maría es un portento de la gracia,

33
María es un portento de la gracia, MADRE TRINIDAD DE LA SANTA MADRE IGLESIA Fundadora de La Obra de la Iglesia LIBRERIA EDITRICE VATICANA creada por la mano del Inmenso, que muestra su esplendor lleno de dones al mirar compasivo mi destierro. María es un misterio que arrebata a quien trasciende sobre lo terreno y penetra, con luz del Infinito, el fruto portentoso de su seno. Es arrullo de Dios mi Madre buena, jardín claustral de inéditos ungüentos, perfume que penetra y embellece la inmensa inmensidad del Universo. Es recreo de Dios cuando se asoma desde su Eternidad en luz del Cielo, porque encuentra su gozo en sus entrañas, en el silencio oculto de su pecho. Es María sencilla cual paloma, que esconde, en el arrullo de su vuelo, a aquel Sancta Sanctorum del Dios vivo, que no cabe en la bóveda del Cielo. ¡Misterio de misterios es María!, ¡milagro de milagros del Inmenso!

Upload: others

Post on 27-Jul-2022

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: María es un portento de la gracia,

María es un portentode la gracia,

MADRE TRINIDAD DE LA SANTA MADRE IGLESIAFundadora de La Obra de la Iglesia

LIBRERIA EDITRICE VATICANA

creada por la mano del Inmenso, que muestra su esplendor lleno de dones al mirar compasivo mi destierro.

María es un misterio que arrebata a quien trasciende sobre lo terreno y penetra, con luz del Infinito, el fruto portentoso de su seno.

Es arrullo de Dios mi Madre buena, jardín claustral de inéditos ungüentos, perfume que penetra y embellece la inmensa inmensidad del Universo.

Es recreo de Dios cuando se asoma desde su Eternidad en luz del Cielo, porque encuentra su gozo en sus entrañas, en el silencio oculto de su pecho.

Es María sencilla cual paloma, que esconde, en el arrullo de su vuelo, a aquel Sancta Sanctorum del Dios vivo, que no cabe en la bóveda del Cielo.

¡Misterio de misterios es María!, ¡milagro de milagros del Inmenso!

Page 2: María es un portento de la gracia,

13-12-1974

MARÍAES UN PORTENTO

DE LA GRACIA

¡Oh majestad soberana del Inmenso Poder...!¡Realidad pletórica de exuberante plenitud...!¡Llenura infinita en posesión del Ser... !¡Magnitud subyugante de la Eterna Emanación,que, en hálito de vida, surge del seno fecundodel fecundo Padre en incontenible Palabra deexplicativa perfección...!

¿Cómo podrá la lengua humana decir algodel infinito Ser en su ser, en el modo coeternode serse cuanto es y en la posesión abarcada desu pletórica perfección...?

¡Oh llenuras incontenibles de inagotablesmanantiales en fluyentes infinitas de Divini-dad...! ¡Oh tecleares de inéditos conciertos, enmelodías de dulces conversaciones dentro de laprofundidad coeterna del Inmenso Poder...! ¡Ohpoderío potente, que te hace tener en ti, miInfinito Ser, la potencia potencial de podérteloser todo, por la fuerza poderosa de tu inagota-ble poder...!

3

2ª EDICIÓN

CON LICENCIA ECLESIÁSTICA

Separata de los libros: “LA IGLESIA Y SU MISTERIO”,“FRUTOS DE ORACIÓN”,“VIVENCIAS DEL ALMA” y“EL ECO DE LA IGLESIA” (inédito)

1ª Edición: abril 2000

© 2000 LIBRERIA EDITRICE VATICANA

LA OBRA DE LA IGLESIAMADRID - 28006 ROMA - 00149C/. Velázquez, 88 Via Vigna due Torri, 90Tel. 91.435.41.45 Tel. 06.551.46.44

E-mail: [email protected]

ISBN: 88-209-2957-0Depósito legal: M. 27.270-2000

Imprime: Fareso, S. A.Paseo de la Dirección, 5. 28039 Madrid

Page 3: María es un portento de la gracia,

bre, en ese mismo instante sin tiempo de laEternidad, concibió a María, en su sabiduríaeterna, para la realización del misterio de laEncarnación, incorporándola a la donación desu amor en manifestación de la esplendidez desu gloria.

Todas las criaturas son, en el pensamiento deDios, realización de su plan dentro del conciertoarmonioso de la creación; siendo cada una deellas una nota vibrante que, unida a todas lasdemás, expresa, de alguna manera, el Conciertosonoro de las eternas perfecciones que Dios sees de por sí, en su única y simplicísima perfec-ción; perfección que es cantada por el Verbo eninfinitud por infinitudes de melodías de ser.

¡Qué concierto, el de la Eternidad, de inédi-tas canciones en una sola Voz, salida de las en-trañas engendradoras del Padre, con el arrulloamorosamente consustancial del Espíritu Santoen Beso de Amor...! Y María es, en todo su ser,la creación-Madre, que expresa, en deletreo si-lencioso, el concierto infinito de Dios en el ro-mance amoroso de su ser eterno para con elhombre.

¡Oh si mi alma pudiera hoy romper en expre-sión con el Verbo, y plasmar de alguna manerala riqueza inefable del alma de Nuestra Señoratoda Blanca de la Encarnación...! ¡Si yo pudieraser Verbo, aunque fuera un instante, que expre-sara, en mi decir, el pensamiento del Padre

5

Yo necesito descifrar, de algún modo, algode lo que tengo inscrito en mi pobre entendi-miento con relación al que Se Es, en su ser y ensu obrar sobre el alma de Nuestra Señora todaBlanca de la Encarnación. Pero ¿cómo expresaral Ser por medio de modos y maneras que noson adaptables al modo infinito del Serse en suser? ¡Y no sólo al Ser en su serse, sino, ni aun si-quiera, en su actuar hacia fuera en derrama-miento de misericordia y amor...!

El obrar de Dios es tan perfecto como Él mis-mo; por lo que la manifestación de su esplen-didez hace trascender al alma que la saboreahasta el mismo pecho del Altísimo, donde bebea raudales en los chorros sapientales de suinexhaustiva sabiduría; sabiduría que, en la do-nación esplendorosa de su poder, se dice a loshombres, a través de Nuestra Señora, con co-razón de Madre y amor de Espíritu Santo.

María es un portento del poder de Dios. LaVirgen es intrínsecamente ‘Nuestra Señora de laEncarnación’, pues para la Encarnación Dios lacreó, haciendo de Ella un prodigio de la graciaen manifestación radiante del Omnipotente.

Cuando el Ser infinito determinó, en underramamiento de misericordia, darse al hom-

4

Page 4: María es un portento de la gracia,

cho y besarla con el amor infinito del EspírituSanto.

¡Bendita culpa que hizo que Dios se dieratan magníficamente hacia fuera, que se derramósobre el hombre en un nuevo atributo para ma-nifestación de su gloria, en el desbordamientode las tres divinas Personas con corazón com-pasivo de Padre!

Y a María, que es el medio por donde laMisericordia divina se nos da, se le podía de al-guna manera llamar: Manifestación de esa mis-ma Misericordia y donación de ella con corazónde Madre y amor de Espíritu Santo.

Mi alma, acostumbrada a vivir los misteriosde Dios en sabiduría sabrosa de profunda pe-netración, en amor candente de Espíritu Santo,se siente hoy como imposibilitada para expre-sar, sin profanarla con mis rudas y toscas pala-bras, la delicadez sagrada del portento que esNuestra Señora toda Blanca de la Encarnación.

Parece que el arrullo misterioso del EspírituSanto, y el Beso sapiental de su Boca en pe-netración de sabiduría envolviendo a la Virgen,no me deja decir con palabras creadas el con-cierto infinito de amor y derramamiento con queDios se obró, con la finura de su paso, en el al-ma de María.

7

volcándose en donación sobre Nuestra Señora,en comunicación de todos sus infinitos atribu-tos...! ¡Si yo pudiera descifrar el arrullo amorosodel Espíritu Santo en recreo de Esposo sobre laVirgen Blanca...!

¡Pero no sé! Y mi lengua profana el misteriosilente que, en adoración, intuyo y penetrojunto al Sanctasanctorum de la virginidad deMaría, en el instante-instante de realizarse enElla, por Ella y a través de Ella, la donación in-finita del Infinito Ser, en misericordia sobre elhombre.

Todos los atributos divinos Dios se los es ensí, por sí y para sí; pero hay uno en la perfec-ción del Ser Increado, que, a pesar de sérseloDios en sí y por sí, no lo es para sí, y es el atri-buto de la misericordia; ya que éste es elderramamiento del Poder Infinito en manifesta-ción amorosa sobre la miseria.

Dios no puede ser para sí misericordia, por-que la misericordia implica derramamiento deamor sobre la miseria; por lo que la misericordiasurgió en el seno del Eterno Serse el día que lacriatura, creada para poseerle, le dijo: “No teserviré”. Y ya Dios se es Misericordia, porque elAmor Infinito se dio al hombre en la esplendi-dez magnífica de su desbordamiento.

Y es por María y en Ella por quien la Mise-ricordia, en Beso de amor, coge a la criaturahundida en su miseria, para meterla en su pe-

6

Page 5: María es un portento de la gracia,

irrealizable, por el poder de su gloria, en ma-nifestación de misericordia...!

¡Oh sapiencia del Padre, que, envolviendo elalma de Nuestra Señora, la saturaste tan pletó-ricamente de tu infinita sabiduría, ¡tanto...!, que,en la medida que fue Madre de tu UnigénitoHijo, en esa misma medida Tú la penetraste detu luz, en el derramamiento de tu paternidad,para llamarla: ¡Hija mía...! Y así como el Hijollamó a María: ¡Madre mía!, desde el instante dela Encarnación Dios obró en Ella un portento degracia tan maravilloso, ¡tanto, tanto!, tan pletóri-co, que, en esa misma medida, aunque de dis-tinta manera, fue Hija del Padre y Esposa delEspíritu Santo.

Porque, si fue Madre del Verbo infinito En-carnado, fue porque el Esposo divino, besandosu virginidad, la hizo tan fecunda, que la hizoromper en Maternidad Divina. Pero, si el Besodel Espíritu Santo le dio a Nuestra Señora de laEncarnación tal fecundidad que la hizo Madrede Dios, fue porque la infinita sabiduría delPadre, en un desbordamiento de su amor eter-no, la poseyó tanto, ¡tanto!, en penetración in-tuitiva de saboreo amoroso, que le dio su mis-ma Mirada, y se la dio en la medida que elVerbo, por su filiación, fue Hijo de María y queel Espíritu Santo, por su Beso amoroso, la fe-cundizó haciéndola Madre del mismo DiosEncarnado.

9

Es tanta necesidad de adorar, de guardar si-lencio y contemplar atónita, que, robada por elrespeto, siento miedo de expresar lo inexpresa-ble, ante lo que concibo del derramamiento delas tres divinas Personas en el momento de laEncarnación, envolviendo con la brisa de supaso aquel misterio inefable de pletórica virgi-nidad rompiendo en Maternidad Divina.

Está el Espíritu Santo envolviendo a Maríacon los requiebros de amor del Esposo másenamorado, en comunicación de todos sus infi-nitos atributos. La está queriendo..., la estáenjoyando..., la está hermoseando..., ¡tanto, tan-to, tanto...!, que se está plasmando en Ella enBeso de amor y recreo de Esposo. ¡Tan secreta-mente...!, ¡tan maravillosamente...!, que, en eseinstante-instante prefijado por Dios desde todala Eternidad, el mismo Espíritu Santo va a besara Nuestra Señora toda Virgen tan divinamentecon un beso de fecundidad, que la va a hacerromper en Maternidad Divina. ¡Tan divina...!,que el Verbo del Padre, el Unigénito consustan-cial del Increado, va a llamar a la criatura enpleno derecho: ¡Madre mía...!, con la mismaplenitud que la Virgen Blanca va a llamar: ¡Hijomío...! al Unigénito del Padre, Encarnado.

¡Oh misterio de desbordante misericordia...!¡Esplendidez de Dios que se manifiesta sobre lacriatura...! ¡Infinita sabiduría sapiental del pen-samiento de Dios, que es capaz de realizar lo

8

Page 6: María es un portento de la gracia,

arrullo de su amor, en la caricia de su brisa, enel abrazo de su poder y en la fecundidad de suBeso, la hizo amor de su infinito amor, en parti-cipación de su caridad en donación de Esposo,así el Verbo, al llamarla: ¡Madre!, la hizo tanPalabra, ¡tanto!, que la Virgen, como expresiónde la realidad que era y que vivía por el poderde la gracia que sobre Ella se había derramado,pudo llamar a Dios: ¡Hijo mío! Dándosele elPadre Eterno en tal plenitud de sabiduría y contal vivencia de los misterios divinos, que, ahon-dada en lo profundo de Dios, intuía desbordan-temente en lo que el Ser se es en sí.

Y esto fue tan abundantemente comunicadoa Nuestra Señora, que, como a hija muy amaday predilecta, el mismo Padre le dio como heren-cia, durante toda su vida, la penetración sabrosí-sima, en disfrute de intimidad y gozo, del miste-rio de su ser y de su obrar.

Adorante ante el misterio de la Encarnacióny la actuación de las tres divinas Personas de-rramándose sobre María, cada una en su modopersonal, y ante el conjunto armónico de estederramamiento que le hace poder llamar alVerbo ¡Hijo mío!, al mismo tiempo que le llama¡Padre! a Dios y ¡Esposo mío! al Espíritu Santo,mi alma, trascendida y anonadada, pide alPadre que me penetre de su sabiduría para yosaber, en la medida del saboreo de mi pe-queñez, algo del trascendente misterio de laEncarnación. Y pide al Espíritu Santo que,

11

Las tres divinas Personas, cuando se ma-nifiestan hacia fuera, siempre obran de conjun-to, cada una según su modo personal, pero enla donación amorosa de su única y eterna vo-luntad.

La voluntad del Padre es expresada por elVerbo, mediante el amor del Espíritu Santo, enel seno todo blanco de la Virgen, que rompe enMadre por el misterio de la Encarnación.

María es un portento de la gracia, tan inima-ginable para nuestra mente, que sólo en laEternidad seremos capaces de expresar su ri-queza incalculable, adhiriéndonos a la cancióndel Verbo, por el impulso del Espíritu Santo y enla claridad de la luz del Padre.

Nunca podrá la lengua del hombre ni siquie-ra llegar a balbucear las riquezas insospechadasde la Madre de Dios, porque no es dado a lacriatura sobre la tierra poderlas comprender, enla magnificencia esplendorosa de su plenitud.

La Maternidad Divina de María es tan grandecomo grande es su desposorio con el EspírituSanto, Esposo de su fecunda virginidad, y comogrande es su filiación con relación al Padre, enla penetración disfrutativa de su infinita sabi-duría.

Y así como el Espíritu Santo, al besarla en el

10

Page 7: María es un portento de la gracia,

¡Silencio...! Que está el Verbo rompiendo enPalabra de una manera tan maravillosa, ¡tanto...!,que, como Palabra infinita del Padre y en manifes-tación de su voluntad amorosa sobre el hombre,por el impulso del Espíritu Santo, va a pronun-ciarse en el derramamiento infinito de la eternamisericordia de Dios tan trascendentalmente, queva a romper llamando a la criatura, en derecho depropiedad: ¡Madre mía...!

Y como sobreabundancia de esta mismaPalabra que el Verbo está pronunciando en elseno de María, va a quedar constituida la Señora–por la voluntad del Padre, el Beso infinito delEspíritu Santo y la Palabra del Verbo, en mani-festación del querer de Dios– en: Madre univer-sal de todos los hombres.

María, porque eres Madre de Dios Hijo, Hija deDios Padre y Esposa del Espíritu Santo, en la medi-da sin medida que el portento de la gracia obró enti, yo hoy, en pleno derecho, te llamo también:¡Madre mía!

Yo te lo quiero decir en mi medida, unién-dome al Verbo con el máximo cariño que pue-da para que te sepa a ternura de filiación en elimpulso y el amor del Espíritu Santo; llenandoasí, en mi vida, la voluntad del Padre, que, alcrearme, ya me concibió como hija tuya para, através de tu Maternidad Divina, dárseme Él conel matiz, modo y estilo que quiere poner en tushijos.

13

uniéndome a Él, me deje besar con su amor infi-nito ese instante-instante en el cual el Verbo delPadre rompe en el seno de María como Palabra,en una expresión tan cariñosa, tan real, tan dul-ce y tan misericordiosa para con el hombre, quele dice: ¡Madre mía...!

¡Oh Verbo infinito!, déjame, en tu Palabra ycontigo, decir: ¡Madre mía! a María; y llamar:¡Padre Eterno, Padre mío! a Dios. Déjame que,con María, yo pueda llamar: ¡Mi Espíritu Santo! ami Esposo infinito. Y que así, desde el seno deMaría y por Ella, anonadada bajo la pequeñezde mi miseria, –ya que me ha sido dado con-templar, en penetración adorante, el misterio dela Encarnación–, poder responder con Ella a laInfinita Santidad derramándose sobre mi MadreInmaculada en Trinidad de Personas bajo la ac-tuación personal de cada una de ellas.

¡Silencio...! Que está el Espíritu Santo besan-do el alma de Nuestra Señora toda Virgen tandivinamente..., tan fecundamente..., que le estáhaciendo romper en Maternidad Divina.

¡Silencio...! Que el Espíritu Santo, impulsadopor la voluntad del Padre, en el momento pre-fijado en su plan eterno para realizar la Encarna-ción, está abriendo el seno del mismo Padre, enel impulso de su amor, para coger al Verbo y me-terlo en el seno de Nuestra Señora.

12

Page 8: María es un portento de la gracia,

6-4-1976

“EL ESPÍRITU SANTO VENDRÁ SOBRE TI...”

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poderdel Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso,el que ha de nacer será Santo, y será llamadoHijo de Dios”.

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti...” en el ím-petu de su fuerza, para posarse, como Esposoen su amada, en dulces ternuras de amor; parabesarte, ¡oh Virgen Blanca!, con tiernos arrullosde caricia infinita, en la hondura profunda de tualma, donde, en expresión sagrada, exhalas, endulce respirar, un solo clamor: ¡Dios...! ¡SóloDios...!

Señora de la Encarnación...: ¡Sólo Dios...!Esposa del Amor Hermoso...: ¡Sólo Dios...!, enun vacío tan total de todo lo que no es Él y enuna adhesión tan profunda al que Se Es, quetoda Tú eres la Virgen: la Virgen Blanca repletay saturada de divinidad; la Virgen poseída sólo

15

Nuestra Señora toda Blanca de la Encar-nación, dame al Padre con corazón de Madre,adéntrame en su sabiduría y penétrame con suluz: ¡con ésa de la que Tú estabas tan maravillo-samente poseída, que te hacía saber, en saberesde penetración disfrutativa, el misterio de Diosen sí y en el derramamiento de su misericordiahacia nosotros!

Dame, María, Virgen Blanca de la Encarna-ción, que, aunque no haya podido decirte niexpresarte en la apretura sapiental que tengode tu misterio, sepa al menos con el Verbo lla-marte: ¡Madre mía! con la ternura, el cariño y elamor con que mi alma se abrasa en las llamascandentes del Espíritu Santo; cumpliendo lavoluntad del Padre que, iluminando mi mente,me hizo capaz de saborear translimitadamenteel misterio de misericordia y amor que, a travéstuya y por ti, Él quiso derramar sobre el hom-bre con corazón de Madre, canción de Verbo yamor de Espíritu Santo.

María es un portento de la gracia, sólo cono-cido, gozado, disfrutado y saboreado por el al-ma-Iglesia que, trascendiendo las cosas de acá,es llevada por el Espíritu Santo al recóndito pro-fundo del seno inmaculado de Nuestra Señoratoda Blanca de la Encarnación.

14

Page 9: María es un portento de la gracia,

dulzura, penetra agudamente, en candente besode amor, las entrañas virginales del alma deNuestra Señora. Y Ésta, siempre en espera, sesiente divinizar con el toque sustancial del mis-mo Espíritu Santo, que, al besarla, la impregnade divinidad, la envuelve con su arrullo amoro-so, la acaricia con su ternura infinita, la engala-na con la plenitud de sus dones, haciéndolaromper en frutos gozosos rebosantes de paz,como divinal Consorte, en el fuego de su amor.

El Esposo eterno quiere fecundizar a laVirgen en un misterio de tan profunda fecundi-dad, en aquel punto-punto donde su virginidadinmaculada vive con Dios solo en soledad sa-grada de íntimos e impetuosos amores, que, albesarla, la estremece en su suavidad silenciosa ysonora tan maravillosamente, ¡tanto, tanto, tan-to!, que en el “Beso de su Boca”, en “amoresmás suaves que el vino”, la fecundiza tan divi-namente, que, en ese mismo instante, la Señora,la Virgen, la Reina, ya es Madre, cubierta por lasombra del Altísimo, bajo el amparo de la forta-leza del Padre e introducida en su seno, sosteni-da por la misma Divinidad, que “con su diestrala abraza y con su siniestra la sostiene” para quepueda resistir el ímpetu infinito del Amor.

Es el Espíritu Santo el que, impulsando alVerbo del seno del Padre al seno de NuestraSeñora, en el mismo instante y en un solo im-pulso, al besarla en beso de divinidad, la hace

17

por el Excelso; la Virgen adherida a la Virgini-dad Eterna en el acto inmutable de su infinitasantidad; la Virgen en el señorío majestuoso dela posesión del que Se Es.

El señorío de la Reina del Cielo está en el do-minio de todo, en la libertad absoluta y en la po-sesión, llena en cada instante de su virginidadpor el único Esposo, que, en plenitud, la satura,la ennoblece, la embellece y la engalana.

Es santa la Señora porque el Santificador di-vino la santifica al estar posado sobre Ella endulces coloquios de amor, repletándola con to-dos sus dones y frutos, en una llenura de graciatan desbordante, que sólo es conocida y gusta-da en lo recóndito profundo de su alma inma-culada.

Es Blanca la Virgen porque el esplendor desu virginidad es tan inimaginablemente resplan-deciente, que los fulgores del sol del mediodíaquedan eclipsados por la claridad inmaculadade su alma; la cual, subyugada y ennoblecidapor la posesión de Dios que la circunda, la ha-ce destellear en las claridades de la mismaDivinidad, saturándola con aureolas centellean-tes de gloriosa blancura.

El Espíritu Santo, con la agudeza de su infini-ta sabiduría y la ternura inédita de su sabrosa

16

Page 10: María es un portento de la gracia,

to silencioso del Sanctasanctorum de su virgi-nidad inmaculada...!

¡Virginidad fecunda que, rompiendo en ma-ternidad por obra del Espíritu Santo, envolvien-do el misterio que en la Señora se obra, le da ladignidad excelsa de poder llamar, en derechode propiedad, al Hijo de Dios: Hijo mío...!

Y es suyo porque es el fruto del beso delEspíritu Santo en su alma de Virgen; beso tanpleno que, abarcando todo el plan de Dios so-bre María, plasmó en su alma de Virgen-Madretal inmensidad de matices, que en él ibaencerrada también, apretada y agudamente in-troducida en el alma de Nuestra Señora, la uni-versalidad de su Maternidad Divina.

La Virgen además de ser Madre del mismoDios en derecho de propiedad, en la extensiónde esta misma maternidad, es Madre de todos ycada uno de los hombres, los cuales, en conjun-to e individualmente, son, en la hondura de suespíritu, fruto del beso infinitamente amorosodel Espíritu Santo en el mismo momento de laEncarnación.

Y María es la Madre del Cristo Total –Cabezay miembros– por obra del Espíritu Santo, que,en la unión de su caridad, en la fuerza de suomnipotencia, hizo que el Hijo del Padre fuerael Hijo de María, y que, en el Hijo de María, to-dos y cada uno de nosotros pasáramos a serhijos de Dios e hijos de la Virgen-Madre.

19

romper en Maternidad Divina. Y, por eso, “loque de Ella nacerá será Santo y será llamadoHijo de Dios”.

El misterio de la Encarnación, realizado porobra y gracia del Espíritu Santo, hace que laVirgen Blanca de la Encarnación sea todaMadre, con el poderío de la Realeza infinita yen el señorío que le da la posesión del que todolo es, del que todo lo puede, y del que en Ellatodo lo obra por el impulso infinito de su amoreterno.

Y en ese mismo instante velado en el cual laVirgen, siendo Virgen, se siente Madre, saturadacon la sabiduría infinita del que la abrasa, pene-tra saboreablemente, en la claridad resplande-ciente de la luz del Nuevo Día, en el misterioque se está realizando en Ella, envuelto y cu-bierto por la sombra del Omnipotente y realiza-do por el beso divino del Espíritu Santo. ¡Miste-rio inefable de la unión de la naturaleza divina yla naturaleza humana en la Persona del Verbo,que, tomando carne en el seno de NuestraSeñora, la hace ser Madre del Amor Hermoso, laMadre de la Misericordia Encarnada!

¡Maternidad Divina de María, que Ella cons-cientemente conoce en el momento que se rea-liza, y que, en el sí de todo su ser adorante, enrespuesta total, queda sellada en el ocultamien-

18

Page 11: María es un portento de la gracia,

que Madre es la Virgenpor el beso eterno del Esposo amante que posó en su seno...!

Amador de amores,yo hoy rompo en requiebros y en ternuras tantas por lo que comprendo, que, translimitada, una con el Verbo y así con mis hijos envuelta en tu pecho, todos te decimos con dulces acentos: ¡Virgen toda hermosa, ardiente lucero, “YO” te amamos tanto, de un modo tan tierno, que al llamarte Madre, volamos al Cielo!

21

¡Maternidad universal de María...! ¡Madre dela Iglesia por la plenitud del Beso del EspírituSanto que, en un romance de amor infinito, lahizo romper en Maternidad Divina!

Portento divino del Poder eterno...; sublime romance, secreto misterio...; abismal hondura que encierro en mi pechoy que yo conozco porque, trascendiendo, entré en aquel día de inédito ensueño, cuando Dios besara con tanto silencio a la Virgen-Madre en su ocultamiento, ¡que el Padre sapiente de poder excelso le dio como Hijo a su mismo Verbo, Palabra cantora del Padre, en su pecho!

¡Misterio de vida ajeno a este suelo, obrado por Dios de un modo tan bello,

20

Page 12: María es un portento de la gracia,

9-12-1962

ADVIENTO DE MARÍA

¡Adviento de María...! La Señora siente estre-mecerse en sus entrañas al Hijo de su virginalmaternidad. Es el mismo Verbo de la Vida aquien Ella le está dando su carne y sangre, me-diante las cuales se está formando ese cuerpoperfectísimo del Unigénito del Padre, Encar-nado.

¡La Virgen, por obra del Espíritu Santo, sesiente Madre y se sabe Virgen...!

¡Oh Adviento de María...! La Niña, hecha unapor transformación con el Altísimo, le siente ensus entrañas..., le apercibe hondo en su seno...y experimenta que se acerca el momento de dara luz a la Luz Encarnada.

Toda Ella, estremecida por el amor eternodel Espíritu Santo, vive hacia dentro en una inti-midad ininterrumpida de amor, de adoración.

Hay una gran identidad entre su Hijo y laVirgen. El corazón de Jesús es carne del corazón

2322

Page 13: María es un portento de la gracia,

María fue creada para ser Madre de Dios,siendo exenta del pecado original y teniendo ensí la plenitud de la gracia y de todos los donesdel Espíritu Santo que como a Madre de Dios lecorrespondían, por la redención anticipada desu mismo Hijo a quien Ella le diera la vida hu-mana.

María, desde el principio de su vida hasta elfin, poseía todos los dones y carismas, toda laciencia que todos los santos juntos hayan podi-do tener. Ella, por la luz del Espíritu Santo, tuvosiempre conocimiento íntimo de la grandeza desu alma, sabiéndose exenta de pecado y llenade toda gracia; por lo cual, penetrando en laverdad las grandes maravillas que el Amor haobrado en Ella, entona ese Magnificat en el cualnos manifiesta cómo toda su “alma engrandeceal Señor”.

No es solamente que la Virgen rompiera enalabanzas al Infinito cuando cantó su Magnificatde acción de gracias, sino que este cántico fuetambién la manifestación externa de lo que Ella,iluminada por los dones del Espíritu Santo,penetraba de su alma respecto al plan de Diospara con Ella, y de lo que era su espíritu delantede la adorable Trinidad. Y así ve que toda su al-ma es una alabanza a la gloria de la Santidadeterna. Su “alma engrandece al Señor” porquetoda Ella es una manifestación cantora, alegre,dichosa y santa de esa virginidad eterna del

25

de María. Y Jesús vive del vivir de su Madre, res-pira por su respirar, recibiendo su vida humanade la vida que a Ella le diera cuando se la creó.

La Señora, internada hacia dentro, espera...Toda Ella es un grito de: “¡Ven, Jesús!”. Ven demi seno a mis brazos; ¡ven!, que toda Yo, ejer-ciendo mi sacerdocio, necesito tenerte en mismanos para ofrecerte al Padre, viviendo mi PerIpsum, et cum Ipso, et in Ipso para su gloria.

La Señora vive en intimidad con el Verbo delPadre y su Verbo. Sus amores están ocultos porun gran misterio. Ella se siente feliz con su Diosy su Hijo en su seno, en silencio sabroso de ale-gría incomprensible; vive para Él y Él para Ella.¿Puede haber mayor felicidad para el alma de laVirgen, que es Madre, y de la Madre que, porVirgen, se sabe fecundizada por la misma Vida?

¡Oh fecundidad de María...! Misterio incom-prensible de maternidad el de la Señora, miste-rio que se pierde en el silencio, y que Ella biense lo sabe, se lo saborea y se lo vive.

¡Adviento de María...! La Señora sabe que elnacimiento de Jesús se aproxima. Y, aunque suvida hacia dentro la hace vivir en una gran inti-midad de amor y comunicación con el VerboEncarnado, experimenta una gran necesidad dedarle a luz para que “la Luz brille en las tinie-blas”.

24

Page 14: María es un portento de la gracia,

cia que pueda compararse a tu maternidad, nicriatura que pueda alcanzar la grandeza in-comprensible que el Amor Infinito obró en ti.

Toda mi alma te proclama dichosa, oh bien-aventurada Virgen María. Todo mi ser “palpitade gozo en Dios mi Salvador”, “porque hizo enti grandes cosas Aquel que es Todopoderoso”.Sintiéndome hija pequeñina que te ama con to-do su ser, mi espíritu se gloría en verte tanencumbrada, tan Madre, tan Virgen, tan Señora...,¡tanto, tanto, tanto!, que eres la admiración detodos los bienaventurados, porque Tú y sólo Túfuiste capaz de albergar en tu seno a Aquél, an-te el cual, la corte celestial, anonadada, adora enun ¡Santo! eterno de trascendencia infinita.

María penetraba en su alma, sabía las com-placencias de Dios sobre Ella; por lo cual, llenade gozo, era un Magnificat perenne a la San-tidad infinita y al Amor eterno.

¡Oh...! La Señora era extraña a todos y a todo.¿Qué sería para Ella que, iluminada por los do-nes del Espíritu Santo, penetraba las almas, a ca-da una en su verdad, el cuadro del género hu-mano, del cual Ella se sentía Madre en derechode propiedad, ya que había sido creada paracorredimirlo mediante la redención de su mis-mo Hijo? ¡Qué necesidad la de su alma de dar a

27

Intocable, que, ante las grandezas que ha hechoen el alma de la Señora, es engrandecido y glo-rificado en Ella y por Ella.

La Virgen es toda un júbilo para el Amoreterno. Por eso, todo su ser, al saberse glorifica-dora de Dios, es “transportado de gozo en Diossu Salvador”, participando de esa bienaventu-ranza eterna que hace al alma que vive fuera desí saborear los bienes prometidos a aquellosque en verdad son gloria de Dios.

“El espíritu” de la Señora “palpita de gozo enDios su Salvador”, ya que, poniendo Éste susojos “en la pequeñez de su sierva”, hará que to-das las generaciones la proclamen bienaventura-da porque el Señor, el Omnipotente, hizo enElla grandes cosas.

El Magnificat de María es todo él una ala-banza del Infinito. La Virgen, vuelta completa-mente hacia el Creador, canta las excelenciasdel Eterno, al entonar las grandes maravillasque la Sabiduría Infinita ha obrado en Ella, ha-ciendo resaltar que fue todo “porque miró la pe-queñez de su sierva”.

María penetra en estas “grandes cosas” que el Infinito ha obrado en Ella, y ve que laOmnipotencia divina, derramándose sobre suser, la ha encumbrado, ¡tanto, tanto, tanto!, quela ha hecho capaz de ser Madre del mismo Dios.

¡María...! La mente humana se pierde ante laconsideración de tu misterio, ya que no hay gra-

26

Page 15: María es un portento de la gracia,

Madre de la Cabeza de la Iglesia, sino del CristoTotal, Cabeza y miembros.

¡No conocemos a María...! Por ello, nos laimaginamos en su vida caminando de sorpresaen sorpresa ante las realidades divinas que enElla se obraban. Yo me ajusto, en todo, a lo quediga mi Santa Madre Iglesia, porque soy másIglesia que alma; pero, como soy pequeña y ne-cesito cantar las glorias de mi Madre, quiero en-tonar hoy este cántico a mi Virgen Inmaculadaporque me lo exige el amor de hija pequeñinaque le tengo.

¡Adviento de María...! Madre, eres tan hermo-sa, tan Madre, tan corredentora, tan Jesús, que tuvivir era el palpitar del alma de tu Hijo. María,eres la más alta morada del Altísimo.

La Virgen sabe que es la esperanza de supueblo, mediante la cual la Luz vendrá a las ti-nieblas para que brille en la noche.

María ama a Jesús con todo su ser, con todasu alma y con todas sus fuerzas.

María mora en Dios y Dios mora en María tanmaravillosamente, que no sólo es templo vivo ymorada del Altísimo en aquel mundo manchadopor el pecado, no sólo es Ella la única aurora enaquellos tiempos de confusión y tinieblas, siendosu alma templo del Dios infinito y morada de la

29

todos sus hijos el Hijo divino que llevaba en suseno...!

La Señora conocía las Sagradas Escrituras y,penetrando su significado, esperaba ansiosa yenamorada a Aquél que era la Gloria de Israely el Salvador de su pueblo. Ella sabía que elEmmanuel había de nacer de una virgen, y Ellase sabía esa Virgen y se sentía Madre. Por eso,¡qué misterio es el Adviento de María!

Sabemos que, a los santos, cuando llegan ala unión con Dios, el Amor les va descubriendolos secretos recónditos del misterio divino. Elmisterio de la Trinidad se les hace familiar, pe-netran en la Encarnación, todas las cosas se lesvan descubriendo en su verdad, por lo cual ven,a veces, lo recóndito de las almas. Muchos deellos están animados del espíritu de profecía,discernimiento de espíritus y otras gracias innu-merables que el Espíritu infinito va concediendoa sus almas fieles. Y todos, en las altas cumbresde la perfección, se abrasan en amor a Dios y alos hombres, siendo el centro de su vida el glo-rificar a Dios y el darle a los demás.

Todos estos dones en plenitud, y otros innu-merables que a ninguna criatura le fueron con-cedidos, los tiene María en grado casi infinito.Por eso conviene que contemplemos a laSeñora como una creación aparte, hecha paraser Madre de Dios, corredentora con Cristo yMadre de toda la Iglesia, porque Ella, no sólo es

28

Page 16: María es un portento de la gracia,

“saltara” tu Hijo de tu seno a tus manos para en-tregárnoslo en donación de amor, como muestrasuprema de maternidad, a todos nosotros.

¡Adviento de María...! ¡Madre...! Tú tenías alVerbo de la Vida en tu seno para ti, para amarloTú y para amarte Él. Tú vivías feliz en aquellaintimidad y comunicación con el Verbo infinitoen tu entraña. Pero, participando de la voluntaddivina, olvidada de ti, ardías en ansias terriblesde que ese Verbo, que había “saltado” del senodel Padre a tu seno, “saltara” de tu seno a loshombres para entregárnoslo como Hostia que,ofrecida por ti al Padre, fuera nuestra salvacióny santificación.

El Adviento de María era una necesidad in-saciable de darnos al Infinito. La Virgen era unamanifestación de Dios ansiando ardientementemostrar al mundo aquel Hijo oculto en su seno.

María no vivía su secreto sólo para Ella; novivía su alegría gozándola para sí. Ella se goza-ba, sí, con su Hijo en su seno; le tenía, le ado-raba, le amaba, ¡pero necesitaba ardientementemostrarlo a la faz de todos los pueblos!, puessabía que Ella era el medio del cual Dios sehabía valido para dárnoslo.

Y, por lo tanto, conocedora de la voluntaddivina, felicísima y dichosísima de morar en el

31

Trinidad, sino que Dios mora en Ella, en su seno, siendo este misterio tan terrible, que la carne de Dios es su carne y su carne es carnepara Dios.

¡Oh Madre, María, Señora...! ¡Qué alegría tangrande! Tú fuiste creada por la Trinidad para serMadre del Dios Altísimo, del Dios Encarnado, vi-viendo de su vivir, y para captar los latidos ínti-mos de su alma en tu alma. De ti sí que se pue-de decir que no tienes más movimientos que losdel alma de tu Cristo.

¡Qué deseos como infinitos te moverían ha-cia dentro, para estarte en intimidad con elVerbo Encarnado en tu seno...! ¡Cómo se estre-mecería todo tu ser ante el roce sensible delHijo que en tu seno moraba...! ¡Cómo su latir teharía saltar de júbilo ante la Luz que Tú encerra-bas en tu seno para, en día cercano, comunicar-la a todas las almas como Madre de la Iglesia...!

Tú ansiabas también a cada una de las almascon todas tus fuerzas. ¡Qué sería para ti, que sa-bías la grandeza de cada una y el destino parael que fueron creadas, el verlas en pecado!; ha-ciéndote vivir siempre esta vista como en ungrito de: “¡Ven, Jesús!” de mi seno a mis manos,para salvación de todos y cada uno de los hom-bres.

Toda tu alma, que vivía del amor puro, queno sabía de egoísmos, que estaba creada paradarnos a Dios, ardía en necesidad terrible de que

30

Page 17: María es un portento de la gracia,

de su seno y, olvidada de sí, dárnoslo de su se-no para nuestra salvación. ¡Vivir de María des-conocido...!

Jesús ardía en ansias infinitas de dársenos:“Con un bautismo de sangre tengo que ser bau-tizado, y cómo traigo en prensa mi corazónmientras no lo vea cumplido”. Y María, viviendodel vivir de Cristo y participando de sus mismossentimientos, como Corredentora del género hu-mano, ansiosa de dar a Dios lo más, tambiénclamaba en un desgarro generoso de amor ydonación total: Hijo mío, con un bautismo desangre tienes que ser bautizado, y ¡cómo traigoen prensa mi corazón hasta que no lo vea cum-plido...! Tu vivir es mi vivir, y tus sentimientoslos míos, de tal manera que Yo también estoyen prensa, en necesidad terrible de verte colga-do entre el cielo y la tierra en crucifixión igno-miniosa, para que se obre el gran misterio de laRedención, para que seas ofrecido al Padre co-mo Víctima de expiación y glorificación máximaa su Santidad infinita. Hijo, toda mi alma, desga-rrada y destrozada de dolor, encendida de amora ti, te abraza, te adora, se te entrega para tu descanso, te ofrece calor de hogar.

Alma querida, vive del vivir de María, procu-ra en este Adviento entrar dentro de ti para vivirdel misterio de Dios en tu alma.

33

seno de Dios y de que Dios morara en su seno,se abrasaba en urgencias indecibles por darnosa su Verbo. ¡Necesitaba que su Verbo fueranuestro! Y Ella, como buena Madre, pedía: ¡Ven,Jesús!; ven de mi seno a mis manos, para darteen comida y en bebida a todas las almas. ¡VenTú, Gloria de Israel, promesa y esperanza de mipueblo, para que alumbres a todos los hombrescon “el conocimiento de Yavé” llenándolos de ti“como llenan las aguas el mar”!

¡Adviento de María...! La Señora espera, enesperanza cierta como la muerte, el día en elcual su seno nos dará al Verbo de la Vida, y en-tonces, como Sacerdote, pueda, entre el cielo yla tierra, dar a Dios todo honor y gloria y dar alos hombres a Dios.

¡María! ¡María...!, ¡cómo quisiera expresar loque mi alma de ti siente...! Todo mi ser expe-rimenta ganas de llorar, porque no puede decirtu canción, porque no puede cantar tu grande-za, porque la inmensa mayoría de las almas note conocen ni te aman en la verdad. Se cantantus amores, tus grandezas, pero ¿se penetra cá-lida e íntimamente en ese misterio de tu almasantísima...?

¡Oh Adviento de María...!, en el cual, a pesarde tener la Señora al Verbo de la Vida Encar-nado en su seno, siendo para Ella “racimito demirra”, necesitaba, por exigencia de amor puroy universal, dejar esos amores en la intimidad

32

Page 18: María es un portento de la gracia,

Hijo mío, ¡hacia dentro! Pero no para que-darte en ti, no; tú has de vivir hacia dentro parahacerte conforme a ese misterio que se obra entu alma, para que se haga en ti como una en-carnación del Verbo, y sea tu adviento, como elde María, necesidad ardiente de dar a Dios a lasalmas.

Que en Navidad hayas vivido tan profunda-mente este Adviento, que puedas hacer “saltar”al mismo Dios de tu alma a los hombres.

34

21-7-1982

UNA VIRGEN COMO UN ÁNGEL…

Mi modelo era una niña, como un ángel. ¡Aún recuerdo aquel encuentro en que Dios quiso enseñarme cómo tenía que hacerlo!

¡Una niña...! ¿Era la Virgen...? ¿Quién podría, si no, serlo? ¡Era tan pura...!, ¡tan blanca...!, ¡tan virginal...!, que no acierto a expresar en mis maneras lo que mi alma aprendiera aquel día en un momento.

¡Qué nostalgia hay en mi vida…! ¡Con qué ilusión lo recuerdo,cual beso del Infinito que se imprimiera en mi pecho...!

Y, a pesar de que han pasado tantos años, tanto tiempo, Dios me la grabó en mi hondura, para que fuera mi ejemplo.

35

Page 19: María es un portento de la gracia,

de una virgen consagrada, para que yo la imitara mientras viviera en el tiempo.

¡Qué modelo hay en mi alma...! A descifrarlo no acierto.

37

De mi alma enamorada ¡ése era su modelo!: Una niña jovencita, como un ángel de los Cielos, que cruzaba entre los hombres,brillante como un lucero, como una rosa encendida caída del firmamento; tan sencilla como Dios cuando se da en alimento.

Hoy yo quiero que los míos conozcan mi pensamiento sobre su modo de obrar al consagrarse al Eterno,imitando a aquella Niña que me mostrara el Dios bueno:

¡Como una azucena blanca que cayera en este suelo, llena de rica fragancia, dulce jardín del Inmenso, silenciosa, recogida, viviendo siempre hacia dentro, siendo sólo del Esposo, su delicia y su recreo...!

¡Qué recuerdo hay en mi vida...! Ya siempre presente tengo aquel día luminoso que Dios me mostró el modelo

36

Page 20: María es un portento de la gracia,

16-1-1973

MI MODELO

¡Un modelo incomparable...! yo lo vi; y en destellos de pureza contemplé,con un porte tan sencillo, que robó mi mirada subyugada en su pudor.

Era Ella, la Señora, en sencillez, que, cual Niña delicada, me mostró el modelo que, en su porte, descubrí.

Era Virgen y era Niña enamorada, que mostraba, en su pureza rebosante de esplendor, el rubor de una doncella cautivadapor la brisa cariñosa del Amor.

3938

Page 21: María es un portento de la gracia,

Era Ella, fue María sin dudar, que me dijo, en el modelo de su porte, sencillez.

Desde entonces fui buscando el imitar, a lo largo de mis días, su candor, que robó, cuando era niña, mi atención, al saber que era el modelo que debía imitar yo.

Era Niña, era Virgen, más sencilla que una flor. Y ese era mi modelo, no lo dudo;

el Señor me lo mostró, cuando los años primeros de mi don.

40

MARÍAEN LOS PLANES DE DIOS

(Del libro “Frutos de oración”)

Madre de Dios

667. La grandeza de María le viene de suMaternidad Divina; y, al ser Madre de Cristo,que es la Cabeza del Cuerpo Místico, lo es tam-bién de todos y cada uno de sus miembros.(18 - 4 - 69)

668. Si la Virgen, por ser Madre de Cristo y enÉl de todos los hombres, no hubiera cooperadoa la realización de la voluntad divina, el planeterno sobre la Iglesia y el mundo no hubierasido cumplido según el deseo de complacenciade Dios. (14 -11-59)

669. Nuestra Señora fue creada e introducidaen el plan divino para ser Madre de Jesús y estarjunto a Él; por eso Dios le concedió un conoci-miento tan grande de su propio Hijo, que seadhirió a Él en unión tan una, que su voluntadquedó robada por el Infinito. (9 -1- 65)

41

Page 22: María es un portento de la gracia,

29. María, en oración, clama por el Mesías;Dios, complacido, escucha; el Padre envía; elAmor impulsa; el Verbo de la vida se encarna...¡La Virgen ya es Madre! (8 - 12 - 59)

675. La Encarnación es el beso de Dios en elseno de María, mediante el cual “el Verbo se hi-zo carne”. (27 - 3 - 62)

568. La Encarnación es el romance de amorde Dios al hombre que se escribió en las en-trañas de María. (12-9-63)

30. Cuando se hizo el encuentro de Jesús yMaría en la Encarnación, la Señora, al sentirseMadre de Dios, anonadada bajo el peso delAmor Infinito que tan maravillosamente obrabay moraba en Ella, sólo pudo exclamar en adora-ción: ¡Dios mío...! ¡Hijo mío...! (19 - 11- 62)

31. María, la criatura adorante, escucha atóni-ta que Dios la llama: ¡Madre! Y Ella, silenciadaen su misterio, le responde: ¡Hijo...! (27- 4 - 62)

676. Sólo la Señora por un milagro del AmorInfinito, fue capaz de ser Virgen y, sin dejar deserlo, Esposa del Espíritu Santo; y, como frutode su virginidad, Madre. (24 -12 - 76)

677. ¿Hay algo en la tierra más grande que elamor, más resplandeciente que la virginidad,

43

670. En la medida que el Verbo se da a la Vir-gen se le da el Padre y el Espíritu Santo, cadauno en su modo personal, para la realizacióndel plan divino. (7-12 -74)

671. En el cielo todos los coros angélicos,atónitos, adoran silentes, rostro en tierra... ElPadre, impulsado por el amor del Espíritu Santo,en el Verbo, crea... María es concebida sin peca-do original... ¡La Virgen sólo es de Dios! (8 - 12 - 59)

672. La Señora llega a aquel grado de diviniza-ción que, en la mente divina, estaba determina-do para obrarse el gran Misterio... Adorante, ha-cia dentro, espera; el Amor impulsa, y el Padre,sin sacarlo de su seno divino, lanza al Verbo enel seno de la Virgen. Dios ya es hombre paraque el hombre se haga Dios... ¡Oh misterio desilencio indecible...! (15 - 12 - 62)

673. ¡Silencio...!, ¡adoración...!, que el Padreestá deletreando en el seno de María su divinaPalabra con tal eficacia, que, por la acción delEspíritu Santo, la Virgen es Madre. (25 -3 - 61)

674. Madre, tanto, tanto te metiste en Dios,que, en un descuido amoroso de Éste, robastesu Verbo, lo trajiste a la tierra y se lo regalaste ala Iglesia. (25 - 3 - 61)

42

Page 23: María es un portento de la gracia,

680. Madre, eres como la blanca Hostia, queenvuelves y ocultas al Verbo de la vida hechohombre por amor. Adoremos el misterio de tuseno, donde Dios te llama: “Madre mía”, paraque Tú le respondas: “Hijo mío”... ¡Qué dulcerealidad! (7-12 -74)

681. ¿Quieres conocer y recibir a Cristo? Vetea María, pues a través de su Maternidad DivinaDios se dijo en Palabra amorosa a los hombres.(17-12 -76)

682. ¡Oh Maternidad Divina de la Mujer, quehizo de la tierra el Paraíso de Dios, el Puebloglorioso del Altísimo! ¡Oh Maternidad de Maríapor la cual la Iglesia quedó hecha madre de to-dos los hombres, y por la cual, toda virginidadconsagrada se fecundizó tanto, que da a luz aCristo en las almas! (28 - 4 - 69)

Nuestra Señora del silencio

683. María recibe a Dios en silencio, lo guardaen silencio, y lo comunica en silencio. (2 - 2 - 71)

684. ¡Qué amor tan sublime y hermoso ence-rraba la Señora en su pecho, oculto, envuelto ysellado por el silencio del misterio del Ser! PeroElla, ¡qué bien se lo sabía en sapiental sabiduríade virginal amor! (25 - 3 - 62)

45

más hermoso que la maternidad...? En María seda todo a un mismo tiempo en el grado máxi-mo de perfección, teniéndolo, manteniéndolo,y siendo la contención de esta triple realidad laque le hace ser la Virgen Esposa del EspírituSanto que, por el beso de su Consorte infinito,rompe en Maternidad Divina. (24 -12 -76)

33. En la medida que Dios toma a María parasí, cada una de las divinas Personas lo realiza ensu modo personal: el Padre la llama Hija mía; elVerbo, Madre mía, y el Espíritu Santo, Esposamía muy amada... ¡Misterio entre Dios y laSeñora toda Virgen, toda Madre, toda Reina, to-da Blanca...! Madre mía, ¡cuánto te amo! (7- 12 - 74)

678. ¡Cuánto gozó María por el derramamientode Dios sobre Ella, que hizo posible que lo fue-ra todo sin nada perder! Siendo poseída, besaday fecundizada sólo por el Amor Infinito que, ha-ciéndola romper en Maternidad Divina, le daderecho de llamar al Hijo de Dios, Hijo de susentrañas virginales. (24 - 12 - 76)

679. ¡Sublime maternidad la de la Virgen, quela hace tener en su seno al Verbo de la vida en-carnado, pudiendo alimentar al Hijo de Dios,llenarlo de besos y estrecharlo contra su co-razón! (24 - 12 - 76)

44

Page 24: María es un portento de la gracia,

Madre de la Iglesia

691. Quiso el Amor dar una Madre a su IglesiaSanta, y para dársela según su corazón anhela-ba, primero se la hizo para Él a fin de podérse-la entregar luego a la Iglesia. (14 -11-59)

692. La Virgen es el medio por el cual el Padredice su Palabra a la Iglesia, el Espíritu Santo sela entrega, y el Verbo puede morir crucificadopor ella. (14 -11-59)

693. María es la Madre de la Iglesia, porque leda la Palabra de la vida, siendo a Ella a quien lefue dicha por el Padre para que, con corazón demadre, se la diera a la Iglesia mía. Palabra queyo tengo que recoger en mi alma para vivir miser de Iglesia y cantar, desde su seno, mi can-ción. (21-3-59)

694. El seno de María es ánfora preciosa reple-ta de divinidad, capaz de vitalizar a todos loshombres en plenitud. (28 - 4 - 69)

695. Nuestra Señora, desde la Encarnación, alser Madre de Jesús, es Madre de todos los hom-bres, siendo su misión darnos la vida divina co-giéndola de la Cabeza y distribuyéndola por to-dos los miembros. Por ello, Madre de la Iglesia.(4 -12 - 64)

47

685. No hay secreto como el de María, por-que en Ella se encierra el gran misterio de laEncarnación. (2 - 2 - 71)

686. La Virgen guarda en el silencio el secretode su Maternidad Divina, porque el silencio esel que guarda el secreto de los grandes miste-rios. (2 - 2 - 71)

687. ¡Qué secreto en el alma de la Señora,que, siendo Virgen, se siente Madre! (27- 4 - 62)

688. Señora, Tú lo guardabas todo en tu pro-fundo misterio y, ahondada en el abismo delInfinito, vivías en una adoración perenne delDios que, Encarnado, se ocultaba en tu seno; asíviviste tu Adviento. (30 - 4 - 62)

689. ¡Qué gozo en tu alma, María, que, abis-mada en Dios, contemplas silente cómo Él en-gendra, en tu seno, su eterna Palabra de amor,para, por tu medio, dársela a la Iglesia!(15 - 12 - 59)

690. José quiere adivinar en el silencio deMaría el misterio que él sospecha; pero laSeñora espera la hora de Dios en el heroísmode su silencio. (28 - 4 - 62)

46

Page 25: María es un portento de la gracia,

une a una humanidad, trayendo consigo alPadre y al Espíritu Santo. Esta humanidad injer-ta en sí, misteriosamente, a todos los hombres.Y, así, en la Madre de Dios, comienza la realiza-ción del gran misterio de la Iglesia. (12 -1- 67)

701. El parto de la Virgen es tan fecundo, queda a luz a toda la Iglesia, Cabeza y miembros,porque su función es divinizar a todos los hom-bres con el Hijo infinito que tiene en su seno.(28 - 4 - 69)

702. Como el sacerdocio de Cristo, desde elmomento de la Encarnación, fue recopilador detodos los tiempos, donador de vida para todoslos hombres y perpetuado durante todos los si-glos, así la maternidad de María, desde el mo-mento de la Encarnación, en la plenitud de estemisterio, encierra, por la injerción de todos loshombres en Cristo, la posibilidad abarcadora decontener, bajo el influjo de su maternidad, a to-dos los tiempos con todos los hombres en cadauno de los momentos de sus vidas. (25 - 10 - 74)

703. Por la Iglesia y a través de la Liturgia, senos hace visible, captable y, aún más, presente yreal, el misterio de la vida, muerte y resurrecciónde Cristo, en el compendio apretado y comuni-cado de la maternidad de María; por lo que lairradiación de esta maternidad se nos da y per-petúa en el seno de la Iglesia y, a través de la

49

696. María tiene en sí toda la vida de la Iglesiaen su fuente, porque es la Madre del CristoTotal. (29-9-63)

697. Cristo tiene en sí al Padre y al EspírituSanto y, como miembros de su Cuerpo Místico,a todos los hombres; esta reunión de Dios conel hombre es verificada en el seno de la Virgen;por eso, es la Madre de todos los hijos de Dios,los cuales, en Ella, reciben su injerción enCristo y la donación de la vida divina. (19-9-66)

698. Cuando la Virgen da su carne al Verbo, enel momento mismo de la Encarnación me estáincorporando a su Hijo, me está injertando en Él,y me está dando a luz a la vida divina. Por lotanto, me está engendrando para Dios; por eso,Madre de la Iglesia y mi Madre. Y, en la medidaque yo les doy la vida divina a las almas, las en-gendro para Dios. (30 - 4 - 67)

699. María es la Mujer, y en su vientre es en-gendrada la Iglesia, porque en Ella el Verbo delPadre se hace hombre, y el hombre queda unidocon Dios por su injerción en Cristo. (28 - 4 - 69)

700. Imaginemos a un lado a la Trinidad vi-viendo su vida; a otro lado a la humanidad; enmedio a María. Una de las tres divinas Personas–el Verbo–, se viene al seno de la Virgen y se

48

Page 26: María es un portento de la gracia,

finita, y nadie tiene la Palabra que sale del senodel Padre, abrasada en el amor del EspírituSanto, como María; por eso, la Madre de laIglesia, es la Reina de los Apóstoles. (21- 3 - 59)

708. ¡Qué amor tan inmenso tengo a la Vir-gen...! Ante su recuerdo, siento ansias terriblesde llorar, en agradecimiento, ternura y amor.¡Cómo me gusta llamarla: ¡Madre! una y mil ve-ces! (8 - 8 - 70)

709. La medida de la maternidad está en la do-nación de la vida. Y María, que me da al mismoInfinito, ¿¡qué clase de Madre es...!? (24 -12 - 63)

710. ¡Señora, estás envuelta con la blancurainfinita de la Virginidad eterna y engolfada ensus impetuosas llamas que te inclinan sobre lospequeños con gesto de Madre acariciadora! (27-3 - 62)

711. ¡Qué a gusto se descansa en la Virgen...!Ella es Madre de los desamparados, de los quesufren; pues, siendo la Madre del Amor Her-moso, es donadora de amor con ternura mater-nal. (16 - 6 -75)

712. Señora, irrumpe ya con los soles que teenvuelven, desde la Iglesia al mundo, y sénuestra salvación, ¡que perecemos...! ¡No nos

51

Liturgia, por la contención pletórica del misteriode la Encarnación. (25 - 10 - 74)

704. En Belén, en el Calvario y en su gloriosaAsunción al cielo, se manifiesta la grandeza deNuestra Señora, que le viene por el misterio dela Encarnación en la plenitud del sacerdocio deCristo. (25 - 10 - 74)

705. La brillantez de la grandeza de María haceresplandecer el verdadero rostro de la Iglesia;por lo tanto, a Ella ha de ir aquel que quiera lle-narse de la sabiduría divina, en el ánfora precio-sa donde la misma Sabiduría se encarnó, paramanifestarse, en resplandores de santidad, porla rompiente infinita de su explicativa Palabra.(25 -10 -74)

706. ¡Cuánto amor hemos de tener a la Vir-gen...! Por Ella tienen que romper en el seno dela Iglesia los soles del Espíritu Santo, para disi-par las densas nieblas que envuelven a la NuevaJerusalén. La Virgen es la que nos dio y nos daa Jesús, y, por Él y con Él, al Padre y al EspírituSanto, el cual es luz de infinitos resplandoresque, por la Señora, quiere irrumpir en el senode la Iglesia con los fulgores de su infinita sabi-duría amorosa. (16 - 6-75)

707. María es la Reina de los Apóstoles, porqueel más apóstol es el que más tiene la Palabra in-

50

Page 27: María es un portento de la gracia,

ternal! ¡Porque fuiste Virgen, Madre; y porquefuiste Madre de Dios, Virgen en el arrullo dulcedel amor infinito del Espíritu Santo...! (22 - 12 - 74)

725. A mayor virginidad, más grande fecundi-dad sobrenatural; por eso, ¡qué virginidad seríala de María, cuando el fruto de ésta es el mismoVerbo Encarnado y, por Él, todas las almas! (15 - 12 - 62)

726. Espíritu Santo, yo quiero amar a Maríacon el amor que a ti por Ella te abrasa... ElPadre y el Hijo también en ti descansan al amar-la; yo sólo así puedo descansar: amándola en tuternura, cariño y delicadeza. (19 - 12 - 74)

53

desampares...! “Vuelve a nosotros esos tus ojosmisericordiosos” y ¡muéstranos a Jesús! (16 - 6 - 75)

Nuestra Señora del Espíritu Santo

720. Me siento derretir de amor a la Virgen, alllamarla Nuestra Señora del Espíritu Santo; puesveo que todo cuanto en Ella se realiza, es por elBeso amoroso, en arrullo secreto y silente, delEspíritu Santo en paso sagrado de Esposo. (19 - 12 - 74)

721. ¡Qué idilio más sagrado el del alma de laVirgen, en dulces y tiernos coloquios de amor,guardados, venerados y custodiados, en lo másprofundo, secreto y silente de su corazón...! (24 - 12 - 76)

722. En Nuestra Señora se da un romance deamor tan hermoso, que su Consorte es el mismoEspíritu Santo, el cual, al besarla con el beso desu boca, hace romper a la Virgen en MaternidadDivina. (24 - 12 - 76)

723. Nuestra Señora fue la más amada, la másVirgen y la más Madre. (24 - 12 - 76)

724. María, Esposa del Espíritu Santo, ¡qué her-mosa eres en la delicadeza de tu virginidad ma-

52

Page 28: María es un portento de la gracia,

15-10-1972

MARÍA CRUZÓ EL ABISMO

“Assumpta est Maria” que sube a los Cielos,triunfante y gloriosa, con paso seguro y majes-tuoso. Es blanca su alma, sin nada que la impidavolar hacia las Mansiones del Reino de Dios.

La Virgen no tenía ninguna tendencia, ni ape-tencia, ni torcedura, ni inclinación que la atrajerahacia la tierra. María vivió como asunta durantetodo su peregrinar, concluyendo su asunción enel abrazo del encuentro del Infinito.

La Virgen pasó por la vida con la agilidad deun rayo, sin posarse por el fango de la tierra, sinempolvar siquiera su alma inmaculada, sin sentiren sí las concupiscencias que han sido conse-cuencia de la rotura del plan de Dios.

Por lo que, al llegar a las fronteras de laEternidad, su cuerpo, unido a su alma en uniónperfecta de abrazo indescriptible, y sin más in-clinación que la de ésta totalmente tomada, po-seída y saturada por Dios, fue llevado por ella a

5554

Page 29: María es un portento de la gracia,

tra alma pudiera franquear el abismo insonda-ble que el pecado abrió entre el Creador y lacriatura.

Y el plan primitivo de Dios de llevarse haciasí al hombre en cuerpo y alma al término de superegrinar, se realiza en María tan perfectamen-te, que es llevada a la Eternidad en cuerpo y al-ma para recibir el premio que su MaternidadDivina merecía ante la voluntad de Dios cum-plida sobre Ella en todos y cada uno de los mo-mentos de su vida.

El alma de María, siempre con sus alas ex-tendidas, es la expresión perfecta del cumpli-miento de la voluntad de Dios sobre los hom-bres; por lo cual, al terminar el destierro, se lle-va consigo a su cuerpo, sin tener que experi-mentar la carga que éste supone para la totali-dad del género humano.

El cuerpo de María estaba, podíamos decir,tan divinizado en todas sus tendencias, susapetencias, sus sensaciones, sus inclinaciones,¡tanto!, que era todo alas, ¡y alas grandes deáguila imperial!, preparadas con la fortaleza deDios para pasar airosamente de la tierra al Cielo.

¡Qué impresionante es contemplar a Maríasiendo llevada a la Eternidad...!

¡Qué maravilloso verla ascender silenciosa yamorosamente en una Asunción de suavidad,de agilidad, de levantamiento y de gloria...!

57

la Eternidad aquel día glorioso para la Señoradel término de su peregrinación. Su alma atrajo,levantándolo consigo, al cuerpo, y le hizo atra-vesar el Abismo insondable que el pecado habíaabierto entre Dios y el hombre, sin sentir ni elmás ligero impedimento.

Era tan suave la Asunción de la Virgen, tansegura, tan como divina, que las consecuenciasdel pecado que nos proporcionó la muerte nofueron experimentadas por Ella en ese mo-mento glorioso.

No tenía nada que dejar la Señora todaBlanca de la Encarnación; no había ninguna co-sa que la inclinara a la tierra; no había, ni en sucuerpo ni en su alma, más apetencia que unacontinua y amorosa ascensión hacia la Luz.

Dios creó al hombre para que le poseyera, lepuso en el camino de la vida para ascenderlohacia Él el día en que terminara la peregrinacióndel destierro, donde gozaría eternamente de suposesión.

El hombre se separa del plan divino y abreuna zanja tan profunda como la muerte que lesepara para siempre del Infinito Bien. Pero, porel misterio de la Encarnación, por nuestra injer-ción en Cristo y nuestra adhesión a Él, Dios nosdio alas grandes de águila, con las cuales nues-

56

Page 30: María es un portento de la gracia,

llenar plenamente todos y cada uno de los pla-nes de Dios en su primitiva voluntad antes delpecado original; y era también una asimilaciónperfecta del plan de la redención, que, comoconsecuencia del pecado, el Amor Infinito rea-lizó para el hombre.

Cristo con su muerte y resurrección enterróel pecado y nos resucitó a una vida nueva.

María es la Nueva Mujer que, asimilando losfrutos de la redención y no teniendo que sufrirlas consecuencias de sus propios pecados, es ca-paz de ser la manifestación del pensamiento aca-bado de Dios en Ella, que la hace remontarsepor encima de las consecuencias del pecado ysubir al Cielo con el fruto de toda la redenciónde Cristo sobre Ella...

¡Qué ascensión la de la Virgen Blanca! Esassumpta María porque es fuente repleta de di-vinidad, manantial saturado de vida infinita ycumplimiento perfecto de la voluntad de Diosdesde el principio de los tiempos hasta el final.

María contiene en sí la doble gracia de serconcebida sin pecado original, por los méritosanticipados de la redención de Cristo, y de re-cibir esa misma redención como regalo de ma-ternidad en tal asimilación, que es capaz dedar a Dios en ella, por ella y a través de ella, laposibilidad de saturar a todos los hombres dedivinidad.

59

¡Qué momento tan inolvidable...! ¡Qué miste-rioso, qué secreto y qué sublime...!

¡Asciende María...! Asciende entre las clarida-des del Sol eterno, bajo el amparo y el cariñodel Espíritu Santo, protegida por el abrazo delPadre, e impulsada y atraída hacia el Cielo porla voz del Verbo...

¡¿Cómo podrá el pensamiento del hombre,torcido y entenebrecido por sus propios peca-dos, comprender el misterio de María en todos yen cada uno de los pasos de su vida...?! ¡¿Cómopodrá la mente, ofuscada por la soberbia, descu-brir, penetrar e intuir en el lago tranquilo, poseí-do por la Divinidad, del alma de Nuestra Señoratoda Blanca de la Encarnación...?!

A María, como a todos los misterios de Dios,hay que estudiarla a la luz del Espíritu Santo,bajo sus dones e impregnados en sus frutos.

¡¿Y cómo el hombre que nunca supo deEspíritu Santo podrá poseer su luz, sabrá pensarcon sus dones y gozará de sus frutos?!

¡Oh desvarío de la mente humana! que, por-que no discurre bajo la luz de Dios y no tienelos modos sobrenaturales para ver, humaniza ydesvirtúa, desobrenaturalizando, todo lo divinoal quererlo descubrir con su torcido pensa-miento...

María subió al Cielo en cuerpo y alma por-que en Ella se daban los dones necesarios para

58

Page 31: María es un portento de la gracia,

alma, con la rapidez de un rayo, porque todaElla tenía unas grandes alas de águila imperialque la ascendían constantemente hacia las Man-siones eternas e infinitas del gozo de Dios.

Penetrada de la luz del Excelso, yo he con-templado a María ascendiendo en el impulsodel Amor Infinito, en el abrazo de ese mismoAmor, en la suavidad de su caricia, en el ímpetude su arrullo, mecida y envuelta por el oculta-miento velado del Sanctasanctorum de la infini-ta Trinidad...

Subía María a los Cielos... ¡subía...! ¡Y quéAsunción...! Sólo la adoración, el silencio, el res-peto y el amor, fueron el modo sencillo, desbor-dante y aplastante, con que mi alma, sobre-pasada, supo responder, en mi pobreza, a aquelespectáculo esplendoroso de la Asunción a losCielos de Nuestra Señora toda Blanca de laEncarnación.

61

¿Qué haría, por lo tanto, el cuerpo de laVirgen entre los hombres sufriendo las conse-cuencias del pecado? ¡Del pecado que Cristohabía redimido, por lo cual, y mediante la mis-ma redención, había hecho resurgir un hombreglorioso!

María subió al Cielo en cuerpo y alma por-que fue creada sin pecado original y porque laredención de Cristo la hizo la Mujer Nueva, me-diante la cual, por la Encarnación del Verbo, to-dos somos levantados hacia la Eternidad, así co-mo por Eva todos fuimos arrastrados al pecado.Por Eva se abrió el abismo entre Dios y loshombres; y es por la nueva Eva, prometida yaen el Paraíso terrenal, por la que a todos losque nos queremos adherir al Hombre Nuevo y ala Nueva Mujer nos serán dadas alas inmensasde águila para, tras Ella, por nuestra injerción enCristo, pasar las fronteras de la Eternidad.

¡Misterio de profundidad secreta es la pre-sentación de la vida de María ante los hom-bres...! ¡Misterio solamente conocido por elamor, manifestado a los pequeños y vivido porlos sencillos bajo la luz, los dones y los frutosdel Espíritu Santo, el cual envuelve a la Señorabajo su amparo, la cubre bajo sus alas y laabrasa en su fuego para que los ojos del hom-bre carnal no la profanen al intentar descubrirsu riqueza...!

María fue llevada a la Eternidad en cuerpo y

60

Page 32: María es un portento de la gracia,

25-5-1974

APARECE LA SEÑORA

Cuando acosan los problemas de la vida, aparece refulgente, en mi mente, la Señora, como luz en mi camino, como antorcha en una noche aterradora.

Y mi ansia busca en Ella las conquistas de las glorias del Inmenso, pues es Madre acogedora, que protege con la fuerza poderosa del Eterno.

Confianza son mis preces, y en sus celos palpitantes de caricias maternales voy dejando cuanto tengo, y descanso descansada con los frutos de su pecho.

Es Señora con inmenso poderío, que, cual Madre corredentora, siendo Virgen, arrebata los amores del Dios vivo.

Mi conquista está en los brazos de María, porque Ella me cobija, cuando imploro en petición de silencio clamoroso.

63

Page 33: María es un portento de la gracia,

Hoy mi alma está afligida por la herida palpitante de la Iglesia; y he mirado a la Señora, que me ha dicho con nobleza:

No te aflijan los proyectos que caducan con los hombres de este suelo, tu recurso está en la Altura; con los pliegues de mi manto yo lo envuelvo.

Soy la Madre que consigo en virginal poderío cuanto quiero del Dios vivo, pues Señora Él me hizo de los Cielos, en su infinito designio.

Confía, no titubees, tus cosas yo las consigo.

64