manifiesto 481

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el manifiesto Poderes .:5 miércoles 12 Mayo 2010 Derecho de réplica Respuesta a Luis Zamora Calzada Luis Zamora Calzada Norberto López Ponce E n la edición 480 del 5 de mayo de 2010, Norberto López Ponce en su artículo “La dilapidación de un capital sindical”, emite una serie de subjetividades respecto a quien ejerce este derecho de réplica, lo delicado de sus aseveraciones radica en que no cuenta con fundamento alguno. El Manifiesto, semanario que me ha permitido publicar algunos ar- tículos, su editor de manera reiterada exigía de los escritos el sustento y la veracidad del contenido, claro, es indispensable para ganar la credibilidad de los lectores. En este contexto las afirmaciones de López Ponce, quien se ostenta como historiador y hoy “flamante” representante de la delegación sindical del Insti- tuto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México, del sindicato con registro 1/67, resultado de una asamblea y según datos obtenidos, con una escasa asistencia (para llevar a cabo esta actividad se suspendieron las labores del Instituto), con dificultades sólo cubrió el cincuenta por ciento más uno del total de los integrantes de dicha delegación y para variar con la presentación de una planilla única, la de él, cuyo escrito en comento no cuenta con las fuentes que sustenten sus planteamientos subjetivos. La historicidad colectiva e individual de los sujetos puede analizarse desde las referencias existentes, estableciendo categorías de análisis nece- sarias para elaborar constructos en donde invariablemente se intenta evitar la subjetividad del investigador; un ejemplo que tiene un acercamiento a lo descrito, es su trabajo “Ya es tiempo de actuar”, publicación institucional del Colegio Mexiquense. Así las cosas y con documentos probatorios, el suscrito informa haber participado a finales de los ochentas en el Movimiento Democrático Magis- terial, fundado por el Prof. Herminio González Zamacona, logrando obtener la representación de dicho movimiento para el Valle de Toluca en asamblea celebrada en Naucalpan, derrotando en votos al Mtro. René Roberto Becerril (+), en ese lapso histórico se soportó la presión y represión de la estructura educativa, que me condujo incluso, a sobrevivir en el inicio de los noventas de la venta de chácharas, elaboración de fotografías, entre otros, en virtud de las condiciones impuestas por el entonces Jefe del desaparecido Depar- tamento de Planeación Educativa. A finales de los noventas la participación como cofundador de Convergen- cia Magisterial A.C. sentando en los documentos rectores los planteamientos del voto universal y secreto, la toma de decisiones democráticas, la rendición de cuentas, la no sumisión de la organización gremial 1/67 ante el gobierno patrón y demás ideas que se constatan en las documentales existentes, el momento álgido de la imposición de Marcelo Quezada Ferreira a la Secretaría General y nuevamente la represión de la estructura existente, la compra de votos en cincuenta pesos en ese entonces para dejarme fuera de la delegación sindical de la Escuela Normal No. 1 de Toluca, la lucha contra la estructura para mejorar el horario laboral de los maestros de tiempo completo, en fin, fuentes que existe para el análisis. Lo veras fue que nunca me asignaron como titular de algún espacio de toma de decisiones del sindicato oficial, es falso de toda falsedad respecto a que no espere tres años para ser impuesto en la secretaria general de ese sindicato (por defender ideales me retiraron la comisión el veinticuatro de mayo de dos mil seis), cuyo titular rechazo permanentemente la rendición de cuentas y la transparencia de la gestión; tampoco rehuí a competir contra Héctor Hernández. “El órgano electoral” impidió el registro de la Planilla de Convergencia Magisterial, el comité ejecutivo en turno se negó a emitir la constancia que ponen como candado en la convocatoria coartando el derecho a la libertad sindical (demanda de nulidad de proceso 1001/2006, expediente del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje). La Fundación del Sindicato Unificado de Maestros y Académicos del Estado de México es un asunto de legalidad, para retomar la condición in- nata de defensor de la clase trabajadora, reenfocando las formas de lucha desde el Estado de Derecho y la Ley (aprendizajes acumulados en los tres últimos años), manteniendo una posición imprescindible de independencia respecto a la patronal, sin que ello signifique buscar confrontación, por- que el ejercicio de un derecho constitucional no debe crear adversarios ni enemigos, pero tampoco rehuimos la controversia, y asumimos una actitud y visión de responsabilidad y respeto para con la sociedad a la que se sirve desde la escuela pública. Finalmente, en nota enviada a la Revista Proceso se escribió: “En primer término, la disidencia no entendida desde la raíz latina dis-sedere, sino a partir de su uso político iniciado en 1940, utilizado para designar a los opositores de una ideología dominante y que bajo ninguna circunstancia se concatena a la experiencia sindical de los constituyentes del SUMAEM. Hablar de los disidentes del “sindicato al servicio del gobierno estatal” que tuvieron su mayor auge entre 1980 y 2003, cuyos líderes en su mayoría fueron cooptados en una secretaría o comisión sindical, mejorándoles el salario y la plaza escalafonaria, reducidos tristemente a una nueva categoría de interpretación: los “charros de izquierda”, sus prácticas en su momento se circunscribieron en realizar acciones en contra de la dirigencia en turno, quejarse de la falta de democracia, sacar panfletos en contra de la cúpula dominante, hacer marchas con suspensiones de clases, quemar chamarras de esa organización en los desfiles del primero de mayo, bajo “presión” obtener algunas plazas para ellos, entre otros, pero nunca con un proyecto diferente y apegado a derecho.”, de donde desacredito los comentarios de López Ponce, al circunscribir el que suscribe los hechos a una temporalidad, afirmando que las acciones descritas no tuvieron impacto en el gobierno, tampoco en “el sindicato al servicio del estado.” L uego de leer la “réplica” enviada por el profesor Luis Zamora Calzada, dirigen- te del Sindicato Unificado de Maestros y Académicos del Estado de México (SUMAEM), al artículo que publiqué en El Manifiesto 480, encuentro que su argumentación se orienta en dos sentido; por un lado a descalificar mi condición de investigador en historia, mi pertenencia al movimiento democrático magisterial y a afirmar que escribo subjetividades de él. Por otro lado, Luis intenta con mentiras ves- tirse de luchador magisterial. Sobre su percepción de que me “ostento como historiador” allí está una docena de libros en los que colaboré con diferentes capítulos de mi autoría y el libro sobre la organización de los profesores estatales escrito durante mi estancia en el Centro de Estudios Históricos de El Colegio Mexiquense. Mis pares podrán decir si eso es o no, trabajo histórico. También dejo a los compañeros del Comité Permanente de Lucha Magisterial (CPLM), la Coordinadora Democrática del SMSEM y Movimiento Democrático Magis- terial (MDM), que no fue fundado por Herminio González Zamacona, sino producto de una decisión colectiva de las diferentes corrientes de pensamiento político sindical, entre las que estaba el CPLM, si estuve o no, desde 1979, en ese impulso orientado a democratizar el Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México (SMSEM). Curiosamente la intolerancia de Luis Zamora le impide decir SMSEM y referirse a éste, simplemente como organización gremial 1/67. Si gusta, le puedo facilitar a Luis el archivo del CPLM y el periódico 30-30 para que descubra las demandas económicas, sociales y político sindicales que se impulsaron en su momento, la principal, el voto secreto, directo y universal en la elección de toda representación sindical. Que escribo subjetivamente, ese calificativo se lo dejo a mis pares y colegas histo- riadores y no a quien ahora ofendido defiende su imagen de líder sindical. Por qué no dijo Zamora Calzada que era subjetivo cuando escribí en El Manifiesto sobre la ague- rrida lucha libertaria de Luis Zamora Calzada para crear al SUMAEM y denuncié las tonterías de la Secretaría de Educación del Estado de México al cesar a los profesores que lo acompañan en su viaje sindical. ¿Por qué no le molestó mi subjetividad cuando cuestioné las acciones leguleyas del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje para regatearle el registro a su sindicato y la toma de nota a la dirigencia que él preside. Su mezquindad lo obnubila: Si escribes para mi causa, eres objetivo, si me criticas, eres subjetivo. Es importante que los profesores honestos que siguen a Luis Zamora Calzada, sepan que tienen a un líder que hace de la mentira un arte. “Nwunca me asignaron como titular de algún espacio de toma de decisiones del sindicato oficial”, dice Zamora. Él fue consejero de la profesora Trinidad Franco Arpero e ideólogo de la Reforma Esta- tutaria del SMSEM que si bien tuvo la virtud de establecer la elección de la dirigencia sindical a través del voto libre, secreto y universal, generó un Reglamento de Elecciones y un Órgano Electoral Independiente, totalmente antidemocrático, para asegurar la victoria del grupo que se entronizó en el SMSEM. ¿Acaso escucharon los maestros la voz de Luis Zamora Calzada denunciando la antidemocracia que se encaramaba en el SMSEM? ¿Acaso los profesores vieron cómo Luis denunciaba y se oponía a las barba- ridades cometidas en la elección de su primo Fernando Zamora? ¿No estuvo Luis en el festejo de su pariente y en el ajuste de cifras electorales determinadas por Trinita? ¿No recuerda cómo celebró haber arrollado en la elección sindical fraudulenta a Sergio López Camacho y a Eliseo Gómez Maldonado? ¿Dónde está la línea escrita que diga que Luis Zamora es un demócrata? Con Trinidad Franco Arpero en la dirigencia del SMSEM, Luis Zamora ocupó la Subdirección de Educación Secundaria, acompañando al Director General de Educación Básica José Robledo Sandín, un trinista de triste memoria y lamentable paso por ese puesto cuando el gobernador Arturo Montiel Rojas apapachaba a la profesora Trinidad. ¿Usó el puesto Luis Zamora para impulsar el proyecto educativo de que tanto se ufana ahora? No, lo usó para repartir plazas a su pandilla apelando al calamitoso Acuerdo del 4 de diciembre de 2000 y ajustando cuentas con sus adversarios magisteriales. El gusto de Zamora dentro de la estructura central de la Secretaría de Educación estatal duró hasta la caída política de Trinidad. Ambiciosos y arrogantes no soportaron que el PRI le negara a la lidereza una candidatura para diputado local o federal. Em- berrinchados, doña Trinidad y el grupo de los Zamora, quisieron mostrarle al PRI y al gobernador Arturo Montiel su poder de convocatoria dentro del magisterio y obligarlos a dispensar una candidatura. Luis Zamora asevera que él no es simpatizante de marchas, acarreos, mantas, gritos, panfletos, matracas y plantones, pero en aquel año de 2003, los convergentes hicieron una excepción. Dueños del poder sindical y medianamente del educativo, sin más ordenaron la suspensión de clases en las escuelas de la entidad y mediante un impresionante acarreo a costa del SMSEM, unos cinco mil profesores se plantaron en la Plaza de los Mártires de Toluca, para luego marchar con mantas y vociferan- tes consignas hacia las oficinas estatales del tricolor, allá por la Alfredo del Mazo. Enfadado Montiel porque miles de niños, adolescentes y normalistas se quedaron sin clases, pero sobre todo molesto por la presión que quisieron imponerle, puso de patitas en la calle a Robledo Sandín, a Luis Zamora y demás convergentes de la Secretaría de Educación. Luego de ese penoso transe, Luis se fue a apoyar las pretensiones sindicales de su primo Fernando Zamora. Tan notable fue su actuación en esa elección fraudulenta que su primo le dio en recompensa la Comisión de Planeación, Seguimiento y Eva- luación. Desde allí y durante casi tres años, tejió alianzas con delegados sindicales y secretarios del comité ejecutivo estatal, suficientes para gritar en voz en cuello, que él iba a ser el próximo secretario general del SMSEM. ¿Ya no se acuerda lo que vociferó jactancioso en aquellas noches de aquelarre? Para qué seguir. Allí está la hemeroteca de El Manifiesto para dar cuenta de los excesos de Trinidad Franco, los Zamora y su grupo Convergente. Por mi parte, con esto doy fin al disenso. La historia finalmente colocará a cada quien en su lugar.

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el manifiestoPoderes . :5miércoles 12Mayo 2010

Derecho de réplica Respuesta a Luis Zamora CalzadaLuis Zamora Calzada

Norberto López PonceEn la edición 480 del 5 de mayo de 2010, Norberto López Ponce en su artículo “La dilapidación de un capital sindical”, emite una serie de subjetividades respecto a quien ejerce este derecho de réplica, lo

delicado de sus aseveraciones radica en que no cuenta con fundamento alguno. El Manifiesto, semanario que me ha permitido publicar algunos ar-tículos, su editor de manera reiterada exigía de los escritos el sustento y la veracidad del contenido, claro, es indispensable para ganar la credibilidad de los lectores.

En este contexto las afirmaciones de López Ponce, quien se ostenta como historiador y hoy “flamante” representante de la delegación sindical del Insti-tuto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México, del sindicato con registro 1/67, resultado de una asamblea y según datos obtenidos, con una escasa asistencia (para llevar a cabo esta actividad se suspendieron las labores del Instituto), con dificultades sólo cubrió el cincuenta por ciento más uno del total de los integrantes de dicha delegación y para variar con la presentación de una planilla única, la de él, cuyo escrito en comento no cuenta con las fuentes que sustenten sus planteamientos subjetivos.

La historicidad colectiva e individual de los sujetos puede analizarse desde las referencias existentes, estableciendo categorías de análisis nece-sarias para elaborar constructos en donde invariablemente se intenta evitar la subjetividad del investigador; un ejemplo que tiene un acercamiento a lo descrito, es su trabajo “Ya es tiempo de actuar”, publicación institucional del Colegio Mexiquense.

Así las cosas y con documentos probatorios, el suscrito informa haber participado a finales de los ochentas en el Movimiento Democrático Magis-terial, fundado por el Prof. Herminio González Zamacona, logrando obtener la representación de dicho movimiento para el Valle de Toluca en asamblea celebrada en Naucalpan, derrotando en votos al Mtro. René Roberto Becerril (+), en ese lapso histórico se soportó la presión y represión de la estructura educativa, que me condujo incluso, a sobrevivir en el inicio de los noventas de la venta de chácharas, elaboración de fotografías, entre otros, en virtud de las condiciones impuestas por el entonces Jefe del desaparecido Depar-tamento de Planeación Educativa.

A finales de los noventas la participación como cofundador de Convergen-cia Magisterial A.C. sentando en los documentos rectores los planteamientos del voto universal y secreto, la toma de decisiones democráticas, la rendición de cuentas, la no sumisión de la organización gremial 1/67 ante el gobierno patrón y demás ideas que se constatan en las documentales existentes, el momento álgido de la imposición de Marcelo Quezada Ferreira a la Secretaría General y nuevamente la represión de la estructura existente, la compra de votos en cincuenta pesos en ese entonces para dejarme fuera de la delegación sindical de la Escuela Normal No. 1 de Toluca, la lucha contra la estructura para mejorar el horario laboral de los maestros de tiempo completo, en fin, fuentes que existe para el análisis.

Lo veras fue que nunca me asignaron como titular de algún espacio de toma de decisiones del sindicato oficial, es falso de toda falsedad respecto a que no espere tres años para ser impuesto en la secretaria general de ese sindicato (por defender ideales me retiraron la comisión el veinticuatro de mayo de dos mil seis), cuyo titular rechazo permanentemente la rendición de cuentas y la transparencia de la gestión; tampoco rehuí a competir contra Héctor Hernández. “El órgano electoral” impidió el registro de la Planilla de Convergencia Magisterial, el comité ejecutivo en turno se negó a emitir la constancia que ponen como candado en la convocatoria coartando el derecho a la libertad sindical (demanda de nulidad de proceso 1001/2006, expediente del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje).

La Fundación del Sindicato Unificado de Maestros y Académicos del Estado de México es un asunto de legalidad, para retomar la condición in-nata de defensor de la clase trabajadora, reenfocando las formas de lucha desde el Estado de Derecho y la Ley (aprendizajes acumulados en los tres últimos años), manteniendo una posición imprescindible de independencia respecto a la patronal, sin que ello signifique buscar confrontación, por-que el ejercicio de un derecho constitucional no debe crear adversarios ni enemigos, pero tampoco rehuimos la controversia, y asumimos una actitud y visión de responsabilidad y respeto para con la sociedad a la que se sirve desde la escuela pública.

Finalmente, en nota enviada a la Revista Proceso se escribió: “En primer término, la disidencia no entendida desde la raíz latina dis-sedere, sino a partir de su uso político iniciado en 1940, utilizado para designar a los opositores de una ideología dominante y que bajo ninguna circunstancia se concatena a la experiencia sindical de los constituyentes del SUMAEM. Hablar de los disidentes del “sindicato al servicio del gobierno estatal” que tuvieron su mayor auge entre 1980 y 2003, cuyos líderes en su mayoría fueron cooptados en una secretaría o comisión sindical, mejorándoles el salario y la plaza escalafonaria, reducidos tristemente a una nueva categoría de interpretación: los “charros de izquierda”, sus prácticas en su momento se circunscribieron en realizar acciones en contra de la dirigencia en turno, quejarse de la falta de democracia, sacar panfletos en contra de la cúpula dominante, hacer marchas con suspensiones de clases, quemar chamarras de esa organización en los desfiles del primero de mayo, bajo “presión” obtener algunas plazas para ellos, entre otros, pero nunca con un proyecto diferente y apegado a derecho.”, de donde desacredito los comentarios de López Ponce, al circunscribir el que suscribe los hechos a una temporalidad, afirmando que las acciones descritas no tuvieron impacto en el gobierno, tampoco en “el sindicato al servicio del estado.”

Luego de leer la “réplica” enviada por el profesor Luis Zamora Calzada, dirigen-te del Sindicato Unificado de Maestros y Académicos del Estado de México (SUMAEM), al artículo que publiqué en El Manifiesto 480, encuentro que su

argumentación se orienta en dos sentido; por un lado a descalificar mi condición de investigador en historia, mi pertenencia al movimiento democrático magisterial y a afirmar que escribo subjetividades de él. Por otro lado, Luis intenta con mentiras ves-tirse de luchador magisterial.

Sobre su percepción de que me “ostento como historiador” allí está una docena de libros en los que colaboré con diferentes capítulos de mi autoría y el libro sobre la organización de los profesores estatales escrito durante mi estancia en el Centro de Estudios Históricos de El Colegio Mexiquense. Mis pares podrán decir si eso es o no, trabajo histórico.

También dejo a los compañeros del Comité Permanente de Lucha Magisterial (CPLM), la Coordinadora Democrática del SMSEM y Movimiento Democrático Magis-terial (MDM), que no fue fundado por Herminio González Zamacona, sino producto de una decisión colectiva de las diferentes corrientes de pensamiento político sindical, entre las que estaba el CPLM, si estuve o no, desde 1979, en ese impulso orientado a democratizar el Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México (SMSEM). Curiosamente la intolerancia de Luis Zamora le impide decir SMSEM y referirse a éste, simplemente como organización gremial 1/67.

Si gusta, le puedo facilitar a Luis el archivo del CPLM y el periódico 30-30 para que descubra las demandas económicas, sociales y político sindicales que se impulsaron en su momento, la principal, el voto secreto, directo y universal en la elección de toda representación sindical.

Que escribo subjetivamente, ese calificativo se lo dejo a mis pares y colegas histo-riadores y no a quien ahora ofendido defiende su imagen de líder sindical. Por qué no dijo Zamora Calzada que era subjetivo cuando escribí en El Manifiesto sobre la ague-rrida lucha libertaria de Luis Zamora Calzada para crear al SUMAEM y denuncié las tonterías de la Secretaría de Educación del Estado de México al cesar a los profesores que lo acompañan en su viaje sindical. ¿Por qué no le molestó mi subjetividad cuando cuestioné las acciones leguleyas del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje para regatearle el registro a su sindicato y la toma de nota a la dirigencia que él preside. Su mezquindad lo obnubila: Si escribes para mi causa, eres objetivo, si me criticas, eres subjetivo.

Es importante que los profesores honestos que siguen a Luis Zamora Calzada, sepan que tienen a un líder que hace de la mentira un arte. “Nwunca me asignaron como titular de algún espacio de toma de decisiones del sindicato oficial”, dice Zamora. Él fue consejero de la profesora Trinidad Franco Arpero e ideólogo de la Reforma Esta-tutaria del SMSEM que si bien tuvo la virtud de establecer la elección de la dirigencia sindical a través del voto libre, secreto y universal, generó un Reglamento de Elecciones y un Órgano Electoral Independiente, totalmente antidemocrático, para asegurar la victoria del grupo que se entronizó en el SMSEM. ¿Acaso escucharon los maestros la voz de Luis Zamora Calzada denunciando la antidemocracia que se encaramaba en el SMSEM? ¿Acaso los profesores vieron cómo Luis denunciaba y se oponía a las barba-ridades cometidas en la elección de su primo Fernando Zamora? ¿No estuvo Luis en el festejo de su pariente y en el ajuste de cifras electorales determinadas por Trinita? ¿No recuerda cómo celebró haber arrollado en la elección sindical fraudulenta a Sergio López Camacho y a Eliseo Gómez Maldonado? ¿Dónde está la línea escrita que diga que Luis Zamora es un demócrata?

Con Trinidad Franco Arpero en la dirigencia del SMSEM, Luis Zamora ocupó la Subdirección de Educación Secundaria, acompañando al Director General de Educación Básica José Robledo Sandín, un trinista de triste memoria y lamentable paso por ese puesto cuando el gobernador Arturo Montiel Rojas apapachaba a la profesora Trinidad. ¿Usó el puesto Luis Zamora para impulsar el proyecto educativo de que tanto se ufana ahora? No, lo usó para repartir plazas a su pandilla apelando al calamitoso Acuerdo del 4 de diciembre de 2000 y ajustando cuentas con sus adversarios magisteriales.

El gusto de Zamora dentro de la estructura central de la Secretaría de Educación estatal duró hasta la caída política de Trinidad. Ambiciosos y arrogantes no soportaron que el PRI le negara a la lidereza una candidatura para diputado local o federal. Em-berrinchados, doña Trinidad y el grupo de los Zamora, quisieron mostrarle al PRI y al gobernador Arturo Montiel su poder de convocatoria dentro del magisterio y obligarlos a dispensar una candidatura.

Luis Zamora asevera que él no es simpatizante de marchas, acarreos, mantas, gritos, panfletos, matracas y plantones, pero en aquel año de 2003, los convergentes hicieron una excepción. Dueños del poder sindical y medianamente del educativo, sin más ordenaron la suspensión de clases en las escuelas de la entidad y mediante un impresionante acarreo a costa del SMSEM, unos cinco mil profesores se plantaron en la Plaza de los Mártires de Toluca, para luego marchar con mantas y vociferan-tes consignas hacia las oficinas estatales del tricolor, allá por la Alfredo del Mazo. Enfadado Montiel porque miles de niños, adolescentes y normalistas se quedaron sin clases, pero sobre todo molesto por la presión que quisieron imponerle, puso de patitas en la calle a Robledo Sandín, a Luis Zamora y demás convergentes de la Secretaría de Educación.

Luego de ese penoso transe, Luis se fue a apoyar las pretensiones sindicales de su primo Fernando Zamora. Tan notable fue su actuación en esa elección fraudulenta que su primo le dio en recompensa la Comisión de Planeación, Seguimiento y Eva-luación. Desde allí y durante casi tres años, tejió alianzas con delegados sindicales y secretarios del comité ejecutivo estatal, suficientes para gritar en voz en cuello, que él iba a ser el próximo secretario general del SMSEM. ¿Ya no se acuerda lo que vociferó jactancioso en aquellas noches de aquelarre?

Para qué seguir. Allí está la hemeroteca de El Manifiesto para dar cuenta de los excesos de Trinidad Franco, los Zamora y su grupo Convergente. Por mi parte, con esto doy fin al disenso. La historia finalmente colocará a cada quien en su lugar.