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"La consolidación del imperialismo norteamericano
en México durante la época de Juárez”
Arturo Lomas MaldonadoUniversidad Autónoma Metropolitana
Área de Historia del Estado y la Sociedad
En la historia de nuestro país no existe un personaje tan controvertido como Juárez. De tal
suerte que si por un lado hay quien, como Justo Sierra, asegura que: "...nadie creerá en la nación
mexicana, nadie, nunca, que Juárez fue un traidor a la patria"1, por otro lado hay quien, como
Ignacio Ramírez “El Nigromante”, se pregunte: "¿Donde están los títulos que acreditan la grandeza
de Juárez?, La escasez de vergüenza y patriotismo es la única herencia que nos ha dejado"2.
En la actualidad es fácil encontrar manifestaciones encendidas que llegan a asegurar que
para transformar la realidad de México “ necesitamos juarismo en lo político y cardenismo en lo
social, una síntesis armónica de lo mejor de nuestra experiencia histórica”3 toda vez que según esto
“en circunstancias adversas, manteniendo principios, se pudo cambiar en lo estructural y gobernar
con apego a las reglas de la Constitución, con transparencia, honestidad y defendiendo la soberanía
nacional”. Así mismo un articulista de dudosa solvencia intelectual afirma “no es redituable, desde
el punto de vista ético, intelectual, político y constitucional, ser antijuarista”4
Igualmente son frecuentes las frases como las pronunciadas por Ramón de la Fuente que
señala: “Juárez supo claramente que el pueblo y sólo el pueblo es la única fuente legítima del poder
y de la autoridad, que el poder tiene el límite que les imponen las leyes y que éstas no deben
perseguir otro fin que el de la justicia”, siendo que el rector de la UNAM jamás ha tomado en
cuenta siquiera la opinión de su comunidad.
Lo curioso es que las anteriores aseveraciones coinciden plenamente con las pronunciadas
por el actual Presidente Vicente Fox, quien acusado de antijuarista y declarándose adversario
político de los anteriores, que se lanzan acusaciones mutuas de comprometer la soberanía nacional
y de querer entregar el país al exterior. El actual presidente de la República resaltó la figura de
Juárez asegurando que su gobierno “se rige por el ejemplo juarista, al empeñarse en hacer valer el
estado de derecho, en fortalecer el Poder Judicial y en hacer cumplir las decisiones de los
tribunales, incluyendo los electorales”5 y en un discurso en que todo “fue una apología juarista”,
1 Justo Sierra, Juárez su obra y su tiempo p 5632 Ralph Roeder Juárez y su México p 10753 Palabras de Manuel López Obrador en el evento organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM “Actualidad de Juárez, encuentro conmemorativo”, Karina Aviles, La Jornada 20 marzo 20034 Carlos Monsiváis, ibídem, La Jornada 20 de marzo de 20035 “Juárez a los Pinos” El Universal 21 de marzo de 2001
según el reportero, todavía se dio tiempo para evocar al “indígena del pueblo zapoteco que se
aseguró un lugar central en la historia por su tenaz defensa de la República contra el invasor y por
lograr el acuerdo nacional definitivo respecto del Estado secular, la división de poderes, el sistema
de representación popular y el sistema federal”, expresiones que desde luego nos obligan a una
revisión mas profunda de un personaje que permite armonizar posiciones aparentemente
irreconciliables.
Por su parte un columnista del periódico El Universal, José Antonio Crespo, al comentar la
exclamación de Roberto Madrazo, actual dirigente del Partido Revolucionario Institucional en el
sentido de que "En la mente de los priístas está regresar a Benito Juárez a Los Pinos", en alusión al
cuadro de Juárez que el presidente Fox sustituyó por el de Francisco Madero, el analista afirma que
efectivamente “El PRI siempre se ha ostentado como heredero directo de Juárez, el máximo héroe
de la República”.
“El PRI como Benito Juárez - nos asegura Crespo - mostró históricamente un largo y
retorcido colmillo para darle la vuelta a la legalidad aparentando cumplirla”. La frase "Querer que
un poder extraordinario, creado por la necesidad y por la voluntad nacional, obre con estricta
sujeción a la ley, es querer un imposible", atribuida por Crespo a Juárez, “concuerda perfectamente
con la práctica del priísmo histórico.
Después de la guerra, Juárez llegó a la misma conclusión que antes Ignacio Comonfort: que
con la Constitución de 1857 no se podía gobernar por los pocos poderes que otorgaba a la
institución presidencial. Ante ello, Comonfort intentó dar un cuartelazo que, al frustrarse, desató la
Guerra de Reforma (1858). Juárez, al enfrentar más tarde esos mismos límites constitucionales,
simplemente decidió gobernar por encima de la Carta Magna, como hizo más tarde Porfirio Díaz.
“Y aunque los priístas gobernaron con una Constitución que fortaleció la institución presidencial la
de 1917, en realidad recurrieron más a los poderes metaconstitucionales en lugar de apegarse a los
preceptos constitucionales”.
“Finalmente viene el nacionalismo a toda prueba de Juárez, - concluye el articulista - otra
virtud que el PRI se apropia y de la que se ufana. Pero resulta que Juárez no fue tan nacionalista
como se nos cuenta en la escuela; baste recordar las enormes cesiones de soberanía que quiso hacer
a Estados Unidos a cambio de ayuda política, financiera, diplomática y militar. Un botón de
muestra (de muchos) ocurrió durante la Guerra de Reforma, cuando Juárez solicitó, apelando al
famoso Tratado Mac Lane-Ocampo, la intervención de la armada estadounidense en las aguas
veracruzanas de Antón Lizardo para detener unas fragatas conservadoras que se dirigían al puerto,
donde radicaba el gobierno juarista. Dicha intrusión inclinó la balanza en favor de los liberales. Por
lo cual Juárez, eufórico, escribió a su yerno: "El triunfo de la sagrada causa que defendemos está
asegurado. Un gran pueblo (Estados Unidos) ha hecho alianza con nosotros... el hecho será
inolvidable para México y para el corazón de los demócratas, el nombre de Turner, el capitán de la
escuadra estadounidense, vivirá eternamente". Los priístas no mostraron una conducta muy
distinta. Desgarrándose las vestiduras nacionalistas en el discurso, incluso con altisonantes
proclamas antiyanquis, negociaron siempre por debajo de la mesa su subordinación a las causas
importantes del vecino del Norte”.
“Así pues, probablemente tiene razón Madrazo al afirmar que, de regresar el PRI a Los
Pinos, retornaría también el verdadero espíritu de Juárez: el de las chicanadas legales, los fraudes
electorales, el gobierno metaconstitucional y el nacionalismo simulado.”, culmina el autor.
La actitud de Juárez, ante la guerra civil, ante la intervención y gracias a sus sucesivas y
anticonstitucionales reelecciones, merece un examen detenido con el objeto de precisar hasta donde
la causa y las acciones de tan controvertida figura pública merece toda una gama de calificativos,
algunos de ellos francamente desmesurados "Juárez recibió entonces de muchos de sus amigos la
calificación de obstinado y pertinaz, que se repitió más tarde, cuando con el mismo tesón se negó a
aceptar la conciliación con los reaccionarios y la mediación de las potencias extranjeras en el
arreglo de nuestros asuntos interiores"6.
“De mediana estatura, moreno, ojos negros y penetrantes, vestido siempre con un modesto
traje negro, tranquilo y pausado, Juárez daba la impresión de una persona que piensa mucho las
cosas antes de actuar, pero que, una vez tomada una decisión, jamás renuncia a ella...Este indio
sumamente modesto, insignificante a primera vista y ya maduro, poseía una energía inmensa y una
voluntad de hierro y nunca conoció el miedo, ni el pánico"7
Castelnau, enviado de Napoleón III en 1865 para convencer a Maximiliano de lo imposible
de la Intervención, señalaba: "Se me pinta a Juárez como una especie de romano antiguo, animado
por el patrio mas ardiente y acrisolado, pronto a sacrificar su ambición en aras de la patria"8.
El día de su segunda entrada triunfal a la ciudad de México, ahora ante el retiro de las
tropas francesas, el 17 de julio de 1867, "el hombre que la multitud aclamaba era la personificación
de la revolución democrática iniciada diez años antes, el héroe colectivo de un pueblo que había
conquistado al fin, la libertad interna y la independencia nacional, gracias a la fe, la fortaleza, la
tenacidad, la constancia de su máximo representante"9 "porque Juárez no sólo era una gloria para su
patria, sino un timbre de honor para la humanidad"10
Justo Sierra, uno de los primeros y mas grandes admiradores de Juárez le dedica las
siguientes palabras: "¡Gran padre de la patria, viste el triunfo de tu perseverancia, de tu obra, de tu
fe, en ese triunfo te dejamos...y quisiste levantar al pueblo mexicano...al grado a que tú habías
6 Roeder op cit p 7637 A Belenki Intervención extranjera en México 1861-1867 Ediciones de Cultura Popular México 1975 p 358 Ibídem Roeder p 9449 Ibídem Roeder p 99310 Ibídem Roeder p 1063
ascendido, transformando las condiciones del trabajo nacional, protegiendo las grandes empresas
de progreso material"11.
Pero así como hay quien le ofrece vasta poesía a Juárez, existe otro extremo de críticos
muy severos, entre los que hay que contar a Don Francisco Bulnes, sociólogo e historiador y quién
le dedica dos de sus obras* con el único objeto de tratar de desentrañar su misteriosa personalidad:
"¿Representaba en esos momentos la causa de Juárez la República?” se pregunta Bulnes, "Nunca
había habido verdadera República...¿Representaba la prosperidad del país? El gobierno de Juárez,
como todos los anteriores, no había expresado mas que un calvario de miserias en un viacrucis de
desmoralización"12. Manuel Doblado, compañero de Juárez durante la Reforma y la Intervención,
para el año de 1861 ya decía "Este es un desconcierto espantoso; el Ejecutivo generalmente no obra
y cuando algo hace, es tan mal, que más valía que nada hiciera"13
A la oposición juarista se le escuchaba decir "El Presidente es una roca, nada lo conmueve,
nada lo obliga, nada escucha y de consiguiente de nada sirve...Al igual que Lerdo, don Jesús
(González Ortega) se había acostumbrado a dirigir su dependencia independientemente y a hacer
poco caso al Presidente...al ser preguntado una vez si tenía aprobada una orden que dictaba
contestó llanamente: ‘acabo de entregarle sus cien pesos diarios, es lo único que le importa’ "14.
Por su parte, Ignacio Altamirano le concede una admonición en tono compasivo: "Juárez
siente y ama las ideas democráticas, pero creo que no las comprende...es un obstáculo para la
marcha de la democracia...El Presidente Benito Juárez - nos dice - no es a propósito para
gobernar...nosotros convenimos en ello...de buena fe y principios firmes, demócrata, firme en sus
resoluciones, honrado, de exquisito sentido y ama demasiado a su patria, pero muy deficiente en
dotes políticas"15.
“Toda la prensa independiente de 1861 lo acusaba de inacción (viendo la amenaza de la
intervención extranjera); acusación justa porque era precisamente la aptitud estadista de Juárez: la
inacción"16.
Al comentar lo sucedido alrededor de la Comisión de Reclamaciones, fabricada por las
grandes potencias en contra de nuestro país, en la que el gobierno mexicano no tenía parte, Bulnes
resuelve "no se reconocía a México ni como Nación, ni como tribu, ni como rebaño, ni como
nada...estaba obligado a indemnizar hasta a los filibusteros por sus proyectos fracasados contra la
nación mexicana y debía pagar hasta lo que los rateros robasen a los súbditos franceses - ¿Y qué
11 Justo Sierra op cit p 564* El verdadero Juárez y la verdad sobre la intervención y el Imperio y la verdad sobre la Revolución de Ayutla y la Guerra de Reforma12 Francisco Bulnes "El verdadero Juárez" p 29013 Jorge L. Tamayo, Doblado Manuel en Benito Juárez Documentos, discursos y correspondencia, selección y notas de, Ed Libros de México S.A. 1974 Tomo 5 p 62514 Citado por Roeder op cit p 43815 Ibídem Citado por Roeder p 55516 F. Bulnes op cit p 103
hacía Juárez? – se pregunta - ¿Para qué servía? ¿Era el Presidente de la República? ¿Por qué deja
humillar a su patria, a su gobierno, a su persona, de un modo que no tiene ejemplo en los anales de
la diplomacia y que según Don Matías Romero, parece apenas creíble?"17
El mismo Roeder llega a consignar que aunque Juárez estuvo mas de dos años huyendo de
los franceses, "cansado del papel necesario, pero sin gloria, del civil dirigiendo la batalla detrás de
las líneas"18, destaca que en el año de 1867 se llega a saber que Juárez y otros se han hecho pagar
"no 90 mil pesos como equivocadamente dijimos, sino cerca de 200 mil por haber llevado al Paso
del Norte su carácter de Presidente, viajando siempre con toda comodidad y sin exponerse a peligro
alguno...en fin, por sí y ante sí y contra la Constitución, reelegídose Presidente, suscitando con ese
ilegal procedimiento un conflicto innoble en momentos en que toda ambición debía deponerse ante
el peligro de la patria"19.
“¡Juárez , salvador de la república! lo único que procuró siempre don Benito Juárez fue
poner a salvo su persona...era enérgico y valiente únicamente contra cualquier pretendiente a su
silla presidencial"20. A Juárez "lo fuimos a buscar al confín de la nación - dijo “El Nigromante” -
palpitante bajo los pliegues de una bandera extranjera (sic), mientras los buenos mexicanos median
sus armas contra los invasores...los insensatos que recomiendan a Juárez...se estiman muy poco no
ya como republicanos sino como hombres, al creerse incapaces de hacer lo que ha hecho Juárez"21.
En la obra biográfica de Ralph Roeder aparece el siguiente anécdota‚ que parece definir un
poco mas acertadamente la personalidad de Juárez: El general Márquez de León en un libro
titulado Juárez a la luz de la verdad, denunciaba que en plática sostenida con Juárez ante el
nombramiento hecho en favor de González Ortega en la segunda defensa de Puebla (1863), Juárez
dijo "ya sé lo que me va a decir, que González Ortega es un pen..." (sic) añadiendo: "demasiado lo
conozco, pero la nación ha dado en tenerlo por hombre grande, y lo coloco aquí para que se ponga
en evidencia"..."¡Entonces usted, por deshacerse de un rival, sacrifica al ejército‚ y acaso la
República!" interpeló Márquez de León, "a lo que Juárez contestó con irritación ‘¿y para qué sirven
ustedes? Ningún hombre es necesario; las ideas son las que valen únicamente’, ‘¿y Comonfort,
autor del golpe de Estado?’ a lo que Juárez contestó: ‘¿y creen ustedes que yo le he dado ese lugar
para que se eleve?...también se nulifica’. Márquez de León concluyó francamente desanimado que
entonces ‘para aquel hombre no había mas patria ni mas gloria que su ambición de poder’ "22
Para saber nosotros a donde vamos, debemos primero saber en donde estamos, para lo cual
es indispensable conocer cómo fue que llegamos hasta aquí. Por lo tanto la Historia nos debe
permitir diseñar nuestro futuro.
17 Ibídem F. Bulnes pp 69-7118 Citado por Roeder op cit p 96919 Ibídem citado por Roeder p 101820 Ibídem Citado por Roeder p 105521 cit col22 Ibídem Roeder p 724
Es imposible obviar el hecho de que el estado de miserable atraso en que se encuentra
nuestro país, está ligado a la intromisión extranjera en nuestros asuntos, intromisión que ha
contado, y aún cuenta, con la aquiescencia de nuestras clases dirigentes.
El Imperialismo norteamericana se ha ido construyendo a través del tiempo, pero si
consultamos la Historia de México, podremos entenderlo en toda su magnitud y en toda su
complejidad, pues el nuestro ha sufrido ya por más de 180 años la agresión constante de aquel país,
al grado de no solamente arrebatarnos más de la mitad de nuestro territorio, sino interviniendo
directamente en nuestros asuntos: imponiendo sus puntos de vista, sometiéndonos, explotando
nuestros recursos naturales, abriendo nuestras fronteras para deshacerse de los excedentes de sus
mercaderías, imponiendo funcionarios y hasta presidentes, dirigiendo nuestra política y nuestra
economía o firmando tratados ominosos, ya sea a través de la fuerza militar, el chantaje o la
corrupción desembozada, actuando, pues, como un país imperialista.
La política de expansionismo, intervencionismo y sujeción llevada a cabo por los Estados
Unidos en nuestra contra, en franca alianza con grupos de nacionales, se inicia desde el momento
mismo de obtenida nuestra independencia de España.
Para nadie es un secreto que aún antes del 27 de septiembre de 1821, en nuestro país
funcionaban dos sectas masónicas de tendencias extranjerizantes: la del Rito escocés, patrocinada
por el agente diplomático de Inglaterra, Henry George Ward, y la del Rito yorkino, impulsada por
Joel Roberts Poinsset, Embajador Plenipotenciario de los Estados Unidos en México, llamado el
“predecesor de la CIA”, quien tenía en la mira entre otras, de que México suscribiera un tratado de
límites que incluyera a Texas dentro del mapa de los Estados Unidos.
Poinsett “tan penumbroso personaje” no traía otra misión “que dividir fraticidamente al
pueblo Mexicano...y preparar la escisión de Texas del territorio de Coahuila”23 “...Poinsett había
abandonado su curul en el Congreso de Estados Unidos desde agosto desde 1822 hasta enero de
1823…Pero de esos cinco meses, sólo permaneció en nuestro país dos meses y días, tiempo
suficiente para apoyar la caída de Iturbide y ayudar a fundar la República con la complicidad de
Antonio López de Santa Ana”24
El discurso de Poinsset al ocupar nuevamente su curul como diputado por Charleston,
EUA, el 8 de marzo de 1822, “muestra con claridad hasta qué punto monroísmo y poinsettismo
eran dos formas de decir la misma cosa: expansión imperial de Estados Unidos para ensanchar su
territorio y preservar a los países de origen hispánico de cualquier intervención monárquica
europea, todo ello revestido de un lenguaje republicanizante y cuaqueroide”25. “A Poinsett no le
interesaba sino el triunfo de los republicanos, cuyos intereses concretos nacionales e ideario
23 Iturriaga, México en el Congreso de los Estados Unidos, FCE, México 1976, p 2724 Iturriaga, op. cit, p 76 25 Iturriaga, op. cit. p 42
anticolonialista coincidían, lamentablemente, con los intereses expansionistas norteamericanos”26 Y
no es casual que la Constitución promulgada en 1824 sea de corte estadounidense, misma en la que
se establece el presidencialismo, el sistema bicameral y el federalismo, a imagen y semejanza del
vecino del norte, en la cual ni rastros quedaron de la Constitución promulgada por Morelos en
Apatzingán el año de 1814.
Poinsett nunca dejó de intervenir en los asuntos de la recién fundada República. Conspiraba
abiertamente en contra del gobierno de Victoria y lograba afiliar a su partido a personajes
reputados hasta entonces como patriotas. Incluso hombres como Lorenzo de Zavala27 se
constituyeron en sus admiradores. Poinsett consideró triunfos suyos tanto el inconcebible
nombramiento acordado por el Presidente Victoria del ciudadano norteamericano David Porter
como comandante en jefe de la Armada Mexicana, tanto como la frustrada presidencia a favor de
Manuel Gómez Pedraza, electo para sustituir a Guadalupe Victoria, obligándolo a entregársela a
Vicente Guerrero.
La injerencia descarnada del embajador poco a poco fue formando una opinión pública que
reclamaba su expulsión del país, en donde las legislaturas de Veracruz y Puebla resolvieron
solicitársela directamente al Ejecutivo. De esto da fe el folleto que bajo el título “Terribles cargos
contra el Ministro Poinsett” declara que “El establecimiento del rito de York no tuvo entre nosotros
otro objeto que el de destruir el rito de Escocia, cuyos miembros se suponía dirigían los negocios
públicos...Se confirma con el renombre de eminentes patriotas que tomaron para sí los iniciados en
el rito de York...Su institución, organización e incremento no tenía más objeto que la dirección de
la causa pública, ni podía ocuparse de discusiones políticas, que debían refluir inmediatamente en
los intereses nacionales... Su conducta ha sido criminal y ofensiva al derecho de gente y al decoro
de los Mexicanos”28, concluían con sobradas razones.
Costelau no deja de reconocer en qué consistió la labor de Poinsett “en términos generales
favoreció las aspiraciones iniciales de la sociedad en tanto en cuanto se trataba de defender la
federación contra la influencia centralista (para los escoceses) si no su creador...fue su mentor y
guía político, y casi el único responsable de la larga y dura campaña contra ellos”29
El Presidente Jackson extendió órdenes precisas a Pionsett en que se le imponía el deseo
expansionista para que “sin dilación ninguna abra negociaciones con el Gobierno Mexicano para la
compra de una extensión de la provincia de Texas”30
26 Ibídem. P 7127 Liberal yucateco, ocupó varios cargos públicos entre ellos el de gobernador del Estado de México mediante un fraudulento procedimiento; gran admirador de los EU; expulsado de México fue a residir a Texas en donde sostenía negocios con varios esclavistas, fue el encargado de redactar la Constitución de la ilegítima República independiente de Texas y nombrado su primer vicepresidente junto con Samuel Houston como Presidente. 28 Lafrauga, imprenta a cargo de Rivera, México 1827, pp 4-629 Costeloe, Michael, La primera República Federal , Fondo de Cultura Económica, México, pp123-12430 Iturriaga p 92 citando a Fuentes Mares, José en Poinsett .Historia de una intriga, editorial Jus, México 1951, p 173.
Vicente Guerrero, en quién “las masas solían ver un amigo cercano de Poinsett, como en
efecto lo era”, paradójicamente fue el encargado de darle el pasaporte a su país a tan siniestro
personaje en el año de 1830, quien como reflejo íntegro de su actividad, escribió a William Johnson
el 22 de febrero de 1829 “No obstante, he tenido aquí un éxito sorprendente y al abandonar este
país dejaré un poderoso partido favorable a Estados Unidos y un sentimiento pronorteamericano”31.
La política expansionista de los EU, continuada aún sin Poinsett, los llevó a que en el año
de 1836 un grupo de mercenarios norteamericanos dirigidos por el ex Gobernador de Tennessee,
Samuel Houston, y acompañados por la traición de Lorenzo de Zavala, declaran la independencia
de Texas, que lleva a decir a William E. Channing “Texas es un país conquistado por nuestros
ciudadanos; y su agregación a nuestra Unión será el principio de una serie de conquistas, que sólo
hallará término en el istmo de Darén, a menos que la enfrente y rechace una providencia justa y
bondadosa. En adelante (1836) deberemos abstenernos de gritar al mundo ¡paz!, ¡paz! Nuestra
águila aumentará, no saciará su apetito en su primera víctima, y olfateará una presa más tentadora,
sangre más atractiva, en cada nueva región que se extienda al sur de nuestra frontera. Agregar a
Texas es declarar a México guerra perpetua. Esta palabra, México, asociada en los ánimos con
riqueza infinita, ha despertado ya la rapacidad de la raza anglosajona que está destinada a regir ese
magnífico reino, y que la ruda forma social establecida allí por España, debe ceder y disiparse ante
una civilización más perfecta. Aún sin esa revelación de planes de subyugación y rapiña, el
resultado no sería menos evidente en cuanto puede ser determinado por nuestra voluntad. Texas es
el primer paso hacia México…paso - escribiendo a Clay - a otra consideración, gravísima, y es que
ese acto hará entrar a nuestro país en una carrera de usurpación, guerra y crimen, haciéndole
merecer y recibir al cabo el castigo debido a una repetición agravante de injusticias. La usurpación
de Texas no se quedará aislada. Oscurecerá nuestra historia futura, y una necesidad férrea la
eslabonará con larga sucesión de actos de rapiña y sangre”32
Para comprender el problema texano es necesario desterrar el mito de los “intereses de los
colonos texanos”, pues en la cuestión de Texas no había más interés que el hegemónico
norteamericano, “La acción dramática y política de los colonos fue insignificante y el colaborador
de las miras ambiciosas de los esclavistas americanos fue en primer lugar nuestro infeliz
gobierno”33.
La Guerra de Texas sobrevino en mayores desventuras para el pueblo y el ejército
mexicano, pues por ejemplo en la batalla de San Jacinto queda palmariamente demostrada no sólo
la impericia de la oficialidad mexicana representada por Santa Anna, en donde lo menos que se le
acusa era de falta de previsión por traer a la tropa agotada, por no mantener un vigía y aún cuando
31 Iturriaga pp 106-10832 Las invasiones norteamericanas en México Gastón García Cantú Serie Popular Era segunda edición 1974 citando a William E. Channing pp 57-5833 Ibídem f 49
hubiera habido sorpresa, por falta de vigilancia, aún así “la derrota no hubiera alcanzado las
terribles proporciones de una catástrofe completa, sin la posición escogida por el general Santa
Anna y definida para él como ventajosa, teniendo una laguna fangosa a la retaguardia”34, pues de
haber dispuesto una posición distinta, las posibilidades de volver a reorganizar sus fuerzas pasada
la batalla hubieran sido mayores.35
Bulnes no vacila al calificar la conducta de Santa Anna, no sólo “por la depredación, por la
falta de virilidad”, sino por los crasos errores militares “Este rasgo criminal ante la Ordenanza de
Santa Anna, - que Filisola no moviera a su ejército de donde se encontraba, estando en peligro la
vida del dictador - lo ponía bajo una sentencia de degradación militar y muerte, abrumándolo el
desprecio de toda la humanidad. Pues bien, el gobierno mejicano (sic), tal vez para moralizar a
nuestro ejército y enseñarle el código de honor, discurrió decretar a Santa Anna honores de héroe,
precisamente cuando se mostraba traidor, cobarde y despreciable como el más inmundo de los
hombres”36.
Después de la derrota de San Jacinto, el expansionismo norteamericano obtuvo sus
primeros frutos, pero la ambición del Tío Sam no paraba con la anexión de Texas, pues en ese
momento los estadounidenses aspiraban a quedarse con los estados de Nuevo México y la Alta
California.
La declaración de guerra contra México ocurrida en 1846, también provocó que voces
dentro de los mismos Estados Unidos, que abominaban de la política de su país, como la del
senador por New Hampshire, John Parker Hale quién declaró “Desde su principio hasta su fin, en
lugar de aumentar nuestra gloria nacional la ha disminuido; en lugar de investir de fama legítima
nuestro carácter nacional, ha tornado el nombre de Estados Unidos en una vergüenza y en un
reproche formulado por los amigos de los principios libres dondequiera que se conozca la historia
de nuestras acciones en contra de México”37
En la guerra del ’47 volvió a surgir la improvisación de la oficialidad en el ejército
mexicano, así como la impericia, la falta de carácter, la franca cobardía (como ocurrió en la batalla
de Monterrey), pero sobre todo, la traición desembozada por parte de Santa Anna en las
memorables batallas de la Angostura y Cerro Gordo, no obstante las pruebas de valentía y
pundonor mostrados por la tropa y por la misma ciudadanía abandonada por quienes se decían sus
defensores (Veracruz, Padierna, Churubusco, Molino del Rey, Chapultepec y el centro de la capital
son claros ejemplos de ello).
34 Bulnes f 62 Texas35 Refiere Bulnes en una de sus obras “En San Jacinto no hubo derrota, sino completo desastre; los muertos, por no tener retirada el ejército, llegaron a 500, porque el pánico favoreció una enérgica persecución, y sobre todo la inmovilidad de los fugitivos espantados en la laguna fangosa de la retaguardia” Bulnes, Francisco, Las grandes mentiras de nuestra historia, Editora Nacional, México 1973 pp 585-586.36 Bulnes f 761) La verdad desnuda sobre la guerra de Tejas, p.53.37 Iturriaga, op. cit. pp 19-20
Una vez que fuimos despojados de más de la mitad de nuestro territorio mediante los
tratados de Guadalupe Hidalgo, los Estados Unidos no cesaron de inmiscuirse en nuestros asuntos,
pues aprovechándose de las disensiones internas, ahora durante la Guerra de los Tres Años,
también conocida como de Reforma, se acercaron a los dos grupos en pugna de liberales y
conservadores, para ofrecerles ayuda y el reconocimiento a cambio de concesiones, demostrando
que la ambición norteamericana no parece tener fin.
Lo ocurrido el 6 de marzo de 1959 confirma el aserto, pues ante el ataque de Miguel
Miramón por tierra sobre Veracruz, donde se encontraban Juárez y sus ministros, el general
mexicano Tomás Marín se presentó frente al puerto por órdenes de Miramón, a fin de atacarlo con
dos pequeños buques, fue entonces el marino norteamericano Turner, mandando la corbeta de
guerra “Saratoga”, norteamericana también “atacó la escuadrilla de Marín, se apoderó de ella y
salvó a Juárez”38
Sobre el incidente de “Antón Lizardo” en que Juárez, sitiado por Miramón, solicitó el
auxilio de la armada norteamericana, para aprehender a los barcos del segundo, Bulnes comenta:
“Al pedir la ayuda de la armada norteamericana, Juárez deshonró a su gobierno y su nombre ante la
historia”39
Se dice que “Ya desde los tiempos de la Guerra de Reforma, D. Benito Juárez contó con la
simpatía de los norteamericanos. Esto que era una verdad en público, encontró cabida en la
correspondencia personal...el 1° de marzo de 1858 el Sr. Miguel López...escribió al Sr. Juárez
felicitándolo por la ‘adhesión de los Estados Unidos a su persona’, según vemos a páginas 115 del
libro del Dr. Fernando Ocaranza Juárez y sus amigos...’Ya el Ministro americano Mr. Forsyth
había propuesto en marzo del año pasado, una nueva demarcación de límites y había intentado
seducir el patriotismo del Gobierno (Conservador), indicándole en la nota que pasó al Ministerio,
que debía aprovechar la ocasión que se le presentaba para hacerse de algunos millones de pesos en
un lance comprometido; es decir, en la lucha que sostenía contra las fuerzas constitucionalistas”40
“Efectivamente, viendo los norteamericanos que les fallaban los propósitos que perseguían
cerca de Miramón, desconocieron al Gobierno de éste y reconocieron al de D. Benito Juárez el 6 de
abril de 1859. El Ministro que comunicó la nueva al Gobierno liberal fue Mr. Mac Lane, el cual
dijo al Sr. Juárez ‘Confío en que la administración de V. E. En los asuntos públicos de su patria,
sea distinguida por la perfección y consolidación de aquellos principios de libertad constitucional
que forman los elementos fundamentales de la verdadera libertad...El patriotismo ilustrado y el
vivo anhelo de V. E., por dichos principios, son altamente reconocidos por el pueblo como por el
Gobierno de los Estados Unidos’ ¡Que enorme hipocresía: dirigirse en esos términos al bando
38 González Ortega, José, El golpe de Estado de Juárez, A. Del Bosque Impresor, México 1941, p 1939 Apud. E. Zondowics en “Francisco Bulnes y su visión de las relaciones diplomáticas en la época de Juárez” en Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, p 13940 González pp 168-169
liberal, cuando uno o dos meses antes había procurado negociar con el bando conservador – Desde
luego principiaron los Estados Unidos a impartir amplia protección al Gobierno del señor Juárez, y
entre otros hechos en que ésta se manifestó podemos citar la actitud de la corbeta americana
Saratoga en Veracruz durante el primer tercio del año de 59...Correspondió D. Benito a esta buena
voluntad de los americanos, autorizando el 1° de diciembre de 59 el tratado Mc Lane –
Ocampo...Mr. M. X. Mc Lane, Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos en México”41
Efectivamente, el 14 de diciembre de 1859 el gobierno juarista firmó con el representante
del gobierno norteamericano uno de los convenios que mayor repulsa han provocado entre los
mexicanos, en donde se comprometía la soberanía territorial, comercial y política de la nación tan
sólo para obtener el reconocimiento y el apoyo norteamericano en la guerra civil entre liberales y
conservadores, recordándonos la sentencia de Poinsett al partir de nuestro país en 1830 “...he tenido
aquí un éxito sorprendente y al abandonar este país dejaré un poderoso partido favorable a Estados
Unidos y un sentimiento pronorteamericano”. El convenio lleva el nombre de “Tratado de Tránsito
y Comercio entre los Estados Unidos y México” y fue suscrito por Robert Mac Lane, Ministro de
los Estados Unidos en México y Melchor Ocampo, Ministro de Relaciones Exteriores de México.
Por dentro y por fuera el tratado constituye una agresión a los principios mínimos de la
convivencia entre las naciones42, ya que el gobierno mexicano se comprometía a ceder todo a
cambio de nada, pues por ejemplo en el Articulo 1º se acuerda que por vía de ampliación del
Articulo 8º del tratado del 1º de diciembre 1853, cede la República Mexicana a los Estados
Unidos...en perpetuidad, el derecho de tránsito por el istmo de Tehuantepec. En el Art.4º se
establece que en el caso excepcional de peligro imprevisto o inminente para la vida o las
propiedades de los ciudadanos de los Estados Unidos, quedan autorizadas las fuerzas de dichas
repúblicas para obrar en protección de aquéllos, sin haber obtenido previo consentimiento, y se
retirarán dichas fuerzas cuando cese la necesidad de emplearlas.
En el Art 6º la república de México concede a los Estados Unidos el simple tránsito de sus
tropas, abastos militares y pertrechos de guerra por el istmo de Tehuantepec, y por el tránsito o ruta
de comunicación a que se alude en este convenio desde la ciudad de Guaymas, en el golfo de
California hasta el rancho de Nogales. En el Artículo 7º la república mexicana cede por el presente
a Estados Unidos, a perpetuidad, y a sus ciudadanos y propiedades, el derecho de vía o tránsito al
través del territorio de la república de México, de las ciudades de Camargo y Matamoros...hasta el
puerto de Mazatlán...Por cualquier ferrocarril o ruta de comunicación, natural o artificial, que exista
actualmente o existiera.
En el Art 10º se señala que “en consideración a las precedentes estipulaciones y por vía de
compensación a las rentas a que renuncia México permitiendo el transporte de mercancías libre de
41 González p 16942 “Tiene eso algo de siniestro y de infernal, parecía un pacto de venta de alma al diablo” Sierra, Justo, Juárez su obra y su tiempo, Editorial Porrúa, México 1970, p 152-153
derecho por el territorio de la república, conviene el gobierno de Estados Unidos en pagar al
gobierno de México la suma de cuatro millones de duros...Dos millones quedarán en poder del
gobierno de Estados Unidos, para pagar las reclamaciones de ciudadanos de los Estados Unidos
contra el gobierno de la república mexicana”. O sea que a cambio de 2 millones de pesos, los
deseos de libre comercio de los EU hacia México quedaban saldados.
Es curioso, pero nada casual, que en los artículos convencionales se plantee la intervención
norteamericana, misma a la que aludió el Presidente Vicente Fox en un viaje a Vancouver a
principios de 2002, en que solicitó que el TIAR fuera sustituido por un mecanismo más moderno,
en el cual los gobiernos del área (léase: el ejército de lo Estados Unidos) se comprometieran a
reinstalar por la vía de la fuerza, al gobierno electo democráticamente. El artículo de los tratados
autorizados por Juárez dice: “Artículo 1º Si se violara en algunas de las estipulaciones de los
tratados existentes entre México y los Estados Unidos o si peligrara la seguridad de los ciudadanos
de una de las dos repúblicas dentro del territorio de la otra y el gobierno legítimo y reconocido de
aquella no pudiera, por cualquier motivo, hacer cumplir dichas estipulaciones o proveer a esa
seguridad, será obligatorio para ese gobierno el recurrir al otro para que le ayude a hacer ejecutar lo
pactado y a conservar el orden y la seguridad en el territorio de la dicha república donde ocurra tal
desorden y discordia”43
Por lo que es correcto afirmar que en los tratados de McLane-Ocampo se pacta la
intervención norteamericana a cada momento en que se vea en peligro “la paz de la república” (el
gobierno de Juárez) arriesgándose a perder más de la mitad de nuestro territorio y a la primera
guerra civil el resto, pues en el tratado de McLane-Ocampo, “Juárez no sólo pactó una
intervención, sino a cada guerra civil su correspondiente intervención, todo esto independiente de
la cesión que se hace tanto del Istmo de Tehuantepec, como de la soberanía del estado de Sonora y
del Territorio de la Baja California”44.
“...Es un contrato terrible, escribió Justo Sierra…¿Puede imaginarse más incalificable acto
de sumisión que la aceptada por Juárez en este infortunadísimo documento?” Para Justo Sierra “El
Tratado o seudo Tratado Mc lane-Ocampo no es defendible; todos cuantos lo han refutado, lo han
refutado bien; casi siempre han tenido razón y formidablemente contra él. Estudiándolo hace la
impresión de un pacto, no entre dos potencias iguales, sino entre una potencia dominante y otra
sirviente; es la constitución de una servidumbre interminable”45
Mucho se ha insistido con respecto a que dichos tratados no tuvieron vigencia, toda vez que
no fueron ratificados por el Senado norteamericano, pero hasta donde sabemos una acta de
43 Matute, Álvaro, México en el siglo XIX, Antologías universitarias, UNAM, México 1981, pp 489-49344 “Desde el primer artículo hasta el último, el tratado es un modelo de crimen político, de indignidad y de desprecio para el decoro de la nación e integridad de su territorio” Bulnes, Francisco. Juárez y la revolución de Ayutla, p 46945 González p 172
rendición, como lo son, no requieren la aprobación de ningún Senado, independientemente que el
incidente de Antón Lizardo prueba que aún antes de firmarse ya estaban en operación.
Ahora bien, si no atenemos a la política juarista de “nacionalización de los bienes del
clero” revelan que ahí no había ni interés laico, ni nacional, ni popular, ni democrático, era sin más,
que el grupo de Juárez requería fondos económicos para sostenerse, y para ello echó mano de
bienes que no le pertenecían, tal como él lo confiesa: “con la determinación de hacer ingresar al
tesoro público de la República los bienes que sólo sirven para mantener a los que destrozan a la
nación...(con esto) se alcanza el importante bien de quitar a la reacción el fondo de que se provee
para oprimir, y esta medida de evidente justicia (¿?) hará que pronto luzca para México el día de la
paz”46
Desde luego que son ilegales los decretos de fecha 30 de agosto y 3 de noviembre en los
que Ocampo especifica respectivamente “que son denunciables las fincas desamortizadas devueltas
por los adjudicatarios de acuerdo con la ley de 25 de junio de 1856”47 y “que se declaran
irredimibles los capitales que se reconozcan a la mano muerta”48, pero es pertinente establecer que
aunque es cierto auténticamente que estas disposiciones obraban de acuerdo a la lógica de la
guerra, tanto en su forma legal como en su fondo económico, lo que aquí cuestionamos es tanto que
las medidas que se adoptaron busquen inútilmente el amparo de la Constitución o que se cobijen
bajo la consabida frase de la “protección del bien común”, cuando que de lo que se trataba a ojos
vista, era despojar al contrario de sus fuentes de financiamiento y volverlas en propias, para hacer
posible la victoria de un ejército sobre otro, en donde “el bien común” brilla por su ausencia.
Tan se trata de esto que por ejemplo una de las primeras disposiciones dadas por Juárez fue
la de enviar a José Maria Mata el 2 de marzo de 1858 a los Estados Unidos, con el objeto de
“gestionar un préstamo de 25 millones de pesos, ofreciendo como hipoteca los bienes del clero
secular y regular”49
En el mismo tenor, y en franco olvido de lo que son las formas, Santos Degollado (a la vez
Secretario de Estado, del despacho de Guerra y la Marina y General en Jefe del ejército federal)
(sic), decreta un préstamo forzoso de dos y medio millones de pesos a la iglesia “a fin de que la
cantidad que se emplee por las fuerzas que sostienen la causa de la nación, sean exactamente igual
a las que invierten los que pretenden oprimirla y atropellar su sacrosanto derecho”50 sin detenerse a
especificar cual es ese “sacrosanto derecho”, ni desde luego en qué consiste la invocada “causa de
la nación”.
Pero hay más, pues “La causa de la nación” podríamos ilustrarla, a menos que se nos
juzgue de extremistas, con el ejemplo siguiente: Era del conocimiento general el interés que el 46 Ibídem, dcto 5052, p 67847 Ibídem, dcto 5036, p 65648 Ibídem, dcto 5038, p 65749 Op. cit. Tamayo, p 39950 Op. cit. Legislación..., dcto 5040, p 659
Presidente Buchanan, de los Estados Unidos, manejaba como un asunto oficial el tránsito por el
Istmo de Tehuantepec. Mata en sus incursiones por los pasillos del gobierno norteamericano
conoció del proyecto “Emile Le Sueur y Judah Benjamín de Louisiana, eran amigos personales y
políticos del Presidente, y el negocio circulaba por los conductos oficiales”51 de tal forma que el 28
de marzo ya de 1859, se publica un decreto juarista más, que “modificaba la concesión para la
apertura del Istmo de Tehuantepec” otorgándose a la Cia. Louisiana F.C. “1.- La ampliación de uno
a dos años para comenzar las obras; 2.- El otorgamiento de una legua cuadrada de cada dos que se
encuentren contiguas; y 6.- La concesión se amplía de 60 a 75 años” 52, firmando al calce Juárez con
su ahora Secretario (que no Ministro) Miguel Lerdo de Tejada, de Fomento, Colonización,
Industria y Comercio. Indudablemente ocurrió lo mismo en el caso de la empresa del ferrocarril de
Veracruz a Medellín, en donde según inconstitucional decreto se concedían “terrenos a perpetuidad
y se hacía referencia a cierto tipo de subvenciones”53, con lo quedan a la vista cual era la “causa de
la nación”, la “causa de la República”, “el bien nacional” tantas veces invocados.
Pero probablemente lo más reprobable en la conducta de Juárez es que el mismo tratado de
que Mac Lane le ofreció a nombre del gobierno norteamericano, se lo hayan ofrecido con
anterioridad a los conservadores quienes lo habían rechazado, no por patriotismo, que sería mucho
pedirles: “Efectivamente, viendo los norteamericanos que les fallaban los propósitos que
perseguían cerca de Miramón, desconocieron al Gobierno de éste y reconocieron al de D. Benito
Juárez el 6 de abril de 1859. El Ministro que comunicó la nueva al Gobierno liberal fue Mr. Mac
Lane, el cual dijo al Sr. Juárez ‘Confío en que la administración de V. E. en los asuntos públicos de
su patria, sea distinguida por la perfección y consolidación de aquellos principios de libertad
constitucional que forman los elementos fundamentales de la verdadera libertad...El patriotismo
ilustrado y el vivo anhelo de V. E., por dichos principios, son altamente reconocidos por el pueblo
como por el Gobierno de los Estados Unidos (50)”.
El relato que recopila Tamayo confirma plenamente la especie "Forsyth creyendo que la
situación había madurado, el 22 de marzo plantea al Secretario de Relaciones Exteriores del
Régimen conservador, Luis G. Cuevas, la petición de mover la frontera hacia el sur y ceder Baja
California, a la vez ampliar y reglamentar el derecho de paso por el Istmo de Tehuantepec. Las
bases para el tratado son las mismas presentadas anteriormente a Comonfort y más tarde a
Ocampo... Dos semanas después, el 5 de abril, el Secretario de Relaciones Exteriores del Gobierno
Conservador, rechaza categóricamente examinar la cesión de territorio... El Gobierno Conservador
pide su retiro, pero antes de que se conozca el resultado, Forsyth, el 21 de junio, ‘suspende las
51 Roeder, Op. cit, p 26752 Legislación... Op. cit, dcto 5045, p 666.53 Ibídem, dcto 5107, p 750.
relaciones políticas de esta Legación con el Gobierno de México hasta recibir instrucciones de su
Gobierno’. Estas se le envían el 15 de julio, ratificando la determinación tomada”.54
Las aseveraciones descritas las apoya una carta que John Forsyth, Ministro de los Estados
Unidos en México, envió a Lewis Cass, Secretario de Estado de los Estados Unidos, en fecha 17 de
junio de 1858, en la que queda de manifiesto tanto la perfidia del gobierno norteamericano, como la
insolente injerencia de ese país en nuestros asuntos
“Un nuevo episodio ha ocurrido en la historia de las negociaciones sobre cesión de territorio y, con el fin de mantener a ese Departamento enterado de todo lo acontecido, juzgo conveniente relatarlo. Hace ocho días recibí un mensaje del Presidente indicándonos que la contribución del decreto del 15 de mayo no había rendido los resultados esperados por la tesorería y que no le quedaba otra alternativa que una venta de territorio; para disponer de dinero con que salvar su Gobierno deseaba reanudar conmigo las negociaciones rechazadas hace unas semanas...Asistí a la cita con el Gral. Zuloaga para las nueve de la noche del día siguiente y en ella el Presidente me confirmó el recado de su mensajero...en dos horas de conferencia me confió sus problemas y necesidades y concluyó manifestando que estaba decidido a realizar ese gran sacrificio por el bien de su país y su propia salvación. Le observé que podrían presentarse obstáculos en el Gabinete y mencioné la hostilidad del Sr. Cuevas, en general a todo lo que tuviera que ver con el americanismo...Determinamos un plan definitivo de acción, calculando que toda la transacción fuera completada con tiempo para enviar el tratado a Estados Unidos por el vapor del día 21. Decidió que al otro día haría los siguientes cambios en su gabinete: Elguero saldría de la Secretaría de Gobernación para ir a Justicia remplazándolo por Pesado que favorecía en todo esta solución. En esta forma Cuevas quedaría solo en la oposición y se adhería al proyecto o se retiraba…(quedamos) en que a los dos días me informaría si el asunto estaba arreglado...sin recibir las noticias que me había prometido...me enteré que le había faltado valor para poner en práctica lo estipulado y se disculpó diciendo que el Gabinete lo obligaba a hacer un último intento para poner en vigor la ejecución del decreto antes de recurrir a tan extrema medida”55
Al fracasar los planes frente a los conservadores, en carta a Lewis Cass, Secretario de Estado
de los Estados Unidos, de fecha del primero de julio 1858, John Forsyth informa desalentado “ya
es visible que el presente Gobierno no puede controlar la situación política de sentar su autoridad
en todo el país” para confirmarnos que “...Un afortunado movimiento liberal en la capital
derrumbaría toda la estructura del Gobierno de Zuloaga... Una revolución, basada en estas ideas,
está en marcha y casi madura para estallar...” descubriendo en los juaristas a quienes vendrían a
cubrir sus aspiraciones imperiales: “A la vez, puedo decir que algunos de los líderes del nuevo
movimiento, se han expresado favorablemente al tratado de cesión y al pedido de protección a los
Estados Unidos” terminando con el siguiente colofón: “Mi experiencia me ha enseñado que todo
los partidos y los Gobiernos que se cambian en México son tan parecidos, que no creo que la
política que nuestro Gobierno considere conveniente adoptar respecto a este país, pueda variar en
esencia, ya sea el partido conservador o el Liberal.”56
54 Tamayo, Jorge L., Benito Juárez, Documentos, Discursos y Correspondencia, selección y notas de Jorge L. Tamayo, Secretaría del Patrimonio Nacional, México 1965, Tomo 3, pp 401-40255 Tamayo op. cit., T 3, pp 425-426.56 Tamayo, op. cit. T 3, pp.440-441
“Desde el primer artículo hasta el último, el tratado es un modelo de crimen político, de
indignidad y de desprecio para el decoro de la nación e integridad de su territorio”57 resume Bulnes.
Todavía el 21 de abril de 1861, una vez concluida la Guerra de Tres Años, Francisco de P.
Gochicoa en una circular de la Secretaría de Hacienda del gobierno juarista, después de señalar que
“El Excm. Sr. Presidente interino no quiere que sean ocupados los empleos públicos por personas
que se hayan hecho indignas de la confianza del supremo gobierno, por haber vituperado sus actos
de una manera pública”, ordena separar de sus empleos “a quienes hayan firmado las protestas
hechas contra las leyes de reforma” así como al “tratado McLane”58
“Yo busco para mi – nos dice un aparentemente consternado Justo Sierra - una explicación
de este fenómeno del orden sicológico (sic) ¿cómo es que hombres de una moral cívica excelsa, de
un patriotismo tal que ha sobrevivido incólume y espléndido, no sólo a los ataques de estupenda
violencia de que han sido víctimas en vida y muerte, sino al hecho mismo, al acto que constituyó su
falta suprema, acto de irreductible gravedad para su memoria, cómo es, en suma, que repúblicos
como Juárez, Ocampo, Lerdo, compaginaron esa obra de tan claro aspecto antinacional?”
“En Veracruz se recibió una que lo decidió todo: Degollado había sido derrotado
completamente en LA ESTANCIA DE LAS VACAS (subrayado de Justo Sierra); Miramón, el
invencible, era otra vez dueño del interior. Salamanca, Ahualulco, San Joaquín, Tacubaya, tenían
un coronamiento fatal”59
“...Forsyth en carta enviada a Lewis Cass de fecha 15 de abril de 1858...’los liberales,
desde que están fuera del gobierno, tratan de apoyarse solamente en un protectorado americano”60
“Periódico ‘Guillermo Tell’ de Veracruz,...un vecino rico y poderoso vale más que un desierto
devastado por la miseria y la desolación”61
“Bulnes ‘intervención...desde el momento en que se encomienda al gobierno de los Estados
Unidos cuidar a perpetuidad de la conservación de la paz en México, con lo que México quedaba
sin soberanía, sin honor, sin una piltrafa de vergüenza’ “62
No sólo el dejar en manos del Congreso norteamericano la elección de las mercancías
“sean producto natural, manufacturero o industrial”, que han introducirse libres de impuestos por el
territorio nacional, para dar concreción al artículo 8º de los tratados, sino el acto mismo de permitir
su introducción al país sin cargo fiscal, entre muchos otros, pero muy particularmente “las
máquinas y aparatos para la agricultura, la industria, la minería, las artes y las ciencias, y sus partes
57 Bulnes, Francisco. Juárez y la revolución de Ayutla, p 46958 Ibídem, Legislación… Documento 5325 T IX 59 Justo Sierra op. cit. p 15260 Miramón , Sánchez Navarro y Peón, Carlos, Editorial Patria 2ª edición p 9061 Miramón p 9062 Miramón, p 92
sueltas o piezas de refacción”63 en una situación de enorme atraso frente a una potencia económica
que estaba en pleno proceso de industrialización, constituye por si sola una auténtica felonía, tal
que hizo declarar a Robert Mc Lane “El señor Buchanan urgía la adquisición de la Baja
California ...(pero) por fortuna, logré ganar su confianza y benevolencia (de Juárez), así como su
deseo por impulsar la amistad y el comercio con Estados Unidos, que consideré resultaría más
ventajosa por medio de Relaciones Comerciales que por la adquisición de territorio” 64, apunte que
irremediablemente nos remite a las palabras que utilizó Al Gore en el año de 1993 “La firma de un
TLC con México representa para nosotros un negocio mil veces superior a la misma adquisición de
la Louisiana”
“...En marzo de este año (1860)...Mr. Aldham, comandante del buque de guerra inglés
‘Valorous’, anclado en Sacrificios...entregó a Miramón copia de un despacho que Lord Russell
dirigía al Encargado de Negocios en México...terminaba en esta forma ‘Ya estaba empezada esta
comunicación cuando llegó aquí el mensaje del Presidente de los Estados Unidos. El Sr. Presidente
propone cambiar la política seguida por Estados Unidos, con el objeto de dar al partido liberal del
Sr. Juárez el triunfo sobre el partido clerical del General Miramón...pocos días después acaeció lo
de Antón Lizardo”65, anotación que se complementa con la carta que le envía Forsyth a Lewis Cass
de fecha 15 de abril de 1858 “Los liberales, desde que están fuera del gobierno, tratan de apoyarse
solamente en un protectorado americano”66 mientras en el periódico “Guillermo Tell” de Veracruz
se señalaba “...un vecino rico y poderoso vale más que un desierto devastado por la miseria y la
desolación”67
Francisco Bulnes recrimina “intervención...desde el momento en que se encomienda al
gobierno de los Estados Unidos cuidar a perpetuidad de la conservación de la paz en México, con
lo que México quedaba sin soberanía, sin honor, sin una piltrafa de vergüenza“68, “Al pedir la
ayuda de la armada norteamericana, Juárez deshonró a su gobierno y su nombre ante la historia”69
“¿Obró Juárez rectamente al acudir a tales medios para triunfar de su adversario Miramón?...Todo país que lucha contra otro está facultado para llamar en su ayuda a una tercer nación...el Derecho Internacional denomina este procedimiento...’coalición’ o ‘alianza’. Pero un partido político que lucha contra otro dentro de un mismo país, no puede llamar en su auxilio a ninguna fuerza extranjera, porque de hacerlo atraerá sobre sí el dictado de traidor con que el propio don Benito y todos sus hombres calificaron a D. José María Hidalgo, a Don Juan N. Almonte y a quienes ofrecieron a Maximiliano el trono de México a cambio de que viniera a domeñar con fuerzas de Francia al partido que había sostenido la Constitución de 57. Nunca podrán contestarse airosamente los cargos que se han formulado contra Juárez por lo de Antón
63 Tamayo op. cit. T 3, pp 757-75964 “La misión diplomática, de Robert M. McLane en México”, en Tamayo op. cit. T 3, p 842.65 González p 17266 Miramón , Sánchez Navarro y Peón, Carlos, Editorial Patria 2ª edición p 9067 Miramón p 9068 Miramón, p 9269 Apud. E. Zondowics en “Francisco Bulnes y su visión de las relaciones diplomáticas en la época de Juárez” en Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, p 139
Lizardo. No sólo gestionó la intervención de la bandera de las estrellas y de las barras en beneficio de su persona y de la causa que defendía, sino que logró que los marinos de norteamérica viniesen a ejercer actos de soberanía a nuestras aguas territoriales”70
“El Diputado D. José María Aguirre exclamó en la tribuna ‘¿Qué es lo que ha hecho el
Gobierno en cinco meses que ha tenido las facultades omnímodas? Nada, ciertamente ¿O se cree
que ahora, como por encanto, luego que se le concedan esas facultades, ha de hacer efectivo lo que
antes no pudo?...¿Cómo se trata de dar facultades omnímodas al Gobierno que allá en Veracruz ha
puesto a los pies de los norteamericanos la dignidad y decoro nacional, con el tratado Mc Lane, por
el cual se concedía a ellos el derecho de atravesar armados por la República Mexicana?’ ”71
Posteriormente vino la intervención europea, en donde Estados Unidos da nuevamente
sobradas muestras de su injerencismo en nuestros asuntos, contando siempre con la aquiescencia de
Juárez y así el 17 de julio de 1861 el Congreso dictó un decreto que, según el historiador D.
Agustín Rivera, fue obra de Juárez, suspendiendo por dos años el pago de las deudas públicas, aún
aquellas que se tenían hacia las naciones extranjeras. Francia, Inglaterra y España dieron trazas
desde luego de presentar sus respectivas reclamaciones, y el gobierno de Juárez, “comprendiendo
el error cometido, revocó el 23 de noviembre del mismo año el decreto de marras”72
Las huestes de Napoleón III llegaron a Orizaba sin combatir, en donde su jefe “desconoció el
compromiso contraído en el Tratado de Soledad”73
Juárez nombró a Ignacio Zaragoza General en Jefe de las fuerzas destinadas a combatir
contra el invasor, y tras de una infructuosa tentativa en las Cumbres de Aculzingo, Zaragoza se
retiró a la ciudad de Puebla para aguardar el ataque, aunque “El empuje y la pericia de D. Ignacio
Zaragoza, de Porfirio Díaz, de Negrete, de Berriozabal, de Méndez, de Lamadrid...se vieron
eficazmente ayudados por la torpeza del atacante, que lejos de dirigir su golpe contra las partes
llanas de Puebla que eran sin duda las más vulnerables, lo enderezó contra las colinas de
Guadalupe y de Loreto, que por sí mismas y por sus elementales fortificaciones resultaron
inexpugnables para el soldado francés...Las fuerzas de Napoleón se replegaron a Orizaba y de ahí
pretendieron los mexicanos expulsarlas”74
Zaragoza murió de tifo y Juárez designó a González Ortega para substituirlo, allí reunió un
ejército de veinte mil hombres en que “...sólo 16,000 eran combatientes (7)...presentáronse los
franceses el 16 de marzo de 1863 en número de 30,000, de los cuales 22,000 eran franceses y 8,000
traidores mexicanos”75
70 González pp 27-2871 González p 6172 González p 9173 González p 9274 González p 9275 González p 94
Además Juárez dispuso indebidamente dividir al ejército, actuando en contra de la ordenanza
militar que señala el empleo de todos los elementos disponibles para un acto de guerra, de esta
forma Jesús González Ortega es nombrado encargado de la segunda defensa de Puebla e Ignacio
Comonfort para la ciudad de México.
Al amanecer del día 8 de mayo Ignacio Comonfort, “que ningunos avisos había dado a
González Ortega sobre sus movimientos en la forma convenida, fue sorprendido y derrotado en San
Lorenzo, perdiendo armas, bagajes y, lo que fue peor, los víveres que trataba de introducir en
Puebla”76
José González afirma que “Se ha enderezado contra el Gral. Ortega el cargo de impericia
por haberse encerrado en la ciudad para sucumbir necesariamente con su ejército. A tal imputación
habré de contestar que sólo cumplió las órdenes del Gobierno, las cuales obedecieron al propósito
de resistir en Puebla el avance francés, con objeto de organizar mientras tanto la defensa del
país...Si Benito Juárez no supo o no pudo organizarla, si entregó la Capital de la República sin
combatir, y si desbandó el ejército al salir hacia el Norte, cargos serán que a él deban dirigirse y no
al Gral. Ortega...Tres causas originaron, a mi entender, la caída de Puebla: la falta de unidad de
mando sobre los ejércitos de Oriente y del Centro, la escasa suficiencia de D. Ignacio Comonfort
como militar, y los probables fines ocultos que abrigó D. Bento Juárez”77
Los procedimientos seguidos por el señor Juárez hacia el ejército sitiado en Puebla y
principalmente el haber privado al Gral. Ortega de la unidad de mando, el haberle restado
elementos de combate, el haberle ordenado repetidas veces que continuase defendiendo Puebla y el
haberle impedido al fin la ruptura del cerco, hacen pensar en que el Presidente de la República
“alentó ideas encaminadas a cercenar el valimiento que en aquel entonces tenía el vencedor de
Calpulalpan, con tanto mayor razón cuanto que González Ortega no sólo era un poderoso enemigo
político, sino el hombre con quien los franceses deseaban tratar para poner fin a la lucha armada...
¿qué esta manera de apreciar las cosas deriva de mi parentesco con el Gral. Ortega? Es posible,
pero, por otra parte, precisa recordar que no soy el único que las estima en esta forma...” 78
El General Balbontín describe de la siguiente manera los hechos:
“González Ortega previó que si no abandonaba prontamente la plaza, rompiendo el sitio, se vería reducido a rendirse...el plan propuesto por González Ortega era el único razonable...aún cuando sólo pudieran salvar la tercera parte de la guarnición y alguna artillería. Estas fuerzas unidas al Cuerpo de Ejército del Centro y a la guarnición de México, harían un total muy superior al que componía la guarnición de Puebla al principio del sitio, y por lo tanto, no podría avanzar el ejército francés sobre la Capital antes de recibir refuerzos – pero si tal proyecto se llegaba a realizar el Gral. González Ortega aparecería lleno de gloria, y nada más natural que se le encomendara la defensa de México- El caso es que D. Ignacio Comonfort no se atrevió a obrar en el sentido en que lo invitaba González Ortega, sin consultar con el Gobierno, este tomó la decisión más disparatada que puede imaginarse – Previno a González Ortega que se sostuviese en Puebla hasta sucumbir allí…estas disposiciones del gobierno me tenían a mí
76 González p 10577 González p 11178 González p 136
aturdido, no pudiendo imaginarme que se le pudieran ocultar las anteriores reflexiones – Cuando pasados los años...he llegado a formular una conclusión terrible, pero que es mi sincera convicción, y creo de conciencia consignar a la posteridad: EL GOBIERNO ESTABA CELOSO DE GONZÁLEZ ORTEGA Y DE COMONFORT. No temía que los franceses derrotaran a nuestras tropas, SINO QUE UNO A OTRO DE AQUELLOS GENERALES OBTUVIERA UN TRIUNFO QUE LO HICIERA ADMIRAR DEL PUEBLO Y LO PRESENTARA COMO PRÓXIMO CANDIDATO A LA PRESIDENCIA...El Gral. Comonfort comprendió seguramente lo peligroso de la aventura que se le confiaba, e hizo todas las observaciones que creyó necesarias; pero el Gobierno estaba decidido a llevar a cabo su temerario proyecto, y para realizarlo se presentaron en el campo el Presidente y el Ministro de la Guerra, a fin de empujar a Comonfort al abismo donde había de hundirse el poco prestigio que le quedaba...puede asegurarse que tanto temía el Gobierno el triunfo de nuestras armas como el de las francesas’ ”79
Justo Sierra concuerda con Balbontín en cuanto clasifica de erróneas y hasta absurdas las
órdenes de Juárez; “desde luego que no llega a las tremendas conclusiones a que llegó Balbontín,
(ni podía hacerlo en un libro apologético por excelencia), tampoco puede andar muy lejos de ellas,
aunque no lo confiese...‘Trabajo cuesta creer que haya dado tales instrucciones el Gobierno: el
fracaso de Comonfort era su derrota, y derrotado, no podía auxiliar la salida...El absurdo era
progresivo, pues cada medida tenía menos justificación que la precedente...Lo extraño es que
González Ortega se haya sometido sin protesta. Y aunque aceptara un plan que implicaba la
destrucción indudable de ambos ejércitos”80
Nemesio García Naranjo, historiador, que nada tiene de clerical, refiriéndose a Juárez y al
Gral. Díaz se expresa en la siguiente forma “Juárez hubiera querido que la causa republicana
hubiese triunfado con batallas menos heroicas y brillantes...Los héroes tienen el inconveniente de
convertirse en rivales de los Césares’81
Mientras tanto don Benito había dictado órdenes y más órdenes encaminadas a fortificar y
guarnecer la ciudad de México. Pidió fuerza armada a los Gobernadores de los Estados, impuso
préstamos forzosos a los habitantes de México, metió a la cárcel a los propietarios o comerciantes
que se negaron a pagar los fondos
“ECHÓ LEVA en las calles de la población y soltó a los individuos así enrolados contra su voluntad, y contando con una guarnición de cerca de 12,000 hombres, con una existencia en caja de seiscientos mil pesos y con víveres abundantes... ‘Manifiesto...NO SOLAMENTE LA CAPITAL DE LA REPÚBLICA SE DEFENDERÁ HASTA LA ÚLTIMA EXTREMIDAD
79 González p 138 Balbontín Manuel 1824-1894 Militar e historiador, nació en la Cd. de México. Se alistó para combatir la invasión norteamericana de ’46. Hizo la campaña del norte y combatió en la Angostura en 1847; después realizó la campaña del Valle de México. Con los elementos liberales combatió en Michoacán y Jalisco, participando en el Plan de Ayutla. En 1856 combatió contra los conservadores en Puebla. En 1857 siguió brevemente a los que dieron el golpe de Estado de Comonfort, pero luego marchó con los liberales a Veracruz. Fue Jefe y comandante militar en Tampico en 1861-1862. Combatió contra el Imperio participando en la batalla de San Lorenzo, en 1863. Después marchó al norte para asistir al sitio de Querétaro. Escribió La Invasión Americana (1846 a 1848), Mex. 1883; Memorias (1846-1876) Mex; 1846, y Tulitas La Pelona, novela militar Mex., 1893; Un día del mes de enero a los 40° de latitud norte, Mex., 1873. M. En la Cd. De Mex. Porrúa 1995, p 333 80 Sierra, Justo, Juárez, su obra y su tiempo, p 358, citado por González p 14081 González p 141
CON TODOS LOS ELEMENTOS DE QUE PODEMOS DISPONER’...bástenos saber que el señor Presidente envió a D. Porfirio Díaz hasta el Peñón, sobre el camino de Puebla, para que estorbase el avance de los franceses; que mandó por el camino de Toluca el ejército que debió defender México para que detuviese a los reaccionarios que por allí pudieran atacar, y que él, don Benito, llevando consigo la tesorería, salió por Guadalupe Hidalgo, rumbo a San Luis Potosí”82
Probablemente existan incertidumbre con respecto a la responsabilidad de Juárez en el
desastre poblano, pero lo que no deja lugar a dudas es que Juárez enajenó la soberanía nacional a la
ayuda que pudiera prestarle el “Coloso del Norte”, quien, comprometido como estaba en su propia
guerra intestina, se dio tiempo para sacar ventaja de la situación en México, primero fungiendo
como aval de las deudas de México con Francia, Inglaterra y España, en las que ofreció como
garantía las rentas que se obtuvieran en las aduanas de México, o sea, dándonos un trato de colonia;
posteriormente; vendiendo pertrechos de guerra a cambio de soberanía; permitiendo la
organización de filibusteros nortemericanos para venir a combatir a los franceses a cambio de
cesiones de territorio, y por último amagando a Napoleón III para que saliera de lo que
históricamente han considerado su traspatio.
Por es a razón Ireneo Paz señala que el avance francés puso fin tras la toma de Richmond
por el norte el 3 de abril de 65, “con lo que terminó la guerra civil en los Estados Unidos.”83, al
mismo tiempo que recibía Napoleón III las conminaciones de los Estados Unidos, presenciaba el
crecimiento de Prusia y la derrota de la poderosa Austria en la batalla de Sadowa “Cambió
Napoleón entonces de actitud, retiró toda protección a Maximiliano y se dispuso a replegar sus
tropas para repatriarlas”84
Mientras José María Iglesias afirma que Juárez “tenía notoria capacidad y no carecía de
instrucción, ni su erudición, ni su inteligencia eran de primer orden” Ignacio Ramírez, que conocía
bien a Juárez por haber sido Ministro suyo, dijo:
“Existía cuando la ocupación de México (1861), un ejército organizado...pero ese ejército se componía de voluntarios, organizados por las autoridades civiles y militares de los estados vencedores. El Gobierno General en su fuga (1863) había perdido soldados, armas, generales, banderas, todo, hasta el honor, SIN HABERSE SALVADO EN CAMBIO MÁS QUE D. BENITO’ ...’Se fue al Paso del Norte cuando la Invasión Francesa - ¡SI! Comenzó por tratar con los enemigos; puso a Zaragoza en lucha con los franceses y con las órdenes suspicaces de Doblado. No mandó un buen ejército de observación sobre Forey; abandonó la Capital antes de tiempo; disolvió catorce mil hombres en Querétaro; desorganizó otras fuerzas, introdujo la guerra civil en muchos Estados; se aseguró de no despreciables cantidades, y aprovechó el triunfo ajeno...¡OTROS FUERON LOS QUE LUCHARON!85
Matías Romero encomendó a D. Ignacio Mariscal, entonces Secretario de la Embajada, que
fuese a entrevistar a Schofield, en que le encomiaba para que, una vez terminada la guerra civil en
82 González pp 148-14983 González p 15784 González p 16185 González p 166
E. U. “ha dejado o va a dejar sin ocupación a multitud de gente que no desea volver a la vida
pacífica sino después de ver arrojados a los franceses de México...nosotros nos proponemos
fomentar su emigración...y para que este movimiento se organice y produzca los mejores resultados
posibles a México...necesitamos que lo encabece una persona de reconocido mérito y aptitud...el
general Schofield tendría el mando de las fuerzas de los Estados Unidos que se reúnan en México,
y podrían probablemente llevar de aquí las que quisiera...terminando la guerra, esa misma gente
nos serviría para ayudarnos a desarrollar los elementos del país, y para dar a los capitalistas y a los
hombres emprendedores de los Estados Unidos, la confianza necesaria a fin de decidirlos a invertir
su dinero y consagrar sus trabajos...en México86
Igualmente el Gral. Grant informó a D. Matías Romero que el 28 de mayo había salido la
primera expedición de City Point para Brazos de Santiago “Las fuerzas de los Estados Unidos –
comunicó el Sr. Romero – ocuparán la frontera desde Brownsville hasta Roma, y todo hace creer
que en dichas fuerzas tendremos nosotros amigos decididos’...no para la soberanía, sino para D.
Benito y su Gobierno” 87
Justo Sierra, en el libro Juarez y su tiempo, no pudo menos que confesar que el convenio
Romero-Schfield serviría “para traernos una invasión más funesta que la de los franceses’ “ 88, el
convenio dejó de llevarse a cabo, no por reprobación de D. Benito, sino porque México no pudo
colocar su empréstito y porque el general Schofield “fue designado para desempeñar una comisión
en Paris...y por la oposición de Mr. Seward”89
“La expedición Schofield no vino a México, pero D. Matías Romero siguió insistiendo con
el Gobierno norteamericano...a partir de octubre de 65 Mr. Seward adoptó una actitud más
decidida, iniciando correspondencia diplomática con M. Drouyn de Lhuys, Ministro de Negocios
Extranjeros de Francia ‘A sus notas – dice Zamacois a páginas 302 de su tomo XVIII – en una de
las cuales llega hasta amenazar con la posibilidad de que los Estados Unidos intervinieron con las
armas en la cuestión de México, el Ministro francés contestaba unas veces con concesiones y otras
con evasivas...y era que al par que recuperaban los Estados Unidos su vigor, se formaban
tremendas nubes sobre el reinado de Napoleón, amagándolo con lo que habría de ser la guerra de
70, que a él le costaría el trono y a Francia la Alsacia y la Lorena”.90
Seward contestó a Montholon con fecha 6 de diciembre de 65 diciéndole “He comunicado al
presidente de los Estados Unidos las intenciones del Emperador (Napoleón) respecto a México, que
me dio usted parte el 20 del mes último...creo que la causa del descontento producido en los
Estados Unidos por la ocupación de México, no ha sido comprendida por el Gobierno del 86 González p 18287 González p 18288 González p 18489 González p 18690 González p 188-189
Emperador...no es la presencia de un ejército extranjero en México y mucho menos de un ejército
francés. Reconocemos el derecho que tienen las naciones para hacerse la guerra, mientras no
ataquen a nuestros derechos y a nuestra justa influencia. La verdadera razón del descontento de los
Estados Unidos consiste en que el Gobierno francés, al invadir a México, ataca a un Gobierno
republicano, profundamente simpático a los Estados Unidos y elegido por la nación”91, con lo cual
el pretendido patriotismo de Juárez cae por los suelos.
Ignacio Ramírez midió en esta forma la figura de Juárez “Alegraos, naciones
extranjeras...Cuando abandonasteis los campos de batalla, levantamos frente a nuestros reyes y
caudillos al más despreciable de nuestros personajes, como un insulto” Y en el periódico L’Ere
Nouvelle, citado por México a través de los siglos, Tomo V, pag. 729, pintó la valentía personal de
D. Benito en esta forma: “En cuanto al valor desplegado por el Sr. Juárez, en lo que él llama
pomposamente la defensa de su país, nos parece haber consistido únicamente en hacer combatir a
los demás”.
Se ha dicho que la permanencia del Sr. Juárez al frente del poder, era indispensable para que
se obtuviera el triunfo contra los franceses,
“Esto es un sofisma...A fines de 64 y dada la política que estaban siguiendo los Estados Unidos con relación a Francia, no era aventurado predecir que las huestes de Napoleón se retirarían en breve, dejando a Maximiliano abandonado a sus propias fuerzas...Lerdo de Tejada a Ortega 16 de marzo de 1864: ‘Las últimas noticias del exterior explican bien los motivos de esa conducta...ya necesita el gobierno francés abreviar el término y dejar los compromisos de la expedición, poniendo grande empeño en apresurar la retirada de su ejército que se anuncia para octubre o noviembre’...Y falto Maximiliano del apoyo extranjero, tampoco era difícil suponer con visos de seguridad que caería a los pocos ataques que los liberales le dirigiesen...¿Dónde estaba, pues, la necesidad de que D. Benito continuase en el poder, si el triunfo se veía perfilarse en un futuro próximo y era lógico que se pudiera obtener con solo continuar los lineamientos que hasta entonces se habían seguido?...‘¿Qué cosa puede saber Juárez que no sepan mil, diez mil, cien mil, en la nación? – decía D. Ignacio Ramírez – Los insensatos que recomiendan a Juárez como un hombre necesario, ¿no tienen instinto de que procediendo de ese modo se degradan a sí mismos? Es estimarse muy poco, no ya como republicano, ni siquiera como hombre, el creerse uno incapaz de hacer lo que ha hecho Juárez' (84) 92
No retuvo el poder D. Benito para salvar a México, lo retuvo por morbosa pasión de
mando, la misma que lo hizo retener la presidencia en dos reelecciones sucesivas, hasta que la
muerte lo arrancó del sillón presidencial. Con esta pasión violó la ley en el caso de González
Ortega, y con ella, obligó a que se levantasen en armas soldados que antes combatieran en el
campo juarista: Marcelino Villafaña en Yucatán, Felipe Mendoza en Perote, el Gral. Negrete en
Puebla, los coroneles Toledo, Palacios y Granados en Sinaloa, Pedro Martínez y Francisco Aguirre
en San Luis Potosi, Trinidad García de la Cadena en Zacatecas, Vizcaíno en Guaymas, Calleja en
Molina en Tampico y Jerónimo Treviño, Francisco Naranjo, Donato Guerra y Porfirio Díaz en
diversas partes del país “¿Por qué se sublevaban estos hombres? Porque D. Benito,, con las
91 González p 19092 González p 237
elecciones que él dirigía y en las que, según decir del Nigromante, ‘empleaba todas las rentas de la
Nación en comprar gobernadores, generales, periodistas, diputados, ayuntamientos, legislaturas y
electores’ y en las que ‘merced al telégrafo derramaba sobre las urnas hasta hacerlas rebosar,
torrentes de oro con una mano y con la otra torrentes de sangre’ (86) (González ‘ después de medio
siglo no hemos conquistado la libertad ni la República’ (88)”93
"¡Juárez, salvador de la república! lo único que procuró siempre don Benito Juárez fue
poner a salvo su persona...(pues Juárez era) enérgico y valiente únicamente contra cualquier
pretendiente a su silla presidencial"94. El Nigromante acusaba “A Juárez lo fuimos a buscar al
confín de la nación, palpitante bajo los pliegues de una bandera extranjera (sic), mientras los
buenos mexicanos median sus armas contra los invasores...los insensatos que recomiendan a
Juárez...se estiman muy poco no ya como republicanos sino como hombres, al creerse incapaces de
hacer lo que ha hecho Juárez"95.
Don Matías Romero, (Ministro Plenipotenciario de México ante el gobierno de
Washington) comenta "...mientras Seward está en el Departamento de Estado (del gobierno de
Abraham Lincoln), los E.U. toman parte en nuestras dificultades con las naciones europeas, solo
para sacar a nuestro costo el provecho que puedan de ellas, y no porque tengan el mas ligero deseo
de ayudarnos de buena fe a sostener nuestra nacionalidad y nuestras libertades"96.
Juárez en tono resignado, decía: "si nosotros, pues, hemos de tener que recurrir alguna vez
a este país (E.U.) para que nos ayude a arrojar a los franceses del nuestro; (y si) hay peligro grave
de que perdamos una porción de territorio, parece que la política más sabia y patriótica (sic) sería la
que tratara de reducir la pérdida a la menor porción posible"97.
Lo que constituye una espléndida confesión de que la actuación del juarismo se limitaba a
aguardar que los yanquis arrojarán a nuestro invasor, es la carta de Pedro Santacilia dirigida a su
suegro el 2 de diciembre de 1865.98 “yo no puedo comprender que los enemigos abandonen así
enteramente toda la frontera cuando tenemos desde Bagdad hasta Laredo setenta mil yanquis que
simpatizan con nuestra causa...Ayer dijo un periódico que el Gobierno americano había autorizado
al Gral. Logan para ofrecer diez millones de pesos a cambio de no se qué pedazo de territorio
nacional. Hace algunos días me habló Plumb de alguna cosa parecida, a la que no di ninguna
importancia como era natural ¿Qué habrá? ¿Pensarán sacar otra vez a Ud. los proyectos de Doblado
en que figuró también el amigo Mr. Plumb?...Dicen los papeles que Napoleón ha diferido la
reunión del Cuerpo Legislativo hasta saber lo que dice Johnson en su esperado mensaje...Hemos
93 González pp 237-23994 Ibídem Citado por Roeder p 105595 Col. Cit. 96 Ibídem Roeder p 54697 Justo Sierra op cit p 43498 Caja 12/156/1364
perdido nueve meses desde abril hasta la fecha, esperando la acción oficial del gabinete americano’
(Espléndida confesión).”99
Cuando Napoleón se convence de la inutilidad de mantener un ejército de ocupación en
este continente y apurado por sus conflictos en Europa, retira a los 25,000 soldados franceses que
sostenían a Maximiliano, es la acción norteamericana, a la que con tanta fruición apela Juárez, la
que decide a final de cuentas el fin del Imperio, veamos: “De Juárez a Santacilia. El Paso, 12 de
enero de 1866. ‘La noticias que me comunica Ud. de México son muy importantes, no menos que
las resoluciones de Mr. Johnson de sostener invariablemente la doctrina Monroe, y todo indica que
la causa de México saldrá triunfante al fin, a pesar de cuanto más hagan los invasores para
conservarse otro poco de tiempo en el país”100
Un aspecto revelador de la actitud que guardaron los juaristas durante la intervención
francesa, es esta carta que Matías Romero envía a Juárez
“De Romero a Juárez, Nueva York, 9 de agosto de 1865. Caja 12/119/1327: ‘Mi muy querido amigo...Por ahora sólo diré a usted que estoy plenamente seguro, por el conocimiento que tengo de esta gente, de que mientras no venga la ratificación del Gobierno, si es que la concede (sobre) el Ferrocarril de Matamoros a Mazatlán (que estaba negociándose en Nueva cork, no adelantará la compañía al Gral. Carvajal, no digo los tres millones que él dice...pero ni treinta mil pesos...Como el contrato está ya perfeccionado por lo que hace a las concesiones en los Estados de Tamaulipas y S. Luis, la Compañía puede muy bien obligar al Gral. Carvajal a expedir los bonos por cincuenta millones de pesos y hacer que se los entregue, sin ninguna garantía...Aunque el mal ya está hecho, y como he dicho a usted, de este negocio espero sólo males y ningún bien, creo sin embargo que el único medio de componerlo, es que el Gobierno lo desacuerde en su totalidad declarándolo nulo por haber excedido el Gral. Carvajal sus facultades, pues verá Ud. que asume la representación del Gobierno General, en cuyo nombre ha obrado, y el carácter de Gobernador del Estado de S. Luis con facultades legislativas...Firmado M. Romero”101
Por la correspondencia entre Juárez y su yerno Santacilia, podemos fácilmente llegar a las
mismas conclusiones que hemos adelantado:
“De Juárez a Santacilia. El Paso, 31 de agosto de 1865: Mi querido Santa...Mañana llegará el
correo y tal vez pueda recibir carta de Ud., para saber algo de lo que pasa en México, pues de ahí
no tenemos más noticias que las que nos vinieron por esa ciudad (Nueva York) y que alcanzan al
23 de junio...Firmado Benito Juárez’ “102
“De Juárez a Santacilia. El Paso, 13 de octubre de 1865 ‘Mi querido hijo Santa: -...Quedo
enterado de que el día 1° de octubre debió Ud. escribir a Herrera de Veracruz sobre lo de mi acción
en la empresa del ferrocarril de Medellín...Si los franceses vinieran aquí, me iré probablemente
para Coahuila...Suyo Afmo., padre y amigo.- Juárez’ era mucho decir que D. Benito solo se
cuidaba de la defensa nacional...es claro que a los hombres que peleaban en tales regiones, ni les
mandaba parque, ni armas, ni mucho menos, los dirigía en la campaña...Limitábase D. Benito a ser
emblema en la defensa y a expedir uno que otro nombramiento. Lo demás, el empuje, la iniciativa, 99 González op. cit. p 294100 González op. cit. p 310101 González p 271102 González p 271
las penalidades, seguían siendo correspondiendo a los hombres de combate, como les habían
correspondido en tiempos de la Reforma”103
“De Romero a Juárez. Washington, 19 de octubre de 1865. Caja 12/130/1338. ‘Me he
impuesto con mucho interés de lo que me comunica Ud. respecto del período constitucional de la
Presidencia...declarar que tal período queda prorrogado hasta que haya nueva elección
popular...Acabo de saber que en un discurso que pronunció ayer Mr. Balir en Nueva York, presentó
como la doctrina del partido demócrata, la que reconoce a los Estados Unidos el derecho de
intervenir en la cuestión mexicana, en los términos que expresa el memorándum que Ud. conoce.
Espero que esto produzca muy buen resultado’...”104
“Las iras del Sr. Santacilia contra Prieto eran el resultado de las ideas que éste expresaba a
todo aquel que quería escucharlo ‘El pronunciamiento del Sr. Juárez en contra de la Constitución
para retener el poder supremo (escribía Prieto a D. Lorenzo Vega, Caja 12/100(1308) me separó
del Gobierno como me separé de Comonfort en aquel golpe de estado más disculpable siquiera por
no tener al extranjero invadiéndonos’ 105
Pero tal vez quien mejor comprendía el interés norteamericano en nuestros asuntos,
después de Juárez, sea Matías Romero, (Ministro Plenipotenciario de México ante el gobierno de
Washington) quien comenta "...mientras Seward está en el Departamento de Estado (del gobierno
de Abraham Lincoln), los E.U. toman parte en nuestras dificultades con las naciones europeas, solo
para sacar a nuestro costo el provecho que puedan de ellas, y no porque tengan el mas ligero deseo
de ayudarnos de buena fe a sostener nuestra nacionalidad y nuestras libertades"106.
La amenaza extranjera se reflejaba entonces en la frase que mandaron acuñar los franceses
y que Roeder consigna: "En el estado actual de la civilización mundial, la prosperidad de
América‚ no puede dejar indiferente a Europa, puesto que América - reconocían - alimenta nuestra
industria y da vida a nuestro comercio...los imperativos de nuestra política y los intereses de
nuestro comercio y de nuestra industria, se combinan todos para imponernos el deber de marchar
sobre México"107.
Y ante la actitud de algunos mexicanos frente la agresión, que reflejaba impotencia y
mezquindad "como el gobierno nunca abandonó la esperanza de obtener ayuda real de los Estados
Unidos, el ‘Periódico’ repetidamente mencionaba la justificación de la doctrina Monroe" 108
añadiendo que esta doctrina, que no significa otra cosa que un atentado a la soberanía de las
naciones latinoamericanas la cual mostró su verdadera dimensión durante la guerra del '47, en la
que México fue despojado de mas de la mitad de su territorio por los mismos Estados Unidos de
103 González p 275104 González entre 275 y 281105 González p 281106 Ibídem Roeder p 546107 Ibídem Roeder p 628108 Scholes Walter V. Política mexicana durante el régimen de Juárez 1855-1872 FCE México 1972 p 151
América con su "Destino Manifiesto", por lo que apelar a la doctrina del Presidente norteamericano
James Monroe, para oponerse a las vicisitudes de la intervención europea, correspondía, por lo
menos, a echarse en brazos de un verdugo para que nos librara de otro, sin rasgo de dignidad y en
que la soberanía quedaba hecha añicos.
Walter Scholes, ubica la intervención francesa "estando los Estados Unidos comprometidos
en una guerra civil, se presentaba una maravillosa oportunidad, pues uno de los principales
objetivos de la política francesa era dar jaque mate a Norteamérica"109.
Matías Romero en su correspondencia daba también fe, tanto de los deseos
norteamericanos de "ayuda", como de la impotencia de saberse envueltos en una guerra intestina.
Dice Matías Romero acerca de la creencia de que si los E.U. no estuvieran empeñados en su actual
guerra civil, las potencias europeas no hubieran intentado siquiera intervenir en México: "...mas de
una persona me dijo - refiere el diplomático oaxaqueño - <<sosténganse ustedes un poco, que
cuando nosotros terminemos nuestra guerra civil nos encontraremos mas fuertes que nunca con un
ejército de 500 mil hombres>>"110, a pesar de lo anterior los objetivos confesados por Romero no
eran otros que "comprar armas y mantener nuestros ejército...(pretendiéndoles enganchar con la
amenaza de que) la considerable fuerza naval (de los invasores) es demasiada grande para México
y no puede estar dirigida sino contra los Estados Unidos"111.
Y este recurrir al expediente de solicitar la "ayuda" estadounidense para resolver nuestros
conflictos, no obstante la amarga experiencia sufrida no hacía menos de 15 años a manos de ellos
mismos, resulta inverosímil ¿por qué razón - nos preguntamos nosotros - no existe antecedente de
algún auxilio solicitado por ejemplo a Sudamérica‚ o a cualquier otro país que no aspirara a
retribución alguna, ni guardaban ilusiones imperialistas con nuestro país?
En cambio nos encontramos en boca del Presidente Juárez que, en tono resignado, nos dice:
"si nosotros, pues, hemos de tener que recurrir alguna vez a este país (E.U.) para que nos ayude a
arrojar a los franceses del nuestro; (y si) hay peligro grave de que perdamos una porción de
territorio, parece que la política más sabia y patriótica (sic) sería la que tratara de reducir la pérdida
a la menor porción posible"112.
Manuel Doblado, que se jactaba de estar facultado para concertar tratados internacionales
sin la sanción congresional, y cuyo único requisito exigido era la ratificación del Presidente, acordó
con Sir Charles Wyke el 9 de abril de 1862 que la deuda inglesa estaba garantizada "por un
préstamo norteamericano en proyecto, de 11 millones de dólares...hipotecando los terrenos baldíos
y los bienes del clero todavía disponibles en México (los que) serían adjudicados al gobierno
británico"113. 109 Ibídem Scholes p 111110 Tamayo op cit Tomo 5, p 531111 Col. Cit.112 Justo Sierra op cit p 434113 Roeder op cit p 628
Las verdaderas intenciones de Tom Corwin (representante norteamericano en México)
quedaron reflejadas en la propuesta que con total desparpajo hizo a Seward: "...que el gobierno
norteamericano afianzara la deuda exterior de México y garantizara el interés‚ por espacio de cinco
años...(por lo que) México estaría dispuesto a empeñar todos los terrenos baldíos y los recursos
minerales de Baja California, Sonora y Sinaloa, así como su honor nacional, en pago de esta
garantía, (y añadiendo, en desdoro de Juárez) pues no veo en esta república hombres de ningún
partido mejor dotado, en mi concepto, para su cometido, que los que se encuentran actualmente en
el poder"114. Y aún Roeder intenta justificar la ambición yanqui diciendo que "la ayuda propuesta
era valiosa porque no era desinteresada", lo que equivale a decir que por el hecho de ser sincera o
cínica, era un poco leonina.
Scholes, ante las quejas de Romero por la poca ayuda del gobierno de Lincoln, afirma que
"aunque los Estados Unidos nunca convinieron formalmente en proporcionar ayuda, lo cierto es
que el gobierno liberal recibió armas de aquel país incluso durante la guerra de secesión, y el
abastecimiento aumentó una vez que los Estados Unidos dieron fin a su conflicto". "Por ejemplo –
siguiendo con Scholes - W. W. Mills, cobrador de aduanas en El Paso durante el período en que
Juárez se hallaba precisamente al otro lado del Río...declaró que había proporcionado armas al
gobierno republicano por diversos medios. El General Sheridan asentó en sus memorias: `Durante
el invierno y la primavera de 1866, continuamos proporcionando secretamente armas y municiones
a los liberales enviándoles hasta 30,000 mosquetes' solo de Baton Rouge"115.
Fuentes Mares, pretendiendo minimizar la injerencia norteamericana durante la
intervención francesa, afirma que "el punto de queja, en lo fundamental, radicaba no en el hecho de
que el ejército francés se encontrara en México, sino en haber arruinado un gobierno republicano
`con el que los Estados Unidos simpatizaban muy profundamente' "116 lo que aparte de representar
una “confesión de parte” ante la que se harían innecesarias las pruebas, queda la duda acerca de lo
correcto que es alardear de simpatizarle al coloso, quien desde nuestro surgimiento a la vida
independiente no cesó de hostigarnos, de intervenirnos, de invadirnos y hasta de mutilarnos. Ahora,
que pretender que el país que cuenta en su haber la negación de cualquier aspiración republicana,
como lo es precisamente el vecino del norte, decir que guardaba simpatías por la república juarista
es un exceso retórico.
Roeder no duda al declarar que "las dimensiones de la crisis superaban a la destreza
diplomática...el Presidente...afrontó la situación con franqueza y dio un ejemplo de honradez
política que lo acreditaba como hombre de Estado, reconociendo la debilidad del país y la
necesidad de acomodamientos y concesiones"117, lo que no es otra cosa que aceptar el menosprecio
114 Ibídem Roeder pp 520-522115 Scholes op cit p 150116 Mares Fuentes, José‚ Juárez el Imperio y la República, Grijalbo México 1982 p 120117 Roeder op cit p 570
al valor y al arrojo de la sociedad civil, demostrada desde que el país fue invadido por los
españoles.
Bulnes critica duramente esta concepción, aunque no tan certeramente, cuando declara:
"Había una imbécil preocupación: nuestros gobiernos creían que la soberanía residía en los
diplomáticos...Otway había vendido su reconocimiento el 10 de agosto de 1858 a Zuloaga por el
precio del aumento del 3 al 6% anual del rédito de la Convención inglesa" 118. Decimos que Bulnes
no es tan certero porque llama tontería a la traición.
Ahora ¿se justifica proclamar a Juárez como el vencedor de los franceses? si el mismo
Roeder acepta que "el gobierno de Juárez iba desintegrándose, y sus mejores generales, Uraga,
Doblado y Comonfort le habían dado a entender a los franceses que estaban dispuestos a tratar...un
agente francés había establecido contacto con Sebastián Lerdo de Tejada...obteniendo de él una
carta que indicaba su propia inclinación a considerar un arreglo honorable con los franceses"?119.
La lealtad de los generales de Juárez era tan dudosa, que Zarco desesperaba del porvenir de
la patria: "Las cosas marchan mal, muy mal por acá. Nuestros jefes nos abandonan todos los
días...No hay pueblo en nuestro país...Por mi parte pienso salir a los Estados Unidos y esperar allí
el desenlace de la situación. Nuestro don Benito está perdiendo todo con sus fantasías"120.
Zamacona revela tristemente la situación: "...nuestro gobierno se halla relegado en un
rincón del país, ignorado por las poblaciones...ha tomado un carácter anárquico y destructor,
fecundo solo en ruinas y en mal renombre para nosotros. En el curso de este medio año no hemos
hecho nada contra el enemigo - decía en 1864 - pero hemos dejado que haga mucho contra el país y
sus habitantes"121, Zamacona había sido funcionario en el gobierno de Juárez, encargado de la
negociación de las reclamaciones inglesas en el año de 1861.
Roeder nos da su propia impresión: "Manuel Ruiz fuera de combate, ni acá ni
allá...Ignacio Ramírez, retirado en un puerto del Pacifico, ridiculizaba al Presidente perpetuo;
Ignacio Altamirano, retirado en Acapulco, leía a Tasso; Zarco contemporizaba en los Estados
Unidos. Doblado había pasado la frontera; los demás no estaban muy lejos de ella"122.
“El Presidente se vio reducido, por fuerza, al papel de un espectador de la lucha, sin la
posibilidad de ejercer mas que un control remoto y formal sobre la resistencia"123, y toda vez que
para él no existía mas que el peso que pudiera existir fuera, cavilaba acerca de que "lo único que
nos puede dar (Washington) que nos sirve de mucho, es su apoyo moral, no reconociendo a
Maximiliano y manifestando su deseo de que Napoleón retire sus fuerzas...el rompimiento de
Austria y la Prusia, una reacción del partido liberal y oposicionista en Francia, y el agotamiento de
118 Bulnes op cit p 44119 Roeder op cit pp 796-799120 Ibídem Roeder p 800121 Roeder op cit p 841122 Ibídem Roeder p 845123 Ibídem Roeder p 844
los recursos de Maximiliano para crearse un ejército‚ que lo sostenga...la sombra creciente del
militarismo prusiano era un motivo más para expeditar la repatriación de las tropas de México"124.
La situación internacional era tal que Juárez llegó a decir, en una carta dirigida a Santacilia,
"convenga Ud. conmigo que Bismark es un hombre de progreso, porque ha logrado poner alarma y
en movimiento a los demás lobos de Europa. ¡Dios (sic) lo mantenga en su firmeza para que el
incendio no se apague, sino que devore el último opresor de aquella parte del mundo!"125.
Las dos luchas, al norte y al sur de la frontera, siguieron interdependientes, de acuerdo con
Roeder, "y Juárez, identificando su causa con la de Lincoln, le había arrimado el
hombro...autorizando el paso de las tropas del Norte por el territorio mexicano, cerrando la puerta a
los agentes de los confederados, y extendiendo un cordón sanitario en las espaldas de los
rebeldes...’…yo celebro’ - dice Juárez – ‘y aplaudo la inflexibilidad de Mr. Lincoln...pues mas
provechoso nos será su triunfo...nosotros con nuestra tenaz resistencia y con el tiempo aburriremos
a los franceses...los invasores y traidores...deben considerar (que) teniendo al frente un coloso (en
obvia referencia a los Estados Unidos y no precisamente a él) que por los principios de libertad
(sic) que sostiene (harán ) desaparecer de un soplo a invasores y traidores"126.
Sin embargo era indiscutible que Juárez no confiaba todo a la fortuna, (que venciera el
Norte sobre el Sur en E.U.; que venciera Bismark en Europa; que los liberales franceses se
impusieran a Napoleón III; que éste abandone a Maximiliano o que por fin, el Habsburgo se aburra
de una situación insostenible), razón por la cual hubo de mover a sus agentes en Washington o en
cualquier otra parte de Norteamérica para hacer progresar sus planes, pues justamente de esta época
son los tratados a que nos hemos de referir y que prueban fehacientemente que no era el interés
nacional el que importaba en esta situación de emergencia:
Manuel Doblado y Matías Romero urdieron un plan para que el primero se presentara
"como particular a ofrecer a los Estados Unidos en venta la Baja California y una parte de la
Sonora"127, maquinación un tanto absurda si partimos del hecho de que para las grandes potencias
es más seguro y provechoso tratar de gobierno a gobierno que con un intermediario particular;
maquinación absurda porque parte de la idea de que el gobierno de los E.U. pudieran desconocer
los antecedentes de Doblado; maquinación en fin, que evidencia el carácter indigno de la
representación mexicana en el exterior; los fines declarados (*) muestran infantilismo de ser ciertos
o presuponen estulticia en la opinión publica de ser falsos; en fin que son deleznables desde
cualquier punto de vista que se les mire.
124 Ibídem Roeder pp 927-929125 Apud Roeder op cit p 966126 Apud Roeder op cit pp 875-876127 Ibídem Roeder p 871(*) "Descubrir las intenciones del gobierno norteamericano con respecto al reconocimiento solicitado por el gobierno de Maximiliano"
También es digno de mención el Tratado José‚ Ma. Carvajal- Daniel Woodhouse (el
primero Gobernador de Tamaulipas y de San Luis Potosí) de fecha 15 de mayo de 1865, en el cual
el primero se comprometía a conceder "250 leguas cuadradas situadas en Tamaulipas y otras 250
en S.L.P a la compañía del segundo; así como 2,136 minas situadas en los mismos estados de la
república, compuestas de siete pertenencias de 240,000 varas cuadradas, equivalentes a 50 acres
cuadrados cada una; con una concesión de 10 años con posterioridad al fin de la guerra a cambio de
recibir y negociar la venta de treinta millones en bonos del Gobierno de los Estados Unidos de
México, gozando la Compañía de una comisión del 5% sobre todas las cantidades realizadas por la
venta de bonos"128.
Justo Sierra al comentar el citado convenio en su Juárez, su obra y su tiempo, se queja de
que "después de causar mil disgustos produjo sólo tres cargamentos de armas y municiones, malas
en su totalidad y de influencia nula en los acontecimientos"129.
El triunfo en Richmond del Norte sobre el Sur en abril de 1865, trajo nuevas propuestas,
pues fue entonces cuando Juárez le dio instrucciones a Romero para que gestionara ante el
Presidente Johnson "la entrada de sesenta mil hombres de los que iban a ser inmediatamente
licenciados" a cambio de ofrecerles tierras mexicanas para que se quedaran y a los generales y a los
oficiales de ese ejército norteamericano, fuertes sumas de dinero por si preferían regresar a su país,
y la opción de que "el jefe de la expedición y el ejército‚ auxiliar estarían sujetos a las leyes
mexicanas y a las órdenes del gobierno de la República"130, sin embargo al final del texto del
Artículo 3ro del Tratado Schofield-Romero se estableció que "por creerse así conveniente, la
organización de este cuerpo de ejército‚ será la que previenen las leyes de los Estados Unidos"131.
Juárez pretende que Matías Romero "actúa de muy buena intención gestionando
compromisos inconvenientes para México"132 intentando deslindar a su gobierno del asunto, no
obstante Roeder en su obra Juárez y su México no deja dudas en tanto que pone en boca del
entonces Presidente lo siguiente: "Si esa República...quisiera prestarnos un auxilio de fuerza o de
dinero, sin exigirnos condiciones humillantes...nosotros aceptaríamos y en ese sentido se le han
dado instrucciones a nuestro ministro"133.
Lo mismo debe suponerse que existió en el caso del Convenio José María Iglesias-Jacobo
P. Leese de fecha 30 de marzo de 1864, mediante el cual se le cedía la península de Baja California
al norteamericano para su colonización.
128 Romero, Matías. Contratos hechos en los Estados Unidos por los comisionados del gobierno de México durante los años de 1865 y 1866, p 55, Secretaría de Relaciones Exteriores, México 1868.129 Justo Sierra op. cit. p 517-518130 Ibídem Justo Sierra pp 518-519131 Iglesias Calderón, Fernando. Las supuestas traiciones de Juárez FCE México 1972 p 567132 Ibídem Iglesias p 569133 Roeder op. cit. p 876
Seward “invitó” al gobierno francés a fijar una fecha para la evacuación; y sin esperar otra
intimación, Napoleón la anticipó para enero de 1866; y simultáneamente informó a Washington en
el mismo sentido “Seward había iniciado el principio del fin" 134 según las propias palabras de
Roeder, al que se le puede acusar de todo, menos de ser antijuarista.
Juárez reconoce y agradece a su aliado norteamericano el que haya definido la terminación
de la guerra, "Las contestaciones de Mr. Seward al gobierno francés‚ equivalen a una batalla
ganada y me confirman el cálculo que había yo formado de que en este año, si no triunfamos por
completo, por lo menos mejorar nuestra causa un ciento por ciento"135, y como corolario y para que
no quedara ninguna duda con respecto a la intromisión norteamericana en la conclusión de la
guerra de intervención francesa "Su esposa (Margarita Maza) de repente se encontró con asombro
suyo en plena actividad política. Las tarjetas de visita...llenaron la legación; en la Casa Blanca se
organizó en su honor una recepción, la primera...desde la toma de posesión del Presidente Johnson.
Seward la agasajó...con una cena íntima...dos días mas tarde, la invitó a visitar el Departamento de
Estado...el general Grant le ofreció un baile que hizo sensación en el mundo oficial...(el)
Presidente...abandonó una vez mas su acostumbrado retiro para hacer honor a su huésped."136.
Todo esto por lo que toca al mayor abundamiento con respecto a las causas de fondo que
orillaron a Napoleón III a abandonar su aventura en nuestro país, lo que por ende facilitó “el
triunfo” de Juárez sobre los ejércitos de Miramón, Mejía y del propio Maximiliano, y lo único que
tal vez faltaría por demostrar los beneficios que los Estados Unidos alcanzaron con la victoria de
Juárez o de la forma en que Norteamérica se cobró su intervención en los asuntos de México.
Después de las evidencias tan terribles, resulta lógico suponer que la injerencia del Imperio
norteamericano en nuestro país se consolidó en la época de Juárez, pues antes tendría que soportar
dos invasiones francesas, una española y otra inglesa, las cuales resolvió de acuerdo a sus
particulares intereses contando siempre con la franca colaboración de nuestras clases dirigentes.
Ahora bien, el culto indebido a Juárez debe buscarse en los intereses que persiguen quienes
lo promueven, por ejemplo, Porfirio Díaz, quien lo combatió con las armas en la mano, fue el que
ordenó la erección de un Hemiciclo en su honor, y hasta dispuso de un concurso entre los
historiadores de la época para motivar el falseamiento de la historia, nuestra labor consiste
principalmente en rescatar la historia, no para exclusivamente no volverla a repetir, sino para
promover las modificaciones que nuestro país necesita para salir del atraso, a pesar de y por aparte
de quienes se dicen nuestros representantes.
Como vemos, la tarea por recuperar la soberanía y construir un futuro mejor no sólo es
titánica, sino podría pensarse como casi imposible, pues por todos lados observamos que en pleno
siglo XXI el Imperio avanza arrasando cualquier vestigio de civilización, pero si hacemos cuentas,
134 Ibídem Roeder p 906135 Ibídem Roeder p 924136 Col. Cit.
actualmente la población mundial alcanza los aproximadamente 6,300 millones de personas, la
población de Estados Unidos es apenas de 250 millones, ni siquiera el 5% del total, es decir, que
por más que el Imperio pretenda dominar a la humanidad, simplemente no le alcanzarían las manos
para conseguirlo. Si nosotros aprendemos de la Historia estaremos en mejores condiciones de
poder vencer las vicisitudes que enfrenta nuestro pueblo todavía, y después de más de 180 años.