militar

67

o civil. Estoy contra toda violencia y contra todo el que atenta contra

los derechos humanos, esté en América Latina o en la Siberia." 6.

El año 1977 también fue muy duro para casaldàliga. Durante

cinco meses el obispo Pedro es objeto de titulares de prensa,

polémicas nacionales, bajo la acusación de "comunista y

subversivo". Parece organizarse una campaña contra los obispos

de Goiàs y de Sâo Félix. Cada vez va quedando más clara la

importancia de la persecución contra la iglesia valiente de Brasil. El

24 de enero de 1978 el arzobispado de Sâo Paulo publica uno

informe: Represión contra la iglesia en Brasil 1968-1978. Los datos

son escalofriantes, donde se habla de religiosos detenidos, algunos

torturados, otros asesinatos, laicos arrestados, amenazas de

muerte contra obispos, expulsiones de sacerdotes extranjeros, etc.

Pese a toda esta presión sufrida, la vida de Casaldàliga y su

equipo, a finales de los años setenta, se desarrolla en un contexto

de trabajo cotidiano, atención a las personas en la gran variedad de

sus situaciones vitales, colaboración con movimientos y

coordinadoras de reivindicación social, compromisos con el CIMI y

la CPT.

6 Declaraciones a la revista Yelda, año 1977.

68

LA ESCALA DE JACOB

El bueno de Jacob huyendo, como a la deriva, perseguido por una

vocación radical, luchaba consigo, con la familia y con Dios; sin

saber, noche y tierras adentro, a dónde la vida le llevaba. La

tradición cristiana ha visto en esta lucha de Jacob con Dios, junto

al torrente Yaboc, una imagen del combate espiritual de la

Humanidad confrontada con el misterio del Dios Señor del Mundo

y de la Historia. Como Jacob nos sentimos un poco todos hoy, a la

hora de vadear el curso de un siglo, de un milenio, tan

amenazante como esperanzador. Los datos del PNUD, las

iniquidades estructurales, los cataclismos cósmicos, la violencia

-estructurada o espontánea- estallando desde todos los ángulos

de la sociedad, fácilmente nos sitúan en un camino

desconcertado, como a la deriva también. Todos, un poco, como

Jacob buscando el Día. En medio de esta noche de sueños y de

temores, dormidos quizá sobre la piedra de una realidad más que

dura, no nos falten los ángeles de la luz, la solidaridad y la

esperanza, que bajan y suben de Dios a nosotros, de nosotros a

Dios.

Y debemos empeñarnos, con toda nuestra pasión humana y con

todo el poder del Evangelio, para que la promesa esperanzada de

69

Romero tenga razón de verdad: "Y verán, queridos pobres…,

cómo a pesar de tantos pesares amanece la aurora de la

Resurrección!".

Pedro Casaldàliga, Sâo Félix do Araguaia, MT, Brasil, 1999.

70

X. LOS XAVANTE QUIEREN VOLVER A SU

TIERRA

Este hecho tiene su historia: Al inicio del año 1960, el latifundio

financiado entró en el área que posteriormente se llamó Suiá Missu,

cerca de un millón de hectáreas, adquirida gratuitamente del estado

de Mato Grosso por Ariosto da Riva. Entre los años 1963 y 1966 los

indios Xavante de aquella área denominada Marãwatsedé fueron

deportados en aviones de la FAB (Fuerza Aérea Brasileña) a las

tierras de la cuenca del río Das Mortes. En la operación murieron

noventa indios. Los Xavante siempre revindicaron aquella tierra

como suya y con frecuencia se hacían presentes en ella para cortar

la palmera puti para la construcción de sus arcos y flechas.

Ariosto da Riva vendió la tierra al grupo Ometto de Sâo Paulo,

ligado a Açúcar União. Este a su vez la vendió a ENI-AGIP,

empresa mixta italiana que tenía las filiales Liqüigás y Liqüifarm. En

la Eco-92 de Río de Janeiro, presionada por las ONG, la ENI-AGIP

prometió verbalmente devolver la tierra a los indios Xavante.

Conocedores de esto, políticos y latifundistas de la región y del

estado estimularon la invasión del área para impedir el retorno de

los indígenas y garantizar posteriormente para sí mismos la

propiedad de toda la tierra. El área fue oficialmente examinada,

71

demarcada y homologada como área indígena, en una extensión de

165.000 hectáreas.

A lo largo de estos doce años, los Xavante dieron indicios de

querer retornar al área. Ésta, mientras tanto, fue siendo negociada y

ocupada sucesivamente, creando hasta un distrito y pretendiéndose

crear el municipio Estrela do Araguaia. Todos los que allí entraron

sabían que es área indígena. Además de todos esos ocupantes

surgió un grupo ligado a la plantación de soja y algodón. La cabeza

más visible y agresiva se llama Gilberto Rezendo, “Gilbertão”, Su

grupo se autodenomina dueño de la Suiá Missu. A tal efecto él

adquirió ante notario el área de 165.000 ha., precisamente la

destinada a los indios. En el documento de compra este grupo

asume todas las obligaciones que graban el área, incluso reconoce

que puede ser revindicada por los pueblos indígenas.

Pero los Xavante nacidos en esta área y sus descendientes,

decidieron regresar a ella. Los ancianos Xavante manifestando su

deseo de volver a la tierra de sus ancestros antes de morir

despertaron en los jóvenes guerreros la obligación de propiciar este

retorno, instalando un campamento a la orilla de la carretera BR-

158, donde se manifiestan. Los ocupantes, por su lado, se

posicionaron en la misma carretera separados de los indios por las

72

policías militar y federal. Y para impedir el retorno de los xavantes,

los ocupantes quemaron dos puentes. Fue en ese ambiente en el

que surgieron las amenazas de muerte contra el obispo Pedro

Casaldàliga, y contra funcionarios de la FUNAI (Fundación Nacional

del Indio) en concreto contra Edson Beiriz. La Prelatura fue alertada

de esto por los organismos federales que vigilan el crimen

organizado en el Estado. Aparecieron pintadas en la iglesia de Alto

Boa Vista con expresiones de “obispo traidor”, “queremos

verdaderos padres” y una pancarta en la carretera diciendo “La

Prelatura está a favor del hambre del pueblo”.

El juez de la 5ª Vara del Tribunal Regional Federal de la 1ª

Región, Francisco de Deus, dictó un fallo preliminar

desaconsejando la vuelta de los Xavante alegando razones de

seguridad para ellos. El Ministro de Justicia, Márcio Thomaz Bastos,

ofreció protección a Pedro Casaldàliga, que optó por una posición

discreta.

La Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB),

representada por el obispo de Goiás D. Eugenio Rixen; la Comisión

Pastoral de la Tierra (CPT), representada por D. Tomás Balduíno,

obispo emérito de Goiás y presidente de la misma, y el Consejo

Indigenista Misionero (CIMI), representado por Éden Magalhães,

73

secretario ejecutivo, junto con Carlos Abicalil, diputado federal del

PT, como miembro del grupo parlamentario de Defensa del Derecho

de los Pueblo Indígenas, manifestaron con su presencia en la

Asamblea Pastoral anual de la Prelatura la total solidaridad con el

obispo y su Iglesia. Junto con Pedro Casaldàliga manifiestan el

apoyo al Pueblo Xavante, legítimo dueño de esta área. Y con los

propios indios Xavante revindican una tierra apropiada para

aquellos ocupantes que sean legítimos beneficiarios de la reforma

agraria.

El problema de esta área xavante se une a otros varios

conflictos en tierra indígena que se están dando actualmente en

Brasil. Hay muchos intereses cruzados. El latifundio y la

monocultura depredadora son una plaga nacional. Los derechos de

los pueblos indígenas están siendo conculcados hace siglos. Y la

legislación que exigiría atender esos derechos casi siempre es

dejada de lado. La causa indígena y la Reforma Agraria son dos

deudas históricas y fundamentales de Brasil. Casaldàliga defiende

que la reserva Raposa/Serra do Sol, en Roraima, sea demarcada y

homologada como área indígena continua, sin enclaves blancos, y

que toda la población no-india sea removida. Para el obispo,

algunos indios tomaron como rehenes a tres religiosos por ser

aquellos colaboracionistas de terratenientes contrarios a la decisión

74

del gobierno federal. «Ellos quieren radicalizar el tema para que los

objetivos de demarcar la reserva se torne imposible.». Estos hechos

se producían en el año 2004.

Un obispo así iba a sentir como prioritario el problema de la

tierra, una tierra sin ley allá en el Mato Grosso, donde el latifundio

era área de inhumana desintegración de indios, posseiros y peones,

llegando a expresarse así: “Malditas sean todas las cercas!

¡Malditas todas las propiedades privadas que nos privan de vivir y

de amar! ¡Malditas sean todas las leyes, amañadas por unas pocas

manos para amparar cercas y bueyes y hacer la Tierra esclava y

esclavos los humanos! ¡Otra es la tierra, hombres, todos! ¡La

humana tierra libre, hermanos!”.

La maltratada tierra hizo que el obispo poeta escribiera: “Yo

digo siempre que cuando me hagan la autopsia me van a encontrar

tierra en el corazón y en el hígado. En el corazón por el amor a la

tierra, y en el hígado, por lo mal que la tierra me ha llevado

siempre”.

Analizar, escribir y firmar todo esto era firmar la propia pena

de muerte, un desafío. “Dejábamos, escribe Pedro, de ser amigos

de los grandes. Si ser obispo es ser la voz de los que no tienen voz,

75

yo no podía honestamente permanecer de boca callada al recibir la

plenitud del servicio sacerdotal. Yo me rebelo contra los tres

mandamientos del neocapitalismo, que son: votar, callar y ver la

televisión”.

Y siguieron las advertencias, las amenazas y las

persecuciones: “Voces latifundistas y eclesiásticas, ‘amigas’, me

decían que yo no debía entrar en esos asuntos, porque podrían

acusarme de subversivo y podrían matarme. Y pusieron precio a mi

vida, con insistencia. En la dictadura militar, nos perseguían

militares católicos. Nuestros presidentes eran católicos,

comulgaban. Nuestros terratenientes, católicos. Echan alambradas

para proteger sus tierras y, al mismo tiempo, inauguran en ellas una

capilla”.

76

LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Terminado el año 1993, Año Internacional de los Pueblos Indígenas

y plazo límite para la DEMARCACION DE LAS TIERRAS

INDIGENAS EN BRASIL, más de 200 áreas están aún por

demarcar y la mayor parte de las áreas demarcadas continúan

invadidas o agredidas.

En nuestra región los indios Tapirapé urgen la devolución de sus

tierras de Urubú Branco, ahora en manos de una hacienda. Y los

indios Xavante postulan el regreso a la Suiá-Missú, de donde

fueron deportados en la década de los 60. De esa reivindicación de

los Xavante ha surgido el conflicto que todos vosotros conocéis. La

«portaria» del Ministro de Justicia, Maurício Corrêa, firmada el día

30 de setiembre último, está ahí, esperando su cumplimiento.

Entretanto, políticos, «fasendeiros» y otros interesados de la región

y del Estado de Mato Grosso han incentivado la invasión de esa

área Xavante y vienen soliviantando los ánimos contra la Prelatura

y su obispo.

Donde ha abundado la calumnia y la intriga, ha sobreabundado la

fraternidad. Quiero aprovechar esta circular para agradecer las

muchas manifestaciones de solidaridad que estamos recibiendo,

77

del país y del exterior. Y comunicados que seguiremos defendiendo

el derecho primero de los indios Xavante a sus tierras; así como

defenderemos también, porque siempre lo hemos hecho, el

derecho de los legítimos labradores a una tierra, en la mucha tierra

que Mato Grosso y todo Brasil tienen esperando ser compartida y

trabajada.

En B'okob', Chimaltenango, de Guatemala, se celebró, en mayo

pasado, la Primera Cumbre de los Pueblos Indígenas. Ese

encuentro forma parte de las conferencias satélites de la

Conferencia Mundial de Derechos Humanos, de Viena. Un segundo

encuentro tuvo lugar en octubre, en Oaxtepec, México.

Cuatro resoluciones importantes se tomaron, en la reunión de

B'okob': Establecer la Década de los Pueblos Indígenas, de 1994 a

2003.

Reafirmar el derecho de los Pueblos Indígenas a su desarrollo

político, económico, social y cultural, con base a su plena

participación en la toma de decisiones y en su autodeterminación.

Integrar el Alto Comisionado de los Pueblos Indígenas, para vigilar

el respeto a los derechos de estos mismos pueblos.

78

Declarar el 10 de diciembre de cada año «Día Internacional de los

Pueblos Indígenas del Mundo».

«¿Se estará gestando un nuevo sujeto histórico?», se preguntaba

Giulio Girardi, en un estudio sobre «El Movimiento Continental

Indígena, Negro y Popular de Abia Yala». Me atrevo a responder

que sí y más. Por lo que hace a los Pueblos Indígenas no se trata

sólo de «un nuevo sujeto histórico», sino de un sujeto «nuevo»,

combativo, acumuladamente consciente de su historia y de sus

derechos y celoso de su alteridad. Lo cual puede decirse también,

con otras modalidades, del Pueblo Negro del Continente

Americano.

Don Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal de las Casas y

presidente del SICSAL -«Secretariado Internacional de Solidaridad

con América Latina, Oscar A. Romero»-, con su equipo pastoral y

toda su Iglesia, tantas veces perseguidos, están pasando por una

prueba más. Oro bueno, mucho crisol. Una prueba absurda, por

otra parte. Después de una incansable lucha en la pastoral

indígena de Chiapas, de México y del Continente y con una

trayectoria episcopal, mundialmente reconocida, Don Samuel fue

«invitado», por el nuncio del papa en México, a renunciar a su

diócesis. El propio episcopado mexicano ha demostrado su

79

extrañeza y su solidaridad, y de todo el mundo les están llegando a

Don Samuel y a su Iglesia las más inequívocas expresiones de

amistad y de aplauso.

Uno espera que todo eso termine en un simple incidente,

diplomáticamente lamentable(!). Por mi parte, me sentí en el deber

colegial y en la necesidad fraterna de escribir al cardenal

Bernardino Gantin, prefecto de la Congregación para los obispos.

En esa carta le decía:

«... A muchos nos ha sorprendido profundamente el procedimiento

injustificable con que se le ha querido (a Don Samuel) retirar de su

diócesis. Un nuevo sufrimiento para nuestra Iglesia de América

Latina, un nuevo escándalo para la opinión pública y una nueva

sospecha acerca de la autenticidad de los procedimientos

vaticanos. Hemos acompañado muy de cerca la vida de Don

Samuel, su trabajo apostólico, las persecuciones que él y sus

agentes de pastoral han sufrido y las intrigas políticas que de

mucho tiempo vienen intentando manchar el nombre de ese pastor,

tan benemérito para la Iglesia, en México y en toda nuestra

América. Don Samuel Ruíz es hoy en día la personalidad

eclesiástica de mayor credibilidad entre los pueblos y

organizaciones indígenas y dentro de la pastoral indígena e

80

indigenista de todo el Continente. Los pobres, y particularmente los

indígenas de Chiapas y los refugiados indígenas de Guatemala,

son sus mejores testigos. Su última carta pastoral, «En esta hora

de Gracia», con motivo del saludo del papa Juan Pablo II a los

indígenas del Continente, refleja muy justamente el espíritu y la

práctica de la Iglesia de San Cristóbal de las Casas y de su buen

pastor, Samuel Ruiz...»

«Guiados por el Evangelio, caminemos juntos por el camino de la

nueva vida hacia la fiesta de la nueva tierra de Dios», reza el

mensaje navideño que me envían los monjes benedictinos del

Priorato de Weston, USA.

«Canta y camina», exhortaba San Agustín, mientras se venía abajo

el Imperio Romano.

Cantemos y caminemos, que otros imperios se vendrán abajo

también. Mientras el Reino prosigue.

Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, Mato Grosso,

Brasil. En el año nuevo de 1994.

81

XI. LOS VIAJES DE CASALDÀLIGA

Desde su llegada el 1968, el obispo Pedro no había abandonado el

Brasil. Ni siquiera cuando su madre murió el año 1983. Las razones

eran muy claras: "No salí por miedo a no volver a ser admitido en el

país. Pero cuando llegué al Brasil por primera vez me hice el

propósito de no salir más. Era como quemar las naves". Aún así, el

1985, Casaldàliga viaja a Nicaragua a apoyar con su presencia al

ayuno empezado por Miguel De Escoto, Ministro de Asuntos

Exteriores de Nicaragua. El viaje no es particular, si no apoyado por

la Prelatura de Sâo Félix que celebra simultáneamente jornadas de

ayuno en apoyo a la huelga de hambre. En 24 horas doscientas

asociaciones cívicas, religiosas y sociales del Brasil, se unen al

ayuno de de Escoto. El viaje se convierte en noticia internacional y

de él se hacen eco los medios de comunicación social. Casaldàliga

deja bien claro el sentido de su gesto: gesto evangélico por la paz,

por la autodeterminación y la no intervención en Nicaragua y en la

América Central. "Quería contribuir de alguna manera a sacudir la

conciencia del Primer Mundo ante lo que sucede en América

Central"7 .

7 Declaraciones a La Vanguardia el 30 de julio de 1985.

82

Casaldàliga lleva en su corazón a América Latina, la Patria

Grande, pero esta primera salida lo reafirma más. Desde entonces,

de manera mucho más exteriorizada, su nombre se vincula a la

lucha siempre pacífica por una América recobrada por la verdadera

democracia, instaurada sobre la justicia, la paz, la libertad y el

respecto a los derechos humanos. Estas son sus palabras:

"Hay que sentir Centroamérica como una unidad de destino, como

una fraternidad. Hay que abrir los ojos a lo que de verdad sucede

en Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica. Con

libertad de espíritu ante el imperio. Hay que inventar gestos de

solidaridad evangélica. Hay que vivir en insurrección evangélica

ante la agresión. Es hora de perder el miedo a la historia y a la

profecía"8.

El mayo del año 1987 Casaldàliga vuelve a salir del Brasil.

Esta vez visita en México a los refugiados guatemaltecos, a

Chiapas, Campeche. Vuelve a visitar El Salvador, Nicaragua y

Panamá. En declaraciones hechas a la revista Nunc, Casaldàliga

afirma: "Veo la necesidad de estar cerca de la gente que está

viviendo las consecuencias del difícil conflicto político-militar, en los

frentes de guerra, en los campos de refugiados"9.

8 Declaraciones hechas a Vida Nueva, al final de su viaje, en el año 1985.

9 Declaraciones hechas a la revista italiana Nunc, el 1988.

83

El 1988 hay un hecho importante en la historia de la Prelatura

y su obispo. Casaldàliga realiza por primera vez su visita "ad limina"

a la Santa Sede donde se entrevistó con Joan Pablo II. En

condiciones normales el obispo habría hecho esta visita antes. Las

opciones de vida de Pedro, sus dificultades para salir del país y su

visión crítica de la eficacia evangélica de estas visitas atrasan su

realización. El viaje de Casaldàliga al Vaticano se convierte también

en noticia internacional. No es si no otro gesto del obispo para

trasladar a las autoridades de la iglesia las preocupaciones, las

vidas y las muertes de los hombres y mujeres de América Latina,

especialmente de los más desfavorecidos. Antes de visitar al Papa,

el obispo Pedro se había dirigido por carta al papa para trasladarle

sus preocupaciones y las de su pueblo. La prensa internacional se

hace eco del viaje. En medio de noticias de supuestas tensiones

entre Casaldàliga y la Curia Romana son muchos los colectivos

cristianos que, en todo el mundo, levantan sus voces para expresar

su espaldarazo a la tarea del obispo de Sâo Félix. En el caso de

España son más de dos mil los católicos que escriben a Joan Pablo

II para pedirle que nadie cuestione, inquiete o interrumpa la enorme

labor evangélica que está realizando. Más de veinte obispos hacen

llegar también su voz: "nada los obligará a renunciar al servicio de

los pueblos indígenas, hacia el proceso de los campesinos y

84

obreros y hacia la solidaridad latinoamericana, especialmente a los

pueblos hermanos de América Central". Tampoco al dirigirse a las

jerarquías de la iglesia Católica el obispo Pedro abandona sus

convicciones:

"La solidaridad es más que un derecho. Es un deber. Es el amor

hecho público, colectivo, político. Ahora más que nunca tenemos

que asumir y concretar eficazmente nuestra solidaridad con los

pueblos e iglesias de Centroamérica y particularmente con la

prohibida de Nicaragua. Yo, de mi parte, seguiré siendo solidario

con todas mis posibilidades, hasta la muerte."

El año 1989 Casaldàliga vuelve a Centroamérica.

El año 1990 es el vigésimo aniversario de la constitución de la

Prelatura, momento de hacer balance de veinte años de camino. La

iglesia de Sâo Félix lo hace. Algunas cosas han cambiado, otras se

pueden mejorar. Van llegando reconocimientos a nivel mundial. La

Generalitat de Cataluña le otorga la "Cruz de Sant Jordi" por su

contribución a la cultura Catalana.

Pero el nombre de Pedro Casaldàliga vuelve a saltar a los

medios. Es a finales de 1990 cuando Adolfo Pérez Esquivel,

argentino, Premio Nobel de la Paz, presenta la candidatura de

Casaldàliga al Premio Nobel de la Paz. "Voz de los que no tienen

85

voz", "profeta y poeta", es como denomina Esquivel al obispo de

Sâo Félix. Un acto multitudinario sirve desde Cataluña para apoyar

esta petición. Son muchos los colectivos y personas que se

movilizan apoyando la iniciativa: más de sesenta ayuntamientos

catalanes, diputados y senadores, eurodiputados, personalidades

del mundo de la cultura, de la política, de la educación,

asociaciones y entidades de cooperación internacional, cristianas y

no cristianas, trabajadores de la información, profesores

universitarios, estudiantes, etc.

En Cataluña y a otros lugares de Europa el obispo Pedro

sigue siendo una reivindicación del que todavía es posible, un

llamamiento a la generosidad y al compromiso, al Hombre Nuevo.

Así lo entienden personas que van utilizando su nombre para

denominar sus organizaciones: "Amigos del obispo Pedro

Casaldàliga", "Comunidad Amerindia Pedro Casaldàliga". El

siguiente año Pedro hace su quinto viaje a Centroamérica. Esta vez

más especial. Va a El Salvador, para participar en la celebración del

aniversario de la muerte de Monseñor Oscar Romero. También

acompaña a los jesuitas de la UCA, donde pocos meses antes

habían asesinado a Ellacuria,10 otros compañeros jesuitas y

10 Ignacio Ellacuría Beascoechea S.J. Portugalete, Vizcaya, 9 de noviembre de 1930- † San Salvador, El Salvador, 16 de noviembre de 1989 fue un filósofo y teólogo español, nacionalizado también salvadoreño. El 16 de noviembre de 1989 fue asesinado por un pelotón del Batallón Atlacatl de la Fuerza Armada de El Salvador, en la residencia de la Universidad,

86

seglares que ayudaban en el mantenimiento de la Universidad. El

viaje, evidentemente, fue emocionante.

junto con los jesuitas Ignacio Martín Baró, Segundo Montes, Amando López, Juan Ramón Moreno Pardo, Joaquín López y López. Fueron también asesinadas Elba Julia Ramos, persona al servicio de la Residencia, y la hija de ésta, Celina, de 15 años. En la actualidad, el cuerpo de Ignacio Ellacuría yace enterrado en la capilla de la UCA.

87

CARTA DE PEDRO CASALDÀLIGA AL PAPA JUAN PABLO II

Fiesta de la Cátedra de Pedro.

Querido Papa Juan Pablo II,

hermano en Jesucristo y Pastor de nuestra Iglesia:

Hace mucho tiempo que quería escribirle esta carta, y hace mucho

tiempo que la estoy pensando y la medito en la oración.

Me gustaría que fuese un coloquio fraterno –en sinceridad humana

y con la libertad del Espíritu-, así como también un gesto de

servicio de un obispo para con el obispo de Roma, que es Pedro

para mi fe, para mi corresponsabilidad eclesial y para mi

colegialidad apostólica.

Hace dieciocho años que estoy en Brasil, a donde vine

voluntariamente como misionero. Nunca regresé a mi país natal, a

España, ni con ocasión de la muerte de mi madre. Nunca tomé

vacaciones en todo este tiempo. No salí de Brasil en diecisiete

años. En estos dieciocho años viví y trabajé en el nordeste del

Estado de Matto Grosso, como el primer sacerdote que se

estableció de forma permanente en esta región. Hace quince años

que soy obispo de la Prelatura de Sao Félix do Araguaia.

88

La región de la Prelatura está situada en la Amazonía legal

brasileña y abarca un área de 150.000 km2. Todavía hoy no cuenta

con un solo palmo de carretera asfaltada. Sólo recientemente fue

instalado el servicio telefónico. Frecuentemente la región queda

aislada o muy precariamente comunicada a causa de las lluvias e

inundaciones que interrumpen las carreteras. Es un área de

latifundios, nacionales y multinacionales, con haciendas

agropecuarias de centenas de millares de hectáreas, con

empleados que viven frecuentemente en régimen de violencia y de

semiesclavitud. Acompaño desde hace tiempo la dramática vida de

los indígenas, de los "posseiros" (labradores sin título de tierra) y

de los peones (braceros del latifundio). Toda la población en

general, dentro de la Prelatura, ha sido forzada a vivir

precariamente, sin servicios adecuados de educación, salud,

transporte, vivienda, seguridad jurídica y, sobre todo, sin tierra

garantizada para trabajar.

Bajo la dictadura militar, el Gobierno intentó, por cinco veces,

expulsarme del país. Cuatro veces fue cercada toda la Prelatura

por operaciones militares de control y de presión. Mi vida y la de

varios sacerdotes y agentes de pastoral de la Prelatura ha sido

amenazada y puesta a precio públicamente. En varias ocasiones,

89

estos sacerdotes, agentes de pastoral y yo mismo fuimos

apresados; torturados varios de ellos también. El P. Francisco

Jentel fue apresado, maltratado, condenado a diez años de prisión,

expulsado posteriormente de Brasil muriendo finalmente exiliado,

lejos de su país de misión. El archivo de la Prelatura fue violado y

saqueado por el Ejército y por la Policía. El boletín de la Prelatura

fue editado de forma falsificada por los órganos de represión del

régimen y así fue divulgado por la gran prensa, para servir de cargo

de acusación contra la misma Prelatura. Todavía en este momento

tres agentes de pastoral están sometidos a procesos judiciales bajo

acusaciones falsas. Yo personalmente tuve que presenciar muertes

violentas, como la del padre Jesuita João Bosco Penido Burnier,

asesinado junto a mí por la policía, cuando los dos nos

presentamos en la Comisaría-Prisión de Riberão Bonito para

protestar oficialmente contra las torturas a que estaban siendo

sometidas dos mujeres, labradoras, madres de familia,

injustamente detenidas.

A lo largo de todos estos años se han multiplicado las

incomprensiones y las calumnias de los grandes propietarios de

tierras –ninguno de los cuales vive en la región- y de otros

poderosos del país y del exterior. También dentro de la Iglesia han

90

surgido algunas incomprensiones de hermanos que desconocen la

realidad del pueblo y de la pastoral en estas regiones apartadas y

violentas donde el pueblo, con frecuencia, cuenta sólo con la voz

de la Iglesia que intenta ponerse a su servicio.

Además de estos sufrimientos vividos dentro del ámbito de la

Prelatura, siendo responsable nacional de la CPT (Comisión

Pastoral de la Tierra) y miembro del CIMI (Consejo Indigenista

Misionero), me ha tocado acompañar muy de cerca las

tribulaciones e incluso la muerte de tantos indígenas, campesinos,

agentes de pastoral y de personas comprometidas con la causa de

estos hermanos, a quienes la codicia del capital no les permite

siquiera sobrevivir. Entre ellos, el indio Marçal, guaraní, que le

saludó a usted personalmente en Manaus, en nombre de los

pueblos indígenas de Brasil.

El Dios vivo, Padre de Jesús, es quien nos va a juzgar. Déjame sin

embargo abrir mi corazón ante su corazón de hermano y de Pastor.

Vivir en estas circunstancias extremas, ser poeta y escribir,

mantener contactos con personas y ambientes de la comunicación

o de frontera (por edad, ideología, alteridad cultural, situación

social, o por servicios de emergencia que prestan) puede llevarle a

91

uno a gestos y posturas menos comunes y a veces incómodos para

la sociedad establecida.

Como hermano y como Papa que usted es para mí, le ruego que

acepte la intención sincera y la voluntad apasionadamente cristiana

y eclesial tanto de esta carta como de mis actitudes.

El Padre me concedió la gracia de no abandonar nunca la oración,

a lo largo de esta vida más o menos agitada. Me preservó de

tentaciones mayores contra la fe y la vida consagrada, y me

posibilitó el contar siempre con la fuerza de los hermanos a través

de una comunión eclesial rica en encuentros, estudios, ayudas.

Ciertamente por eso, creo que no me aparté del camino de Jesús, y

espero, también por ello, seguir hasta el fin por este Camino que es

la Verdad y la Vida.

Lamento incomodarlo con la lectura de esta larga carta, cuando

tantos servicios y preocupaciones pesan ya sobre usted.

Dos cartas del Cardenal Gantin, Prefecto de la Congregación para

los Obispos y una comunicación de la Nunciatura que hace poco

recibí, me han llevado finalmente a escribirle esta carta. Esas tres

comunicaciones urgían mi visita ad límina, interpelaban aspectos

92

de la pastoral de la Prelatura y censuraban mi ida a América

Central.

Me siento un poco pequeño y como distante en esta Amazonia

brasileña tan diferente, y en esta América Latina, tan convulsionada

y frecuentemente incomprendida.

He creído necesario hacerme preceder por esta carta. Me ha

parecido que sólo un contacto sosegadamente personal entre

nosotros dos, a través de un escrito pensado y claro, me daría la

posibilidad de aproximarme verdaderamente a usted.

La otra forma mayor de encontrarnos ya está garantizada: rezo por

usted todos los días, querido hermano Juan Pablo.

No tome como impertinencia la alusión que haré a temas,

situaciones y prácticas secularmente controvertidas en la Iglesia o

incluso contestadas sobre todo hoy, cuando el espíritu crítico y el

pluralismo atraviesan también fuertemente la vida eclesiástica.

Abordar nuevamente esos asuntos incómodos, hablando con el

Papa, significa para mí expresar la corresponsabilidad en relación a

la voz de millones de hermanos católicos –de muchos obispos

también- y de hermanos no católicos, evangélicos, de otras

religiones, humanos. Como obispo de la Iglesia Católica, puedo y

93

debo dar a nuestra Iglesia esta contribución: pensar en voz alta mi

fe y ejercer, con libertad de familia, el servicio de la colegialidad

corresponsable. Callar, dejar correr, con cierto fatalismo, la fuerza

de estructuras seculares, sería mucho más cómodo. No pienso sin

embargo que fuese más cristiano, ni siquiera más humano.

Así como hablando, exigiendo reformas, tomando posiciones

nuevas, se puede causar ''escándalo" a los hermanos que viven en

situaciones más tranquilas o menos críticas, así también podemos

acusar "escándalo" a muchos hermanos, situados en otros

contextos sociales o culturales, más abiertos a la crítica y deseosos

de renovación de la Iglesia –siempre una y "semper renovanda"-

cuando callamos o aceptamos la rutina o tomamos medidas

unívocas indiscriminadamente.

Sin "conformarse a este mundo", la Iglesia de Jesús, para ser fiel al

evangelio del Reino, debe estar atenta "a los signos de los

Tiempos" y de los Lugares y anunciarla Palabra, en un tono cultural

o histórico y con un testimonio de vida y de práctica tales, que los

hombres y mujeres de cada tiempo y lugar puedan entender esta

Palabra y se vean estimulados a aceptarla.

94

En lo que se refiere al campo social concretamente, no podemos

decir con mucha verdad que ya hemos hecho la opción por los

pobres. En un primer lugar, porque no compartimos en nuestras

vidas y en nuestras instituciones la pobreza real que ellos

experimentan. Y, en segundo lugar, porque no actuamos, frente a

la "riqueza de la iniquidad", con aquella libertad y firmeza

adoptadas por el Señor. La opción por los pobres, que no excluirá

nunca a la persona de los ricos –ya que la salvación es ofrecida a

todos y a todos se debe el ministerio de la Iglesia- sí excluye el

modo de vida de los ricos, "insulto a la miseria de los pobres", y su

sistema de acumulación y privilegio, que necesariamente expolia y

margina a la inmensa mayoría de la familia humana, a pueblos y

continentes enteros.

No hice la visita ad limina, incluso después de recibir, como otros,

una invitación de la Congregación para los obispos que nos

recordaba esta práctica. Yo quería y quiero ayudar a la Sede

Apostólica a revisar la forma de esa visita. Oigo críticas de parte de

muchos obispos que la hacen, pues aún reconociendo que ella

propicia un contacto con los Dicasterios romanos y un encuentro

cordial con el Papa, se revela incapaz de producir un verdadero

intercambio de colegialidad apostólica de los Pastores de las

95

Iglesias Particulares con el Pastor de la Iglesia universal. Se realiza

un gran gasto, es establecen contactos, se cumple una tradición.

¿Se cumple sin embargo la Tradición de "videre Petrum" y de

ayudarle a Pedro a ver toda la Iglesia? ¿No tendría hoy la Iglesia

otros modos más eficaces de intercambiar, de establecer

contactos, de evaluar, de expresar la comunión de los Pastores y

de sus Iglesias con la Iglesia Universal y más concretamente con el

obispo de Roma?

Nunca pretendería suponer en el Papa un conocimiento detallado

de las Iglesias Particulares o pedirle a él soluciones concretas para

la Pastoral de aquéllas. Para esto estamos los respectivos

Pastores, ministros y consejos pastorales de cada Iglesia. Para eso

están también las Conferencias Episcopales que, a mi entender y al

de muchos otros, no están siendo debidamente valoradas e incluso

están siendo preteridas o injustamente señaladas por ciertas

actitudes de algunas instancias de la Curia Romana. Si las

Conferencias episcopales no son “teológicas" o "apostólicas", como

tales –podrían no existir, sin ellas caminó la Iglesia – tampoco son,

en sí mismas, "apostólicas'' o "teológicas", las curias, ni siquiera la

Curia Romana: Pedro presidió y rigió la Iglesia, de modo diferente,

en las diversas épocas.

96

El Papa tiene necesidad de un cuerpo de auxiliares, como también

lo necesitan todos los obispos de la Iglesia, aunque debiera ser

siempre más sencillo y participativo. Sin embargo, hermano Juan

Pablo, para muchos de nosotros, ciertas estructuras de la Curia no

responden al testimonio de simplicidad evangélica y de comunión

fraterna que el Señor y el mundo reclaman de nosotros; ni traducen

en sus actitudes, a veces centralizadoras e impositivas, una

catolicidad verdaderamente universal, ni respetan siempre las

exigencias de una corresponsabilidad adulta; ni siquiera, a veces,

los derechos básicos de la persona humana o de los diferentes

pueblos. Ni faltan, con frecuencia, en sectores de la Curia romana,

prejuicios, atención unilateral a las informaciones, o incluso

posturas, más o menos inconscientes, de etnocentrismo cultural

europeo frente a América Latina, a África y a Asia.

Con ánimo objetivo y sereno, no se puede negar que la mujer

continúa siendo fuertemente marginada en la Iglesia: en la

legislación canónica, en la liturgia, en los ministerios, en la

estructura eclesiástica. Para una fe y una comunidad de aquella

Buena Noticia que ya no discrimina entre "judío y griego, libre y

esclavo, hombre y mujer", esa discriminación de la mujer en la

Iglesia nunca podrá ser justificada. Tradiciones culturales

97

masculinizantes que no pueden anular la novedad del Evangelio.

explicarán tal vez el pasado; no pueden justificar el presente, ni

menos todavía el futuro inmediato.

Otro punto delicado en sí y muy sensible para su corazón, hermano

Juan Pablo, es el celibato. Yo, personalmente, nunca he dudado de

su valor evangélico y de su necesidad para la plenitud de la vida

eclesial, como un carisma de servicio al Reino y como un

testimonio de la gloriosa condición futura. Pienso, sin embargo, que

no estamos siendo comprensivos ni justos con estos millares de

sacerdotes, muchos de ellos en situación dramática, que aceptaron

el celibato compulsoriamente, como exigencia, actualmente

vinculante, para el ministerio sacerdotal en la Iglesia latina.

Posteriormente, a causa de esta exigencia no vitalmente asumida,

tuvieron que dejar el ministerio, y no pudieron ya regularizar su

vida, ni dentro de la Iglesia ni, a veces, ante la sociedad.

El Colegio Cardenalicio está privilegiado, a veces, con poderes y

funciones que difícilmente se conllevan con los derechos anteriores

y con las funciones más eclesialmente connaturales del Colegio

apostólico de los Obispos como tal.

98

De las Nunciaturas tengo, yo personalmente, una triste experiencia.

Usted conoce mejor que yo la persistente reclamación de

Conferencias Espiscopales de obispos, de presbiterios, de grandes

sectores de la Iglesia, frente a una institución tan marcadamente

diplomática en la sociedad y. con frecuencia, con una actuación

paralela a la actuación de los episcopados.

Juan Pablo, hermano, permítame todavía una palabra de crítica

fraterna al mismo Papa. Por más tradicionales que sean los títulos

de 'Santísimo Padre", "Su Santidad"... –así como otros títulos

eclesiásticos tales como ''Eminentísimo", "Excelentísimo"- resultan

evidentemente poco evangélicos e incluso extravagantes

humanamente hablando. "No se hagan llamar padres, o maestros",

dice el Señor. Igualmente sería más evangélico -y también más

accesible a la sensibilidad actual- simplificar la indumentaria, los

gestos, las distancias, dentro de nuestra Iglesia.

Pienso también que sería muy apostólico que usted recabara una

evaluación suficientemente libre y participada, sobre sus viajes, tan

generosos y hasta heróicos en muchos aspectos, y sin embargo

tan contestados -y, a mi entender, no siempre sin motivos-: ¿no son

esos viajes conflictivos para el Ecumenismo –testimonio de Jesús

pidiendo al Padre que fuésemos uno- para la libertad religiosa en la

99

vida pública pluralista? ¿No exigen esos viajes grandes dispendios

económicos por parte de las Iglesias y de los Estados,

revistiéndose así de una cierta prepotencia y unos privilegios

cívico-políticos con relación a la Iglesia Católica, en la persona del

Papa, que se hacen irritantes para otros?

¿Por qué no reexaminar, a la luz de la fe, en favor del

Ecumenismo, para dar testimonio al mundo, la condición de Estado

con que se presenta el Vaticano, invistiendo a la persona del Papa

de una dimensión explícitamente política, que perjudica la libertad y

la transparencia de su testimonio de Pastor universal de la Iglesia?

¿Por qué no decidirse, con libertad evangélica y también con

realismo, por una profunda renovación de la Curia Romana?

Sé del dolor que le produjo su viaje a Nicaragua. Aún así, me siento

en el deber de confiarle la impresión, que otros muchos comparten,

de que sus asesores y la actitud de usted mismo no contribuyeron

para que ese viaje extremamente crítico, y necesario por otra parte,

fuese más feliz y, sobre todo, más evangelizador. Se abrió una

herida en el corazón de muchos nicaragüenses y de muchos

latinoamericanos, así como Ud. se sintió herido en su corazón.

100

El año pasado estuve en Nicaragua. Ha sido mi primera salida de

Brasil después de diecisiete años de permanencia en este país. Por

la amistad que tengo, hace tiempo, con muchos nicaragüenses, por

contactos personales o por carta, sentí que debía hacerme

presente, como persona humana y como obispo de la Iglesia, en

una hora de agresión político-militar gravísima y de profundo

sufrimiento interno.

No pretendí sustituir al episcopado local, ni subestimarlo. Creí sin

embargo que podía y hasta debía ayudar a aquel pueblo y a

aquella Iglesia. Así se lo comuniqué por escrito a los obispos de

Nicaragua, tan pronto como llegué. Intenté conversar

personalmente con algunos de ellos, pero no fui recibido. La

jerarquía nicaragüense está abiertamente de un lado; al otro lado

hay millares de cristianos, a los que también se debe la Iglesia.

Pienso sinceramente que nuestra Iglesia –yo me siento Iglesia de

Nicaragua también, como cristiano y como obispo de la Iglesia- no

está dando oficialmente en aquel sufrido país, y con repercusiones

negativas para toda América Central, el Caribe y para toda América

Latina, el testimonio que debería dar: condenando la agresión,

propugnando la autodeterminación de aquellos pueblos,

consolando a las madres de los caídos y celebrando, en la

101

Esperanza, la muerte violenta de tantos hermanos, católicos en su

mayor parte.

¿Sólo con el Socialismo o con el Sandinismo no puede dialogar la

Iglesia, críticamente, sí, como críticamente debe dialogar con la

realidad humana? ¿Podrá la Iglesia dejar de dialogar con la

Historia? Dialogó con el Imperio romano, con el feudalismo, y

dialoga, a gusto, con la burguesía y con el capitalismo, muchas

veces acríticamente, según ha tenido que reconocer una posterior

evaluación histórica. ¿No dialoga con la Administración Reagan?

¿El Imperio norteamericano merece más consideración de la

Iglesia que el proceso doloroso con que la pequeña Nicaragua

pretende ser ella, por fin, arriesgando y hasta equivocándose, pero

siendo ella?

El peligro del comunismo no justificará nuestra omisión o nuestra

connivencia con el capitalismo. Esa omisión o connivencia podrán

"justificar" dramáticamente, un día, la revuelta, la indiferencia

religiosa o hasta el ateísmo de muchos, sobre todo entre los

militantes y en las nuevas generaciones. La credibilidad de la

Iglesia –y del Evangelio y del propio Dios y Padre de Nuestro Señor

Jesucristo- depende, en gran parte, de nuestro ministerio, crítico,

sí, pero comprometido con la Causa de los pobres y con los

102

procesos de la liberación de los pueblos secularmente dominados

por los sucesivos imperios y oligarquías.

Usted, como polaco, está en condiciones muy personales de

entender dichos procesos. Su Polonia natal, tan sufrida y fuerte,

hermano Juan Pablo, tantas veces invadida y ocupada, privada de

su autonomía y amenazada en su fe por imperios vecinos (Prusia,

Alemania nazi, Rusia, Imperio Austro-Húngaro) es hermana gemela

de América Central y del Caribe, tantas veces ocupados por el

Imperio del Norte. Estados Unidos invadió Nicaragua en 1898 y

después volvió a ocuparla con sus marines de 1909 a 1933,

dejando a continuación una dictadura que duró hasta 1979. Haití

estuvo bajo ocupación de 1915 a 1934. Puerto Rico continúa

ocupado hoy día, desde 1902. Cuba sufrió varias veces invasiones

y ocupaciones, así como los demás países de la región,

especialmente Panamá Honduras y la República Dominicana. Más

recientemente Granada sufrió la misma suerte. El propio Estados

Unidos exporta para estos países sus sectas, que dividen

internamente el pueblo y amenazan la fe católica y la fe de otras

Iglesias evangélicas... allí establecidas.

Sé también de sus preocupaciones apostólicas respecto de nuestra

Teología de la Liberación, de las Comunidades cristianas en los

103

medios populares, de nuestros teólogos, de nuestros encuentros,

publicaciones y otras manifestaciones de vitalidad de la Iglesia en

América Latina, de otras Iglesias del Tercer Mundo y de algunos

sectores de la Iglesia en Europa y en América del Norte. Sería

ignorar su misión de Pastor universal el pretender que usted no se

enterase e incluso se preocupase con todo este movimiento

eclesial, máximo cuando América Latina, concretamente,

representa casi la mitad de los miembros de la Iglesia Católica.

De todas formas, una vez más, le pido disculpas para expresarle

una palabra sentida respecto al modo como están tratadas por la

Curia Romana, nuestra Teología de la Liberación y sus Teólogos,

ciertas instituciones eclesiásticas –como la propia CNBB, en

determinadas ocasiones- iniciativas de nuestras Iglesias y algunas

sufridas comunidades de este Continente, así como sus

animadores.

Delante de Dios puedo darle el testimonio de los agentes de

pastoral y de las comunidades con que establecí contacto en

Nicaragua. Nunca han pretendido ser Iglesia "paralela". No ignoran

a la Jerarquía en sus legítimas funciones, y tienen conciencia de

que son Iglesia, manifestando una sincera voluntad de permanecer

en ella. ¿Por qué no pensar que algunas causas de este tipo de

104

conflictos en la pastoral puedan provenir de la jerarquía también?

Nosotros, con frecuencia, los miembros de la jerarquía, no

reconocemos de hecho a los laicos como adultos y

corresponsables en la Iglesia, o queremos imponer ideologías y

estilos personales, exigiendo uniformidad o atrincherándonos en el

centralismo.

Acabo de recibir la última carta del Cardenal Gantin, prefecto de la

Congregación para los Obispos. En ella el Señor Cardenal, entre

otras amonestaciones, me recuerda ahora la visita apostólica que

recibí y recibió la Prelatura de Sao Félix do Araguaia en 1977.

Quiero simplemente comunicarle a usted que esta visita fue

provocada por denuncias o calumnias de un hermano en el

episcopado; que el visitador apostólico pasó apenas cuatro días en

São Félix, sin visitar ninguna comunidad, aceptando solamente

conversar con poquísimas personas y ver el Archivo de la

Prelatura, después de que le insistimos en que lo hiciese. Ni él, ni

la Nunciatura, ni la Santa Sede, jamás me comunicaron las

conclusiones de dicha visita, aún habiéndolo solicitado yo

expresamente.

Quiero, finalmente, reafirmarle, querido hermano en Cristo y Papa,

la seguridad de mi comunión y la voluntad sincera de proseguir con

105

la Iglesia de Jesús, en el servicio al Reino. Dejo a su criterio de

Pedro de nuestra Iglesia, el tomar la decisión que juzgue oportuno

sobre mí, obispo también de la Iglesia. No quiero crear problemas

innecesarios. Quiero ayudar, responsable y colegialmente, a llevar

adelante la misión evangelizadora de la Iglesia, particularmente

aquí en Brasil y en América Latina. Porque creo en la perenne

actualidad del Evangelio y en la presencia siempre liberadora del

Señor Resucitado, quiero creer también en la juventud de su

Iglesia.

Si usted lo considera oportuno, puede indicarme una fecha

apropiada para que vaya a visitarlo personalmente. Confío en su

oración de hermano y de Pontífice. Dejo en las manos de María,

Madre de Jesús, el desafío de esta hora. Le reitero a usted mi

comunión de hermano en Jesucristo y, con usted, reafirmo mi

condición de servidor de la Iglesia de Jesús.

Con su bendición apostólica, Pedro Casaldáliga, obispo de São

Félix do Araguaia, MT, Brasil. São Félix do Araguaia, 22 de febrero

de 1986.

106

XII. ALVORADA, EL BOLETÍN DE LA PRELATURA

Los escritos de Pedro acompañan sus hechos. Cada mes se dirige

a su pueblo a través del Alvorada, boletín de la Prelatura, que es el

vínculo de comunicación del pueblo y las comunidades durante

años. La represión, en sus mejores tiempos falsificó varias veces su

edición. Desde el boletín, cada mes, en Casaldàliga habla con su

gente.

El 1981 era una fecha simbólica: diez años de vida del obispo

Pedro al servicio de su pueblo. Los obispos brasileños aprovechan

estas fechas por nombrar a Casaldàliga "Vicepresidente de la

Comisión Pastoral de la Tierra", vinculada a la Conferencia

Episcopal, premiando así su constante trabajo en favor de la

defensa de los "posseiros". Los reconocimientos no impiden el

sufrimiento en el equipo de la Prelatura, ya que todos son

sometidos a persecución, en muchas ocasiones violenta. El mismo

Casaldàliga es agredido por dos "requesones", cuyas actividades

habían sido denunciadas en Alvorada. Vuelven a haber rumores de

expulsión. El 1983 el obispo Pedro recibe el reconocimiento de su

pueblo natal que lo denomina "Hijo Predilecto de Balsareny".

107

COMO IGLESIA, PARA LA IGLESIA

En este último año he soñado también mucho, con tantos

hermanos y hermanas de la gran Iglesia de Jesús. Y de diferentes

lugares me han pedido precisamente que explicitara esos sueños.

Comparto con ustedes aquí algunos de ellos, ya viejos conocidos

de nuestras vigilias:

-Rever en la fe, en la teología y en la espiritualidad el Dios que

venimos adorando, dogmatizando y predicando, porque quizás no

siempre corresponde al verdadero Dios, al Dios de Jesús,

hablando en cristiano.

-Vivir el ecumenismo, pero de verdad, pasando muy

concretamente del ecumenismo de las intenciones, encuentros y

generalidades, al reconocimiento mutuo de las Iglesias como

siendo la Iglesia de Jesús. ¿Por qué no? ¿Qué perdería la Iglesia,

qué perdería el Evangelio, qué perdería Dios, con un real

ecumenismo vivido en la libertad del Espíritu? Claro que

habríamos de relativizar muchas cosas y rever qué es fe, qué es

cultura, qué es historia, qué es prejuicio, y acoger

apasionadamente el testamento del Señor Jesús: "¡Que sean uno,

Padre!". Konrad Raiser, secretario general del Consejo Mundial de

Iglesias, sueña, como soñamos muchos, con un "Concilio

108

genuinamente universal". Y sienta cuatro elementos esenciales y

suficientes para definir la comunión del Cuerpo de Cristo, su

Iglesia:

la fe común en la Trinidad y en Cristo como Salvador nuestro;

el bautismo, uno para todos;

la eucaristía, una para todos;

el mutuo reconocimiento de los ministerios.

- Reconocer la opción por los pobres -hoy la mayoría de la

humanidad, excluida- como una opción esencial del Evangelio y

por eso mismo esencial también a la Iglesia de Jesús, una

verdadera "nota" de su identidad.

- Descentralizarse "católicamente", inculturándose en cada pueblo

y potenciando la identidad y la alteridad de las Iglesias locales, de

las conferencias episcopales; revisando, en consecuencia, el

modo de ejercer el ministerio de Pedro y toda la ministerialidad de

la Iglesia; y posibilitar la participación adulta y corresponsable de

los laicos y laicas. "La Iglesia -repetía el inolvidable P. Haring, que

acaba de pasar a la plena libertad del Reino- necesita cristianas y

cristianos mayores de edad, vanguardia de la verdadera libertad y

responsabilidad, pioneros en el mundo de la justicia social y de la

política de la paz".

- Aproximarse muy samaritanamente a todas las inquietudes y

109

desconciertos y sufrimientos y esperanzas de la Humanidad,

llevándole la luz y el óleo de la Buena Nueva del amor de Dios. El

patriarca Georges Hourdin, en su último libro "El viejo y la Iglesia"

parafraseando "El viejo y el mar" de Hemingway-, sueña con que

la Iglesia tenga cada vez más "la capacidad del Evangelio, llevado

por hombres y mujeres al mismo tiempo, de volverse al mundo

futuro con pensamientos de humanidad y felicidad". Hourdin, pues,

sintoniza, desde su fe y su cultura, con la desesperada fe y la

miseria del campesino de la canción: "¿Qué quiere decir

'bienaventurados'?… ¡que lo de 'pobre' me lo sé yo!".

A nuestra Iglesia Latinoamericana le pediría que retomara, como

un primer amor, las intuiciones y compromisos de Medellín,

"recepción" latinoamericana del Vaticano II; la conciencia y la

voluntad de ser una Iglesia "nuestra", sintonizando con las

culturas, dolores y esperanzas de nuestros pueblos; partiendo

proféticamente hacia una evangelización nueva de verdad por ser

inculturada, comprometida, libertadora. Acabamos de celebrar los

30 años de Medellín, y Medellín debe seguir siendo un marco

histórico decisivo para la Iglesia latinoamericana, nuestro

Pentecostés criollo, el mayor acontecimiento de toda la historia de

110

la Iglesia en América Latina, a mi entender, por lo que sintonizó y

desencadenó.

En nuestra Iglesia de Sâo Félix do Araguaia seguimos, entre fallos

y esfuerzos. En este cuatrienio tenemos como prioridades la

formación, la autonomía en personal y en economía, y la pastoral

sociopolítica. Despacito, claro. Eso de la autonomía sobre todo

tiene mucho aún de sueño realmente. Y la economía continúa

siendo un verdadero andar sobre la cuerda floja, aunque la

Providencia y las providencias solidarias a la hora tensa de la

verdad siempre nos echan una mano.

Durante este año de 1999 tendremos en toda la Prelatura

misiones populares, animadas casi exclusivamente por las mismas

comunidades de nuestra Iglesia.

En el último retiro espiritual, que realizamos a orillas del Araguaia,

en aquel cerro familiar de Santa Terezinha, destacábamos como

rasgos de familia de nuestra Iglesia; que lo son o que lo deberían

ser-:

a) la opción por los pobres, que es opción por el pueblo, que es

opción por la justicia y la liberación. De ahí también el desafío de

la inculturación y la vivencia de la pobreza evangélica o la

sobriedad, personal y comunitaria;

111

b) la convivialidad o convivencia fraterna; por la vida y la acción en

equipo, por la hospitalidad de casas y corazones abiertos, por la

compenetración y sensibilidad con el pueblo y sus andanzas;

c) la latinoamericanidad en la espiritualidad, la teología y la

pastoral de la liberación; por la memoria y la celebración de los

Mártires de la Caminhada; por la Biblia en manos del pueblo; en

comunidades eclesiales de base; potenciando la participación del

laicado y muy explícitamente de la mujer; asumiendo nuestros

"concilios latinoamericanos" y las pastorales específicas que la

Iglesia del Continente va suscitando; haciendo nuestras las

grandes Causas de la Patria Grande, como Pacha Mama, como

Amerindia, como Afroamérica.

A tiempo convidamos a los amigos y amigas solidarios para la

gran Romería de los Mártires de la Caminada que vamos a

celebrar en el mes de julio del año 2001, vigésimo quinto

aniversario del martirio de nuestro padre Joâo Bosco y fecha-cuna

de nuestro Santuario de los Mártires Latinoamericanos. Y, por

cierto, estamos lanzando para todos esos amigos y amigas el

proyecto de una "Hermandad de los Mártires de la Caminada";

para mantener viva su memoria, para celebrar sus fechas, para

112

seguir asumiendo las causas que los llevaron hasta dar "la prueba

del mayor amor".

Nuestra querida Centroamérica ha sido golpeada una vez más,

ahora por la violencia del huracán Mitch. Exceso de la naturaleza,

pero también injusticia humana, porque han sido una vez más

sobre todo los pobres los que han perdido viviendas, cultivos,

vidas. Ni las respectivas políticas nacionales ni la política

internacional, allá como en tantas otras partes del mundo

previenen, y hoy en buena parte sería posible, los efectos

mayores de esos cataclismos. Una vez más, afortunadamente,

Centroamérica, que enseñó la solidaridad como "ternura de los

pueblos", ha recibido verdaderas avalanchas de solidaridad sobre

los daños del huracán.

Ustedes habrán acompañado las celebraciones de Riobamba,

Ecuador, en agosto último, con ocasión del 10º aniversario de la

pascua del patriarca Leonidas Proaño. Fueron una hermosa

confluencia de amistades, de compromisos y de esperanzas, en la

línea de "las grandes causas que forjaron el alma y la acción de

Mons. Proaño": la opción por los pobres, los pueblos indígenas, la

comunidad, la solidaridad. "El grito de Riobamba" que se

promulgó, el 30 de agosto en aquellas blancas alturas del

113

Chimborazo, expresa abiertamente lo que allí sentimos y nos

propusimos, en esta hora del Pueblo y de la Iglesia de América

Latina. Me parece oportuno recoger aquí un alerta-compromiso

que hace el manifiesto con respecto a la celebración del Jubileo:

"Queremos que éste (asumir las Grandes Causas) sea el modo de

vivir y ayudar a vivir, en nuestras respectivas Iglesias y países, el

verdadero Jubileo permanente que instauró Jesús de Nazaret.

Concretando así, más allá de cualquier conmemoración triunfalista

y ocasional, lo que debe significar el Jubileo Bíblico en nuestros

contextos sociales y religiosos: por una conversión personal y

estructural de nuestras Iglesias y Sociedades, en la vivencia de la

fe con coherencia e inculturadamente, en la convivencia fraterna

de una paz con justicia y dignidad, en la satisfacción de las

reivindicaciones mayores de tierra, salud, vivienda, educación,

comunicación y trabajo..."

Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, Mato

Grosso, Brasil. En el año nuevo de 2000.

114

XIII. LA GRAN BLASFEMIA DE NUESTROS DÍAS

Hoy la realidad de los pueblos es global, mundialmente

interconectada, pero se ha globalizado bajo el dictado y leyes del

neoliberalismo. Ante esa realidad poderosa, Casaldàliga se mueve

con un buen bagaje de racionalidad, dignidad humana, firmeza

ética, libertad evangélica y, sobre todo, experiencia inapelable, la de

aquellos que, con marcas, atestiguan la inhumanidad del rodillo

neoliberal. Son suyos los apotegmas de no a la propiedad privada

privadora, no al fundamentalismo del mercado, no al neoliberalismo

que mata la vida de la mayoría. Casaldàliga llama a las cosas por

su nombre: el neoliberalismo es, por esencia, pecado; la gran

blasfemia de nuestros días es la macroidolatría del mercado total; el

antidios es el dinero: “Creo que el capitalismo es intrínsecamente

malo: porque es el egoísmo socialmente institucionalizado, la

idolatría pública del lucro, el reconocimiento oficial de la explotación

del hombre, la esclavitud de muchos al yugo del interés y la

prosperidad de los pocos. Una cosa he entendido claramente con la

vida: las derechas son reaccionarias por naturaleza, fanáticamente

inmovilistas cuando se trata de salvaguardar el propio tajo,

solidariamente interesadas en aquel Orden que es el bien... de la

minoría de siempre”.

115

Si por algo resulta cautivante el lenguaje de Pedro

Casaldàliga es porque hay, tras él, una vida digna, coherente, libre,

insobornable.: “Yo moriré de pie, como los árboles // Me matarán de

pie”.

Un obispo sin poder, sin economía, sin burocracia

organizativa, ha sido capaz de poner en jaque a uno de los poderes

políticos mayores de América. El ha utilizado unas armas distintas:

la cultura. Sin cultura no subsiste ningún sistema, es la argamasa

que lo cohesiona y legitima. Casaldàliga mete su espada en el

corazón del sistema: “Se nos está queriendo imponer una cultura

única. Una macrocultura, que nos la pasan por televisión, nos la

pasan en la cama. En Brasil, en América Latina y en Europa, el 70 o

el 77 por ciento de las películas son gringas, norteamericanas. Y yo

digo que una macrocultura acaba siendo más asesina que muchas

armas. Culturas impuestas, no sólo matan a los cuerpos, matan las

almas, explosionan la salud de los pueblos”.

116

Viendo la vida de Pedro, resulta veraz lo que ha escrito: “Yo

me atengo a lo dicho: La justicia: a pesar de la ley y la costumbre, a

pesar del dinero y la limosna”. “El neoliberalismo es la idolatría de la

muerte”, afirma Mons. Pedro Casaldàliga, uniendo, en un solo

corazón y una sola esperanza, las angustias y las aspiraciones de

los indios del Araguaia y de los campesinos de Nicaragua, de los

agentes pastorales de Santa Terezina y de los misioneros de El

Quiché, en Guatemala. Casaldàliga dice que el neoliberalismo

profundiza el empobrecimiento de los pueblos de nuestra América,

al idolatrar al dios del mercado, y pide a la sociedad que tenga

vergüenza y venza el hambre de las mayorías.

117

UN CAMBIO ESTRUCTURAL

En este año de 1999, víspera del famoso 2000, estamos viviendo

un final de siglo, un final de milenio, que han revolucionado

espectacularmente a la Humanidad, para mal y para bien; con sus

descubrimientos científicos y geográficos; con sus luchas étnicas,

religiosas e imperialistas; con sus fundamentalismos, holocaustos,

gulags y masacres; con sus "sospechas" y la "muerte de Dios" y

"el desencanto del Hombre"; con su capitalismo y su comunismo;

también con sus avances en la libertad, en la ciencia, en la

comunicación, en la solidaridad…

Se cierra en este año un milenio de cristiandad, con sus cruzadas

y su inquisición y sus colonialismos y su poder centralizador; pero

también con su legión de mártires y santos y santas de las más

variadas condiciones; con su Concilio Vaticano II, con las nuevas

teologías contextuales, con una irreversible presencia cada vez

mayor del laicado en la Iglesia, y más concretamente de la mujer.

Se cierra pidiendo perdón, aunque muy tímidamente, y sin acabar

de reconocer que muchos de los grandes pecados eclesiásticos

de este milenio fueron de la Iglesia, como institución, y no

solamente de "algunos cristianos infieles a su bautismo".

118

Este final de milenio para la Humanidad, para la Iglesia- bien

podría ser un asomarse con lucidez y humildad y esperanza a la

respectiva historia y atreverse al cambio estructural, a la reforma

eclesiástica que nunca se acabó de hacer, a optar

verdaderamente por las mayorías empobrecidas y a dialogar con

sinceridad incuestionable, sacrificando privilegios, posibilitando la

dignidad y la participación de todas las personas y de todos los

pueblos. Tarea de la Humanidad si quiere ser verdaderamente

humana, tarea de la Iglesia si quiere ser verdaderamente

evangélica.

Nuestro profeta laico, el benéfico PNUD, en su informe último

recuerda que todavía -y la cifra crece espantosamente- hay 1200

millones de personas al margen de cualquier tipo de consumo,

aquellas que tienen que vivir con menos de un dólar al día. De

"grosera desigualdad" califica el PNUD el resultado de su informe.

De homicida y hasta suicida desigualdad se trata. Recuerda dicho

informe que para cubrir los servicios básicos de toda la

Humanidad (educación, salud, agua potable, nutrición…) harían

falta sólo 30.000 millones de dólares anuales. Digo "sólo" porque

los japoneses gastan en juegos recreativos 35.000 millones al

año; los europeos 50.000 millones en cigarros y 105.000 millones

119

en bebidas alcohólicas; y en drogas se gastan 400.000 millones;

en armas 780.000 millones; y en publicidad 435.000 millones…

Haciendo, pues, un buen examen de conciencia con propósito de

la enmienda, uno entiende fácilmente que el mundo no puede

seguir así. Hablando de su pueblo decía un indígena yanomami

del norte de Brasil: "Si seguimos así, vamos a morir todos". Entre

esos "todos" no estarían solamente los yanomami, si seguimos

así.

Venimos hablando mucho de proyectos alternativos, y se constata

gracias a Dios y gracias a la mucha Humanidad que todavía

queda- que los proyectos alternativos proliferan en todas las

escalas de la vida y de la organización humanas. Pero cada vez

se percibe con mayor claridad y más urgencia no sólo la

necesidad de proyectos alternativos, sino la ineludible necesidad

de una civilización alternativa, de una sociedad "otra", matriz,

ensayo y fruto de muchos proyectos alternativos, de muchas

buenas voluntades sumadas.

Frente a la tentación del fatalismo y contra la insensible

irresponsabilidad del consumismo y el privilegio y la prepotencia

se imponen la lucha y la esperanza por esa utopía de un mundo

120

fraterno donde quepamos todos y todas con la propia dignidad y la

propia alteridad. No es posible que tantos comunes sueños que

cada vez afloran más en organizaciones, manifiestos y

realizaciones concretas, sean apenas sueño. Hay ya mucha

Humanidad que sueña despierta, dispuesta a forzar el día de la

justicia y la paz.

Vamos a entrar pronto en el siglo XXI, en el tercer milenio

(cristiano). Ustedes recuerdan aquello de "…o será místico o no

será". Pensando en los cuatro grandes desafíos que nos

cuestionan la razón, la fe y la esperanza, yo reformularía el dicho

así:

-El siglo XXI o será místico o no será humano. Porque la

mística es ese sentido profundo de la vida, esa abertura al

horizonte de Dios, esa búsqueda de la respuesta última.

-El siglo XXI cristiano optará por los excluidos o no será

cristiano. A medida que crece la criminal desigualdad en el mundo,

excluidas de la vida y de la dignidad las mayorías humanas, la

opción por los pobres aparece cada vez más como constitutivo

esencial de la Iglesia de Jesús.

-El siglo XXI cristiano, o será ecuménico o no será eclesial.

121

Podrá ser una abigarrada eclosión de minicristianismos sin

consistencia evangélica y sin comunión testimoniante, pero no la

Iglesia de Jesús, testigo de la Pascua, enviada "para que el

mundo crea".

-El siglo XXI, o será ecológico o simplemente "no será". No

es que yo crea que esté llegando el fin del mundo en ese

cacareado año 2000; pero según las ciencias y las experiencias sí

que parece que estamos empeñados entre todos en acabar con el

aire, con el agua, con la floresta, con la vida. La ecología es la

gran política pendiente, y ha de ir siendo, cada vez más, ética,

teología, espiritualidad.

Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, Mato

Grosso, Brasil 1999.

122

XIV. TEOLOGÍA Y ESPIRITUALIDAD DE LA

LIBERACIÓN

La dictadura militar intentó cinco veces expulsar al obispo

Casaldàliga del país. Se entiende esto al ver su posición frente al

neoliberalismo, que considera que es la negación de la utopía y de

toda posible alternativa. Es conocida la expresión de Fukuyama: el

“fin de la historia”, el no va más de la historia. Es también la mentira

institucionalizada, con base en la modernidad, de la técnica, de la

libertad y de la democracia. Bellos nombres que deberían tener su

auténtico valor, pero que son manipulados y tergiversados. Se trata

de una modernidad que ya es posmodernidad, en el Primer Mundo,

y una técnica que es puesta como valor absoluto, en función del

lucro y una seudolibertad y una seudodemocracia. “En América

Latina, afirma, salimos de las dictaduras para caer en las

democraduras: Así como el colectivismo dictatorial es la

degeneración de la colectividad y la negación de la persona, el

individualismo neoliberal es la degeneración de la persona y la

negación de la comunidad”.

El individualismo egoísta degenera la persona, que, por

definición, debería ser relación y complementación con los otros.

123

Este individualismo neoliberal es, pues, la degeneración de la

comunidad, que es participación y compartimiento. Como Iglesia,

como cristianos, delante de esta bestia fiera del neoliberalismo, es

necesario proclamar y promover el servicio del Dios de la Vida.

Hoy, más que nunca, la Teología de la Liberación, la Pastoral de la

Liberación y la Espiritualidad de la Liberación, proclaman, afirman y

celebran y practican el Dios de la Vida. Se trata también de

promover la responsabilidad y la corresponsabilidad de las

personas y de las instituciones sociales y de la propia Iglesia, a

todos los niveles. El mandamiento de Jesús vivido en la vida diaria,

política e institucionalizada. La opción por los pobres, que Jesús

mismo la formula diciendo: “He venido para que tengan vida y la

tengan en abundancia”.

Y la afirmación de la utopía, que refuerza la esperanza en la

acogida y en el servicio, ya, aquí y ahora, estimulando y

posibilitando la presencia y la acción de los nuevos sujetos

emergentes (el mundo indígena, el mundo negro, la mujer, la

juventud), el protagonismo de los laicos y el protagonismo de los

pobres. Esta es la política del Evangelio de Jesús. La verdad nos

hace libres, y la transparencia de vida debe aparecer como

testimonio. En términos de Iglesia, esto se traduce muy bien en la

124

Teología y en la Espiritualidad de la liberación, en las comunidades

de base, en las pastorales específicas que actúan en esas fajas

más prohibidas y más marginadas, por la Biblia en las manos del

pueblo. Por la Pastoral de la Frontera, la Pastoral de la

Consolación y la Pastoral del Acompañamiento. Y también, más

recientemente, por la Pastoral de la Supervivencia, sin caer en el

pragmatismo asistencialista que podría hacer nuevamente que el

pueblo olvidase las estructuras, las causas, los derechos.

La inculturación es el gran desafío para la Iglesia en América

Latina y en el Tercer Mundo. Se trata de esa encarnación en las

culturas, en los procesos, en la realidad de nuestro pueblo. La

deuda externa continúa siendo la sangría de nuestros pueblos.

Sigue siendo el gobierno real de nuestras democracias. No son

nuestras Constituciones las que mandan; es la deuda externa. Los

presidentes y los ministros de hacienda de nuestros países son

representantes del FMI. La deuda externa, con el pago de los

intereses, es lo que condiciona los salarios, los servicios públicos.

Mientras no resolvamos este problema, es prácticamente imposible

imaginar una economía democrática en nuestros países del Tercer

Mundo. Y, evidentemente, no será el neoliberalismo el que resuelva

125

el problema de la deuda externa. En América Latina salimos de las

dictaduras para caer en las 'democraduras'.

Resulta muy esclarecedor lo que comenta acerca de la

teología de la liberación: “La teología de la liberación no es un

invento moderno, ni está a punto de extinguirse. La teología de la

liberación nació en América Latina porque cuando el teólogo

pensaba se encontró con un clima de opresión y también de

liberación. Las cabezas pensantes de los teólogos iban precedidas

por los pies caminantes del pueblo. Han sido muchas las

barbaridades colgadas de la teología de la liberación. Nosotros no

hemos optado por Marx sino por el Dios y Padre de nuestro Señor

Jesucristo, por su Reino y sus pobres. La teología de la liberación

nos obliga a analizar la trágica situación de los dos tercios de la

humanidad, señalarla como contraria a la voluntad de Dios y asumir

compromisos prácticos. Sólo a los enemigos del pueblo no les gusta

la teología de la liberación. ¡Celebrarían tanto que los cristianos

pensasen sólo en el cielo...despreciando la tierra!”.

126

EL MUNDO VUELVE A EMPEZAR

Ha empezado un nuevo milenio, un tiempo nuevo, que llaman “un

cambio de época”. No tanto, precisamente, por las torres gemelas

del 11 de septiembre; que hay muchos otros días, muchas torres,

y muchos terrorismos, antes y después de ese 11 de septiembre.

Cuatro terrorismos, sin duda, hay que destacar para entender y

juzgar correctamente los actos terroristas y las guerras de terror,

los terrorismos enloquecidos y las sistemáticas guerras imperiales.

Hay un terrorismo individual, cometido por cualquier asaltante en

cualquier esquina o vereda; otro terrorismo, grupal, perpetrado por

cualquier facción; el terrorismo de Estado, que es a veces del

Estado propio de cada país o de los prepotentes Estados

imperialistas y colonizadores, sobre todo del más terrorista de

todos ellos, a lo largo de los dos últimos siglos; y el terrorismo del

Sistema, hoy de capitalismo neoliberal, que es el terror económico

y social para la mayor parte de la Humanidad, sometida al

hambre, a la marginación y al desespero.

Tres desafíos, concretamente, debe asumir con osadía profética y

libertad evangélica la Iglesia de Jesús, para ser creíble y

127

evangelizadora hoy: a) la descentralización mundializada; b) la

participación corresponsable; y, c) el diálogo solidario.

La mundialización, por gracia de Dios y por el humano proceso de

la historia, es “inevitable”. Y esa mundialización exige el

reconocimiento de los varios mundos como pueblos, culturas,

religiones, dentro de un solo mundo humano; sin primero, sin

tercero, sin cuarto. Ese reconocimiento reclama, para que sea real

y no apenas escrito, la descentralización de las instancias de

planificación y de decisión. Lo cual les debe ser exigido tanto a la

ONU y demás organismos mundiales como a la Santa Sede y a

las curias eclesiásticas. Solamente esta descentralización hará

posible la participación corresponsable y efectiva de los varios

pueblos y estamentos. Quien concretamente pide sólo la

democratización de la Iglesia, está pidiendo muy poco. A la Iglesia

hay que pedirle, y en la Iglesia debemos dar, más que

democracia: vida fraterno-sororal, cogestión adulta, ministerialidad

plural, libertad evangélica.

El muy probado teólogo Juan Antonio Estrada declara

lúcidamente: «Hoy el catolicismo está lastrado con una

institucionalización que ya no corresponde ni a las necesidades

actuales, ni a las exigencias ecuménicas, ni a la sensibilidad de

128

los fieles. Tampoco cuenta con el consenso global de la teología,

ya que cada vez abundan más las corrientes y escuelas que

impugnan el modelo vigente y proponen cambios desde un

conocimiento renovado de la Escritura y de la Tradición».

A propósito de la participación adulta en la Iglesia, se acaba de

celebrar el Sínodo dedicado al ministerio episcopal. Un sínodo que

se suponía coronación de todo un serial de sínodos por temas y

hasta por continentes. La verdad es que este último sínodo ha

confirmado la decepción que el instrumento-sínodo viene

provocando prácticamente desde su aplicación, por no ser

deliberativo y decisorio. Me permito contestar fraternalmente la

satisfacción que el cardenal Joseph Ratzinger manifestaba sobre

el curso de los debates, en este último sínodo: “Se podía temer –

dice el purpurado alemán- que el sínodo se bloquease en torno a

las relaciones entre la curia romana y los obispos, sobre los

poderes de la asamblea sinodal o la estructura de las conferencias

continentales y nacionales, estrangulando de este modo la vida de

la Iglesia”. Lo que estrangula la vida de la Iglesia es,

precisamente, señor cardenal, la falta de revisión a fondo de las

relaciones entre la curia romana y los obispos, el modo de

elección de los mismos, la restringida ministerialidad, la

129

inculturación no efectuada, la problemática entera de la

colegialidad y la corresponsabilidad. El que hayan sido tan

pacíficas y concordes las sesiones sinodales podría deberse a la

sistemática negativa de espacio oficial y a la omisión resignada de

los participantes. Más para un “nostra culpa” que para un “Te

Deum” de acción de gracias.

Afortunadamente, el Espíritu y la Iglesia continúan caminando; y

las bases se mueven. La conciencia y la práctica de que “somos

Iglesia” no es apenas un movimiento, es una “movimentación” a lo

largo y ancho de toda la Iglesia de Jesús, que son las varias

iglesias que profesan su nombre y anuncian su Reino. Nunca

como hoy, en la práctica, y a veces forzando barreras, diferentes

sectores de la Iglesia, y concretamente el laicado –masculino y

femenino-, han sido tan libres y creativos, tan adultos y

corresponsables en la lectura bíblica, en el pensamiento teológico,

en la liturgia, en los ministerios, en las pastorales, en la acción

social…

Están creciendo, en el mundo, un clamor y ya una acción en torno

a un verdadero proceso conciliar. Que continúe y actualice y

amplíe el Vaticano II; que responda a las grandes urgencias

130

eclesiales y a las grandes expectativas de la Humanidad, hija de

Dios.

Esa movilización de las bases se da también, en mayor escala,

dentro de la Sociedad como un todo. Ya van siendo cada vez más

los movimientos y acciones de ciudadanía, cooperación,

solidaridad; los varios forum libres y alternativos a la economía, al

pensamiento y a la política neoliberales, pasando de la simple

contestación a la propuesta, de la impotencia a la convocación

eficaz.

En esta hora kairós de mundialización y de madurez de

conciencia, que es, simultáneamente, una hora nefasta de nuevas

prepotencias, de macrodictaduras, de fundamentalismos y de

radicalizaciones, se nos impone, como un don y como una

conquista, el diálogo, interpersonal, intercultural, ecuménico y

macroecuménico. Un diálogo de pensamientos, de palabras y de

corazones. No la mera tolerancia, que se parece demasiado a la

guerra fría, sino la convivencia cálida, la acogida, la

complementariedad.

La caída de las torres debería ser también la caída de unas

escamas que empañan los ojos del Occidente cristiano frente al

131

mundo árabe y musulmán. Desde ese 11 de septiembre, traído y

llevado como si fuese el mayor terrorismo de la historia, el

Occidente, cristiano o no, está necesariamente obligado a

reconocer que el mundo árabe y el Islam existen, y que el Islam

congrega más de un billón de fieles de diferentes pueblos y

culturas. Durante muchos siglos la Sociedad occidental y la Iglesia

-demasiado occidental siempre- han sido prejuicio, hostilidad y

guerra con el Oriente musulmán. Pedro Casaldáliga, obispo de

Sâo Félix do Araguaia, Mato Grosso, Brasil 2002.

132

XV. SU RESPONSABILIDAD ECLESIAL Y SOCIAL

No es habitual que un obispo no visite Roma, cuando tiene

obligación de hacerlo cada cinco años; no es habitual oírle decir que

él no viaja porque los pobres no viajan y él es un pobre, que ni

siquiera vino a España cuando murió su madre; no es habitual que

un obispo no tenga vacaciones, pero él ha dicho que “las tendrá

bajo los parrales de la gloria”; no es habitual que un obispo se

entreviste con políticos “mal vistos”: Fidel Castro, Daniel Ortega,

etc.; no es habitual que a un obispo católico lo visiten, lo lean y le

pregunten ateos, agnósticos, periodistas, científicos, gentes de

otras religiones; no es habitual que alce su voz para corregir al

Papa y denunciar los pecados del sistema eclesiástico: “A Juan

Pablo II, escribe, al requerirme para que lo visitara, le hablé con

mucho cariño, pero con mucha libertad, ejerciendo el derecho de mi

corresponsabilidad eclesial y de mi colegialidad apostólica. Le dije:

en el campo social no podemos decir con mucha verdad que

hayamos hecho la opción por los pobres, pues no compartimos la

pobreza real que ellos experimentan ni actuamos, frente a ‘la

riqueza de la iniquidad’, con aquella libertad y firmeza adoptadas

por el Señor”.

133

Jesús fue ajusticiado por el poder político y religioso, la

sinagoga y el imperio. Y lo fue por su intolerable parcialidad: “No se

puede servir a Dios y al dinero”. El Dios de los señores no es igual

al Dios de los pobres. “O se sirve al sistema o se sirve al pueblo. En

todos hay un político: reaccionario, reformista o transformador”.

Casaldáliga lo dice claro: “Yo siempre he sido de izquierdas. Ya de

pequeño era zurdo, pero en aquellos tiempos estaba prohibido y no

nos dejaban escribir con la izquierda. De manera que incluso

biológicamente soy de izquierdas. Yo he pasado a las opciones del

socialismo. Por el contacto con la dialéctica de la vida, por las

exigencias del Evangelio y también por algunas razones del

marxismo. Qué socialismo, no lo sé a punto fijo, como no sé a

apunto fijo qué Iglesia será mañana la que hoy pretendemos

construir por más que sé que la queremos cada vez más cristiana”.

¿Qué sueña nuestro obispo? “Sueño con que las causas que

han motivado mi vida sean asumidas cada vez más: una Iglesia

ecuménica, servidora, liberadora; el fin de los varios mundos para

que exista un solo mundo humano; la socialización de los bienes

mayores de la existencia (tierra, comida, salud, educación,

comunicación, libertad...); el diálogo interreligioso y la gran

intersolidaridad humana...; el Reino de Dios, en fin, ya aquí en la

134

Tierra, preparándonos esperanzadamente para la plenitud en el

cielo”.

¿De dónde aflora tanta violencia en el mundo? Para

Casaldàliga el problema es fundamentalmente social. “Yo sé que

los conservadores, los capitalistas, se exasperan cuando insistimos

en que la raíz de la inseguridad es la gran desigualdad. A muchos

de ellos les gustaría que se dijera que es un problema de

perversidad humana, que algunas personas nacen perversas,

diabólicas, y que el único modo de curarlas es la cárcel, prisiones,

policía y cadena perpetua. No se atreven a decir pena de muerte

porque ya suena mal, pero, en el fondo, se les conoce en la cara

que quisieran la pena de muerte. Quizás sienten nostalgia de la

política social de EEUU”.

Entonces, ¿cómo se deshacer el abismo entre ricos y pobres?

“Me parece de sentido común que si no hay algún tipo de

socialización de la tierra, en el campo y en la ciudad, en la

educación, en la salud y en la comunicación, no habrá paz. Vendrán

esos desequilibrios en cada localidad, en cada país y en todo el

mundo. Y seguirán existiendo dos mundos. La humanidad no está

pidiendo barnices, sino un cambio radical. Pide igualdad de

derechos en las personas y en los pueblos, la socialización de

135

bienes fundamentales y espíritu ecológico. Eso ya está apareciendo

en la piel de la humanidad como una nueva sensibilidad. Hay

voluntad de cambio, muy dispar, pero clara. El lema del Foro Social

Mundial fue una bofetada al mundo del pensamiento único, el único

mundo posible en el capitalismo neoliberal”.

Nunca ha regresado a Cataluña y siempre se ha mostrado

reacio a viajar por miedo a no poder entrar de nuevo en Brasil, en

1985 realizó una polémica visita a Nicaragua. Casaldáliga se

trasladó hasta ese país para mostrar su solidaridad con los

religiosos nicaragüenses. En 1988 viajó hasta el Vaticano y fue

recibido en audiencia por el Papa Juan Pablo II. La visita no fue

plenamente satisfactoria y unos meses más tarde recibió una seria

advertencia por parte de la Santa Sede que criticó su apoyo a la

causa sandinista y a la Teología de la Liberación.

136

UTOPÍA NECESARIA COMO EL PAN DE CADA DÍA

«Poesía necesaria como el pan de cada día» dice el poeta. Poesía

y utopía riman bien, y ambas nos son totalmente indispensables

para atravesar el túnel. No aceptamos esa sociedad oficial que

reduce la vida humana a mercado o, en el mejor de los casos, se

propone el objetivo, siempre aplazado, de reducir el hambre a la

mitad…. Estamos indignados y perplejos. Muchas voces, desde

muchos ángulos, confiesan que estamos en crisis. Y que, así las

cosas, no le va ni a Dios ni al Mundo.

Estar en crisis, sin embargo, no es necesariamente una desgracia.

La crisis es la fiebre del espíritu. Donde hay fiebre hay vida. Los

muertos no tienen fiebre.

No se trata de ignorar la realidad. Más aún: hay que asumirla y

transformarla, radicalmente. Ahora ya no nos conformamos con

proclamar que «otro mundo es posible»; proclamamos que es

factible y lo hacemos. La Agenda Latinoamericana Mundial que

estamos preparando para 2007 se titula precisamente «Exigimos y

hacemos otra democracia». «Abajo –con el pueblo- y a la

izquierda», definen los zapatistas en «la otra campaña». Y ya se

137

ha anunciado que vamos «hacia el socialismo del Siglo XXI», con

«la Humanidad como sujeto» del cambio.

La utopía es necesaria porque la desigualdad entre ricos y pobres

aumenta, según la ONU, incluso en países del Primer Mundo.

Nuestra América, según la OEA, es la región más injusta, por esa

desigualdad sistemática. Hay más riqueza en la Tierra, pero hay

más injusticia. África ha sido llamada «el calabozo del mundo»,

una «Shoá» continental. 2.500 millones de personas sobreviven

en la Tierra con menos de 2 euros al día y 25.000 personas

mueren diariamente de hambre, según la FAO. La desertificación

amenaza la vida de 1.200 millones de personas en un centenar de

países. A los emigrantes les es negada la fraternidad, el suelo

bajo los pies. EEUU construye un muro de 1.500 kilómetros contra

América Latina; y Europa, al sur de España, levanta una valla

contra África. Todo lo cual, además de inicuo, es programado. Un

inmigrante africano, en una estremecedora carta, escrita «tras los

muros de separación», advierte: «les ruego que no piensen que es

normal que vivamos así, porque de hecho es el resultado de una

injusticia establecida y sostenida por sistemas inhumanos que

matan y empobrecen…No apoyen este sistema con su

silencio…».

138

Pero la Humanidad «se mueve»; y está dando un giro hacia la

verdad y hacia la justicia. Hay mucha utopía y mucho compromiso

en este planeta desencantado. Alguien ha recordado que el siglo

XX «ha sido un inmenso cementerio de imperios: el británico, el

francés, el portugués, el holandés, el alemán, el japonés y el

ruso». Queda, tambaleándose, el imperio estadounidense, que

caerá también. «América Latina se aleja de la tutela de Estados

Unidos» y Asia ha dado también la espalda a los Estados Unidos,

en la primera cumbre, organizada por la ASEAN. La UNESCO ha

declarado Patrimonio de la Humanidad la Diversidad Cultural. El

Siglo XXI –que ya sabemos que será un siglo místico- será

también el siglo del Medio Ambiente. El diálogo ecuménico y el

diálogo interreligioso crecen en varios niveles, como un nuevo

paradigma de la fe religiosa y de la paz mundial. Las Iglesias, las

Religiones, se van a encontrar necesariamente y habrán de

ponerse en paz para la paz del mundo. En la Iglesia Católica,

dentro de una monótona continuidad oficial, que ya era de

esperar, muchas comunidades y muchos colectivos de reflexión

teológica y de pastoral saben ser simultáneamente fieles y libres.

Vamos aprendiendo a ser Iglesia adulta, una y plural. Si

rechazamos la dictadura del relativismo, también rechazamos la

dictadura del dogmatismo. No permitiremos que el Concilio

139

Vaticano II sea un «futuro olvidado»; y hasta urgimos el proceso

de preparación de un nuevo Concilio, verdaderamente ecuménico,

que aporte desde la fe cristiana a la tarea mayor de humanizar la

Humanidad. En Nuestra América se está preparando la V

Conferencia Episcopal, llamada «CELAM V». Un primer texto, de

consulta, resulta muy poco estimulante, como escrito «por

teólogos que ya están en el cielo» ironiza un viejo teólogo. Nos

tocará suplir alternativamente y no permitir que ese CELAM V

olvide Medellín. Hay prioridades socio-pastorales, en Nuestra

América, que nos exigen realismo y utopía, coherencia y

compromiso, sin posible aplazamiento.

Aquí, en casa, en la Prelatura de Sâo Félix do Araguaia, seguimos

caminando, ahora con el obispo Don Leonardo. No nos faltan

desafíos. Continúan sin solución el acampamiento frente a la

Hacienda Bordolândia, ya desapropiada; la Gleba Liberdade, de

acampados también, cerca de 3 años a la espera; y la aldea

Xavante Marawatsede con 13 años de tensión. (Las políticas

agraria e indigenista de nuestro Brasil están atascadas, por

«respeto» al latifundio, al agronegocio y a la élite político-rural). En

la Asamblea Pastoral de este año hemos reafirmado las tres

prioridades de nuestra Iglesia particular: formación, autonomía,

140

pastoral socio-política. Nos estamos preparando para la gran

Romería de los Mártires de la Caminada, en Ribeirao

Casacalheira, los días 15 y 16 de julio, con ocasión del 30º

Aniversario del martirio del Padre Joao Bosco Penido Burnier. Con

nuestro P. Joao Bosco hacemos memoria también de todos

aquellos y aquellas que van dando su vida por el Reino,

particularmente en Nuestra América. El lema de la Romería es

«Vidas por el Reino de la Vida». Entre tantas memorias

destacamos la figura del patriarca de la causa indígena, Sepé

Tiarajú, en el 250 aniversario de su heroica muerte.

Hacer memoria del martirio es vital para cada pueblo, vital para la

Iglesia de Jesús. Si perdemos la memoria de los mártires,

perdemos el futuro de los pobres.

Yo sigo en mi sosiego de jubilado, experimentando «la pobreza

biológica» con sus limitaciones. En compensación he podido editar

algunos libros, como hijos de la vejez. ¿Se permite publicidad

comercial?: «Murais da Libertação», con Cerezo Barredo, ed.

Loyola; «Orações da Caminhada», ed. Verus; «Cuando los dias

dan que pensar», ed. PPC; «Cartas marcadas», ed. Paulus/Brasil;

«Con Jesús, el de Nazaret», con José Luis Cortés, ed. PPC; «Los

141

ojos de los pobres», con Juan Guerrero, en castellano y en

catalán, ed. Ediciones 62.

Sigamos editando utopía, compromiso, transparencia, vida. Y

recordemos que la utopía debe ser verificada en la praxis diaria,

que «la esperanza sólo se justifica en los que caminan» y que

«nos es dada para servir a los desesperanzados». Para este

servicio pienso que hoy se nos pide, sobretodo, un testimonio

coherente, una proximidad samaritana, una presencia profética.

A todos, a cada uno y a cada una a quien debo amistad, gratitud y

carta, un entrañable abrazo en la paz militante del Evangelio.

Pedro Casaldáliga

Sâo Félix do Araguaia, MT, Brasil circular fraterna, enero 2006

142

XVI. SU FE EN EL DIOS DE JESÚS

Hablando de Lluís Espinal y del arzobispo Oscar Romero, ambos

asesinados por su radicalidad evangélica, le preguntaron a

Casaldàliga ¿Cómo es esta fe en el Dios de Jesús? A lo que

respondió: “En la Biblia hay tres grandes expresiones que nos dicen

quien es Dios. Primera: Yo soy la liberación. Dios ve la opresión de

su pueblo y decide liberarlo. Segunda: la autodefinición de Dios a

Moisés: Yo soy el que seré, el que veréis. Dios es el futuro la

utopía, la gran utopía humana en el mejor sentido de la palabra.

Tercero: San Juan nos dice que Dios es amor”. Y Casaldàliga

concluye: “Yo creo en el Dios único de los derechos humanos de

todas las personas y de todos los pueblos. Creo en la única familia

humana de este Dios; padre, madre de la vida. De esta familia que

tiene genética divina”.

En una carta en fraterna comunión total con Jon Sobrino,

teólogo del Dios de los pobres, compañero fiel de Jesús de Nazaret,

testigo de nuestros mártires, Casaldàliga dialoga sobre la verdad11

¿Qué es la verdad? ¿Quién tiene la verdad? ¿Cuál es la política

11 Pedro Casaldáliga, Circular 24 de marzo, Pascua de San Romero 2007.

143

verdadera? ¿Cuál es la verdadera religión? Esas preguntas, con

diverso tono y a veces provocando desconcierto e indignación, son

preguntas universales y de cada día y no las podemos rehuir, ni en

la política, ni en la religión. La globalización, si por un lado nos

amarra al lucro desalmado, por otro lado nos proporciona espacios

nuevos de diálogo y de convivencia, en la verdad compartida.

Nuestra Agenda Latinoamericana Mundial, en estos años de

2007 y 2008, pregunta por la verdadera democracia y denuncia la

falsa política. En 2007, “Exigimos y hacemos otra democracia”; y en

2008 , “La política ha muerto, viva la política”. Aquí, en América, en

medio de ambigüedades, crispaciones y desencantos, se está

dando un viraje hacia la izquierda. Pero, en congresos y en

publicaciones, se hacen las preguntas inevitables: ¿qué es la

izquierda, qué es la democracia, cuál es la verdadera política, cuál

es la verdadera religión, cuál es la verdadera iglesia?

No hay duda que caminamos, a pesar de las dramáticas

estadísticas que el PNUD y otras instituciones de opinión nos dan.

Son 834 millones de personas las que pasan hambre en el mundo y

cada año son 4 millones más. Un 40% de la población mundial vive

en la pobreza extrema. En América Latina son unos 205 millones de

personas en la pobreza. En África Subsahariana son 47 millones. El

economista Luís de Sebastián recuerda que “África es un pecado

144

de Europa”, la mayor deuda actual de la Humanidad. El mundo

emplea

anualmente un billón de dólares en armas, cantidad 15 veces

superior a la cantidad destinada a la ayuda internacional… La

desigualdad en nuestra aldea global es una verdadera blasfemia

contra la fraternidad universal. Un ejemplo: la media de la renta

anual de las personas más ricas de EE UU es de 118.000 dólares; y

la media de la renta anual de las personas más pobres de Sierra

Leona es de 28 dólares.

Camina el diálogo ecuménico e interreligioso, todavía en las

márgenes, y minoritario aún. El fenómeno grave y mundial de la

migración está exigiendo respuestas y decisiones que afectan ya a

los diferentes pueblos y culturas y religiones. ¿De quién es la

verdad?, ¿de quién no es? La Iglesia, la Iglesia católica, celebra, en

Aparecida (Brasil), en este mes de mayo, la V Conferencia del

Episcopado Latinoamericano y Caribeño. Y ya se han levantado

voces, sinceras y dignas de toda participación, reclamando “lo que

no puede faltar en Aparecida”: la opción por lo pobres, el

ecumenismo y el macroecumenismo, la vinculación de fe y política,

el cuidado de la naturaleza, la contestación profética al capitalismo

neoliberal, el derecho de los pueblos indígenas y afroamericanos, el

protagonismo del laicado, el reconocimiento efectivo de la

145

participación de la mujer en todas las instancias eclesiales, la

corresponsabilidad y la subsidiaridad de toda la Iglesia, el estímulo

a las CEBs, la memoria comprometedora de nuestros mártires, la

inculturación sincera del Evangelio en la teología, en la liturgia, en la

pastoral, en el derecho canónico. En fin, la continuidad, actualizada,

de nuestra “irrenunciable tradición latinoamericana” que arranca,

sobre todo, de Medellín.

El tema del V CELAM es: “Discípulos y misioneros de

Jesucristo, para que en Él nuestros pueblos tengan vida. Yo soy el

camino, la verdad y la vida” (Las discípulas y misioneras ya que no

entran en el enunciado, esperamos que entren en las decisiones de

la Conferencia…). El discipulado y la misión son la vivencia

concreta y apasionada del seguimiento de Jesús, “al acecho del

Reino”. El teólogo A. Brighenti señala que el déficit eclesiológico del

Documento de Participación se expresa, sobre todo, en el eclipse

del Reino de Dios, citado sólo dos veces en todo el documento.

¿Por qué se le tiene tanto miedo al Reino de Dios, que fue la

obsesión, la vida, la muerte y la resurrección de Jesús? No está

todo tranquilo en esa Conferencia del CELAM. Con muy mala

sombra, como dirían los castizos, ahora, en vísperas de la

Conferencia, ha estallado el proceso de nuestro querido Jon

Sobrino. Muy sintomático, porque un cardenal de la Curia romana

146

ya ha declarado que antes de Aparecida estará liquidada la

Teología de la Liberación. Ese ilustre purpurado

habrá de aceptar, supongo, que después de Aparecida continuará

vivo y activo el Dios de los pobres, y continuará subversivo el

Evangelio de la liberación; y que desgraciadamente el hambre, la

guerra, la injusticia, la marginación, la corrupción, la codicia,

continuarán exigiendo de nuestra Iglesia el compromiso real al

servicio de los pobres de Dios.

Yo le he escrito a Jon Sobrino, recordándole que somos

millones los que lo acompañamos y es, sobre todo, Jesús de

Nazaret quien lo acompaña. Le recordaba a Jon aquella décima que

escribí a raíz del martirio de sus compañeros de la UCA: “Ya sois la

verdad en cruz / y la ciencia en profecía, / y es total la compañía, /

compañeros de Jesús”. Por tu santa culpa, le decía a Jon, muchos

estamos oyendo, traspasada de actualidad, la pregunta decisiva de

Jesús: “Y vosotros ¿quién decís que soy?” Porque es al verdadero

Jesús a quien queremos seguir.

Despectivamente Pilato le pregunta a Jesús qué es la verdad

y no se para a oír la respuesta y además lo entrega a la muerte y se

lava las manos. Maxence van der Meersch le responde a Pilato y

nos responde a todos: “La verdad, Pilato, es estar del lado de los

pobres”. La religión y la política han de acoger esa respuesta hasta

147

las últimas consecuencias. Toda la vida de Jesús, además, es esa

misma respuesta. La opción por los pobres define toda política y

toda religión. Antes era “fuera de la Iglesia no hay salvación”;

después, “fuera

del Mundo no hay salvación”. Jon Sobrino nos recuerda, una vez

más, que “fuera de los pobres no hay salvación”. Juan XXIII

abogaba por “una Iglesia de los pobres, para que fuese la Iglesia de

todos”. Lo cierto es que los pobres definen, con su vida prohibida y

con su muerte “antes de tiempo”, la verdad o la mentira de una

Sociedad, de una Iglesia. Dice nuestro Jon Sobrino: “Quien no sepa

explícitamente de Dios, lo ha encontrado si ha amado al pobre”; y el

Evangelio lo dice repetidamente en la palabra y en la vida de Jesús,

en su pesebre y en su calvario, en las bienaventuranzas, en las

parábolas, en el juicio final…

Hermanos, hermanas, gente querida y tan próxima en el

mismo desvelo y en la misma esperanza, sigamos. Intentando

“hacer la verdad en el amor”, como dice el Nuevo Testamento, en

comunión fraterna y en la praxis liberadora. “Con los Pobres de la

Tierra”. Siendo “vidas por el Reino de la Vida”, como pregonábamos

en la Romería de los Mártires de la Caminada”. Sea esta pequeña

circular un grande abrazo de compromiso, de gratitud, de esperanza

invencible, Reino adentro.

148

SAN ROMERO DE AMÉRICA, PASTOR Y MÁRTIR NUESTRO

El ángel del Señor anunció en la víspera...

El corazón de El salvador marcaba

24 de marzo y de agonía.

Tú ofrecías el Pan,

el Cuerpo Vivo

-el triturado cuerpo de tu Pueblo;

Su derramada Sangre victoriosa

-¡la sangre campesina de tu Pueblo en masacre

que ha de teñir en vinos de alegría la aurora conjurada!

El ángel del Señor anunció en la víspera,

y el Verbo se hizo muerte, otra vez, en tu muerte;

como se hace muerte, cada día, en la carne desnuda de tu

Pueblo.

¡Y se hizo vida nueva

en nuestra vieja Iglesia!

Estamos otra vez en pie de testimonio,

¡San Romero de América, pastor y mártir nuestro!

Romero de la paz casi imposible en esta tierra en guerra.

Romero en flor morada de la esperanza incólume de todo el

Continente.

149

Romero de la Pascua Latinoamericana.

Pobre pastor glorioso, asesinado a sueldo, a dólar, a divisa.

Como Jesús, por orden del Imperio.

¡Pobre pastor glorioso,

abandonado

por tus propios hermanos de báculo y de Mesa...!

(Las curias no podían entenderte:

ninguna sinagoga bien montada puede entender a Cristo).

Tu pobrería sí te acompañaba,

en desespero fiel,

pasto y rebaño, a un tiempo, de tu misión profética.

El Pueblo te hizo santo.

La hora de tu Pueblo te consagró en el kairós.

Los pobres te enseñaron a leer el Evangelio.

Como un hermano herido por tanta muerte hermana,

tú sabías llorar, solo, en el Huerto.

Sabías tener miedo, como un hombre en combate.

¡Pero sabías dar a tu palabra, libre, su timbre de campana!

Y supiste beber el doble cáliz del Altar y del Pueblo,

con una sola mano consagrada al servicio.

América Latina ya te ha puesto en su gloria de Bernini

en la espuma aureola de sus mares,

150

en el dosel airado de los Andes alertos,

en la canción de todos sus caminos,

en el calvario nuevo de todas sus prisiones,

de todas sus trincheras,

de todos sus altares...

¡En el ara segura del corazón insomne de sus hijos!

San Romero de América, pastor y mártir nuestro:

¡nadie hará callar tu última homilía!

151

XVII. OPCIÓN POR LOS POBRES

Cuando se van a cumplir cuarenta años de su ordenación

episcopal, Casaldàliga anda metido entre su gente y levantando su

voz al mundo entero recordando en sus cartas a los panameños

ocupados, a los del pueblo de Timor, a los palestinos, etc. En sus

escritos repasa al mundo entero: Guatemala, El Salvador, los

desaparecidos, Honduras, Brasil. Y afirma con rotundidad: "La post-

modernidad, el post-socialismo, el post-todo de ellos, puede ser

nuestro principio de todo. Quizás el principio de la Democracia, la

verdadera, para cada persona, para todos y cada uno de los

pueblos y no solamente para las personas privilegiadas o por los

privilegiados pueblos del primer mundo"12.

Durante el año 1992 el Nobel no llega, pero el premio que

recibió Rigoberta Menchú fue una gran alegría por el obispo Pedro.

El cambio de las instituciones en el Brasil no se tradujo en una

situación continuada. El boletín Alvorada se ve obligado a seguir

denunciando la injusticia. La Prelatura no se resigna a la producción

literaria. Verbo Films produce el año 1990 la película Ameríndia,

escrita por el mismo Casaldàliga, como contribución a la

conmemoración del V centenario del descubrimiento de América.12 Carta circular del enero 1991.

152

Desde su pequeño rincón del mundo tiene cabida todo el

Universo, Casaldàliga sigue haciendo sentir su voz, una voz

profética, acompañada por hechos y gestos. El obispo Pedro quiere

ir más allá la democracia: "Nosotros estamos viviendo ahora la

ilusión de la democracia, que cuando no es una democracia

económica, no es democracia. Ni es democracia política. Ni

evidentemente democracia social. Ni es democracia cultural. El

indio y el negro no caben. Las minorías étnicas, del tipo que sean,

tampoco. Sólo en la medida que el Primer Mundo deje de ser

Primer Mundo podrá ayudar en el Tercer Mundo. Para mí esto es

dogma de fe. Si el Primer Mundo no se suicida como Primer Mundo,

no puede existir humanamente el Tercer Mundo".

Sus grandes obsesiones siguen vivas: "los indígenas", "los

negros", "los campesinos". "El gran pecado económico-social de

América Latina es no haber hecho la reforma agraria". El mundo

obrero, las ciudades, siguen en su preocupación. Pero sobre todo

sus compañeros de camino: los pobres. Cuando mucha gente

empieza a anunciar la muerte de las utopías, Casaldàliga vuelve a

clamar suavemente: "Parece que cada día hay más gente en la

Iglesia, y en el mundo, que se muestra cansada de sentir a hablar

de pobres y de ‘opción por los pobres’. Sería importante, vital, que

estos señores entendieran que son muchos los que hace más

153

tiempo que están cansados de ser pobres"13.

En el año 1994, se refuerza la idea de continuar haciendo la

Romería al Santuario de los Mártires, puesto que todavía hoy son

muchas las personas que mueren por la lucha por las causas de la

defensa de la tierra, por los indígenas, por los derechos humanos,

etc. Durante estos años, gracias al equipo del obispado de Sâo

Félix se han llevado a cabo muchos proyectos para ayudar al

desarrollo de la región, muchos de los cuales ahora se aglutinan en

la asociación ANSA (Asociación Nossa Senhora de Assunçao),

minicréditos solidarios, gabinete de Derechos Humanos, producción

de zumos de fruta natural, colaboración con la Fundación Fontilles

pora la prevención y tratamiento de la hansiniasis o lepra, etc.

La credibilidad de la Prelatura ha hecho posible que

estamentos universitarios de Sâo Paulo se interesen en traer

algunas Facultades a la región, de forma que en el pueblo de

Luciara, la gente de la región puede estudiar algunas licenciaturas

como Matemáticas, Biología, Estudios Empresariales, etc. Durante

estos años la región de Sâo Félix se ha duplicado en número de

habitantes. Algunos pueblos que, cuando Pedro llegó no existían,

ahora tienen más de veinte mil habitantes. A pesar de que en

muchos aspectos ha habido una gran mejora, como la

13 Declaraciones extraídas de la revista Éxodo, Madrid 1990.

154

escolarización primaria que está bastante garantizada, hay algunos

médicos y algunos centros médicos del estado, muchos problemas

continúan vivos. Por eso, el equipo de la Prelatura tiene que

continuar velando y denunciando el cumplimiento de los derechos

humanos. Por ejemplo, los pueblos indígenas, que a pesar de tener

sus tierras reconocidas, continúan siendo ocupados por los

terratenientes y despreciados por parte de la población. La reforma

agraria continúa siendo una promesa incumplida.

El trabajo constante de denuncia hecho por Casaldàliga, ya

desde la primera Carta Pastoral sobre la existencia de esclavitud en

Mato Grosso, se hizo patente por ejemplo en el año 2005 con la

liberación a la "fazenda Gameleira" de mil doscientos trabajadores

de caña de azúcar en régimen de esclavitud.

Con motivo de su cumpleaños, Casaldàliga hace la siguiente

reflexión, que titula “Parar la rueda bloqueando los radios” 14: Estaba

pensando la circular de 2008, cuando me invade, como un río

bíblico de leche y miel, una auténtica inundación de mensajes de

solidaridad y cariño por ocasión de mis 80 años. No pudiendo

responder a cada uno y a cada una en particular, incluso porque el

hermano Parkinson tiene sus caprichos, les pido que reciban esta

circular como un abrazo personal, entrañable, de gratitud y de

14 Pedro Casaldàliga, Circular 2008.

155

comunión renovadas. Estoy leyendo una biografía de Dietrich

Bonhoeffer, titulada, muy significativamente, Tendríamos que haber

gritado. Bonhoeffer, teólogo y pastor luterano, profeta y mártir, fue

asesinado por el nazismo, el 9 de abril de 1945, en el campo de

concentración de Flossenbürg. Él denunciaba «la Gracia barata» a

la que reducimos muchas veces nuestra fe cristiana. Advertía

también que «quien no haya gritado contra el nazismo no tiene

derecho a cantar gregoriano». Y llegaba finalmente, ya en vísperas

de su martirio, a esta conclusión militante: «Hay que parar la rueda

bloqueando sus radios». No bastaba entonces con socorrer

puntualmente a las víctimas trituradas por el sistema nazi, que para

Bonhoeffer era la rueda; y no nos pueden bastar hoy el

asistencialismo y las reformas-parche frente a esa rueda que para

nosotros es el capitalismo neoliberal con sus radios del mercado

total, del lucro omnímodo, de la macro-dictadura económica y

cultural, de los terrorismos de estado, del armamentismo de nuevo

creciente, del fundamentalismo religioso, de la devastación ecocida

de la tierra, del agua, de la floresta y del aire. No podemos

quedarnos estupefactos delante de la iniquidad estructurada,

aceptando como fatalidad la desigualdad injusta entre personas y

pueblos, la existencia de un Primer Mundo que lo tiene todo y un

Tercer Mundo que muere de inanición. Las estadísticas se

156

multiplican y vamos conociendo más números dramáticos, más

situaciones infrahumanas. Jean Ziegler, relator de Naciones Unidas

para la Alimentación, afirma, cargado de experiencia, que «el orden

mundial es asesino, puesto que hoy el hambre ya no es una

fatalidad». Y afirma también que «destinar millones de hectáreas

para la producción de biocarburantes es un crimen contra la

humanidad»; el biocombustible no puede ser un festival de lucros

irresponsables. La ONU viene alertando que el calentamiento global

del planeta avanza más rápido de lo que se pensaba y, a menos

que se adopten medidas urgentes, provocará la desaparición del

30% de las especies animales y vegetales, millones de personas se

verán privadas de agua y proliferarán las sequías, los incendios, las

inundaciones. Uno se pregunta angustiado quién va a adoptar esas

“medidas urgentes”. El gran capital agrícola, con el agronegocio y el

hidronegocio cada vez más, avanza sobre el campo, concentrando

tierra y renta, expulsando a las familias campesinas y lanzándolas

errantes, sin tierra, acampadas, engrosando las periferias violentas

de las ciudades. Dom Edwin Kräutler, obispo de Xingú y presidente

del CIMI, denuncia que el «desarrollo en la Amazonia se tornó

sinónimo de deforestar, quemar, arrasar, matar». Según Roberto

Smeraldi, de Amigos de la Tierra, las políticas contradictorias del

Banco Mundial por un lado «prometen salvar los árboles» y por otro

157

lado «ayudan a derribar la Amazonia». Pero la Utopía continúa.

Como diría Bloch, somos «criaturas esperanzadas» (y

esperanzadoras). La esperanza sigue, como una sed y como un

manantial. «Contra toda esperanza esperamos». De esperanza

habla, precisamente, la reciente encíclica de Benedicto XVI.

(Lástima que el Papa, en esta encíclica, no cite ni una sola vez el

Concilio Vaticano II que nos dio la Constitución Pastoral Gaudium et

Spes –Alegría y Esperanza-. Dicho sea de paso, el Concilio

Vaticano II continúa amado, acusado, silenciado, preterido… ¿A

quién le da miedo el Vaticano II?). Nuestra militancia política y

nuestra pastoral liberadora deben asumir cada vez más estos

desafíos mayores, que amenazan nuestro Planeta. «Escogemos,

pues, la vida» como reza el lema de la Campaña de la Fraternidad

2008. El apóstol Pablo, desde su Carta a los Romanos, nos

recuerda que «toda la Creación gime y está con dolores de parto»

(Rom 8,22). Los gritos de muerte se cruzan con los gritos de vida,

en ese parto universal.

Es tiempo de paradigmas. Hoy creo que se deben citar como

paradigmas mayores y más urgentes, los derechos humanos

básicos, la ecología, el diálogo intercultural e interreligioso y la

convivencia plural entre personas y pueblos. Estos cuatro

paradigmas nos afectan a todos, porque salen al encuentro de las

158

convulsiones, objetivos y programas que está viviendo la

Humanidad maltratada, pero siempre esperanzada aún.

Con tropiezos y ambigüedades Nuestra América se mueve

hacia la izquierda; «nuevos vientos soplan en el Continente»;

estamos pasando «de la resistencia a la ofensiva». Los pueblos

indígenas de Abya Yala han saludado alborozados la Declaración

de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que afecta

a más de 370 millones de personas en unos 70 países del Mundo.

Y reivindicarán su puesta en práctica.

Nuestra Iglesia de América Latina y del Caribe, en Aparecida,

si no fue el Pentecostés que queríamos soñar, fue una honda

experiencia de encuentro entre los obispos y el pueblo; y confirmó

los trazos más característicos de la Iglesia de la Liberación: el

seguimiento de Jesús, la Biblia en la vida, la opción por los pobres,

el testimonio de los mártires, las comunidades, la misión

inculturada, el compromiso político.

159

JESÚS DE NAZARET

¿Cómo dejarTe ser sólo Tú mismo,

sin reducirte, sin manipularte?

¿Cómo, creyendo en Ti, no proclamarte

igual, mayor, mejor que el Cristianismo?

Cosechador de riesgos y de dudas,

debelador de todos los poderes,

Tu carne y Tu verdad en cruz, desnudas,

contradicción y paz, ¡eres quien eres!

Jesús de Nazaret, hijo y hermano,

viviente en Dios y pan en nuestra mano,

camino y compañero de jornada.

Libertador total de nuestras vidas

que vienes, junto al mar, con la alborada,

las brasas y las llagas encendidas.

160

XVIII. SU RELEVO EN LA PRELATURA

Actualmente, Casaldàliga se enfrenta problemas de salud. Sufre

mal de Parkinson, y necesita someterse a una dieta rigurosa para

controlar la presión alta. Casaldáliga ha aceptado el relevo en

silencio. De todo el mundo le llegan mensajes de solidaridad. Ha

recibido la visita de dos de los ministros considerados símbolos de

la renovación del presidente Lula: de Educación, Cristovam

Buarque, y la de Medio Ambiente, Marina Silva, una mujer que

aprendió a leer y escribir a los diez y seis años en un convento de

monjas. "Si el obispo que me suceda desea seguir nuestro trabajo

de entrega a los más pobres", dice Casaldáliga, "podría quedarme a

trabajar con él como sacerdote; de lo contrario, buscaré otro lugar

donde poder acabar mis días al lado de los más olvidados".

Recuerda que, cuando llegó a su diócesis, "faltaba todo: en

sanidad, educación, administración y justicia; faltaba, sobre todo, en

el pueblo la conciencia de los propios derechos y el coraje y la

posibilidad de reclamar". Y comenzó a trabajar. Lo primero fue crear

escuelas, dispensarios, defender los derechos de los campesinos

sin tierra, gritar contra las atrocidades de los latifundistas. Defendió

a los indios tapirapés, gritó contra los incendios provocados de la

selva. Decía a quienes le acusaban de interesarse demasiado por

161

los problemas "materiales" de los pobres que no concebía "la

dicotomía entre evangelización y promoción humana". Desde hace

más de treinta y cinco años que vive en una pobre casa de

campesino, sin doblegarse nunca, ni siquiera cuando vio asesinar a

sus pies, por policías militares, al jesuita Joâo Bosco Burniera, su

colaborador. Siempre se atuvo a su lema: "No poseer nada, no

llevar nada, no pedir nada, no callar nada y, de paso, no matar

nada".

En el año 2003 el obispo Pedro cumplió los setenta y cinco

años y presentó la renuncia al Papa, la cual le fue aceptada, pero

no fue hasta dos años después y después de muchas

incertidumbres sobre su futuro que el Vaticano nombró a su sucesor

en la Prelatura, el obispo Leonardo Ulrich Steiner, franciscano,

nacido en el estado de Santa Caterina, al sur del Brasil, quien

aceptó que Casaldàliga continúe viviendo en Sâo Félix y trabajando

a favor del Obispado.

Casaldàliga continúa siendo una voz referente de las causas

de los más pobres, y aprovecha su condición de Obispo emérito,

para escribir los libros que durante estos años al frente de la

prelatura no ha podido. Algunas de estas publicaciones son:

Antología Personal, Cartas marcada", Cuando los días dan que

pensar".

162

En el momento de su jubilación, han sido muchas las

organizaciones e instituciones que le han homenajearlo. Recibió el

premio Honoris causa por la Universidad de Campinas, por la

Universidad del Mato Grosso. Y en el año 2006 recibió con un

especial agradecimiento y satisfacción el Premio Internacional

Cataluña, otorgado por la Generalitat de Cataluña.

Casaldáliga ha sido en Brasil uno de los obispos más

valientes, defensor de la Teología de la Liberación, y ha chocado

muchas veces no sólo con los latifundistas de la Amazonia, que

atentaron varias veces contra su vida, sino también con la dictadura

militar y con el mismo Vaticano, que le convocó para un proceso de

la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio).

En estos tiempos globales y con sus más de cuarenta años de

apoyo al pueblo indígena, ¿cómo vislumbra el futro para ellos? “Su

futuro se tiene que ver como un problema y, a la vez, como una

riqueza mundial. Hay indígenas en todo el mundo. Se tiene que ver

de forma continental, por ejemplo los indios de América, y como una

complementariedad. Son pueblos diferentes, con su riqueza y

limitaciones, como todos los pueblos humanos. Hay que posibilitar

su identidad, su alteridad, su autonomía y que los miremos de tú a

tú, y no de arriba abajo”. Casaldàliga no teme a la globalización, en

163

el sentido de que esta les quite sus tatuajes, sus ritos y su esencia,

ya que “está visto que, cuanto más se globaliza el mundo, más se

aferran las identidades. La humanidad tiene necesidad de vivir con

los pies en el suelo y no perder las raíces”.

El año 2009, Casaldàliga, bajo el título “Hoy ya no tengo esos

sueños”15, dialoga con el cardenal Carlo M. Martini, jesuita, biblista,

arzobispo que fue de Milán y colega suyo de Parkinson, es un

eclesiástico de diálogo, de acogida, de renovación a fondo, tanto de

la Iglesia como de la Sociedad. En su libro de confidencias y

confesiones Coloquios nocturnos en Jerusalén, declara: «Antes

tenía sueños sobre la Iglesia. Soñaba con una Iglesia que recorre

su camino en la pobreza y en la humildad, que no depende de los

poderes de este mundo; en la cual se extirpara de raíz la

desconfianza; que diera espacio a la gente que piensa con más

amplitud; que diera ánimos, en especial, a aquellos que se sienten

pequeños o pecadores. Soñaba con una Iglesia joven. Hoy ya no

tengo más esos sueños». Esta afirmación categórica de Martini no

es, no puede ser, una declaración de fracaso, de decepción

eclesial, de renuncia a la utopía. Martini continúa soñando nada

15 Pedro Casaldáliga, Circular 2009

164

menos que con el Reino, que es la utopía de las utopías, un sueño

del mismo Dios.

Él y millones de personas en la Iglesia soñamos con la «otra

Iglesia posible»,al servicio del «otro Mundo posible». Y el cardenal

Martini es un buen testigo y un buen guía en ese camino alternativo;

lo ha demostrado. Tanto en la Iglesia (en la Iglesia de Jesús que

son varias Iglesias) como en la Sociedad (que son varios pueblos,

varias culturas, varios procesos históricos) hoy más que nunca

debemos radicalizar en la búsqueda de la justicia y de la paz, de la

dignidad humana y de la igualdad en la alteridad, del verdadero

progreso dentro de la ecología profunda. Y como dice Bobbio «hay

que instalar la libertad en el corazón mismo de la igualdad»; hoy

con una visión y una acción estrictamente mundiales. Es la otra

globalización, la que reivindican nuestros pensadores, nuestros

militantes, nuestros mártires, nuestros hambrientos…

La gran crisis económica actual es una crisis global de Humanidad

que no se

resolverá con ningún tipo de capitalismo, porque no cabe un

capitalismo humano; el capitalismo sigue siendo homicida, ecocida,

suicida. No hay modo de servir simultáneamente al dios de los

bancos y al Dios de la Vida, conjugar la prepotencia y la usura con

la convivencia fraterna. La cuestión axial es: ¿Se trata de salvar el

165

Sistema o se trata de salvar a la Humanidad? A grandes crisis,

grandes oportunidades. En idioma chino la palabra crisis se

desdobla en dos sentidos: crisis como peligro, crisis como

oportunidad.

En la campaña electoral de EE UU se enarboló repetidamente

«el sueño de Luther King», queriendo actualizar ese sueño; y, con

ocasión de los 50 años de la convocatoria del Vaticano II, se ha

recordado, con nostalgia, el Pacto de las Catacumbas de la Iglesia

sierva y pobre. En el 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de

la clausura del Concilio, 40 Padres Conciliares celebraron la

Eucaristía en las catacumbas romanas de Domitila, y firmaron el

Pacto de las Catacumbas. Dom Hélder Câmara, cuyo centenario de

nacimiento estamos celebrando este año, era uno de los principales

animadores del grupo profético. El Pacto en sus 13 puntos insiste

en la pobreza evangélica de la Iglesia, sin títulos honoríficos, sin

privilegios y sin ostentaciones mundanas; insiste en la colegialidad y

en la corresponsabilidad de la Iglesia como Pueblo de Dios, y en la

abertura al mundo y en la acogida fraterna.

Hoy, nosotros, en la convulsa coyuntura actual, profesamos la

vigencia de muchos sueños, sociales, políticos, eclesiales, a los que

de ningún modo podemos renunciar. Seguimos rechazando el

capitalismo neoliberal, el neoimperialismo del dinero y de las armas,

166

una economía de mercado y de consumismo que sepulta en la

pobreza y en el hambre a una grande mayoría de la Humanidad. Y

seguiremos rechazando toda discriminación por motivos de género,

de cultura, de raza. Exigimos la transformación sustancial de los

organismos mundiales (ONU, FMI, Banco Mundial, OMC…). Nos

comprometemos a vivir una «ecológica profunda e integral»,

propiciando una política agraria-agrícola alternativa a la política

depredadora del latifundio, del monocultivo, del agrotóxico.

Participaremos en las transformaciones sociales, políticas y

económicas, para una democracia de «alta intensidad».

Como Iglesia queremos vivir, a la luz del Evangelio, la pasión

obsesiva de Jesús, el Reino. Queremos ser Iglesia de la opción por

los pobres, comunidad ecuménica y macroecuménica también. El

Dios en quien creemos, el Abbá de Jesús, no puede ser de ningún

modo causa de fundamentalismos, de exclusiones, de inclusiones

absorbentes, de orgullo proselitista. Ya basta con hacer de nuestro

Dios el único Dios verdadero. «Mi Dios, ¿me deja ver a Dios?». Con

todo respeto por la opinión del Papa Benedicto XVI, el diálogo

interreligioso no sólo es posible, es necesario. Haremos de la

corresponsabilidad eclesial la expresión legítima de una fe adulta.

Exigiremos, corrigiendo siglos de discriminación, la plena igualdad

de la mujer en la vida y en los ministerios de la Iglesia.

167

Estimularemos la libertad y el servicio reconocido de nuestros

teólogos y teólogas. La Iglesia será una red de comunidades

orantes, servidoras, proféticas, testigos de la Buena Nueva: una

Buena Nueva de vida, de libertad, de comunión feliz. Una Buena

Nueva de misericordia, de acogida, de perdón, de ternura,

samaritana a la vera de todos los caminos de la Humanidad.

Seguiremos haciendo que se viva en la práctica eclesial la

advertencia de Jesús: «No será así entre vosotros» (Mt 21,26). Sea

la autoridad servicio. El Vaticano dejará de ser Estado y el Papa no

será más Jefe de Estado. La Curia habrá de ser profundamente

reformada y las Iglesias locales cultivarán la inculturación del

Evangelio y la ministerialidad compartida. La Iglesia se

comprometerá, sin miedo, sin evasiones, en las grandes causas de

la justicia y de la paz, de los derechos humanos y de la igualdad

reconocida de todos los pueblos. Será profecía de anuncio, de

denuncia, de consolación.

La política vivida por todos los cristianos y cristianas será

aquella «expresión más alta del amor fraterno» (Pío XI). Nos

negamos a renunciar a estos sueños aunque puedan parecer

quimera. «Todavía cantamos, todavía soñamos». Nos atenemos a

la palabra de Jesús: «Fuego he venido a traer a la Tierra; y qué

puedo querer sino que arda» (Lc 12,49). Con humildad y coraje, en

168

el seguimiento de Jesús, miraremos de vivir estos sueños en el

cada día de nuestras vidas. Seguirá habiendo crisis y la

Humanidad, con sus religiones y sus iglesias, seguirá siendo santa

y pecadora. Pero no faltarán las campañas universales de

solidaridad, los Foros Sociales, las Vías Campesinas, los

Movimientos populares, las conquistas de los Sin Tierra, los pactos

ecológicos, los caminos alternativos de Nuestra América, las

Comunidades Eclesiales de Base, los procesos de reconciliación

entre el Shalom y el Salam, las victorias indígenas y afro y, en todo

caso, una vez más y siempre «yo me atengo a lo dicho: la

Esperanza». Los viejos aún tenemos visiones, dice la Biblia (Jl 3,1).

Leí hace unos días esta definición: «La vejez es una especie de

posguerra»; no necesariamente de claudicación. El Parkinson es

sólo un percance del camino y seguimos Reino adentro.

169

NUESTRA HORA

Es tarde

pero es nuestra hora.

Es tarde

pero es todo el tiempo

que tenemos a mano

para hacer el futuro.

Es tarde

pero somos nosotros

esta hora tardía.

Es tarde

pero es madrugada

si insistimos un poco.

170

XIX. SU SUEÑO

Nos encontramos ante un cristiano singular, que ha conciliado la

dicotomía entre Reino de Dios e Historia del mundo. Precisamente

por hallarse encarnado en el mundo, Casaldáliga capta

maravillosamente la inmisericordia del sistema capitalista, origen y

permanencia del mundo de los empobrecidos. Rara vez se ha visto

en el mundo eclesiástico un lenguaje vital, herido, sociológico, tan

atinadamente político, que lo estigmatice con tanta fuerza. Pedro

no es neutral, considera idolatría ser persona cristiana y flirtear con

falsos dioses.

Pedro Casaldàliga se niega a dejar de soñar en una Iglesia

pobre y libre. Se expresa así: “La Iglesia será una red de

comunidades orantes, servidoras proféticas, testigos de Buena

Nueva: Una Buena Nueva de vida, de libertad, de comunión feliz.

Una Buena Nueva de misericordia, de acogida, de perdón, de

ternura, samaritana a la vera de todos los caminos de la

Humanidad. La Iglesia se comprometerá, sin miedo, sin evasiones,

en las grandes causas de la justicia y de la paz, de los derechos

humanos y de la igualdad reconocida de todos los pueblos. Será

Profecía de anuncio, de denuncia, de consolación”16.

16 P. Casaldàliga, Nos negamos a renunciar a estos sueños, Carta circular, Jueves 19 febrero 2009.

171

Pero su siembra no ha caído en saco roto, como podemos ver

en la declaración final del simposio latinoamericano y caribeño

sobre "Espiritualidad cristiana de la ecología" organizado por el

Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal

Latinoamericano (CELAM) del 21 al 24 de agosto en Buenos Aires

del 2010. “Nosotros, como discípulos misioneros de Jesucristo

nuestro Señor, convocados por el Departamento de Justicia y

Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM),

provenientes de 16 países de América Latina y El Caribe, Alemania

e Indonesia, reunidos en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, los

días 21 al 24 de agosto de 2010, en estudio y oración, hacemos

llegar nuestra preocupación y reflexión a quienes tienen en sus

manos el poder de decisión, organismos multinacionales,

académicos, empresarios, comunicadores, líderes de diversas

organizaciones sociales, a nuestras comunidades cristianas y a

nuestros pueblos:

1. Nos interpela el proceso creciente de concentración de la

propiedad de la tierra en pocas manos, amenazando los territorios

de los pueblos. Parte de esta amenaza se debe al avance del uso

por industrias de producción de agrocombustibles, entre otras,

porque prevalece una lógica económica del mero interés o

172

beneficio, en detrimento del vivir bien de los pueblos. Nos preocupa

la ocurrencia frecuente de actos corruptos en el proceso de

concesión de territorios y sin la consulta debida a los pueblos que

los habitan.

2. La enorme biodiversidad de América Latina y El Caribe

ofrece servicios ambientales para todo el planeta, hecho que

trasciende la significación mercantilista actual y que brinda

verdaderos beneficios. Esta biodiversidad está siendo aniquilada

irreversiblemente: solamente en Amazonía, poco más del 17% de la

selva ha desaparecido y la tasa de extinción de especies llega a ser

mil veces superior a la histórica . Asistimos a una creciente

destrucción ambiental por deforestación, contaminación debido a

residuos industriales y urbanos, minería a cielo abierto, monocultivo

extensivo, el avance de la desertificación, extracción de

hidrocarburos, entre otros, que afectan asimismo recursos vitales

para los pueblos, como son el agua dulce y provisión natural de

alimentos, especialmente entre los más pobres.

3. Los estilos de vida predominantes en una parcela de la

humanidad, de consumo desmedido, conllevan a un desequilibrio

entre la creciente demanda de recursos naturales, renovables y no

renovables, y la disponibilidad de la tierra -junto al riesgo de

173

aniquilación de la biodiversidad, así como también, el agotamiento

de energías de bajo costo que amenazan el desarrollo de las

sociedades en el mediano plazo. Diversas catástrofes ambientales

sobre el planeta, tanto naturales como antropogénicas, en las

últimas décadas dan prueba de ello. Asimismo estas catástrofes, tal

como el calentamiento global y sus efectos de fenómenos

meteorológicos severos en el contexto de cambio climático

(sequías, inundaciones, tormentas, etc.) y la contaminación de

aguas y suelos, debido a la producción irresponsable, entre otras- y

el despojo forzado de territorio provocan la ocurrencia de

numerosos desplazados y refugiados ambientales que genera aún

más pobreza.

4. Unido a ello, la actividad económica predominante en las

culturas tecnológicamente desarrolladas, bajo la lógica de la

eficacia, maximización de la ganancia en pocas manos y

socialización de la pérdida, se caracteriza por el olvido de la

dimensión sagrada y espiritual de la naturaleza -como parte de la

creación amorosa de Dios fuente de Vida- y de la gratuidad de los

bienes y servicios ofrecidos por ella. Se evidencia la falta de

responsabilidad en el manejo de las fuentes de energía y recursos

naturales que se van agotando bajo patrones de producción y

174

consumo insostenibles que no asumen los costos ambientales

presentes que terminan siendo pagados por los pobres y ponen en

peligro la supervivencia de generaciones presentes y futuras .

5. Frente a esta realidad, reafirmamos nuestra fe en un Dios

Creador amoroso de todo lo existente, que es el único Señor de la

tierra (Cf. Sal. 23, 1-2). Él ha encomendado esta creación a los

seres humanos, semblantes de las cualidades de su Creador, para

su guarda y su cultivo (Cf. Gn. 2,15). En esto se sustenta el

principio del destino universal de los bienes. De ello se deriva la

lógica del don y la gratuidad que ha de regir las relaciones y

actividades humanas, entre ellas, la económica, bajo la forma de un

uso responsable de los ambientes con el fin de promover y

garantizar el bien común para todos los seres humanos así como la

Belleza, la Bondad y la Verdad presentes por doquier en el don de

la Creación.

6. Como seguidores creyentes de Jesucristo, que en su

camino por la historia unió el Cielo y la Tierra restaurando la

sacralidad de lo creado, aprendemos que la creación es camino

hacia Dios a través de los consejos evangélicos de justicia, paz y

reverencia. Aunque hoy por hoy es evidente que ella está afectada

por el pecado que la introdujo en un proceso de sufrimiento

175

comparable a los dolores de un parto, sin embargo la creación

conserva la esperanza de participar de la gloriosa libertad de los

hijos e hijas de Dios. Esta esperanza nos anima y se fundamenta en

la fuerza activa del Espíritu Santo presente en cada ser humano

que espera la redención (Cf. Rom. 8, 18-25). Para ello es necesario

tomar conciencia de la singularidad de la persona humana en

relación armónica con la creación y su Creador, encauzando una

nueva espiritualidad cósmica que recupere una sana convivencia

con la naturaleza. Promover la conversión ecológica nos permitirá

caer en la cuenta del valor intrínseco de la creación en la economía

global de salvación obrada por Dios Padre creador en Jesucristo.

7. Ante estos desafíos de la realidad en nuestro continente,

necesitamos recuperar la actitud contemplativa. Es nuestra tarea

ayudar a despertar en las personas y comunidades una conciencia

sensible al cuidado responsable de la naturaleza, como lugar

sagrado que provoca sensiblemente el descubrimiento de Dios para

nosotros y las generaciones futuras. Junto a los hombres y mujeres

de la tierra, el territorio, los ambientes naturales en ellos ubicados y

la respectiva biodiversidad, son todos aspectos intrínsecamente

unidos al don de la creación que Dios posibilita y sustenta para el

176

desarrollo integral de la persona humana y de los pueblos de todos

los tiempos.

8. Esto nos impele a la preservación de las cualidades que

garantizan la prolongación vital y la riqueza de la biodiversidad en la

tierra. Para ello todas nuestras tareas eclesiales, catequesis,

predicación, celebraciones y demás actividades pastorales,

técnicas, académicas y profesionales, deben orientarse a privilegiar

la conversión ecológica como dimensión integral de la fe. Asimismo

se deben favorecer experiencias de la fraternidad cósmica en

contacto con Dios Creador, en la dinámica que animó a San

Francisco de Asís, patrono de la ecología. La espiritualidad popular,

la oración personal y comunitaria, las celebraciones litúrgicas

inculturadas, y la profunda vivencia de los sacramentos en clave

ecológica, son lugares privilegiados para experimentar la acción del

Espíritu de Dios y la iniciativa gratuita de su Amor.

9. En este sentido, constatamos la necesidad de conocer

mejor y acoger la sabiduría milenaria de los pueblos indígenas de

nuestro continente; sobre todo de su experiencia de fe que nos

permite aprender de su relación de armonía y comunión con Dios,

los seres humanos, la naturaleza y los demás seres de la creación.

177

Esto supone cultivar la actitud contemplativa frente a los bienes de

la creación como don de Dios.

10. Como Iglesia profética, consideramos que es urgente

priorizar una economía de las necesidades humanas que sea justa,

solidaria y recíproca (Cf. CIV 35), y de políticas de desarrollo

humano integral que respeten el derecho de los pueblos y

preserven las cualidades vitales de los ambientes naturales. Para

ello es necesario denunciar el impacto negativo de los

megaproyectos económicos y de infraestructura, así como

promover y exigir el monitoreo empresarial, estatal y civil,

esclareciendo las situaciones ilegales e inmorales. Nos urge

encontrar mecanismos de incidencia en los poderes públicos

nacionales e internacionales en defensa de los derechos humanos.

11. Tanto en nuestras comunidades locales, dentro del marco

de la misión continental de la Iglesia en América Latina y El Caribe,

y especialmente en la familia, iglesia doméstica, es tarea promover

una cultura de la austeridad/sobriedad, sencillez y alegría como

alternativa saludable, ecológica, tanto individual como colectiva, a

través de la producción orgánica, eco-amigable, y el consumo

responsable, el reciclado, el uso adecuadamente aprovechado de

bienes, y la educación por el respeto de la naturaleza que posibilite

178

condiciones presentes de justicia social y la vida de las

generaciones futuras.

12. Finalmente reconocemos que el cultivo de la actitud

contemplativa, como camino de conversión personal que descubre

a Dios presente en cada criatura, no es tarea fácil pero es esencial

para una auténtica sanidad personal y ecológica. Este proceso de

cambio de mentalidad de la cultura dominante requiere que se

favorezcan experiencias de Dios como único Bien, irresistible,

supremo, frente a otras ofertas superfluas de la economía

consumista. Por tanto, debemos crear o facilitar espacios eclesiales

dentro de nuestras grandes urbes que nos permitan redescubrir el

paso de Dios en la creación, a través del contacto directo con la

naturaleza y el sufrimiento humano, lo cual será piedra de toque de

nuestra pequeñez y vulnerabilidad.

A la Virgen María, Nuestra Señora de Guadalupe, fiel

discípula del Señor y guardiana de los dones de Dios,

encomendamos el cuidado maternal de los bienes de la creación.

Con ella y como ella nos hacemos testigos portadores del Amor de

Dios que se manifiesta en la entera creación, para la vida de toda la

humanidad, especialmente los más pequeños amados de Dios.

179

Buenos Aires, 24 de agosto de 2010. Fiesta de San Bartolomé,

Apóstol

180

MÍSTICA PARA EL CAMINO

Esos procesos de cambio, que son sueño y misión, reclaman de

todos nosotros y nosotras, cristianos o no, una fuerte

espiritualidad, una mística de vida. Cada cual la vivirá según la

respectiva fe, pero sin esa espiritualidad no se hace camino.

Pensando en ello, y a raíz del retiro espiritual que celebramos

cada año, el equipo pastoral de la Prelatura, a orillas del Araguaia,

en aquel cerro acogedor de Santa Terezinha, yo resumía así esa

espiritualidad, tan nueva y tan antigua, como espiritualidad de:

• Contemplación confiada. Abriéndose más gratuitamente al Dios

Abbá, que es, por autodefinición suprema, misericordia, amor. Una

contemplación, más necesaria que nunca en estos tiempos de

eficiencias inmediatas y de visibilidades. Confiada, digo, porque

tengo la impresión de que vuelve –o quizás nunca se fue- la

religión del miedo, del castigo, de la prosperidad o del fracaso,

según como uno se las haya con Dios. Nos falta, pues, confianza

filial, infancia evangélica, la descontraída libertad de los pequeños

del Reino.

• Coherencia testimoniante. Ya se ha repetido hasta la saciedad

que vivimos en la civilización de la imagen; que el mundo quiere

181

«ver». El testimonio fue siempre una especie de definición del ser

cristiano: “seréis mis testigos”, decía Él por toda recomendación,

por todo testamento. Y ese testimonio, hoy más que nunca,

cuando todo se ve y todo se sabe, ha de ser coherente, sin

fisuras, en la vida personal y en la gestión estructural de la Iglesia

(que podrá ser una Iglesia católica o evangélica, el Vaticano, una

diócesis, una congregación religiosa, una comunidad). Veracidad y

transparencia pide el mundo, tan sometido a la mentira y a la

corrupción.

• Convivencia fraterno-sororal. A eso se reduce el mandamiento

nuevo. Este es el mayor desafío, y el más cotidiano para las

personas, para las comunidades, para los pueblos. Convivir, no

coexistir apenas; convivir cariñosamente en fraternura y sororidad;

no sólo en tolerancia mutua. Ayudar a hacer agradable la vida. Ser

sal de la tierra debe de significar eso también…

• Acogida gratuita y servicial. Capacidad de encuentro y de

diaconía. No solamente bajarse del burro y atender al caído

cuando por casualidad uno se lo encuentra a la orilla del camino,

sino hacerse encontradizo. Acoger a veces sólo con una palabra o

una sonrisa, pero acoger siempre, gratuitamente. Hacer de todos

los ministerios y de todas las profesiones aquel servicio

182

desinteresado y generoso que nos proponía el Señor que no vino

a ser servido sino a servir. Es más fácil celebrar una Eucaristía

ritual que ejercer el lavapiés comprometido.

• Compromiso profético. Sigue siendo la hora y quizá más que

nunca de comprometerse proféticamente contra el dios neoliberal

de la muerte y la exclusión y a favor del Dios del Reino de la Vida

y de la Liberación. Hay que sacar de la fe todo su jugo político.

Hay que vivirla militantemente, transformadoramente. Hacer de la

profecía una especie de hábito connatural -fruto específico del

bautismo para los cristianos y cristianas- de denuncia, de anuncio,

de consolación. La caridad sociopolítica es la forma de caridad

más estructural. Va a las causas, no sólo a los efectos. Cuida la

Vida. Transforma la Historia. Hace Reino.

• Esperanza pascual. Después de “la muerte de Dios” y “la muerte

de la Humanidad”, en esa posmodernidad fácilmente sin sentido y

ya en el “final de la historia”, parece que la esperanza no tiene

mucho que hacer. ¡Hoy más que nunca se impone la esperanza!

Ella es la virtud de los “después de”. “Contra toda esperanza”

(productivista, consumista, inmediatista, pasiva), esperamos.

Debemos proclamar humildemente pero sin complejos nuestra

esperanza pascual y escatológica. Y debemos hacerla creíble aquí

183

y ahora. Porque esperamos, actuamos. El tiempo y la historia son

el espacio sacramental de la esperanza.

Pedro Casaldàliga, obispo de Sâo Félix do Araguaia, MT, Brasil,

2002.

184

EPÍLOGO

Terminamos esta memoria histórica con palabras de Pedro

Casaldàliga: “Estos días me acompañaban, como un ritornelo,

quizás por eso de la vejez y de la jubilación, aquellos versos de

Antonio Machado, cantados por Serrat: “... pero lo nuestro es pasar,

pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar”. Con el cariño y el

respeto que el gran Antonio merece, he de corregirle en su

angustiada visión: “pasar haciendo caminos”... ¡sobre la tierra,

maestro! Murió el poeta Martí i Pol, una especie de Machado

catalán, que nos advertía con humano realismo que “difícilmente

caminaremos / con los ojos vueltos hacia arriba”. Sobre la tierra,

pues, los ojos y los pies y las manos; aun anclando los corazones

en el cielo. Con una bien humorada humildad y con pragmatismo

histórico. Sabiendo, con Brecht, que “es precioso cambiar el mundo”

y que “después habrá que cambiar el mundo cambiado”. Pero

sabiendo, sobre todo, que el Amor tiene la última palabra. María

Pilar, una madre que perdió su joven hijo en los atentados de

Madrid, escribió en su carta pública: “Somos más los que amamos”,

y, entre esos más, está Dios”.

185

Nuestro obispo Pedro Casaldàliga, finalmente, lanza un reto a

la Iglesia: “Hoy día, la credibilidad de la Iglesia se enfrenta con

preguntas nuevas,con unas causas mayores que son patrimonio de

la mejor humanidad y que la Iglesia ha de asumir también, siempre

a la luz de la fe, como patrimonio suyo. Sólo en medio de la

humanidad acontece la Iglesia, como el fermento cristiano del Reino

en la masa. La catolicidad hoy ha de ser cada vez más

mundializada. En este mundo dividido en dos, cuando ya ha

empezado el tercer milenio, que es, dicen, con espantosa previsión,

"la guerra del Norte contra el Sur", la Iglesia como Jesús, siempre

como Jesús, ha de ayudar a derribar el muro de separación y a

hacer de los dos mundos un solo mundo humano. La Iglesia ha de

asumir también pastoralmente el cosmos. Debe hacer suya la causa

de la ecología, como la causa de la "casa" respetada y feliz de toda

la familia de Dios. Acariciando el ser humano como el gran tesoro

de la ecología divina. San Ireneo, el muy antiguo, lo sabría glosar

hoy con palabras bien modernas: la gloria de Dios es que todo lo

viviente viva y que la vida toda se encuentre a gusto en el

universo17.

17 TEÓFILO CABESTRERO, El sueño de Galilea. Confesiones eclesiales de Pedro Casaldáliga,Madrid 1992, 151.

186

LA MEMORIA SUBVERSIVA

Vamos a hacer verdad nuestra memoria, "y esa verdad será que no

hay olvido" (Mario Benedetti). Ni de la vida, muerte y resurrección

de Jesús, ni de la historia ambigua de su Iglesia, ni del clamor

secular, creciente, desoído, de los pobres de la tierra, ni de tantos y

tantas testigos de sangre que nos convocan a la fidelidad.

Son 2000 años de Jesús y 20 años de Romero. Dos fechas que

podrán parecer desproporcionadas en un mismo epígrafe, porque

Jesús es Jesús, y que sin embargo se relacionan íntimamente. En

América Latina, por lo menos, un buen modo, y muy nuestro, de

celebrar el Jubileo de la Encarnación y de la Redención, es

celebrarlo "a lo Romero".

Se está escribiendo mucho también acerca de la celebración del

Jubileo. Han empezado ya hace meses las grandes celebraciones

y se preparan otras mayores todavía. No han faltado sin embargo

voces oportunas que llamasen la atención.

"En el 2000, la opción por los oprimidos como sujetos, escribe

Giuglio Girardi, nos impone una toma de partido contra la

interpretación triunfalista del Jubileo que lo concibe como una

exaltación del cristianismo histórico. Esa opción exige una

187

reinterpretación del Jubileo como crítica severa no sólo a la

civilización occidental, sino (también) al modelo de cristianismo que

ha sacrificado la opción por los pobres a la opción por los imperios;

crítica inspirada en las imprecaciones contra la religión del templo,

lanzada por los profetas y sobre todo por el mismo Jesús en la

instauración de la época jubilar".

Naturalmente, caben las celebraciones, las romerías, el "júbilo" por

la venida de Dios en carne y en historia a nuestra tierra humana.

Pero deberían realizarse siempre según la humildad y la kénosis de

esa venida. Dándole al jubileo toda la sustancia bíblica que nos

viene ya de los profetas y que Jesús rehabilitó definitivamente para

que fuera un jubileo total y universal; para que respondiera -ésa es

la gran finalidad- al corazón de su Padre Dios, nuestro Padre.

Teóricamente todos entendemos que el Jubileo ante todo ha de ser

volver a Jesús de Nazaret, al Jesús del Evangelio, a su Causa, el

Reino. Para mi propio examen de conciencia y compartiendo con

tantos hermanos y hermanas que caminamos juntos, o que juntos

deberíamos caminar, yo subrayaría concretamente:

• El redescubrimiento del Dios de Jesús, que es el Dios-Amor,

Padre-Madre de toda la familia humana, una y plural. Un Dios,

188

capaz "de hacer salir de las piedras hijos e hijas suyos". Dios de

todos los nombres, adorado en todas las religiones, presente de

antemano y siempre en todos los corazones humanos.

• Como consecuencia de esta fe en ese Dios, una auténtica

fraternidad/sororidad universal, "en la cual se reconocerá que

somos los discípulos" de Jesús.

• Más allá de la ley, contra la ley a veces (y hablo de las leyes

civiles y también de las leyes religiosas), el amor-justicia, el amor-

solidaridad, el amor-misericordia. Un amor parcial, porque parte

siempre de los pobres, de los excluidos. Jon Sobrino acaba de

lanzar un volumen de cristología titulado significativamente "La fe

en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas".

• La esperanza victoriosa, que se funda en la cruz del Resucitado y

que se traduce diariamente, a nivel personal y a nivel social, en una

fidelidad siempre coherente, en una militancia inclaudicable, en una

testimonialidad sin arrogancia pero sin miedo, que va hasta el fin,

como fueron tantos hermanos y hermanas mártires. Esperanza

vivida y celebrada "contra toda esperanza", a pesar de todas las

claudicaciones y fracasos, "a pesar de todos los pesares

neoliberales y eclesiásticos", me hace bien repetir.

189

Celebrar los 20 años del obispo Oscar Arnulfo Romero, mártir en

plena eucaristía, el 24 de marzo de 1980 en El Salvador, ha de ser

asumir la herencia de Romero, las causas por las cuales él dio la

vida. Su conversión a los pobres. Aquel Jubileo de tres años

definitivos que él selló con su sangre. Sus actitudes de escucha, de

acogida, de profecía, de esperanza, su modo tan ubicadamente fiel

y tan políticamente consecuente de ser pastor. El pueblo, amado,

buscado, asumido pastoralmente, en sus angustias y en sus

reivindicaciones, lo hizo santo. Y santo lo viene declarando desde

su muerte-martirio y como santo lo venera sobre todo en la

catedral-catacumba de San Salvador. El verdadero proceso de

canonización del buen pastor Romero ha de ser el proceso de la

asimilación de sus causas y actitudes.

En este final de siglo es interesante recoger la afirmación de

Ludwig Kaufmann, en su libro "Tres pioneros del futuro.

Cristianismo de mañana":

"Tres pioneros de la fe que miran cara a cara la realidad de su

presente respectivo..., que indican un camino para que nosotros

podamos ser cristianos mañana. Juan XXIII, que confiaba que Dios

sigue actuando en la historia, que supo leer los signos de los

tiempos y tuvo la valentía de situar a la Iglesia en el camino del

190

servicio a la humanidad. Charles de Foucauld, inspirador de la

comunidad de los hermanitos (y hermanitas), que en avances

sucesivos, trató de dejar atrás las fronteras y los privilegios de los

cristianos europeos. Oscar Romero, que se decidió de manera

radical en favor de los pobres y llegó a ser mártir de la Iglesia de

los oprimidos".

A la luz de esas dos fechas, tan nuestras, y de sus exigencias y

esperanzas, yo personalmente -y pienso que con millones de

hermanos y hermanas de ese soñador colectivo anónimo- quisiera

ver las siguientes transformaciones (radicales) en la Sociedad, en

las Religiones, en la Iglesia:

1º: Como Sociedad, contestar eficazmente esa mundialización

globalizada, de acumulación de lucro, de consumismo atolondrado

y de exclusión homicida, para construir la otra mundialización, a

partir de una actitud de mundialidad en todo y cada día. Contra "la

especulación, inversiones golondrinas, privilegio de la circulación

de mercancía sobre la circulación del trabajo, información

dispensable, darwinismo global", posibilitar "la transparencia y

abundancia de la información, la circulación y aplicación de las

tecnologías, las inversiones productivas, la universalización de los

derechos humanos", "y radicar estos derechos en las políticas

191

locales de educación, salud, comunicaciones, empleo" (Carlos

Fuentes).

Como alguien ha sugerido oportunamente, conjugar

constantemente y en nivel mundial los verbos "compartir, participar,

prevenir".

Un objetivo ineludible sería, evidentemente, sustituir la ONU actual

y sus instituciones por otras que sean mundiales de verdad,

equitativamente, sin privilegios y sin cinismo. Para una mundialidad

"donde quepan todos" y todos los pueblos, también los pueblos

indígenas, también los minoritarios.

Hace ya un cierto tiempo que se propaga la campaña por la

reforma del Banco Mundial. Y se propugna la creación del Tribunal

Penal Internacional. En nuestra Agenda Latinoamericana, que a

partir del año 2001 será "Latinoamericana-mundial", presentamos

un ideario y algunas realizaciones concretas de esa mundialidad

"otra". Hay muchas propuestas y ensayos que van abriendo ese

camino; desde la reivindicación insistente de Amnistía Internacional

por la abolición de la pena de muerte en el mundo entero (en un

sólo año se cometieron 1625 ejecuciones) hasta la creación del

"Banco de los pobres".

192

Los países, evidentemente, habrían de tener su Estado, soberano y

servidor. Las "comunidades económicas" no existirían para

imponerse sino para complementarse. Y sobrarían la OTAN y sus

adláteres.

Auscultando proféticamente la situación de nuestros pueblos de

América Latina (de todo el tercer mundo) y anticipándose

proféticamente a la situación más dramática todavía que ha creado

el capitalismo neoliberal, Medellín denunciaba: "Queremos

subrayar que los principales culpables de la dependencia

económica de nuestros pueblos son aquellas fuerzas que,

inspiradas en el lucro sin freno, conducen a la dictadura económica

y al imperialismo del dinero" (2,9).

Como propuesta alternativa deberíamos cultivar, en todos los

niveles, una ciudadanía espiritualmente internacionalista, la

solidarización de las respectivas identidades y la

internacionalización efectiva de la solidaridad.

2º: Las Religiones habrán de ponerse de acuerdo, en nombre del

Dios de la Vida, del Universo y de la Paz, para el servicio común de

las grandes Causas de la humanidad, si quieren ser religiones

humanas, expresiones plurales, las más profundas, del alma de la

193

misma humanidad. Esas Causas vitales que son el alimento, la

paz, la salud, la educación, la vivienda, todos los derechos

humanos, los derechos de los pueblos y las exigencias de la

ecología.

Ya se ha escrito la "Carta de las religiones unidas" y se ha

celebrado, el pasado mes de diciembre, en Sudáfrica, el

"Parlamento de las Religiones del Mundo".

Todo fundamentalismo, todo proselitismo, toda prepotencia en la

vivencia de la propia religión, la niega, porque niega al Dios vivo

que todas las religiones quieren cultuar.

El macroecumenismo, adulto, dialogante, fraterno, pasará a ser una

fundamental actitud de cualquier religión que merezca este nombre.

Desde la propia identidad, en la apertura a la pluralidad de la

adoración y la esperanza. Siguiendo el sabio consejo del sufí iraní

del siglo XIII: "Como un compás, tenemos un pie fijo en el Islam, y

con el otro viajamos dentro de otras religiones".

3º: La Iglesia, para ser la Iglesia de Jesús, ha de ponerse,

exclusivamente, al servicio del Reino y salirse de un autoservicio

obsesionado. Para eso, las Iglesias, sobre todo la Iglesia católica,

han de abrirse al ecumenismo real... ¡sin esperar al fin del mundo!

194

e inculturarse de verdad, por causa del Evangelio, en los diferentes

pueblos y en las diferentes coordenadas históricas.

La revista "Foc Nou", de Cataluña, ha recogido una serie de

propuestas que respondían a la pregunta, tan actual, de "¿cómo

habrían de ser los cristianos del siglo XXI?". Espigo aquí algunas

de esas respuestas, que muchos cristianos y cristianas sin duda

hacemos nuestras también:

"Con sentido común", "desprendidos de todo lo superfluo que nos

ha invadido", "convencidos de que Dios quiere salvar a todos",

"interpelados por la humanidad de hoy", "los creyentes de la

poscristiandad", "haciendo causa vital de las grandes causas de la

humanidad", "con una vital experiencia del Dios de los pobres", "sin

ponerle medida al amor de Dios", "más fieles al Evangelio que

sumisos al Vaticano", "con una espiritualidad alejada de todo

integrismo", "personas que mantengan viva la esperanza",

"mientras se espera un Vaticano III", "profunda e íntimamente

agarrados por Jesús", "con madurez humana y de fe", "chispas del

fuego bendecido en la noche de la Pascua"...

Pensando ya más concretamente en nuestra Iglesia católica habrá

que rever en serio la corresponsabilidad y ministerialidad a partir de

195

una profunda revisión del ejercicio del papado y del poder de su

curia. No lo digo sólo yo, pobre de mí; lo decimos millones, y lo han

declarado abiertamente voces muy autorizadas. El cardenal

Ratzinger, en los tiempos de su famoso libro "El nuevo pueblo de

Dios", escribía: "Necesita la Iglesia hombres con pasión por la

verdad y la denuncia profética. Los cristianos deben ser críticos

incluso frente al propio papa, pues determinado panegirismo hace

un gran daño a la Iglesia y a él".

El cardenal Etchegaray, en la lección inaugural del encuentro

"Iglesias hermanas, pueblos fraternos", realizado el pasado

noviembre en Génova, hablaba de la gran paradoja planteada a los

últimos papas "conscientes de ser (como ministerio de Pedro) el

principio de la unidad de los cristianos y que (en realidad) se ven

como su dramático obstáculo". "El ministerio de Pedro -añadía el

cardenal- que sirve estructuralmente para promover la sinodalidad

de la Iglesia, es también de naturaleza sinodal: su función propia no

le sitúa fuera o por encima del colegio episcopal. El papa no es de

un grado superior al episcopado, y tiene sus raíces en el mismo

sacramento que hace a los obispos".

A su vez, el cardenal Martini, en Tierra Santa, presidiendo una gran

peregrinación, reconocía que la Iglesia católica debe dar pasos

196

muy fundamentales hacia el ecumenismo "entre ellos, el modo de

ejercer el primado de Roma, que debe ser repensado". "De hecho

-recordaba Martini lo que ha sido noticia mundial- el mismo Papa se

ha declarado dispuesto a repensar y a escuchar sugerencias sobre

la forma de ejercicio del primado".

La Iglesia está pidiendo perdón por muchos pecados suyos a lo

largo de estos dos milenios, pero seguimos siendo pecadores hoy

también. Los Sínodos continentales que se acaban de celebrar no

han sido precisamente sinodales; no han respondido a las

necesidades y a las contribuciones de las Iglesias de cada

continente. Los obispos japoneses, por citar un ejemplo, insistían

en que "se considerase bajo una nueva luz la relación entre las

Iglesias de Asia y la Santa Sede", y específicamente pedían "un

sistema de relaciones basado en la colegialidad y no en el

centralismo".

La reforma del papado y de su curia posibilitaría -con el

"automatismo" del Espíritu y por las expectativas de la Iglesia

universal- otras muchas reformas en corresponsabilidad, en

colegialidad, en inculturación, en legítimo pluralismo, en ministerios.

197

En el ecumenismo hay algunas buenas noticias, pero es tanto el

camino que falta por recorrer que resultan muy lentas y tímidas. El

documento de Augsburgo, por ejemplo, entre la Iglesia católica y la

Iglesia luterana, viene después de cinco siglos de incomprensiones,

para acabar diciendo que ambas partes se complementan en la

inefable "Justificación"...

Urge sentirnos todos hermanos y hermanas "separados"; nosotros

los católicos también. Urge entender el ecumenismo como un ir y

venir al encuentro del único evangelio de Jesús de Nazaret. Y urge

reconocer las respectivas tradiciones, así como reconocer la

legítima autonomía de las iglesias locales, y descubrir en esas

tradiciones y en esa autonomía la acción del Espíritu "que sopla

donde quiere" y que nos "va manifestando la verdad completa".

Urge animar a los teólogos y teólogas en vez de espantarlos en su

servicio de sistematización de la fe y apertura de horizontes.

Lamentablemente, "durante el último papado, unos 500 de ellos (y

ellas) han sido silenciados de un modo u otro, por el Vaticano".

Ante el malestar generalizado, frente a la involución programada y

la obsesión por decretar, definir y cerrar el paso, querer un nuevo

Concilio Ecuménico -dentro de la próxima década, sugiere el

cardenal Martini- no es ninguna frivolidad eclesial.

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Que para este nuevo milenio no se pueda repetir la amarga

definición que hacía Rahner de la existencia de la Iglesia fuera de

Europa, como "el fruto de la actividad de una multinacional que

exportó la religión como un bien que no podía ser alterado y que

fue llevado a todas partes a través de una cultura y civilización

consideradas superiores".

No es derrotismo amargo ni hipercrítica irresponsable. Es amor a la

Iglesia y sobre todo al Reino. Es esperanza comprometida. El

cardenal Franz König, en la defensa que hacía el año pasado del P.

Jacques Dupuis, teólogo del diálogo interreligioso, se desahogaba

así, con emoción bien eclesial: "No puedo permanecer en silencio

porque mi corazón sangra cuando veo fallos tan evidentes contra el

bien común de la Iglesia de Dios".

Pedro Casaldáliga, Sâo Félix do Araguaia, MT, Brasil, 2000.

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