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1 Revista Digital Semestral N° 8 - Diciembre 2020 ISSN 2618-1908

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    Revista Digital Semestral

    N° 8 - Diciembre 2020

    ISSN 2618-1908

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    N° 8 - Diciembre 2020Registro DNDA N° 113587004ISSN 2618-1908Dirección: Azcuénaga 1265 1° A, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ArgentinaTeléfono: (54 11) 4825-0009 E-mail: [email protected] site: www.arteterapiarevista.com.ar

    Dirección General: Paula GimbattiDirección de Redacción: Silvia LifschitzDirección de Arte: Gabriela BacchiGestión y Administración: Silvia KokliaRelaciones Institucionales: Laura Uribarri

    Diseño de Tapa: Gabriela BacchiEdición y corrección: Noelia PoloniDiseño y Diagramación: Oscar AlonsoDiseño web y puesta online: María Clara Diez

    STAFF

    La responsabilidad por los juicios, opiniones, puntos de vista o tra-ducciones expresados en los artículos aquí publicados correspon-den exclusivamente a sus autores. Los autores son responsables de haber obtenido los permisos necesarios para la utilización de las imágenes de sus pacientes y/o consultantes, así como de mante-ner la debida confidencialidad y reserva con respecto al material clínico que utilizan.

    Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación es propiedad de:Paula Gimbatti, Silvia Patricia Lifschitz y María Gabriela Bacchi.

    ARTETERAPIA. Proceso Creativo y Transformación es una realización editorial de:

    Teléfono: (54911) 6741-5693E-mail: [email protected] site: www.milenium.com.ar

    Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons. No se permite un uso comercial de la obra original ni de las po-sibles obras derivadas, la distribución de las cuales se debe hacer con una licencia igual a la que regula la obra original.

    Revista Digital Semestral

    ARTETERAPIAProceso Creativo y Transformación

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    Sumario

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    Editorial• ¿Lo virtual se opone a lo real?

    Caleidoscopio de lenguajes • Land Art y Arteterapia. Mariana Attwell• Musicoterapia: enlaces entre el cuerpo y la palabra. Patricia Pellizzari

    Experiencias arteterapéuticas• Manos que hablan. Eugenio Pablo Mazzucco• El arenero: herramienta coadyuvante para trabajar el divorcio en niños. Michelle Medrez Flores• Arteterapia: creación y construcción de realidad. María Emilia Giaileola

    Encuentros conversados• Entrevista a Selma Ciornai

    Caminos• Docencia en terapia de artes expresivas. Aurora Luna Walss

    De libros y autores• Arteterapia con patologías crónicas. Taller de arteterapia para personas viviendo con VIH/Sida

    Congresos y encuentros• Agenda de congresos, simposios y encuentros

    Galería de lenguajes arteterapéuticos

    Situaciones arteterapéuticas

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    ¿Lo virtual se opone a lo real?Editorial

    Al momento de escribir estas líneas, una parte del mundo se encuentra saliendo, cautelosa y con temor, de la primera ola de COVID-19, mientras que la otra mitad del globo ingresa a la segunda tentativa de expansión de un virus que cam-bió la cotidianeidad de toda la población. Frente a la pérdida de las coordenadas que estructuraban el presente, la hu-manidad se pregunta de manera concomitante por el des-tino, por el futuro: ¿seremos más solidarios?¿Cuidaremos mejor el medio ambiente? ¿Consumiremos de manera más responsable?¿Sabremos disfrutar el tiempo de ocio o se pro-fundizarán los comportamientos marcados por el imperativo económico? En este último caso, ¿la sociedad de la transpa-rencia, que es de la exposición, de la evidencia, pornográfica, de la aceleración, del control y de la ausencia de rituales deter-minará la imposibilidad de acciones comunes y de pensarnos como nosotros? (Byung-Chul Han, 2019).

    Quienes proyectamos cada número de esta revista compar-timos tales interrogantes y nos preguntamos además por el impacto presente y futuro de la virtualidad en el arteterapia, vocablo que se emplea cada vez con mayor frecuencia des-de la intensificación en el uso de las computadoras e internet. Este proceso de cavilación que hacemos público comienza con una invitación a revisar la etimología de la palabra “virtual”: del latín virtus (“poder, facultad, fuerza, virtud”). De allí su defini-ción como adjetivo:“que tiene virtud para producir un efecto, aunque no lo produce de presente, frecuentemente en oposi-ción a efectivo o real” (RAE).

    En este tiempo de aislamiento y distanciamientos varios, cada vez más arteterapeutas nos vimos forzados a recurrir a me-dios tecnológicos virtuales para realizar sesiones o talleres, o para continuar con la enseñanza del arteterapia. Pasada la perplejidad inicial y los apuros por adaptar y humanizar lo mejor posible los encuadres terapéuticos y educativos, llegó el tiempo de la reflexión, cuya fecundidad depende en gran medida de que sea compartida. Por eso invitamos a toda la comunidad de profesionales a reflexionar respecto de los lími-tes y potencialidades de la virtualidad, para que el nuevo año nos encuentre compartiendo estas reflexiones en todos los medios y espacios de divulgación de la teoría y la praxis arte-terapéutica. Y hacemos este convite recordando la etimología de la palabra virtual, que convoca a pensar en la fuerza y en la capacidad para producir efectos, aunque no sean patentes en “tiempo real” (vocablo también introducido en este tiempo tecnológico y que merece una reflexión adicional).

    En esta edición presentamos artículos de arteterapeutas de diversas partes del mundo. Todos apuestan a un arteterapia que cuente cada vez con más recursos. Desde la naturaleza que invita a integrar el Land Art en la propuesta arteterapéu-tica hasta la música, que en ocasiones es fondo y en otras es figura, en nuestras sesiones y talleres.

    Las experiencias arteterapéuticas que compartimos en este número abarcan personas, poblaciones y recursos muy diver-sos. Desde el trabajo con un arenero en el caso de una niña cuyos padres se divorciaron, hasta propuestas para adoles-centes varones que se encuentran privados de su libertad por conflictos con la ley penal.

    El reportaje central fue realizado a una arteterapeuta brasi-lera con una gran trayectoria: Selma Ciornai. Referente de la arteterapia gestáltica, autora de diversos libros y formadora de innumerables profesionales, comparte sus haceres y sa-beres desde el momento en que descubrió que el arte era el camino que le permitía ayudar a sanar historias individuales y grupales.

    Dedicamos la sección “Caminos” a otra arteterapeuta regional con amplia experiencia en la docencia de la terapia de artes creativas: Aurora Walls. Desde México, esta profesional com-parte los pasos que fueron marcando un sendero que se inició con los olores a madera de su infancia y tuvo varias estaciones hasta llegar a la edición reciente de su libro sobre arteterapia.

    El comentario de libros siempre es una ocasión para celebrar, porque implica que nuestra profesión aumenta el caudal de conocimientos a disposición de todos los profesionales. Luis Formaiano, desde Argentina, realiza su segunda propuesta editorial que comienza haciendo foco en la cuestión de la inves-tigación en arteterapia y continúa con la compartida, minuciosa y generosa en detalles, de diversos talleres de arteterapia que realizó durante varios años para personas que viven con HIV.

    Despedimos el 2020 con la intención y el profundo deseo que el 2021 sea un año de reencuentros cálidos bajo cualquier modalidad y que el arteterapia nos siga convocando con la pasión de siempre. Que disfruten las páginas de nuestra pro-puesta. ■

    Equipo Editorial

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    Caleidoscopio de lenguajes

    Land Art y Arteterapia

    Mariana Attwell1

    1. Doctora en Psicología (USAL, Argentina). Licenciada en Psicología. Psicopedagoga. Magíster en Necesidades y Derechos de la infancia y Adolescencia (Universidad Autónoma de Madrid, España). Arteterapeuta (INECAT, París). Artista plástica. Cursando Certificación en Mindfulness y Compasión en Psicoterapia (Sociedad Min-dfulness y Salud, Argentina). Especializada en cuidados paliativos, dolor crónico y acompañamiento al duelo. Miembro del equipo de Cuidados Paliativos del Hospital Italiano de Buenos Aires como coordinadora del programa ”Empatía en acción” (Arteterapia, Musicoterapia, Reflexología y Espiritualidad), de talleres terapéuticos y comunitarios de duelo y de talleres de autocuidado para profesionales de salud. Coordinación del área de Espiritualidad Integrativa de Pallium. Docente en la Primera Escuela Argentina de Arteterapia. Clínica individual y talleres grupales (privado). 2. Nils Udo (Lauf, Baviera, 1937) es un escultor, fotógrafo y pintor alemán, mayormente conocido por sus obras de Land Art. Sus obras, reconocidas a nivel mundial, se pueden ver en jardines, parques y museos de todo el planeta. En la actualidad reside en su ciudad natal, donde sigue ejerciendo la pintura.

    Fluido

    “Adoraría vivircomo un río que fluye.Llevado por la sorpresade su propio transcurrir”.

    John O’Donohue

    Introducción

    De la mano de Jacques Stitelmann (L’Atelier, Suiza) co-nocí este lenguaje artístico en mi formación como ar-teterapeuta (INECAT, París). Allí comenzó mi trabajo de transformación a través de esta herramienta de tanta utilidad, belleza y beneficio dentro del dispositivo arte-terapéutico. Rastreando la poca bibliografía existente, menos aún en español y aplicada al Arteterapia, esta carencia, sumada a la experiencia con las alumnas de la Primera Escuela Argentina de Arteterapia, me moti-vó a escribir este artículo. Aún en tiempos de pande-mia, esta iniciativa nos permite un abordaje muy dife-rente y muy nutritivo para la formación.

    Un poco de historia

    A finales de los años 60 un grupo de artistas, principal-mente anglosajones, se enfrentaron al arte moderno y dieron un salto fuera de las galerías y los museos, para interactuar con la naturaleza y los espacios abiertos. De esta manera, se abrió una vía que ha crecido des-de entonces, y en la actualidad, con múltiples acciones y proyectos artísticos que utilizan la naturaleza como parte de la obra, expandida sobre el paisaje.

    El Land Art se presenta como una postura ecologis-ta que se ha revalorizado con el paso del tiempo. Más

    aún hoy, la naturaleza en la sociedad actual se ha con-figurado como lo otro, lo no humano, lo no artificial, lo salvaje.

    En esta necesidad de integrar lo humano, el Land Art puede ofrecer esa otredad para hacer factible el enlace

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    s con el medio. Facilita un posible comienzo para des-pertar a una experiencia estética de comunión con el paisaje, de origen distinto a la que nos llevan las redes, la industria y la tecnología.

    El Land Art tiene una doble naturaleza contemporá-nea y primitiva: es un arte posmoderno que se inspira en las culturas arcaicas más antiguas y en realidades culturales no occidentales, tales como la cultura me-galítica o la filosofía zen, que poseen valores sobre la relación de diálogo hombre-naturaleza con un sentido trascendental y místico.

    Sugiere un acercamiento respetuoso a la naturaleza, rompiendo la comprensión egocéntrica del mundo oc-cidentalizado: salir del yo conocido para perderse en la naturaleza y volverse a encontrar.

    Se destaca la importancia de la utilización del entorno como soporte artístico y el empleo de materiales na-turales, al aire libre.

    El Land Art abarca manifestaciones artísticas que son conocidas como ecological art, environment art, ear-thworks, entre otras. Se trata entonces de un vocablo que incluye un contenido semántico de una palabra más general que podríamos asociar a ”arte en la natu-raleza” o ”arte de la tierra”, con ciertos matices o espe-cificaciones, donde se combinan diferentes lenguajes y materiales.

    El Land Art como recurso arteterapéutico

    El arte como experiencia de vida fue fundamentado por el filósofo norteamericano John Dewey, quien buscaba un arte relacional que tuviera conexión directa con la vida, que permitiera experimentarla de forma intensa, a diferencia del arte que solo busca intensificar la vida de los museos y las galerías.

    Dewey pretendía ignorar el reconocimiento institucio-nal y creía que lo que hace a una nueva tendencia tras-cendente en el arte es que enuncia algo novedoso para la experiencia humana, algo que enfatice la interacción de la criatura viviente con su entorno.

    Para Dewey, el arte se produce cuando existe una ex-periencia auténtica en el individuo, una experiencia estética que se genera cuando el ser humano logra superar los conflictos y tensiones de la vida median-te la obra de arte. El Land Art intensifica esas relacio-nes en las que el ser humano recurre a la naturaleza y a sus materiales para intensificar la vida, en toda su

    amplitud, rompiendo el antagonismo existente hasta entonces entre arte y naturaleza o, lo que es lo mismo, arte y vida.

    Utilizando este recurso en Arteterapia, se propone in-tervenir el paisaje donde la acción no es solo metafóri-ca, sino también en la realidad.

    El uso de materiales naturales, como las piedras, hojas secas, tierra y ramas, despierta capacidades táctiles y abre la mirada sobre la acción artística, desarrollando la creatividad y desplegando la conciencia.

    Esta práctica artística puede fomentar formas de in-terdisciplinariedad, tales como la psicoterapia, medita-ción, mindfulness, caminata consciente, etc.

    Por otro lado, por su naturaleza efímera, es necesaria la toma de fotografías para la constancia y observa-ción de la obra, e incluso la integración y recreación de otros lenguajes, como la escritura, performances, danza, canto, mimo o poesía.

    Land Art y la trascendencia

    El Land Art también se presenta como vehículo para valores y sentidos trascendentales, virtudes que se desprenden de la obra, de su apertura y de su propia inmanencia: el asombro, el agradecimiento, la alegría, la paz y la ecuanimidad.

    La perspectiva que genera la obra es un marco de sos-tén para el sujeto; se presenta como un espacio, un contexto donde la mirada de sí mismo permite abrir y despegar la conciencia hacia una nueva dirección y transformación profunda.

    La obra, al no tener límites, no es asible ni es mudable, nace como necesidad con el espacio donde se realiza. Solo es posible en ese lugar porque es la consecuen-cia de la interacción del individuo/artista con el paisa-je. Una obra realizada en el taller y llevada al lugar no es considerada Land Art. Transportar la obra supone ”destruirla”.

    ”Sublime” viene del latín sublimis, que significa ”elevado, que se levanta o se alza del suelo”. Lo sublime se pue-de aplicar a los fenómenos naturales y también a las acciones humanas. Ante la naturaleza pueden brotar varios sentimientos, como la paz, el amor y la alegría.

    La palabra ”paisaje” es un concepto acuñado por pri-mera vez en China, y nace de la contemplación. Indi-

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    ca esa trascendencia inmanente, es ese estado lo que permite que emerja la belleza.

    La contemplación invita a la trascendencia. Como de-cía Emerson: el aspecto de la naturaleza es devoto […] El hombre más feliz es aquel que aprende de la naturaleza la lección de la adoración […] La belleza del paisaje tiene una sacralidad propia […] (Milani, 2007).

    En Arteterapia, la implicación espiritual e inmanencia que produce la obra de Land Art, y el hecho trascen-dente que supone elegir un lugar en la naturaleza, re-lacionándose con lo sagrado, la transforma simbóli-camente.

    Entre los artistas del Land Art encontramos a Roden-Crater (cráter de un volcán), Peter Hutchison (mar con materiales orgánicos), Robert Smithson (cemento, cola y asfalto sobre laderas), Andy Goldsworhty (materiales naturales, el frío de la lluvia, la textura de las rocas, la vastedad de la arena) y James Turell (materialidad de la luz), entre otros.

    Land Art: un camino a la naturaleza hacia nosotros mismos

    Una experiencia de transformación grupal con alumnas en los parques de Palermo

    Son muchas las reflexiones que se integran en la mira-da del Land Art y el Arteterapia. Señalaré algunas:

    -El objetivo es que podamos tener espacios, dispositivos, tiempo para permitir encontrarnos y transformarnos.-Reflexionar alrededor de la pérdida. El yo puede des-aparecer y nosotros lo redescubrimos. -La experiencia existencial de estar vivos y poder per-dernos para crear (perderse en el sentido del yo que desaparece en relación con el nosotros).-El yo que es conocido y adquirido es capaz de reen-contrarse. El viejo yo puede dejar lugar al nuevo yo.

    Jaques Stiltelmann propone dispositivos: Cuando acompañamos, ¿qué acompañamos?-A la persona.-El dispositivo.-No hay respuesta, lo importante es poder hacer la pregunta.

    Por lo tanto, la búsqueda artística en el Land Art po-tencia y favorece:-Salir del taller.-Dejar los elementos conocidos en otro espacio por crear.

    -En lugar de buscar los materiales, vamos más allá, vamos a su encuentro.-Salir del control de lo conocido, de los materiales.-Tener un espacio de tiempo de apertura y pérdida: es-tar disponibles.-Dejar reposar la obra y observar su resonancia de modo sutil: sensaciones, emociones y pensamientos.-Dejarnos sorprender, la riqueza es la del movimiento del sentimiento, de su fuerza.-Posibilitar un espacio de cuidado, de sostén y respeto.

    Para finalizar

    La experiencia con el Land Art y el Arteterapia abre una puerta para reinventarnos, para salir y encontrarnos, entregándonos a la fuerza y fertilidad de la tierra, en un espacio que nos conecta con la vitalidad y lo sa-grado. Un contexto que nos invita a integrarnos armó-nicamente con el ser y el hacer en la acción creadora, realizando síntesis en el autoconocimiento y el proce-so de sanación. ■

    “La naturaleza no es un lugar a visitar. La naturaleza es el hogar”.

    Gary Snyder

    Caleidoscopio de lenguajes

    El uso de materiales naturales, como las piedras, hojas secas, tierra y

    ramas, despierta capacidades táctiles y abre la mirada sobre la acción

    artística, desarrollando la creatividad y desplegando la conciencia.

    BIBLIOGRAFÍADelgado Baena, F. J. (2011). Arte y Naturaleza, El Land Art como recurso di-dáctico para la educación artística. Disponible en: http://agrega.juntadean-dalucia.es/repositorio/14022013/42/es-an_2013021411_9145208/ADO24/ado24_1p2/01.pdfGarraud, C. (1993). L’idée de nature dans l’artcontemporain. París: Flammarion.Klein, J. P., Bassols, M., Bonet, E. (coord.)(2008). Arteterapia. La creación como proceso de transformación.Barcelona: Octaedro.NilsUdo. Formes et modalites des conceptspourl’art-thérapie. Photographies.Stitelmann, J.(2015). Au zèro des formes. Poèmes sur la création.Collection l’ouvrante. Editions du rebond.

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    Al presentarla al grupo fue un actor ritual el dejarla ir a la obra en el agua, empujándola como un bote que abandona el muelle. Al ser materiales 100% naturales se pudo ha-cer esta entrega a la naturaleza, desde la naturaleza, sin contaminarla.

    Flor de hibiscus, algodón de palo borracho, otras flores, sobre corteza de árbol de eu-calipto. Estuvo hasta el momento de la pre-sentación colocada sobre el agua.

    “Altar de agua” Por Flor Garrigós “Translucencia” Por Amanda Fernández

    ”Necesité el hilo que me salvó, porque estaba todo muerto. Se ve algo ritual. Buscó el árbol para apoyarse, el palo borracho con espinas, y algunas se ven como lágrimas en el tronco, como una catarata que va bajando”.

    “Entramando contrastes” Por Julia Segovia

    ”Buscaba un árbol (está embarazada). Obra con movimiento. Cintas que se mueven. En ascensión, sublimando, conecto mis mun-dos”.

    “Intuición” Por Leticia Cirillo

    ”No tenía tijera para cortar la lana que traje, así que la puse toda y los frutitos que encon-tré, del mismo color que mi lana”.

    “Saliendo del nido” Por Eugenia Sacca

    Hice una performance subiendo a las raíces del ombú y dando la vuelta, trepando al árbol cual niña. No sé por qué expliqué antes algo, porque lo único que quería era hacerlo, trepar a sus raíces, dar vueltas, jugar en el ombú, habitarlo cual casita. Colgué mis objetos naturales con los alambres, con bastante inestabilidad. Me regocijaba cuando soplaba el viento y los movía, sobre todo los algodones. A un fruto del palo borracho le clavé un tensor que había recolecta-do y me pareció una sortija. La colgué de lo alto de una rama con mucho placer”.

    “La sortija” Por Mariana Levallois

    Una experiencia en los bosques de Palermo Una obra que abre y transforma

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    Caleidoscopio de lenguajes

    Musicoterapia:enlaces entre el cuerpo y la palabra1

    Patricia Pellizzari 2

    1. El uso de un lenguaje que no sea sexista ni discriminatorio es una de las preocupaciones de quienes concibieron este material. Sin embargo, y con el fin de evitar la sobrecarga gráfica que supondría utilizar en español ”o/a” para marcar la existencia de ambos sexos, hemos optado por usar el masculino genérico clásico, en el entendido de que todas las menciones en tal género representan siempre a varones y mujeres.2. Licenciada en Musicoterapia. Psicomotricista. PhD. en Psicología. Directora de la Asociación ICMus. Profesora Titular de la Universidad del Salvador. Especialista en Abordajes Comunitarios, Adultos y Familias.

    Resumen

    ¿Qué es la Musicoterapia? ¿Cómo es el proceso que este abordaje propone? La escucha como eje conceptual y fundante de la práctica profesional. El lugar de la in-certeza y la complejidad en el posicionamiento.La voz y la musicalidad como experiencia de construcción sub-jetiva. El conflicto como oportunidad. El trayecto de la incertidumbre al deseo, zonas transicionales, hallazgos en la grupalidad. La improvisación con la voz y la mú-sica como forma de dar con las claves del ”buen vivir”.

    Palabras clave: Musicoterapia, escucha, devenir de la improvisación, buen vivir.

    Hay muchas maneras de conocer la Musicoterapia. Una manera real, lineal y académica es anoticiarse que se trata de una carrera universitaria, de grado (Licen-ciatura), y que tiene una ley de ejercicio profesional (N° 27.753) que delimita sus incumbencias en el ámbito de la salud. Los y las musicoterapeutas tenemos de-rechos y obligaciones amparados por la Uniley y opor-tunidades de acceder a distintos tipos de desafíos e incumbencias en gestiones y abordajes autónomos, en forma privada, en equipos, consultorios, obras sociales y/o dentro de las políticas públicas.

    Las formaciones académicas en Argentina (Universi-dad de Buenos Aires, Universidad del Salvador, Uni-versidad Interamericana, Universidad Maimónides, Universidad Maza Mendoza) se precian de desarrollar líneas teóricas y praxiológicas diferentes, y esa diver-sidad de miradas hace una comunidad profesional que se establece y transforma permanentemente, gene-rando trama, red interdisciplinaria, investigaciones y prácticas cada vez más comprometidas y eficaces para con las realidades sociales y humanas.

    Pero hay otra Musicoterapia factible de ser enten-dida a la luz del estilo de cada musicoterapeuta, sus preferencias, sus habilidades, su área de desempeño y su recorrido personal y profesional. Así, el estilo, como la subjetividad, es en singular e inaugura for-mas de direccionar tratamientos que van más allá de los diagnósticos, metodologías o modelos de abor-daje. Se trata de la ética y el posicionamiento pro-fesional y humano. No hay procedimientos exigidos más allá de las pautas contempladas en la ley de ejercicio profesional. Las teorías de la Musicoterapia no están reglamentadas protocolarmente.

    Me dedico a esta profesión hace 40 años. Aprendí escuchando y haciéndome escuchar. Descubrí pre-guntándome y preguntando. Recorriendo laberin-tos, atravesando mesetas, caminos sinuosos, empi-nados, tomé riesgos y me detuve apesadumbrada. Sobrevolé muchas y diversas formas de violencias institucionales y pocas respuestas me conformaron. Estudié mucho. Los procesos de aprendizaje conlle-van tanta incertidumbre como la vida misma. Y des-de ese pasado vigente mi curiosidad se mantiene viva.

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    s Me gusta pararme donde se bifurcan los caminos. Las opciones surgen desde la incerteza. Paradigma de la complejidad, social, histórico y estético.

    Cada vida es su contexto, sus oportunidades, sus idea-les y desafíos posibles.

    Cada paciente tiene una estética de vida. Su estética se nos presenta para ser escuchada con respeto, de ma-nera sensible. Transformar una vida no es cosa sim-ple, ni específicamente nuestra. Se precisa una alianza empática, comprometida e inteligente con quien nos consulta por su malestar.

    Mi convicción es la mirada amplia que abre a interrogantes, focos en perspectiva.

    Las hipótesis orientan, son necesarias para direccio-nar, despejar ruidos, encontrar el rumbo, crear melo-días de vida.

    Manantial que burbujea, las hipótesis actúan como bordes en cada decisión terapéutica: el buen vivir es el gran desafío significante. Cada consulta, cada trata-miento, inaugura un proceso, que largo o breve inter-pela sobre los singulares y posibles caminos que con-tribuyen a mejores modos de vida, a sanar heridas, a acrecentar la voluntad y la energía vital para hacer po-sibles las transformaciones individuales y colectivas.

    En este aprendizaje de 40 años encontré en el arte al-gunas respuestas que no me dio la ciencia, y ni siquie-ra la racionalidad. Sé que es fuerte lo que afirmo, pero les invito a pensar desde otra perspectiva: la estética.

    Es tarea de la Musicoterapia advertir, percibir, empa-tizar con las estéticas singulares, grupales y comu-nitarias porque es a partir de ellas que suceden los vínculos y las interacciones significantes. La escucha sensible de los procesos de formalización (campos no-tables, funciones sonoras, organizadores sonoros) de los discursos expresivos, es el sostén relacional priori-tario que acompaña las vicisitudes subjetivas y modos de vida.

    La experiencia de la forma. El placer de la ”obra”. La composición del discurso propio, grupal o colectivo, paso a paso.

    Empezar desde el principio. Animarse a la vivencia cor-pórea que trae cada idea que nos habita. Encarnadura del discurso. ¿Re-inventar - repensar? lo dicho, lo sen-tido, el acto.

    Disfrutar del hallazgo sutil que traen los procesos terciarios (Fiorini, 1995) que habitan en todas las personas. El laborioso trabajo de hacerse cargo de lo propio y descubrirse amorosamente en la manifes-tación espontánea, en la expresión. De eso se trata para mí esta profesión.

    Un tiempo, un espacio, unos materiales (el silencio, los sonidos, la música, el gesto, el cuerpo, la palabra) y, fundamentalmente, un ”hacer” con eso. Hacer lo que denomino modelado del formante sonoro, desliza-miento del sentido que deviene en significante.

    Esa experiencia, que es un ”hacer musical reflexivo” (Agrupación Colectivo85, 2013), busca elaborar la in-certidumbre que genera estrés (sobrecarga, conflicto y dolor) y transformarla.

    Escucha y musicalidad. Acto y oportunidad para construirnos como sujetos deseantes. Una sesión de Musicoterapia invita a estar en el presente y des-de allí crear porvenir, proyecto de vida. Energía que fluye y se direcciona amasando, organizándose en una ”obra” que no es otra cosa que nuestro propia destino.

    Cantar, tocar, explorar sonidos, palabras o silencios es una experiencia muchas veces inédita. Se trata de poner en contacto lo cotidiano con algunos aspectos no sabidos de uno mismo, pero que están allí, al al-cance de nuestra percepción.

    Registrar la propia voz constitutiva, inaugural puesta en juego. Nada de música se precisa sa-ber, porque para eso están los conservatorios y los profesores. La Musicoterapia es una experiencia espontánea, sensible, que busca enlazar el cuerpo con la palabra. O sea, crea palabra al encarnarla y crea cuerpo vinculante que, de ser sostén biológico del acto, pasa a ser cuerpo simbólico y espiritual. Es una experiencia sencilla, mínima y, justamente por eso, profunda.

    Es tarea de la Musicoterapia advertir, percibir, empatizar con las estéticas singulares, grupales y comunitarias

    porque es a partir de ellas que suceden los vínculos y las interacciones.

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    Caleidoscopio de lenguajes

    La ceremonia es el encuentro con un símbolo que, aunque no delimitado, acabado, nos ayuda a percibir en la realidad múltiples perspectivas y postergar la ansiedad de la incerteza, bordearla y mantener viva la esperanza de un porvenir.

    El paso del pensamiento concreto al abstracto nos brinda la flexibilidad necesaria para soportar la incer-tidumbre y la complejidad. Captar lo simbólico de la realidad es una forma concreta de advertir lo diferen-te, lo diverso, las verdades paralelas. Es una capacidad psíquica que propicia la responsabilidad relacional y, por lo tanto, el camino a la construcción del buen vivir. Convivencia con lo múltiple.

    La improvisación sonora espontánea en Musicotera-pia no es ingenua, abre un juego de sentires e interpre-taciones. El hecho estético tiene valor en sí mismo, los sujetos transitan una experiencia lúdica y muy seria a la vez.

    Un grupo de mujeres exploraban y creaban con pape-les de diarios una escultura sobre la mesa… parecía tan nimia la actividad cuando una de ellas observó: ”¿Es como una casa, lo de adentro es lo íntimo, lo que nos cuesta expresar? Hicimos una casa, ¿ven?”.

    Entonces, propuse ponerle sonidos a esa pequeña gran obra de papel y esa casa comenzó a sonar. Sur-gieron sentimientos de enojo, de vergüenza, de pudor, de cierta tristeza.

    3. Ver video: https://drive.google.com/file/d/1ZmXloKQJAwY5GRX7EnbcX0NbFq-vAfAi/view?usp=sharing

    Disfrutar del hallazgo sutil que traen los procesos terciarios (Fiorini, 1995) que habitan en todas las personas. El

    laborioso trabajo de hacerse cargo de lo propio y descubrirse amorosamente en la

    manifestación espontánea, en la expresión. De eso se trata para mí esta profesión.

    Y el despliegue de esa situación grupal (musicalidad) las sorprendió. Inaugurar y captar un símbolo cons-truido desde ellas espontáneamente, les permitió abrir la reflexión hacia otras perspectivas y encontrar nue-vas herramientas de afrontamiento. ”Abrí las venta-nas”, dice una, ”pintemos las paredes”, dice otra.”¿Qué hacemos que nos guste en lo cotidiano” (para ver el video, hacer clic en el link que se encuentra en la nota al pie de página).3. La experiencia de la musicalidad es una escucha po-rosa que nos adentra a lo complejo que nos habita. Como en la polifonía, las distintas líneas melódicas van encontrando lugares de convivencia, no sin ten-siones, no sin conflictos. Tolerancia a las repeticiones; oportunidades de selección, de variación. Animarse a los contrastes, a las texturas densas, a las simples; a la circulación del protagonismo y, fundamentalmente, al silencio primordial, capaz de contener la presencia y la ausencia, un registro posible de la serenidad necesaria para aceptar la vida y la muerte. ■

    BIBLIOGRAFÍAColectivo85. Abramovici, Demkura, Isla, Jiménez yMorello (2008). ”El ha-cer musical reflexivo: Hacia una construcción de una propuesta comunita-ria”. Comisión de Acción Comunitaria, ASAM. XXI Congreso Mundial de Mu-sicoterapia. Buenos Aires, 2008. Disponible en: https://docs.google.com/document/d/1FYHHulMdDgwU5ioHUx-CR2zezV-iHrCCbwU0CAJe4UQ/pub#ftnt1Fiorini, H. (1995). El psiquismo creador: teoría y clínica de procesos terciarios. Buenos Aires: Lugar Editorial.Pellizzari, P. y Equipo ICMus (2005). Proyecto Música y Psiquismo. Lo Psicoso-noro. ICMus ED.

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    s Manos que hablan

    Eugenio Pablo Mazzucco1

    1.Médico por la Universidad Católica de Córdoba (Argentina). Especialista en Psiquiatría. Formado en el Centro de Estudios Psicoanalíticos Sigmund Freud, Taller de Psicodrama “El Pasaje”, Laboratorio de Creatividad IDEHAS Taller-SEU-(UNC) Arteterapia. Dedicado a la tarea de tratamientos psicoterapéuticos individuales, de pareja y familias, abordaje psicofarmacológico y trabajos en actividades grupales, en “La Angostura” (ciudad de Córdoba) y “La Maroma” (Falda del Carmen). Arteterapeuta y Equinoterapeuta. Integrante del cuerpomédico del Hospital Colonia Santa María de Punilla.

    Resumen

    Se presenta como Experiencias. trabajo de campo el des-pliegue de un proyecto de arteterapia de producción co-lectiva, llevado a cabo por un grupo de 25 pacientes de psicoterapia individual, con el asesoramiento de interlo-cutores válidos tanto para su elaboración como para su desarrollo. Se utilizó como recurso el lenguaje fotográfico, la escritura y latécnica de mural con estarcido y grafiti. Se concretó en cuatro etapas consecutivas: dos individuales y dos grupales, de manera intercalada. El propósito fue concientizar y trabajar el uso de las manos, su capacidad de comunicación como aspecto no verbal del lenguaje y, al integrarlo con arteterapia, entender su valor como pro-motor y generador de salud. También comprender la ri-queza de la producción colectiva como agente de cambio en la comunidad.

    Palabras clave: arteterapia, producción colectiva, lengua-je no verbal, trabajo terapéutico individual y grupal, salud.

    1. Introducción

    a. Apoyatura conceptual

    Considero que podríamos definir arteterapia como un instrumento científico apoyado en la utilización de los lenguajes expresivos del arte, en un trabajo transdisci-plinario y de objetivo terapéutico. Esto es, realizarlo con personas que, desarrollando su capacidad y potencial creativo, puedan tomar conciencia activa de sus capturas, nudos, problemas y conflictos, al tiempo que aprendan a

    desplegar y desarrollar sus propias facultades, habilida-des y recursos, empoderándose de ellos y produciendo disposiciones a cambios que modifiquen de manera fa-vorable su calidad de salud. No se considera de valor la capacidad técnica o artística que la persona ponga en la realización de su obra-producción, sino lo que le ocurra durante el proceso que despliegue en la tarea, tanto en las manifestaciones como en los sentires internos de su mundo. Por esto es importante el marco de libertad faci-litado para el fluir de su expresión a través de los lengua-jes diversos del arte.

    También cuentan aspectos con relación al vínculo tera-péutico, que podrán ser más o menos significativos, pero que sin duda ubican al terapeuta en un claro rol de facili-tador de despliegue de las posibilidades del mismo. Am-bos sujetos se encuentran en un espacio-marco, donde el protagonismo pertenece absolutamente al paciente y sus expresiones.

    Lo que suceda, se produzca o no, es un obrar que se cons-tituye entonces en una proyección personal del sujeto. Esto le permite a la persona la apropiación de su proceso, ampliando el conocimiento de sí misma y por ello toman-do poder sobre su potencial general, quedando en posi-ción de producir las modificaciones adecuadas para adve-nir en un nuevo estado de su salud. Si además esto ocurre en el marco ampliado de una grupalidad la riqueza de la interacción entre los sujetos, acentúa todo lo que mani-festado con anterioridad, aportando sentidos y sentires

    Dedico esta publicación a la Dra. Ana María Alberti. Su generosa transmisión de experiencias y su dedicado acompañamiento, con lucidez, marcaciones y habili-taciones, talló en mí transformaciones profundas, que las agradezco, continuando esta tarea, tratando de acercarme a la fuerza de su compromiso social.

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    que no emergerían sin esta condición de pertenencia a una instancia de encuentro con otros.

    Relato de concepción inicial:

    […] Contemplaba ingenuamente, mientras esperaba ser escuchado. Mis manos entrelazadas a la altura de mi abdomen, luego apoyadas en el escritorio. Sentí una atracción visual, que se fue tornasolando en cu-riosidad, inquietud, juego y luego idea. No supe allí que la pasión creativa estaba agazapada, hablándo-me en ese entrelazo de dedos. Pensé, emocionado, que podía hacer un estudio de manos con luces y documentarlo fotográficamente. Además, lo que yo veía desde mí era contundentemente diferente de lo que veía quien estuviera frente a mí. Era interesante el registro de ese estudio de mis gestos, y también muy rico poder compartirlo. Exhibirlo. El impulso ale-gre chocó de sopetón con la desnudez (exposición), y quizás allí me defendí, pensando en que era muy narcisista hacer una muestra solo de mis manos. No cabía. Hubo pausa; parecía que todo lo surgido… naufragaba. Fue breve. Allí entendí que las manos a mirar no eran las propias, y de súbito pensé en las de mis pacientes. Ellas me hablaban. Resurgió el entu-siasmo y cambió mi mirada. Con los días, comenzó esa mirada a poblarse, además, de registros con-cretos. Compartí y participé el ya proyecto entonces, a algunos de mis pacientes, y en el final de alguna sesión íbamos registrando gestos. Multipliqué cada uno desde diferentes ángulos. Primero, con tecno-logía no adecuada. Investigué, aprendí y sobre todo me di un gusto. Luego mejoré técnica y tecnología, y hoy las comparto. Si tuviera que responder respec-to al objetivo de este trabajo, es definirlo a posterio-ri. Solo surgió con entusiasmo y gustó, y quizás solo sea ese el sentido de concretarlo. También en el re-corrido descubrimos con cada uno de ellos la riqueza escondida, y que una fotografía se transformaba en una nueva mirada sobre sí. Las manos comunicaban. Otro lenguaje haciendo sentido apareció en las se-siones, de manera espontánea. Y allí quizás resida el genuino valor de concretar esta muestra. Y por ende podría haber sido un objetivo. Para cada uno de ellos, al menos respecto de sus manos, cambió la signifi-cancia. Para otros, además, derivó en evolución, re-cuperación de memoria y disponer de herramientas para la vida […].

    Escribí el texto anterior muy al principio del año 2017. Aclaro que hasta entonces mi entendimiento no era pre-ciso con relación a lo que en realidad se estaba desple-gando. Comprendí en el devenir que lo que empezó pa-

    reciendo un proyecto personal y de arte, no lo era. Tomé conciencia de que en verdad era unproyecto colectivo de arteterapia. Mi entusiasmo me llevó a ver y escuchar lo que dicen las manos de mis pacientes y a partir de allí proponer documentarlo visualmente, a través del len-guaje artístico de la fotografía. Además, el valor respecto de lo que le sucedía a cada persona-paciente con lo que se desplegaba, claramente me habilitó a entender que se enmarcaba en la propuesta, en término de objetivos, del arteterapia, o bien, en lo que yo elegiría llamar “psico-terapia desplegada sobre lenguajes expresivos del arte”. Entonces, allí formulé el trabajo con un carácter y meto-dología técnica científica para valorar por medio de los registros el alcance de los objetivos y la comprobación de la hipótesis.

    2. Propósitos

    a) Concientizar y trabajar el uso de las manos, su capaci-dad de comunicación como aspecto no verbal del lengua-je y, al integrarlo con el arte, comprender su valor como promotor y generador de salud.b) Comprender la riqueza de la producción colectiva como agente de cambio en la comunidad.

    3. Hipótesis

    Concientizar y trabajar el uso de las manos como parte no verbal del lenguaje, e interrelacionarlo e integrarlo con arte, produce efectos beneficiosos sobre la salud de las personas.

    4. Objetivos

    a. Generales

    i. Dar a conocer el valor de las prácticas de los lenguajes expresivos del arte, teniendo en cuenta la visión del arte-terapia.ii. Mostrar que las prácticas de los lenguajes expresivos del arte, en contexto de terapia, funcionan como promotoras y restauradoras de salud.iii. Alinear acciones en consonancia con la Declaración de Lima de 2009.

    b. Específicos (para los participantes)

    i. Ampliar la autopercepción consciente de la propia cor-poralidad y sus capacidades de comunicación, registran-do el lenguaje no verbal utilizado, focalizando específica-mente en el uso de las manos.ii. Articular lo anterior con otros lenguajes, en este caso, con el del arte visual.

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    s iii. Establecer esta actividad como aporte beneficioso para la persona del paciente, ampliando las significa-ciones posibles, como enriquecimiento multiplicador de sentidos y sentires.iv. Comprender el valor del arte como promotor y produc-tor de salud.v. Entender la riqueza de la producción colectiva como agente de cambio en la comunidad.

    c. Personales (para el terapeuta)

    i. Canalizar mi inquietud y entusiasmo en relación con el arte, integrándolos al contexto de lo terapéutico.ii. Difundir el valor del arteterapia, su importancia como herramienta para la salud y como motor de cambio social.iii. Concretar aportaciones mínimas en la dirección de “[…] sistematizar saberes y prácticas del arte para la transformación social y producir evidencia científica […]” (Declaración de Lima de 2009). iv. Modelar aspectos personales con el fin de mejorar mi capacidad como instrumento terapéutico.2

    5. Descripción metodológica

    Esta construcción colectiva fue llevada a cabo por un gru-po de 25 pacientes, con el asesoramiento de interlocu-tores válidos para su elaboración y desarrollo. Se trabajó con pacientes de psicoterapia individual, a quienes se les proponía participar de la experiencia y, con su acuerdo, a la siguiente sesión tomábamos las fotografías. La primera etapa se desplegó entre el otoño y la primavera de 2017. La primera fotografía se tomó el 21 de marzo de 2017 y las últimas, el 15 de agosto de ese año.

    Etapas del trabajo

    Se desplegó en cuatro etapas consecutivas: dos individua-les y dos grupales, de manera intercalada.

    Primera sesión individual

    Al final de una sesión se participaba del proyecto y, si acep-taban, se acordaba la primera sesión de arteterapia. Se propuso al paciente condensar un sentimiento o emoción en un gesto. Hubo diferentes modalidades. El gesto surgía:

    -a partir de una emoción,-de un gesto característico para esa persona,-del material emergido en la sesión,

    -en algún caso con la técnica de interview (investigar en qué se estuvo pensando en los últimos 15 días y de allí lle-gar a un contenido emocional).

    En general se proponía condensar un sentimiento o emo-ción en un gesto. Lo formulaba más o menos de la siguien-te manera: “Con lo que está diciendo o hablando, ¿qué siente? Y ese sentimiento, si me lo tuviera que mostrar con un gesto de la mano o de las manos, ¿cómo sería?”. Luego de encontrado el gesto, proponía pasar al espacio de arte-terapia para concretar la toma de las fotos específicas.

    Se utilizaron telas diversas, almohadones, o bien, la pared de fondo (en todos los casos elegidas por el paciente), con el objetivo de generar estética en la fotografía y mantener en privacidad la identidad de la persona.

    En lo estético, además de trabajar con el color, el objetivo fue anular el efecto disruptivo de la ropa u otros elemen-tos singulares que no garantizaban la privacidad, además de eliminar el ruido visual que distraería de lo importante a mostrar y percibir: el gesto de esas manos. La fotografía se tomaba con variaciones de ángulos y de iluminación, tanto natural como artificial. La cantidad varió entre 30 y 60 fo-tos, aproximadamente, para cada paciente participante. Se chequeaba el material producido junto con él y al acordar conformidad de haber obtenido la foto adecuada, termina-ba la sesión.

    A posteriori, o en otra sesión, le solicitaba al paciente me otorgara el consentimiento por escrito para mostrar el material, y también la primera encuesta. Luego, escogía en diferentes escalas de selección la foto final que sería ex-puesta. El criterio era la calidad fotográfica, privilegiando la fidelidad al contenido del gesto, es decir que la imagen reflejara el contenido emocional del gesto propuesto.

    2 “[…] La creatividad no es solo visión y pasión, es también técnica y perseverancia, es un equilibrio entre la emoción y el intelecto que surge de estar realmente com-prometidos con la vida, realmente interesados, estar realmente metidos con la gente con quienes nos relacionamos, con quienes trabajamos en los proyectos […]”. “La creatividad una cuestión de perspectiva”, extractado de Dewitt Jones, fotógrafo y periodista de National Geographic.

    En lo estético, además de trabajar con el color, el objetivo fue anular el efecto disruptivo de la ropa u otros elementos

    singulares que no garantizaban la privacidad, además de eliminar el ruido visual que distraería de lo importante a

    mostrar y percibir: el gesto de esas manos.

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    Mi entusiasmo me llevó a ver y escuchar lo que dicen las manos de mis pacientes y a partir de allí proponer documentarlo

    visualmente, a través de utilizar el lenguaje artístico de la fotografía.

    Primera sesión grupal

    Se concretó la muestra en sí misma en el espacio del con-sultorio con una dinámica de grupo. Estuvieron todas las personas involucradas en el proyecto, se propuso que conectaran con las fotografías y que de aquellas que quisieran, escribieran un vocablo con la consigna: “Estas manos…. ¿qué me dicen, qué me comunican…?”. Estos vocablos quedaron plasmados en tarjetas con una refe-rencia a la foto correspondiente. Se entregó la segunda encuesta. Se utilizó la técnica de mural con estarcido (para conectar con lo ancestral) sobre lienzo, imprimiendo cada uno un negativo de su mano, incluyendo un deseo para su salud al hacerlo.

    Segunda sesión grupal

    En esta instancia de integración se propuso a los par-ticipantes escribir un mensaje a futuro para su propia salud, utilizando el material producido en el primer encuentro grupal. Escogieron algunos términos de entre todos y con ello generaron un texto. Luego se utilizó de nuevo la técnica de mural, plasmando libre-mente sobre el papel desplegado en toda la pared, con la consigna de que si nuestros descendientes lo encontraran dentro de 9400 años pudieran entender cómo vivenciamos estos tiempos.

    6. A modo de conclusión

    La hipótesis planteada resultó positiva, comprobado esto, sobre todo en la segunda entrevista individual de arteterapia (por lo explicitado con anterioridad), y además cotejada a largo plazo por la continuidad del trabajo terapéutico individual. También se cumplie-ron los objetivos generales y específicos, quedando documentado en ambas encuestas realizadas des-pués de las primeras sesiones, tanto individual como grupal de arteterapia (no puedo incluirlas por el lími-te en la extensión posible de esta publicación). Hasta aquí, una síntesis apretada del proyecto.

    Segunda sesión individual

    Se trabajó integrando el material de las dos encuestas y, sobre todo, los sentires que se despertaban a partir de los vocablos que se habían escrito respecto de su fotogra-fía, su gesto. Aquí apareció la mayor riqueza del proyecto por la conexión vivencial con el colectivo, y estos vocablos fueron un puente hacia el interior de cada uno, generán-dose un efecto profundamente transformador.

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    s 7. Repercusiones del proyecto arteterapéuticoEl contenido específico de lo surgido, por respe-to a la privacidad, está resguardado en el secreto médico, para cuidar a los pacientes. Sin embargo, mostrar al público “Manos que hablan”, que sus participantes pudieran compartir con quienes de-searan la vivencia de su recorrido, de manera pro-tegida, trasciende la terapia individual y extiende su alcance hacia la comunidad.

    Hemos desarrollado una experiencia vivencial con los pacientes, que fue presentada en tres oportu-nidades en la comunidad. La primera, en el mes de noviembre de 2018 en el Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba (se exhibió todo el verano), permitió difundir su valor e importancia como he-rramienta para la salud y como motor de cambio social. También se presentó en julio de 2019 en el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba y continúa expuesta hasta la redacción del presente artículo (abril de 2020). Más tarde, en el Foro La-tinoamericano de Biodanza, en octubre de 2019.

    Las muestras también fueron vivenciales, más allá de la exhibición de las fotografías y el relato de la experiencia. Los asistentes en principio obser-vaban las fotos con las Ocho Estaciones (Vivaldi-Piazzolla), como música de fondo, y completaban a su gusto una planilla donde, reproduciendo la consigna de la primera sesión grupal de artete-rapia, escribían un vocablo referido a ellas con la consigna: “Estas manos… ¿qué me dicen, qué me comunican…?”.

    Como registro concreto de lo vivenciado por el pú-blico durante la presentación del proyecto en el Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba y en el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Cór-doba, quedó el lienzo que es la imagen de portada del artículo publicado en la revista Ethica Digital y, en el segundo caso, como cuadro mural para una sala importante de la institución. Cada persona, al plasmar el negativo de su mano, puso algún deseo íntimo para su salud. Esto está ligado a lo ances-tral, inspirado en la vivencia personal de estar en la Cueva de las Manos, en nuestra patagonia.

    8. Cierre-reflexión del facilitador

    Esta posibilidad de concretar el proyecto me mo-dificó profundamente en diferentes aspectos. En-tendí que hay algo más valioso, en mi caso, por

    encima de la gratificación de la producción de arte de manera unipersonal y lo que socialmente eso implica en términos de satisfactores. Poder acom-pañar facilitando y siendo testigo de las transfor-maciones de las personas que son mis pacientes es un vivenciar de una cualidad que produce una conmoción mayor en mí. Me ubica en situación de emoción sorprendida con lo que les va sucedien-do, y me permite sentirme instalado en estado solidario. Esto es un privilegio que me coloca en un reconocimiento de gratitud hacia ellos, mis pa-cientes, por la posibilidad que permiten en mi cre-cimiento como terapeuta y como ser humano. ■

    “El amor, la amistad y el arte son todos intentos de reunión que el yo realiza desde su isla para trascen-der su soledad. Y esos intentos son posibles por que se realizan de sujeto a sujeto… mediante los concre-tos símbolos del arte…”

    Ernesto Sabato

    Mostrar al público “Manos que hablan”, que sus participantes pudieran compartir

    con quienes desearan la vivencia de su recorrido, de manera protegida, trasciende la terapia individual y extiende su alcance

    hacia la comunidad.

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    BIBLIOGRAFÍAAlberti, A. M. (programación y dirección), Gandini, B., Cortés, P. y Reta-mosa, G.(2017). “Arte Terapia”, III Curso de Formación, Centrado en Co-nexión Creativa (Natalie Rogers) y articulación con Sistema Biodanza y otros sistemas vivenciales,Tomo I. IDEHAS Taller Escuela de Biodanza Córdoba, Argentina.

    Álvarez Sintes, R. (2014). “Factores de riesgo y enfoque preventivo”, Me-dicina General Integral, Vol. II. La Habana: Editorial Ciencias Médicas.Barthes, R.(1980). La Cámara Lúcida. Nota sobre la fotografía. Barcelo-na: Paidós.Declaración de Alma-Ata (1978).Aprobada por la Conferencia Interna-cional sobre Atención Primaria de Salud de Alma-Ata, convocada por la Organización Mundial de la Salud, OPS y UNICEF.República de Kazajstán, URSS,6 al 12 de septiembre de 1978.Declaración de Lima sobre Arte, Salud y Desarrollo (2009). Primer Foro Internacional, “Arte, Puente para la Salud y el Desarrollo”, organizado por OPS/OMS y la Red Latinoamericana de Arte para la Transformación Social (RLATS). Lima, Perú, 19 de agosto de 2009.Garabelli, M. E., Moll, M., Barbieri, M., Mazzucco E. (1995). Jornadas de Reflexión Grupal, “Crisis, Salud y Creatividad”, Taller de Psicodrama El Pasaje. Córdoba, Argentina,junio de 1995.Mazzucco, E. P. (2019).“Manos que hablan”, exposiciónen el Foro Lati-noamericano de Biodanza, organizado por la Escuela Biodanza Córdo-ba IDEHAS Taller, auspiciado por la Facultad de Ciencias Médicas según Resolución Decanal Nº 4553/2019,declarado de Interés Provincial por el Ministerio de Salud del Gobierno de la Provincia de Córdoba según reso-lución Nº 1367. Córdoba, Argentina,11 al 13 de octubre de 2019.— (2019). “Arteterapia Alcances y Prácticas: Arte y Salud”, Ethica Di-gital, pp. 28-33. Recuperado de: https://43cdd8cf81624b42a9ca9d38281eb090.filesusr.com/ugd/337420_ca1645c9a5834c918a9de-ccd94cf9595.pdf.Mazzucco, E., Diehl, C. y Longo, O. (2019). “Manos que danzan”,exposiciónen el Foro Latinoamericano de Biodanza, organizado por la Escuela Biodan-za Córdoba IDEHAS Taller, auspiciado por la Facultad de Ciencias Médi-cas según Resolución Decanal Nº 4553/2019. Declarado de Interés Pro-vincial por el Ministerio de Salud del Gobierno de la Provincia de Córdoba según resolución Nº 1367. Córdoba, Argentina,octubre de 2019.Massoud Santiller, M. F. (Profesor Guía: Angélica Palma) (2006). “Taller de arte terapia como modelo de intervención en educación especial con un niño con hiperactividad”. Santiago: Universidad de Chile.Rogers, N. (1992).La conexión creativa, del enfoque centrado en la per-sona a la terapia expresiva, traducido y editado por José Bautista O., Pro-fesor del Departamento de la Universidad del Valle, con permiso escrito del Instituto de Terapia Expresiva en la Persona. Santa Rosa, California, USA, Cali, Colombia, SA.Nachmanovitch, S. (2004).Free Play, La improvisación en la vida y en el arte.Buenos Aires: Paidós Ibérica.

    Esta posibilidad de concretar el proyecto me modificó profundamente en diferentes

    aspectos. Entendí que hay algo más valioso, en mi caso, por encima de la

    gratificación de la producción de arte de manera unipersonal y lo que socialmente eso implica en términos de satisfactores.

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    s El arenero1: herramienta coadyuvante para trabajar el divorcio en niños

    Resumen

    En este artículo se da cuenta de la labor realizada me-diante el uso del arenero como herramienta coadyuvante para trabajar la vivencia de divorcio de una menor de 11 años, cuyos padres se separaron recientemente.

    Palabras clave: sandtray, caja de arena, divorcio, infantes, dinámica familiar.

    El arenero es un método psicoterapéutico empleado para la objetivación de los contenidos de la mente. Se basa en el trabajo creativo, no racional y preverbal de la psique.

    Sin importar su edad, los pacientes crean diversas es-cenas, utilizando una caja con arena, agua y numerosas miniaturas relacionadas con su entorno social y cultural. La escena producida se convierte en una fotografía tri-dimensional de la psique, en la que la asociación de un espacio definido con la arena y los demás objetos favo-recen la representación de contenidos inconscientes, así como la expresión de imágenes simbólicas, en este caso, la vivencia de R., menor de 11 años cuyos padres se se-pararon poco tiempo antes.

    R. llegó a la consulta a petición de su madre, quien comen-ta que siente que a la menor le está costando mucho tra-bajo la situación familiar, que seguramente está padecien-do depresión y que suele reprocharle que a ella le importe más el trabajo que estar en casa y cuidar de sus hijos.

    En la entrevista inicial, R. refiere que encontró debajo de la cama cartas que no eran de su mamá pero sí tenían el nombre de su papá. R. le mostró las cartas a su mamá, quien tomó la decisión de correr a su papá; su mamá no

    llegó esa noche. Su hermano le dice que no se meta, que es una cuestión de adultos. Todo eso sucedió cuarenta días atrás. A partir de entonces, R. ha visto mucho estrés y enojo en casa. Inició un proceso terapéutico una vez por semana,los sábados, con un psicólogo que trabaja en su escuela y al que su papá le paga. R. cree que debe encon-trarse muy mal si la envían con otro psicólogo.3

    R. es una niña alta y delgada, muy alerta, sensible, coope-radora, con lenguaje y tono de voz claro. Durante la sesión hace pocos movimientos, se toca mucho las manos y se apega a las reglas. Posee una conducta muy respetuosa y cordial. En presencia de su padre baja el tono y pierde contacto visual.

    R. es producto del segundo y último embarazo de su mamá; el parto fue normal y programado por cesárea. Se asume que el APGAR4 fue alto, la ablactación, el control cefálico y los hábitos de sueño se presentaron sin ningún problema. R. platica que asiste a una escuela privada de lunes a vier-nes desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche,

    Michelle Medrez Flores1

    1. Mesa de arena o bandeja de arena (sandtray).2. Psicóloga Clínica por la Universidad Latinoamericana. Tanatóloga por el Instituto Mexicano de Tanatología. Arteterapeuta por la Universidad Nacional Autónoma de México. Certificada por la UNESCO.3. Es importante mencionar desde ahora que para no respaldar la idea de R. de que estaba tan mal que la enviaron con otro psicólogo, se hizo un informe con los hallazgos del trabajo con el arenero que aquí se consigna, para que ella continúe el proceso iniciado con el psicólogo que ya veía. En este informe se dio cuenta tanto a la dinámica familiar como de su vivencia en cuanto a la pérdida del padre. 4. APGAR: Aspecto, Pulso, Irritabilidad (del inglés Grimace), Actividad y Respiración. Se utilizan estos cinco factores para evaluar la salud del bebé.

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    por lo que solo está en casa sábados y domingos, aun-que en las últimas semanas su papá ha pasado por ella y se la ha llevado a su nueva casa. La escuela nunca le ha representado un problema, hasta ahora, que le cuesta concentrarse.

    La caja de arena como herramienta

    El arenero es una herramienta propuesta por la pedia-tra y psiquiatra Margaret Lowenfeld, donde el sujeto se contacta con una parte de su pensamiento, de su mundo emocional y del recuerdo de experiencias vividas, a partir del juego con arena, agua y figuras en miniatura. Según Lowenfeld (1993), el arenero cumple una función psíqui-ca elaborativa: a través del mundo construido en ese es-cenario en tercera dimensión, el sujeto exhibe su mundo interior y exterior; se convierte en algo que no solo está en su mente, sino también disponible para su propia ob-servación y para la del terapeuta.

    El caso de R. permite mostrar este proceso integral que amalgama opuestos: estrés y afrontamiento, dificultades y fortalezas, destrucción y reconstrucción, sentimientos de liberación y recursos internos de activación. El con-flicto es representado físicamente en la arena, encuen-tra la forma y libera emociones contenidas y profundas.La analista junguiana Dora Kalff enriquece esta técnica al reconocer el símbolo como herramienta para acceder, de manera no verbal, a los contenidos del inconsciente. 5

    En el tratamiento psicoterapéutico de la caja de arena hay tres enfoques metodológicos para establecer el camino, el modo y la manera en que se trabaja con el paciente. Gonza-lo Marrodán (2013, pp. 109-110) refiere que el terapeuta:

    […] dirige la sesión y establece lo que el paciente ha de hacer, cómo lo ha de hacer y cuándo lo ha de hacer

    […] marca unos objetivos y trata de conseguir estos mediante técnicas […] la caja de arena, dentro de la metodología directiva, se insertaría dentro del juego terapéutico.

    Sobre la base de esto decido trabajar la caja de arena como sandtray, considerando que R. tiene un proceso te-rapéutico estable, así como el notable nerviosismo que intentaba ocultar, su hipervigilancia y la creencia de que debía estar muy mal para que la hubieran enviado a otro psicólogo. El objetivo en este caso fue proporcionarle un entorno apropiado para su edad, emocionalmente seguro y que no requiriera de una habilidad artística específica.

    La construcción de la escena

    Pienso el arenero como un instrumento donde R. puede colocar su estado mental, para ella misma comprender lo que le inquieta y perturba. La finalidad es saber cómo per-cibe las cosas con su familia y cómo está siendo afectada por la separación.

    Desde el punto de vista junguiano, para poder expresarse, la paciente depende de los espacios concretos que, como en el arenero, le permitan tener la sensación de estar solo consigo misma, al tiempo que lo inaceptable, negativo o desagradable de su ser es puesto sobre algo tangible.Como inicio, pido a R. que sienta la arena y vea las cosas que se pueden construir con ella.6

    Invito después a R. a ver las miniaturas que están dispo-nibles en el espacio terapéutico7 y le pido que construya en el arenero lo que está pasando en casa con su familia; comento que yo estaré acompañándola en el proceso.8 R. mira todas las figuras y pregunta cuántas debe tomar. A la par del proceso creativo comienza la terapia: R. agarra un perro que representa a su papá, un gato patas arriba

    5. Kalff (1980) afirmaba que la caja de arena no era únicamente un método utilizable dentro de una terapia, sino también era un medio activo a través del cual los contenidos de la imaginación se hacían reales y visibles 6. Sobre el material usado, en su libro Junguiananalysis, Eva Pattis (2010, p. 5) señala: “La arena […] permite una gama más amplia de posibilidades de diseño, en las que se puede construir y deconstruir, sin que sea necesario contar con habilidades manuales especiales. Con solo dibujar unas pocas líneas en la arena seca, se dejan unas huellas que jamás parecerán torpes o inexpertas; […] adicionalmente, la arena ofrece, tanto la adaptación como la resistencia”.7. Como indica Pattis (2011), estas figuras corresponden a su cultura y abarcan diversas categorías: Naturaleza (plantas, animales domésticos y salvajes, terrestres, aéreos y acuáticos), Objetos inanimados (piedras, conchas o trozos de madera), Personas (de diferentes sexos, edades, grupos étnicos y profesiones), Figuras bélicas (tanques, pistolas, cañones, soldados, cuchillos y soldados), Figuras fantásticas (fantasmas, zombis, brujas, magos, vampiros, hadas, pegasos y unicornios), Medios de transporte (camiones, autobuses escolares, lanchas, autos y taxis), así como Figuras propias del hogar (alimentos, muebles, teléfonos, tanques de gas y herramientas), junto con otros objetos tales como pedazos de madera, botones, retazos de tela, llaves y limpiapipas.8. Busco apegarme a lo que Kalff (1980) señala sobre el rol del terapeuta: para lograr continuidad no debe tocar los elementos construidos por el paciente en la se-sión. Es por eso que indico con claridad a R. que mi función es observar y acompañar su proceso; esto promueve el establecimiento de una relación empática con el paciente, que le permite expresarse sin temor a ser juzgado. Al respecto, Yoshikawa (1999) considera que el papel del terapeuta es “el de testigo, actuar como partero de la creación del símbolo”, lo cual requiere una actitud de apertura, aceptación y protección, porque solo así “se conseguirá que lo producido allí permanezca sobre sus propios límites naturales”.

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    s que representa a su mamá, un león que representa a su hermano mayor, un tucán que la representa a ella y una jirafa que representa a la abuela paterna. Escoge también un árbol en llamas. Toma el león y con la otra mano co-mienza a hacer un montículo de arena, donde lo coloca. Al preguntarle sobre esa acción dice que es el que está más tranquilo con la situación.

    Su hermano ha comentado que por ser mayor de edad no podrá exigir pensión a su papá, entonces piensa que ten-drá que sacar bien la escuela para poder trabajar en caso de que sea necesario. R. considera que su hermano tiene más fuerza por su edad y que eso le permite ver todo lo que está pasando en primer plano. La jirafa es la abuela paterna, según R., muy cercana a

    su mamá y a ella, aunque ahora no la ha visto y ha esta-do más en contacto con su mamá. R. cree que la abuela quiere convencer a su mamá de que perdone a su papá. Lo que R. más lamenta es que su abuela no ha ido a casa desde que todo eso sucedió. La jirafa, dice, “es la única que está tratando de apagar el árbol, los que iniciaron el incendio no están haciendo nada”.

    El árbol en llamas es la relación de todos como familia. R. comenta que el árbol se incendió por lo que el perro y el gato hicieron; a pesar de que esto no sucedió ayer, el árbol sigue ardiendo.

    La figura más pequeña, la más distinta en todo el con-junto de figuras por ella elegidas, y con la que se repre-senta a sí misma R., es el ave. Comenta que ella vivía en ese árbol porque estaba justo en el centro, no por ser el centro de atención sino porque así estaba cerca de su abuela, de su mamá y de su papá. Cuando el árbol se in-cendió, voló y se colocó atrás del león porque considera que es el único de la familia que no está ocupado con otras cosas, aunado que a su juicio es el más centrado.

    En ese momento R. pregunta si puede agregar otra figu-ra, se dirige de nuevo al juguetero y trae un lobo de ojos rojos que coloca atrás de su papá. R. dice que el lobo es la persona que está ahora con su papá, refiere que su mamá la conoce desde hace dos años porque su papá se la presentó. En la carta leyó que el lobo le decía al perro que dejara a su familia y que se fuera con ella a construir otra, que no entendía porqué seguía ahí. R. tiene entonces la sensación de que su padre no solo ha sido deshones-to con su madre, sino también con ella, de modo que a la sensación de abandono que tenía por parte de su madre se suma a la de su padre. Es notorio el gesto de enojo ha-cia la figura del lobo, incluso la coloca rápidamente.

    Al cuestionarle sobre el ave y la posición que ocupa, soli-cita permiso para escoger otra figura: un búho. R. comen-

    Pienso el arenero como un instrumento donde R. puede colocar su estado mental,

    para ella misma comprender lo que le inquieta y perturba. La finalidad es saber

    cómo percibe las cosas con su familia y cómo está siendo afectada por la

    separación.

    Figura 1

    Como se puede ver en la Figura 1, R. colocó al gato de ca-beza y semienterrado en la arena. Al cuestionarla al res-pecto, comenta que su madre es la que está más vulne-rable y frágil: la escucha llorar por las noches, está más irritable de lo normal, “se está derrumbando”, indica. So-bre que ella representa a su mamá con un gato, R. dice que lo eligió porque ella ha sido siempre muy enérgica (el tiempo de hacer la tarea le daba miedo por los gritos de su madre) y también porque para ella el trabajo es muy importante y por eso la ve como el gato que come, sale a la calle y regresa más tarde para volver a comer. Lo últi-mo que dice sobre su madre y el gato que la representa es que su madre es más bien huraña.

    Simbolizado por un perro con la lengua afuera, su padre es, a decir de R., más amable y no grita, está sentado porque por lo general llega cansado. R. comenta que el perro fue con el ave en la noche, la despertó y le dijo que había cometido un grave error y que no podía hacer nada para arreglarlo.

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    Experiencias arteterapéuticas

    ta que en este momento no piensa moverse de ahí hasta que el árbol se apague, pero que no está sola: ha encon-trado personas que están al pendiente de ella, como sus compañeras, algunas mamás de sus compañeras y la di-rectora de su escuela. Refiere además que se siente bien que el búho sea también un ave. Al preguntarle por lo que le representa un búho me dice que son animales muy ob-servadores y muy listos, lo que le ayuda a sentirse mejor. A diferencia de cómo colocó al lobo, al búho lo coloca de forma muy delicada.

    La interpretación de la caja de arena

    Hay puestas ocho miniaturas equivalentes a la palabra, ocho figuras que en el arenero tienen dimensión simbó-lica. La percepción que tiene R. con respecto a su familia ha quedado establecida: como en el cuento infantil de Ca-

    perucita Roja, la abuela representa la polaridad positiva, preocupada por el árbol, gentil y atenta con su familia. La loba encarna el ser negativo que impone desorden; lo mismo pasa con el perro y el gato: el perro genera cier-ta tranquilidad y el gato es la parte dura y estricta. Es la forma que tiene R. de ponerle orden a su mundo. Puede verse la triangulación9 de la abuela en relación con el gato y el perro: la jirafa quiere restaurar el vínculo, algo que seguramente no es nuevo porque la abuela es una figura muy cercana entre el gato y el ave.

    En cuanto a la naturaleza dinámica o estática de la esce-na (ver Kalff, 2007), en este caso R. dispuso una escena estática (en el caso de la madre incluso sugiere un mo-vimiento bloqueado muy similar al de la abuela con sus nietos). El único elemento dinámico (por el propio fuego) es el árbol, que sigue ardiendo. Al colocar a su hermano y agregar el búho, R. construye una escena con elementos que le dan seguridad, lo que refuerza la forma delicada de poner la figura del búho. Lo anterior hace referencia a que R. cuenta con una red de apoyo (compañeras de escuela, madres de sus compañeras, la directora de su escuela y su hermano), elemento indispensable cuando hablamos de duelos. Así, en términos de Marrodán (2013), pode-mos decir que la caja de arena está representando una escena resiliente. 10

    Con respecto a la relación entre las figuras y las partes, en este escenario puede observarse que todas las fi-guras están separadas y son de distintas especies. La separación de sus padres ha distanciado a todos los miembros de la familia. R. comentó que ella vivía en el

    El arenero es una herramienta propuesta por la pediatra y psiquiatra Margaret

    Lowenfeld, donde el sujeto se contacta con una parte de su pensamiento, de su mundo

    emocional y del recuerdo de experiencias vividas, a partir del juego con arena, agua y

    figuras en miniatura.

    Figura 2

    9. La triangulación es un concepto propio de la teoría sistémica que parte de la idea de una configuración de tres personas, donde el funcionamiento de cada uno depende e influye en los otros dos. 10.Según Marrodán (2013, p. 160), una escena resiliente contiene“elementos de amenaza, destrucción, ataque, soledad, abandono, miedo […] Pero coexisten otros símbolos que sugieren los puntos fuertes del paciente o símbolos que ayudan, protegen o contribuyen a que la historia o la escena tenga un final o significado positivo o, al menos, ambivalente”.

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    árbol, cerca de su abuela; la única excepción es el búho que está cerca de R: es la sensación de abandono, de ver a todos lidiar en lo individual con la separación.

    La separación más evidente es la de la figura del perro. R. comenta que está enojada con él, que no sabe cómo decírselo y que además no cree que sea el momento oportuno. Cuando le pregunto sobre la distancia entre el perroy el ave, dice que si pudiera decidirlo no lo ve-ría, pues siente que el enojo es mucho. R.experimenta al menos dos duelos significativos: el de su abuela y el de su padre.11 Si tenemos en cuenta que R. usa solo animales en la construcción del arenero, podemos asumir que se trata de uno no poblado.12 Otra categoría que describe bien la creación de R. es la del mundo rígido: la mayor parte de las miniaturas están en una disposición geométrica clara, donde la distancia entre el perro, la jirafa, el león y el gato es la misma. Según Homeyer (2011, p. 41), esto “puede verse como una necesidad extrema de orden, como una reacción al mundo caótico […] También es posible que […] tenga una gran necesidad de perfeccio-nismo o autocontrol […] también puede ser emocional-mente reprimido”.

    El construido por R. es un escenario que parece zona de posguerra. Si bien las

    mujeres de la casa son las más afectadas, ella se visualiza con recursos que su madre

    no posee y se permite verbalizar el enojo que tiene ante su padre (aunque considera

    que no es el tiempo para hablar con él).

    BIBLIOGRAFÍAHomeyer, L. y Sweeney, D. (2011). Santray Therapy. A Practical Manual. New York: Routledge.Kalff, D. (1980). Sandplay: The Psychotherapeutic Approach to the Psyche. Santa Mónica:TemenosPress.—(2007). “Veintiún puntos para considerar en la interpretación de la Caja de arena”. Journal of Sandplay Therapy, 16 (1), 51.Lowenfeld, M. (1993). Understanding Children’s Sandplay: Lowendfeld’s World Technique. Sussex AcademicPress, UnitedKingdon.Marrodán, J.L. (2010).“La relación terapéutica y el trabajo de reconstruc-ción de la historia de vida en el tratamiento psicoterapéutico de los niños crónicamente traumatizados”.Cuadernos de psiquiatría y psicoterapia del niño y del adolescente, 49, 187-204.Pattis, E. (2010). Junguian Analysis. Murray Stein. Chicago: Chiron.— (2011). Sandplay Therapy in Vulnerable Communities: a Junguian Ap-proach. New York: Routledge.Slaikeu, K. (1996).Intervención en crisis. Manual para práctica e investiga-ción. México: Manual Moderno.Worden, W. (2004). El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Barcelona: Paidós.Yoshikawa, L. (1999). “The Return of the Spring for an Adolescent Girl”. JournalofSandplayTherapy, 8 (2), 119.

    11. Según Worden (2004), un duelo debe de elaborar cuatro tareas básicas: 1) Aceptar la realidad de la pérdida, tarea básica para iniciar el trabajo del duelo, incluso si la muerte es esperada (por ejemplo, en la enfermedad terminal),al suceder casi siempre existe una sensación de irrealidad o incredulidad. 2)Trabajar las emociones y el dolor (tanto emocional como físico) de la pérdida.Es importante reconocer los sentimientos que esta despierta y no intentar evitarlos, sentir el dolor plenamente y saber que algún día pasará. 3) Adaptarse a un medio en el que lo perdido está ausente. 4)Recolocar emocionalmente lo perdido y continuar viviendo; se trata de poder continuar la vida de un modo satisfactorio, sin que el dolor por la pérdida impida la vivencia plena de sentimientos positivos respecto a los otros. En este sentido, R. estaría transitando la segunda tarea, al vivenciar el enojo hacia el padre y la tristeza hacia su abuela; también está el miedo a su enojo. 12. Linda E. Homeyer (2011, p. 40) dice que este tipo de arenero “puede reflejar el deseo del cliente de escapar o de no expresar sentimientos hostiles a las personas […] puede ser así porque en su mundo real los han lastimado y los niños quieren escapar de ese mundo. Es comprensible que estos niños tengan ira y hostilidad hacia las personas que los han lastimado, espiritual, psicológica y emocionalmente”.

    El construido por R. es un escenario que parece zona de posguerra. Si bien las mujeres de la casa son las más afectadas, ella se visualiza con recursos que su madre no posee y se permite verbalizar el enojo que tiene ante su padre (aunque considera que no es el tiempo para hablar con él). ■

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    Experiencias arteterapéuticas

    Arteterapia: creación y construcción de realidad

    María Emilia Giaileola1

    1. Licenciada en Artes Plásticas (Universidad Nacional de Tucumán). Máster en Arteterapia Transdisciplinar (IASE). Presidente y docente de la Asociación Argentina de Arteterapia, Filial Tucumán.

    Resumen

    En este artículo se propone realizar un viaje a través de algunos significantes asociados a una posible lectura del Arteterapia, para luego explorar desde ellos la experiencia desde un espacio de Arteterapia en un instituto de adoles-centes varones privados de su libertad, de la Provincia de Tucumán (Argentina).

    Palabras clave: Arteterapia, creación, experiencia estética, adolescentes, identidad.

    En primera instancia, proponemos definir al Arteterapia como una modalidad terapéutica que utiliza el proceso creativo, los recursos y herramientas de la expresión artís-tica como mediadores para acompañar y facilitar un proce-so terapéutico, con diversos objetivos que pueden relacio-narse con la prevención, el mantenimiento, la recuperación y rehabilitación o los cuidados paliativos de la salud integral de las personas o grupos, como así también para procesos de autoexploración y desarrollo personal.

    En un dispositivo de Arteterapia se genera un vínculo en-tre el participante, el proceso creativo y el arteterapeuta. A partir del desarrollo de la creación, que ocurre contenida en este vínculo, se busca elaborar la experiencia artística otor-gando, descubriendo y construyendo sentido a lo creado. El diálogo que se produce hacia adentro del espacio tera-péutico se sostiene a partir de los lenguajes artísticos, cuyo sentido se va construyendo a lo largo del proceso.

    Podemos decir también que la creación artística apela a la espontaneidad, a lo instintivo, a lo que nos dice la in-tuición. Y los lenguajes artísticos, como puede ser co-municarnos por medio de imágenes (visuales, literarias, corporales), de movimientos, de sonidos, tienen que ver con una capacidad innata que todos tenemos. No así el lenguaje verbal, el cual aprendemos y desarrollamos a lo largo de nuestra vida. Y cuando hacemos referencia a len-guajes artísticos no estamos hablando de las técnicas o

    disciplinas que entran en la categoría institucional “Arte”, que sí requieren un aprendizaje y un ejercicio (como tocar el violín, esculpir, actuar en teatro o practicar ballet, etc.). Nos referimos a aquellos signos que creamos cuando ex-ploramos el mundo, a aquello que se produce a partir de las experiencias estéticas, entendiendo a estas experien-cias como aquellas que nos impactan y nos conmueven, que nos sensibilizan, pero al mismo tiempo nos abren múltiples posibilidades de dar sentido a aquello que co-nocemos, a aquello que nos rodea. La experiencia esté-tica como instancia de percepción y de reflexión, que nos permite ir dando identidad a aquello a lo que llamamos “realidad”.

    Cuando somos niños (y todavía no estamos tan atravesa-dos por el lenguaje verbal) todas nuestras experiencias son de este tipo, porque nos aventuramos a conocer un mundo al que recién llegamos. Lo exploramos por medio del juego y de los sentidos; expresamos nuestros sentires en ges-tos, movimientos, imágenes y sonidos. Seguramente to-dos hemos escuchado decir a alguna mamá o papá que su hija/o tiene “su propio lenguaje”. Y se trata justamente de eso, de cómo ese niño vive y experimenta el mundo des-de su mirada y desde sus vivencias, y, al mismo tiempo, cómo elabora esas experiencias, para qué le sirven, qué aprendizajes le generan. Toda esta información se encuen-tra alojada en cada uno de nosotros, en nuestro cuerpo, en nuestros recuerdos y nuestros sentires.

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    icas En el Arteterapia buscamos volver a encontrarnos desde

    las experiencias estéticas. Conocernos y reconocernos a través de nuestro cuerpo como mapa, de nuestras expe-riencias como huellas, de nuestras historias como tramas que constituyen quiénes estamos siendo; y como puntos de partida para sumergirnos en nosotros mismos y trans-formar el malestar, el dolor, el sufrimiento. El espacio de creación se configura como una especie de realidad ficcio-nal2 en la cual jugamos, ensayamos, probamos y construi-mos soluciones a los desafíos que se nos presentan. La propuesta del Arteterapia se funda en poder explorar, des-cubrir, crear y transpolar estas resoluciones a las dificulta-des o conflictos que la persona pueda estar atravesando; la expresión artística se configura como instancia de co-municación pero también de desarrollo del pensamiento creativo como paradigma para la constitución subjetiva y la construcción de realidad.

    Desde esta perspectiva, proponemos también la idea de que las personas somos seres en constante transforma-ción, subjetiva y social. A partir de allí, el “cómo” enfrenta-mos las situaciones que nos generan dificultades o conflic-tos son parte de este dinamismo; responden a momentos y contextos socioculturales determinados, así como a los paradigmas y patrones que vamos adoptando en nuestras experiencias de vida, las formas que elegimos de ser, de estar, de habitarnos y de habitar el mundo. Por eso apela-mos a que las personas descubran, proyecten e instituyan herramientas simbólicas que les permitan afrontar las si-tuaciones adversas, en la búsqueda de una transformación que restaure el bienestar personal y/o social.

    La expresión artística nos ofrece herramientas que permi-ten conectar directamente con nuestros sentidos. Cuando creamos ponemos el cuerpo, estamos y somos presentes en nuestra creación. Cuando creamos nos comunicamos con nuestras experiencias estéticas originarias, y al mismo tiempo que creamos imágenes, movimientos y sonidos creamos sentido, creamos realidad.

    Los muchachos3 del Roca

    En el Roca, un instituto que aloja a adolescentes varones de 16 y 17 años, privados de su libertad por conflictos con la ley penal (en la Provincia de Tucumán, Argentina), com-parto con los muchachos un espacio de Arteterapia. Nos encontramos en este espacio una vez por semana y juntos

    creamos realidades, mundos y universos en los que nos sumergimos cada día. En esta institución, la permanencia de los adolescentes es variable, por lo que los grupos tam-bién van cambiando. A veces nos encontramos un par de días, otras veces nos acompañamos meses, pero la idea siempre es la misma: crear, jugar, soltarse, explorar, cono-cerse, expresarse a través de la expresión artística.

    2. Decimos ”una especie de realidad ficcional” porque nada de lo que sucede en el espacio arteterapéutico es ajeno a la realidad de la persona que lo transita, aunque el encuadre proponga un corrimiento de los cánones cotidianos con los que definimos lo que es real. Al mismo tiempo, consideramos que no hay un universal que determine qué es ”la realidad”, sino que la noción de realidad habita en la construcción que personas y sociedades hacen de ella, y se transforma constantemente.3. Usamos el término “muchachos” como una expresión de cariño acuñada en alguna de las historias del espacio de Arteterapia.

    Desde lo conceptual, este es un dispositivo que se sale bastante de las “recetas tradicionales” y se va constru-yendo en el hacer. En una dinámica que es entre individual y grupal al mismo tiempo, nos conecta (al decir de Rodol-fo Kusch) el estar ahí. El estar presentes. El ser parte de ese momento, que se sale de lo cotidiano y en donde los muchachos, de a poco, empiezan a mirarse y descubrirse;a correrse de los personajes y rótulos atribuidos; a pensarse desde el deseo y la fantasía; a probar y equivocarse, ensa-yar, volver a probar.

    Nos encontramos en canciones, leyendas, anécdotas, poemas, colores, movimientos. Nos encontramos en el cuerpo y en sus huellas, tan llenos de historias y batallas, porque uno siempre es el punto de partida y el de llegada.

    En este espacio habitan sentires profundos, a veces cru-dos, crudísimos; a veces cálidos, llenos de risas y picardía. Y mientras pintamos, modelamos, recortamos o escribi-mos, charlamos sobre el porqué de la existencia, sobre los dioses y santos, sobre las realidades personales, sobre ciencia e historia, sobre artistas, sobre hermanos, novias y amigos. Aunque hay días que necesitamos encontrarnos en los silencios y en las imágenes, en la música que nos envuelve y acaricia. De cualquier manera, estamos pre-sentes y eso es lo importante.

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    Experiencias arteterapéuticas

    BIBLIOGRAFÍAOliveras, E. (2005). Estética. La cuestión del arte. Buenos Aires: Ed. Planeta.

    Casi siempre, el que llega al espacio viene con el aviso de “yo no sé dibujar/pintar/bailar/cantar”, se enoja rápido cuando no le sale algo, no quiere mostrar lo que ha hecho o se excusa en que está feo porque, justamente, él no sabe. Aquí es donde se despliegan las experiencias estéticas, desde pequeñas acciones que funcionan como ventanas a la multiplicación de sentidos, de ideas y de vivencias. Y casi siempre va por ahí el primer triunfo, cuando se da cuenta de que en realidad sí sabía, sí podía, cuando se lo alienta a encontrar su propio estilo y se descubre inventando for-mas, eligiendo colores, creando personajes. Cuando pide que su creación se pegue en la pared y no quede guarda-da en el cajón o cuando decide regalársela a alguien. Creo que esos momentos están cargados de magia. Porque no sé cómo más definirlo, como si de pronto el mundo se de-tuviera para que él pueda contemplarse y enorgullecerse. Cuando ni siquiera hace falta una aprobación porque con la suya es más que suficiente.

    carnos y entendernos desde lugares simples, sinceros y auténticos.

    Desde el espacio de Arteterapia lo que propongo es el encuentro, la mirada y la compañía. Un espejo donde mi-rarse con cariño, por debajo de los prejuicios propios y ajenos, y descubrirse capaces, únicos, valiosos. Pero no solo descubrirse, sino también hacerse responsable de uno mismo, cuidarse, quererse. Poder habitarse desde lo que conozco y lo que me queda por descubrir, pensarse móvil y dinámico, entenderse desde lo que hoy decido que quiero estar siendo. Pero lo más rico de este espacio no es la propuesta, sino el tejido que se va construyendo y crece con cada muchacho que pasa por el taller, que se lleva algo y también deja algo; este entramado de afectos y vivencias que se alojan en la confianza del encuentro.

    Y desde ese encuentro con lo propio, con lo originario, con quien quiero estar siendo, volver al encuentro con el otro, con los otros. Porque, como les decía, con los mu-chachos del Roca creamos realidades, mundos y univer-sos en los que nos sumergimos, pero siempre volvemos a la superficie a respirar. ■Las búsquedas que emprendemos tienen que ver con

    descubrir el sentir personal, cómo sentimos, qué senti-mos, dónde lo sentimos, cuándo lo sentimos; y en esos recorridos vamos desanudando historias, experiencias, recuerdos. Conviviendo con fantasmas, y sobre todo con la muerte, tan presente en sus vidas. Frente a la distancia que muchas veces separa nuestras realidades cotidianas, poder encontrarnos en el arte es una alegría, porque así construimos un lenguaje común, una manera de comuni-

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    Encu

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    nver

    sado

    s Entrevista a Selma Ciornai

    Te agradecemos esta entrevista. Antes de realizar un recorrido por tu vasta formación y trayectoria profe-sional, nos gustaría comenzar con la actualidad. ¿Cómo viviste la pandemia de COVID-19 en lo personal?

    Soy descendiente de familiares que pasaron por las dos guerras mundiales, atravesando situaciones extremas de asesinatos en masa, muerte por hambre, frío, sepa-raciones traumáticas, etc. Recuerdo a la familia de Anne Frank y a todas las personas que pasaron por los cam-pos de concentración, sobrevivieron a esas penurias y lograron reh