literatura griega: las bases del canon greek literature: the basis of

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Fecha de recepción: 9.1.2012 Fecha de aceptación: 28.3.2012 ISSN 0213-9634 Minerva 25 (2012) 21-48 Literatura Griega: las bases del canon Greek Literature: The Basis of the Canon José B. Torres Universidad de Navarra [email protected] RESUMEN: Este trabajo estudia el origen y perspectivas del canon de la Literatura Griega. Tras plantear la cuestión, se traza la historia del término κανών y del concepto de ‘canon’ en la Antigüedad. Hoy por hoy parece que se ha de asumir la existencia de distintos tipos de canon: este trabajo se centra en uno de ellos, el canon interno. Para estudiarlo, se empieza por esbozar las características peculiares de la Literatura Griega antigua. Des- pués se especifican las razones por las que no se han de excluir del canon a priori tres grupos de autores: escritores de época postclásica, autores cristianos, representantes de literaturas transculturales. A continuación, el trabajo se detiene en el examen de las dos claves básicas del canon: la calidad de los textos y su peso en la tradición. Por último, se proponen algunas consideraciones sobre la posibilidad de deducir listas selectivas a partir de la experiencia de los lectores de la Antigüedad. PALABRAS CLAVE: Canon griego; literatura griega; literatura griega cristiana; literatura grie- ga imperial. ABSTRACT: This paper discusses the origin and perspectives of the canon of Greek Literature. After outlining the question, both the history of the word κανών and the concept ‘canon’ in Antiquity are explored. Nowadays the existence of different kinds of canon must be assumed: this paper deals with one of them, the so-called internal canon. In order to analyze it, some peculiarities of the ancient Greek Literature must be first identified. Afterwards the study specifies the reasons which make reasonable not to exclude three kinds of authors from the canon: postclassical writers, Christian authors and Este trabajo forma parte del proyecto “Alteridad lingüística y alteridad cultural en el impe- rio romano (ss. III-V)” (FFI2010-15402, subprograma FILO). Agradezco a F. Alonso, C. Castillo, C. Iturralde y Á. Sánchez-Ostiz (Universidad de Navarra) la atención con que leyeron y discu- tieron conmigo versiones previas del escrito. Agradezco igualmente todas las sugerencias formuladas durante la celebración en la Universidad de Valladolid de “El canon de los clásicos grecolatinos a debate” (29-XI-2011), así como los comentarios anónimos de quienes revisaron este artículo para Minerva.

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  • Fecha de recepcin: 9.1.2012 Fecha de aceptacin: 28.3.2012

    ISSN 0213-9634 Minerva 25 (2012) 21-48

    Literatura Griega: las bases del canon

    Greek Literature: The Basis of the Canon

    Jos B. Torres Universidad de Navarra

    [email protected]

    RESUMEN: Este trabajo estudia el origen y perspectivas del canon de la Literatura Griega. Tras plantear la cuestin, se traza la historia del trmino y del concepto de canon en la Antigedad. Hoy por hoy parece que se ha de asumir la existencia de distintos tipos de canon: este trabajo se centra en uno de ellos, el canon interno. Para estudiarlo, se empieza por esbozar las caractersticas peculiares de la Literatura Griega antigua. Des-pus se especifican las razones por las que no se han de excluir del canon a priori tres grupos de autores: escritores de poca postclsica, autores cristianos, representantes de literaturas transculturales. A continuacin, el trabajo se detiene en el examen de las dos claves bsicas del canon: la calidad de los textos y su peso en la tradicin. Por ltimo, se proponen algunas consideraciones sobre la posibilidad de deducir listas selectivas a partir de la experiencia de los lectores de la Antigedad.

    PALABRAS CLAVE: Canon griego; literatura griega; literatura griega cristiana; literatura grie-

    ga imperial. ABSTRACT: This paper discusses the origin and perspectives of the canon of Greek Literature.

    After outlining the question, both the history of the word and the concept canon in Antiquity are explored. Nowadays the existence of different kinds of canon must be assumed: this paper deals with one of them, the so-called internal canon. In order to analyze it, some peculiarities of the ancient Greek Literature must be first identified. Afterwards the study specifies the reasons which make reasonable not to exclude three kinds of authors from the canon: postclassical writers, Christian authors and

    Este trabajo forma parte del proyecto Alteridad lingstica y alteridad cultural en el impe-rio romano (ss. III-V) (FFI2010-15402, subprograma FILO). Agradezco a F. Alonso, C. Castillo, C. Iturralde y . Snchez-Ostiz (Universidad de Navarra) la atencin con que leyeron y discu-tieron conmigo versiones previas del escrito. Agradezco igualmente todas las sugerencias formuladas durante la celebracin en la Universidad de Valladolid de El canon de los clsicos grecolatinos a debate (29-XI-2011), as como los comentarios annimos de quienes revisaron este artculo para Minerva.

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    representatives of transcultural literatures. The paper discusses then the two main points concerning the canon, the textual quality and the importance within the cultural tradition. Finally some considerations concerning the possibility of establishing selective lists of Greek authors on the basis of the comments and critical judgments of ancient readers are proposed.

    KEY WORDS: Greek Canon; Greek Literature; Greek Christian Literature; Imperial Greek Liter-

    ature. NDICE: 1. La validez del canon. 2. y los cnones de Grecia. 3. Presente del canon. 4. El

    canon interno de la literatura griega. 5. El reverso del canon. 1. LA VALIDEZ DEL CANON La idea de canon literario se revitaliz a finales del siglo XX cuando el crtico Harold Bloom public una obra que, en el contexto de un mundo acadmico que haba tomado conciencia del multiculturalismo, result provocativa por su mismo ttulo: El canon occidental: La escuela y los libros de todas las pocas1. El primer captulo del libro se denomina Elega al canon2, ttulo que se perci-be pronto como significativo. Cierto tono elegaco y melanclico se hace patente a lo largo de la obra, como cuando su autor augura que los departa-mentos de Filologa Inglesa se vern sustituidos en las Universidades de Norteamrica por departamentos de Estudios Culturales, donde ya no se leer a Shakespeare3. Dndole la vuelta al ttulo de tal captulo, este trabajo deseara ser un elogio del canon. Al menos espera ser una indagacin sobre su viabilidad y la forma que debera adoptar para seguir siendo til. La posi-bilidad de su viabilidad pasa por una metamorfosis del concepto, despojado ya del carcter normativo que tuvo durante mucho tiempo4. En un tiempo

    1 BLOOM (1995). Para situar la polmica en perspectiva histrica se ha de recordar que, hacia mediados del siglo XX, un trabajo de T.S. Eliot (crtico a cuyas ideas se enfrent Bloom) haba despertado un debate anlogo en relacin con el concepto de clsico: cf. ELIOT (1945), SAUR-BERG (1997). 2 BLOOM (1995) 25-51. 3 BLOOM (1995) 527. 4 De alguna forma la evolucin del concepto de canon es similar a la transformacin experi-mentada por el trmino gramtica. En ediciones anteriores del DRAE, esta voz tena como primera acepcin la de Arte de hablar y escribir correctamente una lengua, y libro en que se ensea. En su vigsima segunda edicin, el DRAE define la gramtica como Ciencia que estu-

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    en el que la Filologa Clsica parece cuestionada desde tantas posiciones, puede ser oportuno emprender esta reflexin sobre el canon y sobre cules son los textos que pueden ser presentados como la tarjeta de visita del fil-logo clsico.

    Conviene indicar que no se presentar aqu ningn canon completo, ninguna lista acabada de autores u obras modlicas, como hizo Bloom5. En su lugar se har una presentacin abierta del asunto y, todo lo ms, se propon-drn listas parciales relativas a algn gnero o perodo histrico. A lo que se conceder prioridad es a la discusin de problemas y ejemplos que permitan aclarar cules son las claves del canon, qu requisitos debe cumplir un autor para entrar en l y, quiz, quin o quines pueden atribuirse el papel de , canonizadores. 2. Y LOS CNONES DE GRECIA Para esbozar la historia de la palabra canon en Grecia6, ha de recordarse que las primeras apariciones del trmino del que deriva esta voz en castellano, , se producen en contextos blicos como este de la Ilada:

    , , .

    designa una barra recta que sirve, por ejemplo, para dar consistencia al escudo, como en el ltimo verso de este ejemplo: el escudo (...) que (...), con dos duelas ajustado7. De este sentido originario derivan despus senti-dos especficos: una pieza del telar (HOM., Il. 23,761), o bien la pieza recta

    dia los elementos de una lengua y sus combinaciones; la definicin antigua se distribuye ahora entre las acepciones cuarta y quinta. 5 La parte principal de su libro consiste en el comentario de una serie de textos que el autor considera cannicos. A manera de apndice incluye tambin listas selectas de autores (BLOOM [1995] 539-572); en alguna entrevista posterior, Bloom declar que esas listas haban sido preparadas nicamente por exigencias editoriales (cf. http://www.viceland.com/int/v15n12/ htdocs/harold-bloom-431.php). 6 Cf. LIDDELL-SCOTT-JONES (19409) 875, CHANTRAINE (1983-19842) 493. Segn indica Chantraine, es, posiblemente, un prstamo semtico. 7 HOM., Il. 13,405-407. CRESPO (1991) 361 traduce as los versos citados: se guareci bajo el broquel, por doquier equilibrado, / cuyo disco, formado por pieles de bueyes y cegador bron-ce, / llevaba siempre, ajustado con dos duelas.

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    usada para medir por los albailes o los carpinteros (EUR., Tr. 6). As surge el sentido traslaticio que interesa aqu: de objeto recto, vara de medir, pasa a significar medida, medida ideal y, por ende, regla que ad-quiere valor modlico. Para el caso de las artes plsticas este sentido de la palabra se aprecia bien en el ejemplo del canon de Policleto (siglo V a.C.), obra terica en la que el escultor propona las medidas ideales de represen-tacin del cuerpo humano8.

    Tambin en la literatura se utiliz el sustantivo para referirse a escritores considerados ejemplares. Pero la diferencia con el uso actual la marca el hecho de que en la Antigedad no eran , cnones, las listas modlicas de autores como la que propone Din de Prusa en su discurso 189, donde presenta a los escritores que, en su opinin, debe leer el hombre que se quiera dedicar a la vida poltica. Tras hablar de poetas (Menandro, Eurpi-des, Homero) y relegar la lrica como lectura para hombres con mucho tiempo libre, se refiere a historiadores (Herdoto, Tucdides; Teopompo en un segundo nivel y, a mayor distancia, foro), a oradores (Demstenes, Li-sias, Hiperides, Esquines, Licurgo, ms los poco conocidos Antpatro, Teodo-ro, Plutin y Conn, el mitgrafo) y a los socrticos (Jenofonte)10.

    En Grecia y Roma los cnones eran los autores concretos, no los catlo-gos de los mismos ni sus obras. Cnones referido a autores individuales aparece, por ejemplo, en Dionisio de Halicarnaso: 11. A estos autores selectos se los llama otras veces , aquellos de los que se juzga que estn dentro, los registrados en la lista selectiva de autores, como en esta entrada de la Suda: , , , 12.

    8 Cf. POLLITT (1995). 9 D.CHR. 18,6-19. Hay listas de lecturas semejantes en otros autores: D.H., Imit. 19,5-29,5; QVINT., Inst. 10,1,46-131; HERMOG., Id. 2,10-12; cf. RUTHERFORD (1992) y (1998) 3. Una cuestin compleja es la de qu relacin guardan entre s estas listas, que en algunos casos parecen depender de listas previas; para Hermgenes, cf. RUTHERFORD (1992) 364-374. 10 Cf. RUTHERFORD (1992) 363-364. 11 D.H., Lys. 2,1: [Lisias] tiene una expresin muy pura y es el mejor modelo de la lengua tica. Vase tambin D.H., Thuc. 1,2: (para que, quienes eligen escribir y hablar bien, cuenten con modelos buenos y probados). 12 SUD. s.v. , 2,31 Adler: Dinarco, corintio, orador, uno de los seleccionados junto con Demstenes.

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    Aun sin ser llamadas , es perfectamente sabido que en Grecia y Roma existieron listas selectivas de escritores, como las fijadas por los fil-logos alejandrinos13, quienes seguramente establecieron sus cnones (aun sin llamarlos as) en razn de un fenmeno comn: cuando la produccin literaria empieza a ser difcil de abarcar, surge la necesidad de seleccionar y fijar los modelos que se han de leer, estudiar e imitar14. Aristfanes de Bizan-cio, a caballo entre los siglos III y II a.C., fue quien recogi y consagr el jui-cio segn el cual los trgicos cannicos eran solamente tres, idea planteada ya en las Ranas de Aristfanes (405 a.C.) y desarrollada en el siglo IV a.C. por Heraclides Pntico, quien escribi su 15. El canon trgico es, seguramente, el mejor conocido de la Antigedad sin ser, por supuesto, el nico. Con l coexisten otros, igualmente basados en la no-cin formal de gnero. Si los trgicos eran tres, los lricos por excelencia eran nueve, los comedigrafos de la comedia antigua tres y los oradores diez16. En este ltimo caso se aprecia especialmente bien el vnculo con la escuela. En poca imperial, la escuela griega estaba estructurada en tres niveles y, en el superior, el joven se converta en alumno de un rhtor que le instrua de manera sistemtica en el arte de la oratoria: una de las materias a las que se enfrentaba era el estudio de los oradores ticos, cuyos textos ser-van como modelo17. En la obra de Cecilio de Caleacte, activo en Roma desde el 40 a.C., deba de aparecer por vez primera el canon de los diez oradores18.

    La historia del trmino canon no puede darse por concluida, si no se indica que la voz no se emple con el sentido de lista de autores modlicos hasta 1768; el autor de la innovacin fue David Ruhnken, quien parta de la

    13 Cf. PFEIFFER (1981) 365-372. Vase tambin RADERMACHER (1919) 1873, 1878; MONTANARI (1999) 250. 14 Cf. MOST (1990) 47, 49. 15 En relacin con el papel desempeado en este punto por Aristfanes de Bizancio, cf. PFEIFFER (1981) 365. 16 Nueve lricos: Pndaro, Baqulides, Safo, Anacreonte, Estescoro, Simnides, bico, Alceo, Alcmn. Tres comedigrafos: upolis, Cratino, Aristfanes (cf. HOR., Sat. 1,4,1: Eupolis atque Cratinus Aristophanesque poetae). Diez oradores: Antifonte, Andcides, Lisias, Iseo, Iscrates, Demstenes, Esquines, Hiperides, Licurgo, Dinarco. 17 Cf. REYNOLDS-WILSON (1986) 64-65. 18 Pero, segn RUTHERFORD (1992) 357 y (1998) 38, el canon de los oradores no se atestigua hasta Hermgenes de Tarso, en poca de Marco Aurelio; en su opinin, la mencin de la Suda (s.v. , 3,83 Adler) a la obra perdida de Cecilio ( ) no es una referencia concluyente.

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    idea de libros cannicos usada en relacin con la Biblia19. Dentro de los es-tudios bblicos, son los libros de la Escritura considerados de inspi-racin divina; el ejemplo ms antiguo de este uso aparece, en el siglo IV d.C., en Eusebio de Cesarea, quien indica que Orgenes solo reconoca como au-tnticos cuatro evangelios: , 20. La aparicin de escritos gnsticos que tendan a confundirse con los propiamente cristianos (por ejemplo, los evangelios apcrifos de Toms o Felipe) fue el factor que llev a la Iglesia a establecer, hacia la segunda mitad del siglo II, un canon de los escritos que los creyentes haban de considerar revelados21. 3. PRESENTE DEL CANON El concepto actual de canon en la lengua castellana es el que presenta el DRAE en el avance de su vigsima tercera edicin22. Como novena acepcin de la palabra aparece Catlogo de los autores principales de un gnero de la literatura o el pensamiento tenidos por modlicos. Tal definicin represen-ta un avance notable respecto a ediciones anteriores de la obra, donde solo se encontraba un uso de la palabra canon asociado a textos escritos en la octava acepcin: Catlogo de los libros tenidos por la Iglesia catlica u otra confesin religiosa como autnticamente sagrados23.

    A la luz de la definicin que propone el DRAE, cabe plantearse la cues-tin de si en una sociedad caracterizada por el multiculturalismo se puede seguir hablando hoy de autores tenidos generalmente por modlicos. Esta aspiracin parece hoy extrema, si lo que se pretende es proponer un canon de modelos universales, igualmente aceptables por culturas distantes en espacio y valores. No es ni siquiera fcil que se pueda proponer un canon 19 Cf. PFEIFFER (1981) 370-371. 20 EUS., HE 6,25,3: manteniendo el canon de la Iglesia, atestigua que solo conoce cuatro evan-gelios. Hay un ejemplo un poco posterior del mismo uso en ATH. AL., Decr. 18,3,1: , (Est escrito en el Pastor [de Hermas], ya que tambin proponen esta obra, aun no formando parte del ca-non. 21 Para una visin de conjunto de la Gnosis y su relacin con el Cristianismo, cf. MARKSCHIES (2002). 22 En http://www.rae.es/drae/. 23 Este es el estado de cosas presente todava en la ltima edicin impresa del DRAE, la vigsi-ma segunda (2001), en la que no se incluye ninguna definicin del canon entendido como canon literario.

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    que sea no ya universal, sino solamente occidental, como pretenda Harold Bloom; una parte al menos de las crticas formuladas contra su obra guarda-ba relacin con este hecho24. Con todo, la situacin puede ser ms favorable en el caso de las literaturas compuestas en una lengua determinada dentro de las cuales exista una mnima cohesin. En estos casos parece que el canon es viable, sobre todo si se entiende que el canon literario no tendr ya los rasgos normativos e impositivos que tuvo en pocas pasadas. Posiblemente tampoco insistir ya tanto como en otros momentos en la nocin de auctori-tas, reconocida desde siempre al grupo selecto de autores que lograban en-trar en el canon25.

    En el caso concreto de la literatura griega contamos con la misma ventaja reconocida implcitamente para las filologas modernas en el prrafo anterior. Adems, tambin puede jugar a nuestro favor el hecho de que nos centremos (como se har aqu) en el corpus cerrado de la literatura griega de la Antige-dad. Esta limitacin del objeto de estudio obedece nicamente a motivos prc-ticos y de conveniencia. Pero, si se defiende en la docencia que la lengua grie-ga es un continuo desde las tablillas micnicas hasta el presente, se debe de-fender, en coherencia, el estudio unitario de toda la literatura griega26. Por ende, el canon ideal de esta literatura se debera extender ms all de la Anti-gedad, hasta abarcar al menos el perodo bizantino27.

    Posiblemente el presente del canon griego pase por reconocer, ante to-do, que no existe un canon nico, sino cnones diversos, adecuados al pbli-co concreto al que se dirijan. En un primer nivel estara el canon escolar, concebido en funcin del aprendizaje de la lengua; tal canon podr tener incluso un reconocimiento oficial en tanto que el griego siga formando parte

    24 Cf. SAURBERG (1997). 25 Sobre las metamorfosis del concepto de canon en poca contempornea, cf. HLTER (2000) 793. En relacin con la cuestin del canon, desde una perspectiva terica general, son igual-mente aconsejables SULL (ed.) (1998), POZUELO YVANCOS-ARADRA SNCHEZ (2000) 15-140. Se pue-den recordar tambin las consideraciones sobre el canon grecolatino que propuso GARCA GUAL (1996) en la revista nsula, en un nmero monogrfico dedicado al tema. 26 En este sentido es una referencia clsica TRYPANIS (1981). Hago observar que el Thesaurus Linguae Graecae, que empez recopilando el conjunto de textos escritos en griego en la Anti-gedad, ha digitalizado ya la mayora de los textos escritos en griego hasta la cada de Cons-tantinopla y se plantea superar ese lmite cronolgico; cf. http://www.tlg.uci.edu/about/ history.php 27 As en NESSELRATH (ed.) (1997) 316-342, donde a las secciones dedicadas a la literatura arcai-ca, clsica, helenstica, imperial y de la Antigedad tarda sigue un Abri der byzantinischen Literatur.

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    de los planes de estudio de Bachillerato y de las pruebas de Selectividad. En un nivel superior se hallara el canon universitario, que ha de conducir a los estudiantes de Filologa Clsica (o de otros grados anlogos) a un conoci-miento adecuado de la literatura de Grecia. Ms all de las listas selectivas que quepa proponer en funcin de los diversos niveles de enseanza, ha de existir tambin un canon externo, pensado en funcin de los no especialistas que se interesen por conocer esta literatura. El canon as definido se hallar muy prximo a la idea de recomendaciones de lectura, y este fue, por cier-to, el sentido en el que mucha gente ley e interpret El canon occidental de Bloom28. Es importante destacar que, si se le quiere presentar tal canon a este pblico no especializado, se deber partir de un concepto no especfico de literatura, distinto del que se suele manejar en Filologa Clsica y anlogo al empleado en las literaturas modernas. Por tanto, el canon externo habr de centrarse en los gneros ficcionales y prescindir de otros que, como la historia o la oratoria, despiertan a lo sumo condescendencia en muchos co-legas de filologas modernas.

    Si se habla de canon externo, se est reconociendo ya la existencia de un canon interno, ciertamente prximo al canon universitario: este escrito, que reconoce la existencia y conveniencia de los restantes cnones, quiere centrarse en el examen de este tipo concreto y ha de empezar, por tanto, por definirlo. 4. EL CANON INTERNO DE LA LITERATURA GRIEGA En este estudio se entiende por canon interno una lista selectiva de literatu-ra griega dirigida a un pblico con conocimientos previos de la misma. El objetivo de la lista es transmitir, con las mnimas concesiones posibles a la historia del gusto29, un conocimiento ajustado e integrador de lo que fue la literatura de Grecia. Si queremos conocerla de verdad, es inevitable selec-cionar y, por tanto, elaborar un canon, sea para uso colectivo o simplemente personal. Como se ha anticipado en la primera seccin que este trabajo no

    28 Al hacer recomendaciones de lectura nos hallamos cerca de preparar una antologa. De hecho, el propio H. Bloom public pocos aos despus una antologa pensada, supuestamente, para un pblico infantil: Relatos para nios extremadamente inteligentes de todas las edades (cf. BLOOM [2003]). 29 Sobre la historia del gusto, cf. FRYE (1957) 3-29, especialmente 18, 20, 25. La ausencia de concesiones a la historia del gusto es un desidertum inalcanzable pero, a la vez, irrenuncia-ble.

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    pretende establecer un nuevo canon de la literatura que nos ocupa, debe entenderse que la aspiracin del estudio es proponer (y discutir) un mapa de la literatura griega, explorar sus regiones y sealar en l algunos puntos de mayor inters. La metfora del mapa se emplea de forma consciente, pues es una metfora espacial que permite dejar en suspenso la concepcin tempo-ral, dado que no parece que hacer literatura griega equivalga necesaria-mente a hacer historia de la literatura griega30. La cuestin entonces es: cules son los puntos de orientacin que permiten trazar ese mapa?

    Se ha de observar, ante todo, que se precisa una respuesta propia para el caso de esta literatura, y ello en funcin de sus caractersticas peculiares. Ntese que el concepto de literatura que se aplica en Filologa Griega posee caractersticas especficas. En sntesis, se trata de que discutimos el caso de una cultura que durante mucho tiempo hizo literatura sin contar ni con un trmino ni con un concepto definido de ella31. Ello obliga a ser cauto antes de aplicar de manera retroactiva al mundo antiguo el concepto actual de lite-ratura, en el que la ficcionalidad desempea un papel bsico32. Sucede al tiempo que la cultura de la que hablamos es la cultura de un mundo trans-versal, para el que es muy discutible distinguir, al menos hasta cierta poca, entre literatura y otras formas de expresin escrita. En este sentido es cl-sico el ejemplo de Jenfanes de Colofn y la discusin sobre si ha de ser con-siderado poeta o filsofo: era poeta en sus elegas, filsofo destructivo en los fragmentos atribuidos a sus y un pensador constructivo en su escrito ? La cuestin no pasa de ser un pseudoproblema, pues la distincin entre estas esferas, aun teniendo sentido en el presente, es ana-crnica para la poca del autor (siglos VI-V a.C.)33.

    Si se hace un canon de literaturas del siglo XX quiz sea oportuno res-tringir el cuerpo de autores a quienes cultivaron las tres formas fundamen-

    30 Quienes escribieron sobre literatura en la Antigedad no le concedieron prioridad al crite-rio historiogrfico, sino al de gnero: vase la organizacin de la lista de autores de Din de Prusa citada en el apartado 2. El del ALSINA (1967) es un intento de escribir una literatura griega no basada nicamente en un planteamiento historicista. 31 ARIST., Po. 1447a28-b24 (cf. LUCAS [ed.] [1968] 58-61). 32 Sobre la cuestin de la ficcionalidad y su papel en el concepto actual de literatura, cf. RIVAS (2005) 201-207. 33 Cf. LESHER (ed.) (1992) XIII; SCHAFER (1996). Es interesante lo que dice NIGHTINGALE (1995) sobre la obra de Platn como intento de definir la filosofa como gnero frente a otras formas literarias.

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    tales de presentacin literaria: narrativa, lrica y dramtica34. Pero ello no es vlido para el caso de las literaturas de la Antigedad, salvo que queramos fragmentar una realidad cultural que fue unitaria. Por tanto, los escritores de filosofa, historia u oratoria han de tener entrada en el campo acotado de su literatura35. Ms an, en algunos momentos corremos el peligro de que-darnos con una visin parcial de lo que fue el hecho literario en griego, si no tomamos tambin en consideracin a los escritores cientficos. Galeno es un buen ejemplo de ello: para nosotros, en lengua castellana, decir galeno es tanto como decir mdico; sin embargo, Galeno tambin escribi obra filo-sfica, estudios filolgicos y, adems, es un hito interesante en cualquier estudio sobre la autobiografa de la Antigedad36. En fechas bastante ante-riores constituye tambin un caso similar el corpus hipocrtico, referencia necesaria para comprender la Ilustracin ateniense o aspectos nucleares de la obra de Tucdides37. A los ejemplos tomados del mbito de las ciencias experimentales se puede aadir tambin el del tratado como gnero. Arist-teles, cultivador de esta forma, es un autor olvidado muchas veces en los cursos universitarios de griego de Espaa. Sin embargo, seguramente rene caractersticas suficientes para ser considerado autor cannico, y ello a pe-sar de que lo que conservamos de su obra no es la parte de su produccin que llev a Cicern (Ac. 2,119) a calificar su estilo como flumen orationis au-reum; la prdida de los escritos exotricos del estagirita solo nos permite leer aquello que llev a Filodemo (Rh. 2,51 Sudhaus) a afirmar que Aristteles , balbucea. Aun as, en la historia del tratado de la Antigedad representa un hito imprescindible la Potica, el ejemplo de crtica cannica

    34 Y, aun en este caso, es ms que discutible que se pueda ofrecer una visin adecuada de una literatura contempornea prescindiendo de gneros como el ensayo o el artculo periodstico: tal apriorismo nos llevar por ejemplo, en el caso de la literatura de Espaa, a prescindir de Azorn o a minusvalorarlo. Recurdese adems el caso de quienes, como Enrique Vila-Matas, optan por difuminar la frontera entre el ensayo y la ficcin. 35 Que ese fue el juicio de la Antigedad lo pone de manifiesto, por ejemplo, la amplia lista de autores de QVINT., Inst. 10,1,46-131. 36 Sobre Galeno y la autobiografa, cf. MISCH (1950) 328-332; NUTTON (1972). Una parte de los tratados filosficos y escritos autobiogrficos de Galeno est recogida en MARTNEZ MANZANO (2002). 37 Cf. RECHENAUER (1991).

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    de Aristteles38. Lo dicho sobre esta obra del estagirita tambin es aplicable al caso de Longino y su escrito 39.

    De alguna forma, cuando pretendemos separar para Grecia el estudio de lo que nosotros consideramos literatura del estudio de otros gneros, es-tamos actuando como Shylock en El mercader de Venecia: pretendemos cortar una libra de carne sin derramar una gota de sangre, lo cual es imposible; Eurpides, la libra de carne, es inseparable del conocimiento de la Ilustracin griega40.

    Se hablaba antes de la necesidad de establecer unos puntos de orienta-cin que permitan trazar el mapa de la literatura de grecia. En relacin con ello conviene comenzar posiblemente rehabilitando ciertas reas del corpus consideradas en distintos momentos como zonas de exclusin de las que no podran salir candidatos al canon. Tales zonas de exclusin parecen ser tres. Ante todo nos enfrentamos al hecho de que en ciertas pocas se ha conside-rado que los autores postclsicos poseen, casi por definicin, una nota de decadencia. Dentro de este amplio sector de la literatura griega se ha visto adems a veces a los escritores cristianos como personajes ajenos que, por tanto, no reciban atencin en los manuales de la materia. Es relativamente similar el caso de otro grupo de literaturas postclsicas, las literaturas trans-culturales compuestas por individuos procedentes de culturas distintas de la helnica, que escogieron el griego como lengua de expresin.

    Recordamos primeramente que la Antigedad estuvo poco dispuesta a reconocerles el estatus de modlicos a los autores de las pocas helenstica e imperial41. As lo evidencian las listas selectivas a las que alude este trabajo42 y as lo da a entender tambin un autor de potica como Longino, quien muestra su preferencia por figuras como Homero, Arquloco, Pndaro, Sfo-cles, Demstenes y Platn; en cambio, no cuenta entre sus favoritos a ningn autor posterior al siglo IV a.C. y critica abiertamente a Apolonio, Tecrito o Eratstenes43. La crtica de fechas posteriores tampoco se ha mostrado de-masiado receptiva ante los autores helensticos e imperiales, salvo en algn

    38 Crtica cannica es la categora que introduce BLOOM (1995) 196-215 para justificar la inclu-sin de Samuel Johnson en su canon. 39 En relacin con el , cf. el comentario de RUSSELL (ed.) (1982). 40 A propsito de ello remito tan solo a GALLAGHER (2003), trabajo de ttulo significativo: Ma-king the Stronger Argument the Weaker: Euripides, Electra 518-44. 41 Cf. RUTHERFORD (1992) 375, HOSE (2007). 42 Cf. supra, n. 9. 43 LONGIN. 33,4-5.

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    caso excepcional como Plutarco44. Ejemplifican bien esta actitud las siguien-tes palabras de Bowra:

    Privada de sus tradiciones, transportada a climas exticos, amparada y sometida a la vez por el despotismo, la literatura [de Grecia] nunca volvi a visitar las cumbres de antao. Pero, aun dentro de esta esfera limitada, todava el genio griego encontr algunas cosas nuevas que expresar y nuevas maneras de expresarlas45.

    Buena parte de los crticos posteriores han manifestado igualmente la opi-nin de que los perodos helenstico e imperial no han sido los ms creativos en la historia de las letras griegas46. Cuestin distinta, y mucho ms extrema, sera entender o afirmar que hayan carecido de originalidad o hayan sido puramente imitativos; el peso de la prueba debera recaer, desde luego, en quienes defendieran tal punto de vista pasando por alto el hecho de que la literatura postclsica desarroll nuevos gneros (la novela parece el ejemplo ms relevante) e incluso un nuevo concepto de literatura, una literatura erudita que se demora en el juego intertextual47. Por ello conviene subrayar la importancia de incluir en el canon autores helensticos e imperiales. Dado que estos ltimos son probablemente la parte ms dbil en el gran espacio de la preterida literatura postclsica, la exposicin siguiente se centrar en ellos.

    Es verdad que, si acudimos al caso de la pica imperial, corremos serio peligro de volver de la visita con la impresin reforzada de que la literatura de esos siglos no supo ir ms all de la imitatio48. Ahora bien, si nos volvemos a otras formas de narracin extensa como la novela, deberemos modificar esta impresin. Con independencia de que sus inicios puedan proceder del

    44 Pero Plutarco tampoco ha encontrado la misma acogida en todas las pocas: cf. GOLDHILL (2002) 246-293. 45 BOWRA (1948) 176. Dedica Bowra en su obra, texto de introduccin a la literatura de Grecia, ciento sesenta pginas a las pocas arcaica y clsica y solo veinte (en el captulo De Alejan-dra en adelante) a los perodos helenstico e imperial. 46 Un experto en literatura imperial como Hose recuerda en el prembulo de una monografa sobre historiografa del perodo: Gewiss, der literarische Rang eines Florus, eines Appian oder Cassius Dio vermag den Vergleich mit dem des Thukydides oder Tacitus nicht zu bestehen. Dennoch fanden auch diese Autore ihre Leser (HOSE [1994] VII). 47 Cf. BING (20082). 48 Se pueden recordar como ejemplo las Posthomricas de Quinto de Esmirna, a quien LESKY (1976) 848 llama muidor de versos.

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    final del mundo helenstico, el grueso de las manifestaciones del gnero se compuso ya dentro de nuestra era. Sin duda deben figurar en el canon uno o ms representantes de la novela griega, gnero por excelencia en la actuali-dad que, segn cierta opinio populi demasiado extendida, naci con el Lazari-llo de Tormes o El ingenioso hidalgo de Cervantes. Para conjurar esa idea err-nea cabe aducir, ante todo, los ejemplos de Longo, autor de Dafnis y Cloe, la novela ms singular dentro de su gnero, y de Heliodoro, cuyas Etipicas llevan a su mximo desarrollo las caractersticas peculiares de la novela antigua49. Plutarco merece sin duda un puesto destacado en el canon de la literatura del Imperio, tanto por su obra biogrfica como por los escritos agrupados bajo el ttulo Moralia, a muchos de los cuales cabe analizar como antecedentes del gnero del ensayo. Aunque el prestigio de que goz este autor durante siglos como maestro de virtud y de moral parece haber jugado en su contra a partir del Romanticismo, tambin cabe defender su vitalidad desde nuevos presupuestos50. El movimiento de la Segunda Sofstica debe tener un representante en el canon, si es que queremos comprender ade-cuadamente el mundo intelectual del Imperio51. Resulta tentador seleccionar para ese puesto a Luciano, escritor que goza hoy en da de un grado aprecia-ble de popularidad. Pero la adscripcin de Luciano a la Segunda Sofstica est sujeta a debate52, y por ello se debera proponer en su lugar a un miem-bro ms establecido de la corriente. Los candidatos son mltiples: Din de Prusa, por ejemplo, si se opta por una figura que encarna de manera singular la combinacin de retrica y filosofa caracterstica del grupo; o, en la otra cara de la moneda, Alcifrn, si se prefiere escoger a un autor plenamente volcado en el juego retrico en sus cartas mimticas, claramente influidas por la comedia de tipos53. Posiblemente quien mejor puede personificar lo

    49 Sobre Dafnis y Cloe, cf. HUNTER (1996). A propsito de Heliodoro, cf. MORGAN (1996), LOWE (2000) 235-258. 50 Sobre Plutarco y las razones que recomiendan su redescubrimiento en el momento actual, cf. GOLDHILL (2002) 246-293. Goldhill es relativamente crtico con otros intentos modernos de rescatar al autor de Queronea, como por ejemplo DUFF (2000). Es interesante cmo estudia VAN HOOF (2010) la tica prctica de Plutarco quien, segn su anlisis, se hallara ms pr-ximo de lo que habitualmente se piensa a los autores de la Segunda Sofstica. 51 Entre las visiones ms recientes del movimiento en su conjunto, cf. SCHMIDT-FLEURY (eds.) (2011). 52 Cf. BOWERSOCK (1969) 114-116 y la postura diversa de ANDERSON (1989) 167-168. Vase tambin ANDERSON (1994) 1422-1426. 53 Sobre Din de Prusa, cf. DESIDERI (1991) y, entre la bibliografa ms reciente, NESSELRATH (ed.) (2009). En castellano, puede verse la monografa de CERRO CALDERN (2007). El influjo de la

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    que fue el mundo de la Segunda Sofstica es Elio Aristides, autor que aplic sus habilidades retricas a la composicin de textos prximos a los redacta-dos por otros autores del grupo: son ejemplo de ello su Panatenaico o el Dis-curso a Roma, as como sus himnos en prosa; adems, Elio Aristides adopt un tono ms personal y singular cuando reelabor literariamente sus experien-cias como enfermo crnico y devoto de Asclepio en los Discursos sagrados54.

    La literatura griega cristiana se desarroll tambin en poca del Impe-rio. Los autores que forman parte de ella tampoco se suelen estudiar en las secciones de Filologa Clsica de Espaa, segn se deca antes a propsito de Aristteles. Ms an, muchas veces no se los considera parte de la literatura griega55. La cuestin de fondo es que tendemos a identificar la literatura de Grecia con la literatura pagana, y por ello consideramos coherente dejar al margen la literatura escrita por cristianos. Si examinamos el problema de este grupo de autores desde el punto de vista de la historia de las religiones, tiene sentido establecer tal cesura entre politesmo y monotesmo. Pero tambin cabe contemplar el asunto como una confrontacin entre escuelas de pensamiento que se expresan en forma literaria. Este es el enfoque que adoptaba ya en el siglo II Melitn de Sardes, quien llamaba a la religin cris-tiana nuestra filosofa56. Esta es tambin la aproximacin al problema que adopta una parte de la filologa alemana57 y el enfoque que se propone aqu. Al hacer esta equiparacin entre el Cristianismo y las corrientes de pensa-miento de la poca conviene subrayar la conexin entre las formas literarias cristianas y las empleadas en la tradicin filosfica: hay una analoga entre las epstolas del Nuevo Testamento y la carta filosfica doctrinal, entre las homilas de los Padres y las diatribas de los filsofos, entre los comentarios a

    Comedia Nueva en Alcifrn se hace especialmente evidente en el grupo de las cartas de hete-ras, que incluyen, por ejemplo, un supuesto intercambio de correspondencia entre Menandro y su amante Glicera (cf. ALCIPHR. 4,18-19). 54 Cf. LUCHNER (2004) 260-307, HARRIS-HOLMES (eds.) (2008), PETSALIS-DIOMIDIS (2010), VIX (2010). Es paradjico, por cierto, que en el siglo XX se conociera, a travs de escritores rabes (Hu-nain ibn Ishq, del siglo IX: cf. STROHMAIER [1976] 118), la opinin favorable que tena Galeno de Elio Aristides, diversa de la que le mereci el propio Luciano: cf. STROHMAIER (1976); MAC LEOD (1979); y vase adems MAC LEOD (1994) 1382-1383, GOLDHILL (2002) 65-66. 55 Suelen estar ausentes de los manuales sobre el tema. Cf., por ejemplo, las dos historias de la literatura griega que han sido obras de referencia en Espaa durante dcadas: LESKY (1976), LPEZ FREZ (ed.) (1988). 56 EUS., HE 4,26,7: (es que nuestra filosofa floreci primero entre los brbaros). 57 Cf. HOSE (1999) 212-213.

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    la Biblia y los comentarios a los escritos filosficos, entre los escritos dogm-ticos y los tratados de filosofa58.

    Una lista selectiva de la literatura griega cristiana debera incluir el Nuevo Testamento, aun cuando sus caractersticas de estilo no corren pare-jas con su relevancia cultural59. Entre los autores con mayor contenido filo-sfico es una figura clave Orgenes (185-ca. 254), sobre todo por su obra (De principiis), primer intento histrico de dotar al Cristianismo de una formulacin filosfica. Adems, el libro cuarto de este texto posee gran relevancia dentro de la historia de la hermenutica; segn dice Porfirio60, Orgenes aplic a la interpretacin de la Biblia los mtodos del alegorismo mitogrfico, con el que haba entrado en contacto a travs de la obra de Aneo Cornuto, pensador estoico y familiar de Sneca61. Tambin es una figu-ra de gran trascendencia Eusebio de Cesarea, creador en su Crnica de las tablas cronolgicas que hoy acompaan todas las obras de referencia, pane-girista del emperador que promulg el edicto de Miln en su Vida de Constan-tino y autor de una Historia Eclesistica que, segn Momigliano, constituy la mayor revolucin de la historiografa entre los siglos V a.C. y XVI d.C.62 Las formas literarias cristianas que a priori pueden resultarle ms prximas al lector actual son las formas poticas, no los tratados teolgicos o los comen-tarios a la Escritura, tampoco los textos de Orgenes o Eusebio. Gregorio Nacianceno, autor de numerosas cartas y, sobre todo, de un corpus potico amplsimo, merece ser incluido en el canon63. En la obra potica de Gregorio

    58 Cf. DUMMER (1977). 59 Dentro de los estudios eclesisticos tambin ha habido conciencia de las peculiaridades del griego neotestamentario y por ello era habitual que las gramticas usadas en los seminarios de la Iglesia catlica recomendaran sobre todo el estudio del griego de Lucas, el ms prximo a la lengua estndar. Cf. ESEVERRI (1963) 32-42. 60 EUS., HE 6,19,8. 61 Sobre Orgenes, vanse los estudios recogidos en MARKSCHIES (2007). Sobre el sigue siendo una referencia bsica GRGEMANNS-KARPP (eds.) (1976). Es tambin un texto im-portante JACOBSEN-ULRICH (eds.) (2007), libro dedicado al anlisis del aspecto apologtico de la obra de Orgenes, Eusebio de Cesarea y Atanasio. En relacin con el tratado mitogrfico de Cornuto, cf. TORRES (2009), primera traduccin al castellano del escrito. 62 Cf. MOMIGLIANO (1989) 104, 105-106. El estudioso italiano indica que la novedad de Eusebio radica en que renuncia a la historia basada en discursos, sin aportacin de documentos, para escribir una obra histrica sin discursos y plagada de documentos. ltimamente la obra de Eusebio ha despertado un inters renovado entre los estudiosos: cf. p. ej., entre los trabajos ms recientes, INOWLOCKI-ZAMAGNI (eds.) (2011), VERDONER (2011), JOHNSON-SCHOTT (eds.) (2012). 63 Sobre Gregorio Nacianceno, cf. MCGUCKIN (2001), BRTNES-HGG (eds.) (2006). Sobre su poema , cf. MORESCHINI-SYKES (1997); sobre las posibles relaciones de este poema con los

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    presenta adems un inters singular la llamada Autobiografa (Carmina 2,1,11), unos dos mil versos ymbicos que constituyen un ejemplo notable de escritura autobiogrfica en verso. Su caso ejemplifica cmo la literatura de los cristianos puede arrojar luz sobre diversos puntos de la Literatura Griega de la Antigedad, por ejemplo en lo que se refiere a los gneros poticos imperiales64.

    En un tiempo de multiculturalismo conviene subrayar que la intercul-turalidad fue una nota caracterstica del mundo antiguo, al menos en ciertas pocas65. Se ha reprochado por parte de muchos que el canon occidental solo se compone de varones, blancos, europeos, muertos66. Ciertamente, si se habla de las literaturas griega o romana de la Antigedad, todos los miem-bros del canon han de estar muertos, nos tememos que la inmensa mayora sern varones y que los blancos sern tambin mayora dentro del grupo. Ahora bien, es cierto que no todos los autores del canon griego son europeos y que, como ya se ha avanzado, la interculturalidad tuvo una presencia im-portante en aquel mundo, muy en especial en el perodo postclsico. La lite-ratura griega engloba diversas literaturas transculturales que, en algunos casos, han podido ser poco estimadas precisamente por resultar poco hel-nicas.

    Este caso que se acaba de mencionar es el de la literatura hebrea, que se compuso en griego67 en dos mbitos fundamentales. De una parte, contribu-yeron a la creacin de esta literatura transcultural los hebreos de la dispo-ra, que haban perdido su lengua, segn es el caso de Filn de Alejandra, autor de obra filosfica, escriturstica y, tambin, de dos textos (la Embajada a Gayo y el Contra Flaco) que ayudan a comprender la dialctica que se daba en su tiempo entre la cultura juda y el mundo grecorromano68. Otro grupo

    Himnos homricos, cf. FAULKNER (2010). Gregorio de Nacianzo es uno de los llamados padres capadocios, grupo al que pertenece tambin Basilio de Cesarea, quien dirigi a los jvenes un escrito Sobre el provecho de la literatura clsica incluido en la Biblioteca Clsica Gredos; cf. MAR-TNEZ MANZANO (1998). 64 Cf. HOSE (2004). 65 HOSE (1999) 212-213. 66 KNOX (1993). 67 La literatura hebrea en lengua griega fue blanco del antisemitismo en pases como Alema-nia, sobre todo a finales del siglo XIX y primera parte del XX. Wolf ya haba expresado antes un juicio extraordinariamente negativo en relacin con toda la cultura hebrea. Cf. HOFFMANN (2000) 761-762, CANCIK-PUSCHNER (eds.) (2005). 68 Sobre el Contra Flaco, cf. HORST (ed.) (2003). Sobre Filn como punto de encuentro entre culturas, puede verse DECHARNEUX-INOWLOCKI (eds.) (2011).

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    de escritores hebreos en griego lo forman los judos de Palestina que, como Flavio Josefo, se adaptaron al Imperio y cambiaron su lengua de expresin. Su Contra Apin es otro texto bsico para conocer el antisemitismo de la po-ca, al igual que su Vida de Josefo posee importancia en cualquier estudio de la autobiografa en la Antigedad; pero el grueso de la obra de Josefo lo consti-tuyen sus escritos historiogrficos, la Guerra de los judos y las Antigedades judas, obra esta que el lector actual puede encontrar demasiado apegada al Antiguo Testamento69. Literatura transcultural es tambin la escrita por esa larga lista de romanos que, por motivos distintos, cambiaron su lengua ma-terna por el griego70. En representacin de los filsofos estoicos que eligie-ron escribir en griego y mantener as inalterada la terminologa de su escue-la cabe citar a Marco Aurelio y sus Meditaciones; el caso de los autores de la Segunda Sofstica se puede ejemplificar con Eliano, cuyas Cartas rsticas constituyen un contrapunto a las cartas mimticas de Alcifrn citadas ante-riormente. En realidad, el autor transcultural que ha de ser incluido en el canon de la literatura griega es un escritor del que ya hemos hablado para negarle un puesto en el canon como representante de la Segunda Sofstica: Luciano de Samosata, natural de la regin de la Comagena en Siria71. Luciano es uno de los sirios de la Antigedad que dejaron obra escrita en griego. Se ha de notar que se llama a s mismo sirio en diversos lugares, y en la Doble acusacin indica que el griego no era su lengua materna: , 72. Como se indicaba anteriormente, Luciano es un autor que sigue gozando de cierto xito popular, constituye un hito funda-mental dentro de la literatura satrica en griego y arroja adems luz (siem-pre en clave pardica) sobre la novela utpica de viajes, subtipo conocido solo por fragmentos y por sus Relatos verdicos73.

    Mientras se iba en busca de puntos de orientacin que ayudaran a dise-ar el mapa de la Literatura de Grecia se han rehabilitado tres zonas de ex-clusin que podrn proporcionar autores al canon. Pero la cuestin real-mente bsica es determinar puntos de orientacin positivos, y estos parecen ser fundamentalmente dos, con independencia del significado y valor que se 69 Cf. KRIEGER (1994), HIRSCHBERGER (2005). 70 Cf. TORRES (2006). 71 Cf. GOLDHILL (2002) 60-107. 72 LUC., Bis Acc. 27: este, cuando no era nada ms que un muchacho, de lengua todava brbara y vestido simplemente con un caftn a la manera asiria. 73 Cf. GEORGIADOU-LARMOUR (1998), MLLENDORFF (2000), BAUMBACH (2008) 347-355.

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    les reconozca: la calidad de las obras y el papel que les ha reconocido la tra-dicin a ellas y a sus autores74. Implcitamente ya se han manejado estos criterios cuando se han propuesto en los prrafos anteriores nombres de autores de poca imperial, literatura cristiana y literaturas transculturales que podran entrar en el canon: Longo, Heliodoro, Plutarco, Din de Prusa, Alcifrn, Elio Aristides, Orgenes, Eusebio, Gregorio Nacianceno, Filn de Alejandra, Flavio Josefo, Marco Aurelio, Eliano, Luciano.

    Determinar y medir calidades es una cuestin lbil. En El club de los poe-tas muertos (Peter Weir, 1989) escuchbamos a los alumnos del profesor Keating leer un ensayo en el que Mr. Pritchard propona un mtodo geom-trico para medir poesa; el juicio que tal mtodo imposible le mereca a Keating es bien conocido75. No existe, seguramente, ningn mtodo cientfi-co capaz de medir calidades como pretenda Pritchard; por ello, la crtica literaria no puede ser una disciplina exacta ni enteramente racional. Con todo, cuando no es racional s debe ser, al menos, razonable. Por eso se pue-de explicar, por ejemplo, hablando de novela griega, por qu pueden ser consideradas como novelas cannicas el Dafnis y Cloe de Longo o las Etipicas de Heliodoro, pero probablemente no la Novela de Alejandro atribuida a Pseu-do-Calstenes. Es verdad que este texto gust muchsimo en ciertas pocas; as lo demuestra su compleja tradicin textual y su peso en la tradicin, tan-to en Occidente como en Oriente76. Pero, si se asume, aunque sea de forma tentativa y provisional, que la calidad es la capacidad de asumir la tradicin y renovarla produciendo una obra distinta y original que merece ser recor-dada, tal criterio, con todas las limitaciones que resultan de su carcter sin-ttico, parece de aplicacin difcil a Pseudo-Calstenes77. En cambio, este mismo criterio se deja aplicar con ms garantas a las Etipicas, texto del que antes ya se dijo que representa el punto mximo de desarrollo de la novela antigua y que adems ha dejado una huella fundamental en la tradicin oc-cidental; el mismo criterio es aplicable tambin al Dafnis y Cloe, obra abierta a distintas lecturas que modifica los estereotipos del gnero al que pertenece

    74 En relacin con esta polmica vuelvo a remitir a dos estudios ya citados: SULL (ed.) (1998), POZUELO YVANCOS-ARADRA SNCHEZ (2000). 75 Excrement. Thats what I think of Mr. J. Evans Pritchard. 76 Cf. FRENZEL (1976) 20, JOUANNO (2002). 77 LESKY (1976) 798-799 califica a Pseudo-Calstenes, de forma un tanto extrema, como un pobre hombre. Para una valoracin menos radical del autor y su obra, cf. STONEMAN (2009).

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    y crea una forma nueva de novela al integrar en su tradicin el gnero de la buclica78.

    Desde luego las listas selectivas establecidas en la Antigedad tambin se basan en juicios sobre la calidad de los autores y sus obras, por ejemplo en lo que se refiere a la tragedia. En el segundo apartado de este estudio se ha recordado que la trada de trgicos aparece ya consagrada en las Ranas de Aristfanes (405 a.C.), menos de un ao despus de la muerte de Sfocles. Ms an, esta comedia intenta ir un paso ms all y aclarar cul de los tres escritores es el de mayor calidad. Segn el argumento de la obra, Dioniso baja al Hades para hacer volver a la vida al mejor de los tragedigrafos; pero, quin es tal autor? Esquilo, segn las Ranas, pues l es el vencedor del que lo enfrenta a Eurpides y del que Sfocles prefiere ser simple espectador: como haba declarado un criado de Plutn (vv. 788-794), el autor de Colono acept la superioridad del trgico ms antiguo y declar que solo interven-dra para disputarle su trono a Eurpides si es que este lograba vencer a Es-quilo. Que Esquilo, Sfocles y Eurpides son los autores de tragedia por exce-lencia es tambin el punto de vista expresado en la Potica de Aristteles79. Pero el testimonio de esta obra es a la vez un recordatorio de lo variables que pueden ser las valoraciones cualitativas, pues lo cierto es que el mejor trgico segn las Ranas es el autor del que menos se habla en el tratado del estagirita80, quien prefiere, desde luego, a Sfocles, sobre todo por su Edipo Rey81, aunque a la vez no deja de reconocer los puntos donde Eurpides so-bresale por encima de sus competidores82.

    78 Para las novelas griegas en la posteridad, cf. BURTON (2008), REEVE (2008). Para la huella de Dafnis y Cloe en la tradicin, cf. HUALDE (2008) 371-389. Para el caso de Heliodoro, cf. tambin CRESPO (1979) 43-52. 79 El estagirita menciona por su nombre a Sfocles nueve veces en la Potica (1448a26, 1449a19, 1453b31, 1454b8, 1454b36, 1455a18, 1456a27, 1460b33, 1462b3), otras nueve a Eurpides (1453a24, 1453a29, 1453b28, 1455b9, 1456a17, 1456a27, 1458b20, 1460b34, 1461b20) y cuatro a Esquilo (1449a16, 1456a17, 1458b20, 1458b22). 80 Vase la nota anterior. Adems hay una cita textual de Esquilo (1458b22) y dos menciones no textuales de sus obras (1455a4, 1460a32), frente a ninguna cita de Sfocles, una de Eurpi-des (1458b24), nueve menciones de Sfocles (1452a24, 1453b31, 1453b34, 1454a1, 1454b25, 1454b36, 1455a18, 1460a30, 1460a31) y diez de Eurpides (1452b5-8, 1453b29, 1454a5, 1454a7, 1454a31, 1454a32, 1454b1, 1455a18, 1455b14, 1461b21). 81 Cf. 1452a24, 1453b31, 1455a18, 1460a30. 82 En 1453a28-30 se dice que Eurpides es el ms trgico de los poetas, aunque no administra bien los dems aspectos ( , , ).

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    Tambin antes se ha propuesto que el papel que la tradicin ha recono-cido a las obras y sus autores puede ser indicio de canonicidad. A falta de criterios estrictos que midan calidades, se podra entender que la importan-cia de las obras en la posteridad83 es un criterio intersubjetivo que avala la calidad. Tal propuesta puede implicar que la tradicin opera como una suer-te de seleccin natural y elige qu autores van a superar sus lmites biogrfi-cos y pervivir, por ser los mejores o, cuando menos, por haber tenido mayor xito en la historia. Parece entonces que, si se da la prioridad a tal criterio, se est relegando la calidad a un segundo plano. Aunque la calidad y el peso en la tradicin interactan de manera ms compleja.

    Pensemos primero en el caso de Homero, el poeta . No in-teresa ahora tanto su puesto en la tradicin occidental como la suerte que corri dentro de la propia tradicin intraclsica. Homero, entendiendo por tal el autor de Ilada y Odisea, es el fruto de una tradicin selectiva, segn deca con otros trminos Wilamowitz en la penltima dcada del siglo XIX84. Hasta cierta poca, que el fillogo alemn fijaba en el 500 a.C., el nombre de Homero debi de actuar como una marca de gnero y, por ello, todos los poemas picos arcaicos pasaron por ser suyos. Posteriormente este mismo nombre se convirti en un sello de calidad y solo se le siguieron atribuyendo las consideradas mejores epopeyas: la Ilada y la Odisea. Se podr objetar que, al haberse perdido el resto de la pica del perodo arcaico, no sabemos hasta qu punto acert la tradicin y si estas epopeyas eran verdaderamente las mejores por encima de los otros poemas del llamado ciclo pico. Lo cierto es que, aunque no conservemos poemas como las Ciprias o la Pequea Ilada, contamos con el juicio de un conocedor de esa poesa, Aristteles, quien demuestra en la Potica una admiracin mxima por las obras homricas cannicas mientras que convierte al tiempo a los autores del ciclo en el blanco de sus crticas ms duras85. 83 Sobre la huella que han dejado las obras de la Antigedad en la literatura de los siglos pos-teriores siguen siendo bsicas las referencias clsicas de CURTIUS (1981) y HIGHET (1954). Dada la importancia que han adquirido los estudios sobre la tradicin y transmisin de las literatu-ras antiguas, la bibliografa actual al respecto es muy abundante. Vase, ante todo, LANDFESTER (ed.) (1999-2003). Son tiles tambin las observaciones sobre pervivencia de obras clsicas incluidas en HUALDE-SANZ (eds.) (2008). Un enfoque ms amplio del concepto de tradicin clsica, no circunscrito nicamente al mbito de lo literario, se puede encontrar en SIGNES CODOER et alii (eds.) (2005). 84 Cf. WILAMOWITZ-MOELLENDORF (1884) 353-354. 85 Es significativo que la Potica se refiera a Homero como , sin especificar ms, en tres ocasiones (1457b34, 1458b7, 1460b2). Uno de los puntos que ms reprocha Aristteles a

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    El ejemplo de Homero nos hace recordar que, inevitablemente, todo lo que sabemos de la literatura de Grecia procede de la tradicin y se apoya en ella. Parece adems que esta tradicin acert al menos en el caso de Home-ro, al adscribirle la Ilada y la Odisea y solo estos poemas. Nos podramos sentir tentados a extrapolar este resultado parcial y equiparar tradicin con canonicidad: quien ha sido premiado histricamente es un autor cannico; quien no lo ha sido, no puede entrar en el canon. Sin embargo, esta conclu-sin peca de precipitada, segn indica el caso de Aristfanes y Menandro. En el ltimo cambio de siglo se propuso que el autor clsico de comedias griegas era Menandro, no el primero, y ello en funcin de su peso en la tradicin de Occidente. El crtico que plante esta tesis le negaba al comedigrafo de la Antigua el estatus de clsico por no tener continuidad histrica: la comedia de Aristfanes es la comedia de la Atenas del siglo V a.C. y, cuando se acaba ese siglo, pierde inters86; en cambio, la comedia que defini la forma clsica del gnero fue (segn el mismo crtico) la de Menandro que, por no estar vinculada a circunstancias sociopolticas tan concretas, pudo influir en otros gneros grecolatinos y ser, en ltimo extremo, el origen de la comedia euro-pea de caracteres y costumbres87. Tal tesis presenta el mrito de afirmar el valor histrico de Menandro y, a la vez, resulta extrema al negarle a Arist-fanes la condicin de clsico o, en nuestro caso, de cannico. Aunque fuese cierto que su comedia no tuvo continuidad88, seguramente deberamos revi-sar su calidad como dramaturgo antes de negarle un puesto en el canon. Por otro lado, es discutible que Aristfanes haya tenido en la tradicin una im-portancia menor que la de Menandro: la historia de los textos es tambin parte de la tradicin occidental, y seguramente se ha de considerar como un reconocimiento de la misma el hecho de que conservemos once comedias de Aristfanes a travs de un nmero amplio de cdices, mientras que de Me-nandro no tenamos ninguna obra ntegra (o casi ntegra) hasta la recupera-cin del Dscolo en 1957 gracias a un hallazgo papirceo89. En el otro extremo tenemos el caso ya mencionado de la Novela de Alejandro, texto privilegiado

    los otros poetas picos es que tuvieran un concepto errneo de la unidad de la obra: 1459a37-b7. 86 Cf. LOWE (2000) 86-88. 87 Cf. LOWE (2000) 188-221. Din de Prusa, en el pasaje donde presenta su lista selectiva de autores (cf. supra, n. 9), tambin declara que prefiere a Menandro a la Comedia Antigua (D.CHR. 18,7). 88 Sobre la pervivencia de Aristfanes, cf. ZIMMERMANN (1998) 258-261. 89 Cf. BLUME (1998) 38.

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    por la historia y, sin embargo, de calidad discutible; si esta obra ha de entrar en un canon ser, posiblemente, en el canon de la literatura popular de Gre-cia90.

    Que un autor u obra sea un hito en el mapa de la literatura de Grecia, que sea percibido como cannico, depende seguramente de la combinacin de dos factores de los que el crtico debe dar cuenta en cada caso: su calidad y la huella que haya dejado en la posteridad. La importancia que tenga en esta, por s sola, no basta probablemente para entrar en el canon. En cambio, la calidad ha trado aparejado, por lo general, el xito en la tradicin. Lo cierto es que las obras de la Antigedad no han podido llegar hasta nosotros sin haber gozado de un cierto xito y que, por tanto, en el caso de las litera-turas de Grecia y Roma, la tradicin parece ser el mayor . 5. EL REVERSO DEL CANON Una exposicin sobre el canon de la literatura de Grecia no estara completa si no aludiese al menos al efecto perverso que tiene todo canon pues, a la vez que salva para el futuro unos textos elegidos, condena tambin al olvido a aquellos que no logran hacerse un hueco en l91. La exposicin quedara tambin incompleta si no mencionara el hecho de que no existe un canon perennis sino que, histricamente, los autores u obras tenidos por modlicos en unas pocas han podido ser en otras blanco de las crticas ms acerbas. Para ilustrar este hecho se puede recordar el caso de Luciano, cuya obra fue muy valorada en el Renacimiento y la Ilustracin, especialmente entre los autores satricos; despus, el juicio de esas pocas lucianescas vari y, a fina-les del siglo XIX, el antisemitismo encontr un blanco propicio en este escri-tor a causa de su origen sirio92.

    Sin embargo, el ttulo de esta ltima seccin no se refiere a los aspectos paradjicos o cambiantes de cualquier lista selectiva, sino a una cuestin diferente. Puede existir una forma distinta de elaborar un canon? El autor de este anlisis es de la opinin de que s, o de que al menos sera deseable contemplar la cuestin del canon clsico desde la perspectiva del pblico y

    90 Sobre la misma, cf. HANSEN (1998). 91 As sucedi, en el caso del canon trgico, con los tragedigrafos distintos de Esquilo, Sfo-cles y Eurpides, y con las obras de estos que no entraron en las listas selectivas. 92 Cf. BAUMBACH (2002) 217-219 y (2008) 359.

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    los lectores de la Antigedad93. Para aproximarnos a sus puntos de vista y a sus cnones implcitos debemos acudir a los papiros: sin duda no es casuali-dad que Eurpides sea, con diferencia, el trgico ms atestiguado en ellos94. Pero el testimonio que revela ms informacin sobre las listas selectivas de los lectores antiguos se encuentra en las fuentes escritas de la Antigedad, en sus juicios y anlisis. En este trabajo se ha acudido, por ejemplo, a lo que indican dos testigos de excepcin: Aristfanes (Ranas) y Aristteles (Potica). La lectura parcial que se ha hecho aqu de lo que manifiestan estos dos escri-tores en relacin con la tragedia se puede y se debe ampliar. En relacin con la obra del estagirita tambin merece comentario, por ejemplo, el hecho de que la tragedia de Eurpides ms mencionada en su escrito sea la Ifigenia entre los Tauros95, as como el inters que Aristteles demuestra por Teodectes, tragedigrafo del siglo IV a.C. cuyas obras cita en tres ocasiones96. Desde luego, este tipo de investigacin debe tener tambin en cuenta a los otros dos autores antiguos de escritos sobre potica, Longino y Horacio, as como a todos aquellos que expresaron sus opiniones crticas en relacin con las literaturas de Grecia y Roma97.

    Tendra un inters muy especial, refirindonos a un ejemplo concreto, indagar quines fueron los autores que integraron el canon de los trgicos olvidados, es decir: despus de la trada integrada por Esquilo, Sfocles y Eurpides, quines fueron los trgicos preferidos por los crticos y lectores de Grecia? Hubo variaciones a lo largo del tiempo en esta nmina de secun-darios? El testimonio de la Potica deja claro que en esas otras tragedias tam-bin haba aciertos notables98. Por otra parte, es una cuestin conocida que la Antigedad seleccion siete tragedias por autor, en el caso de Eurpides

    93 Es similar hasta cierto punto la postura de Francisco Rico, quien declaraba a la prensa en 2010, tras publicar su edicin de Mil aos de poesa espaola, que los buscadores de internet (Google) son un criterio objetivo que ayuda a fijar el canon: puede consultarse en http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/26459/Francisco_Rico. 94 En el volumen de los Tragicorum Graecorum Fragmenta correspondiente a Esquilo (TrGF 3) el espacio dedicado a fragmentos, testimonios y aparatos ocupa 388 pginas; 557 en el tomo de Sfocles (TrGF 4); 885 en el de Eurpides (TrGF 5). 95 ARIST., Po. 1452b5-8, 1454a7, 1454b31-35, 1455a18, 1455b14. 96 ARIST., Po. 1452a27 (TrGF 1,72,3a), 1455a9 (TrGF 1,72,5a), 1455b29 (TrGF 1,72,3a). 97 Vase la seleccin de autores y textos recogida en RUSSELL-WINTERBOTTOM (eds.) (1972). 98 Se debe recordar de forma especial el caso de Agatn, el trgico no cannico ms mencio-nado en la Potica (1451b21, 1456a18, 1456a24, 1456a30). La singularidad de Agatn (TrGF 1,39) consiste fundamentalmente en que, segn ARIST., Po. 1451b21, compuso tragedias de argu-mento ficticio, lo cual constitua una innovacin inusitada: cf. LUCAS (ed.) (1968) 123.

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    nueve, nmero que se ampli gracias a la conservacin parcial de una edi-cin completa de sus tragedias99. Por ello puede ser interesante aclarar, en funcin de las citas, referencias y papiros, cules eran las tragedias realmen-te favorecidas por el pblico y si estas coinciden o no con las seleccionadas por los fillogos y transmitidas en los cdices.

    De esta forma, cabe abrir una va de estudio nueva y explorar, ms all del ejemplo concreto que se acaba de proponer, el canon no acadmico elaborado de manera implcita por los lectores y escritores de la Antige-dad100, canon que quiz sorprenda en ms de un punto y que, en cualquier caso, tendr el inters intrnseco de reflejar directamente el juicio selectivo de aquella cultura.

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