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, LA TEORIA EMPIRISTA DEL YO Ana Lucía Arango Arias SÍNTESIS En este trabajo se ha pretendido rastrear, en los diferentesautores empiristas) la concepciónde!yo y la disolución de la idea de substancia. S e ha seguido de cerca el surgimiento del problema delyo) sus relacionescon la idea de substanciay la demolición de ésta) como resto metcifísico)a la luZ de la teoria empirista. S e tocan) sin profundizar/os) algunos problemas importantes en filosofía como la posición de! stijetoy e!problema mente cuerpo durante la edad moderna. La revisión acerca de la teoría em- pirista del yo conlleva necesariamen- te un examen de los conceptos fun- damentales acerca del tema expues- tos por sus autores más represen- tativos, Locke, Berkeley y Hume; sin embargo, plantea también la cues- tión fundamental de delimitar un período de tiempo en la historia de la filosofía, en el cual el hombre se toma a sí mismo como tema de in- vestigación. Es a partir de Descar- tes donde el problema del conoci- miento, la búsqueda del fundamen- to del saber, introduce el problema del yo, de la subjetividad. Con Descartes se produce un giro total en la forma de concebir lo ente y la esencia del hombre también se transforma cuando éste se convierte en sujeto. "Lo ente se determina por vez primera como objetividad de la representación y la verdad como HEIDEGGER M. La época de la imagen del mundo. En: Caminos del bosque. Madrid: Alianza editorial, 1997. Pág. 72. [ certeza de la misma ... »t . El mismo hombre se convierte en el ente so- bre el cual se fundamenta toda po- sibilidad de conocimiento acerca de la verdad y el ser de todo ente. La interpretación de este autor acerca de la verdad y de lo ente posibilita los cimientos de una nueva estruc- tura para pensar el conocimiento. " Para los antiguos la esencia del ser del hombre estaba determinada por su relación con el ser, es decir, aquí la referencia al yo no escapa de la concepción de subjectum entendi- da como 'lo que yace ante nosotros y que, como fundamento, reúne todo sobre sí'. Por tanto, ese yo, hace referencia al hombre mismo como siendo esa esencia que se le ha ad- judicado, que hace parte de sí, que permanece y se revela. "En la sofística griega cualquier subjetivismo es imposible, porque

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,LA TEORIA EMPIRISTA DEL YO

Ana Lucía Arango Arias

SÍNTESIS

En este trabajo se ha pretendido rastrear, en los diferentes autores empiristas) la concepciónde!yo y ladisolución de la idea de substancia. S e ha seguido de cerca el surgimiento del problema delyo) susrelacionescon la idea de substanciay la demolición de ésta) como resto metcifísico)a la luZ de la teoriaempirista. S e tocan) sin profundizar/os) algunos problemas importantes en filosofía como la posiciónde! stijetoy e!problema mente cuerpo durante la edad moderna.

La revisión acerca de la teoría em-pirista del yo conlleva necesariamen-te un examen de los conceptos fun-damentales acerca del tema expues-tos por sus autores más represen-tativos, Locke, Berkeley y Hume; sinembargo, plantea también la cues-tión fundamental de delimitar unperíodo de tiempo en la historia dela filosofía, en el cual el hombre setoma a sí mismo como tema de in-vestigación. Es a partir de Descar-tes donde el problema del conoci-miento, la búsqueda del fundamen-to del saber, introduce el problemadel yo, de la subjetividad.

Con Descartes se produce un girototal en la forma de concebir lo entey la esencia del hombre también setransforma cuando éste se convierteen sujeto. "Lo ente se determina porvez primera como objetividad de larepresentación y la verdad como

HEIDEGGER M. La época de la imagen del mundo. En: Caminos del bosque. Madrid: Alianza editorial, 1997. Pág. 72.

[

certeza de la misma ...»t . El mismohombre se convierte en el ente so-bre el cual se fundamenta toda po-sibilidad de conocimiento acerca dela verdad y el ser de todo ente. Lainterpretación de este autor acercade la verdad y de lo ente posibilitalos cimientos de una nueva estruc-tura para pensar el conocimiento.

"

Para los antiguos la esencia del serdel hombre estaba determinada porsu relación con el ser, es decir, aquíla referencia al yo no escapa de laconcepción de subjectum entendi-da como 'lo que yace ante nosotrosy que, como fundamento, reúnetodo sobre sí'. Por tanto, ese yo, hacereferencia al hombre mismo comosiendo esa esencia que se le ha ad-judicado, que hace parte de sí, quepermanece y se revela. "En lasofística griega cualquiersubjetivismo es imposible, porque

en ella el hombre nunca puede sersubjectum. No puede llegar a serionunca porque aquí el ser es presen-cia y la verdad dcsocultamiento'".

Para la Edad Media, lo que está pre-sente no está presente por sí mis-mo sino que fue creado; existe portanto una causa y esa causa es eldios creador. Lo ente ha sido crea-do y pertenece a ese ordenamientode lo creado. El hombre es conce-bido como creado por ese dios yhecho semejante -no igual- a él, eneste sentido tiene la posibilidad decrear cosas y compartir también lafacultad del intellectus, siendo estafacultad: el intellectus divino, la ver-dad y garantía del conocimiento. Laverdad será en todo caso una ver-dad revelada y divulgada por la au-toridad eclesiástica. El hombre seconvierte en el centro del cosmosconocido y la naturaleza está orde-nada para su beneficio. A pesar quela introducción de la noción de crea-dor y creado hace diferir la visióndel mundo con respecto a la de losgriegos, los medievales continuaronconservando la concepciónteleológica aristotélica y de esa ma-nera lo real continúa siendo lo quepermanece; subjectum eran todaslas cosas reales, la res (cosa) erasubjectum porque es imposible queexistan atributos, cualidades o pro-piedades sin algo que necesariamen-

2 Ibid. Pág. 86.

te los sustente, esto equivale al con-cepto de sustancia.

El humanismo renacentista, que noes una teoría estrictamente filosófi-ca sino más bien mágico-religiosa,influencia el giro cartesiano del ob-jeto al sujeto. Pensadores como Picode la Mirándola fomentaron doc-trinas acerca de la dignidad del hom-bre y su autonomía con respecto ala autoridad de la iglesia. FrancisBacon realiza una condena a la filo-sofía tradicional, no entiende el co-nocimiento como un fin en sí mis-mo sino como una finalidad y seempeña en construir unos cimien-tos totalmente nuevos 'para las cien-cias. Este período, que enmarca loscomienzos de la Modernidad, estácaracterizado por las nuevas con-quistas científicas, la crítica a la reli-gión y a las concepciones filosófi-cas antiguas y escolásticas que per-dían terreno y se mostraban pocofecundas ante los nuevos descubri-mientos y elaboraciones teóricasque requerían una nuevafundamentación filosófica.

El fundamento de ese saber fue latarea a la que se dedicó Descartes.En los Principios de Filosofía de1644... "en la Carta que dirige al tra-ductor de esta obra en versión fran-cesa; Carta 'que puede servir de pre-facio', lo confirma cuando declara que

'toda filosofía es como un árbol, cu-yas raíces son la metafísica, el troncoes la física y las ramas que salen deeste tronco las demás ciencias'. Másadelante señala que la primera partede esta obra contiene 'los principiosdel conocimiento que es como po-demos llamar a la filosofía primera otambién metafísica"? .

La exigencia de llegar al conocimien-to lleva a Descartes a establecer lanecesidad de encontrar una certezay para poder hallarla es necesariosometer a examen todos los princi-píos fundamentales en los cuales sefunda el conocimiento hasta el mo-mento. De esta manera nos señalaque para encontrar la verdad es pre-ciso dudar de todas las cosas y to-das aquellas cosas de las que se pue-da dudar deben ser tenidas comofalsas hasta encontrar una que pue-da ser 'una verdad clara y distinta',algo de lo que no sea posible dudar.Descartes somete entonces todoconocimiento al método de la dudacon el fin de obtener una depura-ción del mismo, buscar un conoci-miento del que no sea posible lógi-camente dudar y atacar a la expe-riencia como fundamento.

El método de la duda es un proce-so ascendente, primero somete a la

duda lo más familiar y cercano, dudade la experiencia: "Todo lo que has-ta ahora he tenido por verdadero ycierto ha llegado a mí por los senti-dos; algunas veces he experimenta-do que los sentidos me engañan; ycomo del que nos engaña una vezno debemos fiarnos, yo no debofiarme de los sentidos?". Más ade-lante duda del entendimiento: "Porla misma razón, aunque esas cosasgenerales -un cuerpo, unos ojos,unas manos- sean imaginarias, hayque confesar por lo menos que hanexistido otras más simples y másuniversales todavía, pero reales yverdaderas, de cuya mezcla ... sehan formado, verdaderas y reales ofingidas y fantásticas, las imágenesde cosas que residen en nuestropensamiento't'' . Descartes sometea la duda las naturalezas simples queconstituyen el objeto de "la aritmé-tica, la geometría y las otras cienciasanálogas?", que no son ya prove-nientes de los sentidos, sino de co-sas simples ciertas e indubitable s queno tienen como referencia su exis-tencia particular y sobre las cualesno es motivo de preocupación siexisten o no en la naturaleza y quese encuentran a salvo de las fanta-sías, cosa que no sucede con las co-sas generales -cuerpo, ojos, manos-que pueden ser imaginarias.

3 Descartes. Principios de Filosofía. Editorial Porrúa, S.A. México, 1984. Pág. 148.4 Descartes. Meditaciones Metafísicas. Editorial Porrúa, S.A. México, 1984. Meditación 1. Pág. 55.5 Ibid. Meditación 1. Pág. 56.6 Ibid. Meditación 1. Pág. 56.

El argumento del genio maligno lesirve a Descartes para radicalizar laduda, ya ha dudado de los conoci-mientos que parten de los sentidos,ahora demuestra que es posible du-dar de los conocimientos que sonde razón; incluso, este argumentodel genio maligno le sirve para pre-guntarse si no se encuentra enga-ñado acerca de su propia existencia" ... ya he negado que yo tengo cuer-po y sentidos; vacilo, no obstante;¿qué se sigue de aquí? ¿Dependo delcuerpo y de los sentidos, de tal ma-nera que sin ellos no puedo exis-tir?"7.

En este prescindir de todo conoci-miento dudoso, tanto de los senti-dos como de la razón, Descartesdescubre un nuevo punto de parti-da que va a ser característico: el serque duda de todo no puede dudarde que duda; el ser que duda piensay si piensa es porque existe: "Sinduda, yo era, puesto que me he per-suadido o he pensado algo?"; nue-vamente se vale del 'genio maligno'para dar fuerza a este principio:"Pero hay un no sé qué muy pode-roso y astuto que emplea toda suindustria en engañarme siempre.No hay duda de que soy, si él meengaña; y me engañe todo lo quequiera, no podrá hacer que yo no

sea en tanto piense ser alguna cosa.De suerte, que después de pepsarmucho y examinar cuidadosamen-te todas las cosas, es preciso con-cluir que esta proposición: yo soy,yo existo, es necesariamente verda-dera, siempre que la pronuncio o laconcibo en mi espíritu"? . Al descu-brir esta primera certeza, concebi-da con absoluta claridad y perfecta-mente distinguida, el criterio queregirá la posibilidad del conocimien-to no será otro que la idea clara ydistinta, toda idea que cumpla es-tos requerimientos necesariamentees indubitable, infalible e intuida in-mediatamente.

En la cuarta parte del Discurso delMétodo, Descartes es aún más ex-plícito: "Pero enseguida noté que siyo pensaba que todo era falso, yo,que pensaba, debía ser alguna cosa,debía tener alguna realidad; y vien-do que esta verdad: pienso, luegoexisto era tan firme y tan seguraque nadie podría quebrantar su evi-dencia, la recibí sin escrúpulo algu-no como primer principio de la fi-losofía que buscaba."!".

Las categorías del ser y del existirestán dadas por esa cualidad que esel pensamiento en la medida en que,en tanto se piense se es y, por lo

7 Ibid. Meditación n. Pág. 59.8 Ibid. Meditación n. Pág. 59.9 Ibid. Meditación n. Pág. 59.10 Descartes. Discurso del Método. Editorial Porrúa, S.A. México, 1984. IV Parte. Pág. 21.

tanto, el pensar garantiza la certezade la existencia. En el momento enque pienso, existo, si dejo de pen-sar, dejo de existir. Descartes seimplica a sí mismo como sujeto queautoevidencia su condición de serpensante. A la pregunta "¿qué soy?"Responde, "Una cosa que piensa ¿Yqué es una cosa que piensa? Es unacosa que duda, entiende, concibe,afirma, niega, quiere no quiere, ima-gina y siente"!".

Es también en el Discurso del Mé-todo donde Descartes señala explí-citamente que esta cosa que piensaes el" Yo. El Yo por tanto, es unasubstancia que tiene como esen-cia el pensamiento; la substan-cia es una cosa que existe y queno necesita más que de sí mis-ma para existir. La identidad delyo está fundada en su unidad ala substancia (alma).

Encontramos también en otra obrade este filósofo, algunas considera-ciones concernientes a la substan-cia: "Qué es la substancia y por quéese nombre no se puede atribuir enigual sentido a Dios y a las criaturas. .. Que el nombre de substanciapuede aplicarse en igual sentido alalma y al cuerpo; y cómo se conocela substancia .... Que cada substan-cia posee un atributo principal, y de

11 Descartes. Meditación II. Pág. 60.12 Descartes. Principios de Filosofía. I: 51-52-53-54.13 Descartes. Meditación Vl. Pág. 84.

que el del alma es el pensamiento yel del cuerpo la extensión. . .. Cómopodemos tener ideas distintas de lasubstancia que piensa, de la corpó-rea y de Dios"12.

La substancia sólo podemos cono-ceda a través de sus atributos, Des-cartes es claro, el atributo principaldel alma es el pensamiento, el delcuerpo la extensión, ese es su modode manifestación: "... soy una cosaque piensa, o una substancia cuyanaturaleza es el pensar. Y aun cuan-do tengo un cuerpo al cual estoyestrechamente unido, como poruna parte poseo una clara y distintaidea de mí mismo, en tanto que soysolamente una cosa que piensa ycarece de extensión, y por otra ten-go una idea distinta del cuerpo entanto es solamente una cosa exten-sa y que no piensa -es evidente queyo, mi alma, por la cual soy lo quesoy, es completa y verdaderamentedistinta de mi cuerpo, y puede exis-tir sin él"!". Es en este pasaje don-de formula la separación entre almay cuerpo, primera concepción mo-derna del dualismo que generará lagran pugna entre las corrientesmonista y dualista.

El descubrimiento del Cogitoinaugura la concepción moder-na del Yo y con ello da paso a la

subjetividad y a concepcionespsicológicas en el marco de losdesarrollos filosóficos de la épo-ca generando una influencia im-portante sobre la filosofía empi-rista, en la evolución de la cual,puede observarse la demoliciónde la teoría substancialista del yoiniciada por Descartes.

Descartes interpreta el pensar comosi fuese una cualidad esencial quedefine la substancia; lo que él enefecto descubre es la actividad delpensar, pero, no se pregunta por lanaturaleza de esta actividad sino quepasa directamente a suponer que esuna cualidad de una substancia, lle-ga directamente al yo. Ha utilizadoel método de la duda para extraeresa verdad clara y distinta que es elCogito ergo sum y no siendo con-secuente con su propio criterio desometer a la duda toda idea o su-puesto, se pregunta sin embargo,¿qué es eso que piensa? A lo cualresponde: 'una cosa, una cosa quepiensa'. y, tenemos que esa cosaque piensa, que es una substancia,es el Yo.

Su prejuicio que da ori~en a una fa-lacia, al parecer puede provenir dedos fuentes: la influencia escolásti-ca con su concepción substancialistay la segunda, haber utilizado en ElDiscurso del Método su lengua ma-

terna, el francés, dado que este idio-ma precisa de pronombres, el latínen cambio es una lengua que pres-cinde de ellos. " ... el substancialismoestá presente en él no sólo comodoctrina sino también como formade prejuicio o supuesto ... daba porsobreentendido que la actividadpensante no podia existir sin un su-jeto pensante"!", precisamente estemodo usual de pensar, hace que nose percate del problema de la exis-tencia del yo.

Otro problema que se deriva de suconcepción substancialista tiene quever con el modo de llegar al conoci-miento de la existencia de la subs-tancia. Para el autor la idea de subs-tancia es una intuición, el conoci-miento acerca de su existencia sebasa en la íntima relación de éstacon sus atributos y viceversa, la di-ficultad en la delimitación yobjetivación de la noción de subs-tancia lo lleva hasta el punto de in-currir en una petición de principio.Al respecto se presentan dos críti-cas, la primera relacionada con ladelimitación de la noción: "Si el co-nocimiento que tenemos de la exis-tencia de la substancia es el resulta-do de una inferencia... deberíamostener mayor seguridad acerca deldato que nos permite realizar la in-ferencia ... esto es, la presencia delatributo debiera ser más cierta que

14 Frondizi, R. Sustancia y Función en el Problema del Yo. Losada. S.A. Buenos Aires, 1952. Pág. 22.

la presencia de la substancia'?". Lasegunda, relacionada con la defini-ción cartesiana de substancia" ... advertimos que no puede apli-carse a la substancia la propia defi-nición cartesiana, que la consideracomo una cosa que no necesita deninguna otra para existir, pues, enrealidad la substancia no puede exis-tir por sí misma, ya que su existen-cia es imposible sin el correspon-diente atributo de la extensión o elpensamiento"?".

La íntima relación entre substanciay atributo lleva a Descartes a asegu-

""," .rar que pensamiento y cuerpo sondiferentes, lo que da origen al dua-lismo, separación de la substanciaen substancia material cuyo atribu-to principal (esencia) es la extensióny substancia pensante cuyo atribu-to (esencia) es el pensamiento y queintenta probar mediante su argu-mentación en la meditación VI, yque Thomson devela en su texto,Descartes to Kant, como sigue:

Premisas:1. Yo no puedo dudar que yo

(como pensamiento) existo.2. Yo puedo dudar que mi cuerpo

existeConclusión: Por lo tanto, Yo (comoun pensamiento) soy distinto de micuerpo.

15 Ibid. Pág, 26.16 Ibid. Pág. 26.

Premisas:1. Si dos cosas son idénticas, enton-

ces ellas pueden tener todas suspropiedades en común.

2. Mi mente tiene la propiedad queyo no puedo dudar que existe.

3. Mi cuerpo no tiene esta propie-dad.

Conclusión: Por lo tanto, mi mentey mi cuerpo no son idénticos.

Thomsom prueba que en este ar-gumento el concepto de duda seencuentra en un contextointensional, esto implica que estádeterminado por los estados men-tales del individuo que enuncia lasproposiciones que lo conforman.La falacia de un argumento comoeste puede evidenciarse en el si-guiente ejemplo:

Premisas:1. Yo no puedo dudar que Freud

plantea las leyes del inconsciente.2. Yo puedo dudar que uno de los

principales representantes de lacorriente fisicalista en Neurologíaplanteó las leyes del inconsciente.

Por tanto,3. Freud y el representante de la co-

rriente fisicalista en Neurología noson la misma persona.

Como puede observarse,gnoseológicamente, Descartes pri-

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vilegia la sustancia pensante; en lamedida en que pienso existo y, portanto, este atributo esencial permi-te hacer conciencia de los demásatributos como la extensión, el mo-vimiento, la imaginación, la sensa-ción, etc. Esta vía de la concienciatraerá grandes implicaciones para lafilosofía contemporánea.

Por otra parte, esta reciprocidadentre existencia y pensamiento lolleva a afirmar " ... que el alma siem-pre piensa. En efecto si dejara depensar, dejaría de ser, puesto que

~: su existencia depende de su atribu-to esencial"!", afirmación que seráatacada por Locke quien rompecon el concepto de esencia en cuan-to al pensamiento, para él, el pensa-miento no es un atributo esencial,es tan solo una actividad.

Es a partir de estos dos elementos,substancia y pensamiento, en cuan-to cualidad esencial de la substan-cia, donde seguiremos el hilo deldesarrollo de la teoríasubstancialista del yo iniciada porDescartes y su demolición en la fi-losofía empirista.

El aporte esencial de Locke, conrelación al tema del yo, radica en quesienta las bases para la posterior di-solución del concepto de substan-cia, dado que dicha noción choca

17 Tbid. Pág. 28.

con su posición empirista y no tienecabida en su teoría del conocimiento.

La influencia Cartesiana en el pen-samiento de Locke está presente ensu obra «El Ensayo sobre el Enten-dimiento Humano», tanto en lospuntos de apoyo o encuentro comoen los puntos de divergencia. Aligual que Descartes, tiene una graninfluencia de la concepciónsubstancialista y ello genera que seadhiera a postulados de este autor,tales como la certeza de la propiaexistencia y el papel del pensamien-to en dicha certeza, los cuales nece-sariamente entrañan 'que no puedehaber actividad sin sujeto' y 'la con-cepción substancialista de dichosujeto'. Sin embargo, el pensamien-to de Locke se va a contraponer alde Descartes cuando adopta la te-sis empirista.

Al igual que Descartes, sostiene queel único objeto del pensamientohumano es la idea; el desacuerdocomienza cuando se trata de escla-recer de qué forma llegan al espíritulas ideas. Locke niega toda formade innatismo, para este autor todaslas ideas provienen de la experien-cia: "Supongamos entonces, que lamente sea, como se dice, un papelen blanco, limpio de toda inscrip-ción, sin ninguna idea. ¿Cómo llegaa tenerlas? ¿De dónde se hace la

mente de ese prodigioso cúmuloque la activa e ilimitada imaginacióndel hombre ha pintado en ella, enuna variedad casi infinita ¿De dón-de saca todo ese material de la ra-zón y del conocimiento? A estocontesto con una sola palabra, de laexperiencia'<" .

Las fuentes del conocimiento se ba-san en la experiencia, una centradaen la sensación y proveniente de losobjetos sensibles externos y la otradada por la experiencia del mundointerior a través de la reflexión (in-tro~s:pección).El producto inmedia-to de estas dos fuentes en la menteson las ideas simples que son losmateriales elementales con los que seconstruye el conocimiento.

De este modo la postura de Lockeserá contraria a la de Descartes, " ...discrepa con los dos aspectos de laconcepción cartesiana, la permanen-eia constante del pensamiento y laraíz substancial de nuestro yo"!".

Respecto a la primera divergencia,recordemos que Descartes interpre-ta el pensar como si fuese una cua-lidad esencial que define la substan-cia; substancia y atributo son inse-parables a riesgo de dejar de existirsi el pensamiento no se da de ma-nera continua, sin embargo para

Locke el carácter permanente delpensamiento solo puede sostener-se en la medida en que la experien-cia nos informe de ello y aduce lafalta de evidencia empírica para sos-tenerlo: "Sostiene Locke que nopuede haber pensamiento si no te-nemos conciencia de él y que es evi-dente que no tenemos concienciade haber pensado -ni soñado, des-de luego- en muchas oportunida-des que hemos dormido profunda-mente.Y" La conciencia es la garan-tía de ese conocimiento dado porla experiencia, esto le permite sepa-rar al pensamiento de la res cogitanscomo su atributo esencial y eviden-ciarlo tan solo como una actividad.

En cuanto a la segunda divergen-cia, Locke examina y discute la ideade Substancia de manera ambigua,

. ,en ocasiones aparece como una ne-cesidad del pensamiento' y en otrasla vacía de sentido, lo que es claro,es que esta idea no resiste la críticade su método empírico y, que demanera implícita fue denigrada porel autor. De esta manera ha sido tra-zado el camino que los próximosempiristas usarán para terminar suuso poco práctico en filosofía.

La idea de Substancia surge de lacombinación de ideas simples quese toman para representar cosas

18 Locke, J. El Ensayo sobre el Entendimiento Humano. Fondo de Cultura Económico. Colombia, 1994. Libro n. Capítulo 1. § 2.19 Frondizi, R. Sustancia y Función en el Problema del Yo. Losada S.A. Buenos Aires, 1952. Pág. 38.20 Ibid. Pág. 39.

particulares que subsisten por sí mis-mas. Al respecto Locke trata de ave-riguar cómo esta idea de substan-cia aparece en la mente y cuál es surelación con las dos únicas fuentesque producen las ideas simples. Enningún caso intentará decir nadasobre la naturaleza de la substancia.

Recurriendo a la experiencia perso-nal encontrará que no tiene sobrela substancia general, sino una merasuposición acerca del soporte deaquellas cualidades que sean capa-ces de producir ideas simples ennosotros; cualidades que normal-mente son llamadas accidentes. Porlo tanto, la idea que tenemos, comono es nada sino acerca del supues-to soporte desconocido de aquellascualidades que encontramos queexisten, no la tenemos ni la pode-mos tener por sensación ni por re-flexión en nuestro conocimiento.No existe pues una experiencia acer-ca de la substancia en general, lo queindica que acerca de esta no puedehaber ninguna idea.

La idea de substancia general surgepues de la abstracción del elementocomún de las substancias particula-res. El sentido de la idea de subs-tancia general indica 'algo que estádebajo' o 'lo que soporta'. La men-te no tiene ni recibe la informaciónde las cualidades por separado, sino

21 lbid. Pág. 43.

que estamos acostumbrados a re-cibirlas unidas y al no imaginarnosde qué manera estas ideas simplespueden subsistir por sí mismas, noshabituamos a suponer que existealgún substratum donde subsisten."Las ideas de substancias particula-res, en cambio, no se forman porun proceso de abstracción, sino quesurgen de la observación de queciertas ideas simples se presentanreiteradamente reunidas"?", En elcaso de las substancias inmateriales,la reunión de ideas de percepción,pensamiento, sensación, actividadesde las que puedo tener concienciapor reflexión.

Locke rompe la unidad entresubstancia y atributo. La discré-pancia en torno a la raíz substan-cial del yo reside en este punto;para Descartes la identidad del yoestá fundada en su unidad a lasubstancia, para Locke, al contra-rio, la identidad del Yo no está fun-dada en la identidad de substan-cia sino en la identidad de con-ciencia, entendida ésta como apre-hensión de las propias operacio-nes y estados por parte del yo.

En Locke el Yo está íntimamenteligado a la identidad personal. Poridentidad entiende "el ser mismode las cosas, cuando, al consideraruna cosa como existente en un

tiempo y lugar determinados, lacomparamos con ella misma comoexistente en otro tiernpo'F", y en-tiende por persona, a un ser pen-sante, inteligente, dotado de razóny reflexión, el cual puede conside-rarse a sí mismo como él mismo,como una misma cosa pensante endiferentes tiempos y lugares; esto es,en virtud de tener conciencia dealgo inherente al pensamiento, yaque es imposible que alguien perci-.ba sin percibir que percibe.

El sí mismo o yo pensante, no quedadeterminado por la identidad o diver-sidad de la substancia, solo podemosestar seguros de este yo únicamentepor la identidad presente de tener con-ciencia.El Yo es el sí mismo, es esacosa pensante y conciente que per-cibe y es sensible al dolor, al pla-cer, a la felicidad, a la frustración,a la desgracia y por 10 tanto se per-cibe a sí, hasta los límites que abar-ca su tener conciencia.

Berkeley, por su parte, toma comopropósito examinar los principiosde la filosofía que han introducidoduda o incertidumbre en torno alconocimiento y la religión, su obje-tivo es por tanto, analizar esos pri-meros principios del conocimientohumano y haciendo esto, ir despe-jando el camino de la verdad.

En su "Tratado sobre los Principiosdel Conocimiento Humano", des-de una perspectiva nominalista, exa-mina las teorías precedentes paraevidenciar la naturaleza y abuso dellenguaje. Aquí dirige su crítica hacialas ideas abstractas: "Todo el mun-do está de acuerdo en que las cuali-dades o modos de las cosas no exis-ten por sí mismos y separados delos demás, sino que están -por asídecirlo- mezclados y combinados enun mismo objeto. Pero, se dice, elespíritu es capaz de considerar cadacualidad en particular o abstraída deaquellas otras cualidades con las queestá unida y formar de este modoideas abstractas ... Además, al ob-servar el espíritu que en las exten-siones particulares percibidas por lossentidos hay algo común y seme-jante y algo peculiar, como ser estao aquella forma o magnitud, que lasdistingue unas de otras, consideraaparte o aísla aquello que es común,formando así la más abstracta ideade extensión, que no es ni una lí-nea, ni una superficie, ni un sólido,ni tiene forma o magnitud, sino quees una idea enteramente separadade todas ellas".23

Berkeley no acepta la idea comoconcepto, en este sentido puedecriticar la idea abstracta, para él ideaes imagen, representación: "Si otros

22 Locke, J. El Ensayo sobre el Entendimiento Humano. Libro II. Capítulo XXVII. § lo23 Berkeley. Tratado sobre los Principios del Conocimiento Humano. Losada S.A. Buenos Aires, 1968. Introducción. § 7.

-tienen esta facultad maravillosa deabstraer sus ideas, ellos lo sabrán mejorque yo. Por mi parte encuentro quetengo la facultad de imaginar o repre-sentarme las ideas de aquellas cosasparticulares que he percibido y unirlasy dividirlas de diversas maneras"?".

Para Locke, en quien encontramosvarias concepciones de idea -perceptos, imágenes psicológicas yconceptos-, la idea como conceptoestá ampliamente desarrollada ypodemos encontrarla en el libro IIIde su tratado, allí la idea general abs-tracta es entendida como algo quees común y puede abstraerse, diso-ciarse de las cualidades que acom-pañan al objeto.

La importancia en citar esta críticafrente a las ideas generales abstrac-tas radica en que Berkeley ubica enellas el surgimiento de la idea desubstancia. Para Locke las ideas sonideas de cualidades sensibles y estascualidades sensibles deben serlo dealgo que a su vez no puede ser unacualidad, se trataría más bien de algoque es común a ellas y las sustenta,en este sentido la sustancia materialserá el nombre que le da a aquelloque 'no se sabe que es' ni puedepercibirse en sí misma, pero tiene lafunción de sostener dichas cualida-des sensibles.

24 Ibid .. Introducción. § 10.25 Ibid. Primera parte. § 2.

Para Berkeley los objetos del co-nocimiento humano son lasideas; idea es cualquier objetopercibido por los sentidos, o re-cordado o imaginado. Las ideasson pasivas e inertes, siempreindividuales y concretas ypercibidas por una mente indi-vidual y concreta. Identifica lascualidades sensibles con lasideas, pero estas ideas deben suexistencia a algo que las cono-ce, las percibe y es capaz de ejer-cer sobre ellas diferentes opera-ciones como imaginar, querer,recordar. Aquello que percibe,conoce y ejerce dichas faculta-des es el Yo: ... "Llamo mente, es-píritu, alma, yo [my self] a este serque percibe y actúa. Con estas pala-bras no denoto a ninguna de misideas, sino algo enteramente distin-to de ellas y en lo cual ellas existeno, lo que es lo mismo, por mediodel cual son percibidas, pues la exis-tencia de una idea consiste en serpercibida'F", El Yo es una substan-cia inmaterial activa siempre; aquíencontramos una diferencia conLocke, quien pensaba que el yo erapasivo cuando tiene ideas simples.

Es por medio de este yo como sepuede percibir una idea. Una ideaentonces, que es, cualquier objetopercibido por los sentidos o recor-

dado o imaginado, existe solo en lamedida en que es percibida. Y ade-más porque alguien, yo, las percibo.Por lo tanto, la realidad está com-puesta por ideas y espíritus.

Berkeley crea un nuevo principiopara el conocimiento: ser es serpercibido y percibir. Existir esequivalente a ser percibido. Pero¿qué percibo? Ideas. ¿Quién perci-be?El espíritu (Yo).

Las sensaciones no pueden existirmás que en una mente que las per-ciba: "Todos admitirán que ni nues-tros pensamientos, ni nuestras pa-siones, ni las ideas formadas por laimaginación existen sin (without) lamente. No menos evidente es paramí que las diversas sensaciones oideas impresas en los sentidos, decualquier modo que se mezclen ocombinen entre sí ( es decir, cual-.quiera sea el objeto que ellas for-men), no pueden existir más que enuna mente que las perciba. Creo quecualquiera puede obtener un cono-cimiento intuitivo de esto, si prestaatención a lo que se entiende por eltérmino existe cuando se aplica acosas sensibles"?".

Aquí se abre una polémica acercade la existencia de 'las cosas no pen-santes': " ... Pues hablar de la exis-tencia absoluta de cosas no pensan-26 Ibid. Primera parte. § 3.27 Ibid. Primera parte. § 3.

tes, sin ninguna relación con su serpercibidas parece completamenteininteligible. Su esse es percipi; no esposible que ellas tengan ningunaexistencia fuera de las mentes pen-santes que las perciben'"" .

Si la existencia de las cosas dependede ser percibidas, en el momento enque no están siendo percibidas poralgún espíritu finito resultaría absur-do pensar en su existencia, sería unaabstracción. Dios, espíritu infinitoquien siempre lo percibe todo, es lagarantía de la existencia de las cosasno pensantes cuando ellas no sonpercibidas por los espíritus finitos;entonces, ¿Cómo existen esas cosasno pensantes? Ellas por sí mismasno existen; dependen en su existen-cia de la percepción de Dios. Volve-mos aquí al principio de Berkeley, seres ser percibido.

Hume impulsó el argumento empi-rista de Locke a su conclusión lógi-ca. En el sentido de que, utilizandolos mismos argumentos que Berkeleyusó para la destrucción de la idea desubstancia material, destruirá así mis-mo la idea de substancia espiritual.

El principio del cual parte Hume esuna precisión del criterio defundamentación de las ideas deLocke, pues, para Hume se debe ~hacer una distinción entre la per- ~

cepción y las ideas que resultan deella, para esto acuña los conceptosde impresión e idea; impresión seráel resultado inmediato de la percep-ción la cual tendrá como principalcaracterística su vivacidad, mientrasque idea será la huella de dicha im-presión que nunca podrá igualar envivacidad a ninguna impresión; detodas formas en este sentido, man-tendrá la distinción lockeana entresentido externo y sentido internocomo únicas fuentes de todas nues-tra impresiones y por tanto de to-das nuestras ideas.

Hume se detiene a analizar las im-presiones y las ideas, y procede a cla-sificarlas en dos grupos: Simples ycomplejas. Las impresiones simplesestán dadas por la percepción in-mediata de una cualidad, como porejemplo: rojo, cálido, etc. Las impre-siones complejas son la combina-ción de múltiples impresiones sim-ples, como por ejemplo: la impresiónde un árboL Las impresiones sim-ples y las complejas son dadas inme-diatamente como tales; las ideas com-plejas, en cambio, pueden ser copiasde las impresiones complejas, perotambién pueden ser fruto de diver-sas combinaciones que tienen lugarde variadas maneras en nuestro in-telecto. Además de la facultad de lamemoria que produce las ideas, po-seemos así mismo la facultad de la

imaginación, capaz de combinar dediversas formas las ideas entre sí.

Según Hume, esta es una consecuen-cia evidente de la división de las ideasen simples y complejas. Donde quie-ra que la imaginación perciba unadiferencia entre las ideas, puede se-pararlas con facilidad y luego realizaruna serie de combinaciones poste-riores basadas en impresiones e ideasque no actúan aisladamente en elconocimiento, sino agrupadasasociativamente. De esta manera sedistinguen tres tipos de asociación:La relación de semejanza, de conti-güidad, y de causalidad.

La relación de semejanza permitepasar de una idea a otra que se leparezca, como por ejemplo la ima-gen de un retrato conduce natural-mente nuestros pensamientos ha-cia el originaL La contigüidad se dacuando se pasa a otra idea que noes semejante pero implica proximi-dad en el tiempo y en el espacio,por ejemplo, "la mención de la ha-bitación de un edificio, naturalmen-te, introduce una pregunta o co-mentario acerca de las demás"?".

El principio de causalidad es el másdestacado de los principios de aso-ciación, pues, es la clave de la filoso-fía de Hume. Este niega críticamenteque nosotros podamos llegar a co-

28 Hume, D. Investigación sobre el Conocimiento Humano. Altaya. Barcelona, 1994. §3. Pág. 40.

nacer todo proceso real causal, lomás próximo que conocemos es unfenómeno al que llamamos causa,que antecede a otro fenómeno quellamamos efecto. Si hay una rela-ción entre los objetos que nos im-porta conocer es la de causa-efec-to, en ella se fundan todos nuestrosrazonamientos sobre las cuestionesde hecho o existencia y sólo ella nospermite alcanzar el conocimiento delos objetos privados de un testimo-nio directo 'de los sentidos.

De acuerdo con la experiencia, po-demos definir la causalidad comoun objeto seguido de otro y tal quetodos los objetos semejantes al pri-mero van seguidos de objetos se-mejantes al segundo; o en otros tér-minos, tal que si el primer objetono hubiera existido no habría exis-tido el segundo. Así, cuando mira-mos los objetos externos en tornonuestro y examinamos el modo deoperar de las causas, nunca pode-mos descubrir 'poder' o 'conexiónnecesaria' alguna, nada hay en losobjetos que haga del efecto unaconsecuencia indefectible de la cau-sa. Sólo encontramos que, de he-cho, el uno sigue realmente a la otra,por ejemplo, al impulso de una bolade billar sigue el movimiento de lasegunda, esto es, en cuanto se apa-rece a los sentidos externos. Lamente no tiene ninguna impresióninterna de esa sucesión, por con si-

guiente en cualquier caso determi-nado de causa y efecto no hay nadaque pueda sugerir la idea de podero conexión necesaria. Esto no quie-re decir que no tengamos que pen-sar los fenómenos como unidos enuna relación de causa y efecto; es-tamos obligados a ello. El principiode causalidad no es una ley de lascosas, es un principio de nuestromodo de pensar las cosas debido anuestra experiencia, a nuestro há-bito que nos determina a conjuntarasí los fenómenos.

De esta forma podemos introdu-cirnos dentro de un concepto fun-damental en la filosofía de Hume:La creencia, ésta tiene más impor-tancia que el propio conocimiento.El conocimiento no trasciende fue-ra de mi conciencia, no alcanza lascosas tal como son en sí mismas,mientras que a la creencia le estápermitido todo. La creencia no essino un sentimiento particular queacompaña una asociación de ideas,de tal manera, que dicha asociaciónse impone a la mente. Se funda-menta en un hábito o costumbremental, a partir de la experiencia re-petida de la conjunción de deter-minadas impresiones. Por ejemplo,la asociación entre fuego y quema-dura será acompañada de un senti-miento vivísimo que hace aparecerla causa de la quemadura como algotan real y evidente, como si se tra-

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tara de una impresión. Gracias a lacreencia y al hábito subsiste el serhumano.

Otra categoría que es rechazadacuando es sometida alcuestionamiento de las impresioneses la categoría de substancia. Estecuestionamiento contra la idea desubstancia tiene lugar en la secciónV del 'Tratado de la Naturaleza' yde un .modo tal que no se presta aser reducido a un mero ataque a lasustancia material: "Me gustaríapreguntar a estos filósofos que ba-san en tan gran medida sus razona-mientos en la distinción de subs-tancia y accidente y se imaginan quetenemos ideas claras de cada unade esas cosas, si la idea se deriva delas impresiones de sensación o delas de reflexión. Si nos es dado pornuestros sentidos, pregunto: ¿Porcuál de ellos y de qué modo?"?" .

Según Hume ninguna idea de subs-tancia, material o espiritual, puedeprovenir de una impresión sea laque fuere. La substancia no se per-cibe como un color ni como un so-nido o sabor, etc., deberá, pues, de-rivarse de alguna impresión de re-flexión, pero las impresiones de re-flexión se reducen a nuestras pasio-nes y emociones, y no parece queninguna de éstas represente una

substancia. Por consiguiente, notenemos ninguna idea de substan-cia que sea distinta a la de una co-lección de cualidades particulares.La idea de substancia no es sino unacolección de ideas simples unidaspor la imaginación y a las que se leasigna un nombre particular. Ensíntesis, la substancia no es másque un artilugio de la imagina-ción, para poder explicar la per-manencia con que las cosas senos presentan. Hay que imagi-nar las cosas como substancias,pero no poseemos la idea desubstancia.

La tradición afirma q~e el yo essubstancial, esto también es unaconstrucción de la imaginación. N ohay impresión de la que derive laidea de ''Yo pensante" como subs-tancia. El lugar clásico de esta dis-cusión es abordado en la secciónVI de 'El Tratado de la Naturaleza':"Hay filósofos que imaginan quesomos conscientes íntimamente entodo momento de lo que llamamosnuestro yo, que sentimos su exis-tencia y su continuación en la exis-tencia; y se hallan persuadidos, aúnmás que por la evidencia de unademostración, de su identidad y superfecta simplicidad"?". Más adelan-te continúa afirmando: "Desgracia-damente todas esas afirmaciones

29 Hume, D. El Tratado de la Naturaleza Humana. Porrúa. México, 1977. Libro Primero. § V. Pág. 152.30 Ibid. Libro Primero. § VI. Pág. 163.

en contrarias a la experiencia quese supone a favor de ellas, y no te-

nemos una tal idea del yo, pues ¿Dequé impresión puede derivarse esaidea?"31.

Hume sostiene que lo que nosotrosllamamos espíritu no es más que unmontón o colección de percepcio-nes variadas que tienen entre sí cier-tas relaciones y a las que se supone,muy equivocadamente, dotadas deuna simplicidad y de una identidadperfectas.

Para Hume, no podemos teneruna idea clara e inteligible delyo pues ésta debería proceder de. .

alguna impresión. Pero el yo opersona no es una impresión,sino aquello a 10 que se suponeque tienen referencia las distin-tas impresiones e ideas. Si unaimpresión da lugar a la idea delyo, la impresión debe continuarsiendo invariablemente la mismaa través de todo el curso denuestra vida, pues se suponeque así es como existe el yo, perono hay impresión alguna cons-tante e invariable. El dolor y elplacer; la pena y la alegría; laspasiones y sensaciones se suce-den unas a otras, no podemospues, derivar de ninguna deellas la idea del yo y en conse-cuencia, no existe tal idea.

31 Ibid. Libro Primero. § VI. Pág. 163.

El filósofo compara el espíritu a unteatro, donde muchas percepcio-nes hacen sucesivamente su apari-ción, pasan, vuelven a pasar, correny se mezclan en una variedad infi-nita de posturas y de situaciones.Precisa que es un teatro cuyo em-plazamiento ignoramos y que nosabemos nada de los materiales deque está hecho. Exactamente comolas cosas materiales, el yo adquieresu unidad gracias a ciertas similitu-des y continuidades, y también a lasoperaciones de la memoria, siendoel yo tan solo un haz o colecciónde percepciones diferentes en per-petuo flujo y movimiento.

De esta manera vemos como,análogamente al problema de lacausalidad, el autor disuelve la con-cepción de substancia espiritual enla medida en que solamente imagi-namos el hecho de que todas nues-tras percepciones, sentimientos ypasiones deben tener una base con-tinua, aseveración que no puedesostenerse partiendo desde ningúntipo de experiencia conocida.

Cuando Descartes llega a plantearsu filosofía y especialmente sufundamentación, no puede prescin-dir de su herencia aristotélica y es-colástica con relación a la substan-cia, ya hemos visto como estaba ensu pensamiento como prejuicio.

Tampoco Locke puede desligarse deesta idea a pesar del principio empi-rista que la excluye, sólo se puedeconocer por la experiencia ya sea através de la sensación o de la re-flexión, las cualidades de los objetospueden conocerse de esta manera,más no la substancia de las cosas; deeste modo, Locke se enfrenta al pro-blema de la unidad de las cualidadescon el objeto y va en contra de sucriterio al echar mano a la idea desubstancia 00 que s,ostiene) a la queva a calificar como: 'un no sé qué','algo incognoscible' pero necesarioal pensamiento. La base para la des-trucción de la idea de substancia yala encontramos en este autor que laha vaciado de sentido. Berkeley tomade Locke el problema de las subs-tancias particulares, material e inma-terial, y reduce el problema de la subs-

tancia material a subjetividad, losobjetos materiales ya no serán losreferentes de las ideas sino el perci-bir, de allí su clásico principio, ser esser percibido. La existencia de unsujeto que perciba será condiciónnecesaria para la existencia del mun-do. El autor reducirá toda concep-ción de substancia a substancia in-material. Con Hume se radicaliza elprincipio empirista, retorna lasformulaciones de Locke y Berkeleyutilizando el mismo argumento deeste último para suprimir la nociónde substancia espiritual y con elloexcluye los postulados metafísicos. Elconcepto de yo unido estrechamenteal de substancia recorre ese caminoparalelo y termina siendo sólo un hazde percepciones discontinuas; seabre nuevamente el problema de launificación del yo.

BIBLIOGRAFÍA

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