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LOS PUEBLOS AMAZÓNICOS EN TIEMPOS DE LA LLEGADA DE ORELLANA José Barletti Febrero de 1992 A los 450 años del Descubrimiento Español del Río Amazonas (Los errores gráficos se explican porque se trata de la transcripción del libro publicado) PRESENTACIÓN Hace 450 años, el 12 de febrero de 1542, una expedición española dirigido por Francisco de Orellana llegó a la desembocadura del rió Napo en el Amazonas. Se trataba del descubrimiento español” del monarca del los ríos. Para los pueblos indígenas, sin embargo el descubrimiento se había llevado a cabo miles de años antes. Cuando llegaron los invasores europeos hacia tiempo que habían pueblos establecidos y existían redes de intercambio a lo larga y ancho de la Amazonía. En 1942, hace 50 años, se conmemoró el IV centenario de este acontecimiento y con este motivo, en Lima, Raúl Porras Barrenechea impulsó la Expedición Amazónica y en la Revista Mercurio Peruano se publicaron varios artículos sobre el pasado amazónico , así como el Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima. En el hermano país del Ecuador el IV Centenario fue ocasión para llevar a cabo un conjunto de actividades. Entre ellas su Ministerio de Educación publicó, por primera vez en América, la Relación escrita por fray Gaspar de Carvajal, quien fuera capellán de la expedición iniciada en el Qosqo por Gonzalo Pizarro y culminada por Orellana. Años después, en 1958 la Municipalidad de Quito público por segunda vez la Relación. Ambas ediciones contienen importantes estudios introductorios. Sin bien es cierto que ellas ayudan a la mejor compresión del documento histórico también establecen, implícita o explícitamente, la ligazón de los hechos narrados con la reivindicación sobre territorio del Amazonas. Cabe recordad que la conmemoración del IV Centenarios se llevo a cabo dos semanas después de la firma del Protocolo de Río de Janeiro. Precisamente la reivindicación ecuatoriana tiene como uno de sus soportes la tesis de que la expedición partió de Quito. Ello daría derecho al actual Ecuador a los territorios amazónicos. Sin embargo la realidad histórica es muy diferente, ya que la expedición a El Dorado partió a Qosqo, como partieron también de allí las “entradas” a Madre de Dios, al Río de la Plata y a Chile. Gonzalo Pizarro, en su recorrido desde el Qosqo, así como se reabasteció en Quito también lo hizo antes en otros lugares como en Huancayo y así se le fue uniendo gente , aunque es evidente que fue mayor el número de los incorporaron en Quito, dada la cercanía de la tierra de El Dorado y la Canela. Entre ellos estuvo Francisco de Orellana que era el gobernador de Guayaquil, Como es sabido, cuando éste llegó a Quito, ya había partido Gonzalo Pizarro al que dió alcance en Zumaco. Ecuador no puede, pues, argüir derecho a la Amazonía con el asunto de la expedición . Pero tampoco tiene sentido llevar actuales problemas de demarcación territorial a una realidad política muy diferente, cual era estos tiempos, la que el dominio español en América del Sur tenía unidad y su centro estaba en Lima. A las dos ediciones ecuatorianas de la Relación de Fray Gaspar de Carvajal se suman dos hechos de España, una en México, otra en los Estados Unidos y una ultima en Colombia. Hasta la fecha no había ni una sola edición peruana. Ya que es tiempo que esta tarea

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LOS PUEBLOS AMAZÓNICOS EN TIEMPOSDE LA LLEGADA DE ORELLANA

José BarlettiFebrero de 1992

A los 450 años del Descubrimiento Español del Río Amazonas

(Los errores gráficos se explican porque se trata de la transcripción del libro publicado)

PRESENTACIÓN

Hace 450 años, el 12 de febrero de 1542, una expedición española dirigido porFrancisco de Orellana llegó a la desembocadura del rió Napo en el Amazonas. Se trataba del“descubrimiento español” del monarca del los ríos. Para los pueblos indígenas, sin embargoel descubrimiento se había llevado a cabo miles de años antes. Cuando llegaron los invasoreseuropeos hacia tiempo que habían pueblos establecidos y existían redes de intercambio a lolarga y ancho de la Amazonía.

En 1942, hace 50 años, se conmemoró el IV centenario de este acontecimiento y coneste motivo, en Lima, Raúl Porras Barrenechea impulsó la Expedición Amazónica y en laRevista Mercurio Peruano se publicaron varios artículos sobre el pasado amazónico , así comoel Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima.

En el hermano país del Ecuador el IV Centenario fue ocasión para llevar a cabo unconjunto de actividades. Entre ellas su Ministerio de Educación publicó, por primera vez enAmérica, la Relación escrita por fray Gaspar de Carvajal, quien fuera capellán de laexpedición iniciada en el Qosqo por Gonzalo Pizarro y culminada por Orellana. Años después,en 1958 la Municipalidad de Quito público por segunda vez la Relación. Ambas edicionescontienen importantes estudios introductorios. Sin bien es cierto que ellas ayudan a la mejorcompresión del documento histórico también establecen, implícita o explícitamente, la ligazónde los hechos narrados con la reivindicación sobre territorio del Amazonas.

Cabe recordad que la conmemoración del IV Centenarios se llevo a cabo dos semanasdespués de la firma del Protocolo de Río de Janeiro. Precisamente la reivindicaciónecuatoriana tiene como uno de sus soportes la tesis de que la expedición partió de Quito. Ello daría derecho al actual Ecuador a los territorios amazónicos.Sin embargo la realidad histórica es muy diferente, ya que la expedición a El Dorado partió aQosqo, como partieron también de allí las “entradas” a Madre de Dios, al Río de la Plata y aChile.Gonzalo Pizarro, en su recorrido desde el Qosqo, así como se reabasteció en Quito también lohizo antes en otros lugares como en Huancayo y así se le fue uniendo gente , aunque esevidente que fue mayor el número de los incorporaron en Quito, dada la cercanía de la tierra deEl Dorado y la Canela. Entre ellos estuvo Francisco de Orellana que era el gobernador deGuayaquil, Como es sabido, cuando éste llegó a Quito, ya había partido Gonzalo Pizarro al quedió alcance en Zumaco.

Ecuador no puede, pues, argüir derecho a la Amazonía con el asunto de la expedición. Pero tampoco tiene sentido llevar actuales problemas de demarcación territorial a unarealidad política muy diferente, cual era estos tiempos, la que el dominio español en Américadel Sur tenía unidad y su centro estaba en Lima.

A las dos ediciones ecuatorianas de la Relación de Fray Gaspar de Carvajal se sumandos hechos de España, una en México, otra en los Estados Unidos y una ultima en Colombia.Hasta la fecha no había ni una sola edición peruana. Ya que es tiempo que esta tarea

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pendiente se lleve a la práctica y que vaya precedida por un conjunto de estudios quecontribuyan a la relectura de esta importante crónica amazónica desde perspectivas distintas:Geográfica, arqueológica, lingüística, etológica, demográfica e histórica. De esta manera sepodría superar científicamente los entrampamientos que se han producido en torno a estedocumento histórico, primero por las consecuencias que tuvo la llamada ”traición de Orellana yposterior mente a los asunto fronterizos entre Perú y Ecuador. Sólo así la Relación de Carvajalpodrá contribuir a la reconstrucción del pasado de los pueblos amazónicos y específicamentede la situación existente al momento de la invasión.

Las invasiones sobre el pasado que se vienen efectuando son un instrumento para lospueblos indígenas que, organizadamente, están tomando en sus manos la construcción de supropio futuro sobre la base de la comprensión científica de su pasado de su presente. Almismo tiempo estos estudios tienen que estar orientados a que se vayan derrumbando lossólidos muros del racismo que impiden que la población mestiza se dé cuenta de rol que yaestán jugando los pueblos indígenas en el desarrollo de la Amazonía y que, por otro lado, nopermitan que se produzca la unidad de todos aquellos que tienen interés histórico en forjar unaregión equilibrio ecológico, de la justicia y de la solidaridad

El presente trabajo busca restar los aportes etnográficos de la Relación de fray Gasparde Carvajal recogido las interrogantes que la narración sugiere y motivar al lector para elestudio de Arqueología Amazónica. La crónica amazónica todavía no es suficiente valorada yconstituye una veta en la reconstrucción del pasado cuando se produce su relectura a la luz dela investigaciones.

Primero trataré sobre la persona de Carvajal y su obra, luegó sobre la expedición y losproblemas que ésta plantea a la investigación, para finalmente entrar a ver lo referente a losindígenas amazónicos: el tamaño de los pueblos, su identificación, sus niveles de organización,la producción, las redes de intercambio y finalmente la comunicación verbal con los pueblos “visitados”

Iquitos, febrero de 1992

José Barletti Pasquale

1.- EL AUTOR Y SU OBRA

FRAY GASPAR DE CARVAJAL

Se podría señalar tres trabajos que destacan entre las biografia del fray dominico: Elprimer lugar la elaborada por fray Juan Meléndez ( 1935:339-352),cargando de alabanzashacia el hermano de religión y que busca salir al frente de la acusación de deslealtad que, apesar de haber transcurrido más de un siglo, seguía deslizándose contra el padre CarvajalPizarro. Las otras dos biografías son el resultado de indagaciones y han sido hechas por elbibliógrafo chileno José Toribio de Medina ( Carvajal 1894: XIV-XLV) y por Raúl PorrasBarrenechea ( 1986: 132-135).

En cuanto a su lugar de nacimiento, hay acuerdo en que se trata de Trujillo deExtremadura, pero en lo toca a la facha, Medina señala 1504 y Porras 1500. Ambos aducenpropias declaraciones de fray Gaspar: Sería 1504 porque en 1579 en una información deservicio rendida por Francisco de Valverde en Lima afirmó que tenía 75 años. Sería en 1500porque en varias declaraciones testimoniales ( Porras no señala cuáles son) dice tener 38

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años en 1538 y 58. Ante el vació documental que nos deja Porras tendríamos que quedarnoscon el dato e Toribio de Medina.

No se mencionada la fecha de ingreso de Orden de Santo Domingo. Su paso al Perúes puesto en 1534 por Meléndez, en 1537 por Medina y en 1538 por Porras. Los dos últimosseñalan documentos probatorios. Su venida respondía a un pedido que el Obispo Valverde, elde la captura de Atahualpa, había hechos al Padre General Dominico para que se enviaradiez religiosos desde España, Vinieron ocho, uno de ellos Carvajal, quien, según Medina, yaera Vicario Provincial en Lima en 1538 y le toco defender el derecho del asilo del convento enun pleito cuyos “autores existen en el Archivo de Indias”. Hay coincidencia en que se unió aGonzalo Pizarro cuando venía del Qosqo para tomar posesión de la gobernación de Quito y ensu participación en la expedición a la Tierra Dorada y la Canela. Las divergencias surgen en laapreciación en la conducta del frayle ante la decisión de Orellana de seguir río abajo. El padreMeléndez narra un incidente que no tiene respaldo documental. Dice que fray Gaspar yHernán Sánchez de Vargas se opusieron a la decisión de Orellana y fueron castigado por éldejándolos abandonados temporalmente en la orilla del río. Medina dice que se trata deabsurdo y Porras de un ingenuidad. Ambas calificaciones se complementan por Orellana.Porras acusa: “ En su crónica fray Gaspar trató de cohonestar la conducta de Orellanaaduciendo que la corriente era muy fuerte y que no pudieron subir en un año lo que habíanbajado en tres días, por la furia del agua “ ( Porras 1986: 133) . Medina exculpa: “ A Carvajal yotro religioso que con ellos iba, quizás por las consideraciones debidas a su estado sacerdotalse le dio también un lugar a bordo... Carvajal siguió la suerte de Orellana, desempeño conentereza y exactitud de las funciones de su sagrado ministerio” . ( Carvajal 1894: XIX).

A toda luces estamos ante el gran telón de fondo que haya detrás de la expedicióniniciada por Gonzalo Pizarro, culminada por Orellana y relatada por Carvajal, es decir, el debatesobre la “ traición de Orellana “.

Durante el viaje Carvajal fue herido dos veces, una en el muslo y otra en la caraocasionándole la pérdida de un ojo. No era con seguridad, un capellán que se escondiera enlos combates con los indígenas:

“.... y como estábamos todos cansado del mucho pelear ydescuidados, pensamos que teníamos las

espaldas seguras...”( Carvajal 1944: 26)

Al terminar el viaje en la isla de Cubagua, en septiembre de 1542, regreso a Limadespués de descansar. Orellana fue a Santo Domingo, donde entregó información aHernández de Oviedo y luegó se dirigió a España. Este Cronista de Indias se lamenta de nohaber conocido al autor de la Relación:

“ Y he deseado ver aquel religioso fray Gaspar de Carvajal de laOrden de la Orden de los Predicadores, questa relación escribió;y estos caballeros hidalgos me dijeron que se avía quedado adescansar en las isla de la Margarita; é digo que holgara de verleé de conocerle mucho; porque me parece que éste tal es dignode escribir cosas de3 Indias, é que debe ser creído en virtud deaquellos dos flechacos, de los cuales el uno le quitó o quebró elojo; e con aquel solo, demás de lo que su autoridad é personamerece, que muchos, según afirman los que le han tratado,creería yo más que a los que con dos ojos é sin entenderse nientenderse qué cosa son las Indias, ni haber venido a ellas.”

( Hernández de Oviedo 1945: 160)

Cabe preguntarse por razones que tuvo Carvajal para no ir con Orellana a SantoDomingo. Porras y Medina señalan motivaciones diversas y que concuerdan con susrespectivos puntos de vista sobre la conducta asumida por religioso ante la actitud de Orellana.

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Así, el primero ve que era necesario que Carvajal viajara de inmediato a Lima para ponersebien con Gonzalo Pizarro. En ese contexto ubica las dos cartas “ de sumisión y pleitesía” queescribiera al Conquistador. Hernández con audacia surgiere que fue Orellana quien envío alpadre Carvajal de regresó al Perú para justificarse ( Carvajal 1955: 32). Por su parte, Medinaseñala como razón el alto cargo que fray Gaspar desempeñaba y que lo obligaba a tomar sulugar en los graves conflictos que se estaban produciendo entre los invasores españoles enLima y en los Andes. De hecho hay varias pruebas del rol mediador que jugó en las GuerrasCiviles, Cabía sin duda, una doble motivación en la decisión de regreso a Lima.

Hasta su muerte, ocurrida en Lima en 1584, ocupó diversos cargos religiosos en varioslugares.

LA RELACION DE GASPAR DE CARVAJAL

En 1894 Medina decía:

“Si bien escrita sin arte, es el reflejo fiel de sus propiasimpresiones y de lo que presenció y el único documento quehasta ahora se conoce de aquel memorable suceso”.

( Carvajal 1894: XXIX)

Era la primera vez que se publicaba la Relación de Gaspar de Carvajal, después de350 años de haber sido escrita. Sin embargo, sobre ola expedición de Orellana, años antes,1851, había salido a la luz la versión de Gonzalo Hernández de Oviedo y desde antes habíareferencia parciales como las de López de Gómara, Agustín de Zárate, Antonio de Herrera,Cieza de León, Toribio de Ortiguera Gracilazo de la Vega, La Condamine, Jiménez de laEspada Maroni, Prescott. También habían relatado el viaje autores americanos, principalmenteecuatorianos.

Carvajal redactó su Relación en los años 40 del siglo XVI. El título completo es comosigue:

“Relación que escribió fray Gaspar de Carvajal , frayle dela Orden de Santo Domingo de Guzmán, del nuevodescubrimiento del famoso Río Grande que descubrió pormuy gran ventura el Capitán Francisco de Orellnadescubrió su nacimiento hasta salir a la mar, concincuenta y siete hombres que trajo consigo y se echó aventura por el dicho río y por el nombre del Capitán que ledescubrió se llamó Río de Orellana”.

Existe hoy en día dos copias manuscrita de la Relación de Carvajal. Una de ellas es delDuque de T´Serclaes de Tilly, que Ballesteros supone contemporáneo al autor ( Carvajal 1944:7) y la otra está contenida en la Colección Muñoz. En esta última hay “lagunas”, una de ellasextensa. La edición mexicana de la Relación de Carvajal utiliza este último manuscrito y JorgeHernández Millares, quien hace la introducción, dice lo siguiente:

“ En esta copia falta la parte de la Relación que se refiere ala llegada de los expedicionarios al río Coca, donde seconstruyó el bergantín... es decir, toda la parte relativa a lasupuesta “ traición” de Orellana. Esta copia podría fallarse enel siglo XVII, posiblemente en sus postrimerías a juzgar porla letra... Al publicar este documento hemos llenado lalaguna... tomando la parte que falta de las transcripción dedon Juán ( sic) Toribio Medina, quien utilizo una copiaperteneciente al Duque de T´Serclaes de Tilly que era la

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única completa que existía, esta entonces inédita... Nuestromanuscrito (el de la Colección Muñoz), en su redacción,ortografía y otras características parece una copia másantigua que la utiliza por Medina. Su encanto principal resideel la sencillez del relato, sin adornos literariosembarazosos... Muchas de tales discrepancias( entre ambosmanuscrito) son debidas, sin duda, a deficiencias de loscopistas, en unos casos; en otros nos atrevemos a suponerque son glosas añadidas posteriormente a lo escrito por elautor”.

( Carvajal 1955:28-35)

La edición de Medina de 1894 fue reeditada en 1994, también en España, sin lavoluminosa y erudita introducción y solamente con las notas. En 1958 en Quito se publicó laversión de Medina con una introducción de Roberto Paez en la que liga la negación de la “traición” de Orellana con su imperativo nacionalista.

“ Tenemos que conocer cómo se han ido construyendo losfundamentos de la nacionalidad y aporte que hemos dado connuestros hombres y nuestros recursos al descubrimiento yutilización de la tierras de América “

(Carvajal 1958:III)

El trabajo de Medina fue traducido al ingles en 1934 y se imprimió en Nueva Your: Labiblioteca Nacional de Colombia hizo lo propio en 1942. En este ultimo caso era una forma deafirmar, por la vida de la historia, su reciente llegada a las orillas de Amazonas. Diez añosdespués antes se había producido la Toma de Leticia.

Además de la Relación de Carvajal en sus dos manuscrito existe otro relato sobre laexpedición de Gonzalo Pizarro y Francisco de orellana. Se trata de la versión de GonzaloFernández ( o Hernández) de Oviedo, el Cronista de Indias, incluida en su “ Historia General yNatural de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano”. En la edición completa de 1851,salió a la luz por primera vez la tercera parte, cuyo capitulo XXIV

“... tracta de un maravilloso acontecimiento(el descubrimientodel Amazonas)... Sugund lo escribió... fray Gaspar de Carvajal,que a todo se halló presente su persona...

(Hernández de Oviedo 1945: 104)

Medina dice que Oviedo la “ Adobó a su gusto” ( Carvajal 1944: 7), es decir, que le hizoagregados y comentarios de su propia cosecha. El mismo cronista de Indias lo reconoce:

“... además de lo que escribió como testigo de vista un devotofrayle... yo he sabido después en esta cibdad de SantoDomingo del mesmo capitán Francisco de Orellana e otros conél vinieron. Las cuales el dicho frayle no escribió en surelación, porque no se acordó, o no le paresció que se debíaocupar en ellas; y decirlo hé como desde capitán é de susconsortes lo entendí...”

( Hernández de Oviedo 1851: IV, 384)

Medina concluye que ambos trabajos: la Relación de carvajal y el relato de Oviedo, secomplementan recíprocamente. Raúl Porras Barrenechea llega a una conclusión semejante

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cuando, de su puño y letra, escribe lo siguiente al final de la introducción de Antonio Ballesterosa la edición de 1994:

“ Hay variantes de importancia entre este texto (el de Carvajal)y de Oviedo, Basta cotejarlos. Esto fue lo que sostuvo. Los dostextos, el de Oviedo y el de Medina ( Carvajal) son auténticos.Tan auténticos el uno como el otro. Son dos versiones escritaspor el mismo autor sobre un diario de apuntes”.

(Carvajal 1944: 8)

Sucede de que Porras tenía en su biblioteca particular la edición de 1944 y como erade su propiedad hizo muchas anotaciones, valiosísimas por cierto, principalmente en lo quetoca a las diferencia que iba encontrando entre el texto de Carvajal que tenía entre manos y elde Oviedo. Hoy este ejemplar se encuentra en la Colección Porras Barrenechea de laBiblioteca Nacional (PB 560815). En la introducción, Ballestero hace hace referencia a unaconversación que sostuvo con Porras, en la que nuestros historiador habría sostenido queexistía otro manuscrito con variantes de importancia. Como se puede ver en la anotación quehemos transcrito, no fue eso lo que quiso decir.

En 1942 el Ministerio de educación del ecuador publicó por primera vez en América laRelación de Carvajal que incluía tanto la versión de Medina como la de Oviedo con un estudiocrítico del descubrimiento hecho por Raúl Reyes y Reyes.

Con relación a Oviedo, Medina dice que éste escribió el 22 de enero de 1543, una cartaal Cardenal Bembo, que estaba en Italia, contándole el “fausto acontecimiento” (eldescubrimiento del Amazonas) (Carvajal 1894: XXXVIII).LA carta, supone Medina, se habríaperdido y sólo existiría una extracta dado por Ramusio.El asunto ha quedado aclarado por Eugenio Asensio en el artículo que publicó en 1949 en laRevista en Indias, en el que presenta la indicada misiva, fechada el 20 de enero y no el 22,cuyo manuscrito se encuentra en la Biblioteca Vaticana. La transcripción de Asensio utiliza eltexto de la Biblioteca Vaticana le falta dos o tres lineas inferiores. Ramusio la Había publicadopor primera vez en 1556 y de ella se hicieron repetidas tiradas.

“Esta carta refrescaba reminiscencias clásicas caras a loshombres del Renacimiento...No es por lo tanto sorprendenteque la imprenta italiana la estampase repetidas veces”

( Asensio 1949: 575)

Habría una relación sobre la expedición escrita por el mismo Orellana. Medina da porhecho su existencia. Se basa en “ fragmento de textos oficiales”, como “el memorial de Juande Samano, en una carta el que vino del Perú( Orellana)...”. También cita López de Gómorra ya Herrera, quienes habrían visto la “ Relación” de Orellana, para concluir afirmando:

“...tenemos establecido de manera explícita que Orellanapresentó en el Consejo de Indias una larga relación que hoyaparecen los archivos. ¿Estaría esta relación basada en losapuntes del padre Carvajal?. Es muy probable, sin bien nopodemos menos de creer que fuera distinta de las dos queconocemos del religioso dominico, y que a las líneas generales

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trazadas por éste, Orellana añadiese sus propiasobservaciones y personales impresiones.”

( Carvajal 1894: XXXIV)

Las observaciones de Medina se vería reforzada con el texto de Cristóbal de Acuña ensu “ Nuevo Descubrimiento del Gran Río Amazonas”, escrito en 1693, quien en dos partesseñala que “SEGÚN ORELLANA” el río tiene” mil ochocientos leguas”. ( Acuña 1986: 48,59).

De la misma manera, aunque de forma más explícita, La Condamine dice:“ Se equivocan los geógrafos que han hecho del Amazonas ydel Marañon dos ríos diferentes...YA QUE EL MISMOORELLANA DICE EN SU RELACIÓN, que él encuentra a lasamazonas bajando el Marañon” .

(La Condamine 1783: 9-10)

No se puede descartar, pues, la existencia de una relación hecha por el mismoOrellana. La argumentación de Medina tiene asidero y responde a un razonamiento lógico . Enestos tiempos de descubrimiento de manuscritos es posible que aparezca el que nos ocupa.

El bibliógrafo chileno Medina, en su edición de 1894, publica documentos de gran valíaque complementan la Relación de Carvajal. Allí están la carta de Gonzalo Pizarro al Rey,escrita desde Tomebamba el 3 de septiembre de 1542 y la de Orellana al Consejo de Indias enValladolid el 7 de junio de 1543. Sin embargo, lo más notable son los cincos documentoselaborados por el escribano Francisco de Isásaga, miembro de la expedición. El mismoOrellana lo había nombrado para esta función el 4 de enero de 1542, en pleno viaje, “ en elpueblo de Aparia”, en el río Napo (Carvajal 1894:96) y lo primero que hace es registrar la tomade posición del pueblo de Aparia, el pueblo de Irimara “y en todos los demás caciques que hanvenido de paz”. Un segundo documento de se día es aquel en que el personal de Orellana lepide siga río abajo. En un tercer escrito, del día siguiente, Orellana ordena que se devuelva loque se había quitado a los indígenas y en el cuarto, del 9 de enero, toma posición “en oncecaciques”. Finalmente figura el del 1 de marzo en el cual se consigna que el personal nombra aOrellana “su capitán y le pide que no regrese. Juran todos ante el misal.

En el anexo publicado por Medina se encuentra probanzas, informaciones de méritos yservicios, la parte de la “ Jornada del Río Marañon” de Toribio de Ortiguera (1585) que tratasobre el viaje( capitulo XV), varios documentos afirmados por Orellana y la interesante relaciónde Francisco de Guzmán.

Se puede asumir la conclusión a que arriba Porras Barrenechea en lo que toca a laobra del padre Carvajal:

“ Debe suponerse, pues, que fray Gaspar de Carvajal llevó undiario de la expedición en el que anotaba las fechas de losacontecimientos , las notas más saltantes de éstos o sus juicioso emociones personales. A base de éstos redactaría la versiónqu ellevo Orellana a España y que copió Oviedo ( en SantoDomingo) y con los mismos apuntes redactaría másdescansadamente en Lima, una versión, que por hallarse cercade la influencia de Gonzalo ( Pizarro), presenta, quizás,mayores excusas y disculpas sobre la desleal actitud deOrellana”.

( Porras 1986: 134-135)

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2.- LA EXPEDICIÓN

Se han varios esfuerzos por construir el itinerario seguido primero al mando deGonzalo Pizarro y luego de Orellana. Entre los más serios se encuentra el de Marcos Jiménezde la Espada, editor de las Relaciones Geográficas de Indias, quien hizo el recorrido desdeQuito hacia la selva en el siglo pasado y del cual toma Medina el material para establecer laruta seguida aunque discrepando con él ( Carvajal 1894: LXIV-CLXII). Otros trabajos dereconstrucción de trayecto han sido hechos por Raúl Reyes y Reyes ( Carvajal 1942), jorgeHernández Millares ( Carvajal 1955), Roberto Paez ( Carvajal 1958), Ladislao Gil Munilla (1955), Humberto Pérez de la Ossa ( 1935). Hay otras referencias, que no han podido serubicados.

Gonzalo Pizarro, en su tramo final , sale de Quito a fines de febrero de 1541 con unos4,000 indios y 220 españoles . Avanza unas 30 leguas hasta Zumaco donde siente su “real”, sucampamento. Se une Orellana. Al cabo de 70 días de ir a pie por el bosque la avanzadaencuentra los árboles de la canela y también ” indios salvajes”. Gonzalo sigue con su genteunas 20 leguas por la orilla hasta llegar a un río grande. Allí ordena construir un bergantín. Aeste lugar la llaman Barco. Navegan 43 jornadas y llegan hasta un gran despoblado. Seproduce la separación de Orellana con 57 hombres. Una primera etapa de 9 días termina el 1de enero de 1542 en que se encuentran en “ Aparia el menor”. Se quedan allí un mesconstruyendo el segundo bergantín. Parten el 2 de febrero y a 20 leguas pasan frente a la sedede Aparia el menor ( al pasar la boca del río Curaray.)

El 12 de febrero llegan al Amazonas en la versión de Hernández de Oviedo está lasiguiente narración:

“Se juntaron dos ríos con el río de nuestra navegación y erangrandes, en especial el que entró a la mano diestra, comoveníamos el agua abaxo: el cual deshacía e señoreaba todo elotro río e parecía que le consumía en sí; porque venía tanfurioso e con tan grand avenida, que era cosa de mucha grimay espanto ver tanta palicada de árboles e madera seca comotraía, que pusiera grandísimo temor mirarle desde la tierra,cuanto más andando por él”

( Hernández de Oviedo 1944: 116)

Después de 15 días llegan a territorio de “ Aparia el grande”.Allí construyen otro bergantín ( se quedan 57 días). El 24 de abril reinician el viaje. Estoslugares estarían por la actual frontera entre el Perú y Brasil. El 12 de mayo están en territorioMachiparo y libran combate. A los pocos días pasn por Omaguas y luego por dominios del “señor Paguana”. El 3 de junio estarían en la boca del Río Negro y el 10 en la del Madeira ( RíoGrande). El 24 de junio Carvajal es herido. Se encontraría un poco arriba de la boca delTapajos . Alrededor del 20 se dedican 18 están a arreglar las naves. Reinician el viaje el 8 deagosto. El 24 están en la boca del Amazonas. El 26 inician el último trmo por el mar, llegandoentre el 9 y 11 de septiembre a la isla de Cubagua.

Hay vario problemas geográficos que no están resueltos debido a lo cruzado de lainformación proporcionada por Carvajal y por Gonzalo Pizarro. Cada uno trata de justificar suspropias posiciones. El punto más oscuro es aquel hasta donde llegó Pizarro y desde donde seseparó Orellana. Los cálculos de Medina parecen pocos más arriba de la desembocadura en elCoca. Se habría determinado para la construcción del bergantín en el río Napo más debajo dela desembocadura del Aguarico. Al parecer los estimados de Jiménez de la Espada estaban

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influenciados por la tesis de la traición de la cual es defensor y por la carta de Gonzalo Pizarroy la realidad concreta.

Las “Noticia Auténticas” del padre Maroni contienen una descripción muy minuciosa,hecha dos siglos después, del trayecto desde Quito hasta la parte media del río Napo. Hacereferencia a caminos alternativos que se utilizaban antiguamente ( Maroni 1988: 113-120).Acuña proporciona datos más granearles (1986: 69-72). Este tipo de información puede servirde base para un trabajo por la expedición. ( Maroni 1988: 113-120).

En la relación de Carvajal existe varias referencias a la “ tierra adentro”, a laspoblaciones alejadas de las orillas, principalmente cuando pasan por lo que hoy es territoriobrasilero, en las cercanías a los ríos Yarua, Purus, Medeira, que llegan desde los Andes deBolivia, territorio de los Moxos. Algo semejante sucede alrededor de las desembocadura de losríos Tapajos, Xingú y Tocantis que tienen comunicación con la cuenca del Río de la Platal.

Un tema de discusión gira en torno a las circunstancias y motivaciones de laexpedición. Para Porras étas fue parte de un plan general elaborado por Francisco Pizarro en1539, que consistía en enviar varias expediciones desde el Qosqo. Había que ocupar a lossoldados después de la Guerra de Salinas. De esta manera mandó a Pedro de Candia a Madrede Dios, a Diego de Rojas al Río de plata, a Gonzalo Pizarro a la región de El Dorado o País dela Canela y a Pedro de Valdivia a Chile. Todos ellas se organizaron y equiparon en el Qosqo ypartieron de esa ciudad.

Al respeto, Gil munilla Hace el siguiente comentario:

“Afirmar que Gonzalo Pizarro partiendo del Cuzco, conhombres, pertrechos y dinero del Perú, fue a la conquista de laAmazonía es querer demostrar demasiado, como se apreciaríaleyendo al P. Carvajal, a Oviedo, a Cieza, a todos los cronistasde la empresa, porque los aprestos para la entrada de Pizarrotuvieron lugar en Quito. El descubrimiento del Amazonas nodebe invocarse como titulo de acceso a un determinadoterritorio, a favor de una determinada nacionalidad moderna”

(Gil 1954: 112-113)

Estando de acuerdo en la parte final de lo dicho por Gil Munilla, no puede dejarse delado las argumentaciones de Porras, entre las cuales está el testimonio de Pedro Cieza deLeón, el llamado “príncipe de los cronistas”:

“ E como Gonzalo Pizarro viese el mandamiento de Marques yel despacho que él enviaba, con alguna gente se partió por elcamino real de la ribera para ir a Quito, con determinación dehacer la entrada en la Canela, de la cual se tenía mucha noticiade que había gran riqueza”.

( Porras 1942 a: 117)

En la realidad, en cada momento se ha producido un desplazamiento del tema deinterés en lo que toca a la expedición de Orellana. Durante mucho tiempo ha girado en torno ala “ traición” y a raíz del conflicto peruano ecuatoriano, desde hace siglo y medio, laargumentación de ambos lados se centra en el punto de partida o preparación de la expedición.

Con relación a las motivaciones de Orellana: Gil Munilla hace una propuesta aceptable:

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“ Hay que admitir , como indudable, que lo imaginativo añadíaestímulos a proseguir la marcha río abajo, pero de ningunamanera acepta que son ellos los únicos determinantes de lanavegación. Un gran descubrimiento, por fantásticos que sepresente a los ojos de cualquier conquistador americano, nopodría obsesionarles hasta tal punto que se perdiese la ideaser necesario enterar al Emperador de su nuevo hallazgo, paraobtener en propiedad la nueva parcela de tierra, que llenaba lasaspiraciones” feudatarias” del español en América, en elperiodo que estudiamos”.

(Gil 1853: 116)

Semejante es la opinión de Prescott:

“En este terrible dilema, una idea iluminó su mente que fuelanzar el barco al río de las Amazonas y bajar por él hasta sudesembocadura. De este modo se prometía visitar las ricas ypopulosas naciones que según los indios cubrían sus orillas,salir al grande océano, pasar a las islas inmediatas y volver aEspaña a reclamar la gloria y el galardón del descubrimiento”.

( Prescott 1853: 116)

En torno a la leyenda de las mujeres amazonas, el padre Maroni, en el siglo XVIII,establece un principio que bien puede aplicarse a la búsqueda de El Dorado o otros portentosen la Amazonía.

“Todos las demás noticias y relaciones que citan a su favorotros autores se fundan en tradiciones de indios, que tienen porcostumbre, en hablando con gente española, REPONDER ASUS PREGUNTAS, NO HAY LOQUE CONOCEN SERVERDAD, SINO LO QUE LES PARECE HA DE GUSTAR DEOIR AL QUE PREGUNTA, CONFORME ME HE ENSEÑADONO POCAS VECES LA EXPERIENCIA... entre todas lasnaciones de Marañon la más diestra en fabricar mentiras es lade los Omaguas”,

(Maroni 1988: 93)

Algo de esto es lo que sucede decir Franklin Pease, cuando enfatiza en que algunos delos llamados” mitos americanos o andinos” son en realidad “mitos mediterráneos, mitoeuropeos”.

En algunos casos la experiencia misionera , que conllevaba una relación muy estrechacon los pueblos indígenas amazónicos y que exigía largo desplazamiento a través de los ríos,fue permitiendo que se esclareciera el choque de concepto geográficos: lo que se creía y loque era.

La crónica amazónica, que viene siendo rescatada y estudiada, permite dos tiposopuestos de aproximación a la realidad: Por un lado puede asumirse enteramente lo escrito yhurgar a partir de ello y por otro lado, se puede tomar distancia frente al cronista acusándolo detener una lectura ideologizada de la realidad. Algo de esto último hay en la apreciación deAndré Meracel D`Ans:

“Carvajal redactó su relato con le evidencia preocupación dedisculpar a su amo...Para este fin el mejor método consistía en

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insistir sobre la hazaña cumplida demostrando hábilmentecómo el viaje de Orellana había producido el doble efecto deabrir inmensos territorios a la corona española a la vez quehabía llevado a incontables almas de infieles a la rebelión delcristianismo. Gaspar de Carvajal aportó a esta apología deOrellana todos los recursos de su talento e imaginación...”

(D`Ans 1976: II,I)

Otra es la opinión de Thomas Myers, quién hace una importante reflexión sobre lacrónica amazónica , en su artículo sobre la reconstrucción de los patrones comunales deasentamientos antes de la invasión española:

“...ni Lowie ni Steward parece haber tomado en cuentaacertadamente el sentido de la diferencia entre los relatos delos pueblos del Bosque Tropical en los siglos XVI y XVII... yaquellos de fines del XIX y comienzos del XX QUIZASPORQUE SIMPLEMENTE CREÍAN QUE LAS FUENTESTEMPRANAS NO ERAN CONFIABLES PORQUE HABIANSIDO ESCRITA POR AVENTUREROS CEGADOS POR LACODICIA DEL ORO, O POR MISIONEROS QUE SACABANVENTAJA DE SUSU DESMESURADAS ESPECTACTIVAS...EL ANÁLISIS DE ESTAS FUENTES INICIALES CONLLEVANUNA IMAGEN BASTANTE DIFERENTE A LA PRESENTADAPOR O: BSEVADORES POSTERIORES... Una distincióntopológica del mismo estilo se da entre las culturas del bosquetropical de los de los siglos XVI y XVII y los indígenas actuales”.

(Myers 1981: 34-35)

El interés el la crónica amazónica tiene hoy un eje: la reconstrucción del pasado de lospueblos indígenas entre el hombre y la naturaleza. Esto exige un trabajo de relectura y decompulsa con otras fuentes, así de retomar los aportes de los distintas disciplinas científicas .

3.- LOSPUEBLOS INDÍGENAS AMAZÓNICOS EN LA RELACION DE CARVAJAL

Anota Porras que en la Relación “ Los datos etnográficos son siempre esquivos” (1986: 135)

“La descripción de estos pueblos tiene siempre la vaguedad ylejanía producida por el paso furtivo de la expedición en periplofluvial.

(Ibidem)

Cuatro décadas atrás el mismo Porras había opinado de la siguiente manera:

“...con solo un ojo vio más que todos los etnógrafos ynaturalistas de posteriores y prosaicas épocas de positivismo.Del relato de Carvajal surge una geografía humana maravillosacon ciudades de doscientas leguas, cuya desaparición posteriorhubiera entristecido a las casas y leyendas fabulosas como lasde los grandes señores Omaguas, Aparia, Machifaro y, sobretodo la de las belicosas Amazonas que se instalan parasiempre en la toponimia fluvial de América.”

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¿Qué logran expresar esos ” datos esquivos”?. Cabría preguntarse por el tamaño de lospueblos por su tipos de asentamientos, por la identidad de los pueblos “visitados”, por suorganización y por su lengua “ que Orellana entendía”.

3.1 EL TAMAÑO DE LOS PUEBLOS

Carvajal lo mide unas veces por el número de habitantes y otras por la extensión delasentamiento o de la zona de “ dominio” territorial. Así, con relación a los Machiparo anota que “tiene muchas y muy grandes poblaciones que juntan de pelea cincuenta mil hombres de edadde treinta hasta setenta” ( 1944:24) y que “tanto tardamos en salir de la población de este granseñor llamado Machiparo, que al parecer de todos duró más de ochenta leguas” (P.29).Cuando pasan por elseñorío y tierra de Omagua “por ser los pueblos tantos y grandes y habertanta gente, no quiso el Capitán tomar puerto “ y cuenta que fueron “caminando por esta tierramás de cien leguas” (pp.30-31). La provincia de`Picotas duraba sesenta leguas (p.35) y la deSan Juan cincuenta leguas (p.39).

El cronista algunas veces habla de “barrio” lo que , implícitamente , se contrapone a unasentamiento lineal.

La determinación del volumen poblacional tiene que ver con el nivel de concentración,con la densidad demográfica. Al cabo de dos siglos el padre Maroni decía:

“No ha habido tampoco nación... que viva toda junta a modo deuno o más pueblos... suelen vivir en cosas o rancheríasaportadas la unan de la otra muchas leguas y aun jornadas decamino... Esto es lo que acontece principalmente con los indiosque viven tierra adentro, que son los más, pues lo quellamamos indios de río, como son los Cinibos , Omaguas,Yurimaguas, que vivían en Islas, los hallaron nuestrosmisioneros poblados en unos como barrio”

El padre Acuña en viaje del capitán Texeira, en 1639, se refería a la concentración:

“Están tan continuadas estas naciones, que de los últimospueblos de las unas, en muchas de ellas se oyen labrar lospalos en las otras”

(Acuña 1986: 60)

Parecía que estamos ante una información fantasiosa. Es difícil imaginar que puedahaber disminuido tanto la población. Por eso Myers señala que

“...Tradicionalmente se explicaban las difencia ignorándolas ocon la explicación de que las crónicas antiguas eranmentirosas. Por eso, la mayoría de estudio sobre las culturasamazónicas empiezan con la idea de que las culturasindígenas actuales son casi iguales a las que existían al iniciodel contacto europeo. Así Steward y Faron estiman que lapoblación selvática llegó a unos dos millones de personas en eltiempo del contacto; con una densidad de unas 0.6 personaspor milla cuadrada (0.23 personas por kilómetro cuadrado)”

(Myers 1988: 63)

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Myers muestra otras estimaciones más generosas como la Denevan que elevan hasta6`800.00 la población aborigen en la cuenca amazónica y en cuanto a la densidad reconoce lasdiferencia entre las diversas zonas, siendo la mayor de 14.6 para la cuenca inferior yestableciendo un promedio de 0.7.

Denevan de quien toma información Myers, en su artículo sobre la población aborigende la Amazonía en 1942, señala las limitaciones del trabajo realizado por Steward:

“ Sus cálculos son extremadamente bajos por varias razones,algunas reconocidas por él mismo. En primer lugar...generalmente usó datos históricamente relativamente tardíos, lamayor parte posterior a 1650, no tomando en cuenta así eldeclive inicial que con frecuencia fue rápida y muy significativo .Segundo, Steward tenía una desconfianza general. Tercero,con mucha frecuencia utilizó un área demasiado amplia parauna población tribal dada, ocasionando así que la densidadresultante fuera mucho menos que la debida. Cuarto...hizo unabúsqueda muy incompleta de literatura antigua...finalmente, lasbajas densidades de población dadas...a diferentes zonas de laAmazonía no sirven para explicar la existencia de numerosasaldeas grandes reportadas por primeros viajeros, la elaboradacerámica conocida en muchos asientos arqueológicos, ni loslogros organizacionales, agrícolas ni materiales de los pueblosdel oriente boliviano documentados históricamente”.

(Denevan 1980: 4-5)

De todas manera, Myers concluye que la evidencia histórica es escasa en lo que altamaño de las poblaciones y que el cálculo se hace más difícil por la distribución muy irregular yen su mayor parte muy dispersa. De ahí que establece una metodología consistente enrecurrir a la información que pueda proporcionar el estudio de los patrones de subsistencia yrecursos. Una zonificación ecológica le permite una mayor aproximación y llegada al estimadode 6`800,00 para toda la cuenca.

Tanto Denevan como Myres y en general todos los autores que hacen referencia a lapoblación indígena amazónica, concuerdan en que las peste introducidas por los europeos hanconstituido el factor principal de despoblamiento.

“Antes de la entrada de Orellana en 1542, habían por losmenos cuatros brotes de peste en las márgenes del Amazonas( 1504, 1522, 1526-7 y 1531). Es probable que la peste llegaraal centro de la cuenca amazónica donde habitaban laspoblaciones mayores. Entre el viaje de Orellana y el de Pablode Orsua 1561, se dieron cinco epidemias más en las misionesjesuitas del Brasil ( 1522, 1558, 1560, 1562 y 1563)... Ya seadesde el norte, sur, este u oeste, estas peste pudieron serintroducidas en la Amazonía por medio de las cualesintercambiaban por toda la Amazonía una gran variedad deproductos especializados”.

(Myers 1988: 63-64)

Myres afirma que la misma expedición de Orellana fue portadora de epidemias.Recuerda que los viajeros descansaron juntos con la población en algunos lugares y que elcronista menciona la abundancia de mosquito (posible vectores). Además seis españolesmurieron en Aparia el menor, en el Napo. Anota que esto no quiere decir que hayan contagiadola enfermedad causante de la muerte, “pero es muy probable que estos hombres expusieran a

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los nativos a las males andinos o europeos, contra los cuales los selváticos no teníaninmunidad “ (Ibidem)

Considerando las peste durante los cien primeros años. Denevan establece que habríaque tener en cuenta un factor (3.5) para el cálculo de la población de la costa brasilera y para elBajo Amazonas.

“ Así, por ejemplo, el estimado misional de 15,000 Omaguas alo largo del Amazonas central en 1641, puede incrementarse a52,500 al tiempo del viaje de Orellana en 1542”

( Denevan 1980: 12)

Parece, pues que la observación de Carvajal en cuanto al volumen y concentraciónpoblacional no peca de exagerada. Los trabajos reseñados son los primeros intentos decompulsar las Crónicas misioneras con los datos de la Arqueología, de la Antropología, de laecología. En la misma línea van los trabajos de Myres relativos a los tipos de asentamientos.

La lectura corrida de la Relación de Carvajal resulta chocante para aquél que ha viajadoun poco por nuestra Amazonía. Se requiere mucha imaginación para retroceder cuatro siglos.Porras lo hace:

“La impresión general que se obtiene del relato del qpadreCarvajal es la de la travesía por tierras densamente pobladasen las riberas del rio, de las que surgen infatigablementeescuadrilla de canoas indígenas y nubes de flechas que seclavan en las bardas del navío, mientras suena pifanos yatambores y, en la tierra cercana ,danzan los indios al son deritmo de pasadillas”

(Porras 1986: 136)

3.2. LA IDENTIFICACIÓN DE LOS PUEBLOS

En la Relación unas veces se utiliza el nombre del “señor” (Aparia, Machiparo, OmaguaPanguana). Otra veces la denominación surge de algún rasgo resaltante, por ejemplo, Picotas(p. 34), debido a la presencia de cráneos sobre estacas que ven en la orilla del río. También seles identifica por el nombre del río que desemboca en la zona, como es el caso de la llamadaprovincia de San Juan (p.39), posiblemente del río tapajós.

Aquí son esquivos los datos etnográficos. Después de Carvajal sean continuadoasignando nombres diversos a los pueblos indígenas amazónicos. Poco a poco, con el correrde los siglos los grupos sobrevivientes van rescatando el nombre por el cual deben serreconocidos por lis demás, es decir, el equivalente en su lengua a “ gente de este lugar”

Es cierto por los tanto, que fray Gaspar “ no es explícito cuando se refiera al nombre delos indígenas de la ribera de estos ríos”. (Casanova 1980: 77). Pero tampoco puede serlo. Setrata de un viaje fugaz y sin antecedente conocidos.

Cuando se revisa las crónicas misioneras uno encuentra abundante información sobrepueblos indígenas en lo que toca a su ubicación, pero la confusión se produce por ola migraciónvoluntaria o forzosa que se ha producido principalmente a partir de la invasión. De ahí que

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sean importantes los trabajos que se vienen haciendo sobre migraciones de cada pueblo. Porejemplo de este tipo con los Yagua aunque sólo logra remontarse hasta fines del siglo XVII.(Chaumeil 1981).

El pueblo que más debate ha ocasionado entre los estudiosos de la Relación deCarvajal es el de Aparia. Medina presenta la propuesta de Jiménez de la Espada. Quienestablece relación entre Irimara, Omagua, y Aparia. Los primeros se encuentran “ por el ríoNapo o de Santa Ana los límites superiores al desagüé del Coca”. Indica que el padre Fritzhabía conocido y tratado a un Irimara que residía un poco más debajo de la junta del Napo ydel, Marañon, Jiménez de la Espada menciona el documento redactado por Francisco deIsásaga ( Carvajal 1894: 96 en el cual se llama pueblo de Aparia, o sea del curaca que lo regía,e incluso hace derivar la palabra de dos voces Omagua: “abba”, padre, patriarca, señor y “aria”,arian, ariana.” Porque conviene saber que los Omaguas, pobladores de las orillas del Napocomprendido entre el Coca y el Aguarico, según el padre Fritz apellidábase, aún a fines delsiglo XVII Arianas”. También hace referencia a “otro jesuita”, el de las “Noticias auténticas” (Ahora sabemos que se trata de Maroni), quien asegura que a principios del siglo XVII vivíanunos indios Arinas en las cabeceras del Tiputini. En el esfuerzo de establecer la demarcaciónentre Aparia el menor y Aparia el grande, coloca al río Curaray en medio, concluyendo que elpueblo de Aparia, donde desembarcó Orellana, debía caer muy cerca de las juntas del Coca.(Carvajal 1894: LXXXVIII-XC)

Medina discrepa en cuanto a la ubicación:

“Lejos de creer que el pueblo de Aparia caía hacia las juntas delCoca, deducimos que el centro etnográfico en que radicabansus pobladores eran precisamente aguas arriba y aguas abajodel Curaray, o sea, por el norte hasta la confluencia del Napocon el Aguaruna y por el sur u poco más debajo de las juntasdel Napo con el Marañon. El centro debería ser el Curaray”.

(Carvajal 1894: XC-XCI)

La apreciación de Medina tiene concordancia con el dato de que el “señor” Aparia vivíaen la desembocadura del Curaray en el Napo. Orellana quiere detenerse allí porque ha sidoinvitado, pero no puede hacerlo porqu hay una palizada y encuentro de corrientes de agua. Elúnico lugar que tiene esa características es la boca del Curaray. Más arriba, el Aguarico, noocasiona este fenómeno.

Es evidente que la argumentación en uno u otro sentido tiene mucho que ver con queuno está a favor y el otro en contra de la tesis de la “traición”. Para Jiménez de la Espada le esmuy importante colocar lo más arriba posible el desembarco en Aparia para demostrar así queOrellana tenía posibilidades de regresar hasta donde estaba Gonzalo Pizarro. Esto lo hacenotar Gil Munilla:

“Jiménez de la Espada se fija en la de Pizarro (carta al reydesde Tomebamba y relación del descubrimiento) sobre lasjuntas de los dos ríos...El erudito americanista dice que talesjuntas no pueden ser otras que las del Coca-Napo. Así, ApariaMenor...debía caer un cierto ”cuando” más allá de la confluenciacitada...El primer poblador de Aparia MenorYmara...pertenecerían a los Omaguas encontrados por Pizarroen el lugar donde construyó el bergantín...Como erafundamental demostrar que los Omaguas han habitado enBarco, acude Jiménez de la Espada al testimonio del padreFritz, en cuyo tiempo los Arianas u Omaguas poblaban del

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Coca al Aguarico...No hace falta notar lo discutible de talafirmación. De aquí y de suponer que Aparia Mayor está en elCuraray...y que este río dista del Coca 6 leguas, aservacióndesprovista Menor en las proximidades de la confluencia delCoca y Napo

(Gil 1954: 248-249)

Al respecto, la referencia de Maroni sobre el reciente establecimiento de los Omaguas,es muy precisa:

“Una jornada corta más debajo de Tiriri sale a mano derecha elrío, o por mejor decir riacho,Tipuetine, en cuyas cabecerasviven hoy unos Omaguas o Arianas, que son al presente lospiratas desde río, en que andan ejecutando a cada paso cruelematanzas“

(Maroni 1988: 118)

El misionero, en otra parte de su obra, trata de establecer la forma en que los Omaguahan llegado a esos lugares:

“Con ocasión del alzamiento de los Icaguates que mataron alcapitan Juan Palacios, es muy verosimil que los españoles deBaeza y quixos llevarían para arribar los Omaguas que vivíancerca de Aguarico y los poblarían en las juntas del río Sunu,según tradición que conservan hasta el dìa de hoy los vecinosde Santa Rosa (está escribiendo en el primer tercio del sigloXVII)...desde Sunu, habiendo alzado también ellos y muerto asu encomendero, parte se retiraron a las cabeceras delTipuetini...y parte se dejaron ir río abajo hasta encontrarse conla fuerza de su nación, que vivía en las islas delMarañon...Consta aun que hay algunos Omaguas... paraarribar, hacia la quebrada de Eno O Quebeno... hasta donde seextendían antiguamente sus tierras”.

(Maroni 1988:220)

De lo expuesto se pudría deducir que los Arianas eran un pueblo Omagua, que Apariaes el nombre del “señor”, con el que Carvajal designa al grupo y que en tiempos de expediciónno se habían extendido hasta el Cosanga, donde Gonzalo Pizarro indica haberlo contactado.

En cuanto al denominación Omagua, los estudiosos la usan unas veces para designar atodo el pueblo tupi y otras a una parte.

André Marcel D´Ans anota:

« Aquellos pueblos tupi- guaraníes (omaguas, cocamas,cacamillas, Yurimaguas, maynas) contribuyeron la últimaavanzada de la Expansión de su grupo lingüístico por todo elcurso del Amazonas. Entre ellos y los demás pueblos ribereñostupi-guaranies establecidos más abajo, no se constata ningunasolución de continuidad... las culturas ribereñas demuestranuna verdadera continuidad a medida que uno remota el cursode los ríos...”

(D`Ans 1976: 38))

Omaguas es uno de los pueblos más mencionados en la crónica de los jesuitas, que,como se sabe, desarrollaron su actividad en la parte norte de la Amazonía.

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“La principal y más numerosa destas naciones, a quienantiguamente tenían mucho las demás, es la de los Omaguas,oriundos probablemente de los Tupinambas del Barsil, como loda a entender su idioma, que poco se diferencia del que losportugueses llaman Leguas General o de los Tupinambas, ysegún dicen, se extiende a muchas naciones del Brasil.

(Maroni 1988: 304)

Prosigue el padre Maroni con un recuentro de sus costumbres, su organización, suregión, su producción. El padre Uriarte llama a los Omaguas “La flor de los Marañones” (1986:24) y dice que predomina la legua de este pueblo (2259, uqe es diversa en toda la región(389).

Gonzáles Ruiz considera a los Omaguas como uno de los grupo Tupi:

“Los Tupís fueron las tribus más civilizadas del Brasil, pero nollegaron a conocer los metales, si se exceptúa los Omaguas,por el contactos con la poderosa civilización Quechua...Comogrupos típicos de la familia Tupi citaremos los Cocamas y losOamguas...Los Omaguas ...habitaban desde el Napo hasta elPutumayo en el siglo XVI, Orellana los consideraba inteligentesy valerosos”.

El padre Espinoza apunta:

“La denominación Omagua puede originarse de om-awa “vergente”, que está atenta, atisbando, gente espía, nombre quepudieron darle susu vecinos y parientes, los Kakama, y que lesestá muy bien por ser gente dispersa por las islas y oírlas delAmazonas y por su vecindad con éstos, con los cuales debierontener algunos chaques bélicos...Todos esto no deja de sersuposición de tantas”.

(Espinoza Ruíz 1942: 59)

Mercie ( 1985:51) cita a Lathrap ( 1970: 150) y señala que para la fase Napo, por elAguarico y el Tiputini, las fachas de ocupación van de 1100 a1700:

“Tiene su origen en los proto - Cocama u Omagua. Lalingüística también señala una migración río arriba... a partir delAmazonas central. A la llegada de los blancos, el idioma Omaguadenominaba la cuenca del Amazónica, desde la boca del Napo hasta lade Yuruá,... en el tiempo del descubrimiento , según Metranux, lostiempos Omaguas estaban en plena expansión. Anualmente los gruposguerreros, siguiendo los ríos alcanzaban regiones atacando pueblos...”

Finalmente, con relación a los Omaguas, hoy quedan rasgos de la Reducción JesuíticaSan Joaquín de Omagua que en sus orígenes estaba ubicada en las cercanías de Pevas y fuetrasladada a un lugar entre Nauta y Tamshiyacu. Cerca de allí, tierra adentro de Porvenir, estáSan Salvador de Omagua, donde parece que realmente quedó la Reducción ya que serecuerda la existencia de una gran campana de bronce que luego se la llevaron a San Joaquín.En este lugar, hasta hace algunos años, solamente hablaban el “omagüino “ unos cuantosancianos.

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Chaumeil, en la primera edición en francés de su libro sobre las migraciones Yagua (1997), mencionó la posibilidad de que este pueblo fuera el denominado Aparia por carvajal eincluso intentó una etimología del término Aparia en lengua Yagua.- Posteriormente, en laprimera edición castellana de 1981, hace precisiones muy importantes:

“ A la luz de las crónicas del siglo XVI, el contacto entreOrellana y los Pebas-Yagua no aparece tan evidente como lahabíamos surgido en esta obra. Las oírlas y las islas delAmazonas, entre el Putumayo y el Napo, estabanprincipalmente pobladas por grupos Tupi (Omagua), llegadosde la costa brasilera en una época anterior a la conquista. En sumomentos expansionistas de carácter mesiánico, los Tupi muyposiblemente empujaron a su paso a la poblaciones ribereñashacia el interior de las tierras. No obstante, la existencia derelaciones bilaterales de intercambio que dan atestiguadasclaramente para la zona considerada entre los asentamientosTupi ribereños y los poblaciones interfluviales entre los cualespodrían figurar los Peba- Ygua, entre otras.”

( Chaumeil 1981: 209)

Betty Meggers trata de establecer evidencias culturales para determinar la distribuciónde los pueblos amazónicos desde la antigüedad y señala tres tipos de limitaciones para lograreste objetivo:

“Vasta áreas se desconocen arqueológicamente, cientos deidiomas permanecen sin ser clasificados debido a unainadecuada información, o han sido categorizados sobre labase de unas cuantas palabras; son pocos los estudiosetnográficos detallados y con frecuencia se limitan a un aspectoparcial de la cultura”

(Meggers 1983: 16-17)Señaladas las limitaciones, intenta distribuciones lingüísticas etnográficas y

arqueológicas para luego aplicar el “modelo biogeográfico a la evidencia cultural”. Ya antes, consu esposo Clifford Evans (1981), había establecido “algunas consideraciones teóricas” para lareconstrucción de la Pre-historia amazónica sobre la misma base, aplicándose a los Tupi –guariní. En lo que toca a las migraciones de estos pueblos, dice:

“Los primeros exploradores europeos del litoral brasileño queindagaron de indios Tupi- guaraní la razón de sus migraciones,fueron informados que éstos estaban en busca de un paraísoterrestre “donde no habían ningún sufrimiento , donde los picoscavarían el suelo sin ayuda y donde los cestos seríanmilagrosamente llenos sin que ninguno levantara la mano”(Metraux 1927: Migraciones historiques des Tupi – guaraní).Como los sitios arqueológicos Tupiguaraní del litoral estánsiempre en lugares de bosque, implica haber sido tanpreferido”.

(Meggers 1981: 24-25)

En cuanto a los otros grupos mencionado en la Relación de Carvajal, los Machiparo noson nombrados en las crónicas misioneras. Porras Barreachea, cuando trata sobre las primerasentradas amazónicas, relata la de Alonso de Mercadillo en 1538 a los Chupechos, en la que 25de sus hombres se internaron en una provincia muy rica de oro y poblada de indios que sellamaban Machifalo. Toma esa información de Jiménez de la Espada y ubica a ese pueblo entre

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las desembocaduras del Napo y del Putumayo, “mas cerca de está ultima”. (Porras 1942 –a:115).

3.3 LOS NIVELES DE ORGANIZACIÓN

La Relación deja la sensación de encontrarse ante pueblos muy organizados, condominios señoriales:

“...y así que llegaron, le dijeron (a Orellana) que ellos eranprincipales y vasallos de Aparia y que por su mandato venían anos traer de comer...”

(Carvajal 1944: 19)

“...y saltó el señor en tierra, y con él muchos principales yseñores que lo acompañaban, y pidió licencia al Capitán paraser asentar...”

(Op. Cit. 20)

Parecería que el padre Maroni corroborara esta impresión

“Los Omaguas se Precian de haber tenido siempre, aún antesde ser cristianos, una como especie de policía (civilización) ygobierno de vivienda muchas de ellos vida sociable, mostrandobastante sujeción y obediencia a sus principales curacas...”

(Maroni 1988: 306)

Lumbreras cita a Betty Meggers:

“En su libro sobre la Amazonía describe a los Omaguas yTapajós que llegaron a organizarse al nivel de “Señoríos” :“Cada aldea tenia un jefe y todas las aldeas en una provinciasestaban unidas bajo un alto jefe...El jefe Omaguas de fines delsiglo XVIII era llamado Tururucari, que quiere decir ‘dios’. Sudomino se extendía a lo largo del río por más de 100 leguas yera obedecido universalmente con gran sumisión... Al ladoopuesto de la escala social de los jefes...esclavos...eran usadospara el trabajo agrícola y asuntos domésticos...”(AmazoníaAldine. Ney York 1971)

(Lumbreras 1981: 9-10)

Una opinión extremadamente opuesta presenta Thomas Myres:

“Con seguridad no existía ninguna unidad política supra-localexcepto bajo la circunstancia muy inusuales y de poca duracióny mucho menos nada que se parezca a un estado”.

(Myers 1981:36)

Alejandro Camino establece conclusiones semejantes, aunque no queda claro si serefiere a la situación actual o a la existencia anteriormente :

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“Las etnías de la Amazonía Peruana no constituyenagrupamiento políticamente organizados en “tribus” bajo formade liderazgo algunoLa pertenencia a un grupo etno-lingüístico está referida a lacomunidad de la lengua y la cultura, sin existir a una concienciadefinida sobre la etnía como entidad con límites, organización oliderazgo alguno...El la cultura tradicional no existe asíconcepto “Tribal” entendido por esto una comunidad étnicapolíticamente organizada en el sentido tradicional delotérmino”.

(Camino 1984: 86)

La posición de André Marcel D’ Ans plantea distinciones que pueden dejar lugar a lasobservaciones del padre Carvajal en lo que toca a la organización d los pueblos:

“Para entender mejor la historia de la Amazonía peruanaimporta reconocer en todos sus matices aquella oposición queexiste entre las civilizaciones ribereñas y las tribus de la tierrafirme. Aquellos vasallajes, alianzas, simbiosis rencores yantagonismo, forjados en los transcurso de los siglos pre-colombiano, han dejado muy claramente marcados sus huellasen las mentalidades indígenas...los pueblos ribereños por suvolumen demográfico, sus formas de producción y organizaciónsocial, estaban mejor armados para resistir el choque de lacivilizacional que iba a representar la llegada del blanco...Encuanto alos pueblos pre-andinos que ocupaban los lugares detránsito entre los Andes y la Amazonía, estaban mucho mejorque los otros, preparados por su historia pre-colombiana a verpasar por su territorio a los emisarios de civilizacionesdiferentes”.

(D’ Ans 1976: 42-43)

En épocas previas a la llagada de la expedición de Orellana había movimientopoblacional en el Napo y Amazonas. Era un corredor de contactos. Esto suponía un nivel deorganización .

3.4. LA PRODUCCIÓN

Las referencias de Carvajal sobre la producción para satisfacer las necesidades de laguardan relación con los sistema tradicionales de subsistencia del hombre amazónico. Llamasimplemente la atención las menciones que se hacen del maíz. En la versión de Oviedo se lenombra los primeros tramos del viaje:

“Así como llagamos a las poblaciones de Aparia fuimoscosteando por buenos pueblos en que hallábamos mahiz yalgún pescado...”

(Hernández de Oviedo 1851: 548)

“Digo que partimos de este asiento (Ymara) e apocábase elmahiz que este pueblo se avía hallado...”

(op. Cit. 545-546)

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“...que se cumplieron nueve días que aviamos salido del real,llegamos a un pueblo... Irimais, en la cual quiso Dios quehallemos mucho mahiz...”

(cp.cit. 545)

La Relación de Carvajal no menciona el maíz sino desde su territorio de los Machipero,al parecer ubicado por la desembocadura del río Putumayo, actual territorio brasilero:

“Así que nos era necesario comer nuestro acostumbradomanjar, que era yerbas y de cuando en cuando un poco demaíz tostado”.

(Carvajal 1944:24)

“Hallamos en este pasto (300 leguas abajo Aparia) muy grancantidad de bizcocho muy bueno, que los indios hacen demaíz y de ayuca “.

(cp.cit.30)

“Aquí se halló mucho maíz... de lo que los indios hacen pan(debajo de Picotas)”.

(cp.cit.36)

“Comíamos el maíz por granos contados (en la boca delAmazonas)”.

(cp.cit.45)

“Comíamos... unos a medio almuz de maíz tostado y otros amenos”.

(cp´.cit.46)

Es posible que por los Andes de Quito no se hubiera introducid el maíz, lo que sí habríasucedido a través de los ríos que están en la margen derecha del Amazonas que llegan de losAndes bolivianos. La inclusión del maíz por Oviedo desde los inicios de la navegación puedeser tomado como una ligereza de alguien que, desde las Antillas, ve en el maíz un recursonormal en la América del Sur. La omisión de Carvajal podría también deberse a un descuido.

La introducción del maíz en la Amazonía viene siendo objeto de investigaciones. Unade las más recientes es la de Roosevelt (1980).

3.5 LAS REDES DE INTERCAMBIO

La versión de Oviedo introduce el término “rescate “ (trueque) que no aparece en lostextos paralelos de Carvajal:

“ Los indios (de Aparia el grande) venían todos los días delmundo e nos traían de comer ...por el rescate que el Capitánles daba...”

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(Hernández de Oviedo 1945: 120)

“Porque los indios no faltaron siempre nos traer de comer muyabundante de la manera que el Capitán se los pedía...”

(Carvajal 1944: 22)

Después de zarpar en el bergantín que había construido en Aparia el grande, llega unmomento en que no hay pueblos. La narración define:

“Desde a pocos días dexaron los indios de rescatar, y en estoconocimos que estábamos fuera del señorío e población delcacique Aparia...”

(Hernández de Oviedo 1945: 123)

“Desde a pocos días cesaron los indios y en esto conocimosque estábamos fuera del señorío y población de aquel granseñor Aparia”.

(Carvajal 1944: 24)

¿Por qué Carvajal no menciona el “rescate”?. El capitán “ pedía” u ordenaba que sugente se apodera por la fuerza de aquello que se necesitaba según como viera la actitud de losindios. No existen tampoco referencia de los bienes que los españoles, en tregarían a losindios. Es posible que se haya producido algún intercambio y eso no sería raro porque lasinvestigaciones dan por sentado que antes de la llagada de los españoles existían redes deintercambio al interior de la Amazonía y de esta región con el mundo andino:

“Es evidente que el río Napo desde la alborada de laprehistoria fue una de las principales rutas de llegada y salida de razas

que, en incesantes movimientos, precedieron a la llegada delconquistador español y que dejaron huellas que la investigación

arqueológica ha ido señalando..”(Mercier 1985: 38)

Thomas P. Myers, en su artículo sobre la redes de intercambio tempranas en la HoyaAmazónica, es enfático al respecto:

“Pese a que la arqueología de la cuenca amazónica es aúnpoco conocida, existe amplia evidencia de un extenso intercambio en

épocas prehistóricas. Ya que las investigaciones continúan, seráposible atar los cabos del record existente. Hasta (ahora) la mejor

evidencia proviene de la distribución de hachas de piedra, objetos decobre, adornos de jade y de cerámica. Las fuentes históricas surgieren

la existencia de otros bienes de intercambio aborígenes y algunos delos mecanismos involucrados en su circulación”.

(Myers 1983:63)

Después de señalar evidencias sobre el intercambio de los objetos mencionados,concluye:

“Era incuestionable una red indígena porque durante laexpedición de Orellana en 1542 se registró bienes deintercambio tales como oro, palta, cobre...La Clave del sistemade intercambio etnohistórico está en los grupos de

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comerciantes especializados que viajaban grandes distanciaspor el Amazonas y sus afluentes llevando los productoscaracterísticos de un grupo a otros con distintaespecialización...Sólo quince años después del viaje deOrellana, Juan Salinas llegó a la conclusión que los Piro teníanconocimientos directos del Cuzco y del Ica, con lo cual seentendía la existencia de adornos de oro y plata que encontróentre las tribus del Ucayali... Los pueblos de la selva no podríanhaber subsistido sin las hachas de piedra tan necesarias parael roce del bosque...”

(cp.cit.68-70)

La existencia del objeto de oro no puede deducirse de la narración de Carvajal. Laexpedición tenia objetivos y motivaciones que ya han sido señalados y en ese contexto sepuedan entender las alusiones a metales precioso. Pero Donald Lathrap llega a las mismasconclusiones siguiendo otro proceso. Estudia la antigüedad y la importancia de las relacionesde intercambio a larga distancia en la selva ante de la llegada de los europeos y la ve comouna necesidad. Su punto de partida es la constatación de la heterogeneidad del medioambiente, vale decir, existencia de muchos ecosistemas dentro de la selva. Esto implica que“el bosque de acceso inmediato a la comunidad local es siempre deficiente en algunas plantasy árboles” (Lathrap 1981:31). Se impone, pues , el desarrollo y mantenimiento de relaciones deintercambio a larga distancia. Por otra lado, este sistema se tuvo que hacer más complejo porla misma complejidad biológica del bosque tropical. Es en este marco que plantea el rol que letocó cumplir a Valdivia en la costa de Ecuador como articulador y también lo referente alintercambio con los Andes:

“La aparente norma fija del intercambio de la Guayusa (yerbapara brebaje con cafeína)es sólo un indicio de cómo lasrelaciones comerciales entre los Andes Centrales y la selvaalcanzaron un alto nivel de intensidad bajo la influencia de lacultura Tiahuanaco. Zuidema ha encontrado datos mitológicos ycuasi-histórico que sustenta esta posición “.

(Lathrap 1984:93)

Rosa Fung también de por hecho el intercambio que “desde muy temprano existió entrela sierra y la selva”, refiriéndose a la zona del Napo. (Fung 1981:109)

En esta perspectiva Fernando Santos (1985: 16-22), al examinar las vistas de Huanucodistingue una “forma de circulación de bienes escapa al marco institucional del modelo decontrol vertical” y que “ daba pie a una vasta red de vínculos económicos que ponían encontacto a poblaciones y zonas alejadas entre si varios días de camino”.

Las referencias a las redes de intercambio entre la selva y el mundo andino suelen darlugar a que se establezca , para la época del Tahuantinsuyo, una relación unidireccional (de losAndes hacia la Amazonía) o que se centre la preocupación sólo en ese sentido.(Camino1977: 125-126; 19984:80; Porras 1942- a: 113-114).

Los trabajos que se vienen realizando enfatizan la autonomía cultural de los pueblosamazónicos en tiempos prehispánico y el doble movimiento de relación con el mundo andino.Luis Millones , al tratar sobre los Chiriguano amplia sus reflexiones a los otros gruposmarginales al Tahuantisuyo, particularmente a los pueblos selváticos:

“Los ‘salvajes’ , siempre muestren un rasgo cultural quedisuene con su necesaria ignorancia cultural que tiene quetratarse de un ‘préstamo cultural ‘,comercioo cualquier clase deinfluencia... su nivel cultural fluctúa en razón de su cercanía alas altas culturas de los Andes... Dentro de la caudalosaformación renacentista del cronista mestizo (Gracilazo)...ávido

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lector de Plutarco, funcionaban los patrones romanos comoesquema de la sociedad de sus abuelos maternos: el imperioy los bárbaros de la frontera. Nada faltaba para la fantásticacomparación que ha seguido funcionando en la mentalidad delos investigadores contemporáneos...”

(Millones 1985:14-15)

Parece que la Relación de Carvajal no proporciono ningún dato concluyente sobre eldoble movimiento de influencia cultural entre los Andes y la Amazonía. Quedan sin embargopendientes las investigaciones que arrojen más luz y permitan una relectura completa.

4. “ORELLANA ENTENDIA ’’

En la Relación de Carvajal Fray Gaspar afirma que Orellana entendía la lengua de lospueblos indígenas amazónico:

“Y púsose sobre la barranca del río, en su lengua, que enalguna manera les entendía, comenzó de fablar con ellos...”

(Carvajal 1944:16)

“Los indios quedaron muy contento de ver el buen tratamientoque se hacía, y en ver que el Capitán les entendía su lengua,que no fue poco para que nosotros saliésemos a puerto declaridad, que, a no la entender tuviéramos por dificultosanuestra salida”.

(Cp.cit.19)

“...como lo entendiese, que, como dicho tengo, el entender élla lengua fue parte, después de Dios, para no nos quedar en elrío, que a no la entender, ni los indios salieron de paz ninosotros acertáramos en estas poblaciones”.

(Cp.cit.20)

Oviedo añade su propia cosecha:

“El qual (Orellana) con muchas continuación después que pasóa estas Indias, siempre, procuró entender las lenguas de losnaturales dellas, e hizo sus abecedarios para su acuerdo; ydotole Dios de tan buena memoria e gentil natural, y era tandiestro en la interpretación, que obstante las muchas ediferencias lenguas que en estas partes hay, aunque no enterani perfectamente entendiese a todos los indios, como éldeseaba, siempre por la continuación que en esto tuvo,dándose a tal exercicio, era en fin entendido y entendía asazconvenientemente para lo que hacía a nuestro caso”.

(Hernández de Oviedo 1945: 117)

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Solamente en una oportunidad carvajal informa sobre la falta de compresión, pero no setrata del Capitán y es en territorio Omagua:

“Y muchas veces lo indios se ponían a platicar con nosotros, ycomo no los entendíamos, no sabíamos lo que nos decían”.

(Carvajal 1944:30)

Ante todo este tipo de datos, se producen dos clases de reaciones contrapuestas:

“Cuando EL cronista Carvajal nos refiere que él capitánOrellana hablaba a los pueblos de los márgenes delAmazonasen el lenguaje del Inca, y que estos le entendían,se comprueba la existencia quechuizante del Imperio”.

(Porras 1942-a:113)

“Gaspar de Carvajal aportó a esta apología de Orellana todoslos recursos de su talento y su y su imigración. Leyendo sucrónica , por ejemplo, uno no puede dejar de maravillarseacerca del fabuloso don de lenguas que tenía ese Capitán , elcual en un dos por tres podía aprender a hacer uso de lenguasmás diversas de los pueblos que encontraban en su camino,con el fin de inmediatamente convencerles para quereconocieran la autoridad de su Dios y la ley de su rey”.

(D’ Ans 1976-II : 1)

Haciendo justicia Porras, habría que indicar que en 1942, cuando escribió su artículo“Los Inkas y la Amazonía” y su “Bibliografía amazónica”, no tenido oportunidad de trabajarampliamente la Relación de Carvajal, como sí sucedió después de 1944, al salir la segundaedición de Medina. De la primera de 1894 se había hecho solamente 200 ejemplares. Estecontacto epidérmico con Carvajal, que había tenido hasta 1942, lo habría llevado a suponer lapresencia del quechua en la Amazonía en tiempo del viaje de Orellana, ya que no hay unmínimo apoyo en ninguna de las versiones de Carvajal.

Cabe anotar, por otro lado, que los textos que afirman que “Orellana entendía “ serelaciona con Aparia, con Omaguas. Según Maroni ésta no es una lengua dificultosa (1988:216) y podría ser posibles que entre los indios de la expedición de Gonzalo Pizarro hubieraalgunos que la supieran y que Orellana la aprendiera en sus rudimentos. Habría que tener encuenta que la primera vez Carvajal dice que “ en alguna manera les entendía”. Allí, enAparia el menor, permaneció un mes mientras construía el bergantín y podía haber sidooportunidad para mejorar. Cuando llegan a Aparia el grande, Carvajal dice simplemente que “Orellana les entendía su lengua”, sin poner “en alguna manera”.

Esto puede ser pura especulación y no se conduce con la voluntad de halago que éstapresenta en el cronista, pero un análisis atento no s permite ver que se trataría de una solalengua. Los lengüístas hablan de los Omaguas como “Lengua Franca” hasta el establecimientode las misiones jesuitas. En todo caso tubo que existir algún tipo de intermediación verbal enAparia , tanto el menor como el grande. En el primer lugar permaneció un mes y en el segundolugar 57 días.

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En cuanto a la presencia del Quechua en la Amazonía, Juan Marcos Mercier, en suinteresante artículo sobre las tradiciones lenguísticas del Alto Napo, después de seriaargumentaciones respaldadas en abundante referencias bibliográficas, descarta que se hablabaesta lengua ante de la conquista:

“El Kichwa de los ríos Pastaza, Tigre Napo tiene otro origennetamente Quiteño, aclimatado a la cuenca Quijos – Alto Napollevada al Napo peruano en tiempos del caucho. Con esto noqueremos negar las infiltraciones anteriores debido a la acciónmisionera o económica “.

(Mercier 1985: )

REFLEXIONES FINALES

La Amazonía es todavía una incognita. No se la comprende. Al mismo tiempo la Amazonía esun reto y una promesa.

Comprender el presente de esta inmensa región implica conocer e interpretar supasado son la base para imaginar y construir su futuro

Hablar de la Amazonía es ante todo hablar de su gente y particularmente de esa quintaparte de su población que es en gran medida depositaria de la experiencia acumulada durantedecenas de siglos en lo que toca al conocimiento, compresión utilización de su naturaleza. Hoy.el avance impetuoso de la Federaciones Indígenas Amazónicas hace que éstas se vayancolocando a la cabeza en cuanto a la propuesta y ejecución de alternativas para el desarrolloregional. La cultura indígena, por otra parte, está presente de alguna manera en toda lapoblación de la selva, mal que le pese a más de un racista iquiteño. Hasta hace poco se usabandespectivamente términos “salvajes” , “incivilizados”, “indios”, para referirse a los herederosdirectos de lo que los investigadores vienen llamando “Culturas del Bosque Tropical”, cuyodesarrollo fue interrumpido a partir de la invasión europea.

La Relación de Carvajal es un testimonio de importancia, no sólo sobre el viajeexpedicionario, sino sobre los pueblos que en esos tiempos creaban cultura en la Amazonía.Como bien dice Porras Barrenechea, los datos que nos da el fraile sobre la vida de la genteson esquivos, es decir pocos y confusos .Pero hasta cierto punto son suficientes como parapoder plantearnos interrogantes y para sentirnos motivados a entrar en el mundo de laArqueología Amazónica. De esta manera Carvajal se puede convertir en una puerta de ingresoen lo que toca al conocimiento e interpretación del pasado amazónico anterior a la invasiónespañola.

Las investigaciones científicas se multiplican: los arqueólogos tratan de interpretar todala información que puedan proporcionarles los restos materiales que se vienen hallando. Loshistoriadores indagan en los escritos de los primeros españoles que pasaron por la región o seasentaron en ella, buscando su re-lectura. Los antropólogos y etnólogos intentan reconstruir lavida de los pueblos antiguos principalmente a partir de la vida presente. Los lingüistas estudianlas características comunes de la lenguas indígenas para tratar de establecer las relacionesexistentes entre los pueblos antiguos y de alguna forma su ubicación en el espacio.

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Hay materiales de lectura en el alcance de la mano. La mayor parte, sin embargo, noesta disponible todavía en la biblioteca de la región. Pablo Macera a hecho una buenasistematización de la “Arqueología Amazónica” y la ha colocado como un capítulo en su últimotexto de Historia del Perú para el segundo año de secundaria. La revisión Amazonía Peruana,en sus números 7y8, presentan algunos de los estudios que al respecto se están llevando acabo. Con muy poco esfuerzo las bibliotecas pueden tener estos trabajos para poner al serviciode los maestros, alumnos y otra persona interesada.

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