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Las dificultades en la cuantificación de la violencia contra las mujeres en la pareja: análisis psicosocial 1 The difficulties in the quantification of the violence against women in the couple: psychosocial analysis Victoria A. FERRER PÉREZ* Esperanza BOSCH FIOL* Teresa RIERA MADURELL* RESUMEN De entre las diferentes formas de violencia contra las mujeres, la ejercida en el marco de la pareja o ex-pareja sentimental es la que alcanza tasas más elevadas, tanto a nivel mundial como en nuestro entorno. Sin embargo, determinar cuáles son esas tasas y, por tanto, arbitrar las medidas y recursos necesarios no es en absoluto tarea fácil. Por ello hemos considerado pertinente dedicar este trabajo al análisis las dificultades para cuanti- ficar este problema. A lo largo del texto se analizan los datos procedentes tanto de encuestas como de regis- tros o denuncias y tanto de nuestro país como de otros. Estos datos permiten, en primer lugar, concluir con bastante claridad que esta forma de violencia, así como su consecuencia fatal más irreversible, el femicidio, no es privativa de ningún país o conjunto de países concretos con unas determinadas características. Sin embargo, la magnitud concreta y, por tanto, las semejanzas y diferencias que pueda haber entre países y la evolución de este problema son temas mucho más difíciles de cuantificar. Se analizan y discuten estos resultados. Intervención Psicosocial, 2006, vol. 15 n.º 2 181 Intervención Psicosocial, 2006, Vol. 15 N.° 2 Págs. 181-201 ISSN: 1132-0559 ESPACIO ABIERTO * Grupo de investigación «Estudios de género». Universidad de las Islas Baleares. 1 Este trabajo se realizó en el marco de un proyecto de investigación financiado por el Programa Sectorial de Pro- moción General del Conocimiento de la Dirección General de Enseñanza Superior e Investigación Científica del Ministerio de Educación y Cultura (PB98-0122). Fecha de Recepción: 04-10-2004 Fecha de Aceptación: 30-10-2006

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Las dificultades en la cuantificación de la violenciacontra las mujeres en la pareja: análisis psicosocial1

The difficulties in the quantification of the violenceagainst women in the couple: psychosocialanalysis

Victoria A. FERRER PÉREZ*Esperanza BOSCH FIOL*

Teresa RIERA MADURELL*

RESUMENDe entre las diferentes formas de violencia contra las mujeres, la ejercida en el marco

de la pareja o ex-pareja sentimental es la que alcanza tasas más elevadas, tanto a nivelmundial como en nuestro entorno. Sin embargo, determinar cuáles son esas tasas y, portanto, arbitrar las medidas y recursos necesarios no es en absoluto tarea fácil. Por ellohemos considerado pertinente dedicar este trabajo al análisis las dificultades para cuanti-ficar este problema.

A lo largo del texto se analizan los datos procedentes tanto de encuestas como de regis-tros o denuncias y tanto de nuestro país como de otros.

Estos datos permiten, en primer lugar, concluir con bastante claridad que esta forma deviolencia, así como su consecuencia fatal más irreversible, el femicidio, no es privativa deningún país o conjunto de países concretos con unas determinadas características. Sinembargo, la magnitud concreta y, por tanto, las semejanzas y diferencias que puedahaber entre países y la evolución de este problema son temas mucho más difíciles decuantificar. Se analizan y discuten estos resultados.

Intervención Psicosocial, 2006, vol. 15 n.º 2 181

Intervención Psicosocial, 2006, Vol. 15 N.° 2 Págs. 181-201 ISSN: 1132-0559

ESPACIO ABIERTO

* Grupo de investigación «Estudios de género». Universidad de las Islas Baleares.1 Este trabajo se realizó en el marco de un proyecto de investigación financiado por el Programa Sectorial de Pro-

moción General del Conocimiento de la Dirección General de Enseñanza Superior e Investigación Científica delMinisterio de Educación y Cultura (PB98-0122).

Fecha de Recepción: 04-10-2004 Fecha de Aceptación: 30-10-2006

Page 2: (M) 4. Las dificultades en la cuan - ISCIIIscielo.isciii.es/pdf/inter/v15n2/v15n2a05.pdf · De entre las diferentes formas de violencia contra las mujeres, la ejercida en el marco

PALABRAS CLAVEViolencia contra las mujeres, Malos tratos, Estadísticas, Denuncias.

ABSTRACTAmong the different forms of violence against women, domestic violence is the one that

reaches higher valuations, so much World wide as in our environment. Nevertheless, todetermine what are these valuations and, therefore, to arbitrate the measurements andnecessary resources is not an easy task. For it we have considered necessary to dedicatethis work to the analysis the difficulties to quantify this problem.

We analysed data of surveys and registrations from Spain and from different countries.These data permit in the first place, to conclude with plenty of clarity that this form of vio-lence, as well as its more irreversible fatal consequence, the femicide, is not exclusive ofany country or joint of countries with some characteristics. Nevertheless, the concrete mag-nitude and, therefore, the similarities and differences that can have between countriesand the evolution of this problem are a lot more difficult themes to quantify. We analysedand discuss these results.

KEY WORDSViolence against the women, Bad deals, Statistical, Accusations.

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La violencia contra las mujeres no esun fenómeno nuevo, pero algunos acon-tecimientos recientes y, muy especial-mente, su inclusión en la agenda deorganismos internacionales como laOrganización de Naciones Unidas o laOrganización Mundial de la Salud, hancontribuido a visibilizarlo, pasando deconsiderarla un problema privado a unproblema público (Bosch y Ferrer, 2000).Así, uno de los motivos que han llevadoa considerar este problema como priori-tario por los organismos internacionalesy a que éstos soliciten que los gobiernosdel mundo le den ese mismo trato hasido la constatación de que constituyeun problema social y sanitario de prime-ra magnitud, cuya extensión y conse-cuencias lo convierten en una prioridadde salud pública (Resoluciones 49.25 y50.19, OMS, 1998a).

De entre las diferentes formas de vio-lencia contra las mujeres, la ejercida enel marco de la pareja o ex-pareja senti-mental es una de las más frecuentes,tanto a nivel mundial como en nuestroentorno. Sin embargo, determinar cuálesson sus tasas exactas y, por tanto, arbi-trar las medidas y recursos necesariospara afrontarla no es en absoluto tareafácil. Como señalan Alberdi y Matas(2002), las dificultades para conocer lascifras de este problema son muy gran-des, incluso en el caso de aquellas socie-dades en las que ha aumentado la con-ciencia al respecto, y España no es unaexcepción, de modo que:

“nos encontramos con una gran esca-sez y una enorme diversidad de losdatos que reflejan esta forma de violen-cia contra las mujeres (...) y apenas enlos últimos años comienzan a realizarseregistros de mujeres muertas o denun-cias presentadas” (Alberdi y Matas,2002, p. 115).

De hecho, la cuantificación de la vio-

lencia contra las mujeres en la pareja hasido y es motivo de importantes contro-versias, por lo que hemos consideradopertinente dedicar este trabajo a revisarel estado de esta cuestión.

LA VIOLENCIA CONTRA LASMUJERES EN LA PAREJA COMODELITO OCULTO

En relación a esta forma de violenciacontra las mujeres (y al igual que ocurreen otros casos como las agresionessexuales, el acoso, etc.) hay un acuerdocasi unánime en aceptar que se trata deun delito oculto, esto es, un delito quesale a la luz y se denuncia proporcional-mente muy poco y, por tanto, cuyas ver-daderas cifras son difíciles de conocer(Abril, 1999; Caño, 1995; Echeburúa yCorral, 1998; Medina, 1994; Pérez delCampo, 1995; Sarasúa, Zubizarreta,Echeburúa y Corral, 1994; Zubizarreta,Sarasúa, Echeburúa, Corral, Sauca yEmperanza, 1994).

Las razones por las que las mujeresno denuncian la violencia que padecena manos de sus parejas o ex-parejassentimentales o no informan de suocurrencia pueden ser muchas y varia-das, y tanto de origen social como indi-vidual. Entre ellas estarían (Abril,1999; Benítez, 1998; UNICEF, 2000;Watts y Zimmerman, 2002): El miedo atener que continuar y/o reanudar laconvivencia con su maltratador; elmiedo, el desánimo o la falta de con-fianza en el sistema judicial o en losresultados que se pueden obtener aldenunciar o hacer pública la violencia,o los elevados costes de emprender unproceso judicial; la dependencia econó-mica (falta de recursos económicos,falta de vivienda, etc.) y/o afectiva de lavíctima hacia el agresor; la no acepta-ción del fracaso de la relación de pare-ja; la consideración de que lo que ocu-

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rre en la pareja es un problema privado(y no un delito) que atañe sólo a lafamilia; los sentimientos de culpa overgüenza, derivados de creer que ellashan provocado la violencia con su des-obediencia, su fracaso o su infidelidad;la tolerancia social hacia el agresor y/ola falta de respuesta del entorno de lavíctima a este tipo de violencia; y lasdificultades para que las propias vícti-mas, el entorno (y a veces los/as profe-sionales) identifiquen como tal ciertasformas de violencia (sobre todo la psi-cológica y la sexual).

Pero, además de la reticencia onegativa a denunciar o hacer público elmaltrato que se padece, hay tambiéndificultades añadidas para conocer sumagnitud derivadas del tipo de estadís-ticas que se realizan. Así, generalmen-te, se dispone sólo de informes secto-riales de ciertos organismos e institu-ciones que tratan de recoger o agruparlos datos sobre el tema; y, además,como veremos más adelante, suelenemplearse criterios distintos para reco-pilar datos, barajando definicionesdiversas y obteniendo, por tanto, resul-tados dispares y difícilmente compara-bles (Goodman, Koss y Russo, 1993;OMS, 1998b).

Tratando de superar estas dificulta-des, los trabajos sobre el tema hancombinado datos procedentes tanto dedenuncias como de encuestas sobreviolencia contra las mujeres en la pare-ja. A continuación analizaremos ambostipos de datos, sus ventajas e inconve-nientes y las cifras de las que dispone-mos en base a una y otra de estas fuen-tes, pero primero veremos cuáles sonlas recomendaciones de los organismosinternacionales sobre la obtención ydisponibilidad de datos sobre este pro-blema (para poder analizar así hastaqué punto dichas recomendaciones secumplen).

LOS ORGANISMOSINTERNACIONALES Y LOS DATOSSOBRE VIOLENCIA CONTRA LASMUJERES EN LA PAREJA

Diversos organismos internacionalesvienen haciendo recomendaciones sobrela necesidad de obtener datos relativos ala violencia contra las mujeres en gene-ral, y en la pareja en particular, y sobrela forma más adecuada de hacerlo. Así,por ejemplo, la Plataforma para la Acciónde la Declaración de Beijing, aprobadatras la IV Conferencia Mundial sobre lasMujeres (ONU, 1995) establecía en suobjetivo estratégico D.2 la necesidad deestudiar las causas y consecuencias dela violencia contra la mujer y la eficaciade las medidas preventivas que se adop-ten. Para ello, y como acciones específi-cas, sugería recoger datos y elaborarestadísticas sobre la prevalencia de laviolencia contra las mujeres, sus causas,naturaleza y consecuencias, así comosobre la eficacia de las medidas aplica-das, y divulgar ampliamente los resulta-dos de dichas investigaciones al conjun-to de la población.

En 1997 la Unión Europea establecióun mandato para que cada uno de suspaíses miembros recoja, elabore y publi-que anualmente datos sobre las diferen-tes formas de violencia contra las muje-res que ocurren en su territorio. Sinembargo, como ya remarcaron Alberdi yMatas (2002), este mandato se sigue sóloa medias y la recogida de datos no seestá haciendo con criterios unificados,como se verá a continuación.

Posteriormente, los/as expertos/asdel Consejo de Europa en las conferen-cias desarrolladas en 1999 y 2000 reali-zaron diversas propuestas para la recogi-da de información sobre el tema (Díaz-Aguado, 2002, pp. 143-145): Realizarestadísticas desagregadas por género ydesarrollar indicadores comunes para

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mejorar la valoración de la violencia con-tra las mujeres y evaluar la eficacia delas medidas adoptadas para prevenirla ypaliar sus efectos; considerar ciertasinfluencias, frecuentemente olvidadas,que pueden alterar los resultados deencuestas e investigaciones como laposible variabilidad en función del con-texto, del origen sociocultural o lingüísti-co o de los cambios que se están produ-ciendo en los esquemas a partir de loscuales se conceptualiza el problema;avanzar en la estandarización y rigor delas encuestas tomando medidas comoextraer muestras representativas de lapoblación o controlar mejor los posibleserrores de muestreo, establecer escalascon descripciones muy detalladas de losactos de violencia a partir de informa-ción directa de las víctimas, entrenaradecuadamente a los/as entrevistado-res/as o recurrir a especialistas en len-guaje para evitar problemas de traduc-ción; llevar a cabo encuestas e investiga-ciones sobre temas de interés prioritarioincluyendo costes, causas y consecuen-cias de la violencia contra las mujeres;favorecer la cooperación entre las dife-rentes instancias públicas y privadasque trabajan el tema y promover lainvestigación tanto en redes nacionalescomo internacionales; establecer institu-ciones gubernamentales que coordinenla evaluación eficaz en la lucha contra eltema y consulten con los agentes socia-les implicados; compilar y elaborar losresultados de las investigaciones parafacilitar su divulgación al conjunto de lapoblación. En esta línea, se sitúan lasRecomendaciones aprobadas por laasamblea parlamentaria del Consejo deEuropa, que ratificó el informe sobre vio-lencia contra las mujeres en la parejapresentado por Olga Keltosova (2002).

Por su parte, el Observatorio de laViolencia del Lobby Europeo de Mujeres2

se constituyó con la idea de evaluar laspolíticas (tanto públicas, propuestas porlos gobiernos y concretadas en planes deacción, como aquellas que llevan a cabolas ONGs) desarrolladas contra la violen-cia de género. Para lograr este objetivose ha desarrollado una propuesta deindicadores relativos a diferentes cues-tiones implicadas en el problema (actua-ciones políticas, legislativas, educativas,...), basadas en los indicadores propues-tos por la Convención para la Elimina-ción de todas las formas de Violenciacontra las Mujeres (CEDAW, n.d./2004).Por lo que se refiere a la recogida dedatos, se recomienda elaborar: Estadís-ticas generales desagregadas por sexo;registros sistemáticos de todos los casosde violencia contra las mujeres; estadís-ticas anuales a este respecto y de evolu-ción de los últimos 5 años; registrosobligatorios por parte de la policía detodas las intervenciones relativas acasos de violencia; estadísticas integra-das relativas al sistema de justiciapenal; y, además, facilitar la participa-ción de las estadísticas nacionales en larecogida de datos internacional; la cola-boración con las ONGs; y la difusión deestadísticas y datos sobre la violencia ala sociedad en general.

El informe de Amnistía Internacional(2002) sobre la situación de la violenciade género en España se refiere también aesta cuestión cuando recomienda:

“Las autoridades deben recabarinformación estadística actualizadasobre el grado de extensión de la violen-cia de género en el ámbito familiar.Estos datos deben hacerse públicos ydifundirse ampliamente. Se deben sumi-nistrar estadísticas desagregadas quepermitan diferenciar los actos de violen-cia de género cometidos contra las muje-res por parte de sus parejas o ex-

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2 Dirección de internet: http://www.observatorioviolencia.org

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parejas de otras formas de violencia” (p. 69).

Vemos pues que todas estas reco-mendaciones, y tanto las de organismospúblicos como las de las ONGs, coinci-den en señalar la necesidad de desarro-llar mecanismos fiables y válidos paraevaluar adecuadamente la magnitud dela violencia contra las mujeres en lapareja. Algunas de estas recomendacio-nes son muy recientes, pero otras,como las emanadas de la Conferenciade Beijing, tienen ya más de 10 años.En estos años y, al menos en el caso deEspaña, la situación parece habermejorado, pero aún quedan muchospasos por dar. En los próximos aparta-dos comentaremos los datos disponi-bles sobre esta cuestión.

LOS DATOS SOBRE DENUNCIAS

En primer lugar, analizaremos losdatos procedentes de denuncias pre-sentadas, de registros oficiales, de cen-tros de atención a mujeres, etc. Suprincipal ventaja es que recogen infor-mación fehaciente, es decir, informa-ción de hechos acontecidos por lo queofrecen resultados muy fiables (Díaz-Aguado, 2002). Por contra, sus princi-pales inconvenientes radican en quesólo tienen en cuenta los casos en losque las mujeres denuncian o solicitanayuda, invisibilizando al resto; además,en algunos países la violencia contra lamujer en la pareja (en su totalidad o enalgunos de sus aspectos) no está consi-derada como delito por lo que no apare-ce en los registros policiales; y, general-mente, recogen una cantidad de infor-mación muy limitada sobre las víctimasy sus características (Díaz-Aguado,2002; Keltosova, 2002). Por tanto,podría decirse que estas fuentes ofrecenresultados que, aunque muy fiables,son incompletos.

LOS DATOS SOBRE DENUNCIAS ENESPAÑA.

Los datos procedentes de registros ofi-ciales que suelen emplearse en Españason aquellos relativos a denuncias. Eneste sentido, cabe recordar que la Direc-ción General de la Policía comenzó a lle-var una estadística sobre denuncias demalos tratos a mujeres a partir de 1984;la violencia física en el ámbito de la fami-lia comenzó a ser considerada delito en1989; hasta 1990 no comenzaron a apa-recer datos estadísticos sobre el tema enlas Memorias Anuales del Ministerio delInterior; y, finalmente, en 1992 se empe-zaron a analizar sistemáticamentedichos datos (Acale, 1999).

Por otra parte, y dados los diferentesmodos en los que esta forma de violenciase ha tipificado en el ordenamiento jurí-dico español, ha sido frecuente, como yaseñaló Blanca Vázquez (1993), que suocurrencia se hallara en las estadísticasjudiciales dispersa entre los delitos demalos tratos, propiamente dicho, y otrosapartados (otros delitos, faltas, delitos yfaltas contra las personas, etc.) y tam-bién que las cifras oficiales no incluyeranlas denuncias presentadas ante las poli-cías autonómicas o en ciertos ámbitosgeográficos.

A continuación, y a modo de ejemplo,presentamos la información sobredenuncias por violencia contra las muje-res en la pareja para el conjunto deEspaña desde que éstas se recopilan,teniendo en cuenta que una misma per-sona puede haber hecho más de unadenuncia, incluso en el mismo año (VerTabla 1).

Como puede verse, estos datos mues-tran unas cifras de denuncias muy simi-lares (con ligeras oscilaciones) entre1984 y 1995, y, a partir de entonces, un

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incremento, ligero al inicio, pero cons-tante, excepto en los últimos años, demodo que entre 2001 y 2002 la cifraprácticamente se duplica, lo cual podríaestar relacionado, entre otras cosas, conlos cambios de criterio al recogerlos(pasando de un criterio muy excluyentehasta llegar a otro más inclusivo).

Tomando como base el Censo dePoblación y Viviendas elaborado por elInstituto Nacional de Estadística espa-ñol, en 1991 había en España19.835.822 mujeres, pudiendo decirse

que la tasa era en ese momento de 854denuncias por violencia en la pareja porcada millón de mujeres. De acuerdo conel censo de 2001 el número de mujeresascendió en nuestro país a 20.834.489,con una tasa de denuncias para ese añode 1.160 por cada millón de mujeres.Dado que éste sigue siendo el Censovigente, podemos emplearlo para calcu-lar la tasa actual que se situaría en2.868 denuncias por cada millón demujeres. Vemos, por tanto, que no sóloel número de denuncias ha aumentado,sino que la tasa de denuncias por violen-

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Tabla 1. Registro de casos de violencia contra las mujeres en la pareja en España(denuncias de delitos + faltas). Por años.

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cia en la pareja por cada millón de muje-res se ha triplicado en nuestro país enlos últimos 15 años.

En cuanto a la relación entre denun-cias interpuestas y casos reales, los pri-meros textos que se publicaron en nues-tro país sobre el tema (Caño, 1995;Medina, 1994; Pérez del Campo, 1995;Sarasúa et al., 1994; Zubizarreta et al.,1994) sugerían a título orientativo que,en general, el número de denuncias enEspaña se correspondería, aproximada-mente, a un 5%-30% de los casos de vio-lencia contra las mujeres en la parejaexistentes. En apoyo de las estimacionesmás optimistas iría el hecho de que laFederación de Asociaciones de MujeresSeparadas y Divorciadas observó que deltotal de mujeres que solicitaron ayudaen sus centros en 2000, un 31% llegarona interponer después una denuncia, oque la Comisión para la Investigación delos Malos Tratos observó que el porcen-taje ascendía a un 40% de las mujeresque solicitaban información (Lasheras yPires, 2003). Sin embargo, como veremosmás adelante, las encuestas sugierenque estas estimaciones se habrían que-dado cortas.

LOS DATOS PROCEDENTES DE DENUNCIAS O REGISTROS EN EL MUNDO

En un reciente informe del CentroReina Sofía para el Estudio de la Violen-cia (CRSEV) (Sanmartín, Molina y Gar-cía, 2003), se presentan, entre otros,datos sobre denuncias o procedentes deregistros en diferentes países del mundo.Para obtener esta información, el CRSEVcontactó con un total de 95 países perotan sólo la obtuvo para una decena deellos como puede verse en la Tabla 2.

Cabe destacar que mientras en algu-nos casos (Mali, Mozambique, ...) losdatos procedían de registros realizadospor ONGs, en otros casos procedían deregistros oficiales (como por ejemplo eldato de España) y aún en otros se infor-maba de que las fuentes habían sido deambos tipos (como en el caso de USA,Japón, Alemania, etc.). Igualmente, no seindicaba si los datos proporcionadoshacían referencia al conjunto del país o auna zona geográfica concreta ni cuáleshabían sido los criterios empleados ensu recogida (si incluían sólo pareja dederecho o también de hecho, si incluían

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Tabla 2. Registro de casos de violencia contra las mujeres en la pareja en el mundo

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o no ex-parejas, etc.). Por tanto, y apesar del evidente valor orientativo quepuedan tener, sin mayores detalles sobreel modo en que fueron obtenidas, estascifras deben ser manejadas con muchaprudencia ya que probablemente esténexplicando más sobre el modo de reco-lectar la información y sus deficienciasque sobre el problema en sí mismo.

LOS DATOS PROCEDENTES DE ENCUESTAS

Al igual que ocurre con las denunciasy registros, también las encuestas sobrepoblación general ayudan, directa o indi-rectamente, a comprender la magnitudde este problema y tienen ventajas einconvenientes. Entre las ventajas cabecitar, por ejemplo (Díaz-Aguado, 2002)que incluyen más información puestoque acceden tanto a casos denunciadosy/o públicos, como a aquellos que no loson; que pueden repetirse en diferentesmomentos y lugares, lo cual permiteestablecer comparaciones; y que permi-ten obtener una mayor cantidad de datossobre las víctimas, las circunstancias enlas que ocurrió el suceso, sus efectos,etc. Entre sus posibles inconvenientesestarían los siguientes (Díaz-Aguado,2002; Watts y Zimmerman, 2002): nosiempre se emplean definiciones de vio-lencia iguales o comparables entre sí; lapoblación estudiada no siempre es simi-lar (puede variar la edad, el estado civil,...); pueden cometerse errores de mues-treo, incluyendo la posibilidad de que seproduzca la exclusión de quienes no sehallan en el marco muestral (por ejem-plo, personas en riesgo de exclusiónsocial); y pueden generar problemas liga-dos al recuerdo de las personas entrevis-tadas.

De hecho, la mayoría de datos dispo-nibles sobre violencia contra las muje-res en la pareja provienen de encuestas,

y las particularidades metodológicas delos diferentes estudios (definición deviolencia empleada, tamaño de lasmuestras, método para su elección, tipode preguntas formuladas, duración delestudio, …) condicionan en gran medidael tipo y fiabilidad de los resultadosobtenidos (UNICEF, 2000; Watts y Zim-merman, 2002).

LOS DATOS PROCEDENTES DE ENCUESTAS EN ESPAÑA

Por lo que se refiere a nuestro país,disponemos de algunos datos indirectosque dan una idea de la extensión delproblema. Así, por ejemplo, en unaencuesta realizada en 1990 por el Cen-tro de Investigaciones Sociológicas (CIS)sobre población general (Cruz y Cobo,1991) un 29% de las personas entrevis-tadas afirmaban tener conocimientopersonal de malos tratos ejercidossobre mujeres y este porcentaje aumen-taba hasta casi el 40% cuando lasentrevistadas eran mujeres de 18 a 29años. En otra encuesta sobre el tema(CIS, 2001) se observaron sólo ligerasvariaciones, de modo que un 22% delas personas encuestadas decía conoceralgún caso.

En cuanto a información directa sobrela ocurrencia de este delito, en un estu-dio realizado por Cáritas en la Comuni-dad de Madrid en 1989 en el que seentrevistó a mujeres casadas o con pare-ja estable, un 2% de ellas reconoció quesu marido/pareja las maltrataba y un7% se reservó su opinión sobre estetema. Por su parte, Mª José Benítez(1998) realizó una encuesta de victimiza-ción observado que el 15% de las muje-res entrevistadas había padecido malostratos alguna vez y el 8% los había pade-cido en los 5 años previos a la entrevista,pero sólo el 8% de víctimas había pre-sentado denuncia.

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En 1999 el Instituto de la Mujer reali-zó una macroencuesta sobre ocurrenciade maltrato a más de 20.000 mujeresespañolas mayores de edad (Alberdi yMatas, 2002; Instituto de la Mujer, 2000;Vives, 2001). En esta encuesta se pre-guntaba directamente a las mujeres si sesentían maltratadas en su relación depareja, pero, además, se obtenían datossobre los comportamientos vividos endicha relación que permitían establecerla existencia de “situaciones objetivas deviolencia”, esto es, situaciones en lasque, aunque las mujeres no tuvieranconciencia de ello, estaban en una posi-ción de inferioridad con respecto de sumarido o pareja, que se permitía tratar-las despreciativamente y que considera-ba que podía imponerles su conducta yrestringirles sus libertades. En estoscasos se hablaba de la existencia demujeres “técnicamente maltratadas”.

Los datos obtenidos indicaron que el4’2% de las entrevistadas (lo que traduci-do a la población española de mujeresmayores de edad serían 640.000 muje-res) admitía haber sufrido alguna formade violencia de su entorno más cercanoen el último año y, de ellas, el 52% habíasido maltratada por su pareja o ex-pareja(lo que traslado a la población generalserían 368.000 mujeres). Es decir, el2’18% de mujeres mayores de 18 añosdel conjunto de la población española sesentía maltratada en su relación de pare-ja. Por otra parte, el 12’4% de las entre-vistadas (alrededor de 2.100.000 mujeresen la población general) estaba en unasituación objetiva de violencia y, de ellas,el 74’2% sufría esa violencia a manos desu pareja o ex-pareja (1.550.000 muje-res). Es decir, el 9’2% de mujeres mayo-res de 18 años del conjunto de la pobla-ción española era “técnicamente maltra-tada” en su relación de pareja.

Como es fácilmente constatable, estascifras se alejan de las de denuncias mos-

trando que, efectivamente las denunciasrepresentarían tan sólo un pequeño por-centaje de los casos existentes (entremenos del 2% y el 16%, dependiendo delcenso que tomemos como referencia y desi se trata de maltrato declarado o no).

LOS DATOS PROCEDENTES DE ENCUESTAS EN EL MUNDO

En la Tabla 3 se presenta un resumende datos sobre violencia contra las muje-res en la pareja procedentes de encues-tas realizadas en diversos países, elabo-rado para un trabajo anterior (Bosch yFerrer, 2002) a partir de diferentes infor-mes.

Resumiendo los datos presentadospuede decirse que, entre un 10% y un60% de las mujeres habrían padecido almenos un episodio de violencia en lapareja a lo largo de su vida y entre un3% y un 54% habrían padecido violenciaen la pareja a lo largo del año anterior aser encuestadas, variando según paísesy tipos de violencia (física, psicológicoy/o sexual).

Para interpretar adecuadamente estosdatos es importante remarcar que, aun-que todos proceden de encuestas, noson estrictamente comparables entre síya que, tal y como se comentó anterior-mente, las encuestas pueden haber sidorealizadas con metodologías diversas.Así, los trabajos que se reseñan hansido recogidos a partir de muestrasseleccionadas con criterios distintos, condistintas coberturas geográficas, condiferentes límites de edad y estado civil(casadas, viviendo en pareja, ...) y, sobretodo, a partir de definiciones y categorí-as disímiles para la medición y conside-ración de los diversos tipos de violencia,al tipo de preguntas realizadas, etc.(Heise y García-Moreno, 2003; UNICEF,2000).

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Tabla 3. Información procedente de encuestas sobre la violencia contra lasmujeres en la pareja en el mundo

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En definitiva, a pesar de la disparidadde datos procedentes de las diferentesfuentes comentadas, lo que sí puede afir-marse, como ya apuntaron Heise y cols.(1999) o Walker (1999), es que ningúnpaís del mundo está libre de esta formade violencia.

LOS FEMICIDIOS EN LA PAREJA

El término femicidio es un neologismo

que se ha impuesto recientemente parareferirse a los asesinatos de mujeres (amanos de varones) como resultado extre-mo de la violencia de género que ocurretanto en el ámbito privado como en elespacio público y que incluye tantoaquellas muertes de mujeres a manos desus parejas o ex – parejas sentimentales,como a manos de familiares, agresoressexuales, etc.

En relación con esta cuestión, una

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Tabla 3. Información procedente de encuestas sobre la violencia contra lasmujeres en la pareja en el mundo (Continuación)

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primera puntualización a realizar es queno todos los países diferencian en susestadísticas los homicidios de los femici-dios y, en aquellos que sí lo hacen la dis-tinción se ha introducido en la segundamitad del siglo XX, salvo en el caso deFinlandia (que los diferencia desde 1754)(Sanmartín et al., 2003, p.46). Esto con-lleva una ausencia de desagregación porgénero de las estadísticas sobre el temaque dificulta la extracción de conclusio-nes al respecto.

LOS FEMICIDIOS EN LA PAREJA EN ESPAÑA

En cuanto a las mujeres muertas amanos de sus parejas, en el estado espa-ñol los datos oficiales los ha venido reco-giendo el Instituto de la Mujer, a partirde las informaciones proporcionadas porel Ministerio del Interior. Estos datostenían las siguientes características(Alberdi y Matas, 2002): Hasta 2002 sólose incluía la información relativa a pare-jas que tuvieran un vínculo formal; lapolicía llevaba un registro diario de losdelitos cometidos y el Ministerio del Inte-rior se basaba en ese registro, incluyen-do en sus estadísticas la identidad delacusado sólo cuando la policía lo hubie-

ra identificado desde el primer momento;igualmente, en base a este registro, seincluían en las estadísticas sólo a aque-llas mujeres víctimas de violencia quefallecían inmediatamente (o en las pri-meras horas) tras la agresión; no serecogían aquellos sucesos atendidos porlas policías autonómicas; los diferentescuerpos de seguridad tenían métodos deregistro propios y no unificados, lo cualpodía hacer que los datos no siemprefueran estrictamente comparables; enalgunos casos el Ministerio del Interiorconsideraba ciertos homicidios en elmarco de la pareja como consecuenciade problemas económicos o similares, yno del maltrato.

Ante esta situación, diversas organi-zaciones feministas y en particular laFederación de Mujeres Separadas yDivorciadas comenzó en 1998 a llevar ensu página de Internet3 un seguimientocon perspectiva de género del número defemicidios en la pareja a partir de lainformación aparecida en los medios decomunicación que no sólo se limitaba aldía en que ocurría la agresión y queabarcaba todo el territorio nacional porlo que podían obtener datos más comple-tos. En la tabla 4 puede verse la compa-ración entre ambos tipos de datos.

Victoria A. Ferrer Pérez, Esperanza Bosch Fiol y Teresa Riera Madurell

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3 Dirección de internet: http://www.separadasydivorciadas.org/

Tabla 4. Mujeres víctimas mortales de violencia en la pareja en España. Por años

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Estas disparidades suscitaron unafuerte crítica social, especialmente porparte de las asociaciones de mujeres queacusaban a los organismos oficiales depropiciar una “guerra de cifras”. Además,diversos trabajos de análisis, como el deVives, Alvárez y Caballero (2003) ó el dela Fundación Mujeres (2003), se ocupa-ron de revisar estas disparidades, sugi-riendo alternativas para corregirlas.

A la vista de todo ello, el Instituto dela Mujer decidió modificar sus criteriosde recogida de datos sobre el tema y

“realizar su propia cuantificación,basada en un sistema mixto y unificado,en el que, partiendo de las noticias apare-cidas en los medios de comunicación, queson utilizados como “sistema de alerta”,cada uno de los casos, es, posteriormen-te, contrastado con los datos provenientesdel Ministerio del Interior y, en un futuro,del ámbito judicial”4.

De acuerdo con este nuevo criterio, enla página web del Instituto de la Mujer seofrecen datos sobre las mujeres muertasa manos de sus parejas o ex – parejassentimentales a partir de 1999 que corri-gen y, en muchos casos, amplían los queanteriormente proporcionaba esta institu-ción, datos que se han incluido tambiénen la Tabla 4. A partir de ellos, y tomandocomo referencia para su análisis el Censode 2001, puede decirse que la tasa demujeres muertas a manos de su pareja oex-pareja por cada millón de mujeres haoscilado en España entre 2’40 para el año2001 y 3’46 para el año 2004.

LOS FEMICIDIOS EN LA PAREJA EN EL MUNDO

Por lo que se refiere a los femicidios amanos de la pareja o ex-pareja en otros

países, el informe del CRSEV (Sanmartínet al., 20003) al que hemos hecho refe-rencia anteriormente, ofrece los datosque se recogen en la Tabla 5.

De acuerdo con este informe, la parejao ex-pareja sería responsable del 37%del total de femicidios que se cometen ydel 70% de aquellos que se cometen enel ámbito familiar (Sanmartín et al.,2003).

En su momento, a la vista de estosdatos se suscitó una importante polémi-ca en nuestro país sobre el lugar queocupaba España en este macabro “rán-king” y sobre el significado de que paísescon una larga tradición de lucha contrala discriminación de las mujeres y deimplantación de políticas de igualdad(como los países nórdicos, por ejemplo)tuvieran tasas de femicidio en la parejamuy superiores a las de otros países sineste tipo de prácticas. Así, mientrasalgunos sectores creyeron ver ven esosdatos el reflejo del fracaso de estas políti-cas, otros remarcaron la disparidad en elseguimiento del problema, desde la casitotal ausencia en algunos casos hasta lagran precisión de datos en aquellos paí-ses más preocupados por estos proble-mas, que son también quienes másmedidas igualitarias han impuesto.

Una última cuestión a comentar entorno al femicidio en la pareja tiene quever con la relación entre muertes ydenuncias. Aquí, como en casi todo loque hace referencia a las diferentes for-mas de violencia de género, los datos sontambién discrepantes. Así, en el primerinforme exhaustivo sobre el tema realiza-do en nuestro país, el del Defensor delPueblo (1998) se estimaba en un 98% elporcentaje de mujeres muertas a manosde su pareja o ex-pareja que previamentela habían denunciado por malos tratos.

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4 Dirección de internet: http://www.mtas.es/mujer/mujeres/cifras/violencia/muertes.htm

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Los datos que se han ido obteniendoposteriormente rebajan sustancialmenteesa cifra, que el Observatorio contra laViolencia Doméstica y de Género delConsejo General del Poder Judicial cifróen el 19% en 2001 y en el 25’7% en2002. En cuanto a las mujeres muertasa manos de su pareja o ex-pareja queestaban separadas y/o en proceso deseparación de esa pareja, el Instituto dela Mujer maneja porcentajes que oscilanentre el 30 y el 45%, según el año.

En su análisis sobre el tema, Vives ycols. (2003) no observaron para el estadoespañol un patrón geográfico definido nipara las muertes ni para las denunciasy, aunque observaron que en ciertas pro-vincias se daban tasas elevadas, noobtuvieron correlación entre las provin-cias con mayores tasas de denuncias porviolencia y aquellas con mayores tasasde femicidio a manos de la pareja, lo queles llevó a cuestionar que las denuncias

fueran un factor relevante (ni protector,ni de riesgo) para morir a manos de lapareja sentimental.

En otros países los datos son varia-bles. Así, según el informe del CRSEV(Sanmartín et al., 2003) el porcentaje demujeres muertas a manos de su pareja oex-pareja y que previamente habíadenunciado a esa pareja por malos tra-tos era del 56% en Canadá en 1998 y del30% en Estados Unidos en 1997; y elporcentaje de mujeres muertas a manosde su pareja o ex-pareja y que estabanseparadas y/o en proceso de separaciónde esa pareja era del 50% en EstadosUnidos en 1992, del 40% en Australia en1999, del 29% en Dinamarca en 2000,del 27’5% en Canadá en 2002, del 17%en Chile en 2001 y del 15% en Noruegaen 2000.

En relación con estas cuestiones,los/as responsables de algunas ONGs

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Tabla 5. Mujeres víctimas mortales de violencia en la pareja en el mundo

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que han trabajado el tema resumenestas dificultades del modo siguiente:Ángeles Álvarez5 portavoz de la Red deOrganizaciones Feministas contra la Vio-lencia de Género, señala: “No creemosque mueran más mujeres en España queen otros países de la UE, lo que sucede esque los indicadores que se utilizan pararealizar los informes no siemprecoinciden”. Y el informe de AmnistíaInternacional (2002) mencionado ante-riormente ya apuntaba que:

“El ordenamiento penal sueco, ademásde los delitos de lesiones, amenazas,homicidio, etc., de carácter genérico, hacreado dos delitos autónomos: la violenciade hombres contra mujeres y la violenciacontra menores. Quizás ésta sea unaforma interesante de clarificar contra loque se quiere luchar, identificando elaspecto central de la violencia de género,el sexo del autor y la víctima”.

¿QUÉ ESTÁ PASANDO? HIPÓTESISEXPLICATIVAS

Datos como los presentados han sus-citado un intenso debate internacionalsobre el aumento de la violencia contralas mujeres en la pareja en los últimosaños, dando origen a dos posibles hipó-tesis explicativas sobre sus causas: quelas mujeres se muestren más dispuestasa denunciar estos problemas (“hipótesisbenigna”) o, por el contrario, que se estéproduciendo un repunte de los casos deviolencia de género (“hipótesis de la esca-lada”). Como ya señaló el informe delBritish Council (1999), probablementeambas hipótesis sean ciertas.

En este sentido, la visibilización delproblema, la mayor sensibilización socialy la mayor receptividad de organizacio-nes e instituciones así como el mayor

nivel de recursos públicos para proteger-las y ampararlas existente actualmentefacilitaría que, efectivamente, hubiesemás mujeres dispuestas a denunciar losproblemas de violencia de género quepadecen, confirmando en parte estahipótesis “benigna” según la cual el mal-trato ha existido siempre en la misma, oincluso en mayor, medida y lo que ocurrees que ahora se hace público.

Pero, por otra parte, existe otra posi-bilidad explicativa, bastante menos hala-güeña. Así, si partimos de que el des-equilibrio de poder entre géneros está enla base de este tipo de violencia (como seconsidera, por ejemplo, desde la perspec-tiva feminista de análisis), cabe pensarque los cambios en las relaciones degénero y los avances en pro de las muje-res pueden hacer que, a corto plazo,aumente la violencia contra ellas dadaslas dificultades de ciertos varones paraadaptarse a estas nuevas situaciones ypara acomodarse a las nuevas pautas enlas relaciones de pareja. El aumentoalarmante de las agresiones con inten-cionalidad de matar y de los asesinatosjunto con aquellos casos en que losintentos de romper la relación de parejallevan a un incremento de la intensidadde la violencia reforzarían esta hipótesisde la escalada, que complementaría laanterior.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Como se ha mostrado a lo largo deeste trabajo, los datos disponibles sobreviolencia contra las mujeres en la pare-ja arrojan algunas luces, pero tambiénmuchas sombras sobre este problema.Estos datos permiten, en primer lugar,concluir que la ocurrencia de esta vio-lencia, así como su consecuencia fatalmás irreversible, el femicidio, no es pri-

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5 Declaraciones al diario “El País”. 18 de julio de 2003.

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vativa de ningún país o conjunto depaíses concretos con unas determina-das características. Y, éste, que pareceun dato obvio, resulta de gran impor-tancia para contrarrestar el mito de quela violencia contra las mujeres (engeneral y en la pareja) es privativa desectores marginales, pobres e incultos,mito que aún está fuertemente arraiga-do en algunos sectores sociales o inclu-so profesionales y que es necesario des-mentir.

Más allá de esta primera constata-ción, la siguiente conclusión que puedeextraerse de todos estos datos es que lamagnitud concreta y, por tanto, lassemejanzas y diferencias que puedahaber entre países y la evolución de esteproblema son temas mucho más difícilesde cuantificar. Cabe por tanto reflexionarsobre los motivos para ello.

En este sentido, y como ya se hacomentado, una de las principales razo-nes para esta dificultad tiene que ver concuáles son los datos disponibles y cuálessus características. Así por ejemplo, yaen el informe de CRSEV (Sanmartín etal., 2003), al que nos hemos referido enrepetidas ocasiones, se resumen losprincipales problemas detectados en larecopilación de datos del modo siguiente:Muchas de las estadísticas que se reali-zan no están desagregadas por género;en ocasiones no se tiene en cuenta larelación que existe entre el agresor y lavíctima; las definiciones del problemaestudiado que se manejan no coincidenplenamente entre los diferentes países;no siempre se manejan adecuadamentelos conceptos de incidencia y prevalen-cia; e, incluso, el concepto de poblaciónno siempre se usa en el mismo sentido(así, en ocasiones, la población de refe-rencia son todas las mujeres de un país,en otras son las de una determinadaedad, en otras las de un cierto estadocivil, ...).

Además de todos estos inconvenientescitados en el propio informe, una lecturaatenta del mismo desvela otro importan-te problema. Así, se especifica que:

“Para elaborar este apartado (Estadís-tica) el Centro Reina Sofía ha contado conla colaboración de las ONGs más repre-sentativas de los distintos países. Mástarde se han solicitado estadísticas de losMinisterios de Justicia, Interior y AsuntosSociales (allí donde había). Finalmente, seha tomado contacto con las DireccionesGenerales de la Policía” (p. 42).

Y, efectivamente se ofrece una com-pletísima lista (pp. 43-44) indicando quéorganismos de cada país han colaboradoen la recogida de los datos. Sin embargo,y a pesar de esta minuciosidad, cuandose presentan los datos (sobre femicidios,registros, ...) no se especifica de quéfuente concreta procede cada uno (oficialu ONG), ni tampoco si había discrepan-cias entre las distintas fuentes y, en sucaso, cómo se resolvieron éstas. Recorde-mos, a título de ejemplo, que en los femi-cidios cometidos en España existíanimportantes discrepancias entre losdatos oficiales y los de las ONGs. y enotros países podría ocurrir algo similar,lo cual iría en detrimento de la fiabilidadde los datos, llegando a ponerlos encuestión.

Por lo que se refiere a la obtención delos datos a partir de encuestas o regis-tros oficiales y denuncias, como ya se hacomentado, ambos tienen ventajas perotambién inconvenientes, por lo que pare-ce adecuado considerarlos como métodosde recogida de datos complementarios yno excluyentes (Díaz-Aguado, 2002), asícomo extremar el cuidado en su recolec-ción.

En este sentido, y en cuanto a losregistros oficiales, el informe de Díaz-Aguado (2002) para la reunión del Con-

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sejo de Ministros de la Unión Europearevisó detalladamente las formas deregistrar la violencia contra las mujeresen la pareja en los estados de la UniónEuropea con sugerencias sobre losmodelos a seguir, los datos que debenincluirse, etc. y que resultan recomenda-ciones particularmente adecuadas.

En cuanto a las encuestas, se hancomentado ya algunas sugerencias paramejorarlas incluyendo (Díaz-Aguado,2002): Aumentar la comparabilidad delos datos de los diferentes países, homo-geneizando la forma de recogerlos enestudios comunes con preguntas con-sensuadas; incluir preguntas comunesen encuestas periódicas; incorporar sis-temáticamente a las estadísticas nacio-nales e internacionales (como EUROS-TAT) datos sobre violencia contra lasmujeres; eliminar problemas de marcomuestral encuestando también a muje-res de colectivos marginados; perfeccio-nar las preguntas y las formas de pre-guntar; incorporar a las preguntas elanálisis de la exclusión social; desarro-llar estadísticas desagregadas para poderanalizar mejor la ocurrencia del proble-ma por estratos socioeconómicos, etc.Todas ellas (junto con las descritas ante-riormente) deberían ser adecuadamentetenidas en cuenta en la recolección dedatos mediante encuestas.

En el caso de España muchas de esasrecomendaciones ya han incorporado,como prueba la abundancia de datos,muchos de los cuales se han mostradoen este trabajo. Sin embargo, lo que sísería imprescindible sería clarificar yunificar los criterios a partir de los cuá-les se recogen los datos. Precisamente, lacreación (RD253/2006 de 3 de marzo,BOE núm. 62 de 14-03-2006) del Obser-vatorio Estatal de Violencia sobre la

Mujer, entre cuyas funciones están«Actuar como órgano de recogida, análisisy difusión de información periódica,homogénea y sistemática, relativa a laviolencia de género (…). A tal efecto, secreará una base de datos de referencia yse normalizará un sistema de indicadoresmediante el establecimiento de criteriosde coordinación para homogeneizar larecogida y difusión de datos», parece irencaminada a paliar todas o algunas deestas dificultades, unificando criterios ymetodologías en la recogida de los datossobre este problema.

Cabe reseñar que también organis-mos internacionales como la OMS estántrabajando en esta cuestión. Concreta-mente, bajo la dirección de la Dra. Clau-dia García Moreno (OMS, 2001)6. Seestá desarrollando desde 1997 el “Estu-dio multi-país sobre la salud de lasmujeres y la violencia doméstica” queestá recogiendo datos de 10 países(Bangladesh, Brasil, Japón, Namibia,Nueva Zelanda, Perú, Samoa, Serbia,Tanzania, Tailandia) empleando entodos ellos una misma metodología (quecombina elementos cuantitativos y cua-litativos) para recoger información sobrela incidencia y prevalencia de la violen-cia contra las mujeres, de las estrate-gias que ellas emplean para hacerlefrente, sus consecuencias, los factoresdeterminantes y de riesgo, y así elabo-rar nuevos instrumentos para medir laviolencia transculturalmente y desarro-llar nuevas estrategias para la investiga-ción con perspectiva y sensibilidad degénero.

Por lo que se refiere a las hipótesisexplicativas sobre la violencia contra lasmujeres en la pareja, posiblemente, tal ycomo ya comentamos al presentarlas,tanto la hipótesis benigna como la de la

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6 En la página web de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (http://www.who.int/mipfiles/2255/ Final-VAWprogressreportforwebpagewithoutcover.pdf) se ofrecen informes sobre los avances de este trabajo.

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escalada sean parcialmente ciertas ycomplementarias.

Así, y aplicándolas al caso de nuestropaís, es indudable la importancia del tra-bajo de los organismos públicos (y espe-cialmente del Instituto de la Mujer desdesu creación en 1983 y de los organismosde igualdad autonómicos primero ymunicipales más recientemente) y de losgrupos y organizaciones de mujeres. Esetrabajo ha contribuido a la sensibiliza-ción en torno al problema y ello tantopor parte de las mujeres que lo sufren(que serían así más capaces de identifi-car lo que les sucede, de catalogarlocomo fuera de lo normal y de emprenderacciones para hacerlo público y ponerlefin) como por parte de los/as profesiona-les que han de atender a esas mujeres (yque estarán pues mejor preparados paradarles apoyo y soluciones). Todo ellofacilitaría, como es lógico, la visibiliza-ción de los casos preexistentes, yendo enapoyo de la denominada “hipótesisbenigna” y ayudándonos a comprender,al menos en parte, por qué en los paísescon mayores mecanismos de ayuda a lasmujeres éstas podrían tener menos repa-ros a la hora de denunciar y/o hacerpública su relación violenta.

La hipótesis benigna, sin embargo, noexplica porqué sigue sucediendo violen-cia contra las mujeres en la pareja enaquellas sociedades más igualitarias. Ypara comprenderlo podríamos recurrir ala denominada “hipótesis de la escalada”o, como resume Ángeles Álvarez7; “hayuna reacción violenta por parte de losvarones ante los espacios que están con-

quistando las mujeres en el mundo. Y esareacción está siendo mayor en paísesdonde hay más espacios de libertad, perono lo tenemos (aún) sustentado en ningúnestudio”.

En el caso concreto de España podría-mos relacionar la evolución del maltratocon los avances legislativos de los últi-mos años y su más lenta asunción porparte de la sociedad. Debemos recordarque la actual Ley del Divorcio data de1981. Durante el largo período de la dic-tadura el divorcio no sólo era imposiblesino que la separación era consideradacomo un gravísimo atentado contra loscimientos mismos de la sociedad, quepartía de premisas como la indisolubili-dad del matrimonio o la obediencia debi-da de la mujer a su marido. Con el pasodel tiempo el divorcio se ha ido convir-tiendo en una posibilidad aceptada porla sociedad española y, por tanto, sonmás las mujeres que lo ven como unasalida a la situación de insatisfacción ode violencia en la que viven, lo cualpuede desencadenar una reacción deaumento extremo de la violencia enaquellos varones incapaces de aceptaresta ruptura o su posibilidad.

En definitiva, tanto una mejora en elregistro de la violencia contra las muje-res en la pareja como una visión másamplia en su análisis (que contemple,entre otras cosas, las dos hipótesis expli-cativas a las que hemos hecho referen-cia) puede ayudarnos a realizar unaradiografía más exacta de este problemaque contribuya a poner los medios nece-sarios para hacerle frente.

Victoria A. Ferrer Pérez, Esperanza Bosch Fiol y Teresa Riera Madurell

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7 Declaraciones al diario “El Mundo”. Suplemento Crónica, núm. 407. 2003.

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Victoria A. Ferrer Pérez, Esperanza Bosch Fiol y Teresa Riera Madurell

Intervención Psicosocial, 2006, vol. 15 n.º 2 201