macherey. canguilhem y foucault

Upload: jorge-castillo-sepulveda

Post on 10-Feb-2018

241 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/22/2019 Macherey. Canguilhem y Foucault.

    1/17

    Canguilhem aFoucault: la force des normes, Pierre MachereyLa Fabrique ditions, 2009n: Horacio Ponss los derechos de la edicin en castellano reservados pors S.A., Paraguay 1225, 7 piso- C1057AAS Bue

    Espaa S.L., CIL6pez de Hoyos 15, ao izquier28006 Madrid

    total o parcial de este libro en forma idntica oficada por cualquier medio mecnico, electrnico o informo, incluyendo fotocopia, grabacin, digitali zacin o cualquieralmacenamiento y recuperacin de informacin, nola ley n 11.723

    argentina. Made in ArgentinaPars, edicin original

    PierreDe Canguilhem a Foucault: la fuerza de las normas. - la ed.Aires : Amorrortu, 2011.168 p. ; 20x12cm. - (Filosofa)Traduccin de: Horacio PonsISBN 978-950-518-395-1l. Filosofa. l. Pons, Horacio, trad. II. Ttulo.CDD 100

    en los Talleres Grficos Color Efe, Paso 192, Avellaneen noviembre de 2011.esta edicin: 2.000 ejemplares.

    ndice general

    9 Palabras preliminares39 La filosoffa de la ciencia de GeorgesCanguilhem: epistemologa e historiade la s ciencias86 Para una historia natural de las normas

    117 De Canguilhem a Canguilhem pasandopor Foucault131 Georges Canguilhem: un estilo

    de pensamiento148 Normas vitales y normas sociales en elEssai sur quelques problemes concernantle normal et le pathologique

    7

  • 7/22/2019 Macherey. Canguilhem y Foucault.

    2/17

    Palabras preliminares

    Reunir en un volumen los cinco textos que si-guen, como me lo propuso Eric Hazan, a quien co-rresponde la iniciativa de esta publicacin, no re-sultaba tan evidente. En efecto, los artculos fue-ron escritos en pocas muy diferentes: el primeroes de 1963 -acababa de terminar mi ciclo de estu-dios- y el ltimo de 1993, momento en el cual es-taba cerca de l final de mi carrera de investigador y docente de filosofa. Entre esas dos fechascorri mucha agua bajo los puentes; para se r sucin-tos, digamos que hemos cambiado de poca, y quemi manera de trabajar, que me llev a interesarme en ciertos problemas, a aplicarles modos de in-dagacin y reflexin que me eran propios, y a ex-poner precisamente los resultados de esas investi-gaciones bajo tal o cual modalidad, debi transfor-marse con arreglo a un proceso que, sin duda, nopude encauzar del todo a mi antojo, habida cuentade que en mis esfuerzos y anhelos personales in-terfirieron incitaciones y determinaciones de todotipo - pa r a no hablar de un condicionamiento-,que no dependan de m pero cuyas consecuenciastuve que asumr por las buenas o por las malas:apropindomelas, en cierto modo. Acerca del iti-nerario intelectual que recorr en el transcurso deestos ltimos treinta o cuarenta aos me explayya en una antologa de textos publicada, en 1999,en la coleccin Pratiques Thoriques de Presses

  • 7/22/2019 Macherey. Canguilhem y Foucault.

    3/17

    Universitaires de France, Histoires de dinosaure:{aire de la philosophie (1965-1997): en ella se presentaba, sobre la base de mi propia experiencia,un balance de recapitulacin del conjunto de eseperodo, en el cual se produjo, prcticamente entodos los mbitos, una inversin de tendencia quenada me disuadir de interpretar como un triunfoobsceno del espritu reactivo, causa de una pavorosa regresin tanto en el plano de la filosofa como en casi todos los dems. Nadie, como se acostumbra decir, puede saltar por encima de su tiempo, y tampoco, agregara por mi parte, ignorarlo,eludiendo la s coacciones impuestas por la evolucin de una situacin o un contexto, una evolucinque uno mismo no ha decidido pero de la que debehacer, por su cuenta y riesgo, el mbito donde, en sunivel y con los medios de que dispone, se dedica apracticar entre otras cosas la filosofa, en circunstancias que tienen, paradjicamente, algunos aspectos negativos capaces de estimular la reflexin, aun cuando por otra parte la refrenen. Lostextos aqu presentados llevan la marca de lastransformaciones coyunturales que acaban demencionarse, lo cual instaura entre ellos una in soslayable heterogeneidad e incluso una desigualdad, y hace precario su agrupamiento dentrode un mismo conjunto. Entonces, por qu recogerlos en el marco de un volumen que, en apariencia, devuelve a su progresin una coherencia ocontinuidad formal, a despecho de su carcter dispar, que su comparacin, por lo dems, pone anms de relieve?La empresa, no obstante, puede justificarse,ante todo por una razn concerniente al contenidode las cuestiones encaradas en estos cinco textos.

    10

    Al releerlos uno tras otro - ta rea que este proyec-to de publicacin me brind la oportunidad de hace r - me di cuenta de que, aun cuando fuese de";fia manera que podra parecer vacilante y hastacrega en algunos aspectos, los impulsaba el obstinado movimiento de una idea que les era comn,como si esta hubiese procurado trazarse un cami-no a travs de ellos, entre oscuridad y claridad,segn la lgica de una investigacin que, paraserlo verdaderamente, debe proceder sin saber deantemano hacia qu confines se dirige, e inventarsu direccin a medida que progresa en su curso,de un modo que no puede se r del todo premedita-do o preconcebido, pero que no por ello deja deobedecer a cierta lgica o, como dira Pascal,

  • 7/22/2019 Macherey. Canguilhem y Foucault.

    4/17

    da a la cuestin de las normas, con vistas a determinar de qu clase de eficacia o

  • 7/22/2019 Macherey. Canguilhem y Foucault.

    5/17

    a la vez individual y colectivo, sus implicacionesprcticas, que impiden reducirla a la categora deuna especulacin puramente terica.Al aludir a ese vinculo, manifestado a travsde la presencia comn de un problema, no pretendo en absoluto sugerir que Canguilhem y Foucault deberan situarse en una misma linea en laque sus posiciones fueran intercambiables, lo cualsupondra una drstica reduccin de su contenido, alcanzada al cabo de una operacin de abs-

    es inaceptable, puesto que, est claro que ambos encararon la cuestin de la,:norma por vas muy diferentes, y que si en al gunos puntos importantes sus intentos se cruzay llegaron as a conjugarse, no por ello dejaronmostrar diferencias que obstan a confundirlos.,,y. ua.cer como si no fueran sino expresiones de un:,;J1D.lsmo sistema de pensamiento, que slo habra

    desarrollar de manera unvoca su sEsas diferencias obedecen, ante todo, a~ ~ a n ~ p c > s de objetos sobre los cuales uno y otrosu reflexin: si bien Foucault, que co

    : i ! f l l . ~ , t z por vestir el hbito de psicOlogo, partidede

    que condujeron, en un peasombrosa complejidad, a abordar temasirnien.teE de la manera ms lata a la filosofiamoral en todos sus aspectos; temas que, ~ ~ ~ p o r su parte, no ignor, pero queen funcin del sentido de lo que pala cuestin primordial, la de la vida, una

    ~ n Que. aun cuando tampoco estaba del todopensamiento de Foucault, no ocupaba

    en l , sin duda, el mismo lugar. Aunque ambosautores atribuyeron suma importancia a las interrelaciones entre lo natural y lo cultural, lo biolgico y lo social-interrelaciones que ni uno ni otrointerpretaron en el sentido de una armona concordataria-, no encararon sus conflictos y tensiones por el mismo extremo: para simplificar las co-sas al mximo, diremos que lo natural -esto es,lo biolgico- fue el polo prilc1pai de la reflexinde Canguilllm. en tanto que para FoucaUlt el29:' lo principal fue el de lo cultural y lo s o c i a l , ~ adiferencia los llev a efectuar, a travs de un mismo campo, recorridos inversos, destinados por consiguiente a encontrarse. Por ta l razn, si tiene algn sentido leer juntos a Canguilhem y Foucault-empresa que, por cierto, ni uno ni otro habranobjetado-, hay que resistirse empero a la tentacin de meterlos en la misma bolsa, para decirlovulgarmente: la comparacin, en efecto, debe suvalor al hecho de que induce a sus intereses respectivos, y a los resultados en que desemboc laplasmacin de estos, a reaccionar entre s y revelar de tal modo aquello que, a la vez que los une,los desplaza, tanto en el plano de sus centros deinters como en el de sus referencias intelectualesy su s estilos de pensamiento, para no hablar desu s estilos de escritura, que indiscutiblemente losdistinguen, aunque sin oponerlos.A esa tentacin que acabo de denunciar, no hecedido yo mismo, al menos en parte? La sospechapodra confirmarse po r el retorno obsesivo, en lamayora de los textos que he dedicado a relecturasde Canguilhem y Foucault, de la referencia a Spinoza, filsofo por el cual ambos sentan sin dudacierta simpata intelectual e incluso, ta l vez, una

    15

  • 7/22/2019 Macherey. Canguilhem y Foucault.

    6/17

    especie de atraccin, sin que ello los haya llevado,no obstante, a hacer de l una piedra angular desu e f l e x i n ; esto explica, en particular, que enconJunto lo hayan citado y comentado bastantepoco, porque en el fondo no era all donde residasu problema. La insistencia de esa referenciapues, de mi entera responsabilidad y se e x p l i c ~por la s orientaciones personales debidas a mi formacin, lo cual se traduce en que, sin erigirlo empero en una autoridad absoluta -actitud que ha bra sido, me parece, del todo contraria al esprituprofundo del espinosismo-, no haya dejado devolver a l, animado por la esperanza de penetrarlos misterios de ese pensamiento austero tan difcil como raro, para recordar una"frmu'la que elpropio Spinoza dej asentada al final de su tica yque resume bastante bien el carcter de su proceder, ms singular que ninguno: el del pensadorque fue ms lejos, sin duda, en el sentido de unareflexin sobre el problema filosfico de la inmanencia considerado en toda su generalidad. Po rconsiguiente (debo admitirlo sin rodeos) me hevalido de Spinoza, a quien crea conocer ~ s t a n t ebien - lo cual entraaba, por cierto, una cuota deilusi_n::-, para comprender mejor lo que, juntas,permitan pensar la s obras de Canguilhem y Foucault, dos autores contemporneos con los cualesm o ~ d o por mis propios intereses espinosistas,sentla la mayor afinidad. En esta orientacin contaba la ratificacin de Louis Althusser, quientamb1en procur que el conocimiento que poda tene_r sobre los modos de proceder de aquellos lebrmdara un medio para nutrir su intento de elaboracin de una filosofa del marxismo, la filosofaque la empresa de Marx pona delante de s mis-a -( ' - Y ' - ~ : : ; 1 - < _ V \ 7 '\f'!}J/o.O.,J!)O v16

    ma sin haber tenido o sin haberse procurado losinstrumentos para darle una forma explcita,problema que no dej de obsesionarlo y para cuyaresolucin el recurso a Spinoza le pareca igualmente indispensable. Todo esto - lo reconozcohuele a recuperacin al servicio de los propios fines, una recuperacin tanto ms discutible, quiz,cuanto que se efectuaba en primer grado, sintener siquiera la perspectiva que habra supuestouna tentativa de manipulacin consciente y razonada. Con esto quiero decir -aunque debera serobvio- que algunas cosas que escrib, sobre todoen el primero de los textos presentados aqu (elpublicado en 1964 en La Pense, con un a extensaintroduccin de Althusser), ya no las escribira, almenos bajo esa forma; po r ejemplo, en la conclusin de la segunda parte del artculo, el comentario abrupto y cuando menos audaz, y hasta aventurado, sobre la manera en que Canguilhem habaproblematizado el conocimiento de la vida: Procceder propiamente dialctico y materialista.l Aesta confesin, que hago sin restricciones, quierosin embargo aportar la siguiente precisin: alfundarme en una concepcin del pensamiento deMarx informado y reformado por el estudio deSpinoza, no tena la intencin de valerme de ellacomo de un prototipo o un modelo listo para seraplicado ta l cual, rgidamente, a otros contenidosespeculativos, como la filosofa biolgica de Can-_guilhem o la teora histrico-social de Foucault. ,con VlStas a apropiarse de ellas o a incorporarlas adicha concepcin, de la cual habran constituidoentonces una mera prolongacin o complemento;

    1 Ver infra, pg. 56.

    17

  • 7/22/2019 Macherey. Canguilhem y Foucault.

    7/17

    on la relectura de Canguilhem y Foucault a laz de Spinoza y Marx se trataba, en cambio, dea cabo en forma simultnea la operacin in

    consistente en releer a Spinoza y Marx a laz de Canguilhem y Foucault, en una perspecti, por ende, no de reduccin, fatalmente rida y

    mpobrecedora, sino, al contrario, de enriqueciiento: de manera anloga, por lo dems, la lec-

    conjunta de Canguilhem y Foucault, o deSpinoza y Marx, no deba conducir a la asimilain arbitraria de cada uno de los miembros desos dos pares de autores al otro, en la que se losrigiera en los representantes de un pensamientoe sentido nico destinado a transformarse en

    En consecuencia, al releer hoy, con cierta perslos diferentes textos en los cuales procurar razn de lo que era, a mi juicio, el espiritu fun-amental de las investigaciones de Canguilhem y

    -a saber: el insoslayable aporte de es-as a la comprensin de lo que implica vivir, y vi-ir en sociedad, bajo normas- , estimo que no reulta absurdo reunirlos en un mismo conjunto,in abrigar la ilusin, empero, de que este pueda

    un alcance sistemtico o dogmtico, pues laque yo adopt de manera instintiva

    esde el comienzo, consistente en poner la consi-eracin de los problemas por delante de la consi-eracin de la s soluciones que se les dan, inevita

    provisorias, me parece hoy ms vlidaue nunca, e incluso indispensable. Esto me llevaproponer una justificacin ms para la concre-

    in de esta pequea antologa de artculos, justique esta vez no concierne a su contenido

    representado por la cuestin de la in -

    18

    manencia, sino a su propio esta us, en cuanto ja lones de una investigacin que me guardar biende pretender consumada, llegada a su trmino- p a r a ser breve: de presumir que ha logrado de-ci r la verdad, la ltima palabra, sobre la cuestinen torno a la cual no dej de girar, aunque esto nosignifique, sin embargo, que la fuerza de la ideaverdadera no tuvo papel alguno en su desarrol lo- . En otros trminos, considero necesario quelas investigaciones que he podido realizar alrededor de lo que acabo de caracterizar, ante todo, co-mo un problema conserven su naturaleza tambin problemtica, propia de una indagacin encurso que, a pesar de hallarse inconclusa, no estpor ello privada de toda significacin y valor. Estasignificacin sera, en primer lugar, la de un docu-mento concerniente a una poca en que pude, conotros o al mismo tiempo que ellos, interesarme demanera prioritaria en esa clase de problemas e in tent precisar sus considerandos con mayor o menor xito, cuestin que no me toca a m juzgar. Queesta poca no est definitivamente cerrada y terminada es lo que testimonian investigaciones msrecientes, llevadas a cabo por personas de una ge-neracin que no es la ma, en quienes reconozco lapersistencia de una simlar atencin intelectual,aun cuando no provengan de la misma tradicinde pensamiento. Para no mencionar ms que esosejemplos, dos obras que fueron mucho ms lejosde lo que yo haba sido capaz de hacerlo en el exa-men de la problemtica de la fuerza de la s normas,y que demuestran que esta ltima ha mantenidoactualidad e incluso cierta urgencia, son La Viehumaine: anthropologie et biologie chez GeorgesCanguilhem, de Guillaume le Blanc (2002), y Les

    19

  • 7/22/2019 Macherey. Canguilhem y Foucault.

    8/17

    Normes chez Foucault, de Stphane Legrand(2007), ambas publicadas en la coleccin Pratiques Thoriques de Presses Universitaires deFrance.

    Al formular el deseo de que los antiguos textosque yo mismo pude dedicar a Canguilhem y Fou-cault sean tomados como documentos, y no tantocomo resultados tericos que deben aceptarse 0dejarse como tales en su forma presuntamente de-finitiva; al sugerir, por consiguiente, un modo deuso un tanto indirecto y sesgado, quiero hacercomprender que el tipo de inters recurrente quehoy son capaces de conservar depende justamentede su carcter provisorio, incompleto, explicablepor el hecho de que toman lugar en un recorridoefectuado en situacin, de manera inevitablemen-te opaca, lo cual no habra sucedido si se hubieranrealizado en el espacio transparente del pensamiento puro, el espacio donde, parafraseando aKant, la paloma emprende libre el vuelo. Por esorepresentan indicios y sntomas de la manera enque tuvo lugar coyunturalmente cierta recepcinde los trabajos de Canguilhem y Foucault, en vir-tud de la cual estos cruzaron algunos mrgenesdel espritu pblico y produjeron efectos en l; y enesa calidad, me parece, puede relerselos, encuanto representan un esfuerzo de indagacinterica en el mbito de la filosofa, esfuerzo de lque puede decirse, con todas la s ambigedadesasociadas al uso del futuro anterior, que habr si-do, pues, bajo la forma de una tentativa de pros-peccin sobre la cual an hoy puede posarse unamirada retrospectiva, y cuyos resultados, en con-secuencia, estn destinados a medirse a la vez in-disociablemente, en trminos de xito y fracaso.

    20

    Con esas condiciones, en esos lmites, la heterogeneidad de estos textos no constituye por fuerz>, Thales, 9, 1959, pgs. 78 y 91

    39