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5 1 de marzo de 2017 Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno Ilustración de Erasmo Sánchez E ntre septiembre de 1846 y mayo de 1847, Venezuela, y específicamen- te la Provincia de Caracas, sufren una serie de revueltas y levantamientos de carácter popular que ponen en jaque al gobierno conservador de Carlos Soublette. Negros, indios, pardos, zambos y blancos libres, la mayoría de ellos dedicados a la- bores agrícolas y al comercio menor, engro- saban las filas de unos hombres que entre otras cosas exigían igualdad, prosperidad y libertad, ideas pregonadas durante el pe- ríodo de la independencia, y luego olvida- das con el pacto liberal de 1830. El clima económico desfavorable pro- piciado por el descalabro mundial de los precios del café a partir de 1839, leyes usu- rarias como la de Libertad de Contratos (1834) y Espera y Quita (1841), amén de un creciente control social con la mano de obra libre a través de numerosos bandos de policía que prohibían el libre tránsito de los jornaleros, hicieron que los campos de la Provincia ardieran intensamente durante este período. En ese contexto, la creación del Partido Liberal en 1840 y la difusión acalorada de sus ideas también alimenta- ron un espíritu de rebelión entre los secto- res menos favorecidos. ELECCIONES INCENDIARIAS Otro factor incendiario fue la polémica elección de agosto de 1846, contienda donde figuraba en primer plano Antonio Leocadio Guzmán -líder del partido liberal-, y cuyos resultados terminaron de caldear los ánimos en un país que contaba con una débil ins- titucionalidad. A las elecciones, en las que resulta vencedor el candidato conservador José Tadeo Monagas, le sigue el levanta- miento –en la población de Tucusurama, el 2 de septiembre– de“El Indio”Francisco José Rangel, hombre que no duda en que- mar la hacienda del influyente político y ministro paecista Ángel Quintero. Unos días más tarde, el 7 de septiem- bre, se levanta Ezequiel Zamora desde Guambra, exigiendo respeto al campe- La Rebelión Campesina de 1846-47 El estallido sino y prometiéndoles la muerte a los godos. A estos dos líderes les siguieron los Echeandía, en Barlovento; Rafael Flores, en Chara- llave, y Pedro Aquino, en el Guárico, entre otros. El Gobierno designó a José Anto- nio Páez, con 6.000 hombres bajo su mando, para hacerles frente a los insurrectos. La cantidad de recursos materiales asignada para la campaña fue de mu- cha consideración. Aunque el ejército conservador infringió duras derrotas a los insurgen- tes, Zamora y Rangel pudie- ron mantenerse en pie hasta marzo de 1847. Rangel fue asesinado y su cabeza conducida a Caracas a manera de escarmiento, mientras que Zamora tuvo que enfrentar un juicio por insurrección que inicial- mente pretendía llevarle al cadalso. Pero el proceso concluyó con el General del Pueblo Soberano libre, que se salvó de la pena de muer- te gracias a una decisión del para entonces presidente José Tadeo Monagas. A cambio, se le emitió un salvoconducto que le abrió las puertas del destie- rro, lo que le permitió mar- charse a la isla de Curazao. La rebelión popular de 1846-1847 ocupa un lugar muy importante en la his- toriografía venezolana, pero también en la memoria de nuestro pueblo, que con ade- lantos y retrocesos ha intenta- do reconstruir los principios de libertad e igualdad enunciados por este movimiento. Neller Ochoa - Diseño y diagramación José Manuel Hernández

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1 de marzo de 2017

Ministerio del Poder Populardel Despacho de la Presidenciay Seguimiento de la Gestión de Gobierno

Ilustración de Erasmo Sánchez

Entre septiembre de 1846 y mayo de 1847, Venezuela, y específicamen-te la Provincia de Caracas, sufren

una serie de revueltas y levantamientos de carácter popular que ponen en jaque al gobierno conservador de Carlos Soublette. Negros, indios, pardos, zambos y blancos libres, la mayoría de ellos dedicados a la-bores agrícolas y al comercio menor, engro-saban las filas de unos hombres que entre otras cosas exigían igualdad, prosperidad y libertad, ideas pregonadas durante el pe-ríodo de la independencia, y luego olvida-das con el pacto liberal de 1830.

El clima económico desfavorable pro-piciado por el descalabro mundial de los precios del café a partir de 1839, leyes usu-rarias como la de Libertad de Contratos (1834) y Espera y Quita (1841), amén de un creciente control social con la mano de obra libre a través de numerosos bandos de policía que prohibían el libre tránsito de los jornaleros, hicieron que los campos de la Provincia ardieran intensamente durante este período. En ese contexto, la creación del Partido Liberal en 1840 y la difusión acalorada de sus ideas también alimenta-ron un espíritu de rebelión entre los secto-res menos favorecidos.

ELECCIONES INCENDIARIAS Otro factor incendiario fue la polémica

elección de agosto de 1846, contienda donde figuraba en primer plano Antonio Leocadio Guzmán -líder del partido liberal-, y cuyos resultados terminaron de caldear los ánimos en un país que contaba con una débil ins-titucionalidad. A las elecciones, en las que resulta vencedor el candidato conservador José Tadeo Monagas, le sigue el levanta-miento –en la población de Tucusurama, el 2 de septiembre– de“El Indio”Francisco José Rangel, hombre que no duda en que-mar la hacienda del influyente político y ministro paecista Ángel Quintero.

Unos días más tarde, el 7 de septiem-bre, se levanta Ezequiel Zamora desde Guambra, exigiendo respeto al campe-

La Rebelión Campesina de 1846-47 El estallido

sino y prometiéndoles la muerte a los godos. A estos dos líderes les siguieron los Echeandía, en Barlovento; Rafael Flores, en Chara-llave, y Pedro Aquino, en el Guárico, entre otros.

El Gobierno designó a José Anto-nio Páez, con 6.000 hombres bajo su mando, para hacerles frente a los insurrectos. La cantidad de recursos materiales asignada para la campaña fue de mu-cha consideración. Aunque el ejército conservador infringió duras derrotas a los insurgen-tes, Zamora y Rangel pudie-ron mantenerse en pie hasta marzo de 1847.

Rangel fue asesinado y su cabeza conducida a Caracas a manera de escarmiento, mientras que Zamora tuvo que enfrentar un juicio por insurrección que inicial-mente pretendía llevarle al cadalso. Pero el proceso concluyó con el General del Pueblo Soberano libre, que se salvó de la pena de muer-te gracias a una decisión del para entonces presidente José Tadeo Monagas. A cambio, se le emitió un salvoconducto que le abrió las puertas del destie-rro, lo que le permitió mar-charse a la isla de Curazao.

La rebelión popular de 1846-1847 ocupa un lugar muy importante en la his-toriografía venezolana, pero también en la memoria de nuestro pueblo, que con ade-lantos y retrocesos ha intenta-do reconstruir los principios de libertad e igualdad enunciados por este movimiento.

Neller Ochoa - Diseño y diagramación José Manuel Hernández