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Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades Página 1 Liderazgo y configuraciones de poder: Manifestaciones de la participación en la toma de decisiones en la organización. Martín Alonso Pantoja Ospina*, María del Pilar Rodríguez Córdoba* *Universidad Nacional de Colombia. Sede Manizales. Manizales (Caldas). Colombia. Email: [email protected] Teléfono: 57-6-8879400, ext 55789, 55782 Resumen: Fruto de una investigación documental, la presente ponencia es una reflexión que trata sobre la influencia que pueden tener las configuraciones de poder y el contexto sobre el liderazgo participativo en una organización. Se afirma que la organización es la principal fuente de poder y que las configuraciones de poder son una manifestación del contexto, del cual los actores de las coaliciones son sus mediadores. Al entender el liderazgo como la administración del significado político, las diferentes manifestaciones del liderazgo participativo (autocracia, consulta, decisión conjunta, delegación) adquieren el carácter de comportamiento político que pueden actuar como agentes para mantener o alterar las dinámicas del sistema organizacional. Palabras clave: Liderazgo, Liderazgo Participativo, Configuraciones de Poder. Introducción: Referirse al liderazgo implica necesariamente hablar del poder en la organización, aunque el estudio de esta relación parece haber sido dejada de lado ya que los enfoques para el estudio del liderazgo han privilegiado una perspectiva individualista, centrada en el líder y su desempeño al interior de la organización. Esto niega la naturaleza sistémica de las organizaciones e, incluso, la del liderazgo mismo, pues la interdependencia entre los actores internos y externos a la organización es una realidad.

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Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

Página 1

Liderazgo y configuraciones de poder: Manifestaciones de la

participación en la toma de decisiones en la organización.

Martín Alonso Pantoja Ospina*, María del Pilar Rodríguez Córdoba*

*Universidad Nacional de Colombia. Sede Manizales.

Manizales (Caldas). Colombia.

Email: [email protected] Teléfono: 57-6-8879400, ext 55789, 55782

Resumen:

Fruto de una investigación documental, la presente ponencia es una reflexión que

trata sobre la influencia que pueden tener las configuraciones de poder y el contexto

sobre el liderazgo participativo en una organización. Se afirma que la organización

es la principal fuente de poder y que las configuraciones de poder son una

manifestación del contexto, del cual los actores de las coaliciones son sus

mediadores. Al entender el liderazgo como la administración del significado político,

las diferentes manifestaciones del liderazgo participativo (autocracia, consulta,

decisión conjunta, delegación) adquieren el carácter de comportamiento político que

pueden actuar como agentes para mantener o alterar las dinámicas del sistema

organizacional.

Palabras clave: Liderazgo, Liderazgo Participativo, Configuraciones de Poder.

Introducción:

Referirse al liderazgo implica necesariamente hablar del poder en la organización,

aunque el estudio de esta relación parece haber sido dejada de lado ya que los

enfoques para el estudio del liderazgo han privilegiado una perspectiva

individualista, centrada en el líder y su desempeño al interior de la organización.

Esto niega la naturaleza sistémica de las organizaciones e, incluso, la del liderazgo

mismo, pues la interdependencia entre los actores internos y externos a la

organización es una realidad.

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

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Desde una perspectiva ampliada, existe una relación de intercambio entre las

manifestaciones de los procesos internos y la influencia de los diferentes actores del

contexto organizacional. Uno de estos procesos internos es el ejercicio del liderazgo

participativo en el cual un líder otorga grados crecientes de autonomía y

participación a sus colaboradores para que influyan en la toma de decisiones. En

consecuencia, y de forma sistémica, tanto los actores internos como los externos y

el flujo del poder que se da entre ellos, son decisivos en la configuración de las

manifestaciones de los procesos internos de la organización.

Sin embargo, las relaciones entre la forma como se configura el poder en la

organización y la forma como se manifiesta el liderazgo en general y la participación

en particular, han recibido escasa atención en la tradición científica (Porter y

McLaughlin, 2006). Es la intención del documento que se presenta a consideración,

realizar una reflexión que indague por los aportes que permitan identificar y

comprender esta relación, en un mundo de organizaciones en el cual para

entenderlas, ya no basta con el abordaje desde la perspectiva micro o meso del

liderazgo, se hace necesario trascender hacia una visión macro.

Para abordar la discusión el documento está dividido en tres partes. En la

primera se hace referencia al liderazgo y en particular al liderazgo participativo,

destacando que se hace necesario entender que existe en el contexto

organizacional un poder sobre los líderes que condicionaría su actuación y que por

tanto podría influir en la participación que otorguen a sus colaboradores en la toma

de decisiones. En la segunda parte se aborda precisamente el poder en la

organización, sus fuentes e instrumentos y las relaciones entre el liderazgo y los

actores del poder en la organización que dan origen a las configuraciones de poder.

Finalmente, en la tercera parte se lleva a cabo la discusión en la cual se destacan

los principales elementos de las relaciones que pueden existir entre el liderazgo y la

participación, con el poder y sus configuraciones, e iniciando desde el

comportamiento y la situación, se toman como base para la discusión los aportes de

diferentes autores sobre el liderazgo, clasificando sus aportes desde perspectivas

tales como el poder y la influencia, el contexto, la política y el conflicto y los

sistemas.

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

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1. EL LIDERAZGO EN LA ORGANIZACIÓN

En términos generales el liderazgo se ha definido como la habilidad para influir en el

comportamiento de otros con el propósito de alcanzar un resultado (Yukl, 1989;

Robbins, 1996; Hersey et al., 1998; Hellriegel, 2010). Esta forma de influencia ha

sido estudiada tradicionalmente desde diferentes perspectivas o enfoques entre los

que se cuentan: rasgos, comportamiento, situacional e integral, los cuales han

buscado ampliar la frontera en la comprensión de este fenómeno.

El primero de los enfoques que se propuso académicamente fue el de los

rasgos. Éste buscaba identificar aquellas características, principalmente de

personalidad, que permitieran diferenciar a los líderes de quienes no lo eran

(Sánchez Manchola, 2008). Dadas las limitaciones encontradas en este enfoque, por

la dificultad para aislar conjuntos de rasgos específicos y llegar a acuerdos sobre

ellos, se buscaron respuestas en los comportamientos, pues estos podrían ser

observados con mayor facilidad por los investigadores (Likert, 1965; Lussier y

Achua, 2006; Daft, 2006; Sánchez Manchola, 2008). Sin embargo, ese enfoque

también encontró sus limitaciones porque los comportamientos identificados, aunque

pudieran ser recurrentes, no eran permanentes, por lo que desde el enfoque

situacional se postuló que esos comportamientos podían depender, precisamente,

de la situación particular que demandaba su emergencia (Hersey et al., 1998;

Sánchez Manchola, 2008). Con todo, el enfoque situacional recibió bastante

atención y aplicación al interior de las organizaciones empresariales debido a la

facilidad de su interpretación e implementación.

Actualmente, los esfuerzos se han orientado hacia integrar dentro de una sola

perspectiva los aportes previos más relevantes, lo que se conoce como el enfoque

integral. Aquí se destaca el rescate del enfoque de los rasgos, que había sido

prácticamente abandonado después de su infructuosa incursión (House y Howell,

1992; House y Shamir, 1993; Bass, 1990; Conger, 1991; Bass y Avolio, 1994).

También se ha estudiado el liderazgo desde otro enfoque, que aunque menos

referenciado en la tradición literaria, ocupa un lugar de importancia dentro del

estudio del liderazgo. Este es el enfoque de poder-influencia que ha buscado

identificar los tipos y fuentes de poder del líder, cómo adquiere o cómo pierde el

poder, cómo ejerce el poder o qué tanto poder debe tener (Yukl, 1989). Una de las

características más importantes del ejercicio del poder está en la discrecionalidad

para la toma de decisiones por parte de quien lo detente, en este caso el líder. De

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

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relevancia dentro de este enfoque se encuentra su interés por la comprensión de la

participación en la toma de decisiones, como un proceso dentro del cual se da la

influencia del líder hacia sus colaboradores y de estos hacia aquel; una perspectiva

un tanto diferente de las ya mencionadas, dado que éstas últimas privilegiaron

exclusivamente la influencia que puede tener un líder sobre sus colaboradores para

alcanzar con eficacia sus propósitos.

1.1 Liderazgo Participativo

Dentro del estudio del liderazgo el proceso de toma de decisiones es un factor

trascendental que generalmente resultará más efectivo si se cuenta con el apoyo de

otras personas y grupos que se involucren en el mismo. Este es el elemento clave

que se tiene en cuenta en el denominado liderazgo participativo, el cual “involucra

los esfuerzos de un líder por fomentar y facilitar la participación de otros en la toma

de decisiones importantes”, más aun si se entiende que “involucrar a otros en la

toma de decisiones es a menudo una parte necesaria dentro del proceso político que

busca que estas decisiones sean aprobadas e implementadas en la organización”

(Yukl, 2006, pp. 81-82).

Desde esta perspectiva, la participación busca generar en quienes se

involucran en el proceso de toma de decisiones, una apropiación que conduzca a

que la implementación de esas decisiones y sus acciones sea más ampliamente

entendida y aceptada, de modo que mediante el ejercicio del grado de autonomía

que se otorga a quienes participan de él, sean tenidos en cuenta diferentes puntos

de vista y alternativas. Esta situación puede suceder para el caso de alguien con un

conocimiento experto respecto de un campo de acción en particular y a quien se le

posibilitaría su participación en la toma de la decisión y en la implementación de las

acciones para llevarla a cabo.

Según Yukl (2006) otros términos comúnmente usados para referirse a

algunos aspectos del Liderazgo Participativo incluyen por ejemplo: consulta, toma de

decisiones conjuntas, poder compartido, descentralización, empoderamiento y

administración democrática. También hace una clara distinción de la naturaleza

misma del liderazgo participativo, al plantear que éste considera la posibilidad de

que otras personas influyan en las decisiones del líder mediante el uso de varios

procedimientos de decisión los cuales se manifiestan de diferentes formas,

dependiendo del grado de influencia efectiva que puedan tener en las decisiones del

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

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líder. Se afirma que el liderazgo participativo ofrece un conjunto de beneficios

potenciales tales como: elevar la calidad y el grado de aceptación de las decisiones,

al igual que mejorar el grado de satisfacción con el procedimiento y desarrollar las

habilidades de los participantes.

La participación de la que se habla tiene cuatro claras manifestaciones, las

cuales, según Yukl (2006), avanzan en un continuo (ver Gráfica 1) en donde para ir

de la autocracia a la delegación, se pasa de no tener en absoluto la influencia de

otros a tener un alto nivel de influencia de estos en los procedimientos de decisión.

Sin embargo esta influencia de otros sólo considera la ejercida por los actores

internos a la organización, aunque dentro de los otros se debería considerar la

influencia de algunos actores externos a la organización, quienes, de cierta forma,

pueden ejercer su poder e influencia en los procesos de decisión que se llevan a

cabo al interior de la organización. Esto condiciona las acciones del líder y la forma

como ejerce su liderazgo y otorga participación.

Grafica 1. El Continuo de los Procedimientos de Decisión

Fuente: Adaptado de Yukl (2006, p. 83)

Una decisión vista como autocrática puede deberse a que el responsable de

tomarla no recibió influencia de actores internos, pero no implica la exclusión de la

Decisión autocrática

Consulta

Decisión conjunta

Delegación

Sin influencia de otros

Alta influencia de otros

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

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posible influencia proveniente de algún actor o actores externos que tienen poder

sobre la organización. Algo semejante puede suceder para el caso del proceso de

consulta o de decisión conjunta e incluso para la delegación, pues la estructura de

poder de la organización podría permitir una concesión total de autoridad para que

alguien tome una decisión importante en su nombre.

De otro lado, una manifestación autocrática puede ser producto del absoluto

poder del responsable de tomarla, quien no consulta con nadie, ejerciendo la

autoridad que le otorga su posición en la estructura formal o su conocimiento cierto y

experto en la materia de decisión. La consulta, la decisión conjunta o la delegación,

pueden ser también las manifestaciones del poder de los actores internos quienes

demandan, y en ocasiones exigen, su participación en la toma de decisiones

importantes.

Así pues, y con respecto a la perspectiva individualista del liderazgo que

considera al líder como poseedor de un conjunto de habilidades, atributos, rasgos,

capacidades, poder y conocimientos que lo conducen a ser efectivo en el momento

de ejercer la relación de influencia, exclusivamente en la dirección líder-colaborador,

existen argumentos que señalan que esta idea puede ser bastante pretenciosa. En

este sentido Alcázar (2007, p. 103) propone entender el liderazgo como una

“relación social que expresa y representa los sentimientos y aspiraciones de

específicas colectividades”, dentro de las cuales cabe incluir a los actores internos y

externos a la organización, que pueden influir en los procesos de toma de

decisiones, bien sea que se les incluya como una consecuencia del ejercicio del

Liderazgo Participativo o porque ejercen un poder al que tienen derecho. Así pues,

desde el enfoque de poder-influencia se analiza la influencia que se da en la

dirección líder – seguidor o viceversa, aunque no toma en cuenta cómo el poder que

existe sobre los líderes influye en ellos y condiciona su actuación en la organización.

2. EL PODER EN LA ORGANIZACIÓN

Si se acepta que el liderazgo es una relación social, podría entendérsele inmerso

dentro del concepto de poder. Weber (1977, p. 43) se refiere al poder como “la

probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra

toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad”. A

semejanza del concepto de liderazgo, el concepto de poder posee un ingrediente

adicional cuando de ejercer influencia se refiere. El poder se ha entendido como la

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

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capacidad que tiene una persona para influir en el comportamiento de otra, pero esta

influencia se ejerce con base en los deseos de la primera persona, en tanto el

liderazgo no necesariamente implica la imposición de la propia voluntad, si se

enmarca dentro del concepto de Liderazgo Participativo. De todos modos es

imposible negar la profunda relación, por su semejanza, entre el poder y el liderazgo.

Aplicado a las organizaciones, Mintzberg (1983) plantea que el poder es la

capacidad para influir en el logro de los resultados organizacionales. Dentro de este

escenario podría entenderse que el deseo del líder es alcanzar estos resultados y

que buscará hacer uso de las diferentes fuentes e instrumentos de poder a su

disposición (Galbraith, 1985) para influir en el comportamiento de quienes están en

capacidad de contribuir con este logro. Se entendería entonces que el deseo del

líder es el deseo de la organización y que existe sincronía entre ambos, aunque

debe prevalecer el de la organización. En este orden de ideas, la actuación del líder

y su posibilidad para ejercer influencia, estará siendo determinada por el deseo de la

organización.

Es el poder que emerge de la organización el que actualmente, en esta era de

organizaciones, resulta más relevante y por lo tanto sugestivo para ser estudiado.

Para comprender de mejor forma esta fuente de poder y sus relaciones con el

liderazgo, se hace necesario entender que existe una asociación directa en lo que se

refiere a ejercer el liderazgo, y es que indefectiblemente tendrá que estar vinculado

al concepto de poder y su uso en la organización. De allí la relevancia de indagar

respecto de las fuentes e instrumentos de poder y de las relaciones existentes entre

los actores que configuran el poder dentro y alrededor de la organización.

2.1 Instrumentos y fuentes de poder

Para el ejercicio del poder existen tres fuentes (Galbraith, 1985), las cuales en

algunos casos pueden obrar en forma simultánea, aunque generalmente se observa

que ellas aparecen de forma singular y asociadas a un instrumento de poder. Dichas

fuentes de poder son: la personalidad, la propiedad y la organización.

La personalidad y el poder condigno

La personalidad es la más primitiva fuente a la que se ha asociado el origen del

poder. Históricamente personalidades cargadas de rasgos distintivos impactaban por

lo que se ha denominado carisma, aquella cualidad especial que otorga a una

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

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persona la capacidad para atraer y fascinar con su presencia y sus acciones, pero,

un hecho cierto en nuestros días es que toda personalidad directiva depende para

su existencia de una organización, cualquiera sea su nombre, tipo o denominación

en la cual exista como tal.

Según Galbraith (1985, p. 65) “la personalidad efectiva obtiene sumisión

mediante la persuasión…, cultivando la creencia”, pero esta creencia generalmente

se encuentra asociada a la capacidad de quien usa esta fuente de poder, para

identificar las necesidades de las personas o del grupo que va a representar. Las

personas lo admirarán y respetarán, en la medida en que sea capaz de

retransmitirles aquello en lo que ellas creen y, de esta forma, reforzar esa creencia.

El mecanismo del cual se sirve la personalidad para ejercer su poder, es

decir, de persuadir a otros para que hagan lo que se desea, es haciendo uso del

denominado poder condigno. Éste, es su instrumento de poder asociado, el cual en

su expresión más clásica “obtiene la sumisión mediante la promesa o la realidad del

castigo” (Galbraith, 1985, p.35) y que en una adaptación contemporánea “se

extiende al poder que es ejercitado mediante cualquier forma de acción adversa o

mediante su amenaza, incluyendo multas, otras expropiaciones de bienes,

represión verbal y condena pública por parte de otros individuos o de la comunidad”

(Op. Cit. p. 36).

La propiedad y el poder compensatorio

La propiedad en sí misma, aislada de una organización en la cual sea visible, se

encuentra desprovista de la capacidad para influir en las decisiones y acciones de

otros. Según Galbraith (1985) el mecanismo que utiliza la propiedad, y en particular

el capital en el mundo contemporáneo, ya no es imponer su dominio por el

mecanismo del poder condigno, sino a partir del denominado poder compensatorio,

definido por Galbraith (1985, p. 36) como aquel que “obtiene la sumisión mediante la

promesa o la realidad del beneficio” y ya no mediante la promesa o la realidad del

castigo. Es la relación entre la compensación y el esfuerzo lo que constituye la

principal preocupación en la empresa contemporánea, y es la cuantía y la calidad de

la compensación que está en capacidad de otorgar la propiedad lo que posibilita la

sumisión de aquellos en los cuales se busca.

La propiedad es la fuente de recursos para llevar a cabo la compensación,

pero la primera necesita un escenario en donde llevar a cabo la segunda, y ese

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

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escenario es la organización. Es este un vínculo prácticamente indisoluble que ha

buscado la propiedad para poder estar en la ruta del poder: crear una organización o

vincularse a una organización y fortalecerla para que perdure.

La organización y el poder condicionado

La organización existe como fuente de poder, pero necesariamente asociada a las

otras dos, la personalidad y la propiedad, pero estas últimas solo cobran importancia

y realce en la medida en que la primera exista. Las organizaciones surgen por la

decisión de los empresarios de constituir una entidad que se dedique a la

explotación, la transformación o la oferta de servicios.

En la estructuración de la jerarquía se crean los diferentes roles que la

organización necesita. En materia de ejercer el liderazgo, se crean los roles del

gerente general, los gerentes de línea y los supervisores, todos ellos cargados con

dosis de poder, denominada autoridad formal, que va reduciéndose en la medida en

que se desciende en la jerarquía. Estas dosis de poder dan origen a las diferentes

personalidades como fuentes de poder al interior de la organización que se crea y

así se sostienen mientras la organización perdure, independiente de las personas

que singularmente desempeñen los cargos y se ocupen de los roles que son fuente

de poder. De cierta forma, la organización despersonaliza las relaciones entre los

seres humanos que las integran, pues uno de sus éxitos está en lograr la sumisión

de los objetivos personales a los organizacionales y esto se logra mediante el uso

del poder condicionado como instrumento.

2.2 El Liderazgo y los actores en el juego de poder

Para entender de mejor forma el fenómeno del liderazgo y del uso de poder que éste

hace dentro y alrededor de la organización, se hace necesario comprender que

comparte el escenario con otros actores que no solo demandan su atención, sino

que en ocasiones compiten por el poder. Mintzberg (1983) clasifica a estos actores

como jugadores y los divide en influenciadores internos e influenciadores externos,

los cuales dan origen a dos tipos diferentes de lo que él denomina coaliciones. La

coalición interna “son los empleados de tiempo completo que participan con su voz,

esas personas que apoyadas en una base regular y permanente, toman decisiones

y ejecutan las acciones, son ellos quienes determinan los resultados, los cuales

expresan los objetivos que la organización persigue”. La coalición externa son

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

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aquellos que “no son empleados de la organización, pero usan sus bases de

influencia para tratar de afectar el comportamiento de los empleados” (p. 26).

Las configuraciones de poder en la organización

Los actores de las coaliciones se entrelazan en un conjunto de interrelaciones que

conducen a que la organización adopte una configuración particular. Cada una de

estas configuraciones responde a la forma en que interactúan ambas coaliciones

cuyos actores tienen intereses particulares y en ocasiones entran en conflictos que

buscan el control de la organización y con ese control, hacerse al poder que, según

Galbraith (1985), emana de la organización como fuente.

Mintzberg (1983) propone la existencia de seis combinaciones básicas que

resultan típicas en las organizaciones contemporáneas y aunque pueden darse

otras, las que se presentan en la Tabla 1 resultan ser las que más frecuentemente

se encuentran. Así pues, cuando la coalición interna se cataloga como dominada, es

indicativo de que existe un actor dentro de ella que aplaca los intereses de los

demás, se impone sobre todos ellos, como es el caso en que un accionista

mayoritario sea capaz de imponer su autoridad por el uso que hace de la propiedad

como fuente de poder. Una coalición externa que se catalogue como pasiva, es

indicativo de una gran dispersión de la propiedad sobre la organización o de una

acción bastante efectiva de uno o varios actores de la coalición interna para pacificar

el interés de participación de los actores externos en las decisiones y acciones que

se llevan a cabo al interior de la organización. En el caso de una coalición externa

dividida se da la existencia de una lucha de intereses que no logran conciliar varios

de sus actores, aspectos que son propios de la política en una organización

(Ammeter et al., 2002).

Tabla 1. Las Configuraciones de Poder

Coalición Externa Coalición Interna Configuración del Poder

Dominada Burocrática El Instrumento

Pasiva Burocrática El Sistema Cerrado

Pasiva Personalizada La Autocracia

Pasiva Ideológica La Misionera

Pasiva Profesional La Meritocracia

Dividida Politizada La Arena Política

Fuente: Mintzberg (1983, p. 307)

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

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La búsqueda por ejercer influencia en el comportamiento de quienes hacen

parte de la organización se hace una labor bastante compleja, si se tiene en cuenta

la combinación entre los intereses de los actores internos y externos y de las fuentes

e instrumentos de poder, los cuales no necesariamente estarán todos disponibles

para el líder interesado en ejercer influencia.

La libertad de acción (discrecionalidad) en las configuraciones de poder

La combinación de las diferentes expresiones de la coalición externa (EC) con las

propias de la coalición interna (IC) da como resultado las seis diferentes

configuraciones de poder que se presentaron en la Tabla 1 y cuyos aspectos de

interés para el Liderazgo Participativo en relación con la libertad de acción, se

describen en la Tabla 2 (para cada una de las configuraciones más típicas).

Como puede observarse, existe sincronía en las expresiones

organizacionales de acuerdo con la configuración de poder que reflejen. En términos

sistémicos, el macroentorno (entiéndase coalición externa) está configurando el

microentorno (entiéndase coalición interna) de la organización en el sentido que el

primero envía las señales que son recibidas por el segundo de forma que adopte la

configuración que mejor se adecue, como respuesta a la información de entrada que

es procesada y finalmente manifestada en decisiones y acciones de los actores

internos.

Tabla 2. Configuraciones de Poder y libertad de acción

Configuración de Poder

Influenciador clave

Flujo de poder entre coaliciones

Libertad de acción (Discrecionalidad)

El Instrumento Un agente externo o un grupo en concertación

De la EC hacia la IC (IC controlada)

Alguna y poca: elegir los medios para alcanzar un fin dado.

El Sistema Cerrado

Altos directivos y analistas

Nulo o de la IC hacia la EC (IC autónoma o controladora)

Mucha (debido al tamaño) pero restringida por los estándares burocráticos o por altos directivos conservadores.

La Autocracia Gerente General Nulo (IC autónoma) Mucha (debido a la independencia del Gerente General) pero restringida por su tamaño y precariedad.

La Misionera Todos los actores internos

Nulo o de la IC hacia la EC (IC autónoma o imponente)

Mucha en los directivos (debido a la independencia de la organización) pero poca en la práctica debido a las restricciones de las normas y las tradiciones.

La Meritocracia

Los expertos De la IC hacia la EC y viceversa (IC cuasi autónoma)

Considerable (debido al poder experto) pero restringida por los estándares y normas de la

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

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profesión (especialmente la Burocracia Profesional)

La Arena Política

Varios De la IC hacia la EC y viceversa (IC controlada o controladora; flujo recíproco, puede existir una lucha entre las dos)

Pequeña; la organización y los influenciadores están restringidos por el conflicto

Fuente: Mintzberg (1983, pp. 308-311)

El liderazgo en la organización se ve influido por la configuración de poder

que se manifieste (ver gráfica 2). De una parte podría entenderse el liderazgo que se

manifiesta dentro de la organización como una consecuencia de la configuración de

poder dominante, debido a la influencia de los actores clave sobre la forma como se

conducen las acciones y se toman las decisiones en la organización, esto para los

casos en los cuales el flujo de poder transita de la coalición externa hacia la

coalición interna. De otro lado, podría entenderse que el tipo de liderazgo que se

manifiesta en la organización es el origen de la configuración de poder, cuando la

coalición interna es dominante y el flujo del poder transita desde ésta hacia la

coalición externa. Para este caso, la coalición externa igualmente ha influido de

forma decisiva en la configuración de poder que se geste, pues al no manifestarse,

pudiéndolo hacer, o al ser dominada por la coalición interna, de todos modos ha

desempeñado su papel.

Grafica 2. Influencias sobre el Liderazgo Participativo en la organización

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

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Fuente: Los autores.

La discrecionalidad que permite ejercer la configuración de poder particular,

es otro de los aspectos de interés para el estudio del liderazgo al interior de las

organizaciones, principalmente en su relación con las manifestaciones del liderazgo

participativo. Como puede apreciarse en la Tabla 2, el papel que juega el liderazgo,

y en especial el liderazgo participativo, dentro de cada una de las configuraciones es

de vital importancia para la misma, pues de lo contrario no podrían hacerse

manifiestos los propósitos particulares que sugiere Mintzberg (1983) para cada

configuración.

No solo la función principal del liderazgo estaría siendo determinada por la

configuración de poder que se establezca, sino también, y de una importancia

concomitante con el aspecto descrito, estaría la necesidad de considerar que de

acuerdo a la forma como se comporte, principalmente el flujo de poder entre las

coaliciones, se tendrá al interior de la organización la discrecionalidad para definir el

perfil del líder que se desea (o se necesita) tener para que lleve a cabo las acciones

necesarias que se sincronicen con la naturaleza de la configuración. En este orden

de ideas, el tipo de líder que esté a la cabeza de una organización (el gerente

general) estará determinado por la necesidad de la configuración y por los intereses

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

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de los influenciadores clave. Si el perfil no se tiene dentro de los actores que

detentan las posiciones de liderazgo, entonces existiría la posibilidad de desarrollarlo

y moldear al actor que tenga la potencialidad para hacerlo. La otra alternativa,

estaría en relevar de las posiciones de liderazgo a quienes no cumplan con el perfil y

buscar, dentro o fuera de la organización, a aquellas personas que lo satisfagan.

Finalmente el líder, en cualquiera de las posiciones de la cadena de autoridad,

tendría una cierta libertad de acción como producto de la naturaleza de la

configuración. Esta libertad le permitiría ejercer cierto tipo de influencia en sus

colaboradores, para que estos se comporten de forma que le permita ser eficaz en

sus propósitos que, como ya de mencionó, estarán indefectiblemente asociados a

los de la organización. Pero las organizaciones difieren en sus propósitos,

dependiendo de la relevancia de los actores que tienen el poder para hacer valer sus

intereses y por lo tanto para influir en la forma como se ejerce influencia sobre los

miembros de la organización. Que el líder vincule o no dentro de los procesos de

decisión a sus colaboradores, o que les otorgue cierta discrecionalidad en sus

acciones, no es un asunto que dependa directamente de sus intereses y deseos

particulares, sino de aquellos de la organización y de los actores relevantes que

determinan el flujo y la configuración del poder en su interior.

3. RELACIONES E IMPLICACIONES

Tomando como referencia los conceptos previos, y clasificándola en cinco

dimensiones, a continuación se lleva a cabo la discusión en la cual se destacan los

principales aportes que emergieron de la revisión de literatura (ver tabla 3) y que

permiten ampliar la reflexión respecto de las relaciones e implicaciones que pueden

existir entre el liderazgo y la participación, con el poder y sus configuraciones.

Tabla 3. Análisis de aportes/hallazgos por Dimensiones

Dimensión Autor (es) Hallazgos/Aportes

Desde el

comportamiento y

la situación

(Visión micro)

Yukl, 1989 La situación influye en el comportamiento del

líder.

Desde el Poder y

la influencia

(Visión meso)

Yukl (1989, 2006), French y

Raven (1959), García y

Santa-Bárbara (2009), Pérez

El liderazgo es un fenómeno social (influencia

bi-direccional).

Para ejercer influencia el líder combina fuentes

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

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López (1998), Galbraith

(1985), Ammeter et al.

(2002), Mintzberg (1983),

Barbuto Jr. (2000), Kotlyar et

al. (2011).

e instrumentos de poder.

El poder depende de la percepción que tenga

el blanco de influencia.

Desde el contexto

(Visión macro)

Subašić et al. (2011), Ospina

y Foldy (2009), Hannah et al.

(2009), Porter y McLaughlin

(2006), Osborn et al. (2002),

Alcázar (2007), Hunt et al.

(2009), Mintzberg (1983),

Galbraith (1985), Kotlyar et

al. (2011),

El liderazgo es la influencia incremental

colectiva de los líderes al interior y alrededor

del sistema.

La organización es la principal fuente de poder.

A cambios en el contexto (estabilidad, crisis,

equilibrio dinámico, al borde del caos) le

siguen cambios en el liderazgo.

Desde la política y

el conflicto

(Visión

meso/macro)

Ammeter et al. (2002),

Barbuto Jr. (2000), Mintzberg

(1983), Kotlyar et al. (2011),

El comportamiento político minimiza la

ambigüedad y crea el significado. El liderazgo

gestiona este significado.

Las manifestaciones del liderazgo participativo

pueden ser entendidas como comportamientos

políticos.

El conflicto es saludable

Desde los

sistemas

(Visión

meso/macro)

Yukl (2006), Mintzberg

(1983), Schneider y Somers

(2006), Osborn et al. (2002),

Ammeter et al. (2002), Hunt

et al. (2009)

El liderazgo es la influencia incremental que se

ejerce por medios directos e indirectos por

parte de quien detenta una posición,

permitiéndole mantener y/o alterar las

dinámicas que se dan en un sistema.

Las manifestaciones del liderazgo participativo

pueden influir en la adaptación y evolución de

un CAS aumentando o disminuyendo la

identidad (P).

Fuente: Los autores

3.1 Desde el comportamiento y la situación

Desde el enfoque de comportamiento una de las preguntas recurrentes para

entender el liderazgo ha sido la de qué tipos de comportamiento gerencial están

relacionados con la efectividad (Yukl, 1989). En este sentido los resultados han sido

contradictorios y poco concluyentes, debido en parte a la gran cantidad de

comportamientos que han sido identificados, lo que posiblemente también dio paso a

la formulación de la amplia gama de modelos de liderazgo y a diferentes

expresiones de la participación.

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

Página 16

Las posibilidades de participación de los colaboradores, por iniciativa de los

líderes en la cúpula de la organización, estarían condicionadas por la forma en que

fluye el poder entre las coaliciones interna y externa de la organización y en

especial, por la discrecionalidad que se pueda ejercer. Así pues, para el caso del

Instrumento y la Arena Política, en donde esa discrecionalidad es escasa, las

posibilidades para que se manifiesten algunas expresiones del Liderazgo

Participativo se reducen o resultan minimizadas por el enfoque de poder imperante.

Aunque existan restricciones de tipo normativo y burocrático, con algunas

diferencias de grado, las otras configuraciones, el Sistema Cerrado, la Autocracia, la

Misionera y la Meritocracia contendrían el potencial para que se manifiesten con

mayor libertad otras expresiones del Liderazgo Participativo.

En la búsqueda de la respuesta a la pregunta por cuáles aspectos de la

situación influencian el comportamiento del líder, desde el enfoque situacional se ha

encontrado que el comportamiento del líder está fuertemente influido por la situación

misma, siendo varios los aspectos de ésta a los que se les ha encontrado incidencia

sobre el ejercicio de liderazgo, entre los que se cuentan el nivel de autoridad en la

organización, el tamaño y función de la unidad de trabajo, la tecnología, la

centralización de la autoridad, la interdependencia lateral y las fuerzas externas.

Desde el enfoque situacional se puede apreciar claramente la incidencia de la

configuración de poder sobre el ejercicio del liderazgo en la organización. Las

características del nivel de autoridad y de su centralización en la organización

dependerían de las características mismas de la configuración de poder que

condicionan, precisamente, la forma en que se ejercen el poder y la autoridad

derivada de éste al interior de la organización, por lo que se puede facilitar o

dificultar la manifestación de algunas expresiones del Liderazgo Participativo.

3.2 Desde el poder y la influencia

Los diferentes enfoques para el estudio del liderazgo se han concentrado

sobre todo en el líder como individuo clave de los procesos de liderazgo, aunque

también se ha abordado el papel que juegan los seguidores y la situación (Yukl,

2006). Dentro de este último campo de interés los estudios incluyen elementos

estructurales tales como el tipo de unidad organizacional, el tamaño mismo de esa

unidad y la posición de poder y autoridad del líder. Aunque se hace referencia a las

fuentes de poder que usa el líder y de cómo su uso implícito le permite influir sobre

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

Página 17

el grupo de colaboradores, no se aprecia que el análisis vaya más allá de la

descripción y las relaciones que existen entre esas fuentes de poder usadas por el

líder (según la taxonomía de French y Raven) con el estilo de liderazgo usado,

según lo indican Inmaculada García y Santa-Bárbara (2009).

Este estudio, en particular, no encontró una relación significativa entre fuentes

como el poder experto y de información con la delegación como expresión de la

participación, quizás porque las premisas establecidas por los autores para analizar

esas relaciones no son concordantes, dado que las definiciones conceptuales de

estas fuentes de poder están implícitamente excluyendo la posibilidad de que el líder

permita la participación por vía de la delegación.

Desde el enfoque de Poder-Influencia que distingue Yukl (1989), en el

cuestionamiento relacionado con cuáles son los tipos y fuentes de poder, refiere la

taxonomía propuesta por French y Raven desarrollada en 1959 y ampliamente

usada en diferentes estudios. Esta taxonomía postula la existencia de cinco tipos de

poder: recompensa, coerción, experto, legítimo y referente. Yukl afirma que aunque

esta tipología propone patrones de medición para estas fuentes de poder, el asunto

se complica debido a que la influencia potencial es un asunto de percepciones,

debido a que el poder depende precisamente de la percepción que tenga la persona

sobre la cual se ejerce el poder de los atributos, recursos y credibilidad del agente

que posee poder, a semejanza del concepto de autoridad en el liderazgo planteado

por Pérez López (1998).

A este respecto también se sugiere que la taxonomía propuesta por French y

Raven no abarca por completo los diferentes tipos de poder hoy reconocidos por los

investigadores. En relación con este especto y desde un planteamiento que luce

más sencillo, se encuentra la propuesta de Galbraith (1985) de las fuentes e

instrumentos de poder a la cual ya se ha hecho referencia.

Con base en esto, la percepción del poder que se ejerce en la organización es

un asunto que viene mediado por la influencia de la organización como fuente de

poder, y la configuración de poder podría afectar la percepción que se tenga

respecto de los atributos, recursos y credibilidad de los actores en posiciones de

liderazgo. La configuración de poder en la organización sería un determinante de los

atributos, recursos y credibilidad de la cual gocen los directivos a su interior, lo que

va más allá de la simple percepción, lo que incluso daría reputación (Ammeter et al.,

2002).

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

Página 18

La organización utiliza la configuración particular de poder como una fuente

de poder y de esta forma condiciona el poder que reciben y perciben los directivos

de más alto nivel, sus colaboradores y grupos de trabajo, influyendo de esta forma

en las expresiones del liderazgo en la organización y por consiguiente en las

posibilidades de participación que se otorguen en cualquiera de sus

manifestaciones.

Otro de los cuestionamientos a los cuales se le ha buscando respuesta dentro

de este enfoque, es el que tiene que ver con la forma como adquiere y como pierde

poder el líder. Yukl (1989) plantea que la respuesta que se ha encontrado para esta

pregunta indica que adquirir o mantener el poder depende en gran medida de que la

persona tenga habilidades únicas y recursos que son difíciles de reemplazar.

Resulta interesante considerar que desde la perspectiva de las configuraciones de

poder sugeridas por Mintzberg (1983), la respuesta que se ha encontrado sólo

resultaría posible para el caso de la Meritocracia, no siendo válida como respuesta

para los otros tipos de configuración.

La respuesta se queda corta porque la pregunta no tiene el alcance que

permita responder, bien sea de forma general o de forma específica por el tema de

las configuraciones de poder. Cómo gana o cómo pierde poder un líder en una

organización estaría igualmente determinado por la intencionalidad presente en la

configuración de poder de la organización y por la forma como fluye ese poder entre

las coaliciones, pues mientras en unas el flujo de poder permite una amplia

discrecionalidad, en otras resulta restringida, tal como se ilustró en la Tabla 2,

afectando las posibilidades de participación que se puedan dar en la organización.

Dentro de este enfoque también se ha buscado responder a la pregunta de

cómo ejercen el poder los líderes efectivos. En términos de Yukl (1989), una de las

respuestas con más sustento es la de que estos confían en una combinación de

fuentes de poder (desde la taxonomía de French y Raven). Algo similar sugiere

Galbraith (1985) al plantear que las fuentes de poder se combinan, aunque por lo

general se usan de forma singular con su instrumento de poder asociado.

Adicionalmente, Yukl (1989, 2006) también sugiere que la forma en que se

ejerza el poder puede derivar en un compromiso entusiasta, en un cumplimiento

pasivo o en una tenaz resistencia. Sin embargo, no queda contenida dentro de esta

respuesta la forma en que los flujos de poder entre las coaliciones y la configuración

de poder básica de la organización influyen en la forma como el líder usa el poder

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

Página 19

para lograr, idealmente, el compromiso de sus colaboradores, más aun cuando con

el poder que emana de la organización como fuente y con el uso del poder

condicionado como instrumento (Galbraith, 1985), ese compromiso podría ser

alcanzado con un menor desgaste.

El último de los cuestionamientos a que se hace referencia dentro de este

enfoque, se refiere a qué tanto poder debe tener un líder. Con base en Mintzberg

(1983), la cantidad de poder que ostente un líder debe estar restringida por los

miembros de las coaliciones interna y externa y el flujo de la cantidad de poder

dependería de los permisos que la configuración de poder permita.

El poder del líder es otorgado por los actores, internos o externos a la

organización, si se entiende el liderazgo como un fenómeno social. Existen

restricciones al uso desmedido del poder, incluso en las configuraciones que se

prestarían para ello. La labor de contención a una discrecionalidad exacerbada en el

ejercicio del liderazgo la desarrollan los estándares, las normas y las tradiciones

instauradas en la organización como forma para contener a sus actores más

influyentes, lo que sería el caso para la Meritocracia, la Misionera y el Sistema

Cerrado. Para el caso del Instrumento y la Arena Política, el actor dominante o el

conflicto, respectivamente, se encargarían de ponerle traba al poder que ejerza el

líder en la organización.

Estas restricciones a la discrecionalidad del líder estarían condicionando las

posibilidades que éste puede ofrecer a sus colaboradores para que participen en la

toma de decisiones. Asunto algo más complicado sería el caso de la Autocracia,

pues el líder tendría una amplia discrecionalidad para ejercer su poder. La

precariedad de esta configuración, generalmente dada para organizaciones

pequeñas, la hacen inestable y, en caso de que en su proceso de evolución no

avance hacia una configuración diferente, con mayores probabilidades de un deceso

paulatino (Mintzberg, 1983). Aunque la discrecionalidad que tiene el líder dentro de

esta configuración es amplia, las posibilidades de participación que pueden tener los

colaboradores son escasas por ciertas características de este estilo de liderazgo.

Profundizando más dentro de este interesante campo, Barbuto Jr. (2000)

examinó las características del seguidor, el líder y la situación que resultan en el

cumplimiento o incumplimiento del seguidor respecto de los intentos de influencia del

líder. Dentro del marco elaborado por los autores para entender el cumplimiento del

seguidor a los detonadores de influencia, se sugiere la existencia de tres categorías

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

Página 20

de variables que median la relación entre estas dos: las bases de poder del líder, la

motivación del seguidor (el blanco de la influencia) y la resistencia del seguidor a las

solicitudes del líder, las cuales en una adecuada combinación favorecen el

cumplimiento del seguidor.

Es importante aclarar que los detonadores de influencia son vistos desde la

perspectiva del seguidor y se definen como la reacción instantánea ante un intento

de influencia por parte del líder, quien no usa los detonadores para influir en el

comportamiento de sus seguidores, sino que usa comportamientos que son

interpretados por sus seguidores como detonadores de influencia. Otro de los

aspectos de interés en este estudio es la referencia que hace al conflicto, al igual

que lo hacen Kotlyar et al. (2011) y Mintzberg (1983), pero haciendo alusión al

conflicto de valores que puede erosionar la confianza y el poder experto.

El primer aspecto a destacar de este estudio es la inclusión de la relación

entre el liderazgo y el poder desde las fuentes de poder propuestas por French y

Raven, incluyendo adicionalmente que el liderazgo ya no es visto solo en la

dirección líder - seguidor. Aunque no se refiere directamente al tema de la

participación en la toma de decisiones, si abre la posibilidad para que el marco

propuesto pueda ser utilizado como el detonador de la participación comprometida

de los seguidores (como blancos de la influencia), al hacer una combinación

adecuada de variables intervinientes.

Sin embargo la valiosa propuesta teórica, vista por el autor desde una

perspectiva micro, puede resultar comprometida al considerar la influencia que la

relación líder – seguidor puede sufrir por la presencia de los actores en el juego de

poder, quienes pueden privilegiar el uso de una fuente de poder en particular y

comprometer la eficacia de la combinación recomendada de variables intervinientes

para favorecer el compromiso del seguidor. Esto es, que tal como se ha planteado,

la influencia del contexto puede ejercer presión sobre los líderes y sus equipos de

trabajo, para que se comporten de acuerdo con la intencionalidad y los objetivos de

un actor poderoso. Esta condición afectaría los comportamientos del líder que busca

activar de forma correcta los detonadores de influencia en sus colaboradores.

3.3 Desde el contexto

La revisión de la literatura ha identificado pocos artículos que hagan

referencia a la relación que existe entre los conceptos de liderazgo y poder, y

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

Página 21

ninguno en relación con éste y el liderazgo participativo. Subašić et al. (2011),

señalan las implicaciones del uso de algunos instrumentos de poder y su relación

con la posibilidad que tiene el líder de influir en el cumplimiento de los

procedimientos y políticas de la organización, pero no hacen referencia a las

implicaciones que esta relación, o el uso de estas fuentes de poder, pueda tener en

la forma como se manifiesta la participación en las organizaciones. Por su parte

Ospina y Foldy (2009), que estudiaron el liderazgo y sus relaciones con el contexto

étnico, indican la necesidad de profundizar en el estudio del poder dentro del campo

del liderazgo, pues esto permitiría entender las dinámicas entre el liderazgo y la

identidad social.

Hannah et al. (2009) desarrollaron una propuesta para ejercer el liderazgo en

contextos extremos. Ellos señalan la existencia de algunos factores que pueden

atenuar las crisis en estos contextos, siendo uno de ellos el poder, sin especificar

claramente su tipo. La propuesta, aunque se refiere al contexto, no lo aborda

realmente, pues busca las soluciones dentro de la organización.

Entendiendo el Comportamiento Organizacional como el campo de estudio

que busca entender el impacto que el comportamiento de grupos e individuos tienen

sobre el desempeño organizacional, Porter y McLaughlin (2006) revisan la literatura

de liderazgo en el periodo 1990-2005, con el fin de determinar la naturaleza y el

alcance de la atención al contexto de la organización como un factor que afecta el

comportamiento de los líderes y su eficacia. Los autores plantean que los estudios

se han centrado demasiado en el comportamiento de estos grupos e individuos y

que se ha dejado relegado el estudio de la organización en sí misma y su contexto.

Es por esto que sugieren mejorar en alcance y profundidad los conocimientos

empíricos sobre la interacción entre el liderazgo y el contexto organizacional.

Dentro de los siete grandes componentes del contexto organizacional, Porter

y McLaughlin (2006) incluyen el modo de gobierno dentro del componente de

procesos, la estabilidad o crisis dentro del estado o condición de la organización y la

duración de los efectos del liderazgo y los efectos de las etapas del ciclo de vida

organizacional en el componente de tiempo. Estos elementos presentes en los

componentes del contexto, se pueden entender mejor con los aportes de otros

autores que serán tratados en esta discusión.

Así pues, un proceso que se puede asociar al modo de gobierno de la

organización, es el de la participación en la toma de decisiones, pues cada una de

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

Página 22

sus manifestaciones, denota el matiz de la forma como se gobierna la organización.

En lo referente al estado o condición de la organización como sistema, existe

concordancia con la propuesta de Osborn et al. (2002) sobre los estados de

estabilidad o crisis, pero este último se refiere a dos estados adicionales que

determinan el contexto de la organización: equilibrio dinámico y al borde del caos, lo

que amplía los márgenes de maniobra para el análisis del liderazgo y la participación

en sus diferentes manifestaciones, e incluso para analizar el ejercicio del poder y la

forma como la organización evoluciona de una configuración de poder a otra.

Por su parte, Osborn et al. (2002) plantean que el liderazgo y su efectividad

dependen en gran parte del contexto y que al cambiarlo cambia el liderazgo. El

liderazgo está embebido en el contexto y, a semejanza del planteamiento de Alcázar

(2007), lo consideran socialmente construido en él y desde él. Osborn entiende que

el liderazgo no es solo la influencia incremental de un superior sobre sus

colaboradores, sino que destaca su importancia como una influencia incremental

colectiva de los líderes al interior y alrededor del sistema. Argumenta que es

necesario trascender, pero sin abandonar, las visiones micro y meso del liderazgo, y

avanzar hacia una visión macro en donde se tenga en cuenta el contexto en cuatro

claras manifestaciones: estabilidad, crisis, equilibrio dinámico y al borde del caos,

aspectos que son claves en la arquitectura del liderazgo gerencial que proponen

Hunt et al. (2009).

En un contexto estable las demandas están restringidas y las opciones son

escasas. En un contexto en crisis se da la emergencia repentina de situaciones que

amenazan las metas de más alta prioridad de la organización, por lo que la reacción

debe ser inmediata. De otro lado, cuando las demandas, restricciones y opciones

son ambiguas y multifacéticas, se tiene un sistema en equilibrio dinámico en donde

las cosas cambian de forma incremental, cada vez más rápido. Finalmente, en el

borde del caos, las cosas lucen en desorden pero no en un estado tal que cause la

implosión o la explosión de la organización (lo que sería entrar en el caos mismo).

Estos contextos pueden coexistir y ser percibidos simultáneamente en los diferentes

niveles jerárquicos de la organización, desde la estabilidad en los niveles bajos,

pasando por la crisis en los niveles medios, hasta llegar al equilibrio dinámico y el

borde del caos en los niveles estratégicos.

Para cada uno de estos cuatro contextos, los autores sugieren aspectos

claves a tener en cuenta y enfoques de investigación particulares para el liderazgo,

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

Página 23

ajustables a las características de cada uno. Igualmente, plantean que han existido

aspectos relacionados con la información que han sido descuidados en el estudio de

liderazgo y que son útiles para analizar la acción humana en sistemas complejos. Es

por esto que sugieren que para cada contexto, se ajuste tanto el patrón de atención

del líder como el desarrollo de las redes de trabajo, cada uno de los cuales se

modifica y complejiza en la medida en que se avanza de un contexto a otro.

Osborn y sus colaboradores (2002) destacan la acción del contexto sobre el

ejercicio del liderazgo en la organización. Aunque no hace referencia a actores sino

a condiciones del entorno, son los actores de la organización, pertenecientes a las

coaliciones interna y externa (Mintzberg, 1983), los que median entre las

condiciones del contexto y lo que se vive en la organización.

Aunque Osborn no trata sobre el poder en la organización o a su alrededor,

es claro, desde su perspectiva, que son las circunstancias del contexto en sus

diferentes manifestaciones las que ponen condiciones a la organización y a sus

habitantes. El contexto tiene un poder sobre la organización que le exige ajustarse

permanentemente a sus demandas. Quizás sean los actores de la organización que

mejor entiendan y sepan cómo responder a las exigencias del contexto, aquellos que

resultan investidos del poder que éste puede otorgar. Pero este poder de los actores

no sucede en el vacío, necesita también de la organización como fuente de poder

(Galbraith, 1985), pues ella permite que los actores existan y, de cierta forma, se

constituye en el ente que tiene la capacidad para condensar las emanaciones de

poder presentes en el contexto, canalizando ese poder hacia aquellos actores que

mejor lo entiendan.

Otro de los aspectos novedosos en la propuesta de Osborn et al. (2002), es

que sugiere la existencia de líderes, que no sólo están presentes en la organización,

sino también alrededor de ella, lo cual genera un conjunto de implicaciones bastante

serias para el estudio del liderazgo, lo que requeriría un cambio de enfoque o una

mezcla de enfoques, como alternativa a la perspectiva micro que estudia a los

líderes en la organización. Así pues, esta influencia incremental colectiva de los

líderes, cuya esencia es el poder (Ammeter et al., 2002), implica de cierta forma una

pugna por él y, por consiguiente, la emergencia de un conflicto (Mintzberg, 1983;

Kotlyar et al., 2011). Estos líderes, buscan ganar influencia incremental para hacer

valer su poder como actor protagónico en la organización, lo cual está en sincronía

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

Página 24

con los planteamientos de Mintzberg (1983) respecto de los actores y la forma como

configuran el poder en la organización y a su alrededor.

3.4 Desde la política y el conflicto

Ammeter et al. (2002) presentan un modelo sobre la teoría política del

liderazgo en el que se especifican sus antecedentes, consecuencias, mediadores y

moderadores. Conceptualmente proponen entender la política como un intento

deliberado para generar, mantener, alterar o instalar un significado colectivo, en

tanto sugieren que el liderazgo puede entenderse como la administración de ese

significado. Adicionalmente plantean que la política sucede en los altos niveles

jerárquicos, donde su ubican los líderes más influyentes de la organización, y que el

poder es la esencia del comportamiento del líder. Finalmente, el comportamiento

político es una actividad que minimiza la ambigüedad y da significado a los

fenómenos organizacionales allí donde existe la incertidumbre.

De forma interesante Ammeter et al. (2002) vinculan al liderazgo con la

política, y en consecuencia, al liderazgo con el poder, como también lo había

planteado Barbuto Jr. (2000), dando a entender que es la política la que establece lo

que la organización debe pensar y que el liderazgo busca que la organización piense

de la forma deseada. En este orden de ideas, el poder latente en los esfuerzos

políticos de los actores interesados (Mintzberg 1983), permea el liderazgo en la

organización, buscando influir en el comportamiento de los líderes y sus

colaboradores, para que se piense, y más aun, se actúe de la forma deseada por

quienes ostentan el poder, a quienes sólo les resta elegir su instrumento de poder.

Cuando la reputación es favorable, existe una mayor probabilidad que los

comportamientos del líder sean percibidos como detonadores de influencia (Barbuto

Jr., 2000), que pueden inducir en el colaborador (blanco de influencia) la voluntad de

participar. En el sentido en que lo expresan Ammeter et al. (2002), las

manifestaciones del liderazgo participativo pueden ser entendidas como

comportamientos políticos, pues de acuerdo con las condiciones en las que se

encuentre la organización, las diferentes manifestaciones del liderazgo participativo

podrían contribuir a reducir la ambigüedad y la incertidumbre y de igual forma,

también pueden actuar como mediadoras para la construcción de significado tanto

en la interpretación de la situación a afrontar, como de las acciones requeridas para

implementar la solución.

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

Página 25

Kotlyar et al. (2011) en su estudio sobre comportamientos del líder proponen

que cuando un equipo de trabajo ha llegado a una decisión, pero en su proceso se

han generado conflictos, es posible que se dé una ausencia de compromiso con la

implementación de la solución correspondiente. Indican que el papel del líder es

impactar positivamente con su estilo en la atenuación de las causas de conflicto

entre los miembros del equipo. Le atribuyen al conflicto, interpersonal y de tarea, un

rol mediador entre el estilo de liderazgo y el desempeño.

El trabajo de Kotlyar et al. (2011) no hace referencia a ningún elemento

asociado al poder o a sus configuraciones, si asocia al conflicto con las

confrontaciones naturales de la Arena Política, las cuales dan lugar a cambios en la

configuración de poder en la organización. El seguir al pie de la letra las

recomendaciones de Kotlyar para que los líderes atenúen el conflicto entre sus

colaboradores, podría estar atentando a mediano o largo plazo contra la salud de la

organización en su conjunto, pues no se estaría posibilitando el cambio en su

estructura de poder como consecuencia del conflicto en la Arena Política, lo que

según Mintzberg (1983) podría conducir a su deceso.

De todos modos, aunque las confrontaciones son propias de un escenario

político, y dado que la política en la organización sucede en los altos niveles

jerárquicos (Ammeter et al. 2002), los líderes ubicados en estas posiciones son los

que hacen la política en la organización, y por tanto, los que deben estar en

capacidad de generar y administrar el conflicto, aspecto que no es posible comparar

con el estudio de Kotlyar et al. (2011) pues su caso de estudio simuló un ambiente

de grupo con estudiantes universitarios.

3.5 Desde los sistemas

Tradicionalmente la perspectiva del análisis del fenómeno del liderazgo se

ubica especialmente dentro del contexto micro y desde una perspectiva sistémica,

dentro del microentorno organizacional, en el que los subsistemas que interactúan

incluyen las relaciones que se dan entre el líder y sus colaboradores. No se toman

en cuenta algunas relaciones de carácter exógeno que pueden incidir en la elección

de la fuente de poder que usa el líder para procurar influir dentro de su grupo de

colaboradores. Es así, por ejemplo, que no se toma en cuenta a profundidad la

incidencia que puede tener una variable como la configuración de poder, la cual es

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

Página 26

un elemento que puede incidir decisivamente en la forma como el líder ejerce su

poder e influencia.

Dentro del contexto en el cual las coaliciones interna y externa de la

organización tejen su conjunto de relaciones, se da como resultado la configuración

de poder de la organización (Instrumento, Sistema Cerrado, Autocracia, Misionera,

Meritocracia y Arena Política). Esta influye decisivamente en la actuación de los

ejecutivos de primer orden y, por tanto, en la forma como estos harán uso del poder

que esa configuración les exige en su búsqueda por ejercer la influencia que les

permita alcanzar resultados para la organización.

Según Yukl (2006) existen cuatro niveles de conceptualización de los

procesos de liderazgo: individual, diádico, grupo y organización. Dentro de este

último nivel se entiende el liderazgo como un proceso que ocurre en un sistema

abierto que incluye relaciones de autoridad que “generan restricciones internas a los

ejecutivos” (Yukl, 2006 p. 354) las cuales provienen de las presiones internas que

afectan la discrecionalidad del gerente general. Aunque existe similitud conceptual

entre las restricciones internas y externas de Yukl con las coaliciones interna y

externa de Mintzberg (1983), no se aprecia que este último sugiera las

implicaciones de su constructo o sus relaciones con las expresiones del liderazgo en

la organización, o que el primero profundice en la estructura de esas restricciones y

en las particulares implicaciones de estas para el liderazgo y la participación.

Se encuentra entonces que para que el liderazgo participativo se exprese, en

cualquiera de sus manifestaciones (autocracia, consulta, decisión conjunta,

delegación) no basta con tener en cuenta la perspectiva individualista del liderazgo

que considera que la influencia se da exclusivamente en la dirección líder-seguidor,

sino que es preciso tener en consideración que el liderazgo es una construcción

social en el cual la influencia por la participación de los colaboradores también

transita en la dirección seguidor-líder, esto tomando en cuenta la organización en su

interior. Empero, la forma como se manifiesten el liderazgo y la participación pueden

verse afectadas por la acción de las coaliciones interna y externa, las cuales dan

lugar a las configuraciones de poder que pueden determinar en gran medida la

forma en que se ejerza la influencia en la organización.

Por su parte, Schneider y Somers (2006) proponen que la organización como

sistema abierto adquiere el carácter de complejo, pero más aun, señalan que la

organización se asemeja a un sistema adaptativo complejo o CAS (por su sigla en

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

Página 27

inglés) y desde esta perspectiva exponen su planteamiento con respecto al liderazgo

en este tipo de organizaciones. El liderazgo es definido como la influencia para el

cumplimiento de la rutina de dirección que tiene la capacidad para influir en un CAS

pero a través de dos variables intervinientes: la identidad organizacional y los

movimientos sociales. Cuando estos sistemas se encuentran al borde del caos, tal

como ya fue planteado por Osborn et al. (2002), tienen la capacidad óptima para

evolucionar.

Dependiendo de las necesidades de adaptación del sistema, las variables

sobre las cuales se busca ejercer influencia, aquellas que afectan el grado de caos y

orden en la dinámica no lineal de estos sistemas son: el número de subunidades de

la organización (N), el nivel de interrelación e interacción de las subunidades que

introducen no-linealidad al sistema (K), los esquemas comunes entre las

subunidades como medida de la homogeneidad interna (P) y el nivel de interacción a

través de los sistemas (C). El liderazgo afecta indirectamente el cambio y la

evolución de un sistema a través de la variable mediadora movimientos sociales.

Especialmente dentro de una de las proposiciones presentadas por los autores, se

puede inferir que las manifestaciones del liderazgo participativo pueden influir en la

adaptación y evolución de un CAS aumentando o disminuyendo la identidad (P).

Es importante destacar que dentro de las propiedades que Schneider y

Somers (2006) describen como propias de un sistema complejo, se encuentra

bastante semejanza con la forma en que Mintzberg (1983) propone la interacción de

los actores de las coaliciones que da forma a las configuraciones de poder. Resulta

también interesante que el éxito de los movimientos sociales, entendidos por

Schneider y Somers (2006) como conjuntos de creencias asociadas a grupos de

trabajo en red, se basa en la capacidad para acudir a elementos de la ideología

(Mintzberg, 1985) que permiten movilizar recursos y personas y vincularlos a

procesos políticos.

Cuando se habla de liderazgo dentro de un contexto político, entonces se

pueden vincular estas expresiones de la política con los planteamientos del mismo

Mintzberg (1983) y de Ammeter et al. (2002), ratificando la existencia de claros

vínculos de la política con el poder y el liderazgo en la organización y a su alrededor,

en el sentido que la política es la que da el significado que el poder busca instaurar,

y que como consecuencia los actores de poder en funciones de liderazgo están en

responsabilidad de administrar y gestionar para alcanzar los propósitos del poder,

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

Página 28

que resultarán ser los de la configuración que se manifieste en la organización por

la prevalencia de los actores de poder.

Como se puede inferir de los argumentos de Schneider y Somers (2006),

conviene ampliar la discusión del papel que tendrían las manifestaciones del

liderazgo participativo como variables mediadoras para aumentar o disminuir la

identidad (P). Como estos autores plantean, la identidad organizacional refleja las

creencias compartidas de los miembros de una organización e influye en el

significado que se otorga a los sucesos, dando forma a la organización e influyendo

en las reacciones que se adoptan y en las acciones que se emprenden. Esta

identidad organizacional influye tanto en el significado como en la acción de la

organización, y por lo tanto en el significado y el sentido que le dan los integrantes a

sus acciones. Como un proceso del liderazgo, el liderazgo participativo desde sus

diferentes manifestaciones puede contribuir a ampliar la identidad organizacional

permitiendo que se arraiguen aun mas y que se fortalezcan las creencias que se

necesita que compartan sus miembros, al igual que se fortalece el sentido que

deben tener sus actuaciones en la organización.

La forma como se manejen y la intención con la que se ejecuten la decisión

autocrática, la consulta, la decisión conjunta o la delegación (Yukl, 2006) pueden

estar marcando la pauta de lo que se desea fortalecer en la identidad de la

organización, o por el contrario, de aquello que se necesita desestimular. Hacer

énfasis en las decisiones autocráticas desestimulará el sentido que se le da a la

delegación y viceversa.

Al involucrar simultáneamente dos niveles de análisis, el de la forma como el

contexto impacta el comportamiento del líder y sus colaboradores, y el que se da en

sentido contrario, se tiene una perspectiva meso para el estudio de liderazgo, la cual

adoptan Hunt et al. (2009) y desde la cual entienden la emergencia como el

surgimiento de patrones coherentes de estructuras y propiedades que conducen a la

auto-organización de un sistema. Estos autores plantean que en un sistema

adaptativo complejo o CAS, el liderazgo está en capacidad de alterar las variables N,

K, P y C estimulando y canalizando la emergencia con sutiles combinaciones de

cambios en estas variables vía la estimulación de dos dimensiones claves del

liderazgo: los patrones de atención y el desarrollo de redes.

Con base en estos planteamientos, Osborn et al. (2002) definen el liderazgo

como la influencia incremental que se ejerce por medios directos e indirectos por

Retos de las ciencias administrativas desde las economías emergentes: Evolución de sociedades

Página 29

parte de quien detenta una posición, permitiéndole mantener y/o alterar las

dinámicas que se dan en un sistema. Especialmente, se encuentra la afirmación de

que la falta de voluntad para permitir la participación limita el diálogo y la discusión,

lo cual en términos de un CAS reduce la interacción entre sus componentes (K).

Algunas de las proposiciones planteadas por Hunt et al. (2009) que hacen

referencia a la forma en que se pueden enlazar el liderazgo y la emergencia,

resaltan la importancia de la forma en que se orientan los patrones de atención, que

en esencia buscan aislar y comunicar la información importante indicando,

precisamente, a qué debe darse especial atención. Sugieren que su uso modifica las

interconexiones entre los individuos (K) incrementando la probabilidad de resonancia

y el surgimiento de nuevas iniciativas, en tanto el desarrollo de redes de trabajo

incrementa adicionalmente el número de interacciones entre individuos (N). En este

orden de ideas, si se incrementan las conexiones entre individuos al igual que el

número de interacciones entre los mismos, se están sembrando semillas de

participación, las cuales pueden darse principalmente en manifestaciones como la

consulta, la decisión conjunta y la delegación.

CONCLUSIONES

Es la organización la principal fuente de poder de la cual se valen los actores de la

coaliciones para ejercer su influencia en el liderazgo y la participación que se da en

la organización, por lo que para comprender de mejor forma este fenómeno se hace

necesario un cambio de enfoque, un enfoque integral que vaya más allá de lo micro

y de lo meso, pero que los integre con lo macro para estudiar la organización, el

liderazgo y la participación en sus diferentes manifestaciones (autocracia, consulta,

decisión conjunta, delegación).

La configuración de poder es una manifestación de la influencia del contexto

que se vale de la organización como fuente de poder para condicionar el poder que

reciben y perciben los directivos de más alto nivel, sus colaboradores y grupos de

trabajo, influyendo con sus intenciones y objetivos en la forma como se expresan el

liderazgo y sus procesos en la organización y, por consiguiente, en la expresión del

liderazgo participativo y sus diferentes manifestaciones (autocracia, consulta,

decisión conjunta, delegación).

Los actores de las coaliciones median entre las condiciones del contexto y lo

que se vive en la organización. El contexto tiene un poder sobre los habitantes de la

Capítulo 12. Liderazgo, Capital Humano y Comportamiento Organizacional

Página 30

organización que les exige ajustarse permanentemente a sus demandas. Quien

mejor entienda y sepa responder a las exigencias del contexto, resultará investido

del poder que éste puede otorgar.

Así pues, el liderazgo está vinculado con la política, y en consecuencia, el

liderazgo con el poder. El poder latente en los esfuerzos políticos de los actores en

las coaliciones permea el liderazgo en la organización, buscando influir en el

comportamiento de los líderes y sus colaboradores, para que se piense, y más aun,

se actúe de la forma deseada por quienes ostentan el poder.

Entendiendo la política como una construcción de significado para la

organización y al liderazgo como la forma de administrar ese significado, entonces el

liderazgo participativo, puede ser entendido como un comportamiento político, que

se vale de sus diferentes manifestaciones (autocracia, consulta, decisión conjunta,

delegación) para contribuir a reducir la ambigüedad y la incertidumbre en la

organización en procura de satisfacer los propósitos del poder, que resultarán ser los

de la configuración que se manifieste por la prevalencia de los actores de poder.

Al aceptar que el liderazgo es una forma de influencia incremental que se

ejerce por medios directos e indirectos, se podría aceptar también que el liderazgo, y

por lo tanto las diferentes manifestaciones del liderazgo participativo (autocracia,

consulta, decisión conjunta, delegación) están inmersas en un contexto de

relaciones sistémicas de carácter complejo, lo que les permitiría actuar como

agentes para mantener o alterar las dinámicas del sistema organizacional.

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