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LA MICROEMPRESA EN NICARAGUA EN LA DÉCADA DE LOS NOVENTA Juan Diego Trejos Solórzano [email protected] Trabajo realizado para el Proyecto Centroamericano de Apoyo a Programas de Microem- presa (PROMICRO) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Diciembre, 2000

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LA MICROEMPRESA EN NICARAGUA EN LA DÉCADA DE LOS NOVENTA

Juan Diego Trejos Solórzano [email protected] Trabajo realizado para el Proyecto Centroamericano de Apoyo a Programas de Microem-presa (PROMICRO) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Diciembre, 2000

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 1

Índice de contenido página INTRODUCCIÓN 01 PRINCIPALES RASGOS DEL MERCADO DE TRABAJO 03 Resultados globales de la Inserción Laboral 03 La Participación Laboral 04 Características de los Puestos de Trabajo 06 1.1. Características de las Personas Ocupadas 12 IDENTIFICACIÓN DE LOS ESTRATOS PRODUCTIVOS 15 Precisión y Ampliación de las Actividades de Baja Productividad 15 La estratificación de las Actividades en Pequeña Escala 18 La Propuesta Operativa 20 Creación de Algunas Variables de Asignación 26 Período de Análisis y Fuentes de Información 28 LA SEGMENTACIÓN DEL MERCADO DE TRABAJO 29 La Estructura Global 30 Perfil de los Puestos de Trabajo 32 El Perfil de las Personas 35 PAPEL DE LA MICRO Y PEQUEÑA EMPRESA NO AGRÍCOLA 39 Magnitud y Composición de las Micro y Pequeñas empresas no agríco-

las 41

El Perfil de los Trabajadores de las Micro y Pequeñas Empresas 43 Las características de los puestos de trabajo 43 Las características de las personas 53 CONCLUSIONES 64 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 67 Anexo A: Ramas de Actividad clasificadas como Modernas 70 Anexo B: Agrupamiento de Ramas de Actividad 72 Anexo C: Cuadros Estadísticos de los Estratos Productivos 74 Anexo D: Una exploración de las operaciones de los micronegocios

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INTRODUCCIÓN El papel preponderante de la microempresa no agrícola en la generación de empleo durante el decenio de los años noventa, es un hecho abundantemente documentado para la mayoría de los países de América Latina. En efecto, estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 1999) indican que el empleo en el sector informal representó, para 1998, el 48% del empleo urbano en América Latina y su participación viene en aumento pues pesaba el 44% ocho años atrás. De acuerdo a estos cálculos, seis de cada diez nuevos empleos urbanos generados en la región entre 1990 y 1998 pertenecen al sector informal. Resultados similares reporta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Según la CEPAL (2000), de cada 100 nuevos empleos creados entre 1990 y 1997, 69 correspondieron al sector informal, sector que representó el 47% de los ocupados urbano en 1997.

Las últimas estimaciones disponibles para Nicaragua, que se refieren al año 1997 y al ám-bito urbano, señalan que el 60% de los ocupados urbanos se ubicaba en el sector informal, bastan-te por encima de la media regional del 47% (CEPAL, 1999). Otras estimaciones recientes (Rocha y Terán, 1998), obtienen que el sector informal representaba el 66% del empleo no agrícola en 1993, cuando en 1985 alcanzaba tan solo al 45%. Análisis previos sobre la evolución en los años ochenta se encuentra en Chamorro, Chaves y Membreño (1991).

La segmentación del mercado de trabajo urbano en dos estratos a saber, uno formal y otro informal, utilizando encuestas de hogares tiene una larga tradición. La Organización Internacio-nal del Trabajo (OIT), a través de su desaparecido Programa Regional del Empleo para América Latina y el Caribe (PREALC), fue pionera en este tipo de trabajos desde el decenio de los años setenta (Tokman, 1987; Mezzera, 1990), aunque su enfoque no sea el único existente.1 El análisis que se realiza en este documento sigue también la tradición del PREALC, pero lo amplía para incorporar elementos de otros enfoques que permitan avanzar en la estratificación de las activida-des en pequeña escala. Ello significa que se considera al sector informal con un sector productivo no agrícola y de pequeña escala, caracterizado por una reducida dotación de capital humano y físico y por el empleo de técnicas administrativas muy primitivas, todo lo cual se traduce en una baja productividad y consecuentemente bajos ingresos. No obstante, se reconoce que las reformas económicas, el proceso de globalización y el desarrollo tecnológico han aumentado la heteroge-neidad de la producción en pequeña escala y han permitido el desarrollo de una franja de micro-negocios de gran dinamismo y potencialidad.

Así, aunque la existencia de sectores informales con altos ingresos no es nueva y ya desde hace mucho tiempo se abandonó la informalidad como una forma de reetiquetar la pobreza, a una década de reformas económicas se empieza a plantear el surgimiento de una franja del sector in-formal más vinculado con los sectores dinámicos dentro del proceso de globalización. Este estra-to tendría mayores posibilidades de crecimiento y desarrollo y en esa dirección se tornaría en me-

1 Raczynski (1977) realiza un primer intento de sistematización de los distintos enfoques emergentes. Cartaya (1987) sintetizan los distintos enfoques desarrollados en los ochenta. Esfuerzos de sistematización posteriores se encuentran en Pérez-Sainz (1991) y Portes y Schauffer (1993). Trabajos dentro de algunas de esas orientaciones se encuentran en FLACSO (1988), y Pérez - Sainz (1991, 1996.) discute desarrollos interpretativos más recientes.

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jor candidato de las políticas de apoyo productivo. En simultáneo, sectores de la pequeña empresa estarían viviendo un proceso de informalización por la generalización de las relaciones de sub-contratación. Identificar y caracterizar distintos estratos productivos dentro de lo que empieza a denominar como neoinformalidad (Pérez-Sainz, 1996), a partir de las encuestas de hogares como fuente primaria de información, es el objetivo del presente trabajo.

El informe se estructura en cinco secciones adicionales a esta introducción. La sección si-guiente (segunda) resume los principales rasgos del mercado de trabajo a fines de los noventa como marco de referencia para entender y ubicar las actividades no agrícolas en pequeña escala. En la tercera sección se discuten los elementos metodológicos utilizados para llegar a una seg-mentación de las actividades en pequeña escala por estratos productivos y con la encuesta de me-dición de niveles de vida como fuente. Se pasa luego, en la cuarta sección, a cuantificar la magni-tud y estructura de las actividades no agrícolas con énfasis en las actividades de baja productivi-dad. La siguiente sección, quinta, intenta profundizar en el perfil de los ocupados dentro de los distintos estratos productivos de las micro y pequeñas empresas. El informe finaliza con una se-rie de conclusiones, tanto en el ámbito de los resultados empíricos como en el área del desarrollo conceptual y metodológico para permitir una mejor comprensión de la dinámica laboral del país.

Juan Diego Trejos Solórzano∗

∗ Trabajo realizado para PROMICRO/OIT. Se agradece la asistencia de Inés Sáenz en el procesamiento de la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida de 1998, y de Luis A. Oviedo en la sistematización de la información. También se agradece la colaboración del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua por suministrar la base de datos de esta encuesta, información que sirve de base a este informe.

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1. PRINCIPALES RASGOS DEL MERCADO DE TRABAJO El análisis del mercado de trabajo a partir de encuestas de medición de niveles de vida plantea características particulares que hay que tener presente y que dificultan su comparación con otras encuestas especializadas en el tema laboral, como, por ejemplo las encuestas, periódicas o conti-nuas, de empleo y desempleo. La distribución de la muestra a través de varios meses permite medir las formas de empleo estacional y ocasional, en tanto que la medición y compatibilización de la información referida a gastos e ingresos facilita la identificación de actividades productivas generadoras de ingresos. Por el contrario, la indagación menos precisa sobre la realización efec-tiva de trabajo puede contrarrestar las ganancias previas. Por otra parte, los menores tamaños muestrales y el gran volumen de información a recolectar pueden restarle precisión a las estima-ciones.

La edad de partida para medir la participación laboral, es otro elemento que agrega discre-pancias entre ambos tipos de fuentes. La encuesta de medición de niveles de vida investiga la participación laboral a partir de los seis años de edad en tanto que las encuestas de empleo y des-empleo tienden a delimitar la población activa a partir de rangos etarios superiores. La edad de corte tradicional en Nicaragua ha sido a partir de los diez años de edad, y la recomendada interna-cionalmente es a partir de los quince años. Teniendo presentes estas posibles limitaciones, a con-tinuación se presentará una caracterización del mercado de trabajo nicaragüense a finales del de-cenio de los noventa y considerando a la población de diez o más años de edad.2 En el análisis posterior sobre la producción en pequeña escala, se ampliará el rango de edad para incorporar el trabajo infantil.3 1.1. Resultados globales de la inserción laboral

La Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida (conocida como ENMV´98) estima la población nicaragüense en cerca de 4,8 millones de personas, hacia mediados de 1998.4 El 72% de los habitantes (3,4 millones) tienen diez o más años de edad, y, de ellos, algo más de la mitad componen la fuerza de trabajo o población económicamente activa (1,9 millones de perso-nas ó 55% de la población de 10 ó más años). El desempleo abierto afecta al 12% de la fuerza de trabajo, de manera que la población activa ocupada se ubica en torno a los 1,7 millones de nicara-güenses.

El cuadro 1 resume las especificaciones zonales y por sexo de la participación de la pobla-ción en el mercado de trabajo. Un 39% de la población del país aparece vinculada al mercado de trabajo (tasa bruta de participación), lo que equivale al 55% de la población en edad de trabajar (tasa neta de participación). Esta participación es mayor entre los hombres (74%) duplicando la de las mujeres (37%) y entre zonas no parece existir diferencias pues la mayor participación de las mujeres en el ámbito urbano se contrarresta con la mayor incorporación de los hombres, y la me-nor de las mujeres, en las zonas rurales. De este modo, en las zonas urbanas reside el 54% de la población total, el 57% de la población activa y el 70% de la población femenina activa.

2 En este trabajo no se avanza en la comparación con otras fuentes o encuestas por lo que algunas de las limitaciones señaladas pierden relevancia. 3 Las características generales de la encuesta y sus principales resultados pueden consultarse en INEC (2000). 4 La recolección de la información se realizó entre el 15 de abril y el 31 de agosto de 1998.

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Cuadro 1

Nicaragua: Condición de actividad de la población de 10 o más años de edad. 1998(Cifras absolutas en miles y tasas en porcentajes)

Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres

Población Total 4.808 2.355 2.453 2.620 1.238 1.381 2.189 1.117 1.072

Menores de 10 años 1.368 681 687 683 342 341 686 339 346

De 10 o más años 3.440 1.674 1.766 1.937 897 1.040 1.503 778 725

Población Activa 1.880 1.232 648 1.063 609 454 817 624 194

Ocupados 1.662 1.101 561 916 524 391 746 577 169 Desocupados 218 131 87 147 84 63 71 47 24

Población Inactiva 1.560 442 1.118 874 288 586 686 154 531

Tasa Bruta de Participación 1 39 52 26 41 49 33 37 56 18

Tasa Neta de Participación 2 55 74 37 55 68 44 54 80 27

Tasa de Ocupación 3 48 66 32 47 58 38 50 74 23

Tasa de Desempleo abierto 4 12 11 13 14 14 14 9 7 13

1/ Población activa como porcentaje de la población total.2/ Población activa como porcentaje de la población en edad de trabajar (de 10 años o más).3/ Población activa ocupada como porcentaje de la población en edad de trabajar.4/ Desocupados como porcentaje de la población activa.Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

IndicadorTotal País Zona Urbana Zona Rural

El 88% de la población activa se encuentra ocupada, lo que equivale al 48% de la pobla-ción en edad de trabajar (tasa de ocupación). Esta tasa de ocupación asciende al 66% en el caso de los hombres y se reduce a menos de la mitad (32%) para las mujeres. Los hombres tienden a mostrar una mayor ocupación y participación en el ámbito rural y las mujeres en el urbano, haciendo que la tasa de ocupación sea menor en el área urbana como conjunto. Pasando la aten-ción al desempleo abierto, se observa que es significativo ya que afecta al 12% de la población activa. Este tiene más impacto en las zonas urbanas (14%) y entre las mujeres (13%), aunque las diferencias no son tan marcadas. 1.2. La participación laboral El cuadro 2 busca ofrecer alguna información sobre los determinantes de la incorporación por sexo y zona de residencia, concentrándose en las tasas netas de participación. Estas tasas se han calculado tanto cuando la población se mide desde los seis años de edad como cuando se hace a partir de los diez años, y con el fin de mostrar el peso del trabajo infantil. La menor participación de los niños hace que la tasa se reduzca del 55% al 49% cuando la población de referencia se am-plía hasta los seis años, aunque sin modificar las relaciones por zona o sexo. Ello se debe a que la participación de la población infantil (de seis a nueve años) aunque presente no parece importante pues representa apenas al 4% de ese grupo etario. No obstante, cabe destacar que esta participa-ción es mayor entre los hombres y en la zona rural. Este patrón de incorporación, como se verá posteriormente, se asocia con el trabajo agrícola, reservorio del trabajo infantil-juvenil.

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Cuadro 2Nicaragua: Tasas de Participación Laboral de la población de 6 o más años de edad. 1998(Población activa como porcentaje de la población en edad de trabajar)

Indicador Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres

PromedioPoblación de 6 o más años 48 64 32 48 59 38 47 70 23Población de 10 o más años 55 74 37 55 68 44 54 80 27

EdadDe 6 a 9 años 4 5 2 2 3 1 6 8 4De 10 a 14 años 19 28 10 12 14 10 27 43 10De 15 a 24 años 54 77 31 50 66 36 59 90 25De 25 a 49 años 74 95 56 79 95 66 67 94 40De 50 o más años 54 77 31 53 74 38 54 81 21

Educación 1/

Analfabeta 54 81 28 54 71 42 55 84 21Primaria Incompleta 48 67 29 45 56 34 51 76 24Primaria Completa 57 77 40 56 72 41 60 83 36Secundaria Incompleta 54 74 37 54 70 40 54 85 27Secundaria Completa 72 84 63 71 82 63 76 93 66Técnica 80 94 72 80 96 72 78 88 73Superior 79 86 71 79 85 72 84 100 63

Relación con Jefe 1/

Jefe 83 91 61 82 91 65 84 92 49Cónyuge 42 84 39 54 89 51 29 75 27Otro 46 62 29 43 53 33 50 72 23

1/ Solo para las personas de 10 o más años.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Total país Zona Urbana Zona Rural

En general, la participación de la población por grupos de edad reproduce el patrón espe-rado de “U” invertida, de modo que alcanza los mayores valores entre la población en edad ple-namente activa (25 a 49 años) y se reduce en las colas, esto es, entre la población más joven y de mayor edad. Ello es particularmente marcado en el ámbito urbano por la mayor extensión de la educación básica y de la seguridad social. Así, por ejemplo, solo un 14% de los jóvenes de 10 a 14 años residentes en zonas urbanas participa en el mercado laboral contra un 43% para sus simi-lares de la zona rural. Similarmente, mientras un 74% de los hombres de 50 o más años de las zonas urbanas se mantiene activo al momento de la encuesta, en el ámbito rural este guarismo alcanza al 81%. La participación de las mujeres, aunque importante, todavía se queda rezagada con respecto a la de los hombres, y esta es mayor en la zona urbana para los diferentes grupos etarios a partir de los 15 años de edad. Este patrón de incorporación de las mujeres está asociado tanto a factores de demanda de trabajo como a factores de oferta. Por el lado de la demanda es claro que las actividades agríco-las, dominantes en el ámbito rural generan menores oportunidades de empleo en esa zona y desin-centivan la participación femenina. Por el lado de la oferta, es igualmente claro que la mayor calificación y las mayores responsabilidades en el mantenimiento del núcleo familiar presionan por una mayor inserción. A mayor educación, mayores son las posibilidades de inserción, en par-ticular entre las mujeres. Así, mientras que los hombres no muestran grandes diferencias en sus

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tasas de participación una vez que completaron la primaria, para las mujeres, el concluir la secun-daria, independiente de la zona de residencia, les permite casi duplicar su participación laboral.5 Las mayores responsabilidades dentro del hogar también obligan a insertarse para generar los recursos que demanda el hogar. Así, cuando se tiene la jefatura del hogar, la participación es casi el doble de cuando la persona no tiene obligaciones aparentes dentro del hogar (otro miem-bro) y en una situación intermedia se sitúa cuando se tiene el papel de cónyuge. Este último pa-trón se reproduce claramente tanto en hombres como en mujeres y con independencia de la zona de residencia. 1.3. Características de los puestos de trabajo Poniendo la atención en la población activa efectivamente ocupada, es posible analizar las carac-terísticas que tienen los distintos empleos generados en términos de su peso relativo, nivel de las remuneraciones y jornadas de trabajo.6

1.3.1. El sector agrícola sigue siendo el principal empleador Un rasgo distintivo del mercado de trabajo nicaragüense es el peso del sector agrícola como em-pleador, aunque no alcanza las dimensiones del caso guatemalteco (40% del empleo total). Mien-tras que en países de la zona como Costa Rica y Panamá, el empleo agrícola no supera al 20% del empleo total, en Nicaragua representa un 36%, lo que determina una menor terciarización de su mercado de trabajo a pesar del gran peso que tiene su población urbana (ver cuadro 3). Dentro de este sector, la producción de café y otras frutas aporta apenas un 11% del empleo agrícola y la producción de cereales un 61%, lo cual parece sugerir que no es un sector productivo muy diver-sificado y en ese sentido muy vulnerable. Aunque se presentan diferencias en su interior, la cali-dad del empleo es reducida, tanto por la presencia de remuneraciones por debajo de la media na-cional, como por la extensión de las jornadas de trabajo que sugieren una alta incidencia del sub-empleo. Un mejoramiento de la calidad del empleo pasa entonces por mejorar las condiciones laborales de este sector.

5 La caída en la participación de la población con secundaria incompleta tiene su origen al efecto que se produce al medir la acti-vidad económica a partir de edades tan bajas. Muchos de los que tienen secundaria incompleta son jóvenes que aún se encuentran estudiando. 6 No fue posible considerar la cesantía como indicador de subutilización de la mano de obra pues la encuesta no permite identifi-car las características ocupacionales de su último empleo.

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Cuadro 3Nicaragua: Estructura del Empleo por rama de actividad. 1998(Población ocupada de 10 o más años de edad)

HorasMiles Estructura % Monto 2 Indice 3 Trabajadas

Ocupados Totales 1.680 100 1.280 100 48

Agricultura 604 36 795 62 46Cereales 371 22 647 51 44Café y frutas 66 4 839 66 47Otros productos 167 10 1.024 80 49

Industria y Minas 166 10 1.174 92 47Alimentos y bebidas 55 3 1.304 102 52Textiles y confección 10 1 915 72 40Otras industrias y minas 102 6 1.126 88 44

Construcción 79 5 1.718 134 51

Comercio minorista 249 15 1.253 98 50Almacenes de viveres 188 11 1.287 101 51Almacenes especializados 33 2 1.410 110 48Comercio fuera de almacenes 28 2 906 71 47

Otros Servicios 582 35 1.588 124 49Servicios básicos 46 3 1.720 134 51Servicios a empresas 89 5 2.691 210 53Servicios estatales y sociales 165 10 1.553 121 44Servicios a personas 131 8 800 63 52Servicios de reparación 45 3 1.353 106 45Servicios turísticos 106 6 1.792 140 49

1/ Para la definición de cada rama ver anexo B.2/ Ingreso laboral en la ocupación principal en cordobas corrientes por mes. Excluye trabajadores siningreso.3/ Ingreso promedio nacional igual 100%.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida de 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República deNicaragua.

Ocupados TotalesRama de Actividad1 Ingreso Laboral

El sector industrial, incluida la explotación de minas y canteras, aporta solo un décimo de los puestos de trabajo, puestos caracterizados por niveles remunerativos muy próximos a la media nacional. En su interior se manifiesta una escasa presencia de las actividades más tradicionales, la elaboración de alimentos y los textiles. No obstante, sí existen diferencias entre ellas en cuanto a las características de los puestos de trabajo. La rama de textiles y confección, aporta solo el 1% del empleo nacional y el 10% del empleo industrial, refleja retribuciones laborales muy reducidas, jornadas laborales menores, lo que sugiere alto subempleo, incluso similares a las agrícolas. Ello sugiere que en este sector se concentra el trabajo por cuenta propia y, probablemente empleo vin-culado a actividades de maquila. El sector de elaboración de alimentos y bebidas, aporta el 3% del empleo nacional y el 30% del empleo industrial, y las características de sus puestos de trabajo aproximan y superan al promedio nacional, aunque a costa de largas jornadas. Por su parte, el resto de las ramas industriales, que tienen una mayor presencia mostrando una estructura indus-

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trial más diversificada, dan cuenta del 6% del empleo nacional, 60% del empleo industrial, y ma-nifiestan una calidad del empleo similar a la media nacional.

El sector de la construcción completa los sectores productores de bienes, sectores que en conjunto generan el 50% de los puestos de trabajo hacia finales de los años noventa. La construc-ción aporta un 5% de los empleos totales, con retribuciones superiores a la media nacional aunque a costa de mayores jornadas laborales. Dado el protagonismo de las actividades productoras de bienes, el comercio minorista aporta solo el 15% del empleo total. En su interior, un 76% del empleo lo generan las actividades más tradicionales, aunque no exclusivamente informales, de ventas de víveres en pequeña escala. Las retribuciones se aproximan al promedio nacional y aso-ciado con altas jornadas. Los establecimientos de mayor tamaño y formalidad (almacenes espe-cializados), al igual que los más informales (comercio fuera de almacenes) tienen escasa presen-cia en la generación de empleo y sus condiciones laborales son coherentes al tipo de negocio y claramente contrapuestas. El resto de los sectores productores de servicios aportan en conjunto un tercio del empleo total. En su interior existe una amplia heterogeneidad que va de los sectores con empleo más calificado y de mejor calidad (como los servicios básicos, servicios a las empresas y servicios estatales y sociales), hasta los servicios a las personas que muestran las condiciones más desfavo-rables. Los tres primeros servicios señalados, que tienen un alto componente estatal, aportan el 18% del empleo total, sus retribuciones laborales son por lo menos un 20% mayores al promedio, aunque muestran una amplia dispersión en cuanto a jornadas de trabajo. Al otro extremo están los servicios a las personas que aportan un 8% del empleo nacional. Las remuneraciones son tan bajas como las de la agricultura y por debajo de las de la industria de la confección, asociadas también probablemente con alto subempleo aunque altas jornadas, sugiriendo también la fuerte presencia de trabajo independiente y baja productividad. En una situación intermedia se encuen-tran los servicios de reparación y en situación mejor los servicios turísticos, que, de paso, tienen un alto protagonismo en el empleo total (6%).

1.3.2. Una estructura ocupacional polarizada pero poco tecnificada Cuando se observa la estructura de ocupaciones, se pueden identificar tres grandes bloques (cua-dro 4). En la parte superior de la estructura, que representa un 13% del empleo total, se ubican las ocupaciones de cuello blanco o técnico- administrativas y donde el 65% de ellas corresponde a profesionales y técnicos. Son puestos que demandan de una mayor educación formal y conse-cuentemente se asocian con las mayores remuneraciones. Estas remuneraciones se corresponden con el grado de responsabilidad y calificación de las ocupaciones. Así, mientras que los directo-res y gerentes ganan cuatro veces la media nacional, los empleados de oficina reciben una remu-neración similar al promedio de los trabajadores.

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Cuadro 4Nicaragua: Estructura del Empleo por grupo ocupacional. 1998(Población ocupada de 10 o más años de edad)

HorasMiles Estructura % Monto

1Indice

2Trabajadas

Ocupados Totales 1.662 100 1.280 100 48

Personal Técnico Profesional 221 13 2.703 211 44Directores y Gerentes 38 2 5.255 411 51Profesionales 42 3 3.691 288 47Técnicos 102 6 1.875 146 39Empleados de oficina 38 2 1.321 103 47

Trabajadores calificados 793 48 1.252 98 49Trabajadores de servicio y vendedores 248 15 1.361 106 52Trabajadores de servicios personales y afines 69 4 991 77 53Trabajadores agropecuarios 204 12 1.035 81 47Obreros y artesanos 186 11 1.238 97 46Operarios de maquinaria 85 5 1.620 127 53

Trabajadores no calificados 647 39 635 50 47

1/ Ingreso laboral en la ocupación principal en cordobas corrientes por mes. Excluye trabajadores siningreso.2/ Ingreso promedio nacional = 100%.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida de 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de

Grupo OcupacionalOcupados Totales Ingreso Laboral

El segundo bloque ocupacional lo constituyen los trabajadores calificados vinculados di-rectamente con la producción. Representan casi la mitad del empleo total con condiciones labora-les similares a la media nacional en cuanto a remuneraciones y jornadas de trabajo. Dentro de ellos, los que ostentan las mayores remuneraciones son los operadores de máquinas, quienes re-presentan cerca de un 5% del empleo total. No obstante, son los que muestran las mayores jorna-das de trabajo. Al otro extremo, los que muestran las condiciones laborales más desventajosas, son los trabajadores calificados vinculados con las actividades agrícolas. El tercer bloque ocupacional corresponde a los trabajadores no calificados vinculados con la producción. Representan cerca de un 40% del empleo total y ostentan las peores condiciones laborales en términos de remuneraciones reducidas. Sus remuneraciones representan apenas la mitad de la remuneración promedio del país, a pesar de que laboran jornadas completas como media. 1.4. Escasa presencia del trabajo asalariado El mercado de trabajo nicaragüense, al igual que el guatemalteco, muestra un menor desarrollo de las relaciones contractuales salariales ya que solo cerca de la mitad de sus puestos de trabajo (53%) se basan en esa relación contractual (cuadro 5). El mayor protagonismo del sector agrícola como empleador y el menor papel del sector público y de los servicios en general como emplea-dores explican este resultado. Sus remuneraciones al trabajo se encuentran por debajo de la me-dia, a pesar de las largas jornadas imperantes. Dentro de ellos, los peones o jornaleros son los que muestran los menores ingresos, ingresos que representan apenas el 46% del promedio nacional.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 11

Cerca de un tercio del empleo total lo realizan los trabajadores en forma independiente, particularmente bajo la forma de trabajador por cuenta propia. Estos últimos representan el 27% del empleo total y el 87% del trabajo independiente. Aunque pueden conformar un grupo muy heterogéneo, en promedio registra ingresos que representan el 92% del promedio nacional. Parte de este resultado descansa en el hecho de que no prevalecen las menores jornadas de trabajo. Los trabajadores independientes que utilizan mano de obra asalariada, esto es, los patronos, son un grupo reducido pues representan apenas el 4% del empleo nacional. Sin embargo, sus ingresos son casi cuatro veces mayores que el promedio nacional. Su poco peso, junto al de los asalaria-dos, sugiere una estructura productiva donde predominan los establecimientos de pequeña escala y el autoempleo. Finalmente, el trabajo familiar no remunerado muestra todavía una amplia presencia en el mercado de trabajo nicaragüense, ya que el 16% de los ocupados manifiesta tener esa forma de inserción. El protagonismo del sector agrícola y la amplia presencia del cuentapropismo ayudan a explicar este peso relativo. Sus jornadas, como era de esperar, son menores.

1.4.1. El empleo lo generan las pequeñas unidades productivas El cuadro 5 incorpora también información sobre el empleo por tamaño del establecimiento y permite corroborar la presunción sobre el papel de la producción en pequeña escala. Dos de cada tres trabajadores labora en micronegocios (67%), esto es, establecimientos que cuentan de 1 a 5 trabajadores. Si a ellos le agregamos los que se insertan en pequeños negocios, de 6 a 10 trabaja-dores, tenemos que el 76% de los trabajadores están en establecimientos de no más de 10 trabaja-dores y que el 83% de los trabajadores lo hace en establecimientos de pequeña escala (de 1 a 30 trabajadores). Cabe señalar que se está hablando de establecimientos y no de empresas necesa-riamente y que se están incorporando también las actividades agrícolas y estatales.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 12

Cuadro 5Nicaragua: Estructura del empleo por categoría ocupacional y tamaño del establecimiento. 1998(Población ocupada de 10 ó más años de edad)

HorasMiles Estructura % Monto 1 Indice 2 Trabajadas

Categoría Ocupacional 1.662 100 1.280 100 48

Trabajadores Independientes 517 31 1.596 125 48Patrones 60 4 4.552 356 49Cuenta Propia 457 27 1.177 92 48

Trabajadores Asalariados 882 53 1.113 87 51Empleado/Obrero 701 42 1.260 98 52Jornalero/Peón 177 11 536 42 49Miembro Cooperativa 3 0 590 46 48Otro 1 0 1.950 152 19

Familiar no remunerado 263 16 0 0 37

Tamaño del establecimiento 1.662 100 1.280 100 48

Micronegocio 1.098 67 1.082 85 47Trabaja Solo 341 21 872 68 492 a 5 Personas 757 46 1.213 95 46

Pequeña Empresa 271 16 1.493 117 486 a 10 Personas 154 9 1.554 121 4611 a 30 Personas 117 7 1.422 111 49

Mediana Empresa 106 6 1.821 142 5131 a 50 Personas 51 3 2.237 175 5151 a 100 Personas 55 3 1.428 112 50

Gran Empresa 185 11 1.570 123 51101 y Más Personas 185 11 1.570 123 51

1/ Ingreso laboral en la ocupación principal en córdobas corrientes por mes. Excluye trabajadores sin ingreso.2/ Ingreso promedio nacional = 100%.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida de 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Categoría OcupacionalOcupados Totales Ingreso Laboral

Los datos también muestran cómo las condiciones laborales mejoran conforme se pasa a establecimientos de mayor tamaño, pues las remuneraciones son mayores. Estos resultados sugie-ren que un mejoramiento en las condiciones laborales de la población nicaragüense pasa por me-jorar la calidad del empleo del sector agrícola y de la producción en general en pequeña escala.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 13

1.5. Características de las personas ocupadas La encuesta también permite conocer las características de las personas que efectivamente consi-guieron trabajo y sus condiciones laborales. Esta información aparece resumida en el cuadro 6.

1.5.1. Las mujeres ganan menos que los hombres Los datos del cuadro 6 muestran que las mujeres representan cerca de un tercio del total de perso-nas ocupadas y ostentan jornadas de trabajo completas aunque menores. Donde presentan mayo-res divergencias en cuanto a las remuneraciones, estas son un 20% inferiores al promedio nacio-nal y representan tan solo el 73% de la remuneración media que tienen los hombres. Esta brecha de ingresos es bastante amplia y aunque tiene parte de su explicación en las diferentes jornadas, muestra también posibles problemas de discriminación salarial y formas diferenciales de inser-ción laboral, con predominio entre ellas del autoempleo.

1.5.2. La experiencia laboral mejora la inserción La edad de las personas es una buena proxi de su experiencia laboral. Los datos del cuadro 6 muestran como las condiciones laborales mejoran cuando aumenta la edad de la persona. A ma-yor edad junto a una mayor experiencia, mayores posibilidades de acumulación. El empleo juve-nil (de 10 a 14 años) representa el 6% del empleo total y sus remuneraciones apenas corresponden al 25% del promedio nacional. Ello corrobora el hecho de que el trabajo de los menores puede acompañarse de altos grados de explotación económica.

El resto de los trabajadores jóvenes (de 15 a 24 años), que representan el 27% del empleo total, mejoran sus condiciones laborales pero se mantienen por debajo de la media nacional con remuneraciones inferiores en un 42%. Cuando adquieren edades plenamente activas y mayor experiencia (de 25 a 49 años), sus condiciones laborales tienden a estar por encima del promedio nacional en cuanto a remuneraciones y con baja incidencia del subempleo.

1.5.3. Una mayor calificación posibilita una mejor inserción La educación formal determina marcadamente las posibilidades y las características de la inser-ción al mercado de trabajo. Del cuadro 6 se desprende cómo las condiciones de trabajo, en cuan-to a remuneración, mejoran conforme las personas muestran un mayor nivel educativo, para jor-nadas de trabajo similares. De este modo, las personas analfabetas o sin la educación primaria completa, son las que tienen una inserción más desventajosa con bajas retribuciones y probable-mente altos grados de subutilización de su potencial productivo. Como ellas representan un 54% de los trabajadores ocupados (67% si se agregan los que apenas completaron la primaria), es claro el desafío que tienen los programas de capacitación como medio, quizás único, para mejorar sus condiciones laborales.

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Cuadro 6Nicaragua: Estructura del empleo según características de las personas. 1998(Población ocupada de 10 o más años de edad)

HorasMiles Estructura % Monto 1 Indice 2 Trabajadas

Ocupados Totales 1.662 100 1.280 100 48

Sexo 1.662 100 1.280 100 48Hombre 1.101 66 1.415 111 49Mujer 561 34 1.036 81 46

Edad 1.662 100 1.280 100 48De 10 a 14 años 107 6 315 25 32De 15 a 24 años 449 27 743 58 47De 25 a 49 años 848 51 1.480 116 50De 50 años y más 257 15 1.491 116 50

Educación 1.661 100 1.282 100 48Analfabeta 358 22 687 54 48Primaria Incompleta 532 32 878 69 49Primaria Completa 224 13 1.175 92 49Secundaria Incompleta 281 17 1.231 96 48Secundaria Completa 105 6 1.552 121 49Educación Técnica 62 4 1.988 155 44Educación Superior 99 6 4.333 339 45

Zona 1.662 100 1.280 100 48Urbana 916 55 1.585 124 49Rural 746 45 800 63 47

Región 1.662 100 1.280 100 48Managua 446 27 1.910 149 46Pacífico 531 32 1.039 81 48Central 535 32 922 72 49Atlántico 150 9 1.201 94 48

1/ Ingreso laboral en la ocupación principal en córdobas corrientes por mes. Excluye trabajadores sin ingreso.2/ Ingreso promedio nacional = 100%.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida de 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Categoría OcupacionalOcupados Totales Ingreso Laboral

Al otro extremo de la pirámide educativa, los trabajadores que tienen algún grado aproba-do de educación superior, cuyo número es reducido pues no supera al 6% del empleo total, osten-tan remuneraciones que son más de tres veces el promedio nacional. En un mercado de trabajo donde predomina el trabajo no calificado, también posibilita el disfrute de buenas condiciones laborales para aquellos que han completado la educación secundaria y, sobre todo, para los que tienen formación técnica, que representan el 6% y el 4% respectivamente del total de ocupados del país.

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1.5.4. La zona de residencia limita las opciones laborales La zona de residencia determina las opciones laborales disponibles y aporta también un perfil determinado de la mano de obra disponible. Por ello, las zonas rurales y las regiones de base más rural y por ende agrícola, muestran las menores remuneraciones y los mayores grados de subutili-zación de su mano de obra. Por el contrario, la región metropolitana y la zona urbana reflejan las mejores condiciones laborales, con las remuneraciones mayores, en ambos casos sin mayores di-ferencias en cuanto a jornadas se trata. Así, la zona urbana, que alberga al 55% de la población ocupada, ofrece remuneraciones que superan en promedio en un 24% la media nacional. Del mismo modo, la región metropolitana, agrupa al 27% de los ocupados y sus remuneraciones son un 49% superiores, como promedio, a la media nacional.

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2. IDENTIFICACIÓN DE LOS ESTRATOS PRODUCTIVOS7 La identificación y caracterización de los distintos estratos de baja productividad, objetivo del presente trabajo, se hará a partir de la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida (EMNV 98) realizada entre abril y agosto de 1998, lo que significa que se puede realizar una aproximación al tema pues no es el instrumento más idóneo para conocer las características de los micronegocios.8 Ello es así pues las encuestas de hogares aportan poca información sobre el es-tablecimiento en que laboran las personas, para hacer la separación entre actividades modernas y de baja productividad, y los problemas aumentan cuando se quiere desagregar dentro del sector de menor productividad. No obstante, las encuestas de niveles de vida, en contraposición de las en-cuestas de empleo y desempleo o de ingresos y gastos, tienden a aportar mayor información sobre estos asuntos. 2.1. Precisión y ampliación de las actividades de baja productividad Partiendo de encuestas a hogares, la aproximación empírica tradicional al sector informal es aque-lla que considera pertenecientes a este a todos los trabajadores que laboran en establecimientos urbanos de pequeña escala y por ende de bajo capital físico (de menos de cinco trabajadores), incluidos los patronos y los trabajadores por cuenta propia que no son profesionales o técnicos (escaso capital humano). También se incorporan como parte de las actividades informales a los trabajadores familiares no remunerados y al servicio doméstico, pero considerándolo en forma separada. En esta definición operativa intervienen cuatro variables: la categoría ocupacional, el tamaño del establecimiento, la ocupación del trabajador independiente y el tipo o lugar de la acti-vidad desarrollada.

Categoría ocupacional: La forma de inserción al mercado de trabajo con relación a los medios de producción se toma como variable de referencia para incorporar condiciones adiciona-les. En sus versiones iniciales, el sector informal se aproximaba como la suma de los trabajadores por cuenta propia no profesionales ni técnicos y los familiares no remunerados. Cuando se contó con información del tamaño del establecimiento, fue posible incorporar los patronos y asalariados de microempresas. Cuando fue posible identificar dentro de los asalariados a los trabajadores del Estado y al servicio doméstico, los primeros fueron excluidos con independencia del tamaño del establecimiento9 y los segundos fueron incorporados como una categoría independiente dentro de las actividades informales. Los trabajadores familiares se mantienen asimilados al sector infor-mal y se los asocia con el trabajo por cuenta propia. La estrategia seguida en este trabajo es la de mantener la categoría ocupacional como variable de referencia y a partir de ella incorporar crite-rios adicionales que se harán explícitos más adelante.

7 Esta sección se basa en Trejos (2000). 8 Es bastante aceptada la necesidad de utilizar estrategias mixtas de encuestas de hogares y de encuestas de establecimientos para identificar y caracterizar este segmento productivo (PREALC, 1986). 9 En Panamá los empleados del Gobierno se asimilan directamente con establecimientos de 50 ó más empleados, por lo que su exclusión del sector informal es automática. En otros países, como Costa Rica, Guatemala e incluso Nicaragua, se insiste más en el tamaño del establecimiento que en el de la empresa o institución, por lo que suelen aparecer empleados públicos en estableci-mientos de todo tamaño y su exclusión explícita es necesaria.

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Tamaño del establecimiento: Con base en la evidencia sobre cambios en la relación capi-tal-trabajo de los establecimientos a partir de aquellos con cinco trabajadores, se generalizó el criterio de identificar al sector informal utilizando el tamaño del establecimiento en términos del número de trabajadores (Mezzera, 1990; Mezzera y Christen, 1997). Ello llevó a la incorporación en las encuestas de hogares de una pregunta sobre el tamaño del establecimiento, aunque se man-tiene confusión o desacuerdo sobre dónde realizar el corte. Por ejemplo, hasta el Panorama Labo-ral de 1998 (OIT, 1998), la OIT hablaba de menos de cinco trabajadores (de 1 a 4) en tanto que para su último informe (OIT, 1999), al igual que la CEPAL (1999), utiliza de 1 a 5 empleados. Ambas agencias incrementan el tamaño hasta 10 (o menos de 10 empleados), según la disponibi-lidad de información. En esta aproximación tradicional, el uso de uno u otro límite no es despre-ciable en cuanto a la magnitud del sector al que se arriba.

Aquí surgen varios elementos que deben especificarse. Por una parte, la asimilación entre producción en pequeña escala e informalidad no es automática, sobre todo si se tiene presente que se indaga por el tamaño del establecimiento y no de la empresa. Además, la descentralización de actividades dentro del paradigma de la especialización flexible que reemplaza poco a poco al for-dismo, hace cada vez menos válida esa asimilación (Weller, 1998a). Asimismo, la irrupción de nuevas tecnologías y en particular de la microelectrónica permite el desarrollo de actividades de alta base tecnológica pero con reducido personal. Entonces, dentro de los establecimientos pe-queños pueden coexistir actividades formales e informales.

Por otra parte, en términos de los diseñadores, ejecutores o evaluadores de políticas de

apoyo productivo, interesan tanto los micros como los pequeños negocios, pues sus poblaciones-objetivo son definidas con criterios amplios y muchas veces disímiles entre sí. Además, dentro de los establecimientos pequeños subsisten también distintos grados de informalidad o baja produc-tividad, sobre todos en aquellos que se desarrollan a partir de actividades de subcontratación de-ntro de una estrategia de las grandes empresas para reducir los costos laborales e incrementar la flexibilidad de la mano de obra (Portes y Schauffler, 1993).

La estrategia propuesta aquí es considerar para la identificación de las actividades de baja

productividad tanto los micronegocios (de 1 a 5 trabajadores, incluyendo los trabajadores por cuenta propia) como la pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores) en forma separada, de modo que sea información útil para las distintas instancias de apoyo al sector y que siguen definiciones dife-rentes de su población-objetivo. Estos tamaños alternativos están determinados por la informa-ción que ofrece la encuesta de hogares.10 Por otra parte, es claro que, al ampliar el tamaño del establecimiento hasta 30 trabajadores, el término de informalidad pierde parte de su sentido con-ceptual. Por ello, en línea con la CEPAL (1994), se prefiere denominar “de baja productividad” a estas actividades y distinguir en su interior las actividades informales en la tradición de la OIT.

Ocupación: La práctica común al respecto ha sido excluir como parte del sector informal

a los trabajadores por cuenta propia que desempeñan ocupaciones técnicas o profesionales y en algunos casos gerenciales o administrativas (CEPAL, 1998). La idea es excluir, entre otros, a los

10 La encuesta EMNV 98 pregunta el número de trabajadores por rangos (ver cuadro 5). En ese sentido, no se puede hacer el corte en 4 trabajadores sino en 5 para el micronegocio. También para pequeña empresa, no existe un corte en 20 trabajadores. Para no limitar demasiado el rango de la pequeña empresa se ha optado por realizar el corte en 30 trabajadores y definir la peque-ña empresa de 6 a 30 trabajadores y no en 19/20, como se hizo para el caso costarricense y el panameño.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 18

profesionales en el ejercicio liberal de su profesión. En las definiciones apuntadas por la OIT (1997) o la CEPAL (1998) no parece explícito que ello lo estén haciendo también para los em-pleadores o patronos de los micronegocios, aunque por las mismas razones es válida su exclusión, sobre todo teniendo presente los desarrollos tecnológicos apuntados. Varios problemas tienen también este proceder. Por una parte, podemos excluir del sector informal a los trabajadores in-dependientes en el ejercicio liberal de su profesión, pero no así a sus empleados. Por otra parte, se está considerando la ocupación pero no la educación formal e informal de los trabajadores. Finalmente, se está obviando esta información para los trabajadores dependientes, en particular los contratados bajo un salario. La estrategia que se sigue es mantener la exclusión del sector de baja productividad de los que desempeñan ocupaciones técnico-profesionales, agregando también la exclusión de los gra-duados universitarios, con el fin de no considerar como parte del sector de baja productividad a aquellos que reportan desempeñar ocupaciones gerenciales o de otra índole. Esto se hace tanto para los trabajadores por cuenta propia como para los patronos y los asalariados. En cuanto a los asalariados, aunque el riesgo que se corre es el estar incorporando trabajadores en situación de subempleo por saturación del mercado de profesionales, lo que se busca es identificar las ocupa-ciones que pueden estar siendo desempeñadas por los graduados universitarios, sobre todo en micronegocios de base tecnológica. La identificación de trabajadores no calificados en activida-des que laboran con estos profesionales se hará, como se explicará más adelante, con la identifi-cación de ramas productivas modernas.

Tipo de actividad: La dicotomía urbano-rural se ha confundido constantemente con la di-cotomía agrícola-no agrícola. La OIT (1998) utilizaba este último concepto en tanto que, para las nuevas estimaciones (OIT, 1999) y con el fin de tener una mayor gama de países con estimacio-nes, al igual que la CEPAL (1998), retoma al concepto de “urbano” para diferenciar las activida-des informales. Es claro que no existe una relación uno a uno entre agrícola y rural, y cada vez adquieren más importancia la llamada urbanización de las zonas rurales. Esto es particularmente cierto en países pequeños como los centroamericanos, donde la separación entre zonas urbanas y rurales es más difusa (ver por ejemplo Weller, 1997a).

La estrategia que se sigue en este documento es circunscribir la segmentación entre activi-dades modernas y de baja productividad, al ámbito de las actividades no agrícolas y con indepen-dencia de la zona de residencia de los trabajadores. Ello no solo se hace por lo difuso de la sepa-ración entre zonas, en particular si se le agrega la diferencia entre el lugar de residencia y el lugar de trabajo, sino también por el gran dinamismo de actividades típicamente terciarias, como el turismo ecológico, que se están desarrollando en zonas consideradas rurales. En todo caso, y sin ser el foco del estudio, las actividades agrícolas se incorporarán en el análisis inicial distinguiendo gruesamente en su interior entre actividades comerciales (donde existe contratación de trabajo asalariado) y actividades tradicionales (donde solo existe trabajo por cuenta propia y familiar). 2.2. La estratificación de las actividades de pequeña escala En los párrafos anteriores se ha delineado la estrategia seguida para separar las actividades de baja productividad de las actividades moderna, esto es, la estrategia para precisar mejor la medición de

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las actividades de baja productividad. El paso siguiente es avanzar en la especificación de distin-tos estratos productivos en las actividades de baja productividad. Como punto de partida se bus-caba identificar dos estratos dentro del sector informal o de baja productividad, uno más vulnera-ble y sujeto de políticas de combate a la pobreza, y otro con mayor potencialidad y sujeto de las políticas de apoyo productivo.

Estos estratos debían cumplir dos condiciones: una, que ofrecieran agrupaciones con ma-yor homogeneidad interna y mayor diferenciación entre ellas; otra, que llevasen a tamaños relati-vos con un número suficiente de casos para que las encuestas de hogares puedan decir algo esta-dísticamente significativo de cada uno. Las variables sugeridas para realizar la separación fueron el ingreso, el acceso al seguro de salud y las horas trabajadas como “proxi” de las condiciones de trabajo. Los problemas a resolver entonces giran en torno a la búsqueda de criterios y variables alternativas, la asociación de los trabajadores con los establecimientos, la falta de respuesta en variables clave como ingreso, y la posible confusión o superposición entre informalidad y preca-riedad laboral.

2.2.1. Identificación de ramas modernas

Para evitar la asociación unívoca entre producción y pequeña escala e informalidad o baja produc-tividad y avanzar en la asociación de trabajadores con sus establecimientos, se procedió a revisar la clasificación de actividades económicas a cuatro dígitos (CIIU revisión 3 a cuatro dígitos) y a seleccionar ramas que podrían considerarse modernas por una serie de características como las siguientes. • Requieren una gran cantidad de capital financiero para operar: como el comercio mayorista. • Requieren una dotación de capital físico muy elevada para operar: como la producción y dis-

tribución de electricidad, gas y agua. • Requieren de un alto capital humano para desempeñar la actividad: como los servicios técni-

co-profesionales y sociales, entre otros. • Enfrentan requisitos legales indispensables para operar que los sacan de la esfera informal:

como las ventas de medicinas (farmacias), de combustible (las estaciones gasolineras), los es-tablecimientos financieros, etc.

• Existe escasa heterogeneidad tecnológica en su interior por lo que no coexisten establecimien-tos con tamaños y productividades muy dispares. Por este último criterio no se intenta identi-ficar ramas modernas dentro del sector manufacturero.

Con este procedimiento se identificaron 82 ramas productivas que se clasifican directamente co-mo modernas. Todos los trabajadores dentro de ellas pertenecen entonces a empresas modernas. En el anexo A se listan las ramas seleccionadas como modernas. Estas ramas representaron en 1998 el 17% del empleo total y el 26% del empleo no agrícola de Nicaragua. Cabe señalar que mucho de este empleo corresponde también e empleados públicos que tienden a excluirse de las actividades de baja productividad por la vía de otros criterios.

2.2.2. Definición de estratos de baja productividad

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Una vez separadas las ramas modernas, el resto de las ramas no agrícolas se descomponen en un estrato moderno y tres estratos de baja productividad. En la línea de lo propuesto por Briones (1998), Van Hemelryck (1993), CEPAL (1997b) y Tapia (1997) y siguiendo la metodología pro-puesta por Trejos (1999), se identifican tres estratos de baja productividad, aunque siguiendo en este caso criterios diferenciados según el tamaño y la organización del establecimiento de la si-guiente manera11. Pequeña empresa: establecimiento que cuentan de 6 a 30 trabajadores • Moderna: perteneciente a ramas modernas o con amplia generación de excedentes, uso de

mano de obra calificada y amplia división del trabajo y bien remunerado. • Acumulación ampliada: mantiene capacidad de generar excedentes aunque en cantidades

menores, y se presenta uso de mano de obra calificada y especializada con cumplimiento de pago de salarios mínimos.

• Acumulación simple: escasa capacidad de generar excedentes, con peligro de provocar des-capitalización, y poco uso de mano de obra especializada; cuando la usa, es con jornadas o pagos insuficientes como práctica ahorradora de costos laborales.

Microempresa: establecimientos que emplean mano de obra asalariada y disponen de 2 a 5 traba-jadores, incluido el patrono. • Moderna: perteneciente a ramas modernas o con amplia generación de excedentes, uso de

mano de obra calificada, y amplia división del trabajo y bien remunerado. • Acumulación ampliada: mantiene capacidad de generar excedentes aunque en cantidades

menores, y se presenta uso de mano de obra calificada y especializada con cumplimiento del pago de salarios mínimos.

• Acumulación simple: escasa capacidad de generar excedentes y poco uso de mano de obra especializada y cuando la usa es con jornadas o pagos insuficientes como práctica ahorradora de costos laborales.

• Subsistencia: sin capacidad de generar excedentes, con lo que sufre de descapitalización, con uso de mano de obra no especializada cuando se utiliza y sin posibilidades de retribuirla con salarios superiores al mínimo legal.

Cuentapropismo o autoempleo: establecimientos que no emplean mano de obra asalariada, solo eventualmente mano de obra familiar no remunerada.12 • Moderno: perteneciente a ramas modernas o con amplia generación de excedentes o cuenta

propia profesional, técnico o graduado universitario. • Acumulación ampliada: mantiene capacidad de generar excedentes aunque en cantidades

menores. • Acumulación simple: escasa capacidad de generar excedentes. • Subsistencia: sin capacidad de generar excedentes, con lo que sufre de descapitalización.

11 El servicio doméstico, que no es parte de la micro o pequeña empresa, se considera perteneciente al estrato de subsistencia. 12 Se considera el autoempleo con independencia del número de trabajadores que informan tener. En las encuestas de Guatemala y de Nicaragua, un reducido número de trabajadores por cuenta propia señala tener más de 5 trabajadores e incluso más de 10 en algunos casos.

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2.3. La propuesta operativa A partir de las definiciones conceptuales anteriores, resta operacionalizarlas a través de la selec-ción de las variables y los criterios que se utilizarán. Como se ha señalado, las variables pertinen-tes y los criterios seguidos dependen de la categoría ocupacional de los trabajadores, por lo que se presentarán a continuación siguiendo ese ordenamiento básico.

2.3.1. Trabajadores independientes La separación por estratos, propuesta aquí, privilegia, para los trabajadores independientes, el ingreso obtenido en su ocupación principal. Como lo que interesa es si tiene ingresos que les permitan generar ahorros y retribuir su fuerza de trabajo, se considera el ingreso total con inde-pendencia de las horas trabajadas. También se realiza una distinción entre patronos y cuenta pro-pia y por tamaño del establecimiento. Como variable auxiliar se utilizan el grupo ocupacional y el nivel de educación. Los problemas básicos aquí son establecer los límites de cada estrato y manejar los ingresos no reportados.

Para establecer los límites se utilizó inicialmente, como en el resto de los estudios del área, el salario mínimo minimórum (SM) vigente en el mercado de trabajo nicaragüense como indicador del costo de oportunidad del trabajador independiente. Este salario corresponde al es-tablecido para las ocupaciones agrícolas y su selección se basa en varias razones. En primer lugar, la estructura de salarios mínimos en Nicaragua es compleja, con salarios diferenciados por activi-dades y ocupaciones. Por otra parte, el uso de otro salario mínimo demandaría estimar promedios que para que tengan sentido deberían ponderarse por una estructura ocupacional que no se cono-ce. Finalmente, la subestimación de los ingresos que normalmente acompañan las encuestas a los hogares, y que adquieren magnitudes significativas en el caso de los trabajadores independientes, aconsejan utilizar una norma más bien modesta, que de paso posibilita arribar a estratos con sufi-ciente número de observaciones.

Este criterio hubo que modificarse ligeramente ya que el salario mínimo se encontraba

muy desfasado con relación a los ingresos laborales efectivos. En efecto, mientras que el ingreso laboral en la ocupación principal duplicaba al salario mínimo como promedio en Costa Rica, Pa-namá y Guatemala, en Nicaragua más que cuadruplicaba al salario mínimo. Del mismo modo, si la atención se ponía en el salario medio del trabajador no agrícola no calificado (sin primaria completa), los tres países señalados mostraban un salario medio apenas cerca del 44% superior al mínimo minimórum, en tanto que para Nicaragua prácticamente triplicaba al salario mínimo.

Con el fin de no sobredimensionar al estrato moderno y de acumulación ampliada y man-

tener la comparabilidad con los otros países del área, se optó por el salario mínimo de la industria y vigente a partir de 1999, ya que con ello se mantenía una mayor coherencia con el indicador utilizado en los otros países en términos de su relación con los salarios efectivos. En efecto, con este salario, el ingreso laboral representa 2,13 veces al salario mínimo, y el salario del trabajador no calificado resulta un 54% superior. Finalmente, al igual que en el resto de los países citados, el corte para identificar actividades modernas se hizo en cuatro salarios mínimos, buscando garan-

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tizar la conformación de estratos diferenciados entre sí y con suficiente tamaño para tener repre-sentación estadística.13 Los criterios seguidos fueron entonces:

Patronos

1. Pequeña empresa moderna

• En rama moderna. • En rama no moderna con ingreso mayor o igual a 4 SM.14

2. Pequeña empresa de acumulación ampliada

• Profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso menor a 3 SM.

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor e igual a 3 SM y menor a 4 SM.

3. Pequeña empresa de acumulación simple

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso menor a 3 SM.

4. Microempresa moderna

• En rama moderna. • En rama no moderna con ingreso mayor o igual a 4 SM. • Profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o

igual a 3 SM y menor a 4 SM. 5. Microempresa de acumulación ampliada

• Profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso menor a 3 SM.

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o igual a 3 SM y menor a 4 SM.

6. Microempresa de acumulación simple

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o igual a 1 SM y menor a 3 SM.

7. Microempresa de subsistencia

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso menor a 1 SM.

Cuenta propia o autoempleo

8. Moderno 13 Una tercera parte de los trabajadores no agrícolas tienen salarios inferiores al salario mínimo, un 71% no superan los dos sala-rios mínimos, un 82% se encuentran por debajo de tres salarios mínimos y sólo un 8% supera los cuatro salarios mínimos. 14 Se refiere al salario mínimo y que corresponde a 600 córdobas por mes.

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• En rama moderna. • En rama no moderna con ingreso mayor o igual a 4 SM. • Profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o

igual a 3 SM y menor a 4 SM. 9. De acumulación ampliada

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o igual a 3 SM y menor a 4 SM.

• Profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso menor a 3 SM.

10. De acumulación simple

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o igual a 1 SM y menor a 3 SM.

11. De subsistencia

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso menor a 1 SM.

Obsérvese que para la pequeña empresa no se define el estrato de subsistencia por considerarlo una situación poco probable y con mayor probabilidad de confundirlo con situaciones de preca-riedad laboral. El segundo problema a resolver tiene que ver con la no respuesta de los ingresos provenientes de la renta empresarial. En el caso nicaragüense, aunque la encuesta muestra una reducida no respuesta en la mayoría de las preguntas y ello es también así para los ingresos, estos casos están presentes y se aislaron y trataron inicialmente como una categoría independiente, pero asociada a los estratos de baja productividad, que se ha denominado estrato no bien identificado (E.N.B.I). Con ello es posible reconstruir el empleo por tamaño del establecimiento y para los estratos de baja productividad. Los resultados encontrados señalan que solo en el caso del auto-empleo aparecieron unos pocos casos (0,3% de los trabajadores por cuenta propia en actividades no agrícolas). Ante su reducido número se decidió integrarlos al estrato de subsistencia. El ar-gumento seguido aquí es que al no estarse considerando los trabajadores independientes de mayor calificación (profesionales, técnicos o graduados universitarios), lo más probable sería que el no reporte de ingresos tenga una causa en la imposibilidad de establecer el monto respectivo, por la ausencia de procedimientos mínimos de contabilidad, que por el fin de no reportar la presencia de elevados ingresos.

2.3.2. Trabajadores asalariados

Para los trabajadores asalariados, se distinguió entre empleados del gobierno, asalariados de em-presas privadas, y el servicio doméstico.15 Para los asalariados de la empresa privada, pese a po- 15 La encuesta EMNV 98 no permite identificar directamente ni a los empleados públicos ni al servicio doméstico. Esta separa-ción se realizó controlando por rama de actividad.

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derse contar con una aproximación de la variable de aseguramiento, se utilizaron como variables de asignación adicionales al monto del salario, la ocupación y la educación formal de las perso-nas, y en menor medida las jornadas realizadas. Con la ocupación se busca distinguir tanto a los profesionales y técnicos como aquellas ocupaciones de tipo administrativo-gerencial que implican ya una detallada división del trabajo en el establecimiento. La hipótesis detrás de ello es que, cuanto más informal es el establecimiento, más escasa es la división interna del trabajo, y será entonces mínima la posibilidad de encontrar trabajadores que desempeñen exclusivamente fun-ciones administrativas. Los criterios específicos seguidos fueron:

Asalariado sector privado 12. Pequeña empresa moderna

• En rama moderna. • En rama no moderna con ingreso mayor o igual a 3 SM. • En rama no moderna con ingreso menor a 3 SM y con seguro de salud o pensión. • No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o

igual a 2 SM y menor de 3 SM, con jornada incompleta y sin seguro. • No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor e

igual a 1 SM y menor a 2 SM, con jornadas incompleta voluntaria (sin deseos de trabajar más) y sin seguro.

13. Pequeña empresa de acumulación ampliada

• Profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso menor a 3 SM.

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o igual a 2 SM y menor de 3 SM con jornada completa.

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor e igual a 1 SM y menor a 2 SM, con jornadas incompleta involuntaria (con deseos de traba-jar más).

14. Pequeña empresa de acumulación simple

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor e igual a 1 SM y menor a 2 SM, con jornadas completa.

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso menor a 1 SM.

15. Microempresa moderna

• En rama moderna. • En rama no moderna con ingreso mayor o igual a 4 SM. • Profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso menor a 4

SM. • No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor e

igual a 3 SM y menor a 4 SM, con jornadas incompletas y sin seguro. • No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso menor a

4 SM, con seguro (pensión o salud). 16. Microempresa de acumulación ampliada

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• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor e igual a 3 SM y menor a 4 SM, con jornadas completa y no asegurado.

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o igual a 2 SM y menor a 3 SM, no asegurado.

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o igual a 1 SM y menor a 2 SM con jornada incompleta voluntaria y no asegurado.

17. Microempresa de acumulación simple

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o igual a 1 SM y menor a 2 SM, con jornada incompleta voluntaria y no asegurado.

• No profesional, técnico o graduado universitario en rama no moderna con ingreso mayor o igual a 1 SM y menor a 2 SM, con jornada completa y no asegurado.

• Personal de administración en rama no moderna con ingreso menor a 1 SM, con jornada incompleta y no asegurado.

18. Microempresa de subsistencia

• Personal de producción en rama no moderna con ingreso menor a 1 SM y no asegurado. • Personal de administración en rama no moderna con ingreso menor a 1 SM, con jornada

completa y no asegurado. En los casos de asalariados del sector privado con ingresos no reportados pero con información sobre el tamaño del establecimiento, la jornada y la ocupación, se asignaron al tamaño respectivo y al estrato de baja productividad manteniendo la categoría “E.N.B.I.”. Al igual que para los tra-bajadores independientes, su número no resultó significativo (0,0% en la pequeña empresa y 0,2% en la microempresa) y se agregó al estrato de subsistencia, para simplificar el manejo y presenta-ción de la información.

Servicio doméstico El servicio doméstico se considera un sector o estrato independiente de baja productividad y se asimila al estrato de subsistencia a la hora de realizar agregaciones de los distintos tamaños. Tén-gase presente que este no corresponde estrictamente a un sector productivo, por lo que, cuando se realicen agregaciones sobre las micro y pequeñas empresas o de los micronegocios, esta categoría no se considerará.

Empleados estatales Comprende la totalidad de los empleados del gobierno y se identifican como parte de las activi-dades modernas y con independencia del tamaño del establecimiento.

2.3.3. Trabajador familiar no remunerado Se asigna al estrato productivo según siguientes criterios alternativos • Al estrato en actividades agrícolas, mediana o gran empresa o rama moderna si aparecen.

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• En pequeña empresa no moderna se asigna al estrato de acumulación simple. • En establecimientos de 1 a 5 trabajadores de ramas no modernas se asigna al autoempleo se-

gún el estrato de pobreza a que pertenezca la familia de origen y en su educación. Si es no pobre y tiene primaria completa o más, se asigna al estrato de acumulación ampliada. Si es no pobre pero no completó la primaria, se asigna al estrato de acumulación simple, y, si es pobre, se asigna al estrato de subsistencia.

2.4. Creación de algunas variables de asignación La metodología seguida implica la utilización de algunas variables que no están directamente disponibles en las bases de datos de la encuesta EMNV 98. Estas se aproximaron de la siguiente manera: Categoría ocupacional: la categoría ocupacional no distingue entre los asalariados privados, los empleados públicos y aquellos que se desempeñan en oficios domésticos. − Servicio doméstico: se procedió a identificarlo considerando al conjunto de asalariados pri-vados que se clasifican en la rama de actividad económica 9500 (hogares privados con servicio doméstico). Se optó por esta definición antes que por la consideración del grupo ocupacional 9531 (personal doméstico) porque lo importante es el hecho que el empleador sea un hogar de-ntro de una decisión de consumo y no una empresa bajo una lógica de acumulación. Ello impli-ca entonces la incorporación en la categoría ocupacional servicio doméstico de todos los em-pleados que pueden laborar en casas privadas (cocineras, mayordomos, niñeras, choferes, amas de llaves, jardineros, etc.).

− Empleados públicos: en el caso del empleo público, este se aproximó considerando las ramas de actividad que son de la esfera exclusiva o casi exclusiva del sector público, previa consulta con funcionarios del INEC. Aunque con este procedimiento se realiza solo una aproximación del empleo público, sí se logra aislar al grueso de este, y de esa forma sus principales caracterís-ticas. Las ramas incorporadas (CIIU, revisión 3) son: 4010 a 4100, 6411, 6420, 6511, 8511, 9800, 8010, 8021, 8122, 7511 a 7530.

Asegurados: la cobertura de la seguridad social por parte de los trabajadores asalariados es un indicador del grado de formalidad del establecimiento en que labora. Del archivo se identificó a los asalariados que pagan seguro o que reportaban deducciones, y se consideró a estos como ase-gurados, ya sea que reporten solo para pensiones, solo para salud o para ambos seguros. Dada la baja cobertura de la seguridad social, se decidió utilizar este criterio como indicador de inclusión para identificar trabajadores de ramas modernas. Estrato de pobreza: para la asignación de los trabajadores familiares no remunerados se acude al estrato socioeconómico como indicador del grado de privación que acompaña su trabajo. Para su asignación se optó por utilizar la estimación realizada por el Banco Mundial de los estratos de pobreza a partir del consumo corriente del hogar. Subempleo: para el análisis de la calidad del empleo generado por cada estrato, mas no para la asignación de los trabajadores a cada estrato, se construyó un indicador sobre el grado de subutili-

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zación de la mano de obra, identificando a los trabajadores en situación de subempleo. Estos co-rresponden a aquellos que sufren subempleo visible o invisible definidos de la siguiente manera. - Subempleo visible: ocupados que laboran menos de 40 horas por semana (considerando todas las ocupaciones), de manera involuntaria (desean trabajar más horas para obtener ingreso adicional) y por razones económicas (baja en la demanda, falta financiamiento o falta de trabajo). - Subempleo invisible: ocupados no familiares que laboran 40 o más horas a la semana (considerando todas sus ocupaciones) y que obtienen un ingreso laboral total (considerando todas sus ocupaciones) menor al salario mínimo (300 córdobas por mes). Se incluyen también a la tota-lidad de trabajadores familiares no remunerados con jornadas completas.

Dadas estas definiciones, la presentación de la información objeto de este estudio se puede organizar dándole énfasis a los estratos o poniendo el acento en los tamaños de los establecimien-tos. En el primer caso es posible identificar la totalidad de las actividades de baja productividad y, dentro de ellas, las correspondientes al sector informal en su acepción más tradicional.16 En el segundo caso, es posible totalizar el empleo asociado a cada tamaño de las empresas y conocer su composición interna. La primera opción se seguirá para el análisis total, en tanto que la segunda se utilizará para el análisis específico sobre las micro y pequeñas empresas. Para ambos casos, la agregación del autoempleo con la microempresa se identificará y diferenciará con la denomina-ción de micronegocios. 2.5. Período de análisis y fuentes de información La fuente básica de información es la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida de 1998 que realizó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Como no se dispuso de otra base de datos para un año anterior, el análisis se circunscribe a ese año. Como el levanta-miento de la información se realizó entre abril y agosto de ese año, se puede decir que muestran la situación existente en Nicaragua hacia la mitad de 1998.

16 Recuérdese sin embargo que subsisten diferencias con la aproximación tradicional al excluir ramas modernas y patronos y asalariados privados de microempresas profesionales, técnicos o graduados universitarios. Simulaciones realizadas sugieren que el empleo en el sector informal no agrícola se reduce un 10% con estos criterios adicionales.

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3. LA SEGMENTACIÓN DEL MERCADO DE TRABAJO Visto el conjunto del mercado de trabajo, es posible incursionar en el análisis de su estructura total por segmentos y estratos productivos y conocer las características de cada uno a finales del decenio de los años noventa. Como se presentó en la sección metodológica, esta segmentación implica una precisión en la medición de cada segmento, una ampliación para incorporar la peque-ña empresa y una desagregación dentro de los estratos de baja productividad para identificar aque-llos con mayor potencialidad. Para tener esa visión conjunta se incluyen las actividades agrícolas y estas se separan en comerciales y tradicionales, en la línea del PREALC. Las actividades agrí-colas comerciales aglutinan a las que usan mano de obra asalariada (patronos más asalariados) en tanto que las tradicionales aluden al campesinado (cuenta propia más familiares no remunerados). El diagrama 1 muestra la organización de la información cuando el énfasis se sitúa en el estudio de los sectores de baja productividad.

Diagrama 1 Nicaragua: Estructura del mercado de trabajo según segmento, tamaño y estrato productivo. 1998

EMPLEOTOTAL100%

AGRÍCOLA 36%

NO AGRÍCOLA 64%

Comerciales16%

Tradicional20%

Moderno27%

De BajaProductividad37 %

Estatal9%

Privado18%

Pequeña Empresa4%

Sector Informal33%

Mediana y Gran Empresa 8%Pequeña Empresa 4%Microempresa 3%Cuenta Propia 4%

Acumulación Ampliada 1%Acumulación Simple 3%

Microempresa8%

Acumulación Ampliada 1%Acumulación Simple 3%Subsistencia 4%

Cuenta Propia20%

Acumulación Ampliada 4%Acumulación Simple 8%Subsistencia 8%

Servicio Doméstico6%

Subsistencia 6%

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3.1. La estructura global17 El cuadro 7, que complementa el diagrama anterior, muestra la composición del mercado de tra-bajo de Nicaragua en 1998. Como se indicó, cerca de dos millones de personas (1,7 millones) conforman la población ocupada en 1998. El 36% se ocupa en actividades agrícolas, y de ellos menos de la mitad (44%) está vinculado a actividades agrícolas comerciales. Ello significa que el 64% de los ocupados (1,1 millones de personas) se desempeñan en trabajos no agrícolas. Dentro de ellos, 623 mil de trabajadores se identifican como laborando en actividades productivas de baja productividad y pequeña escala. Esto equivale al 37% del empleo total del país y al 58% del em-pleo no agrícola. El 90% de los ocupados en las actividades de baja productividad (561 mil per-sonas) se ubican en el sector informal. Los ocupados en el sector informal representan entonces el 33% del empleo total del país y el 52% del empleo no agrícola.

Poniendo la atención en las actividades de baja productividad, cerca de la mitad de los ocupados (47%) se ubican en el estrato de subsistencia, lo que representa el 27% del empleo no agrícola (295 mil personas). Más de una tercera parte de los ocupados se emplean en actividades de acumulación simple (22% del empleo no agrícola), y solo un 14% se localizan en actividades de acumulación ampliada (8% del empleo no agrícola). Algo más de la mitad de los trabajadores vinculados con las actividades de baja productividad (53%) están vinculados con el autoempleo (330 mil personas), un 22% con la microempresa (138 mil personas) y solo un 10% con la peque-ña empresa (62 mil personas). Llama la atención, sin embargo, que el autoempleo tenga un mejor perfil en cuanto a productividad se refiere.

Viendo el sector informal en su conjunto, incluyendo al servicio doméstico, si bien se ob-serva un predomino de las actividades de subsistencia, las de acumulación simple tienen un peso significativo. Las actividades de acumulación ampliada alcanzan al 14% del empleo informal, lo que representa apenas el 7% del empleo no agrícola y las de acumulación simple el 34% del em-pleo informal, equivalente al 18% del empleo no agrícola. Al otro extremo del abanico producti-vo, las actividades de subsistencia aglutinan al 53% de los ocupados en el sector informal, inci-dencia que resulta del 41% entre los trabajadores por cuenta propia y del 48% entre la microem-presa.18

Cabe destacar también que un 42% del empleo no agrícola se ubica entonces en estable-

cimientos, públicos y privados, que se pueden considerar modernos. Dentro de ellos, el empleo generado por el sector público, tal como ha sido estimado para este trabajo, representa el 34% del empleo moderno, lo que equivale al 14% del empleo no agrícola y al 9% del empleo total del pa-ís. El sector privado aporta entonces el 66% restante y, dentro de él, la mediana y gran empresa (de 31 o más trabajadores) es responsable del 43% del empleo privado moderno (29% del empleo moderno total).

17 Con el fin de aprovechar la información sobre trabajo infantil-juvenil, a partir de esta sección se trabajará con la población ocupada de seis o más años. Cabe señalar que ello no genera mayores cambios ni en magnitud ni en la composición de la pobla-ción ocupada por segmento y estrato. 18 Recuérdese que el servicio doméstico se considera una actividad de subsistencia.

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Cuadro7Nicaragua: Estructura deleEmpleo por segmento, estrato productivo y tamaño del establecimiento. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

Ocupados(miles) % ET % ENA % EM/BP % EP/PE/SI % ME/AUT

Total Ocupados 1.680 100

Actividades Agrícolas 603 36 100 Comerciales 263 16 44 Tradicionales 341 20 56

Actividades No Agrícolas 1.076 64 100

Actividades Modernas 453 27 42 100

Actividades Estatales 152 9 14 34

Actividades Privadas 301 18 28 66 100

Mediana y Gran Empresa 1 130 8 12 29 43

Pequeña Empresa Moderna 2 60 4 6 13 20

Microempresa Moderna 3 52 3 5 11 17 Autoempleo Moderno 59 4 5 13 20

Actividades de Baja Productividad 623 37 58 100 De Acumulación Ampliada 90 5 8 14 De Acumulación Simple 238 14 22 38

De Subsistencia 4 295 18 27 47

Pequeña Empresa 2 62 4 6 10 100 De Acumulación Ampliada 12 1 1 2 20 De Acumulación Simple 49 3 5 8 80

Sector Informal 561 33 52 90 100 De Acumulación Ampliada 77 5 7 12 14 De Acumulación Simple 189 11 18 30 34

De Subsistencia 4 295 18 27 47 53

Microempresas 3 138 8 13 22 25 100 De Acumulación Ampliada 17 1 2 3 3 12 De Acumulación Simple 55 3 5 9 10 40 De Subsistencia 66 4 6 11 12 48

Cuentapropismo o autoempleo 330 20 31 53 59 100 De Acumulación Ampliada 60 4 6 10 11 18 De Acumulación Simple 134 8 12 22 24 41 De Subsistencia 136 8 13 22 24 41

Servicio Doméstico 94 6 9 15 17

A-.N.B.E. 1 0

ET=empleo total, ENA=no agrícola, EM/BP=moderno/baja productividad, EP/PE/SI=privado/pequeña/sector informal, ME/AUT=microempresa/autoempleo.

1/ De 31 o más trabajadores.2/ De 6 a 30 trabajadores3/ De 2 a 5 trabajadores con empleo asalariado.4/ Incluye al Servicio Doméstico como actividad de subsistencia.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Estrato y tamañoDistribución % del Empleo Total

Esto significa que las actividades en pequeña escala modernas (pequeñas o micronegocios, incluyendo el autoempleo) aportan en conjunto más de la mitad del empleo privado moderno (57%), lo que equivale al 37% del empleo moderno total.

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3.2. Perfil de los puestos de trabajo Como punto de partida para analizar las características de los distintos estratos de las micro y pe-queñas empresas de baja productividad, se presenta una comparación con los distintos estratos productivos, incluyendo las actividades de origen agropecuario y los sectores modernos. Siguien-do a Weller (1997b), es posible identificar y diferenciar, utilizando las encuestas a hogares, carac-terísticas asociadas a los puestos de trabajo de aquellas asociadas con las personas que los desem-peñan. Partiendo de las características de los puestos de trabajo, el cuadro 8 recoge un conjunto de indicadores en esa dirección y para los distintos estratos productivos. Con relación a los puestos de trabajo, los puestos remunerados bajo una relación de de-pendencia salarial son menos frecuentes entre las actividades de baja productividad, aunque por encima de la media del sector agrícola. Un 44% de los trabajadores en los estratos de baja pro-ductividad están incorporados bajo una relación de dependencia salarial, lo que evidencia el gran protagonismo del trabajo independiente, en particular del autoempleo, responsable del 53% del empleo en los sectores de baja productividad. La incidencia del trabajo asalariado depende cla-ramente del tamaño del establecimiento y dentro de las actividades informales, de la composición por tamaño y tipo de inserción. Por ello es de esperar que, en la pequeña empresa, su presencia sea mayor que en el sector informal, por el peso del autoempleo en este último, y que en la mi-croempresa muestre un promedio por encima del sector informal.

Teniendo esto presente, en las actividades de baja productividad, la presencia del empleo asalariado parece aumentar conforme menos productivo es el establecimiento. Aunque este resul-tado puede surgir de la aproximación metodológica seguida, sugiere que, dentro de los estableci-mientos de baja productividad, los menos productivos son los más grandes en términos relativos; esto es, que estaríamos ante la posible presencia de situaciones de sobreempleo. Este resultado también surge del hecho de que el autoempleo tiene un mejor perfil de productividad que la mi-croempresa, esto es, que tiene relativamente más presencia en las actividades de acumulación, simple y ampliada, y que el servicio doméstico se clasifica como de subsistencia

Los sectores productivos donde se concentran los puestos generados por los distintos es-tratos muestra que los sectores de baja productividad tienen también una mayor presencia dentro de la producción de bienes secundarios (industria manufacturera y construcción), en especial entre la pequeña y la microempresa. Aunque la presencia del sector público reduce el peso del empleo en los sectores secundarios dentro de las actividades modernas, dentro de las actividades privadas modernas, la producción secundaria alcanza cierto peso, especialmente dentro de la mediana y gran empresa.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 32

Cuadro 8Nicaragua: Perfil de los puestos de trabajo en los distintos estratos productivos. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

% Empleo % Producción Horas Ingreso Laboral % Empleo % EmpleoAsalariado de Bienes Trabajadas Moderno = 100 Calificado

2 Pleno

Total Ocupados 53 49 48 56 9 76

Actividades Agrícolas 39 100 46 35 0 62 Comerciales 89 100 50 37 1 83 Tradicionales 0 100 42 29 0 45

Actividades No Agrícolas 60 22 49 64 13 84

Actividades Modernas 83 20 50 100 29 93

Actividades Estatales 100 0 45 65 49 96

Actividades Privadas 75 31 52 118 19 91 Mediana y Gran Empresa 98 54 54 89 19 95 Pequeña Empresa Moderna 92 18 50 135 22 94 Microempresa Moderna 81 16 48 127 30 85 Cuentapropismo o autoempleo moderno 0 6 55 160 9 83

Actividades de Baja Productividad 44 23 48 34 1 78 De Acumulación Ampliada 30 22 46 74 8 72 De Acumulación Simple 38 31 50 43 0 86 De Subsistencia 1 53 17 48 20 0 73

Pequeña Empresa 93 54 50 33 7 87 De Acumulación Ampliada 99 57 41 50 31 88 De Acumulación Simple 92 54 52 29 1 87

Sector Informal 39 20 48 35 1 77 De Acumulación Ampliada 19 16 47 81 5 69 De Acumulación Simple 24 26 50 46 0 86 De Subsistencia 1 53 17 48 20 0 73

Microempresas 89 39 51 35 0 84 De Acumulación Ampliada 85 44 59 74 0 94 De Acumulación Simple 81 42 53 42 0 87 De Subsistencia 97 35 47 18 0 79

Cuentapropismo o autoempleo 0 17 44 38 1 72 De Acumulación Ampliada 0 9 43 86 6 62 De Acumulación Simple 0 19 48 48 0 85 De Subsistencia 0 20 41 16 0 64

Servicio Doméstico 100 0 58 25 0 80

Nota: Mediana y gran empresa (de 31 o más trabajadores), pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), microempresas (de 2 a 5 trabajadores).

1/ Incluye al Servicio doméstico como actividad de subsistencia.2/ Profesionales y técnicos.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Segmento, Tamaño y Estrato

Entre las actividades de baja productividad, el protagonismo de la producción de bienes es mayor entre los establecimientos de mayor tamaño y productividad. Por el contrario, entre el au-toempleo, la baja presencia del sector se asocia inversamente con el grado de productividad, posi-blemente por el protagonismo de las actividades de construcción. Las jornadas de trabajo no reflejan diferencias marcadas entre los distintos estratos pro-ductivos. Las actividades de baja productividad muestran en promedio jornadas de trabajo simi-lares a la media nacional, siendo ligeramente mayor en los establecimientos de acumulación sim-ple, reflejando ciertos problemas de productividad que se tratan de compensar por la vía de más

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 33

horas de producción. Estas sobrejornadas tienden a generalizarse en la microempresa. Ello suge-riría que la generación de excedentes puede estar asociada más con las largas jornadas que con la productividad obtenida, y, si este es el caso, se tornaría un problema importante de afrontar. De-ntro de las actividades de subsistencia, no aparecen generalizadas las jornadas menores, aunque en el autoempleo de subsistencia sí manifiesten una jornada menor pero por encima de la jornada típica de 40 horas semanales. Los ingresos derivados del trabajo (ingreso de la ocupación principal) reflejan necesaria-mente las diferencias en las jornadas y los diferenciales de productividad y acusan una amplia disparidad. Ahora bien, como las jornadas de trabajo no son tan dispares, los ingresos estarán reflejando en mayor medida los diferenciales de productividad. Tomando como punto de referen-cia el ingreso medio de los trabajadores en actividades modernas no agrícolas, los ingresos recibi-dos por las actividades de baja productividad representan apenas cerca de un tercio (34%) del ingreso medio de las actividades modernas, y son incluso similares a los percibidos por los traba-jadores del agro. No obstante, dentro de las actividades productivas de baja productividad se pre-sentan amplias variaciones que van desde ingresos que se aproximan al 86% de los modernos para los trabajadores por cuenta propia de las actividades de acumulación ampliada, hasta ingre-sos que representan apenas un 16% del ingreso medio de los trabajadores del sector moderno, como es el caso de los trabajadores por cuenta propia en actividades de subsistencia. Incluso las servidoras domésticas muestran una mejor situación remunerativa (25% del ingreso de las activi-dades modernas).

El cuadro 8 incorpora dos indicadores adicionales sobre las características de los puestos de trabajo. El primero se refiere a la importancia de trabajo calificado, aproximado por la presen-cia de ocupaciones técnico-profesionales. Como ya se ha indicado, solo el 9% del empleo del país se ubica en este tipo de puestos, puestos que tienen una amplia concentración en las activida-des modernas, particularmente las estatales. El segundo indicador se refiere a la incidencia del empleo pleno, es decir, libre de subempleo. Según las definiciones seguidas de subempleo, tres de cada cuatro ocupados se califican como no subempleados. La importancia relativa del empleo pleno tiende a ser menor en las actividades de baja productividad, aunque superior a la situación en el agro, y tiende a reducirse conforme se pasa a estratos de menor productividad, con excep-ción del autoempleo. En este tipo de actividades, el empleo libre de subempleo es menor en las actividades de acumulación ampliada comparadas con las de acumulación simple, lo que hace, gracias a su protagonismo en el empleo, que este patrón se reproduzca para el conjunto de activi-dades de baja productividad. En todo caso, resulta importante resaltar que el subempleo no es un fenómeno asociado exclusivamente con los sectores de baja productividad y tiende a reflejar tam-bién situaciones de precariedad laboral en los sectores modernos. 3.3. El perfil de las personas Pasando la atención a las características de las personas, el cuadro 9 incorpora una serie de indi-cadores sobre sus características sociodemográficas. La presencia de mujeres es el primer rasgo distintivo. El sector agrícola no es un campo propicio para el empleo femenino ya que ahí solo corresponden al 10% de los ocupados. Ellas se ven relegadas principalmente a las actividades no agrícolas, donde laboran el 89% de las mujeres incorporadas al mercado de trabajo. Dentro de este tipo de actividades no agrícolas, tanto en el sector moderno, especialmente del sector público,

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como en el de baja productividad como conjunto muestran una amplia presencia de trabajadoras aunque la relación es mayor en las actividades de baja productividad.

Dentro de estas actividades, el 54% de los ocupados son mujeres. Esta proporción casi duplica la media nacional, de modo que las actividades de baja productividad absorben el 59% de las mujeres incorporadas al mercado de trabajo nicaragüense. Además, y fuera del protagonismo esperado dentro del servicio doméstico, dentro del sector de baja productividad, el peso del traba-jo femenino aumenta al pasar a estratos de menor productividad, hasta el punto de representar el 69% del autoempleo de subsistencia. Podría señalarse entonces que en los reducidos ingresos de las actividades de subsistencia confluyen tres factores potenciales: menores jornadas, reducida productividad y discriminación salarial contra las mujeres. La edad media de los trabajadores no muestra mayores diferencias entre los estratos pro-ductivos, de modo que la media nacional de 33 años casi se reproduce entre las actividades mo-dernas y las de baja productividad. Cuando la atención se pone en los estratos de baja productivi-dad, se observa que la edad media de los trabajadores se mantiene en todos estratos, aunque se observan cambios dentro de los distintos tipos de establecimientos. En la pequeña empresa, por ejemplo, el predominio del trabajo asalariado baja la edad media de sus trabajadores, en tanto que, en la microempresa, el peso del trabajador independiente actúa en dirección contraria. Por otra parte, la edad no parece asociarse con el grado de productividad. Así, mientras que, en las micro y pequeñas empresas, la edad sí se reduce al reducirse la productividad, en el autoempleo sucede lo contrario.

Asociado con la edad media de los ocupados está el tema del trabajo infantil-juvenil (de 6 a 14 años). Como se ha señalado, un 7% de los ocupados se ubican en ese tramo etario y tienen una mayor incidencia en las actividades agrícolas. Ahí se emplean dos de cada tres trabajadores infantil-juveniles. Dentro de los estratos de baja productividad, la incidencia del trabajo infantil-juvenil se encuentra por debajo del promedio nacional, concentrando el tercio restante de estos trabajadores, de modo que resulta casi inexistente entre las actividades modernas. Como este trabajo tiene mayoritariamente la forma de trabajo familiar, dentro de las actividades de baja pro-ductividad tiende a crecer su presencia entre los establecimientos de menor productividad y sobre todo en el autoempleo de subsistencia.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 35

Cuadro 9Nicaragua: Perfil de los trabajadores en los distintos estratos productivos. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

Segmento, Tamaño y Estrato% de

MujeresEdad(años)

Educación(años)

% Jefes dehogar

% de hogaresPobres

% ZonaUrbana

% EmpleoMúltiple

% Empleo

Infantil 2

Total Ocupados 34 33 5 41 43 55 8 7

Actividades Agrícolas 10 31 3 43 68 17 8 13 Comerciales 12 33 3 49 65 23 11 6 Tradicionales 9 30 2 39 71 12 7 19

Actividades No Agrícolas 47 34 7 40 28 76 8 4

Actividades Modernas 38 35 9 45 18 81 8 1

Actividades Estatales 51 35 10 40 17 80 9 0

Actividades Privadas 31 35 8 48 19 82 7 1 Mediana y Gran Empresa 32 32 8 43 23 79 6 1 Pequeña Empresa Moderna 21 34 9 46 15 90 5 1 Microempresa Moderna 28 34 8 47 21 83 8 0 Cuentapropismo o autoempleo moderno 42 40 7 59 12 80 14 1

Actividades de Baja Productividad 54 33 5 36 35 73 7 7 De Acumulación Ampliada 39 31 8 32 11 81 7 6 De Acumulación Simple 41 34 5 46 27 76 7 6

De Subsistencia 1 69 33 4 30 49 67 7 8

Pequeña Empresa 18 28 6 33 30 77 9 5 De Acumulación Ampliada 11 30 8 35 30 79 5 3 De Acumulación Simple 20 28 6 32 29 76 10 6

Sector Informal 58 34 5 36 36 72 7 7 De Acumulación Ampliada 44 31 8 31 7 82 7 7 De Acumulación Simple 46 36 5 49 27 76 7 6

De Subsistencia 1 69 33 4 30 49 67 7 8

Microempresas 28 30 6 40 37 76 8 4 De Acumulación Ampliada 16 35 6 56 23 72 8 0 De Acumulación Simple 20 32 6 52 35 72 7 1 De Subsistencia 37 27 5 26 42 81 8 9

Cuentapropismo o autoempleo 61 36 5 38 29 74 7 9 De Acumulación Ampliada 52 30 8 24 3 84 7 8 De Acumulación Simple 57 38 5 48 23 77 6 8 De Subsistencia 69 37 4 34 48 65 9 10

Servicio Doméstico 90 31 4 25 56 61 5 5

Nota: Mediana y gran empresa (de 31 o más trabajadores), pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), microempresas (de 2 a 5 trabajadores).

1/ Incluye al servicio doméstico como actividad de subsistencia.2/ De 6 a 14 años.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República de Nicaragua.

La educación formal de los trabajadores también presenta diferencias por estratos en la di-rección esperada. Para una educación de solo cinco años como promedio entre los trabajadores nicaragüenses, los años de educación aprobados por los trabajadores del campo (de apenas tres años como promedio) son inferiores a los de las actividades no agrícolas de baja productividad (cinco años como promedio), y dentro de estos últimos, los niveles educativos descienden cuando se pasa a estratos de menor productividad y establecimientos de menor complejidad. Así, los trabajadores del estrato de acumulación ampliada poseen ocho años de educación formal, en tanto que los trabajadores del estrato de subsistencia se aproximan a los niveles educativos de los traba-jadores agrícolas (cuatro años). Como era de esperar, los trabajadores de las actividades moder-nas muestran los mayores niveles educativos y, dentro de ellos, los trabajadores estatales son los que ostentan el perfil educativo superior. En todo caso, la reducida educación formal de los traba-

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jadores de los estratos de baja productividad, se traduce en una limitante importante para mejorar la productividad del sector y en un desafío para los esfuerzos de capacitación por emprender. Un 41% de los ocupados tienen el papel de jefe de hogar. El tipo de responsabilidad de-ntro del hogar, muestra diferencias entre los distintos tipos de actividades. En el agro, debido a factores culturales y sociales y a la migración de la población más joven, aparecen más ocupados con la responsabilidad del hogar. Esta mayor incidencia de ocupados con jefatura del hogar se observa también entre las actividades modernas no agrícolas, en tanto que para las actividades de baja productividad, este porcentaje es menor a la media nacional y tiende a descender conforme se baja de estrato productivo, de modo que, en el servicio doméstico y las otras actividades de subsistencia, se observa la menor presencia de ocupados con jefatura del hogar. La excepción aquí la dan los autoempleados de acumulación ampliada, quienes manifiestan una escasa presen-cia de trabajadores a cargo del hogar. La mayor presencia de mujeres y las menores edades ayu-dan a explicar este patrón.

Son los grupos con mayores diferencias en cuanto a la jefatura y participación femenina, los que muestran las mayores incidencias de pobreza.19 Estas incidencias, aumentan conforme se pase a estratos de menor productividad, alcanzando en el sector de subsistencia niveles de pobre-za cercanos al 50%, aunque por debajo de los observados en el agro. Así, mientras que el 35% de los ocupados en actividades de baja productividad pertenece a un hogar por debajo de la línea de pobreza, cifra por debajo de la media nacional (43%), en el caso de los ocupados en los estratos de subsistencia llegan a representar el 49% de los ocupados. Por el contrario, los trabajadores del estrato de acumulación ampliada, evidencian incidencias de la pobreza similares, e incluso meno-res, a las de los trabajadores de los sectores modernos (11%). Aunque la pobreza sigue siendo mayoritariamente agrícola pues este sector agrupa al 58% de los trabajadores pobres, es claro que, dentro de las actividades no agrícolas, los sectores de baja productividad son el reservorio de los grupos pobres. En efecto, el 73% de los trabajadores pobres vinculados en actividades no agríco-las trabajan en sectores de baja productividad. Con respecto al lugar de residencia de los trabajadores, un 17% de los trabajadores agríco-las señalan residir en las zonas urbanas, en tanto que tres cuartos de los trabajadores de las activi-dades no agrícolas de baja productividad tienen esa área como zona de residencia. Aunque el peso de la zona urbana se reduce conforme se consideran estratos con menor productividad, la zona rural no llega a aportar más del 35% de los trabajadores de los sectores de baja productivi-dad y que corresponde al caso de los trabajadores por cuenta propia del estrato de subsistencia. Ello muestra que, en el caso nicaragüense, las actividades no agrícolas en las zonas rurales tienen un menor desarrollo. Ello, sin embargo, no contradice la utilidad de considerar las actividades no agrícolas como dominio de estudio en lugar del concepto tradicional de urbano, si se quiere una aprehensión amplia de las actividades en pequeña escala. Al pasar del ámbito urbano al ámbito no agrícola, se incrementa la población vinculada a las actividades no agrícolas de baja producti-vidad en un 38%. Finalmente, con relación al trabajo múltiple que se refiere a la existencia de más de un empleo, este tiene una reducida presencia, afectando al 8% de la población ocupada. Entre los trabajadores de los estratos de baja productividad no se observa un peso mayor de este tipo de

19 Estas estimaciones fueron realizadas directamente por el Banco Mundial a partir del concepto de insuficiencia de consumo (ver Banco Mundial, 1999).

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 37

inserción múltiple ni este se asocia claramente con el estrato productivo, aunque sí se reduce al reducirse el tamaño y complejidad del establecimiento. Llama la atención, no obstante, su pre-sencia en actividades modernas, particularmente entre los empleados públicos y el autoempleo moderno. Para los empleados públicos, ingresos relativamente bajos y condiciones laborales más laxas pueden explicar este resultado.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 38

4. PAPEL DE LA MICRO Y PEQUEÑA EMPRESA NO AGRÍCOLA Aunque el objeto inicial de estudio del presente documento es la microempresa o, más específi-camente, el micronegocio (microempresa más autoempleo), en la discusión metodológica para delimitar los distintos estratos productivos se hizo evidente la importancia de ampliar el espectro de análisis para incorporar a la pequeña empresa. En esta sección entonces se concentrará la atención en la micro y pequeña empresa en su totalidad. Ello implica que, a diferencia de la sec-ción previa, se agregarán las actividades modernas en pequeña escala y se excluirá al servicio doméstico para concentrar la atención solo en los establecimientos productivos en pequeña escala. El diagrama 2 ejemplifica la forma en que se organiza la información para esta sección. Diagrama 2 Nicaragua: Estructura del Mercado de Trabajo según tamaño de la empresa y estrato productivo. 1998

EMPLEOTOTAL100%

AGRÍCOLA 36%

NO AGRÍCOLA 64%

Moderno16%

Tradicional20%

Estatal9%

Privado55%

Mediana y Gran Empresa 8%

Micro y PequeñaEmpresa (MYPE)42%

Servicio Doméstico6%

Moderna 4%Acumulación Ampliada 1%Acumulación Simple 3%

Microempresa11%

Moderna 3% Acumulación Ampliada 1%Acumulación Simple 3%Subsistencia 4%

Cuenta Propia23%

Moderna 4%Acumulación Ampliada 4%Acumulación Simple 8%Subsistencia 8%

Pequeña Empresa7%

Micronegocio34%

El cuadro 10 ofrece la información del diagrama 2 con un mayor detalle e incorporando las magnitudes absolutas. Cerca de 700 mil personas laboran en negocios no agrícolas de menos de 30 trabajadores, lo que representa el 42% del empleo total de Nicaragua en 1998, el 65% del empleo no agrícola y el 76% del empleo no agrícola generado por el sector privado.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 39

Cuadro 10Nicaragua: Estructura del Empleo por tamaño del establecimiento y estrato productivo. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

Ocupados(miles) % ET % EA/NA % ENAP % MIPE % MI-PE % ME/AUT

Total Ocupados 1.680 100

Actividades Agrícolas 603 36 100 Comerciales 263 16 44 Tradicionales 341 20 56

Actividades No Agrícolas 1.076 64 100

Actividades Estatales 152 9 14

Actividades Privadas 924 55 86 100

Mediana y Gran Empresa 130 8 12 14

Micro y pequeña empresa 700 42 65 76 100 Moderno 171 10 16 19 24 De Acumulación Ampliada 90 5 8 10 13 De Acumulación Simple 238 14 22 26 34 De Subsistencia 201 12 19 22 29

Pequeña Empresa 122 7 11 13 17 100 Moderno 60 4 6 7 9 49 De Acumulación Ampliada 12 1 1 1 2 10 De Acumulación Simple 49 3 5 5 7 41

Micronegocios 578 34 54 63 83 100 Moderno 111 7 10 12 16 19 De Acumulación Ampliada 77 5 7 8 11 13 De Acumulación Simple 189 11 18 20 27 33 De Subsistencia 201 12 19 22 29 35

Microempresas 189 11 18 21 27 33 100 Moderno 52 3 5 6 7 9 27 De Acumulación Ampliada 17 1 2 2 2 3 9 De Acumulación Simple 55 3 5 6 8 9 29 De Subsistencia 66 4 6 7 9 11 35

Cuentapropismo o autoempleo 389 23 36 42 56 67 100 Moderno 59 4 5 6 8 10 15 De Acumulación Ampliada 60 4 6 7 9 10 15 De Acumulación Simple 134 8 12 14 19 23 34 De Subsistencia 136 8 13 15 19 23 35

Servicio Doméstico 94 6 9 10

A-.N.B.E. 1 0

ET=empleo total, ENA=no agrícola, ENAP=empleo no agrícola privado, EMIPE=empleo micro y pequeña empresa,EMI-PE= empleo dentro de cada tamaño de establecimiento, EME/AUT=microempresa/autoempleo.

Nota: Mediana y gran empresa (de 31 o más trabajadores), pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), micronegocios (de 1 a 5 trabajadores).

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Estrato y tamañoDistribución % del Empleo Total

Por tamaño del establecimiento, dentro de la micro y pequeña empresa no agrícola (MY-PE), la pequeña empresa aporta solo el 17% del empleo (122 mil ocupados), lo que equivale al 11% del empleo total no agrícola y al 7% del empleo nacional.20 Los micronegocios entonces

20 Como la pequeña empresa se define en forma amplia (hasta 30 trabajadores), su peso puede estar sobredimensionado.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 40

aportan el 83% del empleo dentro de la MYPE, siendo un tercio de este último generado por las microempresas (189 mil personas) y los dos tercios restantes por el autoempleo (389 mil ocupa-dos). Así, el autoempleo no agrícola tiene un alto protagonismo en la generación del empleo en el país. Representa el 56% del empleo entre las MYPE, el 36% del empleo no agrícola total y el 23% del empleo nacional (agrícola más no agrícola). Por estrato productivo, casi una cuarta parte de los ocupados de las MYPE se encuentran en establecimientos modernos (171 mil ocupados). Este porcentaje alcanza al 49% en la pequeña empresa, al 27% en la microempresa y tan solo un 15% entre los autoempleados. Esto significa que el protagonismo del autoempleo va aparejado de un también predominio de actividades de baja productividad. Con ello se reduce su perfil de mejor productividad que se había evidenciado cuando solo se consideraban las actividades de baja productividad. Dicho en otros términos, los datos corroboran el hecho de que donde existen mayores problemas de productividad es entre el autoempleo.

Las MYPE de acumulación ampliada, absorben el 13% del empleo del sector (90 mil per-sonas) y su reducido peso relativo no difiere marcadamente dentro de cada tamaño y tipo de esta-blecimiento. Sumando ambos estratos, moderno y de acumulación ampliada, se obtiene que el 37% del empleo de las MYPE estaría en establecimientos que muestran el mayor potencial de expansión futuro. Estos guarismos alcanzan al 59% de los ocupados de la pequeña, el 36% en la microempresa y el 30% del autoempleo. Lo anterior significa que casi dos tercios del empleo generado por las MYPE se localiza en establecimientos de menor productividad y potencialidad (subsistencia y acumulación simple). En la parte inferior de los estratos productivos, los establecimientos en situación de subsistencia aportan un 29% del empleo dentro de las MYPE (201 mil ocupados), porcentaje que sube al 35% dentro de los micronegocios, tanto en la microempresa como en el autoempleo. Por el peso que tiene el autoempleo en general entre las MYPE, lo anterior significa que el autoempleo de subsis-tencia aglutina al 67% de todos los ocupados de la MYPE que laboran en establecimientos de subsistencia. De nuevo, los mayores problemas de productividad, bajos ingresos y pobreza se concentran en este estrato productivo. 4.1. Magnitud y composición de las micro y pequeñas empresas no agrícolas Una de las grandes limitaciones que enfrentan los diseñadores, ejecutores y evaluadores de políti-cas de apoyo productivo a los sectores más pobres es el hecho de que se desconoce el tamaño de la población objetivo sobre la que se quiere intervenir. En términos de estos programas, no sólo es importante el número de trabajadores existentes en estos sectores, sino también la cantidad de establecimientos involucrados. Con la encuesta de medición de niveles de vida se puede realizar una estimación de los establecimientos asociándolas con los trabajadores independientes.

Este procedimiento no está libre de problemas. La posible confusión entre establecimien-to y empresa y la utilización de personas jurídicas conforme las empresas modernas se tornan más grandes, hacen que con este procedimiento se subestimen los establecimientos modernos. Ade-más, el reducido número de los trabajadores independientes, en particular los patronos, en algu-nos estratos puede estar acompañado de amplios errores muestrales. Por otra parte, la posible

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 41

presencia de varios trabajadores por cuenta propia, e incluso patronos, dentro de un mismo hogar y participando en el mismo negocio, hace también prever una tendencia a sobrestimar los estable-cimientos de baja productividad, sobre todo los del estrato más pequeño. En todo caso y como primera aproximación a la magnitud de la población objetivo, parece ser este un medio que hace posible su medición.

La forma de enfrentar estas limitaciones señaladas previamente fue la de utilizar, en aque-llos casos en que el número de patronos era insuficiente y arrojaba por lo tanto tamaños de esta-blecimientos fuera de los rangos, el tamaño medio del rango en que se producía el problema y aplicárselo al número de trabajadores para estimar el número de establecimientos. El sustento de ello es que la estimación del número de trabajadores es más robusta que la del número de patro-nos. Este ajuste se realizó para la pequeña empresa de acumulación, ampliada y simple. Para la microempresa, el problema que surgió fue en todos los casos en tamaño promedio, obtenido de dividir los ocupados totales entre el número de patronos, arrojaba tamaños fuera de rango y para una media de 7,6 trabajadores por establecimiento. En este caso se utilizó el punto medio, tres trabajadores, para estimar el número de establecimientos, y no se utilizó el número de patronos. Con estos ajustes, el número de establecimientos resulta un 12% superior al número de trabajado-res independientes reportados por la encuesta y que aparecen en los cuadros del anexo C.

Siguiendo estos procedimientos, se ha construido el cuadro 11, que resume las estimacio-

nes sobre los establecimientos y los trabajadores de cada estrato productivo no agrícola y de cada tamaño utilizado. Según estas estimaciones, para 1998, el número de establecimientos de micros y pequeñas empresas no agrícolas (modernas y de baja productividad) se aproximaba a las 366 mil unidades productivas que daban empleo a 700 mil trabajadores, incluidos sus patronos. Co-mo se ha señalado, ello representa el 42% del empleo total del país en ese año y el 65% del em-pleo no agrícola. Dentro de la micro y pequeña empresa, los establecimientos modernos representaron el 20% del (74 mil establecimientos) y emplearon 171 mil trabajadores (24% del total). Esto significa que el 80% de los establecimientos de la micro y pequeña empresa corresponderían a actividades de baja productividad (292 mil establecimientos) y darían empleo a 529 mil de personas. Los micronegocios (hasta cinco trabajadores) son los dominantes, aglutinando al 98% de los establecimientos identificados (359 mil) y empleando al 83% de los trabajadores (578 mil). Este predominio se mantiene aún dentro de los establecimientos modernos ya que el 96% de ellos corresponden a micronegocios, con el 65% del empleo moderno. Dentro de los micronegocios, el autoempleo es el dominante, aportando el 81% de todos los establecimientos de la micro y pe-queña empresa (82% entre los micronegocios) y el 56% del empleo total (el 67% entre los micro-negocios) y mantiene este predominio aún entre las actividades modernas. Como era de esperar, dentro de las actividades de baja productividad, los micronegocios tienen un mayor protagonismo al representar el 99% de los establecimientos y aportar el 88% del empleo.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 42

Cuadro 11Nicaragua: Estimación de los establecimientos y los trabajadores de la micro y pequeña empresa no agrícola. 1998(Cifras en miles)

Indicadores Todos los Actividades Total Baja Acumulación Acumulación ActividadesEstratos Modernas Productividad Ampliada Simple Subsistencia

TotalEstablecimientos 366 74 292 31 132 129Trabajadores 700 171 529 90 238 201

Pequeña Empresa 1

Establecimientos 7 3 3 1 3Trabajadores 122 60 62 12 49

Micronegocios 2

Establecimientos 359 70 289 31 129 129Trabajadores 578 111 468 77 189 201

MicroempresaEstablecimientos 63 17 46 6 18 22Trabajadores 189 52 138 17 55 66

AutoempleoEstablecimientos 296 53 243 25 111 107Trabajadores 389 59 330 60 134 136

1/ De 6 a 30 trabajadores.2/ De 1 a 5 trabajadores.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Finalmente, aunque existe una asociación entre el tamaño de establecimiento y el estrato productivo, de modo que la pequeña empresa tiene más peso en el estrato moderno que en los otros y el autoempleo en el estrato de subsistencia, lo cierto es que están presentes en todos los estratos de modo de que no se puede asimilar el tamaño del establecimiento con el estrato de pro-ductividad. Cabe destacar además que la pequeña empresa aparece con una presencia relativa mayor en el estrato de acumulación simple que la ampliada, en términos de empleo, y que el auto-empleo, que muestra una menor presencia relativa en el estrato de acumulación simple, aglutina al 83% de los establecimientos de subsistencia. 4.2. El perfil de los trabajadores de las micro y pequeñas empresas no agrícolas En los cuadros 8 y 9 se presentaron las principales características de los trabajadores de los secto-res de baja productividad vis a vis con los insertos en las actividades modernas y las actividades agrícolas. En las siguientes secciones, la atención se prestará al conjunto de trabajadores incorpo-rados en actividades no agrícolas de pequeña escala, diferenciando en su interior el estrato pro-ductivo y el tamaño del establecimiento. Los cuadros siguientes entonces ofrecerán la informa-ción para este tipo de establecimiento, aunque se incorporan dos filas adicionales. La primera mostrará el peso relativo que tiene el empleo de las MYPE entre el empleo no agrícola y para cada variable incorporada. La segunda ofrecerá la estructura del empleo total no agrícola.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 43

4.2.1. Las características de los puestos de trabajo Al igual que en las secciones previas, el análisis diferenciará las variables asociadas o que ofrecen información sobre las características de los puestos de trabajo de aquellas relacionadas directa-mente con el perfil sociodemográfico de los trabajadores.

Generación de puestos asalariados y estructura ocupacional Por el protagonismo del autoempleo o cuentapropismo solo el 40% del empleo generado por las micro y pequeñas empresas constituye trabajo asalariado, y éste representa solo una 43% del em-pleo asalariado vinculado con las actividades no agrícolas. La importancia del empleo asalariado se reduce conforme se pasa a estratos de menor productividad, pasando del 57% en el estrato mo-derno al 31% en el estrato de subsistencia. En la microempresa, el empleo asalariado aumenta en el estrato de subsistencia, lo que parece mostrar sobreempleo asociado con la baja productivi-dad,21 en tanto que, en la pequeña empresa, el peso del trabajo asalariado no se asocia con el es-trato del establecimiento (cuadro 12).

Dentro de las microempresas, el empleo asalariado representa en promedio el 87% del empleo total, porcentaje que alcanza solo al 93% entre las pequeñas empresas. El pequeño peso en general de la pequeña empresa hace también que el 59% del empleo asalariado de las MYPE se ubique en la microempresa y cerca de la mitad en establecimientos de mayor potencialidad (moderno y de acumulación ampliada). Por su parte, casi la totalidad del trabajo independiente y familiar en actividades no agrícolas se ubica en las MYPE, de modo que el primero representa el 46% del empleo total de las MYPE, y el segundo el 14%.

El cuadro 12 también ofrece información sobre la estructura ocupacional. Dentro de la micro y pequeña empresa, la estructura ocupacional es poco diversificada y especializada, de mo-do que el 91% de sus trabajadores desempeñan actividades directas de producción. Ello implica que la presencia de profesionales y técnicos es limitada y equivale al 6% del empleo total, porcen-taje que resulta menos de la mitad del que muestran el conjunto de actividades no agrícolas (13%). Esto significa que solo el 30% de los profesionales que trabajan en actividades no agríco-las se ubican en la micro y pequeña empresa, lo cual puede representar una limitación para que estos establecimientos incrementen su productividad. Dentro de las MYPE, la presencia de pro-fesionales y técnicos tiende a ser mayor en tanto mayor sea el tamaño, complejidad y productivi-dad del establecimiento. Este patrón se reproduce también para el personal administrativo.

21 Como se ha señalado, en este resultado puede estar influyendo limitaciones de las definiciones seguidas junto al mayor error muestral que acompaña las estimaciones de los patronos en microempresas por su reducido volumen.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 44

Cuadro 12Nicaragua: Formas de inserción y estructura ocupacional dentro de la micro y pequeña empresa no agrícola. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

Total

Independientes 1 Asalariados Familiares OcupadosProfesionales y

Técnicos

Personal de

Administración 2Personal deProducción

Incidencia de la Micro y Pequeña Empresa3 100 43 99 65 30 42 72

Total Ocupados No Agrícolas 30 60 9 100 13 5 82

Micro y Pequeña Empresa 46 40 14 100 6 3 91 Moderno 39 57 4 100 20 10 70 De Acumulación Ampliada 31 30 39 100 8 1 91 De Acumulación Simple 51 38 11 100 0 1 99 De Subsistencia 54 31 14 100 0 1 99

Pequeña Empresa 4 93 4 100 14 12 74 Moderno 6 92 2 100 22 22 56 De Acumulación Ampliada 1 99 0 100 31 2 67 De Acumulación Simple 1 92 7 100 1 3 96

Micronegocios 55 28 16 100 4 1 95 Moderno 57 38 5 100 18 4 78 De Acumulación Ampliada 36 19 46 100 5 1 95 De Acumulación Simple 64 24 12 100 0 0 100 De Subsistencia 54 31 14 100 0 1 99

Microempresas 13 87 0 100 8 3 89 Moderno 19 81 0 100 30 8 63 De Acumulación Ampliada 15 85 0 100 0 2 98 De Acumulación Simple 19 81 0 100 0 1 99 De Subsistencia 3 97 0 100 0 1 99

Cuentapropismo o autoempleo 76 0 24 100 2 1 97 Moderno 90 0 10 100 9 1 90 De Acumulación Ampliada 41 0 59 100 6 0 94 De Acumulación Simple 83 0 17 100 0 0 100 De Subsistencia 79 0 21 100 0 1 99

Nota: Pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), micronegocios (de 1 a 5 trabajadores).

1/ Patronos y trabajadores por cuenta propia.2/ Incluye personal de gerencia y de apoyo administrativo.3/ Porcentaje de los ocupados de la micro y pequeña empresa en el total de ocupados no agrícolas según cada forma de inserción y ocupación.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Formas de InserciónTamaño y Estrato

Estructura Ocupacional

Jornadas de trabajo semanal

El cuadro 13 agrega información sobre la utilización de la mano de obra introduciendo el prome-dio de horas por tipo de inserción y considerando tres grupos de jornadas: jornada parcial (menos de 40 horas por semana), jornada completa (de 40 a 48 horas) y sobrejornada (mas de 48 horas). Con ello se busca identificar tanto la prevalencia de jornadas reducidas como la existencia de jor-nadas extensas de trabajo.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 45

Cuadro 13Nicaragua: Jornada de trabajo en la micro y pequeña empresa no agrícola. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

Total Parcial Completa Sobrejornada Total Independientes Asalariados Familiares

Incidencia de la Micro y Pequeña Empresa 3 65 74 56 64

Total Ocupados No Agrícolas 100 33 24 43 49 49 51 35

Micro y Pequeña Empresa 100 37 21 42 48 49 51 35 Moderno 100 30 28 42 51 56 49 35 De Acumulación Ampliada 100 44 16 39 46 48 52 39 De Acumulación Simple 100 32 22 46 50 50 55 33 De Subsistencia 100 47 16 37 43 44 47 30

Pequeña Empresa 100 26 32 42 50 57 51 22 Moderno 100 25 35 40 50 61 50 27 De Acumulación Ampliada 100 45 21 34 41 48 41 #DIV/0! De Acumulación Simple 100 23 31 46 52 28 55 20

Micronegocios 100 40 18 42 47 49 51 35 Moderno 100 33 24 43 52 56 48 36 De Acumulación Ampliada 100 44 16 40 47 48 61 39 De Acumulación Simple 100 35 19 47 50 51 55 35 De Subsistencia 100 47 16 37 43 44 47 30

Microempresas 100 29 24 46 50 48 51 #DIV/0! Moderno 100 33 30 37 48 51 48 #DIV/0! De Acumulación Ampliada 100 16 24 60 59 48 61 #DIV/0! De Acumulación Simple 100 23 24 53 53 48 55 #DIV/0! De Subsistencia 100 35 20 45 47 38 47 #DIV/0!

Cuentapropismo o autoempleo 100 45 15 40 46 49 #DIV/0! 35 Moderno 100 32 19 49 55 57 #DIV/0! 36 De Acumulación Ampliada 100 52 13 34 43 49 #DIV/0! 39 De Acumulación Simple 100 39 17 44 48 51 #DIV/0! 35 De Subsistencia 100 53 13 34 41 44 #DIV/0! 30

Nota: Pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), micronegocios (de 1 a 5 trabajadores).

1/ Parcial (menos de 40 horas), completa (de 40 a 48 horas) y sobrejornada (de 49 y más horas).2/ Por semana en ocupación principal.3/ Porcentaje de los ocupados de la micro y pequeña empresa en el total te ocupados no agrícolas de cada tipo de jornada.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República de Nicaragua.

Tamaño y EstratoHoras promedios 2Jornada de trabajo 1

Las jornadas parciales no solo tienden a concentrarse entre los trabajadores de las MYPE ya que el 74% de los que trabajan jornadas parciales laboran en las MYPE, sino que parece típico de las actividades de subsistencia y acumulación ampliada. La microempresa tiende a apartarse un poco de este patrón ya que no se muestra dominante en el estrato de acumulación ampliada sino en el moderno. Algo más de un tercio de los trabajadores de las MYPE laboran menos de 40 horas, y esto es importante incluso entre los establecimientos de mayor productividad. Aunque la importancia relativa de las jornadas parciales se reduce también conforme se amplía el tamaño del establecimiento, esta llega a afectar al 53% de los trabajadores por cuenta propia del estrato de subsistencia. El tema aquí importante es determinar hasta qué punto ello refleja restricciones de mercado, restricciones en la esfera familiar o decisiones voluntarias por no depender marcada-mente de los ingresos generados por el negocio. En los dos primeros casos, las actividades de subsistencia reflejarían situaciones de pobreza, pero no necesariamente en el último. Las sobrejornadas, por su parte, sin mostrar una concentración entre los trabajadores de las MYPE, son más comunes en los establecimientos de acumulación, simple y ampliada en la mi-croempresa y moderno también en el autoempleo. Esto sugiere que parte de la rentabilidad de estos establecimientos puede estar sustentada en largas jornadas más que en una mayor producti-vidad, y ello los hace más vulnerables. Por su parte, las jornadas completas, sin ser dominantes

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 46

en este tipo de negocios, tienden a ser más frecuentes entre la pequeña empresa y en los estratos modernos. El cuadro 13 complementa esta información y presenta las jornadas promedio separando los trabajadores dependientes (asalariados y familiares) de los que manejan las micro y pequeñas empresas (independientes). Se observa que las mayores jornadas se asocian con los trabajadores asalariados más que con los independientes o propietarios, que es lo común aunque la relación no es uniforme. Entre los trabajadores independientes, las mayores jornadas se concentran entre los patronos y en los estratos modernos o de acumulación. Entre los asalariados, altas jornadas me-dias se observan en los estratos de acumulación, ampliada y simple, mientras que los trabajadores familiares no remunerados se caracterizan por jornadas parciales y sin asocio claro con el estrato productivo en que se insertan.

Sectores productivos de origen Ya se señaló que la producción de bienes secundarios es más importante entre los sectores de baja productividad que entre los sectores modernos vistos en conjunto. Sin embargo, ello muestra una visión muy agregada de la estructura productiva. Por eso se ha incorporado el cuadro 14, que destaca las principales actividades en que se localizan la micro y pequeña empresa. El cuadro presenta también, al igual que el resto de los cuadros de esta sección, la estructura del empleo no agrícola en su conjunto y el peso relativo que dentro del empleo de cada rama de actividad tiene la micro y pequeña empresa.

Iniciando con los bienes secundarios y en particular con la industria manufacturera, la in-formación incorporada muestra que la incidencia del empleo de la micro y pequeña empresa en ese sector es reducida y similar al promedio de las actividades no agrícolas, con la excepción de la reducida industria textil. Solo el 15% del empleo de la MYPE se ubica en la industria, y esta pre-sencia es mayor en los establecimientos de mayor tamaño pero menor productividad.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 48

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LA MICROEMPRESA EN NICARAGUA EN LA DÉCADA DE 1990

CUADERNO DE TRABAJO No.8 49

La construcción presenta un peso relativo superior a la media no agrícola y tiende a

tener una mayor concentración en los establecimientos de acumulación, ampliada y simple, y en los que contratan empleo asalariado (pequeña y microempresa).

Las actividades comerciales son un campo propicio para la producción en pequeña

escala, de modo que un 94% del empleo total en actividades comerciales se ubican en las MYPE. Dentro de las MYPE, las actividades comerciales dan cuenta de cerca de un 45% del empleo, con una fuerte concentración en los pequeños almacenes de venta de víveres. El peso de las actividades aumenta conforme se pasa a establecimientos de menor tamaño, complejidad y productividad. En las actividades de autoempleo, llegan a representar más de la mitad del empleo total de este tipo de establecimiento. Esto significa que el 70% de los ocupados de las MYPE en comercio corresponden a situaciones de autoempleo. En todo caso, la presencia de las actividades comerciales es importante en todos los estratos y en todos los tamaños de empresas, sugiriendo un tipo de actividad donde la pequeña escala permite mayores posibilidades de crecimiento potencial o rentabilidad.

Los servicios turísticos aportan un 14% del empleo de las micro y pequeñas empre-

sas y, al igual que los servicios de reparación, que tienen una menor gravitación (6%), con-centran más del 90% del empleo no agrícola en estas actividades. Los servicios turísticos tienden a distribuirse con bastante uniformidad, aunque sobresalen un tanto más en los es-tratos de acumulación ampliada. Por el contrario, los servicios de reparación tienden a te-ner una mayor presencia entre la pequeña y la microempresa y en los estratos de acumula-ción, simple y ampliada. Los servicios a las empresas y los sociales aglutinan la mayoría de los trabajos profesionales y técnicos y, en esa medida, se concentran en los estratos moder-nos de los distintos tipos de empresas, mientras que los servicios restantes, a las personas y los básicos (transporte principalmente) aparecen con una reducida presencia en todos los estratos, con excepción de la microempresa de acumulación simple.

Los ingresos provenientes del trabajo El análisis de los ingresos provenientes del trabajo presenta limitaciones que surgen tanto de los problemas de captación típicos de este tipo de información como del hecho de ser considerado como variable de discriminación; por lo tanto, puede tornarse tautológico. Aquí se ha considerado el ingreso proveniente de la ocupación principal ya que es a partir de ella que se asignan los trabajadores a los distintos estratos productivos. Teniendo pre-sente estas limitaciones, el cuadro 15 compara los ingresos laborales de los distintos estra-tos y formas de inserción de las micro y pequeñas empresas con el ingreso promedio de los trabajadores de los sectores modernos (incluyendo los que laboran en establecimientos me-dianos y grandes, públicos y privados).

Globalmente, los trabajadores de las MYPE devengan un ingreso que se aproxima a los dos tercios de lo que reciben sus homólogos de las actividades modernas, similar a la media de los trabajadores no agrícolas pero con amplias diferencias en su interior.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 50

Cuadro 15Nicaragua: Ingreso laboral medio de los ocupados en la micro y pequeña empresa no agrícola. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

Total Independientes 3 Asalariados Total Independientes 3 Asalariados

Total Ocupados No Agrícolas 139 174 122 64 80 56

Micro y Pequeña Empresa 141 166 111 65 77 51 Moderno 304 482 184 140 222 85 De Acumulación Ampliada 161 185 137 74 85 63 De Acumulación Simple 92 106 74 43 49 34 De Subsistencia 36 35 38 17 16 18

Pequeña Empresa 183 1.518 131 84 700 60 Moderno 292 1.777 193 135 820 89 De Acumulación Ampliada 107 190 106 50 88 49 De Acumulación Simple 63 138 62 29 64 29

Micronegocios 131 148 97 60 68 45 Moderno 312 406 171 144 187 79 De Acumulación Ampliada 176 185 162 81 85 75 De Acumulación Simple 101 106 85 46 49 39 De Subsistencia 36 35 38 17 16 18

Microempresas 130 349 97 60 161 45 Moderno 275 720 171 127 332 79 De Acumulación Ampliada 161 157 162 74 72 75 De Acumulación Simple 92 118 85 42 55 39 De Subsistencia 38 29 38 18 13 18

Cuentapropismo o autoempleo 131 131 60 60 Moderno 347 348 160 160 De Acumulación Ampliada 187 188 86 87 De Acumulación Simple 105 105 48 48 De Subsistencia 35 36 16 16

Nota: Pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), micronegocios (de 1 a 5 trabajadores).

1/ U.S.$ por mes usando tipo de cambio de 10,53 córdobas por dólar. Excluye ocupados con ingreso cero o ignorado.2/ Indice donde el ingreso promedio en la ocupación principal de los trabajadores en las actividades modernas no agrícolas es 100.3/ Patronos y trabajadores por cuenta propia.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Tamaño y EstratoIngreso Laboral Medio 1 Indice de Ingreso Laboral Medio 2

Los trabajadores de las MYPE modernas reportan en promedio ingresos superiores

al promedio de todos los ocupados en los sectores modernos de la economía nicaragüense (142%), debido al hecho de que los trabajadores independientes muestran una situación claramente más ventajosa. Los asalariados de este estrato moderno de la micro y pequeña empresa no agrícola aparecen con ingresos medios que equivalen al 85% del ingreso medio del empleo moderno total. Por el contrario, los trabajadores independientes de los estratos modernos perciban retribuciones muy por encima del promedio y crecientes conforme au-menta el tamaño del establecimiento.

Estos dos resultados hacen que el ingreso laboral de los trabajadores del estrato mo-

derno supere en promedio a la media de todas las actividades modernas y que los ingresos

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LA MICROEMPRESA EN NICARAGUA EN LA DÉCADA DE 1990

CUADERNO DE TRABAJO No.8 51

medios desciendan conforme se pase a estratos de menor productividad o empresas de me-nor tamaño. El nivel más bajo se encuentra entre los trabajadores por cuenta propia del estrato de subsistencia, quienes muestran un ingreso laboral que resulta apenas el equivalen-te al 16% del ingreso medio del sector moderno. Si se tiene que los trabajadores indepen-dientes de la pequeña empresa moderna ganan 8,2 veces la norma utilizada y 50 veces el ingreso del autoempleado de subsistencia, se puede destacar la gran disparidad de ingresos que se presentan dentro de las MYPE.

Calidad de los puestos de trabajo generados Junto con los ingresos laborales, otros elementos completan la caracterización de la calidad de los empleos generados por las MYPE. El primero de ellos es el subempleo. Siguiendo las definiciones tradicionales de subempleo presentadas en la sección metodológica, el cua-dro 16 muestra la incidencia del subempleo, visible e invisible, dentro de la MYPE. Glo-balmente, las MYPE concentran al 84% de los trabajadores subempleados, aunque en su interior solo representen una quinta parte del empleo total. El subempleo tiende a ser ma-yor en las actividades de subsistencia como era de esperar, donde llega a afectar a un tercio de sus trabajadores. Dentro del estrato de acumulación ampliada, aparece el subempleo con cierta incidencia. Ello es producto de lo que sucede dentro del autoempleo de acumulación ampliada, lo cual a su vez está explicado por la concentración que se da ahí del trabajo fa-miliar no remunerado. El cuadro también ofrece información sobre la presencia de empleo múltiple. Aquí, la MYPE no resulta con concentraciones de trabajo múltiple distintas al promedio de las actividades no agrícolas y no aparece una asociación clara con el estrato productivo. El cuadro concluye con tres indicadores sobre las condiciones de trabajo de los asalariados. El primero se refiere a la existencia de contrato, permanente o a plazo fijo, y este es poco usual en las actividades en pequeña escala, pero también en el resto de las actividades. Un 70% de los asalariados de las actividades no agrícolas y un 82% de los asalariados de las MYPE no disponen de este beneficio de estabilidad, y su ausencia aumenta con la reducción de la productividad.

La organización gremial también es poco representativa en el mercado nicaragüense en general, y la producción en pequeña escala no es la excepción. Solo un 4% de los traba-jadores aparecen vinculados a MYPE donde existe un sindicato, con independencia de su afiliación, y, cuando está presente, corresponde a negocios modernos. Finalmente, la exten-sión de la seguridad social también muestra una escasa penetración. Solo el 36% de los asalariados en actividades no agrícolas se encuentran con algún grado de cobertura (salud, pensión o ambas) y, dentro de las MYPE, el grado de cobertura es del 15%. En este caso, por ser un criterio de clasificación, la totalidad de los asegurados corresponden al estrato moderno. En general, los datos reflejan que existe una amplio margen para mejorar la cali-dad del empleo existente dentro de las MYPE, particularmente entre las de menor producti-vidad.

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LA MICROEMPRESA EN NICARAGUA EN LA DÉCADA DE 1990

CUADERNO DE TRABAJO No.8 52

Cuadro 16Nicaragua: Indicadores sobre la calidad del empleo generado en la micro y pequeña empresa no agrícola. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

% con % con trabajoSubempleo Múltiple Contrato Sindicato Seguro

Incidencia de la MYPE 1 84 65 50 50 57

Total Ocupados No Agrícolas 16 8 70 82 64

Micro y Pequeña Empresa 20 8 82 96 85 Moderno 13 9 65 91 57 De Acumulación Ampliada 28 7 85 97 100 De Acumulación Simple 14 7 89 99 100 De Subsistencia 30 9 97 99 100

Pequeña Empresa 10 7 68 93 72 Moderno 6 5 56 89 43 De Acumulación Ampliada 12 5 72 96 100 De Acumulación Simple 13 10 81 97 100

Micronegocios 22 8 92 98 94 Moderno 16 11 78 95 77 De Acumulación Ampliada 31 7 96 98 100 De Acumulación Simple 14 7 96 100 100 De Subsistencia 30 9 97 99 100

Microempresas 15 8 92 98 94 Moderno 15 8 78 95 77 De Acumulación Ampliada 6 8 96 98 100 De Acumulación Simple 13 7 96 100 100 De Subsistencia 20 8 97 99 100

Cuentapropismo o autoempleo 26 8 Moderno 17 14 De Acumulación Ampliada 38 7 De Acumulación Simple 15 6 De Subsistencia 35 9

Nota: Pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), micronegocios (de 1 a 5 trabajadores).

1/ Porcentaje de ocupados de la Micro y Pequeña Empresa en el Total de ocupados No agrícolas por tipo de jornada.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Tamaño y Estrato % de Asalariados sin

4.2.2. Las características de las personas

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LA MICROEMPRESA EN NICARAGUA EN LA DÉCADA DE 1990

CUADERNO DE TRABAJO No.8 53

Considerando las personas ocupadas en las micro y pequeñas empresas, se analizarán a con-tinuación sus principales características individuales. Se agrega, al igual que en los cuadros de la sección previa, dos filas, una conteniendo el peso relativo dentro del empleo no agrí-cola de las personas con cada característica, y otra mostrando la distribución del empleo total no agrícola.

La participación de las mujeres El cuadro 17 recoge información desagregada sobre la participación de las mujeres dentro de los ocupados en la micro y pequeña empresa no agrícola. Como promedio, un 43% de los ocupados en estos establecimientos son mujeres, proporción que resulta menor que la mostrada por la totalidad de las actividades no agrícolas (47%), por el peso del empleo fe-menino en el sector público en las actividades de mayor tamaño y la exclusión del servicio doméstico. De esta forma, el 60% de las mujeres ocupadas en actividades no agrícolas se emplean en las MYPE, contra un 65% que representa el empleo total de la producción en pequeña escala. Esta proporción, sin embargo, alcanza prácticamente al 100% en el caso de las mujeres que laboran en forma independiente o bajo una relación familiar, mostrando que en las MYPE es donde encuentran el espacio, si se quiere único, para laborar bajo estas formas de inserción.

Por el contrario, las mujeres que se insertan bajo una relación asalariada se encuen-tran subrepresentadas en las MYPE ya que ahí se emplean solo el 25% de las mujeres asala-riadas en actividades no agrícolas. Aunque el empleo femenino asalariado no es abundante en la micro y pequeña empresa, tiende a ser más intenso en las microempresas, especial-mente en las actividades de subsistencia, donde llegan a representar el 36% de los asalaria-dos, y en las MYPE modernas donde representan un cuarto del empleo asalariado (29% en la microempresa moderna). No obstante, entre los trabajadores independientes, el peso del trabajo femenino es significativo ya que representan más de la mitad de los que están al frente de este tipo de establecimientos. Además, su peso se amplía conforme se torna de menor productividad y menor tamaño el establecimiento. Así, no aparecen mujeres al man-do de pequeñas empresas, comandan el 25% de las microempresas y representan el 57% de los autoempleados. Dentro de estos últimos, se constituyen el 71% de los trabajadores por cuenta propia de subsistencia.

En particular, el 91% de las mujeres que se insertan como trabajadoras independien-

tes (patronas más cuenta propia), lo hacen como autoempleadas, y el 67% de las mujeres que desarrollan actividades de pequeña escala por su cuenta se concentran en los estratos de menor productividad (subsistencia y acumulación simple). De esta forma, aunque global-mente las mujeres no se encuentran sobrerrepresentadas en las MYPE vistas en conjunto, sí aparecen con una clara concentración entre las actividades de menor productividad y dentro del autoempleo. Ello muestra que existe una amplio camino por recorrer de parte de las mujeres para alcanzar empleos de mayor productividad y avanzar hacia el mando de nego-cios de mayor tamaño y complejidad.

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LA MICROEMPRESA EN NICARAGUA EN LA DÉCADA DE 1990

CUADERNO DE TRABAJO No.8 54

Cuadro 17Nicaragua: Empleo Femenino en la micro y pequeña empresa no agrícola. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

Total Independientes Asalariados Familiares

Incidencia de la Micro y Pequeña Empresa 2 60 100 25 99

Total Ocupados No Agrícolas 47 53 42 60

Micro y Pequeña Empresa 43 54 24 60 100 Moderno 30 35 25 53 17 De Acumulación Ampliada 39 32 11 67 12 De Acumulación Simple 41 54 19 51 32 De Subsistencia 58 70 36 62 39

Pequeña Empresa 19 0 19 45 8 Moderno 21 0 22 21 4 De Acumulación Ampliada 11 0 11 #DIV/0! 0 De Acumulación Simple 20 0 17 55 3

Micronegocios 48 54 28 61 92 Moderno 35 37 29 60 13 De Acumulación Ampliada 44 32 11 67 11 De Acumulación Simple 46 54 21 51 29 De Subsistencia 58 70 36 62 39

Microempresas 28 25 28 #DIV/0! 17 Moderno 28 23 29 #DIV/0! 5 De Acumulación Ampliada 16 42 11 #DIV/0! 1 De Acumulación Simple 20 18 21 #DIV/0! 4 De Subsistencia 37 44 36 #DIV/0! 8

Cuentapropismo o autoempleo 58 57 #DIV/0! 61 75 Moderno 42 40 #DIV/0! 60 8 De Acumulación Ampliada 52 31 #DIV/0! 67 10 De Acumulación Simple 57 58 #DIV/0! 51 25 De Subsistencia 69 71 #DIV/0! 62 31

Nota: Pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), micronegocios (de 1 a 5 trabajadores).

1/ Empleo famenino como porcentaje del empleo total en cada categoría de cada estrato.2/ Porcentaje de las mujeres ocupadas de la micro y pequeña empresa en el total de mujeres ocupadas no agrícolas según cada forma de inserción.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Tamaño y EstratoIncidencia del Empleo Femenino 1 Estructura

EmpleoFemenino

La edad de los trabajadores

La edad de las personas se ha considerado tradicionalmente como una “proxi” de la expe-riencia laboral, variable que las encuestas de hogares normalmente no captan. “A igual educación, mayor edad” sugiere mayor tiempo incorporado a actividades productivas. Por

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 55

ello no sorprende el hecho de que los trabajadores independientes aparezcan con mayor edad que sus contrapartes en relación de dependencia salarial o familiar (41, 30 y 24 años respectivamente; ver cuadro 18). Cuadro 18Nicaragua: Estructura de edad de la población ocupada en la micro y pequeña empresa no agrícola. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

Total Niños Jóvenes Adultos Mayores Total Independientes Asalariados Familiares

Incidencia de la Micro y Pequeña Empresa 2 65 86 66 60 77

Total Ocupados No Agrícolas 100 4 23 58 14 34 41 32 24

Micro y Pequeña Empresa 100 6 24 54 17 34 41 30 24 Moderno 100 1 19 65 15 36 41 33 28 De Acumulación Ampliada 100 6 28 55 10 31 39 32 24 De Acumulación Simple 100 6 24 53 17 34 40 29 25 De Subsistencia 100 9 25 46 20 34 42 26 20

Pequeña Empresa 100 3 35 53 9 31 42 31 21 Moderno 100 1 23 66 11 34 40 34 21 De Acumulación Ampliada 100 3 41 53 4 30 48 30 De Acumulación Simple 100 6 48 37 9 28 53 28 21

Micronegocios 100 6 21 54 18 35 41 29 24 Moderno 100 1 16 65 18 37 41 32 30 De Acumulación Ampliada 100 7 27 56 11 31 39 35 24 De Acumulación Simple 100 6 18 57 19 36 40 30 26 De Subsistencia 100 9 25 46 20 34 42 26 20

Microempresas 100 3 35 53 10 31 42 29 Moderno 100 0 23 65 12 34 45 32 De Acumulación Ampliada 100 0 20 69 11 35 37 35 De Acumulación Simple 100 1 35 54 11 32 41 30 De Subsistencia 100 9 47 38 7 27 40 26

Cuentapropismo o autoempleo 100 8 15 55 22 37 41 24 Moderno 100 1 10 66 23 40 41 30 De Acumulación Ampliada 100 8 28 52 11 30 39 24 De Acumulación Simple 100 8 11 58 23 38 40 26 De Subsistencia 100 10 14 50 26 37 42 20

Nota: Pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), micronegocios (de 1 a 5 trabajadores).

1/ Niños (de 6 a 14 años), jóvenes (de 15 a 24 años), adultos (de 25 a 49 años), mayores (de 50 o más años).2/ Porcentaje de los ocupados de la micro y pequeña empresa en el total de ocupados no agrícolas de cada grupo etario.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Tamaño y EstratoEstructura de Edad 1 Edad promedio (años)

Entre los trabajadores independientes, lo común es que inicien su aprendizaje bajo una relación laboral de dependencia y solo luego de un proceso de acumulación de recursos y conocimientos decidan incursionar en forma independiente. No obstante, entre los traba-jadores independientes no se observan mayores diferencias en cuanto a la edad se refiere, según tamaño del establecimiento o estrato productivo, lo cual sugiere que hay otros facto-res adicionales para explicar las diferencias de productividad.

Los trabajadores en relación de dependencia salarial dentro de las MYPE son más jóvenes en promedio (30 años) y su experiencia parece reducirse conforme se ubiquen en estratos de menor productividad, al igual que para los trabajadores familiares. Así, los asa-lariados en establecimientos de subsistencia tienen una edad menor (26 años), y ello sugiere

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que este estrato puede ser una importante puerta de entrada al mercado laboral, en particular para los jóvenes con reducida educación formal. Son estos trabajadores asalariados y fami-liares los que explican entonces el mayor peso relativo que tienen los trabajadores jóvenes en la pequeña empresa y en la microempresa, y ello sí puede estar asociado con la producti-vidad potencial del establecimiento. En efecto, se puede constatar que en los estableci-mientos modernos y de acumulación, ampliada y simple, aumenta el protagonismo de los plenamente activos (adultos de 25 a 49 años). Dentro de los ocupados jóvenes, sin embar-go, sólo los de menor edad (de 6 a 14 años) están sobrerrepresentados en las MYPE. Así, aunque el trabajo infantil-juvenil representa solo el 6% de los ocupados dentro de las MY-PE, en estos establecimientos se localizan el 86% de menores de 15 años que se encuentran laborando en actividades no agrícolas.

Los trabajadores de mayor edad (50 o más años) ganan participación en las activida-

des en que pesa más el trabajo independiente, esto es, la microempresa y particularmente el autoempleo. Ellos también se encuentran sobrerrepresentados en las MYPE, mostrando ser un sector productivo donde también se concentran los trabajadores de mayor edad. Por estrato productivo, aunque se muestran en proporción importante en el estrato moderno, están más concentrados en los estratos de menor productividad, lo que sugiere la presencia de un grupo que podríamos llamar en situación de marginalidad.

La experiencia de los ocupados

La encuesta de Nicaragua avanza en la medición directa de la experiencia de los trabajado-res, información que se ha incorporado en el cuadro 19. La información se refiere a la ex-periencia total en el mercado de trabajo y no en la ocupación actual. Lo primero que se destaca es que los trabajadores de las MYPE no muestran una distribución por rangos de experiencia, ni niveles medios de experiencia diferentes del promedio de los trabajadores en las ocupaciones no agrícolas. Un 45% de ellos manifiesta una baja experiencia (menos de tres años), un tercio muestra una experiencia intermedia (de 3 a 10 años), en tanto el 20% restante posee una amplia experiencia (más de 10 años). Los trabajadores de las actividades no agrícolas y de las MYPE muestran en prome-dio una experiencia de siete años. Como era de esperar, esta experiencia es mayor entre los trabajadores independientes (10 años), seguidos por los asalariados (6 años) y muy cerca por los familiares no remunerados (5 años). Por estratos productivos, la experiencia media no muestra mayores diferencias entre los estratos modernos y de acumulación. Solo los vinculados con el estrato de subsistencia exhiben una menor experiencia. Este patrón se reproduce tanto para los trabajadores independientes como para los dependientes (asalaria-dos y familiares).

Por tamaño y complejidad del negocio, la experiencia media está determinada por la

composición de su personal. Así, en la pequeña y la microempresa, la experiencia media es menor que en el autoempleo, y más de la mitad de sus trabajadores indican experiencias menores a tres años. Este resultado es producto directo de la menor experiencia que mues-

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tran los trabajadores dependientes, especialmente asalariados en estos negocios, y ello sin duda impacta en la productividad del establecimiento pues la incidencia de la menor expe-riencia aumenta al pasarse a estratos de menor productividad. Cuadro 19Nicaragua: Experiencia de la población ocupada en la micro y pequeña empresa no agrícola. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

Total Baja Media Alta Total Independientes Asalariados Familiares

Incidencia de la Micro y Pequeña Empresa2 65 65 66 64 65 100 43 99

Total Ocupados No Agrícolas 100 45 35 21 7 10 6 4

Micro y Pequeña Empresa 100 45 35 20 7 10 5 4 Moderno 100 38 38 24 8 11 6 5 De Acumulación Ampliada 100 38 39 23 7 11 8 4 De Acumulación Simple 100 43 35 21 7 10 4 6 De Subsistencia 100 55 30 15 6 8 3 3

Pequeña Empresa 100 52 34 14 5 10 5 3 Moderno 100 47 35 17 6 9 6 1 De Acumulación Ampliada 100 50 34 16 5 30 5 De Acumulación Simple 100 59 31 10 4 15 4 5

Micronegocios 100 43 35 22 7 10 4 4 Moderno 100 33 39 27 9 11 5 6 De Acumulación Ampliada 100 36 40 24 8 11 11 4 De Acumulación Simple 100 39 37 25 8 10 4 7 De Subsistencia 100 55 30 15 6 8 3 3

Microempresas 100 52 33 15 6 13 4 Moderno 100 39 41 20 7 14 5 De Acumulación Ampliada 100 25 41 34 11 11 11 De Acumulación Simple 100 50 35 14 5 13 4 De Subsistencia 100 71 22 7 3 9 3

Cuentapropismo o autoempleo 100 39 36 25 8 10 4 Moderno 100 28 38 34 10 11 6 De Acumulación Ampliada 100 39 40 22 7 11 4 De Acumulación Simple 100 34 37 29 10 10 7 De Subsistencia 100 47 34 19 7 8 3

Nota: Pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), micronegocios (de 1 a 5 trabajadores).

1/ Baja (menos de 3 años), media (de 3 a 10 años), alta (más de 10 años).2/ Porcentaje de los ocupados de la micro y pequeña empresa en el total de ocupados no agrícolas según años de experiencia.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Tamaño y EstratoExperiencia promedio (años)Experiencia 1

4.2.3. La calificación de los ocupados La educación formal de los ocupados en las micro y pequeñas empresas no agrícolas, como primer indicador de la calificación de los ocupados, alcanza una media de seis años en 1998, un año menos que el promedio de los ocupados en actividades no agrícolas. Las dife-

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rencias señaladas en el cuadro 9 sobre la mayor educación a mayor productividad, se man-tienen cuando el análisis se circunscribe a la producción no agrícola en pequeña escala (cuadro 20). Dentro de cada estrato productivo, no se observan diferencias importantes en los niveles educativos de los ocupados entre asalariados e independientes, aunque sí son ligeramente mayores entre los asalariados por ser más jóvenes, y sí se presentan diferencias en los niveles educativos según tamaño de la empresa. La pequeña empresa y la microem-presa, por la mayor complejidad y división del trabajo, ostentan la mayor educación media, y el autoempleo la menor. Cuadro 20Nicaragua: Calificación formal de la población ocupada en la micro y pequeña empresa no agrícola. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

Total Baja Media Alta Total Independientes Asalariados FamiliaresFormación

TécnicaAnalfabetismo

Incidencia de la Micro y Pequeña Empresa 2 65 72 68 46 35 73

Total Ocupados No Agrícolas 100 39 40 22 7 6 7 6 6 11

Micro y Pequeña Empresa 100 43 42 15 6 6 7 6 3 12 Moderno 100 28 40 32 8 8 9 7 5 7 De Acumulación Ampliada 100 18 59 23 8 8 7 9 6 5 De Acumulación Simple 100 52 40 8 5 5 6 4 2 13 De Subsistencia 100 58 37 6 5 4 5 4 1 20

Pequeña Empresa 100 29 45 26 8 12 8 9 6 5 Moderno 100 19 41 39 9 13 9 10 8 3 De Acumulación Ampliada 100 22 43 35 8 2 8 8 5 De Acumulación Simple 100 42 49 9 6 4 6 8 4 8

Micronegocios 100 46 41 13 6 5 6 6 2 14 Moderno 100 32 40 28 8 7 8 6 3 10 De Acumulación Ampliada 100 17 62 21 8 8 6 9 5 5 De Acumulación Simple 100 54 37 8 5 5 6 3 2 14 De Subsistencia 100 58 37 6 5 4 5 4 1 20

Microempresas 100 40 45 15 6 8 6 2 9 Moderno 100 24 42 34 8 9 8 5 5 De Acumulación Ampliada 100 42 46 12 6 10 6 2 11 De Acumulación Simple 100 44 48 7 6 6 6 1 8 De Subsistencia 100 48 44 8 5 6 5 1 13

Cuentapropismo o autoempleo 100 49 39 12 5 5 6 2 17 Moderno 100 39 38 23 7 7 6 2 14 De Acumulación Ampliada 100 10 67 24 8 7 9 6 4 De Acumulación Simple 100 59 33 8 5 5 3 2 16 De Subsistencia 100 62 33 5 4 4 4 1 24

Nota: Pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), micronegocios (de 1 a 5 trabajadores).

1/ Baja (menos de primaria completa), media (primaria completa y algo de secundaria), alta (secundaria completa o más).2/ Porcentaje de los ocupados de la micro y pequeña empresa en el total de ocupados no agrícolas de cada nivel educativo.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Tamaño y EstratoEducación Formal 1 Porcentaje conAños de Educación

En todo caso, la producción en pequeña escala aparece como un reservorio u opción principal de los trabajadores con menor educación formal. Ahí se emplea el 72% de los trabajadores no agrícolas que no ha completado la primaria, trabajadores que representan el 43% de los ocupados dentro de las MYPE. Similar situación presentan los trabajadores que no saben leer ni escribir. Aunque su número no es muy extendido (12% de los ocupados), el 73% de ellos se ubica en las MYPE. Al otro extremo del espectro educativo, la presencia de trabajadores con mayor educación formal tiene una incidencia menor, aunque no despre-

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ciable. Un 46% de los trabajadores no agrícolas que tienen educación secundaria completa o más se ubican en establecimientos de pequeña escala, particularmente en aquellos moder-nos o de mayor productividad. Ellos, sin embargo, solo representan el 15% del empleo dentro de las MYPE, corroborando lo señalado en torno a que los problemas de productivi-dad tienen parte de su origen en el escaso capital humano de esos establecimientos. El otro indicador sobre la calificación de los trabajadores es el relativo a la forma-ción técnica entre los trabajadores (ver cuadro 20). La gravitación total es reducida pues el 3% de los trabajadores de las MYPE, que equivalen al 35% de los trabajadores no agrícolas con formación técnica, aparecen con este tipo de capacitación. Dentro de la producción en pequeña escala, la incidencia de la capacitación se asocia positivamente con el grado de productividad del establecimiento. Ello apuntaría al potencial papel que puede jugar la ca-pacitación técnica en un esfuerzo por aumentar la productividad de estos establecimientos y de subsanar los bajos niveles educativos de sus trabajadores.

La situación socioeconómica de los trabajadores El cuadro 21 introduce dos indicadores sobre la situación socioeconómica de los trabajado-res. El primero se refiere a la posición del ocupado dentro del hogar, y el segundo al nivel relativo de bienestar del hogar. Con relación a la presencia de trabajadores con la responsa-bilidad de mantener el hogar, no aparece existir una concentración entre los trabajadores de las MYPE vistos en su conjunto, aunque sí se observan diferencias cuando se desagregan según la forma de inserción. Ello se corrobora al constatar que el porcentaje de trabajadores que son jefes de hogar resulta similar a la media de los trabajadores no agrícolas y que hay relativamente más jefes entre los independientes que entre los asalariados.

Lo que sí se observa es una mayor presencia relativa de trabajadores con responsabi-lidad dentro del hogar en los estratos de mayor productividad. Ello podría significar que las menores responsabilidades como proveedores principales sustentan, al menos en parte, las menores jornadas e ingresos de los trabajadores de los estratos de subsistencia. Recuérdese sin embargo, que estos trabajadores también se caracterizan por una mayor presencia de mujeres y una menor edad, y estos factores también colaboran para obtener ese resultado.

La situación socioeconómica, medida por la incidencia de la pobreza, no muestra una mayor concentración de trabajadores provenientes de hogares con consumos insuficien-tes en la micro y pequeña empresa, como sí era claro en los estratos de baja productividad (ver cuadro 9). En efecto, un 64% de los trabajadores no agrícolas en situación de pobreza labora en las MYPE, proporción similar a la de los que no lo son (ver cuadro 21). La inci-dencia de la pobreza es menor a mayor tamaño del establecimiento, con excepción de la microempresa, y dentro de cada tamaño aumenta conforme se reduce la productividad, con excepción de los de acumulación ampliada. En este caso, el estrato productivo parece pre-valecer como determinante del grado de pobreza sobre el tamaño. Así, la incidencia de la pobreza se sitúa alrededor del 16% en las empresas modernas, baja al 11% entre los traba-jadores de acumulación ampliada, sube alrededor del 27% para los trabajadores en estable-

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cimientos de acumulación simple, y se aproxima a la mitad para los trabajadores en los es-tratos de subsistencia.

Cuadro 21Nicaragua: Población ocupada en la micro y pequeña empresa no agrícola según su relación con el hogar. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

Total Independientes Asalariados Total Pobre 1 No Pobre

Incidencia de la Micro y Pequeña Empresa 2 67 99 43 65 64 66

Total Ocupados No Agrícolas 40 54 38 100 28 72

Micro y Pequeña Empresa 41 54 38 100 27 73 Moderno 51 67 43 100 16 84 De Acumulación Ampliada 32 51 47 100 11 89 De Acumulación Simple 46 58 40 100 27 73 De Subsistencia 32 43 25 100 46 54

Pequeña Empresa 39 90 39 100 22 78 Moderno 46 88 45 100 15 85 De Acumulación Ampliada 35 100 35 100 30 70 De Acumulación Simple 32 100 32 100 29 71

Micronegocios 42 54 38 100 29 71 Moderno 54 66 41 100 16 84 De Acumulación Ampliada 31 50 58 100 7 93 De Acumulación Simple 49 58 47 100 27 73 De Subsistencia 32 43 25 100 46 54

Microempresas 42 68 38 100 32 68 Moderno 47 74 41 100 21 79 De Acumulación Ampliada 56 47 58 100 23 77 De Acumulación Simple 52 74 47 100 35 65 De Subsistencia 26 44 25 100 42 58

Cuentapropismo o autoempleo 41 52 #DIV/0! 100 27 73 Moderno 59 64 #DIV/0! 100 12 88 De Acumulación Ampliada 24 51 #DIV/0! 100 3 97 De Acumulación Simple 48 57 #DIV/0! 100 23 77 De Subsistencia 34 43 #DIV/0! 100 48 52

Nota: Pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), micronegocios (de 1 a 5 trabajadores).

1/ Consumo percápita por debajo de la línea de pobreza, estimada en 4.259 córdobas anual.2/ Porcentaje de ocupados de la Micro y Pequeña Empresa en el Total de ocupados No agrícolas según jefatura y pobreza.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Tamaño y Estrato% Ocupados Jefes de hogar Situación del hogar

Por otra parte, un 68% de los trabajadores de la MYPE provenientes de hogares po-

bres está inserto en el autoempleo, y un 41% de todos los trabajadores pobres de la MYPE participa en el estrato de cuenta propia de subsistencia. Dentro de este estrato emerge en-tonces un grupo particularmente vulnerable, el de las mujeres en situación de autoempleo, con la responsabilidad del hogar que le impide trabajar jornadas completas y con reducida educación formal, que les limita sus posibilidades de mejorar la productividad y, por ende, sus ingresos.

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La distribución geográfica La concentración de actividades no agrícolas de gran escala, públicas y privadas, en las zo-nas más urbanas y metropolitanas del país, hacen que la incidencia del empleo de las MY-PE en esos reductos geográficos sea generalmente menor en términos relativos. Ese, sin embargo, no es el caso en Nicaragua, y el peso de las MYPE se reproduce en todos los ám-bitos sin mayores diferencias. Así, el empleo de las MYPE representa en el ámbito nacional el 65% del empleo no agrícola; este porcentaje es del 66% para las zonas urbanas y del 62% para la región metropolitana (Managua). Sólo en la región central y la del océano Pacífico muestra un ligero peso por encima de la media (67% y 68% respectivamente). Cuadro 22Nicaragua: Lugar de residencia de la población ocupada en la micro y pequeña empresa no agrícola. 1998(Población ocupada de 6 o más años de edad)

TotalUrbana Rural Ocupados Managua Pacífico Central Atlántico

Incidencia de la Micro y Pequeña Empresa 1 66 63 65 62 67 68 64

Total Ocupados No Agrícolas 76 24 100 38 34 22 6

Micro y Pequeña Empresa 77 23 100 36 35 23 6 Moderno 84 16 100 47 28 19 5 De Acumulación Ampliada 81 19 100 41 32 19 8 De Acumulación Simple 76 24 100 34 37 23 6 De Subsistencia 70 30 100 27 39 28 6

Pequeña Empresa 83 17 100 48 28 19 5 Moderno 90 10 100 60 20 15 5 De Acumulación Ampliada 79 21 100 54 27 11 7 De Acumulación Simple 76 24 100 32 37 26 4

Micronegocios 76 24 100 34 36 23 6 Moderno 81 19 100 40 33 21 5 De Acumulación Ampliada 82 18 100 39 33 20 8 De Acumulación Simple 76 24 100 35 37 22 6 De Subsistencia 70 30 100 27 39 28 6

Microempresas 78 22 100 34 36 25 6 Moderno 83 17 100 37 35 23 5 De Acumulación Ampliada 72 28 100 24 37 27 12 De Acumulación Simple 72 28 100 36 33 23 7 De Subsistencia 81 19 100 31 37 26 5

Cuentapropismo o autoempleo 75 25 100 34 37 23 6 Moderno 80 20 100 43 31 20 6 De Acumulación Ampliada 84 16 100 44 32 17 7 De Acumulación Simple 77 23 100 35 39 21 6 De Subsistencia 65 35 100 25 39 29 6

Nota: Pequeña empresa (de 6 a 30 trabajadores), micronegocios (de 1 a 5 trabajadores).

1/ Porcentaje de los ocupados de la Micro y Pequeña Empresa en el Total de ocupados No agrícolas según lugar de residencia.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua.

Tamaño y EstratoZona Región

En términos generales, es claro cómo las zonas más urbanas y metropolitanas, tien-den a mostrar un mayor peso de los establecimientos de mayor tamaño y productividad,

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mostrando la importancia del lado de la demanda para potenciar o tornar rentable la pro-ducción en pequeña escala.

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5. CONCLUSIONES Las encuestas a los hogares permiten una aproximación a la identificación y caracterización de los distintos estratos productivos de la producción en pequeña escala dentro del mercado de trabajo no agrícola. También establecen los límites a este esfuerzo. En particular, la existencia de una reducida batería de preguntas para asociar a los trabajadores con los esta-blecimientos de los distintos estratos productivos, impone restricciones a lo que se puede avanzar. No obstante, la incorporación de información sobre el tamaño del establecimiento, y otras variables en el caso de la EMNV 98, ofrecen ventajas para avanzar en la precisión de los estratos productivos con este instrumento de recolección de información. Los resul-tados que aquí se presentan deben ser vistos a la luz de las limitaciones apuntadas. La propuesta que desarrolla este informe es la de avanzar en la precisión de los sec-tores informales o, más apropiadamente, de los sectores de baja productividad en dos direc-ciones: primero, estableciendo una identificación y estratificación más minuciosa entre los microproductores; segundo, ampliando el tamaño del establecimiento para identificar acti-vidades de baja productividad. Para ello se incorporan variables como los ingresos labora-les y las condiciones de empleo en cuanto a cumplimiento de la legislación laboral, jornadas de trabajo y ocupaciones específicas, adicionales al tamaño del establecimiento, para proce-der a la estratificación de los estratos. Los resultados encontrados sugieren que los errores de exclusión, esto es, errores por no estar considerando establecimientos de más de cinco trabajadores, serán menos significativos que los errores de inclusión, es decir, errores por asimilar automáticamente con la baja productividad a todos los micronegocios. En el pri-mer caso se dejarían de considerar un 12% de los ocupados de los sectores de baja produc-tividad. En el segundo caso, se estaría considerando como ocupados en estos sectores a un equivalente del 23% de sus ocupados. Este efecto es mayor si el análisis se realiza por es-tablecimientos.

El dominio de estudio representa también un elemento no despreciable en cuanto a resultados y consideraciones de política. Si bien la ciudad aparece más apropiada concep-tualmente para la identificación de las actividades informales, la no correspondencia entre lugar de residencia y lugar de trabajo, el papel de las micro y pequeñas empresas en la gene-ración de empleo, independiente de su ubicación geográfica, y por ende, el interés de las instituciones gubernamentales y no gubernamentales por apoyar este sector, recomiendan el uso de las actividades no agrícolas como un dominio de estudio más apropiado. Los resul-tados muestran una presencia importante de establecimientos no agrícolas de baja producti-vidad en las zonas rurales, de modo que el tamaño absoluto del sector se incrementa al am-pliar el dominio de estudio de las zonas urbanas o metropolitanas a las actividades no agrí-colas. También se modifica la composición dentro de la micro y pequeña empresa pues, conforme son de menor productividad, las actividades se vuelven más rurales. Para 1998, un 27% de los ocupados de las actividades de baja productividad (171 mil ocupados) y un 23% de los ocupados en las MYPE (161 mil ocupados) aparecen residiendo en las zonas rurales, de modo que el paso del ámbito urbano al de no agrícola no resulta irrelevante en términos de población meta.

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Como contexto para ubicar la situación de las micro y pequeñas empresas no agríco-las, y en particular las de baja productividad, se puede destacar que el mercado de trabajo nicaragüense se caracteriza por mantener una presencia importante de empleo agrícola, una estructura por actividades y ocupaciones poco diversificada, con bajo peso del empleo asa-lariado y del empleo calificado. Sí es, por el contrario, significativo el peso de la produc-ción en pequeña escala en la generación de empleo, ya que los micronegocios dan cuenta de dos de cada tres empleos existentes hacia finales de los años noventa, y las MYPE, agríco-las y no agrícolas, aportan el 84% de los puestos de trabajo para el mismo período. El mer-cado de trabajo también se caracteriza por la existencia de relativamente alto desempleo abierto, en conjunto con una no tan extensa incidencia del subempleo, tal como ha sido me-dido en este trabajo.

Las estimaciones realizadas de los distintos estratos productivos, en su forma agre-

gada o dentro de cada tamaño de establecimiento, reflejaron tamaños relativos, dinámicas y perfiles ocupacionales particulares y disímiles entre sí, mostrando la utilidad de análisis más detallados. Los resultados encontrados señalan que el sector informal no agrícola re-presentó, hacia finales de los noventa, el 33% del empleo total y el 52% del empleo no agrí-cola (561 mil ocupados); los sectores de baja productividad, incluyendo la pequeña empre-sa, alcanzaron al 37% del empleo total y al 58% del empleo no agrícola (623 mil ocupados). Finalmente, si el énfasis se centra en las MYPE no agrícolas (incluyendo los estratos mo-dernos y excluyendo al servicio doméstico), estas representaron el 42% del empleo total y el 65% del empleo no agrícola, para cerca de 700 mil ocupados. Dentro de las MYPE, los estratos de menor productividad, subsistencia y acumulación simple, se tornan en los am-plios, aglutinando al 63% del empleo en la producción en pequeña escala. Acorde con estos resultados, el autoempleo aparece como dominante, aportando el 56% de los trabajos dentro de las MYPE. El análisis corroboró también que, si bien existe una asociación positiva entre tamaño del establecimiento y nivel de productividad, ello no permite una asociación simplista y establecimientos de los distintos estratos coexisten dentro de la pequeña, la mi-cro y el autoempleo.

El análisis desarrollado dejó claro que las MYPE enfrentan los mismos problemas

generales de los establecimientos no agrícolas en cuanto a baja calificación de su mano de obra, a lo que se le agrega una menor calidad del empleo asalariado en cuanto a acceso a la seguridad social, la estabilidad laboral y a la organización. Ello permite destacar, por una parte, cómo el mejoramiento de las condiciones laborales descansa en mucho en el mejora-miento de las condiciones laborales dentro de las MYPE, y, por otra parte, cómo el mejo-ramiento de la productividad de estos establecimientos, condición necesaria para mejorar la calidad del empleo, pasa por un masivo esfuerzo de capacitación de su mano de obra. El protagonismo de la mujer al frente de las MYPE y la similitud de perfiles de la microem-presa y el autoempleo son otros de los rasgos de estos establecimientos que surgen del aná-lisis realizado.

El análisis desarrollado en el presente trabajo muestra la utilidad que puede obtener-

se para la formulación de políticas públicas de apoyo a los sectores de baja productividad si se logra avanzar en una diferenciación en su interior así como en una mayor especificación

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de sus características. Este, sin embargo, es un trabajo que apenas se inicia y que requiere seguir avanzando en el futuro para perfeccionar la identificación de los distintos estratos productivos y para ampliar su caracterización. Es entonces necesario depurar aún más los criterios de estratificación utilizados. Para ello, las encuestas de medición de niveles de vida ofrecen una cantidad adicional de información que requiere de validación para su pos-terior incorporación. En particular, estas encuestas han incorporado un módulo sobre los negocios no agrícolas del hogar que demanda de su validación y explotación posterior. A partir de este será posible conocer algunos elementos sobre la composición de los gastos, el monto y composición de los activos y los esfuerzos de inversión recientes. En el anexo D se incorpora una primera exploración de esa información.

Una segunda área de trabajo futuro tiene que ver con el seguimiento o monitoreo de

las actividades de baja productividad y de las MYPE en general. Una de las limitaciones metodológicas de los esfuerzos como el presente es que se debe contar con estimaciones puntuales para derivar conclusiones sobre procesos o tendencias. Al ser sectores tan vulne-rables, su situación se modifica rápidamente y es necesario e importante entonces hacer un seguimiento, idealmente anual, de estos estratos. Entonces es necesario que estos esfuerzos se continúen con cierta regularidad o se apoyen encuestas de hogares periódicas, de menor cobertura de información pero mayor continuidad para seguir de cerca la evolución del sec-tor. Adicionalmente, es posible procesar la encuesta de medición de niveles de vida reali-zada por el INEC en 1993. Con ello se tendrían dos observaciones y se podría avanzar en el análisis de la dinámica de las MYPE en los noventa. Ello, sin embargo, es insuficiente y debe complementarse con ejercicios, ya no anuales, de encuestas a las unidades producti-vas. Solo así se pueden programar adecuadamente las intervenciones de políticas públicas sobre el sector y de paso se pueden someter a corroboración las distintas hipótesis que sus-tentan la estratificación aquí desarrollada.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 66

6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Banco Mundial. 1999. Metodología para la determinación de niveles de pobreza en Nicaragua en 1998 comparables a 1993. Borrador. Documento mimeografiado. Banco Mundial. 1995. Informe sobre el desarrollo mundial 1995: El mundo del trabajo en una economía integrada. Washington, D. C., Estados Unidos: Banco Mundial. Briones, C. 1998. Microempresa y Transformación Productiva. San Salvador, El Salvador: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales: FLACSO. Cartaya, V. F. 1987. “El confuso mundo del sector informal”. En Nueva Sociedad, Nº 90. Reim-preso en FLACSO (1988). Chamorro, A., M. Chávez, y M. Membreño. 1991. “El Sector Informal en Nicaragua”. En J. P. Pé-rez y R. Menjívar, editores, Informalidad Urbana en Centroamérica: Entre la acumulación y la subsistencia. San José, Costa Rica: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y Editorial Nueva Sociedad. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). 1994. Panorama Social de 1994. Santiago, Chile: Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). 1997a. Panorama Social de 1997. Santiago, Chile: Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). 1997b. La brecha de la equidad: América Latina, el Caribe y la Cumbre Social. Santiago, Chile: Comisión Económica para Améri-ca Latina y el Caribe. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). 1999. Panorama Social de 1998. Santiago, Chile: Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). 2000. La brecha de la equidad: Una segunda evaluación. Santiago, Chile: Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales: (FLACSO). 1988. La Economía del Rebusque. San José, Costa Rica: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Funkhouser, E.; Pérez, J.P. 1998. Centroamérica en reestructuración: Mercado laboral y pobreza en Centroamérica. San José, Costa Rica: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales: FLAC-SO. Guasch, J.L. 1999. Labor market reform and job creation: the unfinished agenda in Latin Ameri-can and Caribbean countries. Directions in Development. Washington, D. C., Estados Unidos: Banco Mundial. Herman, B., editor. Papers, Proceedings and Recommendations of the International Seminar on Informal Sector Employment Statistics, organized by Pakistan/Netherlands Project on Human Re-source Development. Islamabad: Pakistán.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 67

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 68

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 69

ANEXO A

RAMAS DE ACTIVIDAD IDENTIFICADAS COMO MODERNAS

Código CIIU22 Nombre

4010 Generación, captación y distribución de energía eléctrica

4030 Suministro de vapor y agua caliente 4100 Captación, depuración y distribución de agua 4510 Preparación del terreno 4540 Terminación de edificios 4550 Alquiler de equipo de construcción y demolición dotados de operarios 5010 Venta de vehículos automotores 5050 Venta al por menor de combustible para automotores 5110 Venta al por mayor a cambio de una retribución o por contrata 5121 Venta de por mayor de materias primas agropecuarias y de animales vivos 5122 Venta al por mayor de alimentos, bebidas y tabaco 5131 Venta al por mayor de productos textiles, prendas de vestir y calzado 5139 Venta al por mayor de otros enseres domésticos 5141 Venta al por mayor de combustibles sólidos, líquidos y gaseosos y de productos conexos 5142 Venta al por mayor de metales y minerales metalíferos 5143 Venta al por mayor de materiales de construcción, ferretería, fontanería, calefacción 5149 Venta al por mayor de otros productos intermedios, desperdicios y desechos 5150 Venta al por mayor de maquinaria, equipo y materiales 5190 Venta al por mayor de otros productos 6210 Transporte regular por vía área 6303 Otras actividades de transporte complementarias 6304 Actividades de agencias de viajes, organizadores de excursiones y guías turísticos 6309 Actividades de otras agencias de transporte 6411 Actividades postales y de correo 6420 Telecomunicaciones 6511 Banca Central 6519 Otros tipos de intermediación monetaria 6592 Otros tipos de crédito 6599 Otros tipos de intermediación financiera n. c. p. 7111 Alquiler de equipo de transporte por vía terrestre 7250 Mantenimiento y reparación de maquinaria de oficina, contabilidad e informática 7310 Investigación y desarrollo de las ciencias naturales 7320 Investigación y desarrollo de las ciencias sociales y las humanidades 7411 Actividades jurídicas 7412 Actividades de contabilidad, teneduría de libros y auditoría 7413 Investigación de mercados y realización de encuestas de opinión pública

22 Clasificación Industrial Internacional Uniforme de Todas las Actividades Económicas. Revisión 3.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 70

Código CIIU22 Nombre 7414 Actividades de asesoramiento empresarial y en material de gestión 7421 Actividades de arquitectura e ingenería y actividades conexas de asesoramiento técnico 7422 Ensayos y análisis técnicos 7430 Publicidad 7492 Actividades de investigación y seguridad 7511 Actividades de la administración pública en general 7512 Regulación de las actividades de organismos servicios sanitarios, educativos, culturales 7513 Regulación y facilitación de la actividad económica 7514 Actividades auxiliares de tipo servicio para la administración pública en general 7521 Relaciones exteriores 7522 Actividades de defensa 7523 Actividades de mantenimiento del orden público y de seguridad 7530 Actividades de planes de seguridad social de afiliación obligatoria 8010 Enseñanza primaria 8021 Enseñanza secundaria de formación general 8022 Enseñanza secundaria de formación técnica y profesional 8030 Enseñanza superior 8090 Enseñanza de adultos y otro tipo de enseñanza 8511 Actividades de hospitales 8512 Actividades de médicos y odontólogos 8520 Actividades veterinarias 8531 Servicios sociales con alojamiento 8532 Servicios sociales sin alojamiento 9111 Actividades de organizaciones empresariales y de empleadores 9120 Actividades de sindicatos 9191 Actividades de organizaciones religiosas 9192 Actividades de organizaciones políticas 9199 Actividades de otras asociaciones 9211 Producción y distribución de filmes y vídeo cintas 9212 Exhibición de filmes y videocintas 9213 Actividades de radio y televisión 9220 Actividades de agencias de noticias 9233 Actividades de jardines botánicos y zoológicos y de parques nacionales 9800 Organizaciones y órganos extraterritoriales

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 71

ANEXO B

Agrupamiento de las ramas de actividad

Código1 Nombre

AGRICULTURA

Cereales

111 Cultivo de cereales y otros cultivos n. c. p.

Café y frutas

113 Cultivo de frutas, nueces, plantas cuyas hojas se utilizan para preparar

bebidas y especias. Café.

Otros productos

112 Cultivo de hortalizas, legumbres especialmente hortícolas y productos de vivero

121 Cría de ganado vacuno y de ovejas, cabras, vacas, caballos, asnos, mulas y

burdéganos; cría de ganado lechero

122 Cría de otros animales, elaboración de productos animales n. c. p.

130 Cultivo de productos agrícolas en combinación con la cría de animales (explotación mixta)

140 Actividades de servicios agrícolas y ganaderos excepto las actividades veterinarias

150 Caza ordinaria y mediante trampas y repoblación de animales de caza, incluso las

actividades de servicios conexas

200 Silvicultura, extracción de madera y actividades de servicios conexas

500 Pesca, explotación de criaderos de peces y granjas piscícolas, actividades de servicios

relacionados con la pesca

INDUSTRIAS Y MINAS

Alimentos y bebidas

1511 a 1554 Elaboración de productos alimenticios y bebidas

Textiles y confección

1711 a 1730 Elaboración de productos textiles

Otras industrias y minas

1810 a 3720, Resto de las industrias

1010 a 1429 Explotación de minas y canteras

CONSTRUCCIÓN

4510 a 4550 Construcción

COMERCIO MINORISTA

Almacenes de vívires

5211 Venta al por menor en almacenes no especializados con surtido compuesto

principalmente de alimentos, bebidas y tabaco

5219 Ventas al por menor de otros productos en almacenes no especializados

5220 Venta al por menor de alimentos, bebidas y tabaco en almacenes especializados

Almacenes especializados

5050 Venta al por menor de combustible para automotores

5231 a 5239 Comercio al por menor de otros productos nuevos en almacenes especializados

5240 Venta al por menor en almacenes de artículos usados

No realizado en almacenes

5251 Venta al por menor en empresas de venta por correo

5252 Venta al por menor en puestos de venta y mercado

5259 Otros tipos de venta por menor no realizada en alimentos

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 72

OTROS SERVICIOS Servicios básicos

4010 a 4030 Suministro de electricidad, gas, vapor y agua caliente 4100 Captación, depuración y distribución de agua 6023 Transporte de carga por carretera 6301 Manipulación de la carga 6302 Almacenamiento y depósito 6303 Otras actividades de transporte complementarias 6411 Actividades postales y de correo 6412 Actividades de correo distintas de las actividades postales nacionales 6420 Telecomunicaciones

Servicios a empresas 5010 Venta de vehículos automotores 5030 Venta de partes, piezas y accesorios de vehículos automotores 9111 Actividades de organizaciones empresariales y de empleadores

5110 a 5190 Comercio al por mayor y en comisión, excepto el comercio de vehículos 6511 a 6599 Intermediación financiera, excepto la financiación de planes de seguros y de pensiones 6601 a 6603 Financiación de planes de seguros y de pensiones 6711 a 6719 Actividades auxiliares de la intermediación financiera 7010 a 7020 Actividades Inmobiliarias 7121 a 7130 Alquiler de otros tipos de maquinaria y equipo 7210 a 7240 Informática y actividades conexas

7290 Otras actividades de informática 7411 a 7499 Otras actividades empresariales

Servicios estatales y sociales 7511 a 7530 Administración pública y defensa, planes de seguridad social 8010 a 8090 Enseñanza 8511 a 8532 Servicios sociales y de salud

9000 Eliminación de desperdicios y aguas residuales, saneamiento 9900 Organizaciones y órganos extraterritoriales

Servicios a personas 9301 a 9309 Otras actividades de servicios

9500 Hogares privados con servicio doméstico 9112 Actividades de organizaciones profesionales

9191 a 9199 Actividades de otras asociaciones 9211 a 9214 Actividades de cinematografía, radio y televisión

9220 Actividades de agencias de noticias Servicios de reparación

5020 Mantenimiento y reparación de vehículos 5260 Reparación de efectos personales y enseres domésticos 5040 Venta, mantenimiento y reparación de motocicletas 7250 Mantenimiento y reparación de maquinaria de oficina

Servicios turísticos 5510 a 5520 Hoteles y restaurantes 6010 a 6022 Transporte por vía terrestre 6110 a 6120 Transporte por vía acuática 6210 a 6220 Transporte por vía área

6304 Actividades de agencias de viajes y organizadores de viajes 7111 a 7113 Alquiler de maquinaria y equipo sin operarios y de efectos personales

9219 Otras actividades de entretenimiento 9231 a 9233 Actividades de bibliotecas, archivos y museos y otras actividades culturales

9241 Actividades deportivas 9249 Otras actividades de esparcimiento

1/ Clasificación CIIU, revisión 3.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 73

ANEXO C CUADROS ESTADÍSTICOS SOBRE LOS ESTRATOS PRODUCTIVOS

1998

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 74

ANEXO D Una exploración de las operaciones de los micronegocios

La EMNV 98 incorpora un módulo sobre los negocios del hogar no agropecuarios, donde se indaga sobre ingresos, gastos, activos e inversión. El cuadro 23 recoge parte de esa infor-mación, concentrada en los trabajadores independientes de micronegocios (de 1 a 4 trabaja-dores) y dueños de negocios familiares.23 La información hay que verla con cuidado y solo con carácter exploratorio. Los ingresos brutos del micronegocio se indagan para la última quincena y dentro de ellos se distinguen las ventas directas, el intercambio y el autosuministro. Los ingresos brutos, confrontados con los ingresos laborales del cuadro 15, se tornan muy similares, aunque unos se refieren al mes y otros a la quincena. Ello sugeriría, en un contexto de con-sistencia completa, que los gastos representan cerca del 50% de las ventas. Por otra parte, estos ingresos se tornan consistentes con el estrato al que pertenece el establecimiento, au-mentando conforme aumenta la productividad y complejidad del negocio. Dentro de estos ingresos, el autosuministro aparece como muy reducido, representando el 5% de los ingre-sos totales y, aunque aumenta conforme el negocio es de menor productividad, no llega a superar al 7% de los ingresos totales. Con relación a los gastos, estos se han transformado también a la quincena, pero no permiten una comparación directa con los ingresos. La razón de ello, es que se indaga por los gastos en el último año, pero no fue posible aislar los de la última quincena ni fue facti-ble conocer cuáles de ellos resultaban asociados solo a algunos meses, para prorratearlos adecuadamente en un promedio mensual, o quincenal del año. En todo caso, los datos pue-den resultar de utilidad para tener una primera aproximación a la estructura de costos por estrato productivo. Tomando los micronegocios en su conjunto, cerca de un tercio del gasto corresponde a pago de mano de obra, pago de mano de obra que aumenta con el grado de productividad y, obviamente, dentro de la microempresa. Llama la atención, sin embargo, que este gasto está presente marginalmente en el autoempleo, donde por definición no debe-ría existir.

Algo más de un 40% del costo está dado por los insumos y bienes asociados con el negocio, excepto combustible y servicios básicos (agua, electricidad, comunicaciones). El peso relativo de este componente aumenta al reducirse la productividad del establecimiento, sugiriendo el peso de las actividades comerciales en los estratos de menor productividad. Para el conjunto de micronegocios, el resto de los gastos de producción representa cerca del 20% y adquiere un amplio protagonismo, por el rubro de combustible, en el estrato de acu-mulación ampliada. Ello sugiere una posible concentración de actividades vinculadas con el transporte en ese estrato. Finalmente, el pago de impuestos, incluidos pagos a la seguri-dad social, representa un 1% del costo, y llama la atención que están presentes en todos los estratos.

23 Eso implica que no se dispone de información para la totalidad de los microempresarios; solo está disponible para el 66% de los micronegocios.

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CUADERNO DE TRABAJO No.8 75

Cuadro 23Nicaragua: Ingresos, costos, activos e inversión de los micronegocios no agrícolas. 1998

ModernoAcumulación

AmpliadaAcumulación

SimpleSubsistencia Micronegocios Microempresa Autoempleo

INGRESOS 1

En córdobas 4.542,9 1.564,6 1.155,0 768,1 1.819,6 5.537,9 1.464,0En U.S. Dólares 431,4 148,6 109,7 72,9 172,8 525,9 139,0

Estructura % 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0Ventas 96,8 95,9 93,2 93,4 95,4 96,0 95,1Autosuministro 3,2 4,1 6,8 6,6 4,6 4,0 4,9

GASTOS TOTALES 2

En córdobas 6.496,9 2.908,8 868,4 565,2 2.191,0 10.868,2 1.361,1En U.S. Dólares 617,0 276,2 82,5 53,7 208,1 1.032,1 129,3

Estructura % 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

Mano de obra 54,3 3,6 8,1 2,8 36,8 78,5 5,0Familiares 1,0 0,2 1,6 1,2 1,0 1,5 0,6No Familiares 53,3 3,4 6,6 1,6 35,8 76,9 4,3

Productos 34,4 22,4 69,5 76,4 41,7 14,5 62,6Materia Prima 7,3 6,0 19,6 17,6 9,9 8,2 11,3Mercadería 27,1 16,4 49,9 58,8 31,8 6,3 51,3

Otros 10,4 73,4 21,4 19,7 20,6 6,5 31,4Alquiler y Mantenimiento 2,4 4,4 2,3 2,6 2,6 1,4 3,6Transporte 2,3 3,1 5,1 11,8 3,5 1,3 5,2Combustible 4,5 63,1 11,5 3,5 12,8 3,2 20,1Servicios Básicos 0,9 2,1 2,3 1,7 1,3 0,4 2,1Otros 0,3 0,7 0,2 0,1 0,3 0,3 0,3

Impuestos 0,8 0,7 0,9 1,1 0,8 0,5 1,1

ACTIVOS 3

En córdobas 17.656,0 16.472,6 4.455,0 2.543,4 7.898,4 17.567,3 6.973,7En U.S. Dólares 1.676,7 1.564,4 423,1 241,5 750,1 1.668,3 662,3

Estructura % 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0Edificios 35,3 15,6 14,8 4,0 23,9 7,8 27,8Maquinaria y equipo 17,7 14,7 29,2 28,8 20,8 24,5 19,9Vehículos 36,8 61,9 44,0 53,8 44,8 56,0 42,1Otros bienes 10,3 7,8 12,0 13,4 10,5 11,8 10,2

INVERSION 4

En córdobas 50,0 22,1 3,0 7,3 16,1 103,1 7,8En U.S. Dólares 4,7 2,1 0,3 0,7 1,5 9,8 0,7

Estructura % 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0Edificios 0,0 0,0 0,0 10,7 1,3 0,0 3,0Maquinaria 53,7 30,7 100,0 89,3 58,8 44,5 77,0Vehículos 46,3 69,3 0,0 0,0 39,9 55,5 20,0

Nota: U.S.$ utilizando el tipo de cambio de 10,53 córdobas por dólar.

1/ En la última quincena.2/ Gastos realizados en el último año mensualizados.3/ Según valor de reposición reportado por los microempresarios.4/ En el último año.

Fuente: Cálculos del autor con base en la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Nivel de Vida 1998 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República de Nicaragua. Pasando a los activos, estos se valoran al costo de reposición en opinión de los mi-croempresarios. Estos muestran un reducido valor ya que no superan los U. S. $ 2000 por establecimiento, aspecto que puede estar influido por el método de valoración. No obstante

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LA MICROEMPRESA EN NICARAGUA EN LA DÉCADA DE 1990

CUADERNO DE TRABAJO No.8 76

sí guardan correspondencia con el estrato productivo al que pertenece el establecimiento. Así, los de acumulación simple poseen activos que prácticamente duplican al de los de sub-sistencia, y los de acumulación ampliada muestran activos que casi cuadruplican los de acumulación simple. Por el contrario, no hay mayores diferencias entre los de acumulación ampliada y los modernos, aunque sí en su composición por el peso de los primeros en acti-vidades de transportes. Para el conjunto de los micronegocios, un 45% del valor de los ac-tivos lo aportan los vehículos, un 24% los edificios, y un 21% la maquinaria y el equipo, quedando el 10% restante al mobiliario y otros bienes. Esta composición difiere por estrato y complejidad del establecimiento, pero su patrón parece más asociado con el tipo de acti-vidad del negocio, como pasa parcialmente con los costos, que con el grado de productivi-dad. Finalmente, el módulo indaga sobre gasto de inversión fija en el último año. Tam-bién cuantifica los inventarios, pero no sus cambios, que es lo que correspondería conside-rar como inversión del año, por lo que no se incluyen en el cuadro. Considerando solo la inversión en capital fijo (edificios, maquinaria y vehículos), esta resulta prácticamente in-existente y probablemente concentrada en unos pocos establecimientos, de modo que el promedio general resulta irrelevante. Aun con estas limitaciones, esta sigue guardando co-herencia con el estrato productivo al que pertenece el establecimiento, aunque no cabría esperar inversión en el estrato de subsistencia.