manuel rueda - materia del amor

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Desde el primer libro que aparece en esta antología yase advertía unarefinada sensualidady, apesardelcanon clásico, la presencia de un espíritu libérrimoque otorga una importancia capital a la palabra, alefecto sonoro de los versos, a la estructura delpoema,pero que no se deja atraparpor la técnica. Desde losinicios, su poesía seduce al primer contacto. Es unhermoso giroscopio en el que uno percibe que no hayun solo verso que no provenga de una hondaexperiencia personal. El gran valor de esta poesíareside, pues, en su autenticidad, en la atracción queejerce sobre quien la oye o la lee, en el equilibrio de sustensiones internas, y en su capacidad para suscitarfuertes reacciones emocionales.

TRANSCRIPT

  • III\

  • BIBUOTECA DOMINICANA BSICADirector: PEDRO VERGS

    MANUEL RUEDAMateria del amor

    Impreso en Repblica Dominicana.Printed in Dominican Republic.

    Primera edicin, noviembre de 1994.

    Seleccin y prlogo deJos Alcntara Almnzar.

    Ilustracin:Frank Surez.

    Diagramacin:Ana Aurelia Bez S.

    Impresin:Editora Taller.

  • La BIBLIOTECA DOMINICANA BSICAes una iniciativa de la Secretara de Estado de Educacin

    y la revista Tobogn

  • PRESENTACION

    La Biblioteca Dominicana Bsica que hoy pone-mos a disposicin del pblico dominicano. Se trata deuna coleccin que se propone publicar las obras msrepresentativas de la literatura y del pensamientodominicanos desde la fundacin de la Repblica.

    La publicacin de esta serie es de gran importan-cia para el pueblo dominicano ya que en ella estarnlos principales autores y obras de la literatura domini-cana haciendo posible que miles de dominicanos pue-dan conocer una vasta gama de nuestros principalesautores y su obra literaria.

    La Biblioteca ha sido concebida pensando, funda-mentalmente. en los alumnos. maestros y profesores delos niveles intermedio y secundario de nuestraeducacin. Pero no dudamos de que. por el cuidado dela seleccin y de la presentacin de cada uno de losvolmenes incluidos en ella, conseguir de inmediatocaptar la atencin de un pblico mucho ms amplio.

    Cada uno de los volmenes de la Biblioteca estarprecedido de un prlogo. escrito en todos los casos porreconocidos escritores dominicanos. en el que, con unlenguaje digno y al mismo tiempo comprensible. se ledarn al lector las claves necesarias para lacomprensin del autor y de la obra en el contexto de laliteratura dominicana.

    Hay que agradecer profundamente el cuidado de laedicin y la realizacin de las ilustraciones estar acargo del Equipo de la revista Tobogn. que se hacaracterizado por ser un medio de gran importancia en

  • la difusin de material educativo para nios y jvenesde todo el pas.

    La Biblioteca Dominicana Bsica viene. as, allenar, por lo menos en parte. el problema de lacarencia de material de apoyo con que alumnos yprofesores se enfrentan a diario a la hora de estudiar loque ha sido el desenvolvimiento de nuestra literatura

    Me siento my complacido. en mi condicin deSecretario de Educacin, por la realizacin de esteimportante proyecto y deseo aprovechar la ocasinpara felicitar con entusiasmo a cuantos lo hechoposible.

  • MANUEL RUEDA

    Materia del atnorSeleccin y prlogo de

    Jos Alcntara Almnzar

    BIBLIOTECA DOMINICANA BSICAPLAN DECENAL DE EDUCACiN

  • PRLOGO

  • Jos Alcntara Almnzar: narrador, crtico literario.educador. Santo Domingo, 2 de mayo de 1946. Profesorde sociologa en las universidades Autnoma de SantoDomingo, Nacional Pedro Henrquez Urea y, desde1981, en el Instituto Tecnolgico de Santo Domingo.Fulbright Scholar-in-Residence en Tuscaloosa,Alabama, entre 1987 y 1988. Obras publicadas:antologas, colecciones de cuentos y obras de sociologade la literatura.

  • Jos Alcntara Almnzar

    SEMBLANZA DE UN POETA ESENCIAL

    Manuel Rueda naci en Monte Cristi, RepblicaDominicana, el27 de agosto de 1921. Hizo estudiosprimarios en la escuela pblica de su ciudad natal ylos de bachillerato en el Colegio Dominicano De LaSalle, en Santo Domingo, gradundose de Bachilleren Filosofa y Letras. Se diplom de concerlista yprofesor de msica en el Liceo Musical a los quinceaos, yen 1939, al concluir su bachillerato, parlihacia Chile, pas en el queperfeccionara sus estudiosmusicales bajo la direccin de la afamada RositaRenard. Durante muchos aos particip en elambie1'Jte cultural de Santiago, y conoci a lasmximas figuras de la poca: Pablo Neruda, y sobretodo Vicente Huidobro, padre del Creacionismo, cuyaobra dej en l una profunda huella.

    En 1949, la revista Atenea, rgano de laUniversidad de Concepcin, public sus primerospoemas con prlogo del crtico chileno Hernn DazArrieta (Alone), quien en su columna del diario ElMercurio, lo salud como a un innovador de lasletras. La obra, titulada Las noches, recibi tambinelogiosos comentarios de varios crticos chilenos. Enese mismo ao apareci tambin Trptico, escrito encolaboracin con Inna Astorga y Vctor SnchezOgaz.

    Las noches es una obra compuesta ntegramentepor sonetos en los que el autor prueba su cabaldominio de la mtrica, suprofundo sentido del ritmo,y su impresionante musicalidad. En ese primer libro

    XI

  • Prlogo

    ya se adverta una refinada sensualidady, apesardelcanon clsico, la presencia de un espritu librrimoque otorga una importancia capital a la palabra, alefecto sonoro de los versos, a la estructura delpoema,pero que no se deja atraparpor la tcnica. Desde losinicios, su poesa seduce al primer contacto. Es unhermoso giroscopio en el que uno percibe que no hayun solo verso que no provenga de una hondaexperiencia personal. El gran valor de esta poesareside, pues, en su autenticidad, en la atraccin queejerce sobre quien la oye o la lee, en el equilibrio de sustensiones internas, y en su capacidad para suscitarfuertes reacciones emocionales.

    Las noches es un libro que recoge el mundoalucinante de la nocturnidad, con todos sus enigmasy lances erticos. El autor, adems de gran sonetista,ha teorizado en distintas oportunidades sobre estetema. Al establecer los paralelismos entre cuento ysoneto, ha dicho que ste se "empecina en sobreviviren su ropaje clsico como unaproeza del intelecto". (1)En sus sonetos, el poeta maneja la sincrona y ladiacrona en entrelazamientos constantes,movimientos circulares, involuciones y reversiones.Se acerca al soneto en busca de un ideal de equilibrioformal, pero tambin embiste contra la rigidezparalizadora y lafaisa retrica.

    Poeta y msico son dos oficios inseparables en laobra de Manuel Rueda. Por eso, antes de continuarcon elrecuento desu evolucin literaria, es conveniente

    (1).- "Cuento y soneto: paralelismos~ en "Una voz", IslaAbierta, ao IX. No.440, 2011190, p.2.

    XII

  • Jos Alcntara Almnzar

    resaltar su labor en el campo de la msica. Durantesu permanencia en Chile, en 1945, recibi el Premio"Orrego Carvallo ", otorgado por el Conservatorio almejorpianista de su promocin. Tras su graduacinregres a nuestro pas y fue nombrado Director delLiceo Pablo Claudio, de San Cristbal. Ms tarde fuedesignado Profesor de los Cursos Superiores de Msicaen el Conservatorio Nacional de Santo Domingo,institucin que dirigi durante veinte aos.

    Como educador e investigador, el artista esresponsable del Primer Curso de Pedagoga Musicalen el Conservatorio y de la organizacin de laEducacin Musical Escolar. Rescat del olvido lasobras musicales dominicanas, dndolas a conoceren conciertos de canciones, realizando una verdaderaantologa del repertorio lrico dominicano, y recitalesde obraspara piano solo, tambin de autores criollos.Durante dcadas ha sido maestro de pianoy profesorde toda una generacin de brillantes pianistas yeducadores.

    Junto al maestro Manuel Sim, el autor compusola "Primera Misa Quisqueyana ". Colaboro con elObispado de Santiago de los Caballeros en la creacinde un "Cancionero Litrgico Dominicano",componiendo, adems, numerosas cancionespara laIglesia, inspiradas en el folklore. Produjo obras parapiano y para coro; un ciclo de canciones con letra deGabriela Mistral, otro ciclo de canciones con letrapropia, un "Pregn del Naranjero" (en colaboracincon Sim), y varios himnos. Entre sus canciones msconocidasfiguran un Ave Maria y un Padre Nuestro,"Tonada del Hombre con Pena ': y los villancicos

    XIII

  • Prlogo

    "Ha nacido el Salvador"y "Navidad, luz del Mundo".En la vertiente de interpretacin pianstica,

    Rueda es una de las primeras figuras de nuestropas. Su enorme capacidad artstica se revela en sugran sentido de la musicalidad, su slida formacinconceptual, su aptitud para abordar las obras msdifciles de autores diversos y, sobre todo, por unarecia personalidad que cautiva en cadainterpretacin.

    Ha sido invitado por la Orquesta Sinfnica dePanamy la Orquesta Sinfnica de Puerto Rico, y porlosorganizadoresdelFestival Casals. Ofreciconciertosen La Habana y Matanzas, Cuba, durante el Festivalde Carifesta. Represent al pas en Mxico, y encompaa de Rosita Renard y Armando Palaciosrealiz giras por Lima y Bogot, que culminaron enSanto Domingo en 1944, ao del Centenario de laRepblica. Ha ofrecido sus interpretaciones en elCarnegie Hall y el Alice Tully Hall de New York.

    En reconocimiento a su sobresaliente labor enel campo de la msica, Rueda ha recibido numerosasdistinciones y honores. Es miembro Honorario de laFacultad de Ciencias y Artes Musicales de laUniversidad de Chile. Recibi Medalla de Honor delClub de Msica como intrprete ms destacado, yen una ocasin form parte delJurado Internacionalque otorga en Puerto Rico los Premios del "Concursode Piano Jess Maria Sanrom ".

    Como dije al principio, el poeta es oriundo deMonte Cristi. Ese lejano pueblo de la zona noroesteconstituye una de sus obsesiones mayores. Toda suobra potica, desde La criatura terrestre (963) hasta

    XlV

  • jos Alcntara Almnzar

    Congregacin del cuerpo nico (989),(2) fonnuld unretorno constante al desolado pueblo de la infancia,donde fragu su talento artstico y empez a soar.

    "La criatura terrestre" es un extenso poema quenos remite al problema ontolgico del origen. Elpoeta, a partir de la evocacin de su infancia ypubertad en Monte Cristi, reconstruye un mundontimo, lo rescata del olvido y lo incorpora a suspreocupaciones humansticas. La provincia es unelemento importante, un marco geogrfico en queaparecen hechos y situaciones trascendentes para elautor. En elpoema se evidencian la soledad del nioque aprende a ver el mundo e interpretarlo sin quenadie le ayude. Capta la esencia del universo,aprehendiendo la dualidad de lo real en mltiplesmanifestaciones cotidianas, y ama la naturaleza sinlas bridas de la tradicin y las costumbres.

    Los versosfinales de "La criatura terrestre" -unade las piedras angulares de su poesa- sirven decierre a ese maravilloso viaje al interior de s mismo(la pica interiorde que hablara HctorInchusteguiCabra!) en busca de una identidad personal. En esepoema fundamental ya est de cuerpo entero "elnombrador de cosas ya nombradas" que convierte asu provincia natal en smbolo de nuestros pueblosolvidados. All aparece tambin la soledad creadoradel poeta, que se transfonna en un recurso paraconocer libremente el mundo, y asoman sus rostrosamables la abuela, la madre, las tas, esas pequeasdiosas tutelares que volvern una y otra vez afigurar

    (2).- PremioAn~1de Poesa "salom Urea de Henriquez".

    xv

  • Prlogo

    en libros posteriores, como si el autor bebiera de unafuente inagotable de la que surgen peifilesfemeninosde gran reciedumbre. Vase, porejemplo, el conjuntodepoemas queforman "Cuando llego ", "Rituales de lamadre vieja" y "Mi madre, desde los nueve aos ': dellibro Por los mares de la dama (1976), (3) y se ver quecada uno representa un eslabn significativo en laobra del poeta. En ellos se palpa la devocin por losascendientes maternos, nicos seres en quienesencuentra amparo y ternura. La abuela, la madre ylas tas representan la seguridad para quien buscasatisfaccin en la dulzura de los regazos clidos.

    Conocedor profundo de la realidad de nuestrazona limtrofe con Hait, el poeta incluy en Lacriatura terrestre sus famosos "Cantos de la frontera ':creando una visin sobrecogedora de un panoramaconmovedor. Es l, con su certera captacin de lavida en aquella zona oprimida por laincomunicacin y la discordia, el ms calificadopara ofrecer una interpretacin ontolgica delrayano, "ese tipo indeciso -segn sus propiaspalabras- que fluctu siempre entre dos patriascolindantes sin tener fuerzas para decidirse porninguna".w El rayano es, en la poesa de nuestroautor, un individuo abrumado por la incertidumbre;protagonista de un drama que tiene mucho encomn con el exilio bblico del paraso perdido.

    Paralelamente a su labor potica, el autorrealizaba una importanteactividadcomodramaturgo

    (3).- Premio Anual de Poesa "Salom Urea de Henrquez".(4).- La criatura terrestre, p.25.

    XVI

  • Jos Alcntara Almnzar

    y narrador. En 1957 obtuvo el Premio Nacional deLiteratura con su drama La trinitaria blanca, obra quemarca el inicio de una nueva concepcin teatral ennuestropasy la renovacin de la escena dominicanacon su impronta expresionista. El teatro de Ruedabusca siempre crear un smbolo, que es, para elautor,ms completo que la imagen, elconceptoy la situacinmisma.(5) Poresosusparbolas, entremeses, dramasycomedias, proponen smbolosde la condicin humanaa travs de la familia, las costumbres, la tradicinreligiosa.

    Sus obras teatrales -La trinitaria blanca, La taBeatriz hace un milagro, Vacaciones en el cielo, Entrealambradas, El rey Clinejas, (6") entre otras- poseenuna carga potica indiscutible, pero, igual que enel teatro de Garca Lorca, la dinmica interna seimpone a cualquier otro rasgo. La accin nuncadecae en las obras de nuestro autor, y los dilogos,llenos de chispeante vitalidad y humor, noscomunican una visin del mundo de la que emanaun hlito de esperanza.

    Tanto en su teatro como en su narrativa-contenida en Papeles de Sara y otros relatos(985)-,0; el escritor presenta una galera de tiposfemeninos que constituyen smbolos vivos de nuestrasociedad. As, la Miguelina de La trinitaria blanca,encarna la frustracin surgida de una prolongada

    (5).-Vase la nota prelminar de La ta Beatriz hace unmilagro, en Teatro, Santo Domingo 1968, p.123.(6).- Premio Anual de Teatro "Cristbal de L/erena".(7).- Premio Anual de Cuento 'Jos Ramn Lpez".

    XVII

  • Prologo

    solteria; la ta Beatriz emerge como la conciencia deuna familia honorable; la Canela del drama Entrealambradas personifica a la prostituta redimida porel amor; la paraltica de "Papeles de Sara" avasalladapor el deseo, es un emblema de la soledad y el

    abandono; y la vieja meretriz de "Laura en sbado"se yergue como ejemplo de la purificacin a travsdel dolor.

    Los personajes de este magnfico dramaturgo ymaestro de la narrativa nacional intentan sobreviviren medio del fuego cruzado entre los prejuiciosfamiliares y la intransigencia de un ambientedemasiado cerrado que no hace concesiones deninguna especie. El dilema, tanto del teatro como delos relatos y noveletas, podra resumirse as: laimposibilidad del ser humano para abrirse paso enun medio estrecho donde escasea la verdaderalibertad de conciencia y de espritu.

    La dcada de los setenta fue realmente fecundapara el poeta. Investig en nuestros campos todocuanto pudo sobre el folklore, y de esa indagacinsurgieron sus Adivinanzas dominicanas (970), yConocimiento y poesa en el folklore (971), librospublicados mientras se desempeaba como Directordel Instituto de Investigaciones Folklricas de laUniversidad Nacional Pedro Henrquez Urea.Haba acumulado materialpara un libro de cuentospopulares, pero los datos se dispersaron luego de susalida del Instituto, desvanecindose as laposibilidad de preservar ese tesoro popular reunidocon tanto esfuerzo a lo largo de aos de ingentelabor investigativa.

    XVIII

  • Jos Alcntara Almnzar

    La obra Adivinanzas dominicanas, considerada lams extensa de Amrica, fue calificada como indis-pensable por el folklorista norleamericano Ralph E.Boggs, debido a la riqueza y rigor cientfico de lamisma.

    En 1970, el autor fue nombrado Miembro deNmero de la Academia Dominicana de la Lengua,correspondiente de la Espaola. Dos aos ms tardepublic, en colaboracin con Lupo HernndezRueda, el primer tomo de la Antologa panormicade la poesa dominicana contempornea, 1912-1962,obra que establece una rigurosa tabla de valores denuestra poesa, y cuyas notas, ms que simplescomentarios a los textos reunidos, constituyenverdaderos ensayos interpretativos que sentaron lasbases para posteriores estudios crticos.

    Pero el ao ms imporlante para el poeta en esadcada fue sin duda el 1974. La noche del 22 defebrero pronunci su clebre conferencia en laBiblioteca Nacional, bajo el ttulo de "Claves parauna poesa plural", dejando inaugurada una nuevaetapa en la literatura dominicana. El Pluralismonaci del talento creador de un artista integral quehaba comprendido que nuestra literatura se hallabaempantanada y que la nica manera de sacarla desu marasmo era resolviendo sus problemas a travsde una renovacin de procedimientos escriturales.

    El Pluralismo, movimiento de vanguardia en elque hay ecos de otras corrientes literariasuniversales, naci para vincular la poesa con sufuente primigenia, la msica, y ah reside suoriginalidad. Fue un movimiento integrador en el

    XIX

  • Prlogo

    que se dieron la mano tradicin y modernidad,originando una poesa de nuevos alcances fonticos,emocionales y rtmicos. El Pluralismo -cuyosantecedentes ms cercanos los encontramos en losca/igramas de Apo/linaire, la poesa concretabrasilea y los aportes poticos de Octavio Paz-surgi para liberar al verso de la paralizacin enque lo haba sumido la prctica rutinaria de lapoesa lineal. El autor cre una especie depentagrama potico -o bloque, como lodenomin-, constituido por elementos grficos ysonoros que permiten cadenas de asociaciones demltiples significados. Las palabras, a su entender,son clulas polismicas capaces de generar infinitasposibilidades combinatorias. El poema, en el contextopluralista, no se estructura a partir de la razn nidel sentimiento, sino del lenguaje. por medio de unacorde generador.

    En 1975, el autor public Con el tambor de lasislas. Pluralemas, obra de enorme impacto que recogelas primeras experiencias pluralistas, a las que tantodeben muchos poetas dominicanos de las ltimaspromociones. Al ao siguiente vio la luz Por losmares de la dama, libro esencial en la trayectoriadel autor. por la calidad y diversidad de los textosreunidos. y por la armoniosa integracin de poemasexperimentales, con muchos otros que prueban lamadurez de su poesa de siempre.

    En ese libro extraordinario figura elpoema "A laluz de las Crnicas", en el que su autor nos ofrece unaadmirable versin del hallazgo de Cristbal Coln. Enel poema, Coln es protagonista y narrador de su

    xx

  • Jos Alcntara Almnzar

    propio infortunio. Su testimonio es un recuento deaventuras y vicisitudes en tierras del Nuevo Mundo.En el asPectoformal hay que sealar lafidelidad a lascrnicas, rasgo que se constata en el empleo dearcasmos, tecnicismos y expresiones tomadas deaquellos documentos. Algo particularmentesignificativo ocurre en el canto qUinto: en l se cuentala introduccin del idioma espaol en las islas, lafabulosa aventura de nombrarseres y cosas. Es decir,se pone de relieve el carcter creador de la palabra.

    Por los mares de la dama contiene tambin laseccin "Materia del amor" -que da ttulo a estaantologa-, en la que Rueda confirma que es unpoeta que canta a la sensualidad, el amor, el deseo,la angustia de los seres solos y desamparados. Estambin un poeta obsesionado por el exilio interior,la indefensin de los olvidados. En "Criaturas al sol"insiste en esa soledad medular a que estncondenados los seres humanos. El poema se iniciacon un verso elocuente: "Nada tenemos". Somoscriaturas olvidadas, dispersas en un mundo dondeDios est ausente. En la parte subtitulada "Visionesde la tierra" reaparece Monte Cristi, smbolo delabandono en que estn sumidos muchos pueblos delinterior del pas y la deseSPeranza en que se hallaninmersos sus habitantes.

    Aunque se trata de un poeta que posee unadescarnada visin de la sociedad y de su tiempo, yque ha sabido captar como pocos la tragedia de unpueblo enfrentado a la injusticia y la humillacin,vctima de carencias y deformaciones terribles, suobra va ms al/ de las frmulas en boga y abarca

    XXI

  • Prlogo

    un amplio registro de facetas, con soluciones fonnalesque van del soneto al experimentalismo ms audaz.

    Es la suya una poesa que, lejos de todo programa,consigna de partido o alquimia de laboratorio, buscallegar a las esencias mismas de ese misterioso quehacerde alcance insospechado, que ha sido una de susgrandes pasiones vitales.

    En 1979 apareci Las edades del viento/8) obraque incluye sonetosy otros textos escritos muchos aosantes, como ocurre con "Los caminos y el grito ",seccin en la que retoma el aliento metafsico de "Lacriatura terrestre"para darnos su nocin delpecadooriginal, la bsqueda del padre, la ausencia de Diosen momentos cruciales. Lo religioso en la poesa denuestro autorest marcadopor imploracionesy quejasamargas, por un sentido de culpa delpecado originalque se repite intenninablemente. Los seres humanosviven en un mundo convulsionadoporlasguerras. Ladesunin, el desamory la muerte son envueltospor elviento, que arrastra consigo incluso los alaridos de losque sufren y la pestilencia de la carroa, el vahoparalizante de los muertos insepultos

    En "Qu vamos a hacer con la belleza"y ''Palabraspara rehacer el mundo ", tambin incluidas en Lasedades del viento, asistimos a un contacto con elmundo cotidiano, sus rutinas y ceremonias. Lapoesa queda invadida por el signo de nuestrotiempo, especie de caos donde la prisa y el hasto semezclan hasta embotarnos. As, el poeta da cabidaa todas las expresiones del mundo actual. Sus textos

    (8j,- Premio Anual de Poesa "Salom Urea de Henrquez".

    XXII

  • Jos Alcntara Almnzar

    nos aproximan a realidades desagradables peroverdaderas: un accidente areo, la muerte de un amigo,el arrePentimiento que produce la hartura en unasociedad donde camPean el hambre, la pornografia yla conupcin.

    Rueda se enfrenta a la tradicin potica y,negndola porque la conoce, se apresta a construirun nuevo concepto, una nueva forma de expresin.Por eso, en "Palabraspara rehacer el mundo ': la poesadeja de ser un reflejo ntimo de las cosas, paraconvertirse en un medio adecuado para hacerlas.

    Lospluralemas quefiguran en la ltimaparte dellibro confirman que elpoeta segua trabajando sobrelos postulados de sus "Claves para una poesa plural"sin que ello implicara un abandono de otras vas deexpresin. En esa parte hallaremos dragramas,descomposicin de elementossilbicos, combinacionesy permutaciones que son un verdadero reto a laimaginacin del lector,

    La culminacin de la obra de Rueda estcontenida en Congregacin del cuerpo nico, querene todas las claves de su poesa, mediante unaexpresin que gana cada da en profundidad ypeifeccin formal. Ah estn, llevadas a los lmitesde sus posibilidades, sus preocupaciones por el serhumano y su destino, las ldicas travesuras dellenguaje, las mscaras como smbolos de laambigedad, la apoteosis y desacralizacin delcue1po, y ese recuerdo siempre vivo de la provincianatal y de su gente.

    La primera parte del libro, "Hombre del pas deNadie", propone una exploracin de los abismos del

    XXIII

  • Prlogo

    subconsciente y las fabulaciones del sueo, recursoque pennite traer a la pgina, una y otra vez, losaspectos ms elocuentes de una realidad interiorque se afinna y se niega de continuo. La atmsferade los poemas se ha logrado a base de oposicionesdialcticas, tesis y anttesis enfrentadas para produciruna sntesis que de inmediato se transformanuevamente en tesis que busca su contrario. Sepersigue a Nadie que se llama Alguien ("Nadie''),alguien del pas de Nadie, situado en el mar deNunca ("Referencias''), alguien cuya existencia esuna demostracin de su propia "imposibilidad deexistir" ("Nadie'').

    La tensin dialctica reproduce los significados,disgrega las unidades para convertirlas en mltiplesfragmentos que se disparan al infinito. Se va de laignorancia al conocimiento, de la nada a laexistencia y viceversa. La incertidumbre preside lareflexin: el hombre es uno y muchos, uno siempredistinto, uno y ninguno. La memoria es"contradictoria y discontinua" y se duda inclusodel propio existir. Acaso no seamos otra cosa que unreflejo del sueo ajeno, pues, como dice el poeta: "Esposible que en alguna parte Alguien me estsoando" ("Nuevas referencias'').

    En "Mscaras'~ la visin nocturnal se enriquececon la presencia de un nuevo elemento: la mscara,representacin festiva o trgica del mundo, rostropolivalente que adquiere significaciones distintas encada antifaz, instrumento de seduccin con el quetratamos de asumir otras identidades sin perder lanuestra.

    XXIV

  • 1.- El poeta, en su etapa chilena.

  • Prlogo

    Los poemas de esta parte proponen diferentesinterpretaciones de los enigmas existenr:iales.- w travsde pesquisas sobre la mscara y sus posiblesimplicaciones. Pero siempre queda unainterpretacin adicional a cargo del lector, que debecontinuareljuego de la bsqueda sinfin. El submundode la noche acoge el encuentro de atormentadossonmbulos -seres sin rostro posedospor el deseo- ymscaras que ofrecen sus encantos marchitos, suscarnes ajadas por el forcejeo y el trficoindiscriminado.

    En "Todos los cuerpos" -seccin admirableporsucoherencia temticoformal-, la pasin erotica es unmedio de conocimiento, una va para abordarproblemas de ndole espiritual. No por casualidadabundan las combinaciones binarias:placery dolor,luz y sombra, furor y xtasis, memoria y olvido. Elobjetivo primario sera el cuerpo, encarnacin de lomaterial aqu en la tierra. Pero las implicacionesespirituales de la condicin humana constituyen elfin ltimo. Materia y espritu en acciones recprocas,retroalimentndoseyfundindoseen una sola unidad.

    La desnudezsepresenta comosmbolode lasdeliciasdel paraso, plenitud de los sentidos en contacto,aproximacin de los contrarios simbolizados en elnacimiento y la muerte. Salimos desnudos del teromaterno y desnudos vamos hacia la noche sin trminoque nos acoge.

    En el poema que lleva por ttulo "Congregacindel cuerpo nico" se replantea la unidad de loscontrarios que forman el cuerpo y el alma. Estamoshechos de la confrontacin de los opuestos y por ellos

    XXVI

  • Jos Alcntara Almnzar

    VIV,mos y zozobramos en un mar de deseosinterminables. Pero como el alma representa el msall, las maravillas de algo eterno que empieza en losbrumosos alrededores del futuro, uno se aferra alcuerpo como nicaposibilidad de asir elpresente conlas manos.

    Lospoemas de "La palabra y su sombra" ilustranla concepcin potica del autor, para quien "laspalabras son clulas polismicas que derivanconstantemente hacia nuevas formas de vida "f9) En"Introduccin al libro ", por ejemplo, encontramos laidentificacin de unproblema de escritura. El hombrees la palabra convertida en libro y, a su vez, lapalabra es el libro transformado en hombre que sebusca a s mismo infructuosamente, o, hallndose alfin, descubre que es el de siempre. En el acto deescribir intervienen diversosfactores, pero la escriturasersiemprebsqueda, "memoria"o "invencinpura':descubrimiento de lo ignorado u olvidado en untiempo sin lmites.

    Como su ttulo sugiere, la seccin "Testamentoabierto" rene un puado de textos de carcterconfidencial, una seleccin de poemas escritos endiferentes etapas de la vida del autor, que sealan notanto un peifil autobiogrfico como una serie devivencias significativas que van de lo ntimo -con sucarga de nostlgicas remembranzas-- a lo exterior,esa zona de confluencia entre la ms recndita

    (9).- Citado porJos Alcntara Almnzar en Estudios depoesa dominicana, Santo Domingo, Editora Alfa & Omega,1979,P333.

    XXVII

  • Pr/ogo

    privacidad y el mundo que nos rodea.La memoria juega aqu un papel primordial: se

    hilvanan hechos que de algn modo ocurrieron y delos que ahora tenemos una visin nica,metamorfoseados por las imgenes poticas. Elrecurso de la memoria permite escalar instancias deorden moral, intelectivo y esttico, pensar el mundoy pensarse poniendo al desnudo interioridadesprofundas.

    (~ la msica. Meditacin ante el piano" es otropoema de vivencias ntimas. La prolongadainteraccin con el piano suscita en el poeta hondasreflexiones sobre su oficio de msico. El estudio de lasmanos y el instrumento, aparte de su valor intrnsecopor los matices que recoge, se ve enriquecido por elestudio de la interpretacin, que no es otra cosa queun esfuerzo no siempre premiado, un ejemplo deenerga que a veces se transforma en belleza. Losancianos mencionados en el poema son los grandescompositores de todos los tiempos, encabezados porese Beethoven admirado y temido que exige rigor yperfeccin. La bsqueda de la verdad se traduce enbelleza. Triunfar significa recrear lo que esos padresvenerables compusieron.

    En "Los das permitidos", ltima parte deCongregacin del cuerpo nico, se reiteran algunasvivencias de ndole autobiogrfica, pero predominanlas impresiones del viajero imaginario y del viajeroreal, las evocaciones de un poeta que ausculta losritmos vitales de la existencia en la naturaleza y losobjetos circundantes. En ninguna otra seccin dellibro cobran tanta trascendencia los objetos comoentes cambiantes dentro de su aparente inmovilidad.

    XXVIII

  • Jos Alcntara Almnzar

    El poema "Ritos cotidianos" no slo constituye unaexcelente muestra de humanizacin de los objetos,sino la seal de interaccin entre el ser humano ylas cosas que le rodean.

    La obra literaria de Manuel Rueda siguecreciendo e imponindose en nuestro mediocultural. Actualmente est trabajando en lapublicacin de su Obra potica completa hasta 1993y tiene listas para su publicacin la crnicaBienvenida y la noche, que sin duda atraer laatencin del pblico porque versa sobre elmatrimonio de Rafael Leonidas Truji//o conBienvenida Ricardo en Monte Cristi, a fines de losaos veinte; el drama en dos actos Retablo de lapasin y muerte de Juana La Loca, que a mi entenderhar historia en los escenarios donde se presente,por la calidad excepcional del texto y la solucindramtica que ha conseguido el autor; y Lasmetamorfosis de Macandal, extenso poema en que elmito siroe para profundizar en los conflictos y lacrasms urticantes de la sociedad dominicana.

    A lo largo de casi tres lustros, el poeta, en sucondicin de Director del suplemento Isla Abierta, delperidico Hoy, ha venido publicando, bajo el ttulode "Una Voz", sus trabajosPeriodsticos, que contienenlas palpitaciones culturales de nuestro pas.Prcticamente nada ha quedado fuera, desde lamsica y la literatura hasta las artes plsticas y losacontecimientos teatrales. El folklore, la crticaliteraria, la poesa y la narrativa de la mejor estirpese alternan con reflexiones sobre la idiosincrasia delos dominicanos, as como entrevistas imaginarias ycomentarios diversos.

    XXIX

  • Prlogo

    Por sus decisivas contribuciones a las letrasdominicanas durante toda una vida de fecundalabor, Manuel Rueda recibi el Premio Nacional deLiteratura 1994, concedido por la Fundacin Corripioy la Secretara de Estado de Educacin, Bellas Artesy Cultos.

    Esta antologa potica de Manuel Rueda, tituladaMateria del amor, forma parte de la coleccinBiblioteca Dominicana Bsica, dirigida por el escritorPedro Vetgs. La obra recoge los textosfundamentalesdel poeta, ordenados cronolgicamente, de acuerdocon las fechas de publicacin de sus libros, lo cualpermitir seguir la evolucin del autor durante casimedio siglo de creacin potica.

    En el apartado de Las noches se incluyenalgunos sonetos que no figuran en el libro de 1949,ni en la reedicin dominicana de 1953. pero quecorresponden a la misma serie, como es el caso de"Agua de vida" y "Visin" que aparecieron en laspginas del suplemento Isla Abierta. De igual modo,se incluyen al final de la antologa cinco sonetosque, bajo el ttulo de "Laberinto para Pablo Picasso ",fueron escritos por el autor en 1992, despus de verla "Suite Vollard", del gran pintor espaol, exhibidaese ao en Santo Domingo.

    Creo que esta seleccin potica contiene no slolos textos ms representativos del autor, sino tambinlos mejores. Despus de recorrer rpidamente la lIiday la obra de ese gran artista de nuestro pas y delmundo de habla hispana que es Manuel Rueda.slo me resta inllitarte a recorrer su uniuerso poticoen las pginas que siguen.

    Santo Domingo, abril de 1994.

    xxx

  • Jos Alcntara Almnzar

    BIBLIOGRAF/A ACTIVA

    las noches, Santiago de Chile, Separata de la revistaAtenea, Universidad de Concepcin, Tomo XCII, 1949;Ciudad Trujillo, Coleccin La Isla Necesaria, 1953.

    Trptico (en colaboracin con Inna Astorgay VctorSnchez Ogaz), Santiago de Chile, Tipografa Chilena,1949.

    la criatura terrestre, Ciudad Trujillo, ColeccinPensamiento Dominicano No. 14, 1957.

    Teatro (incluye La trinitaria blanca, la ta Beatrizhace un milagro, Vacaciones en el cielo y Entrealambradas). Ediciones de la Sociedad de Autores yCompositores Dramticos de la RepblicaDominicana, Santo Domingo, Editora del Caribe, C.por A., 1968

    Adivinanzas dominicanas, Santo Domingo,Ediciones de la UniversidadNacional Pedro HenrquezUrea, Editora del Caribe, C. por A., 1970.

    Conocimiento y poesa en el folklore, SantoDomingo, Ediciones de la Universidad Nacional PedroHenrquez Urea, Impresora Arte y Cine, C. por A.,1971.

    Antologa panormica de la poesa dominicanacontempornea, 1912-1962, Tomo 1 (en colaboracincon Lupo Hernndez Rueda), Santo Domingo,Ediciones de la Universidad Catlica Madrey Maestra,No.12, Editora del Caribe, C. por A., 1972.

    Con el tambor de las islas. Pluralemas, SantoDomingo, Editora Taller, C. por A., 1975.

    Por los mares de la dama. Poesa 1970-1975, Santo

    XXXI

  • Prlogo

    Domingo, Amigo del Hogar, 1976.La prisionera del alczar (leyenda histrica),

    Santo Domingo, Amigo del Hogar, 1976.El rey Clinejas, Santo Domingo, Editora Alfa y

    Omega, 1979.Las edades del viento. Poesa indita 1947-1979,

    Santo Domingo, Editora Alfa y Omega, 1979.Papeles de Sara y otros relatos, Santo Domingo,

    Ediciones del Voluntariado de las Casas Reales, EditoraCorripio, 1985.

    De tierra morena vengo (en colaboracin conRamn Francisco; ilustraciones de Ramn Oviedo yfotografas de Wifredo Garca), Santo Domingo,Sociedad Industrial Dominicana, Amigo del Hogar,1987-

    Congregacin del cuerpo nico, Santo Domingo,Editora Corripio, C. por A., 1989.

    BIBL/OGRAFIA PASIVA

    Alcntara Almnzar, Jos, "Manuel Rueda", enEstudios de poesa dominicana, Santo Domingo,Editora Alfa y Omega, 1979, PP,J13/344.

    ''Manuel Rueda y loscaminos de la poesa ", en Los escritores dominicanosy la cultura, Santo Domingo, Ediciones del InstitutoTecnolgico de Santo Domingo, 1990, pp. 19/51.

    Cspedes, Digenes, "Paragramatismo yPluralismo ", en Escritos crticos, Santo Domingo,Editora Cultural Dominicana, 1976, pp. 159/172.

    XXXII

  • Jos Alcntara Almnzar

    Cocco-DeFi/ippis, Daisy, "La praxis de ManuelRueda o el poema como producto de la relacinintertextual", en Estudios semiticos de poesadominicana, SantoDomingo, Biblioteca TallerNo.178,Editora Taller, 1984, pp. 132/133.

    Hernndez Rueda, Lupo, "Del verso libre a laabsoluta libertad. El Pluralismo o Integralismo", enLa generacin del 48 en la literatura dominicana,Ediciones de la Universidad Catlica Madrey Maestra,No.58, Santo Domingo, Amigo del Hogar, 1981,pp.222/224.

    Inchustegui Cabral, Hctor, ''El tiempo, la muertey la poesa", en De Literatura dominicana siglo XX,Publicaciones de la Universidad Catlica Madre yMaestra, No.6, Santo Domingo, Amigo del Hogar,1968, pp.25/33.

    Pia Contreras, Guillermo, "Manuel Rueda ",captulo 7 de Doce en la literatura dominicana,Ediciones de la Universidad Catlica Madrey Maestra,No. 62, Santo Domingo, Amigo del Hogar, 1982,pp.157/173.

    Rosario Candelier, Bruno, "Gnesis mitognicaen 'Con el tambor de las islas''', en La creacinmitopotica. Smbolos y arquetipos en la lricadominicana, Ediciones de la Pontificia UniversidadCatlica Madre y Maestra, No. 130, Editora Taller,1985, pp. 209/240.

    Valdez, Digenes, Del imperio del caos al reino dela palabra (Ensayo), Santo Domingo, Ediciones de laBiblioteca Nacional, Coleccin Oifeo No. 76, 1986.

    XXXIJI

  • Materia del amor

  • DELAS NOCHES

    (1949)

  • Manuel Rueda

    lA NOCHE ALZADA

    Urdido soy de noche y de deseos.Qu negro resplandor, qu sombra huraapreludian mi nacer! En una entrat\ade oscurecido asombro me paseo.

    Buscador del contacto, lo que creovive en mis dedos como pura hlllaftlide ciego amor ycuerpo que no dflaadolesctnte 81~ntpre ~ft 8" t~.

    Cbtl. tifi ruOOt temido, con un miedode encontrarme la cara y la medidadel ignorado espacio en donde ruedo

    justa en la luz y a su verdad ceida,alzo mi noche -todo lo que puedo--ya sintiendo llorar mi amantlCldll.

    5

  • Materia del amor

    CENA

    Intimidades falsas, casi crueles,con tristes remolinos a la vera.Sin paterno fulgor de cabeceraolvidando blancura los manteles.

    Alimentos que adulan, siendo fieles.La tibieza, la loza, la madera,en una prontitud que se adinerasealada de anuncios y carteles.

    Paladar dirigido, olfato al tanto.Una sal ebria y un confuso aceitese desliza regando la miseria.

    Duele despus revuelta en desencanto,negadora del ltimo deleite,por la penumbra gris la mesa seria.

    6

  • Manuel Rueda

    FONGRAFO

    Suena. Fulge el espacio y da notoriavida a su oscuridad de objeto. Grisesrincones fluyen. Relieves. Maticesconcretndose en duda y vanagloria.

    Gira el disco. l es la nica historia.Patria audible, sus msicas felicessurgen de antao a eternizar racescomo rboles de pie por la memoria.

    Pasados y futuros en ahora.Siempre el mismo presente en esa agujallena de un tiempo que huye y enamora,

    que circunda pensndose y me piensa.Triunfo de lo sonoro. Se dibujala eternidad. Ya calla. Recomienza...

    7

  • Materia del amor

    ELSEDUcrOR

    Te oigo bajar de noche las escalasdisfrazado de arcngel, en pendientepor el aire, mi herencia de inocente,donde sin yo notarlo t me exhalas.

    Te oigo entre bajas fiebres, entre galasde arpados instrumentos en que mienteel sonar, vuelto lgrima y presente,como un cielo sabido sin sus alas.

    Velado robador entrado al pecho,ensombrecida imagen que conspiracon redondeado torso y blando lecho,

    slo s que enceguece el que te miray trocando por muerte el don eternoglorifica, tenindote, el infierno.

    8

  • Manuel Rueda

    NGEL DEVUELTO

    Oigo bajar tus pasos anhelantesen el aire otra vez en donde morami exhalacin, trada por la auroraa estremecer tus alas vacilantes.

    Bajas hasta tocar con tus brillantesalas el centro impuro de mi hora,formas fras de un fuego que enamora.Vienes a m perdido como antes,

    prncipe del deseo temeroso,a reinar en la sombra, en las esquinasprofundas, hecho tacto numeroso.

    y slo tu halo queda, tu insistenciagrcil flotando aqu, plidas ruinasen el umbral que anula tu presencia.

    9

  • Materia del amor

    PAUSA

    Duerme. Duerme. La fuga de su idalo reduce al aliento, al labio inciertoque lo dormido abrevia en lo despiertode una furia lejana y eludida.

    Cuerpo esclavo de blanda sacudida,como piedra al envo de lo muertosimulado en un mar, mas a cubiertola limpia sien, el alma sucedida.

    En lo alto el ornamento que lo sellaen luces de recientes ataduras,piedra que funda en pjaro su huella.

    Vuelve a nacer intacto, nunca inerme.Convalece de s, de sus alturas.De ese dolor de ser en que se duerme.

    10

  • Manuel Rueda

    11JiIlM Y .QE,Q.

    Recostado en tu vientre, casi a florde piel oigo el trabajo de tu entraa,un callado aletear en la maraasecreta donde es puro surtidor

    tu sangre. Oigo el latido en tu interior,el chorro ardiente que tus centros baay en el combado espacio se restaadando al deseo meta de frescor.

    Asida te oigo al respirar. Yo sientola luz de un sol que labra tus hechizospunzando el claustro de tu vientre en celo.

    y eres vida, mujer, furia y lamentoen gestacin de nuevos parasos:tierra trabada en lucha con el cielo.

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  • Materia del amor

    ELMAIDrrO

    -"Cuelgan bellas serpientes de las ramasy da grietas temibles la maderacuando el hombre me invoca en tolvanerade polvo impuro y crepitar de llamas.

    Visin de sus espejos, en las tramasdelgadas de los sueos soy la fierade dulce amor y parda calavera.La fiebre sube, tensa, de las camas

    al cielo cejijunto. Al hombre sigo,toco cmbalos negros de perezay a su lado, con aire de realeza,

    surto un rojo licor por el ombligo.No valen contriciones. Su cabezarueda, ciega, a los hornos del castigo".

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  • Manuel Rueda

    DELIRIO PRIMERO: DIABUCO

    Oh, cuando el da ms temible asoma,garras y vuelos, y tu cabelleratrenzndose a la luz roja, postrera,huye sin ti, tras el sangriento aroma;

    cuando te es enemiga la paloma,hostil el suelo de agria primaveray el costado del hombre una laderade cuerpos y fatigas; cuando toma

    tu sangre el curso de otras sangres muertasy se oye en el desierto tu castigogoteando arenas por destruidas puertas;

    mientras su paso avanza el Enemigo,las rutas de la furia, cun abiertasdejas, oh t, para volver conmigo!

    13

  • Materia del amor

    MUERTE EN DESVELO

    Te he conocido aqu, muerte, en el lechodel amor. "Tu verdad es lo que apuro"cuando me tiendo, ansioso e inseguro,sobre el vivo reclamo de otro pecho.

    Me sostengo, me estiro, me aventuroen un bosque gemelo, y al acechosiempre vas, vigilante en el estrecholmite del abrazo con lo oscuro.

    Muerte diaria y celosa, he conocidotu poder, si interrogo luego y veloesa carne que se hunde en manso olvido.

    y s que no hay respuestas. El desvoque da el sueo eres t, muerte en desveloque ahora ocupas mi lecho ya vaco.

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  • Manuel Rueda

    DIMINUTO VERDOR

    Diminuto e! verdor... Pero l esperadebajo del terrn la maravilladel dios que nacer, vivo en la arcillaimprobable de alguna primavera.

    Verde que se da al sueo y es maderade bosque y es la voz en la semillaque presiona y es fuerza que se ovillahecha mie! en e! centro de su cera.

    Verde que al fin, cedindose al lamentode la tierra con sed -tierra violentaen cuyos filos ptreos sangra el viento--

    logra ascencin en savias con sonidoy estallando en la gota que lo inventapone a vivir su rbol conmovido.

    1S

  • Materia del amor

    FRUTA

    Su redondo equilibrio es quien la mueve.Su hoja quien la cie de una ausencia.Como de flor, exacta es su presenciadonde a tocar el aire no se atreve.

    El color encendido, el fulgor breve,el pensativo asombro de su esencia,todo pende hecho carne y hecho ciencia,paraso que labra el tallo leve.

    Ella est ah, hechura de su goce,lejana para el hombre, en tierno ajustede peso y forma, sosegada al roce

    de una luz casi pulpa que se vuela,muy lejos de una boca que la guste,muy lejos de un olfato que la huela.

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  • Manuel Rueda

    AGUA DE VIDA

    En orilla y orilla el agua ciega,el agua tambaleante, el agua rota,el agua que se encrespa y se alborotay que cayendo siempre nunca llega.

    El agua que imperiosa no se entregay recela hasta el fondo de su gotay endurece su azul y se hace ignotay slo Dios encima la navega.

    Baj al agua y el agua en cada orillase pulsaba en la sbita querellade cielo y mar. El agua que nos brilla

    en plenitud de ser y nos reclama.Agua que va a la gracia y se adoncella.Agua que va al amor y nos derrama.

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  • Materia del amor

    VISIN

    Dnde se gesta tu belleza? Dimeen qu lugar de ti brota y se espaciatodo lo que se vuelca, forma y gracia,sobre tu cuerpo en oro que redime.

    Si es lgrima, tal vez, dnde la exprimetu carne, que de vida no se sacia,si velada la voz, la crencha lacia,vuelta esplendor en tu belleza gime?

    Solitaria te quedas, casi esquiva:una estatua de carne pensativaen el vrtice puro de un empeo,

    oyendo en tus tinieblas interioresese enigma que te hace, toda floresen el jardn sin nadie de tu sueo.

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  • DELA CRlAWRA TBRRBSTRE

    09(3)

  • Manuel Rueda

    LA CRIAroRA TERRESTREA mi madre

    Alguien supo mi nombre, antes, mucho antesde que naciera yo. Alguien sabade m cosas que an sigo ignorandoperdido como estoy entre mi sueoy este ilusorio amago de conciencia.Mucho antes de mi carne algn temblortocaba mis sentidos solos, quietosen la infinita esencia de luz mixta.Como un perfume al aire, as me ergua.Como msica al tiempo, as me daba.Como esplendor a soles prometidosme entreabra y sangraba, sujetandomis mpetus, mis formas, mis palabras,neto en la ciencia de lo bien amado.Rayo sobre la copa remecientey cabeceante, ntima de siesta,flecha que en el silencio disparadaiba a dar en un blanco de manteles,de fruta, pan y besos, de quietudesdominicales donde el perro erala dejadez del ser en su descanso.Como un fino bordn la abeja, el vuelotaladrador de moscas y cigarras.Orquesta silenciosa como el sueovago de los sonidos verdaderos.Un redoblar del agua, unos violinesde recatado fuego verde, cantosy olas a ese fondo del mar grave

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  • Materia del amor

    que suena detenido en el azulprofundo, en la velocidad profundaque no mueve siquiera ni una gota.Msica y siesta. Haba que descenderall, atravesar aquel silenciopalpitante y caer entre sus redescomo un pjaro ms o una dolientesemilla que estallara en carne y oro.y ca sobre un vientre. Era la esposael surco, la mujer, la red y el lazo,el silencio profundo y convenido,la msica entreabierta y empinndoseen el tiempo, la primavera en vuelo,en avidez de copas y arreboles.Era la madre, la quietud sagradade un recinto cuyo arco lo hace el cielo,las claras, religiosas galerasdonde la rosa huele y huele el trbolmarino, y palpa el aire con delicialos intocables muros, los telaresligeros que grabando algunas letrastiemblan de m, me encierran en sus hilos,cogen mi corazn con sus colores,un dolor que era mo desde antescuando aquellas agujas me sangrabanen el espacio puro y prometido.Entonces me apoyaba en algn hombroy miraba, con alma desoladay vida, aquella carne que esperabami huella, ese conjuro de varnque iba a empinar la tierra misteriosahasta entregarle el cielo o esta ausencia

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  • Manuel Rueda

    triste y sin bordes que ya he sidoantes de m y ser despus de todo.Te visitaba, madre, te escoga,bendecida entre todas las mujeres,y te tocaba el nudo de la gracia,los pesados silencios donde un astrode sangrienta dulzura se acendraba.Te recorra dentro, fuera, dentro,daba palpos a sedas interiores,embestidas en dulces galerasde rumor y de esencia. Como frutosguardados en bandejas de alabastro,como tierra abonada a los sonidos,as oa lades en corrientesde plata reclinados. Y volcanesserficos: toda la geologa,los perfiles del astro, el mar, el mar,meciendo tu riqueza de navoque no arriba, que mece, que es caderaazul, que es pecho azul, que es muslo azul,gil sobre otro muslo tembloroso.Esa eclosin del agua, esa praderade diamante que late, esos espesosfondos donde la luz es el esfuerzode la velocidad y de la sombraen un ltimo golpe de premura,han espesado el germen hasta el grito,hasta tallar el hueso, el esqueletoamargo. All es dureza la distancia,blancura el mpetu de la gaviotay la ola quietud, vuelo, esperanza.Oh esqueleto del mar, blancor intenso

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  • Materia del amor

    y escondido! Oh mar, de ti salacomo los viejos fsiles, a hacermeuna carne a la luz grata del cielo,chorreando gotas claras y veloces.y otra vez las bodegas, los silencios.y entonces los ramajes, el arribofrutal, las bendiciones. y el esposollevndote, hacindote ms plenaslo con la mirada, con la vozque escurra a tus pechos como mieldorada, apresurndote con vagascaricias, mientras duermes. S, dormidacon claridad y respirando al bordedel da, hecha de carne que no cesa,mientras tu vientre es alto territoriocruzado por los sueos en bandadas.En esa hora, all, yo estoy despierto,retiro algunas hojas, me incorporoy siento que estoy solo, que no hay nadiejunto a m y que me han dejado a oscurasen un mundo de cscaras, de sangre,de tenebrosos muros visceralespor los que trepo en vano, me revuelvo.Duermes? La soledad me coge el alma.El secreto es el signo del que nacey ahora, mientras doy en una puerta,mientras duermes, mientras la frente elevo,me preparo a vivir, a ser lo solo,a establecer mi ruta con los puosenormes y los ojos enclavadosen lo alto, sintiendo cmo callatu carne, cmo cielo y tierra callan

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  • Manuel Rueda

    mientras vaya nacer, quedar, morirme.Porque s que alguien llama, que alguien velallamndome, ponindome unos nombresamistosos. Le temo, pero a l llego.Bajo su fuerza estoy. No lo conozcopero s que l me sabe aqu, me esperacon los brazos desnudos, verdaderos!Dar el hombro a las rfagas: nacer.Pasar por entre un cerco de doloreshasta dar con la luz. Alguien cantabay lloraba. Me izaban a la vidacon vendas, me extraan de la tierracomo a una piedra dulce y soolienta.Levantaba los brazos y era el cielo,los follajes secretos que entreabrande pronto sus caminos donde sloyo pasaba, absoluto, sin recuerdos,ceido a una tormenta, a un confusorevuelo de cobijas y relmpagos,anegado en la sangre y en la leche,buscand con los pies la santa tierraque me haba subido por los poroshasta darme el sabor que haba en mi lenguaantes de todos los sabores, antes,como lo que me sube en una ole::dade verdad cuando canto y estoy solo,y amo y me olvido y canto y busco al hombrepor su olor y llevndolo a mis labiossiento que me completo, que era esolo mo, mi sabor, la tierra entera.Ese sabor lo traje. Fueron luegolos alimentos. Fue la luz primero

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  • Materia del amor

    junto al sabor a leche, sangre y miedo.Junto al sabor de tierra que ya habaen mi boca nutrido, fue el hallazgode la luz y la leche en los mellizosvasos que en el amor se rebosaban.y me aprend. la vida en aquel blancorodo paladeado, gbta a gotaextrayendo delicia de pezonesadoloridos, hondos recipientespor mi voracidad trizados, cuencosque perdieron belleza entre mis labios.Brazos me levantaron e hice el viajecantado, sostenido, aupado, en ruedade parientes, de un valle a una montaa,de un regazo a otros senos respirantes,pataleador, ligero, amonestadopor varones barbados, por mujeresque dejaban caer en mis orejasfrases de amor, palabras desvadas,cual si quisieran penetrarme pronta-mente, marcarme con sus seas, dara mi cuerpo el color de sus afanes.Silabeador, gorjeante, sorprendidoentre tantos conjuros y domsticosritos de buen vivir. Sent a los seresdesde el amanecer, y an dormidos,extendindose en brazos y quejumbres,peinndose sin ojos, slo dedossonmbulos bajando por las greas.Me aprend la palabra y abr el tiempocon ella. Mi poder! El s y el no,las slabas y el mundo conquistado.

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  • Manuel Rueda

    Fui el nombrador de cosas ya nombradas.Vi utensilios y escobas. Golondrinas.Bes el pan y le di mi aprobacina las frutas y sorprend sealesde ternura y suprema connivenciaen las cosas. El orden y el desordeneran bellos. Los rboles estabanen su sitio y dispersos por las casas,escudrindonos, o bien dejndonosun envo de flor en el regazo.Sentame seguro con el perroalIado, y el parral y la distanciaalIado y el buen fuego trabajandoy la piedra en el aire, sin caeran. Era el momento decisivode mirar y decirle a todo "Espera",y de saber cun bueno era que nadanos esperase. Oh mundo renovado!Por dnde estaba el agua entonces? Dndeflua de otros senos ptreos, ella,la arrulladora y gil, la dormidade s, del propio son, de l despertada,donante y gananciosa: aire, luz, suelo,fundidos en el sorbo que nos quemay anonada? De dnde provena,viajera? Huraa y mansa, mas vertiendosu cantinela en viejos tinajonesque exudaban frescura, el agua muertade no ser por la queja de su entraa,por el silbido agudo de sus ecos,su diapasn vibrado por el aire.As el jarro la toca, y qu gemido!

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  • Materia del amor

    Luego le conoc los derroteros,los boscajes y brechas, sus nidalesde emplumado animal que borbotea,sus cavernas que huelen a lucirnagasdonde el cuerpo se pudre si se aquietay donde el pensamiento echa su mohosecular. El silencio es hondo y blandoall, duerme en los vellos secretsimos,hunde el gris en el hueso y lo amedrenta.Llegu entonces al ro de mi infancia.Volv entonces al mar: hombres y barcos,lucha del horizonte con mis ojos.La gaviota y el pez, las blancas velas,los cabeceantes botes (sus vaivenesa flor de agua), cun lentos y vacos!,y el sol duro en la calma fluctuadora.Qu cosa era esperada por la tcitaladera fluvial? Qu entre las rocosasderivaciones y las sacudidasdel oleaje? Alguien deba venir?Si alguien salir, al fin, hacia qu lados?Fue la historia del agua lo que tuve,su secreto temblando en ese vasoprimero, natural, que alguien le dabaa mi garganta cada da. Gocede agua y de canto que mi sed quera.y me puse a crecer junto a las aguas.Algo pasaba sobre m: era el aire.Algo pasaba sobre m: era el tiempo.El cauce apresurado de los hombres,la corriente incolora que los sumeen la noche otra vez, entre los valles,

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  • Manuel Rueda

    en oscuras orillas donde se oyealetear a los monstruos, en caminosdonde los reyes postran su coronayel mendigo se sienta a descansar,a descifrar el viento entre sus ropas.Quin mova la copa de los aos?Hojas negras, doradas, mortecinas.Tardes de primavera entre las hierbasmordisqueadas, avaras estacionesdonde el nio era el nico habitantetropezndose el cielo en sus barreras,a nubes que se olvidan de sus rostrosy se borran con fcil desencanto.Nio solo en el viento que lo arrastra.Nio entre los insectos congregadosy los consejos de la tierra toda,solo y curioso de su mundo, solo,entregndose a flores, bestezuelas,catalogando sus fragantes goces,sus pequeos dolores habituales.Tiene la culpa el viento que lo arrastra.Son ventanas y l mira el torbellinoque inquieta el valle. Mralo acodadoen el alfizar familiar, sintiendoun impulso radiante, una batallade msculos que estrenan su impaciencia,que lo obligan a ver y a resistircon furia, con deseos de entregarsea la ruta, a la hirviente caravanade jvenes, de seres invitantesportadores de rosas y banderas.Fue saber que haba hombres y mujeres

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  • Materia del amor

    diseminados por la tierra, serescon su destino en las espaldas, hijosde los caminos y de las montaas.Fue saberlo y dolerle el coraznal punto. Fue saberlo y contemplarse,tener vergenza de sus languideces,de los leves pauelos y los albostrajes almidonados, del zapatocrujiente y lucidor de los domingoscuando las nias vuelan y sonrenen bandadas de pliegues y oriflamas,picoteando los granos, arrobadasen el ro sonoro que las llevaa crecer entre flores y carmines.Qu era aquello sino la eterna luchapor ser jvenes siempre, por teneraleteando la dicha junto a lmparascrepusculares? La familia enteraempeada en hacernos otro sueloque el de abajo, y los hombres caminandosobre la tierra. Y en la casa aromasde naranja y canela, y los rosalesen las macetas, y el canario piandojunto al piano, y los hombres verdaderossobre la piedra, afuera, a sol y viento,combatidos y duros, con sus llagaslamidas por el polvo y la intemperie.En la casa los ngeles y lejos,cerca, los hombres, las criaturas hurfanas,la criatura terrestre, verdadera...Yo he mirado sus ojos una tardeen que pasaban negros milenarios

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  • Manuel Rueda

    escupiendo y cantando. Los he vistoorinar y tumbarse junto a hembrasoprimidoras, sin saber qu signohacan con sus cuerpos enlazadoscomo tristes relmpagos ansiosos.He mirado a los viejos y a los nios,a los mendigos razonables y a loslocos que piden pan y luego sientenextraeza de aquel pobre mendrugoque les colma la mano, cual si aquellono fuera ms que el cruel escamoteode un tesoro esperado desde siglos.Dime loco, qu miras por detrsde mi hombro? Y el loco mira entoncessu mano acribillada y canta coplas,dcimas que susurran como dardos.Canta y baila entre el polvo que lo acoge.Oh visin de la tierra! Turbio amigoque me has obsesionado desde siempre,danzante de la barba endurecida,piedra que el torbellino resucita,piedra que habla de Dios, de amor, de muerte,piedra que danza en vilo hacia el crepsculo.Quin te ense esa lengua agridulzona?Pedro, Juan o Jos. Piedra te llamo.Eres eterno. Me hablas. Te he escuchado,oh viejo que perduras por mirarmems all de mis hombros de muchachodonde el vaco aullante y silenciosoesperaba mis formas, mis pudores,los ropajes que yo deba quitarmeda a da hasta hacer saltar el hombre,

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  • Materia del amor

    ese habitante dado al desencanto.Yo te siento danzar mientras mi madreme dice que ya es hora de partirel pudn, de atender los invitadosque me ensalzan y aplauden, de dejarmebesar por cuantas madres me conozcan.y la casa se enciende y oigo risas---es mayor el vaco que me encierra-,y all lejos t ruedas, piedra eterna,hacia tu sitio bajo las estrellas.Ese vaco me hizo silenciosoy colrico. Noches hubo entoncesde desazn. Tocbame las carnescon extraeza de ser yo, y distinto,otro abrindose paso con cautela,con miedo de decir: "Este es mi nombre",de proclamarlo, porque no era tiempode abandonar el lecho y de marcharmea la vida, a la mar, al desamparo.Mientras hubiera sueos, duermevelasy parientes alIado, respirandoo aventando con faldas maanerasla oscuridad y los remordimientos,mientras contara el agua sus monedasde plata en las techumbres oxidadasy arrullantes, no habra escape, nuncapodra aquel decirme con denuedo:"Aqu estoy, yo soy ste, caminad,dejad ese sepulcro a los que lloransus muertos y emprended el viaje, ahora."Yo empec a ver el rostro de los mos.Existan. Vivan de morirse

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  • Manuel Rueda

    sobre comodidades extinguidas,sobre almohadones que ya nadie usabay salones cerrados donde, nicohusped, se enseoreaba el polvo, el lentopolvo de la provincia que filtrabapor las paredes con sus alas finasy aquietbase all en los paolonesbordados por difuntas, en los labiosapenas sonredos de los diosesfamiliares: matronas olvidadas,generales valientes cuyos actosde valenta hundironse en la historia.As pasaba el polvo como un pocode olvido ms. Y yo entreabra apenaslos cortinajes para verlos, quietosen sus tumbas de hoy y descubrala muerte turbadora entre sus rostros,la ganancia de un da de existencia.La muerte. Doble muerte. Oh nubladosrecuerdos! Slo a veces estas puertaseran abiertas con sigilo, pocoa poco como si la luz turbasela paz de estas reliquias, como si ellafuera la realidad temida. Entoncesse quedaban los vivos y los muertosfrente a frente, mirndose, escrutndose,ms ya nada tenan que decirse.Ni el dolor responda. Ya eran ecosde un sollozo perdido, muertos, muertos,y los vivos sabiendo ese secretose apresuraban ms, se levantabande las sillas, turbados, atildando

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  • Materia del amor

    su indiferencia y mudos y en puntillasdel umbral de sus tumbas se alejaban.Muertos mos, sabed que yo soy unoque os espiaba en la noche el paso lento,las rfagas de amor de vuestros pechos,cuando pasabais oprimiendo el vientrede los armarios, tabla a tabla oyndooscaminar, avanzar hacia los lechos,abrigando esperanzas de un contacto.Os oa llegar a las paredesque elevasteis, tocarlas y besarlasy volveros al sitio de costumbre,a vuestras empolvadas aureolas.Por la muerte yo supe que haba prisade vivir. Yo creca abriendo al "otro"el camino. Grababa algunas letrasen los troncos. Dejaba mis sealesen la arena y haca confidenciasa las aves, que luego comprendan.Vino el cuerpo a sentir sus punzaduras,a reir con sus ropas, a dolersede los contactos ordinarios, rudosy suaves. Un revuelo de embestidas,de alusiones secretas, de opulencias.Tumbarse era la meta. Sentir durascostras y la hinchazn de las races.Tumbarse y ver el cielo, sus escorzosen la nube que pasa, mensajeradel volumen. Deseos que eran cmulosdisueltos en premuras, en altivasurgencias desdeosas del momento.Nubes arriba, en fuga, yen el cuerpo

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  • Manuel Rueda

    perennidades, luchas, disolvencias,besos que van a ser, no son y mueren.Troncho una flor y es savia. Hundo el dardoen el seno del verde y es esperma.En mi boca saliva virgen, mielesy olas en los testculos, y sangre,lquidos clidos que atravesabanentre abejas furiosas y aluviones.Cmo dolan las manos embriagadas,dando sazn a frutos perentorios,socavando, tanteando, aligerando,enfureciendo al ngel, demorandoa la bestia hasta el sbito alarido!Sent voces llamarme y fue la culpamedida por el sobresalto. Vieronal hombre en m, de pronto, o todavalos engaaba el nio en sus rubores?Me puse entonces mscaras, disfracesque encubrieron mi estigma, mis laboresde muchacho en los cuartos solitarios,en los baos, envuelto por la duchaconsentidora que entregaba al fango.al hondo sumidero, los residuosque caan de m como las pielessucesivas y bellas de mis das.Nada claro. Ni el corazn ni el almaen sus lmites. Nada verdadero.Oscuridad y selvas al acecho.Emboscadas, traiciones, desafos.El tambor redoblando entre las hojasy t, diablo, surgiendo con tus colasencamadas, con patas de animal

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  • Materia del amor

    y cornamenta florecida, echandopor los belfos espumas y mentiras.El tambor redoblando y t de pieoponiendo tu ltigo a la msica,invencible desde antes de la lucha.T te imponas rojo, gualda, rojo,verdinegro de rostro, espejijunto,cascabeleando por las calles rotasde pnico mientras se oan puertassucesivas abrindose, cerrndose,entre aldabones sordos. Eras dueoy seor de mi pueblo, monstruo aciagoen los altares de febrero, machooropelesco y fnebre, virily neutro, inevitable frenesque prenda en los leos de un mal ao.Todo quieto y de pronto tu llamadodesafiador de la miseria, haciendoentrechocar las piedras cuando entrabasa tu reino borrado, a tus plazuelas.Fuimos unos y otros y ninguno.y nos visti la muerte a cada cualde prisa y como pudo, intercambiandorisas, sexos, trocando unas verdades.Rostros blanqueados, mscaras ardientesy voraces. Tuvimos gran urgenciade renovar reliquias y medallas,de tocamos el pecho con imgenesbendecidas tres veces. Eso hicimostodava algn tiempo. Slo entonces,en medio del estruendo, sonremosde pronto, y sin siquiera sospecharlo

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  • Manuel Rueda

    dijimos nuestros nombres, sorprendidosde que acudieran, fieles, a nosotros.El cielo estaba azul y las montaas,recin lavadas por la lluvia, abransus entraas al sol, fuertes y jvenes.Yo me mir la cara en los espejosy supe que era el da de partiratravesando huertos apagados,viendo las sillas rotas, los granerosllenos de ratas grises y tinieblasy los secos parrales retorcidos.Supe que era la hora porque el llantonos haba gastado el alma, el ojoadormido en paredes carcomidas.Junto al mar, y las lentas mecedorasimpulsaban su carga en el vaco,afirmacin y negacin en soly sombra de quedar y de perderse.Ida y vuelta, ida y vuelta y yo mirando,esperando el momento en que las olasse detuvieran, en que la mecidaacabara en mitad de una sonrisa.Dnde estaba la poca del fuegoy de la doma de los potros? Dndelas excursiones cuando haba mantelesblancos sobre la hierba y cestos llenosde la abundancia de la tierra y deldescanso: leche, pan, almibaradasfrutas y los crujientes caramelos?Dnde estaban? Oh diablo, dnde estabas,fustigador, hiriente, parecidoal amor con tus colas encarnadas?

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  • Materia del amor

    Febrero era fugaz, y t, tranquilo,ignorante del mal que desatabas,ignorante del bien, te consumasen tu lecho de hasto, en tu sepulcromiserable y oscuro, visitadopor mendigos, por perros y palomas.y entr a una selva oscura. Era de nochey haba fieras rondando. Y haba hombresrondando. Y en lo alto y en lo hondo,oscuro y claro, yo volv los ojoshacia ti, pueblo mo arrinconado,mi pasado, mi flor, mi blanca sombra,donde apoy los pies y puse el labio,donde dorm diez aos al amparode un regazo y la clida montaa.Yo pas por los arcos de tu piedra,pueblo enterrado en lluvia y en olvido,y sent que mis muertos renacan.

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  • Manuel Rueda

    CANTO DE REGRESO A lA TIERRA PROMETIDA

    Medias montaas,medios ros,y hasta la muertecompartida.

    El medioda partede lado a lado al hombrey le parte el descanso,parte la sombra en dosy duplica el ardor.

    Sabes adndevamos? Sabesqu pas es el tuyotan fragante y que tieneuna lnea de resecasmiserias,una pobre cortezaresbalando en los rosperdidos,bajo los silenciosos cambronales?

    El viajero cantaba,mas yelo cun mudoqueda a la vera del desastre.

    Busca su voz entre los

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  • Materia del amor

    fnebresdespojos,mira entre los basurales del suburbioel trozo de esperanzaconvertido en el vidrio opacode las botellas.

    Busca su ilusin en el mbardel ron escupido al filode la muerteentre dos tierras enemigas,en el ro materno,ro de lutoen el que dos brazadasno caben.

    Oye al viajero reposar,pedir clemenciabajo los rboles.

    Oye al pobre poeta,un corazn entero-tan entero!-,cantar en mediode las heridassin comprender la marca de la tierra,sin probar de su fruto dividido.

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  • 11

    Sabes,hennano, adndenos conduce esta rutallena de paralticosguardianes?

    Entra ahora de manode tu gua.Mira el reseco parasosilenciosoy pasay miray sientela advertencia del solsobre tus lomos,el fusil contra el sol,contra la piedra,la muerte al sol,el sol lleno de sombray de miseria.

    Sube al sitialde las piedras,a la fra luna de ayercuando relasdel brazo de Evapreguntando por el venado,por la luz y por la hojarecin verdecida,cuando tu cam' era

    Manuel Rueda

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  • Materia del amor

    la libertad, el rumorde las ol

  • III

    Medias montaas,medios ros,la media muerte atravesadacomo un sol seco en la garganta.

    Trata de dormir ahora,de entregarel nico prpado a tu sueoinconcluso.

    Trata de dormir.Tratemos de dormirhasta que nos despiertenleadores robustos,hombres de pala y cantoque hagan variar el cursode nuestra pesarosaisla amada,de nuestro desquiciadoplaneta. As cantando,as,a mitad del camino de regresosin encontrar la patria prometida.

    Manuel Rueda

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  • Materia del amor

    LA CANCIN DEL RAYANO

    La tierra era pequea y yo no tena otro oficioque el de recorrerla,que el de tumbarme a voluntad hasta que de los

    terrones parduscos me brotaran los hijos.La tierra era pequea, pero grande mi pisada

    como la embestida del mar en la orillay de mis huellas cargbanse los huertos,los jardines donde las flores olan a sudor y a

    besos de hombre descansado,tmidas flores que yo entrelazaba con mis vellos,

    porque el cielo estaba ahy mis espaldas eran fuertes como los caminos y

    las montaas de la tierra.

    A veces sucedanse juegos y locas carreras a lolargo de la costa, pero me detena el mar.

    l slo era mi valla y yo me asemejaba a l enpodero y ansia de lo libre.

    Entre el cielo y el mar yo me mova con mipequea tierra en hombros, y ambos nossostenamos.

    Mi tierra respetada, oliendo como un grano deincienso en medio de las inmensidadesabiertas y azules,

    acomodando la hoja de la gusima y el cedro,amontonando ofrendas, en un mpetu joven de

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  • Manuel Rueda

    pulpas chorreadoras.Mi tierra llena de bestias petrificadas al caer el soly de blancas, lentas garzas, que planeaban sobre

    ellas,ingrvidas como el humo o la ventisca.

    Yo asaba los cabritos y limpiaba mi boca en cadamujer o fruto.

    Yo era el varn, la tierra hecha dos pies firmes yandadores.

    Yo era el varn dulce, aguerrido.El hombre alegre paseando en un mundo sin

    derrota.

    Pero vino el final y no lo supe.Pero vino el final y yo dormido, hartazgo y

    contentura.y fue as. Yo dormido. Y alguien trazando sobre m

    esa lnea,diciendo, "t sers dividido para siempre".Un brazo aqu y el otro all. A m, al ambidextro,que haca arrodillar a un toro mientras acariciaba a

    una criatura.y el corazn, en dnde? Y dnde esta cabeza

    bramadoraque reconoce a sus hijos por la marca de la frente,esos hijos que nunca ya podr besar porque la boca

    ha quedado en otro sitioy slo un ojo permanece all, reconocible, con que

    llorarlos pobrementey lavarlos de sus estigmas de extranjeros.

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  • Materia del amor

    El mundo estaba entero y helo aqu abierto endos mitades,

    obediente y podrido por el rasgufio de una espada,sumido en la anchura del mar y de los cielos que van

    a desplomarse.

    II

    Ahora estoy desterrado del Edn, sobre la rocadura, atento a mis entrafias,

    roto mi corazn en dos pedazos de odio y abandono.Ahora yo vivo aqu, en este despefiadero donde mi

    grito reptacomo una serpiente en un nido de espinas,melanclico y receloso, con las piedras de arrimo o

    cabecera,oyendo, a la hora del crepsculo, el gemido de las

    aves en los cayos lejanos.

    Fui castigado por una hora de suefio y ahora esintil dormir o adormecerse,

    porque ni ojos, ni brazos, ni piernas, me conocen;porque no hay direccin, ni tiempo, ni

    descendencia al ladoque hagan posible el cntico a media voz, entretejido

    con lluvia,como cuando uno se sienta a morir en su pradera

    reconfortado por el dolor de los que deja,por el ltimo parpadeo de las estrellas amigables.

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  • Manuel Rueda

    "Tal vez un da debas comerciar con la tierra,decidirte y cantar himnos en lenguas diferentes.Levntate -me dicen-, y empua tus banderas,confndelas en un haz de promesas o rencores.Rene tu corazn en metrallas y en hoguera, campo

    abajo,saluda tus ros antiguos,la techumbre de las selvas que an pueden

    reconocer a su habitante."

    Me dicen, mas estoy en este campo donde laspiedras se voltean una a una,

    sin prisa y sin alardes,perdida toda esperanza de resurreccin.y nada sino el viento de cada da me estremececavando oscuras trochas en la noche de nadie.

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  • Materia del amor

    CANTOS DE lA FRONTERA

    All donde el Artibonito corre distribuyendo lahojarasca

    hay una lnea,un fin,una barrera de piedra oscura y claraque infinitos soldados recorren y no cesan de

    guardar.

    Al pjaro que cante de este ladouno del lado opuesto tal vez respondera.Pero esta es la fronteray hasta los pjaros se abstienen de conspirar,"lezclando sus endechas.

    Quizs el viento un da puede traer residuos,algn papel sin nombre entre las hojas que resisten.Es entonces cuando el ojo de la bestia se dispone a

    mirary el viga traspasa a su arma las primeras

    contracciones de alerta,prontamente metlico,apuntando contra la quietud que se encorva,

    gravosa.

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  • Manuel Rueda

    II

    Fino el tambor como un polvillo oscuro que sefiltrara en la distancia.

    Hogueras. Yel tambor -pulso y retumbo--, a favorde las aguas apagadas,

    moviendo el seno puntiagudo, rutilante deamuletos.

    y el grito de los bhos que en la noche pierde ladireccin

    y nos rozan con alas y conjuros.Vamos al fin,

    vamos al borde de la tierraa danzar con las doncellas secretasque nos aman en sueos.

    Blanco y negro, la piedra oscura y claradonde el reptil se desenvuelve,meditabundo,con sus anillos sincopados y trmulos.Negro y blanco y un hlito de muerte all rondando,de un horizonte a otro, llamando y respondiendo,hasta que no hay vestigio de maldad o recuerdo.

    III

    Ro, calmoso ro donde he visto la sombra delextrao agrandarse,

    sosteniendo la lanza y un collar de dientes

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  • Materia del amor

    blanquecinos.En la orilla l bebe y chapotea como los cocodrilos

    encharcadosy me mira, reduciendo su proeza al silencio.Ro calmoso y rojo, persuadido apenas por nuestras

    jvenes brazadas.Toda una larga noche hendimos estas aguas sin

    dejar de sabemos,solos y sofocados por la proximidad, hasta que el da

    caey l queda inmvil, fresco y clido,besado por la asombrosa noche que lo acoge.

    (En dnde ests, hermano, mi enemigo detanto tiempo y sangre?

    ,Con qu dolor te quedas, pensndome, a lo lejos?)

    De pronto vi las hoscas huestes que desdecan,aullando y arrasando.

    Vi la muerte brilladora en la punta de las lanzas.Vi mi tierra manchada y te vi sobre ella, desafiador,la brazada soberbia sobre el caaveral que

    enmudecey la ronda de hogueras donde al anochecer bailabasinvocando a tus dioses sanguinarios.

    so

  • Manuel Rueda

    hombre que me miraste un da de calor y agobiantecrepsculo

    all donde el Artibonito, dividido,da a cada orilla su mitad de alivio y hojarasca.

    y yo supe que nunca habra esperanza para ti opara nosotros,

    hermano que quedaste una noche, a lo lejos,olvidado y dormido junto al agua.

    IV

    Fue un gran da aquel da. Tropas rigurosas ybanderas

    flameando, haciendo seas, en un aire comn y detregua.

    Era domingo y despus de or los himnos ydiscursos,

    despus de batir palmas, los seores presidentes seabrazaron.

    Hubo noms que el tiempo, en algn sitio,de levantar los brazos, sonrer al hombre que pasabay miraba todava con temor, al que temamos.

    Luego los dignos visitantes, sin traspasar laslneas,

    retirndose al ritmo de msicas contrarias-reverencias y mudas arrogancias-.

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  • Materia del amor

    y volvimos a dar nuestros alertas,a quedar con el ojo sooliento sobre los matorrales

    encrespados.y volvimos a comer nuestra pobre racin, solos,

    lentamente,all donde el Artibonito corre distribuyendo la

    hojarasca.

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  • Manuel Rueda

    MATERNIDAD

    Entonces vi a una madre conversar con latierra.

    Qu haces, di, qu haces, contando cadapiedra como se cuentan das?

    Qu esperas en la puerta de la casa techadacon ceniza

    en donde cae el tiempo a bocanadasdesprendiendo las hojas cadavricasque vienen a morir sobre tu falda?

    Qu esperas de esta luz? Nadie te llamay sin embargo pareces escuchar bajo el sol y la

    muerteel trabajo profundo de la vida,la punzadura seca en e! cen'uo de la piedra,el desperezamiento triunfal de la semilla.

    Una llamada que parte de tu vientre,una respuesta que tu vientre recoge con secretopreparndose a abrir tus interioreS.

    Fue necesario un surco y tus arrugas dieron lamedida de la fecundidad.

    y el hombre que pasaba abri tus piernasendurecidas por el sol,tu seno lacerado por el fulgor de las espinas.Dej el fusil un da reclinado en la puerta

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  • Materia del amor

    y bebi en la trizada tinaja el amor tuyo,los besos olvidadosy mordi el sacramento de tus dientescuajados de negaciones y suspiros.

    y all quedaste, tierra y mujer, doblegada por eltemblor del trueno,

    por el oficio duro del amor,por el disparo joven de la semilla,por el sorbo bebido que devolvi frescuras a tu

    cuerpo,ese sorbo que haba en tu greda amarillen,ta,porque ha de saltar agua donde unos labios la

    demandan.

    y te ha pasado agosto, el cejijunto octubre, y tehas baado

    en la luna de enero, entre los pinos,mirando la hondonaday te he visto al pasar como quien mira un tronco,como quien mira piedrasin saber que una oculta primavera circulaba en tus

    venas

    debajo de tu silencio milenario.

    y te he visto el rostro oscuro y la carne tremantesin comprender hasta este da de redondez y de

    campana,hasta este da de tinajones rojos y de arroyos

    profundos,hasta este da que huele a ganado y a trigo,a perdn,

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  • Manuel Rueda

    a inteligencia de montaa que va a depositarse.

    y me puse a cantar, a esperar, a cantar siempre,porque haba una madre en medio del caminoexigiendo a la tierra.

  • Materia del amor

    SE CONSTRUYE UNA CASA

    Esta es mi casa. Mrala cmo lucha contra e~viento y la nada.

    Mi casa hecha de races de algarrobos y de plumillasde ruiseores

    cuando el gran martillo de la necesidad golpeaba ygolpeaba

    y la olla en el clavo, oscilante, era movida por elhambre y la noche

    mientras todos los nios, los viejos nios deentonces,

    nos dormamos con la esperanza del calor.

    Sin embargo reamos a las pardas lombrices y alas lucirnagas de ojos elctricos.

    Nos aferrbamos a los pechos de las hembras ymambamos la ambrosa de la leche y lamiel

    con nuestras bocas alcritas por entre las grietas desus decados encantos.

    All abajo los hombres excitaban sus muslosentre los troncos que caan en un lentocabeceo de impotencia.

    Luego venan los cantos a ritmo de garlopa y cepillo,la sangre diurna del hombre que volva, hecha slaba,

    a nuestros pechos glorificantes.

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  • Manuel Rueda

    Cmo brillaba entonces la pared en el viento!Cmo se levantaba entonces del tamao del padrey con la misma anchura y calor de su mano!Los clavos eran sueo. La materia, reposo.Esa sola pared se alzaba silenciosa como el pecho

    ms fuerte de los mos.Rompa la noche altiva. Desmenuzaba el viento en

    silbos y canciones.Interrumpa la hosca intemperie con fortaleza y

    erguimiento,tan alta que absorbamos, junto a su base recia y

    pura, el respirar de las estrellas.

    Los hombres moriran, pero quedaba ese apoyopara colgar la toca de la viudedad,

    para decirles a los hijos: "Tocad y fortaleceos".

    Todo el hogar all en esa pared erguida contra elviento,

    con sus vigas desnudas para las primeras palomas,con el sitio marcado de la lmpara, dando ya la

    penumbraque necesitan desde siempre el amor en voz baja y la

    oracin.(La penumbra como el pecho del padre, clida a

    vellos y a sudory a ternura entre dientes y a respiro de hombre sobre

    la carne amada.La penumbra como el costado de la esposa,henchida de su soplo terrestre, de su savia terrestre

    y matinal).

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  • Materia del amor

    Quin toca el muro blanco de bendicin?Quin lo sostiene entre el cielo y la tierra

    y dice: "De ahora en adelante s610 aqu morars,al abrigo del vicio y la intemperie,entre pjaros elocuentes y enredaderas cautelosas,con el corral y la huerta, entre la parra cabeceantey el perro que saluda desde el umbral.Aqu haris mi morada, el recinto donde la

    inteligencia de Dios sonreir a suscriaturas".

    La fiera, desde su madriguera, olfatee este muroy sepa que no hay esperanza a su embestida.y el gaviln salvaje y planeador, con la garra en la

    nube embravecida, divise el muroy entienda que aqu acaba su codicia.

    II

    y se afirm la puerta y batieron las ventanas.y se encendi la lmpara en el mismo corazn de la

    sombra.Esa fue la seal para los vivos: el que pasaba lejos

    vio la casay aor su resguardo. El hermano brumoso, al otro

    lado,supo que an no haba llegado la hora del enconoy se sent a esperar junto a las alambradas.

    Vimos subir los rboles llenos de docilidad

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  • Manuel Rueda

    a trabajar el verde en hojas parpadeantesy debajo del difcil verdor, color de piedra nueva,vimos el grupo de los contertulios cuya voracidad no

    haca mengua,vimos a los hijos nuestros sonrer a la abundanciadejando caer en la tierra canciones y semillas.

    Deba de haber muchachas y corderos en losportales,

    malvas y enredaderas en trabazn de olor sobre lascabelleras color de cobre,

    trabajo y despreocupacin, tristeza y sueo,enfermedad y nacimiento,

    la muerte all tal vez, pero nunca el descanso.Siempre el cielo animoso dejando una parcela de

    azul sobre los techos,un pequeo jardn ante la puerta que se entorna.

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  • Materia del amor

    BIOGRAF1A

    Bernardo era el panadero de mi pueblo.Bernardo saba conversar con la harina,enamorarla, darle besos,suaves palmadas que le entreabran la sonrisatoda llena de hoyuelos,hasta que la dejaba mansa y con pechos delicados.

    Fra doncella que l depositaba,consentidor y avaro,en sus habitaciones ardorosaspara vestirla de decoro.

    Bernardo tena una novia hecha de harina enflor,

    de flexible cintura y dorada cortezapor donde a veces enseabael corazn caliente de la miga.

    Luego venan los hombres,y de la novia aquella de los perfectos pechos

    abrasadosslo quedaba encima de la mesala soledad de unas monedas.

    Bernardo era el panadero de mi pueblo,el panadero triste y hacendosoque cada da renovaba su amor, se lo inventabacon manos imperiosas y fuertes.

    Bernardo se pareca mucho a Dios.

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  • Manuel Rueda

    DANZA

    T danzas como yo a veces hablo: lanzandorayos.

    A ratos el cielo te toma de la mano y te llevapara que cumplas con tu alado deber de precipicio,de rbol que recobra, girando, su postura,

    Qudate parada en un paso tuyo como encrculode luna.

    Qudate honda en tu verso de pisada.Quiero ver el movimiento con que desde adentro

    piensas,el poblado minuto en que para avanzar, sueas.Si llegas o te despides, destrenzando tus aos,si vienes o si vasanegada en un curso de risueas espumas,ceida al ritmo agudo que te lleva de horizonte a

    horizonteen una maternidad de mundo celebrado.

    Danzando"como quien labra una flor y en ellaentra,

    t en la punta de un pie, oh cun hermosa,dndole vrtigos al tiempo, aconteceres,junto a nubes que le graban horas al cielo.

    Corre, prvate de la razn, adelgaza la tierra.Hay muchas cosas que preguntar de ti al paisaje,a los insectos que a tu presin arribanen una doble faja de temblor silencioso.

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  • Materia del amor

    Cruzas y las ciudades se suspenden en el aire.Cruzas y el pez de la sangre sube a tu costado,a tus manos efmeras que deberan vivir sobre tu

    pelo,avaras de constelaciones plenas.

    Ligera campanada de pjaros sobre el amanecer,respiras y un morir te desvanece,respiras a toda estrella y vuelvescircular por la rueca de tus senos multicolores.

    T tienes la misma contextura y los mismoshuesos que la lluvia.

    Su mismo caer de abismo y su edad acalladora.y como eres antigua y naciste sobre el primer latido,las arpas y los pianos se acordarn de ti cuando

    regresesen marfiles volando hacia la nada.

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  • Manuel Rueda

    CANTO DE AMOR A UN CUERPO RECIN MIRADO

    Amo tus pies pequeos y delgados,la iniciacin del muslo, la rodilla,la flor complementaria que en la sombratemblante mana miel delgada y fina.

    Amo el collado arriba en donde habitauna abeja labrada por la nievey la colina azul donde se escuchaa la entraa en presin de vida y muerte.

    y la rotunda espalda que se ondeaen canales de frescas curvaturas,la vertebral colllmna, como el rbolque se entredora \.' presuncin de frutas.

    Amo tus hombros reales y dursimoshechos a la intemperie, al sol, al . ~to,como quillas de hueso en que los astrosbajan en la corriente de lo quieto.

    y tu cuello anhelante como un chorrode espuma a medio hacer, como un sonidoa medio hacer, dudando, casi plumasde un incompleto pjaro remiso.

    Tu voz a medio hacer, tu voz, silencioque pronuncia tu boca abriendo brechasde coral susurrante, completandoesos labios que son verdad completa.

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  • Materia del amor

    Amo tu pelo virgen como selvadonde el perfume cae resonadoentre sombras cuerdas, sin que sepasi es oler el quedarse aqu escuchando.

    Amo tu frente, golpe de ala, golpede eternidad ciendo el pensamiento,su cielo arriba, todo, y sus profundascostas en parpadeos y destellos.

    Oh ser entero, yo amo tus encantosgemelos, acabados en lo uno,cuyo dos es deleite acumulado,aspiracin de amor que da lo junto.

    As veo tus orejas, laberintosde sonrosada piel y de sonidodonde la vida anuncia su palabra,la verdad que les doy y les respiro.

    Tus ojos dos, tus ojos que son unocomo una es la sombra en tus pestaas,mitades de la luz que dan al mundoel esplendor solar de tu mirada.

    Senos que se persiguen como corzasentre trigales, en retozo lento,con dems de rubes, como astros,como racimos de uvas recubiertos.

    Brazos pujantes de victoria, brazosllenos del ardoroso privilegio

    64

  • Manuel Rueda

    del trabajo y del ocio. As en amorestus brazos te confinan al misterio.

    Manos, sagradas manos que se buscancon la hermandad silente de lo solo,demandndose espacio, vuelo, tiempo,dando tactos y nmeros al lloro.

    Te amo en color o en sbita postura,te amo leve o mordiente en tactos, vellos,hecha de gracia y fuerza, de ardor puro,pausas tuyas, sonrisas, movimiento.

    S si palpita el fuego o se encadena,si el animal respira en la floresta,s si el cielo palpita cerca o lejoscuando te mueves, nave de pereza.

    Cae mi deseo en ti, trampa sesgada,jaula nbil y balanceado lazo,en tu crujiente selva de bellezadonde en prisiones quedo libertado.

    Djame estar en ti como perdido,como se cuece harina puesta al horno.Respira sobre m, drame, hambrienta.Vive de m, que en ti soy y me escondo.

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  • DEPOR LOS MARES DE .u DAMA

    (1976)

  • Materia del amor

    A lA LUZ DE LAS CRNICAS

    1

    En nombre de Nuestro seor y de la Santa VirgenMadre comienzo.

    Yo, Cristforo Colombo,de pie sobre la nao capitana, he visto aquestas cosas

    que voy a decir luego.Marino curtido

    en la sal de siete mares, all donde la Osa Mayorsigna las aguas llenas de arboladuras sumergidasy cascos muertos, yoque he estudiado los nombres y el curso de las

    corrientessecando mis ojos en lmparas de sabidura y

    pergaminos antiguoshe temblado.

    Con fuerte virazn basta el poner del solQuin anda con nosotrosen esta soledad de aguas revueltasque dan remate al mundo?

    Quin sino la cruzque aletea sobre el palo mayor, victoriosa,mas plegndose a la interrogacin de los espaciosque parecen resistir a la embestida?Como en todo principio aqu est el mar,frgil peso en la nuca del Atlante que lo inclina a

    sotavento,hacia la lnea que lo desbordara sobre el abismo.

    68

  • Manuel Rueda

    Pero conmigo van los grandes viejos de mar y tierraagarrados al sextante, a la brjula y a la aguja de

    marear,

    al astrolabio, en cuya celeste redondez confluye latierra con el astro.

    Olimos la cecina en el aire cargado de salazones,bastimentos que recordaron mozas en callejuelas y

    tabernas,y el vino de San Lcar.No fue en Palos el comienzo

    -salimos a tres das de agostode la Barra de Saltes

    con el susurro de las naves bien empavesadasy el adis de la tripulacin-sino aqu.

    Atrs Ferrodonde las ltimas esperanzas de regreso zozobraron.Atrs las bocas que dijeron amoren lenguas conocidas.

    El nico idioma lo desata el oleajecontra el afilado maderamen,el viento cuyas erres silban y aterran volteando la

    mesana,

    en largos das de calma seseo y oracinsobre el sudario de las velas.Ahora lo familiar es el sol, redondo y solo,que nos salva un momento y cae: Un persistente

    olvidoque se hunde cada tarde en las aguas.

    69

  • Materia del amor

    2

    Ahogados de rostro indescifrable nos persiguencomo lentos cetceos que empujaran la navea infiernos de agua quieta

    Velas que no suceden!La guardia se renueva en los puentes, a estribor.Mas, ah!, de pronto oigo los ftiles reclamosque se alzan desde los parapetos,donde la muerte se urde y nos azota.Todos dicen lo mismo:

    -Regresemos.-Qu han de importamos ahora las razones de tu

    gloria?--Qudate con tu mundo y danos esto:Un pequeo promontorio donde la patria nos

    reciba.-Una porcin de tierra pegada a nuestras botas

    sera el Paraso.-El mar se ha vuelto rido en nuestros brazos:

    Devulvenos el mar!-Nada queremos sino hembras bebedoras de vinoerguidas a los pies del camastro. Puertosen la ansiedad permitida de alcanzarlos.Hombres que contasteis los das en el reflejo de

    jarras bien colmadas,esperad las promesas del viento.Se os dar ms que Gloria, certidumbre.Ms que un mundo, los sueos

    y grandeza suficientecon que poder sobrellevarlos.

    70

  • Manuel Rueda

    3

    Al dcimocuarto da vimos seales:un junco verde

    y el pjaro rabo-de-junco que no suele dormirsobre el mar.

    -chiquirrit rrit,balanceando la pata en la escollera.

    Yel cangrejo jams loado en saga de vikingos,recogido en las coronas del escaramujoy que yo inscribo ahora en mi libro de bitcora.Fueron los emisarios.

    Oh jbilo en latitudesno sometidas a clculo. Fuego en la nocheque el veedor de sus Majestades admite sin esfuerzoy del que no da indicios Ptolomeo en suCosmographae.Seremos impulsados a la costa slo por nuestra feque ha creado en los mares las providencias de las

    cosas,

    sus nombres que la memoria conoce por adelantado,los designios del hombre blancoen tierra de especiera y de misterio.He aqu las velas. Los gritos en las jarciasque proclaman:

    -Amrica a la vista!(Ah!, cuyo nombre es quemadura en la memoria

    del desposedo).Espumeantes caderas de islas que pernoctan junto a

    las estrellas.Tierra de los descubrimientos!

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  • Materia del amor

    A dnde mirar?Tierra a la vista,

    mas siempre estar el marpara que la memoria del nauta no desfallezca.l dir quin estuvo, qu hizo o vio,qu dagas penetraron en el corazn del resuello.Quin estuvo o estara. Qu caravana de hombres

    soloseslabonndose en el tiempo se asomara sobre los

    ptreos miradorespara vemos llegar,ahora o de nuevo

    -tantos futuros que decir-a tierra cuyo nombre no fue Cipango,ni Amrica, sino la Antilla fabulosacuyas slabas he dicho aqu en secretojunto a la estirpe de color del canario.Tierra donde se mece la cola del huracn.Hemos llegado. Vednos! La carabela surcaentre bocanadas de verdor y roco silencioso.En cada escorzo de la flora un ojo virgen nospersigue llamea