oumrán la biblia. veinte años de investigaciones(*>[9] qumrÁn y la biblia 9 hallazgo de los...

29
ESTUDIOS Oumrán y la Biblia. Veinte años de investigaciones(*> l. LOS DESCUBRIMIENTOS Tocaba a su fin el cálido mayo palestino. Un joven pastor de la tribu taamira, llamado Mohamed al Dib, buscaba una cabra que ha- bía escapado de su rebaño. Estaba en las soledades rocosas de la ri- bera occidental del mar Muerto. Fatigado de la persecución infruc- tuosa se puso a descansar entre las peñas. Vio en los salientes azu- lados de primer plano un agujero oscuro fuera del alcance de su ma- no. Por distraerse tiró un guijarro, para probar su puntería en aquel blanco. Quedó asustado al oir un ruido como de tejas que se rom- pían. Repitió la acción con parecido resultado. Se asomó con pre- caución y esfuerzo, y cuándo sus ojos se acostumbraron a la penum- bra, distinguió dos ringleras de jarras altas, cinco de un lado y tres de otro, algunas rotas. Eran cilíndricas, alguna con opérculo. Huyó espantado y contó el caso a un amigo suyo, Ahmed Mohamed. Al día siguiente fueron a buscar el tesoro. Hallaron, decepcionados, que una de las jarras contenía unos rollos, envueltos en tela pegajosa y pro- tectora. Las otras estaban vacías. Era el año 1947 ( 1 ). Abrieron uno de los rollos, que resultó ser el del profeta Isaías en hebreo, y alcanzaba de extremo a extremo la tienda beduina. Los llevaron a un anticuario de Belén. Éste presentó los pergaminos a los monjes del monasterio de San Marcos. Bajo ese nombre fueron primero conocidos los manuscritos del mar Muerto. Desde este ins- tante se suceden los acontecimientos con una lentitud enervante. Sin embargo, estos sucesos fueron el comienzo de uno de los descu- brimientos más sensacionales en la historia del mundo bíblico: el (*) Conferencia leída el día 15 de octubre de 1969, en el salón de ac- tos de Fundación Balmesiana, como inauguración del curso de activida- des académicas 1969-1970. 'Se completó la exposición del tema con la pro- yección de transparencias en color, originales del disertante. (1) W. H. BROWNLEE, «Muhammed ed-Deeb's Own Story of His Scroll Discovery», Journal of Near Eastern Studies 16 (1957) 236-239. ESPIRITU 19 (1970) 8-36

Upload: others

Post on 24-Jan-2021

6 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

ESTUDIOS

Oumrán y la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>

l. LOS DESCUBRIMIENTOS

Tocaba a su fin el cálido mayo palestino. Un joven pastor de la tribu taamira, llamado Mohamed al Dib, buscaba una cabra que ha­bía escapado de su rebaño. Estaba en las soledades rocosas de la ri­bera occidental del mar Muerto. Fatigado de la persecución infruc­tuosa se puso a descansar entre las peñas. Vio en los salientes azu­lados de primer plano un agujero oscuro fuera del alcance de su ma­no. Por distraerse tiró un guijarro, para probar su puntería en aquel blanco. Quedó asustado al oir un ruido como de tejas que se rom­pían. Repitió la acción con parecido resultado. Se asomó con pre­caución y esfuerzo, y cuándo sus ojos se acostumbraron a la penum­bra, distinguió dos ringleras de jarras altas, cinco de un lado y tres de otro, algunas rotas. Eran cilíndricas, alguna con opérculo. Huyó espantado y contó el caso a un amigo suyo, Ahmed Mohamed. Al día siguiente fueron a buscar el tesoro. Hallaron, decepcionados, que una de las jarras contenía unos rollos, envueltos en tela pegajosa y pro­tectora. Las otras estaban vacías. Era el año 1947 (1).

Abrieron uno de los rollos, que resultó ser el del profeta Isaías en hebreo, y alcanzaba de extremo a extremo la tienda beduina. Los llevaron a un anticuario de Belén. Éste presentó los pergaminos a los monjes del monasterio de San Marcos. Bajo ese nombre fueron primero conocidos los manuscritos del mar Muerto. Desde este ins­tante se suceden los acontecimientos con una lentitud enervante. Sin embargo, estos sucesos fueron el comienzo de uno de los descu­brimientos más sensacionales en la historia del mundo bíblico: el

(*) Conferencia leída el día 15 de octubre de 1969, en el salón de ac­tos de Fundación Balmesiana, como inauguración del curso de activida­des académicas 1969-1970. 'Se completó la exposición del tema con la pro­yección de transparencias en color, originales del disertante.

(1) W. H. BROWNLEE, «Muhammed ed-Deeb's Own Story of His Scroll Discovery», Journal of Near Eastern Studies 16 (1957) 236-239.

ESPIRITU 19 (1970) 8-36

Page 2: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9

hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto.

Hoy se levanta en Jerusalén un palacio que tiene a la vez la es­beltez y forma de una tienda, la austeridad en piedra de una cueva y la finalidad de un templo-museo, dedicado exclusivamente a exhi­bir sólo parte de estos manuscritos. Son los que Israel ha podido reunir de la dispersión actual entre las naciones. Museos y universi­dades se disputan muestras y ejemplares, como en las rocas lunares. Las sorpresas no han terminado. La guerra de los seis días, en Pa­lestina, permitía todavía el año 1967 la recuperación de otro manus­crito excepcional de manos de anticuários: es el que se ha denomi­nado «del Templo», sin duda por su contenido.

Desde el primer momento de los hallazgos, el simple rumor del hecho y el examen subsiguiente de los ejemplares encontrados desen­cadenó un interés relevante entre los círculos especializados del mun­do entero, sobre todo en los sectores dedicados al mundo bíblico, se­mítico u orientalístico. Las primeras sorpresas se concretaron pron­to en planes de exploración. Con lentitud que podía parecer excesi­va, pero con un rigor lógico imperturbado y una constancia incre­bantable, se fueron explorando los parajes que habían sido teatro del hallazgo, y, en años subsiguientes, se fue extendiendo el círculo exploratorio cada vez más en progresión radial y circular desde el centro mismo de la gran sorpresa.

Cerca había unas ruinas y una fuente, separadas entre sí. Los ára­bes palestinos llaman a la fuente Ain Fesja. Es un manantial que brota abundante dentro de un depósito o piscina poco profundo. Su forma es circular y ancha. El manantial mezcla en seguida sus aguas, convertidas en corriente abundante, con las saturadas de sales del mar Muerto, muy cercano. Es uno de los mejores recuerdos que con­servo de aquellos lugares tórridos y solitarios. Los manuscritos de Ain Fesja fue el nombre con que algunos científicos designaron los hallazgos en los primerísimos tiempos. Pronto prevaleció otro nom­bre, que, sin embargo, a pesar de su vigencia ha quedado desborda­do: los manuscritos de Qumrán.

Llamaban los árabes Qumrán (Qumran) a unas ruinas, medio ocul­tas sobre un montículo, que se creían ser de un fortín militar aban­donado, sobre el mar, siempre quieto y triste, a oriente, bajo las im­presionantes quebradas a occidente, y junto al corte de vértigo de Wadi Qumrán, al sur. Era un sitio ideal de defensa y seguridad.

Porque el paisaje es único allí e inesperado. Las ruinas de Qumrán están relativamente cercanas a Jerusalén y más aún de Jericó. Desde esta ciudad bíblica se parte, bordeando siempre el gran lago salado, por unas carreteras casi invisibles en el tiempo del descubrimiento, en realidad caminos olvidados que discurrían por la llanura de la costa occidental del mar Muerto. Se va siempre por un amplio lecho seco, entre las aguas quietas y ardientes, terraplenes rocosos, torren­teras solitarias y resecas, por quebradas agudas que asoman, como

Page 3: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

10 SEBASTIÁN BARTRINA, S. l. [10]

una terraza de silencio, desde las cegantes soledades del desierto de Judá. Las mismas ruinas de Qumrán están, pues, sobre un cabezo llano con bajadas cortadas y peligrosas que no son más que antiguos cauces resecos que descienden hacia el mar. El color amarillo del suelo y los pedruscos contrasta con los tonos azul ceniza de las que­bradas y el espejo inmóvil y verdoso del mar. En la otra ribera le­jana, por donde sale el sol, se expande, como telón colosal de fondo, monorrítmico y monocromo, en paralelo listado con el cielo, la al­tiplanicie de Moab.

Se fue explorando sistemáticamente la región, sin dejar cueva, ni grieta, ni reducto, y pronto aquellas sequedades resultaron férti­les de una vida impensada. Se han distinguido en tal labor, desde los primeros momentos, los Padres Dominicos. Con la Escuela de San Esteban de Jerusalén por centro, Rolando de Vaux llevó a cabo una inteligente e infatigable actividad excavadora. Siguieron equipos de centros europeos, como los altamente eficaces de Bélgica. Y poco a poco ya no fueron sólo las sorpresas que depararon las vecindades del Hirbet Qumrán, sino las de Wadi Murabaºat, las de Hirbet Mird, las de Wadi Deliyah y, mucho más alejadas aún, las de la impresio­nante fortaleza herodiana de Masada.

Al llegar al momento del balance, el solo recuento de las materias primas es sobrecogedor. Centenares, miles de escritos, antiquísimos, en distintas lenguas, algunas hasta ahora desconocidas. No debe pen­sarse que se trate de libros enteros o como los nuestros. La forma y disposición de hojas cuadradas, sujetas por el lomo, como en nues­tros tiempos, no se conocía prácticamente entonces. Más que libros con hojas eran volúmenes, rollos o tiras muy largas, escritas por co­lumnas, como nuestras páginas, que se corrían, desarrollando y arro­llando sucesivamente y en sentido opuesto a medida que se leía, al modo de nuestras cintas magnetofónicas. No se vaya tampoco a pen­sar que las obras han llegado todas completas e intactas hasta no­sotros. Por desgracia, salvo excepciones valiosísimas, han quedado de ellas tan solo fragmentos dispersos, que a veces continen una o po­cas letras. Las inclemencias de los siglos, con alteraciones políticas, saqueos clandestinos y desvalorización de la cultura, la acción de roedores, los agentes químicos, climatológicos o el fuego fueron mer­mando poco a poco estos tesoros. En ese conjunto recuperado, in­forme y multiforme, miles y miles de fragmentos, de mayor o me­nor fortuna, están esperando el ingenio de los especialistas que los identifique, aclare o resuelva, como si se tratara de un colosal rom­pecabezas o de un voluminoso tomo de palabras cruzadas.

La constatación más sensacional se verificó cuando pudo preci­sarse que la mayoría de los escritos que se descubrían tras los frag­mentos eran la auténtica Biblia, el Antiguo Testamento escrito en hebreo y en griego, al lado de un fondo de obras piadosas y de con­tenido religioso. El tipo y aire más general de las letras, que eran angulosas y cuadradas, se alejaba bastante de los trazados hasta en-

Page 4: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[11] QUMRÁN Y LA BIBLIA 11

tonces conocidos mucho más recientes. El genial arqueólogo, W. F. Albright, desde el mismo comienzo de los hallazgos dató los escri­tos a base de la paleografía. Según él debían asignarse a la época que se extendía en torno al tiempo de Cristo (2). Otros numerosos datos posteriores confirmaron la exactitud de estos puntos de vista. Pero ya en seguida, en los escritos interpretativos de los descubrimientos de Qumrán, que aparecían sin interrupción, fueron perfilándose acti­tudes que revelaron unas marcadas tendencias. La duda prudente, al principio, que exigía más pruebas; el excepticismo, morboso en al­gunos, si bien en casos excepcionales; y, lo que es peor, los prejui­cios condicionantes, que invalidaban, al menos en parte, ilegalmente el campo y los resultados científicos, incluso en buenos trabajos filoló­gicos, como en las opiniones muy personales sobre Qumrán y los orí­genes del cristianismo o sobre el mesianismo evangélico y qumráni­co en los estudios de Del Medico (3 ), Allegro (4 ) y Dupont-Sommer (5 ),

y hasta oposiciones más marcadas, como las de Zeitlin que defendió constante y denodadamente que los documentos de Qumrán eran una falsificación cristiana de la época medieval (º).

Ha llegado el momento oportuno para el recuento sereno de los resultados. Veinte años de estudios con abundantísimos datos de to­dos los órdenes capacitan para un juicio objetivo y garantizan la acep­tación de unos resultados adquiridos, si bien los estudios sobre los manuscritos del mar Muerto se hallen casi en sus comienzos.

2. TESTIMONIO DE LOS ESCRITORES ANTIGUOS

Apenas hechos públicos los manuscritos y estudiado su conteni­do, se revolvieron sin tardanza las obras de los antiguos escritores, que se suponían coetáneos, por ver si mencionaban algo que orienta­ra hacia el sentido de esas misteriosas bibliotecas y sus orígenes.

Se vio que Plinio, el Viejo (23-79 después de C.), ese gran escritor pagano que nos legó una verdadera enciclopedia del saber de su tiem-

(2) W. F. ALBRIGHT, «On the Date of the Scrolls from 0Ain Fesha and the Nash Papyru•.:;», Bulletin of the American Schools of Oriental Re­search 115 (1949) 10-19.

(3) Sobre H. del Medico, cf. J. SCHREIDEN, Les énigmes des manus­crits de la mer Morte (Wetteren 1961), especialmente 34-48. 56-57. 296-297.

(4) J. M. ALLEGRO, The Dead SeJa Scrolls and the Origins of Christia­nity, Pinguin Books (1956); P. W. SKEHAN, «Capriccio All~gro or How Not to Learn in Ten Years», Christian Century 83 (1966) 1211-1213.

(5) G. LAMBERT, G. VERMES, «Les manuscrits du désert de Juda, les de M. Dupont-Sommer», Nouvelle Revue Théologique 73 (1951) 385-398.

(6) M. BuRROWS, «Concerning the Dead Sea Scrolls. A Reply to Profes­sor Zeitlin», The Jewish Quarterly 42 (1951) 105-132; P. W. SKEHAN, «Pro­fessor Zeitlin and the Dead Sea Scrolls», The Catholic Biblical Quarterly 20 (1958) 228-229; P. BoccAcc10, «II cristianesimo e la comunita de Qum­ran», La Civilta Cattolica 109 (4/1958) 608-622.

Page 5: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

12 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [12]

po, tiene una referencia explícita. Según él, al oeste dei mar Muerto se ha establecido una secta, llamada de los esenios, que vive algo ale­jada de aquel mar para evitar sus perniciosos efectos y en la soledad de las palmeras. Todos son varones. No tienen familia ni dinero. Su número es cerrado, pero se mantiene constante a través de los siglos porque muchos, cansados del mundo, se recogen en aquel modo de vida. Tan prolífico es el arrepentimiento (7).

Sinesio dice de su biografiado Dión Crisóstomo (s. I p. C.) que «en algún sitio elogia a los esenios, que forman una ciudad entera y próspera, situada cerca del mar Muerto, en el centro de Palestina, no lejos de Sodoma» ( 8

).

El historiador judío, Flavio Josefa (37/38 - 102/103 p. C.), habla de tres sectas: fariseos, saduceos y esenios, y los distingue en función del modo como ven el querer divino y la libertad humana. Los ese­nios son ascetas, con reputación de la mayor santidad, judíos de na­cimiento; esperan tiempos escatológicos, creen en la inmortalidad del alma y en los castigos y premios eternos; veneran el Templo de Je­rusalén, pero no acuden a él y hacen sus ritos purificadores aparte. Son hombres excelentísimos, dedicados a la agricultura. Tienen sus bienes en común, es decir los frutos de los bienes de cada uno revier­ten por igual al bien de la comunidad, según ley estatutaria. Son más de cuatro mil. No se casan, aunque aprecian el matrimonio, ni tienen esclavos. Se sirven unos a otros. Eligen sus administradores y sacer­dotes para la elaboración del pan y de otros alimentos. Visten siem­pre de blanco. Instruyen a niños ':/ jóvenes en las buenas costumbres como si fueran sus propios hijos. Tienen el don de la hospitalidad con los suyos; cuando uno llega le tratan como a conocido, aunque no le hayan visto nunca. Su piedad es extraordinaria, siguen un or­den doméstico y guardan el silencio. Estudian con entusiasmo los es­critos antiguos, especialmente los que conciernen a sus almas y a sus cuerpos, y aprenden las virtudes medicinales de raíces y piedras. Pa­san por un noviciado de virtud y trabajo que dura un año, y luego por otros dos más de prueba, antes de ser admitidos en el seno de la comunidad. Tienen leyes penales. Admiten la profecía, por la lectura de sus libros, y están muy versados en los Profetas (9).

El judío Filón (30 a. C. - 50 p. C.) coincide substancialmente con tales datos. Los esenios son judíos, unos cuatro mil, su nombre se relaciona con «santidad» y son los adoradores más notables de Dios, no mediante sacrificios de animales, sino por su resolución de man­tener sus pensamientos en armonía con lo sagrado. No construyen

(7) PLINIO, EL VIEJO, Historia Natural 5, 17, 73. (8) DIÓN 5. (9) FLAVIO JOSEFO, Antigüedades Judaicas 13, 5, 9; 18, 1, 5; Las guerras

de los judíos 2, 8, 2-13; cf. 2, 20, 4 donde habla tal vez de un esenio que fue general contra los romanos, si bien la identidad de nombres geográficos no es convincente.

Page 6: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[13] QUMRÁN Y LA BIBLIA 13

armas ni fomentan proyectos bélicos. De las ciencias estudian las que afectan a la existencia de Dios y al origen del universo, y entre­gan intensamente sus pensamientos a la ética; siguen leyes ancestra­les, que el hombre no pudo formar sin inspiración divina, y dedican el séptimo dfa a su instrucción religiosa. Uno entre ellos lee los li­bros, y otro experto da explicaciones, pues la mayoría de las cuestio­nes son tratadas alegóricamente. Rige su vida un · triple patrón: amor de Dios, amor a la virtud y amor al hombre. Llevan una espléndida vida común. Ningún gobernante en el país, por malvado que haya si­do, pudo acusar nunca a los esenios (1°).

El historiador eclesiástico Eusebio (265-339/340 p. C.), en su obra Praeparatio evangelica (11 ), nos dejó un extracto de Filón (1 2

), donde trata de los esenios. Habitan, por grupos de muchos miembros, en Judea. Forman su sociedad hombres maduros y estables. Son infati­gables trabajadores agrícolas, cuidan toda clase de animales y algu­nos de ellos las colmenas. Y se detiene ampliamente en narrar su vida comunitaria.

Hipólito (s. III p. C.) habla también de los esenios y nota su divi­sión en categorías. Algunos no quieren ni tocar monedas por recha­zar toda imagen; otros obligan a los conversos a que reciban la cir­cuncisión, si no los matan, y por eso reciben el nombre de zelotes o sicarios; otros se dejarían matar antes que llamar a nadie «maestro», pues reservan ese título sólo a Dios, y otros ven contaminación en lo que sea incluso tocar a un pagano o mundano (13

). Ya se ve que tal explicación mezcla elementos inconexos, como son la diferente con­dición de los novicios y los miembros de la comunidad o la secta de los zelotes y la de los propios esenios, entre sí bastante distintas, y, en todo caso, mucho de lo que dice Hipólito es anecdótico, o marginal, o de tiempos decadentes que deforman la figura esencial (14. ).

El año 1897 ápareció en la genizah de la sinagoga de El Cairo una obra en estado fragmentario que se llamó desde entonces, por pala­bras de su contenido, el Documento de Damasco. La genizah es un depósito, a modo de sacristía, en que se depositaban reverentemente los escritos que no podían destruirse debido a su carácter sagrado. Separar un escrito del culto público supone siempre una gran an­tigüedad en la obra que se aparta o sustituye. El Documento de

(10) FtLóN, Quod omnis probus liber 12 (§§ 75-91). (11) EUSEBIO DE CESAREA, Praeparatio evangelica 8, 11. (12) FILÓN, .4.pología en favor de los judíos 9, 14-17. (13) HIPÓLITO, Refutatio omnium haeresium o Philosophumena 9, 4,

18: MIGNE GRIEGO 16,3395. (14) M. BLACK, «The Account of th:e Essenes in Hippolytus and Jose­

phus», en W. D. DAVIES, The Background of the New Testament and its Eschatology (Cambridge 1956) 172-175. También pudo tener relación con la secta de los esenios Simón e'l Mago y •su discí/pillo Dositeo: R'. MdL. WILSON, ,~Simon, Dositheus and the Dead Sea Scrolls», Zeitschrift für Re­ligions- und Geistgeschichte 9 (1957) 21-30.

Page 7: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

14 SEBASTIÁN BARTRINA, S. l. [14]

Damasco, llamado también Obra Sadoquita, se conocía desde en­tonces en dos trozos: un fragmento de ocho folios, lacunoso, y otro de un solo folio que llenaba lo que faltaba del anterior. El Documen­to de Damasco es como la regla de una comunidad, que se dice re­fugiada en Damasco, de tipo ambiguo judío-cristiano. Los expertos fechaban esta obra entre el siglo x1 después de Cristo, en su data­ción más reciente; pero decían que podía ser copia de anteriores, hasta del s. II antes de Cristo, en su datación más antigua. Entre los escritos hallados en Qumrán han aparecido fragmentos del Do­cumento de Damasco. La «Regla de la Comunidad» de Qumrán y el Documento de Damasco ofrecen afinidades lingüísticas e ideológicas que prácticamente las identifican y hacen pensar si la ciudad de Da­masco, en realidad capital geográfica de Siria, fue refugio momen­táneo de un grupo de ascetas exiliados o se trata de un nombre sim­bólico para indicar el mismo Qumrán del mar Muerto (1 5

).

Por fin, documentos de escritores eclesiásticos mucho más re­cientes refieren que en torno al siglo x después de Cristo se halla­ron en los desiertos de los alrededores de Jericó jarras y manuscri­tos hebreos, lo cual ilustraría y completaría los hallazgos realizados en nuestros días en la región de Qumrán y sus contornos.

3. LAS EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS

Porque no cabe duda alguna de que las ruinas de Qumrán fue­ron un monasterio judío de comienzos de nuestra era. Las campa­ñas realizadas concienzudamente revelaron, ante la sorpresa de los interesados, un verdadero cuerpo central, arquitectónico y moral, con centros anejos más o menos lejanos y una floreciente vida eremíti­ca, que pudo reconstruirse por los restos encontrados. Fueron ejem­plares los trabajos de búsqueda, excavación e interpretación de Ro­lando de Vaux (16).

Al final de las diversas campañas apareció con toda claridad el trazado de un monasterio, que tenía aspecto de fortaleza, con patio o salón de entrada, la base de una gran torre, cocina, refectorio y sala capitular de unos veintidós metros de largo, cámara de las va­sijas o vajilla, obrador de alfarería, lavadero de arcillas, pozos de decantación, dos hornos de cerámica, uno para piezas grandes y otro para reducidas, numerosos depósitos de agua, entre ellos una cis­terna redonda y otra con escaleras, canales para la conducción de agua, baños, silos, molino para cereales, horno para cocer el pan,

(15) R. NORTH, «The Damascus of Qumran Geography», Palestine Ex­ploration Quarterly 87 (1955) 1-14. 34-48; A. JAUBERT, «Les pays de Damas», Revue Biblique 65 (1958) 214-248.

(16) R. DE VAux, Varchéologie et les manuscrits de la mer Marte (Lon­don 1961) 107, XLII láminas.

Page 8: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[15] QUMRÁN Y LA BIBLIA 15

tal vez un establo y almacenes. En la parte del complejo que pa­rece ser la más antigua se encontraron 563 monedas de plata en va­sijas. Incluso se ha llegado a reconstruir un scriptorium o mesa para escribir, de forma alargada y muy capaz, recubierta de estuco, con su largo banco independiente, donde muy probablemente se copia­ron los r.ollos de Qumrán, e incluso un tintero con restos de tinta reseca. Causa admiración el magnífico trazado del acueducto que pude seguir palmo a palmo desde que se pierde en su origen por las quebradas de los montes hasta que entra en el monasterio, don­de va pasando en diagonal, con hábil trazo arquitectónico, a lo lar­go de todo el conjunto de la fortaleza, desde su remansada llegada al gran depósito hasta el final de su progresivo curso, cuando iba llenando siete grandes piscinas o cisternas, además del depósito del alfar y otras albercas, y acababa por perderse en el exterior.

Dos grandes perturbaciones sacudieron este lugar tranquilo de trabajo, estudio y ascesis: el terremoto del año 31 antes de Cristo, que dejó una falla muy marcada a lo largo del conjunto por su par­te norte, especialmente en una de sus grandes cisternas, y el paso de las tropas romanas que acabaron en definitiva con el asentamiento.

4. UNA BIBLIOTECA DISPERSA, ESCONDIDA EN CUEVAS

Se explica que, en sus precipitadas huidas, los monjes pusieran a salvo su nutrida biblioteca sagrada, escondiéndola por las cue­vas adyacentes al monasterio. Y tan bien la escondieron que han pasado veinte siglos antes de encontrarse de nuevo, y aun en parte. Varias cuevas han sido descubiertas. Otras quedarán quizá sepulta­das u obstruidas para siempre, guardando fielmente su tesoro, sin posibilidad de detección o descubrimiento.

La paciencia de los exploradores ha encontrado once fértiles. Es impresionante la cantidad de obras o escritos diferentes que reve­lan, como chispas de un astro en explosión. La más importante, la cuarta, era la más cercana, pero costó descubrirla por estar en una pared natural, cortada a pico sobre el torrente, al lado mismo del monasterio, de difícil acceso.

Es necesario, para no perder el sentido de la proporción y pers­pectiva, dar una lista, siquiera somera, del material encontrado has­ta ahora que se dividirá, por sus grupos de origen, en dos grandes clases según el contenido: libros bíblicos (I) y otros escritos (II). Se sobreentiende que son fragmentarios, mientras no se indique lo con­trario.

Page 9: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

16 SEBASTIÁN BARTRINA, S. l. (16]

5. LAS CUEVAS Y SU CONTENIDO

Cueva 1.ª de Oumrán (10)

l. Escritos bíblicos

Isaías, un manuscrito de 7,5 metros de largo por 30 centímetros de ancho; un segundo rollo de Isaías; Génesis; Éxodo; Levítico, de él fragmentos en escritura arcaica fenicia; Deuteronomio; Jueces; 1-2 Samuel; Salmos y una filacteria con pasajes bíblicos.

II. Escritos no bíblicos

Comentarios, o pesarim, a Habacuc bastante extenso, a Miqueas, Sofonías y a los Salmos.

Apócrifos. El Génesis apócrifo que es un midrás o versión fantás­tica del primer libro de la Biblia y tiene la excepcionál particulari­dad de estar escrito en arameo, o sea la lengua que hablaba Jesús del tiempo del mismo Jesús. Otros fragmentos de apócrifos.

Regla de la Comunidad (Congregación) o Manual de Disciplina, actualmente llamado Sérek ha-yáhad (lQS). Es un documento exten­so que contiene título, una introducción, el ritual de la fiesta para la renovación de la aliánza, un tratado doctrinal sobre loo dos es­píritus, normas de vida y disciplina en la comunidad, lista de penas, ampliaciones del calendario, confesión negativa y un himno de ala­banza. Dos columnas sueltas, que pueden referirse al mismo docu­mento, esbozan una constitución para la nueva comunidad. Es una mezcla de reglas y doctrina.

Rollo de la Guerm de los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas o Milhama ( lQM). Contiene la descripción espiritual de la suprema lucha escatológica entre los hijos de la luz, que son los miembros de la secta o comunidad, y los hijos de las tinieblas, que son sus contrarios o, ·según ellos, los desviacionistas en el camino de la verdad espirituál, con evidentes características, ideas y palabras de la época romana, como se deduce del armamento que se supone y de la táctica guerrera que se describe.

Himnos de alabanza o Hodayot, una especie de breviario para la oración de los miembros de la comunidad, a quienes orientaba en las enseñanzas de la secta ( 17

).

(17) D. BARTHÉLEMY, J. T. MILIK y otros, Qumran Cave I (Oxford 1955 y 1956) 165, XXXVII láminas.

Page 10: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[17] QUMRÁN Y LA BIBLIA

Cueva 2.ª de Oumrán (20)

Se hallaron en total 187 fragmentos.

I. Escritos bíblicos

17

Génesis (dos manuscritos); Éxodo (dos manuscritos y fragmentos inclasificables); Levítico, un fragmento en escritura paleohebrea; Nú­meros, fragmentos procedentes de cuatro manuscritos; Deuterono­mio, fragmentos de tres manuscritos; Rut, fragmentos de dos ma­nuscritos distintos; Jeremías, de un manuscrito; Jonás, de un ma­nuscrito; Job, de un manuscrito; Salmos, de dos manuscritos, y fragmentos del Eclesiástico en hebreo, hecho de suma importancia si se tiene en cuenta que se poseía solo en griego.

II. Escritos no bíblicos Jubileos, que forman una clase conocida de apócrifos, fragmen­

tos de dos manuscritos; trozos de apocalipsis; una obra llamada La Nueva Jerusalén, en estado fragmentario; trozos de apócrifos, y crip­tografías (1 8).

Cueva 3.ª de Oumrán (30)

I. Escritos bíblicos Ezequiel, fragmentos; Lamentaciones, dos fragmentos; el Sal­

mo 2,6-7.

II. Escritos no bíblicos Un comentario a Isaías, en estado muy fragmentario; apócrifos,

himnos, algunos fragmentos en arameo. Los dos rollos de cobre. Es el hallazgo más sensacional en su gé­

nero. Se trata de tres láminas metálicas, que formaban un único documento escrito con doce columnas de texto. Es del siglo I des­pués de Cristo. Habla de sesenta tesoros escondidos por toda Pa­lestina, especialmente en el área de Jerusalén, el Templo de Sión y en su valle. Sumarían en total unos seis mil talentos, la fabulosa can­tidad de doscientas toneladas de oro y plata. Milik, que recompuso y estudió el escrito de este rollo de cobre, cree que se trata de datos reunidos por la imaginación popular. Baste un ejemplo: «En la cis­terna que está debajo de la muralla, al lado oriental, en un lugar

(18) M. BAILLET, J. T. MILIK, R. DE VAUX, H. W. BAKER, Les 0Peti­tes Grottes' de Qumran. Exploration de la falaise. Les grottes 2Q, 3Q, 5Q, 6Q, 7Q a JOQ. Le rvuleau de cuivre, vol. I Textes (Oxford 1962) 318; vol. II Planches (Oxford 1962) LXXI.

Page 11: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

18 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [18]

excavado en la roca: seiscientas barras de plata» (2,10-12). El que es­tas tablas indelebles se conservaran cuidadosamente y hubieran sido precipitadamente recogidas, cortadas y arrolladas, como en urgen­te fuga (tanto que fue muy difícil desarrollarlas sin destruirlas) in­dica que sus datos se tenían por ciertos y valiosos. En todo caso la importancia de esos rollos de cobre está, para nosotros, en su len­guaje y en los nombres geográficos que contienen.

Cueva 4." de Oumrán (40)

Ha sido hasta ahora la cueva más fructífera. Ha dado nada me­nos que veinte mil fragmentos distintos. Revelan la existencia de unos cuatrocientos manuscritos.

I. Escritos bíblicos

Génesis, con la presencia de seis manuscritos diferentes; Éxodo, con ocho manuscritos y en paleohebreo; Levítico, con cuatro ma­nuscritos; Números, con dos manuscritos; Deuteronomio, con cator­ce manuscrito,s; Josué, con dos manuscritos; Jueces, con dos manus­critos; Rut, con dos manuscritos; Samuel, con tres manuscritos; Re­yes, con un manuscrito; Paralipómenos, con un manuscrito; Esdras y Nehemías, con un manuscrito; Tobit, con tres manuscritos, dos de ellos en arameo que parece ser la lengua original con que se es­cribió este libro que nos quedó solo en griego; Isaías, con doce ma­nuscritos; Jeremías, con la presencia de tres manuscritos; Lamenta­ciones, con un manuscrito; Ezequiel, cuyos fragmentos revelan la existencia de dos manuscritos; Daniel, de dos manuscritos (fue un libro muy leído y comentado en Qumrán por sus perspectivas y pro­mesas escatológicas); los Doce Profetas Menores, en fragmentos que proceden de doce manuscritos distintos; Job, dos manuscritos; Sal­mos, de diez manuscritos; Proverbios, de un manuscrito; Eclesias­tés, de dos manuscritos, uno del siglo II antes de Cristo; Cantar de los Cantares, de dos manuscritos, y muchas filacterias que eran cin­tas protectoras, a modo de amuletos, que contenían trozos de la Escritura.

II. Escritos no bíblicos. Es preciso dividirlos en varias cate­gorías.

A) Cuatro comentarios a Isaías; a Oseas, con fragmentos; a los Salmos 37 y 45. Un interesantísimo florilegio de pasajes bíblicos ve­terotestamenterios (todavía no se había escrito el Nuevo Testamen­to) de pasajes mesiánicos (Éxodo, 2 Samuel, Isaías, Amós, Daniel, Salmos); testimonios mesiánicos; bendiciones patriarcales; paráfra­sis a Génesis, Éxodo y Samuel; Pentateuco comentado; tres manus­critos de las genealogías de los Jueces.

Page 12: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[19] QUMRÁN Y LA BIBLIA 19

B) Libros apócrifos. Enoc, en diez manuscritos; Jubileos, pro­cedente de seis manuscritos; Testamento de Leví y de Neftalí; Sal­mos de Josué; Oración de Nabonido; Libro de los Misterios; Pala­bras que Miguel ha dicho a los ángeles; un sapiencial, y otros.

C) Escritos jurídicos. Regla de la Comunidad, procedente de once manuscritos distintos; Documento de Damasco, parecido al que se encontró en la genizah de El Cairo; Liturgia de las tres lenguas de fuego; Libro de la Guerra, de tres manuscritos, y muchísimos otros escritos de carácter litúrgico.

D) Hodayot o himnos, procedentes de seis manuscritos distin­tos (1°).

Cueva s.• de Oumrán (50)

I. Escritos bíblicos Deuteronomio; 1 Reyes; Lamentaciones; Isaías; Amós; Salmo 119.

II. Escritos no bíblicos Descripción de la Jerusalén Nueva; Documento de Damasco, frag­

mento, y otros escritos.

Cueva 6.ª de Oumrán (60)

I. Escrritos bíblicos Génesis, en paleohebreo; Levítico, en escritura paleohebrea; Deu­

teronomio; Reyes; Daniel; Cantar de los Cantares, y quizá el Sal­mo 78.

II. Escritos no bíblicos Documento de Damasco; lista genealógica de sacerdotes; apócri.

fos; apocalípticos; fragmentos de calendario y otros muchos trozos de diversas obras. Debe señalarse la presencia de escritos en papiro.

Cueva 7.ª de Oumrán (70)

I. Escritos bíblicos

Éxodo, fragmento en griego; Carta de Jeremías.

Cueva 8.ª de Oumrán (80)

l. Escritos bíblicos

Génesis; Salterio; filacteria en estuches; un documento en mi­niatura o mezuzah.

(19) J. M. ALLEGRO, A. A. ANDERSON, Qumran Cave 4, 1 (4Ql58 - 4Q186) (Oxford 1968) 111, XXXI láminas.

Page 13: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

20 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I.

II. Escrito no bíblico Un pasaje de tipo hímnico.

Cueva 9.ª de Oumrán (90)

Un fragmento de escrito en papiro.

Cueva 10: de Oumrán (100)

[20]

Se halló en ella un óstracon, o fragmento de tiesto o teja, con dos letras hebreas escritas.

Cueva 11: de Oumrán (110)

I. Escritos bíblicos. Levítico, un rollo; Salmos, un rollo (z.0 ).

II. Escritos no bíblicos. Targum de Job; La Nueva Jerusalén y trozos de otros rollos.

De Wadi Murabbacat

I. Escritos bíblicos. Génesis; Éxodo; Números; Isaías.

II. Escritos no bíblicos. Muchos documentos civiles, entre ellos cartas de Simón bar Kos­

ba, jefe de la última revuelta contra los romanos (21 ).

6. LA HISTORIA DE QUMRAN

Como resultado de todos los estudios complejos, principalmente por los datos que han ofrecido las excavaciones puede trazarse con seguridad la sucesión de los acontecimientos históricos del monas­terio de Qumrán, desde sus comienzos hasta su total desaparición. En realidad abarca pocos siglos.

Instalación primitiva. En el libro de Josué se habla de ºIr ha-Mé­laj (Jos 15,62), o Ciudad de la Sal, por sacarse tal vez en ella este producto de las contiguas aguas del mar Muerto o debido a su pro-

(20) J. A. SANDERS, The Psalms Scroll of Qumran Cave II ( llQPsª), (Ox­ford 1965) 99, XVII láminas.

(21) P. BENOIT, J. T. MILIK, R. DE VAux, y otros, Les Grottes de Mu­rabba'at, vol. I Texte (Oxford 1961) 304; vol. II (Oxford 1961) CVII 'lá­minas.

Page 14: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[21] QUMRÁN Y LA BIBLIA 21

ximidad al mar. Está en el desierto y pertenece a la demarcación de Judá. Algunos especialistas quieren identificarla con el actual Qum­rán en su forma más primitiva.

Instalación comunitaria. Alrededor de los años 180-175 hubo la sublevación de los hasidim. El año 166, antes de Cristo, el «Maestro» organiza a los asideos, los cuales se unen a los Macabeos.

Período la

Empieza la construcción del monasterio, hacia el año 110 antes de Cristo, en tiempo de Juan Hircano (134-104) y de Judas Aristóbu­lo (104-103).

Período lb

El monasterio adquiere un gran desarrollo. Reina Alejandro Ja­neo (104-103). Un terremoto daña el edificio: es la primavera del 31 antes de Cristo. Queda abandonado.

Período 11

En tiempos de Herodes Arquelao se restaura el monasterio ( 4 a. C. - 6 p. C.). El año 67 después de Cristo, la biblioteca se es­conde en cuevas. El monasterio queda destruido en junio del año 68 por la acción de Vespasiano. Su ruina precede inmediatamente a la destrucción de Jerusalén, consumada el año 70.

Período 111

Un grupo de soldados romanos ocupa las ruinas. Instala en ellas un fortín y permanece allí hasta finales del siglo I después de Cristo. Luego queda todo abandonado.

Los judíos insurrectos durante la segunda revuelta ocupan este lugar, donde se hacen fuertes (132-135 p. C.). Pero al ser vencidos, lo abandonan. Es el abandono definitivo hasta nuestros días.

7. LA IMPORTANCIA DE LOS HALLAZGOS DE QUMRAN

Si se tiene en cuenta que los documentos bíblicos más antiguos, escritos en hebreo, que se tenían antes del año 1947 eran del siglo IX

después de Jesucristo, pertenecientes al ciclo de los masoretas, del oeste y del este (Tiberíades, Babilonia y norte de Palestina), en co­pias fidedignas, pero vocalizadas con sistemas muy recientes -salvo pocos fragmentos consonánticos más antiguos-, se verá la revolu­ción que han causado, en el mundo de los conocimientos bíblicos y del judaísmo, estos descubrimientos, numerosos y sensacionales,

Page 15: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

22 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [22]

del tiempo de Cristo. Se ha dado un salto de diez siglos en un ins­tante y se han hallado lenguas, obras y explicaciones desconocidas. Es bastante frecuente encontrar en estos escritos en nombre de Yah­weh, o tetragrámaton sagrado, escrito en letras fenicias arcaicas, dentro del cuerpo de una escritura hebrea de tipo más reciente. Este hecho o anomalía paleográfica hace sospechar que los escritos bíblicos de Qumrán son copias de otros escritos antiquísimos y que fueron a su vez trasladados de la escritura fenicia a la del tiempo.

8. DOCTRINAS PRINCIPALES DE LOS MONJES DE QUMRAN

Los monjes de Qumrán eran judíos, seguían la Ley de Moisés , o Torah, y tenían como base de su espiritualidad y de sus creencias los libros del Antiguo Testamento. Admitían los atributos de Dios y el libre albedrío del hombre. Su doctrina sobre los ángeles es bí­blica y tradicional: hay un Príncipe de la luz y un Angel de las ti­nieblas. Se mencionan además los siguientes nombres concretos de ángeles: Miguel (Príncipe de la Luz), Rafael, Gabriel y también otros, Fanuel, Uriel, Saraqael. El hombre tiene deberes que cumplir e idea­les que alcanzar. Las virtudes, en conjunto, son las del Antiguo Tes­tamento. Parece que les es peculiar o característico el precepto de odiar a los malos, quizá como motivo polémico que condiciona su existencia. La escatología estaba ceñida fuertemente de colores me­siánicos terrenos y esperaban la liberación espiritual de Israel.

9. REGIMEN DE LA COMUNIDAD

El régimen o concepto de su vida religiosa se cifraba en la po­breza comunitaria, en reacción contra los males que veían en su tiempo. Había sectarios o monjes casados, pero los que vivían en Qumrán debían ser célibes. Es la nota que más maravilla a Plinio el Viejo. Dice que a pesar de su número clauso y de no casarse que­dan siempre igual durante siglos. Concedían gran importancia a la pureza ritual, y estaban regulados por los principios de la obedien­cia. El gobierno, muy bien estructurado, se ejercía por grados y recaía en el tipo de ·sacerdote, distinto del nuestro, que implicaba una descendencia familiar con formación adecuada. El ingreso en el noviciado era rígido y complicado. Se dedicaban al trabajo agrí­cola y monacal, especialmente de palmerales. Y el scriptorium halla­do entre las ruinas habla claro de su dedicación al estudio. Seguían un sistema judicial bien articulado, y se regulaba cuidadosamente la cuestión de las comidas, que llegaban a tener un carácter ritual comunitario.

Page 16: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[23] QUMRÁN Y LA BIBLIA 23

10. EL BANQUETE ESPECIAL

Se habla dos veces en los escritos de Qumrán de un banquete especial (lQS 6,2-5; lQSa 2,16-21): «Dondequiera se hallen diez del Consejo de la Comunidad, debe hallarse presente un sacerdote ... Cuando preparen la mesa para comer y el mosto para beber, que el sacerdote en primer lugar extienda la mano para bendecir las primicias del pan y del vino». A este banquete sólo se podía asistir al finalizar el segundo año de noviciado. Se prevé la presencia en él del Mesías de Israel (el jefe supremo civil o militar) y entonces «corresponderá al sacerdote bendecir la primera porción de pan y mosto, y después el Mesías de Israel extenderá su mano».

Ha aparecido una frase en sus escritos que ilumina un pasaje bíblico similar. Ante todo se ve la diferencia que hay entre estas comidas rituales, de escrupulosa pureza y purificación levíticas en las personas y los manjares, y la última Cena, la institución de la Eucaristía y la fracción del pan en la Iglesia primitiva. Aunque la fórmula exterior venga de un fondo común en el judaísmo, el con­tenido es muy distinto. Sin embargo, ha llamado la atención la fór­mula consecratoria en los evangelios, referida al cáliz: Este es el cáliz con la sangre del Nuevo Testamento (o Alianza nueva) «que será derramada por vosotros (Le 22,20) y por muchos (Mt 26,28; Me 14,24)». Es cierto que el sacrificio de Cristo es para todos y cuan­to es de su parte se aplica a todos los hombres, actuales, pasados, futuros y posibles, si existieran. ¿Por qué no se dijo, pues, para todos?: «Este es el cáliz de mi sangre, del Nuevo Testamento, que será derramada por vosotros y por todos los hombres». En Qum­rán ha aparecido que la palabra muchos incluye a «todos». Se hace una contraposición, no entre «muchos» y «todos», sino entre voso­tros, los «sacerdotes», que sois pocos, y todos los que no sois vo­sotros, aunque sean muchos, es decir todos los posibles ( 22

).

11. EL MAESTRO DE JUSTICIA

Algunas veces se encuentra en los manuscritos de Qumrán, de modo especial en el Péser de Habacuc, o Comentario al profeta Ha­bacuc, la frase «Maestro le Justicia», «Doctor que enseña lo que es recto», o la manera de proceder justa. Quizá mejor Maestro auto­rizado, que enseña con autoridad legítima.

Del conjunto de datos se deduce que fue un personaje cercano al escritor. No fundó propiamente la comunidad de Qumrán; la or­ganizó, dándole una gran vitalidad interior y exterior. Les dio prin-

(22) H. HUPPENBAUER, «Rbym, rwb, rb in der Sektenregel (lQS)», Theologische Zeitschrift, Basel 13 (1957) 136-137.

Page 17: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

24 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [24]

c1p1os de hermenéutica bíblica peculiar, leyes disciplinarias y estruc­turación en campamentos ( de tipo espiritual), al estilo de los del desierto durante el Éxodo. Le tenían por profeta, como uno de los que iba suscitando Dios en la historia de Israel, le atribuían cono­cimiento del futuro, sobre lo que realizaría el Señor dentro de poco, «en la generación última», preparando su propia venida. La secta qumranita se creía la comunidad de Dios, el «resto» de Israel, el «pueblo nuevo» anunciado por los profetas.

El Maestro de Justicia tuvo grandes enemigos, especialmente uno, llamado el Sacerdote impío (lQpHab 9,9-12; 11,4-8). Le persiguió con tal furor y rabia que quiso suprimirlo de la morada de su destierro. Pero Dios hizo caer terribles castigos sobre el Sacerdote impío, en­tregándole a sus enemigos, porque había obrado inicuamente contra sus elegidos, es decir los miembros de la secta de Qumrán.

No se sabe cómo murió el Maestro de Justicia, parece que de muerte natural ( «después del día de la reunión con sus padres» CD 20,1). Esta expresión la emplea ordinariamente la Biblia para indicar la muerte natural de los reyes.

Jamás se arroga a sí mismo el título de profeta, siguiendo en esto un estilo contrario a las declaraciones de los profetas del Antiguo Testamento que se veían obligados a demostrar la legitimidad de su misión. Tampoco se presenta como Mesías, ni es reconocido como tal. Nunca se creyó que fuera un ser divino. Por el contrario, él insiste en considerarse polvo y ceniza, y en no tener poder por sí mismo, y en llamarse pecador.

Algunos escritores han querido identificar a este personaje con Cristo (23 ). Tendríamos a Cristo antes de nuestro Cristo de los evan. gelios. Cuanto más se han estudiado las razones aducidas a favor de esta peregrina idea, se han ido admitiendo menos, hasta rechazarse en absoluto tal teoría. Con los datos precedentes, sacados de los mis­mos escritos de Qumrán, se ven las diferencias esenciales, en solo el perfil de la personalidad, prescindiendo de otros testimonios di­vergentes entre ambos de carácter histórico. Quisiera solamente fi jarme en uno: la comunidad de Qumrán desaparecerá vacía de fruto social y en un límite de tiempo en que pudo conocer al Mesías y no lo conoció; la Iglesia vivirá, acomodando su vitalidad a todos los tiempos.

¿ Quién sería, pues, el Sacerdote impío que se opuso al Maestro de Justicia? Los escritos dan los datos característicos: reconstruyó Jerusalén y murió en el tormento, tras sufrir prisión. Estos datos sólo convienen a Jonatán, sucesor de Judas Macabeo, su hermano, y quinto de los hijos de Matatías (160-d62 a. C.). Mientras sus her­manos, Judas y Simón, fueron admirados por el pueblo, Jonatán siguió caminos · diferentes. Judas Macabeo muestra su fe y espíritu

(23) A. DUPONT-SOMMER, «Le Maitre de Justice fut-il mis a mort?», Ve­tus Testamentum 1 (1951) 200-215.

Page 18: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[25] QUMRÁN Y LA BIBLIA 25

de oración antes de los combates, se desvela por el Templo y la ob­servancia de la Ley. Simón gobernó, puesto el pensamiento en el bien de la nación, y gastó su fortuna personal por el bienestar de todos. Jonatán, en cambio, es conocido por sus ansias de riquezas, que co­gía de las familias que hacía ejecutar, jugó políticamente entre De­metrio I · Soter y Alejandro Balas, y queriendo una parte del imperio seleucida, «abandonó a Dios y a su tradición y preceptos». El silen­cio de la Bibliá, en su biografía, es elocuente, cuando alaba cuidado­samente a sus hermanos. Los hasidim o asideos, frustrados en sus esperanzas, huyeron definitivamente y se enraizaron en Qumrán.

12. LOS DOS MESIAS

La idea mesiánica estuvo flotando en el ambiente de Qumrán y animando su espíritu, segregacionista y ascético. Pero hay que pre­cisar con acribía qué mesianismo esperaban. Más aún, entre los do­cumentos encontrados, que evidentemente no son todos los que tu­vieron a mano o meditaron los que formaban la secta o comunidad espiritual del desierto, pueden señalarse una evolución gradual y distintas capas de pensámiento en la idea de su mesianismo.

Se hallaron en la cueva cuarta unas hojas, llamadas testimonia, que son florilegio de textos bíblicos antiguos en que se han reunido pasajes mesiánicos: «Suscitaré un profeta en medio de vosotros» (Dt 18,18 ss; 5,28-29); la estrella de Jacob, en el oráculo de Balaam (Nm 24,15-17); la bendición de Jacob a Leví (Dt 33,8-11), con trozos de un apócrifo llamado Himnos de J osué.

Pues bien, en el Sérek ha-yáhad, o Regla de la Comunidad, se dice que la comunidad deberá ·observar las leyes establecidas «hasta la venida del Profeta y de los Mesías, de Aarón y de Israel» (lQS 9,11). Se habla, pues, de tres personas distintas, si bien es verdad que en un fragmento más antiguo falta esta referencia a los dos Mesías. En otra parte se dice que presidirán el banquete escatológico el Sacerdote, por antonomasia, y el Mesías de Israel (1Q28a 2,19; 14,20). Una de las bendiciones va dirigida al Príncipe de toda la Con­gregación. Podría verse en esta frase, según Ezequiel, un título me­siánico (Ez 34,24; 37,25). Se le presenta como ádministrador de jus­ticia entre el pueblo, caudillo de campañas victoriosas y el que establece la dominación de Israel sobre todas las naciones. En otra parte se lee en singular: «el Mesías de Aárón e Israel» (CD 14,19), lo mismo que en otro fragmento de la cueva cuarta ( 4QDb). Pero en otro pasaje se alude a dos personajes distintos: «Intérprete de la Ley» y «Príncipe de toda la Congregación». En otro sitio se dan varias prescripciones que deberán guardarse «hasta la venida del Maestro de Justicia (Yóred ha-Sedeq), al final de los tiempos» (CD 6,10 ss). En realidad la fórmula no es la misma que la utilizada para designar al Máestro de Justicia (Móreh ha-Sedeq), propulsor de la

Page 19: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

26 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [26]

comunidad, y sería infundado admitir la esperanza de una resurrec­ción futura del primer Maestro perseguido.

Parece, pues, tratarse de tres personajes distintos. El Profeta pa­rece referirse a Elías redivivo, en el espíritu e interpretación del texto de Malaquías (Mal 3,23 [4,5]). El Mestas de Aarón es el Sumo Sacerdote. La función eminentemente sacerdotal era, en aquel en­tonces y en aquellas circunstancias, interpretar el sentido de la Es­critura (código profético y legal) y promulgar la nueva ley. Tiene también funciones cultuales. Los esenios creían que este Mesías sacerdote saldría de entre sus filas. ¿En la cuarentena que precedió a su ministerio público, no se asimiló Jesús a los anacoretas del desierto de Judá, aunque estuvo lejos propiamente de sus enseñan­zas, como estuvo lejos de las enseñanzas del Templo, de entre los doctores de la Ley, para que se viera que «su doctrina no era suya, o recibida de su tiempo, sino de aquel que le enviaba» (Jn 7,16)? Lo cierto es que los esenios de Qumrán esperaron a «un Intérprete de la Ley que ha de venir de la tierra (simbólica) de Damasco» (CD 7,18 ss). El segundo Mesías, el Mesías de Israel, era un jefe político, de estirpe real, de la Casa de David. Se le llama Brote de David ( 4Q ).

En el fondo en esta manera de pensar y de expresarse, se halla la concepción tradicional en la constitución del régimen del pueblo: sacerdocio y realeza. Ambos elementos no existían entonces: el sa­cerdocio, para los esenios, está viciado en el Templo de Jerusalén; el rey había propiamente desaparecido, cuando fueron al destierro babilónico. Vendrá, y esperan una restauración total, por ambas lí­neas.

Han notado los comentaristas que hay indicios en los evangelios de la infancia de una doble línea mesiánica en Jesús: es el Hijo de David, por José (Le 1,32; 3,23.31), pero también Hijo de A.arón o Mesías Sacerdote, ya que María, su madre, estaba emparentada con Isabel, de las hijas o descendientes de Aarón (Le 1,5.35). Pablo se esforzará por inculcar que Jesús es sacerdote según el orden de Melquisedec, el cual es eminentemente superior al sacerdocio de Aarón o levítico, porque Leví es descendiente directo de Abraham, por facob, pues era jefe y padre sin tierra de los levitas un patriar­ca de las doce tribus; en cambio Abraham ofreció primicias o tributo religioso a Melquisedec, y solo el inferior (Abraham} puede dar diez­mo al superior (Melquisedec) y no al contrario; cuando el Salmo, pues, dice que el Mesías será sacerdote según el orden de Melquise­dec, dice que el Mesías (Jesús) tendrá un sacerdocio eminentemente superior e incluyendo al de Aarón. En el pensamiento de Pablo, Cris­to es el promulgador de la Ley Nueva, con independencia total del rabinismo (Gn 14,18; Sal 109,8; Hebr 7,1-17).

El Mesías del cristianismo adquiere y alcanza una elevación y relieve que los ascetas esenios de Qumrán, enraizados sólo en el Antiguo Testamento y por lo mismo quedándose a media revelación, no pudieron ni soñar. Su mesianismo desembocará inevitablemente

Page 20: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[27] QUMRÁN Y LA BIBLIA 27

en una creencia de conquista por parte del pueblo judío, como único y total mesías, en el mundo del. futuro entre las naciones y contra ellas ( 24 ).

13. EL CALENDARIO

Uno de los más sorprendentes descubrimientos a que dieron lugar los escritos de Qumrán fue constatar la existencia de un calendario peculiar de fiestas litúrgicas, que se regía por otras bases que las del orden festivo seguido por el judaísmo en tiempo de Jesús.

Ya por el Documento de Damasco, hallado en El Cairo, se cono­cía la existencia del Libro de los Jubileos o Las divisiones de los tiempos ( de los años y sus ciclos) en sus jubileos y semanas. En la cueva cuarta se hallaron fragmentos por lo menos de seis copias. Antes se conocía sólo la versión etíope y partes en otras lenguas.

En Jerusalén y su Templo estaba entonces en vigor el calendario lunar; Qumrán seguía el antiquísimo solar (el nuestro), más genuino en el mismo pueblo hebreo. Se hallaron incluso, entre los fragmen­tos, unas tablas matemáticas que armonizan ambos calendarios.

Según el calendario arcaico solar de Qumrán, el año tiene 364 días, distribuidos en 12 meses, en grupos de tres (cuatro grupos o estaciones, de tres meses cada una). Los dos primeros meses de cada estación tienen 30 días, el tercero 31. Es el día llamado inter­calar. En este sistema que comprende semanas completas, cada año los mismos días del mes caen o coinciden en los mismos días de la semana. El primer día del año es el miércoles, porque según el Génesis (Gn 1,14-19) fue creado en este día el sol y así pudo comenzar el año solar. Sin embargo, la realidad astronómica es algo distinta. El año real solar es un día y un cuarto más largo. Este desfase debía corregirse oportunamente con la intercalación de una semana ente. ra, para no romper el ritmo semanal.

Mientras el calendario lunar, más reciente, introducido probable­mente por Antíoco Epifanes, se desplaza poderosamente hasta tener que intercalarse un mes entero de 28-29 días, a su debido tiempo para corregir los desplazamientos, el solar, en cambio, es práctica­mente inmutable.

Pero, por esa discrepancia, los monjes de Qumrán, siguiendo una más antigua y veneranda tradición, celebraban los ayunos y festivi­dades en días distintos a los del calendario del Templo de Jerusalén.

(24) J. S. CROATTO, «De messianismo Qumranico», Verbum Domini 35 (1957) 2·79-286. 244-260: P. PRIGENT, «Quelques testimonia messianiques. Leur histoire littéraire, de Qumran aux Peres de l'Église», Theologische Zeit­schrift, Basel 15 (1960) 419-430; J. STARCKY, «Les quatre étapes du messianis­me a QuJJ].ran», Revue Biblique 70 (1963) 481-505; R. E. BROWN, «J. Starcky's Theory of Qumran Messianic Development», The Catholic Biblical Quarter­ly 28 (1966) 51-57; J. A. FITZMYER, «Futher Light on Melchiscclek from Qum­ran Cave II», Journal of Biblical Literature 86 (1967) 25-41.

Page 21: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

CALENDARIO SOLAR JUDIO

Domingo Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado

1 .2 3 4 5 6

1 1 2 3 4

5 6 7 8 9 10 11 I 12 13 14 15 16 17 18

19 20 21 2'2 23 24 25 26 27 28 29 30 ····-r· 2 ·-----:

{ 3 4 5 6 7 8 9

11 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 2"2 23 24. 25 26 27 28 29 30 ·-------·

1 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

III 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31

l 1 2 3 4

5 6 7 8 9 10 11 IV 12 13 14 15 16 17 18

19 20 21 22 23 24 25 26 27 -28 29 30 ···· 1 ...

2 -----! 8 9

{ 3 4 5 6 7

10 11 rn 13 14 15 16 V 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 1

1 1 2 3 4 5 6 --·-,r--8 9 10 11 12 13 14

VI 15 16 17 18 19 20 21 2Il 23 24 25 26 27 28 29 30 31

1 1 2 3 4,

5 6 7 8 9 10 11 VII 12 13 14 16 16 17 18

19 20 21 22 23 24. 25 26 27 28 29 30 .··· 1 ·-- 2

6 7 ....... ,

8 9

{ 3 4 5

10 11 12 13 14 15 16· VIII u 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 ;'" ..

1 1 2 3 4. 5 6 ····;¡·· 8 9 10 11 12 13 14

IX 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31

¡ 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

X 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 ···· 1 ...

2 6 7

·······! 8 9

{ 3 4 5

XI 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30

¡ 1 2 3 4 5 6 ···-';·-8 9 10 1l 12 1S 14

XII 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31

El calendario solar judío •es más antiguo que el ,lunar. El año tiene 364 días, exacta­mente 53 semanas que se dividen en cuatro estaciones de 13 semanas cada una. Los me­ses tienen 30 días, pero debe añadirse un día más al final de cada trimestre [31, día intercalar]. Así se obtienen los 91 días de las 13 semanas trimestrales.

En este callendario, el año siempre empieza en miércoles y las fiestas anuales coinci­den siempre en el mismo día de la semana.

Page 22: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[29) QUMRÁN Y LA BIBLIA 29

14. EL DIA DE LA ULTIMA CENA

Ante todo, debe advertirse que las conmemoraciones litúrgicas actuales siguen una diferenciación temporal relativa entre sí, pero no completa ni absoluta. El 25 de diciembre es la Nátividad del Señor porque el 25 de marzo es la Encarnación, o viceversa. El 28 de diciembre se celebra la fiesta de la matanza de los Inocentes, y el día 6 de enero (nueve días después) la Epifanía que es anterior, ya que por la huida de los Magos fueron muertos los inocentes. El 2 de febrero se conmemora la Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación, pero estos hechos son anteriores a la Epifanía: ¿cómo hubieran podido presentarse en el Templo, José y María, a los cuarenta días de nacido Jesús, estando ya en Egipto? De modo parecido, en Semana Santa, entre el prendimiento del Señor en el Huerto de Getsemaní, el Jueves Santo por la noche, muy avanzada la noche, y la crucifixión, propiamente a las nueve de la mañana del viernes, tuvieron que pasar tantas y tantas cosas narradas en los evangelios que se hace difícil conciliar todos los datos. Baste recordar las dos sentencias del sanedrín: una que da pena de muerte y otra que la ratifica, entre las cuales debían pasar veinticuatro ho­ras, y luego la entrega de Jesús al brazo secular, con su complicado y largo proceso y subsiguiente condena.

San Juan muestra con diáfana claridad que la última Cena del Señor con sus discípulos se celebró antes que la cena pascual según el calendario del Templo: cuando crucificaron a Jesús, los judíos comían la cena religiosa, el viernes, víspera del gran Sábado.

Según apareció en los escritos de Qumrán, en el calendario an­tiguo, más venerado, las fiestas caían siempre el mismo día de la semana. El año siempre empezaba el miércoles, día cuarto. De con­siguiente, según ese calendario, la cena pascual se debía celebrar el día 15 del primer mes, que era siempre miércoles. Como el día judío se computaba de puesta a puesta de sol, la cena pascual debía celebrarse al anochecer del martes. Las dos fiestas de la Pascua, según el antiguo y el nuevo calendario, pudieron darse en una misma se­mana. La señorita Jaubert probó que los datos evangélicos podían conciliarse si Jesús y sus discípulos siguieron el calendario sacer­dotal o solar y la liturgia del Templo de Jerusalén el lunar (2 5

).

Los hechos se reparten así. Tarde del martes y anochecer del miércoles (para el mundo judío ya es el mismo miércoles), última Cerra y oración del huerto. En esta noche, predimiento. Llevan a

(25) A. JAUBERT, «Le calendrier des Jubilés et la Secte de Qumran: Ses origines bibliques», Vetus Testamentum 3 (1953) 250-264; ID., «La date de la derniere Cene», Revue de ZHistaire des Religions 146 (1954) 140-173; ID., «Le calendrier des Jubilés et les jours Iiturgiques de la semaine», Vetus Testa­mentum 7 (1957) 35-61; rn., La date de la Cene: calendrier biblique et litur­gie chrétienne (Paris 1957).

Page 23: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

30 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [30]

Cristo ante Anás. Negaciones de Pedro. Jesús es llevado a Caifás, esta misma noche y queda en prisión. Miércoles por la mañana pri­mera reunión del sanedrín ( que requiere para su funcionamiento legal una convocación completa y una reunión mayoritaria), Jesús preso de los judíos. Jueves, segunda reunión del sanedrín, ratifica­ción de condena, conducción a Pilato, miedo de los judíos a conta­minarse y no poder comer la futura Pascua. Conducción a Herodes, vuelta a Pilato, Jesús preso de los romanos. Viernes, al amanecer y durante las primeras horas de la mañana, segunda aparición ante Pilato, condena, viacrucis y crucifixión hora tertia, muy al comienzo de la mañana.

Los evangelios sinópticos prestan poca atención a la cronología. Agrupan, en su concisión, los sucesos por materias, y así a veces uti­lizan para fechar el calendario del Templo o el solar. Mateo habla de dos días antes de la Pascua (Mt 26,2) y Juan de seis días antes, al referirse al mismo acontecimiento de la unción de Betania (Jn 12,1), que debe entenderse de la Pascua lunar u oficial judía, si son seis días, o de la solar y qumranita en el entramado de la pasión y su narración.

Vetustos testimonios cristianos hablan de Jesús, que fue preso en Getsemaní el martes de la Semana Santa (la Didascalía, s. III, san Epifanio de Chipre, 403 p. C., y Victoriano de Petau, en Estiria, 304 p. C.). Se ha demostrado que los ayunos cristianos del miércoles y del viernes se justifican por esa explicación: porque fue prendido Jesús y porque murió en la cruz.

15. JUAN EL BAUTISTA, ¿ESTUVO EN QUMRAN?

Un atento estudio descubre que los datos que ofrecen los evan­gelios perfilan una personalidad de Juan el Bautista mucho más rica de lo que a primera vista pudiera parecer. Sabemos de su austeridad, su predicación, su bautismo de arrepentimiento para remisión de los pecados; pero también que conocía muy bien las Escrituras, es­taba formado en una ascesis de tipo tradicional en Israel y que «el niño crecía y se robustecía en el espíritu y vivía en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel» (Le 1,80).

El único desierto, para el tiempo y el lugar en que actuó Juan el Bautista, fue el de Judá, donde estaba el monasterio de Qumrán. Debe distinguirse, en Qumrán, el tipo de vida comunitaria y el tipo de vida anacorética, de soledad, en más o menos relación con un centro monacal. J osefo dice de sí mismo que estuvo largo tiempo con un asceta solitario llamado Bano.

Es muy aceptable que Juan el Bautista conviviera con los monjes de Qumrán un tiempo más o menos largo de su vida, y diría que es cierto que les conoció y apreció. Pero llega un momento de diferen­ciación esencial. Los esenios o qumraníes con sus ideas cerradas de

Page 24: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[31] QUMRÁN Y LA BIBLIA 31

separación absoluta de los hombres, con la esperanza de una libe­ración escatológica o de intervención directa divina, dentro de un aprecio estricto y una valoración absorbente de la Ley, a cuya letra se apegan. Juan, en cambio, tiene un mensaje y un destino muy distintos: su bautismo no es una lustración ritual de tipo ascético personal sino algo que él confiere a los otros; acuden a él las turbas, y su acción es específicamente para las turbas; dilucida sabiamente los deberes de los que creen en su mensaje, que son todos de me­jora de la vida social y no de apartamiento cerrado claustral; sobre todo es voz, es signo, es el precursor de un Mesías concreto que ya está entre la gente. Los monjes de Qumrán soñarán con un mesías futuro que equivale al triunfo, incluso terreno, del pueblo judío como tal, una vez purificado de sus desvíos, y ese sueño no se realizará, porque ellos, los escogidos, el resto de Israel, como se creían, des­aparecerán para siempre con la destrucción del Jerusalén el año 67 y 70, y de modo definitivo al ser sofocada la revuelta vivaz de Bar Kokeba o Ben Kosbá, en el año 136 de nuestra era (26 ).

16. CONCLUSION

Ha pasado el tiempo. Las llamaradas sensacionalistas del comien­zo se han ido extinguiendo con la misma rapidez con que se encen­dieron. Algunos, tendenciosos o precipitados, quisieron hallar un cris­tianismo antes de Cristo. Wilson decía que posiblemente los orígenes del cristianismo hubieran de rastrearse antes en el monasterio de Qumrán que en Belén y Nazaret, aunque honradamente añadía que sería una locura explicar el contenido de los evangelios con analo­gías y precedencias del Qumrán coetáneo (2 7

). En realidad, como veía Gaster, los conceptos fundamentales del cristianismo se hallan ausentes de Qumrán: divinidad del Mesías, su encarnación, pecado original y redención por la cruz, amor universal y auténtica esca­tología.

Qumrán nos ha abierto con llave de oro una época oscura de la historia judaica, pero queda petrificado en las frías raíces vetero­testamentarias, incorporado en las ansias de un sector del judaísmo que debe colocarse, según fue de rápido su brillo y extinción, en la luz crepuscular de entre los dos Testamentos.

(26) J. PRYKE, «John the Baptist and the Qumran Community», Revue de Qumran 4 (1964) 483-496.

(27) E. WILSON, The Scrolls from the Dead Sea (London 1955) 133.

Page 25: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

32 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [32)

BIBLIOGRAFIA

La bibliografía que sigue a continuación no es más que una amplia selección de artículos y publicaciones que tratan de Qumrán, escritos en lengua castellana. La mayoría son trabajos de investigación originales; otros -relativamente muy pocos- son traducciones de obras consagradas en el tema, escritas en lenguas extranjeras. Es prácticamente imposible reu­nir los que se han pubicado en cualquier lengua; tal pretensión caería ade­más fuera del actual propósito.

Como los nuevos hallazgos se sucedían vertiginosamente y los estu­dios, por su misma naturaleza tenían que proceder con cauta lentitud, al­gunos escritos de los aquí reunidos tendrán sólo valor circunstancial. Por eso ha parecido más conveniente clasificarlos por orden cronológico, se­gún el tiempo de su aparición, y dentro de él, por sucesión alfabética de autores. La presencia de esta lista justifica la carencia de más amplias notas o fuentes, en las anteriores páginas, que se han inspirado en l¡¡¡ ex­periencia directa de lugares y escritos auténticos y en buena parte del material aquí citado.

Conviene advertir que existe una revista internacional, dedicada exclu­sivamente a los temas de Qumrán. Es la Revue de Qumran, París, primer volumen 1958-1959. Está desarrollándose un proyecto en Israel que inten­ta reunir un catálogo completo de todas las publicaciones apar1.cidas so­bre los manuscritos del mar Muerto y, siempre que sea posible, un ejem­plar de la misma publicación. Entre nosotros, Benito Celada principal­mente ha cuidado de irnos informando desde las páginas de la revista Cultura Bíblica (Madrid-Segovia) de cuanto iba sabiéndose de nuevo e im­portante en el complejo campo de la qumranología.

Año 1950

J. M. PAUL BAUCHET, «Un salmo del libro de las Alabanzas de Ain Fesh­ka», Sefarad 10 (1950) 170-172, con una fotografía del manuscrito; A. Ro­SENVASSER, «Los manuscritos descubiertos en el desierto de Judá», Da­var 30 (Buenos Aires 1950) 80-109.

Año 1951

F. PÉREZ CASTRO, «Los manuscritos del mar Muerto», Sefarad 11 (1951) 115-153; 12 (1952) 167-197.

Año 1952

A. DíEZ MACHO, «Los manuscritos hebraicos descubiertos en Ain Fasha' (mar Muerto)», Razón y Fe 145 (1952) 148-165. 403-418; J. MEJÍA, «Los ma­nuscritos del mar Muerto», Criterio 25 (1952) 402-404. 474-477.

Año 1953

S. BARTI_NA, «Estado actual en los hallazgos del mar Muerto», Eccle­sia 13 (1953) 519-522; F. J. CAUBET, «Importantísimos descubrimientos en el desierto de Judá», Cultura Bíblica 10 (1953) 129-135. 187-194; J. M. SOLÁ SOLÉ, «Una tendencia lingüística en el Manuscrito de Isaías {DSia) de K.!hirbet Qumran», Sefarad 13 (1953) 61-71; D. YUBERO, «Nuevos descubri­mientos bíblicos en Palestina», Cultura Bíblica 10 (1953) 328-331.

Page 26: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[33] QUMRÁN Y LA BIBLIA 33

Año 1954

L. ARNALDICH, «La alianza con Dios, ideal de la restauración del orden religioso destruido, según la secta del Mar Muerto», XXXV Congreso Eucarístico Internacional 1952 (Barcelona 1954) 341-344; F. J. CAUBET, «La exposición de Tierra Santa en Madrid y los manuscritos de Judá», Cul­tura B_íblica 11 (1954) 176-180.

Año 1955

M. E. BOISMARD, «La literatura de Qumrán y los escritos de San Juan», Cultura Bíblica 12 (1955) 250-264.

Año 1956

[Anónimo], «Interpretación del último manuscrito bíblico del mar Muer­to», Arbor 33 (1956) 580-582; [Anónimo], «¿Tesoros legendarios a orillas del mar Muerto?», Arbor 35 (1956) 96-99; S. DE AusEJO, «La resurrección escatológica individual en la literatura judea precristiana», XV Semana Bíblica Española 1955 (Madrid 1956) 151-164; J. M. CASCIARO, «Manuscritos del mar Muerto», Nuestro Tiempo 5 (Pamplona 1955) 40-64; 6 (octubre 1956) 50-75; J. CAUBET !TURBE, «Los rollo., y fragm·entos manuscritos del Desierto de Judá», XV Semana Bíblica Española 1955 (Madrid 1956) 166-186; E. LÁKATOS, «La autenticidad del cuarto evangelio a través de los documentos de Qumrán», Revista de Teología 6, n.º 21 (La Plata, Argen­tina 1956) 67-77; A. G[ONZÁLEZ] LA..\1ADRID, Los descubrimientos de Qum­rán (Madrid 1956) 413; E. M. LLOPART, «La protovetlla pasqual apostolica», en los escritos del Nuevo Testamento y Qumrán, Mise. Cardenal l. A. Schus­ter (Montserrat 1956) 387-522; E. WILSON, Los rollos del mar Muerto. El des­cubrimiento de los manuscritos bíblicos, Breviarios del Fondo de Cultura Económica 124 (México-Buenos Aires 1956) 126, traducción E. S. Speratti Piñero.

Año 1957

J. M. ALLEGRO, Los manuscritos del mar Muerto (Madrid 1957), traduc­ción M. Fuentes Benot; L. ALONSO 'SCHOKEL, «Sobre la fecha de la última Cena», Razón y Fe 154 (1957) 243-247; F. F. BRUCE, «Volviendo al asunto de los pergaminos del mar Muerto», Pensamiento Cristiano 5 (1957) 71-76; F. CANTERA BURGOS, «Los hallazgos del mar Muerto», Arbor 38 (1957) 139-140; F. J. CAUBET !TURBE, «El Maestro de Justicia y los Himnos de Qum­rán», Cultura Bíblica 14 (1957) 365-370; M. GRAO MONTSERRAT, «El descubri­miento documental más sensacional de los tiempos modernos», Arbor 38 (1957) 226-242; J. LEAL, «La nueva fecha de la Cena y el orden de los he­chos de la Pasión de Nuestro Señor», Estudios Eclesiásticos 31 (1957) 173-188; L. TURRADO, «Los manuscritos del mar Muerto», Salmanticensis 4 (1957) 191-203; A. VINCENT Los manuscritos del desierto de Judá (Madrid 1957) 338, traducción J. Vila Selma.

Año 1958

J. ALQNSO, «La teoría moderna sobre la fecha de la última Cena», Sal Terrae 46 (1958) 141-156; A. ARCE, «El día de la última Cena y la muerte de Jesús», Tierra Santa 32 (1958) 101-110; X. G. ARCE, «¿Cuánto duró la pasion de Cristo?, Christus (México 1958) 247-252; F. BORGHINI, «Los ma­nuscritos del mar Muerto», Humanitas (Tucumán 1958) 121-131; M. BuR­ROWS, Los rollos del Mar Muerto (México, Buenos Aires 1958) traducción E. S. Speratti Piñero, su bibliografía llega hasta 1955; F. J. CAUBET, «Los maravillosos manuscritos de Qumrán junto al mar Muerto», Cultura Bí­blica 15 (1958) 193-320; J. CORTÉS QUIRANT, «La nueva fecha de la última

Page 27: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

34 SEBASTIÁN BARTRINA, S. l. [34]

Cena», Estudios Bíblicos 17 (1958) 47-81; A. EISENBERG, El gran descubri­miento (Buenos Aires 1958) 118, Biblioteca Israel, Ediciones judías en castellano; B. ESCANDELL BONET, «Qumrán en el marco de la Historia», Boletín Informativo del Seminario de Derecho Político X-XII (Madrid 1957); I-II (1958) 89-128; T. EYLISH, «Los manuscritos del mar Muerto y la crítica textual», Finis Terrae 19 (Santiago de Chile 1958) 56-62; M. GAR­CÍA CORDERO, «Los descubrimientos del desierto de Judá y jos orígenes del cristianismo», La Ciencia Tomista 85 (1958) 59-137; L. GRINBERG, «Los ma­nuscritos del mar Muerto», Anales de la Universidad de Chile 111 (,San­tiag9 1958) 302-311; J. METÍA, «Posibles contactos entre los manuscritos de Qumrán y los libros de los Macabeos», Revue de Qumran l (1958) 51-72; J. M. MiLLÁS VALLICROSA, V alar escriturario d.e los hallazgos en el mar Muerto (Barcelona 1958) 56; F. NorscHER, «La búsqueda de la verdad en tiempos de Jesucristo según los manuscritos de Qumrán a orillas del mar Muerto», Revista Bíblica, Argentina 20 (1958) 1-13, es traducción de Das Heilige Land, en Revue de Qumran t. I. n.º 735; M. PERDÍA, «Cronología de la pasión a la luz del Calendario .,Sacerdotal de los Jubileos», Revista Bíblica 20 (1958) 6-9; ROBERTO DÉ BUENOS AIRES, «Algunos problemas plan­teados por los descubrimientos de Qumrán», Revista Bíblica 20 (1958) 14-22; A. RosENVASSER, «Los manuscritos del desierto de Judá», Revista de la Universidad 1-2 {La Plata 1958) 33-45. 49-62; V. SORIA, «La idea del pre­mio en los pergaminos del mar Muerto», Cultura Bíblic(l 14 (1958) 387-389; V. VILAR, «Crónica arqueológica de Palestina», Estudios Bíblicos 17 (1958) 113-114. 125-126 trata de Qumrán 1954-1956.

Año 1959

[Anónimo], «Algunas breves noticias. acerca de los manuscritos del mar Muerto y de la segunda serie de estudios del P. Caubet próxima a publicarne en Cultura Bíblica», Cultura Bíblica 16 (1959) 308-311; J. CAU· BET !TURBE, «Jerusalén y el templo del Señor en los manuscritos de Qum­rán y en el !'Iuevo Testamento¡:., Sacra Pagina II (Paris 1959) 28-46; J. CAU~ BET !TURBE, «El Calendario de Enoc-Jubileos y el antiguo calendario he, breo», Salmanticensis 6 {1959) 131-142; J. DANIÉLOU, Los manuscritos del mar Muerto y los orígenes del cristianismo (Buenos Aires 1959) traducción J. Ferrari, J. Mejía; P. HERRERO, Los documentos del mar Muerto (Barce­lona 1959) 210; J. A. G. LARRAYA, «El descubrimiento documental más im­portante de los tiempos modernos», Punta Europa 5 (1959) 66-79; J. ME­JÍA, «Contribución de Qumrán a la exégesis de los libros de los Macabeos», Sacra Pagina I (1959) 20-27; J. PRECEDO LAFUENTE, «San Juan Bautista y los manuscritos del mar Muerto», Compostellanum 4 (1959) 5-38; J. J. REBOLI, «La controversia pascual», Revista Bíblica 21 (1959) 181-185; J. STEINMi\NN, San Juan Bautista y la espiritualidad del desierto: Hombres de Espíritu (Madrid 1959) 230, traducción S. )3ordoy Luque; J. I. VICENTINI, «Actuali­dades bíblicas. 2 Sobre los manuscritos del mar Muerto», Ciencia y Fe (1959) 293-302, donde recensiona las obras de quince autores; Y. YADIN, Los rollos del mar Muerto (Buenos Aires 1959) 205.

Año 1960

J. CANTERA ÜRTIZ DE URBINÁ, El Comentario de Habacuc de Qumrán (Madrid-Barcelona 1960) 45; F. J. CAUBET !TURBE, «Los maravillosos ma­nuscritos de Qumrán, junto al mar Muerto, Capítulo VII: Los Esenios, la secta de los manuscritos de Qumrán», Cultura Bíblica 17 (1960) 145-155; M. DELCOR, «Estado actual de los estudios sobre Qumrán», Apostolado Sa­cerdotal n.º 198 (1960) 28-29: A. GoNZÁLEZ. «La lengua: y la base 1ingüística del Rollo de Isaías», Estudios Bíb.zicos 19 (1960) 237-244, presentación de un libro de E. Y. Kutscher; H. E. DEL MEDICO, El mito de los esenios des­de los orígenes hasta el final de la Edad Media (Madrid 1960) 322, traduc-

Page 28: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

[35] QUMRÁN Y LA BIBLIA 35

ción de V. Imbert; L. SCAZZOCCHIO, Los manuscritos del mar Muerto (Mon­tevideo 1960) 238; V. VILAR, «Crónica arqueológica de Palestina», Estudios Bíblicos 19 (1960) 122-124 trata de Fesja.

Año 1961

S. BARTINA, «El calendario solar judío», Cultura Bíblica 18 (1961) 97-102; A. DfEz MACHO, «El texto bíblico del comentario de Habacuc de Qum­rán», Lex tua veritas, Fst. H. Junker (Trier 1961) 59-64; J. MARTÍNEZ CA.TAL, «El mensaje de Kumran y la santid<!d cristiana. Contraste de dos espi­ritualidades», Razón y Fe 163 (1961) 583-596; J. T. MILIK. Diez años de des­cubrimientos en el desierto de Judá (Madrid 1961) 208 traducción ed. El Perpetuo Socorro; A. RIGAZIO, «En torno a los descubrimientos del mar Muerto», Estudios, Instituto de Intercambio Cultural Argentino Israelí 2 (Buenos Aires 1961) 19-30; K. ScHUBERT, La comunidad del mar Muerto, sus orígenes y enseñanzas (México 1%1) 196.

Año 1962

L. ARNALDICH, «Influencias de Qumrán en la primitiva comunidad ju­dío-cristiana de Jerusalén», XIX Semana Bíblica Española 1958 (Madrid 1962) 135-196 = Salmanticensis 7 (1960) 3-66; J. M. CABALLERO CUESTA, «¿Fue el Bautista un esenio?», Burgense 3 (1962) 15-30; A. GoNZÁLEZ LAMADRID, Beduinos, monjes y tesoros (Madrid 1962) 117, cf. O. GARCÍA DE LA FUENTE, Ciudad de Dios 176 (1963) 342-343 y F. F. RAMOS, Studium Legionense 5 (1964) 280-283; W. S. LA SOR, «Los rollos del mar Muerto y los albores del cristia­nismo», Noticias Cristianas de Israel 13 (1962) 8-13, traducido del ingléo:;; J. M. LEURS, «Historia de los hallazgos de Qumrán», Tierra Santa 37 (1962) 18-26; E. SUTCLIFFE, Los monjes de Qumrán (Barcelona 1962) 303, traducción J. A. G. Larraya.

Año 1963

M. BAi:LLET, « Documento de Damasco», Enciclopedia de la Biblia 2 (1963) 756-762; L. GALLEGO, «Los himnos o salmos de Qumrán», Proyec­ción 10 (1963) 236-240; J. JAUBERT, «Calendario de Qumrán» Enci9lopedia de la Biblia 2 (1963) 470-480; A. M. JAVIERRE, El tema literario de la suce­sión. Pnolegómenos para el estudio de la sucesión apostólica (Zurich 1963) 600, donde trata el tema de la sucesión según los escritos de Qumrán; L. F. RIVERA, «La Biblia y los estudios modernos», Revista Bíblica 25 (1963) 69-75 y cf. 136; J. SALGUERO, «El dualismo qumránico y San Pablo», Stud. Paulin. Congressus 1961 (Roma 1963) II 549-562.

Año 1964

L. ARNALDICH, «Las comunidades de Qumrán y su organización jerár­quica», El Colegio episcopal (Madrid 1964) 71-130; Y. BAER, «El Manual de Disciplina. Documento judaico-cristiano de principios del siglo II de la Era cristiana, con cotejos con el documento de la Alianza de Damasco», Sión 29 (1964) 1-60, of. J. M. MILLÁS, Sefarad 24 (1964) 366-368; J. A. BAL­BONTÍN, «Los himnos del Maestro de Perfección de Qumrán», Atlántida 2 (1964) 538-545; J. M. CASCIARO, «Biblia y Cristianismo tras los descubri­mientos de Qumrán y Khenoboskion», Nuestro Tiempo 14 (1964) 301-314; J. S. CROATTO, «Corrientes espirituales en Palestina a la luz de los rollos del mar Muerto. Estado actual de los estudios», Ciencia y Fe 20 (1964) 125-140; A. GoNZÁLEZ LAMADRID, «Esenio.; y la Comunidad de Qumrán», En­ciclopedia de la Biblia 3 (1964) 143-150; T. DE J. MARTfNEZ. «Genes1s 2P<-­

crifo de Qumrán», Enciclopedia de la Biblia 3 (1964) 775-778; E. F. SuT­CLIFFE, «Esenios», Enciclopedia de la Biblia 3 (1964) 139-143; V. VILAR, «Cró­nica arque!)lógica de Palestina», Estudios Bíblicos 23 (1964) 194 trata de los Salmos de la cueva once.

Page 29: Oumrán la Biblia. Veinte años de investigaciones(*>[9] QUMRÁN Y LA BIBLIA 9 hallazgo de los manuscritos de Qumrán, del desierto de Judá o del mar Muerto. Hoy se levanta en Jerusalén

36 SEBASTIÁN BARTRINA, S. I. [36]

Año 1965 [Anónimo], «El Santuario del Libro inaugurado en Jerusalén», Noti­

cias Cristianas de Israel 16 (1-2/1965) 13-14; [Anónimo], «Simposium so­bre los rollos», Noticias Cristianas de Israel 16 (1-2/1965) 14-15; M. BAiL­LET, «Cuevas pequeñas de Qumrán», Enciclopedia de la Biblia 6 (1965) 71-74; M. BALAGUÉ, «Monaquismo (esenio y pagano)», EncBib 5 (1965) 279-284; F. J. CAUBET, «El Maestro de Justicia», EncBib 4 (1965) 1167-1169; M. DELCOR, «Manual de Disciplina», EncBib 4 (1965) 1248-1250; M. DELCOR, «Mu­rabba'at», EncBib 5 (1965) 354-356; A. GONZÁLEZ LAMADRID, «Qumrán», EncBib 6 (1965) 40-48; F. Hoyos, «Los estupendos· hallazgos de Qumrán y alrededores en resumen significativo», Revista Bíblica, Rafael Calzada 27 (Argentina 1965) 229-232; G. LAGA, «Qumrán, problema histórico», Estudios Históricos 3-4 (Marília 1965) 149-163; E. LÁKATOS, «El contenido teológico de 'doxazein' en San Pablo (conclusión). El ideal religioso de Qumrán», Re­vista Bíblica 2 (1965) 89-93; F. M. LóPEZ MELÚS, El cristianismo y los ese­nios de Qumrán, Colección Selección Bíblica 15 (Madrid 1965) 110; F. MEN·

DOZA Rmz, «El jueves, día de la última Cena», Estudios Bíblicos 23 (1964) 5-40. 151-171. 259-294; 24 (1965) 85.106; M. A. R. PATÓN, «Juan el Bautista y los escritos de Qumrán», Cultura Bíblica 22 (1965) 146-156; A. ROMEO, «Sa­doquita, Documento», Enciclopedia de la Biblia 6 (1965) 335-344; C. DEL VA· LLE RODRÍGUEZ, «Testimonia de Qumrán (4QT)», EncBib 6 (1965) 983-984.

Año 1966 [Anónimo], «Fragmento del salterio de la cueva de Qumrán II», No­

ticias Cristianas de Israel 17 (1/1966) 3-4, completa el publicado por San­ders; M. BLACK, «Los rollos del mar Muerto y la doctrina cristiana», No­ticias Cristianas de Israel 17 (2-3/1966} 26-29; A. G. LAMADRID, en Estudios Bíblicos 25 (1966) 89-90, recensión al libro de J. CARMIGNAC, Les texteJ de Qoumran traduits et annotés; F. SEN, «Los horóscopos de Qumrán», Cul­tura Bíblica 23 (1966) 366-367; E. WILSON, Los rollos del mar Muerto. El des­cubrimiento de los manuscritos bíblicos (México-Buenos Aires, 2.ª edición 1966) 126, cf. l.' ed. 1956.

Año 1967 L. ARNALDICH_ «Qumrán y la Iglesia», Cultura Bíblica 24 (1967) 3-13; JOSÉ

ANTONIO DEL NIÑO JESÚS, «El voto de virginidad y los tiempos de Cristo», Estudios Josefinos 21 (1967) 51-76; F. SEN, «¿La última palabra sobre la an­tigüedad de los manuscritos d~l mar Muerto?», Cultum Bíblica 24 (1967) 14-16; F. SEN, «Melkisedek», Cultura Bíblica 24 (1967) 91-93; F. SEN, «El Sal­terio de Qumrán», Cultura Bíblica 24 (1967) 163-164; F. SEN, «El dualismo en San Juan y problemas básicos de Qm;nrán», Cultura Bíblica 24 (1967) 187-192, es una recensión al libro del mismo tema de O. Bocher, 1965; H. A. STOLL, Las cuevas del mar Muerto (Barcel_ona 1967) 407, traducción del alemán, 1962, por Ed. Plaza y Janés; Y. YADÍN, «El. rollo del Templo», Noticias Cristianas de Israel 18 (3-4/1967) 41-49.

Año 1968 F. SEN, «Nuevo descubrimiento en Qumrán. El nuevo manuscrito del

Templo», Cultura Bíblica 25 (1968) 103. 173-174; F. SEN, «El templo y su simbolismo en la Comunidad de Qumrán», Cultura Bíblica 25 (1968) 122-123, reseña al libro de B. Gartner del mismo tema.

Año 1969 J. M. CASCIARO, «El vocabulario técnico de Qumrán en relación con el

concepto de comunidad. Estudios preliminares para una eclesiología bíbli­ca», Scripta Theologica 1 (1969) 7-56. 243-313; F. SEN, «Qumrán frente al Templo de Jerusalén», Cultura Bíblica 26 (1969) 96-105; F. SEN, «El Padre­nuestro com_Q poema», Cultura Bíblica 26 (1969) 357-364, reseña al libro de J. Carmignac, París 1969, de parecido tema.