los mejores momentos de la selección colombia
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Historia y descripción de la selección ColombiaTRANSCRIPT
LOS MEJORES MOMENTOS DE LA SELECCIÓN COLOMBIA
Autor:
Esteban Bucheli
El Primer Partido De La Selección Colombia
Primer juego oficial de la Selección Colombia fue ante México. La Tricolor perdió 1 a 3 en el marco de los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1938.
El primer partido que jugó la Selección Colombia de Fútbol fue ante México el 10 de febrero de 1938. El encuentro se dio en el marco de los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe que se celebraron en Ciudad de Panamá, y el juego terminó 3 a 1 a favor de los mexicanos.
Fue la primera derrota de la Selección Colombia, sin embargo en ese certamen logró conseguir la medalla de bronce para el seleccionado, lo que presagiaba que el equipo cafetero estaba para grandes cosas a futuro.
Más tarde en los Juegos Bolivarianos que se celebraron en Bogotá también en 1938, la selección logró ocupar el cuarto puesto del torneo, sin embargo fueron más los partidos que perdieron que los que ganaron, apenas lograron vencer a Venezuela.
Pocos saben que el primer entrenador de la Selección Colombia era argentino, se trataba de Fernando Paternoster, quien tenía como base a los futbolistas Gabriel "Vigorón" Mejía, Julio Torres, Antonio Pastor, Roberto Meléndez, "Bollo 'e yuca" Granados, Óscar Herrera, Pablo Lara, Felipe Suárez, Serrano Lugo y Pedro Yépez. El dato curioso es que todos jugaban en Millonarios.
En 1946, la Selección obtiene su primer título oficial en los V Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Barranquilla; en este certamen Colombia terminó invicta venciendo a Curazao (4-2), Venezuela (2-0), Guatemala (4-2), Puerto Rico (4-1), Costa Rica(4-1) y en el partido final a Panamá (2-1).13 14
El primer título oficial para el fútbol colombiano se obtuvo bajo la conducción del técnico José Arana Cruz, quien contó con la siguiente nómina de jugadores: Julio "Chonto" Gaviria,
Dagoberto Ojeda, Gabriel "Vigorón" Mejía, Mario Marriaga, Víctor M. Brand, José Santamaría, Luis Eladio Vásquez, Luis Gastelbondo, Juan A. Quintero, Edgar Mallarino, Casimiro Guerra,
Rubén Arango, Faustino Castillo, Octavio Carrillo, Gabino Granadas, Carlos Arango Medina, Jaime Cardona, Luis C. González, Fulgencio Berdugo, Dimas Gómez, Octavio Ruiz y Rigoberto ‘Me muerde’ García.15
Cinco años más tarde en 1951 una representación nacional integrada netamente por los jugadores y cuerpo técnico de la
Selección amateur del Valle del Cauca obtendría para Colombia su segundo título oficial y el primero en el marco de los III
Juegos Bolivarianos en Caracas16 17 derrotando inicialmente a Perú (1-0) cayendo luego ante Panamá (1-2) para después
obtener 2 victorias contra Ecuador y Venezuela ambas por (2-1) y terminar colgándose la Medalla de oro Bolivariana.
La selección Colombia 1961-1962
En 1961, el mismo año que Jhon F. Kennedy visitaba Colombia
para dejar claro que acá nunca iba a pasar lo de Cuba, que en
nuestras tierras el comunismo estaba proscrito y, de paso, para
construir las nuevas casas de “su” barrio, la Selección Colombia
disputaba las eliminatorias para el Mundial de Chile de 1962
contra Perú.
El fútbol de clubes estaba totalmente institucionalizado y el tema el orgullo regional era una constante casi ritualizada para
el colombiano, que todos los domingos en la tarde prendía su radio para escuchar a Carlos Arturo Rueda, Alberto “el patico”
Ríos y Alberto Piedrahíta Pacheco en la narración y comentarios del partido de la fecha.
Incluso en ese 1961 se había empezado a jugar el Totogol, apuesta basada en los resultados de la fecha profesional que
entregaba fuertes sumas de dinero y consolidaba el interés del público por el torneo[1].
Pero, a diferencia de los clubes – orgullo regional y del gran interés que generaba en los colombianos el torneo profesional,
los campeonatos de selecciones nacionales en los que participaba el equipo nacional eran recibidos con entusiasmo pero no
con optimismo pues la Selección Colombia era como un hijo bobo al que todos querían, pero con algo de lástima.
Esto se explicaba por la ausencia de triunfos importantes y simbólicos del equipo, lo que no generaba una integración total
del ciudadano y la Selección. Además, al comenzar los 60 el torneo era dominado claramente por jugadores argentinos,
uruguayos y brasileños ya que la reglamentación de la Dimayor exigía sólo que cuatro jugadores nacionales fueran alineados
en los clubes, con lo que la mayoría de equipos contrataban extranjeros para defender sus colores.
A esto había que sumarle el que la historia de la Selección en la Copa América había sido decepcionante, salvo una
esporádica victoria sobre los todopoderosos uruguayos en 1957, por lo que no se tenían muchas esperanzas en el duelo
frente a los vecinos del sur para clasificar al Mundial de Chile.
Perú, un rival de vieja data
Pero el hecho de enfrentar a los peruanos, con los que el
colombiano sentía que había una rivalidad desde la Guerra del 32
y además no olvidaba los Juegos Bolivarianos del 38, en donde nos
humillaron en Bogotá[2], hizo que la gente apoyara a la selección
en El Campín ya que, además, esta contaba con las grandes figuras
de Millonarios, para entonces líder del torneo y futuro campeón,
Efraín 'Caimán' Sánchez, Delio 'Maravilla' Gamboa, Marino Klinger
y Francisco 'Cobo' Zuluaga y, tal vez lo más importante, la
dirección técnica de la legendaria figura de Adolfo Pedernera,
ídolo nacional desde El Dorado.
La satisfacción nacional llegó con la victoria 1-0 pero, aún así se hubiera
derrotado al tradicional rival, el resultado parecía insuficiente para ir a Lima a
jugar el partido de vuelta. Sorpresivamente Colombia sacó un empate de 1-1 en
el Estadio Nacional de Lima y se clasificó por primera vez a un Campeonato
Mundial de Fútbol.
La fiesta nacional fue inmensa, una marcha recibió a los “héroes” (pues así los llamó la prensa) en el aeropuerto y los
periódicos no dejaban de analizar las ventajas políticas y culturales de ir a un Mundial y el peso internacional que esto
representaba para la imagen de Colombia.
Pero a la hora de conocerse el grupo en el que jugaría la selección en Chile todo fue preocupación. Colombia jugaría en el
grupo 1 con sede en Arica, ciudad limítrofe con Perú pues se esperaba que fuera este el seleccionado clasificado, y su rivales
serían el bicampeón mundial Uruguay y las potencias comunistas Yugoslavia y URSS.
Los diarios se dieron a la tarea de explicarle a sus lectores que en estos dos países el fútbol era una política de Estado y que
los miembros de la selección eran oficiales del ejército, y el país entonces se empezó a angustiar: ¿los jugadores
colombianos jugando contra soldados del temible ejército comunista? ¿Qué podía hacer 'Maravilla' Gamboa frente a
defensas que habían recibido entrenamiento en el ejército que tenía preocupado a Kennedy?
No había muchas esperanzas... Y la preocupación aumentó cuando la prensa publicó que la URSS venía de ganar la Copa
Europa y que su arquero era Lev Yashin, conocido legendariamente como 'la araña negra' y considerado el mejor arquero
del mundo.
La primera fiesta por un Mundial
Pero la primera participación de una selección nacional en un
Mundial le dio permiso al pueblo colombiano de soñar con una
actuación destacada y los medios se encargaron de apoyar ese
sueño. Se empezó a cubrir toda la preparación de los rivales del
equipo y se publicaban notas sobre el estilo de juego de las
principales figuras del grupo 1.
Por primera vez en la historia del país el comercio empezó a
vender buzos alusivos al equipo nacional. Estos eran blancos y en
el pecho llevaban un emblema rojo que decía “Copa Mundo –
Colombia” alrededor de un balón de fútbol.
Cerveza Costeña cambió su etiqueta por una con imágenes de un partido de fútbol, y todo el país se mostró interesado por
el hecho de que la bandera colombiana ondeara junto a la uruguaya, la italiana, la alemana y la brasileña, campeones
mundiales en los años anteriores.
Todos los medios, escritos y radiales, empezaron a preparar el traslado de sus periodistas a Arica para el cubrimiento del
Mundial en una dinámica periodística que nunca había tenido el país.
Las apuestas por el título empezaron a rodar en Chile, hecho que fue cubierto por todos los periódicos nacionales, y, frente
al favorito y actual campeón Brasil, que tenía 4.156 votos, Colombia, con 12 votos, ocupaba el puesto 16 entre 16 equipos
en el favoritismo chileno.
Con ustedes, la Unión Soviética
El seleccionado de la URSS llegó a Cali de paso para Arica y decidió jugar su último partido de preparación contra el América.
El hecho causó morbo entre la afición y en los círculos políticos pues, en medio del plan anticomunista del presidente
Alberto Lleras, el gran socio de Kennedy en América Latina, veintidós oficiales soviéticos se encontraban en territorio
nacional bajo permiso gubernamental.
Los 'rusos' fueron la sensación en Cali pues eran los primeros verdaderos bolcheviques que se veía en el país, y la prensa
jugó con titulares entre la disputa de “América contra URSS”. El partido, que contó con la presencia del técnico nacional,
Adolfo Pedernera, y de un delegado uruguayo, terminó 0-0 y la gente quedó convencida de que ese equipo no era tan
poderoso como se decía.
Pero al otro día los diarios nacionales tumbaron el optimismo
colombiano al publicar en primera plana declaraciones de
Pedernera diciendo que la URSS jugó de forma cautelosa pues
sabía que lo estaban observando e, incluso, había cambiado los
números de sus camisetas para confundir tanto al técnico
nacional como al uruguayo.
Los "perversos" comunistas habían jugado al contraespionaje con
el técnico, la prensa y la afición colombiana.
Y nos vamos al Mundial
El 22 de mayo de 1962 la Selección Colombia partió para Chile en medio de una multitud de diez mil personas que
acompañó al bus que llevaba a los jugadores y llenó el aeropuerto con banderas y gritos de aliento para los representantes
de la patria. “Minutos antes de tomar el jet, los integrantes de la selección se dirigieron frente a la plataforma y se
despidieron de los numerosos aficionados que se encontraban en el aeropuerto con un “Viva Colombia” que fue respondido
por todos los asistentes”[3]. La nación partía a enfrentar el comunismo.
La selección no empezó tan mal el Mundial. El 30 de mayo perdió 2-1 con Uruguay pero la prensa destacó que Colombia
estuvo por encima del marcador 57 minutos con el gol de 'Cobo' Zuluaga y que los uruguayos ya le tenían respeto al equipo
nacional desde que fueron derrotados por nuestra Selección en la Copa América de 1957.
El titular “Colombia no fue fácil presa” demuestra que ya se asume al equipo como si fuera el país mismo. La selección
empezaba a hacer parte de la cotidianidad de los colombianos que no hablaban, leían o escuchaban de otra cosa y es esta
cotidianidad la que crea identidad[4].
El seguimiento por radio de este primer partido a través de Caracol, RCN o Radio El Dorado, paralizó al país e hizo que en
Bogotá un hombre cogiera a golpes a su mujer después del segundo gol uruguayo pues, según él, ella no hizo la fuerza
suficiente cerca al aparato de radio por el equipo.[5]
Para los medios, y para los colombianos en general, el Mundial parecía volverse rojo pues los equipos de URSS, Yugoslavia,
Hungría y Checoslovaquia dominaban ampliamente en los primeros días.
Las caricaturas mostraban a Krushev y Tito tomando la Copa Mundo bajo la mirada atónita de De Gaulle y Kennedy, y ahora,
sin mucho optimismo, le tocaba el turno a Colombia de salvar el campeonato e impedir que los comunistas se llevaran el
triunfo.
Fuimos héroes
El 3 de junio llegó el día definitivo, si Colombia perdía estaba
prácticamente eliminada del torneo. “David y Goliat hoy en Arica”
tituló El Tiempo, “Colombia-Rusia, cotejo de esperanzas” lo hizo El
Colombiano y “Tenemos posibilidades: Pedernera” El Espectador.
El país entero estaba angustiado ese domingo y muchos se fueron
a los estadios sólo para escuchar con sus compañeros de tribuna
de siempre la transmisión del partido de la Selección.
Después de jugados sólo 12 minutos Colombia ya perdía 3-0. Las caras largas abundaban alrededor de los radios pero de
pronto Hernán 'Cuca' Aceros le hizo un gol a Yashin a los 20. La alegría fue inmensa: se había vulnerado el arco de “la araña
negra”.
Poco después en Arica terminaba el primer tiempo. En el intermedio, después de la charla técnica, la leyenda dice que
Pedernera reunió a su equipo y le preguntó a sus hombres si sabían cantar. Los jugadores se miraron asombrados y algunos
dijeron que sí. Pedernera repitió la pregunta con mayor vehemencia y todos respondieron al unísono afirmativamente.
Entonces el técnico argentino, la máxima estrella de El Dorado, empezó a cantar el Himno Nacional de Colombia. Todos los
jugadores se le unieron y entraron al partido henchidos de patriotismo y dispuestos a dejar el nombre de Colombia en alto.
El resultado final del partido demostró que el himno funcionó: 4-4, gracias a las anotaciones de Antonio Rada, Marino
Klinger y un gol olímpico incluido de Marcos Coll, y todo un país celebrando.
Los pitos y las banderas inundaron las calles y los estadios se llenaron no para presenciar los partidos de la fecha profesional
que se jugaba ese día, sino para rendirle homenaje a la bandera y a la Selección. En Cali se quemaron cohetes y se
organizaron marchas como en Barranquilla, Medellín y Bogotá.
Al día siguiente los diarios no tuvieron otra noticia. El Tiempo publicó en primera página, cubriéndola toda y a seis columnas,
un simple “Colombia: 4- Rusia: 4”, en El Espectador el nombre del periódico fue desplazado a mitad de página pues, también
a seis columnas, tituló “Rusia no pudo con Colombia”, y El Colombiano fue más allá titulando “Consagración de Colombia”.
Colombia se volvía en el imaginario colectivo una nación superior gracias a un empate contra la todopoderosa URSS y,
además, se volvía un adalid del anticomunismo por haber frenado al equipo de Nikita Krushev.
Así lo asumieron todos los colombianos que veían en la prensa
como su mandatario le mandaba un telegrama a los jugadores en
el que decía “Buen trabajo muchachos”, y como su recién electo
presidente, Guillermo León Valencia, declarabauna frase que
sintetizaba todo el uso político del evento: “Es un triunfo de la
democracia sobre el totalitarismo” y que “Espero que la próxima
vez triunfe la libertad sobre la esclavitud”.
Los caricaturistas aludieron a la delgada figura del presidente
Lleras diciéndole a un malhumorado Krushev: “Lo siento Nikita,
pero ni siquiera en fútbol Rusia podrá con Colombia” como en El
Tiempo, o diciéndole “No hay duda de que nuestro sistema es
superior” como en El Espectador.
Fue un resultado asumido por el Frente Nacional con fines
políticos en el momento de mayor macartismo que vivía el país, y
generador de un nacionalismo desconocido para el pueblo
colombiano pues hasta los productos y comerciantes le rindieron
homenaje a la patria poniendo la bandera en sus etiquetas.
El gobierno nacional anunció la creación de un trofeo llamado “Selección Colombia en la Copa Mundo” y el Ministro de
Educación, Jaime Posada, dijo que se tomarían medidas para perpetuar la labor de la Selección Colombia.[7]
Lastimosamente el esfuerzo contra los soviéticos fue enorme y los jugadores no llegaron bien físicamente para el partido
contra Yugoslavia que se suponía más fácil. El resultado fue una derrota de 5-0 y la eliminación del Mundial[8], pero, en
últimas, eso no importaba, se había conseguido una hazaña, se había dejado el nombre del país en alto y en Colombia todos
consideraban que se había hecho historia, pues, además de quedar mejor en las estadísticas que Suiza y Bulgaria y de ser el
único equipo que le metió cuatro goles a “la araña negra”, el único gol olímpico en la historia de los mundiales de fútbol era
de un colombiano: Marcos Coll.
Como le dijo a la prensa Marino Klinger, autor del cuarto gol frente a la URSS, al volver de Chile “Me olvidé de todo, incluso
de mí mismo. Sólo sabía que era Colombia y que había algo inmortal que se llama Colombia”.
Las bases para la identidad nacional con la selección Colombia estaban echadas pero sólo después de 25 años se
conseguirían solidificar plenamente. Por el momento, y eso era lo satisfactorio para el presidente, Colombia le había ganado
al comunismo.
Selección Colombia 1974-1975
Hace tres décadas Colombia era la cenicienta del fútbol suramericano. La Selección perdía siempre frente a Argentina y
Brasil, tenía una que otra victoria histórica sobre Uruguay (la más importante en Montevideo y con gol de Willington
Ortiz en desarrollo de las eliminatorias al Mundial de 1974), y Perú y Paraguay solían amargarnos el camino. Pero en 1975 se
volvía a jugar la Copa América después de un receso de varios años, y Colombia tenía aspiraciones de figurar.
Mientras en silencio Colombia se convertía en el mayor exportador de marihuana, alentada sin querer por las medidas de la
administración de López Michelsen, que promoviendo la Bonanza Cafetera había establecido un sistema de cambio de
dólares por pesos en el Banco de la República que, por su utilización ilegal pasó a la historia como “la ventanilla siniestra”, el
país veía que su equipo tenía la mejor nómina desde los días de los “héroes de Arica” que habían clasificado al Mundial de
1962.
La situación era curiosa: tras el fracaso de la Eliminatoria a
Alemania 74 una generación de lujo, con varios jugadores que
había logrado clasificar a los Olímpicos del 68, mostraba una
compenetración notable en comparación con el tradicional
regionalismo que se vivía en cada convocatoria de una selección
Colombia. Sin embargo, todo eso tan bueno sólo se podría probar
en la Copa.
La Conmebol determinó jugar el torneo con partidos de ida y
vuelta en tres grupos de tres equipos, de los que sólo el vencedor
pasaría a la semifinal, donde ya estaba Uruguay por ser el
campeón vigente.
El grupo de Colombia era con Ecuador y con el temido
seleccionado de Paraguay, favorito y famoso por su estilo de
juego, la garra guaraní, que le aseguraba al rival que tendría que
trabajar el doble y cuidar mucho sus piernas si quería vencer a los
jugadores con la camiseta blanca y roja.
El primer partido de la Selección que dirigía el legendario Efraín 'Caimán' Sánchez fue contra los paraguayos en el Campín el
20 de julio de 1975. En un juego complicado en elque la garra guaraní casi acaba con las ilusiones de los colombianos en su
día patrio, el hoy difunto Ernesto Díaz hizo el gol del triunfo.
Colombia, que jugaba con una camiseta color zapote y pantaloneta negra, uniforme que había reemplazado al azul celeste
con el que se jugó el mundial del 62, tenía el mejor equipo de toda su historia: Pedro Zape era el arquero, estaban Jesús
'Toto' Rubio, Osvaldo Calero, José 'El Boricua' Zárate, Alfonso Cañón, Henry 'La mosca' Caicedo, Ponciano Castro, Víctor
Campaz, Eduardo Retat, Diego Umaña, Fernando Castro, Ernesto Díaz y Willington Ortiz, entre otros, como los
nacionalizados Nelsón Silva Pacheco y Hugo Horacio Lóndero, que por muchos años fue el máximo anotador en la historia
del fútbol profesional colombiano.
Paraguay no había dejado jugar bien al equipo, así que la prueba de fe que necesitaba el pueblo colombiano se la dio su
Selección una semana después cuando, en una brillante demostración de fútbol, le ganó a Ecuador en Quito por 3-1. Estos
cuatro puntos, porque entonces al vencedor sólo se le daban dos, le aseguraron el liderato del grupo y le dieron confianza
para viajar a Asunción a enfrentar a la Selección de Paraguay, a la que sólo le servía ganar.
La batalla de Defensores del Chaco
El 31 de julio de 1975 fue el día en que nació un discurso popular
que renace cada vez que la selección Colombia debe jugar en el
estadio Defensores del Chaco de la capital paraguaya. Ese día los
colombianos pudieron ver por televisión cómo los paraguayos
confusamente pateaban las piernas de los ídolos nacionales en
vez de patear al balón, y cómo Colombia apenas si se podía
defender de los continuos ataques de Paraguay.
De pronto, Ernesto Díaz recibió el balón, no lo pensó dos veces y sacó un gran
remate que se convirtió en el primer gol de Colombia. Terminaba el primer
tiempo y con este las esperanzas de Paraguay de pasar a la semifinal de la Copa
América, pero los jugadores y la policía no estuvieron de acuerdo con el gol y de
pronto se vio que Díaz corría nuevamente, aunque no con dirección al arco
contrario. Ever Almeyda, arquero paraguayo, lo perseguía a patadas por todo el
campo.
De un momento a otro la policía paraguaya invadió el campo y empezó a repartir bolillazos a diestra y siniestra entre los
jugadores colombianos. Al técnico Sánchez también le tocó lo suyo y le fueron propinados varios golpes en los brazos y el
rostro. Willington, por su parte, amagaba a los policías y al defensa Alcides Sosa, que se quería llevar una pierna suya de
recuerdo para la casa, y al pobre Alfonso Cañón, por tratar de defender a 'La Mosca' Caicedo, lo encañonaron.
El árbitro detuvo el partido y la Confederación Suramericana de Fútbol le otorgó los puntos a Colombia: por primera vez la
Selección estaba en semifinales de un torneo tan importante y, para celebrarlo, el pueblo recibió a sus jugadores en el
aeropuerto como si fueran héroes haciéndoles calle de honor por toda la Avenida 26.
Para devolver la atención la Selección confirmó su clasificación con un 2-0 sobre Ecuador en el Campín el 7 de agosto para
darle así un nuevo sentido al término fiesta patria.
Eran días curiosos: Colombia afrontaba su primer gobierno tras el Frente Nacional, que durante 16 años estableció que
conservadores y liberales se turnarían en el poder, y la administración de López Michelsen se debatía entre la popularidad,
pues nunca le había entrado tanta plata al país gracias a la Bonanza Cafetera, y la crítica pues para 1975 la inflación ya se
había disparado a cifras astronómicas.
Pero, a la vez, la humilde Selección, el equipo en el que pocos
creían, había clasificado a su primera semifinal de Copa América y
prometía mucho de cara a las eliminatorias para Argentina 78.
Septiembre de 1975. Mientras Mohamed Alí le gritaba a todo el mundo que él era "el mejor jamás nacido" al retar a Joe
Frazier en Manila en una pelea que pasaría a la historia del boxeo, y Antonio Cervantes 'Kid Pambelé' y 'Rocky' Valdez hacían
lo propio en Colombia, la gente estaba emocionada porque su Selección Colombia, ese equipo que nunca le daba alegrías,
que rara vez ganaba, que sólo había ido a un Mundial en el ya lejano 1962, clasificaba a la semifinal de la Copa América de
ese año a pesar de una batalla campal en Asunción.
Más allá de la inflación, que seguía subiendo extrañamente con la
Bonanza Cafetera, de los anuncios del gobierno sobre la "casi
segura" recuperación de la espada de Simón Bolívar que se había
robado hacía más de un año esa nueva y extraña guerrilla llamada
M-19, de las polémicas intelectuales desatadas Marta Traba y de
que el país estuviera enamorado de los café-conciertos
(especialmente si tenían como estrella a Fanny Mikey), la afición
veía con expectativa que el rival para llegar a la primera final de
un torneo grande en nuestra historia sería Uruguay, uno de los
gigantes del continente, mientras en la otra llave se enfrentarían
los poderosos Brasil y Perú.
El primer partido, el 21 de septiembre en Bogotá, fue una victoria contundente y humillante por 3-0 gracias a una actuación
notable de Willington Ortiz y Ernesto Díaz, autores de goles. Nunca una Selección Colombia le había metido tantos goles a
Uruguay y la fiesta fue total pues la diferencia de goles sería difícil de remontar en Montevideo.
Sin embargo, el primero de octubre en Montevideo se construyó otro discurso colombiano sobre el fútbol: los árbitros
chilenos son malos, por no usar otro término. Ese día el juez Rafael Hormazábal permitió que los jugadores uruguayos,
textualmente, "molieran" a golpes a los colombianos sin mostrar siquiera una tarjeta y pitando todas las faltas a favor de los
locales.
Ese día los uruguayos demostraron que su estilo de juego, que se resume en la frase de su legendario capitán Obdulio
Varela, "con la celeste somos dos veces hombres", a veces los vuelve dos veces bárbaros y Willington Ortiz terminó
lesionado, Ernesto Díaz inmovilizado, Eduardo 'El Camello' Soto con contusión cerebral y el arquero Zape con un hombro
dislocado.
La derrota por 1-0 fue heroica pues, además de las lesiones Zape, con su hombro dislocado, tapó todo lo que alguien con
alas podría tapar, incluyendo un penalti de Fernando Morena y, además, el mismo Morena erró otro tratando de colocarla
en el ángulo de la portería.
El presidente Alfonso López Michelsen fue a recibir a los héroes al aeropuerto y se dio un baño de popularidad en medio de
las protestas sociales contra su mandato.
Sólo era cuestión de esperar el rival entre el vencedor de Perú y
Brasil y la noticia, como pocos la esperaban, era que la Selección
Colombia debía jugar contra el Perú de Hugo Sotil, Teófilo
Cubillas, Juan Carlos Oblitas y Héctor Chumpitaz: la mejor
selección peruana de la historia, un rival al que ya habíamos
dejado fuera de un Mundial pero que, inevitablemente, era el
gran favorito.
Cuando nació "nuestra" Selección
La Selección se volvió el referente nacional. Había representantes de todas las regiones y todos eran necesarios; además,
eran considerados ídolos y como tales eran dignos de ser imitados el descomunal afro de Diego Umaña, las patillas de
Lóndero, las solapas que siempre vestía Retat y la sapiencia, admirada por todos, del 'Caimán' Sánchez.
Los jugadores eran invitados a los programas musicales y de variedades a que hablaran del futuro del fútbol y contaran sus
vidas. Pacheco llevaba a Ernesto Díaz a que lo acompañara en sus locuras para que todo el país viera a sus dos ídolos por
televisión, y si Willington Ortiz no protagonizó una novela era por que en esa época el gremio de los actores era muy serio y
profesional, y la actuación se entendía como algo artístico que necesitaba escuela.
El país nacional del que hablaba Jorge Eliécer Gaitán se sentía identificado con ese equipo pero algo hacía falta. Ese
uniforme anaranjado con negro recordaba al maravilloso equipo holandés subcampeón del mundo el año anterior, pero en
nada tenía que ver con Colombia.
El día que los once titulares saltaron a la cancha para disputar por primera vez en la historia una final con la Selección
Colombia el Campín entero, y todo el país que los veía por televisión, vibró: sobre el pecho naranja los jugadores llevaban
cruzada una franja con la bandera de Colombia.
Pero Perú no era fácil, no sólo tenía magníficos jugadores, sino que su juego de toque y pases precisos era muy difícil de
controlar. Colombia ganó difícilmente por 1-0 con gol de Ponciano Castro y si empataba en Lima sería campeón de América.
La publicidad con los jugadores desbordaba los periódicos. Todos los productos querían tener a un miembro de la selección
anunciándolos. Los afiches del equipo nacional no eran suficientes en las esquinas para surtir el mercado y el país estaba en
vilo esperando que Willington se recuperara de su lesión para poder jugar en el partido definitivo.
Tristemente Perú, una vez más, le amargó el rato a Colombia
y ganó claramente por 2-0 con autogol incluido del 'Boricua'
Zárate. Este resultado obligaba a un tercer partido en una cancha
neutral y la sede fue Caracas.
El 28 de octubre, ante un rival superior, con un Cubillas imparable
y un Chumpitaz que no dejó hacer nada a Willington y a Campaz,
Perú se proclamó por segunda vez campeón de la Copa América al
derrotar a Colombia por 1-0 con gol de Sotil. Se perdió el título
pero se ganó en nombre y el pueblo colombiano ya tenía grabadas
tres sílabas para siempre pues llevaba un mes coreándolas: CO-
LOM-BIA.
El ocaso...
Nuestro fútbol, por primera vez en la historia, adquirió cierta respetabilidad en la geopolítica del fútbol suramericano y el
nombre de Willington Ortiz se volvió famoso en todo el continente pues cada vez que salía del país con Millonarios hacía
trizas las defensas de sus rivales.
Se esperaba que el equipo que quedó segundo en la Copa del 75 clasificara al mundial de Argentina en 1978, pero el estilo
de juego rápido y ofensivo no se mantuvo y, para sorpresa de muchos, la Federación decidió reemplazar al 'Caimán' por el
yugoslavo Blagoje Vidinic, quien ya había hecho el milagro de clasificar a Marruecos a México 74 y a Zaire al Alemania 74
(con título de Copa Africana incluido en 1976), con lo que se cambió el estilo por uno centrado en la fuerza y que tenía como
base a los jugadores nacionalizados por encima de los colombianos.
En estas eliminatorias jugaron con la camiseta naranja colombiana los extranjeros Juan Ramón 'La fiera' Cáceres, Jorge
Amado, Luis Jerónimo López y Hugo Horacio Lóndero, entre otros.
El Grupo para clasificar a Argentina 78 era terrible: Brasil y Paraguay, y así nos fue. Comenzamos con un buen empate en
casa con el entonces tricampeón del mundo, pero luego Paraguay nos ganó 0-1 y, en el partido definitivo en Defensores del
Chaco, para seguir la tradición, Colombia iba ganando con gol de Vilarete y el local, ante la imposibilidad de empatar,
empezó a ablandar a los jugadores de la Selección a patadas.
De pronto, en un tiro de esquina en el que en el área de Colombia se encontraban diez jugadores paraguayos, dos guaraníes
agarraron al arquero Luis Jerónimo López, y cuando digo "agarraron" me refiero a que uno lo tenía de los brazos y el otro del
cuello, y Paraguay empató y, una vez más, nos amargó el rato.
La Eliminatoria terminó con el humillante 6-0 en Brasil del 9 de
marzo de 1977, y el subcampeón de América, el equipo que había
unido al país, se quedó sin Mundial mientras Perú, nuestro
verdugo, se sumaba a Brasil en Argentina 78.
En un paralelo curioso con la historia nacional, ese mismo año, el
14 de septiembre de 1977, el país explotó por los malos manejos
económicos del gobierno López y se realizó el mayor paro
nacional que hubiese visto el país.
El fracaso deportivo y nacional estaba servido, pero había una luz de esperanza:
desde 1974 se había anunciado con bombos y platillos que el Mundial de Fútbol
de 1986 iba a disputarse en Colombia... pero eso lo contaremos en el cuarto
episodio de La Historia Secreta de la Selección Colombia.
La selección Colombia 1980-1984
Tras el subtítulo de la Copa América de 1975 el equipo zapote
había vuelto a ser una decepción. A pesar del talento de
Willington Ortiz, de las atajadas de Pedro Zape y de la
nacionalización de todo tipo de notables futbolistas como Juan
Ramón 'La fiera' Cáceres, Jorge Amado, Luis Jerónimo López y
Hugo Horacio Lóndero, no se había clasificado a Argentina 78 y la
actuación en la Copa del 79 había sido frustrante al perderel cupo
a semifinales con Chile por diferencia de goles.
Sin embargo, todo era optimismo de cara a la Eliminatoria para España 82; a fin de cuentas, el técnico era el argentino
Carlos Salvador Bilardo y se asumía como una obligación que Colombia clasificara al Mundial toda vez que iba a ser el
anfitrión de la Copa del Mundo de 1986.
Colombia 86, el Mundial que no fue
El 20 de abril de 1970 Alfonso Senior, como Presidente de la Federación Colombiana de Fútbol y con el mismo espíritu con el
que había montado El Dorado veinte años atrás, viajaba a Santiago de Chile para proponerle al Congreso de la Conmebol,
Confederación Suramericana de Fútbol, que Colombia fuera sede del Campeonato Mundial de 1986 buscando así consolidar
a la Selección Colombia en el país como lo había hecho con el fútbol profesional por tantos años.
En 1974 la FIFA hizo oficial que Colombia sería la sede de la Copa del Mundo, y la emoción y el orgullo se tomaron el país.
Eso sí, las obras no, porque esto es Colombia y primero se celebra... el problema es que las obras se demoraban, la
infraestructura no iba a dar abasto para un evento de la magnitud del Mundial y la economía colombiana, proteccionista,
agrícola y con unos ciudadanos con poco poder de adquisición, no era nada atractiva para los socios comerciales de la FIFA.
Sin embargo, el plan deportivo marchaba sobre rueda: Bilardo había conseguido montar un buen equipo gracias a un
programa de preparación serio, que incluyó una victoria de 5-0 sobre el Nottingham Forest, campeón de la Copa de
Campeones de la UEFA de 1979 y 1980 (hoy Liga de Campeones) y considerado el mejor equipo del mundo.
Esta selección estaba prácticamente consolidada y despertaba el apoyo nacional como lo había hecho la de 1975, pero días
antes del primer partido de la eliminatoria fue a jugar a Belo Horizonte contra Atlético Mineiro, que tenía en sus filas a
Reinaldo y Toninho Cerezo, y se vino derrotada y desmoralizada por los seis goles que le anotaron.
Esa vez, como por variar, Perú nos eliminó gracias a Cubillas y a
que la Selección Colombia se dejó empatar un partido que, como
se había vuelto frecuente, le tenía ganado a Uruguay.
La Selección le fue entregada a Gabriel Ochoa Uribe, múltiple
campeón con Millonarios, Santa Fe y América con el objetivo de
tener el mejor equipo posible para el Mundial que tendríamos en
1986, pero en 1982 fue elegido presidente de la República
Belisario Betancur y desde el comienzo de su mandato dejó claro
que no había con qué cumplir las exigencias de la FIFA y sus
socios, que el Mundial no se podría realizar en Colombia.
El gobierno del sí se puede...
Belisario era un presidente diferente en un momento importante de la historia del país. Culto y amante del mundo
intelectual y artístico de la Colombia de los 60 y 70, tenía especial afecto por lo popular y tradicional dado su raigambre
paisa "de pura cepa", y, entre esa afección especial que tenía por lo popular, había mantenido siempre una relación especial
con el fútbol.
En 1949, como diputado de la Asamblea Departamental de Antioquia, fue él quien propuso la construcción del Estadio
Atanasio Girardot de Medellín, pues por esa época el fútbol profesional se jugaba en el hipódromo.
Como presidente le dijo a la FIFA que el país no estaba en condiciones de realizar el Mundial pues no había dinero suficiente
para responder por la infraestructura requerida. Esta acción, bastante impopular para un presidente latinoamericano, fue
seguida de una intervención personal para que el técnico Gabriel Ochoa Uribe no renunciara a la Selección y por el apoyo
gubernamental al establecimiento de una comisión que creara un vínculo nacional entre la Selección y el pueblo
colombiano.
Sin embargo, la mayor apuesta de Belisario era lograr la paz con los grupos guerrileros y por eso 1983 fue oficialmente el
año de la paz. Las negociaciones con las FARC, M19, ELN y demás letras del alfabeto insurgente empezaron y Colombia pudo
ver por primera vez en televisión a Tirofijo y a Jacobo Arenas de las FARC, a la vez que muchas jóvenes encontraron que
Carlos Pizarro era el "comandante papito" del M-19.
El presidente, además, introdujo a Colombia en el Grupo de los No Alineados y en el Grupo de Contadora que, junto al
gobierno sandinista de Nicaragua, buscaba la paz en El Salvador.
El 84 también parecía ser maravilloso, no sólo se establecía por
primera vez un Estatuto de oposición, sino que el grupo musical y
cómico argentino Les Luthiers se la pasaba visitando a Colombia
desde 1982 y para todos ya eran "la risa de etiqueta". Al mismo
tiempo, por primera vez en el país se presentaba un show travesti
con "Valentino: Gitana loca de Oscar Ochoa" que causó sensación
y escándalo en Cúcuta, Armenia, Bogotá, Cartagena y
Barranquilla; en las principales ciudades se empezaban a
establecer nuevas zonas de rumba que serían llamadas con el
tiempo "zonas rosa", y Unicentro se convertía en la maravilla
comercial de Bogotá y Colombia y epicentro de la vida social
capitalina de los fines de semana.
Para rematar la Selección Colombia empezaba a tomar forma y, por primera vez en la historia, haciéndole caso a una
realidad nacional que buscaba senir orgullo del país, estaba a punto de estrenar la bandera en el uniforme.
El día en que nació la Tricolor
El 20 de mayo de 1983 la FIFA le entregó oficialmente la sede del Mundial de 1986 a México. El discurso oficial fue que el
presidente de Colombia había manifestado que no se podían cumplir las exigencias logísticas y de infraestructura planteadas
por la máxima autoridad del fútbol mundial, pues era preferible realizar inversiones en salud y educación.
Lo cierto es que sin sede del Mundial, la obligación era clasificar y buscar dejar en alto el nombre del país. Se convirtió casi
que en una cuestión de orgullo nacional y el técnico Gabriel Ochoa Uribe tenía un programa serio que buscaba consolidar
una institución que, aunque querida por todos, no solía dar muchas satisfacciones.
Paralelo al trabajo en la cancha, se estableció una comisión de personajes notables y conocedores del fútbol para que
presentaran propuestas que fortalecieran a la Selección Colombia y ayudaran a progresar al fútbol colombiano que, por esa
época, 1984, vivía un nuevo Dorado lamentablemente auspiciado por dineros ilegales.
Esta comisión de notables, conformada por Daniel Samper Pizano, Juan Sebastián Betancur, Alberto Casas y Carlos Cure,
entre otros, realizó lo que sería el primer paso para la consolidación de la Selección Colombia como referente nacional:
desde las eliminatorias de 1985 el equipo no usaría más esa camiseta color salmón que en nada reflejaba al país, desde ese
año la Selección se vestiría con los colores de bandera, amarillo en la camiseta, azul en la pantaloneta y rojo en la medias. La
Selección Colombia se volvía Colombia.
Mientras la comisión discutía sobre el mejor modelo que llevara
los colores patrios, una Selección juvenil partía a Asunción a
disputar el Campeonato Sudamericano de la categoría que
entregaría tres cupos al Mundial Sub-20 años que se realizaría en
la URSS desde octubre.
El equipo se fue en silencio y sin mucho optimismo por parte de la
prensa y de los aficionados pues no había demostrado buenos
resultados en su preparación. Luis Alfonso Marroquín, su joven
entrenador, defendió su trabajo y dijo que se hablara después del
torneo y no antes. Para acallar las dudas contaba con René
Higuita, J.J. Tréllez, Jairo Ampudia, Felipe Pérez, Carlos Alvarez y
John Edison Castaño, entre otros, en quienes había depositado la
confianza que el técnico Ochoa había dejado en él.
Colombia estaba en el grupo de Brasil y Argentina lo que le restaba esperanzas al pueblo colombiano de clasificarse a las
finales del torneo, pero cuando este empezó en la segunda semana de enero de 1985 todos los que vieron a esos
muchachos por televisión quedaron sorprendidos: la Selección juvenil jugaba mejor que la de mayores, tenía más velocidad,
jugaba con clase, con lujos; era un equipo de ensueño.
Higuita tapaba todo, Tréllez dejaba atrás a todos los defensas y Castaño convertía los goles más increíbles que se veían en
Asunción. Este descrestante nivel se debía a una motivación especial que les daba Marroquín en esos momentos en que el
fútbol colombiano estaba lleno de extranjeros pagados con dineros ilegales: "Si no les ganamos hoy a estos argentinos o
uruguayos, mañana ellos van a Colombia y los dejan sin puesto".
Este equipo, que maravilló no sólo a los colombianos sino al resto del continente que distinguía el fútbol colombiano por el
estilo defensivo y de pierna fuerte que había implantado Ochoa Uribe desde 1982, le ganó 3-0 a Chile, 2-1 a Bolivia y, en un
partido memorable, había empatado 0-0 con Brasil para luego eliminar a Argentina con un 1-1.
En el cuadrangular final el fútbol que demostró el equipo fue el mejor en la victoria 4-1 sobre Uruguay y en la dramática
derrota por 1-2 con Brasil, pero, para seguir la tradición, Paraguay le quitó a la Selección de Marroquín la oportunidad del
título al sacarle un empate 1-1 en Defensores del Chaco.
El país, que se vio reflejado en el estilo de juego de esa Selección,
clasificó así al Mundial Juvenil de URSS. Sólo faltaba que el equipo
que dirigía Ochoa, la Selección de mayores, siguiera el ejemplo de
los muchachos y clasificara al mundial del año siguiente.
El 1º de febrero, cuando los juveniles volvieron victoriosos de
Asunción, miles de ciudadanos, encabezados por el presidente
Belisario Betancur, los esperaban en el Aeropuerto. al bajarse del
avión y abrazar al presidente, René Higuita, un joven humilde de
Medellín, dejó ver su emoción en unas cuantas lágrimas que
fueron contenidas por la mayoría de sus compañeros cuando en
un emotivo discurso Betancur les dijo: "Todo colombiano se siente
expresado en ustedes; son ustedes el mejor testimonio de una
Colombia nueva que cree con fe profunda en el porvenir de la
patria".
Esa noche los jóvenes fueron al Campín a ver a los mayores estrenar el uniforme tricolor que el 24 de enero Daniel Samper y
María Elvira Pardo le habían presentado a la prensa con el modelaje de la joven Amparo Grisales, y se pudieron dar cuenta
de que, aún así Willington y los demás fueran de amarillo, azul y rojo, el estilo de juego defensivo y tacaño en espectáculo
que dejó el 2-2 contra Suiza no era lo que el pueblo colombiano esperaba de su Selección Colombia.
No, no se pudo...
La sociedad parecía renovarse en la búsqueda de la paz, pero había un problema: en el monte la guerrilla y el ejército
seguían dándose balazos y, además, el narcotráfico crecía sin detenerse y los capos formaban grupos paramilitares como el
MAS, que interferían con el proceso de paz del gobierno y sumían al país en una violencia generalizada y con muchas
cabezas.
Así que en 1985 ya todo parecía estar perdido, lamentablemente para Belisario no se pudo y el proceso de paz con el M-19
fracasaba en un mar de desconfianza por la guerra sucia de los paramilitares y la falta de voluntad política de la guerrilla.
Para rematar, Colombia tampoco clasificó al mundial de México en 1986. Argentina, que era un equipo que contaba con
Diego Armando Maradona, nos ganó en El Campín. Ese equipo luego sería campeón del mundo demostrando quién era
quién en la geopolítica del fútbol suramericano.
La prensa, y los colombianos en general, culparon de esta
eliminación al técnico Ochoa Uribe por el estilo de juego del
equipo y porque, al parecer, estaba más preocupado en ganar la
Copa Libertadores con el América que en clasificar a la Selección
al mundial. sta reacción hizo que Ochoa renunciara a su cargo y
que la dirección técnica de la Selección Colombia quedara vacía.
El 1 de noviembre se selló la eliminación de Colombia del Mundial
del que debía haber sido anfitriona a manos de Paraguay. La
selección de Ochoa tenía que ganar por 3-0 y sólo le alcanzó para
el 2-1.
Fue el inicio de los peores quince días de la historia reciente del país, pues el miércoles 6 el M-19 se tomó el Palacio de
Justicia, lo que desencadenó una reacción del ejército que acabó con 17 magistrados y 46 civiles muertos, cientos de
desaparecidos, la imagen del presidente deteriorada y del M-19 destruida, todos los expedientes de Los Extraditables
quemados en el incendio y el país en una incertidumbre que, para rematar, el 13 sufrió la tragedia de Armero.
Esta población tolimense de 22.560 habitantes fue borrada del mapa tras la erupción del volcán Nevado del Ruíz que
produjo una creciente en los ríos Lagunilla y Gualí, que cubrió con lodo lo que antes era un pueblo comercial y afectó con
inundaciones toda la región.
Las imágenes terribles de la desolación quedaron grabadas en la mente de todos los colombianos. Los más de 20.000
muertos y los 200.000 damnificados se resumieron en el drama de Omayra Sánchez, una niña de doce años que quedó
atrapada con el lodo hasta el cuello y aprisionada en los pies por una plancha de cemento. La niña murió después de 72
horas de estar atrapada y esperando que llegara la motobomba que ayudara a rescatarla.
El país estaba desmoralizado, la nación pasaba sus peores horas y la Selección Colombia no tenía técnico...
Y en esas apareció Maturana
León Londoño Tamayo, presidente de la Federación de Fútbol Colombiano, decidió, aconsejado por varios directivos de
Antioquia, ofrecerle el puesto que había dejado vacante Ochoa a Francisco Maturana. La decisión generó cierta polémica,
pues parecía una herejía poner a un tipo tan joven e inexperto en el puesto que sólo dos años antes había tenido el técnico
más ganador del fútbol profesional colombiano, pero así fue: Maturana tomó el lugar que hasta ese momento había tenido
Jaime Silva como sustituto de Ochoa.
Este chocoano, que había sido un elegante defensa central del
Nacional de Zubeldía y de la Selección Colombia de Bilardo, en
1986 había convertido al Once Caldas en el equipo revelación del
torneo al llevarlo a las finales con una nómina barata de sólo
jugadores nacionales, y ya había firmado un contrato para dirigir
en 1987 al Atlético Nacional. En la práctica era un novato para ser
el técnico de la Selección Colombia, pero...
Maturana empezó a hacer cosas extrañas como director técnico
de la Selección. Primero, dejó de convocar a los considerados
mejores jugadores de cada posición con el argumento de buscar
un equipo como tal y no un equipo de individualidades. Producto
de esto no fue convocado el volante de marca de Millonarios
Eduardo Pimentel, un jugador fuerte capaz de intimidar al más
valiente delantero, símbolo de su equipo y que para muchos era el
mejor jugador en esa posición que tenía el país en el momento.
En su reemplazo llegaron dos jugadores antioqueños, Leonel Alvarez y Gabriel 'Barrabás' Gómez, lo que, sumado a su
segunda acción como entrenador de la Selección, convocar como base a la nómina del Atlético Nacional, un equipo que no
era campeón desde 1981, le empezó a granjear una fama de favorecedor de los antioqueños. Esta tendencia pasaría a la
historia con el término de "rosca paisa".
Maturana debía enfrentar su primera prueba como técnico nacional en la Copa América de 1987 que se disputaría en
Argentina. El equipo jugaba con toda la defensa del Nacional, la creación del Deportivo Cali, con Redín y Valderrama, y el
ataque de Millonarios encabezado por Arnoldo Iguarán, pero la banca era casi en su totalidad del equipo verde de
Antioquia. Si fracasaba en Argentina, los enemigos de la "rosca paisa" no demorarían en pedir su renuncia.
¡Esta es mi Selección!
Colombia jugó en primera ronda contra Bolivia y contra el favorito Paraguay. En el primer partido la Selección ganó
fácilmente 2-0 a los del altiplano y, lo mejor, la imagen que se dejó fue positiva. Los colombianos vieron por primera vez un
equipo de su total agrado: un juego de pases inteligentes y ofensivos que rompía la defensa contraria, una defensa sólida
pero limpia, y un ataque contundente.
Sin embargo, el rival había sido demasiado liviano y muchos,
aunque sintieron la empatía con el equipo, prefirieron esperar al
partido con Paraguay para ver qué sucedía.
El 5 de julio de 1987 la Selección Colombia entró en el corazón de
todos los colombianos. Ese día, en un juego que nunca se le había
visto a un equipo colombiano, Paraguay fue derrotado por 3-0.
En el imaginario colectivo se empezaron a gestar tres nombres
como ídolos. El primero y más importante fue el de Carlos 'El Pibe'
Valderrama, un crack que hacía pases imposibles, dejaba quietos a
los contrarios con sus movimientos y, además, tenía una melena
rubia inconfundible.
El segundo fue el arquero del Atlético Nacional que ya era el gran ídolo de su equipo, René Higuita. 'El Loco', como le decían,
dejó boquiabiertos a los paraguayos al salir de su arco con el balón dominado y, tras eludir a los delanteros rivales, sacar un
pase ofensivo que casi se convierte en gol: en Colombia todos habían quedado con el corazón en la mano por la angustia y
en Argentina todos trataban de cerrar la boca por presenciar algo tan extraño y a la vez sorprendente.
El tercer jugador que se quedó en las mentes de los colombianos fue Arnoldo Iguarán. El goleador de Millonarios convirtió
los tres goles de la victoria y demostró una velocidad y una potencia ideal para los pases de Valderrama.
Con un equipo al que le llovían los elogios nacionales e internacionales, Colombia estabapor segunda vez en una semifinal
de Copa América. Chile acabó el sueño al vencernos por 2-1, pero poco importó: la Selección se volvería la novia de todos
los colombianos al vencer a Argentina, el entonces campeón del mundo que contaba con el gran Maradona, en el estadio
Monumental de Buenos Aires en la definición por el tercer lugar.
El 10 es 'El Pibe'
Ese día, 11 de julio de 1987, todo parecía estar en contra de la tricolor: Iguarán no podía jugar por una fractura en una
costilla durante el juego frente a los chilenos y las atestadas tribunas del Monumental exigían una goleada a Maradona y su
corte para lavar su orgullo después de perder la semifinal frente a Uruguay.
Lo curioso del asunto es que todo el planeta futbolero estaba pendiente del Diego y al que terminaron aplaudiendo fue al
'Pibe', que con dos jugadas magistrales habilitó a Gabriel Jaime 'Barrabás' Gómez y Juan Jairo 'El Andino' Galeano para
terminar el primer tiempo con un 2-0 inesperado.
La segunda parte fue una lección de táctica de Colombia a
Argentina. Por más variantes que hizo, Carlos Salvador Bilardo no
pudo lograr que su equipo rompiera el orden colombiano;
Maradona se vio maniatado, Argentina no pudo demostrar en
ningún momento que era el campeón mundial, y sólo un gol de
Claudio Caniggia les dio la posibilidad a los locales de celebrar
algo.
La Selección de Maturana volvió a Colombia entre alabanzas por
su juego y con el tercer lugar de la Copa, el goleador del torneo,
Iguarán, y el mejor jugador del continente de ese año,
Valderrama.
Este fue el punto de inicio para generar la relación de identidad total entre el colombiano y su Selección. Por primera vez se
tenía un estilo de juego propio y del cual se podía sentir orgullo. El sistema de ídolos que se veía interrumpido
tradicionalmente con cada nueva convocatoria estaba consolidándose tras la sombra del mejor jugador de América, 'El
Pibe', y un séquito de jugadores que ejemplificaban valores y regionalismos: el veloz Iguarán, el valiente Leonel Alvarez, el
caballeroso Andrés Escobar, el potente Luis Carlos Perea, y el arriesgado y "loco" Higuita.
El simbolismo no estaba sólo en el tricolor que vestían los jugadores de la Selección, sino en la representación nacional que
cada región y grupo social sentía que estaba aportando y que se veía reflejado en un discurso impuesto por Maturana de
crear y mantener una identidad y un estilo. Y este estilo no era sólo futbolístico sino también estético, pues las melenas de
Higuita, Leonel, Gildardo Gómez, Escobar, Eduardo Niño, 'Barrabas' Gómez, y sobre todo del 'Pibe' le dieron un estilo propio
e inconfundible al equipo.
Además, por primera vez en mucho tiempo los niños de una generación, al jugar sus partidos en la cancha del barrio, no se
pedían ser Maradona, Pelé, Gottardi, Falcioni o Cabañas, sino que jugaban a ser un colombiano: Iguarán, Valderrama o
Higuita.
Pero sobre todo esto pesó algo que siempre le importó a los
colombianos: la imagen del país. La Selección de Maturana en la
Copa América del 87 surgió en momentos en que Colombia
pasaba por uno de los momentos más oscuros de su historia.
Todos los colombianos se sentían acusados de narcotráfico en el
exterior y las masacres y magnicidios opacaban las buenas
actuaciones de los ciclistas en Europa y los títulos mundiales en
boxeo de Miguel 'Happy' Lora y Fidel Bassa. Y si bien en fútbol
nunca se había ganado nada, ahora el deporte más popular del
país tenía una carta de presentación para el mundo que creía, o al
menos así pensaban los colombianos que creían, que este era el
país del diablo.
Los colombianos encontraron en esta década de los 80 que los
triunfos de sus deportistas eran los triunfos del país y que eran la
única forma de sentir que tenían una imagen positiva en el
mundo.
Había nacido una nueva era, la de la mejor selección Colombia de la historia... nadie se imaginaba aún lo que este país capaz
de autodestruirse le iba a hacer.
Colombia en el 90
La Selección de Colombia fue uno de los 24 equipos participantes de la Copa Mundial de Fútbol de 1990, que se realizó enItalia.
Colombia clasificó al Mundial luego de 28 años de no hacerlo. El combinado cafetero integró el Grupo D compuesto también por Emiratos Árabes Unidos, Alemania Federal y Yugoslavia.
Colombia comenzó bien el mundial al derrotar 2:0 a Emiratos Árabes en Bolonia. Cinco días después, cayó apretadamente 0:1 contra Yugolsavia en un buen juego y con una buena actuación del arquero René Higuita, quien hizo uso de su apodo de antipenal al atajar el cobro de un gran experto cobrador Faruk Hadzibegic. Al finalizar la primera fase, Colombia empató 1:1 con Alemania Federal, equipo que a la postre se coronó campeón mundial, con un agónico gol del volante Freddy Rincón en tiempo adicional.
En octavos de final, los dirigidos por Francisco Maturana enfrentaron a Camerún. Luego de igualar 0:0 en el tiempo reglamentario, un error en la defensa permitió a Roger Milla marcar el gol del triunfo para el seleccionado africano y así dejar por fuera a Colombia del Mundial
Un 5-0 Inolvidable
Efectivamente, el 5 a 0 infringido por Colombia a Argentina en Buenos Aires el 5 de septiembre de 1993, en camino al
Mundial Estados Unidos 94, es actualmente recordado tanto en comerciales de televisión como en cada pausa de la
telenovela de moda.
Y un libro sobre el tema ("El 5-0: la increíble crónica del partido que cambió para siempre la historia del fútbol colombiano",
del periodista Mauricio Silva) también fue uno de los grandes éxitos de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, celebrada
en mayo de este año.
El libro de Silva, quien actualmente se desempeña como editor en jefe de la revista Bocas, de la casa editorial El Tiempo, es
un homenaje a un partido histórico pero también la crónica de un viaje "de la gloria al infierno".
"(La historia) de este partido se había quedado estrictamente en
lo deportivo. Entendí, a fuerza de reportería, que nadie les había
preguntado a los jugadores directamente por otros temas,
muchos de ellos espinosos y otros muy simpáticos; que las
grandes historias del fútbol colombiano están por contarse", le
dijo Silva a BBC Mundo, refiriéndose, entre otras cosas, a los
nexos del deporte con el narcotráfico.
"Es un juego que nos dejó mucho. Lo mejor, para la historia,
hacerles cinco goles a los argentinos en su casa y pasar de
primeros al Mundial del 94. Lo peor, devolvernos de primeros del
Mundial de USA 94, humillados y pisoteados, y luego cargar con
un muerto en el equipo [el asesinato de Andrés Escobar, el
desafortunado autor del autogol que selló la eliminación
colombiana]", agregó.
Para Silva, el partido, su contexto y todo lo que ocurrió después también le dejó a Colombia "una lección del tamaño de
América: podemos ser los mejores, pero no sabemos cómo lidiar con eso".
Y, para conmemorar el 20 aniversario de ese resultado histórico, eligió para los lectores de BBC Mundo las cinco anécdotas
vinculadas al partido que, a su juicio, mejor definen lo que fue y lo que significó ese juego.
1. "De puro varón"
El día antes del partido, [el técnico] 'Pacho' Maturana no habló de táctica, sino que dejó que los muchachos acariciaran el
balón. No hubo otro discurso que el de la simpleza del juego del 'bobito' (…).
"Luego le tocó a Leonel [Álvarez, mediocampista de la selección Colombia] y él, que se tomaba y se toma todo tan en serio,
se tiró en plancha, como en un partido de verdad, con tan mala suerte que lesionó en el tobillo a 'El Tren' [Valencia,
delantero del Bayern Munich y el combinado colombiano]. Recuerdo que 'Leo' lloró pidiéndole perdón a Adolfo, quien, de
verdad, quedó jodido. Esa es otra que no saben los colombianos: que él jugó el partido lesionado, de puro varón", recuerda
*el portero+ Óscar Córdoba (…).
[Y, por si eso fuera poco] el día del juego, el médico de la
selección, Carlos Álvarez, bajó a la mesa con una mala noticia:
"¡[Faustino, 'el Tino'] Asprilla [estrella del Parma de Italia] está
enfermo! Tiene fiebre. No sé si pueda jugar. Voy a tener que
inyectarlo". Y así lo hizo. "Muy poca gente sabe que ese partido lo
jugué enfermo y que horas antes de salir a la cancha estuve
temblando como un pollo", recapitula "El Tino".
2. "Háganle otro gol a esos hijos de p..."
En el minuto 86, [Diego] Simeone [mediocampista de la selección argentina y actual entrenador del Atlético de Madrid] fue
a disputar en el aire un balón dividido con "El Tren" y, malintencionado, descargó un codazo de roja directa. El delantero
colombiano cayó con la boca ensangrentada. Le había roto el labio inferior y, aun cuando [los jugadores] Luis Carlos Perea y
Wilson Pérez fueron a apretar al árbitro [Ernesto Filippi], "Barrabás" Gómez, viejo zorro, se fue a hablarle al oído al juez y le
soltó una histórica:
"No lo vaya a echar, señor juez. No lo vaya a sacar del partido, porque después dicen que les ganamos porque tenían solo
diez. No nos vaya a hacer eso".
El árbitro uruguayo, tal vez con la celeste puesta, tal vez en nombre de todos los suramericanos que han padecido la
arrogancia argentina, respondió como si fuera un juego de barrio: "No lo echo, pero háganles otro gol a esos hijos de p...".
3. Celebración traqueta
Una vez los muchachos llegaron al Caesar Park, comenzaron a
destaparse botellas de todo tipo de chorros. (...) Abajo, en un
salón del segundo piso del hotel –en lo que pareció ser la fiesta
oficial–, decenas de colombianos celebraron con todos los
juguetes. Lo que pocos supieron –y por años– es que los tragos
rodaron por cuenta de una leyenda del narcotráfico criollo, quien,
en aquel entonces, todavía era un incipiente capo: Justo Pastor
Perafán. (...) Rumbearon por cuenta del mágico derroche los
directivos de la Selección, varios políticos y un buen grupo de
periodistas.
"Samuel Moreno, Andrés Pastrana, todos, sin excepción, pensamos que era una fiesta que pagaba la Federación. Años
después, nos vinimos a enterar de que la recepción era de Perafán", recapitula [el narrador deportivo] William Vinasco Che.
"Un funcionario del hotel nos preguntó a los periodistas que estábamos en el primer piso quién iba a pagar la cuenta de
champaña que corría a borbotones. Luego supimos que, quien pagó en efectivo, de su bolsillo, fue Pastor Perafán. Solo en
champaña fueron algo así como doce mil dólares", rememora [el también periodista] Hernán Peláez.
4. También el Cartel de Cali
El 10 de junio de 1994 (poco antes del Mundial USA 94), el equipo
realizó su último entrenamiento en Cascajal –cancha de prácticas
del club América de Cali–. A todos los miembros de la tricolor les
hicieron saber que, esa noche, estaban invitados a comer a un
sitio "muy especial". Los citaron a las 7 p.m., en el lobby de la
Torre de Cali y, cuando se reunieron en el punto acordado,
supuestos funcionarios de la Federación los hicieron bajar al
sótano del hotel para abordar un transporte que no era el oficial.
Abajo, en los parqueaderos, había varias camionetas y varias
motos con personal de seguridad no identificado. Los jugadores se
acomodaron en diferentes vehículos –entre ellos, una pequeña
buseta–, y sin más les pidieron que se pusieran unas capuchas que
estaban en cada puesto. Así, cegados, salieron hacia el sur de Cali:
"y a toda velocidad", tal cual recuerda uno de los volantes del
equipo.
Entonces llegaron a una lujosa casa en el barrio Ciudad Jardín, donde, una vez adentro, les destaparon las cabezas y los
invitaron a bajar.
Los personajes que los recibieron fueron Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, José "Chepe" Santa Cruz y Hélmer "Pacho"
Herrera, capos del cartel de Cali (...) En un momento dado, mientras servían langosta, Miguel Rodríguez, alias "el Señor",
anunció, a viva voz, un jugoso premio para cada jugador si lograban llegar a los octavos de final en USA 94; otro aún más
beneficioso si alcanzaban los cuartos de final; y una importante suma si conseguían llegar a las semifinales. "Nadie se
alcanza a imaginar el billete que nos prometieron en caso de coronar la final. Esa cifra era absurda, pero muy, muy, muy
absurda", relata uno de los históricos de aquella Selección.
Luego, Gilberto Rodríguez, "el Ajedrecista", le dio dinero en
efectivo a un grupo de jugadores (de US$5.000 a US$25.000) y a
muchos de ellos, uno por uno, mientras les entregaba un sobre,
les recordó que era muy importante que apoyaran la candidatura
de Ernesto Samper a la Presidencia. "El mandato del presidente
Samper nos va a quedar muy bien. Hablen en las entrevistas de él,
que esa publicidad nos va a ayudar mucho', nos dijo. Y hubo
jugadores que hicieron declaraciones en ese sentido", recordó
uno de los defensas del conjunto nacional.
5. Campeones de la tragedia
El mismo 29 de junio, Andrés Escobar, silente y con la cabeza
gacha, volvió aMedellín. El 2 de julio de 1994, cometió el error de
creerse invisible entre su gente y, mientras se encontraba en el
estacionamiento del estadero El Indio, luego de haber departido
con unos amigos en una fonda, fue insultado por un grupo de
borrachos quienes, iracundos, mencionaron el absurdo autogol
ante Estados Unidos.
El zaguero de la Selección exigió respeto, ante lo cual Humberto Muñoz –el guardaespaldas y chofer de los hermanos Pedro
David y Juan Santiago Gallón Henao, relacionados con el mundo del narcotráfico–, desenfundó un revolver calibre 38 y
descargó seis tiros sobre la humanidad del futbolista.
Minutos después, en la clínica Medellín, falleció el defensa central de la selección Colombia, quien días atrás había intentado
cortar un balón que se convirtió en el más inútil, absurdo y fatal autogol en la historia de los mundiales (…).
Funesto como ha sido el azar de Colombia, así también concluyó el sueño de una generación que llegó a su punto más alto
la tarde del 5 de septiembre de 1993, cuando el equipo de Córdoba, Pérez, Perea, Mendoza, Herrera, Álvarez, Gómez,
Rincón, Valderrama, Asprilla y Valencia le ganó por 5 goles a 0 a una poderosa Argentina, en el estadio monumental de
River, en la ciudad de Buenos Aires.
A partir de ese momento, y en sólo ocho meses, aquella
'Selección de todos los tiempos' saltó de la ovación a la
balacera. Entonces el 5-0, inmortal y majestuoso, pasó su
cuenta de cobro. Colombia creyó tener todo para ser la
campeona del mundo, y lo fue. Pero en su torneo más
exitoso: la tragedia.
La selección Colombia actual
La selección colombiana de fútbol aseguró por anticipado su
clasificación al Mundial de Brasil 2014 al empatar 3-3 en un
angustioso partido contra Chile, con lo que consigue regresar,
después de 16 años, a la cita más importante del fútbol orbital.
Teófilo Gutiérrez y Falcao García, este último con dos penaltis, consiguieron el empate ante el equipo chileno que había
marcado por intermedio de Arturo Vidal y dos anotaciones de Alexis Sánchez.
Colombia irá a un Mundial por quinta vez después de 16 años de ausencia
La selección colombiana de fútbol alcanzó hoy por quinta vez la clasificación a un Mundial y estará en Brasil 2014, que se
sumará a sus participaciones en Chile 1962, Italia 1990, Estados Unidos 1994 y Francia 1998.
Tuvieron que pasar 16 años para que un combinado colombiano volviera a formar parte de la cita mundialista que cada
cuatro años reúne a las 32 mejores selecciones del planeta en busca del título que actualmente tiene España.
Un sufrido empate a tres goles con Chile en el Estadio Metropolitano, de Barranquilla, revivió hoy en los colombianos la
alegría de volver a un Mundial con una jornada de anticipación de las eliminatorias suramericanas.
El artífice de la fiesta que hoy viven 47 millones de colombianos es un argentino, el técnico José Pekerman, quien logró
enderezar el rumbo de un equipo que tomó en la primera mitad de las eliminatorias para llevarlo al puerto seguro de Brasil.
Experimentado en selecciones juveniles de su país, con las que ganó tres mundiales en la categoría Sub-20 (1995, 1997 y
2001), Pekerman tuvo oportunidad de entrenar también la selección absoluta de su país a la que llevó al Mundial de
Alemania en 2006 y con la que llegó a cuartos de final del campeonato.
Con estos antecedentes y luego de dirigir los clubes mexicanos
Toluca y Tigres, Pekerman fue llamado en enero de 2012 para
reemplazar en el banquillo de Colombia a Leonel Álvarez quien
había quedado encargado de la selección tras la salida
escandalosa de Hernán Darío 'Bolillo' Gómez por un caso de
violencia de género.
Pekerman cambió la mentalidad del mismo grupo que venía
jugando, pero al que le imprimió mayor disciplina, unidad y sobre
todo, confianza en sus propias capacidades.
Entonces aparecieron los goles de Falcao García, Teófilo Gutiérrez
y Jackson Martínez, entre otros, complementados en el medio
campo por jugadores de la talla de James Rodríguez, Macnelly
Torres, Carlos Sánchez y Juan Guillermo Cuadrado.
Con ellos, la experimentada defensa encabezada por Mario Yepes, Amaranto Perea, Camilo Zúñiga y Aquivaldo Mosquera, y
la seguridad en el arco del portero David Ospina devolvieron a los colombianos la ilusión de regresar a un Mundial.
Los resultados no se hicieron esperar y luego de 17 partidos jugados, Colombia, con 27 puntos, 25 goles a favor y 12 en
contra, encontró nuevamente la senda de la clasificación.
De esta manera, Colombia estará en su quinto Mundial de fútbol, una historia que comenzó a escribir en 1962 en Chile de la
mano del técnico argentino Adolfo Pedernera, del que todavía se recuerda el empate 4-4 con la poderosa Unión Soviética.
El seleccionado volvió a aparecer en la vitrina mundialista en Italia 1990, esta vez conducido por el técnico nacional
Francisco Maturana, quien con una selección de figuras como Faustino Asprilla, Carlos 'el Pibe' Valderrama, Freddy Rincón y
el portero René Higuita, entre otros, hicieron vibrar de emoción al país.
La actuación colombiana en esa ocasión llegaría hasta octavos de final, fase en la que el habilidoso delantero camerunés
Roger Milla aprovechó un error del portero René Higuita, para sentenciar el partido 1-0.
Cuatro años después Colombia se clasificó al Mundial de Estados Unidos 1994, una vez más dirigida por Maturana y
prácticamente con los mismos jugadores.
En esa ocasión destacaron también Oscar Córdoba, Leonel
Álvarez, Adolfo Valencia y el defensa Andrés Escobar, quien
semanas después sería asesinado en Medellín tras la eliminación
de Colombia en primera fase y en un confuso incidente
relacionado con el autogol en el partido que ganó Estados Unidos
2-1.
Colombia volvió a tener la oportunidad de acudir a una cita
mundialista en Francia 1998 en la que el técnico Hernán Darío
'Bolillo' Gómez, alumno aventajado de Maturana, no pudo pasar
de la primera fase con un equipo renovado.
Esta vez, con una nueva generación dorada, que en su mayoría brilla en clubes
europeos, Colombia espera escribir un nuevo capítulo de su historia en los Mundiales a
partir de la cita de Brasil 2014.
¿Quién ha sido el máximo goleador de la selección
Colombia?
¿Cuántos años máximo duró la selección sin ir a un mundial?
¿Cuál fue la mayor goleada de Colombia hacia argentina?
¿Quién fue el número 10 de la selección Colombia en el 90?
¿Quién fue el portero de la selección de Maturana?