los tuxtlas. tierra mítica

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LOS TUXTLAStierra mítica

Page 4: Los Tuxtlas. Tierra mítica

Comisión Organizadora del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave para la Conmemoración

del Bicentenario de la Independencia Nacional y del Centenario de la Revolución Mexicana

Mtro. Fidel Herrera Beltrán

Gobernador Constitucional del Estado

Dip. Leopoldo Torres García

Presidente de la Mesa Directiva

del H. Congreso del Estado

Magdo. Reynaldo Madruga Picazzo

Presidente del Tribunal Superior de Justicia

CONSEJO CONSULTIVO

Dr. Enrique Florescano

Presidente Ejecutivo

Dr. Porfi rio Carrillo Castilla

Secretario Ejecutivo

Lic. Domingo Alberto Martínez Reséndiz

Secretario Ejecutivo

Lic. Reynaldo Escobar Pérez

Secretario de Gobierno

Dr. Víctor Arredondo Álvarez

Secretario de Educación

C. Ángel Álvaro Peña

Secretario de Turismo y Cultura

Lic. Salvador Sánchez Estrada

Secretario de Finanzas y Planeación

Lic. Ranulfo Márquez Hernández

Secretario de Desarrollo Social y Medio Ambiente

Dr. Raúl Arias Lovillo

Rector de la Universidad Veracruzana

Dra. Olivia Domínguez Pérez

Directora del Archivo General del Estado

Lic. Sergio Villasana Delfín

Director del Instituto Veracruzano de Cultura

Dip. Fernando González Arroyo

Representante del Poder Legislativo

Magdo. Alejandro Hernández Viveros

Representante del Poder Judicial

Gral. Sergio Ayón Rodríguez

Representante de la Secretaría de la Defensa Nacional

Vicealm. C.G. DEM. Sergio Javier Lara Montellano

Representante de la Secretaría de Marina

Dr. Carlos Luna Escudero

Representante del Sector Empresarial

Profr. Romeo Ramírez Jiménez

Representante Social

SUBCOMISIONES

Lic. Miguel Limón Rojas

Educación y Cultura

Dr. Arturo Gómez-Pompa

Recuperación y Salvaguarda

del Patrimonio Natural, Histórico y Cultural

Mtro. Francisco Arredondo e Ing. Miguel Hernández

Conservación y Desarrollo del Espacio Público

Lic. Dionisio Pérez-Jácome y Arq. Miguel Ehrenzweig

Obras y Proyectos

Antrop. Julio César Eloss Moctezuma

Preservación y Desarrollo de los Pueblos Indígenas

Dr. Félix Báez-Jorge

Publicaciones

Profr. Juan Nicolás Callejas y Lic. Salomón Bazbaz

Festejos y Conmemoraciones

DOSE

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RTÍN

TUX

TLA

Page 5: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 6: Los Tuxtlas. Tierra mítica

Distribución mundial

Coordinación editorial: Nelly Palafox

Diseño de portada e interiores: José Francisco Ibarra Meza π

© Gerardo Sánchez Vigil

D. R. © 2010, Comisión Organizadora del Estado de Veracruz

de Ignacio de la Llave para la Conmemoración del Bicentenario de la

Independencia Nacional y del Centenario de la Revolución Mexicana

/ Secretaría de Educación-Gobierno del Estado de Veracruz; km 4.5

Carretera Federal Xalapa-Veracruz, 91190. Xalapa, Veracruz

www.centenariosveracruz.gob.mx

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el

medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos.

ISBN 978-607-33-0008-7

Impreso en México • Printed in Mexico

Edición y diseño:

Kerenha Hernández

Cartografía:

Rosario Landgrave

Dibujo:

Erasmo Cázarez Hernández

Análisis de información:

Graciela Sánchez-Ríos

Agradecimientos:

En la preparación y elaboración de este libro conté con la ayuda de personas

extraordinarias. Mi primer agradecimiento es para el Dr. Enrique Florescano

por haberme invitado a participar y aceptar incluir esta obra en el programa

editorial del Bicentenario de la Independencia de México, del Estado de Ve-

racruz. El apoyo de la organización Light Hawk y los pilotos Chuck Schroll y

David Kunkel, que en la avioneta Cessna hicieron posible, cuando parecía que

el clima se nos venía encima, volar sobre la sierra y obtener material fotográ-

fi co imponente. Gracias al Archivo General de la Nación que nos facilitó una

copia de la ilustración del volcán San Martín Tuxtla, elaborada en 1793 por

Atanasio Echeverría. Manuel Escamilla, compañero de andanzas, hizo unos

dibujos notables del paisaje de Los Tuxtlas, incluimos un par de buenos ejemp-

los (páginas 24, 25 y 48). Mi gratitud para Nelly Palafox, sin ella nada de este

volumen hubiera sido posible, gracias por su extraordinario trabajo de coor-

dinación editorial y por su infi nita paciencia y comprensión. Como muchas

otras cosas que he emprendido, este libro no habría llegado a buen fi n, sin el

entusiasmo, ayuda y sobretodo el cariño de Patricia Moreno Casasola. Mariano

Guevara C. me ayudó mucho para solucionar un gran atoro, como siempre

participando en el trabajo de Los Tuxtlas. A todos estos tuxtecos honorarios les

reitero mi reconocimiento y aprecio.

Page 7: Los Tuxtlas. Tierra mítica

Sergio Guevara S.

Fotografía: Gerardo Sánchez Vigil

LOS TUXTLAStierra mítica

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Page 9: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 10: Los Tuxtlas. Tierra mítica

ÍNDICE

Reconocimiento

Prólogo

Presentación

I . El descubr imientoLa región

La selva

El paisaje

Una mirada

I I . La hi s tor ia natura lTierra de volcanes

Diversidad natural

I I I . Las ra íces de l pa i sa jeOcupación de la sierra

Uso mesoamericano

Uso colonial

Uso agroindustr ial

10

Page 11: Los Tuxtlas. Tierra mítica

IV, El pa i sa jePerturbaciones

Huellas

Repertorio del paisaje

Árboles vigía

Leer el paisaje

V. Cultura y t radic iónFiestas

Magia

Leyendas y fábulas

VI. La hi s tor ia ambienta lPanorama completo

Visión del paisaje

VII . El futuro de la reg ión Desarrollo a largo plazo

Manejo de la biodiversidad

VIII . Recapi tu lac iónArbolado y conservación de la biodiversidad

Bibl iog ra f ía

1111

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Page 13: Los Tuxtlas. Tierra mítica

Reconocimiento

El verdadero viaje de descubrimiento

no consiste en buscar nuevos pasajes,

sino en mirar con nuevos ojos.

M. Proust

El concepto que tengo acerca de Los Tuxtlas lo forjé durante muchos años.

Es el fruto de mi fascinación por la sierra y de las ideas y descubrimientos comunes

con colegas y entrañables amigos, con quienes compartí inolvidables vivencias, con-

versaciones y discusiones en la Estación de Biología Tropical Los Tuxtlas de la UNAM; en las

Cabañas de Playa Escondida (Fotografía 1.1); en algún restaurante de Catemaco, bajo los mag-

nífi cos árboles que la selva dejó en los potreros, en playas, lagunas y selvas de la región. Cada

día aquilato más aquellas horas en que miramos la selva desde adentro y desde los pastizales,

entusiasmados por entenderla e imbuidos por la magia, las pellizcadas, los tegogolos, el sol, la

humedad, los moscos, el calor y la euforia de Los Tuxtlas.

PP. 8

-9. D

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LA

13

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Prólogo

Cuando me figuro un paisaje bello, evocativo y cautivador, surge sin falta la

sierra de Los Tuxtlas, una de las regiones más hermosas y atractivas del sureste

mexicano. Mi fascinación por la naturaleza de esa zona surgió desde que la vi por

primera vez. Sin duda mucha gente coincidirá conmigo, pues ha experimentado este mismo

atractivo; pero en mi caso, el enamoramiento se volvió seducción de inmediato. He tenido,

además, la fortuna de haber compartido este encanto con mis colegas, estudiantes y amigos, a

tal grado que ahora no sería capaz de identifi car mi visión de Los Tuxtlas de la de ellos, pues

cada uno pusimos una parte del todo.

En este libro, la selva es el punto de partida y es el eje alrededor del cual gira la historia

natural y ambiental que se describe a lo largo de los capítulos. No se trata de exponer sólo el

resultado del trabajo de los investigadores, sino de mostrar sus logros y sueños, la motivación

de su trabajo, de decir entre líneas el placer que sentían al descubrir y compartir su entusiasmo

y sus sinsabores. Solo quien ha participado de este esfuerzo, tiene recuerdos y anécdotas, que

le permiten entender la riqueza de aportes originales y creativos, que han contribuido a en-

tender el paisaje de la selva húmeda de la sierra, uno de los más ricos, atractivos, prometedores

y más enigmáticos de Mesoamérica.

Mi vida en la sierra empezó un mediodía, hace ya mucho tiempo, cuando llegué a Los

Tuxtlas, con un libro bajo el brazo y un montón de buenos deseos. Era un día luminoso en

que yo rebotaba en la parte trasera de una camioneta del Instituto de Biología de la UNAM,

mientras recorría la estrecha carretera que va desde el puerto de Veracruz a Los Tuxtlas. De

pronto en la monotonía del horizonte de la planicie costera, apareció un grupo de montañas

de un verde resplandeciente: la sierra de Los Tuxtlas. Cuando llegamos, ésta nos rodeo con su

paisaje de cimas y barrancas cubiertas de selva, de laderas divididas por cercas de árboles ali-

neados, salpicadas de vacas; todo exhalaba un fuerte olor a trópico, resultado de la combinación

de humedad, bochorno, caña de azúcar, fruta madura y de corrales que se me metieron por

los ojos, la nariz y los oídos.

El camino terminó en Catemaco, una ciudad acurrucada a la orilla del inmenso lago de

Catemaco. Seguimos por el malecón, la espina dorsal de la ciudad. El lago es uno de los sitios

más atractivos de la región de Los Tuxtlas; es el centro, el ombligo, el meollo de toda la sierra,

la articulación entre el conjunto volcánico del San Martín Tuxtla y el macizo de Santa Marta.

Desde el lago se divisan, los pueblos, las condiciones del clima, los lejanos horizontes, los vol-CIUD

AD D

E CA

TEMA

CIO

15

Page 16: Los Tuxtlas. Tierra mítica

prólogo16

Page 17: Los Tuxtlas. Tierra mítica

LAGO

DE

CATE

MACO

los tuxtlas. tierra mítica 17

canes, los pescadores, la selva; induda-

blemente es el núcleo de la magia y de

la ensoñación de toda la sierra.

La primera palabra que oí al llegar

a Los Tuxtlas fue acahual. Es una pala-

bra clave, todo mi mundo de entonces,

estaba enmarcado por la selva o por el

acahual. Cuando logré distinguir una

del otro, me sentí un iniciado de Los

Tuxtlas: ¡qué gran placer y orgullo! La

iniciación se debió, en parte, a la magia

que fl ota en el aire, de la sierra que me

envolvió con su paisaje de mil dimen-

siones, animado por el viento, el agua,

las nubes, el rumor de los insectos, de

las aves, de los resuellos, del mar, de la

vida infi nita entre las hojas del suelo,

de hormigas, de agua que corre trans-

parente entre las piedras, de plantas re-

cién germinadas que cubren la tierra y

semejan un jardín donde reposan sor-

das serpientes guardianas del silencio

y de la suavidad del suelo mórbido y

esponjoso.

Nunca me topé con los Chane-

ques, pero supe que se transforman

en ti mismo sin darte cuenta. Sólo así

me explico que hayan pasado más de

treinta años y cada vez que regreso me

estremezca desde que aparece la Sierra

en el horizonte. Puede ser que en Los

Tuxtlas haya menos selva o más po-

treros, puede ser que el agua del río

esté menos limpia que antes, puede

ser. Ahí todo cambia muy rápido, pero

permanece su diversidad, su energía, su

Page 18: Los Tuxtlas. Tierra mítica

prólogo18

magia, su conjuro, su hechizo. Todavía

cierro los ojos, pienso en ella y la sien-

to en la boca del estómago, en la respi-

ración entrecortada, en la piel y en la

imaginación.

La violenta y abrupta transforma-

ción de la vegetación de la sierra de Los

Tuxtlas, ocurrida en las últimas cuatro

décadas, nos ha mostrado que los cam-

bios de la selva pueden ser muy rápidos

y repentinos. También nos ha enseñado

que las alternativas para la conservación

de la biodiversidad de esa selva húmeda,

tan amenazada por la deforestación y la

fragmentación, no sólo están ligadas al

entendimiento de su estructura y diná-

mica, o al conocimiento del proceso de

regeneración o cicatrización de los cla-

ros que se abren por la caída o muer-

te de árboles del dosel de la selva, sino

que también hay otros puntos de vista

para conocer su biodiversidad. Puede

ser estudiada aún fuera de ella, desde

un potrero, por ejemplo. A la distancia,

la selva rodeada por campos de culti-

vo, se ve diferente, podría ser solamente

una cuestión de la escala, pero no lo es,

no en este caso. El conjunto de selva y

de potrero infl uye en el concepto de la

unidad de estudio y plantea de manera

contundente la posibilidad de conser-

varla desde fuera para hacer de ella un

recurso renovable.

Page 19: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 19

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Presentación

Los Tuxtlas es una tierra mítica. Este encanto que la región ejerce en aquel que

se acerca a su paisaje, a la selva, a sus lagos, que contempla el horizonte montañoso, que

conoce sus tradiciones y comparte la vida cotidiana, lo han experimentado infi nidad

de personas, los numerosos visitantes y turistas que cada año van buscando sus atractivos y

los estudiosos que han publicado incontables libros y artículos, en México y en el extranjero.

Los Tuxtlas atrajo a los primeros hombres que poblaron la región, hace más de 4 500 años,

haciendo latir por primera vez el corazón de Mesoamérica. Cautivó a los colonizadores es-

pañoles, quienes se asentaron ahí; más tarde los mexicanos soñaron con el milagro del trópico

mexicano.

En qué radica su atracción es la pregunta que nos hemos hecho muchos y que aún espera

respuesta. Podría ser su ubicación geográfi ca en la costa del Golfo de México, o su sugestiva

topografía; puede ser la exuberancia de su vegetación y su diversidad, o la gran cantidad de

agua de la lluvia, los lagos y ríos, la vasta productividad de sus suelos, la riqueza de sus recursos

naturales. Podría, tal vez, ser la grandiosidad de los fenómenos naturales volcánicos y climáti-

cos, que han determinado el ambiente y el paisaje.

Para la civilización Olmeca, la sierra fue un entorno muy productivo, rico, creado por la

actividad volcánica, que además les proporcionó refugio y seguridad en sus valles, cañadas,

costas y laderas. Para los pueblos de la costa del Golfo de México fue referente cultural, arqui-

tectónico y mitológico, que infl uyó en los patrones de asentamiento, en el uso de la tierra y

en su cosmovisión. Los españoles, quienes la descubrieron desde el mar, la consideraron punto

de referencia para la navegación en las aguas del Golfo y en su cartografía; sus selvas fueron

consideradas reservas forestales estratégicas para la construcción de barcos, y su exhuberancia,

un sitio idóneo para introducir los cultivos tropicales y el ganado.

La historia de la sierra es larga e intensa; está repleta de acontecimientos naturales y de ac-

tividades humanas que han marcado el paisaje, alterando pequeñas y grandes extensiones. El

panorama es el resultado de la experiencia y la sabiduría antigua, y de las drásticas alteraciones

resultado de intentos fallidos por usar sus recursos naturales. Sin embargo, la región sigue sien-

do paradigma para la conservación y el desarrollo sustentable; es una leyenda, es tierra mítica

veracruzana.

Este volumen es un esfuerzo por sintetizar la amplia información que a lo largo de casi cin-

co décadas numerosos autores de distintas disciplinas han producido, y que para buena o mala

suerte, ha caído en mis manos.

23

INTE

RIOR

DE

LA S

ELVA

Page 24: Los Tuxtlas. Tierra mítica

El intento de reunir tantas ideas, conceptos y datos

tiene la fi nalidad de ofrecer un texto coherente y esti-

mulante, que proporcione al lector una visión fresca y

diferente de Los Tuxtlas. Escribí el libro pensando en

un público amplio, interesado en recorrer la historia,

cultura o el territorio de la sierra. No obstante, debo

disculparme por mis limitaciones y por el sesgo que

tengo hacia los aspectos naturales, los cuales conozco

y entiendo mejor debido a mi formación profesional

como biólogo dedicado a la ecología.

Ojalá que el libro llegue a manos de visitantes, tu-

ristas, académicos, estudiantes y maestros; deseo pro-

porcionarles un texto de lectura simple y ágil, que les

permita analizar la situación actual del paisaje de la sie-

rra entendiendo el pasado, y que contribuya a formar

su propia opinión de lo que ocurre hoy en la región

de Los Tuxtlas. Esta publicación se complementa con

fotografías y mapas; así mismo, traté de simplifi car los

términos técnicos sin menoscabo de la claridad. Los

capítulos están ordenados de tal forma que den al lec-

tor la posibilidad de crear su propio escenario de la

sierra, según su experiencia, conocimiento y necesidad.

Contiene la información adecuada, a fi n de que los vi-

sitantes entiendan la naturaleza, de que los habitantes se

identifi quen y se apropien del ambiente regional, y de

que los estudiosos capten la relación entre naturaleza,

sociedad y cultura. Para los profesores de primaria y se-

cundaria constituye un contexto de temas territoriales,

ambientales e históricos que puede ser de ayuda para

desarrollar los programas de estudio que imparten. En

fi n, se trata de una recopilación de aspectos geológicos,

geográfi cos, biológicos, arqueológicos, agrícolas, antro-

pológicos, históricos, culturales y demográfi cos.

Le invito a compartir conmigo el paisaje de Los

Tuxtlas, a ver y sentir su naturaleza y a recorrer la his-

toria natural y ambiental de la región.

pre sentacióm24

Page 25: Los Tuxtlas. Tierra mítica

VIST

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los tuxtlas. tierra mítica 25

Page 26: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 27: Los Tuxtlas. Tierra mítica

El descubr imiento

La región

La sierra de Los Tuxtlas está formada por dos grandes macizos volcánicos: San

Martín Tuxtla y Santa Marta (fotografía 2.1), este último también llamado sierra de

Pajapan o sierra de Soteapan. Desde hace poco tiempo los dos macizos son conocidos

como sierra de Los Tuxtlas (fotografía 2.2). En el presente libro adoptamos este nombre, con-

siderando que forman un sólo conjunto de montañas, no sin reconocer que son dos forma-

ciones volcánicas que tienen su origen geológico en dos periodos muy distintos, que su fl ora y

fauna no son iguales y que la historia de ocupación humana y el uso del suelo son diferentes.

FOTO

GRAF

ÍA 2.

1

FOTO

GRAF

ÍA 2.

2

27

Page 28: Los Tuxtlas. Tierra mítica

La región de Los Tuxtlas está situada

aproximadamente a 150 Km al sures-

te del puerto de Veracruz, en la costa

sur del Golfo de México. Siempre ha

sido considerado un sitio legendario

en el trópico veracruzano. Es emble-

mática en Mesoamérica y en la zona

tropical americana (fotografía 2.3). La

leyenda y el mito de la sierra nacen

con la civilización Olmeca, que tuvo

una gran infl uencia en las civilizacio-

nes de la costa del Golfo de México, San Martín PajapanFO

TOGR

AFÍA

2.3

el descubrimiento28

de la vertiente del Pacífi co y del alti-

plano central.

Otro componente de la leyenda de

Los Tuxtlas es la enorme diversidad

biológica que hay en la sierra, para-

digma en la planicie costera del Golfo

de México y en el sureste mexicano.

También el clima es parte del mito,

debido a su gran precipitación plu-

vial (la mayor en toda la costa, desde

la Florida, en Estados Unidos, hasta

Yucatán) y fi nalmente, la leyenda se

Page 29: Los Tuxtlas. Tierra mítica

confi rma por la presencia de sus altas

montañas, que con casi 1 700 m de

altura, crean un paisaje insólito en las

tierras bajas de sotavento.

La leyenda de Los Tuxtlas es tan

sobresaliente que fue reconocida y

aceptada por los mexicas, los españoles

y por los programas de desarrollo de

México independiente.

La mitología mesoamericana consi-

dera a la región como parte del Tla-

locan, un paraíso presidido por Tlaloc,

dios de la lluvia,. Llamado por nahuas

y popolucas Taalogan, que lo conciben

como un mundo mágico que se en-

cuentra bajo el suelo de la sierra de

Los Tuxtlas (fotografía 2.4).

los tuxtlas. tierra mítica 29

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Isla

Oaxaca

Jaltipan

Catemaco

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Acayucan

Nanchital

Minanitlán

Cosamaloapan

Tierra Blanca

Coatzacoalcos

Santiago Tuxtla

San Andrés Tuxtla

94°30'W95°W95°30'W96°W96°30'W

18°3

0'N

18°N

17°3

0'N

17°N

106000 156000 206000 256000 306000 356000

1900

000

1950

000

2000

000

2050

000

La región de Los TuxtlasGolfo

deMéxico

0 10 20 30 40 50km

Golfo de México

L o s T u x t l a s

Edición: Rosario Landgrave

Page 30: Los Tuxtlas. Tierra mítica

El Taalogan es un mundo subterráneo regido por Chane, señor del monte y los

animales, bajo cuyo mando están los chaneques, espíritus o duendes menores al

cuidado de especies animales, cascadas, cerros, cuevas, lagunas y selvas, algunos de

los cuales son entradas al Taalogan. Este inframundo es un lugar de abundancia,

donde hay manantiales de miel y muchos animales salvajes que sirven en la vida

cotidiana de los Chaneques. Los armadillos son los asientos del Chaneque; las cu-

lebras, sus mecapales; los lagartos sus cayucos; los venados, sus vacas; los tigres, sus

gatos y los faisanes sus gallinas. Ahí viven los Chaneques con sus familias y forman

pueblos como los hombres. Al amanecer, los chaneques sacan a los animales silves-

tres a la tierra (Tahalí) donde viven los hombres y los meten al atardecer. Curan

a los animales malheridos por los cazadores y castigan a quienes desperdician el

producto de la cacería o de la pesca o dan de él a sus amantes.

Alfredo Delgado Calderón, Historia, Cultura e Identidad en el Sotavento.

La tradición del Tlalocan está registrada también en los códices coloniales, ela-

borados por españoles y por indígenas, en los colegios mayores, de la capital de la

Nueva España durante el siglo xvi.

…en el Tlalocan mucho se alegra la gente, mucho es lo que disfruta. Nunca hay allí

sufrimiento, nunca se estropean las mazorcas de maíz, las calabazas, la fl or de la cala-

baza, los huauzontles, el chile verde, los tomates, los ejotes y las fl ores de cempasú-

chil. Allí viven los Tlaloques que son como sacerdotes ofrendadores… Y dicen que

en el Tlalocan siempre hay frescor, siempre brotes verdes, siempre es primavera”

Bernardino de Sahagún, Códice Florentino.

A fi nes del siglo xv, los mexicas controlaron la porción oeste de la sierra. En el

Códice Mendocino se citan los tributos que, consistían en cacao, mantas de algodón

blancas y decoradas, pieles de jaguar, cotorras, iguanas y objetos de jade. Los mexi-

cas reconocían a la sierra de Los Tuxtlas como parte del Tlalocan. En los códices

se referían a la región como Toztlan, vocablo que más tarde dio lugar al nombre

de la sierra:Tuxtla.

el descubrimiento30

Page 31: Los Tuxtlas. Tierra mítica

FOTO

GRAF

ÍA 2.

4

los tuxtlas. tierra mítica 31

Page 32: Los Tuxtlas. Tierra mítica

Tuxtla es una voz castellanizada que procede originalmente de Toztlan. En el Códi-

ce Mendocino (lámina 46), entre los pueblos tributarios de los mexicas aparece uno

que tiene escrita la palabra Toztla, debajo de un ave de plumaje amarillo que se ha

identifi cado como loro, por eso Toztlan se traduce como “lugar de loro” (fotogra-

fía 2.5), o “lugar donde abundan los pericos amarillos”. El topónimo toztlan está

compuesto de toztli, especie de loro de plumas ama-

rillas y de tlan, locativo que signifi ca “lugar de”. Los

topónimos nahuas que terminan en tlan, forman genti-

licio con el sufi jo teco; consecuentemente, de Toztlan,

tuxteco. Dicho sufi jo teco deriva de tecuhtli, que quiere

decir “señor, gente”. El gentilicio de Tuxtla es tuxteco,

simple y llanamente.

Roberto Williams García, “El gentilicio de Tuxtla es

tuxteco”.

Desde las primeras exploraciones españolas de las costas del Golfo de México,

llamó su atención la gran altura de las montañas de la sierra, tan próximas a la

costa. Ello hizo que fuera usada como referencia geográfi ca para los navegantes

(fotografía 2.6).

“Los barcos españoles de la expedición de Juan de Grijalva, viniendo por mar

desde el oriente, se sorprendieron por la aparición de la sierra de Los Tuxtlas, por

el vigor para levantarse casi desde el mar y hasta gran altura, así fue que llamó su

atención… Las costas bajas se convirtieron de pronto en altas crestas llenas de nu-

bes…”, refi ere Bernal Díaz del Castillo. El primero en descubrirlas fue un soldado

de nombre San Martín, que es el nombre con el que nombraron a la cumbre más

alta, próxima a la costa.

De la Cerda, La Región del Catemaco.

La sierra de Los Tuxtlas está aislada de cualquier otro macizo montañoso en

el sur y occidente de México (fotografía 2.7). Se ubica en la planicie costera del

Golfo de México, al sur del estado de Veracruz, entre 18º 05’ y 18º 45’ de latitud

norte y 94º 35’ y 95º 30’ de longitud oeste. La sierra tiene 80 km de largo y 55

km de ancho, está orientada en dirección noroeste-sureste y tiene una superfi cie

aproximada de 3 300 km2 (330 000 ha).

FOTO

GRAF

ÍA 2.

5

el descubrimiento32

Page 33: Los Tuxtlas. Tierra mítica

FOTO

GRAF

ÍA 2.

6

los tuxtlas. tierra mítica 33

Page 34: Los Tuxtlas. Tierra mítica

Casi toda la sierra es de origen vol-

cánico, lo cual explica la gran altura de

algunos de sus cráteres (fotografía 2.8)

y que el tipo de suelo, el relieve y el

clima sean completamente distintos de

los que existen en la planicie costera,

entre las cuencas del río Papaloapan y

Coatzacoalcos.

Se puede decir que Los Tuxtlas es

una isla de piedra y lava encajada en

las arenas de la planicie costera. Sus

grandes montañas forman una enor-

me barricada que detiene la hume-

dad del aire marino que sopla desde el

Golfo de México, y que al encontrar

las laderas de las montañas se precipita

como lluvia (fotografía 2.9). Es el si-

tio más lluvioso, desde la península de

la Florida, en Estados Unidos hasta la

península de Yucatán.

Los Tuxtlas es la región de las tres

cuencas: pues el agua de lluvia escurre

hacia la cuenca del río Papaloapan, a

través del río San Juan, hacia la cuen-

ca del río Coatzacoalcos y hacia el mar

(fotografía 2.10), hasta donde va un

gran escurrimiento pluvial a través de

innumerables ríos y arroyos que atravie-

san la planicie costera, y de las lagunas

costeras de Sontecomapan y El Ostión

Otra porción del agua alimenta los la-

gos y las lagunas formados en los anti-

guos cráteres (lagos tipo maar), o algún

embalse como el lago de Catemaco.

Las cimas de los volcanes de San

Martín Tuxtla y Santa Marta, los más

FOTO

GRAF

ÍA 2.

7FO

TOGR

AFÍA

2.8

el descubrimiento34

Page 35: Los Tuxtlas. Tierra mítica

emblemáticos de la sierra, se elevan

abruptamente, casi desde el nivel del

mar hasta 1 680 m de altura, lo cual

hace que sus laderas sean muy pronun-

ciadas. En el conjunto de la sierra se

pueden reconocer siete centros prin-

cipales de actividad volcánica, que tie-

nen las mayores alturas. Otro conjunto

importante lo forman aproximada-

mente 300 pequeños conos volcánicos

distribuidos en la cercanía del Volcán

de San Martín Tuxtla.

FOTO

GRAF

ÍA 2.

9FO

TOGR

AFÍA

2.10

los tuxtlas. tierra mítica 35

Page 36: Los Tuxtlas. Tierra mítica

Clima

La orientación de las montañas, la cir-

culación de los vientos y la cantidad

de lluvia, producen en la sierra condi-

ciones de clima muy variables. De he-

cho el clima que impera en la propia

sierra y tierra adentro, depende de lo

que se denomina la sombra de lluvia,

es decir el efecto que tienen las altas

e l descubrimiento36

es ladera de sotavento (protegida del

viento).

El clima dominante se clasifi ca como

cálido y húmedo, aunque existen va-

riaciones de temperatura y cantidad de

lluvia, dependiendo si se trata de la la-

dera de barlovento, de sotavento o de

sitios localizados al nivel del mar o en

las cimas de los volcanes más altos. Se

pueden registrar distintas temperaturas

montañas al retener la humedad del

aire, limitando la humedad que llega

al otro lado de la sierra, creando así

condiciones de clima más seco.

La forma alargada y estrecha de

la sierra tiene una ladera larga y alta

orientada hacia el mar, llamada ladera

de barlovento (expuesta al viento), y

tiene otra que mira hacia el continen-

te, hacia tierra adentro, cuyo nombre

#*

#*

#*

#*

#*

#*

#*

SantaMarta

San MartínTuxtla

El Campanario

MonoBlanco

San MartínPajapan

EL Vigía

CerroBlanco

Angel R.Cabada

Catemaco

Sontecomapan

Lerdo deTejada

Mecayapan

Huazuntlan

TatahuicapanPajapan

San AndrésTuxtla

SantiagoTuxtla

Soteapan

94°30'W94°40'W94°50'W95°W95°10'W95°20'W95°30'W

18°4

0'N

18°3

0'N

18°2

0'N

18°1

0'N

246000 266000 286000 306000 326000

2000

000

2020

000

2040

000

2060

000

Los centros volcánicos principales

0 4 8 12 16 20km

Golfo de México

Golfode

México

Edición: Rosario Landgrave

Page 37: Los Tuxtlas. Tierra mítica

LOS VOLCANES MAS ALTOS EN LA SIERRA

los tuxtlas. tierra mítica 37

VolcánSan Martín (Pajapan1 180 m)

VolcánSan Martín

(TuxtlaTiltepetl)1 680 m

VolcánSan Martín

Tuxtla0.8-0

CerroSanta Marta

1 680 m

CerroSanta Marta

>3.3-1.0

VolcánSan Martín

Pajapan>3-1,5

CerroEl Campanario

(Sierra de Yohualtajapan)

1 540 m

CerroEl Campanario

>3.3-1.0

CerroMono Blanco

1 380 m

ALTURA EN METROS

CerroMono Blanco

?-2.4

CerroBlanco640 m

CerroBlanco6.9-2.6

CerroEl Vigía860 m

CerroEl Vigía

?-2.2

2000

1000

2000

1000

ALTITUD

ALTITUD

NIVEL DEL MAR

NIVEL DEL MAR

EDAD EN MILLONES DE AÑOS

Page 38: Los Tuxtlas. Tierra mítica

Pajapan

Soteapan

Catemaco

Mecayapan

Huazuntlan

Tatahuicapan

Sontecomapan

Santiago Tuxtla

Lerdo de Tejada

Angel R. Cabada

San Andrés Tuxtla

94°30'W94°40'W94°50'W95°W95°10'W95°20'W95°30'W

18°4

0'N

18°3

0'N

18°2

0'N

18°1

0'N

246000 266000 286000 306000 326000

2000

000

2020

000

2040

000

2060

000

El clima

0 4 8 12 16 20km

Golfo de México

Golfode

México

Semicálido húmedo Ta>18°C, Ps >40mm

Cálido húmedo Ta>22°C, Ps>60mm

Cálido húmedo Ta>22°C, Ps<60mm

Cálido subhúmedo Ta>22°C, Ps<60mm

Templado húmedo Ta<18°C,Ps>40mm

(A)C(fm)

Af(m)

Am(f) Pi>10.2%

Am 5%<Pi<10.2%

Aw0 P/T<43.2

Aw1 43.2<P/T<55.3

Aw2 P/T>55.3

C(fm)

Edición: Rosario Landgrave

el descubrimiento38

ciende desde Canadá y Estados Uni-

dos que provoca lluvia invernal y bajas

temperaturas. Estos vientos fríos y hú-

medos pueden alcanzar velocidades de

hasta 80 y100 km por hora y se les co-

noce como “nortes” o frentes fríos. En

este periodo la ladera de barlovento es

fría y húmeda, en comparación con la

ladera de sotavento, que se mantiene

más caliente y seca.

3 000 y 4 500 mm de lluvia por año,

mientras que en la de sotavento, llueve

entre 1 500 y 3 500 mm en el mismo

periodo. En promedio la sierra de Los

Tuxtlas es una de las cinco regiones más

lluviosas de México.

Hacia fi nales de otoño y durante el

invierno, entre noviembre y febrero,

el viento húmedo proveniente del mar

es frío, se trata de aire polar que des-

promedio anuales: 26°C en la parte más

cálida; 24°C, en la parte media de las

montañas y 22°C en las cumbres. Du-

rante el verano y el otoño, el viento

cálido y húmedo sopla desde el Golfo

hacia tierra adentro. Cuando este viento

húmedo encuentra la ladera de la sierra,

pierde (en forma de lluvia), la humedad

que acumuló al soplar sobre el mar. En

esta ladera de barlovento llueve entre

Page 39: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 39

huracanados y las tormentas tropicales

provenientes del Caribe.

La región de Sotavento se extiende

desde Coatzacoalcos y hasta el norte

del estado de Veracruz. Es curioso que,

no obstante ser tan lluviosa se ubica

fuera de la trayectoria, de meteoros que

se forman en el Caribe y penetran al

Golfo de México. Tampoco está en la

trayectoria seguida por los huracanes

aguas cálidas del Golfo de México, se

calientan y se cargan de humedad y al

llegar a la sierra ocasionan lluvias to-

rrenciales. Al fi nal del verano y princi-

pio de otoño, ocasionalmente podrían

arribar huracanes o ciclones tropicales,

aunque, es poco común en la región

de Sotavento. Este término es utiliza-

do por los navegantes, y se refi ere a la

baja frecuencia que tienen los vientos

En la sierra llueve durante casi todo

el año, aunque es más lluvioso desde

junio y hasta febrero y relativamen-

te seco de marzo a mayo. El mes más

seco es mayo y los más lluviosos son

de julio hasta noviembre. La tempora-

da de lluvias se debe a los vientos que

soplan en dirección noreste-suroeste,

son los vientos alisios del hemisfe-

rio norte. Los alisios al pasar sobre las

1902

1859

2000

19951995

1995

1967

1949

1922

1979

1945

1955

1902

1902

1973

1947

1954

1933

1955

1951

1954

1892

1951 196619331955

1995

1950

1988

1944

1947

2007 18892007

1903

1993

1936

1931

1990

1955

2005

1888

1888

1947

1933

1931

1950

19561996

1933

1866

91°30'W

92°W

92°W

92°30'W

92°30'W

93°W

93°W

93°30'W

93°30'W

94°W

94°W

94°30'W

94°30'W

95°W

95°W

95°30'W

95°30'W

96°W

96°W

96°30'W

96°30'W

97°W

97°W

97°30'W

97°30'W

98°W

98°W

98°30'W

98°30'W

99°W

99°W99°30'W

21°3

0'N

21°3

0'N

21°N

21°N

20°3

0'N

20°3

0'N

20°N

20°N

19°3

0'N

19°3

0'N

19°N

19°N

18°3

0'N

18°3

0'N

18°N

18°N

17°3

0'N

17°3

0'N

17°N

17°N

16°3

0'N

16°3

0'N

Los huracanes en el Golfo de México (1851-2008)

0 50 100 150 200 250km

Golfo de México

Golfode

México

Edición: Rosario Landgrave

Page 40: Los Tuxtlas. Tierra mítica

2005

-Oct-

4

1944

-Sep

-21

1888

-Sep

-8

Angel R.Cabada

Catemaco

Sontecomapan

Lerdo deTejada

Mecayapan

Huazuntlan

TatahuicapanPajapan

San AndrésTuxtla

SantiagoTuxtla

Soteapan

94°30'W94°40'W94°50'W95°W95°10'W95°20'W95°30'W

18°4

0'N

18°3

0'N

18°2

0'N

18°1

0'N

246000 266000 286000 306000 326000

2000

000

2020

000

2040

000

2060

000

Los huracanes que entraron a la región

0 4 8 12 16 20km

Golfo de México

Golfode

México

Edición: Rosario Landgrave

el descubrimiento40

El relieve de la sierra es muy acci-

dentado; los volcanes y las numerosas

elevaciones se entrelazan, combinan-

do sus laderas, valles y cañadas hacia

el norte y el sur o hacia barlovento y

sotavento. En esta maraña topográfi ca,

se encuentra una gran diversidad de

condiciones de clima, que se combina

con diferentes tipos de suelos y rocas,

formando entre todos, un mosaico am-

Veracruz y de ello sólo el ciclón Her-

minia entró en Los Tuxtlas el 25 de

septiembre de 1980; más al norte, en

Alvarado, entró el ciclón Eduardo el

15 de septiembre de 1884. Desde en-

tonces y hasta la fecha no ha llegado

ningún otro ciclón a Los Tuxtlas. Es

por eso que fue denominada esta por-

ción de la costa y de tierra adentro

región de sotavento.

que se forman en el Océano Pacífi co

y que atraviesan el Continente.

De los ciclones registrados en-

tre 1901 y 1958, sólo 16% afectó al

estado de Veracruz. Robert Andr-

le cita que entre 1830 y 1958, sólo

fue afectada por cuatro ciclones: en

1888, 1932, 1945 y 1950. Luna-Bauza

muestra que durante el siglo xx, sólo

41 ciclones han llegado al estado de

Page 41: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 41

y llega hasta Los Tuxtlas en Veracruz.

Está ubicada en sitios inaccesibles,

como son la parte alta de las montañas

y volcanes, las laderas empinadas, las

cañadas más escondidas, alrededor de

las lagunas costeras y de cráteres ago-

tados (ver capítulo La historia natural,

apartado Diversidad natural).

El estudio y descripción de la selva

se inició en tiempos prehispánicos, y

continuó durante la colonia, a partir

del siglo xvi. Sin embargo el estudio

formal de Los Tuxtlas, se puede decir

que se inició en el año de 1793, cuan-

do el botánico y naturalista José Ma-

riano Mociño describió la erupción

del volcán San Martín Tuxtla. A partir

de entonces, y cada vez con más fre-

cuencia, durante el siglo xix y sobre

todo desde la primera mitad del siglo

animales amenazadas por la deforesta-

ción actual como ocurrió hace miles

de años, cuando el cambio de clima

puso en peligro de desaparición a la

fl ora y la fauna de la selva. Actualmen-

te en la sierra se mantiene la diversi-

dad biológica de casi todos los ecosis-

temas originales. Para los científi cos y

conservacionistas es un reto mantemer

la riqueza de árboles y de especies ani-

males que hay en el paisaje de la sierra

de Los Tuxtlas.

La selva de Los Tuxtlas es parte de la

frontera norte de la selva tropical hú-

meda (fotografía 2.11), que se extien-

de desde la selva amazónica, en las tie-

rras bajas de América del Sur, a través

de Centroamérica hasta México. La

encontramos en la costa de Chiapas,

Quintana Roo, Campeche, Tabasco

biental muy rico, donde desde tiempos

milenarios gran diversidad de plantas

y animales han encontrado un lugar

para establecerse. Más tarde, cuando la

región fue ocupada por poblaciones

humanas, les proporcionó un mosai-

co ambiental, que facilitó los cultivos

y acogió las plantas domesticadas (ver

Mapa La topografía).

La selva

Los Tuxtlas es uno de los últimos re-

ductos de la selva húmeda que ante-

riormente crecía en la costa del Golfo

de México en los estados de Veracruz

y Tabasco. En la sierra todavía se en-

cuentran poblaciones de árboles de

más de 400 especies. Los Tuxtlas es

una vez más refugio para las plantas y

Page 42: Los Tuxtlas. Tierra mítica

42

FOTO

GRAF

ÍA 2.

11

Page 43: Los Tuxtlas. Tierra mítica

FOTO

GRAF

ÍA 2.

12FO

TOGR

AFÍA

2.13

los tuxtlas. tierra mítica 43

xx, llegaron a la región investigadores

mexicanos, norteamericanos y euro-

peos que estudiaron la geología y geo-

grafía de la sierra, colectaron animales

y plantas, descubrieron sitios arqueoló-

gicos e indagaron acerca de las pobla-

ciones indígenas nativas.

Pero fue durante la segunda mitad

del siglo xx cuando académicos mexi-

canos enfocaron su interés en la región,

trabajando intensamente distintos as-

pectos del ambiente, desde el punto de

vista taxonómico, ecológico y etnobo-

tánico. La gran cantidad de información

y resultados producidos hicieron de la

sierra una región emblemática debido a

sus aportaciones al conocimiento de la

biología tropical y por ser uno de los si-

tios mejor conocidos geográfi ca y eco-

lógicamente de México y del trópico

húmedo americano.

La investigación aún se lleva a cabo de

manera intensa y continua en la región de

Los Tuxtlas, gracias a la labor de científi cos

como Carlos Vázquez Yanes, Antonio Lot

Helgueras, Víctor Manuel Toledo, Rodol-

fo Dirzo M., Miguel Martínez Ramos,

Alejandro Estrada, Richard C. Vogt, Da-

niel Piñero Dalmau, Javier Álvarez Sán-

chez, Guillermo Ibarra Manríquez, Javier

Laborde Dovalí, Jorge Meave del Castillo,

Ana Mendoza, Ernesto Rodríguez Luna,

Dr. Arturo Gómez-Pompa

Dr. José Sarukhán Kermes

algunos de los investigadores más destacados

en el estudio de la biología de la sierra

de los tuxtlas 1953-1972

Robert Dressler 1953

Helia Bravo 1953-54

Faustino Miranda 1956

Ramón Riba y Nava 1957

Arturo Gómez Pompa 1960

Teófi lo Herrera 1960

Robert Andrle 1964

Mario Sousa Sánchez 1964

Jerzy Rzedowski R. 1965

Arthur Cronquist 1965

Arturo Gómez Pompa y Lorin I. Nevling 1967

Terence D. Pennington y José Sarukhán Kermes 1966-68

John Beaman 1971-72

Page 44: Los Tuxtlas. Tierra mítica

FOTO

GRAF

ÍA 2.

14

el descubrimiento44

Víctor Sánchez Cordero, Julia Carabias L.

y Sergio Guevara S., entre muchos otros.

Esta gran tarea llevada a cabo en Los Tux-

tlas forjó la Escuela Mexicana de Ecología

Tropical, una de las escuelas más destacadas

e importantes en el mundo tropical. Esta

escuela sobresale no sólo por el volumen

de su trabajo, sino por sus aportaciones

metodológicas y teóricas. En su seno se

han formado innumerables generaciones

de investigadores miembros de institucio-

nes de gran calidad y reputación nacional

e internacional. Aquí resulta necesario re-

conocer que el antecedente directo de las

investigaciones en Los Tuxtlas de carácter

ecológico, taxonómico y etnobotánico es

el trabajo realizado por la Comisión de

Estudios sobre Ecología de Dioscóreas,

CEED, que entre 1959 y 1974, agrupó a

numerosos científi cos, técnicos y estudian-

tes que investigaron la distribución, com-

posición y dinámica de la selva húmeda en

el sureste de México. La Comisión de las

Dioscóreas estuvo encabezada por inves-

tigadores competentes y con gran visión,

quienes pusieron los cimientos para que

en Los Tuxtlas maduraran los conceptos

y los programas de investigación de largo

plazo, encabezados por ellos mismos. Cada

día aparecen nuevas publicaciones acerca

de tópicos distintos, el caudal de ideas e

información es tan grande que abruma al

especialista y a cualquiera que se interese

en conocer la sierra de Los Tuxtlas.

Es apasionante estar dentro de la sel-

va, la sensación que se experimenta es

Page 45: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 45

FOTO

GRAF

ÍA 2.

15

FOTO

GRAF

ÍA 2.

16

asombrosa. Su gran altura y el enor-

me volumen en su interior recuerda

la grandeza de las catedrales góticas

(fotografía 2.14). Es admirable la be-

lleza de la estructura y la riqueza de las

formas de las plantas, las palmas (foto-

grafía 2.15) y de las raíces en el suelo.

Desde la parte más baja, los árboles de

mediano tamaño despliegan su varie-

dad de copas; surgen de tanto en tanto,

troncos majestuosos que se pierden en

la altura y descienden casi de la nada

Page 46: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el descubrimiento46

gruesas lianas y esbeltos bejucos. Se

forma un juego de luces y sombras,

un gigantesco caleidoscopio, que cam-

bia constantemente desde el amanecer

hasta el anochecer (fotografía 2.16).

La selva es irresistible, un sitio de

contemplación de los más bellos que

existen (fotografía 2.17). Los visitantes

quedan absortos y los científi cos, fas-

cinados (fotografía 2.18). Tan esplén-

dida resulta la experiencia, que pode-

mos aseverar que en esta selva surgió

una de las fuentes más importantes en

el movimiento de la conservación de

la biodiversidad en México.

FOTO

GRAF

ÍA 2.

17FO

TOGR

AFÍA

2.18

Page 47: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 47

que podemos encontrar son plantas y

animales que forman parte de la sel-

va, especies que permanecen algún

tiempo en un sitio y después en otro.

Todo aquello que parece tan distinto a

la selva forma parte del inmenso con-

junto biológico que ha evolucionado

durante millones de años que tiene la

historia de la región.

FOTO

GRAF

ÍA 2.

19

La vida e historia de la selva anima

y nutre el espléndido paisaje de Los

Tuxtlas. Su presencia está en todos la-

dos: en los fragmentos forestales, en los

potreros, en los campos de cultivo, en

la vegetación que crece a la orilla de las

lagunas, de los escurrimientos de agua,

de los pequeños ríos (fotografía 2.19),

en las cercas vivas y en los sitios aban-

donados (acahuales). Todas las especies

Page 48: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el descubrimiento48

riaciones del suelo, del clima y de la

perturbación natural y la inducida.

Lo que llamamos la “vegetación

original” es una utopía de la diversidad

de la selva; sin embargo, lo que llama-

mos vegetación secundaria que crece

en sitios abandonados y parcialmen-

te en los cultivos y potreros, también

tiene una gran riqueza de especies, y

ha sido soslayada por su aspecto y por

tener una relación directa con el uso

cual ha inquietado a los científi cos,

quienes se empeñan en separarlas en

diversas categorías, como: fragmentos

de la selva, pastizales, cultivos perennes

y temporales, acahuales y comunida-

des riparias (fotografías 2.20 y 2.21).

En los últimos años me convencí

que todos los componentes que dis-

tinguimos forman un mismo conjun-

to de especies que se disgrega tem-

poralmente como respuesta a las va-

El paisaje

La sierra de Los Tuxtlas ofrece una ve-

getación exuberante, es difícil de en-

tender para el que la ve por primera

vez debido a su aspecto aparentemen-

te desordenado, ya que se trata de un

conjunto compuesto por una intermi-

nable combinación de especies arbó-

reas, arbustivas y herbáceas, agrupadas

y distribuidas de distintas maneras, la

PAIS

AJE

DE LA

REG

IÓN

DEL V

OLCÁ

N SA

N MA

RTÍN

(DIB

UJO

DE M

ANUE

L ESC

AMILL

A).

Page 49: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 49

agrícola y ganadero del suelo (fotogra-

fía 2.22). Cada una de las especies que

vemos en este panorama forma parte

de la selva, aunque algunas parezcan

ajenas; se han adaptado al paisaje, a es-

tablecerse y crecer bajo condiciones

medioambientales muy contrastantes:

desde aquellas creadas por una pertur-

bación natural (como inundaciones,

incendios, deslizamientos de tierra o la

caída de un árbol), hasta los disturbios

causados por los pobladores cortando

o modifi cando la vegetación para cul-

tivar el suelo.

Las condiciones derivadas de la

perturbación del suelo y la vegetación

cambian rápida o lentamente, las di-

ferentes especies vegetales aparecen,

permanecen y desaparecen rápida o

lentamente. Las especies de plantas que

surgen con rapidez se han habituado

a permanecer en el suelo de la selva

por largo tiempo y pueden detectar

el momento para germinar. Crecen y

producen semillas, vagan en el paisa-

je, apareciendo y desapareciendo en

el suelo o llevadas por el viento o los

animales en espera de descubrir sitios

que hayan sido alterados.

En la sierra de Los Tuxtlas es muy

común que la vegetación sea modi-

fi cada, tanto por eventos naturales

como la actividad volcánica y sísmica,

los movimientos de tierra provocados

por las abundantes lluvias o por el uso

del suelo y el abandono de la tierra. El

FOTO

GRAF

ÍA 2.

20FO

TOGR

AFÍA

2.21

Page 50: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el descubrimiento50

proceso de regeneración de la vegeta-

ción (fotografía 2.23) se realiza a través

de una sucesión de especies, desde las

más pequeñas de vida corta, hasta los

grandes árboles de muy larga vida. La

selva es el resultado de la evolución y la

adaptación de todas esas especies. Es

la conclusión de una historia geológica

y biogeográfi ca larga y compleja, y de

una epopeya de trabajo humano pro-

longado e intenso, tan fascinante como

la selva misma.

La región de Los Tuxtlas es idónea

para estudiar la selva y su paisaje gra-

cias a su larga y rica historia geológica

de origen volcánico, al constante ir y

venir de fl oras y faunas de origen tro-

pical y templado en su territorio y a

la larga historia de ocupación humana

que data de hace más de 5 000 años.

Visualizar la naturaleza de esta ma-

nera es la mejor forma de aproximarse

al conocimiento y al uso de los recur-

sos de Los Tuxtlas, de avanzar hacia el

desarrollo sustentable, de lograr la con-

servación de la biodiversidad y de me-

jorar la calidad de vida de la población.

El paisaje es producto de su historia.

Por ello en este libro se ha enfatizado

los grandes cambios que han ocurri-

do, como la introducción del ganado,

el cultivo de la caña de azúcar y del

tabaco. Como se verá más adelante, al

analizar los elementos o componentes

del paisaje, hemos reconocido en él

elementos de origen mesoamericano,

FOTO

GRAF

ÍA 2.

22FO

TOGR

AFÍA

2.23

Page 51: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 51

probablemente vestigios de huertos,

cultivos y de la agricultura nómada.

Me refi ero a los árboles aislados en los

campos de cultivo, en los potreros, en

las cercas vivas y en la vegetación ri-

paria o de galería (fotografía 2.24). La

distribución y densidad de esos árboles

sugieren alguna posibilidad de manejo

de la biodiversidad local, respetando

porciones del paisaje. Los árboles nos

han llevado a descubrir, que son parte

de uno de los procesos básicos que lo

mantienen. Proceso al cual denomina-

mos conectividad, identifi cado recien-

temente por ecólogos del paisaje, em-

pleado (sin ese nombre) desde tiempos

prehispánicos. Una clave antigua para

un uso actual. Es fascinante unir el

paisaje del pasado con el del presente

y proyectar el paisaje al futuro de toda

la región de Los Tuxtlas.

La escala utilizada para el estudio

depende de lo heterogéneo que sea el

mosaico que forman los componen-

tes del paisaje. La longitud del perio-

do de estudio está determinado por

los acontecimientos de orden natural

y humano que han modelado el re-

lieve, la hidrología, la composición y

la distribución de la fl ora y la fauna

(fotografía 2.25). Las distintas esca-

las de espacio y de tiempo del paisaje

son el objeto de diversas disciplinas; la

paleontología y la historia, en el caso

del tiempo, la geografía si se trata del

territorio y la economía y antropolo-

FOTO

GRAF

ÍA 2.

24FO

TOGR

AFÍA

2.25

Page 52: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el descubrimiento52

gía en el caso de la apropiación de la

naturaleza. Para lograr una visión de

conjunto del paisaje se requiere inte-

grar los resultados obtenidos por ellas.

El paisaje es un sistema complejo

debido a que se ha modifi cado en res-

puesta a cambios del medio físico-bio-

lógico, de la producción, de la tecnolo-

gía, demográfi cos y de la organización

social, los cuales constituyen la estruc-

tura de un sistema que funciona como

una totalidad organizada, que solo es

analizable desde un abordaje interdisci-

plinario (fotografía 2.26). Ello obliga a

plantear una estrategia de investigación

que no se limite a la simple suma de

los enfoques parciales de los distintos

especialistas sino que constituya una

verdadera interpretación sistémica que

dé lugar a un diagnóstico integrado.

Una mirada

En este libro trataré de dar al lector

que ya conoce la región una mirada

distinta; y al lector que la visitará por

primera vez, una idea de una zona que

no se puede separar en partes sin el

riesgo de perderse en ese vasto terri-

torio y en su historia natural y cul-

tural, larga, diversa y complicada. Es

un reto para quien esto escribe y para

el lector reconstruir la región de Los

Tuxtlas (fotografía 2.27), cuando has-

ta ahora ha sido mostrada de manera

parcial, por los distintos especialistas.

FOTO

GRAF

ÍA 2.

26FO

TOGR

AFÍA

2.27

Page 53: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 53

pequeños grupos de árboles, arbustos

y hierbas en los bordes de los ríos, los

arroyos y las lagunas, en las cercas vivas

o como árboles solitarios.

Si bien este concepto de paisaje es

universal y aplicable al trópico y a los

bosques más fríos, Los Tuxtlas es un si-

tio idóneo para entenderlo, porque ahí,

se ha desarrollado de manera peculiar

debido a la mayor frecuencia con que

se presentan fenómenos naturales y al

intenso uso del suelo y de las especies

de plantas y animales que ha hecho la

población humana, desde hace miles

de años. Los cambios que ha sufrido

este escenario montañoso, volcánico,

costero y productivo se refl ejan en in-

numerables leyendas, cuentos y mitos

La selva evolucionó en el paisaje, el

cual (por más heterogéneo que parez-

ca) está formado por la propia selva.

Lo que denominamos la regeneración,

ocurre por una serie de especies, que

garantizan su permanencia a pesar de

los cambios producidos por una deter-

minada perturbación. Ese juego entre el

efecto de la perturbación y el proceso

de regeneración de la selva lo percibi-

mos como un paisaje; se trata de un mo-

saico que se transforma constantemente

(fotografía 2.28). Las reglas de ese juego

vinculan estrechamente un campo de

cultivo que se abandona con la selva.

Según la anterior idea, la selva se ex-

tiende a lo largo y ancho del paisaje,

como fragmentos de distinto tamaño,

FOTO

GRAF

ÍA 2.

28

FOTO

GRAF

ÍA 2.

29 (P

P. 54

-55)

.

que se repiten en la región (fotografía

2.29). El panorama es favorable para

estudiar la historia ambiental, gracias a

su extenso y rico antecedente geoló-

gico de origen volcánico, al constante

ir y venir de fl oras y faunas de origen

tropical y templado en su territorio y a

la larga historia de ocupación que em-

pezó hace más de 4 500 años.

En el siguiente capítulo me ocupo de

la historia natural de la sierra. El origen

geológico de las formaciones, cuando

surgen volcanes que de manera incesante

le dan forma al relieve, curso a los ríos y

crean lagunas. Esos factores, aunados a los

cambios de clima de los últimos 40 mil

años, explican la riqueza natural de espe-

cies agrupadas en tipos de vegetación.

Page 54: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 55: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 56: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 57: Los Tuxtlas. Tierra mítica

FOTO

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ÍA 3.

2

FOTO

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ÍA 3.

1

57

II . La histor ia natural

Tierra de volcanes

La sierra de Los Tuxtlas está orientada de noroeste a sureste y se prolonga desde

el volcán San Martín Pajapan en el sur, sigue por el cerro de Santa Marta, el cerro del

Campanario, en la sierra de Yohualtajapan (que forma parte del macizo Santa Marta),

y termina en el volcán de San Martín Tuxtla, en el extremo norte (fotografías 3.1, 3.2 y 3.3).

La sierra se formó debido a la larga y continua actividad volcánica que se registró en el Mio-

ceno, durante el Terciario, es la serie denominada antigua que se inició hace casi 7 millones de

años y concluyó hace un millón. Durante este periodo se moldeó el macizo montañoso sur

oriental del cerro Santa Marta, el volcán San Martín Pajapan, el Cordón Pelón y el Cerro del

Vigía, entre los más destacados por su altura y tamaño (fotografía 3.4).

En el seno de estos antiguos volcanes, hace 800 000 años empezó el periodo reciente de

actividad volcánica, durante el cual se formó (en la parte norte de la sierra) el volcán San

Martín Tuxtla, así como una serie de pequeños conos volcánicos que se extienden entre el

volcán San Martín Tuxtla y la orilla del lago de Catemaco. Aunque el volcán San Martín es

el más alto y el más antiguo de este periodo, los 300 conos conos volcánicos constítuidos por

Page 58: Los Tuxtlas. Tierra mítica

FOTO

GRAF

ÍA 3.

4FO

TOGR

AFÍA

3.3

la historia natural58

cenizas tuvieron una sola erupción, y

al terminar su actividad sus cráteres se

inundaron formándose las pequeñas

lagunas llamadas localmente apascos

(fotografías 3.5 y 3.6). El cráter del vol-

cán San Martín Tuxtla tiene un kiló-

metro de diámetro y en su interior se

encuentran dos pequeños conos que

aparentemente aparecieron en 1793,

durante su última erupción (fotogra-

fía 3.7). Antes, tuvo actividad en 1664,

siendo la más reciente la ocurrida en

las márgenes norte y noroeste del lago

de Catemaco, fue entonces cuando

se formaron los cerros Mono Blanco,

Page 59: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 59

el desarrollo de la civilización meso-

americana, basta mencionar que los

mayores centros urbanos y la más alta

densidad de población se ubica en una

franja que cruza desde la costa del Pa-

cífi co hasta el Golfo de México, en el

centro de la República Mexicana, en

la llamada Franja Volcánica Mexicana

o Eje Volcánico Transversal; lo mismo

ocurre en el Arco Chiapaneco y en la

Puntiagudo y el Nixtamalapan, y dos

conos pequeños que se transformaron

en apascos: la laguna de Nixtamalapan

y la Laguna de los Cocodrilos (foto-

grafías 3.8 y 3.9).

Los sismos y la actividad volcánica

son fenómenos naturales comunes en

Mesoamérica; los volcanes son ele-

mentos típicos de su paisaje. No cabe

duda de que dicha actividad infl uyó en

Angel R.Cabada

Catemaco

Sontecomapan

Lerdo deTejada

Mecayapan

Huazuntlan

TatahuicapanPajapan

SanAndrésTuxtla

SantiagoTuxtla

Soteapan

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94°30'W94°40'W94°50'W95°W95°10'W95°20'W95°30'W

18°4

0'N

18°3

0'N

18°2

0'N

18°1

0'N

246000 266000 286000 306000 326000

2000

000

2020

000

2040

000

2060

000

La geología

0 4 8 12 16 20km

Golfode

México

Golfode

México

Cuaternario

Jurásico

Mioceno

Terciario superior

J(lu) Rocas sedimentarias: lutita

Q(B) Rocas igneas extrusivas: Basalto

Q(Bvb) Rocas igneas extrusivas: Brecha volcánica básica

Q(al) Suelo: Aluvial

Q(bs) Rocas sedimentarias: Brecha sedimentaria

Q(eo) Suelos: Eólico

Q(la) Suelos: Lacustre

Q(li) Suelos: Litoral

Q(pa) Suelos: Palustre

Q(re) Suelos: Residual

Tm(ar) Rocas sedimentarias: Arenisca

Tm(cg) Rocas sedimentarias: Conglomerado

Tm(lm_ar) Rocas sedimentarias: Limolita, arenisca

Tm(lu_ar) Rocas sedimentarias: Lutita, arenisca

Ts(B) Rocas igneas extrusivas: Basalto

Ts(B_Bvb) Rocas igneas extrusivas: Basalto, brecha volcánica

Ts(B_Tb) Rocas igneas extrusivas: Basalto, toba básica

Ts(Bvb) Rocas igneas extrusivas: Brecha volcánica básica

Ts(Tb) Rocas igneas extrusivas: Toba básica

Edición: Rosario Landgrave

Page 60: Los Tuxtlas. Tierra mítica

FOTO

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ÍA 3.

6FO

TOGR

AFÍA

3.5

la historia natural60

Page 61: Los Tuxtlas. Tierra mítica

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ÍA 3.

8FO

TOGR

AFÍA

3.7

los tuxtlas. tierra mítica 61

Page 62: Los Tuxtlas. Tierra mítica

FOTO

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ÍA 3.

9FO

TOGR

AFÍA

3.10

la historia natural62

costa del Pacífi co Centroaméricano.

La presencia de los volcanes tiene

efectos benéfi cos para la agricultura y

el cultivo de plantas. La fertilidad del

suelo aumenta debido a la caída de ce-

nizas (fotografía 3.10) y la humedad de

las tierras bajas se acrecenta por el es-

currimiento del agua desde las cumbres

volcánicas. Por otro lado, los materiales

ígneos proporcionaron basaltos para la

construcción de aldeas y centros cere-

moniales y para la elaboración de im-

plementos donde se procesan los gra-

nos, como el molcajete y el metate, y

materiales cristalinos como la obsidiana,

indispensable en la manufactura de he-

Page 63: Los Tuxtlas. Tierra mítica

FOTO

GRAF

ÍA 3.

11FO

TOGR

AFÍA

3.12

los tuxtlas. tierra mítica 63

rramientas y armas (fotografía 3.11).

La sierra es relativamente pequeña;

está completamente rodeada por la pla-

nicie costera del Golfo; tal vez a pesar

de su aislamiento podemos conside-

rarla como parte de la Franja Volcánica

Mexicana, no lejos del Arco Chiapane-

co. Favoreció el establecimiento de gru-

pos olmecas, debido a la gran disponi-

bilidad de agua de lluvia, (entre 3 000

y 4 500 mm anuales), a la temperatura

promedio anual superior a 24°C, y a los

numerosos valles pequeños y laderas,

aislados entre sí por cañadas y elevacio-

nes montañosas (fotografía 3.12). Este

es un ambiente peculiar en el sureste

Page 64: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural64

del Golfo de México, la tierra mítica de

Los Tuxtlas (fotografía 3.13).

En las zonas bajas de la planicie cos-

tera, que se extiende entre el río Papa-

loapan (al norte) y el río Grijalva (en

Tabasco), los olmecas aprovechaban

la gran fertilidad del suelo, la cual te-

nía dos orígenes distintos. En las tie-

rras bajas, la fertilidad dependía de las

inundaciones que ocurrían periódica-

mente. En el caso de la sierra de Los

Tuxtlas, obedecía a la deposición de

materiales volcánicos, cenizas en parti-

cular. La fertilidad estaba vinculada en

las tierras bajas a las tormentas tropica-

les. El agua que fl uía lentamente hacia

el mar dejaba en el suelo una capa de

material muy fértil (fotografía 3.14); en

la sierra estaba vinculada la deposición

de cenizas arrojadas por los volcanes.

El material dejado por las inundacio-

nes era aprovechado inmediatamente

apenas disminuía el nivel del agua, en

cambio la ceniza volcánica tardaba un

tiempo para ser arrastrada por la lluvia

e incorporarse al suelo. Lo anterior,

aunado a la topografía, separa dos gru-

pos de olmecas de la denominada área

metropolitana, los de tierras bajas y los

de tierras altas. El presente volumen se

enfoca en los olmecas de las tierras al-

tas, quienes se establecieron y desarro-

llaron en la sierra de Los Tuxtlas. Por

tanto, para entender el poblamiento

de la región, su crecimiento y la loca-

lización de los centros ceremoniales- FOTO

GRAF

ÍA 3.

13

Page 65: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 65

Page 66: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural66

Page 67: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 67

políticos, es fundamental vincularlos

con la distribución de los volcanes en

el territorio y con la frecuencia y na-

turaleza de la actividad volcánica. El

volcán San Martín Tuxtla es alcalino

de escudo (volcanes de grandes di-

mensiones que se forman con las capas

de sucesivas erupciones, en los que hay

fl ujos de lavas basálticas), forma parte

importante del complejo de Los Tuxt-

las. Los pequeños conos secundarios y

cráteres de explosión localizados en su

cumbre y fl ancos infl uyeron en la fer-

tilidad de los suelos, debido a que su

erupción fue lenta.

Sabemos que la actividad promedio

de los volcanes en México es de 15

erupciones por siglo; éstas incluyen

eventos moderados, como los mostra-

dos por el Popocatepetl desde 1994,

hasta eventos mayores como la devas-

tadora erupción del volcán Chichón

en 1982.

En Mesoamérica, tierra de volcanes,

las altas cumbres eran consideradas por

los pueblos prehispánicos como seres

vivos. Formaban parte de un universo

dinámico; los volcanes eran deidades

controladoras de los fenómenos me-

teorológicos, imprescindibles para la

producción agrícola, a su vez el sus-

tento de las antiguas sociedades meso-

americanas. Algunas creencias y prác-

ticas del milenario culto a los volcanes

siguen vigentes en la actualidad. Son

actores de la mitología mesoameri-FOTO

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ÍA 3.

14

Page 68: Los Tuxtlas. Tierra mítica

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15

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17

FOTO

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ÍA 3.

16

la historia natural68

cana, califi cadas como personas cuyas

voluntades y albedrío, amoríos y pa-

siones constituyen un peligro para los

hombres. El paisaje forma parte del

orden cósmico, el cual se expresa por

medio de los alineamientos astronó-

micos deliberadamente orientados ha-

cia las salidas y puestas del sol sobre el

perfi l de los volcanes (fotografía 3.15).

Éstos abarcan las aguas subterráneas y

la fertilidad de la tierra, son el umbral

para acceder al interior del cerro, las

fauces abiertas del monstruo de la tie-

rra, un antiguo símbolo olmeca (foto-

grafía 3.16). Constituyen vasos grandes

Page 69: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 69

Page 70: Los Tuxtlas. Tierra mítica

FOTO

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ÍA 3.

18

la historia natural70

que contenían las aguas subterráneas y

también eran brazos de mar.

En la tradición mesoamericana exis-

ten personajes encargados de predecir

el tiempo. Estos “tiemperos o granize-

ros” practican la meteorología mediante

ritos en los volcanes sagrados. Ellos pro-

curan atraer la lluvia para las milpas y

protegerlas del peligro de las tormentas.

El calendario empieza el 3 de mayo, con

la fi esta de la Santa Cruz, cuando se abre

el temporal y termina el día de muertos

a principios de noviembre, cuando el

ciclo se cierra (fotografía 3.17).

Como ya se dijo antes, las erupciones

más recientes en la sierra de Los Tuxtlas

ocurrieron en 1664 y en 1793. Ambas

acontecieron en el volcán San Martín

Tuxtla. La útima fue descrita por el botá-

ERUP

CIÓN

DEL

VOL

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793)

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nico Mariano Mociño y Lozada, miem-

bro de la Real Expedición Botánica a

la Nueva España (1789 a 1808). Mociño

acudió a San Andrés Tuxtla por mandato

del Virrey, en mayo en 1793, acompaña-

do del ilustrador Atanasio Echeverría y

de Julián del Villar, con el fi n de descri-

bir y evaluar el efecto que la erupción

tendría en los suelos agrícolas y el riesgo

que signifi caba para los asentamientos

humanos. Dicha comisión realizó un in-

forme muy detallado, en el que se calcu-

ló la altura y diámetro de la columna de

humos y cenizas, y midió la temperatura

aproximándose todo lo posible al cráter.

De ese reporte proviene la magnífi ca

ilustración del volcán San Martín Tuxtla,

elaborada por Atanasio Echeverría.

Page 71: Los Tuxtlas. Tierra mítica

En aquel año de 1793, desde Orizaba y Córdoba se habían sentido los temblores

de tierra ocasionados por las erupciones de los días 2 y 22 de mayo, 28 de junio y

26 de agosto. El aterrador estruendo subterráneo que precedió a la gran columna

de fuego que se alzó del cráter –como fuegos artifi ciales disparados al cielo–. El

fantástico espectáculo duró dos días, seguido de seis horas de movimientos sísmicos

y lluvia de arena. El 22 de mayo, se produjo la segunda erupción, la más violenta. A

las columnas de fuego y a las piedras al rojo vivo que salían disparadas del cráter, se

añadieron enormes nubes de cenizas fl otante que se esparcieron cientos de leguas

a la redonda y obscurecieron el cielo, al punto de tener que encender las lámparas

de aceite en mitad del día, y tal fue la confusión y aturdimiento que sufrieron los

pájaros de la selva que en muchos lugares el silvestre guaco se dejaba atrapar con

la mano. Se organizaron procesiones y la gente, reunida en muchedumbre, dirigía

plegarias de lamento a Nuestra Señora del Volcán, venerada todavía hoy en la ciu-

dad de Catemaco como la santa patrona de la región. Hubo necesidad de quitar a

paladas la arena y las cenizas acumuladas sobre los techos para que no se derrum-

basen con su peso. La ceniza que fl otaba en el aire llegó hasta Oaxaca, situada a casi

trescientos kilómetros tierra adentro en línea recta. La tercera erupción se produjo

en junio y continuó alternándose con devastadoras tormentas hasta octubre, obs-

cureciendo el cielo durante treinta días seguidos, –según afi rma Mociño– y ocul-

tando de la vista incluso las montañas mas cercanas.

Miguel Covarrubias, El Sur de México.

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ÍA 3.

19 (P

P. 72

-73)

.

los tuxtlas. tierra mítica 71

sierra. Los suelos son el resultado de

la alteración de materiales volcánicos

expulsados por los volcanes San Mar-

tín Tuxtla, Santa Marta y San Martín

Pajapan. Aunque los más fértiles se en-

cuentran en los alrededores del volcán

San Martín Tuxtla, en la mayoría de

ellos se ha removido la cobertura fo-

restal original para ser convertidos en

potreros y campos agrícolas, por lo que

presentan problemas de compactación

y erosión causados principalmente por

la ganadería.

En las laderas sur y oeste del vol-

cán San Martín Pajapan, el suelo llega

a tener más de 3 m de profundidad,

con características muy favorables para

su labranza, sin embargo, debido a su

acidez, son poco fértiles y los proble-

mas de erosión llegan a ser muy graves.

Las laderas suroeste, sur y sureste del

volcán están dedicadas principalmente

al cultivo de café y maíz, mientras que

hacia el norte predomina la ganadería.

Ríos y lagos

En la sierra pueden distinguirse tres

grandes vertientes: 1) Vertiente norte y

noreste que desemboca hacia el Golfo

de México, delimitada por la subcuen-

ca Tecolapilla, que es parte de la cuenca

del Papaloapan. En esta zona hay nu-

merosos ríos y arroyos de recorrido

relativamente corto, provenientes de

los volcanes San Martín Tuxtla, Santa

Marta y San Martín Pajapan, los cua-

laderas montañosas, en altitudes supe-

riores a 300 msnm, conforman el relie-

ve serrano de la región, junto con las

laderas superiores de los volcanes San

Martín Tuxtla, Santa Marta y San Mar-

tín Pajapan.

Suelos

En Los Tuxtlas existe una notable va-

riedad de suelos relacionada con el ori-

gen volcánico de la región, la edad de

los materiales geológicos, la diversidad

del relieve, las condiciones del clima y

los distintos tipos de vegetación de la

Relieve

La superfi cie de 3 299 km2 de la sie-

rra tiene ditintas formas de relieve: los

lomeríos son los más extensos, cubren

2 714 km2, o sea 82% de la superfi cie.

El relieve de montaña, en las elevacio-

nes volcánicas mayores, tiene una ex-

tensión de 420 km2, es decir 13% del

área (fotografía 3.18). Las planicies tie-

nen 91 km2, 3% de la superfi cie total.

A pesar del dominio de los lomeríos,

la denominación sierra de Los Tuxtlas

está justifi cada, ya que los lomeríos in-

termedios y elevados, situados sobre las

Page 72: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 73: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 74: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural74

3) Vertiente sureste que forma parte de

la cuenca del río Coatzacoalcos, inclu-

ye la subcuenca de la laguna costera del

Ostión y la del río Calzadas. Algunos

de los ríos y arroyos que descienden del

volcán Santa Marta desembocan en el

río Coatzacoalcos, y otros que provie-

nen del volcán San Martín Pajapan lle-

gan a la laguna costera del Ostión (fo-

tografía 3.20).

el río San Juan es muy importante ya

que recoge parte de las aguas prove-

nientes del volcán San Martín Tuxtla

y Santa Marta, a través del río Hueya-

pan, principalmente, y desemboca en

la laguna de Alvarado. En esta vertiente

se encuentra el lago de Catemaco, que

tiene un gran efl uente, el río Grande

de Catemaco cuyas aguas vierten tam-

bién hacia el San Juan (Mapa Los Ríos).

les derraman sus aguas directamente al

Golfo o indirectamente a través de la

laguna costera de Sontecomapan (fo-

tografía 3.19). 2) Vertiente continen-

tal que abarca las subcuencas del río

San Juan, del San Andrés y del lago de

Catemaco, los cuales también forman

parte de la cuenca del Papaloapan. Esta

vertiente (que se inicia al sur del volcán

Santa Marta) es la de mayor superfi cie;

Page 75: Los Tuxtlas. Tierra mítica

FOTO

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ÍA 3.

20

los tuxtlas. tierra mítica 75

de la sierra la red hidrológica está más

jerarquizada, organizándose en cauces

que recogen caudales de cuencas más

extensas y que llegan al río San Juan.

Algunos de estos ríos cruzan las ciu-

dades de San Andrés Tuxtla y Santiago

Tuxtla.

En la zona de infl uencia del volcán

San Martín Tuxtla son muy frecuentes

los cuerpos de agua asociados a crá-

teres. Ahí se encuentra cerca del 80%

en la vertiente del volcán San Mar-

tín Tuxtla hay ríos que nacen en las

partes altas pero son intermitentes, de-

bido al suelo poroso (fotografía 3.21).

En las partes medias (entre 300 y 400

msnm) se vuelven permanentes, con

caudales muy variables que dependen

de la precipitación en las partes altas,

y fi nalmente a través de las partes ba-

jas, desembocan en el Golfo (fotogra-

fía 3.22). En la vertiente continental

Con mayor detalle se pueden iden-

tifi car varias zonas más por sus carac-

terísticas hidrológicas. La zona mon-

tañosa tiene una red de drenaje radial

determinada por las características to-

pográfi cas. En el volcán Santa Marta

la red hidrológica es muy abundante

y poco ramifi cada, con cauces muy

profundos que drenan rápidamente

hacia las zonas bajas, principalmente

en la vertiente del Golfo. En cambio,

Page 76: Los Tuxtlas. Tierra mítica

76

FOTO

GRAF

ÍA 3.

21

Page 77: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 77

de los lagos de agua dulce de la región

(fotografías 3.23 y 3.24). Entre los sis-

temas lacustres más grandes de la sierra

destacan el lago de Catemaco y la la-

guna de Sontecomapan, ambos ubica-

dos entre el volcán San Martín Tuxtla

y la serranía de Santa Marta. El prime-

ro, a 330 m de altitud en la vertien-

te continental, tiene 7 437 hectáreas

con una profundidad media de 7.5 m y

máxima de 11 m, y es considerado uno

de los lagos más productivos de Méxi-

co; Sontecomapan es cuerpo de agua

salobre de 932 ha y con profundidad

media de 1.5 m. También sobresalen

numerosos sitios de agua de origen

FOTO

GRAF

ÍA 3.

22FO

TOGR

AFÍA

3.23

Page 78: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural78

temperatura y humedad. Estas agrupa-

ciones de plantas se denominan tipos

de vegetación. Las especies de animales,

aves, murciélagos, mamíferos, reptiles y

anfi bios se desplazan en ellos, pero en

su mayoría muestran más afi nidad por

alguno; existe una estrecha relación

entre la vegetación y la fauna.

La composición de especies de los

tipos de vegetación ha cambiado a lo

largo del tiempo. La selva probable-

mente crece en la sierra de Los Tuxtlas

desde hace más de un millón de años;

sin embargo, en los últimos 40 000

han ocurrido variaciones drásticas de

temperatura y humedad. Esto ha oca-

muy perturbados debido a la defores-

tación principalmente.

Diversidad natural

Para introducir el tema de la rique-

za biológica de Los Tuxtlas, me enfo-

co en las plantas, un poco acerca de

la fl ora, pero sobretodo describo con

detalle la vegetación, basándome en la

información de Gonzalo Castillo y Ja-

vier Laborde. La razón para concentrar

la atención del lector en las plantas es

que las distintas especies vegetales se

agrupan entre sí por su preferencia a

las condiciones del suelo y del clima,

tectónico-volcánico de menor tama-

ño como Laguna Escondida y Zacatal,

y los lagos de origen volcánico tipo

maar como Majahual, Chalchopan,

Manantiales, Verde, Mogo y Encanta-

da, entre otros.

En la zona costera de la vertiente

del Golfo hay sistemas lagunares tem-

porales o permanentes como Delicias

y La Joya, que se han formado en las

hondonadas de las dunas. Estas lagu-

nas reciben agua principalmente del

manto freático y de la lluvia (fotogra-

fía 3.25). Son sistemas someros por el

gran aporte de sedimentos de los te-

rrenos circundantes que se encuentran

FOTO

GRAF

ÍA 3.

24

FOTO

GRAF

ÍA 3.

25

Page 79: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 80: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural80

estructura y el funcionamiento de la

selva, transformándola en otros tipos

de vegetación.

Los periodos denominados Pleisto-

ceno y Holoceno fueron clave para en-

tender lo que ahora vemos en la sierra.

Las especies dependen de la combina-

ción entre la temperatura y la hume-

dad; para las especies tropicales, el calor

seco y el frío húmedo son manejables;

largo de la historia de la sierra, debido

a cambios de clima, han aparecido y

desaparecido muchas especies. El mo-

vimiento y los cambios se deben a las

variaciones: periodos calientes secos,

calientes húmedos se han sucedido

con periodos fríos secos y fríos húme-

dos. Esto ha limitado la distribución de

algunas especies y benefi ciado a otras,

llegando a cambiar la composición, la

sionado que algunas especies desapa-

rezcan y otras colonicen la región.

Migración de las plantas

En la sierra de Los Tuxtlas hay regis-

tradas un gran número de especies de

plantas, animales y hongos, en la selva

húmeda, en el bosque mesófi lo y en

la vegetación alrededor de las lagunas

salobres y de agua dulce. Empero, a lo

!

!!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!

!!

!

!

!

!!

!

!

!

DELOSTIÓN

GRANDE

TEPACHE, EL

COLORADA

MATAS, LAS

LAGUNA ELMAGUEY

LAGUNACOLORADA

BIKINA, LA

RÍO GRANDEDE CATEMACO

TULAR, EL

SIHUAPAN

LAGUNANIXTAMALAPAN

CACAHUATENO

ESCACEBA

SABALO

RABO LALAGUNA

MONIGOTES, LOS RÍO

SALINAS

PLAYAESCONDIDA

COXCOAPAN

LAGUNAAZUL

ARROYOSECO

CERRO DELDIABLO

DOSPASOS

HEDIONDO, EL

COYOL, EL

SANFRANCISCO

TORTUGA, LA

RÍOPRIETO

CHANCARRO

SANPEDRO

LUZ, LA

CHOMOS, LOS

SIERRA, LA

LOMACHATARÍO

TECOLAPANRÍO LAHOLLA

94°30'W94°40'W94°50'W95°W95°10'W95°20'W95°30'W

18°4

0'N

18°3

0'N

18°2

0'N

18°1

0'N

246000 266000 286000 306000 326000

2000

000

2020

000

2040

000

2060

000

Los lagos

0 4 8 12 16 20km

Golfo de México

Golfode

México

Edición: Rosario Landgrave

Page 81: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 81

a un régimen caliente y seco, la selva

se redujo aunque no severamente. La

mayor parte del Golfo de México fue

ocupada por selvas bajas estacionales.

La localización geográfi ca, la orien-

tación paralela a la costa, la abrupta

topografía, la altura de los volcanes, la

gran captación de lluvia y los numero-

sos escurrimientos de agua y lagunas,

dieron refugio a gran cantidad de es-

desapareció completamente de Méxi-

co hace solo 20 000 años; es decir que

la selva húmeda tropical mexicana tie-

ne una historia muy corta, ya que la

colonización de áreas ahora ocupadas

por vegetación tropical puede haber

empezado apenas hace 11 000 años,

cuando el clima se hizo caliente y hú-

medo. Cuando el clima varió (entre

9 000 y 2 000 años antes del presente)

sin embargo el frío seco, no lo toleran

y son sustituidas por especies de zonas

templadas.

La selva existe desde hace casi un

millón de años en la planicie del Golfo

de México. Hace 40 000 años duran-

te el Pleistoceno ocurrieron cambios

climáticos de duración variable, fueron

cuatro ciclos de clima húmedo-frío que

sumaron 10 000 años; un ciclo de clima

seco-frío con una duración de 9 000

años; y tres ciclos de clima seco-cálido

que suman 13 000 años. Entonces debe

pensarse que las áreas tropicales de

tierras bajas por miles de años sopor-

taron fuertes cambios que provocaron

trastornos ecológicos en las comu-

nidades vegetales (fotografías 3.26 y

3.27)

No obstante, durante este periodo

de 40 000 años antes de ahora, estas

condiciones frías y secas se prolonga-

ron entre 20 y 12 000 años, lo cual

afectó a la selva húmeda tropical. Esto

signifi ca que la vegetación tropical

Bosque mesófilo

Selva alta subcoducifoliaSelva alta perennifolia

Bosque de pino y encino

Selva mediana coducifoliaSelva mediana subcoducifolia Selva baja coducifolia Selva baja espinosa coducifolia

FOTO

GRAF

ÍA 3.

26

cambio de la vegetacióncon el clima

Page 82: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural82

FOTO

GRAF

ÍA 3.

27FO

TOGR

AFÍA

3.28

Especies endémicas

registradas en la estación

de biología Tropical

de Los Tuxtlas

Costus dirzoi, Daphnopsis megacar-

pa, Eugenia sotoesparzae, Inga sinacae,

Miconia ibarrae, Mormodes tuxtlensis,

Pouteria rhynchocarpa, Ruellia tuxtlen-

sis, Solenophora tuxtlensis, Thelypteris

rachyfl exuosa, Tuxtla pittieri (género

nuevo de Compositae).

Cambios de clima, temperatura

y precipitación durante

los últimos 40 mil años

40

35

30

25

20

15

10

5

0

Temperatura

Caliente Frío Seco Humedo

Precipitación

Miles

de añ

os

Page 83: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 83

pecies de plantas y animales durante

los adversos periodos citados antes. La

selva se refugió en las laderas de las

montañas y otros sitios húmedos alre-

dedor de cursos de agua y lagos (foto-

grafía 3.28).

El efecto de los cambios del clima y

los desplazamientos de las plantas, en

la sierra y en la planicie del Golfo de

México, ha dado como resultado:

• Presencia de bosques de pino y bos-

ques de encino en las parte bajas de la

sierra. Estos bosques provienen de las

partes altas de las montañas y de sitios

templados y fríos, localizados al nor-

te en Estados Unidos y Canadá. Des-

cendieron siguiendo la costa del Gol-

fo cuando el clima era frío y seco.

• Que la selva de la sierra tenga muy

pocas especies endémicas (aquellas

que solo se encuentran en una re-

gión y un tipo de vegetación), lo cual

signifi ca que la selva ha retrocedido

y avanzado en repetidas ocasiones.

• Presencia de bosque mesófi lo, por

arriba de 1 000 m de altitud. Este

bosque está formado por una com-

binación de especies de árboles que

provienen del este de Estados Uni-

dos y Canadá y de hierbas, arbustos

y epífi tas que provienen de Centro y

Sudamérica.

• Que muchas de las especies que for-

man la selva sean capaces de crecer en

climas más secos y fríos en la planicie

costera del Golfo de México.

FOTO

GRAF

ÍA 3.

29FO

TOGR

AFÍA

3.30

Page 84: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural84

Flora y vegetación

En la sierra hay en total 3 356 especies

de plantas, pertenecientes a 212 fami-

lias. Una riqueza fl orística sobresalien-

te si se compara con las 7 490 especies

de plantas que se registran en Veracruz.

Al conjunto de las plantas se le cono-

ce como fl ora de Los Tuxtlas (fotogra-

fía 3.31). Ésta es muy parecida a la de

Centroamérica, comparten 70% de sus

especies y se asemeja menos a la fl ora

de Sudamérica, con la que comparte

30% de las especies. Las especies de la

fl ora se puede separar por la forma en

que crecen las plantas: son 1 761 espe-

cies de hierbas (52% del total), 674 es-

pecies de árboles (20% del total), 568

especies de arbustos (17% del total) y

353 especies de bejucos y lianas (11%

del total) (fotografía 3.32).

El continente americano se divide

en dos grandes regiones biogeográfi -

cas: al sur, la región tropical o Neotro-

pical y al norte la región templada o

Neártica. Resulta que la sierra de Los

Tuxtlas se encuentra en la primera, casi

en la frontera con la Región Neártica.

Con precisión, está en la porción del

Caribe, en lo que llamamos la provin-

cia fl orística del Golfo de México. La

cercanía de la Región Neártica explica

que en la sierra, por arriba de 1 000 m

de altitud en las montañas, las especies de

plantas pertenezcan a la Región Neo-

tropical (fotografía 3.29). Es la zona

cálido húmeda (ver capítulo El Descu-

FOTO

GRAF

ÍA 3.

31FO

TOGR

AFÍA

3.32

Page 85: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 85

brimiento, La región). Por arriba de

esos 1 000 m, la selva desaparece, el cli-

ma es templado y húmedo y se trans-

forma en un bosque de hojas anchas,

–bosque mesófi lo de montaña–, en

bosque de pino y en bosque de enci-

no, originarios de la Región Neartica.

La combinación de especies tropicales

y templadas es una característica de la

vegetación de la sierra, que además au-

menta la riqueza total de especies (fo-

tografía 3.30).

Tipos de vegetación

En la sierra se distinguen nueve tipos:

selva alta perennifolia, selva mediana

perennifolia, selva baja perennifolia

inundada, bosque mesófi lo de monta-

ña, bosque de pino, bosque de encino,

sabana, manglar y dunas costeras (Ma-

pa vegetación y fotografía 3.33).

Selva alta perennifolia

Tiene actualmente una extensión de

11 013 ha. Es el tipo de vegetación

más rica en especies y en formas de

vida de las plantas; comprende árboles

muy grandes, otros medianos y peque-

ños, lianas, trepadoras, hierbas, epífi tas,

palmas, arbustos (fotografías 3.34, 3.35

y 3.36 ). A la parte más alta de la selva

se le llama dosel, tiene una altura de

40 m. Los árboles que forman ese do-

sel son los más grandes, tienen troncos

rectos y gruesos, con diámetros de un

metro y en algunos casos hasta 1.5 y FOTO

GRAF

ÍA 3.

33

Especies incluidas en la Norma Oficial Mexicana,

publicada en el Diario Oficial de la Federación

(nom-059-ecol-1994)

Raras: Tillandsia festucoides; Alsophila salvinii; Sphaeropteris horrida; Cnemidaria decurrens; Al-

faroa mexicana; Pithecellobium vulcanorum; Inga sinacae; Bletia purpurea; Encyclia baculus.

Amenazadas: Yucca lacandonica; Tetrorchidium rotundatum; Astronium graveolens; Calophy-

llum brasiliense; Spondias radlkoferi; Acosmium panamense; Dieff enbachia seguine; Lyco-

podium dichotomum; Monstera tuberculata; Magnolia schiedeana; Spathiphyllum friedrichs-

thalii; Talauma mexicana; Carpinus caroliniana; Cycnoches ventricosum; Tabebuia chrysan-

tha; Oncidium incurvum; Sapium macrocarpum; Chamaedorea bractescens

En peligro de extinción: Diospyrus riojae; Litsea glaucescens; Ormosia isthmensis; Vatairea

lundelli; Olmeca recta; Chamaedorea metallica.

Sujetas a protección especial: Languncularia racemosa; Encyclia vitellina; Rhizophora mangle;

Avicennia germinans.

Page 86: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural86

2 m. Es muy llamativo ver que los

troncos en el suelo tienen grandes

estructuras laminares que amplían su

base, llamadas contrafuertes; su forma

y su tamaño varían entre las especies

(fotografías 3.37 y 3.38 ).

Por debajo del dosel podemos iden-

tifi car otro grupo de árboles, de nu-

merosas especies, cuya altura máxima

es de 20 m (fotografía 3.39).

Por último, en la parte baja de la

selva, a menos de 10 m de altura hay

varias especies de árboles.

Sin embargo, lo que más destaca en

esta parte baja son las palmas, la especie FOTO

GRAF

ÍA 3.

34

FOTO

GRAF

ÍA 3.

35

Page 87: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 87

Angel R.Cabada

Catemaco

Sontecomapan

Lerdo deTejada

Mecayapan

Huazuntlan

TatahuicapanPajapan

San AndrésTuxtla

SantiagoTuxtla

Soteapan

94°30'W94°40'W94°50'W95°W95°10'W95°20'W95°30'W

18°4

0'N

18°3

0'N

18°2

0'N

18°1

0'N

246000 266000 286000 306000 326000

2000

000

2020

000

2040

000

2060

000

La vegetación

0 4 8 12 16 20km

Golfode

MéxicoGolfo

deMéxico

Selva Alta Perennifolia

Selva Mediana Perennifolia

Selva Baja Perennifolia Inundable

Acahual de Selva

Bosque Mesófilo de Montaña

Acahual de Bosque Mesófilo de Montaña

Encinar

Acahual de Encino

Pinar

Manglar

Vegetación de dunas costeras

Sabana

Pastizal

Pastizal con Árboles aislados

Pastizal con Cultivos

Cultivos con Pastizal

Cultivo de Caña

Cultivo de Tabaco

Cultivos de Café con Selva y Acahual

Cultivos Perennes

Edición: Rosario Landgrave

Número de especies en cada tipo de vegetación

Tipo de vegetación Núm. de especies

Selva alta perennifolia, selva mediana perennifolia 1 873

Manglar y selva baja perennifolia inundada 98

Bosque mesófi lo de montaña 786

Bosque de pino y encino 732

Sabana 146

Duna costera 315

Page 88: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural88

FOTO

GRAF

ÍA 3.

36FO

TOGR

AFÍA

3.37

Page 89: Los Tuxtlas. Tierra mítica

89

FOTO

GRAF

ÍA 3.

38

Page 90: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural90

más abundante es Astrocaryum mexica-

num, llamada chocho, que puede tener

más de mil individuos por hectárea.

Dentro de la selva llaman la atención

otras plantas, que son muy característi-

cas. Me refi ero, por ejemplo, a las lianas

y los bejucos, que germinan y crecen

en las ramas de los árboles y cuyas raí-

ces descienden desde la altura, hasta

alcanzar el suelo. Otras plantas nacen

en el suelo, se enredan en el árbol más

cercano para trepar hasta la parte alta

de la selva, donde hay luz del sol.

También son abundantes las plantas

que nacen y pasan toda su vida sobre

árboles (epífi tas), un ejemplo conoci-

do de este grupo son las orquídeas. En

la selva este grupo de epífi tas, también

incluye otra forma de crecimiento pe-

culiar, aunque es muy característico.

Se trata de los árboles llamados ma-

tapalos o estranguladores: son árboles,

de varias especies del género Ficus,

conocidos como higueras, de la familia

de las Moraceas. Las semillas de estos

árboles germinan en las ramas de los

árboles, crecen encima de ellos y pro-

longan sus raíces hacia abajo hasta lle-

gar al suelo; poco a poco las raíces se

unen entre sí y forman un tronco, que

envuelve completamente al árbol que

les dio sostén y terminan matándolo o

estrangulándolo.

Existe un conjunto de especies,

que mantiene sus semillas en el suelo,

por largo tiempo. Estas especies sólo FOTO

GRAF

ÍA 3.

39

Page 91: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 91

se localiza en cimas de conos volcáni-

cos de menor altitud, así como sobre

laderas directamente expuestas a los

vientos del norte. Este bosque se ca-

racteriza por la gran abundancia de ár-

boles muy ramifi cados y sinuosos, con

gran cantidad de musgos.

Bosque de encino

Tiene una extensión de 1 065 ha.

Existen dos variantes: una forma parte

del bosque mesófi lo de montaña y se

encuentra al sur del cerro Santa Marta,

entre los 700 y 1 200 m de altitud; y

en el cerro del Vigía, a 860 m de al-

titud. Al sur de la ciudad de Santiago

Tuxtla, hay un encinar.

La otra variante de encinar está en-

tre 100 y 600 m de altitud, al sur del

cerro Santa Marta. Se caracteriza por

tener encinos de diferentes especies que

forman un dosel de entre 15 y 20 m

de alto.

Bosque de pino

Tiene una extensión de 2 034 ha. Está

únicamente en la vertiente sur del ce-

rro de Santa Marta, desde los 500 hasta

los 900 m de altitud, sobre suelos muy

viejos y pobres. Se mezcla, en su parte

baja, con el encinar y en algunos sitios

con la selva alta y mediana, y en su

parte alta se une con el bosque mesó-

fi lo. Está formado por una sola especie

de pino: Pinus oocarpa.

En el bosque las especies arbóreas

del dosel provienen del neártico y las

especies de sotobosque y epífi tas del

neotrópico. El dosel del bosque tiene

entre 20 y 30 m de altura, se caracteri-

za por la cantidad de orquídeas, hele-

chos, bromelias, peperomias, aráceas y

musgos, que crecen sobre los troncos

y ramas.

El bosque mesófi lo está en las

partes más altas de la sierra de Santa

Marta y en los volcanes San Martín

Pajapan y San Martín Tuxtla. Al norte

y al este del volcán San Martín Tuxtla

hay árboles de más de 50 m de altu-

ra, de Ulmus mexicana. Sobre la ladera

del noroeste dominan los árboles de

Quercus insignis y Talauma mexicana.

Al suroeste del cráter del vol-

cán Santa Marta, el dosel del bosque

mesófi lo está dominado por árboles de

Podocarpus sp., que rebasan los 30 m de

altura, asociados con Quercus skinneri

y Q. corrugata. Mientras que en el sur

del cráter hay manchones casi puros

de Liquidambar styracifl ua mezclados

con diferentes especies de Quercus. En

las barrancas de mayor humedad en la

sierra de Santa Marta y en el volcán

San Martín Pajapan son muy abun-

dantes los helechos arborescentes ma-

yores a 10 m de altura.

En San Martín Tuxtla y Santa Marta

se encuentra una variante del bosque

mesófi lo con un dosel bajo entre 8 y

10 m de altura. Esta variante también

germinan cuando llega la luz del sol

directamente, lo que ocurre cuando

muere un árbol y cae. Son especies

que cicatrizan los claros que de ma-

nera natural o artifi cial se abren en la

parte alta de la selva, en el dosel.

Selva mediana perennifolia

Tiene actualmente una extensión de

19 959 ha. Se distribuye desde 650

hasta 1 000 m de altitud. Este tipo de

vegetación incluye las mismas especies

de la selva alta perennifolia. La altura

de su dosel es más bajo, de 15 m de

altura, sin rebasar 20 m, debido a que

crece en las laderas de mayor pendien-

te como las de los volcanes Santa Mar-

ta y San Martín Pajapan, así como en

la cima de pequeños conos volcánicos

localizados al norte y noreste del lago

de Catemaco. La selva mediana tiene

manchones o parches de selva alta, en

el fondo de cañadas y barrancas de va-

lles amplios.

Bosque mesófi lo de montaña

Tiene una extensión de 10 770 ha. A

este bosque se le conoce también co-

mo bosque de neblina o bosque ca-

ducifolio. En Los Tuxtlas se encuentra

por arriba de los 1 000 m de altitud,

aunque en realidad entre los 800 y

1, 100 m de altitud existe una zona

de transición entre la selva alta, la sel-

va mediana perennifolia y el bosque

mesófi lo.

Page 92: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural92

Sabana

Tiene una extensión de 9 357 ha. Se

extiende en el sur y sureste de la sierra.

Es fácil de reconocer, es un pastizal con

árboles dispersos de poca estatura. Las

especies arbóreas y características de las

sabanas en Los Tuxtlas son el nanche

(Byrsonima crassifolia), uvero (Coccoloba

barbadensis), tachicón (Curatella america-

na) y jícaro (Crescentia cujete y C. alata).

El manglar

Tiene una extensión de 523 ha. Ubi-

cado al sureste de la laguna de Son-

tecomapan, limita al noroeste con la

selva baja perennifolia inundada. Es un

tipo de vegetación de 20 a 25 m de

altura, con tres especies característi-

cas: mangle rojo (Rhizophora mangle),

mangle negro (Avicennia germinans) y

mangle blanco (Laguncularia racemosa).

Las raíces adventicias o zancudas del

rojo les sirven tanto para fi jarse al sue-

lo lodoso, como para captar oxígeno

(fotografías 3.40, 3.41 y 3.42) .

Selva baja perennifolia inundada

Tiene una extensión de 504 ha. Crece

en zonas de agua dulce, al noroeste de

la laguna costera de Sontecomapan. En

sitios sujetos a inundaciones periódi-

cas, tales como planicies bajas cercanas

a la desembocadura de ríos caudalosos,

se pueden encontrar franjas o mancho-

nes dominados por apompo (Pachira

aquatica).

FOTO

GRAF

ÍA 3.

40FO

TOGR

AFÍA

3.41

Page 93: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 93

Dunas costeras

Tienen en conjunto una extensión de

238 ha. Están a lo largo de toda la línea

de la costa. Se caracteriza por especies

arbustivas y arbóreas provenientes de

tipos de vegetación de tierra adentro

y que se han adaptado al sustrato are-

noso con gran éxito (fotografías 3.43,

3.44 y 3.45).

Cuerpos de agua

En total tienen una extensión de 8 411

ha. Los cuerpos de agua más grandes

son el lago de Catemaco (7 254 ha) y

la laguna de Sontecomapan (891 ha),

a los que se agregan 266 ha de 13 la-

gunas pequeñas de origen volcánico y

pequeños embalses artifi ciales (foto-

grafías 3.46 , 3.47 y 3.48).

FOTO

GRAF

ÍA 3.

43FO

TOGR

AFÍA

3.44

Page 94: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 95: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 96: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural96

FOTO

GRAF

ÍA 3.

45FO

TOGR

AFÍA

3.46

FOTO

GRAF

ÍA 3.

42 (P

P. 94

-95)

.

Page 97: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 97

FOTO

GRAF

ÍA 3.

47

FOTO

GRAF

ÍA 3.

48

Page 98: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia natural98

El siguiente capítulo está enfocado

a otro aspecto crucial, antes de abor-

dar el paisaje en su conjunto: el uso

del suelo y de los recursos naturales.

La historia de la interacción entre la

población humana y la naturaleza es

muy larga e interesante. Al analizarla

trataré de subrayar algunas de las causas

que considero son las más importantes

para entender la estructura y dinámica

del paisaje actual. A este capítulo le he

llamado Las raíces del paisaje.

mitar. Cada uno de ellos comparte sus

especies con los colindantes, formán-

dose ecotonos o fronteras difusas. Esto

es muy peculiar de la sierra; mezclan

sus especies de mil maneras, creando

un abanico enorme de combinacio-

nes que retan al botánico a clasifi car-

las (fotografía 3.49).

La cobertura vegetal se ha reduci-

do y se ha fragmentado, por lo que

elaboré un resumen de la extensión y

composición de los tipos de vegeta-

ción tal como se les encuentra en este

momento (fotografía 3.50 ).

Este capítulo muestra la gran diver-

sidad de especies y de tipos de vege-

tación que existe en Los Tuxtlas. Traté

de explicar algunas de las causas de

esa variedad. A lo largo de su historia

geológica, la sierra ha adquirido una

topografía rica y complicada, grandes

alturas, numerosas laderas de distinta

orientación, considerables modifi ca-

ciones en la temperatura, en la hume-

dad, en las condiciones del suelo. El

resultado es una gran riqueza de plan-

tas y animales y una distribución de

los tipos de vegetación difícil de deli-

FOTO

GRAF

ÍA 3.

49

Page 99: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 99

FOTOGRAFÍA 3.50 (PP. 100-101)

Especies más comunes en el dosel de la selva

Familia de las Leguminosas: Lonchocarpus cruentus, L. guatemalensis var. mexicanus, Dus-

sia mexicana, Ormosia panamensis, Platymiscium pinnatum, Pterocarpus rohrii, Vatairea

lundellii, Cynometra retusa y Dialium guianense.

Familia de las Lauraceas: Nectandra ambigens, N. lundellii, N. cissifl ora y Ocotea uxpana-

pana.

Familia de las Moraceae: Brosimum alicastrum, Poulsenia armata, Clarisia bifl ora ssp.

mexicana, Ficus yoponensis y F. tecolutensis.

Otras familias: Pouteria sapota, Sideroxylon portoricense, Ceiba pentandra, Bernoullia fl a-

mmea, Spondias radlkoferi, Bursera simaruba, Vochysia guatemalensis, Cordia megalantha,

Virola guatemalensis, Omphalea oleifera, Ampelocera hottlei, Terminalia amazonia y Ca-

lophyllum brasiliense.

Especies de árboles más comunes bajo el dosel

Pseudolmedia oxyphyllaria, Dendropanax arboreus, Cymbopetalum baillonii, Cupania gla-

bra, Orthion oblanceolatum, Guarea glabra, Quararibea funebris, Pleuranthodendron lin-

denii, Rollinia jimenezii, Diospyros digyna, Pimenta dioica, Annona muricata, Calyco-

phyllum candidissimum, Citharexylum affi ne, Rheedia edulis y Coccoloba hondurensis.

Además, las Euphorbiaceae: Croton schiedeanus, Alchornea latifolia y Tetrorchidium ro-

tundatum; las Leguminosae: Albizia purpusii, Lonchocarpus santarosanus, Cojoba arbo-

rea, Inga pavoniana, Inga spp.; y las Lauraceae: Ocotea dendrodaphne, Licaria velutina,

Nectandra salicifolia, y N. globosa.

Especies de árboles bajos

más comunes

Familia de las Rubiaceas: Faramea

occidentalis, Psychotria faxluscens, P.

chiapensis, Psychotria spp.

Otras Familias: Swartzia guatemalensis,

Amphitecna tuxtlensis, Malmea de-

pressa, Calatola laevigata y Hampea

nutricia.

Especies de palmas

más comunes

Astrochariun mexicanum, Chamaedorea

tepejilote, Chamaedorea ernesti-augustii,

Bactris baculifera, Desmoncus ferox y

Reinhardtia gracilis var. gracilior.

Especies más comunes

Lianas y bejucos: Abuta panamensis,

Arrabidaea pubescens, Stizophyllum ri-

parium, Connarus schultesii, Cydista

aequinoctialis var. aequinoctialis, Mas-

cagnia vacciniifolia, Tetrapterys donnell-

smithii, Hiraea velutina y Paragonia

pyramidata.

Epífi tas: Aechmea bracteata, Columnea

shiedeana, Encyclia radiata, Epiphy-

llum phyllanthus var. hookeri, Kohleria

deppeana, Peperomia obtusifolia y Ti-

llandsia schiedeana, Syngonium podo-

phyllum, Philodendron spp., Anthurium

fl exile, A. crassinervium, A. scandens,

Clusia sp., Monstera deliciosa.

Especies más comunes

en los claros de selva

Cecropia obtusifolia, Heliocarpus appendicu-

latus, Trichospermum mexicanum, Ochroma

pyramidale, Myriocarpa longipes, Trema mi-

crantha, Hampea nutricia, Urera caracasana

y especies del género Piper.

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CABE

ZA D

E CO

BATA

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103

III . Las ra íces del paisa je

En este capítulo explico los acontecimientos que modelaron el paisaje a lo largo

de la historia, desde la ocupación de la región y hasta fi n del siglo xx. A tales sucesos

los llamo las raíces del paisaje de Los Tuxtlas. El primero es la colonización de la sierra, hace

aproximadamente 5 000 años, y con ella el uso del suelo, la domesticación de plantas, el cultivo

y el aprovechamiento de los recursos naturales a través de la caza, la pesca y la recolección. El

segundo acontecimiento es la introducción de ganado y cultivos tropicales provenientes del

trópico africano y asiático durante la colonia española. El tercero se refi ere a la explotación

agroindustrial en el siglo xix y xx.

Mi información proviene de los arqueólogos, etnoarqueólogos, historiadores, etnobotáni-

cos, geógrafos y ecólogos. Esta diversidad de fuentes de información y datos difi culta su inter-

pretación e integración. Sin embargo, realizaré una primera e inédita aproximación, pensando

siempre en que el lector tenga una visión integral y fresca de lo que ha ocurrido en Los Tuxtlas

desde 1 400 a.C. hasta la fecha.

Ocupación de la sierra

La investigación arqueológica muestra que la colonización de la sierra empezó hace más de 5 000

años. Desde entonces ha estado habitada de manera continua. La población inicial de la región fue

de grupos olmecas, provenientes de las tierras bajas. Más tarde se asentaron algunas comunidades

pequeñas de teotihuacanos y mexicas, con el afán de controlar esta región.

Los grupos olmecas establecidos en Los Tuxtlas ejercieron una fuerte infl uencia en la ideología

indígena y en la cosmovisión de las culturas de la costa sur de Veracruz. Los Tuxtlas nos da una

visión crucial de la historia del México antiguo. La información de los arqueólogos deriva de las

excavaciones realizadas en la zona más poblada de la sierra, la tierra plana, la cual se extiende des-

de el suroeste de la costa occidental del lago de Catemaco y se prolonga hasta la laguna de Son-

tecomapan, en la costa del Golfo. El grupo de investigadores fue encabezado por Robert Santley,

quien descubrió los centros ceremoniales de Matacapan, La Joya y Bezuapan. Más recientemente,

Alfred H. Siemens, miembro del Instituto de Ecología, A.C. de Xalapa, encontró numerosos res-

tos arqueológicos en la planicie costera y en el pie de monte de la sierra de Santa Marta.

La ocupación olmeca más temprana data de aproximadamente 2 800 a.C., como muestran

los registros de polen; de esa época no se cuenta con restos arqueológicos. Al principio, durante

el periodo Formativo Temprano, los sitios estaban distribuidos en las tierras planas que eran

principalmente poblados y aldeas.

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las raíce s del paisaje104

esta región. Nuevamente los asenta-

mientos al sur del río fueron afectados

por otra erupción que depositó gran-

des cantidades de arena.

Matacapan y sus alrededores se po-

bló a principios del periodo Clásico

Temprano y se mantuvo el resto de los

asentamientos anteriores. Durante el

Clásico Medio la población creció mu-

cho, alcanzando los 50 000 habitantes;

La zona donde se asentaron es ac-

tualmente la más productiva y pro-

bablemente lo fue también en aquel

tiempo. Este periodo terminó cuando

una erupción volcánica cubrió con

cenizas casi toda el área. Durante los

periodos Formativo Medio y Tardío

el patrón de asentamientos cambió. Se

colonizó a lo largo del río Catemaco,

que es la segunda parte más fértil de

más de la mitad de ellos vivían en Ma-

tacapan y el resto en pequeños pueblos

y aldeas. Durante este periodo los mo-

radores fueron afectados al menos por

dos eventos de caída de ceniza lo que

probablemente explica la disminución

de la población hacia la primera parte

del periodo Formativo. Terminal. Al fi -

nalizar el periodo Clásico, la distribu-

ción de los habitantes se conservó, aun-

Page 105: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 105

(por río, laguna y costa) y de inter-

cambio con otras regiones de la costa

veracruzana.

Se ha detectado en Matacapan una

marcada infl uencia teotihuacana du-

rante el periodo Clásico. La presencia

de los teotihuacanos en el Golfo de

México obedecía a la búsqueda de ma-

terias primas, probablemente plumas

de aves tropicales, cacao y yacimientos

de cinabrio y caolín de la región de

Los Tuxtlas. Fundaron una colonia en

Matacapan, de esa manera aseguraron

el acceso a las materias primas, y el do-

minio de la laguna de Sontecomapan,

un importante puerto de intercambio

en el que confl uían rutas comerciales

procedentes del norte de Veracruz, de

la Península de Yucatán, de las costas

de Guatemala –vía el Istmo de Te-

huantepec– y de las Mixtecas, por la

ruta de Teotitlán-Tuxtepec.

que se concentró en Ranchoapan y en

las orillas del lago de Catemaco. Entre

1 400 a.C. y 100 d.C. se identifi caron

cuatro erupciones. La primera de ellas

en 1 300 a.C. en el periodo Formativo

Temprano, dos más al fi nal del Forma-

tivo Tardío (100 d.C.); otra ocurrió en

el periodo Clásico, alrededor del 350

d.C. y una más tarde aproximadamente

en el 550 d.C. Entre 450 y 650 d.C.

sucedieron cuatro o cinco. En total se

trata de 10 eventos eruptivos en tiem-

pos prehispánicos.

En el Periodo Formativo, cuando

el número de asentamientos era redu-

cido y la densidad de población pe-

queña, ésta se desplazaba fácilmente,

desocupando los sitios afectados. En el

Periodo Clásico no hubo abandono ni

desplazamientos y al fi nal del periodo

ocuparon nuevos sitios en la costa, lo

que denota una mejora en el uso de

nuevas vías de comunicación interna,

Períodos de desarrollo prehispánico en Los Tuxtlas

Periodo Duración

Formativo Temprano 1 400 - 1 000 a.C.

Formativo Medio 1 000 - 400 a.C.

Formativo Tardío 400 a.C. - 100 d.C.

Formativo Terminal 100 - 300 d.C.

Clásico Temprano 300 - 450 d.C.

Clásico Temprano Medio 450 - 550 d.C.

Clásico Medio Tardío 550 – 650 d.C.

Clásico Tardío Temprano 650 – 800 d.C.

Clásico Tardío Tardío 800 – 1 000 d.C.

Postclásico 1 000 – 1 500 d.C.

CABE

ZA T

RES

ZAPO

TE 1

CABE

ZA T

RES

ZAPO

TE 2

Page 106: Los Tuxtlas. Tierra mítica

las raíce s del paisaje106

darias. Cuando el cultivo se difi cultaba,

por alguna razón climática o volcánica,

la caza y la recolección se convertían

en las actividades principales. El recur-

so que prácticamente persistía eran los

frutos de los árboles, que por su tamaño,

sobrevivían a la ceniza, inundaciones, e

inclusive al paso del fuego.

Los datos de que disponemos co-

rresponden a uno de los primeros pe-

riodos de la ocupación de la sierra, el

Formativo.

Periodo Formativo Temprano

En este tiempo la población se movía

plantas, dependieron de los cultivos,

aunque nunca abandonaron sus hábitos

de caza, pesca y recolección. En reali-

dad en función de las condiciones del

medioambiente (sequía, inundación y

caída de cenizas) y de su capacidad de

trabajo ponían más esfuerzo en una u

otra actividad. Hubo momentos en que

los ríos y las lagunas les proporcionaban

los alimentos necesarios o de los árbo-

les de la selva obtenían los frutos. En

tiempos de buen clima y sufi ciente hu-

medad, los cultivos y los huertos eran la

base de su alimentación y la caza, pesca

y recolección eran actividades secun-

Uso mesoamericano

El uso de la tierra y las actividades pro-

ductivas de los olmecas de Los Tuxtlas,

difi ere del modelo descrito para las tie-

rras bajas de La Venta y San Lorenzo.

Los olmecas de la sierra domesticaron

plantas y desarrollaron una agricultura

basada en el cultivo del maíz. Cuando

llegaron a la sierra dependían de la ca-

cería de aves, mamíferos y reptiles, de

la pesca de peces y tortugas, y de la

recolección de hierbas y frutos.

Más adelante, cuando aclimataron

especies de la selva y domesticaron

FOTO

GRAF

ÍA 4.

1

Page 107: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 107

les. La cacería se incrementa y diversifi ca

en sitios abiertos y dentro de la selva, lo

cual implica mayor riesgo en el cultivo.

Los productores se agrupan alrededor

de Chuniapan de Arriba y de Tres Za-

potes. Es claro que las erupciones ocu-

rridas al principio y a la mitad de este

periodo condicionaron la estrategia de

obtención de alimentos; la primera al

fi nal del Formativo Temprano y princi-

pio del Formativo Medio (1 250 – 900

a.C.); la segunda al fi nal del Formativo

Tardío (150 a.C.); la tercera durante el

Formativo Terminal (150 – 250 d.C.).

En su mayoría, los arqueólogos en-

focan su atención en los centros cere-

moniales-políticos, que si bien mues-

tran cómo se organizaba la producción

agrícola, no ofrecen un panorama

Continúa el cultivo de maíz y la co-

secha de frutos de árboles. La siembra

de frijol gana gran importancia en

este periodo. El consumo de fauna

permanece; sin embargo, disminuye la

diversidad de especies que cazaban, lo

cual signifi ca mayor seguridad en los

cultivos.

Periodo Formativo Terminal

Se registra una disminución dramática

de la densidad de población humana,

debido a la intensa actividad volcánica

durante el periodo Formativo Tardío

y principio del Formativo Terminal.

Los pobladores que permanecieron en

Los Tuxtlas mantuvieron el cultivo del

maíz y aumentaron la recolección de

frutos como aguacates, zapotes y coyo-

constantemente en un determinado

territorio, siguiendo un patrón anual

o estacional. Hacia el fi nal del perio-

do se estableció de manera defi nitiva.

Entonces cultivaron el maíz a través

de sistemas trashumantes esparcidos

en un área muy extensa de selva. Re-

colectaban frutos de árbol de especies

silvestres y cazaban una gran variedad

de animales terrestres en sus cultivos y

en los claros de la selva, además pes-

caban (fotografía 4.1). Probablemente

el factor determinante para decidir la

vida sedentaria fue la erupción vol-

cánica, debido a que la ceniza cubrió

amplias zonas de la selva.

Periodo Formativo Medio

La población cambia su dieta de pesca-

dos y tortugas por animales terrestres

que encuentran en las zonas abiertas.

Cultiva maíz, aguacates y palma de

coyol. El maíz fue la base de su ali-

mentación, a juzgar por la profusión

de utensilios y herramientas para pro-

cesar los granos y cocinar. El tiempo

empleado en el cultivo explica que las

actividades de caza se llevaran a cabo

en los huertos y hortalizas. Todavía no

hay centros ceremoniales, la gente se

organiza en aldeas y poblados.

Periodo Formativo Tardío

Se destaca por la organización social,

aparece el primer centro ceremo-

nial regional en Chuniapan de Abajo. FOTO

GRAF

ÍA 4.

2

Page 108: Los Tuxtlas. Tierra mítica

las raíce s del paisaje108

la actualidad (fotografía 4.3). Con estos

datos intentaremos explicar la forma

en que se usó el espacio y proporcio-

nar información acerca de los recursos

vegetales y animales que aprovechaban

(ver el capítulo Historia Ambiental).

Como se muestra en el esquema de

Uso Mesoamericano del espacio, cada

grupo o familia tenía un solar, que se

puede considerar el espacio vital, desde

donde se organizaba el uso del territo-

rio y el aprovechamiento de plantas y

animales. En el centro del solar estaban

acerca del aspecto que tenía el paisa-

je en aquellos tiempos. Para tener una

idea del entorno que prevalecía en esa

zona de la sierra, es necesario descri-

bir las unidades de producción y su

agrupación en aldeas y poblados (fo-

tografía 4.2). En este tema es crucial la

información obtenida por Amber Van-

derwerker (etnoarqueóloga) acerca de

los grupos familiares campesinos en al-

deas del periodo Formativo y la infor-

mación publicada por los etnobotáni-

cos relativa a los huertos familiares en

FOTO

GRAF

ÍA 4.

3

Page 109: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 109

USO MESOAMERICANO DEL ESPACIO

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las raíce s del paisaje110

los esquilmos de las cosechas, los des-

perdicios de la cocina y la casa. Colin-

da de manera difusa con el huerto y la

hortaliza, en donde se cultivaban plan-

tas de la selva, en proceso de aclimata-

ción. La estructura del huerto depen-

día de los árboles. Todo este espacio

delimitado por cerca viva de piedras,

se denomina solar, la unidad básica de

organización campesina.

La agricultura, caza, pesca y recolec-

ción se realizaban más allá del solar, en

dos áreas. Una próxima al solar, donde

se llevaba a cabo el cultivo intensivo de

maíz y frijol, calabaza y otras especies;

es una parte completamente desmon-

tada y cultivada. En ella se sembraban

las habitaciones, la casa (fotografía 4.4),

donde dormían, cocinaban o almace-

naban sus cosechas. En torno a la casa

había un sitio de tierra completamente

abierto y limpio, llamado patio, don-

de se llevaban a cabo las actividades de

procesamiento y limpieza de las cose-

chas, la preparación de los granos para

su almacenamiento, la reparación de las

herramientas y otras actividades rela-

cionadas con la cocina y con el man-

tenimiento del huerto y la hortaliza

(fotografía 4.5).

A continuación había un área más o

menos concéntrica al patio; los espe-

cialistas le denominan área intermedia,

se trata del lugar donde se acumulan

FOTO

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ÍA 4.

4

Sistema de tumba, roza y quema

Selva Roza

Abandono Acahual Monte alto

Tumba Quema Cultivo

ROZA

TUM

BA Y

QUE

MA

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los tuxtlas. tierra mítica 111

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las raíce s del paisaje112

Page 113: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 113

árboles frutales, como aguacate, zapote

y guayaba, alrededor de algunos culti-

vos para aprovechar la luz del sol y el

nitrógeno del suelo, acumulado por las

plantas como el frijol.

En la segunda área, más alejada del

solar ubicada en la selva, se cultivaba

de manera extensiva (trashumante o

itinerante); tumba, roza y quema (fo-

tografía 4.6).

Esta forma consiste en abrir un claro

en la selva, tumbando los árboles, cor-

tando o rozando las hierbas y arbustos y

quemando los restos (ver esquema). El

suelo quedaba limpio y fértil, se man-

tenía en cultivo hasta que diminuía el

rendimiento de la tierra, porque el sue-

lo perdía la fertilidad o porque aumen-

taba la cantidad de hierbas silvestres,

que interfería con las plantas cultivadas

(fotografía 4.7). Entonces este claro se

abandonaba después de dos o tres años

y con el mismo procedimiento se abría

otro, cerca o lejos del anterior, con el

que ocurría exactamente lo mismo y

así sucesivamente hasta que pasaba un

tiempo sufi ciente para que el primer

claro que se había abierto se recupera-

ra, gracias al proceso de regeneración

de la vegetación, el cual implicaba de

30 a 40 años o más y de esta manera

el ciclo se mantenía de manera ininte-

rrumpida largo tiempo (fotografía 4.8).

Esta segunda área no era de uso exclu-

sivo de un solar, la compartían dos o

más solares.FOTO

GRAF

ÍA 4.

5

FOTO

GRAF

ÍA 4.

6FO

TOGR

AFÍA

4.7

Page 114: Los Tuxtlas. Tierra mítica

las raíce s del paisaje114

Las aldeas formadas por el conjunto

de solares y sus áreas de uso intensivo

y extensivo eran un paisaje peculiar, un

mosaico de claros de distinto tamaño;

los grandes eran los solares y los pe-

queños los cultivos en la selva. También

había numerosos sitios abandonados,

con acahuales bajos y altos, cada uno con

distinto tiempo de regeneración, todos

en la selva. El paisaje estaba ocupado

por una gran extensión de selva (foto-

grafía 4.9). El elemento común a todo

de los huertos, de los sembrados alre-

dedor de los cultivos y de los dejados

en pie en los claros de la selva. Este uso

del territorio les permitía un manejo

intensivo o extensivo, dependiendo de

la situación del clima, del suelo, de la

presencia de las cenizas volcánicas, de

las inundaciones o las sequías. Es un

sistema muy fl exible y adecuado para

enfrentar cambios de año con año y

capaz de resistir el impacto de diferen-

tes fenómenos naturales.

Es importante señalar que cuando

se abría uno de esos claros, cortaban

los árboles de la selva, pero no todos.

Dejaban en pie algunos árboles fruta-

les o sagrados.

La cacería se practicaba dentro del

solar, en el huerto y la hortaliza, en

las áreas de cultivo intensivo con ani-

males que llegaban a los cultivos, a los

acahuales (sitios abandonados) y en el

borde de la selva. Para la recolección

de frutos echaban mano de los árboles

FOTO

GRAF

ÍA 4.

8

Page 115: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 115

este panorama eran los árboles de gran

talla, solitarios, en los huertos, en los

cultivos, a lo largo de los ríos y alrede-

dor de las lagunas.

Estos árboles que destacaban en el

conjunto indicaban de manera clara

el uso que del territorio hacía cada al-

dea o poblado (fotografía 4.10). Para

las numerosas y abundantes especies de

aves y murciélagos que habitan la sie-

rra, los árboles son fuente de alimen-

tación y sitio de reposo, cuando reco-

FOTO

GRAF

ÍA 4.

9

rren el paisaje de un extremo al otro.

Pondremos nuestra atención en dichos

árboles, que en la actualidad todavía se

encuentran esparcidos profusamente

en los potreros y los cultivos. En el ca-

pítulo El paisaje se describen con deta-

lle para destacar el papel que tuvieron

en el manejo prehispánico de la región

y para mostrar que ahora, pueden ser

clave para la conservación, restauración

y regeneración natural de la selva en la

región.

Page 116: Los Tuxtlas. Tierra mítica

las raíce s del paisaje116

go de Ordaz, quien había explorado la

región por órdenes de Cortés, se eli-

gió el pueblo de Santiago (ubicado en

el extremo norte de la serranía) para

establecer la primera hacienda azuca-

rera de la Nueva España, la hacienda

de Tepeca. En 1534 se puso en funcio-

namiento el primer ingenio del nuevo

continente. Hernán Cortes encabezó

la colonización española de Los Tuxtlas

sólo unos años después de la caída de la

Gran Tenochtitlán, en 1521. Entre 1525

y 1528 se estableció el primer ingenio

azucarero y uno de los primeros pies

de cría de ganado bovino en el trópi-

gran extensión territorial en la costa

del Golfo de México, la cual incluía

Cotlaxtla, Toztla y la cuenca del río

Alvarado hasta Chinantla, posesión del

marquesado que se conocería como

Tuxtla y Cotaxtla.

En la antigua Toztla se fundó (en

1525) el pueblo de Santiago de Tuxtla,

que contaba con un alcalde mayor, al

igual que las demás fundaciones, pero

en 1540 se decidió suprimir las alcal-

días y se creó la fi gura del magistrado

que gobernaba sobre los pueblos de

Tuxtla y Cotlaxta, la cual tenía su sede

en Tuxtla. A recomendación de Die-

Uso colonial

En la época prehispánica tardía exis-

tían tres asentamientos principales en

la región: Ixcalpan, Cuetlaxtlan y Toz-

tla, todos bajo dominio mexica. Toztla

servía como frontera del hostil terri-

torio de Coatzacualco y se encontraba

controlada por la guarnición mexica

de Tochtepec. Ixcalpan y Cuetlaxtlan

fueron sometidas por los conquista-

dores españoles en 1519, mientras que

Toztla sería subyugada en 1522. En la

primera distribución de encomien-

das, Hernán Cortés se adjudicó una

FOTO

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ÍA 4.

10

Page 117: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 117

su mayor parte reubicados a nuevas

villas y solo algunos se refugiaron en

las partes más inaccesibles de las mon-

tañas. Una de las épocas con menor

densidad de habitantes en la región

corresponde al periodo comprendido

había decrecido de forma alarmante a

causa de las enfermedades trasmitidas

por los europeos y por las condiciones

de esclavitud a que fueron sometidos.

En el siglo xvii los pocos indígenas

que aún habitaban la sierra fueron en

co húmedo de la Nueva España, en las

cercanías de la recién fundada ciudad

de Santiago Tuxtla; se trata, sin duda, de

uno de los primeros intentos agrope-

cuarios en toda América continental.

La introducción del ganado bovi-

no fue tan exitosa que rápidamente

ocupó buena parte de la sierra de Los

Tuxtlas y las partes bajas de los ríos

Papaloapan y Coatzacoalcos. El ga-

nado se diferenciaba entonces en tres

grandes tipos, de acuerdo a sus caracte-

rísticas, comportamiento y sobre todo

a su facilidad o difi cultad de manejo

y crianza: ganado tipo “chichihua” o

lechero en los pantanos y humedales;

el ganado “rodeano” en potreros o es-

pacios abiertos y el ganado “montaraz”

que vagaba libremente en la selva (fo-

tografía 4.11 ).

La presencia española afectó a las

poblaciones de indígenas de la sierra. A

fi nes del siglo xvi la población nativa

PAIS

AJE

FRAG

MENT

ADO

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ÍA 4.

11

Page 118: Los Tuxtlas. Tierra mítica

las raíce s del paisaje118

atención del ganado. Los indígenas no

sólo desconocían las artes de la monta

y vaquería, sino que tenían específi ca-

mente vedado montar a caballo.

En la zona de Los Tuxtlas, y en gene-

ral en toda la cuenca del Papaloapan, la

incorporación de grandes extensiones

de tierra a la producción pecuaria se

hizo mediante concesiones a los con-

quistadores y primeros peninsulares que

llegaron a la Nueva España. Dichas con-

cesiones consistían de uno o más sitios

para ganado mayor, de 1 755 hectáreas

cada uno. Al terminar el periodo colo-

nial entre Acayucan y Santiago Tuxtla

existían solamente siete hacendados

cuyas propiedades alcanzaban la exten-

sión de 270 350 ha. Los hatos de cada

uno de ellos iban desde 1 000 cabezas

en un sólo sitio, hasta 30 000 reses en 64

sitios (fotografía 4.12).

La producción en la sierra tuxteca

incluía azúcar, algodón, tabaco y ma-

dera; no obstante los altibajos de la

agricultura, la ganadería se mantuvo

como una fuente segura de alimen-

tos y de riqueza, así como una forma

de apropiación de grandes extensio-

nes de tierra. El Ingenio de Tuxtla, las

monterías y aserraderos, el algodón y

el tabaco, junto con las haciendas ga-

naderas, fueron la base sobre la cual se

desarrollaron la sociedad y la cultura

en la comarca. Al fi nalizar el periodo

colonial, la distribución de las hacien-

das y los sitios alrededor de las ciuda-

entre fi nales del siglo xvi y principios

del siglo xx; el despoblamiento indí-

gena no fue exclusivo de Los Tuxtlas,

ocurrió en el resto del trópico húme-

do americano.

La administración colonial fundó

muy pocas ciudades o poblados en la

región, pues muy pocos peninsulares y

criollos propietarios de la tierra habita-

ban en Los Tuxtlas, casi todos se asen-

taban en Veracruz, Xalapa, Puebla y en

la Ciudad de México, de tal forma que

la población local era de una mayoría

indígena, seguida por la población ne-

gra traída de África y una minoría de

mestizos ocupados de administrar el

manejo agrícola y ganadero.

La población africana fue traída para

encargarse de las labores de produc-

ción de caña y extracción de azúcar, y

más tarde estuvo dedicada al manejo

del ganado vacuno. Los asentamientos

españoles en la región de Los Tuxtlas

estuvieron relacionados con los pri-

meros ingenios azucareros de la Nueva

España. En el Continente Americano la

ganadería se inicia como parte de un

novedoso binomio productivo, azúcar

y ganado, y difícilmente se puede con-

cebir el uno sin el otro. La importancia

de la producción azucarera de Los Tux-

tlas se vio menguada rápidamente por

la construcción de ingenios más gran-

des y mejor comunicados. Los esclavos

africanos que trabajaban en la produc-

ción del azúcar fueron encargados de la FOTO

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ÍA 4.

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13

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los tuxtlas. tierra mítica 121

pa (fotografía 4.13) La presencia de los

piratas tuvo infl uencia sobre las pobla-

ciones indígenas en la costa y, tal vez,

introdujeron en la costa del Golfo ga-

nado mayor (vacas, cerdos, cabras, etc.).

Su espacio de acción se estableció en

las tierras bajas del litoral del Golfo de

México; una franja costera, tropical y

selvática, llena de ríos, meandros, este-

ros, lagunas y caminos de extravío, que

eran de hecho derroteros de comercio

prehispánico desde mucho antes de la

la producción agrícola y tal vez lo más

importante era que el ganado vacuno

se utilizaba para apropiarse de grandes

extensiones de tierra.

La piratería

Entre el siglo xvi y el xix, muchos

piratas, corsarios y bucaneros de fama

en toda América asolaron las costas del

Golfo de México, buscando las rique-

zas que se embarcaban en los puertos

de Veracruz y Campeche hacia Euro-

des de Acayucan y Santiago las convir-

tieron en los centros económicos de

Los Tuxtlas, desde entonces hasta fi nes

del siglo xix.

Los mencionados productos se trans-

portaban por el río San Juan hasta Tlaco-

talpan y de ahí a Veracruz. Del ganado

lo único que se exportaba fuera de la

región eran los cueros, ya que la leche y

la carne, por perecederos, solamente se

consumían localmente. Sin embargo, la

ganadería mitigaba las fl uctuaciones de

FOTO

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ÍA 4.

14

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24-1

25. F

OTOG

RAFÍ

A 4.1

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AFÍA

4.18

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los tuxtlas. tierra mítica 127

conocido en la época como Pan de

Minzapan) y hasta la desembocadura

del río Coatzacoalcos, la zona llamada

isla Mariana, Juliana o Santa Ana.

Los piratas eran contrabandistas que

trafi caban productos y bienes a través

de las complejas redes de corrupción

y fraude que se desarrollaron entre los

piratas y los funcionarios del puerto

de Veracruz (el comercio del rescate,

comercio de balandra) y mantenían

intercambios con asentamientos indí-

genas. Cuando surgían desavenencias

actuaban como piratas y asaltaban las

lo largo de la costa y hacia el interior

en las lagunas y numerosos ríos.

Entre los sitios proclives a la pirate-

ría y el comercio de balandra, destaca

la costa de Sotavento. Ahí la primera

área de ocupación se estableció alrede-

dor de la punta de Roca Partida (foto-

grafías 4.16 y 4.17) y de la desembo-

cadura de la laguna de Sontecomapan,

aprovechando la parte despoblada y

marítima de la Sierra de Los Tuxlas. El

siguiente enclave se ubicaba al sur de

esta sierra, desde las faldas del volcán

San Martín Pajapan, (fotografía 4.18,

conquista (fotografía 4.14). Destacó el

puesto comercial azteca de Xicalanco,

punto de enlace entre el altiplano cen-

tral y el mundo maya situado en la ri-

bera oeste de la isla del Carmen.

En la costa de Los Tuxtlas, Alfred

Siemens encontró en la desemboca-

dura de la laguna de Sontecomapan

(fotografía 4.15) y de algunos ríos que

desaguan en el Golfo de México, restos

de murallas que identifi có como restos

de fortalezas del Periodo Clásico, lo

cual evidencia que en esas áreas existía

un intenso movimiento de comercio a

FOTO

GRAF

ÍA 4.

19

Page 128: Los Tuxtlas. Tierra mítica

las raíce s del paisaje128

entramado de esta actividad se realizó

una vida económica regional pujante

que vivió durante el siglo xvii impor-

tantes transformaciones.

Los piratas trajeron a la costa de Los

Tuxtlas enfermedades como la fi ebre

amarilla, la viruela, el sarampión y el

tifo que diezmaron a la población y

despoblaron la costa. Los recuerdos

actuales de algunos de los pueblos na-

huas y popolucas aluden a migracio-

nes y desplazamientos causados por

FOTO

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ÍA 4.

20

poblaciones y aún el puerto de Vera-

cruz. Los piratas usaban embarcaciones

de pequeño calado (balandras, pinazas

y jabeques) que les facilitaba moverse

en aguas someras, penetrando en las la-

gunas costeras y algunos de los ríos y

esconderse en cuevas marinas o peque-

ñas caletas, a fi n de evitar encuentros

con la Flota de Barlovento de la corona

española (fotografías 4.19 y 4.20).

El contrabando se mantuvo hasta

mediados del siglo xix. Así, sobre el

las constantes amenazas y extorsiones

de los piratas. Algunos también tie-

nen presente las incursiones españolas

inmediatas a la conquista que captu-

raban esclavos en las costas para ven-

derlos en la Ciudad de México. Existe

memoria de las largas peregrinaciones

desde las costas y tierras bajas hasta

Mecayapan en las faldas de la Sierra

de Santa Marta.

Montepío es un viejo y sólido cas-

tillo español que se mandó construir a

Page 129: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 129

manera de atalaya para defender la pla-

ya contra los riesgos del mar. En este

lugar, sin duda, se realizaba la venta de

mercancías con los contrabandistas y

se utilizaba para el tráfi co de esclavos

capturados en la costa de sotavento

(fotografía 4.21).

Los piratas adquirían azúcar, tabaco y

algodón, vendían productos europeos

y negociaban con esclavos negros e in-

dios. Se proveían de agua dulce, de gana-

do cimarrón, cazaban y cortaban madera

para reparar los barcos. En la región hay

leyendas de su presencia, de cuevas que

utilizaron como refugio y en lagunas

costeras, como Sontecomapan donde es-

condían sus bajeles (fotografía 4.22). FOTO

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ÍA 4.

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ÍA 4.

21

Page 130: Los Tuxtlas. Tierra mítica

las raíce s del paisaje130

natitlán un aserradero moderno pro-

piedad de un norteamericano, para

exportar madera tropical a los Estados

Unidos y a Europa desde el puerto de

Coatzacoalcos, lo que ocasionó gran

perturbación de los sitios más accesi-

bles de selva, que en menos de 30 años

fueron despojados de las maderas pre-

ciosas, provocando una crisis en la re-

gión que afectó al centro económico

de Acayucan. Grandes extensiones de

Lorencillo

Laurens Cornelis Boudewijn de Graaf se cree que nació en Boost, Holanda. Los

españoles le llamaron Lorencillo por la difi cultad de pronunciar su nombre y por su

baja estatura. Fue uno de los fi libusteros más temerarios del siglo xvii. Destacó su

ataque a Veracruz en mayo de 1683, acompañado de Nicolás Van Horn. Tras un

asalto a Campeche en 1685, Luis XIV le dio el título de Caballero de la Orden de

San Luis y le nombró lugarteniente en la colonia de Saint Domingue. Continuó

como corsario hasta 1699 cuando fundó la ciudad de Biloxi, Misisipi. Murió en

Mobile, Alabama, en 1704 como un honrado ciudadano. Participó en muchas ope-

raciones, la captura del situado en 1682, saqueo de Veracruz (mayo) y Cartagena en

1683, campañas de Tierra Firme y saqueo de Campeche en julio de 1685. Entre

1686 y 1687 se enfrentó varias veces a las fuerzas españolas destacando el encuen-

tro en Bajo Alacrán y contra los corsarios vizcaínos. En 1687 se instaló en la isla Va-

ca, desde donde participó en varias acciones. Se incorporó al bloqueo de Jamaica,

en 1689, y participó activamente en los ataques sobre Santiago de los Caballeros,

en 1691 y el saqueo de Jamaica en 1694. Su primer barco se llamó “La Francesa”,

que antes fue el “Princesa Dauphine”. Después capitaneó el “San Francisco”, bar-

co de 40 cañones que rebautizó como “Fortune”. Comandó “Le Neptune”, buque

armado con cincuenta y cuatro cañones y una tripulación de 210 hombres.

Cruz Apestegui, Los Ladrones del Mar. Piratas en el Caribe.

Corsarios, Filibusteros y Bucaneros, 1493 – 1700.

Philip Gosse, Quién es quién en la piratería. Hechos singulares

de las vidas y muertes de los piratas y bucaneros.

Manuel L. Salmoral, M. L. Piratas, corsarios, bucaneros y fi libusteros.

Indudablemente, entre todos los pi-

ratas Lorencillo es el más conocido y

recordado en la costa de Sotavento y en

la región de Los Tuxtlas.

Uso agroindustrial

A fi nes del siglo xix se registraron

cambios importantes en la estructura

económica y productiva de la sierra de

Los Tuxtlas. En 1870 se creó en Mi- FOTO

GRAF

ÍA 4.

23

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los tuxtlas. tierra mítica 131

Page 132: Los Tuxtlas. Tierra mítica

las raíce s del paisaje132

Andrés Tuxtla tomara el lugar de foco

económico rector de Santiago Tuxtla.

En las primeras décadas del siglo xx,

la introducción de razas cebuínas me-

joradas (provenientes de Brasil) y de las

nuevas tecnologías de pastos y forrajes

desarrolladas en Australia y África, pro-

vocó otro cambio de gran importan-

cia para la economía de la región. En

solamente cuatro décadas, entre 1930

y 1960, el ganado cebú (Bos indicus)

sustituyó completamente al introduci-

do desde 1528 por los españoles (Bos FO

TOGR

AFÍA

4.24

selvas clareadas y perturbadas fueron

entonces utilizadas para cultivar café y

abrir potreros.

En 1909 se construyó en Minatitlán

una refi nería de petróleo, con lo cual

Acayucan perdió su posición como

centro económico rector del sureste de

Los Tuxtlas, substituido por Minatitlán

y Coatzacoalcos. En la parte occidental

de Los Tuxtlas, aproximadamente en

las mismas fechas, también sucedieron

transformaciones importantes; la pro-

ducción de tabaco posibilitó que San

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.30

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25

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los tuxtlas. tierra mítica 135

yo económico de los gobiernos y dis-

tintas instituciones para la producción

pecuaria, han sido la base para la re-

ciente y acelerada expansión ganadera

en el trópico húmedo de América La-

tina (fotografías 4.26, 4.27 y 4.28).

El uso actual del suelo

Las categorías de uso del suelo agru-

pan algunas de las más extendidas:

vegetación secundaria o acahual, que

incluye tres clases: el potrero con tres

tipos y el cultivo con cinco, además de

cuerpos de agua y poblados.

Acahual

Tiene una extensión de 19 520 ha. En

el mapa de la vegetación se distingue el

acahual derivado de selva, el de bosque

mesófi lo de montaña y el de pino y

encino. El acahual de selva tiene una

extensión de 17 071 ha repartida en

más de 400 fragmentos. El acahual de

bosque mesófi lo cubre 1 006 ha y el

acahual de encinar tiene una superfi cie

de 1 443 ha (fotografía 4.31).

Los acahuales derivados de cada tipo

de vegetación comparten muchas espe-

cies entre sí y su composición fl orística

es muy variable, en función del tiempo

de abandono y de la infl uencia de la ve-

getación circundante, especialmente la

selva o el bosque. Es difícil identifi car

una variable o parámetro que sirva para

ordenar la variedad de acahuales. Co-

munmente se distinguen dos tipos de

men de trabajo. A fi n de incrementar

la producción tabacalera, los grandes

propietarios, entre los que se encon-

traban capitalistas europeos y cuba-

nos, introdujeron una serie de mejoras

tecnológicas, entre las que destacaban

la aplicación de abonos químicos y la

utilización de diversos instrumentos

agrícolas.

Debido a que las tierras desocupadas

se convertían en pastizales, algunos de

los grandes propietarios estimularon la

ganadería. Para alimentar a los anima-

les sembraron pastos inducidos, o “arti-

fi ciales”, como se les denominaba en la

literatura de la época, que desplazarían

al zacate como el principal alimento

de las bestias. Así, el cultivo del tabaco

y la ganadería contribuyeron a modi-

fi car el medio ambiente de la región

tuxteca, impacto que se mantiene hasta

nuestros días (fotografías 4.23 y 4.24).

El primer registro de ganado cebú

en la región de Los Tuxtlas es en Aca-

yucan, en1923. Para fi nales de los años

cuarenta, en las tierras bajas de Vera-

cruz había numerosos hatos de gana-

do de los tipos guzerat, girnellole e

indo-brasil (fotografía 4.25), haciendo

desaparecer materialmente en el trans-

curso de unos cuantos años al ganado

cimarrón.

La introducción de razas cebuínas y

nuevos forrajes, junto con la creciente

demanda de sus derivados por parte de

las grandes ciudades, así como el apo-

taurus) que durante casi cuatro siglos se

naturalizó en la sierra (fotografía 4.24).

Alrededor de 1950 los programas

nacionales de colonización hicieron

del sur de Veracruz la puerta del trópi-

co húmedo mexicano debido al nota-

ble rendimiento agrícola y pecuario. La

vertiginosa expansión ganadera en Los

Tuxtlas se da principalmente mediante

el establecimiento de grandes ranchos

privados y se incrementó dramática-

mente durante las últimas tres déca-

das del siglo xx, cuando la ganadería

extensiva se transforma en la actividad

primaria preponderante, aún a costa de

la agricultura ejidal (fotografía 4.29). La

ganadería que se practica actualmente

en Los Tuxtlas (y en general en todo

el trópico húmedo mexicano), además

de ser muy reciente en términos eco-

lógicos, es distinta a la que se desarrolló

desde la conquista hasta las primeras dos

décadas del siglo xx, básicamente debi-

do al reemplazo de vacas y forrajes y de

las prácticas de manejo pecuario y del

paisaje (fotografía 4.30).

En el último tercio del siglo xix se

produjeron las primeras alteraciones

de importancia en el medio ambiente

tuxteco, como resultado de los cam-

bios económicos que se experimenta-

ron en la zona, pues el tabaco desplazó

a los cultivos de algodón, caña de azú-

car y maíz, lo que no sólo generó una

modifi cación en el uso del suelo sino

que también estableció un nuevo régi-

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podium divaricatum, Bidens pilosa, Lippia

microcephala y varias especies de pastos

y ciperáceas.

Monte alto. En él hay mayor núme-

ro de especies que en el monte bajo,

destacan las especies de árboles Trema

micrantha, Rheedia edulis, Manilkara sapo-

ta, Didymopanax sp., Ochroma piramida-

tra un conjunto diverso de especies

arbustivas y herbáceas, mezclándose

especies pioneras típicas de claros del

interior de la selva (fotografía 4.32).

Entre las especies herbáceas más

abundantes están Olyra latifolia, Costus

dirzoi, Siparuna andina, Phytolacca rivi-

noides y Thelypteris meniscioides, Melam-

regeneración o recuperación: el prime-

ro es el de los acahuales jóvenes, al que

se le llama monte bajo, con un tiem-

po de abandono menor o igual a cinco

años. El segundo es de acahuales viejos,

llamados monte alto, abandonados por

un tiempo mayor a cinco años.

Monte bajo. Las especies más abun-

dantes y características son: Myriocarpa

longipes, Urera caracasana, Cecropia obtu-

sifolia, Lonchocarpus guatemalensis, Eupa-

torium galeotti, varias especies de Sola-

num y de Piper. Además, se encuen-

Número de especies de cada categoría de uso del suelo

Categoría Número de especies

Acahual (monte alto y bajo) 249

Cultivos y pastizales 283

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los tuxtlas. tierra mítica 141

le, Robinsonella mirandae, Pseudolmedia

oxyphylaria, Ficus yoponensis, Calophyllum

brasiliense, Trophis mexicana y Ocotea den-

drodaphne (fotografías 4.33 y 4.34).

Potreros

Ocupan una extensión de 160 507 ha.

Se reconocen tres categorías: potreros

sin árboles (57 879 ha), potreros con ár-

boles (86 381 ha) y potreros con culti-

vos pequeños dispersos, principalmente

de maíz o frutales (16 247 ha) (fotogra-

fías 4.35 y 4.36).

La riqueza de especies de los po-

treros depende de su extensión, de la

infl uencia que por su cercanía ejerce

la selva, el bosque, el acahual o el cul-

tivo; las semillas de las especies de es- FOTO

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las raíce s del paisaje142

tos tipos de vegetación o categoría lle-

gan constantemente arrastradas por el

viento o transportadas por las aves. Sin

embargo, lo que afecta más su composi-

ción y riqueza es la presencia de árboles

(fotografía 4.37), sobretodo de aquellos

que están en pie, aislados y que son vi-

sitados por aves y murciélagos, dejando

caer bajo su sombra semillas y frutos.

Este tema será tratado más adelante, en

el capítulo del paisaje (fotografía 4.38).

Cultivos

Tienen una extensión de 81 571 ha. Se

separan en cinco categorías: cultivo fru-

tal, mango, aguacate y cítricos, cultivo de

café y cacao, cultivo de caña de azúcar, FOTO

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37

Page 143: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 143

cultivo de tabaco y cultivo combinado

con potrero. Los cultivos agrícolas de al-

to valor comercial se encuentran en los

terrenos más planos, en suelos profundos

y con mejores vías de comunicación,

como es el caso de la caña de azúcar (10

131 ha) al noroeste del volcán San Mar-

tín Tuxtla (fotografía 4.39) y el cultivo

del tabaco (1 595 ha) entre las ciudades

de San Andrés Tuxtla y Catemaco (foto-

grafías 4.40, 4.41 y 4.42). A lo largo de

la carretera principal que cruza la sierra

hacia Acayucan son muy comunes los

cultivos de mango, plátano, aguacate y

cítricos (3 491 ha). El café bajo sombra

de dosel de selva o acahual (8 546 ha),

se cultiva al sur del lago de Catemaco y FOTO

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de la sierra de Santa Marta, en comu-

nidades popolucas y algunas nahuas. La

plantación que mayor superfi cie ocupa

es la de maíz y se encuentra principal-

mente al suroeste de la región, donde

los indígenas practican la agricultura de

roza-tumba-quema o milpera desde ha-

ce varios siglos. Actualmente, las tierras

más productivas están ocupadas por cul-

tivos tecnifi cados de gran escala (foto-

grafías 4.43 y 4.44), los cuales incluyen

pequeñas extensiones de potreros, por

eso denominamos a esta categoría culti-

vos con potrero (57 708 ha).

Ahora que contamos con los ele-

mentos naturales y una idea acerca de

uso que la población humana hizo de la

naturaleza de la sierra, podemos abordar

uno de los temas centrales de este libro:

el Paisaje actual. Se trata de enseñar a

leer el paisaje, el efecto que los acon-

tecimientos naturales y las actividades

humanas han plasmado, señalar las ci-

catrices del paisaje, el repertorio que el

paisaje tiene y como se integra en el

territorio y se explica por la historia.

Pondré énfasis en un elemento vesti-

gio del manejo prehispánico que ha

sobrevivido con distinto valores hasta

la fecha y que muestra, como el cono-

cimiento se trasmite y la experiencia es

real a través de largos periodos de tiem-

po. Se trata del arbolado, en especial los

árboles dejados en pie en los potreros.

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149

IV. El paisa je

Perturbaciones

La extensión y distribución de la vegetación de la sierra cambia constantemente,

las especies de plantas y animales que forman parte de ella son afectadas de manera distin-

ta por los cambios de clima, del suelo y de la topografía. La aparición o desaparición que

cada especie hace modifi ca la composición de la vegetación, hasta transformar un tipo en otro.

Además de las lentas variaciones de temperatura y humedad, la fertilidad del suelo y el relie-

ve, la fl ora y la fauna, el paisaje, sufre el impacto de constantes perturbaciones, desde la llegada

de los pobladores, las actividades de recolección y de caza, más tarde el cultivo intensivo y

extensivo, la introducción del ganado y los cultivos tropicales aumentan la lista de causas de

las perturbaciones.

Estado actual de la vegetación

Es notable que a pesar de los cambios ocurridos en los últimos 5 000 años en la sierra, aún

existan los tipos originales de vegetación; más allá de que la deforestación ha reducido la

cubierta forestal a la cuarta parte de la superfi cie original, aproximadamente 83 500 ha. El es-

pacio menos perturbado tiene una extensión de 55 500 ha, que equivale a 17.3% de la sierra;

8.7% (28 000 ha) es acahual y cultivos con restos de cubierta forestal, por ejemplo la siembra

de café bajo dosel de selva o acahual de selva; 74% de la superfi cie restante son potreros, cul-

tivos y asentamientos urbanos.

Los potreros tienen dos modalidades: una es desprovistos de árboles (58 000 ha), donde el

uso de herbicidas y la quema anual es muy común. Esta modalidad incluye los campos agrícolas

combinados con potreros, y los cultivos comerciales, como el chile, pepino, sandía, y piña, suman

cerca de 131 000 ha, es decir 41% de la sierra. La segunda modalidad son potreros arbolados y

ocupan más de 100 000 ha (32% de la sierra). De éstas 86 000 ha están arboladas con especies

nativas y 16 000 ha son potreros arbolados con especies no nativas y con agricultura tradicional

milpera. La presencia de árboles en los potreros, así como el mosaico de milpas y acahuales,

típico de la agricultura tradicional indígena, favorecen la presencia de especies de fauna nativa;

entre esos animales se cuentan los dispersores de semillas y polen de plantas.

En las áreas dedicadas al monocultivo de alto valor comercial como caña de azúcar (10 000

ha), tabaco (1 600 ha) y frutales (3 500 ha) prácticamente no hay vestigio de la fl ora original.

A estas extensiones de terreno se suman las zonas urbanas (4 400 ha).FOTO

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el paisaje150

Deforestación y fragmentación de las selvas

y bosques. La deforestación es la mane-

ra más común de medir el efecto de

la perturbación, ya que disminuye la

extensión original de los tipos de ve-

getación y los reduce a fragmentos de

distinto tamaño, como se muestra en

el cuadro.

La selva alta perennifolia es el tipo

de vegetación más afectada por la de-

forestación. La superfi cie original de

la selva alta se estima en 217 076 ha.

En 1991 quedaban 11 000 ha relativa-

mente bien conservadas, es decir alre-

dedor del 5% de su cobertura original.

La deforestación ha reducido la super-

fi cie a 60 fragmentos entre los cuales

el mayor es de 3 589 ha, o sea 32.6%

del remanente, lo cual signifi ca que

77.47% de la superfi cie está formada

por fragmentos de menor tamaño.

La selva mediana perennifolia se

ubica en sitios inaccesibles, por lo

que se encuentra en mejor estado de

conservación; es la vegetación menos

fragmentada de la superfi cie total, más

del 72% de la superfi cie original está

en un solo fragmento.

Las porciones más grandes de selva

en Los Tuxtlas están por arriba de los

500 m de altitud, mientras que en las

zonas más bajas se encuentran dispersas

las menores. El fragmento más grande

de selva está al norte y noroeste del cerro

Santa Marta y tiene más de 15 000 ha de

superfi cie; está formado por manchones

Superficie remanente de los tipos de vegetación,

número, extensión y porcentaje

del fragmento mayor

Superfi cie(ha)

Núm. de fragmentos

Fragmento mayor (ha)y % del total

Selva alta perennifolia 11 013 60 3 589 32.6

Selva mediana perennifolia

19 959 30 14 439 72.3

Bosque mesófi lo de montaña

10 770 5 6 056 56.2

Bosque de pino 2 034 8 784 38.5

Bosque de encino 1 065 8 410 38.5

Sabana 9 357 9 6 043 64.6

Manglar 523 3 338 64.6

Selva baja perennifolia inundable

504 1 504 100

Dunas costeras 238 6 108 45.4

Superficie actual de los acahuales y cultivos,

número, extensión y porcentaje

del fragmento mayor

Área (ha)Núm.de

frags.Fragmento mayor (ha)

y % del área total

Acahual de selva 17 071 483 639 3.7

Acahual de bosque

mesófi lo1 006 14 320 31.8

Acahual de encinar 1 443 2 1 081 74.9

Café bajo dosel de selva o acahual

8 546 29 1 893 22.1

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los tuxtlas. tierra mítica 151

hierbas y pastos nativos. En cambio el

pasto estrella africana (Cynodon plectosta-

chyus) traído al trópico mexicano desde

los años setenta, se siembra por medio

de estolones antes de la cosecha.

Los paisajes

Cada tipo de vegetación presenta cier-

ta capacidad de regeneración natural,

que ocurre cuando cesa la perturba-

transforma el cultivo de maíz, pues en

esto estriba el tipo de pasto dominante.

Predominan dos clases de potrero: el de

grama y de estrella, la distinción entre

estos es común a toda la región de Los

Tuxtlas (mapa La vegetación natural).

La inducción de grama se hace in-

mediatamente después de la cosecha del

maíz, cuando se introduce el ganado, cuya

sola presencia favorece el crecimiento de

de selva mediana en una matriz de selva

alta perennifolia.

La apertura de un potrero general-

mente tiene como antecedente un cam-

po agrícola, cultivo de maíz alternado

con frijol, chile, arroz, cacahuate o piña,

aunque recientemente también se abren

potreros cortando directamente la selva.

La composición fl orística de los po-

treros depende de la forma en que se

Page 152: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el paisaje152

Paisaje de selva húmeda. Se extiende en

217 076 ha (65% de la superfi cie de

la sierra) (fotografía 5.1). Está forma-

do por selva alta perennifolia (11 013

ha), selva mediana subperennifolia (19

959 ha), acahual de selva (17 071 ha),

potreros arbolados con milpa, cultivo

y acahual (102 608 ha), potreros no ar-

bolados (57 879 ha), cultivo de café

(8 546 ha) y cultivos comerciales (15

100 ha). Este paisaje se encuentra des-

de el nivel del mar y sube hasta 1 000

m de altitud; es el más extenso, diverso

y complicado por la cantidad y dis-

tribución de los fragmentos restantes.

74% de la superfi cie está arbolado y

solo 26% se encuentra desprovista de

árboles (fotografía 5.2).

Las superfi cies de selva alta y mediana

perennifolia sumadas es de 30 972 ha,

a las que se podrían agregar 17 071 ha

de acahual de selva y 8 546 ha de café

de sombra bajo dosel de selva o de aca-

hual de selva, lo que da un total de

56 589 ha de vegetación forestal.

Hay un claro predominio de los po-

treros y la fragmentación de la selva

es muy grande. Los árboles en zonas

abiertas están aislados, o en riparios, en

cercas vivas, y en menores cantidades

se siembran (fotografías 5.3 y 5.4).

Paisaje de bosque mesófi lo. Cubre 11

776 ha, repartidas en las cimas de

los tres volcanes más altos de la sie-

rra: San Martín Tuxtla, Santa Marta y

ción y el sitio queda abandonado y en

reposo. Esto explica que el paisaje esté

compuesto por vegetación natural, si-

tios perturbados y sitios en proceso de

recuperación o regeneración, con ve-

getación secundaria, llamada genéri-

camente acahual. El tamaño o exten-

sión de cada componente del paisaje y

su distribución, depende de la exten-

sión e intensidad de la perturbación

ocasionada por el uso del suelo, del

período de reposo o abandono y de

la velocidad con que se regenera. La

capacidad de regeneración (proceso

crítico para la estructura y la dinámica

del paisaje) está favorecida o limitada

por las condiciones del suelo (fertili-

dad y estructura) y la disponibilidad

de especies del acahual y de la selva

(semillas y tocones).

Cada uno de los nueve tipos de vege-

tación descritos en el capítulo La Histo-

ria Natural tiene asociado un mosaico

distinto, un paisaje relacionado con la

fertilidad del suelo, la disponibilidad de

agua, la riqueza de plantas y animales y

la topografía del terreno. A continua-

ción hacemos un intento por describir

los tipos de paisaje más comunes:

• Paisaje de selva húmeda

• Paisaje de bosque mesófi lo

• Paisaje de pino y encino

• Paisaje de manglar y selva inundada

• Paisaje de sabana

• Paisaje costero FOTO

GRAF

ÍA 5.

1

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los tuxtlas. tierra mítica 153

PP. 1

52-1

53. F

OTOG

RAFÍ

A 5.3

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156

Page 157: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 157

San Martín Pajapan. Del total de esa

superfi cie, alrededor de 1 000 ha han

sido perturbadas por incendios o acti-

vidades agrícolas y se han abandonado,

convirtiéndose en acahual. El bosque

mesófi lo es el tipo de vegetación me-

jor conservado de la región.

Paisaje de pino y encino. El bosque de

pino (Pinus oocarpa) se localiza al sur

del cerro Santa Marta (entre 400 y

900 msnm, 2 034 ha) igual que el en-

cinar (Quercus spp.) también al sur del

mismo cerro (por abajo de 200 m de

altitud, 1 065 ha). Ambos tipos de ve-

getación están siendo afectados por la

extracción de leña y madera que rea-

lizan los habitantes de los numerosos

poblados de los alrededores. Los pe-

queños remanentes de encinar están

sometidos, además, a una fuerte pre-

sión por la ganadería, pues aparte del

ganado que ramonea en el sotobosque,

las quemas anuales de los pastos au-

mentan las posibilidades de incendios

forestales. El acahual tiene una super-

fi cie de 1 443 ha.

Paisaje de manglar y selva inundada. En

las inmediaciones de la laguna de Son-

tecomapan hay 500 ha de manglar y

otras 500 ha de selva baja perennifolia

inundada de Pachira aquatica (apompo)

y Annona glabra. Ambos tipos de ve-

getación están muy amenazados por

la expansión ganadera. En el caso del FOTO

GRAF

ÍA 5.

4

Page 158: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el paisaje158

a lo largo de toda la línea de la costa.

Sus especies son parte del grupo fl orís-

tico del centro del Golfo de México y

comparte muchas especies con el res-

to de Veracruz y Tabasco. Se caracteriza

por sus ejemplares arbustivos y arbóreos

provenientes de tipos de vegetación de

tierra adentro y que se han adaptado al

sustrato arenoso con gran éxito.

rística y estructura típica de las saba-

nas neotropicales, con árboles de Cu-

ratella, Byrsonima, Crescentia, y pastos

Axonopus y Paspalum. Las actividades

ganaderas practicadas en ellas podrían

haber reducido, o al menos alterado, la

superfi cie original.

Paisaje costero. Se extiende sobre 238 ha,

manglar, es necesario resaltar que la in-

dustria tabacalera de San Andrés utiliza

las varas largas del mangle para el seca-

do de las hojas de tabaco, originando

una disminución extra que llega a ser

muy fuerte.

Paisaje de sabana. La sabana de Los

Tuxtlas presenta una composición fl o-

FOTO

GRAF

ÍA 5.

5

Page 159: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 159

El mar mismo ha esculpido la cos-

ta a lo largo de Los Tuxtlas, formando

puntas y riscos donde los fl ujos de lava

llegaron hasta el agua, y la disminución

del nivel del mar ocasionó cortes agu-

dos y profundos en las corrientes que

desembocan directamente en él, a di-

ferencia con lo que ocurre con las que

fl uyen hacia el interior.

cimas volcánicas, dando como resulta-

do ligeras pendientes (fotografía 5.5).

El mapa muestra la diferencia entre la

topografía intrincada por la avanzada

erosión de las montañas más antiguas

del sureste, con su llamativo patrón

hidrológico radial y las montañas re-

cientes del noroeste con una topogra-

fía menos acentuada (fotografía 5.6).

Huellas

Mirando más de cerca los procesos

que han modelado los paisajes de Los

Tuxtlas, destaca el intemperismo físi-

co y químico seguido por la erosión,

que redujo los depósitos volcánicos.

Estos materiales han sido acarreados y

acumulados en las suaves laderas de las

FOTO

GRAF

ÍA 5.

6

Page 160: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el paisaje160

Page 161: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 161

En las partes bajas de la costa la arena

acumulada y la formación de barras limi-

tó el drenaje, por lo que se formaron la-

gunas y humedales costeros, fenómenos

que ocurren con este tipo de embalses

a lo largo de toda la costa del Golfo de

México. El efecto del oleaje, combinado

con el descenso del nivel del mar, formó

barras de arena transversales a la boca de

los ríos, en las cuales se retuvieron los

sedimentos acarreados por ellos mismos,

produciendo la elevación de sus bordes

y riberas y dando lugar a lagunas a cada

lado (fotografías 5.7 y 5.8). Pronto se

establecieron manglares alrededor de

dichas lagunas y la colonización de las

plantas formó islotes interiores; lo ante-

rior se ve con claridad en las lagunas del

Ostión y la de Sontecomapan, así como

en los pequeños embalses a lo largo

de la costa arenosa, alrededor de Santa

Marta y en las lagunas y humedales en

el contorno del extremo noroeste de

Los Tuxtlas. Es notable que en algunos

de esos humedales se perciben las mar-

cas de lo que podrían ser remanentes de

antiguos canales, que por cierto todavía

esperan ser investigados.

El suelo se conserva estable bajo la

cubierta forestal, su remoción con fi nes

agrícolas o ganaderos acarrea erosión y

produce eventualmente derrumbes. El

ganado contribuye formando miríadas

de veredas a través de las pendientes y

acelerando la compactación del suelo

y la denudación de la superfi cie.FOTO

GRAF

ÍA 5.

7

PP. 1

60-1

61. F

OTOG

RAFÍ

A 5.8

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el paisaje164

Fragmentación de la selva

En las últimas décadas la sierra de Los

Tuxtlas pasó de ser un paisaje eminen-

temente forestal, a uno de pastos (foto-

grafía 5.9). El patrón de fragmentación

forestal de la sierra está relacionado

con el tamaño y la distribución de los

poblados. Las zonas mejor conservadas

son las de menor densidad poblacional,

y las que están relativamente alejadas de

asentamientos humanos. La topografía

y la elevación del terreno también in-

fl uye directamente en dicho patrón.

Las zonas con pendientes pronuncia-

das (>15o) tienen remanentes foresta- FOTO

GRAF

ÍA 5.

10

FOTO

GRAF

ÍA 5.

9FO

TOGR

AFÍA

5.10

Page 165: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 165

las tierras bajas han sido más afectadas,

que aquellas tolerantes a un rango alti-

tudinal mayor (fotografía 5.12).

Repertorio del paisaje

La escala en que se perciba el territo-

rio de la sierra es clave para conocer el

paisaje e identifi car los procesos ecoló-

gicos que lo mantienen. En la utilizada

en estudios regionales (1:250 000), al-

gunos elementos arbóreos pasan desa-

percibidos debido a su reducido tama-

ño; se trata de pequeños fragmentos de

selva menores a 20 ha, delgadas franjas

Esta tendencia continúa hacia las zo-

nas más altas, hasta donde la selva es

reemplazada por el bosque mesófi lo

(fotografía 5.11).

Por debajo de los 500 m de altitud el

fragmento de selva mejor conservado

y más extenso (>500 ha) es parte de la

reserva de la Estación de Biología Tro-

pical Los Tuxtlas (UNAM), que aún

está conectado con las partes altas del

volcán San Martín Tuxtla. Esta situa-

ción es relevante para la conservación

de la diversidad biológica, pues las po-

blaciones de especies de selva de distri-

bución altitudinal estrecha y limitada a

les, mientras que en las zonas planas (<

50º) han sido taladas completamente

(fotografía 5.10). Las tierras por abajo

de 300 m de altitud ocupan una super-

fi cie de 164 843 ha de las cuales 140

743 ha, han sido cortadas.

Los fragmentos de selva en estas tie-

rras bajas son escasos y pequeños, se

encuentran muy separados o dispersos

y notoriamente perturbados. Entre

300 y 700 m de altitud todavía predo-

minan los potreros, y a medida que se

asciende aparecen fragmentos rema-

nentes de selva cada vez más grandes,

menos aislados y mejor conservados.

FOTO

GRAF

ÍA 5.

11

Page 166: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el paisaje166

forestales dejadas a lo largo del cauce

de los ríos, las cercas vivas y los árboles

aislados. Cuando se usan escalas de ma-

yor resolución (1:20 000) se puede dis-

tinguir elementos arbóreos, dispersos

por todo el paisaje (fotografía 5.13).

Los estudios de S. Guevara, J. Labor-

de y colaboradores muestran que la idea

ampliamente difundida de que los pai-

sajes del trópico húmedo transformados

por el hombre, principalmente aquellos

dominados por potreros ganaderos, están

formados por fragmentos de selva rodea-

FOTO

GRAF

ÍA 5.

12FO

TOGR

AFÍA

5.13

Page 167: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 167

FOTO

GRAF

ÍA 5.

14

dos de áreas taladas, completamente des-

provistas de árboles y que son extrema-

damente pobres en especies de plantas

y animales. Esta concepción del paisaje

deriva de estudios tendientes a estimar

tasas de deforestación a nivel regional,

que no se ocupan de la heterogeneidad

estructural de las áreas abiertas. Esta omi-

sión impide percibir la situación real del

paisaje de Los Tuxtlas (fotografía 5.14).

Cada elemento que forma parte del

paisaje actual de Los Tuxtlas es fl o-

rísticamente rico y estructuralmente

complejo, inclusive el potrero no ar-

bolado (donde el estrato herbáceo es

dominante) tiene una gran riqueza

de plantas, aunque casi la totalidad de

sus especies son de etapas de sucesión

secundaria muy tempranas (fotografía

5.15). En contraste, la vegetación ri-

paria y los árboles aislados tienen más

de 70% de especies arbóreas de la selva

(Paisaje aéreo, p. 166).

El área mostrada en la imagen (p.

165) estaba cubierta por selva húmeda

hasta 1940, fecha en la que comenzó su

FOTO

GRAF

ÍA 5.

15

Page 168: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el paisaje168

Page 169: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 169

o campos agrícolas. Estos fragmentos

comúnmente corresponden a sitios no

aptos para las actividades agropecua-

rias, como las cimas de cerros, laderas

con pendientes y zonas susceptibles de

inundarse o pedregosas. Otro conjunto

arbóreo común en los paisajes agrícolas

son los acahuales.

También comunes son los corredo-

res de vegetación riparia, formados por

dos hileras de árboles a cada lado de la

orilla de ríos o arroyos, cuyo principal

propósito es mantener el cauce en bue-

nas condiciones. Las cercas vivas son

cubiertos por vegetación herbácea y ar-

bustiva. Sin embargo, muchos de estos

campos y potreros (particularmente en

el trópico húmedo mexicano y centro-

americano) no se encuentran comple-

tamente desprovistos de árboles, por el

contrario, están profusa y notoriamente

arbolados (fotografía 5.16). Esparcidos

en las zonas abiertas hallamos árboles o

conjuntos de ellos que tornan peculia-

res a los paisajes.

Precisamente uno de sus elementos

son las áreas de selva que no han sido

taladas y que están rodeadas de potreros

colonización y deforestación. En 1991

quedaban menos de 2 000 ha de selva

(36% del original), repartidas en poco

más de cien fragmentos, de los cuales

únicamente tres eran mayores a 100 ha.

Para esta fecha alrededor de 3 000 ha

correspondían a potreros. La zona in-

cluye la Estación de Biología Tropical

Los Tuxtlas de la UNAM, cuyas 640 ha

son uno de los sitios mejor colectados

y conocidos de todo México.

En el paisaje actual son cada día más

notorias las áreas deforestadas conver-

tidas en campos de cultivo y potreros

FOTO

GRAF

ÍA 5.

16

Page 170: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el paisaje170

otro conjunto arbóreo; se trata de una

sola hilera de árboles que se utiliza para

sostener el alambre de púas con el que

se delimita los predios de pastoreo para

proteger a los cultivos del ganado (fo-

tografía 5.17). Aunque algunas cercas

vivas están constituidas por árboles de

la selva que se dejaron en pie con este

propósito, la gran mayoría de ellas fue-

ron sembradas por los ganaderos.

Finalmente, en los potreros y campos

agrícolas los árboles aislados son abun-

dantes y conspicuos. Al hacer la tala de

la selva para uso agrícola o ganadero,

frecuentemente al interior de los pre-

dios se dejan en pie unos cuantos de

los árboles altos, para usar su sombra,

como reserva de leña o madera, por su

valor comestible, o simplemente por la

difi cultad de cortarlos, debido a su du-

reza o tamaño (fotografía 5.18).

El paisaje dista mucho de estar des-

provisto de árboles, ya que inmersos

en las zonas abiertas por el hombre FOTO

GRAF

ÍA 5.

17

Cerca viva Árboles aislados Acahual

Page 171: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 171

o rodeadas por ellas, los encontramos

numerosos y esparcidos o en conjun-

tos (fotografía 5.19).

La vegetación de los potreros activos

(i.e.bajo pastoreo de bovinos) cambia

al acercamos a la sombra de los árboles

que forman parte del mismo. Bajo la

copa de los árboles aislados se localiza

una notable riqueza de especies y fa-

milias, aún con vacas pastando en sus

alrededores. Poco más de la mitad de

las especies son de la selva mientras que

FOTO

GRAF

ÍA 5.

18

Fragmentos de selva

Page 172: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el paisaje172

las ruderales representan sólo un tercio

de la riqueza. Las gramas Axonopus spp.

y Paspalum spp. fueron las dominantes,

con índices de cobertura más altos. A

la sombra de los árboles en el potre-

ro encontramos numerosas plántulas

y juveniles de plantas leñosas (árboles,

arbustos y lianas) que contribuyeron

con la mitad (51%) de la riqueza de-

tectada. El ramoneo del ganado, los

frecuentes chapeos con machete y la

aspersión de herbicidas no impiden el

establecimiento de estas especies leño-

sas, pero sí su crecimiento posterior.

La situación anterior cambió radical-

mente, al detener los deshierbes prac-

ticados por los ganaderos y el ramo-

neo del ganado bajo la copa de cinco

“amates” (Ficus spp.) aislados, cuya área

cercamos con alambre de púas para si-

mular el abandono del potrero. En tan

sólo tres años de exclusión del ganado,

se desarrolló un sotobosque cerrado y

relativamente alto (4 a 6 m de altura),

formado por arbustos y arbolitos se-

cundarios de rápido crecimiento, que

generaron una densa sombra bajo la

cual prácticamente desaparecieron los

pastos y malezas que cubrían el sitio al

inicio del experimento, lo que favore-

ció al mismo tiempo el establecimien-

to de numerosas especies arbóreas y

arbustivas de la selva (fotografía 5.20).

Aunque las cercas vivas son el ele-

mento arbóreo más conspicuo y ex-

tendido en los potreros, también son

FOTO

GRAF

ÍA 5.

19FO

TOGR

AFÍA

5.20

Page 173: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 173

en la selva de Los Tuxtlas (fotografías

5.23 y 5.24).

La mayor proporción de los árboles

que hay en los potreros de Los Tuxtlas

germinaron y crecieron formando parte

de una extensa selva, en donde la pertur-

bación humana era mínima o inexisten-

te. Dada la drástica transformación del

hábitat natural (que resulta de la con-

versión de selvas en potreros), es muy

posible que el arbolado que vemos den-

tro de ellos muera sin ser reemplazado

(fotografía 5.25). Si llegara a desaparecer,

Árboles en el potrero

En los potreros, hay numerosas espe-

cies e individuos de árboles aislados

(98 especies de 37 familias), la gran

mayoría de la selva, siendo muy po-

cas las arbóreas cultivadas. Las especies

más abundantes son el “cedro” (Ce-

drela odorata) y “palo mulato” (Bursera

simaruba).

76 especies de plantas de 16 familias,

crecen sobre árboles aislados. Un gran

número de esas especies epífi tas en-

contradas en los potreros son comunes

el elemento más pobre en especies

(fotografía 5.21). El “palo mulato”

(Bursera simaruba) es el que más se

utiliza como poste de cerca, y dos le-

guminosas conocidas como “cocuite”

(Gliricidia sepium) y “cosquelite o co-

lorín” (Erythrina folkersii) son también

importantes. En las franjas de árboles

que los ganaderos dejan a la orilla del

río para proteger su cauce, son casi

todas especies de plantas de la selva

(fotografía 5.22).

FOTO

GRAF

ÍA 5.

21

FOTO

GRAF

ÍA 5.

22

Page 174: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el paisaje174

entonces otras plantas asociadas (epífi tas,

lianas, etc.) también lo harían, reducien-

do radicalmente la riqueza fl orística.

Árboles vigía

La profusión de árboles esparcidos en

los potreros, tanto los solitarios como

agrupados en pequeños conjuntos, los

hace sobresalir. Son de gran talla, al-

gunos se dejan en pie cuando se tala

la selva con el fi n de abrir campos de

cultivo o potreros; otros se cultivan en

FOTO

GRAF

ÍA 5.

23

FOTO

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ÍA 5.

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25ÁR

BOL A

ISLA

DO

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el paisaje176

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Page 177: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 177

los huertos de los solares o en torno a los

campos de cultivo de maíz y frijol, tal

como ocurría desde la época prehispá-

nica (fotografía 5.26).

Llamo árboles vigía a los que se en-

cuentran aislados. Su abundancia y ri-

queza de especies en los potreros es muy

variable. En 30 potreros activos, con una

superfi cie total de 173 hectáreas, se re-

gistraron 735 de ellos, pertenecientes a

98 especies. De éstas, 76 son de la selva y

11 provienen de acahuales (monte alto).

Las demás son distintas especies arbó-

reas pioneras y colonizadoras de claros

de la selva (fotografía 5.27).

La densidad promedio varía des-

de uno hasta 29 árboles por hectárea,

siendo lo más común encontrar entre

dos y seis árboles por hectárea de po-

FOTO

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ÍA 5.

27

CONE

CTIV

IDAD

POR

AVES

CONE

CTIV

IDAD

POR

MUR

CIÉL

AGOS

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el paisaje178

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los tuxtlas. tierra mítica 179

trero. La cantidad de árboles de gran

talla y distintas especies llama mucho

la atención y le da al paisaje un as-

pecto peculiar. Los árboles atraen a

las aves y murciélagos, que vuelan a

través del potrero porque encuen-

tran descanso y protección (fotografía

5.28). Los árboles aislados son idóneos

para detenerse, percharse en sus ramas

y ocultarse momentáneamente en el

interior de las frondas, frescas durante

el día y obscuras durante la noche (fo-

tografía 5.29).

La atracción que ejercen los árbo-

les en las aves y murciélagos que se FOTO

GRAF

ÍA 5.

28

alimentan de frutos y semillas (abun-

dantes en este paisaje) determina en

buena medida la cantidad y calidad de

los frutos y semillas que se intercam-

bian entre los fragmentos remanentes

de la vegetación natural. Los árboles

que son de diversas especies tienen

características que diferencian su ca-

pacidad para atraer a los voladores fru-

gívoros. Lo anterior les confi ere una

gran infl uencia en la estructura y en

los procesos del paisaje, por su partici-

pación en la conectividad (ver dibujos

de Conectividad de semillas día y Co-

nectividad de semillas noche) y en la

regeneración natural (fotografías 5.30

y 5.31).

Las aves y murciélagos permiten el de-

pósito de semillas bajo la copa de árboles

solitarios. Las semillas provienen de frag-

mentos remanentes, de otros árboles, de

cercas vivas, vegetación riparia y de vege-

tación secundaria. Las semillas que caen

se acumulan en el suelo o germinan y

crecen a su sombra. También se sabe que

cuando se abandona un sitio, las semillas

y plántulas inician la regeneración de la

selva (fotografías 5.32, 5.33, 5.34 y 5.35).

Cada árbol se convierte en un “núcleo

de regeneración” (fotografía 5.36).

FOTO

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ÍA 5.

29

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el paisaje180

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31

FRAGMENTACIÓN Y CONECTIVIDAD DEL PAISAJE

FOTO

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32

Page 183: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 183

El origen de los árboles

El arbolado del paisaje está vinculado

a las prácticas agrícolas tradicionales,

el manejo del sistema trashumante de

tumba, roza y quema, de los huertos

y de los cultivos permanentes. Desde

los primeros grupos humanos, los fru-

tos de los árboles han sido parte de sus

recursos alimenticios, probablemente

también fueron utilizados para cazar

aves que se detenían momentánea-

mente. La práctica de dejar árboles en

pie en los predios forma parte del ma-

nejo tradicional de estos paisajes que

fomentan diversos grupos étnicos y ha

sido observada en otras regiones tropi-

cales de Centro y Sudamérica, de Asia

y África.

El sistema de cultivo más difundido

en Mesoamérica es el que alterna un

ciclo agrícola de ‘milpa’ (policultivo de

maíz, frijol, calabaza, etc.), de tres o cua-

tro años de duración y uno de descanso

o barbecho, de 10 a 15 años en el que se

desarrolla el acahual. Al talar la selva o el

acahual arbóreo se dejan en pie uno o

más árboles, con el fi n de reconocer el

cultivo, el tiempo que lleva abandonado,

ordenar el uso del territorio y promover

la regeneración de la selva. Estos árboles

en pie son importantes “semilleros”, base

del manejo de la composición fl orística

de la vegetación secundaria del acahual

durante el abandono.

Dicho hábito de dejar árboles en la

milpa se ha observado en la vertiente FOTO

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el paisaje186

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ÍA 5.

37

del Golfo de México, en la zona de la

Huasteca y en el territorio totonaco

del centro de Veracruz, en la región

maya de la península de Yucatán, en

la selva lacandona en Chiapas, en la

selva maya del Petén guatemalteco, en

las zonas habitadas por los indígenas

kekchi de Guatemala y por los Guay-

mi de Panamá. En todos los casos, los

árboles están relacionados con el uso

y abandono de la tierra (en la moda-

lidad de roza-tumba-quema), por los

grupos indígenas que aún conservan

sus tradiciones (fotografía 5.37).

Esta tradición está descrita en el Po-

pul Vuh también conocido como Libro

de Acontecimientos, Libro del Tiempo

o Las Antiguas Historias del Quiché.

Page 187: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 187

Page 188: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el paisaje188

que posteriormente convertirán en

potrero.

Infl uencia de los árboles aislados

Las voluminosas copas de los árboles

aislados se cubren de fl ores y frutos, y

sobre sus ramas y troncos crecen abun-

dantes bromelias, orquídeas y aráceas;

bajo sus copas hay plántulas y juveniles

de especies leñosas provenientes de la

selva, cuya presencia está relacionada

con una notoria actividad animal de

aves y murciélagos.

Los árboles aislados en las zonas

abiertas son una especie de oasis en

un hábitat desfavorable para animales

Actualmente el arbolado correspon-

de a las prácticas agrícolas o pecuarias,

utilizadas para talar la selva; determi-

nan las características estructurales y

fl orísticas de las áreas abiertas. Hoy en

día, el arbolado de los potreros está en

mayor o menor grado integrado al sis-

tema de producción pecuario, ya que

provee al ganado de sombra y permite

un adecuado manejo y rotación de los

predios de pastoreo mediante las cer-

cas vivas. También están relacionados

a la ganadería de pequeña escala, los

campesinos conservan las costumbres

agrícolas cuando talan la selva para

sembrar y abrir un campo de cultivo,

[…] y volviendo al otro día a su mil-

pa, hallaron que todos los árboles se

habían vuelto a parar y a revivir, y es-

taba la montaña como antes: y, enfa-

dados ellos del suceso, dijeron: ¿Quién

nos habrá hecho aqueste daño? Sin

duda todos los animales del monte

han hecho esto, el tigre, el venado,

el conejo, el gato de monte, el lobo, el

puerco, el pizote y los pájaros chicos y

grandes. Y volviendo a tratar de hacer

su milpa, clavaron otra vez el hacha y

se derribó la montaña, y clavando el

azadón se cultivó toda la tierra co-

mo antes; y, viendo lo que sucedía,

discurrieron lo que había de hacer y

dijeron: velaremos esta noche nues-

tra roza, quizá podamos coger al que

nos hace aqueste daño. Y, volviéndose

a su casa, le dijeron a su abuela. ¡Se-

ñora, no sabes lo que nos pasa, que la

roza que ayer hicimos, la hallamos de

montes hecha otra vez monte y pa-

jonal; y así tratamos de ponernos en

vela porque no es bueno esto que con

nosotros se hace ¡Y, armándose se fue-

ron a la roza y ocultándose se pusie-

ron en asechanza, y, juntándose todos

los animales a media noche, vinieron

todos, y, hablando decían, Levantaos,

palos, levataos mecates. Y, moviéndose

debajo de los árboles, mecates, se fue-

ron acercando.

Popol Vuh, edición de Carmelo Sáenz

de Santa María.

FOTO

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ÍA 5.

38

Page 189: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 189

que puede ser descrito como núcleo

de regeneración (fotografía 5.39).

Los principales obstáculos para la re-

generación de la selva en los pastizales

son la ausencia de semillas de plantas

de la selva y las condiciones adversas

para la germinación de tales semillas y

el establecimiento de sus plántulas. La

baja o casi nula llegada de semillas de

especies leñosas de la selva al interior

de los pastizales se explica por las po-

cas fuentes de frutos y semillas en estos

sitios y sus alrededores, así como por lo

poco atractivo que dichos sitios resul-

tan para los pájaros y murciélagos que

dispersan los frutos y semillas (fotogra-

fía 5.40). Las semillas de plantas leñosas

que logran llegar al pastizal, enfrentan

condiciones adversas para su germina-

ción y establecimiento, tales como suelo

presenta una fi sonomía herbácea con

gran cobertura de gramíneas, incluso

debajo de la copa de los árboles aisla-

dos. Esto se debe a que el pastoreo del

ganado y los cortes con machete (que

realizan una o dos veces por año) im-

piden el establecimiento o crecimien-

to de las especies leñosas, las cuales no

pasarán de ser plántulas.

Los árboles aislados, el secreto de la conser-

vación. Cuando se excluye el ganado y

desaparecen los efectos del pastoreo y

pisoteo, así como el chapeo y la aplica-

ción de herbicidas bajo la copa de los

árboles aislados, las semillas de árboles

germinan y las plántulas crecen. Se ini-

cia entonces un proceso muy rápido

de regeneración de la selva. Los árboles

aislados la aceleran gracias a un efecto

voladores, quienes requieren de sitios

de relevo al cruzar los potreros entre

fragmentos de selva. Casi un tercio del

total de todas las especies de aves de la

reserva de la Estación de Biología Tro-

pical de Los Tuxtlas visita los árboles

aislados. Los murciélagos son también

visitantes frecuentes, durante el cre-

púsculo y la noche (fotografía 5.38).

Lluvia de semillas. Las aves y murcié-

lagos dejan caer semillas bajo la copa.

Durante un año se capturaron 152 es-

pecies de ellas, entre las cuales desta-

can las arbóreas.

Banco de semillas. En el suelo, bajo la co-

pa de los árboles aislados, algunas de las

semillas que dejan caer las aves y mur-

ciélagos (frugívoros) germinan, pero

otras sólo permanecen en el suelo. A

estas últimas se les llama banco de se-

millas. En general son de hierbas, de al-

gunos arbustos y solo una cuantas espe-

cies de árboles. Las semillas grandes de

árboles que caen al suelo germinan casi

de inmediato y las plantas crecen rápi-

damente, como se verá en el siguiente

apartado.

Plantas que crecen bajo la sombra de los

árboles. Es común ver que crecen en

conjunto, formando un manchón. Las

especies que ahí se encuentran en su

mayoría son de árboles y arbustos de

especies de la selva.

Mientras el potrero esté en uso, FOTO

GRAF

ÍA 5.

39

Page 190: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el paisaje190

individuos o polen entre remanentes

separados, y su frecuencia e intensidad

dependen directamente de las carac-

terísticas estructurales y fl orísticas de

las áreas abiertas que rodean a los frag-

mentos. En particular, la presencia de

árboles de selva al interior de los po-

treros y campos agrícolas en paisajes

fragmentados similares al de Los Tux-

tlas contribuye signifi cativamente en

aumentar la conectividad del paisaje .

La conectividad en paisajes fragmen-

tados es un punto de partida para el di-

nes ya que atraen al potrero a aves y

murciélagos dispersores de semillas.

Bajo su sombra se genera un efecto de

invernadero propicio para las plantas

de la selva (fotografía 5.41).

En paisajes forestales fragmentados

las interacciones entre los remanentes

forestales pueden ser tan signifi cativas

como el tamaño mismo del fragmen-

to en la persistencia de las poblacio-

nes nativas y el mantenimiento de la

diversidad local. Tales conexiones se

establecen mediante el intercambio de

compactado por el pisoteo del ganado

y oscilaciones extremas de humedad y

temperatura del aire y del suelo. Exis-

ten, además, factores bióticos desfavora-

bles para las especies arbóreas de la selva,

tales como la competencia con pastos

y malezas de muy rápido crecimiento,

así como la intensa depredación de sus

semillas y la herbivoría de sus plántulas

por animales de los pastizales que no se

encuentran en la selva.

En Los Tuxtlas, los árboles aislados

cambian favorablemente las condicio-

FOTO

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ÍA 5.

40

Page 191: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 191

seño de éstos, y sistemas de producción

agropecuaria en los que se optimice el

fl ujo de frugívoros y las semillas que

dispersan, desde los fragmentos hacia el

potrero y entre los remanentes de selva.

Con esto aumentarán las posibilidades

de persistencia de las poblaciones de

numerosas especies de la selva, tanto

de la fauna frugívora como de la fl ora

zoócora, en paisajes transformados y

utilizados por el hombre, con el conse-

cuente incremento de la resiliencia del

ecosistema (fotografía 5.42).

FOTO

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ÍA 5.

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ÍA 5.

41

Page 192: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el paisaje192

cada quien hace una lectura distinta

del paisaje.

El paisaje rural también está cons-

truido como el paisaje urbano, aunque

por diferentes arquitectos e ingenieros.

El paisaje natural ha sido modelado por

fenómenos naturales frecuentes y poco

frecuentes, por la migración de las espe-

cies de plantas y animales y por las ac-

tividades humanas (crea pueblos, cultiva

la tierra y aprovecha la fauna, la fl ora y

el agua, fotografía 5.44).

En la sierra de Los Tuxtlas, el paisaje

es muy diverso, depende desde donde

se observe. El horizonte está siempre

dominado por grandes alturas y vistas

FOTO

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ÍA 5.

43

Leer el paisaje

Valorar el paisaje es una forma de en-

tender y disfrutar el entorno natural.

Como se ha descrito en los capítu-

los anteriores, el paisaje está formado

por elementos o componentes, rela-

cionados todos entre sí, su conjunto

es un mosaico, cuyas partes son islas,

fragmentos o parches que hoy están, y

poco a poco desaparecen de un sitio

y aparecen en otro lugar. Es como un

caleidoscopio, son las mismas piezas,

en el mismo territorio, substituyén-

dose una a otra a lo largo del tiempo

(fotografía 5.43).

Estamos acostumbrados a ver el

paisaje de una ciudad, el paisaje urba-

no. Distinguimos sus construcciones,

estimamos su altura, tamaño, color o

su belleza. Nos movemos por las calles

y avenidas, a través de jardines, glo-

rietas, monumentos, luces y sombras.

El paisaje no urbano llamado rural o

natural se destaca por los árboles, su

altura, su copa, su color, fl ores y frutos,

por la vegetación, por los cultivos, las

cercas, el color del suelo, por los ríos,

las lagunas, cañadas, dunas, playas y

por la forma del territorio (plano, on-

dulado, rocoso, montañoso), son tan-

tas características, que prácticamente

Page 193: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 193

necesario leerlo como si fuera un libro o

una partitura, no es mala idea contar con

un cuaderno para dibujar y hacer notas,

y registrar esos momentos muy persona-

les de soledad en la naturaleza, cuando se

disfruta de la belleza escénica de la sierra

de Los Tuxtlas (fotografías 5.47 y 5.48).

La luz es un gran componente del

paisaje, el cielo claro, nublado o llu-

vioso, la noche de luna, la penumbra

del interior de la selva, los túneles que

forma la vegetación a lo largo de los

canales y ríos (fotografías 5.45 y 5.46).

Para apreciar el paisaje y sentirlo es

lejanas y cercanas que dan una pers-

pectiva sorprendente. El relieve es muy

rico, planos, laderas, cañadas, lomeríos,

pequeñas y enormes elevaciones, dan

lugar a lagos, lagunas, arroyos y ríos,

en donde la vegetación y las plantas

y animales encuentran sus hábitats. Es

un paisaje animado por los sonidos

del viento, de la lluvia, del oleaje en la

costa y en la orilla de los grandes lagos

y lagunas, por el canto de las aves y el

chirriar de los insectos, por el ruido

de la caída de los frutos desde las al-

turas o de una rama que se rompe en

medio de la selva. Donde uno se en-

cuentre contemplando el paisaje, estará

rodeado de los olores, del suelo en ple-

na fermentación, de las fl ores durante

la noche y el día, de los potreros y el

ganado, del olor dulzón de la caña de

azúcar, del olor acre del manglar y los

humedales, de la sal del mar.

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Page 197: Los Tuxtlas. Tierra mítica

197

V. Cultura y tradición

En la región que abarca la sierra de Los Tuxtlas y las tierras bajas, entre el río

Papaloapan y el río Grijalva, se asentaron los grupos humanos que desarrollaron la

cultura y la civilización olmeca. Esta civilización es una de las más antiguas de Meso-

américa, y es considerada entre las más paradigmáticas (fotografía 6.1).

La ocupación de la sierra (iniciada hace 5 000 años), se ha mantenido sin interrupción hasta

ahora. Se ha establecido una interacción muy larga entre la naturaleza y la población humana, que

ha cambiado drásticamente a través de las épocas prehispánica (fotografía 6.2), colonial y moderna.

Este cambio se debe a la variación en la percepción del ambiente por parte de los pobladores y a

las formas de explorar el territorio y los recursos naturales (fotografías 6.3 y 6.4).

Sin embargo, cada sistema de uso de la naturaleza ha dejado remanentes o vestigios en el

paisaje que aún son reconocibles. También ha quedado plasmado en las tradiciones, fábulas,

mitos, fi estas y cuentos, que pasan de generación en generación y que muestran rasgos, as-

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1

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2

Page 198: Los Tuxtlas. Tierra mítica

cultura y tradición198

pectos o momentos de la historia am-

biental, de la forma de ver la naturale-

za, desde la mitología indígena hasta el

concepto colonial de las nuevas tierras,

y las ideas acerca del tesoro natural del

trópico que animaron al México in-

dependiente y posrevolucionario (fo-

tografía 6.5).

Este capítulo aborda algunos aspectos

de esa tradición y cultura local, como

la magia, que hoy es una de las carac-

terísticas que identifi ca a Los Tuxtlas

como la región de los brujos y del uso

FOTO

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Page 200: Los Tuxtlas. Tierra mítica

cultura y tradición200

de plantas y animales tanto silvestres

como cultivados con fi nes alimenticios.

Describo algunas tradiciones e incluyo

unos cuentos que por coloridos ilustran

bien la cosmovisión de Los Tuxtlas.

Fiestas

Las fi estas giran todavía alrededor del

proceso de producción (fotografía 6.6),

de los cultivos y del culto a la fertilidad

(las fi estas de los dioses de la lluvia y el

mar) como ocurría en tiempos prehis-

pánicos. Estos ritos agrícolas tenían un

referente simbólico en el paisaje. Du-

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6.8

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los tuxtlas. tierra mítica 201

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7FO

TOGR

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6.9

rante el siglo xv los mexicas crearon

un paisaje ritual que abarcaba numero-

sos adoratorios o lugares sagrados en la

cuenca, donde el papel de las montañas

sagradas, los lagos (fotografía 6.7), las

cuevas (fotografía 6.8), los manantiales

fueron de primordial importancia (fo-

tografía 6.9).

Toda montaña, y hasta los cerros pe-

queños, tienen cualidades sagradas. En

el paisaje regional ciertas montañas son

consideradas más importantes por los

habitantes, por sus características físicas

o por su papel en las mitologías de la

comunidad. Hubo peregrinaciones (fo-

tografía 6.10) para venerar montañas en

particular y a veces se les distinguió con

altares o erigiendo monumentos labra-

dos en piedra. La categoría simbólica

no se limita a las montañas reales, visi-

bles en el paisaje natural, sino que fue

práctica común integrarlas a los asenta-

mientos por medio de la construcción

de pirámides o montañas artifi ciales

(fotografía 6.11).

En Mesoamérica las creencias res-

pecto a las montañas y sus espíritus

podrían remontarse al período Arcai-

co. Hay tres tipos y escalas de mon-

tañas sagradas en el mundo olmeca:

montañas naturales con monumentos

arqueológicos, montañas artifi ciales

dentro de los asentamientos olmecas y

esculturas labradas en piedra que po-

drían representar montañas sagradas

(fotografía 6.12). Los asentamientos

Page 202: Los Tuxtlas. Tierra mítica

cultura y tradición202

olmecas de la sierra vivieron a la som-

bra de los volcanes sagrados. San Martín

Pajapan tuvo un monumento de piedra

en su cúspide y en La Joya y Bezuapan,

construyeron monumentos artifi ciales

con forma de pirámides. Los volcanes

de Los Tuxtlas son visibles en toda el

área olmeca, desde San Lorenzo Teno-

chtitlan, La Venta, El Manatí, Laguna de

los Cerros y Tres Zapotes. Son las alturas

naturales más conspicuas de la región de

Sotavento (fotografía 6.13).

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ÍA 6.

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TOGR

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6.11

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10

Page 203: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 203

Magia

La brujería (en su acepción cristiana

europea) ejercida de manera individual

o colectiva no tiene ni ha tenido im-

portancia alguna como elemento cul-

tural en América Latina. En cambio,

sí la tienen los vestigios de los rituales

mágicos y ejercicios mítico-religiosos

de las antiguas culturas indígenas y la

importación y desarrollo de elementos

procedentes del África Negra. A di-

chos elementos podemos sumar otros

de claro origen europeo, que sin ser

brujería en el sentido antes señalado, sí

enriquecen el pensamiento mágico y

supersticioso de nuestros pueblos.

La magia y la adivinación mesoame-

ricanas forman parte de una cosmo-

visión que separa el tiempo-espacio

divino del tiempo-espacio de lo crea-

do; concibe un fl ujo permanente de

la voluntad de los dioses hacia la casa

de las criaturas, e imagina ésta como

la mezcla de sustancias divinas y ma-

teria perceptible y perecedera.

Alfredo López Austin. La magia y

la adivinación en la tradición mesoame-

ricana.

La magia de Los Tuxtlas es una mezcla

de ciencia y religión, modelada por las

tradiciones europeas y las mesoameri-

canas; es una forma de ciencia aplicada

de forma ritual, combinada con la reli-

FOTO

GRAF

ÍA 6.

12FO

TOGR

AFÍA

6.13

Page 204: Los Tuxtlas. Tierra mítica

cultura y tradición204

gión católica. Una forma sincrética de

seguir creyendo en lo mesoamericano

y en lo europeo con su mezcla árabe y

africana. Es un tipo de mestizaje reli-

gioso cultural (fotografía 6.14).

Los dioses mesoamericanos conside-

raron necesario erigir barreras. Las cria-

turas tienen vedado el paso a la zona di-

vina, al menos no pueden hacerlo con

su integridad corporal. Los seres vivos

germinan, crecen y se multiplican gra-

cias a que son dotados por los fl ujos de

vigor enviados por los seres fantasmales,

fuerzas protectoras o dañinas, sobrena-

turales. Los ciclos de transformación

del mundo se rigen por la acción de los

dueños y de sus ejércitos de sirvientes

invisibles, administradores de los bienes

terrenales. Por si esto fuera poco, pulu-

lan por el espacio doméstico aires no-

civos y enfermedades con personalidad.

Podría decirse que las criaturas, en su

propia morada, se encuentran rodeadas

de lo divino por completo. Las entradas

a las cuevas son los pasos al mundo de la

muerte; son umbrales las barrancas, las

oquedades de las peñas, los manantiales,

los pozos, las madrigueras de las tuzas y

los hormigueros. El monte anuncia los

sitios sagrados con breñales densos.

Las numerosas lagunas, las cuevas y

los volcanes de Los Tuxtlas, son las fau-

ces de la tierra o el umbral de la tierra

(ver capítulo La Historia Natural), son

parte del paisaje y de la estructura de

la naturaleza. La magia en la sierra es FOTO

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ÍA 6.

14

Page 205: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 205

ses y los humanos y aun a entender las

relaciones que guardan los individuos

con los pueblos.

En todo el estado de Veracruz y

en el sureste de México es conocida

la importancia que tienen los brujos,

sus ceremonias y rituales. Se difunde a

través de los medios de comunicación

la realización del aquelarre anual, que

una actividad vital, parte del acontecer

cotidiano. Los ahora llamados brujos

pueden ser adivinadores, chamanes o

magos, son omnipresentes en la expli-

cación de los fenómenos naturales, la

diversidad de la naturaleza y el uso del

suelo y los recursos naturales; sus prác-

ticas y destrezas ayudan a interpretar

las relaciones entre lo divino, los dio-

FOTO

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ÍA 6.

20

Page 206: Los Tuxtlas. Tierra mítica

cultura y tradición206

se lleva a cabo el primer viernes de

marzo en el Cerro Mono Blanco. Para

los visitantes de la región, la Laguna

Encantada (fotografía 6.15) y la cueva

donde, además de la belleza escénica

de la laguna y su entorno, atrae el mis-

terio de la laguna que durante la épo-

ca de lluvias disminuye su nivel y lo

aumenta durante el estiaje, es un sitio

de paseo casi obligado. En la cueva se

encuentran ofrendas de distintos ob-

jetos, claramente relacionadas con la

brujería y la magia, que aún mantiene

sus ceremonias en ese sitio.

Uno de los más importantes rasgos

de la cosmovisión mesoamericana fue

considerar como entes vivos los ele-

mentos del paisaje: cuevas, barrancas,

manantiales, árboles y montañas, por

estar habitados por espíritus. De todos

los accidentes geográfi cos las monta-

ñas son las más grandes e imponentes,

son el vínculo físico entre el cielo y

el mundo superior con la superfi cie

de la Tierra y el inframundo. En el

sistema de creencias de Mesoamérica,

las montañas son lugares míticos ori-

ginarios, donde habitan los ancestros

y residen los espíritus asociados a la

tierra, la fertilidad o la lluvia.

Grove. Cerros sagrados olmecas. Mon-

tañas en la cosmovisión mesoamericana.

FOTO

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ÍA 6.

15

Page 207: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 207

Leyendas y fábulas

La larga historia de la región de Los

Tuxtlas está colmada de acontecimien-

tos naturales de grandes proporciones

y de terribles consecuencias, como

los sismos y la actividad volcánica, los

eventos climáticos, que aunque poco

frecuentes son intensos, y en su con-

junto han producido cambios en la to-

pografía, por la acumulación de mate-

riales ígneos o a deslaves de las laderas.

La ocupación de distintas partes del

territorio y el uso del suelo de forma

extensiva e intensiva, la construcción

de centros ceremoniales y obras civiles

también han contribuido a delinear el

paisaje a gran y pequeña escala. Más

tarde la presencia española desempeñó

un papel destacado en la evolución del

paisaje, con el ganado mayor y menor,

los cultivos exóticos como la caña de

azúcar y la construcción de ciudades,

edifi cios e ingenios.

Lo anterior ha creado un catálogo

de mitos y de fábulas relativas al calen-

dario católico, a las ceremonias agrí-

colas, el choque cultural mesoameri-

cano y al encuentro europeo, que ha

sido asimilado en la forma de ver y

construir el paisaje de esta región (fo-

tografía 6.16).

Existen leyendas tan antiguas como

la de Homshuk, que explica el origen

del maíz.

Page 208: Los Tuxtlas. Tierra mítica

cultura y tradición208

parecen dar origen a lo que algunos

autores consideran una planta de maíz.

En 1897 el topógrafo Ismael Loya des-

cubrió en el volcán esta gran estatua,

considerada actualmente como una

de las obras maestras del arte olmeca

y su presencia es una prueba de que el

volcán era reverenciado por esa civili-

zación. Alfonso Medellín Zenil asegu-

ra que los indígenas siempre supieron

de la existencia de este monumento al

que nombraron Chane, el chaneque o

“nuestro padre San Martín” (fotografía

6.17); es algo que se respeta, se venera,

se propicia y se teme.

que pesa más de una tonelada, un ído-

lo que parece resguardar el paisaje. El

binomio simbólico escultura-montaña

fue reconocido por grupos popolucas

y nahuas, quienes desde hace miles de

años y hasta el siglo xx lo reverencia-

ban, organizando peregrinaciones y

ceremonias en que se encontraba la

escultura considerada una deidad aso-

ciada a San Juan. En la década de los

sesenta el ídolo fue trasladado al Mu-

seo de Antropología de Xalapa.

La pieza muestra el estilizado rostro

con rasgos felinos. Dos caras encon-

tradas en la parte superior del tocado

Homshuk.

En la isla de Tenaspi, en la laguna de

Catemaco, se encontró una escultu-

ra ovoide con rostro humano. Se le

identifi có como Homshuk, dios del

maíz. Homshuk nació de un huevo,

era un niño con cabellos dorados

que venció a los animales del aire, de

los ríos y del monte, y los condenó a

ser alimento del hombre. Homshuk

luchó por la lluvia con Huracán, al

que derrota con la ayuda de los ani-

males, y logró que Huracán lo bañe

cada año dos veces antes de nacer y

cuando sea planta. Homshuk asegu-

ró la sobrevivencia de los hombres,

él mismo se hace maíz y renace dos

veces al año.

Una de las tradiciones más arraiga-

da en la región es la de los chaneques:

seres fantasmales, fuerzas protectoras o

dañinas que vagan y que tienen una

fuerte infl uencia en el diario aconte-

cer de los habitantes.

En la espesura

De un mundo verde

Sueñan al hombre

Que entra y se pierde

“Chaneques”, Vuelta al origen

Tomás Uscanga Constantino

En la cima del volcán San Martín Pa-

japan fue encontrado un monumento FOTO

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Page 209: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 209

el tesoro está al norte, en Roca Partida

o aún cerca de las marismas de Caxia-

pan y Agatajapan o Río de Las Cañas

en donde las faldas del volcán de San

Martín Tuxtla se sumergen en el mar.

En la región de Los Tuxtlas se con-

sumen gran cantidad de especies de

plantas y de animales (fotografías 6.21

y 6.22, ver capítulo La Historia am-

biental). Los pobladores de la región

domesticaron un buen número de es-

pecies, pero también aclimataron una

cantidad de especies provenientes de

la selva y de los acahuales que crecían

en sitios dejados en reposo. La tradi-

guna del Ostión y hasta el peñon que

llaman Terrón Cagao (fotografía 6.19),

durante la noche corren luces fugaces

en la playa, se oyen pasos, carreras, gri-

tos inexplicables y otros sucesos que

han desalentado por generaciones a

quienes han querido construir cam-

pamentos permanentes para la pesca

(fotografía 6.20). Ahí aparecen balas

de cañón, empuñaduras de espadas,

restos de antiguas pistolas. Se cuenta

que en una cueva está el tesoro de Lo-

rencillo, cajas de doblones y pesos de

a ocho que trajo de Veracruz después

del asalto de 1683. Otros narran que

Hoy Chane no saca a pastar a sus

animales, las riquezas se han quedado

bajo tierra, en el Tlalocan, que des-

pués de 35 siglos niega la abundancia

a sus hijos. Ante la agonía del Tlalo-

can, los pajapeños esperan el regre-

so de Chane en forma de una gran

escultura de basalto que los arqueó-

logos bajaron del volcán San Martín

Pajapan y a la que rindieron culto

hasta 1962. Mientras los popolucas

esperan que Homshuk, el Dios del

maíz (llamado Sintiopi o Tamaka-

atzin por los nahuas), creador del

mundo y vencedor del rayo viejo del

sur, se apiade de sus hijos y devuelva

la abundancia que ha desaparecido

con la modernidad.

Delgado, A. C. Historia, Cultura e

Identidad en el Sotavento.

Hay relatos que corresponden al pe-

ríodo colonial, entre éstos destaca sin

duda, el que trata de la presencia y ac-

tividades de los piratas, en la costa de

Los Tuxtlas y los alrededores. Un pirata

personifi ca a todo el gremio, un perso-

naje legendario, se trata de Lorencillo

(ver capítulo Raíces del paisaje)

Se dice que en algunos lugares de la

extensa costa que rodea al Volcán de

San Martín Pajapan (al que los mari-

neros llamaban Pan de Minzapan, por

los dos pueblos que estaban en sus fal-

das, San Francisco y Santiago Minza-

pan), desde la desembocadura de la la-

FOTO

GRAF

ÍA 6.

19

Page 210: Los Tuxtlas. Tierra mítica

cultura y tradición210

dores publicaron los siguientes datos:

actualmente en la selva húmeda del tró-

pico mexicano se logran reconocer 1

330 especies útiles para el conocimien-

to indígena, de las cuales 1 052 habitan

las selvas y los acahuales, y 278 se en-

cuentran en las áreas agrícolas (milpas)

y los huertos familiares indígenas. De las

plantas de las selvas se obtienen 3 173

“productos” entre medicinas, alimentos,

materiales para construcción, maderas,

forrajes, fi bras, combustibles, objetos de

d p bli l i i t d tción agrícola mantuvo muchas de esas

especies hasta la fecha, a pesar de los

embates de los extensos monocultivos

y la ganadería, que acumulan cada vez

mayor extensión del territorio, espe-

cialmente de las mejores tierras, las

más bajas, fértiles y con disposición

de agua.

En una recopilación de varias fuentes

de información provenientes de distin-

tas etnias ligadas a la selva húmeda de

México, Víctor M. Toledo y colabora-

FOTO

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ÍA 6.

21FO

TOGR

AFÍA

6.22

e Lorencillo ai

te tentó el demonio

pues con nueve velas, Marita

diste vista al Morro

el caso que hicimos ai

de tus nueve velas

fue poner cuidado, Marita

en las centinelas

Tiene esta ziudad

para su defensa

el Morro la Punta

y también la fuerza

Del Morro y la Punta

no se meda nada

que una fuerza vieja

no estorba la entrada

Viendo no había nada

te hiciste a la mar

siguiendo tu viaje a desembocar

Saqueaste a Campeche

perro luterano

no temes a Dios

no eres cristiano

Si a la Vera Cruz

saqueaste dormida

a la bana no

que está prevenida

No soi levantado

ni menos traidor

soi un leal vasallo

al rei mi señor

estribillo

Estas son las oras

y este el estribillo

viba el rei despaña

y muera lorencillo

Son de guitarra

Page 211: Los Tuxtlas. Tierra mítica

211

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ÍA 6.

24

Page 212: Los Tuxtlas. Tierra mítica

cultura y tradición212

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ÍA 6.

25

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ÍA 6.

26

Page 213: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 213

uso doméstico, artesanales, abonos, esti-

mulantes, saborizantes, ceras, gomas, in-

secticidas, ornamentales y de uso ritual

o ceremonial (fotografía 6.24).

Los pobladores emplean los frutos de

numerosas especies de árboles para con-

sumo directo (fotografía 6.25), para ela-

borar concentrados y dar sabor al agua,

utilizan los frutos de palmas como el

chocho y muchas más (fotografía 6.26).

La información más detallada de este

uso lo veremos en el siguiente capítu-

lo, en el cual pretendo integrar la parte

esencial de cada uno de los seis anterio-

res, un intento audaz de ver histórica-

mente el efecto que los seres humanos y

sus prácticas han tenido en los cambios

del paisaje a lo largo del tiempo (foto-

grafías 6.27 y 6.28).

FOTO

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ÍA 6.

27

FOTO

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ÍA 6.

28

Page 214: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 215: Los Tuxtlas. Tierra mítica

215

VI. La histor ia ambiental

La historia ambiental es una disciplina que analiza y describe la relación y la

interacción que ha existido entre los seres humanos y su entorno natural a lo largo del

tiempo. Trata de estimar el efecto que el uso y la transformación del medio natural ha

tenido sobre la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas y los paisajes, y las conse-

cuencias que este cambio ha traído a la población humana en cuanto a la distribución de los

asentamientos, en el crecimiento y en la organización social, económica y política.

Es una disciplina capaz de explicar la situación actual del paisaje y de la población. La his-

toria ambiental, con base en su análisis del pasado, puede plantear perspectivas para su futuro

manejo y desarrollo. Sin embargo, en la reconstrucción de la historia ambiental de Los Tuxtlas

se requiere de un esfuerzo especial, a pesar de que la información disponible es cuantiosa, pues

los datos y las publicaciones corresponden a distintas disciplinas y reunirlos es más bien tarea

de un conjunto de especialistas trabajando de manera coordinada.

El lector debe también tener en cuenta, que el relieve, cobertura vegetal y paisaje de la

región que nos ocupa, ha cambiado constantemente desde hace casi tres millones de años.

Recordemos que en capítulos anteriores se ha descrito la actividad intensa y constante de los

volcanes; he señalado que la proximidad de la sierra a la costa ha provocado que el movimiento

marino modifi que la forma del litoral; expliqué que la gran cantidad de lluvia que cae altera

incesantemente el curso de los ríos y los arroyos, así como el número y tamaño de los depó-

sitos de agua. Desde luego, de manera destacada, describí la huella que ha dejado el uso de los

recursos naturales en el paisaje a lo largo de 5 000 años de historia.

Intentaré hacer un bosquejo de la historia ambiental de una parte de la sierra (alrededor

del volcán de San Martín Tuxtla), a fi n de estimular al lector a plantear sus propias ideas o

aun construir su propia historia y, por otro lado, provocar en los especialistas y profesionales la

discusión de este esbozo, con el fi n de construir una historia más completa y consistente con

los datos y los hechos disponibles.

Nuestra historia ambiental prioriza el efecto de los fenómenos naturales (vulcanismo y

clima) y el de la transformación de la cobertura vegetal (deforestación y aprovechamiento de

especies animales y vegetales). A esta visión sintética la denomino panorama completo, el cual

empleo posteriormente para explicar la estructura y el funcionamiento del paisaje, y le llamo

visión del paisaje actual.

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ÍA 7.

1

Page 216: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental216

carácter seco. Fueron varios ciclos de

alteraciones climáticas: clima frío y seco

que duró 12 000 años; clima frío y hú-

medo que se mantuvo 10 000 años; cli-

ma cálido y seco con una duración total

de 13 000 años y fi nalmente volvió el

clima cálido y húmedo, característico

de la selva húmeda.

Sin duda el clima frío y seco fue el

más adverso a las especies de la sel-

va húmeda tropical. Tanto, que puede

haber sido entonces cuando la vege-

tación tropical desapareció completa-

mente, eso ocurría hace 20 000 años.

En una escala de un millón de años, el

a causa de transformaciones del suelo,

alteración de temperatura y humedad

y modifi cación de la topografía. Las

perturbaciones han sido repentinas o

lentas, causadas principalmente por la

actividad volcánica y el cambio climá-

tico continental (fotografías 7.1 y 7.2).

En esta historia ambiental nos inte-

resan los cambios de clima ocurridos

desde hace 40 000 años, cuando la tem-

peratura y la humedad aumentaron o

disminuyeron de tal forma que hicie-

ron desaparecer las especies de la selva y

ser sustituidas por otras pertenecientes

a bosques templados y vegetación de

Panorama completo

Medioambiente

El cambio del clima y la transformación

del relieve han modelado el medioam-

biente de la sierra de Los Tuxtlas y han

determinado la composición y riqueza

de especies de sus ecosistemas. La selva

húmeda es un ecosistema que existe en

la planicie costera del Golfo de Méxi-

co desde hace casi un millón de años.

Aunque aparentemente ha sido igual,

no ha sido siempre la misma, sus es-

pecies de plantas y animales han apa-

recido y desaparecido constantemente

FOTO

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ÍA 7.

2

Page 217: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 217

FOTO

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ÍA 7.

3

Page 218: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental218

tiempo transcurrido entre la presencia

de la selva original y su recuperación

hace 11 000 años (cuando el clima se

volvió caliente y húmedo) muestra

que la selva húmeda tropical de Los

Tuxtlas es joven (fotografía 7.3). Por

eso en la sierra hay un buen número de

especies de carácter frío y seco, como

los pinos y los encinos, y de carácter

frío y húmedo como el liquidambar

y la magnolia, que se encuentran en

las partes altas de los volcanes; o espe-

cies de carácter cálido y seco, como el

palo mulato (fotografía 7.4) y la cei-

ba. El resultado es que el ambiente de

Los Tuxtlas es muy rico, formado por

múltiples combinaciones de tipos de

suelo, formas de relieve y la diversidad

de especies y de ecosistemas.

Nuestra área de interés está en tor-

no al volcán de San Martín Tuxtla, y se

debe a tres razones: es donde empezó

la colonización de la sierra; donde se

encuentran los suelos más fértiles de la

región; y donde hubo recientemente

intensa actividad volcánica. La sierra

de Los Tuxtlas es de origen volcánico

(se inició hace 2 millones de años); sin

embargo, a nuestra historia sólo con-

ciernen las erupciones ocurridas, en

1 300 a.C., 100 d.C., 350 d.C. y entre

450 y 650 d.C. En la zona son muy

frecuentes los cuerpos de agua asocia-

dos a cráteres (fotografía 7.10). Ahí se

localiza cerca del 80% de los lagos de

agua dulce de la región y los sistemas FOTO

GRAF

ÍA 7.

4

Page 219: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 219

lacustres más grandes de la sierra, el

lago de Catemaco y la laguna de Son-

tecomapan (fotografi a 7.11); ambos

ubicados entre el volcán San Martín

Tuxtla y la serranía de Santa Marta. El

lago de Catemaco está a 330 m de al-

titud en la vertiente continental; tiene

un área de 7 437 ha, y una profundi-

dad media de 7.5 m, es considerado

uno de los lagos más productivos de

México. Sontecomapan es una laguna

costera de agua salobre con una super-

fi cie de 932 ha y con una profundi-

dad media de 1.5 m (fotografía 7.12).

Existen numerosos cuerpos de agua

FOTO

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ÍA 7.

10

FOTO

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ÍA 7.

11

PP. 2

18-2

19. F

OTOG

RAFÍ

A 7.1

2

Page 220: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 221: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 222: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental222

de origen tectónico-volcánico de me-

nor tamaño como Laguna Escondida

y Zacatal, y los lagos de origen volcá-

nico tipo maar (fotografía 7.13), como

Majahual, Chalchopan, Manantiales,

Verde, Mogo y Encantada; en la zona

costera de la vertiente del Golfo hay

sistemas lagunares temporales y per-

manentes como las lagunas Delicias

y La Joya, que se han formado en las

hondonadas de los sistemas de dunas

(fotografía 7.15). Los lagos y ríos fue-

ron empleados para la pesca, la caza y

las comunicaciones (fotografía 7.14).

FOTO

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ÍA 7.

13

FOTO

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ÍA 7.

14

Page 223: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 223

Algunas erupciones volcánicas cu-

brieron de cenizas buena parte del área

donde se encontraban las aldeas y los

poblados originales. Esto provocó que

los asentamientos abandonaran los lu-

gares originales y se desplazaran hacia

las márgenes del río Catemaco, que por

cierto, era también un área muy pro-

ductiva en la región. No escaparon al

efecto de los volcanes, nuevamente los

asentamientos fueron afectados por otra

erupción, que depositó grandes can-

tidades de arena. No obstante, en esta

ocasión la posición de las aldeas se man-

tuvo (fotografías 7.26 y 7.27).

Ocupación de la sierra

Presencia olmeca. Cuando la selva todavía

pugnaba por extenderse por la sierra, ha-

ce aproximadamente 4 800 años (2 800

a.C.) llegaron los primeros pobladores,

grupos olmecas. Los sitios donde esta-

blecieron sus aldeas, estaban en las tierras

bajas y planas, tierras, por cierto poco co-

munes, ya que sólo abarcan una superfi cie

de 91 km2, que es el 3% del total de la

sierra. La zona que eligieron está ubica-

da entre el oeste del volcán San Martín

Tuxtla y el este del lago de Catemaco, es

una franja que se prolonga al norte hasta

la laguna de Sontecomapan, en la costa, y

al sur, hacia las tierras bajas de inundación

del río San Juan (fotografía 7.5). Esta área

es actualmente la más productiva de la re-

gión y probablemente lo fue también en

aquel tiempo.

FOTO

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ÍA 7.

15

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ÍA 7.

5

Page 224: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental224

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26

Page 225: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 225

acercaron a los distintos grupos y si-

guiendo la costa del Golfo de México

se relacionaron con poblaciones hacia

el río Papaloapan y hacia el río Coat-

zacoalcos (fotografía 7.29).

Un largo periodo de poca o nula

actividad volcánica y de estabilidad

climática, les permitió aumentar la

población, que alcanzó una densidad

máxima en la historia de la sierra. Los

asentamientos se extendieron por la

costa de Los Tuxtlas, principalmen-

te entre el pie de monte del cerro de

Santa Marta y el Volcán de San Martín

Pajapan, surgieron numerosos centros

ceremoniales y obras de defensa de la

costa, sobretodo en la desembocadura

de los ríos principales y de la laguna de

Sontecomapan (fotografía 7.31).

Los pobladores de la parte norte de

la sierra vivieron absortos en la activi-

dad volcánica, que depositaba cenizas y

lava en sus tierras de cultivo y destruía

eventualmente sus construcciones. Las

erupciones cambiaban el curso de los

ríos inundando las tierras, y con fre-

cuencia aparecían conos y elevaciones

de donde surgían nuevos escurrimien-

tos de agua de lluvia (fotografía 7.28).

A pesar de ello, los asentamientos ol-

mecas se mantuvieron en el área; me-

joraron sus técnicas de cultivo, cons-

truyeron poblados y centros ceremo-

niales y ampliaron las comunicaciones,

acabando con el largo aislamiento

que había entre ellos. Los caminos en

la sierra, las vías acuáticas a través de

Sontecomapan y el lago de Catemaco

FOTO

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ÍA 7.

27

Page 226: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental226

fía 7.30). Su presencia promovió un in-

tenso intercambio comercial y cultural

con el altiplano central mexicano.

Presencia nahua. Más tarde la región fue

invadida y controlada militar y comer-

cialmente por pueblos nahuas prove-

nientes del Valle de México; se estable-

cieron con el fi n de recabar tributos y

manejar las rutas comerciales hacia el

sur de la región mesoamericana. Hubo

tres principales asentamientos mexica

en la región: Ixcalpan, Cuetlaxtlan y

Toztla. Esta última servía como frontera

del territorio hostil de Coatzacualco y

estaba apoyada por la guarnición de To-

chtepec. Ixcalpan y Cuetlaxtlan. Estas

tres guarniciones fueron sometidas por

los conquistadores españoles en 1519,

mientras que Toztla sería sometida has-

ta 1522.

Presencia teotihuacana. Entre las tierras

bajas de la cuenca del río Papaloapan y

el río Coatzacoalcos y la sierra hubo un

continuo movimiento de población. El

primer grupo que llegó a la sierra des-

de otra región provino de Teotihuacan;

llegaron a Matacapan, el mayor centro

ceremonial del área olmeca de la sierra,

su presencia en el Golfo de México

obedecía a dos razones principales:

1) obtener materias primas, como plu-

mas de aves tropicales, cacao, cinabrio

y caolín de la región de Los Tuxtlas y

2) acceder a la laguna de Sontecoma-

pan, un importante puerto de inter-

cambio en el que confl uían rutas co-

merciales procedentes del norte de Ve-

racruz, de la Península de Yucatán, de

las costas de Guatemala –vía el Istmo

de Tehuantepec– y de las Mixtecas, por

la ruta de Teotitlán-Tuxtepec (fotogra-

FOTO

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ÍA 7.

28

FOTO

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ÍA 7.

29

Page 227: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 227

Page 228: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental228

Presencia española. En la primera dis-

tribución de encomiendas, Hernán

Cortés se adjudicó una gran extensión

territorial en la costa del Golfo de

México, la cual incluía Cotlaxtla, Toz-

tla y la cuenca del río Alvarado hasta

Chinantla, posesión del marquesado

que se conocería como Tuxtla y Co-

taxtla. En la antigua Toztla se fundó, en

1525, el pueblo de Santiago de Tuxtla,

se le eligió para establecer la primera

hacienda azucarera de la Nueva Espa-

ña, la hacienda de Tepeca, que puso en

funcionamiento en 1534 el primer in-

genio del nuevo continente.

La presencia española afectó a las

poblaciones indígenas de la sierra. A

fi nes del siglo xvi la población nativa

había decrecido de forma alarmante a

causa de las enfermedades trasmitidas

por los europeos y por las condiciones

de esclavitud a que fueron sometidos.

En el siglo xvii los pocos indígenas

que aún habitaban la sierra fueron en

su mayor parte reubicados a nuevas vi-

llas y sólo algunos se refugiaron en las

partes más inaccesibles de las monta-

ñas. Fue la época con menor densidad

de habitantes en la región, que empe-

zó a fi nes del siglo xvi y se prolongó

hasta principios del siglo xx.

La administración colonial fundó

muy pocas ciudades o poblados en la

región, pues muy pocos peninsulares

y criollos propietarios de la tierra ha-

bitaban en Los Tuxtlas, casi todos se

FOTO

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ÍA 7.

32FO

TOGR

AFÍA

7.33

Page 229: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 229

de peces y tortugas y de la recolec-

ción de hierbas y frutos; eran caza-

dores y recolectores (fotografías 7.6,

7.7, 7.8 y 7.9). Más adelante, gracias

a la domesticación y aclimatación de

especies de plantas, se volvieron agri-

cultores aunque nunca abandonaron

del todo sus hábitos de caza, pesca y

recolección. Cuando cambiaba el cli-

ma, caían cenizas, había inundaciones

o disminuía su capacidad de trabajo; la

combinación de cultivo caza, pesca y

recolección les proporcionaba los re-

cursos necesarios; los numerosos ríos

y lagunas les permitía obtener peces y

tortugas; y de árboles de la selva obte-

nían abundantes frutos. En tiempos de

asentaron en Veracruz, Xalapa, Puebla

y en la ciudad de México, de tal forma

que la población local era de mayoría

indígena, le seguía la población negra

traída de África y por último había

una minoría de mestizos ocupados de

administrar el manejo agrícola y gana-

dero de las grandes propiedades.

Los asentamientos españoles en la

región de Los Tuxtlas correspondieron

con los ingenios azucareros estableci-

dos en la región. La ganadería formó

con la caña de azúcar un binomio que

resultó especialmente novedoso y pro-

ductivo. La reubicación de la población

indígena en pueblos fundados por los

colonos españoles y la introducción

del cultivo de la caña de azúcar y el

ganado mayor, especialmente las vacas,

alteraron el paisaje mesoamericano

dominado por los cultivos intensivos y

extensivos. La caña se cultivó en gran-

des extensiones de las mejores tierras,

planas y bajas, vecinas a los nuevos

pueblos (fotografía 7.32) y el ganado,

en su mayoría se dejó libre en la selva

y en los humedales, donde prosperó y

aumentó sorprendentemente el nú-

mero de cabezas (fotografía 7. 33).

Uso del suelo

Prehispánico. Los olmecas de la sie-

rra domesticaron plantas y basaron su

agricultura en el cultivo del maíz. A

su llegada, dependían de la cacería de

aves, mamíferos y reptiles, de la pesca

FOTO

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ÍA 7.

6FO

TOGR

AFÍA

7.7

Page 230: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental230

buen clima y sufi ciente humedad, los

cultivos y los huertos eran la base de

su alimentación y la caza, pesca y re-

colección una actividad complemen-

taria. Cuando el cultivo se difi cultaba,

por alguna razón climática o volcánica,

estas actividades ganaban importancia.

La fuente de recursos naturales explo-

tada de manera más constante era los

árboles de la selva; que proporcionaban

frutos, especias, productos medicinales,

madera para construcción. Los árboles

por su talla y corpulencia sobrevivían,

a la acumulación de ceniza, a las inun-

daciones e inclusive al paso del fuego

(fotografía 7.16).

Colonial. El uso del suelo de la región

de Los Tuxtlas se modifi có cuando

llegaron los españoles. Esto se debió

a la disminución de la población in-

dígena, diezmada por las guerras y las

enfermedades; a la redistribución de

los indígenas en los nuevos pueblos

y ciudades y a la introducción de ga-

nado y cultivos tropicales exóticos. La

introducción del ganado bovino a Los

Tuxtlas fue tan exitosa que rápida-

mente ocupó buena parte de la sie-

rra y las partes bajas de los ríos Papa-

loapan y Coatzacoalcos. El ganado se

diferenciaba entonces en tres grandes

tipos, de acuerdo a sus características,

comportamiento y sobre todo a su fa-

cilidad o difi cultad de manejo y crian-

za: ganado tipo “chichihua” o lechero

FOTO

GRAF

ÍA 7.

8FO

TOGR

AFÍA

7.9

Page 231: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 231

en los pantanos y humedales, el gana-

do “rodeano” en potreros o espacios

abiertos y el ganado “montaraz” que

vagaba libremente en la selva.

El ganado que vagó libre, encon-

tró alimento sufi ciente en las especies

silvestres de hierbas, de arbustos y de

árboles; las vacas no tuvieron depre-

dadores en la región, y con el tiempo

aumento el número de cabezas hasta

alcanzar cifras enormes. Hasta ahora

no disponemos de información acer-

ca de la destrucción de la selva por la

presencia del ganado. Pero a juzgar por

el crecimiento del hato, su amplia dis-

tribución y el tiempo que se mantu-

vieron, las vacas y las especies de la sel-

va se adaptaron entre sí perfectamente.

Desde luego, el número de cabezas no

creció indefi nidamente, alcanzó un lí-

mite, en relación a la estructura y po-

siblemente la composición de especies

de la selva.

La introducción de razas de ganado

bovino en la selva, abrió un capítulo

sumamente interesante de la historia

ambiental de Los Tuxtlas. Probable-

mente, la razón por la que estos ani-

males encontraron un ambiente tan

propicio es la ausencia de grandes her-

bívoros en la región (mayores de 40 kg).

La desaparición de los herbívoros nati-

vos ocurrió hace 10 000 años coinci-

diendo con el arribo de los primeros

pobladores de la sierra. La causa de tal

extinción no está clara, podría haber FOTO

GRAF

ÍA 7.

16

Page 232: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental232

sido un cambio en el clima aunado a

la cacería y al uso del fuego. Lo cierto

es que la larga ausencia de herbívo-

ros afectó a los árboles y arbustos que

dependían de ellos para completar su

ciclo de vida (diseminación de frutos

y semillas, la herbívoria de las pobla-

ciones de plántulas). La carencia de

herbívoros repercutió también en los

carnívoros, que al no tener sufi cientes

presas para alimentarse poco a poco

desaparecieron de la sierra.

Las vacas ocuparon ese nicho vacío,

por eso la selva de Los Tuxtlas no sufrió

cambio alguno, ni su riqueza de especies

ni su diversidad durante los 500 años que

las vacas vivieron libres en la selva. Las

distintas razas de Bos taurus, provenían de

Andalucía, de las marismas de río Gua-

dalquivir, lugar desde donde partían los

barcos en su viaje hacia América. Esas

vacas pequeñas y enjutas aceptaron las

plantas americanas y se adaptaron rápido

y bien al clima cálido y húmedo de la

selva y los humedales.

La otra manera de apropiarse del te-

rritorio fue a través de la importación

de cultivos como caña de azúcar, man-

go, plátano y cítricos; estos ocuparon

grandes extensiones sobretodo de tie-

rras planas, desplazando de esta mane-

ra la agricultura intensiva y extensiva

indígena, causando la deforestación de

grandes áreas (fotografía 7.34).

La sierra tuxteca produjo azúcar, al-

godón, tabaco y madera; no obstante, FOTO

GRAF

ÍA 7.

34

Page 233: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 233

co desplazó a los cultivos de algodón,

caña de azúcar y maíz, lo que no sólo

generó un cambio en la ocupación del

suelo sino que también estableció un

nuevo régimen de trabajo. A fi n de in-

crementar la producción tabacalera, los

grandes propietarios, entre los que se

encontraban capitalistas europeos y cu-

banos, introdujeron una serie de mejo-

ras tecnológicas, entre las que destacaba

la aplicación de abonos químicos y la

utilización de diversos instrumentos

agrícolas (fotografía 7.35). Las tierras

desocupadas se convertían en pastizales,

y algunos de los grandes propietarios

estimularon la ganadería. En los prime-

otros sitios de Sotavento. No obstante,

hacia fi n del siglo xix hubo un cambio

importante en la estructura económica

y productiva de la sierra de Los Tuxt-

las. En 1870 se creó en Minatitlán un

aserradero moderno propiedad de un

norteamericano, para exportar madera

tropical a los Estados Unidos y a Euro-

pa desde el puerto de Coatzacoalcos,

esto ocasionó una gran perturbación

de los sitios más accesibles de selva, que

en menos de 30 años fueron despoja-

dos de las maderas preciosas, las exten-

siones de selvas clareadas y perturbadas

fueron entonces utilizadas para cultivar

café y abrir nuevos potreros. El taba-

ante los altibajos de la agricultura, la

ganadería se mantuvo como una fuen-

te segura de alimentos y de riqueza,

así como una forma de apropiación de

grandes extensiones de tierra. El In-

genio de Tuxtla, las monterías y ase-

rraderos, el algodón y el tabaco, junto

con las haciendas ganaderas, fueron

la base sobre la cual se desarrollaron la

sociedad y la cultura en la comarca.

Agroindustrial. Desde la consumación

de la Independencia disminuyó la ac-

tividad productiva de la sierra y las

poblaciones disminuyeron debido a la

migración de la fuerza de trabajo hacia

FOTO

GRAF

ÍA 7.

35

Page 234: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental234

La frontera agrícola siguió al estable-

cimiento de nuevos centros de pobla-

ción, y la vertiginosa expansión gana-

dera se debe a la creación de grandes

ranchos privados; se incrementó dra-

máticamente cuando la ganadería ex-

tensiva se transforma en la actividad

primaria preponderante, a costa de la

agricultura ejidal. La ganadería que se

practica actualmente es completamen-

te diferente a la que se practicó des-

de la Conquista hasta las primeras dos

décadas del presente siglo. Esta fue la

más reciente transformación del paisa-

je; la reducción de la selva a fragmentos

ros años del siglo xx se introdujeron

nuevas especies de ganado vacuno en

la región. Para alimentar a estos anima-

les, los propietarios sembraron pastos

inducidos o “artifi ciales”, como se les

denominaba en la literatura de la épo-

ca, que desplazarían al zacate como el

principal alimento de las bestias. Así, el

cultivo del tabaco y la ganadería con-

tribuyeron a modifi car el medio am-

biente de la región tuxteca, situación

que se mantiene hasta nuestros días.

El primer registro del nuevo ganado

cebú, perteneciente a la especie Bos in-

dicus, en la región de Los Tuxtlas es de

FOTO

GRAF

ÍA 7.

36

Acayucan, en1923. Para fi nales de los

años cuarenta, en las tierras bajas de Ve-

racruz, había numerosos hatos de ga-

nado de los tipos guzerat, girnellole e

indo-brasil. En solamente cuatro déca-

das, entre 1930 y 1960, el ganado cebú

sustituyó completamente al ganado in-

troducido en 1528 por los españoles,

que permaneció durante casi cuatro

siglos (naturalizado) en la sierra.

Alrededor de 1950 los programas

nacionales de colonización hicie-

ron del sur de Veracruz la puerta del

trópico-húmedo mexicano debido al

alto rendimiento agrícola y pecuario.

Page 235: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 235

zonas agrícolas, huertos y acahuales).

El periodo colonial, caracterizado por

la introducción de vacas, caballos, asnos

y cerdos, y el cultivo de caña de azúcar,

tabaco, cítricos, plátano. El tercer pe-

riodo agroindustrial se caracteriza por

la ganadería extensiva, los monoculti-

vos (caña de azúcar, tabaco, plátano). A

cada uno de estos tres periodos corres-

ponde un paisaje distinto, el primero

es un mosaico cambiante en una gran

matriz de selva (solares permanentes y

un área de selva y bosque usado exten-

sivamente), el segundo es también un

mosaico diverso, aunque aparecen los

7.36). El cambio del uso de plantas y

animales, especialmente de aquellas

especies silvestres o aclimatadas, es un

buen indicador de la relación de los

pobladores con su entorno, y también

un refl ejo de la situación de los ecosis-

temas y los paisajes; proporciona una

visión muy general de la situación de

la biodiversidad local (fotografía 7.37).

Con este punto de vista se podrían

proponer tres grandes periodos: el

prehispánico cultivo (de maíz, frijol),

recolección de frutos (de árboles do-

mesticados, aclimatados y silvestres),

caza de animales (en sitios perturbados,

esparcidos en enormes extensiones de

potreros, aislados unos de otros.

Uso de plantas y animales con fi nes ali-

menticios. Las plantas y animales han

sido la base de la subsistencia de los

pobladores de Los Tuxtlas, desde su lle-

gada en el periodo arcaico (aproxima-

damente 2 800 años a.C.) y a pesar de

que la región ha sido colonizada por

diferentes grupos sociales y culturales y

actualmente es una región de produc-

ción agroindustrial y turística, todavía

una parte de la población campesina

depende de esas especies (fotografía

FOTO

GRAF

ÍA 7.

37

Page 236: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental236

cultivos perennes (caña de azúcar, plá-

tano, cítricos) y la ganadería en las zo-

nas forestales y arbustivas; todavía había

abandono de la tierra en una matriz

forestal. El paisaje del tercer periodo

es un mosaico estático, muy comple-

jo dominado por monocultivos (caña

de azúcar, tabaco, mango) y potreros;

la selva y los bosques están reducidos

a fragmentos o parches, el abandono o

barbecho de la tierra (acahual) es poco

común y la matriz es de pastos.

Amber Vanderwarker, etnoarqueólo-

ga del grupo de Robert Santley, da una

idea acerca del uso del suelo y el empleo

de plantas y animales en el Periodo For-

mativo, en el área que nos interesa, esta

información permite hacer una compa-

ración con lo que se consume actual-

mente en la región de Los Tuxtlas.

En el cuadro anterior se destaca la

utilización de los árboles. Esto mues-

tra que desde 400 a.C., se había do-

mesticado y aclimatado árboles, que

se cultivaron en los huertos y en los

bordes de los cultivos, y nos da una

idea acerca del uso de los árboles de-

jados en pie en los campos abiertos

en la selva para el cultivo (ver capí-

tulo El paisaje). De la selva se culti-

vaban aguacates y otras especies de

la misma familia (Lauraceae), zapotes

(y otras especies de Sapotaceae), de los

acahuales se aprovechaba la guayaba

(fotografía 7.17); se sembró la palma

de coyol, que crecía en la costa. Al-

Plantas consumidas con fines alimenticios

en la época prehispánica

Plantas cultivadas

Maíz Zea mays ZA

Frijol Phaseolus vulgaris ZA

" Phaseolus coccineus ZA

" Phaseolus acutifolius ZA

---------- Fabaceae ZA

Árboles cultivados

Aguacate Persea americana ZA, HUE

---------- Lauraceae HUE

Coyol Acrocomia mexicana HUE

Zapote Pouteria sapota HUE

Guayaba Psidium guayava HUE

Frutos silvestres

Tuna Opuntia sp. ZA, HUE

Xoxogo Vitis tilifolia HUE

------- Sapotaceae HUE

Bellota Quercus sp. PE

------- Juglandaceae afín PE

Otras plantas

-------- Trianthema sp. BS

Achiote afi n Bixa orellana ZA

Tres lomos Cupania glabra ACA

---------- Convolvulaceae SEL

Tubérculos ---------- BS

Datos de las excavaciones llevadas a cabo en los sitios arqueológicos de La Joya y Bezuapan, ubica-dos al sureste del volcán San Martín Tuxtla, en las inmediaciones del lago de Catemaco en el Perio-do Formativo. HÁBITAT: Zonas agrícolas (ZA), Áreas abiertas-pastizal (PAS), Huerto (HUE), Acahual (ACA), Selva (SEL), Borde de selva (BS), Bosque mesófi lo (BM), Pino-encino (PE), Manglar y ripario (MR).

Page 237: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 237

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ÍA 7.

17FO

TOGR

AFÍA

7.18

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ÍA 7.

19

Page 238: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental238

Peces

Aligator gar Lepisosteus spatula AM

------ Catostomidae

------ Pimelodidae

Robalo Centropomus sp. AM

Kingfi sh Caranx sp. AD

Huachinango Lutjanus sp AM

Mojarra Cichlasoma sp AD

Anfi bios

Sapo Bufo sp. AD

Rana Rana sp. AD

Reptiles

Tortuga mexicana gigante Staurotypus triporcatus AD

Tortuga Emydidae AD

------ Trachemys stricta AD

Iguana verde Iguana iguana ARB TER

Boa Boa constrictor TER

Aves

Pato Anatidae AD

Pato Cairina moschata AD

Pato Anas sp. AD

Halcón Buteo sp. TER

------- Falconidae TER

Pavo Phasianidae TER

Pavo silvestre Meleagris gallopavo TER

------- Olinus virginianus -------

------- Sphyrapicus varius -------

Carpintero Melanerpes aurifrons AR

" M. pucheranii AR

Mamíferos

Tlacuache Didelphis sp. TER

Armadillo Dasypus novemcinctus TER

------ Soricidae -------

Ardilla Sciurus sp. ARB

Tuza Orthogeomys hispidus TER

Ratón Muridae TER

Rata Oryzomys couesi TER

Ratón Sigmodon hispidus TER

Ratón Peromyscus sp. TER

Conejo Sylvilagus sp. TER

Coyote Canis latrans cagottis TER

--------- Mustelidae TER

Mapache Procyon lotor TER

Ocelote Leopardus pardalis pardales TER

Pecari de labio Tayassuidae TER

Pecarí de collar Tayassu tajacu TER

----- Cervidae TER

Venado cola blanca Odocoileus virginianus TER

Mazate Mazama americana temama TER

Datos de las excavaciones llevadas a cabo en los sitios arqueológicos de La Joya y Bezuapan, ubicados al sureste del volcán San Martín Tuxtla, en las in-mediaciones del lago de Catemaco Periodo Formativo. HÁBITAT: Agua dulce (AD), Agua marina AM, Anfi bio (AN), Arbóreo (ARB), Terrestre (TER).

Animales consumidos con fines alimenticios

en la época prehispánica

Page 239: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 239

gunas otras especies sólo eran reco-

lectadas como las bellotas de los en-

cinos y las tunas de los nopales. Para

el cultivo aprovechaban las distintas

condiciones del solar (los huertos

que semejaban la selva o los cultivos

a los acahuales) para sembrar distin-

tas especies.

La lista de la fauna indica que una

bena parte de las especies proviene de

hábitats de agua dulce (humedales, la-

gos y ríos); pescaban tortugas y peces;

cazaban aves acuáticas. También con-

sumían peces de agua salobre y salada

provenientes de lagunas costeras o de

la costa. La fauna terrestre consiste bá-

sicamente de animales herbívoros que

acuden a los cultivos, huertos, sitios

abiertos y basureros; se trata de gran

FOTO

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ÍA 7.

20

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ÍA 7.

21FO

TOGR

AFÍA

7.23

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22

Page 240: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental240

Cultivos

Maíz Zea mays ZA

Calabaza Cucúrbita pepo ZA

Frijol Phaseolus vulgaris ZA

Tomate Lycopersicon esculentum ZA

Hierbas asociadas a los cultivos

Cebollín Allium neapolitanum ZA

Epazote Chenopodium ambrosioides ZA

Orégano Ocimun micrantum ZA

Perejil Petroselinum crispun ZA

Quelite Amaranthus hybridus ZA, ACA

Hierbabuena Mentha citrato ZA

Achiote Bixa orellana ZA

Chilpaya Capsicum frutescens ZA

Especies frutales

Coyol Scheelea liebmannii HUE

Cocuite Gliricidia sepium HUE, PAS

Naranja amateca Citrus aurantium HUE, PAS

Plátano cuadrado

u oriental Musa sapientum HUE

Plátano enano Musa nana HUE

Árboles silvestres

Abababit Poulsenia armata SEL

Acotepe Inga spuria SEL, ACA

Capulín Muntingia calabura SEL, ACA

Chinini Persea schiediana SEL, HUE

Chocho Malvaviscus arboreus ACA, HUE

Chonegui Calonyction aculeatum ACA

Cundoria Spondias purpurea ACA, SEL

Icaco Chrisobalanus icaco PAS

Ilama Anona diversifolia PAS, ACA

Jinicuil Inga sp. ACA

Jobo Spondias lutea SEL, ACA

Nanche Byrsonima crassifolia PAS

Ojoxin Brosimum alicastrum SEL

Olozapot Pouteria campechiana SEL

Pomarrosa Eugenia jambos SEL, ACA

Tapaculo Carica papaya ACA

Hierbas silvestres

Acuyo Piper umbellatum ACA

Azulillo Jacobinia spicigera ACA

Berijao Calatea insignis SEL

Camote Ipomea batatas ACA

Chochogo Calatea alouia SEL

Cundoamor Momordica charintis ACA, PAS

Moste Clerodendrum ligustrinum ACA

Pionchi Bromelia persimiles ACA, SEL

Pitahaya Cereus triscustatus ACA

Pepetaca Esperculia apetala ACA

Xoxogo Vitis tiilifolia ACA

Yuca Maniot esculenta HUE

Hábitat:

Zonas agrícolas (ZA), Áreas abiertas-pastizal (PAS), Huer-

to (HUE), Acahual (ACA), Selva (SEL), Borde de selva

(BS), Bosque mesófi lo (BM), Pino-encino (PE), Manglar

y ripario (MR).

Plantas consumidas actualmente, con fines alimenticios

Page 241: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 241

murciélagos frugívoros y estos con el

mantenimiento de la conectividad del

paisaje.

Al comparar los animales que se

consumen actualmente con aquellos

que se usaban en el Periodo Formativo,

podemos sacar algunas conclusiones:

Ahora se consumen más especies de la

selva que de los sitios abiertos y per-

turbados, lo cual refl eja una tendencia

a la cacería, más como una fuente de ri-

estas especies forman una estructura

muy parecida a la selva, esto permi-

te el cultivo de especies altas y bajo

su sombra árboles pequeños, arbustos,

hierbas y trepadoras. En sus bordes las

plantas de acahual, de costa y sabana

encuentran condiciones adecuadas. Es

una muestra de lo que pudieron haber

sido los huertos creados en los solares

desde tiempos prehispánicos. Un aná-

lisis detallado podría vincular a mu-

chas de estas especies con las aves y

número de reptiles, roedores, mapa-

ches, pecaris, venado e inclusive un

carnívoro (ocelote). Es probable que

la cacería no se realizara directamente

en la selva, tal vez sólo en las milpas

y acahuales del sistema de tumba, roza y

quema (fotografías 7.18, 7.19, 7.20, 7.21,

7.22, 7.23).

Al comparar la lista de plantas anterior

con ésta, que incluye las que se consu-

men actualmente en Los Tuxtlas, destaca

el empleo de numerosos árboles, entre

los que se incluyen especies de Laura-

ceae (aguacates) de Sapotaceae (zapotes) y

otras especies de árboles de la selva; de

los acahuales se usa la guayaba, las cirue-

las y los frutos de los árboles de la sabana

(nanches e icacos), todavía se aprovecha

la palma coyol. Se ha incorporado al

consumo una larga lista de frutales in-

troducidos en la Colonia, como los cí-

tricos (limones, naranjas, mandarinas y

toronjas) y las variedades de plátano. La

riqueza de hierbas indica que los aca-

huales siguen siendo una fuente de re-

cursos para la población actual.

La lista de especies que encontró

Elena Álvarez Buylla en huertos fa-

miliares de Balzapote, incluye un gran

número de árboles, provenientes de la

selva: aguacates, ciruelas, zapotes, ca-

pulín; de acahuales: anona, limoncillo,

togalapoli; de sabana: nanche, guazi-

mo. Una larga lista de frutales intro-

ducidos: limones, naranjas, tamarin-

do, níspero, plátano, coco, café. Todas

Especies silvestres

Aguacate Persea americana

Aguacatillo Persea schideana

Anona Anona cherimola

Capulín Ardisia nigropunctata

Ciruelo Spondias purpurea

Chagalapoli Ardisia aff belizencis

Escobilla Eugenia capuli

Guanábana Anona muricata

Guázimo Guazuma ulmifolia

Guayaba Psidum guajava

Limoncillo Rheedia edulis

Mamey Pouteria sapota

Nanche Byrsonima crassifolia

Papaya Carica papaya

Pistillo Chrysophyllum

mexicanum

Pomarrosa Syzygium jambos

Silling Parathesis

psychotrioides

Tengualala Salacia immpresifolia

Togalapoli Trema micrantha

Vaina Inga sp.

Zapotillo Bunchosia

lanceolada

Especies introducidas

Almendro Terminalia catapa

Café Coff ea arabica

Coco Cocos nucifera

Granada Punica granatum

Limón agrio Citrus aurantifolia

Limón grande Citrus limonia

Limón dulce Citrus limetta

Naranja Citrus sinensis

Naranja mateca Citrus aurantium

Naranja reina Citrus nobilis

Níspero Eriobotria

japonica

Platános Musa spp.

Tamarindo Tamarindos indica

Toronja Citrus maxima

Árboles de los huertos y jardines actuales de balzapote

Page 242: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental242

queza que de consumo. Se mantiene

la apetencia de especies acuáticas de

agua dulce (peces y tortugas) aunque

tal vez en menor diversidad que antes.

Es interesante constatar el gran núme-

ro de aves que se cazan, en la selva y

en sitios abiertos y desde luego, resalta

la cantidad de mamíferos que aún for-

man parte del consumo de la región.

Este cambio en el uso de las especies

animales, debe haber tenido un fuerte

impacto en la fauna silvestre. Podría

ser la causa de la desaparición de al-

gunos herbívoros como el anteburro o

tapir, los pecarís, venados, y de carní-

voros como el ocelote.

La pérdida de individuos y de espe-

cies animales de manera ostensible, ha

sido denominada por Rodolfo Dirzo y

colaboradores defaunación; han llama-

do la atención acerca del empobreci-

miento de especies herbívoras y se lo

han achacado a la cacería irrestricta que

se ha llevado a cabo desde la segunda

mitad del siglo xx y hasta ahora. En Los

Tuxtlas, deben haber ocurrido varios

eventos de pérdida repentina de fauna.

El primer evento, cuando desaparecie-

ron los grandes herbívoros durante el

holoceno hace un poco más de 10 000

años. El segundo evento fue a principios

del siglo xx cuando el ganado montaraz

se sacó de la selva y se encerró en po-

treros y no vagó más en la vegetación

natural y el tercer evento abarca desde

mediados del siglo xx y hasta la fecha,

Peces

Topote Pseudoxiphorphorus bimaculatus AD

Reptiles

Iguana Iguana iguana rhinolopha ARB

Tortuga Chrysemys scripta

Mamíferos

Ardilla Sciurus aureogaster ARB

Anteburro Tapirus bairdii TER

Puerco espín Coendou mexicanus TER

Conejo Sylvilagus fl oridanus TER

Conejo silvestre Sylvilagus brasiliensis TER

Jabalí o jabalín Tayassu tajacum TER

Mapache o mapachín Procyon lotor TER

Marta Protos fl avus ARB

Marín Tayassu pecari TER

Mazate Mazama americana TER

Serete Dasyprocta punctata TER

Tejón Nasau Larica TER

Tuza Heterogeumys hipidus TER

Aves

Canate Anas spp. AD

Chachalaca Ortalis vetula TER

Guajolote Meleagris gallipavo TER ARB

Loro real Amazona ochrocephala ARB

Perico Amazona albifrons ARB

Popoxcala Aramides cajanea ARB

Pichichi Dendrocygna autumalis ARB

Pico de canoa Pteroglossus torquatus ARB

Hábitat:

Agua dulce (AD), Agua marina (AM), Anfi bio (AN), Arbóreo (ARB), Terrestre

(TER).

Animales consumidos actualmente con fines alimenticios

Page 243: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 243

lo largo de toda la costa del Golfo de

México. El efecto del oleaje, combina-

do con el descenso del nivel del mar,

formó barras de arena transversales

en la boca de los ríos, en las cuales se

retuvieron los sedimentos acarreados

por los propios ríos, elevando sus bor-

des y riberas y dando lugar a lagunas

a cada lado. Pronto se establecieron

manglares alrededor de esas lagunas y

la colonización de las plantas formó

islotes interiores; esto se ve con cla-

ridad en la laguna del Ostión y en la

laguna de Sontecomapan, así como en

los pequeños embalses a lo largo de la

costa arenosa, alrededor de Santa Mar-

ta y en las lagunas y humedales en el

contorno del extremo noroeste de Los

Tuxtlas. En algunos de esos humedales

se distinguen marcas de lo que podrían

ser vestigios de antiguos canales.

La estructura del paisaje depende

de la altitud, la pendiente, la exposi-

ción hacia el mar o tierra adentro y el

tipo de vegetación que domine. En los

alrededores del volcán de San Martín

Tuxtla, el área donde hemos concen-

trado nuestra atención en este capítu-

lo, está en las tierras bajas y laderas de

las cimas volcánicas, salpicada de pe-

queños cráteres inundados se encuen-

tra muy cerca de la orilla del lago de

Catemaco y la laguna de Sontecoapan.

Es una zona de selva alta, el tipo de ve-

getación más extenso en la sierra. Este

ecosistema ha sido la base de la subsis-

ocasionada por la cacería no controlada

con fi nes deportivos y de consumo.

Visión del paisaje actual

El paisaje se construye a través del tiem-

po. Cada uno de sus componentes y la

interrelación entre ellos corresponden

a un evento natural, ocurrido en algún

momento de la existencia de la sierra;

al devenir de un proceso de formación

de suelo, de erosión; a la manera de usar

el suelo y aprovechar los recursos na-

turales. Por lo tanto, el paisaje debe ser

interpretado históricamente y planeado

con base en su estructura y dinámica.

Los eventos más destacados han sido

de naturaleza volcánica y climática. Los

procesos que han modelado el paisaje

de Los Tuxtlas, incluyen los cambios en

la composición y distribución de los ti-

pos de vegetación, de la selva en espe-

cial, el intemperismo físico y químico y

la erosión que redujo los depósitos vol-

cánicos. La manera de uso del suelo ha

cambiado la cobertura forestal, la fertili-

dad del suelo, la resiliencia de los ecosis-

temas y la conectividad del paisaje.

Los depósitos ígneos han sido aca-

rreados y acumulados en las laderas de

pendientes ligeras de las cimas volcá-

nicas. En las partes bajas de la costa la

arena acumulada y la formación de

barras limitó el drenaje y se formaron

lagunas y humedales costeros, como

ocurre con este tipo de embalses a

tencia de la población desde hace casi

5 000 años. Sus procesos de regenera-

ción y conectividad determinaron la

forma de uso del suelo y la intensidad

y extensión de la deforestación.

En este paisaje de selva, la vegetación

original ha sido reducida a fragmentos

(5% de su cobertura original). La to-

pografía y la elevación del terreno ha

infl uido el patrón de fragmentación,

las zonas con pendientes pronunciadas

(>15o) tienen remanentes forestales,

mientras que en las zonas planas (<5o)

los fragmentos de selva son escasos y pe-

queños, muy separados o dispersos y no-

toriamente perturbados. A medida que

se asciende los fragmentos remanentes

de selva son cada vez más grandes, están

menos aislados y mejor conservados.

El resto de la superfi cie del área (74%)

son potreros, cultivos y asentamientos

urbanos; a pesar de ello aún podemos

encontrar en el paisaje todas las especies

que forman parte de la selva. Los potre-

ros pueden estar desprovistos de arbola-

do o pueden estar arbolados; estos últi-

mos ocupan 32% de la superfi cie, (85%

arbolada con especies nativas y 15% con

especies no nativas). La presencia de ár-

boles en los potreros, así como el mo-

saico de milpas y acahuales, típico de la

agricultura tradicional indígena, favore-

cen la presencia de la fauna nativa, entre

estos animales se cuentan dispersores de

semillas y de polen de plantas leñosas

(fotografía 7.39). Una buena parte del

Page 244: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental244

Page 245: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 245

las condiciones del suelo (fertilidad y

estructura) y la disponibilidad de es-

pecies de plantas y animales.

Cada componente del paisaje actual

de Los Tuxtlas es fl orísticamente rico y

estructuralmente complejo, inclusive el

potrero no arbolado (donde el estrato

herbáceo es dominante) tiene una alta

riqueza de plantas, aunque casi la tota-

lidad de sus especies son de etapas de

sucesión secundaria muy tempranas.

Los potreros no están completamente

desprovistos de árboles, por el contrario

están profusa y notoriamente arbola-

dos. Esparcidos en las zonas abiertas en-

contramos abundantes árboles aislados,

conspicuos en el paisaje. Al cortar la sel-

va para hacer un cultivo o un potrero, es

común dejar al interior de los predios,

en pie algunos de los árboles más altos.

Estos árboles dan sombra, proporcionan

leña o madera, son comestibles, o sim-

paisaje está ocupado por cultivos de alto

valor comercial: caña de azúcar, tabaco,

chile, pepino, sandía, y piña, en los cua-

les prácticamente no hay vestigios de la

fl ora original (fotografía 7.38).

La selva tiene capacidad para rege-

nerarse cuando cesa la perturbación y

el sitio queda abandonado y en reposo.

Esto explica que el mosaico del paisaje

esté compuesto por vegetación natu-

ral, potreros, cultivos y acahuales (sitios

en proceso de recuperación o regene-

ración, con vegetación secundaria).

El tamaño o extensión de cada com-

ponente del paisaje, su distribución y

permanencia depende de la extensión

e intensidad de la perturbación, del

periodo de reposo o abandono y de la

velocidad con que se regenera. La ca-

pacidad de regeneración es un proce-

so crítico que determina la estructura

y la dinámica del paisaje; depende de

FOTO

GRAF

ÍA 7.

39

FOTO

GRAF

ÍA 7.

38

Page 246: Los Tuxtlas. Tierra mítica

la historia ambiental246

plemente se dejaron por la difi cultad de

cortarlos, debido a su dureza o tamaño.

La vegetación de estos potreros (bajo

pastoreo de bovinos), cambia al acer-

carnos a la sombra de los árboles; bajo

la sombra de su copa, hay una notable

riqueza de especies y familias, poco más

de la mitad de las especies detectadas

bajo estos árboles son especies de la sel-

va.

Entre los componentes del paisaje,

podemos identifi car alguno que tie-

ne su origen en el manejo del paisaje

prehispánico; por ejemplo, los árboles

en pie, remanentes del cultivo de ár-

boles en huertos y en campos de maíz

y frijol y de aquellos dejados en pie en

las parcelas de la selva, con fi nes de re-

colección de frutos, de marcado de si-

tios y de acelerador de la regeneración

de la selva en sitios abandonados; y la

vegetación riparia que servía como

lindero y para conservar los cursos de

agua. Estos componentes están vincu-

lados al proceso de conectividad; los

árboles posibilitando el movimiento

de aves y murciélagos, que diseminan

frutos y semillas de un componen-

te a otro del paisaje, manteniendo la

biodiversidad local. Al proceso de re-

generación, acumulando plantas y se-

millas bajo su copa, que garanticen y

aceleren la sucesión secundaria en los

campos abandonados. Estos procesos

son básicos para el manejo del paisaje

(fotografía 7.40).

Page 247: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 247

Un componente de origen colo-

nial es el potrero de grama (pastos

nativos), se trata de un conjunto for-

mado por gran cantidad de especies

de gramíneas y leguminosas herbá-

ceas, muy productivo y sustentable,

que fue propiciado por la presencia

del ganado bovino introducido en el

siglo xvi, es una etapa temprana de la

sucesión secundaria, mantenida por

el ramoneo de las vacas.

En el paisaje actual, la preeminen-

cia de pequeños claros en la selva y

de sitios dejados en reposo (acahuales)

ha sido sustituida por grandes exten-

siones de cultivo de una sola especie,

permanentes, o de larga duración. La

recuperación de la fertilidad del suelo

se hace de manera artifi cial añadiendo

productos químicos y manipulando la

estructura física del suelo y la sucesión

secundaria se maneja con herbicidas

y mediante maquinaria de corte. Esto

aísla los fragmentos, reduce la conec-

tividad y la capacidad de regeneración

natural, poniendo en riesgo a la biodi-

versidad regional.

En el siguiente capítulo analizo la

estructura del paisaje actual con el

fi n de proponer algunas medidas que

contribuyen a mantener la riqueza

de especies que hay en la región ante

la creciente deforestación y pertur-

bación ocasionada por la ganadería

extensiva y los cultivos intensivos.

FOTO

GRAF

ÍA 7.

40

Page 248: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 249: Los Tuxtlas. Tierra mítica

249

VII. El futuro de la reg ión

La protección y conservación de la riqueza biológica de Los Tuxtlas, de sus plantas

y animales, de sus ecosistemas y paisajes, se ha llevado a cabo a través del Decreto de

Áreas Naturales Protegidas, esto ha sido descrito detalladamente por Javier Laborde.

La singularidad e importancia biológica de la sierra de Los Tuxtlas han sido reconocidas des-

de hace mucho tiempo. En 1937 el gobierno mexicano decretó a la cuenca hidrográfi ca del

lago de Catemaco (fotografía 8.1) como Zona Protectora Forestal Vedada, con una extensión

de 26 mil hectáreas. Fue un documento mal redactado que limitó la zona protegida de manera

ambigua. En 1979 se decretó al volcán San Martín Tuxtla como Zona Protectora Forestal y

de Refugio Faunístico, a partir de la cota altitudinal de 1 000 msnm hasta la cima, abarcando

una superfi cie de 5 630 ha (fotografía 8.2). En 1980 se decretó a la sierra de Santa Marta y

al volcán San Martín Pajapan, como Zona de Protección Forestal y Refugio de la Fauna Sil-

vestre, misma que fue reclasifi cada en 1988 como Reserva Especial de la Biosfera (fotografía

8.3) con una extensión de 82 800 ha (una porción de la cual se sobrepone con el decreto de

la cuenca de Catemaco).

La comunidad científi ca ha participado activamente en los esfuerzos de conservación de Los

Tuxtlas. Destaca el Instituto de Biología de la UNAM, que protegió en 1966 una extensión de

700 hectáreas creando la Estación de Biología Tropical de Los Tuxtlas. El Instituto Nacional

de Investigaciones sobre Recursos Bióticos (INIREB) promovió los decretos de Protección y

Conservación del volcán San Martín Tuxtla y Sierra de Santa Marta de 1979 y 1980 citados

antes. En 1989 la Universidad Veracruzana creó en Pipiapan al norte del lago de Catemaco

una reserva de 220 hectáreas destinada a la investigación biológica. El Instituto de Ecología,

A.C. contribuyó a la creación y decreto de la Reserva de Biosfera de Los Tuxtlas en 1998, que

fue incorporada en 2006 a la Red Mundial de Reservas de Biosfera de la UNESCO.

Cabe señalar que la Estación de Biología Tropical de Los Tuxtlas del Instituto de Biología de

la UNAM ha sido por años el centro de trabajo de investigadores mexicanos y extranjeros que

han realizado estudios sobre diferentes aspectos biológicos y ecológicos de la selva húmeda

con fi nes de conservación. Sus resultados han contribuido signifi cativamente al entendimiento

de la ecología de la selva tropical de México. De hecho, por la calidad y continuidad de las

investigaciones realizadas, la Estación es reconocida como uno de los sitios de selva húmeda

neotropical mejor conocidos en América, junto con Barro Colorado, en Panamá, La Selva, en

Costa Rica, San Carlos Río Negro, en Venezuela y Río Piedras, en Puerto Rico. FOTO

GRAF

ÍA 8.

1

Page 250: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el futuro de la reg ión250

El Instituto de Ecología, A.C. y el

Proyecto Sierra de Santa Marta, A.C.

colaboraron con el Instituto Nacional

de Ecología de la Secretaría de Me-

dio Ambiente, Recursos Naturales y

Pesca (Semarnap), para elaborar las

Bases Ecológicas y Socioeconómicas

para el Ordenamiento Territorial de

la Región de Los Tuxtlas que resultó

una síntesis de investigaciones y resul-

tados tanto por el Instituto de Ecolo-

gía, A.C. (1994; 1998; 1999) y el Pro-

yecto Sierra de Santa Marta, durante

más de 10 años en la zona. Con estas

bases, y otros estudios realizados en la

región, las dos instancias mencionadas

FOTO

GRAF

ÍA 8.

2FO

TOGR

AFÍA

8.3

Page 251: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 251

te decreto derogó a los tres anteriores y

estipuló un marco jurídico preciso en la

Ley General del Equilibrio Ecológico y

Protección al Ambiente (LGEEPA). La

región de Los Tuxtlas es reconocida por

la Comisión Nacional para el Conoci-

miento y Uso de la Biodiversidad (Co-

nabio) como una de las zonas priorita-

rias en México para la conservación, y

la Reserva de Biosfera Los Tuxtlas for-

Nº 16) el decreto presidencial que esta-

blece la Reserva de Biosfera Los Tuxtlas,

con una extensión de 155 122 hectá-

reas, divididas en 125 403 ha de zona

de amortiguamiento que envuelve a las

tres zonas núcleo de la reserva: 1) zona

núcleo volcán San Martín Tuxtla, con 9

805 ha; 2) zona núcleo sierra de Santa

Marta, con 18 031 ha y 3) zona núcleo

San Martín Pajapan, con 1 883 ha. Es-

y el Instituto Nacional de Ecología,

presentaron una propuesta conjunta

de creación de la Reserva de Biosfera

Los Tuxtlas, a la Semarnap, al Gobier-

no del Estado de Veracruz y a la Presi-

dencia de la República.

La Reserva de Biosfera Los Tuxtlas. En no-

viembre de 1998 se publicó en el Diario

Ofi cial de la Federación (Tomo DXLII,

Angel R.Cabada

Catemaco

Sontecomapan

Lerdo deTejada

Mecayapan

Huazuntlan

TatahuicapanPajapan

San AndrésTuxtla

SantiagoTuxtla

Soteapan

¬«3

¬«2

¬«1 ¬«4

94°30'W94°40'W94°50'W95°W95°10'W95°20'W95°30'W

18°4

0'N

18°3

0'N

18°2

0'N

18°1

0'N

246000 266000 286000 306000 326000

2000

000

2020

000

2040

000

2060

000

La Reserva de Biosfera

0 4 8 12 16 20km

Golfode

México

Golfode

México

1. Zona núcleo San Martín Tuxtla2. Zona núcleo Santa Marta3. Zona núcleo San Martín Pajapan4. Zona de Amortiguamiento

Edición: Rosario Landgrave

Page 252: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el futuro de la reg ión252

posible y afectando al mínimo posi-

ble de pobladores. En algunos casos,

extensiones forestales conectadas con

el resto de la zona núcleo se dejaron

por fuera de la poligonal, debido a que

dichos terrenos son parte de algún eji-

do o comunidad que ha mantenido la

cobertura forestal durante varios años

y se opusieron a que sus terrenos for-

maran parte de la zona núcleo.

En la zona núcleo del volcán San

Martín Tuxtla, 88% de la propiedad

Casi toda la superfi cie de las zonas

núcleo corresponde a terrenos con

pendientes abruptas no aptos para la

agricultura, donde la densidad de po-

blación humana es muy baja; ahí se

encuentran las cabeceras o nacimien-

tos de la mayoría de los numerosos

ríos permanentes de la sierra de Los

Tuxtlas, lo cual es clave para mantener

la hidrología de la región. El trazado

de la poligonal se hizo tratando de

proteger la mayor superfi cie forestal

ma parte del Sistema Nacional de Áreas

Naturales Protegidas (Sinap).

Las 30 000 ha de las tres zonas nú-

cleo son los sitios con la vegetación

mejor conservada en la sierra. El área

núcleo equivale a 19.2% de la superfi -

cie decretada como reserva y al 9% del

territorio total de la sierra. Las zonas

núcleo se encuentran en las cimas de

los tres principales volcanes de la re-

gión: San Martín Tuxtla, Santa Marta

y San Martín Pajapan (fotografía 8.4).

FOTO

GRAF

ÍA 8.

4

Page 253: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 253

taría del Medio Ambiente y Recursos

Naturales (Semarnat). Esta zona rodea

a la reserva de biosfera, e incluye po-

cos y pequeños remanentes de selva

relativamente bien conservada. Ahí se

localizan las zonas más productivas de-

dicadas a cultivos como caña de azúcar,

tabaco, hortalizas, etc., y los ranchos

ganaderos con manejo intensivo. En

esta zona la densidad poblacional hu-

mana alcanza el máximo para la sierra

y se ubican las cabeceras municipales

de los 8 municipios de Los Tuxtlas.

pos de cultivo, no sólo propicia el

movimiento de animales, semillas y

polen entre fragmentos de selva, sino

que además mantiene la resiliencia

del paisaje, es decir la capacidad de

regeneración de la selva.

El resto de la superfi cie de la sierra

(cerca de 175 mil ha), es la zona de in-

fl uencia de la reserva, es crucial que se

concluya el ordenamiento ecológico

del territorio que regulará los usos del

suelo, el cual elabora el Instituto Na-

cional de Ecología (INE) de la Secre-

de la tierra es ejidal, 6.5% pertenece

a la UNAM y el resto es privado. En

el volcán Santa Marta, 57% es ejidal

y 43% corresponde a propiedades pri-

vadas; mientras que en el San Martín

Pajapan 100% es ejidal.

La zona de amortiguamiento rodea

a las tres zonas núcleo y llega hasta la

costa. Incluye la laguna de Sontecoma-

pan, y los lagos volcánicos del norte

del volcán San Martín Tuxtla, así como

las costas norte y este del lago de Cate-

maco. En ella se encuentran remanen-

tes forestales dispersos de manglar, en-

cinar y principalmente de selva alta y

mediana perennifolia, localizados sobre

laderas abruptas o la cima de pequeños

conos volcánicos. Estos fragmentos son

importantes para la conexión biológica

de las zonas núcleo y su presencia ami-

nora los efectos de la fragmentación.

En la zona de amortiguamiento,

62% de la superfi cie es ejidal, 23%

corresponde a colonias agrícolas y

15% a propiedades privadas. En la

zona de amortiguamiento hay ex-

tensos potreros y numerosos campos

de cultivo. En paralelo, deberán di-

señarse e implementarse estrategias

de manejo agropecuario que favo-

rezcan la conectividad del paisaje; en

particular tendrá que favorecerse la

presencia de árboles de especies na-

tivas del dosel de la selva al interior

de los campos ganaderos y agrícolas.

Este arbolado en los potreros y cam-

Zonas de la reserva de biosfera. Superficie total,

número de poblados y habitantes (inegi, 2005)

y superficie de los tipos de vegetación principales

Área

(ha)

Pobl

ados

(20

05)

Habi

tant

es

(20

05)

Selva

húm

eda

Bosq

ueMe

sófi l

o

Otro

s(N

atur

al)

Zona Núcleo

S.M. Tuxtla 9 805 4 136 3 953 4 603 0

Santa Marta 18 031 4 467 11 605 4 827 45

S.Martín. Pajapan 1 883 0 0 1 384 140 0

Subtotal Z. Núcleo 29 720 8 603 16 941 9 569 45

Zona Amortiguamiento 125 401 363 27 075 23 956 2 208 3 046

TOTAL 155 121 371 27 678 40 897 11 777 3 091

*Estacionalmente se agrega un número variable de cañeros y cortadores de chile en la zona de amortiguamiento. El número de poblados y habitantes corresponde al ofi cial registrado en el conteo de población y vivienda de INEGI de 2005. Sin embargo, en las zonas núcleo se registran 5 caseríos sin información censal, por lo que podría haber hasta 343 habitantes en ellas (310 en Santa Marta). Mientras que en la zona de amortiguamiento hay 239 caseríos sin información censal lo que agregaría hasta 3 585 habitantes más. De tal manera que en lugar de los 27 434 habitantes registrados dentro de la reserva podría haber hasta 30 822. Lo anterior, considerando que hay 15 habitantes en cada caserío sin información censal.

Page 254: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el futuro de la reg ión254

los más grandes retos ecológicos de la

nación; es claro que otras regiones con

menor densidad poblacional y menos

accesibles, tales como la selva Lacan-

dona y la selva de Los Chimalapas,

actualmente son más extensas y están

mejor conservadas que la de Los Tux-

tlas, y su protección y conservación

son cruciales para el país. No obstante,

en dos o tres décadas más incluso es-

tos remanentes de selva relativamente

extensos van a ser deforestados si no

tenemos éxito en la conservación de

paisajes que ya han sido transformados,

pero que todavía contienen la mayor

parte de su biodiversidad original, ta-

les como el caso de Los Tuxtlas.

La sierra y su reserva de biosfera son

actualmente el escenario ideal para im-

plementar y probar distintas alternati-

vas de uso y manejo de recursos natu-

rales en una zona del trópico húmedo

mexicano con alta densidad poblacio-

nal y avanzado grado de fragmenta-

ción. Es por ello que consideramos

que la conservación a largo plazo de

uno de los patrimonios naturales más

valiosos y estratégicos del país, es decir,

nuestras selvas húmedas, dependerá en

gran medida de lo que logremos hacer

en el corto y mediano plazo en las zo-

nas núcleo, de amortiguamiento y de

infl uencia de la Reserva de Biosfera

Los Tuxtlas.

El decreto de reserva de biosfera jun-

to con su plan de manejo son las mejo-

res herramientas con las que contamos

para armonizar y concretar los diferen-

tes esfuerzos de conservación de la bio-

diversidad en la región; de hecho, son los

instrumentos idóneos para involucrar

y coordinar los esfuerzos de todos los

sectores de la sociedad, principalmente

de las autoridades y habitantes locales.

Es importante además, señalar que (en

particular en la sierra de Los Tuxtlas y

en general en varias partes del territorio

nacional), las áreas naturales mejor con-

servadas son aquellas en las que existe

una activa participación de instituciones

nacionales e internacionales interesadas

en la conservación y uso sustentable de

los recursos naturales.

Es claro que la futura conservación

de la riqueza biológica de Los Tuxtlas

solamente podrá lograrse si se man-

tienen las zonas núcleo de la reserva

como tales, y se logran modifi car las

prácticas agropecuarias actuales den-

tro de la zona de amortiguamiento; sin

embargo, para que la reserva cumpla

cabalmente con su propósito, es tam-

bién fundamental estimular y garanti-

zar la continua participación de insti-

tuciones de investigación y de organi-

zaciones sin fi nes de lucro, interesadas

en la conservación de la fauna y fl ora

nativa en la región.

Salvaguardar las selvas húmedas

mexicanas es, sin lugar a dudas, uno de

En conclusión, el trazo de la poligo-

nal de la reserva de biosfera y su zonifi -

cación son importantes para la conser-

vación biológica; es decir, la protección

y mantenimiento de la cobertura fores-

tal en las tres zonas núcleo representan

la máxima prioridad y única garantía

de que la conservación de la diversidad

biológica de la sierra tenga éxito. Para

lograrlo, es indispensable que se asegu-

re el mantenimiento de los fragmentos

forestales presentes en la zona de amor-

tiguamiento sin detener la explotación

agropecuaria en ella, para lo cual será

indispensable modifi car las prácticas

agropecuarias actuales adecuándolas

a la conectividad del paisaje. Además,

como ya ha sido señalado en repetidas

ocasiones por numerosos investigado-

res, la conservación biológica solamen-

te será exitosa si se logra involucrar ac-

tivamente y benefi ciar al mismo tiem-

po, a los habitantes de los alrededores

del área protegida. En particular, en Los

Tuxtlas es fundamental diseñar e im-

pulsar en la zona de amortiguamiento,

hábitos de manejo alternativo y uso de

los recursos que sean económicamente

redituables para los campesinos y ga-

naderos, pero que a su vez mejoren las

posibilidades de persistencia de la gran

mayoría de las especies de la fl ora y

fauna nativas, lo cual, como ya se men-

cionó con anterioridad solamente será

posible si se favorece e incrementa la

conectividad del paisaje fragmentado.

Page 255: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 255

Desarrollo a largo plazo

El paisaje de Los Tuxtlas podría tener

dos escenarios extremos: el primero de

ellos constituye un conjunto de elemen-

tos desintegrado, dominado por exten-

sos pastizales desprovistos de árboles. En

este escenario, las poblaciones sobrevi-

vientes a la tala quedarían confi nadas y

restringidas al interior de los fragmen-

tos, totalmente aisladas de los individuos

sobrevivientes en otros fragmentos. Da-

da la severa fragmentación actual de Los

Tuxtlas, la situación anterior ocasionará

a largo plazo la extinción local de un

gran número de especies y por lo tan-

to una grave disminución de la biodi-

versidad. El segundo escenario consiste

en un conjunto de fragmentos de selva,

potreros, campos de cultivo y acahua-

les integrados gracias a componentes de

conectividad como son árboles aislados,

corredores riparios y cercas vivas entre

otros, que contribuyan a mantener la

disponibilidad de especies de la selva, así

como la accesibilidad a los sitios. En este

paisaje interconectado, se podría llegar

a mantener a largo plazo un porcentaje

muy alto y representativo de la biodi-

versidad nativa original de Los Tuxtlas,

aún sin detener las actividades agrope-

cuarias y permitiendo la regeneración

natural de la selva. El reemplazo y el

mantenimiento del arbolado de los po-

treros no es una tarea difícil, debe haber

un control de los chapeos y aspersión FOTO

GRAF

ÍA 8.

5

Page 256: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el futuro de la reg ión256

que quedan en remanentes separados

por la fragmentación, (fotografía 8.6)

conforman una unidad demográfi ca

funcional.

En los paisajes fragmentados, la dis-

tancia que separa a los fragmentos re-

manentes de la selva se ha utilizado para

estimar su aislamiento. Entre mayor sea

la distancia que separa a dos fragmen-

tos, menor será el número de anima-

les de la fauna nativa capaz de moverse

entre ellos. Sin embargo, al considerar

únicamente esa distancia se omite la

existencia de complejas y heterogéneas

características estructurales y fl orísticas

del paisaje; en particular se ignoran to-

dos aquellos elementos arbóreos que

hemos descrito y que están fuera de los

fragmentos de selva, mismos que son

de herbicidas que se realizan bajo su

copa y excluir de ahí por periodos re-

lativamente cortos al ganado. La rica y

diversa vegetación arbórea que se rege-

nera bajo estas condiciones permite se-

leccionar especies de selva para sustituir

al árbol remanente del dosel original.

Para el mantenimiento de la biodi-

versidad nativa de Los Tuxtlas es indis-

pensable la conservación de los frag-

mentos de selva más extensos que aún

quedan en la región, y para ello, dete-

ner la tala es crucial. En este sentido, el

decreto de la Reserva de Biosfera de

Los Tuxtlas es muy alentador.

Manejo de la biodiversidad

La conectividad del paisaje es un con-

cepto que en su acepción más simple

se puede defi nir como lo contrario al

aislamiento de los elementos que lo

conforman. Este concepto tiene un

componente estructural que se refi ere

a la cantidad de contactos físicos, por

ejemplo, entre remanentes de selva, así

como a la magnitud de las distancias

que los separan (fotografía 8.5). La co-

nectividad incluye además el aspecto

funcional de las conexiones, lo cual se

refi ere a la frecuencia e intensidad del

fl ujo de organismos, nutrimentos, ma-

teria o energía entre los elementos del

paisaje. En el caso de paisajes forestales

fragmentados, dicha conectividad de-

termina en que medida los individuos

parte integral del paisaje actual (foto-

grafía 8.7). En este paisaje, los fragmen-

tos remanentes de selva difícilmente

pueden ser considerados como “islas

de selva” inmersas en un “mar de pas-

tos”, debido principalmente a que los

numerosos y heterogéneos elementos

arbóreos que encontramos en los po-

treros y otras áreas abiertas al cultivo,

ofrecen sitio de refugio temporal, des-

canso o incluso alimentación a la fauna

nativa de la selva que sale de los frag-

mentos (fotografía 8.8).

Los árboles aislados, corredores ripa-

rios y cercas vivas ocupan un área mí-

nima de las zonas abiertas al pastoreo

y cultivo. En Los Tuxtlas, la suma de la

cobertura arbórea de todos estos ele-

mentos arbóreos es menor a 10% de la

FOTO

GRAF

ÍA 8.

6

Page 257: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 257

extensión que ocupan las zonas conver-

tidas en potreros y campos agrícolas. Lo

anterior explica porqué dichos elemen-

tos arbóreos son ignorados sistemática-

mente al analizar e interpretar imágenes

de satélite y fotografías aéreas, ya que la

mínima superfi cie que ocupan los hace

insignifi cantes. Sin embargo, la impor-

tancia de los árboles aislados y de los

que se encuentran en potreros y campos

agrícolas no radica en la superfi cie que

ocupan, sino en su papel como elemen-

tos conectores que reducen la “distan-

cia-esfuerzo” requerida por los animales

para cruzar las zonas abiertas al mover- FOTO

GRAF

ÍA 8.

8

FOTO

GRAF

ÍA 8.

7

Page 258: Los Tuxtlas. Tierra mítica

el futuro de la reg ión258

se entre fragmentos (fotografía 8.9). La

presencia de árboles de selva al interior

de los potreros convierte la distancia

que separa a los fragmentos, en peque-

ños brincos o recorridos que requieren

de menor esfuerzo. En particular, los

árboles aislados en potreros funcionan

como stepping stones al ofrecer múltiples

sitios de percha dispersos en medio de

las zonas abiertas, proveyendo de una

intrincada y dispersa red de nodos co-

nectores, frecuentemente utilizada por

especies de animales voladores.

Aunque algunos organismos de la

selva que son importantes dispersores

de semillas no utilizan los árboles de los

potreros, tales como los monos y otros

mamíferos arborícolas no voladores. La

gran mayoría de aves y murciélagos fru-

gívoros que diseminan las semillas de

los árboles que forman el dosel de la

selva, sí los usan frecuentemente, no so-

lamente como sitios de percha o relevo

temporal al cruzar los potreros, sino que

además se alimentan de sus frutos.

Algo similar debe ocurrir con los

animales voladores que polinizan las

fl ores de las especies de selva (inclu-

yendo aves y murciélagos nectarívo-

ros), en particular con los insectos, de

quienes hace falta investigar la fre-

cuencia con que utilizan los árboles

de los potreros en Los Tuxtlas.

FOTO

GRAF

ÍA 8.

9

Page 259: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 260: Los Tuxtlas. Tierra mítica
Page 261: Los Tuxtlas. Tierra mítica

261

VIII. Recapitulación

Arbolado y conservación de la biodiversidad

La conversión de la selva en potreros no se ha traducido aún en la pérdida total de la

diversidad fl orística del ecosistema original, ni tampoco se ha llegado a una situación irrever-

sible que imposibilite la regeneración de la vegetación nativa, a pesar de la severa alteración

ecológica del paisaje estudiado (fotografía 9.1). De hecho, después de casi medio siglo de ha-

berse iniciado la deforestación de la selva en la zona, así como de varias décadas de pastoreo

continuo de los potreros, éstos mantienen todavía una muy notable riqueza de especies de

plantas y un componente importante de ellas son especies de la selva original (fotografía 9.2).

Los árboles de selva que todavía encontramos al interior de los potreros y demás plantas de

selva asociados a ellos, constituyen fuentes de propágulos o semilleros idóneos que nos permi-

tirían asegurar y acelerar la restauración de la selva en los campos ganaderos si así lo deseamos

(fotografía 9.3); siempre y cuando se garantice la conservación y fl ujo de los animales, que son

FOTO

GRAF

ÍA 9.

1

FOTO

GRAF

ÍA 9.

2

Page 262: Los Tuxtlas. Tierra mítica

recapitulación262

Un aspecto que no podemos dejar

de señalar es que, bien manejados, los

árboles en los potreros tienen un gran

potencial no sólo en la conservación de

la biodiversidad nativa, sino también en

el uso y benefi cio forestal, que está sien-

do desperdiciado. Por desgracia, actual-

mente son muy pocas las especies tropi-

cales que, además del cedro (C. odorata),

son apreciadas como maderables o para

otros usos forestales (fotografía 9.5). En

los potreros fácilmente pueden crecer

diversas especies nativas pertenecientes a

las familias Meliaceae, Lauraceae y Sapo-

es fuente de leña, madera, frutos co-

mestibles y varios otros recursos (con-

dimentos, resinas, medicinas, etc.), cuya

importancia y uso para los pobladores

disminuye continuamente, situación

que sería muy importante revertir a fi n

de revalorar y garantizar la permanen-

cia de árboles al interior de los pre-

dios. En la actualidad el arbolado de los

potreros se usa primordialmente como

sombra para el ganado, protección al

cauce de los ríos y como postes vivos

para fi jar el alambre que subdivide a

los predios (fotografía 9.4).

los vectores del polen y de las semillas

de las plantas de la selva en el paisaje

fragmentado y trasformado por las ac-

tividades humanas.

La relativamente reciente deforesta-

ción de la zona (en escalas de tiempo

ecológicas) explica en parte la alta ri-

queza fl orística detectada; sin embar-

go, también son cruciales las prácticas

selectivas de tala o apertura de la selva,

así como el manejo posterior del arbo-

lado dejado en pie que han realizado

los pobladores del sitio. El arbolado de

las zonas transformadas por el hombre

FOTO

GRAF

ÍA 9.

3

Page 263: Los Tuxtlas. Tierra mítica

los tuxtlas. tierra mítica 263

taceae, entre otras, cuya madera es de

excelente calidad y podrían convertirse

en recursos importantes si la industria

maderera lo demanda. Algo similar pue-

de decirse de numerosas especies arbó-

reas comestibles (frutos principalmente)

que solamente se aprecian de manera

local pero que podrían comercializarse

en ciudades cercanas. Por último, debe

mencionarse el enorme potencial que

numerosas especies arbóreas y arbustivas

de la selva tienen como forraje para el

ganado, particularmente durante la épo-

ca de seca o estiaje, en la que los pastos

FOTO

GRAF

ÍA 9.

4

FOTO

GRAF

ÍA 9.

5

Page 264: Los Tuxtlas. Tierra mítica

recapitulación264

de largo plazo, como el que hemos lle-

vado a cabo en Los Tuxtlas, seguir los

cambios que realizan los investigadores

como producto del desarrollo del tra-

bajo y de la obtención de resultados.

Un buen ejemplo de ello es el proyecto

acerca de la Regeneración de la Selva,

que un grupo de investigadores del Ins-

tituto de Ecología, A.C., iniciamos hace

dos décadas en la sierra de Los Tuxtlas.

Nuestra fi nalidad era proponer nuevas

alternativas para la conservación de la

biodiversidad de la selva húmeda, ame-

nazada por la deforestación y la frag-

mentación. La investigación se centraba

en la selva. Buscaba en el proceso de re-

generación o cicatrización de los claros

que se abren debido a la caída o muerte

de árboles, clave para la conservación

Los estudios se hacían al interior de la

selva durante muchos años. Así podía-

mos haber trabajado indefi nidamente

(fotografía 9.6). Sin embargo, un buen

día ocurrió algo que cambió la natura-

leza del proyecto y la forma de pensar

del grupo de investigadores. La parcela

de selva donde se llevaban a cabo las in-

vestigaciones, de la noche a la mañana,

desapareció, dejando su lugar a un po-

trero. Este cambio violento y abrupto

nos enseñó que la transformación de la

selva puede ser rápida y repentina, pero

sobre todo nos mostró que hay más de

un punto de vista para conocer y en-

tenderla. La selva desde fuera, desde la

distancia, se ve muy diferente, parecería

no crecen y el ganado pierde peso; local-

mente se emplean de manera esporádica

al cocuite, cosquelite y palo mulato. Sin

lugar a dudas, el empleo del follaje de

estas especies podría perfeccionarse para,

incluso, engordar a los animales durante

el estiaje, pero además muchas especies

nativas de Leguminosae, Moraceae, etc.

podrían tener una calidad forrajera ex-

celente y su uso debe impulsarse.

Los potreros veracruzanos que con-

tendrían una riqueza fl orística tan alta

como la estudiada aquí, se circunscri-

ben a zonas o paisajes en los que la

deforestación es relativamente recien-

te y en donde todavía encontramos

remanentes o fragmentos de selva o

bosque original. Dichos fragmentos

representan el último refugio para los

animales que dispersan el polen o las

semillas de los árboles y otras plantas

de la selva, y sin ellos es prácticamente

imposible la regeneración del diverso

arbolado de los potreros. El potencial

de conservación a futuro de la poca

selva veracruzana que aún nos queda,

sería sustancialmente incrementado si

las áreas agropecuarias que la rodean,

constituyeran potreros o campos de

cultivo arbolados, en los que se imple-

menten prácticas alternativas de ma-

nejo que favorezcan la regeneración

del profuso y rico arbolado nativo, sin

detener la producción agropecuaria.

En este contexto es fascinante la evo-

lución de un programa de investigación FOTO

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recapitulación266

tratarse simplemente una cuestión de la

escala; pero en este caso, la percepción

del conjunto infl uyó en la forma de

abordar la investigación, hasta el punto

que el proyecto original de Regenera-

ción de la Selva se transformó en el de

Conservación de la Selva desde fuera

de la Selva.

El nuevo proyecto cambió de la es-

cala del territorio hasta abarcar tanto

a la selva como al potrero y la escala

temporal del estudio se prolongó hasta

casi el origen de la selva en la región.

La selva siguió siendo el punto de refe-

rencia, pero la nueva unidad de trabajo

fue el paisaje, tanto sus cambios de larga

duración como sus transformaciones de

corto plazo. Esto supone considerar a la

selva como el resultado de la adaptación

del conjunto de las especies que lo for-

man a un ambiente que ha tenido una

historia geológica y biogeográfi ca larga

y compleja, y una historia de interven-

ción humana prolongada e intensa.

En los potreros descubrimos árboles

solitarios de la selva, un vestigio dejado

por el manejo agrario de los pueblos

prehispánicos. Nos dimos cuenta de que

esos árboles atraían un gran número de

especies de aves frugívoras, un elemento

que posibilita el movimiento de las aves

y sus semillas a través del paisaje. Una

pieza clave para el manejo del paisaje y

la conservación de la selva.

Los árboles aislados: 1) mejoran la

conectividad del paisaje y 2) concen- FOTO

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7

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tran semillas en el suelo bajo su sombra,

facilitando la germinación y crecimien-

to de especies secundarias, pioneras

Son componentes fundamentales clave

para la biodiversidad y para la regenera-

ción de la selva en sitios abandonados.

Esto nos abrió perspectivas interesan-

tes: manejar la conectividad del paisaje

para conservar la biodiversidad local y

mantener el potencial de regeneración

natural. Conocer la historia ambiental

de la sierra con la fi nalidad de entender

la situación actual del paisaje. Colabo-

rar a que la selva de Los Tuxtlas sea un

recurso renovable (fotografía 9.7).

En este libro, por primera vez, pusi-

mos todo junto, tratando de dar cohe-

rencia a mucha información que hemos

generado durante años. Pretendemos

que sea el punto de partida para futuros

estudios de la ecología del paisaje y para

la construcción de la historia ambiental

de la región de Los Tuxtlas.

Pretendemos ofrecer al lector los

elementos necesarios para compren-

der la región, sus paisajes y su gente,

los problemas que enfrentan todos los

días para mejorar su vida, la lucha por

lograr que su desarrollo sirva también

para mantener la diversidad biológica

y su deseo de ser los autores de su pre-

sente y su futuro (fotografía 9.8).

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