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Chungara, Revista de Antropología Chilena ISSN: 0716-1182 [email protected] Universidad de Tarapacá Chile Ceruti, María Constanza SANTUARIOS DE ALTURA EN LA REGIÓN DE LA LAGUNA BRAVA (PROVINCIA DE LA RIOJA, NOROESTE ARGENTINO).: INFORME DE PROSPECCIÓN PRELIMINAR Chungara, Revista de Antropología Chilena, vol. 35, núm. 2, julio, 2003, pp. 233-252 Universidad de Tarapacá Arica, Chile Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32635204 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Chungara, Revista de Antropología Chilena

ISSN: 0716-1182

[email protected]

Universidad de Tarapacá

Chile

Ceruti, María Constanza

SANTUARIOS DE ALTURA EN LA REGIÓN DE LA LAGUNA BRAVA (PROVINCIA DE LA RIOJA,

NOROESTE ARGENTINO).: INFORME DE PROSPECCIÓN PRELIMINAR

Chungara, Revista de Antropología Chilena, vol. 35, núm. 2, julio, 2003, pp. 233-252

Universidad de Tarapacá

Arica, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32635204

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

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Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

233Santuarios de Altura en la Región de la Laguna Brava…Volumen 35, Nº 2, 2003. Páginas 233-252

Chungara, Revista de Antropología Chilena

SANTUARIOS DE ALTURA EN LA REGIÓN DE LA LAGUNABRAVA (PROVINCIA DE LA RIOJA, NOROESTE ARGENTINO).

INFORME DE PROSPECCIÓN PRELIMINAR

HIGH ALTITUDE SHRINES IN THE REGION OF LAGUNA BRAVA(PROVINCE OF LA RIOJA, NORTHWESTERN ARGENTINA).

PRELIMINARY SURVEY REPORT

María Constanza Ceruti*

En este trabajo se presentan los resultados preliminares de las prospecciones arqueológicas realizadas en la región de la LagunaBrava, en los Andes del oeste de Argentina. La investigación apunta a documentar la actividad ceremonial inca en un conjunto decumbres asociadas a esta laguna andina. En la presentación se incluyen los datos del relevamiento arquitectónico y de las observa-ciones del registro arqueológico en superficie, obtenidos de los santuarios de alta montaña localizados a más de 5.000 m en lascimas de los cerros Morado y Pilar; así como de las localizaciones arqueológicas de la época, asociadas a la extensa laguna y amontañas de menor altura que la circundan en el paisaje. Los sitios en las referidas cimas constituyen probables ejemplos de“santuarios satélites” generados como espacios rituales articulados con complejos ceremoniales de alta montaña de mayor jerar-quía en la región. En la discusión y las conclusiones, los santuarios que rodean a la Laguna Brava son interpretados en sus aspectoscúlticos y simbólicos, con el auxilio de fuentes etnohistóricas y datos de la etnografía local.

Palabras claves: Santuarios de altura y ceremonialismo Inca, paisaje andino sacralizado, santuarios satélites.

The preliminary results of the archaeological survey in the area of Laguna Brava, in the Andes of Western Argentina, are presentedin this paper. The aim is to provide a record of Inca ceremonial activity at the summit of mountains associated with this lagoon. Thepresentation includes data related to the architectural and surface record from the high-altitude shrines located above 16,500 feet,on the summits of mounts Morado and Pilar, as well as the Inca sites located at the shore of the lagoon and on the hills thatsurround it. Sites on those summits are perceived as “satellite shrines” that are articulated with ceremonial complexes of higherhierarchy in the region. In the discussion and conclusions, the cult and symbolic aspects of these shrines that encircle LagunaBrava are interpreted with the aid of ethnohistorical and ethnographic references.

Key words: High altitude shrines, Inca ritual, Andean sacred landscape, satellite shrines.

* Instituto de Investigaciones de Alta Montaña, Universidad Católica de Salta, Pellegrini 790, 4.400 Salta, [email protected].

Recibido: abril 2002. Aceptado: septiembre 2003.

Montañas y lagunas ocupan un lugar de privi-legio en las creencias y prácticas rituales que pue-blan el mundo andino. Las altas cumbres son con-cebidas como moradas de deidades atmosféricas yespíritus de los ancestros, a los que se cree íntima-mente relacionados con la fertilidad y las lluvias.Las lagunas de altura cumplen una importante fun-ción en el mantenimiento de la vida en los Andes,que es la de reservar la preciosa humedad dispen-sada por las montañas. El agua, concebida como lasangre de la vida agrícola andina, es vista fluir des-cendiendo de las lagunas y glaciares para fertilizarlos campos y eventualmente llegar al mar. Es porello que el culto a las montañas relacionado con lafertilidad y la lluvia tiene antigüedad milenaria enla cordillera de los Andes (Moseley 1992:55).

La lista de rasgos notables del paisaje que eranconcebidos como huacas y adorados por losandinos en tiempos de los Inca incluía cordillerasnevadas, cerros con riquezas mineras, lagunas dealtura y el mar (Murúa 1946:285). Ofrendas hu-manas y de objetos suntuarios llegaban a las cum-bres de los nevados y a las lagunas sagradas de losAndes en el marco ritual de las capacochas, com-plejos mecanismos religiosos y políticos que cons-taban de una primera instancia de convergencia enel Cuzco de víctimas sacrificiales y ofrendas pro-cedentes de todo el Tawantinsuyu, y de una segun-da instancia de redistribución de las mismas me-diante desfiles y procesiones, hacia su destino finalen los confines sagrados del imperio (Duviols1976). El vínculo entre las altas montañas, las la-

María Constanza Ceruti234

gunas y la fertilidad de los campos y rebaños ha-bría sido uno de los principales móviles ideológi-cos para la construcción y utilización de los san-tuarios de altura incaicos como lugares deadoración y ofrenda (Reinhard 1983).

Numerosos cerros y macizos volcánicos cu-yas cumbres superan los 5.000 metros fueron as-cendidos ceremonialmente durante la ocupaciónimperial Inca del noroeste argentino (Ceruti 1999),la cual se encuadra tradicionalmente entre 1471 y1536 de la era cristiana (Raffino et al. 2001:496).Las montañas que rodean a la Laguna Brava noquedaron fuera de las hazañas andinísticas y cere-moniales con las que los Incas plasmaron el avan-ce de su dominio en los territorios meridionalesdel Collasuyu.

La cuenca de la Laguna Brava, ubicada en elextremo meridional de la altiplanicie circum-puneña, constituye un área de transición entre im-portantes sistemas orográficos de los Andes. Ha-cia el norte se yergue la Cordillera Occidental,formada por sedimentos del Mesozoico deposita-dos sobre el batolito andino y plegados en el Ter-ciario. Dotada de volcanes activos y extintos, laCordillera Occidental se extiende sin solución decontinuidad hasta penetrar en territorio bolivianoy peruano. Hacia el sur de la cuenca de la LagunaBrava comienza la Cordillera Principal, formadapor rocas sedimentarias y piroclásticas mesozoicasplegadas durante el Terciario. Dicha cordillera ca-rece de conos volcánicos y ostenta cerros y maci-zos que alcanzan entre 5.000 y 6.900 m (González1958:9-13).

En el presente trabajo describiremos las evi-dencias arqueológicas documentadas en forma pre-liminar en montañas que se elevan varios centena-res de metros sobre la cota de los 4.200 m que definea la cuenca de la Laguna Brava. Desde el punto devista geopolítico, la región se encuentra compren-dida actualmente dentro del Departamento San Joséde Vinchina, en territorio de la Provincia de LaRioja, República Argentina (Figura 1). La locali-dad de Jague, situada a más de 80 km al este, cons-tituye el único lugar habitado en cientos de kiló-metros a la redonda.

Desde el punto de vista metodológico y técni-co, cabe señalar que en la región de la cuenca de laLaguna Brava se llevan a cabo prospecciones orien-tadas específicamente a la exploración arqueoló-gica de cumbres de más de 5.000 metros. Se tratade prospecciones pedestres que implican el estu-

dio previo de cada montaña –cartográfico y en te-rreno– y ascensiones de modalidad andinística,complementadas con transectas radiadas que per-miten cubrir áreas de precumbre y cimas. Los si-tios de altura detectados son objeto de medicionesorientadas al relevamiento planimétrico de la ar-quitectura mediante la técnica de brújula y cintamétrica. Se procede asimismo a la documentaciónfotográfica de las estructuras y el paisaje circun-dante, y al registro de lecturas de altitud, latitud ylongitud efectuadas con posicionador satelital. Di-chas prospecciones se desarrollan en el marco deun proyecto de investigaciones arqueológicas dealta montaña en la provincia de La Rioja, dirigidopor la autora y avalado, inicialmente, por Disposi-ción de la Directora General de Cultura de la Pro-vincia, y actualmente, por Resolución de la Agen-cia de Cultura de La Rioja.

En este trabajo, se vuelcan resultados corres-pondientes a los relevamientos arqueológicos delos cerros Pilar (5.032 m) y Morado (5.230 m),que fueran explorados al comienzo de las investi-gaciones. Se reflejan también en el texto los re-sultados de un reconocimiento expeditivo de lasmárgenes de la Laguna Brava, que incluye el deun tambo incaico emplazado junto al borde no-roeste del extenso espejo de agua (aproximada-mente 15 km de longitud por 5 km de amplitud).En las inmediaciones del tambo se ha procedidoal relevamiento de un conjunto de plataformas em-plazadas junto a la Laguna Brava, así como a ladocumentación detallada de un conjunto de rui-nas a 4.425 m, en la cima de un pequeño cerrovecino. Se trata también de manifestaciones ar-quitectónicas vinculadas a la sacralización delpaisaje de la cuenca realizada por Incas. En laregión de la Laguna Brava existen otras tres mon-tañas cuyas cimas superan los 5.000 m –se tratade los cerros Veladero (6.434 m), Fandango (5.612m) y Azul (5.092 m)–, los cuales fueron ascendi-dos y documentados recientemente por la autora(Ceruti 2003a, 2003b, 2003c). Análisis más deta-llados de estas últimas prospecciones, se elaboranpara una publicación futura.

Antecedentes

A pesar de los notables avances que en las úl-timas décadas se han producido en torno a la com-prensión del dominio incaico en el Collasuyu –re-flejados en trabajos generales de compilación (ver

235Santuarios de Altura en la Región de la Laguna Brava…

Figura 1. Mapa topográfico de la región de la Laguna Brava, Provincia de La Rioja, noroeste argentino. Aparecen localizados loscerros Pilar, Morado y Veladero.Topographic map of the Laguna Brava region, La Rioja Province, Northwestern Argentina. Pilar, Morado and Veladero mountainsare demarcated.

10 km

María Constanza Ceruti236

El andinista sanjuanino Antonio Beorchia Nigrisefectuó ascensiones en montañas del área de laLaguna Brava durante sucesivas expediciones rea-lizadas en la segunda mitad de la década de losochenta. En el marco de una campaña realizada en1986, Beorchia Nigris exploró el tambo incaico yel conjunto de plataformas situadas en la margennoroeste de la Laguna Brava, descubriendo tam-bién un pequeño grupo de ruinas en la cima de uncerro contiguo, al cual bautizó como “Cerro DonMario”, en honor a uno de los miembros de la ex-pedición. En 1987, Beorchia Nigris escaló el cerroPilar, descubriendo un sitio arqueológico localiza-do en la cima. El autor caracteriza el hallazgo refi-riendo haber encontrado un montículo de leña an-tigua y una pirquita baja con forma de “J”, a la queinterpreta como una “capillita” al abierto o peque-ño santuario de los Incas (Beorchia Nigris 2001).

El nevado Veladero, de 6.436 metros, se yer-gue al noroeste de la Laguna Brava y ostenta unsantuario de altura en su cumbre, dotado de un rec-tángulo ceremonial de 7,1 m por 9,9 m de superfi-cie y 60 cm de altura. El Veladero fue ascendido yexplorado inicialmente por Beorchia Nigris en1986, y posteriormente por Johan Reinhard yPatrick Tierney (Tierney 1989:82-97). Los sondeospracticados en aquella oportunidad permitieronrecuperar de la cima del Veladero, pequeños frag-mentos de hilo rojo y blanco, plumas, maderas yun trozo de cuero trenzado (Beorchia Nigris 2001).El santuario de la cima del Veladero fue relevadoexhaustivamente por la autora de este trabajo enuna campaña reciente (Ceruti 2003a). Los antece-dentes de exploración en el área de la Laguna Bra-va revelan preponderancia de ascensiones al neva-do Veladero, quedando otras montañas de menoraltura fuera de la esfera de interés de los contadosgrupos de expedicionarios que se adentraron en lacuenca. Al iniciar nuestros trabajos no se conocíanantecedentes de ascensiones al cerro Morado, nitampoco habían sido publicados planos de las rui-nas del cerro Pilar, limitándose la información exis-tente a una descripción somera de los conjuntosarqueológicos en la cima y base del cerro DonMario. En consecuencia, las prospecciones arqueo-lógicas cuyos resultados se vuelcan en este trabajoestuvieron orientadas a ampliar el panorama de lautilización ceremonial que los Incas hicieran de loscerros circundantes al espejo de agua, a través dela exploración de la cumbre del cerro Morado y deotras elevaciones menores en el área; así como por

D’Altroy 2002)– la ocupación tardía e incaica dela región de la Laguna Brava se encuentra en susfases iniciales de estudio (ver Martín 2001).Específicamente, la cuenca no ha sido objeto deinvestigación sistemática como ocurre desde hacedécadas en otras áreas de la puna y cordillera delnoroeste argentino (Raffino 1981, 1993; Raffinoet al. 2001).

La arqueología inca en la región oeste de Ar-gentina –que se extiende al sur de la cuenca de laLaguna Brava, comprendiendo los territorios de lasprovincias de San Juan y Mendoza– ha sido objetode las investigaciones de Roberto Bárcena (1998)y Juan Schobinger (1966, 2001); los resultados, enlo relativo al ceremonialismo inca de alta monta-ña, revelan la práctica de sacrificios humanos encumbres, como en el caso del individuo enterradoa más de 6.000 m de altura, en las inmediacionesde la cima del cerro El Toro (Schobinger 1966).Por su parte, el perfil de edad y sexo de los niñosenterrados en el Aconcagua (Schobinger 2001) yel cerro El Plomo (Mostny 1957), así como losindicadores de que procedían de áreas cercanas alcorazón del imperio (ver Schobinger 2001; Mostny1957), sugieren que las víctimas habrían sido sa-crificadas en el marco de las procesiones decapacocha. Si la práctica incaica de capacochaalcanzó los confines meridionales del Collasuyu,cabe suponer que las comitivas religiosas proce-dentes del Cuzco pudieron atravesar las regionescordilleranas vecinas, utilizando ceremonialmentea su paso la geografía del paisaje andino que rodeaa la Laguna Brava.

La región cordillerana de la provincia de LaRioja fue objeto de pioneras campañas de explora-ción arqueológica conducidas por el Dr. JuanSchobinger, de la Universidad Nacional de Cuyo,desde la década del sesenta hasta la primera mitadde los años ochenta. Dichas campañas resultaronen el reconocimiento inicial de instalaciones incai-cas como el tambo de Mudaderos, en las inmedia-ciones de Jague, o las tamberías de la región delCajón de la Brea (Schobinger 1966); así como enel estudio preliminar de la arqueología del valledel Río Bonete (Schobinger 1977) y del tambo deAgua del Rey (Schobinger 1983). En los últimosaños, el arqueólogo riojano Sergio Martín ha con-tribuido a expandir el estudio de la red vial incaicay de las instalaciones logísticas y mineras en laregión (Martín 2001).

237Santuarios de Altura en la Región de la Laguna Brava…

medio del relevamiento detallado de las ruinas enla cima del cerro Pilar y en la cumbre del cerroDon Mario. En campañas recientes hemos expan-dido las investigaciones en esta misma línea, conla ascensión y exploración de las cimas de los ve-cinos cerros Fandango (Ceruti 2003b) y Azul(Ceruti 2003c), en las que también se descubrie-ron evidencias de eventos de ocupación ritualprehispánicos.

Resultados

Cerro Morado

El cerro Morado es una localidad arqueológi-ca de altura, de interés para la investigación cientí-fica de santuarios incaicos de alta montaña. A se-mejanza de los colosos vecinos, Bonete, Veladeroy Reclus, presenta evidencias de haber sido ascen-dido con fines ceremoniales en épocas prehis-pánicas. Pero a diferencia de otras montañas de laregión de la Laguna Brava, no ha sido objeto dehuaqueo ni de ascensiones deportivas frecuentes,permaneciendo el sitio de la cumbre central com-pletamente intacto hasta el momento de su descu-brimiento, en el marco de la expedición aquí refe-rida.

La prospección sistemática de las áreas deprecumbre, y de la cima principal y cima de cum-bre secundaria central del cerro Morado permiteapreciar presencias y ausencias de registro arqueo-lógico en superficie, que pueden ser interpretadasen términos de estrategias en el uso del espacio dela montaña durante las ascensiones ceremonialesprehispánicas. Aparentemente, no se eligió la cum-bre de mayor altura, sino la cima de mayor visibi-lidad en el macizo, como escenario para centrali-zar la actividad ritual. Dicha actividad parece haberconsistido –hasta donde la evidencia de superficiepermite apreciar– en la depositación y quema ce-remonial de leña junto a una estructura destinada abrindar protección contra los fuertes vientos deloeste. Cabe señalar que desde la cumbre centralse tiene una clara vista de la Laguna Brava, lacual no se aprecia desde la cima principal de lamontaña, lo que podría haber motivado la prefe-rencia por el emplazamiento elegido como esce-nario ceremonial.

El cerro Morado se encuentra ubicado al surdel monte Bonete y al norte de la Laguna Brava;circundado al este por el río Tambero y al oeste

por el arroyo del Veladero. Alcanza una altitud de5.230 msm, según la cartografía del Instituto Geo-gráfico Militar Argentino (carta topográfica “Tino-gasta” - Hoja 2969-II ).

El Morado es un cerro de origen volcánico, deformas redondeadas, que se extiende en direcciónnoroeste-sudeste, con dorsales que descienden sua-vemente hacia el sudoeste y sudeste de la geoforma.En el sector noreste de la montaña se ha formadouna quebrada por la cual discurre un arroyo, afluen-te del río Tambero. La extensa área de precumbresituada por encima de los 5.000 m ofrece hondo-nadas y hoyadas en el terreno, en las cuales la fre-cuente acumulación de nieve alimenta por deshie-lo al mencionado arroyo.

La cumbre principal ocupa el extremo sudoestedel sistema, elevándose algunas decenas de me-tros sobre las restantes cimas del Morado, pero sinsobresalir en el paisaje circundante. A varios cien-tos de metros hacia el este se eleva una cumbresecundaria que alcanza una altura máxima de 5.212m y que ocupa una posición central en el sistemade dorsales del Morado.

La vista desde las alturas del Morado abarca amontañas de la Cordillera Occidental tales comoel Veladero y el Bonete, además de otras elevacio-nes vecinas ubicadas a mayor distancia, como elPissis y el Reclus. En dirección sudeste se elevanlos vecinos cerros Pilar y Azul. Inmediatamentehacia el sur se extienden las aguas de la LagunaBrava; en el horizonte, los nevados de la cordillerasanjuanina. Hacia el sudoeste se eleva la mole delcerro Fandango y las colinas próximas al borde dela laguna, entre ellas el cerro Don Mario.

El acceso a la cumbre del cerro Morado sepuede efectuar por los distintos flancos de la mon-taña, tratándose en la mayoría de los casos de rutasde ascensión sencillas, por terreno firme, siguien-do filos con pendientes muy suaves.

Prospecciones en Cerro Morado

A lo largo de la ruta de ascensión practicadapor el filo meridional del cerro Morado no se iden-tificaron sitios arqueológicos. Tampoco se iden-tificaron evidencias materiales durante las pros-pecciones conducidas a lo largo de la extensaprecumbre de la montaña. La cima principal delMorado no ofrece indicios claros de utilización ri-tual prehispánica y solamente se encontró en ellauna pequeña apacheta y el testimonio de una as-

María Constanza Ceruti238

censión deportiva efectuada en 1996. Las eviden-cias de ocupación ritual de las alturas del cerro entiempos antiguos se concentran en la cumbre cen-tral, ubicada hacia el este del sistema.

Cumbre principal

La cima principal está constituida por una su-perficie llana y alargada de aproximadamente 150m de longitud por 60 m de amplitud, orientada a35º en dirección noreste. El terreno está compues-to por bloques rocosos de tamaño mediano y lajasde grano pequeño. Sus coordenadas son 28° 12’26” latitud sur y 68° 48’ 11” longitud oeste.

En el punto de máxima altura, situado en elsector central, se yergue una estructura de rocasapiladas de tamaño pequeño. La apacheta mide 1,7m de longitud por 90 cm de ancho y 75 cm de alto.Se encuentra orientada en sentido este-oeste y for-mada por bloques rocosos de tamaño variable (35cm por 5 cm). Del extremo occidental de la es-tructura se desprende un muro bajo, de 1,2 m delongitud, orientado a 200° al sur y formado porbloques rocosos de tamaño pequeño. No se iden-tificaron vestigios artefactuales ni ecofactuales ensuperficie.

Sitio en cumbre secundaria central

Hacia el este del macizo del Morado se elevauna cumbre secundaria que ocupa una posicióncentral en el sistema de dorsales y que ostentamayor visibilidad desde la base meridional de lamontaña. Está ubicada a 28° 12’ 43” latitud sur y68° 47’ 19” longitud oeste. La superficie, de unos120 m de extensión por 70 m de amplitud, se ex-tiende aproximadamente en sentido este-oeste (a290°). En el sector central se identificó un sencillosantuario de altura con arquitectura de muros ba-jos y ecofactos asociados en superficie. Se trata deuna estructura de planta semirrectangular que de-limita un espacio interior protegido del viento enel cual se generó un depósito de leña (Figura 2).

La estructura de planta semirrectangular seencuentra abierta al este y habría podido cumplirfunciones de parapeto, atajando los vientos predo-minantes que soplan del oeste. Los muros son do-bles y tienen un ancho de 60 cm; presentan tres ocuatro hileras in situ, alcanzando una altura de 40cm, tanto en el interior como en el exterior de la

estructura. En su construcción se han utilizado blo-ques de 40 cm de largo por 20 cm de ancho y 14cm de espesor que debieron ser transportados des-de cierta distancia puesto que no se encuentran dis-ponibles en el sitio. El lado mayor de la estructuramide 4,7 m y se encuentra orientado a unos 15°con respecto al norte. Los lados menores se ex-tienden orientados aproximadamente en direcciónal este (a 110º del norte), midiendo 2,7 m el ladosur y 1,9 m el lado situado al norte.

La superficie interior de la estructura aparecedespejada de rocas y concentra cantidades de le-ños en superficie que cubren un área de aproxima-damente 1,4 m de diámetro. Dicha concentraciónecofactual, delimitada por cinco piedras a modode círculo, se ubica en el sector noreste de la aber-tura del recinto, a un metro de distancia y 140° del

Figura 2. Croquis sitio de altura, cumbre del cerro Morado (LaRioja, Argentina).Sketch of a high altitude site, summit of cerro Morado (La Rioja,Argentina).

Cerro MoradoAltitud: 5.212 mLatitud: 28° 12’ 43” surLongitud: 68° 47’ 18” oestePlano: Constanza CerutiFecha: Diciembre de 2001

239Santuarios de Altura en la Región de la Laguna Brava…

extremo del muro correspondiente al lado norte dela estructura (Figura 3).

Cerro Pilar

El cerro Pilar es un probable santuario incaicode alta montaña, que ha logrado conservarse intac-to, debido a que no han mediado ascensiones de-portivas ni eventos de huaqueo desde el momentode su descubrimiento, en 1987, hasta la expediciónarqueológica cuyos resultados aquí se presentan.

El cerro Pilar se encuentra al sur del cerroMorado, al norte del cerro Azul y al este de la La-guna Brava. Sus faldas occidentales desciendenhacia la pampa del Peñón. Según la cartografía delInstituto Geográfico Militar alcanza una altitud de5.032 msm.

El Pilar es un macizo que se extiende en direc-ción norte-sur, formado por una elevación princi-pal ubicada en el centro del sistema y una eleva-ción secundaria de menor altura, emplazada haciael sur y separada del macizo principal por un ex-

tenso portezuelo. La máxima elevación presentaacentuadas pendientes en sus angostos filos nortey sur y una abrupta conformación de las laderaseste y oeste. Vista desde el oeste la montaña ad-quiere un perfil acampanado, en razón de las ex-tensas laderas de abruptos sayales cuya continui-dad no se ve interrumpida por ningún filo rocoso.En tanto que al ser apreciada desde el norte o sur,los estrechos y empinados flancos que desciendenen ambas direcciones imprimen a la montaña unperfil angosto y aguzado.

La cumbre principal ocupa el extremo nortede la extensa planicie que forma la parte superiorde la montaña. La vista es semejante a la que setiene desde la cumbre del cerro Morado. Hacia eleste se distinguen en el horizonte los nevados deFamatina, que forman parte del sistema orográficode las Sierras Pampeanas. Inmediatamente haciael sur se ubica el vecino cerro Azul.

El acceso a la cumbre del Pilar se puede efec-tuar por las laderas norte y sur de la montaña, tra-tándose en ambos casos de rutas de ascensión que

Figura 3. Depósito de leña junto a un parapeto en la cima del cerro Morado (5.212 m).Wood pile in a rock shelter, summit of cerro Morado (5,212 m).

María Constanza Ceruti240

remontan filos empinados y directos. Los flancoseste y oeste ofrecen acarreos abruptos, de difícilaccesibilidad. El desnivel que se requiere superares de sólo 800 m, si se consideran los 4.200 msmde la cuenca de la Laguna Brava como nivel debase.

Prospecciones en el cerro Pilar

A lo largo de la ruta de ascensión practicadapor el filo meridional del cerro Pilar no se identifi-caron sitios arqueológicos. Las evidencias de ocu-pación ritual de las alturas del cerro en tiemposantiguos se concentran en la cumbre, ubicada ha-cia el norte del macizo.

Las coordenadas de la cima del cerro Pilar son28° 21’ 25” latitud sur y 68° 47’ 46” longitud oes-te. Está constituida por una superficie llana y alar-gada de aproximadamente 150 m de longitud por130 m de amplitud, orientada a 40º en direcciónnoreste. El terreno está compuesto por lajas de co-lor rojizo y de tamaño mediano. Idéntica confor-mación geológica ofrecen las hectáreas de pre-cumbre que se extienden hacia el sur, en suavedesnivel, a escasos metros por debajo del punto demáxima altura de la cima.

En este punto se yergue una estructura de ro-cas apiladas de tamaño pequeño. Se trata de unaapacheta de origen reciente, de la cual fue recupe-rado un testimonio de ascensión dejado porBeorchia Nigris y sus acompañantes en 1986. Aaproximadamente 20 m de distancia se localizanlos vestigios ceremoniales de antigüedad prehis-pánica, que comprenden una estructura de murossimbólicos y un depósito de leña situado en su in-terior (Figura 4).

La estructura arquitectónica está construidacon muros bajos, de aproximadamente 40 cm dealtura interna, que en ciertos sectores pueden ele-varse a 50 cm (altura externa), y cuyo ancho puedellegar a alcanzar los 90 cm. Dichos muros apare-cen afectados por intenso derrumbe y han sidoconstruidos por simple amontonamiento de las la-jas que cubren naturalmente el terreno del sitio(Figura 5). Las lajas empleadas como mampuestomiden en promedio 60 por 25 cm. La forma de laestructura es irregular, con notables variaciones enla visibilidad de los muros según los lados; aunquela planta tiende en general a quedar inscrita dentrode una forma rectangular.

El muro noreste del recinto se encuentra con-servado en una extensión de 6,1 m, reduciéndosesu visibilidad en los últimos 2,6 m en el extremonoroeste. Se encuentra orientado aproximadamen-te a 130° en sentido noroeste-sudeste. Perpendicu-lar a dicho muro se extiende el muro sudeste, orien-tado a 220° y con una extensión de 3,3 m. Unpequeño muro arranca perpendicularmente del ex-tremo sudoeste del anterior y se extiende 1,5 m endirección a 310°, para luego perder visibilidad enlos siguientes 3,7 m. Con dificultad se distingue elposible trazado del muro noroeste, de aproxima-damente 4,6 m y orientado a 220°. La estructurapresenta una subdivisión interna correspondientea un cuadrángulo de 1,6 m de lado, construido apro-vechando el ángulo noreste del recinto. En la in-tersección de ambos muros se levanta una peque-ña apacheta.

Figura 4. Croquis santuario de altura, cima cerro Pilar (La Rioja,Argentina).Sketch of a high altitude shrine, summit of cerro Pilar (LaRioja, Argentina).

Cerro PilarAltitud: 5.032 mLatitud: 28° 21’ 25” surLongitud: 68° 47’ 46” oestePlano: Constanza CerutiFecha: Diciembre de 2001

241Santuarios de Altura en la Región de la Laguna Brava…

La superficie interior de la estructura albergacantidades de fragmentos de leña en superficie,distribuidos en las cercanías de las bases de losmuros. Una buena parte de ellos se concentra a 3,3m al sur (a 180°) del extremo noroeste del recinto,cubriendo un área de aproximadamente 1,2 m dediámetro.

La actividad ritual prehispánica parece haber-se concentrado en la cima del macizo y haber con-sistido en la depositación y quema ceremonial deleña. La arquitectura sencilla y los depósitos de leñaen superficie permiten considerar tentativamenteal Pilar como un sitio ritual de importancia secun-daria, que podría haber estado vinculado a las másaltas montañas de la región en calidad de santuariosatélite. En este sentido, cabe señalar que el muroprincipal de la estructura parece estar orientado endirección al colosal monte Veladero.

Cerro Don Mario

El cerro Don Mario se encuentra ubicado alsudoeste del cerro Morado y al sudeste del monte

Veladero, junto a la margen noroeste de la lagunaBrava. Debido a su escasa elevación, no se encuen-tra individualizado en la cartografía del InstitutoGeográfico Militar Argentino. La lectura de G.P.S.arroja una altitud de 4.425 m, la cual puede osten-tar un error de más o menos 50 metros, en virtudde las limitaciones en la precisión del instrumentalde medición empleado.

Se trata de una colina formada por una coladade origen volcánico, que se yergue al mismo bordede la Laguna Brava, en las inmediaciones de laúnica vertiente de agua dulce existente en el área.La pequeña elevación tiene forma redondeada ypresenta una cumbre aguzada, que le imprime unamorfología ligeramente cónica. La vertiente orien-tal del cerro desciende suavemente en dirección ala laguna, formando una pequeña península queavanza algunas decenas de metros hacia el interiordel espejo de agua.

El acceso a la cumbre del cerro se puede efec-tuar por los distintos flancos de la montaña, tratán-dose en todos los casos de ascensos breves y sen-cillos. El desnivel que se requiere superar es de tan

Figura 5. Muro de lajas amontonadas en la cima del cerro Pilar (5.032 m).Stone wall, summit of cerro Pilar (5,032 m).

María Constanza Ceruti242

sólo 200 m, si se consideran los 4.200 msm de lacuenca de la Laguna Brava como nivel de base.La aproximación a la base de la colina se puedeefectuar siguiendo la ruta que conduce al Paso dePircas Negras, hasta las inmediaciones del histó-rico refugio de la Laguna Brava, para desde allíavanzar aproximadamente dos kilómetros en di-rección al sur.

Prospecciones en el cerro Don Mario

La cima del cerro Don Mario presenta indi-cadores claros de utilización prehispánica, a los quepor su emplazamiento y características arquitectó-nicas, puede considerarse como de función ritual.El conjunto de plataformas a los pies del cerro, jun-to al borde de la Laguna Brava, ofrece evidenciasinequívocas de arquitectura ceremonial inca; entanto que las instalaciones de carácter logísticoaparecen nucleadas en torno al tambo situado en labase de la ladera noreste de la pequeña montaña.

Sitio de la cima

Las coordenadas de la cima del cerro DonMario son 28° 17’ latitud sur y 68° 51’ longitudoeste. Se trata de una elevación de baja visibilidad,que no sobresale en el paisaje ni se aprecia clara-mente desde la base de la montaña. Está constitui-da por una superficie abrupta y alargada de aproxi-madamente 70 m de longitud por 20 m de amplitud,orientada a 25º en dirección noreste. El terreno esde coloración negruzca y está compuesto por blo-ques rocosos de tamaño mediano y lajas de granopequeño.

El sitio arqueológico ocupa la porción másprominente de la cumbre y se extiende parcialmentesobre la parte superior de la vertiente noreste. Estáconstituido por una estructura de planta poligonaly por un conjunto formado por un recinto circularcon muro adosado y un espacio despejado delimi-tado por un muro (Figura 6).

Figura 6. Croquis sitio de altura, cima del cerro Don Mario (La Rioja, Argentina).Sketch of a high altitude site, summit of cerro Don Mario (La Rioja, Argentina).

Cerro Don MarioAltitud: 4.425 mLatitud: 28° 16’ 88” surLongitud: 68° 50’ 94” oestePlano: Constanza CerutiFecha: Diciembre de 2001

243Santuarios de Altura en la Región de la Laguna Brava…

En el punto de máxima altura, situado a unos15 m del extremo norte de la cima, se yergue laestructura de planta poligonal. La estructura seencuentra parcialmente abierta hacia el sudeste yhabría podido cumplir funciones de parapeto, ata-jando los vientos predominantes que soplan deloeste. Los muros son dobles y tienen un ancho de50 cm; presentan tres o cuatro hileras in situ, al-canzando una altura de 70 cm, tanto en el interiorcomo en el exterior de la estructura. En su cons-trucción se han utilizado bloques procedentes delmismo sitio apilados en forma más o menos cuida-dosa. El lado mayor de la estructura mide 3 m y seencuentra orientado a unos 25° con respecto alnorte. Hacia el sur, la estructura se prolonga en unmuro menor de 2 m de extensión, orientado a 160°.En el extremo norte, la planta queda delimitada porun muro de 2,7 m de extensión, orientado a 140°,formando uno de los lados menores de la estruc-tura. El otro lado mayor de la construcción mide1,6 m y se orienta a 30°, quedando su extensióninterrumpida por un gran afloramiento de rocas.Junto a dicho afloramiento se dispone una peque-ña estructura rectangular, de muy baja visibilidadde 3,1 m de largo por 2,1 m de ancho, con los la-dos mayores orientados a 310°. La superficie inte-rior aparece despejada de rocas y libre de eviden-cias artefactuales y ecofactuales, a excepción depequeños fragmentos óseos cuya presencia en elsitio puede explicarse por factores naturales.

El recinto circular se encuentra ubicado a unmetro de distancia de la estructura rectangular debaja visibilidad, y a 1,7 m de desnivel por debajodel muro poligonal abierto. Tiene un diámetromáximo de 3,7 m (a 320° en sentido noroeste-su-deste) y un diámetro mínimo de 3,3 m en sentidoperpendicular al anterior. Los muros son dobles,con un ancho de 55 cm, formados por lajas redon-deadas de aproximadamente 60 cm de longitud por5 cm de espesor. En su lado norte, el muro alcanzauna altura interna de 1,4 m, en tanto que se levanta40 cm por encima del nivel exterior del suelo, porlo que el recinto adquiere la apariencia de estarparcialmente hundido. Hacia el sur, la altura inter-na y externa del muro ronda los 80 cm. En el sec-tor noreste, la estructura presenta una abertura deaproximadamente 1 m de ancho, con una laja dis-puesta cubriendo el suelo de la puerta. El recintocircular presenta adosado un muro de contenciónque se extiende 3,1 m en dirección a 30°, cuya al-tura interna alcanza 1 m, con un ancho de 60 cm yuna altura externa de 30 cm.

A una distancia de 2,6 m de la abertura delrecinto, en dirección a 140°, se ubica el extremode un muro recto de 4,7 m de extensión, orientadoa 45°, con un ancho de 55 cm y alturas internas yexternas que rondan los 65 cm y 80 cm, respecti-vamente. Dicho muro genera un espacio delimi-tado entre el muro opuesto y el recinto circularadosado al mismo, el cual se encuentra inten-cionalmente despejado. La distancia entre la aber-tura del recinto circular y el extremo meridionalde la estructura poligonal es de 10,5 m, en direc-ción a 280º.

Conjunto de plataformas junto a la LagunaBrava

Un conjunto de tres estructuras ceremonialesrectangulares, acompañadas de dos estructurasovoidales de función aparentemente logística, seencuentra emplazado a los pies de la ladera orien-tal del cerro Don Mario, en el extremo de la pe-nínsula que avanza hacia el interior de la LagunaBrava, sobre el borde mismo del espejo de agua.Las coordenadas del sitio son 4.287 m de altitud,28° 17’ 159” de latitud sur y 68° 50’ 632” de longi-tud oeste.

El sitio comprende un rectángulo de gran ta-maño y dos plataformas con muros de contenciónde menor superficie, así como una estructura semi-rectangular y un parapeto semicircular. El rectán-gulo esta orientado aproximadamente en sentidonorte-sur y se ubica al oeste del conjunto; ambasplataformas son paralelas entre sí y aparecen orien-tadas en sentido este-oeste, quedando situadas aleste del rectángulo y en forma perpendicular almismo. Entre ambas plataformas y el rectángulose forma entonces un corredor o pasillo, de aproxi-madamente un metro de ancho. Las dos estructu-ras de protección se encuentran emplazadas al nortedel rectángulo, con sendas aberturas orientadas aleste (Figura 7).

El rectángulo mide 11,5 m en sus lados mayo-res y 6,7 m en sus lados menores. Los lados mayo-res se orientan a 30° y los menores, a 120°. Losmuros son dobles y de escasa altura, formados pordos filas de bloques rocosos dispuestos en una solahilera, delimitando el espacio interior del rectán-gulo. Los muros alcanzan una altura de 25 cm y unancho de 75 cm. Los bloques empleados para laconstrucción proceden del mismo sitio y han sidopreviamente seleccionados y parcialmente can-

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teados. Tienen un tamaño promedio de 46 cm delongitud por 31 cm de ancho y 10 cm de espesor.

La plataforma norte se ubica al este del rec-tángulo principal. Sólo una distancia de 1,7 m endirección a 80° separa al extremo noreste del rec-tángulo del extremo noroeste de la plataforma. Loslados mayores de la estructura miden 6,7 y 6,8 mrespectivamente, quedando orientados a 120°. Loslados menores miden 6,55 y 6,45 m y se orientan a30°. Los muros norte, oeste y sur de la plataformapresentan características semejantes a las de losmuros del vecino rectángulo; en tanto que el murooriental se eleva sobre el borde de la laguna for-mando una pequeña terraza de aproximadamente60 cm de alto. Dicho muro de contención tiene unancho de 50 cm (Figura 8).

La plataforma sur se ubica al este y al sur delrectángulo principal. Una distancia de 4 m en di-rección a 210° separa al extremo sudoeste de laplataforma norte del extremo noroeste de la plata-

forma sur. Los lados mayores de la estructura mi-den 5,4 m y están orientados a 120°. Los ladosmenores miden 3,1 m y se orientan a 210°. Losmuros norte, oeste y sur de la plataforma son do-bles, alcanzando un ancho de 60 cm y una alturade 20 cm. El muro oriental también es doble y seeleva sobre el lecho de la laguna formando una te-rraza, a semejanza del muro de contención de laplataforma norte. En la superficie interna de la te-rraza se evidencian pozos de huaqueo.

Al sur de la plataforma, a unos 40 cm de dis-tancia del muro meridional, se encuentra una pe-queña estructura rectangular de 2 m de largo por1,4 m de ancho, orientada también a 30° y que pa-rece haber sido construida con posterioridad a laplataforma. Sus muros son simples y alcanzan unaaltura 30 cm y un ancho de 30 cm.

La estructura semirrectangular ha sido cons-truida a 1,3 m de distancia y a 30° del extremonoreste del rectángulo principal. El lado mayor

Figura 7. Croquis del conjunto de plataformas junto a la Laguna Brava (La Rioja, Argentina).Sketch of a cluster of platforms at Laguna Brava (La Rioja, Argentina).

Laguna BravaAltitud: 4.287 mLatitud: 28° 17’ 15” surLongitud: 68° 50’ 63” oestePlano: Constanza CerutiFecha: Diciembre de 2001

245Santuarios de Altura en la Región de la Laguna Brava…

Figura 8. Plataforma incaica junto a la Laguna Brava (4.287 m).Inkan platform at Laguna Brava (4,287 m).

mide 2,9 m y se orienta a 20°, en tanto que loslados menores se ubican perpendicularmente ymiden 1,7 m, quedando la estructura parcialmenteabierta hacia el este. La estructura de planta semi-circular se ubica a 4,1 m de distancia del extremonoroeste de la anterior, en dirección a 315°. Mide2,1 m de diámetro mayor (en sentido norte-sur) y1,6 m de diámetro menor, presentando la aberturaorientada al este. Los muros de ambas construc-ciones son simples y miden 60 cm de alto y 40 cmde ancho.

Tambo de la base

El tambo incaico se encuentra emplazado a lospies de la vertiente oriental del cerro Don Mario,junto a la margen occidental de la Laguna Brava,siendo sus coordenadas 4.298 m de altitud,28°16’858” de latitud sur y 68°50’653” de longi-tud oeste. Ocupa una superficie llana de aproxi-madamente ciento cincuenta metros en sentidonorte-sur por treinta metros en sentido este-oeste(Figura 9).

La arquitectura del sitio se halla óptimamentepreservada, con muros de más de 1 m de espesor

erigiéndose a más de 1,5 m de altura. La planta delsitio comprende un sector norte dotado de un granrecinto perimetral compuesto, un segundo recintoperimetral compuesto de menor superficie y dosrecintos aislados de planta cuadrangular. El sectorsur está formado por una plaza que delimita alsitio por el este y un conjunto de al menos sieteestructuras compuestas alineadas en sentido nor-te-sur (Figura 10). Las estructuras compuestas seencuentran en su mayoría formadas por un recintoque debió estar originalmente techado, y un patioabierto adosado al frente. Cabe señalar que dichopatrón de recintos compuestos, dotados de una es-tructura techada y patio abierto, y alineados en sen-tido norte-sur, ha sido ampliamente documentadoen el tambo de las faldas bajas del volcán Llullai-llaco (Reinhard y Ceruti 2000; Ceruti 2003d).

En suma, las plataformas en la base del cerroDon Mario son de indudable factura incaica, tantopor las plantas rectangulares y muros de conten-ción, como por sus medidas estandarizadas y orien-taciones definidas. Dichos rectángulos y platafor-mas delimitan el espacio sacralizado de la accióndel ritual, distinguiéndolo del espacio profano cir-cundante. El sitio en la cima del cerro Don Mario

María Constanza Ceruti246

Figura 10. Recintos tambo de la Laguna Brava. En el horizonte silueta del cerro Pilar.Structures of the tambo of Laguna Brava. The silhouette of cerro Pilar appears on the horizon.

Figura 9. Croquis del tambo de la Laguna Brava (La Rioja, Argentina) (Tomado de Beorchia Nigris 2001).Sketch of the tambo of Laguna Brava (La Rioja, Argentina) (After Beorchia Nigris 2001).

TAMBO INCAICO“LAGUNA BRAVA” (4.100 m. s.m.)

CROQUIS EXPEDITIVO-C.I.A.D.A.M. 1986

podría haber funcionado como intermediario opuente en el establecimiento de un vínculo visualentre el conjunto de plataformas junto a la laguna,y las grandes cimas sagradas en la región, entre lasque sobresale la del cerro Veladero.

Debido a su emplazamiento, a una altitud de4.200 m y junto a la única vertiente de agua pota-

ble en el área, el tambo de la Laguna Brava podríahaber albergado a una población permanente osemipermanente. Es posible que su ocupación es-tuviese vinculada con el mantenimiento de lossantuarios de altura y del vecino conjunto de pla-taformas junto a la laguna.

REF: h : altura muros• : espesor muros

247Santuarios de Altura en la Región de la Laguna Brava…

Cerro Don Nicolás

El pequeño cerro al que hemos bautizado DonNicolás se encuentra ubicado a 28°17’ latitud sur ya 68°53’ longitud oeste, al sudoeste del cerro Mo-rado y al sudeste del monte Veladero, en las in-mediaciones de la margen noroeste de la lagunaBrava.

El cerro Don Nicolás es una colina baja for-mada por una colada de origen volcánico, de for-ma alargada, que presenta una cumbre dotada dedos grandes afloramientos rocosos. El acceso a lacumbre del cerro se puede efectuar por los distin-tos flancos de la montaña, tratándose en todos loscasos de ascensos breves y sencillos. El desnivelque se requiere superar es de tan solo 300 m, si seconsideran los 4.200 msm de la cuenca de la La-guna Brava como nivel de base. Las alturas delcerro ofrecen una vista muy clara del nevadoVeladero, situado hacia el noroeste.

Prospecciones en el cerro Don Nicolás

La cumbre del cerro Don Nicolás mide 4.563 mde altura y sus coordenadas son 28°17’ 312” lati-tud sur y 68°53’421” longitud oeste. Se trata deuna elevación de baja visibilidad, que no sobresaleen el paisaje ni se aprecia claramente desde la basede la montaña. Está constituida por una superficieabrupta y alargada de aproximadamente 30 m delongitud por 15 m de amplitud, orientada en senti-do este-oeste. Coronan ambos extremos de la cimados grandes afloramientos de rocas oscuras, sien-do aquel situado en el sector occidental el punto demáxima altura en la pequeña montaña. El terrenoes de coloración negruzca y está compuesto porbloques rocosos de tamaño mediano y lajas de gra-no pequeño.

La cima del cerro Don Nicolás no presentaindicadores claros de utilización prehispánica.Durante las prospecciones no lograron identificar-se estructuras arquitectónicas de ninguna clase, nievidencias de material cultural diagnóstico en su-perficie. Sin embargo, llamó la atención la disper-sión de leña en un área de rellano natural al estedel afloramiento occidental que señala la cima, aunos 7 m de distancia y a unos 3 m de desnivel pordebajo del punto de máxima altura. Si bien la bajaaltitud de la montaña permite el crecimiento devegetación sobre sus laderas y cumbre, la densi-dad y disposición de los leños en el sitio parecían

sugerir la intervención de acciones antrópicas.La alta frecuencia de sitios con depósitos de

leña en cumbres andinas, generados durante acti-vidades rituales de los Incas (Beorchia Nigris 1985;Ceruti 1999) lleva a considerar la posibilidad deque los fragmentos de madera en la cima del pe-queño cerro Don Nicolás hayan sido transportadasen el marco de una ceremonia prehispánica. Parti-cularmente, en virtud de que una geoforma vecinay semejante, como lo es el cerro Don Mario, exhi-be en su cumbre de tan sólo 4.425 m, evidenciasarquitectónicas claras de la ocupación ritual decumbres realizada durante el Incanato.

La baja densidad de leña en superficie per-mite considerar al cerro Don Nicolás como un si-tio ritual de importancia secundaria, que podríahaber estado vinculado a las más altas montañasde la región en calidad de santuario satélite. Alrespecto se ha señalado que el emplazamientoofrece un vínculo visual directo hacia el vecinomonte Veladero.

Discusión y Conclusiones

La región de la Laguna Brava ofrece un paisa-je en el que se conjugan grandes nevados, cerrosde mediana altura, el extenso espejo de agua queda nombre a la cuenca y las colinas suaves que locircundan. La ocupación inca en el área se mani-fiesta principalmente en un tambo situado junto ala margen noroeste de la Laguna Brava, así comoen diversos adoratorios de alta montaña y un com-plejo ceremonial único en su género, ubicado almismo borde de las aguas de la laguna.

Creencias generalizadas en el mundo andino,tales como la de la sacralidad inherente a las mon-tañas y lagunas de altura, habrían contribuido a laelección de un paisaje como el de la cuenca de laLaguna Brava para la construcción de escenariosceremoniales de altura durante el período de in-fluencia inca. Las ofrendas habrían quedado jus-tificadas ideológicamente en el principio de reci-procidad andino por el cual las deidades y huacasdeben ser propiciadas a cambio de sus favores, ala vez que aplacadas por las culpas contaminan-tes de los hombres (Schobinger 2001). En el pla-no sociopolítico, la estrategia pudo haber procu-rado subsumir la sacralidad de montañasperiféricas involucrándolas en rituales reguladospor el Estado. La construcción de un santuario dealtura pudo haber sido presentada ideológicamente

María Constanza Ceruti248

como un gesto de homenaje del emperador incahacia las huacas locales y como parte del culto alSol (Ceruti 1999).

Evidencia arqueológica comparativa pone demanifiesto la sacralidad atribuida a paisajes comolos de las grandes salinas y lagunas saladas, pues-to que ellas, al igual que las montañas, fueron ele-gidas como escenarios para sacrificios humanos delos Incas. A comienzos del siglo XX, una momiadesecada e impregnada con sal fue recuperada delas Salinas Grandes, en la Puna de Jujuy, al Nortede Argentina (Boman 1918:94-102). La evidenciabioantropológica y arqueológica sugiere que el niñohabría sido sacrificado en el marco de una cere-monia incaica de capacocha. Recientes investiga-ciones de Alicia Fernández Distel indican que elsacrificio del infante pudo tener como escenarioalgún cerro pequeño junto a las salinas, siendo deinterés el topónimo del cerro Niño Muerto, queostenta una pequeña elevación junto al borde su-doeste de las Salinas Grandes (Fernández Distel1997:162).

La importancia de las lagunas como escena-rios ceremoniales en los Andes se refleja tambiénen rituales colectivos para “llamar la lluvia”, comolos que se llevan a cabo frecuentemente a orillasde las lagunas de altura en la región Kallawaya(Rosing 1996:114). Esto ha sido observado entodo el territorio altiplánico y puneño desde elsiglo XVI hasta nuestros días (Berg 1990:109).Los andinos creen que las lagunas de altura ocochas se alimentan directamente de los grandesespejos de agua o mamacochas –el lago Titicacay el océano Pacífico– mediante ríos que correnpor las entrañas de la montaña (Reinhard1983:39). De allí la creencia que impulsaba a ele-gir las lagunas de altura como escenario predilec-to para los ritos propiciatorios de la humedad yfertilidad. En este sentido, cabe señalar que el con-junto de plataformas a los pies del cerro Don Marioconstituye un destacado ejemplo de un complejoceremonial incaico asociado a una laguna de altu-ra en el Collasuyu.

El complejo ceremonial de la Laguna Bravaconsta de tres grandes plataformas, dos de ellasaterrazadas, y la tercera, de mayor tamaño, consti-tuida a modo de rectángulo ligeramente sobre-elevado. En la región que nos ocupa, las cimas delos montes Reclus (Reinhard 1987) y Veladero(Ceruti 2003a), ambas sobre los 6.000 m, ostentantambién arquitectura ceremonial consistente en

plataformas o rectángulos. Según Gasparini yMargolies (1980:269), un simple rectángulosobreelevado podía cumplir funciones de ushnu,trono y altar que se erigía como emblema de podery gobierno de los Incas en los territorios conquis-tados. Los escritos atribuidos a Blas Valera, des-criben que en los templos naturales, entre los queenumeraba a las cumbreras de montes, era costum-bre no hacer edificio alguno, sino un altar de pie-dra al que llamaban “osno” para los sacrificios(Anónimo 1968:157). Los ushnus cumplían fun-ciones relacionadas con las ofrendas de chicha alSol (Cabello de Balboa 1951:365). Al respecto,Beorchia Nigris menciona la presencia de canalesen las plataformas junto a la Laguna Brava, los cua-les habrían servido para conducir las libaciones dechicha hacia el interior de las sagradas aguas(Beorchia Nigris 2001:217-218).

Resulta relevante en el marco del presente es-tudio, plantear aunque sea a título hipotético, quepor su ubicación geográfica el tambo incaico em-plazado junto al extremo noroeste de la Laguna Bra-va podría haber funcionado no sólo como jalón enla red vial imperial, sino también en calidad de baselogística para las ascensiones de carácter religiosoefectuadas a los santuarios de altura en los vecinoscerros Morado, Pilar y Veladero.

Instalaciones incaicas de albergue y aprovisio-namiento, vinculadas con el paso cordillerano dePircas Negras, han sido documentadas, en las in-mediaciones de la Laguna Verde, situada a unos10 km al sur de la Laguna Brava (Martín 2001:354-355). También hemos tenido oportunidad de ob-servar vestigios de instalaciones incaicas en lascercanías de la Laguna de Mulas Muertas, situadaa unos 14 km al noreste de la Laguna Brava, y untramo del Inca-ñan asociado con cerámica de es-tilo Inca Pacajes en superficie, a unos cuarentakilómetros al oeste de la Laguna Brava, sobre elpaso cordillerano de Pircas Negras. Las eviden-cias de tambos y tramos de la red vial ponen demanifiesto la importancia que la región alcanzaraen el marco de la red logística implementada porel Tawantinsuyu.

En la cuenca de la Laguna Brava, los sitiosen las cimas de los cerros Morado y Pilar, dota-dos de sencilla arquitectura y depósitos de leña,parecen ser escenarios ceremoniales de jerarquíasecundaria, particularmente si se los compara conla evidencia arquitectónica en la cima del vecino

249Santuarios de Altura en la Región de la Laguna Brava…

nevado Veladero, que incluye una notable plata-forma rectangular sobreelevada. Si bien los datosarquitectónicos de superficie no resultandefinitorios, no puede, sin embargo, dejar de con-templarse la posibilidad de que los santuarios demenor jerarquía en las cimas de los cerros DonMario, Pilar y Morado pudieran haber sido utili-zados como “santuarios satélites” o lugares deadoración de las grandes montañas de la región.Cabe recordar que la estructura de plantasemirrectangular en la cima central del Moradoparece tener el lado mayor orientado en direcciónal colosal monte Bonete, que sobresale por el nor-te. Otro tanto sucede con la construcción en lacima del cerro Pilar, que también custodia en suinterior un depósito de leña y cuyo lado mayor sepresenta orientado en dirección al nevadoVeladero.

El relato de la capacocha de Tanta Carhua, es-crito por Hernández Príncipe (1986:473) muestraque santuarios, en montañas de menor altura, erangenerados con posterioridad al evento ceremonialque tuviera lugar en la cumbre principal de la re-gión, y como resultado de este último HernándezPríncipe revela que el entierro de una niña en lacumbre de una alta montaña de Cajamarca, dabaorigen a una serie de actividades rituales, e inclusooraculares, que tenían como escenario a las cum-bres más bajas desde las cuales podía visualizarsela tumba situada en la elevación de mayor altura yjerarquía. Es por ello que no se puede dejar de con-templar el posible funcionamiento de los santua-rios en las cumbres de los cerros Don Mario, Pilary Morado como escenarios satélite para la conme-moración de actos de ofrenda y sacrificio que pu-dieran haber sido efectuados en las montañas másaltas de la región.

Existen en otras regiones de los Andes argen-tinos –tanto al sur como al norte de la cuenca de laLaguna Brava– sitios en cumbres bajas, usualmentecaracterizados por la sencillez de su arquitectura ypor la presencia de depósitos de leña, los cualesaparecen articulados con sitios de mayor jerarquíaen cimas elevadas. Dichos sitios pueden ser consi-derados ejemplos arqueológicos comparativos desantuarios satélites. Tal es el caso de la cumbre delcerro Penitentes, a 4.351 m en los Andes de la pro-vincia de Mendoza, que ostenta un rectángulo ce-remonial cuyos lados mayores apuntan al sitio a5.300 m en la base del contrafuerte Pirámide del

Aconcagua, lugar en el que fuera sacrificado y en-terrado un niño durante una ceremonia incaica decapacocha (Schobinger 2001). También en la Cor-dillera Principal de San Juan se presenta el caso deuna estructura rectangular relevada en las alturasdel Nevado Alma Negra (6.120 m), cuyos ladosmayores apuntan hacia la cima del colosal y veci-no monte Mercedario (6.770 m), razón por la queha sido interpretado como un posible santuario sa-télite de este último (Ceruti 2002a). Un patrón se-mejante se observa en la arquitectura de las cum-bres de los cerros Pocitos, Del Medio, Quironcoló,Verde y Aguas Calientes, que circundan la cimadel gran nevado de Quehuar, en la Puna Orientalsalteña (Ceruti 2002b).

La leña es uno de los hallazgos de superficiemás frecuentes en los santuarios incaicos de altamontaña (Beorchia 2001; Ceruti 1999). En los ce-rros Pilar y Morado se la encuentra depositada for-mando montículos en asociación con estructuraspara protección del viento. Hemos tenido oportu-nidad de observar ejemplos de estructuras semi-rectangulares semejantes, asociadas también a de-pósitos de leña, en los santuarios incaicos del volcánArizaro y el volcán Blanco, en la Puna occidentalde Salta (Ceruti 2001).

La quema de ofrendas debió ser la función prin-cipal a la que se orientara el transporte de maderahacia la cumbre de las montañas. La hoguera esun rasgo característico en muchos escenarios ri-tuales, debido a que en la quema de los objetosel humo que se desprende asciende directamen-te al cielo, constituyendo una apropiada manerade acercar las ofrendas al dios. La señalizaciónde las ceremonias también pudo haber motivadolas acumulaciones de leña en los cerros Pilar yMorado.

Pero además de las funciones utilitarias, la leñatenía un valor ceremonial, que se traducía en elcuidado que se ponía en la selección de los mate-riales. En relación a los procedimientos rituales “laleña y la paja con que se hacían era muy escogida,que no oliese mal ni la hubiesen meado animales”(Murúa 1946:267). De preferencia, para la quemade ofrendas debía usarse “leña labrada y olorosa”(Murúa 1946:346). Cobo (1996:234) y Betanzos(1996:114) detallan que cierta leña rojiza, apta parael tallado, era llevada al Cuzco por los indioschichas desde su región de origen para ser quema-da durante los sacrificios. Durante las ceremonias

María Constanza Ceruti250

de capacocha, todas las huacas o lugares sagradosen el paisaje debían recibir atención y ofrendas,cuidando que ningún adoratorio, por pequeño quefuese, quedase sin recibir su parte. Molina(1959:92) señala: “Tenían por agüero que ningunafaltase, porque aquella a quien sacrificio le faltase,no se enojase y con enojo castigase al Inca”. Estacreencia pudo haber motivado el carácter sistemá-tico de la apropiación ritual de cumbres que hicie-ron los Incas, y de la consecuente existencia de unpequeño ofrendatorio de leña en la cima de un ce-rro bajo como el cerro Don Nicolás.

Si bien el carácter preliminar de la investiga-ción –y el hecho de que aún no se cuente condataciones cronométricas específicas– impide ase-verar la sincronicidad en la utilización de los dis-tintos escenarios ceremoniales en la cuenca de laLaguna Brava, argumentos tales como: la virtualausencia de indicadores de ocupación tardía docu-mentada en la cuenca; la certera filiación incaicadel tambo de la laguna y el conjunto de platafor-mas contiguo; la existencia de evidencias claras dearquitectura inca –como lo son las plataformas rec-tangulares sobreelevadas (Raffino 1981)– en lascumbres de mayor altura en la región, tales comoel Veladero o el Reclus; la semejanza en la arqui-tectura y en los depósitos de leña que los cerrosPilar y Morado presentan con santuarios incaicosdel noroeste argentino, y los indicadores de sacri-ficios humanos efectuados por los Incas en monta-ñas situadas más al sur, contribuyen todos ellos aseñalar tentativamente que los santuarios “satéli-tes” en la región de la Laguna Brava debieron ha-ber sido generados en el marco de actividades ce-remoniales desarrolladas bajo influencia delImperio Inca en la región.

La evidencia recogida en las prospeccionespreliminares permite apreciar una estrategia deapropiación activa por parte del estado imperialinca, de la geografía andina en la cuenca de la La-guna Brava, materializada en instalaciones de ca-rácter logístico y ceremonial dispuestas junto alborde de la laguna y en las cumbres de nevados ycerros que la circundan. Los adoratorios de altamontaña parecen responder a un sistema de articu-lación jerárquico, en el que los santuarios en lasmás altas cumbres, como la del Veladero, podríanhaber quedado involucrados en el entierro de ofren-

das y sacrificios durante las ceremonias decapacocha, hipótesis que deberá ser contrastada enfuturas excavaciones arqueológicas. En tanto quelos sitios en cumbres menores, como el Pilar o elMorado, habrían podido funcionar como santua-rios satélites, conteniendo depósitos de leña y enalgunos casos, estructuras con los muros orienta-dos hacia las cimas mayores. El conjunto de tresplataformas erigidas sobre el borde mismo de laLaguna Brava resulta único en su género y empla-zamiento, puesto que no se conocen ejemplos se-mejantes para el extremo sur del Collasuyu. Su in-vestigación futura permitirá explicar con mayordetalle la naturaleza de los ritos incaicos de entre-ga de ofrendas a las aguas de las lagunas sagradasde los Andes.

Agradecimientos: Al Consejo Nacional deInvestigaciones Científicas y Técnicas(CONICET) por la Beca Interna que avala misinvestigaciones en arqueología de alta montaña.Al Dr. Juan Schobinger y al Dr. Johan Reinhardpor el apoyo brindado para el desarrollo de estetrabajo. Adriana Escobar colaboró incansablemen-te en las mediciones efectuadas en alta montaña,a más de 5.000 m, haciendo posible elrelevamiento de los sitios aquí presentados. Lostrabajos de investigación en arqueología de altamontaña en la provincia de La Rioja cuentan conel aval de la Dirección de Patrimonio Cultural,dependiente de la Agencia de Cultura de dichaprovincia. La Dirección General de Turismo,Medioambiente y Desarrollo Sustentable de LaRioja, a cargo del Prof. Adolfo Scaglioni, ha con-tribuido sustancialmente con la logística de lasexpediciones, proporcionando movilidad, aloja-miento, enlace, guías y baquianos, que facilita-ron enormemente el desarrollo de estas explora-ciones. Deseo agradecer especialmente a losseñores Luis Casas, Alfredo Quintero, MauricioMolina y al cuerpo de guardafaunas de la Reser-va de Laguna Brava en Jagüe. Se hace extensivonuestro agradecimiento al ingeniero Nicolás Be-llo por su excelente predisposición para acercar alas investigadoras hasta la base de algunos de loscerros explorados, habiendo ascendido a la cum-bre del cerro Don Mario y a la cima de la peque-ña montaña que en su honor fuera bautizada.

251Santuarios de Altura en la Región de la Laguna Brava…

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