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“En el presente estado del conocimiento y entendimiento parece aún bastante lejana la aparición de una teoría transparente acerca de la naturaleza de la conciencia y de sus correlaciones neurológicas más precisas.” (Díaz, 2007, p. 367). ¿Por qué es un problema entender la conciencia? Qué es la conciencia? ¿Cómo tenemos acceso a la experiencia fenoménica –a las experiencias que cada uno tiene de ella– para estudiarla? ¿Es la con- ciencia un problema autónomo de investigación? Ninguna de estas preguntas tiene una respuesta única ni definitiva. En este artículo abordaremos algunos aspectos de ellas. Argumentaremos que la con- ciencia es un problema tanto de índole filosófico como empírico, y que por ello exige herramientas metodológicas tanto conceptuales como de investigación ex- perimental, mismas que deben actuar de manera coordinada para lograr una inves- tigación sólida y a largo plazo sobre la conciencia. En el siglo XVII, con Descartes, el estudio de la conciencia comenzó a ocupar un lugar central en la filosofía occidental. La conciencia fenoménica, esto es, lo que se refiere a la experiencia de aquello que se siente –las sensaciones, emociones y sentimientos en nuestros cuerpos– es objeto de reflexión y representa un proble- ma que no puede explicarse dentro de la tradición cartesiana dualista. La conciencia se manifiesta como un problema de investigación, tanto filosófico como de orden empírico, y requiere de herramientas tan- to conceptuales como experimentales para su abordaje. Se trata de un fenómeno que concierne a diversas disciplinas, como filosofía, lite- ratura, psicología, computación y neurociencia. Atocha Aliseda Llera ¿ 10 ciencia octubre-diciembre 2011 La investigación de la CONCIENCIA

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Page 1: La investigación de la CONCIENCIA...mos sin conexión perceptible: la mente y el cuerpo. En la actualidad, en la tradición anglosajona de la filosofía, David Chalmers postula el

“En el presente estado del conocimiento y entendimientoparece aún bastante lejana la aparición de una teoríatransparente acerca de la naturaleza de la conciencia y desus correlaciones neurológicas más precisas.”

(Díaz, 2007, p. 367).

¿ P o r q u é e s u n p r o b l e m a e n t e n d e r l a c o n c i e n c i a ?

Qué es la conciencia? ¿Cómo tenemos acceso a la experiencia fenoménica –a las experiencias que cada uno tiene de ella– para estudiarla? ¿Es la con-ciencia un problema autónomo de investigación?

Ninguna de estas preguntas tiene una respuesta única ni definitiva. Eneste artículo abordaremos algunos aspectos de ellas. Argumentaremos que la con-ciencia es un problema tanto de índole filosófico como empírico, y que por elloexige herramientas metodológicas tanto conceptuales como de investigación ex-perimental, mismas que deben actuar de manera coordinada para lograr una inves-tigación sólida y a largo plazo sobre la conciencia.

En el siglo XVII, con Descartes, el estudio de la conciencia comenzó a ocuparun lugar central en la filosofía occidental. La conciencia fenoménica, esto es, loque se refiere a la experiencia de aquello que se siente –las sensaciones, emocionesy sentimientos en nuestros cuerpos– es objeto de reflexión y representa un proble-ma que no puede explicarse dentro de la tradición cartesiana dualista.

L a c o n c i e n c i a s e m a n i f i e s t a c o m o u n p r o b l e m a d e i n v e s t i g a c i ó n , t a n t o

f i l o s ó f i c o c o m o d e o r d e n e m p í r i c o , y r e q u i e r e d e h e r r a m i e n t a s t a n -

t o c o n c e p t u a l e s c o m o e x p e r i m e n t a l e s p a r a s u a b o r d a j e . S e t r a t a d e

u n f e n ó m e n o q u e c o n c i e r n e a d i v e r s a s d i s c i p l i n a s , c o m o f i l o s o f í a , l i t e -

r a t u r a , p s i c o l o g í a , c o m p u t a c i ó n y n e u r o c i e n c i a .

Atocha A l i seda L lera

¿

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La investigación de la

CONCIENCIA

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Según la concepción de Descartes, los seres huma-nos estamos compuestos de materia física, el cuerpo, ypor otro lado tenemos un componente inmaterial, lamente. La conciencia está localizada en cierto lugardel cerebro, donde existe un homúnculo (del latínhomunculus, “hombrecillo”) que percibe y decide. Elllamado “teatro de Descartes” es la escenificación delfenómeno de estar consciente, en el cual los conteni-dos de la mente, como son las percepciones, los pensa-mientos o las emociones, forman parte de las escenasque se le presentan al homúnculo interior. Una pre-gunta que surge naturalmente de este planteamientoconcierne a la interacción de estas dos instancias –el cuerpo y la mente–, y particularmente deja sinexplicación cómo es que las experiencias individualese irrepetibles –esto es, lo subjetivo– emergen a partirde cerebros “objetivos”. Así, la conciencia representaun problema para el dualismo, un fenómeno que nopuede explicar. La manera en que interactúan mente ycuerpo queda sumergida en un abismo entre dos extre-mos sin conexión perceptible: la mente y el cuerpo.

En la actualidad, en la tradición anglosajona de la filosofía, David Chalmers postula el “problema durode la conciencia”, el cual consiste en cómo explicar el estado de conciencia fenoménica en términos de sus bases neurológicas. Para algunos colegas filósofoséste es, de hecho, un problema intratable, y por tantoinsoluble.

Otra disciplina actual donde la conciencia surgetambién como un problema es la inteligencia artificial,ya que su presencia cuestiona los fundamentos mismosde su programa de investigación. Éste originalmente sepostuló de manera ingenua como sigue: “todo aspectodel aprendizaje o de cualquier otro aspecto de la inte-ligencia puede, en principio, describirse de manera tanprecisa que puede ser construida una máquina que losimule”. Ésta fue precisamente la idea líder o rectorade la disciplina conocida como inteligencia artificial, ydio origen a una multitud de programas computaciona-les que simulan un comportamiento inteligente, co-mo los que juegan al ajedrez. Por ejemplo, el programaDeep Blue, que logró derrotar al campeón mundial GaryKasparov, calculaba las jugadas a una velocidad impre-sionante, pero no tiene creencias o deseos: no es cons-ciente. Otra vez, la conciencia cuestiona una teoría al

presentarse como un problema. En este caso divide a unos y otros en dos bandos, de acuerdo con la dis-tinción propuesta por John Searle entre dos tipos deinteligencia artificial: fuerte (o robusta) y débil. La primera sostiene que, en principio, es posible construirmáquinas inteligentes y conscientes también. La segun-da es más modesta, y presupone que se puede simularcomputacionalmente la cognición humana en cier-tos aspectos y no en otros, claramente excluyendo a losque involucran la conciencia.

Así, la conciencia es un problema porque cuestionala interacción mente-cuerpo. Sobre esto existen variasposturas (fisicalismo o materialismo reductivista,materialismo eliminativo, funcionalismo); para nues-tros fines no es necesario describirlas en detalle, sinosólo resaltar que todas ellas se caracterizan por volcarseal cerebro y afirmar que lo mental se explica a partir delo físico, al menos en buena medida. Así, por ejemplo,podemos decir que un robot tiene ciertos estados men-tales, aunque el proceso de pensar dependa en el casohumano de neuronas biológicas y en el otro caso dechips de silicio.

Además, estas posturas determinan cómo se realiza-rá la investigación empírica sobre la conciencia. Eldualismo, en su separación tajante entre mente y cuer-po, deja cerrada la puerta al estudio empírico de lamente, convirtiéndola en algo inaccesible para nues-tro conocimiento. En contraste, las demás posturassugieren establecer una estrategia heurística de inves-tigación que parta del cerebro, y que a partir de esto se infieran correlaciones con lo mental. Al parecer,estamos ante la disyuntiva de no estudiar la conciencia

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Conciencia

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o de hacerlo desde el cerebro. Pero, ¿es ésta la únicamanera de acceder a la experiencia fenoménica? Cier-tamente no.

Otra manera de acceder a la conciencia es a travésdel introspeccionismo, que caracteriza a la autoconcien-cia, misma que refiere a un estado de orden superiorque nos permite tener acceso a nuestros propios esta-dos mentales de órdenes inferiores.

Así, los reportes en primera persona del agente bajoestudio son precisamente los datos de entrada a serprocesados por la investigación. Esto es, la introspec-ción es el instrumento para la recolección de datos,mismos que nos revelan aspectos de la experiencia delsujeto. Después de una aceptación de la introspección,en el siglo XIX, la investigación contemporánea en psi-cología se muestra en general muy escéptica para po-ner en marcha una metodología donde el dato sea unainformación subjetiva, imposible de verificar y por elloposiblemente errónea.

Sin embargo, si aceptamos que estamos trabajan-do con un método falible, pero que nos da informacióncomplementaria a la investigación que parte de basesneurológicas, podemos quizá sacar provecho de estemodo subjetivo de acceso a la conciencia fenoménica.Aun cuando un sujeto particular es el único que puedeobservar y sentir sus propias experiencias, como dolo-res y placeres, percepciones, deseos o sueños, gracias a la analogía, como nos recuerda Bertrand Russell,“llegamos a creer que otra gente tiene experiencias

similares, pero esto es una inferencia, no es una obser-vación”. Por otra parte, el enfoque neurofenomeno-lógico, liderado por Francisco Varela, propone que lapráctica budista de la atención plena, proporciona al estudio de la conciencia un método para afrontar elproblema duro de la conciencia antes mencionado.

¿ E s l a c o n c i e n c i a u n p r o b l e m a

a u t ó n o m o ?

A la par de diversas concepciones sobre la con-ciencia y de las varias posturas filosóficas, hay di-versas maneras de abordarla de acuerdo con cada

una de las disciplinas donde aparece. Hay teorías psi-cológicas que centran su estudio en la atención, teoríasbiológicas que intentan explicar la conciencia comoun mecanismo de adaptación evolutiva, y teorías físi-cas que sugieren que la conciencia emerge de las inte-racciones neuronales del cerebro.

De hecho, no es claro si la conciencia es un pro-blema en sí mismo, y si por tanto puede ser tratado demanera autónoma, o si es un problema subordinado aotros problemas de investigación en los que aparece,ya sea en psicología o en neurobiología. Resulta que laconciencia está íntimamente ligada con otras faculta-des cognitivas. Por ejemplo, como nos recuerda Díaz,sólo en el estado de autoconciencia podemos hablar deatención controlada, y así su manifestación es la basede otros procesos. Podría suceder, ¿por qué no?, que losprincipios de la conciencia no puedan ser totalmenteseparados de los principios de lo mental, o que no pue-dan separarse de los principios de la neurociencia y dela biología en general.

En cualquier caso, para que un nuevo campo deinvestigación pueda emerger, tiene que justificar quede alguna manera se alimenta del estudio desde distin-tas disciplinas, y que es a su vez un campo autónomode investigación. Así podrá tener sus propios progra-mas de estudios, sus congresos, sus revistas.

L a c o n c i e n c i a : ¿ c ó m o e s t u d i a r l a ?

En la actualidad, resulta que no existe una teo-ría ganadora ni mucho menos de consenso sobre laconciencia. Peor aún, no hay un claro panorama

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para un espacio metodológico en el que se encuentrenteorías complementarias y rivales sobre la conciencia.

Sin embargo, esto no ha inhibido la investigaciónen lo que respecta a los denominados “problemas fá-ciles de la conciencia”, la otra cara de la moneda del“problema duro” ya mencionado, y que correspondena la conciencia de acceso o a-conciencia, caracterizadapor la información que está accesible cuando percibi-mos o en general cuando hacemos introspección. Todoesto apunta a investigaciones que postulan las basesneurobiológicas de la conciencia y del comportamien-to en general.

Para un estudio unificado de la conciencia, el pri-mer reto radica en escoger alguna de las maneras deentenderla y mostrar que el estudio de esa concepciónmerece ser tratado como un problema autónomo deinvestigación. Por un lado, no debemos descuidar loque los neurofisiólogos tengan que decir acerca de lo que encuentren en el ámbito físico, neuronal, bioló-gico y químico de la mente; por el otro, no podemosdejar de lado los reportes en primera persona, estudia-dos en el ámbito de la literatura y la psicología, y queson fuente esencial para el estudio de la experienciafenoménica. Pero, ¿hay alguna perspectiva de un mar-co unificador para estudiar un fenómeno que involucratanto aspectos neurofisiológicos, pertenecientes a lasllamadas ciencias duras experimentales, como aspectoshumanísticos? Lo que llamaremos una arquitectura deinvestigación para la conciencia es una propuesta inicial

en este sentido, que se inspira a su vez en la siguientepropuesta concerniente a programas de investigación.

P r o g r a m a s d e i n v e s t i g a c i ó n

La propuesta del filósofo Imre Lakatos sobre pro-gramas de investigación ofrece una primera apro-ximación para el diseño de una arquitectura de

investigación para la conciencia.Se trata de una visión sobre el cambio y desarrollo

de las teorías científicas que intenta reconciliar lasimágenes de la ciencia de Karl Popper y Thomas Kuhn.Por una parte, retoma la idea popperiana de progreso y racionalidad, y por otra se inspira en la idea kuhnia-na de paradigma y tipos de avance en las ciencias, peroenmarca esta dinámica en lo que él llama “programasde investigación”.

Esta propuesta ha sido refinada por varios autores,pero en general se consideran los siguientes elementos:hay por un lado diferentes clases ideales de programas(descriptivos, explicativos, de diseño, de explicación yde transferencia de tecnología), y por el otro, diversoscomponentes que constituyen un programa de investi-gación; a saber: el núcleo duro de la teoría, una estra-tegia heurística, un dominio y un modelo. El primeroconstituye el enfoque teórico del fenómeno a explicar,lo cual incluye una idea líder y que es la guía del progra-ma. Permanece sin alteraciones durante el desarrollodel programa. La estrategia heurística está fundamen-tada en el enfoque teórico que, junto con otras suposi-ciones auxiliares requeridas para explicar y predecir losfenómenos, intenta dar un método –aunque falible–para llevar a cabo las investigaciones que se dirijanhacia la resolución de los problemas de la teoría, y conesto, al avance de la ciencia. Por último, el programacuenta con un dominio de fenómenos que intentaexplicar y predecir, y un modelo sobre el cual operanlas representaciones de los elementos del fenómeno a explicar.

Los programas de investigación atraviesan por va-rias fases en su desarrollo. En primer lugar, lo principales la elaboración de la idea líder. Enseguida se pasa a laevaluación. Producto de esta fase es la consolidación y aceptación de la idea líder, habiendo quedado esta-blecido en qué sentido y hasta qué punto ésta puede

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Para un estudio unificado de la

conciencia, el primer reto radica en

escoger alguna de las maneras de

entenderla y mostrar que el estudio

de esa concepción merece ser

tratado como un problema

autónomo de investigación

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ser considerada fértil y prometedora. Posteriormente,en la fase externa del programa, se busca la aplicaciónde las ideas del programa a cuestiones tecnológicas o de orden social, lo que involucra redirigir la investi-gación en beneficio de otras preguntas y problemas.

Sin embargo, pocos programas pasan por todas lasfases en su desarrollo, y en general no pasan de la eva-luación misma del programa, como es el caso de casitodos los programas de investigación en las cienciasnaturales, por no mencionar a la filosofía misma. Ade-más, cabe aclarar que un programa de investigación noes una especificación completa y detallada de una mi-sión investigativa; por el contrario, en cada momentodel desarrollo de un programa de investigación, sonpocos los aspectos del mismo que están completamen-te especificados, lo que da flexibilidad para ir molde-ándolo sobre la marcha.

Es fácil ver que el estudio de la conciencia comoprograma de investigación es insuficiente. Aun cuan-do podamos postular una idea líder para el estudio dela conciencia, como proponemos más adelante, nopuede haber en principio una única estrategia heurís-tica, ya que las diversas disciplinas que toman parte en el estudio de la conciencia tienen enfoques y me-todologías muy variadas. Asimismo, no parece fácilencontrar un modelo unificador de la conciencia querepresente a todas estas disciplinas.

Estamos más bien ante un caso que requiere de unconjunto de programas de investigación que compartanun problema; a saber, dar cuenta de la experiencia fe-noménica, y que tengan como guía una idea líder quedirija la investigación desde todos los puntos de vista.Podemos pensar que estos varios y diversos programasde investigación, cada uno desde su propia disciplina,se encuentran como colaboradores o competidores enun espacio que caracteriza una arquitectura de investiga-ción, y que se esboza a continuación.

U n a a r q u i t e c t u r a p a r a l a

i n v e s t i g a c i ó n d e l a c o n c i e n c i a

Una arquitectura de investigación para un ciertoproblema, como lo es el de dar cuenta de la expe-riencia fenoménica, puede proponerse en princi-

pio como una extensión del concepto de programas de

investigación iniciado por Lakatos, y que consistiríaen lo siguiente:

• El enfoque teórico del fenómeno a explicar, lo cualconstituye el núcleo duro de la teoría y repre-senta la idea líder y guía de la arquitectura deinvestigación.

• Un conjunto de programas de investigación quecomparte una guía de investigación y provee un conjunto de métodos (conformado por laheurística de cada programa) y un dominio defenómenos compartidos (la intersección de losdominios de todos) a explicar o predecir.

• Un modelo sobre el cual operar las representacio-nes de los elementos del fenómeno a explicar.

¿Cuál es entonces esa idea líder en una arquitectura deinvestigación para la conciencia, que pueda compartirvarios y tan variados programas de investigación?

De acuerdo con la propuesta de José Luis Díaz(2007), sugiero como primera aproximación la siguien-te: la conciencia se manifiesta en la articulación yconexión de lo biológico, lo psicológico y lo social: los

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tres aspectos involucrados en toda experiencia, en todavivencia.

Esta idea, aún sumamente general y donde faltaríaincluir el aspecto químico y quizá otros, se comprome-te con una forma de emergentismo (doctrina que afirmaque la conciencia procede de la materia) en la que laconciencia no es un fenómeno anatómico –no hay tal cosa como el teatro de Descartes–, sino más bien unafunción que emerge precisamente de la articulación delos tres aspectos que la conforman: lo biológico, lo psi-cológico y lo social. Asimismo, esta generalidad per-mite guiar la investigación en todas y cada una de lasáreas que le competen: filosofía, literatura, neurologíay computación, todas ellas en el corazón de las cien-cias cognitivas.

El modelo que requiere esta idea es a la vez fenomé-nico, psicológico y biológico, y en el conjunto de heu-rísticas deben encontrarse diversas metodologías quevan desde estudios empíricos sobre el cerebro mismo

hasta el análisis de los reportes producto de la instros-pección. Esto es, un modelo que funcione tanto en lasciencias naturales como en las humanidades. Esta idealíder pretende guiar la investigación de las relacionesentre los tres atributos de los sistemas vivos encefaliza-dos, a saber, la actividad cerebral, la experiencia cons-ciente y la conducta.

Hay diversos modelos que podríamos probar parauna arquitectura de investigación para la conciencia, y uno de ellos es precisamente el modelo que ofrece Díaz.De acuerdo con él, la conciencia emerge en la dinámi-ca intermodular del cerebro, la mente y la conducta.Es de corte distribuido, y requiere de una arquitecturade sistemas dinámicos complejos, pero comprome-tida con un funcionamiento modular del cerebro y de lacognición. Este modelo involucra procesos pautados,representados en redes de Petri, mismas que simulan latransmisión y transformación de la información en dis-tintos niveles de representación. Los módulos se co-nectan en la dinámica intermodular del cerebro, unflujo de información caracterizado por una parvada.

Otra cuestión a definir es la postura filosófica quesustenta una arquitectura de investigación como laque proponemos. Díaz aboga por un monismo ontológi-co en donde el fenómeno es neutro, simultáneamentefísico y psíquico, propiamente “psicofísico”. Entonces,lo que en el dualismo se resuelve con una reducción,aquí se resuelve como una correlación: lo físico y lomental van en paralelo. El reto de este modelo, sinembargo, es el de poner a funcionar programas conestrategias heurísticas en paralelo que partan de lo físi-co y de lo mental.

Una arquitectura para la investigación sobre laconciencia como la aquí esbozada puede, a su vez, com-binarse con otras propuestas metodológicas para lasciencias cognitivas, pero ésta es una cuestión que porlo pronto no discutiremos.

C o n c l u s i o n e s

Aun desde nuestra perspectiva de la concienciacomo un problema, el asunto no es si la concien-cia es un problema duro o fácil, autónomo o subor-

dinado. Más bien, la conciencia se manifiesta como un problema de investigación, tanto filosófico como de

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orden empírico, por lo que requiere de herramientasconceptuales y experimentales para su abordaje. Estasherramientas, por tanto, deben adecuarse al hecho deque se trata de un problema que concierne a diversasdisciplinas; a saber, filosofía, literatura, psicología,neurociencias, computación. Es claro que cada una deellas cuenta con su propia heurística y metodologíapara estudiar el fenómeno de la conciencia.

El problema metodológico no es cuál es la teoría de la conciencia, sino cuáles son los programas de in-vestigación que comparten una idea central y la inte-racción entre ellos. Lo hacemos en el marco de unaarquitectura de investigación. Ésta es la entidad ade-cuada para la investigación interdisciplinaria, como laque toca a la investigación sobre la conciencia.

Así, el problema de la conciencia no es propiamen-te una cuestión de interacción entre disciplinas, sinomás bien de interacción entre programas de investiga-ción de distintas disciplinas. Queda aún por detallarcuáles serían esos programas de investigación y lamanera de hacerlos interactuar para hacer funcionarun modelo como el sugerido.

Como hemos visto, la investigación de la concien-cia es compleja. Su metodología para un estudio unifi-cado es un terreno muy fértil y con muchos retos pordelante. Una vez más, la conciencia reta a una teoría,y en este caso a su propio estudio metodológico, entanto fenómeno científico a ser estudiado.

Atocha Aliseda Llera es especialista en lógica, interesada en la

metodología de la ciencia y en las lógicas del descubrimiento cien-

tífico. En 1997 recibió el doctorado en filosofía y sistemas simbó-

licos por la Universidad de Stanford. Es autora del libro Abductive

reasoning: logical investigations into discovery and explanation. Es inves-

tigadora titular del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la

Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y tutora de

los programas de posgrado: Filosofía de la Ciencia y Ciencia e

Ingeniería de la Computación, de esa misma universidad. Es miem-

bro de la AMC y del Sistema Nacional de Investigadores.

[email protected]

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