paisaje e imagen: formas y herencias en la construcción cultural del territorio agrario

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    Paisaje e imagen: formas y herencias en laconstruccin cultural del territorio agrario

    Landscape and image: heritage and form in the culturalconstruction of agrarian land

    Esther Isabel Prada Llorente*, Pascual Riesco Chueca**

    y Toms Herrero Tejedor***

    Conscientes de que el paisaje coopera en la elaboracinde las culturas locales y que representa un componente

    fundamental del patrimonio cultural y natural de Europa,

    contribuyendo al ms completo desarrollo de los sereshumanos y a la consolidacin de la identidad europea

    Convencin Europea del Paisaje (Garrabou y Naredo, 2008)

    INTRODUCCIN: GUA DE BUENAS PRCTICAS PARA LA OBSERVACIN DEL PAISAJEAGRARIO COMO ESPACIO PATRIMONIAL EN EL OCCIDENTE PENINSULAR1

    En la Gua de Buenas Prcticas para la Observacin del Paisaje Agrario como

    Espacio Patrimonial en el Occidente Peninsular (Prada et al, 2012a), funda-

    Estudios GeogrficosVol. LXXIV, 275, pp. 557-583

    Julio-diciembre 2013

    ISSN: 0014-1496eISSN: 1988-8546doi: 10.3989/estgeogr.201320

    * Escuela Universitaria de Diseo e innovacin y Universidad de Alcal de Henares ([email protected]).

    ** Departamento de Ingeniera Aeroespacial y Mecnica de Fluidos, Universidad de Sevilla.*** Ingeniera cartogrfica, geodesia y fotogrametra-expresin grfica, Universidad Politc-

    nica de Madrid.1 Agradecemos a los evaluadores de este artculo su labor para mejorarlo, habindose reco-

    gido en sus apartados correspondientes las consideraciones aportadas.

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    mento del presente trabajo2, se aspiraba, entre otras cosas, a profundizar en elanlisis territorial mediante el registro minucioso de las formas del paisaje in-

    terpretadas a travs de la imagen3

    , recurriendo a la informacin oral y docu-mental para acceder a la comprensin de este espacio.La seleccin de los trminos municipales objeto de estudio se bas en un

    doble criterio: por un lado se deseaba asegurar cierta marginalidad dentro delconjunto del Estado, lo cual condujo a primar una ubicacin no alejada de lafrontera portuguesa; por otro, era deseable que la comparacin entre los tresmostrara cmo un pasado de elementos comunes, dado que pertenecen a lasantiguas provincias leonesas, conduce por obra de factores plurales a una ex-presin diferenciada de su manifestacin paisajstica. Para asegurar el con-traste, uno de los lugares haba sido objeto de concentracin parcelaria en

    torno a los aos setenta del pasado siglo, Destriana (comarca de Valduerna,provincia de Len); otro mostraba las marcas de una transformacin similarreciente en 2000, Escuadro (comarca de Sayago, provincia de Zamora); el ter-cero no haba sido objeto nunca de una actuacin de concentracin, Brinco-nes (comarca de Vitigudino, provincia de Salamanca).

    El estudio tiene por objeto el anlisis e interpretacin del paisaje agrario, elterritorio, las formas urbanas, los tipos de casa, la toponimia y las relaciones quese establecen entre las diferentes escalas de aproximacin para el entendimientodel paisaje como un sistema, afrontndose no desde una ptica disciplinar ais-

    lada o cerrada, sino manteniendo una actitud ms amplia hacia los fenmenosque determinan la construccin del territorio y el paisaje, teniendo en cuenta di-versos campos del conocimiento, considerando un marco cultural de referenciauniversal, ya que lo particular puede ser analizado desde lo general y viceversa.

    En algunos lugares, el paisaje que todava hoy podemos contemplar puedeconsiderarse un producto medieval cuya fisonoma originaria pervive en lasformas de propiedad y de organizacin del terrazgo. Es el caso de los espacioscomunales con rotacin de cultivos de ao y vez o al tercio, presentes en las

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    Estudios Geogrficos, Vol. LXXIV, 275, pp. 557-583, julio-diciembre 2013ISSN: 0014-1496, eISSN: 1988-8546, doi: 10.3989/estgeogr.201320

    2 El presente artculo se fundamenta en la Gua de Buenas Prcticas para la observacin delPaisaje Agrario como Espacio Patrimonial en el Occidente Peninsularfinanciada por el MARM, ac-tual Ministerio de Agricultura, Alimentacin y Medio Ambiente (Ref: TEC0002326) (PradaLlorente, 2012a).

    3 La importancia del dibujo como medio de expresin y reflexin sobre el paisaje en estaGua de Buenas Prcticas ha sido ilustrada en un estudio incluido en el monogrfico que dedicala revista de Geografa de la Universidad de Len, Polgonos, a los paisajes de Castilla y Len,Aproximacin grfica y escalar al paisaje y al patrimonio territorial en el Occidente de Castillay Len, realizado por Esther I. Prada. En lo que sigue, nos centraremos en otras formas de in-terpretacin grfica tambin desarrolladas en la Gua a la que se refiere el presente artculo.

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    comarcas analizadas de Sayago y Vitigudino. Por este motivo, ha resultado im-prescindible retrotraerse al momento histrico en que se trazan los lineamien-

    tos principales del actual paisaje y ahondar en los factores que puedenexplicar su origen y formacin, as como en el proceso de transformacionesdesarrollado hasta nuestros das.

    El desarrollo de la metodologa que a continuacin se expone consta de va-rios componentes: el trabajo de campo para el levantamiento de casas y al-deas, dibujando, contrastando y clasificando el material; la informacin oral yla consulta en archivos para la localizacin de documentacin cartogrfica an-tigua. Ello permite obtener las redes camineras en las paoletas de finalesdel siglo XIX y principios del XX, o los lmites del parcelario de fincas rsticas yurbanas en catastro, o las vas pecuarias de la Mesta (Prada, 2008), as como la

    recuperacin de la toponimia y el lxico.Este trabajo se concluye, en parte, como una aportacin de material til

    para otras perspectivas y como germen de posibles estudios posteriores, un es-labn ms en la amplia serie de trabajos que en diferentes momentos y desdevarias disciplinas se ocupan de los temas aqu expuestos. La investigacin secentra fundamentalmente en temas que no se conocan y que se ha conside-rado imprescindible analizar para ofrecer una visin coherente con el objetivopretendido, la evolucin del paisaje agrario en el occidente de Castilla y Len.Se trata de aportar, en alguna medida, nuestra contribucin al conocimiento

    fundamentado del paisaje en este territorio, valorarlo como patrimonio cultu-ral heredado, pero dinmico y en continua transformacin.El objetivo principal ha sido realizar una investigacin aplicada que contri-

    buya a los estudios sobre el paisaje, analizando y sistematizando con rigor susorgenes, su lgica de formacin, as como las transformaciones habidas hastael presente. Investigacin realizada tanto a travs de archivos y fuentes biblio-grficas, como del trabajo de campo, informacin oral, y anlisis grfico y car-togrfico por medio del dibujo y tcnicas relacionadas con el campo de lageoinformacin (Herrero, 2011; Prez et al, 2011) y Tcnicas de InformacinGeogrfica (TIG), que son las que fundamentalmente se muestran en el pre-

    sente trabajo.

    TRES NIVELES DE AGREGACIN EN LAS FORMAS PAISAJSTICAS

    Los objetivos se han estructurado considerando tres escalas que configuranla totalidad del sistema: el territorio con su estructura de propiedad de la tie-rra, los asentamientos rurales-urbanos con sus morfologas y particularmente

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    su configuracin en barrios, y la casa con sus formas de agrupacin e inclu-sin de anejos y tierras de cultivo en algunos casos. A ello se aade la contem-

    placin de los procesos contemporneos que estn dando lugar a ladesaparicin de las permanencias del modelo tradicional. Se recorre con mo-vimiento de zoom las escalas territorial, urbana y arquitectnica fundamenta-das en el trmino municipal como unidad bsica de investigacin, siguiendoel modelo adoptado por Prada (2005 y 2007) en una comarca zamorana, Tie-rra de Sayago, para el entendimiento de este paisaje agrario como un sistema.Un esquema grfico de trazas concntricas hace aflorar un principio de auto-semejanza, en el que estn anidados los subsistemas casa de labranza comoclula elemental en torno a la que se organiza este paisaje agrario, heredado unidad bsica de aprovechamiento agrcola que aglutina la edificacin y las

    tierras de cultivo pegadas o muy prximas a la casa y territorio, con la orga-nizacin del terrazgo en fincas privadas y cercadas en el entorno ms prximoal ncleo de poblacin, las tierras comunales como envolvente de aqullas y ladehesa o gran finca rstica particular situada en el mbito ms alejado del tr-mino. A esta estructura se superpone la particin del trmino municipal se-gn los caminos existentes en las denominadas hojas, dos o tres fragmentosterritoriales de aproximadamente la misma superficie que organizan respecti-vamente la rotacin de los cultivos de ao y vez o al tercio. Lo territorial,privado o comunal y lo domstico, se expresan espacialmente mediante des-

    pliegues coherentes de una misma lgica generativa, cuyo ncleo central oclula elemental, nexo de unin entre escalas, es la casa de labranza, enten-diendo sta como el conjunto de vivienda, dependencias y tierra de cultivoaneja, el huerto, elementos bsicos de cobijo y abastecimiento que relacionanel tipo edificado con el territorio como globalidad (Prada, 2005 y 2007). Ensuma, una forma autosimilar de mirar, recogiendo la frase de D. Zarza, cuali-dad que ha empezado a ser advertida tambin en el urbanismo, de una maneraprctica e intuitiva primero, mas tericamente y profundamente despus(Zarza, 2006). Un espacio del andar y un espacio del estar (terminologa deCareri, 2002) han configurado por iteracin de prcticas un lugar rico en re-

    sonancias interiores, donde lo domstico y lo pblico se entrelazan y se en-van ecos cruzados desde las distintas escalas.

    En s mismos, los trminos municipales son de gran inters, por reflejar amenudo divisiones antiguas del espacio geogrfico; particiones que se articu-lan segn un sistema de redes, los caminos, y un sistema de lmites, los queestablece la propiedad de la tierra privada o comunal, como es la particin dela hoja (Prada, 2012b). A la hora de hacer una zonificacin en esbozo, que noaspira a lmites precisos e incontestables, pero s a expresar reas hondamente

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    impresas en la historia del territorio, la opcin de acudir a las fuentes escritasy orales se muestra altamente productiva. Puede concebirse como se acaba de

    resear que el esquema espacial de un trmino municipal genrico comprendeuna sucesin concntrica de trazas, desde la casa y el ncleo de poblacin,hasta el ruedo de huertos, cortinas, herreales y otros prados cercados; pa-sando luego por otra orla de tierras abiertas de labor, lo que cabra denominarun trasruedo; para concluir finalmente en la periferia del trmino, en la que seasientan dehesas y montes, cuya adscripcin al trmino ha sido a veces inesta-ble, situndose en rgimen basculante entre dos o ms municipios comarca-nos. Con mayor o menor fidelidad al prototipo, este esquema es perceptibleen Escuadro y en Brincones, donde las dos trazas exteriores se amalgaman enuna sola, y en Destriana, donde la ausencia de dehesas conduce a expansiones

    forestales en la periferia, as como a un extenso monte, el de la Mueca, com-partido por varios pueblos vecinos durante siglos.

    A esta zonificacin en crculos concntricos se le suma otra, que opera se-gn un principio complementario; es la que se hace patente en la organizacindel terrazgo en hojas: tres en los lugares donde se cultivaba al tercio, tal es elcaso de Brincones, dos en los que adoptaban el sistema de ao y vez, caso deEscuadro hasta la ejecucin de la concentracin parcelaria a principios delpresente siglo. Este modo de articulacin del trmino, apropiadamente lla-mado organizacin en hojas, generalmente del pan y barbecho, viene a

    componer una zonificacin en dos o tres gajos, aproximadamente de la mismasuperficie, obtenidos al segmentar radialmente el trmino por los caminosexistentes que parten desde el ncleo urbano, origen de la red caminera. Talestructura ha dejado huellas profundas en el paisaje de Brincones, donde lastres hojas son an recordadas, habiendo existido en Escuadro segn fuentesdocumentales consultadas, anteriormente a la rotacin de cultivos de ao yvez o pan y barbecho rememorada en las entrevistas personalizadas. En elcaso de Destriana, la situacin es diferente, puesto que la extraordinaria po-tencia de un hecho fsico, la linealidad y paralelismo de dos corrientes fluvia-les bien marcadas, ros Duerna y Peces, sobre cuyos cursos cabalga el trmino,

    establece trabas considerables a una organizacin en gajos de separacin ra-dial. En su lugar, la segmentacin natural, que viene impuesta por considera-ciones del medio fsico, se hace en bandas de orientacin E-W, un frtilinterfluvio, del Duerna al Fresno o Peces, donde se asienta el casco urbano, unrea montuosa y forestal, al norte del ro Peces; y otra llanura arenosa (gn-dara), poco productiva, que se extiende al sur del Duerna hasta el confn deltrmino, aunque se mantiene en el casco la proximidad de tierras de cultivo, ylos huertos como primera traza pegados o anejos a las viviendas.

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    Fuen

    te:

    Pra

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    2012a.

    Elaborac

    inseg

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    FIGURA1

    CORTINEO,

    CAM

    POSABIERTOSYPARTICI

    NENTRESHOJASSEGNLOSCAMINOSEXISTENTES

    ENBRINCONES(SALAMANCA)

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    La composicin de estos dos principios zonificadores, el concntrico y elradial, aporta indicios de gran elocuencia para entender la articulacin del tr-

    mino municipal. Ha de subrayarse el hecho de que la extensin de las trazas yde las hojas nunca es arbitraria. Se basa en una largusima observacin, confir-mada por la interaccin diaria de los campesinos con su marco vital. Por otraparte, la percepcin original que conduce a elegir una ubicacin para el cascourbano, un permetro para el rea de cortineo o de huertas, unas divisorias en-tre hojas o entre bandas de cultivo, una disposicin de dehesas, montes y ma-

    jadas est basada en un agudo sentido emprico del paisaje y sus recursos.Ello se muestra en el esquema adjunto de organizacin del territorio munici-pal en Brincones, donde se esquematiza sobre la base de los diferentes grafis-mos el carcter paisajstico del trmino municipal: un espacio en blanco que

    enfatiza la ubicacin del cortineo o tierras cercadas en torno al casco urbano,exponiendo el resto a diferentes tramas que profundizan en la divisin del te-rritorio agrario comunal segn las tres hojas que tradicionalmente han organi-zado este municipio (figura 1). Pueden consultarse en la Gua de BuenasPrcticas a la que se refiere el presente artculo las estructuras paisajsticas delresto de municipios objeto de comparacin. La eleccin primera, que luego seafina con sucesivos ensayos y errores hasta cuajar en la articulacin que mues-tran los apeos del final del Antiguo Rgimen, recibe adems el espaldarazo dela acumulacin de prcticas agrarias, que acenta an ms los rasgos diferen-

    ciales del principio. El cortineo, por simple reiteracin de la prctica de apli-car sobre l abono de los corrales, va modificando la composicin local delsuelo. El prolongado majadeo de los ganados en partes del trmino modificala cubierta vegetal y condiciona tambin la estructura del suelo.

    PERMANENCIAS EN EL PAISAJE

    La nocin que se acaba de exponer es generalizable en lo geogrfico; laconsideracin de los ruedos urbanos, los trasruedos y los espacios abiertos

    est presente en la base de numerosos estudios de geografa rural. Aldo VanEick ha basado su investigacin del hecho urbanstico y arquitectnico en laproposicin segn la cual la ciudad es una gran casa; y la casa es una pe-quea ciudad (Van Eick, 1995). Ello le conduce a la aspiracin hacia una dis-ciplina configurativa, que establece potentes vnculos formales entre lasdistintas escalas espaciales. La imagen del territorio, a sus distintas escalas,puede explorarse mediante representaciones reflexivas, dibujadas o tcnicas,surgiendo indicios vehementes para la comprensin del lugar. El paisaje se si-

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    ta dentro de un continuo, pautado por distintos ritmos temporales y distin-tas escalas, que configuran su inagotable riqueza y a la vez sus claves de inter-

    pretacin (Gali-Izard, 2005).Por otra parte, la accin paisajstica debe ajustarse a la articulacin ofrecidapor las escalas. El planeamiento debe desarrollarse con una lgica telescpica:el instrumento de mayor rango establece indicaciones generales, con un nivelde determinacin poco preciso, pero de alto grado de vinculacin; mientrasque, en mbitos menores, se asciende a un peldao superior en cuanto aconcrecin, delimitndose y localizando las previsiones, siendo su grado devinculacin menor. Es decir, el conjunto del planeamiento compone un en-samblaje telescpico, con un gradiente descendiente de vinculacin al que seopone un gradiente creciente de determinacin (Zoido, 2007).

    Se ha trabajado en estos tres niveles indagando en sus relaciones formales,de uso a travs del espacio y la toponimia, comprobando la validez del mtodocomo gua para la observacin del paisaje agrario como espacio patrimonial,entendiendo ste como el definido por las relaciones que una comunidad hu-mana ha establecido a lo largo de la historia con un territorio.

    Un concepto esencial en los estudios actuales sobre el espacio geogrfico esel carcter paisajstico, un patrn diferenciable y reconocible que se presentade forma consistente en un paisaje; tal concepto explora una sedimentacinde percepciones procedentes de distintos campos cognitivos y vivenciales que

    dotan de unicidad al lugar. El carcter se ha asemejado a nociones anterior-mente usadas como la atmsfera del lugar o la fisonoma paisajstica. El di-bujo perceptivo de elementos entresacados, de detalles y de grandes conjuntos(Prada, 2012b), puede ser revelador de estos lineamientos principales quecomponen el carcter.

    Las permanencias son elementos del legado histrico que perduran en elpaisaje, los bienes patrimoniales protegidos, arquitectnicos, arqueolgicos,etnolgicos, los hitos paisajsticos de significacin histrica o cultural, y losconjuntos patrimoniales. Adems de elementos localizados, de carcter edifi-catorio, con entidad suficiente para su tratamiento individual, es preciso resal-

    tar las huellas de siglos de trabajo campesino. Son elementos diseminados, degran arraigo territorial:

    Redes de comunicacin: vas pecuarias, caminos rurales, y accesorios:modos de pavimentacin, puentes, fuentes y vados.

    Infraestructura hidrulica: sistemas de aprovechamiento estructuradosmediante lneas de conduccin, acequias, canales y acueductos, ascomo reas de captacin o aprovechamiento, fuentes, presas, azudes,embalses, molinos, aceas, batanes.

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    Asentamientos: de gran riqueza tipolgica y abundantemente estu-diados.

    Trama de parcelacin: con mosaicos de cultivo o de gestin ganadera,acompaados de sus modos de cerramiento que componen una mallasobre el territorio.

    Equipamientos dispersos para la explotacin del espacio o arquitecturasdel territorio, pajares, corrales, apriscos, chozos, colmenares y palomares.

    Como disciplina crucial para el estudio de las componentes patrimonialesdel paisaje, se ha de destacar la arquitectura popular o verncula. El estudio yla puesta en valor de sus piezas, precariamente dispersas sobre el mapa, ofre-cen una clave excepcionalmente productiva para la interpretacin del paisaje.

    Nunca es arbitraria la ubicacin ni el diseo ni los materiales de estos elemen-tos, a menudo modestos, pero siempre significativos; es el fruto de una expe-riencia que ha demostrado las ventajas de las disposiciones adoptadas,asimilables al actual diseo bioclimtico.

    En la planimetra adjunta, se manifiesta el elemento que define la arquitec-tura tradicional de este mbito geogrfico y gran parte del mundo mediterr-neo, el patio o corral, espacio semipblico a travs del que se accede tanto a lavivienda como a las dependencias anejas para el ganado o tareas de elabora-cin de productos, cernidero, horno, comedero... as como a las tierras de cul-tivo o huertos. La casa de labranza en las comarcas del occidente castellano y

    leons estudiadas agrupa construcciones en torno a ese patio o corral. Tantoen Sayago como en Vitigudino se configura segn las edificaciones perimetra-les encontrndose solado con cantos, jejos o grandes lanchas de gra-nito; a travs de l tambin se accede al huerto anejo. En Destriana, latipologa de edificacin elegida corresponde en sus rasgos generales a la casaarriera donde vivienda y almacenes se sitan en dos plantas, ocupando todo elngulo nororeste de la edificacin. La planta superior est toda ella destinadaa vivienda y tiene siempre una galeria orientada al sureste (mxima insola-cin) a la que se accede por una escalera desde el patio, al igual que sucede en

    muchas casas de Sayago y Vitigudino en las que esta galera denominada co-rredor, se encuentra orientada asimismo en direccin sureste. La zona de lacasa destinada a la labranza cerraba los otros dos lados del patio, con una solaplanta, usndose como cuadras para los bueyes o ganado caprino, ovino yporcino. El elemento constructivo que delimita y cierra el corral en Sayagoy Vitigudino es la tenada o carretera, cobertizo para el ganado, primeracerca que establece el inicio de la sucesin de trazas concntricas en torno a lavivienda (figura 2).

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    FIGURA2

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    EMACOMPARADODECAS

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    RIANA(LEN),

    ESCUADRO(ZAMORA)YBRINCONES(SALAMANCA)

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    Por otro lado, el estudio del parcelario, fundamentado arqueolgica y do-cumentalmente, con tcnicas auxiliares como la fotointerpretacin y el estu-

    dio crtico de la cartografa, ofrece pistas de extrema importancia para lacomprensin del paisaje (Bloch, 1929; Prada, 2005 y 2007; Orejas, 1991 y2006; Lorenzo Jimnez, 2005). Los procesos de colonizacin, ya sean antiguoso modernos, poseen un intenso potencial creador de paisaje, como se ha mos-trado en destacados estudios (Gmez Benito, 2005; Rossell, 1974). Es elejemplo de una estructura catastral tan antigua como las centuriaciones roma-nas. Otros procesos histricos han dejado una ntida impronta y han sido re-flejados como panormica general sobre las formas impresas por la historiadel paisaje, la colonizacin y la consolidacin del marco rural durante el Me-dioevo, la irrigacin islmica, la reconquista y los repartimientos subsiguien-

    tes, la propiedad comunal y los montes pblicos en poca contempornea(Chouquer, 1989 y 2000; Garrabou y Naredo, 2008).

    Asimismo el conocimiento referido al parcelario actual ha experimentadoun rapidsimo avance gracias a las Tecnologas de la Informacin Geogrfica(TIG) que estn aportando diferentes posibilidades de visualizacin, anlisis yestudio de cada parcela. Existen nuevas herramientas de acceso pblico, quefacilitan la adquisicin de datos catastrales.

    APLICACIN DE TECNOLOGAS DE LA INFORMACIN GEOGRFICA (TIG). ALGUNASCONSIDERACIONES

    Existe una divergencia de opciones con respecto a la captura de datos, enfuncin de que sta se realice in situ o se obtenga por otros medios. En el pri-mer caso se utiliza instrumentacin topogrfica y fotogramtrica que ofreceun alto grado de detalle y precisin (figura 3).

    Ha de tenerse en cuenta que los ejemplos elegidos para el presente estudiose sitan en un marco territorial previamente escalado y que actualmenteen Espaa se dispone de una amplia gama de datos fruto del desarrollo de la

    IDEE (Infraestructura de Datos Espaciales de Espaa). En el caso que nosocupa, se opt por trabajar integrando ambas procedencias con el objetivo dedisponer de una mejor imagen de la realidad.

    Una segunda consideracin es la relacionada con el tratamiento inform-tico de los datos obtenidos junto al resto de informacin. En el mercado exis-ten contrastadas herramientas en el sector de las TIG (GIS, GNSS, LDAR,Fotogrametra digital, Teledeteccin, Georradar, etc.). Recordemos que voca-blos como layout, feature, geographic feature o interoperabilidad (Green-

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    ORTOIMAGENEFE

    CTUADACONTCNICAS

    DEFOTOGRAMETRATERRESTRE.

    DESTRIANA(LEN)

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    wood, 2003; ISO 19110; ISO 19117), son conceptualmente polidricos e in-cluso evidencian que la realidad geo-espacial se percibe de forma subjetiva o

    policontextual y que su contenido depende de enfoques especficos.La situacin de la zona estudiada, un paisaje agrario con sus principaleselementos localizados en una regin transfronteriza que se puede percibircomo tierra de nadie por estar alejada de los principales centros de desarro-llo y decisin peninsulares, se enmarca dentro del huso 30 en la proyeccincartogrfica UTM y se extiende parcialmente al huso 29, dato relevante en laobtencin de la cartografa final.

    Se utilizaron los modelos fotogramtricos correspondientes al primer vuelocompleto sobre parte del territorio espaol, conocido como vuelo ameri-cano de 1956 para fotografa area orientada a la produccin de cartografa

    topogrfica.Asimismo, la eleccin del modelo cartogrfico ms adecuado estuvo condi-

    cionada por las consideraciones anteriormente reflejadas teniendo en cuentaque uno de los objetivos que se pretenda lograr, supona la plasmacin deuna realidad paisajstica que sigue viva y es producto de una evolucin condi-cionada por diferentes factores.

    Por otra parte se recab informacin y datos procedentes del CNIG, CentroNacional de Informacin Geogrfica y de las IDEE, tales como la Coleccin deMapas Histricos 1:50.000, Mapa Topogrfico Nacional escalas 1:50.000 y

    1:25.000, Paoletas del Archivo Histrico del Instituto Geogrfico, Modelo Di-gital del Terreno MDT25, PNOA y Plan Nacional de Ortofotografa Area, aos2008 y 2009, documentacin de la Direccin General del Catastro, visualizado-res web e instrumentacin topogrfica y fotogramtrica; en el presente caso ydadas las caractersticas del trabajo, se utiliz software propietario.

    En funcin de los resultados grficos y cartogrficos obtenidos se puedeafirmar que ofrecen una respuesta precisa y real del territorio observado y delpaisaje percibido, as como de los elementos bsicos estudiados en las tres es-calas representadas, permitiendo de esta forma efectuar un diagnstico actua-lizado del paisaje para las tres reas observadas.

    La metodologa empleada para la realizacin de los planos y mapas aportadosse enmarca en un amplio proceso, donde la percepcin del especialista tiene unpapel prioritario, no exenta de la necesidad de combinarla con un tratamiento in-formtico en el que imperan unas normas grficas y cartogrficas preestablecidas.

    Las fuentes orales y documentales utilizadas son bsicas en la investigacinefectuada como se ha expuesto previamente. Un claro ejemplo lo constituye lavariada toponimia zonal, encontrndonos con fuertes limitaciones referidasprincipalmente, a su edicin. Programas especializados en el mbito de las TIG

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    no disponen por s solos de la capacidad descrita. Interpretar y comunicar el co-nocimiento en entornos como los referidos conforma un problema an no re-

    suelto, por lo que se debe avanzar en la expresin semntica vinculada a las TIG.Cabe plantear algunos objetivos inducidos a partir de la experiencia adqui-rida en este trabajo:

    Desarrollar aplicaciones inteligentes que incorporen las variables que anno son interpretables semnticamente y que ayudaran a elaborar una carto-grafa mental, que en estos momentos es difcil de conseguir: tal es el caso dela edicin, visualizacin e interpretacin toponmica.

    Si los paisajes patrimoniales que an hoy podemos observar son el resultadode un tiempo y unas prcticas heredadas, debemos ser capaces de representarlaso al menos, acercarnos a la imagen que en cada poca les corresponda. Es pre-

    ciso disponer de una herramienta que incorpore el conocimiento vivo ms ex-haustivo (imgenes obtenidas con sensores de ltima generacin) y seancapaces de relacionarse, interpretar e integrar las fuentes documentales y oralespara salvaguardar cartogrficamente una informacin frgil.

    De las tres escalas utilizadas es obligado mencionar la que acoge a cada tr-mino municipal, que informa grficamente de la ocupacin agroforestal de lossuelos tratados. En este sentido habra sido conveniente, para enriquecer el re-sultado final, acudir a la tecnologa LIDAR (Laser Imaging Detection and Ran-ging) con un rango aproximado de entre 10 y 100 puntos por m2 combinada

    con fotografa digital de mxima resolucin. En este supuesto dispondramosde otras variables, para el presente caso, no contempladas.

    LA CULTURA INMATERIAL EN EL PAISAJE. TOPONIMIA Y LXICO

    La incorporacin de los aspectos culturales (toponimia, etnogeografa, va-lores inmateriales e identitarios, percepcin local) a los estudios de paisaje in-vita a generar herramientas para reflejarlos espacialmente. La representacincartogrfica y pictrica de elementos inmateriales no es fcil. Existen expe-

    riencias orientadas a la elaboracin de mapas colaborativos (Rodrigo y Daz,2011) que tratan de plasmar la cartografa mental de un espacio vivido. Elanlisis realizado aqu (figura 4), aspira a sacar partido de los datos disponi-bles, tanto en el plano de la oralidad como en la memoria escrita, para el co-nocimiento de algunos aspectos del paisaje actual, la determinacin de sucarcter y la puesta en valor de sus recursos culturales y naturales. Tales pro-cedimientos encuentran su contrapunto plstico en el registro minucioso, porva pictrica y cartogrfica, de componentes destacados del carcter local.

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    FIGURA4

    MAPATOPONMICO.

    ESCUADRO(ZAMORA

    )

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    Las razones que avalan reforzar esta dimensin inmaterial del estudio delpaisaje son mltiples. Las fuentes documentales permiten comprender la dis-

    tribucin de usos, evaluar la magnitud de los cambios y entender determina-das permanencias. Por otro lado, como ya se refleja en el Convenio Europeodel Paisaje, la identificacin de reas y tipos ha de acompaarse de un es-fuerzo de comunicacin apropiado, apoyado en la toponimia y en la culturalocal. La denominacin de las reas y tipos de paisaje debe elegirse teniendoen cuenta las bases cognitivas de la poblacin (Mark et al., 1999), latentes enla toponimia y el lxico; ambos componen un a modo de cartografa mentaldel territorio. Al recorrer la va onomasiolgica, desde los conceptos a losnombres, entendiendo las categoras semnticas popularmente usadas al refe-rirse al paisaje, puede intuirse cmo es conceptualizado ste, y dotar de cierta

    garanta de arraigo y permanencia al debate paisajstico.El registro del medio natural y el paisaje a travs de la cultura local aspira

    tambin a comprobar cmo es representado el espacio por las personas ligadasa l. Se trata de explorar percepciones sedimentadas en el habla y toponimia lo-cales, describiendo en qu medida estos niveles de expresin ofrecen un reflejode patrones cognitivos referentes al medio. Por otro lado, se pretende estudiarel grado de supervivencia de palabras y topnimos relacionados con la culturadel territorio en funcin del impacto mayor o menor de grandes intervencionescomo la modernizacin agraria o la concentracin parcelaria (Prada, 2012c).

    Desde otro ngulo, las referencias al entorno contenidas en cantares, refranes ytextos literarios ofrecen elementos para detectar patrones de relacin con el es-pacio, entendido como marco vital y como horma de identidad, tanto entre lapoblacin residente como en la de visitantes y viajeros.

    Por otra parte, el conocimiento directo de los paisajes en cuestin es un in-grediente esencial del estudio realizado. Paralelamente al trabajo documentaly bibliogrfico es preciso un reconocimiento sobre el terreno, entrevistas mso menos estandarizadas y recorridos de campo. Para tal fin, es interesante,aunque el alcance del presente estudio impuso una reduccin rigurosa en lamagnitud del esfuerzo de contacto, lo indicado por algunos autores (Plienin-

    ger y Harald, 2006; Fogerty, 2001): la entrevista compone una conversacinestructurada entre un entrevistador con una lnea de preguntas concreta y untestigo histrico con un conocimiento de la historia que el entrevistador in-tenta descubrir. Los recorridos de campo con testigos arraigados en el lugarpermiten descubrir la delimitacin exacta de aprovechamientos y la ubicacinde elementos del paisaje.

    En cuanto a los recursos documentales, las fuentes principales consultadashan sido: documentacin medieval (colecciones diplomticas de monasterios

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    y cabildos); documentacin del antiguo rgimen (archivos de protocolos;apeos y deslindes, testamentos, compras y ventas): materiales de la Ilustracin

    (fundamentalmente, Catastro de Ensenada); cartografa y catastro del siglo XX;textos descriptivos del lxico y cultura oral; monografas y reseas; libros deviajeros y guas.

    Puede consultarse una descripcin de recursos para la documentacin deprocesos histricos en el paisaje en Prada (2008). Son muy diversos los ejem-plos de aplicacin al estudio del paisaje de tales fuentes (Matamala i Fargas,2004).

    Evaluar el cambio paisajstico y reconstruir la fisonoma primitiva del terri-torio es tarea que puede recurrir a numerosas vas. Por un lado existen tcni-cas basadas en los indicadores paleogeogrficos, como la palinologa,

    limnologa, paleobotnica, dendroclimatologa y estudio de trazadores, gene-ralmente costosas. Por otro lado, se cuenta con la investigacin arqueolgica,la fotointerpretacin, el estudio documental y cartogrfico, la toponimia. staofrece una opcin a veces muy productiva y econmica para sondear el pa-sado del paisaje. Son abundantes los estudios sobre paisaje y territorio quehan recurrido con notable aprovechamiento al registro que los usos y cobertu-ras del terreno dejan en la toponimia (Waibel, 1984; Miranda, 2007 y Fernn-dez, 2006). Han destacado las contribuciones al conocimiento de lavegetacin actual y arcaica en las que se recurre al inventario de nombres de

    lugar (Sanz y Gonzlez, 2006). Por otra parte, el conocimiento de los aspectosverbales del medio rural facilita la impulsin de procesos ciudadanos relacio-nados con el paisaje (Riesco, 2010).

    Es de gran importancia, asimismo, el lxico, la atmsfera verbal que, inse-parable de la vida, ha envuelto los trabajos y los das de los ncleos rurales.Del otro lado de cada palabra cuelga un hilo de prcticas y memorias. La geo-grafa cultural ha mostrado la huella de las prcticas cotidianas, organizadascomo habitus, que determinan formas de entender y categorizar el espacio vi-vido (Cresswell, 2003) as como las correspondencias entre lenguaje y espacio(Johnstone, 2009).

    El arraigo local de determinadas palabras, a veces vivas en el lxico actual, aveces identificadas como arcasmos documentales, permite en ocasiones dedu-cir usos y prcticas con inters paisajstico. Los trminos ligados a la agricul-tura, o al aprovechamiento de montes y pastizales, proporcionan abundantesindicios sobre la estructura del territorio, sus valores productivos y los elemen-tos de orientacin cotidiana. La dialectologa y la geografa lingstica han ofre-cido claves para situar cartogrficamente variantes del lenguaje, que endeterminados casos reflejan hechos del medio fsico y del paisaje.

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    Un lxico implica una taxonoma de los objetos vividos, hay un principiode clasificacin en el mero acto de nombrar (Mark y Turk, 2003). La estruc-

    tura ontolgica que preside la distribucin del lxico permite realizar calas so-bre la percepcin colectiva de la realidad (Malpass, 1999; Smith y Mark,2001). El planteamiento que se ha de adoptar es onomasiolgico, esto es, den-tro de la rama de la lexicologa que estudia la relacin que va del concepto (laidea, en este caso, geogrfica o paisajstica) al significante (la palabra, la formaque la designa).

    Otro elemento de gran utilidad para la zonificacin paisajstica, tambinvinculado a los aspectos intangibles de la cultura del territorio, es proporcio-nado por los atlas que muestran la distribucin geogrfica de las denomina-ciones; es el caso de grandes compendios como elAtlas lingstico de Castilla y

    Len (Alvar, 1999) y muchos otros.Adase a lo anterior el conjunto de saberes, de raz oral, que se infiere in-

    directamente de datos de la meteorologa popular, etnobotnica, refranero,cancionero y prcticas o percepciones cotidianas. Es el campo de la geografapopular, que expresa relaciones de pertenencia y exclusin, que pone nombrey lmites a las comarcas, que define subcomarcas y transiciones, y que atribuyevalores y caracteriza algunos aspectos del paisaje. No se trata de comarcas enel sentido administrativo ni cientfico, sino de impresiones ms o menos im-precisas sobre la zonificacin del territorio. A ello se aaden refranes valorati-

    vos, o itinerarios descriptivos en forma de cantarcillos geogrficos. Se trata deun corpus paremiolgico que ha venido siendo recogido por los etngrafos,bajo diversas denominaciones: dictados tpicos, motes colectivos, refranesgeogrficos Esta rama de la etnografa ha sido cultivada por distintos e ilus-tres estudiosos: Joaqun Costa, Leite de Vasconcelos, Rodrguez Marn, Rodr-guez Moino, Machado y lvarez, Vergara Martn, Tejero Robledo, IglesiasOvejero, Cela y Trulock. Las canciones de arrieros y viandantes, retahlas oaleluyas geogrficas, han circulado en versiones de distinta extensin; en ellasse enumeran rtmicamente los pueblos de una zona.

    El refranero es una fuente de inters para la interpretacin del paisaje. Es

    siempre importante situar geogrfica e histricamente los refranes, cuestinpoco tenida en cuenta por no pocos compiladores, que los acopian de formaindistinta; sin una localizacin precisa, la doctrina contenida en ellos pierdesu sentido. Casi ninguno de los refranes que puedan ser reunidos ser exclu-sivo del mbito de recoleccin, pero es esencial anotar las variantes locales,con particularidades y giros a menudo alusivos a su contexto.

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    EL CONOCIMIENTO DEL TERRITORIO COMO VA PROPOSITIVA: BUENAS PRCTICAS EN ELPAISAJE

    La va documental combinada con la consulta a los residentes rurales, re-flejada en las imgenes y visualizaciones adecuadas, ofrece una posibilidad decomprensin profunda e inspiradora acerca del territorio de un trmino muni-cipal. Del estudio de los tres lugares elegidos se deriva una serie de observa-ciones reiteradas, que cabe extrapolar, al menos parcialmente, a otros puntosde la Meseta y del resto de Espaa. Las observaciones que siguen pueden sertenidas en cuenta como elemento orientador en futuras intervenciones exten-sivas sobre la organizacin agraria, sean stas una concentracin parcelaria re-flexiva y autocrtica, o una reordenacin de los usos, o una estrategia global

    que afecte al conjunto del espacio.Un dato importante que arroja la investigacin es la ntima concatenacin

    entre la organizacin interna de un trmino municipal y la de la comarca quelo envuelve. En todos los casos se observa que los caminos principales, losque unen el casco del lugar con los principales ncleos del entorno (cabezasde roda en la Tierra de Ledesma; el eje Zamora-Ledesma en Sayago as comolas vas hacia Bermillo y Almeida; la conexin con Astorga, La Baeza y ElBierzo en Valduerna) tienen un fuerte poder estructurante. A menudo las ho-

    jas se separan usando estos precisos itinerarios como divisoria. Ello asegura

    una mayor solidez del lmite, una mejor vigilancia, y la ereccin acumulada decercados y portillas, humilladeros y otros hitos que permiten controlar y so-lemnizar los acotamientos anuales. Al mismo tiempo, el estudio de la toponi-mia comarcal muestra patrones repetidos que enlazan significativamente unostrminos con otros. En la Valduerna, por ejemplo, los distintos pueblos ribere-os del ro Duerna presentan ciertas reiteraciones toponmicas que expresanuna percepcin compartida acerca del espacio: en la banda sur, entre elDuerna y Valtabuyo, abundan Gndara, Toral, Espeso. Las terrazas fluvialesque enmarcan el ro van acompaadas de Ribanconas, Ribas y Rebillas. En lasladeras montuosas del norte de los trminos, situadas sobre un largo espoln

    que baja del Teleno, abundan los topnimos alusivos a la cobertura vegetal,especialmente los Sardonales, matorral de encina y la referencia al hojato deroble en Fuyacales.

    La investigacin documental, complementada y revisada a la luz de en-cuestas sobre el terreno, permite detectar permanencias y vocaciones del te-rritorio, que no tienen por qu imponer los usos futuros, pero s sirven comocontraste y experiencia. Una determinada parte del trmino ha sido habitual-mente usada como dehesa; en otra ha prosperado el matorral en turnos de

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    corte para carbn; otros espacios tienen condiciones idneas para producirpastos. Toda esta informacin emprica es de gran importancia en un con-

    texto de usos cambiantes del territorio. Las intervenciones radicales y prepo-tentes que borran todo rastro de la historia territorial, eliminando la red decaminos, roturando la totalidad de los prados y convirtiendo el trmino enuna cuadrcula sin memoria, carecen de sensibilidad ante el pasado y puedeque tambin muestren su inadecuacin ante el futuro. Una concentracinparcelaria realizada sin criterio territorial y sin poner en valor los recursosculturales produce alienacin y desapego. El espacio municipal pasa a con-vertirse en un mero polgono y las tierras en solares en expectativa de lucro.Los nombres de los sitios y de las cosas se olvidan. Es un escenario propicioal olvido, la banalizacin y la desvinculacin entre residentes y lugares de re-

    sidencia.Cabe pues plantear algunas enseanzas, que deberan ser tenidas en cuenta

    a la hora de emprender acciones de cierto calado sobre el territorio.Los caminos principales, especialmente los radiales que enlazan el ncleo

    rural con las principales referencias comarcales, son de gran importancia paraentender el espacio y para asegurar la orientacin significativa de ste. La con-centracin parcelaria no puede borrarlos. En torno a ellos se acumula un anti-guo patrimonio disperso (ermitas, fuentes, pontones, palomares, cercas depiedra), que se ha densificado a su alrededor precisamente por la antigedad

    del lmite que tales caminos suponen. Tambin es frecuente que muchos ele-mentos de significacin arqueolgica coincidan con las proximidades de estostrazados principales.

    Las distintas trazas que van desde el crculo de lo domstico hasta la ex-tensin total del trmino tienen consistencia territorial y paisajstica. Sise aspira a un territorio ameno y diverso, de recursos equilibrados y plu-rales, no pueden ignorarse estas aureolas expresivas, que ponen en valorla complementariedad de usos ofrecidos por el territorio. El ruedo decercados en torno a un pueblo, por ejemplo, viene avalado documental-

    mente desde hace siglos; en algunos casos, desde la Edad Media. Es fre-cuente que la misma cortina que actualmente sobrevive a duras penasvenga ya documentada en apeos del siglo XVII. A lo largo de los siglostranscurridos, los aportes anuales de abono y los cultivos en sucesinhabrn condicionado radicalmente la evolucin de su fisionoma.

    La regulacin y ordenacin del suelo no urbano es una cuestin impor-tante en la calidad del territorio. Como tal, debe avanzarse en ella comocampo de conocimiento, e incorporarla decididamente en las rbricas

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    del urbanismo, la planificacin y la gestin territorial. Para este fin, elpaisaje ofrece una serie de indicios de enorme valor. Establecer una zo-

    nificacin paisajstica a escala municipal permite orientar las decisionescon un fundamento que va ms all de los actualmente usados, muy ce-idos a una consideracin planimtrica del espacio. No se trata porejemplo de limitarse a definir zonas urbanizables y acotarlas con res-pecto a las que s lo son, sino de profundizar en las relaciones y las opor-tunidades para un sistema de paisajes vividos y asumidos. Lo rural, loforestal, lo natural, lo urbano: todo ello compone un sistema de articula-ciones complejas, que es posible armonizar mediante la herramientaconceptual y participativa que supone el paisaje.

    En conexin con lo anterior, la traza de cortinas y huertas, con peque-

    as parcelas y suelo mejorado por siglos de abono, se presta a un usocreativo y creador de lazos comunitarios, lo cual es importante en unmomento en que la sociedad rural parece girar hacia nuevos modelosde trabajo y convivencia. El entorno cercado y enriquecido de los n-cleos rurales tiene asimismo una gran importancia como espacio dondela actividad de las mujeres rurales se despliega. La concentracin par-celaria no puede sacrificar este valor rompiendo el parcelario del ruedode los pueblos. En algunos casos sera de utilidad contemplar alternati-vas a la concentracin, tales como programas asistidos mediante criterio

    experto para el intercambio de parcelas con vistas a una reunificacinde propiedades no basada en el trazado en tabla rasa de un nuevo par-celario.

    La elaboracin de elementos grficos, especialmente una cartografaclara y expresiva, es esencial para dar cohesin y sustancia a los debatesciudadanos y a la poltica de participacin. Un plan de alcance territorialse discute bien slo si existen buenas herramientas para la conversacinciudadana. Mapas que muestran la divisin en hojas, aunque sta hayaquedado en gran medida olvidada; la extensin del ruedo de herrealesy huertos; la ubicacin de eras y ejidos; la red caminera tradicional; el

    detalle de los topnimos, los actuales y los olvidados: son mapas que po-nen al servicio de la sociedad una plataforma para la negociacin abiertay flexible, y para evitar la desmemoria y el desapego.

    Para la identificacin de reas y tipos que permiten zonificar el interiorde un trmino municipal, no puede dejarse en el olvido la densa masa deindicios proporcionados por la historia de usos y costumbres del pueblo.Los archivos de protocolos, con sus documentos de compra y venta; losapeos y catastros; los testamentos; la cartografa antigua, hasta llegar a

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    las meritorias paoletas de principios del siglo XX: son elementos pri-mordiales para entender las relaciones que vertebran el paisaje y sus po-

    tencialidades. El patrimonio disperso, inserto en el rico mallazo de las cercas de piedrao tapia, es un valor esencial para preservar la identidad de cada pueblo yevitar que los lugares zozobren en un anonimato insulso. Las interven-ciones sobre el territorio no pueden destruir, como ha ocurrido a menudoen el pasado, estos elementos condensadores de historia y sabor local. Lascercas de piedra derribadas deben ser repuestas, o al menos se debe inten-tar programar una reconstruccin a medio o largo plazo. Las tcnicas ymateriales locales pueden inspirar la construccin contempornea.

    CONCLUSIONES

    A lo largo del proceso recorrido desde el territorio hasta la casa, se han po-dido mostrar algunas de las caractersticas sobresalientes de este espacio, ascomo la importancia que adquieren las preexistencias histricas materiales,tanto territoriales, como urbanas y arquitectnicas e inmateriales. Dentro deeste ltimo campo son de gran importancia la toponimia y los saberes tradi-cionales: un ejemplo destacado es el de las prcticas agrarias realizadas por las

    mujeres, copartcipes seculares del proceso de expresin espacial que ha gene-rado el actual paisaje. Una imagen y un paisaje a los que podemos acercarnos,como se ha intentado hacer aqu, por medio de herramientas grficas y a tra-vs del dibujo reflexivo, que intenta hacer aflorar aspectos singulares quecomponen el carcter del lugar. Algunos de estos aspectos son persistenciasarcaicas, otros emergen en fecha reciente.

    No se pretende tejer un proceso de evolucin lineal, ms bien, los objetivosde la investigacin a los que responden las valoraciones finales y las conclusio-nes, supondran una contribucin al conocimiento del paisaje agrario en el oc-cidente de Castilla y Len, estableciendo una metodologa ms global que local

    para su desarrollo en otros mbitos geogrficos. La organizacin de este espacioperifrico que cristaliza en la Edad Media, ha permanecido hasta bien entradoel siglo XX, como se puede comprobar en los mbitos comarcales estudiados.

    La dinmica territorial muestra intensos cambios a partir de la dcada delos aos setenta del pasado siglo, a travs de intervenciones que suplantan losantiguos cdigos espaciales en todos los mbitos (territorial, urbano, arquitec-tnico), al tiempo que socava la transmisin de saberes y recursos orales here-dados de generacin en generacin. Tal es la concentracin parcelaria, que

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    Estudios Geogrficos, Vol. LXXIV, 275, pp. 557-583, julio-diciembre 2013ISSN: 0014-1496, eISSN: 1988-8546, doi: 10.3989/estgeogr.201320

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    progres desde el norte al sur en las provincias objeto de estudio. Las nuevasarquitecturas y equipamientos, de factura pseudo-urbana e indiferenciada,

    que suplantan las antiguas tramas de estos espacios agro-ganaderos, se sumana una poltica del campo que pone la productividad agraria por encima decualquier aspiracin a la multifuncionalidad.

    En este mbito geogrfico no puede hablarse de dicotoma campo-ciudad orural-urbano, pues la realidad territorial histricamente no responde a esas co-ordenadas, ya que supone una continuidad ininterrumpida hasta mediados delsiglo XX en Destriana, primera dcada del presente siglo en Escuadro y en elcaso de Brincones, an no habiendo sido llevada a cabo la concentracin par-celaria, la modificacin de solares y edificios que transforma la antigua morfo-loga, se refleja de forma ms evidente al tener ms poblacin que Escuadro.

    La desintegracin del modelo territorial heredado se acusa de forma especial-mente evidente en Destriana y en general los pueblos de la Meseta leonesa,donde la sustitucin del patrimonio inmobiliario vernculo por la nueva ar-quitectura internacional refleja una prdida importante de dicho patrimonio.

    No obstante, lo original de esta regin se halla en el papel que desarrollacomo lugar en el que an se mantienen prcticas territoriales, tal es el colecti-vismo agrario, solares y edificios que an responden a una estructura espacialtradicional, mostrndonos ese legado heterogneo y complejo con mayor in-tensidad en la comarca de Sayago, debido quiz al umbral de despoblacin en

    que se encuentra sumida la comarca. La dinmica contempornea refleja latransicin de un modelo heterogneo a otro homogneo, al acarreo de ele-mentos caticos y dispersos, tales son las cercas y alambradas que promuevela concentracin parcelaria, las naves agropecuarias dispersas, o las tipologasde edificacin heredadas de la visin urbana.

    El suelo, el lugar y su historia, es sujeto activo, no pasivo; frenar esto su-pone actuar tambin en el medio urbano donde se generan las demandas deespacios naturales-rurales. En la medida en que cada lugar es diferente, parececonveniente que a nivel propositivo se redacten normas o previsiones de ac-tuacin para cada caso concreto, ajustndose a sus caractersticas especficas.

    Las relaciones de la casa con la red de sus anejos, las calles, los caminos yotros lugares significativos que enlazan lo domstico con el ancho mundo; lasclulas de convivencia y trnsito que suponen portaladas o paredes, con su sa-ber heredado en cuanto a orientacin, exposicin a vientos, acceso a vistas:todo ello proporciona, debidamente estudiado, un modelo para la arquitecturauniversal en cada poca o lugar. En la arquitectura rural y en la configuracinespacial de los trminos municipales se hace presente un corpus de tcnicas,modelos constructivos e interpretaciones del espacio, que ha sedimentado a lo

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    largo de un dilatado proceso histrico. El paisaje agrario supone por lo tantoel resultado de la ocupacin y transformacin de un espacio socializado a lo

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    RESUMENLa historia del espacio agrario, merced a la interaccin entre pobladores y medio,

    genera una rica red de permanencias, en escalas que van de lo territorial a lo domsti-co: un despliegue formal como paisaje, entendido como imagen significativa y patri-monio vivo. A travs de la imagen, la documentacin antigua y el estudio del territo-

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    rio se analizan tres trminos municipales del Occidente mesetario, Destriana, Escua-dro y Brincones. Los casos elegidos muestran de forma diferenciada el influjo de laconcentracin parcelaria. El sistema agrario, en sus escalas territorial, urbana y arqui-tectnica, es escudriado en busca de las claves del carcter paisajstico, mediante laencuesta oral, el registro documental, la interpretacin reflexiva a travs del dibujo, ylas tcnicas cartogrficas y fotogramtricas avanzadas. La diversidad de respuestas evo-lutivas ante la gestin del medio, el repertorio de valores paisajsticos registrados y la fi-jacin del carcter permiten asentar propuestas para la intervencin en el medio rural.

    PALABRAS CLAVE: paisaje; imagen; escalas; formas; geovisualizacin.

    ABSTRACTThe history of rural areas gives rise, as a result of interaction between residents andthe environment, to a dense network of permanencies, distributed along a scale rang-ing from the domestic to the territorial. This amounts to forms unfolding as land-scape, both in terms of significant image and living heritage. Three municipalities inthe Western Spanish Meseta are analyzed with the help of images, historical recordsand local enquiries. The cases selected show in different degrees the influence of landconsolidation policies. The agrarian system, at the territorial, urban and architectonicscales, is scanned in search of the key elements of landscape character. Different toolsare combined: direct questionnaires, archival research and a reflective form-interpre-tation by means of drawing, as well as advanced land mapping and photographing.The outcomes are a taxonomy of evolutive responses to land use, an array of detectedlandscape values and the determination of landscape character, leading to innovativeproposals for rural land planning policy.

    KEY WORDS: landscape; image; scales; forms; geo-visualization.

    RSUMLhistoire dun lieu rural produit, par le biais de linteraction entre population et mi-lieu, un riche rseau de permanences dans des chelles qui vont de lordre territorialau domestique. Il sagit dun dploiement formel en tant que paysage, entendu commeimage signifiante et patrimoine vivant. Trois communes de lOuest de la Meseta espag-nole (Destriana, Escuadro et Brincones) sont analyses laide de limage, la docu-

    mentation ancienne et ltude directe du terrain. Les exemples choisis montrent unediversit de parcours par rapport aux processus de remembrement rural. Le systmeagricole est tudi du point de vue territorial, urbain et architectural pour trouver lescls de son caractre paysager ; les outils employs sont lenqute orale, le travaildarchive, linterprtation rflexive du dessin, des techniques cartographiques et pho-togrammtriques avances. Les rponses volutives diverses la gestion du milieu, lerpertoire de valeurs paysagres dcel et la dtermination du caractre fournissentdes orientations pour lintervention dans le contexte rural.

    MOTS CLS : paysage; image; chelles; formes; govisualisation.

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