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La Segunda Reunión de Botánica Peninsular por E. FERNANDEZ-GALIANO Desde que en julio de 1948 se celebró en Portugal la prime- ra Reunión de Botánica Peninsular, fue preocupación constante de los botánicos españoles el corresponder a las amabilidades de nuestros colegas portugueses, y dar así cumplimiento a uno de los acuerdos adoptados en dicha primera Reunión, el de repetirse periódicamente los contactos entre los botánicos de ambos países. Después de vencer múltiples dificultades, pudo realizarse nuestra reunión en Aragón, de los días 16 al 30 de junio de 1955, aprovechando también la estancia de nuestros colegas portugue- ses para rendir un homenaje a los numerosos botánicos oriundos de la región aragonesa que tanto contribuyeron al progreso de la ciencia botánica española. Con notable retraso, motivado por el tiempo empleado en la preparación de los diversos trabajos que lo componen, se publi- ca hoy el presente resumen de dicha excursión, y creemos opor- tuno reseñar aquí la crónica de la excursión transcribiendo los diferentes discursos que en las diversas conmemoraciones se pronunciaron. Salieron los participantes de Madrid a las tres de la tarde del jueves 16 de junio, camino de Calatayud, en donde aquella mis- ma tarde se celebró una sesión de homenaje a los botánicos don Benito Vicioso, natural de dicha ciudad, Lázaro Ibiza y Calavia (naturales de Aranda del Moncayo). Intervinieron como oradores el doctor José Galindo, en representación de Estudios Bilbilita- iios, don Carlos Vicioso (hijo del primer botánico homenajeado,

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La Segunda Reunión de Botánica Peninsular

por

E. FERNANDEZ-GALIANO

Desde que en julio de 1948 se celebró en Portugal la prime-ra Reunión de Botánica Peninsular, fue preocupación constantede los botánicos españoles el corresponder a las amabilidades denuestros colegas portugueses, y dar así cumplimiento a uno delos acuerdos adoptados en dicha primera Reunión, el de repetirseperiódicamente los contactos entre los botánicos de ambos países.

Después de vencer múltiples dificultades, pudo realizarsenuestra reunión en Aragón, de los días 16 al 30 de junio de 1955,aprovechando también la estancia de nuestros colegas portugue-ses para rendir un homenaje a los numerosos botánicos oriundosde la región aragonesa que tanto contribuyeron al progreso dela ciencia botánica española.

Con notable retraso, motivado por el tiempo empleado en lapreparación de los diversos trabajos que lo componen, se publi-ca hoy el presente resumen de dicha excursión, y creemos opor-tuno reseñar aquí la crónica de la excursión transcribiendo losdiferentes discursos que en las diversas conmemoraciones sepronunciaron.

Salieron los participantes de Madrid a las tres de la tarde deljueves 16 de junio, camino de Calatayud, en donde aquella mis-ma tarde se celebró una sesión de homenaje a los botánicos donBenito Vicioso, natural de dicha ciudad, Lázaro Ibiza y Calavia(naturales de Aranda del Moncayo). Intervinieron como oradoresel doctor José Galindo, en representación de Estudios Bilbilita-iios, don Carlos Vicioso (hijo del primer botánico homenajeado,

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IV ANALES DEL I . BOTÁNICO A. J. CAVANILLES

y participante en nuestra excursión), y don Cayetano Cortés La-torre, que recordó en su discurso a don Blas Lázaro Ibiza, y cuyadisertación figura publicada aparte en este mismo tomo de losANALES. Se cerró el acto con unas palabras del Alcalde de laciudad.

El viernes 17 de junio se realizó, por la mañana, una excursiónai cercano Monasterio de Piedra, regresando a continuación acomer a Calatayud. Después de comer se continuó el viaje aEjea de las Caballeros, donde se permaneció los cuatro días si-guientes.

El sábado día 18 se realizó una excursión a la zona de lasBárdenas, estudiando los saladares y la zona climax del bosquede Quercus ilex de la Loma Negra. Fueron sorprendidos losexcursionistas por una gran lluvia, y se realizó el regreso a Ejeade los Caballeros con algunas dificultades.

A las siete de la tarde se celebró un coloquio en el InstitutoLaboral. El doctor Rivas Goday lo inició con unas palabras, enlas cuales propuso que se designase como Presidente de la SegundaR. B. P. al profesor Palhinha, proposición que fue recibida conentusiasmo por todos los asistentes. El profesor Palhinha pronun-ció unas palabras de agradecimiento, y propuso que se cambiasenimpresiones sobre la excursión de la jornada. El doctor Mont-serrat disertó sobre las plantas de los pastizales salados de losalrededores de Ejea, y se discutió sobre la presencia de Salsolavermiculata en las zonas altas de la Loma Negra y sobre lascondiciones de Salsola kali como planta forrajera. Intervinieronen la discusión los doctores Rivas Goday, Cámara y Hycka. Acontinuación intervinieron brevemente el profesor Vasconcellos.hablando sobre algunas forrajeras encontradas, y el señor Vi-cioso sobre algunas plantas interesantes recolectadas.

La mañana del domingo, día 19, se dedicó al descanso, y porla tarde se hizo una excursión a Monlora, regresando seguida-mente a Ejea de los Caballeros.

El lunes, día 20, por la mañana, se realizó una excursiónhasta Tauste, deteniéndose especialmente en las zonas de sala-dares y estepas yesosas para realizar su estudio, regresando acontinuación a Ejea de los Caballeros para el almuerzo. Se celebrópor la tarde un coloquio, disertando el doctor Bolos sobre la

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LA SEGUXDA KEUXION DE BOTÁNXA PENINSULAR V

vegetación de las zonas esteparias de Aragón, y el doctor Gon-zález Guerrero sobre algunas especies de algas, del género Cla-dophora. Cerró el coloquio el profesor Palhinha con unas palabras de elogio para la labor del señor Bolos.

El martes, día 21, se realizó una excursión a Sos del ReyCatólico, con paradas en los campos cercanos a Sádaba, en Cas-tilisca y en el puerto del Valle de Barbes. Se celebró el almuerzoen Sos del Rey Católico, y después se realizó una visita a la po-blación, regresando acto seguido a Ejea de los Caballeros.

El miércoles, día 22, abandonaron Ejea los expedicionarios,dirigiéndose por Ardisa y el pantano de la Sotonera a Huesca yAlmudébar, con ligeras paradas en el camino para visitar laszonas de nuevos regadíos. En Almudébar fueron recibidos porel Gobernador de la provincia, don Ernesto Gil Sastre, y se ce-lebró una comida, siguiendo por la tarde a Huesca, Barbastro yBinéfar, donde se pernoctó, después de una cena en la que sededicó un recuerdo al botánico Pamo.

El jueves, día 23, se salió de Binéfar, realizando algunas pa-radas durante el camino, y después de almorzar en Barbastro,secontinuó viaje hasta Bielsa, celebrando un pequeño acto en re-cuerdo del botánico Campo, que allí residió.

Salieron de Bielsa los participantes el viernes, día 24, y pa-sando por Sariñena llegaron nuevamente a Huesca, en dondepernoctaron, y el sábado, día 25, salieron de Huesca y despuésde pasar por Zaragoza llegaron hasta el pueblo de Encinacorba,donde se celebraba un homenaje al botánico don Mariano La-gasca, con la colocación de una lápida en su casa natal, ofrecidapor el Colegio Provincial de Médicos de Zaragoza. Pronuncia-ron unas palabras en el acto, el Alcalde don Mateo Gasca, elPresidente del Colegio de Médicos de Zaragoza, don EmilianoEchevarría, el doctor don Enrique Alvarez López y el señorPinto da Silva, discursos que transcribimos a continuación:

Discurso de D. Emiliano Echevarría:

Pocos actos humanos son tan merecedores de elogio,como este pereginar vuestro por las tierras de Aragón, rin-diendo homenaje a la memoria de los más ilustres botánicos

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VI AXALES DEL I. BOTÁNICO A. J. CAVANILLES

aragoneses. Campo y Asso, oriundos de la provincia deHuesca ; Calavia, Vicioso, Lázaro Ibiza y nuestro Lagasca,nacidos en tierras zaragozanas ; Lóseos y Pardo Sastrón dela tierra baja aragonesa, del heroico Teruel, son una plé-yade de ilustres hombres, que supieron elevar el estudio de lasplantas a la categoría de ciencia y que pusieron muy altoel nombre de España en todos los lugares del mundo dondese estudian las ciencias biológicas.

De entre todos ellos, quizás sea uno de los más dignosde elogio, Mariano Lagasca Segura, y digo esto, porque suvida andariega y azarosa, no se prestaba a una labor cien-tífica, tan extensa y valiosa como fue la que él desarrolló.

Como el gran Linneo, como el provenzal Adanson, comoWithering, el introductor de la digital, nuestro Lagasca fuemédico. Esta circunstancia que se repite una y otra vez,este maridaje entre el médico y el botánico no es una simplecoincidencia, sino que obedece, a mi modo de ver, auna profunda razón biológica. A1 fin y al cabo, la Botánicaes como la Medicina del reino vegetal, y el botánico es amodo de un médico de las plantas, que estudia su anatomía,su fisiología y su patología, y que sobre todo, moderada-mente, ejerce sobre ellas una eficaz y provechosa terapéutica.Pero hoy, la Botánica, como en los tiempos de Lagasca,no es más que una disciplina dentro de las ciencias biológi-cas ; su estudio, sigue siendo como entonces, una funciónvocacional al margen, casi siempre, de otra actividad, queconstituye, para el que la ejerce, su verdadero y eficaz me-dio de vida. Lagasca fue un ejemplo de ello : como él, vos-otros mismos, sois también por vocación ilustres botánicos,pero profesionalmente sois ingenieros, farmacéuticos, mé-dicos u otras cosas.

Hoy día cuando la Botánica constituye una verdaderaciencia, cuando sus aplicaciones en los campos de la medi-cina, de la industria, de la agricultura, de la blumística, deldesarrollo forestal, etc., son de tanta trascendencia social yde tan grande importancia económica, quizá fuera momentooportuno para que se crease el título oficial y profesional deBotánico.

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LA SEGUXDA REUNIÓN DE BOTÁNICA PENINSULAR VÍI

Mariano Lagasca, como tantos otros, ejerció la medici-na como profesión y cultivó la botánica por vocación, y sólocuando sus contribuciones a la ciencia botánica rebasaronel saber de la época, le otorgaron cargos oficiales de índolebotánica y llegó a ser un botánico oficial con cargo público.

En este simpático pueblo de Encinacorba, y en esta hu-milde casa, en cuya fachada, el Colegio Provincial de Mé-dicos, quiere dejar testimonio material de admiración y ca-riño, nació el día 5 de octubre de 1776 el ilustre MarianoLagasca. Sus padres, como era costumbre frecuente entregente labradora, quisieron encaminarle a la carrera eclesiás-tica, y para ello le encomendaron a la dirección de un ilustrecanónigo de Tarragona. En casa de este sacerdote conocióal sabio Martí, que le inició en la observación y estudio delas plantas. Despertada su vocación por los estudios bioló-gicos, marchó a Zaragoza; en 1795 comenzó el estudio dela Medicina; lo continuó en Valencia, y, por fin, en Madridlos terminó el año 1800. Durante su estancia en Madridconoció al médico de Cámara, don Juan Soldevilla, y pormediación de éste estableció contacto con el gran Cavani-lles. Nombrado Cavanilles director del Real Jardín Botánicode Madrid, acogió a Lagasca como su más predilecto dis-cípulo, consiguiéndole una beca de pensionado. Olvidandosu condición de médico, Lagasca se entregó por completoal estudio de la Botánica, y durante los años de 1801 al 1803publicó varios trabajos originales, que culminaron con eldescubrimiento que hizo en Asturias, durante una misióncientífica, del liquen islándico, poderoso remedio, que porentonces era desconocido en España.

En 1804 muere prematuramente su maestro Cavanilles,y al ser nombrado Zea para sustituir a éste, en la Direccióndel Jardín Botánico, se le reconocen a Lagasca sus méri-tos, y es nombrado profesor de Botánica médica, y es en-tonces cuando introduce en la enseñanza el método de Fa-milias Naturales.

Llegaron los años de la invasión francesa de nuestraPatria y la lucha por la independencia, y Mariano Lagascacomprende que ha llegado el momento de ejercer su pro-

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VIH . AXALES DEL I . BOTÁNICO A. J. CAVANILLES

íesión de médico ; en calidad de tal, se une al Ejército na-cional, y prestando sus servicios médicos, recorre todo elterritorio patrio, pero su vocación subsiste, y a fuerza detiempo, de trabajo y de entusiasmo, consigue hermanar sulabor médica y el estudio de la flora de los lugares por don-de la guerra lo conduce.

A pesar de tantas calamidades, a pesar de la fiebre ama-rilla que contrae en Murcia, todavia puede publicar en 1811la primera parte de una de sus más importantes obras,Amenidades Naturales de las Españas; poder imponderablede la vocación que vence todas las <iificultades. La vocación,supremo bien del hombre; arma poderosa que lo capacitapara realizar las más altas empresas.

Sin ella, Mariano Lagasca no hubiera llegado a ser mástarde el ilustre botánico, cuya obra científica conocéisvosotros mejor que yo, profano en esta materia.

Terminada la guerra, y ya al frente del Jardín Botánico,,comienza a desarrollar lo que había de ser su obra másmadura y relevante. Está en vuestro recuerdo su Flora ysu Ceres de España; sus investigaciones sobre las umbelí-feras ; la importante Memoria sobre las plantas barrillera?de España (traducida al alemán) ; sus Adiciones e ilustracio-nes a h Agricultura... de Herrera, etc.... Sin embargo, .La-gasca, hombre apasionado, activo, patriota y sobre todo-hombre de su época, no puede sustraerse a la pasión po-lítica, y en 1822 es elegido Diputado. Sufre los azares deJas luchas políticas, y en Sevilla las turbas destruyen suequipaje y con él sus preciados manuscritos científicos;tiene que emigrar a Londres, donde su prestigio de granbotánico le abre de par en par las puertas de las sociedadescientíficas.

En esta época crítica de su vida, Lagasca sufre enfer-medades, de penuria económica, de sinsabores sin cuento,y sobre todo lacera su alma la nostalgia de exilado.

Sin embargo, no ceja en su labor científica, y en 1825publica varias obras (Ocios de los españoles emigrados, Ob-servaciones sobre la Familia Natural de las plantas apara-soladas, nuevas contribuciones a su Ceres y a la Flora

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LA SEGUNDA REUNIÓN DE BOTÁNICA PENINSULAR I X

española), hasta que en 1S34 puede volver a España, siendorepuesto en sus puestos y funciones, no sin que la envidiay la ignorancia del ambiente hicieran acto de presencia.En los años siguientes, desarrolló una labor científica ex-traordinaria ; pero, sobre todo, pudo ejercer la importantefunción de maestro, meta de todo hombre científico de va-lia. Fue nombrado en 1837, por fin, Presidente de la Juntade Profesores del Museo de Ciencias Naturales. Ejerció,por tanto, aunque poco tiempo, pues murió en Barcelonaen 1839, la alta misión de maestro, para lo cual toda suvida fue una continua y constante preparación. Consideroque Lagasca fue por encima de todo un maestro de Bo-tánica, va que su personalidad científica, reunía la vocación,la aptitud y el trabajo, condiciones inherentes a todo buenmaestro.

Vocación, que siendo verdadera, se parece mucho alamor, y que como éste, tiene como características «la ex-clusividad en el objeto amado y el desinterés absoluto enservirlo».

Aptitud, que es un don que Dios nos da, y Estudio, quees lo que todos, con voluntad podemos conseguir.

Termino pidiéndoos perdón porque haya sido yo, con miincompetencia, el que haya asumido la misión de dedicareste homenaje a un aragonés que fue insigne botánico ymédico modesto.

Represento a los médicos aragoneses, que a su modo,quieren estar presentes en este homenaje, que vosotros losbotánicos, con todo fervor, con todo entusiasmo y con todocariño, habéis organizado. La clase médica aragonesa, nosolamente quiere tributar su homenaje a un médico que fuebotánico ilustre, sino que, además, considera un deber dejusticia, de gratitud y de cortesía, daros a vosotros lasgracias por vuestra visita, por esta peregrinación que ha-céis por nuestra tierra aragonesa, donde vais derramandolas flores de vuestro entusiasmo científico, y los frutos devuestro emocionado recuerdo a nuestros paisanos.

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X ANALES DEL I. BOTÁNICO A. J. CAVANILLES

Discurso de D. Enrique Alvares López:

En esta peregrinación de estudio por tierras aragone-sas, dedicamos nuestros descansos a recordar a aquellosque han sido nuestros precursores y maestros, y nada tangrato y emocionante como hacerlo en la tierra que les vionacer, unidos a sus compatricios. En fraternal unión con lossabios botánicos portugueses que nos acompañan, en cama-radería universitaria con los ilustres Colegios de médicos yde farmacéuticos representantes y depositarios de una tradi-ción cultural, nos asociamos con las dignísimas autoridades,muy ilustre Corporación municipal, vecinos de esta ciudad ycoterráneos todos, para dedicar un sentido homenaje a unode los botánicos hispanos de renombre universal, grande,como Cervantes, en la labor y en el infortunio, D. MarianoLagasca y Segura.

En la distribución de temas entre los que hacemos usode la palabra, me corresponde hablaros brevemente de su la-bor científica, y voy a intentarlo en un boceto de figura yobra que requieren un cuadro mucho más acabado y com-pleto.

Nació la vocación científica de Lagasca en edad muy tem-prana, según nos cuentan sus biógrafos, estudiando, bajo ladirección de D. Antonio Verdejo, canónigo de Tarragona,cuya casa frecuentaba el sabio botánico catalán Martí, incli-nándose o siendo determinada por su influencia.

Prendido este fuego, Lagasca no ha regateado esfuerzoni sacrificio por servirlo y alimentarlo. Cultivando estos co-nocimientos especialmente, en tanto cursaba la facultad mé--dica, consagrando vacaciones y descansos a fatigosas pere-grinaciones botánicas, pasa de Zaragoza a Valencia, por lafama que entonces tenía la enseñanza fitográfica en estaciudad, y de Valencia a Madrid en un viaje penoso hecho apie, rico en hallazgos botánicos, que acrecentaron el herba-rio que incansablemente forma.

Ya en la Corte, pronto se convierte en el discípulo pre-

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LA SEGUNDA REUNIÓN DE BOTÁNICA PENINSULAR X I

dilecto de Cavanilles, y con otros dicípulos memorables, Si-món de Rojas Clemente, Demetrio Rodríguez, Donato Gar-cía, no sólo ayuda 'i la labor del maestro, sino que ya encompañía de unos u otros de estos condiscípulos emprendeviajes de estudio o publicaciones, encomendadas por el sabiomentor que les dirige.

De esta manera racen las Descripciones de plantas nue-vas del; J. Bot., hechas en 1801 y en 1802 y la Introducción ala L'riptogatnia Española. Desgraciadamente la muerte delinolvidable maestro viene a interrumpir la continuidad deeste trabajo, y el plantel de claros discípulos que deja nosólo no puede aumentarse, sino difícilmente conservar suactividad a través de las dificultades crecientes, no la me-nor la desaparición del vehículo que servía para la exposi-ción de sus trabajos, y en la continuidad de ellos les alenta-ba : los Anales de Ciencias Naturales, gloriosos en su cortavida, pero interrumpidos con el fallecimiento de su principalpropulsor.

Lagasca, sin embargo, halla camino para exponer algu-nos de sus nuevos hallazgos, y en 1805 publica en Vars. deC. Lit. y Artes sus Caracteres diferenciales de once especiesnuez'as de plantas y de otras dos poco conocidas.

Poco después inicia su carrera docente como Viceprofe-sor en el Jardín Botánico de Madrid, al frente del cual estáentonces Zea, figura mediocre como botánico y destacadopolítico después, nada fiel a la causa española, a pesar delos favores y distinciones de que fue objeto en su rápida ca-rrera. En 1807 fue nombrado, según sus biógrafos, profesorde Botánica Médica y aplicó por primera vez en la enseñan-za en nuestro país el método de familias naturales. En esteperíodo realiza una incansable labor, cuyos frutos sólo seconocerán más tarde; no sólo las azarosas circunstancias nosólo dificultan los medios de trabajo y las publicaciones conpenurias materiales, sino que se les suman otros obstáculosque claramente no conocemos, pero de los que queda el tes-timonio en uno de sus escritos, lamentando la falta de apoyoque ha tenido desde la muerte de Cavanilles, cuya obra qui-so continuar, «pero la falta de recursos para imprimir

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X I I ANALES DEL I. BOTÁNICO A. J. CAVANILLES

— dice — y el haberme negado el Gobierno de Carlos IV suauxilio, que imploré al efecto, han sido la causa de que nohaya publicado ni aquellos mismos trabajos, que manuscri-tos suplían, en parte, a los discípulos la falta de libros parala enseñanza de la Botánica». No pudo, añade, ni publicarun resumen «por motivos, que juzgo conveniente sepultar-los en el olvido, porque la libertad de la imprenta, sancio-nada tan oportunamente por el Soberano y la ilustre gene-rosidad de V. E., acorde siempre con las altas miras del Go-bierno [se dirige al Marqués del Rafal] han allanado quan-tas dificultades se oponían a mis deseos». Como las doctri-nas que Lagasca desenvolvía en aquellos escritos eran me-ramente botánicas y se referían exclusivamente a cuestio-nes fitográficas, no es fácil comprender dónde estarían losreparos y cuáles serían los espíritus mezquinos que losopondrían.

Durante la guerra de Independencia, que ha renovado-los lazos de sangre de los pueblos peninsulares, Lagasca,que desoyendo ofertas y halagos, se une a los ejércitos pa-triotas como médico militar, halla espacio entre las marchasfatigosas, entre las batallas y la labor agobiante de los hos-pitales, para estudiar y reconocer botánicamente las comar-cas donde su ejército opera y, lo que es más extraordina-rio, para ordenar y disponer psra la publicación y llevarlaa efecto en tan difíciles circunstancias, la primera parte desus Amenidades naturales de las Españas, que ven la luz endiciembre de 1811; la segunda parte de esta misma publica-ción apareció en 1821. En el intermedio había dado una obramás extensa, aunque la modestia tipográfica en que, comolas anteriores, va envuelta — y aun así es casi increíble quepudiera verlas impresas en tiempos de tanta penuria — , laconfieran exteriormente la apariencia de un folleto ; me re-fiero al Genera et species plantarum, quae novae sunt autnondum recte cognoscuntur.

Completan su actividad durante este periodo, el más fe-cundo y fructífero de su vida, su Elenchus plantarum, lasPlantas barrilleras de España en 1817, y, en otro orden decosas, en el de las aplicaciones de la ciencia a la economía,

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LA SEGUNDA REUNIÓN DE BOTÁN'CA PENINSULAR XIII

sus Adiciones a la agricultura dc Herrera, generosa ten-tativa de renovación de una obra a la vez clásica y popu-lar, que ha conservado su prestigio a través de los siglos.Lagasca ha incluido en ella, aparte de su estudio bibliográ-fico sobre las ediciones anteriores y del histórico sobre suautor, la Lista de plantas útiles para prados y forrajes,- yde las inútiles y dañosas a los ganados ; otra lista de losvegetales harinosos silvestres, cuyos frutos o raíces contie-nen almidón unido con un principio dulce y mucilaginosoy las propiedades de muchas de las plantas cultivadas.

Y estas manifestaciones de su actividad en años tan du-ros y poco favorables para el cultivo de la ciencia, no sonla totalidad, ni siquiera, seguramente, la mayor parte deellas. Aparte de su labor de cátedra, de la reorganizacióndel Jardín Botánico de Madrid, tiene en el telar la obrafundamental con que sueña, la Flora española, cuyos ma-teriales avaramente acrecienta por días, reuniendo para elladesde los frutos de sus excursiones juveniles, a los reco-gidos en sus exploraciones bajo la dirección de Cavanilles,a los espigados entre las sangrientas campañas que enro-jecieron las plantas recogidas, y los que ahora en plenamadurez y dominio puede allegar desde el alto sitial cien-tífico que en la botánica de nuestro país ocupa. Con'estaobra, paralelamente a ella, y combinadas sus fuerzas crea-doras con las de su compañero, no menos docto y esfor-zado, Simón de Rojas Clemente, camina la Ceres española,que por su importancia y riqueza se va a convertir en Ce-res universal..

La personalidad insigne de Lagasca se proyecta así endiversas direcciones dentro de la ciencia de las plantas y sedibuja ya claramente en todas sus potencias y posibilida-des, que en parte alcanzan el rango de realizaciones. Si pa-samos rápidamente revista a alguna de éstas observaremosque constituyen su obra:

1.° Estudios que continúan la sistemática clásica dedescripción de género y especies nuevos o poco conocidos,no escapándose a ella lo referente a comparaciones geo-gráficas.

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XIV ANALES DEL I. BOTÁNICO A. J. CAVANILLES

2.° Aunque no se descuida el estudio de formas exóti-cas, se desenvuelve con especial interés y método un plande estudio de las plantas españolas, que debía conducir ala redacción de una flora hispánica.

3.° Si bien la atención se ha dirigido especialmente ala Fanerogamia, la Criptogamh no queda tampoco fuerade su cuadro.

4.° Por otra parte, se entra también en la introduccióndel método de familias naturales y se investiga directamen-te la estructura de dos de estos órdenes naturales.

5.° Se fija igualmente el interés en las aplicacionesagrícolas, lo cual conducía, por otro lado, a estudios deL•microsistemática, en colaboración con Clemente.

Cualquiera de estos aspectos de la obra lagascense re-queriría para ser estudiado, mucho más espacio y tiempodel que puedo pedir de vuestra amabilidad.

Como ya se dijo en el estudio de los órdenes o familiasnaturales (los dos términos se usan aún por este tiempo, yasimismo lo hace Lagasca, como sinónimos), corresponde anuestro autor el mérito de haberlos introducido en nuestraenseñanza. Y no porque Cavanilles y otros de nuestroseminentes botánicos no los conocieran, sino porque comoya he repetido en otras ocasiones, eran temas de investiga-ción en parte diferentes a los de géneros y especies y enorden didáctico ofrecían otras dificultades que hicieron queCavanilles, por ejemplo, no les otorgara su preferencia.

El mismo Lagasca ha seguido en la exposición de suobra sistemática más extensa el Sistema sexual linneano, sibien adicionando en muchos casos a los géneros la indica-ción del lugar que les corresponde dentro del método defamilias. Pero sus investigadores propias en este terrenohan ahondado especialmente en el análisis de dos de éstas,una de ellas las umbelíferas, a las que se dirige su Dispo-sitio umbelliferarum carpologica, con otros trabajos ante-riores y posteriores ; otra la creación de una nueva familiau orden natural dentro de la entonces considerada comola de las Compositae; es este grupo natural el de lasChoenantophorae que hoy llevan el nombre dado por D. C.

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LA SEGUNDA REUNIÓN DE BOTÁNICA PENINSULAR X V

más tarde de Labiatiflorae y al que nuestro botánico ha asig-nado como Character differentialis el poseer Flosculi limbobilabiato, labio e.vteriorc latiore y a las que ha señalado, enla clasificación natural, lugar entre las Cicoriaceos y las Co-rimbiferas.

En esta labor y e;i las otras de la sistemática clásica hanido surgiendo de la observación lagascense géneros y es-pecies nuevas, en parte admitidos después por todos los bo-tánicos como Boutelua, Soldeviíh, Espinosa, Lafuentea,Bahia, bastante para acreditarle como eximio botánico.

Pero las perspectivas de la concepción lagascense noterminaban aquí; su espíritu generoso le llevaba a alimen-tar planes que rápidamente elevaran el nivel de la culturanacional, como nos revela el Discurso leído en la Sala deLecciones del Jatdín Botánico de Madrid al principiar elcurso de botánica general el día 9 de abril de 1821. Sale enél del marco de la botánica, aprovechando la memorableocasión para exponer «la posibilidad de llevar a cabo en elbreve espacio de tres años el proyecto de instrucción pú-blica presentado a las Cortes por su Comisión en la legis-latura de 1820».

Todo él está esmaltado de hermosas ideas, muchas delas cuales ningún vigor han perdido en el curso del tiem-po ; es, por otra parte, un documento precioso para saberel estado en que por aquél entonces se encontraba la res-tauración de los establecimientos científicos en nuestro país.En su renovación pone al frente de los otros conocimien-tos las ciencias naturales y la química, habla de las posibi-lidades que en este terreno tenía la nación en aquellas fe-chas, y añade: «Y, sobre todo, tenemos sangre españolaque arde por ver llevada a colmo la dicha de nuestra pa-tria».

Con visión certera ve en lo que va a ser la renovaciónde la Universidad el papel de la Segunda Enseñanza y elde la Tercera, esto es, de la que hoy consideramos comoexclusivamente universitaria ; planea para la primera nume-rosos centros y reduce la segunda a seis Universidades paraestudios de Teología y Derecho y seis escuelas especiales

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X V I ANALES DEL I. BOTÁNICO A. J. CAVANILLES

y bien dotadas para Medicina. Pide para ello el auxilio eco-nómico de los españoles pudientes e ilustrados, de las So-ciedades, Cabildos, Consulados y propietarios y comercian-tes ricos; propugna la creación de una Escuela Nacionalpara preparar docentes en Historia Natural, Física, Quími-ca y Agricultura; su perspicacia y su patriotismo aunadosseñalan caminos, plantean problemas, allegan soluciones.

Todos estos sueños, todas estas nobles aspiraciones derenovación y mejoramientos patrios duran poco; los es-fuerzos para realizarlos son vanos, y Lagasca se ve envueltoen el turbio oleaje de los tiempos adversos, se ve forzadoa la emigración, al destierro, y al embarcar en Sevilla vanno sólo por la borda los sueños, sino con ellos el equipajede los diputados que las turbas indoctas arrojan al agua;lo mejor de los escritos lagascenses inéditos, y entre ellos,como pérdida irreparable, los manuscritos para la Flora Es-pañola.

El resto de la obra lagascense queda así virtualmentefrustado; aún en 1825 publicará sus Observaciones sobrela familia natural de las aparasoladas, aún dará cuatro fascícu-los de plantas de su Hortus sicus londinensis, y continuarásus estudios para la Ceres, éstos en considerable medida,pues según Colmeiro se dibujaron en Londres más de cienláminas bajo su dirección, pero esta obra que, como la otra,prometía ser del mayor interés, no llegó a publicarse.

Indemnizáronle en alguna medida de sus amarguraslas muestras de consideración que recibió por entonces delos más destacados botánicos, y el trabajo personal con al-guno de ellos no cabe duda que contribuyó a aumentar sufama, pero no pudo remediar la merma de su labor.

Hubo de conocer días de ?ngustia, estrecheces rayanasen la miseria : después su salud se quebrantó, por lo cualhubo de trasladar su residencia a la isla de Jersey, dondeparece supieron aprovechar su experiencia y profundos co-nocimientos para mejorar la condición y rendimiento de suscereales.

Levantada, por fin. la interdicción, vuelve Lagasca asu patria tan amada, es reintegrado en sus cargos y fun-

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LA SEGUNDA REUNIÓN DE BOTÁNICA PENINSULAR X V H

ciones, pero se halla agotado, enfermo ; la muerte, que leacecha, no tardará en llevársele...

Su gloria, su figura, no han perdido con la adversidad;quedan enmarcadas con la aureola romántica de los que sesacrifican; su patria sí, ha perdido una parte de su obra,ha perdido todo lo que su genio ofrecía a su servicio en eldoble camino de cultivar las inteligencias y las tierras, por-que así como la divisa patriótica de Cajal fue, como sabe-mos, «que no se pierdan los ríos en el mar y los cerebrosen la ignorancia», podríamos cifrar la de este otro espíritu,parejo al suyo en la voluntad y el entusiasmo, en está otra:Cultivo y Cultura.

Discurso del Sr. Pinto da Silva:

A continuación, el Sr. Pinto da Silva pronunció las siguientespalabras:

Foi-me confiada .1 honrosa e grata missáo de, em nomedos botánicos portugueses participantes desta II Reum'aóde Botánica Peninsular e em nome de Esta«;áo Agronómi-ca Nacional, de Secavém, que tenho a honra de representar,dizer algumas palavras neste solene acto de homenagem aLa Gasca.

Da vida e da obra de D. Mariano de La Gasca e Seguraacabamos de ouvir estudos completos, ditos brilhantemente,em orac.6es primorosas, na soante lingua de Cervantes. Asminhas palavras seráo modestas e ditas em portugués — naoserao, porém, as de um Vieira.

Nestn simpática térra aragonesa de Encinacorba, cujonome recorda a da arvore forte e rústica das colinas e ser-ras de Aragíio, nasceu La Gasca em 1776, La Gasca, umdos grai?des príncipes da Botánica Peninsular, que enfileira,como estréla de primera grandeza, ao lado de Cavanilles,-de Brotero, de Mutis e de Loureiro.

Em muitos passos a sua vida recorda a do lusitano Bro-tero : a sua inieiacao em teología, os seus estudos em me-dicina, o exilio em horas infortunadas da Patria, e até asua experiencia na política.

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XV11I ANALES DEL I. BOTÁNICO A. J. CAVANILLES

Há na sua vida passagens que bem definem o Hornemc o sabio: a sua digna decisáo perante o invasor, ao»recwsar aceitar «a dádiva de máos manchadas de sangue ede iniquidades» é urna essas atitudes que sao timbre doscaracteres nobres e fortes; como agrónomo que sou le-cordarei um outro passo : o facto de Lagasca se ter inte-ressado também pelas plantas cultivadas ou, de um modo

. mais geral ,por problemas de feic,áo agrícola ou farmacéu-tica : as plantas produtoras de soda, o medicinal liquen

. Cetraria islandica, o. melhoramento dos prados e, enfim, a«Ceres espanhola» onde estudou os trigos.

Como diz Colmeiro: «o seu nome está mil vezes repe-todo ñas obras de botánica». Assim, todos nos, a cada pas-so, o recordamos e o admiramos.

Que a sua memoria alenté quantos se dedicam ao estu-do da rica e complexa flora da Península Hispano-lusitanae nos dé coragem e entusiasmo para proseguir!

Después los participantes fueron invitados en el Ayuntamien-to a un Vino de Honor, terminado el cual regresaron a Sariñe-na para el almuerzo. Por la tarde, se prosiguió el viaje, con unaparada para herborizar en el Puerto de Paniza, a Daroca, dondese pernoctó.

La mañana del domingo, día 26, se dedicó al descanso, y porla tarde se hizo el viaje hasta Albarracín, donde se celebró unacto en memoria del botánico D. Bernardo Zapater, seguido deuna cena en el Ayuntamiento, y maichando, acto seguido, a per-noctar en Teruel.

El lunes, día 27, por la mañana, los botánicos participantesen la Reunión depositaron unas coronas en los monumentos alos botánicos Lóseos y Pardo, y, por la tarde, se celebró en laBiblioteca Publica un acto académico, en el que el Catedráticade Ciencias Naturales del Instituto, D. Dimas Fernández-Galia-no, pronunció las siguientes palabras:

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LA SEGUNDA REUNIÓN DE BOTÁNICA PENINSULAR X I X

Discurso de ü. Dimas Fernández-(J altano

«Excelentísimo Señor, llustrisimas Autoridades, Queri-dos colegales españoles y extranjeros, Señoras y Señores:

Al tomar la palabra en este acto en nombre del Insti-tuto de Estudios Turolenses, stan mis primeras frases deagradecimiento hacia quienes nos honran hoy con su visi-ta, agradecimiento porque hayan venido a compartir connosotros unas horas, y agradecimiento aún mayor por ha-ber tenido el noble rasgo de dedicar parte de su tiempo,sustrayéndolo a tareas muy importantes, a hacer patente suadmiración y rendir tributo de homenaje a los botánicos deesta provincia.

Especialmente quiero hacer constar la satisfacción detodos los aquí reunidos por la concurrencia de los botáni-cos "extranjeros y muy singularmente por la de nuestroshermanos portugueses. Nos sentimos emocionados al con-templar que ellos sienten y aman nuestras figuras, comonosotros las suyas, y hacemos fervientes votos porque estaintima colaboración entre los botánicos peninsulares tengafecundas consecuencias para la ciencia botánica de nuestrosdos países. La amistad que tuvieron los dos más grandesbotánicos de España y Portugal, D. José Cavanilles y donFélix de Avellar Brotero, se perpetúa hoy en estas Reunio-nes de Botánica Peninsular.

Hoy nos reunimos en Teruel para prestar homenaje alos botánicos de esta provincia y se me ha pedido por elDoctor Rivas Goday que sea el portavoz de Teruel en esteacto, lo que es para mí un honor y un grato encargo, por-que yo, como muchos de aquí lo saben, profeso una ín-tima admiración y simpatía hacia las figuras egregias deestos hombres ilustres.

Me he propuesto centrar el homenaje a los botánicosturolenses en tres nombres: D. Bernardo Zapater, D. JoséPardo y Sastrón y D. Francisco Lóseos. Estos tres hom-bres representan, sin embargo, a un número mucho mayorde botánicos más humildes y menos conocidos que, no obs-

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X X AXALES DEL I . BOTÁNICO A. J. .CAVANILLES

tante, tuvieron muchos de ellos un mérito extraordinario,tanto por su afición como por su laboriosidad, aunque sunombre no haya ascendido a las cumbres de la fama. Sonlos humildes obreros de la Ciencia que, en suma, son tam-bién necesarios, aunque no sea más que para conservar elfuego sagrado de la Ciencia en los períodos vacíos de gran-des figuras, o para ayudar a colaborar con los más ilus-tres.

Vaya, pues, por delante, una breve relación de nombresde estos botánicos de menor talla, a los que, repito, va di-rigido también este homenaje.

D. Agustín Xarnes. Farmacéutico de Tronchón.D. Fabián Gascón de Villarroya de los Pinares, ambos

del siglo XVIII.

D. Ramón Martín, Farmacéutico de Mosqueruela.D. Lorenzo Grafulla, Farmacéutico de Valderrobres.D. Antonio Badal, Cura Párroco de Las Parras de

Martín.D. Vicente Lóseos, Farmacéutico de Palomar de Arroyos.D. Juan Benedicto. Farmacéutico de Monreal del CampoD. Joaquín Gargallo, Farmacéutico de Alloza.T>. Doroteo Almagro, Veterinario de Tramacastilla.D. Salvador Pardo, Farmacéutico de Valderrobres.D.a Blanca de Catalán de Ocón, de Albarracín; etcé-

tera.

Tiene, además, valor simbólico en nuestra geografíaprovincial la elección de Zapater, Lóseos y Pardo, para estehomenaje. El primero, representando a las tierras altas yfrías ; los segundos, a las tierras bajas, templadas por elMediterráneo : todos, sin embargo, trabajando por vina úni-ca causa y una única vocación.

Estos tres vieron la luz por los mismos años. En 1822nace Pardo, y al año siguiente, 1823, Lóseos y Zapater, eluno en Samper de Calanda, y el otro en Albarracín.

Trataré primeramente de Lóseos y Pardo, conju^««en-te, ya que conjunta fue su obr?., en la que colaborare*! tanestrechamente.

Nació D. Tose Pardo Sastrón en Torrecilla de Aleaííiz

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LA SEGUNDA REUNIÓN DE BOTAN CA PENINSULAR X X I

el 15 de abril de 1828. La tradición familiar le inclinó haciala farmacia, siguiendo las huellas de su padre, su abuelo ytatarabuelo, todos ellos farmacéuticos de profesión. Duran-te el curso de la carrera ya prendió en él la afición botáni-ca que le inculcó el gran Colmeiro, de quien fue discípulo,y para el que herborizaba cuando estudiante, de manera que,cuando se estableció en Castellote era ya un experto reco-lector, aunque todavía no fuese un competente botánico.Por entonces, era farmacéutico de Chiprána, cerca de Cas-pe, don Francisco Lóseos y Bernal. Xo tenía éste en lafamilia la tradición farmacéutica de Pardo, pero sí la sa-nitaria, pues era hijo de un médico que, reintegrado a lavida civil después de luchar contra los franceses en la gue-rra de la Independencia, cumplía su benéfica misión enSamper de Calanda, en donde nació Francisco Lóseos el 12de junio de 1823. Lóseos había estudiado en el Colegio deEscolapios de Alcañiz y posteriormente en Zaragoza, losestudios del bachillerato, y es muy posible que su vocaciónhacia el estudio de la naturaleza tuviera su origen en donFlorencio Bailarín, Catedrático de Historia Natural, de quien

• • conservó la amistad toda su vida. Ya en Madrid, las lec-ciones de Colmeiro decidieron definitivamente su vocación,y vuelto a su tierra, ésta sufrió nuevo y gran impulso gra-cias a la amistad de Pardo Sastrón, que, un año más viejoque él y más experimentado en la botánica, fue en el prin-cipio su verdadero maestro.

De esta manera, los dos jóvenes farmacéuticos empren-de una labor ambiciosa: la de confeccionar una Floraaragonesa que pueda servir de base a estudios más profun-dos sobre la vegetación de estas tierras. Se dedican a ellacon ahinco, y al cabo de pocos años, en 1801, tienen listala obra para su publicación. Lóseos se ha trasladado haceunos años a Castelserás, probablemente para estar más encontacto con su amigo y colaborador, y la obra, teniendo encuenta la enorme labor que representaba, había sido elabo-rada con gran rapidez, gracias ? este contacto personal.

Sin embargo, las dificultades empezaban entonces. A pe-sar de las muchas personas a quienes acudieron nuestros

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X X I I A.VALES DEL I. BOTÁNICO A. J. CAVANILLES

botánicos con ruegos y peticiones para que fuera factiblesu publicación, nadie daba valor a estos trabajos en la Es-paña de entonces, y sólo reciben en respuesta palabras ydisgustos. Hasta que tienen una idea feliz, que consiste enenviar el manuscrito a Mauricio Willkomm, el eminente sa-bio alemán, que acoge con todo interés la obra de los far-macéuticos tierrabajinos y se encarga de su traducción allatín y de su publicación en la ciudad de Dresde, despuésde enriquecería con notas y correcciones suyas.

La obra es magnífica. La Series inconfecta plantarumindigenarum Aragoma comprende nada menos que 2.460 es-pecies distintas, muchas de ellas nuevas, la mayoría de ellascreadas por Lóseos y Pardo, en gran número nuevas paraAragón. Algunas de las plantas nuevas de esta Series incon-fecta fueron creadas por Willkomm sobre ejemplares remi-tidos por los turolenses. Las criptógamas fueron determina-das por Rabenhorst.

A raíz de esta publicación, Lóseos y Pardo, pero singu-larmente el primero, entraron en una fase de extraordinariaactividad botánica, poniéndose en comunicación con los máseminentes científicos de Europa y convirtiendo la farmaciade Lóseos, la Agencia de Castelserás, como a él le gustabadecir, en un centro botánico de interés mundial. Empren-dió entonces Lóseos una tarea de un interés extraordinario.Quiso formar un herbario que comprendiese, al principiotodas las plantas de Aragón, pero que más tarde se ampliasecon las plantas de todas las provincias españolas, con obje-to de reunir toda la Flora de la Nación. El proyecto, sinduda, era ambicioso, y el mismo Lóseos sentía concienciade ello, puesto que denominó a esta colección el «HerbarioNacional». Con el fin de ponerlo a disposición de los estu-diosos dispuso su depósito en el Instituto Nacional de En-señanza Media de Teruel, y tengo la satisfacción de partici-par a ustedes que todavía hoy existe, a pesar de la destrucciónde esta ciudad durante la guerra, y que está en buen estadode conservación en la cátedra que tengo a mi cargo.

Aparte de estas actividades, Lóseos y Pardo iban perfi-lando su Flora aragonesa, y en 1866 lanzaban una nueva

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LA SEGUNDA REUNIÓN DE BOTÁNICA PENINSULAR X X I I I

edición, esta vez publicada a sus expensas en castellano yen Alcañiz. Titulase ésta Serie imperfecta de las plantas ara-gonesas espontáneas, y comprende 2.624 especies, esto es,164 más que la Series inconfecta.

Después de la publicación de esta obra, la colaboraciónde Lóseos y Pardo ya no fue tan íntima. Pardo Sastrón,hombre de menos inquietudes que Lóseos, siguió cultivandoJa botánica de un modo más callado, muy de acuerdo con sucarácter extraordinariamente modesto, que por propia vo-luntad jamás figuró su nombre en primer lugar mientrasduró la colaboración de ambos. Lóseos, en cambio, másbrillante, más activo y más emprendedor que su colega yamigo, sigue laborando con entusiasmo, y se engolfa enempresas que a veces exceden de sus medios físicos y eco-jiómicos. Es en esa época, cuando, no contento con haberfundado el Herbario Nacional, emprende la tarea de cimen-tar un Herbario de Aragón, que deposita en la SociedadEconómica de Amigos del País de Zaragoza y brinda a sus•colegas para que lo enriquezcan con nuevas plantas. Es laépoca en que crea la Series Exiccata Florae Aragonensisque reparte por todo el mundo, pero que a la postre escasi su ruina material, a causa de que los gastos que le oca-siona no encuentran la correspondiente compensación, niel auxilio de las Autoridades. Al mismo tiempo da a la luzen Madrid, editado por el «Semanario Farmacéutico», que di-rigía don Vicente Martín de Argenta, su Tratado de Plan-tas de Aragón.

En tanto. Pardo Sastrón dirigía sus esfuerzos hacia te-mas botánicos de interés nacional y se dedicó al cultivo dela adormidera, con objeto de emancipar a España de la im-portación del opio, labor en la que conjugaba sus dotes debotánico, su vocación farmacéutica y su gran patriotismo.

Lóseos no pudo a la postre soportar los gastos y lostrabajos de la Exsiccata. Arruinada su economía hasta elpunto de tener que vender la medalla que por su Herbariode Aragón le había concedido la Sociedad Económica deAmigos del País, tuvo que reducir gastos privándose inclusode las relaciones internacionales con el resto de los botáni-

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X X I V ANALES DEL I . BOTÁNICO A. J. CAVANILLES

eos. Unos años después, tras volver a la actividad, colabo-rando con Willkomm, enviándole plantas aragonesas para sus;llustrationes Fióme Hispaniae, cae víctima del cólera en elaciago año de 1885. Apenas pudo reponerse de esta enfer-medad, que tan quebrantado le dejó, y poco tiempo después,el 20 de noviembre de 1886, muere en Castelserás, dondehabía vivido durante treinta y tres años.

Pardo Sastrón, en cambio, le sobrevivió muchos años.En Torrecilla de Alcañiz y después en Valdealgorza, siguiótrabajando en la confección de su obra principal, el Catalogao enumeración de las plantas dc Torrecilla de Alcañis, asíespontáneas como cultivadas, obra que contiene 1.022 espe-cies, y que vio la luz en las páginas del Boletín de la Socie-dad Aragonesa de Historia Narural, lo mismo que su Apén-dice al Catálogo de plantas de Torrecilla de Alcañis. Dato?que podrán servir para escribir el catálogo de plantas de Val-dealgorfa. También escribió siendo ya octogenario una im-portante monografía sobre el té de Aragón, Jassonia gluti-nosa, en la que estudiaba esta planta tanto desde el puntode vista botánico como farmacológico, contraponiéndolo alté y prefiriéndolo a éste llevado de su ardiente patriotismo.

Finalmente, aureolado por la gloria como botánico y aúnconsiderado por sus paisanos como verdadero santo, por suextraordinaria piedad y caridad, entregó su alma a Dios enValdealgorfa el día 29 de enero de 1909, cuando contabaochenta y seis años.

Muy distinta fue la trayectoria profesional de D. Ber-nardo Zapater y Marconell. Nacido el 19 de agosto de 1823en Albarracin, y después de terminar la carrera de Inge-niero de Montes, abrazó la eclesiástica y vivió casi todasu vida en su ciudad natal, en donde le sorprendió la muer-te el 26 de diciembre de 1907. Zapater no fue solamentebotánico, porque su espíritu vivaz e inquieto no podía su-jetarse a una única actividad científica. Es así solamenteposible que sus escritos abarquen temas tan distintos como-la Malacología, la Prehistoria, la Botánica, las Matemáti-cas y la Entomología. Realmente, su fama como natura-lista .la tuvo gracias a sus importantes trabajos entornólo-

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LA SEGUNDA REUNIÓN DE BOTÁNICA PENINSULAR X X V

gicos y botánicos, pues desde ambos puntos de vista es-tudió la Sierra de Albarracín que, gracias a él, como decíael P. Navás, parece como si fuese uno de los sitios de Es-paña más ricos en fauna entomológica, pues a cada pasose citan en las obras sobre Lepidópteros, Albarracín y Te-ruel. En el aspecto botánico, colaboró con Lóseos en losSuplementos primero y segundo al Tratado de Plantas deAragón, y muchos años después, al final de su vida, la FloraAlbarracinense o Catálogo de las plantas de los alrededo-res de Albarracín y su Sierra, obra publicada en 1904, peroya mucho antes terminada, pues en 1895 habla Pau de di-cho catálogo, lamentándose mucho de que no haya visto laluz. Pau, por cierto, que le tenía en gran estima, dice deél: «Es una desgracia que colector tan eminente pase casiignorado, pues, sin exageración, afirmo que figura a lacabeza de los primeros herborizadores españoles. Es fácilque Lóseos, Costa, Vayreda, etc. no hayan recogido elnúmero de formas que el Sr. Zapater».

Fue atributo constante de la figura de Zapater su gransimpatía. Es curioso comprobar en los escritos de sus con-temporáneos y en las palabras de algunos que le conocie-ron que aún viven, cómo coinciden todas las opiniones enpresentarle como un hombre cordial, gran conversador ypleno de una infatigable actividad. No nos puede extrañar,pues, que Pau recuerde con agradecimiento la acogida quehalló por su parte cuando le visitó en Albarracín, y que elP. Navás diga que ;il conocerle quedó prendado de su con-versación.

También era muy suyo el encontrarse en el centro detodas las iniciativas que hicieran elevarse la ciencia espa-ñola, y por eso lo hallamos entre el grupo de naturalistasque, alrededor de Pérez Arcas, fundaron en 1871 la Socie-dad Aragonesa de Ciencias Naturales, de la que fue Presi-dente en 1903, después de Pardo Sastrón.

Al terminar mis palabras, cuiero desear que este acto,como el resto de los que han tenido lugar en estos días,no se limiten a ser una mera recordación, sino que se con-viertan en un estímulo y un acicate para la juventud turo-

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X X V I ANALES DEL I. BOTÁNICO A. J. CAVANILLES

lense, que espero siga dando grandes hombres. Que re-cuerden siempre el lema que adoptó Lóseos como propio:Res patriae cum possis non ¡Ilustrare, nefas. ¡Ay del queno pueda ilustrar las cosas de la Patria!

A continuación (intervinieron los Doctores Alvarez López,Barros Neves y Rivas Goday, cerrando el acto el Gobernadorcivil con unas palabras.

El martes, 28 de junio, se salió de Teruel camino de Segor-be, realizando una parada para herborización en el Puerto deJLscandón.

En Segorbe asistieron los expedicionarios a la colocación deuna lápida en la casa donde residió D. Carlos Pau, así como ala inauguración de un monumento al mismo botánico en los jar-dines de la ciudad. En este acto el Alcalde de Segorbe, D. Mar-celo Monzonis, pronunció las siguientes palabras:

Discurso del señor Alcalde de Segorbe:

Corría el año 1857. En la episcopal de Segóbriga exis-tía una plazoleta llamada «Plaza del Arroz», centro de con-tratación comercial de ese producto y de. otros granos ycereales.

Entre sus arcadas, edificios de grandes balconajes consus fachadas de piedra, restos históricos de hidalgas gene-raciones y pretéritas grandezas, el matrimonio D. ÁngelPau y D.a Josefa Español tenían en la casa número 2 unatienda de granos y harinas, de gran fama en el contorno.

El día 10 de mayo de 1857 aquel hogar modesto llenó-se de alegría por la llegada al mundo de un único hijovarón, que al correr de los años había de ser el sabio bo-tánico, honra de un pueblo y de su patria.

Al bautizarle se 1e impuso el nombre de Carlos, en ho-nor a D. Carlos de Borbón, Jefe tradicionalista de granprestigio en la región, de quien eran sus padres fervientesadmiradores.

Recibió Carlos Pau una educación severa pero justa,

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LA SEGUNDA REUNIÓN DE BOTÁNICA PENINSULAR X X V I I

que él al cabo de los años había de recordar con gratitud,porque le sirvió de norma en su vida.

Estudió las primeras letras, y después. Filosofía y La-tin en nuestro Seminario, y más tarde, el Bachillerato, queinterrumpió para ayudar a su padre en las faenas del co-mercio, y que luego reanudó en Valencia, con el fin deadquirir una carrera.

Testigos de sus correrías infantiles son: las calles tor-tuosas y pinas, «cuesta de la Catedral», «puerta de la Ve-rónica», la «Belluga», «Sopeña», etc., que al ampliarse elcampo de sus hazañas en la primavera y el estío, cuandoel valle dilatado de nuestra incomparable vega, se llenade verdes polícromos y vegetación exuberante, fue aleján-dose en sus excursiones hasta peñas de agustinas, estriba-ciones de la Sierra de Espadan, e ir a zambullir su cuerpoadolescente en las frescas aguas del río Paloncio, en suspozos de los Moros y de la Cuaderna.

En esta época es cuando se iniciaron sus aficiones a labotánica, y acabada la carrera se estableció en Segorbe defarmacéutico, ansioso de acercarse al término que tantoamaba.

Dedicado después exclusivamente a los estudios botá-nicos, coleccionó un herbario de cerca de 70.000 ejempla-res, fruto de la labor paciente de toda su vida, de la florade Europa, Asia y África, y muy especialmente de España.

El 9 de mayo de 1937, en pleno Alzamiento nacional,moría en su ciudad natal, el primer botánico de la épocacontemporánea, perdiendo con ello la clase Farmacéuticaunas de sus grandes figuras, y Segorbe uno de sus mejo-res hijos.

Nuestra ciudad, al transcurso de los años, se sentirá siem-pre orguiHosa de ¡perpetuar la memoria de este insignehombre de ciencia y gran segorbino que fue Carlos Pau, aquien dedicamos este homenaje.

Acto seguido se celebró un acto académico en el teatro de laciudad, en homenaje del ilustre botánico, en el que intervinieronlos Doctores Rozeira, Font Quer y Losa. .*

Transcribimos a continución el discurs» de este último.

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Discurso de D. Mariano Losa España:

Ilustrísimos Señores y Señoras: En este homenaje (dcadmiración y gratitud que hoy hacemos aquí), los botáni-cos españoles, acompañados por los más ilustres naturalis-tas portugueses, que, hermanados con nosotros por razo-nes geográficas y unidos por los lazos de la ciencia, queaproxima y hace amigos a los hombres, cualquiera que seasu patria y su idioma, rendimos al que fue ilustre farma-céutico y gran botánico, ü . Carlos Pau, mi modesta inter-vención no podía faltar. Si estando yo presente en esteacto no hubiese dicho algunas palabras en recuerdo dePau, hubiese sido desleal a la memoria de nuestro ilustrecompatriota y hubiese cometido un pecado de desagrade-cimiento, porque creo deber mio decir públicamente que aPau debo gran parte de lo poco que significo entre los cul-tivadores de la botánica española.

Yo, realmente no puedo decir que Pau fuese mi maes-tro, pues mis relaciones con él fueron superficiales, perotuve relaciones epistolares con él durante más de cincoaños, y a través de esa correspondencia frecuente que en-tre ambos se cruzó, recibí alientos, consejos y enseñanzas,que me sirvieron de valiosa ayuda; Pau intervino en miformación botánica de una manera decisiva para mí; de-jadme que os explique como fue y vosotros juzgaréis des-pués.

Hacia el año 1919 había terminado mis estudios deldoctorado, pero para ser doctor era necesario hacer un tra-bajo de investigación que sirviera como tesis doctoral, sinel cual no se está, en realidad, en posesión del título dedoctor. Por aquella fecha ya ejercía yo la profesión de far-macéutico en un pequeño pueblo de la provincia de Bur-gos ; los ingresos que aquella farmacia producía eran mo-destos y mi fortuna personal escasa, así que no tenía su-ficientes medios económicos para trasladarme a Madrid denuevo- por espacio de dos o tres años, para hacer en algún

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LA SEGUNDA REUXIÓX DE BOTÁNtCA PENINSULAR X X I X

laboratorio de la Facultad, la tesis doctoral que necesitaba,y sin ella no podia ser doctor, galardón al que yo aspirabacon ilusión. No me quedaba otro camino que hacer por micuenta y sobre alguna disciplina que pudiese cursarla enmi residencia, algún trabajo que tuviese el valor científicosuficiente para poder presentarlo ante el tribunal que ha-bría de juzgarlo, y en las condiciones que yo estaba nopodía ser esta disciplina más que la Botánica. Tomé, pues,la decisión de hacer un trabajo sobre algún tema botánicode mi región, y empecé con entusiasmo a trabajar en él;durante cuatro años hice un buen número de excursionespor toda mi provincia, buscando las especies de Papilioná-ceas que en ella podían vivir; trabajo duro y fatigoso, sise tiene en cuenta lo extensa y montañosa que es mi pro-vincia ; al terminar este período de tiempo y cuando yacomprendí que la labor de campo podía estar casi termi-nada, empecé la clasificación del material recogido, y enesta tarea empezaron para mí las dificultades. Aunque ha-bía estudiado en la Facultad de Farmacia la Botánica conaprovechamiento y después la seguía practicando, eran mu-chos los inconvenientes que se me presentaban al quererclasificar por mi cuenta y con escasos libros, plantas nofáciles de determinar; apartado de los medios científicos,en posesión de pocos libros, sin ninguna persona conocidaversada en la materia a quien consultar las dudas que mesurgían, iba el tiempo pasando y el trabajo no se acababa;la desilusión empezó a hacer mella en mi espíritu y empe-cé a pensar en abandonar la empresa por creerla superiora mis fuerzas. Así estaban las cosas, cuando surgió un acon-tecimiento inesperado, que me hizo recobrar de nuevo elentusiasmo que iba perdiendo. Me encontraba un día reco-giendo plantas en los montes de Obarenes,, cuando divisé,no lejos del lugar en donde yo estaba, otra persona quetambién recogía plantas; me quedé al principio sorprendi-do, porque ignoraba que en la región donde yo ejercía laprofesión hubiese nadie que fuese aficionado a la Botánica;me acerqué hacia aquel inesperado competidor, lo saludéy nos dimos a conocer: yo era un modesto farmacéutico

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de un pueblo de La Bureba; él era un humilde lego delconvento de los Hermanos de la Doctrina Cristiana, deBujedo; el Hermano Elias, un infatigable recolector delHermano Sennen, que en Barcelona cultivaba con ardor laBotánica y repartía plantas de España por todo el mundo ;aquel día nació entre el Hermano Elias y yo una amistadque se fue consolidando con el tiempo y que sólo la muertede aquel infatigable botánico la pudo romper. Bujedo, elconvento donde vivía el Hermano Elias, estaba a unosonce kilómetros de mi residencia ; el primer domingo, des-pués de habernos conocido, me trasladé a Bujedo a visitaral Hermano Elias; yo que realmente no había visto nuncaInstitutos botánicos, ni nutridos herbarios, me quedé unpoco admirado al ver que la celda del Hermano Elias esta-ba llena de paquetes de plantas y que en una librería habíaun buen número de obras que yo no tenía: las obras deWillkomm, de Coste, de Rouy, de Godron, amén de buennúmero de revistas y de separatas de trabajos botánicosestaban allí y todo estaba a mi disposición, pues desde elprimer momento todo aquel material de trabajo y de con-sulta me autorizó para que lo usara ; esto me dio nuevosánimos, y con la consulta de obras que yo antes no habíamanejado y con el herbario del Hermano Elias, logré ori-llar algunos de los obstáculos que tenían detenido mi tra-bajo ; pero con todo, quedaban especies de clasificación di-fícil, cuya determinación era dudosa y que impedían que sepudiese finalizar el trabajo ; estas dudas no sabía resolver-las el Hermano Elias; éste, en realidad, era un expertorecolector, a quien pocas o ninguna planta le pasaba des-apercibida en el campo, pero como botánico no se atrevía,en casos de duda, a dar una opinión con seguridad.

Y en este estado estaban mis problemas relacionadoscon mi trabajo de tesis, cuando intervino Pau. El hermanoElias tenía relaciones con Pau, le enviaba en consulta paraque se las determinase cuantas plantas él no podía clasificarcon seguridad; ¿ y por qué no podía hacer yo lo mismo ?Pau era farmacéutico, yo también; el ejercicio de la mismaprofesión o el cultivo de la misma ciencia une a los hombres,

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y yo podía sin conocerle dirigirme a el, como compañero,pidiéndole ayuda y consejo sobre los problemas botánicosque tenía entre manos y no acertaba a resolver. Así lo hice;a finales del verano de 1925 escribí a Pau exponiéndole misinquietudes y pidiéndole ayuda y consejo; no se hizo esperarla contestación; en ella me decía que estaba a mi disposicióny que podía enviarle en consulta mis plantas. Así se inicia-ron unas relaciones que también se fueron estrechando conel tiempo; cada año yo le mandaba la mayoría de las plan-tas que recolectaba, para que confirmase su determinacióno me rectificase, y Pau en esta correspondencia siempre meiba dando consejos que yo tenía en cuenta y que contribu-yeron a que mi formación botánica se fuese consolidando ;gracias a el, primero por la ayuda que me prestó revisán-dome las plantas sobre las que había hecho el trabajo detesis, pude hacerme doctor; después, gracias también a él,que me alentaba y me aconsejaba, proseguí con entusiasmocada vez mayor el cultivo de la Botánica; muchas veces hepensado que si no hubiese sido por Pau, probablemente nohubiese proseguido, después de hacerme doctor, los estudiossobre Botánica, y, por tanto, no hubiese podido ser añosmás tarde titular de una cátedra de Botánica como hoy losoy; por eso, como dije al principio, le guardo eterno re-conocimiento y su nombre perdurará eternamente en mi co-razón.

La memoria de Pau hay que procurar sostenerla vivaentre la clase farmacéutica; puede y debe ser un sím-bolo, un ejemplo de lo que puede hacer el farmacéutico rural,el farmacéutico que vive apartado de los grandes centrosculturales; su vida, es la demostración plena de que esexacto el refrán que dice, «que querer es poder»; Pau quisoser un gran botánico y lo consiguió; para ello necesitó de-dicar su vida a la ciencia, pero esto para cualquier hombreque tenga temperamento de luchador y afán de saber y de-seos de alcanzar una meta deseada, no es trabajo, es placer,porque placer espiritual grande y satisfacción viva se sientecada vez que se logra alcanzar aquello que se desea, y Pauló consiguió sin ayud'. económica de nadie, poniendo a con-

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tribución de la ciencia medios económicos que le hubiesenservido para gustar de otros placeres más materiales, másapegados al hombre que no sabe captar o sentir los placeresque producen el cultivo de las ciencias puras.

Decía que hay que sostener viva la memoria de Pau, para* que sirva de estímulo a las generaciones presentes y futuras

de farmacéuticos, y en esto creo que todos los presentesestarán de acuerdo conmigo, pero para lograrlo tenemos quehacer algo más que actos como éste, en donde sólo con pa-labras elogiosas y sentidas ensalzamos su vida fecunda detrabajador austero e incansable ; el efecto que producen losdiscursos de actos como éste, es pasajero ; =e asemeja alaroma de las flores, que nos emociona de momento, nosdeja un grato recuerdo poco después, para al final en unplazo no largo olvidarse por completo ; la vida actual esagitada, los hechos se suceden rápidos y en nuestra mentenuevas emociones reemplazan a otras en un continuo pasarde los días ; hay que apelar a otros remedios más eficaces silo queremos conseguir ; hay que procurar hacer obras másque discursos, pues las obras siempre son más eficaces ymás permanentes.

Una manera no difícil y eficaz de honrar la memoria dePau, podía ser creando entre los tres Colegios de Farma-céuticos de Valencia, Castellón y Teruel, una beca para pen-sionar a algún farmacéutico joven de la región que quisierahacer una tesis doctoral sobre algún tema relacionado conla botánica de esta comarca; aunque botánicamente la regiónestá bien conocida, todavía se puede hacer mucho sobre Mi-cología o sobre el estudio de las asociaciones vegetales quemás caracterizan la vegetación existente, o sobre otros temasrelacionados con la Botánica, que no son precisamente delcampo de la Sistemática; esta idea la dejo a la consideracióny al buen criterio de las directivas de los respectivos Cole-gios de farmacéuticos antes mencionados.

Y aunque podría decir en esta intervención mucho másen loor y memoria de Pau, voy a terminar porque no olvidoque mi amigo el señor Font Quer, tiene que hablar despuésque yo y no quiero fatigar más vuestra atención.

He dicho.

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Después de comer partió la expedición para Alcalá de la Sel-va, donde se pernoctó y donde se permaneció durante todo eldía siguiente, realizando herborizaciones en la Sierra de Gúdar.

Al día siguiente, jueves, día 30, se realizó el viaje a Zaragoza,con diversas paradas en e' camino y almuerzo en Alcañiz, y eldía 1 de julio se celebró en Zaragoza un acto final en el Salónde la Academia de Medicina, con la intervención de varios de loscomponentes de la Reunión y terminando con unas palabras delGobernador civil.

Y con ello se dio por terminada la II Reunión de BotánicaPeninsular, marchando los participantes a Madrid para regresara sus puntos de origen. Entre los acuerdos adoptados figura elpublicar un volumen en el que figuren los diversos trabajos, re-sumen de las investigaciones realizadas por los asistentes, con elCatálogo de las plantas recolectadas, así como celebrar la pró-xima Reunión en Portugal en fecha no fijada todavía.

Asistentes portugueses:

Dr. D. Joao Amaral Franco (*).Dr. D. Joao de Barros Neves.Dr. D. Ruy Telles Falhinha y señora.Dr. D. Antonio Pinto da Silva.Dr. D. Arnaldo Rozeira.Dr. D. Aníbal Concepción Santos (colector).Dr. D. Carlos das Neves Tavares y señora.

Asistentes españoles:

Dr. D. Enrique Alvarez López (*).Sr. D. Luis Aterido (colector) (*).Dr. D. Oriol de Bolos Capdevila (*).Dr. D. José Borja Carbonell.Sr. D. Manuel Calduch Almela (*).Dr. D. Fernando Cámara Niño.Sr. D. Antonio Casallo Gómez (*).Dra. D.a Cruz Casas de Puig (*).Dr. D. Cayetano Cortés Latorre.Dr. D. Emilio Fernández-Galiano.

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Dr. D. Fio Font Quer (*).Dr. D. Pedro González Guerrero.Sr. D. Miguel Hycka Maruniak.Dr. D. Manuel Jordán de Urríes.Dr. D. Mariano Losa España (*).Dr. D. Agustín Monasterio Fernández.Dr. D. Pedro Montserrat Recocer.Sr. D. Víctor Moreno Márquez.Dra. D.a Elena Paunero Ruiz.Dr. D. Salvador Rivas Goday.Sr. D. Antonio Rodríguez Martínez (colector).Sr. D. Carlos Vicioso ,Martíne.¿.

Asistieron también invitados, con carácter excepcional, los pro-fesores italianos doctor Beniamino Peyronel y señora, y el doc-tor Francesco Sappa y señora.

Los asistentes marcados con (*) estuvieron presentes solamenteen una parte de la Reunión.