la participación en las instituciones educativas. el papel de madres y padres
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Trabajo realizado para el Máster de profesorado de secundaria sobre el papel de padres y madres en la educación de sus hijos y su participación en las instituciones educativasTRANSCRIPT
MÁSTER PROFESOR DE EDUCACIÓN SECUNDARIA
OBLIGATORIA Y BACHILLERATO, FORMACIÓN PROFESIONAL
Y ENSEÑANZAS DE IDIOMAS
ASIGNATURA: ORGANIZACIÓN E HISTORIA DEL SISTEMA
EDUCATIVO
Profesor: Dionisio de Castro Cardoso
La participación en las Instituciones Educativas.
El papel de madres y padres
ÍNDICE
1. Introducción........................................................................................................................1
2. Importancia de la participación de padres y madres en los centros educativos..................2
3. Situación actual...................................................................................................................3
4. Evaluación Crítica de los Aspectos Determinantes de la Participación de Padres y Madres en los Centros Educativos..........................................................................................4
4.1. Desempeño como padres y relaciones intrafamiliares.................................................5
4.2. Comunicación...............................................................................................................7
4.3. Implicación de los padres y madres en el aprendizaje en casa.....................................8
4.4. Implicación en la toma de decisiones en los centros educativos................................10
5. Conclusiones.....................................................................................................................11
Bibliografía...........................................................................................................................13
1. IntroducciónEs un hecho conocido y comúnmente aceptado que la gran mayoría de padres valoran la
educación de sus hijos. Lo que no está tan claro es hasta qué punto los padres pueden y
deben involucrarse en la actividad de los centros educativos y a la vez mantener una
situación de respeto mutuo entre padres y madres, alumnos y alumnas, docentes y los
órganos administrativos de los centros educativos.
El grado de implicación en la educación de los hijos e hijas y la colaboración con los
centros educativos está marcado por factores socio-ecónomicos y culturales. Así lo expresa
Garreta cuando confirma que “…las familias construyen su relación con la escuela a partir
de los referentes que tienen de cómo debe ser esta relación y de la posibilidad de realizar el
proyecto deseado para los hijos” (2010, 56).
Serdio (2008, 91) describe los tres escenarios más comunes con los que nos podemos
encontrar respecto a la participación de los padres y madres en los centros educativos:
● Padres que dificultan la labor de los profesores con continuos reproches, minando
su autoridad e infravalorando su aportación a la educación de sus hijos.
● Padres que delegan completamente la educación de sus hijos en los centros
educativos sin reconocer su propia responsabilidad y por consiguiente sobrecargando aún
más a los profesores.
● Profesores y administraciones de centros educativos que no valoran en nada la
aportación de los padres y madres a quienes ven como interferencias.
En este documento evaluaré críticamente las opiniones de algunos expertos en el tema.
Esta evaluación empezará con una breve reseña sobre la importancia de la participación de
los padres en los centros educativos y de la situación actual. Posteriormente este análisis se
centrará en cuatro aspectos que constituyen aquellos referentes que determinan cómo debe
o puede ser la participación de los jefes de familia en los centros educativos: el propio
desempeño como padres/madres y las relaciones interfamiliares; la comunicación entre
familias y centros educativos; el aprendizaje en casa; y el papel de los padres y madres en
la toma de decisiones dentro de los centros educativos. Esta evaluación concluirá con una
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serie de recomendaciones sobre las medidas que se pueden tomar para mejorar la relación
entre padres y madres con los centros educativos y así crear el mejor ambiente posible para
que los estudiantes puedan obtener los mayores beneficios del sistema educativo.
2. Importancia de la participación de padres y madres en los centros
educativosLos padres y las madres son los primeros educadores de sus hijos. De nuestros padres
hemos aprendido las primeras palabras, nos han ayudado a tomar nuestros primeros pasos y
nos han enseñado muchísimas cosas que nos ayudan a vivir en sociedad. A medida que
crecemos, la responsabilidad de nuestros padres en la educación va siendo compartida con
otras personas y entidades: otros miembros familiares y otros educadores que encontramos
en la guardería, en la escuela, en el instituto, etc.
Palacios y Menéndez (2004, 77) califican al entorno escolar como “...el segundo entorno
principal de desarrollo infantil y adolescente y, por lo tanto, en un contexto con el que la
familia debe compartir la tarea de socializar a los más jóvenes.” Este entorno escolar es, de
acuerdo a Serdio (2008, 88-89), un microsistema que está directamente relacionado con el
microsistema familiar. Entre los microsistemas del entorno familiar y el entorno educativo
“...existen diferencias necesarias que sin duda enriquecen el desarrollo del niño/a; el
problema viene cuando esas diferencias dejan de serlo para tornarse en discrepancias e
incoherencias.” Estas discrepancias e incoherencias son los factores que afectan la relación
entre las familias y los centros educativos, lo cual es muy negativo ya que de acuerdo a
Serdio (2008, 87) la educación debe ser vista como una corresponsabilidad entre padres y
profesores. Esta visión es compartida por Garreta, quien señala que: “Los discursos
educativos fluyen hacia la idea de que la familia y la escuela deben colaborar más de lo que
lo han hecho hasta ahora, y de que una buena educación exige el conocimiento del medio
en el que viven los alumnos, así como la representación de este en la vida escolar” (2010,
48).
Fernández (2010, 166) ratifica esta idea de que la colaboración familia-centro educativo es
esencial en el desarrollo educativo, al señalar que una de las causas del fracaso escolar es la
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falta de implicación de las familias con los centros escolares y también las dinámicas
internas y constitución de las familias.
Finalmente cabe resaltar, que la Ley Orgánica de Educación de Mayo de 2006 (LOE)
intenta garantizar la participación de los padres y madres en la educación de sus hijos e
hijas a través de los Consejos Escolares. Posteriormente analizaré si estos Consejos
Escolares cumplen su objetivo.
En el siguiente apartado describiré los principales rasgos de la situación actual de la
participación de padres y madres en los centros educativos.
3. Situación actualEmpecé este documento describiendo los tres escenarios que mejor describen la relación
entre padres y madres con los centros educativos de sus hijos. Estos escenarios
describieron tres tipos de situaciones: una relación antagónica entre padres y centros, otra
de completo desinterés y/o delegación total y otra en la que la barrera a la participación es
impuesta por el centro educativo para protegerse de la interferencia de los padres. Pero
desde luego también existen muchas familias, aunque minoritarias, que sí son partícipes de
la educación de sus hijos y que intentan colaborar con los centros educativos.
“Los resultados de los numerosos estudios llevados a cabo no dan lugar a dudas, la
participación escolar es débil, burocrática y alejada de los aspectos más determinantes”
(Gutiérrez 2005, 255). Una forma de confirmar esta afirmación de Gutiérrez, es mediante
el principal indicador: el número de familias que están enroladas en su Asociación de
Madres y Padres de Alumnos (AMPA). Según el estudio realizado por Garreta (2010, 55),
prácticamente la mitad de las familias no están enroladas en las AMPA y que dentro de
éstas, el porcentaje de participación en actividades, reuniones o tareas administrativas es
aún menor como se puede observar en las siguientes figuras.
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Datos: Garreta 2010, 55
Garreta también proporciona información sobre otra dimensión de la participación y es que
la misma disminuye en la medida en que aumenta el curso en el que se encuentran los hijos:
“De esta forma es en el instituto donde las familias están menos presentes y en algunos
casos parecen haber desaparecido o han reducido su implicación colectiva al mínimo”
(2010, 56). Este dato es particularmente interesante dado el hecho que la transición entre la
escuela y el instituto es uno de los momentos más críticos en el desarrollo académico y
personal de los estudiantes, un momento en el que los padres y las madres no deberían estar
totalmente desligados del centro escolar.
En esta sección he proporcionado información objetiva de los niveles de participación de
los padres y las madres en los centros mediante uno de los principales indicadores que es la
relacion con las AMPAs. Esta información objetiva demuestra que el nivel de participación
es muy bajo. En la siguiente sección intentaré analizar más profundamente las causas o los
factores que determinan esta poca participación.
4. Evaluación Crítica de los Aspectos Determinantes de la Participación
de Padres y Madres en los Centros EducativosEste apartado concentrará el grueso del debate sobre los aspectos que determinan el grado
de participación y la implicación de los padres y de las madres en la educación de sus hijos
e hijas a través de los centros educativos. Este apartado está organizado en cuatro partes
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que corresponden a cuatro factores que facilitan, limitan o impiden la participación de las
madres y los padres en los centros educativos. Estos factores son:
● el propio desempeño como padres y madres y las relaciones intrafamiliares
● el grado de comunicación existente entre los centros educativos y los padres
● la participación de los padres en el aprendizaje en casa
● el grado de participación de los padres y madres en la toma de decisiones o
resolución de problemas en los centros educativos
Estos factores determinan la intención de participar, la posibilidad de participar y la
relevancia de la participación, tanto en el aprendizaje en si, como en el funcionamiento del
centro educativo. Cada uno de estos apartados será analizado desde el punto de vista de los
padres y las madres, los educadores y también los hijos e hijas.
4.1. Desempeño como padres y relaciones intrafamiliares.
Este apartado hace referencia a los factores internos de las familias que inciden directa e
indirectamente sobre la intención de participar.
Como se mencionó previamente, los padres y las madres se involucran de acuerdo a los
referentes que tienen sobre cómo debe ser su actitud frente a la educación de sus hijos.
“Una de las dimensiones que en mayor medida contribuye a caracterizar las relaciones
familiares tiene que ver con el grado y tipo de control que los padres ejercen sobre sus
hijos” (Palacios y Menéndez 2004, 79).
La forma en que los padres y las madres se relacionan con sus hijos e hijas ha cambiado
radicalmente en los últimos años. Palacios y Menéndez (2004, 78) consideran que el
abismo generacional ha desaparecido en favor de un modelo más democrático de gestión
dentro de las familias, en el que las decisiones son consensuadas y los hijos e hijas son
consultados. “El diálogo, el razonamiento y la recriminación verbal son las estrategias que
se emplean en la mayor parte de los casos, siendo muy minoritarios los hogares
caracterizados por las reacciones extremas (no hacer nada y aplicar el castigo físico)”
(Palacios y Menéndez 2004, 80).
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Si la gran mayoría de padres y madres, como lo indican Palacios y Menéndez (2004),
desean un hogar democrático, es lógico pensar que ellos también deseen que sus hijos
estudien y socialicen en un ambiente menos autoritario donde, tanto ellos como sus hijos
(principalmente), sean tomados en cuenta. La mayoría de los centros educativos obedecen
a estructuras piramidales, burocráticas donde no existe la responsabilidad compartida
(Gutiérrez 2005, 262).
Existe otra valoración sobre este modelo de gestión intrafamiliar y es la que ofrecen
Palacios y Menéndez. Estos autores explican que estos cambios en las dinámicas
intrafamiliares “...también pueden leerse de otra manera menos optimista: un creciente
abandono de las responsabilidades parentales, una mayor dejación de autoridad y una
creciente delegación de las funciones educativas en otras instancias, fundamentalmente la
escolar” (Palacios y Menéndez 2004, 82).
Otro factor interno que incide sobre el grado de participación es la reacción de los propios
hijos. Si partimos de los hechos de que en la sociedad actual los padres escuchan a los
hijos, de que se toman decisiones consensuadas, de que los jovenes españoles gozan de
amplios niveles de independencia (Palacios y Menéndez 2004, 80), y que, especialmente en
secundaria, las intervenciones de los padres y madres en los centros educativos no son bien
recibidas por sus propios hijos e hijas (Gutiérrez 2005, 273) se podría concluir que en
algunos casos los propios estudiantes son una barrera a la participación activa de los padres
y madres en los centros educativos. Gutiérrez explica que la presión del grupo no ve
favorablemente la implicación de los padres en los centros: “cada alumno guarda el
anonimato sobre su otra vida. Esfera familiar y escolar se presentan claramente
diferenciadas y cualquier intromisión por una de las partes provoca desconfianza” (2005,
273).
Como se ha discutido en este apartado, existe una labor dentro de cada familia, que se debe
realizar y es encontrar el balance ideal de intervención de los padres en la educación de sus
hijos y la relación familia (para incluir también a los hijos e hijas) con el centro educativo
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es un punto primordial. Serdio tiene una interesante reflexión sobre las relaciones
interfamiliares y los centros educativos: “Nuevas formas de entender la disciplina, nuevos
modos de ejercer la autoridad, la idoneidad de estilos educativos democráticos en el marco
de unas relaciones familiares menos asimétricas, son ideas que sin duda reflejan avances
significativos en la configuración de un currículum educativo familiar de calidad” (2008,
89).
4.2. Comunicación
Este apartado es sin duda uno de los más determinantes de la participación ya que hace
referencia a la posibilidad en sí de participar. La comunicación es un ingrediente esencial
para la participación y es necesario distinguir todas las necesidades comunicativas de los
padres, de los profesores y de los centros.
La mayoría de los autores señalan que hay serias deficiencias comunicativas entre los
centros educativos y los padres, siendo la principal la aparente confusión entre información
y comunicación (Garreta 2010, Palacios y Menéndez 2004). La mayoría de los centros
informa pero “...son muy escasos los centros que tienen políticas informativas un poco más
sofisticadas, y son mayoría aquellos en los que la información específica sobre los
aprendizajes escolares de los chicos y chicas que va más allá del boletín de notas en una
información que se limita a los casos problemáticos” (Palacios y Menéndez 2004, 87).
La realidad es que la comunicación entre los centros educativos y los padres se limita a las
reuniones con los padres de familia, las mismas que tienden a disminuir en frecuencia y/o
relevancia ya que, generalmente tratan sobre la gestión más que el aprendizaje de los
alumnos. Las oportunidades de encuentros cara a cara con profesores y/o tutores son cada
vez más menores. Pero hay que recalcar que ésto no es sólo por decisión de los centros
sino que también por una falta de interés por parte de los padres.
Para una participación efectiva de los padres y madres en los centros educativos, es también
primordial que los padres y madres tengan oportunidades de conversar y reunirse con otros
padres. Esta comunicación es esencial para que los representantes puedan conocer las
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necesidades de las familias a las que representan. Gutiérrez (2005, 274) hace referencia a
las barreras físicas que existen en muchos centros educativos que impiden que pueda existir
diálogo entre los mismos padres. En muchos centros no existen zonas que los padres
puedan utilizar libremente para hablar, conocerse e intercambiar opiones, una actividad que
es necesaria y aún más, algunos centros limitan las zonas a las que los padres puedan
acceder para conversar entre ellos y aún más, la zonificación existente en algunos centros,
impide el acceso de los padres y madres a ciertas zonas donde puedan conversar con
profesores o simplemente observar la forma en la que aprenden sus hijos e hijas. Si no
existe un foro en que los padres puedan conocerse e intercambiar opiniones sobre las
necesidades de sus hijos, ¿cómo pueden los delegados de los padres representar a este
colectivo?
También es importante recalcar que los problemas de comunicación se incrementan en la
educación secundaria. Como señala Almau (2006, 20), la comunicación entre padres y
profesores es más dificil debido al incremento de profesores y asignaturas.
Llama mucho la atención que en plena era de la información, con todas las herramientas
disponibles, muchos padres y madres aún tengan las notas como fuente principal de
información sobre el aprendizaje de sus hijos e hijas.
4.3. Implicación de los padres y madres en el aprendizaje en casa
Este apartado trata sobre los padres y madres como co-responsables en la educación de sus
hijos e hijas y qué implicaciones tiene esta co-responsabilidad en la implicación de los
padres y madres en los centros educativos. Esta valoración tomará en cuenta las medidas
que pueden adoptar los padres y las madres para ayudar en casa, los impedimentos que
pueden existir para que los padres y madres puedan ayudar.
Serdio (2008, 90) comparte el trabajo de Christenson, Round y Gorney (1992) en el que
dichos autores identificaron cinco procesos que tienen un efecto determinante en el
aprendizaje, estos son: “...las expectativas y atribuciones sobre los resultados académicos
de los niños, la orientación del ambiente de aprendizaje del hogar, las relaciones padres-
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hijos, los métodos disciplinares y la implicación, tanto individual como institucional, de los
padres en la vida escolar.” Algunos de estos factores ya fueron analizados en el apartado
4.1, ahora mencionaremos las acciones que los padres y madres pueden realizar para ayudar
a que sus hijos e hijos alcancen el máximo potencial en su vida escolar.
Una de estas acciones es proporcionar a sus hijos e hijas con los medios necesarios para
poder estudiar debidamente tales como tener un ordenador en casa con conexión a internet,
llevarles a espectáculos educativos, enrolarles en actividades extra-curriculares como en el
aprendizaje de un segundo idioma, etc (Palacios y Menéndez 2004, 84-85). Es importante
recalcar que no todas las familias tienen los recursos necesarios para proporcionarles con
todas estas actividades, pero hay otras formar de manifestar interés en los estudios de sus
hijos, como asegurarse de que tengan un lugar adecuado para estudiar, sentarse con ellos
para repasar las materias que tienen mas dificultad para sus hijos. Lo mismo se puede decir
para padres y madres no escolarizados o con niveles bajos de educación, aunque ellos no
estén capacitados para sentarse con ellos a estudiar, o explicar matemáticas, sí pueden
asegurarse de que sus hijos e hijas dediquen tiempo suficiente a sus estudios e inculcarles el
valor de la educación en lugar de ayudar a repetir sus propios errores.
Si los centros educativos realmente quieren encontrar en los padres y las madres un socio o
por lo menos una ayuda en el aprendizaje del alumnado, deberían por lo menos dar pautas
sobre cómo pueden y deben ayudar a sus hijos e hijas (Garreta 2010, 50). Un flujo de
comunicación más proactivo ayudaría a resolver problemas antes de que aparezcan, los
padres podrían saber qué es lo que sus hijos están aprendiendo y buscar ayuda cuando ellos
o ellas no están en capacidad de ayudarles con las tareas escolares.
Algunos autores han menciondo el gran éxito que han tenido los programas de formación
de padres y madres. Serdio afirma que éstos “...constituyen un importante recurso de apoyo
para la familia puesto que entre sus objetivos fundamentales se encuentra el de ayudar a los
padres a optimizar su tarea educativa promoviendo escenarios familiares más ricos y
estimulantes en beneficio del desarrollo de los hijos y de su adaptación satisfactoria a la
vida escolar” (2008, 96).
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Es dificil pensar que un padre o una madre puedan apoyar a su hijo o hija en casa sin
involucrarse con los profesores. Es necesario que tanto padres como profesores puedan
intercambiar opiniones, explicar las necesidades de los alumnos, o simplemente compartir
el plan de estudios.
4.4. Implicación en la toma de decisiones en los centros educativos
Uno de los indicadores principales de la poca participación de los padres en los centros
educativos son los datos sobre el bajo número de padres y madres enrolados en las
Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPA). Algunos autores (Gutiérrez 2005;
Garreta 2010) sugieren que estas asociaciones tienen muy poco poder de decisión en los
centros educativos y como consecuencia los padres y madres ven poca utilidad en formar
parte de ellas. Algunos centros educativos tampoco ven con buenos ojos el dinamismo o la
implicación de las asociaciones (Garreta 2010, 55), salvo por las oportunidades en que
dichas asociaciones colaboran como una fuente de recursos para el centro (Gutiérrez 2005,
276).
Este apartado intenta reflexionar sobre la posibilidad de que la participación de los padres
tenga un efecto real en la gestión administrativa y académica del centro educativo. Garreta
(2010, 54) explica que el objetivo de las asociaciones “...es planificar las actividades que
permiten la consolidación de un movimiento de padres y madres para conseguir una mejor
calidad de la enseñanza a partir de su implicación en el proyecto educativo del centro y la
gestión conjunta de algunas actividades.” Lamentablemente, en la práctica, el ámbito de
acción se limita a la elección de los delegados de clase, gestión de actividades
extracurriculares y comedor (Garreta 2010, 50).
De acuerdo a la LOE, los padres tienen voz en la gestion del centro a través del Consejo
Escolar, pero la opinion general es que este Consejo ha perdido poder, las oportunidades de
intervención de los representantes del colectivo de padres y madres han disminuido debido
a que hay menos reuniones y algunas de las decisiones han pasado al Claustro (Gutiérrez
2005, 266-267).
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Se puede argumentar que la participacion real de los padres en los centros es algo utópico
dado el alto nivel de burocratización y el alto poder de las administraciones públicas en la
gestión de los centros. Me pregunto si es factible pensar en una intervención de los padres
en los centros cuando ni siquiera los propios profesores pueden influenciar en centros
donde la administración tiene por lo general todo el poder (burocracia interna, exceso de
formalidad, etc).
La evidencia real es que los padres, en los temas de mayor importancia para ellos, temas
administrativos, pedagogicos, disciplinarios prefieren acciones individuales. Lo cual tiene
mucho sentido considerando que el colectivo de padres es un grupo heterogéneo y que los
padres tienen muy pocas ocasiones formales para llegar a conocerse.
Si un colectivo como el AMPA y los delegados del Consejo Escolar no tienen poder de
decisión en el centro educativo, es dificil pensar que la implicación de los padres en el
centro educativo sea fructífera o bien recibida.
5. ConclusionesLa relación del centro educativo y los padres y madres de alumnos es una relación delicada,
es muy importante establecer unas reglas claras pero adaptadas a los tiempos actuales. Por
todo lo que he leído sobre este tema la conclusión a la que llego es que el sistema educativo
está organizado para responder a las necesidades de una sociedad, típica de hace algunas
décadas, que tenía otras necesidades y que respondía mejor a otros sistemas de autoridad.
Obedece a un tiempo en que los padres preferían estar más separados de las necesidades
educativas de sus hijos y dejar toda la responsabilidad en el centro. Por este motivo los
centros educativos se organizaron de una forma en la que los papeles estaban bien
delimitados, los padres en su casa y los profesores en el centro.
Para un buen sector de la sociedad esta premisa continúa siendo válida. Con tan bajos
niveles de implicación sería utópico pensar que todos los padres se quieren involucrar pero
que son los centros educativos los que no lo permiten o no lo agradecen.
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Lo que también es una realidad es que se están presentando día a día casos que muestran
que las relaciones padres-profesores se están volviendo más antagónicas, las medidas
disciplinarias de los profesores son criticadas por los padres y este ambiente no es
constructivo. De mantenerse esta tendencia, los únicos que no resultarán beneficiados son
los estudiantes.
Los centros educativos deben rediseñar sus estrategias de comunicación, dialogar con los
padres para que ambas partes hagan claras sus expectativas de cómo debe ser la relación y
qué medidas reales se pueden adoptar para que la relación sea lo más fluida posible.
Garreta (2010, 47) explica que “...es necesario establecer un nuevo contrato entre familias y
escuela para reconducir la situación, de manera que la escuela potencie esta implicación,
los docentes mantengan su derecho a ejercer su profesión libremente y los progenitores
puedan expresar su parecer y, en consecuencia, velar por sus intereses y por los de sus
hijos.”
El gobierno de turno y la sociedad en general deberían ser más conscientes de que la
educación es una responsabilidad compartida entre centros educativos y familias.
Únicamente hasta que este concepto sea internalizado por todos nosotros, los centros
educativos podrán diseñar los mecanismos adecuados para garantizar una relación fructífera
en la que los padres y las madres no se identifiquen como clientes y en la que los centros
educativos no les consideren como interferencias.
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