paula - lea antes de consumir sibutramina

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LEA ANTES DE CONSUMIR SIBUTRAMINA Un fármaco que hace adelgazar sin pasar hambre tienta a miles y miles de chilenas que se lo consiguen en el mercado negro, sobre todo en primavera. Pero el riesgo es alto: la sibutramina -que se vende en farmacias con receta retenida y se debe usar bajo supervisión médica- puede provocar alzas de presión, brotes psicóticos e, incluso, la muerte. Por Consuelo Terra Revista Paula (Chile) Noviembre, 2009 Carmen tomó sibutramina para bajar 3 kilos antes del verano. Se la recomendó a su amiga Ana, que tenía 10 kilos de más. Ana le dio el dato de la sibutramina a Marcela, que tenía 4 kilos pegados de su primer embarazo. Y Marcela le regaló una tira de pastillas a Carolina, que también estaba recién parida y con sobrepeso. La sibutramina circuló entre las amigas de mano en mano o la consiguieron en el mercado negro. Excepto Ana, que la compró con la receta que le dio un primo doctor sin hacerle ningún chequeo médico. Lo que ellas y miles de mujeres están tomando para bajar de peso es un anorexígeno que disminuye el apetito y que en Chile se vende en la farmacia sólo con receta retenida. Quienes la consumen aseguran que el hambre, los antojos y la gula desaparecen, igual que los kilos. “Es la droga del amor, porque uno anda feliz, dejas de comer sin ningún esfuerzo y adelgaza”, dice Marcela, periodista de 33 años que ha consumido sibutramina en cinco periodos de su vida, jamás con supervisión médica. La automedicación de esta droga es una tendencia creciente en Chile, a pesar de que entre sus efectos más serios se cuentan el aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial, cuadros de sicosis maniaca, e incluso, la muerte. “Ninguna persona debería tomar sibutramina si no es supervisada por un médico antes y durante el tratamiento”, afirma la nutrióloga Eliana Reyes, académica de la Universidad de los Andes. La doctora Sonia Kunstmann, jefa de Cardiología de la Clínica Las Condes, advierte que el fármaco tiene un riesgo cardiovascular indudable. “Por eso, es importante que antes, durante y después de recetarlo, el doctor controle la presión arterial, la frecuencia cardiaca y descarte contraindicaciones para su uso”, dice. “La sibutramina está absolutamente contraindicada en pacientes hipertensos, porque puede agravar su enfermedad. Tampoco pueden tomarla personas que tengan cardiopatías coronarias, arritmias o que sufran hipertensión (aunque no lo sepan), porque la droga produce arritmias y sube la presión”. Sólo en Estados Unidos, la FDA (Food and Drug Administration) recibió reportes de 19 muertes asociadas al uso de sibutramina en tres años, debido a problemas cardiovasculares. Se han registrado dos muertes en Italia (donde está prohibida desde 2002), dos en Reino Unido, una en Sudáfrica y otra en Suiza. Estos casos encendieron la alarma del Instituto de Salud Pública en Chile, por lo que, a partir de 2006, la caja de sibutramina tiene estampada la estrella verde de sicotrópico y comenzó a venderse sólo con receta retenida. Pero esa restricción no ha frenado las ventas, que crecen cada año. Sólo entre julio de 2007 y julio de 2008 se vendieron 619.000 cajas de sibutramina en farmacias chilenas, lo que representa un alza de 25% con respecto al periodo anterior. El consumo de la droga también es estacional: en primavera y verano las ventas del medicamento aumentan 50% con respecto al invierno. La ruta de los kilos El mercado negro de este medicamento está instalado. Al tipear “vendo sibutramina” en google, aparecen alrededor de 47.000 resultados, sólo en páginas de Chile. Postean vendedores de todo el país, que publican su correo electrónico y, a veces, también su celular. Les escribí a ocho personas y les pregunté: “¿Te queda sibutramina?”. Cinco respondieron al día siguiente y ofrecieron diferentes marcas del medicamento (Atenix, Reductil, Saton, Mesura, Medixil, Ipogras) a precios de entre 13.000 y 20.000 pesos por cada caja de 30 pastillas (en las farmacias, la caja de sibutramina no cuesta más de 10.000 pesos). Proponían juntarnos en una estación de metro o –si el vendedor no era de Santiago– realizar la transacción por giro, con despacho por Turbus o Chilexpress. Les dije que era periodista y les pedí una entrevista. Dos aceptaron.

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Reportaje sobre subitramina

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Page 1: Paula - Lea Antes de Consumir Sibutramina

LEA ANTES DE CONSUMIR SIBUTRAMINA

Un fármaco que hace adelgazar sin pasar hambre tienta a miles y miles de chilenas que se lo consiguen en el mercado negro, sobre todo en primavera. Pero el riesgo es alto: la sibutramina -que se vende en farmacias con receta retenida y se debe usar bajo supervisión médica- puede provocar alzas de presión, brotes psicóticos e, incluso, la muerte.

Por Consuelo Terra Revista Paula (Chile) Noviembre, 2009

Carmen tomó sibutramina para bajar 3 kilos antes del verano. Se la recomendó a su amiga Ana, que tenía 10 kilos de más. Ana le dio el dato de la sibutramina a Marcela, que tenía 4 kilos pegados de su primer embarazo. Y Marcela le regaló una tira de pastillas a Carolina, que también estaba recién parida y con sobrepeso. La sibutramina circuló entre las amigas de mano en mano o la consiguieron en el mercado negro. Excepto Ana, que la compró con la receta que le dio un primo doctor sin hacerle ningún chequeo médico.

Lo que ellas y miles de mujeres están tomando para bajar de peso es un anorexígeno que disminuye el apetito y que en Chile se vende en la farmacia sólo con receta retenida. Quienes la consumen aseguran que el hambre, los antojos y la gula desaparecen, igual que los kilos. “Es la droga del amor, porque uno anda feliz, dejas de comer sin ningún esfuerzo y adelgaza”, dice Marcela, periodista de 33 años que ha consumido sibutramina en cinco periodos de su vida, jamás con supervisión médica. La automedicación de esta droga es una tendencia creciente en Chile, a pesar de que entre sus efectos más serios se cuentan el aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial, cuadros de sicosis maniaca, e incluso, la muerte.

“Ninguna persona debería tomar sibutramina si no es supervisada por un médico antes y durante el tratamiento”, afirma la nutrióloga Eliana Reyes, académica de la Universidad de los Andes. La doctora Sonia Kunstmann, jefa de Cardiología de la Clínica Las Condes, advierte que el fármaco tiene un riesgo cardiovascular indudable. “Por eso, es importante que antes, durante y después de recetarlo, el doctor

controle la presión arterial, la frecuencia cardiaca y descarte contraindicaciones para su uso”, dice. “La sibutramina está absolutamente contraindicada en pacientes hipertensos, porque puede agravar su enfermedad. Tampoco pueden tomarla personas que tengan cardiopatías coronarias, arritmias o que sufran hipertensión (aunque no lo sepan), porque la droga produce arritmias y sube la presión”.

Sólo en Estados Unidos, la FDA (Food and Drug Administration) recibió reportes de 19 muertes asociadas al uso de sibutramina en tres años, debido a problemas cardiovasculares. Se han registrado dos muertes en Italia (donde está prohibida desde 2002), dos en Reino Unido, una en Sudáfrica y otra en Suiza. Estos casos encendieron la alarma del Instituto de Salud Pública en Chile, por lo que, a partir de 2006, la caja de sibutramina tiene estampada la estrella verde de sicotrópico y comenzó a venderse sólo con receta retenida.

Pero esa restricción no ha frenado las ventas, que crecen cada año. Sólo entre julio de 2007 y julio de 2008 se vendieron 619.000 cajas de sibutramina en farmacias chilenas, lo que representa un alza de 25% con respecto al periodo anterior. El consumo de la droga también es estacional: en primavera y verano las ventas del medicamento aumentan 50% con respecto al invierno. La ruta de los kilos El mercado negro de este medicamento está instalado. Al tipear “vendo sibutramina” en google, aparecen alrededor de 47.000 resultados, sólo en páginas de Chile. Postean vendedores de todo el país, que publican su correo electrónico y, a veces, también su celular. Les escribí a ocho personas y les pregunté: “¿Te queda sibutramina?”. Cinco respondieron al día siguiente y ofrecieron diferentes marcas del medicamento (Atenix, Reductil, Saton, Mesura, Medixil, Ipogras) a precios de entre 13.000 y 20.000 pesos por cada caja de 30 pastillas (en las farmacias, la caja de sibutramina no cuesta más de 10.000 pesos). Proponían juntarnos en una estación de metro o –si el vendedor no era de Santiago– realizar la transacción por giro, con despacho por Turbus o Chilexpress. Les dije que era periodista y les pedí una entrevista. Dos aceptaron.

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“La mayoría de mis clientas son mujeres entre 35 y 20 años. Algunas son obesas y otras sólo quieren bajar 5 kilos. Muchas me compran para ahorrarse la consulta al médico”, dice Elsa, administrativa de 33 años que ofrece sibutramina por internet. Julio, estudiante de Medicina de 27 años, se junta con sus clientes en una estación de metro para venderles sibutramina. “Mi compradora típica es la señora de 40 años que no tiene tiempo para el gimnasio y no le resulta la dieta”, dice.

El ISP y las agencias regulatorias de medicamentos del mundo, como la FDA y la EMEA (de Europa), indican la sibutramina –más dieta hipocalórica y ejercicios– a pacientes obesos con índice de masa corporal igual o mayor a 30. Pero es cada vez más común que los médicos chilenos se la receten a personas que no son obesas. “No hace mal tomar sibutramina para bajar unos kilos de sobrepeso, si es que el paciente ha hecho dieta y ejercicios y no ha tenido ningún resultado”, dice la nutrióloga Eliana Reyes.

La cadena de amigas que se pasan la pastilla de mano en mano la usa justamente para eso: bajar unos kilos. La primera, Carmen (36 años, artista), toma sibutramina todos los años para deshacerse de los tres kilos que sube después del invierno. La falta de receta médica no la detiene: le hace caritas al dueño de una farmacia de pueblo y la obtiene igual. Cuando la toma siente el corazón acelerado, los dientes apretados y asco por la comida. “Me da lo mismo andar empastillada. Prefiero bajar de peso y quedar tonta. Y, si después subo los kilos, repito el cuento”, dice.

Carmen le recomendó las pastillas a su amiga Ana (34 años, fotógrafa): “¿Para qué vas a sufrir con dietas?”, le dijo. Ana le hizo caso. Le pidió la receta a un primo que es médico general y que no hizo preguntas. “Me di un atracón de sibutramina durante casi un año y bajé 10 kilos. Después volví a tomar porque quería quedar flaca-flaca para mi matrimonio. Mi marido no tiene idea. Los hombres no entienden estas cosas. Es totalmente una cuestión de amigas, de la tribu femenina”, dice.

Ana convenció a Marcela (33 años, periodista), una rubia, alta y delgada mujer de Providencia, de que usara sibutramina. Desde marzo Marcela tiene su propio dealer a domicilio. Otra amiga lo contactó por internet y le pasó el dato. “Cuando el dealer me vino a dejar las

pastillas, abrí la puerta histérica, pensando que me iban a llevar detenida. Pero no pasó nada. Ahora tengo al dealer en mi celular como ‘Pedro Sibutramina’”, cuenta Marcela. “En un mes bajé cuatro kilos. Con la sibutramina se me olvidó dónde quedaba la cocina de mi casa”. Le dio insomnio los tres primeros días, sintió que se aceleraba y se le secó la boca. “Ayer me subí a la pesa y, ¡ay!, ¡había engordado dos kilos! Me chanté al tiro otra sibutramina”.

Hace poco, Marcela fue a un almuerzo de amigas donde estaba Carolina, que quería bajar de peso después de haber tenido guagua. “¡Pero toma sibutramina!”, le dijo Marcela y le regaló una tira de pastillas que sacó de la cartera. Aceleradas “Como toda droga, la sibutramina tiene efectos adversos”, explica la nutrióloga Eliana Reyes, académica de la Universidad de los Andes. “Hay personas en las que prima la sequedad bucal. Los dolores de cabeza, la irritabilidad y el insomnio también son frecuentes. Algunas sufren constipación y no pueden ir al baño en varios días. A otras les aumenta la frecuencia cardiaca o la presión arterial”. Todos estos posibles efectos secundarios están advertidos dentro de la caja del medicamento y varían de una persona a otra. “Por eso, es importante, en la consulta, advertir al paciente sobre los efectos y ver cómo ayuda, si receta laxantes o medicamentos para dormir, por ejemplo”, dice la doctora.

Incluso bajo la supervisión de un médico, los efectos secundarios pueden ser intolerables. “Estaba bajo tratamiento siquiátrico por depresión y mi siquiatra me metió la sibutramina dentro de mi cóctel de remedios, para bajar de peso. Me advirtió que tenía posibles efectos secundarios y los sufrí todos”, dice Valentina (26 años, estudiante). Tenía jaquecas fuertes e insomnio. Sentía el corazón tan acelerado como si acabara de correr. Y sólo bajó dos kilos. A los dos meses, no resistió más y dejó la sibutramina.

Rocío (31 años, periodista) dice que se convertía en otra persona cuando tomaba sibutramina. Su nana le regaló algunas cajas para que adelgazara cinco kilos de sobrepeso. “Mi nana era flaca como un palo y vivía tomando estas pastillas. A ella se las recetaba un doctor de un

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centro médico muy chanta que entregaba estas pastillas a destajo. De desayuno mi nana me llevaba un vaso de agua y una píldora. Ya en la ducha me sentía eléctrica, con el corazón a mil”, cuenta Rocío. En el trabajo se sentía acelerada y saltona, con la cara tensa y la boca tan seca que en la mañana se tomaba tres litros de agua. Hablaba sin parar y no comía. Encendía un cigarro tras otro con las manos tiritonas. Se enojaba con sus compañeros por pequeñeces.

“Lo más angustioso eran las noches. No podía dormir. Me levantaba, iba al computador, chateaba, fumaba. Pero nunca me sentía cansada. Andaba empepada. Después de unos días me asusté, porque me encontraba tan distinta que la gente hasta me paraba para preguntarme si estaba bien”, dice Rocío. Y dejó de tomar sibutramina para adelgazar. Pero le encontró otro uso a las pastillas. Comenzó a tomarlas para carretear sin cansarse. “Las compartía con tres amigos que salían conmigo. Nos tomábamos dos piscolas y después una sibutramina. Como a las 2 de la mañana nos tomábamos otra y a las 6, otra más”. Duró cuatro meses con ese ritmo. “Pensé que un día podía morir”.

La locura El año pasado, el siquiatra Rodrigo Figueroa recibió de urgencia en

el Servicio de Siquiatría de la Clínica UC de San Carlos de Apoquindo a una mujer de 42 años con un ataque maniaco sicótico de tal agresividad que tuvieron que amarrarla con una banda abdominal a una camilla y contenerla con fármacos. Ella aseguraba ser víctima de una persecución de los apoderados del curso de su hijo, deliraba, alucinaba y escuchaba voces. Lo extraño era que no tenía historia de enfermedades siquiátricas previas ni abuso de drogas. Al investigar la causa del episodio, el doctor descubrió que el gatillante había sido una receta magistral, indicada por otro médico, que la mujer había estado tomando durante los últimos tres meses: contenía sibutramina asociada a sertralina y clordiazepóxido para bajar de peso. La mujer terminó internada siete días. Al cabo de ese periodo, volvió a la normalidad.

En un principio, la sibutramina se usó como antidepresivo y, con el tiempo, los investigadores descubrieron que tenía un fuerte efecto anorexígeno. Sin embargo, el doctor Figueroa advierte que la sibutramina actúa como cualquier antidepresivo: cambios de ánimo, irritabilidad, aceleración del pensamiento, impulsividad, virajes

anímicos hacia el polo maniaco y sicosis. “Además de un brote maniaco sicótico, he visto casos de disforia fuerte (irritabilidad, angustia, ánimo depresivo) provocados por sibutramina”, dice el doctor Figueroa.

El siquiatra afirma que jamás deberían consumir sibutramina personas con cuadros depresivos recurrentes ni aquellas con antecedentes de bipolaridad o familiares de primer grado con esta enfermedad, que tiene un fuerte componente genético. “Tampoco deben tomarla quienes sufren trastornos alimentarios como bulimia o anorexia. Se pueden volver más irritables, agresivos, cuando lo que interesa es, justamente, que controlen mejor sus impulsos, no que pierdan el control”, dice.

Javiera (23, diseñadora) tuvo anorexia en su adolescencia. Desde entonces consume sibutramina. Fue seleccionada de gimnasia aeróbica en el colegio y la universidad. “Cuando tenía que competir me volvía loca. Tenía que bajar de peso en una semana. Con la sibutramina no comía y rendía el triple. Si la guata me sonaba mucho, comía una manzana”, dice. La sibutramina se la daban unas compañeras de la universidad que tenían mamás doctoras y le daban recetas. Ahora las compra por internet.

Hace un año y medio, Javiera bajó seis kilos en un mes. Tomaba hasta tres pastillas al día, aunque la dosis recomendada es una diaria. “Era hardcore. Bajaba de peso tan rápido que quería más y más. Pero me dio una de esas enfermedades que te dan cuando tienes las defensas bajas: infección urinaria. Ahí las dejé. Pero volveré a tomarlas. Quiero estar rica para el verano y sin la sibutramina no lo voy a lograr”. ® Efecto rebote Jimena, profesional de 37 años, empezó a tomar la sibutramina que le recetó su médico para adelgazar. Pesaba 81 kilos en agosto y llegó a Navidad con 70. Entonces dejó las pastillas y la dieta, se relajó, y en abril volvió a sus 81 kilos originales. La nutrióloga Eliana Reyes explica que en un estudio de la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos, se compararon los efectos de la sibutramina utilizada como medicación única y el mismo tratamiento farmacológico sumado a cambios en el estilo de vida de pacientes

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obesos. Un año después, estos últimos bajaron 10% de su peso y se mantuvieron en el tiempo. Pero los pacientes a los que se les administró la sibutramina sola, sin educación, ejercicio ni cambios conductuales, bajaron 4,1% de su peso anterior y a los seis meses de dejar las pastillas recuperaron los kilos perdidos. “La sibutramina es pan para hoy y hambre para mañana si uno no cambia su estilo de vida”, dice la doctora. Un negocio en auge Ventas anuales de cajas de sibutramina en farmacias en Chile: Julio 2004 a julio 2005: 592.872 Julio 2005 a julio 2006: 594.956 Julio 2006 a julio 2007: 494.498 Julio 2007 a julio 2008: 619.361 Julio 2008 a julio 2009: 652.094 (Fuente: IMS Health) La sibutramina es el anorexígeno más vendido en Chile, en sus dosis de 10 y 15 mg. Las ventas anuales de cajas de este medicamento en farmacias chilenas muestran un crecimiento constante, que sólo experimenta una caída después de que, en 2006, el Instituto de Salud Pública de Chile cambió la categoría del medicamento a la de sicotrópico y éste comenzó a ser vendido sólo con receta retenida. Sin embargo, en el periodo siguiente (julio de 2007 hasta julio de 2008), las ventas crecieron 25% con respecto al año anterior, hasta situarse sobre las 600.000 cajas vendidas. ¿Cómo se explica esta alza? “Cuando el producto es de venta libre, la publicidad va dirigida a los consumidores. En cambio, cuando el fármaco pasa a ser de venta retenida, los laboratorios enfocan la promoción en los médicos, para que lo receten. Al principio hay una baja en las ventas, pero enseguida repuntan. Es lo que ha pasado con la sibutramina y, en general, con los medicamentos cuando dejan de ser de venta libre”, explica Analía Ciagfagna, gerente senior de comunicaciones de IMS Health Latinoamérica. ¿Cómo funciona la sibutramina?

Es un anorexígeno que disminuye considerablemente el apetito, gracias a que inhibe la recaptura de serotonina y noradrenalina: dos neurotransmisores que producen la sensación de hambre en el cerebro. Además, actúa aumentando levemente (entre 5 y10%) el metabolismo y el gasto de energía. En 1999 la sibutramina fue aprobada por la FDA como tratamiento para combatir la obesidad acompañado de ejercicios y una dieta hipocalórica. Un año después, se registró en Chile, donde al menos 15 laboratorios la venden bajo distintos nombres comerciales. En Argentina, Inglaterra, España y Estados Unidos se vende con receta retenida. En Italia está prohibida. En Colombia y Venezuela es de venta libre.