los recursos lacustre de la cuenca de méxico durante el formativo- serra

37
das paralelamente, creando un espacio intermedio donde se colocaban ramas verticales y horizontales seguramente cubier- tas de lodo. Quizá debido a la gran cantidad de petates asocia- dos, podría inferirse que éstos eran utilizados como coberto- res de las paredes o como cortinas y puertas de acceso. Los pisos eran de lodo apisonado sobre gruesas capas de te- palcates, que seguramente servían como filtros de humedad. La gran cantidad de restos de petates y tules podrían indicar que sobre los pisos de lodo se acomodaban petates sobrepues- tos creando así un piso más confortable y menos húmedo. Las evidencias no permiten ir más allá de la especulación o la comparación lógica con viviendas campesinas actuales, por lo que a los techos se refiere. Otras evidencias arquitectónicas contemporáneas Durante el Formativo Tardío en la Cuenca de México existen escasos ejemplos de arquitectura, sin embargo el sistema cons- tructivo de todos ellos es el mismo. Entre los sitios con arquitectura monumental más impor- tantes están Tlapacoya, Cuicuilco, Temexco y entre los sitios con evidencias de arquitectura doméstica se localizan El Tepal- cate, Chimalhuacan, Loma Terremote, Culhuacan, Ticoman, Zacatenco, El Arbolillo, entre otros. Aun cuando la comparación es válida, debemos tomar en cuenta que las características lacustres de Terremote-Tlalten- co causan ciertas diferencias constructivas en relación a otros asentamientos ribereños y a pie de monte. Sin embargo, exis- ten elementos que coinciden, como son los materiales de cons- trucción, la forma, la distribución y el tamaño. La plataforma de piedra localizada en Terremote puede compararse con construcciones de Cuicuilco, Tlapacoya o Te- mexco, manteniendo cierta reserva en cuanto a dimensiones y monumentalidad. Pero volviendo a la clasificación que dieron Parsons y San- ders (Sanders, 1979) de que Terremote-Tlaltenco era un cen- tro regional, vemos que la distinción la daba esta plataforma de piedra del Montículo 1. 108 I Capítulo IV EL MODO DE VIDA LACUSTRE EN TERREMOTE-TLALTENCO. EVIDENCIAS ARQUEOLOGICAS y ETNOGRAFICAS Modo de vida en Terremote-Tlaltenco Si tratamos de explicar o entender el modo de vida, a través de las evidencias arqueológicas en un asentamiento como Te- rremote-Tlaltenco, debemos partir del tamaño, que según los cálculos realizados tanto por W. Sanders en 1976, como por mí, podemos considerar una población aproximada de 5 indi- viduos por unidad habitacional; como hemos mencionado existen quince montículos, en donde pueden ubicarse aproxi- madamente dos unidades habitacionales, lo que da un total en 1980 de aproximadamente 30 casas y una población de 150 habitantes. Todo esto debe tomarse con la mayor precaución, así es que suponemos la presencia de 150 Ó 200 habitantes; en una comunidad pequeña, asentada en las orillas del lago y aprovechando los recursos lacustres que se tienen a la mano. Debemos partir también de que se trata de una aldea autosu- ficiente que prouce lo que consume Yconsume lo que produ- ce. Al hablar de comunidad, el intercambio se da en el interior de la aldea, pero también como hemos mencionado, al exterior. En el sistema del sur de la Cuenca de México, este asenta- miento comparte territorio, y recursos con otros asentamien- tos, que seguramente implicó relaciones de intercambio, de parentesco y de alianza. I 109

Upload: aelphraed

Post on 05-Dec-2015

31 views

Category:

Documents


5 download

DESCRIPTION

Arqueología Cuenca de México preclásico formativo

TRANSCRIPT

das paralelamente, creando un espacio intermedio donde secolocaban ramas verticales y horizontales seguramente cubier-tas de lodo. Quizá debido a la gran cantidad de petates asocia-dos, podría inferirse que éstos eran utilizados como coberto-res de las paredes o como cortinas y puertas de acceso.

Los pisos eran de lodo apisonado sobre gruesas capas de te-palcates, que seguramente servían como filtros de humedad.La gran cantidad de restos de petates y tules podrían indicarque sobre los pisos de lodo se acomodaban petates sobrepues-tos creando así un piso más confortable y menos húmedo.

Las evidencias no permiten ir más allá de la especulación ola comparación lógica con viviendas campesinas actuales, porlo que a los techos se refiere.

Otras evidencias arquitectónicas contemporáneas

Durante el Formativo Tardío en la Cuenca de México existenescasos ejemplos de arquitectura, sin embargo el sistema cons-tructivo de todos ellos es el mismo.

Entre los sitios con arquitectura monumental más impor-tantes están Tlapacoya, Cuicuilco, Temexco y entre los sitioscon evidencias de arquitectura doméstica se localizan El Tepal-cate, Chimalhuacan, Loma Terremote, Culhuacan, Ticoman,Zacatenco, El Arbolillo, entre otros.

Aun cuando la comparación es válida, debemos tomar encuenta que las características lacustres de Terremote-Tlalten-co causan ciertas diferencias constructivas en relación a otrosasentamientos ribereños y a pie de monte. Sin embargo, exis-ten elementos que coinciden, como son los materiales de cons-trucción, la forma, la distribución y el tamaño.

La plataforma de piedra localizada en Terremote puedecompararse con construcciones de Cuicuilco, Tlapacoya o Te-mexco, manteniendo cierta reserva en cuanto a dimensiones ymonumentalidad.

Pero volviendo a la clasificación que dieron Parsons y San-ders (Sanders, 1979) de que Terremote-Tlaltenco era un cen-tro regional, vemos que la distinción la daba esta plataformade piedra del Montículo 1.

108

I

Capítulo IV

EL MODO DE VIDA LACUSTREEN TERREMOTE-TLALTENCO.

EVIDENCIAS ARQUEOLOGICAS yETNOGRAFICAS

Modo de vida en Terremote-Tlaltenco

Si tratamos de explicar o entender el modo de vida, a travésde las evidencias arqueológicas en un asentamiento como Te-rremote-Tlaltenco, debemos partir del tamaño, que según loscálculos realizados tanto por W. Sanders en 1976, como pormí, podemos considerar una población aproximada de 5 indi-viduos por unidad habitacional; como hemos mencionadoexisten quince montículos, en donde pueden ubicarse aproxi-madamente dos unidades habitacionales, lo que da un totalen 1980 de aproximadamente 30 casas y una población de 150habitantes. Todo esto debe tomarse con la mayor precaución,así es que suponemos la presencia de 150 Ó 200 habitantes; enuna comunidad pequeña, asentada en las orillas del lago yaprovechando los recursos lacustres que se tienen a la mano.

Debemos partir también de que se trata de una aldea autosu-ficiente que prouce lo que consume Yconsume lo que produ-ce. Al hablar de comunidad, el intercambio se da en el interiorde la aldea, pero también como hemos mencionado, al exterior.

En el sistema del sur de la Cuenca de México, este asenta-miento comparte territorio, y recursos con otros asentamien-tos, que seguramente implicó relaciones de intercambio, deparentesco y de alianza.

I

109

Ahora bien, hemos enfocado la investigación en el conoci-miento de las actividades realizadas dentro de la comunidad,y por ello, partiremos entonces de evidencias arqueológicasencontradas en el asentamiento que nos ayudan a entender elmodo de vida del mismo.

Para esto tomamos como modelo lo que llama Sahlins"modo de producción doméstico", con la salvedad de quetemporalmente dentro del modelo evolutivo mesoamericano,el periodo Formativo Tardío está inmerso en una organiza-ción' social en la cual ya existen jefaturas y por ende centrosceremoniales. Así, lo que trataremos de explicar es el modelode organización social en el interior de la comunidad.

El punto de partida es la aplicación de algunos conceptoscorrelacionados con las evidencias arqueológicas identificadas.

Para Sahlins, en las sociedades primitivas el grupo domésti-co es, en general, un sistema familiar, pero el término "fami-lia" debe abarcar una variedad de formas específicas. Lasunidades domésticas de una comunidad son a veces morfoló-gicamente heterogéneas: además de las familias, incluyen otrasclases de unidades domésticas compuestas, por ejemplo, depersonas que, por su edad, pertenecen a una clase determina-da. Además, aunque no es muy frecuente, las familias puedenestar totalmente sumergidas dentro de grupos domésticos condimensiones y estructuras de linaje. Cuando la unidad domés-tica es un sistema familiar, las formas pueden variar desde nu-cleares a extendidas, y dentro de esta última categoría puedehaberlas poligámicas, matrilocales, patrilocales y una gran va-riedad de otros tipos.

Finalmente, el grupo doméstico está conformado en su in-terior por diferentes maneras y en distintos grados, tal comopuede juzgarse por las pautas de cohabitación cotidiana, dereun~'ón para las comidas y de cooperación (Sahlins, M. 1977:

-? 93). Aquí es interesante señalar que una de las evidencias ar-queo ogicas que obtuvimos en Terremote, fueron grandescazuelas y cajetes trípodes, asociadas a fogones fuera de lasunidades habitacionales entre dos de ellas; vasijas que por sugran tamaño era difícil que fueran movibles y que aparente-mente señalan la preparación de alimentos para mucha gente.Se podrían identificar en este caso como cocinas comunales;es decir, la mayoría de rasgos señalan una vida en común entodas las unidades familiares de la aldea.l

Aunque las cualidades esenciales de la producción que de-bemos considerar -predominio de la división de trabajo porsexos, producción segmentaría para el consumo, acceso autó-

110

nomo a los medios de producción, relaciones centrífugasentre las unidades productoras- parecen atravesar estas varia-ciones formales, la proposición de una modalidad domésticade producción es, sin lugar a dudas, una especie altamenteideal. Y si a pesar de todo, uno se permite hablar de una mo-dalidad doméstica de producción, es siempre y únicamenteresumiendo las muchas modalidades de este tipo de produc-ción.

No intento sugerir que la unidad doméstica sea en todoslos casos un grupo exclusivo de trabajo, ni que la producciónsea una actividad solamente familiar. Las técnicas locales exi-gen un mayor o menor grado de cooperación, de ahí que laproducción pueda estar organizada en formas sociales diversasy a veces en niveles más altos que la unidad, doméstica. Losmiembros de una familia podrían colaborar de una manera re-gular y sobre una base individual con parientes y amigos deotras casas; quizá algunos trabajos se realizaron colectivamen-te por parte de grupos, tales como los linajes o las comunida-des de vecinos (Sahlins, M. 1977:93).

De nuevo, las evidencias arqueológicas aclaran estos concep-tos; se ha dicho aquí que la especialización artesanal de Terre-mote se enfoca fundamentalmente a la producción de canastas,petates, bolsas, etcétera, hechas con tules, que es el recurso.más adecuado y a la mano. Entre las unidades habitacionalesse localizan tanto los instrumentos para la manufactura deestos bienes como la materia príma.lseguramente las unidades <t-domésticas están organizadas de tal1:orma que tanto el cortedel tule, el secado y preparación del mismo, deben hacersepor algún ~upo o!,g~do en el que se incluían varios miem-bros de otras unidades domésticas. La manufactura de losobjetos (canastas, petates, cuerdas, bolsas, redes, etcétera),pudo llevarse a cabo por cada una de las unidades domésticas

, y por varios individuos al mismo tiempo; sin embargo en don-de sí se puede detectar algún tipo de organización comunal,es en el transporte y en el intercambio de las mercancías yaterminadas. Es ahí donde tenemos la participación del grupodoméstico y de la comunidad, dentro del sistema mayor endonde ya aparecen los centros ceremoniales, como atrayentesy redistribuido res de los productos que cada una de las aldeasdel sistema producían...J

Ahora bien, debemos partir del hecho de que las unidadeshabitacionales en Terremote-Tlaltenco estaban habitadas porfamilias y que la división del trabajo estaba organizada por ellasmismas, como dice Sahlins.

111

Por su composición, la unidad doméstica llevaba a cabouna especie de pequeña economía (Fig. 22):

La combinación de elementos nucleares en algunas for-mas de familia extendida, parece presentarse como laorganización social de una complejidad económica; peroel control familiar de la producción descansa en otro as-pecto de su composición más importante que su tamaño.La familia contiene en su interior la división del trabajoque predomina en la sociedad como un todo. Una familiaes, para comenzar y como mínimo, una unión de esposoy esposa, de un hombre y una mujer adultos. Por tantodesde sus comienzos, una familia combina los dos ele-mentos sociales primordiales de la producción. La divi-sión del trabajo por sexo no es la única especializacióneconómica que conocen las sociedades primitivas, peroes la forma predominante, la que trasciende toda otra es-pecialización en el sentido de que las actividades norma-les de cualquier hombre adulto unidas a las actividadesnormales de cualquier mujer adulta, agotan prácticamen-te los trabajos habituales de la sociedad. Por tanto, elmatrimonio entre otras cosas, es el establecimiento deun grupo económico generalizado, constituido para pro-ducir lo que en un lugar determinado se entiende comosubsistencia. (Sahlins, M. 1977:94).

Arqueológicamente es difícil determinar la división del tra-bajo por sexo, en el sentido de que hay trabajos que puedenrealizar tanto los hombres como las mujeres. En el caso con-creto que nos atañe, existen una serie de actividades comoson la pesca, el corte de los tules, la construcción de los mon-tículos, y por tanto de las casas, el transporte de productos,alimentos, materias primas, etcétera, así como también lasactividades típicamente domésticas de limpieza y preparaciónde alimentos, cuidado de los niños y de los ancianos. Mu-chas de ellas naturalmente son realizadas por las mujeres,pero algunas no resulta claro quién de los sexos las reali-za. A través del estudio de los restos óseos, parte de estashipótesis se aclaran; en ellos se observa un dimorfismo sexualpoco marcado, el cual sugiere una participación sexual igua-litaria en lo que a organización del trabajo se refiere, con unparticular desarrollo del miembro superior, que quizá señaleuna mayor utilización de los brazos, que podría interpretarsecomo actividades pesqueras o de manufactura, tanto por los

112

hombres como las mujeres (Serra, M.C. y Magalí Civera,1981).

En lo que se refiere-a la tecnología, para poder hablar de laespecialización del grupo como artesano de cuerdas y petates,canastas y redes, a nivel de modo de producción doméstico,como señala una vez más Sahlins, existe una segunda correla-ción, igualmente elemental, que se produce entre la modalidaddoméstica, atomizada y en pequeña escala, y una tecnologíade dimensiones similares. El aparato básico pudo ser maneja-do por los grupos familiares, y una gran parte del mismo, pudoestar a cargo de individuos. Otras limitaciones tecnológicasresultan igualmente congruentes con la supremacía de la eco-nomía doméstica: los implementos de confección casera, esdecir, que -al igual que la mayor parte de las técnicas- sonlo suficientemep.te simples como para que estén a disposición

~ de la mayoría: Uos procesos productivos son unitarios en sumayor parte y no descompuestos por una complicada división

. del trabajo, es así que el mismo grupo interesado puede encar-garse de todo proceso, desde la extracción de la materia pri-ma hasta la fabricación del bien ya terminado (Sahlins, M.1977:95)·1

-3V tSin embargo para el periodo Formativo Tardío, aun cuan-do podamos considerar que Terremote-Tlaltenco funcionacomo una aldea autosuficiente en cuanto a su producción yconsumo, es importante hacer notar que la producción artesa-nal de una u otra manera funciona como un punto de contactoentre el sitio y los ~e~c~emoniales que forman parte delsistema político en el que esta cofniihidad se encuentra inmer-sa, por lo tanto deben de haber existido presiones para aumen-tar' el excedente de producción, en este caso la manufacturade los .bienes de in~ercambi~~e ahí,. come;>.dice Sahlins, enlas sociedades arcaicas, la presión socíopolitíca debe de pre-sentarse a menudo como la estrategia más factible del desarro-llo económico. Las personas son el lado más maleable y almismo tiempo el más importante de la relación primitivahombre-herramienta. Tomemos en cuenta, además, -diceSahlins- el testimonio etnográfico de la subexplotación: don-de los recursos no siempre son aprovechados plenamente,pero entre la producción real y la 1:0sibilidad, queda siempre

4 espacio suficiente para maniobrar.Ijll gran desafío está en laintensificación del trabajo: "hacer que la gente trabaje más oque más gente trabaje. Esto quiere decir que el destino econó-mico de la sociedad depende de sus relacíones de produ_c.ciQu,en especial) de las presiones políticas que pueden acumularse

114

sobre la economía de la unidad domésticaJ(SahlinS, M. 1977:

98). .~Esto puede aclarar la multiplicación de sitios en relación al .rpatrón de asentamiento en época Formativa Tardía; dichos si- .tios implican obviamente un crecimiento demográfico; es de1 2cir, hay presiones para intensificar la fuerza de trabajo y laproducción de excedentes.

De acuerdo con la forma de intercambio en estas comuni-dades, se puede decir que Terremote-Tlaltenco no realiza unintercambio con fines utilitarios, sino para obtener lo que senecesita. Como menciona Sahlins, las unidades domésticas delas comunidades primitivas suelen ser autosuficientes, produ-cen todo lo que necesitan y necesitan todo lo que producen,indudablemente hay intercambio. Incluso al margen de los re-galos ofrecidos y recibidos a causa de inevitables obligacionessociales, la gente puede trabajar para un comercio francamen-le utilitario, obteniendo indirectamente, de este modo, loque necesita. Sin embargo, ~l intercambio para "lo que nece-sitan" y la producción que lleva esa necesidad, está orientadohacia la supervive.ricia Y.-l!Q__hatia..laobt~nción de ganancias. 1ms esta una segunda versión de la distinción clásica y 1a másimportante, aún más que un determinado intercambio entrela relación del productor con el proceso de producción. No setrata simplemente de "producción para el consumo" sino deproducción por el valor del consumo, incluso en los actoseleintercambio Yoponiéndose a la búsqueda del valor de ínter-cambio. El modo doméstico de producción (MDP), encuentran-almente un lugar: en las categorías' heredadas de la historia«conómíca, dice Sahlins "incluso con el intercambio, pues lamodalidad doméstica es prima hermana de lo que Marx deno-minara 'simple circulación de bienes' y por consiguiente deja('('Iebrada fórmula B-D-B: la manufactura de bienes (B) paraau venta en el mercado con el objeto de obtener medios (D, <dinero) para la adquisición de otros bienes específicos (B'),'Himplecirculación'." (Sahlins, M. 1977 :99).

Claramente podemos decir que en Terremote-Tlaltenco seVIlD reflejadas estas categorías de circulación y bienes, tanto111 interior de la comunidad como al exterior de la misma. Denh í que estemos convencidos, como menciona Sahlins, de que1.1 modo de producción doméstica alberga un principio deIII1Liexcedente,ya que movida por la producción para la super-vivencia, la comunidad está dotada de esta tendencia a dete-IH'rseuna vez satisfecho su objetivo. Por lo tanto, si el "exce-111'1lLe" se define como el producto que sobrepasa las exigencias

115

de los productores, el sistema familiar no está organizadopara ello. No hay nada dentro de la estructura de la produc-ción para el consumo que la impulse a trascenderse. La socie-dad toda está construida sobre una obstinada base económicay, por consiguiente, sobre una contradicción, porque a menosque la economía doméstica sea forzada más allá de sí misma,la sociedad no sobreviviría.

_. LHabrá que profundizar más sobre la época Formativa Tardíaa la que nos estamos refiriendo, en el esquema evolutivo me-soamericano en el que se debe incluir a Terremote-Tlaltenco.La base económica que se detecta en el interior de la comuni-dad, coincide con todos los aspectos que hemos mencionado,sin embargo su posición dentro del sistema mayor del sur dela Cuenca de México, nos hace reflexionar precisamente en loque se refiere a esas presiones de las que habla Sahlins, y quese ven reflejadas en el crecimien:to demográfico y en la conse-cuente multiplicación de sitios arqueológicos, que para estaépoca tardía se localizan en la región. Las exigencias del siste-ma político imperante debieron de provenir de Cuicuilco yTlapacoya, centros de presión que exigían producción de exce-dentes a distintas comunidades; esto provocaba, obviamente,el cambio que se da en la producción y que consecuentemen-te se ve reflejado en lo que después viene a constituir el siste-ma político teotihuacanij

En Terremote-Tlaltenco, la unidad doméstica no es por logeneral propietaria exclusiva de sus recursos: tierras de culti-vo, territorio de pesca o caza; pero más allá de la pertenenciaa grupos mayores o a autoridades superiores, incluso por me-dio de esa propiedad, la unidad doméstica retiene la relaciónprimaria con los recursos productivos, dichos recursos se en-cuentran indivisos y el grupo doméstico tiene libre acceso auna parte proporcional de la tierra parcelada.l!-a familia dis-fruta el usufructo, de acuerdo con el derecho de uso, perotodos los privilegios que esto trae aparejados no son todo loque el término da a entender, pues los productos fijan día pordía cómo debe utilizarse la tierra. Y sobre ellos recae la prio-ridad de la apropiación y disposición del producto;~ederecho alguno n~grupo ni de autoridad que pueda llegar~egítiIn_apl~te a privara la unídád doméstica de su subsistan,cia. La famUia: como-miemoro del grupo o de lá comunidadpropietaria, tiene derecho a explotar, de manera directa o in-dependiente para su propia subsistencia, una porción adecua-da de los recursos sociales.

La segregación doméstica constituida en producción y pro-l16

piedad se completa con una circulación de la producción deIu unidad doméstica, que está acorde con las metas internas.Por lo regular la unidad doméstica es una unidad de consumoen este sentido, pero al final de cuentas, el sistema familiarrequiere cierta comunidad de bienes y servicios, que pongan adisposición de sus miembros lo que les resulta indispensable,de este modo,. la distribuc!Q.n trasciende la reciprocidad defunciones (Fig. 23).

Existe un enorme inconveniente en el ejemplo arqueológi-co que nos ocupa, Terremote-Tlaltenco como hemos mencio-nado anteriormente, desaparece a finales del Formativo Ter-minal, aproximadamente 100 dC, en relación al resto de losasentamientos al sur de la Cuenca; se puede decir que esto segeneraliza. La atracción de un centro como Teotihuacan y ladesaparición de Cuicuilco, nos llevan a interpretar que estascomunidades son abandonadas por falta de relación con elárea, ausencia de posibilidades de continuar con sus funcioneseconómicas de intercambio, y por lo tanto falta de presiónque permita continuar con una reproducción social adecuada.

Alimentación en Terremate-Tlaltenco

Uno de los elementos más significativos en la vida cotidianade Terremote-Tlaltenco es la alimentación y la preparación dela misma. Gracias a la cantidad de restos faunísticos y botáni-cos, podemos hacer un intento para describir el tipo de ali-mentos característicos de esta comunidad. Ahondando en loque se refiere a la explotación de los recursos lacustres, la ma-yoría de los restos de fauna indican procedencia lacustre.

En lo que se refiere a los alimentos de origen animal, lasfrecuencias importantes de aves acuáticas de la familia Anati-dae, de tortugas de las especies Kinosternon hirtipes y depeces tales como charales, peces blancos y juiles, señalan unaexplotación y dependencia importante del lago. Estos anima-les también se han localizado como mencionamos anterior-mente, en sitios contemporáneos cercanos como en Zohapil-co (Niederberger, C. 1976).

Otros animales que fueron utilizados para la alimentaciónfueron los venados, conejos y guajolotes, cuyos restos fueronmuy frecuentes en todo el asentamiento (véase Capítulo vm).

Por lo que se refiere a la alimentación de origen vegetal,una de las evidencias más significativas en Terremote-Tlalten-co fueron las asociaciones de semillas en los contextos arqueo-

~i

l17

MC'l

i,...§rz..

IIII-(icos.Básicamente los montículos 8, 9 Y 1 aportaron gran.-uutidad de información al respecto. Se tomaron muestraspllra flotación, pero también se obtuvieron evidencias muyduras en ollas y otras vasijas asociadas a hogares, pues la ma-yoría de ellas presentaban en su interior restos botánicos'·lImo frijoles y granos de maíz; muchas veces asociados a loshallazgos de fondos de canastas y otros restos textiles no iden-t lñcados, en cuanto a sus formas, se obtuvieron mazorcas Yolotes completos, así mismo algunas muestras de montonesdc' semillas de amaranto.

A continuación describiremos los hallazgos de cada uno deI'Stos montículos, así como la identificación de los restos tantode semillas como de fibras, estudio que realizó la Dra. EmilyMcClung de Tapia del Instituto de Investigaciones Antropoló-j.(icas.

En los diversos pisos de ocupación del montículo 8, se ha-llaron restos carbonizados de plantas, representados en el cua-dro 4 y que respondieron a la siguiente clasificación:

Zea Mays (Cúpulas, granos) - maíz.

Gramineae (caryopses) - de la familia herbácea.

Chenopodium sp. (semillas) - Probablemente C, nutalliae,huauhtzontli.

Amaranthus sp. (semillas).

Prunus capuli (fragmentos de cáscara de semilla - Cerezamexicana. Capulín).

Phaseolus vulgaris (cotyledos) - frijol.

Cactaceae (semillas) - Familia del cactus.

Carbón de madera

Fibras calcificadas

El maíz, frijol, amaranto, quena podio y cactus se localiza-ron en las áreas donde aparentemente había fogatas, esto su-giere que dichas plantas pudieron haber formado parte de unasubsistencia básica; a pesar de que su frecuencia en el mon-tículo es un tanto baja. Es evidente que el frijol y el maízeran productos agrícolas mientras que el cactus, amaranto yquena podio debieron de ser producto de recolección.

119

ro--~-k3 )(

.; !O-k3 - - )(

u~= <:-so (J)

~ k-toa ~,;gIG-~ 1010 ot:: )(~

.!! ~<:-~ ... ....)( )(.... N N

I ':5 !OZ-k:> -01-... U

~ ~ 01-98 ....e o -._u~; 9-v8 -+ (J)10ri. -+ ~)(o" r-es ... -ot N- N )(

-:;",~ .g OI-~8 "" .... N +!Se: - N

~:::J 'O !>. "S·0 i.. :ilc: •.'& o;" U.... U - I3 ~ .... --'" .,., ".5! o,

I ~,- Q. g ... '" ~~E ~ ~\~ .. ~.8 Ot ~~ ~~

-.:.._ • '~ & ~í :'SI~ o 1:; ¡ ~~i~ , ~ ~ ~ :q~ 'E ~ Q. 1) '"' 2 g :'SI<l

~;:;"'" .. u .,

~ 2 oE .,o c: .,~ Uo &. 8!l c:~

.. • •~ ,~

~ !? ~• '" ~ ., J ~i ~~ ~~1 ,~ , 1) ~ 1)

~ tl g~ . . " u .c:: Eo: e 14.11) \.J~ .........___

1.t~

1I

"'"o...-e"'~::J

.+I

Las semillas carbonizadas que se analizaron como el ama-ranto y el quenopodio tuvieron el tamaño promedio de lasespecies silvestres moderna de norte y Centroaméríca y hastaahora no ha sido posible esclarcer si el alto nivel freático y lossuelos aluviales es un factor determinante en el crecimientode estas especies.

McClung señala que la validez de un factor como el tamañorelativo de la semilla implica algunas dificultades, ya que estosgéneros de plantas no parecieron sufrir un cambio morfológi-co significativo como resultado del cultivo, y por lo tanto eltamaño de la semilla y su alta frecuencia pudieron ser los úni-cos indicadores potenciales de su propagación intelectual.(Serra y McClung, 1982).

La asociación de plantas aparentemente no cultivadas conel maíz y el frijol tienen una gran importancia en cuanto a laactividad de recolección inherente, a pesar de su reducido nú-mero encontrado en el Montículo 8.

Montículo 9

En el Montículo 9, localizado en la orilla oeste de la isla, re-sultó bastante difícil interpretar la distribución de las casashabitación Y las áreas de actividad. Se encontraron variasfogatas acompañadas de ollas llenas de restos de plantas, perono fue posible determinar los límites de las estructuras enparticular, ya que no se localizaron muros asociados (Cuadro5) .

Se hicieron muestras de flotación de contextos in situ y seidentificaron las siguientes plantas:

Zea mays (granos, cúpulas, fragmentos de carozo de maíz,fragmentos de tallo) - maíz.

Gramínea (caryopses) - Familia de las herbáceas.

Scirpus sp. - Junco, tule.

Chenopodium sp. (semillas) - huauhtzontli.

Amaranthus sp. (semillas).

Portulaca sp. (semillas) - verdolaga.

Prunus capuli (semillas) - Cereza mexicana, capulín.

121

Phaseolus vulgaris (coty ledons) - frijol.P. coccineus (cotyledons) - ayocote.

Cactaceae (semillas) - Familia de las cactáceas.

"Semilla oblonga".

Semillas carbonizadas no identificadas.

Fibras calcificadas (petrificadas) no identificadas.

Fragmentos de cuerda carbonizados.

Phragmites australis - fibras carbonizadas y petrificadas.

Las frecuencias para el Phaseolus vulgaris se basan en elnúmero de cotiledones presentes en una muestra de 10.gramos, pero su abundancia tiende a distorsionar las frecuen-cias de otros géneros de plantas, y es que el p. uulgaris apa-reció en grandes concentraciones en vasijas asociadas alos fogones.

Montículo 1

El Montículo 1 se localiza en el sector noreste del sitio de Te-rremote-Tlaltenco, es el más importante por las enormes can-tidades de restos de plantas, tanto carbonizadas como no car-bonizadas, que se recuperaron durante la excavación y en lasmuestras de flotación. El cuadro No. 5 muestra un resumendel material botánico de acuerdo con la capa estratigráficadentro de .cada unidad de excavación del montículo. Comopuede observarse, las frecuencias extremadamente altas corres-ponden a maíz, frijol y amaranto, la mayoría de las cualesaparecieron como contenido de cestas y, en uno de los casos,en una olla de bario. Todos estos utensilios se caracterizanpor un magnífico estado de conservación. Estos casos aisladosde muestras de alto volumen tienden a influir sobre las frEl-cuencias para los géneros de plantas de otros contextos en elmontículo, así como de otras partes del sitio.

Por otra parte, los grandes depósitos de restos de plantascarbonizados (particularmente maíz y frijol), las vasijas y ces-tas descubiertas en esta área, sugieren la posible presencia deun muelle o embarcadero donde se amarraban las canoas quetransportaban productos de y hacia tierra firme.

122

~sllllllllll·IIII·IIIIIIII~111111111IS-1Ol! -1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1-11---IL-f>ol! I~+ T'T'I I

'" -.c 1--- + I.§ J8~>t E ("4 )( ~!g aa-ax 1" : ;: = )( I: 1-- I~ :~ ~8-9r = Jf) , : ....,:: ¡1-- •

-g U-9I' ~ - • = - )()( *i 1-- "

!J.-sr 81 - .. -...1--f! aa-9r !.....,- lo" ., g '" )( Ji!.!I---- .. e~ ~g-9r ~ ... ~ !: - ~ - ." ~ ~ i& ~ •• 110-91' ~ - - ...)( l.R" -.¡¡ 1---'. - L +:::lE ~- '" I~ !!!. ..• 1--- ~g ",-gr~ • .. )( !~ 1--- i_g ~a-9I' )( i'i 1--- i~ zl-sr - '" .. ~ ~ - ,E 1--- ElID I-er _ CD... X I

~I--- ,",,¡

)(

1~"Gr ;; ~

1----- +~ 16z-"r '" It .. ... )( ~~J---" ¡~ !ea-"r: : '!: )( i

~+ ~61-~r; 2 1~ ! )( )( x

c 1---• - -~ + - 1,.81-.,r o = _ o - N - )('" - - - - ~!'l 1--- oJ I~ + - -- 1----- - ~g i ¡ r~ ';) i _ll .._ -;¡ -o~ ~Ir)" ... o v-'ª ti lo; ~ :08 g~'ª i

..c. o ti '=1 _ 'f - ., "Ct v v - le .!! •~ ~~~~gf ~~.; ~g! ~~~ . .:~o:~~-- 1ft :u. ~i~ gg;a. -- -. '-12 Q.:::,;g lo ¡Ji --::¡ o ¡ .~:.~¡_:,vf~3;t~~-!!: •

... :. 1:.:t-i..!Ett::!., .. ", ~ b:!22 ~.!..• o ! a_e'" ~~~ u~... 1:.-~ e E 0 Ir~l~gl~ .. OOoo :a'¡b-.CO·C•e: -e . I!;¡ g ~ ~ ~ ~ : : = ~ . ~ ~ c:: :: ~ ~ ~ .; o ~a:: C) CI e:'iil:E~~li::t)legb~~~'g~~'"

L__ L- ~ : : : ~ '1) \) U .. u CLr'- a.. Q. t Q:' U G ~ : .. E .... g e f

..11)

Iu

-'Ii: :._ -~ ~_ ~N

E!~~ ; N

I'-F~ )(JI: _

~.,,la xt--r~ )(

ilI--'i:) - - = - ;)(8 ~ •.~ n:x:: ¡- ", .. 2 :..."," N ~i!i-)()( )(& t--g ~ ~.::_ : xx

~ :x: ~ : :: :: -., ~ _ : "'1- ~ ¡¡ .. :: w", :!: :;: x

~I--- 1+ +!:. XI: i -..., -NCJ .- lO -N - r-W)x.g rm- I

~ GI-'" le

8 R ~=: t--.; IX ~:: - .,-:: :)( )(

~ t----~ ~ )(, = r'!l_~ f-=- I~ N

O = I

i~lllllllllll'IIIIII-IIIIIIIIIIIIIIIIII'11 ~'Ili111~ =• t----~ ~ 1 j 1111111 1 I~II 1111,1 IMI 1 IJi~ 11 1 11111 1M MM1-rl III~ ~)( ", lO) .. 111';'1111~' I 1-1.

~ ~ ~ : 111111111111111111"1111111~ g~\t ~ 1T T I I I I INI.

!~ !2 ;; =; : ~ : 1 H 1 1 1 1 1 1 I"IMI I I I I I I I I I I I It-- .. fl .. 11-e: 1-'.: ;;; po.. I t :. - I I I I• I-:;¡;:- .., I ,_.

S ~ M

~ ~ - - .-g -' 1 1:L._~ ~ •• __¡¡oo.· __~:.; ~! 8 ~!~'¡I8 =i:'! ~i: :- i....' ".:u~;.-" ~._ .~. .' ~~ .1. ~ 2 ••

i 00"'': • "i • ~I!I ~ -~ ....~~.:: ~:.~ _.!'".¡ i :0 . il !¡ ~~!~... .' .... , .. .c:; ~ - <1 ~ .,,"tI c: ~¡_.. _. ~':f;~H'i tlj~~~~· ~2 ¡IIZ n'U t<! .i .. e ... ~ ¡~!~i~~ I!: ~i~It : ~.~Ir ; 11 ~: ~ ~I~I ;

L!_ ¿_ h, "1':' ..,\;~hui! hlal~,dt !~lal~!IUd' nl!H

DI!!

J te. oM

..."Oaj

I 8¡

l..i¡!1!!3Il~I.8

I

Los principales géneros de plantas recuperadas del Montícu-lo 1, como unidad, incluyen:

Zea mays (grano, fragmentos de carozo, cúpulas,fragmentos de tallo) - maíz.

Gramineae (caryopses) - familia de las herbáceas,

Chenopodium sp. (semillas) - huauhtzontli.

Amaranthus sp. (semillas)

Persea americana (fragmentos de semillas) - aguacate.

Mollugo sp. (semilla)

Portulaca sp. (semillas) - verdolaga .

Prunus capuli (semillas) - cereza mexicana, capulin.

Phaseolus vulgaris (Cotyledons) - frijol.

P. coccineus (cotyledons) - ayocote (?).

Cactaceae (semillas) - familia de las cactáceas .

Solanaceae (semillas) - (no Capsicum sp.).

Curcubita pepo (semillas no carbonizadas, pedúnculos)- calabaza.

Carbón de madera.

Fibras carbonizadas Ypetrificadas (Gramineae, Amarylli-daceae, Cyperaceae).

"Semilla oblonga".

Puede observarse en el cuadro que varias de las altas fre-cuencias registradas para el maíz, amaranto y frijol se basanen el peso de una proporción (10 gramos) de la muestra totalproveniente de una unidad de excavación en particular. Reite-ramos que estas frecuencias, excesivamente altas no deben to-marse fuera de contexto, debido a las excelentes condicionesde conservación que permitieron su supervivencia dentro devasijas y cestas. De ninguna manera deben considerarse comoevidencia definitiva de una alimentación exclusiva a base deestos productos agrícolas.

125

~j):. t Es evidente que la agricultura no constituía la única activi-

dad importante para la subsistencia de las comunidades aso-ciadas al lago, durante dicho periodo. La evidencia arqueoló-gica que se tiene hasta el momento sugiere que la poblaciónde Terremote-Tlaltenco explotaba tres fuentes potenciales deproductos para su subsitencia: la lacustre, la agrícola y la sil-vestre.)

Aún falta analizar un gran número de semillas no identifi-cadas, especialmente la desconocida "semilla oblonga", lacual aparece frecuentemente en las unidades de excavaciónestudiadas; también está pendiente el estudio detallado de losespecímenes de maíz y frijol, así como las colecciones com-parativas completas para la identificación de carbón y maderay fibras (Cuadro 7).

Está claro que la mayor dificultad en el estudio de los res-tos botánicos es la búsqueda de un modelo que permita re-construir las actividades de subsistencia durante el Formativoy, la importancia de algunos alimentos relativos a un asenta-miento del Formativo Medio-Tard ío en la parte norte de laCuenca de México; en Loma Terremote, pero éstos son prác-ticamente inservibles para nuestro propósito, ya que el con-texto arqueológico del cual provienen (fosas de almacena-miento en forma de campana) no aparece representadoen 'I'erremote-Tlaltenco. Además, los datos fueron reporta-dos en términos de presencia-ausencia, eliminando, de estamanera, cualquier comparación que no sea superficial.

Los componentes, según McClung, que sirvieron como basede subsitencia para el Formativo en la Cuenca de México, seidentifican también de manera consistente, con los que se hanreportado para el Clásico y el Posclásico. Sin embargo, el he-cho de que existan indicadores de un gran rango de variabili-dad en el sistema de subsistencia de sitios localizados en dife-rentes contextos. ecológicos, durante el mismo periodo crono-lógico, sugiere que se requiere una base más firme para podergeneralizar acerca de la evolución y desarrollo de las econo-mías de subsistencia en estos periodos.

La asociación de grandes cantidades de materiales, or-t gánicos asociados (tales como restos de plantas silvestresJ> " y tortugas), junto con abundantes restos orgánicos de artefac-

tos (cestas, cuerdas, petates) y herramientas de procesamiento

I (~as'padoresd~ fibra), sugieren una comu.nid~d a!~amente espe-ciahzada, dedicada a la manufactura y dlstnbuclOn de produc-

I tos terminados, de origen lacustre, en el sur de la Cuenca deMéxico.

126

I ""'01 Atqueobotánlcoo onccnlrtldo. en Torremoto-Tlaltenco, Moícleo1"" género y Montlculo o pozoI U.;""O 1~1M<>1~'4-:\CIJoI~R:uk>tt1~6ut~M ~o I Po5° 1"1,..,. I:ontJlQ}.g, x-m ..... 18'

"l ••, MOji (~ 1

" · (.,,,,,,,.1 10959 1 ,. l!O99+ 46 179

· (0/0") '" 6' If. · (eUDlJlar) 29 , 26 52 + If

- · 10110 " 221 7. 1+-r ,wn Gramln.oe (t:or/ops/sJ 18 13. · ( tollo) 1

S,,(jiiit-- .p. &6. 16 6 27 12 4

"",.,u, IP.24

",libe n. te.plno J 5

¡i,../WJPOdlum "'. 223 6 4 2

,.mOfonlJt¡¡. JI). "241.82<) 4 14 136 21 "g"."o-Am. 2 12 O

*fugt) fIl 7 1 1 3

lIodiJ/aco 'D. " I

rOMo eorOOhYlonoe I

P,,'.O am,rlcono 2'P,uQu, copuJl 46 1 2f 1

Pho .. olu. ~uIQorl. te e5137 10 289 &6+ 8 +P1íiiifoh¡, coccln.u. 6 • 12

PlltJNO/u •• p. • 6 3 I

'cm, LltQumlnoto.O.tJlI. ID. 1

()¡JUI'IlIo .p, 1

fl'om, CoCfoc.OIlt 26 6 1&

CQP.laum .p. 1

PII1'oll. .p. O

$okJt'lllm &1).I

Fom. Solonoc.oe 2 1

Cllcurblla p,JJ() ' .. milla) ". (pedunculol 17 ..

Cllturbllo .p. 7"

LoOfMUlo ,tc.,orkl ( Ifo ong ... 349

~-T 6

.emIIO no 1dInII'lcodo 44+ 1+ 94 26 .. 10 •OWOI relto. no Id.nllflcado. I

modero no Identtfk:Odo (carbontl:odo) X x X X X X X

FlO"",F/clI' (corluoJ X

PltroolftltH WIIrOH.X X

Forn. GramlMOt (no carbonUOdo) X X X

( cortlOottodo) X X

no kMnflflcodo (calctfil;odl) X X X X X X....... X

no I6Intlfleodo (no corbonlzOdO) X X

Mav. 'o. X

follo (no Id.ntlflcodo) X

TUb,rculOI X X- _. _ ...._,--'--_

.. • ~iMt'.CIO IIOtGdO e" pellO de 10 ''0lII0I. X·PJ" •

Cuadro 7.

Existen datos arqueológicos adicionales que refuerzan lacreencia de que la principal actividad de subsistencia de losocupantes de Terremote durante el Formativo Tardío, se ba-saba en la explotación de la fauna y flora proveniente del lago ,como alimentación y como materia prima para la manufactu-ra de canastas, cuerdas y petates (Fig. 24).

~ A LSi bien existen cantidades significativas de plantas en losi» restos de Terremote-Tlaltenco, éste bien pudo no haber sido

un asentamiento con bases agrícolas, pues además se pudohallar especies más variadas que no se conocían en otros sitiosj

El ejemplo etnográfico

A continuación he resumido algunos de los estudios etnográ-ficos que con relación a la vida lacustre se han realizado comola pesca en Zumpango, en las lagunas del alto río Lerma, algu-nas formas de transporte para el siglo XVI en la Cuenca. Estonos da un panorama más amplio para reforzar las evidenciasarqueológicas que aquí he presentado.

No cabe duda que la conservación de costumbres alimenta-rias y de obtención de recursos desde tiempos ancestrales, habeneficiado extraordinariamente los estudios arqueológicos.

-.4LLa observación de esta conducta contemporánea de muchospueblos ha llegado a conformar una nueva disciplina; la etno-arqueología, que se encarga de investigar los aspectos de laconducta sociocultural actual desde una perspectiva arqueoló-gica. Los etnoarqueólogos, de este modo, tratan de sistemati-zar y definir las relaciones entre la conducta y la-cultura ma-terial que "frecuentemente no analizan los etnólogos ni losarqueólogos (Kramer O., 1979).)

Como método novedoso, la etnoarqueología tiene pros y1 contras en su aplicación, es decir, sobre el cómo y el porquér de su enfoque etnoarqueológico ofrece algunas dificultades,pero mientras no se extralimite la interpretación de sus resul-

I tados, el estudio del presente para entender el pasado tiene su¡ validez.~evar a cabo adecuadamente este tipo de estudio, debedefinirse primero para qué se hace el análisis etnográfico en laproblemática arqueológica. Una vez establecido el objetivo, sedeterminan los elementos que deben tomarse en cuenta.

La mayoría de los estudios realizados por la escuela nortea-mericana y la inglesa investigan los grupos actuales con modosde vida semejantes a los de la evidencia arqueológica; por

128

u::tJ)dgsaffiIt!~wJ01-z.]_¡§~!::la:da:I-W~I-

.....JO

ejemplo, para entender el modo de vida de cazadores pleisto-cénicos, Binford (1978) analizó el grupo esquimal Nunamuite identificó la conducta con evidencias materiales. Otros ar-queólogos estudian grupos de agricultores y pastores en Irán,Africa y otros lugares. No obstante, la mayoría de estos estu-dios no plantean un análisis retrospectivo arqueológico, sinoque sólo comparan dichas tareas con situaciones arqueológi-cas ajenas. En Mesoamérica donde existe una continuidad cul-tural, la perspectiva es más completa. Por lo mismo, los datose informaciones etnográficas presentan frecuentemente unagran similitud con las evidencias arqueológicas.LComo ya hemos mencionado, uno de los objetivos de esteestudio es reconstruir el modo de vida lagunero prehispánico.y de acuerdo con los lineamientos de la etnoarqueología he-mos utilizado para la reconstrucción un ejemplo actual: lacuenca alta del río Lerma, una zona que se caracteriza por unmedio lacustre rico en fauna y flora acuáticas. La zona lacus-tre del Valle de Toluca conservó su fisonomía ecológica hastahace unos 40 años, cuando fue desecada la laguna para llevaragua a la ciudad de México. Los habitantes de' esta región ex-plotaban todos los recursos viables de su medio ambiente, yaún hoy en día, aunque en forma esporádica y en menor esca-la, se practicaba la caza, pesca y recolección, esta continuidadfavorece la utilidad de las informaciones etnográficas para di-lucidar el pasado prehispánico. \

Lo importante en este tipo de estudio no es sólo observar yregistrar los datos, sino profundizar en los conocimientos re-ferentes al ciclo de obtención, al proceso culinario, etcétera.Todas estas actividades requieren una serie de datos que esca-pan al estudio arqueológico directo, ya que los arqueólogos,aunque encuentran e identifican las plantas y restos de anima-les, no pueden inferir su uso, el momento de obtención y eltipo de preparación necesaria. Este trabajo sobre el modo devida lacustre en Sta. Cruz Atizapan puede consultarse en Su-giura Y. y M.C. Serra (1983).I En la vida lacustre destacan dos aspectos primordiales quereflejan un alto grado de adaptación: la obtención de alimen-tos y la producción artesanal. El primero implica una formaespecífica de aprovechamiento de recursos esenciales de sub-sistencia, que está regulado por una serie de conocimien-tos de los ciclos estacionales, tanto de la flora como de lafauna. Los habitantes de la zona tenían una perfecta idea decómo, cuándo y dónde podía obtenerse un alimento deter-minado. j130

IIJnel segundo que trata de la especialización artesanal, losproductos manufacturados no sólo se destinaban al consumodllméstico sino al intercambio con los pueblos vecinos. De es-Iti manera, las actividades especializadas incrementaban cons-I'II'uamente la capacidad económica de la población lacustre.j

II:nla dieta de la zona lacustre tiene una importancia singu-Itu la apropiación de los recursos vegetales y animales deluu-dio ambiente. El uso de estos recursos está determinado1'"1' los comportamientos cíclicos, por los habitats y por lasII'c'nicas de obtención. Los principales productos vegetalesque crecen en diferentes partes del lago son la papa de agua o«naclol, el berro, la cabeza de negro o tzatzamol, la jara, elrresón o atlaquelite, el tule tierno y el amamalocote. A éstosJlodemos añadir las hierbas silvestres que crecen junto a lasl'Idtivadas; entre ellas el jaltomate, el xocoyol, los quelites, laí.-ngua de vaca y la paletaria.

Los recursos animales los hemos agrupado de acuerdo con"11 técnica de explotación, la pesca y la caza. La pesca incluye:peces, anfibios, crustáceos e insectos. La segunda está repre-Iltlntada por varios tipos de aves acuáticas y zancudas (Fotos19 y 20).

La obtención de alimentos lacustres consiste principalmentecm la caza, pesca y recolección. En la captura de aves, que esla parte más importante de la caza, no ha habido cambiosdrásticos, salvo la introducción de la escopeta. Las técnicastradícionales siguieron utilizándose hasta una época bastantereciente.

La caza de las aves se realizaba en la siguiente forma: en lasépocas frías, cuando inmigraban los patos a la zona, se locali-zaba primero el lugar donde los patos dormían, o sea, en elcaso de la laguna del Alto Lerma, en la orilla norte. En las tar-des, se llevaban barras de estacas al lugar mencionado. En unextremo de la estaca se amarraba una soga o un cordel, en elotro extremo de la estaca se hacía una lazada. Las estacas asípreparadas se clavaban en el lugar donde hubiese agua y losalimentos que suelen consumir los patos. Cuando éstos comíandurante la noche, clavando su cabeza en el agua, quedabanatrapados o por la misma o por la pata en la lazada extendida.También se utilizaban las redes extendidas al aire, fijadas enlos postes de madera y cuando los patos dormían en el día, secazaban con hondas (Fotos 21 y 22).

En la pesca, la técnica principal era el uso de redes; sin em-bargo, su práctica en aguas profundas se realizaba tambiéncon los tridentes desde las canoas, mientras que la captura de'

131

- - - - - ------------------------------------------- - - - - - -- - -- -----------

Fotografía 19. Red para cacería de pájaros, extendida sobre la ribera para mostrarsu construcción. (Foto de Christensen Bodil, S. Linné 1940:130, Fig. 33).

Fotografía 20. Red para cazar chichicuilo~es ~n el lago de ~excoco (FotoOla Apenes, septiembre 1938, S. Lmne 1940:131, FIg. 34).

,

FotOgraf~h~~afh~:~:~a;~too~I=e;pe~nOgesenseIOpSt.ChiCbhicu1ilotesjunto a(

, . ,Iem re 938S. Lmné 1940 :132-, Fig. 35).

Fotografía 22. El cazador envuelto en su sarape contra el frío de la mañana,está cobrando su botín de la red. (Foto Ola Apenes, septiembre 1938,

S. Linné 1940-133, Fig. 36).

ranas se realizaba después de las 8 de la noche, con la luzde teas de ocote (pino) embarradas de chapopote.

En cuanto a las especializaciones artesanales, se ha singula-rizado la importancia del trabajo del tule en la manufacturade petates, aventadores, sillones, bancos, mesas y otros obje-tos ornamentales, hechos de diversas variedades de esta plan-ta, que abundaba en la antigua laguna del río Lerma. Aúnhoy en día, los pueblos como Tultepec y San Pedro Tlatiza-pán mantienen la tradición. Se sabe que anteriormente existíaun convenio entre Santa Cruz Atizapán y Tultepec sobre elpermiso de cortar tules. De acuerdo con él, los habitantes deTultepec tenían derecho a cortar cierta cantidad de tule trian-gular, que abundaba en una franja casi en el límite sur del te-rreno de Santa Cruz Atizapán, a cambio de que la banda deTultepec tocase música en las fiestas de Atizapán,

De acuerdo con las informaciones obtenidas por don Mo-desto Becerril Flores de San Pedro Tlaltizapán, existen variostipos de tules, que se utilizan en diferentes trabajos según suscaracterísticas; el tule "ancho", que sirve para hacer asientos,bancos, mesas, el tule "triangular" para los petates, aventado-res y canastas, y el tule "esquinado", para tejer objetos máspequeños, ya que no crece muy alto.

--{) El proceso de trabajo en tule consiste en los siguientes pa-sos: 1. se escogen y cortan los tules altos, 2. se amarran entercios, 3. se forman balsas con tules amarrados. 4. se trans-portaban por el río Lerma hasta el lugar de fabricación, 5. sesacan los tercios del agua, 6. se dejan amontonados durante15 días hasta que amarilla, 7. se separanlos tules ya amarillos,8. se forman manojos que se tienden al sol para que se sequendurante 10 días, recogiéndose todas las noches para evitarque se mojen con las lluvias o el rocío, 9. una vez secos, se es-coge el tamaño de los manojos según la cantidad de tules ne-cesarios para manufacturar un objeto determinado; por ejem-plo, para tejer un petate de un tamaño establecido de 1.50 x1.20 m, se calcula midiendo la circunferencia de la cabeza deltejedor con un tule. Luego esto sirve de medida para determi-nar el grosor del manojo.

Hay varios tipos de tejido según el número de tules queforman la trama, tales como "dos por dos" hecho con dos tu-les cruzados; "cuadro" de cuatro tules cruzados, "costilla" deocho tules cruzados, etcétera, mientras que el "cocol con pi-cos", las "estrellas" y otros se prestan para tejer objetos pe-queños.

El trabajo del tule puede adaptarse a las horas de trabajo

136

doméstico. Por ejemplo, la realización de un petate con lasdimensiones mencionadas anteriormente requiere unas 4ó 5 ho-ras de trabajo efectivo. Esto significa que se puede realizar eltrabajo entre las tareas domésticas. Por otro lado, no son necesa-rias herramientas especializadas ni lugares específicos, ya que eltrabajo depende principalmente de la habilidad de manos y piesdel tejedor, y las únicas herramientas que se utilizan son unapiedra que sirve para aplanar los tules tejidos y un instrumentocortante cualquiera para cortar las puntas que sobresalen.

Por las razones arriba mencionadas, la artesanía de tules es)una actividad que no requiere condiciones complejas y porconsiguiente, resulta idónea para este tipo de medio ambiente.

Los datos etnográficos de Santa Cruz Atizapán reafirmanla importancia de la explotación de los recursos acuáticosdentro del modo de vida lacustre. Esto implica que los estu-dios arqueológicos deberían incorporarlos dentro del sistemaeconómico regional; sin ello los esquemas evolutivos del Vallede Toluca pecarían de los mismos errores, cometidos en algu-nos estudios realizados en la Cuenca de México.

Como hemos mencionado anteriormente, los materiales ar!)queológicos orgánicos no permiten inferir los procesos deobtención, ni de consumo, ya que la recuperación de dichos I

materiales en las excavaciones no implica más que su merapresencia. No obstante, esta limitación puede superarse con la. r.'ayuda de la analogía etnográfica adecuada, es decir, los datos ~ ['etnográficos abren una nueva dimensión a una mayor poten- 'cialidad en la interpretación de materiales arqueológicos, ypor ende, facilitan la reconstrucción de la sociedad prehispá-vnica, en este caso del modo de vida lacustre.

Por otro lado, los datos etnográficos advierten el peligro deaseverar a priori que muchas actividades se llevan a cabo enlos lugares especialmente definidos, como se ha mencionadoen textos de arqueología (Watson, Leblanc y Redman 1971:119):

"'l

... varios miembros de una misma cultura realizaban di-ferentes actividades en diferentes partes del mismo asen-tamiento casi en forma simultánea. La distribución hori-zontal resultante de desechos culturales puede indicar odelinear áreas de actividades donde se manufacturaba, sedormía, se comía y otras.

Los datos etnográficos de los tejedores de tule sugieren quesus trabajos no requerían lugares específicos destinados exclu-

Í37

sivamente a ellos, sino que se aprovechaba cualquier espaciosuficiente dentro o fuera de la casa, como se observó clara-mente en Terremote-Tlaltenco, donde no se detectó un área

....g específica de actividades artesanales del trabajo de tule (Serra,1980).lAsí, el uso de la analogía etnográfica o etnoarqueoló-gica puEm.e,por un lado, advertir a los arqueólogos el peligrode cometer una interpretación falseada de los materiales cul-turales del pasado; y puede implementar una estrategia quesupla las limitaciones de datos arqueológicos. De todas formases de importancia singular el uso adecuado de los datos etno-gráficos específicos. El abuso de la analogía ha suscitado crí-ticas en los estudios arqueológicos. Sin el previo woceso d~valoración correcta de los datos actuales. La analogfa etnográ-fiCa pierae su fuerza como un instrumento potencial para eva-luar el planteamiento, como una base sobre la cual se estable-cen algunos modelos específicos u otras hipótesis alternativas.

Es importante enfatizar que para entender el modo de sub-sistencia lacustre en un sitio como Terremote-Tlaltenco se de-ben analizar los datos arqueológicos y las evidencias etnográ-ficas que perviven. J

La pesca en la región lacustre

Entre las áreas donde existe una reminiscencia actual de loque se considera un tipo de cultura lacustre, está Zumpango.Mas a pesar de los interesantes vestigios dejados por la culturaazteca, los estudios antropológicos de esta zona son escasos;empero, algunos trabajos sobre el lago, como el de Linné, nossirven para dilucidar algunas técnicas de explotación lacustre,como el empleo de redes para cazar aves, la fisga lanzada conel átlatl, la red de mano para recoger mosco y el ayate pararecoger larvas.

Apenes tiene otro trabajo de la misma época de Linné yhabla, además de técnicas de explotación, de la cuadrilla conveinte hombres para la pesca y el método para recolectar elahuactli. (Apenes, Ola 1939).).

El interés en toda la región lacustre actual obedece a lastécnicas de explotación que se han conservado a través deltiempo como una reminiscencia, aunque ésta se encuentraamenazada por la proximidad de la ciudad de México que haalterado desgraciadamente éstas. Es decir, la ciudad está absor-biendo y dispersando los últimos chichimecos lacustres, dese-cando el lago y transformando el terreno.

138

Zumpango eS la parte norte de la Cuenca de México, dondeantes estaban los antiguos lagos de San Cristóbal y Xaltocan.En su clima se produce maíz, frijol, garbanzo y cereales.

Zumpango es uno de los cinco o seis lagos que ocupaban elValle de México desde tiempos prehispánicos y que tuvierongran importancia en 'el desarrollo del imperio azteca.

La situación actual de Zumpango, con sus ríos controlados,ha hecho que se dispare el crecimiento del tule y la palmilla,la "tripa de pato", el chilillo y el acicintli, la "lengua de va-ca", acocotillo, acucuxtle, chicaztli o "lentejilla" y el lirioacuático.

Entre la fauna están' las aves como el pato cuaxotle o go-londrino, el criollo, el tezoncanautli, el chaparro, el bocón, elchancuaco, la guasopeta, los apopocles, los popotlas, gallitos,huilotas, chichicuilotes Y garzas.

En cuanto a animales acuáticos, están el juil, el monteño,pescado liso, blanco y amarillo, el boquerón, ranas, acociles,atepocates, axolotes, culebras.

Aún siguen vigentes en esta zona la tecnología de pesca,caza, trabajo en tule, sistemas de trabajo y comercio, con losdiversos ciclos de agricultura que tenían los antiguos mexica-nos.Con chinchorros se pesca la carpa, lisa, la blanca, la colora-da, la color calandria, la negrita y la café. A veces en el chin-chorro cae eljuil, pescado liso, el boquerón, etcétera.

La pesca empieza por febrero y marzo, aunque los mesesde mejor pesca son abril y mayo, cuando el agua está clara,las mejores horas son la madrugada o la noche. Durante losmeses de mayor precipitación el agua es turbia y la pesca mala.En época de frío sólo se pesca hasta mediodía, cuando el aguaempieza a hacerse muy fría. En diciembre y enero el agua estádemasiado baja. El} general se pesca mejor durante la lunacreciente. Con la red con ombligo se atrapa el mosco que seguarda en una bolsa, se asñxia y luego se pone al sol a secarse.Con el ayate de lazo se recolecta el cocol de agua.

Transporte

Uno de los elementos que resaltan en la vida lacustre es obvia-mente el transporte, en lo que se refiere al contacto con otrascomunidades lacustres, al intercambio de bienes y recursos, altransporte de materias primas, de materiales para construc-ción, etcétera. Pero a pesar de la trascendencia de este aspec-

139

Fotografía 23. Durante la estación lluviosa, el lago de Texcoco conserva en algunoslugares algo de su antiguo carácter. (Ola Apenes, S. Linné, 1940; Fig. 8).

Fotografía 24. Las antiguas "trahineras".

to, se conoce poco sobre el tipo de transporte que fue utiliza-do, y sólo puede inferirse a partir de las descripciones hechasen las fuentes y en las ilustraciones de los mapas.

Seguramente las canoas actuales se asemejan mucho a lasutilizadas en épocas prehispánicas.

El sistema de calzadas, diques, represas y compuertas de laépoca prehispánica tenía tres fines principales: comunicarla ciudad tenochca con la tierra firme, evitar las inundacionesy mejorar la calidad del agua de la laguna de México.

-il lComo los medios de comunicación eran acuáticos, se pre-supone la existencia de desembarcaderos y lugares para guar-dar las canoas, éstas eran grandes y fuertes y conforme a lascrónicas, las había de dos tipos: unas de buen tamaño para eltransporte de mercancías y otras que eran barquillas parael traslado de las personas dentro de la ciudad. Ambos tiposde canoas se fabricaban ahuecando troncos de árboles, perono se sabe si había artesanos especializados en la manufacturade embarcaciones; así es que posiblemente las familias que sededicaban al transporte acuático o los pescadores de la laguna,hayan fabricado sus propias canoas. I

Las canoas se guardaban debajocre los puentes, y para des-cargar gente y productos había varios desembarcaderos omuelles. De éstos, los más connotados, además del que estabacerca del mercado de Tlaltelolco, eran el de La Lagunilla, Te-tamazolco en la ribera oriental de Tenochtitlan y Ayotzincoen la orilla sur del lago de Chalco (Fotos 23 y 24).

Según un plano de 1757, había un embarcadero frente a lahacienda de Santa Fe en términos de San Pedro Tezompa.

Se sabe también de la existencia de un embarcadero cercade la plaza de Chalco, donde llegaba el canal del mismo nom-bre proveniente de San Lázaro, en la ciudad de México, des-pués de cruzar la laguna de Xochímilco, la calzada de Tláhuacy de tocar la isla de Xico....

En el siglo XIX, en San Pedro Tezompa, se embarcaban losproductos de tierra caliente en canoas de porte o trajineras ytambién había canoas para pasajeros, cubiertas con toldos depetate y provistas de colchones para dormir, pues la travesíase hacía de noche (Diccionario Porrúa, 1976). Cuando estecanal se obstruía por alguna razón, se paralizaba el comercioregional. Según un documento de 1860, ese año se obstruyóel canal a causa de "haberse unido sus céspedes", y no pudollevarse a cabo la venta de granos y semillas, los frutos y de-más productos de tierra caliente, las verduras acumuladas enTláhuac, la madera, etcétera (Palerm, 1972).

142

Según García Cubas, la laguna de Chalco era el medio paradistribuir las mercancías de tierra caliente traídas por el cami-no de Cuautla; las del Valle de Atlixco, Puebla; las frutas ylegumbres producidas por los pueblos chalcas.

143

Capítulo V

LAS ARTESANIAS LACUSTRES EN TERREMOTE

La especialización artesanal en el Formativo

Cómo hemos dicho, el sur de la Cuenca de México a finalesde la época formativa está regido por dos centros ceremonia-les: Tlapacoya Y Cuicuilco. Estos dos sitios funcionan comocentros rectores, pues están estratégicamente ubicados a ori-llas del lago. El patrón de asentamiento incluye una serie delugares en las orillas e islotes del lago, y otros, en el somonta-no de las tierras aledañas.~l modo de subsistencia en esta zona consiste en la redistri- A-'

bución de los productos explotados en los diversos mediosecológicos del área. Por un lado, las aldeas en las partes altasde las serranías explotan los bosques y su fauna; las laderasbajas y orillas producen cosechas importantes de maíz y frijol,y por el otro lado, los asentamientos del lago explotan la flo-ra y fauna de este medio, como pescado, acociles, juncos, in-sectos, etcétera (véase Fig. 24). j

Este sistema de.redistribuéíon permite que algunas aldeas . Ose especialicen en determinados productos, de ahí que Terre- J ~mote-Tlaltenco se considere una aldea especializada en pro- [.;.duetos de origen lacustre, que a sUvez recibe ae-otros sitiosespecializados, productos para la subsistencia y materias pri-mas para la fabricación de objetos artesanales.)

Terremote aporta al sistema de redistribución productos jno transformables como peces, aves acuáticas, y manufactura-dos considerados como artesanales, tales como canastas, peta-

145

~g~

tes, cuerdas, bolsas, redes, etcétera, utilizadas para el propiotrabajo de explotación del lago.Íf.a cantidad localizada tantode herramientas como de produaos ya elaborados, permitenestablecer claramente la presencia de un intercambio de bie-nes que con el tiempo propician una especialización artesanal;de otro modo, ¿cómo podría explicarse la presencia del ma-guey utilizado como materia prima en Terremote, para la fa-bricación de canastas, cuerdas, etcétera? I

En el análisis de la distribución es~ial de artefactos (Se-rra, 1980) apareció una gran cantidad de instrumentos para lafabricación de todo tipo de cestería como punzones, espátu-las, agujas, etcétera; además de la muestra de varios tipos defondos de canastas, petates y cuerdas, todos ellos elaboradoscon juncos, tules o maguey.

i Con respecto a los desfibradores de maguey, podría decirseque Terremote recibía de sus vecinos ¡:r:!ontañese'slas pencasde maguey, las cuales eran procesadas por los pescadores, jun-to con las fibras obtenidas de la vegetación lacustre.

El trabajo de manufactura de canastas, cuerdas, etcétera, esentf¡mces, parte fundamental del modo de subsistencia del gru-po·tAhora bien, este tipo de trabajo especializado debe consi-derarse como una producción a nivel familiar. El volumen yel ritmo de la producción se rigen por el ajuste de las activida-des primarias de subsistencia en el ciclo de vidaj

En un principio estas canastas sirvieron qUIzá para el usoparticular de los propios pescadores, y probablemente, enépocas más tardías, hayan pasado a convertirse en una.artesa.nía distintiva del grupo, dentro del sistema de redistribucióndel sur de la Cuenca de México.

Por todo lo anterior, aquí hago hincapié en que estos ins-trumentos no pueden verse como entidades aisladas o fueradel contexto arqueológico, pues de lo contrario se llega a con-clusiones erróneas o a juicios en los que a priori se identifica atodos los grupos asentados como agricultores intensivos. Di-chas conclusiones pasan por alto la importancia que tiene laubicación ,en un medio tan rico en recursos corno ellagó Chal-. co-Xochimilco , objeto de estudio del presente trabajo.

El sistema de redistribución en esta parte de la Cuenca esresultado también de un sistema social, organizador y coordi-nador de estas actividades, que se explica por la presencia deCuicuilco y Tlapacoya.

Existe probablemente una relación directa entre la comple-jidad de una actividad y la organización que la coordina, ypor lo tanto, debe tomarse en cuenta la retroalimentación de146

tina u otra estructura organizadora, así como la extensiónIwográfica que abarca. tEn el caso de Terremote-Tlaltenco, It lebió de haber una organización coordinada por Cuicuilco y'l'lapacoya; es decir, es posible que se dependiera políticamen-It' de estos centros, ya que seguramente éstos formalizaban lan-distríbución de materia de subsistencia, así como de pro-ductos y artesanías ya elaboradasJ

Por lo que se refiere al modo de vida lacustre y al tipo deproducción que se lleva a cabo en Terremote-Tlaltenco, heconsiderado hacer un apartado especial para incluir uno delos elementos más importantes que fueron parte del registroarqueológico de esta comunidad. Como se ha dicho en párra-ros anteriores, las condiciones húmedas del suelo en este asen-tamiento permitieron la preservación de los restos de canastas,petates, cuerdas, etcétera. Así como la asociación de dichosrestos con las herramientas adecuadas para su manufactura.De ahí que, a continuación presentemos la descripci§p.QeJpshallazgos relevantes y haciendo un paralelo con manifestacio-nes actuales de dicha artés~, expliquemos lo más acertada-mente -pósrnl'é este-típo '(te actividades y el papel que jugaronen el sistema sur de la Cuenca de México.

Cestería en Terremote-Tlaltenco

Se llama cestería a la técnica por medio de la cual, elementosrelativamente duros, se entretejen para producir recipientes yobjetos planos. Por lo general, estos objetos se tejen a manolibre. Otis, T. Mason (1904) se refiere a ella como "Arte tex-til sin maquinaria".

Algunos arqueólogos piensan que la cestería fue el origende la cerámica y esto es factible sólo en ciertos casos. El he-cho es que la cestería fue común a casi todos los indígenasamericanos. y esta actividad estuvo casi siempre en manos delas mujeres. Refiriéndose a esta participación de la mujer enel origen del tejido y otras industrias, Matson (1940) dice losiguiente:

Un cuidadoso estudio de las ocupaciones domésticas dela mujer primitiva es la mejor guía hacia su participaciónen la nación de las artes estéticas ...

El que la cestería haya estado casi siempre en manos de lasmujeres como actividad doméstica, se debe a que esta activi-

147

-,

c7p/>0

dad pudo combinarse perfectamente con otros quehaceres, yaque una canasta sin terminar podía dejarse a un lado por tiem-po indefinido y en general, el trabajo de la cestería se realiza-ba dentro del área habitacional, de modo que la participacióndel hombre en el tejido es bastante rara en ciertas áreas.

\El término de "cestería" se aplica a objetos rígidos y semi-

rígidos, contenedores o recipientes, petates y bolsas y formasItales como trampas para peces, sombreros y cunas.

Los petates son objetos de dos dimensiones planas, mien-tras que las canastas como muchas otras formas son tridimen-sionales.

Las bolsas se consideran intermedias porque tienen dos di-mensiones, cuando están vacías, y son tridimensionales cuan-do están llenas.

La más temprana y quizá la más importante de las cesteríasfue la llamada enrollada, que ha sido continuada hasta el pre-sente.

La cestería enrollada requiere de dos elementos: el centro yla envoltura. El centro consiste en un manojo de pasto, fibrasenrolladas en espiral por una cinta del mismo material. Losagujeros por los que pasaba esta cinta estaban hechos conhuesos puntiagudos o punzones. El trabajo siempre se inicia-ba de acuerdo con tres formas distintas y el método de tejidopodía dividirse en cuatro tipos.

Q f La cestería es una artesanía muy fácil de entender, ya que/:::. el .t:abajo en épocas pasadas tenía las mismas técnicas que, se

utilizan hoy en d ía, aun en los detalles de ornamentacioncolores y variaciones locales. '

En la cestería temprana algunas plantas tienen una impor-tancia primordial pero es difícil determinar su taxonomía, yaque existen muchas especies y variedades. Además hay unaescasez de material auténtico que pueda servir para hacer unacomparación.

El hecho es que en la cestería se ha utilizado el pasto (Phrag-mites comunes), gramíneas de áreas pantanosas, arbustos.jun-cos, palmas, pajas de cereales, tules y yutes entre otras.

Restos de cestería localizados enlos sitios arqueológicos cercanos

Entre los sitios arqueológicos contemporáneos y cercanos aTerremote, se hallaron materiales orgánicos como canastas,cuerdas y restos de petates.

148

Los hallazgos arqueológicos en el Valle de México indicanque existió una especialización en el trabajo de cestería y pe-tates durante el Preclásico Medio (Weitlaner, 1980:297).

En las excavaciones de Zacatenco de 1930 y en Ticománen 1934, Vaillant localizó una sustancia blancuzca que parecehaber sido un petate o una manta de fibra de maguey. Tam-bién, en muchas tumbas, se localizaron esteras de tejido retor-eido y algunos de los esqueletos, aparecieron envueltos enmantas más finas del mismo material que los petates.

Beatriz Barba de Piña Chan localizó en Tlapacoya tumbasdonde se emplearon tules para acolchonar el piso, así comoesqueletos envueltos en petates o tejidos. Entre los objetosmás comunes, se hallaron cestas con fondos en los que se em-pleó la técnica de enrollado, pero la trama del cesto ya se ha-bía perdido. (Beatriz Barba de Piña, 1956:132).

La mayoría de las descripciones de estos restos de canastascoinciden en un tipo de tejido espiral sencillo, que en las ex-cavaciones de Zohapilco, Niederberger describe como "un ob-jeto circular", tal vez una cesta de 30 cm de diámetro, dis-puesto en dos planos separados por 5 cm de reclinamíento ,

Está formado por una cuerda gruesa, de varios trazados en-rollados en espiral y no se apreciaron huellas de tejidos trans-versales. El tejido se hizo con las fibras de un tulillo (Scerpiesualidus) (Niederberger, C. 1976:236-237). En Tlatilco se loca-lizó un cajete con restos de pintura en su interior, con un fon-do "tejido con la técnica que se reconoce con el nombre deenrollado" (García Moll, R. 1972:26) fechado para el Preclá-sico Medio (1400-800 aC).

1. Obtención y transformación de las materias primas

Como hemos mencionado anteriormente debido a la proximi-dad del lago, donde crecen los tules, la obtención de la mate-ria prima para la realización de canastas y petates era relativa-mente fácil. '

La mayoría de las cuerdas localizadas estaban hechas confibras de maguey, lo que nos indica que había un intercambiode Terremote con las aldeas cercanas.

En los pisos de ocupación se localizaron los desfibradores(Serra, M.C. 1982) que analizaremos después. Estos permitíanextraer de las pencas las fibras para el tejido de cuerdas conmayor resistencia.

De acuerdo con la información obtenida en algunos sitios a

149

cA) orillas de la....an1i.i~a_del r.io Lm:;Illa,sabemos que pri-~ mero se corta el tule más verde y flexible, se forman "atados"

que después se dejan secar hasta que se amarillan; luego se eli-gen los más flexibles y largos, se remojan durante la noche ydespués se inicia el tejido.

Entre las muestras de cestería que se identificaron en Te-rremote-Tlaltenco hay fondos de canastas, petates y cuerdasque se preservaron gracias a que siempre estuvieron en condi-ciones húmedas.

Específicamente todas las formas de cestería están armadasmanualmente o tejidas sin armadura o telar. Al ser tejidas, seles considera técnicamente como una clase o variedad de tex-tiles. El término "textil" está restringido a "tela" de superfi-cies planas continuas, producidas con el auxilio de algún apa-rato, y para ello se emplean todo tipo de materiales vegetalesComo: palma, bejuco, raícea.varas, carrizos, tules y otros mu-chos y sus técnicas pueden ser tan variadas como lo son susmateriales y 'sus productos.

Casi cualquier parte de una planta, con excepción de losfrutos, se puede usar' para hacer cestería. La mayoría de losmateriales empleados, después de ser recolectados se pelan,limpian y luego se remojan antes de usarse, de manera quequeden lo bastante flexibles para ser doblados y amarradossin romperse.

Entre las materias primas utilizadas para realizar las canas-tas, petates y cuerdas de Terremote-Tlaltenco se han identifi-cado dos: el tule y el maguey.

2. Localización y descripción de objetos tejidos

En la excavación de los montículos, en muchos de los pisos selocalizaron diferentes restos de textiles, que para facilitar sudescripción los hemos agrupado como: (cuerdas, fondos decanastas, petates y "relleno" o tules aislados).

a) Tules entretejidos

Uno de los elementos más frecuentes en la excavación de lospisos de ocupación fueron los restos de tules, que formabanlentículas muy finas sobre o debajo de apisonados de lodo ocapas de tepalcates. Al iniciar siempre con más detalle la libe-ración de éstos, se les podía confundir con petates, ya que

150

parecían estar tejidos; sin embargo los hemos calificado como"rellenos con tules entretejidos", ya que no tenían forma de-finida.

Al analizar el sistema constructivo de la isla se pudo obser-var que las capas de restos vegetales, tules, tallos, etcétera for-man parte esencial de la estratigrafía, lo que da como resultadolos montículos habitación. Se puede apreciar que en todos losmontículos y en todos los niveles se localizaron este tipo derestos.

De los pisos que resultaron asociados directamente a los pi-sos de ocupación se puede decir que seguramente se extendíanen ellos los tules, en forma ordenada, para crear una especiede tapetes que permitieran evitar la humedad. Entre las mues-tras más claras tenemos las excavadas en los montículos 10 Y15 asociados a lajas, metates y restos de ollas.

b) Cuerdas

Todas las cuerdas estaban asociadas a los pisos de ocupación;unas amarradas a postes de madera, otras enrolladas (lo queprovocó que algunas fueran confundidas durante el procesode excavación con fondos de canastas), cerca de restos cerá-micos" etcétera.

El conjunto de cuerdas mejor conservado apareció en elmontículo 1 en las unidades A3-6 (Fig. 25 Y26). En este ha-llazgo se pudieron apreciar dos tipos de distribución, cuerdasextendidas, seguramente amarradas a postes de madera ycuerdas enrolladas (Fotos 25 y 26).

Todas las cuerdas fueron elaboradas con dos cabos entrela-zados y la identificación de sus fibras corresponde al Agave(maguey), lo que es lógico, ya que ese tipo de material resistecargas y jalones más fuertes. Todos tenían diferentes gruesos,seguramente debido a su uso dístinto.ll.a asociación arqueoló-gica permite inferir su empleo en amkrras a postes de maderaque seguramente formaban parte del embarcadero donde eranatracadas las canoas y otros postes que servían para la cons-trucción de los montículos.J

Las cuerdas también se asociaban en algunos casos a fon-dos de canastas y restos cerámicos, lo que implica que tam-bién servían para amarrar bultos o fardos, etcétera (Fotos 27y 28).

En otros casos como en el montículo 10 se localizaroncuerdas más finas, amarradas a postes y asociadas a las esqui-

151

Foto. 25.

Foto. 26.

Fotografía 27

Fotografía 28

nas de los petates; esto sugiere que posiblemente se utilizarontambién como elementos de amarre de petates en puertas,ventanas o muros divisorios.

En los entierros del montículo 10 y el entierro del mon-tículo 15, se identificaron restos de cuerdas muy finas en losantebrazos y cuello, como parte del bulto mortuorio, ya quetambién estos entierros aparecieron asociados a petates.

e) Petates

En un principio se pensó que muchos de los restos vegetalesplanos localizados eran petates; sin embargo una vez realiza-das las excavaciones se pudo definir con mayor precisión, losque eran petates y los que no.

JLos petates se presentan en formas definidas y delimitadas,

las muestras más claras se localizaron en el montículo 10.Aquí se halló un petate de aproximadamente 3 m x 2.50 msobre el cual se localizaron unas cuerdas alargadas hasta lasesquinas; el tejido es muy claro, pues se cruza un tule sobreotro y cabe decir que actualmente, en el Valle de Toluca, secontinúa con estas tecrucas. (VéaSe planta Montículo 10, Fig.18).

En el mismo montículo 10 como a un metro de distancia,se identificó otra especie de petate, pero con un tipo de teji-do diferente; quizá la diferencia sea que este último era másbien una cortina o un muro divisorio. Podría decirse entoncesque estos restos de petates se utilizaban también como mobi-liario (para dormir, sentarse, etcétera) o como elementos deseparación dentro de las casas (muros divisorios, cortinas, re-des, etcétera).( En. cuanto al ma~erial y técni~a de, I?an ufactura podemosmencionar que las fibras fueron identífícadas como tules. Selocalizaron unos. cantos rodados, planos en un costado, paragolpear y quitar el sobrante de agua, técnica que sigue em-pleándose actualmente (véanse dibujos) (Sugiura, Y. y Serra,M.C. 1983).

d) Canastas

Resulta claro que casos como el de Terremote-Tlaltenco sonextraordinarios, porque la mayoría de los contextos donde sehan localizado restos textiles, siempre han sido áreas secas, y

158

por lo tanto, la preservación de los materiales es evidente. Peroun contexto húmedo como fue el asentamiento lacustre, auncuando presentó obstáculos tanto para las tareas de excava-ción como para la preservación de los materiales hallados,proporcionó datos de asociación muy interesantes que perrni-tieron interpretar cómo pudieron explotarse los recursos la-custres (Figs. 27 y 28).

No se han excavado otros sitios con estas condiciones dehumedad, pero intentamos dar aquí una estrategia de cómopodrían excavarse estos materiales arqueológicos, bajo cir-cunstancias similares.

A partir de la excavación extensiva, la localización e identi-ficación de restos vegetales trabajados puede hacerse de acuer-do con su forma como en su asociación; es decir, los restospueden aparecer en forma de fondos de canastas, petates,cuerdas, por lo que podría recomendarse mantener la hume-dad constante 'para preservar el objeto y poder después libe-rarlo con el propósito de definir tamaño, textura y material.

Corno mencionamos anteriormente, la mayoría de las ca"nastas y petates están hechos con fibras de tules y cuerdas defibras de maguey, pero en cuanto a la determinación del tipode tejido de las canastas, éste no se ha podido hasta la fecha,diferenciar con detalle, sin embargo en los petates pudo distin-guirse el dibujo clásico llamado de "tafetán", "tejido de aje-drez", como dicen algunos tejedores de petates actuales, de"cuatro", o "dos en dos" y "de costilla".

Las canastas, aun cuando resultan aplanadas sobre el fondo,parecen mostrar un tejido similar al llamado "de espiral"(coiled) (Fotos 29 y 30). .

El proceso de manufactura puede reconstruirse al observarJlas técnicas actuales de tejido e identificando arqueológica- 4mente los objetos que eran utilizados. Actualmente, para la \elaboración de petates, se utilizan los pies, las manos, un ins-trumento cortante y una piedra (canto rodado) para aplastary extraer el líquido de las fibras, es decir, una técnica queapenas ha variado a pesar del tiempo.

4. Herramientas para la cestería

Como decíamos al principio, no sólo los restos de canastas,petates, etcétera, indican la actividad artesanal, sino tambiénlas herramientas asociadas. Sin embargo para reforzar esta in-terpretación debe hacerse un análisis botánico que permita

159

Fotografía 29.

identificar las fibras, así como un análisis. de huellas de uso,en este caso de punzones, agujas, desfibradores, etcétera.

a) Herramientas de hueso

Las herramientas de hueso tienen formas determinadas, dadasfundamentalmente conforme a su función. Los huesos máscomunes provienen de las patas y manos del venado y las he-rramientas se usan en general como punzones y espátulas (Fo-tos 31 y 32).

El cuerno y el hueso, como en todas las comunidades pri-mitivas, eran muy utilizados. Los huesos servían para fabricardiversos instrumentos, como agujas, punzones, ornamentosde hueso, raspadores de piel, lasqueadores de asta. El asta devenado y el hueso eran los materiales principales, y según Vai-llant también se utilizaban los huesos de pájaros.

Las herramientas de asta, tenían diferentes funciones segúnla estación del año, en que se matara el venado. En la prima-vera, cuando el hueso estaba esponjado, se hacían raspadores,para limpiar las pieles; al final del invierno, cuando el asta es-taba dura, se hacían herramientas para lasquear puntas deobsidiana.

El contexto y las evidencias arqueológicas en Terremotenos sugieren que las herramientas de hueso se empleabanno sólo para el trabajo de piel y obsidiana, sino para la manu-factura de canastas.

Los datos sobre el propósito y utilidad de las herramientasse asume a partir de las ofrendas halladas en varias tumbas ex-cavadas por otros investigadores en diversos sitios. El esquele-to 17, por ejemplo --excavado por Vaillant en Ticomán- teníaun conjunto de instrumentos como raspadores de aspa espon-josa, seguramente empleados para quitar la carne del cuero;su función estaba complementada por tres raspadores de obsi-diana. Se hallaron también tres punzones largos de hueso(radio de venado), para hacer agujeros en el cuero. Las por-ciones distales de estos huesos eran afiladas y seguramentese utilizaban para introducir el hilo o fibra por los agujeroshechos por el punzón. También se halló una herramienta enforma de espátula cuyo uso es inexplicable, a menos que seutilizara para el trabajo fino de piel o como un instrumentopara tejer petates o canastas. En este entierro se hallaron ade-más 16 mandíbulas de tuza, lo que amplía el uso de huesosde animales (Vaillant, G. 1931:313-15).

164

~d

~¡f....'",~~o+'o~

En otro esqueleto se hallaron herramientas diferentes, comosi su uso implicara trabajos más complicados, quizá para coserla piel, pues aparecieron 13 hojas de obsidiana para cortar elmaterial, dos punzones pequeños para perforar y una aguja deun ojo, para el cosido, así como 6 fístulas de pájaro, para ha-cer otro tipo de agujas.

Las agujas con ojo siempre están asociadas en las tumbas ahojas de obsidiana y esto sugiere en sí la presencia de una in-dustria de tejidos; ahora bien, no puede decirse si el tejido erade piel o textiles, ya que no hubo evidencia arqueológica(Vaillant, G. 1931:313-15).

b) Punzones

Se identificaron los punzones semejantes a los que utilizan ac-tualmente muchos pueblos de canasteros para empujar las fi-bras en el tejido, espátulas de asta de venado y agujas de hueso.El punzón sirve para apretar el tejido y los típicos punzonesdel Preclásico están hechos de asta de venado, exponiendo elcanal medular sobre un medio o dos tercios del largo del ins-trumento.

En Ticomán y en Tlatilco aparecieron algunos punzonesmás pequeños que se hacían serrando el hueso de adelantehacia atrás, en vez de lado a lado, de tal forma que queda soloun cóndilo o una porción de él (Tolstoy, P. 171 b) (Fotos 31y 32).

Otro tipo de punzón está representado por algunos ejem-plos tapodiales o tibias, algunas veces reteniendo epífisis oporciones, como los de Amantla, en Tula y en Tlatilco y Ti-comán.

En el esqueleto 17 de Ticomán (Vaillant, G. 1931:313-15)entre los instrumentos que se encontraron en asociación direc-ta en la ofrenda, se localizaron tres punzones de radio de ve-nado, cuyas porciones distales están afiladas.

e) Astas de punta pulida y rebajada

Según algunos autores este objeto de asta de venado es ellla-mado tine flaker -para hacer instrumentos de piedra por me-dio de lasqueo-.

Hay otras herramientas también de asta de venado, el ras-pador o grainer. Hecho de una sección delgada de asta, traba-

168

nn '..- ..co:2 N 1-1

..'"~O'J~.."'~

l:~

....;;:t;t

¡[~ll..

!¡:~;~"

~ .::)l:~

,.

....N2:!:~::Iwt:l

l:~

~ o

~o .. ;¡;1;lt::I!IAoI~

~m:~

---~~ 11·'11:;

~....g:l:~:lu..~

~"

;i~~

Z:

<Jiesiil<

~

~

~Z:L7

oM

~::sb.O¡f:

...E:~J:I

~..

~-,

~

[~»>:

~

/,

I17e \1'MI •~3-21 d,

174b111U-UIl

r:-1"0,1.1

173MI"3-2111

t;-1"0,10'

:.}~

iI1,::

r;1'11I

~"0,101

844lileH8-85n

4

~. . .•• e.>I

~IfO,I"

171MIAlI

pi1I1

Figura 31. Punzones.

jada por los dos lados, muy común en Tlatilco y Ticomán(Tolstoy , P. 1971 b:295).

Las astas se utilizaban en tres formas, el asta completa, elasta propiamente dicha, trabajada según el uso a la que eradestinada y las puntas usadas en variedad de propósitos.

d) Agujas

Estas herramientas servían para unir las diferentes partes detejido-cestería de espiral.

Las agujas provenientes de El Arbolillo Y Zacatenco Medioson planas, y las que provienen de las tumbas de Tlatilco y Ti-comán, son delgadas de sección redonda, comúnmente conojos y otras veces sin ellos (Tolstoy, P. 1971 b:294) (Fig. 32).

Las agujas con ojo siempre están asociadas a las, hojas deobsidiana, pero tampoco se puede decir si se empleaban enpiel o textiles (Foto 34).

5. Desfibradores

En Terremote se localizaron 25 implementos de piedra (desfi-bradores) asociados a los pisos de ocupación (Serra 1981)donde se encontraron también cuerdas, canastas, redes, etcéte-ra. Estos hallazgos van unidos a otro tipo de artefactos líticoscomo machacadores Y aplanadores (Fig. 33). Estos implemen-tos son unas lajas de piedra, en forma de cuña cuadrangular,con tamaños que varían entre los 12 y 20 cm de largo por 10a 15 cm de ancho. El grosor máximo de la cuña es de unosdos centímetros, aunque excepcionalmente llega a tener cercade cuatro. Con respecto al filo, existe una tendencia a que losángulos del cuadrilátero tengan una de las aristas redondeadas,con un ángulo ligeramente menor al recto, mientras que laarista opuesta, con frecuencia, termina en punta y tiende aformar un ángulo ligeramente menor al recto. El filo es porlo general romo (Fig. 34).

Al presentar aquí una serie de ideas sobre el posible uso delos "desfibradores", herramientas asociadas a un contexto ar-queológico conocido, nos ha llevado a plantear una serie depreguntas, más que a aclararnos situaciones, Y es que en ar-queología muchas veces el proceso intuitivo, cargado de mar-cos teóricos muy rígidos. obstaculiza lo que debería ser unanálisis objetivo.

171

~~ ¡IISO "'M8' MIOE3-2& EII-S"m 1=3=! IX t==E=t. , . . , .84'

MIA,-IIt

181.ItC4-t4Itfll/ •••

850"1e3nJl .. o

111"804-4II

t==E=t, , . ~.

Figura 32. Agujas.

Fotografía 34. Agujas

~<IQ=...'"w~s¡:'"n::r'" ]n'" f11Q. (/)

o ()

~ JOrJO

.::.

Estos artefactos, a pesar de tener una forma muy similar nlos azadones modernos, que permite a varios autores distinguirlos como tales, presentan un filo tan pulido y son a su veztan delgados, que nos plantean la duda de si podrían resistirlos fuertes golpes del trabajo de la tierra.

Según varios datos etnográficos y la opinión de algunos in-vestigadores, se ha identificado a estos implementos comodesfibradores de ixtle, es decir, como instrumentos para la se-paración de las fibras de maguey y como el examen de huellade uso podría aclarar la forma en que estos implementos fun-cionaron en el pasado, se realizó un estudio microscópico quenos permitió recabar los siguientes datos:

El filo, como ya mencionamos, presentó huellas de uso queindicaban movimientos de vaivén sobre materiales blandos; ladistancia entre líneas y el paralelismo de las mismas señalanque se trata de un uso de desgaste sobre la fibra; o sea que es-tos artefactos pudieron utilizarse tal y como lo hacen los oto-míes actualmente (Fig. 38, Fotos 35 y 36).

Aun cuando se menciona en las descripciones que se tratade cuchillos de metal con filo romo, creemos que esto sóloindica un cambio de materia prima, debido a un proceso deaculturación; pero tanto la forma como el movimiento,siguensiendo iguales al proceso de desfibrado que solía realizarse entiempos prehispánicos.

De todas formas, hay que tomar en cuenta que el nivel tec-nológico durante el Formativo pudo provocar la utilizaciónde ciertos artefactos en procesos diferentes; es decir, no debedescartarse la presencia de artefactos multiusos, aun cuandosu finalidad última fuera desfibrar el maguey.

En resumen, el análisis morfológico de huellas de uso y lacomparación etnográfica permiten llegar a una serie de infe-rencias, mas no a las conclusiones. Como mencionamos ante-riormente, no se puede determinar la función del instrumentocon toda certeza, sino que la aproximación más cercana noslleva a decir que estos artefactos, dentro del contexto arqueo-lógico de un sitio como Terremote-Tlaltenco, aldea lacustre,explotadora al máximo del ambiente y quizá especializada enla manufactura textil, eran útiles para la preparación de lasfibras. I

La aldea no sólo presenta evidencias de materiales propiosdel lago, sino que presenta fibras de maguey provenientes delas laderas aledañas a la región; esto puede explicarse con laexplotación de un medio en toda su magnitud. Mientras losmedios de subsistencia permitieran la autosuficiencia del gru-

176

IIIIII

IIIIIIIIII!III

Figura 34. Desfibrador.

\ '-:\ \

~

./"'-,.

Il.

i'

.'¡r J!

.r, \'," ,1

:i"il

I tiI 1

po, éste podría haber dedicado su tiempo libre a la elabora-ción artesanal. Estas artesanías van íntimamente ligadas almedio explotado; es decir se necesitaban redes, cuerdas, ca-nastas, etcétera, para una actividad fundamental de subsisten-cia: la pesca. Tanto la vegetación ribereña (tules, juncos, etcé-tera) como la de las laderas cercanas (maguey) son de granutilidad para la manufactura de los instrumentos necesariospara la pesca y el almacenamiento de los productos de la la-guna.

Haber localizado los "desfibradores" asociados en las uni-dades habitacionales con restos de fibra (tules y maguey) noslleva a pensar en la utilización directa de los mismos, la revi-sión de las evidencias arqueológicas similares en otros sitios yen otras épocas, con "labúsqueda de una evidencia etnográficacomo la de los otomíes, permitió inferir su función primaria.

Sander opina (1979) que la presencia de estos ínstrumen-tos demuestra la intensificación de la agricultura, pero creoque resulta un argumento débil en cuanto a contexto y conte-nido. Sanders plantea la presencia de instrumentos recolecta-dos en superficie y no señala que se haya hecho en ellos unanálisis detallado, por lo tanto, su hipótesis resulta totalmen-te ambigua.

Finalmente, los argumentos en favor de su antiguo uso co-mo desfibrado res de estos implementos, están los siguientes:

A

1. Su forma Y tamaño los presentan como adaptablesperfectamente a la mano; no existe la posibilidad deque hayan sido enmangados para funcionar como aza-das (Fig. 39).

2. Las huellas p.equeñas y paralelas en el filo, así cornolos restos de la resina, permiten inferir su utilizaciónsobre un material fibroso. Si fueran azadas, las huellastendrían otro patrón y no presentarían restos de resi-na.

3. Su as'ocÍación arqueológica con las unidades habitacio-nales y restos de fibras, así como de canastas, cuerdasy petates, los aproxima más a un trabajo textil queagrícola (Cuadro 8).

4. La función de Terremote-Tlaltenco. como aldea depescadores, especializada en la manufactura de una ar-tesanía textil, plantea la hipótesis en la cual las activi-dades de pesca y recolección de recursos lacustresadquieren mayor importancia que la intensificaciónagrícola.

184

B

Figura 39. Utilización de los desfibradores.

Cuadro 8.

~I M8MQ'.lTICll..O M. M 15

Cl.IAOR>rJg

rotO";' ~~ ro otro ro ot ro a:r-- CX) ::::>alCX)O x (1) al al O e e LLJ ::r:: ::r:: (1), DE 6 ro 6 16 3 8 1824104 18a:; 007887

257 X381 X449 X452 X456 X469 X482 X484 X485 X486 X488 X491 X773 X793 X797 X825 X .

2042 X841 X842 X843 X846 X1073 X

1653 X

2041 X-

Conservación ele los materiales orgánicosen Terremote-Tlaltenco

Las cuerdas que se hallaron en Terremote estaban en un am-biente relativamente húmedo, muy salino, con un pH elevado,lo cual permitió que se conservaran durante mucho tiempo ensu ambiente original, hasta el momento en que fueron halla-das y rescatadas.

Las técnicas, empleadas en el rescate de las cuerdas permitie-ron conservarlas en su estado original; es decir, se aislaron unasde otras por lbedio de la excavación de bloques de tierra a sualrededor. Estos bloques fueron vendados con venda de yesoy manta de Cielo, esta última aplicada con un adhesivo paramantener los bloques firmes y conservar lo mejor posible lascuerdas. Los bloques pesaban entre 10 y 15 kg, y una vez le-vantados de la excavación, se asentaron sobre placas de hierropara luego ser uasladadas.

Para consolidar las cuerdas se emplearon tres procesos deconservación: el primero consiste en consolidar con paraloidB-72 disuelto en iileno, de esta manera se pudo separar lacuerda sin nin.gím daño.

Otro proceso fue eliminar la mayor parte de la tierra mecá-nicamente hasttl dejar sólo la superficie que sujetaba la cuerda.Antes .de realizar este procedimiento se consolidó la cuerda yla superficie.

El tercer lltocedimiento resultó más sencillo, ya que losbloques en que estaban las cuerdas eran pequeños; se les apli-có una emu1sibn de mowiol al 10% en agua. Esto permitióconservar la hvmedad lo suficiente para equilibrar las condi-ciones originales. El agua se evaporó libremente, la resina pe-netró y conscsjjdó la cuerda y el bloque. Finalmente, la cuerdaconservó la misma forma que tenía cuando se le extrajo de sucontexto.

187