mujer, sociedad e imaginarios -...

9
14 MUJER, SOCIEDAD E IMAGINARIOS Escribir sobre la vivencia de las mujeres en nuestra sociedad implica a nuestro juicio referir una realidad que al decir de Bourdieu, hemos aceptado más o menos sin discusiones: la subalternidad. En este sentido y gracias al compromiso de quienes asumieron la ardua tarea de escribir durante diciembre 2011, exploramos en este número los márgenes en los que se palpa la exclusión femenina. Por ello nos atrevemos a proponer como introito una analogía de la mano de Castel 1 , quien describe tres tipos de exclusión cuya eficacia ha sido probada históricamente: la primera y más reseñada, se refiere a la supresión y exterminio completo de grupos étnicos o religiosos con persecución abierta y declarada (pensemos en la conquista de nuestros territorios, en la Alemania Nazi o en la actual Palestina). Una segunda se relaciona más con la reclusión que por “nuestro bien” hemos establecido como penalización: así tenemos la cárcel, el manicomio, el hospital, la escuela especial, la casa de abrigo, etc. Todos propios de la sociedad de control descrita por Foucault que nos libera de la posibilidad de ver y convivir con aquellos/as que son diferentes a nosotros/ as por las más disímiles situaciones. La tercera, y más importante para ilustrar las discusiones que acá se ofrecen, es la que segrega incluyendo en la idea naturalizada y generalizada de que existe una deficiencia o limitación propia que le atribuye una condición de inferioridad a cierto grupo de personas que, aunque sin discapacidad aparente, no pueden ejercer plenamente su ciudadanía ni están en situación de defender sus derechos. Se trata de quienes cargan con estigmas religiosos y tienen como condición la pobreza, un escaso nivel educativo, son inmigrantes y/o indocumentados/as, desempleados/as o sub- empleados/as, infantes abandonados/as y maltratados/as y quienes constituyen la cada vez más creciente estadística de violencia: las mujeres. 1 Castel, R. (2004): Encuadre de la exclusión. En Karsz, (comp.): La exclusión: bordeando sus fronteras. Definición y matices. Gedisa. Barcelona.

Upload: lamphuc

Post on 29-Sep-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

14

MUJER, SOCIEDAD E IMAGINARIOS Escribir sobre la vivencia de las mujeres en nuestra sociedad implica a nuestro juicio referir una realidad que al decir de Bourdieu, hemos aceptado más o menos sin discusiones: la subalternidad. En este sentido y gracias al compromiso de quienes asumieron la ardua tarea de escribir durante diciembre 2011, exploramos en este número los márgenes en los que se palpa la exclusión femenina.Por ello nos atrevemos a proponer como introito una analogía de la mano de Castel1, quien describe tres tipos de exclusión cuya eficacia ha sido probada históricamente: la primera y más reseñada, se refiere a la supresión y exterminio completo de grupos étnicos o religiosos con persecución abierta y declarada (pensemos en la conquista de nuestros territorios, en la Alemania Nazi o en la actual Palestina). Una segunda se relaciona más con la reclusión que por “nuestro bien” hemos establecido como penalización: así tenemos la cárcel, el manicomio, el hospital, la escuela especial, la casa de abrigo, etc. Todos propios de la sociedad de control descrita por Foucault que nos libera de la posibilidad de ver y convivir con aquellos/as que son diferentes a nosotros/as por las más disímiles situaciones. La tercera, y más importante para ilustrar las discusiones que acá se ofrecen, es la que segrega incluyendo en la idea naturalizada y generalizada de que existe una deficiencia o limitación propia que le atribuye una condición de inferioridad a cierto grupo de personas que, aunque sin discapacidad aparente, no pueden ejercer plenamente su ciudadanía ni están en situación de defender sus derechos. Se trata de quienes cargan con estigmas religiosos y tienen como condición la pobreza, un escaso nivel educativo, son inmigrantes y/o indocumentados/as, desempleados/as o sub-empleados/as, infantes abandonados/as y maltratados/as y quienes constituyen la cada vez más creciente estadística de violencia: las mujeres.

1 Castel, R. (2004): Encuadre de la exclusión. En Karsz, (comp.): La exclusión: bordeando sus fronteras. Definición y matices. Gedisa. Barcelona.

15

IIniciamos este número con el artículo Entre elotes, la factoría y el free way: Mujeres de origen nahua en California, donde se analiza la migración de mujeres mexicanas hacia los Estados Unidos en los años noventa. María Eugenia D´Aubeterre Buznego se vale de relatos de la experiencia de quince mujeres con la idea de “mostrar el trastocamiento de las coordenadas de espacio y tiempo en la organización del trabajo como inmigrantes de origen rural, identificar el control diferenciado que ejercen sobre el “entorno” en ese nuevo nicho laboral y descubrir los matices que tiñen esta realidad considerando las posiciones que ocupan estas mujeres en el entramado de relaciones de género y parentesco y que su trabajo tiene especial importancia para la expansión y acumulación de capital. “Nos comenta que “a pesar de que los estudios desde una perspectiva de género han propuesto lecturas más complejas sobre la migración femenina, las migrantes siguen siendo percibidas como dependientes de los varones que inician el movimiento migratorio y son evaluadas por el papel que desempeñan en la llamada “esfera doméstica”. II María Cristina González Moreno nos increpa con este ensayo en la medida en que nos aproxima a una discusión sobre las resignificaciones y cambios en el pensamiento feminista con referencias al Feminismo Liberal, Radical, Marxista y sus marcas ideológicas más significativas, para detenerse en el Feminismo Post moderno. Sin lugar a dudas, éste último ha construido todo un piso discursivo en contra de los grandes relatos, y ahora el sujeto del nuevo feminismo no es un sujeto unitario dotado de una identidad estable, ni dividido en feminidad o masculinidad sino una pléyade de subjetividades que ocupan posiciones múltiples, distribuidas a lo largo de diversos ejes marcados por la diferencia, atravesados por discursos y prácticas que pueden ser contradictorias. Una pluralidad de nosotros/as en donde no es el centro el que determina los márgenes sino éstos los que determinan con sus límites el centro y a la vez, a sí mismos. ¿Desde donde miramos? Una bitácora de viaje para navegar por los feminismos, sus complejidades y desafíos es el título que ha elegido.III También como investigación y compartiendo país de origen José Carlos Cervantes Ríos y María del Carmen Pérez González presentan Vulnerabilidad de las mujeres en la dinámica familiar de Jalisco, México. Se trata de un trabajo derivado de un estudio que se realizó en el año 2008 y que es fruto del análisis de una encuesta realizada al azar a 2.200 personas que se representaron a sí mismas y a sus familias. Los autores abren la discusión con la puesta al

16

día del término vulnerabilidad y su vinculación con el género femenino, lo que deja en claro dos de sus condiciones: pobreza y rol social. Así pasamos a comprender cómo su escasa escolaridad, -se mantiene una vez que las mujeres establecen uniones de pareja- determina la precariedad de los empleos y limita los recursos culturales para el ejercicio de sus derechos. Ello evidencia además la invisibilización de la temprana incorporación de las niñas/mujeres a la vida laboral como impedimento para su formación y las limitaciones a la libertad personal que surgen del emparejamiento temprano. En fin, resulta una excelente demostración de la influencia de las condiciones materiales y el género en las relaciones familiares y de cómo se genera vulnerabilidad en las mujeres no sólo económica, sino fundamentalmente cultural.

IVContinúa este número con Violencia contra las mujeres de Yamile Delgado de Smith para quien uno de los principales efectos de la violencia de género es el quebrantamiento de la identidad, lo que implicaría la alienación del pensamiento y devendría en la desestructuración psíquica, perturbando e impidiendo reaccionar frente a la agresión atendiendo a sellos arquetipales que nos construyeron como lo otro: sumisas, temerosas, vulnerables, débiles, pasivas e indefensas. Su texto analiza las desigualdades sociales, expone la Ley Orgánica que controla la violencia en Venezuela, caracteriza su tipificación, explica la importancia del Instituto Nacional de la Mujer y expone los esfuerzos y dificultades para llevar las estadísticas al respecto. Para cerrar reflexiona sobre la necesidad de impulsar cambios planificados desde la educación en materia de respeto por la dignidad humana y, en especial, por las mujeres, por ser quienes transmiten comportamientos que giran en torno a los saberes ancestrales que circunscriben valores y principios elementales para la subsistencia.

VUna investigación realizada por la psicóloga Guitté Hartog con 120 niños/as habitantes de un barrio considerado como marginado de la ciudad de Puebla, México, da origen a La violencia que dibujan las niñas y los niños y la que pinta nuestro gobierno de su mano dura. El documento inicia con una crítica al “adultocentrismo” para reivindicar los relatos, testimonios y opiniones de niños y niñas como válidos para realizar investigación social y generar políticas de protección. Luego aborda la teoría de género desde una perspectiva que trasciende el cuestionamiento de la carga cultural implicada en el hecho de nacer mujer u hombre, para interpelar al tipo de relación que los une. Seguidamente presenta un análisis de los dibujos realizados por los niños/as en

17

el que pueden identificarse formas de violencia física, emocional, económica y sexual en donde los agresores son casi siempre hombres y la infancia queda representada como testigo de las diferentes formas de explotación, negligencia y la impotencia. Cierra con una interesante analogía entre las propuestas de solución realizadas por los varones del estudio y la política del gobierno federal de “mano dura” para erradicar la inseguridad; opuestas a las alternativas de conciliación hechas por las niñas. VIGabriel Parra nos acerca a una interesante perspectiva arquetipal y gnoseológica de la mujer con su Aproximación al estudio de María Magdalena a partir de la tradición judeo-cristiana. Su escogencia, de la que tal vez sea la una de las mujeres más estigmatizada de la historia, parece un intento de quien “regresa para vengarse de toda una hermenéutica de la verdad hecha carne en los postulados clásicos del mundo canónico cristiano”. Con Pedro, como pescador que se muestra no solo desconfiado sino hasta celoso de la inteligencia de esta mujer, muestra el desequilibrio histórico que esos acontecimientos han provocado en la constelación arquetípica masculinidad/feminidad. Rico en referencias, ilustra esta confrontación en la tradición francesa, egipcia y grecorromana para afirmar que el advenimiento de una vertiente cultural fundada en el retorno de la feminidad favorecería la integración arquetípica equilibrada y armónica en nuestro tiempo; lo que podría traducirse en el fundamento de una cultura de la paz y de convivencia, siempre que se conciba la otredad como una cosmogonía que cobre sentido a partir de una antropoética educativa como referente de una nueva ciudadanía planetaria.

VIIDespejado el ocultamiento histórico de la mujer en la literatura venezolana durante el siglo XIX, Laura Antillano hace una revisión a las motivaciones de la escritura de las mujeres en Venezuela durante el siglo XX con Las mujeres y las letras, un recuento en el hilo de lo escrito. Desde la segunda década del siglo pasado estas mujeres descendientes de esa Venezuela épica, heróica y definitivamente masculina que rememoramos a veces con nostalgia “compartieron militancia política, los deseos de emancipación…fueron periodistas, peleadoras inscritas en todos los frentes, buscando su lugar en el mundo”. Con alusiones a nuestra historia reciente se documenta ampliamente la producción literaria de las mujeres y su participación en la política como espacio público por excelencia. Este excepcional recuento construye la mujer que somos, la misma que según Simone de Beauvoir “no nace”.

18

VIIIAlejandro García Malpica nos reserva los Itinerarios de la Mujer en Edgar Morin, texto cuyo antecedente fue escrito como conferencia para una Jornada que organizáramos hacia el año 2009 sobre “Género, lo imaginario y las representaciones sociales”. Este documento es adjetivado por las claves de la complejidad y se inicia con una exposición que distingue los conceptos imaginario y representación. En este contexto afirma que la cultura deriva de la producción de imaginarios y su irradiación en el sentido común, el dominio de eso que definimos como lo simbólico. Ofrece, sin temor, una interpretación psicoanalítica de los nudos biográficos de Morin, de modo que transita la incertidumbre mientras describe sus vínculos con la mujer –principalmente con su madre-, lo que será determinante para su obra como para su vida. Arguye también el doble femenino/masculino que porta la humanidad, la misma que según sentencia, sobrevalora lo masculino en detrimento de lo femenino. Más tarde ofrece el análisis que Morin hace de la mujer en el rol de actriz y al tratamiento que le ha dado la industria cultural en el que se pierde a sí misma al ganar como “estrella” un lugar en el público. También atiende el movimiento de emancipación femenina como confirmación del esquema androidiano; puesto que a su juicio “el feminismo tradicional no ha dejado de reivindicar la plenitud de los derechos masculinos, como si lo masculino significase la plenitud de la humanidad”. Finalmente aborda las tensiones entre los diferentes feminismos y reivindica con Morin la identidad humana en lugar de la de género.

IXCon una lectura crítica de la sexualidad que implica la expresión sociocultural patriarcal que se ha hecho de las características físicas, Marbella Camacaro Cuevas y Karina Abou Orm Saab enuncian con su avance de investigación Improntas patriarcales: sexualidad masculina patriarcal, cómo la masculinidad se articula estrechamente con el poder para fundar la negación de todo lo considerado femenino, “tanto, que para censurar una conducta de un varón y avergonzarlo, solo tenemos que decirle que se comporta como una niña”. Así se da el aprendizaje de las dicotomías que condiciona, los procesos de vida diferenciales entre hombres y mujeres a partir de sus imaginarios sociales, de tal modo que en el inconsciente colectivo predomine la cultura falocéntrica que justifica la apropiación del cuerpo de las mujeres por parte de los hombres como ejercicio del poder. Para comprender cómo la lógica de la sexualidad masculina hegemónica socaba la vida, tanto de los propios hombres como la de las mujeres, es imprescindible reflexionar sobre la emergencia de nuevas percepciones sobre la sexualidad humana.

19

XIdentidad/Género y Resistencia/Globalización son las dos tensiones con las que titulo mi documento, ello con el propósito de aproximarnos al proceso de constitución de la identidad que viene determinada por el sexo, en tanto éste es considerado uno de los primeros elementos identificatorios y de diferenciación social. La discusión se ambienta en la crisis epocal que vivimos, la misma que nos induce a la redefinición de lo que somos. Para debatir presento tres tesis: 1) La dinámica racional moderna generó una reflexividad que niega los mitos y, con ellos, la diversidad; 2) El auge de los medios electrónicos y de las tecnologías de la información ha contribuido a transformar nuestro imaginario social y -en este contexto- 3) el pensamiento feminista y la perspectiva de género, en los espacios académicos como en la vida cotidiana, parece mostrar signos de resistencia a pesar de la tradición patriarcal. Al final emergen algunos rasgos simbólicos que mantienen y visibilizan nuestra identidad, especialmente la femenina.

XICon su Pedagogía del Útero: Del conoce a ti mismo/a a un re-encuentro con la madre, Claridbel Pereira atiende la negación e invisibilización de la mujer como enseñante, tanto en el espacio privado como en el académico, de donde ha quedado excluida como productora de conocimiento. Como estudiosa del discurso de la maestra, afirma que éste ha sido pensado desde el “homo” y que por tanto enseña que somos esencialmente “homo sapiens”, en una franca negación de lo afectivo, puesto que el argumento último es que somos sujetos racionales. Desde una perspectiva muy personal, y sin pretender la anulación de lo masculino, nos acerca al encuentro con su identidad como mujer. Para ello parte de la comprensión de su historicidad, “desde la desconstrucción de lo que hasta ahora ha sido el centro: el hombre, el patriarcado.” Con el apoyo de las premisas de Luisa Muraro, busca una pedagogía que permita el re-encuentro con el orden simbólico materno, por eso este artículo de índole filosófica gira en torno a una postura política desde el encuentro con quien le ha enseñado a ser lo que es como mujer: la madre.

XIIBajo el título Participación de las Mujeres en las Misiones Sociales, Aragua, Venezuela, Laura Maldonado Acosta nos presenta una investigación en la que explora la participación femenina en las Misiones Sociales en dos municipios del Estado Aragua. El texto que inicia con la discusión del empoderamiento y la exclusión social de la mujer, se nutre con los propios testimonios de las entrevistadas a partir de los cuales nuestra autora analiza

20

los beneficios educativos (derivados de las misiones cuyo fin primordial es la educación en diferentes niveles), personales (aquellos que las han ayudado a crecer como persona y sentirse bien consigo mismas y con las personas de su entorno), económicos (la ayuda social y las becas recibidas) y alimentarios (reciben, aparte de ayuda económica, alimentos para ellas y sus familiares más cercanos). Estos convergen en una interpretación que las señala como un aporte a su inclusión dentro de los diversos espacios públicos.

XIIIEn Género y Trabajo Williams Aranguren Álvarez plantea que la discriminación por razones de sexo en el campo laboral ha existido desde la Revolución Industrial; así “con las migraciones del campo a la ciudad y la conformación de los primeros centros urbanos, no sólo se transformó el modelo de producción, sino la familia y su forma de reproducción”. Además de discutir importantes convenios internacionales presenta importantes signos de discriminación y centra la discusión en el sistema de garantías que la sociedad moderna ha asociado al trabajo formal y a la que muchas mujeres no tienen acceso. De allí que muchas se ven desfavorecidas, lo cual es extensible a su grupo familiar. Cierra instando a reformar leyes para garantizar un estado de derecho diferente, el cual debe ser acompañado por un conjunto de reformas institucionales de los órganos administrativos del Estado, a fin de garantizar el cumplimiento de la normativa laboral aplicable en la materia del trabajo de la mujer.

XIVProsigue nuestro número con Apuntes sobre el origen de la Misoginia, de Aura Adriana Delgado quien presenta en forma de revisión documental un avance de investigación que revela la concepción social de la mujer desde la teología cristiana y la filosofía clásica. A su juicio, el solo hecho de nacer mujer, nos hace merecedoras de un odio que se manifiesta algunas veces de manera sublime y otras no tanto con un abierto desprecio, discriminación, segregación e invisibilización: eso que da el título a su texto. Desde el siglo VIII a.C. se adjudica a la mujer la culpa por todos los males de los hombres a través de la tradición judeocristiana y la griega con el Génesis y Pandora respectivamente; de allí que nuestra autora encuentre -sin sorpresas- incontables semejanzas entre ambas concepciones que han contribuido sin lugar a dudas con la aparición y propagación de la misoginia en el mundo occidental. Se trata de una “historia de desprecio hacia las mujeres, producto del relato de una sociedad patriarcal en la cual el aporte de las mujeres ha sido ignorado o descartado”.

21

XVFinalmente, Clyde Lanford “Lanny” Smith nos sorprende con la actualidad de su trabajo sustentada en una injusticia cotidiana, escondida para muchos, como es la del sistema de salud de los Estados Unidos. Para contextualizar y como tributo, nos ofrece brevemente el aporte de algunas mujeres que han protagonizado luchas sociales en ese país desde tiempos de la esclavitud como Harriet Tubman, pasando por la resistencia de Rosa Parks crucial para la abolición de leyes racistas y Angela Davis quien por sus actividades revolucionarias entró en la lista de “más buscados” del FBI. El valor de su trabajo emerge de los testimonios recogidos en entrevistas -especialmente hechas para esta publicación en Diciembre 2011- a mujeres que liderizan movimientos sociales contra ese sistema. “Cada una de ellas habla de su vida, su lucha, de cómo llegaron a la conciencia y qué hacen con ella. A través de sus palabras podemos ver mucha de la injusticia actual en los Estados Unidos y en el mundo; además de capturar su tremendo espíritu de lucha”. Es una experiencia hermosa que acertadamente titula De “Ocupa Wall Street” a la Salud y Justicia Social Estadounidense: Ocho Mujeres Haciendo Historia.

Carlota Delgado - “Retrato con signos”