nº 206 revista empresa

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206 LLAMADO A UN EMPRESARIADO RESPONSABLE Editorial LOS DESAFÍOS GLOBALES DE UN NUEVO MUNDO DE CLASE MEDIA Emilio Cárdenas EL GASTO PÚBLICO SUSTENTABLE Orlando Ferreres EMPRESA Invierno 2012

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Nº 206 de la Revista EMPRESA de ACDE - Invierno 2012

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Invierno 2012 Página 1

206

LLamado a un empresariado

responsabLeEditorial

Los desafíos gLobaLes de

un nuevo mundo de cLase media

Emilio Cárdenas

eL gasto púbLico sustentabLeOrlando Ferreres

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EMPRESAI n v i e r no 2012

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SUMARIOEMPRESA

Tarifa ReducidaConcesión Nº 1453

Franqueo PagadoConcesión Nº 1277

Número 206Junio / Julio / Agosto 2012

Publicación de ACDE Buenos AiresAsociación Cristiana de Dirigentes de Empresa

Afiliada a la Federación ACDEUNIAPAC de Argentina

directorEduardo Aceiro

consejo de redacciónEduardo Alsina

Celso Enrique ArabettiPablo BevilacquaTomás Donovan

Carlos GaraventaHéctor Mario Rodríguez

consejo editorialAdolfo AbláticoLuis M. Bameule

Enrique Del CarrilHoracio Diez

Gabriel Mayor

editorEduardo Otsubo

asistente de direcciónPatricia D’Agostino

ilustracionesLucas Meszaros

premio santa clara de asís 2002

Los artículos reflejan el punto de vista del autor y no necesariamente

el de ACDE

Registro Propiedad Intelectual 731.023Precio del ejemplar: $12.- (S/envío postal)

suscripción por 4 números(cuatro números, incluye envío postal) Buenos Aires, Interior: $ 80.- Países Limítrofes: U$S 60.- Resto de América: U$S 70.- Europa: U$S 80.- Suscripción estudiantes: $ 50.- Suscripción donación: $ 200.-

Publicación propiedad de ACDE Buenos Aires

Bolívar 425 - (C1066AAI) Buenos Aires

República ArgentinaTel./Fax: (54 11) 4331-0251

E-mail: [email protected]

2 Editorial Llamado a un empresariado responsable 6 Reportajes Emilio Cárdenas Los desafíos globales de un nuevo mundo

de clase media 14 Institucional Encuentro Anual de ACDE 2012

Los empresarios, el estado y un mundo en pleno cambio

Mario Vicens 16 Economía el gasto público sustentable Orlando Ferreres 28 Opinión ¿Hacia dónde vamos? John C. Roberts 30 Empresa La Generación Y en el mundo del trabajo Juan Uribe 32 Sociedad el hombre y sus circunstancias Alicia Caballero 34 Sociedad derechos de propiedad para todos Martín Krause 37 Economía mi padre es biólogo Félix Sammartino 40 Economía el problema de la inconsistencia temporal

y la ausencia de políticas económicas “de estado”

Carlos E. J. M. Zarazaga 44 Etica Las empresas frente a la penalización

del soborno transnacional Carlos A. Manfroni 49 Tecnología ciencia pura, ciencia aplicada y tecnología:

el problema de la demarcación Luis A. de Vedia 54 Sociedad ideas frente al “matrimonio” homosexual Enrique V. del Carril 56 Sociedad La izquierda retoma su guerra contra

la historia Samuel Gregg 59 Del archivo Los ideales cristianos frente

a la realidad política 64 Testimonio La concepción cristiana de la productividad Enrique Shaw

Page 4: Nº 206 Revista EMPRESA

e d i t o r i a l

Página 2 EMPRESA Nº206

Llamado a un empresariado responsable

“Jesús…clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven afuera!” (…y lo

resucitó…)".

Juan XI, 43

Este año es para ACDE muy especial. Festejamos nuestros 60 años de vida y conmemoramos los 50 años de la muerte de nuestro fundador Enrique Shaw. Un momento clave para cuestionarnos, ante la mirada misericordiosa de Dios, sobre nuestro rol y nuestra responsabilidad como empresarios.

Desde nuestra fundación hemos proclamado la necesidad y la convenien-cia de que las personas, las empresas y la sociedad sean edificadas sobre sólidos principios de Verdad, Libertad, Justicia, Subsidiaridad y Solidaridad. Anhelamos, durante todos estos años una sociedad que, a partir de un acuerdo básico sobre sus normas de convivencia, edifique un país con res-peto por el Derecho y que, mediante la estabilidad que ello produce, de lugar y tiempo a la construcción de las condiciones de desarrollo de todos nuestros hermanos.

El espejo de nuestra reflexión nos devuelve una realidad bien distinta. ¿Qué nos está pasando a los argentinos que, cuando el mundo nos da una oportu-nidad única de progreso, hipotecamos nuestro futuro?

¿Somos conscientes de que por la manera en que actuamos, renunciando a nuestro compromiso y tolerando conductas que nos alejan de la seguridad jurídica, estamos caminando en sentido contrario al de la comunidad interna-cional? Nuestro sentido común y alerta republicanos parecen estar anestesia-dos frente a un perverso juego de “rayuela indecente” donde vamos saltando una interminable lista de violaciones a la ley. Éstas se van tapando, una a otra, dejando en evidencia la peligrosa incapacidad de la dirigencia para acordar y defender con coherencia valores claves, reglas de juego racionales y previsi-bles, y políticas de Estado con visión a largo plazo; mientras siniestros perso-najes, en actitudes temerarias, continúan buscando su rédito político frente al asombro de la sociedad.

En esto hay una gravísima responsabilidad de la clase dirigente política, em-presarial, sindical, social, y hasta de nuestros pastores cuando no han sabido valorar la importancia del rol del empresario. Pero es nuestra obligación em-pezar por preguntarnos en qué fallamos nosotros mismos, los empresarios.

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Invierno 2012 Página 3

En nuestro primer Foro Almuerzo, Mons. Arancedo nos convocó a dos cuestiones: a aceptar la realidad tal como es sin mirar para atrás, y a poner la vista hacia adelante con esperanza y decisión para construir un mundo mejor.

Los empresarios, como sector de la sociedad, hemos sido parte del fracaso. No hubiera sido posible el deterioro de nuestro país sin la complicidad o complacencia nuestra. Seguramente habrá muchos que pueden legítimamen-te decir que, como individuos, reman contra corriente intentando superar las adversidades, en buena parte impuestas por el gobierno. Dan trabajo, pagan los impuestos y ayudan a las comunidades donde están radicados, entre otras buenas acciones, y que entregaron lo mejor de su vida al ejercicio honesto de su vocación sin traicionar sus principios. No obstante, como sector de la sociedad, somos también responsables, por acción u omisión, de la construc-ción de la triste realidad que vivimos, lo cual se traduce en una pobre imagen nuestra en la sociedad.

Quizás la primera claudicación se produce cuando comenzamos a aceptar que Argentina "es así " y no se la puede cambiar. Esta forma de pensar conduce a que comencemos por violar elementales reglas de convivencia excusándonos en que ello es inevitable en nuestro país. Los que tenemos más medios y condiciones para no perder el rumbo, nos sumamos de-masiadas veces al desconcierto y al intento de hacer todo en contra de nuestros principios.

La segunda claudicación fue el renunciar a consensuar y a sostener una es-trategia a largo plazo para nuestro país; no solo ni mayormente en lo econó-mico, sino respecto a un acuerdo sobre las instituciones y leyes que debían regular nuestra sociedad. La inestabilidad fue el resultado de esa continua puja por tratar de lograr beneficios a corto plazo, a costa de consensos que contuvieran las luchas en función de una pacificación que permitiera elaborar esa estrategia tan necesaria.

¡Cuántas crisis evitables hemos pasado, y en cada una de ellas una can-tidad de hermanos fueron empujados a la marginalidad! Y nosotros, los empresarios, ¿cuántas veces pusimos la esperanza en que las empresas extranjeras fueran las que tenían el mejor comportamiento? ¿Cuántas veces conocimos, participamos o fomentamos conductas que no podía-mos contar a nuestros hijos, pero que nos permitían una ganancia como único objetivo? ¿Cuántas veces, aun manteniendo la conducta a nivel individual, nos faltó la fuerza colectiva para disciplinar a nuestros pares y dar el ejemplo?

¿Qué hemos aprendido en todo este tiempo? ¿Qué procesos hemos mejora-do para fundamentar una esperanza de que esta vez los resultados van a ser mejores?

En este contexto, ¿qué le podemos dejar a nuestros hijos y nietos? ¿Un país con un futuro de trabajo y esperanza, o un lugar de paso del que tendrán que emigrar si quieren desarrollar sus sueños?

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e d i t o r i a l

Página 4 EMPRESA Nº206

Los mayores sentimos una mezcla de desazón y tristeza ante una realidad tan distinta a la que soñamos construir. Los más jóvenes sienten el desafío y el enorme peso del trabajo pendiente para lograr la transformación deseada.

Un arduo camino nos espera. Deberemos trabajar mancomunadamente so-ciedad, clase dirigente y gobierno teniendo en cuenta el principio de subsidia-ridad, una de las directrices más constantes y características de la Doctrina Social de la Iglesia. De él se desprende que es imposible promover la digni-dad de la persona si no se cuidan la familia y demás sociedades intermedias que forman el tejido social, constituyen la base de la comunidad de personas y fomentan el espíritu de libertad e iniciativa.

Es este principio de subsidiaridad la brújula que nos debe guiar en la reiterada polémica sobre la adecuada medida de participación del Estado en la Econo-mía. No debemos propiciar ni un Estado ausente en aquellas actividades o sectores donde el mercado no llega y requiere el necesario control de la ac-tividad privada, ni un Estado que invade la actividad privada ahogando la libre iniciativa y la sana competencia.

ACDE cumple 60 años defendiendo la posibilidad de un país mejor. Con esperanza basada en la gracia de Dios que inspira y hace fecundo nuestro trabajo. Hemos dado testimonio en momentos muy difíciles. Nos hemos equivocado y hemos vuelto a comenzar. Un gran grupo de jóvenes con nue-vas esperanzas se suma a nuestras filas para alimentar las ganas de trabajar en pos de nuestros objetivos.

Este año en el Encuentro Anual, bajo el lema "Los Empresarios, el Estado y un mundo en pleno cambio", vamos a meditar sobre la necesaria construc-ción conjunta de la Sociedad.

Este año, organizados en varios grupos y bajo el lema de Vivencias Comparti-das, vamos a examinar nuestra vida ante Dios para que nos ilumine en nues-tro caminar. Es un trabajo de reflexión, pero de animación de nuestra acción.

Son los signos vitales de una Institución cuyo compromiso por la transfor-mación de la cultura empresaria se alimenta de doctrina y ejemplos, y cuyos miembros se reúnen para trabajar y darse fuerza en pos del objetivo común.

Pero nuestra Fe nos exige mucho más. Cristo le pidió a Lázaro que volviera al mundo, que saliera de su letargo. Y lo mismo nos pide a nosotros, los em-presarios cristianos de Argentina.

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Página 6 EMPRESA Nº206

r e p o r t a j e s

Abogado especializado

en arbitraje internacional.

Estudios de posgrado en la Universidad

de Derecho de Michigan y en las Universidades de

Princeton y de California

(EE.UU.). Ex embajador argentino

ante las Naciones Unidas. Miembro

del Comité de Inversiones de la

ONU. Miembro del Consejo Editorial

de the Journal of international economic Law.

Académico. Autor de diversos libros y artículos en temas de su especialidad

profesional. Colaborador del

diario La Nación, entre otras

publicaciones.

“Los desafíos globales de un nuevo mundo de clase media”“Estamos viviendo en el mundo algo distinto: el impresionante proceso de destrucción de la pobreza ligado a la enorme redistribución de los ingresos que no todos perciben, al menos en nuestro medio”, señala Emilio Cárdenas. "En sólo dos décadas -proyecta- el planeta será predominantemente de clase media".

Para el especialista en temas globales -con una larga y rica experiencia en la vida diplomática y de las relaciones internacionales-, si bien habrá marchas y contramarchas, la aludida transformación en los niveles de ingresos y el crecimiento de la clase media, es un proceso inevitable.

Con él conversamos para reflexionar acerca de la realidad y los desafíos que enfrenta el mundo de hoy.

emilio cárdenas

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Invierno 2012 Página 7

Proveniente del ámbito privado, fue desig-nado en 1992 Embajador y Representante Permanente de la Argentina ante las Nacio-nes Unidas. Y en esta nueva responsabilidad, proyectó su desarrollo profesional en el mundo de la diplomacia y las relaciones internacionales, que lo llevarían a asumir nuevos desafíos en el Consejo de Seguridad de este organismo supranacional, presidien-do el Comité de Sanciones a la antigua Yu-goslavia o como representante personal del Secretario General de las Naciones Unidas, que incluyó un recordado encuentro con el mismísimo Saddam Hussein.

Desde el año 1999, fue designado miembro del Comité de Inversiones de las Naciones Unidas, cargo que ejerce hasta hoy y que le permite estar al tanto de la realidad econó-mica y política de cada Estado. Una mirada global y una rica experiencia de contactos que lo han posicionado como un referente de la temática internacional en nuestro país y en el exterior.

Recién llegado de los Estados Unidos, me recibió en su oficina y, con mucha cordia-lidad, se predispuso al encuentro. Durante la entrevista recibió la llamada urgente de un importante dirigente político nacional y otra, de una nieta con alguna inquietud puntual relacionada a los estudios. A ambas dedicó su atención y disposición con la misma entrega, celeridad y entusiasmo. Una actitud que lo retrata de cuerpo entero. Cárdenas es un alma inquieta, y se siente a gusto en la dinámica que le ha dado una vida activa y emprendedora.

Intercambiando algunas anécdotas y expe-riencias recogidas a lo largo de su trabajo itinerante por el mundo y conversando sobre su preocupación por el país y su ape-go a la verdad, como un valor que defiende y promueve tanto en lo profesional como en lo personal, iniciamos la charla a agenda abierta sobre el escenario mundial.

El avance de medidas proteccionistas y la preeminencia en muchos países de una

mirada más “puertas adentro”, ¿pueden ser síntomas de un proceso de “des-globaliza-cion”?

Cárdenas: - Con franqueza, no veo un claro

proceso de “des-globalización” en marcha.

Aunque ciertamente en algunos rincones

del mundo, la guerra cambiaria, la aver-

sión al riesgo y la baja productividad están

impulsando la prédica del nacionalismo y

apuntalando el proteccionismo; olvidando

que en la crisis de 1929-30, esa misma acti-

tud profundizó y extendió los problemas de

todos. Esto está sucediendo, en particular,

en América Latina.

En rigor, creo que lo que estamos viviendo

es quizás algo distinto. Es, más bien, un

impresionante proceso de destrucción de

pobreza ligado a una enorme redistribución

de los ingresos que no todos perciben, al

menos en nuestro medio.

Ocurre que en las últimas dos décadas ha

crecido con mucha fuerza la clase media,

en los más diversos lugares del mundo. Esta

agrupa a aquellos que tienen entre 10 y

100 dólares de ingresos diarios disponibles

para gastar. Siguiendo esta tendencia, en los

r e p o r t a j e s

Cárdenas: “La aludida transformación en los

niveles de ingresos permite soñar con un mundo a la vez más

próspero y mucho más libre. No es poca cosa”.

Page 10: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 8 EMPRESA Nº206

próximos 20 años la clase media será pre-

dominante, por primera vez en la historia.

Las cosas, por lo tanto, están cambiando,

aceleradamente. En un mundo de 8 billo-

nes de almas, hoy hay ya 2 billones que

pertenecen a la clase media. En 2020 habrá

3,2 billones. A su vez, en 2030, serán 4,9

billones; más de la mitad de la población

mundial.

¿Dónde se acentúa hoy esta transformación?

- El milagro está ocurriendo, sobre todo, en

Asia. Hay ya 160 millones de chinos de clase

media. Ellos conforman la segunda clase

media más grande del mundo, superada

solo por la norteamericana. Sin embargo,

hablamos de apenas el 12% de la población

del inmenso país; si las cosas no cambian

dramáticamente, esa proporción será del

74% en 2030.

En la India, el otro

gigante asiático,

la mitad de la

población será de

clase media para

2025. Un milagro

más, entonces. Hay

quienes dicen que

esa cifra crecerá

para alcanzar el

90% dentro de dos

décadas, estima-

ción que considero

demasiado optimis-

ta. Creo que no va

a ser fácil erradicar

la extrema pobreza

india que reconoce

causas muy especiales, hasta culturales. La

India debería ser el dínamo de Bangladesh,

Pakistán y Nepal, y hasta de Myanmar. Aún

no lo es. Pese al fenómeno descripto, la po-

breza es todavía un tema urgente a resolver

en toda Asia.

Algo parecido ocurrirá en Brasil, cuyo proce-

so es claramente de mayor redistribución

de ingresos que los de China y la India.

Brasil tendrá para el 2030 a las dos terceras

partes de su población en la clase media.

Entre 2003 y 2011, esa clase media ha cre-

cido un significativo 60%. En concreto, unas

treinta millones de personas salieron ya de

la pobreza. El mismo fenómeno parecería

estar sucediendo en buena parte de Améri-

ca Latina. Ciertamente en Chile, Colombia,

México, Perú y Uruguay. No así, en igual me-

dida, en el patológico espacio “bolivariano”.

Una movilidad social que, obviamente, ten-drá consecuencias…

- Estos mejores niveles de vida derivarán en

reclamos de una mayor apertura política y

del reconocimiento explícito de la dignidad

de las personas, mediante la garantía de un

amplio abanico de libertades individuales

y el respeto a los derechos humanos y al

estado de derecho. El reclamo previsible

incluirá también la reducción de la corrup-

ción. Y una mejor prestación de los servi-

cios públicos.

Los regímenes autoritarios, con seguridad,

sufrirán intensamente esta presión. La revo-

lución de las comunicaciones, sumada a

una mejor educación, alimentará la ten-

dencia. No sólo a la manera de lo sucedido

en la “primavera árabe”. También en China,

donde ya hay más usuarios de Internet que

en los Estados Unidos.

La aludida transformación en los niveles de

ingresos permite soñar con un mundo a la

vez más próspero y mucho más libre. No es

poca cosa.

Lo invito a recorrer algunas regiones del mundo. E iniciaría este camino, tomando el caso de Europa, donde se observan paí-ses con serios problemas de gestión para reordenar sus economías, con propuestas de ajustes que empiezan a ser resistidas por los propios ciudadanos.

- Europa está de nuevo en recesión. Hoy

debate su futuro entre la prédica de aus-

r e p o r t a j e s

Nos estamos encerrando en una

suerte de personalidad patológica, que

está lejos de ser la nuestra tradicional.

La del provocador compulsivo, la del

descortés irredento, la del trasgresor

desafiante. Lo que es no solo peligroso,

sino que puede resultar caro.

Page 11: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 9

teridad exigida por Alemania (resistida,

como era de prever, por los perjudicados)

y la posibilidad de sumar a las medidas de

ajuste algunas que simultáneamente pro-

muevan el crecimiento. Por eso se habla

de que se estaría diseñando una suerte

de nuevo “Plan Marshall”, esta vez fon-

deado por los propios europeos. Para ello,

presumiblemente, se recurrirá al Banco

Europeo de Inversión, a la emisión de deu-

da para financiar obra pública y, quizás,

hasta a la propuesta de establecer una

tasa a las transacciones financieras. De

lo contrario, Alemania podría, de pronto,

quedar políticamente aislada del resto de

los miembros de la Unión, lo que parece

inconcebible.

No obstante, siempre hay que tener en

cuenta la reacción de los mercados, en par-

ticular, si se trata de renegociar pasivos.

El tema ideológico es también un punto a atender. Los recientes resultados en Francia constituyen, sin duda, un caso testigo.

- La extrema derecha está aprovechando

la situación desesperada de quienes están

desocupados para intensificar su prédica de

los extremismos y el chauvinismo. Por eso

crece. El caso de Marine Le Pen, en el país

de los galos, es solo uno de esos ejemplos.

Las elecciones de Francia, Irlanda y Gre-

cia generaron resultados que afectarán la

marcha europea hacia el futuro. Porque no

es imposible que, en lugar de hacer foco en

perfeccionar los mecanismos de integración

para apuntalar una unión monetaria origi-

nalmente edificada sobre cimientos inesta-

bles, se sugieran ahora caminos distintos.

En un clima de ansiedad, el euro-escepti-

cismo parecería estar creciendo; hasta en

países como Finlandia o Eslovaquia, clara-

mente acreedores.

¿Estamos frente a la decadencia de aquel sueño de una sociedad europea solidaria y cohesiva, con más protección social y menos desigualdad económica?

- Es cierto, el viejo "estado de bienestar"

europeo -financiado con deuda- cruje. Pero

está lejos de haber muerto; lo que gene-

ra las resistencias sociales naturales. No

obstante, algunos países de Europa deberán

sincerar sus cifras, poner su casa en orden y

bajar enérgicamente el gasto público.

La tasa promedio de la desocupación euro-

pea es muy alta, del 10,9%. En rigor, la más

alta desde dos años antes que se lanzara

la zona del “euro” en 1999. La española, del

24,1%, con más de la mitad de los jóvenes

de menos de 25 años sin trabajo, genera un

escenario casi desesperante.

Hablamos de un nuevo escenario inter-nacional que incluye a los países árabes. El caso de Egipto y su proceso hacia la libertad política, ¿puede constituirse en el disparador de cambio futuro en la región?

- La “primavera árabe”, en mi opinión, no

tiene marcha atrás. Será un proceso de

cambio profundo, pero lento, en el que no

cabe descartar las convulsiones. La marcha

tendrá las características propias de cada

uno de los diferentes escenarios que están

en transformación.

No obstante, la era del autoritarismo

parecería estar terminando, aunque con

diferentes ritmos y con soluciones diver-

r e p o r t a j e s

Hay ya 160 millones de chinos de clase media. Ellos conforman la segunda clase media más grande del mundo, superada sólo por la norteamericana. Pero hablamos de apenas el 12% de la población del inmenso país. Si las cosas no cambian dramáticamente, esa proporción será del 74% en 2030.

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Página 10 EMPRESA Nº206

sas. Pero esta es la corriente. A mi modo de

ver, imparable, pese a lo confuso y hasta

algo contradictorio de los procesos egipcio

y tunecino. Y a pesar de la resistencia -tan

violenta como inhumana- del régimen de

los Assad en Siria, imitando a los jerarcas

de la teocracia iraní, cuando se trata de

sofocar, por la fuerza y desalmadamente,

las protestas.

Nos gustaría conocer también su opinión sobre los dos gigantes asiáticos.

- La India, pese a la innegable fuerza de las

instituciones de su democracia está, por el

momento, en una suerte de denso pantano

político. Con una manifiesta sobre regula-

ción de la economía, de efectos paralizantes.

Cuando en nuestro

país ha renacido la

llamada “idolatría

del Estado”, cabe

mirar esto de cerca y

sacar conclusiones,

antes de seguir equi-

vocándonos. Con un

sector privado que

motoriza el creci-

miento, aun a pesar

de la carga -dema-

siado significativa-

del sector público.

Pero la economía del

inmenso país se está

desacelerando. Par-

ticularmente, la in-

dustria manufacturera crece ahora al 6,9%,

no ya al 8%. La corrupción genera -también

allí- un amplio rechazo en la sociedad, pero,

la realidad, es que no ha sido extirpada.

¿Y el caso de China?

- China es un caso bastante distinto. Tam-

bién está en una encrucijada, obviamente

distinta. Como algunos otros, creo que su

éxito nació cuando, en su momento, Deng

Xiaoping decidió emular los procesos de

crecimiento de Corea del Sur y Taiwán.

Desde 1978 hasta 2002, el milagro chino

estuvo entonces liderado por un grupo de

figuras de primera dimensión. Como el

propio Deng o Hu Yaobang, Zhu Rongji y

Jiang Zemin. Eran conductores carismáti-

cos, efectivos, que no le temían al riesgo. Sin

embargo, desde 2003, el liderazgo chino ha

sido mucho más burocrático. Este es el caso

de Hu Jintao y de Wen Jiabao, dos líderes

que no encienden a la gente, pese a que

han tenido éxitos formidables, como el de

domar sin mayores remezones la crisis de

2008 y el de promover al interior del país,

rezagado en la carrera por el desarrollo.

Este país ha salido del duro totalitarismo propio de la era de Mao…

- Es cierto. Pero por el momento sigue sumi-

do en el autoritarismo. Con la sostenida me-

jora de sus ingresos, los reclamos de la gente

están creciendo. Por esto, las protestas se

multiplican en busca de obtener un ámbito

más amplio y efectivo para las libertades in-

dividuales; en procura de previsibilidad, con

mayor estabilidad monetaria en momentos

en que la inflación crece; y como reclamo

de transparencia y de participación política.

Todo ello inquieta al liderazgo, que está pa-

rapetado detrás del muro de contención que

supone el sistema del partido único.

El reclamo por las libertades individuales y políticas se presenta como uno de los inquie-tantes desafíos al establishment de poder…

- Por ahora, el crecimiento ha estado mo-

derando y postergando esos reclamos. Hay

aún muy buenas “razones” para esperar. En

medio siglo la expectativa de vida de los

chinos pasó de 43 a 73 años. Y desde 1979,

el ingreso promedio aumentó un envidiable

600%. El bolsillo disimula, también allí, las

carencias políticas y la falta de libertad.

La pregunta es: ¿hasta cuando se mantendrá este estado de cosas?

- El Plan a 12 años sugiere que los salarios

promedio aumentarán un 13% por año.

r e p o r t a j e s

La extrema derecha está aprovechando

la situación desesperada de quienes están

desocupados para intensificar su prédica

de los extremismos y el chauvinismo. Por

eso crece. El caso de Marine Le Pen, en

el país de los galos, es solo uno de los

ejemplos de lo antedicho.

Page 13: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 11

r e p o r t a j e s

¿Será posible? Pero a pesar de que China

es hoy el país con el más alto grado de

satisfacción de la población con su situa-

ción actual (72%), lo cierto es que el 82% de

los estudiantes chinos que salen a cursar

estudios en el exterior no regresan a su país

luego de completarlos y eligen vivir mejor,

expatriados. Por todo esto, el cambio de

liderazgo que ya se aproxima, que supone

una verdadera transferencia generacional,

será a mí entender decisivo.

Los nuevos líderes pueden elegir abrir más

su país, especialmente en lo político, y di-

namizar así un proceso que parecería estar

algo desacelerado, creciendo al 8,1% anual;

o seguir el estilo de sus antecesores, más

lento y prudente. Si ocurriera esto último,

China sacrificará su posibilidad de compar-

tir pronto, con los Estados Unidos, el lide-

razgo del mundo.

Poniendo el foco en Latinoamérica, ¿qué barreras pueden oponer países como Cuba, o el propio régimen populista de Venezuela, frente a un inevitable proceso de transcultu-rización -a decir de Gramsci-, a través de la alta penetración de herramientas de comu-nicación como la telefonía, la comunicación digital, Internet y las redes sociales?

- Cuba sigue cerrada a las comunicaciones,

pese a que la telefonía celular hoy obra

de inesperada conexión con el resto del

mundo. La Internet, en cambio, sigue siendo

inaccesible económicamente para la gente

y está llena de “filtros” obviamente desti-

nados a evitar que los cubanos sepan con

claridad como el socialismo los ha poster-

gado respecto de otros pueblos. Tan es así

que el nivel de vida actual de los cubanos

-verdaderos espartanos modernos- es tan

solo mejor que el de los haitianos. No es

para estar muy orgullosos, por cierto.

El caso venezolano comparte la misma

patología. Este país es un ejemplo claro de

cómo cuando se coarta la libertad de expre-

sión y se reemplaza a los medios libres o in-

dependientes por un gigantesco y monocor-

de “multi-medio”

oficial -que opera

financiado con el

dinero de todos y

está destinado a

lavar cerebros, que

aplaude sin cesar

al poder político,

que disimula sus

errores y asegura

la impunidad de

sus conductas, aun

de las más nocivas

(como el narco-

tráfico que parece

haber inundado a

los altos mandos

militares)- se puede

arrear a buena

parte de la gente.

A semejanza de

otros horizontes,

las dádivas y subsidios complementan la

acción de los medios oficiales. Al menos por

un tiempo.

Sin embargo, el 7 de octubre próximo, con

las elecciones presidenciales en las que

Hugo Chávez deberá (si Dios lo permite) en-

frentar a la oposición unificada, el país será

aparentemente el escenario de la “madre de

todas las batallas políticas e ideológicas” de

la región, a las que habrá que estar atentos

porque sus repercusiones se extenderán

mucho más allá del escenario venezolano.

Hablamos de un mundo nuevo y nos gustaría compartir su reflexión acerca de la realidad de los Estados Unidos y los desa-fíos que enfrenta.

- Los Estados Unidos están también sumi-

dos en su propia crisis. Con una sociedad

dividida en dos mitades, cada una con vi-

siones muy distintas de su propio país y de

su futuro. La próxima elección presidencial

será decisiva. La desocupación castiga cier-

tamente a Barack Obama. Pero la oposición

carece, en mi modesta opinión, de candida-

tos de nivel. El crecimiento seguirá siendo

Cárdenas: “La imagen externa argentina está hoy muy deteriorada. Se nos tiene por una nación incumplidora, que menosprecia abiertamente el estado de derecho. Para peor, ufanándose de ello. La confianza en el país como destino de inversiones está muy mellada; en rigor, en un punto de los más bajos de toda la historia”.

Page 14: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 12 EMPRESA Nº206

lento por un tiempo, pero el país es todavía

el más poderoso del mundo. Si tuviera que

apostar, me parece que, salvo conmociones

de magnitud en el plano económico, Obama

pueda ser reelecto, aunque por estrecho

margen y sin encender a quienes lo voten.

Pero nada está asegurado y cualquier cosa

es posible. Así de reñido.

En este contexto internacional, ¿cómo se posiciona América Latina?

- América Latina, considero, pasa por un mo-

mento económico verdaderamente excepcio-

nal. Es el que ha sido provocado por el fuerte y

constante “viento a favor” de los altos precios

de las materias primas, que la región exporta

que sopla sin interrupción desde 2003.

Los países de la región que están abiertos al

mundo crecen vertiginosamente y des-

truyen pobreza. Los cerrados, en cambio,

están -creo- dejando pasar una oportunidad

realmente única.

Brasil y México

son, ambos países,

potencias emergen-

tes. México está más

maduro, económica-

mente; es más com-

petitivo que Brasil.

Ocurre que el país

carioca es demasia-

do dependiente de

ese viento a favor

que sopla desde 2003

y eleva los precios de

las materias pri-

mas. Por eso, cuan-

do China se desacelera, Brasil también. Su

infraestructura deja aún mucho que desear,

pero dedica sus recursos fundamentalmente

al bienestar social; a la inversa de China, que

puso el acento en su infraestructura. Chile

es ya un país moderno. Colombia y Perú van

camino a serlo.

Habiendo dicho todo esto, me preocupa

enormemente el inocultable deterioro de

la democracia en muchos de los países de

nuestra región; así como el cercenamiento

ostensible de las libertades individuales, en

especial de la libertad de expresión.

Algunas democracias latinoamericanas

ya no son tales, desde que no tienen equi-

librios y contrapesos entre sus distintos

poderes. Otras carecen de un poder judicial

realmente independiente. Cuando estas

cosas suceden, abierta o disimuladamente,

impera el capricho y la arbitrariedad del

poder político y no el estado de derecho. Por

esto el autoritarismo está en aumento en

América Latina; y este es todo un tema.

¿Qué lectura realiza de la decisión argentina de trabar las importaciones del exterior o de otras acciones tomadas por la actual administración como el caso YPF?

- Vamos a contramano del mundo. Ignorando

la historia, como si ella no existiera, e incum-

pliendo -burlona y olímpicamente- los com-

promisos de no caer en el proteccionismo, que

fueron asumidos expresamente en el G-20.

A ello se suma la manipulación desfacha-

tada de nuestras estadísticas oficiales. Y

el incumplimiento de los fallos y laudos

de diversos organismos internacionales y

regionales de solución de controversias.

A todo esto cabe agregar -más recientemen-

te- el repudio a los compromisos asumidos

en los contratos, y la decisión de acudir al

nacionalismo para disimular la desacele-

ración de un “modelo” que hace agua. Por

todo ello, nos estamos quedando aislados.

¿Cómo se percibe desde el exterior esta serie de medidas?

- La imagen externa argentina está hoy muy

deteriorada. Se nos tiene por una nación

incumplidora, que menosprecia abiertamente

el estado de derecho. Para peor, ufanándose

de ello. La confianza en el país como destino

de inversiones está muy mellada; en rigor, en

un punto de los más bajos de toda la histo-

La “primavera árabe, en mi opinión,

no tiene marcha atrás. Será un

proceso de cambio profundo, pero

lento, en el que no cabe descartar las

convulsiones.

r e p o r t a j e s

Page 15: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 13

ria. Hoy recibimos significativamente menos

inversión que Colombia o Perú. Y menos de la

mitad que Chile, y mucho menos que Brasil o

México, que están con seguridad en otro nivel.

Reitero que nos estamos aislando, paso a

paso, del resto del mundo. Conducidos por

quienes tienen una visión propia -e infa-

lible- acerca de su funcionamiento. Y en

algunos capítulos, somos hasta motivo de

asombro y preocupación, cuando no ejem-

plo de procederes y conductas que la co-

munidad internacional rechaza. Somos un

ejemplo de lo que normalmente no sucede

o no debiera suceder. Imprevisibles, enton-

ces, lo que no es bueno.

Finalmente, ¿cuáles son los pasos necesarios para poder encauzar nuestra presencia en el mundo, consolidando una real politique en el manejo de de los asuntos exteriores del Estado?

- Tenemos que comprender que el mundo

no acepta la soberbia, ni es condescendien-

te con la arrogancia, como si ellas fueran

pautas normales de conducta. Ni aplaude

las provocaciones, ni entiende el porqué

de los insultos. Ni comulga con la absoluta

discrecionalidad. Ni es paciente con la ar-

bitrariedad como constante. Ni aplaude las

descortesías y las intolerancias. Ni acepta

los incumplimientos flagrantes y provoca-

dores a la palabra empeñada.

Me parece que nos estamos encerrando en

una suerte de personalidad patológica, que

está lejos de ser la nuestra tradicional. La

del provocador compulsivo, la del descortés

irredento, la del trasgresor desafiante. Lo

que es no solo peligroso, sino que puede

resultar caro. Una pena, pero siempre hay

tiempo para empezar a cambiar. Para ello,

lo primero es saber escuchar y advertir que

nadie (tampoco nosotros) es el dueño exclu-

sivo de la verdad.

Eduardo Otsubo

Talcahuano 736 piso 5ºC1013AAP - Buenos Aires

República Argentina

Tel/fax (54-11) 4373-5966Líneas rotativas

[email protected]

Estudio RIMOLDI

Abogados

r e p o r t a j e s

Page 16: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 14 EMPRESA Nº206

e m p r e s ainstitucional

Encuentro Anual de ACDE 2012Los empresarios, el estado y un mundo en pleno cambio

mario vicens

Desde que se realizara por primera vez, el

Encuentro Anual de ACDE siempre ha sido

un espacio de reflexión y debate, en el que

empresarios y ejecutivos de empresas, socios

y no socios de la Asociación, escuchan e in-

teractúan con personalidades académicas y

otros empresarios. Cada uno, desde su cam-

po de acción específico, aportando su visión

sobre temas que tienen trascendencia para

el país y para las actividades empresarias.

El Encuentro Anual también ha servido

como un paréntesis que hemos incorporado

a nuestra agenda con el propósito de re-

flexionar sobre la situación del mundo, una

pausa donde actuar y nutrirnos, al mismo

tiempo, de ideas, perspectivas y conceptos

que resultan indispensables para enrique-

cer la tarea diaria.

En ese marco, desde hace unos años, se

viene trabajando intensamente en estos

encuentros anuales sobre las condiciones

que requiere la construcción de un país para

que se desarrolle en forma sostenida, sobre

bases sólidas y brindando, al mismo tiempo,

a todos los habitantes la oportunidad de

progresar y realizarse en el plano económico.

Asimismo, los encuentros también represen-

tan una oportunidad para reflexionar sobre

la responsabilidad que en esta tarea cabe al

empresariado y a quienes dirigen empresas.

Aun cuando ese debate sigue siendo indis-

pensable, y quede un largo camino por reco-

rrer para lograr los consensos que requiere

avanzar en ese rumbo, este año se ha decidi-

do que el Encuentro se centre en los cambios

que se están produciendo en el mundo y en

nuestro entorno, con el objetivo de conocer-

los mejor y reflexionar sobre las consecuen-

cias que pueden derivarse de los mismos

para el país y para la tarea empresarial.

Por primera vez desde el colapso del mun-

do bipolar, surgido de la Segunda Guerra

Mundial, los países más ricos enfrentan la

combinación de una crisis económica de

envergadura junto al cuestionamiento de las

clases dirigentes, de algunas instituciones

cuya construcción ha demandado décadas

de negociaciones y cantidad de recursos eco-

nómicos, y de los propios estados en tanto

custodios del buen funcionamiento de las

economías y del bienestar de la población.

La persistencia de las presiones recesivas, la

falta de empleo y la incertidumbre acerca

de lo que puede pasar en el futuro, pro-

vocadas por la debacle financiera que co-

menzara ya hace cinco años con epicentro,

sin precedentes, en los países más ricos de

Europa y América del Norte, ha puesto en

jaque a las dirigencias y a las expresiones

políticas más tradicionales de cada país, y

ha instalado nuevamente la discusión ya

clásica entre quienes impulsan el involucra-

miento directo y masivo de los estados para

solucionar los problemas y quienes ven al

mercado como la vía más adecuada.

El papel del Estado es clave en las crisis. Su

protagonismo en estas circunstancias está

fuera de discusión, no solo como instru-

Presidente del Encuentro Anual de ACDE 2012: "Los empresarios, el Estado y un mundo en pleno cambio".

Page 17: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 15

mento decisivo para

la estabilización de las

economías y la atenua-

ción de sus perjuicios

sobre todo sociales

sino, también, como el

primer responsable a

la hora de establecer

las condiciones y las

políticas que deberían

impedir que se repitan;

especialmente si las

mismas están relacio-

nadas con decisiones

de política económica.

En algunos casos, sin

embargo, la demanda

por una intervención

directa del Estado va

más allá de los límites

que impone la supera-

ción de los problemas asociados a las crisis,

convirtiéndola en un factor que pasa a ser

decisivo de las decisiones económicas, in-

cluso en tiempos normales y en actividades

que no necesariamente se corresponden

con la esfera de los bienes públicos. Cuando

esto sucede, se estaría ante un cambio más

profundo, cuya concreción puede terminar

modificando de modo radical el marco en el

cual se adoptan las decisiones empresarias.

Desde esa perspectiva, el mundo parece

estar transitando por un proceso cuya evo-

lución futura todavía es incierta, probable-

mente menos incierta en algunos países

que en otros. Es por esa razón que desde

ACDE se ha convocado a socios y amigos

a alejarse transitoriamente de la actividad

diaria para reflexionar e intercambiar opi-

niones sobre estos sucesos: la naturaleza de

los mismos, el impacto que pueden tener

en nuestro medio y las implicancias que se

derivarían de todo ello para la actividad de

las empresas, especialmente en lo que hace

a la incidencia creciente que están teniendo

las acciones estatales en las decisiones eco-

nómicas, ya sea como participantes directos

o como reguladores de los mercados.

Para ello, se ha invitado a exponer en

este XV Encuentro Anual a observado-

res y actores calificados de la política, la

economía y la actividad empresarial. Su

reflexión sobre lo que está pasando en el

mundo y en nuestro entorno contribuirá

sin duda a que se conozcan mejor estos

fenómenos y, al mismo tiempo, a que se

pueda evaluar con más elementos de jui-

cio tanto las derivaciones que los mismos

pueden tener para las actividades empre-

sariales como el rol que deben jugar los

empresarios y la dirigencia empresaria en

estas circunstancias.

Tenemos la convicción de que, como ha

sucedido habitualmente en los Encuen-

tros Anuales de ACDE, asistiremos a una

jornada de intercambio en un ambiente

de diálogo y total respeto por la opinión

del otro, característico de los eventos de la

Asociación. La oportunidad dejará un ba-

gaje de conceptos e ideas que servirán de

mucho para la tarea diaria de obtener lo

mejor de los recursos que se manejan, en

beneficio tanto de quienes forman parte

de cada empresa como de todos los habi-

tantes del país.

e m p r e s ainstitucional

Vicens: "Un Encuentro Anual centrado en los cambios que se están produciendo en el mundo y en nuestro entorno, con el objetivo de conocerlos mejor y reflexionar sobre las consecuencias que pueden derivarse de los mismos para el país y para la tarea empresarial".

Page 18: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 16 EMPRESA Nº206

e m p r e s ae c o n o m í a

el gasto público sustentable

orlando ferreres

Al gastar en el Sector Público Consolidado,

ya sea nacional, provincial o municipal,

más de lo que es posible pagar con impues-

tos y otras cargas impuestas por el Estado,

se llega cada tanto a una situación de crisis

repetitiva, que podría evitarse. Estas crisis

significan un gran retroceso para la nación

en términos de reputación y alto “riesgo

país”, al mismo tiempo que hunde en la

pobreza a un número cada vez mayor de

argentinos.

Para que el Estado pueda gastar -a sea en

consumo o inversión- en la Nación, las Pro-

vincias o los Municipios, debe detraer con

impuestos o cargas la capacidad de gasto

del sector familias o empresas en la misma

proporción. De lo contrario, tendría que

financiar el exceso de gasto con emisión

de dinero, pero esto llevaría a la inflación,

es decir a cobrar un impuesto implícito no

legislado que afectaría básicamente a los

más pobres.

Si al déficit se lo financiara con emisión de

deuda, al cabo de un tiempo de insistir en

este mecanismo, los intereses comenzarían

a estrangular las finanzas públicas; por lo

que este recurso solo puede usarse muy

limitadamente. Además, deuda contraída

en el presente implica automáticamente

mayores impuestos futuros, para ir pagando

los intereses y las amortizaciones, así que

es una carga para más adelante que debe

estar bien administrada para no afectar la

justicia intergeneracional.

¿Porque ocurren estas crisis? En última

instancia, porque se supera ampliamente

el gasto público máximo sustentable y se

inicia una etapa de déficits fiscales, a pesar

del desesperado intento de los impreviso-

res gobiernos por subir los impuestos aun

a mitad del ejercicio fiscal hasta que llega

finalmente el default y la crisis.

Determinación del gasto público sustentable

¿Cómo determinar el gasto público sus-

tentable? Este es el monto del gasto que

podría financiarse permanentemente con

impuestos razonables, tanto nacionales,

provinciales o municipales, sin incurrir en

déficits inmanejables. Si esta extracción

de riqueza que hacen la Nación, las Pro-

vincias o los Municipios a las familias o a

Orlando Ferreres es Licenciado en Economía (Universidad de Buenos Aires). Advanced Management Program (Harvard University). Titular de Orlando J. Ferreres & Asociados.

“Si la extracción de riqueza que hacen la Nación, las Provincias o los Municipios a las familias o a las empresas fuera excesiva, ahogaría la actividad productiva generando recesión y, finalmente, menor recaudación. Por lo tanto, es necesario definir los impuestos que podrían sostenerse en el tiempo con la actividad productiva funcionando normalmente”, señala Ferreres.

Para el economista, un sistema impositivo estable y un gasto público sustentable requiere de tres bases: definir los impuestos y gastos sustentables para la economía argentina; establecer relaciones técnicas de deuda a cumplir por el Estado para poder mantener la estabilidad del sistema impositivo que se diseñe; y llegar a un Patrimonio Neto del Estado Nacional positivo.

Page 19: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 17

las empresas fuera excesiva, ahogaría la

actividad productiva generando recesión

y finalmente menor recaudación. Por lo

tanto, es necesario definir los impuestos

que podrían sostenerse en el tiempo con

la actividad productiva funcionando nor-

malmente.

Un ejercicio para calcular el gasto susten-

table efectuado para 1983, tomando en

cuenta los impuestos aceptables para no

ahogar la economía, arrojó una recaudación

consolidada = gasto total consolidado de

USD 21.600 millones para ese año. El gasto

público consolidado para 1983 era bastante

mayor que el sustentable a largo plazo. Si la

economía crece, el tamaño del Estado con-

solidado puede crecer.

Lo mismo ocurre si hay inflación inter-

nacional en dólares, dado que el cálculo

está efectuado en esa moneda. Ajustando

el monto de 1983 por el crecimiento de la

riqueza del país y la inflación del dólar,

para 2000 (previo a la crisis de 2001/2)

resultó un gasto posible de alrededor de

USD 52.000 millones, contra USD 96.000

millones reales. Es decir, el gasto era un

85 % mayor que el

sostenible. La con-

vertibilidad no po-

día funcionar con

ese nivel de gasto

público, y esa fue la

verdadera razón de

su caída estrepitosa

hacia fines de 2001.

El atraso cambiario

y otras variables

macroeconómicas

desviadas en las

cuales se puede

poner también el

acento, son diver-

sas manifestacio-

nes del exceso de

gastos públicos y

de los desequilibrios que genera.

Actualmente, el desvío es mayor aun que

en 2001. De acuerdo a los últimos datos ob-

servados, el gasto posible para 2011 fue de

USD 100.000 millones, contra USD 207.000

millones realmente gastados en forma

consolidada. El pronóstico de gastos con-

solidados para 2012, teniendo en cuenta

e m p r e s ae c o n o m í a

GAsTO PúBLICO CONsOLIDADOIncluye Nación, Provincias, Municipalidades, Fondos Fiduciarios y pago cupón del PBI. Millones de dólares

FUENTE: NyS en base a OJF y Mecon

Si los gastos fijos de administración

son muy altos, como viene ocurriendo

en los últimos cuarenta años, se

usa la recaudación del impuesto

a las ganancias para cubrir gastos

burocráticos corrientes, desatendiendo

a los excluidos, desviando los objetivos

del país.

Page 20: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 18 EMPRESA Nº206

los aumentos de salarios a los empleados

públicos, el aumento de las jubilaciones

y los demás gastos estatales de acuerdo

con la inflación, aun computando un corte

importante en los subsidios, se eleva a los

USD 230.000 millones, lo que significa que

es un 123% mayor que el gasto sustentable

de USD 103.000 millones estimado para

este año.

También pueden

observarse en este

caso las manifes-

taciones del exceso

del gasto público

en el atraso cam-

biario y en otras

distorsiones de

las variables de la

macroeconomía,

como ocurrió en

2001, pero con la

diferencia de que

en aquella oportu-

nidad se presenta-

ba como híper-recesión por la prohibición

de emitir moneda, que tenía el modelo

de convertibilidad, y ahora se manifiesta

como inflación, pues se eliminó esa res-

tricción monetaria cambiando la Carta

Orgánica del BCRA.

¿Qué tendría que hacer el gobierno frente

a este diagnóstico? Tendría que reducir

progresivamente los gastos públicos, tanto

en la Nación, como en las Provincias y los

Municipios; pero hace lo contrario, trata

de aumentar los impuestos, lo que es muy

recesivo en un año ya con dificultades de

actividad, por los efectos de la crisis inter-

nacional y la pérdida de cosechas clave por

la sequia. Si no se lo hace lógica y orde-

nadamente, el mercado, vía la progresiva

desconfianza lo hará: va a disminuir el

gasto público en dólares por la pérdida de

confianza. Esta es la ley de hierro del exceso

de gasto público (o de exceso de presión im-

positiva), y ya ha ocurrido repetitivamente

en nuestro país y no queremos aprender de

esa realidad.

Los requerimientos de un sistema impositivo y un gasto público sustentable

Un sistema impositivo estable y un gasto

público sustentable requieren, en resumen,

de las siguientes definiciones:

1 establecer los impuestos y gastos sus-tentables para la economía argentina.

La lógica de estos conceptos la hemos expli-

cado más arriba. Sin embargo esto no sería

suficiente, pues también se necesita incor-

porar otras reglas, para evitar los desvíos.

2 establecer relaciones técnicas de deuda a cumplir por el estado para poder mantener la estabilidad del sis-tema impositivo que se diseñe. Estas

relaciones técnicas se deben satisfacer en

cada año, aunque como podemos iniciar

la aplicación con una situación desviada

sobre lo razonable, se pueden fijar objeti-

vos de convergencia en el tiempo. Ejemplos

son la relación deuda pública en relación

al PBI que paga impuestos (en el PBI se

incluye un nivel de informalidad del 28%,

correspondiente a 1993, que incluso ahora

se amplió).

3 Llegar a un patrimonio neto del estado nacional positivo. Este concep-

to es un indicador de la solvencia fiscal

intertemporal y también de la justicia in-

tergeneracional. Si el patrimonio neto del

Estado es negativo, eso quiere decir que la

generación actual está gastando más de lo

que le ingresa, y deja deudas para la futura

generación; es decir, los niños de hoy debe-

rán pagar los gastos de sus padres y abue-

los. Como el Patrimonio Neto del Estado

Nacional es muy negativo [los pasivos su-

peran en USD 130.000 millones a los acti-

vos] se podría aspirar a que mejore y llegue

a cero en diez años. Esto exige cierto nivel

de superávit fiscal cada año para recuperar

dicho patrimonio.

Estas son las precondiciones para efectuar

la reforma impositiva estable a largo plazo.

Si al déficit se lo financiara con emisión

de deuda, al cabo de un tiempo de

insistir en este mecanismo, los intereses

comenzarían a estrangular las finanzas

públicas, por lo que este recurso solo

puede usarse muy limitadamente.

e m p r e s ae c o n o m í a

Page 21: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 19

Si no se establecen previamente estos re-

quisitos, u otros similares, todo el sistema

resultará poco creíble para el inversor a

mediano plazo en Argentina. Es sabido que

si el gasto o la deuda son excesivos, final-

mente vendrá el sofocón cambiario que los

traerá a la realidad posible.

Ética de la redistribución vía el sistema impositivo

Teniendo en cuenta que hay que reducir

muchos gastos completamente innecesa-

rios y que esto va a generar resistencias

de los sectores privilegiados e improducti-

vos, que han vivido del esfuerzo de los de-

más por muchas décadas, es fundamental

clarificar a la población los conceptos bá-

sicos implícitos en el sistema recaudatorio

del Estado.

Los impuestos que recaen sobre el consu-

mo, en principio, son los que deben cubrir

los gastos fijos de administración del país

(Nación, Provincias, Municipios). El mer-

cado orienta las inversiones, pero en él

hay ganadores y perdedores; puede haber

también una franja de la población que

no pueda llegar a competir, por distintos

motivos (falta de entrenamiento, falta de

recursos financieros u otras causas). Esta

franja de población siente que no puede

alcanzar los beneficios del crecimiento, de

la modernización que ocurre para otros, y

se siente excluida.

El Estado tiene por función principal co-

rregir esta situación, sin interferir con la

óptima asignación de la inversión que hace

el mercado. Para esto, sin interferir en la

lucha por las preferencias de los consu-

midores, ya sea mediante la innovación,

la eficiencia, la tecnología que usan las

empresas, el Estado se convierte en socio

de los que ganan, sin aportar capital al ne-

gocio, quedándose con el 35% de todas las

ganancias brutas, sin compartir las pérdi-

das. Este 35% de las ganancias lo debe dar

anualmente a los excluidos por la compe-

tencia, para ponerlos otra vez en carrera,

incluyéndose progresivamente a toda la

población en los beneficios del progreso

económico que brinda el mercado.

Si los gastos fijos de administración son

muy altos, como viene ocurriendo en los úl-

timos cuarenta años, se usa la recaudación

del impuesto a las ganancias para cubrir

gastos burocráticos corrientes, desatendien-

do a los excluidos, desviando los objetivos

del país. Con el modelo que se plantea, ga-

nar esta bien, es correcto, debe ser alentado

y alabado, pero se debe entregar el 35% para

los excluidos. Esta es la ética del sistema

impositivo perdurable, que elimina el re-

sentimiento y la exclusión social, y permite

crecer aceleradamente y eliminar también

el desempleo. Esta ética de la redistribución

debe ser tenida en cuenta prioritariamente

en la definición de los impuestos y gastos

sustentables.

Ferreres: “El pronóstico de gastos consolidados para 2012, teniendo en cuenta los aumentos de salarios a los empleados públicos, el aumento de las jubilaciones y los demás gastos estatales de acuerdo con la inflación, aun computando un corte importante en los subsidios, se eleva a los USD 230.000 millones, lo que significa que es un 123% mayor que el gasto sustentable de USD 103.000 millones estimado para este año”.

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Page 27: Nº 206 Revista EMPRESA
Page 28: Nº 206 Revista EMPRESA

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Page 30: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 28 EMPRESA Nº206

Opinión

“Corta el pollo, Henry, por favor” ordenó grandma, senta-

da en la cabecera de la sólida mesa de roble inglés. Mi

padre se incorporó lentamente sintiendo la mirada fija

de seis pares de ojos, mientras su mente ágil repasaba

las opciones posibles para trozar un pollo en siete par-

tes equitativas. Acabada la cena, las señoras pidieron

las acostumbradas tazas de “agua caliente” y los hom-

bres saborearon los restos de vino de sus copas. Las

austeras costumbres de los seis años de guerra, seguían

vigentes en la década de los cincuenta.

La Sra. Merkel tiene razón. Hace falta ajustar cinturo-

nes para reencarrilar la UE. El malgastado sobre-en-

deudamiento deberá reducirse. Pero, en tiempos de re-

lativa paz y respeto por la independencia de los países

¿pueden las fuerzas políticas imponer restricciones al

gasto público hasta llegar al punto de “productividades

convergentes”, meta necesaria para que la eurozona

perdure en el tiempo?

¿Puede el Quantative Easing (QE), y la expectativa de

un salto de productividad, a raíz de un nuevo avance

tecnológico, reencausar la economía hacia un creci-

miento sostenible? ¿No es este otro intento de la mis-

ma política económica equivocada?

Mientras el mundo desarrollado de occidente retroce-

de e intenta refugiarse detrás de fronteras debilitadas,

China, sin prisa ni pausa, avanza hacia la cima del po-

der económico. Quizá pueda llevarle una década o algo

más. Tal vez haya que pasar por un período de múlti-

ples monedas internacionales, pero el yuan apunta a

destronar al dólar en el mediano plazo.

De todas maneras, China muestra síntomas de gigan-

te con pies de barro. Sus clases sociales altas sacan a

relucir un apetito voraz por bienes de marcas top. Este

comportamiento “occidental” -potenciado por el for-

midable alcance e impacto de los medios masivos de

comunicación- puede inducir a sus conciudadanos a

tomar un rumbo consumista que, para los que ya lo he-

John C. Roberts

Lic. en Administración de Empresas (UCA). PPE Magdalen College Oxford. Presidente del grupo

Roberts, hasta su venta al HSBC 1997. Desde 1999 a 2004, lideró

“Upsala Explorer”, emprendimiento turístico en Lago Argentino, El

Calafate (junto a sus socios: Alfredo Fragueiro, Agostino Rocca y

sucesores). La traducción de esta columna estuvo

a cargo de Ana Roberts.

Page 31: Nº 206 Revista EMPRESA

¿Hacia dónde vamos?

mos andado, ha demostrado tener un final

poco feliz.

La política demográfica china plantea otro

grave problema. La naturaleza tiende a ven-

garse. ¿Qué pasará cuando el peso de la pi-

rámide poblacional invertida recaiga sobre

una masa reducida de trabajadores?

Para ese entonces, las armas nucleares esta-

rán en manos de ciertos países que no duda-

rían en usarlas. El terrorismo estará en condi-

ciones de mantener en vilo a la potencia he-

gemónica del momento, China, India o quien

sea. Si decidiera usar o abusar del chantaje

contra esa potencia ¿Quien se animaría a

pronosticar el futuro de la humanidad?

Para evitar un posible desenlace calamitoso

es necesario emprender ya un profundo

cambio cultural, incluso espiritual.

La medida del desarrollo no puede seguir

siendo el crecimiento del PBI o el ingreso

per cápita. (Este índice, además de ser un

promedio de dudosa validez, incentiva el

recorte de la pirámide poblacional: en la

cima, mediante la eutanasia y en la base

por medio del aborto).

Sin embargo, no pareciera que el llamado a

una vida más austera actúe de gatillo para

este cambio cultural. La fuerza impulsora

debería tener su origen en una motiva-

ción positiva. Las acciones que promueven

cambios surgen generalmente de mentes

idealistas que conciben sueños que otros

realizan de una u otra manera, con menor

o mayor intensidad. Los hombres necesita-

mos “enamorarnos” de un cambio para lle-

varlo a cabo, desearlo con el corazón.

Hay, por fortuna, claros indicios de que

el cambio ha comenzado y está tomando

ímpetu. Miles de ONG, fundaciones e insti-

tuciones con fines benéficos se constituyen

cada año. Existe un creciente reconocimien-

to de que, en un mundo globalizado, todos

somos vecinos. Se comienza a reconocer la

importancia de los derechos de cada perso-

na humana.

En la cima de este cambio, sobresalen en for-

ma destacada ejemplos como el de Warren

Buffet. Este empresario no solamente donó

la mayor parte de su fortuna para contribuir

a mejorar el nivel de vida de los más nece-

sitados, sino que, además -se dice- invirtió

fuertes sumas de dinero en la concursada

GM, y no en la “deslumbrante” Apple, para

ayudar a paliar el alto nivel de desempleo.

En el extremo opuesto de la escala, recuer-

do una anécdota de la querida y recordada

Madre Teresa. Cierta vez, en una de sus

recorridas visitando a los más necesitados,

llevó a una mujer indigente, rodeada de

hijos pequeños, una fuente llena de arroz

para que pudiera alimentarse ella y su fa-

milia. Para su sorpresa, la mujer dio la gra-

cias y desapareció en dirección a la casa de

al lado. Cuando la Madre Teresa le preguntó

qué había hecho, ella contestó: “mi vecina

está más necesitada que yo”.

Esta pequeña muestra intenta resaltar ese

rasgo o sentimiento que está en la natura-

leza humana, un sentimiento que podría

llamarse caritas, motor de gran impulso

positivo. La incógnita es cuándo y cómo los

hombres vamos a dejar libre este arrollador

y poderoso “sentimiento”, que nos lanzaría

a desarrollarnos en la dirección “correcta.”

Invierno 2012 Página 29

Page 32: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 30 EMPRESA Nº206

La Generación Y en el mundo del trabajo

Juan uribe

Pareciera que el tema de la Generación Y se

ha puesto de moda. Y como toda moda, nos

cuesta entenderla. ¿ Tienen estos jóvenes

compromiso con el trabajo?

En el ámbito laboral, ya no existe la carre-

ra tradicional. Es difícil que uno desarrolle

toda su carrera en una misma empresa.

Alguna estadística dice que un joven esta-

dounidense, con dos años de universidad,

puede esperar cambiar de trabajo al me-

nos once veces en el curso de su vida la-

boral. Seguramente, en América Latina ese

número es menor, pero igualmente más

alto que lo que era para la generación de

nuestros padres.

En la película Doce hombres en pugna, del año

1957, el actor Lee J. Cobb protagoniza a un

padre enemistado con su hijo que debe de-

cidir -con mucha presión, por su propia si-

tuación personal- si otro joven es inocente o

culpable. En una de sus primeras interven-

ciones, dice: “¡Jóvenes! ¡Ya no tienen respeto

por los mayores! Cuando yo era niño, trata-

ba a mi padre de usted. Guardaba silencio

cuando él hablaba…”.

Últimamente, aunque no con las mismas

palabras, he sido testigo de comentarios

similares de algunos de mis colegas, so-

bre cómo ven la actitud de la Generación Y

en el mundo laboral: “No tienen compro-

miso”. “No quieren pertenecer”. “¿Cómo

puede ser que den prioridad a tomarse

un sabático por sobre su desarrollo de

carrera?” “¿Cómo puede ser que no estén

dispuestos a sacrificarse y trabajar más

horas para crecer profesionalmente?”

“¿Cómo pueden estar 'conectados' y a la

vez aislados?”.

¿Es tan así?

Quizás, como miembros de otra generación,

tengamos que cambiar la perspectiva. Inten-

tar ponernos en sus zapatos y mirar “nuestro

mundo” desde allí. Este mundo que nosotros

dirigimos y gobernamos. Este mundo que

evaluamos con conceptos nuestros como

“tener la camiseta”. Cuando el concepto de

“ponerse la camiseta” resulta anacrónico.

¿Será porque los futbolistas tienen más leal-

tad a su representante que a su club?

Me parece muy útil la mirada de Richard

Sennet en La corrosión del carácter. Sennet se-

ñala que: “La consigna ‘nada a largo plazo’

desorienta la acción planificada, disuelve los

vínculos de confianza y compromiso y sepa-

ra la voluntad del comportamiento”. Quiere

decir que no todo lo actual está mal ni todo

lo que viene está bien. Sennet nos cuestiona

y desafía a decidir si la flexibilidad del tra-

bajo en la postmodernidad ofrece realmente

un contexto mejor para el crecimiento per-

sonal.

No creo que el lema de la Generación Y sea

“nada a largo plazo”. Sino “vivamos el pre-

sente, no hipotequemos el corto plazo en

función de un futuro incierto”. Las experien-

cias de crisis, reingenierías, adquisiciones,

etc. han marcado nuestra generación y eso

lo ve claramente la Generación Y. Por eso de-

mandan algo distinto.

¿Tenemos elementos a nuestro alcance, ele-

mentos y políticas para resignificar, para vol-

ver a dar sentido al trabajo? ¿O preferimos

quedarnos en la queja de que los jóvenes de

hoy no tienen compromiso (como lo hacía

Lee J. Cobb en la película)?

Juan Uribe es consultor de RR.HH. en temas de Equipos, Cambio y Liderazgo. Profesor part-time de Comportamiento Humano en el IAE, Universidad Austral. Ex Director/Gerente de RR.HH. de Molinos Río de la Plata sA, Tetra Pak, Massalín, Mercedes Benz Argentina, Alpargatas.

e m p r e s ae m p r e s a

Page 33: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 31

Estoy convencido que tenemos, y bien a

nuestro alcance, herramientas para dar

más sentido al trabajo. Desde cosas simples

y cotidianas como saludar, agradecer, ce-

lebrar, festejar, almorzar juntos, conversar

más. Hasta políticas aparentemente más

complejas como horario flexible; adminis-

trar la inclusión y la diversidad, la comuni-

cación honesta y abierta, las oportunidades

de formación y crecimiento.

Estamos perdiendo el arte de conversar. La

conversación no es solo hablar sino tam-

bién escuchar. Nos falta vocabulario, nos

falla la frase. Mezclamos el castellano con

el inglés. Hablamos mucho, pero conver-

samos poco. Conversación es expresión de

personalidades, diversidad de opiniones,

formación de pareceres, silencios y excla-

maciones.

No creo que los

jóvenes pidan

trabajar menos.

Seguramente quie-

ren trabajar de un

modo más armóni-

co. Ojalá pudiése-

mos hacer realidad

el planteo que

hacen Ken Cloke y

Joan Goldsmith en

su libro Thank God

It’s Monday (¡Gracias

a Dios es lunes!):

Hacer de nuestros

trabajos un lugar

lleno de sentido, de plenitud, donde nos dé

gusto ir. De lo contrario, no debería extra-

ñarnos que busquemos “sentido”, y que la

Generación Y busque “sentido” en otras acti-

vidades que no sean el trabajo.

e m p r e s ae m p r e s a

Uribe: "Las experiencias de crisis, reingenierías, adquisiciones, etc. han marcado nuestra generación y eso lo ve claramente la Generación Y. Por eso demandan algo distinto".

Page 34: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 32 EMPRESA Nº206

e m p r e s as o c i e d a d

el hombre y sus circunstancias

alicia caballero

Día a día nos deslumbramos con los avan-

ces de la medicina y de la tecnología. En los

últimos cien años el hombre ha vencido a la

polio y a muchos tipos de cáncer, ha logra-

do destapar arterias previniendo infartos,

descifrar el código genético, llegar a la luna,

archivar información en espacios ínfimos,

transmitir datos en segundos…, entre mu-

chas otras cosas. Sin embargo, pareciera que

la economía, en su indisoluble alianza con la

política, no logra siquiera mitigar en muchos

países de Latinoamérica males endémicos

como la indigencia y la pobreza y las trage-

dias asociadas a éstas: hambre, ignorancia,

exclusión, violencia y drogadicción.

Desde una perspectiva estructural, hace dé-

cadas que en Argentina han fallado no solo

la política distributiva, sino la capacidad de

satisfacer fines múltiples, a partir de una

dotación de recursos (razón de la ciencia

llamada economía).

Cuando se recorre la geografía argentina y

sus paisajes, y cuando estudiamos la diver-

sidad de climas y suelos, la abundancia de

tierra fértil, de agua dulce, o de minerales, es

claro que no ha sido la escasez la razón de la

pobreza y la indigencia que castigan a una

significativa parte de la población. El proble-

ma ha sido entonces la gestión o administra-

ción de esos recursos, tanto en el plano de

la generación de la riqueza como en el de la

distribución de la misma. Y he aquí un tema

no menor. En muchos casos, el énfasis por la

distribución ha puesto en jaque la creación

de riqueza. Y desde la política, se enfrenta-

ron de manera irreconciliable quienes propi-

ciaban medidas tendientes a la distribución

o la igualdad, y quienes defendían posicio-

nes “conservadoras” orientadas a impulsar la

generación de riqueza.

Para zanjar en parte estos antagonismos,

que nunca son conducentes, el Banco Mun-

dial ha desarrollado el concepto de “índice

de oportunidades humanas”.

Este índice permite evaluar en qué medida

las circunstancias personales que un niño

no elige lo limitan en sus posibilidades de

acceso a aquellos bienes y servicios nece-

sarios para desarrollarse adecuadamente

(buena alimentación y educación, cloacas,

electricidad, etc.).

El color de la piel, el barrio en el que nació,

el no tener a uno de sus padres, el tener

una mamá que no terminó la primaria, son

circunstancias para un niño inmodifica-

bles. Lo que este índice puede medir es si

las políticas públicas (entendidas en senti-

do amplio) son capaces de permitirle a ese

niño remontar su realidad original, para

alcanzar un nivel de vida satisfactorio, en

función, ahora sí, de su propio esfuerzo y

empeño.

Explicado en forma muy sintética: este

índice mide la disponibilidad de bienes y

servicios indispensables para poder pro-

gresar en la vida (como los mencionados

anteriormente), “penalizado” por cuán in-

equitativamente están distribuidos entre la

población. Así, dos países con igual oferta

de estos bienes y servicios críticos pueden

tener un índice diferente si el acceso a los

mismos es inequitativo, y vedado a algunos

grupos que comparten características fuera

de su control (por ejemplo raza, lugar de

nacimiento, etc.).

Sin dudas, hay mucho por hacer; y lo impor-

tante es hacer las cosas bien, diseñando las

políticas y los instrumentos adecuadamen-

Alicia Caballero es Doctora en Economía y Profesora Titular de Economía Argentina en la Universidad Católica Argentina

Page 35: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 33

te, evaluando los efectos intertemporales y

el impacto generado. Algunos ejemplos:

1. El medir la cantidad de gasto en educa-

ción, y no la calidad de la misma, puede

inducir a conclusiones erróneas y generar

una brecha cada vez más grande que en

lugar de favorecer la movilidad social la

dificulte. La educación es una poderosa

herramienta de promoción social y hu-

mana. Viabiliza las capacidades laborales,

aleja a los jóvenes del delito y de la droga.

2. Ciertos programas sociales ejecutados

con objetivos a corto plazo son, en reali-

dad, poco funcionales al desarrollo de la

dignidad humana a partir del trabajo y,

en tal sentido, contrarios a la formación

de la cultura del esfuerzo.

3. Una nutrición inadecuada, la falta de

estimulación temprana y la baja cali-

dad educativa condenan a un niño a la

pobreza irreversible. Nunca habrá una

oportunidad para quien no tuvo la posi-

bilidad de alimentarse y estudiar.

Es en este punto, en el que creo fundamen-

tal el trabajo de economistas, políticos y

sociólogos. El Banco Mundial, el BID, en-

tre otros, disponen y otorgan desde hace

años recursos para programas orientados

al desarrollo. Es nuestra responsabilidad

utilizarlos inteligente y eficientemente, en

programas adaptados a nuestra idiosin-

crasia, que no solo mitiguen un problema

actual, sino que sean capaces de con-

templar las “externalidades” y los efectos

intertemporales. No todas las sociedades

reaccionan de la misma manera ante igua-

les estímulos. Está en nosotros el hacer las

cosas bien.

En síntesis, la clase dirigente o élite de un

país tiene la enorme responsabilidad de

diseñar y sostener un sistema que le per-

mita al hombre ser el dueño de su propio

destino, y no el esclavo de situaciones que

nunca eligió. De eso se trata, en esencia, la

libertad.

e m p r e s as o c i e d a d

Page 36: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 34 EMPRESA Nº206

derechos de propiedad para todos

martín Krause

En diciembre de 2010, Mohamed Bouazizi se

inmoló en la plaza del mercado de Sidi Bou-

zid, Túnez, porque una mujer policía y dos

inspectores municipales le habían confis-

cado toda su propiedad: una caja de peras

(valor, 15 dólares), una de bananas ($9), tres

de manzanas ($22) y una balanza electróni-

ca de segunda mano ($179).

El total de 225 dólares parece una suma

muy baja como para que un joven de 26

años se prenda fuego, pero era todo lo que

Bouazizi tenía para mantener a su familia y

para pagar las deudas. Nunca imaginó que

con su acto daría inicio a lo que luego se

llamó “Primavera Árabe”, cuya primera víc-

tima fue el presidente de Túnez.

Tampoco estuvo solo. En los dos meses si-

guientes a su muerte otros 35 emprendedo-

res informales pobres se prendieron fuego

en Argelia, Marruecos, Egipto y Siria. Hay

que sentirse en situaciones extremas para

actuar de esa forma.

Muchas de las grandes revoluciones de este

planeta tuvieron como origen una violación

a derechos de propiedad o elevados im-

puestos que, en definitiva, también lo son.

El ahora reconocido Tea Party en Estados

Unidos adopta ese nombre rememorando la

primera rebelión de los colonos americanos

por un aumento del impuesto sobre el té.

Tampoco desconocemos las motivaciones

que llevaron a la independencia argentina

en relación al monopolio del comercio que

forzaba la España colonial.

Datos de la informalidad

El Instituto Libertad y Democracia de Perú,

creado y dirigido por Hernando de Soto

realizó una investigación en la región y des-

cubrió que el 92% de la población de Túnez

posee inmuebles sin derechos formales de

propiedad y que el 99% de los emprendedo-

res trabajan en la informalidad.

En Libia el porcentaje es del 82% de los em-

prendedores y el 90% de los inmuebles, y

en Egipto el 85% de los emprendedores y el

90% de las propiedades. El Instituto descu-

brió que le tomaba a un egipcio diez años

obtener permiso para construir en un lote

en el desierto y un año y medio habilitar

una panadería. Se estima que los activos

informales en Egipto alcanzan un valor de

Martín Krause es Miembro del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso.

e m p r e s as o c i e d a d

“Muchos creen que la defensa del derecho de propiedad es amparar un privilegio de los ricos, pero a quien más afecta es a los pobres, señala Krause. La defensa de la propiedad privada está en la raíz de la defensa de todos los derechos humanos, comenzando por nuestro propio cuerpo, nuestras ideas y el derecho a expresarlas libremente, sobre nuestra capacidad y derecho de trabajo y sobre el ejercicio de todos los derechos contemplados en el art. 14 de nuestra Constitución. El autor profundiza en el derecho a la propiedad privada, analiza el caso de la Argentina y comparte algunos datos del Índice Internacional de Derechos de Propiedad que, bajo la inspiración del trabajo realizado por Hernando de Soto, trata de evaluar cómo y cuánto se protege el mismo en 130 países del mundo.

Page 37: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 35

347 mil millones de dólares, seis veces toda

la ayuda directa que recibiera ese país des-

de que se fuera Napoleón en 1801.

Afirma de Soto: “Para armar una empresa,

Bouazizi hubiera debido crear una pequeña

sociedad personal. Esto le requería 55 trá-

mites administrativos, que le demandarían

142 días a un costo de 3.233 dólares, el equi-

valente a su ingreso anual”.

En esencia, existe un serio problema de

inseguridad jurídica motivado por la falta

de respeto all derecho de propiedad. Nor-

malmente consideramos a este derecho, en

particular relación con los inmuebles, como

la posesión de una escritura, pero el dere-

cho va mucho más allá y se vincula con el

uso y disposición que se puede realizar del

recurso. De poco sirve tener un título si lue-

go las regulaciones impiden o traban su uso

y disposición.

La Alianza por los Derechos de Propiedad,

una institución con sede en Washington,

conformada por un conjunto de institutos

de investigación y políticas públicas de todo

el mundo, bajo la inspiración del trabajo de

Hernando de Soto, ha desarrollado el Índice

Internacional de Derechos de Propiedad que

trata de evaluar cómo y cuánto se protege

este derecho en 130 países del mundo. Su

edición 2012 ha sido presentada hace poco.

El Índice está compuesto por tres subcom-

ponentes: el entorno legal y político, la

protección del derecho a la propiedad física

y la protección de la propiedad intelectual.

Distintos indicadores internacionales se

toman para elaborar este índice compuesto.

En los cinco primeros lugares se encuen-

tran: Finlandia, Suecia, Noruega, Singapur y

Suiza. En los últimos cinco: Angola, Burun-

di, Venezuela, Libia y Yemen.

En cierta forma los resultados son sorpren-

dentes. Es verdad que no extraña encontrar

en los primeros lugares a los países men-

cionados pero, salvo Singapur, siempre han

sido asociados con estados “socialistas”

democráticos, en particular los nórdicos.

Este indicador, confirmando lo que mues-

tran otros como los de libertad económica,

muestra un panorama diferente, allí es don-

de más se protege la propiedad privada.

El caso argentino

La Argentina no se encuentra en una posi-

ción alentadora. Si bien no la ha modificado

desde el año anterior, ocupa el puesto 87

entre los 130; el puesto 14 de los 22 países

latinoamericanos que aparecen en el in-

forme y, aquí lo peor, entre los diez últimos

puestos globales en la protección del dere-

cho a la propiedad física.

La relación que esto tiene con la inversión y el

crecimiento económico es indiscutible. Si no

se protege el derecho de propiedad no habrá

inversión, nadie está dispuesto a invertir su

capital donde pueda ser expropiado tanto sea

directamente como indirectamente a través

de regulaciones e impuestos. Sin inversión no

hay crecimiento económico ni progreso.

En el caso argentino, además, su mala ca-

lificación en la protección del derecho a

la propiedad física está relacionada con la

falta de acceso al crédito hipotecario. Cues-

e m p r e s as o c i e d a d

Krause: “‘La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley. La posición que tenemos en el Índice Internacional de Derechos de propiedad nos muestra cuán lejos nos hemos alejado de esos principios fundacionales”.

Page 38: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 36 EMPRESA Nº206

ta creer que se pueda acceder a la vivienda

cuando hay que pagarla al contado y en dó-

lares. Esto afecta a todos, por supuesto, pero

más a los pobres, quienes tal vez podrían

pagar una cuota a 30 años, pero les resulta

imposible hacerlo todo de una vez.

El resultado son las villas. Y allí no sola-

mente carecen del documento oficial que

garantiza su propiedad, seguramente la del

único activo importante que poseen como

es su casa, sino que también ven limitado

su uso y disposición, no ya por las regula-

ciones que no se cumplen en la informa-

lidad sino por la imposibilidad de acceder

al sistema legal y las ventajas de contratos

formales. También padecen quienes tienen

derechos formales sobre propiedades ocu-

padas con un gobierno que no se molesta

en afirmar ese derecho y sacar a los ocu-

pantes ilegales.

En otro ámbito, también ven violado su

derecho quienes ahora tienen prohibido im-

portar y no pueden disponer de su propie-

dad en la forma que hubieran deseado.

O quienes vieron perder sus depósitos conver-

tidos arbitrariamente a pesos, o sus ahorros

en las AFJP, o quienes vieron prohibidas sus

exportaciones, o no pueden fijar los precios de

“sus” productos según su preferencia.

La defensa del derecho de propiedad

Muchos creen que la defensa del derecho

de propiedad es amparar un privilegio de

los ricos, pero a quien más afecta es a los

pobres. Es más, la defensa de la propiedad

privada está en la raíz de la defensa de todos

los derechos humanos, ya que la primera

propiedad que tenemos es la de nuestro

propio cuerpo. El desarrollo del derecho de

propiedad no fue solamente un elemento

clave para el desarrollo del capitalismo, fue

una forma de limitar el poder absoluto del

gobernante, quien no podía ingresar a la pro-

piedad del súbdito sin su aprobación. Según

“derecho de pernada", el señor feudal podía

mantener relaciones sexuales con cualquier

doncella de su feudo que se casara con uno

de sus siervos. Este derecho no existe desde

que se afirmó la “propiedad” que la doncella

tiene sobre su propio cuerpo.

También es la propiedad que tenemos sobre

nuestro cerebro y por ende sobre nuestras

ideas y el derecho a expresarlas libremente.

Y sobre nuestra capacidad de trabajo que

nos da el derecho a trabajar y ejercer toda

industria lícita, de navegar y de comerciar,

de peticionar a las autoridades; de entrar,

permanecer, transitar y salir del territorio

argentino; de publicar nuestras ideas por la

prensa sin censura previa; de usar y dispo-

ner de nuestra propiedad; de asociarnos con

fines útiles; de profesar libremente nuestro

culto; de enseñar y aprender.

Tal vez suenen familiares estas palabras.

Son las del artículo 14 de nuestra Constitu-

ción, que en su artículo 17 vuelve sobre el

tema: “La propiedad es inviolable, y ningún

habitante de la Nación puede ser privado de

ella, sino en virtud de sentencia fundada en

ley”. La posición que tenemos en el Índice

Internacional de Derechos de propiedad nos

muestra cuán lejos nos hemos alejado de

esos principios fundacionales.

e m p r e s as o c i e d a d

Cuesta creer que se pueda acceder a la

vivienda cuando hay que pagarla al contado y en

dólares. Esto afecta a todos, por supuesto, pero

más a los pobres, quienes tal vez podrían pagar una cuota a 30 años, pero les resulta imposible hacerlo

todo de una vez.

Page 39: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 37

e m p r e s ae c o n o m í a

mi padre es biólogo

félix sammartino

“Mi padre es biólogo, economista, quími-

co, meteorologista, nutricionista, botánico

y mecánico. Pero yo simplemente le digo

productor agropecuario”. A esta vieja hu-

morada, que hace alusión a lo complejo de

la actividad, deberíamos agregarle el oficio

de equilibrista, un acróbata que mantiene

la vertical a pesar que el escenario de los

últimos meses es tan cambiante como el de

una montaña rusa.

De manera completamente infrecuente,

la seca y la inundación estuvieron pre-

sentes en la última campaña agrícola. De

la falta de agua en los meses de noviem-

bre, diciembre y gran parte de enero, que

castigó los rindes de maíz y soja, a las

inundaciones en el noroeste bonaerense

de estos días. El resultado será una me-

nor cosecha a la prevista inicialmente y

mucha menos plata en todo el circuito

comercial. Se calcula una pérdida de in-

gresos de 4.000 millones de dólares. Las

estimaciones de cosecha, que se vienen

corrigiendo a la baja, en el caso de la soja

ya perforaron la barrera de las 40 millones

de toneladas, cuando el año pasado fue

de 48,5 millones. El dato es relevante si se

tiene en cuenta que el complejo sojero es

el responsable del 25% de las divisas que

ingresan por exportaciones.

Sin embargo, no son los fenómenos climá-

ticos extremos los que mueven más el piso

de los productores-equilibristas, ni del resto

del sector agropecuario. Hay una especie de

dèja vu de los años noventa flotando en el

ambiente. “Estamos en una economía que

comienza a parecerse cada vez más a la

de los años de la convertibilidad. Hay una

clara pérdida de competividad debido a una

inflación de dos dígitos anuales que nadie

controla y que ya lleva más de cinco años”,

se alarmaba un industrial lácteo.

Tal como está planteada la macroeconomía,

el 2012 ya no propone alto crecimiento sino

alta inflación. Esto requiere de habilidades

en el empresariado para manejarse con me-

nos recursos, menos previsibilidad, menos

acceso al capital y con más volatilidad de

precios.

Y por supuesto está el dólar, que ignorarlo

en la economía argentina supone el mis-

mo ejercicio de querer tapar el sol con las

manos. Vale recordar que la economía ar-

gentina es en los hechos bimonetaria por la

tenencia en dólares billete de su población,

1.300 dólares por persona. Los movimientos

del billete americano en todas sus variacio-

nes cromáticas, verde, negro y blue también

definen la marcha de las actividades pro-

ductivas.

Féliz sammartino es Ingeniero Agrónomo. Fue fundador de la revista Infortambo y Gerente general de Expoagro. Actualmente es Prosecretario de Redacción en la sección Campo del diario La nación.

Page 40: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 38 EMPRESA Nº206

Dentro de las habili-

dades de equilibris-

ta, que le son ahora

necesarias al pro-

ductor agropecua-

rio, está la de en-

frentar una mayor

presión impositiva

sin perder del todo

lo estribos. Los im-

puestazos inmobi-

liarios del orden del

500% que están por

caer en las provin-

cias de Entre Ríos

y Buenos Aires son,

en realidad, como la

frutilla de un postre que arranca con las re-

tenciones. La Sociedad Rural de Rojas con-

feccionó una serie de planillas con informa-

ción de los rindes de la campaña 2011-2012

y la incidencia de los distintos impuestos y

tasas. Concluyen que de los 3484 pesos por

hectárea que dejaría la venta del cereal,

menos los costos de implantación y estruc-

tura de la explotación, el Estado les lleva

hoy el 87%. Con el impuestazo inmobiliario,

el Estado se llevaría el 122%, es decir que la

presión impositiva superaría al resultado.

“Deberíamos vender tierra para pagar los

impuestos”, afirman.

Se entiende entonces por qué las moviliza-

ciones y protestas de los últimos días ten-

gan un tono parecido a la de los primeros

días de la revuelta por la Resolución 125.

Es el comercio, estúpido

Ahora bien, el problema más grande que

enfrenta el agro no tiene que ver con las

circunstancias climáticas y económicas

que dominan el primer semestre del 2012,

sino el diseño que presenta nuestro país

para aprovechar la demanda mundial de

alimentos.

Una oportunidad que sigue estando en pie.

Basta observar los precios tonificados de

los commodities hasta de las carnes en los

mercados internacionales. Pero lo cierto es

que a las trabas comerciales y a la incer-

tidumbre que rodean a toda la actividad

exportadora, ahora se le agrega la guerra de

aduanas con Brasil y la Unión Europea por

las restricciones a las importaciones, un fre-

no inexplicable para explotar al ciento por

ciento esta tendencia mundial. De más está

decir que ninguno de los países productores

de alimentos tienen políticas de desaliento

a la actividad.

Quizás todo parta de un falso concepto que

sigue vigente: la “mesa de los argentinos”.

Es decir, la idea que puede llegar a faltar ali-

mentos, carne, trigo o leche en el mercado

interno por lo que es necesario restringir las

exportaciones. La idea no deja de ser es-

trafalaria si se tiene en cuenta la evidencia

que nuestro país produce ocho veces más

alimentos que los que requiere para el con-

sumo interno.

Sin embargo, el concepto sigue vigente al

igual que todos los mecanismos de inter-

vención de los mercados. El resultados es

que al desconectar los precios internos de

lo que ocurre en el mundo, se desenchu-

fan también las señales y los estímulos a

la producción.

Todo este cuadro de incertidumbre que es

perjudicial para la comercialización de los

commodities se convierte en una limitación

extrema o una mochila muy pesada para

vender alimentos en el mundo con mayor

grado de elaboración.

Hace menos de un mes, visitó nuestro

país una delegación de neozelandeses,

liderada por el dirigente Alistar Polson,

que venían con el objetivo de generar re-

laciones con distintos actores del sector

agroalimentario. Vale decir que Nueva

Zelanda encabeza el ranking mundial de

exportadores en lácteos, carne ovina, y es

el segundo en lana, ubicándose en el duo-

décimo lugar entre los exportadores de

alimentos del mundo.

e m p r e s ae c o n o m í a

El problema más grande que enfrenta

el agro no tiene que ver con las

circunstancias climáticas y económicas

que dominan el primer semestre del

2012, sino el diseño que presenta

nuestro país para aprovechar la demanda

mundial de alimentos.

Page 41: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 39

En su visita, los neozelandeses también

tuvieron tiempo de recordarnos cuestiones

elementales. La primera es que todo proce-

so productivo comienza en el mercado, en

el comercio, y no en la producción. Por caso,

y para comprobar que estamos actualmen-

te en las antípodas de este pensamiento,

obsérvese el lugar absolutamente secun-

dario que ocupa la comercialización en el

Plan Estratégico Nacional (PEA). Plan que

fue anunciado con bombos y platillos, pero

que hasta el momento no es más que un

compilado de buenas intenciones y metas

de producción.

Según la visión neozelandesa, que básica-

mente tiene altas dosis de sentido común,

el agregar valor a esa producción tiene

sustento en la medida que exista una de-

manda. Y esa demanda hay que cuidarla

respetando las reglas básicas del comercio:

seriedad, confiabilidad, calidad de producto,

financiación, etc.

Para eso requieren de una macroeconomía

estable y predecible. Lo afirman desde su

propia experiencia. “La confianza en que

no se van a cambiar las reglas de juego es

fundamental. A diferencia de comercializar

commodities, si se quiere vender alimentos

con valor agregado se necesita tiempo, es-

fuerzo e inversiones para abrir mercados.

Hay que saber distinguir: no es lo mismo la

lechería que al soja”, afirmó por esos días

Alistair Polson.

Los neozelandeses dejaron en claro que

las mejoras productivas y tecnológicas y

el agregado de valor en sus productos van

de la mano de las cuestiones macroeco-

nómicas que no se deben descuidar como

la estabilidad y competitividad del tipo de

cambio, los costos impositivos, financieros y

de infraestructura y la acción del Estado en

materia de apertura de mercados.

Es como si nos dijeran: “Es el comercio, es-

túpido”, haciendo alusión a aquel slogan de

“es la economía…”, utilizado en la campaña

presidencial de Bill Clinton en los Estados

Unidos.

A pesar de las circunstancias poco claras

que se presentan en 2012, el momento ex-

cepcional que nos brinda el mundo como

productores de alimentos sigue presente.

No es cuestión de seguir desaprovechán-

dolo. Quizás convenga comenzar a replan-

tearse los supuestos más elementales de un

modelo que ya muestra sus limitaciones.

e m p r e s ae c o n o m í a

A las trabas comerciales y a la incertidumbre que rodean a toda la actividad exportadora, ahora se le agrega la guerra de aduanas con Brasil y la Unión Europea por las restricciones a las importaciones, que han sido un freno inexplicable para explotar al ciento por ciento esta tendencia mundial.

Page 42: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 40 EMPRESA Nº206

e m p r e s ae c o n o m í a

el problema de la inconsistencia temporal y la ausencia de políticas económicas “de estado”

carlos e. J. m. Zarazaga

La incapacidad de sostener en el tiempo

políticas económicas de Estado que tras-

ciendan el gobierno de turno se menciona

frecuentemente como uno de los factores

que le impide a nuestro país alcanzar los

niveles de vida actuales de Australia o Ca-

nadá, naciones con las que hace un siglo se

nos comparaba favorablemente.

Los ejemplos que suelen invocarse para

ilustrar esta deficiencia abundan. El más

reciente, con repercusiones internaciona-

les, fue la aprobación por el Congreso -el 3

mayo de este año- de una ley que estatizó

la empresa petrolera YPF, que solo trece

años antes había sido privatizada también

por decisión del Congreso.

Mucho más representativos de las dificul-

tades de la sociedad argentina para man-

tener políticas económicas de Estado son

los vaivenes a los que han sido sometidos

la independencia del Banco Central y el

régimen jubilatorio.

Como se recordará, en 1992 el Congreso

consagró la independencia del Banco Cen-

tral en una nueva carta orgánica, que puso

Carlos Zarazaga es Economista Investigador y Asesor para Asuntos Económicos Latinoamericanos de la Reserva Federal de Dallas.Los puntos de vista aquí expresados son exclusivos del autor y no reflejan necesariamente los de la Reserva Federal de Dallas o del Sistema de la Reserva Federal.

La falta de capacidad o inconsistencia para mantener políticas económicas de Estado, que superen la coyuntura y los gobiernos de turno, constituye una de las principales demandas para pensar un país en serio. “¿Por qué en algunos países el problema parece permanecer en estado latente, mientras que en otros se manifiesta con particular virulencia?”, se interroga Zarazaga.

El autor analiza el caso de la Argentina y nos invita a encontrar una respuesta al interrogante planteado desde la perspectiva del “problema de la inconsistencia temporal” propuesta por los Premios Nobel de Economía, Finn Kydland y Edward Prescott. Zarazaga argumenta que los inconvenientes de muchos países para sostener políticas de Estado pueden no ser más que manifestaciones de ese problema, que se origina, paradójicamente, en gobiernos benevolentes, pero que tienden a evaluar políticas económicas con un enfoque secuencial, que las sociedades favorecen casi natural e instintivamente, por sobre la visión intertemporalmente integradora que sería la adecuada.

Finalmente, el autor discute posibles remedios a ese problema de la inconsistencia temporal y, por extensión, a la proverbial dificultad de nuestro país para implementar verdaderas políticas de Estado.

Page 43: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 41

fin a la práctica de financiar déficits fiscales

con emisión, responsable por el estallido

hiperinflacionario de 1991, así como del

de 1989. Pero nueve años más tarde, esa

independencia fue violada en los hechos,

cuando el Banco Central fue forzado a ad-

quirir bonos del gobierno con reservas que

estaban respaldando la estabilidad de la

moneda local.

Una suerte parecida corrió el régimen de

jubilaciones privadas, que tras ser creado

también por ley sancionada por el Congreso

en 1993, fue desmantelado ocho años más

tarde en los hechos; primero, cuando las

administradoras de los fondos de pensión

fueron obligadas a aumentar sus tenencias

de bonos del gobierno, que poco más tarde

se declararían en cesación de pagos, y des-

pués cuando se les pesificaron los depósitos

en dólares que tenían en cartera. Legisla-

ción posterior, del año 2008 para el caso de

las jubilaciones, y de este año para el caso

del Banco Central, no hizo más que derogar

formalmente lo que ya había sido derogado

en la práctica.

A esta lista de ejemplos puede sumarse la

Ley de Intangibilidad de los Depósitos de

agosto de 2001, seguida casi inmediata-

mente por el tristemente célebre “corralito”

que de hecho los confiscó; la pesificación

de los depósitos en dólares previa enfática

aseveración de que “él que depositó dólares,

recibirá dólares”; y muchos otros que los

lectores seguramente podrán aportar.

Es tentador culpar a una “clase dirigente”

inepta o negligente, cuando no corrupta,

por cambios de política tan impredecibles y

pronunciados, incluso en direcciones opues-

tas. De hecho, esta interpretación “ineptista”

o “moralista” de la dificultad común a mu-

chos países de sostener políticas de Estado

era la predominante entre economistas y

politólogos hasta 1977. Fue en ese año que

Kydland y Prescott sorprendieron al mundo

con una explicación casi opuesta, en unos

de los trabajos que les valió el premio Nobel

de Economía 2004.

El paradójico hallazgo de estos laureados

fue que las dificultades para mantener

consistentemente en el tiempo políticas

económicas óptimas (“políticas de Estado”,

en la jerga cotidiana) no las crean una cla-

se dirigente incompetente o corrupta, sino

todo lo contrario, políticos y funcionarios

bienintencionados, celosamente dedicados

a verificar periódicamente que las políticas

adoptadas en el pasado sigan siendo las

más beneficiosas para la sociedad en el pre-

sente y, en caso contrario, a reemplazarlas

por las que sí parezcan cumplir con ese re-

quisito de allí en más.

En síntesis, Kydland y Prescott descubrieron

que el sutil “problema de la inconsistencia

temporal” lo crean gobiernos benevolentes

pero hiperactivos, en el sentido de que to-

man decisiones con el protocolo secuencial

-es decir, período a período- que las socie-

dades tienden a favorecer casi natural e

instintivamente. Una pregunta importante

es por qué en algunos países el problema

parece permanecer en estado latente, mien-

tras que en otros se manifiesta con particu-

lar virulencia. La siguiente analogía puede

e m p r e s ae c o n o m í a

Zarazaga: “Tal vez, una de las razones por las que la Argentina parece tener más dificultades en sostener en el tiempo políticas de Estado (óptimas, en términos técnicos) que otros países, es que en éstos los decretos de necesidad y urgencia han sido la excepción, mientras que en el nuestro han sido la norma.”

Page 44: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 42 EMPRESA Nº206

e m p r e s ae c o n o m í a

ser útil para empezar a pensar la respuesta

a esta importante pregunta.

Una analogía pedagógica

Un prestigioso profesor se apresta a dictar,

por primera vez, un curso introductorio a la

teoría de control óptimo en una universidad

privada. El catedrático, interesado en que

los alumnos aprovechen la oportunidad de

aprender al máximo, crea los incentivos para

que estudien concienzudamente comuni-

cándoles el primer día de clases que el crite-

rio de evaluación será un examen al final del

curso. A medida que éste avanza, el astuto

profesor presenta a los alumnos problemas

similares a los que incluirá en la evaluación

final, pero sin revelar la solución.

Aterrorizados por la

complejidad de los

problemas, y con la

posibilidad de no

aprobar el examen,

los alumnos le de-

dican a la materia

tantas horas de es-

tudio que empiezan

a resolver los pro-

blemas con bastante

facilidad. Convencido

y satisfecho del nota-

ble progreso de todos

sus estudiantes, el

último día del curso

el profesor decide aprobarlos sin examen final,

porque cumplido su propósito, este criterio de

evaluación ha perdido su razón de ser.

La analogía reside en la revelación de que

la historia, que se acaba de narrar, ocurrió

en el mundo virtual de un videojuego, en el

que participaron los padres de los alumnos

que debían abonar la matrícula de inscrip-

ción al curso, que sí iba a dictar un profesor

de carne y hueso.

Los padres concluyeron, tras su exposición

al videojuego, que sus hijos eran dema-

siados avispados como para no anticipar

que en el último día del curso, la opción de

cancelar el examen final se le presentará al

catedrático que lo va a dictar como la mejor

para todos. Temiendo por lo tanto que sus

hijos no estudien, los padres decidieron no

pagar la matrícula y el curso se canceló por

falta de interés.

Lo paradójico de la analogía, y que capta la

esencia del problema de la inconsistencia

temporal, es que son las mismísimas bue-

nas intenciones del profesor real, puestas

en evidencia por el videojuego, las que ter-

minan produciendo un resultado perjudi-

cial para todos: los alumnos se quedan sin

aprender teoría de control óptimo, el profe-

sor sin los correspondientes honorarios, y la

universidad sin recursos ni prestigio.

La analogía revela además dos de las condi-

ciones necesarias para la aparición del pro-

blema de la inconsistencia temporal:

1) Una entidad con el poder exclusivo de

tomar decisiones que afectan a un gran

número de unidades individualmente de-

masiado pequeñas como para influir en

esas decisiones

2) Un protocolo secuencial de decisiones,

por el que las políticas se eligen período

a período, en lugar de una vez y para

siempre.

Mecanismos para combatir el problema de la inconsistencia temporal

La identificación de las causas de la incon-

sistencia temporal, que la analogía hizo

posible, permite intentar dar respuesta a la

pregunta que la motivó:¿por qué algunos

países parecen ser más exitosos que otros

en mantener ese problema bajo control? La

respuesta tentativa es que la diferencia está

en la efectividad con que distintos países

han sabido erradicar las condiciones nece-

sarias para la manifestación del problema.

Reformas constitucionales que buscan

la perpetuación de funcionarios en

el poder exponen a los países que

las introducen a manifestaciones

particularmente perversas del problema

de la inconsistencia temporal.

Page 45: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 43

e m p r e s ae c o n o m í a

Sobre la primera de esas condiciones necesa-

rias, la concentración del poder de decisión

sobre políticas económicas en una persona o

cuerpo jurídico, pueden operar mecanismos

institucionales tales como la división de pode-

res y límites al número de períodos a la reelec-

ción para cargos particularmente influyentes.

Muchas naciones han sabido respetar estos

mecanismos a lo largo de su historia. La-

mentablemente en el caso de la Argentina,

la efectividad de la división de poderes ha

sido dañada severamente por una larga su-

cesión de dictaduras y por la delegación de

facultades del Poder Legislativo en el Ejecu-

tivo que ha sido práctica habitual desde la

restauración de la democracia en 1983.

Tal vez, una de las razones por las que la

Argentina parece tener más dificultades en

sostener en el tiempo políticas de Estado (óp-

timas, en términos técnicos)que otros países,

es que en éstos los decretos de necesidad

y urgencia han sido la excepción, mientras

que en el nuestro han sido la norma.

La misma observación cabe con respecto

a límites al número de reelecciones para

puestos clave: reformas constitucionales

que buscan la perpetuación de funcionarios

en el poder exponen a los países que las

introducen a manifestaciones particular-

mente perversas del problema de la incon-

sistencia temporal.

Entre los mecanismos capaces de controlar

la otra condición necesaria mencionada

para la aparición del problema de la incon-

sistencia temporal, el protocolo de decisio-

nes secuenciales, está el que utilizó México:

para resguardar la independencia de su

Banco Central de las revisiones periódicas a

la que solía someterla cada nueva adminis-

tración, ese país finalmente la estableció en

su Constitución en 1994.

Pero el primer paso en la solución de todo

problema es discernir su esencia. Ojalá esta

y estas reflexiones hayan hecho un aporte

a la comprensión de la sutil naturaleza del

problema de la inconsistencia temporal

que, como se argumentó, podría ser una

de las causas de la proverbial dificultad de

nuestro país para implementar políticas de

Estado.

La incapacidad de sostener en el tiempo políticas económicas de Estado que trasciendan el gobierno de turno se menciona frecuentemente como uno de los factores que le impide a nuestro país alcanzar los niveles de vida actuales de Australia o Canadá, naciones con las que hace un siglo se nos comparaba favorablemente.

Page 46: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 44 EMPRESA Nº206

e m p r e s ae t i c a

Las empresas frente a la penalización del soborno transnacional “La insuficiencia de las penalidades previstas en las jurisdicciones de los funcionarios presuntamente sobornados o sobornables estaba a la vista. Si el negocio era importante, generalmente, el funcionario también lo era y estaba en aptitud de influir sobre la justicia de su propio Estado para obtener impunidad. La mayor parte de los sobornos tenía lugar en países en vías de desarrollo, con sistemas administrativos y judiciales muy débiles frente al poder político o económico”, señala Carlos Manfroni, al revivir el escenario que motivó, al entonces presidente Carter a promover, en los Estados Unidos, un proyecto de ley aprobado por el Congreso de ese país como la Foreign Corrupt Practices Act, conocida por sus siglas: FCPA.

El autor profundiza en sus alcances y la legislación aplicada. “Una ley, define Manfroni, que resultó temible, no tanto porque se haya aplicado con demasiada frecuencia, sino por su efecto disuasivo.

carlos a. manfroni

El temor de las empresas

Después de la finalización del famoso caso

Watergate, en los Estados Unidos, que

concluyó con la renuncia del presidente

Richard Nixon, el Congreso de ese país ini-

ció una serie de investigaciones colaterales

relacionadas con la corrupción. Una de

esas investigaciones incluía una encuesta

organizada entre compañías americanas.

Ese estudio reveló que casi 400 corporacio-

nes de los Estados Unidos habían ganado

negocios en otros países, principalmente

del tercer mundo, gracias a que habían pa-

gado sobornos a los funcionarios públicos

de las naciones donde operaban. Semejante

descubrimiento desató un escándalo en la

opinión pública norteamericana.

Es necesario tomar en cuenta, al respec-

to, que como cada distrito electoral de los

Estados Unidos elige un solo diputado, el

candidato queda muy expuesto a la opinión

de la gente, sin que el partido pueda servir

de filtro, lo cual es altamente positivo para

el sistema.

Ante la situación revelada, el presidente

Jimmy Carter, que hacía poco tiempo había

llegado al poder, instado por el Departa-

mento de Estado, que tiene a su cargo la po-

lítica exterior, impulsó medidas encamina-

das a penalizar los sobornos a funcionarios

de otros países; una conducta que, para ese

momento, no estaba sancionada en lugar

alguno. Por supuesto, siempre existieron

penalidades para el cohecho en cualquier

jurisdicción a la que perteneciera el funcio-

nario sobornado, pero ningún país aplicaba

penas a los empresarios que dieran sobor-

nos a funcionarios de otros Estados. Al con-

trario, había algunos, como Alemania, que

permitían descontar el soborno, como si

fuera un gasto más, para el pago de los im-

puestos, hasta un monto del diez por ciento

del total de la operación.

La insuficiencia de las penalidades previs-

tas en las jurisdicciones de los funcionarios

presuntamente sobornados o sobornables

estaba a la vista. Si el negocio era impor-

tante, generalmente, el funcionario también

lo era y estaba en aptitud de influir sobre

Carlos Manfroni fue miembro del Grupo de Expertos de la OEA que redactó la Convención Interamericana contra la Corrupción. Es autor -entre otros- del libro soborno transnacional (Ed. Abeledo - Perrot) y asesora a empresas sobre la aplicación de la foreign corrupt practices act (FCPA).

Page 47: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 45

e m p r e s ae t i c a

la justicia de su propio Estado para obtener

impunidad. En una proporción muy alta,

los jueces a los cuales debían responder los

funcionarios no eran los que tenían mejor

disposición para investigar.

La mayor parte de los sobornos tenía lugar

en países en vías de desarrollo, con siste-

mas administrativos y judiciales muy débi-

les frente al poder político o económico.

La iniciativa del presidente no tuvo un trán-

sito fácil hacia su sanción. Durante un al-

muerzo en Buenos Aires, pregunté a Jimmy

Carter si debió soportar muchas presiones

de las compañías de su país, en oposición a

la posibilidad de recibir penalidades que las

corporaciones de otras nacionalidades no

tenían. El ex presidente me respondió que,

efectivamente, las empresas americanas

alegaban que quedarían en desventaja en

relación con sus competidoras europeas y

que eso significaría la ruina del comercio

para los Estados Unidos. “Pero preferimos

allanar el terreno y hacer un esfuerzo para

conseguir que los otros fueran más éticos,

en lugar de ser nosotros más corruptos”,

concluyó en su respuesta.

Finalmente, el Congreso aprobó la Foreign

Corrupt Practices Act, conocida por sus si-

glas: FCPA; una ley que resultó temible, no

tanto porque se haya aplicado con demasia-

da frecuencia, sino por su efecto disuasivo.

La FCPA

La FCPA estableció, desde el comienzo, la

jurisdicción federal, ya que -de algún modo

no expresado- el gobierno quiso que la

persecución de aquellos empresarios que

sobornaran a funcionarios de otros países

fuera considerada parte de la política ex-

terior de los Estados Unidos. A tal efecto,

se empleó un recurso de uso corriente en

aquel país: el correo. La ley, en términos

simplificados, comienza diciendo que está

prohibida la utilización del correo o de cual-

quier medio de comercio interestatal para

sobornar a funcionarios de otros países. Por

“medios de comercio interestatal” puede en-

Lo que diferencia al soborno transnacional del soborno doméstico es que el fin mediato que tiene en vista quien lo da es la obtención o conservación de un negocio o de una ventaja vinculada con un negocio.

Page 48: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 46 EMPRESA Nº206

tenderse cualquier cosa que trascienda las

fronteras de los Estados Unidos: una carta,

un e mail, una llamada de teléfono, un fax,

una transferencia bancaria o, incluso, un

traslado físico del empresario hacia un des-

tino exterior. De hecho, todos esos ejemplos

alguna vez fueron parte de casos reales que

llegaron a los tribunales federales.

Por funcionario público extranjero se en-

tiende cualquier persona que ocupe una

posición oficial, sea en lo que nosotros

denominaríamos administración central o

bien en la administración descentralizada

y aun en una empresa total o parcialmente

estatal. Se han registrado casos de emplea-

dos que trabajan contratados por el Estado

durante un término muy breve en el día y,

después, ejercen su profesión en la activi-

dad privada; pero así y todo, han sido con-

siderados funcionarios públicos. También

se penaliza el soborno a partidos políticos

o a candidatos políticos y, a partir de 1998,

incluso el que se pagare a un funcionario de

un organismo internacional.

Para que la ley pueda aplicarse, debe haber

habido una entrega o promesa de dinero

o de cualquier cosa de valor pecuniario, o

aun una ventaja no económica, sea para el

funcionario o para un tercero que de algún

modo esté vinculado con él. Esa entrega o

promesa debe haber sido hecha para conse-

guir que el funcionario haga o deje de hacer

algo en el ejercicio de su cargo.

Hasta ahí, no existen diferencias entre la

caracterización del soborno transnacional

y el soborno doméstico, conocido por todos;

salvo que, en el soborno transnacional,

quien aplica el castigo es el juez de la juris-

dicción a la que responde el particular que

ofreció u otorgó el beneficio, sin perjuicio de

lo que hagan los jueces de los tribunales de

la jurisdicción del funcionario.

Pero lo que diferencia al soborno transna-

cional del soborno doméstico es que el fin

mediato que tiene en vista quien lo da es la

obtención o conservación de un negocio o de

una ventaja vinculada con un negocio. Esto

es lógico, porque no sería realista pedir a la

jurisdicción federal de los Estados Unidos

que persiga a cada uno de los ciudadanos

de ese país que soborne a un policía de otra

parte del mundo a fin de eludir una multa

de tránsito, por ejemplo. Por eso, la ley tiene

excepciones expresas. No se penalizan los

sobornos pagados para conseguir acelera-

ción de trámites, energía eléctrica o teléfo-

nos más rápidamente, horarios especiales de

atención de los empleados públicos, etc. Sin

embargo, si alguno de esos beneficios resul-

tara determinante para la obtención del ne-

gocio, caerían de todos modos dentro de las

penalidades del soborno transnacional.

Es posible imaginar la situación de un ge-

rente que llega a una licitación después de

haberse vencido el plazo para entregar las

ofertas, y paga para que le habiliten un ho-

rario especial a fin de entregar su sobre. En

ese supuesto, la habilitación de un horario

especial lo ha puesto en una condición de

desigualdad respecto de sus competidores.

Esto es fundamental, porque en realidad,

lo que la FCPA busca proteger es un bien

jurídico que pertenece a la comunidad

mundial, que es la libre y leal competencia

internacional. En esto se diferencia del so-

borno común y corriente, cuya penalización

Manfroni: “Lo que la FCPA busca proteger es un bien jurídico que pertenece a la comunidad mundial, que es la libre y leal competencia internacional. En esto se diferencia del soborno común y corriente, cuya penalización protege la integridad de la propia administración pública”.

e m p r e s ae t i c a

Page 49: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 47

protege la integridad de la propia adminis-

tración pública.

Respecto de la persona que promete o en-

trega el soborno, puede ser una empresa

americana, sus filiales en el exterior, los em-

pleados de la casa matriz o de las filiales, un

tercero que haga de intermediario, un simple

particular que tenga un negocio en los Esta-

dos Unidos u organizado bajo las leyes de los

Estados Unidos y cualquier corporación que

cotice en la bolsa de ese país. Esta última ca-

tegoría ha resultado nefasta para compañías

europeas cuyas acciones se venden en la

New York Stock Exchange (NYSE) y que caye-

ron bajo el peso de la FCPA.

Está claro que puede ser cualquier tipo de co-

tización, incluidas las del Nasdaq, que resulta

idónea para habilitar la jurisdicción de los

tribunales federales de los Estados Unidos. De

hecho, la persecución penal la puede realizar

el Departamento de Justicia, por medio de sus

fiscales, o la Securities and Exchange Com-

mission (SEC), un equivalente a nuestra Co-

misión Nacional de Valores, pero con un enor-

me poder de policía. También pueden actuar

ambos conjuntamente, lo cual es frecuente.

Los gastos fronterizos

Si bien, entre las excepciones, la FCPA con-

templa los gastos para promoción de un

producto -como sería el caso del pago de

viajes a funcionarios para visitar la planta

donde se fabrican los bienes que se ofre-

cen-, las empresas deben tomar en cuenta

que no pueden excederse en estos desem-

bolsos. Existe jurisprudencia que muestra

la aplicación de penalidades a empresas

que pagaron costos en exceso por viajes

de funcionarios de otros países, tales como

los pasajes y alojamiento de la familia del

e m p r e s ae t i c a

Page 50: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 48 EMPRESA Nº206

funcionario, excursiones turísticas, etc. Es

conveniente consultar, antes de realizar un

desembolso de tal naturaleza.

Los empresarios también deben cuidar otro

tipo de invitaciones que excedan lo razona-

ble, como banquetes demasiado frecuentes

o entradas para espectáculos costosos, y

aun beneficios especiales, como minutos

libres de teléfonos celulares para uso parti-

cular del empleado público, servicios médi-

cos sin cargo, etc.

Las penas

Algo que los empresarios de compañías nor-

teamericanas saben es que las leyes penales

de los Estados Unidos y, específicamente de

la FCPA, alcanzan tanto a las personas físi-

cas como a las instituciones. Como es obvio,

las instituciones no pueden ser encarcela-

das, pero pagan severas multas.

Si bien la FCPA con-

templa un tope de

dos millones y me-

dio de dólares, quien

torpemente quisiera

hacer una ecuación

“costo-beneficio”

se encontraría con

algunas sorpresas.

Existen disposicio-

nes generales del

Código Federal de

los Estados Unidos

que autorizan a los

fiscales a perseguir

a las personas físi-

cas o jurídicas con

penas que pueden

llegar hasta el doble

de lo que obtuvieron

gracias al delito, o

el doble de lo que

hicieron perder a otros mediante su acción

ilegal. Así es como algunas corporaciones

han llegado a pagar multas que superan los

ochocientos millones de dólares.

Además, las personas físicas -empleados,

gerentes, directores- pueden ser sancio-

nados con prisión de hasta cinco años y

multas de hasta cien mil dólares, que no

pueden ser subsidiadas por la empresa.

Adicionalmente, las agencias de los Estados

Unidos están autorizadas a rescindir con-

tratos y excluir de la lista de proveedores a

las compañías que hayan sido condenadas

por violación a la FCPA.

Los fiscales y la SEC pueden aliviar y has-

ta condonar las penas cuando las compa-

ñías hubieran dado previamente capacita-

ción a su personal acerca de los alcances

de la FCPA.

Debe considerarse que cualquier emplea-

do, sea o no ciudadano de los Estados

Unidos, puede ser perseguido por viola-

ción a las disposiciones contra el soborno

transnacional.

Finalmente, la penalización por soborno

transnacional no excluye otras sanciones

criminales, como por ejemplo, la que deriva

de la Exchange Act, por alteración o false-

dad en los asientos contables, aun cuando

esto se hubiera hecho para ocultar los actos

prohibidos por la FCPA.

Otros países

A partir de la Convención Interamericana

contra la Corrupción, en 1996, y de la Con-

vención de la Organización para la Coope-

ración y el Desarrollo Económico (OCDE), en

1997, todos los países con alguna relevancia

en el mundo ya cuentan con legislación

similar a la FCPA, aunque ninguna es tan

extensa y detallada.

Las empresas deben asesorarse sobre la le-

gislación de sus respectivos países de origen

contra el soborno transnacional y también

sobre la FCPA, si es que cotizan en la Bolsa

de los Estados Unidos. El precio de no ha-

cerlo puede resultar muy alto.

e m p r e s ae t i c a

Existe jurisprudencia que muestra la

aplicación de penalidades a empresas

que pagaron costos en exceso por

viajes de funcionarios de otros países,

tales como los pasajes y alojamiento

de la familia del funcionario,

excursiones turísticas, etc. Es

conveniente consultar, antes de realizar

un desembolso de tal naturaleza.

Page 51: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 49

e m p r e s ate c n o l o g í a

ciencia pura, ciencia aplicada y tecnología:

el problema de la demarcación

Luis a. de vedia

La consideración de algunos de los proble-

mas filosóficos y metodológicos relaciona-

dos con la ciencia aplicada y la tecnología

tiene un origen tan remoto como la filo-

sofía misma. En efecto, Aristóteles ya se

ocupó de algunos de ellos, diferenciando

claramente entre techne y episteme. Es así

que techne o conocimiento productivo, se

refiere a la capacidad de hacer, a través

de un proceso de razonamiento. En este

sentido, techne no trata con objetos que son

necesarios o acordes con la naturaleza,

sino con cosas que pueden convertirse en

otras por la acción de un agente huma-

no. Desde entonces y hasta nuestros días,

prácticamente todos los pensadores que

se ocuparon de la filosofía de la ciencia lo

han hecho también en alguna medida de

la tecnología, aunque por supuesto sin em-

plear este término moderno.

Desde Francis Bacon, pasando por Karl

Popper, Kant, Heidegger hasta llegar a

nuestro Mario Bunge, abarcando más de

veinte siglos, se desarrolló una filosofía de

la ciencia que es aún hoy, sin duda, uno de

los campos más ricos de la especulación

filosófica. En cambio, la filosofía de la tec-

nología, no parece haber tenido un desa-

rrollo simétrico al de la ciencia y, a pesar

de que hoy son cada vez más numerosos

los estudiosos del tema, este se encuentra

todavía en un estadio que podemos califi-

car de insatisfactorio. Esto puede deberse

en parte a la tradición escolástica que

siempre otorgó mayor jerarquía intelec-

tual a la búsqueda del conocimiento per se

que a la solución de problemas concretos.

Otra razón puede estar dada por el he-

cho de que la introducción de una nueva

tecnología no constituye meramente una

intervención en la naturaleza. Es también

una intervención en el mundo humano,

lo que inevitablemente le agrega una di-

mensión social y económica, que hace al

proceso de innovación tecnológica más

complejo que el de desarrollo científico.

La innovación tecnológica es un proceso

que, comenzando con la invención, conti-

Luis A. de Vedia es Ingeniero Electricista (UNLP) y Master of science (Cranfield Institute of Technology, UK). Prof. Titular Ordinario en el Instituto de Tecnología Prof. Jorge A. sábato (UNsAM-CNEA), y Prof. Consulto Asociado de la FIUBA. Miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias y de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. El presente artículo -al que se le han omitido las refe-rencias- ha sido elaborado por el autor con la colabo-ración para su edición de Eduardo R. Alsina.

Existe, a menudo, una considerable confusión acerca de la distinción entre ciencia pura y ciencia aplicada, y más aún entre ésta y tecnología. El científico aplicado se ocupa de la tarea de descubrir aplicaciones para la teoría pura, mientras que el tecnólogo trata

con problemas más cercanos a la práctica.

Luis de Vedia nos invita a profundizar en estas concepciones y si bien sostiene que el concepto de eficiencia podría constituir un criterio de demarcación entre ciencia (pura y aplicada) y tecnología, resulta evidente que existe entre ellas una estrecha relación dada

por múltiples interconexiones.

Page 52: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 50 EMPRESA Nº206

núa con una etapa de desarrollo y culmina

con la explotación -generalmente comer-

cial- de un bien o servicio. El modelo acep-

tado durante mucho tiempo para analizar

y comprender este proceso fue el llamado

modelo lineal o de "technology push", que

afirma que las etapas de un proceso de

innovación son: ciencia, tecnología, mer-

cado, cada una de ellas alimentando a la

siguiente. En los últimos años, este modelo

fue cuestionado y reemplazado por el deno-

minado modelo no lineal o de "market pull",

según el cual un lazo fuerte de realimenta-

ción opera entre las fuerzas del mercado y

el sistema de ciencia y tecnología, dando así

origen a un proceso no lineal de innovación

tecnológica en el que el mercado se convier-

te en un protagonista esencial.

semejanzas atribuidas a la ciencia aplicada y a la tecnología

Una de las creencias más difundidas acer-

ca de la tecnología, consiste en asemejarla

con la ciencia aplicada. De más está decir

que existen muchos ejemplos para sugerir

tal identificación. Sin embargo, si se consi-

dera todo el espectro del avance tecnoló-

gico, se observa que la ciencia no siempre

juega un rol decisivo en el desarrollo de

la tecnología. De hecho, han existido oca-

siones en las que el avance tecnológico se

ha producido sin el concurso del conoci-

miento científico, y ha habido avances en

el conocimiento científico impulsados por

desarrollos tecnológicos.

La concepción habitual de la tecnología

enfatiza que la misma se asienta sobre

todo en la aplicación del conocimiento. Sin

embargo, no todo el conocimiento deriva

de la investigación científica. Es así que si

analizamos toda la historia de la tecnología,

surge de manera evidente que la mayoría

de los avances tecnológicos se desarrollaron

y se aplicaron con poco o ningún compo-

nente científico.

Todos estos registros históricos han llevado

a Thomas Kuhn a conjeturar que, a lo largo

de la mayor parte de la historia humana, la

tecnología ha florecido en sociedades en las

que la ciencia permaneció relativamente

estancada, y viceversa. En tal sentido, es

posible que una característica distintiva de

nuestra época sea el desarrollo simultáneo

de la ciencia y la tecnología. De cualquier

modo, las técnicas nacidas después de la

Revolución Científica del siglo XVII se fun-

dan cada vez más sobre las ciencias, y esta

tendencia se acentúa de manera notable a

partir del siglo XIX.

La aplicación de la teoría a problemas

prácticos da origen a varios problemas fi-

losóficos generalmente ignorados. Algunos

que M. Bunge menciona son: la validación

de la acción por la teoría y la relación entre

regla y ley. Vistas desde un ángulo práctico,

las teorías tecnológicas son más ricas que

las teorías científicas, ya que en lugar de

establecer qué es lo que ocurre -pudo haber

ocurrido o puede ocurrir, independiente-

mente de decisiones externas- prescriben

e m p r e s ate c n o l o g í a

De Vedia: "La mayor amenaza de la tecnología la constituye que el ‘modo utilitario’ de pensamiento llegue a ser considerado

el único modo de pensamiento posible".

Page 53: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 51

lo que habría que hacer para que ocurran, o

para evitar o modificar el curso de los even-

tos en una forma prescripta.

Desde un punto de vista conceptual, en

cambio, las teorías tecnológicas son, según

Bunge, definitivamente más pobres que

las de la ciencia pura, ya que son menos

profundas debido a que el hombre práctico

está en esencia interesado en los efectos

que ocurren y que son controlables en la

escala humana, más que en cómo son las

cosas en realidad. De este modo, los reque-

rimientos de exactitud en ciencia aplicada

y en tecnología son mucho menores que

los de la ciencia pura, de manera que, una

teoría grosera y simple, que brinde estima-

ciones correctas de órdenes de magnitud

será suficiente en general en la práctica. Los

coeficientes de seguridad utilizados en las

aplicaciones de tales teorías se encargarán

de enmascarar sus errores.

Mientras la ciencia pura procura establecer

regularidades o leyes objetivas, la investi-

gación orientada a la acción (investigación

tecnológica) procura encontrar normas

estables de comportamiento humano exito-

so, o reglas de acción. La consideración de

estas reglas es central a una filosofía de la

tecnología. Una regla prescribe un curso de

acción: nos dice qué debemos hacer para

alcanzar un cierto objetivo o resultado.

Consecuentemente, mientras que los enun-

ciados de las leyes pueden ser más o menos

verdaderos, las reglas pueden ser más o me-

nos efectivas.

Los criterios de eficacia y de eficiencia

La naturaleza del cambio tecnológico es

en general mucho más compleja que la del

cambio científico. Hemos visto que, suele

sugerirse, el criterio de validación de una

tecnología, es su eficacia. Sin embargo, a

menos que se aclare debidamente el sig-

nificado que se asigna al término eficacia,

la proposición anterior se encuentra muy

cerca de constituir una tautología. La defi-

nición de diccionario del término eficacia

es: virtud, actividad, fuerza y poder para

obrar. Más sugerente es el significado dado

al término eficaz: que logra hacer efectivo su

intento o propósito. Sin embargo, el reem-

plazo de una tecnología por otra no tiene

lugar solo porque ésta última logre, quizás

al igual que la anterior, hacer efectivo el

propósito del tecnólogo. Dicho propósito

debe alcanzarse con los recursos y dentro

del plazo disponible y, en este sentido, la

nueva tecnología debe demostrar que pue-

de utilizar estos recursos de mejor manera

que la tecnología anterior.

En otras palabras,

cuando nos referi-

mos a tecnología, el

criterio de eficacia

debe ser reem-

plazado por el de

eficiencia, si es que

entendemos por

tal la capacidad de

hacer efectivo un

propósito utilizando

la menor cantidad

de recursos posible.

Observemos que la

eficiencia como cri-

terio selectivo cons-

tituye una carac-

terística distintiva

del cambio tecnológico, que se encuentra

ausente en el ámbito de las ciencias puras.

Si bien es cierto que cuando se produce un

cambio en ciencia pueden intervenir crite-

rios que a veces son denominados de efi-

ciencia, ésta adquiere un sentido muy di-

ferente que en el caso de la tecnología. En

efecto, una teoría en el campo de las cien-

cias puras puede ser reemplazada por otra

porque explica de manera más "eficiente"

que la teoría anterior un determinado fe-

nómeno, o porque resuelve de forma más

"eficiente" un dado grupo de problemas.

Sin embargo, en éste contexto el término

eficiencia no se refiere a una mejor utiliza-

ción de los recursos materiales (incluido el

e m p r e s ate c n o l o g í a

Cuando nos referimos a tecnología,

el criterio de eficacia debe ser

reemplazado por el de eficiencia, si es

que entendemos por tal la capacidad

de hacer efectivo un propósito

utilizando la menor cantidad de

recursos posibles.

Page 54: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 52 EMPRESA Nº206

tiempo, que en la vida práctica tiene un va-

lor material) como ocurre siempre en tecno-

logía, sino que tiene que ver esencialmente

con el sentido estético del investigador o

de la comunidad científica.

Debemos así coincidir con Bunge cuando

afirma que el tecnólogo está justificado al

preferir la teoría mas simple (aunque no

sea la mas cercana a la verdad), ya que está

más interesado en la eficiencia que en la

verdad. En situaciones reales, las variables

relevantes son desconocidas, o conocidas

sólo de manera imprecisa. Tales situaciones

son de una complejidad tal que impiden un

estudio detallado. En particular, el método

reduccionista clásico consistente en aislar

las variables una a una, suele ser impracti-

cable en tecnología.

Es posible sugerir

en virtud de lo ex-

puesto, que el con-

cepto de eficiencia

podría constituir el

criterio de demar-

cación entre ciencia

(pura y aplicada),

y tecnología. En tal

sentido, tengamos

en cuenta que ya

Heidegger nos dice

que la esencia de la

tecnología moderna

es la búsqueda de

cada vez mayor fle-

xibilidad y eficien-

cia "por si mismas".

En otras palabras,

su único objetivo

sería la optimiza-

ción. De cualquier

modo, aún aceptando que la eficiencia es

un adecuado criterio demarcatorio entre

ciencia y tecnología, subsiste la dificultad

de establecer los límites entre ciencia pura

y aplicada. Resulta claro que la utilización

del tipo de objetivo, como criterio demar-

catorio entre ciencia pura y ciencia aplica-

da, no resulta enteramente satisfactorio.

Los criterios de demarcación entre ciencia pura y aplicada

Las dificultades recurrentes que se pre-

sentan toda vez que se intenta establecer

una delimitación clara entre lo que es

ciencia pura y ciencia aplicada nos lleva

a sugerir la siguiente propuesta: no existe

criterio de demarcación que permita dife-

renciar en forma precisa a la ciencia pura

de la ciencia aplicada. El pasaje desde

una hacia la otra es gradual, continuo, y

relativo al contexto o marco de referen-

cia subjetivo desde el que se lo analice.

En otras palabras, el encuadramiento de

una dada porción de conocimiento como

ciencia pura o como ciencia aplicada de-

pende del punto de vista desde el cual se

la considere; lo que es sin lugar a dudas

ciencia pura para un investigador, puede

ser claramente ciencia aplicada para otro.

Por la misma razón, todas las considera-

ciones epistemológicas desarrolladas para

la ciencia pura son en principio válidas

para la ciencia aplicada.

De acuerdo con esta posición relativista, o

contextualista, no existiría un criterio ab-

soluto para calificar a una región dada del

conocimiento científico como "pura" o como

"aplicada", ya que aún en aquellos casos ex-

tremos en que el encuadramiento bajo una

calificación determinada podría parecernos

evidente, la calificación siempre podría

cambiar como consecuencia de alguna mo-

dificación en el contexto.

Surge de todas estas consideraciones que,

al menos dentro del "contexto de justifi-

cación", no existirían diferencias metodo-

lógicas entre la ciencia pura y la ciencia

aplicada. Nos preguntamos ahora si po-

demos hablar también de un contexto de

justificación en el caso de la tecnología, y de

qué modo éste puede diferenciarse del de

la ciencia. Cuando analizamos los aspectos

metodológicos fundamentales del contexto

de justificación de las ciencias fácticas, es-

pecialmente las naturales, debemos aceptar

que su esencia está estrechamente relacio-

e m p r e s ate c n o l o g í a

La introducción de una nueva

tecnología no constituye meramente

una intervención en la naturaleza. Es

también una intervención en el mundo

humano, lo que inevitablemente

le agrega una dimensión social y

económica que hace al proceso de

innovación tecnológica más complejo

que el de desarrollo científico.

Page 55: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 53

nada con el concepto de verificabilidad, o

siguiendo a Popper, de falsabilidad. Es decir,

una teoría científica mantiene su validez en

tanto resista los intentos que hacemos para

refutarla empíricamente.

Finalicemos recordando que en sus re-

flexiones sobre la tecnología, Heidegger

observa que es posible definirla como "un

medio y una actividad humana"; lo que

él denomina "definición instrumental

y antropológica" de la tecnología. En tal

sentido, la tecnología es tan vieja como la

civilización misma.

Sin embargo, cuando nos interrogamos

sobre la esencia de la tecnología moder-

na, nos hallamos frente a algo totalmente

diferente y nuevo. Desde su óptica, ya no

somos siquiera sujetos que convierten a la

naturaleza en un objeto de explotación. En

su lugar, la relación objeto-sujeto alcanza

por primera vez una forma en la cual, tan-

to el objeto como el sujeto, son absorbidos

como reservas en disponibilidad. Todas las

ideas acerca de servir a Dios, a la sociedad,

a nuestros semejantes, o a nuestros pro-

pios intereses, desaparecen. De acuerdo

con esta visión, los seres humanos se con-

vierten en un recurso para ser utilizado, o

más aún, para ser mejorado u optimizado

como cualquier otro: "el hombre, que ya no

oculta su carácter de constituir la materia

prima más valiosa, es absorbido dentro de

este proceso".

Heidegger distingue así los problemas cau-

sados por las tecnologías específicas, tales

como el daño nuclear, consumismo, etc., de

los riesgos de lo que él denomina la "con-

cepción tecnológica del ser", según la cual

la tecnología se convierte en el instrumento

necesario de la felicidad humana.

En otras palabras, la mayor amenaza de

la tecnología la constituye que el "modo

utilitario" de pensamiento, llegue a ser

considerado el único modo de pensamien-

to posible. De manera que de acuerdo

con esto, el peligro no reside tanto en la

destrucción de la naturaleza o de la cul-

tura, sino en una restricción en nuestra

forma de pensar; es decir, en una suerte

de homogeneización de la concepción o

comprensión del ser. Sin embargo, aunque

esta concepción tecnológica del ser ha

venido construyéndose desde Platón, la

misma no es inevitable.

e m p r e s ate c n o l o g í a

Mientras la ciencia pura procura establecer regularidades o leyes objetivas, la investigación orientada a la acción (investigación tecnológica) procura encontrar normas estables de comportamiento humano exitoso, o reglas de acción.

Page 56: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 54 EMPRESA Nº206

Enrique V. del Carril es Abogado (UCA). Fue Presidente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. Profesor de Posgrado en la División de Capacitación del FOREs (Foro de Estudios sobre la Administración de Justicia) y profesor de Ética Profesional en la Facultad de Derecho de la Universidad Austral.

e m p r e s as o c i e d a d

ideas frente al “matrimonio” homosexual

enrique v. del carril

En estas pocas líneas, pretendo esbozar una

opinión sobre el tema y un posible curso de

acción para quienes no compartimos la ten-

dencia actual de seguir la opinión permisiva

rindiéndose a lo “políticamente correcto”.

Es que uno observa en mucha gente pública

un verdadero temor a ser tildado de retro-

grado y sectario si se opone a algo que, no

solo ataca una tradición milenaria, sino que

ofende al más elemental sentido común.

Podemos ensayar una cantidad de argumen-

tos jurídicos, humanos y sociales que des-

aconsejan el matrimonio de homosexuales.

Seguramente, serán respondidos con una

andanada de nuevos argumentos, basados

en verdaderos sofismas, como es hablar de la

discriminación, de la igualdad, de la libertad,

de la “visión de género” etc. y la discusión no

tiene fin, lo cual es lamentable.

Más aún, porque la tendencia en el mundo

parecería destinada a aceptar estos fenó-

menos que ofenden el intelecto como ocu-

rre con el aborto, donde ya hasta se soslaya

la vida humana.

No es mi intención aquí entrar en esa po-

lémica sino explorar otras salidas al pro-

blema mediante un análisis de lo que real-

mente es el matrimonio y en qué orden de

la naturaleza humana se encuentra.

Sin duda el matrimonio toca al orden de

la moral del hombre, entendida ésta como

aquella realidad que se refiere al ejerci-

cio de hábitos buenos (virtudes) o malos

(vicios). Porque de antiguo, la unión del

hombre y la mujer, basada en un instinto

natural de atracción sexual, intentó perfec-

cionarse por una virtud de la voluntad que

es el Amor. Quiero decir que a las naturales

funciones sociales del matrimonio en las

civilizaciones antiguas (asegurar el linaje

legítimo, permitir el orden en la sociedad,

etc.) se agregó como finalidad el Amor mu-

tuo, o sea la entrega para el bien del otro

incluso en el ámbito sexual (especialmente

con el advenimiento del cristianismo aun-

que ya existía innato en el hombre). Y en

ese ámbito, la procreación es un fin esen-

cial. El afecto o amor homosexual puede

ser respetado, pero evidentemente es de

otro orden y, por otra parte, en una sociedad

abierta que respeta la libertad puede ser

practicado sin necesidad del matrimonio.

Entonces, ¿qué buscan los homosexuales

con el acceso a la institución matrimonial?

Algunos, de buena fe, pretenden la pro-

tección patrimonial que su régimen civil

brinda. Los más, la provocación porque no

se comprende que prediquen la libertad e

igualdad y pretendan un régimen que, jus-

tamente, restringe la libertad mediante el

compromiso con el otro.

Aquí entramos en el meollo de la cuestión.

Ocurre que, a mi juicio, a través del tiempo

el matrimonio civil se ha ido vaciando de

contenido. Con el divorcio, han eliminado

la obligación de fidelidad; con los derechos

previsionales, reconocidos a quienes no están

casados, lo han vaciado de la obligación de

asistencia, etc. O sea que el matrimonio civil

es un contrato con un vínculo mucho más

débil que cualquier otro. Si alguien no cumple

un contrato de compraventa, deberá pagar

daños y perjuicios, multas. Si cualquiera de

los cónyuges viola el contrato matrimonial, la

Page 57: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 55

e m p r e s as o c i e d a d

consecuencia es el divorcio -siempre por mu-

tuo acuerdo- sin responsabilidad alguna para

quien no cumplió con sus obligaciones.

Se trata justamente de los argumentos frente

a la Ley de Matrimonio Civil que hacían los

católicos de 1880 (Estrada, Goyena, Pizarro,

etc.) quienes, contrariamente a lo que normal-

mente se piensa, no eran unos beatos cerra-

dos sino verdaderos liberales que no admitían

la ingerencia del Estado en un orden que se

encuentra en la intimidad de la persona y sus

creencias. También surge esta idea con clari-

dad en un artículo escrito por el jurista Jorge

A. Mazzinghi, cuando se discutía la ley de di-

vorcio en la Argentina, en el que pronosticaba

-frente al vaciamiento del matrimonio de su

compromiso firme, que el resultado sería que

los jóvenes no se casarían; predicción que se

cumplió. Basta ver que en Europa los únicos

que quieren casarse son los homosexuales.

Hoy, frente a un Estado que, parecería, am-

pliará la noción de matrimonio a uniones

de personas del mismo sexo, con el riesgo

de incluir en el futuro otras uniones más

estrambóticas -como podrían ser las inces-

tuosas (entre hermanos o padres e hijos), el

bestialismo (casarse con el perro o el gato

ahora que está tan de moda la mascota), el

plurisexualismo (casarse por grupos)-, ¿para

qué queremos el matrimonio civil si ya no

tiene ningún contenido?

La acción a emprender es luchar por una ley

que, simplemente, obligue al Estado a regis-

trar las uniones entre personas para darles

efectos civiles (sociedad conyugal, obligación

de fidelidad, obligación alimentaria, derecho

hereditario, etc.). Quienes consideran el ma-

trimonio un voto (en expresión del inolvida-

ble G. Chesterton) y un compromiso regido

principalmente por su creencias religiosas, o

quienes no creen pero por alguna razón les in-

teresa el régimen del matrimonio civil podrán

registrar su unión con la simple presentación

de un acta firmada ante testigos o ante un

notario en el Registro Civil. Este acta dejaría

constancia del asentimiento de los “cónyuges”

frente a uno o más testigos que, en el caso de

aquellos que tienen

creencias, uno por

lo menos será el mi-

nistro de su religión.

En el caso de perso-

nas que no creen o

no tienen religión,

los testigos podrán

ser parientes o

amigos que dan

testimonio de las

promesas que los

cónyuges se hacen

solemnemente.

Para ello basta

modificar el art.

172 de la ley de

Matrimonio Civil,

en tanto obliga ex-

presar el consenti-

miento frente a la “autoridad competente”

prescribiendo que el acuerdo se acredita

mediante acta notarial o firmada por tes-

tigos, con firma certificada por escribano

presentada en el Registro de Capacidad de

las Personas, en un plazo a determinar. A su

vez, debería derogarse el capítulo VI, donde

se establecen las solemnidades exigidas

para la celebración del acto ante el funcio-

nario competente.

En ese contexto seamos respetuosos de los

demás y, especialmente de sus creencias y

convicciones. Estemos dispuestos a acompa-

ñar en sus ceremonias y promesas a quienes

tienen otra religión o no creen porque, para

ellos, es tan importante como para nosotros la

nuestra. Tampoco discriminemos en nuestros

afectos y nuestra vida, aceptándolos en nues-

tros círculos de convivencia sin negarles nues-

tra amistad cuando realmente la tengamos.

Lo que parece ilógico y discriminatorio es obli-

garnos a quienes tenemos convicciones religio-

sas sobre el matrimonio, a compartir un régi-

men civil con el que no estamos de acuerdo.

En cuanto al matrimonio homosexual, que

cada uno tome la posición que le parezca…

Del Carril: "La acción a emprender es luchar por una ley que, simplemente, obligue al Estado a registrar las uniones entre personas para darles efectos civiles (sociedad conyugal, obligación de fidelidad, obligación alimentaria, derecho hereditario, etc.)".

Page 58: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 56 EMPRESA Nº206

e m p r e s as o c i e d a d

La izquierda retoma su guerra contra la historia

samuel gregg

sam Gregg es Director of Research del Acton Institute. Es autor de varias obras, entre las que se destacan: On Ordered Liberty, The Commercial society, Wilhelm Ropkf’s Political Economy y Becoming Europe: Economic Decline, Culture and America’s Future. Traducción de Felipe Guaia, © 2012. El presente artículo ha sido subtitu-lado.

¿Qué tienen en común un comunista revo-

lucionario cubano, nacido en la Argentina

y ejecutado en la selva boliviana hace cua-

renta y cinco años, con un pequeño pueblo

de la costa oeste de Irlanda? Además de

una vaga conexión ancestral, la respuesta

es “nada”. Sin embargo, intentos recientes

de elaborar dicha asociación han provisto

de una nueva ilustración de la izquierda en

su persistente determinación por reescribir

la historia.

En febrero de este año, el ayuntamiento

de Galway anunció la construcción de una

estatua del “Che” Guevara para honrar a uno

de los suyos (una de las abuelas del “Che”

había nacido en Galway). No obstante, va-

rios empresarios irlandeses, periodistas, y

hasta el presidente del Comité de Relacio-

nes Exteriores, no tardaron en manifestar

su descontento con la decisión del ayunta-

miento. ¿Por qué habría Galway de erigir un

monumento a alguien que asesinó a varias

personas sin siquiera una simulación de

juicio?, preguntaban. ¿Por qué honrarían a

un hombre que supervisó uno de los perío-

dos de opresión más brutales del régimen

de Castro, incluyendo encarcelamientos ar-

bitrarios y ejecuciones?

La reacción inicial de la izquierda irlandesa

fue negar los hechos y lanzar ataques ad

hominem. Cuando eso falló, buscó excusas

extraordinarias rayanas en lo absurdo. Por

ejemplo, un columnista escribió: “Sí, el

“Che” era despiadado, fanático y a veces

sádico. Pero, ¿era un asesino? No. No como

un asesino serial o un pandillero. Era una

de esas personas que estaban dispuestas,

a través de terribles actos, a traspasar las

barreras de la ética e incluso de su propia

conciencia en pos del bien común".

Aparentemente, el asesinato no es un asesi-

nato si es justificado por “el bien común”.

Cuando la izquierda es confrontada con la historia del comunismo

Sin embargo, no deberíamos estar sor-

prendidos por semejantes posturas. Estas

reflejan un patrón. Lograr que intelectuales

izquierdistas franceses contemporáneos

reconozcan, por ejemplo, el genocidio ideo-

lógico desatado en Vendée en el marco

de la Revolución Francesa, en la década

de 1790, es casi imposible. En la América

actual, cualquier asociación de “Planned

Mientras que las respuestas de la izquierda frente a cuestiones tan incómodas de la historia del comunismo probablemente no cambien, la pregunta sin contestar es por qué tantos políticos e intelectuales de izquierda se prestan a estos juegos.

Parte de la respuesta, según Gregg, está en la propia resistencia humana para reconocer el lado oscuro de los movimientos por los que simpatiza.

Y añade: “El mero estado de negación entre los progresistas, sugiere, no obstante, que algo más está sucediendo. Pienso que ello obedece, principalmente, a la pretensión de la izquierda de monopolizar la conciencia moral”.

Page 59: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 57

Parenthood” con el movimiento de eugene-

sia resulta invariablemente en tácticas de

evasión y eventualmente en explicaciones

pobres tales como que Margaret Sanger, su

fundadora, fue una “hija de su tiempo”.

El mismo enfoque aparece en el rechazo

de muchos liberales americanos a discutir

las despectivas expresiones de personajes

como Bill Mahrer sobre las mujeres conser-

vadoras.

Pero cuando la izquierda es confrontada

con la historia del comunismo, las negacio-

nes, abusos ad hominem, silencios sombríos

y excusas débiles, realmente empiezan. En

1997, varios intelectuales franceses, muchos

con antecedentes izquierdistas, publicaron

El Libro Negro del Comunismo. Este texto deta-

llaba exhaustivamente cómo los movimien-

tos y regímenes comunistas habían encar-

celado, torturado, esclavizado, exterminado

y dejado morir de hambre a millones, por

todo el mundo, a lo largo del siglo veinte.

A pesar de que unas pocas almas izquier-

distas admitieron las condenatorias eviden-

cias del libro, la respuesta mayoritaria de

la izquierda siguió el manual de siempre:

ataques a la credibilidad del autor; disputas

arcanas de las cifras exactas de muertos

(como si un millón menos, aquí o allá, fuera

a hacer una dife-

rencia significativa

a la tesis general);

afirmaciones de

que Stalin repre-

sentó a una “distor-

sión” del Marxismo,

e incluso extrañas

sugerencias de que

dichos crímenes no

deberían distraer-

nos de los “verda-

deros logros” del

Comunismo.

En general, la iz-

quierda ha tenido

un éxito notable

al distorsionar el

conocimiento de la

gente acerca de la

trayectoria del comunismo. Hoy todos co-

nocen los indecibles crímenes de los nazis.

Sin embargo, ¿hay alguna duda que muchos

menos sepan acerca de las atrocidades or-

denadas por personajes como Lenin, Castro,

Mao y Pol Pot? ¿Acaso esos manifestantes

de Ocupa Wall Street, que agitan banderas

rojas con la hoz y el martillo, realmente

entienden lo que esos símbolos significan

para quienes han tenido que soportar el co-

munismo?

e m p r e s as o c i e d a d

Gregg: “En general, la izquierda ha tenido un éxito notable al distorsionar el conocimiento de la gente acerca de la trayectoria del comunismo. Hoy todos conocen los indecibles crímenes de los nazis. Sin embargo, ¿alguien duda que muchos menos sepan acerca de las atrocidades ordenadas por personajes como Lenin, Castro, Mao y Pol Pot?”

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Page 60: Nº 206 Revista EMPRESA

Página 58 EMPRESA Nº206

La pretensión de la izquierda de monopolizar la conciencia moral

Pero mientras las respuestas de la izquierda

frente a cuestiones tan incómodas probable-

mente no cambien, la pregunta sin contestar

es por qué tantos políticos e intelectuales de

izquierda se prestan a estos juegos.

Parte de la respues-

ta está en la propia

resistencia humana

para reconocer el

lado oscuro de los

movimientos por

los que simpatiza.

Por ejemplo, aún

hoy hay latinoame-

ricanos propensos a

sugerir excusas por

los infames Escua-

drones de la Muerte que causaron estragos en

Centroamérica entre 1970 y 1980.

El mero estado de negación entre los pro-

gresistas, sugiere, no obstante, que algo más

está sucediendo. Pienso que ello obedece

principalmente a la pretensión de la izquier-

da de monopolizar la conciencia moral.

Quien sea que lea la literatura de los pro-

gresistas descubre enseguida que ellos

suelen expresar que trabajan para liberar

al resto de todo tipo de opresiones. Normal-

mente, el objetivo final consiste en alguna

utopía secular. Karl Marx, por ejemplo, des-

cribía su propósito histórico personal, como

el universo posible en el que él “pudiera

hacer una cosa hoy y otra mañana, cazar al

amanecer, pescar en las tardes, apacentar

su ganado durante la noche y criticar luego

de la cena…como quisiera hacerlo”.

Desde su reclamada altura moral, por supues-

to, la izquierda se permite rechazar a sus críti-

cos como antiéticos, deshonestos o peligrosos.

En muchas circunstancias, aquella misma

convicción ha sido invocada para justificar el

uso, por la izquierda, de feroces medidas con-

tra sus oponentes, reales o imaginarios.

En procura de legitimar el Reino del Terror

durante la Revolución Francesa, su arqui-

tecto, Maximilien Robespierre, clamaba: “El

resorte del gobierno durante una revolu-

ción es la virtud combinada con el terror…,

el terror no es más que la justicia pronta,

severa e inflexible… es una emanación de

la virtud”.

Desafortunadamente para los progresistas,

la latitud alcanzada por algunos izquierdis-

tas en aras de sus objetivos propone serias

dudas acerca de su pretendida autoridad

moral. Después de todo, ¿quién podría aso-

ciar la virtud con la guillotina en la Place

de la Rèvolution? ¿No se supone que son los

reaccionarios quienes llevan a cabo esas

barbaridades?¿Podría realmente haber un

Santo Che que dijera: “Para enviar hombres

al pelotón de fusilamiento, la prueba judi-

cial es innecesaria. Estos procedimientos

son un arcaico detalle burgués…,¿un revo-

lucionario debe transformarse en una fría

máquina de matar, motivada por el odio?".

Como principio, los conservadores no en-

tretienen utopías. Desde los tiempos de

Edmund Burke, ellos han expuesto la falibi-

lidad humana y la locura -para no mencio-

nar la hubris- de tratar de crear el cielo en

la tierra.

Para la izquierda, sin embargo, toda admi-

sión de esas elementales verdades sobre la

condición humana amenaza su raison d’être.

La misma convicción también implica que

se deba sostener una guerra de rechazo y

racionalización contra todo lo que contra-

diga sus mitologías, como las escasamente

románticas realidades sobre la no tan ange-

lical figura del Che.

Con todo, la verdad histórica suele triunfar

sobre la mera ideología. Las mentiras tien-

den a desintegrarse desde sí mismas. Pero

como escribió alguna vez Alexis de Tocque-

ville: “Cuando el pasado ya no ilumina el

futuro, el espíritu camina en la oscuridad”.

A su riesgo, los conservadores olvidan esta

advertencia.

e m p r e s as o c i e d a d

Desde su reclamada altura moral,

por supuesto, la izquierda se permite

rechazar a sus críticos como antiéticos,

deshonestos o peligrosos.

Page 61: Nº 206 Revista EMPRESA

Invierno 2012 Página 59

del archivo

Los ideales cristianos frente a la realidad

política Casi treinta años han transcurrido desde que el país entrara en el proceso de

institucionalización, el que, sin duda, provocó en los ciudadanos de nuestro país cierto grado de euforia, que podríamos llamar la participación en la vida política.

Para algunas generaciones era algo novedoso, para otros era el inicio de una etapa que bien podía llegar a ser repetición de lo que ya se había vivido. Pero en los más veteranos

también primó el optimismo.

Debíamos apoyar el interés por lo político y la cosa pública.

Velar por el funcionamiento de las instituciones, y que la Constitución Nacional no fuera letra muerta, que solo está presente cuando los intentos reformadores aparecen en la escena política no siempre con espíritu superador sino como producto de pactos

espurios o con objetivos que privilegian intereses personales.

Creo que más de una vez, frente a resultados políticos adversos al bien común, a debates parlamentarios vacios de todo contenido y que solo marcan urgencias en la

legalización de actos consumados, o ante proyectos legislativos que escapan a la moral, no es dable preguntarnos: ¿Cuál es el compromiso político del cristiano?

La pregunta no es novedosa. Por eso, cuando en 1983 comenzamos a transitar esta etapa institucional, publicamos en el Nº 66 de EMPRESA -abril/mayo de 1984- el

artículo que hoy reproducimos.

Hacer política “como cristianos” era el editorial del Cuaderno Nª 3162 de La Civilta Cattolica, cuya segunda parte, que es la que publicamos, aborda la posibilidad de vivir el

mensaje evangélico en la actividad política.

Ante posiciones pesimistas o encontradas, destacamos que este trabajo sostiene que la política tiene por finalidad organizar la sociedad civil para que pueda lograr el bien

común; “al haber querido la sociedad humana, Dios ha querido también la política”.

Celso Enrique Arabetti.

Artículo seleccionado y prologado por Celso Enrique Arabetti.

Page 62: Nº 206 Revista EMPRESA

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Una cuestión muy delicada, concierne a la posibilidad de hacer política como cristianos, o sea vivir el mensaje evangélico en la actividad política. Existen, a este propósito, algunas ten-dencias en el mundo cristiano, que parecen aplicar una respuesta negativa.

LA POLíTICA, ¿APUNTA sOLO A CONqUIsTAR EL PODER?

Una primera tendencia ve en la política el lugar de lo demoníaco y el mal radical. Según esta tendencia, la política no sería otra cosa que la actividad que apunta solo a conquistar el poder y, una vez conquistado, a ejercerlo. Ahora bien, el poder -se quiera o no- tendría un rostro demoníaco porque la pasión del poder impulsa a recurrir a todos los medios, aun a los más deshonestos y crueles, para conquistarlo y mantenerlo; y, sobre todo, porque el ejercicio del poder lleva consigo el dominio sobre los demás, su sometimiento y explotación, el recurso a la mentira y al engaño, estimula el orgullo, la prepotencia, el considerarse superior a las leyes, según la norma del princeps legibus solutus. El poder, así, sería corrupto y corruptor, engañador y engañoso; sería la negociación radical del derecho, la justicia y la verdad.

Una segunda tendencia -más difundida que la primera- ve en la política algo sucio, en el sentido de que para tener éxito en el campo político habría que tener pocos escrúpulos morales. La política -dicen los sostenedores de esta tendencia- es una lucha áspera en la que se combate con todos los medios contra los propios adversarios para la conquista y la gestión del poder ; si se quiere tener éxito, se deben dejar de lado los principios morales, recurrir a la mentira, al uso desprejuiciado del dinero, al transformismo, a las promesas que se sabe que no se podrán mantener, a la intriga. Una confirmación de esta visión negativa de la política se tendría en el hecho de que muchas personas honestas y sinceras, para no tener que ensuciarse las manos, se vieron obligadas a renunciar a ella.

LA POLíTICA, UNA REALIDAD HUMANA qUERIDA POR DIOs

Es evidente que si la política fuese sucia por naturaleza -sobre todo si fuese el lugar de lo demoníaco- no sería posible practicarla como cristianos, o sea como personas que quieren ser fieles al Evangelio. Pero, ¿es realmente así? Ciertamente, no. La política es una realidad humana, por lo tanto querida por Dios. La razón de ello es que tiene la finalidad de orga-nizar la sociedad civil para que pueda lograr el bien común; al haber querido la sociedad humana, Dios ha querido también la política. Y ya que el poder es el instrumento del cual la sociedad se sirve para organizarse en vista de lograr el bien común, al haber querido la política, Dios ha querido el poder, la autoridad. Es evidente -destaca Gaudium et Spes, n° 74- que la comunidad política y la autoridad pública se fundan en la naturaleza humana y, por lo mismo, pertenecen al orden previsto por Dios. Es lo que afirma con claridad San Pablo, cuando escribe a los romanos que no hay autoridad (exousia) si no viene de Dios; y que aquellas que existen son establecidas por Dios (Rom 13,1).

Por lo tanto, en cuanto a realidades humanas queridas por Dios, la política y el poder son de por sí cosas buenas: no pueden ser sucias y demoníacas. Si se convierten en eso, es por culpa del hombre. En realidad, en el plan de Dios, la política, en cuanto se hace cargo del

La política es una realidad humana, por

lo tanto querida por Dios. La razón

de ello es que tiene la finalidad de

organizar la sociedad civil, para que

pueda lograr el bien común.

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La política para un cristiano debe ser

un servicio. Es este el carácter esencial y

distintivo de una espiritualidad de la política.

bien común y del interés general, es la más alta y la más divina entre todas las realidades hu-manas, porque según una profunda expresión de San Ignacio de Loyola, el bien común más universal es tanto más divino. Según el perfil evangélico, entonces, puede convertirse en un ejercicio de la más alta virtud cristiana, la caridad. Pablo VI ha escrito que la política es una manera exigente -aunque no la única- de vivir el compromiso cristiano al servicio de los otros (Octogesima adveniens, nº46).

Por ello, una visión radicalmente pesimista de la política, que lleve a percibirla como un he-cho directamente inmoral, no es cristiana.

LA DIFíCIL TAREA DE VIVIR EL EVANGELIO EN EL CAMPO POLíTICO

Sin embargo, esto no significa que sea fácil vivir el Evangelio en el campo político. Es posible, porque entre Evangelio y política no hay contradicción; pero no es fácil; más aún, es extre-madamente difícil, sin una gracia particular de Dios. La política constituye para el hombre un peligro y una tentación. La cosa es clara.

Para hacer política hay que tener el poder; pero para tener el poder hay que luchar para conquistarlo y para mantenerlo. Es aquí donde aparece el peligro de que el justo deseo de poder se transforme en ambición y en voluntad de poderío, en deseo desenfrenado de au-toafirmarse, de dominar sobre los otros, de aplastarlos y someterlos. Sobre todo, aparece la tentación de recurrir a medios ambiguos o deshonestos, a la calumnia, a la corrupción, al atropello moral del ad-versario, a los manoseos, a las intrigas, a la ayuda de personajes equí-vocos y extorsionadores que abundan en el trasfondo de la política.

Por otra parte, para hacer política hay que ejercer el poder. Se da entonces el peligro de que el mismo se ejerza no en interés de la nación y en vista del bien común, sino en el in-terés personal y del propio partido o de grupos particulares. Sobre todo, interviene la ten-tación de abusar del poder, vale decir, de aprovechar la posición de la cual se goza para en-riquecerse, a los propios amigos o a los afiliados al propio partido. ¿No es quizás por haber cedido a esta tentación que los partidos de nuestro país se han apoderado de las institucio-nes del Estado -aun de aquellas que en mayor grado deberían haber permanecido fuera de la política (como la magistratura, el ejército, las fuerzas del orden)- y la han repartido como premios de lotería, no solo nombrando a los propios hombres en los puestos clave de la administración pública, sino sobre todo creando estructuras paralelas a las instituciones, con el fin de controlarlas y volverlas dóciles a las directivas del partido?

Esto significa que hacer política como cristianos, para vencer las tentaciones a las que se ex-pone el poder, sobre todo para realizar positivamente y con eficacia este importante servi-cio al país, es necesario vivir una verdadera y propia espiritualidad de la política, cuyas líneas guías pueden ser las siguientes:

- La política nunca puede constituir un absoluto al que se le sacrifique todo Para un cristiano, la política nunca puede constituir un absoluto al cual se deba subordinar todo y, si es necesario, sacrificar todo; nunca puede exigir el sacrificio de la conciencia y del orden moral; no puede jamás convertirse en el valor supremo y, por lo tanto, el criterio últi-

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mo para evaluar todo lo demás; no puede convertirse en el fin último de la existencia, hasta no vivir más que para ella. Por consiguiente, se desacraliza y relativiza la política, por encima del César está Dios, y por encima del orden político (que pertenece al reino de los medios) existe el orden moral y religioso (que pertenece al reino de los fines); porque para un cris-tiano, aunque el reino de Dios no está todavía en su plenitud, sin embargo ya está presente y operante en la historia humana.

- El poder sólo se justifica si es un servicioLa política para un cristiano debe ser un servicio. Es este el carácter esencial y distintivo de una espiritualidad de la política. En efecto, la crítica más grave que Jesús lanza a los podero-sos y a los grandes de este mundo es que se valen del poder político para dominar, o sea para tiranizar a sus súbditos y anularles su libertad personal y su dignidad humana con la violencia, fundando su validez de dominadores y de grandes justamente sobre la imposición brutal de su querer, al cual ninguno puede oponerse. Jesús rechaza el poder para dominar y, para sus discípulos, solo admite el poder para servir : quien gobierne (se vuelve) como el que sirve (Lc 22,26). Jesús no niega el poder, reconociendo que a los hombres les es dado desde lo alto (Gal. 18,11), sino que condena a quien sirve de ese poder para dominar. No es pues el poder político el que se condena, sino el dominio (cfr. Mc.10, 40-45).

La política es, por consiguiente, servicio político. Pero ¿servicio a quién? Ciertamente a toda la comunidad, al Estado en cuanto artífice y ga-rante del bien común. El sentido del Estado -es decir la capacidad de atender los intereses generales y el negarse a someter el Estado y sus instituciones a los intereses corporativos de los partidos, de los grupos, de las clases- forma parte de una genuina espiritualidad de la política. Pero en el servicio político, el cristiano debe saber conjugar el sentido del Estado con algunas elecciones prioritarias. Ante todo, con la elección preferencial de los pobres, los humildes, los últimos, dándoles el primer lugar en las decisiones políticas; luego, con la elec-ción de colaborar con todos aquellos que, aun partiendo de premisas ideológicas diversas, quieran el verdadero bien de la comunidad y

estén dispuestos a defender y promover los grandes valores humanos, propios de la dignidad de la persona; finalmente, con la elección de la paz como objetivo político que se perseguirá a cualquier costo, tanto en el plano interno como a nivel internacional.

- El compromiso de servir a la paz que se funda sobre la justicia, la libertad y la verdadEl servicio de la paz debe constituir uno de los ejes centrales de la espiritualidad de la políti-ca. Desgraciadamente, la historia demuestra que la política ha estado casi siempre al servicio de la guerra. Esta por lo demás, ha sido definida por C. von Cluasewitz como la continuación de la política con otros medios, o mejor, la política misma que abandona la pluma y empuña la espada. Contra esta cínica aberración es necesario afirmar que la política es, y debe ser, el arte de la paz; este debe constituir su compromiso primero y esencial.

El cristiano que escoge vivir la propia fe en la en la vida política no puede dejar de hacer suyo este compromiso y de dedicarle todos los esfuerzos, recordando sin em-bargo que la paz verdadera es la que se funda sobre la justicia, la liber tad y la verdad y que, por consiguiente, se construye día a día, obrando la justicia sea en la propia

El cristiano está llamado a inspirar su

actividad política no en la lógica del

poder, sino en la lógica de la caridad, que

es la única verdaderamente evangélica.

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nación, sean en la comunidad internacional, expandiendo el campo de la liber tad, lu-chando contra la mentira, es decir, contra todas las tentativas de enmascarar la verdad, de disfrazar el engaño con la apariencia de lo verdadero, de hacer pasar por bueno lo que es malo y por malo lo que es bueno.

- La caridad se manifiesta en la honestidad y la lealtad hacia los propios adversarios políticosOtro carácter esencial de una espiritualidad de la política debe ser la caridad. En efecto, la lucha política fácilmente puede degenerar en odio, y en considerar a los adversarios políticos como enemigos. Pero el cristiano no puede odiar a nadie, no puede tener enemigos; y si algunos se declaran sus enemigos o se comportan como tales, no puede odiarlos sino, más bien, según el mandato de Jesús, debe amarlos: Amad a vuestros enemigos (Mt. 5,44), y hacerles el bien: Ha-cer el bien a aquellos que nos odian (Lc. 6,27).

En este punto estamos ciertamente, frente a uno de los escollos más difíciles de la espiritualidad de la política, porque la lucha políti-ca es despiadada y llega hasta arruinar y destruir a una persona en su dignidad y en su honor de una manera bastante más grave que un revólver. Piénsese en los nada raros casos, tristemente famosos, en los cuales personas honestas, aplastadas bajo el peso de acu-saciones infamantes, que luego resultan falsas, han debido sufrir la vergüenza de la cárcel o retirarse de la vida política. Y bien, también en casos como estos, así como en toda la vida política, el cristiano debe testimoniar siempre la caridad, que es ante todo honestidad y lealtad también hacia los propios adversarios políticos, evitando usar sus métodos inmorales de lucha, de hacerles mal con retorsiones y extorsiones, mostrando en cambio amor y generosidad hacia todos, ausencia de rencor y de espíritu de venganza, grandeza de ánimo en el perdón de las ofensas.

En otras palabras, el cristiano está llamado a inspirar su actividad política no en la lógica del poder, sino en la lógica de la caridad, que es la única verdaderamente evangélica.

LA FUERZA CREADORA Y RENOVADORA DEL EVANGELIO

Una espiritualidad de la política, por consiguiente, que la rescate de sus miserias -cuando la política se reduce a mezquinos juegos de poder, a forcejeos interminables y a un jeu de ma-sacre de personas y a enriquecimientos ilícitos- y le dé nobleza y dignidad, de modo tal que aquellos (especialmente los jóvenes) que se sienten llamados a vivir y a realizar los ideales cristianos en el servicio político no se sientan descorazonados, sino más bien impulsados a hacerlo. ¿Es posible en la situación actual?

La respuesta la deben dar con su vida aquéllos que han elegido hacer política como cristia-nos, tomando sobre sí la responsabilidad de testimoniar la fuerza creadora y renovadora del Evangelio, también en las difíciles condiciones de nuestro tiempo.

Para hacer política hay que tener el

poder; pero para tener el poder hay

que luchar para conquistarlo y para

mantenerlo. Es aquí donde aparece

el peligro de que el justo deseo de

poder se transforme en ambición

y en voluntad de poderío, en deseo

desenfrenado de autoafirmarse, de

dominar sobre los otros, de aplastarlos

y someterlos.

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La concepción cristiana de la productividad

La verdadera concepción de la productividad se en-

cuentra admirablemente ilustrada en una de las más

bellas parábolas que Cristo nos ha legado: la Parábola

de los Talentos. Todo hombre ha recibido al nacer una

suma de talentos, de dones y de aptitudes. Le han sido

ricamente provistos a algunos, otros han debido con-

tentarse con poca cosa; todos tienen el deber de hacer-

los fructificar al máximo…

La productividad para el cristiano es mucho más que

el progreso técnico, la paz social o la elevación de bien-

estar social; es un medio de perfeccionamiento como

hombre. El trabajo no es un fin en sí, como no lo son

tampoco la producción o el bienestar.

El hombre ha sido creado para cumplir con su destino.

No se encontrará jamás insatisfecho con su trabajo si,

a través de él, tiene la conciencia de que lo realizado es

su tarea y su misión en la tierra.

La productividad no es otra cosa que una puerta que se

abre; que se abre a todo trabajador, cualquiera él sea;

que le permite el acceso a un mejor desarrollo de su

personalidad, a la realización de su concepción de vida,

al fin para el cual ha sido creado.

La productividad es un instrumento para hacer hom-

bres mejores y dignos de su destino sobrenatural.

Enrique shaw

Primer presidente de ACDE.

(Extractado de Misión del dirigente de empresa,

2º parte. Mendoza, 1958).

Testimonio

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