rebelión y redención

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REBELIÓN Y REDENCIÓN Guía de Estudio de la Biblia (Lecciones de la Escuela Sabática) Edición para Adultos Enero-Marzo 2016 Autor David Tasker Dirección general Clifford Goldstein Dirección Marcos G. Blanco Traducción y redacción Rolando A. Itin Diseño Romina Genski Ilustraciones Lars Justinen Contenido Introducción 1. Crisis en el cielo............................................................. 5 2. Crisis en el Edén .......................................................... 12 3. La rebelión global y los patriarcas ................................ 19 4. Conflicto y crisis: Los jueces ........................................ 26 5. La controversia continúa .............................................. 33 6. Victoria en el desierto .................................................. 40 7. Las enseñanzas de Jesús y el Gran Conflicto .................47 8. Camaradas de armas ................................................... 54 9. El Gran Conflicto y la iglesia primitiva ........................... 61 10. Pablo y la rebelión ....................................................... 68 11. Pedro y el Gran Conflicto ............................................. 75 12. La iglesia militante ....................................................... 82 13. La redención ............................................................... 89 La oficina de las Guías de Estudio de la Biblia para Adultos de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día prepara estas Guías de Estudio de la Biblia. La preparación de las guías ocurre bajo la dirección general de la Comisión de Publicaciones de la Escuela Sabática, una subcomisión de la Junta Directiva de la Asociación General (ADCOM), que publica las Guías de Estudio de la Biblia. La guía publicada refleja la contri- bución de una comisión mundial de evaluación y la aprobación de la Comisión de Publicaciones de la Escuela Sabática, y por ello no representa necesariamente la intención del autor. © 2016 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día ® . Todos los derechos reservados. Ninguna por- ción de esta Guía de Estudio de la Biblia puede ser editada, alterada, modificada, adaptada, traducida, repro- ducida o publicada por cualquier persona o identidad sin autorización previa por escrito de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día ® . Las oficinas de las divisiones de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día ® están autorizadas a realizar la traducción de la Guía de Estudio de la Biblia, bajo indicaciones específicas. Los derechos autorales de esas traducciones y su publicación permanecerán con la Asociación General. “Adventista del Séptimo Día”, “Adventista” y el logo de la llama son marcas registradas de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día ® y no pueden ser utilizados sin autorización previa de la Asociación General. Colección Guía de Estudio de la Biblia GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS (Sabbath School Lessons), (USPS 308-600). Spanish-language periodical for first quarter, 2016. Volume 121, No. 1. Published quarterly by the Pacific Press ® Publishing Association, 1350 North Kings Road, Nampa, ID 83687-3193, U.S.A. Subscription price, $10.52; single copies, $3.99. Periodicals postage paid at Nampa, ID. POSTMASTER: Send address changes to GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS, P .O. Box 5353, Nampa, ID 83653-5353. Printed in the United States of America. TEXTO Y DIAGRAMACIÓN: CASA EDITORA SUDAMERICANA. IMPRESIÓN Y DISTRIBUCIÓN: PACIFIC PRESS ® PUBLISHING ASSOCIATION. SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE FOLLETO SIN EL PERMISO DE LOS EDITORES www.siete.biz

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REBELIÓN Y REDENCIÓNDe algún modo, y no sabemos exactamente por qué, el pecado surgió enl la perfecta creación de Dios, y ese pecado llegó a ser el punto inicial para loque entendemos como el Gran Conflicto. Sin embargo, una cosa sabemos, yademás muy bien: como seres humanos, estamos atrapados en medio de estacontroversia. Es una batalla de la que ninguno de nosotros puede escapar.Pero no debía ser así, no al comienzo. La creación fue “buena en gran manera”y bendecida por Dios. Aunque el Señor fue reconocido como el Sustentadorde esta creación perfecta, les dio a Adán y a Eva la responsabilidad de cuidar delo que él había hecho para ellos. El Gran Conflicto vino a la Tierra cuando Satanásengañó a Adán y a Eva con adulación y engaño, y desvió su lealtad de Dioshacia él. Si hubiesen permanecido fieles a lo que Dios les había dicho, si hubieranobedecido sus mandatos sencillos, el mundo como lo conocemos hoy, con todassus miserias, pruebas y sufrimientos, nunca habría aparecido.“Los esfuerzos de Satanás para desfigurar el carácter de Dios, para dar a loshombres un concepto falso del Creador y hacer que lo consideren con temor yodio más bien que con amor; sus esfuerzos para suprimir la Ley de Dios y hacercreer al pueblo que no está sujeto a las exigencias de ella; sus persecucionesdirigidas contra los que se atreven a resistir a sus engaños han seguido conrigor implacable. Se pueden ver en la historia de los patriarcas, de los profetasy de apóstoles, de los mártires y de los reformadores” (CS 13).Como respuesta a esta tragedia, Dios, que había previsto “antes de la fundacióndel mundo” (Efe. 1:4) que todo esto ocurriría, preparó un plan de rescate.Es lo que conocemos como el Plan de Redención. Esta redención fue prefiguradaen el informe del encuentro de Dios con Abram en Génesis 15, cuandopasó entre las piezas de los animales. La antigua ceremonia era una seguridadpara Abram, y para todos nosotros, de que Dios está personalmente involucradoen proveer una solución al problema causado por el pecado.

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Page 1: Rebelión y Redención

REBELIÓN Y REDENCIÓNGuía de Estudio

de la Biblia

(Lecciones de la Escuela Sabática)

Edición para AdultosEnero-Marzo 2016

Autor

David Tasker

Dirección general

Clifford Goldstein

Dirección

Marcos G. Blanco

Traducción y redacción

Rolando A. Itin

Diseño

Romina Genski

Ilustraciones

Lars Justinen

ContenidoIntroducción

1. Crisis en el cielo ............................................................. 52. Crisis en el Edén .......................................................... 123. La rebelión global y los patriarcas ................................ 194. Conflicto y crisis: Los jueces ........................................ 265. La controversia continúa .............................................. 336. Victoria en el desierto .................................................. 407. Las enseñanzas de Jesús y el Gran Conflicto .................478. Camaradas de armas ................................................... 549. El Gran Conflicto y la iglesia primitiva ........................... 61

10. Pablo y la rebelión ....................................................... 6811. Pedro y el Gran Conflicto ............................................. 7512. La iglesia militante ....................................................... 8213. La redención ............................................................... 89

La oficina de las Guías de Estudio de la Biblia para Adultos de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día prepara estas Guías de Estudio de la Biblia. La preparación de las guías ocurre bajo la dirección general de la Comisión de Publicaciones de la Escuela Sabática, una subcomisión de la Junta Directiva de la Asociación General (ADCOM), que publica las Guías de Estudio de la Biblia. La guía publicada refleja la contri-bución de una comisión mundial de evaluación y la aprobación de la Comisión de Publicaciones de la Escuela Sabática, y por ello no representa necesariamente la intención del autor.© 2016 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día®. Todos los derechos reservados. Ninguna por-ción de esta Guía de Estudio de la Biblia puede ser editada, alterada, modificada, adaptada, traducida, repro-ducida o publicada por cualquier persona o identidad sin autorización previa por escrito de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día®. Las oficinas de las divisiones de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día® están autorizadas a realizar la traducción de la Guía de Estudio de la Biblia, bajo indicaciones específicas. Los derechos autorales de esas traducciones y su publicación permanecerán con la Asociación General. “Adventista del Séptimo Día”, “Adventista” y el logo de la llama son marcas registradas de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día® y no pueden ser utilizados sin autorización previa de la Asociación General.

Colección Guía de Estudio de la BibliaGUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS (Sabbath School Lessons), (USPS 308-600). Spanish-language periodical for first quarter, 2016. Volume 121, No. 1. Published quarterly by the Pacific Press® Publishing Association, 1350 North Kings Road, Nampa, ID 83687-3193, U.S.A. Subscription price, $10.52; single copies, $3.99. Periodicals postage paid at Nampa, ID. POSTMASTER: Send address changes to GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS, P.O. Box 5353, Nampa, ID 83653-5353. Printed in the United States of America.

TEXTO Y DIAGRAMACIÓN: CASA EDITORA SUDAMERICANA.IMPRESIÓN Y DISTRIBUCIÓN: PACIFIC PRESS® PUBLISHING ASSOCIATION.

SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE FOLLETO SIN EL PERMISO DE LOS EDITORES

www.siete.biz

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INTRODUCCIÓN

REBELIÓN Y REDENCIÓN

De algún modo, y no sabemos exactamente por qué, el pecado surgió en la perfecta creación de Dios, y ese pecado llegó a ser el punto inicial para lo que entendemos como el Gran Conflicto. Sin embargo, una cosa sabemos, y además muy bien: como seres humanos, estamos atrapados en medio de esta controversia. Es una batalla de la que ninguno de nosotros puede escapar.

Pero no debía ser así, no al comienzo. La creación fue “buena en gran ma-nera” y bendecida por Dios. Aunque el Señor fue reconocido como el Sustentador de esta creación perfecta, les dio a Adán y a Eva la responsabilidad de cuidar de lo que él había hecho para ellos. El Gran Conflicto vino a la Tierra cuando Sa-tanás engañó a Adán y a Eva con adulación y engaño, y desvió su lealtad de Dios hacia él. Si hubiesen permanecido fieles a lo que Dios les había dicho, si hubieran obedecido sus mandatos sencillos, el mundo como lo conocemos hoy, con todas sus miserias, pruebas y sufrimientos, nunca habría aparecido.

“Los esfuerzos de Satanás para desfigurar el carácter de Dios, para dar a los hombres un concepto falso del Creador y hacer que lo consideren con temor y odio más bien que con amor; sus esfuerzos para suprimir la Ley de Dios y hacer creer al pueblo que no está sujeto a las exigencias de ella; sus persecuciones dirigidas contra los que se atreven a resistir a sus engaños han seguido con rigor implacable. Se pueden ver en la historia de los patriarcas, de los profetas y de apóstoles, de los mártires y de los reformadores” (CS 13).

Como respuesta a esta tragedia, Dios, que había previsto “antes de la funda-ción del mundo” (Efe. 1:4) que todo esto ocurriría, preparó un plan de rescate. Es lo que conocemos como el Plan de Redención. Esta redención fue prefigu-rada en el informe del encuentro de Dios con Abram en Génesis 15, cuando pasó entre las piezas de los animales. La antigua ceremonia era una seguridad para Abram, y para todos nosotros, de que Dios está personalmente involu-crado en proveer una solución al problema causado por el pecado.

Sí, Dios se ha comprometido a cargar sobre sí mismo la plena responsabi-lidad por toda la rebelión humana y a sufrir las consecuencias de cada mal que hemos cometido. Solo de esta manera podía Dios restaurar su relación con la

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INTRODUCCIÓN

REBELIÓN Y REDENCIÓN

De algún modo, y no sabemos exactamente por qué, el pecado surgió en la perfecta creación de Dios, y ese pecado llegó a ser el punto inicial para lo que entendemos como el Gran Conflicto. Sin embargo, una cosa sabemos, y además muy bien: como seres humanos, estamos atrapados en medio de esta controversia. Es una batalla de la que ninguno de nosotros puede escapar.

Pero no debía ser así, no al comienzo. La creación fue “buena en gran ma-nera” y bendecida por Dios. Aunque el Señor fue reconocido como el Sustentador de esta creación perfecta, les dio a Adán y a Eva la responsabilidad de cuidar de lo que él había hecho para ellos. El Gran Conflicto vino a la Tierra cuando Sa-tanás engañó a Adán y a Eva con adulación y engaño, y desvió su lealtad de Dios hacia él. Si hubiesen permanecido fieles a lo que Dios les había dicho, si hubieran obedecido sus mandatos sencillos, el mundo como lo conocemos hoy, con todas sus miserias, pruebas y sufrimientos, nunca habría aparecido.

“Los esfuerzos de Satanás para desfigurar el carácter de Dios, para dar a los hombres un concepto falso del Creador y hacer que lo consideren con temor y odio más bien que con amor; sus esfuerzos para suprimir la Ley de Dios y hacer creer al pueblo que no está sujeto a las exigencias de ella; sus persecuciones dirigidas contra los que se atreven a resistir a sus engaños han seguido con rigor implacable. Se pueden ver en la historia de los patriarcas, de los profetas y de apóstoles, de los mártires y de los reformadores” (CS 13).

Como respuesta a esta tragedia, Dios, que había previsto “antes de la funda-ción del mundo” (Efe. 1:4) que todo esto ocurriría, preparó un plan de rescate. Es lo que conocemos como el Plan de Redención. Esta redención fue prefigu-rada en el informe del encuentro de Dios con Abram en Génesis 15, cuando pasó entre las piezas de los animales. La antigua ceremonia era una seguridad para Abram, y para todos nosotros, de que Dios está personalmente involu-crado en proveer una solución al problema causado por el pecado.

Sí, Dios se ha comprometido a cargar sobre sí mismo la plena responsabi-lidad por toda la rebelión humana y a sufrir las consecuencias de cada mal que hemos cometido. Solo de esta manera podía Dios restaurar su relación con la

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raza humana, las relaciones entre los humanos y la relación de la humanidad con el resto de la creación.

En este contexto que abarca todo, vemos la pasión insaciable de Satanás por desfigurar la creación y eliminar al pueblo de Dios. Sus estrategias están reveladas en la Biblia, donde el bien y el mal se muestran entre hermanos, fami-lias y naciones sitiadas. Se ve en tiempos de opresión, hambrunas, esclavitud y exilio; en intentos frustrados para la reconstrucción después de un desastre; en las lealtades divididas y las atracciones de las prácticas idolátricas.

En todas las Escrituras, Dios está constantemente derrotando los propósitos de Satanás. La venida de Jesús como Emanuel, “Dios con nosotros”, recuperó el territorio robado a Adán y a Eva. Jesús tuvo éxito donde Adán fracasó. En su ministerio, Jesús mostró su autoridad sobre la creación y las fuerzas del mal. Justo antes de su retorno al cielo, volvió a comisionar a sus seguidores, y en Pentecostés les dio poder para extender las fronteras de su Reino celestial.

Jesús ganó la victoria decisiva en la Cruz. El desafío siempre ha sido dónde ponemos nuestra lealtad, del lado que triunfó o del lado que perdió. Aunque la elección debería ser fácil y obvia, por cuanto la controversia todavía ruge y los engaños están siempre presentes, la batalla por nuestros corazones y mentes continúa. Nuestra esperanza y oración, entonces, es que las lecciones de este trimestre revelen algunos de estos engaños y así nos ayuden no solo a escoger a Cristo, sino también a permanecer con él, porque él ha prometido que “el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mat. 24:13).

David Tasker, secretario de campo de la División del Pacifico Sur, tiene un doctorado en Antiguo Testamento. Ha sido pastor de iglesia en su nativa Nueva Zelanda, presidente de misión en las Islas Salomón, y profesor de Estudios Bí-blicos en la Universidad Adventista del Pacífico (Papúa Nueva Guinea) y en el Instituto Adventista Internacional de Estudios Avanzados (AIIAS, Filipinas). Con su esposa, Carol, tienen dos hijos casados (Nathan y Stephen) y tres nietos.

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CLAVE DE ABREVIATURAS

BJ Biblia de JerusalénCS El conflicto de los siglosDTG El Deseado de todas las gentesEd La educaciónELC En lugares celestialesHAp Los hechos de los apóstolesMGD La maravillosa gracia de DiosMR Manuscript Releases, 21 tomosNVI La Biblia, Nueva Versión InternacionalPP Patriarcas y profetasPR Profetas y reyesPVGM Palabras de vida del gran MaestroRH Review and Herald [Revista Adventista, en inglés]ST Signs of the Times [Señales de los tiempos]VM La Biblia, Versión Moderna

Eliot, T. S. The Complete Poems and Plays, 1909-1950. N. York: Harcourt Brace & Co., 1952.

Nietzsche, Friedrich. On the Genealogy of Morals and Ecce Homo. Vantage Books Edition: Random House, Inc., 1967.

Stefanovic, Ranko. Revelation of Jesus Christ: Commentary on the Book of Revelation. Berrien Springs, Mich.: Andrews University Press, 2002.

Wright, N. T. Justification: God’s plan and Paul’s Vision. InterVarsity Press, Kindle edition.

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CLAVE DE ABREVIATURAS

BJ Biblia de JerusalénCS El conflicto de los siglosDTG El Deseado de todas las gentesEd La educaciónELC En lugares celestialesHAp Los hechos de los apóstolesMGD La maravillosa gracia de DiosMR Manuscript Releases, 21 tomosNVI La Biblia, Nueva Versión InternacionalPP Patriarcas y profetasPR Profetas y reyesPVGM Palabras de vida del gran MaestroRH Review and Herald [Revista Adventista, en inglés]ST Signs of the Times [Señales de los tiempos]VM La Biblia, Versión Moderna

Eliot, T. S. The Complete Poems and Plays, 1909-1950. N. York: Harcourt Brace & Co., 1952.

Nietzsche, Friedrich. On the Genealogy of Morals and Ecce Homo. Vantage Books Edition: Random House, Inc., 1967.

Stefanovic, Ranko. Revelation of Jesus Christ: Commentary on the Book of Revelation. Berrien Springs, Mich.: Andrews University Press, 2002.

Wright, N. T. Justification: God’s plan and Paul’s Vision. InterVarsity Press, Kindle edition.

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Lección 1: Para el 2 de enero de 2016

CRISIS EN EL CIELO

Sábado 26 de diciembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 14:4, 12-15; Ezequiel 28:2, 12-19; Juan 12:31; Apocalipsis 12:7-13; Lucas 10:1-21.

PARA MEMORIZAR:“La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cor-dero” (Apoc. 7:10).

“SIENDO LA LEY DEL AMOR el fundamento del gobierno de Dios, la feli-cidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de la comprensión y del aprecio de su carácter. No halla placer en una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedrío para que puedan servirlo voluntariamente” (PP 12).

Mientras todos los seres creados reconocieron su lealtad de amor, hubo armonía perfecta en el universo entero. Todo lo que hizo falta fue un rebelde, Lucifer, y todo cambió; este pensó que podía hacer una tarea mejor que la que Dios había hecho. Quería el puesto de Dios y el prestigio que va con él.

Su ansia de poder resultó en una “guerra en el cielo” (Apoc. 12:7). Al en-gañar a Adán y a Eva en el árbol prohibido en el Edén, Satanás trajo esa guerra a la tierra, y hemos estado viviendo con las consecuencias desde entonces. El plan de salvación es la manera en que Dios trata con la rebelión, y con la res-tauración del orden y la armonía que Satanás interrumpió.

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Lección 1 // Domingo 27 de diciembre

LA CAÍDA EN EL CIELO

Lee Isaías 14:4, y 12 al 15. ¿Qué rasgos del rey de Babilonia indican que Isaías habla de otro ser más grande que un mero gobernante humano?

Ningún rey terrenal cayó del cielo, lo que sugiere que los versículos 12 al 15 consideran a alguien más grande que un rey, aun siendo el de Babilonia. Además, las imágenes de ascender al cielo, de estar en una posición más ele-vada que los ángeles y de presidir sobre la asamblea en el monte al extremo norte, todas son descripciones conocidas de divinidades en el antiguo Medio Oriente. Las ambiciones de Satanás aparecen aquí, en esta “doble” profecía.

Jesús usa un plan similar al describir la destrucción de Jerusalén (Mat. 24). Los discípulos le preguntaron por la destrucción del Templo; pero, en su res-puesta, Jesús describe la destrucción de Jerusalén por los romanos y, además, la realidad mayor del fin del mundo. Isaías describe los atributos de un rey terrenal, pero los aplica a algo mucho más grande que un rey humano.

Lee Ezequiel 28:2, y 12 al 19. ¿Cómo se describe a Satanás aquí?

Ezequiel describe a un ser prefecto, un querubín protector ante el trono de Dios, presente en el jardín del Edén y engalanado con piedras preciosas (que se ven más tarde en el pectoral del sumo sacerdote). Sin embargo, el ser perfecto se corrompió por causa de su “hermosura”.

Al usar paralelos humanos, podemos comprender realidades divinas. Los profetas usaron lo familiar para ellos, que les era más comprensible, para ex-plicar algo que podría ser difícil de entender. Lo que sucedió en el cielo no nos es fácil de captar, pero podemos entender los efectos de las ambiciones políticas destructivas de gobernantes terrenales. Isaías y Ezequiel nos dan un vistazo de algo inexplicable: cuando todo lo que era perfecto y hermoso en el orden divino fue desfigurado por la ambición destructora.

Si un ser perfecto, creado por un Dios perfecto, en un ambiente perfecto, pudo estropearse tanto por causa del orgullo, ¿qué nos dice esto acerca de cuán mor-tal es este sentimiento?

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Lección 1 // Domingo 27 de diciembre

LA CAÍDA EN EL CIELO

Lee Isaías 14:4, y 12 al 15. ¿Qué rasgos del rey de Babilonia indican que Isaías habla de otro ser más grande que un mero gobernante humano?

Ningún rey terrenal cayó del cielo, lo que sugiere que los versículos 12 al 15 consideran a alguien más grande que un rey, aun siendo el de Babilonia. Además, las imágenes de ascender al cielo, de estar en una posición más ele-vada que los ángeles y de presidir sobre la asamblea en el monte al extremo norte, todas son descripciones conocidas de divinidades en el antiguo Medio Oriente. Las ambiciones de Satanás aparecen aquí, en esta “doble” profecía.

Jesús usa un plan similar al describir la destrucción de Jerusalén (Mat. 24). Los discípulos le preguntaron por la destrucción del Templo; pero, en su res-puesta, Jesús describe la destrucción de Jerusalén por los romanos y, además, la realidad mayor del fin del mundo. Isaías describe los atributos de un rey terrenal, pero los aplica a algo mucho más grande que un rey humano.

Lee Ezequiel 28:2, y 12 al 19. ¿Cómo se describe a Satanás aquí?

Ezequiel describe a un ser prefecto, un querubín protector ante el trono de Dios, presente en el jardín del Edén y engalanado con piedras preciosas (que se ven más tarde en el pectoral del sumo sacerdote). Sin embargo, el ser perfecto se corrompió por causa de su “hermosura”.

Al usar paralelos humanos, podemos comprender realidades divinas. Los profetas usaron lo familiar para ellos, que les era más comprensible, para ex-plicar algo que podría ser difícil de entender. Lo que sucedió en el cielo no nos es fácil de captar, pero podemos entender los efectos de las ambiciones políticas destructivas de gobernantes terrenales. Isaías y Ezequiel nos dan un vistazo de algo inexplicable: cuando todo lo que era perfecto y hermoso en el orden divino fue desfigurado por la ambición destructora.

Si un ser perfecto, creado por un Dios perfecto, en un ambiente perfecto, pudo estropearse tanto por causa del orgullo, ¿qué nos dice esto acerca de cuán mor-tal es este sentimiento?

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// Lección 1Lunes 28 de diciembre

EL PRÍNCIPE DE ESTE MUNDO

Lee Juan 12:31; 14:30; y 16:11. ¿Por qué Jesús llamó a Satanás “el príncipe de este mundo”?

Cuando Dios instaló a Adán y a Eva en el Jardín del Edén, les confió la ad-ministración del Edén (Gén. 2:8, 15), y el cuidado de todas las criaturas en las aguas, los cielos y sobre la tierra (Gén. 1:26, 28). Cuando Adán nombró a todos los animales, demostró su mayordomía sobre ellos. Generalmente, el que tiene au-toridad sobre algo puede darle un nombre; así, al nombrar a todas las criaturas, Adán estaba claramente demostrando su posición como gobernante del mundo.

Cuando Adán perdió ese dominio, Satanás muy rápidamente llenó el vacío. Parte de la restauración de la raza humana, hecha posible por el sacrificio de Cristo en el Calvario, sucederá cuando los redimidos recibirán el privilegio de Adán y de Eva de reinar con Dios por el resto de la eternidad como “reyes y sacerdotes” (Apoc. 1:6; 5:10).

Los capítulos iniciales del libro de Job nos revelan cuán extensa fue la pér-dida de Adán. Al darnos un vistazo de la sala del Trono del universo, también podemos ver cuán subordinada a la naturaleza ha llegado a estar la raza hu-mana desde la Caída.

Lee Job 1:6 y 7; y 2:1 y 2. ¿Por qué Satanás se presenta a la asamblea de los hijos de Dios como el que “rodea la tierra y anda por ella”?

“Andar por la tierra” no es solo una acción de los turistas. En la Escritura, es una señal de posesión. Cuando Dios le dio la tierra a Abraham, le dijo que fuera “por la tierra a lo largo de ella y a su ancho” (Gén. 13:17); y en forma similar a Moisés y a Josué (Deut. 11:24; Jos. 1:3). Satanás, en un sentido, se está pavo-neando como “el dios de este siglo” (“mundo”, NVI; 2 Cor. 4:4).

La presentación de Satanás en los primeros dos capítulos de Job es un para-lelo de lo que sucedió en Génesis 3. Satanás inicia los problemas en el paraíso y luego deja detrás de sí a las víctimas humanas para que sufran.

¿Qué evidencia podemos ver de la obra de Satanás en este mundo? ¿De qué modo puedes encontrar esperanza en la promesa de que un día todo este desorden terminará?

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Lección 1 // Martes 29 de diciembre

GUERRA EN EL CIELO

No tenemos idea de lo que significa una guerra en el cielo; es decir, no sabemos qué clase de batallas físicas se pelearon, fuera de la expulsión de Satanás y de sus ángeles. La Biblia no dice nada acerca de las consecuencias físicas de este con-flicto celestial. En cambio, trata de los resultados espirituales aquí sobre la Tierra.

Lee Apocalipsis 12:7 al 16. ¿De qué manera el Gran Conflicto im-pactó el cielo y, luego, la Tierra?

Nota la forma positiva en que Juan habla acerca de la guerra continua entre “el acusador de nuestros hermanos” y los vencedores. Él la vincula con la sal-vación y la venida del Reino de Dios (Apoc. 12:10, 11). Este tema positivo se subraya en todo el capítulo, y es un aspecto importante del Gran Conflicto.

Es vital que notemos el contexto general del capítulo 12. Aquí se describen tres grandes amenazas, pero cada una es seguida por una liberación increíble. En una visión dramática, se le muestra a Juan la lucha entre Cristo y Satanás, y cuán totalmente despareja parece ser.

Por ejemplo, un gran dragón rojo (Satanás, Apoc. 12:9) se prepara para de-vorar a un bebé (Jesús) a punto de nacer. ¿Qué bebé podría sobrevivir a eso? Pero lo hace, y es arrebatado al Trono de Dios.

El dragón luego intenta perseguir a la madre (símbolo del pueblo de Dios; ver Apoc. 12:13). ¿Cuánto puede defenderse de un dragón una madre que acaba de dar a luz? Pero, ella también escapa milagrosamente (vers. 14).

En un tercer intento de destruir a los escogidos, el dragón envía una inunda-ción tras la mujer (vers. 15). ¿Una mujer contra una inundación? Pero, otra vez, Dios interviene y la libera (vers. 16).

El dragón ahora vuelve su atención al remanente de la descendencia de la mujer. Está furioso y pelea contra ellos. La historia muestra la forma en que el pueblo de Dios ha sido acosado, perseguido y oprimido a lo largo de los siglos. A menudo, vemos lo imposible que es la lucha, y nos preguntamos cómo so-brevivirán los fieles, olvidándonos de que la historia no termina allí. Sigue en Apocalipsis 14, donde vemos a los fieles ante el Trono de Dios; ellos también han sido liberados.

Cuando te sientes abrumado por fuerzas más grandes que tú mismo, ¿cómo puedes tomar ánimo del Señor, quien es más grande que todas las cosas?

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Lección 1 // Martes 29 de diciembre

GUERRA EN EL CIELO

No tenemos idea de lo que significa una guerra en el cielo; es decir, no sabemos qué clase de batallas físicas se pelearon, fuera de la expulsión de Satanás y de sus ángeles. La Biblia no dice nada acerca de las consecuencias físicas de este con-flicto celestial. En cambio, trata de los resultados espirituales aquí sobre la Tierra.

Lee Apocalipsis 12:7 al 16. ¿De qué manera el Gran Conflicto im-pactó el cielo y, luego, la Tierra?

Nota la forma positiva en que Juan habla acerca de la guerra continua entre “el acusador de nuestros hermanos” y los vencedores. Él la vincula con la sal-vación y la venida del Reino de Dios (Apoc. 12:10, 11). Este tema positivo se subraya en todo el capítulo, y es un aspecto importante del Gran Conflicto.

Es vital que notemos el contexto general del capítulo 12. Aquí se describen tres grandes amenazas, pero cada una es seguida por una liberación increíble. En una visión dramática, se le muestra a Juan la lucha entre Cristo y Satanás, y cuán totalmente despareja parece ser.

Por ejemplo, un gran dragón rojo (Satanás, Apoc. 12:9) se prepara para de-vorar a un bebé (Jesús) a punto de nacer. ¿Qué bebé podría sobrevivir a eso? Pero lo hace, y es arrebatado al Trono de Dios.

El dragón luego intenta perseguir a la madre (símbolo del pueblo de Dios; ver Apoc. 12:13). ¿Cuánto puede defenderse de un dragón una madre que acaba de dar a luz? Pero, ella también escapa milagrosamente (vers. 14).

En un tercer intento de destruir a los escogidos, el dragón envía una inunda-ción tras la mujer (vers. 15). ¿Una mujer contra una inundación? Pero, otra vez, Dios interviene y la libera (vers. 16).

El dragón ahora vuelve su atención al remanente de la descendencia de la mujer. Está furioso y pelea contra ellos. La historia muestra la forma en que el pueblo de Dios ha sido acosado, perseguido y oprimido a lo largo de los siglos. A menudo, vemos lo imposible que es la lucha, y nos preguntamos cómo so-brevivirán los fieles, olvidándonos de que la historia no termina allí. Sigue en Apocalipsis 14, donde vemos a los fieles ante el Trono de Dios; ellos también han sido liberados.

Cuando te sientes abrumado por fuerzas más grandes que tú mismo, ¿cómo puedes tomar ánimo del Señor, quien es más grande que todas las cosas?

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// Lección 1Miércoles 30 de diciembre

SATANÁS EXPULSADO

La guerra no se limitó al cielo, sino también afectó la Tierra. Por un tiempo, parece que Satanás (el “acusador de nuestros hermanos”, Apoc. 12:10) podía presentarse ante el Trono de Dios y acusar al pueblo de Dios. Job fue un perso-naje bíblico que sufrió esta afrenta.

Lee Lucas 10:1 al 21. ¿Qué significan aquí las palabras de Cristo acerca de Satanás?

Antes de enviar a los Setenta, Jesús les indicó que no llevaran consigo di-nero ni ropa (Luc. 10:4) y que pidieran la bendición de Dios sobre sus hués-pedes (vers. 5). Les advirtió que serían como corderos que caminan entre lobos (Luc. 10:3), lo que se refleja en Apocalipsis 12, donde el dragón intenta hacer guerra contra el pueblo de Dios.

Al regresar gozosos (Luc. 10:17), informaron que los demonios les estaban sujetos, y esto debió de haberle agradado a Jesús (vers. 21). En este contexto, Jesús declaró que Satanás caía como un rayo del cielo. Advirtió a sus discípulos que su gozo no debía basarse en su éxito sobre los demonios, sino más bien en tener sus nombres escritos en el cielo (vers. 20). Este recordativo pone la salva-ción humana firmemente donde debe estar: en las manos de nuestro Salvador. Es Jesús, y no nosotros, quien derrotó al enemigo.

Los seguidores de Jesús tienen el privilegio de testificar acerca de la salva-ción que Jesús ha ganado. Este episodio, en Lucas 10:17 al 20, parece vincular la obra de testificar, que Jesús confía a su pueblo, con el poder sobre Satanás en este Gran Conflicto. Testificar erosiona el poder que Satanás tiene sobre los habitantes del mundo, y da a la humanidad la oportunidad de recuperar su tarea original: expandir las fronteras del Reino de Dios.

El poder sobre el adversario es solo posible por causa de la victoria que Jesús ganó en la Cruz. Pablo declara que Jesús “desarmó a los poderes y a las potestades” y triunfó sobre ellos (Col. 2:15, NVI). En él, el pueblo de Dios triunfa. La desaparición de Satanás es segura. “El príncipe de este mundo será echado fuera” (Juan 12:31) para nunca más acusar al pueblo de Dios. ¡Podemos regoci-jarnos en que la batalla sea del Señor.

“Regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”. Medita en estas palabras. ¿Qué nos dicen, y por qué es una razón para regocijarnos?

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Lección 1 // Jueves 31 de diciembre

LA BATALLA CONTINÚA

Así como, debido a los reflejos de contorsión, una serpiente venenosa re-cién muerta pueden inyectar su veneno en la persona que la levanta, la morde-dura de Satanás todavía es mortal. Fue derrotado en el Calvario, pero el peligro no ha pasado todavía.

Lee Juan 16:33. ¿De qué manera advirtió Jesús a sus discípulos acerca de la lucha continua contra el mal?

Jesús fue claro al decir a sus seguidores que su vida no sería fácil; pero, en lugar de concentrarse en los desafíos, lo hizo en la victoria que tendrían con él. Al reflexionar en esta garantía, Pablo aseguró a los creyentes de Roma que Dios aplastaría a Satanás debajo de sus pies (Rom. 16:20); y Juan le dijo a la iglesia de los últimos días lo mismo: su victoria estaba asegurada por medio de la sangre del Cordero (Apoc. 12:11).

Lee Hebreos 12:1 y 2. ¿Quiénes son los “testigos”, y cómo nos animan? Ver Hebreos 11.

Hebreos 11 brevemente bosqueja las vidas de algunos de los famosos hé-roes de la fe. Abel ofreció un sacrificio perfecto, y no ha sido olvidado aun cuando está muerto. Enoc habitualmente se acercó a Dios, y fue llevado di-rectamente al cielo para estar con Dios. Noé advirtió al mundo sumergido en pecado acerca de eventos invisibles, y le ofreció salvación. Abraham abandonó una gran civilización para ir a una tierra de promesa. Sara dio a luz al hijo pro-metido aunque era estéril y demasiado anciana para concebir. Moisés eligió sufrir con su pueblo antes que vivir en el palacio de un rey. Y Rahab testificó de la grandeza de Dios (Jos. 2:9-11). Estos son algunos de los que componen la gran nube de testigos mencionada en Hebreos 12:1. No son testigos pasivos, como espectadores que miran un juego; en cambio, testifican activamente que Dios es fiel y que los sustentó en todas las luchas que afrontaron. No estamos solos en esta gran batalla.

Considera algunos de los personajes mencionados en Hebreos 11. ¿Quiénes y cómo eran? ¿Qué ánimo podemos obtener del hecho de que no fueron seres humanos impecables y perfectos, sino personas con debilidades justo como las nuestras?

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Lección 1 // Jueves 31 de diciembre

LA BATALLA CONTINÚA

Así como, debido a los reflejos de contorsión, una serpiente venenosa re-cién muerta pueden inyectar su veneno en la persona que la levanta, la morde-dura de Satanás todavía es mortal. Fue derrotado en el Calvario, pero el peligro no ha pasado todavía.

Lee Juan 16:33. ¿De qué manera advirtió Jesús a sus discípulos acerca de la lucha continua contra el mal?

Jesús fue claro al decir a sus seguidores que su vida no sería fácil; pero, en lugar de concentrarse en los desafíos, lo hizo en la victoria que tendrían con él. Al reflexionar en esta garantía, Pablo aseguró a los creyentes de Roma que Dios aplastaría a Satanás debajo de sus pies (Rom. 16:20); y Juan le dijo a la iglesia de los últimos días lo mismo: su victoria estaba asegurada por medio de la sangre del Cordero (Apoc. 12:11).

Lee Hebreos 12:1 y 2. ¿Quiénes son los “testigos”, y cómo nos animan? Ver Hebreos 11.

Hebreos 11 brevemente bosqueja las vidas de algunos de los famosos hé-roes de la fe. Abel ofreció un sacrificio perfecto, y no ha sido olvidado aun cuando está muerto. Enoc habitualmente se acercó a Dios, y fue llevado di-rectamente al cielo para estar con Dios. Noé advirtió al mundo sumergido en pecado acerca de eventos invisibles, y le ofreció salvación. Abraham abandonó una gran civilización para ir a una tierra de promesa. Sara dio a luz al hijo pro-metido aunque era estéril y demasiado anciana para concebir. Moisés eligió sufrir con su pueblo antes que vivir en el palacio de un rey. Y Rahab testificó de la grandeza de Dios (Jos. 2:9-11). Estos son algunos de los que componen la gran nube de testigos mencionada en Hebreos 12:1. No son testigos pasivos, como espectadores que miran un juego; en cambio, testifican activamente que Dios es fiel y que los sustentó en todas las luchas que afrontaron. No estamos solos en esta gran batalla.

Considera algunos de los personajes mencionados en Hebreos 11. ¿Quiénes y cómo eran? ¿Qué ánimo podemos obtener del hecho de que no fueron seres humanos impecables y perfectos, sino personas con debilidades justo como las nuestras?

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// Lección 1Viernes 1º de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: No sabemos por qué el pecado surgió en Lucifer. Elena de White nos dice que “poco a poco, Lucifer llegó a albergar el deseo de ensalzarse” (PP 13). El hecho de que esto ocurrió en un ser per-fecto revela de una manera poderosa la realidad del libre albedrío y la libertad de elección como parte del gobierno de Dios. Dios creó buenas a todas las criaturas inteligentes; eran seres morales con una buena naturaleza moral. No había nada en ellas que las inclinara hacia el mal. Entonces, ¿cómo surgió el pecado en Lucifer? La respuesta es que no hay respuesta. No hay excusa para el pecado. Si pudiera encontrarse una excusa, entonces Dios, en última instancia, sería responsable por el pecado. Como humanos, estamos acostumbrados a las relaciones de causa y efecto. Pero, el pecado no tiene una causa; sencilla-mente, no hay razón para él. Es irracional y no tiene sentido. Lucifer no podía justificar sus acciones, especialmente por haber sido tan favorecido por Dios. No obstante, de alguna manera, por el abuso de su libertad de elección, Lucifer se corrompió y, de ser un “portador de luz”, llegó a ser Satanás, “el adversario”. Aunque hay mucho que no comprendemos, tenemos que entender lo suficiente como para ser cuidadosos con el sagrado don de la libertad de elección y el libre albedrío.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. Los celos desempeñaron un papel destacado en la rebelión de Satanás

contra Dios. En tu propia experiencia, ¿qué clase de daños te han causado los celos? ¿De qué modo puedes aprender a luchar contra esta emoción tan común?

2. Medita en el asombroso don de la libertad de elección y el libre albedrío. ¿De qué formas usamos estos dones cada día? Considera algunas de las terri-bles consecuencias del mal uso de este don. ¿Cómo puedes aprender a usarlo correctamente?

3. Piensa en la función de la Ley en el contexto de la libertad de elección. El mero hecho de que Dios tiene una ley debería ser un testimonio de la realidad del libre albedrío. Después de todo, ¿cuál es el propósito de una ley moral a menos que haya criaturas morales que puedan elegir seguirla? Medita acerca de las implicaciones de la Ley y lo que dice acerca de la libertad humana.

4. Hay una fuerte tendencia, en ciertas partes del mundo, a rechazar la idea de un diablo literal. ¿Por qué este concepto es tan contrario incluso a la com-prensión más básica de la Biblia?

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Lección 2: Para el 9 de enero de 2016

CRISIS EN EL EDÉN

Sábado 2 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1:28; Romanos 8:17; Mateo 6:26; Génesis 2:15-17; 3:1-7, 10-19.

PARA MEMORIZAR:“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Gén. 3:15).

DESPUÉS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO, Dios declaró que todo “era bueno en gran manera” (Gén. 1:31). Sin embargo, ahora es obvio que no todo en el mundo “es bueno en gran manera”. A pesar de varios “ismos” e ideologías que, a lo largo de los siglos, han tratado de arreglar las cosas, nuestro mundo sigue hacia el caos, la inseguridad, la violencia, la guerra, la contaminación, la opresión y la explotación. El siglo XX comenzó con gran optimismo acerca del futuro, pensando que los humanos podrían mejorarlo, pero el siglo XXI cierta-mente perdió ese optimismo, y con buenas razones.

¿Cómo llegamos a esta situación? La respuesta se encuentra en el Gran Con-flicto, que, aunque comenzó en el cielo, vino a la Tierra y, además, bastante temprano en su historia.

Esta semana consideraremos el modo en que Satanás pudo explotar la li-bertad humana y comenzar así la devastación que todos experimentamos hoy. La historia de la Caída es un poderoso recordativo de que nuestra única segu-ridad como seres humanos es creer lo que Dios nos dice y obedecer lo que él nos manda.

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Lección 2: Para el 9 de enero de 2016

CRISIS EN EL EDÉN

Sábado 2 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1:28; Romanos 8:17; Mateo 6:26; Génesis 2:15-17; 3:1-7, 10-19.

PARA MEMORIZAR:“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Gén. 3:15).

DESPUÉS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO, Dios declaró que todo “era bueno en gran manera” (Gén. 1:31). Sin embargo, ahora es obvio que no todo en el mundo “es bueno en gran manera”. A pesar de varios “ismos” e ideologías que, a lo largo de los siglos, han tratado de arreglar las cosas, nuestro mundo sigue hacia el caos, la inseguridad, la violencia, la guerra, la contaminación, la opresión y la explotación. El siglo XX comenzó con gran optimismo acerca del futuro, pensando que los humanos podrían mejorarlo, pero el siglo XXI cierta-mente perdió ese optimismo, y con buenas razones.

¿Cómo llegamos a esta situación? La respuesta se encuentra en el Gran Con-flicto, que, aunque comenzó en el cielo, vino a la Tierra y, además, bastante temprano en su historia.

Esta semana consideraremos el modo en que Satanás pudo explotar la li-bertad humana y comenzar así la devastación que todos experimentamos hoy. La historia de la Caída es un poderoso recordativo de que nuestra única segu-ridad como seres humanos es creer lo que Dios nos dice y obedecer lo que él nos manda.

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// Lección 2Domingo 3 de enero

TRES BENDICIONES

En el contexto de la Creación, la frase “y vio Dios que era bueno” aparece siete veces: la luz (1:4); la tierra seca y el mar (vers. 10); las plantas que dan semillas y árboles frutales que dan frutos (vers. 12); el sol, la luna y las estrellas (vers. 16); los peces del mar y las aves del cielo (vers. 21); y las bestias, el ga-nado y todo lo que se arrastra (vers. 25). Al terminar la obra, dice: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (vers. 31); pero dio un paso más y “bendijo” su creación en tres áreas específicas.

Primero, bendijo las criaturas del mar y las aves. Las estimuló diciendo: “Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra” (1:22). Segundo, cuando Adán y Eva fueron creados, Dios los bendijo y les dijo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra” (1:28).

Lee Génesis 1:22 y 28. Ambas bendiciones comienzan de la misma manera, pero ¿qué se añadió para Adán y para Eva?

Los humanos comparten con los peces y las aves el mandato divino de fructificar y multiplicarse, pero la diferencia está en que a Adán y a Eva se les da la responsabilidad de cuidar de la Tierra y todas sus criaturas. Aquí vemos un indicio del significado de ser creados a la imagen de Dios. El Creador invitó a nuestros primeros padres a ser corregentes con él, y a sustentar y cuidar el ámbito creado (ver Rom. 8:17; Heb.1:2, 3).

La tercera bendición es el sábado, el séptimo día (Gén. 2:3). Esta es una con-firmación adicional de que las personas son mucho más que animales; fueron creadas para tener compañerismo con el Creador como ninguna de las otras criaturas pueden. Los seres humanos tienen un lugar especial en la Creación. Jesús lo subrayó: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni re-cogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mat. 6:26). Sin menospreciar a las otras criaturas, él indicó que las personas son singulares y especiales sobre la Tierra.

¿En qué sentido el informe bíblico de la Creación brinda a la humanidad, y a cada individuo, la dignidad que el evolucionismo no puede otorgar? Según esto, pregúntate: ¿Estoy tratando a cada persona como merece ser tratada?

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Lección 2 // Lunes 4 de enero

LA PRUEBA DE UN ÁRBOL

Dios creó todo en una serie de partes con límites claramente especificados: la luz y la oscuridad, las aguas de arriba y las de abajo, la tierra y el mar, la noche y el día, las criaturas de acuerdo con su género, un día separado de los otros, una mujer separada del hombre, y un árbol separado de los otros.

Lee Génesis 1:4, 6, 7, 14, 18, 21, 24 y 25. ¿Por qué era importante que se delinearan límites claramente especificados aun antes de la creación de los seres humanos?

Así como Dios formó a hombres, bestias y aves (Gén. 2:7, 19), también hizo que la tierra “produjera” hermosos árboles con frutos deliciosos (vers. 8, 9). Dios también eligió una parte especial de la Tierra en la que plantó un huerto. Solo podemos tratar de imaginar su belleza; los maravillosos jardines que vemos hoy seguramente son pobres reflejos de cómo debió de haber sido el Edén. En medio de este jardín plantado especialmente en el Edén (separado del resto del mundo), había dos árboles singulares: el árbol de la vida, y el árbol del co-nocimiento del bien y del mal. El fruto del segundo árbol no debía comerse, o habría consecuencias serias (Gén. 2:17).

Lee Génesis 2:15 al 17. ¿De qué forma se revela aquí la idea de la separación, en esta prueba de obediencia a Dios?

La división es clara y concreta: come de todos los árboles, pero no de este árbol especial, que fue separado de los demás. No hay nada ambiguo acerca de las palabras de Dios. Adán y Eva fueron creados como seres morales, y la mo-ralidad no puede existir sin libertad. Aquí se les presentó una prueba para ver qué harían con esa libertad. “El árbol de la sabiduría había sido puesto como una prueba de su obediencia y de su amor a Dios. El Señor había decidido imponerles una sola prohibición tocante al uso de lo que había en el huerto. Si menospreciaban su voluntad en este punto especial, se harían culpables de transgresión” (PP 35).

¿Cuáles son algunas cosas en tu vida de las que decididamente necesitas sepa-rarte?

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Lección 2 // Lunes 4 de enero

LA PRUEBA DE UN ÁRBOL

Dios creó todo en una serie de partes con límites claramente especificados: la luz y la oscuridad, las aguas de arriba y las de abajo, la tierra y el mar, la noche y el día, las criaturas de acuerdo con su género, un día separado de los otros, una mujer separada del hombre, y un árbol separado de los otros.

Lee Génesis 1:4, 6, 7, 14, 18, 21, 24 y 25. ¿Por qué era importante que se delinearan límites claramente especificados aun antes de la creación de los seres humanos?

Así como Dios formó a hombres, bestias y aves (Gén. 2:7, 19), también hizo que la tierra “produjera” hermosos árboles con frutos deliciosos (vers. 8, 9). Dios también eligió una parte especial de la Tierra en la que plantó un huerto. Solo podemos tratar de imaginar su belleza; los maravillosos jardines que vemos hoy seguramente son pobres reflejos de cómo debió de haber sido el Edén. En medio de este jardín plantado especialmente en el Edén (separado del resto del mundo), había dos árboles singulares: el árbol de la vida, y el árbol del co-nocimiento del bien y del mal. El fruto del segundo árbol no debía comerse, o habría consecuencias serias (Gén. 2:17).

Lee Génesis 2:15 al 17. ¿De qué forma se revela aquí la idea de la separación, en esta prueba de obediencia a Dios?

La división es clara y concreta: come de todos los árboles, pero no de este árbol especial, que fue separado de los demás. No hay nada ambiguo acerca de las palabras de Dios. Adán y Eva fueron creados como seres morales, y la mo-ralidad no puede existir sin libertad. Aquí se les presentó una prueba para ver qué harían con esa libertad. “El árbol de la sabiduría había sido puesto como una prueba de su obediencia y de su amor a Dios. El Señor había decidido imponerles una sola prohibición tocante al uso de lo que había en el huerto. Si menospreciaban su voluntad en este punto especial, se harían culpables de transgresión” (PP 35).

¿Cuáles son algunas cosas en tu vida de las que decididamente necesitas sepa-rarte?

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// Lección 2Martes 5 de enero

LA CAÍDA - I

Descrita como “astuta, más que todos los animales” (Gén. 3:1), la serpiente llegó a ser un símbolo poderoso en toda la historia bíblica. Moisés levantó una serpiente de bronce para detener la muerte en una plaga de serpientes vene-nosas durante el Éxodo (Núm. 21:5-9). La misma serpiente de bronce llegó a ser un objeto de idolatría, y fue destruida por el rey Ezequías setecientos años más tarde (2 Rey. 18:4). En el libro del Apocalipsis, la “serpiente antigua” se identi-fica claramente como “diablo y Satanás” (Apoc. 12:9).

Lee Génesis 3:1 al 5. ¿Qué táctica usó Satanás en su intento de en-gañar a Eva?

Las primeras palabras dichas por la serpiente fueron de cinismo y duda: “¿Es verdad que Dios les dijo...?” (Gén. 3:1, NVI). En lugar de que Eva se pre-guntara cómo era que una serpiente le hablaba, fue atraída a una provocación destructora de la fe. Cuando Satanás preguntó: “¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?” (Gén. 3:1, NVI), la implicación (basada en el original) era que Dios les había prohibido comer de todos los árboles, aunque no era eso lo que Dios les había prohibido.

El carácter de Dios aquí se puso en duda. Este fue un ataque directo a él. La serpiente debió de haber dejado confusa a Eva, porque la respuesta de ella añade un detalle que Dios no había dado: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” (Gén. 3:2, 3; com-parar con 2:17, énfasis añadido). Ella agregó la parte de no tocarlo, tal vez por su propia confusión.

El éxito de Satanás ahora lo envalentonó; así que, desafió directamente la autoridad de Dios: “No moriréis” (Gén. 3:4). El hecho de que la serpiente estaba tocando el fruto y seguía viva hizo que su declaración fuera creíble. Entonces, afirmó: “Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (vers. 5). El tentador hizo que Dios apareciera no solo como deshonesto, sino también como reteniendo algo bueno.

Satanás mezcló verdad con error. ¿Cuáles son algunas de las cosas que la gente cree, y que son mezcla de verdad y error? ¿Por qué siempre es una mezcla mor-tal, especialmente en teología?

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Lección 2 // Miércoles 6 de enero

LA CAÍDA - II

Cuando Dios decidió crear a Adán y a Eva, declaró que serían hechos a la imagen de Dios y conforme a su semejanza (Gén. 1:26). La carnada del “an-zuelo” del tentador fue que, si comían del fruto prohibido, llegarían a ser “como Dios”. La realidad es que ya eran como Dios. Habían sido creados a su imagen, pero el factor triste es que, en el calor de la tentación, perdieron de vista esta verdad sagrada.

Adicionalmente, Dios era el proveedor original de sus alimentos, pero parte de la rebelión implicó que Adán y Eva eligieran comer algo fuera de los límites establecidos por Dios. Era como si invitaras a alguien a tu casa y, en lugar de comer de tu mesa, la persona fuera al refrigerador y tomara lo que le apete-ciera. No solo sería un insulto para los dueños de casa, sino también mostraría que no valora la relación contigo.

Lee Génesis 3:4 al 7. El tentador había asegurado a Eva que, al comer del fruto, sus ojos serían abiertos. ¿Qué vieron cuando sus ojos se abrieron, y qué simbolizaba esa nueva vista?

Eva quedó abrumada por sus sentidos (Gén. 3:6). El árbol era hermoso, y ella hincó sus dientes en la fruta, imaginándose que entraba en un nuevo nivel de existencia. Cuando compartió su experiencia con Adán, sus ojos sí fueron abiertos (vers. 7), pero se avergonzaron por lo que veían.

Uno de los problemas principales fue rechazar a Dios como el Proveedor de toda cosa buena y elegir, en cambio, soluciones hechas por el hombre para las necesidades humanas (en este caso, el deseo de comer). Dios les había asegu-rado a Adán y a Eva que tendrían alimento y les había provisto el menú. Comer del árbol prohibido era salirse de esa provisión y mostrar una falta de fe que no correspondía, especialmente dadas las circunstancias peculiares.

¿Qué clase de “fruto prohibido” (que a menudo aparece tan tentador, tan agrada-ble y tan lleno de promesas) está disponible para nosotros hoy? ¿De qué manera podemos aprender a no cometer la misma clase de error cuando se nos presenta un engaño tan poderoso?

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Lección 2 // Miércoles 6 de enero

LA CAÍDA - II

Cuando Dios decidió crear a Adán y a Eva, declaró que serían hechos a la imagen de Dios y conforme a su semejanza (Gén. 1:26). La carnada del “an-zuelo” del tentador fue que, si comían del fruto prohibido, llegarían a ser “como Dios”. La realidad es que ya eran como Dios. Habían sido creados a su imagen, pero el factor triste es que, en el calor de la tentación, perdieron de vista esta verdad sagrada.

Adicionalmente, Dios era el proveedor original de sus alimentos, pero parte de la rebelión implicó que Adán y Eva eligieran comer algo fuera de los límites establecidos por Dios. Era como si invitaras a alguien a tu casa y, en lugar de comer de tu mesa, la persona fuera al refrigerador y tomara lo que le apete-ciera. No solo sería un insulto para los dueños de casa, sino también mostraría que no valora la relación contigo.

Lee Génesis 3:4 al 7. El tentador había asegurado a Eva que, al comer del fruto, sus ojos serían abiertos. ¿Qué vieron cuando sus ojos se abrieron, y qué simbolizaba esa nueva vista?

Eva quedó abrumada por sus sentidos (Gén. 3:6). El árbol era hermoso, y ella hincó sus dientes en la fruta, imaginándose que entraba en un nuevo nivel de existencia. Cuando compartió su experiencia con Adán, sus ojos sí fueron abiertos (vers. 7), pero se avergonzaron por lo que veían.

Uno de los problemas principales fue rechazar a Dios como el Proveedor de toda cosa buena y elegir, en cambio, soluciones hechas por el hombre para las necesidades humanas (en este caso, el deseo de comer). Dios les había asegu-rado a Adán y a Eva que tendrían alimento y les había provisto el menú. Comer del árbol prohibido era salirse de esa provisión y mostrar una falta de fe que no correspondía, especialmente dadas las circunstancias peculiares.

¿Qué clase de “fruto prohibido” (que a menudo aparece tan tentador, tan agrada-ble y tan lleno de promesas) está disponible para nosotros hoy? ¿De qué manera podemos aprender a no cometer la misma clase de error cuando se nos presenta un engaño tan poderoso?

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// Lección 2Jueves 7 de enero

LAS CONSECUENCIAS

Tal vez en la eternidad comprenderemos plenamente cuánto daño causó ese incidente junto al árbol. Todo lo que Dios hizo durante la Creación co-menzó a deshacerse. Las relaciones que Dios estableció se fracturaron: entre las personas y Dios (ellos se escondieron de Dios); entre sí (Adán echó la culpa a Eva por sus dificultades); y entre los humanos y el ambiente (la serpiente llegó a ser una enemiga, el suelo produciría ahora espinas y cardos, y solo proporcio-naría alimento después de mucho sudor humano).

Lee Génesis 3:10 al 19. ¿Qué excusas de Adán y de Eva revelan cómo el daño ya los había afectado?

¿De qué manera trató Dios esas excusas? Antes de que Dios pudiera redi-mirlos, Adán y Eva tenían que admitir su responsabilidad por lo que habían hecho, y Dios les explicó los resultados de sus acciones. No obstante, primero maldijo a la serpiente, que comería polvo, sería detestada por la mujer y su ca-beza sería aplastada (Gén. 3:14, 15).

Entonces, Dios le dijo a Eva que tendría grandes dolores al dar a luz a sus hijos (Gén. 3:16). Adán, por su parte, debía trabajar y transpirar para obtener su comida, en vez de vivir como un rey (Gén. 3:17-19).

Adán y Eva ahora tenían que elegir entre seguir en rebeldía o volver a Dios. El aceptar su responsabilidad por su error fue el primer paso para volver a Dios, pero eso no fue suficiente para resolver el problema del pecado.

Debía haber otra manera de asegurar el futuro de la raza humana, y Dios proveyó un sacrificio animal (Gén. 3:21). Una criatura (una serpiente) los in-trodujo al pecado y a la fractura de las relaciones divino-humanas; sería otra criatura (un cordero, que señalaría hacia el Libertador futuro) la que aseguraría la restauración, la reconciliación y un futuro (ver Gén. 3:15). Ahora, en vez de ser regentes, Adán y Eva dependerían de la tierra y el uno del otro como nunca antes. “Adán había sido rey de los seres inferiores y, mientras permaneció fiel a Dios, toda la naturaleza reconoció su gobierno. Pero, cuando pecó, perdió su derecho al dominio” (Ed 26).

Inmediatamente después de la Caída, se nos dio esperanza de salvación (Gén. 3:15). ¿Cómo puedes hacer tuya esa esperanza? ¿De qué forma puedes gozarte en ella, sabiendo que se aplica a ti sin importar tus elecciones pasadas?

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Lección 2 // Viernes 8 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Aunque estamos muy lejos del Edén y de la Creación original, todavía hay mucho en la creación que nos habla de la bondad de Dios. Mira a tu alrededor: podemos ver no solo una increíble belleza, sino también un increíble diseño, todo lo cual testifica del amor de nuestro Creador. Por ejemplo, piensa en cosas tales como manzanas, naranjas, mandarinas, fresas o frutillas, limones, sandías, almendras, nueces, peras, ci-ruelas, zanahorias, arvejas, bananas o plátanos, piñas o ananás, granadas, bró-coli, repollitos de Bruselas, coles, cebollas, cerezas, apio, papayas, berenjenas, ruibarbo, espinaca, melones, etc., etc. ¿Será por azar que todos estos productos naturales son tan sabrosos (bueno, a algunos no les gustan el brócoli...), tan buenos para nosotros, y que crecen del suelo y producen sus propias semillas? Por supuesto que no. Sin embargo, no todos tienen acceso a esta abundancia, y hay inundaciones y pestes, y hay gente que pasa hambre. Por supuesto, esto es testimonio de cuán dañado ha quedado nuestro mundo por causa del pecado. Pero si podemos, por un momento, ponernos “detrás” del daño hecho a la crea-ción y solo considerar la creación misma: ¡qué testimonio poderoso es del amor de Dios! Solo tenemos que recordar que la esperanza no está en la creación misma, sino solo en el Creador.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. Como seres humanos, no nacimos para morir. La muerte es una aberra-

ción, algo que los humanos nunca deberían haber conocido ni experimentado. Por ello, la repulsión universal hacia la muerte que todos sentimos es, sin duda, un vestigio de lo que hemos traído nosotros del Edén. Medita en todas las pro-mesas de vida eterna que se nos han dado en la Biblia. ¿Cómo pueden ayu-darnos a tratar con el terrible trauma que es ahora la muerte?

2. ¿Qué partes del mundo creado te hablan a ti de un modo poderoso acerca de la realidad de Dios y de su amor por nosotros?

3. Lee otra vez en Génesis 3 el modo en que Adán y Eva comenzaron a justificar su pecado. ¿Por qué es tan fácil hacer eso? ¿De qué maneras procu-ramos hacer lo mismo? Es decir, ¿cuán a menudo decimos que la herencia, el ambiente u otras personas son la causa de nuestras equivocaciones? ¿Cómo podemos sacudirnos de esa peligrosa forma de pensar, y aceptar nuestra res-ponsabilidad por nuestras acciones?

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Lección 2 // Viernes 8 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Aunque estamos muy lejos del Edén y de la Creación original, todavía hay mucho en la creación que nos habla de la bondad de Dios. Mira a tu alrededor: podemos ver no solo una increíble belleza, sino también un increíble diseño, todo lo cual testifica del amor de nuestro Creador. Por ejemplo, piensa en cosas tales como manzanas, naranjas, mandarinas, fresas o frutillas, limones, sandías, almendras, nueces, peras, ci-ruelas, zanahorias, arvejas, bananas o plátanos, piñas o ananás, granadas, bró-coli, repollitos de Bruselas, coles, cebollas, cerezas, apio, papayas, berenjenas, ruibarbo, espinaca, melones, etc., etc. ¿Será por azar que todos estos productos naturales son tan sabrosos (bueno, a algunos no les gustan el brócoli...), tan buenos para nosotros, y que crecen del suelo y producen sus propias semillas? Por supuesto que no. Sin embargo, no todos tienen acceso a esta abundancia, y hay inundaciones y pestes, y hay gente que pasa hambre. Por supuesto, esto es testimonio de cuán dañado ha quedado nuestro mundo por causa del pecado. Pero si podemos, por un momento, ponernos “detrás” del daño hecho a la crea-ción y solo considerar la creación misma: ¡qué testimonio poderoso es del amor de Dios! Solo tenemos que recordar que la esperanza no está en la creación misma, sino solo en el Creador.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. Como seres humanos, no nacimos para morir. La muerte es una aberra-

ción, algo que los humanos nunca deberían haber conocido ni experimentado. Por ello, la repulsión universal hacia la muerte que todos sentimos es, sin duda, un vestigio de lo que hemos traído nosotros del Edén. Medita en todas las pro-mesas de vida eterna que se nos han dado en la Biblia. ¿Cómo pueden ayu-darnos a tratar con el terrible trauma que es ahora la muerte?

2. ¿Qué partes del mundo creado te hablan a ti de un modo poderoso acerca de la realidad de Dios y de su amor por nosotros?

3. Lee otra vez en Génesis 3 el modo en que Adán y Eva comenzaron a justificar su pecado. ¿Por qué es tan fácil hacer eso? ¿De qué maneras procu-ramos hacer lo mismo? Es decir, ¿cuán a menudo decimos que la herencia, el ambiente u otras personas son la causa de nuestras equivocaciones? ¿Cómo podemos sacudirnos de esa peligrosa forma de pensar, y aceptar nuestra res-ponsabilidad por nuestras acciones?

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Lección 3: Para el 16 de enero de 2016

LA REBELIÓN GLOBAL Y LOS PATRIARCAS

Sábado 9 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 3:9, 10; 4:1-15; 4:9; 6:1-13; Salmo 51:1; Génesis 22; 28:12-15.

PARA MEMORIZAR:“He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho” (Gén. 28:15).

LAS HISTORIAS QUE SIGUEN a la Caída llevan los temas de engaño y rela-ciones rotas, primero vistas en el Edén, a un nivel más profundo. Durante este tiempo, el conflicto se difunde y se diversifica sobre el globo.

En la historia de Caín y de Abel, la adoración fue el catalizador de la dis-cordia y la muerte, un tema que se repite a través de la historia.

La narración del Diluvio revela el modo en que la rebelión y el pecado hacen que se enmarañe todo lo que Dios creó. El pecado no solo distorsiona la creación, directamente la destruye.

La experiencia de Abraham es un gran estímulo positivo en medio del con-flicto, pues Dios demuestra su disposición de asumir las consecuencias de la rebelión sobre sí mismo. Él llegaría a ser nuestro Sustituto.

Cuando en las historias de Jacob y de Esaú, y de José y de sus hermanos, vemos la continua interacción de relaciones fracturadas como el medio que Satanás usa para destruir familias y grupos de pueblos.

No obstante todo esto, la fidelidad de Dios continúa sosteniendo y nutriendo a sus hijos acosados.

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Lección 3 // Domingo 10 de enero

CAÍN Y ABEL

Lee Génesis 4:1 al 15. ¿Qué nos dice acerca de cuán profundamente ha llegado a arraigarse el pecado?

Eva estaba extasiada cuando nació Caín. Creía plenamente que acababa de dar a luz al Libertador prometido en Génesis 3:15. “Por voluntad de Jehová he adquirido varón” (Gen. 4:1). Una traducción literal del texto dice: “He hecho a un hombre, el Señor”. Esto revela que Eva pensó que había traído a Aquel que Dios le había prometido (Gén. 3:15).

No se dice nada de la niñez de Caín, ni de estos nuevos padres gozando su primer bebé. La narración salta a un segundo nacimiento y, luego, a los dos jóvenes en adoración. Sin embargo, a veces las diferencias acerca de la adora-ción llevan a la tragedia.

Lee Génesis 3:9 y 10, y 4:9. Compara la reacción de Adán con la re-acción de Caín cuando Dios los interrogó después de pecar. ¿Qué tienen de similar? ¿Qué tienen de diferente?

Nota las diferencias en las emociones de Adán comparadas con las de Caín. Adán parece confundido, asustado y avergonzado (Gén. 3:10), pero Caín está enojado (Gén. 4:5), es cínico y rebelde (vers. 9). En lugar de ofrecer una excusa como hizo Adán, Caín dice una mentira flagrante.

Pero, aun en la desesperación, surge cierta medida de esperanza. Con el na-cimiento de Set, Eva otra vez cree que ha engendrado al Prometido (Gén. 4:25). El nombre “Set” viene de una palabra que significa “poner o ubicar”, la misma palabra usada en Génesis 3:15 para indicar a un Libertador que sería puesto para desafiar a la serpiente y aplastar su cabeza. En un paralelo adicional a Gé-nesis 3:15, Eva describe a su nuevo hijo como “otro hijo” (“otra simiente”, VM) para remplazar a Abel. De este modo, a medida que el Gran Conflicto entre el bien y el mal continúa, las personas todavía se aferran a la esperanza de la redención. Sin ella, ¿qué nos queda?

Imagínate el dolor de Adán y de Eva por la muerte de su hijo, agravado por el hecho de que su otro hijo lo había matado. De este modo, perdieron a los dos. Nosotros, ¿hemos aprendido la dura lección de que el pecado tiene consecuen-cias mucho más allá del pecado inmediato?

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Lección 3 // Domingo 10 de enero

CAÍN Y ABEL

Lee Génesis 4:1 al 15. ¿Qué nos dice acerca de cuán profundamente ha llegado a arraigarse el pecado?

Eva estaba extasiada cuando nació Caín. Creía plenamente que acababa de dar a luz al Libertador prometido en Génesis 3:15. “Por voluntad de Jehová he adquirido varón” (Gen. 4:1). Una traducción literal del texto dice: “He hecho a un hombre, el Señor”. Esto revela que Eva pensó que había traído a Aquel que Dios le había prometido (Gén. 3:15).

No se dice nada de la niñez de Caín, ni de estos nuevos padres gozando su primer bebé. La narración salta a un segundo nacimiento y, luego, a los dos jóvenes en adoración. Sin embargo, a veces las diferencias acerca de la adora-ción llevan a la tragedia.

Lee Génesis 3:9 y 10, y 4:9. Compara la reacción de Adán con la re-acción de Caín cuando Dios los interrogó después de pecar. ¿Qué tienen de similar? ¿Qué tienen de diferente?

Nota las diferencias en las emociones de Adán comparadas con las de Caín. Adán parece confundido, asustado y avergonzado (Gén. 3:10), pero Caín está enojado (Gén. 4:5), es cínico y rebelde (vers. 9). En lugar de ofrecer una excusa como hizo Adán, Caín dice una mentira flagrante.

Pero, aun en la desesperación, surge cierta medida de esperanza. Con el na-cimiento de Set, Eva otra vez cree que ha engendrado al Prometido (Gén. 4:25). El nombre “Set” viene de una palabra que significa “poner o ubicar”, la misma palabra usada en Génesis 3:15 para indicar a un Libertador que sería puesto para desafiar a la serpiente y aplastar su cabeza. En un paralelo adicional a Gé-nesis 3:15, Eva describe a su nuevo hijo como “otro hijo” (“otra simiente”, VM) para remplazar a Abel. De este modo, a medida que el Gran Conflicto entre el bien y el mal continúa, las personas todavía se aferran a la esperanza de la redención. Sin ella, ¿qué nos queda?

Imagínate el dolor de Adán y de Eva por la muerte de su hijo, agravado por el hecho de que su otro hijo lo había matado. De este modo, perdieron a los dos. Nosotros, ¿hemos aprendido la dura lección de que el pecado tiene consecuen-cias mucho más allá del pecado inmediato?

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// Lección 3Lunes 11 de enero

EL DILUVIO

Lee Génesis 6:1 al 13. ¿De qué maneras vemos expresado aquí el gran conflicto entre el bien y el mal, solo que ahora más intensamente que antes?

En el Diluvio vemos una inversión parcial de los actos especiales de la Crea-ción; muchas de esas cosas que Dios había separado ahora se unen de nuevo. Las aguas arriba y abajo, el mar y la tierra seca, la reunión de los peces del mar, las aves del aire y todas las criaturas que se mueven sobre la tierra. La tierra parece retroceder hacia el estado de “desordenada y vacía” (Gén. 1:2).

A pesar de esta aparente victoria de las fuerzas del mal, el genio creador de Dios todavía está en operación. Él inicia una nueva creación, al separar los diferentes elementos. Primero, separa a Noé (un hombre justo y perfecto) de la gente de su tiempo, cuya maldad es grande y cuyo pensamiento es solo hacia el mal, corrompida y violenta (comparar Gén. 6:8, 9, y los vers. 5, 11-13). Dios entonces le da a Noé la tarea de construir un barco enorme. Luego separa un grupo pequeño de personas, aves y animales, y los pone en la seguridad del barco de modo que puedan sobrevivir a lo que se viene. Basada en la gracia de Dios, la vida seguirá, y surgirá un mundo nuevo de los restos del anterior. Hay una creación nueva.

Pero difícilmente es una creación perfecta. Algún tiempo después del Di-luvio, al establecerse Noé y su familia nuevamente, se les recuerda la fragilidad de la bondad humana. Noé se emborracha, y ocurren cosas vergonzosas (Gén. 9:20-27). De este modo, aun uno de los héroes de la fe (ver Heb. 11:7) tuvo sus momentos malos. El Gran Conflicto continúa, no solo en una escala masiva, sino también en el corazón de las personas.

La Biblia describe el Diluvio como la exterminación de toda vida (Gén. 7:4, BJ). Una expresión similar (borrar, destruir) se usa en otras partes de la Biblia para describir las acciones del Redentor al perdonar los pecados (Isa. 25:8; 43:25; Sal. 51:1). O se borra nuestra vida, o se borran nuestros pecados. ¿Cómo nos muestra esta cruda realidad, el modo en que estos problemas son, asuntos de blanco o negro?

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Lección 3 // Martes 12 de enero

ABRAHAM

Aunque Abraham (antes, Abram) es conocido por su fidelidad, sus expe-riencias tratan más sobre la fidelidad de Dios hacia él.

Dos veces Dios le aseguró a Abraham que tendría un hijo. Primero se lo dijo cuando tenía unos 75 años (Gén. 12:2, 4), y se lo repitió unos diez años más tarde (Gén. 13:16).

Finalmente, después de muchos tropiezos de Abraham, nació el hijo de la promesa –el hijo del pacto–, y se reveló la fidelidad de Dios a su siervo a veces vacilante (ver Gén. 17:19, 21; 21:3-5).

Lee Génesis 22:1 al 19. ¿Qué esperanza se revela aquí con respecto al Gran Conflicto?

“Fue para grabar en la mente de Abraham la realidad del evangelio, así como para probar su fe, por lo que Dios le mandó sacrificar a su hijo. La agonía que sufrió durante los aciagos días de aquella terrible prueba fue permitida para que comprendiera por su propia experiencia algo de la grandeza del sa-crificio hecho por el Dios infinito en favor de la redención del hombre. Ninguna otra prueba podría haber causado a Abraham tanta angustia como la que le causó el ofrecer a su hijo.

“Dios dio a su Hijo para que muriera en la agonía y la vergüenza. A los ángeles que presenciaron la humillación y la angustia del Hijo de Dios, no se les permitió intervenir como en el caso de Isaac. No hubo voz que clamara: ‘¡Basta!’ El Rey de la gloria dio su vida para salvar a la raza caída. ¿Qué mayor prueba se puede dar del infinito amor y de la compasión de Dios? [Se cita Rom. 8:32].

“El sacrificio exigido a Abraham no fue solo para su propio bien ni tam-poco exclusivamente para el beneficio de las futuras generaciones; sino tam-bién para instruir a los seres sin pecado del cielo y de otros mundos. El campo de batalla entre Cristo y Satanás, el terreno en el cual se desarrolla el plan de la redención, es el libro de texto del universo. Por haber demostrado Abraham falta de fe en las promesas de Dios, Satanás lo había acusado ante los ángeles y ante Dios de no ser digno de sus bendiciones. Dios deseaba probar la lealtad de su siervo ante todo el cielo, para demostrar que no se puede aceptar algo inferior a la obediencia perfecta y para revelar más plenamente el plan de la salvación” (PP 150, 151).

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Lección 3 // Martes 12 de enero

ABRAHAM

Aunque Abraham (antes, Abram) es conocido por su fidelidad, sus expe-riencias tratan más sobre la fidelidad de Dios hacia él.

Dos veces Dios le aseguró a Abraham que tendría un hijo. Primero se lo dijo cuando tenía unos 75 años (Gén. 12:2, 4), y se lo repitió unos diez años más tarde (Gén. 13:16).

Finalmente, después de muchos tropiezos de Abraham, nació el hijo de la promesa –el hijo del pacto–, y se reveló la fidelidad de Dios a su siervo a veces vacilante (ver Gén. 17:19, 21; 21:3-5).

Lee Génesis 22:1 al 19. ¿Qué esperanza se revela aquí con respecto al Gran Conflicto?

“Fue para grabar en la mente de Abraham la realidad del evangelio, así como para probar su fe, por lo que Dios le mandó sacrificar a su hijo. La agonía que sufrió durante los aciagos días de aquella terrible prueba fue permitida para que comprendiera por su propia experiencia algo de la grandeza del sa-crificio hecho por el Dios infinito en favor de la redención del hombre. Ninguna otra prueba podría haber causado a Abraham tanta angustia como la que le causó el ofrecer a su hijo.

“Dios dio a su Hijo para que muriera en la agonía y la vergüenza. A los ángeles que presenciaron la humillación y la angustia del Hijo de Dios, no se les permitió intervenir como en el caso de Isaac. No hubo voz que clamara: ‘¡Basta!’ El Rey de la gloria dio su vida para salvar a la raza caída. ¿Qué mayor prueba se puede dar del infinito amor y de la compasión de Dios? [Se cita Rom. 8:32].

“El sacrificio exigido a Abraham no fue solo para su propio bien ni tam-poco exclusivamente para el beneficio de las futuras generaciones; sino tam-bién para instruir a los seres sin pecado del cielo y de otros mundos. El campo de batalla entre Cristo y Satanás, el terreno en el cual se desarrolla el plan de la redención, es el libro de texto del universo. Por haber demostrado Abraham falta de fe en las promesas de Dios, Satanás lo había acusado ante los ángeles y ante Dios de no ser digno de sus bendiciones. Dios deseaba probar la lealtad de su siervo ante todo el cielo, para demostrar que no se puede aceptar algo inferior a la obediencia perfecta y para revelar más plenamente el plan de la salvación” (PP 150, 151).

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// Lección 3Miércoles 13 de enero

JACOB Y ESAÚ

La lucha entre los propósitos de Dios y la rebelión individual se muestra también en la historia de Jacob y de Esaú. En la antigüedad, era costumbre que el hijo mayor (el primogénito) recibiera la bendición del padre antes de la muerte de éste. El primer hijo recibía la mayor parte de la riqueza de la familia y pasaba a ser responsable por el bienestar de la familia.

Esaú odió a su hermano después que éste lo despojara con engaño de ese gran honor, e hizo planes para matarlo después de que su padre muriera (Gén. 27:41). Rebeca lo hizo marchar para protegerlo, pensando que todo estaría bien después de unos pocos días (vers. 43, 44). Los pocos días se volvieron veinte años, y Rebeca nunca más vio a Jacob.

Lee Génesis 28:12 al 15. ¿Qué gran esperanza encontró Jacob en este sueño?

Al repetir las promesas hechas a Abraham, Dios le estaba asegurando a Jacob que los planes seguían vigentes. Aun cuando Jacob parecía ignorarlos, Dios todavía estaba allí para él. Sin embargo, Jacob tuvo que soportar veinte años de ser engañado por su suegro, primero con su casamiento y luego con su salario (Gén. 29:20, 23, 25, 27; 31:7). No obstante, en un giro imprevisto, todos esos años de servir por su esposa le parecieron unos pocos días, el mismo tiempo que Rebeca pensó que Jacob estaría lejos (Gén. 29:20).

Cuando Jacob decidió volver a su casa, primero lo persiguió Labán (Gén. 31:25, 26), y luego Esaú salió a su encuentro con cuatrocientos hombres. Ambas situaciones amenazaban su vida, y Dios tuvo que liberarlo dos veces: primero con un sueño dado a Labán, para que no hiciera daño a Jacob (vers. 24); luego en persona, para luchar con Jacob y herirlo (Gén. 32:24-30). El ver a Jacob, co-jeando apoyado en un bastón, podría haberle sugerido a Esaú que su hermano ya no era una amenaza. Los regalos enviados por Jacob y la manera cuida-dosa en que habló parecieron suficientes para sanar la ruptura entre los dos hermanos. Lo último que sabemos de ellos juntos fue cuando sepultaron a su padre (Gén. 35:29); y cualquier plan previo de Esaú de matar a Jacob después del funeral estaba ahora olvidado.

Considera el dolor y el sufrimiento que las elecciones necias trajeron a estas personas, tanto a los inocentes como a los culpables. ¿Cómo podemos aprender a pensar, pensar, pensar y pensar antes de actuar?

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Lección 3 // Jueves 14 de enero

JOSÉ Y SUS HERMANOS

Así como Jacob merecía una suerte peor que la de su hermano Esaú por la forma en que lo trató, vemos algo parecido en la historia de José y sus hermanos.

Aquí, de nuevo, vemos al hermano que odia al hermano porque uno re-cibió más favores que el otro (Gén. 37:3, 4). La túnica de muchos colores no fue hecha simplemente de una sábana rayada. La palabra original implica que era un manto costoso que usaban las familias reales, y habrían estado cubierto con ricos bordados y labores, que solía llevar un año hacerlos.

Además, cuando José les contó sus sueños a sus hermanos (Gén. 37:5-11), se produjo aún más odio y envidia contra él. Por eso, en la primera oportunidad, tramaron un plan para eliminarlo (Gén. 37:19, 20). Ellos deben de haberse felici-tado por lo fácil que había sido sacarlo de sus vidas. No obstante, ninguno tenía la menor idea del modo en que Dios usaría esta situación para salvar a toda su familia años más tarde.

Lee Génesis 45:4 al 11. ¿Cuál fue el cuadro más grande que vio José? ¿En qué se concentró?

Piensa en lo que pudo pasar por la mente de José como jovencito en ca-denas, caminando detrás de un camello y mirando hacia las colinas del hogar de su niñez mientras desaparecían en la distancia. Luego, fue expuesto en para ser rematad y los compradores inquisitivos lo humillaron mientras lo inspec-cionaban antes de hacer su oferta. Muchos han renunciado a su fe por una humillación y sufrimiento menor que este.

José pudo haber elegido amargarse y volverse contra Dios pero, en cambio, decidió mantener su fe en medio de esta lucha angustiosa, experimentando el Gran Conflicto en su propia vida de manera dramática. Pronto se ajustó a la casa de uno de los militares más importantes del país y, bajo la bendición de Dios, ganó su confianza (Gén. 39:1-4). Finalmente, el esclavo llegó a ser un líder de Egipto.

A pesar de la increíble disfunción familiar revelada en esta historia, a pesar de la traición y del mal, el final fue feliz. No obstante, ¿de qué modo podemos man-tener intacta nuestra fe y tener una actitud llena de gracia cuando las cosas no parecen salir tan bien como a José?

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Lección 3 // Jueves 14 de enero

JOSÉ Y SUS HERMANOS

Así como Jacob merecía una suerte peor que la de su hermano Esaú por la forma en que lo trató, vemos algo parecido en la historia de José y sus hermanos.

Aquí, de nuevo, vemos al hermano que odia al hermano porque uno re-cibió más favores que el otro (Gén. 37:3, 4). La túnica de muchos colores no fue hecha simplemente de una sábana rayada. La palabra original implica que era un manto costoso que usaban las familias reales, y habrían estado cubierto con ricos bordados y labores, que solía llevar un año hacerlos.

Además, cuando José les contó sus sueños a sus hermanos (Gén. 37:5-11), se produjo aún más odio y envidia contra él. Por eso, en la primera oportunidad, tramaron un plan para eliminarlo (Gén. 37:19, 20). Ellos deben de haberse felici-tado por lo fácil que había sido sacarlo de sus vidas. No obstante, ninguno tenía la menor idea del modo en que Dios usaría esta situación para salvar a toda su familia años más tarde.

Lee Génesis 45:4 al 11. ¿Cuál fue el cuadro más grande que vio José? ¿En qué se concentró?

Piensa en lo que pudo pasar por la mente de José como jovencito en ca-denas, caminando detrás de un camello y mirando hacia las colinas del hogar de su niñez mientras desaparecían en la distancia. Luego, fue expuesto en para ser rematad y los compradores inquisitivos lo humillaron mientras lo inspec-cionaban antes de hacer su oferta. Muchos han renunciado a su fe por una humillación y sufrimiento menor que este.

José pudo haber elegido amargarse y volverse contra Dios pero, en cambio, decidió mantener su fe en medio de esta lucha angustiosa, experimentando el Gran Conflicto en su propia vida de manera dramática. Pronto se ajustó a la casa de uno de los militares más importantes del país y, bajo la bendición de Dios, ganó su confianza (Gén. 39:1-4). Finalmente, el esclavo llegó a ser un líder de Egipto.

A pesar de la increíble disfunción familiar revelada en esta historia, a pesar de la traición y del mal, el final fue feliz. No obstante, ¿de qué modo podemos man-tener intacta nuestra fe y tener una actitud llena de gracia cuando las cosas no parecen salir tan bien como a José?

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// Lección 3Viernes 15 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Como lo muestran estas historias, no hay dudas de que la vida sobre esta Tierra, en medio del Gran Conflicto, no siempre resulta como quisiéramos. Por ejemplo, Adán y Eva no podrían haber previsto, mientras tenían a sus recién nacidos en sus brazos, que uno mataría al otro. Séfora, al casarse con Moisés, no tuvo el futuro que seguramente había esperado. Y ¿te parece que el matrimonio de Lea fue lo que, como niña, había soñado que tendría? El joven Jeremías –cualesquiera que hayan sido sus espe-ranzas y ambiciones– ciertamente no incluían el ser insultado, castigado y con-siderado traidor por su propia nación. David y Betsabé ¿no hubieran preferido una experiencia diferente de la que en última instancia se desarrolló (sin duda Urías sí)? Y ¿qué decir de Jesús? Por supuesto, él vino a la tierra para morir, ese era el principal objetivo. Sin embargo, desde su lado humano, el lado formado por la misma arcilla que nosotros, el que clamó en Getsemaní: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa...” (Mat. 26:39), ser azotado, burlado, insultado y crucificado a los 33 años seguramente no era lo que nadie hubiera esperado. No hay dudas, la vida puede jugarnos malas pasadas, y eso no debería sorpren-dernos, ¿verdad? ¿Qué esperas de un mundo caído, pecaminoso: el paraíso? El Edén pasó hace mucho tiempo. Pero volverá; y cuando esto suceda, la brecha entre la vida actual y la futura será infinitamente mayor que la brecha entre lo que esperado y lo que, en cambio, recibimos.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. ¿Cuáles son las diferencias importantes entre los hermanos que mantu-

vieron su fe en Dios y los que no vieron la necesidad de hacerlo?2. Cuando hoy las rivalidades y los celos entre hermanos parecen superar

los propósitos de Dios para las familias, ¿cómo es posible que vean un mañana positivo? ¿Qué puede hacerse para que las familias de tu iglesia ayuden a otras a ver el propósito mayor que Dios tiene para ellas?

3. ¿Qué puede hacerse por las personas en tu congregación que sienten que están solas en el mundo y que sus vidas no tienen sentido ni valor?

4. Cuando tu vida no resulta ser como habías esperado, ¿de qué modo puede la promesa de vida eterna ayudarte a evitar que la desilusión te abrume?

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Lección 4: Para el 23 de enero de 2016

CONFLICTO Y CRISIS: LOS JUECES

Sábado 16 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jueces 4; 6; 14; Hebreos 11:32; 1 Samuel 2:12-25; 8:1-7.

PARA MEMORIZAR:“Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación” (1 Sam. 2:1).

EL TIEMPO DE LOS JUECES fue un período caótico en Israel. El pueblo de Dios hizo lo malo a los ojos de Jehová, y Dios los “vendió” en manos de un opresor. Ellos clamaban al Señor, y Dios suscitaba un libertador que traía paz a la tierra, hasta que el mismo triste ciclo comenzaba otra vez.

Débora, uno de los jueces de Israel, fue notable pues inspiró confianza en otros. Ella y Jael fueron heroínas, mientras que los hombres que las rodeaban no tenían ánimo por su timidez y falta de fe. Un subtema recurrente en el Gran Conflicto se ve también en la historia de Gedeón, cuando el pueblo de Dios afrontaba una situación imposible.

Sansón fue uno de los últimos jueces. Después de él, la Nación descendió a la anarquía. Él fue un héroe mal dispuesto, que estaba más interesado en mu-jeres que en seguir a Dios: un paralelo de sus conciudadanos, más interesados en adorar los ídolos que en servir a Jehová.

Samuel trajo esperanza a la Nación. Luego, estableció una nueva estructura de liderazgo, con reyes, y uno de sus últimos actos fue ungir al futuro rey David.

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Lección 4: Para el 23 de enero de 2016

CONFLICTO Y CRISIS: LOS JUECES

Sábado 16 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jueces 4; 6; 14; Hebreos 11:32; 1 Samuel 2:12-25; 8:1-7.

PARA MEMORIZAR:“Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación” (1 Sam. 2:1).

EL TIEMPO DE LOS JUECES fue un período caótico en Israel. El pueblo de Dios hizo lo malo a los ojos de Jehová, y Dios los “vendió” en manos de un opresor. Ellos clamaban al Señor, y Dios suscitaba un libertador que traía paz a la tierra, hasta que el mismo triste ciclo comenzaba otra vez.

Débora, uno de los jueces de Israel, fue notable pues inspiró confianza en otros. Ella y Jael fueron heroínas, mientras que los hombres que las rodeaban no tenían ánimo por su timidez y falta de fe. Un subtema recurrente en el Gran Conflicto se ve también en la historia de Gedeón, cuando el pueblo de Dios afrontaba una situación imposible.

Sansón fue uno de los últimos jueces. Después de él, la Nación descendió a la anarquía. Él fue un héroe mal dispuesto, que estaba más interesado en mu-jeres que en seguir a Dios: un paralelo de sus conciudadanos, más interesados en adorar los ídolos que en servir a Jehová.

Samuel trajo esperanza a la Nación. Luego, estableció una nueva estructura de liderazgo, con reyes, y uno de sus últimos actos fue ungir al futuro rey David.

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// Lección 4Domingo 17 de enero

DÉBORA

La historia de Débora añade detalles interesantes al tema del Gran Con-flicto. Aquí vemos al pueblo de Dios sufriendo opresión y enfrentando situa-ciones difíciles. Esto es un paralelo de lo que vimos en Apocalipsis 12, con la lucha increíblemente desigual entre un dragón de siete cabezas y un bebé recién nacido (ver la sección del martes de la lección 1).

Los personajes principales en esta historia incluyen a Jabín, rey de Canaán; a Sísara, jefe de su ejército; y a Débora, profetisa y jueza (resolvía disputas ci-viles entre grupos o personas opuestos) que, para ese tiempo, tuvo un grado muy inusual de autoridad e influencia para una mujer.

Lee Jueces 4. ¿De qué manera ves que se expresa aquí el tema del Gran Conflicto? Al final, ¿quién produjo la victoria para Israel, a pesar de su indignidad?

La heroína de la historia es Jael, la esposa de Heber, quien no teme identi-ficarse con el pueblo de Dios y desempeña un papel vital en la derrota de los enemigos de Dios. Juzgar sus acciones desde nuestra perspectiva actual no es fácil. Sin embargo, no debemos usar sus actos para justificar el engaño y la vio-lencia a fin de alcanzar nuestros fines, no importa cuán correctos sean estos.

En las discusiones que conducen al conflicto, Débora le asegura a Barac que la batalla será de Dios (un eco del Gran Conflicto, por cierto). Se usan dos verbos para describir cómo haría Dios eso (Juec. 4:7): “Atraeré” a Sísara (la palabra sugiere pescar con una red) al río Cisón, donde lo “entregaré” en la mano de Barac. El canto de gratitud de Débora (Juec. 5) revela algunos de los detalles. Los carros de Sísara se quebrantaron en los angostos pasos cerca del río Cisón por causa de la lluvia torrencial. Los cielos “destilaron” y las nubes “gotearon” agua (vers. 4, 5), y produjeron torrentes repentinos que barrieron a muchos soldados enemigos (vers. 21); e Israel fue liberado.

Piensa en la confianza que tuvieron estos hombres de guerra en Débora. Aunque en un nivel eso era bueno (obviamente), ¿por qué debemos ser siempre cuidado-sos en saber cuánta confianza ponemos en una persona?

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Lección 4 // Lunes 18 de enero

GEDEÓN

Lee Jueces 6:1. ¿Qué ocurre aquí? Ver Jueces 6:10.

Después de Débora, la tierra gozó de paz durante los siguientes cuarenta años, pero pronto volvieron a caer en manos de opresores. Esta vez fueron los madianitas, quienes, con sus aliados, entraban en Israel, y destruían las plan-taciones y robaban el ganado (Juec. 6:3-5). Israel se empobreció grandemente y clamó a Jehová (vers. 6, 7). Se daban cuenta de que los dioses de moda no servían ahora.

Lee Jueces 6:12 al 16. ¿Qué dijo el ángel de Jehová? ¿Cuál fue la reacción de Gedeón? Este ¿no debería haber sabido por qué el pueblo se encontraba en esa situación? Ver Juec. 6:7-10.

A pesar de la queja de Gedeón, que no tenía base (habían sido desobe-dientes, y por eso eran oprimidos), Dios estaba listo para librarlos. Es intere-sante que Dios llama a Gedeón “varón esforzado y valiente”, aun cuando él se consideraba de un modo muy distinto: “Ah, Señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre” (Juec. 6:15). Sin duda, un componente vital de la fortaleza de Gedeón fue su propio sentido de debilidad y falta de importancia.

Nota también qué le pidió Gedeón a Dios en Jueces 6:36 al 40. Es decir, co-nociendo todas las desventajas y sus propias debilidades, buscó una seguridad especial de la presencia de Dios. Entonces, tenemos aquí a un hombre que se daba cuenta plenamente de su total dependencia de Dios. Podemos leer en Jueces 7 acerca del éxito sorprendente contra los opresores del pueblo y la liberación que le dio Dios a Israel.

¿Por qué eligió Dios usar a seres humanos caídos en esta liberación? Es decir, ¿no podría haber Dios llamado “más de doce legiones de ángeles” (Mat. 26:53) a fin de hacer lo que fuera necesario para Israel en ese momento? ¿Qué función tenemos nosotros, como seres humanos caídos, tanto en el Gran Conflicto como en la difusión del evangelio?

Page 29: Rebelión y Redención

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Lección 4 // Lunes 18 de enero

GEDEÓN

Lee Jueces 6:1. ¿Qué ocurre aquí? Ver Jueces 6:10.

Después de Débora, la tierra gozó de paz durante los siguientes cuarenta años, pero pronto volvieron a caer en manos de opresores. Esta vez fueron los madianitas, quienes, con sus aliados, entraban en Israel, y destruían las plan-taciones y robaban el ganado (Juec. 6:3-5). Israel se empobreció grandemente y clamó a Jehová (vers. 6, 7). Se daban cuenta de que los dioses de moda no servían ahora.

Lee Jueces 6:12 al 16. ¿Qué dijo el ángel de Jehová? ¿Cuál fue la reacción de Gedeón? Este ¿no debería haber sabido por qué el pueblo se encontraba en esa situación? Ver Juec. 6:7-10.

A pesar de la queja de Gedeón, que no tenía base (habían sido desobe-dientes, y por eso eran oprimidos), Dios estaba listo para librarlos. Es intere-sante que Dios llama a Gedeón “varón esforzado y valiente”, aun cuando él se consideraba de un modo muy distinto: “Ah, Señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre” (Juec. 6:15). Sin duda, un componente vital de la fortaleza de Gedeón fue su propio sentido de debilidad y falta de importancia.

Nota también qué le pidió Gedeón a Dios en Jueces 6:36 al 40. Es decir, co-nociendo todas las desventajas y sus propias debilidades, buscó una seguridad especial de la presencia de Dios. Entonces, tenemos aquí a un hombre que se daba cuenta plenamente de su total dependencia de Dios. Podemos leer en Jueces 7 acerca del éxito sorprendente contra los opresores del pueblo y la liberación que le dio Dios a Israel.

¿Por qué eligió Dios usar a seres humanos caídos en esta liberación? Es decir, ¿no podría haber Dios llamado “más de doce legiones de ángeles” (Mat. 26:53) a fin de hacer lo que fuera necesario para Israel en ese momento? ¿Qué función tenemos nosotros, como seres humanos caídos, tanto en el Gran Conflicto como en la difusión del evangelio?

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// Lección 4Martes 19 de enero

SANSÓN

Las líneas de batalla entre el bien y el mal se borronean en la historia de Sansón. Su vida comienza de una manera impresionante, con un anuncio del Ángel de Jehová de que iba a ser nazareo desde su nacimiento. El Ángel ins-truye a los padres de Sansón acerca de cómo prepararse para su bebé especial. La madre no tenía que beber alcohol o comer alimentos prohibidos (Juec. 13:4, 13, 14; ver también Lev. 11). Dios tenía planes especiales para Sansón; pero las cosas no resultaron tan bien como debería haber sido.

“Precisamente cuando llegaba a la edad viril, cuando debía cumplir su mi-sión divina, el momento en que más fiel a Dios debería haber sido, Sansón se emparentó con los enemigos de Israel. No se preguntó si, al unirse con el objeto de su elección, podría glorificar mejor a Dios o si se estaba colocando en una posición que no le permitiría cumplir el propósito que debía alcanzar su vida. A todos los que tratan primero de honrarlo a él, Dios les ha prometido sabiduría; pero no existe promesa para los que se obstinan en satisfacer sus propios de-seos” (PP 606).

Lee Jueces 14:1 al 4. ¿De qué modo usó Dios la debilidad de Sansón por las mujeres como una “ocasión contra los filisteos”? (vers. 4).

Sansón encontró “ocasiones contra los filisteos” de diversas maneras, cada una como respuesta a desprecios personales. Primero mató a treinta hombres y les quitó su ropa para llevarla a la fiesta de bodas a fin de pagar una deuda (Juec. 14:19). Luego, destruyó sus cosechas cuando su esposa le fue dada a su mejor amigo (14:20; 15:1-5). Más tarde, Sansón mató a muchos como venganza porque los filisteos asesinaron a su esposa y al padre de ella (vers. 6-8). Des-pués, cuando trataron de vengar este acto (vers. 9, 10), mató a mil hombres con la quijada de un asno (vers. 14, 15). Finalmente, derribó el templo de los filisteos y mató a tres mil de ellos por haberlo dejado ciego (16:21, 28, 30).

Este es un héroe con fallas. Parece que hay poco para imitar en Sansón, aun-que está en la lista de Hebreos 11 (vers. 32) con algunos personajes más bien exaltados. Sin embargo, hay más en esta historia de lo que se ve a primera vista. Piensa en lo que Dios podría haber hecho con Sansón. ¿Qué puede hacer Dios con nosotros? ¿Cuánto más podríamos hacer si viviésemos a la altura de nuestro potencial?

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Lección 4 // Miércoles 20 de enero

RUT

La historia de Rut no habla de vastos ejércitos enemigos que amenazaban al pueblo de Dios, sino de una familia moribunda que revive. Aunque incluye dos temas mayores –la destrucción de la creación de Dios y su pueblo ame-nazado–, Rut también habla del Gran Conflicto en el nivel personal, donde siempre se da la batalla.

No sorprende que la tierra de Judá haya sufrido hambrunas durante el tiempo de los jueces (Rut 1:1; Deut. 28:48; 32:24; ver también Juec. 17:6; 21:25). Esta era una señal de que el pueblo del Pacto había abandonado a Dios. El pe-cado y la rebelión habían reducido la tierra a un campo polvoriento y desierto, pero Dios “visitó” su tierra, y puso vida en ella “para darles pan” (Rut 1:6).

Cuando Elimelec, su esposa, Noemí, y sus dos hijos jóvenes fueron a Moab, lo hicieron porque querían un futuro. La tierra del enemigo dio un alivio temporario pero, con la muerte de su esposo y sus dos hijos, Noemí decidió volver a casa.

Lee Rut 1:8, 16 y 17. ¿Cuál es la importancia de que Rut quisiera ir con Noemí?

Rut era de una nación enemiga que varias veces había tratado de destruir a Israel; pero ella eligió identificarse con el pueblo de Noemí y adorar a su Dios. Además, ella halló favor a los ojos de su pueblo adoptivo, no solo en Booz (Rut 2:10) sino también en quienes la conocieron (vers. 11). Booz tenía la confianza de que ella había encontrado favor a los ojos de Dios (vers. 12) y, llevando su admiración más adelante, estuvo de acuerdo en casarse con ella (Rut. 3:10, 11).

Había un pariente más cercano que Booz, el cual tenía derecho a ser el primero en reclamar las tierras del muerto, si se casaba con Rut. Sin embargo, a este pariente no le interesaba tener otra esposa porque le complicaba sus planes financieros (Rut 4:6). En este momento, la asamblea de testigos bendijo a Rut, asemejándola a las grandes mujeres de la historia de Israel (vers. 11, 12), lo que se cumplió cuando llegó a ser una ascendiente del Mesías (vers. 13, 17; Mat. 1:5, 6).

Es una historia del tipo “vivieron felices para siempre”. En la Biblia no hay muchas de esas; tampoco hay muchas en la vida real. Sin embargo, aquí po-demos ver cómo, a pesar del ir y venir de la vida, al final la voluntad de Dios pre-valecerá; y esas son buenas nuevas para todos los que lo aman y confían en él.

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Lección 4 // Miércoles 20 de enero

RUT

La historia de Rut no habla de vastos ejércitos enemigos que amenazaban al pueblo de Dios, sino de una familia moribunda que revive. Aunque incluye dos temas mayores –la destrucción de la creación de Dios y su pueblo ame-nazado–, Rut también habla del Gran Conflicto en el nivel personal, donde siempre se da la batalla.

No sorprende que la tierra de Judá haya sufrido hambrunas durante el tiempo de los jueces (Rut 1:1; Deut. 28:48; 32:24; ver también Juec. 17:6; 21:25). Esta era una señal de que el pueblo del Pacto había abandonado a Dios. El pe-cado y la rebelión habían reducido la tierra a un campo polvoriento y desierto, pero Dios “visitó” su tierra, y puso vida en ella “para darles pan” (Rut 1:6).

Cuando Elimelec, su esposa, Noemí, y sus dos hijos jóvenes fueron a Moab, lo hicieron porque querían un futuro. La tierra del enemigo dio un alivio temporario pero, con la muerte de su esposo y sus dos hijos, Noemí decidió volver a casa.

Lee Rut 1:8, 16 y 17. ¿Cuál es la importancia de que Rut quisiera ir con Noemí?

Rut era de una nación enemiga que varias veces había tratado de destruir a Israel; pero ella eligió identificarse con el pueblo de Noemí y adorar a su Dios. Además, ella halló favor a los ojos de su pueblo adoptivo, no solo en Booz (Rut 2:10) sino también en quienes la conocieron (vers. 11). Booz tenía la confianza de que ella había encontrado favor a los ojos de Dios (vers. 12) y, llevando su admiración más adelante, estuvo de acuerdo en casarse con ella (Rut. 3:10, 11).

Había un pariente más cercano que Booz, el cual tenía derecho a ser el primero en reclamar las tierras del muerto, si se casaba con Rut. Sin embargo, a este pariente no le interesaba tener otra esposa porque le complicaba sus planes financieros (Rut 4:6). En este momento, la asamblea de testigos bendijo a Rut, asemejándola a las grandes mujeres de la historia de Israel (vers. 11, 12), lo que se cumplió cuando llegó a ser una ascendiente del Mesías (vers. 13, 17; Mat. 1:5, 6).

Es una historia del tipo “vivieron felices para siempre”. En la Biblia no hay muchas de esas; tampoco hay muchas en la vida real. Sin embargo, aquí po-demos ver cómo, a pesar del ir y venir de la vida, al final la voluntad de Dios pre-valecerá; y esas son buenas nuevas para todos los que lo aman y confían en él.

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// Lección 4Jueves 21 de enero

SAMUEL

¿Qué tiene que ver el comienzo del libro de Samuel con el Gran Conflicto? No hay una amenaza obvia al orden creado, ni grandes ejércitos en las fron-teras; el ataque del mal es más sutil, pero no menos real.

Lee 1 Samuel 2:12 al 15. ¿De qué modo se revela en estos tristes ver-sículos la realidad del bien versus el mal?

“Pero aunque [Elí] había sido nombrado para que gobernara al pueblo, no regía bien su propia casa. Elí era un padre indulgente. Amaba tanto la paz y la comodidad que no ejercía su autoridad para corregir los malos hábitos ni las pasiones de sus hijos. Antes que contender con ellos, o castigarlos, prefería someterse a la voluntad de ellos, y cedía en todo” (PP 621).

En contraste con ellos, vemos a un niñito vestido como un sacerdote (1 Sam. 2:18, 19) quien, como Jesús, “seguía creciendo y ganándose el aprecio del Señor y de la gente” (vers. 26, NVI; Luc. 2:52). Este Samuel llegó a ser un líder fuerte y fiel en Israel. “Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, se dio cuenta de que el Señor había confirmado a Samuel como su profeta” (1 Sam. 3:20, NVI).

Sin embargo, esto no significa que todo iba bien. La Nación afrontaba una invasión filistea y los dos hijos de Elí fueron muertos; los filisteos capturaron el Arca de Dios; y Elí, de 98 años, murió cuando oyó las noticias (1 Sam. 4:14-18).

Lo triste es que Samuel enfrentó el mismo problema que Elí: hijos que no siguieron en sus pasos de fidelidad y lealtad (1 Sam. 8:1-7).

Samuel marcó un punto de transición en la historia del pueblo de Dios. Fue el último de los jueces y una figura clave en el desarrollo del Gran Conflicto. Su influencia estabilizadora guió al pueblo en un momento crítico. Aunque Dios no depende de dinastías humanas, es una lástima que los hijos de Samuel no siguieran sus pisadas. Como resultado de la apostasía de ellos, los ancianos demandaron un rey; lo que no fue el paso mejor, según reveló la historia de los siglos posteriores.

Más allá de que nuestra vida de hogar sea buena o mala, somos responsables por a quién servimos en el Gran Conflicto. Sean cuales fueren los errores que hayamos cometido, ¿por qué debemos recordar que hoy, ahora, es el mejor mo-mento para arreglar las cosas con Dios? Mañana podría ser demasiado tarde, pero no hoy.

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Lección 4 // Viernes 22 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: La Biblia no pasa por alto los pecados humanos. ¿Cómo podría hacerlo y, al mismo tiempo, retratar con exactitud el estado de la humanidad? Una descripción aguda del mal humano se encuentra en 1 Samuel 2:12 al 25, cuando los hijos de Elí se presentan en contraste con el joven Samuel. 1 Samuel 2:12 dice: “Los hijos de Eli eran hombres impíos (“hijos de Belial”, VM); y no tenían conocimiento de Jehová”. Nota el contraste: la des-cendencia desempeñaba una función importante en la vida bíblica, y ahora “los hijos de Elí” son “hijos de Belial”. Belial es una palabra rica, usada en di-versas formas y contextos, casi siempre negativos. Se relaciona con el hebreo bl y bli, que significan “no” o “sin”. Belial significa “sin valor”, “sin utilidad”. Otros hombres en la Biblia fueron llamados “hijos de Belial” (2 Crón. 13:7, VM; 1 Rey. 21:13, VM). En Proverbios 6:12, se los iguala con los inicuos o impíos (VM). (En otras literaturas del antiguo Cercano Oriente, Belial es otro nombre para Satanás mismo.) Casi cada vez que se usa la palabra en la Biblia, aparece con sentido negativo. Los seres humanos, creados a la imagen de Dios, fueron creados con un propósito; y no obstante, de acuerdo con la Biblia, estos hom-bres eran “hijos de inutilidad”. ¡Qué desperdicio de vidas! O somos del Señor, haciendo algo con sentido y propósito para él, o somos, al final, inútiles. Esto tiene sentido, considerando que toda nuestra existencia y el propósito para la vida solo provienen de él.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. La Biblia lo deja claro: no hay término medio en el Gran Conflicto: es-

tamos o de un lado o del otro, o del lado de Cristo o del de Satanás. No obs-tante, la vida no siempre se desarrolla con un contraste tan claro y agudo. A veces no estamos seguros de cuál es la decisión correcta y cuál es la equivo-cada; y también enfrentamos dilemas morales. No siempre es fácil determinar qué hacer. ¿Cuáles son algunas maneras en las que podemos buscar criterios que nos ayuden a tomar decisiones correctas cuando, a veces, no es fácil saber cuál es ella?

2. ¿Te asquearon de alguna forma personas a quienes has admirado? Al mismo tiempo, ¿de qué modos tal vez has desilusionado a quienes te admi-raban? ¿Qué aprendiste de estos incidentes acerca de la fe, la confianza, la gracia y la fragilidad humana?

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Lección 4 // Viernes 22 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: La Biblia no pasa por alto los pecados humanos. ¿Cómo podría hacerlo y, al mismo tiempo, retratar con exactitud el estado de la humanidad? Una descripción aguda del mal humano se encuentra en 1 Samuel 2:12 al 25, cuando los hijos de Elí se presentan en contraste con el joven Samuel. 1 Samuel 2:12 dice: “Los hijos de Eli eran hombres impíos (“hijos de Belial”, VM); y no tenían conocimiento de Jehová”. Nota el contraste: la des-cendencia desempeñaba una función importante en la vida bíblica, y ahora “los hijos de Elí” son “hijos de Belial”. Belial es una palabra rica, usada en di-versas formas y contextos, casi siempre negativos. Se relaciona con el hebreo bl y bli, que significan “no” o “sin”. Belial significa “sin valor”, “sin utilidad”. Otros hombres en la Biblia fueron llamados “hijos de Belial” (2 Crón. 13:7, VM; 1 Rey. 21:13, VM). En Proverbios 6:12, se los iguala con los inicuos o impíos (VM). (En otras literaturas del antiguo Cercano Oriente, Belial es otro nombre para Satanás mismo.) Casi cada vez que se usa la palabra en la Biblia, aparece con sentido negativo. Los seres humanos, creados a la imagen de Dios, fueron creados con un propósito; y no obstante, de acuerdo con la Biblia, estos hom-bres eran “hijos de inutilidad”. ¡Qué desperdicio de vidas! O somos del Señor, haciendo algo con sentido y propósito para él, o somos, al final, inútiles. Esto tiene sentido, considerando que toda nuestra existencia y el propósito para la vida solo provienen de él.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. La Biblia lo deja claro: no hay término medio en el Gran Conflicto: es-

tamos o de un lado o del otro, o del lado de Cristo o del de Satanás. No obs-tante, la vida no siempre se desarrolla con un contraste tan claro y agudo. A veces no estamos seguros de cuál es la decisión correcta y cuál es la equivo-cada; y también enfrentamos dilemas morales. No siempre es fácil determinar qué hacer. ¿Cuáles son algunas maneras en las que podemos buscar criterios que nos ayuden a tomar decisiones correctas cuando, a veces, no es fácil saber cuál es ella?

2. ¿Te asquearon de alguna forma personas a quienes has admirado? Al mismo tiempo, ¿de qué modos tal vez has desilusionado a quienes te admi-raban? ¿Qué aprendiste de estos incidentes acerca de la fe, la confianza, la gracia y la fragilidad humana?

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Lección 5: Para el 30 de enero de 2016

LA CONTROVERSIA CONTINÚA

Sábado 23 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Samuel 17:43-51; 2 Samuel 11:1-17; 1 Reyes 18:21-39; 2 Reyes 19:21-34; Ester 3:8-11; Nehemías 1.

PARA MEMORIZAR:“Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien” (Neh. 2:18).

CUANDO COMPARAMOS LAS VIDAS DE DAVID, Elías, Ezequías, Ester y Nehemías, surgen temas similares: Dios es capaz de usar personas “insignifi-cantes” para invertir la marea del mal. Por alguno de estos informes vemos que, a pesar de encontrar obstáculos tremendos, no necesitamos hundirnos bajo el mal abrumador, sino que podemos mantenernos firmes con el poder de Dios, quien es fiel a sus promesas, cumplidas para nosotros en Jesús. Cuando el pueblo de Dios se sostenga con el poder de Dios, las fuerzas del mal no serán tan poderosas para prevalecer al final.

El reto es regocijarnos en la liberación que Dios nos da. Esto no siempre tiene sentido frente a los desafíos abrumadores que a veces enfrentamos y que son más grandes que nosotros mismos. Regocijarse en la liberación de Dios antes de la liberación es más un acto de fe y adoración que la consecuencia ló-gica de lo que sucede a nuestro alrededor. Por otro lado, gracias a lo que Cristo hizo por nosotros, confiar en su fidelidad es, realmente, la única acción lógica que podemos realizar.

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Lección 5 // Domingo 24 de enero

DAVID, GOLIAT Y BETSABÉ

La vida es complicada porque, como seres humanos, somos complicados. Imagínate: criaturas hechas a la imagen de Dios, que se corrompieron. No es extraño que nuestro potencial, tanto para el bien como para el mal, pueda alcanzar niveles notables. Algunas personas alcanzan niveles elevados de “bondad” mientras que otras, lamentablemente, caen en los extremos de la depravación. Además, ¡ambos extremos pueden manifestarse en la misma per-sona! La buena noticia es que algunos que estuvieron muy abajo pudieron, por la gracia de Dios, hacer grandes cosas para él y para la humanidad. Sin embargo, lo opuesto también puede ocurrir: los que están en lo alto puede caer a las profundidades. Satanás es real, el Gran Conflicto es real y, a menos que estemos conectados con el Señor, aun el mejor de nosotros puede caer presa de nuestro enemigo (1 Ped. 5:8).

Lee 1 Samuel 17:43 al 51. ¿Qué dijo David que es vital para entender su victoria? Compara con 2 Samuel 11:1 al 17. ¿Qué agudo contraste vemos aquí en el mismo hombre? ¿Qué marcó la diferencia?

El mismo David que derrotó al gigante Goliat es el David que fue derrotado por su propia lujuria y arrogancia. ¿Cuántas mujeres ya tenía el hombre? Ve una mujer más, una casada, y ¿dónde está todo el tema de “de Jehová es la batalla” (1 Sam. 17:47; o “hay Dios en Israel” (vers. 46)? Si hubo un momento en que David necesitó saber que “de Jehová es la batalla”, y que debía librar esa batalla con la armadura de Dios, no era en la guerra sino en su propio corazón, donde también se libra el Gran Conflicto en cada uno de nosotros.

Al volver en sí después de esta terrible caída con Betsabé, David tenía sufi-ciente tristeza y culpa para que le durara toda la vida. Su dolor lo llevó a escribir el Salmo 51, en el que ruega por un corazón limpio (vers. 10) y la restauración de su compañerismo con Dios (vers. 11, 12). En la gran lucha cósmica, los hombres poderosos son tan vulnerables como la persona de menor rango; no obstante, Dios está dispuesto a trabajar con todos los que verdaderamente se arrepienten.

Piensa en ti mismo: tus triunfos, chascos, victorias y fracasos. ¿Qué lecciones de ambas historias puedes aplicar a cualquier situación que afrontes ahora mismo?

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Lección 5 // Domingo 24 de enero

DAVID, GOLIAT Y BETSABÉ

La vida es complicada porque, como seres humanos, somos complicados. Imagínate: criaturas hechas a la imagen de Dios, que se corrompieron. No es extraño que nuestro potencial, tanto para el bien como para el mal, pueda alcanzar niveles notables. Algunas personas alcanzan niveles elevados de “bondad” mientras que otras, lamentablemente, caen en los extremos de la depravación. Además, ¡ambos extremos pueden manifestarse en la misma per-sona! La buena noticia es que algunos que estuvieron muy abajo pudieron, por la gracia de Dios, hacer grandes cosas para él y para la humanidad. Sin embargo, lo opuesto también puede ocurrir: los que están en lo alto puede caer a las profundidades. Satanás es real, el Gran Conflicto es real y, a menos que estemos conectados con el Señor, aun el mejor de nosotros puede caer presa de nuestro enemigo (1 Ped. 5:8).

Lee 1 Samuel 17:43 al 51. ¿Qué dijo David que es vital para entender su victoria? Compara con 2 Samuel 11:1 al 17. ¿Qué agudo contraste vemos aquí en el mismo hombre? ¿Qué marcó la diferencia?

El mismo David que derrotó al gigante Goliat es el David que fue derrotado por su propia lujuria y arrogancia. ¿Cuántas mujeres ya tenía el hombre? Ve una mujer más, una casada, y ¿dónde está todo el tema de “de Jehová es la batalla” (1 Sam. 17:47; o “hay Dios en Israel” (vers. 46)? Si hubo un momento en que David necesitó saber que “de Jehová es la batalla”, y que debía librar esa batalla con la armadura de Dios, no era en la guerra sino en su propio corazón, donde también se libra el Gran Conflicto en cada uno de nosotros.

Al volver en sí después de esta terrible caída con Betsabé, David tenía sufi-ciente tristeza y culpa para que le durara toda la vida. Su dolor lo llevó a escribir el Salmo 51, en el que ruega por un corazón limpio (vers. 10) y la restauración de su compañerismo con Dios (vers. 11, 12). En la gran lucha cósmica, los hombres poderosos son tan vulnerables como la persona de menor rango; no obstante, Dios está dispuesto a trabajar con todos los que verdaderamente se arrepienten.

Piensa en ti mismo: tus triunfos, chascos, victorias y fracasos. ¿Qué lecciones de ambas historias puedes aplicar a cualquier situación que afrontes ahora mismo?

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// Lección 5Lunes 25 de enero

VOLVER SUS CORAZONES

Elías el Tisbita es uno de los personajes más coloridos de las Escrituras. Lo encontramos primero delante de un rey, diciéndole que no habrá lluvias por tres años (1 Rey. 17:1). No era fácil acercarse al rey o escapar de él, pero este hombre se escabulle entre los guardias, entrega el mensaje de Dios y luego corre a las montañas, a unos doce kilómetros (siete millas) de distancia.

Estos eran tiempos tristes para el reino de Israel del norte. La mayoría había abandonado al Dios Jehová (1 Rey. 19:10) y estaban adorando a los dioses de la fertilidad. Decir que no llovería era un desafío directo a Baal, el dios de las llu-vias, que aseguraban las cosechas y el ganado. Los ritos religiosos prevalentes se concentraban en la fertilidad y los ingresos.

Durante los siguientes tres años, los dioses de la fertilidad fueron impo-tentes. Luego, Elías confrontó al rey otra vez y le pidió un encuentro con los profetas de Baal y de la diosa Asera (diosa de la fertilidad): un hombre contra 850 (1 Rey. 18:17-20).

Llegó el día y se reunió una multitud en el monte Carmelo. Elías dijo al pueblo: “¿Hasta cuándo claudicaréis [vacilaréis, VM] vosotros entre dos pensamientos?” (1 Rey. 18:21). Se eligieron los bueyes y se los preparó para el sacrificio. La gente esperó para ver qué dios respondería con fuego del cielo. El buey era el objeto más poderoso en las religiones de fertilidad y ellas mostrarían su fuerza.

Lee 1 Reyes 18:21 al 39. A pesar de la realidad obvia del Gran Conflicto aquí, ¿qué deseaba ver Elías que sucediera en Israel, y por qué es eso tan relevante para nosotros hoy?

El versículo de 1 Reyes 18:37 lo dice todo. El milagro, aunque fue impresio-nante, no era el tema real: el problema era la fidelidad de Israel al Pacto. Nota también quién dio vuelta su corazón. Fue Dios mismo, aun antes del desarrollo del milagro en sí. Pero, Dios no fuerza los corazones para que retornen a él. Envía a su Santo Espíritu y, respondiendo a ese Espíritu, las personas primero tienen que hacer la elección de volver a él; solo entonces, en su fortaleza, pueden actuar sobre esa decisión. Hoy no es diferente. El poder de Dios es el que sostiene el latido de cada corazón, pero no fuerza ni aun uno de esos corazones que laten para que lo sigan.

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Lección 5 // Martes 26 de enero

PALABRAS DE DESAFÍO

Ezequías era el rey de Judá cuando Asiria conquistó a Israel, el Reino del Norte, y esparció sus habitantes por toda Mesopotamia (2 Rey. 18:9-12). “En los terribles castigos que cayeron sobre las diez tribus, el Señor tenía un propósito sabio y misericordioso. Lo que ya no podía lograr por medio de ellas en la tierra de sus padres, procuraría hacerlo esparciéndolas entre los paganos. Su plan para salvar a todos los que quisieran obtener perdón mediante el Salvador de la familia humana debía cumplirse todavía; y en las aflicciones impuestas a Israel, estaba preparando el terreno para que su gloria se revelase a las naciones de la Tierra” (PR 217, 218).

Unos pocos años más tarde, el rey asirio Senaquerib volvió su atención a Judá, capturó todas sus ciudades fortificadas e impuso un tributo muy pesado (2 Rey. 18:13-15). Aunque Ezequías vació las tesorerías del Templo y de su pa-lacio, el rey asirio no estaba satisfecho, y envió oficiales para que negociaran la rendición de Jerusalén.

Los asirios entonces se burlaron de la gente advirtiéndole que, siendo que los dioses de las naciones alrededor de ellos no las habían salvado de los asi-rios, ¿por qué los judíos habrían de pensar que su Dios podría hacerlo mejor? (Ver 2 Rey. 18:28-30, 33-35.)

Ezequías hizo lo único posible para él: oró (2 Rey. 19:15-19). Dios ya había usado a Isaías para animar a Ezequías (vers. 6), y ahora envío otra vez al profeta.

Lee 2 Reyes 19:21 al 34, especialmente los versículos 21 y 22. ¿Cuál es el mensaje de Dios a su pueblo en medio de esta terrible crisis?

El resultado de todo eso se vio cuando el enorme ejército asirio acampó alrededor de los muros de Jerusalén. Las habitantes asustados de la ciudad sitiada se levantaron una mañana, no para ver las acciones finales de un ejér-cito conquistador a punto de abrir las defensas de la ciudad sitiada, sino para ver soldados esparcidos por el suelo en silencio sepulcral hasta donde los ojos podían ver (2 Rey. 19:35). Y el rey asirio en desgracia volvió a su casa, solo para encontrar su fin a manos de dos de sus propios hijos (vers. 36, 37).

¿Cómo podemos aprender a confiar en Dios, aun en medio de las situaciones más desalentadoras y al parecer imposibles? ¿Por qué debemos siempre recor-dar el cuadro más grande, especialmente cuando las cosas, al menos por ahora, no siempre terminan de manera positiva?

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Lección 5 // Martes 26 de enero

PALABRAS DE DESAFÍO

Ezequías era el rey de Judá cuando Asiria conquistó a Israel, el Reino del Norte, y esparció sus habitantes por toda Mesopotamia (2 Rey. 18:9-12). “En los terribles castigos que cayeron sobre las diez tribus, el Señor tenía un propósito sabio y misericordioso. Lo que ya no podía lograr por medio de ellas en la tierra de sus padres, procuraría hacerlo esparciéndolas entre los paganos. Su plan para salvar a todos los que quisieran obtener perdón mediante el Salvador de la familia humana debía cumplirse todavía; y en las aflicciones impuestas a Israel, estaba preparando el terreno para que su gloria se revelase a las naciones de la Tierra” (PR 217, 218).

Unos pocos años más tarde, el rey asirio Senaquerib volvió su atención a Judá, capturó todas sus ciudades fortificadas e impuso un tributo muy pesado (2 Rey. 18:13-15). Aunque Ezequías vació las tesorerías del Templo y de su pa-lacio, el rey asirio no estaba satisfecho, y envió oficiales para que negociaran la rendición de Jerusalén.

Los asirios entonces se burlaron de la gente advirtiéndole que, siendo que los dioses de las naciones alrededor de ellos no las habían salvado de los asi-rios, ¿por qué los judíos habrían de pensar que su Dios podría hacerlo mejor? (Ver 2 Rey. 18:28-30, 33-35.)

Ezequías hizo lo único posible para él: oró (2 Rey. 19:15-19). Dios ya había usado a Isaías para animar a Ezequías (vers. 6), y ahora envío otra vez al profeta.

Lee 2 Reyes 19:21 al 34, especialmente los versículos 21 y 22. ¿Cuál es el mensaje de Dios a su pueblo en medio de esta terrible crisis?

El resultado de todo eso se vio cuando el enorme ejército asirio acampó alrededor de los muros de Jerusalén. Las habitantes asustados de la ciudad sitiada se levantaron una mañana, no para ver las acciones finales de un ejér-cito conquistador a punto de abrir las defensas de la ciudad sitiada, sino para ver soldados esparcidos por el suelo en silencio sepulcral hasta donde los ojos podían ver (2 Rey. 19:35). Y el rey asirio en desgracia volvió a su casa, solo para encontrar su fin a manos de dos de sus propios hijos (vers. 36, 37).

¿Cómo podemos aprender a confiar en Dios, aun en medio de las situaciones más desalentadoras y al parecer imposibles? ¿Por qué debemos siempre recor-dar el cuadro más grande, especialmente cuando las cosas, al menos por ahora, no siempre terminan de manera positiva?

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// Lección 5Miércoles 27 de enero

DECRETO DE MUERTE

Es difícil para nosotros hoy (como sin duda lo fue para las personas de diversas culturas a lo largo de los siglos) comprender las costumbres y las tra-diciones del antiguo Imperio Persa, donde se desarrolla la historia de Ester. No obstante, una cosa es segura: Dios usó ese imperio en el proceso de cumplir las promesas del Pacto a la nación de Israel, promesas que venían desde Abraham (ver Gén. 12:1-3; Isa. 45:1; 2 Crón. 36:23).

La joven judía Ester se encontró de pronto con que era reina. Aunque su as-censo al trono fue de una manera bien diferente de, por ejemplo, la de José en Egipto o la de Daniel en Babilonia, ella estuvo en el lugar donde Dios quería que estuviera. Fue usada por Dios de una manera poderosa, y esto ilustra el modo en que el tema del Gran Conflicto puede desarrollarse en la historia.

Lee Ester 3:8 al 11. Recordando cuáles eran los planes de Dios para los judíos, especialmente con respecto a la venida del Mesías, ¿qué con-secuencias habría tenido este decreto?

“Poco comprendía el rey los resultados abarcadores que habrían acompa-ñado la ejecución completa de este decreto. Satanás mismo, instigador oculto del plan, estaba procurando quitar de la tierra a los que conservaban el cono-cimiento del Dios verdadero” (PR 442).

Cuán fascinante es que, al comienzo, el problema se centrara en la adora-ción (ver Est. 3:5, 8), y que un pueblo distintivo rehusara seguir las leyes y las costumbres de los que estaban en el poder. Aunque, por supuesto, el contexto será diferente al final del tiempo, la realidad detrás de él –el Gran Conflicto entre Cristo y Satanás– es todavía la misma, y los que procuran ser fieles a Dios enfrentarán algo como lo que enfrentaron los judíos. Se nos ha advertido que, en las escenas finales de la historia de la Tierra, se promulgará el decreto que declara que se “hiciese matar a todo el que no la adorare” (Apoc. 13:15). Lo que aprendemos de la historia es que no aprendemos de la historia.

¿Por qué tan a menudo desconfiamos de aquellos que son diferentes de nosotros? ¿Por qué las poderosas verdades de la Creación y la Redención, verdades que re-velan el valor de cada ser humano, nos muestran cuán equivocada es esta actitud? ¿De qué manera podemos eliminar de nuestros corazones esta tendencia errada?

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Lección 5 // Jueves 28 de enero

NEHEMÍAS

La historia de Nehemías sucede en un momento cuando la nación de Israel ya no existía como entidad política, sino como un remanente esparcido por tie-rras extranjeras. No obstante, Dios sería fiel a las promesas de su pacto, como siempre, aun cuando la gente no vivía a la altura de su participación en el Pacto.

Lee Nehemías 1. ¿Cuáles son los antecedentes de esta oración? ¿De qué manera nos recuerda la oración de Daniel, en Daniel 9:4 al 19? En ambos casos, ¿cuál era el problema, y de qué forma se desarrolla en todo el drama del Gran Conflicto?

Por medio de la gracia del rey, Nehemías recibió permiso para retornar a Jerusalén y reedificarla. Al llegar allá, pasó los primeros días sencillamente mi-rando. Trató de investigar la ciudad de noche, pero las pilas de escombros eran tan extensas que no llegó muy lejos (Neh. 2:14); por ello, salió para explorarla desde fuera de los muros (vers. 15).

Lee Nehemías 2:16 al 18. ¿De qué manera crees que Nehemías pudo convencer a los líderes de que comenzaran un trabajo que ellos pensaban imposible? ¿Qué le podría enseñar Nehemías a nuestra iglesia hoy?

Aunque al principio Nehemías no les dijo a los dirigentes para qué había venido, algunas personas no estaban contentas e hicieron todo lo posible para evitar que se realizase algún trabajo para mejorar Jerusalén (Neh. 2:10, 19, 20). Cuando la obra de reparar las murallas comenzó (Neh. 3), uno de estos ofi-ciales extranjeros “se enojó y se enfureció en gran manera” (Neh. 4:1), y se burló de sus esfuerzos (vers. 2, 3). Cuando vieron que el pueblo de Dios era serio acerca de su obra (vers. 6), “se encolerizaron mucho” y planearon un ataque (vers. 7, 8).

Hubiera sido muy fácil retroceder; no obstante, a pesar de toda clase de maquinaciones en su contra, persistieron. Confiando en Dios, Nehemías siguió la reconstrucción del muro, y dejó las amenazas de sus enemigos en las manos de Dios (Neh. 6:14, 15).

Todos enfrentamos obstáculos. ¿De qué modo podemos saber cuándo retroce-der y cuándo seguir avanzando?

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Lección 5 // Jueves 28 de enero

NEHEMÍAS

La historia de Nehemías sucede en un momento cuando la nación de Israel ya no existía como entidad política, sino como un remanente esparcido por tie-rras extranjeras. No obstante, Dios sería fiel a las promesas de su pacto, como siempre, aun cuando la gente no vivía a la altura de su participación en el Pacto.

Lee Nehemías 1. ¿Cuáles son los antecedentes de esta oración? ¿De qué manera nos recuerda la oración de Daniel, en Daniel 9:4 al 19? En ambos casos, ¿cuál era el problema, y de qué forma se desarrolla en todo el drama del Gran Conflicto?

Por medio de la gracia del rey, Nehemías recibió permiso para retornar a Jerusalén y reedificarla. Al llegar allá, pasó los primeros días sencillamente mi-rando. Trató de investigar la ciudad de noche, pero las pilas de escombros eran tan extensas que no llegó muy lejos (Neh. 2:14); por ello, salió para explorarla desde fuera de los muros (vers. 15).

Lee Nehemías 2:16 al 18. ¿De qué manera crees que Nehemías pudo convencer a los líderes de que comenzaran un trabajo que ellos pensaban imposible? ¿Qué le podría enseñar Nehemías a nuestra iglesia hoy?

Aunque al principio Nehemías no les dijo a los dirigentes para qué había venido, algunas personas no estaban contentas e hicieron todo lo posible para evitar que se realizase algún trabajo para mejorar Jerusalén (Neh. 2:10, 19, 20). Cuando la obra de reparar las murallas comenzó (Neh. 3), uno de estos ofi-ciales extranjeros “se enojó y se enfureció en gran manera” (Neh. 4:1), y se burló de sus esfuerzos (vers. 2, 3). Cuando vieron que el pueblo de Dios era serio acerca de su obra (vers. 6), “se encolerizaron mucho” y planearon un ataque (vers. 7, 8).

Hubiera sido muy fácil retroceder; no obstante, a pesar de toda clase de maquinaciones en su contra, persistieron. Confiando en Dios, Nehemías siguió la reconstrucción del muro, y dejó las amenazas de sus enemigos en las manos de Dios (Neh. 6:14, 15).

Todos enfrentamos obstáculos. ¿De qué modo podemos saber cuándo retroce-der y cuándo seguir avanzando?

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// Lección 5Viernes 29 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Como hemos estudiado esta semana, no hay dudas de que la Palabra de Dios muestra, vez tras vez, la fidelidad de Dios hacia su pueblo. Por supuesto, en muchos casos, esa fidelidad no era siempre obvia o aparente en el momento en que ocurrían ciertas cosas. Sin embargo, en los informes que consideramos, pudimos ver el comienzo del fin; algunos de los personajes involucrados, tales como Urías heteo, no lo vieron. Hoy, no-sotros estamos inmersos en el Gran Conflicto tan ciertamente como las per-sonas que hemos estudiado. Y no solo ellas, sino también muchas otras, tan reales como las que figuran en el texto, pero que no siempre vivieron para ver cómo terminaban bien las cosas. Por eso es importante que nosotros, como cristianos, recordemos las palabras maravillosas de Pablo, especialmente cuando los tiempos son difíciles (como a menudo pueden serlo): “Por tanto no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las cosas que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Cor. 4:16-18). Aquí Pablo está procurando señalar algo que está más allá de las luchas, debilidades y trabajos diarios de la humanidad, hacia la única espe-ranza que hace que la vida aquí sea más que una farsa cruel.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. ¿Qué otras promesas bíblicas nos señalan nuestra esperanza máxima?

Reúne tantas como puedas, y solo o en la clase, léelas en voz alta y medita sobre lo que dicen. ¿Qué clase de cuadro nos presentan?

2. Lo que hizo que la caída de David fuera tan trágica era que había sido tan notablemente bendecido por Dios. A pesar de todo lo que se le había dado, pecó de la manera en que lo hizo. Sin embargo, en lugar de concentrarnos solo en lo negativo, piensa acerca de un aspecto positivo de toda esta sórdida historia: se ve la gracia de Dios, aun en favor de alguien que cayó desde tan alto hasta tan abajo. ¿Qué nos dice esto acerca de cuán plena y completa es real-mente la redención que tenemos en Jesús? ¿Cómo podemos tener la seguridad de que, no importa lo que hayamos hecho o cuán profundamente hayamos caído, si nos arrepentimos, como David, el perdón de Dios es nuestro?

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Lección 6: Para el 6 de febrero de 2016

VICTORIA EN EL DESIERTO

Sábado 30 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 1:20-23; Juan 9:39; Mateo 3:7-12; 4:1-10; Deuteronomio 34:1-4; Apocalipsis 21:10.

PARA MEMORIZAR:“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10).

“CUANDO SATANÁS SUPO que existiría enemistad entre él y la mujer, y entre su simiente y la simiente de ella, se dio cuenta de que su obra de depravación de la naturaleza humana sería interrumpida [...]. Sin embargo, cuando el plan de redención se dio a conocer, Satanás se regocijó con sus ángeles al pensar que, por haber causado la caída del hombre, podía ahora hacer descender al Hijo de Dios de su elevada posición. Satanás declaró que hasta la fecha sus planes habían tenido éxito en la Tierra y que, cuando Cristo tomase la natura-leza humana, él también podría ser vencido, y así se evitaría la redención de la raza caída” (PP 51, 52).

Esta semana, al considerar las tentaciones en el desierto, podremos ver en esa batalla, claramente revelada en la Biblia, el Gran Conflicto entre Cristo y Sa-tanás. Este había reclamado al mundo como suyo y Cristo vino para reconquis-tarlo. Y en el centro de este reclamo estaba el plan de salvación. No habiendo podido matar a Jesús después de su nacimiento, Satanás trató otra forma de sabotear la redención de la raza humana. Vemos este desarrollo en el desierto de la tentación.

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Lección 6: Para el 6 de febrero de 2016

VICTORIA EN EL DESIERTO

Sábado 30 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 1:20-23; Juan 9:39; Mateo 3:7-12; 4:1-10; Deuteronomio 34:1-4; Apocalipsis 21:10.

PARA MEMORIZAR:“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10).

“CUANDO SATANÁS SUPO que existiría enemistad entre él y la mujer, y entre su simiente y la simiente de ella, se dio cuenta de que su obra de depravación de la naturaleza humana sería interrumpida [...]. Sin embargo, cuando el plan de redención se dio a conocer, Satanás se regocijó con sus ángeles al pensar que, por haber causado la caída del hombre, podía ahora hacer descender al Hijo de Dios de su elevada posición. Satanás declaró que hasta la fecha sus planes habían tenido éxito en la Tierra y que, cuando Cristo tomase la natura-leza humana, él también podría ser vencido, y así se evitaría la redención de la raza caída” (PP 51, 52).

Esta semana, al considerar las tentaciones en el desierto, podremos ver en esa batalla, claramente revelada en la Biblia, el Gran Conflicto entre Cristo y Sa-tanás. Este había reclamado al mundo como suyo y Cristo vino para reconquis-tarlo. Y en el centro de este reclamo estaba el plan de salvación. No habiendo podido matar a Jesús después de su nacimiento, Satanás trató otra forma de sabotear la redención de la raza humana. Vemos este desarrollo en el desierto de la tentación.

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// Lección 6Domingo 31 de enero

EMANUEL AL RESCATE

Lee Mateo 1:20 al 23. ¿Cuál es la importancia del nombre dado a Jesús: “Emanuel”?

¿Por qué vino Jesús a esta Tierra para “estar con nosotros”?Primero, vino para restaurar el dominio que Adán había perdido (Rom.

5:12, 15). Captamos una vislumbre del aspecto real de Jesús (teniendo dominio) cuando inspiró a las multitudes (cinco mil quisieron coronarlo rey) y cuando los niños le cantaron hosannas (una forma de alabanza dirigida a uno que salvaría a la gente de sus enemigos). Vemos su poder sobre su creación humana, como su capacidad de restaurar a hombres quebrantados otra vez en seres integrales (por ejemplo, el hombre que nació ciego y la mujer que tuvo hemorragias por doce años). También se manifestó su poder sobre la naturaleza cuando calmó la tormenta, y les dijo al viento y a las olas que se quedaran quietos.

Segundo, vino para traer juicio y destruir las obras del diablo (Juan 9:39; 1 Juan 3:8). ¿Cuán a menudo nos preguntamos por qué el mal prospera? Jesús trata con la injusticia y nos asegura que el fin está a la vista. Cristo fue recono-cido por los demonios como teniendo poder sobre ellos; a menudo gritaban su verdadera identidad, algunas veces antes de que Jesús estuviera listo para revelarla. Dio paz a personas poseídas por el demonio, y les restauró su salud mental cuando otros huían llenos de temor.

Tercero, Jesús vino al mundo para buscar y salvar a los perdidos (Luc. 19:10) y para quitarles sus pecados (Juan 1:29). Fue hecho como uno de nosotros, para poder ser nuestro fiel Sumo Sacerdote y restaurarnos para Dios (Heb. 2:7). “Tratar con el pecado, salvar a los humanos del pecado, darles gracia, perdón, justificación y glorificación: todo esto fue el propósito del único pacto desde el principio, ahora cumplido en Cristo Jesús”.–N. T. Wright, Justification: God’s plan and Paul’s Vision (ed. Kindle), posición 1.462-1.463.

Finalmente, Jesús vino a mostrarnos cómo es Dios, para revelar a nosotros –y al universo que nos contempla– cuál es su verdadero carácter (Juan 14:9)

¿De qué forma estas razones pueden y deben fortalecer nuestra vida mientras esperamos la venida de Cristo y al caminar con Dios?

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Lección 6 // Lunes 1º de febrero

EL BAUTISMO DE JESÚS

La aparición de Juan el Bautista debió de haber despertado excitación por toda la región. Aquí había alguien que se parecía al profeta Elías (Mat. 3:4; 2 Rey. 1:8). Era la primera voz profética que el pueblo oía después de cuatro-cientos años. Dios nunca había guardado silencio por tanto tiempo. Ahora él hablaba al pueblo otra vez. Obviamente, algo importante estaba por suceder.

Lee Mateo 3:7 al 12. En su presentación del Mesías, ¿por qué relacio-naría Juan temas del juicio: la ira por venir (vers. 7), el hacha puesta a la raíz de los árboles (vers. 10), limpiar completamente la era (vers. 12) y quemar la paja en el fuego que no se apaga (vers. 12)?

La gente pensaba que vivía en los últimos días. Vieron a Juan venir del de-sierto y animarlos a pasar por las aguas del Jordán mediante el bautismo. Esto era como un nuevo Éxodo, y mojarse (en vez de ir por el lecho seco del río) era necesario para la purificación y la preparación para la nueva Tierra Prome-tida. La mayoría de la gente pensaba que el Mesías les daría una victoria sobre los romanos y los introduciría en el reino eterno de Dios mencionado por los profetas.

Pero ni Juan ni Jesús estaban dirigiendo un movimiento político; era un evento de salvación. La explicación de Lucas acerca de lo que hacía Juan es una cita de Isaías, que describe la forma en que Dios prepararía el camino para que volvieran los exiliados a la Tierra Prometida (Luc. 3:3-6). Jeremías explicó la razón de ese camino especial: hacerlo transitable para los más vulnerables de la sociedad –los ciegos, los cojos, las embarazadas, las madres con niños pequeños– y para que todos los demás que desearan regresar a la Tierra Pro-metida pudieran hacerlo (Jer. 31:7-9). No es extraño que la gente acudiera en masa a Juan; se había encendido su esperanza de llegar a estar listos para el gran día de Dios, que pronto vendría sobre ellos.

Sin embargo, el Mesías vino de una manera que la mayoría no esperaba; se había predicho, pero no entendieron el significado de las Escrituras (Luc. 24:25-27).

Las personas fieles tenían conceptos equivocados acerca de la naturaleza de la primera venida del Señor. ¿De qué modo los fieles en los últimos días podrían evitar conceptos erróneos acerca de la naturaleza de su segunda venida?

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Lección 6 // Lunes 1º de febrero

EL BAUTISMO DE JESÚS

La aparición de Juan el Bautista debió de haber despertado excitación por toda la región. Aquí había alguien que se parecía al profeta Elías (Mat. 3:4; 2 Rey. 1:8). Era la primera voz profética que el pueblo oía después de cuatro-cientos años. Dios nunca había guardado silencio por tanto tiempo. Ahora él hablaba al pueblo otra vez. Obviamente, algo importante estaba por suceder.

Lee Mateo 3:7 al 12. En su presentación del Mesías, ¿por qué relacio-naría Juan temas del juicio: la ira por venir (vers. 7), el hacha puesta a la raíz de los árboles (vers. 10), limpiar completamente la era (vers. 12) y quemar la paja en el fuego que no se apaga (vers. 12)?

La gente pensaba que vivía en los últimos días. Vieron a Juan venir del de-sierto y animarlos a pasar por las aguas del Jordán mediante el bautismo. Esto era como un nuevo Éxodo, y mojarse (en vez de ir por el lecho seco del río) era necesario para la purificación y la preparación para la nueva Tierra Prome-tida. La mayoría de la gente pensaba que el Mesías les daría una victoria sobre los romanos y los introduciría en el reino eterno de Dios mencionado por los profetas.

Pero ni Juan ni Jesús estaban dirigiendo un movimiento político; era un evento de salvación. La explicación de Lucas acerca de lo que hacía Juan es una cita de Isaías, que describe la forma en que Dios prepararía el camino para que volvieran los exiliados a la Tierra Prometida (Luc. 3:3-6). Jeremías explicó la razón de ese camino especial: hacerlo transitable para los más vulnerables de la sociedad –los ciegos, los cojos, las embarazadas, las madres con niños pequeños– y para que todos los demás que desearan regresar a la Tierra Pro-metida pudieran hacerlo (Jer. 31:7-9). No es extraño que la gente acudiera en masa a Juan; se había encendido su esperanza de llegar a estar listos para el gran día de Dios, que pronto vendría sobre ellos.

Sin embargo, el Mesías vino de una manera que la mayoría no esperaba; se había predicho, pero no entendieron el significado de las Escrituras (Luc. 24:25-27).

Las personas fieles tenían conceptos equivocados acerca de la naturaleza de la primera venida del Señor. ¿De qué modo los fieles en los últimos días podrían evitar conceptos erróneos acerca de la naturaleza de su segunda venida?

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// Lección 6Martes 2 de febrero

PIEDRAS EN PAN

Lee Mateo 4:1 al 3. ¿Qué sucede aquí, y por qué? ¿De qué modo se desarrolla el Gran Conflicto?

“Cuando Jesús fue llevado al desierto para ser tentado, fue llevado por el Espíritu de Dios. Él no invitó a la tentación. Fue al desierto para estar solo, para contemplar su misión y su obra. Por el ayuno y la oración, debía fortalecerse para andar en la senda manchada de sangre que iba a recorrer. Pero, Satanás sabía que el Salvador había ido al desierto, y pensó que esa era la mejor oca-sión para atacarlo” (DTG 89).

Hay semejanzas dramáticas entre el informe de las tentaciones de Jesús y las experiencias de los israelitas en su peregrinación después del Éxodo. Des-pués de pasar por el agua, Jesús fue al desierto, donde no comió nada y fue probado durante cuarenta días. En forma similar, los israelitas pasaron por el agua (el mar Rojo), entraron al desierto donde no había pan, y estuvieron allí por cuarenta años. Lee esto en Deuteronomio 8:2 y 3.

Mateo dice que, después de cuarenta días, Jesús tuvo hambre (Mat. 4:2). En-tonces, alguien aparece con un consejo “servicial” (como con Job). Esta no era la primera vez que Satanás llegaba para “ayudar” a alguien en crisis. Zacarías 3 registra la historia de un sumo sacerdote en tiempos de la reconstrucción de Jerusalén después del exilio babilónico. Al estar ante Dios en visión, alguien apareció a su derecha. El amigo de más confianza solía estar parado a la de-recha para proteger y guardar contra cualquier posible atacante. Pero, quien estaba a la derecha en Zacarías 3 era el “acusador”, pretendiendo ser un amigo de confianza.

Lo mismo le sucedió a Jesús en el desierto. El que vino para “ayudar” se descubrió a sí mismo cuando dijo: “Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan” (Mat. 4:3). Un ángel de Dios no habría tenido dudas acerca de la divinidad de Jesús.

Nota además cómo la respuesta de Jesús (Mat. 4:4) es una cita vinculada al Éxodo: “[Dios] te sustentó con maná, comida que no conocías tú [...] para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre” (Deut. 8:3).

Por importante que sea no caer en la tentación, ¿cuánto más importante es ase-gurarte de que, sin darte cuenta, no estés guiando a alguien a ella?

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Lección 6 // Miércoles 3 de febrero

OTRA TENTACIÓN

La primera tentación es paralela al Éxodo, pero tiene sus raíces en la Caída. Al poner la prioridad en la fidelidad a Dios en lugar de ceder al apetito, Jesús recuperó el terreno que Adán perdió en el Edén. Sin embargo, para cubrir com-pletamente la brecha que existía entre la raza humana y Dios desde el tiempo de Adán, Jesús tenía que estar sujeto a otras dos tentaciones.

De acuerdo con Mateo, en la segunda tentación Satanás llevó a Jesús a la parte más alta del Templo, tal vez la esquina sudeste que daba hacia un empi-nado barranco. De nuevo vino la desafiante declaración: “Si eres Hijo de Dios”, lo que demostraba que el tentador no era amigo de Jesús.

¿A qué estaba apelando Satanás aquí? ¿Qué habría demostrado Jesús si hubiese saltado? (Mat. 4:5-7).

Jesús no estaba interesado en teatro barato. Su confianza en Dios era ge-nuina, no algo fabricado para impresionar a otros. La completa confianza de Jesús en su Padre se había manifestado al dejar el cielo y hacerse un ser hu-mano, sufriendo la indignidad, las representaciones equivocadas, la humilla-ción pública y la injusticia de su muerte (ver Fil. 2:5-8). Este era su destino, y él estaba plenamente preparado para cumplirlo. Su misión era recuperar el mundo que Adán y sus descendientes habían perdido. En Jesús, todas las pro-mesas del Pacto habían de cumplirse, y el mundo tendría una oportunidad de salvación.

Jesús respondió con un “Escrito está”, citando otra vez Deuteronomio, y vinculando su experiencia con el Éxodo: “No tentaréis a Jehová vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah” (Deut. 6:16). Masa era el lugar donde los israelitas se quejaron amargamente acerca de la falta de agua, y Moisés golpeó la roca para proveerla. Al evaluar esta experiencia, Moisés declaró que el pueblo había “tentado a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?” (Éxo. 17:7). Por supuesto, Jesús sabía de qué se trataba esto, y no cayó en la trampa aun cuando esta vez el diablo le devolvió la frase “Escrito está” (Mat. 4:4, 6).

No siempre es fácil ver el límite entre la confianza que tenemos en Dios al pedir un milagro, y el ser presuntuosos con respecto a lo que esperamos de Dios cuan-do oramos. ¿Has aprendido a diferenciar lo uno de lo otro? ¿De qué modo? Trae tu respuesta a la clase el sábado.

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Lección 6 // Miércoles 3 de febrero

OTRA TENTACIÓN

La primera tentación es paralela al Éxodo, pero tiene sus raíces en la Caída. Al poner la prioridad en la fidelidad a Dios en lugar de ceder al apetito, Jesús recuperó el terreno que Adán perdió en el Edén. Sin embargo, para cubrir com-pletamente la brecha que existía entre la raza humana y Dios desde el tiempo de Adán, Jesús tenía que estar sujeto a otras dos tentaciones.

De acuerdo con Mateo, en la segunda tentación Satanás llevó a Jesús a la parte más alta del Templo, tal vez la esquina sudeste que daba hacia un empi-nado barranco. De nuevo vino la desafiante declaración: “Si eres Hijo de Dios”, lo que demostraba que el tentador no era amigo de Jesús.

¿A qué estaba apelando Satanás aquí? ¿Qué habría demostrado Jesús si hubiese saltado? (Mat. 4:5-7).

Jesús no estaba interesado en teatro barato. Su confianza en Dios era ge-nuina, no algo fabricado para impresionar a otros. La completa confianza de Jesús en su Padre se había manifestado al dejar el cielo y hacerse un ser hu-mano, sufriendo la indignidad, las representaciones equivocadas, la humilla-ción pública y la injusticia de su muerte (ver Fil. 2:5-8). Este era su destino, y él estaba plenamente preparado para cumplirlo. Su misión era recuperar el mundo que Adán y sus descendientes habían perdido. En Jesús, todas las pro-mesas del Pacto habían de cumplirse, y el mundo tendría una oportunidad de salvación.

Jesús respondió con un “Escrito está”, citando otra vez Deuteronomio, y vinculando su experiencia con el Éxodo: “No tentaréis a Jehová vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah” (Deut. 6:16). Masa era el lugar donde los israelitas se quejaron amargamente acerca de la falta de agua, y Moisés golpeó la roca para proveerla. Al evaluar esta experiencia, Moisés declaró que el pueblo había “tentado a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?” (Éxo. 17:7). Por supuesto, Jesús sabía de qué se trataba esto, y no cayó en la trampa aun cuando esta vez el diablo le devolvió la frase “Escrito está” (Mat. 4:4, 6).

No siempre es fácil ver el límite entre la confianza que tenemos en Dios al pedir un milagro, y el ser presuntuosos con respecto a lo que esperamos de Dios cuan-do oramos. ¿Has aprendido a diferenciar lo uno de lo otro? ¿De qué modo? Trae tu respuesta a la clase el sábado.

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// Lección 6Jueves 4 de febrero

LA ADORACIÓN DEL DIABLO

En la versión de Mateo, mientras la primera tentación se concentró en el apetito y la segunda en manipular a Dios, la tercera era un desafío directo a Cristo mismo, a su señorío y su misión última en la Tierra.

Lee Mateo 4:8 al 10, Deuteronomio 34:1 al 4 y Apocalipsis 21:10. ¿Cuál es el significado del “monte muy alto” al que Satanás llevó a Jesús?

Juzgando por la forma en que la Biblia usa el tema de subir a la cumbre de un monte muy alto para mirar a las naciones, podemos ver que el viaje de Jesús no era para ver el panorama. Este escenario se vinculaba con una visión profé-tica. Desde una cumbre, Moisés ve la Tierra Prometida como sería más tarde; y Juan ve la futura Nueva Jerusalén. En forma similar, Jesús ve más que solo los países del antiguo mundo romano. Nota que Satanás muestra todo de la mejor manera. Muestra sus riquezas y brillo glamoroso, no el crimen, el sufrimiento y la injusticia.

Satanás entonces le dice: “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mat. 4:9). Del mismo modo en que Satanás engañó a Adán y a Eva, haciéndoles desear ser como Dios (cuando ya habían sido hechos a su imagen), Satanás pretendió que él era Dios, que la propiedad de las naciones del mundo era ex-clusivamente suya y que, a cambio de un pequeño homenaje, él podía dárselo todo a Jesús (ver Luc. 4:6; comparar con Sal. 2:7. 8).

Lo central en esta prueba era la lealtad. ¿A quién le debe la humanidad su lealtad máxima? En el Edén, cuando Adán y Eva cedieron frente a la ser-piente, lo que realmente hicieron fue darle su primera lealtad a Satanás, y esa infección se propagó con rapidez a través de cada generación sucesiva. Sin la directa intervención divina, el Gran Conflicto se habría decidido en favor de Satanás. La raza humana, y tal vez aun la vida sobre la Tierra, no podría haber continuado. Había mucho en juego.

Nota que Jesús, como José con la esposa de Potifar, no permitió que el mal estuviera cerca de él, de modo que salió de la escena del mal potencial (Gén. 39:11, 12). Es también una lección sencilla para nosotros.

Frente a las tres tentaciones, Jesús usó las Escrituras como su defensa. ¿Qué significa esto para nosotros en términos prácticos? Es decir, ¿de qué forma po-demos nosotros, cuando nos embiste la tentación, usar las Escrituras para tener la misma clase de victoria?

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Lección 6 // Viernes 5 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Aunque podemos encontrar escritores a través de los siglos que tocan el tema del Gran Conflicto, y aunque algunos evan-gélicos hoy están considerando más de cerca la idea, ninguno ha desarrollado profundamente una cosmovisión del Gran Conflicto como la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Un conflicto literal, físico, moral y espiritual entre Cristo y Satanás es una característica del pensamiento adventista. Y no es de extrañar: En toda la Biblia aparece lo que un escritor evangélico ha llamado “el tema de la guerra cós-mica” y, a veces –como en esta lección sobre las tentaciones en el desierto–, ese tema aparece de una manera muy cruda y abierta. La idea de una batalla entre el bien y el mal puede verse aun fuera del contexto claramente religioso.

El poeta estadounidense T. S. Eliot escribió: “El mundo gira y el mundo cambia/ pero una cosa no cambia./ En todos mis años, una cosa no cambia.../ La lucha perpetua entre el Bien y el Mal”.–The Complete Poems and Plays, 1909-1950 (N. York: Harcourt Brace & Co., 1952), p. 98. El ateo alemán Friedrich Nietzsche escribió: “Concluyamos. Los dos valores opuestos ‘bueno y malo’, ‘bien y mal’ han estado ocupados en una temible lucha sobre la Tierra durante miles de años”.–On the Genealogy of Morals and Ecce Homo (Vantage Books Edition: Random House, Inc., 1967), p. 52. La Escritura, ayudada por el Espíritu de Profecía, revela claramente, la verdadera naturaleza de este conflicto y los temas eternos que están en juego en ella.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. Repasen, en la clase, las respuestas a la pregunta del miércoles sobre

cuál es el límite entre confiar en milagros y ser presuntuoso. ¿De qué modo distinguimos la diferencia?

2. La tentación viene de muchas formas, modos, tamaños y colores, todos cuidadosamente diseñados para alcanzarnos donde estamos. Y, por supuesto, al-gunas cosas que tientan a una persona no tientan a otra. Además de los pecados obvios, ¿cuáles son algunas maneras sutiles en las que podemos ser tentados?

3. Lee de nuevo las tentaciones de Jesús en el desierto y la humillación a que fue sujeto. Al hacerlo, piensa acerca del hecho de que este mismo Jesús fue realmente “Dios con nosotros” y que “todas las cosas por él fueron hechas” (Juan 1:3). ¿De qué forma podemos captar el increíble concepto aquí, de que Dios –¡Dios!– ha soportado toda esta temible lucha en nuestro favor? Conside-rando esta verdad, ¿qué otra cosa importa?

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Lección 6 // Viernes 5 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Aunque podemos encontrar escritores a través de los siglos que tocan el tema del Gran Conflicto, y aunque algunos evan-gélicos hoy están considerando más de cerca la idea, ninguno ha desarrollado profundamente una cosmovisión del Gran Conflicto como la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Un conflicto literal, físico, moral y espiritual entre Cristo y Satanás es una característica del pensamiento adventista. Y no es de extrañar: En toda la Biblia aparece lo que un escritor evangélico ha llamado “el tema de la guerra cós-mica” y, a veces –como en esta lección sobre las tentaciones en el desierto–, ese tema aparece de una manera muy cruda y abierta. La idea de una batalla entre el bien y el mal puede verse aun fuera del contexto claramente religioso.

El poeta estadounidense T. S. Eliot escribió: “El mundo gira y el mundo cambia/ pero una cosa no cambia./ En todos mis años, una cosa no cambia.../ La lucha perpetua entre el Bien y el Mal”.–The Complete Poems and Plays, 1909-1950 (N. York: Harcourt Brace & Co., 1952), p. 98. El ateo alemán Friedrich Nietzsche escribió: “Concluyamos. Los dos valores opuestos ‘bueno y malo’, ‘bien y mal’ han estado ocupados en una temible lucha sobre la Tierra durante miles de años”.–On the Genealogy of Morals and Ecce Homo (Vantage Books Edition: Random House, Inc., 1967), p. 52. La Escritura, ayudada por el Espíritu de Profecía, revela claramente, la verdadera naturaleza de este conflicto y los temas eternos que están en juego en ella.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. Repasen, en la clase, las respuestas a la pregunta del miércoles sobre

cuál es el límite entre confiar en milagros y ser presuntuoso. ¿De qué modo distinguimos la diferencia?

2. La tentación viene de muchas formas, modos, tamaños y colores, todos cuidadosamente diseñados para alcanzarnos donde estamos. Y, por supuesto, al-gunas cosas que tientan a una persona no tientan a otra. Además de los pecados obvios, ¿cuáles son algunas maneras sutiles en las que podemos ser tentados?

3. Lee de nuevo las tentaciones de Jesús en el desierto y la humillación a que fue sujeto. Al hacerlo, piensa acerca del hecho de que este mismo Jesús fue realmente “Dios con nosotros” y que “todas las cosas por él fueron hechas” (Juan 1:3). ¿De qué forma podemos captar el increíble concepto aquí, de que Dios –¡Dios!– ha soportado toda esta temible lucha en nuestro favor? Conside-rando esta verdad, ¿qué otra cosa importa?

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Lección 7: Para el 13 de febrero de 2016

LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Y EL GRAN CONFLICTO

Sábado 6 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 11:29; Romanos 4:1-6; Mateo 13:3-8, 18-23; 7:21-27; Santiago 2:17; Mateo 7:1-5.

PARA MEMORIZAR:“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mat. 11:28).

CUANDO PENSAMOS EN EL TEMA del Gran Conflicto, tendemos a hacerlo en términos grandiosos y generales. Es decir, tenemos una visión amplia del cuadro completo. Es lo que se llama una “metanarración”: una historia que cubre y explica una porción grande de la realidad, a diferencia de una historia narrativa local que explica algo mucho más limitado. Por ejemplo: un pequeño incidente de un prócer sería una narración local, en contraste con la narración mucho más grande y amplia de la Revolución que liberó a un país.

Sin embargo, el tema del Gran Conflicto, y sus inmensos problemas, se desa-rrolla diariamente aquí sobre la tierra, en nuestras propias vidas, y en cómo nos relacionamos con Dios, con la tentación y con otros. Y así como el Gran Conflicto impacta nuestra existencia diaria, cada uno de nosotros también la enfrenta, en un grado mayor, a través de eventos mayores de la política o la economía.

En esta lección, consideraremos algunas de las enseñanzas de Jesús en asuntos bien prácticos, al mismo tiempo que procuramos conocer y hacer la voluntad de Dios en medio del Gran Conflicto.

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Lección 7 // Domingo 7 de febrero

MUCHAS CLASES DE DESCANSO

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat. 11:29). ¿De qué forma el tomar su “yugo” nos da descanso al alma?

Esta oferta apunta a una dimensión personal en medio de la misión más amplia de Jesús, de liberar a las personas del enemigo. Sus palabras son una adaptación de Jeremías, quien promete al pueblo descanso para sus almas si regresan a la religión de sus padres, en vez de seguir en el paganismo que los rodea (Jer. 6:16).

La idea de descanso es muy rica en las Escrituras. Comienza con Dios mismo. Él descansó cuando terminó su obra de creación (Gén. 2:2). Su descanso intro-duce un reposo sabático que es celebrado semanalmente. El reposo también se celebraba durante el año en las fiestas anuales (p. ej., Lev. 16:31); cada siete años en el “sábado de la tierra” (Éxo. 23:11); y cada cincuenta años en el jubileo, cuando se liberaba a los esclavos y se perdonaban las deudas (Lev. 25:10).

El descanso podía apreciarse cuando Dios estaba presente con su pueblo (Éxo. 33:14), donde no había “adversarios, ni mal que temer” (1 Rey. 5:4), ni ene-migos (Deut. 25:19). El reposo se gozaba en la tierra que Dios dio a su pueblo (Jos. 1:13), y cuando ellos volvieron de la cautividad y el exilio (Jer. 30:10). El reposo se compartía en hospitalidad para con los extraños (Gén. 18:4) y en el gozo de una familia estable (Rut 1:9; Prov. 29:17).

A su vez, el descanso estuvo ausente en el cautiverio (Éxo. 5:4, 5; Lam. 1:3). El reposo escapa de los impíos que, como el mar agitado, no pueden descansar (Isa. 57:20). El único reposo que tales personas pueden esperar es la muerte y el sepulcro (Job 3:11, 13, 16-18). Apocalipsis 14:11 también advierte seriamente que no habrá descanso para los que están del lado equivocado del Gran Conflicto en los últimos días.

El reposo que Jesús ofrece es muy generoso. Incluye el don del sábado, dándonos tiempo con el Creador. Cristo reconoce nuestra condición perdida y nos restaura. Y cuando caemos, todavía tenemos la certeza del descanso junto a nuestro Salvador.

¿De qué otras maneras, además del sábado, podemos gozar del descanso que Dios nos ofrece? ¿De qué modo encontramos en Jesús reposo para nuestras almas? Ver también Rom. 4:1-6.

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Lección 7 // Domingo 7 de febrero

MUCHAS CLASES DE DESCANSO

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat. 11:29). ¿De qué forma el tomar su “yugo” nos da descanso al alma?

Esta oferta apunta a una dimensión personal en medio de la misión más amplia de Jesús, de liberar a las personas del enemigo. Sus palabras son una adaptación de Jeremías, quien promete al pueblo descanso para sus almas si regresan a la religión de sus padres, en vez de seguir en el paganismo que los rodea (Jer. 6:16).

La idea de descanso es muy rica en las Escrituras. Comienza con Dios mismo. Él descansó cuando terminó su obra de creación (Gén. 2:2). Su descanso intro-duce un reposo sabático que es celebrado semanalmente. El reposo también se celebraba durante el año en las fiestas anuales (p. ej., Lev. 16:31); cada siete años en el “sábado de la tierra” (Éxo. 23:11); y cada cincuenta años en el jubileo, cuando se liberaba a los esclavos y se perdonaban las deudas (Lev. 25:10).

El descanso podía apreciarse cuando Dios estaba presente con su pueblo (Éxo. 33:14), donde no había “adversarios, ni mal que temer” (1 Rey. 5:4), ni ene-migos (Deut. 25:19). El reposo se gozaba en la tierra que Dios dio a su pueblo (Jos. 1:13), y cuando ellos volvieron de la cautividad y el exilio (Jer. 30:10). El reposo se compartía en hospitalidad para con los extraños (Gén. 18:4) y en el gozo de una familia estable (Rut 1:9; Prov. 29:17).

A su vez, el descanso estuvo ausente en el cautiverio (Éxo. 5:4, 5; Lam. 1:3). El reposo escapa de los impíos que, como el mar agitado, no pueden descansar (Isa. 57:20). El único reposo que tales personas pueden esperar es la muerte y el sepulcro (Job 3:11, 13, 16-18). Apocalipsis 14:11 también advierte seriamente que no habrá descanso para los que están del lado equivocado del Gran Conflicto en los últimos días.

El reposo que Jesús ofrece es muy generoso. Incluye el don del sábado, dándonos tiempo con el Creador. Cristo reconoce nuestra condición perdida y nos restaura. Y cuando caemos, todavía tenemos la certeza del descanso junto a nuestro Salvador.

¿De qué otras maneras, además del sábado, podemos gozar del descanso que Dios nos ofrece? ¿De qué modo encontramos en Jesús reposo para nuestras almas? Ver también Rom. 4:1-6.

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// Lección 7Lunes 8 de febrero

PLANTAR Y COSECHAR

El tema del Gran Conflicto está implícito en la parábola de Jesús acerca del sembrador. La enumeración de cuatro tipos de respuesta al mensaje del evan-gelio indica que hay más que solo personas “buenas” y “malas” en el mundo. La vida es más compleja que eso, así que necesitamos ser cuidadosos respecto de la forma en la que nos acercamos a quienes no parecen responder al evangelio como pensamos que deberían hacerlo.

Lee Mateo 13:3 al 8, y luego los versículos 18 al 23. ¿De qué manera podemos ver claramente la realidad del Gran Conflicto revelada en esta historia?

La batalla por las almas es real, y el enemigo usa cualquier medio que puede para alejarlas de la salvación. Por ejemplo, en el contexto de la semilla que cae junto al camino, Elena de White escribió: “Satanás y sus ángeles se encuentran en las reuniones donde se predica el evangelio. Mientras que los ángeles del cielo tratan de impresionar los corazones con la Palabra de Dios, el enemigo está alerta para hacer que no surta efecto. Con un fervor solamente igualable a su malicia, trata de desbaratar la obra del Espíritu de Dios. Mientras Cristo está atrayendo al alma por su amor, Satanás trata de desviar la atención del que es inducido a buscar al Salvador” (PVGM 26).

Uno podrá preguntar: ¿Por qué el labrador no puede ser más cuidadoso y no desperdiciar semillas, al arrojarla al camino? ¿Por qué no es más diligente en eliminar las rocas? ¿Por qué no arranca las malezas?

Cuando se siembra la semilla del evangelio, el esfuerzo humano siempre es limitado. Tenemos que sembrar en todas partes. No somos jueces de lo que es un buen terreno o un terreno malo. La aparición de la maleza sencillamente indica que no somos capaces de impedir que el mal surja en los lugares menos esperados. El Señor de la cosecha trabaja detrás de la escena y asegura que todos los que puedan salvarse sean salvos. Nosotros hacemos nuestra tarea y debemos aprender a confiar en que él hará la suya.

¿En qué situaciones podemos ver la realidad de esta parábola? ¿Por qué, a veces, no encontramos con las siguientes situaciones?: personas recientemente bauti-zadas se van de la iglesia, otras sencillamente no muestran ningún interés y otras llegan a estar firmemente arraigadas en la fe.

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Lección 7 // Martes 9 de febrero

CONSTRUIR SOBRE LA ROCA

El problema de dónde estamos en la lucha cósmica que se desarrolla a nuestro alrededor se hace muy personal en la parábola del hombre que edifica su casa sobre la roca.

Lee Mateo 7:21 al 27. ¿Qué es lo que asusta acerca de esta parábola?

¿Qué nos viene a la mente cuando imaginamos esta historia? ¿Dónde está la roca y dónde está la arena? Para algunas personas, la arena se encuentra solo en la playa; sin embargo, probablemente esta historia no se refiera a residencias a orillas del mar. El lugar más probable está entre las colinas sobre las que se ubican la mayor parte de las aldeas, en un valle por allí.

Jesús describe dos casas; una edificada directamente sobre la superficie, mientras que la otra tiene fundamentos que van hasta la roca (Luc. 6:48). No hay manera de indicar la diferencia entre las dos casas completadas, hasta que llueve más arriba en la colina y un torrente baja por el valle, rugiendo. Para uno de los constructores, eso no es una preocupación, pues la casa está firmemente anclada; pero, el otro tiene un problema. Sin un fundamento seguro, la casa construida sobre la superficie es presa fácil de las aguas turbias de la creciente.

Jesús compartió esta parábola porque él sabía cuánto nos engañamos a nosotros mismos. La lucha es seria, y sin su ayuda no tenemos posibilidades de sobrevivir a ella. Jesús venció el mal, y por eso lo llamamos la Roca.

Esta batalla personal contra el mal puede ganarse solo si edificamos nues-tras vidas firmemente sobre él, algo que únicamente podremos lograr mediante la obediencia. “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le com-pararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” (Mat. 7:24). Es así de sencillo. Por más que la fe sea un componente vital, la fe sin obras, dice la Biblia, es “muerta” (ver Sant. 2:17, 20, 26) y, en esta parábola, vemos justo cuán muerta realmente es.

Lee Mateo 7:22 y 23. Echar demonios en el nombre de Jesús, o profetizar en su nombre, revela que hay alguna clase de “fe” en esas personas. Y no obstante, ¿cuál es su suerte? Pregúntate, ¿sobre qué fundamento está edificada tu casa? ¿Cuál es tu respuesta?

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Lección 7 // Martes 9 de febrero

CONSTRUIR SOBRE LA ROCA

El problema de dónde estamos en la lucha cósmica que se desarrolla a nuestro alrededor se hace muy personal en la parábola del hombre que edifica su casa sobre la roca.

Lee Mateo 7:21 al 27. ¿Qué es lo que asusta acerca de esta parábola?

¿Qué nos viene a la mente cuando imaginamos esta historia? ¿Dónde está la roca y dónde está la arena? Para algunas personas, la arena se encuentra solo en la playa; sin embargo, probablemente esta historia no se refiera a residencias a orillas del mar. El lugar más probable está entre las colinas sobre las que se ubican la mayor parte de las aldeas, en un valle por allí.

Jesús describe dos casas; una edificada directamente sobre la superficie, mientras que la otra tiene fundamentos que van hasta la roca (Luc. 6:48). No hay manera de indicar la diferencia entre las dos casas completadas, hasta que llueve más arriba en la colina y un torrente baja por el valle, rugiendo. Para uno de los constructores, eso no es una preocupación, pues la casa está firmemente anclada; pero, el otro tiene un problema. Sin un fundamento seguro, la casa construida sobre la superficie es presa fácil de las aguas turbias de la creciente.

Jesús compartió esta parábola porque él sabía cuánto nos engañamos a nosotros mismos. La lucha es seria, y sin su ayuda no tenemos posibilidades de sobrevivir a ella. Jesús venció el mal, y por eso lo llamamos la Roca.

Esta batalla personal contra el mal puede ganarse solo si edificamos nues-tras vidas firmemente sobre él, algo que únicamente podremos lograr mediante la obediencia. “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le com-pararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” (Mat. 7:24). Es así de sencillo. Por más que la fe sea un componente vital, la fe sin obras, dice la Biblia, es “muerta” (ver Sant. 2:17, 20, 26) y, en esta parábola, vemos justo cuán muerta realmente es.

Lee Mateo 7:22 y 23. Echar demonios en el nombre de Jesús, o profetizar en su nombre, revela que hay alguna clase de “fe” en esas personas. Y no obstante, ¿cuál es su suerte? Pregúntate, ¿sobre qué fundamento está edificada tu casa? ¿Cuál es tu respuesta?

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// Lección 7Miércoles 10 de febrero

NO JUZGUES

Jesús pronunció el Sermón del Monte en los días tempranos de su minis-terio. Fue revolucionario. Para comenzar, le dijo a la gente común que ellos eran valiosos y benditos a los ojos de Dios (Mat. 5:3-12), y que eran la sal (vers. 5:13) y la luz (vers. 5:14-16), dos elementos muy valiosos. Habló de la importancia de la Ley de Dios (vers. 5:17-19), pero advirtió en contra de tratar de impresionar a otros con su propia buena conducta (vers. 5:20). Jesús además señaló que la moralidad se determina por lo que la persona piensa, no solo por sus acciones (vers. 21-28), aunque las acciones también deben ser vigiladas (vers. 5:29, 30). Al leer el sermón entero, se puede ver que él cubrió todos los aspectos de la existencia humana y sus relaciones (Mat. 5-7:27).

Lee Mateo 7:1 al 5. ¿De qué maneras la realidad del Gran Conflicto se revela en este pasaje? Es decir, ¿cómo se manifiesta aquí la interacción del bien y del mal?

“ ‘No juzguéis, para que no seáis juzgados’. No os estiméis mejores que los demás ni os erijáis en sus jueces. Ya que no podéis discernir los motivos, no podéis juzgar a otro. Si lo criticáis, estáis fallando sobre vuestro propio caso; porque demostráis ser partícipes con Satanás, el acusador de los hermanos. El Señor dice: ‘Examinaos a vosotros mismos si estáis en fe; probaos a vosotros mismos’. Tal es nuestra obra” (DTG 280, 281).

Cuando Jesús le dijo a su audiencia que no juzgara, planteó dos puntos importantes. El primero es que juzgamos a otros porque hacemos exactamente las mismas cosas que estamos condenando (Mat. 7:1, 2). Distraemos la atención de nosotros y nos aseguramos de que todos los que nos rodean estén mirando a la persona que condenamos, en vez de mirarnos a nosotros.

El otro punto que Jesús plantea es que, a menudo, el problema que vemos en nuestro hermano es solo una fracción del tamaño de un propio problema que, tal vez, ni nos demos cuenta que tenemos. Es muy fácil para nosotros ver un pedacito de aserrín en el ojo del otro, pero somos incapaces de ver la gran viga que tenemos en el nuestro.

¿Cuál es la diferencia entre juzgar a una persona y juzgar la bondad o el error de sus acciones? ¿Por qué es importante que hagamos esta distinción?

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Lección 7 // Jueves 11 de febrero

“ESTOY CON VOSOTROS TODOS LOS DÍAS”

Mateo concluye su Evangelio con algunas de las palabras más tran-quilizadoras que Jesús haya dicho: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20). Para nosotros, ¿qué debe significar esto en términos prácticos, en nuestras vidas, en nues-tras luchas, fracasos y chascos, aun cuando sintamos que Dios nos ha abandonado?

Es interesante que Mateo comienza su Evangelio con palabras similares. Después de enumerar todos sus antepasados, y de informar de la visita del ángel, primero a María, y luego a José, Mateo explica que el bebé que iba a nacer sería Emanuel, Dios con nosotros (Mat. 1:23).

Dios prometió: “Estaré con vosotros” muchas veces en las Escrituras. Pro-metió estar con Isaac (Gén. 26:24), con Jacob (Gén. 28:15), con Jeremías (Jer. 1:8, 19) y con los hijos de Israel (Isa. 41:10; 43:5). El contexto de muchas de estas refe-rencias son tiempos difíciles, cuando las palabras de Dios eran muy relevantes.

Un versículo paralelo usa palabras similares: “No te desampararé, ni te de-jaré” (Heb. 13:5). Solo unos pocos versículos más adelante, añade: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (vers. 8). Esta promesa también se repite varias veces. Realmente, viene de la ocasión en que Moisés traspasa el liderazgo a Josué (Deut. 31:6, 8) y Dios dice a Josué, después de la muerte de Moisés: “No te dejaré, ni te desampararé” (Jos. 1:5). David, cuando le entrega el trono a Salomón, también le dice que Dios no lo abandonaría ni lo dejaría (1 Crón. 28:20).

Jesús, quien nunca cambia y está siempre con nosotros, dio una gran segu-ridad a nuestros antepasados en la fe. Ellos afrontaron dificultades y pruebas, y tuvieron grandes desafíos en sus vidas; no obstante, se les aseguró la presencia continua de Dios.

Para la iglesia de Cristo del fin del tiempo, estas seguridades son importantes. La promesa de Jesús de estar con nosotros hasta el mismo fin está en el contexto de hacer discípulos yendo, bautizando y enseñando. Allí está el foco: en el gozo de rescatar personas que están del lado perdedor en el Gran Conflicto.

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Lección 7 // Jueves 11 de febrero

“ESTOY CON VOSOTROS TODOS LOS DÍAS”

Mateo concluye su Evangelio con algunas de las palabras más tran-quilizadoras que Jesús haya dicho: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20). Para nosotros, ¿qué debe significar esto en términos prácticos, en nuestras vidas, en nues-tras luchas, fracasos y chascos, aun cuando sintamos que Dios nos ha abandonado?

Es interesante que Mateo comienza su Evangelio con palabras similares. Después de enumerar todos sus antepasados, y de informar de la visita del ángel, primero a María, y luego a José, Mateo explica que el bebé que iba a nacer sería Emanuel, Dios con nosotros (Mat. 1:23).

Dios prometió: “Estaré con vosotros” muchas veces en las Escrituras. Pro-metió estar con Isaac (Gén. 26:24), con Jacob (Gén. 28:15), con Jeremías (Jer. 1:8, 19) y con los hijos de Israel (Isa. 41:10; 43:5). El contexto de muchas de estas refe-rencias son tiempos difíciles, cuando las palabras de Dios eran muy relevantes.

Un versículo paralelo usa palabras similares: “No te desampararé, ni te de-jaré” (Heb. 13:5). Solo unos pocos versículos más adelante, añade: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (vers. 8). Esta promesa también se repite varias veces. Realmente, viene de la ocasión en que Moisés traspasa el liderazgo a Josué (Deut. 31:6, 8) y Dios dice a Josué, después de la muerte de Moisés: “No te dejaré, ni te desampararé” (Jos. 1:5). David, cuando le entrega el trono a Salomón, también le dice que Dios no lo abandonaría ni lo dejaría (1 Crón. 28:20).

Jesús, quien nunca cambia y está siempre con nosotros, dio una gran segu-ridad a nuestros antepasados en la fe. Ellos afrontaron dificultades y pruebas, y tuvieron grandes desafíos en sus vidas; no obstante, se les aseguró la presencia continua de Dios.

Para la iglesia de Cristo del fin del tiempo, estas seguridades son importantes. La promesa de Jesús de estar con nosotros hasta el mismo fin está en el contexto de hacer discípulos yendo, bautizando y enseñando. Allí está el foco: en el gozo de rescatar personas que están del lado perdedor en el Gran Conflicto.

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// Lección 7Viernes 12 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: El autor León Wieseltier escribió acerca de lo que él dijo que era “una de las historias más tristes del mundo”. Contó de un señor inglés, identificado como “S. B.”, que había sido ciego de nacimiento. Sin embargo, la buena noticia es que, a los 52 años de edad, S. B. tuvo un tras-plante de córnea que le dio la vista. ¡Por primera vez en su vida, S. B. podía ver! Debió de haber sido increíblemente excitante para él, finalmente, ver el mundo que había existido ante él toda su vida, pero que, literalmente, no podía ver. Sin embargo, Wieseltier luego cita el libro en el que él leyó la historia por primera vez. El autor decía que S. B. “encontró que el mundo era sombrío, y que le moles-taban la pintura descascarada y las manchas [...]. Notaba más y más las imper-fecciones en las cosas, y examinaba las pequeñas irregularidades y marcas en las maderas y las pinturas, que él encontraba molestas; evidentemente, esperaba un mundo más perfecto. Le gustaban los colores brillantes, pero se deprimía cuando la luz disminuía. Su depresión llegó a ser marcada y general. Gradual-mente abandonó la vida activa, y tres años después murió”.–www.newrepublic.com/article/113312. Por un lado parece algo difícil de entender; pero, desde otro punto de vista, no. Nuestro mundo es un lugar dañado. El Gran Conflicto ha estado librándose por unos seis mil años. Una guerra de seis mil años deja mu-chos escombros tras de sí. Y, a pesar de todos nuestros intentos por hacer que este mundo sea mejor, la historia no parece avanzar en la dirección correcta. En realidad, solo se pondrá peor. Por eso necesitamos la promesa de la Redención, que nos viene únicamente de la victoria de Cristo en el Gran Conflicto, una vic-toria que fue asegurada en la Cruz y ofrecida libremente a todos nosotros.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. ¿Qué lecciones puedes sacar para ti mismo de la historia de S. B.?2. Como vimos en la sección del martes, los que dijeron: “Señor, Señor [...]

en tu nombre hicimos muchos milagros” eran creyentes en Jesús. Al mismo tiempo, nota el énfasis en su respuesta. ¿En quién se concentraban? ¿En qué se concentraban? ¿De qué modo la respuesta aquí revela por qué estaban tan autoengañados?

3. Si tienes un amigo o un miembro de tu familia haciendo algo obviamente malo, ¿de qué forma tratas con este problema de tal modo de no ser crítico ni parecer crítico?

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Lección 8: Para el 20 de febrero de 2016

CAMARADAS DE ARMAS

Sábado 13 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 5:6-8, 11; Marcos 3:14; Mateo 8:23-27; Marcos 4:35-41; 9:33-37; Mateo 20:20-28.

PARA MEMORIZAR:“Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? (Luc. 24:32).

DESDE LOS PRIMEROS DÍAS de su ministerio, Jesús no trabajaba solo. Eligió humanos para participar en la predicación, la enseñanza y la ministración. Y, aunque los cuatro evangelios enfocan principalmente su vida, su muerte y su resurrección, a menudo lo hacen en el contexto de sus discípulos, los que es-taban más cerca de él.

Así, mientras el Gran Conflicto rugía alrededor de Jesús, también lo hacía entre sus discípulos, hasta el mismo amargo final, cuando Jesús exclamó: “Consumado es”. A Satanás le resultó imposible hacer que Jesús tropezara y cayera. Sin embargo, los seguidores de Cristo fueron presas mucho más fáciles. Las fallas de sus caracteres abrieron una puerta que el enemigo aprovechó rápidamente.

El orgullo, la duda, la testarudez, la autosuficiencia, la mezquindad: cuales-quiera que fueran sus fallas, estas abrían el camino a Satanás. La mitad de sus problemas eran generados por sus preconceptos y por no escuchar lo que Jesús decía que ocurriría. Tenían muchas lecciones duras que aprender. También las tenemos nosotros.

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Lección 8: Para el 20 de febrero de 2016

CAMARADAS DE ARMAS

Sábado 13 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 5:6-8, 11; Marcos 3:14; Mateo 8:23-27; Marcos 4:35-41; 9:33-37; Mateo 20:20-28.

PARA MEMORIZAR:“Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? (Luc. 24:32).

DESDE LOS PRIMEROS DÍAS de su ministerio, Jesús no trabajaba solo. Eligió humanos para participar en la predicación, la enseñanza y la ministración. Y, aunque los cuatro evangelios enfocan principalmente su vida, su muerte y su resurrección, a menudo lo hacen en el contexto de sus discípulos, los que es-taban más cerca de él.

Así, mientras el Gran Conflicto rugía alrededor de Jesús, también lo hacía entre sus discípulos, hasta el mismo amargo final, cuando Jesús exclamó: “Consumado es”. A Satanás le resultó imposible hacer que Jesús tropezara y cayera. Sin embargo, los seguidores de Cristo fueron presas mucho más fáciles. Las fallas de sus caracteres abrieron una puerta que el enemigo aprovechó rápidamente.

El orgullo, la duda, la testarudez, la autosuficiencia, la mezquindad: cuales-quiera que fueran sus fallas, estas abrían el camino a Satanás. La mitad de sus problemas eran generados por sus preconceptos y por no escuchar lo que Jesús decía que ocurriría. Tenían muchas lecciones duras que aprender. También las tenemos nosotros.

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// Lección 8Domingo 14 de febrero

EL LLAMADO DE PEDRO

Cuando consideramos el increíble problema que estaba en juego en el Gran Conflicto, no sorprende que Jesús usara seres humanos para que lo ayudaran en el ministerio, especialmente unos que tenían tantas fallas como aquellos que eligió. Por supuesto, si consideramos la condición de la humanidad caída, cualquiera que él eligiera tendría defectos morales.

Caminando por la ribera del Mar de Galilea, seguido por una multitud, Jesús notó dos barcas de pescadores, cuyos dueños las estaban limpiando después de una noche improductiva. Estos pescadores ya había escuchado de Jesús, que había enseñado en su sinagoga, asombrando a todos con sus palabras (Luc. 4:31, 32). Jesús hasta expulsó un demonio de un hombre y todos estaban maravillados (vers. 33-36). Habían visto a Jesús en la casa de Pedro, sanando a la suegra de este (vers. 38, 39) y, más tarde, ese mismo día, sanando a muchos otros (vers. 40, 41).

No es raro que una multitud siguiera a Jesús por la ribera. Jesús entró en la barca de Pedro, la empujó un poco para alejarla de la orilla, de modo que la gente pudiera verlo, y luego les habló (Luc. 5:3). Cuando terminó, le dijo a Pedro que arrojara al mar la red que recién había limpiado. Seguramente, Pedro pensó que no lograría nada; pero, por respeto a Jesús, hizo lo que él le indicó.

Lee Lucas 5:6 al 8. ¿Qué nos enseña la reacción de Pedro acerca de él? ¿De qué forma nos ayuda a entender por qué, a pesar de las fallas obvias de Pedro, Jesús lo escogió?

La reacción de Pedro es notable. Quizá podamos trazar un paralelismo con la experiencia de Jacob luchando con el ángel: la misma percepción de la Pre-sencia divina y un abrumador sentido de indignidad (Gén. 32:24-30). Una cosa es clara. Pedro se dio cuenta de su pecaminosidad, porque sabía que el Señor estaba allí. Su confesión abierta de su culpabilidad presenta un agudo con-traste, por ejemplo, con la reacción de algunos líderes religiosos que se referían a Jesús como a un pecador (ver Juan 9:24) en lugar de reconocer, aun cuando estaban en su presencia, la propia pecaminosidad.

Lucas 5:11 dice que ellos, “dejándolo todo”, lo siguieron; esto significa que, cuando sus redes estaban tan llenas que se rompían, los hombres dejaron todo para seguir a Jesús. ¿Qué mensaje hay allí para nosotros?

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Lección 8 // Lunes 15 de febrero

“CON ÉL”

Cuando Jesús llamó a los primeros discípulos a orillas del mar de Galilea, ya habían presenciado su poder sobre el mal. Lo habían visto desafiar demonios (Luc. 4:34-36), sanar enfermos (vers. 38-41), gobernar la naturaleza (Luc. 5:4-6), revelar el pecado y, luego, asegurarle a Pedro que no había por qué temer (vers. 10).

Algún tiempo más tarde, después de orar toda la noche (Luc. 6:12), Jesús reunió a sus seguidores (discípulos) y, de un grupo mayor, eligió doce y los llamó apóstoles (Luc. 6:13; la palabra griega apóstolos significa “enviados”). Antes de que Jesús los enviara, pasó algún tiempo dándoles instrucciones (Luc. 9:1-5), que fueron similares a los detalles que le dio a un grupo mayor, de setenta, algún tiempo más tarde (Luc. 10:1-16).

Lee Marcos 3:14. ¿Qué quería hacer Jesús antes de enviarlos? ¿Qué mensaje importante hay aquí para todos nosotros?

¿Cuántas veces los discípulos modernos están ansiosos por correr a trabajar por Jesús en vez de pasar tiempo con él? La realidad sencilla es que, cuando salimos para cumplir la comisión evangélica, corriendo de aquí para allá con nuestra propia lista de cómo hacer las cosas, pasamos de largo al Salvador del mundo y tratamos de reemplazarlo con nosotros mismos. Es demasiado fácil tener un “complejo de Mesías,” pensando que nos corresponde salvar al mundo, olvidando que solo Jesús es el Salvador.

No sería descabellado decir que mucho de la historia del cristianismo está manchado por aquellos que profesaron el nombre de Jesús sin conocerlo, sin haber pasado tiempo con él, sin haber sido transformados por él. Lo último que necesita nuestro mundo o nuestra iglesia son personas que corran en el nombre de Cristo sin haber estado “con él”. Una de las estrategias mayores de Satanás en el Gran Conflicto ha sido su capacidad de apropiarse de aquellos que reclaman el nombre de Cristo, y usarlos para deshonrar ese nombre. Por ello, antes de enviarlos, Jesús quería que estos hombres estuvieran con él, sin duda para que aprendieran de él.

¿Qué significa para nosotros, ahora, sin tener la presencia física de Jesús, estar “con él”? ¿Cuáles son algunas maneras prácticas en las que hoy podemos pasar tiempo real con él?

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Lección 8 // Lunes 15 de febrero

“CON ÉL”

Cuando Jesús llamó a los primeros discípulos a orillas del mar de Galilea, ya habían presenciado su poder sobre el mal. Lo habían visto desafiar demonios (Luc. 4:34-36), sanar enfermos (vers. 38-41), gobernar la naturaleza (Luc. 5:4-6), revelar el pecado y, luego, asegurarle a Pedro que no había por qué temer (vers. 10).

Algún tiempo más tarde, después de orar toda la noche (Luc. 6:12), Jesús reunió a sus seguidores (discípulos) y, de un grupo mayor, eligió doce y los llamó apóstoles (Luc. 6:13; la palabra griega apóstolos significa “enviados”). Antes de que Jesús los enviara, pasó algún tiempo dándoles instrucciones (Luc. 9:1-5), que fueron similares a los detalles que le dio a un grupo mayor, de setenta, algún tiempo más tarde (Luc. 10:1-16).

Lee Marcos 3:14. ¿Qué quería hacer Jesús antes de enviarlos? ¿Qué mensaje importante hay aquí para todos nosotros?

¿Cuántas veces los discípulos modernos están ansiosos por correr a trabajar por Jesús en vez de pasar tiempo con él? La realidad sencilla es que, cuando salimos para cumplir la comisión evangélica, corriendo de aquí para allá con nuestra propia lista de cómo hacer las cosas, pasamos de largo al Salvador del mundo y tratamos de reemplazarlo con nosotros mismos. Es demasiado fácil tener un “complejo de Mesías,” pensando que nos corresponde salvar al mundo, olvidando que solo Jesús es el Salvador.

No sería descabellado decir que mucho de la historia del cristianismo está manchado por aquellos que profesaron el nombre de Jesús sin conocerlo, sin haber pasado tiempo con él, sin haber sido transformados por él. Lo último que necesita nuestro mundo o nuestra iglesia son personas que corran en el nombre de Cristo sin haber estado “con él”. Una de las estrategias mayores de Satanás en el Gran Conflicto ha sido su capacidad de apropiarse de aquellos que reclaman el nombre de Cristo, y usarlos para deshonrar ese nombre. Por ello, antes de enviarlos, Jesús quería que estos hombres estuvieran con él, sin duda para que aprendieran de él.

¿Qué significa para nosotros, ahora, sin tener la presencia física de Jesús, estar “con él”? ¿Cuáles son algunas maneras prácticas en las que hoy podemos pasar tiempo real con él?

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// Lección 8Martes 16 de febrero

EL DOMINIO DE JESÚS SOBRE LA NATURALEZA

Lee Mateo 8:23 al 27, Marcos 4:35 al 41 y Lucas 8:22 al 25. ¿Cuál es la realidad del Gran Conflicto que se revela en estos textos?

Aunque no entendemos plenamente en qué grado Satanás impacta el mundo natural, la Escritura revela que su influencia está allí, tal como se ve en la historia de Job (ver Job 1:18, 19). Elena de White también nos dice que “Satanás está ahora procurando por medio de desastres en tierra y mar sellar la suerte de tantos como sea posible” (ELC 348). Esta es otra indicación de su poder en esta área. Es en medio de los interminables desastres naturales que golpean al mundo que se puede ver la realidad del Gran Conflicto que se juega aquí en la Tierra.

En esta historia, al llegar el anochecer de un largo día de enseñanza, Jesús sugirió a los apóstoles ir a un lugar menos habitado en la orilla opuesta. En medio del viaje, una repentina tormenta de viento los atacó y las olas entraban en la embarcación (Mar. 4:37). Jesús estaba tan agotado que dormía tranqui-lamente en la popa, ajeno a la situación. Los discípulos estaban tan ocupados luchando contra la tormenta que pasó un tiempo antes de que se dieran cuenta de que Jesús dormía.

Jesús no dijo nada cuando clamaron a él. Él no dio un sermón para explicar la situación en la que estaban, ni sugirió formas en que los discípulos podían actuar para salir victoriosos de la situación. Simplemente se puso de pie, le-vantó su mano, y dijo al viento y a las olas que se calmaran, como si fueran solo niños inquietos.

Ante esto, los discípulos quedaron abrumados de admiración. Ellos “te-mieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?” (Mar. 4:41).

En esta historia tenemos muchas lecciones; vemos el poder de Jesús y, unida a eso, nuestra necesidad de confiar en él, no importa lo que suceda.

Aunque podemos ver la realidad del poder del Señor aun sobre la naturaleza, hay un lugar donde él no nos forzará con su poder, y es nuestra propia voluntad. ¿Qué nos dice esto acerca de cuán cuidadosos tenemos que ser con el don de la libertad de elección? ¿De qué forma la realidad del Gran Conflicto nos debe llevar a ser aún más cuidadosos en el uso de ese don?

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Lección 8 // Miércoles 17 de febrero

¿QUIÉN ES EL MAYOR?

Lee Marcos 9:33 al 37. ¿Qué lección enseñó Jesús a los discípulos aquí, y cuál es el mensaje para cualquiera que pretende seguir a Jesús? Ver también Mat. 18:3-5.

Este debate entre los discípulos sin duda estaba relacionado con sus con-ceptos acerca del futuro. Pensaban que Jesús liberaría a Israel de los romanos, restauraría el reino de David y gobernaría como su nuevo rey, con toda la gloria que la Nación experimentó bajo el rey Salomón. Cuando esto ocurriera, sin duda suponían que ellos, como parte del círculo íntimo de Cristo, tendrían lu-gares destacados y funciones importantes que desempeñar en el reino recien-temente restaurado. Sin embargo, esto no era suficiente: querían saber quién de entre ellos sería el “mayor” en el Reino de los cielos. Esto parece, definitiva-mente, una insinuación de Lucifer. (Ver Isa. 14:14.)

Lee Mateo 20:20 al 28. ¿De qué modo respondió Jesús a esta última pregunta? ¿Cuál era su punto principal?

Tal vez lo que más chasquea en este incidente patético es su contexto. Es-taban en camino a Jerusalén donde Jesús pronto sería crucificado. Él acababa de explicarles que sería traicionado, burlado, azotado, condenado a muerte y crucificado, y que se levantaría al tercer día (Mat. 20:18, 19). Tan pronto como terminó de decir todo esto, la pregunta de quién sería el mayor volvió a surgir. Ellos no oyeron lo que Jesús había dicho. Era obvio que no estaban escuchando. Interesados en sus propias ambiciones mezquinas, perdieron de vista los grandes problemas en juego, concentrándose en falsos conceptos de un reino terrenal que nunca vendría, y perdiendo lo que Jesús les decía acerca del Reino eterno que les estaba ofreciendo por medio de su propia muerte venidera.

Es fácil pensar cuán cortos de vista y mezquinos eran los discípulos. Mírate a ti mismo, y pregúntate: “¿Qué cortedad de visión y mezquindad necesito purgar de mi propia alma?”

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Lección 8 // Miércoles 17 de febrero

¿QUIÉN ES EL MAYOR?

Lee Marcos 9:33 al 37. ¿Qué lección enseñó Jesús a los discípulos aquí, y cuál es el mensaje para cualquiera que pretende seguir a Jesús? Ver también Mat. 18:3-5.

Este debate entre los discípulos sin duda estaba relacionado con sus con-ceptos acerca del futuro. Pensaban que Jesús liberaría a Israel de los romanos, restauraría el reino de David y gobernaría como su nuevo rey, con toda la gloria que la Nación experimentó bajo el rey Salomón. Cuando esto ocurriera, sin duda suponían que ellos, como parte del círculo íntimo de Cristo, tendrían lu-gares destacados y funciones importantes que desempeñar en el reino recien-temente restaurado. Sin embargo, esto no era suficiente: querían saber quién de entre ellos sería el “mayor” en el Reino de los cielos. Esto parece, definitiva-mente, una insinuación de Lucifer. (Ver Isa. 14:14.)

Lee Mateo 20:20 al 28. ¿De qué modo respondió Jesús a esta última pregunta? ¿Cuál era su punto principal?

Tal vez lo que más chasquea en este incidente patético es su contexto. Es-taban en camino a Jerusalén donde Jesús pronto sería crucificado. Él acababa de explicarles que sería traicionado, burlado, azotado, condenado a muerte y crucificado, y que se levantaría al tercer día (Mat. 20:18, 19). Tan pronto como terminó de decir todo esto, la pregunta de quién sería el mayor volvió a surgir. Ellos no oyeron lo que Jesús había dicho. Era obvio que no estaban escuchando. Interesados en sus propias ambiciones mezquinas, perdieron de vista los grandes problemas en juego, concentrándose en falsos conceptos de un reino terrenal que nunca vendría, y perdiendo lo que Jesús les decía acerca del Reino eterno que les estaba ofreciendo por medio de su propia muerte venidera.

Es fácil pensar cuán cortos de vista y mezquinos eran los discípulos. Mírate a ti mismo, y pregúntate: “¿Qué cortedad de visión y mezquindad necesito purgar de mi propia alma?”

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// Lección 8Jueves 18 de febrero

ENCUENTRO DIVINO CON LA PALABRA

Era el tercer día desde la muerte de Jesús. Sus seguidores estaban mudos, conmocionados. Ellos habían pensado que Jesús aplastaría a los romanos; pero, en cambio, parecía que los romanos lo habían aplastado a él

Muchos discípulos se reunieron con los apóstoles después de la crucifixión. Varias mujeres visitaron la tumba el domingo de mañana temprano. Lucas nombra a tres de ellas, pero también había otras que habían venido con Jesús, de Galilea (Luc. 23:55; 24:1, 10). Regresaron de la tumba vacía para contar, a “los once y a todos los demás”, acerca de dos hombres de ropas brillantes que habían visto allí (vers. 9).

Lucas registra que, ese domingo de tarde, dos de los seguidores de Jesús regresaban caminando de Jerusalén a su hogar en Emaús, un recorrido de dos o tres horas (Luc. 24:13). Es probable que estuvieran tan concentrados en su discusión de lo que había sucedido el fin de semana que no notaron que un extraño caminaba cerca de ellos. Tal vez nunca lo habrían notado si él no hu-biera intervenido en su conversación, preguntando por qué estaban tan tristes (Luc. 24:17).

Esta pregunta realmente encendió a Cleofas. Se preguntaba cómo este hombre podía ignorar todo lo que había ocurrido. “¿Qué cosas?” preguntó el extraño (Luc. 24:19).

Lee Lucas 24:19 al 35. ¿Qué dijeron estas personas que revelaba su falta de comprensión, y cómo les explicó Jesús la verdad?

Nota el modo en que Jesús enfatizó las Escrituras. Así como recurrió a las Escrituras en su batalla con Satanás en el desierto, usó las Escrituras para des-pejar la oscuridad en la que estaban estas dos personas. Recién después de haberlos afianzado en las enseñanzas bíblicas acerca de él y su misión, Jesús les brindó dos experiencias poderosas que los ayudarían a afirmar esas en-señanzas: primero, se reveló a ellos, mostrándoles que realmente había resu-citado de los muertos; segundo, “desapareció de su vista” (vers. 31). Entre el estudio bíblico sobre la muerte expiatoria de Jesús y esas dos vivencias únicas, estos discípulos tenían un buen fundamento para su fe.

Aquí, y en todos los evangelios, vemos a Jesús manteniendo la Biblia en el centro. ¿De qué modo podemos protegernos de cualquier pensamiento que nos haga poner en duda la autoridad de las Escrituras?

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Lección 8 // Viernes 19 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Cuando estuvo en la carne, Jesús ex-pulsó demonios (Luc. 6:18), dio esperanza a los desesperados (vers. 20-23), mostró a la gente cómo vivir el amor agape (vers. 27-49), sanó al siervo del centurión (Luc. 7:2-10), resucitó al hijo de la viuda (vers. 12-16), calmó una tor-menta (Luc. 8:22-25), liberó al endemoniado de Gadara de sus demonios (vers. 26-39), sanó a la mujer que tuvo una hemorragia durante doce años (vers. 43-48), resucitó a la hija de Jairo (vers. 41, 42, 49-56) y hasta resucitó a Lázaro de los muertos después de cuatro días (Juan 11:39-44). Con todo lo que hizo, y mucho más, el pueblo todavía luchaba por creer en él. “Aun los propios discípulos de Jesús fueron lentos para aprender y entender. A pesar de su amor por él y la reverencia por su carácter, su fe en que era el Hijo de Dios vaciló. La frecuente referencia de ellos a las tradiciones de los padres y su continua mala compren-sión de los discursos de Cristo mostraban cuán difícil era para ellos liberarse de la superstición” (MR 18:116). La fe es un don de Dios, pero es un don que las personas pueden resistir porque, como hemos sido advertidos, Satanás es real, el Gran Conflicto es real, y el enemigo trabaja mucho para hacernos dudar y no creer. La salvación solo se encuentra por fe en lo que Cristo hizo por nosotros; Satanás lo sabe y, por eso, hará todo lo que pueda para apartarnos de esa fe. Sin embargo, siempre debemos recordar que, gracias a Dios, Jesús es infinita-mente más poderoso que el diablo y, si nos aferramos a él, Satanás no puede derrotarnos.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. Responde esto: “Si Jesús tiene tanto poder sobre la naturaleza, ¿por qué

tanta gente, aun cristiana, cae víctima de desastres naturales?”2. ¿Cuáles son algunas de las razones por las que tenemos fe en Jesús y

en lo que la Biblia dice acerca de él? ¿Por qué es importante mantener estas razones siempre ante nosotros? A pesar de esas muchas buenas razones, ¿por qué tantas personas luchan con la fe? ¿Cuáles son las cosas que nos hacen dudar, y cuál es la mejor manera de tratar con ellas?

3. Como vimos esta semana, Jesús eligió personas con fallas para trabajar con él. ¿Qué esperanzas te da esto, con respecto al modo en que Jesús puede usarte, a pesar de tus propias debilidades?

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Lección 8 // Viernes 19 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Cuando estuvo en la carne, Jesús ex-pulsó demonios (Luc. 6:18), dio esperanza a los desesperados (vers. 20-23), mostró a la gente cómo vivir el amor agape (vers. 27-49), sanó al siervo del centurión (Luc. 7:2-10), resucitó al hijo de la viuda (vers. 12-16), calmó una tor-menta (Luc. 8:22-25), liberó al endemoniado de Gadara de sus demonios (vers. 26-39), sanó a la mujer que tuvo una hemorragia durante doce años (vers. 43-48), resucitó a la hija de Jairo (vers. 41, 42, 49-56) y hasta resucitó a Lázaro de los muertos después de cuatro días (Juan 11:39-44). Con todo lo que hizo, y mucho más, el pueblo todavía luchaba por creer en él. “Aun los propios discípulos de Jesús fueron lentos para aprender y entender. A pesar de su amor por él y la reverencia por su carácter, su fe en que era el Hijo de Dios vaciló. La frecuente referencia de ellos a las tradiciones de los padres y su continua mala compren-sión de los discursos de Cristo mostraban cuán difícil era para ellos liberarse de la superstición” (MR 18:116). La fe es un don de Dios, pero es un don que las personas pueden resistir porque, como hemos sido advertidos, Satanás es real, el Gran Conflicto es real, y el enemigo trabaja mucho para hacernos dudar y no creer. La salvación solo se encuentra por fe en lo que Cristo hizo por nosotros; Satanás lo sabe y, por eso, hará todo lo que pueda para apartarnos de esa fe. Sin embargo, siempre debemos recordar que, gracias a Dios, Jesús es infinita-mente más poderoso que el diablo y, si nos aferramos a él, Satanás no puede derrotarnos.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. Responde esto: “Si Jesús tiene tanto poder sobre la naturaleza, ¿por qué

tanta gente, aun cristiana, cae víctima de desastres naturales?”2. ¿Cuáles son algunas de las razones por las que tenemos fe en Jesús y

en lo que la Biblia dice acerca de él? ¿Por qué es importante mantener estas razones siempre ante nosotros? A pesar de esas muchas buenas razones, ¿por qué tantas personas luchan con la fe? ¿Cuáles son las cosas que nos hacen dudar, y cuál es la mejor manera de tratar con ellas?

3. Como vimos esta semana, Jesús eligió personas con fallas para trabajar con él. ¿Qué esperanzas te da esto, con respecto al modo en que Jesús puede usarte, a pesar de tus propias debilidades?

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Lección 9: Para el 27 de febrero de 2016

EL GRAN CONFLICTO Y LA IGLESIA PRIMITIVA

Sábado 20 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 1:6-8; 2:5-12; Gé-nesis 11:1-9; Hechos 4:1-30; 7:54; 10:12-29.

PARA MEMORIZAR:“Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús” (Hech. 4:13).

LA MAYOR BARRERA que afrontó Jesús con sus seguidores eran sus opi-niones preconcebidas. Descartaban lo que Jesús decía si no concordaba con sus propias ideas acerca del Mesías. Hasta su ascensión, los discípulos todavía le preguntaban acerca de la liberación a Israel de los romanos.

Solo después de diez días de oración e íntima comunión con Dios, esos pre-conceptos fueron reemplazados con la verdad y estuvieron listos para escuchar lo que Dios les decía. Esto pavimentó el camino para ese primer Pentecostés.

Sin embargo, la iglesia afrontaba muchos desafíos, en especial la oposición de algunos dirigentes religiosos locales que querían detener a la iglesia.

Aquí veremos el tema del Gran Conflicto desarrollado de diferentes modos. Lo veremos manifestado cuando los que están en el poder son inspirados por Satanás para reprimir la verdad. También lo veremos, en una manera más sutil, pero más vital: en el corazón humano.

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Lección 9 // Domingo 21 de febrero

EL COMIENZO DE UN NUEVO COMIENZO

Después de haber resucitado, Jesús pasó cuarenta días con los discípulos para reafirmar su resurrección y para ayudarlos a entender mejor el Reino de Dios (Hech. 1:3; 1 Cor. 15:4-7). Sin embargo, justo antes de que Jesús partiera hacia el cielo, el tema que más ocupaba la mente de ellos era si finalmente había llegado el momento en que Jesús conquistaría a los romanos o no (Hech. 1:6).

Sus propias ideas de lo que debía ocurrir eran tan fuertes que, sencilla-mente, no escuchaban lo que Jesús les estaba diciendo. Aun después de tres años y medio (el equivalente a un grado terciario o universitario) de instrucción detallada del mejor Maestro que el mundo conoció, los discípulos todavía te-nían muchas ideas equivocadas.

Lee Hechos 1:6 al 8. ¿Cómo respondió Jesús ante tanta ignorancia?

Jesús, en vez de perder tiempo corrigiendo sus falsas ideas, se concentró en el verdadero problema. Para sus discípulos, recibir poder del Espíritu Santo era mucho más importante que las discusiones políticas.

Después de contemplar a Jesús ascendiendo en las nubes, los discípulos notaron dos hombres parados junto a ellos. Estos les dijeron que Jesús volvería. Así como en el cielo era un Rey conquistador, vendría como el Rey y Conquis-tador que ellos soñaban cuando querían la restauración del reino a Israel. Pero ese día sobrepasaría aun los sueños más grandiosos: porque vendría como Rey de toda la creación, no solo como rey de un trozo de tierra en el Medio Oriente.

Los once discípulos regresaron a Jerusalén, llenos de recuerdos y con co-razones resplandecientes con las verdades reveladas por Jesús (las que enten-dían). No obstante, necesitaban algo más. Debían esperar hasta que el Espíritu Santo los bautizara (Hech. 1:4, 5), porque, aunque el enemigo había sido de-rrotado, no estaba todavía acabado y ellos necesitarían poder de lo Alto para hacer lo que Jesús les había ordenado.

Lee Hechos 1:14. Compara el modo en que los discípulos se relacionaban ahora con la manera en que lo hacían antes (Mat. 20:20 al 24). ¿Qué mensaje hay allí para nosotros en este cambio de actitud? ¿De qué forma puedes poner el yo a un lado a fin de prepararte para el derramamiento del Espíritu Santo?

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Lección 9 // Domingo 21 de febrero

EL COMIENZO DE UN NUEVO COMIENZO

Después de haber resucitado, Jesús pasó cuarenta días con los discípulos para reafirmar su resurrección y para ayudarlos a entender mejor el Reino de Dios (Hech. 1:3; 1 Cor. 15:4-7). Sin embargo, justo antes de que Jesús partiera hacia el cielo, el tema que más ocupaba la mente de ellos era si finalmente había llegado el momento en que Jesús conquistaría a los romanos o no (Hech. 1:6).

Sus propias ideas de lo que debía ocurrir eran tan fuertes que, sencilla-mente, no escuchaban lo que Jesús les estaba diciendo. Aun después de tres años y medio (el equivalente a un grado terciario o universitario) de instrucción detallada del mejor Maestro que el mundo conoció, los discípulos todavía te-nían muchas ideas equivocadas.

Lee Hechos 1:6 al 8. ¿Cómo respondió Jesús ante tanta ignorancia?

Jesús, en vez de perder tiempo corrigiendo sus falsas ideas, se concentró en el verdadero problema. Para sus discípulos, recibir poder del Espíritu Santo era mucho más importante que las discusiones políticas.

Después de contemplar a Jesús ascendiendo en las nubes, los discípulos notaron dos hombres parados junto a ellos. Estos les dijeron que Jesús volvería. Así como en el cielo era un Rey conquistador, vendría como el Rey y Conquis-tador que ellos soñaban cuando querían la restauración del reino a Israel. Pero ese día sobrepasaría aun los sueños más grandiosos: porque vendría como Rey de toda la creación, no solo como rey de un trozo de tierra en el Medio Oriente.

Los once discípulos regresaron a Jerusalén, llenos de recuerdos y con co-razones resplandecientes con las verdades reveladas por Jesús (las que enten-dían). No obstante, necesitaban algo más. Debían esperar hasta que el Espíritu Santo los bautizara (Hech. 1:4, 5), porque, aunque el enemigo había sido de-rrotado, no estaba todavía acabado y ellos necesitarían poder de lo Alto para hacer lo que Jesús les había ordenado.

Lee Hechos 1:14. Compara el modo en que los discípulos se relacionaban ahora con la manera en que lo hacían antes (Mat. 20:20 al 24). ¿Qué mensaje hay allí para nosotros en este cambio de actitud? ¿De qué forma puedes poner el yo a un lado a fin de prepararte para el derramamiento del Espíritu Santo?

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// Lección 9Lunes 22 de febrero

PENTECOSTÉS

Durante diez días los seguidores de Jesús oraron, evaluando sus experien-cias con Jesús a la luz de las Escrituras, y mostrando humildad y aceptación mutuas; finalmente, permitieron que el Espíritu Santo impresionara la verdad en ellos. Así como el Espíritu se movía sobre el abismo al comienzo del proceso de la Creación, el Espíritu de Dios se movía sobre los discípulos, apareciendo como lenguas de fuego sobre cada uno de ellos (Hech. 2:2, 3). Era un comienzo nuevo, una creación nueva.

Lee Hechos 2:5 al 12. ¿Cuál es la importancia de lo que sucedió, como lo revelan estos textos? Comparar con Gén. 11:1-9.

Algún tiempo después del Diluvio, los habitantes de la Tierra decidieron edificar una torre que llegara hasta el cielo (Gén. 11:1-9). Para impedirles esta empresa arrogante y necia (así como los nuevos males que habían estado di-señando, vers. 5, 6), Dios confundió la lengua común de ellos y los esparció “sobre la faz de toda la tierra” (vers. 7-9).

En Pentecostés, Dios hizo lo contrario. Aquí él podía ver a un grupo de personas listas para proclamar las buenas noticias de que un día el mal será eliminado para siempre.

Personas “de todas las naciones bajo el cielo” (Hech. 2:5; comparar con la dispersión en la torre de Babel) se reunieron asombradas, pues cada una oía en su propio idioma lo que los discípulos decían (Hech. 2:6-11).

Pedro usó esto como una oportunidad para hablarles de un derramamiento del Espíritu Santo que prepararía a un pueblo para encontrarse con Dios (Hech. 2:17-21). Señaló la verdadera misión del Mesías y los reprendió por crucificarlo (vers. 23). Ellos “se sintieron profundamente conmovidos” (vers. 37, NVI), y tres mil personas fueron bautizadas y se unieron a los discípulos (vers. 41).

Algunos que, bajo la inspiración de Satanás, consintieron en la muerte de Jesús se convirtieron bajo la influencia del Espíritu Santo. ¿Qué nos dice esto del poder de Dios, no solo de perdonar el peor de los pecados, sino también de cambiar los corazones más duros?

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Lección 9 // Martes 23 de febrero

ENFRENTANDO A LOS SADUCEOS

Lee Hechos 4:1 al 30. ¿Cómo se manifiesta aquí el tema del Gran Conflicto? ¿En qué sentido esto es solo un ejemplo del modo en que se desenvolvió a través de toda la historia? ¿De qué forma actúan aquí Dios y Satanás?

“Los sacerdotes y los gobernantes veían que Cristo era más ensalzado que ellos. Como los saduceos no creían en la resurrección, se encolerizaban al oír a los discípulos afirmar que Cristo había resucitado de los muertos, pues com-prendían que, si se dejaba a los apóstoles predicar a un Salvador resucitado y obrar milagros en su nombre, todos rechazarían la doctrina de que no hay resurrección, y pronto se extinguiría la secta de los saduceos” (HAp 65, 66).

Lo que molestaba en especial a estos líderes era la curación que el Señor hizo por medio de Pedro (ver Hech. 3:1-10). Sin embargo, cuando los líderes confrontaron a los discípulos, estos no vacilaron. Los sacerdotes no esperaban esto de “hombres sin letras y del vulgo” (Hech. 4:13). Hicieron salir a los dis-cípulos de la sala y consultaron entre sí pensando que, si les ordenaban que no enseñaran más en el nombre de Jesús, ellos obedecerían (vers. 18). ¡Cuán equivocados estaban!

Los discípulos volvieron y se unieron a los demás, y juntos alababan a Dios (Hech. 4:24). Oraron pidiendo más coraje y que Dios permitiera que hubiese más curaciones (vers. 29, 30). No necesitaron esperar mucho. La popularidad de los discípulos crecía, y la gente traía a sus enfermos a las calles, para permitir que la sombra de Pedro pasase sobre ellos (Hech. 5:15). Multitudes vinieron de pueblos cercanos, y sus enfermos fueron sanados (vers. 16).

En todo esto podemos ver el Gran Conflicto: líderes inescrupulosos que procuran suprimir la verdad; personas fieles leen sus Biblias y oran pidiendo poder divino, enfermos son sanados y almas son ganadas. Aunque las cosas no siempre resultan tan bien como aquí, nunca debemos olvidar que el Gran Conflicto se desarrollará y que la victoria final es nuestra, porque lo que Jesús realizó para toda la humanidad es seguro.

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Lección 9 // Martes 23 de febrero

ENFRENTANDO A LOS SADUCEOS

Lee Hechos 4:1 al 30. ¿Cómo se manifiesta aquí el tema del Gran Conflicto? ¿En qué sentido esto es solo un ejemplo del modo en que se desenvolvió a través de toda la historia? ¿De qué forma actúan aquí Dios y Satanás?

“Los sacerdotes y los gobernantes veían que Cristo era más ensalzado que ellos. Como los saduceos no creían en la resurrección, se encolerizaban al oír a los discípulos afirmar que Cristo había resucitado de los muertos, pues com-prendían que, si se dejaba a los apóstoles predicar a un Salvador resucitado y obrar milagros en su nombre, todos rechazarían la doctrina de que no hay resurrección, y pronto se extinguiría la secta de los saduceos” (HAp 65, 66).

Lo que molestaba en especial a estos líderes era la curación que el Señor hizo por medio de Pedro (ver Hech. 3:1-10). Sin embargo, cuando los líderes confrontaron a los discípulos, estos no vacilaron. Los sacerdotes no esperaban esto de “hombres sin letras y del vulgo” (Hech. 4:13). Hicieron salir a los dis-cípulos de la sala y consultaron entre sí pensando que, si les ordenaban que no enseñaran más en el nombre de Jesús, ellos obedecerían (vers. 18). ¡Cuán equivocados estaban!

Los discípulos volvieron y se unieron a los demás, y juntos alababan a Dios (Hech. 4:24). Oraron pidiendo más coraje y que Dios permitiera que hubiese más curaciones (vers. 29, 30). No necesitaron esperar mucho. La popularidad de los discípulos crecía, y la gente traía a sus enfermos a las calles, para permitir que la sombra de Pedro pasase sobre ellos (Hech. 5:15). Multitudes vinieron de pueblos cercanos, y sus enfermos fueron sanados (vers. 16).

En todo esto podemos ver el Gran Conflicto: líderes inescrupulosos que procuran suprimir la verdad; personas fieles leen sus Biblias y oran pidiendo poder divino, enfermos son sanados y almas son ganadas. Aunque las cosas no siempre resultan tan bien como aquí, nunca debemos olvidar que el Gran Conflicto se desarrollará y que la victoria final es nuestra, porque lo que Jesús realizó para toda la humanidad es seguro.

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// Lección 9Miércoles 24 de febrero

EL APEDREAMIENTO DE ESTEBAN

Los discípulos no fueron los únicos a quienes los dirigentes religiosos con-frontaron durante los primeros días de la iglesia. Esteban, “lleno de gracia y de poder” (Hech. 6:8), fue llevado ante ellos. Su testimonio fue tan convincente que sus adversarios fabricaron historias falsas y acusadoras contra él, por lo que fue arrastrado ante el concilio (vers. 9-14).

En Hechos 7:2 al 53, Esteban dio una respuesta poderosa a quienes lo acusaban. Lee Hechos 7:54, que dice que ellos “se enfurecían en sus corazones” [“fueron cortados hasta el corazón”, VM]; es decir, se con-vencieron por sus palabras. En Hechos 2:37, después de oír una acusa-ción similar contra ellos, otros también se convencieron. ¿Cuál fue la di-ferencia en sus respuestas, y cuán vital es un corazón entregado a Dios?

Los apóstoles hasta ahora habían tenido éxito al desafiar a los líderes; pero, cuando Esteban trató de hacer lo mismo, fue matado por una turba airada. La muerte de Esteban marcó el comienzo de un esfuerzo de Satanás para eliminar el nuevo movimiento. Hasta entonces, los seguidores de Jesús habían sido ame-nazados, pero Esteban fue el primero en ser muerto. Si Satanás pudo inspirar a algunos líderes para que ejecutaran a Jesús, sus seguidores no debían esperar nada menos.

Por supuesto, a lo largo del Gran Conflicto, de tanto en tanto, el Señor sus-cita una victoria de lo que parece una derrota. No fue diferente aquí.

“Después de la muerte de Esteban, Saulo fue elegido miembro del Sane-drín como reconocimiento por la parte que había desempeñado en aquella ocasión. Durante algún tiempo, fue un poderoso instrumento en las manos de Satanás para proseguir su rebelión contra el Hijo de Dios. Pero pronto, este implacable perseguidor iba a ser empleado para edificar a la iglesia que estaba demoliendo a la sazón. Alguien más poderoso que Satanás había escogido a Saulo para ocupar el sitio del martirizado Esteban, para predicar y sufrir por el Nombre, y difundir por todas partes las nuevas de la salvación por medio de su sangre” (HAp 85).

Algunas veces vemos que algo bueno sale de lo que es obviamente malo. No obstante, ¿qué hacemos cuando no vemos que surge nada bueno del mal, sino que solo hay mal?

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Lección 9 // Jueves 25 de enero

CAMBIO DE ACTITUDES

Los discípulos tenían ideas preconcebidas que les impedían entender lo que Jesús les enseñaba; además, compartían prejuicios nacionales. Un ejemplo: la historia de la mujer samaritana a la que Jesús le pidió agua. Ella se sorprendió porque “judíos y samaritanos no se tratan entre sí” (Juan 4:9).

Los prejuicios nacionales también aparecen en el informe de Cornelio, un centurión romano con base en Cesarea. Cornelio era un “varón justo y teme-roso de Dios” (Hech. 10:2) y muy respetado por la gente (vers. 22). Un ángel lo instruyó para que llamara a Pedro en Jope (vers. 22; ver también los vers. 3-8).

Entretanto, en Jope, Pedro subió a la azotea para orar (vers. 9). Comenzó a sentir apetito y, mientras esperaba que sus huéspedes prepararan el almuerzo, tuvo una extraña visión. Del cielo descendió una gran sábana atada en las cuatro esquinas. Adentro había criaturas que él consideraba “inmundas”. De ellas se le dijo que matara y comiera (vers. 11-14).

¿Cuál fue la reacción de Pedro cuando se le dijo que comiera ali-mentos “inmundos”, y qué significaba la visión? Hech. 10:12-29.

Aquí Dios le enseña a Pedro una lección importante. Algunas personas piensan hoy que ese fue el momento en que Dios cambió la dieta humana, para permitir que la gente comiera cualquier cosa que le gustara. Eso no es lo que Pedro obtuvo de la visión. Primero, se preguntó qué significa; al comienzo no es obvio (Hech. 10:17). Cuando llegan los hombres de Cornelio y explican su misión, Pedro se siente impulsado a ir con ellos (vers. 22, 23). Cuando Pedro se encuentra con Cornelio, le cuenta la visión y su significado: Cristo es el Sal-vador de todo el mundo. Los gentiles también son almas preciosas por las que Cristo murió (vers. 34-48).

Pedro aprendió una lección que todos tenemos que aprender. En Cristo, todas las barreras han sido derribadas, y la distinción entre las personas ya no existe más, “sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (Hech. 10:35).

Es agradable creer que todos somos uno en Cristo. Pero no siempre sentimos así, incluso en la iglesia. Primero, ¿qué podemos hacer para reconocer los pre-juicios que tenemos? Segundo, en el poder de Dios, ¿cómo podemos eliminar esos prejuicios?

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Lección 9 // Jueves 25 de enero

CAMBIO DE ACTITUDES

Los discípulos tenían ideas preconcebidas que les impedían entender lo que Jesús les enseñaba; además, compartían prejuicios nacionales. Un ejemplo: la historia de la mujer samaritana a la que Jesús le pidió agua. Ella se sorprendió porque “judíos y samaritanos no se tratan entre sí” (Juan 4:9).

Los prejuicios nacionales también aparecen en el informe de Cornelio, un centurión romano con base en Cesarea. Cornelio era un “varón justo y teme-roso de Dios” (Hech. 10:2) y muy respetado por la gente (vers. 22). Un ángel lo instruyó para que llamara a Pedro en Jope (vers. 22; ver también los vers. 3-8).

Entretanto, en Jope, Pedro subió a la azotea para orar (vers. 9). Comenzó a sentir apetito y, mientras esperaba que sus huéspedes prepararan el almuerzo, tuvo una extraña visión. Del cielo descendió una gran sábana atada en las cuatro esquinas. Adentro había criaturas que él consideraba “inmundas”. De ellas se le dijo que matara y comiera (vers. 11-14).

¿Cuál fue la reacción de Pedro cuando se le dijo que comiera ali-mentos “inmundos”, y qué significaba la visión? Hech. 10:12-29.

Aquí Dios le enseña a Pedro una lección importante. Algunas personas piensan hoy que ese fue el momento en que Dios cambió la dieta humana, para permitir que la gente comiera cualquier cosa que le gustara. Eso no es lo que Pedro obtuvo de la visión. Primero, se preguntó qué significa; al comienzo no es obvio (Hech. 10:17). Cuando llegan los hombres de Cornelio y explican su misión, Pedro se siente impulsado a ir con ellos (vers. 22, 23). Cuando Pedro se encuentra con Cornelio, le cuenta la visión y su significado: Cristo es el Sal-vador de todo el mundo. Los gentiles también son almas preciosas por las que Cristo murió (vers. 34-48).

Pedro aprendió una lección que todos tenemos que aprender. En Cristo, todas las barreras han sido derribadas, y la distinción entre las personas ya no existe más, “sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (Hech. 10:35).

Es agradable creer que todos somos uno en Cristo. Pero no siempre sentimos así, incluso en la iglesia. Primero, ¿qué podemos hacer para reconocer los pre-juicios que tenemos? Segundo, en el poder de Dios, ¿cómo podemos eliminar esos prejuicios?

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// Lección 9Viernes 26 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: El autor ruso Fiodor Dostoievsky es-cribió acerca del retorno de Jesús a la Tierra, pero no como se predice en la Biblia. En cambio, en esta historia fabricada, Jesús regresó en la culminación de la Inquisición, cuando los líderes religiosos usaban su poder para el mal. El Gran Inquisidor hizo que Jesús, que vino como un humilde campesino, fuera arrestado y echado en una mazmorra. Esa noche, visitó a Jesús en la cárcel y lo castigó por dar libertad a los humanos. “En lugar de quitarles la libertad a los hombres”, declaró, “tú la hiciste más grande que nunca. ¿Te olvidaste de que el hombre prefiere la paz, y aun la muerte, a la libertad de elección en el conocimiento del bien y del mal? Nada es más seductor para el hombre que su liberad de conciencia, pero nada es una causa mayor de sufrimiento”. A pesar de su audacia y cinismo, el escritor tenía claro un punto: consideren lo que los humanos han hecho con su libertad. Dolor, mal, pecado, sufrimiento, muerte... Todo surge de la libertad o del abuso de ella. Pero Dios nos creó como seres amantes, y solo podemos amar si somos libres. Lo que la gente ha hecho, y to-davía hace, con el costoso (la Cruz revela el costo) y sagrado don de la libertad impacta el Gran Conflicto en este mundo. Como vimos esta semana, algunos, cuando se confrontaron con el evangelio, se arrepintieron y dieron su corazón a Jesús; otros asesinaron al mensajero. La libertad es un don precioso, pero necesitamos ser cuidadosos con lo que hacemos con ella.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. No hay dudas de que el Nuevo Testamento enfatiza la unidad que tenemos

en Cristo. Esta es una idea muy poderosa, que fue revolucionaria en su tiempo. Lamentablemente, aun ahora en el siglo XXI, uno de los mayores males que todavía existen es el prejuicio étnico, racial y nacional. Solo Dios sabe cuánto daño ha hecho este mal. Esto lo vemos en el mundo, pero ¿qué pasa en las iglesias, y en nuestra iglesia? ¿Cómo se manifiesta? ¿Por qué esta actitud es tan contradictoria con la enseñanza más básica y fundamental del evangelio?

2. A veces, todos nos sentimos convictos por el Espíritu Santo. ¿Cómo reac-cionas cuando sientes esa convicción? En el corazón es donde realmente se libra el Gran Conflicto. ¿De qué modo las elecciones que haces, cuando estás bajo la convicción del Espíritu, revela de qué lado estás?

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Lección 10: Para el 5 de marzo de 2016

PABLO Y LA REBELIÓN

Sábado 27 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 5:12-21; 1 Corin-tios 3:12-17; 12:14-26; Efesios 6:11-17; 1 Corintios 15:12-18.

PARA MEMORIZAR:“Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” (1 Cor. 15:54).

EN LOS ESCRITOS DE PABLO abunda el tema del Gran Conflicto, pues creía no solo en la realidad de Satanás, sino también que su obra de engaño y muerte era real. En muchos lugares, Pablo advierte contra las “asechanzas” de Satanás (Efe. 6:11), contra sus grandes engaños (2 Cor. 11:14) y aun contra sus poderes sobrenaturales (2 Tes. 2:9).

Cualquiera que lee a Pablo sabe que el énfasis del apóstol siempre fue Cristo y su victoria final por nosotros. Aunque Satanás tuvo éxito en vencer al pueblo del pacto de Dios a través de los siglos, el diablo fracasó totalmente con Jesús. En Jesús se cumplieron todas las promesas del Pacto, y así se aseguró la salva-ción para todos los que la reclaman con fe y obediencia. La fidelidad de Cristo asegura la eliminación de Satanás (Heb. 2:14) y el fin del Gran Conflicto.

Esta semana consideraremos algunas imágenes y metáforas que Pablo usó para explicar la realidad de la batalla, y el modo en el que hemos de vivir y de trabajar juntos, como comunidad de creyentes, para el bien de todos.

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Lección 10: Para el 5 de marzo de 2016

PABLO Y LA REBELIÓN

Sábado 27 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 5:12-21; 1 Corin-tios 3:12-17; 12:14-26; Efesios 6:11-17; 1 Corintios 15:12-18.

PARA MEMORIZAR:“Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” (1 Cor. 15:54).

EN LOS ESCRITOS DE PABLO abunda el tema del Gran Conflicto, pues creía no solo en la realidad de Satanás, sino también que su obra de engaño y muerte era real. En muchos lugares, Pablo advierte contra las “asechanzas” de Satanás (Efe. 6:11), contra sus grandes engaños (2 Cor. 11:14) y aun contra sus poderes sobrenaturales (2 Tes. 2:9).

Cualquiera que lee a Pablo sabe que el énfasis del apóstol siempre fue Cristo y su victoria final por nosotros. Aunque Satanás tuvo éxito en vencer al pueblo del pacto de Dios a través de los siglos, el diablo fracasó totalmente con Jesús. En Jesús se cumplieron todas las promesas del Pacto, y así se aseguró la salva-ción para todos los que la reclaman con fe y obediencia. La fidelidad de Cristo asegura la eliminación de Satanás (Heb. 2:14) y el fin del Gran Conflicto.

Esta semana consideraremos algunas imágenes y metáforas que Pablo usó para explicar la realidad de la batalla, y el modo en el que hemos de vivir y de trabajar juntos, como comunidad de creyentes, para el bien de todos.

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// Lección 10Domingo 28 de febrero

ADÁN Y JESÚS

Aunque Pablo es mejor conocido por su clara exposición del evangelio, sus explicaciones del Gran Conflicto son también vitales. En medio de su ense-ñanza de las buenas nuevas, resume sus puntos principales: hemos sido “jus-tificados por la fe” por medio de Jesús (Rom. 5:1); tenemos acceso directo a Dios, “nos gloriamos en la esperanza” (vers. 2); y las tribulaciones ya no nos preocupan (vers. 3-5). También nos promete que, “siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (vers. 8), y que ahora somos “salvos” por la vida y la muerte de Cristo en nuestro favor. También somos salvos del juicio final de Dios contra el pecado (vers. 9, 10), y nos regocijamos en que hemos sido reconciliados con él (vers. 11).

Lee Romanos 5:12 al 21. ¿De qué manera se revela el Gran Conflicto en este pasaje?

Tras hablar de lo que Cristo hizo por nosotros, Pablo explica cómo lo hizo. Debido al daño causado por Adán en el jardín, no habría esperanza de un fu-turo eterno y Satanás sería el triunfador en el Gran Conflicto. Con lo que hizo, Adán trajo la muerte a todos (Rom. 5:12). Aun el dar los Diez Mandamientos en el monte Sinaí no podía detener el problema del pecado y la muerte. La Ley solo clarificó qué era el pecado, pero no era la respuesta al pecado. El pro-blema del pecado y de la muerte solo podría resolverse por medio del sacrificio de Jesús. Jesús pagó la deuda mediante el don lleno de gracia de su propia vida (vers. 15, 16).

Ahora la humanidad puede ser restaurada. Así como la muerte había “rei-nado” por causa del pecado de Adán, ahora la “abundancia de la gracia” y el “don de la justicia” podían reinar por causa de la fidelidad de Jesús (Rom. 5:17). No es justo que hayamos perdido el paraíso por causa de Adán. No tuvimos parte en su elección equivocada, pero sufrimos las consecuencias de ella. A mismo tiempo, tampoco es justo que recuperemos el Paraíso. No tuvimos nada que ver con lo que Jesús hizo hace dos mil años. Pablo resume su argumento en Romanos 5:18 al 21. El primer Adán trajo condenación y muerte; el segundo trajo reconciliación y vida.

“Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:8, énfasis añadido). Pon tu propio nombre allí, y reclama esa promesa para ti. ¿Qué esperanza te da?

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Lección 10 // Lunes 29 de febrero

EL “EDIFICIO” DE LA IGLESIA

“La iglesia de Cristo, por debilitada y defectuosa que sea, es el único objeto en la Tierra al cual él concede su suprema consideración” (ELC 286).

En ninguna parte esta declaración clásica de Elena de White está mejor ilustrada que en la primera carta de Pablo a los Corintios. En 1 Corintios 3, Pablo asemeja la iglesia a un campo en el cual trabajan diversas personas: una persona planta la semilla, otro la riega, pero Dios mismo es responsable por su crecimiento y maduración (1 Cor. 3:4-9).

Pablo continúa su punto, ahora al describir a la iglesia como un edificio. Al-guien pone el fundamento y, luego, varios otros edifican sobre él (1 Cor. 3:10). Como el fundamento no es otro que Cristo (vers. 11), los que siguen tienen que ser cuidadosos acerca de qué clase de material usan. El juicio venidero distinguirá entre los “materiales de construcción” inferiores y los adecuados (vers. 12-15).

Lee 1 Corintios 3:12 al 15. Compara esto con Mateo 7:24 al 27. ¿Qué dos cosas revelan de qué lado del Gran Conflicto realmente nos encontramos?

Ahora considera lo que sigue: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Cor. 3:16, 17).

Necesitamos notar dos asuntos. Primero, el contexto: está hablando acerca de la iglesia y de cómo se edifica. El tema principal no es la salud. Dios no des-truye a las personas que abusan de sus cuerpos con malas elecciones de estilo de vida; ellos se destruyen a sí mismos. (Más tarde, en 1 Cor. 6:15-20, Pablo sí habla acerca de nuestros cuerpos como templos del Espíritu Santo en relación con nuestras elecciones morales.)

Segundo: en estos dos versículos, el original griego de la palabra vosotros también aparece en plural todas las veces. No se dirige a una persona, sino a un grupo. Así, si alguno hace alguna cosa que puede destruir a la iglesia, esa persona está en serios problemas. Dios advierte que destruirá a la persona que trate de destruir a la iglesia.

¿Cómo puedes estar seguro de que, en todo lo que dices y haces, estás edifican-do a la iglesia, y no destruyéndola?

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Lección 10 // Lunes 29 de febrero

EL “EDIFICIO” DE LA IGLESIA

“La iglesia de Cristo, por debilitada y defectuosa que sea, es el único objeto en la Tierra al cual él concede su suprema consideración” (ELC 286).

En ninguna parte esta declaración clásica de Elena de White está mejor ilustrada que en la primera carta de Pablo a los Corintios. En 1 Corintios 3, Pablo asemeja la iglesia a un campo en el cual trabajan diversas personas: una persona planta la semilla, otro la riega, pero Dios mismo es responsable por su crecimiento y maduración (1 Cor. 3:4-9).

Pablo continúa su punto, ahora al describir a la iglesia como un edificio. Al-guien pone el fundamento y, luego, varios otros edifican sobre él (1 Cor. 3:10). Como el fundamento no es otro que Cristo (vers. 11), los que siguen tienen que ser cuidadosos acerca de qué clase de material usan. El juicio venidero distinguirá entre los “materiales de construcción” inferiores y los adecuados (vers. 12-15).

Lee 1 Corintios 3:12 al 15. Compara esto con Mateo 7:24 al 27. ¿Qué dos cosas revelan de qué lado del Gran Conflicto realmente nos encontramos?

Ahora considera lo que sigue: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Cor. 3:16, 17).

Necesitamos notar dos asuntos. Primero, el contexto: está hablando acerca de la iglesia y de cómo se edifica. El tema principal no es la salud. Dios no des-truye a las personas que abusan de sus cuerpos con malas elecciones de estilo de vida; ellos se destruyen a sí mismos. (Más tarde, en 1 Cor. 6:15-20, Pablo sí habla acerca de nuestros cuerpos como templos del Espíritu Santo en relación con nuestras elecciones morales.)

Segundo: en estos dos versículos, el original griego de la palabra vosotros también aparece en plural todas las veces. No se dirige a una persona, sino a un grupo. Así, si alguno hace alguna cosa que puede destruir a la iglesia, esa persona está en serios problemas. Dios advierte que destruirá a la persona que trate de destruir a la iglesia.

¿Cómo puedes estar seguro de que, en todo lo que dices y haces, estás edifican-do a la iglesia, y no destruyéndola?

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// Lección 10Martes 1º de marzo

LA IGLESIA COMO UN CUERPO

Las funciones de la iglesia están claramente delineadas en 1 Corintios 12. Aquí encontramos que la iglesia se asemeja a un cuerpo, donde la función de cada miembro está claramente especificada y ellos operan juntos como un todo armonioso (1 Cor. 12:12).

Lee 1 Corintios 12:14 al 26. ¿Cuál es el mensaje esencial de este pasaje?

Pablo habla de una manera aparentemente ridícula, preguntándose qué pasaría si un pie o una oreja dijeran que no son parte del cuerpo. Luego, va más allá al preguntarse qué sucedería si todo el cuerpo fuera ojo u oído (1 Cor. 12:17). Imagínate una gran oreja abriéndose paso por la habitación, dicién-donos “¡Hola!” Aunque suena ridículo, de hecho ocurre cuando la gente trata de controlar a la iglesia como si fuera de su propiedad.

Previamente, Pablo bosqueja diversas actividades de la iglesia, describiendo cada una como un don del Espíritu Santo. Hay quienes hablan con sabiduría y quienes conocen mucho de las Escrituras (1 Cor. 12:8). Algunos tienen una fe que inspira a todos y otros tienen un toque sanador (vers. 9). Hay obradores de milagros, personas con percepciones proféticas, los que pueden distinguir clara-mente entre el bien y el mal, y aquellos que pueden atravesar las barreras del len-guaje (vers. 10). Nota que los individuos no son los que deciden cuál es su propia habilidad. En cambio, el Espíritu Santo elige individualmente a cada uno de ellos, para edificar y producir unidad en el cuerpo, la iglesia (vers. 11-13). Pablo repite: Dios es el que decide dónde le corresponde estar a cada miembro (vers. 18).

Sin embargo, lo más importante es que, a pesar de los muchos miembros, hay solo un cuerpo; cada miembro está vitalmente vinculado a todos los demás, aun los que no se consideran a sí mismos como de mucho valor (1 Cor. 12:20-24). Esta interdependencia se manifiesta cuando los dolores y las alegrías son compartidos (vers. 26).

Algunas personas sufren de enfermedades autoinmunes, que son aquellas en las que una parte del cuerpo percibe a otra como enferma y, entonces, se ataca a sí mismo al atacar a esa parte. Estas enfermedades pueden ser debilitantes y, a veces, incluso fatales. Considerando los textos para hoy, ¿cómo trabaja el enemigo para socavar el cuerpo y de qué manera podemos ser usados por Dios para ayudar a detener este ataque?

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Lección 10 // Miércoles 2 de marzo

LA ARMADURA DE DIOS

La realidad del Gran Conflicto, y que estamos en una batalla literal con un enemigo real (Efe. 6:11), se revela en el uso que hace Pablo de imágenes de la guerra en Efesios 6.

Lee Efesios 6:11 al 17. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de cuán real y personal es la batalla?

Lo que importa no es qué es cada parte de la armadura, sino más bien qué representa. Nota que Pablo enfatiza que necesitamos tomar toda la armadura, no solo piezas seleccionadas de ella. Al hacerlo, permaneceremos en pie (Efe 6:13), una metáfora que usa la Biblia para describir la inocencia en el juicio (comparar con Sal. 1:5). En otras palabras, seremos victoriosos.

Lo que mantiene a toda la armadura en su lugar es el cinturón, usado como una metáfora de la verdad (Efe. 6:14). Así, la verdad sostiene nuestras defensas espirituales en su lugar. Jesús a menudo habló acerca de la verdad (Juan 1:14, 17; 4:24; 8:32; 14:6). Sigue la coraza de justicia (Efe. 6:14); “justicia” es otra pa-labra clave en los discursos de Jesús (p. ej., Mat. 5:6, 10; 6:33). En el Antiguo Testamento, la rectitud se entendía como sosteniendo la justicia y asegurando que todos tuvieran un trato justo.

Las sandalias militares (Efe. 6:15) representan el evangelio de paz, expresión tomada de Isaías 52:7, que habla acerca de la gente que camina grandes distan-cias para que los cautivos sepan que Jerusalén ha sido reconstruida y que Dios ha restaurado la libertad a su pueblo. Es otra manera de decir que parte de la pelea contra el mal es hacer que la gente sepa que Dios ha ganado ya la batalla, y que pueden ahora vivir en paz consigo mismas, con otros y con Dios.

El escudo de la fe (Efe. 6:16) impide que los “dardos de fuego” golpeen el blanco y causen destrucción masiva. El yelmo de salvación (vers. 17) es paralelo con la corona que Jesús comparte con nosotros (Apoc. 1:6; 2:10), y la espada del Espíritu (la Palabra de Dios) es nuestra única arma de autodefensa, para ser usada como Jesús lo hizo cuando fue tentado por el diablo (Mat. 4:4, 7, 10).

¿Qué nos dice el hecho de que la armadura es completa acerca de nuestra total dependencia de Dios en el Gran Conflicto? ¿Cómo podemos asegurarnos de que ninguna parte de nosotros esté sin protección?

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Lección 10 // Miércoles 2 de marzo

LA ARMADURA DE DIOS

La realidad del Gran Conflicto, y que estamos en una batalla literal con un enemigo real (Efe. 6:11), se revela en el uso que hace Pablo de imágenes de la guerra en Efesios 6.

Lee Efesios 6:11 al 17. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de cuán real y personal es la batalla?

Lo que importa no es qué es cada parte de la armadura, sino más bien qué representa. Nota que Pablo enfatiza que necesitamos tomar toda la armadura, no solo piezas seleccionadas de ella. Al hacerlo, permaneceremos en pie (Efe 6:13), una metáfora que usa la Biblia para describir la inocencia en el juicio (comparar con Sal. 1:5). En otras palabras, seremos victoriosos.

Lo que mantiene a toda la armadura en su lugar es el cinturón, usado como una metáfora de la verdad (Efe. 6:14). Así, la verdad sostiene nuestras defensas espirituales en su lugar. Jesús a menudo habló acerca de la verdad (Juan 1:14, 17; 4:24; 8:32; 14:6). Sigue la coraza de justicia (Efe. 6:14); “justicia” es otra pa-labra clave en los discursos de Jesús (p. ej., Mat. 5:6, 10; 6:33). En el Antiguo Testamento, la rectitud se entendía como sosteniendo la justicia y asegurando que todos tuvieran un trato justo.

Las sandalias militares (Efe. 6:15) representan el evangelio de paz, expresión tomada de Isaías 52:7, que habla acerca de la gente que camina grandes distan-cias para que los cautivos sepan que Jerusalén ha sido reconstruida y que Dios ha restaurado la libertad a su pueblo. Es otra manera de decir que parte de la pelea contra el mal es hacer que la gente sepa que Dios ha ganado ya la batalla, y que pueden ahora vivir en paz consigo mismas, con otros y con Dios.

El escudo de la fe (Efe. 6:16) impide que los “dardos de fuego” golpeen el blanco y causen destrucción masiva. El yelmo de salvación (vers. 17) es paralelo con la corona que Jesús comparte con nosotros (Apoc. 1:6; 2:10), y la espada del Espíritu (la Palabra de Dios) es nuestra única arma de autodefensa, para ser usada como Jesús lo hizo cuando fue tentado por el diablo (Mat. 4:4, 7, 10).

¿Qué nos dice el hecho de que la armadura es completa acerca de nuestra total dependencia de Dios en el Gran Conflicto? ¿Cómo podemos asegurarnos de que ninguna parte de nosotros esté sin protección?

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// Lección 10Jueves 3 de marzo

EL ÚLTIMO ENEMIGO

Evidentemente, algunos en la iglesia de Corinto estaban confundidos acerca de la resurrección. Pablo explica cuidadosamente su importancia como un elemento clave del evangelio (1 Cor. 15:1-4). Parece que había alguna preo-cupación acerca de los creyentes muertos (vers. 6) y algunos sugerían que estos no verán el regreso de Jesús (vers. 12). Una situación similar también ocurre en Tesalónica (1 Tes. 4:13-17).

Lee 1 Corintios 15:12 al 18. ¿Qué implica negar la resurrección de los muertos?

Pablo concluye su argumento diciendo que, “si en esta vida solamente espe-ramos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres” (1 Cor. 15:19). Por el contrario, Cristo ha realmente resucitado de los muertos, y ha llegado a ser las “primicias de los que durmieron” (vers. 20).

Luego, Pablo compara a Cristo con Adán: “Como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Cor. 15:22), y especifica cuándo será esa resurrección general: “en su venida” (vers. 23). Más adelante en el ca-pítulo, sigue con la comparación de los dos “adanes” (vers. 45-49). El primer hombre fue hecho del polvo, pero el Hombre celestial es del cielo; y así, un día, también nosotros seremos como él (vers. 47-49). En una descripción de lo que ocurrirá en la Segunda Venida, se explica lo que esto significa: “se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrup-ción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (vers. 52, 53).

Aunque Adán fue hecho al principio para vivir para siempre, la raza hu-mana pronto se deterioró al punto de vivir solo un tiempo relativamente corto. Si hemos de heredar la vida eterna, seremos hechos para durar para siempre, y eso es lo que recibiremos.

Lee 1 Corintios 15:23 al 26. Aunque estamos inmersos ahora en el Gran Conflic-to, y aunque la muerte, el mal y las fuerzas impías parecen dominar al mundo, ¿qué nos dicen estos versículos sobre el final del Gran Conflicto? ¿Cómo podemos aprender a mirar más allá de lo que vemos y captar lo que estas promesas signi-fican para cada uno de nosotros, personalmente?

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Lección 10 // Viernes 4 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “No solo el hombre sino la Tierra, por el pecado, también ha llegado a estar bajo el control del impío, y había de ser restaurada por el plan de la redención. En su creación, Adán fue puesto para dominar sobre la Tierra. Pero, al ceder a la tentación, fue puesto bajo el poder de Satanás y el dominio que tenía pasó a su conquistador. De este modo, Sa-tanás ha llegado a ser ‘el príncipe de este mundo’. Él usurpó el dominio sobre la Tierra que había sido dado originalmente a Adán. Pero Cristo, al pagar la pe-nalidad del pecado por su sacrificio, no solo redimió al hombre, sino también recuperó el dominio que este había abandonado. Todo lo que el primer Adán había perdido es restaurado por el segundo” (ST, 4 de noviembre de 1908). Aunque es muy fácil olvidarlo al mirar el mundo que nos rodea, la verdad vital es que Satanás fue derrotado y que “tiene poco tiempo” (Apoc. 12:12). El mal, la muerte y el sufrimiento prevalecen en este mundo, aunque se nos promete que, por causa de lo que Cristo ha hecho, todo esto será erradicado. Además, si no es claro todavía, debería serlo: el mal no será eliminado por algo que los humanos hacemos a menos que destruyamos completamente la Tierra y toda la vida en ella (lo que sería probable si se nos diera el tiempo suficiente y Dios no nos retuviera). Solo la intervención sobrenatural de Dios traerá los cambios prometidos. Nosotros no podemos resolver este problema.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. “Debilitada y defectuosa, necesitada de advertencias y consejos cons-

tantes, no obstante la iglesia es el objeto de la suprema consideración de Cristo. Él está haciendo experimentos de gracia en los corazones humanos y está efectuando transformaciones de carácter que asombran a los ángeles, quienes expresan su gozo con cantos de alabanza. Se alegran al pensar que los seres humanos pecaminosos y descarriados pueden ser transformados así” (RH, 20 de enero de 1903). ¿Cuáles son algunas maneras en que somos transformados por lo que Jesús hace por nosotros y en nosotros?

2. ¿De qué forma el Gran Conflicto se desarrolla dentro de la iglesia tanto en el ámbito local como en el mundial? ¿Cuáles son los problemas que nos dividen o debilitan, y nos impiden hacer la obra que se nos ha llamado a hacer? ¿De qué modo podemos traer sanidad y unidad cuando la gente no se pone de acuerdo en algunos puntos esenciales?

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Lección 10 // Viernes 4 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “No solo el hombre sino la Tierra, por el pecado, también ha llegado a estar bajo el control del impío, y había de ser restaurada por el plan de la redención. En su creación, Adán fue puesto para dominar sobre la Tierra. Pero, al ceder a la tentación, fue puesto bajo el poder de Satanás y el dominio que tenía pasó a su conquistador. De este modo, Sa-tanás ha llegado a ser ‘el príncipe de este mundo’. Él usurpó el dominio sobre la Tierra que había sido dado originalmente a Adán. Pero Cristo, al pagar la pe-nalidad del pecado por su sacrificio, no solo redimió al hombre, sino también recuperó el dominio que este había abandonado. Todo lo que el primer Adán había perdido es restaurado por el segundo” (ST, 4 de noviembre de 1908). Aunque es muy fácil olvidarlo al mirar el mundo que nos rodea, la verdad vital es que Satanás fue derrotado y que “tiene poco tiempo” (Apoc. 12:12). El mal, la muerte y el sufrimiento prevalecen en este mundo, aunque se nos promete que, por causa de lo que Cristo ha hecho, todo esto será erradicado. Además, si no es claro todavía, debería serlo: el mal no será eliminado por algo que los humanos hacemos a menos que destruyamos completamente la Tierra y toda la vida en ella (lo que sería probable si se nos diera el tiempo suficiente y Dios no nos retuviera). Solo la intervención sobrenatural de Dios traerá los cambios prometidos. Nosotros no podemos resolver este problema.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. “Debilitada y defectuosa, necesitada de advertencias y consejos cons-

tantes, no obstante la iglesia es el objeto de la suprema consideración de Cristo. Él está haciendo experimentos de gracia en los corazones humanos y está efectuando transformaciones de carácter que asombran a los ángeles, quienes expresan su gozo con cantos de alabanza. Se alegran al pensar que los seres humanos pecaminosos y descarriados pueden ser transformados así” (RH, 20 de enero de 1903). ¿Cuáles son algunas maneras en que somos transformados por lo que Jesús hace por nosotros y en nosotros?

2. ¿De qué forma el Gran Conflicto se desarrolla dentro de la iglesia tanto en el ámbito local como en el mundial? ¿Cuáles son los problemas que nos dividen o debilitan, y nos impiden hacer la obra que se nos ha llamado a hacer? ¿De qué modo podemos traer sanidad y unidad cuando la gente no se pone de acuerdo en algunos puntos esenciales?

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Lección 11: Para el 12 de marzo de 2016

PEDRO Y EL GRAN CONFLICTO

Sábado 5 de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Pedro 2:9, 10; Deutero-nomio 14:2; 1 Pedro 4:1-7; 2 Pedro 1:16-21; 3:3-14; Daniel 2:34, 35.

PARA MEMORIZAR:“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo ad-quirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Ped. 2:9).

LOS ESCRITOS DE PEDRO ABUNDAN con el tema del Gran Conflicto. Tal vez sea porque él sabía por sí mismo cuán fácil es caer presa de los engaños de Satanás. Él se daba cuenta de cuán real es la lucha. Por eso, Pedro escribió: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Ped. 5:8).

Pedro ve que la lucha se desarrolla de diversas maneras. Ve una lucha en la iglesia, que incluye a los que una vez tuvieron comunión con los creyentes pero que ahora son cínicos, y desechan a Dios y cualquier idea del retorno de Cristo. Él se expresa con fuerza contra los burladores porque, si se perdiera la fe en la promesa del retorno de Cristo, ¿qué esperanza quedaría?

Pedro afirma su fe tan positivamente por causa de sus propios fracasos. Él sabía lo que era negar a Jesús y tratar de acomodarse a la multitud para no ser condenado como seguidor de Cristo. De allí su énfasis en cuán vital es una vida que refleje la vocación de elegir al Señor y ser digno de ella.

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Lección 11 // Domingo 6 de marzo

DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ

Lee 1 Pedro 2:9 y 10. ¿En qué sentido se manifiesta el Gran Conflicto en estos dos versículos?

Estos versículos vienen de Éxodo 19:6: “un reino de sacerdotes, y gente santa”, y Deuteronomio 7:6 (repetido en Deut. 14:2): “un pueblo santo”, “esco-gido para serle un pueblo especial”, y “un pueblo único”. Esta certeza fue dada durante el Éxodo, cuando el pueblo de Dios estaba siendo liberado de la escla-vitud y en camino a la Tierra Prometida. Pedro ve un paralelo entre el pueblo de Dios durante el Éxodo y la iglesia en sus días.

De este modo, las palabras de Pedro no son una descripción del producto final sino, más bien, de una obra en progreso. Hemos sido elegidos por él y hemos de alabar públicamente a Dios por sacarnos de la oscuridad con que Satanás ha envuelto al mundo. Pero eso no nos hace perfectos, ni significa que hayamos llegado a la perfección (ver Fil. 3:12). Por el contrario, al seguir a Jesús, nos damos cuenta de nuestras propias faltas y pecaminosidad, y sentimos la necesidad de su justicia en nuestra propia vida.

“Así es como cada pecador puede venir a Cristo. ‘Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia’ (Tito 3:5). Cuando Satanás nos dice que somos pecadores y que no podemos esperar re-cibir la bendición de Dios, digámosle que Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores. No tenemos nada que nos recomiende a Dios; pero la súplica que podemos presentar ahora y siempre es la que se basa en nuestra falta absoluta de fuerza, la cual hace de su poder redentor una necesidad. Renunciando a toda dependencia de nosotros mismos, podemos mirar la cruz del Calvario y decir: ‘Ningún otro asilo hay,/ indefenso acudo a ti’ ” (DTG 283, 284).

Una manera segura de saber que hemos sido llamados “de las tinieblas a su luz admirable” (1 Ped. 2:9) es nuestra percepción de cuán dependientes somos de Cristo, “el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santifica-ción y redención” (1 Cor. 1:30).

¿Qué pasa por tu mente cuando te sientes abrumado y desanimado por tus ac-ciones, y aun por tu propio carácter? ¿Qué haces cuando te inundan esos pensa-mientos? ¿De qué modo puedes transformar esos momentos para obtener alguna ventaja espiritual?

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Lección 11 // Domingo 6 de marzo

DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ

Lee 1 Pedro 2:9 y 10. ¿En qué sentido se manifiesta el Gran Conflicto en estos dos versículos?

Estos versículos vienen de Éxodo 19:6: “un reino de sacerdotes, y gente santa”, y Deuteronomio 7:6 (repetido en Deut. 14:2): “un pueblo santo”, “esco-gido para serle un pueblo especial”, y “un pueblo único”. Esta certeza fue dada durante el Éxodo, cuando el pueblo de Dios estaba siendo liberado de la escla-vitud y en camino a la Tierra Prometida. Pedro ve un paralelo entre el pueblo de Dios durante el Éxodo y la iglesia en sus días.

De este modo, las palabras de Pedro no son una descripción del producto final sino, más bien, de una obra en progreso. Hemos sido elegidos por él y hemos de alabar públicamente a Dios por sacarnos de la oscuridad con que Satanás ha envuelto al mundo. Pero eso no nos hace perfectos, ni significa que hayamos llegado a la perfección (ver Fil. 3:12). Por el contrario, al seguir a Jesús, nos damos cuenta de nuestras propias faltas y pecaminosidad, y sentimos la necesidad de su justicia en nuestra propia vida.

“Así es como cada pecador puede venir a Cristo. ‘Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia’ (Tito 3:5). Cuando Satanás nos dice que somos pecadores y que no podemos esperar re-cibir la bendición de Dios, digámosle que Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores. No tenemos nada que nos recomiende a Dios; pero la súplica que podemos presentar ahora y siempre es la que se basa en nuestra falta absoluta de fuerza, la cual hace de su poder redentor una necesidad. Renunciando a toda dependencia de nosotros mismos, podemos mirar la cruz del Calvario y decir: ‘Ningún otro asilo hay,/ indefenso acudo a ti’ ” (DTG 283, 284).

Una manera segura de saber que hemos sido llamados “de las tinieblas a su luz admirable” (1 Ped. 2:9) es nuestra percepción de cuán dependientes somos de Cristo, “el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santifica-ción y redención” (1 Cor. 1:30).

¿Qué pasa por tu mente cuando te sientes abrumado y desanimado por tus ac-ciones, y aun por tu propio carácter? ¿Qué haces cuando te inundan esos pensa-mientos? ¿De qué modo puedes transformar esos momentos para obtener alguna ventaja espiritual?

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// Lección 11Lunes 7 de marzo

PRESIÓN DE LOS PARES

Lee 1 Pedro 4:1 al 7. ¿Por qué son importantes nuestras elecciones de estilo de vida y cómo afectan nuestra preparación para el retorno de Cristo?

Pedro comenta que los creyentes habían estado haciendo lo que les agra-daba a otros (1 Ped. 4:3). Pero, ahora las cosas habían cambiado; los creyentes eran considerados “extraños” por no unirse a la multitud, y se volvieron objeto de insultos y humillación (vers. 4). Es en situaciones como esta donde Satanás puede usar a viejos amigos para desanimarnos en nuestro caminar con Dios.

Pedro anima a los creyentes a no dejarse intimidar por estas burlas. Los “gentiles” darán cuenta de sí mismos ante Dios, quien es el único Juez, de modo que no hay que preocuparse por lo que ellos piensan (1 Ped. 4:5).

El punto es vital. ¿Cuántos conoces que se doblegaron bajo la presión de las expectativas de otros, en vez de mantenerse firmes en lo que creían? Este tipo de circunstancias son especialmente difíciles para los jóvenes, pues desean ser aceptados, pero tienen que luchar con la “presión de los pares”.

En lugar de que se preocupen por ser aceptados por otros, y se conformen a sus opiniones y sus demandas, Pedro amonesta a los creyentes a que sean bon-dadosos y amantes con aquellos con quienes entran en contacto (1 Ped. 4:8, 9). Este es un deber adicional que debemos acomodar en nuestra lista cristiana de cosas para hacer. Es lo más importante que debemos hacer al interactuar con las personas que nos rodean. Tal vez esa sea la razón por la que Pedro dice que necesitamos orar con seriedad (vers. 7); Dios sabe que, a veces, podemos ser más atentos en el afán de agradar a los “gentiles” que al relacionarnos bonda-dosamente con los que están cerca de nosotros. Necesitamos orar no solo por ellos, sino también pidiendo ser más sensibles a sus preocupaciones. Como “linaje escogido, real sacerdocio”, se nos llama a influir sobre ellos para el bien, en oposición a permitir influyan en nosotros para el mal. La historia trágica de Israel era justo eso: los paganos, en vez de ser influenciados para el bien por Israel, lo arrastraron hacia el mal.

¿Qué clase de “presiones de pares” afrontas? ¿Cómo puedes resistir? ¿De qué manera las palabras “vence con el bien el mal” (Rom. 12:21) son apropiadas en estas situaciones?

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Lección 11 // Martes 8 de marzo

LA PALABRA PROFÉTICA MÁS SEGURA

Lee 2 Pedro 1:16 al 21. ¿Qué dice sobre la profecía que es tan importante?

Pedro menciona algo de lo que ha visto: el bautismo de Jesús (2 Ped. 1:17), la transfiguración de Jesús en el monte (vers. 18) y la confirmación de las profe-cías con respecto a Jesús (vers. 19). Todo impactó profundamente a Pedro, pero él se detiene más sobre el último punto, las profecías. Esto tal vez tenga que ver con sus fracasos. ¿Cuántas veces Pedro no escuchó lo que Jesús decía porque pensaba que ya sabía lo que iba a decir? ¿Cuántas veces predijo Jesús su trato a manos de los sacerdotes y, sin embargo, cuando las cosas sucedieron exacta-mente como Jesús lo había dicho, Pedro no estaba preparado? Probablemente el más doloroso de todos estos “fracasos” haya sido cuando Jesús predijo que Pedro lo negaría. El discípulo estaba tan seguro de que eso nunca podría su-ceder que, cuando ocurrió, debió de haber sido el punto más bajo de su vida.

Tal vez por esto, Pedro aclara cómo ser un fiel seguidor de Jesús. Recuerda las “preciosas y grandísimas promesas” por las cuales ellos podían ser “par-ticipantes de la naturaleza divina”, a diferencia de aquellos que están presos en “la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Ped. 1:4). Para indicar cómo escapar de la corrupción, enumera varias cualidades interconectadas que definen el estilo de vida cristiano: fe, virtud, conocimiento, dominio propio, perseverancia, piedad, afecto fraternal y amor (vers. 5-8). Cada una se construye sobre la característica anterior y, juntas, forman una unidad completa, como los ingredientes en un pastel. Pablo llama a estas cualidades “fruto” en vez de “frutos” (Gál. 5:22, 23), porque constituyen una unidad que no puede separarse.

Pedro dice que los creyentes no tropezarán si estos valores forman parte de sus vidas y les pide que hagan “firme vuestra vocación y elección” (2 Ped. 1:10).

Recuerda que Pedro dirige su epístola a cristianos establecidos en la fe. No sugiere que conformarse a un conjunto de requisitos les asegurará un pasaje al cielo. Solo está contrastando las actitudes y las conductas generalizadas en su tiempo, lanzando el desafío de usar las energías en cosas positivas en vez de en cosas negativas.

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Lección 11 // Martes 8 de marzo

LA PALABRA PROFÉTICA MÁS SEGURA

Lee 2 Pedro 1:16 al 21. ¿Qué dice sobre la profecía que es tan importante?

Pedro menciona algo de lo que ha visto: el bautismo de Jesús (2 Ped. 1:17), la transfiguración de Jesús en el monte (vers. 18) y la confirmación de las profe-cías con respecto a Jesús (vers. 19). Todo impactó profundamente a Pedro, pero él se detiene más sobre el último punto, las profecías. Esto tal vez tenga que ver con sus fracasos. ¿Cuántas veces Pedro no escuchó lo que Jesús decía porque pensaba que ya sabía lo que iba a decir? ¿Cuántas veces predijo Jesús su trato a manos de los sacerdotes y, sin embargo, cuando las cosas sucedieron exacta-mente como Jesús lo había dicho, Pedro no estaba preparado? Probablemente el más doloroso de todos estos “fracasos” haya sido cuando Jesús predijo que Pedro lo negaría. El discípulo estaba tan seguro de que eso nunca podría su-ceder que, cuando ocurrió, debió de haber sido el punto más bajo de su vida.

Tal vez por esto, Pedro aclara cómo ser un fiel seguidor de Jesús. Recuerda las “preciosas y grandísimas promesas” por las cuales ellos podían ser “par-ticipantes de la naturaleza divina”, a diferencia de aquellos que están presos en “la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Ped. 1:4). Para indicar cómo escapar de la corrupción, enumera varias cualidades interconectadas que definen el estilo de vida cristiano: fe, virtud, conocimiento, dominio propio, perseverancia, piedad, afecto fraternal y amor (vers. 5-8). Cada una se construye sobre la característica anterior y, juntas, forman una unidad completa, como los ingredientes en un pastel. Pablo llama a estas cualidades “fruto” en vez de “frutos” (Gál. 5:22, 23), porque constituyen una unidad que no puede separarse.

Pedro dice que los creyentes no tropezarán si estos valores forman parte de sus vidas y les pide que hagan “firme vuestra vocación y elección” (2 Ped. 1:10).

Recuerda que Pedro dirige su epístola a cristianos establecidos en la fe. No sugiere que conformarse a un conjunto de requisitos les asegurará un pasaje al cielo. Solo está contrastando las actitudes y las conductas generalizadas en su tiempo, lanzando el desafío de usar las energías en cosas positivas en vez de en cosas negativas.

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// Lección 11Miércoles 9 de marzo

BURLADORES

Lee 2 Pedro 3:3 al 7. ¿Qué dice Pedro acerca del pasado, que puede ayudarnos a tratar tanto con problemas del presente como del futuro?

La batalla entre la luz y las tinieblas, entre los seguidores de Jesús y los promotores del mal, parece que está por alcanzar su clímax. El diablo, como un león rugiente buscando su próxima comida (1 Ped. 5:8), es ayudado por un coro de burladores. Con sus argumentos “racionales” y “científicos” (2 Ped. 3:3, 4), estos burladores tratan de neutralizar la fe de los creyentes y razonan que Jesús no está volviendo, porque todo continúa como siempre ha ocurrido. Pedro sugiere que los motiva su deseo de mantener su estilo de vida lujurioso (vers. 3; ver también Jud. 18).

Hay un rasgo muy perturbador acerca de esta burla. Jesús dijo: “Volveré otra vez” (Juan 14:1-3), pero los burladores están diciendo: “Jesús no regresará” (2 Ped. 3:4). Este es un eco del Edén, donde Dios dijo: “del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gén. 2:17). Sin embargo, Satanás, por medio de la serpiente, dijo: “De ninguna manera moriréis” (Gén. 3:4, BJ). Aquí hay una contradicción directa de la palabra de Dios, ahora repetida no solo por una voz, como en el Jardín, sino también por un coro de voces, en todas partes. Un rasgo interesante de esta mentira es que Pedro la predijo. Cada vez que oímos a alguien burlarse de la idea de que Jesús regresará, él mismo está cumpliendo una profecía.

Aunque la historia presenció la destrucción de la Tierra por un diluvio ca-tastrófico, los burladores no quieren reconocerlo. No quieren admitir que Dios tiene algo que ver con sus elecciones en su vida personal. También quieren evitar el hecho de que el mismo Dios que almacenó agua para inundar la Tierra tenga almacenado, en forma similar, fuego para barrer la Tierra a fin de des-truirla en el gran día del Juicio (2 Ped. 3:5-7). Su esperanza equivocada es que la naturaleza seguirá funcionando como siempre lo ha hecho.

¿De qué modo nosotros, a medida que pasan los años, nos aferramos a la prome-sa de la Segunda Venida? ¿Por qué es tan vital que lo hagamos?

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Lección 11 // Jueves 10 de marzo

APRESURANDO EL DÍA

Aunque la espera de la Segunda Venida parece no acabar, el tiempo no preocupa a Dios. “Para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2 Ped. 3:8). En las Escrituras, el fin siempre está cerca, ya sea el día del Señor en el Antiguo Testamento o el retorno de Cristo en el Nuevo Testamento.

Lee 2 Pedro 3:8 al 14. ¿Cuál es la esperanza a largo plazo que se nos brinda aquí? Ver también Dan. 2:34, 35, 44.

Según las profecías de tiempo clásicas, la cantidad de tiempo que se permi-tirá que el mal continúe y cuánto más esperará Dios tienen un límite. En las pro-fecías, Dios bosqueja su estrategia para acabar con el pecado y el sufrimiento, y para restaurar la Tierra a su perfección original.

Si consideramos el fin de todas las cosas como las conocemos, eso afectará el modo en que vivimos ahora (2 Ped. 3:12). Si nos rebelamos ante la idea de que Dios perturbe nuestro mundo, entonces seremos cínicos y burladores. Si, por otro lado, vemos en esto a un Dios misericordioso que finalmente limpiará la abominable corrupción y los abusos de los derechos humanos, entonces podemos, con confianza, esperar “cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (vers. 13).

Además, Pedro expresa su preocupación por nuestras actitudes y con-ductas personales. Nos anima a ser “diligentes” para ser “hallados por él sin mancha e irreprensibles” (2 Ped. 3:14). En el versículo siguiente, Pedro pare-cería promover “obras” religiosas, pero él corrige esto con la frase “la paciencia de nuestro Señor es para salvación”, confirmando las palabras de Pablo a los mismos creyentes (vers. 15).

Nuestra meta es ser irreprensibles; tal como se describe a Job –era “teme-roso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1)– y como Cristo nos presentará frente al Padre (1 Cor. 1:8; Col. 1:22; 1 Tes. 3:13; 5:23). ¿No tener manchas? Así debía ser el cordero del sacrificio (p. ej., Éxo. 12:5; Lev. 1:3), así fue Jesús (Heb. 9:14; 1 Ped. 1:19) y así presenta él a la iglesia ante el Padre (Efe. 5:27).

En nuestro esfuerzo por vencer el pecado, crecer en fe, evitar el mal y vivir vi-das “irreprensibles” o “perfectas”, ¿por qué debemos depender de la justicia de Jesús, que se nos acredita por fe? ¿Qué sucede cuando perdemos de vista esa promesa?

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Lección 11 // Jueves 10 de marzo

APRESURANDO EL DÍA

Aunque la espera de la Segunda Venida parece no acabar, el tiempo no preocupa a Dios. “Para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2 Ped. 3:8). En las Escrituras, el fin siempre está cerca, ya sea el día del Señor en el Antiguo Testamento o el retorno de Cristo en el Nuevo Testamento.

Lee 2 Pedro 3:8 al 14. ¿Cuál es la esperanza a largo plazo que se nos brinda aquí? Ver también Dan. 2:34, 35, 44.

Según las profecías de tiempo clásicas, la cantidad de tiempo que se permi-tirá que el mal continúe y cuánto más esperará Dios tienen un límite. En las pro-fecías, Dios bosqueja su estrategia para acabar con el pecado y el sufrimiento, y para restaurar la Tierra a su perfección original.

Si consideramos el fin de todas las cosas como las conocemos, eso afectará el modo en que vivimos ahora (2 Ped. 3:12). Si nos rebelamos ante la idea de que Dios perturbe nuestro mundo, entonces seremos cínicos y burladores. Si, por otro lado, vemos en esto a un Dios misericordioso que finalmente limpiará la abominable corrupción y los abusos de los derechos humanos, entonces podemos, con confianza, esperar “cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (vers. 13).

Además, Pedro expresa su preocupación por nuestras actitudes y con-ductas personales. Nos anima a ser “diligentes” para ser “hallados por él sin mancha e irreprensibles” (2 Ped. 3:14). En el versículo siguiente, Pedro pare-cería promover “obras” religiosas, pero él corrige esto con la frase “la paciencia de nuestro Señor es para salvación”, confirmando las palabras de Pablo a los mismos creyentes (vers. 15).

Nuestra meta es ser irreprensibles; tal como se describe a Job –era “teme-roso de Dios y apartado del mal” (Job 1:1)– y como Cristo nos presentará frente al Padre (1 Cor. 1:8; Col. 1:22; 1 Tes. 3:13; 5:23). ¿No tener manchas? Así debía ser el cordero del sacrificio (p. ej., Éxo. 12:5; Lev. 1:3), así fue Jesús (Heb. 9:14; 1 Ped. 1:19) y así presenta él a la iglesia ante el Padre (Efe. 5:27).

En nuestro esfuerzo por vencer el pecado, crecer en fe, evitar el mal y vivir vi-das “irreprensibles” o “perfectas”, ¿por qué debemos depender de la justicia de Jesús, que se nos acredita por fe? ¿Qué sucede cuando perdemos de vista esa promesa?

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// Lección 11Viernes 11 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Los burladores dicen: “Todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Ped. 3:4). Nada nuevo; lo mismo dijeron antes del Diluvio. “A medida que transcurría el tiempo sin ningún cambio visible en la naturaleza, los hombres cuyo corazón a veces había temblado de temor comenzaron a tranquilizarse. Razonaron, como mu-chos lo hacen hoy, que la naturaleza está por encima del Dios de la naturaleza, y que sus leyes están tan firmemente establecidas que el mismo Dios no podría cambiarlas. Alegando que, si el mensaje de Noé fuese correcto, la naturaleza tendría que cambiar su curso. [...] Demostraron su desdén por la amonesta-ción de Dios haciendo exactamente las mismas cosas que habían hecho antes de recibir la advertencia [...]. Afirmaban que, si fuese cierto lo que Noé había dicho, los hombres de fama, los sabios, los prudentes y los grandes lo habrían comprendido” (PP 84). Hoy, “los grandes hombres” dicen lo mismo: las leyes de la naturaleza son fijas y todo sigue como antes. Eso es lo que enseña la teoría del evolucionismo: la vida apareció por medio de procesos naturales que pueden ser explicados, en principio, mediante la operación de leyes naturales que un día la ciencia nos explicará plenamente, sin necesidad de una deidad. Los “grandes hombres” de entonces se equivocaron, y también se equivocan los de hoy. Por eso, Pablo escribió: “Porque la sabiduría de este mundo es in-sensatez para con Dios” (1 Cor. 3:19). Así fue en el tiempo del Diluvio y en el tiempo de Pedro, y así ocurre también en nuestros días y sucederá en el futuro.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. A pesar de todas las razones que tenía Pedro para creer en Jesús, seguía

enfatizando “la palabra profética más segura”. ¿Por qué es tan importante la profecía para nosotros? ¿De qué modo la profecía ayudó a demostrar que Jesús era el Mesías en su primera venida? ¿Qué esperanza nos da para su segunda venida? Después de todo, sin profecía, ¿cómo podríamos saber que hay una promesa y una Segunda Venida?

2. A veces pensamos que la presión de los pares solo la tienen los ado-lescentes y los jóvenes. Sin embargo, eso no es correcto. Todos queremos ser apreciados y aceptados por nuestros pares: “tendremos una mejor oportunidad para ser testigos si nos aprecian”, y sería lo opuesto si no nos apreciaran. En el deseo de agradar, ¿cómo podemos protegernos para no entrar en compo-nendas con nuestras creencias? ¿Por qué esos compromisos son más fáciles de lo que pensamos?

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Lección 12: Para el 19 de marzo de 2016

LA IGLESIA MILITANTE

Sábado 12 de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 2:1-7; Oseas 2:13; Apocalipsis 2:8-17; 2:18-3:6; Isaías 60:14; Apocalipsis 3:14-22.

PARA MEMORIZAR:“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apoc. 3:20).

JUAN FUE EL ÚLTIMO APÓSTOL en morir. Además de escribir el Evangelio y las epístolas que llevan su nombre, también escribió el Apocalipsis, que con-tribuye mucho a nuestra comprensión del Gran Conflicto. No obstante, nos concentraremos solo en su descripción de las siete iglesias. Las estudiaremos desde la perspectiva de los destinatarios originales, a fin de obtener tanto de las palabras dirigidas a ellos como sea posible.

Una cosa que se destaca es que Jesús personaliza su enfoque en cada iglesia. Todas tienen necesidades diferentes, y él satisface todas.

Un desafío es que se muestra a estas iglesias luchando con su identidad, así como nos ocurre hoy. ¿Están todos sus miembros alineados con Jesús y listos para testificar a un mundo moribundo? ¿O están vacilando, tratando de parecer cristianos pero, privadamente, sintiéndose más cómodos con los poderes de las tinieblas? Aunque nos veamos como la última de estas iglesias, y aunque las circunstancias sean diferentes, hoy tenemos los mismos desafíos que ellas enfrentaron a través de los siglos.

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Lección 12: Para el 19 de marzo de 2016

LA IGLESIA MILITANTE

Sábado 12 de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 2:1-7; Oseas 2:13; Apocalipsis 2:8-17; 2:18-3:6; Isaías 60:14; Apocalipsis 3:14-22.

PARA MEMORIZAR:“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apoc. 3:20).

JUAN FUE EL ÚLTIMO APÓSTOL en morir. Además de escribir el Evangelio y las epístolas que llevan su nombre, también escribió el Apocalipsis, que con-tribuye mucho a nuestra comprensión del Gran Conflicto. No obstante, nos concentraremos solo en su descripción de las siete iglesias. Las estudiaremos desde la perspectiva de los destinatarios originales, a fin de obtener tanto de las palabras dirigidas a ellos como sea posible.

Una cosa que se destaca es que Jesús personaliza su enfoque en cada iglesia. Todas tienen necesidades diferentes, y él satisface todas.

Un desafío es que se muestra a estas iglesias luchando con su identidad, así como nos ocurre hoy. ¿Están todos sus miembros alineados con Jesús y listos para testificar a un mundo moribundo? ¿O están vacilando, tratando de parecer cristianos pero, privadamente, sintiéndose más cómodos con los poderes de las tinieblas? Aunque nos veamos como la última de estas iglesias, y aunque las circunstancias sean diferentes, hoy tenemos los mismos desafíos que ellas enfrentaron a través de los siglos.

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// Lección 12Domingo 13 de marzo

LA IGLESIA DE ÉFESO

En Apocalipsis 2:1, se presenta a Jesús como sosteniendo siete estrellas en la mano y caminando entre candeleros, mientras se dirige a la iglesia de Éfeso. Estos símbolos apuntan a realidades importantes. Los candeleros son las igle-sias y las siete lámparas son ángeles que guardan a las iglesias (Apoc. 1:20). En otras palabras, hay una estrecha conexión entre las iglesias y el Trono de Dios en el cielo. Las iglesias tienen una parte vital que desempeñar en el Gran Conflicto.

Lee Apocalipsis 2:1 al 7. ¿De qué maneras se desarrolla el Gran Con-flicto en estos textos?

El mensaje a Éfeso comienza con una descripción de su carácter. Jesús está plenamente consciente de sus fortalezas y sus debilidades. La felicita por sus actividades, su paciente perseverancia y su intolerancia frente a los falsos maestros que hay en su medio (Apoc. 2:2, 3, 6), una clara advertencia de que no deben tolerarse falsas doctrinas en la iglesia.

Parece que la iglesia en Éfeso, originalmente alistada por Dios para luchar contra la oscuridad, sufrió un contraataque de Satanás. Vino en la forma de após-toles falsos, seguidores de Nicolás, tal vez uno de los siete diáconos originales (Hech. 6:5), pero que había formado un movimiento separatista. Cualquiera que haya sido su herejía, Jesús la aborrecía (Apoc. 2:6). El problema con la iglesia de Éfeso fue que había dejado su “primer amor” (Apoc. 2:4). Esto es muy similar al lenguaje de los profetas del Antiguo Testamento que compararon la apostasía de Israel con una persona que persigue a amantes ilícitos (p. ej., Ose. 2:13).

La situación puede parecer desesperada, pero Jesús se especializa en re-solver situaciones sin esperanza. Él anima a su pueblo en Éfeso a recordar de dónde ha caído y a volver a lo que hacía al principio (Apoc. 2:5). Este no es un llamado a considerar “los buenos tiempos de antes”; más bien es usar la expe-riencia pasada para guiarlos al futuro.

“Que has dejado tu primer amor” (Apoc. 2:4). ¿Por qué es tan fácil hacer esto? ¿Qué nos ocurre, ya sea individualmente o como iglesia, que hace que nuestro amor a Dios se enfríe? ¿De qué manera podemos mantener una pasión por Dios y su verdad ardiendo en nosotros año tras año?

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Lección 12 // Lunes 14 de marzo

ESMIRNA Y PÉRGAMO

Jesús se presenta a la iglesia de Esmirna como “el primero y el úl-timo, el que murió y volvió a vivir” (Apoc. 2:8, NVI; ver Apoc. 1:17, 18). Para la iglesia de Pérgamo, Jesús es el que tiene la espada aguda de dos filos entre sus dientes (Apoc. 1:16; 2:12). ¿Qué significado tiene, para cada una de estas iglesias, las formas en se describe a Jesús?

Lee Apocalipsis 2:8 al 17. Los miembros de la iglesia en Esmirna también son conocidos por su trabajo duro; no obstante, no tienen mucho para mos-trarlo, tal vez como resultado de una “sinagoga de Satanás” en su medio (vers. 9). En forma similar, los miembros de Pérgamo parecen estar aferrados a su fe, aun cuando “el trono de Satanás” está entre ellos (vers. 13). De este modo, la realidad del Gran Conflicto está también allí.

A la iglesia de Esmirna se le advierte que tiene por delante tiempos difíciles, incluyendo la cárcel y, tal vez, aun la muerte (Apoc. 2:10). En Pérgamo, algunos ya han sido matados por su fe (vers. 13). Es importante notar que los tiempos difíciles tienen un límite en el tiempo; es decir, al mal no se le permite continuar más allá de cierto punto (vers. 10).

Preocupa saber que Dios tenía “unas pocas cosas” contra la iglesia en Pér-gamo (Apoc. 2:14-16). Aparentemente estaban tolerando en su medio a algunas personas que “retienen la doctrina de Balaam” y “la doctrina de los nicolaítas” (vers. 14, 15).

“Nicolás y Balaam parecen ser términos paralelos; Nicolás es una palabra griega compuesta (nikáō y laós) y significa ‘el que conquista al pueblo’. Balaam puede derivar de dos palabras hebreas: am (‘pueblo’) y baal (de bela ‘destruir’, o ‘tragar’), y significa ‘destrucción de un pueblo’”.–Ranko Stefanovic, Revelation of Jesus Christ, p. 111. Jesús advierte a toda la iglesia que, si su herejía continúa, él vendrá en persona y peleará contra ellos con la espada en su boca (Apoc. 2:16).

No obstante, en medio de estas advertencias, Jesús les da a ambas iglesias un gran ánimo (Apoc. 2:11, 17).

Lee Apocalipsis 2:14 y 15. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de la idea de que la doctrina no tiene importancia? ¿Por qué son importantes y de qué modo?

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Lección 12 // Lunes 14 de marzo

ESMIRNA Y PÉRGAMO

Jesús se presenta a la iglesia de Esmirna como “el primero y el úl-timo, el que murió y volvió a vivir” (Apoc. 2:8, NVI; ver Apoc. 1:17, 18). Para la iglesia de Pérgamo, Jesús es el que tiene la espada aguda de dos filos entre sus dientes (Apoc. 1:16; 2:12). ¿Qué significado tiene, para cada una de estas iglesias, las formas en se describe a Jesús?

Lee Apocalipsis 2:8 al 17. Los miembros de la iglesia en Esmirna también son conocidos por su trabajo duro; no obstante, no tienen mucho para mos-trarlo, tal vez como resultado de una “sinagoga de Satanás” en su medio (vers. 9). En forma similar, los miembros de Pérgamo parecen estar aferrados a su fe, aun cuando “el trono de Satanás” está entre ellos (vers. 13). De este modo, la realidad del Gran Conflicto está también allí.

A la iglesia de Esmirna se le advierte que tiene por delante tiempos difíciles, incluyendo la cárcel y, tal vez, aun la muerte (Apoc. 2:10). En Pérgamo, algunos ya han sido matados por su fe (vers. 13). Es importante notar que los tiempos difíciles tienen un límite en el tiempo; es decir, al mal no se le permite continuar más allá de cierto punto (vers. 10).

Preocupa saber que Dios tenía “unas pocas cosas” contra la iglesia en Pér-gamo (Apoc. 2:14-16). Aparentemente estaban tolerando en su medio a algunas personas que “retienen la doctrina de Balaam” y “la doctrina de los nicolaítas” (vers. 14, 15).

“Nicolás y Balaam parecen ser términos paralelos; Nicolás es una palabra griega compuesta (nikáō y laós) y significa ‘el que conquista al pueblo’. Balaam puede derivar de dos palabras hebreas: am (‘pueblo’) y baal (de bela ‘destruir’, o ‘tragar’), y significa ‘destrucción de un pueblo’”.–Ranko Stefanovic, Revelation of Jesus Christ, p. 111. Jesús advierte a toda la iglesia que, si su herejía continúa, él vendrá en persona y peleará contra ellos con la espada en su boca (Apoc. 2:16).

No obstante, en medio de estas advertencias, Jesús les da a ambas iglesias un gran ánimo (Apoc. 2:11, 17).

Lee Apocalipsis 2:14 y 15. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de la idea de que la doctrina no tiene importancia? ¿Por qué son importantes y de qué modo?

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// Lección 12Martes 15 de marzo

TIATIRA Y SARDIS

Lee Apocalipsis 2:18 al 3:6. ¿Cuáles son algunos de los problemas que hay en estas iglesias? ¿De qué manera nosotros estamos luchando con las mismas cosas? ¿Cómo se revela el Gran Conflicto en estas luchas?

La introducción de Jesús a la iglesia de Tiatira (Apoc. 2:18) revela tiempos llenos de pruebas y perplejidades para el pueblo de Dios. Las metáforas de los ojos como llamas de fuego y pies de bronce bruñido no solo aparecen en Apocalipsis 1:14 y 15, sino también en Daniel 10, donde el profeta ve a Uno cuyos ojos eran como “an-torchas de fuego” y sus pies “como de color de bronce bruñido” (Dan. 10:6). Este Ser le dice a Daniel que él ha estado luchando con el príncipe de Persia (vers. 13, 20). En otras palabras, cuando la situación es oscura para el pueblo de Dios, Dios mismo influirá sobre los asuntos humanos, caminando entre las iglesias (Apoc. 1) y desafiando a los líderes nacionales (Dan. 10).

Jesús se presenta a la iglesia de Sardis como el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas (Apoc. 3:1; 5:6). Aquí vemos a un Salvador que está activa-mente involucrado, alistando los poderes del cielo para dar seguridad a su iglesia.

La descripción de estas dos iglesias produce profunda preocupación. Tiatira, aunque va mejorando (Apoc. 2:19), ha sido como Israel bajo la reina Jezabel. En forma similar, la gente de Sardis está espiritualmente muerta (Apoc. 3:1).

A pesar de esto, Jesús anima a las iglesias. Reconoce que hay muchos en Tiatira que “no han conocido [...] las profundidades de Satanás” y los anima a “retene[r]lo [...] hasta que yo venga” (Apoc. 2:24, 25). También hay “unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras” (Apoc. 3:4).

A estos fieles Jesús les promete una bendición especial. A Tiatira le promete darle la “estrella de la mañana” (Apoc. 2:28), que más tarde se afirma que es él mismo (Apoc. 22:16). A Sardis le promete un lugar seguro en el cielo y que con-fesará “su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles” (Apoc. 3:5).

“Retengan y arrepiéntanse”. ¿Qué tienes que retener y de qué necesitas arrepen-tirte? ¿Cómo se relacionan entre sí estos dos conceptos?

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Lección 12 // Miércoles 16 de marzo

LA IGLESIA DE FILADELFIA

Lee Apocalipsis 3:7. ¿En qué formas se presenta Jesús a esta iglesia? ¿Qué nos dicen estas descripciones acerca de él?

Se felicita a esta iglesia por guardar las palabras de Cristo y por no negar su nombre, aun cuando sus fuerzas parecen ser débiles (Apoc. 3:8). Jesús hace una promesa que intriga: que los miembros de la sinagoga de Satanás pronto irán a los de Filadelfia y les darán homenaje (vers. 9). Esto se relaciona con Isaías 60:14, donde describe que los opresores del pueblo de Dios se postrarán sumisos, en directo contraste con todo el cruel tratamiento que previamente habían dado al pueblo de Dios. De aquí podemos entender que la sinagoga de Satanás había estado haciendo difícil la vida de los primeros cristianos. Como ya vimos, algunas de las iglesias anteriores lucharon con aquellos que ense-ñaban el error y causaban problemas: una de las maneras en que Satanás opera en contra de las iglesias. Filadelfia, parece, es la que finalmente se quita de encima esta fuente de mal.

Lee Apocalipsis 3:10. ¿Comprendes la perseverancia de la iglesia de Filadelfia? ¿De qué modo prometió Jesús limitar sus pruebas? ¿Qué sig-nifica eso para nosotros?

Parece que la iglesia de Filadelfia, igual que las iglesias previas, había pa-sado por tiempos difíciles, pero con una actitud distinta de la de ellas. Esta es la primera iglesia a la que Jesús no le señala específicamente ninguna falla que debería corregir. Su fe y su cooperación con Dios han sido observadas y apre-ciadas por el Salvador, a pesar de su “poca fuerza” (vers. 8).

Las promesas al vencedor en esta iglesia incluyen: ser hecho un pilar en el Templo de Dios, de modo que ya no necesiten salir y entrar (Apoc. 3:12); y nombres nuevos que los identificarán plenamente como pertenecientes a Dios, tal vez porque ya se han identificado previamente con él en todos los aspectos de sus vidas.

Si fueras repentinamente al cielo, ahora mismo, ¿cuán bien te encontrarías allí?

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Lección 12 // Miércoles 16 de marzo

LA IGLESIA DE FILADELFIA

Lee Apocalipsis 3:7. ¿En qué formas se presenta Jesús a esta iglesia? ¿Qué nos dicen estas descripciones acerca de él?

Se felicita a esta iglesia por guardar las palabras de Cristo y por no negar su nombre, aun cuando sus fuerzas parecen ser débiles (Apoc. 3:8). Jesús hace una promesa que intriga: que los miembros de la sinagoga de Satanás pronto irán a los de Filadelfia y les darán homenaje (vers. 9). Esto se relaciona con Isaías 60:14, donde describe que los opresores del pueblo de Dios se postrarán sumisos, en directo contraste con todo el cruel tratamiento que previamente habían dado al pueblo de Dios. De aquí podemos entender que la sinagoga de Satanás había estado haciendo difícil la vida de los primeros cristianos. Como ya vimos, algunas de las iglesias anteriores lucharon con aquellos que ense-ñaban el error y causaban problemas: una de las maneras en que Satanás opera en contra de las iglesias. Filadelfia, parece, es la que finalmente se quita de encima esta fuente de mal.

Lee Apocalipsis 3:10. ¿Comprendes la perseverancia de la iglesia de Filadelfia? ¿De qué modo prometió Jesús limitar sus pruebas? ¿Qué sig-nifica eso para nosotros?

Parece que la iglesia de Filadelfia, igual que las iglesias previas, había pa-sado por tiempos difíciles, pero con una actitud distinta de la de ellas. Esta es la primera iglesia a la que Jesús no le señala específicamente ninguna falla que debería corregir. Su fe y su cooperación con Dios han sido observadas y apre-ciadas por el Salvador, a pesar de su “poca fuerza” (vers. 8).

Las promesas al vencedor en esta iglesia incluyen: ser hecho un pilar en el Templo de Dios, de modo que ya no necesiten salir y entrar (Apoc. 3:12); y nombres nuevos que los identificarán plenamente como pertenecientes a Dios, tal vez porque ya se han identificado previamente con él en todos los aspectos de sus vidas.

Si fueras repentinamente al cielo, ahora mismo, ¿cuán bien te encontrarías allí?

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// Lección 12Jueves 17 de marzo

LA IGLESIA DE LAODICEA

También Laodicea recibe algunas descripciones de Jesús: “el Amén, el tes-tigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios” (Apoc. 3:14). Estas descripciones son aspectos clave de la divinidad de Cristo. El “Amén” es una re-ferencia a Isaías 65:16, donde la palabra “Amén” es traducida como “el Dios de verdad” y vinculada con el Pacto. Jesús es el gran Dios guardador del Pacto, el Dios que guarda sus promesas de salvación y restauración. Jesús también es el Testigo fiel que testifica a su pueblo acerca de cómo es Dios realmente (Apoc. 1:5; 22:16; Juan 1:18; 14:8-10). Él también es el Creador (Col. 1:16, 17).

Lee Apocalipsis 3:14 al 22. ¿Qué le dice Jesús a esta iglesia que haga? ¿Qué significan estas palabras para nosotros hoy?

Después de estos primeros textos que nos dicen quién es realmente Jesús, es necesario clarificar quién es esta iglesia. En otras palabras, solo podemos realmente conocernos si primero conocemos a Dios. Las personas de esta iglesia han estado engañándose hasta el punto de creer que son lo opuesto de lo que realmente son (Apoc. 3:17). Jesús luego les ruega que procuren tener la claridad de visión necesaria para ver las cosas como realmente son y que sean transformados en lo que necesitan (vers. 18).

La alternativa es el juicio divino en dos fases. Primero, puede ser necesario un poco de la antigua disciplina paterna (Apoc. 3:19); luego, existe la posibi-lidad de que Dios los “vomite” de su boca, como un bocado de agua descom-puesta (vers. 16).

A esta iglesia que está tan cerca de ser echada de la presencia de Dios se le dan las mayores promesas. Jesús quiere demorarse y tener una comida con ellos (vers. 20), algo reservado solo para los amigos íntimos. Después, les pro-mete la oportunidad de sentarse con él en su Trono (vers. 21).

Al hacer un seguimiento de las siete iglesias, es interesante ver el enfria-miento del pueblo de Dios y su alejamiento de él. ¿Cómo sucedió esto? Parece que, aunque la guerra ya está ganada, algunas personas todavía persisten en aferrarse al mal y a los poderes de las tinieblas. No hay dudas de que, cuando miramos la historia de estas iglesias, se pone de manifiesto el Gran Conflicto que se expresa allí. Y seguirá siendo así hasta la segunda venida de Cristo.

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Lección 12 // Viernes 18 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: La sección del jueves tocó la divinidad de Cristo. ¿Por qué eso es tan importante? Elena de White escribió: “Puesto que la Ley divina es tan sagrada como el mismo Dios, solo uno igual a Dios podría expiar su transgresión. Ninguno sino Cristo podría salvar al hombre de la maldi-ción de la Ley y colocarlo otra vez en armonía con el Cielo. Cristo cargaría con la culpa y la vergüenza del pecado, que era algo tan abominable a los ojos de Dios que iba a separar al Padre y su Hijo. Cristo descendería a la profundidad de la desgracia para rescatar a la raza caída” (MGD 42). La lógica es sencilla: la Ley es tan sagrada como lo es Dios; por eso, solo un Ser tan sagrado como Dios podía expiar la transgresión de la Ley. Los ángeles, aunque sin pecado, no son tan sagrados como su Creador, porque ¿cómo algo creado puede ser tan sagrado como quien lo creó? No es extraño, entonces, que vez tras vez la Escri-tura enseñe que Cristo es Dios mismo. El sacrificio de Cristo se centra alrededor de la sacralidad de la Ley de Dios. Por causa de la Ley, o más precisamente por causa de la transgresión de la Ley, Jesús tendría que morir por nosotros si habíamos de ser salvos. En realidad, la severidad del pecado puede verse mejor en el sacrificio infinito que fue necesario para expiarlo; esa severidad habla por sí sola de cuán sagrada es la Ley misma. Si la Ley es tan santa que solo el sacrificio de Dios mismo podía responder a sus demandas, entonces tenemos allí todas las pruebas que necesitamos acerca de cuán exaltada es.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. Analicen en clase sus respuestas a la pregunta del miércoles. ¿Qué reper-

cusiones tienen las respuestas que dieron?2. “Muchos que profesan esperar el pronto advenimiento de Cristo se están

conformando a este mundo y procuran más fervientemente el aplauso de quienes los rodean que la aprobación de Dios. Son fríos y formales, como la iglesia nominal de la que hace muy poco tiempo se separaron. Las palabras di-rigidas a la iglesia laodiceana describen su condición presente perfectamente” (RH, 10 de junio de 1852). Aunque estas palabras fueron escritas hace más de 150 años, ¿por qué se aplican tan bien hoy a nosotros? ¿Qué nos dice esto acerca del mito de que, de algún modo, “los buenos tiempos de antes” eran mejores?

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Lección 12 // Viernes 18 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: La sección del jueves tocó la divinidad de Cristo. ¿Por qué eso es tan importante? Elena de White escribió: “Puesto que la Ley divina es tan sagrada como el mismo Dios, solo uno igual a Dios podría expiar su transgresión. Ninguno sino Cristo podría salvar al hombre de la maldi-ción de la Ley y colocarlo otra vez en armonía con el Cielo. Cristo cargaría con la culpa y la vergüenza del pecado, que era algo tan abominable a los ojos de Dios que iba a separar al Padre y su Hijo. Cristo descendería a la profundidad de la desgracia para rescatar a la raza caída” (MGD 42). La lógica es sencilla: la Ley es tan sagrada como lo es Dios; por eso, solo un Ser tan sagrado como Dios podía expiar la transgresión de la Ley. Los ángeles, aunque sin pecado, no son tan sagrados como su Creador, porque ¿cómo algo creado puede ser tan sagrado como quien lo creó? No es extraño, entonces, que vez tras vez la Escri-tura enseñe que Cristo es Dios mismo. El sacrificio de Cristo se centra alrededor de la sacralidad de la Ley de Dios. Por causa de la Ley, o más precisamente por causa de la transgresión de la Ley, Jesús tendría que morir por nosotros si habíamos de ser salvos. En realidad, la severidad del pecado puede verse mejor en el sacrificio infinito que fue necesario para expiarlo; esa severidad habla por sí sola de cuán sagrada es la Ley misma. Si la Ley es tan santa que solo el sacrificio de Dios mismo podía responder a sus demandas, entonces tenemos allí todas las pruebas que necesitamos acerca de cuán exaltada es.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. Analicen en clase sus respuestas a la pregunta del miércoles. ¿Qué reper-

cusiones tienen las respuestas que dieron?2. “Muchos que profesan esperar el pronto advenimiento de Cristo se están

conformando a este mundo y procuran más fervientemente el aplauso de quienes los rodean que la aprobación de Dios. Son fríos y formales, como la iglesia nominal de la que hace muy poco tiempo se separaron. Las palabras di-rigidas a la iglesia laodiceana describen su condición presente perfectamente” (RH, 10 de junio de 1852). Aunque estas palabras fueron escritas hace más de 150 años, ¿por qué se aplican tan bien hoy a nosotros? ¿Qué nos dice esto acerca del mito de que, de algún modo, “los buenos tiempos de antes” eran mejores?

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Lección 13: Para el 26 de marzo de 2016

LA REDENCIÓN

Sábado 19 de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 20:1-3; Jeremías 4:23-26; 1 Corintios 4:5; Apocalipsis 20:7-15; Filipenses 2:9-11; 2 Pedro 3:10.

PARA MEMORIZAR:“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apoc. 21:4).

LA GENTE PREGUNTA: ¿Por qué surgió el mal? La respuesta es: Por la li-bertad. La verdadera libertad moral involucra riesgos; porque, si los seres son verdaderamente libres, entonces tienen la opción de hacer el mal.

Es razonable, pero surge la pregunta: ¿Por qué Dios no los eliminó cuando hicieron el mal y al resto nos ahorraba los terribles resultados de la rebelión?

La respuesta llega al centro del Gran Conflicto. Veremos esta semana que Dios conduce una especie de gobierno “abierto” y, aunque hay muchos miste-rios en eso, él resolverá el Gran Conflicto de manera que, para siempre, termi-narán las preguntas acerca de su bondad, su justicia, el amor y la Ley.

Tendremos mil años para obtener respuestas acerca de la suerte de los per-didos (y una eternidad para el resto). Después de la Segunda Venida, los redi-midos vivirán y reinarán con Cristo por mil años, y tendrán una parte activa en el Juicio. Consideremos los pasos finales del drama del Gran Conflicto, que ya estuvo en operación por demasiado tiempo.

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Lección 13 // Domingo 20 de marzo

SATANÁS ATADO

Lee Apocalipsis 20:1 al 3. ¿Qué se describe aquí y qué esperanza nos ofrece?

Atar o ser atado se usa de muchas maneras en la Biblia. En el nivel más sencillo, se aplica a un prisionero. Jesús soltó a muchos que habían sido atados por Satanás. Además, el acto de desatar se usa para describir el poder sobre el mal que Dios da a la iglesia, haciéndolo un símbolo de juicio.

Cuando se captura a un criminal peligroso, es necesario atarlo. Sin em-bargo, cuando en la Biblia se ata a la gente, muchas veces no son criminales. Juan el Bautista fue puesto en cadenas porque denunció los males morales del rey (Mat. 14:3, 4). Jesús fue atado en el Jardín (Juan 18:12), en su juicio (vers. 24) y en su muerte (Juan 19:40). Pablo (Hech. 21:33) y Pedro (Hech. 12:6) también fueron atados.

Jesús pasó tiempo con gente a quienes Satanás había atado. Hubo un ende-moniado atado por demonios, pero quedaron cadenas rotas en sus muñecas y sus tobillos (Mar. 5:3, 4). Antes de que Jesús lo liberara, nadie podía refrenar el mal. Jesús se encontró con una mujer encorvada y la liberó (Luc. 13:11, 12, 16). También liberó a Lázaro de la tumba (Juan 11:43, 44). Luego, estuvo Barrabás, quien fue liberado por pedido de la turba, de modo que Jesús, y no él, fuera crucificado (Mar. 15:7-15). En todos estos casos, vemos a Satanás tratando de mantener prisionera a la gente con aflicciones, o atar a los inocentes permi-tiendo que el mal florezca. Sin embargo, Jesús rompe los lazos de la muerte a fin de traer liberación a un mundo aprisionado por Satanás. Al fin, este será atado y arrojado a las tinieblas de afuera (Apoc. 20:1-3).

Además, Jesús dio poder a sus seguidores para liberar lo que Satanás ató. Les aseguró que Satanás (“el hombre fuerte”) podía ser atado y su casa sa-queada (Mat. 12:26-29). Es decir, Satanás no tiene poder contra Cristo y sus seguidores, porque el Señor liberó a su pueblo de los lazos de Satanás.

Como observó Pablo, “la palabra de Dios no está encadenada” (2 Tim. 2:9, NVI). Es el medio por el cual Jesús silenció a Satanás (Mat. 4:4, 7, 10), y nosotros podemos usar el mismo poder para resistirlo.

¿Qué promesas puedes reclamar que te liberarán de cualquier cadena con la que el diablo procure atarte?

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Lección 13 // Domingo 20 de marzo

SATANÁS ATADO

Lee Apocalipsis 20:1 al 3. ¿Qué se describe aquí y qué esperanza nos ofrece?

Atar o ser atado se usa de muchas maneras en la Biblia. En el nivel más sencillo, se aplica a un prisionero. Jesús soltó a muchos que habían sido atados por Satanás. Además, el acto de desatar se usa para describir el poder sobre el mal que Dios da a la iglesia, haciéndolo un símbolo de juicio.

Cuando se captura a un criminal peligroso, es necesario atarlo. Sin em-bargo, cuando en la Biblia se ata a la gente, muchas veces no son criminales. Juan el Bautista fue puesto en cadenas porque denunció los males morales del rey (Mat. 14:3, 4). Jesús fue atado en el Jardín (Juan 18:12), en su juicio (vers. 24) y en su muerte (Juan 19:40). Pablo (Hech. 21:33) y Pedro (Hech. 12:6) también fueron atados.

Jesús pasó tiempo con gente a quienes Satanás había atado. Hubo un ende-moniado atado por demonios, pero quedaron cadenas rotas en sus muñecas y sus tobillos (Mar. 5:3, 4). Antes de que Jesús lo liberara, nadie podía refrenar el mal. Jesús se encontró con una mujer encorvada y la liberó (Luc. 13:11, 12, 16). También liberó a Lázaro de la tumba (Juan 11:43, 44). Luego, estuvo Barrabás, quien fue liberado por pedido de la turba, de modo que Jesús, y no él, fuera crucificado (Mar. 15:7-15). En todos estos casos, vemos a Satanás tratando de mantener prisionera a la gente con aflicciones, o atar a los inocentes permi-tiendo que el mal florezca. Sin embargo, Jesús rompe los lazos de la muerte a fin de traer liberación a un mundo aprisionado por Satanás. Al fin, este será atado y arrojado a las tinieblas de afuera (Apoc. 20:1-3).

Además, Jesús dio poder a sus seguidores para liberar lo que Satanás ató. Les aseguró que Satanás (“el hombre fuerte”) podía ser atado y su casa sa-queada (Mat. 12:26-29). Es decir, Satanás no tiene poder contra Cristo y sus seguidores, porque el Señor liberó a su pueblo de los lazos de Satanás.

Como observó Pablo, “la palabra de Dios no está encadenada” (2 Tim. 2:9, NVI). Es el medio por el cual Jesús silenció a Satanás (Mat. 4:4, 7, 10), y nosotros podemos usar el mismo poder para resistirlo.

¿Qué promesas puedes reclamar que te liberarán de cualquier cadena con la que el diablo procure atarte?

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// Lección 13Lunes 21 de marzo

LAS PREGUNTAS DE “POR QUÉ”

Génesis 1:2 describe la Tierra como “desordenada y vacía”. Jeremías usa la misma frase para describir la Tierra después de las siete plagas y la Segunda Venida, en la que cada ciudad estará “asolada delante de Jehová” (Jer. 4:26). En Jeremías, no hay hombres (vers. 25); en el informe de Juan, Satanás es incapaz de engañar a ninguno (Apoc. 20:3).

Los efectos universales de la Segunda Venida explican qué sucede aquí en Apocalipsis. Primero, Jesús lleva a sus seguidores a un lugar que él fue a preparar cuando dejó la Tierra (Juan 14:1-3). Pablo añade que los seguidores incluyen a los vivos y a los resucitados (1 Tes. 4:16, 17). Juan añade otro de-talle: después de la primera resurrección en la Segunda Venida, el resto seguirá muerto hasta que hayan pasado mil años (Apoc. 20:5).

Lee Apocalipsis 20:4. ¿Qué se describe en este texto?

“Recibieron facultad de juzgar”. ¿Cómo pueden juzgar sin obtener más información? Antes de la destrucción final de los impíos, los salvos tendrán la oportunidad de que muchas de sus preguntas sean contestadas. Aún más asombroso, los redimidos juzgarán a los perdidos.

“Junto con Cristo juzgan a los impíos, comparando sus actos con el libro de la Ley, la Biblia, y fallando cada caso en conformidad con los actos que come-tieron por medio de su cuerpo. Entonces, lo que los malos tienen que sufrir es medido según sus obras, y queda anotado frente a sus nombres en el libro de la muerte” (CS 719).

Mientras los registros están abiertos, veremos las innumerables veces que Dios llamó a los perdidos con palabras de bondad y amor. Cuán pacientemente él persistió, solo para que su voz fuera ahogada por el bullicio de las cosas de este mundo, presentadas como deseables. Cómo esperó él, anhelando una oportunidad de ser reconocido como el que pagó un precio infinito para que pudieran tener vida; pero ellos, en cambio, eligieron la muerte. ¿Hay algo en tu vida que te impide escuchar su voz? Él está todavía esperándote con paciencia. Elige la vida.

Lee 1 Corintios 4:5. ¿Qué se nos promete aquí con respecto a la Segunda Veni-da? ¿Cómo puedes apoyarte en esta promesa ahora, cuando aún tienes muchas preguntas sin respuesta?

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Lección 13 // Martes 22 de marzo

EL JUICIO FINAL

En los tiempos bíblicos, había dos lugares para juzgar: la puerta de la ciudad y ante el trono del rey. Los ancianos en la puerta decidían todos los casos sen-cillos, pero el rey decidía todos los problemas mayores. La palabra del rey era final en asegurar justicia. En forma similar, la Biblia describe a Dios sentado en el Trono como Rey del universo, lo que garantiza que, finalmente, se hará justicia (Apoc. 20:11-15).

Lee Apocalipsis 20:7 al 15. ¿De qué manera entendemos estos majes-tuosos eventos?

Apocalipsis 20 tiene que ver con los mil años; así, este juicio especial su-cede en ese marco de tiempo. No es la misma escena que se describe en el versículo 4, donde hay muchos tronos, porque en el versículo 11 hay solo uno. Más bien es al final de los mil años, después de la segunda resurrección (Apoc. 20:5), y después de que Satanás convence a las huestes de los perdidos de ro-dear la Santa Ciudad (vers. 7-9). El gran Trono blanco de Dios se ve por encima de la ciudad en ese momento. Presente estará cada persona que nació una vez: algunos, dentro de la ciudad; otros, afuera. Este es el tiempo del que habló Jesús cuando dijo que habría algunas personas que preguntarían por qué no entraron en el Reino de Dios (Mat. 7:22, 23). También es el tiempo del que habló Pablo cuando dijo que un día toda rodilla se inclinará antes Jesús, “de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra [...] y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor” (Fil. 2:9-11).

El propósito del Juicio no es enseñarle a Dios algo que él no supiera antes: él ya conoce todo. El propósito es que cada uno sepa por qué Dios juzgó a los perdidos del modo en que lo hizo. Cada persona, cada ángel, podrá decir: “Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras” (Apoc. 16:5). Los salvados y los perdidos, tanto humanos como ángeles, verán la justicia y la rectitud de Dios.

El acto final en este drama es la destrucción de “la muerte y el Hades”, y del “que no se halló inscrito en el libro de la vida” (Apoc. 20:14, 15). Jesús tiene las llaves de la muerte y del Hades (Apoc. 1:18). Ninguno de ellos tiene alguna razón de seguir existiendo. En vez de afrontar un tormento eterno, como se enseña comúnmente, los perdidos serán destruidos. Dejarán de existir para siempre, lo opuesto de la vida eterna.

Page 93: Rebelión y Redención

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Lección 13 // Martes 22 de marzo

EL JUICIO FINAL

En los tiempos bíblicos, había dos lugares para juzgar: la puerta de la ciudad y ante el trono del rey. Los ancianos en la puerta decidían todos los casos sen-cillos, pero el rey decidía todos los problemas mayores. La palabra del rey era final en asegurar justicia. En forma similar, la Biblia describe a Dios sentado en el Trono como Rey del universo, lo que garantiza que, finalmente, se hará justicia (Apoc. 20:11-15).

Lee Apocalipsis 20:7 al 15. ¿De qué manera entendemos estos majes-tuosos eventos?

Apocalipsis 20 tiene que ver con los mil años; así, este juicio especial su-cede en ese marco de tiempo. No es la misma escena que se describe en el versículo 4, donde hay muchos tronos, porque en el versículo 11 hay solo uno. Más bien es al final de los mil años, después de la segunda resurrección (Apoc. 20:5), y después de que Satanás convence a las huestes de los perdidos de ro-dear la Santa Ciudad (vers. 7-9). El gran Trono blanco de Dios se ve por encima de la ciudad en ese momento. Presente estará cada persona que nació una vez: algunos, dentro de la ciudad; otros, afuera. Este es el tiempo del que habló Jesús cuando dijo que habría algunas personas que preguntarían por qué no entraron en el Reino de Dios (Mat. 7:22, 23). También es el tiempo del que habló Pablo cuando dijo que un día toda rodilla se inclinará antes Jesús, “de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra [...] y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor” (Fil. 2:9-11).

El propósito del Juicio no es enseñarle a Dios algo que él no supiera antes: él ya conoce todo. El propósito es que cada uno sepa por qué Dios juzgó a los perdidos del modo en que lo hizo. Cada persona, cada ángel, podrá decir: “Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras” (Apoc. 16:5). Los salvados y los perdidos, tanto humanos como ángeles, verán la justicia y la rectitud de Dios.

El acto final en este drama es la destrucción de “la muerte y el Hades”, y del “que no se halló inscrito en el libro de la vida” (Apoc. 20:14, 15). Jesús tiene las llaves de la muerte y del Hades (Apoc. 1:18). Ninguno de ellos tiene alguna razón de seguir existiendo. En vez de afrontar un tormento eterno, como se enseña comúnmente, los perdidos serán destruidos. Dejarán de existir para siempre, lo opuesto de la vida eterna.

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// Lección 13Miércoles 23 de marzo

CIELOS NUEVOS Y TIERRA NUEVA

El pecado y la rebelión han sido intrusos no bienvenidos. Nunca fue la in-tención que estuvieran aquí. Produjeron mucho daño, pero ahora que la causa de ese daño ya no existe es tiempo de restaurar todo a la perfección. El Gran Conflicto no estará completado hasta que eso ocurra.

Lee Apocalipsis 21:1, 2, 9 y 10; y 22:1 al 3. ¿Cuáles son los rasgos principales de la descripción de Juan? ¿Qué significan?

Cuando Juan describe cielos nuevos así como una Tierra nueva, está repi-tiendo lo que dijo Pedro: “los cielos pasarán con grande estruendo, y los ele-mentos ardiendo serán deshechos” (2 Ped. 3:10). Como sabemos muy bien, la Tierra tiene una desesperada necesidad ser reparada. Todo lo que hay aquí será completamente destruido a fin de dar lugar a toda una existencia nueva.

Juan también habla acerca de que no habrá mar (Apoc. 21:1). Él escribió eso desde una isla-prisión (Patmos), donde el mar imposibilitaba el escape. Aun en un barco moderno, lleva horas alcanzar la isla donde Juan escribió estas palabras. En la Tierra hecha a nuevo no habrá más ninguna forma de barrera que impida que los redimidos se muevan libremente de un lugar a otro, o vean a sus amados.

La descripción de la Nueva Jerusalén suena increíblemente espectacular. Aunque se la presenta como del estilo de las ciudades del tiempo en el que vivió Juan, porque era lo que él conocía, las imágenes de los artistas que la pintan con una arquitectura romana del siglo I la desfavorecen, pues es una ciudad “cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Heb. 11:10).

Nuestras mentes apenas pueden captar las descripciones de la ciudad y sus enormes dimensiones nos dicen que allí no hay escasez de espacio; habrá lugar para todos. Apenas podemos comenzar a imaginarla, pero ¡qué divertido es dejar que nuestra creatividad se explaye en lo que nos espera!

Mira a tu alrededor la belleza del mundo natural y lo que te dice acerca del carác-ter de Dios, a pesar de la devastación provocada por el pecado. ¿De qué manera lo que vemos ahora puede inspirarnos a confiar en lo que todavía no vemos?

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Lección 13 // Jueves 24 de marzo

NO MÁS LÁGRIMAS

Lee Apocalipsis 21:3 al 5. ¿Qué significan las lágrimas?

Todos hemos experimentado lo que significa llorar. Estamos familiarizados con la acción de secar las lágrimas de los ojos de otros: una madre que con-suela a su hijo, un amigo que consuela a un compañero, o un padre que con-suela a otro en medio del dolor o la tragedia. Sin embargo, por lo general per-mitimos que solo unas pocas personas toquen nuestro rostro o nos abracen al consolarnos. Entonces, ¿qué puede significar que Dios nos toque el rostro si no es que tenemos un vínculo íntimo con nuestro Hacedor?

Es difícil imaginar un mundo sin muerte, tristeza o llanto. El dolor, las lá-grimas y la muerte han sido la norma para la humanidad desde la Caída (Gén. 3:16-19). No obstante, Dios aseguró a la raza humana que el fracaso y las pér-didas no son lo único que podemos esperar. Dios, a lo largo de la historia, ha dicho que un día nos redimirá y nos bendecirá con su presencia.

Primero, la promesa de un Redentor (Gén. 3:15); luego, la seguridad de su presencia en un tabernáculo (Éxo. 25:8); más tarde, la realidad de la Palabra hecha carne y habitando (gr., “tabernaculizando”) entre nosotros (Juan 1:14); y finalmente, poniendo el Trono del universo entre nosotros (Apoc. 21:3).

Muchos versículos de la Biblia dan esta seguridad del Pacto, usando pala-bras tales como “seré su Dios”, “seréis mi pueblo” y “yo habitaré entre vosotros”. Un ejemplo es: “Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (2 Cor. 6:16).

Jesús vino la primera vez para neutralizar los efectos del Pacto quebran-tado. Jeremías describió las consecuencias del Pacto quebrantado de este modo: “¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto” (Jer. 30:15). Gracias a Jesús, eso ahora ha quedado en el pasado. Apoca-lipsis 21:3 nos muestra la culminación de la historia. Tal vez las lágrimas las de-rramaremos sobre la aniquilación de los perdidos, pero Dios mismo las secará; y la tristeza y el sufrimiento habrán “pasado” para siempre.

Estos textos implican que, cuando estemos en el cielo, viviremos en verdadera inti-midad con Dios. Sin embargo, no necesitamos esperar hasta entonces para tener esa relación con él. ¿Cómo puedes andar, ahora mismo, muy cerca del Señor?

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Lección 13 // Jueves 24 de marzo

NO MÁS LÁGRIMAS

Lee Apocalipsis 21:3 al 5. ¿Qué significan las lágrimas?

Todos hemos experimentado lo que significa llorar. Estamos familiarizados con la acción de secar las lágrimas de los ojos de otros: una madre que con-suela a su hijo, un amigo que consuela a un compañero, o un padre que con-suela a otro en medio del dolor o la tragedia. Sin embargo, por lo general per-mitimos que solo unas pocas personas toquen nuestro rostro o nos abracen al consolarnos. Entonces, ¿qué puede significar que Dios nos toque el rostro si no es que tenemos un vínculo íntimo con nuestro Hacedor?

Es difícil imaginar un mundo sin muerte, tristeza o llanto. El dolor, las lá-grimas y la muerte han sido la norma para la humanidad desde la Caída (Gén. 3:16-19). No obstante, Dios aseguró a la raza humana que el fracaso y las pér-didas no son lo único que podemos esperar. Dios, a lo largo de la historia, ha dicho que un día nos redimirá y nos bendecirá con su presencia.

Primero, la promesa de un Redentor (Gén. 3:15); luego, la seguridad de su presencia en un tabernáculo (Éxo. 25:8); más tarde, la realidad de la Palabra hecha carne y habitando (gr., “tabernaculizando”) entre nosotros (Juan 1:14); y finalmente, poniendo el Trono del universo entre nosotros (Apoc. 21:3).

Muchos versículos de la Biblia dan esta seguridad del Pacto, usando pala-bras tales como “seré su Dios”, “seréis mi pueblo” y “yo habitaré entre vosotros”. Un ejemplo es: “Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (2 Cor. 6:16).

Jesús vino la primera vez para neutralizar los efectos del Pacto quebran-tado. Jeremías describió las consecuencias del Pacto quebrantado de este modo: “¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto” (Jer. 30:15). Gracias a Jesús, eso ahora ha quedado en el pasado. Apoca-lipsis 21:3 nos muestra la culminación de la historia. Tal vez las lágrimas las de-rramaremos sobre la aniquilación de los perdidos, pero Dios mismo las secará; y la tristeza y el sufrimiento habrán “pasado” para siempre.

Estos textos implican que, cuando estemos en el cielo, viviremos en verdadera inti-midad con Dios. Sin embargo, no necesitamos esperar hasta entonces para tener esa relación con él. ¿Cómo puedes andar, ahora mismo, muy cerca del Señor?

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// Lección 13Viernes 25 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Piensa acerca del milenio y del modo en que lo entendemos. Aunque no se nos explica mucho, se dice lo suficiente como para saber algunas cosas. Primero, el milenio ocurre antes de la des-trucción de los perdidos. Segundo, antes de la destrucción final, los salvados pasarán este tiempo obteniendo respuesta a muchas preguntas. Tal es así que ellos mismos participarán en ese juicio. Es decir, ellos mismos estarán juz-gando. “¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo?” (1 Cor. 6:2) Y: “¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?” (vers. 3). También, como leímos esta semana, durante estos mil años “recibieron la facultad de juzgar” (Apoc. 20:4); es decir, los santos la recibieron. De esta forma, estos dos puntos juntos revelan una verdad importante: ninguno de los perdidos afrontará el Juicio Final hasta después del milenio, hasta que los salvados no solo entiendan por qué los impíos se pierden, sino también que cumplan una función al pronun-ciar sentencia sobre ellos. Piensa en lo que esto nos dice sobre el carácter de Dios y la transparencia de su gobierno: antes de que una sola persona afronte el destino final de los perdidos, el pueblo de Dios podrá ver con claridad la justicia y la equidad del juicio final de Dios sobre ellos. Será doloroso, cierta-mente; pero cuando esté terminado, como ya vimos, gritaremos: “Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo” (Apoc. 16:5).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:1. ¿De qué manera la realidad del Gran Conflicto nos ayuda a comprender

mejor por qué existen ahora el sufrimiento y la muerte, aun cuando muchas preguntas difíciles queden sin responder?

2. Si alguien te pregunta: “¿Cómo puedo tener un caminar más íntimo y estrecho con el Señor?”, ¿qué le dirías?

3. Medita en la idea de estar preparado ahora para el cielo. ¿Qué significa esto? ¿Cómo entendemos esta idea a la luz del evangelio?

4. ¿Cuáles son algunas de las preguntas que te gustaría ver respondidas? Hasta que esto suceda, ¿de qué modo aprendes a confiar en la bondad y la justicia de Dios en medio de tanta tragedia?