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Revista Digital Cuatrimestral N° 2 - Julio 2018

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Revista Digital Cuatrimestral

N° 2 - Julio 2018

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N° 2 - Julio 2018Registro DNDA en trámiteISSN 2618-1908Dirección: Azcuénaga 1265 1° A, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ArgentinaTeléfono: (54 11) 4825-0009 E-mail: [email protected] site: www.arteterapiarevista.com.ar

Dirección General: Paula GimbattiDirección de Redacción: Silvia LifschitzDirección de Arte: Gabriela BacchiGestión y Administración: Silvia KokliaRelaciones Institucionales: Laura Uribarri

Diseño de Tapa: Gabriela BacchiEdición y corrección: Noelia PoloniDiseñoy Diagramación: Oscar AlonsoDiseño web y puesta online: María Clara Diez

STAFF

La responsabilidad por los juicios, opiniones, puntos de vista o tra-ducciones expresados en los artículos aquí publicados correspon-den exclusivamente a sus autores. Los autores son responsables de haber obtenido los permisos necesarios para la utilización de las imágenes de sus pacientes y/o consultantes, así como de mante-ner la debida confidencialidad y reserva con respecto al material clínico que utilizan.

Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación es propiedad de Paula Gimbatti, Silvia Patricia Lifschitz y María Gabriela Bacchi.

ARTETERAPIA. Proceso Creativo y Transformación es una realización editorial de:

Teléfono: (54911) 6741-5693E-mail: [email protected] site: www.milenium.com.ar

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons. No se permite un uso comercial de la obra original ni de las po-sibles obras derivadas, la distribución de las cuales se debe hacer con una licencia igual a la que regula la obra original.

Revista Digital Cuatrimestral

ARTETERAPIAProceso Creativo y Transformación

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SumarioEditorial

Haciendo focoArteterapia latinoamericana: sueños colectivos y horizontes de esperanza

Caleidoscopio de lenguajes• Escritura y vida. Apuntes para un quehacer en arteterapia• La danza como terapia

Encuentros conversadosEntrevista a Estela Garber

Experiencias arteterapéuticas• Abordaje arteterapéutico en un caso de duelo • Cuando CREAR y SENTIR son palabras MAYORES

De libros y autores Imagens do Inconsciente

En profundidadEl arte como recurso terapéutico frente al tratamiento del dolor

Arteterapeutas en acción • Mónica Graciela Bottini • Diana Verónica Fernández

Te contamos… • Jornada Arteterapéutica en INECO • Segunda Jornada de Arte y Cuidados Paliativos. Hospital Italiano

Agenda de Congresos y Encuentros

Humor

Paleta de lenguajes arteterapéuticos

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Un horizonte esperanzadorEditorial

La calurosa recepción del número inicial de la revista su-peró nuestras expectativas y confirmó la necesidad de que los profesionales y los estudiantes contáramos con un medio para la difusión del pensamiento y la praxis artete-rapéutica. Esta bienvenida proveniente de diversas partes del mundo, y en particular de Latinoamérica, reafirmó la convicción de que la identidad de nuestra práctica requiere una reflexión más allá de las fronteras de un país. Se ancla en la otredad como piedra angular de una edificación com-partida y en vinculación con otras profesiones.

La traducción al español del término Art Therapy, que es ”Arteterapia”, está empezando a sonar con distinto tenor en diversos ámbitos y países de la región. Por este moti-vo, nos pareció iluminador que este número contara con un registro de la historia del arteterapia en países como Argentina, Brasil, Colombia, Chile, El Salvador, Perú y Uru-guay. Al respecto, el artículo que integra la sección ”Ha-ciendo foco” se vincula con un principio que coincide con nuestra línea editorial: plantea pensar nuestra identidad en un mundo globalizado donde se imbrican experiencias de países en los que el arteterapia se desarrolló durante mucho tiempo, con otras más novedosas –las regionales– con la consciencia de que tenemos muchas contribuciones para compartir con la comunidad mundial de arteterapia.

En este punto queremos hacer una adenda y comentar un hecho que nos llena de esperanza: el avance parla-mentario, pausado pero seguro, de un proyecto de ley que reglamenta la profesión del arteterapeuta en Brasil (3416/2015) y que será motivo de un análisis pormenori-zado en nuestra edición de diciembre.

Diversas secciones se incorporaron a la revista y confor-marán su estructura futura. En ”Caleidoscopio de lengua-jes” mostramos la diversidad de expresiones creativas que configuran el arteterapia, en un rico interjuego de la díada del todo y las partes. En otras palabras, para pensar nuestro quehacer estamos convencidos de la pertinencia del principio hologramático del paradigma de la compleji-dad de Edgar Morin, que plantea superar el holismo que ve exclusivamente el todo y el reduccionismo que solo fo-caliza en las partes.

”Experiencias arteterapéuticas” está compuesta por la contribución de profesionales de diversas partes del mun-

do que nos cuentan acerca de su trabajo con diferentes poblaciones y ámbitos. Esta sección es un canal abierto y una invitación a quienes deseen reflexionar y/o compartir sus experiencias.

La entrevista de ”Encuentros dialogados” es una convo-catoria a profesionales de diversas disciplinas vinculadas al arte, así como filósofos, psicólogos, epistemólogos o sociólogos, entre otros. Todos pueden nutrir conceptual-mente nuestro quehacer. Creemos además que los artis-tas pueden brindar su particular reflexión sobre el proceso creativo, de modo que también integrarán este apartado.

”En profundidad” fue pensada para dar a conocer las in-vestigaciones que se efectúan en arteterapia. Conscientes de que la identidad y consolidación del marco conceptual del arteterapia se realizan con el aporte complementario de conclusiones convalidadas en procesos de investiga-ción, presentamos esta sección que también estará abier-ta al aporte de los profesionales que deseen participar.

Continuamos con tres secciones que ofrecimos en el pri-mer número. Nos referimos a ”De libros y autores”, que incluye ediciones que consideramos de lectura recomen-dada para quienes trabajan en arteterapia; ”Agenda de Congresos y Encuentros”, que pretende ser un convite a armar una agenda con tiempo para presentar trabajos y darlos a conocer (en esta edición hemos sumado a los congresos de arteterapia aquellos vinculados a otros len-guajes creativos); y ”Arteterapeutas en acción”, en la que varios profesionales relatan en primera persona sus ex-periencias en cuanto a inserción laboral en distintos ám-bitos, a partir de ítems proporcionados por la revista.

”Paleta de lenguajes arteterapéuticos” nació como una convocatoria en el número anterior a que los profesiona-les dieran a conocer sus obras artísticas. Este apartado fue diseñado desde el convencimiento de que un artete-rapeuta debe indagar no solo en lo que sucede en su pro-pio proceso de creación, sino también en las posibilidades y limitaciones que ofrecen diversos materiales. Agrade-cemos a todos aquellos que nos enviaron sus obras para compartirlas con ustedes.

Resta solo invitarlos a leer la revista y a participar de las próximas ediciones.

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Arteterapia latinoamericana: sueños colectivos y horizontes de esperanza

Haciendo foco

Este texto fue publicado originalmente en el Wiley Handbook of Art Therapy (2016), en el capítulo “Latin American Art Therapy: Collec-tive Dreams and Horizons of Hope”. Las auto-ras agradecen a esta casa editorial su auto-rización para publicar la presente versión en español. Cualquier mención o citación de este texto necesita referirse al original en inglés.

El panorama de la práctica actual y el campo de la tera-pia del arte en América Latina está atravesado por las condiciones históricas, económicas, culturales y sociales en las que la profesión se ha desarrollado en la región. Esto es evidente en las respuestas de los arteterapeu-tas de Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Perú, Colombia y El Salvador, que respondieron a un cuestionario co-mún para documentar este capítulo.1 Es decir, todas las referencias citadas corresponden a comunicaciones personales.2 La información de estas entrevistas se ha organizado en cuatro partes: primero, una visión gene-ral de las tendencias comunes en la historia de América Latina y el lugar socioeconómico en el mundo global, que muestra las condiciones prevalentes que dan coheren-cia al trabajo de los arteterapeutas en esta región; se-gundo, una descripción de la influencia de pioneros, que ha generado algunos programas de formación; tercero, un debate sobre las principales tendencias actuales de la práctica; y por último, una reflexión sobre nuestros horizontes de acción actuales.

Contexto sociopolítico de América Latina

Los años 60 y 70 se caracterizaron por dictaduras en Latinoamérica, respaldadas y estimuladas por el go-bierno de los Estados Unidos. El fantasma de la guerra

fría convirtió en peligrosas ”amenazas” a intelectuales y activistas sociales con aspiraciones democráticas, como algunos artistas que buscaban el cambio social para transformar las principales desigualdades que caracte-rizaban a estos países. A menudo estas personas fue-ron etiquetadas como comunistas peligrosos y se utilizó la tortura y el encarcelamiento masivo, lo que provocó la censura y una total falta de libertad.

En los años siguientes, los países de América Latina han vivido con el impacto contradictorio, y a veces doloroso, de convertirse en ”modernos” a través de estándares establecidos que no siempre satisfacen las necesidades de las poblaciones locales. Por lo tanto, las guerras inter-nas, las dictaduras y otras condiciones opresivas causa-ron que grandes segmentos de la población en nuestros países vivieran en condiciones de pobreza, marginación e inequidad extremadamente duras.

A pesar de estas condiciones, los movimientos de base fomentados por la teología de la liberación y el activis-mo social crecieron en toda la región. Tal activismo es-taba enraizado en las artes expresivas y comunicativas, creando caminos para la esperanza, la solidaridad y las condiciones para un medio digno de ganarse la vida. Ta-les influencias importantes incluyeron a Paulo Freire y

Selma Ciornai* María Cristina Ruiz**

* Doctora en Psicología, Arteterapeuta y Gestalt-terapeuta. Fundadora, coordinadora académica y profesora de la Especialización en Arteterapia del Instituto Sedes Sapientiae, SP y de la Formación en Arteterapia del l Instituto da Familia de POA. Miembro honorario da SPAT (Socidade Portuguesa de Arteterapia) y de UBAAT (União Brasileira de Associaciones de Arteterapia). Coordinadora y autora de varios libros y artículos. E-mail: [email protected]. ** Profesora, Universidad del Valle, Instituto de Educación y Pedagogía; Grupo de Investigación en Educación Popular; línea Arte, Creatividad y Educación Po-pular. Cali, Colombia. E-mail: [email protected].

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foco Augusto Boal, que fueron ”señales para el camino” en la

creación de una sociedad con justicia social y reconoci-miento de los oprimidos (Boal, 1993; Freire, Ramos y Ma-cedo, 2000). Músicos, poetas, actores de teatro y creado-res de bellas artes que desafiaron el sistema opresivo desarrollaron otras iniciativas de activismo social. A tra-vés de tales intervenciones basadas en el arte, la protes-ta y la participación de las bases, guiaron a otros a ele-var la conciencia y el coraje de las personas para actuar en defensa de una sociedad más justa. Estos ideales y preocupaciones se convirtieron en la base del artetera-pia latinoamericana.

Como lo expresó Martín Zavala, es crucial considerar ”la importancia de las artes como una respuesta también política a las situaciones de marginalización e injusticia que el sistema de vida actual impone” (Zavala, comuni-cación personal, 2012).

Más tarde, frente a las luchas de grupos vulnerables de personas, se hizo evidente que la terapia a través del arte ofrece muchas vías para la acción. Hoy en día, en estos países, el enfoque del arteterapia en los proble-mas psicosociales es evidente. Los arteterapeutas tra-bajan en clínicas, instituciones y todo tipo de programas sociales y de salud, ya sea con poblaciones diagnostica-das con patologías o con quienes necesitan apoyo in-dividual y comunitario para desarrollar las capacidades para enfrentar y responder ante las duras condiciones que enfrentan.

Primeros encuentros y pioneros del arteterapia latinoamericana: de las clínicas psiquiátricas a las escuelas de capacitación

Al igual que en los Estados Unidos, la inmigración de refugiados de la Segunda Guerra Mundial afectó el de-sarrollo temprano de las intervenciones basadas en el arte en entornos clínicos. Los países del sur, como Ar-gentina, Chile y Brasil, desarrollaron el arteterapia an-tes que otros países latinoamericanos. Las experiencias en hospitales psiquiátricos ocurrieron alrededor de los años 40 y 50 debido a la diseminación de enfoques psi-coanalíticos y junguianos, traídos por refugiados de la Segunda Guerra Mundial, o por aquellos que viajaron e interactuaron con quienes emplearon estos enfoques.

Por ejemplo, Hanna Yaxa Kwiatowska, una pionera del arteterapia familiar, en ese momento escultora, vivió en Brasil durante un tiempo como refugiada. Luego se mudó a los Estados Unidos, donde se formó como arte-terapeuta, y regresó a Brasil en la década de 1960 para impartir cursos y talleres en esta especialidad. Está claro que ella fue la que realmente plantó la primera semilla del arteterapia en Brasil. Maria Margarida de Carvalho,

psicóloga y profesora, asistió a uno de estos cursos y fue probablemente la primera psicoterapeuta brasileña que utilizó recursos de arteterapia de forma explícita.

Ya desde 1923, Osório César estudió las expresiones ar-tísticas de pacientes en el Hospital Psiquiátrico de Juqueri, en São Paulo, Brasil. Mantuvo comunicación epistolar con Freud, organizó varias exposiciones y publicó varios libros.

Más tarde, en 1946, Nise da Silveira desarrolló una obra similar en el Hospital Psiquiátrico de Engenho de Dentro, Río de Janeiro, utilizando el arte como tratamiento para pacientes psiquiátricos en lugar de los choques eléctri-cos. Ella misma creó el Museo del Inconsciente en 1952, una colección de obras de arte de pacientes, centrada en los arquetipos junguianos. Da Silveira luego visitó a Carl Jung y le mostró el trabajo que estaba desarrollan-do. Ella publicó un libro que sigue siendo esencial en el enfoque junguiano del arteterapia.

La historia del arteterapia en Argentina estuvo clara-mente influenciada por los primeros desarrollos psicoa-nalíticos. En 1943, la Asociación Argentina de Psicoanálisis se creó con la ayuda de la pionera Matilde Ravscovski, que también se formó como artista e integró el arte en su trabajo con niños. Arminda Aberastury y su esposo, Enrique Pichon-Rivière, defendieron el enfoque kleinia-no de la psicoterapia infantil.

En otros países, como El Salvador, Colombia, Perú y Uru-guay, hubo un número creciente de arteterapeutas que se habían formado en el extranjero desde la década de 1970, estudiando los enfoques psicoanalítico, junguiano, gestalt, humanista, sistémico y transpersonal. Actual-mente, también algunos arteterapeutas extranjeros han visitado y presentado su experiencia en estos países la-tinoamericanos, incluyendo a Judith Rubin, Bobby Stoll, Frances Anderson y Michael Franklin.

En Brasil, Argentina y Chile, algunas de las iniciativas an-tes mencionadas en el ámbito psiquiátrico permitieron la investigación y la capacitación in situ necesaria para crear programas formales de capacitación. Aún así, los arteterapeutas que se formaron en los Estados Unidos, Israel, Suiza y España comenzaron otros programas en-tre finales de los años 80 y principios de los años 2000.

Argentina

Un antecedente relevante en Argentina es la creación de la Carrera de Musicoterapia en el año 1968, primer trayecto de formación profesional emparentada directa-mente con el arteterapia, importante en la construcción de conciencia acerca del poder sanador de las artes. En

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este país, las experiencias arteterapéuticas han estado originalmente más influenciadas por las líneas psicoa-nalíticas, agregándose luego líneas gestálticas, psico-dramáticas y junguianas (encuesta escrita por Alejandro Reisin, 2012).

En 1995, la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova” comenzó un seminario de arteterapia. Mien-tras estaban en esta clase, los estudiantes de posgrado trabajaron en el programa de día del Hospital Psiquiátrico para Mujeres, seguido de una serie de seminarios sobre arteterapia. Esto finalmente llevó a la creación de un programa de Posgrado en Arteterapia en Buenos Aires, en el entonces llamado Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA).3 Este programa, coordinado por Adriana Fa-rías, una psicopedagoga, que también tenía un título en arte, y Marcelo Magnasco, un psicólogo, fue el primer programa latinoamericano de posgrado otorgado en español en una universidad. El programa fue aprobado oficialmente en 2000 y se asoció con diversos hospitales psiquiátricos, escuelas, instituciones geriátricas, cárce-les de mujeres y otras organizaciones gubernamentales para servicios de salud y educación; ya se han graduado más de 200 profesionales. Frances Anderson, maestra invitada, fue un contribuyente importante para su desa-rrollo (extractado de encuesta escrita por Adriana Farías y Marcelo Magnasco, 2014).

En el año 1996, también en Buenos Aires, se crea la Pri-mera Escuela Argentina de Arteterapia, fundada y coordina-da por Alejandro Reisin y Alicia Boljat, ambos psicólogos y artistas que ofrecen entrenamiento multimodal desde una orientación humanística. Enfatizan la promoción de la salud con una mirada clínica en contextos clínicos, educacionales y comunitarios, y cuenta con un plantel de profesores con diferentes especialidades (extractado de encuesta escrita por Alejandro Reisin, 2012).

Últimamente, otros institutos ofrecieron capacitaciones más cortas, como la Asociación de Psiquiatras Argentinos, que promueve paneles, foros y capacitación.

Otras instituciones argentinas también ofrecen cursos más cortos, como el Espacio Interamericano de Arteterapia y Musicoterapia en Buenos Aires, coordinado por Héctor Fio-rini y Estela Garber. En los últimos diez años se han abierto dos nuevos espacios en Córdoba: Arteterapia Córdoba, coor-dinado por Verónica Corna y Lía Ana Romero, y Chez Nous, coordinado por Javier Larrecochea y Viviana Ripol. Ambos ofrecen seminarios, cursos introductorios y talleres.

Chile

La terapia del arte surgió en Chile en la década de 1950 cuando la psiquiatría y la salud mental se estaban in-

corporando a las instituciones generales de salud y las psicoterapias psicodinámicas eran comunes. En 1955, Mimi Marinovic, considerada la pionera del arteterapia en Chile, comenzó a trabajar en el Servicio de Medicina Psicosomática y Psiquiatría Social, en el Hospital del Salvador en Santiago, cuando este hospital estaba re-cién fundado. Por medio de Marinovic, las iniciativas, los principios y las técnicas del arteterapia se aplicaron a una amplia gama de personas mediante sesiones indivi-duales y grupales. Este trabajo también se aplicó a nivel comunitario y se enseñó a estudiantes de la Universidad de Chile. Asimismo, llevó a cabo actividades terapéuticas a través de la música, las artes escénicas y el psicodra-ma. Esta alianza de artes con una visión antropológica de la medicina significó poner en acción terapias artís-ticas a través de procesos creativos, interpretativos y receptivos en la prevención, tratamiento, rehabilitación y recuperación de la salud.

En 1957, fue invitada a iniciar el curso de Psicología del Arte en la Universidad Católica de Chile. Este trabajo con-tinuó de forma ininterrumpida hasta 1980, cuando tuvo que abandonar el hospital y las universidades debido a la situación política de su país. Lamentablemente, este proyecto se vio interrumpido en 1980 por los cambios producidos por la dictadura militar. La American Art The-rapy Association le otorgó el estatus de miembro profe-sional en 1983. En la actualidad es vicepresidenta de la Société Internationale de Psychopathologie de l’Expression et d’Art Thérapie.

Cuando Marinovic finalmente regresó a la vida acadé-mica en la Universidad de Chile, fundó el primer programa de Posgrado en Terapias Artísticas, en 1999 (tomado de la encuesta escrita de Marinovic, 2011). La coordinación del programa pasó a Pamela Reyes en 2004, psicóloga y arteterapeuta que se formó en el programa de Maestría en Arteterapia de la Universidad de Barcelona, España.

Desde 2007, Chile ha ofrecido educación continua y pro-gramas graduados que examinaron el arteterapia a través de un alcance más amplio, que incluye arteterapia expre-siva e intervenciones de arte basadas en el cuerpo. Da-niela Gloger y Eduardo Torres comenzaron un Magíster en Arteterapia en la Universidad del Desarrollo, Facultad de Arte y Arquitectura, Escuela de Postgrado e Investigación de Psicolo-gía y Centro de Arteterapia Espaciocrea (extracto tomado de la encuesta escrita de Eduardo Torres, 2012). Estos dos programas incluyeron profesores visitantes del exterior y, recientemente, acuerdos de colaboración entre universi-dades locales y universidades de otros países.

La formación en la Universidad de Chile enfatizó la inves-tigación en terapia artística, en especial las preocupacio-nes con la relación entre el arte, la salud y la comunidad.

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foco Otros programas universitarios de posgrado, el reciente

Master en la Universidad del Desarrollo, son de orien-tación psicodinámica. También encontramos diploma-dos universitarios en terapias expresivas, de orientación junguiana, en la Universidad Católica. De esta misma orientación es el Postítulo en Terapias Expresivas de la Universidad Adolfo Ibáñez; este último restringe la formación a psicólogos y psiquiatras. Se encuentran diplomados en terapia corporal y artística de orienta-ción humanista, en la Universidad Andrés Bello. Pero se puede decir que hay un peso de las formaciones hacia la orientación psicodinámica en nuestro país (tomado de la encuesta escrita de Pamela Reyes, 2012).

Sin embargo, como en toda América Latina, todavía hay preocupación por el reconocimiento del arteterapia como una profesión en Chile:

Dado su reconocimiento nacional de la Universidad de Chi-le como universidad pública y por su excelencia académica, hay reconocimiento de la especialización profesional en el país. Sin embargo, a pesar de que existe una considera-ción de los aportes del arteterapia a campos de la salud, comunidad y educación, es muy difícil encontrar plazas de trabajo específicas para arteterapeutas. La Asociación Chilena de Arteterapia, fundada el año 2006, tiene hechos esfuerzos en este sentido, especialmente frente al Mi-nisterio de la Salud. Un asunto importante a considerar y que limita su accionar es que Chile es un país que por la herencia de la dictadura reconoce muy poco la influencia política de las asociaciones profesionales. En este sentido, esta Asociación tiene más una influencia en la difusión del arteterapia que en un reconocimiento legal de la profesión (extracto tomado de la encuesta escrita por Pamela Reyes, 2012).

Brasil

Maria Margarida de Carvalho y Joya Eliezer ofrecieron cursos cortos, introductorios y de extensión en la déca-da de 1970, en São Paulo, Brasil. Pero no fue hasta la década de 1980 que los programas de capacitación real-mente se desarrollaron. La Clínica Pomar ofreció uno de los dos programas de entrenamiento iniciales. Desde 1982, la psicóloga junguiana Ângela Philippini abrió un grupo de estudio que años más tarde se convirtió en un programa de entrenamiento. Philippini tuvo contacto con Nise da Silveira y formó parte de un grupo que invitó a Diane Rode y Bobby Stoll a Río de Janeiro para brindar capacitación. Posteriormente, Philippini estudió en Pa-rís con Jean Pierre Klein y su equipo en INECAT (Instituto Nacional de Expressión, Creación y Arte Terapia), y completó una maestría en Barcelona. Ella también creó nuevos grupos en Minas Gerais, Recife y Goiânia.

El otro programa brasileño inicial de entrenamiento en arteterapia se llevó a cabo en el Instituto Sedes Sapientiae en São Paulo. Fue fundado en 1989 por la psicóloga y terapeuta gestalt Selma Ciornai, que estudió arteterapia en Israel a principios de la década de 1970 con Peretz Hesse y, más tarde, con arteterapeutas en los Estados Unidos, como Janie Rhyne, Vija Lusebrink y Cay Drachnik. Recibió su MA en Arteterapia a través de la Universidad Estatal de California y se convirtió en miembro acreditado de la American Art Therapy Association. Al regresar a Brasil en 1984 dirigió talleres, grupos de estudio y cursos in-troductorios en Río de Janeiro y São Paulo. El curso de extensión que ella creó en Sedes se convirtió en un pro-grama de capacitación en 1989. Más tarde, se inició una sucursal en Porto Alegre.

Durante casi dos décadas, São Paulo y Río de Janeiro fueron los únicos estados que ofrecieron capacitación en arteterapia. Sin embargo, de 1986 a 1990, Marise Zimmerman dirigió un grupo de estudio de arteterapia en Porto Alegre, al sur de Brasil, con profesionales que trabajaron con ella en una clínica psiquiátrica. Desde entonces, han comenzado nuevos programas de capa-citación en estas y otras ciudades de Brasil a fines de la década de 1990 y principios de la de 2000.

Un grupo de profesores de arteterapia de varias ciu-dades se convirtieron en referencias importantes en Brasil. Esta generación pionera alberga principalmente enfoques junguianos, gestalt, transpersonales y sisté-micos. Estos profesionales constituyen hoy día un gru-po muy grande, difícil de mencionar en forma individual. Ellos asistieron a congresos nacionales e internaciona-les, fundando UBAAT en 2006, una liga hoy en día de 12 asociaciones regionales de arteterapia. ”Hoy hay más o menos 120 programas de capacitación en todo Brasil, conectados con los criterios de la UBAAT” (Angelica Shi-gihara, comunicación personal, 2014).

Perú

En 1996, un equipo dirigido por José Bárcenas, un psi-cólogo y músico, formó el Centro para el Desarrollo de las Terapias de Arte en Perú y comenzó su trabajo mostran-do un gran corpus de arte producido por pacientes del Hospital Psiquiátrico “Víctor Larco Herrera”. En 2001, este equipo comenzó un programa en arteterapia de larga duración con la Universidad Mayor de San Marcos y, desde 2004, con la Universidad de Mujeres del Sagrado Corazón.

En 2004, Martín Zavala formó la Arteterapias Expresivas (TAE) y comenzó a trabajar con la metodología intermo-dal de arteterapias expresivas, en asociación con la Eu-ropean Graduate School en Suiza, y con el apoyo de varios educadores, entre ellos Paolo Knill, Steve y Ellen Levine.

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Su intención era integrar el valor del conocimiento an-cestral y el poder sanador de las artes tradicionales pe-ruanas y latinoamericanas con el arteterapia.

Colombia

Sasana Colombia, una organización de orientación transpersonal, integró un pequeño taller en su forma-ción sobre arteterapia con enfoque contemplativo en el año 2001. En 2003, se estableció un programa de alre-dedor de 150 horas, orientado a enseñar cómo abordar la relación arteterapeuta-cliente. Andree Salom y María Cristina Ruiz, alumnas del Instituto Pratt y la Universidad Naropa, respectivamente, enseñaron para el programa inicial. AR.TE, la Asociación Colombiana de Arteterapia, fundada en 2009,4 ofrece conferencias bimensuales en una Galería de Arte en Bogotá y tiene una exposición de arteterapia cada año. Los arteterapeutas de AR.TE en Bogotá trabajan en la práctica privada, apoyan el desa-rrollo del arte en las escuelas y trabajan con niños en SANAR y otras instituciones médicas; un grupo central de la asociación proporciona supervisión por pares. Sin embargo, todavía no hay una formación universitaria formal, y solo hay algunos cursos disponibles.

También hay iniciativas en Medellín, dirigidas por Luces Montoya y otros artistas, psicólogos, antropólogos, tera-peutas ocupacionales y expertos en comunicación que están interesados en la conexión entre las artes y la cu-ración y el impacto psicosocial de las prácticas artísticas. Entre estos artistas se encuentra Carlos Gutiérrez, que trabajó en una comunidad terapéutica que apoya a las personas que enfrentan el abuso de sustancias. En su trabajo integra artes dramáticas, el teatro de títeres, el diseño de vestuario y performance como una vía de ex-presión, y ha sido presentado en varias conferencias de arteterapia en América Latina.

El Salvador

Ruth Guttfreund ha sido un miembro activo de la na-ciente red de arteterapia en El Salvador. Después de entrenar en la Universidad de Hertfordshire, Inglaterra, estableció su práctica en El Salvador en 2002.

En El Salvador el arteterapia no se reconoce todavía como profesión, aun cuando hay entidades del gobierno que han requerido mis servicios para intervenir en crisis en proyec-tos de respuesta a los desastres naturales, la prevención de la violencia, y en un seminario de formación para profe-sionales de la salud que trabajan en el sector público con el Programa de Salud Mental del Ministerio de Salud. Vi-vimos una realidad bastante difícil, que comprende pobre-za, violencia, delincuencia, violencia doméstica y actividad de pandillas. En una intervención en desastres naturales,

por ejemplo, tuvimos que improvisar y ver dónde nuestros clientes podían sentarse y pintar… Sin saber de antemano si la próxima semana la misma gente vendrá, o han sido trasladados de lugar. Muchas de las situaciones de emer-gencia exigen flexibilidad, y una entrega en el aquí y el ahora mucho más intensa que la de una sesión dada usualmente en un taller o estudio de arteterapia en circunstancias nor-males. Pude ser que solo se tenga un día para tocar el alma de nuestro cliente, darle alguna esperanza, espacio para expresarse y contener su inimaginable dolor… ¿Es esto po-sible? Sí, no me lo enseñaron durante mi formación, pero lo he experimentado, y sé que es posible (extraído de la entre-vista escrita por Ruth Guttfreund, 2012).

Uruguay

Si bien el arteterapia aún no se ha desarrollado como un área de estudio independiente, la psicóloga junguia-na Ana Carolina Berta Hérnandez ha comenzado a ofre-cer grupos de estudio y un programa de capacitación en Montevideo.

Los profesionales de la salud mental que trabajan con arte están mayormente entrenados en solo la psicoterapia verbal. La imagen es vista generalmente como un camino para clarificar, subrayar o ampliar lo que las palabras dicen, y que necesita una elaboración más allá de las palabras. Este estado de cosas por supuesto tiene que ver con el im-pacto de una larga tradición donde el psicoanálisis clásico -y su énfasis en la elaboración secundaria- juegan un pa-pel importante. He sido testigo de un cambio en este para-digma en los últimos años, gracias al creciente impacto del análisis Junguiano y la terapia Gestalt. En Uruguay, ambos tipos de psicoterapeutas todavía trabajan -casi siempre- con el arte como terapia, todavía no como psicoterapia, sino con una comprensión acerca del valor de la imagen per se que no está presente en otros modelos antropoló-gicos (tomado de la entrevista escrita de Ana Carolina B. Hernández, 2012).

Tendencias comunes, problemas y desarrollos

En resumen, varios de estos países han desarrollado alianzas y conocimientos para apoyar prácticas y pro-gramas formales de capacitación. En otros países, esto está comenzando a suceder. Algunos de los estudiantes de estos programas recibieron mayor formación al viajar a estudiar en el extranjero y abrieron vías para el arte-terapia de diversas escuelas de pensamiento. Esto ha permitido una mayor comprensión de la particularidad del trabajo del arteterapeuta.

Sin embargo, sigue existiendo la necesidad de una ma-yor difusión de este conocimiento entre los profesio-nales de la salud mental y entre el público en general.

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foco Es necesario establecer una identidad distinguible que

respalde el desarrollo de las carreras y el respeto por la forma en que los arteterapeutas abordan el producto artístico, el contenido y el proceso de sus clientes. Los límites entre el arteterapeuta profesional y otros usos del arte en el entorno clínico no siempre son claros, y el término arteterapia se usa sin una distinción adecua-da. Para ejemplificar, la terapeuta de arte uruguaya Ana Carolina Berta Hernández describió una situación que también es común en otros países:

El término español para Art Therapy, ”Arteterapia”, está em-pezando a ser utilizado entre los profesionales de la salud mental. Sin embargo, el significado de la palabra no se en-tiende completamente y con frecuencia se usa de manera indebida. El arte se introdujo por primera vez en nuestros hospitales psiquiátricos a principios de los años 60, como una forma de proporcionar a los pacientes una actividad productiva. Con el tiempo, los talleres en hospitales fun-cionaron como espacios de terapia ocupacional, o recreati-vos, pero el valor terapéutico se relegó y la importancia de todo el proceso giró en torno al producto. Lo que se creaba necesitaba ser útil o ser adaptativo. A pesar de eso, hubo un entendimiento de que el arte podía proporcionar cierta estructura y alivio para aquellos que sufrían trastornos de salud mental graves. Hoy en día, el arte en entornos psi-quiátricos o de cuidado de infantes todavía se malinterpreta como creación ”manualidades”, a veces incluso trivializado (extracto escrito de la encuesta escrita de Ana Carolina B. Hernández en 2012).

Actualmente, la práctica del arteterapia en la región se ha expandido para incluir muchas tendencias en la forma en que el arteterapeuta profesional aborda su trabajo. Algu-nos implementan enfoques junguianos, gestalt, fenome-nológicos o transpersonales, mientras que otros cultivan perspectivas psicoanalíticas y psicodinámicas.

El arteterapia se incluyó en la Clasificación de Ocupacio-nes de Brasil en 2013. Se está trabajando para ampliar este logro al reconocerla como una profesión del Minis-terio de Salud de Brasil. Un gran paso en esta dirección es que se incluye en las modalidades básicas de atención médica (prácticas integradoras) en muchos estados. Los países vecinos ciertamente seguirán este camino de re-conocimiento.

Los recursos adicionales incluyen una gran bibliografía de libros y revistas sobre arteterapia publicados en Brasil y Argentina. ”Brasil solo tiene más de 200 libros sobre ar-teterapia o libros que contienen capítulos sobre artete-rapia” (Angelica Shigihara, comunicación personal, 2012). Brasil también tiene una serie de publicaciones de algu-nos autores estadounidenses, traducidas al portugués. ”Sin duda, Brasil es el país que ofrece la mayor cantidad

de publicaciones de arteterapia” (Alejandro Reisin, comu-nicación personal, 2012).

Los libros de arteterapia, capítulos y artículos de revistas se han publicado en Argentina; y Chile, después del último Congreso,5 editó una revista de arteterapia que contenía todas las presentaciones principales. Además, hay libros editados en España para los países de habla hispana.

La segunda década del siglo XXI ha comenzado con di-versas circunstancias. Países como Chile, Brasil y Argen-tina han ganado cierto reconocimiento por el arteterapia, mientras que países como Colombia, Perú, Uruguay y El Salvador aún tienen trabajo por hacer, en particular la identidad profesional y las oportunidades de carrera.

Congresos y asociaciones

En todos los países que participaron en la encuesta que informa este capítulo, un importante grupo de profesio-nales formados en el extranjero en diversos programas de posgrado de universidades extranjeras6 regresaron a sus países de origen para crear nuevos programas de ca-pacitación. En algunos de estos países, estos profesiona-les establecieron y se unieron a asociaciones nacionales que desarrollaron estándares para programas de forma-ción profesional y requisitos de enseñanza y supervisión en arteterapia, un código de ética común y directrices para la investigación. Estas asociaciones evalúan los pro-gramas de formación y brindan información a los nuevos estudiantes y al público. En algunos casos, apoyan la su-pervisión.

Los desafíos que las lecciones aprendidas sobre la prác-tica del arteterapia en cada uno de estos siete países se convirtieron en la chispa para iniciar una serie de congre-sos regionales. En principio, todos estos países trabaja-ron directamente con las escuelas de arteterapia de Amé-rica del Norte y Europa, y prácticamente no sabían nada el uno del otro.

La idea de un congreso que promueva el contacto y el intercambio de experiencias entre los países sudame-ricanos tuvo su primera semilla en la conferencia AATA de 1999 en Orlando, Florida,7 y luego en la conferencia de Madrid de ECARTE (2003), en la que pocos representantes de Brasil y Argentina se reunieron por primera vez. Más tarde, en 2003, en una reunión en Goiania, en un Congreso Nacional Brasileño, al que Adriana Farías y Marcelo Mag-nasco de Buenos Aires, y Mimi Marinovic de Chile fueron invitados, nació la idea del congreso. A partir de esta fecha, los arteterapeutas comenzaron a invitarse mutuamente a las conferencias regionales y nacionales de arteterapia.Celebrado por primera vez en 2005 en Río de Janeiro, Bra-sil, el Congreso Mercosur reunió a arteterapeutas de Bra-

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Haciendo foco

sil, Chile, Argentina y Uruguay. El Segundo Congreso de Mercosur y el Primer Congreso Latinoamericano de Arte-terapia se realizaron en 2007, en Buenos Aires. Más tarde, personas de Perú, Colombia y El Salvador se activaron en la red formada en estos congresos. Desde entonces, los arteterapeutas y las personas interesadas en el campo se reúnen cada dos años: 2009 en Santiago, Chile; 2011 en Ouro Preto, Brasil; 2013 y 2015 nuevamente en Buenos Aires. En el año 2017 fue en Río de Janeiro y el próximo, en 2019, está planeado para realizarse en Chile. Estas reuniones han fomentado el intercambio de experiencias laborales, así como debates y oportunidades de trabajo en red para proyectos comunes.

Retos actuales y esperanzas

Aunque los desafíos son muchos, los arteterapeutas la-tinoamericanos buscan responder y abordar las nece-sidades de las personas a través de la construcción de iniciativas desde perspectivas regionales. Los desastres colectivos, como inundaciones, deslizamientos de tierra y terremotos, han captado la atención de estos artetera-peutas. La misma atención se le ha dado al trabajo co-munitario.

Hay muchas necesidades por descubrir para los artete-rapeutas profesionales en América Latina, pero también existe un ambiente extremadamente rico para trabajar, cooperar y crecer juntos. Al considerar los muchos pro-blemas y realidades complejas de este continente, parece que hay una necesidad y una urgencia de escribir y publi-car más libros y artículos, y presentar más en congresos ante otros profesionales.

Como la arteterapeuta chilena Pamela Reyes indicó:

Los arteterapeutas latinoamericanos enfrentan un doble proceso: por un lado, tenemos antecedentes que articulan los problemas de salud colectiva con el arte y con la inter-vención psicológica; muchas de estas prácticas están arrai-gadas en las tradiciones de la educación popular (como se lo ve ampliamente en las prácticas culturales en torno a la creación colectiva del teatro popular, la música y el arte re-lacionado a las organizaciones sociales comunitarias). Por otro lado, el desarrollo profesional en el campo del artete-rapia en los países europeos y norteamericanos ha definido una tradición de acuerdo con sus estándares. Por lo tanto, el desarrollo del arteterapia en América Latina se ve atravesa-do por el esfuerzo de encontrar una base de nuestro trabajo en los límites entre estos dos procesos; por un lado estu-diando, valorando y comprendiendo la relevancia de nuestro trabajo y nuestras experiencias a nivel local, y a la vez va-mos incorporando críticamente lo que ya son estándares en el extranjero de esta profesión (extracto tomado del escrito de Pamela Reyes, 2012).

En el mismo sentido:

Dentro de las diferentes corrientes teóricas, la formación que se dicta en el posgrado podemos encuadrarla dentro de un regionalismo crítico. Es decir, un posicionamiento que sin negar la internacionalización o globalización del pensa-miento científico intenta una producción diferenciada desde la región (extracto tomado del escrito por Adriana Farías y Marcelo Magnasco, 2012).

Este ha sido el camino hasta ahora. En nuestros congre-sos, está claro que, aunque vivimos en un mundo global y tenemos mucho que aprender de todas las experiencias y países en los que la terapia del arte se ha desarrollado durante mucho tiempo, debemos buscar nuestra propia identidad y desarrollarnos a nuestra manera. Y en nues-tros congresos, nos damos cuenta de que tenemos mu-chas contribuciones ricas para ofrecer y compartir con la comunidad mundial de arteterapia. ■

Apéndice I. Lista de participantes de la encuesta

Queremos expresar nuestro agradecimiento a todos aquellos que contribuyeron con las entrevistas de la encuesta y presta-ron sus palabras para la construcción de este capítulo:

Adriana Farías y Marcelo Magnasco. Departamento de Artes Audiovisuales. Posgrado en Arteterapia, Universidad Nacional de las Artes (UNA). Buenos Aires, Argentina.Alejandro Reisin. Primera Escuela Argentina de Arteterapia. Buenos Aires, Argentina.Ana Carolina Berta Hernández. Montevideo, Uruguay.Angelica Shigihara. Instituto da Familia (INFAPA). Porto Alegre, Brasil.Carlos Gutiérrez. Bogotá, Colombia.Eduardo Torres y Daniela Gloger. Espacio Crea. Santiago, Chile. PosGrado en Arteterapia, Universidad del Desarrollo.Pepe Barcenas y Milagros Meza. Equipo de Terapias de Arte. Diplomado de Terapias de Arte, Universidad Femenina del Sa-grado Corazón. Lima, Perú.Javier Larrecochea y Viviana Clarisa Ripol. Espacio Terapéutico ”Chez Nous”. Córdoba, Argentina.María Cristina Ruiz. Universidad del Valle, Instituto de Educa-ción y Pedagogía. Cali, Colombia. Miembro del Grupo de Investi-gación en Educación Popular.Martín Zavala. TAE (Arteterapias Expresivas). Perú. Mimi Marinovic. Universidad de Chile. Santiago, Chile.Pamela Reyes. Universidad de Chile. Santiago, Chile.Ruth Guttfreund. El Salvador.Selma Ciornai. Departamento de Arteterapia, Inst. Sedes Sa-pientiae. São Paulo, Brasil. Instituto da Familia (INFAPA). Porto Alegre, Brasil.

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foco Verónica Corna y Lía Ana Romero. Arteterapiacordoba. Córdo-

ba, Argentina.

Apéndice II. Preguntas de la encuesta8

Por favor consideren las siguientes preguntas: 1. ¿Desde cuándo existen formaciones y trabajo en arteterapia en su país? 2. ¿Dónde y con quién estudiaron arteterapia los iniciadores de estos programas? ¿Qué escuelas les influenciaron? 3. ¿Qué grado de reconocimiento legal tiene el arteterapia en su país en términos de certificación, concursos públicos, trabajos en instituciones gubernamentales e instituciones en general? ¿Es una profesión reconocida? 4. Tradicionalmente existen arteterapeutas que enfatizaran más el arte COMO terapia, en tanto otros el arte EN psicotera-pia. También hay distintas corrientes (psicoanalítica, junguiana, gestáltica, cognitivista, etc.). ¿Sería posible definir qué líneas de orientación caracterizan los programas en su país? 5. ¿Dentro de la experiencia de arteterapia en su país, usted lo-gra reconocer algún aspecto particular que sea una respuesta a demandas y necesidades específicas de la realidad social, eco-nómica y cultural de su población? Si su respuesta es positiva, puede dar ejemplos. 6. ¿Hay desarrollos del arteterapia en su país que usted consi-dera que pueden ser aportes enriquecedores e innovadores a la comunidad arteterapéutica global? Puede especificar y ejempli-ficar.7. Hay ciertas controversias sobre los límites y diferencias del trabajo de arteterapia y el de psicólogos que utilizan recursos artísticos en su trabajo; superposiciones entre el trabajo de arte-terapeutas y el de terapetuas ocupacionales (aquí en Brasil dicen que arteterapia es una de sus herramientas de trabajo) y tam-bién límites y superposiciones con el trabajo de arte educadores. ¿Cómo se posicionan frente a estas cuestiones los arteterapeu-tas y los programas de arteterapia en su país? 8. ¿Podría especificar más o menos el número de publicaciones (libros/revistas) sobre el tema existentes en su país? 9. ¿Qué tipo de estudios e investigaciones están siendo desarro-llados? 10. ¿Cómo ve el futuro del arteterapia, sus caminos y desafíos en su país?

BIBLIOGRAFÍABoal, A. (C.A. McBride [trans.]) (1993). Theatre of the oppressed. New York, NY: Theatre Communications Group.Ciornai, S. y L. Diniz (2008). “Arteterapia en Brasil”, en Arteterapia, vol. 3. Uni-versidade Complutense de Madrid.Farías, A. y M.G. Magnasco (2013). Fundamentos en Arteterapia. Editorial FE-DUN.Freire, P., Bergman Ramos, M. y D. Macedo (2000). Pedagogy of the oppressed: 30th anniversary edition. New York, NY: Bloomsbury Academic.Reyes, P. (2004). “Art, health and community in Chile 1992-2012: an auto-ethnographic perspective”, en Art Therapy OnLine, 5(1).

NOTAS1 El cuestionario se publica al final del artículo. Las autoras reconocen el apo-yo dado por los arteterapeutas que proveyeron la información para este capí-tulo. En la medida en que el proceso de escritura avanzó, tuvimos que escoger un modo de organizar la información, manteniéndonos dentro de los límites de tiempo y espacio dados por los editores. La encuesta fue restringida en tanto la hicimos entre los colegas, con quienes tenemos contacto personal y a quienes consideramos personas claves en el campo de arteterapia en sus países. Esperamos que nuestros colegas se sientan bien representados en nuestras palabras.2 Estas encuestas se recogieron alrededor de 2012. 3 Universidad Nacional de Las Artes (UNA) desde el año 2014.4 En los años 2000, egresadas de programas de arteterapia de Argentina, España, Reino Unido, Australia y Estados Unidos regresaron a Colombia con sus titulaciones. 5 Se refiere al IV Congreso del Mercosur y III Latinoamericano de Arteterapia, en Ouro Preto (2011), donde se publicaron las memorias de los Congresos Anteriores en Chile (2009).6 Principalmente en Estados Unidos, Israel, España, Reino Unido, Suiza, Ca-nadá, Francia y Alemania.7 Ocasión en que Marcelo Magnasco (Argentina), Selma Ciornai e Eloisa Qua-dros Fagalli (Brasil) se conocieran y establecieran el primer contacto entre el arteterapia de sus países.8 Cuestionario elaborado originalmente por Selma Ciornai y Pamela Reyes, enviado a arteterapeutas que participaran de los Congresos Latinoamerica-nos de Arteterapia.

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Escritura y vida Apuntes para un quehacer en arteterapia

Caleidoscopio de lenguajes

El taller de “Impro Escrituras” que propongo se abre como espacio a una puesta en acción de preguntas que habitan mi quehacer desde hace, por lo menos, tres décadas.

Patricia Mercado*

*Licenciada en Psicología Social. Docente en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (Jefa de Trabajos Prácticos en la materia Teoría y Técnica de Grupos II). Coordinadora del taller ”Impro Escrituras”.

Acaso lo primero sea la convicción de que la palabra di-cha y la palabra escrita tienen una fuerza fundamental en los procesos de subjetivación, que anida en la pala-bra la posibilidad de crear y transformar los modos de habitar la vida, y a veces, las condiciones en que esa vida transcurre. Acaso una convicción heredada de los desarrollos del psicoanálisis, a los que los intelectuales de Argentina han aportado tanto, y a las pasiones por la lectura de mi madre, que me permitieron crecer junto a una biblioteca.

Incontables veces he visto a la gente deambular en los dispositivos institucionales con los cuerpos cargados de dolor y las palabras rotas. Las palabras se rompen de infinitos modos, claro.

A veces en mordazas que nos sumergen en acallamien-tos duros, apretados dientes que amurallan lo que no será dicho. Otras, huyen tras la funcionalidad a la que son reducidas –las palabras hechas cosas–, aplastadas por una funcionalidad a la que se pretende reducir la marea de la vida.

Otras, portan máscaras de una racionalidad exacerbada, apresadas palabras en el grillete de la causalidad, las pa-labras extenuadas... ¿qué podrían decir?

Entonces, proponer trabajar con las palabras es un modo de pensar puentes en las dolorosas grietas de un mo-mento social de profunda fragmentación, de sus reper-

cusiones en los cuerpos, en las experiencias cotidianas, en los modos sufrientes de transcurrir los días. Puentes palabras para alojar dolores que puedan hacerse trave-sía, búsqueda transformativa.

En estos derroteros, la idea de improvisación es el eje que sostiene una perspectiva nodal en la propuesta. La improvisación implica situar la escritura no como un saber consolidado por la alfabetización y sus destrezas, sino como obra abierta que busca reinventarse en cada pulsación.

Improvisar en la escritura presume la posibilidad de ha-bitar la lengua como exploración de decires, como inda-gación sobre lo dado y sobre lo dicho, como interpelación a todo lo que, en la reflexión de Barthes, la lengua nos fuerza a decir. También la posibilidad de alejarnos de los consensos a los que nos somete el sentido común.

Improvisar en la escritura abraza la potencia de regresar a los gestos de una escritura anterior a las laceraciones que la socialización le infligió con sus valoraciones y sus expectativas, o sea, remite a recuperar un estado lúdico del escribir.

Por supuesto, en nuestra cultura jugar con la escritura es casi una herejía, se trata de abrir espacios de trans-gresión importantes, y por eso suele hacerse imprescin-dible pensar las propuestas de manera gradual, situa-cional.

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s No se trata de arrojarle en la cara a alguien el adagio ”es-cribí libremente”. Porque sería un acto de sordera hacia quien se nos acerca lastimado de imposibilidades.

¿Qué sería ”libremente” –aun en los lenguajes artísticos, aun en las palabras– en un social histórico signado por la desigualdad y la crueldad?

Suelo eludir, casi con empecinamiento religioso, indica-ciones en las propuestas como cuento, narración, poema, y casi siempre me refiero a cualquier escritura como tex-to. Ese guiño intenta desmarcarme del horizonte de los talleres literarios que enseñan a escribir. No es un detalle menor la diferencia entre pretender enseñar a proponer experimentar un quehacer del que se podría aprender, ya no de la coordinación, sino del quehacer mismo.

Tampoco asimilo este trabajo al que realizan los escrito-res, tarea que requiere otros procedimientos, sobre todo, la posibilidad de reescribir y corregir largamente.

Por eso, en estos talleres suelen cruzarse viajeros de muy distintas experiencias en su relación con la palabra y la escritura. Tal vez en esto se hagan presentes mar-cas del pensamiento de Pichon-Rivière en mí, aquello de valorar la heterogeneidad de un encuentro entre varios como germinación de potencias adormecidas.

Poner en juego la fuerza de palabras que anidan en los cuerpos trae la cuestión de que no podemos pensar lo corporal sin lenguaje, ni el lenguaje sin cuerpos. Una tra-ma viviente de cuerpos apalabrados. De ahí que, a mi entender, la clínica arteterapéutica no puede saltearse la cuestión de la relación cuerpo-palabra, cualquiera sea la modalidad que proponga en sus intervenciones.

Materialidad simbólica, la corporeidad precisa ser aloja-da en los intersticios en que una época desaloja y hace sufrir. Jugar con la escritura asume el desafío de buscar sostenes para esa corporeidad fragmentada y sufriente, acaso arropar su desamparo.

Suelo hacerme muchas preguntas y trasponerlas a los diseños de las propuestas, en torno a los soportes de la escritura. En la materialidad de los soportes, sus ca-racterísticas, sus particulares rasgos, retorna lo corporal como espesor palpitante, como capacidad de sostén de la evanescencia de los signos, como juguete, como obje-to transicional, al decir de Winnicott. De allí la cuestión de pensar texturas, encuadernaciones, pliegues, la piel donde el texto buscará inscribirse.

También la cuestión de poner en cuestión el volumen en la escritura, una interpelación a lo plano de una cultura de la pantalla y de la preponderancia de lo visual, para traer registros táctiles, sonoros, kinésicos, olfativos a la escritura, como modo de intervenir en los borramientos del cuerpo que anudan con la rotura de la palabra. Tra-bajar con la escritura como modo de reinscribir las prác-ticas sociales donde los cuerpos quedan sitiados en la lógica tecnocrática de la herramienta y de la propiedad.

Quehacer de la metáfora, no como gesto sofisticado de las letras, sino como ardid en el dolor, como desmonta-je de las recitaciones crueles en que las vidas son tri-turadas en lo cotidiano. Metáfora que trae la potencia de la imaginación activa para horadar lo que una época no puede siquiera desear. Dibujar en esas líneas desvíos impensados en las historias clínicas. Porque cuando la palabra abriga los cuerpos, brota relato de lo mudo y dolido, lo que puede hilvanarse como movimiento vital, abertura, boca multiforme de un decir inacabado, exul-tante en sus conexiones.

Darnos a las intensidades en que la escritura nos arroja para habitar las heridas en estado de viaje, balbuceo de letras en fuga este vivir, de a ratos, en el abrazo del fuego gregario del decir. ■

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Caleidoscopio de lenguajes

La danza como terapiaMi historia con el arte se inició a muy tempra-na edad, cuando comencé a bailar porque me apasionaba. Veía la danza en la pintura de los cuadros, en los movimientos de la música, en los giros de las hojas de los árboles.

A los 4 años de edad mi pasión era la danza, y a los 7, el piano. No sabía que ya había elegido el camino del arte. Continué durante el colegio primario y el secundario, y en los dos últimos años entré por concurso al Ballet Oficial del Teatro “3 de Febrero” de Paraná.

Fui a la Universidad Nacional de Filosofía y Humanidades de Córdoba, y entonces me di cuenta de que tenía que elegir. Dejé piano al entrar, por concurso, al Ballet Oficial del Teatro Rivera Indarte. Luego, me presenté en el Ballet Oficial del Teatro Argentino de La Plata y en el grupo del Unicornio, dirigido por Oscar Aráiz (mi primera experiencia en danza contemporánea).

Ya en New York, gané la beca máxima de la Rostchild Foundation, por tres años para Martha Graham School of Contemporary Dance, e ingresé al Manhattan Festi-val Ballet. Fue una experiencia maravillosa, ya que cada programa incluía obras contemporáneas. Allí bailé coreo-grafías de Anna Sokoloff y Merce Cuningham, y viví otras experiencias inolvidables. Conocí que existía la danza/movimiento terapia y comencé a estudiar. Me recibí en el Medical College de la Universidad de New York. Apren-dí cómo transformar la danza, para poder comunicarse, con pacientes psicóticos y traumatizados graves que no podían expresarse a través de la palabra lógica, desde las enseñanzas de Marian Chace. También las técnicas y re-cursos con niños, con adultos mayores y ”neuróticos nor-males”, con Liljan Espenak.

Danza/Movimiento Terapia se enmarca en el campo de las terapias creativas, que incluyen las áreas de música, drama, psicodrama, arte, poesía y danza/movimiento te-rapia, y se dirigen a la totalidad de la persona, incorporan-do distintos canales de comunicación y creatividad: ”[…] es

una especialidad interdisciplinaria que ha generado una síntesis específica entre el arte de la danza/movimiento, los aportes científicos de la psicología y de la medicina. Se trata de una disciplina en salud mental basada en la evi-dencia –evidence-based– que sostiene un cuerpo teórico y metodológico propio” (Reca, 2011: 4). Se ocupa básicamen-te de ”[…] movilizar la relación cuerpo/cerebro a través del movimiento” (Dulicai, 2006: 1) e incluye a la expresividad del cuerpo-en-movimiento/danza, la expresión emocional empática y la reflexión.

Volví a la Argentina durante los 70. Para entonces ya era miembro de la American Dance Therapy Association (ADTA) y había participado como expositora en el IV congreso de la Asociación, de la cual soy miembro didacta. Acá hice el Posgrado de la Sociedad Argentina de Psicodrama (SAP) en Psicodrama Clínico.

Mi experiencia en Argentina comenzó trabajando como asesora en el Ministerio de Educación y Cultura de La Plata y en el Teatro San Martín, al introducir la especialidad en la formación de cantantes líricos.

La experiencia terapéutica importante se constituyó a par-tir de la atención de sobrevivientes de tortura por razones políticas durante la última dictadura militar (1976-1983). Gente que sufrió cárcel, torturas, y sobrevivió. Aprendí que el trauma profundo que experimentaron no encontraba forma de comunicación, ya que el dolor del cuerpo no es expresable a través del lenguaje. No hay palabras que pue-dan decir qué se siente; entonces implementé los recursos posibles a mi alcance para ayudarlos.

No podía supervisar ni hablar de lo que sucedía durante esos años. Ese fue el material de mi tesis doctoral de la

Maralia Reca*

* PhD, BC DMT (Board Certify Dance/Movement Therapist). Doctora en Psicología. Miembro didacta de American Dance Therapy Association (ADTA). Expresi-denta de la Asociación Argentina de Danza Terapia (AADT). Directora del Posgrado en Danza/Movimiento Terapia de la Universidad CAECE.

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BIBLIOGRAFÍADulicai, D. (2006). Evidence-Based Outcomes- Humanistic and Arts Therapies. Long Beach: American Psychological Association.Morin, E. (1994). El conocimiento del conocimiento, El método 2. Madrid: Cátedra.Reca, M. (2011). Danza/movimiento terapia en la reconstrucción del mundo del so-breviviente de tortura, por causas políticas. Buenos Aires: Biblos.

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s Universidad de Palermo. Recientemente, ha sido publica-do un capítulo, que es un estudio de caso sobre el trauma sufrido, en el libro The Oxford Handbook of Dance and Well-being, editado por la Oxford Press, que reúne a terapeutas de todo el mundo que escriben sobre la danza y el cuerpo, la danza y la educación, la danza y la comunidad, la danza en distintos contextos de salud. La enseñanza central fue encontrar en la experiencia terapéutica que el cuerpo y la mente sufrían lo acontecido, no era físico o psíquico, y que en general se buscaban salidas relacionadas con lo artísti-co por lo padecido.

Una paciente armó una especie de sándwich con mantas y nadaba (es la imagen que yo veía) a través de las múlti-ples mantas de una punta a la otra. En un momento paró y me dijo: ”Esta es la danza de mi martirio, y por ello no necesito más terapia, porque está allí todo lo que sufrí”. Un doctor en filosofía sanó transformándose en pastor de una iglesia reformada. Otra mujer soportó la cárcel dibujando y comiéndose luego sus dibujos. Hay muchos ejemplos de sanación a través de la experiencia artística que implica que la totalidad del ser pueda expresarse.

Desde 2005 dirijo el Posgrado en Danza/Movimiento Te-rapia en DMT en la Universidad CAECE, para enseñar lo aprendido. Fundamentalmente la experiencia de ser la re-presentante Argentina en el Comité Internacional de ADTA, donde nos reunimos todos los años a exponer ideas sobre cómo enseñar lo aprendido sin distorsionar nuestras ba-ses culturales.

DMT nos forma. Informa y transforma. Nos forma como terapeutas en una disciplina interactiva, que está en conti-nuo movimiento entre la práctica y la teoría que avala sus técnicas y, en la relación espejada y empática que se jue-ga, entre cliente/paciente y terapeuta. Es decir, forma en aquello que es exquisito en la disciplina: las técnicas como los aportes teóricos que sustentan sus prácticas, constitu-yen abordajes móviles y adaptables a los sujetos involucra-dos en el acto terapéutico. Nos informa acerca del estado de distintos sistemas interrelacionados en interacción con el medio, o sea, del estado relacional del cuerpo-sistema, que se instala como sistema complejo. En el paradigma complejo la complejidad no se contrapone a la simplicidad, une e introduce la subjetividad (Morin, 1994).

DMT nos transforma en personas sólidas y flexibles que integran el danzar en el mundo. Transforma al generar empoderamiento y resiliencia, para tener la posibilidad de adaptarse a distintos grupos, con diferencias en etnicidad, cultura, religión, estatus socioeconómico, géneros y sexua-lidades, edades y capacidades físicas y psíquicas. ■

Leda Pingas, artista visual que experimentó un proceso en DMT, do-cente en talleres de expresividad.

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Entrevista a Estela Garber

Encuentros conversados

“Mi experiencia clínica es muy variada. He trabajado con niños, adolescentes, adultos, ancianos. En psiquiatría, sida, cáncer, artritis reumatoidea, víctimas de la masacre de las Torres Gemelas, educación, discapacidades múltiples, autismo y adicciones…”

Realizaste tu formación de posgrado en arteterapia en la Universidad de New York. ¿Cuáles son los aspectos positi-vos de la teoría y práctica arteterapéutica de ese programa?

El Master (Maestría) de Arte Terapia de la Universidad de New York (NYU) es uno de los primeros programas profe-sionales establecidos en EE.UU. Elegí este programa porque siento afinidad con el enfoque y abordaje teórico que ofrece, que es psicodinámico.

En los años de mi formación (1986-1989), tuve la fortuna de tener como profesora a la destacada arteterapeuta y artista Edith Kramer, y también a las reconocidas doctoras Laurie Wilson, Robin Goodman e Ikuko Acosta, entre otras. El programa de esta universidad se sostiene bajo un pro-fundo proceso de pasantías clínicas supervisadas, que se desarrollan en amplios centros de atención de la salud y la educación. La formación obtenida es personalizada y estric-tamente supervisada bajo los códigos de ética profesional de la Asociación Americana de Arte Terapia (AATA). La formación de posgrado en la Universidad de New York te otorgó el título MA, ATR-BC. ¿Nos podrías explicar los térmi-nos de esa titulación?

Según los lineamientos profesionales de la American Art Therapy Association y el Certification Board, los artetera-peutas profesionales deben cumplimentar las horas de prácticas clínicas supervisadas posgraduación, para obte-ner su ”Registration”, y luego rendir el examen del ”Board Certification”, además de realizar estudios de actualización constantes. Estos parámetros permiten conservar están-dares mundiales de una práctica profesional seria y ética.

El encuadre teórico de tu formación y de tu práctica profe-sional es el psicodinámico, que abarca un conjunto de pers-pectivas cuyo origen se encuentra en concepciones freudia-nas, pero que incluye el aporte de diversos autores. ¿Cuáles son los principios orientadores del enfoque psicodinámico

que estructuran tu trabajo arteterapéutico y a qué autores corresponden?

Si bien mi enfoque de formación en la NYU es psicodiná-mico, mi formación ha ido evolucionando, pues he buscado herramientas teóricas de sostén a mi práctica clínica, que fue muy ecléctica. Siento influencia y afinidad con varias co-rrientes teóricas. Entre estas, se encuentran la teoría objetal de Donald Winnicott, la intersubjetividad de Stern, la teoría de apego de Bowlby, las teorías de género de Joyce McDou-gall y Judith Butler, así como autores arteterapeutas ingle-ses y norteamericanos, como Lynn Kapitan, Shaun McNiff y Joyce Shaverien, por citar solo algunos.

¿Cómo fue tu encuentro con Héctor Fiorini en la Argentina?

Conocí al Dr. Héctor Fiorini en 2009, en un Congreso de Arte Terapia que tuvo lugar en Santiago de Chile, organizado por la Universidad de Chile. Él era uno de los invitados principa-les. Para Fiorini los procesos terciarios explican el proceso crea-tivo, en tanto desorganizan formas constituidas y reorgani-zan nuevas formas y sentidos. ¿De qué manera considerás que el concepto de proceso terciario contribuye a la mirada arteterapéutica?

Me parece que el aporte teórico del Dr. Fiorini es fundamen-tal para los arteterapeutas. El concepto del proceso terciario constituye una mirada ampliada y específica a la creación. Creación que requiere de un ida y vuelta, entre desorgani-zación/caos - organización/contención. El proceso creador, según el doctor Fiorini, es intrínseco al ser humano, su psi-quismo (creador) y la posibilidad de proyecto (versus enfer-medad y patología).

¿Qué objetivos planteaste en la formación que dirigís para formar arteterapeutas en el Centro de Estudios de Psico-terapias (CEP)? ¿Cuál es el perfil de los profesionales que quieren formar?

Es una formación inicial al campo arteterapéutico para pro-fesionales del área de la salud, la educación y las artes.

Contiene módulos teóricos/vivenciales de aprendizaje di-námico, así como un módulo final de prácticas clínicas su-pervisadas en diversas instituciones. Siguiendo una mira-da transdisciplinar, contamos con docentes invitados que aportan sus abordajes clínicos, desde la poesía como tera-

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s pia, el teatro en la rehabilitación, la antropología en la salud y su articulación en el arteterapia, la musicoterapia o la dan-zaterapia. Mantiene lineamientos teóricos psicodinámicos y posmodernos, basados en la indagación a través del arte y la investigación basada en las artes.

Cathy Malchiodi sostiene que el arteterapia se focalizó en el tratamiento de la enfermedad mental, el dolor emocional y la discapacidad, y lo hizo en menor medida con personas saludables o “simples neuróticos” que buscan incrementar la comprensión y expresión de sí mismos. ¿Estás de acuer-do con esta afirmación?

No estoy de acuerdo, pues para mí el arteterapia puede ser utilizada en muchos ámbitos de la salud, la educación, la rehabilitación, la prevención, catástrofes, la comunidad, y como tal, no debe ser encasillada. Soy optimista y pienso que un arteterapeuta profesionalmente formado (MA, ATR-BC) puede ejercer su práctica psicoterapéutica con amplia gama de personas, de edades diversas y necesidades dife-rentes.

¿Tu experiencia clínica se vincula con personas con alguna franja etaria o patología particular?

Mi experiencia clínica es muy variada. He trabajado con ni-ños, adolescentes, adultos, ancianos. En psiquiatría, sida, cáncer, artritis reumatoidea, víctimas de la masacre de las Torres Gemelas, educación, discapacidades múltiples, autis-mo y adicciones, entre otros.

¿Qué aspectos de tu práctica artística como escultora po-tencian tu rol de arteterapeuta?

Siento que potencian mi capacidad de experimentación en las técnicas y materiales que ofrezco a muchos de mis pa-cientes. Tanto es así, que muchos de ellos han creado ins-talaciones y esculturas usando materiales reciclados ”no artísticos”.

Nos gustaría que evalúes el arteterapia en nuestro país en términos del reconocimiento de la disciplina, las formacio-nes y los lugares de inserción para arteterapeutas. ¿En qué situación creés que estamos en la Argentina?

Pienso que lamentablemente en la Argentina estamos a años luz de otros países en lo que respecta a la formación y capacitación de arteterapeutas. Tampoco existen códigos de ética claros, ni una legislación que avale al arteterapia como profesión. Como consecuencia, la inserción de los artetera-peutas no es adecuada. Muchos trabajan ad honorem y den-tro de un marco de informalidad.

Creo que hay cierta discrepancia en la formación de los ar-teterapeutas en la Argentina. Los pocos arteterapeutas que

son contratados en instituciones y perciben salarios, suelen hacerlo porque poseen otras credenciales profesionales que los avalan.

Recientemente se ha editado un libro de Héctor Fiorini, Psicoterapias Psicoanáliticas, y se incluyó un capítulo tuyo sobre el arteterapia como disciplina psicoterapéutica. Ade-más de felicitarte por este hecho que ayuda a consolidar la mirada arteterapéutica, contanos cómo fue el proceso de construcción de ese acápite. Me refiero a los interrogantes, pensamientos o ideas previas que guiaron la escritura del capítulo.

Este libro del CEP constituye un compilado de los distintos abordajes psicoterapéuticos del psicoanálisis contempo-ráneo, desarrollado por docentes de la institución. Ofrece distintos casos clínicos y situaciones clínicas no habituales. Tiene una mirada amplia que cuestiona los lineamientos tradicionales, dando cuenta de las terapias prevalentes y contemporáneas. El arteterapia, como modalidad psicote-rapéutica, ilustra a través de un caso clínico infantil de mi autoría otras posibilidades, desconocidas por muchos tera-peutas. ■

Estela Garber junto a Héctor Fiorini, Director General del CEP, y la arte-terapeuta Elena Puz, docente invitada a la formación de arteterapia.

Producción de una de las materias que se dictan en la formación de arteterapia del CEP.

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Experiencias arteterapéuticas

Abordaje arteterapéutico en un caso de duelo

El duelo es una experiencia íntima intrans-ferible tras una pérdida, proceso que genera diferentes manifestaciones como los senti-mientos, los patrones de pensamiento y las conductas, todos ellos esperados y necesa-rios para poder adaptarse a la nueva realidad que se nos presenta.

El arteterapia abre una creativa vía para acceder a la subjetividad de la persona, a sus cuestiones incon-clusas que se actualizan a través de la obra que se produce. El duelo es una experiencia íntima intrans-ferible tras una pérdida, proceso que genera diferen-tes manifestaciones como los sentimientos (triste-za, miedo, culpa, enojo, impotencia), los patrones de pensamiento (confusión, preocupación, incredulidad) y las conductas (aislamiento social, evitar hablar del fallecido, atesorar objetos, entre otros), todos ellos esperados y necesarios para poder adaptarse a la nueva realidad que se nos presenta.

Hacer una intervención tanatológica mediante el ar-teterapia es posible pues, como lo señala Malchiodi (2002), el arteterapia se basa en la representación de conflictos, sentimientos, emociones y sensaciones a través del dibujo, la pintura, el collage y/o el mode-lado, es decir que el consultante tiene la oportuni-dad de materializar o exteriorizar el problema que lo aqueja por medio del arte. El papel del arteterapeuta es cuestionar al paciente para propiciar la reflexión con la ayuda del producto artístico, además de guiar-lo en el proceso para que analice el problema, ya sea de manera verbal o no verbal.

Dado que en nuestras creaciones materializamos nuestras necesidades más significativas y dolorosas,

a través del proceso creativo y cognitivo intrínseco el consultante es capaz de construir nuevos signifi-cados, modificar sus imágenes internas y desarrollar nuevas habilidades. Al respecto, Klein plantea:

[...] la obra es un acontecimiento que abre un mundo transformante [...] El Hombre Objeto de sufrimiento se transforma en Sujeto de su inspiración, apropiándose poco a poco de aquello a lo que parecía condenado y ha-ciéndolo evolucionar hasta integrarlo en un camino que da a las maldiciones pasadas un sentido retrospectivo de creación de sí mismo, primero simbólico en la obra y después en la evolución personal (Klein, 2006: 83).

El duelo de “M”

”M” es una chica de 29 años, diseñadora gráfica. Hace cinco meses se mudó a un departamento que rentó ella sola. Llegó al consultorio un mes después del fallecimiento de su padre. A pesar del diagnóstico de su padre, cuatro meses antes, la sensación de ”M” es de incredulidad y confusión. Refiere sentir mucha culpa, que se manifiesta en la limitada ingesta de ali-mentos, incluso señala que el bocado se le queda en la garganta. Otra conducta que describe es la incapa-cidad de dormir dos días seguidos más de dos horas, así como el llanto que a veces no puede controlar, y el aislamiento de su familia y amigos.

Michelle Medrez Flores*

* Psicóloga Clínica por la Universidad Latinoamericana. Tanatóloga por el Instituto Mexicano de Tanatología. Arteterapeuta por la Universidad Nacional Autó-noma de México. Certificada por la UNESCO. E-mail: [email protected]. Móvil: 5525234003.

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El abordaje

Las primeras sesiones con ”M” nos dimos a la tarea de afrontar la realidad de que su padre ya no estaba; aceptar la realidad de la pérdida es la primera labor intelectual y emocional, necesaria para que la incre-dulidad y las fantasías que nos protegen del dolor (”sigue en el hospital”, ”es como si se hubiera ido de viaje”) se disipen y nos permitan seguir con el proce-so.1 Para ello, escribir sobre lo que pasó en el funeral, junto con sus sentimientos, le permitió integrar en forma gradual los recuerdos que le venían también sobre la hospitalización. Cuando ”M” aceptó que su padre ya no iba a volver, la tristeza se manifestó en ella: sobre una cartulina, y con ayuda de la acuarela, la pintó. 2

Su tristeza es como un desierto. ”M” relaciona las montañas con ella y sus hermanos. Menciona que debido a que ella es la mayor, siempre tuvo que ser la hija ”bien portada”; cuando llegó su hermana, acapa-ró todo (de esta forma explica que esa montaña sea más grande). Su relación con ella nunca fue buena, muy diferente a cuando llegó su hermano, pues, con siete años de diferencia, ella se sentía muy agradeci-da de poder cuidarlo.

La luna es su papá. ”M” comenta que él era el más cercano a ella, los sábados pasaban juntos todo el día, mientras su mamá y su hermana se iban a la congregación y su hermano, a trabajar.

Los dos cactus que aparecen debajo de ella repre-sentan a su mamá y a su hermana, quienes siempre tuvieron una muy buena relación y hacen todo jun-tas. Su hermano, el otro cactus, nunca se entendió con ninguno de sus progenitores.

Lo que más le duele a ”M” es que todos continúan con sus rutinas como si nada hubiera pasado. El co-lor azul marino representa para ella la soledad, mien-tras que el azul cielo representa la tristeza.

A pesar de que esta pintura expresa la tristeza, todo parece mantener un orden, que ”M” relaciona con el ritual que tuvo que hacer para poder dormir: acos-tarse a las 10 en punto, apagar el celular, buscar una película que la arrulle, dejar todo a la mano.

En el desierto pintado por ”M”, a pesar de ser de no-che, debido a la presencia de la luna existe mucha luz. ”M” dice que la noche le recuerda las veces que se iban de urgencia por la madrugada, pero también que es en la noche donde la probabilidad de no en-terarse de cosas aumenta; concluye diciendo que entonces no duerme porque cree que de esa forma puede tener en orden todo.

Wood (1998) observa la importancia del proceso al decir que el arteterapia involucra no solo la produc-ción artística, sino también el proceso de elaboración. Sobre la base de esta premisa fuimos abordando unidades de sentido: la elaboración de este desier-to comenzó por las montañas, continuó con la luna, luego los dos cactus unidos, las dos nubes azul mari-no, el cactus solo y, finalmente, la nube de color azul cielo que representa la tristeza y que ”M” relaciona con que la tristeza no es algo que se permita sentir dentro de casa.

”M” llegó muy preocupada a la siguiente sesión. Comenta que hablar de su papá la rompe, que le es imposible hablar de él sin llorar. Siente que no hizo lo correcto. Una parte de ella le dice que pudo haber hecho mucho más, que no debió haberse mudado de

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casa, que si era buena hija debió haber regresado con ellos, al tiempo que otra parte considera que su papá nunca quiso decir lo grave que estaba, que su mamá no había respondido a sus preguntas y que su papá le había pedido que siguiera adelante con sus pro-yectos.

De esta sesión resultó otra imagen. En un corazón partido a la mitad que le entrego, ”M” dibuja en una parte un pollito. Comenta que ella es un pollito por-que es tierno, ha empezado a crecer y hacer cosas por sí misma; antes vivía encerrada en todo lo que se suponía que debía ser como su hermana. Recuerda que no se sentía querida por su mamá, cuenta que todo lo que había era un ”tu hermana si es…”.

En la otra mitad del corazón dibuja un cactus, muy recto porque es la parte que respeta las reglas, la que pensó que podía proteger a todos siguiendo las ins-trucciones de no decirle a nadie acerca del estado de salud de su papá, para evitar hipocresías de la familia que nunca se hacía presente. Esa parte es también la que actuaba como mediadora entre sus padres cuando estaban a punto de separarse: a la hora de la comida, estando todos sentados, su mamá decía cosas como ”¿Le puedes decir a tu papá que no ha pagado la luz?”, ella entonces se hacía fuerte y se lo decía. Para no estar más expuesta, contenía todo su llanto.

Al observar ambas partes dibujadas del corazón co-menta que la del cactus siempre ha estado ahí, res-pondiendo cuando hay dolor, apartando a la gente de ella, incluso a sus amistades que le han escrito para darle apoyo, negando su tristeza, su anhelo de tener una madre que pueda verla como es. Lo correc-to ahora es ”llorar y dejar que pollito siga creciendo, dejar que la gente que la estima se acerque a ella”. En esta sesión también trabajamos su percepción ante la falta de empatía de su madre. ”M” sentía que existía competencia acerca de quién de las dos po-dría sentir más dolor, si su madre por haber perdido a su pareja o ella por haber perdido a su padre. Su enojo era que para su entorno ella no recordaba bien quién era su padre. Aparece también la molestia de que su madre se fuera una temporada a Morelos, de-jándolos a ella y a su hermano aquí.

A partir de la propuesta de Worden (2004), el reco-rrido anterior hizo posible elaborar la segunda tarea: trabajar las emociones y el dolor de la pérdida. En un principio, ”M” se debatía entre sentir el dolor y no sentirlo, entre el pensamiento de que al haber perdi-

do todos a alguien entrañable para la familia, debían sentir lo mismo que ella en la misma intensidad, sin observar que el vínculo de su padre con ella era mu-cho más cercano que el de cualquiera.

Abordamos también la culpa que experimentaba. ”M” no quería comer pues era una actividad que su padre y ella disfrutaban juntos. La última vez que lo vio con vida, él tenía la charola del hospital con los alimentos, no había querido comer y estaban a punto de llevársela; ”M” insistió en que se la dejaran unos minutos más, y su papá accedió a comer unos bo-cados. ”M” recuerda haber pensado que era mala porque ella podría seguir comiendo, cosa que no era justa. ”M” entendió que era el cactus la que hablaba, la parte que la protegía del dolor, mientras que la otra parte, el pollito, sabía que le estaba dando amor a su papá y que ese momento había sido mágico, ya que, siguiendo el ritual que ellos tenían, ambos pudieron tener la oportunidad de comer juntos.

El desenvolvimiento y el viaje que realiza sesión tras sesión fue bellamente expresado por Coll, cuando re-fiere que:

[...] el proceso de arteterapia no es solo un proceso de envoltura, de envolvimiento; es también un proceso de ”des-envoltura”, de des-envolvimiento, en el que, quié-rase o no, se desatan determinados procesos que tie-nen que ver con nuestros modos de ligar vínculos, en el que se deben de ir ordenando y estableciendo nuevos modos de vinculación (Coll, 2006: 44).

Ya en la penúltima sesión hablamos sobre los apren-dizajes. Entonces, ”M” dibujó con lápices de colores una nueva imagen: un círculo naranja, que relaciona con hacer las cosas más simples (seguir la esencia de pollito), y un triángulo, que simboliza la congruencia entre Cactus (que representa su proceso cognitivo)

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y Pollito (que es su emocionalidad), y lo que juntas estas dos partes pueden hacer. En este dibujo hay también un corazón, que habla de su familia y de que se puede querer a pesar de las diferencias; que las cosas sean diferentes no significa que no deban ser como son. Aparece de nuevo una luna, que para ”M” representa a su papá, que físicamente no está para abrazarla pero que siempre la acompaña en la dis-tancia y en los recuerdos que se presentan cada día.

”M” dibujó por último la flor, que engloba todo, sobre la que me explica que ”es el ser amable”. ”M” recuerda que como su papá nunca quiso que nadie supiera lo grave que estaba, continuaba yendo a trabajar. En una ocasión, cuenta ”M”, todos los vagones iban llenos y él tenía mucho dolor, por lo que se metió en el vagón de las mujeres, lo que produjo un alboroto, y que lo sacaron los policías. Nadie fue para darle un espacio o el asiento, lamenta ”M”: ”A mí no me cuesta nada darle mi asiento a alguien, ayudar a cargar algo… si se puede alivianar un momento a alguien, ¿por qué no ha-cerlo…? Nunca se sabe la vida de los demás, como ellas no sabían la de mi papá”.

La flor dibujada por ”M” tiene siete pétalos, que ella rela-ciona con la temporada en que llegó su hermano a su vida y la edad en que se habían mudado a la casa en la que ella sentía que tenía todo, ya que había un jardín y la casa le parecía enorme. Su símbolo habla entonces de otro gran aprendizaje: los cambios también pueden generar ganan-cias, pero para que eso suceda es necesario adaptarse.

La tercera tarea para hacer un duelo sano consiste en adaptarse a un medio donde el fallecido está ausente. Para ello, ahora los sábados conversa con Pollito y con Cactus, decidió pasar tiempo con su hermano, ver una película, hacer planes para verse con sus amigos y charlar con su mamá de lo que le preocupa sobre su hermano; ha hablado con su hermana también a pesar de su relación complicada y tensa, ”pero para eso me ha servido la flor”, comenta al respecto.

Al ser un acto estructurante, el dibujo ayuda a ”M” a resig-nificar la pérdida, atesorando las vivencias con su padre y generando aprendizajes para su vida. En esta sesión, ”M” ya deja entrever lo que Attig afirmaba para pensar que un duelo ha sanado:

Podemos seguir teniendo lo que hemos perdido, seguir sin-tiendo un amor continuo, aunque trasformado, por la perso-na que está ausente. En realidad, no hemos perdido los años ni los recuerdos vividos [...] podemos incorporar los valores y la inspiración que esa persona tenía en su vida, adaptarlas a nuevas pautas que incluyan las relaciones transformadas pero perdurables con las personas que hemos amado (Attig, 1996: 189).

El objetivo último de un proceso de duelo es recolocar emocionalmente al fallecido y continuar. Worden (2004: 57) dice al respecto que ”debemos encontrar maneras de recordar a los seres queridos que han fallecido, llevándo-los con nosotros, pero sin que nos impida seguir viviendo”. ”M” es ahora voluntaria en una institución algunos fines de semana, adoptó un perro y empezó a salir con un chi-co. Cuando su hermana le preguntó si estaba saliendo con alguien en plan romántico, ella simplemente respondió: ”El que yo salga ahora con otras personas no significa que ame menos a mi papá”.

Conclusión

En este proceso arteterapéutico, ”M” tuvo la oportunidad no solo el trabajar el dolor y el vacío ante la pérdida, sino que también se devolvió a sí misma el derecho de emocio-narse (lo cual no era posible por su propio automandato y el aprendido), así como de reconocer su enojo y su tristeza. A través de las características de los diversos materiales, el proceso de elaboración y el uso de técnicas como el dibujo y la pintura representaron un medio no amenazante que inhibiera sus sentimientos, pensamientos y emociones. Al pedirle al consultante que elabore símbolos, se le da tam-bién la posibilidad de integrar sus significados. ■

BIBLIOGRAFÍAAttig, T. (1996). How We Grieve: Relearning the World. Oxford: Oxford University Press.Coll, F.J. (2006). “Un viaje por arteterapia”, en Arteterapia. Papeles de arteterapia y educación artística para la inclusión social, vol. 1, 41-44. Duncan, N. (2007). “Trabajar con las emociones en arteterapia”, en Arteterapia. Pape-les de arteterapia y educación artística para la inclusión social, vol. 2, 39-49.Klein, J.P. (2006). Arteterapia, una introducción. Octaedro: España. Malchiodi, C. (2002). Handbook of Art Therapy. New York: The Guilford Press.Wood, M. (1998). “What is Art Therapy”, en Pratt, M. y M. Wood, Art Therapy in Pallia-tive Care. London-New York: Routledge.Worden, W. (2004). El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Bar-celona: Paidós.

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NOTAS1 Como indica Worden (2004), negar la realidad de la pérdida puede llegar a variar en grado, desde una distorsión hasta un engaño total. Esta negación implica no querer ver la irreversibilidad de la pérdida. No resolver esta tarea puede traer olvidos selectivos, una minimización de la pérdida y un duelo con-gelado. 2 Duncan (2007) comenta que el inconsciente funciona más con símbolos que con palabras razonadas, además de crear posibilidades de mejora. No se trata de crear una obra bonita, sino de utilizar una expresión que nos brinde la posi-bilidad de contener y generar más información que la aparente.

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Experiencias arteterapéuticas

Cuando SENTIR y CREAR son palabras MAYORES

En este trabajo comparto experiencias de un Taller de Arteterapia, dispositivo terapéutico para pacientes externados del Servicio de Sa-lud Mental del Hospital Regional Río Gallegos. Un espacio artístico desarrollado en un hogar para “adultos mayores”, donde continúan con la asistencia de profesionales del Ministerio de Salud.

El arte favorece la salud mental de todo ser humano. Tanto como dispositivo terapéutico con el fin de lograr una mejor calidad de vida, como desde la inclusión e integración so-cial para garantizar mayores oportunidades mediante las cuales acceder al arte y la cultura, a pesar de las dolencias o contextos de vulnerabilidad.

En nuestra comunidad el sostenimiento de espacios ar-teterapéuticos fuera de lo institucional es fundamental y, desde lo personal, una experiencia maravillosa que me permite acompañar a pacientes externados del Servicio de Salud Mental del Hospital Regional Río Gallegos, en proce-sos de rehabilitación y reinserción social.

Aquí, el arteterapia es un recurso más para disfrutar mo-mentos productivos desde los propios factores de protec-ción, valores humanos y proyectos de vida.

La ”calidad de vida” de una sociedad demanda políticas institucionales que garanticen derechos de igualdad, más aún en casos de necesidades especiales: “[…] lo bueno es la base en la toma de decisiones, se deben implementar apoyos que mejoren la inclusión y eviten la marginación social de las personas” (Jové y Ribes, 2005).

Según Dewey (2008), ”El Arte es una forma de experiencia que vivifica la vida; provoca sentimientos tan elevados que puede llegarse a identificar esta experiencia como evento único”.

Elliot Eisner1 aporta acerca de las funciones cognitivas

del arte. La ”cognición” hace consciente una experiencia humana en un medio determinado, como la resolución de problemas al momento de crear. Como Dewey, consi-dera que el arte es una experiencia humana que al inte-raccionar con el entorno posibilita otras formas estéticas y perspectivas del mundo; la imaginación encauza otras variables posibles (tolerar lo ambiguo, transitar lo incierto, explorar lo nuevo, liberar lo interno).

Las artes son medios para explorar nuestro propio paisaje interior. Cuando nos conmueven de una manera genuina, descubrimos lo que somos capaces de experimentar, nos ayudan a descubrir el contorno de nuestro ser emocional. Una obra de arte nos provoca sensaciones al contemplarla, las hace visibles, audibles o perceptibles mediante símbolos; la forma artística es congruente con lo sensorial, mental y emocional (Langer, 1966). 2

De acuerdo con Elichiry (2002)3: ”Siempre el Arte activó la sensibilidad y las potencialidades, lo artístico implica lo afectivo donde interactúa: imaginación, sentimiento, per-cepción y pensamiento en distintos niveles de intensidad a crear”.

Comparto aquí experiencias de un Taller de Arteterapia, dispositivo terapéutico para pacientes externados del Ser-vicio de Salud Mental, dependiente del Hospital Regional Río Gallegos (Ministerio de Salud, provincia de Santa Cruz). Un espacio artístico desarrollado en un hogar para ”adul-tos mayores” (vivienda familiar), donde continúan con la asistencia de profesionales del Ministerio de Salud.

Silvina Casabella*

* Profesora de Artes Visuales. Arteterapeuta. Diplomatura Superior en Currículum y Prácticas Educativas en Contextos. Diplomatura en Drogodependencia, Orientación en Prevención de Adicciones. Especialización Superior en Integración de Alumnos en Situación de Discapacidad. Especialización en Función Tutorial en Educación. Especialización en Psicología del Adolescente. Especialización en Creatividad e Inteligencia Emocional. Especialización en Terapias Expresivas.

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El arte, en sí mismo, les permite desarrollar mayor to-lerancia al dolor, aceptar desafíos, explorar lo matérico y terapéutico en pleno proceso creador. Las técnicas en general son adaptadas a sus posibilidades de movilidad y limitaciones motrices. Incursionan desde lo artístico técnicas de pintura, dibujo, collage, modelado y grabado; escritura creativa y dinámicas lúdicas. En cada encuentro surge la reflexión, momento de observación, contempla-ción e interpretación de trabajos. En sus percepciones emerge lo representativo y simbólico de la obra… en oca-siones, identificados con sus pares o sorprendidos por diversos modos de resolución, devoluciones tan dispares como ocurrentes.

Para ellos, poner en palabras sentimientos y pensamien-tos no es un obstáculo; por tantos años vividos existe una gran necesidad de compartir sus historias. De a poco representan el propio ”paisaje interior”, se conmueven y movilizan ante el hecho artístico que los hace más recep-tivos y empáticos. Procesos creativos que aportan a su salud integral, al bienestar biopsicosocial.

También Eisner coincidió con Vigotsky al destacar la im-portancia de la “creatividad” y la “imaginación” en los pro-cesos cognitivos.

El arte humaniza tanto procesos de curación como situa-ciones cotidianas. Ellos disfrutan, como grupo, momentos de plenitud como cuando eran niños.

Al respecto, Fernández Lópiz (1996) comenta que: ”La in-teracción grupal, la comunicación y la formación de nue-vos vínculos, opera como un bien, como una suerte de oxigenación social, vital para la supervivencia mental, per-sonal y afectiva”. Felices por sus logros, expusieron en la Muestra Anual de Arteterapia 2017 en la FRSC-UTN, don-de compartieron con la comunidad en general.

Sin planificarlo, surgió un espacio dedicado a la ”Escritura Creativa”. Allí fluyen breves narraciones y primeras ex-periencias literarias. Motivados a imaginar, soñar y crear, algunos retomaron la escritura, lo que optimizó los objeti-vos psicoterapéuticos del taller, transformando lo triste y cotidiano en algo bello y original.

En su libro La mente madura, Gene Cohen4 expone: ”El enve-jecimiento es un proceso cuya calidad está directamente relacionada con la forma en que cada persona satisface sus necesidades a través de todo su ciclo vital”. Hace alu-sión al envejecimiento positivo como la instancia más favo-rable para el desarrollo de los talentos, prefiriendo llamar-la sabiduría, porque desde lo neuronal el cerebro puede ser estimulado siempre. Distingue tres etapas:

1. Pensamiento relativista (aceptar la incertidumbre, dejar a un lado los prejuicios).2. Pensamiento dual (sostener un punto de vista y su posibilidad opuesta).3. Pensamiento sistemático (ver el cuadro en su totali-dad, las partes y el todo).

En la ”tercera edad” hay una fase de recapitulación, don-de las personas pueden repasar sus vidas, resolver ten-siones, integrar viejas y nuevas actividades. Es ideal para afirmar memorias, volver con sus familias o integrarse a la comunidad de un modo sabio.

Propone ver el envejecimiento como una anticipación po-sitiva, período de mayor compromiso, relaciones satis-factorias, crecimiento intelectual y disfrute pleno. Como facilitadora de dicho espacio terapéutico, considero im-portante difundir sus producciones, visibilizar potenciali-dades creativas y concientizar a nuestra comunidad del respeto y amor que nuestros adultos mayores se mere-cen. Acompañarlos en sus procesos creativos es habilitar puentes desde lo humanitario, lo sensible; es respetar rit-mos, capacidades y habilidades sin presionarlos.

El arteterapia ahonda en la esencia del sujeto para hacer-lo consciente de una vida plena. Es la libertad de explo-rar formas, colores, imágenes, movimientos y sonidos sin prejuicios… ¡jugando y soñando como cuando eran niños!

El envejecimiento es un proceso gradual, natural, univer-sal, inexorable, estructurado en el tiempo, en el que se evidencian cambios biopsicosociales. En estos cambios están los ”procesos de adaptación” (asimilación y aco-modación a los que refería J. Piaget). Materializar ideas permite transformar conceptos (verbales, pictóricos, qui-nésicos, musicales), codificando nuevos lenguajes. El con-flicto interno se esquematiza y asimila la información del exterior acorde a la personalidad del creador, hallando un orden mental y facilitando la resolución de problemas. En el proceso de acomodación, conceptos, preceptos e ideas cobran un orden que expresan tanto lo interno como lo ya vivido. Desde el arte, los ”procesos de adaptación” se implican mutuamente.

La Dra. Virginia Viguera (1998)5 sostiene que muchas di-ficultades en la vejez son producto de la falta de entre-namiento y baja autoestima: ”¡No es verdad que la vejez convierta al ser humano en improductivo, por el contrario, muchos despliegan su verdadera fuerza creativa recién entonces!”. Gratamente he observado cómo se conectan con sus potencialidades y deseos de seguir aprendiendo, para lo cual se les debe ofrecer diferentes dinámicas mo-tivacionales y estrategias metodológicas.

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Experiencias arteterapéuticas

También el arte evoca dolor, frustración, sensación de fracaso, etc., material simbólico y concreto que es repre-sentado en un ámbito arteterapéutico. Por ello, la sinergia grupal es primordial, les da fuerzas y los contiene emocio-nalmente, favorece su sentido de pertenencia en un mis-mo diálogo generacional.

De los logros alcanzados con dicho grupo destacaré que:

• Se encuentran más comprometidos y entusiasmados con el taller.• Existe una importante evolución en sus producciones co-lectivas.• En armonía, modificaron actitudes de solidaridad y respeto mutuo.• Expresan con libertad emociones, sentimientos y pensa-mientos.• Intentan resolver grupalmente situaciones conflictivas.• El grupo se volvió más empático ante las adversidades.• Su predisposición depende de cuán creativas sean las pro-puestas.• Contamos con apoyos institucionales suficientes para sos-tener talleres. • Lo plástico/visual favorece la concentración y la motricidad fina siempre. • Las muestras de arte los alientan a seguir produciendo. • Con el tiempo, la palabra fluye con mayor naturalidad. • Ellos son quienes integran a los nuevos participantes. • Ante sus expresiones de soledad, apatía o tristeza, el arte-terapia aportó otras formas saludables de transitar la vejez con alegría.

El arte potencia sus capacidades y habilidades sociales, los ayu-da a la aceptación del sí mismo, los estimula cognitivamente, fortalece su sentido de pertenencia y autovaloración, los contie-ne en el aspecto emocional y les brinda la posibilidad de explo-rar recursos expresivos con libertad, en un espacio de vivencias compartidas. El arte les da luz y color a sus vidas, la cultura les muestra nuevos horizontes posibles, la experiencia estética los transforma… el arteterapia cálidamente los abraza. Porque SENTIR y CREAR son PALABRAS MAYORES. ■

BIBLIOGRAFÍACohen, G. (2005). “The Mature Mind”. La mente madura, el poder positivo del cerebro en envejecimiento. Nueva York: Perseus.Conde, J.L. (1997). “Subjetividad y Vinculación en el proceso de envejecimiento”, en Revista Anuario de Psicología, 73, Barcelona. Dewey, J. (2008). El arte como experiencia. Barcelona: Paidós Ibérica S.A.Eisner, E. (2004). El arte y la creación de la mente: el papel de las artes visuales en la transformación de la conciencia. Barcelona: Paidós Arte y Educación.Elichiry, N. (2002). “El proyecto Institucional de los Institutos Vocacionales de Arte”. Documento: Secretaría de Cultura Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fernández Lópiz, E. (1996). Tiempo libre y nuevas responsabilidades en los Adultos Mayores. Universidad Nacional de La Matanza. Jové, G. y R. Ribes (2005). “Los indicadores de calidad de vida: Instrumento para ana-lizar los procesos inclusivos en las personas con discapacidad”, en Educación, desa-rrollo y diversidad, vol. 8.Langer, S.K. (1966). Los problemas del arte. Buenos Aires: Infinito. Moragas, R. (1995). Gerontología Social. Barcelona: Herder.Petriz, G. y V. Viguera (1994). “Un desafío al tiempo: Educación Permanente”, Jornadas Argentinas de Gerontología, Buenos Aires. Viguera, V. (1998). “Educación para el envejecimiento”. Reflexiones sobre el envejecer. Psiconet Seminario: Temas de psicogerontología. Disponible en: http://www.psico-net.com/seminarios.

NOTAS1. Elliot Eisner (1933-2014), Profesor de Arte y Educación en Stanford Graduate School of Education e investigador sobre Educación Artística. 2. Susanne Langer (1895-1985), filósofa norteamericana, seguidora de Ernst Cassirer. 3. Nora Emilce Elichiry, Psicopedagoga. Posgrado en Educación Emocional. Proyectos de Investigación, Facultad de Psicología, UBACyT (1987-2017).4. Gene Cohen (1944-2009), Psiquiatra por la Universidad de Harvard. Fue Director del Instituto Nacional sobre Envejecimiento. Fundó el Centro para el Envejecimiento de Washington DC. 5. Virginia Viguera, Médica Psiquiatra. Docente en Programas de Educación de Adul-tos Mayores. Directora de la revista Tiempo. Asesora Psicogerontológica del Progra-ma de Educación de Adultos Mayores (Universidad Nacional de La Plata). Asesora del Centro de Jubilados de Ingeniería y Asociación de Médicos Jubilados.

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Imagens do Inconsciente

A partir de 1946, Nise da Silveira dirigió el sector de terapia ocupacional en el Centro Psiquiátrico Nacional ”Dom Pedro II” de Río de Janeiro, donde luchó contra los métodos corrientemente utilizados para tratar a los pacientes, como el electroshock, la lobotomía y la insulina. En lugar de las tradicionales tareas de limpie-za y mantenimiento que los pacientes debían realizar bajo el título de ”terapia ocupacional”, organizó talleres de pintura, modelado y grabado en madera, por consi-derar que eran medios que facilitaban el acceso a los contenidos del inconsciente de los pacientes. El encua-dre teórico utilizado en los talleres fue principalmen-te la psicología junguiana. Nise da Silveira falleció en 1999, a los 94 años de edad.

En el primer capítulo, la autora relata el proceso de for-mación del atelier de pintura en el hospital, y sumerge muy tempranamente al lector en las obras pintadas por los pacientes diagnosticados con esquizofrenia que concurrían a ese espacio. Introduce las primeras caracterizaciones que un observador realizaría de las obras, destacando la ausencia de figura humana y de formas orgánicas en general, y el predominio de la abs-tracción y la geometría, formas que son comúnmente atribuidas a un proceso de deshumanización y de se-paración de las personas del mundo real.

Sin embargo, Da Silveira sostiene que no examinaba las obras de quienes frecuentaban el lugar, sino que los observaba pintar, las expresiones de sus rostros y el ímpetu con que movían sus manos.

En el intento de explicar las formas que aparecían en las obras, la autora realiza ricas vinculaciones con la mirada de autores como Wilhelm Worringer, quien tra-bajó la dialéctica que se establece entre la abstracción y la empatía, y que Jung correlaciona con las actitudes de

la introversión y la extroversión.El análisis del concep-to del espacio merece una mención aparte, pues para la autora las diferentes vivencias que los pacientes te-nían de una arquitectura hospitalaria fría y rígida, de un ”espacio subvertido”, se reflejaban con gran nitidez en sus trabajos plásticos. También la pintura habilita-ba la posibilidad de recuperar un espacio cotidiano, en muchas ocasiones perdido por las alternativas que la enfermedad había impuesto a la vida de los pacientes.

Además de la díada de la abstracción y la angustia, la autora trabaja con otra aún más compleja, la tenden-cia a la disociación y a la ordenación: desintegración de formas acompañadas por el agrupamiento, la simetría, la disposición de elementos dispares en torno a un centro y los círculos con cierta regularidad.

El libro cuenta con diversas ilustraciones de manda-las y analiza el efecto catalizador que las imágenes

Este libro fue el resultado de una larga expe-riencia vivida por Nise da Silveira, en un hos-pital psiquiátrico en Brasil. La autora nació en Maceió en 1905 y cursó la carrera de medi-cina en Bahía. Fue la única mujer de su pro-moción.

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De libros y autores

circulares tenían para los pacientes que padecían esquizofrenia, demostrando para la autora, que las fuerzas inconscientes de defensa se encuentran en lucha para compensar los efectos de la disociación generada por la enfermedad.

Nise da Silveira repasa la psicología de la esquizo-frenia según Carl Jung e introduce el concepto de acuerdo con el cual la problemática personal es una causa reactivadora de respuestas arcaicas corres-pondientes a situaciones semejantes vividas por la humanidad, y condensadas en las figuras mitológi-cas. Mantuvo un fecundo intercambio epistolar con Jung, quien la estimuló a presentar una muestra de las obras de sus pacientes en el II Congreso Inter-nacional de Psiquiatría, realizado en 1957 en Zurich. Posteriormente, estudió con una beca del Consejo Nacional de Investigaciones de Brasil, en el Instituto ”Carl Gustav Jung”.

Los capítulos siguientes versan sobre las imágenes arquetípicas en la esquizofrenia y son una tentativa de encontrar en casos clínicos el hilo mítico subya-cente al proceso psicótico. De esta manera, analiza obras que reflejan el mito del dragón-ballena, una de las más antiguas y universales variaciones del mito del héroe, que en vez de recorrer largas ex-tensiones de tierra en busca de aventuras y com-bates, en esta versión el héroe es devorado por el monstruo. De la misma forma, lo hace con los mitos de Dafne, Dioniso, el dios Sol, y el tema mítico de la unión de los opuestos.

Museo de Imágenes del Inconsciente

Fundado por Nise da Silveira en 1952, cuenta con un acervo de más de 360.000 pinturas, dibujos y esculturas, realizados por pacientes psiquiátri-cos. La colección del museo recorrió más de 150 exposiciones en Brasil y en el extranjero.El museo funciona en el interior del antiguo Hos-pital Psiquiátrico ”Dom Pedro II”, hoy llamado Ins-tituto Municipal de Asistencia de la Salud ”Nise da Silveira”. La colección continúa nutriéndose de obras realizadas en el taller por pacientes del Ins-tituto, por lo que se renueva periódicamente.

Para visitarlo: Rua Ramiro Magalhães, 521, Engenho de Dentro, Río De Janeiro, Brasil.Teléfono: +55 21 3111-7469.Web site: http://www.museuimagensdoinconsciente.org.br

El Staff de la Revista Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación en el Museo de Imágenes del Inconsciente.

Nise: El corazón de la locura

La película relata el trabajo de Nise da Silveira en el Centro Psiquiátrico ”Dom Pedro II”, tras haber sido encarcelada por poseer material bibliográfico comunista. Filmada en Brasil, dirigida por Roberto Berliner y protagoniza-da por Gloria Pires, muestra la conformación del espacio de arte en el citado nosocomio, las resistencias que generó y cómo los pacientes utilizaban la pintura, el modelado y el grabado en madera para expresar su mundo interno. Duración: 106 minutos. Para verla: https://www.youtube.com/watch?time_continue=15&v=Y9Scyu3rH_w

Imagens do Inconsciente es un libro recomendado para los arteterapeutas que trabajan con el enfoque junguiano o para quienes quieran simplemente conocer el recorrido de una profesional que debió abrir el camino de la expresión artística en un contexto que desvalorizaba los tratamien-tos que hacían foco en el mundo interno de los pacientes.

Ficha técnica

Imagens do InconscienteNise da SilveiraRío de Janeiro: Vozes, 2015Cantidad de páginas: 344 ■

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El arte como recurso terapéutico frente al tratamiento del dolor

Una investigación interdisciplinaria desde una variante transcultural*

Mariana Attwell González**

* Tesis de Doctorado defendida en diciembre de 2013. Universidad del Salvador, Facultad de Psicología y Psicopedagogia, República Argentina. * * Doctora en Psicología. Arteterapeuta y Coordinadora del Programa Empatía en Acción de Arteterapia y Espiritualidad en el Equipo de Cuidados Paliativos del Hospital Italiano de Buenos Aires (Argentina).

ABSTRACT: Esta tesis aporta un abordaje científico e interdisciplinario en un área de investigación (ar-teterapia y dolor crónico) sobre la que no hay publi-cados estudios científicos relevantes. El arteterapia como terapia complementaria en un equipo interdis-ciplinario, en el tratamiento de pacientes con dolor crónico dentro del marco hospitalario, desarrolla la función creadora como fuerza transformadora para elaborar y expresar el dolor y el sufrimiento, y cola-bora en la mejora de la calidad de vida del paciente.

La tesis se pregunta cuáles son las implicancias del proceso creador en el dolor y su efecto en la cali-dad de vida de los pacientes con dolor crónico. Para ello, se define y desarolla, por un lado, el arteterapia como disciplina específica, y por el otro, el dolor y el sufrimiento desde un enfoque integrador. Poste-riormente, se reflexiona sobre el efecto del dolor y el sufrimiento en nuestra sociedad contemporánea. En la segunda parte de la tesis, se expone un análi-sis de datos a partir de la metodología utilizada en los tres países en que fue implementado el proyecto: Francia, Brasil y Argentina. Una investigación inter-

nacional donde el arte se presenta como un recurso terapéutico al servicio del dolor, como fuerza trans-formadora.

Palabras clave: Arteterapia. Dolor. Sufrimiento. Hos-pital. Equipo. Transcultural.

Descripción del proyecto

Esta investigación doctoral se propuso desarrollar, fundamentar y evaluar los efectos del arteterapia como herramienta complementaria dentro del mar-co hospitalario, en pacientes que padecen de dolor crónico, principalmente fibromialgia, lumbalgia cró-nica, neuropatías y dolor oncológico. En las conclu-siones se demuestran los beneficios de la inclusión de la práctica del arteterapia como complemento al tratamiento médico dentro de un equipo pluridisci-plinar.

La experiencia del proyecto fue desarrollada, en una primera etapa, en Clermont Ferrand, Francia, en el Centro Hospitalario Universitario (2010); luego, en Río de Janeiro, Brasil, en el Hospital do Servidores de Estado (2012); y en una tercera instancia, en Buenos Aires, Argentina, en el Hospital Italiano (2013). Tiene en consideración una revisión epistemológica, filo-sófica y metodológica, abriendo nuevas reflexiones acerca de la diversidad de terapias complementarias en el tratamiento del dolor crónico, y sobre el poder del proceso creador en el restablecimiento del pa-ciente. El hecho de realizar el estudio en tres países diferentes permite también la inclusión del factor transcultural como aporte adicional.

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En profundidad

Fundamentación

Durante la última década se incrementó la inves-tigación científica acerca del dolor crónico, con avances significativos en relación a su etiolo-gía, evaluación y tratamiento, así como también la perspectiva biopsicosocial del dolor, que hace hincapié en la necesidad de comprender las com-plejas interacciones entre los factores biológicos, psicológicos y sociales. Hoy, la necesidad de en-tender estas interacciones ganó posiciones progresiva-mente entre los profesionales de la salud.

La intervención psicológica es relevante puesto que la experiencia del dolor afecta de forma integral a la per-sona, en sus dimensiones cognitiva, afectiva, somática, conductual y de interacción social. Por su parte, el arte-terapia demostró un impacto positivo en pacientes con cáncer y con desórdenes psiquiátricos.

La pregunta central de esta investigación fue: ¿Cuál es el efecto del arteterapia como terapia complementaria a las prácticas médicas para el tratamiento del dolor y sufrimiento dentro del marco hospitalario?

Las preguntas derivadas fueron las siguientes: ¿Cuáles son las condiciones para que el arteterapia sea efectiva y útil en el tratamiento del dolor? ¿En qué medida el ar-teterapia puede colaborar en la mejora de la calidad de vida del paciente con dolor? ¿En qué condiciones el do-lor obstaculiza el proceso creador? ¿Cuáles son las ven-tajas presentadas específicamente con el tratamiento a través del arteterapia? ¿Cuál es el efecto del proceso creador en el dolor? ¿Cuáles son los riesgos y benefi-cios más específicos? ¿Qué ventajas y límites tiene el arteterapia frente al tratamiento del dolor crónico en la actualidad dentro del equipo multiprofesional? ¿Cómo afectan las coordenadas educativas en el desarrollo de la construcción social del dolor y en el desarrollo de la capacidad creadora, y en la aceptación o rechazo al tra-tamiento ofrecido? ¿Cómo influye el factor socioeconó-mico en el tratamiento del arteterapia? ¿Favorece a la implicación del tratamiento la educación artística ante-rior, y la adquisición de habilidades artísticas favorece el tratamiento o lo dificulta? ¿Es necesario establecer pautas y sistematizar la técnica del arteterapia para su profesionalización, difusión y aplicación?

Observación y análisis de obras

Silvia, 36 añosDiagnóstico: lumbalgia crónica (Figuras 1 y 2)

La máscara de la Figura 1 fue realizada a partir de las emociones asociadas a su dolor, con los siguien-tes colores: para representar su tristeza y angustia, el negro; para su cólera, el rojo; y el verde, para la es-peranza que aún tiene para seguir luchando. Colocó los signos de pregunta en la parte superior para re-marcar la incertidumbre en relación al futuro.

En la segunda parte de la consigna (Figura 2), se invi-tó a la reconstrucción de la máscara del dolor, para lo cual se ofrecieron materiales diferentes, tales como telas, hilos, botones, lanas, cuerdas y hojas blancas. Es interesante observar el proceso de realización de este rostro. En un primer momento, tomó un trozo de tela (tul color negro), moviéndolo en la hoja blan-ca sin saber la forma que daría al nuevo rostro que le inspiraba la segunda propuesta. Luego comenzó recortando una boca, la nariz, y por último, los ojos y algunos pelos. Después empezó a dar forma al ros-tro, que se fue configurando poco a poco por com-pleto.

Al finalizar esta creación como proceso, es importan-te señalar –además de la evidente descarga y verba-lización de sus miedos– la angustia que le generaba el dolor, el temor al futuro luego de su separación. Pero no perdía la esperanza de una transformación del futuro en otra vida para ella y sus hijas, asumien-do esta realidad después de una reciente cirugía.

Pudo verbalizar nuevos aspectos de esperanza en otra vida para ella, aceptando su lumbalgia: ”No sé por dónde comenzar… por eso empecé por la boca… tal vez tengo que hablar más para comprenderme y aceptar-me más…”.

Un proceso de transformación profunda que parte de una aceptación del dolor y una nueva realidad desde las nuevas posibilidades y límites actuales.

Figura 1 Figura 2

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María, 64 añosDiagnóstico: trastorno bipolar y dolor neuropático (Figuras 3, 4 y 5)

Es de suma importancia remarcar el proceso vivido por la paciente al pasar de una forma a la otra, permitiendo la ex-presión y transformación movilizada por emociones como la cólera y la ira, donde las palabras no eran suficientes para expresar tan fuerte sufrimiento de modo repetitivo y recurrente, ocasionando una violencia permanente hacia ella misma y hacia los demás.

Recapitulando dicho proceso, se puede observar la ima-gen de la Figura 3, que la paciente describió de la siguiente manera: ”Es un perro de color rojo… un perro que está a la es-cucha, protector, fiel. La flor en su boca me tranquiliza… es hiper-sensible y de color rojo/naranja, que simboliza su cólera. Está en cólera”. Es interesante observar la secuencia de esta cólera enmascarada y el modo en que va apareciendo y afloran-do al exterior, a través de la imagen del diablo (Figura 4), en la que se hace evidente y produce un gran impacto. Y continuando la secuencia, se presenta en el proyecto de creación personal (Figura 5), el otro aspecto que marca la polaridad en la que la paciente vive de forma constante, representando la sabiduría, la perfección y el control de las emociones consideradas negativas por ella. Se trabajó

esta polaridad para la integración de estos aspectos en su vida personal, para su autoconocimiento y aceptación.

A modo de síntesis, se pretende dar cuenta el acompaña-miento de un proceso y de la manera que se transforma, que implica un proceso personal, original, y que el paciente vive transformando/transformándose por medio de su obra. La imagen del diablo surgió de modo sorpresivo, expresando mediante ella la fuerza de la cólera que la pa-ciente verbalizaba en repetidas ocasiones cuando llegaba al taller, sintiéndose avergonzada y temerosa de lo que el resto del grupo diría o podría pensar, pero más aliviada de haber sacado afuera ese ”monstruo que llevaba dentro”. La impresión de su propia producción e implicación en di-cho proceso posibilitó, en la sesión siguiente, dejar de ”ha-blar de la cólera” y comenzar así un proyecto de creación individual que tituló ”Hadas de conocimiento”.

La síntesis escrita luego de la realización del proyecto fue la siguiente: ”Un hada que nos aporta el conocimiento que está dentro de su libro. Ellas hojean las páginas que nosotros no aceptamos, como el miedo, la angustia, el dolor, la fatiga, por-que ella aprendió la libertad, la esperanza y el amor… Cada lu-cha viene a través del conocimiento y reparte felicidad y pureza después de su lectura”.

La finalización de este proyecto integró un gran aprendi-zaje para esta paciente como revelador de la fuerza de la emoción de su cólera, que ella había caracterizado como negativa, y le permitió observar nuevos aspectos de sí misma (la importancia del autoconocimiento y la fuerza de las emociones para su transformación, más que el con-trol de ellas). Un verdadero acompañamiento en la forma, el proceso y el dolor, no desde un control, sino desde una manera más personalizada, eficaz y creativa.

Juan, 37 añosDiagnóstico: fibroamilgia, síndrome de fatiga crónica y depresión (Figuras 6, 7 y 8)

Figura 6. Collage.

Figura 3. “El perro naranja”. Figura 4. “Diablo”.

Figura 5. “Hadas de conocimiento”.

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El acompañamiento de una forma que se evidencia en la Figura 6, donde el personaje central del colla-ge es un mendigo, siguió en la Figura 7, en la que el paciente expresó con total fuerza y precisión los detalles de la ”Bestia del Dolor”, como tituló su obra, expresando la vivencia de un dolor, con gran hostili-dad, y enfatizando la fuerza monstruosa del impacto que este provocó en su vida (viviendo en la soledad extrema, con total agresividad del medio y deterioro de recursos económicos, afectivos y sociales como consecuencia del dolor y depresión en los que se ve sumergido en su vida cotidiana).

En la Figura 8, mediante ”El hombre del cigarrillo, au-torretrato de una miseria avanzada”, se representa a sí mismo como la antesala de su depresión ya diag-nosticada. A partir de esta creación, el equipo médico se puso en alerta y el paciente fue derivado a realizar un trabajo terapéutico con carácter de urgencia.

La síntesis efectuada por el paciente al finalizar la obra es la siguiente: ”Poder al fin evadirse de una rea-lidad que nos incumbe, la violencia psíquica del dolor, la desesperanza. La enseñanza terapéutica escapa algunos instantes a fin de crear un espacio de dulzura, de bien-estar, reencontrando el deseo de continuar, las ganas de existir simplemente. Encontrar el corazón del instante. La necesidad de vivir”.

A través de este hecho se manifiesta cómo el arte-terapia puede actuar como complemento eficaz al trabajo en equipo, tanto médico como psicológico y psiquiátrico. Para este paciente sin formación aca-démica en arte, pero con un gran potencial artístico, se señala de qué manera el arte como recurso tera-péutico ayuda a desfocalizar su dolor, produciendo relajación y un estado de concentración que lo revi-taliza y ofrece alivio en la expresión de tanto sufri-

miento, reconectándolo con una acción en su propio proceso creador y a la vez con una necesidad perso-nal, un nuevo interés para explorar... otra mirada que se instala.

Silvia, 36 añosDiagnóstico: fibromialgia (Figuras 9 y 10)

Para el proyecto personal (Figura 9) la paciente tra-jo varios objetos de su casa, tales como una caja de vinos que pertenecía a su exmarido (antiguo somme-lier), tarjeta de invitación de su casamiento, tarjetas de bautismo de sus hijas, caja de alianzas y papeles. Su idea inicial se centraba en fijar todos los objetos en la caja, realizando una escultura. Luego de expe-rimentar muchas posiciones con estos, sacándolos y poniéndolos en la caja (fuera, dentro, alrededor), no quiso continuar con el material que ella había traído y con el proyecto inicial.

Desde esa confusión tomó un hilo de alambre fino y comenzó a dar vueltas sin saber qué hacer, ni cómo… y así empezó a realizar círculos que poco a poco fue-ron tomando cuerpo, tornándose en una escultura

Figura 7. “Bestia del Dolor”. Figura 8. “El hombre del cigarrillo, autorretrato de una miseria avan-zada”. Tinta china sobre papel.

Figura 9. “Equilibrio en movimiento”.

En profundidad

Figura 10. “Sol”. Mandala. Pasteles.

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ad de alambre representada por una sucesión de vuel-tas unidas y sostenidas en algún punto, que lograba equilibrio al ser apoyada en una superficie.

Más tarde, continuó haciendo un esqueleto, al que le colocó una columna torcida, y para finalizar lo puso en el centro de la escultura, dándole así nombre a la obra: ”Equilibrio en movimiento”.

Ante la síntesis que se le solicitó, escribió lo siguiente: ”Renacimiento. Yo encontré el gusto de crear, a pesar de mis bloqueos… perdí el deseo de hacer, pero en el transcurso de la sesiones volvió poco a poco... pienso en el pasado, pero nada es como en el pasado… Yo no me concentro lo sufi-ciente, esto me demanda mucho más esfuerzo que antes…”.

Al inicio, su intención se centraba en fijar los objetos del pasado, como si de alguna manera intentara colo-car todas las cosas asociadas a su pasado, y detenerlo y fijarlo ahí, bien guardado para que no se mueva. Es fundamental señalar la riqueza simbólica de cada uno de los objetos, como la caja de vinos (de su exmarido, sommelier), la caja de alianzas o las tarjetas de bautis-mo, entre otros.

La intención primera fue sujetarlos para fijarlos, rea-lizando una escultura que no fue posible, ya que en el transcurso de la obra esta fue desmoronándose. Al vivenciar la dificultad de fijar los objetos, prefirió de-jarlos y continuar guiada por aquellas sensaciones y emociones que le permitieron seguir su propio proceso en la búsqueda de nuevas formas que permitan la li-beración de su necesidad más esencial a ser revelada.

En la segunda parte, re-creando el proyecto inicial lo-gró la síntesis de ”Equilibrio en movimiento”, experi-mentando la creación como un proceso de transfor-mación, en donde el equilibrio se fue construyendo en cada paso de forma sutil y verdadera, con la creación de estructuras más móviles que se van flexibilizando para lograr un equilibrio entre el presente, en su re-lación con el pasado y en proyección a un futuro más flexible, y por ende, más creativo. Son experiencias que se anticipan en el campo de la creación y luego se tra-bajan terapéuticamente para integrarlas en la vida co-tidiana.

La inserción del personaje en el centro de la escultu-ra otorga a la obra un carácter de implicación perso-nal y originalidad acorde a la profundidad del trabajo realizado en su doble objetivo artístico y terapéutico. Un equilibrio permanente entre el pasado y el futu-ro, que solo se vivencia en cada instante, y solo en la aceptación de este movimiento se puede articular una

acción, un movimiento, un proyecto a desenvolver. La continuación en nuevo proyecto se manifiesta en la Figura 10, con la realización de un mandala que representa un sol, una forma que surgió de mane-ra fluida y revitalizada, observando trazos y colores que reflejan el final de un proceso de revitalización y esclarecimiento, como a la vez, de un efecto de alegría y afirmación en su propia capacidad de or-ganización y concreción en la acción creativa. Se trabajó a nivel terapéutico en su relación con su vida cotidiana.

Conclusiones

En este trabajo se intentó ofrecer una propuesta en la que el arte se presenta como recurso terapéuti-co frente al dolor crónico, con el objetivo de dar a conocer una visión contemporánea de la psicología humanista frente al dolor y los recursos a través del arte y el proceso creador, así como sus ventajas y limitaciones. Si bien no existe ningún tratamiento que asegure un resultado totalmente positivo, esto no supone que los niveles a los que se ha llegado no sean importantes. Por otra parte, se comprobaron los beneficios del proceso creador como experiencia transformadora en el dolor, colaborando en la cali-dad de vida de la persona que sufre y padece el dolor de manera continua.

El dolor precisa otra lectura más personalizada, en la que la persona ocupe el lugar que le pertenece, reconstruyéndose a partir de la aceptación del do-lor y recurriendo a una reconstrucción de sí misma, apelando a su creatividad y re-inventando su vida para lograr otra convivencia con el dolor.

Para su implementación, es necesario destacar la importancia de una adecuada metodología en ar-teterapia como terapia complementaria en el trata-miento del dolor, con una correcta evaluación para que, a partir de ella, se pueda seleccionar el tipo de tratamiento y lenguaje artístico que se considere más conveniente, según las características del pa-ciente. Este es un requisito fundamental y necesa-rio para poder evaluar su efectividad, que siempre deberá valorarse caso a caso y no de forma global.

Finalmente, se aparta de una visión limitada y sub-jetiva de la cultura y el dolor, como partes de este gran todo que se llama DOLOR y tiene nombre, ape-llido, país, familia, religión y una educación que son partes de este mismo dolor que sufre en la soledad de no ser comprendido en su esencia y originalidad por lo que quiere decir.■

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En profundidad

Collage de obra de grupo. Primera parte: Francia.

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Experiencias profesionales contadas en primera persona

Formación e instituciones

• Profesora de Dibujo y Pintura (Escuela de Bellas Artes ”P. Pueyrredón”, Argentina).

• Lic. en Artes Visuales (Universidad Nacional de las Ar-tes, UNA, Argentina).

• Especialista en Arteterapia (UNA, Argentina).• Posgrado en Lenguajes Combinados (UNA, Argentina).

Ámbito donde se desempeña como arteterapeuta

Hospital Psicoasistencial ”J. T. Borda” - Hospital de Día.

Descripción de la tarea

”El taller de arteterapia que coordino se apoya en los objetivos generales del hospital, que son lograr la ma-yor autonomía posible y reconectar al paciente con su entorno social. Para ello, y entendiendo el arte como ENCUENTRO, en principio consigo mismo y luego con el otro, la tarea se desarrolla desde la posibilidad de potenciar el descubrimiento –por el azar, por el jue-go– de aquellos núcleos del sujeto que permanecen aún sanos, en lo posible, u ocultos.

Evidenciarlos es tarea del arte, que no se presentará como una herramienta de ‘uso’, sino que valdrá por sí mismo. Arte como proceso, no como resultado. Allí tenemos en cuenta la relación del paciente con los materiales, quedan-do al descubierto su expresividad. A partir de ahí nos res-balamos desde la imagen a la palabra, hilvanando para que haga puente comunicante con lo grupal.

En el camino de la creación, aquellos padecimien-tos que emergen como limitantes son vistos como fronteras u horizontes para desplegar. El paciente es abordado desde toda su dimensión (gestual, corporal, creativa). Este enfoque es compartido en una reunión interdisciplinar semanal conjunta entre psiquiatras, psicólogos, terapeutas ocupacionales y musicotera-peutas, entre otros.

Esta visión holística implica ensamblar el momen-to arterapéutico a toda la realidad del padecimiento. Muchos talleres son redireccionados gracias a esta in-formación. Algunos de ellos reciben mayor estímulo, cuando se observa que es tan solo en nuestro taller donde se despliegan con mayor libertad. Otras veces trabajamos limitados a sus propios deterioros.

Algunos ejemplos. ‘D’ encontró en la técnica del drip-ping una manera de descontracturar sus excesiva-mente meticulosas y organizadas creaciones, y ‘sol-tando los brazos’ pudo compartir sus producciones. ‘C’ se reencontró con buenos recuerdos de su infancia al intervenir con palabras y collage una foto de un padre bailando con una pequeña. ‘D’, con franco deterioro y muy escasa participación, pudo reanudar su trabajo sobre la base de un recuerdo sinestésico (la fuerza de los remos empujando el agua). Todo puede habilitar al sujeto a su apertura. Basta con encontrar la llave exac-ta.” ■

Mónica Graciela Bottini

“El taller de arteterapia que coordino se apoya en los objetivos generales del hospital, que son lograr la mayor autonomía posible y reconectar al paciente con su entorno social.”

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Arteterapeutas en acción

Formación e instituciones

• Profesora de enseñanza primaria, media y supe-rior en Bellas Artes (Universidad Nacional de Ro-sario, Argentina).

• Lic. en Animación de Organizaciones Culturales y Sociales con orientación en Organizaciones Sindi-cales (Universidad del Salvador, Argentina).

• Diploma inicial en Arteterapia (Metàfora Centre d’Estudis d’Art i Arttereràpia, Barcelona, España).

• Arteterapeuta (CentrArT, Centro de Arteterapia, sede Rosario, Argentina).

Ámbito donde se desempeña como artetera-peuta

Escuela de educación primaria N° 1222 ”San Juan Bautista” y Escuela de educación secundaria N° 2002 ”Sor M. J. Rossello”, ciudad de Rosario, provin-cia de Santa Fe.

Descripción de la tarea

”En ambas escuelas me desempeño como docente de plástica. De la mano de la arteterapeuta Judith Miriam Mendelson, la valoración de los directivos, supervisores y la aprobación del Ministerio de Edu-cación de la Provincia de Santa Fe, se gesta el pro-yecto ‘Inclusión Socioeducativa y Arteterapia’.

La escuela ‘San Juan Bautista’ inició el proyecto en 2015, con seis niños. Hoy, son dieciséis alumnos de esta escuela, y cuatro jóvenes de la escuela ‘Sor M. J. Rossello’, que una vez a la semana son atendidos de forma individual.

Se prioriza la atención de alumnos con diferentes diagnósticos (TGA, dislexia, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, distrofia muscular de

Duchenne, miastenia gravis, etc.), situaciones socia-les y familiares adversas que interfieren en su desa-rrollo, aprendizaje y relaciones vinculares, tanto con sus pares como con adultos. Este espacio ofrece un lugar de juego –concreto, simbólico–, facilita la ex-ploración de diferentes canales expresivos a través de los cuales los niños y jóvenes puedan comunicar lo que les pasa de manera segura.

La evolución de los alumnos y la devolución de los padres alientan a seguir adelante: ‘Su lenguaje es más entendible, puede entender más consignas a la hora de realizar tareas, reconoce palabras y nú-meros...’; ‘Es admirable ver cómo un niño, a través del arte, puede modificar conductas, posturas y há-bitos...’; ‘Como papás vimos un gran avance... hizo un gran cambio en ella, la vemos más tranquila, más segura de sí. Sentir que ella misma diga YO PUEDO fue un gran avance...’; ‘Lo que notamos desde que empezó con arte es que está muy entusiasmado y servía para que pueda distraerse, ya que fue este último período muy difícil desde lo personal para B enfrentar una nueva etapa de su patología...’ (fra-ses de padres que autorizaron a sus hijos a asistir al taller de arteterapia, sobre diferentes etapas en la evolución de los niños).” ■

Diana Verónica Fernández

“Se prioriza la atención de alumnos con diferentes diagnósticos, situaciones sociales y familiares adversas que interfieren en su desarrollo, aprendizaje y relaciones vinculares.”

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Jornada Arteterapéutica

en INECO

El Departamento de Terapias Basadas en las Artes de la Fundación INECO organizó una Jornada de Arteterapia, que se realizó el 21 de abril, con el fin de promover el intercambio de profesionales que desarrollan sus activi-dades bajo marcos teóricos, modalidades e instituciones diversas.

El Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) utiliza las herramientas que brinda el arteterapia para facilitar la expresión de emociones, ideas y experiencias por me-dio de lenguajes no verbales, para estimular, mejorar y recuperar funciones cognitivas, sociales y emocio-nales, y promover la autoestima de aquellas personas que están transitando una enfermedad.

El Departamento de Terapias Basadas en las Artes está integrado por profesionales de diversas discipli-nas: Musicoterapia, Arteterapia, Teatro Terapia y Movi-miento Expresivo Terapéutico.

La jornada contó con la presentación de los siguientes disertantes:

• Mercedes Ballbé ter Maat, PhD ART-BC, LPC, Nova Southeastern University.

• Mg. Estela Garber, Universidad de Nueva York, Centro de Estudios en Psicoterapia.

• Lic. Silvia Schkodnik, UNA.• Dra. Mariana Attwell y Mg. Paula Gimbatti, Hospi-

tal Italiano, Equipo de Cuidados Paliativos, Progra-ma ”Empatía en Acción”.

• Lic. Judith Mendelson y Lic. Luis Formaiano, Cen-trArt.

• Lic. Gustavo Sarthou, Primera Escuela Argentina de Arteterapia.

• Lic. María Clara Miraldi, INECO.

Las palabras de bienvenida fueron pronunciadas por Jorgelina Benavidez, Coordinadora del Departamen-to de Terapias Basadas en las Artes de INECO, quien mencionó que el objetivo del encuentro era el inter-cambio profesional desde la implementación del arte-terapia en la práctica clínica.

A continuación, hizo una breve reseña la directora médica de INECO, Dra. Alicia Lischinsky, quien co-mentó que la jornada era la consecuencia de una reunión realizada el año anterior. Recordó que las artes tuvieron un lugar en INECO desde sus oríge-nes y que, ya en aquel momento, habían trabajado con musicoterapia en sus programas de rehabili-tación. Expresó con énfasis que el arte debe estar presente en los procesos de recuperación de las personas, ya que se trata de la producción más hu-mana que pueda existir, señalando que su ausencia sería una incongruencia. Por otra parte, resaltó que el año anterior fue recibida en la institución la Sra. Karen Pence, segunda dama de Estados Unidos, quien es arteterapeuta, y su presencia los impulsó a generar espacios para encuentros de profesiona-les del área, destinados a conocerse y a conectarse con ellos y con las instituciones en las que prestan sus servicios. La Dra. Mercedes Ballbé ter Maat realizó la primera exposición, acerca de ”Adolescentes en crisis familiar”,

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Te contamos…

presentando el caso de una adolescente que atendió en un centro de psicología social en la ciudad de La Plata (Argentina).

La segunda expositora fue la Mg. Estela Garber, quien expuso el caso: ”Elaboración a través del Arteterapia de un trauma oncológico infantil”. El siguiente expositor fue el Lic. Gustavo Sarthou, quien presentó el caso de un adolescente con parálisis cerebral: ”Una voz sin voz”.

A continuación, relató su experiencia el Lic. Luis Formaiano, en representación de CenTrat, mediante el caso de “una pa-ciente con educación universitaria, de 37 años, que había sido operada del síndrome de Cushing…”. Luego, la Dra. Mariana Attwell y la Mg. Paula Gimbatti presentaron su trabajo ”Prácticas Supervisadas en Ar-teterapia”, que desarrollan en el marco del Equipo de

Cuidados Paliativos del Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires.

Posteriormente, la Lic. Silvia Schkodnik, de la Univer-sidad Nacional de las Artes, presentó el trabajo que realizó junto a la Lic. Adriana Farías, ”Arteterapia y el impacto comunitario”.

La última exposición estuvo a cargo de la Lic. María Clara Miraldi, arteterapeuta del Departamento de Te-rapias Basadas en las Artes, miembro del equipo in-terdisciplinario de INECO. El tema desarrollado fue ”Rehabilitación de una paciente con secuelas de hemi-paresia braquiocrural izquierda”.

Finalizadas las presentaciones, se agradeció a la Fun-dación INECO y a los asistentes por su presencia. ■

Los sitios web de INECO y de la Fundación son los siguientes: www.ineco.org.ar | www.fundacionineco.org

Dra. Alicia Lischinsky Dra. Mercedes Ballbé ter Maat Mg. Estela Garber Lic. Gustavo Sarthou

Lic. Luis Formaiano Dra. Mariana Attwell y Mg. Paula Gimbatti

Lic. Silvia Schkodnik Lic. María Clara Miraldi

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os… Segunda Jornada de Arte y

Cuidados Paliativos Hospital Italiano

En el marco de la Segunda Jornada de Arte y Cuidados Paliativos realizada por el Hospital Italiano el día 30 de mayo, se presentó el re-nombrado artista plástico Eugenio Cuttica, quien expuso sobre el poder sanador del arte a través del concepto de ataraxia.

El Dr. Carlos Cafferata remarcó que el Equipo de Cuida-dos Paliativos del Hospital Italiano aborda la atención de sus pacientes de manera integral, atendiendo las dimensiones físico, psicoemocional, espiritual y social. Por eso, hace cuatro años incorporó a la Dra. Mariana Attwell, de reconocida trayectoria como arteterapeuta. Luego, en 2016, se unió la Mg. Paula Gimbatti, y juntas coordinan el programa de arteterapia y espiritualidad ”Empatía en Acción”, con el que trabajan con arte en el final de la vida de los pacientes, y también con sus familias. Este programa incorpora estudiantes de ar-teterapia de diversas formaciones que realizan sus prácticas profesionales. ■

Compartimos con nuestros lectores el audio de la con-ferencia: https://arteterapiarevista.com.ar/segunda-jornada-de-arte-y-cuidados-paliativos-hospital-ita-liano/

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Internacionales 2018 ● 1° al 4 de agosto

XX Congress International As-sociation for Group Psychothe-rapy and Group Processes “Rising Tides of Challenge and Hope: Healing Identity, in So-ciety, Groups and Individuals”

Malmö, Sueciahttp://www.iagpcongress.org/.............................................................

● 2 al 5 de agosto

Northern California Art Therapy Association’s (NorCATA) 16th Biennial Conference - Artistic Pollination: Community Art Promoting Social Resilience

Sonoma State University, Sonoma, California, USAhttp://www.norcata.org/proposal-guidelines.html.............................................................

● 27 al 29 de septiembre

Buckeye Art Therapy Associa-tion - 37th Annual Symposium Art Therapy and Clinical Neu-roscience: Advancing Practice and Theory

Columbus, Ohio, USAhttp://www.buckeyearttherapy.org/BATA.Symposium.............................................................

● 11 al 14 de octubre13° Congresso Brasileiro de Arteterapia

Associação Catarinense de Artete-rapia - BrasilCamboriu, Santa Catarina, Brasilhttps://www.facebook.com/ubaat/.............................................................

● 11 al 14 de octubre

Diversity within the Creative Arts Therapies. 20th Nordic Art Therapies Conference

Hveragerdi - Islandiahttp://www.ncatc2018.is/.............................................................

● 11 al 14 de octubre

9th Annual Expressive The-rapies Summit: New York

New York, USAwww.expressivetherapiessummit.com.............................................................

● 11 al 14 de octubre

American Dance Therapy Association 53nd Annual Conference

Bringing the Body and Creativity into Healing - The Art and Science of Dance/Movement TherapySalt Lake City, Utah, USAhttps://adta.org/2018conference/.............................................................

● 12 al 14 de octubre

The 39th annual Canadian Art Therapy Association Conference

Art Therapy: Mending what is broken between usMontreal, Canadahttps://www.canadianarttherapy.org/conference/.............................................................

● 25 al 28 de octubre

The North American Drama Therapy Association 39th Annual ConferencE

Beyond the Fourth Wall: Engaging Therapeutic Performance to Ex-pand Our Impact on CommunitiesKansas City, Missouri, USAhttp://www.nadta.org/events/2018-annual-conference.html.............................................................

● 31 de octubre al 4 de no-viembre

American Art Therapy Association’s 49th Annual Conference - Honoring Yesterday, Celebrating Today, Buil-ding for TomorrowMiami, Florida, USAhttps://arttherapy.org/annual-conferences/.............................................................

● 15 al 18 noviembre

“Music Therapy for a Growing World” 2018Conference of the American Music Therapy Association

Dallas, Texas, USAwww.musictherapy.org

Internacionales 2019

● 28 de febrero al 3 de marzo

The 13th IEATA ConferenceRISE UP: the evolution and revolution of expressive artS

Doubletree Berkeley Marina - CA, USAhttps://www.ieata.org/2019-ieata-conference.............................................................

A partir de este número, además de la información sobre congresos, jornadas y eventos de arteterapia, incluiremos aquellos específicos de otros lenguajes creativos.

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Los invitamos a construir juntos una pa-leta de lenguajes arteterapéuticos.

Este es un espacio para quienes deseen enviarnos su creación en cualquiera de los lenguajes que se utilizan en un proce-so arteterapéutico.

Pueden escribirnos a: [email protected].

Con la autorización del autor publicare-mos su nombre y apellido, el título de la obra o las palabras que quiera adjuntar. La publicación estará sujeta al espacio disponible. La recepción se realizará has-ta el 15 de octubre de 2018.

ARTETERAPIAProceso Creativo y Transformación

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Serie temática: ”MALVINAS. FANTASMAS DE GUERRA”.Autor: Marcelo Prudente.Técnica: mixta, tintas sobre papel y enduido plástico (150 cm x 90 cm).

Esta sección está destinada a los arteterapeutas, sus obras y sus procesos creativos. Compartimos las producciones de Marcelo Prudente, Judith Mendelson, Cecilia Castro y Mariana Levallois.

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Título: ”NUEVO CICLO”.Autora: Judith Miriam Mendelson.Técnica: óleo sobre tela (1 m x 1 m).

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Título: ”EN PARTES, DE A PARTES”.Autora: Cecilia Castro.Técnica: instalación fotográfica en alambre y hojalata (90 cm x 70 cm).

Título: ”CONSTRUCCIÓN Y DECONSTRUCCIÓN I Y II”.Autora: Mariana Levallois.

Técnica: acuarelas (30 cm x 35 cm).

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Montserrat Montané. Arteterapeuta. Miembro funda-dor de la Asociación Profesional Española de Arterapeu-tas (ATE). Directora de la revista de arteterapia Inspira. España.

“Es una alegría conocer el nacimiento de vuestra revista. La he estado mirando y me parece muy interesante. Oja-lá que podamos crear puentes entre el trabajo que estáis haciendo en Argentina y el de aquí. Las diferentes pu-blicaciones pueden ser una buena forma. Para nosotros será una manera de estar más al día de lo que ocurre en Argentina en relación al arteterapia. Un cálido saludo.”

Selma Ciornai. Dra. en Psicología. Arteterapeuta y Ges-talt-terapeuta. Brasil.

“Felicito a los editores de esta nueva publicación por esta iniciativa. Cuenten con nuestro apoyo para divulgarla en Brasil. Congratulaciones.”

Alejandro Reisin. Director de la Primera Escuela Argen-tina de Arteterapia.

“Quien quiera que esté leyendo esta revista, tiene ya ciertas concepciones que me atrevería a aseverar: ama el arte, vis-lumbra en el arte su fuerza saludable, encuentra la podero-sa metaforización que el arte habilita y cree en la capacidad de transformación de lo humano. Las experiencias que van engrosando el cúmulo de conocimientos de las prácticas del

arteterapia son fuente de su propio crecimiento; cada vez más, nuevas intervenciones y sus efectos potenciadores convocan a otros profesionales que, alineados con al deseo de acompañar, ayudar, elaborar, encuentran en el artetera-pia una sinergia generosa.

Es aquí, donde el compromiso de quienes están en contacto con el hacer, en el mismo territorio en el que suceden los ac-tos, requiere de su expresión, su comunicación y su difusión. En este sentido, esta revista propone satisfacer una necesi-dad de todos los actores involucrados que implicados con el arteterapia, se nutren del intercambio. Encontremos en-tonces, en las experiencias, en los decires, en las reflexiones, esa comunión que nos hace pertenecer a una misma comu-nidad, mostrando nuestro trabajo, dejándolo que crezca en el mundo que nos aloja y habilitando su comunicación.”

Judith Meldelson. Directora del Centro de Arteterapia (CentArt). Argentina.

“Quiero felicitarlas por esta bella iniciativa y por ponerla en marcha. He recorrido con gusto las páginas de la revista y me pareció, además de interesante, una vía de difusión que estábamos necesitando. Las aliento a continuar con este emprendimiento.”

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ARTETERAPIAProceso Creativo y Transformación