lógica trascendental

12
Parte segunda de la doctrina trascendental de los elementos. La lógica trascendental. Introducción. Idea de una lógica trascendental. (CrP, B74). I. De la lógica en general La intuición y los conceptos son los elementos constitutivos de todo nuestro conocimiento humano. De su unión surge el conocimiento. Estos elementos provienen de dos fuentes con residencia en la mente: 1) la receptividad de impresiones, por la cual nos son dados los objetos [a esta corresponden las intuiciones], y 2) el carácter espontáneo de los conceptos, por el cual los objetos son pensados en relación con su respectiva representación [a éste corresponden los conceptos]. Así como la receptividad es la facultad por lo cual nuestra mente recibe representaciones de acuerdo a la manera como es afectada por objetos y nos suministra intuiciones, la facultad por la cual la mente misma produce ella misma representaciones de objetos dados (espontaneidad del conocimiento) es el entendimiento. “Por medio de la sensibilidad, entonces, nos son dados objetos, y sólo ella nos suministra intuiciones; pero por medio del entendimiento ellos son pensados, y de él surgen conceptos.” (CrP, B33). Lo que no es constitutivo de nuestro conocimiento, son conceptos que carezcan de una intuición correspondiente, o intuiciones sin conceptos, pues “pensamientos sin contenido son vacíos, intuiciones sin conceptos son ciegas” (CrP, B75). Resulta así que, para nuestros conocimientos, es muy necesario el que podamos asignar a cada intuición un concepto para que ésta no sea ciega, así como darle una intuición empírica a los conceptos para que éstos no estén vacíos. Conceptos e intuiciones se pueden clasificar, según su contenido, en empíricos o puros. Son empíricos cuando en ellos se contiene sensación. Son puros cuando su representación no contiene sensación. Y como la sensación es la materia de los sensible, conceptos puros e intuiciones puras atienden únicamente a la forma y no al contenido. Las intuiciones puras contienen a la forma en que se intuye, y los conceptos puros contienen “la forma del pensar un objeto en general” (CrP, B75). De aquí que se distinga la estética (“ciencia de las reglas de la sensibilidad en general” CrP, B76), de la lógica (“ciencia de las reglas del entendimiento en general” CrP, B76). La lógica general, a su vez, puede ser usada como lo que Kant llama “lógica del uso universal del entendimiento” (organon de la lógica general) la cual contiene las reglas necesarias de todo pensar en las cuales su ausencia sería una ausencia de uso del entendimiento; o como “lógica del uso particular”, la cual es elemental pues contiene reglas para pensar adecuadamente sobre un objeto u objetos en específico (p. ej., la coherencia entre las leyes de una constitución civil). Por su parte, la lógica general se divide en lógica pura o aplicada. En la lógica pura se prescinde de todas las condiciones empíricas por las cuales hacemos uso de nuestro entendimiento, (p. ej., “el influjo de los sentidos”, “las leyes de la memoria”, “el poder del

Upload: fernandodanielramirezgonzalez

Post on 13-Apr-2016

3 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

sobre kant

TRANSCRIPT

Page 1: Lógica Trascendental

 

Parte  segunda  de  la  doctrina  trascendental  de  los  elementos.  La  lógica  trascendental.    

 

Introducción.  Idea  de  una  lógica  trascendental.  (CrP,  B74).  

I.-­‐  De  la  lógica  en  general  

La  intuición  y  los  conceptos  son  los  elementos  constitutivos  de  todo  nuestro  conocimiento  humano.  De  su  

unión  surge  el  conocimiento.  Estos  elementos  provienen  de  dos  fuentes  con  residencia  en  la  mente:  1)   la  

receptividad  de  impresiones,  por  la  cual  nos  son  dados  los  objetos  [a  esta  corresponden  las  intuiciones],  y  

2)   el   carácter   espontáneo   de   los   conceptos,   por   el   cual   los   objetos   son   pensados   en   relación   con   su  

respectiva  representación  [a  éste  corresponden  los  conceptos].  Así  como  la  receptividad  es  la  facultad  por  

lo  cual  nuestra  mente  recibe  representaciones  de  acuerdo  a  la  manera  como  es  afectada  por  objetos  y  nos  

suministra   intuiciones,   la   facultad   por   la   cual   la   mente  misma   produce   ella   misma   representaciones   de  

objetos   dados   (espontaneidad   del   conocimiento)   es   el   entendimiento.   “Por   medio   de   la   sensibilidad,  

entonces,  nos  son  dados  objetos,  y  sólo  ella  nos  suministra  intuiciones;  pero  por  medio  del  entendimiento  

ellos   son   pensados,   y   de   él   surgen   conceptos.”   (CrP,   B33).   Lo   que   no   es   constitutivo   de   nuestro  

conocimiento,  son  conceptos  que  carezcan  de  una  intuición  correspondiente,  o   intuiciones  sin  conceptos,  

pues  “pensamientos  sin  contenido  son  vacíos,  intuiciones  sin  conceptos  son  ciegas”  (CrP,  B75).        Resulta  así  

que,  para  nuestros  conocimientos,  es  muy  necesario  el  que  podamos  asignar  a  cada  intuición  un  concepto  

para  que  ésta  no  sea  ciega,  así  como  darle  una  intuición  empírica  a  los  conceptos  para  que  éstos  no  estén  

vacíos.    

Conceptos   e   intuiciones   se   pueden   clasificar,   según   su   contenido,   en   empíricos   o   puros.   Son   empíricos  

cuando  en  ellos  se  contiene  sensación.  Son  puros  cuando  su  representación  no  contiene  sensación.  Y  como  

la   sensación  es   la  materia  de   los   sensible,   conceptos  puros  e   intuiciones  puras  atienden  únicamente  a   la  

forma  y  no  al  contenido.  Las  intuiciones  puras  contienen  a  la  forma  en  que  se  intuye,  y  los  conceptos  puros  

contienen   “la   forma   del   pensar   un   objeto   en   general”   (CrP,   B75).   De   aquí   que   se   distinga   la   estética  

(“ciencia   de   las   reglas   de   la   sensibilidad   en   general”   CrP,   B76),   de   la   lógica   (“ciencia   de   las   reglas   del  

entendimiento  en  general”  CrP,  B76).  

La   lógica   general,   a   su   vez,   puede   ser   usada   como   lo   que   Kant   llama   “lógica   del   uso   universal   del  

entendimiento”  (organon  de  la   lógica  general)  la  cual  contiene  las  reglas  necesarias  de  todo  pensar  en  las  

cuales  su  ausencia  sería  una  ausencia  de  uso  del  entendimiento;  o  como  “lógica  del  uso  particular”,  la  cual  

es  elemental  pues  contiene  reglas  para  pensar  adecuadamente  sobre  un  objeto  u  objetos  en  específico  (p.  

ej.,  la  coherencia  entre  las  leyes  de  una  constitución  civil).  Por  su  parte,  la  lógica  general  se  divide  en  lógica  

pura  o  aplicada.  En  la   lógica  pura  se  prescinde  de  todas  las  condiciones  empíricas  por   las  cuales  hacemos  

uso  de  nuestro  entendimiento,  (p.  ej.,  “el  influjo  de  los  sentidos”,  “las  leyes  de  la  memoria”,  “el  poder  del  

Page 2: Lógica Trascendental

hábito”),   pues   se   ocupa   meramente   de   los   principios   a   priori   (del   entendimiento)   en   cuanto   a   su   uso  

estrictamente  formal.  De  ahí  que  se  le  considere,  en  palabras  de  Kant,  como  un  canon  del  entendimiento.  

Este  canon  es  la  parte  que  constituye  la  doctrina  pura  de  la  razón,  y  es  propiamente  una  ciencia,  en  la  cual  

los  lógicos  deben  tener  siempre  presentes  estas  dos  reglas:  1)  que  como  lógica  general  prescinde  de  todo  

contenido  del  conocimiento  del  entendimiento  o  de  la  razón  (conocimiento  intelectual),  y  trata  sólo  de  la  

forma  del  pensar  (es  formal)  y  que  2)  como  lógica  pura,  carece  de  principios  empíricos  (p.  ej.,  psicológicos),  

y  que  todo  en  ella  debe  ser  cierto  “enteramente    a  priori”  [de  lo  que  podemos  inferir  que  la  psicología,  al  

estar  fundada  sobre  la  experiencia,  es  a  posteriori,  por  lo  que  es  incompatible  con  la  certeza  a  priori  de  la  

lógica].  

En  lo  que  respecta  a  la  lógica  aplicada,  recibe  ese  nombre  en  cuanto  a  que  refiere  a  reglas  bajo  condiciones  

empíricas   de   la   psicología   y   por   tanto   subjetivas,   del   uso  del   entendimiento.   Kant   la   concibe   como   “una  

representación  del  entendimiento”  y  de  sus  reglas  bajo   las  contingencias  del  propio  sujeto  en  situaciones  

concretas  (p.  ej.,  el  estado  de  duda,  o  el  de  convicción).  Así,  sus  principios  al  ser  empíricos,  hacen  de  ella  no  

un  canon  ni  un  organon  del  entendimiento  o  de   las  ciencias,   sino  un  “catártico  del   sentido  común”   (CrP,  

B78),  es  decir,  hacen  de  ella  un  proceso  purificador  del  sentido  común.  Sin  embargo,  la  relación  de  la  lógica  

general   para   con   ella   es   que   “se   comporta   con   respecto   a   ella   como   la  moral   pura”,   es   decir,   la   lógica  

particular  está  subordinada  a  ella,  pues  hace  uso  de  las  “reglas  formales  del  pensamiento”  para  enunciar  y  

darle  forma  a  sus  contenidos.  

 

II.-­‐  De  la  lógica  trascendental.  

 

La   lógica   general,   al   prescindir   del   contenido   de   los   conocimientos   y   considerando   únicamente   la   forma  

lógica   de   éstos   y   por   ello,   la   forma   del   pensar   en   general,   se   diferencia   de   un   tipo   de   lógica   que   no  

prescinde  completamente  del  contenido  de  los  conocimientos.  Y  es  que  si  se  considera  que  hay  intuiciones  

puras.   así   como   empíricas,   podría   encontrarse   también   que   hay   un   pensamiento   puro   de   objetos   y   un  

pensar   empírico   de   objetos.   Así,   una   lógica   que   abarcara   lo   que   la   lógica   general   excluye,   a   saber,  

conocimientos   cuyo   contenido   es   empírico,   referiría   también   al   origen   del   conocimiento   de   objetos   (la  

experiencia),  pues  la  lógica  general  no  abarca  estos  terrenos,  sino  que  considera  únicamente  a  la  forma  en  

el   entendimiento   o   en   la   facultad   de   juzgar,   que   se   le   puede   dar   a   las   representaciones   a   priori   o   a  

posteriori,  independientemente  de  su  origen.  Esta  lógica  recibe  el  nombre  de  lógica  trascendental,  pues  se  

ocupa  de  las  leyes  del  entendimiento  y  de  la  razón  (lo  intelectual)  en  la  medida  en  que  ella  está  referida  a  

priori  a  objetos.,  por  lo  que  puede  ser  considerada  como  una  una  lógica  formal  en  conjunto  con  una  lógica  

material   válida   a   priori.   Esto   último   es   posible     puesto   que   hay   la   expectativa   de   que   pueda   haber  

conceptos  que  refieran  a  priori  a  los  objetos  y  que  no  sean  de  origen  empírico,  sino  que  sean  “acciones  del  

pensar  puro”  (CrP,  B81).  Esta  lógica  seria  asimismo  una  “ciencia  del  entendimiento  puro  y  del  conocimiento  

Page 3: Lógica Trascendental

puro  de  la  razón”  (CrP,  B81),  la  cual  determinaría  el  origen,  extensión,  y  validez  objetiva  de  los  mismos.    

 

III.-­‐  De  la  división  de  la  lógica  general  en  analítica  y  dialéctica.  

 

¿Qué   es   la   verdad?   Nominalmente   se   puede   entender   a   la   verdad   como   la   correspondencia   del  

conocimiento  con  su  objeto  u  objetos,  sin  embargo  Kant  se  pregunta:  “¿cuál  es  el  criterio  universal  y  seguro  

de  la  verdad  de  todo  conocimiento?”.  Supóngase  que  la  verdad  es  la  correspondencia  de  un  conocimiento  

con  su  objeto.  Lo  falso  sería  entonces  la  no  correspondencia  de  un  conocimiento  con  su  objeto.  Un  criterio  

universal   de   la   verdad   “sería   aquel  que   fuese   válido  para   todos   los   conocimientos,   sin  distinción     de   sus  

objetos”  (CrP,  B83),  es  decir,  dicho  criterio  dejaría  de  lado  todo  contenido  del  conocimiento.  Pero  como  la  

verdad   es   la   correspondencia   de   un   conocimiento   con   su   objeto,   entonces   la   verdad   concierne   al  

contenido,   puesto   que   para   distinguir   lo   falso   de   lo   verdadero   necesitamos   entonces   distinguir   unos  

objetos  de  otros  y  que  el  objeto  se  distinga  también  de  otros  objetos.  Así,  se  muestra  imposible  el  que  la  

correspondencia  de  un  conocimiento  con  su  objeto  nos  brinde  verdad  sobre  el  contenido  del  conocimiento,  

pues  si   la  verdad  concierne  al  contenido  del  conocimiento,  es  decir,  a  la  materia  de  éste,  es  imposible  así  

que  ésta  nos  brinde  universalidad  en  cuanto  a  la  verdad  de  un  conocimiento,  que  es  lo  que  la  lógica  exige    a  

la  verdad.  Y  es  que  como  la  lógica    contiene  las  reglas  necesarias  y  universales  de  todo  pensar  en  las  cuales  

su  ausencia  sería  una  ausencia  de  uso  del  entendimiento,  debe  contener   también  en  esas  mismas   reglas  

criterios  de  la  verdad  universalmente  válidos,  los  cuales  atienden  sólo  a  la  forma  del  pensar  en  general.  Sin  

embargo,   los   criterios   por   ellos   mismos   aunque   acertados,   no   son   suficientes.   Aunque   nuestros  

conocimientos  puedan  ser  coherentes  y  conforme  a  la  lógica,  el  objeto  de  tales  conocimientos  puede  llegar  

a   contradecirlos.   Por   ello,   en   nuestros   conocimientos   puede   haber   errores   en   cuanto   a   su   contenido,  

errores  que   la   lógica   jamás  descubriría  en  cuanto  a  que  sólo  se  ocupa  de   la   forma  de   los  conocimientos,  

pero   no   su   contenido,   del   cual   siempre   se   puede   esperarlo   todo.   Por   lo   tanto,   aunque   la   verdad   como  

correspondencia  de  un  conocimiento  con  su  objeto  no  es  un  criterio  universal,  es  la  condición  sin  la  cual  no  

es  posible  ninguna  verdad.  

Según  lo  anterior,  puede  hacerse  una  división  de  la  lógica  general  en  sus  partes:  la  analítica  y  la  dialéctica.  

La  analítica  es  aquella  que  descompone   los  objetos  de   la   razón  y  el  entendimiento   (lo   intelectual)  en  sus  

elementos  correspondientes,  con   lo  que   llega  a  establecer  reglas  y  principios  para   la  evaluación   lógica  de  

nuestros  conocimientos  (p.  ej.,  reglas  de  inferencia,  métodos  de  corrección  e  incorrección  de  argumentos,  

métodos   de   demostración,   etc.).   Atendiendo   únicamente   a   la   forma   de   éstos,   la   analítica   nos   permite  

discernir  la  cuestión  sobre  a  qué  podemos    asignarle  el  estatus  de  conocimiento  o  de  verdadero,  y  por  ello,  

podemos   llamarle   “canon   para   la   evaluación   de   conocimientos”.   Pero   como   esto   no   es   suficiente   para  

asentir  enteramente  qué  sí  es  conocimiento  o  qué  es  verdadero  material  y  objetivamente  o  qué  no  lo  es,  es  

necesario,  además,  para  juzgar  sobre  objetos,  recabar  fuera  de  la   lógica  información  sobre  ellos,  es  decir,  

Page 4: Lógica Trascendental

las  leyes  lógicas  no  son  suficientes  para  juzgar  sobre  objetos,  sino  que  hay  que  ir  también  a  la  experiencia,  

para  recavar  información  fundamentada  sobre  ellos.  De  no  tener  esto  en  cuenta,  se  puede  llegar  a  caer  en  

el  error  de  considerar  la  parte  analítica  de  la  lógica  general  no  como  canon,  sino  como  un  organon  con  el  

cual   se  pretende  producir   afirmaciones  objetivas.   La  parte  de   la   lógica  que   tiene  presunciones  de   ser  un  

organon,  es  la  dialéctica.  Ésta  parte  de  la  lógica  también  se  le  puede  llamar  lógica  de  la  apariencia  ilusoria,  

pues  no  dice  nada  del  contenido  de  los  conocimientos,  sino  que  únicamente  se  empeña  en  mostrar  en  que,  

ilimitadamente,  cualquier  cosa  (incluso  cosas  en  sí)  se  puede  corresponder  con  el  entendimiento  mediante  

sus  condiciones  formales,  y  que  por  ello,  con  el  sólo  uso  de  los  principios  lógicos  es  posible  juzgarlo  todo.  

Ésta   parte   de   la   lógica,   sin   embargo,   no   concuerda   con   la   “dignidad   de   la   filosofía”,   pues   sólo   produce  

afirmaciones  que   llevan  en  ellas   la   ilusión  de  que  se  ensanchan   los  conocimientos,  y  sin   límites,  es  decir,  

produce  charlatanerías.    

IV.  De  la  división  de  la  lógica  trascendental  en  analítica  y  dialéctica  trascendentales.  

La   lógica   trascendental,   por  una  parte,   es  una   teoría  de   los  principios  que  hacen  posible  el  pensamiento  

(principios  formales  del  entendimiento  puro),  así  como  una  exposición  de  los  elementos  del  conocimiento  

puro   del   entendimiento.   “Es   una   lógica   de   la   verdad”   (CrP,   B87),   y   recibe   el   nombre   de   analítica  

trascendental.   Así,   la   lógica   trascendental,   en   su   parte   analítica   trascendental,   al   tratar   sobre  

conocimientos   puros,   hace   uso   de   éstos   sólo   bajo   la   condición   de   que   nos   sean   dados   objetos   en   la  

intuición   a   los   cuales   podamos   aplicarlos,   y   no   puede,   por   lo   tanto,   hacer   un   uso  material   de   éstos,   ni  

ponerse  a  juzgar  así  como  así  sobre  objetos  de  lo  que  no  hemos  tenido  experiencia  alguna.  Si  esto  se  tiene  

en  cuenta,  no  se  puede  correr  el  riesgo  de  que  se  le  dé  un  mal  uso,  p.  ej.,  si  es  que  se  quisiera  usarla  como  

un  organon  con  el  cual  se  quisiera  juzgar  de  manera  ilimitada  sobre  objetos.    

Por  otra  parte,  la  lógica  trascendental  es  una  crítica  de  la  apariencia  ilusoria  dialéctica,  la  cual,  como  se  vio,  

“se  empeña  en  mostrar  que,   ilimitadamente,  cualquier  cosa  se  puede  corresponder  con  el  entendimiento  

mediante   sus   condiciones   formales,   y   que   por   ello,   con   el   sólo   uso   de   los   principios   lógicos   es   posible  

juzgarlo  todo”.  De  tal  modo,  esta  crítica    evidencia   la   tendencia  de   la  razón  de   ir  más  allá  de  sus  propios  

límites,  la  cual,  al  manifestarse  siempre  mediante  apariencias  ilusorias  (p.  ej.,  cuando  habla  sobre  las  cosas  

en  sí  mediante  las  reglas  formales  del  pensamiento),  bien  se  puede  evidenciar  por  ello  su  falsedad.  

 

División  primera  de  la  lógica  trascendental.  La  analítica  trascendental.  

 

La  analítica  trascendental  es  “la  descomposición  de  todo  nuestro  conocimiento  a  priori  [que  no  se  justifica  

en   la   experiencia]   en   los   elementos   del   conocimiento   puro   del   entendimiento   [conceptos   puros]”   (CrP,  

B89).   La   razón   de   ésto   es   que,   como   la   obra   es   una   crítica   de   la   razón   pura,   se   busca,   por   ello,   a   las  

facultades   que   conforman   a   la   razón   de   manera   unitaria   (sensibilidad,   entendimiento   y   juicio),   las  

Page 5: Lógica Trascendental

condiciones   de   posibilidad   de   representárnolas   así   indisolublemente,   así   como   los   elementos   puros   de  

éstas.   Así   como   en   la   estética   trascendental   se   descompuso     todo   nuestro   conocimiento  a   priori,   en   los  

elementos   del   conocimiento   puro   de   la   sensibilidad,   la   analítica   trascendental,   parte   de   la   lógica  

trascendental,  descompone  asimismo  todos  nuestros  conocimientos  para  dar  con  los  elementos  puros  del  

entendimiento.  Para  esto  último  se  deben  tener  en  cuenta  las  siguientes  consideraciones:  

1) Que  los  conceptos  sean  únicamente  puros  

2) Que  pertenezcan  al  pensar  (conocer  mediante  conceptos)  y  al  entendimiento.  

3) Que  sean  conceptos  que  no  se  reduzcan,  a  su  vez,  a  otros  conceptos.  

4) Que   su   tabla   sea   completa,   y   que   abarquen   la   totalidad   del   entendimiento   (todos   los   casos,   de  

todas  las  funciones  del  entendimiento).  

 

La   posibilidad   de   la   integridad   de   la   analítica   trascendental,   radica   en   la   “idea   de   la   totalidad   del  

conocimiento   intelectual   a   priori”   [del   entendimiento]   (CrP,   B89)   ,   es   decir,   para   que   sea   posible   su  

integridad,   el   conjunto   de   todos   sus   conocimientos   debe   constituir   un   sistema   al   que  nada   ajeno  pueda  

serle  agregado,  y  que  por  ello,  sea  un  sistema  unitario,  con  el  cual  sea  posible  legitimar,  asimismo,  todo  lo  

que  se  incluya  posteriormente  en  ése  conjunto.  [Se  da  por  supuesto  que  la  integridad  es  una  virtud  en  los  

sistemas  teóricos].  

 

Libro  primero  de  la  analítica  trascendental.  La  analítica  de  los  conceptos.  (CrP,  B90)  

La   analítica   de   los   conceptos   no   es   un  mero   análisis   de  distinción  de   ellos,   sino  una  descomposición  del  

entendimiento  para   averiguar   si   es   posible   que   existan   conceptos  a  priori,   pues   de  haberlos,   sólo   serían  

posibles  en  el  entendimiento.  Con  ello  se  busca,  además,  el  uso  puro  que  en  general  a  éstos  se  les  pueda  

dar.    

 

Capítulo  primero  de   la  analítica  de   los  conceptos.  Del  hilo   conductor  para  el  descubrimiento  de   todos   los  

conceptos  puros  del  entendimiento.  (CrP,  B91)  

Sección  primera  del  hilo  conductor.  Del  uso  lógico  del  entendimiento  en  general  

 

El  entendimiento,  definido  como  una  facultad  no  sensible  de  conocimiento,  no  es  una  facultad  de  intuición.  

Pero   como  es   una   facultad   cognoscitiva,   y   dado  que   sólo  hay   conocimiento   a   través   de   intuiciones  o   de  

conceptos,  resulta  así  que  el  entendimiento  conoce  mediante  conceptos,  piensa  a  las  representaciones,  las  

determina,  y  las  constituye  como  objetos,  por  lo  que  sus  conocimientos  son  discursivos  (no  intuitivos).  Así  

como  las  intuiciones  se  basan  en  afecciones  (de  la  receptividad),  los  conceptos  son  producto  de  “la  acción  

Page 6: Lógica Trascendental

de   ordenar   diversas   representaciones   bajo   una   común”   (CrP,   B93),   es   decir,   dada   la   variedad   de  

sensaciones  no  determinadas  en  la  intuición  empírica,  los  conceptos  están  basados  en  que  su  función  ha  de  

ser   la   de   darle   una   estructura   y   una   determinación   a   esa   variedad   de   sensaciones:   esta   acción   se   da  

precisamente  por  la  espontaneidad  del  pensamiento.  Esta  espontaneidad  es  la  que  introduce  normas  ante  

el  caos  que  hay  en  la  variedad  de  las  sensaciones  que  nos  son  dadas  en  la  intuición  empírica,  para  así  poder  

concebir   toda   esa   variedad   de   sensaciones  mediante   un   proceso   de   síntesis   y   de   determinación,   el   cual  

reside  en   los   conceptos   [esto   se  explica   con  más  detalle  en   la   Sección   tercera  del  hilo   conductor  para  el  

descubrimiento   de   todos   los   conceptos   puros   del   entendimiento.   De   los   conceptos   puros   del  

entendimiento].  

 

La   representación  de   las   intuiciones,  al   ser   las   referencias   inmediatas  de  un  conocimiento  con  su  objeto,  

son  singulares.  Los  conceptos  son  representaciones  que,  sin  embargo,  son  referencias  a  objetos  por  medio  

de  alguna  otra  representación  (son  la  representación  de  una  representación  de  un  objeto),  y  por  tanto,  son  

referencias  mediatas  y  que  abarcan  no  sólo  a  un  objeto  sino  a  varios.  Ahora  bien,  ¿cuál  es  el  uso  que  hace  

el  entendimiento  con  los  conceptos?  Juzgar  mediante  ellos.  ¿Y  qué  es  juzgar?  Es  la  acción  de  emitir  juicios.  

¿Y  qué  son  los  juicios?  Son  conocimientos  mediatos  de  objetos,  funciones  (relaciones  de  correspondencia,  

las  cuales  implican  una  relación  entre  dos  objetos  o  más)  de  la  unidad  entre  representaciones  en  las  que,  

para  hablar  del  conocimiento  de  objetos,  no  se  emplea  a  una  representación  única,  sino  una  que  recoja  a  

muchas  [he  ahí  la  unidad  entre  representaciones].  ¿Cómo  es  esto  posible?  En  cada  juicio  hay  un  concepto,  

el  cual,  puede  contener  bajo  él  a  otros  conceptos,  y  así,  contener  bajo  él  a  muchas  representaciones  en  las  

cuales  hay  una  que  refiere  inmediatamente  a  un  objeto.  P.  ej.,  cuando  decimos  “todos  los  seres  humanos  

son  mortales”,   el   concepto   de   'mortalidad'   refiere   inmediatamente   a   otros   conceptos   como  p.   ej.,   el   de  

'rinoceronte',   'tigre',   (aunque   específicamente,   en   el   ejemplo,   refiere   al   de   'humano').   Ahora   bien,   el  

concepto  de  'humano'  refiere  también  inmediatamente  a  otros  conceptos,  p.  ej.,  el  de  'filósofo',   'erudito',  

'ingeniero',  etc.  Ahora  bien,  es  de  ésos  objetos  (filósofos,  eruditos,   ingenieros),  que,  representados  por  el  

concepto   de   'humano',   es   de   los   que  mediatamente   trata   el   conocimiento   en   los   juicios   (p.   ej.,   cuando  

decimos  “Todos  los  hombres  son  mortales”,  hablamos  asimismo  de  que  los  ingenieros,  filósofos,  eruditos,  

etc.,   también   son   mortales).   Los   juicios,   así,   para   conocer   objetos,   emplean   representaciones   que  

contengan  bajo  ellas  a  muchas  otras,  pues  si  quisiéramos  conocer  por  representaciones   inmediatas,  sería  

simplemente   imposible   dado   que   éstas   no   están   estructuradas   o   determinadas,   además   de   que,   por  

definición,   un   objeto   es   tal   en   tanto   que   es   producto   de   las   determinaciones   y   de   las   síntesis   de   las  

sensaciones  dadas  en  la  intuición  empírica,  por  medio  de  la  espontaneidad  del  pensamiento.    

Ahora   bien,   si   el   entendimiento,   facultad   cognoscitiva,   conoce  mediante   conceptos   (pensamiento),   éste  

conocimiento  requiere  de  juicios  en  tanto  que  el  pensamiento  sólo  trata  de  conceptos  indeterminados  en  

cuanto  su  objeto  (p.  ej.,  el  concepto  de   'lácteo')  como  predicados  de   juicios  posibles  (p.  ej.,  en  tanto  que  

Page 7: Lógica Trascendental

'lácteo'  puede  ser  el  predicado  en  un  juicio  posible  como  “todos  los  quesos  son  lácteos”).  Por  tanto  ,  bien  

se  le  puede  representar  como  una  facultad  de  juzgar.    

Todas   las   relaciones   de   correspondencia   que   el   entendimiento   es   capaz   de   realizar   (funciones   del  

pensamiento),   pueden   ser   halladas   si   se   representa   distintamente   a   las   funciones   (relaciones   de  

correspondencia)  de  la  unidad  en  los  juicios.  

 

Sección  segunda  del  hilo  conductor.  De  la  función  lógica  del  entendimiento  en  los  juicios.  (CrP,  B95)  

 

Para   representarnos   distintamente   a   las   funciones   de   la   unidad   en   los   juicios,   tenemos   que   hacer   una  

abstracción   en   éstos   de   su   contenido   para   ocuparnos   únicamente   en   ellos   de   su   forma   lógica.   Así,  

encontramos  que  las  relaciones  de  correspondencia  que  el  entendimiento  es  capaz  de  realizar,  los  juicios,  

se  reúnen  en  cuatro  bloques  de  rubricas  (tipos  de  juicios),  en  las  que  cada  una  tiene  tres  momentos:  

 

1.-­‐  Cantidad  de  los  juicios:  universales,  particulares  y  singulares.  

2.-­‐  Cualidad  de  los  juicios:  afirmativos,  negativos  e  infinitos.  

3.-­‐  Relación  de  los  juicios:  categóricos,  hipotéticos,  disyuntivos.  

4.-­‐  Modalidad  en  los  juicios:  problemáticos,  asertóricos,  apodícticos.  

 

Observaciones  de  esta  división:  

1) Los   juicios   singulares   ocupan   un   lugar   propio   en   la   distinción   de   la   rúbrica   de   la   cantidad   de   los  

juicios,  pues  aunque  se  piense  que  en   las   inferencias  pueden  ser  usados  como   juicios  universales  

(pues  en  estos  juicios  la  extensión  del  sujeto  no  se  encuentra  bajo  la  extensión  del  predicado,  sino  

que   la   extensión   del   concepto   es   parte   de   la   del   predicado.   P.   ej.,   en   “Fulano   es   mortal”,   la  

extensión  de  'Fulano'  es  parte  de  la  de  'mortal',  por  lo  que  el  predicado  tiene  validez  universal  para  

el  sujeto,  y  de  ahí  la  equiparación  de  estos  juicios  con  los  universales),  en  relación  con  la  cantidad,  

el  juicio  singular  encierra  una  unidad,  y  el  universal  una  infinitud,  y  de  ahí  que  su  diferencia  resida  

en  que  el  primero  se  encuentra  determinado  en  cuanto  a  su  objeto  u  objetos,  y  el  segundo  no.  

2) Aunque  en   la   lógica  general   los   juicios  afirmativos  no   son  distintos  de   los   infinitos,  en  una   lógica  

trascendental  sí  tienen  que  estar  diferenciados,  pues  ella,  considerando  en  el  juicio  su  forma  tanto  

como  su  contenido,  en  la  afirmación  de  un  juicio  con  un  predicado  negativo  [juicio  infinito],  p.  ej.,  

“el   alma   es   no-­‐mortal”,   no   se   afirma   nada   en   cuanto   al   contenido   de   dicho   juicio,   sino   que  

únicamente  se  limita  la  esfera  de  lo  que  puede  ser,  siendo  por  la  tanto  distinto  del  juicio  afirmativo,  

Page 8: Lógica Trascendental

el  cual  determina  [parcialmente  o  totalmente]  la  esfera  de  lo  que  es.  

3) Todas  las  relaciones  de  nuestro  conocimiento  mediante  conceptos,  en  los  juicios,  son  reducidas  a:  

a)   relaciones   del   predicado   con   el   sujeto,   en   donde   la   relación   considera   una   reciprocidad   entre  

únicamente   dos   conceptos   b)   Relaciones   de   un   antecedente   con   un   consecuente,   en   donde   la  

relación   considera  una   reciprocidad  entre  únicamente  dos   juicios.   c)   Relaciones  de  disyuntos,   en  

donde   la   relación   considera   una   reciprocidad   entre   varios   juicios.   Dichos   juicios,   contiene  

proposiciones   opuestas,   las   cuales   conforman   una   parte   de   la   totalidad   de   la   esfera   del  

conocimiento   posible   sobre   el   objeto   del   que   afirman   algo,   por   lo   que   se   dice   que   tienen   una  

relación  de  exclusión   (en   tanto  que  opuestas),  pero  de  comunidad   (en   tanto  que   juntas   llenan   la  

esfera  del  conocimiento  posible  sobre  un  objeto).    

4) La  modalidad  es  una  función  de  los  juicios  que  no  aporta  nada  al  contenido  de  un  juicio,  sino  que  

atiende  únicamente  al  valor  de  la  cópula  de  los  juicios  en  su  relación  con  el  pensar  en  general.  Y  es  

que  éste  valor  de  la  cópula  (distinta  de  la  conjunción)  se  presenta  en  tres  momentos  del  pensar  en  

general:   a)   cuando   en   la   cópula   de   un   juicio   con   otro,   resulta   como   lógicamente   posible   la  

afirmación  o   la  negación,   recibe   la  cópula  el  nombre  de   juicio  problemático.  P.  ej.,  “Puede  que  el  

alma  humana  sea  mortal”,  es  un  ejemplo  de  dicho  juicio.  b)  Cuando  en  la    cópula  de  un  juicio  con  

otro,  resulta  como  efectivamente  real  lo  que  se  afirma  o  se  niega,  recibe  esta  cópula  el  nombre  de  

juicio  asertórico  (p.  ej.,  “el  alma  humana  es  mortal”  es  un  juicio  asertórico).  c)  Cuando  en  la    cópula  

de   un   juicio   con   otro,   resulta   como   lógicamente   necesario   (nunca   como   ontológicamente  

necesario)  lo  que  se  afirma  o  se  niega,  recibe  esta  cópula  el  nombre  de  juicio  apodíctico.  P.  ej.,  “el  

alma  humana  tiene  que  ser  mortal”  es  un  juicio  de  esta  naturaleza.    

 

 

Sección  tercera  del  hilo  conductor.  De  los  conceptos  puros  del  entendimiento  o  categorías.  (CrP,  B102)  

 

La  lógica  trascendental  es  una  lógica  que,  además  de  atender  a  la  forma  lógica  de  nuestros  conocimientos,  

atiende   también  al   contenido  de  éstos  pero  a  priori,  y  por   lo   tanto,  estudia  cómo   las   reglas   formales  del  

pensamiento  se  relacionan  con  objetos  [es  decir,  es  una  lógica  formal  en  conjunto  con  una  lógica  material  

con   validez   a   priori].   Ello   es   posible   gracias   a   que   la   estética   trascendental   le   ofrece   un   múltiple   de   la  

sensibilidad  en  el  que  espacio  y  tiempo  son  intuiciones  puras  que  contienen  la  forma  a  priori  de  todos  los  

fenómenos  que  nos  son  dados  (los  cuales  constituyen  ese  múltiple  de  la  sensibilidad),  sin  los  cuales  ninguna  

experiencia   podría   sernos   posible.   Siendo   así,   que   en   la   expectativa   de   que   haya   conceptos   puros   en   el  

entendimiento   ,   debe   de   haber   algún   elemento   que   se   ajuste   a   su   naturaleza   para   que   éstos   no   sean  

conceptos  vacíos.  Es  menester,  entonces,  que  a  éstos  conceptos  se  les  asigne  una  intuición,  pues  lo  que  no  

Page 9: Lógica Trascendental

es  constitutivo  de  nuestro  conocimiento,  son  conceptos  que  carezcan  de  una  intuición  correspondiente,  o  

intuiciones   que   carezcan   de   conceptos,   pues   “pensamientos   sin   contenido   son   vacíos,   intuiciones   sin  

conceptos   son   ciegas”   (CrP,   B75).   Así,   los   conceptos   puros   deben   tener   una   intuición   de   su   misma  

naturaleza,  o  sea,  una  intuición  pura  (espacio  y  tiempo).    

Ahora  bien,  como  la  espontaneidad  del  entendimiento  es  la  exigencia  de  que  el  múltiple  de  la  sensibilidad  

(que  carece  de  estructura  o  de  determinación)  sea  ordenado  y  determinado  para  poder  ser  comprendido  y  

conocido,  dicho  múltiple  debe   ser,   en  palabras  de  Kant,   “recorrido,   acogido  y  enlazado”,  por  parte  de   la  

misma  exigencia,  es  decir,  dicho  múltiple  debe  ser  sintetizado.  Una  síntesis  es  “la  acción  de  añadir  unas  a  

otras  diversas  representaciones,  y  de  comprender  su  multiplicidad  en  un  conocimiento”  (CrP,  B103).  Si   la  

espontaneidad  del  pensamiento  es  aquello  que  “inventa”  normas  para  introducir  el  orden  en  el  múltiple  de  

la  experiencia,  dicho  orden  procede  de  una   síntesis.  Dicha   síntesis,   es,   en  general,   “el  mero  efecto  de   la  

imaginación,  una  función  ciega,  aunque   indispensable,  del  alma”  (CrP  B103).  Ello  no  quiere  decir  que  por  

eso  sean  relaciones  de  correspondencia  “ficticias”,  es  decir,  que   inventemos  que  un  objeto  tiene  relación  

con   otro,   sino   que   son   la   condición   de   posibilidad   de   nuestros   conocimientos,   pues   sin   ellas   no   habría  

conocimientos  en  tanto  que  es  gracias  a  ellas  por  las  que  los  conocimientos  son  íntegros,  y  están  reunidos  

en   un   solo   contenido.   La   síntesis,   así   es   lo   primero   que   hay   que   analizar   para   dar   cuenta   del   origen   de  

nuestros  conocimientos.    

Comenzando  por  las  precisas  distinciones,  una  síntesis  es  empírica  si  su  múltiple  proviene  de  la  experiencia,  

y  es  pura  si  el  múltiple  es  dado  a  priori   (múltiple  que  se  encuentra  en  el  espacio  y  en  el   tiempo).  Ambas  

síntesis  producen  conocimientos  obscuros  aún  en   tanto  que  carecen  de   la   representación  distinta  de  sus  

partes  (análisis).  Ahora  bien,  ¿qué  hace  posible  la  unidad  de  las  intuiciones  comprendidas  en  un  múltiple  de  

ellas?  La  representación  sintética  que  se  tenga  de  ellas  mediante  un  concepto.  El  enlace  de  síntesis  de  un  

múltiple   de   la   intuición   pura,   representado   en   general,   nos   da   como   resultado   conceptos   puros   del  

entendimiento,  y  la  manera  en  que  dicho  enlace  puede  ser  llevado  a  conceptos  de  la  experiencia  constituye  

la   tarea   de   la   lógica   trascendental   [pues,   reiterando,   su   objeto   es   estudiar   cómo   el   pensamiento   se  

relaciona   con   objetos].   Y   es   que   en   dicho   enlace   de   síntesis   reside   el   fundamento   de   la   unidad   de   la  

sensibilidad  con  el  entendimiento,  y  por  lo  tanto,  de  nuestros  conocimientos  que  se  expresan  con  sintéticos  

a  priori.  Por  ejemplo,  cuando  contamos,  ocurre  que  al  concepto  de  '20',  le  enlazamos  el  concepto  de  '10',  y  

hacemos  una  síntesis  según  conceptos  al  obtener  un  nuevo  concepto   '30',   siendo  así  que  esto  es  posible  

gracias   a   que   se   tiene   un   fundamento   compartido   de   unidad   (p.   ej.,   la   decena),   pues   de   lo   contrario,   la  

síntesis   sería   imposible   en   tanto  que,   si   fuera   por  mera   analiticidad,   en   la   representación  distinta   de   las  

partes  del  concepto  '20',  no  se  encuentra  nada  que  nos  haga  pensar  que  20+10  =  30.    

Todo  nuestro  conocimiento  de  objetos   requiere  que,  en  primer   lugar,  deba  darse  a  priori   en  nosotros  el  

múltiple  de  la  intuición  pura  (impresiones  sensoriales  dadas  en  el  espacio  y  en  el  tiempo).  La  imaginación,  

en   segundo   lugar,   enlaza   esta  multiplicidad   o   hace   una   síntesis   de   ella,   pero   aún   no   nos   brinda   ningún  

Page 10: Lógica Trascendental

conocimiento.   Luego,   en   tercer   lugar,   los   conceptos   que   dan   unidad   a   ese   enlace   de   lo   múltiple   de   la  

intuición   pura   (síntesis   pura),   en   tanto   que   son   una   unidad   sintética   necesaria,   nos   brindan,   así,  

conocimiento  sobre  un  objeto  [pues,  para  empezar,  ya  sabemos  que  es  objeto,  que  es  unitario,  individual:  

está  determinado,  y  no  lo    tenemos  como  un  caos  de  diversas    representaciones].  

Un   concepto   puro   del   entendimiento   es   la   expresión   universal   de   la   relación   de   correspondencia   que   le  

brinda  unidad  a:  1)  las  representaciones  en  un  juicio,  y  a  2)  la  síntesis  de  diversas  representaciones    en  una  

intuición.   Las   acciones   por   las   que   el   entendimiento   producía   la   forma   lógica   de   un   juicio   en   conceptos  

(acciones  unificadoras  de  experiencias),  son  las  mismas  por   las  que  introduce  un  contenido  trascendental  

(de   condiciones  de  posibilidad)  en   sus   conceptos  puros,  mismo  que   refiere  a  priori   a  objetos,  del  mismo  

modo  en  que  las  intuiciones  puras  refieren  a  priori  a  fenómenos    [así  se  explica  la  relación  del  pensamiento  

con  los  objetos,  tarea  que  le  quedaba  corta  a  la  lógica  general,  y  de  la  cual  se  ocupa  la  lógica  trascendental].  

Es   decir,   los   conceptos   puros,   al   igual   que   los   juicios,   son   producto   de   la   actividad   espontánea   del  

entendimiento   (humano)   que   busca   unificar   por  medio   de   “ese  mero   efecto   de   la   imaginación”   llamada  

síntesis.  

Con  lo  anterior,  se  puede  elaborar  una  tabla  de  los  conceptos  puros  del  entendimiento  en  relación  con  la  

tabla  de  los  juicios,  pues  detrás  de  los  tipos  juicios  hay  conceptos,  y  detrás  de  éstos,  conceptos  generales  

que  los  abarcan  y  que  no  estén  derivados  de  conceptos  más  generales,  a  saber,  categorías.  Así,  siendo  que  

el   entendimiento   es   una   facultad   de   pensar   (facultad   de   conocer   mediante   conceptos),   así   como   una  

facultad  de   juzgar   (facultad  de   relacionar  objetos  por  medio  de   representaciones   conscientes   y  unitarias  

llamadas  conceptos),  ello  funge  como  principio  para  dividir  las  categorías  con  la  siguiente  regla:  que  a  cada  

tipo  de  juicio  le  corresponda  un  tipo  de  categoría  (pues  cada  categoría  es  el  predicado  de  un  juicio  posible).  

[Se  hizo  omisión  aquí  de  lo  concerniente  a  las  categorías  aristotélicas  por  razones  de  extensión].  

 

1.-­‐  De  la  cantidad:  Universalidad:  unidad.  Particularidad:  pluralidad.  Singularidad:totalidad.  

2.-­‐  De  la  cualidad:  Afirmativos:realidad.  Negativos:negación.  Infinitos:  limitación.  

3.-­‐   De   la   relación:     Categóricos:   inherencia   y   subsistencia.   Hipotéticos:   causalidad   y   dependencia.  

Disyuntivos:  comunidad.  

4.-­‐   De   la   modalidad:   Problemáticos:   posibilidad-­‐imposibilidad.   Asertóricos:   existencia-­‐   no   existencia.  

Apodícticos:  necesidad-­‐contingencia.  

 

Los   tipos   de   juicios,   así,   constituyen   el   hilo   que   conduce   a   los   conceptos   puros.   La   deducción   de   estos  

últimos,  en  el  segundo  capítulo  de  la  Analítica  trascendental,  es  sólo  su  justificación.  

 

Page 11: Lógica Trascendental

Observaciones  de  esta  división:  

1) Las  categorías  se  pueden  dividir  en  dos  secciones:  categorías  matemáticas,  o  categorías  dinámicas.  

Las  primeras  se  dirigen  a  objetos  de  cualquier  intuición  en  general,  las  segundas  a  la  existencia  de  

objetos  en  relación  con  otros  objetos,  o  en  relación  con  el  entendimiento.  

2) Todas  las  categorías,  en  tanto  que  están  divididas  a  priori  en  tríos  por  bloques  de  cuatro,  se  piensan  

en   un   inicio   como   dicotomía   (oposición   de   una   categoría   con   otra),   siendo   así   que   la   tercera  

categoría  es  un  enlace  entre  las  categorías  que  dan  lugar  a  dicha  dicotomía,  pero  no  está  derivada  

de  ellas  P.  ej.,   la  categoría  totalidad,  puede  ser  vista  como   la  unión  que  considera  a   la  pluralidad  

como  unidad,  pero  no  es  una  síntesis  entre  ambas.  

3) En   la  categoría  de  comunidad,  no  es   tan  obvia   su  concordancia  con   la   forma  del   juicio  discursivo  

que   le   corresponde   a   dicha   categoría   en   la   tabla   de   los   juicios,   a   saber,     la   disyunción   [pues   la  

disyunción   parece   evocar   más   bien   a   la   exclusión   que   a   la   comunidad].   Sin   embargo,   esta  

concordancia   se   hace   evidente   una   vez   que   se   toma   en   cuenta   que   en   todo   juicio   disyuntivo,   la  

esfera  de  lo  múltiple  en  él  (lo  contenido  bajo  él,  es  decir,  la  extensión  del  juicio),  está  representada  

como  la  división  de  las  partes  de  un  todo,  en  las  que  ninguna  parte  contiene  a  otra  bajo  ella,  sino  

que   se   las   piensa   como   que   ninguna   está   subordinada   con   respecto   de   otra.   Dicha   relación   de  

coordinación  entre  los  disyuntos  se  da  a  manera  de  comunidad,  pues  forman  parte  de  un  todo.  

 

Las   categorías  más  generales  que   los  antiguos  consideraban  como   los  predicados  más  generales  de   todo  

juicio  posible  eran  la  perfección,  la  verdad,  y  la  unidad.  Esto  lo  evidencia  su  famoso  principio  que  se  puede  

traducir  más  o  menos  así:  “Todo  lo  que  existe  es  uno,  perfecto  y  verdadero”.  Kant  se  manifiesta  contra  este  

tipo   de   categorías   diciendo   que   el   uso   de   dicho   principio   “resultó   muy   pobre   en   lo   que   respecta   a   las  

consecuencias   (que   sólo  produjeron  proposiciones   tautológicas)”   (CrP,   B113).   Sin   embargo,   sospechando  

de  que  quizá  dicho  principio  haya  sido  mal  interpretado,  por  ello  quizá  tenga  fundamento  en  alguna  regla  

formal  del  entendimiento.  Y  es  que  dichos  predicados,  considerados  como   los  más  generales   (por   lo  que  

recibían   el   nombre   de   “trascendentales”),   para   Kant   no   son   mas   que   requisitos   o   criterios   lógicos   que  

pueden  ser  equiparados  con  las  categorías  de  la  unidad,  la  pluralidad,  y  la  totalidad.  La  explicación  de  esto  

es  que,  1)  en  el  caso  de   la  unidad,   los  antiguos  acertaron  puesto  que  para  que  haya  conocimiento  de   los  

objetos,  debe  de  haber  unidad  en  el   concepto  que   los   refiere  mediatamente.  2)  En  el   caso  de   la  verdad,  

acertaron   en   tanto   que,   con   respecto   a   las   consecuencias,   hay  mayor   verdad   en   el   concepto   del   que   se  

siguen,   en   la   medida   en   que   puedan   manifestar   su   realidad   objetiva.   3)   En   el   caso   de   la   perfección,  

acertaron   en   tanto   que   ésta   consiste   en   que   a)   la   pluralidad   nos   lleva   a   la   unidad   del   concepto   que   la  

encierra,   y   b)   la   pluralidad   concuerda   con   el   concepto   que   la   encierra.   Sin   embargo,   el   error   que  

cometieron  los  antiguos,  está  en  que  llegaron  a  equivocar  su  uso  como  criterios   lógicos  formales,  cuando  

los   atribuyeron   a   las   cosas   en   sí,   además   de   que   con   dichas   categorías,   no   se   agotan   las   relaciones   de  

Page 12: Lógica Trascendental

correspondencia  de  las  que  es  capaz  el  entendimiento,  sino  que  agotan  una  única  relación,  a  saber,  la  de  la  

cantidad.  

Hasta  aquí  las  consideraciones  con  respecto  a  la  lectura.