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EDITORIAL: Un Papa con corazón misionero | PASTORAL URBANA: Dios vive en la ciudad Revista de formación y animación misionera Marzo – Mayo 2014 | AÑO LXIV | EDICIÓN 461 «¡Qué bueno que los jóvenes sean callejeros de la fe!» Papa Francisco

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dRevista de formación y animación misionera

Marzo – Mayo 2014 | AÑO LXIV | EDICIÓN 461

«¡Qué bueno que los jóvenes seancallejeros de la fe!»Papa Francisco

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Dos sant os

que marcaron

la vida de

la Igles ia en

últi mo siglo

Su Santidad Juan XXIII, el Papa bueno

Su Santidad Juan Pablo II, el Papa misionero

El próximo 27 de abril la Iglesia católica tendrá dos nue-vos santos. Ese día, el papa polaco Juan Pablo II y el italia-no Juan XXIII serán canonizados por Francisco. De esta manera, serán tres los pontífi ces proclamados santos en los últimos cien años, junto a Pío X. Karol Wojtyla y An-gelo Giuseppe Roncalli han sido dos fi guras importantes de la Iglesia católica (quienes ejercieron el papado entre 1978 y 2005 y entre 1958 y 1963, respectivamente). La fecha elegida es el primer domingo luego de la Semana Santa, y es la fi esta de la Divina Misericordia, establecida por el papa Wojtyla.

La canonización del papa polaco llegó en tiempo récord, canonizado tan solo nueve años después de su muerte y fue casi por aclamación popular tras el santo súbito que resonó durante días en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

Por otro lado, el papa Francisco, en sus seis meses de pontifi cado ha resaltado en numerosas veces la fi gura de Juan XXIII, el Papa Bueno, quien llamó a realizarse el Concilio Vaticano II, dando comienzo a una nueva etapa, histórica, dentro de la Iglesia. Precisamente, la santifi ca-ción de Juan Pablo II y Juan XXIII se produce en el 50 aniversario de ese concilio, que abrió la Iglesia al mundo y a los humildes.

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Sumari�oUn Papa con uncorazón misioneroQueridos amigos,Somos testigos de un momento histórico único. Por primera

vez, en la vida de la Iglesia, tenemos un papa latinoamericano. Al recibir la noticia con emoción hemos gritado todos: “¡El Papa es argentino!”. Con emoción y con orgullo vamos descubriendo el camino por el cual quiere conducir a la Iglesia.

“Cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres —dijo en su primer discurso—. Los más necesitados en todo sentido son los pobres a los que la Iglesia tiene que llegar. Una Iglesia que no sea autorreferencial. Quiero una Iglesia que dé testimonio de Jesús vivo, de alegría de ser católicos… que sea presencia misionera. Una Iglesia que nos acerca a Dios que nos ama sin condiciones y nos perdona en su infi nita misericordia sin juzgarnos. El mensaje del evangelio no tiene que quedar puertas adentro de las pa-rroquias…”. El Papa Francisco tiene un corazón misionero. Quiere una iglesia misionera, no preocupada por sí misma sino al servicio de la gente; abraza a la viejita, besa a los niños, llama por teléfo-no a las personas que necesitan de una palabra de aliento… Nos muestra el rostro de una Iglesia sencilla y dispuesta a salir para encontrar a los últimos y más lejanos.

Todo esto es lo que quisiéramos reflejar también a través de nuestra revista de formación y animación misionera. Tienen en sus manos un número nuevo de Misiones Consolata con algunas no-vedades. Ha cambiado el director: P. Sisto ha sido destinado a Mozambique y ha dejado su lugar a P. Marcelo De Losa. A P. Sisto le enviamos nuestro agradecimiento por el trabajo realizado en esto años en la revista y a P. Marcelo le deseamos buen trabajo.

Hay también otras novedades; desde este año la revista saldrá cada tres meses. Una decisión a la que hemos llegado después de

una larga reflexión. A pesar de vuestro apo-yo empiezan a pesar los costos económicos de la publicación. Entonces el equipo que trabajará para la revista y que acompaña-rá a P. Marcelo ha propuesto rectifi car los objetivos de la misma. En la tapa llevaba el título Misiones Consolata, Revista de información y animación misionera. Teniendo en cuenta que hoy las noticias nos llegan mucho más rápido por otros medios, optamos por una

revista de formación y animación misionera. En el primer número ofreceremos unas reflexiones sobre Pastoral misionera en las perife-rias de la ciudad. El segundo número concentraremos la reflexión sobre el Beato José Allamano y el encuentro con las culturas y las grandes religiones. El tercero tendrá como temática La Familia a la luz del ultimo Sínodo sobre la Familia. Como todos los años el último número será el Almanaque. ¶ Espero que puedan disfrutar de la revista y esperamos sus comentarios para poder mejorarla y crecer juntos en el espíritu misionero.

P. Antonio Gabrielli, IMC

COSTO POR EJEMPLAR: $10.–

COSTO DE LA SUSCRIPCIÓN ANUAL: $80.–

COLABORACIÓN: $100.–

COSTO DE LA SUSCRIPCIÓN ANUAL: $80.–COSTO DE LA SUSCRIPCIÓN ANUAL: $80.–

COSTO POR EJEMPLAR: $10.–COSTO POR EJEMPLAR: $10.–

COLABORACIÓN: $100.–COLABORACIÓN: $100.–

3 EDITORIAL

Un Papa con corazón misioneroPOR: P. ANTONIO GABRIELLI, IMC

4 BUZÓN MISIONERO

LAICOS MC y JÓVENES MCPOR: LA REDACCIÓN

5 PASTORAL URBANA

Entre favelas y rascacielosPOR: FABRIZIO FLORIS

8 PASTORAL URBANA

Nairobi: una villa miseria se abre al futuroPOR: P. HUGO POZZOLI y P. ANTONIO REVELLI, IMC

10 TESTIGO

Pastoral en la villa 21POR: LA REDACCIÓN

11 FICHA 38

Callejeros de la fePOR: P. MAURICIO GUEVARA, IMC

12 RINCON JOVEN

Mateando con el AllamanoPOR: P.MAURICIO GUEVARA Y RENATO MAIZZA, IMC

15 NUESTRA PRESENCIA

Visita a CracolandiaLa ciudad de la fePOR: P. TOGNI PEDRO, IMC

17 NOTICIAS

Dios vive en la ciudadPOR: P. RUBÉN LÓPEZ, IMC

18 BIBLIA Y MISIÓN

Una renovada invitación a la misiónPOR: P. ENRIQUE BLUSSAND, IMC

20 ROSTRO FEMENINO

El día de las AlmasPOR: HNA. HANNA MARTHA WAMBUI NDUGU, MC

22 VEN Y SÍGUEME

Novicios en misión por el norte argentinoPOR: NOVICIADO LATINOAMERICANO, IMC

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ff Propietario:Instituto Misiones Consolatawww.consolata.org.arRegistro Propiedad IntelectualN° 5077185

Edición: N° 461

Marzo-Mayo Año LXIV

Director: De Losa P. Marcelo, IMC

Redacción: Misiones Consolata

Colaboradores: Gabrielli Antonio, López Rubén, Guevara Mauricio, Renato Maizza, Togni Pedro, Blussand Enrique, Busnelo Alejandro, Hna. Hanna Martha, Alba Piotto.Fotos: Archivos IMC , Agencias, Internet, Revista Misiones ConsolataDirección y Administración: José Bonifacio 1774 [1406] – C.A.B.A [email protected]: (011) 4632-3940

Correspondencia: Revista Misiones Consolata C.C. 2 – Suc. 11 – [1411] – C.A.B.A.

[email protected]ño: Chivi [email protected]ón: Brapack S.A. Saraza 1310 , CABA

Miembro de PREMLA

Por: Pablo Tansini, LMC y JMCLaicos en misiónLos Laicos Misioneros de la Consolata (LMC)

de Argentina estuvieron caminando –misionando- desde el 7 al 12 de enero en el departamento de Las Heras, Mendoza, Argentina. Hasta allí llegaron lai-cos misioneros desde Jujuy, Formosa, Salta, Chaco, Buenos Aires y Mendoza.

Al caminar las calles del barrio 26 de enero, mu-chas eran las expectativas: conocer a las familias, aprender sobre el contexto social y cultural, y re-descubrir formas de misionar y ser misionados a partir de la propuesta del evangelio.

Para cada misionero los signos de los tiempos se hicieron visibles y su interpretación aún más de-safi ante. Como en muchos barrios de la Argentina existe el flagelo de la droga, las armas, la violencia sin límites y la indiferencia. Pero, cabe destacar, que aquella esperanza de la que habla el Papa Francisco

se encuentra en el corazón de los vecinos. “La misión es una necesidad completa”, nos compartía Amelia, de Formosa. “Me sentí llena del Espíritu Santo, es una ex-periencia increíble”, animaban las palabras de Mónica, de Buenos Aires.

Día tras día, las experiencias se multiplicaron y el corazón de los misioneros y de las personas de la co-munidad fue abriendo espacio al mensaje de Jesús. “La misión une y cuando nos encontramos en ella, nos sentimos como en casa”, animaba el Padre Stefano Camerlengo, Superior General del IMC, que dio la sor-presa con su presencia.

Cada misionero regresó a sus hogares con la certeza de haberse sentido amado y contenido por la calidez siempre maravillosa del Padre. Habiendo cultivado su experiencia personal, es que cada uno pudo compartir el Anuncio y construir lazos de solidaridad y esperan-za. Todos conocen que la misión no terminó sino que acaba de comenzar, porque la propuesta misionera de amar más allá de las fronteras sigue latiendo en cada corazón.

“Arde, luego incendia”JMC de Mendoza

Hace cinco años que misionamos en las zonas de Causete (San Juan) y el Borbollón (Mendoza).

En este año de misión nuestro objetivo fue buscar personas para animar, hacer crecer y revivir junto a nosotros la comunidad, bajo el lema “Arde, luego incendia”.

Empezamos a misionar por los barrios, llevándo-les la palabra de Dios, charlando con la gente, po-niendo ese oído que a veces se necesita e invocando la protección de la Consolata para que los llene de consuelo.

Con los jóvenes y adultos hablamos sobre los sue-ños, que hay que luchar por ellos, que nada es im-posible y que a pesar de ser grandes o chicos, del estudio, del trabajo, de la familia, podemos conta-giar a los demás nuestro espíritu cristiano.

Buzón Mision ero

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Los podemos ver delante de las ofi ci-nas, en los parques y plazas, megáfo-no en mano, dando comienzo a sus pe-roratas gritando que hay un solo Dios. Pero ¿cuál?

Una ciudad, la de Nairobi, en la que puedes quedar herido, tendido en el suelo hasta morir si no tienes dinero para entregar a alguien que te acom-pañe hasta un hospital. También es lu-gar de poder con incontables casos de corrupción, robos, estafas contables, in-cluso, en los hospitales y escuelas. El

“otro” no existe. La peor herencia deja-da, aquí, por el colonialismo británico es este “apartheid” social. Son pocos los que tienen la posibilidad de pensar en los demás, agobiados ellos mismos por sus problemas personales. Tal vez,

Nairobi es una ciudad de “gente en fi la india”. Colas de vehículos en los semáforos, delante de las salas de primeros auxilios, de los bancos; gente que camina kilómetros porque no tiene dinero para pagarse el autobús. Una ciudad a la merced de predicadores norteamericanos que garantizan milagros a cambio de dinero.

el altruismo sea un lujo reservado ex-clusivamente a las sociedades ricas… o se tratará de un sistema de valores pe-culiar, propio de este lugar que conven-cionalmente llamamos Nairobi pero que, en la realidad, no existe porque lo que lo caracteriza es la extrema heterogenei-dad de las situaciones.

Fragmentos de espacio donde viven núcleos humanos aglutinados por su ni-vel económico y social, que no ven a los que viven un poco más allá, como si se tratara de gente de otro planeta: “aliens”

, como los estadounidenses denominan a los sudamericanos que tratan de cru-zar la frontera. Planetas diferentes: al-gunos tienen campos de golf, piscinas, rascacielos; otros tienen cloacas a cie-lo abierto, casas de barro donde vivir

pagando alquiler usurero.Nairobi es el espejo de un mundo que

empuja todo hacia excesos, donde des-aparece toda forma de mediación, nada que pueda moderar o serenar las situa-ciones. No existe gradualidad o estados intermedios, es una lucha constante por la muerte o por la vida.

En Nairobi uno se siente constan-temente enfrentado a la necesidad de elegir entre dos extremos sin posibili-dades intermedias. Cada elección es el reflejo de todas las elecciones de cada persona del mundo entero: estás con el hombre o contra el hombre.

Se ha pensado de hacer crecer esta ciudad, modificar su cultura y tradi-ciones como haría un niño que se em-peña en tirar de una planta para hacerla

Entre favelas y rascacielos

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Por: Fabrizio FlorisTraducción:

p. Alejandro Busnello

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para salir del individualismo y empezar a construir caminos de ciudadanía, de-rechos y solidaridad.

Es un misterio de cómo y de qué vive esta masa de gente: son personas que están aquí no porque la ciudad los nece-site sino porque la miseria los ha expul-sado del campo. Son fugitivos en bus-ca de salvación y supervivencia. Comen todo sin dejar migajas, nadie tiene re-serva de alimentos y no sabrían dónde

crecer más rápidamente. Así como las mujeres alargan sus cabellos con tren-zas artifi ciales, de la misma manera han transformado las casas bajas en rasca-cielos. Pero no se puede engañar el cre-cimiento de un niño y tampoco no se puede con el de una ciudad.

Kenya es un país rico pero los kenia-nos son pobres. La consecuencia es un horizonte esquizofrénico que muestra, arrimados, viviendas de barro y ras-cacielos, tradiciones ancestrales e in-ternet, celulares e individualismo. En esta ciudad faltan lugares públicos de encuentro. Cada voz está sola a lo largo de las calles y en los autobuses. Los ricos van de la ofi cina a su casa, del negocio al banco siempre de día y en su coche, sin bajar los vidrios y con las puertas bien trabadas contra el peligro cons-tante. Sus casas están más cerradas y vigiladas que las cárceles: guardias en el portón, alarma en la mesita de luz, muros con tendido de alambre electri-fi cado. Mientras los rascacielos crecen cada vez más arriba, crece la ansiedad para el mañana. Paradójicamente, los espacios más vitales parecen las villas miseria donde, tal vez por necesidad, la gente está empezando a aglutinarse

guardarla ni cómo conservarla. Se vive al día; no es realista pensar en el futuro.

En las villas no hay moradores es-tables. El intercambio de personas es constante, ciudadanos nómadas. No hay árboles a cuya sombra quedarse a escuchar los relatos de los ancianos. Es un lugar de personas que están per-diendo la memoria, que saben cada vez menos de dónde vienen y no saben adónde ir. Es también un lugar donde reina, por necesidad, el espíritu de crea-tividad: una lámina de aluminio puede volverse valija, un tarro se vuelve lám-para, unos cuantos trozos de chapa for-man una pared.

A los costados de las calles, pasada la alcantarilla, se desarrolla la vida econó-mica y familiar. Las mujeres cocinan chapati (especie de torta frita), fritan pescado, venden fruta y verdura, ga-lletas, ropa usada, lavan y ventilan sus trapos, todo a la vista como si fuera una obligación exponerse, pero todo se debe a que las viviendas son minúsculas y miserables, en ellas uno se ahoga el te-cho de chapa multiplica el calor del sol y corta el aliento. Por eso, la vida se de-sarrolla en la calle, se pasa el día al aire libre, en constante movimiento.

Por: p. Enrique Blussand, IMC

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El día 23 de enero de 2011 ha sido para Soweto un día memorable porque se han inaugurado algunos edifi cios des-tinados a la rehabilitación de los habi-tantes de la villa: la unidad de servicios higiénicos, el centro operativo de la co-munidad, el depósito de desperdicios y ocho viviendas, todo realizado en ce-mento y ladrillos. Son las primeras es-tructuras previstas en un proyecto ela-borado por las Naciones Unidas junto con la municipalidad de Nairobi y fi -nanciado por el gobierno italiano.

El proyecto contempla, en el lapso de dos años, la realización de cuatro calles de acceso al lugar, otras cinco unidades

de servicios y depósitos de basura, la construcción de otras ochenta vivien-das de material y la reestructuración de seiscientas chozas. Quien conoce el degrado de la vida en una villa miseria puede entender la importancia de este acontecimiento.

El padre Franco Cellana, misionero de la Consolata, ha sido durante largos años, el párroco de Kahawa West que incluye esta villa. El mismo asegura que todo lo que se está realizando ha sido posible por la interacción de los mismos vecinos quienes, coordinados dentro del ámbito de la comunidad parroquial, lograron comprender la importancia de

este proyecto de rehabilitación. “Duran-te dos años – dice el sacerdote - hemos trabajado con la gente, haciendo reu-niones de vecinos, creando un proceso lento y laborioso para sortear la descon-fi anza, rivalidades y, sobre todo, vencer la salvaje especulación de los propieta-rios de las chozas que viven fuera de la villa y cobran alquileres escandalosos hasta por pedazos de chapa apoyados en muros de arcilla”.

El primer logro de este empeño ha sido la instalación de un poste de luz, de cuarenta metros de altura que ha permitido un cambio radical en el lu-gar, con noches sin delincuencia y sin

Soweto Kahava West, una de las 190 villas miseria de la ciudad de Nairobi, capital de Kenia, está ubicada en la periferia norte. Sus seis mil moradores hacinados en una franja de tierra larga de menos de un kilómetro, viven en condiciones higiénico- sanitarias sumamente precarias y en un degrado social y moral al borde de la supervivencia.

Nairobi: Una vill a miseria se abre al futuro

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Por: P. Hugo Pozzoli y Antonio Rovelli, IMC

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el miedo constante a los robos y agre-siones. “Este proyecto de Soweto quiere ser una iniciativa ejemplar, pues se fun-damenta sobre un principio de copar-ticipación que tendrá que garantizar la propiedad colectiva e indivisible de todo el terreno. A ello se ha comprometido el mismo alcalde de Nairobi quien asegu-ró que la municipalidad concederá un título de propiedad común al conjunto de la comunidad. Es este el aspecto fun-damental del proyecto: un modelo de propiedad comunitaria que constituye

una garantía contra las especulaciones sobre los alquileres y todo tipo de de-molición o desalojo”, según comentó el padre Cellana.

Soweto representa una tendencia re-volucionaria con respecto a la situación actual de las villas miseria de Nairobi, una ciudad de tres millones de habitan-tes de los cuales casi dos millones (el 60%) vive en chozas miserables; y solo el 2% es propietaria del terreno sobre el cual la construyó. Este proyecto se-ñala un hito dentro de la campaña “W

Nairobi W “, iniciativa promovida por un grupo de asociaciones italianas y ke-nianas que luchan contra las demolicio-nes de las villas y en favor del derecho de propiedad de la tierra.

Soweto es, también, un fruto signifi -cativo de la organización Kutoka Exo-dus Network que aglutina a quince parroquias de la periferia y que, desde hace años, lucha para mejorar la cali-dad de vida y la defensa de los derechos fundamentales de los que viven en estos asentamientos.

Sus orígenesEn toda el África subsahariana, pese

a las diferencias entre las innumera-bles etnias presentes, la posesión de la tierra se basaba en el principio de la propiedad común. La tierra pertenecía a la comunidad y, con el favor de los antepasados, era administrada por los ancianos, Cada adulto tenía el derecho de utilizar la tierra y tal derecho variaba según el status, la edad etc. El jefe de la comunidad tenía el poder y la respon-sabilidad de asignar las tierras que no eran utilizadas y de arbitrar en las dis-putas y por los derechos de usufructo en los casos de sucesión por herencia.

El impacto del colonialismo en esta forma de actuar ha sido decisivo. Los sistemas del colonialismo han modifi-cado radicalmente ya sea las relacio-nes existentes entre las tribus, ya sea las relaciones dentro de cada tribu con

efectos perniciosos. El clima conflicti-vo ha crecido progresivamente desem-bocando en auténticas guerras a veces orquestadas conscientemente según el conocido principio de la antigua Roma: divide y domina. Pero el impacto más radical se ha producido en las ciudades donde se ha consolidado el concepto occidental de propiedad del suelo; nace, entonces, el mercado de la tierra: las transacciones dependen de la dispo-nibilidad económica de las partes, se desarrolla el sistema económico de la demanda y la oferta que determina el alza de los precios y el aumento de la especulación. El gobierno colonial limitaba el per-miso de residencia en la ciudad solo a los africanos poseedores de un contra-to de trabajo. Los africanos que vivían en radio urbano no podían ser propie-tarios de casas, con ello se garantiza-ba su vuelta al pago una vez finalizado

el compromiso laboral. De esta forma nacieron y prosperaron los que se lla-maron asentamientos indígenas en las periferias.

Terminado el colonialismo los afri-canos no tenían acceso a un auténtico sistema de propiedad. Por consiguiente proliferaron las viviendas abusivas sin ninguna clase de estructuras o servi-cios previstos. Con el correr del tiem-po el problema fue asumiendo propor-ciones macroscópicas a las que se ha intentado solucionar a través de las demoliciones sistemáticas de las aglo-meraciones precarias creyendo que la gente se vería obligada a retornar a sus pagos de origen pero el resultado fue opuesto: la gente se afincó en lugares más periféricos e inhóspitos aún. En definitiva esos asentamientos consi-derados dormitorios provisionales se han vuelto definitivos y han llegado a ser ciudad.

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Pastoral en la vill a 21La propuesta de los curas villeros es la de integración urbana, es decir, una relación en ambos sentidos entre el adentro y el afuera de la villa. Este es el testimonio, desde la iglesia de la Virgen de Caacupé en la Villa 21-24, en la ciudad de Buenos Aires, donde trabajó el padre José María Di Paola (el padre Pepe) y ahora, en su remplazo, está el padre Lorenzo de Vedia (el padre Toto).

En la villa 21-24 empezamos refor-zando la catequesis, el trabajo con los niños, con el Grupo Juvenil, retiros es-pirituales, la movida de traer a la Virgen de Caacupé desde Paraguay y la misión casa por casa. Una pastoral que apun-ta a todas las edades y a todas las pro-blemáticas. Hay que dar pasos, para no atolondrarse, según lo que se pueda ha-cer cada año.

Es fundamental, profundizar el sen-tido de la fe como encuentro, experi-mentar a través del trabajo en los ba-rrios marginados con la integración de sus habitantes, la elevación de la calidad de vida y la dispensa de sacramentos, antes demoradas por motivos burocráti-cos. La labor de llevar la luz de la fe, se trata de una misión que aprovecha la religiosidad popular traída de los paí-ses limítrofes, con una riqueza cultural notable que se opone al relativismo que se respira en Buenos Aires.

En la parroquia somos tres curas. Te-nemos trece capillas, cuatro comedores,

un colegio secundario, una escuela de ofi cios, un centro de recuperación de adictos, el hogar de día para chicos de la calle, la radio FM, un periódico, cen-tro de día para abuelos, mil chicos en los exploradores que están conducidos por ciento treinta jóvenes, todos pibes del barrio. El proyecto nuestro se basa en formar líderes positivos, tanto jóve-nes como adultos, que puedan trabajar

en el barrio y más allá también.La parroquia es una caja de resonan-

cia de las múltiples situaciones sociales, humanas, de las cosas que vive la gente. Lo que nos da una percepción muy di-recta de las necesidades y es importan-te que estemos para responder a cada una. Por ejemplo: alguien viene por un difunto y necesita saber dónde y cómo hacer los trámites porque en alguna ofi -cina no se los quieren hacer; otra vecina viene para pedir un certifi cado de domi-cilio; otro, que lo echaron de la casa, ne-cesita chapas porque está viviendo a la intemperie; otro viene para confesarse,

otros más piden pan o necesitan reme-dios; otro que cobra un subsidio pero no se lo dan porque hay cortes de luz y necesita unos pesos... y así. Aquí no hay horarios de ofi cina y la gente que viene son los más pobres. Ahí es donde es importante guiar, enseñar, no solu-cionarles las cosas sino ayudarlos a que las aprendan a hacer.

Yo creo que la problemática urbana y social de las villas hizo que la socie-dad abriera los ojos. Pero todavía hay una mirada distorsionada: sólo notan la parte que hace ruido como la toma de tierras, el narcotráfi co, los peligros, la condición de exclusión en que viven la mayoría. Pero no ven la parte más real, la de los trabajadores, las riquezas cul-turales, humanas, el sentido de solidari-dad, de fraternidad y con el vecindario.

Un tiempo atrás se hablaba de “erra-dicar” las villas. Esto no es muy ama-ble porque significa desalojar, despe-dir, echar a la gente. A nosotros los curas nos gusta hablar de integración urbana , según la cual, la villa tiene mucho para darle a toda la ciudad y la ciudad puede darle mucho a la villa. Por eso es importante organizar la pa-rroquia desde el punto de vista comu-nitario, pastoral, evangelizador con la impronta de una labor misionera de encuentro con el pueblo, de apertura hacia la gente. Evangelización y pro-moción social para nosotros son dos caras de la misma moneda. El desafío más relevante es la prevención y recu-peración de los jóvenes, en una espe-cie de trabajo a lo Don Bosco. También es importante comprender que la fe del pueblo es transformadora y la única fuerza genuina.

Tes ti go

Por: La redacción 9

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Noti cias Por: La redacción

El Mensaje final del IV Congreso Americano Misionero y IX Congreso Misionero Latinoamericano nos invita a mirar el mundo cambiante con esperanza, amor, profundidad y profetismo.

Mensaje misionero desde América para el mundo

“Gracias, Padre de todos los pueblos por reunir los diversos países y culturas que componen nuestra América en este IV Congreso Americano Misionero realizado en Maracaibo del 26 de noviembre al 1 de diciembre”. Con el lema América Mi-sionera comparte tu fe y el tema Discípulos Misioneros de Jesucristo desde América en un mundo secularizado y pluricultural, culturas indígenas, campesinas, afroamericanas, urbanas, suburba-nas, mestizas y migrantes se congregaron para compartir experiencias y diseñar caminos de evangelización incultu-rada e intercultural.

En el mensaje fi nal, piden al Espíritu de Jesús, la valen-tía y creatividad para realizar "en nuestras comunidades las orientaciones pastorales asumidas en este Congreso Americano Misionero". También agradecen a Dios, por el papa Francisco "primer papa latinoamericano, quien nos ha enviado un cálido mensaje en el que se alegra por la tras-cendencia de un Congreso que contribuirá a dar un nuevo impulso a la Misión Continental promovida por Aparecida".

Por otro lado, también piden al Señor que les enseñe "a mirar este mundo cambiante, plural y complejo con espe-ranza y amor, con profundidad y profetismo. Ayúdanos a encontrar en la Palabra de Dios, centro de la vida y de la misión de la Iglesia, respuesta a un mundo individualista que parece vivir sin sentido".

A nivel de discipulado misionero la propuesta es "agrade-cer y expresar lo mejor que nos pudo acontecer en la vida, el haber encontrado a Jesucristo haciéndonos discípulos misioneros y renovando el compromiso y el gozo de hacer-lo conocer. Piden también, "conversión eclesial a todos los niveles, desde la escucha de la Palabra que nos lleve a una comunión eclesial que promueva una pastoral profética que denuncie la injusticia". En cuanto a la secularización se propone "desarrollar un cambio de actitud y mentalidad en todas las estructuras humanas; una nueva mirada de las relaciones: evangelización con rostro humano, incluyendo diálogo y respeto con los gobernantes y sociedades para abogar e incidir por el desarrollo humano, por el campo y la ciudad, en todo el ámbito de la vida política, económica, social, cultural y ecológica. Priorizando la formación en todas las estructuras eclesiales y sociales para emprender ese espíritu del nuevo misionar".

Por otro lado, hablando de pluriculturalidad, se manifi esta la intención de "promover la interculturalidad a través de un acercamiento respetuoso a la diversidad, que iluminada con el evangelio nos lleve a promover acciones pastorales liberadoras, descolonizadoras, con enfoque de derecho y pertinencia cultural. Para ello revitalizando mediante la liturgia inculturada la formación de agentes pastorales y el compromiso apostólico con la realidad social, política, económica y cultural, y el anuncio del evangelio en comu-nidades excluidas, empobrecidas y marginadas. Para que

nuestros pueblos indígenas, afros y culturalmente emer-gentes tengan vida y vida en abundancia".

Y para concluir, a nivel de Misión Ad Gentes, la propues-ta es que "las Conferencias Episcopales en el trascurso de 5 años asuman un lugar de Misión y envíen religiosas, re-ligiosos, sacerdotes y laicos. Para ello deben promover la formación sobre la Misión universal para todos los co-res-ponsables pastorales, a través de itinerarios de formación. Esto también requerirá la creación de estructuras econó-micas que permitan enviar y recibir misioneros".

Tal y como se indican en el mensaje fi nal, cinco ponencias, 22 foros, celebraciones litúrgicas y diversos testimonios mi-sioneros "constituyeron un nuevo impulso para continuar avanzando en nuestra tarea evangelizadora hacia dentro (In-ter Gentes) y hacia afuera (Ad gentes)". Los foros se organi-zaron entorno de cinco ejes temáticos: Discipulado, Conver-sión, Secularización, Pluriculturalidad y Misión Ad Gentes.

"Que la Virgen de Guadalupe, San Juan Diego, Santa Tere-sita del Niño Jesús, San Francisco Javier iluminen la nueva etapa evangelizadora a la que nos invita el Papa Francisco: América misionera, comparte tu fe".

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El término "callejero" es muy utilizado en el lenguaje coloquial argentino. Se refiere, generalmente, a una per-sona a quien no le gusta estar mucho tiempo encerrada en la casa y prefiere salir a dar vueltas por la calle, visi-tar amigos, mirar vidrieras o tomar café en algún bar. Es la ansiedad de moverse, de salir, de no quedarse quieto, que inva-de al "callejero o callejera" y que, muchas veces y a sim-ple vista, nos da la sensa-ción de parecer estar al frente de alguien un poco desorganizado.

Son pocas las veces que con-seguimos es-capar a la insensible tentación de pensar

Rincón Jovenficha 38ficha 38

que se trata de un comportamiento negativo pues, desde una óptica conservadora, parece que solo lo quieto, lo que está detenido, lo calmo y tranquilo, es lo único capaz de mantener y transmitir armonía, orden y seriedad.

Curiosamente, y con mucho tacto, el Papa Francisco en su última exhortación Evangelii Gaudium -que quiere de-cir "la alegría del Evangelio"- consigue redimir el término

"callejero" con una excelencia fabulosa. "¡Qué bueno es que los jóvenes sean «callejeros de la fe», felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!"

Esta es la esencia del cristianismo recibida en el Bau-tismo. La fuerza del Espírito que recibimos, no solo nos consagra en una nueva Familia que es la Iglesia, sino esa fuerza trascendente nos impulsa y empuja necesaria-

mente a salir de nuestras zonas de confort para ir al en-cuentro "del otro", de lo nuevo y desconocido, más allá de las

fronteras. Con esto se confirma la célebre frase de Juan Pablo II en su encí-

clica Redemptoris Missio (La misión del Redentor) donde afirma que es el Espíritu Santo el verdadero protagonista de la Misión.

¿Ya sentiste alguna vez el deseo de salir de tí mis-mo para ir a dar una mano a quien más necesita? ¿Si sos cristiano, asumiste y vivís con responsa-bilidad el compromiso de "ir" por el mundo anun-ciando el Evangelio?

Te dejo algunos puntos que te pueden servir como herramientas para evaluar tu capacidad para anun-

ciar y vivir la fe. O quizás, puedan animarte a vivir en estado de Misión, si aún no lo hiciste.

Encuentro cercanoNadie ama lo que no conoce. Si sos cristiano significa

que eres un seguidor de Jesucristo. El primer paso es co-nocer a quien seguimos. La Palabra de Dios, la oración, el

testimonio de los santos y santas son fundamentales para preparar el encuentro auténtico con Jesús. Pero, ¡atención! Cristo no es una idea o ideología, debemos conocer al Je-sús vivo y presente caminando en medio de la humanidad.

Cristo, a pesar de nuestras imperfecciones, dice el Papa Francisco, nos ofrece su Palabra, su cercanía, su fuerza y le da un sentido a nuestra vida.

Por: P. Mauricio Guevara, IMC

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Pastoral de los gestosLa evangelización debe ser alegre, a tal punto, que debe

verse y manifestarse. Es urgente que los otros conozcan el motivo real del brillo de nuestros ojos, sepan que no estamos solos y tengan la certeza que la última palabra en nuestras vidas la tiene Dios. Transmitir esto a través de gestos concretos como un abrazo de aliento, un apre-tón de manos generador de confianza, una simple sonrisa portadora de empatía, es una manera eficaz para abrir las puertas de la esperanza a quien ya la perdió o está a punto de perderla. El Papa Francisco nos viene dando grandes lecciones, espe-cialmente para aquellos que enfriaron la llama del Evangelio con las frívolas sen-tencias de la razón pura.

Escuchar sin desanimarSentir el clamor de quien sufre

no siempre es fácil. Así como tampoco lo es aguantar la ceguera del "cabeza dura" que se cierra a la aventura de abrir nuevos caminos para el encuen-tro de la Verdad.

Así, como evangelizadores tenemos que pedir a Dios el don de la paciencia y la escucha, porque el otro sim-plemente es diferente a mí y para hablarle de Jesús es necesario conocer cómo piensa y vive su historia. El anuncio del Evangelio es siempre progresivo, no busca colonizar, ni conquistar. Jesús espera siempre ser "reci-bido", no "dado".

Propuesta papal Si sos joven y estás decidido a comenzar a vivir en esta-

do constante de misión te dejo una buena idea propuesta por nuestro Papa Francisco para salir a anunciar la Buena Noticia: "La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acom-pañan, que fructifican y festejan." (EG 24)

Te desafío a juntarte con tus amigos para tratar de descifrar la

táctica escondida dentro de esta fabulosa fórmula evangelizadora.

¿Qué pasaría si todos los jóvenes de Argentina,

saliéramos a la calle a

encontrarnos con otros

jóvenes

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Mateando con AllamanoEn este 2014 –Año de Allamano– unite a los

Misioneros de la Consolata y entre mate y mate, conocé más de cerca la gran fi gura de

su Fundador José Allamano. Después de haber participado de este desafi o, a través de tu ingenio

y creatividad, podrás formar parte de la red de jóvenes de los diferentes puntos de Argentina que ya matearon con Allamano y se preparan

para la misión. Allí donde hay Misioneros de la Consolata, pide participar en el encuentro

“Mateando con Allamano” y sumate a la alegría a la alegría de sentir el sabor de la Misión.de la Misión.

13 al 17 de Julio

28 al 30 de noviembre

16 al 20 de febrero de 2015

Si andás buscando cuál es el sentido de tu vida y querés que Dios te muestre algunas pistas, inscribite ya y no pierdas la oportunidad de hacer esta experiencia desafiante junto a otros jóvenes.Edad: chicas y chicos de 17 a 25 años | Lugar: San Miguel | Precio: $250 Cupos limitados, inscripciones abiertas hasta el 6 de Julio.Si querés participar y tenés dificultades económicas, ponete en contacto con la Animacion Misionera : [email protected]

Ya caminaste alguna vez por el desierto interior? ¿Sabías que allí se puede escuchar la voz de Dios? Inscribite y preparate para vivir esta trascendente aventura.Edad: chicas y chicos de 17 a 25 añosCupos limitados, inscripciones abiertas hasta el 23 de NoviembreAcercate al lugar más próximo donde viven los Misioneros y Misioneras de la Consolata y compartí con ellos este momento.

Antes de nacer, Dios ya había pensado un proyecto para nosotros. Si descubriste que El te llama a seguirlo de manera radical, inscribite y preparate para dar tu sí al Servicio de Dios en la Misión.Edad: varones de 17 a 25 años | Lugar: San Miguel | Precio: $250Cupos limitados, inscripciones abiertas hasta el 8 de Febrero

Retiros para jóvenes

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16 al 20 de Abril

de 2015

14 al 22 de Junio

Semana Santa

5 al 18 de Enero

Si sos joven y querés descubrir el verdadero sentido de ser cristiano y el significado de los misterios de nuestra fe, atrevete a pasar una Semana Santa diferente y a pura Misión. Inscribite y podés ser unos de los elegidos para participar en este desafío. Edad: chicos y chicas entre 17 a 25 años | Lugar: Jujuy | Precio: $100Cupos limitados, inscripciones sujetas a selecciónFecha de inscripción: del 5 de Marzo hasta al 6 de Abril

Acercate al lugar más próximo donde viven los Misioneros y Misioneras de la Consolata y celebra con ellos la Fiesta de nuestra Madre, María Consolata. Consultá las iniciativas en la página Facebook: www.facebook.com/jemar.jovenesenmisionargentina

Viví un verano diferente lleno de aventura y misión. Inscribite y sé uno de los elegidos para vivir este maravilloso momento.Edad: chicos y chicas entre 17 a 25 añosLugar: Resistencia - Chaco | Precio: $250 Cupos limitados, inscripciones sujetas a selección.

Y más encuentros…

Para participar de los eventos juveniles debes inscribirte en: Facebook: www.facebook.com/jemar.jovenesenmisionargentinaMail: [email protected]: 011 4455 0863

“El Señor me llama hoy, no sé si me llamará mañana…” Beato José Allamano

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A veces, lo que entra por los ojos es más impactante que lo que se escucha y se habla; y eso sucedió al acercarnos a algunas realidades humanas particu-larmente signifi cativas.

El sábado 12 de octubre, día de la Vir-gen Aparecida, patrona de Brasil, hemos ido a un puente de la ciudad que pasa sobre un gran canal que recoge los dese-chos de la ciudad. El olor nauseabundo era muy fuerte. La pasarela del puente estaba repleta de gente que esperaba la llegada de un barquito en el cual traían una imagen pequeña de la Virgen. Pero no era solo una manifestación religio-sa sino también social para reclamar el saneamiento de las aguas del canal. La Imagen de la Virgen Aparecida está re-lacionada con el agua ya que fue des-cubierta en el fondo de un río. Ahora, simbólicamente pasaba bendiciendo las aguas que se esperaban ser más limpias.

Luego visitamos una favela donde los Misioneros de la Consolata tienen una parroquia y las Hermanas, un centro co-munitario dedicado a la Virgen Apareci-da donde realizan proyectos educativos para los niños, adolescentes, jóvenes y familias de la zona. Durante la proce-sión el párroco, p. Pedro, nos invitó re-correr los callejones estrechos y oscuros donde dos personas al cruzarse tienen que pasar de costado, de tan estrechos que son. Pensé en lo peligroso que debe-ría ser andar por allí de noche. Duran-te el recorrido, vimos jóvenes pasando el tiempo, charlando, despreocupados, y niños descalzos que jugaban por ahí. Las casas están una encima de otra. Se hace difícil vivir así, comprimidos, den-tro de una multitudinaria y desordena-da humanidad que influye en la calidad de la vida. Habrá que tenerlo presente al hablar de la pastoral urbana porque

es algo que se repite en otros lugares.El lugar más impactante fue en la Mi-sión Belén dedicada a rescatar a per-sonas abandonadas y que viven en las calles, comenzando por los drogadic-tos. A esa zona se la llama Cracolandia para indicar el lugar en donde se con-sume la droga más dañina: el crack. Al trabajo del primer sacerdote, se fueron uniendo distintos jóvenes voluntarios, que pasaban día y noche en medio de aquellos desesperados, escuchándolos, hablándoles y compartiendo su vida. Al-gunos quedaron tocados por esta cerca-nía humana y tomaron la propuesta de comenzar una rehabilitación, basado en la lectura y meditación de la Palabra de Dios. Ellos dicen: “Es nuestra profunda convicción que la vivencia del Evangelio rescata por sí mismo, ofreciendo valores humanos sufi cientes para iniciar un ca-mino de recuperación de cualquier adic-ción”. Misión Belén ha obtenido en es-tos años extraordinarios resultados y se fueron multiplicando en otras ciudades.

El trabajo se hace en grupos, en las estaciones de trenes o en plazas, donde van identifi cados con la remera y logo de la institución. Son ex adictos que han sido preparados para ser los nuevos mi-sioneros capaces de captar la atención de los que siguen estando en el pozo de la droga. “De verdad - dice uno de ellos- hace falta una lenta obra de con-vencimiento; muchos vienen y después regresan a la plaza”. Fueron días de reflexión e intercambio de experiencias sobre la pastoral urbana. Pero lo que vimos fue sufi ciente para comprender que la base de todo es una fe muy pro-funda en la acción de Dios y una gran cercanía a la vida de la gente.

Sucede, cada tanto, que algunos misioneros de la Consolata nos encontremos a nivel continental para debatir problemas comunes. Eso sucedió en San Pablo, Brasil, en octubre pasado, para reflexionar sobre el tema de la pastoral urbana.

Una visita a cracolandia, la ciudad del crack

Por: p. Pedro Togni, IMC

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Desde hace años, venimos constatando una serie de cambios en la vida cotidiana que tienen que ver con un cambio en la vida urbana, con las características que le son propias y con los avances tecnológicos que la acompañan. Veamos algunos de esos cambios.

Dios vive en la ciudad, hay que salir a su encuentro

Por: P. Rubén López, IMC

Desde hace años, venimos constatan-do una serie de cambios en la vida coti-diana que tienen que ver con un cambio en la vida urbana, con las características que le son propias y con los avances tec-nológicos que la acompañan. Veamos algunos de esos cambios.

En el mundo rural, en el que vive gran cantidad de personas en todo el plane-ta, la gente  se conoce  aunque estén a

varias leguas unos de otros. En la ciu-dad, en las sociedades urbanas , lo co-mún, en cambio, es el anonimato, que nadie se conozca aunque vivan uno en-frente al otro.

En el mundo rural, los horarios co-mienzan con el alba y terminan con el atardecer; en la ciudad, los horarios son  imprevisibles y se extienden hasta las horas de la noche.

En el mundo rural, los encuentros son personales, privilegiando las comi-das  familiares para hacerlo; en el mun-do urbano, las relaciones son virtuales  ( a través de teléfonos celulares, las redes sociales como Facebook u otras ) y las comidas familiares son eventos extraor-dinarios por el ritmo de vida que se lleva.

En el mundo rural, lo religioso suele ser ese aspecto central de la vida familiar;

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en lo urbano, es una opción más entre tantas otras.

Indudablemente, nos encontramos con dos estilos culturales diversos, ni mejores ni peores, diferentes, que exi-gen respuestas pastorales distintas.

Esto es lo que señala  el documento de la última Conferencia Episcopal en Apa-recida (Brasil), donde se constata que la manera como estamos evangelizando en las ciudades no responde al momen-to actual que vivimos. Basta pensar, a modo de ejemplo, en los horarios que celebramos las misas o realizamos en-cuentros: son para personas que no tra-bajan. Ni qué hablar de nuestro lengua-je, que no atrae porque responde a otra época; largos discursos basados en ar-gumentos racionales, mientras que hoy la forma de comunicarse se centra más en la imagen, con frases cortas e invo-lucrando el aspecto emocional.

Por eso, el documento de Aparecida invita a pensar cómo nos aferrarnos a la rutina, a eso de “siempre lo hicimos así”, lo cual nos da indudablemente se-guridad. Nos cuesta animarnos a ser creativos, a dejar estructuras caducas, a salir de nosotros para ir al encuen-tro de quienes viven en las ciudades. El mismo documento, además, exhorta a tener una actitud positiva, que viene de la milenaria historia de la Iglesia, cuan-do al comienzo del cristianismo éste se difundió en las ciudades y las transfor-mó desde la fe.

En  el año 2007, en Argentina  -pero también en muchos otros países- hubo un grupo de agentes de pastoral de

la zona metropolitana de Buenos Ai-res, que comenzaron  a  reunirse para intercambiar experiencias, buscar cla-ves para interpretar la nueva realidad, elaborar  criterios para discernir cómo actuar en la evangelización en un  con-texto urbano, preguntándose por las nuevas actitudes pastorales que son necesarias ser vividas, e  ir delineando una pastoral urbana.

Se involucraron once Iglesias loca-les: la Arquidiócesis de Buenos Aires, las Diócesis de San Isidro, San Mi-guel,  Merlo- Moreno, San Martín, Mo-rón, San Justo, Laferrere , Quilmes, Lo-mas de Zamora, Avellaneda –Lanús, las cuales abarcan a una población de casi trece millones de personas.  

Fruto de este camino, en agosto de 2011, se realizó el Primer Congreso de Pastoral Urbana cuyo núcleo se puede defi nir como “Dios vive en la Ciudad”, lo cual signifi ca pararse frente a la rea-lidad no de una manera negativa, como si Dios no estuviera y hubiera que llevar-lo, sino como un Dios que ya se encar-nó en ella y viene actuando de diversas maneras, a través de las personas que viven en ella. Por lo tanto, la actitud de los agentes de pastoral debe ser ir al encuentro de un Dios que ya está ahí. De hecho, lo original de ese Congreso, del cual participó el entonces Cardenal Bergoglio (hoy Papa Francisco), fue que los participantes salieron en  distintos grupos a recorrer la ciudad para encon-trarse con el rostro concreto de quienes ahí vivían. Eran -y son- rostros varia-dos y enriquecedores; de migrantes

que vienen de otros lugares, gente de los barrios céntricos pero también de las zonas periféricas y asentamientos; de quienes viven en la calle; de ancia-nos y de niños; de hombres y mujeres. Es necesario salir para crear vínculos y, así, caminar juntos.

A este Congreso, en el año 2012, le si-guió otro con la misma modalidad de compartir experiencias y salir al en-cuentro de quienes viven en  esta zona metropolitana. El eje esta vez, se centró en la espiritualidad  para responder a la nueva realidad que estamos viviendo, lo cual es fundamental ya que el agente de pastoral no es ni más ni menos que discípulo y misionero de Jesús, que vive y anuncia la Buena Noticia.

El año pasado, se realizó el tercer en-cuentro en el que se analizaron  algu-nas experiencias concretas  de evange-lización que se están llevando a cabo y la importancia de respetar, valorar y acompañar la religiosidad popular que hay en la zona metropolitana (pense-mos en San Cayetano, Luján, etc.). En-tre los casos interesantes que se co-nocieron, podemos resaltar la de una comunidad que tiene un sacerdote a cargo y la pastoral es llevada adelante por un consejo de laicos; y también, la de sacerdotes que atienden en equipo varias capillas.

Sin dudas, es un camino que se irá enriqueciendo con nuevas experiencias. Lo importante siempre es que suene hoy con la misma fuerza de ayer, el mandato de Jesús: “Vayan y anuncien el Evange-lio a todos los pueblos”.

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El que vive su fe para sí mismo y nunca ha hecho la experiencia de llevar la Buena Nueva a otros, tal vez piense que es una tarea imposible. Es difícil, sí, pero no im-posible porque la misión no es mía sino del Espíritu Santo. Recordemos cómo vivió la primera comunidad en Pente-costés, sintiendo en el corazón la prome-sa de Jesús: “…vayan a recibir la fuerza del Espíritu Santo y serán mis testigos…” (Hechos 1,7-8). Misionar es haberse en-contrado, personalmente, con Jesús.

Me llamó la atención una frase del Juan Pablo II en la encíclica “Redempto-ris Missio: “La misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivacio-nes. ¡La fe se fortalece dándola!”. Me pa-rece una invitación para que desperte-mos del letargo espiritual en que vivimos los católicos y aceptemos lo que nos dice San Pablo: “Si tenemos la vida del Espí-ritu, dejémonos conducir por el Espíritu” (Gálatas 5,25).

Nuestros obispos latinoamericanos en la reunión de Aparecida, Brasil, nos invi-taron fuertemente a sentir el llamado de Jesús a evangelizar. Hablaron del “desa-fío de una nueva evangelización”; pero no sólo en una misión de vez en cuando, sino a vivir en continua misión, una “mi-sión continental”. Queremos responder a este llamado de confi anza y amor de parte de Jesús y de la Iglesia, tratando de trabajar la pregunta que ya nos hacía el Papa Pablo VI en la Exhortación Apostó-lica Evangelii Nuntiandi: “¿Qué efi cacia tiene en nuestros días la energía escon-dida de la Buena Noticia, capaz de sa-cudir profundamente la conciencia del hombre?”

Queremos dar una respuesta a este mandato de la “Nueva evangelización” en el lugar que nos toca vivir. Por eso, se concretiza para mí en este momento, en Jujuy, donde hay una idiosincrasia muy particular, con cambios muy acelerados, porque siendo una sociedad tradicio-nal, profundamente católica, el cambio de época que estamos viviendo impacta mucho más fuerte, y me parece, aquí, en forma negativa. Por un lado, encontra-mos desvalores que son comunes a otros lugares: mucha pobreza material, falta de trabajo genuino; jóvenes que no estudian ni trabajan y viven muchas veces de cor-tar rutas o calles; con pocas perspectivas de futuro; clientelismo político; venta y uso de drogas; boliches donde se vende droga y alcohol; violencia familiar; mar-cado machismo, entre otras cosas. ¿Dón-de está, entonces, la diferencia entre Ju-juy y otros lugares? Que Jujuy siendo una sociedad simple, humilde y tradicional, el desequilibrio y el cambio son más noto-rios y violentos.

Al mismo tiempo hay muchos valores todavía: jóvenes que buscan reunirse y apoyarse (tenemos doce grupos juve-niles), generosos dentro de su pobreza, apoyando buenas iniciativas; una pro-funda piedad popular: amor a Jesús (Cristo de Quillaca, Cristo de Mailín), a la Virgen (Copacabana, Urcupiña, Punta Corral), a los santos ( San Cayetano, San Expedito); el sentido de la fi esta, donde viven la unidad y la solidaridad.

En este contexto tratando de acom-pañarlos y crecer juntos, fortaleciendo la fe, insistimos en algunos puntos. El más importante es que “todos somos misioneros”, por eso con los misioneros

de manzana visitamos todos los meses, 4.700 hogares, llevando un folleto, con texto bíblico, trabajando a la manera de la “Lectura orante de la Biblia”. En cada fi esta patronal de las nueve capillas, tam-bién se hacen visita casa por casa. Apro-vechamos los diferentes momentos de la piedad popular para profundizar nues-tra fe, acompañándolos con cariño en sus manifestaciones religiosas. La pro-cesión en el día de Corpus Christi, de la patrona de la parroquia (Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa), el día del niño por nacer, son verdaderas demostraciones de fe, por que recorren las calles.

Bendiciendo, a pedido de ellos, a per-sonas, vehículos, casas, objetos, animales, también se transforma en una pequeña catequesis, haciéndoles entender que son signos de algo más profundo: estar cerca de Dios. En la catequesis para sacramen-tos estamos trabajando con el “Kerigma”, o sea, el primer anuncio: “Jesús ha muer-to y ha resucitado para nuestra salvación”. Esto ha ayudado mucho a las familias a volver a Dios: hay signos de conversión.

El papa Francisco pide una renovada opción misionera capaz de llegar a los excluidos, a los que viven en la periferia:

“Para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda la estructura eclesial se convierta en fuerza evangeli-zadora para el mundo actual”.

Continuamente invocamos al Espíritu Santo para que nos ilumine el camino a seguir en estos tiempos tan difíciles pero provocativos; que esperan respuestas, y como nos dicen nuestros obispos en Apa-recida: “Nos ayude la compañía siempre cercana, llena de comprensión y ternura de María Santísima”.

Por: p. Enrique Blussand, IMC

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Jesús, el misionero del Padre, les dejó a sus amigos un mandato: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt.28,19). La Iglesia existe para evangelizar. Y existirá hasta que se complete esa misión en todas partes; por lo tanto, esa tarea de amor se nos encomienda a cada uno de los bautizados.

Una renovada invitación a la misión

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¿Cómo inician su misión tres misioneras de la Consolata africanas: las hermanas Remija Ngimba, (de Tanzania), Hannah Martha Wambui Ndungu, y Emma Awour (de Kenya), en un pueblo del interior llamado Isla de Cañas, en la provincia de Salta? Dejemos que una de ellas, nos cuente algo de su experiencia.

El día de las almas

Por: Hna. Hanna Martha Wambui

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Una de las costumbres propias de la cultura andina, que nos asombró por la fe expresada en la vida más allá de la muerte, es la comunicación con sus seres difuntos. El 1 de noviembre, lla-mado en la zona el Día de las almas tu-vimos una experiencia muy profunda. Ese día fuimos a la casa de Esperanza Tolaba, a quien habíamos acompañado en su dolor cuando murió su esposo y uno sus nietos.

Al llegar, a la vivienda, había un lu-gar especial, preparado para recibir a la almitas que debían llegar. Me llamó la atención ver tantos panes hechos con fi guras de personas, de cruz, escalera, palomas, pescados, caballos, distribui-dos sobre una cortina negra que colga-ba de una pared y que cubría una mesa. Mientras que en otra había comida. Contemplamos este arte de las ofren-das con mucha admiración mientras Esperanza nos explicaba que hay que poner sobre la mesa todo lo que se come en la vida y, especialmente, lo que más le gustaba a los difuntos. Había, enton-ces, que preparar el almuerzo para las almas y lo que sobrara, comería la fa-milia. En la pared, además, había tres nombres: Anastasio, el marido de doña

Esperanza; Luis, su nieto, y Fuciana, la suegra de su hija.

La tela negra se pone para las “almas nuevas” – de quienes murieron recien-temente- y es símbolo de luto. Se la deja tres años seguidos y al cuarto se cam-bia por una tela celeste o blanca. Esto signifi ca que el alma ha llegado al cie-lo. Las palomas chiquitas, los juguetes y golosinas son hechos para los angeli-tos, los niños que han muerto, y luego son repartidos a los chicos en el día del

“despacho”. Se hacen fi guras de caballos para quienes en vida andaban a caballo y se los marca tal como es costumbre hacerlo en los animales. La escalera he-cha de pan es para ayudar a las almas a subir al cielo. A veces, a esas fi guras, también se les agrega las iníciales de los nombres de los difuntos como dedica-ción especial.

Incluso hay huevos hervidos, merme-lada, dulce de leche, frutas, habas, vino, gaseosas, chicha, queso criollo, velas, coca, cigarrillos, harina cocida, agua bendita. Y entre las comidas que les

gustaban a los difuntos no faltan el ca-yote, las humitas, empanadas, tamales, papas, mote. Esta es una costumbre que viene desde hace muchísimo tiempo. La gente cree que en ese día, las almas vienen a visitarlos. Para las nuevas, las ofrendas se preparan unos días antes porque las almas nuevas se las despacha antes de las anteriores.

Primero se rezamos por las nuevas al-mas y luego, por las otras que fallecie-ron anteriormente. Uno de los hijos de Esperanza escribió los nombres de los difuntos para que los tuviéramos en la mano, ya que es muy importante nom-brarlos. Comenzamos la oración leyen-do un breve comentario sobre el signi-fi cado de nuestra vida y de la muerte desde nuestra fe cristiana. Luego, agra-deciendo la presencia de las almas pre-sentes, pedimos perdón por nuestros

pecados y por los de ellos. Leímos y co-mentamos la Palabra de Dios y cada uno fue haciendo sus oraciones con lo que les salía del corazón. Fue un momento muy emotivo.

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Por: Hna. Hanna Martha Wambui

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De regreso, varias personas nos pidie-ron que fuéramos a rezar por sus difun-tos. Así que estuvimos visitando varias familias más. En una de ellas, recorda-ban a un angelito, un niño que tenía un año y medio cuando murió, y en la mesa había palomitas y golosinas.

Casi todas las familias mantienen esta costumbre. Pero algunos católicos dejaron de hacerlo porque la prepara-ción es muy cansadora y mucho el gas-to. Y no faltan quienes se avergüenzan de las tradiciones de sus antepasados indígenas.

En la madrugada del 2 de noviem-bre fuimos a la casa de don Florentino. Mientras esperábamos que llegara su familia, comentó “la gente anda palo-meando”. Esto es, que estaban despa-chando a las almas. Y entre las perso-nas más convocadas en estos días, está Severina Aramayo, una rezadora de la comunidad, que no sabe leer ni escribir pero sabe de memoria todas las oracio-nes para los difuntos, que aprendió de sus padres. Después de rezar, se repar-tieron las ofrendas. Primero, se sepa-ra lo que se va a enterrar: la cruz y la

escalera hecha de pan; luego, un poco de todas las que estaban sobre la mesa. El resto, se reparte para que todos se lleven su porción por igual.

Por la tarde, en la misa celebrada en el cementerio, acudió mucha gente y se tardó más de una hora en leer la lista de los difuntos. Es importantísimo que se nombre a cada uno de los muertos y a quienes ofrecían las oraciones para ellos. Al fi nalizar, todavía quedaban al-gunas familias que tenían que despa-char a sus almas.

Estos dos días fueron una experien-cia muy linda, profunda y enriquecedo-ra. Me llamó la atención la honda rela-ción que tiene la gente con sus difuntos. También la dedicación, la abundancia, el sacrifi cio y el cariño con el cual pre-paran las ofrendas. Aprecié mucho este sentido fuerte de comunión entre los vivos y los muertos. Este acontecimien-to ayuda a fortalecer vínculos con otros miembros de la familia, los vecinos y con Dios, porque se encuentran para hacer memoria, celebrar y compartir.

Aprecié también los valores que se transmiten: la gratuidad, la comunión,

el agradecimiento, la abundancia, la de-dicación, el sacrifi cio, el amor y, sobre todo, el compartir con todos por igual las ofrendas. En un mundo que se vuel-ve cada vez más mezquino rompiendo vínculos me parecen muy importantes estos valores.

La valorización de los difuntos pienso que tiene sus efectos sanadores en los vivos. Estas personas han dejado hue-llas imborrables en nuestras vidas y re-cordarlos es honorarlos, agradecerles y reconciliarnos con ellos. Mantiene y fortalece la identidad del pueblo, algo que la cultura occidental y globalizada quiere destruir con sus muchas ofertas de consumismo y de individualismo. Se fortalece la propia identidad personal, espiritual, humana y cultural. En fi n, he aprendido muchas cosas en estos días que enriquecen mi espiritualidad afri-cana y cristiana.

Fue revivir y recordar con mucho ca-riño a mis propios queridos familiares difuntos que han dejado profundas hue-llas de amor en mi vida y siempre siento que están cerca acompañándome espi-ritualmente en la vida diaria.

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¿Qué hacer frente al sufrimiento?

Pensamientos para la Semana Santa

Tarde o temprano, a todos nos toca su-frir. Una enfermedad grave, un accidente inesperado, la muerte de un ser querido, desgracias y desgarros de todo tipo nos obligan un día a tomar postura ante el sufrimiento. ¿Qué hacer?

Algunos se limitan a rebelarse. Es una actitud explicable: protestar, su-blevarnos ante el mal. Casi siempre esta reacción intensifi ca todavía más el sufrimiento. La persona se crispa y exaspera. Es fácil terminar en el agota-miento y la desesperanza.

Otros se encierran en el aislamiento. Viven replegados sobre su dolor, rela-cionándose solo con sus penas. No se dejan consolar por nadie. No aceptan alivio alguno. Por ese camino, la perso-na puede autodestruirse.

Hay quienes adoptan la postura de víctimas y viven compadeciéndose de sí mismos. Necesitan mostrar sus

Semana Santa, el período más importan-te en el calendario litúrgico del cristiano. El Beato Allamano no era ajeno a esto, y les inculcaba a sus misioneros el valor de meditar y reflexionar, a la luz de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, cada uno de las situaciones que les tocaba vivir en sus labores cotidianas.

Pasión y muerteSi todos deben pensar en la Pasión de

Jesús, con más razón los misioneros y misioneras. Meditemos la Pasión del Señor y nuestro corazón se conmoverá. Jesús sufrió por cada uno se nosotros, como si no existiera nadie más. Debe-mos apropiarnos de la Pasión del Se-ñor, es decir, tratar de que siempre esté presente en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestro cuerpo, en nues-tro espíritu.

...Crezcan en el amor, fortalézcanse en el espíritu de la Pasión. Lo que más les dará fuerzas cuando estén en las mi-siones, será precisamente pensar en la Pasión de Jesús. Meditarla los ayudará a comprender su expresión “tengo sed” (Jn 19,28) y encenderá en ustedes el ar-dor misionero.

Seamos devotos del Crucifi jo. ¿Qué es el crucifi jo para un misionero? Es “un libro”, “un amigo” y “un arma”. Un libro para leer y meditar, un amigo que con-suela y ayuda y un arma muy potente contra el demonio. No basta con llevar el crucifi jo, también hay que imitarlo. Nos guste o no, nuestra vida está sem-brada de sufrimientos. El secreto está en soportarlos con paciencia, en amar-los. Jesús no ha dejado la cruz a mitad de camino; cayó pero se volvió a levan-tar y siguió hasta el fi nal. Pidámosle que

nos dé luz sobrenatural y amor para lle-var nuestra cruz detrás de él, sin arras-trarla por obligación.

Nuestra cruz no es pesada como la suya y, si la llevamos unidos a él, en el amor, se vuelve liviana. Es por medio de la cruz que nos santifi camos.

Pascua de resurrecciónEn este tiempo pascual se siente la

necesidad de gritar con fuerza: ¡Alelu-ya! “Este es el día que ha hecho el Se-ñor: alegrémonos y regocijémonos en él” (Sal 117,24). La alegría es una virtud necesaria; la verdadera del corazón y el espíritu, nunca es demasiada. Estemos siempre alegres, todos los días, todo el año. El Señor ama y prefi ere a las perso-nas alegres. Con alegría se vive mejor y más perfectamente. Los quiero alegres. Hay que estar bien de alma y cuerpo.

penas a todo el mundo: «Mira qué des-graciado soy», «ve cómo me maltrata la vida». Esta manera de manipular el sufrimiento nunca ayuda a la persona a madurar.

La actitud del creyente es diferente. El cristiano no ama ni busca el sufri-miento, no lo quiere ni para los demás ni para sí mismo. Siguiendo los pa-sos de Jesús lucha con todas sus fuer-zas por arrancarlo del corazón de la existencia. Pero, cuando es inevitable, sabe «llevar su cruz» en comunión con el Crucifi cado.

Esta aceptación del sufrimiento no consiste en doblegarnos ante el dolor porque es más fuerte que nosotros: eso sería estoicismo o fatalismo, pero no actitud cristiana. No trata tampoco de buscar «explicaciones » artifi ciosas, considerándolo castigo, prueba o puri-fi cación que Dios nos envía. El Padre no

es ningún «sádico» que encuentra un placer especial en vernos sufrir. Tam-poco tiene por qué exigirlo, como a pe-sar suyo, para que quede satisfecho su honor o su gloria.

El cristiano ve en el sufrimiento una experiencia en la que, unido a Jesús, puede vivir su verdad más auténtica. El sufrimiento sigue siendo malo, pero precisamente por eso se convierte en la experiencia más realista y honda para vivir la confi anza radical en Dios y la comunión con los que sufren.

Vivida así, la cruz es lo más opuesto al pecado. ¿Por qué? Porque pecar es buscar egoístamente la propia felici-dad rompiendo con Dios y con los de-más. «Llevar la cruz» en comunión con el Crucifi cado es exactamente lo con-trario: abrirse confi adamente al Padre y solidarizarse con los hermanos pre-cisamente en la ausencia de felicidad.

Por La redacción

Por José Antonio Pagola, ANTENA MISIONERA

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Más específi camente en la ciudad de Tartagal, donde los Misioneros de la Consolata tienen la parroquia San Ra-món Nonato. Y también, en Isla de Caña, donde se encuentran las Misioneras de la Consolata.

La experiencia de misión fue compar-tida con los hermanos de la comunidad de Tartagal, dándole especial fuerza a distintas actividades:• Se visitaron escuelas y colegios don-

de por medio de dinámicas, material audiovisual, ejercicios, talleres de concientización, experiencias y tes-timonios, se habló de los serios pro-blemas que atacan a la mayor parte de la población estudiantil como el bullying, violencia de género y dro-gadicción, entre otros.

• Visitamos a las familias en barrios de la parroquia donde el flagelo de la droga, el alcoholismo, el desem-pleo y el maltrato, son problemáticas cotidianas.

• Compartimos jornadas de evangeli-zación y testimonios con jóvenes que se preparaban para establecer com-promisos serios en sus sectores y ser parte activa de la Iglesia local.

• Visitamos el barrio Bicentenario don-de se levantará una capilla en honor a la Virgen de la Consolata. Comparti-mos con los moradores del lugar para que ellos sintieran ese espacio como propio y crearan una comunidad.

• Organizamos encuentros junto con las Hermanas para jóvenes y adultos de la parroquia, dando a conocer el carisma de nuestro instituto, la vida del Beato José Allamano y la advoca-ción a la Virgen de la Consolata.

La Isla de Cañas también fue una ex-periencia muy signifi cativa para todos. Con las Hermanas visitamos las dos escuelas públicas del lugar y otra de un paraje llamado Río Cortaderas. Allí, compartimos temáticas tales como el hostigamiento entre jóvenes, el poder

en la toma de decisiones, y la familia. También celebramos la eucaristía y vi-sitamos a las familias de la zona.

Durante esos días vivimos y trabaja-mos en comunidad, llevamos la Palabra de Dios a los más apartados, acompaña-mos a comunidades que aún no han al-canzado su madurez, es decir, que están poco evangelizadas, y dimos a conocer el carisma que tenemos como misione-ros y religiosos.

Pudimos ver que nuestra identidad y fi n en la Iglesia es la Evangelización de los pueblos. No podemos negar que después de esta enriquecedora expe-riencia seguimos adelante en el proce-so de formación.

Entre el 17 de septiembre y el 10 de octubre del año pasado, la comunidad del Noviciado Latinoamericano Nuestra Señora de Guadalupe estuvo haciendo una experiencia de Misión en Salta

Novicios en misión por el norte argentino

¿Te gustaría ser misionero dela Consolata? ¡Contá[email protected]

Por: Novicios, IMC

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Colabore a que un joven realice su vocación

misionera. El mejor don para la misión es un misionero

Más. Un cristiano comprometido con Cristo y con el

Evangelio debe vivir aquello de “ir o ayudar a ir”.

Usted puede ayudar a que

un misionero lleve la gozosa noticia

de la salvación a quienes

no conocen a Jesús.

Gracias a su apoyo

• Los Misioneros de la Consolata trabajan en

el anuncio del Evangelio y en la promoción

humana. ¡No lo olvide!

De su generosidad

• depende la formación de más misioneros.

• De los misioneros depende la proclamación

de la Buena Nueva de Jesucristo a muchos

pueblos.

Expresesu gratitud

al Señor por su propia fe

cristiana y por el amor

y la gracia que usted

recibe cada día.

Usted colabora concretamente a la formación de los jóvenes, misioneros de la Consolata que en estos momentos se preparan para ir a las misiones, con una BECA anual de $ 600,00, o una colaboración voluntaria.

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su suscripción

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Formas de suscripción:Giro postal a nombre de: Instituto Misiones Consolata (Revista)C. C. 2 - Suc. 11 – [1411] – Parque ChacabucoCiudad Autónoma de Buenos Aires

Tel.: (011) 4632-3940mail: [email protected]

Cheque o depósito en efectivo en Banco Galicia a nombre de:Instituto Misiones Consolata Cta. Cte. N° 00032917-027/8 N° de Cuit: 30-68767730-3

Transferencia bancariaCBU: 0070027620000003291786

Por favor, una vez realizado el depósito o la transferencia, enviar un mail (o llamar por tel.) con los siguientes datos:a) Nombre del suscriptorb) Importe depositadoc) Fecha del depósitod) Nº de transacción o comprobante

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2014

Mateando con Allamano

ENCUENTRO

ANIMACIÓN MISIONERA ARGENTINA

Entre mate y mate, conocé más de cerca la gran

figura de su Fundador. Formá parte de la red de

jóvenes de los diferentes puntos de Argentina

que ya matearon con José Allamano

y se preparan para la misión:

¡Unite a los Misioneros

de la Consolata!