palma melena martin vanguardias trilce

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  • 7/21/2019 Palma Melena Martin Vanguardias Trilce

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    PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATLICA DEL PER

    ESCUELA DE POSGRADO

    Las vanguardias en Trilce: una concepcin de la creatividad

    y del ser humano

    Tesis para optar el grado de Magster en Licenciatura Hispanoamericana.

    AUTORES

    Martn Palma Melena

    ASESOR

    Ricardo Gonzlez Vigil

    JURADO

    Enrique Manuel Bruce Marticorena

    Roco Silva-Santisteban

    LIMA PERU

    DICIEMBRE 2012

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    Las vanguardias en Trilce: una concepcin de la creatividad ydel ser humano

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    NDICE

    I.- Introduccin

    II.- Las vanguardias detectadas en Trilce

    III.- Qu de comn tenan las vanguardias trlcicas?

    IV.- Si Vallejo conoca tan poco de vanguardias, cmo consigue escribir una obratan vanguardista como Trilce?

    V.- Revisin de los aportes vallejistas

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    I.- Introduccin

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    Al ser publicado en 1922, el poemario Trilce resulta siendo un fenmeno

    vanguardista demasiado desproporcionado para toda la vanguardia por entonces

    existente en el Per; un fenmeno demasiado desproporcionado tambin para la

    poca o ninguna vanguardia conocida por Vallejo (como despus veremos, en el

    mejor de los casos, el poeta peruano tena un conocimiento muy precario de estos

    movimientos artsticos).

    Entonces, cmo Vallejo consigue en Trilce ser tan vanguardista si conoca poca o

    ninguna vanguardia y si en el Per de 1922 la vanguardia existente era muy

    escasa? Nuestra tesis responde a esta pregunta proponiendo lo siguiente: Vallejo

    sintoniza en Trilce con las vanguardias (no por tpicos sino por sensibilidad)

    porque tena bien interiorizada una creatividad concebida como librrima.

    Sin embargo, debemos hacer una aclaracin: en Vallejo, tal concepcin de la

    creatividad no es un simple propuesta esttica o una simple definicin o idea; ms

    bien, es parte de su estructura mental; de su matriz mental; de su forma mentis

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    Vallejo era un hombre de muchas contradicciones en lo poltico, en lo religioso, en

    lo existencial y en lo artstico. Por ende, en medio de tanta contradiccin, si algo

    permanente existe debe buscarse no en sus ideas (acaso muy volubles y

    contradictorias a lo largo de la vida del vate liberteo); debe buscarse ms bien en

    la matriz mental donde anidaban tales ideas

    La mencionada creatividad, tal como la entiende Vallejo, responde a una profunda

    formacin cristiana; ms precisamente, una concepcin antropolgica consistente

    en un ser humano integrado por cuerpo y alma y espritu.

    Para que la idea de forma mentis quede ms clara, podra ser til profundizar en

    Joyce y en su proceso creativo, para de all establecer un paralelo entre el irlands y

    el peruano (como despus veremos en Joyce y en Vallejo sus procesos creativos y

    sus marcadas formaciones catlicas estn relacionados). Por lo pronto

    analizaremos la potica de Joyce (en un sentido estricto y simple, la potica es no la

    poesa sino la reflexin sobre la misma):

    Al respecto, sobre la potica joyciana Eco nos dice cosas perfectamente aplicables a

    la potica vallejiana:

    para comprender el desarrollo de su potica [la de Joyce], es necesario remitirse

    continuamente a su desarrollo espiritual o mejor dicho al desarrollo de ese

    personaje que vuelve constantemente en el curso del inmenso fresco autobiogrfico

    de varias obras, se llame Stephen Dedalus, Bloom o H.C. Earwicker. As nos damos

    cuenta de que la potica de Joyce no vale como punto de referencia fuera de la obra

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    para comprender la obra, sino que forma ntimamente parte de la obra y es

    aclarada y explicada por la obra misma en sus varias fases de desarrollo (Eco 211-

    212; el parntesis es mo; mis resaltados)

    Al analizar la obra joyciana, Eco parte de especular sobre la necesidad de

    comprender tal potica como una tensin constante entre poticas distintas que se

    oponen y que se complementan y que se implican. Ms todava, segn sugiere el

    acadmico italiano, dentro de este proceso dialctico podra vislumbrarse un

    reflejo de las paradojas y vicisitudes y pugnas de la potica contempornea, de la

    cultura moderna y de todo un mtodo epistemolgico para aspirar lograr una

    visin del mundo. Y si volvemos al caso de Vallejo, Trilce, en cierto modo,

    proyecta las contradicciones y crisis del rapsoda peruano; contradicciones y crisis

    que seran acaso no slo existenciales, sino adems propias de doctrinas que al

    momento de publicarse aquel poemario estaban en oposicin no slo en el plano

    de ideas, sino adems de visiones del mundo. En todo caso, Eco nos dice sobre el

    opus joyciano:

    Tendremos, pues, que preguntarnos si todo el opus joyciano no puede verse como

    la historia dialctica de varias poticas opuestas y complementarias; y si en ello no

    se encuentra desplegada la historia de la potica contempornea en un juego de

    oposiciones e implicaciones continas. En ese sentido la bsqueda de una potica

    joyciana nos llevara a recorrer de nuevo las vicisitudes de la cultura moderna, y

    en ella una metodologa epistemolgica para la definicin del mundo (Eco 212)

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    Eco adems da algunos trazos biogrficos referidos a la acentuada formacin

    catlica de Joyce (y en este punto resulta difcil ignorar un paralelo entre el

    rapsoda liberteo y el autor irlands respecto a una infancia marcada por una

    fuerte formacin catlica). Y estos trazos se destacamos: una formacin jesuita

    segn las formas de un ascetismo loyoliano y de una cultura fruto de la

    contrarreforma (Eco 212); (Joyce) se acerca, a travs del filtro de una escolstica

    post-tridentina, al pensamiento de Santo Toms, del cual paradjicamente hace

    una bandera de rebelin(Eco 212); su ortodoxia desde haca mucho tiempo

    minada en el plano de la sensibilidad- recibe un serio golpe con el descubrimiento

    de Giordano Bruno (Eco 212). En referencia a lo ltimo, cabe adelantar (pues

    sobre esto profundizaremos despus) que la ortodoxia de Joyce (incluso tras ser

    golpeada tras el descubrimiento de Bruno) queda minada en el plan de las

    creencias, pero no de un hbito mental o de un sustrato o de una forma mentis (y

    ese sustrato catlico tambin lo detectamos en Vallejo, aun tras haber un eventual

    abandono o crisis de la religin: aun tras sus dudas y acaso hasta rupturas

    confesionales, en el poeta peruano la fe cristiana subsiste en sus obras y aun en

    Trilce no necesariamente como conviccin pero s como una estructura mental,

    como una forma mentis, como el mismo sustrato que Eco detecta incluso en un

    Joyce trasgresor de la ortodoxia religiosa heredada de los jesuitas).

    Asimismo, Eco destaca tres influencias importantes que acompaaran a Joyce en

    toda su trayectoria: 1.- La filosofa de Santo Toms (influencia que en Joyce, tras

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    describir a Bruno, entra en crisis pero no se destruye); 2.- La aspiracin a asociar

    arte y compromiso moral (esto por influjo del poeta noruego Ibsen); 3.- La potica

    simbolista. Veamos:

    Otros son los encuentros intelectuales del joven Joyce (Fogzzaro, Hauptmann, la

    teosofa); pero en estos aos (alrededor de 1903) se concentran en l tres grandes

    lneas de influencia que encontraremos en toda su obra y en sus concepciones del

    arte. Por una parte la influencia filosfica de Santo Toms, puesta en crisis pero no

    destruida por las lecturas de Bruno; por otra, con Ibsen, un reclamo a una relacin

    ms estrecha entre arte y compromiso moral; y, por ltimo, fragmentaria pero

    invariante, respirada en el aire ms que asimilada en los libros, la influencia de la

    potica simbolista, todas las seducciones del decadentismo, el ideal esttico de una

    vida dedicada al arte y de un arte sustituto de la vida, el estmulo, en fin, para

    resolver los grandes problemas del espritu en el laboratorio del lenguaje (Eco 213;

    el segundo parntesis es mo; los resaltados son mos)

    Sin embargo, Eco hace una precisin fundamental: no interesa qu tan variadas y

    fuertes sean las influencias posteriores que uno reciba (nuevas convicciones e

    incluso confesiones, estilos artsticos, corrientes filosficas y estticas, visiones del

    mundo y de la vida, etctera), la forma mentis, constituye la matriz que siempre

    perdurar y que soportar y que interpretar las ms diversas y hasta opuestas

    ideas. En el caso de Joyce, las tres influencias mencionadas (y todo aquello que

    ellas conllevaban) se grabaron ms en su memoria que en su forma mentis. A lo

    largo de nuestra tesis, el mismo fenmeno detectamos en Vallejo, el momento de

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    gestar y publicar Trilce l pudo haber recibido influencias diversas como el

    positivismo y el darvinismo, sin mencionar su posterior militancia y adhesin a

    favor de la ortodoxia marxista, empero, todas esas influencias doctrinales y

    filosficas reposaban sobre un sustrato catlico, estaban enmarcadas dentro de una

    forma mentis catlica; o por decirlo en trminos de Eco, en Vallejo, tales influencias

    marcaron su memoria, no su forma mentis o sus hbitos mentales. Recojamos

    textualmente la precisin formulada por Eco:

    Estas tres influencias seguirn toda la formacin sucesiva de Joyce; la mole

    inmensa de lecturas e intereses cultivados despus, su acercamiento a los grandes

    problemas de la cultura contempornea, de la psicologa de lo profundo a la fsica

    relativista, si bien le abrirn al descubrimiento de nuevas dimensiones del universo

    (y en ese sentido entrarn de modo evidente a determinar su potica), se grabarn

    no obstante ms sobre su memoria que sobre su forma mentis. Bagaje nocional

    adquirido, este conjunto de nuevos datos se fundir y se resolver a la luz de la

    herencia cultural y moral acumulada en su juventud (Eco 213)

    Eco contina describiendo algunos rasgos dentro del proceso en que una forma

    mentis escolstica como la de Joyce alberga en su interior una serie de oposiciones

    y dialcticas sujetndolas a sus hbitos mentales. As las cosas, Joyce en todo

    momento parte de la Summa o de un universo ordenado por la escolstica, y

    dentro de esa matriz medieval se darn todos sus vaivenes dialcticos, sus

    vicisitudes y oposiciones. Sin embargo, en Joyce, est dialctica sujeta a reglas

    mentales de una la forma mentis escolstica no se da nicamente de una manera

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    transparente como una curva elegante de oposiciones y mediaciones (Eco 213);

    en dicha dialctica Eco descubre dimensiones ms sutiles: Es como si, mientras la

    mente de Joyce lleva a su trmino su curva elegante de oposiciones y mediaciones,

    en su inconsciente se agitase la memoria inexpresada de un trauma ancestral(Eco

    213). Incluso, dentro de la forma mentis escolstica de Joyce, el juego de

    contradicciones producidas por las distintas influencias culturales del irlands es

    un eco de un juego dialctico ms profundo y vasto: por un lado, el hombre

    medieval que se siente nostlgico de un mundo coherente donde todo tena un

    orden y un sentido; por otro lado, el hombre contemporneo que busca fundar un

    nuevo hbitat pero que an no le encuentra un orden o unas reglas y que por ende

    siente paradjicamente nostalgia de una niez perdida donde todo tena una

    explicacin, una coherencia, un porqu (y aun cuando a ese nuevo hbitat este

    hombre contemporneo pretenda negarle todo orden y toda regla, aun as se siente

    inseguro de si slo le correspondera entenderlo como caos, en cuyo caso acaso no

    sea una pulsin muy humana hallar la coherencia incluso en medio del puro caos,

    y esto por ms que uno sea muy libertario y pretenda liberar al mundo de la

    supuesta esclavitud de todo orden y de toda coherencia). En suma, en la obra de

    Joyce, Eco deduce el desarrollo de una polaridad contina y de una tensin nunca

    satisfecha (Eco 213; mis resaltados).

    Por ltimo, segn sugiere Eco, en Joyce cabe hablar de catolicismo, pero no como

    una lealtad confesional defendida contra los avatares existenciales o filosficos o

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    estticos, Joyce trasluce su catolicismo incluso contradicindolo y hasta

    blasfemando, pues aun as presencias de la pasada ortodoxia emergen

    continuamente en toda su obra (Eco 216) y se revelan permanencias

    afectivas(Eco 216). Desde esta ptica, Joyce puede haberse apartado de una

    doctrina y de una moral; sin embargo, pese a esto, ha conservado sin embargo

    como hbito mental las formas exteriores de un edificio racional y mantiene una

    reaccin instintiva, no pocas veces inconsciente (Eco 216). Y en ese sentido algo

    ambivalente y contradictorio, incluso por las particulares caractersticas en los

    recursos para oponerse a convicciones pasadas, cabe hablar del catolicismo de

    Joyce.

    En cualquier caso, en esta tesis traemos a colacin el estudio de Eco sobre la forma

    mentis escolstica de Joyce, pues percibimos muchos paralelos entre los procesos

    creativos de Joyce y Vallejo (sobre todo por sus respectivas contradicciones

    filosficas y existenciales aunque siempre enmarcadas dentro de una forma mentis

    catlica)

    ***

    El escenario artstico antes de las vanguardias

    En esta parte abordaremos los movimientos artsticos que imperaban antes del

    advenimiento de las vanguardias y que prepararon el terreno para que las

    vanguardias pudieran madurar.

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    ***

    Y en este itinerario comenzaremos por el Romanticismo.

    Acudamos a Octavio Paz:

    El romanticismo fue un movimiento literario, pero asimismo fue una moral, una

    ertica y una poltica. Si no fue una religin fue algo ms que una esttica y una

    filosofa: una manera de pensar, sentir, enamorarse, combatir, viajar. Una manera

    de vivir y una manera de morir. Friedrich von Schlegel afirm () que el

    romanticismo no slo se propona la disolucin y la mezcla de los gneros literarios

    y las ideas de belleza sino que () buscaba la fusin entre vida y poesa.Y an

    ms: socializar la poesa. El pensamiento romntico se despliega en dos direcciones

    que acaban por fundirse: la bsqueda de ese principio anterior que hace de la

    poesa el fundamento del lenguaje y, por tanto, de la sociedad; y la unin de ese

    principio con la vida histrica (Paz 89; mis destacados)

    Nos detendremos en un rasgo que del romanticismo Paz destaca: la bsqueda de

    un principio anterior que es fundamento del lenguaje y de la sociedad. Aqu

    observamos una intuicin presente a lo largo de la historia del arte (y presente

    tambin las vanguardias, como despus veremos): la creatividad tiene su origen no

    en el creador, sino en algo que es ajeno a l y que slo lo usa como un canal para

    exteriorizarse

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    En el romanticismo, tal intuicin se refleja en esa indagacin por un principio

    anterior; indagacin realizada por el artista, quien para tales efectos es entendido

    como un vidente

    Continuemos con Paz:

    El romanticismo naci casi al mismo tiempo en Inglaterra y Alemania (a finales del

    siglo XVIII). Desde all se extendi a todo el continente europeo como si fuese una

    epidemia espiritual. La preeminencia del romanticismo alemn e ingls no

    proviene slo de su anterioridad cronolgica sino, tanto como de su granoriginalidad potica, de su penetracin crtica. En ambas lenguas la creacin

    potica se ala a la reflexin sobre poesa con una intensidad, profundidad y

    novedad que no tienen paralelo en las otras literaturas europeas. Los textos crticos

    de los romnticos ingleses y alemanes fueron verdaderos manifiestos

    revolucionarios e inauguraron una tradicin que se prolonga hasta nuestros das.

    La conjuncin entre la teora y la prctica, la poesa y la potica, fue una

    manifestacin ms de la aspiracin romntica hacia la fusin de los extremos: el

    arte y la vida, la antigedad sin fechas y la historia contempornea, la imaginacin

    y la irona. Mediante el dilogo entre prosa y poesa se persegua, por una parte,

    vitalizar a la primera por su inmersin en el lenguaje comn y, por otra, idealizar la

    prosa, disolver la lgica del discurso en la lgica de la imagen. Consecuencia de

    esta interpretacin: el poema en prosa y la peridica renovacin del lenguaje

    potico, a lo largo de los siglos XIX y XX, por inyecciones cada vez ms fuertes de

    habla popular. Pero en 1800, como ms tarde en 1920, lo nuevo no era tanto que los

    poetas especulasen en prosa sobre poesa, sino que esa especulacin desbordase

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    los lmites de la antigua potica y proclamase que la nueva poesa era tambin una

    nueva manera de sentir y de vivir (Paz 90-91; mis parntesis)

    En el prrafo anterior podemos destacar algunos rasgos adicionales del

    romanticismo: 1.- Hay una alianza entre creacin potica y reflexin sobre la poesa

    (se hace poesa reflexionando sobre la misma); 2.- A partir de lo primero se deduce

    una conjuncin entre teora y prctica y entre poesa y potica; 3.- Y esa conjuncin

    de teora (potica) y prctica (poesa) era un reflejo de la aspiracin romntica de

    armonizar arte y vida; 4.- Y esa armonizacin de arte y vida se plasm en el estilo

    potico que hizo dialogar prosa y poesa y que result en el poema en prosa; 5.- A

    su vez, a lo largo de los siglos XIX y XX, el poema en prosa renov peridicamente al

    lenguaje potico inyectndole dosis cada vez mayores de habla popular

    En suma, el romanticismo va preparando el terreno a las vanguardias del siglo XX:

    proponiendo una unin de arte y vida; entendiendo a la poesa como una forma noslo de arte sino tambin de sentir y de vivir; y finalmente reflejando esto en el

    estilo de unir prosa y poesa y en la pretensin de legitimar la presencia del habla

    popular en el arte

    Sobre el Romanticismo, Paz seala adems:

    para los romnticos lo que redime a la vida de su horror montono es ser

    un sueo. Los romnticos hacen del sueo una segunda vida y, an ms,

    un puente para llegar a la verdadera vida, la vida del tiempo del principio.

    La poesa es la reconquista de la inocencia. Cmo no ver las races religiosas

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    de esa actitud y su ntima relacin con la tradicin protestante? El

    romanticismo naci en Inglaterra y Alemania no slo por haber sido una

    ruptura de la esttica grecorromana sino por su dependencia espiritual del

    protestantismo (Paz 92-93; mis destacados)

    Entonces, otro rasgo a destacar ya no es slo la unin entre arte y vida, sino

    tambin la visin de la vida misma: la vida es un sueo y el sueo no es slo una

    segunda vida, sino es una va a la verdadera vida; entindase: la vida tal como era

    al inicio de los tiempos, acaso la vida en una etapa previa al pecado original; etapa

    en la que se gozaba de una inocencia ya perdida que los romnticos intentaban

    rescatar. Y en esta pretensin de alcanzar, a travs de los sueos, esa vida ms

    autntica que era la del inicio de los tiempos y que disfrutaba de una inocencia

    primordial, en esta pretensin el romanticismo se emparenta con una vanguardia

    como el ultrasmo (que despus veremos) Y en este rasgo Paz detecta en el

    romanticismo races religiosas; en especial, la impronta de la tradicin protestante.

    Adems, la inocencia anhelada es algo primordial; por ende tambin, antecede al

    creador: o sea, el artista al aspirar a esa inocencia debe remitirse a algo que lo

    precede y que es anterior a l y que est ms all y fuera de l.

    Paz aade:

    el romanticismo fue la ruptura de la esttica objetiva y ms bien impersonal de la

    tradicin latina y la aparicin del yo del poeta como realidad primordial (Paz 93)

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    Es decir, el protestantismo propone al yo del poeta como la ltima realidad

    primordial a remitirse; sin embargo, el poeta descubre que ese yo primordial que

    persigue est ms all de l, es un otro, que usa al artista como un simple medio

    para exteriorizarse Y ese yo primordial del artista, al resultar un otro, representa

    un misterio que le revela al hombre que dentro de l hay dimensiones que escapan

    a su control y que le son desconocidas; un misterio que por lo mismo acaba siendo

    una reaccin contra el racionalismo del siglo XVIII.

    Esa consciencia de que el yo potico ms primordial (el ms puro e inocente) es no

    uno mismo, sino otro, resulta realmente revolucionario, clave para la modernidad

    potica y artstica.

    Posteriormente, el romanticismo alemn e ingls (que se inici a finales del siglo

    XVIII) tuvo como herederos y continuadores a sus pares franceses, de Baudelaire a

    los simbolistas; es decir, la poesa francesa de la segunda mitad del siglo XIX. Y el

    periodo de la poesa francesa de la segunda mitad del siglo XIX (poesa que en

    buena cuenta es la prolongacin del romanticismo alemn e ingls o que sera

    tambin el otro romanticismo europeo) se cierra precisamente con Mallarm (quien

    comienza los escarceos con la llamada poesa pura, que no es otra cosa que una

    potenciacin al mximo de algunos rasgos del romanticismo).

    Empero, vale precisar que si el romanticismo ingls y alemn llega a Francia

    manifestndose e influyendo en la poesa francesa que comienza a partir de la

    segunda mitad del siglo XIX; tal romanticismo llega en ese periodo no slo como

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    un estilo sino como un verdadero espritu romntico. Y esto porque, antes de la

    segunda mitad del XIX, en el Pas Galo ya haba una literatura romntica, pero una

    que era ms propiamente un estilo artstico o una pose, pero no exactamente una

    sensibilidad y un espritu. As las cosas, conforme reiteramos, desde la segunda

    mitad del XIX lo que llega a Francia no es una simple propuesta esttica romntica

    (que en cierto modo ya la haba en la nacin gala), sino un espritu y una

    sensibilidad romntica Y es ese espritu y sensibilidad los que se rebelan contra

    la tradicin potica francesa desde el Renacimiento. Y esta es la gran diferencia

    entre el romanticismo ingls y alemn y entre el romanticismo francs: mientras los

    dos primeros fueron un redescubrir o una (re) construccin de sus tradiciones

    poticas; el romanticismo galo fue una ruptura contra su propia tradicin potica.

    Y de Francia el Romanticismo pasa a Espaa. De all que el romanticismo espaol

    se qued en la superficie y en los meros sentimientos, mas no reflejaba un espritu

    ni una visin de la realidad, ni una rebelin contra algo; tampoco pretenda un

    cambio ni una sustitucin de la tradicin potica espaola anterior En ese

    aspecto, Paz nos dice:

    Y en Espaa y sus antiguas colonias? El romanticismo espaol fue epidrmico,

    patritico y sentimental: una imitacin de los modelos franceses, ellos mismos

    ampulosos y derivados del romanticismo ingls y alemn. (Paz 115)

    Y de Espaa el romanticismo llega a Amrica Latina. Si el romanticismo francs

    imitaba al ingls y al germano; y el espaol al francs, pues el latinoamericano

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    descendi del espaol. Paz sentencia sin tapujos: El romanticismo

    hispanoamericano fue aun ms pobre que el espaol: reflejo de un reflejo (Paz

    122; mis destacados).

    Sin embargo, con agudeza, Paz destaca un proceso peculiar de Hispanoamrica

    que tendr consecuencias importantes a mediano plazo:

    hay una circunstancia histrica que, aunque no inmediatamente, afect a la

    poesa hispanoamericana y la hizo cambiar de rumbo. Me refiero a la revolucin de

    independencia (). Nuestra Revolucin de independencia fue la revolucin que no

    tuvieron los espaoles la revolucin que intentaron realizar varias veces en el

    siglo XIX y que fracas una y otra vez. La nuestra fue un movimiento inspirado en

    los dos grandes arquetipos polticos de la modernidad: la revolucin Francesa y la

    Revolucin de los Estados Unidos. Incluso puede decirse que en esta poca hubo

    tres grandes revoluciones con ideologas anlogas: la de los franceses, la de los

    norteamericanos y la de los hispanoamericanos (el caso de Brasil es distinto) (Paz

    122)

    Es decir, el distanciamiento entre los pases latinoamericanos y la tradicin

    espaola comienza a gestarse gracias a los procesos independentistas de la primera

    parte del siglo XIX. Y, a partir de la segunda mitad del XIX, ese distanciamiento se

    volvi ya una fractura gracias al positivismo y otras corrientes de ideas y

    movimientos literarios.

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    Conviene ahondar en esta dimensin revolucionaria de la cultura (y, dentro de

    ella, de la poesa) latinoamericana.

    Para comenzar, el romanticismo en general fue siempre una protesta contra algo:

    en el caso del romanticismo ingls y alemn, contra el tipo de modernidad que

    postulaban la ilustracin y la razn crtica; en el caso del romanticismo francs (el

    otro gran romanticismo europeo), no slo contra dicha modernidad, sino adems

    contra sus tradiciones literarias. El Romanticismo como la otra cara de la

    modernidad, segn explica Paz:

    El romanticismo fue una reaccin contra la Ilustracin y, por tanto, estuvo

    determinado por ella: fue uno de sus productos contradictorios. Tentativa de la

    imaginacin potica por repoblar las almas que haba despoblado la razn crtica,

    bsqueda de un principio distinto al de las religiones y negacin del tiempo

    fechado de las revoluciones, el romanticismo es la otra cara de la modernidad: sus

    remordimientos, sus delirios, su nostalgia de una palabra encarnada. Ambigedad

    romntica: exalta lo poderes y facultades del nio, el loco, la mujer, el otro no

    racional, pero los exalta desde la modernidad (Paz 119)

    En Espaa no poda producirse esta reaccin contra la modernidad porque Espaa

    no tuvo propiamente modernidad: ni razn crtica ni revolucin burguesa (Paz 119)

    El romanticismo fue la reaccin de la consciencia burguesa frente y contra s misma

    contra su propia obra crtica: la Ilustracin. En Espaa la burguesa y los

    intelectuales no hicieron la crtica de las instituciones tradicionales o, si la hicieron,

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    esa crtica fue insuficiente: cmo iban a criticar una modernidad que no tenan?

    (Paz 121)

    En ese orden de ideas, el romanticismo latinoamericano tom su propio derrotero

    consiguiendo ser algo ms que el romanticismo espaol, al enfrentarse al

    positivismo. En Latinoamrica, el positivismo fue a los romnticos

    latinoamericanos, lo que la modernidad de la ilustracin y la razn crtica fue a los

    romnticos europeos Porque el positivismo tuvo en Latinoamrica efectos

    similares a la Ilustracin en Europa: un desmantelamiento de la metafsica y la

    religin en las consciencias (Paz 125-126), situacin que oblig a los poetas

    latinoamericanos (al igual que sus pares europeos) a buscar un sucedneo de la

    religin en el romanticismo; de all que el romanticismo hispanoamericano cobra

    ms entraa al ser signo de una protesta contra algo, contra el positivismo.

    Paz profundiza sobre la influencia del positivismo en Latinoamrica y en susclases dirigentes:

    La separacin de la tradicin espaola (dada la independencia) se acentu en la

    primera parte del siglo XIX, y en la segunda hubo un corte tajante. El corte, el

    cuchillo divisor, fue el positivismo. En esos aos las clases dirigentes y los grupos

    intelectuales de Amrica Latina descubren la filosofa positivista y la abrazan con

    entusiasmo (Paz 124-125)

    En ese momento divergen los caminos de Espaa y Amrica Latina: entre nosotros

    se extiende el culto positivista, al grado que en Brasil y en Mxico se convierte en la

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    ideologa oficiosa, ya que no en la religin de los gobiernos; en Espaa los mejores

    entre los disidentes buscan una respuesta a sus inquietudes en las doctrinas de un

    oscuro pensador idealista alemn, Karl Christian Friedrich Krause. El divorcio no

    poda ser ms completo (Paz 125)

    ()

    El positivismo hizo tabla rasa lo mismo de la mitologa cristiana que de la filosofa

    racionalista. El resultado fue lo que podra llamarse el desmantelamiento de la

    metafsica y la religin en las consciencias. Su accin fue semejante a la de la

    ilustracin en el siglo XVIII, las clases intelectuales de Amrica Latina vivieron una

    crisis en cierto modo anloga a la que haba atormentado un siglo antes a los

    europeos: la fe en la ciencia se mezclaba a la nostalgia por las antiguas certezas

    religiosas, la creencia en el progreso al vrtigo de la nada (Paz 125-126; destacados)

    En esa oposicin al Positivismo, crisraliz el movimiento literario conocido como

    Modernismo:

    Hacia 1880 surge en Hispanoamrica el movimiento literario que llamamos

    modernismo. () El modernismo fue la respuesta al positivismo, la crtica de la

    sensibilidad y el corazn tambin de los nervios- al empirismo y el cientismo

    positivista. En ese sentido su funcin histrica fue semejante a la de la reaccin

    romntica en el alba del siglo XIX. El modernismo y, como en el caso del simbolismo

    francs, su versin no fue una repeticin sino una metfora: otro romanticismo

    (Paz 126; mis destacados)

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    En cierto sentido, el modernismo fue la mxima expresin del romanticismo

    hispanoamericano en su carcter de ser algo ms que el romanticismo espaol

    hasta acabar siendo otro romanticismo. Sin embargo, el modernismo fue la

    adaptacin del romanticismo francs a la poesa hispanoamericana. En cierto

    modo, en el modernismo, el romanticismo hispanoamericano se salva de ser copia

    del espaol y se vuelve en otro gran romanticismo al adaptar el romanticismo

    francs a su contexto.

    Y ya posteriormente, no fuera de sino dentro del modernismo surge el

    posmodernismo. Empero, el posmodernismo no fue un movimiento independiente

    que fuese posterior al modernismo y que reaccionara contra el mismo (despus del

    modernismo vienen la vanguardias). En cierto sentido, el posmodernismo fue el

    modernismo crtico o contestatario contra el modernismo tradicional, pero dentro

    del ste ltimo. En cierto modo, el posmodernismo se podra inscribir como la

    ltima etapa del modernismo, (como el modernismo que en su ltima etapa se

    rebela contra su primera etapa ms conservadora).

    Paz describe algunos tpicos del posmodernismo, el cual, entre otras cosas, se

    destaca su nfasis por lo coloquial y lo cercano y lo familiar:

    No obstante, el cambio fue notable. No un cambio de valores, sino de actitudes. ()

    los poemas ya no son cantos a las cosmpolis pasadas o presentes, sino

    descripciones ms bien amargas y reticentes de barrios de clase media; el campo no

    es la selva ni el desierto, sino el pueblo de las afueras, con huertas, su cura y su

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    sobrina () irona y prosasmo: la conquista de lo cotidiano maravilloso ()

    Esttica de lo mnimo, lo cercano, lo familiar. El gran descubrimiento: los poderes

    secretos del lenguaje coloquial (Paz 136-137)

    ***

    Aproximaciones a la poesa pura

    Retomemos lo que Paz se refera como el otro gran Romanticismo, que se inicia con

    Baudelaire y cierra con Mallarm:

    En realidad, los verdaderos herederos del romanticismo alemn e ingls son los

    poetas posteriores a los romnticos oficiales, de Baudelaire a los simbolistas(Paz

    99)

    La poesa francesa de la segunda mitad del siglo pasado llamarla modernista sera

    mutilarla- es indisociable del romanticismo alemn e ingls. Es su prolongacin,

    pero tambin es su metfora. Es una traduccin en la que el romanticismo se

    vuelve sobre s mismo, se contempla y se traspasa, se interroga y se trasciende. Es

    el otro romanticismo europeo. (Paz 99)

    Con Mallarm qu comenz? La Poesa Pura, sobre la que ahondaremos en este

    acpite.

    Constatamos que si los poetas galos de este periodo son para Paz los verdaderos

    herederos en Francia del romanticismo alemn e ingls, para Videla de Rivero son

    posromnticos. Comienza a superarse el romanticismo (o el romanticismo

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    meramente literario ya antes sealado por Paz) con algunas corrientes que son

    distintas de las derivadas de ste ltimo y que se inician con Baudelaire y que

    alcanzan hasta Mallarm. As las cosas, todas las vanguardias que se manifiestan

    en la literatura europea durante las tres primeras dcadas del siglo XX son parte de

    un proceso cuyo comienzo podra remontarse a los inicios del denominado

    posromanticismo, al menos el posromanticismo tal como lo describe Videla de

    Rivero:

    De este proceso derivan los ms diversos y hasta contradictorios rasgos de la lrica

    moderna: la esttica de lo feo, el aristocrtico placer de desgarrar, el hermetismo,

    la entrega a las fuerzas mgicas del lenguaje, el poema cerrado en s mismo, el

    intento de desrealizar la realidad mediante procesos de fragmentacin, de

    descomposicin y deformacin, de abstraccin y de arabescos, el deseo de ruptura

    con la tradicin, la temtica moderna y ciudadana, el proceso de deshumanizacin,

    el impulso hacia lejanas imaginarias, hacia lo desconocido, los procesos creadores

    desencadenantes de fuerzas algicas que guan las expresiones y que generan series

    sonoras inslitas, la sustitucin de la inteligibilidad por la sugestin, entre otros

    caracteres que impregnan, en distintas combinaciones y proporciones, a los diversos

    ismos que surgen en Europa y en Estados Unidos y que influyen en

    Hispanoamrica (Videla de Rivero 89)

    Y es justamente dentro de este proceso iniciado con el posromanticismo, que se

    inscribe la denominada Poesa Pura (el clebre poema de Mallarm Un Golpe de

    dado figura dentro de la poesa pura, y ya despus veremos por qu tal poema es

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    importante para nuestra tesis). Y la poesa pura tuvo como representantes en

    Francia a Paul Valry y en Espaa a Jorge Guilln.

    En cierto sentido, a partir del posromanticismo se desprenden entre otras algunas

    vertientes artsticas bastante divergentes y hasta opuestas: por un lado, los muchos

    ismos vanguardistas; por otro lado, la poesa pura.

    Sin embargo, al seguir sus respectivos derroteros y estilos, los ismos vanguardistas

    y la poesa pura solan tener puntos de contacto. Por ejemplo, en Espaa, un

    vanguardismo como el ultrasmo (o ms precisamente algunas vertientes dentro

    del ultrasmo) permiti un terreno propicio para indagar en la poesa pura. Por su

    parte, en Hispanoamrica, tambin hubo manifestaciones de poesa pura, aunque

    en etapas cuya sucesin o simultaneidad fue distinta que las etapas europeas.

    Videla de Rivero trae a colacin a ngel del Ro, para quien la poesa pura no es

    tanto una propuesta o un estilo potico sino bsicamente una concepcin de la

    poesa; concepcin representada sobre todo por Paul Valry, quien sobre este tema

    lleg a debatir con el jesuita Henri Bremond entre 1925 y 1926.

    Videla de Rivero tambin trae a colacin a Damaso Alonso, de quien puede

    deducirse que, en Espaa, la poesa pura no era una nocin tan consolidada, era

    una mezcla de diversas propuestas (en las cuales incluso poda detectarse un ismo

    como el cubismo). Y es que, si en la Francia de la dcada de 1920 la poesa pura

    busco ser una concepcin de poesa, en el en el pas ibrico de la misma dcada,

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    segn Damaso Alonso, busc ser principalmente un filtro contra lo fcil, lo vulgar,

    etctera.

    No obstante, sea una concepcin potica (como lo pretendi ser en Francia) o sea

    un filtro (como lo pretendi ser en Espaa), la poesa pura en general busc la

    poesa en su estado ms primordial y librado de cualquier elemento no potico:

    Quienes cultivan este tipo de poesa (la pura) son poetas reflexivos y lcidos frente

    a su creacin, que desean hacer una poesa esencial, autnoma y absoluta, por

    medio de formas artsticas purificadas de adherencias no poticas. En ellos la

    creacin est orientada, pues, por un concepto de la poesa ampliamente discutido

    durante la dcada, que creemos conviene recordar (Videla de Rivero 91)

    Precisamente, dentro de la bsqueda de la Poesa Pura de los elementos ms

    esenciales de la poesa en general, podemos hallar debates como los de Paul Valry

    y Herni Bremont, quien cita al jesuita Ren Raplin para sugerir que la bsqueda de

    lo ms primordial en la poesa finalmente acaba siendo un misterio:

    En nuestro siglo la reflexin sobre el concepto de poesa se centra en las figuras de

    Paul Valry y del abate Henri Bremond. Este lee una conferencia sobre el tema en la

    Academia Francesa, el 24 de octubre de 1925. Bremond () cita al padre jesuita Ren

    Rapin, quien () al anotar los caracteres esenciales de la belleza potica haba dicho:Hay adems en la poesa ciertas cosas inefables y que no pueden explicarse. Tales

    cosas son como los misterios. No existen preceptos para explicar esas gracias

    secretas, esos encantos imperceptibles, y todos los ocultos atractivos de la poesa que

    alcanzan al corazn(Videla de Rivero 91)

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    Y esa pretensin de establecer lo ms primordial de lo potico se ve con mayor

    intensidad en posromnticos como Baudelaire y Mallarm (franceses) y Poe

    (Ingls):

    Incluso, crticos como Friedrich llegan a considerar a Mallarm como el pionero de

    la teora de la poesa pura, de esa teora que buscaba depurar la poesa de todo

    elemento no potico:

    De los nombres citados, en este proceso de bsqueda de la poesa pura,

    particularmente importante el de Mallarm. Hugo Friedrich lo reconoce como

    fundador de esta teora potica: Cuando Mallarm llama pura a una cosa, se refiere

    a su esencialidad, a su estar libre de enojosas promiscuidades. Entre los elementos

    repudiables se engloban todas las materias de la experiencia cotidiana, todo

    contenido didasclico o de cualquier otra ndole utilitaria, toda verdad prctica,

    todo sentimiento vulgar, la embriaguez del corazn. Con la exclusin de todos

    estos elementos, la poesa adquiere la libertad de dejar imperar la magia del

    lenguaje. Este juego de las fuerzas del lenguaje conduce a una musicalidad que

    prescinde del significado. Debemos entender por musicalidad no slo la sonoridad

    sino ms bien una vibracin de sus contenidos intelectuales (Videla de Rivero 91;

    mis destacados)

    Y en esas bsquedas y experimentaciones en pos de la poesa pura, Mallarm logra

    seguidores como el ya antes mencionado Paul Valry, quien entra en debate con

    Bremond sobre esta corriente potica. Para Bremond la poesa en su estado ms

    primordial es una esencia que est ms all de todo acto artstico, pero que

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    mediante ste se manifiesta. En cambio, para Valry, la poesa pura es ms un

    proceso de constante depuracin de lo no potico; es adems una meta hacia la

    cual estar apuntando permanentemente. Opina acertadamente Videla de Rivero:

    Creemos que las pticas de Bremond y de Valery no son irreconciliables. El primero

    acenta los supremos postulados de la esencia potica en s considerada y

    transcendente (); el segundo, si bien reconoce las condiciones de existencia

    exigidas por esa misma esencia en cuanto est realizada aqu abajo, considera a la

    poesa pura como una meta slo parcialmente lograble, pero movilizante (Videla

    de Rivero 92)

    As, en la poesa pura, son dimensiones complementarias tanto la esencia

    destacada por Bremond como el proceso destacado por Valry.

    En ese orden de ideas, la poesa pura es novedad no por sus propuestas (que en s

    mismas son antiguas) sino por la potenciacin de tales propuestas, por lasdimensiones enfatizadas en las mismas con un radicalismo nunca antes visto.

    En ese sentido, la poesa pura no rompe con el simbolismo (si no la principal, una

    de las principales corrientes del posromanticismo), sino ms bien lo potencia en

    algunas de sus dimensiones (como esa bsqueda de la pura musicalidad

    prescindiendo de los significados). En otras palabras, la diferencia entre el

    simbolismo y la poesa pura estar no en una cuestin de fondo; estar ms bien en

    el nfasis y la mxima potenciacin que la Poesa Pura muestra en algunas

    dimensiones del simbolismo. Al respecto, Siebenmann seala:

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    La poesa pura es una variante de la lrica moderna que, al contrario de las dems

    vanguardias, no representa una ruptura, sino ms bien una radicalizacin de un

    concepto ya compartido por la poesa simbolista. Efectivamente, en este caso, los

    fundadores hay que buscarlos en el siglo XIX y en Francia: Stphane Mallarm

    (1842-1898) llev al extremo ciertas tendencias que ya conocan Baudelaire y Poe,

    quedando obsesionado por la nocin pura, que abarca, ms all de la ausencia de

    las cosas reales, la identidad de la Nada y del Sueo. Como corresponde a la esttica

    de la modernidad y siguiendo a Friedrich (1959), tambin la poesa pura se define

    mejor por negaciones que por afirmaciones. Puro significa, en este contexto, una

    lrica esencial, libre de estorbos, y como estorbos se consideran en este caso no

    slo las ancdotas, las finalidades, las admoniciones morales, las verdades prcticas

    y, desde luego, la sentimentalidad trivial, sino incluso el entusiasmo del corazn y

    los objetos mismos. Tambin stos tienen que ser eliminados o por lo menos

    purificados hasta su mera esencia. De modo que le quedan a este tipo de lrica como

    nicos campos de accin el lenguaje, el intelecto y la fantasa. Para hacerse

    comunicable, la poesa pura recurre a la magia verbal, a la sugestividad de los

    significados (Siebenmann 226; mis destacados)

    Y, se impone, en consecuencia, comprender en forma sinttica qu es el

    simbolismo, para deducir cules de sus dimensiones fueron exacerbadas por la

    Poesa Pura. Y para esto analicemos un prrafo del manifiesto del simbolismo, el

    cual fue entregado en 1886 por Jean Moras al diario Figaro:

    Enemiga de la enseanza, de la declamacin, de la falsa sensibilidad, de la

    descripcin objetiva, la poesa simbolista busca vestir la Idea de una forma sensible,

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    que, no obstante, no sera su propio objeto, sino que, al servir para expresar la Idea,

    permanecera sujeta. La Idea, a su vez, no debe dejarse privar de las suntuosas

    togas de las analogas exteriores; pues el carcter esencial del arte simblico

    consiste en no llegar jams hasta la concepcin de la Idea en s. As, en este arte, los

    cuadros de la naturaleza, las acciones de los hombres, todos los fenmenos

    concretos no sabran manifestarse ellos mismos: son simples apariencias sensibles

    destinadas a representar sus afinidades esotricas con Ideas primordiales (cit . en

    El movimiento simbolista)

    En otras palabras, para un simbolista toda la realidad y sus elementos slo seran

    representaciones sensibles, metforas o analogas, de ideas primordiales e

    invisibles. O sea, tales ideas instrumentalizan a la realidad para poderse

    representar de forma no fiel pero s simblica. Y es que si el simbolismo radicaliza

    al mximo estas dimensiones ya implcitas o explcitas del romanticismo; la poesa

    pura radicaliza an ms al simbolismo.

    Y si el mundo es un conjunto de misterios indescifrables que tienen como correlato

    elementos sensibles que los simbolizan, entonces, en la poesa lo que mejor

    simboliza a tales misterios no es tanto el significado (la dimensin ms concreta del

    lenguaje) como su musicalidad (acaso la dimensin ms primordial o la etapa ms

    bsica o anterior del lenguaje); musicalidad que para Videla de Rivero equivale

    no slo la sonoridad sino ms bien una vibracin de sus contenidos intelectuales

    (Videla de Rivero 91; mis destacados).

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    Y ac arribamos a una aspiracin de Mallarm: una poesa librada de todo lo que le

    sea ajeno; una poesa que slo se quede con aquello que le es lo ms esencial y que

    sera la musicalidad. Mallarm potencia al mximo la nocin del simbolismo: que

    la poesa en su estado ms primordial consiste no en significados, sino en pura

    msica; por tanto, la msica sera ese smbolo sensible que permite si no entender,

    al menos s vivir, misterios indescifrables que buscan ser no cifrados sino slo

    simbolizados mediante elementos sensibles. O sea, si para el simbolista el mundo

    era una gran metfora de otra realidad invisible, en la poesa esa realidad invisible

    slo poda vislumbrarse mediante la musicalidad, ms no tanto o no slo mediante

    los significados.

    Y si Mallarm busca una poesa pura librada de elementos que le sean ajenos, su

    discpulo Valery va ms all al punto de hablar ya no de poesa pura sino de

    poesa absoluta. Aunque esto sin obviar los debates sobre qu elementos son los

    propiamente poticos. Y en esos debates Valery sugiere que la poesa no es slo un

    estado de nimo; la poesa, para serlo, tiene que verbalizar dicho estado de nimo

    (estado que por s slo no es potico por ms bello y primordial que sea). Comenta

    Siebenmann:

    En su conferencia sobre la poesa pura (1927) le da incluso una denominacin msambiciosa, proponiendo el trmino poesa absoluta. Valry se opona a la teora

    platnica del abate Bremond, objetndole que un estado de nimo, por potico que

    fuera an no es poesa, porque sta tiene que ser realizada verbalmente, con temas

    plasmados en ritmos, musicalidad y otros artificios ms. Para Valery, la poesa

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    absoluta tiene que seguir manteniendo actos comunicativos frente al lector, y obrar

    en ste como disparador de emociones poticas que despiertan armnicamente

    nuestra sensibilidad. Para el racionalista Valry, la poesa no termina en el vaco,

    como para Mallarm, sino que se convierte en una maravillosa fiesta del intelecto, en

    la cual se explora todo ese dominio de la sensibilidad gobernado por la lengua. Los

    pasajes, creados; los colores, simblicos, las visiones, ntidas; la temtica:

    pensamientos sobre pensamientos, sobre experiencias sensuales, sobre el amor y,

    con gran insistencia, sobre la expresin potica, o sea, la metapoesa (Siebenmann

    226-227, mis destacados)

    ***

    Cunta vanguardia europea haba hasta la publicacin de Trilce en 1922?

    Tras haber dado una mirada al panorama artstico previo a las vanguardias;

    corresponde ahora hacer un desarrollo de estas corrientes.

    Verani nos brinda una definicin de estas corrientes artsticas:

    La vanguardia es el nombre colectivo para las diversas tendencias artsticas (los

    llamados ismos) que surgen en Europa en las primeras dcadas del siglo XX.

    Adelantndose a la sacudida blica de 1914 proliferan casi simultneamente varias

    corrientes revolucionarias () unidas por un propsito comn: la renovacin de la

    modalidades artsticas institucionalizadas. Son los comienzos de un

    cuestionamiento de valores heredados y de una insurgencia contra la cultura

    anquilosada, que abren vas a unas nueva sensibilidad que se propagara por el

    mundo en la dcada de los veinte. Condicionado por la aceleracin sin paralelo de

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    la historia, por el avance tecnolgico y por la agitacin social, el arte europeo de

    comienzos de siglo evidencia los cambios drsticos operados en el mundo (Verani,

    Las vanguardias literarias en Hispanoamrica (manifiestos, proclamas y otros

    escritos 9)

    Paz profundiza algo en el espritu comn a las vanguardias haciendo un paralelo

    con el romanticismo.

    Una y otra vez se han destacado las semejanzas entre el romanticismo y la

    vanguardia. Ambos son movimientos juveniles; ambos son rebeliones contra la

    razn, sus construcciones y sus valores; en ambos el cuerpo, sus pasiones y sus

    visiones erotismo, sueo, inspiracin- ocupan un lugar cardinal; ambos son

    tentativas por destruir la realidad visible para encontrar o inventar otra mgica,

    sobrenatural, superreal-. Dos grandes acontecimientos histricos alternativamente

    los fascinan y los desgarran: el romanticismo, la revolucin francs, el terror

    jacobino y el imperio napolenico; a la vanguardia, la Revolucin rusa, las purgas y

    el cesarismo burocrtico de Stalin. En ambos movimientos el yo se defiende del

    mundo y se venga con la irona o con el humor () No slo los crticos sino los

    artistas mismos sintieron y percibieron estas afinidades. Los futuristas, los

    dadastas, los ultrastas, los surrealistas, todos saban que su negacin del

    romanticismo era un acto romntico que se inscriba en la tradicin inaugurado

    por el romanticismo: la tradicin que se niega a s misma para continuarse, la

    tradicin de ruptura (Paz 145)

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    Aadamos otras dos conexiones entre romanticismo y vanguardias sobrelas que

    ms adelante ahondaremos: el poeta como vidente; y, sobre todo, una creatividad

    concebida como ingobernable.

    Y cules y cuntos fueron estos movimientos? En los tres tomos de su tratado

    denominado Historia de las literaturas de vanguardia, Guillermo De Torre

    consider a quince vanguardias literarias (o a aquellas vanguardias ms

    influyentes en la Literatura y concernientes ms propiamente a mi tesis):

    futurismo, expresionismo, cubismo, dadasmo, superrealismo, imaginismo,

    ultrasmo, personalismo, existencialismo, letrismo, concretismo, neorrealismo,

    iracundismo, frenetismo, objetivismo.

    Como si fuera poco, en su mencionado tratado, esta autor habla de un inventario

    nominal de esos ismos literarios y artsticos: Documents internationaux de lEsprit

    Nouveau (1929) (De Torre 1: 26). Y ese inventario nominal se enumera a algunos

    de los ismos vanguardistas ya mencionados, pero agrega diez ismos adicionales y

    plasmados ya en otras artes (mayormente plsticas): purismo, constructivismo,

    neoplasticismo, asbtractivismo, babelismo, zenitismo, simultanesmo,

    suprematismo, primitivismo, panlirismo (De Torre 1: 26).

    Al respecto, Guillermo De Torre puntualiza que su campo de estudio son las

    vanguardias propiamente literarias.

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    Segn De Torre, las vanguardias comienzan en 1907 con el cubismo, surgido

    inicialmente en el mbito pictrico (aun cuando despus fuera teorizado e

    influyera en la Literatura); y no exceden el ao 1930.

    Ahora bien, dentro de nuestro campo de estudio, nos corresponde sealar slo las

    vanguardias vigentes hasta la publicacin de Trilce (1922)

    a) Antes de la guerra del 14, como escuela hiperrealista, el cubismo (1908); y comoescuelas hipervitales, el unanimismo (1908), el futurismo (1909) y el expresionismo

    (1910).

    b) En el seno de la guerra, o despus de ella, escuelas hiperartsticas: el creacionismo(entre 1916 y 1918), la poesa pura (1917) y el ultrasmo (1919 en Espaa y 1921 en

    la Argentina); y escuelas hipervitales: el dadasmo (1916) y el surrealismo (1924).

    (Fernndez Moreno 57)

    ***

    Cunta vanguardia latinoamericana hubo hasta la publicacin de Trilce en 1922?

    A diferencia de Europa, Latinoamrica tena sus propios procesos en la transicin

    de una corriente artstica a otra. Ya inicios del siglo XX empieza un proceso de

    agotamiento del modernismo (el que ya no responda al espritu de la poca de

    aquel entonces); y, en la segunda dcada empieza a perder vigencia y a ser

    sustituido por las vanguardias; esto dentro de todo un proceso.

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    Las vanguardias latinoamericanas dura, aproximadamente, desde 1916 hasta 1935.

    A la altura de 1922 registran una etapa particularmente intensa de cambio y

    renovacin. Verani seala:

    En el continente americano los lmites temporales de los vanguardismos son,

    aproximadamente, 1916 y 1935. Las inquietudes renovadoras canalizan hacia 1922

    -ao clave de la eclosin vanguardista latinoamericana- en una acelerada sucesin

    de manifiestos, polmicas, exposiciones y movimientos encaminados por

    propsitos distintos, pero contagiados de la furia de la novedad de que habla

    Jorge Maach en su ensayo Vanguardismo, incluido en el presente volumen.

    (Verani, Las vanguardias literarias 11; mis resaltados)

    Al igual que Verani, Jorge Schwartz tambin propone a la dcada de 1910 como el

    inicio de las vanguardias latinoamericanas. Sin embargo, a diferencia de Verani, a

    las corrientes vanguardistas Schwartz les seala otros hitos ms discretos para

    determinar sus comienzos; unos hitos que se reflejan no como manifiestos sino

    como simples menciones o referencias:

    Una posible fecha inicial, demasiado generosa a mi ver, sera 1909, ao en que

    Marinetti lanza en Pars el Manifiesto Futurista (20 de febrero de 1909), cuyas

    repercusiones en Amrica Latina fueron casi inmediatas. Pocas semanas ms tarde,

    en la edicin del 5 de abril del prestigioso diario La Nacin de Buenos Aires, Rubn

    Daro, epgono del modernismo hispanoamericano, es el primero en publicar una

    resea sobre el innovador trabajo de Marinetti como poeta, dramaturgo y director

    de la revista Poesa () No menos sorprendente es que, a fines de ese mismo ao

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    de 1909, un diario de Salvador, en Baha, publique el artculo Uma nova escola

    literria de Almacchio Diniz, primera mencin al futurismo en el Brasil. Esas dos

    menciones deben considerarse como las primeras noticias de las vanguardias en

    tierras latinoamericanas (Schwartz 28).

    En lo concerniente a textos vanguardistas, y no meras menciones, consigna

    Schwartz:

    Una fecha ms apropiada para la inauguracin de las vanguardias latinoamericana,

    aunque distante de los aos 20, es la lectura del manifiesto Non servam por Vicente

    Huidobro, en 1914. Los presupuestos estticos de este texto, base terica del

    creacionismo, aliados a la tctica de la lectura pblica del manifiesto, hacen de l

    un ejemplo primero de lo que, convencionalmente, se llamara vanguardia en

    Amrica Latina. Tanto por la actitud cuanto por los irreverentes postulados, Non

    Serviam representa el momento inaugural de las vanguardias del continente

    (Schwartz 29).

    Cobra fuerza, poco despus, el istmo que impulsar Huidoro: el creacionismo,

    primera corriente vanguardista en lengua espaola:

    las ideas principales de la teora creacionista: un arte autnomo, antimimtico

    por excelencia, en el que prevalece la invencin racional sobre la copia emocional.

    Nada de anecdtico ni de descriptivo propone Huidobro. Un arte que rechaza la

    tradicin romntico impresionista y privilegia la elaboracin mental impuesta por

    el poeta, ahora identificado como el pequeo dios de la creacin potica. El

    trmino creacionismo naci en la conferencia pronunciada en el Ateneo de

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    Buenos Aires, en 1916. All Huidobro afirmaba que la primera condicin del poeta

    es crear, la segunda, crear y la tercera, crear (Schwartz 65; mis destacados).

    A partir de la dcada de 1920, en Latinoamrica, las vanguardias ya no slo se

    perfilan como corrientes artsticas, sino que alcanzan su mximo apogeo. Verani nos

    brinda un breve panorama de las publicaciones surgidas en el mencionado periodo en el

    que las vanguardias gozan de un particular auge y muestran adems unos rasgos muy

    propiamente latinoamericanos (detalle por el qu ya comenzaban a diferenciarse de las

    vanguardias europeas). Y a estas publicaciones aparecidas en plena eclosin vanguardista

    debemos situarlas en lapso que va de fines de 1921 hasta 1923.. Verani apunta:

    A fines de 1921 aparecen la hoja mural Prisma de los ultrastas argentinos y la

    proclama volante Actual de los estridentistas mexicanos ,irrumpen el postumismo

    dominicano y el diepalismo puertorriqueo; en 1922 se celebra la Semana de Arte

    Moderno en Sao Paulo, se funda Proa en Buenos Aires, se publican Trilce de Csar

    Vallejo, Veinte poemas para ser ledos en el tranva de Oliverio Girondo, Andamios

    interiores de Manuel Maples Arce y Desolacin de Gabriela Mistral; a principios

    de 1923 salen fervor de Buenos Aires de Borges y Crepusculario de Neruda.

    Durante la dcada de los veinte el florecimiento de los ismos fue ms vasto de lo

    que usualmente se reconoce y respondi a particularidades propias de la realidad

    latinoamericana (Verani, Las vanguardias literarias11)

    Tambin Schwartz registra la eclosin de las vanguardias en la dcada de 1920:

    Una de las primeras preguntas que podran formularse es si, de hecho, existi una

    vanguardia en Amrica Latina. Aunque esta cuestin pueda esconder actualmente

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    un fondo retrico, no es arriesgado responder afirmativamente. A partir de la

    dcada del 20, la transformacin de los panoramas culturales rompe de manera

    extrema con la tradicin finisecular; la vastsima bibliografa disponible y la amplia

    y rica documentacin, ambas an en su fase de exploracin, permiten no slo

    confirmar la existencia de las vanguardias sino tambin delinear una arqueologa

    de los respectivos movimientos (Schwartz 27).

    En un recuento sucinto, sealamos los principales hitos por pas de los inicios de

    las vanguardias.

    En Argentina las vanguardias comienzan a rastrearse en 1921 con la revista

    Nosotros (en la que Borges da a conocer su manifiesto ultrasta).

    En Brasil las vanguardias empiezan a registrarse en 1922 con la celebracin de la

    Semana de Arte Moderno en Sao Paolo.

    En el Caribe (Hait, Santo Domingo, Puerto Rico) las vanguardias comienzan a

    detectarse en 1937 cuando el poeta Magloire-Saint-Aude se da a conocer en la

    revista Les Griot.

    En Cuba las vanguardias se inician en 1927 cuando se edita Avance (revista entre

    cuyos fundadores figura Carpentier y Mart).

    En Colombia las vanguardias comienzan a percibirse en 1925 cuando se funda la

    revista Los Nuevos y Leon Greiff publicar su poemario titulado Tergiversaciones

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    En Venezuela el advenimiento de las vanguardias se encuentra en 1921 con la

    publicacin del libro Trizas de papel por parte de Jos Antonio Ramos Sucre.

    En Ecuador las vanguardias comienzan a registrarse en 1922 cuando Gonzalo

    Escudero publica Parbolas Olmpicas y Carrera Andrade publica El estanque

    inefable.

    En Uruguay las vanguardias tienen sus inicios hacia 1920 con la publicacin de Los

    Nuevos por parte de Idelfonso Pereda y Valds, Federico Morador (gracias a la

    influencia de del grupo Los Nuevos de Colombia).

    En Mxico los inicios de las vanguardias se sitan en el ao de 1920, gracias al

    Estridentismo (grupo liderado por Manuel Maples Arce).

    ***

    IV.- Cunta vanguardia peruana hubo hasta la publicacin de Trilce en 1922?

    En este acpite, adems de averiguar cunta vanguardia pudo haber en el Per

    hasta 1922, nos permitir establecer tambin cunta vanguardia pudo haber

    conocido Vallejo al momento de publicar Trilce.

    El acadmico Gonzlez Vigil nos brinda una mirada general de cunta vanguardia

    hubo en el Per durante toda la dcada de 1910; dcada previa a la publicacin de

    Trilce:

    CRONOLOGA DEL VANGUARDISMO

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    (I) TENTAIVAS INICIALES: Aparecen rasgos vanguardistas (sobre temas

    futuristas) pero mezclados con la mtrica y el uso de la imagen modernista.

    1916: Arequipa: Alberto Hidalgo, Arenga Lrica al emperador de Alemania. Lima:

    Alfredo Gonzlez Prada publica el poema la hora del fuego en el primero

    nmero de la revista Colnida y en la antologa Las voces mltiples.

    Lima: aunque no escribe poemas vanguardistas, Valdelomar, a la cabeza de la

    revista Colnida, estimula la innovacin literaria.

    1917: Lima: Alberto Hidalgo, Panoplia Lrica. Puno: revista La Tea (1917-1920)

    dirigida por Cuarta.

    1918: Arequipa: Hidalgo, Las voces de colores; Alberto Guilln, Prometeo.

    1919: Lima: apuntan rasgos trlcicos en algunos poemas (El palco

    estrecho,Lneas,A mi hermano Miguel,Los pasos lejanos, verbigracia) de

    Los Heraldos Negros de Vallejo. Buenos Aires: Hidalgo, Joyera.

    1920: Lima: A. Guilln, Deucalin (Gonzlez Vigil, 14).

    A partir de este marco, como bien se seala, lo que hay en el Per son bsicamente

    tentativas vanguardistas; no propiamente una vanguardia. Y en esta etapa son dos

    figuras las que destacan: la de Alberto Hidalgo y la de Alberto Guilln. Sin

    embargo, ms adelante profundizaremos ms en esta etapa de la dcada de 1910.

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    Por lo pronto intentaremos establecer cunta vanguardia pudo haber conocido

    Vallejo hasta el momento de publicar su clebre poemario en 1922.

    Abril sugiere que Vallejo habra conocido el poema Un golpe de dados, de

    Mallarm, gracias a la revista madrilea Cervantes:

    Salta a la vista de que en todos ellos (algunos poemas de Trilce citados por Abril),

    con la intencin musical, ptica, plstica, y la esttica de la pgina como fin unitario

    del poema, se han introducido reformas grficas que provienen de la experiencia

    que supuso en el poeta el conocimiento de Una jugada de dados jams abolir elacaso, de Mallarm, que tradujo Cansinos-Assens y public en la revista matritense

    Cervantes, en el mes de noviembre de 1919 (Abril, 13; mis destacados y mis

    parntesis).

    En ese sentido, cabe precisar que Un golpe de dados (1897) es un poema escrito a

    finales del siglo XIX, unos aos antes del advenimiento de las vanguardias

    europeas (las que segn el consenso inician en los primeros aos de la dcada del

    1900); y Mallarm no era justamente un vanguardista (no slo porque est el tema

    cronolgico, sino adems porque el escritor francs no mostr rasgos tpicamente

    vanguardistas como el suscribir manifiestos o poseer pretensiones de fundar algn

    ismo, al menos no al estilo de los vanguardistas). Mallarm y Un golpe de dados se

    inscribiran ms propiamente en la tradicin de la llamada poesa pura. En suma,

    el poeta galo y su poemario seran presagios vanguardistas (o quizs tmidos

    precursores vanguardistas), pero no vanguardismo propiamente. Por ende, si nos

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    atenemos a lo dicho por Abril, si Vallejo tuvo como principal influencia

    vanguardista a un Golpe de dados, esa influencia se debi ms a la poesa pura.

    Aunque ciertamente dentro de la poesa pura ya se deslizan algunas intuiciones

    que abriran trocha por lo menos a algunos ismos vanguardistas

    Empero, un investigador como Coyn complementa a Abril especulando sobre

    otras posibles influencias vanguardistas en Vallejo. Segn Coyn, Vallejo pudo

    conocer entre los aos 1921 y 1922, las revistas ultrastas espaolas, como

    Cervantes y Ultra, publicaciones que por aquel entonces ya se encontraban en la

    librera La Aurora Literaria:

    Lo que Vallejo pudo alcanzar entonces (o sea entre los aos 1921 y 1922) de los

    movimientos europeos de vanguardia, fue a travs de las revistas espaolas

    Cervantes y, ms tarde, Ultra- que pudo consultar en la librera La aurora

    literaria. En tales revistas, bocinas de los ultrastas peninsulares, capt lo que

    significaban los ismos anteriores al ultrasmo: futurismo, cubismo, creacionismo,

    dadasmo, as como los ejemplos americanos de un Tablada o un Huidobro, sin

    que valga destacar especialmente como se empea en hacerlo Javier Abril- la

    lectura de Un golpe de dados de Mallarm, en traduccin de Cansinos Assens:

    efectivamente, aun cuando el genio impar de Mallarm dio origen a la moderna

    sintaxis lirica, sta ya ostentaba muchas modalidades buenas o malas: la utilizaba

    cualquiera y bast quin sabe qu encuentro ocasional para que a un creador tan

    autntico como Vallejo , desde que ya no respetaba las viejas estructuras del

    discurso, se le planteara el problema del lenguaje que deba inventar para dar

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    salida a su caos interior, sin perder por ello, toda posibilidad de comunicacin

    (Coyn 32; los parntesis son mos).

    Sin embargo, Trilce resulta un fenmeno vanguardista demasiado

    desproporcionado, que no se explica incluso con toda la vanguardia que Coyn

    supone Vallejo pudo haber conocido hasta la publicacin de dicho poemario, que

    no debi ser abundante y no antes de 1921. Adems, una cosa es conocer las

    vanguardias y otra entenderlas e interiorizarlas y vivirlas y plasmarlas con toda su

    sensibilidad.

    Adems, una cosa es conocer las vanguardias y otra entenderlas e interiorizarlas y

    vivirlas y plasmarlas con toda su sensibilidad.

    Lo sorprendente en Vallejo es su genio para saltarse etapas, para pasar del simple

    conocimiento vanguardista a la sensibilidad vanguardista y de all a no slo una

    buena obra vanguardista, sino a una verdadera joya vanguardista como Trilce. Por

    ende, da la impresin que en el proceso creativo de Vallejo (entre el conocer y el

    realizar) debi haber algunos eslabones intermedios que desconocemos. Empero,

    creemos que en el rapsoda peruano existi un terreno frtil de antemano, que le

    permiti que ni bien conociera las vanguardias las ejecutara con maestra Y esta

    es una primera clave para ahondar en nuestra tesis: qu haba en el mundo

    interior de Vallejo que le permiti sintonizar tanto con las vanguardias con tan solo

    respirarlas?

    ***

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    Ahora, adems de las vanguardias que Abril y Coyn le atribuyeron al poeta

    peruano antes y/o durante la gestacin de Trilce, Reverte Bernal sugiere en

    Vallejo una influencia vanguardista adicional algo olvidada (y anterior incluso al

    futurismo), la influencia del Unanimismo:

    Algunos rasgos a destacar del Unanimismo:

    1.- Este movimiento surge en Francia hacia 1906; y sera anterior al cubismo (1907)

    y al futurismo (1909)

    2.- El Unanimismo es inicialmente seguidor del simbolismo; y lo abandona

    diferencindose por su preocupacin social.

    3.- Los integrantes del Unanimismo fueron denominados por la crtica francesa

    como whitmanianos por haber recibido gran influencia del escritor norteamericano

    Walt Whitman

    4.- Sus representantes fueron Georges Duhamel, Charles Vildrac. Sus fundadores

    fueron Andr Nepveu (Luc Durtain), Georges Chennevire, Ren Arcos y Louis

    Farigoule

    Reverte Bernal destaca como libros claves dentro del Unanimismo a La Vie

    unanime (1908) y Manuel de dification (1910).

    Es en el Manuel de dification donde se desarrollan algunos lineamientos tericos

    de la poesa unanimista.

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    1.- Evolucion en un sencillismo y prosasmo

    2.- Se inspira no es los libros sino en la experiencia

    3.- Se exalta al grupo y el sentimiento de integracin del individuo en el grupo

    4.- El Unanimismo es visto como reaccin al individualismo decimonnico (que se

    trasluce en muchas corrientes de la poca como el romanticismo y liberalismo y

    anarquismo polticos).

    6.- El Unanimismo sintoniza con las ideas comunistas pero no se adhiere a ellas (o

    quizs coincide slo con algunas ideas comunistas aunque no necesariamente con

    todas ellas pues no responde a una ortodoxia ideolgica orientada a un programa

    poltico o a una estructura social y econmica); adems, el movimiento unanimista

    es anterior a la revolucin bolchevique en Rusia.

    7.- Otras caractersticas de la visin unanimista sera su ideal de fraternidad, su

    amor al hombre annimo, su vocacin pacifista y su planteamiento como credo

    humanitario laico (en esto bien podra diferenciarse de las ideas comunistas, que al

    ser revolucionarias consideran al conflicto y a la lucha como imperativos

    inevitables).

    Pese a lo divulgado del Unanimismo en las primeras dcadas del siglo XX, Reverte

    Bernal nos recuerda cun olvidada est hoy en da esta corriente vanguardista:

    Pese a la difusin alcanzada por el Unanimismo en las primeras dcadas del este

    siglo (el XX), el Unanimismo es hoy en da, en general, poco recordado. Quizs esto

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    se explique por la evolucin de los propios unanimistas, que dejaron sus ideas

    iniciales y la poesa, con que se dieron a conocer, para dedicarse a otros enfoques y

    a otros gneros (Reverte Bernal 127; mis parntesis)

    Y lo poco recordado del Unanimismo hace que tambin no se haya especulado

    mucho sobre el probable nexo entre Csar Vallejo y el unanimismo. Y aun cuando

    es casi un lugar comn en la crtica destacar en el rapsoda peruano sus inquietudes

    humanistas, la preocupacin por el hombre del escritor peruano, su humanismo

    laico y los sentimientos de solidaridad, fraternidad (Reverte Bernal 128), as

    como su lenguaje potico sencillo y coloquial. Sin embargo, tales inquietudes y tal

    lenguaje potico de Vallejo suelen ser atribuidos a sus influencias no tanto

    unanimistas sino ms bien comunistas.

    Acaso Vallejo sintoniz con el comunismo precisamente por ideales solidarios

    unanimistas que previamente ya haban influenciado al autor liberteo? Entonces,

    de ser as, en Vallejo los tpicos humanistas y su poesa seran deudores del

    unanimismo? Responder a estas interrogantes exige hacer un repaso a la

    trayectoria potica y poltica de Vallejo:

    1.- En Los heraldos negros (1918/1919) Vallejo empieza una crisis y confrontacin

    entre hombre y Dios (pero incluso tal crisis y confrontacin tiene un cariz ms

    existencial y no responde a una consigna ideolgica); y si bien en ese poemario el

    vate refleja influencias modernistas, tambin permite vislumbrar ya una propuesta

    diferente.

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    2.- En Trilce (1922) Vallejo decanta en un lenguaje ms vanguardista y blindado

    3.- En Poemas en prosa y Poemas humanos (1923-1937/ 1939) el lenguaje se hace

    ms entendible en tanto se van resaltando ms los sentimientos de solidaridad y

    fraternidad (cual primeros resabios unanimistas).

    4.- En Espaa, aparta de m este cliz (1937/ 1939) el poeta peruano denuncia la

    Guerra Civil Espaola destacando cun insolidaria es, y aqu trasciende el

    materialismo para abordar el tpico de la resurreccin en los muertos

    inmortales. Y aqu descubrimos nuevamente en Vallejo a un marxista bastante

    heterodoxo no slo por criticar una guerra (la que desde una visin marxista sera

    casi una necesidad histrica) sino por trascender el materialismo (tan propio de la

    Filosofa Marxista) en el citado tema de la resurreccin; tema que de por s sugiere

    un levantar la mirada ms all del mundo visible y una redencin y reivindicacin

    ms all del mundo terrenal (un plano al cual el marxismo evita mirar o niega al

    buscar su paraso proletario slo en la tierra porque buscarlo en el cielo sera un

    sinsentido o sera considerado como una suerte de alienacin).

    Nosotros creemos que podra detectarse al unanimismo no slo en la poesa

    posterior a Trilce sino incluso ya en el propio Trilce. Pues aun cuando este

    poemario pudiese ser algo hermtico, muchas de sus imgenes sugieren acaso un

    implcito unanimismo por tpicos referidos a lo simple, rutinario, domstico,

    coloquial, trivial, cotidiano. En cualquier caso, pretender explorar rastros

    unanimistas en Trilce bien podra ser motivo de toda una investigacin aparte.

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    Segn Reverte Bernal, Larrea fue si no el primero s uno de los primeros en indagar

    sobre el posible influjo unanimista en Vallejo. Seala especficamente el poema

    Ser hombre de Charles Vidrac (incluido en la antologa). Larrea destaca algunos

    rasgos de dicho poema: Cierto acento enteramente prosaico, conversacional ()

    ese tono de absoluta llaneza, sin el menor apresto ni retrico ni imaginativo,

    acondicionado a las cosas ms cotidianas y vulgares, y en el que sobreabunda el

    modo verbal imperativo de la exhortacin o consejo familiar (Cit en Reverte

    Bernal 130)

    Adems, segn Larrea (citado por Reverte Bernal), el grupo de Trujillo (que era

    liderado por Orrego) estaba influido por Walt Whitman, poeta en el que el vate

    liberteo siempre estuvo interesado hasta el fin de su vida. Y en este punto

    debemos recordar cun influenciados estuvieron los unanimistas por Whitman, al

    punto de que la crtica francesa los denomin los whitmanianos. Y Charles Vildrac

    (autor del poema Ser Hombre que Vallejo habra ledo y que lo influenci) fue uno

    de los representantes del unanimismo que estuvo marcado por Whitman. Por

    ende, no es aventurado conjeturar sobre la influencia en Vallejo y en su obra del

    unanimismo (en especial de Vildrac y su poema Ser Hombre) y de Whitman (ya

    sea por las lecturas del grupo de Trujillo, o ya sea por la influencia unanimista o ya

    sea por ambos factores).

    ***

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    Ahora, debemos darnos una idea de cunta vanguardia pudo haber habido en el

    Per en la dcada de 1910. Y de esta forma estableceremos si en dicha poca

    Vallejo pudo haber sabido algo de algunos ismos.

    En la dcada de 1910 la poesa peruana era bsicamente modernista; aunque el

    movimiento modernista comienza a entrar en crisis a partir del inicio de la Primera

    Guerra Mundial (1914): es decir, a partir de esta conflagracin blica, el

    modernismo estaba vigente pero ya comenzaba a agotarse y a sentirse insuficiente

    para reflejar el espritu de los complicados tiempos que estaban llegando,

    conforme estableci Mongui:

    (En este contexto) Palpa (Jos) Glvez, cree percibir, siente, un hecho confusamente

    perceptible; desorientacin, desencanto, repeticionismo, quiebra de influencias, de

    pontificados, cierta anarqua, cierta crisis literarias. Principio del fin de un pasado,

    crisis de un presente, posibilidad de un cambio. Una mirada al campo de la Poesa

    Peruana de los aos blicos confirma el testimonio de Glvez. Los poetas que

    escriben por esos aos escriben todava en modernistas; en unos meses, en unos

    aos no pueden deshacerse de las maneras, las actitudes y la retrica modernistas,

    pero entre los ms avizores o entre los mejores de ellos existi una actitud que

    buscaba salirse del modernismo (Mongui, La Poesa Postmodernista Peruana26-

    27; mis parntesis)

    En ese sentido, la Poesa Peruana estaba en una poca posmodernista. As, nos

    encontramos con personajes como Valdelomar, quien admiraba al modernismo

    pero sintiendo inquietud por buscar nuevos tpicos y temas literarias. Dicho de

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    otra forma, un autor como Valdelomar utilizaba el modernismo admirndolo pero

    sintindolo insuficiente y explorando dentro de la matriz modernista tonos y

    tpicos que no eran tpicos del modernismo.

    Mongui analiza a Valdelomar como un primer ejemplo de un autor que dentro

    del modernismo buscaba otros derroteros expresivos que estuviesen acordes a la

    sensibilidad de la poca que estaba llegando:

    Dentro, pues, de esas limitaciones y de esa idiosincrasia qu es lo que aport de

    nuevo al modernismo peruano la obra literaria de Valdelomar? Lo que parece salar

    a la vista es, ante todo, un camino temtico, el uso de temas que un modernista

    puro hubiera considerado poco poticos, si no apoticos y aun antipoticos: temas

    de infancia provinciana, de la vida familiar cotidiana, abandono de los paisajes

    versallescos, orientales o de cualquier otro exotismo por los paisajes y personajes

    peruanos, vistos cada da (Mongui, La Poesa Postmodernista Peruana 28; mis

    subrayados)

    De otro lado, Valdelomar promovi la renovacin potica desde la revista

    Colonida (que en el ao de 1916 slo lleg a ver la luz en cuatro ediciones). Pero

    Colonida no lleg a ser una revista tan revolucionaria: esta revista, al igual que el

    movimiento que tom su nombre (el movimiento Colonida), continuaban inscritos

    dentro del modernismo, segn Mongui.

    Colonida quizs aspiraba ms exactamente a un modernismo reformado que

    buscase congeniar con los nuevos tiempos o reflejarlo:

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    La revolucin colnida no pas de ser una batalla modernista, dada principalmente

    en el nmero dos, en defensa y explicacin del Eguren simbolista, todava poco

    comprendido en aquellos aos. Lo ms estridente publicado por Valdelomar en esa

    revista fue un estudio de Federico More (n. 1889), La hora undcima del seor don

    Ventura Garca Caldern, (Nms. 2 y 3), violento ataque a La literatura peruana

    (1535-1914) de dicho autor, de la que Valdelomar haba publicado en el nmero

    uno de Colnida unos trozos referentes a Palma, Prada y Chocano. More atac a

    Garca Caldern por la atencin que prestaba a la literatura de la colonia y a la

    literatura peruana europeizante, extendiendo el ataque a casi todos los escritores

    peruanos (Mongui, La Poesa Postmodernista Peruana 31)

    Si dentro del modernismo Valdelomar ensaya nuevos tpicos como la infancia

    provinciana, la vida familiar cotidiana y los paisajes y personajes peruanos; por lo

    mismos aos de la Primera Guerra Mundial, surge otro autor ms joven que

    tambin comparte la misma inquietud de cambio potico; l quiere renovar elmodernismo dentro del modernismo ( y tal vez hasta abandonar esta corriente

    aunque sin saber qu nuevo derrotero artstico tomar); y quiere renovarlo con los

    tpicos similares a los de Valdelomar y con otros tpicos adicionales como el

    humor; este autor era Juan Parra del Riego.

    Al igual que en Valdelomar, en Juan Parra del Riego an subiste la influencia

    modernista (al menos en su produccin que va desde 1913 a 1917); pero tambin se

    le percibe un cambio en los tpicos (que a un modernista conservador quizs

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    hubiese disgustado): lo autctono; lo local, lo cotidiano, la esfera ntima y hasta el

    humor (al que ya sealamos como estilo propio de este autor).

    Puede decirse que si Valdelomar llega al modernismo terminal queriendo

    reformarlo aunque sin abandonarlo, Parra Del Riego ya oscila entre un

    modernismo final y su abandono, pues l s llega a ir un poco ms lejos en su

    renovacin de la poesa peruana. No se queda slo en un cambio de temas;

    tambin consigue un nuevo aliento y ritmo potico, al punto de asimilar rasgos de

    la vanguardia futurista, aunque esto se logra ya a finales de la dcada de 1910

    (1919) y mediados de la dcada siguiente (1925). En otras palabras, Parra del Riego

    llega a proyectar un discreto futurismo y puede ir un poco ms lejos que

    Valdelomar, pero ya entrando a la dcada de 1920, en la que, como ya vimos, las

    vanguardias en Latinoamericana entran a su apogeo y cualquier ensayo

    vanguardista en la poesa ya no puede considerarse novedoso ni mucho menos

    pionero.

    Parra asume algunos elementos futuristas no como fondo sino ms como forma, no

    como sensibilidad sino como ropaje de una transicin entre dos mundos (un

    mundo potico pasado que Parra no termina de dejar y un mundo potico presente

    y nuevo en el que l no termina de entrar). En suma, el vanguardismo de Parra essuperficial y propio de un hombre que sigue recurriendo al modernismo

    agregndole otros tpicos novedosos como el del futurismo. Se trata de un

    posmodernista, pues renovaba al modernismo dentro del modernismo

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    imprimindole nuevos ritmos y alientos y tpicos como los del futurismo (como el

    maquinismo, si hablamos de temas; como la ligereza y velocidad y agilidad, si

    hablamos de ritmos). Y estos tmidos escarceos futuristas Parra los exhibe, como ya

    mencionamos, entre 1919 y 1925, en una poca en la que las vanguardias

    comienzan a ya ser conocidas y sus divulgadores ya no son precisamente unos

    pioneros.

    En la segunda mitad de la dcada de 1910, uno de los centros literarios de mayor

    actividad fuera de Lima era Arequipa. Mongui da una mirada a todas los autores

    y publicaciones existentes en aquella ciudad durante los primeros aos de la

    Primera Guerra Mundial. Y dicho ambiente cultural estaba influenciado

    principalmente por el modernismo; aunque un modernismo que, al igual que en el

    caso de Valdelomar y Parra, reflejaba en diversas obras un cambio de los temas, el

    paisajismo y la vida local, cotidiana y provinciana.

    En la Arequipa de esos aos se detectaban bsicamente tres grupos (que

    incentivan una cierta renovacin potica pero sin dejar ver una transicin a una

    propuesta nueva distinta al modernismo; en todo caso, como ya se vio en casos

    anteriores, se aspiraba a lo sumo a nuevos matices y renovaciones del modernismo

    y dentro del propio modernismo):

    1.- Un primer grupo lo lideraba Percy Gibson, Csar A. Rodrguez y Augusto

    Renato Morales de Rivera. Este colectivo se denomin el Aquelarre y public una

    revista homnima la que sac cuatro nmeros entre 1916 o 1917

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    2.- Un segundo grupo lo lideraba Miguel ngel Urquieta, Alberto Hidalgo (n.

    1897), Luis de la Jara y Alberto Guilln (1897-1935). Aqu cabe destacar que dos

    miembros de este colectivo, Urquieta e Hidalgo, discrepaban literariamente con

    otros dos de El Aquelarre, Gibson y Rodrguez. E Hidalgo publica una revista

    llamada Anunciacin.

    3.- Un tercer grupo surge por 1917 lo lideraba Alejandro y Arturo Peralta, Emilio

    Armaza (n. 1902), Aurelio Martnez y a otros jvenes escritores (que ms tarde

    constituyeron el ncleo del indigenismo) con obreros y artesanos. Este colectivo se

    llam La Bohemia Andina

    De los tres grupos arequipeos arriba sealados, nos centraremos en el segundo; y

    ms exactamente en uno de sus miembros, Alberto Hidalgo, y en su obra Arenga

    lrica al Emperador de Alemania y otros poemas (1916).

    Hidalgo y su mencionada obra (Arenga) importa a nuestra tesis pues

    aproximadamente por 1916 representan uno de los primeros rastros registrados en

    el Per de la vanguardia; ms precisamente, del futurismo Sin embargo, segn

    demuestra Mongui, el futurismo de Hidalgo estaba desprovisto de toda reflexin

    crtica (si acaso responda ms a una moda o a un afn por llamar la atencin).

    Hidalgo tiene cuatro libros en los que se refleja en futurismo: Arenga lrica al

    Emperador de Alemania y otros poemas (1916); Panoplia Lrica (1917); Las Voces

    de Colores (1918); Joyera (1919). Y, siempre dentro de una matriz modernista (o

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    posmodernista), Hidalgo refleja un cierto futurismo no como estilo ni como matriz

    ni como una sensibilidad sino como un cierto resabio o prurito, cuyos elementos

    Mongui describe: el elogio de la fuerza guerrera, la violencia, la antidemocracia,

    el msculo, el deportismo, el maquinismo y, ms que nada, la repudiacin de los

    valores del pasado inmediato (Mongui, La Poesa Postmodernista Peruana 42-

    43). En cualquier caso, si bien Hidalgo se diferencia de otros escritores coetneos

    por sus inclinaciones filosficas (que traslucan un superficial futurismo); si se

    pareca a ellos en la tendencia a un cambio potico, aun cuando los recursos

    utilizados para tales fines fueran diversos entre uno y otro autor joven e

    impetuoso.

    Dentro del segundo grupo literario arequipeo, cabe destacar no slo a Alberto

    Hidalgo, sino tambin a Alberto Guilln y su primer libro, Prometeo (1918).

    En Prometeo, Guilln trasluce tambin un cierto futurismo (aunque uno que segua

    siendo incipiente, al igual que el de Hidalgo); sin embargo, a diferencia de

    Hidalgo, el futurismo de Guilln no se queda tanto en la negacin; o sea, no se

    obsesiona con dejar atrs el pasado ni suprimirlo. En Guilln el futurismo se

    expresa en la agresividad de la afirmacin de s mismo, como un semidios, aunque

    con visos autctonos: Ese querer ser joven brbaro, bello salvaje americano(Mongui, La Poesa Postmodernista Peruana 45). Cabe destacar que, al igual que

    Hidalgo, el futurismo tambin es superfluo; ms parece el reflejo de