movimientos políticos contemporáneos

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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA JOSÉ SIMEÓN CAÑAS MAESTRÍA EN CIENCIAS POLITICAS TESIS DE GRADUACIÓN “LA APARICIÓN Y DESARROLLO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES CONTEMPORÁNEOS EN LA ÉPOCA DE LA GLOBALIZACIÓN. EL CASO DE CRIPDES EN EL SALVADOR” PRESENTADA: ERIN ELIZABETH CONRAD ASESORA: MS. CAROLINA QUINTEROS

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Page 1: Movimientos Políticos Contemporáneos

UNIVERSIDAD CENTROAMERICANAJOSÉ SIMEÓN CAÑAS

MAESTRÍA EN CIENCIAS POLITICAS

TESIS DE GRADUACIÓN

“LA APARICIÓN Y DESARROLLO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

CONTEMPORÁNEOS EN LA ÉPOCA DE LA GLOBALIZACIÓN.

EL CASO DE CRIPDES EN EL SALVADOR”

PRESENTADA:ERIN ELIZABETH CONRAD

ASESORA: MS. CAROLINA QUINTEROS

SAN SALVADOR, AGOSTO DE 2004.

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I. Introducción

“En el marco de las acciones que la Alianza Social Continental realiza este día 12 de octubre como parte de la campaña “El Grito de los Excluidos,” nos unimos a la lucha y al clamor de millones y millones de pobres en nuestro continente para expresar nuestro total rechazo al Tratado de Libre Comercio de las América (ALCA) y el Plan Puebla Panamá (PPP). Como movimiento social salvadoreño tenemos prácticamente paralizado el país, con tomas de vías importantes, puentes, aduanas y entronques viales que conectan a las principales ciudades, puertos y aeropuertos en El Salvador. Sí a la Vida, a la Dignidad y a la Soberanía de nuestro pueblo.”1

El 12 de octubre de 2002, con motivo de la celebración del día de “La Hispanidad”, diversas organizaciones sociales de Mesoamérica manifestaron su rechazo a una serie de Acuerdos de Libre Comercio que estaban programados para ser negociados durante ese año. En El Salvador, la movilización masiva de un estimado de 27,000 personas, entre las que se encontraron un variopinto de movimientos sociales, organizaciones sindicales, organizaciones campesinas, comunidades urbanas marginales, grupos ambientalistas, organizaciones de mujeres; todas estas organizaciones se reunieron bajo una bandera común—en el contexto de la celebración de la Hispanidad— para bloquear once carreteras principales y las fronteras terrestres nacionales.2

Si bien que las acciones de protestas a las que nos referimos anteriormente no constituyen novedad alguna para un continente acostumbrado a acciones sociales, cabe destacar, sin embargo, la dimensión global y regional de los últimos acontecimientos. Por lo que sugerimos leer las sincronizadas protestas realizadas en torno al 12 de octubre, como síntomas de un (re) surgimiento y (re)definición de los movimientos sociales a nivel global, tanto en los países latinoamericanos como en muchos países industrializados de Occidente. Esto último no debería sorprender, debido a que los últimos veinticinco años se caracterizan por ser un período de rápido crecimiento en las conexiones y flujos transnacionales, que han afectado todas las áreas de la vida humana: desde la economía hasta la política, del medioambiente a la cultura y la sociedad. Estos 1 Foro de la Sociedad Civil, CONFRAS, Concertación Laboral y Social, COACES. “Proclama del 12 de octubre del Movimiento Social Salvadoreño.” San Salvador, El Salvador 12 de octubre, 2002.2 “Bloquean paso en carreteras”: Sindicatos, campesinos, estudiantes y diputados del FMLN bloquearon calles es en protesta contra planes económicos, en el Día de la Identidad Nacional. “ La Prensa Grafica. San Salvador. 13 de octubre,02 y “Protestan por tratados.” El Diario Hoy. San Salvador, El Salvador. l 3 de octubre, 2002.

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procesos, denominados globalización3, no solamente han provocado cambios en la economía política global, sino también han cambiado y expandido el contexto formativo y áreas para la disensión política.

Las multitudinarias manifestaciones de repudio a la globalización neoliberal que se dieron en Seattle en diciembre 1999 son consideradas por muchos intelectuales y políticos como el comienzo de una nueva etapa de movilizaciones sociales en el mundo.4 Las protestas masivas, organizadas por distintos grupos de activistas, han sido realizadas en todos los continentes, siendo las más significativas las realizadas en Praga, Québec, Génova y Qatar, en donde se han celebrado encuentros de los países miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y del Banco Mundial (BM). Aunque los escenarios de protesta cambian, el objetivo no ha variado. Los activistas pretenden llamar la atención sobre el hecho de la agudización de la exclusión social y económica mundial. Esta exclusión no puede desvincularse de las políticas económicas implementadas bajo el auspicio de las ya citadas organizaciones económicas globales (el OMC y el BM).

Además, por la amplitud que han tomado las recientes protestas contra el ALCA en nuestro ambiente, se palpa la sintonía entre las demandas de las organizaciones sociales latinoamericanas y la movilización social que se observa en otras partes del mundo. Pero, a diferencia de lo que ocurre en otros casos, los movimientos sociales de América Latina tienen unas historias políticas muy distintas que influyen no solamente en sus formas y estrategias de lucha y organización, sino que también condicionan fuertemente los contextos bajos los cuales las movilizaciones sociales puedan aspirar a tener ciertos éxitos.

Mucho se ha dicho acerca del impacto y de la importancia de los movimientos para una globalización alternativa5 en los países 3 A nivel más general, la globalización se refiere a un proceso de cambio que afecta a todas las regiones en el mundo. A este respecto, Held, McGrew, Goldblatt, y Perraton definen la Globalización como “a process (or set of processes) which embodies a transformation in the spatial organization of social relations and transactions—assessed in terms of their extension, intensity, velocity, and impact—generating transcontinental or interregional flows and networks of activity, interaction, and the exercise of power. ” Ver Held, David, Anthony G. McGrew, David Goldblatt, y Jonathon Perraton. 1999. Global Transformations: Politics, Economics and Culture. Stamford, CA: Stanford University Press. 4 Keck, Margaret E y Sikkink, Katryn. 2000. Activistas sin Frontera, Redes de defensa política internacional. Traducido por Mercedes Córdoba y Magro. Siglo XXI editores S.A. de C.V. México. 5 En años recientes el llamado movimiento anti-globalización que primer conocimos en Seattle ya yo no gustan el termino “anti-globalización” porque lo creen ser un término despectivo y descalificador. Más bien ahora se ven mas como un movimiento

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desarrollados. Sin embargo, poco se ha escrito acerca de la creciente movilización social en América Latina y su conexión con la lucha mundial en contra de la globalización neoliberal. Partiendo de esta observación, el propósito de nuestro trabajo consiste en examinar la teoría de la acción colectiva de los movimientos sociales contemporáneos desde el contexto latinoamericano. Así, en este trabajo se explorara la pregunta acerca de los factores críticos que han contribuido a la movilización y resurgimiento del movimiento social en el salvador

Por lo que se ha observado en los últimos cinco años en El Salvador, se puede sostener que existe una organización clave y consistentemente activa dentro del movimiento social. CRIPDES (Comunidades Rurales para el Desarrollo de El Salvador) es la organización que servirá de base para la elaboración de este trabajo. Por una serie de elementos a los que se hará alusión en los párrafos siguientes --más específicamente en el capítulo que trata de la metodología de la investigación--, se considera a CRIPDES como un elemento clave para entender la movilización social en el país. Esta organización ha liderado las distintas fases de movilización social en los últimos años. Es la organización más importante en cuanto a estructuras y cercanías con los sectores sociales más desfavorecidos. En este sentido, CRIPDES ha apoyado a las distintas organizaciones que han tenido que enfrentarse con las autoridades políticas en los últimos años. De esta manera, se ha asegurado la participación y movilización de otros actores sociales, especialmente el sector campesino.

En El Salvador, luego de varios años de letargo, se han observado algunas manifestaciones significativas de acciones colectivas de organizaciones sociales. Para poder captar en toda su amplitud las acciones recientes, coordinadas por CRIPDES en El Salvador, este trabajo examinará, en primer lugar, las fuerzas subyacentes que influyen en la acción del movimiento social en nuestros días. Para ello, tendrá que explorar, además, la historia de la acción colectiva más reciente del país. En este sentido, será necesario arrojar algunas luces sobre las movilizaciones masivas de los años setenta que desencadenaron la guerra revolucionaria de los ochenta, la cual culminó con la firma de los Acuerdos de Paz en 1992; y, finalmente, la etapa de desmovilización del movimiento social en los años noventa. La segunda parte del estudio se construye a partir de la teoría de las oportunidades políticas. Desde esta óptica, se presta especial atención

para una globalización alternativa o movimiento en contra de reglas de comercio que solo benefician a las empresas multinacionales o a las personas, etc.

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a cinco factores cuyo papel en el resurgimiento y movilización de CRIPDES no pueden ser desdeñados.

I. Contexto histórico

En el actual contexto global, los Movimientos Sociales (MS, en adelante) han resurgido como un elemento importante en el paisaje político de América Latina. En los años setenta los MS emergieron como expresión de rechazo al autoritarismo enquistado en estos Estados. En Nicaragua, por ejemplo, después de muchos años de organización clandestina los Sandinistas, respaldados por un fuerte movimiento popular, derrocaron al presidente Anastasio Somoza, cuya larga presidencia había sido caracterizada por una represión política despiadada y un fuerte autoritarismo.

Los años ochenta fueron testigos de mucho de lo mismo y como Álvarez y Escobar explican en su libro The Making of Social Movements in Latin America “se veía, en prácticamente cada país de la región una experiencia fuerte de resistencia y de acción colectiva, aun cuando eran menos visibles que décadas anteriores y muchas veces sumergidos”6. En esta época, los chilenos siguieron protestando en contra de las torturas y las desapariciones bajo el régimen represivo del general Pinochet. Asimismo, desde otras latitudes, los campesinos, sindicatos y estudiantes salvadoreños tomaron las calles exigiendo reformas gubernamentales y el fin a la represión estatal.7

La década de los ochenta llegó a un fin inesperado para muchos. Los regímenes autoritarios colapsaron bajo las constantes protestas populares y las presiones internacionales a favor de la democracia. Los años noventa en América Latina no solamente fueron marcados por la emergencia y --en algunos países--, por la consolidación de la Democracia, sino también por el surgimiento de nuevas formas de 6 Escobar, Arturo y Álvarez, Sonia E. 1992. “The Making of Social Movements in Latin America.” Oxford: Westveiw Press. pg.17 Luego, en El Salvador, el movimiento popular optó por la vía revolucionaria como instrumento política-militar, en vez de seguir manifestando su resistencia a través de las estrategias más tradicionales, como la toma de calles o huelgas nacionales.

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acción colectiva. Una vez que quedaron en el pasado las prácticas más flagrantes de violación a los derechos humanos, los MS encontraron nuevos motivos de lucha; esta vez en relación directa con la defensa de la identidad y autodeterminación de los pueblos. En México, los Zapatistas surgieron como uno de los movimientos pro-indígenas más renombrado. Y, su grito por alcanzar el respeto cultural, la autonomía política, la dignidad y justicia para los grupos indígenas encontró eco en otras partes del mundo. También, otros grupos indígenas en Bolivia, Ecuador y Guatemala desencadenaron luchas nacionales importantes, exigiendo una redefinición del término ciudadanía que incluya los derechos de los excluidos. Además, por todas partes en el Continente, nacieron otras expresiones de acción colectiva que incluía: organizaciones de mujeres y ambientalistas, nuevas modalidades de cooperativas de trabajadores y campesinos, movimientos cívicos de la clase media, movilizaciones acerca de la defensa de los derechos humanos y la defensa de la vida, hasta movimientos de homosexuales y lesbianas.

La década de los años noventa fue testigo de crecientes movimientos de autoafirmación de identidades. Asimismo, surgieron movimientos de protesta en torno a problemáticas hasta ahora poco llamativas, tales como temas ligados a la defensa de la Naturaleza, antiglobalización y antiprivatización que buscaban unir las dispares expresiones de resistencia en contra de un mal común que amenaza no solamente las identidades individuales, pero también el conjunto de los pueblos. En 1999 las comunidades indígenas de Bolivia y los sectores urbanos se unieron en oposición a los planes del gobierno de privatizar el sistema de agua nacional. Protestas masivas estallaron en Cochabamba. Debido a la movilización de los ciudadanos, la compañía estadounidense que esperaba la oportunidad de comprar los derechos exclusivos de explotación del agua en este país tuvo que desistir de sus ambiciones, al mismo tiempo que el gobierno daba marcha atrás en sus intenciones de privatización.8. En el mismo año, en El Salvador, el Sindicato de los Médicos del Seguro Social (SIMETRISSS) y el Sindicato de Trabajadores del Seguro Social (STISSS), con el apoyo de otros sindicatos urbanos, comunidades marginales y organizaciones campesinas, iniciaron una batalla nacional para evitar la privatización del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), prevista por el gobierno de turno.

El inicio del siglo veintiuno, América Latina está plenamente marcado por la disensión y conflicto político. Reuniones continentales como el “Foro Mundial Social” que, en enero del año 2003, realizó su tercera conferencia anual en Brasil bajo el lema “Otro mundo es posible”, han 8 Méndez, Lourdes. “Asegurados condenan huelga en ISSS.” El Diario Hoy. San Salvador, El Salvador. l 5 de noviembre, 2002.

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proporcionado los espacios internacionales de diálogo y debate entre líderes de los distintos movimientos y organizaciones sociales. Su objetivo consiste en reflexionar, intercambiar experiencias, y formular nuevas propuestas que “buscan la construcción de una sociedad mundial solidaria, cuyo eje debe girar en torno a las necesidades de los seres humanos. La globalización tiene que construirse en la solidaridad y el respeto a los derechos humanos universales, así como de todos los ciudadanos e ciudadanas en todas las naciones, apoyada en sistemas y instituciones internacionales democráticos a servicio de la justicia social, de la igualdad, y de la soberanía de los pueblos.”9 Estos espacios internacionales también han sido la base para planificar acciones continentales de protesta como las relacionadas con la movilización del 12 de octubre de 2002, en Centroamérica. En la misma línea se sitúa el plebiscito continental sobre el ALCA que ha sido encabezado por la Alianza Continental Social, una agrupación de organizaciones y MS en donde se encuentran representados un gran número de países latinoamericanos.10

Resumen:

Con lo dicho hasta ahora, podríamos sostener que los MS están teniendo un papel destacado e importante para el abordaje de algunos problemas del mundo actual y, especialmente de América Latina. El movimiento conocido como de anti globalización ha ocupado un espacio en los últimos tiempos. En América Latina, el enfrentamiento entre estas organizaciones sociales y las elites económicas y políticas del continente a veces ha degenerado en batalla campal y violencia armada.

Los activistas que protestan en contra de los Tratados de Libre Comercio y la imposición económica del norte rico, denuncian el principio según el cual se quiere consumar la subordinación del papel del Estado al del mercado y del comercio exterior. Estas diferentes organizaciones se coordinan con sus pares en el continente y en otras partes del mundo para hacerse escuchar por los poderes económicos y políticos de turno.

Por otro lado, en nuestra región la lucha en contra de la globalización económica ha supuesto una nueva movilización social que ha

9 Ver Porto Alegre. “Otro Movimiento: Las movilizaciones mundiales que desafían el neoliberalismo.” Enero 2003. http://www.portoalegre2003.org/publique. y El Economista de Cuba Edición Online. “Con llamado ante-globalización y contra el ALCA concluyó III Foro Social.” Enero 2003. http://www.eleconomista.cubaweb.cu/foro/057. 10 Alianza Social Continental. “Estrategia Internacional y el ALCA.” Enero 2003. http://www.asc-hsa.org/.

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significado un despertar de los MS. En efecto, luego de un período de letargo de las movilizaciones sociales, especialmente en El Salvador, el contexto de movilización internacional de los MS, ha insuflado un nuevo dinamismo en la vida política de estas organizaciones locales.

II. Hacia un marco teórico y conceptual de los Movimientos Sociales

i. Evolución Conceptual del término MS

Puesto en marcha por la turbulencia de los años setenta y ochenta y, alimentado por los movimientos pro-indígena y favor de una globalización alternativa de los últimos doce años, el estudio de los MS ha resurgido, sin duda, como una de las líneas de investigación importantes en las ciencias sociales, tanto en los Estados Unidos como en Europa. El nuevo empuje a la investigación sobre los MS empezó con nueva fuerza en los años sesenta.11 Hasta este momento la teoría de comportamiento colectivo que vio a los MS como “poco más que un fenómeno muy bien organizado y concienciado, de modas y rumores a disturbios, movimientos, y revoluciones” (Tarrow, 1998: 14), había mantenido la supremacía teórica. Pero en los años sesenta una nueva generación de investigadores—entre ellos, sociólogos, politólogos, antropólogos e historiadores-- hubo de contribuir a modificar esta errónea percepción.

Profundamente influidos por los movimientos en pro de los derechos civiles y para la paz en América y Europa—tópicos a los que daban una atención distinta a la prestada por la teoría de comportamiento colectivo que los definía como fugaces acciones de individuos depravados--; esa nueva generación tomó la iniciativa de iniciar la renovación de la teoría relacionada con los MS. De esta manera, 11 Della Porta, Donatella y Diani, Mario. 1999. Social Movements: An Introduction. Oxford: Blackwell Publishers. pg. 2

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contribuyeron, sin duda, a modificar nuestra percepción de estas organizaciones.

En este marco se desarrollaron dos líneas de investigación, representadas por corrientes europeas y estadounidenses. Las tradiciones intelectuales diferentes y las funciones distintas que tienen los MS en estas sociedades, pueden explicar el origen de sus divergencias. La «aproximación americana» nació del funcionalismo-estructural de los años cuarenta y cincuenta y se centró, en gran medida, en desarrollar teorías que pudieran ayudar a contestar las preguntas duales de «cómo actúan» y «por qué surgen» los MS. Entre las perspectivas diversas que emergen de esta tradición hay que subrayar: las teorías de la elección racional, la movilización de recursos y el proceso político.

Por su parte, la “aproximación Europea” surgió en los años sesenta, en oposición directa a las ideas marxistas predominantes que veían en los movimientos el fiel reflejo de una lucha entre clases organizadas alrededor de la producción económica. Alain Touraine, uno de los principales representantes de la corriente europea, observa que “los mecanismos tradicionales de expresión de interés de clase, en especial el sindicalismo y las organizaciones campesinas, han sufrido como consecuencia del deterioro de sus mercados tradicionales” y han sido reemplazados por “otras manifestaciones de expresión de intereses más intensas de las cuales se relacionan con enfrentamientos sociales.”12 En otras palabras, la aproximación europea argumenta que la teoría clásica que gira alrededor de la lucha entre clases antagónicas ya no tiene vigencia, porque estas clases ya son partes del estado de bienestar y disfrutan de nuevos beneficios sociales dentro del estado. Los “Nuevos Movimientos Sociales” (NMS, en adelante) que han surgido en su lugar pueden ser interpretados como expresiones de luchas contra iniquidades sociales, la dominación de los medios, y otros rasgos del capitalismo post-industrial y del estado de bienestar. Éstas pueden incluir los movimientos de jóvenes, feministas, de paz, de ecología, etnia y raza.

Pero, aunque la teoría de los NMS ha podido explicar las similitudes de diversos movimientos que han surgido en Europa como los movimientos de jóvenes, feministas, de paz, y ambientalistas que comparten un énfasis sobre identidad colectiva, los valores y estilo de vida en vez de o en adición a las ideologías ya desarrolladas, y también una tendencia de surgir más de las clases medias que las

12 Touraine, Alain. 1998. “Actores Sociales y Ciudadanía Política. Antagonismos Centrales, Intermediación y Agregación de Interés.” En Reforma Económica, Estado y Sociedad en Centroamérica. FLACSO: Costa Rica. p. 124

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clases trabajadores o pobres; esta teoría13, sin embargo, no logra explicar completamente ciertos MS que han emergido recientemente en América Latina. Como se ha dicho anteriormente, en América Latina existen diversos movimientos que giran alrededor de la autodeterminación de identidades personales, y, no cabe duda que desde la teoría de los NMS, se puede explicar de manera satisfactoria la forma que toma sus acciones de resistencia. Pero lo que no puede explicar esta teoría completamente es el surgimiento de los movimientos de derechos colectivos tales como los movimientos anti-globalización y anti-privatización que velan más por los derechos de todos que para los derechos personales y que encuentran su apoyo, no solamente en los grupos de clase media, pero también reciben mucho de su apoyo por parte de grupos marginados y de la clase baja.

A pesar de su innegable aporte en el estudio de los MS, en general, en su gran parte, las teorías que han sido desarrolladas tienen aproximaciones muy limitadas. Así, analizan tan sólo un aspecto relacionado con la clase, el papel del individuo, o los recursos disponibles. Al circunscribirse a estos elementos olvidan que el movimiento social tiene altos grados de complejidad y que se caracteriza también por su carácter dinámico. Además, cuando se intenta aplicar las teorías foráneas en el contexto latinoamericano, es necesario tomar en cuenta la historia, el contexto socio político de estos países. Pero, aun más relevante para este estudio, debe subrayarse enfáticamente el hecho de que las teorías que se orientan en la línea de la Teoría de los NMS no son aptas para dar cuenta del surgimiento de los MS en América Latina en el contexto histórico político contemporáneo.

ii. La teoría de oportunidades políticas

A pesar de las limitaciones de las teorías contemporáneas, el marco teórico de “oportunidades políticas”14, que encuentra sus raíces en el 13 En decir eso, es importante señalar que los movimientos en América Latina relativos a las identidades, tampoco cuadran exactamente con lo que los europeos tienen en mente cuando hablan de NMS. Así es que tampoco se puede desligar el tema de las identidades de la participación ciudadana, el autoritarismo etc. En este sentido, es una particularidad de América Latina. Hay que ver que también en Europa, en la lucha de los NMS hay mucho de deseo de mayor participación ciudadana y de mayor democratización. De hecho, es un lema de la nueva izquierda europea. 14 La teoría de las oportunidades políticas que desarrollaremos a continuación constituye la base principal de nuestro análisis sobre la situación de los movimientos sociales en El Salvador. Es la pieza fundamental en la arquitectura de los "rasgos de la acción colectiva de Tarrow". Ésta, contiene los siguientes elementos, según nuestro autor: "la transformación de la capacidad de movilización en acción por medio de la organización, la movilización por consenso y la estructura de las

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modelo del proceso político de Charles Tilly, Doug McAdam, y Sidney Tarrow, presenta, sin embargo, elementos que puedan ser relevantes en el estudio de los MS en América Latina. Porque considera que la interacción entre el ámbito político y los movimientos sociales constituye un factor crítico para el surgimiento y desarrollo exitoso de éstos. El modelo del proceso político tiene sus principios en los escritos de Charles Tilly, quien encuentra factible –partiendo “del modelo del sistema del gobierno”--, elaborar las condiciones para la movilización de los MS, entre ellos la estructura de oportunidad y restricciones políticas.15 Tilly fue uno de los primeros intelectuales en sugerir la relación existente entre el surgimiento de los movimientos y el tipo de régimen político de cada estado. De ahí la idea según la cual deben estudiarse los movimientos sociales en el contexto político de cada estado.16

Luego, Doug McAdam daría vida a lo que se conoce como el modelo de proceso político. Para este teórico de la escuela Americana, las estructuras de oportunidad y restricciones políticas determinan si un movimiento puede surgir o no en un determinado contexto histórico. En fin, McAdam y sus colegas, sostendrán que la estructura de oportunidades políticas que hace posible la movilización de los movimientos puede ser influida por una serie de factores que convergen a proporcionar o no el contexto político necesario para que los MS puedan surgir y movilizarse.17

Dicho de otra manera, el principio central de este marco teórico de oportunidades políticas establece que “los MS surgen y se desarrollan según las oportunidades y restricciones políticas que se presentan en un determinado tiempo; además, son profundamente tributarios del contexto nacional que los vio nacer.18 Así, si las condiciones externas oportunidades políticas". El hecho de destacar estas últimas y centrar nuestro análisis del caso salvadoreño sobre las mismas no significa que neguemos la importancia de los dos primeros elementos. Lo que sucede en el fondo es que para poder estudiarlos (Tarrow los identifica como la morfología de los movimientos) es necesario que hayan surgido las oportunidades políticas. Al estudio de éstas nos dedicaremos en las siguientes líneas.15 Tilly, Charles. 1978. From Mobilization to Revolution. Reading, MA: Addison Wesley Publishing. p. 19. 16 Tilly, Charles. 1984. Big structures, large processes, huge comparisons. New York: Russell Sage Foundation. Pg 3. 17 McAdam, Doug. 1982. Political Processes and the Development of Black Insurgency 1930-1970. Chicago: University of Chicago Press. Introducción. 18 McAdam, Doug. 1996. “Conceptual Origins; Current Problems, Future Directions.” In Comparative Perspectives on Social Movements: Political Opportunities, Mobilizing Structures, and Cultural Framing, Ed.Doug McAdam, John D. McCarthy, y Mayer N. Zald; 23-40.

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(especialmente las oportunidades políticas) son favorables, los movimientos sociales tendrán el espacio político necesario para movilizarse para los cambios que exigen. Pero por otro lado, si existen ciertas restricciones políticas (fuerte represión estatal, por ejemplo) que no son favorables será más difícil el surgimiento de un movimiento social. Resumiendo, se puede concluir que cambios en la estructura de oportunidades y restricciones políticas son lo que últimamente provocan o no provocan la movilización y el surgimiento del movimiento social.

Los teóricos de los MS19 que se adhieren al marco teórico de oportunidades políticas postularon sus propios esquemas, los cuales, a su vez se inspiran en las mismas cuatro sub-dimensiones o factores que guían o condicionan el surgimiento de un movimiento social. Entre los autores que han analizado estos puntos, Sidney Tarrow es, quizá, el más conocido, por su trabajo en el ámbito de oportunidades políticas. En su libro, --“Poder en Movimiento: Movimientos Sociales, Acción Colectiva y Masas en el estado Moderno”--, publicado en 1998, logró consolidar los varios factores en un solo esquema. Por esta razón, en este trabajo, nos referimos a este autor como el principal representante de esta corriente. Pero, esta decisión no debe llevar a una conclusión precipitada que olvide los aportes de otros teóricos que abordaron esta temática en sus investigaciones.

Los factores a los que se harán alusión a continuación, deben entenderse como sub-dimensiones que inciden en la formación, en la estrategia de los movimientos sociales y en el tipo de movimientos sociales que surgen. Hecha la aclaración anterior, los factores que pueden incidir en la formación, estilo, desarrollo y tipo de los movimientos sociales son los siguientes: 1) El grado de apertura del sistema político institucionalizado 2) La estabilidad en las alineaciones de las elites que defienden determinadas líneas políticas. 3) La posibilidad de contar o no con el apoyo de las elites y 4) La capacidad estatal para reprimir los movimientos sociales.

La primera sub-dimensión hace énfasis en el papel desempeñado por la estructura institucional y legal de un estado. La apertura de espacios significativos de participación institucional abre al movimiento un Cambridge: Cambridge University Press. Pg. 24 19 McAdam, Doug. 1996. “Conceptual Origins; Current Problems, Future Directions.” In Comparative Perspectives on Social Movements: Political Opportunities, Mobilizing Structures, and Cultural Framing, Ed.Doug McAdam, John D. McCarthy, y Mayer N. Zald; 23-40. Cambridge: Cambridge University Press. Pg. 27 y Tarrow, Sidney. 1998. Power in Movement: Social Movements, Collective Action, and Mass Publics in the Modern State. New York: Cambridge University Press. Pg 76-80.

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camino estructural para poder expresar sus reivindicaciones. Al contrario, si la estructura institucional formal está completamente cerrada a sus demandas, es más probable que un movimiento se desarrollará de manera diferente. Por supuesto esto es la regla y no necesariamente refleja las experiencias de todos los países. Como veremos en El Salvador, por ejemplo, el MS seguía organizándose, en la clandestinidad, aun cuando no tenía acceso al aparato estatal.

La segunda y tercera dimensiones resaltan la importancia de las estructuras informales de poder en un sistema político. A grandes rasgos, se puede sostener que la segunda dimensión quiere recalcar que la inestabilidad de las alineaciones de las elites—que pueda ser provocada por conflictos en sus filas— es susceptible de convertirse en una oportunidad política para los grupos opositores en la medida en que las primeras estén demasiado preocupadas con sus propios luchas internas para fijarse en el surgimiento de un movimiento social. Al contrario, si hay mucha estabilidad en las alineaciones de las elites, es decir cuando éstas controlan las relaciones de poder estatal, hay menos probabilidad de que un movimiento surgido desde abajo pueda entrar en la pugna por el cambio de las relaciones de poder. Pero, ello no significa que la entrada siempre será imposible bajo todas las circunstancias. Más bien el movimiento considerado se incorporará a las relaciones de poder de una manera diferente.

La tercera dimensión es mucho más obvia, y pretende subrayar las ventajas que pueda ofrecer la presencia de un grupo de aliados en las elites a un MS para que pueda llevar a cabo sus acciones colectivas de disensión en una sociedad. Y, viceversa, un grupo de opositores que no cuenta con aliados entre las elites difícilmente podrá convertirse en un MS eficaz y hacer valer sus demandas ante las instancias estatales

La capacidad del estado de reprimir los MS es la cuarta dimensión que puesto en marcha con otro factor (u otros factores) puede jugar un rol determinante que tipo de movimiento surge en un dado momento. Según Tarrow “repression can either depress collective action or raise the cost of its two main preconditions – the organization and mobilization of opinion."20 El caso de El Salvador antes y durante la guerra demuestra que la represión estatal no detuvo la movilización

20 Este último tema está íntimamente relacionado con lo que Tarrow denomina la relación ambigua entre la represión y facilitación de los movimientos sociales. Volveremos sobre ello cuando hablemos de la cuarta dimensión que incide en la formación y estilo de los movimientos sociales. Las define como dos continuos distintos. Así, “los estados autoritarios reprimen los movimientos sociales, mientras que los estados representativos los facilitan. No obstante, existen aspectos de los estados represivos que fomentan la acción colectiva y característica de los representativos que privan a los movimientos sociales de su aguijón. Ver Tarrow, Sidney. 1998. Power in Movement: Social Movements, Collective Action, and Mass Publics in the Modern State. New York: Cambridge University Press. Pg 77.

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social, sino que sirvió de combustible que dinamizó las acciones colectivas.

Desde el principio es importante decir que las cuatro sub-dimensiones que han sido considerados no deben interpretarse como los únicos factores que, en última instancia, determinan la estructura de las oportunidades y restricciones políticas en un estado. Aunque, sin embargo, en cualquier movimiento colectivo que busca alcanzar objetivos políticos, se hace presente, en alguna medida uno (o más) elementos de estos factores. Además, por otro lado, las oportunidades y restricciones políticas no son constantes ni pueden ser aplicadas uniformemente en todos los contextos políticos y momentos históricos. En este sentido, las sub-dimensiones señaladas deben verse como un mapa de acceso para poder entrar con más facilidad en el entramado político salvadoreño. De esta manera, se podrá responder a la interrogante acerca de los factores que han estimulado y dado forma al (re) surgimiento del movimiento social en El Salvador. 21

iii. Construyendo una definición de movimiento social

Antes de aventurarnos muy lejos, hay que acordar primero una definición acerca del objeto central de estudio: los movimientos sociales. Como todo fenómeno social, los movimientos sociales parecen eludir una definición sencilla. Aunque en los últimos cincuenta años muchos teóricos han avanzado sus propias definiciones. La mayoría, sin embargo, sigue siendo muy imprecisa y vaga. Para algunos, cualquier movilización que se refiere a sí misma como un movimiento social se puede considerar como tal. Para otros, un movimiento social tiene un mecanismo específico para el reclutamiento y movilización de sus miembros. Y otros teóricos definen un movimiento social como una organización con un significado político que trata de cambiar la sociedad.22

Sin embargo, pese a las posturas encontradas, la definición de Charles Tilly y Sidney Tarrow, presentada en 1994, puede considerarse como una síntesis de las diferentes opiniones sobre el tema. Conciben un movimiento social como “un desafió continuo al poder en el nombre de una población viviendo bajo la jurisdicción de los poderosos por medio de muestras públicas y continuas de la misma población con

21 Es importante enfatizar la naturaleza relacional de los factores. En ningún momento un factor puede ser visto separado de los otros factores. Por eso, una correcta interpretación de este modelo explicativo debe hacerse desde la óptica de la interrelación entre los factores. 22 Della Porta, Donatella y Diani, Mario. 1999. Social Movements: An Introduction. Oxford: Blackwell Publishers. Pg. 8-15.

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compromiso, unidad y valor de tal población.”23 De esta definición se puede concluir que los movimientos sociales son una interacción social distintiva donde sus miembros buscan influir en las decisiones estatales de modo que éstas sean favorables a sus demandas. Esta concepción relacional va más allá de las definiciones al uso de los movimientos sociales. Tiene la particularidad de establecer una clara distinción entre los movimientos sociales y otras formas de manifestación de la disensión política. En opinión de Tarrow, la disensión política sucede cuando “gente normal” confronta “las elites, autoridades y oposición.”24 Lo que distingue los movimientos sociales de otras formas de disensión política colectiva es que “ellos son respaldados por fuertes redes sociales y son animados por símbolos que tienen mucha resonancia cultural y son orientados a la acción que los lleva a una interacción prolongada con los opositores.”25 Así, hay que evitar la trampa de identificar todas las acciones visibles de resistencia como acciones del movimiento social y no por “otras formas de lucha—disputas, guerras civiles, competencia electoral y campañas, insurrecciones y motines—que también pueden manifestarse a través de una acción de protesta.”26

Por otro lado, hay que diferenciar movimiento social de organización social. Un movimiento social suele ser el lugar de reunión de distintas organizaciones que, por decirlo en palabras de Tarrow, confrontan las autoridades, elites y dirigentes políticos en un momento determinado. En este sentido, tiene una estructura laxa, bastante horizontal en la que los distintos grupos que intervienen conservan su autonomía y capacidad de decisión. Dicho de otra manera, mientras que en una organización social, subsisten estructuras verticales, en un movimiento social desaparecen tales estructuras. Mientras que una organización social suele tener definidos de manera clara sus objetivos, un movimiento social no ofrece tales seguridades en torno a sus propósitos.

Resumen

La comprensión teórica del funcionamiento y del porqué de los MS ha variado a lo largo del tiempo y según los distintos autores que se han acercado al tema. Los europeos, en general, tienen una concepción 23 Tilly, Charles. 1994. “Social Movements as Historically Specific Clusters of Political Performances.” Berkely Journal of Sociology 38; 1-30. Pg 7. 24 Tarrow, Sidney. 1998. Power in Movement: Social Movements, Collective Action, and Mass Publics in the Modern State. New York: Cambridge University Press. Pg 2-4. 25 Idem. Pg 2. 26 Giugni, G, McAdam, Doug, y Tilly, Charles. 1998. From contention to democracy. Lanham, MD: Rowman y Littlefield Publishers. p xiii.

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distinta de los MS que los estadounidenses. Los primeros, con sus trabajos publicados en los años sesenta, se destacan por su oposición directa a las ideas marxistas predominantes que veían en los movimientos el fiel reflejo de una lucha entre clases organizadas alrededor de la producción económica. Mientras que la «aproximación americana», por su lado --nacido del funcionalismo-estructural de los años cuarenta y cincuenta--, se centró, en gran medida, en desarrollar teorías que pudieran ayudar a contestar las preguntas duales de «cómo actúan» y «por qué surgen» los MS.

Entre las perspectivas diversas que emergen de esta tradición hay que subrayar: las teorías de la elección racional, la movilización de recursos y el proceso político. La teoría de las oportunidades políticas que postularon autores como Tarrow, Mc Douglas etc., no obstante sus claras falencias para comprender a cabalidad lo que sucede en América Latina puede ser muy útil para analizar los MS en nuestras latitudes. Esta teoría considera que la interacción entre el ámbito político y los movimientos sociales constituye un factor crítico para el surgimiento y desarrollo exitoso de éstos.

Tarrow, en su teoría de las oportunidades políticas, destaca cuatro dimensiones socio políticas cruciales que explican el desarrollo y estilo de los MS. Éstas hacen referencia: 1) al grado de apertura del sistema político institucionalizado, 2) la estabilidad en las alianzas de las elites que defienden determinadas líneas políticas, 3) la posibilidad de contar o no con el apoyo de las elites y, 4) la capacidad estatal para reprimir los movimientos sociales. Si bien que este autor no presenta sus dimensiones en términos deterministas --es decir estas cuatro dimensiones no pueden considerarse como únicos elementos relevantes en el estudio de los MS--, no cabe duda que juegan un papel importante para comprenderlos.

III. Consideraciones Metodológicas

El Salvador fue seleccionado como el caso de estudio debido a la relativa fuerza con que se han expresado los MS en los últimos años. Recientemente el movimiento social ha mostrado su fuerza como actor político importante en la lucha contra la privatización del sector salud i

y las protestas en contra de los Tratados de Libre Comercio. También, desde el ámbito latinoamericano, el movimiento social salvadoreño ha sido reconocido por movimientos y organizaciones sociales internacionales. Una muestra de ello, algunos de sus miembros han

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sido elegidos para ocupar cargos de liderazgo dentro de las redes internacionales como Centroamérica Solidaria y COMPA (Convergencia de Movimientos de los Pueblos de las Américas).

La investigación sobre la marcha del MS salvadoreño no debe llevar a pensar que se trata de una entidad singular. Tampoco se trata de afirmar que existe una única expresión de movimiento social en El Salvador. Ni mucho menos se quiere dar la impresión de que el MS salvadoreño está completamente consolidado. Al contrario, una observación somera sobre lo que pasa sobre el terreno sería suficiente para revelar el hecho de que existen formas dispares de expresión de acción colectiva: desde la directiva comunal de un pequeño caserío motivando la organización y movilización de sus pobladores para protestar reformas municipales, hasta un sindicato de ámbito nacional, cuya acción se halla inscrita en la organización de huelgas de resistencia para protestar en contra de reformas gubernamentales en el área de la Educación. Lo cual no impide observar que algunas expresiones de acción colectiva, en un período determinado, sean más atractivas y fuertes que otras. Esta tesis busca entender las expresiones más extendidas (que se dan a nivel nacional), más sostenidas y públicas de la resistencia y acción colectiva en El Salvador.

Fue fundada en 1984 por un grupo de campesinos, refugiados en Honduras debido a la guerra fratricida que asolaba el país. Participó activamente en la organización del retorno de los desplazados a sus lugares de origen y en la lucha nacional por el respeto de los derechos humanos de la población civil. Militó también por el fin de la guerra. Durante la década de 1990 CRIPDES amplió su base social de modo que su plataforma abarcaba a más de 300 comunidades rurales en seis departamentos de El Salvador. Asimismo, ha jugado un rol decisivo en varias acciones nacionales de protesta. En 1995 trabajó con otras organizaciones campesinas como CONFRAS, COACES, y el Foro Agropecuario, entre otras, con el objetivo de monitorear y hacer cumplir los Programas de Transferencia de Tierra (PTT) en el marco de los Acuerdos de Paz. Gracias al esfuerzo coordinado de estas organizaciones, conjugado con la solidaridad internacional y de otras ONG nacionales se logró, en gran medida, el cumplimiento de los PTT.

En 1998, luego de las destrucciones provocadas por el huracán Mitch en los departamentos de San Vicente y Usulután CRIPDES, en colaboración con otras organizaciones sociales, ONG, y grupos solidarios internacionales se organizaron con el objetivo de llamar la atención sobre la necesidad de hacer efectivos los programas de reconstrucción gubernamental. Acompañaron la organización de protestas públicas de los afectados. Asimismo, denunciaron la mala

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distribución de la ayuda millonaria que nunca llegó verdaderamente a las zonas afectadas. CRIPDES, junto a otras organizaciones, también presentó varios anteproyectos de ley ante el Órgano Legislativo sobre la problemática de prevención de desastres en el país. Si bien que las iniciativas de ley no han sido aprobadas hasta la fecha, CRIPDES ha logrado establecerse como un actor principal en el ámbito nacional. Es reconocida como una organización social con una significativa base campesina y capaz de liderar iniciativas de coalición nacional de los MS. Al mismo tiempo que demostró una notable capacidad para dirigir protestas callejeras --que es parte de su repertorio histórico de movilización social--; demostró también su capacidad para ajustarse a la nueva realidad política al usar el aparato estatal para canalizar sus demandas, como lo prueban los distintos anteproyectos de Ley presentados ante la Asamblea Legislativa. Con la experiencia adquirida a raíz de los desastres provocados por el Huracán Mitch, después de los terremotos del 13 de enero y del 13 de febrero 2001, CRIPDES emergió como una de las organizaciones sociales más importantes en el proceso de reconstrucción. Participó en la coordinación de la atención de las poblaciones –tanto en las zonas rurales como en las urbanas-- más afectadas. Participó como actor principal en el conjunto de acciones sociales de presión ante la ineficacia y lentitud del aparato gubernamental. En los últimos años, CRIPDES ha tenido una participación activa en las tres huelgas de los profesionales de la salud, 1998, 1999-2000, y 2002-2003, en contra de la privatización del sistema de salud nacional. En consecuencia, jugó un importante papel de educación de las bases campesinas sobre la problemática del sistema de salud nacional y de los efectos perversos de la privatización. Al mismo tiempo, la organización instó a sus aliados internacionales para presionar al gobierno desde el exterior con el objetivo de frenar las privatizaciones. Aunque CRIPDES no participó de manera directa en las negociaciones entre el gobierno y los sindicatos, desempeñó la tarea de vinculación de las otras organizaciones sociales con la movilización en contra de la privatización de la salud.

Más recientemente, CRIPDES ha tenido una participación central en la movilización nacional en contra de los Tratados de Libre Comercio, a la que se integraron varias redes internaciones de movimientos sociales como COMPA y Centroamérica Solidaria. Aunque CRIPDES no siempre ha tenido un perfil muy público, sin duda es una de las organizaciones sociales más grandes y más activas hoy en día en El Salvador.

CRIPDES cuenta con una relación amplia en el ámbito internacional, en la que se ve reflejada sus preocupaciones políticas de carácter global,

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como son la lucha en contra de los tratados de libre comercio, las privatizaciones, en una palabra, las acciones por contrarrestar los efectos perversos del neoliberalismo en los distintos países, especialmente los mas pobres. En esta materia, CRIPDES cuenta con la accesoria, el apoyo humano y económico de otras organizaciones internacionales. Como consecuencia de lo anterior, las acciones de disensión de la organización suelen coincidir en el tiempo, la forma y las estrategias con los que llevan a cabo los movimientos sociales internacionales sobre estos temas.

Hasta el momento en que se realiza este trabajo, CRIPDES estaba relacionado con las siguientes organizaciones: Movimiento sin tierra de brasil (MST); Comunidades autónomas para la vida (CAVIDA), de Colombia; Campaña para los derechos humanos y económicos de los pobres en los estados unidos (PPHREC, por su sigla en inglés), de Los Estados Unidos.

CRIPDES debe considerarse como una organización de base que se involucra con la lucha popular. Como tal se involucra en los movimientos sociales populares. Por su trayectoria y su método de intervención sobre el terreno, la organización privilegia la interpelación directa de los representantes populares por parte de los afectados. Si bien que es una organización cuyo repertorio de acción colectiva interpela el orden establecido, CRIPDES es una organización legal que asume los desafíos del régimen democrático. Prueba de lo anterior, son las diversas iniciativas de ley que ha presentado ante la Asamblea Legislativa sobre algunos aspectos de la vida en las comunidades en donde interviene27.

La Organización CRIPDES está estructurada de la siguiente manera: una Junta Directiva que comprende un presidente y un vicepresidente y cinco personas más que se reparten los cargos de secretaría y tesorería. Cada miembro de la directiva proviene de una comunidad y nominada por una región. Sin embargo, en momentos de elecciones, cada una de las cinco regiones acude al encuentro nacional para tal efecto con el nombre de sus candidatos para los diferentes puestos. De estos candidatos se elige el Comité Nacional. La conformación de la Junta Directiva no tiene necesariamente que encontrarse miembros de todas las regiones. Pero, CRIPDES trata que cada una de las regiones sea representada. A su vez, cada región tiene su Junta Directiva, la cual es conformada por miembros de las comunidades. De nueva cuenta, cada comunidad elige candidatos para la Junta regional en una 27 A este respecto, como indican Tarrow, los Movimientos Sociales tienen que jugar un juego doble: mientras se denuncia el sistema establecido y se pugna por su transformación, los movimientos corren el riesgo de deslegitimarse cuando asumen las vías establecidas por el sistema para presentar sus reivindicaciones.

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Asamblea Regional donde los votantes de las Comunidades deciden quiénes serán sus líderes. Las regiones tienen sus propias líneas de trabajo y plataformas aunque, también trabajan estrechamente con CRIPDES sobre varios temas.

En la organización CRIPDES, trabajan personal, pagado, a nivel nacional que proviene necesariamente de las comunidades. Estas personas ayudan a coordinar el trabajo. La identidad de la organización proviene de sus raíces campesinas. Se define a sí misma como la voz de los campesinos, otrora desplazados por el conflicto armado, ahora afectados por las crisis sociales y económicas recurrentes en el país.

El hecho de enfocar el estudio únicamente en esta organización no implica que es la única que existe en El Salvador. Por ejemplo, un análisis amplio del movimiento social en El Salvador podría analizar organizaciones como el Sindicato de Trabajadores del Seguro Social (STISSS) y el Sindicado de Médicos del Seguro Social (SIMETRISSS), el Foro de la Sociedad Civil (FSC), la Red Sinti Techan etc. Pero, debido al tiempo limitado con que se cuenta para llevar a cabo este estudio de caso y, dado que no existen estudios sobre el movimiento social contemporáneo en El Salvador, se ha decidido limitar el estudio a esta única organización, sin duda, emblemática de la situación y realidad del movimiento social en el país. El pensamiento de los siguientes autores ocupa un lugar destacado en la realización de este estudio sobre los movimientos sociales en El Salvador. Así, los trabajos de Donatella Della Porta, William Gamson, Doug McAdam, John McCarthy, David Show, Sidney Tarrow, Charles Tilly, Alain Touraine, y Mayer Zald han sido de una ayuda inestimable. Desde la perspectiva de sus estudios se ha elaborado el marco general sobre el estudio de este tópico en los últimos veinte años. Sin embargo, como se podrá observar el estudio cuenta con poca referencia en torno investigaciones realizadas desde América Latina sobre el tema. En efecto, se trata de una laguna ajena a nuestra voluntad. Existe poca literatura en nuestro sub-continente sobre el tema.

Se trata, en fin de un estudio de corte cualitativo, realizado a partir de observaciones-participativas y entrevistas con sujetos de investigación clave. Los sujetos entrevistados para la realización de este trabajo son protagonistas directos en el trabajo de organización, movilización y concienciación que realiza CRIPDES sobre el terreno, en las diferentes comunidades28. Para complementar la investigación, la documentación 28 Al final del trabajo, se encuentra una hoja anexa con los nombres de las diferentes personas entrevistadas y su responsabilidad en la organización.

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disponible de cada organización, materiales escritos, audio, y videos fueron consultados. También, se ha consultado una colección personal bastante extensiva de recortes de periódicos nacionales sobre varias acciones colectivas de protesta llevadas a cabo por organizaciones del movimiento social.

En el transcurso de los años 2001 y 2002 se realizaron 25 entrevistas semi estructuradas con líderes nacionales, regionales y locales de CRIPDES. Mientras la gran mayoría de los veinticinco líderes fueron escogidos basados en las recomendaciones de la organización, para asegurar que otras voces tuvieron un igual espacio para dar su punto de vista, varias mujeres y jóvenes que no fueron seleccionados inicialmente por las organizaciones fueron entrevistados. Un cuestionario semi estructurado fue usado en todas las entrevistas, aunque cada persona entrevistada tenía la libertad de elaborar más sobre aspectos e inquietudes adicionales que considerara importantes en el marco del estudio sobre el surgimiento y desarrollo del movimiento social contemporáneo en El Salvador.

La técnica de las entrevistas personales de la que se hace uso en este trabajo corresponde, por un lado la naturaleza de la investigación y, por otro por el estado de conocimiento existente en el país sobre el problema. Se trata de un primer acercamiento que pretende describir la situación. En este sentido, el acercamiento a los actores puede ser de mucha ayuda para comprender su propia valoración de sus compromisos y de sus acciones. Pero, no se olvida en ningún momento que tal técnica comporta algunos riesgos. Por ejemplo, se podría argumentar que las evaluaciones a fortiori que los actores puedan hacer del pasado carecen de validez científica. Por eso, se complementan las entrevistas con el análisis de científicos sociales que hayan abordado el tema. En todo caso, cualquier intento de nuevas lecturas del desempeño de los movimientos sociales salvadoreños debe hacerse tomando en cuenta la valoración propia de los individuos y grupos involucrados en estos movimientos. Además, los investigadores de los movimientos sociales suelen recurrir a esta técnica (entrevistas en base a cuestionarios previamente elaborados) para acercarse a estos sus objetos de estudio. Es el caso de Silvia Bolos, en su libro "La constitución de actores sociales y la política,"29

que ha inspirado grandemente la estrategia metodológica de este trabajo.

29 Bolos Silvia, La constitución de actores sociales y la política, Plaza y Valdés editores, México, 1999.

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IV. De la Guerra a la paz concertada30: Las fuerzas históricas subyacentes y el (re)surgimiento del movimiento social contemporáneo en El Salvador.

i. Los movimientos sociales durante la guerra

Los años setenta fueron particularmente tumultuosos en El Salvador. La polarización social, económica y política desencadenó una inestabilidad social y violencia extrema31. Al principio, la crisis revolucionaria era menos una erupción de violencia que una 30 La argumentación de este capitulo se basa tanto en las entrevistas realizadas como en el texto de Luis González, “Iglesia, organizaciones populares y violencia sociopolítica”, Realidad No. 72, Noviembre-Diciembre, 1999.31 Ver Martín Baró, Ignacio, "La guerra Civil en El Salvador", ECA, # 387-388, pp. 17-32.

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acumulación lenta de tensiones. Era el resultado de los fracasos sucesivos de muchas generaciones de gobernantes, incapaces de resolver dos demandas básicas y complementarias: la democracia política como una manera de responder a la exclusión social; y la reforma agraria que es un mecanismo para alcanzar la justicia económica y social en una sociedad agraria. Las elecciones fraudulentas de 1972 y 1977, bajo un régimen que había estado en el poder desde 1932, solamente empeoraron la situación y contribuyeron a aumentar la tensión. De esta manera, se esfumó cualquier esperanza de un arreglo pacífico de la crisis persistente.32

32 Sobre la polarización económica, sus efectos en la vida política, se puede consultar: R. ZAMORA, La izquierda salvadoreña: entre la identidad y el poder, FLACSO, Programa El Salvador, San Salvador, 2003.

Índice general

Introducción2

I. Contexto histórico5

II. Hacia un marco teórico y conceptual de los movimientos sociales8

i. Evolución conceptual del término MS 8ii. La teoría de oportunidades políticas

10iii. Construyendo una definición de movimiento social

13iv. Resumen14

III. Consideraciones metodológicas16

IV. De la guerra a la paz concertada: Las fuerzas históricas 22 subyacentes y el resurgimiento del MS contemporáneo en El Salvador

i. Los movimientos sociales durante la guerra22

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En este contexto de desesperación económica, polarización social creciente, y de incertidumbre política inició su andadura el movimiento social salvadoreño. “Las organizaciones populares –conocidos también como Frentes de Masas—tenían una composición social diversa, la cual iba desde sectores de la clase media (maestros y estudiantes) hasta sectores que estaban en la base de la pirámide social (pobladores de tugurios) pasando por vendedoras de los mercados, obreros y campesinos.”33 En los mismos términos se expresa Miguel MEJÍA, fundador de CRIPDES, respecto de los inicios de los movimientos sociales en el país. “Los inicios del movimiento social –nos dice-- 33 González, op.cit. p.732.

ii. Algunos logros políticos de los Acuerdos de Paz26

iii. La transición a la democracia y la desmovilización 27

del MS iv. Los cambios en la izquierda salvadoreña

28v. El surgimiento del nuevo modelo económico neo-liberal

33vi. Resumen

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V. Las oportunidades políticas y el resurgimiento del MS 37

salvadoreño contemporáneai. Resumen 47

VI. Conclusiones 50

Anexo54

Anexo

Listas de personas entrevistadas en el proceso de elaboración del presente trabajo:

R. Hernández – CRIPDES, relaciones internacionales

T. Mejía – CRIPDES, ex-dirigente, trabajo de mujeres

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surgió allí por 1970, a raíz de la movilización de los campesinos por conquistar las tierras y mejores salarios para los obreros y los maestros. Este inicio del movimiento social está íntimamente ligado con reivindicaciones sociales como son la reforma agraria, salud para los obreros. Fue después que se incorporaron demandas políticas como la lucha por mayores espacios democráticos.”34 Con la excepción de algunos sindicatos urbanos que ya habían estado organizados en organizaciones más formales por años, la gran mayoría de grupos que llegarían a ser actores importantes en el desarrollo del movimiento social surgieron de unas redes informales de campesinos, trabajadores urbanos, y grupos estudiantiles.

34 Mejía, Miguel. Entrevista personal. 7 de junio, 2002.

MT. Mejía –CRIPDES-CCR, diputado actual

M. Mejía – CRIPDES, ex-dirigente y relaciones internacionales

T. Dubon – CCR-Chalatenango, ex-dirigente, Chalatenango organizador

I. Membreno – CCR-Chalatenango, ex-dirigente, Chalatenango salud

M. Cartagena – Ex-presidente de la CCR, alcalde de San José Las Flores

O. Salinas – UCRES, Aguilares, educación popular y vice-presidente de CRIPDES

B. Belloso – San Vicente, CRIPDES – jóvenes

M. Vilma – San Vicente, mujeres

L. Martínez- FORO – CRIPDES

N. Arévalo – CRIPDES, ex-dirigente estudiantil

P. Hernández – FORO – Ciudadanía y Desarrollo

L. López – FORO – Concertación Laboral

D. Vargas – FORO – Fundprocoop

J. Ramírez – FORO – CONFRAS

Deputada Celina – Plancha Nacional de FRENTE

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Unidos por una ideología compartida de justicia social, económica y política, estos grupos empezaron a expresar públicamente su disensión. Su repertorio de formas de movilización se apoyó preferentemente en las formas de acciones utilizadas en otros países latinoamericanos tales como movilizaciones masivas, tomas de edificios públicos, huelgas, y cierres de calles. Pero a diferencia de otros países latinoamericanos como explica el dirigente de CRIPDES Miguel Mejía, “el movimiento social de los años 70s y 80’s en El Salvador fue creado en función de una coyuntura revolucionaria”35. Así, en ese entonces, nacieron varias organizaciones revolucionarias. Las cinco organizaciones del Frente surgieron de los consecutivos fraccionamientos de PC (Partido Comunista), cuya existencia remontaba ya antes de 1930, por diferencias políticas entre sus miembros. Las FPL aparecieron en 1970, en 1971 el ERP, en 1974 RN, y el partido comunista cuando estalló la guerra formó su brazo armado conocido como FAL. Estas organizaciones revolucionarias, en gran medida, dirigieron las manifestaciones sociales que se veían en las calles de San Salvador. En ese entonces los movimientos sociales no actuaban de una manera autónoma, actuaban “en función” de las organizaciones revolucionarias.36

Pero mientras estas organizaciones sociales y revolucionarias empezaron a crecer y cimentar su unidad ideológica en la lucha para el cambio social, también crecía la represión gubernamental como mecanismo para contrarrestar la oposición.37 Según un informe publicado por Americas Watch y el Sindicato para los derechos civiles de América (ACLU, en inglés), en 1979 las muertes a manos del gobierno y los escuadrones de la muerte se aproximaron a más de mil cada mes, un espiral de violencia que solamente empeoraría el siguiente año.38 La violencia no solamente fue limitada a aquellos involucrados en los movimientos de contestación, también afectó a algunos líderes religiosos y civiles del país. El 24 de marzo de 1980 el arzobispo Oscar Arnulfo Romero, defensor de los pobres y crítico de la opresión e injusticia imperante, fue asesinado por un escuadrón de la muerte del gobierno, marcando así el comienzo de un nuevo período

35 Mejía, Miguel. Entrevista personal. 7 de junio 2002.36 Para tener una idea más amplia sobre el nivel de influencia de las organizaciones revolucionarias sobre los movimientos sociales se puede consultar el capítulo 5, del tomo II, de la obra póstuma de Ignacio Ellacuría en donde se analiza con maestría la relación de la Iglesia con las organizaciones populares y el papel de estas organizaciones en la vida del país de esta época. Ver: Ellacuría, Ignacio, Veinte años de historia en El Salvador (1969-1989), UCA editores, tomo II, San Salvador 1993.37 Entre otros textos que hacen referencia a los asesinatos y represión política en esta época, es bastante sugestivo un artículo aparecido en 1981 en ECA: "La impunidad del crimen político en El Salvador". ECA, # 398, pp.1133-1136.38Americas Watch Comité y el ACLU. 1982. Report on Human Rights in El Salvador. New York: Vintage Books. Pp. 278-81.

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político en la historia del El Salvador.39 Como Toño Dubón, un organizador campesino de la CCR (El coordinador de comunidades rurales de El Salvador) en Chalatenango recuerda, “en ese momento, con la muerte de Romero, la esperanza por una solución política pacifica se murió también.”40

Así, en los primeros meses del año 1980, las oportunidades políticas del pasado, aunque eran bastante limitados, desparecieron por completo. Como resultado de ello, las organizaciones del movimiento social fueron forzadas a la clandestinidad. “El gobierno de esa época se cerró al diálogo y su respuesta a las demandas del movimiento fue la represión. La estrategia cambió, y mucho de nosotros nos incorporamos a la lucha armada”41 explica Lorena Martínez, organizadora campesina y dirigente de CRIPDES.

En un corto lapso de tiempo el movimiento social Salvadoreño naciente había sido desarticulado por completo por los métodos represivos y violentos del gobierno. Ahora, sin el espacio para expresar su disensión públicamente “muchos integrantes del movimiento social, los obreros, los estudiantes, los campesinos, los cristianos, se pasaron a las filas militares de las organizaciones revolucionarias del FMLN”42 explica Nelson Arévalo ex dirigente estudiantil y actual organizador de CRIPDES. Durante este tiempo la guerra entró en lo que Mario Lungo llamará “un equilibrio dinámico donde los dos adversarios constantemente estaban probando nuevas iniciativas pero ni uno ni el otro podría triunfar.”43

Como lo sostiene Tarrow, en su libro Poder en Movimiento, la represión sistemática de las protestas puede producir efectos perversos y contradictorios sobre el movimiento social. El éxito de la represión suele originar una radicalización y una organización más efectiva de los opositores.44 En este contexto surgió CRIPDES, una de las primeras 39 Respecto a ese asesinato dijo Monseñor Eamon Casy: "El asesinato de este pastor indica que algo maligno, oscuro y podrido hay en las raíces de la sociedad salvadoreña". Ver: Op.cit. p. 1134.40 Dubon, Toño. Entrevista personal. 20 de junio, 2002.41 Martínez, Lorena. Entrevista personal. 29 de octubre, 2002.42 Arévalo, Nelson. Entrevista personal. 14 de octubre, 2002. El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) fue fundado en octubre de 1980 por las cuatros organizaciones "político-militares" surgidas en la década anterior y por el Partido Comunista de El Salvador, El FMLN se caracteriza por desarrollar una estrategia de lucha armada basada en la formación de grupos guerrilleros urbanos, suburbanos y rurales, combinada con una de ampliación de su influencia y organización en los movimientos sociales de la época.43 Uclés, Mario Lungo. 1996. El Salvador in the Eighties: Counterinsurgency and Revolution. Philadelphia: Temple University Press. Pg 21. 44 “the systematic repression of confrontational protest can have perverse and contradictory effects. The very success of repression can produce a radicalization of

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organizaciones de base, en medio de la guerra, para defender los derechos de los refugiados y los desplazados.45 Entonces, las organizaciones se formaban clandestinamente por temor a las represalias gubernamentales. Inicialmente se planteó como misión la ayuda a los desplazados y la denuncia de los abusos a los derechos humanos. Al mismo tiempo, pretendía hacer valer los derechos de la población civil no combatiente y que se les propiciaran condiciones de vida humana. Posteriormente, estos objetivos “se transformaron en un acompañamiento en su lucha por retornar y permanecer en sus lugares de origen o para repoblar pueblos despoblados y para denunciar operativos, bombardeo y asesinatos por parte del ejercito a las comunidades rurales.”46

Es importante decir que organizaciones como CRIPDES no actuaban de manera autónoma de las fracciones del FMLN. Como Bernardo Belloso explica “en ese entonces, así por el 85 y 86 El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), mejor conocido como el Frente, veía que era importante proponer la creación de unas organizaciones sociales que mejor podrían responder a las necesidades de la gente. Así es como nació CRIPDES. No se trata de afirmar que CRIPDES recibía todas sus directivas del Frente, no, pero sí recibían muchas de sus líneas de líderes del FMLN. Así que en este tiempo mucho de los líderes, como Isabel Hernández, quien fungía como presidente de la organización durante este año, tenían vínculos muy fuertes con el Frente. De hecho, la mayoría de los dirigentes de organizaciones sociales y humanitarias en esta época había trabajado con el FMLN en algún momento en el pasado, tal vez con las FPL, o el RN, o tal vez como uno de los comandos urbanos.”47

En 1987, con la ayuda de organizaciones humanitarias internacionales, siempre bajo la tutela del FMLN, CRIPDES logró organizar las primeras repoblaciones de varias comunidades en Chalatenango que habían sido desplazados a los campamentos de refugiados en Honduras o internamente en el país. Como explica Marco Tulio Mejía, organizador collective action and a more effective organization of opponents.” Ver Tarrow, Sidney. 1998. Power in Movement: Social Movements, Collective Action, and Mass Publics in the Modern State. New York: Cambridge University Press. Pg 74. 45 A consecuencia de la intensificación del conflicto armado y especialmente a causa de la estrategia de tierra arrasada que el ejército implementó a partir de 1981, fueron destruidas centenares de poblaciones rurales y sus habitantes forzados a huir hacia los campamentos de desplazados en Honduras y otros países de la región. Se calcula que no menos de medio millón de personas fueron desplazadas de sus lugares de origen. Mucho de la base de CRIPDES eran desplazados viviendo en Honduras o Nicaragua. 46 Machuca, Pereira, Iris, Xenia y Martel, Alan Ernesto. “CRIPDES: Primer Esfuerzo de Sistematización de su experiencia” en Consejería en Proyectos y CRIPDES. San Salvador, marzo de 1998, pg. 11. 47 Belloso, Bernardo. 8 de agosto, 2003.

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campesino de Chalatenango y dirigente de CRIPDES, “las repoblaciones eran un esfuerzo muy real y dio una nueva fuerza o razón de ser al movimiento social que casi se había muerto. A la vez, surgieron muchas otras organizaciones pequeñas, en contra de las violaciones de los derechos humanos de la población civil, que eran importantes también en el desarrollo del movimiento social.”48

ii. Algunos logros políticos de los Acuerdos de Paz

Para facilitar la transición a la democracia, los Acuerdos estipularon la desmilitarización de la vida social salvadoreña. El proceso de desmilitarización del país empezó con el cese de fuego y continuó con la desmovilización de las fuerzas del FMLN y la reforma profunda de las estructuras militares y policiales. El ejército redujo sus tropas a la mitad, y la guardia nacional y organizaciones de inteligencia del estado fueron eliminadas. Bajo los Acuerdos un organismo Ad hoc de las Naciones Unidas (ONUSAL) fue designado para ayudar el país en la formación y capacitación de una nueva fuerza policial civil. También, los Acuerdos abogaron por serias reformas en el sector judicial.49

Los Acuerdos también tenían como objetivo fundamental la apertura del sistema político salvadoreño. Para alcanzar este propósito era necesario promover, entre otras cosas, una nueva legislación, enmiendas a la Constitución, la modificación del sistema electoral, y la legalización del FMLN como partido político. Esto proceso, que llamaremos de liberalización política, iba a ser llevado a cabo bajo la supervisión de la Comisión para la Consolidación de la Paz (COPAZ), compuesta de representantes del gobierno, el FMLN, y de los diferentes partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa. También, en los Acuerdos se estableció un foro llamado de “Concertación Económica y Social” que pretendía ofrecer un espacio de discusión de los problemas sociales y económicos que enfrentaba el país. Y aunque no era la reforma agraria que la gente había exigido en los años setenta, el Programa de Transferencia de Tierra (PTT), iniciado bajo los Acuerdos de Paz, ofrecía el pobre campesino por lo menos unas parcelas de tierra para cultivar.

La firma de los Acuerdos de Paz en 1992 no solamente marcaba el fin de la guerra, sino también dio paso a una transición política. Por primera vez en la historia del país ya había una cierta apertura en el sistema político. Los ex insurgentes se incorporaron a la vida política y se había puesto en marcha un proceso electoral sin precedentes en la historia nacional. También, los Acuerdos de Paz lograron desarticular, 48 Mejía, Marco Tulio. Entrevista personal. 21 de septiembre, 2002. 49 Uclés, Mario Lungo. 1996. El Salvador in the Eighties: Counterinsurgency and Revolution. Philadelphia: Temple University Press. Pg 25-30.

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en buena medida, las fuerzas represivas del Estado y asegurar cambios en las fuerzas policiales y militares. 50

En opinión de Álvaro Artiga el mayor éxito en la aplicación de los Acuerdos se dio en la promoción de cambios en la arena política. Ya “pactadas las nuevas reglas del juego e incorporadas todas las elites relevantes a la arena política se abre paso una nueva etapa en el proceso político salvadoreño.” 51 Pero, a pesar de los cambios en el ámbito político, incluyendo lo que Artiga denomina “la eliminación de la exclusión política” los Acuerdos de Paz no lograron resolver el problema de la exclusión socio-económica.52 “La gran tarea pendiente fue la del Foro para la concertación económica social, cuyo objetivo era la consecución de acuerdos tripartitos (entre gobierno, trabajadores, empresarios) ‘tendientes al desarrollo económico y social de país, en beneficio de todos sus habitantes.’ “53 El incumplimiento de los acuerdos en materia socio-económica consistirá el punto de partida del resurgimiento del movimiento social Salvadoreño a finales de los años noventa.

iii. La transición a la democracia y la desmovilización del movimiento social.

Después de emprender un largo y violento camino hacia un nuevo orden político, cuyo desenlace se hizo realidad en la firma de los Acuerdos de Paz, en 1992, el movimiento social Salvadoreño se encontraba en “un prolongado período de crisis orgánica” que, según Carlos Ramos, es “un hecho reconocido que no se somete a mayores discusiones explicativas.”54 Ramos enfatiza que “la aludida crisis de los movimientos se fundamenta en una crisis primaria de la sociedad, iniciada mucho antes que la transición pactada”. Su razón de ser se encuentra en “las reformas y racionalidades emergentes que se han referido también implicaron rupturas importantes en la articulación del cuerpo social, que se expresan en cambios en la conformación de los mercados de trabajo y de la fuerza laboral, desplazamientos en la

50 (Para más información sobre los Acuerdos de Paz véase el capitulo de Edelberto Torres-Rivas, 2001:99-123). Samayoa, Salvador, El Salvado: la reforma pactada, UCA editores, 2002.51 Artiga, Álvaro. “La difícil democratización del régimen político Salvadoreño.” En Más Allá de Elecciones. Ed. Álvaro Artiga-González, Carlos Guillermo Ramos, y Roberto Turcios. San Salvador: FLACSO. p. 32. 52 ibid 3253 ibid “pie de pagina” 2754 Ramos, Carlos. 2002. “El Salvador: transformación, y conflicto social a fin del siglo.” En Más allá de las elecciones. Ed. Álvaro Artiga-González, Carlos Guillermo Ramos, y Roberto Turcios. San Salvador: FLACSO. P. 85.

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jerarquías sociales y económicas y reacomodos sensibles del sistema y los actores políticos.”55

De todo lo anterior, hay dos factores explicativos que nos pueden ayudar a entender mejor el adormecimiento del movimiento social: la metamorfosis en el seno de la izquierda que necesitaba adaptarse a la nueva coyuntura política y, el surgimiento de un nuevo modelo económico global. Irónicamente estos dos factores que inicialmente contribuyeron a la desmovilización del movimiento terminarían siendo el combustible que propulsara el motor de la movilización social en El Salvador.

iv. Los cambios en la izquierda salvadoreña

La firma de los Acuerdos de Paz no solamente marca el fin de doce años de Guerra revolucionaria pero también ayudó a poner en marcha los cambios políticos necesarios para la transición política. Tal transición propició una nueva manera de “hacer política” en el país, lo cual, a su vez, terminaría provocando grandes cambios en la izquierda salvadoreña —cambios que, en últimos términos, afectaría el (re)surgimiento y el desarrollo del movimiento social. Los dos cambios que tuvieron mayor impacto en el paisaje de la izquierda salvadoreña, y en particular afectaría de manera más determinante a los movimientos sociales son: la incorporación del FMLN al sistema de partidos; y el surgimiento de las ONG’s como actores políticos de izquierda.

La incorporación de los partidos de izquierda, cuyo máximo exponente es el FMLN, en el sistema político formal, constituye el primer cambio en la dinámica de la izquierda Salvadoreña que impactaría el surgimiento y el desarrollo del movimiento social en los años post-guerra. Por primera vez en la historia del país un partido de izquierda había asumido un puesto de poder dentro del gobierno. Y, el FMLN pretendía aprovechar la oportunidad para promover su visión y agenda política particular en el seno del poder Legislativo. Aunque, muy pronto tuvieron que confrontarse con el hecho de que su organización necesitaba una profunda transformación, en conformidad con la nueva coyuntura política y el nuevo campo de lucha.56

En esta línea, se llegó a la conclusión de que el FMLN necesitaba de líderes probados para dirigir sus nuevos esfuerzos políticos. No 55 ibid. p. 8656 A este respecto, es interesante observar el cambio organizativo, esfuerzos de reestructuración ideológica interna que supuso este nuevo paso. Para profundizar en esta línea de análisis se puede consultar: Zamora, Rubén, La izquierda partidaria salvadoreña: entre la identidad y el poder. Op.cit.

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solamente muchos de los ex-comandantes pasaron a ocupar puestos de responsabilidad en el partido, sino que también, mucho de los líderes que dirigieron el movimiento social antes y durante la Guerra civil se convirtieron en los dirigentes del partido. Aunque logró atraer algunos de los mejores líderes —personas que habían probado su compromiso, valor, y claridad de visión en los campos de batalla y en las protestas callejeras—a su nuevo proyecto político institucional, también reconocía que sus dirigentes no necesariamente contaban con la educación superior y conocimiento adecuado sobre el funcionamiento del aparato político. Algo que, sin duda, habían experimentado como una limitación grave. Para poder llenar el vació muchos de los dirigentes volvían a las aulas universitarias. Mientras los dirigentes seguían sus estudios, el partido buscaba apoyo técnico en instituciones no-gubernamentales que también empezaron ofrecer cursos de formación a los dirigentes para retroalimentar sus conocimientos políticos. FEPADE, un centro de producción intelectual de economistas reconocidos por su visión conservadora y simpatizante de las tesis capitalistas neoliberales, era uno de estas instituciones que inicialmente formaba los dirigentes del partido FMLN.

A raíz de este proceso de formación y de adaptación al nuevo sistema político, se observa un cambio semántico y de contenido importante en los discursos de los representantes del partido FMLN. Su objetivo, ahora, consistía en trabajar desde dentro del sistema que aborrecían, para hacer los cambios sociales y económicos por los cuales habían ido a la guerra. Así palabras como “lucha” y “resistencia” venían siendo reemplazadas, paulatinamente, por términos más acordes a la nueva realidad, tales como “concertación, negociación, integración.” El cambio en el discurso era parte de la “prioridad de relanzar a los partidos como conductores legítimos y privilegiados de los procesos políticos,57 según Carlos Ramos.

Los cambios internos que experimentaba ese partido tuvieron un impacto nada desdeñable sobre las organizaciones del movimiento social que habían sobrevivido—en alguna forma—los años de guerra. En primer lugar, perdieron muchos de sus líderes en beneficio de la lucha partidaria del FMLN. Además, el movimiento social que creció al amparo de las directrices del FMLN había sido dejado en abandono durante este lapso, en beneficio del fortalecimiento de la organización partidaria. También, toda su estrategia de lucha no-convencional y callejera estaba siendo fuertemente cuestionada por gente importante en la izquierda. A este respecto, recuerda Pedro Juan Hernández, “en 57 Ramos, Carlos. 2002. “El Salvador: transformación, y conflicto social a fin del siglo.” En Más allá de las elecciones. Ed. Álvaro Artiga-González, Carlos Guillermo Ramos, y Roberto Turcios. San Salvador: FLACSO. p. 83.

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ese entonces, nos estaban diciendo que la transición debía ser en un marco de estabilidad. Así, no había lugar para quienes andaban haciendo marchas y desórdenes callejeros."58 Había que buscar gobernabilidad y no la desestabilización del país. En ese momento hacer una marcha estaba fuera de momento.”59 Pero no solamente se cuestionaba sus estrategias, sino también todo su discurso colectivo. En ese entonces palabras como “lucha” y “poder popular” ya no tenían cabida el discurso de la izquierda que para los movimientos amenazaba los marcos culturales que respaldaba toda su identidad colectiva.

El surgimiento de las ONG’S como actor político era el segundo cambio en la izquierda Salvadoreña la cual, a la postre, tendría una influencia duradera sobre las acciones del movimiento social Salvadoreño. Después de más de doce años de Guerra civil era evidente que el país necesitaba de serias transformaciones en sus instituciones políticas como de un proceso de reconstrucción y desarrollo económico y social. En esta materia, las organizaciones sociales no gubernamentales desempeñaron un papel muy importante. Entraron en escena cientos de organizaciones no-gubernamentales (ONG) al escenario político para ayudar con la reconstrucción nacional.60

Hay quienes han llegado a acuñar un término para este nuevo fenómeno refiriéndose a las Redes Transnacionales de Defensa (RTD). Estos agentes pueden intervenir de varias formas en la política doméstica especialmente mediante al intercambio de información y de servicios. Los miembros de estas redes son denominados activistas transnacionales.61

Mientras muchas de las ONG’S venían del extranjero para apoyar los esfuerzos de reconstrucción, también un número importante surgió desde dentro, bajo el liderazgo de muchos antiguos dirigentes del movimiento social. “En 1992, veíamos que los dirigentes del movimiento que no habían pasado a las filas del FMLN, habían empezado sus propias ONG’S para ayudar con todo el tema de

58 De hecho este discurso se encuentra muy en sintonía con la opinión en boga en esa época y que perduran hasta la fecha. Por ejemplo, los editorialistas de los principales medios de comunicación en el país, aún se refieren a las huelgas, manifestaciones callejeras como acciones de turbas de vándalos incivilizados59 Hernández, Pedro Juan. Entrevista personal. 4 de diciembre, 2002.60 Para hacerse una idea de los esfuerzos de reconstrucción desde estas organizaciones no gubernamentales se pueden consultar: Montoya Aquiles, Nueva Economía Popular. 61 Keck, Margaret E y Katryn Sikkink. 2000. Activistas sin Frontera, Redes de defensa política internacional. Traducido por Mercedes Córdoba y Magro. Siglo XXI editores S.A.de C.V. México.

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reconstrucción”62 explica José Ramírez, organizador y dirigente de CONFRAS (la Confederación de Federaciones de la Reforma Agraria Salvadoreña).

La entrada de las ONG’S al escenario político no solamente consumaría la defección de algunos de los líderes más importantes del movimiento; aún más grave, quitaría al movimiento social mucho de su protagonismo y su papel como referente para la población civil en la lucha para el cambio social. “De repente, con la entrada de las ONG’S veamos que las acciones de los movimientos, o de las organizaciones sociales que conformaban los movimientos, no tenían el mismo peso en la sociedad. Las ONG’S ellos tenían el poder, el dinero, y veíamos muchos cambios muy positivas en el país. Los movimientos no podían competir con ellos”63 señala Manuel Cartagena anterior presidente de la CCR-Chalatenango.

Pero como Osmín Salinas, organizador campesino de UCRES (La unión de comunidades rurales del norte de San Salvador y La Libertad) y dirigente actual de CRIPDES, añadirá, las ONG’S no solamente reemplazaron, en alguna forma, los movimientos como actores importantes en la lucha para el cambio, sino que también propugnaron un cambio en la relación entre la población civil y el estado con la introducción del modelo “desarrollista” y sus estrategias y discursos acompañantes. Como explica Salinas, este nueva paradigma de desarrollo enfatiza “muy bien el rol que juega las comunidades y individuos en la reconstrucción, y eso, está bien, pues todos tenemos que participar en la reconstrucción. La cosa es que no enfatiza el rol del estado en todo este proceso.”64

La introducción de la visión de desarrollo en el paisaje político por las ONG, también provocaría cambios en los lugares de acción, las estrategias y el discurso de las organizaciones sociales que se mantenía durante el periodo post 1992. En primer lugar, bajo el paradigma de desarrollo la idea fundamental es que la reconstrucción se lograba a través de esfuerzos individuales no colectivos. Como José Ramírez aclara “había miles de ONG y todos estaban operando en unos pocos sitios, ayudando con la reconstrucción de casas aquí o la capacitación de ex-combatientes allá, pero no había mayor coordinación entre los esfuerzos.”65 Surgió una mentalidad relacionada con el objetivo de impulsar “mi proyecto”. Esta última

62 Ramírez, José. Entrevista personal. 21 de noviembre, 2002.63 Cartagena, Manuel. Entrevista personal. 22 de junio, 2002.64 Salinas, Osmín. Entrevista personal. 31 de noviembre, 2002.65 Ramírez, José. Entrevista personal. 21 de noviembre, 2002.

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amenazó con reemplazar la idea fundamental de los movimientos que el cambio se logra a través de “nuestro” proyecto social y colectivo.66

Las ONG’S no solamente introducían una noción más individualista del cambio social, sino también introdujeron unas nuevas estrategias y un discurso que pone el acento sobre el sujeto, contemplado de manera aislada, para lograr tales cambios. En todo caso, esta es la visión de Luis Mario López miembro de dirección de la organización para la Concertación Laboral y Social. “Durante muchos años --sostiene este último-- nos tenían convencidos de que la única manera de conseguir lo que quisiéramos era a través de reuniones en hoteles lujosos en la capital. Pasábamos tanto tiempo en reuniones ‘aprendiendo’ de organizaciones como WOLA67 acerca de la manera de ‘incidir’ mejor en la política. Y no era una lucha de calle, ya no, la lucha era mejor o más efectiva, nos decía, a través de campañas de incidencia donde algunos de nosotros íbamos a Washington a rogar por algunos cambiecitos o pedíamos reuniones aquí con gente poderosa en el gobierno, unas acciones que no resultaban en mayores cambios.”68 En los años post 1992, se puede decir que la estrategia principal de disensión se había transformado, de una estrategia de lucha callejera a uno que buscaba cambios a través de la negociación oficial con grupos poderosos, que sean nacionales o internacionales. Aunque las ONG’S jugaban un parte importante en la transformación de estrategia no se puede ignorar que la refundación del estado con sus nuevas reglas de juego jugaba un parte de igual, si no más importancia.

En aquel entonces no solamente se veían cambios en el tipo de estrategia de lucha fomentado, sino también se veían cambios en el discurso político de los movimientos sociales. Sucedió lo que algunos de los entrevistados llamaran una “domesticación del lenguaje de lucha.” Como ya estaba pasando dentro del partido FMLN, palabras, expresiones, y conceptos fundamentales a la identidad colectiva del movimiento social estaban siendo reemplazados con un nuevo lenguaje más concertador y menos confrontativo. Tal vez el ejemplo más dramático de los cambios es el surgimiento de la expresión de la “sociedad civil.” Como Dimas Vega dirigente del FUNDPROCOOP explica, el concepto de sociedad civil surgió con fuerza en el principio de los años noventa durante la transición para reemplazar el concepto de movimiento social que tenía asociaciones altamente políticas y conflictivas. “Después de tantos años de guerra, la gente quiere una

66 Esta última afirmación introduce el tema de las razones que explican las movilizaciones colectivas. Este líder de movimiento social, sin saberlo, apunta su crítica hacia el modelo de desarrollo que proponen las primeras ONG´s que llegaron al país en esta dirección. 67 Oficina de Washington sobre América Latina/Washington Office on Latin America 68 López, Luis Mario. Entrevista personal. 3 de diciembre, 2002.

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expresión más mediador, más negociador, y en este contexto surge la expresión sociedad civil que por muchos años reemplazará toda la noción del movimiento social.”69 Como consecuencia de estos cambios en lenguaje y discursos el movimiento social perdió, por un tiempo, todo sus puntos de referencia.70 “Era bien difícil” continúa Dimas Vega, “porque ya no sabíamos quiénes éramos. Si no somos el movimiento, somos la sociedad civil, pero qué es exactamente la sociedad civil nos preguntábamos?”71

Resumiendo, se puede decir que en la posguerra la izquierda salvadoreña se sometió a grandes cambios que impactaron el surgimiento y el desarrollo del movimiento social en El Salvador. Para empezar, los movimientos sociales terminaron perdiendo parte de su dirigencia, quienes recalaron ya sea en filas del FMLN o las ONG’S. En segundo lugar, los movimientos perdieron gran parte de su protagonismo como motor del cambio social con la inserción del FMLN en la política partidaria y el surgimiento de las ONG’S como nuevo actor importante en el paisaje político. En tercer lugar, la nueva estrategia política asumida por el partido y las ONG’S, cuyo énfasis está puesto en el trabajo por cambios desde el interior del sistema político, privilegiando la negociación, significó un cambio abrupto para el movimiento social que estaba acostumbrado a actuar desde afuera y en una manera más conflictiva con el sistema político formal. En cuarto lugar, el paradigma de desarrollo avanzado por las ONG’S introduce un nuevo individualismo que amenaza volver irrelevante cualquier acción colectiva auspiciada por el movimiento social. Finalmente, la introducción de un nuevo discurso más mediador por parte del FMLN y los ONG’S reemplazó el discurso histórico y revolucionario desde donde estaba anclada la identidad colectiva del movimiento social.

v. El surgimiento del nuevo modelo económico neo-liberal

En la posguerra el surgimiento y el desarrollo del movimiento social salvadoreño fue condicionado no solamente por cambios en la izquierda salvadoreña pero también por la introducción de un nuevo modelo económico neo-liberal. Como Garreton y Newman explican en 69 Vega, Dimas. Entrevista personal. 20 de noviembre, 2002.70 Es interesante aquí llamar la atención sobre la distinción que hace uno de los líderes del movimiento social entre su percepción de la identidad de su organización y la de la denominada "sociedad civil". Es interesante contrastar sus afirmaciones con lo que los académicos suelen definir por sociedad civil. Por ejemplo, se suele aceptar que "el ámbito propio de la sociedad civil es el de las organizaciones sociales que no aspiran por su propia naturaleza al ejercicio de una cuota de poder político". Ver González, Luis, Qué es la sociedad civil y cuáles son sus desafíos en El Salvador?", en El Salvador: la transición y sus problemas, op.cit. p.230.71 Ibid.

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su libro Democracia en América Latina “la transición a la democracia en las Américas ha sido acompañada por una transición a las economías del mercado, que claramente dio lugar a los modelos de desarrollo mas orientado al Mercado. También ha habido un cambio a las políticas neo-liberales del Mercado libre que conforman con los diseños económicos externos y programas de ajuste estructural de las instituciones internacionales de finanzas.”72

Desde la aplicación de programas de ajuste estructural a mediados de la década del ochenta, El Salvador había venido experimentando ciertos cambios económicos. Pero, con la firma de los Acuerdos de Paz el gobierno y la comunidad económica internacional (instituciones y organizaciones financieras internacionales y gobiernos extranjeros) impusieron la idea que el único camino para que el país lograra superarse pasaba por adoptar un modelo de economía y de mercado libre. En la práctica, ello significaría para el país el abandono de sus prácticas tradicionales de economía y agricultura de subsistencia, para la industria pequeña de exportación.

Los cambios económicos derivaron en la conformación de un nuevo grupo de elites económicas “cuya capacidad de acumulación”, en opinión de Carlos Ramos, “ya no estaba fundada en la concentración de la propiedad agraria y la agro-exportación sino en su posicionamiento dentro del sistema financiero, otros servicios privatizados o protegidos patrimonialmente desde los círculos del gobierno y algunos sectores específicos de la industria. 73 El surgimiento de esta nueva elite económica no solamente transformó las relaciones intra-clase dominante, sino también las relaciones con el sistema político y la sociedad. En particular para las organizaciones sociales el reemplazo de sus viejos referentes de oposición, los agros exportadores, con una nueva elite financiera resultó confuso. Como explica Miguel Mejía, “ya bajo este nuevo modelo neo-liberal nuestros oponentes no eran los mismos. Ya la gente que estaba haciendo miserable nuestras vidas no eran los dueños de las grandes fincas. Era este nuevo grupo de elites que están trabajando en el sector financiero. Pues, para poder luchar contra algo o alguien tienes que saber contra quien. Es como todos nuestros viejos enemigos se habían transformados en otra cosa y no pudimos identificarlos.”74

72 Garreton, Manuel Antonio y Newman, Edward. Democracy in Latin America: (Re)Constructing Political Society. New York: United Nations Press. Pg. 7. 73 Ramos, Carlos. 2002. “El Salvador: transformación, y conflicto social a fin del siglo.” En Más allá de las elecciones. Ed. Álvaro Artiga-González, Carlos Guillermo Ramos, y Roberto Turcios. San Salvador: FLACSO. p. 104.

74 Mejía, Miguel. Entrevista personal. 7 de junio, 2002.

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El nuevo paquete económico fue introducido a un paso muy rápido, que no daba a la gente tiempo para responder, mucho menos el tiempo necesario para entender los grandes cambios económicos que estaban por suceder. Salinas lo relata en estos términos “para luchar en contra de algo, hay que entenderlo, pero nosotros (el movimiento) no entendíamos las consecuencias de lo que estaba sucediendo alrededor de nosotros. Como ya te dije, estábamos medio dormidos en ese entonces, y casi no sentíamos todos estos cambios. No, estábamos enfocando en los esfuerzos de reconstrucción en las comunidades, pensando en como íbamos a construir una escuela para nuestros niños o un pozo comunal. No pensábamos que un día el estado iba a privatizar estos servicios y que significaría eso para nosotros.”75

Aunque las organizaciones del movimiento social no tardaron en captar la verdadera dimensión de los cambios económicos impuesto por el nuevo modelo neo-liberal, cuyo impacto negativo sobre la economía del país habían vaticinado desde un principio, sin embargo, no tenían definido el modo de enfrentarse con esta amenaza en el nuevo contexto político. Parecía que por primera vez en su historia su enemigo no era solamente el estado, sino más bien, un conjunto de fuerzas internacionales poderosas, pero ausentes.

De ahí se explican las confusiones de los primeros días. De repente, el estado, la institución política que siempre había ejercido un monopolio autoritario sobre sus ciudadanos, estaba ahora compartiendo su soberanía con un sinfín de actores sub.-nacionales y transnacionales. Los actores políticos clásicos habían cambiado, y la gente necesitaba, por un lado, identificar estos nuevos actores políticos y, por otro, redefinir sus estrategias de disensión a la luz del nuevo contexto. “Hay que entender cómo era de difícil para el movimiento en aquel tiempo, ya había este nuevo modelo económico que estaba cambiando todo en el país y nosotros estábamos tratando de entenderlo, cómo funciona y todo para poder mejor luchar en contra el mismo. Pero eso no era tan fácil”76, explica Salinas.

Resumen:

Para poder entender el movimiento social contemporáneo en El Salvador es necesario, en primer lugar, considerar las fuerzas históricas subyacentes que han tenido una influencia significativa en el desarrollo y el surgimiento del movimiento social. La sección anterior examinó las raíces históricas del movimiento social en las movilizaciones masivas de los años setenta, durante la guerra civil, y en los años posteriores a la firma de los Acuerdos de Paz en 199275 Salinas, Osmín. Entrevista personal. 31 de noviembre, 2002.76 Ibid.

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En torno a este tema, se llegó a varias conclusiones. La primera es que la sociedad salvadoreña se caracterizaba por una dinámica de exclusión social y política que motivó los brotes de protestas sociales que culminaron en la guerra total durante los años ochenta. Sin este antecedente no se puede entender la dinámica de los MS durante este período. Durante este lapso, hubo una colusión estrecha entre los MS y el partido de izquierda. Es más, la mayor parte de los miembros de las organizaciones provenían de las filas de este partido y viceversa. Este hecho, si bien comprensible debido al momento especial en que vivía el país, restó protagonismo propio, independencia e identidad propia a los MS. A este respecto, se puede decir que el discurso oficial que los llamaba grupos de choque de la izquierda no estaba totalmente equivocado.

Luego de la firma de los Acuerdos de Paz, las organizaciones sociales experimentaron una desmovilización notoria. Ello, por dos razones. Por un lado, la metamorfosis en el seno de la izquierda que necesitaba adaptarse a la nueva coyuntura política. Por otro lado, el surgimiento de un nuevo modelo económico global. Irónicamente estos dos factores que inicialmente contribuyeron a la desmovilización del movimiento terminarían siendo el combustible que propulsara el motor de la movilización social en El Salvador.

Tal como se ha visto anteriormente, el surgimiento de un movimiento social no solamente depende de las condiciones políticas, pero también de la existencia de sitios y estructuras, formales e informales, de movilización. Pero como consecuencia de los cambios económicos que se estaba dando en la posguerra, muchos de los espacios y estructuras de disensión que el movimiento social solía usar para movilizarse se cerraron, causando la pérdida de muchos de los vínculos culturales y sociales históricos. En primer lugar, el cambio de la agricultura a la pequeña industria dio paso a un éxodo rural desenfrenado. Como resultado aumentó la migración hacia los centros urbanos, especialmente hacia San Salvador, en busca fuentes empleo en fábricas de las nuevas compañías internacionales.77 Mientras unos llegaban a los centros urbanos, otros tomaban el camino hacia el Norte, en busca de una vida económica más viable y productiva. Como Carlos Ramos explica “Tales desplazamientos humanos modificaron la estructura y distribución poblacional: redefinieron las relaciones de convivencia en las zonas rurales y volvieron más complejas las relaciones urbanas.”78 Finalmente, la combinación de la urbanización masiva y la migración al norte impactó el movimiento social en que 77 A este respecto, se pueden consultar los distintos informes del PNUD, desde el 200º, hasta la fecha, sobre desarrollo humano en El Salvador que hablan de los impactos de la migración interna y hacia el exterior de los habitantes del campo.

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perdía algunos de sus miembros en las sucesivas oleadas de emigrantes.

V. Las oportunidades políticas y el (re) surgimiento del movimiento social

La historia reciente de El Salvador ofrece varias pistas para un buen entendimiento de las fuerzas contextuales subyacentes que han animado el desarrollo y el (re)surgimiento del movimiento social contemporáneo. A partir de ello, en adelante, la investigación se enfocará en la identificación de las oportunidades políticas que han condicionado el (re)surgimiento el movimiento social hoy en día. Para el análisis se toma como marco teórico las cuatro dimensiones en las que se enmarcan las oportunidades políticas según Sydney Tarrow y sus colegas. Dichas dimensiones son las siguientes:

1. El grado de tendencia a la apertura del sistema político institucionalizado2. La estabilidad en las alienaciones de las elites que defienden

determinadas líneas políticas3. La posibilidad de contar o no con el apoyo de las elites y/o aliados4. La capacidad estatal para reprimir los movimientos sociales.

1 - En el marco de las primeras dos dimensiones el grado de tendencia a la apertura del sistema político institucionalizado y la estabilidad en las alineaciones de las elites que defienden determinadas líneas políticas se puede decir que en los últimos diez años el sistema político 78 Ramos, Carlos. 2002. “El Salvador: transformación, y conflicto social a fin del siglo.” En Más allá de las elecciones. Ed. Álvaro Artiga-González, Carlos Guillermo Ramos, y Roberto Turcios. San Salvador: FLACSO. p. 87.

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salvadoreño ha sido el escenario de cambios radicales en el ámbito político que, a su vez, ha resultado en su apertura gradual y en una cierta estabilización de las alineaciones de las elites. El politólogo Huete García explica lo ocurrido, a raíz de la firma de los Acuerdos de Paz, en estos términos, “la década de los 90 fue para El Salvador, un periodo de transición del régimen político, entendiendo por tal concepto los patrones que determinan las formas y los canales de acceso al poder, los márgenes de acción de los titulares de este y las características de los actores que son admitidos y excluidos para acceder al mismo.”79

Desde 1994 hasta esta fecha el país ha celebrado, al nivel municipal y legislativo y la presidencia de la república, cuatro y tres eventos electorales respectivamente. Las elecciones de 1994 eran particularmente significativas para la apertura y el desarrollo político de El Salvador. En las elecciones de 1994, El FMLN ganó reconocimiento como un partido político legal y mostró su habilidad para actuar en coalición cuando apoyó la candidatura de Rubén Zamora, del partido Convergencia Democrático, para la presidencia. Aunque el partido ARENA ganó las elecciones presidenciales con el 68 porcentaje de sufragio en segunda vuelta, y el control de 39 escaños legislativos (de 84) y el control de 206 municipalidades, el FMLN había probado su capacidad de ser la segunda fuerza política en el país.80

Desde la celebración de las primeras elecciones bajo el régimen democrático en 1994, las siguientes elecciones legislativas, celebradas en 1997, 2000 y 2003, parecen mostrar una tendencia hacia elecciones pluralistas y han hecho olvidar el espectro de un partido hegemónico característico de la historia electoral del país. En esencia en dos elecciones hubo un empate entre ARENA y el FMLN. En 1997, ARENA obtuvo 28 escaños y el FMLN obtuvo 27 escaños en la asamblea legislativa81 mientras en el año 2000 FMLN salió ganador con 31 escaños y ARENA con 29 escaños. Lo interesante de las elecciones del año 2000 es que otros cuatro partidos, entre ellos el PDC, PCN, y CD, obtuvieron el 25 por ciento de los escaños en la asamblea legislativa y potencialmente tienen en sus manos el equilibrio de poder.82

79 Huete García, Maria Ángeles. 2002. “La estructura de oportunidades políticas para la acción de las ONG: El caso de Pro Búsqueda” en Realidad. Volumen 86: marzo-abril 2002.80 Political Database of the Americas. “El Salvador: Elecciones Legislativas del 1994. http://www.georgetown.edu/pdba/Elecdata/ElSal/leg94. 9 de marzo 2000.81 IUDOP. "La jornada electoral del 16 de marzo en San Salvador" 20 de marzo de 1997. Año XII, No. 282 Politcal Database of the Americas.”El Salvador: Elecciones Legislativas de 2000.” http://www.georgetown.edu/pdba/Elecdata/ElSal/leg2000.html. 9 de marzo 2002.

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Los comicios celebrados en los últimos años claramente demuestran una cierta apertura en el sistema político salvadoreño y parecen indicar un nuevo equilibrio en las alineaciones de las elites. Por primera vez en la historia de El Salvador opera un sistema electoral competitivo y pluralista donde compite un partido de izquierda. También los resultados de las elecciones más recientes, del año 2003, demuestran la tendencia hacia un pluralismo partidario aun más estrecha con el incremento sustantivo en el poder electoral de los otros partidos más pequeños. Más destacada entre los terceros partidos es el partido conservador Partido de Coalición Nacional (PCN). Aunque durante los años sesenta y setenta el PCN fue el partido hegemónico de los militares, en los años ochenta fue perdiendo paulatinamente su hegemonía, cuando la mayoría de sus militantes se pasaron al nuevo partido de derecha ARENA. Pero ahora el PCN parece estar ganando mucha fuerza electoral, capturando 11 escaños en la elección de 1997 y 14 escaños en la elección del año 2000 y 16 escaños en los comicios del 2003.83

Mientras que la celebración de elecciones competitivas y pluralistas demuestra fuertes avances hacia la plena apertura del sistema política institucional, hay otros factores que cuestionan los logros y, eventualmente amenazan la continuidad democrática. Estos últimos factores condicionaron, en buena medida, el (re)surgimiento del movimiento social salvadoreño.

En primer lugar, a pesar de la institucionalización de elecciones libres y competitivas, una de las condiciones fundamentales para la apertura del sistema político, las instituciones de carácter político mantienen índices muy bajos de credibilidad popular. Según un estudio de Ricardo Córdova y Víctor Orellana, elaborado en el año 2001, la población salvadoreña tiene muy poca confianza en los partidos políticos, con un puntaje de solamente 37.55% en una escala de 100 y la asamblea legislativa con un puntaje de credibilidad de 54.34%.84

La falta de legitimidad popular de las instituciones políticas se refleja, por otro lado, en los niveles altos de abstención electoral en el país. Desde las primeras elecciones civiles de posguerra el ausentismo ha ido ganando más terreno. La tendencia se revirtió parcialmente en el alboroto de las elecciones en 1994 con una participación del 53 por

83 IUDOP "La jornada electoral del 16 de marzo en San Salvador." 20 de marzo de 1997. Año XII, No. 2). y Politcal Database of the Americas. “El Salvador: Elecciones Legislativas de 2000.” http://www.georgetown.edu/pdba/Elecdata/ElSal/leg2000.html. 9 de marzo 2002.84 Córdova, Ricardo y Orellana, Víctor. 2001. Cultura Política, Gobierno Local y Descentralización. San Salvador: FLACSO Programa El Salvador. Pg 166.

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ciento, pero desde entonces ha ido decayendo. En las elecciones del año 2000 una gran mayoría (63 por ciento) de los votantes registrados no sufragaron.85 Esto significa que cada uno de los dos partidos obtuvo un poco más de un tercio del voto, lo que equivale a un apoyo de alrededor del diez por ciento de la población adulta.

Córdova y Orellana en su estudio sobre la cultura política descubrieron que una de las explicaciones principales por la alta abstención electoral es que la gente—76.9% en su encuesta—cree que “no vale la pena participar en la política, porque de todos modos uno no tiene ninguna influencia en las decisiones del gobierno.86 En una otra encuesta realizada a mediados de 1999, 50 por ciento de la gente entrevistada dijo que no había votado en las elecciones de 1999 por falta de interés o escepticismo que su voto realmente contaba en las decisiones tomadas por los partidos políticos.87

Estos estudios permiten llegar a la siguiente conclusión: aunque se celebren elecciones libres y democráticas en el país, la mayoría de los salvadoreños no se sienten representados por sus gobernantes. Como Tula Mejía, organizadora de CRIPDES explica “con la firma de los Acuerdos de Paz todos creíamos que la instalación de elecciones democráticas iba a solucionar todos los problemas de representación. Ahora, íbamos a tener voz y voto en las decisiones tomados por el gobierno que ya era nuestro. Pero en ese entonces éramos ciegos a la realidad brutal del sistema política. Solamente el hecho que haya elecciones y que todos tenemos la oportunidad de votar, no significa que nuestras demandas están siendo representadas.”88

Inicialmente, con la firma de los Acuerdos de Paz, se tenía la expectativa que iba a operarse un cambio radical en el funcionamiento de las instituciones del Estado89. También creían que las elecciones eran el mejor mecanismo para que sus demandas fueran tomadas en cuenta. Según Toño Dubón “al principio, pues, confiábamos que toda nuestra lucha valía la pena y que habíamos logrado establecer un sistema política que realmente iba a representarnos. Pues, nos decían que ya teníamos una democracia en el país. Todo iba a mejorar. Y por un tiempo apostamos a esta dicha democracia. Pero con el tiempo era

85 Artiga, Álvaro. “La difícil Democratización del Régimen Político Salvadoreño.” Más allá de las elecciones. Ed Álvaro Artiga-González, Carlos Guillermo Ramos, y Roberto Turcios. (San Salvador: FLACSO, 2002) pg. 36.86 Córdova, Ricardo y Orellana, Víctor. 2001. Cultura Política, Gobierno Local y Descentralización. San Salvador: FLACSO Programa El Salvador. Pg. 193. 87 IUDOP. "Encuesta sobre evaluación Post-electoral." Abril de 1999, No.76.88 Mejía, Tula. Entrevista personal. 5 de noviembre, 2002.89 Ver Cruz, Miguel, Elecciones ¿para qué?, FLACSO, Programa El Salvador, 2001.

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mas y más evidente que no todo iba como queríamos y empezamos perder la fe que se puede lograr cambios reales a través del estado.”90

Rodolfo Cardenal y Luis Armando González en su libro “El Salvador: La transición y sus problemas” afirmaron el descontento sentido y expresado por los entrevistados, escribiendo “pareciera que la población, ensenada quizás por una década neoliberal de promesas incumplidas y frustraciones acumuladas., sabe de alguna manera que el régimen actual no la libera del desempleo y de la inseguridad ni la proporcionara la oportunidad para superarlas.”91 Y por eso, siguen escribiendo “la participación ciudadana directa es reclamada como uno de los ingredientes fundamentales de la democracia de fin de siglo. Concurrir a las urnas en los plazos establecidos por la ley para elegir a los funcionarios públicos ya no se considera suficiente para garantizar la democracia, sino que además ahora se exige la intervención directa de la población en la toma de decisiones importantes para el país. De esta manera, el quehacer político ya no sería un asunto exclusivo de los profesionales de esa actividad, sino que lo seria también de la ciudadanía común y corriente.”92

Más recientemente, algunas situaciones concretas de desastres naturales --por ejemplo, el Huracán Mitch de 1998 y los terremotos de enero y febrero de 2001-- que ha experimentado el país, han contribuido a aumentar la descalificación de las autoridades públicas a los ojos de la población. Buena parte de los ciudadanos apuntan, en esta línea, a la incapacidad del Estado para atender sus demandas. Bernardo Belloso, organizador campesino de CRIPDES-San Vicente, sostiene:“Si tuviera que señalar un evento que me convenció que el gobierno no tenía la capacidad a resolver los problemas de la gente [… ] diría que era lo que pasó con el Huracán Mitch en 1998. Como ya sabes soy de San Vicente, yo estaba en mi comunidad cuando venían las lluvias que destruyera mi comunidad y cientos de comunidades campesinas como la mía. Era un escenario de horror, todos perdíamos nuestras casas, milpas, animales, y algunos perdieron sus familiares. ¿Y el gobierno qué hacía para nosotros? Casi nada. . . Ellos fueron a otros países amigos para pedir un montón de dinero para ayudar con la reconstrucción de nuestras comunidades. ¿Y qué paso? Pues, gastaron el dinero, los millones y millones de colones, en las cosas de ellos. Casi nada llegó a nosotros para la reconstrucción. La corrupción

90 Dubon, Toño. Entrevista personal. 20 de junio, 2002.91 Cardenal, Rodolfo y González, Luis Armando. “Deficiencia en sociedad.” El Salvador: la transición y sus problemas. UCA editores, San Salvador, El Salvador. 188.92 Cardenal, Rodolfo y González, Luis Armando. “Deficiencia en sociedad.” El Salvador: la transición y sus problemas. UCA editores, San Salvador, El Salvador. 187.

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no es nada nueva a nuestro país, pero, no sé, creíamos que este nuevo sistema político, esta democracia iba a ser menos.”93

La pérdida de confianza de la población en las institucionales estatales significó la oportunidad política propicia para el (re)surgimiento del movimiento social, y específicamente para organizaciones sociales como CRIPDES. A este respecto, Lorena Martínez sostiene que “cada año después de los Acuerdos era más y más claro que este nuevo sistema supuestamente “democrático” no iba a resolver los problemas reales de la gente. Sin embargo, manteníamos la fe que no todo era perdida y podríamos lograr algunos cambios dentro del sistema político formal. Pero el fenómeno de Huracán Mitch nos despertó en un gran sentido y reconocíamos que si quisiéramos defender los derechos de la gente y hacer cambios reales, tendríamos que hacerlo a través de la gente movilizada, a través de un movimiento social.”94

2 - La segunda dimensión de la estructura de oportunidades políticas de Tarrow y sus colegas hace de la estabilidad en las alineaciones de las elites que defienden determinadas líneas políticas un elemento crucial en el surgimiento del movimiento social.

Como se vio anteriormente, los Acuerdos de Paz inauguraron la democracia salvadoreña. Así se incorporó la izquierda en el sistema de partidos y ha venido conquistando importantes cuotas de poder en el sistema político nacional, tal como lo demuestran los resultados electorales para alcaldes y diputados de 1994, 1997, 2000 y 2003. Visto el país desde este ángulo, se puede hablar de una estabilización de la alineación de las elites y que es posible una alternancia en el control del poder a todos los niveles. Aunque, siguen presentes muchas fricciones y conflictos ideológicos entre los principales partidos. El caso de El Salvador refuta la premisa básica de la segunda dimensión que argumenta que hay más oportunidad política para un movimiento social cuando haya una estabilidad entre las alineaciones de elites. El caso del movimiento social en El Salvador demuestra que para ellos principalmente han sido las divisiones internas crecientes --y no la estabilidad- dentro del partido de la izquierda, el FMLN, en los años recientes, que han creado una nueva apertura para el movimiento social salvadoreño dentro de la izquierda. Inicialmente, como ya se discutió en la sección anterior, el surgimiento del FMLN como partido oficial dentro del nuevo sistema político causó grandes convulsiones en el movimiento social salvadoreño que vio emigrar a la política a sus principales dirigentes. Así, perdió su protagonismo como 93 Belloso, Bernardo. Entrevista personal. 26 de noviembre, 2002.94 Martínez, Lorena. Entrevista personal. 29 de octubre, 2002.

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motor para el cambio social. Pero, a raíz de los cismas internos en el partido de izquierda, algunos de sus miembros encontraron otros horizontes para continuar con la lucha hacia el cambio social. Como explica Marcos Gálvez, presidente del CRIPDES, “creo que muchos han perdido su confianza en el partido y su habilidad para responder con cierta eficacia a las necesidades de la gente. Han habido tantos pleitos internos que creo han limitado su capacidad de definición de unas líneas de acción coherentes y plantear una plataforma de cambio social seria. Por eso, creo que muchos están viendo el movimiento social como algo que mejor pueda responder a sus necesidades".95 Muchos de los otros entrevistados también hablaban del creciente descontento con la manera en que el partido estaba manejando los conflictos internos, y como este desacuerdo había despertado, en gran medida, el interés de la gente en los movimientos. Más recientemente, en Suchitoto, en un foro abierto sobre la crisis en el sector salud, varios residentes de los cantones y caseríos alrededor de la municipalidad expresaron su duda acerca de la capacidad del partido para resolver la crisis del sector. Al contrario, mostraron su fe en que los médicos, junto con el movimiento social sí pudiesen alcanzar una resolución. Don Dino, de la comunidad Laura López, hablaba en detalle de sus años como combatiente con el FMLN y como él, en años recientes, había perdido confianza en el partido. “El partido está tan metido en sus problemas internos que se han olvidado de nosotros, la gente que lo hizo posible que ellos estuvieron en el poder. Creo que ya hemos llegado al punto que necesitamos autonomía del partido si vamos a lograr unos cambios.” La llamada por dicha “autonomía de los partidos políticos”que esta siendo expresado en casi todos los espacios de encuentro de la izquierda observado en la investigación, es importante porque revela que la gente ya está viendo una separación clara entre partido político y movimiento social.

En su libro sobre la transición en El Salvador Cardenal y González también revelan, tal como lo sostienen las personas entrevistadas en la realización de este trabajo, ha habido un corte significativo en la relación entre las organizaciones sociales y los partidos políticos. Hablando en general sobre los partidos políticos, tanto de la derecha como de la izquierda, escriben “los partidos políticos han demostrado sobradamente su incapacidad o desinterés para ocuparse de las cuestiones que más preocupan a la sociedad. En consecuencia, ya no canalizan—se es que alguna vez lo llegaron a hacer – las demandas de la sociedad, el control que pueden ejercer sobre ella es muy limitado y tampoco cumplen con su papel de intermediación entre esta y el 95 Gálvez, Marcos. Entrevista personal. 3 de diciembre, 2002.

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Estado. En la actualidad, los partidos políticos han quedado reducidos a meras maquinaria electorales, que movilizan a sus simpatizantes únicamente de cara a las elecciones. Es así como se explican la desconfianza y el descrédito en que han caído ante la ciudadanía, a lo cual contribuyen, en no poca medida, los escándalos periódicos.”96

Por primera vez desde los años setenta el movimiento social está reclamando su espacio y protagonismo dentro de la izquierda. Pero, como nos recuerdan los anteriores autores, no se puede negar “la fuerte atracción entre los partidos políticos y la organización social” que siempre existe aun cuando el movimiento busca su independencia. Y también, es importante reconocer que aunque el movimiento esté reclamando su espacio, el partido no necesariamente”este convencido de las ventajas de la autonomía del movimiento social así como de su capacidad para pensar y proponer.”97

3 - La tercera dimensión de la estructura de oportunidades políticas propuesta por Tarrow y sus colegas—la posibilidad de contar o no con el apoyo de las elites y/o aliados – también ha jugado un rol determinante en el tipo del movimiento social que ha (re)surgido en los últimos años. Principalmente el movimiento social salvadoreño y específicamente organizaciones como CRIPDES ha beneficiado mucho del apoyo de los ONG nacionales e internacionales quienes entraron con fuerza en el escenario político con la firma de los Acuerdos de Paz y las nuevas alianzas que se han establecido con los movimientos internacionales de pobres y movimientos pro una globalización alternativa.

Sin duda los movimientos internacionales pro una globalización alternativa y de pobres que han surgido en la ultima década han ayudado a cambiar el paisaje de lucha no solamente en El Salvador, sino en todo el mundo. “Las protestas que se dieron en 1999 en Seattle eran’, escribe Naomi Klein, en su libro Vallas y Ventanas, “el estreno de un nuevo movimiento global.”98 Tal movimiento global que ha ido creciendo en números y fuerza tras los últimos años es, en opinión de Joseph Stiglitz, “descabezada, descentralizada y multicéfalo”99. A pesar de la naturaleza caótica de las redes de organizaciones y activistas, el movimiento pro una globalización

96 Cardenal, Rodolfo y González, Luis Armando. “Deficiencia en sociedad.” El Salvador: la transición y sus problemas. UCA editores, San Salvador, El Salvador. 19597 Ibid. Pg. 19598 Klein, Naomi. “Seattle.” Valla y Ventanas Paidós Contextos. Barcelona, España. 2002. Pg 27.99 Stigletz, Joseph. “Globalization and its discontents.” Norton and Company. New York, NY. 2002. p 9.

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alternativa ha logrado forjar nuevas relaciones de intercambio con personas, organizaciones y países en desarrollo que antes no hubiera sido posible. Pero, no solamente el auge del movimiento internacional por una globalización alternativa ha proporcionado nuevos marcos de acción global; también ha proporcionado nuevas referencias de apoyo al mismo movimiento local y nacional. Es irónico, pero como Stiglitz afirma, la misma globalización ha ayudado empoderar el mismo movimiento pro una globalización alternativa gracias al auge del intercambio de información más allá de las fronteras.

En El Salvador, como se vio anteriormente, después de la firma de los Acuerdos de Paz surgieron cientos de ONG, tanto nacionales como internacionales, para ayudar con la reconstrucción del país. Los ONG emergieron como actores importantes en el escenario político y, ello culminaría en un cambio en las relaciones dentro de la izquierda. Asimismo, desplazarían al movimiento social salvadoreño y le quitaría protagonismo en la lucha social. Pero, con el surgimiento de los movimientos de pobres y los movimientos pro una globalización alternativa en el paisaje político internacional, movimientos que valoraba y resaltaba la importancia de los movimientos sociales en la construcción de nuevas plataformas políticas, tanto nacionales como internacionales, la situación evolucionó favorablemente para el movimiento social. Los cambios iniciaron a mediados de los años noventa a nivel de muchos de los ONG en El Salvador, quienes empezaron a conectarse con las redes internacionales de movimientos y ONG contra la globalización. La movilización de sus representantes que volvieron a asistir a diversas conferencias y foros realizados en la región latinoamericana tuvo un efecto multiplicador. El impacto que las conferencias tenían sobre los líderes fue grande, con muchos de ellos regresando a sus ONG con nuevas visiones de cambio e ideas sobre quienes deberían de dirigir los esfuerzos de cambio al nivel de El Salvador. Como Luis Mario, dirigente de la concertación Laboral y Sindical, nos explica “las conferencias internacionales eran sumamente importantes para la izquierda salvadoreña. Nos abrieron a la lucha global. Aprendimos que tenemos mucho en común con gente de distintas latitudes, tales como Perú o Ecuador, quienes también luchan por sobrevivir en un sistema cada vez más insensible al dolor de los seres humanos. Aprendimos que si no tenemos una estrategia de lucha que va más allá de los pequeños proyectos de poco alcance, estamos condenados a una debacle generalizada. Y, también, algo importante que ha surgido en todo esto trabajo internacional es la importancia de los movimientos sociales en la lucha, que no es

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suficiente tener un montón de ONG hablando para la gente. . . la gente tiene que hablar por sí misma.”100

Según nuestros entrevistados, los cambios que se han dado al nivel de la lucha internacional ha tenido su impacto sobre el quehacer y visión de muchos de los ONG operando en El Salvador; un cambio que últimamente ha ayudado (re) empoderar el movimiento social y las organizaciones que lo compone. Como M. López surgiere, "uno de los cambios mas dramáticos ha sido la nueva convicción de muchos ONG que el movimiento social debería tener su propio espacio y protagonismo tanto a nivel nacional como internacional. Este cambio de visión es significante para los movimientos, puesto que ya cuenta con una nueva fuente de recursos, tanto humanos como económicos, para llevar a cabo sus acciones. Lorena Martínez Sostiene al respecto, “en el caso de CRIPDES hemos recibido en los últimos años mucho apoyo por parte de los ONG’s internacionales, como OXFAM, Paz y Tercer Mundo, y otros ONG de Bélgica, España, y los Estados Unidos, para participar en intercambios y foros internacionales. Hemos podido ir a Madagascar, a Colombia, a Ecuador, a los Estados Unidos, a España, a Argentina…a muchos países para compartir nuestras experiencias de lucha y planificar que vamos hacer mañana y pasado mañana. Son espacios de intercambio sumamente importante para nosotros…..Nos han inspirado actuar.”101 El surgimiento de estos nuevos aliados, tanto los ONG como los movimientos internacionales pro una globalización alternativa y de pobres, han dado el movimiento social Salvadoreño un nuevo acompañamiento poderoso en su lucha por su (re)definición en el nuevo contexto global.

4 – Según la cuarta dimensión de la estructura de oportunidades políticas, la capacidad estatal para reprimir los movimientos sociales puede afectar la motivación para las acciones colectivas o aumentar el costo de sus dos principales condiciones: la organización y la movilización de la opinión pública.102

Se observa en la historia de El Salvador que cuando los niveles de represión estatal eran altos, tal como sucedió durante la década de 1980, el movimiento social no podía actuar colectivamente en ámbitos públicos. Pero también, como se ha comprobado en la historia de la movilización política en el país, la fuerte represión no impidió la existencia de ciertas organizaciones sociales como el caso de CRIPDES,

100 López, Luis Mario. Entrevista personal. 3 de diciembre, 2002.101 Martínez, Lorena. Entrevista personal. 29 de octubre, 2002.102 La acción del estado puede "depress collective action or raise the cost of its two main conditions- the organization and movilization of opinon”. Ver Tarrow, Sidney. 1998. Power in Movement: Social Movements, Collective Action, and Mass Publics in the Modern State. New York: Cambridge University Press. Pg 75.

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cuyo objetivo era defender los derechos humanos. Lo que sucede, en el fondo es la represión puede tener un efecto contradictorio. No sólo ayuda a que las acciones colectivas sean más radicales, sino también vuelve más efectiva la organización de los opositores.103

Hasta el año 1999 los niveles de represión estatal se mantenían muy bajos pero con el surgimiento de algunas movilizaciones más pequeños de gente, principalmente campesina, de las zonas afectados por el Huracán Mitch, el escenario empezó a cambiar. Como Dimas Vega explica “al principio no éramos muchos que tomábamos las calles en San Salvador para exigir cambios en la política de reconstrucción pos-huracán, pero éramos suficientes, y creo, que el gobierno sentía un poco de presión y como resultado empezó mandar ante-motines a los sitios de las marchas para darnos un cierto bienvenido.”104

A partir del año 2000, con motivo de la segunda huelga de los médicos y trabajadores del sistema de Seguro Social, la represión estatal escalaría a nuevos niveles. Durante la huelga que duraría meses, los médicos, trabajadores y las organizaciones que les acompañaba en su lucha contra la privatización del sistema de salud, se enfrentaron muchas veces en la calle con las fuerzas policiales del estado. La violencia alcanza su nivel más alto el día 6 de marzo 2000 cuando policías antimotines dispararon balas de gomas y gas lacrimógeno contra una concentración de médicos, trabajadores de salud y sus simpatizantes cerca del Hospital Rosales. Aunque la represión del día 6 de marzo eventualmente inspiraría la renovación de negociaciones entre los médicos y el gobierno y el fin de la huelga sindical, marcó un hito importante en la memoria de los responsables y participantes en las acciones de protesta.105 Como Pedro Juan Hernández reflexiona “creo que la represión que vimos en la segunda huelga de los médicos nos despertó como movimiento. Si había momentos de represión estatal en los años anteriores, pero era mas limitada, pero con la

103 “the systematic repression of confrontational protest has perverse and contradictory effects. The success of repression can produce a radicalization of collective action and also a more effective organization of opponents”. ibid 92-93104 Vega, Dimas. Entrevista personal. 20 de noviembre, 2002. 105 Lo que se puede concluir de las observaciones de los entrevistados es que en gran medida el movimiento social Salvadoreño está condicionado por ciertos niveles de represión. Cuando ésta no es evidente, es más difícil movilizar los movimientos porque la gente no se siente directamente afectada. Al contrario cuando hay un cierto nivel de represión, la gente responde mejor porque empieza a temer por su vida. Aunque hay amplia evidencia que los movimientos pueden surgir y actuar bajo condiciones de poca represión estatal, como vimos en el caso de las manifestaciones después de Mitch donde la gente se movilizaba aunque no percibía una amenaza directa de represión del gobierno, hay aun más evidencia que señala que los movimientos sociales son más fuertes cuando hay más represión estatal como vimos en el caso de la segunda huelga de los médicos.

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huelga es que todo exploto y el estado se revertió a usar sus viejas estrategias de represión.”106

5 - Ahora hay que añadir una quinta dimensión lo que se domina—la erosión de la soberanía estatal—a la estructura de oportunidades políticas propuesta por Tarrow y sus colegas que también ha jugado un papel determinante en el (re)surgimiento de CRIPDES como expresión del movimiento social contemporáneo en El Salvador.

Esta dimensión se preocupa por señalar de qué manera los grandes cambios en el ámbito económico en El Salvador en los últimos quince años, la implementación de los programas de ajuste estructural –cuyos corolarios han sido la privatización de las empresas estatales, la desaparición de los subsidios para los más pobres meramente agrícola a una economía de la pequeña industria de exportación, la dolarización de la economía--, ha resultado en la erosión del poder del estado-nación. Ahora, en El Salvador, las decisiones de carácter económico ya no se toman en las instituciones estatales, sino desde las cúpulas de la organización mundial de comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo.107

Como Lorena Martínez nos explica “Ahora, la toma de decisiones política-económicas no está en las manos del estado pero más bien en las manos de un grupo de desconocidos a nivel internacional. Son ellos que están decidiendo el futuro del país y lo están haciendo sin consultar con nosotros. Estamos perdiendo nuestra soberanía, nuestro poder tomar las decisiones que va a afectar nuestro país. . . estamos siendo excluidos por completo de la toma de decisiones.”108

Aunque, como se vio anteriormente, por un lado los grandes cambios económicos que se han dado en los últimos años han resultado en la erosión de la soberanía estatal por un lado amenaza destruir el movimiento social, también, han instigado de nuevo su organización y movilización. Como Marcos Gálvez explica “estamos viendo como estas organizaciones internacionales de comercio están amenazando nuestro pueblo. Son ellos que están insistiendo en las privatizaciones y el abandono del sector agropecuario en el país. Son ellos que nos decían que dolarizamos nuestro sistema monetario. Nuestro estado esta perdiendo su poder ante estas fuerzas internacionales. Es peligroso cosas como ALCA porque amenaza a quitarnos de todo. . . . Pero ahora todo eso, ya que lo entendemos mas, nos motiva

106 Hernández, Pedro Juan. Entrevista personal. 4 de diciembre, 2002.107 Ver la reflexión que se hace al respecto en el Informe del PNUD sobre desarrollo humano en El Salvador para el año 2003.108 Martínez, Lorena. Entrevista personal. 29 de octubre, 2002.

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organizarnos y movilizar nuestras bases para enfrentar este sistema económica internacional.”109

Resumen:

Hay cinco elementos que explican el resurgimiento de CRIPDES como expresión del MS salvadoreño. En primer lugar, la apertura del régimen político que se experimentó luego del final de la guerra. En este contexto, se puede declarar que la década de los 90 fue un período de transición para el país. Se rediseñaron los canales de acceso al poder político en el país. De la misma manera, se dejó el período de represión sistemática de los opositores. Así, los grupos descontentos pudieron manifestar su malestar. Dicho de otra manera, se rebajaron los costos de la organización, participación y movilización de los movimientos populares. Al mismo tiempo que se daba esta coyuntura propicia aumentaba la desconfianza de la población en las instituciones políticas.

En segundo lugar, una dimensión importante que se exploró es la que relaciona la estructura de oportunidades de Tarrow que establece una relación directa entre las alineaciones de las elites que defienden determinadas líneas políticas y el surgimiento del MS. En este sentido, encontramos que en El Salvador, hablando del caso CRIPDES, demuestra que para ellos principalmente han sido las divisiones internas crecientes --y no la estabilidad- dentro del partido de la izquierda, el FMLN, en los años recientes, que han creado una nueva apertura para el movimiento social salvadoreño dentro de la izquierda. Inicialmente, como ya se discutió en la sección anterior, el surgimiento del FMLN como partido oficial dentro del nuevo sistema político causó grandes convulsiones en el movimiento social salvadoreño que vio emigrar a la política a sus principales dirigentes.

En tercer lugar, respecto de la afirmación según la cual la posibilidad de contar o no con el apoyo de las elites y/o aliados puede jugar un rol determinante en el (re)surgimiento del MS. Principalmente el MS, aglutinado en torno a CRIPDES, ha beneficiado mucho del apoyo de los ONG nacionales e internacionales quienes entraron con fuerza en el escenario político con la firma de los Acuerdos de Paz y las nuevas alianzas que se han establecido con los movimientos internacionales de pobres y movimientos pro una globalización alternativa.

En cuarto lugar, se ha afirmado que la capacidad estatal para reprimir los movimientos sociales puede afectar la motivación para las acciones colectivas o aumentar el costo de sus dos principales 109 Gálvez, Marcos. Entrevista personal. 3 de diciembre, 2002.

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condiciones: la organización y la movilización de la opinión pública. Se observa en la historia de El Salvador que cuando los niveles de represión estatal eran altos, tal como sucedió durante la década de 1980, el movimiento social no podía actuar colectivamente en ámbitos públicos. Pero también, como se ha comprobado en la historia de la movilización política en el país, la fuerte represión no impidió la existencia de ciertas organizaciones sociales como el caso de CRIPDES, cuyo objetivo era defender los derechos humanos

Finalmente, se observó que la erosión de la soberanía estatal ha jugado un papel determinante en el (re)surgimiento del movimiento social contemporáneo en El Salvador, hablando del caso de CRIPDES. En este sentido, los actores locales del MS lo han observado y la incapacidad del estado salvadoreño para responder ante las demandas populares se ha hecho más evidente. Las reiteradas movilizaciones en contra de los Acuerdos de Libre Comercio y contra las presiones de las instituciones internacionales reconoce esta realidad.

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VI. Conclusiones:

La crisis económica persistente, cuyo origen se encuentra en la reestructuración del capital a escala mundial, junto a la larga y difícil tarea de consolidación de las democracias nuevas en el continente ha conducido a muchos, incluso a los más optimistas, a dudar seriamente de la capacidad de hacer prosperar una verdadera agenda de cambio. Desde afuera, y también a veces desde adentro, estos cambios económicos y políticos en el nuevo orden mundial parecen ser tan grandes e infranqueables que llevan fácilmente a la idea de que cualquier intento de resistir es condenado irremediablemente al fracaso. Pero, este trabajo es un testimonio de la iniciativa y el poder de la acción colectiva humana para enfrentar y vencer los obstáculos que se erigen en su camino. El caso de la organización social CRIPDES, que tomamos como expresión del movimiento social en El Salvador, demuestra que no solamente una organización, al principio moribunda, ha podido adaptarse a los cambiantes escenarios políticos y económicos nacionales e internacionales, sino también que ella han sabido usar las desventajas iniciales en su favor. Todo ello, como hemos visto, ha facilitado un cierto (re)surgimiento del movimiento social y, al mismo tiempo, se prepara para ocupar un papel relevante en el nuevo sistema democrático.

Para poder entender como el movimiento social salvadoreño ha logrado surgir como una fuerza importante en el paisaje político salvadoreño, este trabajo lo ha explorado, en primer lugar, las fuerzas históricas subyacentes que han condicionado la reacción del movimiento ante las oportunidades políticas disponibles y la manera como las ha usado a su favor. El análisis de la evolución reciente de la política nacional revela que la historia de las movilizaciones de los años setentas, la guerra civil, y el periodo post la firma de los Acuerdos de Paz, caracterizada por su desmovilización, son fuerzas que se han de tomar en cuenta a la hora de intentar un análisis ha resurgido el movimiento social salvadoreño del porqué del (re)surgimiento el movimiento social salvadoreño.

A grandes rasgos, este trabajo se apoya, en buena medida, en el marco teórico de Sydney Tarrow acerca de las oportunidades políticas. Esta investigación se apoya en las cuatro dimisiones de oportunidades políticas: el grado de tendencia a la apertura del sistema político

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institucionalizado; la estabilidad en las alineaciones de las elites que defienden determinadas líneas políticas; la posibilidad de contar o no con el apoyo de las elites; y la capacidad estatal para reprimir los movimientos sociales. Al mismo tiempo, desde este estudio se intentó una modificación, a la luz de la realidad salvadoreña, de las cuatro dimensiones teóricas de Tarrow. La primera oportunidad política que ha sido usada por CRIPDES para asegurar su fuerte (re)surgimiento ha sido el problema de falta de legitimidad del sistema político. Sin duda la apertura del sistema político en El Salvador ha dado el movimiento social una libertad institucional para expresar su disensión, pero este estudio ha revelado que el factor que más ha motivado su acción colectiva no ha sido la apertura en sí, sino la creciente desconfianza y recelo con buena parte de la población volar la actuación de sus gobernantes, especialmente, la incapacidad de éstos para responder a sus demandas. La segunda oportunidad política que apoderó CRIPDES tiene relación con el aumento en la inestabilidad de las alineaciones de la elite de izquierda. Mientras que durante los años noventa la nueva izquierda, encabezada por el FMLN y los ONG, usurpó al movimiento social su natural protagonismo en el escenario político nacional, en los últimos años las divisiones crecientes entre la izquierda han proporcionado al movimiento un nuevo espacio entre la izquierda como un actor principal en la arena política. Esta dimensión modifica la aseveración de Tarrow según la cual la estabilidad en las alienaciones de las elites facilitaría, creería más espacio para los movimientos sociales.

El apoyo de las nuevas elites—ONG y movimientos internacionales es la tercera dimensión que este estudio considera como un factor importante en el (re)surgimiento del movimiento social. En vez de ser incapacitado por los cambios globales, CRIPDES ha tomado provecho de sus nuevas aliados emergentes globales que no solamente les ha abierto a la nueva realidad, sino también les ha proporcionado los contactos internacionales y recursos necesarios para hacer que sus demandas sean escuchadas. Esta dimensión en grandes rasgos se encuentra respaldo en lo que Tarrow relaciona con el tema que el apoyo de las elites es necesario para condicionar el surgimiento de un movimiento. Pero lo que este estudio revela es que para el movimiento social salvadoreño, específicamente para CRIPDES, el apoyo más importante que ellos han recibido no ha sido el apoyo dado por las elites clásicas, sino más bien el apoyo brindado por un nuevo tipo de aliado: las ONG y los movimientos internacionales. El aumento en la represión estatal es la cuarta dimensión de oportunidades políticas que el movimiento social ha usado para

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motivar la nueva movilización de sus bases. Dado el contexto represivo en lo que originalmente emergió el movimiento social en El Salvador en los años setenta, no es sorprendente que el movimiento haya resurgido en un contexto de represión.  Sin embargo, hay que subrayar, enseguida, que el estilo y nivel de represión que usaba el estado salvadoreño en el pasado, difiere radicalmente con lo que se observa actualmente. En el pasado, no se contaba con garantías legales alguna. Ahora, losMilitantes encarcelados injustamente pueden recurrir ante la justicia. En todo caso, de lo que se trata es de notar que la presencia o no de represión actúa directamente sobre el estilo que toma la acción social. Por eso, como se ha dicho anteriormente, CRIPDES puede presentar propuestas de leyes ante la Asamblea Legislativa, con la esperanza de que los diputados decidirán tomar en cuenta sus iniciativas.

Finalmente este estudio de caso extiende la teoría de Tarrow en añadir una quinta dimensión, la erosión de la soberanía estatal. Esta dimensión ha sido transformada en una oportunidad política por CRIPDES, como expresión del movimiento social Salvadoreño. Ha servido de base de motivación para la acción colectiva de la gente, algunos movidos, en buena medida por el deseo de proteger la soberanía de su país por la invasión --en ese caso económica-- de su país por productos extranjeros.

Por otro lado, a esta altura de este estudio es necesario llamar la atención sobre algunos puntos que no se han considerado en este trabajo y que merecen una especial atención para ulteriores investigaciones. Habría que analizar la relación entre movimiento social y los partidos políticos, especialmente con la izquierda y la relación entre los movimientos sociales y el Estado salvadoreño. De esta manera, se podría no sólo comprender su estrategia y ubicarlos en su papel de democratización de la vida política.

Por otro lado, tendría que analizarse el tema de la relación entre las oportunidades políticas que han servido de trasfondo teórico de este estudio y el tema de los ciclos de protesta, también tratados ampliamente por Tarrow. El autor no aborda de manera explícita esta relación. Sin embargo, no se puede menos de pensar que pueda existir una especie de relación cíclica entre ambos principios. De hecho, difícilmente se pueden concebir casos en que se verifiquen protestas sociales en un determinado país, sin que no obedezcan a las oportunidades de las que hemos hablado.

No es del todo descabellado, además, plantear el tema de la relación cíclica. En buena medida, la sensación que se tiene después de la lectura de Tarrow es que las argumentaciones están tan concatenadas

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que se explican dentro de un círculo vicioso o virtuoso, según la perspectiva desde donde se analiza, en la explicación de los movimientos. Un típico caso es la gran movilización del movimiento gay en los Estados Unidos que constituye uno de los ejemplos para el análisis en el libro Poder en movimiento.

Finalmente, un posterior análisis del tema de los movimientos sociales en El Salvador debería explicitar con mayor rigor el tema de la procedencia social de los actores del movimiento social, las relaciones de poder dentro del mismo y, también, explorar si hay diferencias entre los movimientos sociales de izquierda o de derecha y las posibles líneas horizontales de cruzamiento entre movimientos según las demandas consideradas. Como se puede notar, este estudio se ha centrado mayormente en los movimientos provenientes de la izquierda. Este sesgo, si bien necesario dado el carácter exploratorio de nuestro análisis, no cabe duda, puede constituir un impedimento serio para tener una visión general sobre los movimientos sociales en El Salvador en la postguerra.

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